La Muerte en El Pensamiento de Albert CA

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    COLEGIO DE FILOSOFA

    FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS

    SEMINARIOS:Investigaciones

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    Ana Rosa Prez Ransanz

    Antonio Zirin Quijano

    La muerte

    en el pensamiento

    de Albert Camus

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICOMXICO 1981

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    /4/

    Primera edicin, 1981

    DR 1981, Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Ciudad Universitaria, Mxico 20, D. F.

    DIRECCIN GENERAL DE PUBLICACIONES

    Impreso y hecho en Mxico

    ISBN 968-58-0192-4

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    Muerte es cuanto despiertos vemos; cuanto dormidos, sueo

    Herclito,Fragmentos

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    /7/ ABREVIATURAS

    Para las citas de las principales obras de Camus, emplearemos las abreviaturas que enlistamos

    enseguida. Las referencias completas de dichas obras se encuentran en la Bibliografa. Cuando

    una obra se encuentre tanto en las Obras completas de la Editorial Aguilar, en traduccinespaola, como en la edicin francesa de la Bibliothque de la Pliade (Gallimard), daremos slo

    la referencia, puesto que la traduccin de los textos que da la Editorial Aguilar ha sido en todos

    los casos cotejada con la edicin francesa de la Pliade, y en muchos casos rehecha o modificada

    por nosotros. En la lista que sigue, colocamos a la derecha del ttulo, entre parntesis, * para las

    obras que se encuentran slo en las Obras completasde Aguilar, * * para las que se encuentran

    slo en la edicin de la Pliade, y * * * para las que se encuentran en ambas; no llevan seal las

    obras que no se encuentran en ninguna de esas dos ediciones. Para las citas de obras de otros

    autores, seguimos las notaciones usuales. Salvo indicacin en contrario, todas las traducciones de

    obras en idiomas extranjeros, son nuestras.

    Obras completas(Aguilar) I OC I

    Obras completas(Aguilar) II OC II

    Bibliothque de la Pliade I Pl I

    Bibliothque de la Pliade II Pl II

    Escritos de juventud EJ

    La muerte feliz MF

    CahiersI

    Ch ICahiersII Ch II

    El revs y el derecho(* * *) RD

    Bodas(* * *) B

    El extranjero(* * *) E

    La peste(* * *) P

    La cada(* * *) Ca

    El exilio y el reino(* * *) ER

    El verano(* * *) V

    El mito de Ssifo(* * *) MSEl hombre rebelde(* * *) HR

    Calgula(* * *) Cg

    El malentendido(* * *) M

    El estado de sitio(* * *) ES

    /8/ Los justos(* * *) J

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    ActualidadesI (* * *) A I

    ActualidadesII (* * *) A II

    ActualidadesIII (Crnicas argelinas) (* * *) A III

    Cartas a un amigo alemn(* * *) CAA

    Reflexiones sobre la guillotina(* *) RGDiscursos de Suecia(* * *) D

    CarnetsI (*) Ct I

    Carnets II (*) Ct II

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    /9/ INTRODUCCIN

    I

    Quiz el primer problema filosficamente importante en relacin con la muerte sea precisamenteel de saber si la muerte constituye o no un problema o un tema vlido para la filosofa. Se ha

    sealado justamente la aguda divisin existente entre los filsofos contemporneos de acuerdo

    con el punto de vista adoptado en relacin con este primer problema. 1 Si tal punto de vista

    depende de una perspectiva filosfica ms amplia, global, o si, a la inversa, la peculiar

    perspectiva filosfica global depende, de alguna manera, de la postura que en cada caso se tiene

    frente al hecho de la muerte, es tambin una cuestin que merece estudio y que tiene que ser

    considerada previamente por cualquier aproximacin seria al problema o al tema de la muerte.

    Un hecho es evidente: la muerte no es ni ha sido un tema tpico de la filosofa. Asunto

    tradicionalmente religioso o literario, la muerte no ha logrado entrar completamente en el mbito

    de lo que se da en llamar filosofa profesional o tcnica, o filosofa propiamente dicha. Los

    filsofos suelen desentenderse de la muerte. Desde luego, las excepciones que a este respecto

    ofrece la historia de la filosofade Herclito a Epicuro y los estoicos, de Montaigne y Giordano

    Bruno a Pascal, de Schopenhauer y los romnticos a Feuerbach y Nietzsche, de las filosofas de

    la vida a Heidegger y los existencialistas, no son pocas. Pero ello no quiere decir que la muerte

    deje de ser en general un tema filosfico solamente marginal o secundario. E incluso aquellos

    autores para quienes, como Albert Camus, la muerte constituye de entrada un problema

    filosfico, y tal vez el ms grave y principal, no siempre tratan este problema de un modotpicamente filosfico.

    Ahora bien, esto ltimo nos permite sin duda afirmar lo siguiente: lo que en el fondo revela

    la divisin que se establece entre los filsofos segn la importancia que le concedan al tema de la

    muerte, es que existen dos maneras bsicamente diferentes de concebir la tarea de la filosofa. No

    es posible caracterizar aqu suficiente y /10/ definitivamente esas dos diferentes concepciones.

    nicamente sealamos que, en cualquier investigacin filosfica, la preferencia e inters por

    determinados temas (en este caso en particular por el tema de la muerte), o por el contrario, la

    indiferencia y desinters por los mismos, pueden darnos ya alguna orientacin respecto de la

    peculiar concepcin de la filosofa que est en la base de dicha investigacin. Por otra parte, lasrazones que puede haber para atribuir importancia a cierto tema en filosofa, no pueden

    encontrarse ms que en el interior mismo de cada doctrina o sistema filosfico, o bien en los

    resultados a que se llega en la reflexin sobre este tema.

    1J. Choron,Death and Western Thought,The Macmillan Co., Nueva York, 1963, p. 269.

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    Lo anterior slo parcialmente justifica un estudio pretendidamente filosfico acerca del

    papel de la muerte en el pensamiento de un autor que, segn propia confesin, no es un filsofo.

    Una revisin del caso de Albert Camus y del destacado papel que la muerte juega en su

    pensamiento puede ayudarnos a aclarar an ms los temas planteados y a proporcionar, por lo

    tanto, la justificacin que este trabajo requiere.En muchos lugares de su obra Camus niega de plano ser un filsofo en el sentido tcnico

    de la palabra. 2Pero ms que las escuetas declaraciones lo que interesa son las razones en que se

    apoyan. Dos declaraciones en particular nos dan la clave. La primera dice: No soy un filsofo.

    No creo lo bastante en la razn para creer en un sistema. 3Es, en efecto, una concepcin comn

    y extendida de la filosofa la que la considera como sistema, y sistema racional. Como tal, se

    propondra en ltima instancia alcanzar una explicacin cabal del mundo. Esta intencin le es a

    Camus totalmente ajena. Pero aunque se conceda que no toda filosofa o no todo filsofo, para

    serlo, tiene que dedicarse a la construccin de un sistema que, como en la definicin escolstica,

    estudie todas las cosas por sus ltimas causas, s al menos se le exige, generalmente, un cierto

    rigor, una cierta coherencia, una cierta objetividad, cuya naturaleza y grado, por lo dems, no

    siempre pueden ser bien precisados. Aun as, el pensamiento y la obra de Camus no podran ser

    llamados filosofa. En efecto, la segunda declaracin dice: No soy filsofo, ciertamente, y no s

    hablar ms que de lo /11/ que he vivido. 4Lo vivido, lo experimentado, no puede considerarse

    objetivo ms que en la medida en que se atribuya cierta universalidad o comunidad al mbito

    de la subjetividad. La filosofa, en efecto, slo admite los problemas subjetivos en tanto que

    son tomados como objeto de estudio. Cuando, como en el caso de Camus, estos problemas, esas

    vivencias y experiencias no pretenden ser estudiados objetivamente, sino ms bien expresados ydescritos, 5no puede hablarse por tanto de filosofa. La breve introduccin que Camus coloca a la

    cabeza deEl mito de Ssifoes a este respecto caracterstica:

    Las pginas que siguen tratan de una sensibilidad absurda que se puede encontrar esparcida enel siglo y no de una filosofa absurda que nuestro tiempo, propiamente hablando, no haconocido... Aqu se encontrar nicamente la descripcin, en estado puro, de un mal delespritu. Ninguna metafsica, ninguna creencia se han mezclado en ello de momento. 6

    2Cf.Ch. Moeller,Literatura del siglo XX y cristianismo,tomo I: "El silencio de Dios", trad. Valentn Garca Yebra,Gredos, Madrid, 1970, p. 36.3Interview a Servir, Pl II, p. 1427.4A II, OC II, p. 423. Esta declaracin puede complementarse con esta otra de A II, OC II, p. 413: Yo no soy filsofoy jams he pretendido serlo.El hombre rebeldeno es un estudio que pretenda ser exhaustivo de la rebelin y que yonecesite, por consiguiente, completar y rectificar. S todo lo que con relacin a esto le falta en cuanto a informaciny reflexin. Pero he querido nicamente trazar una experiencia, la ma, que s tambin es la de otros muchos...5Cf.MS, OC II, p. 193: ... ya no se trata de explicar y de resolver, sino de experimentar y describir.6MS, OC II, p. 123.

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    As pues, segn el mismo Camus, son cierta desconfianza hacia la razn que le impide

    crear o creer en un sistemay una actitud ms de testigo 7que de estudioso, ms de relator que

    de cientfico, las que lo incapacitan para la filosofa.

