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Iván Villalobos Alpízar La noción de intertextualidad en Kristeva y Barthes Abstract. This paper deals witn the notion of intertextuality, in two relevants authors: Roland Barthes and Julia Kristeva. Kristeva was the first lo introduce this notion, whicb has had a lot of injluence in the analysis of dijferent cultural ma- nifestations: literatu re, film s, politics, science, philosophy, etc. Roland Barthes has made a very proper use of this word, integrating ir in his analy- tical and critical work. Nevertheless, through the years the notion of intertextuality has had diffe- rent developments, and nowadays ir is not pos- sible an unified use of this termo Barthes and Kristeva have in common a similar use of inter- textuality, taken in a broad sense. Resumen. Este trabajo interroga la noción de intertextualidad, fundamentalmente en dos autores reLevantes: Roland Barthes y Julia Kris- leva. Kristeva fue la primera en introducir esta Ilación que ha tenido una gran influencia en eL análisis de distintas manifestaciones culturales: literatura, cine, política, ciencia, filosofía, etc. Por su parte, Roland Barthes ha hecho un uso muy propio de esta paLabra, integrándoLa a su ¿Nunca os ha sucedido, leyendo un libro, que os habéis ido parando continuamente a Lo largo de la lectura, y no por desinterés, sino al contrario, a causa de una gran afluencia de ideas, de excitaciones, de asociaciones? En una palabra, ¿ no os ha pasado nunca eso de leer levantando la cabeza? R. Barthes, El susurro del lenguaje trabajo analitico y crítico. No obstante, a través de los años la noción de intertextualidad ha teni- do desarrollos diversos, y hoy en día no es posi- ble un uso unificado de este término. Barthes y Kristeva comparten un uso similar de la intertex- tualidad, tomada en su sentido amplio. lo Preliminares El término intertextual hace referencia a una relación de reciprocidad entre los textos, es decir, a una relación entre-ellos, en un espacio que tras- ciende el texto como unidad cerrada. Asimismo, en tanto este adjetivo se sustantiva, es decir, se convierte en intertextualidad, la resonancia se- mántica es la de una cualidad, al tiempo que un grado de abstracción. Podríamos hablar, pues, de intertextual, intertexiualidad, e incluso de inter- textar, todos estos términos gravitando sobre el intertexto como nuevo campo metodológico.' Laxamente hablando, la teoría de la intertex- tualidad se refiere a una idea general: en la comu- nicación, en la transmisión de los saberes y los Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLI (103), 137-145. Enero-Junio 2003

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Iván Villalobos Alpízar

La noción de intertextualidad en Kristeva y Barthes

Abstract. This paper deals witn the notion ofintertextuality, in two relevants authors: RolandBarthes and Julia Kristeva. Kristeva was the firstlo introduce this notion, whicb has had a lot ofinjluence in the analysis of dijferent cultural ma-nifestations: literatu re, film s, politics, science,philosophy, etc. Roland Barthes has made a veryproper use of this word, integrating ir in his analy-tical and critical work. Nevertheless, through theyears the notion of intertextuality has had diffe-rent developments, and nowadays ir is not pos-sible an unified use of this termo Barthes andKristeva have in common a similar use of inter-textuality, taken in a broad sense.

Resumen. Este trabajo interroga la nociónde intertextualidad, fundamentalmente en dosautores reLevantes: Roland Barthes y Julia Kris-leva. Kristeva fue la primera en introducir estaIlación que ha tenido una gran influencia en eLanálisis de distintas manifestaciones culturales:literatura, cine, política, ciencia, filosofía, etc.Por su parte, Roland Barthes ha hecho un usomuy propio de esta paLabra, integrándoLa a su

¿Nunca os ha sucedido, leyendo un libro,que os habéis ido parando

continuamente a Lo largo de la lectura,y no por desinterés, sino al contrario,

a causa de una gran afluencia de ideas,de excitaciones, de asociaciones?

En una palabra, ¿ no os ha pasadonunca eso de leer levantando la cabeza?

R. Barthes, El susurro del lenguaje

trabajo analitico y crítico. No obstante, a travésde los años la noción de intertextualidad ha teni-do desarrollos diversos, y hoy en día no es posi-ble un uso unificado de este término. Barthes yKristeva comparten un uso similar de la intertex-tualidad, tomada en su sentido amplio.

lo Preliminares

El término intertextual hace referencia a unarelación de reciprocidad entre los textos, es decir,a una relación entre-ellos, en un espacio que tras-ciende el texto como unidad cerrada. Asimismo,en tanto este adjetivo se sustantiva, es decir, seconvierte en intertextualidad, la resonancia se-mántica es la de una cualidad, al tiempo que ungrado de abstracción. Podríamos hablar, pues, deintertextual, intertexiualidad, e incluso de inter-textar, todos estos términos gravitando sobre elintertexto como nuevo campo metodológico.'

Laxamente hablando, la teoría de la intertex-tualidad se refiere a una idea general: en la comu-nicación, en la transmisión de los saberes y los

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poderes, de los textos, no existe tabula rasa; elcampo en el que un texto se escribe es un campoya-escrito, esto es, un campo estructurado -perotambién de estructuración- y de inscripción.Desde esta óptica, todo texto sería una reacción atextos precedentes, y éstos, a su vez, a otros tex-tos, en un regressus ad infinitum.

