15
LA FOMACIÓN DEL SUJETO POLÍTICO LA FORMACION DEL SUJETO POLITICO COMO UN LIDER La ley del más fuerte, premisa anunciada por Charles Darwin en su libro “El origen de las especies” hace un poco más de doscientos años, nos define con suma pulcritud, la forma como nuestros antepasados primitivos reconocieron el homo sapiens más capaz, como aquel que les proporcionaba al grupo alimento y protección. Así pues, la presente labor de producción intelectual, pretende dejar plasmada, la forma como se origina y se desarrolla el sujeto político entendido como aquel ser humano capaz de asumir el roll y los retos, que se imponen o que las estructuras sociales les han impuesto. Primigeniamente podemos observar en el simbolismo lingüístico, que el hombre conduce menesterosamente a una objetivación de las impresiones sensoriales, pues en los ritos mágicos éste actúa bajo la presión de profundos deseos individuales y de violentos impulsos sociales, ejecutando éstas acciones casi de manera inconscientes. Pero, cuando estos ritos se transforman en mitos, aparece un nuevo elemento, al hombre ya no lo satisface hacer ciertas cosas y se plantea la cuestión de lo que “significan” esas cosas, averigua el por qué y el a dónde, tratando de comprender de dónde provinieron y hacia qué fin tienden. Las respuestas que da a estas preguntas puede parecer incongruentes y absurdas; pero lo que importa aquí no es tanto la respuesta cuanto la pregunta misma, en cuanto el hombre empieza a preocuparse por sus actos. Ahora bien, Max Weber (2002), en su texto Economía y Sociedad, nos ilustra, que la dominación y la obediencia es una relación interdependiente, que encuentra impulso en la necesidad del hombre para cumplir sus objetivos, que le permitan la supervivencia en contextos inciertos. La incertidumbre en comunidades primigenias se establece por la falta de normativas estructuradas; es decir por la no trascendencia de lo instintivo a lo racional, en la forma de alcanzar las metas o propósitos del grupo, en temas de alimentación, seguridad, etc… A pesar de lo anterior, aun con la falta de estructuras políticas, estas comunidades luchaban por el bienestar del grupo.

La fomación del sujeto político

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: La fomación del sujeto político

LA FOMACIÓN DEL SUJETO POLÍTICO

LA FORMACION DEL SUJETO POLITICO COMO UN LIDER

La ley del más fuerte, premisa anunciada por Charles Darwin en su libro “El origen de las especies” hace un poco más de doscientos años, nos define con suma pulcritud, la forma como nuestros antepasados primitivos reconocieron el homo sapiens más capaz, como aquel que les proporcionaba al grupo alimento y protección. Así pues, la presente labor de producción intelectual, pretende dejar plasmada, la forma como se origina y se desarrolla el sujeto político entendido como aquel ser humano capaz de asumir el roll y los retos, que se imponen o que las estructuras sociales les han impuesto. Primigeniamente podemos observar en el simbolismo lingüístico, que el hombre conduce menesterosamente a una objetivación de las impresiones sensoriales, pues en los ritos mágicos éste actúa bajo la presión de profundos deseos individuales y de violentos impulsos sociales, ejecutando éstas acciones casi de manera inconscientes. Pero, cuando estos ritos se transforman en mitos, aparece un nuevo elemento, al hombre ya no lo satisface hacer ciertas cosas y se plantea la cuestión de lo que “significan” esas cosas, averigua el por qué y el a dónde, tratando de comprender de dónde provinieron y hacia qué fin tienden. Las respuestas que da a estas preguntas puede parecer incongruentes y absurdas; pero lo que importa aquí no es tanto la respuesta cuanto la pregunta misma, en cuanto el hombre empieza a preocuparse por sus actos.

Ahora bien, Max Weber (2002), en su texto Economía y Sociedad, nos ilustra, que la dominación y la obediencia es una relación interdependiente, que encuentra impulso en la necesidad del hombre para cumplir sus objetivos, que le permitan la supervivencia en contextos inciertos. La incertidumbre en comunidades primigenias se establece por la falta de normativas estructuradas; es decir por la no trascendencia de lo instintivo a lo racional, en la forma de alcanzar las metas o propósitos del grupo, en temas de alimentación, seguridad, etc… A pesar de lo anterior, aun con la falta de estructuras políticas, estas comunidades luchaban por el bienestar del grupo.