    Ahora bien, pensamos en realidad que los dos factores anteriores deben ser tomados, de

    acuerdo con lo antes dicho, no como factores restrictivos, es decir, que veden al pensamiento deCamus el nombre de filosofa, sino como factores distintivos, es decir, que caracterizan y

    distinguen su pensamiento filosfico. Pues, en efecto, y pese a lo que Camus mismo afirma, nos

    parece encontrar en su obra, si no un sistema racional, organizado y acabado, s una subyacente

    concepcin global del mundo y del hombre, la cual puede /12/ ser quiz expuesta y analizada con

    objetividad y coherencia. Y quiz, para que alcance el nombre de filosofa, deba serlo. se es en

    parte el intento de nuestro trabajo. 8

    No hay duda de que el pensamiento filosfico de Camus concede la primaca a la

    sensibilidad, a la emocin, a la experiencia sobre el intelecto y la razn; al cuerpo mismo sobre la

    inteligencia. Desde el momento en que Camus dice: Tomamos la costumbre de vivir antes de

    adquirir la de pensar", 9 podemos estar sobreaviso del inmenso contenido de vida vivida, de

    experiencia vital que busca expresin en sus obras. 10Uno de sus primeros escritos nos ofrece la

    pauta que, aunque posteriormente modificada, guiar y determinar lo que podemos llamar el

    estilo filosfico de Camus. Se trata de un breve ensayo sobre el pensamiento de Bergson en el

    que, sin embargo, Camus mismo se confiesa: No hay nada ms atractivo que esta idea: dejar de

    lado a la inteligencia como peligrosa, basar un sistema entero en el conocimiento inmediato y la

    sensacin bruta. 11 Puede pensarse que esa ambicin es, desde su raz, irrealizable; pero lo

    importante no es eso, sino destacar el papel privilegiado que Camus concedi siempre al

    7Moeller dice, en op. cit.,p. 36: Es preciso, al referirse a l, volver a usar el trmino de testigo...8 Tal propsito parece justificado por el mismo Camus. Puede verse Ct II, OC II, p. 1170: El mundo absurdo, en

    primer lugar, no es analizado rigurosamente. Es evocado e imaginado. As, este mundo es el producto del pensamien-to en general, es decir, de la imaginacin precisa... Pero una vez trazado este mundo a grandes rasgos, colocada la

    primera piedra (no hay ms que una), la filosofa se hace posibleo ms exactamente, si se ha comprendido bien,se hace necesaria. El anlisis y el rigor son exigidos y reintroducidos.9MS, OC II, p. 128.10Muchos crticos de Camus lo han subrayado. Cf.G. Bre, Camus and Sartre. Crisis and commitment,Calder &Boyars, Londres, 1974, p. 145: El cuerpo es entonces la fuente de verdades y certidumbres, proveedor de un cono-

    cimiento que no concierne al puro entendimiento. R. Quilliot,La mer et les prisons,Gallimard, Paris, 1970, p. 117:No toma casi como vlida ms que la experiencia vivida (sea fsica, moral o espiritual) y no la experiencia libres-ca... B. Masters, Camus: a study,Heinemann, Londres, 1975, p. 2 y s.: A Camus le interesaban la vida y la muerte,la gente que vive y muere, no la filosofa. Consecuentemente, las opiniones que ofrece (y nunca afirma que sean msque opiniones) son la expresin de verdades que l siente apasionada e intuitivamente, aunque su secuencia lgica

    pueda no sostenerse ante el escrutinio de los filsofos acadmicos. J. Majault, Camus o rebelin y libertad, IbricoEuropea de ediciones, Madrid, 1969, p. 53: No quiere ser terico, ni filsofo, sino el descubridor y el traductor delas lneas de fuerza a las que obedecen quienes viven, en el mismo momento que l, la misma vida.11"La filosofa del siglo", EJ, Ch II, p. 126.

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    sentimiento, a la sensacin, e incluso al instinto, 12como fuentes de conocimiento. La tensin /13/

    (una entre tantas otras que se hallarn en sus obras) entre sentimiento y razn estar, pues,

    presente siempre en su pensamiento. Para Camus, en efecto, la verdad no se halla originalmente

    en las especulaciones racionales, sino en lo que en otro de sus escritos juveniles llama

    intuiciones repentinas, destellos de lucidez casi material, frente a los cuales la inteligenciaque generalmente consideramos clara y metdica es slo un oscuro y tortuoso laberinto. 13Esta

    preferencia juvenil por las razones del corazn ser ms tarde mitigada y debidamente

    encausada. Ya en 1945 Camus habla de las filosofas del instinto como de un romanticismo de

    mala ley y niega que sentir y comprender puedan separarse. 14Por eso hablamos de tensin.

    sta est expuesta y quiz resueltaen una idea formulada en El mito de Ssifo:(La razn)

    es un instrumento del pensamiento y no el pensamiento mismo. El pensamiento de un hombre es

    ante todo su nostalgia. 15Ms tarde veremos lo que significa esta nostalgia,la carga de emocin,

    instinto y deseo que contiene. Ser en efecto una constante, y una importante premisa, del

    pensamiento de Camus, la opinin de que la razn slo vale y es eficaz dentro del orden de la

    experiencia humana, 16experiencia que, en definitiva, es la autntica fuente del conocimiento. El

    poeta Ren Char, amigo de Camus, le aplic a ste la frase de Nietzsche: Siempre he puesto en

    mis escritos toda mi vida y toda mi persona. Ignoro lo que pueden ser los problemas puramente

    intelectuales. 17

    Pero a todo esto viene a aadirse un hecho capital: Camus es un artista. A la expresin que

    podemos llamar vital se le suman entonces, por este hecho, la expresin metafrica, la expresin

    simblica, la expresin mtica. Incluso si dejamos de lado las obras netamente artsticas y

    literarias (El extranjero, La peste, La cada, El exilio y el reino, las obras de teatro), un librocomo El mito de Ssifo, que al menos tiene cierto aspecto de obra filosfica, ha podido ser

    considerado como el soliloquio de un artista enfrentado a la idea de la /14/ muerte. 18No se

    trata aqu desde luego (pensamos que el intento sera intil) de establecer dogmticamente una

    divisin entre la filosofa y el arte, sino solamente de hacer notar la importancia que tiene el

    hecho de que un pensador decida, como dice Camus, escribir en imgenes ms bien que en

    razonamientos. 19 Esta eleccin, al menos en el caso de Camus, no implica una separacin

    radical de la filosofa. Lo nico que hace es caracterizar, todava ms, su peculiar pensamiento

    12Ibid.13Intuiciones, EJ, Ch II, pp. 169-170.14Cf.A I, OC II, p. 310. Y sin embargo es interesante leer que en la ltima entrevista de Albert Camus, de 1959,en Pl II, p. 1925, a la pregunta: Qu cree usted que la crtica francesa haya descuidado en su obra?, responde: La

    parte oscura, lo que hay de ciego e instintivo en m. La crtica francesa se interesa en primer lugar por las ideas.15MS, OC II, p. 158.16MS, OC II, p. 149.17R. M. Albrs, Le prix-Nobel, en Camus,Hachette, Pars, 1971, p. 219.18C. OBrien, Camus,Grijalbo, Barcelona-Mxico, 1973, trad. Albert Roies, p. 42.19MS, OC II, p. 197.

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    filosfico. Pues, en el fondo, es una misma preocupacin, una misma inquietud (Camus dice: un

    mismo tormento), 20la que impulsa tanto al arte como a la filosofa, slo que, para un pensador

    que da prioridad a la experiencia y al sentimiento sobre la razn, a la percepcin intuitiva de la

    verdad sobre la reflexin pausada y detallada, la expresin artstica tiene entonces que tener

    tambin prioridad sobre la filosfica. En palabras de Camus, Los sentimientos, las imgenes,multiplican la filosofa por diez. 21 As pues, las ideas y pensamientos de Camus, esos

    llamamientos de poeta que hace escuchar en la ciudad de los filsofos 22de que habla Serge

    Doubrovsky, pueden articularse y conformar una filosofa y aun una metafsica que si bien

    carecer de aspiraciones tcnicas y profesionales y de la ilusin de hallar una verdad total, nica e

    impersonal (inhumana, dira Camus, y qu puedo hacer con una verdad que no tenga que

    pudrirse? Ella no es de mi medida) 23 dar una cierta imagen de la condicin humana y

    proporcionar, sobre todo, una cierta regla de vida.

    El gran artista..., dice Camus, es ante todo un gran viviente, entendindose aqu que vivir

    es tanto experimentar como reflexionar. 24 El pensamiento filosfico de Camus puede

    ciertamente comprenderse mejor como la proposicin de una forma de vida que como una

    doctrina o un sistema que explique, entre otras cosas, la /15/ vida. 25El sentido general de la obra

    de Camus no es metafsico, sino tico. No soy un filsofo. No creo lo bastante en la razn para

    creer en un sistema. Lo que me interesa es saber cmo hay que conducirse. 26Y no es esto as

    slo por declaracin expresa de Camus, reafirmada por lo dems en otros lugares, 27sino por los

    temas y la manera de desarrollarlos que se encuentran en todas y cada una de sus obras. Las dos

    obras filosficas de Camus, El mito de Ssifoy El hombre rebelde, pretenden definir lo que

    llamaremos, con Mlanon, una sabidura de carcter tico,28

    un modo de vida humanaadecuado a la realidad en que el hombre se halla. Indudablemente, esa pretensin implica cierta

    concepcin acerca de esa realidad, concepcin que es de un modo u otro metafsica. No es

    posible negar que Camus daba una enorme importancia a la verdad, como premisa necesaria para

    la actuacin tica. Su propsito no era construir una moral sin fundamento en la realidad. La

    20MS, OC II, p. 194.21Ct I, OC II, p. 1106.22S. Doubrovsky, La morale dAlbert Camus, enLes critiques de notre temps et Camus,Garnier, Pars, 1970, p.165 (en adelante nos referiremos a esta obra comoLes critiques).23B, OC II, p. 118.24MS, OC II, p. 196.25Cf.J. Borel, Nature et histoire chez Albert Camus,Les critiques,p. 156: ... esta obra (la de Camus) no proponeun sistema, sino un modo de vida y una cierta manera, o cualidad de ser.26Interview a Servir, Pl II, p. 1427.27Cf.por ejemplo, HR, OC IIp. 588: No es, pues, lo importante todava remontarse a la raz de las cosas, sino que,siendo el mundo lo que es, lo importante es saber cmo conducirse en l. Y Ct IIOC II, pp. 1193-1194: La mayoreconoma que se puede realizar en el orden del pensamiento es aceptar la ininteligibilidad del mundoy ocuparsedel hombre.28M. Mlanon,Albert Camus. Analyse de sa pense,ditions Universitaires, Fribourg, Suiza, 1976, p. 219.

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    Si yo me pregunto por qu cosa juzgar que tal cuestin es ms urgente que tal otra, contestoque es por las acciones que arrastra. Jams he visto a nadie morir por el argumentoontolgico... En cambio veo que muchas gentes mueren porque estiman que la vida no vale lapena de ser vivida... Juzgo pues, que el sentido de la vida es la cuestin ms urgente; 34

    /17/ y : ... problemas esenciales por ello entiendo los que corren peligro de hacer morir o losque decuplican la pasin de vivir... 35El sentido profundo del humanismo de Camus que se

    puede extraer de aqu es la estrecha relacin entre los problemas o cuestiones y la vida humana

    colocada en radical trance de muerte, o, mejor dicho, la dedicacin exclusiva a temas y

    problemas que tocan, de un modo u otro, a la decisin fundamental de vivir o morir. Mostrar que

    esta dedicacin no est desmentida a lo largo de los diferentes pasos y momentos que recorren la

    obra y el pensamiento de Camus, es uno de los propsitos esenciales de nuestro trabajo. 36

    Generalmente, cuando un autor enuncia sus intereses y sus intenciones, define a la vez el

    mtodo de que piensa servirse en sus investigaciones. Ya por lo dicho se podr admitir que a

    propsito de Camus resulta difcil hablar de mtodo.El mito de Ssifoinsiste constantemente, es

    cierto, en la cuestin del mtodo; lo veremos enseguida. Pero, adems del hecho de que tal

    mtodo no est tan rigurosamente definido como sera de desear, la verdadera dificultad estriba

    en la imposibilidad de hacer extensivo ese mtodo al resto de las obras de Camus. En efecto, sera

    errneo suponer sin ambages que las obras propiamente literarias o los cuadernos de apuntes

    (Carnets I y II), por ejemplo, son fruto del mismo mtodo propuesto en El mito de Ssifo. As

    pues, como pensamos considerar en nuestro trabajo todos los escritos accesibles de Camus, sin

    distincin de gnero o rango, la breve exposicin que haremos del mtodo de Camus debe

    tomarse con ciertas reservas. Ante todo, hay que considerar que el mtodo que El mito de Ssifopropone define una actitud personal ms que un mtodo de conocimiento filosfico.