A una teoría de la intertextualidad debe ser,entonces, concomitante una teoría de la lectura,una nueva teoría de la lectura. Según la teoría dela intertextualidad -ya veremos que no es posiblehablar de la intertextualidad en bloque, por loque habrá que distinguir por lo menos dos gran-des tendencias- la lectura no es un acto ingenuo,una correspondencia entre palabras y cosas, elpaso de la letra leída a la cosa referida.? Sin em-bargo, esta suspensión o puesta entre paréntesisde los referentes, sean reales o imaginarios, haconducido también a lo que Ricoeur llama laideología del texto absoluto.' Para Ricoeur, elmomento semiológico, el momento de las dife-rencias, es sólo una instancia del análisis, la con-dición de posibilidad de la lectura en tanto meca-nismo. Según él, todo acto de lectura tiende haciauna comprensión, y hacia el establecimiento dereferentes, reales o imaginarios, pero referentesal fin y al cabo. El habla, y más específicamenteen nuestro caso el texto, estarían movidos poruna voluntad de decir. Todo acto lingüístico tienecomo objetivo el decir algo a alguien; en suma,el deseo de significar. El olvido de la dimensiónsemántica de todo hecho de lenguaje (el discursoy el texto fundamentalmente, el primero comouna actualización de la palabra, y el segundo co-mo discurso fijado por la escritura) resultaría enun empobrecimiento significativo. La labor de lahermenéutica es, entonces, la de preocuparse porlos significados, integrando el análisis inmanen-te, semiológico, pero trascendiéndolo, hacia elmundo y hacia la comunidad de sujetos (comuni-cación y comprensión).

11. Roland Barthesy el intertexto universal

En SIZ, señala Barthes que todo Iza sidoleído ya. Para Barthes todo texto es una "cámarade ecos"." Ser una "cámara de ecos" es, precisa-

mente, ser la caja de resonancia de diversos dis-cursos, sin estar en la obligación de asumir conmaestría ninguno de ellos. Es más, instalarse pé-trea y monológicamente en un discurso es unaactitud desde todo punto indeseable, pues cons-triñe el despliegue de la productividad textual. Laintertextualidad es precisamente la imposibilidadde asumir ningún texto con maestría.

En Barthes, este desprendimiento, aparte derazones teóricas, tiene una justificación muy per-sonal, un suelo muy humoral: como él dice, no sepuede a la vez desear y profundizar una palabra.

Como ya lo anotamos, la noción de intertex-tualidad tiende a disolver, asimismo, la concep-ción del texto como unidad cerrada y autosufi-ciente, idéntica a sí misma. El texto no existe porsí mismo, sino en cuanto forma parte de otrostextos, en tanto es el entre texto de otros textos.En este punto, citamos a Barthes:

La intertextualidad en la que está inserto todo texto,ya que él mismo es el entretexto de otro texto, no debeconfundirse con ningún origen del texto: buscar las'fuentes', las 'influencias' de una obra es satisfacer elmito de la filiación; las citas que forman U/1 texto SOl!

anónimas, ilocalizables y, no obstante, ya leídas antes:son citas sin erurecomillado?

El texto, y la escritura -que es la mejor ma-nera de ponerlo en escena, de desplegarlo en to-do su poderío simbólico-, es la negación de todoorigen. No existe un texto primero, pues tal cosasupondría el lenguaje como materia previa (pri-ma), virgen, no desflorada por el uso ni transfor-mada por el volumen de las escrituras, por la His-toria de la escritura (la escritura como historia).El lenguaje es ya, de por sí, un tejido polifónicode voces múltiples, de lugares plurales, que en elmaremágnum de los signos, gestos y pulsacionessignificantes, pierden su origen e incluso su sig-nificación, que resulta más un efecto pasajeroque un punto de partida.

No sólo todos los textos anteriores formanparte del intertexto latente de todo texto, sinotambién el conjunto de los códigos y sistemasque operan esos textos, es decir, su dimensión es-tructural y estructurante. Si bien la intertextuali-dad no ha de enfocarse en un sentido restrictivo.como podría ser la investigación de "fuentes" e"influencias", pues esto sería alimentar el mito de

LA INTERTEXTUALlDAD EN KRISTEVA y BARTHES

la filiacion, sino más bien como la inserción detodo texto en un espacio cultural del que toma loscódigos de significación, las prácticas de sentidoque le dan fundamento a esa cultura," se criticaesta concepción demasiado amplia de la intertex-tualidad en tanto no provee conceptos operato-rios apropiados para el análisis concreto de lostextos. A este respecto, señala Manfred Pfister:

Lo déjá lu (taqut se ha de sobrentender el ensancha-miento del concepto de 'lectura', característico deBarthesl ), que en su totalidad global da el horizonte dela producción y la recepción del texto, se condensa pre-cisamente en referencias acentuadas [pointierten] aotros textos y sistemas de textos y sólo en estas ha deser atrapado analíticamente. En todo caso, la propues-ta propia de Cullet; que presenta la estructura de impli-caciones universal como un conjunto de presuposicio-nes lógicas y pragmáticas, no resuelve este dilema.?