Por otra parte, en el contexto griego, la fortaleza del hombre como sujeto político, empezó con su constante lucha por entender e interpretar la realidad sin la ayuda del mito. Teniendo en cuenta a Cassirer (1996), el pensamiento griego había creado una nueva fisiología y una nueva teología, había cambiado fundamentalmente la interpretación de la naturaleza y las concepciones de la divinidad. Pero estas victorias del pensamiento racional serían precarias e inciertas mientras el mito estuviera todavía en posesión de su más firme fortaleza. El mito no estaría realmente derrotado mientras ejerciera plenamente su influjo sobre el mundo humano y dominará los pensamientos y los sentimientos que el hombre forma sobre su propia naturaleza y sobre su destino.

Para Platón, no es posible encontrar una definición adecuada del hombre mientras nos limitemos a su vida individual. “la naturaleza humana no se revela en este recinto angosto. Lo que está escrito en letra pequeña en el alma individual, y es por consiguiente casi ilegible, solo se aclara y se comprende cuando puede leerse en la letra grande de la vida política y social del hombre”. Este principio es el punto de partida de la República de Platón. Siguiendo a Platón, el alma del individuo está sujeta a la naturaleza

Page 2: La fomación del sujeto político

social, no se puede separar a la una de la otra. La vida pública y la privada son interdependientes, si la primera es mala y corrupta, la segunda no puede desenvolverse ni alcanzar sus fines. Platón nunca creyó que la política fuera una provincia suelta, una parte aislada del ser; en ella descubre el mismo principio fundamental que rige el Todo. El cosmos político es solamente un símbolo, el más característico del cosmos universal. En este sentido, notamos que para Platón el ser, el hombre al preguntarse por sí mismo inicia su preocupación por el mundo, esta preocupación por conocerse es una de las tareas del ser, sin embargo para el hombre como sujeto político el mayor conocimiento que puede adquirir es la Idea del Bien, o por lo menos eso nos indica Platón cuando expone que para el filosofo, para el gobernante, tiene por consiguiente una importancia vital iniciar su labor en la sustitución de los dioses míticos por lo que Platón describe como el más alto conocimiento: la Idea del Bien.

QUE ENTENDEMOS POR SUJETO POLÍTICO

Con el propósito de hacer claridad en el concepto de sujeto político, resulta necesario separar el término sujeto, de lo político. Así entonces, cuando una entidad, entiéndase “ser”, “existente”, con capacidad de razonar, de tener una concepción del mundo, es decir con una mirada propia del universo, de su naturaleza y sus elementos; capaz de comprender su realidad, es decir que posee facultades suficientes para conocer la situación que los circunda tanto en contexto como en coyuntura; y que además puede transformar o por lo menos influir en el desarrollo de dicha realidad; es decir que sostiene una posición, criterio o punto de vista frente a un hecho o situación determinada decimos que estamos frente a un sujeto. En este sentido “en la mente concebida ahora como ámbito de lo ente en cuanto tal, no como un ente determinado, reaparece todo lo ente, incluso aquellas distinciones de las que podría suponerse a primera vista que requieren la noción de una realidad extramental: la distinción entre lo verdadero y lo falso, porque ahora lo verdadero es lo que la mente percibe clara y distintamente; lo no verdadero es decir lo incierto, es lo que no corresponde a ese criterio. La distinción entre “lo interior” y “lo exterior”, porque la mente percibe en si misma lo matemático, que es exterior, no porque se lo atribuya a una realidad sustantiva extramental, sino por su mismo contenido mental, porque es extensión y la extensión es la exterioridad misma. En cambio la percepción de que yo pienso algo, es la percepción de algo interior. La distinción entre lo exterior y lo interior reside en la mente misma; ésta ya no es la “interioridad” como una parte de lo ente, sino el ámbito de lo ente mismo en cuanto tal; y la “exterioridad” ya no es extramental, sino la extensión como ley de la mente misma.”

Considerando lo anterior tenemos que un sujeto realiza procesos de conocimiento, de reflexión y de comprensión, tanto interno como externo; lo interno se relaciona más con el pensamiento y lo externo con la acción.

