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1 Bloque 2: Filosofía moderna, el Racionalismo 1- La nueva filosofía y los problemas del método La idea de que es necesario un método para dirigir bien la razón y alcanzar el conocimiento no es estrictamente hablando una elaboración propia y exclusiva de Descartes. Al menos debe compartir el mérito de tal creación con Bacon y Galileo. No obstante, es tan particular el uso que Descartes hace del método, y tal la influencia que ejercerá en la constitución de su pensamiento filosófico, que la asociación del problema del método con la filosofía cartesiana está plenamente justificada. A continuación se exponen algunas características de la época, necesarias para comprender la constitución de la filosofía cartesiana. 2- El Barroco: época de crisis y transformaciones ¿Cuál es la situación con la que se encuentra Descartes al comenzar a desarrollar su pensamiento filosófico? Fueron numerosos los cambios sociales y políticos que se produjeron en Europa hacia el final de la edad media y que han sido profusamente estudiados hasta la actualidad. Entre ellos debemos señalar la emergencia de una nueva clase social, la burguesía; el progresivo abandono del modo de producción feudal; la aparición del mercantilismo como sistema económico, la constitución de los Estados. nacionales; la renovación de las relaciones entre dichos estados y la iglesia. Todos ellos contribuyeron a modificar sustancialmente el panorama social y político de la Europa del siglo XVI, a finales del cual nace Descartes. A estos cambios sociales y políticos hay que añadir los cambios culturales que se produjeron correlativamente: el desarrollo del humanismo, el neoplatonismo y la aparición de una nueva ciencia que se ocupa del estudio de la naturaleza. 3- El humanismo y la filosofía de Renacimiento: El humanismo había conseguido imponer una nueva percepción del ser humano asociada a la necesidad de recuperar el saber clásico . Sin entrar en una confrontación frontal con la iglesia, y sin desmarcarse de los 'principales elementos del dogma, había resaltado el papel del hombre y la necesidad de considerarlo el objeto fundamental de la creación. Erasmo y Tomás Moro, entre otros, como el español Luis Vives, difundieron estos ideales por toda Europa. El renacimiento de saber clásico va acompañado de una gran efervescencia filosófica y científica en Italia sobre todo, pero también en el resto de Europa; el neoplatonismo de Marsilio Ficino y Pico de la Mirandola provocarían en Italia la renovación de la filoso fía a la que se sumaría posteriormente, pero desde una perspectiva no ya platónica, Giordano Bruno; más importante, por lo que a Descartes respecta, será el desarrollo de la nueva ciencia representada por los filósofos especulativos o experimentales que, partiendo de una nueva concepción de la naturaleza , van a modificar sustancialmente el panorama intelectual de la Europa del XVII. Especialmente los científicos experimentalistas,' quienes concebían la naturaleza como una realidad dinámica de cuerpos en movimiento organizados según una estructura matemática. A todo ello hay que sumar el hecho de que la filosofía comienza a hacerse de un modo Distinto:

La Filosofía Moderna: el Racionalismo

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Resumen del pensamiento Cartesiano

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Bloque 2: Filosofía moderna, el Racionalismo

1- La nueva filosofía y los problemas del método

La idea de que es necesario un método para dirigir bien la razón y alcanzar el conocimiento no es estrictamente hablando una elaboración propia y exclusiva de Descartes. Al menos debe compartir el mérito de tal creación con Bacon y Galileo. No obstante, es tan particular el uso que Descartes hace del método, y tal la influencia que ejercerá en la constitución de su pensamiento filosófico, que la asociación del problema del método con la filosofía cartesiana está plenamente justificada. A continuación se exponen algunas características de la época, necesarias para comprender la constitución de la filosofía cartesiana.