    Entendindolo as, al menos no ser infiel a las intenciones de Camus. l mismo dice:

    Insistamos todava sobre el mtodo: se trata de obstinarse. 37 Obstinarse en qu? El mito

    explica: /18/ Lo que s, lo que es seguro, lo que no puedo negar, lo que no puedo rechazar, eso

    es lo que cuenta. 38Camus admir el mtodo fenomenolgico de Husserl y pretendi adoptarlo,

    aunque ciertamente esta adopcin no fue estrictamente fiel. El llamado de Husserl a ir a las

    cosas mismas fue entendido por Camus en el sentido de no ir ms all de lo que se presenta con

    34MS, OC II, p. 125.35MS, OC II, p. 126.36Por lo pronto, hacemos notar que ese estudio profundo se encuentra reafirmado de nuevo en El hombre rebeldeaunque con modificaciones que sern explicadas en el curso de este trabajo. Cf.HR, OC II, p. 588: No sabremosnada en tanto no sepamos si tenemos derecho a matar a este otro delante de nosotros o a consentir que lo maten.Puesto que hoy toda accin desemboca en el asesinato directo o indirecto, no podemos actuar antes de saber si po-demos matar y por qu.37MS, OC II, p. 161.38MS, OC II, p. 160.

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    evidencia, arreglrselas con lo que existe y no hacer intervenir nada de lo que no est seguro. 39

    El mtodo consiste en vivir solamentecon lo que (se) sabe, 40no...hacer ms que lo que (se)

    comprende bien. 41 Hemos visto que filosofa significa en Camus forma de vida; no es de

    extraar, por tanto, que las prescripciones metdicas que ofrece se refieran tanto al conocer como

    al hacer. Pero quiz el hecho de asumir la filosofa como forma de vida sea l mismo en parte unaconsecuencia del mtodo. Pues, en efecto, la primera conclusin que, segn Camus, se puede

    sacar de este mtodo, o mejor dicho, la primera certeza, es la de que nada est seguro, nada puede

    constituir una certeza. 42El mtodo aqu definido confiesa la sensacin de que todo verdadero

    conocimiento es imposible. 43Este tipo de escepticismo, que no es nuevo en la historia de la

    filosofa, es lo que impele a Camus a desarrollar una actitud vital e intelectual sui generis,ella s

    relativamente novedosa. As pues, el mtodo, finalmente, obliga por s mismo a apartarse del

    mero conocimiento terico y de las verdades absolutas y a dirigirse a la bsqueda de verdades

    relativas (a nivel del hombre) y frmulas que sirvan para vivir. 44La duda en la razn pura no

    cierra el camino de la razn prctica. 45Camus no quiere saber, quiere saber qu hacer. Ms que

    verdades, busca motivos. Precisamente, este trabajo se propone poner en claro que el motivo

    fundamental que puede hallarse en el pensamiento de Camus es la muerte.

    II

    /19/ Todo el mundo parece estar de acuerdo en que la filosofa contempornea est inmersa

    en una crisis. La dispersin de los filsofos en campos de actividad intelectual radicalmente

    incomunicados, el derrumbe de la tradicional estructura disciplinaria y jerrquica de la filosofa,la contaminacin de la filosofa por diferentes ciencias y conocimientos particulares, por

    ejemplo, son slo tres de los mltiples acontecimientos que se sealan a menudo como sntomas

    de esa crisis. Pero acerca de cul es el sentido, la raz y la razn de dicha crisis, no parece haber

    acuerdo. Para deslindar el puesto de Camus en la historia de la filosofa sera preciso, sin

    embargo, adoptar un punto de vista definido en relacin con la crisis de la filosofa.

    Ludwig Landgrebe, en su libro La filosofa actual, escribe que la situacin en que

    actualmente se halla la filosofa est caracterizada por el esfuerzo tendiente a un radical ajuste

    39MS, OC II, p. 162.40Ibid.41MS, OC II, p. 161.42Cf.MS, OC II, p. 162.43MS, OC II, p. 131.44Cf. V, OC II, p. 898: Nuestra tarea de hombre es encontrar las escasas frmulas que apagigen la angustia infinitade las almas libres.45Camus ha hablado (MS, OC II, p. 140) de empearse en obstaculizar el camino real de la razn y en volver aencontrar los rectos caminos de la verdad.

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    de cuentas con sus fundamentos. 46Segn esto, el desarrollo de la filosofa en el ltimo siglo

    puede ser exhibido como la bsqueda o el camino hacia el problema fundamental de la filosofa.

    En general, esta bsqueda est determinada por el alejamiento de aquella actitud que determin

    todo el final del siglo XIX y que, en un sentido muy amplio, puede ser caracterizada como

    positivismo.47

    Si para el positivismo era perfectamente vlida la imagen del mundo que laciencia proporciona, de modo que la relacin del hombre con el mundo no se consideraba

    filosficamente cuestionable, el alejamiento del positivismo implica principalmente, por el

    contrario, el resurgimiento de la pregunta concerniente a la existencia del hombre, como una

    pregunta previa a toda posible respuesta cientfica acerca del mundo y de la vida del hombre en

    ese mundo. El rasgo comn de casi todos los esfuerzos filosficos del presente puede entonces

    encontrarse en el descubrimiento, explcito o implcito, de un hecho bsico: el hombre est

    involucrado desde el principio en toda pregunta filosfica. Ese descubrimiento lleva a preguntar,

    en primer lugar, por el hombre, por la esencia y la existencia del hombre. 48De esta manera, las

    principales direcciones del pensamiento filosfico actual /20/ pueden ser entendidas como

    distintos intentos de definicin del hombre, los cuales implican naturalmente distintas

    definiciones del mundo del hombre. Aqu estn comprendidos, por ejemplo, el marxismo

    concebido como un intento de definir al hombre concreto desde sus relaciones sociales y

    econmicas, el historicismo de Dilthey, el pensamiento de Nietzsche, las filosofas vitalistas, la

    fenomenologa de Husserl la cual pudo ser tomada como base para las investigaciones de

    Scheler y de Heidegger, dos pensadores destacados en esta redefinicin del hombre, y,

    finalmente, el existencialismo en su conjunto. Es desde luego imposible exponer en esta

    introduccin en qu sentido preciso constituye cada una de estas filosofas un intento dedefinicin de la realidad del hombre y cmo se ha desarrollado o qu progresos ha alcanzado

    cada una en esa direccin.

    Ahora bien, a este intento general que domina la filosofa del siglo XX, se suma en algunos

    casos la corriente de pensamiento que, a lo largo de toda la historia de la filosofa, se ha opuesto

    siempre al ideal de certeza postulado por la ciencia. Esta corriente, que se muestra en Pascal y

    que en los ltimos tiempos aflor ilustremente en Kierkegaard, 49ha impulsado en cierto modo la

    filosofa de Heidegger y, sobre todo, la de los pensadores existencialistas. En este caso, aquella

    bsqueda de la realidad del hombre, del desnudo qu de su existencia, puede incluso ser

    comprendida como el ndice de esta determinada situacin histrica en la que al hombre se le hahecho manifiesta la prdida de todo asidero a un sistema de normas y valores reconocidos y de

    46L. Landgrebe,La filosofa actual,trad. Norberto Silvetti Paz, Monte vila Editores, Caracas, 1969, p. 7.47Id.,p. 12.48Id.,p. 25.49Cf. Id.,p. 59.

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    validez general y de las instituciones a ellos correspondientes. 50 Dentro de este horizonte (y

    reconocemos que ste queda insuficientemente definido) pueden situarse la obra y el pensamiento

    de Camus. La bsqueda de la verdad sobre el hombre, unida a aquella prdida de todo asidero,

    la cual alcanza para muchos connotaciones no slo epistemolgicas o ticas, sino tambin

    religiosas y polticas, y que constituye el punto de partida de las filosofas existencialistas oexistenciales, es tambin el lugar de origen del pensamiento de Camus. Nuestros credos

    polticos y filosficos nos han conducido a un callejn sin salida, donde hay que ponerlo todo

    nuevamente en discusin.../21/ 51 Camus asume conscientemente lo que le parece la tarea de

    toda su poca: la salida del nihilismo, el cual puede considerarse como el punto donde

    desembocan, primero, aquel alejamiento radical del positivismo y, segundo, algunas de las

    tendencias filosficas y filosfico-polticas que intentaban redefinir al hombre. As, dice

    Camus: No hay un nihilismo bueno y otro malo, no hay ms que una larga y feroz aventura de la

    que todos somos solidarios. El valor consiste en decirlo claramente y en reflexionar acerca de

    este callejn sin salida para encontrarle una. 52Esta concepcin bsica es claramente visible en

    toda su obra y ser puesta de manifiesto en el anlisis de ella que haremos en este trabajo.

    Queda an por resolver, dentro de este orden de ideas, la cuestin tan debatida, a nuestro

    modo de ver tan intilmente debatida, acerca de las relaciones entre Camus y el existencialismo.

    Es Camus existencialista? Esta pregunta exige, para ser rectamente contestada, que se disponga,

    en primer lugar, de una definicin clara del existencialismo y, en segundo lugar, de una idea

    cabal del pensamiento de Camus. No disponemos por ahora de ninguna de estas dos cosas. Acaso

    podamos decir tan slo lo siguiente: si el existencialismo es entendido muy tcnicamente como

    la conversin de la pregunta por la esencia del hombre en la pregunta por su existencia,53

    o,segn el postulado sartreano, como la afirmacin de que en el hombre la existencia precede a la

    esencia, 54entonces ser muy difcil llamar a Camus existencialista, y esto no por el hecho de

    que Camus nunca se hubiera ocupado de ese tipo de cuestiones tcnicas, sino porque en realidad

    no comparte, como veremos, ese postulado. Pero ser posible llamar a Camus existencialista si el

    existencialismo es concebido no ya como una doctrina filosfica determinada (y en este caso la

    denominacin pierde mucho de su sentido), sino ms bien como un clima de pensamiento,

    algunos de cuyos rasgos caractersticos seran los siguientes: una violenta reaccin contra el

    racionalismo que pretenda que el hombre era o deba llegar a ser perfectamente transparente a s

    mismo; 55 la incorporacin de los /22/ sentimientos y las emociones a la filosofa, gracias a la

    50Id.,p. 59.51A II, OC II, p. 403.52A II, OC II, p. 406.53L. Landgrebe, op. cit.,p. 67.54J. P. Sartre,El existencialismo es un humanismo,trad. Victoria Prati, Sur, Buenos Aires, 1975, p. 14.55R. Jolivet,Las doctrinas existencialistas,trad. Arsenio Pacios, Gredos, Madrid, 1969, p. 346.