Por otra parte, el concepto de lo político deriva en gran medida del concepto de Estado, por ser un ente que se encarga de manejar asuntos de orden público, es decir de interés general, en la medida que condiciona y afecta a una colectividad. En consecuencia, lo político puede definirse como aquellos aspectos, asuntos, estructuras, fundamentos que soportan una visión de mundo; es decir, todos aquellos elementos que permiten organizar o construir una realidad en condiciones de debate, pero siempre con la

Page 3: La fomación del sujeto político

búsqueda del consenso, pues es en este que es posible encontrar una solución enmarcada en lo político; pues sería paradójico que un aspecto que afecte a una colectividad, no sea discutido, no permita la participación y no le encuentre sentido a la reflexión, la posición y la crítica. En esta medida, en sentido amplio, lo político siempre hace referencia a lo público. Teniendo en cuenta a Schmitt (1932), El concepto del Estado presupone el concepto de lo político. De acuerdo a su sentido semántico y como fenómeno histórico el Estado es la condición especial de un pueblo, y a saber: la condición determinante dado el caso decisivo y por ello, frente a los muchos status individuales y colectivos imaginables, el status a secas. Todas las demás características de este conjunto abstracto — status y pueblo — obtienen su sentido a través del carácter adicional de lo político y se vuelven incomprensibles cuando se malinterpreta la esencia de lo político. En este sentido el pueblo, sólo existe en lo político, pues en otro ámbito serían

súbditos, esclavos, masas, sin la capacidad de participar, ni decidir en sus propios asuntos, y en general, en los asuntos que los afecten. Estos status se definen más como sujetos de deberes, que sujetos de derecho, en oposición al pueblo que sometido a una autoridad, tiene capacidad de acción y de decisión, es sujeto de deberes y de derechos, con la plena capacidad de reflexionar, criticar, participar, decidir en asuntos que afecten su bienestar. Así las cosas, una vez entendido los conceptos de sujeto y de lo político, podemos considerar que existen varios tipos de sujeto político. De esta manera podríamos presentar dos categorías: sujetos políticos colectivos y

sujetos políticos individuales. Los sujetos políticos colectivos, están constituidos por un conjunto de sujetos, que tienen una misma visión o concepción de una realidad determinada, porque el acumulado de subjetividades apuntan a una misma manera de percibir, entender, comprender y proponer la realidad. Un ejemplo de este tipo de sujetos políticos, lo constituyen, la Iglesia, los partidos políticos, los grupos de presión, los grupos de interés, las agremiaciones, etc.. Lassalle (2001), nos muestra lo que él llama “factores reales de poder” como sujetos políticos colectivos, en ese sentido, las formas de gobierno, las clases sociales, la empresa privada, la conciencia colectiva y los trabajadores, constituyen una forma de sujeto político, en la medida que como entes organizados tienen la capacidad de influir, moldear o de transformar una realidad.

En la otra orilla tenemos a los sujetos políticos individuales, y son ellos los que tienen una visión del mundo, una visión de su realidad y una forma de entenderla. En esta categoría ubicamos al gobernante, al profeta, al ciudadano, al líder. Rubén Dri, en su ensayo sobre Crisis y construcción del sujeto político popular, nos presenta acercamientos a las formas de sujetos políticos. En este sentido, Kant, a fines del mismo siglo, acepta la primacía del sujeto al estilo cartesiano, pero la coloca no en la conciencia, sino en la práctica. Se trata de la práctica moral, no de la práctica política. Fichte, por su parte, eleva la primacía del yo moral a lo absoluto, planteándolo como tesis o posición inicial para la reconstrucción que pretendía Descartes. Sin embargo advierte que Hegel produce una innovación fundamental al plantear que no hay sujeto si no en es el ámbito de la intersubjetividad, cuya plena realización está constituida por un pueblo libre. El sujeto ya no es el individuo sino el pueblo. Marx acepta y corrige el planteo hegeliano, colocando la intersubjetividad en la clase. El sujeto capaz de transformar la realidad es la clase social.

Page 4: La fomación del sujeto político

En realidad existen diferentes tipos de sujeto político, sin embargo cada uno de ellos es fundamentalmente un ciudadano, el gobernante, el elector, el activista, el pacifista, el representante, cada uno de estos ejemplos puede constituir una forma de sujeto político, pero es claro que todos ellos, surgen de la experiencia del hombre al ser conciente su realidad y de la inquietud por transformarla en la búsqueda de beneficios colectivos.