2- El Barroco: época de crisis y transformaciones

¿Cuál es la situación con la que se encuentra Descartes al comenzar a desarrollar supensamiento filosófico? Fueron numerosos los cambios sociales y políticos que se produjeron en Europa hacia el final de la edad media y que han sido profusamente estudiados hasta la actualidad. Entre ellos debemos señalar la emergencia de una nueva clase social, la burguesía; el progresivo abandono del modo de producción feudal; la aparición del mercantilismo como sistema económico, la constitución de los Estados. nacionales; la renovación de las relaciones entre dichos estados y la iglesia. Todos ellos contribuyeron a modificar sustancialmente el panorama social y político de la Europa del siglo XVI, a finales del cual nace Descartes. A estos cambios sociales y políticos hay que añadir los cambios culturales que se produjeron correlativamente: el desarrollo del humanismo, el neoplatonismo y la aparición de una nueva cienciaque se ocupa del estudio de la naturaleza.

3- El humanismo y la filosofía de Renacimiento:

El humanismo había conseguido imponer una nueva percepción del ser humanoasociada a la necesidad de recuperar el saber clásico. Sin entrar en una confrontación frontal con la iglesia, y sin desmarcarse de los 'principales elementos del dogma, había resaltado el papel del hombre y la necesidad de considerarlo el objeto fundamental de la creación. Erasmo y Tomás Moro, entre otros, como el español Luis Vives, difundieron estos ideales por toda Europa. El renacimiento de saber clásico va acompañado de una gran efervescencia filosófica y científica en Italia sobre todo, pero también en el resto de Europa; el neoplatonismo de Marsilio Ficino y Pico de la Mirandola provocarían en Italia la renovación de la filosofía a la que se sumaría posteriormente, pero desde una perspectiva no ya platónica, Giordano Bruno; más importante, por lo que a Descartes respecta, será el desarrollo de la nueva ciencia representada por los filósofos especulativos o experimentales que, partiendo de una nueva concepción de la naturaleza, van a modificar sustancialmente el panorama intelectual de la Europa del XVII. Especialmente los científicos experimentalistas,'quienes concebían la naturaleza como una realidad dinámica de cuerpos en movimiento organizados según una estructura matemática.

A todo ello hay que sumar el hecho de que la filosofía comienza a hacerse de un modoDistinto:

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Frente a la a preeminencia de los teólogos nos encontraremos con filósofos que no son teólogos en el sentido en que lo podían ser santo Tomás o San Buenaventura; no porque desconozcan las cuestiones que plantea la teología natural o revelada, o porque prescindan de la discusión del tema, sino por no ser especialistas en teología. Si la filosofía medieval había sido ejercida fundamentalmente por teólogos y profesores, tampoco los filósofos modernos serán fundamentalmente profesores: ni Descartes, ni Galileo, ni Espinosa, ni Leibniz, ni Hume (aunque intentará conseguir una cátedra hacia el final de su vida) serán profesores ni pertenecerán a las estructuras académicas oficiales. Tampoco el modo de hacer filosofía es el mismo: frente al comentario como forma de trabajo fundamental de la escolástica, nos encontramos ahora con filósofos que realizan obras personales mediante la actividad individual (aunque sea compartida pública y colectivamente con otros filósofos o con el público interesado en las cuestiones filosóficas), y no mediante una actividad o una reflexión colectiva, como era el método propio de trabajo de la escolástica. A todo ello hay que añadir la progresiva utilización de las lenguas vernáculas, frente a la preeminencia del latín a lo largo de toda la edad media como vehículo de expresión cultural y filosófica.

Por lo demás, ya desde Santo Tomás se había considerado necesario distinguir la fe de la razón y atribuir a cada una de ellas un campo específico y limitado. Esta distinción inicial que realiza santo Tomás será convertida en separación por Guillermo de Occam y, dada la influencia que ejercerán los nominalistas en Europa, progresivamente aceptada como un presupuesto indiscutible. Esta idea, asociada a los cambios anteriormente citados prepara camino para la exigencia de una total autonomía de la razón, que será reclamada por el todos los filósofos modernos.