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    cual la filosofa y la metafsica cobran sentido nuevo; 56la revalidacin del conocimiento de lo

    singular (y de lo individual humano) como conocimiento fundamental; la preferencia por el

    procedimiento fenomenolgico de descripcin y de anlisis de las situaciones existenciales

    concretas 57y por el testimonio; 58y, por ltimo, el agudo sentimiento de aquella prdida de

    todo asidero, conforme al cual debe buscrsele al hombre un nuevo fundamento. Copleston hadado una imagen acertada de este clima y de la situacin de la que parte y a la cual quiere

    resolver el existencialismo:

    Tenemos, pues, a un hombre que ha de actuar en este mundo en que se encuentra situado, sinque pueda acudir, en busca de auxilio o iluminacin, a Dios ni a una ley moral autnoma yuniversalmente vlida ni a un reino de valores absolutos. Al hombre, en este estado deextraamiento y soledad, es a quien primariamente se dirige el mensaje del existencialismoateo. 59

    No podemos dejar de referirnos, en este contexto, a la opinin propia de Camus acerca delexistencialismo. Cuando l expresa su rechazo por esta corriente, 60no alude sin embargo a ese

    clima especfico de pensamiento del que hemos hablado, el cual est perfectamente consciente de

    compartir. Precisamente,El mito de Ssifocomienza por describir la situacin existencial o vital

    (el clima) a partir de la cual tambin el existencialismo se desarrolla. Lo que Camus rechaza son

    ciertas conclusiones de ciertos filsofos existencialistas y veremos ms tarde la extrema

    importancia que adquiere en el pensamiento de Camus el tema de las conclusiones o

    consecuencias. En particular, merece destacarse la diferencia entre las conclusiones

    existencialistas y las camusianas en relacin con el problema de la razn. La negacin del

    racionalismo no implica en Camus la divinizacin de lo irracional, ni siquiera la negacin de la

    razn; por el contrario, para los existencialistas, piensa Camus, /23/ la negacin es su Dios.

    Exactamente, este Dios no se sostiene ms que con la negacin de la razn humana, 61de modo

    que el hombre que no puede hallar un slido fundamento en su razn se ve obligado a evadirse, a

    realizar un salto, a cometer suicidio filosfico 62 y, al negar su razn, entregarse a una

    esperanza desmesurada. 63El existencialismo en sus conclusiones es en suma, para Camus, el

    56D. Garca Bacca,Existencialismo,Universidad Veracruzana, Xalapa, Mxico, 1962, p. 41.57 R. Jolivet, op. cit.,p. 361.58D. Garca Bacca, op. cit.,p. 195.59F. Copleston,El existencialismo,trad. Eduardo Valent, Ed. Herder, Barcelona, 1976, p. 110 y s.60Cf.A I, OC II, p. 306: A m no me gusta la ya demasiado clebre filosofa existencial, y, para decirlo todo, creoque sus conclusiones son falsas.61MS, OC II, p. 153.62Ibid.63MS, OC II, p. 223.

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    ejemplo de una lucidez que se renuncia. 64Estos temas, sin embargo, sern tratados con mayor

    oportunidad en la segunda seccin del primer captulo de nuestro trabajo.

    III

    Hablar de las influencias intelectuales que un autor recibe, establecer parentescos

    espirituales, slo tiene sentido en la medida en que ayuda a comprender o a aclarar ciertos puntos

    claves, ciertas determinaciones esenciales del pensamiento propio de ese autor. Guiados por este

    principio, nos referiremos aqu muy brevemente slo a los pensadores que de alguna manera

    decidieron algn aspecto del pensamiento de Camus. Y, para decirlo desde ahora, en el curso

    del trabajo dejaremos de lado multitud de relaciones, ligas, comparaciones, coincidencias o

    afinidades (e igualmente oposiciones, etctera) entre Camus y otros autores que pudieran y en

    ciertos casos debieran ser objeto de un examen detenido (examen que implicara una labor que no

    sera posible realizar en un trabajo que se propone solamente ofrecer una interpretacin del

    pensamiento de Camus), y haremos nicamente escuetas alusiones en aquellos casos en que el

    parentesco nos parezca obvio o muy directo.

    Para conocer a Camus seis nombres pueden constituir otras tantas claves: Plotino, Pascal,

    Nietzsche, Dostoievski, Jean Grenier, Andr Gide. Sera intil medir, calcular, sopesar, comparar.

    La obra de Camus es fuertemente original. Es importante nada ms descubrir /24/ la idea o los

    principios que cada uno de estos escritores revel o reforz en Camus.

    En su tesis de filosofa (su Diploma de Estudios Superiores, titulado Metafsica cristiana y

    neoplatonismo),Camus concede una extraordinaria importancia a Plotino. Es verdad que admiren ste, como dice Viallaneix, el deseo de unidad, de absoluto, y que se aplic l mismo a

    seguir, por medio del pensamiento, las hipstasis que conducen al alma a la contemplacin del

    Uno. 65Pero lo decisivo de la influencia plotiniana no parece estar ah. Para Camus Plotino es,

    ante todo, el signo de una sntesis entre las aspiraciones religiosas y msticas de la primera poca

    del cristianismo y la racional y lgica filosofa griega. Todo el perfume del paisaje plotiniano,

    dice Camus, est ah: una cierta tragedia en este esfuerzo por introducir el sentimiento en las

    formas lgicas del idealismo griego. 66Se intenta a fin de cuentas conquistar el Uno, pero no es

    una doctrina lo que Camus recoge, sino un mtodo y una manera de ver las cosas; 67y desde

    luego lo que en realidad se vive no es la fusin con el Uno, sino la marcha hacia l, y en esta

    64Ibid. Cf.,sobre todo MS, OC II, p. 146 y s.: Ahora bien, si me atengo a las filosofas existenciales, veo que todas,sin excepcin, me proponen la evasin. Mediante un razonamiento singular, lanzados al absurdo sobre los escombrosde la razn, en un universo cerrado y limitado a lo humano, divinizan lo que los aplasta y encuentran una razn deesperar en lo que les despoja. Esta esperanza forzada es en todos de esencia religiosa.65P. Viallaneix,El primer Camus,Ch II, p. 17.66Metafsica cristiana y neoplatonismo,PL II, p. 1270.

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    marcha cada doctrina plotiniana revela un doble aspecto cuya coincidencia determina

    precisamente una solucin. 68As, paradjicamente, lo que Camus toma de Plotino no es tanto la

    doctrina del Uno como la necesidad de conciliar trgicamente incluso, como veremos

    verdades opuestas, dobles verdades.

    Esta necesidad de conciliar trminos opuestos, de considerar y dar valor siempre a las doscaras de una moneda, se reafirma en Camus tambin gracias a la influencia de Pascal. Un

    espritu un poco acostumbrado a la gimnasia de la inteligencia, escribe Camus, sabe, como

    Pascal, que todo error proviene de una exclusin. 69Muchos fragmentos de losPensamientosde

    Pascal pueden apoyar lo dicho. Camus adopta ntegramente la conocida prescripcin pascaliana

    de las dos razones contrarias, la cual impregna completamente los Pensamientos. 70Pero sta

    no fue ni mucho /25/ menos la nica instancia en que se puede apreciar la influencia que Pascal

    ejerci en Camus. Una lectura atenta de las obras de ambos basta para percibir la afinidad

    espiritual que hay entre ellos. Nos referimos en particular a la descripcin pascaliana de la

    condicin humana y a la idea de que le es necesario al hombre, en virtud de esa condicin, hacer

    una apuesta en relacin con su fin ltimo. El hecho de que en Pascal la apuesta se haga en favor

    de la existencia de Dios viene a ser realmente secundario. Lo que cuenta es que Camus haya

    hecho suya no slo la misma palabra de apuesta, sino tambin y sobre todo la situacin

    autnticamente trgica que determina la necesidad de una apuesta. Para Pascal, como para

    Camus, la prisin es el mejor smbolo de la condicin humana. 71

    Pueden encontrarsey se han buscado y encontradomltiples afinidades entre Camus y

    Nietzsche. Desde la enfermedad hasta el rechazo de la doctrina platnico-cristiana de los dos

    mundos72

    y la clara percepcin de la necesidad de valores nuevos, Nietzsche y Camus parecenrespirar un aire comn. Hay un punto sin embargo en que creemos que puede resumirse

    plenamente el sentido de la influencia de Nietzsche en Camus. Son dos palabras: amor fati.

    Decir: Todo mi reino es de este mundo, como hace Camus en El revs y el derecho,es una

    manera de repetir el avasallador s a la vida que pronunci Nietzsche. Si se tiene en cuenta la

    importancia que este desgarrado consentimiento final tomar (como habremos de ver) en las

    ltimas etapas del pensamiento de Camus, no habr ya casi necesidad de aadir nada. Quiz

    67Id.,PL II, p. 1269.68Id.,PL II, p. 1270.69Ct II, OC II, p. 1168.70Cf.,por ejemplo, Pensamientos,trad. Luis Alberto Martn Bar, Romerman ediciones, Santa Cruz de Tenerife,1968; VIII, 567, p. 204: Las dos razones contrarias. Hace falta comenzar por ah: sin eso no se entiende nada, y todoes hertico; y aun al fin de cada verdad hace falta aadir que se recuerde la verdad opuesta, e id.,XIV, 862, p. 313:La fuente de todas las herejas es la exclusin de algunas de estas verdades y la fuente de todas las objeciones quenos hacen los herejes es la ignorancia de algunas de nuestras verdades... Ahora bien, la exclusin es la causa de suhereja...71Esto ha sido sealado por Gatan Picon en Remarques surLa Peste, Les critiques,p. 79.72Cf.J. Sarocchi, Albert Camus philosophe,Les critiques,p. 135.