El sujeto político definido como un hombre de convicciones, ideales, con capacidad reflexiva y critica, que posea el misterio del carisma, y sobre todo con un gran sentido de servicio social, en pro del bien común, encauzado en la construcción de ciudadanías y sociedades concientes y dueñas de sus propias realidades. Si ese sujeto político tiene la capacidad de convencer o hacer pensar a los demás que es posible tal construcción, es inevitable pensar que está presente en ese contexto un tipo se sujeto político que se define como líder.

Es preciso hacer claridad, que en éste texto no se recogen nociones de sujetos políticos definidos como caudillos, toda vez que el propósito no es presentar al sujeto político iconizado e idolatrizado, y que generalmente posee las tres formas legítimas de ejercer autoridad, no es en sentido estricto el “salvador de pueblos”, orientador de masas, antes bien, por el contrario, el interés se centra en presentar al sujeto político como el hombre político, que no sólo nace de la coyuntura, sino que posee una visión del mundo, que tiene un sentido propio de la vida, que comparte con el mundo, justificado en una realidad en ocasiones poco aparente, es decir el sujeto político que trasciende del estado actual de las cosas, del sujeto político que siendo conciente de su realidad no solo desde lo legal, lo económico o lo político, sino que integra todas las esferas humanas, no para movilizar masas sino con la pretensión de crear conciencia y hacer entender a sus seguidores el sentido de ser ciudadanos y de lograr ser sujetos autónomos en sociedades complejas.En este orden de ideas, resulta interesante presentar el análisis que Cassirer (1996), hace de Thomas Carlyle sobre las lecciones On Heroes, Hero Worship and the Heroic in History7

, y con la pretensión de exponer la idea, podríamos trasladar no en un sentido literal sino más bien homólogo, el término héroe al término líder, en este sentido ambos como sujetos políticos tienen características inteligibles en primer momento y que no posee cualquier ser humano. Así entonces cuando Carlyle, pregunta, ¿que es un héroe? no nos presenta una definición de ello, sino más bien, que delibera la forma de reconocerlo, así dice el autor tiene que haber alguna norma que nos permita reconocerlo. Tiene que haber una piedra de toque para probar a los hombres heroicos, para discernir entre el oro y los metales inferiores. A esto Cassirer añade que Carlyle sabe naturalmente que en la historia de la religión hay profetas falsos y verdaderos y que en la vida política hay héroes reales y pretendidos héroes. ¿Existe algún criterio por el cual podamos

distinguir, los unos de los otros? Hay héroes que son representantes de la Idea Divina; otros puramente aparentes y falsos. Este es un rasgo necesario e indestructible de la historia humana. Pues la masa o como dice Carlyle, los “criados” deben tener héroes de su propia estofa. “Conocer los hombres en quienes se pueda confiar: estamos ¡ay! todavía muy lejos de esto en nuestros días. Sólo los sinceros pueden descubrir la sinceridad. No se necesita solamente un héroe, sino un mundo que le cuadre; que no

Page 5: La fomación del sujeto político

sea un mundo de criados… El mundo de los criados tiene que ser gobernado por el falso héroe… Uno y otro son ¡tal para cual!”

Presentado esto, tendríamos que trasladar no sólo el término héroe al de líder sino también trasladar los héroes representantes de la Idea Divida, a los líderes representantes de la Idea de Bien, y los criados a las masas; teniendo este canje podemos afirmar que el falso líder sólo podría tener falsos seguidores, “criados”, hombres sin conciencia política y social, sólo individuos aislados buscando obtener intereses propios; en oposición al verdadero líder que no tendría más adeptos que sujetos políticos con capacidad de dimensionar un todo objetivado en el bien común. Es necesario, entonces, reiterar que lo anterior se hace a modo aclaratorio, pues no se pretende estudiar al caudillo como un tipo de sujeto político. Retomando el contexto general, es posible encontrar sujetos políticos en la confrontación, en la discusión, en la reflexión, en la crítica. En ese orden de ideas, definir la política como la instauración de un conflicto que no se agota en un litigio particular, da cabida a la emergencia de un tipo de sujeto político, “pues lo propio de la política no es la solución del conflicto sino instituirlo. El espacio de la política es, por tanto, el escenario en el que a partir de un litigioparticular se posibilita la construcción de un sujeto político, el sujeto del litigio. Es preciso señalar que el sujeto político no preexiste al orden frente al cual se revela; este sujeto sólo existe en el litigio particular que instaura, el cual se inscribe dentro de una relación determinada de las partes de la comunidad. No existe un sujeto político más allá de la relación en la que se inscribe”.