Todos estos cambios son conocidos y asumidos por los filósofos de finales del XVI y principios del XVII, de tal modo que hay una clara conciencia de ruptura con respecto a la tradición medieval. Hablar de ruptura no significa necesariamente que el pensamiento filosófico pretenda surgir de la nada; aunque no demasiado abundantes sí habrá elementos propios del pensamiento medieval que serán asumidos y aceptados por los filósofos modernos. Este rechazo a la tradición, en el siglo XVI se refleja en el desarrollo del escepticismo representado fundamentalmente por Montaige, quién suscitará un debate crítico en torno a la capacidad de investigación y de conocimiento de la Escolástica que culminará en una crítica generalizada a todo saber y a la posibilidad misma de saber. Es conocida la reacción de Descartes contra este escepticismo generalizado, y que estará en la base de la elaboración de su método.

4- La ciencia renacentista y el problema del método.

La idea de que el método que utilizaba la escolástica había fracasado se había extendido poco a poco por toda Esta opinión la compartían también aquellos que se ocupaban de investigar la naturaleza. El fracaso física aristotélica se hacía cada vez más patente: La naturaleza era interpretada, a partir del Renacimiento como una realidad dinámica compuesta por cuerpos en movimiento y sometida a una estructura matemática. Por otra parte, ya no se busca el conocimiento del mundo natural para satisfacer la aspiración humana por el saber o constatar la acción de Dios, sino para dominar la naturaleza: saber para poder.

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Los fundamentos del trabajo científico sufren también en esta época, cambios tan radicales que los historiadores de la ciencia hablan de una “revolución científica”, es decir, una transformación absoluta:

A) del modo en que se aborda el conocimiento de la realidad; nacimiento del método hipotético-deductivo con Galileo

B) del modo en que se concibe el funcionamiento mismo del mundo físico: mecanicismo.

A) La base del conocimiento sigue siendo la experiencia, es decir, la observación de la realidad, pero los datos observacionales deben ser traducidos a un lenguaje matemático. A partir del Renacimiento, los científicos considerarán que algo es real y comprensible únicamente si se deja calcular matemáticamente, de modo que no se acepta ninguna descripción del mundo que no se ajuste a las matemáticas. Este hecho tiene unas consecuencias negativas para la tradición filosófica, puesto que suponen un rechazo a las explicaciones filosóficas del funcionamiento de la naturaleza, los antiguos conceptos filosóficos aristotélicos, poco rigurosos y exactos, no sirven para explicar la realidad.

Sin embargo hemos de notar que estos nuevos planteamientos científicos estaban fundamentados en dos antiguas posiciones filosóficas, a saber:

Aristóteles, el conocimiento debe basarse en la observación de la realidad

Pitagorismo y platonismo: la naturaleza responde a una armonía matemática, y consecuentemente, solo las matemáticas nos permiten comprender el funcionamiento del mundo.

B) A este cambio de mentalidad sobre el sentido y la naturaleza del trabajo científico se le une una idea no menos novedosa: el mecanicismo. La naturaleza no obedece, en su funcionamiento a ningún propósito preestablecido o plan divino, sino, de un modo mecánico, de acuerdo a leyes inherentes a su propio mecanismo. El objetivo de la ciencia será comprender cuáles son estas leyes, leyes que deben ser formuladas matemáticamente. A partir de ahora, a los científicos no les va a interesar descubrir para qué ocurren las cosas, sino investigar y describir cómo ocurren las cosas, es decir, de qué modo se producen los fenómenos naturales.

Galileo (1564-1642), revoluciona el pensamiento científico con su defensa apasionada de una nueva visión del cosmos, es el primer científico moderno ya que afirma que la razón es autónoma, es decir, libre, tanto de la tradición, como de los sentidos. La razón, a través del experimento impone sus leyes a la experiencia. La razón dicta qué aspectos de la experiencia son relevantes para la investigación y cuales no. Y la razón es matemática: el conocimiento matemático es tan perfecto que sólo a través de él podemos conocer la realidad.