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    solamente el hecho de que Camus mismo reconoce implcitamente, en un escrito de juventud, que

    sta fue justamente la enseanza que recibi de Nietzsche. Hablando de este filsofo, Camus

    escribe: Hay de hecho algo frentico en su obstinado optimismo. Es una suerte de lucha

    perpetua contra el desaliento, y esto es lo que nosotros hemos encontrado ms atractivo en una

    figura por lo dems tan extraa.73

    /26/ Nietzsche es para Camus la meditacin de la vida, Dostoievski la meditacin de la

    muerte, dice R. M. Albrs, y aade: Lo que le interesa en el autor de Los Posedos es el

    hombre puesto al pie del muro, ante la humillacin, el sufrimiento, la condenacin. 74Camus

    adaptLos posedospara el teatro. En la introduccin de su adaptacin, afirma haberse nutrido de

    esta prodigiosa novela y haberse formado en ella. 75 Pero si bien es cierto que esta obra

    constituye en buena medida una meditacin de la muerte, no es slo esta meditacin lo que

    Camus toma de ella y en general de la obra de Dostoievski en su conjunto, o mejor dicho, no es

    con esas palabras con las que se puede definir el sentido de la influencia de Dostoievski. ste

    significa ms bien la anticipacin proftica del nihilismo que Camus crea ver manifestado en su

    tiempo, y, frente a l, la necesidad de un renacimiento. Camus puede decir que Dostoievski

    domina nuestra literatura y nuestra historia, 76precisamente porque pensaba que este escritor

    haba revelado la trama interna de toda una poca, caracterizada por el vaco moral. As, se ha

    credo mucho tiempo que Marx era el profeta del siglo XX. Ahora se sabe que su profeca ha

    fracasado. Y descubrimos que el verdadero profeta era Dostoievski. Ha profetizado el reino de

    los grandes inquisidores y el triunfo del poder sobre la justicia. 77

    La influencia de Gide sobre Camus es ms literaria que filosfica. Y a decir verdad, fue

    ms una confirmacin que una influencia. Camus relata que cuando su generacin recibi Losalimentos terrestres, con su invitacin a la felicidad, ya ellos hacan profesin, con

    insolencia, de esa felicidad. 78 Pero no cabe duda de que, como dice Ruiz de Santiago, los

    primeros momentos de la obra de Camus estn impregnados por el amor desmesurado que es

    lnea constante en las obras gidianas, 79ni de que Gide fortific en Camus esa orgullosa dicha

    que encontraba en la posesin de los bienes naturales y perecederos, la cual jugara ms tarde un

    papel /27/ importante no slo en el rechazo de bienes sobrenaturales y eternos, sino incluso en el

    descubrimiento del absurdo.

    No hemos podido conocer directamente, por desgracia, la obra de Jean Grenier, que fue

    maestro y amigo de Camus, y probablemente quien ejerci sobre l la mayor influencia desde un

    73Ensayo sobre la msica, Ch II, p. 139.74R. M. Albrs, Albert Camus dans son sicle: tmoin et tranger",La Table Ronde,nm. 146, febrero 1960, p. 9.75Prire dinsrer , P1 I, p. 1886.76Pour Dostoievsky, P1 I, p. 1889.77Questionnaire pour Spectacles,P1 I, p.1891.78Sur Les les de Jean Grenier,Ensayos crticos,P1 II, p. 1157.

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    pensar en ella), 86y posee las virtudes de la rebelin y de la indignacin. 87Un estudio a fondo

    de este tema nos llevara muy lejos y es imposible hacerlo aqu. No obstante sera conveniente

    tener en cuenta en lo que sigue este debate entre dos diferentes actitudes que, en las obras de

    Camus, tan pronto simpatizan, tan pronto rivalizan.

    IV

    El tema de la muerte en el pensamiento de Camus pensamiento cuyos rasgos

    caractersticos, acento interno y medio externo hemos esbozado en lo que precedeno ha sido

    nunca estudiado con el detenimiento que su importancia, a nuestro entender, merece. Tal

    importancia ha sido mencionada y aun subrayada en muchsimos casos, 88pero sus razones nunca

    han sido articuladas ni expuestas /29/ claramente. Ahora bien, un simple recorrido, por superficial

    que sea, por los escritos de Camus, nos advierte ya que la muerte ocupa un lugar preponderante

    entre sus preocupaciones y que acaso sea el tema bsico, la piedra de toque a partir de la cual se

    inician y alrededor de la cual giran todas sus reflexiones.

    Los primeros escritos de Camus, susEscritos juveniles,que es lo ltimo que ha sido publicado de

    l (como Cahiers II),tocan muchas veces el tema de la muerte, principalmente bajo la forma del

    miedo a la muerte. Entre estos pequeos ensayos, quiz el que mejor expresa las preocupaciones

    86Metafsica cristiana y neoplatonismo,P1 II, p. 1309.87A IOC II, p. 362.88Tomamos algunos ejemplos que ilustran bien lo que al respecto suele decirse: M. Lebesque, Camus,Seuil, Paris,1963, p. 31: ...otro acorde que acude muy naturalmente bajo la pluma de Camus: muerteysol...Es el sol, tantocomo la enfermedad, quien ense a Camus que era mortal; B. Masters op. cit., p. 5: La experiencia de unaenfermedad casi fatal e inmerecida enfrent a Camus muy pronto con dos verdades severasla verdad de la muertey el deseo de resistirla. Ambos aspectos de la experiencia laten a travs de sus escritos como una presenciaconstante; P. de Boisdeffre, Metamorfosis de la literatura, trad. de Luis Nez y Luis Alberto Martn Bar,Ediciones Guadarrama, Madrid, 1969, t. III, p. 254: ... la obsesin fundamental que dict su obra: el horror a lamuerte, presente en el corazn del mundo como el gusano en el fruto, ese miedo fsico del animal que ama el solante el destino que le aguarda; A. Parinaud, La vie dun crivain engag, en Camus,Hachette, Pars, 1964, pp. 13-14: Esta certidumbre inscrita en el esplendor de todos los veranos (la evidencia de la muerte), en todos los gozos,esta condenacin no puede ser aceptada sin rebelin. En todos los escritos de Camus, la muerte y la rebelin estn enfiligrana; R. De Lupp, Albert Camus, trad. Juan Bris Montes, Fontanella, Barcelona, 1970, p. 140: Todaexperiencia verdadera desemboca en la muerte, he aqu el pensamiento fundamental de Camus; P. Nguyen-VanHuy,op. cit.,p. 41: ... la muerte encuentra por todas partes lugar en sus escritos. Es contra la muerte y slo contraella que el hombre camusiano debe dirigir la campaa de la felicidad y ganarla. La idea de la muerte es as paralela a

    la idea de la felicidad; ibid,p. 42: Esta dama negra que ha levantado los ltimos momentos de Marcel Proust, yaha obsesionado al joven Camus desde su primera juventud. Es a la vez con ella y contra ella que ha comenzado suobra. Y a todo lo largo de ella, es todava a esta musa macabra a quien debe sus ms grandes momentos deinspiracin y de rebelin... Es un leitmotiv que vuelve todo el tiempo bajo su pluma. Siente el olor de muerte portodas partes, incluso y sobre todo ante los paisajes ms bellos y en los momentos ms felices de su vida; R. Quillot,op. cit., p. 43: El inters que manifiesta Camus por la vejez es tambin atencin a la muerte, y para terminar, lo esESENCIALMENTE; J. Onimus, Camus,Descle de Brouwer, Bruges, 1965, p. 32: En verdad, Camus no ha dejado deestremecerse con el pensamiento de la muerte: su obra est de ello toda oscurecida; M. Mlanon, op. cit.,p. 78:Por su naturaleza, o en virtud de una condenacin desconocida, el hombre es un condenado a muerte... Sus escritos(de Camus) giran alrededor de esta muerte bajo todas sus formas...

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    ntimas del joven Camus es el titulado Intuiciones. En l dice: Tengo miedo de la muerte. Esto

    me ciega. 89Pero tambin en La casa mora, por ejemplo, se halla el mismo tema, 90y otros

    ensayos tratan aspectos de un modo u otro relacionados con la muerte, sobre todo los titulados

    En presencia de la muerte y Perder a un ser querido. Debemos hacer notar que, desde este

    momento, y en toda su obra, Camus nunca /30/ disocia las imgenes de la muerte de las de lavida... 91La muerte feliz,primera novela de Camus (publicada pstumamente como Cahiers I),

    que en muchos respectos prefigura aEl extranjero,tiene casi como nico tema la preparacin del

    personaje central, Patrice Meursault, para alcanzar una muerte consciente (La muerte conscien-

    te es el ttulo de la segunda parte de la novela; Muerte natural, el de la primera):

    Era consciente como deba serlo, sin engao, sin cobarda, a solas frente a frente con su cuerpolos ojos abiertos a la muerte. Se trataba de un asunto entre hombres. Nada, ni un amor ni undecorado, sino un desierto infinito de soledad y de felicidad en el que Meursault jugaba susltimas cartas. 92

    El revs y el derecho, tambin obra de juventud, primera de las publicadas en vida de

    Camus, consta de cinco ensayos cuyo nico teln de fondo es la muerte. El primero, La irona,

    comienza: Hace dos aos conoc a una vieja mujer. Padeca una enfermedad de la que haba

    credo que morira, 93y termina: La muerte para todos, pero a cada cual su muerte. Despus de

    todo, el sol nos calienta hasta los huesos. 94El segundo, Entre el s y el no, termina con este

    alegato: Que no nos vengan con cuentos. Que no nos digan del condenado a muerte: Va a pagar

    su deuda con la sociedad, sino: Le van a cortar la cabeza. No parece nada, pero es una pequea

    diferencia. Y despus hay gente que prefiere mirar su destino a los ojos.95

    Basta dar el ttulo deltercero: La muerte en el alma. El cuarto, Amor a la vida quiz el que ms importancia

    filosfica tiene, habla de ese amor a la vida, una pasin silenciosa por la que quiz se me iba a

    escapar, una amargura bajo una llama. 96 En el quinto y ltimo, El revs y el derecho, la

    historia de una mujer que construye su tumba y la visita todos los das y se hace amortajar en

    vida, es el pretexto para formular algunas reflexiones sobre la vida y la muerte, el tiempo y la

    felicidad, que culminan con estas palabras: La gran valenta sigue siendo la de /31/ tener

    abiertos los ojos a la luz como se los tiene a la muerte. Por lo dems, cmo decir cul es el lazo

    89Intuiciones, Ch II, p. 168.90La casa mora, Ch II, p. 189.91P. Viallaneix, op. cit.,Ch II, p. 15.92MF, Ch I, p. 169.93OC II, p. 48.94OC II, p. 55.95OC II, p. 63.96OC II, p. 77.

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    publicada, porque El primer hombre qued inconclusa y lo que hay de ella no ha sido, que

    sepamos, publicado), relata: ... el pensamiento de la muerte hizo irrupcin en mi vida cotidiana.

