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“No conozco mi voz” ( Barthes, Roland. Roland Barthes por Roland Barthes, 1995, p. 80.) Llegando al final de su enseañanza, Jacques Lacan nos advierte sobre el error en que caeriamos al considerar la trascendecia un registro respecto de otro. Sin embargo, la transmisión de su enseñanza no parece escapar, aun teniendo presente dicha advertencia, a la tentacion de olvidarla y abrazarse al simbolico, al real, o al imaginario. Nos vemos asi llevados a mencioanr una primera aclaracion: la imagen, como elemento mas representativo del imaginario, no puede ser pensada independientemente del resto de los registros, y cualquier especificidad que se pretenda delimitar respecto de esta ultima merece ser acompañada de ciertas puntualizaciones en relacion a aquellos.La supremacia de la imagen en la realidad moderna, nos exige entonces aclarar el estatuto de la imagen a la que nos referimos, mas que las condiciones a las que debe su supremacia. * Según un dicho popular, no habriamos de impresionarnos al comer desechos, ya que millones de moscas no pueden equivocarse. En efecto, si caminamos por la ciudad y nos encontramos con un aglomerado de gente, nuestra curiosidad no tardara en despertarse. Sea lo que sea, algo para ver debe habitar el centro de dicha aglomeración y pocos querran perderse, comandados por la inherente tendencia escoptofilica que habita al humano, dicho espectáculo. Si entre la gente lograsemos hacernos un lugar, asomarnos al objeto que atrae la atención de tantos individuos, y nos encontrasemos con un cadáver, diversas son las reacciones a la que estariamos expuestos. En efecto, ante dicho objeto, alguien puede ser impresionado y salir de la aglomeración con la imagen fijada, e invadido por una angustia

La Imagen Que Drita

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“No conozco mi voz”

( Barthes, Roland. Roland

Barthes por Roland Barthes,

1995, p. 80.)

Llegando al final de su enseañanza, Jacques Lacan nos advierte sobre el error en

que caeriamos al considerar la trascendecia un registro respecto de otro. Sin

embargo, la transmisión de su enseñanza no parece escapar, aun teniendo

presente dicha advertencia, a la tentacion de olvidarla y abrazarse al simbolico, al

real, o al imaginario.

Nos vemos asi llevados a mencioanr una primera aclaracion: la imagen, como

elemento mas representativo del imaginario, no puede ser pensada

independientemente del resto de los registros, y cualquier especificidad que se

pretenda delimitar respecto de esta ultima merece ser acompañada de ciertas

puntualizaciones en relacion a aquellos.La supremacia de la imagen en la realidad

moderna, nos exige entonces aclarar el estatuto de la imagen a la que nos

referimos, mas que las condiciones a las que debe su supremacia.

*

Según un dicho popular, no habriamos de impresionarnos al comer desechos, ya

que millones de moscas no pueden equivocarse. En efecto, si caminamos por la

ciudad y nos encontramos con un aglomerado de gente, nuestra curiosidad no

tardara en despertarse. Sea lo que sea, algo para ver debe habitar el centro de

dicha aglomeración y pocos querran perderse, comandados por la inherente

tendencia escoptofilica que habita al humano, dicho espectáculo.

Si entre la gente lograsemos hacernos un lugar, asomarnos al objeto que atrae la

atención de tantos individuos, y nos encontrasemos con un cadáver, diversas son

las reacciones a la que estariamos expuestos. En efecto, ante dicho objeto, alguien

puede ser impresionado y salir de la aglomeración con la imagen fijada, e invadido

por una angustia irrefrenable. Seguramente encontraremos otros con celulares en

mano, fotografiando el morboso espectáculo que el cadáver ofrece, mientras otros

vomitan y otros, porque no, se erectan..

¿Con que percibimos? Nos preguntamos. Desde Freud, que percepción y conciencia

no coinciden, y que entre ambas, habitan todas las constelaciones respresentativas

que la realidad psiquica entraña.

La realidad psiquica, entonces, determina todas las reacciones a las que ante

diversas impresiones el sujeto esta sometido, y una imagen jamas despertara en

uno lo que despierta en otro. Es decir, por mas que formemos parte de las millones

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de moscan que comen del mismo desecho, la mosca humana no comparte la misma

satisfacción que su compañera de mesa.

Ahora bien, mas alla de las diferencias que dividen las reacciones ante una misma

imagen, se constatan en la sociedad moderna dos perversiones opticas, para

utilizar la expresión de Roman Gubern, que abren el juego que nos habilitara cierta

reflexion sobre la especificidad de dichas imagenes.

Tomaremos como puntos de apoyo para transitar el recorrido del presente trabajo,

a la imagen pornografica y la violencia audiovisual. En otros terminos, la imagen

que gime, y la imagen que grita.