5- La filosofía moderna y el problema del fundamento del conocimiento:

Como vemos, la pregunta que va abriéndose camino y convirtiéndose en la preocupación fundamental es: ante este panorama de diversidad de doctrinas

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¿podemos ponernos de acuerdo?, más aún, ¿podemos saber cuál de ellas es verdadera?. Estos interrogantes exigen solucionar otro más radical y básico: ¿cómo podemos estar seguros de la verdad de los conocimientos?, si un conocimiento es verdadero cuando se ajusta a la realidad, ¿cómo asegurarnos de que nuestros conocimientos e ideas reflejan a la realidad, tal como ésta es?. El problema filosófico central en esta nueva época es una cuestión epistemológica, es, ante todo, una reflexión sobre la capacidad humana para conocer la realidad.

Hasta el momento podemos caracterizar las teorías epistemológicas precedentes (sobre todo el aristotelismo escolástico) como un “realismo”, para esta orientación epistemológica, un conocimiento no hace sino reflejar las cosas tal como son en sí mismas, como un espejo que reproduce la realidad que tiene enfrente, sin alterar en nada las imágenes que se le presentan. Esto no quiere decir que el entendimiento humano, al conocer, sea algo pasivo. Conocer significa ir más allá de los datos sensibles y captar, con la inteligencia, lo que tienen de universal las cosas particulares (de Juan, María y Ana, el concepto universal de “ser humano”, a partir de la abstracción), pero para el realista, lo universal, la esencia, está en las cosas y nosotros nos limitamos a captarla.

Pero el Realismo no está exento de problemas, veamos un ejemplo: cuando observamos una amapola creemos que el color rojo está en la flor, que es “su” color, y que nuestro sentido de la vista lo único que hace es captarlo. Pero el color rojo está en el ojo de quien la contempla, mejor aún, está en el cerebro que procesa la información enviada por el nervio óptico; la sensación “rojo” es el resultado de la incidencia de determinadas ondas en la retina, ésta está preparada para percibir unas determinadas longitudes de onda, una determinada gama de colores, del violeta al rojo. Un sistema visual organizado de diferente manera, por ejemplo el de un insecto, percibiría otros colores o no percibiría ninguno. Entonces ¿”es” roja la amapola?

Lo que revela este ejemplo es que nuestro conocimiento no capta la realidad tal como es en sí misma, no podemos separar, nuestras ideas sobre la realidad, de lo que nosotros aportamos en el proceso del conocimiento para llegar a las “cosas mismas”.

La filosofía moderna se caracteriza por el cuestionamiento del realismo epistemológico tradicional y la búsqueda de una explicación más completa y profunda sobre la naturaleza del conocimiento. Este objetivo pasa por aclarar una cuestión crucial acerca del fundamento de nuestros conocimientos, es el problema de su origen: ¿de dónde proviene el conocimiento? ¿Cuál es la materia prima a partir de la cual formamos nuestras ideas?

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Una primera respuesta a esta preprovienen de la información sensibleembargo hay algunas objeciones a este planteamiento, sobre todo desde la inquietud por explicar el origen de las ideas verdaderas:

a) Los sentidos solo nos muestran datos particularesaquel triángulo, pero muchos de nuestmanejar ideas generales y universales: el “ser humano”, el concepto abstracto de “triángulo”. Parece que nuestro entendimiento es capaz de captar las características comunes que hay entre los diversos individuos concreque la filosofía antigua denominaba “la esencia”), y esa capacidad es ajena al trabajo de los sentidos (¿de dónde proviene la certeza de que la sumo de los ángulos interiores de un triángulo es siempre igual a 180 grados, afirmación aplicable a todos los triángulos, vistos o no)

b) Por otra parte, los sentidos nos proporcionan siempre datos contingentesdecir, las cosas que percibimos son como son, pero podrían ser de otra manera. Sin embargo poseemos conocimientos que son necesariosideas que expresan hechos que no pueden ser de un modo distinto al que son, sobre todo en el campo de las matemáticas (la línea recta es la distancia corta entre dos puntos), precisamente tenemos la impresión de que estos últimos conocimientos son más verdaderos. Pero, ¿de dónde proceden?, estos conocimientos matemáticos no parecen tener ningún referente sensible: un punto tiene solo una dimensión, y una recta dos, en la realidad sensible todos los objetos son tridimensionales.