    Sopesaba los aos que me separaban de mi fin. Buscaba ejemplos de hombres de mi edad que

    estuvieran ya muertos. Y estaba atormentado por la idea de que no tendra tiempo para cumplir

    mi tarea,106

    y para l, la historia universal es en verdad la historia de la muerte: As nacen,querido, los imperios y las iglesias, bajo el sol de la muerte. 107Pero adems, el suceso clave de

    la trama, el que provoca la cada de Clamence y desata las reflexiones morales (y ms que

    morales) que constituyen el tema de la obra, es la muerte de una muchacha en las aguas del Sena,

    suceso cuya importancia queda acentuada por la evocacin que se hace de l en el tenso pasaje

    final. Casi es intil decir que en el Mito de Ssifo,del que el propio Camus afirma: El tema de

    este ensayo es precisamente esta relacin entre el absurdo y el suicidio, la medida exacta en la

    que el suicidio es una solucin a lo absurdo, 108la muerte ocupa, como se ha dicho, el lugar de

    honor. 109 El hombre rebelde, segundo ensayo de carcter relativamente filosfico, que

    comienza con las palabras: Hay crmenes de pasin y crmenes de lgica, 110 se propone,

    segn/33/ declara Camus, proseguir, ante el crimen y la rebelin, una reflexin iniciada en torno

    al suicidio y la nocin de absurdo. 111El ttuloReflexiones sobre la guillotinaes suficiente para

    anunciar el tema de este que es uno de los ltimos escritos de Camus. A pesar de que la temtica

    aparente de los ensayos deEl veranono incluye a la muerte, sta tiene en el fondo de la obra una

    importancia capital, como esperamos poner de manifiesto en este trabajo a travs de las citas que

    haremos de ella. Algo semejante sucede, finalmente, con el ltimo libro de relatos de Camus,El

    exilio y el reino,donde la muerte aparece envuelta en medio de una profusin de temas distintos.

    Slo en algunos de los relatos, sin embargo, el tema ocupa un lugar relativamente secundario.Pero, desde luego, no basta saber que todos los escritos de Camus tratan el tema de la

    muerte de una manera o de otra para decidir que ste es el tema fundamental de su pensamiento.

    Y, a decir verdad, no suponemos que lo sea. El pensamiento de Camus no puede reducirse en

    modo alguno a una reflexin sobre la muerte. Es, antes que nada, una reflexin sobre el hombre y

    sobre su condicin, en el ms amplio sentido en que esto pueda entenderse. Afirmamos, esto s,

    que dentro de esta reflexin el tema de la muerte juega un papel de primer orden, un papel

    esencial y decisivo, como puede invitar a sospechar el recorrido que acabamos de hacer. Camus

    no es, pues, un filsofo de la muerte, ni nosotros pretendemos hacerlo pasar por tal. Camus es,

    si as se puede decir, un filsofo del hombre y de su vida, de su condicin y sus problemas.

    106OC I, p. 526.107 OC I, p. 550.108MS, OC II, p. 127.109P. Nguyen-Van-Huy, op. cit.,p. 44.110OC II, p. 587.111HR, OC II, p. 589.

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    Nuestro trabajo no es, esencialmente, un estudio acerca de las opiniones o pensamientos de

    Camus relativos a la muerte, sino un estudio que, dedicndose a ofrecer una interpretacin del

    pensamiento integral de Albert Camus, de aquella reflexin sobre el hombre y su condicin,

    intenta destacar el papel que juega el tema de la muerte en ese pensamiento y en esa reflexin. A

    lo mucho, creemos poder demostrar con l que la perspectiva filosfica global de Camus estdeterminada implcitamente por la postura que adopta ante el hecho de la muerte.

    Con esto anunciamos ya que emplearemos el mtodo de interpretacin. Considerando el

    conjunto de la obra de Camus como un todo homogneo, sin distinciones de gnero, disciplina o

    categora, /34/ intentamos someterlo a una interpretacin que consiga hacer de l un cuerpo de

    conocimiento (o de opinin al menos) relativamente articulado y estructurado. Lo que

    proponemos no es, pues, sino una posibilidad de interpretacin del pensamiento de Camus, la

    cual, por otra parte, no puede aspirar a ser la nica. En otras palabras, proponemos una hiptesis

    de lectura (pero lectura filosfica) de la obra de Camus. Las hiptesis distintas a la nuestra, que

    han tomado como hilo conductor temas distintos al de la muerte, no han escaseado. 112No ha

    habido ninguna, sin embargo, que se deje conducir por el tema que nos parece el ms importante

    del pensamiento de Camus, el tema de la muerte.

    V

    El tema de la muerte, en efecto, sirve en primer lugar como hilo conductor de nuestra

    interpretacin. Todos los dems temas que trataremos sern estudiados de tal manera que resulte

    clara la relacin en que se encuentran con el tema de la muerte. Esto significa simplemente que eltema de la muerte es el elemento que mejor parece unificar el pensamiento de Camus. Gracias a

    l, por tanto, este pensamiento puede constituiren nuestra interpretacinuna unidad.

    A este respecto, puede ser til recordar la dificultad en ocasiones mencionada de considerar

    la obra y el pensamiento de Camus como una unidad. Generalmente, se reconocen en su obra

    fases o ciclos diferentes, de acuerdo con afirmaciones propias de Camus: Mi pensamiento, dice,

    pasa por fases diferentes. La primera fase ha sido la del absurdo. A esta fase pertenecen El

    extranjero, Ssifo y Calgula.La segunda es la de la rebelin: La peste, Los justosy el ensayo que

    estoy escribiendo (El hombre rebelde). La tercera ser la del amor. 113 La obra de Camus,

    ciertamente, se realizaba obedeciendo a un plan que las circunstancias por una parte, laejecucin, por otra parte, modifican; 114y este plan comprenda aquella distincin de fases. Por

    112A este respecto, son temas comunes los de la rebelin, la justicia, la libertad, la felicidad, el absurdo, la moral.Tampoco son stos los nicos.113F. Rauhut, Du Nihilisme a la Mesure et a lAmour des Hommes , Camus devant,p. 19.114Rponses a Jean-Claude Brisville, P1 II, p. 1921. Tambin en J.-C. Brisville, Camus,Gallimard, Pars, 1959, p.187.

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    claros ejemplos. Se ha llegado a decir que en Camus se observa una radical ambigedad en la

    experiencia del ser. 119El lenguaje de Camus est lleno de parejas de conceptos contrarios, lo

    cual se refleja antes que en otra parte en los ttulos de sus obras. Revs y derecho, exilio y reino,

    familiar y extrao, solitario y solidario, amor y odio, unin y separacin, s y no, baan las obras

    de Camus y llaman la atencin sobre alguna dualidad esencial que debe hallarse en el fondo desu pensamiento. Aunque de esta dualidad hablaremos tambin a su tiempo, queramos tan slo

    poner el acento desde ahora en una cuestin que vale la pena tener en cuenta y que quiz pueda

    ser til como una orientacin en el camino hacia el lugar desde el cual Camus, por decirlo as,

    miraba la vida y hablaba de ella.

    Puesto que nuestro trabajo pretende abarcar el pensamiento completo de Albert Camus

    con la intencin reconocida de destacar el hecho de que la muerte juega en todo l y en cada

    una de sus partes un papel primordial, y de que precisamente por ello puede ese pensamiento

    concebirse como un todo coherente y unitario, no es de esperar que cada punto sea tratado con

    la profundidad que merecera considerado aisladamente. El pensamiento de Camus, en efecto,

    recorre un vasto campo de materias y temas filosficos (y tambin polticos). Nosotros hemos

    decidido hacer el recorrido completo. Pero esto mismo nos impide detenernos en cada punto y

    examinarlo en detalle hasta agotarlo. Numerosas cuestiones filosficamente importantes, muchas

    de las cuales exigen una mayor y mejor explotacin, sern tratadas aqu, por as decirlo, a vuela

    pluma. Por abarcar mucho, pecamos de apretar poco. Esto, /37/ que podra fcilmente

    considerarse como una falla de nuestro trabajo, es a nuestro entender el principal mrito que

    pudiera tener. Toda posible profundizacin en algn punto requiere que previamente se haya

    trazado el marco que permita situarlo adecuadamente. As pues, ofrecer una visin de conjuntodel pensamiento de Camus, en la cual se pongan de manifiesto las lneas de fuerza que lo guan y

    las ideas bsicas que lo sostienen, es en realidad la condicin de posibilidad para cualquier

    discusin de temas especficos, discusin que por tanto debe ser posterior.

    En vista de las dificultades que sealamos en el primer punto de esta Introduccin, no

    podemos aventurarnos a determinar el valor filosfico que pudiera tener una interpretacin que

    toma como hilo conductor el tema de la muerte, y no otra categora ms propiamente filosfica.

    Camus ha dicho: De la muerte y de los colores no sabemos discutir. Y, sin embargo, es lo que

    importa de este hombre que est delante de m... 120 Por lo dems, creemos que no se puede

    esperar demasiado de un estudio que se enfrenta, ms que a un sistema de pensamiento, ms quea argumentos racionalmente encadenados, a un grito salvaje como llama Jean Grenier a lo

    que se escucha en las obras de Camus, el grito de una bestia injustamente herida, an ms que

    119J. Ruiz de Santiago, op. cit.,p. 76.120B, OC II, p. 95.

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    El pensamiento de Camus, en suma, presenta dos dimensiones: una dimensin metafsica,

    desde la que se considera al hombre en su condicin metafsica o absoluta; y una dimensin

    histrica, desde la que se considera al hombre en su condicin histrica o relativa. 122

    /39/ La tesis de que la muerte es el factor determinante de la condicin humana se sostiene,

    desde luego, aun habiendo establecido la anterior distincin. La muerte es tanto el factordeterminante de la condicin metafsica del hombre como el factor determinante de la condicin

    histrica, as como de su superposicin. En este sentido puede afirmarse que la muerte unifica la

    condicin humana. No otra cosa quiere decir Camus, implcitamente, cuando declara: La peste

    tiene un sentido social y un sentido metafsico. Es exactamente lo mismo. Esta ambigedad es

    tambin la deEl extranjero. 123La unificacin de la condicin humana, as entendida, no indica

    ms que la preeminencia de la condicin metafsica sobre la condicin histrica. La muerte es

    ante todo un hecho metafsico, necesario, absoluto, fatal, y slo secundariamente, o si se quiere,

    impropiamente, un hecho histrico, contingente, relativo, evitable.

    La distincin entre una condicin metafsica y una condicin histrica no es la nica que

    aparece en el pensamiento de Camus. Siendo la muerte el factor determinante de la condicin

    humana, la concepcin que se tenga de esta condicin puede ser diferente dependiendo de la

    manera como la muerte sea comprendida o asumida. La tercera premisa de nuestra interpretacin

    consiste en reconocer que la obra de Camus presenta dos maneras distintas de comprender o de

    asumir la muerte: la primera como un hecho irracional, la segunda como un hecho racional. Por

    lo pronto, entendemos por hecho racional aquel que puede ser inscrito en un orden o en una

    concepcin racional (o pretendidamente racional) del mundo; y por hecho irracional aquel para

    el cual no puede hallarse una explicacin satisfactoria dentro de ningn orden o concepcin. Estaltima distincin se suma a la distincin entre condicin metafsica y condicin histrica, de tal

    manera que la condicin humana puede ser estudiada en el pensamiento de Camus (ms

    precisamente, en su obra,como veremos) bajo cuatro rubros diferentes: 1) condicin metafsica

    irracional; 2) condicin metafsica racional; 3) condicin histrica irracional; y 4) condicin

    histrica racional. 124

    /40/ Debemos aclara que las dos distinciones que nuestra interpretacin establece (la

    primera entre una condicin metafsica y una condicin histrica, y la segunda entre dos maneras

    122Es importante aclarar lo siguiente: La distincin entre una dimensin metafsicay una dimensin histrica es unadistincin delpensamiento de Camus. La distincin entrecondicin metafsicay condicin histricaes una distin-cin de lacondicin del hombre. Es el pensamiento de Camus el que tiene dos dimensiones;es la condicin humanala que se divide, segn nuestra interpretacin del pensamiento de Camus, en dos condiciones.123Ct II, OC II, p. 1147.124Las dos distinciones que hasta aqu hemos establecido y por tanto esta cudruple manera de abordar el estudiodel pensamiento de Camusnos fueron inicialmente sugeridas por la valiosa obra de Donald Lazere, The uniquecreation of Albert Camus(vase especficamente el captulo 2, Metaphysical and Social Courtrooms, pp. 28-51),de la cual nos reconocemos deudores.