*

La develacion nunca es de algo. Lacan, en el seminario 4 hace del velo el ídolo de la

ausencia. Como si con Leibnitz conversase, la necesariedad de que halla algo y no

mas bien nada, sin dejar de ser esa nada, en tanto velada, la que posibilita el brillo

de lo que en el velo se proyecta, articula el deseo a la imagen, operación

fundamental del cuarto tomo del seminario.

¿No es clara la necesariedad de que la stripper sostenga su ultima prenda, por

todos los medios, para sostener al erotismo? ¿No respeta a esta logica el suspenso,

que sostiene la tension para no caer en el vértigo que el gore introduce en una

abismal identificación cuya violencia aplasta al percipiens como un gigante a una

insecto?.

En 1968, a partir de la sustitucion del codigo Hays, regulador de la censura en la

industria cinematografica, se habilita la permisividad de incluir imagenes de

exrtema violencia en la pantalla grande. La violencia audiovisual y la pornografia

Hardcore comenzaron a llenar las salas de cine acompañadas de un éxito

inmediato. Entonces, por un lado, analizar la especificidad de dichas imagenes es

objeto del presente trabajo, pero dejar de lado las razones de su éxito y su

proliferacion , no merece ningun descuido.

*

Llegado a este punto, vale preguntarse hasta que punto se nos haria necesaria una

diferenciación radical entre la imagen pornográfica y la snuff, siendo que la una y la

otra dependen de un mismo elemento para avanzar sobre el espectador. En efecto,

Gubern aclara:

“...la agonia y la muerte violenta filmada es asimilada al orgasmo, tanto por la convulsion

agonica de la victima ensartada como por el placer paroxistico de su vision.”.(Roman Gubern,

la imagen pornográfica y otras perversiones ópticas)

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EFreud tempranamente observa la concepción sádica del coito entre los padres. El

acto sexual es, bajo esa concepción, una mujer violentada por un tirano cuya

presencia es anonima, y la imagen pornográfica requiere de este anonimato.

Las revistas pornográficas muestran bien como no hace falta la presencia masculina

en la escena, y que solo un gesto, una mirada de la modelo en cuestión, alcanzan

al voyeur para suponer en ese lugar al goce de la mujer, con el que aquel se

identifica mirandose mirar. Asimismo, las películas snuff también requieren del

grito, y fracasarían del mismo modo que la pornografía si se silenciara el film en

cuestión.

Lo que vale remarcar, al menos en los casos comentados hasta ahora, es que la

potencia de la imagen no puede ser reducida simplemente al campo escopico, sino

que el campo de lo invocante debe acompañarla para atribuirle a aquella el

carácter de su desmesura.

Por otro lado, el grito en cuestión, que comanda la identificación del espectador con

la victima, es acompañado en el campo escopico, por una mostración total de la

imagen. Hicimos referencia al velo que erotiza a esta ultima, e impide el

develamiento de su “mas alla...”, que es nada (lacan, seminario4.). Las imágenes a

las que hacemos referencia parecen estar anuladas en su funcion de velar la nada,

y en la anulacion de la funcion del velo emerge el grito que captura al sujeto en una

identificacion que lejos esta de instaurar la distancia necesaria respecto objeto

percibido. Esta distancia, construida por la alfareria significante, es la que en tanto

anulada impregna en la imagen porno-snuff su vertiginosidad. Sabemos que las

imagenes, para ser percibidas en su buena forma, requieren de cierta distancia por

parte del percipiens, quien se pierde en su extrema cercania tanto como en su

lejania.

Respecto al grito, Freud en el “proyecto....” explica que su funcion no puede ser

pensada en temrinos de comunicación, sino de evocación. La perdida del objeto

hace del encuentro un reencuentro, y del conocer un re—conocer. En este instancia

de reconocimiento, un grito procedente del objeto, no tendrá tanto una funcion de

comunicación como de evocacion. Cito:

“cuando éste (el objeto) emita un grito, evocará el recuerdo del propio grito del sujeto, y

con ello el de sus propias vivencias dolorosas."

Que el grito devenga llamado por la operación de traducción que ejerce la madre

como Otro primordial es algo recurrente en la literatura psicoanalítica. Ahora,

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podemos suponer un momento previo a dicha traducción, y tomar al grito como un

ruido despojado de todo carácter “comunicativo”, por mas impreciso que sea el

temino. El grito evoca, es su efecto, y no podemos suponer ningún tipo de

intencionalidad al respecto. Evoca en el Otro su propio grito, y poseteriormente,lo

evocara en el sujeto ene tanto se lo perciba en el objeto.

Sintetizando, la violencia audiovisual se sirve de una imagen cuya especifidad

reside en deber su obscena fascinacion, a la irrupción en ella del alarido,

encarancion de un dolor tan primordial como inefable. Alli donde el velo brillaba por

su ausencia, el grito golpea con su presencia.

*

La intensidad de la imagen entraña una satisfacción excedida. El velo regulaba el

develamiento del exceso, y su ausencia instauraba la del placer de la trama que

pospone el desenlace, acorde con las paradójicas tensiones placenteras con la que

se encontró Freud en su construcción del aparato psíquico.