En definitiva, hay argumentos para rechazar que la fuente de todos los conocimientos sean los sentidos, pero también los hay para rechazar la idea de que sea posible el conocimiento sin información sensible. Esto ha dado lugar a dos teorías distintas sobre el origen, alcance y límite del conocimiento: el Racionalismo se inicia en Europa, en el siglo XVII, fue inaugurado por René Descartes y continuado por Malebranche, Spinoza y Leibnitz. El Empirismo surge en el Reino Unido a finales del siglo XVII de la mano de J. Locke, como una reacción al Racionalismo continental, son también empiristas los filósofos británicos Berkeley y Hume.

Los empiristas sostienen que todos los conocimientos proceden de los sentidosconocimientos universales y necesarios no son más que operaciones mentales, que no nos dicen nada sobre la realidad, aunque son herramientas útiles para el progreso

primera respuesta a esta pregunta podría ser la siguiente: los conocimientos provienen de la información sensible, lo que percibimos es lo que conocemos. Sembargo hay algunas objeciones a este planteamiento, sobre todo desde la inquietud por explicar el origen de las ideas verdaderas:

Los sentidos solo nos muestran datos particulares, este hombre concreto, aquel triángulo, pero muchos de nuestros conocimientos se caracterizan por manejar ideas generales y universales: el “ser humano”, el concepto abstracto de “triángulo”. Parece que nuestro entendimiento es capaz de captar las características comunes que hay entre los diversos individuos concreque la filosofía antigua denominaba “la esencia”), y esa capacidad es ajena al trabajo de los sentidos (¿de dónde proviene la certeza de que la sumo de los ángulos interiores de un triángulo es siempre igual a 180 grados, afirmación

os los triángulos, vistos o no)

los sentidos nos proporcionan siempre datos contingentesdecir, las cosas que percibimos son como son, pero podrían ser de otra

Sin embargo poseemos conocimientos que son necesariosideas que expresan hechos que no pueden ser de un modo distinto al que son, sobre todo en el campo de las matemáticas (la línea recta es la distancia corta entre dos puntos), precisamente tenemos la impresión de que estos

os son más verdaderos. Pero, ¿de dónde proceden?, estos conocimientos matemáticos no parecen tener ningún referente sensible: un punto tiene solo una dimensión, y una recta dos, en la realidad sensible todos los objetos son tridimensionales.

va, hay argumentos para rechazar que la fuente de todos los conocimientos sean los sentidos, pero también los hay para rechazar la idea de que sea posible el conocimiento sin información sensible. Esto ha dado lugar a dos teorías distintas sobre

alcance y límite del conocimiento: el Racionalismo y el EmpirismoRacionalismo se inicia en Europa, en el siglo XVII, fue inaugurado por René Descartes

ntinuado por Malebranche, Spinoza y Leibnitz. El Empirismo surge en el Reino el siglo XVII de la mano de J. Locke, como una reacción al

Racionalismo continental, son también empiristas los filósofos británicos Berkeley y

Los empiristas sostienen que todos los conocimientos proceden de los sentidosales y necesarios no son más que operaciones mentales, que

no nos dicen nada sobre la realidad, aunque son herramientas útiles para el progreso

os conocimientos conocemos. Sin

embargo hay algunas objeciones a este planteamiento, sobre todo desde la inquietud