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    de asumir la muerte y, por consiguiente, entre dos maneras de concebir la condicin humana, una

    irracional y otra racional) tienen sentidos categorialmente diferentes. En efecto, la distincin

    entre una condicin metafsica y una condicin histrica es una distincin que podemos llamar

    real (u objetiva), esto es, se da en la cosa misma y es independiente del hombre de cuya

    condicin se trata. Por su parte, la distincin entre una concepcin irracional y una concepcinracional de la condicin humana es una distincin conceptual(o subjetiva), esto es, no se da en la

    cosa misma sino que depende del sujeto (del hombre de cuya condicin se trata, o bien de quien

    intenta estudiar y definir dicha condicin). Ahora bien, en el pensamiento de Camus concurren

    ambas distinciones y, por tanto, las cuatro maneras diferentes de considerar la condicin humana

    que hemos enumerado. Camus, de hecho, asume la condicin humana de modos diferentes en

    diferentes lugares de su obra, modos que, en definitiva, se reducen a aquellos cuatro. Ser

    cuestin entonces de distinguir tambin en el curso de nuestro trabajo entre esos cuatro modos

    diferentes. Por supuesto, es indispensable exigirle a Camus una sola postura en lo que se refiere

    al menos a la manera de concebir la condicin humana, sea como irracional, sea como racional.

    Esta exigencia no ser olvidada en nuestro trabajo. Distinguir entre la obra de Camus y su propio

    pensamiento ser a este respecto necesario.

    /41/ Por ltimo, como cuarta premisa de nuestra interpretacin, afirmamos que el

    pensamiento de Camus slo puede comprenderse (o quiz debemos decir tan slo que puede

    comprenderse mejor) si se distinguen en l dos aspectos o dos campos diferentes. El primer

    campo lo constituye el estudio de la condicin humana propiamente dicha la postulacin de sus

    elementos y factores, las relaciones entre stos, etctera. El segundo campo comprende el estudio

    (o la descripcin) de la actuacin del hombre dentro y en razn de esa condicin. Esta actuacindel hombre es entendida en Camus siempre como una reaccin ante su condicin. Tal reaccin es

    en todos los casos una rebelin.Es por esto que, en nuestro trabajo, nos referiremos en cada caso,

    primero, a la condicin del hombre y, despus, a la rebelin correspondiente a esa condicin. En

    el curso del trabajo, sin embargo, esperamos afinar algo ms estos conceptos. En particular,

    sealaremos que lo que hemos llamado hasta aqu condicin humana puede denominarse

    tambin circunstancia del hombre, y que dicha circunstancia o condicin, el entorno del

    hombre, debe distinguirse de lo que llamaremos la condicin integral del hombre, la cual

    comprender, a la vez, aquella condicin o circunstancia y la rebelin del hombre inmerso en

    ella.Podemos delinear ahora el plan de nuestro trabajo. ste se divide en dos partes principales.

    En la primera parte estudiamos la condicin metafsica irracional y la condicin metafsica

    racional, agrupadas ambas bajo la denominacin de dimensin metafsica. En el captulo primero

    de esta parte, dedicado a la condicin metafsica irracional, estudiamos, en una primera seccin,

    la condicin propiamente dicha, y en una segunda seccin, la rebelin correspondiente. En el

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    /43/ PRIMERA PARTE

    DIMENSIN METAFSICA

    La inquietud nace del corazn de losvivos. Pero la calma volver a cubrireste corazn vivo: he aqu toda miclarividencia.

    Albert Camus,Bodas

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    /45/ CAPTULO1

    CONDICIN METAFSICA IRRACIONAL

    1.1. LA CONDICIN ABSURDA

    1.1.1.La ausencia de Dios

    Para delimitar y definir la condicin metafsica del hombre, el problema de Dios tiene en el

    pensamiento de Camus una importancia decisiva. Llamamos problema de Dios, principalmente,

    a la cuestin acerca de su existencia, pero tambin a las diversas cuestiones relativas al puesto

    que ocupa y el papel que desempea en el universo, y a la funcin que cumple la idea que el

    hombre tiene de l. La decisin que se adopte en cuanto al problema de Dios determinar, en

    cierto sentido que ser precisado, la idea que se tenga sobre la condicin metafsica del hombre.

    Sin embargo, pocos temas estn tratados en la obra de Camus con mayor ambigedad. Y es

    precisamente a causa de esta ambigedad que pueden distinguirse dos maneras diferentes de

    asumir la muerte, la una como algo irracional y la otra como algo racional. A grandes rasgos,

    puede decirse que la negacin de la existencia de Dios conduce a asumir la muerte como

    irracional, y que la afirmacin de su existencia, por el contrario, conduce a asumirla como

    racional. En el primer caso se sostendr una concepcin de la condicin metafsica del hombre

    dominada por cierta irracionalidad, mientras que en el segundo esa concepcin estar dominada

    por cierta racionalidad. Esto, sin embargo, debe ser precisado.Estudiamos, pues, la posicin de Camus frente al problema de Dios como el primero de los

    elementos de su concepcin de la condicin metafsica del hombre. Se trata, por el momento, de

    describir la condicin metafsica del hombre en tanto determinada por la muerte asumida como

    algo irracional. Segn lo dicho, la negacin de la existencia de Dios es, en general, la premisa que

    lleva a asumir la muerte de esa manera. No obstante, y sta ser ya una primera precisin,

    debemos esclarecer qu tipo de negacin es la que Camus sostiene en este caso. Pues, en efecto,

    en ningn lugar de su obra encontramos ninguna aseveracin que niegue de manera /46/

    categrica la existencia de Dios, y s encontramos, en cambio, en varios lugares, cierta reticencia

    a formularla. EnEl mito de Ssifo,por ejemplo, despus de declarar: El absurdo, que es el estadometafsico del hombre consciente, no conduce a Dios, aclara en una nota a pie de pgina: Yo

    no he dicho excluye a Dios, lo que sera tambin afirmar. 1Cul es entonces el sentido del

    atesmo de Camus?

    1 MS, OC II, p. 152.

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    de que no haya respuesta; 13Mara al final, se encomienda a Dios e implora su piedad, pero un

    personaje anciano, que durante toda la obra ha permanecido mudo y que simboliza, segn Camus

    mismo, a Dios, responde nicamente: No! 14El silencio de Dios, como dice Paul Viallaneix,

    no comprueba la inexistencia de Dios. 15As, el atesmo de Camus, a diferencia del de Sartre, por

    ejemplo, no tiene el sentido de una negacin categrica de la existencia de Dios. Camus nointenta nunca demostrar que Dios no existe, no proporciona argumentos ni refuta los que ofrece

    la historia de la filosofa. Atesmo, en su caso, y si la palabra es aplicable a ello, significa la

    comprobacin de la ausencia de Dios. Sin saber si Dios existe o no, sin pronunciarnos al respecto,

    podemos comprobar su ausencia de este mundo, la cual, para Camus, tiene toda la fuerza de una

    evidencia. La ausencia de Dios constituye, en Albert Camus, un axioma, 16y es justamente esta

    ausencia lo que en realidad encontramos en sus obras de ficcin. Ningn sentido, ninguna

    experiencia, /48/ nos dicen nada acerca de Dios; segn Camus, es por no poder imaginar a Dios

    por lo que tenemos que declarar su ausencia, entendiendo imaginacin, segn veremos, como

    captacin de la realidad. Dios es un ser inimaginable, esto es, no se manifiesta en la realidad

    sensible. 17La ausencia de Dios significa que el hombre no tiene constancia de su existencia.

    Podemos decir ahora que la indecisin acerca de la existencia de Dios, le da un peso

    especial a la comprobacin de su ausencia. En efecto, ante la ausencia de Dios, su existencia se

    convierte en una cuestin de eleccin, de apuesta. Camus ha elegido, ha hecho ...una apuesta

    libertina que es la rplica de la apuesta pascaliana 18 y que consiste en actuar y vivir

    independientemente de Dios, como si Dios no existiera. Lo que debe ser puesto en claro es que

    esta apuestaapostar a que Dios no existe, sin decir si existe o noes la nica consecuente con

    la ausencia de Dios y que es inevitable si se toma en cuenta el mtodo adoptado por Camus.19

    Nila razn ni los sentidos nos hablan de Dios, y por ello, aunque tampoco nos digan que no existe,

    podemos comprobar su ausencia, primero, y despus, decidir vivir al margen de su posible

    existencia. La incredulidad de Camus... tiene su origen en el poder de desmistificacin de la

    razn humana. La razn, para l, no puede servir de ayuda para conocer la verdad de la

    Revelacin... 20 Si Camus ha decidido siempre guiarse por aquello de lo cual no pueda dudar, la

    apuesta por una vida y un mundo al margen de Dios es congruente con la comprobacin de su

    13M, OC I, p. 878.14M, OC I, p. 916.15Cf. P. Viallaneix, L incroyance passionne d Albert Camus, Les critiques,pp. 120-121.16Ginestier,Pour connaitre la pense de Camus,Bordas, Pars-Montreal, 1964, p. 23.17Cf.J. Grenier, Prface a P1 I, p. xii.18HR, OC II, p. 618.19Cf.arriba, Introduccin, pp. 17 y 18.20Fritz Paepcke, Le sens de Lethisme chez Albert Camus, Camus devant,pp. 97 y s.

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    trascendente del mundo es justamente el que estara dado por Dios y cuya ausencia es el segundo

    de los elementos de la condicin metafsica del hombre. El sentido inmanente es aquel que el

    hombre dara al mundo y del cual no nos ocuparemos por el momento. Esta distincin es, como

    veremos, central en el pensamiento de Camus. Una segunda ambigedad se refiere al significado

    de la palabra mundo, la cual denota a veces la realidad en su totalidad, incluida la existenciahumana, y a veces esa misma realidad pero excluyendo al hombre. Ahora bien, la significacin

    que pueda tener la cuestin del sentido del mundo slo puede ser aclarada al estudiar la nocin

    de razn humana. Pues, en efecto, Camus reconoce en la razn humana la nica instancia vlida

    para decidir acerca de la cuestin del sentido.