La crudeza de la imagen se opone a la imagen elaborada, y este concepto merece

ser comentado para profundizar el estatuto de la imagen snuff, cuyo éxito atestigua

del malestar moderno.

Elaboracion.

Berbaitung, es un término tan rico como polisémico en alemán. Se traduce como “trabajo”,

“elaboración”. Este último termino entraña los sentidos que comúnmente conocemos, como la

elaboración de un producto, la elaboración de una jugada, etc. Por otro lado, un sentido

ausente en el español, corresponde con el de: “extinguir una forma anterior”. Es interesante la

referencia directa a la aufhebung hegeliana en la cual algo se niega, se supera y conserva lo

suprimido. Elaborar, en este sentido, no extingue, sino que transforma conservando, del mismo

modo que para elaborar un mueble no extinguimos a un árbol, sino que lo elaboramos.

Tampoco está en español el sentido de “foco en la duración de un proceso que se elabora en

el tiempo”, que es el que más me interesa. Lo que Germán García aclara, respecto al término

elaboración, es que al traducir al castellano el término “berbaitung” por elaborar se pierden dos

sentidos que vale la pena acentuar. El primero es el de “profunda transformación

operada sobre la materia”, y otro que concierne a “duración prolongada del proceso”

La elaboración, entonces, tiene la funcion estética de, introduciendo la “duración prolongada del

proceso”, cocinar el objeto para una satisfacción que no es sin rodeos y pérdidas. ¿De qué? De

goce, diría Lacan. Pero a mí me gusta más como lo dice Freud. La alucinación es el camino

directo a la identidad de percepción. Ahí Freud mete al pensamiento, al rodeo, y dice que el

pensamiento debe interesarse por las vías de conexión de las representaciones, sin dejarse

confundir por su intensidad, a diferencia de la alucinación. Este “no dejarse confundir por la

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intensidad e las representaciones, ¿no es uno de lo caracteres fundamentales de la realidad

moderna?

En 1893 Freud, ubica a la “berbaitung” del lado de la asociación libre, y dice que el aparato

psíquico sano tiene a la asociación como recurso para tramitar el afecto de un trauma (como la

mujer o el hombre que en medio de un caos conyugal, se fuma un cigarrillo y se imagina

divorciado). Ahí, la tramitación mediante el pensamiento regula el exceso afectivo que fue

privado de descarga motriz, digamos, el impulso.

Lo que quiero remarcar, es la necesariedad de que la funcion elaborativa tenga lugar respecto

a la satisfacción, respecto al objeto. La elaboración tiene la funcion de regular el exceso y

poner a funcionar la forma, en este sentido, esta funcion es estética:

Ausencia de elaboración y animalidad.

Zeuxis parrasios

En el seminario 12, Jaques Lacan, relata el conocido desafio entre zeuxis y Parrasios. Los dods

pintores Griegos se debatian para ver quien era el mejor pintor de la epoca. Zeuxis, haciendo

uso de una imponente capacidad hiperrrealistica de reproduccion, pinta unas uvas tan

perfectas, de modo tal que al hacer caer el velo de su bastidor, hace bajar a los cuervos del

cielo, quedandose estos ultimos fijados al cuadro, confundiendo a estos con lo representable.

Por su parte, Parrasios, en respuesta al desafio propuesto por Zeuxis, aparentemente

imposible de ser superado, muestra su obra velada. En ese preciso momento, Zeuxis, a la

espera de la caída del velo del bastidor de su contrincante, lo interprela para que muestre su

pintura y haga caer el velo, a lo que Parrasios responde que esa era la mismísima obra que

había pintado. El velo mismo era su pintura. El rumor que llego a nuestra época, es que en ese

momento, Zueuxis da la mano a Parrasios y dice: «Yo he engañado a los pájaros, pero tu,

Parrasios, me has engañado a mí». Parrasios, en este apólogo, logra engañar al ojo de Zeuxis,

quien cae en la cuenta que la escencia del arte consistía mas en el forjamiento de un Velo que

permita siempre mantener la tensión, el suspenso de un mas alla de el, que del hiperrealismo a

raíz del cual nada quedaría oculto.

* Estas reacciones tan violentas revelan una confusión entre la imagen plana y su referente, entre la

pantalla iluminada y la acción real representada, como en el pensamiento mágico o en el sistema icónico

de muchas tribus primitivas.A esta intensa impresión de realidad de la imagen móvil del

cine no escapan ni siquiera los críticos o intelectuales más sofisticados.

*el placer de mostrar un cuerpo que se encabrita, se crispa, grita, una especie de erotismo del espasmo de la muerte».15

* El snuff cinema,con sus matanzas reales ante la cámara de incautas prostitutas o aspirantes a actrices, constituye el punto de convergencia definitivo del cine de terror y del cine pornográfico hardy, a la vez,constituye su última frontera posible.