Sin embargo, el deseo de estrechar la nociónde intertextualidad puede ser enfocado como unatendencia a disminuir las implicaciones radicalesy subversivas que la concepción postestructura-lista de la intertextualidad -como la bartheana-tienen en la lectura y el análisis de textos, así co-mo una tendencia a asegurar la unidad de la obraliteraria, e incluso el coto que se suele tender al-rededor de los feudos teoréticos que tienen comoobjetivo dicho análisis. Lo que estaría de fondoen todo esto, según nos parece, es el querer situartodavía el origen de los textos, en suma, mante-ner un principio, aunque expandido, de filiacióne identificación. No obstante, es preciso recalcarque el mito de la filiación no sólo hace referenciaal señalamiento del autor en tanto persona psico-lógica, o de la obra en cuanto producto institucio-nalmente reconocido, sino también -y quizá másimportante aún- al lenguaje en cuanto se desea-ría asignarle un punto de apoyo inamovible y se-guro en el origen de la cadena significante.

Según la exposición que hace M. Pfister delas distintas concepciones en torno a la intertex-tualidad.é habría en lo esencial dos concepcionesrivales: a) el modelo global del postestructuralis-mo, en el que todo texto aparecería como parte deun intertexto universal, y b) modelos estructura-listas y hermenéuticos más precisos, en los que elmodelo de la intertextualidad sería restringido areferencias conscientes e intencionadas. Ambos

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modelos tendrían un alcance explicativo y cogni-tivo particulares, así como sus propios supuestosen teoría del lenguaje, teoría del texto y del cono-cimiento. Al respecto señala Pfister:

Para el análisis y la interpretación del texto, el mode-lo más fructífero es, seguramente, el más estrecho ymás preciso, porque puede ser trasladado a categoríasy procedimientos analíticos operacionalizados, mien-tras que el modelo más amplio es de mayor alcanceteoricoliterario, y ello aun cuando uno no quiera sa-ber nada de sus implicaciones desconstruccionistasradicales -reduccián del signo al significante, disolu-ción de texto y sujeto. 9

Sin embargo, nosotros discutimos la creenciade que un concepto operacional izado de la inter-textualidad sea "más fructífero" que uno más am-plio y, aparentemente, más difuso. Operacionalizarun concepto es ya de algún modo ponerle una ca-misa de fuerza, además de que se corre el peligrode estructurar demasiado el texto a estudiar. 10 Es-to contradice cierta concepción de la teoría del tex-to y de la semiótica como procesos en marcha, co-mo constantes reflexiones sobre sus propios funda-mentos, y los modelos que modelan, valga el pleo-nasmo. Además, podría objetarse que el término"operacionalización" hace referencia al ideal demedición y control de la ciencia positiva; la inter-textualidad no sería un proceso susceptible de sermedido, pues, ¿esto no estaría reavivando el mitohumanista de un sujeto autónomo que controla unproceso? La noción de intertextualidad formaríaparte de un campo epistemológico muy distinto delde la observación o la medición. Lo que está enjuego en la concepción bartheana de la intertextua-lidad es el despliegue de una diferencia irreductiblea sí misma, es decir, dinámica y vacía.'!

Por esto, desde la perspectiva del conceptode intertextualidad como intertexto universal,preguntarse por las intenciones del autor, su for-mación, conocimientos, los ideales cornunicati-vos que depositó en el texto que escribió, así co-mo la formación e información previas del lector,sus limitantes, etc., son irrelevantes, pues en elproceso de lectura-escritura lo que está en juegono son subjetividades conscientes y plenamenteconstituidas, sino procesos dentro de los cualesestos sujetos son ya filtros intertextuales y crista-lizaciones de sentidos posibles. Si se puede hablar

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de lecturas mejores o peores, no será tomandocomo criterio la formación del individuo, su "ba-gaje cultural" de manera a priori, sino en tantoestos conocimientos previos, al estar insertos enel interior de una cultura y, por ende, determina-dos por un marco cultural dado (códigos, lengua-jes, estereotipos, etc.) facilitarán, o bien entorpe-cerán, una lectura productiva y abierta; en el mis-mo sentido influirán las peculiaridades psíquicasde los sujetos. Así vemos, pues, que esta disloca-ción de los lugares y las funciones de los sujetosen el circuito textual hace imposible apelar a uncriterio de autoridad para sustentar ninguna lec-tura o teoría. El valor de una lectura está por ver-se; por eso Barthes señalaba que el nuevo valorde la lectura es lo escribible frente a lo legible.í?Además la escritura, como destrucción de todavoz, hace de la lectura -de manera patente en eltexto moderno, escribible-: un proceso indecidi-ble, es decir, incapaz de señalarse de manera de-finitiva y unívoca su pertinencia y corrección.