    Aunque Camus no define nunca explcitamente lo que entiende por razn, es posible

    concluir que ella significa para l, simplemente, capacidad para comprender: Lo que yo no

    comprendo, no tiene razn. 26Y comprender, a su vez, como lo ha visto claro Ramn Xirau, no

    es otra cosa en Camus que unificar. Platn, Aristteles, Camus pensaron que conocer es

    unificar. 27En palabras de Camus, unificar es hacer familiar la apariencia bajo el rostro de un

    gran principio. 28Este gran principio no puede ser otro que el principio de razn suficiente, el

    cual constituira la explicacin ltima de por qu las cosas son y por qu son como son y no de

    otra manera. Es claro que este principio mostrara el verdadero fundamento, no slo del

    conocimiento, sino de la existencia misma de las cosas, es decir, del mundo. Unificar, por lo

    tanto, sera reducir todas las cosas, el mundo, a su fundamento. En lugar de fundamento, Camus

    prefiere la palabra unidad. As,

    cualesquiera que sean los juegos de palabras y las acrobacias de la lgica, comprender es antetodo unificar. El deseo profundo del espritu, incluso en sus ms evolucionados movimientos,alcanza al sentimiento inconsciente del hombre ante su universo: es exigencia de familiaridad,apetito de claridad... Esta nostalgia de /51/ unidad, este apetito de absoluto, ilustra elmovimiento esencial del drama humano. 29

    La cuestin del sentido del mundo es as, en conclusin, la cuestin del fundamento. Se

    entiende por ello que el sentido no pueda ser, al menos originalmente, ms que un sentido

    trascendente. Fundamento implica, necesariamente, trascendencia.

    Mlanon afirma que la palabra sentido en Camus equivale unas veces a significacin,

    es decir, relacin con un orden lgico en el cual el mundo cobrara inteligibilidad, y otras veces aorientacin, es decir, finalidad, relacin con una meta o destino hacia el cual el mundo tendera.

    26MS, OC II, p. 143.27 R. Xirau, Comentario,Universidad Veracruzana, Xalapa, Mxico, 1960, p. 31.28MS, OC II, p. 154.29MS, OC II, pp. 135-136.

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    privada de luz, donde uno est alimentando animales ciegos. 48Es tambin el tema de La peste,

    deEl exilio y el reinoy, parcialmente, deEl verano.49El hombre, en un mundo que no satisface

    las exigencias de su naturaleza racional, es un exiliado: ... en un universo privado

    repentinamente de ilusiones y de luces, el hombre se siente /54/ un extranjero. Este destierro no

    tiene recurso, puesto que est privado de los recuerdos de una patria perdida o de la esperanza deuna tierra prometida. 50Camus pens incluso definir alguna vez una filosofa del exilio:

    Puesto que la palabra existencia encierra algo que es nuestra nostalgia, pero puesto que almismo tiempo no puede evitar el extenderse a la afirmacin de una realidad superior, nosotrosno la conservaremos ms que bajo una forma convertida llamaremos filosofa inexistencial,lo cual no lleva consigo una negacin, a la que pretende nicamente dar cuenta del estado delhombre privado de... La filosofa inexistencial ser la filosofa del exilio. 51

    Sin esa realidad superiorque hay que identificar sin duda con la unidad fundamental y

    trascendente a que nos hemos referido, y tambin, finalmente, con Dios los hombres sonextraos ciudadanos del mundo, exiliados en su propia patria. 52La idea de que el exilio tiene

    lugar en la propia patria es fundamental para comprender la concepcin de Camus de la

    condicin metafsica del hombre. En primer lugar, destaca, una vez ms, la insatisfaccin que el

    mundo hace nacer en el hombre. Pero, sobre todo, afirma al mismo mundo como la nica patria

    del hombre.

    El mundo, esta realidad irracional, resulta afirmado precisamente en el mismo momento en

    que es negada toda trascendencia. Camus ha decidido permanecer en la inmanencia. Esta decisin

    tiene el mismo sentido que la eleccin de que hablamos cuando tratamos la ausencia de Dios;

    pero hay que entender que no es una decisin hecha a posteriori, sino que, como resultado

    inmediato del mtodo de Camus, se encuentra ya en la raz misma de su pensamiento.

    Suprimido el sentido de la vida, queda todava la vida. 53As, por una transmutacin a la que se

    puede estar tentado de calificar de paradjica, el lugar del exilio se convierte en reino. Dejad,

    pues, a los que quieren volver las espaldas al mundo... En esta hora, todo mi reino es de este

    mundo. 54 La decisin de permanecer /55/ en la inmanencia, la que podemos llamar incluso

    exaltacin de la inmanencia, adquiere en Camus, una vez comprobada la ausencia de Dios,

    48M, OC I, p. 914.49Cf. Mlanon, op. cit., p. 70.50MS, OC II, p. 127.51Ct II, OC II, p. 1189.52HR, OC II, p. 827.53HR, OC II, p. 637.54RD, OC II, p. 81.

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    concepciones de la condicin metafsica del hombre, en las cuales la muerte se asume de dos

    maneras diferentes. Pero hay que observar que la idea de Camus acerca de la muerte sigue siendo

    la misma en ambas concepciones. Lo que modifican las diferentes asunciones de la muerte (como

    algo racional o como algo irracional) es solamente la insercin de la muerte en un orden (orden

    racional o caos irracional), con todas las consecuencias que se derivan de ello.En este apartado expondremos, en primer lugar, la idea de Camus sobre la muerte, de la

    cual hemos dicho que no presenta ninguna ambigedad y que permanece invariable

    independientemente de la concepcin metafsica que se sostenga. En segundo lugar, estudiaremos

    la asuncin de la muerte como algo irracional, es decir, su insercin en la concepcin de la

    condicin metafsica del hombre caracterizada por su irracionalidad. 63

    La muerte es para Camus, en primer lugar, una realidad universal, un hecho inherente al

    mundo. Las afirmaciones en este sentido no dejan dudas. El orden del mundo est regido por la

    muerte, dice /58/ el doctor Rieux en La peste, 64y Martha, en El malentendido, este mundo

    (est hecho) para morir. 65En El estado de sitio se dice que este mundo es el lugar donde se

    asiste a la muerte universal, 66 y El extranjero reafirma esta idea al decir que Todos eran

    privilegiados. Tambin a los otros se les condenara un da, 67pues, como en El mito de Ssifo,

    a fin de cuentas se trata de morir. 68El hombre rebeldevuelve a insistir sobre la universalidad

    de la muerte; ah se afirma que la pena de muerte generalizada define la condicin de los

    hombres, 69 y que esta condicin (est) regida por la pena de muerte generalizada; 70 ms

    adelante se habla del mundo de los condenados a muerte. 71

    En segundo lugar, la muerte, la mortalidad, es cierta y evidente.El mito de Ssifolo afirma

    claramente: Conozco otra evidencia: ella me dice que el hombre es mortal.72

    Calgula reconoceque la mortalidad es una verdad muy sencilla y muy clara. 73En varios lugares se expresa esta

    idea al identificar a la muerte con la fatalidad por excelencia o al considerarla la nica fatalidad.74Camus habla de la parte matemtica del acontecimiento 75de la muerte. Por otra parte, puede

    considerarse como una afirmacin ms, aunque indirecta, de la evidencia de la mortalidad esta

    63En el apartado siguiente veremos que dicha condicin no debe calificarse propiamente de irracional, sino ms biende absurda, segn la distincin que ah estudiaremos.64P, OC I, p. 303.65M, OC I, p. 894.66ES, OC I, p. 934.67E, OC I, p. 179.68MS, OC II, p. 133.69HR, OC II, p. 607.70HR, OC II, p. 677.71Ibid.72MS, OC II, p. 136.73Cg, OC I, p. 718.74Cf.,por ejemplo, HR, OC II, pp. 628 y s., y sobre todo Ct II, OC II, p. 1052: Existe una fatalidad nica, que es lamuerte, y fuera de ella ya no hay fatalidad.

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    condenados a muerte que hubiesen escapado al mecanismo implacable, desaparecido antes de la

    ejecucin, roto el cordn de agentes. 104

    /64/ Cabra en este lugar una nueva alusin al mtodo de Camus. Hemos dicho 105que la

    decisin de permanecer en la inmanencia, al igual que la apuesta por la inexistencia de Dios, son

    el resultado inmediato del mtodo de Camus. Ahora bien, si es verdad, como l dice, que losmtodos implican metafsicas, hay que buscar en la raz de su concepcin metafsica la raz de su

    mtodo. Nosotros hallamos que lo nico invariable en la concepcin de Camus de la condicin

    metafsica del hombre era su idea de la muerte. Encontramos tambin (y ello ser reafirmado

    nuevamente en el apartado siguiente) que esta idea de la muerte era la que determinaba los

    distintos elementos de su concepcin acerca de la falta de sentido del mundo (irracionalidad,

    nostalgia, exilio...). Podemos entonces afirmar, provisionalmente, que la idea de la muerte es en

    Camus la raz misma de su concepcin metafsica, y, por tanto, la raz de su mtodo. Pero esta

    afirmacin no recibir su ltima confirmacin sino en el apartado siguiente.

    1.1.4.La muerte como el factor determinante de la condicin absurda

    La condicin metafsica del hombre, segn la concepcin que asume la muerte como

    irracional, ha quedado hasta ahora caracterizada por tres factores: la ausencia de Dios, la falta de

    sentido del mundo y la mortalidad. En este apartado trataremos de precisar las relaciones entre

    estos tres factores y alcanzar una definicin final de esa condicin. Frente a la ausencia de Dios y

    la irracionalidad del mundo, se manifiesta la nostalgia de unidad y de racionalidad como una

    exigencia propiamente humana. Frente a la mortalidad, se manifestaba, tambin como unaexigencia propiamente humana, el afn de inmortalidad. Si se considera que una condicin es

    solamente el entorno de una cosa, el conjunto de circunstancias en medio de las cuales una cosa

    se encuentra, entonces, propiamente hablando, slo aquellos tres factores quedan comprendidos

    en la definicin de la condicin humana. Pero si consideramos ahora que una condicin es la

    situacin integral en que una cosa se encuentra, el estado de una cosa en virtud de encontrarse

    rodeada por aquellas circunstancias y no slo estas circunstancias mismas, entonces /65/

    debemos tambin incluir dentro de la condicin humana a las exigencias del hombre que se

    manifiestan ante aquellos factores. El hombre es el hombre, y su circunstancia es su

    circunstancia; pero la condicin integral del hombre puede concebirse sin duda como hombre ycircunstancia. La ausencia de Dios, la falta de sentido del mundo, la mortalidad, constituyen as la

    circunstancia del hombre; la nostalgia es lo pr