En ese tipo de sujeto político, que indudablemente posee una gran capacidad de liderazgo político, la finalidad es ser defensor de las minorías; en este punto es necesario no confundir a este sujeto político con el caudillo, pues sólo tiene a cargo ser el portavoz y representar el discurso de ese grupo no escuchado.

En consecuencia, “la política, vista desde el desacuerdo, no tiene por objeto la inclusión de todas las partes de la comunidad en la repartición del bien común, sino que se juega en el litigio en el que aparece la palabra que no ha sido escuchada, el logos que no es tomado en cuenta en la configuración del bien supremo”. Desde esta perspectiva, la política aparece como una disputa en la que se presenta la parte de los que no tienen parte, el sujeto cuya palabra es tomada como ruido, que sólo imita la palabra de quienes deciden qué es el bien común, y el orden en que debe ser repartido. Es conveniente anotar que todo sujeto político tiene la capacidad de hacerse escuchar, tiene seguidores y consecuentemente tiene grandes posibilidades de tener la obediencia de sus adeptos.

COMPONENTES EN LA FORMACIÓN DEL SUJETO POLÍTICO COMO LÍDER

Con el establecimiento del Estado, como todas las asociaciones o entidades políticas que históricamente lo han precedido, se presenta una relación de dominación entre hombres; para que tal relación perdure es necesario que los dominados acaten la autoridad que pretenden tener quienes en ese momento dominan, gobiernan o guían. En este sentido los conceptos básicos de tal relación son: dominación, legitimidad y obediencia.

SURGIMIENTO DE LA RELACIÓN DE DOMINACIÓN

Page 6: La fomación del sujeto político

En su concepto más general, y sin hacer referencia a ningún contenido concreto, la “dominación” es uno de los más importantes elementos de la acción comunitaria. Sin embargo afirma Weber (2002) que en rigor, no toda acción comunitaria ofrece una estructura de este tipo. A esto el autor añade que en muchos casos lo único que permite convertir una acción comunitaria amorfa en una asociación racional es la dominación y la forma en que se ejerce. “En otros casos, la estructura de dominación y su desenvolvimiento es lo que constituye la acción comunitaria y la que determina unívocamente su dirección hacia un fin”

Por otra parte, en términos políticos, la dominación se manifiesta y funciona en forma de gobierno. Todo régimen de gobierno necesita del dominio en alguna forma, pues para su desempeño siempre se deben colocar en manos de alguien poderes imperativos. El poder de mando puede tener una modesta apariencia y el jefe puede considerarse como un “servidor” de los dominados. Esto ocurre casi siempre en el llamado gobierno directamente democrático. Se llama democrático por dos razones que no coinciden necesariamente: i. porque se basa en la suposición de que todo el mundo está en principio igualmente calificado para la dirección de los asuntos comunes; ii. porque reduce a lo mínimo el alcance del poder de mando.

Page 7: La fomación del sujeto político

CONCIENCIA HISTÓRICA

La aparición de una conciencia histórica, de la que generalmente se considera como padre a W Dilthey (+ 1911) con su objetivo de hacer que el pensamiento humano pase de una crítica de la razón pura a una crítica de la razón histórica, puede considerarse sin duda como una de las mayores adquisiciones de la cultura occidental en la época moderna. En efecto, nada ha caracterizado tan fuertemente a las diversas ciencias (historia, historiografía, filosofía, teología y todas las «Geisteswissenschaften» en general), hasta llegar a imponerse como forma normativa para un saber correcto.