Los lugares asignados tradicional y canóni-camente tanto al autor como al lector, son trastro-cados y puestos en movilidad. Es el texto en tan-to campo metodológico el que hace entrar a am-bos personajes!' en un campo infinito para el jue-go estructural; para Barthes, la intertextualidadaparece como un modo de leer sin obligación nisanción, porque precisamente hay una circulari-dad infinita de los lenguajes. El autor se hace pre-sente en su obra como un invitado más; de igualforma, la participación del lector en lo que lee nodebe ser proyectiva (imaginaria), buscando supropia imagen y la consumación de sus expectati-vas en el texto, sino escenificando una pérdida.

Las concepciones postestructuralistas de laintertextualidad parten más del lector que del au-tor, es decir de la recepción textual. La muertedel Autor tiene como consecuencia el nacimientoy la liberación del lector de los amarres que leimponía la instrucción formal, así como de loscriterios de la crítica tradicional, que Barthes lla-ma universitaria, dominada, o bien por la críticabiográfica que busca en la obra la realización delas intenciones del autor (prefreudiana), o bienpor un burdo sociologismo o historicismo queconcibiese la relación entre sociedad-escritor-obra como un continuum, siendo el escritor elque haría pasar, pero sin descomponerlo -a lo

más revelando una contradicción, de clase porejemplo- el reflejo de la sociedad de su época.

El texto es concebido por Barthes como untejido de citas provenientes de los mil focos de lacultura. Según él, la unidad de un texto no residi-ría en su origen sino en su destinación. Pero esadestinación, el lector, no es un yo macizo, idénti-co a sí mismo, sino un yo disuelto en una plura-lidad infinita de referencias intertextuales. Sobrela naturaleza de este yo, señala Barthes:

(. ..) yo /lO es U/l sujeto inocente, anterior aL texto, queLo use Luego como un objeto por desmontar o U/l Lugarpor investir. Ese 'yo' que se aproxima aL texto es yauna pluralidad de otros textos, de códigos infinitos, omás exactamente perdidos (cuyo origen se pierdei!"

Por último, citamos lo que nos dice Barthessobre la intertextualidad en un artículo publicadoen la Enciclopedia de la Pléyade:

La intertextualidad, condición de todo texto cualquie-ra que. sea, no se reduce evidentemente a un probLemade fuentes o de influencias. EL intertexto es un campogeneral de fórmuLas anánimas cuyo origen raramentees identificado, de citas inconscientes o automáticas,dadas sin comillas. Epistemolágicamente, eLconceptode intertexto es Lo que aporta a La teoría deL texto elvoLumen de la socialidad: es todo eLLenguaje, anteriory contemporáneo, que Llega aLtexto no según Lavía deuna [iliacián identificable, de una imitación voLunta-ria, sino según La vía de diseminación (imagen queasegura al texto el estatuto no de una reproducción, si-no de una productividad). /5

Estas afirmaciones nos conectan de llenocon los desarrollos teóricos de Kristeva sobre laintertextualidad. De esta cita sólo destaquemospor el momento la importancia y el volumen desocialidad que arrastra el texto entendido comoproducción. A este respecto, ideologema y pro-ductividad, dos conceptos caros a Kristeva, sonpalabras clave.

III. Julia Kristeva:hacia un modelo productivo del texto

La primera en utilizar la noción de intertex-tualidad fue la teórica búlgaro-francesa Julia

LA lNTERTEXTUALlDAD EN KRlSTEVA y BARTHES

Kristeva. Esta noción aparece en un texto tituladoBajtin, la palabra, el diálogo y la novela, a propósi-to de dos libros de Mijaíl Bajtín (1895-1975), unodeellos sobre problemas de la poética de Dostoievs-ki. Es en este texto donde Kristeva introduce porprimera vez la noción en cuestión, al señalar que:

(...) todo texto se construye como mosaico de citas, to-do texto es absorción y transformación de otro texto.En lugar de la noción de intersubjetividad se instala lade intertextualidad, y el lenguaje poético se lee, al me-1l0S, como doble.í?

Según Mijaíl Bajtín, la principal característi-ca de las novelas de Dostoievski es la pluralidadde voces independientes e inconfundibles quellenan sus páginas. Bajtín califica las novelas deDostoievski de polifánicas. 17 Las voces pluralesinteractúan, pero ninguna llega a ser objeto de laotra, los personajes de la novela representan unadiferencia irreductible. La polifonia es, pues, unprincipio de estructuracián. Bajtín también se re-fiere -metafóricamente- a este nuevo principiode estructuración como contrapunto. lB La polifo-nía se opondría, pues, a la novela monológica, esdecir, aquella que subsume la pluralidad de vocesbajo una voz común, bajo una unidad monológi-ea. El enfrentamiento y la contraposición de vo-ces no conduce a la unidad a través de una supe-ración dialéctica. Al respecto señala Bajtín:

Si planteamos la pregunta acerca de las premisas yfactores extraartisticos que hicieron posible la produc-ción de una novela polifónica, en este caso tampoco esconveniente que nos dirijamos a los hechos subjetivospor más profundos que fuesen. Si la multiplicidad deplanos y las contradicciones se le ofreciesen a Dos-toievski o se le presentasen como un hecho de una vi-da particular, como un espíritu polifacético y contra-dictorio, suyo O ajeno, entonces Dostoievski habría si-do un romántico y habría creado una novela monolá-gica sobre el devenir contradictorio del espíritu huma-no que correspondería efectivamente a la concepciónhegeliana. Pero en realidad Dostoievski sabía encon-trar lo polifacético y lo contradictorio no en el espíri-tu, sino en el mundo social objetivo. 19

Lo que constituía la totalidad última en lanovela rusa y europea anterior a Dostoievski, elmundo monológico unitario de la conciencia delautor, en Dostoievski es sólo una parte. En su

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novelística aparecen principios de combinaciónartística nuevos, una nueva manera de estructu-rar la totalidad.