Substancialmente, el concepto de conciencia histórica puede interpretarse de tres maneras. En primer lugar como la autoconciencia que tiene el sujeto de que es un ser temporal y creador de historia. Este situarse del sujeto ante el devenir hace que experimente al mismo tiempo la gratuidad de su propio ser y la libertad de su propio querer ser. En efecto, el sujeto, al vivir en un momento particular del tiempo y de la historia, se da cuenta de que no se pertenece, sino que otros lo han precedido y han preparado todo lo que él está viviendo. Al mismo tiempo, descubre en sí ciertos ideales, ciertas aspiraciones personales, que comparten también los demás, y que él desea alcanzar. En segundo lugar, como percepción de un sentido histórico, pero no tanto como conexión e interdependencia de los sucesos, sino más bien como un ver y un saber inmediato de una tensión constante hacia una realización. En este segundo nivel, la conciencia histórica no permite asumir un absoluto, contingente y temporal, como único cumplimiento posible de la historia, sino que impulsa cada vez más allá en la búsqueda de un cierto equilibrio entre la fragmentariedad de los sucesos y la totalidad que los engloba, dándoles sentido. Finalmente -y aquí la filosofía de la historia y la historiografía han desempeñado un papel decisivo-,. como aquello que permite un conocimiento histórico. En este nivel, la conciencia histórica, en el estudio del pasado, impone al historiador un horizonte más amplio; en efecto, el historiador camina entonces hacia el pasado cargado del presente y de todo su carácter problemático; interpreta lo que ha constituido historia a la luz del tiempo en que vive.

La conciencia histórica representa desde luego una clara invitación a tomar seriamente en consideración nuestro estar constantemente insertos en la historia, hasta el punto de que no podremos comprendernos sin calificarnos como « personas históricas » .

Bibliografía.: H. U. von Balthasar Teología de la historia, Madrid 1964; M, Rivera de Ventosa, Presupuestos filosóficos de la teología de la historia, Salamanca 1975; K. R, Popper La miseria del historicismo, Madrid 1961 : N A. Berdiaev El sentido de la historia, Madrid 1979; K. Lowith, El sentido de la historia, Madrid 1973; R. Fisichella, Historia, Conciencia histórica, 1, en DTF, 552-554,

Page 8: La fomación del sujeto político

PERTENENCIA SOCIAL

De acuerdo a Abraham Maslow, como humanos tenemos 6 niveles de necesidades, los cuales debemos ir satisfaciendo nivel por nivel para llegar a la autorealización, los niveles son:

1) Necesidades fisiológicas (comer, dormir, respirar, etc)

2) Necesidades de seguridad (refugio, recursos económicos para vivir)

3) Necesidades sociales: (Aquí es donde está lo que buscas)

4) Necesidades de estima

5)Necesidades de autorrealización.

Como entes sociales pertenecemos a muchos grupos (en la escuela, trabajo, equipos deportivos, intelectuales, en fin buscamos una identificación con otras personas y guiados por esa necesidad de pertenencia es que buscamos esos grupos).

Las empresas producen y ofrecen medios de satisfacer las necesidades de pertenencia a grupo o de prestigio social. La Coca-Cola no es un producto para satisfacer la sed sino para satisfacer la necesidad de pertenecer al grupo de jóvenes que se divierten.

RESPONSABILIDAD SOCIAL

La responsabilidad social es un término que se refiere a la carga, compromiso u obligación que los miembros de una sociedad -ya sea como individuos o como miembros de algún grupo- tienen, tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto.

El concepto introduce una valoración -positiva o negativa- al impacto que una decisión tiene en la sociedad. Esa valorización puede ser tanto ética como legal, etc. Generalmente se considera que la responsabilidad social se diferencia de la responsabilidad política porque no se limita a la valoración del ejercicio del poder a través de una autoridad estatal.

“La responsabilidad social es la teoría ética o ideológica que una entidad ya sea un gobierno, corporación, organización o individuo tiene una responsabilidad hacia la sociedad. Esta responsabilidad puede ser “negativa”, significando que hay responsabilidad de abstenerse de actuar (actitud de “abstención”) o puede ser “positiva”, significando que hay una responsabilidad de actuar.

ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO

Page 9: La fomación del sujeto político

El ser humano por necesidad se debe relacionar con otros y para ello debe cumplir una serie de reglas de comportamiento, dependiendo del lugar y el tiempo en el que se encuentre; estas obligaciones que cada individuo debe cumplir con los demás se les denominan responsabilidades sociales.

La idea que los individuos tengan una responsabilidad para con su sociedad se remonta a los filósofos griegos y el sistema romano de legalidad.

"En la antigua Grecia el pueblo libre tenía por costumbre, en ambiente de franco debate, participar y cuestionar los argumentos de diálogo abierto en el ágora o plaza mayor; sin embargo, la esclavitud era parte fundamental de su estructura social y económica"; la vida de las personas era pública, no existía la intimidad y por tanto era normal ver personas desnudas de todas las edades compartiendo todo; por tanto la responsabilidad de cada persona que hacia parte de esta sociedad libre era la participación de todos en cualquier asunto público.

En la Edad Media Occidental las creencias eran las que mostraban las reglas de convivencia y el diario vivir de cada persona, por tanto si alguna persona no aceptaba la religión era castigada, perseguida y excluida de la sociedad; "todo se hacía con el único objeto de obtener la salvación que se acreditaba en el credo de la única y verdadera Iglesia",4 con esto apareció la vida privada, el pudor, la intimidad y las propiedades; la responsabilidad era exigir el respeto los espacios privados y a su vez vigilar que se cumplan las leyes establecidas por la iglesia.

La Edad Moderna se caracterizó por un gran movimiento intelectual; la razón se convirtió en el centro de todo, los derechos del hombre aparecieron y con estos la esclavitud dejó de existir; por tanto "una de las principales obligaciones de los actores sociales consistió en defender la libertad y promover los derechos humanos" además se le dio responsabilidad al Estado con los individuos y con exigir el cumplimiento de las reglas sociales de la época.

Así, por ejemplo, el estoicismo pone énfasis en los deberes cívicos, la responsabilidad social, la importancia de una buena ley y la igualdad de los derechos ciudadanos. Uno de sus grandes representantes, Cicerón, en libro primero de “Los Deberes”, habla sobre los deberes que tiene el hombre hacia la sociedad y hacia él mismo y propone que existe sólo una ley verdadera. Esta ley es la recta razón, la cual de acuerdo con la naturaleza, gobierna sobre todos los hombres, es eterna y no cambia. La misma impulsa a los hombres al cumplir con sus deberes, prohibiéndoles hacer el mal.

Luego de esto llegó la Edad Contemporánea, donde la tecnología y el avance científico predomina, cada día es más fácil acceder a la información, se necesita acumular bienes para tener una mejor calidad de vida; "valores como la eficiencia y la eficacia, actitudes positivas frente al compromiso el cumplimiento, una buena educación, además de habilidades comunicativas de negociación facultan a las personas para hacer parte productiva de la sociedad".7 Estos comportamientos se convierten en una responsabilidad para la sociedad; el Estado ya no es lo más importante, ahora las empresas tienen un poder, ya que el mercado es lo que predomina.

Page 10: La fomación del sujeto político

Es notorio que a medida que pasa el tiempo la responsabilidad social cambia; lo que era bueno para algunos tiempo después se convirtió en un delito y viceversa, las personas tienen la obligación de ser responsables con la sociedad moral y legalmente, independientemente si no están de acuerdo; cabe resaltar que las normas de conducta las determina la entidad que tenga más poder en el momento, como la iglesia, el Estado, las empresas, entre otros; ellos determinan las reglas aceptadas de acuerdo con la situación que se viva.

RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA ACTUALIDAD

En la actualidad la responsabilidad social se considera un concepto normativo no obligatorio o “ley blanda” (es decir, sin la fuerza de la ley), tales como los plasmados en algunos acuerdos internacionales, por ejemplo, la “Declaración universal sobre Bioética y Derechos Humanos” adoptada por la UNESCO etc.

Esto ha dado origen no solo a diferentes tentativas o percepciones “sectoriales” de establecer mecanismos de ‘responsabilidad social” -la más notable entre las cuales son las referentes aresponsabilidad social corporativa o “responsabilidad social empresarial” (RSE)- sino a nuevas propuestas acerca de la implicaciones institucionales del concepto.

Notable entre esas nuevas percepciones es la de Claus Offe, para quien responsabilidad social tiene, como principal entre sus funciones en las complejas sociedades modernas, actuar como mecanismo de creación y promoción de una “moral autónoma y el autocontrol civilizado de sus miembros [o, por decirlo a la inversa, en la medida en que no puedan compensar de manera suficiente los déficit de tal autocontrol con el aporte de los medios (coercitivos) del derecho y (estimulantes) del dinero. Un tema de vanguardia, un tema de hoy la responsabilidad social que esta enfocada en el equilibrio economico, social y ambiental a diferencia de la filantropia que se basa en el unico beneficio de a comunidad por eso debemos tener claros que Responsabilidad Social no es Filantropia.