El análisis textual practicado por Kristevapretende servirse de un formalismo que sea iso-morfo a la productividad literaria. Una semióticaliteraria de este tipo tendería a superar los que seconsideran defectos inherentes al estructuralis-mo: "el estatismo" y el "no historicismo". Consi-dera que tal formalismo no podría elaborarse másque a partir de dos metodologías:

1) Las matemáticas y las metamatemáticas, yaque, dada la libertad de sus notaciones, esca-pan a la lógica de la frase indoeuropea (suje-to-predicado).

2) La lingüística generativa (gramática y se-mántica), en tanto contempla la lengua comosistema dinámico de relaciones.

La aplicación de estos métodos a una semió-tica del lenguaje poético exigiría una revisión dela concepción del texto literario. Con tal propósi-to, Kristeva adscribe a los principios enunciadospor Saussure en sus Anagramas. Ellos son:

a. El lenguaje poético ofrece una manera se-gunda de ser, ficticia, añadida, por decirloasí, al original de las palabras.

b. Existe una correspondencia de los elementosentre sí, por pareja y por rima.

c. Las leyes poéticas binarias llegan a trans-gredir las leyes de la gramática.

d. Los elementos de la palabra-tema, inclusiveuna letra, se extenderían a todo lo largo deltexto, o bien estarían acumulados en un pe-queño espacio, como una palabra o dos, porejemplo.

De esta concepcion paragramática-? dellenguaje poético se desprenden tres tesis prin-cipales:

1) El lenguaje poético es la única infinidad delcódigo.

2) El texto literario es un doble: escritura-lectura.3) El texto literario es una red de conexiones,

no de entidades (sustancias).

142 IVÁN VILLALOBOS

Será fundamental también, para entender lostrabajos de Julia Kristeva, así como del grupo TelQuel con el que colaboró activamente, la nociónde práctica significante. Por práctica significantese entenderá la constitución y la travesía de unsistema de signos. Sin embargo, la práctica signi-ficante no debe ser entendida a la manera de unasuperestructura, reflejo de un modo de produc-ción determinado, pues es incorrecto poner enprimera instancia un modo de producción, paraluego buscar las relaciones por las que ese modoengendra sus discursos. Se trata, por el contrario,de enfatizar la pertenencia insita de un modo deproducción de signos al modo de producción delconjunto socioeconómico. Según el grupo TelQuel, la escritura en su funcionamiento produc-tor no se desempeña como una representación.

Es imprescindible referirse también a la con-cepción de la semiótica que subtiende los traba-jos de Kristeva. En primer término, diremos queKristeva tiende a distinguir entre lo semiótico ylo simbólico. Lo semiótico está asociado, en sutrabajo, con lo maternal y lo femenino, con lopre-lingüistico, el pre-sentido y lo pre-edipico,con el mundo pulsional, así como con lo rítmicoen el lenguaje, las entonaciones, las transforma-ciones lexicales, sintácticas, retóricas, etc. Por suparte, lo simbólico vendría a ser el dominio delsistema, de la homogeneidad socio-simbólica, elámbito de la Ley, el Padre y el signo. Estructurapor un lado, y proceso infinito por otro. Sobre es-ta distinción, señala Kristeva:

Llamaremos simbólico al funcionamiento lógico y sin-táctico del lenguaje y lo que, en las prácticas translin-güisticas es asimilable al sistema de la lengua. Semió-tica será, por el contrario, por un lado lo que puedeser hipotéticamente propuesto como precediendo laimposición de lo simbólico a través del estadio de re-flejo y la adquisición del lenguaje: el ordenamiento delas pulsiones en tanto fracturas psicosomáticas (. ..).21

La semiótica como ciencia, tal como la con-cibe Kristeva, es una suerte de autoanálisis deldiscurso científico, la autoconciencia de la cien-cia. Sólo puede hacerse, entonces, como críticade sí misma; rompe con el teleologismo de unaciencia subordinada a un sistema filosófico ydestinada a convertirse ella misma en sistema.Esta concepción dinámica de la semiótica es po-

sible gracias a la idea de práctica significanteque permea el trabajo kristeviano. Por ello, setrata más de una semiología de la productividadque de una de la comunicación, esto es, de lossignificados; una semiótica del trabajo y no delintercambio.

Esta apertura de la semiótica a la significan-cia es posible gracias al concepto de texto. El se-manálisis kristeviano logra una apertura en losconceptos de signc y estructura, para desembocaren el espacio -el volumen- de la infinitud signi-ficante. El semanálisis, cuyas resonancias psi-coanalíticas son evidentes, está constituido tam-bién por una reflexión en torno al sujeto, dondeéste será no un punto de partida, sino una produc-ción, un engendramiento.

Relacionado con el trabajo del grupo TelQuel, nos encontramos con la concepción deltexto como productividad, en oposición a todouso comunicativo o representativo del lenguaje,esto es, reproductivo. Es así como el semanálisiskristeviano tiende a considerar las prácticas sig-nificantes en su volumen de escritura, más alládel signo y la estructura lingüística, que funcio-nan como pantalla de este proceso significante.No obstante, y ahí radica una de las paradojas dela semiótica, toda práctica significante, por trans-lingüística que sea, es decir, por más que tras-cienda las estructuras lingüísticas, gramaticales,lógicas, etc., sólo puede ser aprehendida a travésdel lenguaje en tanto estructura, es decir, nuncase dará a través de imágenes, sonidos, colores oritmos. Dada esta determinación, ¿qué queda a lasemiología si es que no desea reducirse a un dis-curso pobremente segundo, en fin, a un metalen-guaje más? Según Kristeva, una nueva semiolo-gía exigiría una reflexión analítico-lingüística so-bre el significante que se produce en texto. Sobreesto, ampliamos con Kristeva:

Analítico debe entenderse aquí en su sentido etimolá-gico (avaA:uuu;) que designa una disolución de losconceptos y de las operaciones que representan en laactualidad la significación, una liberación que seapoyaría en el aparato del discurso actual que tratadel significante (psicoanálisis, filosofía, etc.) paradespegarse de él y resolverse en una muerte -en undesvanecimiento de la superficie presente- ininte-rrumpida. zz

LA INTERTEXTUALlDAD EN KRISTEVA y BARTHES

Acá la negatividad de la pulsión de muertetiene un papel más bien positivo en la disoluciónde las estructuras canónicas, así como en la ope-ración de desmontaje del aparato conceptual queservía a la intelección de las prácticas significan-teso Se trata, pues, de abrir el discurso a otro es-cenario, el escenario de la negatividad de lo in-consciente, de las pulsaciones semióticas.

Por significancia entenderá Kristeva "esetrabajo de diferenciación, estratificación y con-frontación que se practica en la lengua, y depo-sita en la línea del sujeto hablante una cadenasignificativa comunicativa y gramaticalmenteestructurada" .23 Dos conceptos íntimamenteasociados al de significancia, así como funda-mentales para entender su modus operandi, seránlos defenotexto y genotextol"

Por último, nos referiremos brevemente a lacrítica kristeviana del signo. En primer lugar, ha-brá que decir que el signo juega, según Kristeva,el mismo papel que desempeña el fetiche mer-cantil o el dinero en la sociedad del intercambio.El signo, como concepto opuesto a la práctica, esdecir entendido como el precipitado suyo, comoel representante reificado de una práctica muerta,eclipsa el proceso productivo (el trabajo) que lehace posible, reducido a una moneda de cambioque hace entrar lo otro en el mismo del intercam-bio comunicacional. Se trata, en suma, de la me-dición de las distintas prácticas sociales signifi-cantes a través de idéntico tamiz. Aquí precisa-mente difieren Barthes y Kristeva, pues para elprimero todas las prácticas semióticas vienen aser reducibles al modelo lingüístico, ya que Bart-hes invierte el programa semiológico saussurea-no que subordinaba la lingüística, en tanto siste-ma particular de signos, a la semiología comociencia general de éstos. Por el contrario, paraKristeva la semiótica no puede reducirse a las ca-tegorías lingüísticas, so pena de empobrecer lasdiversas manifestaciones que trascienden las ca-tegorías de la lengua. No obstante, en favor deBarthes hay que decir que su lingüística va másallá de la lingüística de los lingüistas.

Es importante anotar, además, que el sema-nálisis kristeviano+ no deja de lado la historia, lahistoria como escritura, como volumen signifi-cante, sino que la integra de manera decisiva enel texto de la cultura. A este respecto, la noción

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de ideologema, que anunciamos anteriormente,es fundamental:

El ideologema es una funcián intertextual que se pue-de leer "materializada" en los diferentes niveles de laestructura de cada texto, y que se extiende a todo lolargo de su trayecto dándole sus coordenadas históri-cas y sociaLes. 26

El ideologema, como función intertextual, esdecir, integradora y diseminadora, acoge la histo-ria y la sociedad, lo social y lo histórico comotexto. Dado esto, vemos que es del todo impreci-so acusar a la intertextualidad de ser una nociónreaccionaria que borre la materialidad histórica.El grupo Tel Quel, por ejemplo, se interesará demanera primordial en la reflexión política, en elmaterialismo histórico, así como en el papel re-volucionario y transformador de la escritura. Porsu parte, Barthes insistirá en reconocer la historiacomo una escritura, en reconocer una historia delas formas. Además, según Kristeva, el espaciotextual posee tres dimensiones, a saber: el sujetode la escritura, el destinatario y los textos exte-riores. Es decir, existe una relación dialógica delsujeto con el lenguaje, con el otro y con el mun-do extralingüístico. El ideologema es, entonces,la función que une las prácticas translingüísticasde una sociedad, condensando el modo dominan-te de pensamiento.

Por último, es preciso señalar que Kristevasustituirá posteriormente la noción de intertex-tualidad por la de transposición.(27) La transpo-sición es el pasaje de un sistema de signos a otro.De esta forma, toda práctica significante sería uncampo de transposiciones de diversas prácticassignificantes. Una de las razones de este cambiofue el empleo abusivo y espurio del término, pos-terior a su aparición.

Notas

1. Sobre la diferencia entre Texto y obra, señalaBarthes: "(...) la obra es un fragmento de sustan-cia, ocupa una porción del espacio de los libros(en una biblioteca, por ejemplo). El Texto, por suparte, es un campo metodológico (...) la obra seve (en las librerías, los ficheros, los programas deexamen), el texto se demuestra, es mencionado

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según determinadas reglas (o en contra de deter-minadas reglas); la obra se sostiene en la mano. eltexto se sostiene en el lenguaje (... )" ("De la obraal texto". El susurro del lenguaje, 2' edición. Bar-celona: Paidós, 1994, p. 75).

2. Desde el ámbito de la hermenéutica, Hans-GeorgGadamer nos dice a propósito de la lectura: "Laestructura temporal del hablar y el leer representaun campo poco explorado. La imposibilidad deaplicar el esquema puro de la sucesión al habla ya la lectura salta a la vista considerando que deese modo no se describe la lectura, sino el dele-treo. El que tiene que deletrear para leer es inca-paz de leer" (Verdad y método 11,2' edición. Sa-lamanca: Sígueme, 1994, p. 343). En otras pala-bras, la lectura no es un pasar de letra en letra, si-no la desenvoltura de los códigos que conformanla red del texto, tal como la concibe Barthes. Pa-ra Barthes, toda lectura se hace sobre lo ya-escri-to, que es también el espacio de lo ya-leído; todalectura se enfrenta con un espesor de códigos pre-vios que filtran contenidos culturales, por lo queésta, más que un proceso lineal, es un despliegueen volumen de tales códigos.

3. El "textualisrno" sería, según Rorty, una de las lí-neas del llamado "postestructuralisrno" o "anti-fundacionalismo". Consistiría en la reducción delpensamiento y la filosofía a lo discursivo, en lanegación de referentes extradiscursivos. El tex-tualismo tiene que ver además con la reducciónde la ciencia y la filosofía a géneros literarios. Ladefensa del texto absoluto se expresaría, porejemplo, en esta frase de Derrida: "Il n' y a pas dehors-texte" (no hay fuera del texto) (Cf. Alex Ca-llinicos, "Marxismo y postmodernidad". En Picó,Josep (comp.). Modernidad y pos/modernidad.Madrid: Alianza, 1990).

4. Según Barthes, en relación con los sistemas quelo rodean, él es una cámara de ecos. Al respec-to señala: "( ... ) las palabras se transportan, lossistemas se comunican, se prueba la moderni-dad (como se prueban todos los botones de unaradio de la que se desconoce el funcionamien-to), pero el intertexto que así se crea es a la le-tra superficial: adherimos a él liberalmente: elnombre (filosófico. psicoanalítico, político,científico) conserva con su sistema de origen uncordón que no ha sido cortado y que permane-ce: tenaz y flotante" (Roland Barthes por Ro-land Barthes, 2" edición. Caracas: Monte Á vilaEditores, 1997, p. 87).

5. Barthes, El susurro del lenguaje. "De la obra altexto". O.C .. p. 78.

6. "Esto es precisamente el intertexto: la imposibili-dad de vivir fuera del texto infinito -no importaque ese texto sea Proust, o el diario, o la pantallatelevisiva: el libro hace el sentido, el sentido hacela vida" (R. Barthes. El placer del texto. BuenosAires: Siglo XXI, 1974, p.49).

7. Pfister, Manfred. "Concepciones de la intertex-tualidad". En Criterios, La Habana, No. 31, 1-6,1994, p. 92.

8. Entre los teóricos postestructuralistas ("paninter-textualistas") de la intertextualidad podemos citara Barthes, Derrida, Jonathan Culler, Leitch, Char-les Grivel, etc. Por otro lado, entre los que hantendido a reducir u "operacionalizar" tal noción,se cuenta a G. Genette, Bloom, Michael Riffate-rre o Hempfer.

9. Pfister, Manfred, "Concepciones de la intertex-tualidad". O.c., p. 102.

10. Barthes propone el comentario de texto paso apaso, no en grandes bloques. Sobre esto nos dice:"( ...) comentar paso a paso es por fuerza renovarlas entradas del texto, evitar estructurarlo dema-siado, evitar darle ese suplemento de estructuraque le vendría de una disertación y lo clausuraría:es esparcir el texto en lugar de recogerlo" (Sil, 3'edición. México: Siglo XXI, 1986, p. 9).

11. En un intento de definición de la diferancia (diffé-rance), apunta Derrida: "En una conceptualidad ycon exigencias clásicas, se diría que 'diferancia' de-signa la causalidad constituyente, productiva y ori-ginaria, el proceso de ruptura y de división cuyosdiferentes y diferencias serían productos o efectosconstituidos" ("La Différance", Márgenes de la fi-losofía, 3" edición. Madrid: Cátedra, 1998, p. 44).

12. Lo escribible será el nuevo valor de lectura paraBarthes, es decir, el carácter de aquellos textosque pueden ser re-escritos, te-producidos. El va-lor contrario, reactivo. será lo legible. Todo textoclásico es legible. en cuanto su plural es parsimo-nioso (tímidamente polisémico).

13. Consérvense las connotaciones novelescas, "lite-rarias", de esta palabra.

14. Barthes, SíZ. O. c., p. 6.15. Barthes, "Teoría del Texto", traducido y tomado

de la Enciclopedia de la Pléyade, p. 13. (La ver-sión original francesa apareció en 1973, en el to-mo XV de la Encyclopaedia Universalis).

16. Julia Kristeva, "Bajtín, la palabra, el diálogo y lanovela". En Navarro, Desiderio (selecc. y trad.).lntertextuallté, La Habana: UNEAC, Casa de lasAméricas, 1997. p. 3.

17. La polifonía es la superposición de dos o máspartes vocales instrumentales, cuyo desarrollo

LA INTERTEXTUALlDAD EN KRISTEVA y BARTHES

es a la vez horizontal (contrapunto) y vertical(armonía).

18. El contrapunto es la concordancia armoniosa devoces contrapuestas, cuyo modelo es lafuga, cul-tivada especialmente por Bach.

19. Bajtín, Mijaíl. Problemas de la poética de Dos-toievski. México: Fondo de cultura Económica,1986, p. 46.

20. Según Kristeva, el texto literario se presenta co-mo un sistema de conexiones múltiples que se po-dría describir como una estructura de redes para-gramáticas. "Denominamos red paragramática almodelo tabular (no lineal) de la elaboración de laimagen literaria, dicho de otro modo, el grafismodinámico y espacial que designa la pluridetermi-nación del sentido (diferente de las normas se-mánticas y gramaticales del lenguaje usual) en ellenguaje poético" (Semiótica l. Madrid: EditorialFundamentos, 1978, pp. 239-40).

21. Kristeva, Julia. Travesía de los signos. BuenosAires: La Aurora, 1985, p. 19.

22. Kristeva. Julia. Semiótica 2. Madrid: Fundamen-tos, 1998, p. 95.

23. Kristeva. Semiótica 1, O.c., p. 9. "( ...) la signifi-cancia es un régimen de sentido, ciertamente, pe-ro no se cierra jamás sobre un significado, y don-de el sujeto, cuando escucha, habla, escribe e in-cluso al nivel de su texto interior, va siempre designificante en significante, a través del sentido,sin cerrarlo jamás" (Barthes. El grano de la voz,2' edición. México: Siglo XXI, 1985, p. 217).

24. El fenotexto es el fenómeno verbal tal como sepresenta en la estructura del enunciado concreto.Por esto, el análisis estructural se limita a la ins-tancia fenotextual, pues no se plantea ningunapregunta por el sujeto de la enunciación. Por suparte, el genotexto plantea las operaciones pro-pias de la constitución del sujeto de la enuncia-ción; es el lugar de la estructuración del fenotex-to. Es heterogéneo, verbal y pulsional a la vez.

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Cfr. "El engendramiento de la fórmula", en Kris-teva, Semiótica 2. O.C.

25. El semanálisis es aquella actividad que estudia"en el texto la significancia y sus tipos, tendrápues que atravesar el significante con el sujetoy el signo, así como la organización gramaticaldel discurso, para llegar a esa zona donde sereúnen los gérmenes de lo que significará enpresencia de la lengua" (Kristeva, Semiótical ..., pp. 9-10).

26. Kristeva, Semiótica l ... , O.e., p. 148.27. "El término de intertextualidad designa esa trans-

posición de uno (o de varios) sistema(s) de signosa otro; pero, puesto que ese término ha sido en-tendido a menudo en el sentido banal de 'críticade las fuentes' de un texto, preferimos el de trans-posición, que tiene la ventaja de precisar que elpaso de un sistema significante a otro exige unanueva articulación de lo tético -de la posicionali-dad enunciativa y denotativa" (Citado en Nava-rro, Desiderio. lntertextualité, O.e. p. vii).

Bibliografía adicional

Ducrot, Oswald y Tzvetan Todorov. Diccionario enci-clopédico de las ciencias del lenguaje, 4' edición.México: Siglo XXI, 1978.

Pérez Yglesias, María. "El Grupo 'Tel Quel': una prác-tica textual revolucionaria". En Káñina. Vol. V,No. 2, jul-dic 1981.

____ o "La semiología de la productividad y lateoría del texto en Julia Kristeva". En Revista deFilología y Lingüística de la Universidad de Cos-la Rica. Vol. 7, N°S 1 Y 2, mar-set 1981.

Ricoeur, Paul. Hermenética y estructuralismo. BuenosAires: Ediciones Megápolis, 1975.

____ o Historia y narratividad. Barcelona: Paidós,1999.

Tel Que!. Teoría de conjunto. Barcelona: Seix Barra!, 1971.

Iván Villalobos AlpízarEscuela de Filosofía, U.C.R

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