, este hombre concreto, ros conocimientos se caracterizan por

manejar ideas generales y universales: el “ser humano”, el concepto abstracto de “triángulo”. Parece que nuestro entendimiento es capaz de captar las características comunes que hay entre los diversos individuos concretos (lo que la filosofía antigua denominaba “la esencia”), y esa capacidad es ajena al trabajo de los sentidos (¿de dónde proviene la certeza de que la sumo de los ángulos interiores de un triángulo es siempre igual a 180 grados, afirmación

los sentidos nos proporcionan siempre datos contingentes, es decir, las cosas que percibimos son como son, pero podrían ser de otra

Sin embargo poseemos conocimientos que son necesarios, a saber, ideas que expresan hechos que no pueden ser de un modo distinto al que son, sobre todo en el campo de las matemáticas (la línea recta es la distancia máscorta entre dos puntos), precisamente tenemos la impresión de que estos

os son más verdaderos. Pero, ¿de dónde proceden?, estos conocimientos matemáticos no parecen tener ningún referente sensible: un punto tiene solo una dimensión, y una recta dos, en la realidad sensible todos

va, hay argumentos para rechazar que la fuente de todos los conocimientos sean los sentidos, pero también los hay para rechazar la idea de que sea posible el conocimiento sin información sensible. Esto ha dado lugar a dos teorías distintas sobre

Empirismo. El Racionalismo se inicia en Europa, en el siglo XVII, fue inaugurado por René Descartes

ntinuado por Malebranche, Spinoza y Leibnitz. El Empirismo surge en el Reino el siglo XVII de la mano de J. Locke, como una reacción al

Racionalismo continental, son también empiristas los filósofos británicos Berkeley y

Los empiristas sostienen que todos los conocimientos proceden de los sentidos, los ales y necesarios no son más que operaciones mentales, que

no nos dicen nada sobre la realidad, aunque son herramientas útiles para el progreso

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del conocimiento. Las ideas universales o conceptos no son más que elementos comunes extraídos a partir de la superposición de imágenes sensibles (como la superposición de fotografías de miembros de una misma familia nos ayuda a extraer los rasgos comunes a todos ellos). La mente humana nace como un papel en blanco (tábula rasa) que se va llenando de impresiones procedentes de los órganos de los sentidos. Estas impresiones se combinan entre sí y formamos ideas generales sobre la realidad.

Por el contrarío, los racionalistas piensan que la verdadera fuente del conocimiento está en la razón, que es una facultad que nos permite acceder a lo universal y necesario. Esta capacidad es propia de nuestra mente y no le debe nada a la información sensible. Según el Racionalismo nacemos sabiendo, con unos conocimientos innatos (En esto recordamos a Platón, para quien el alma nace conociendo el mundo de las ideas, de tal modo que aprender no es sino “recordar”). Estos conocimientos innatos no lo explican todo, necesitamos la ayuda de los datos sensibles, pero los conocimientos universales y necesarios, gracias a los cuales somos capaces de ir más allá de la información parcial y limitada de los sentidos, provienen de nuestra mente. Para el Racionalismo, las matemáticas son el modelo ideal de conocimiento, precisamente por su independencia de los datos sensibles, ya que éstos son poco fiables y a veces nos conducen a error.

La importancia de Descartes consiste en que él inicia la tradición del Racionalismo, poniendo en duda la Filosofía Medieval e inaugurando un nuevo camino. Al atreverse a “partir desde cero”, criticando la filosofía Escolástica, Descartes es el primer pensador moderno. De los sistemas filosóficos anteriores critica su “realismo ingenuo”. El “realismo” piensa que la realidad está ahí, y que puede ser conocida tal como es. Pero Descartes ( y a partir de él, toda la filosofía moderna) defiende que conocer no es conocer la realidad sino nuestras ideas sobre la realidad. Nuestro pensamiento recae sobre ideas, y nuestro problema filosófico fundamental, en esta época, es como tener la certeza de si estas ideas se corresponden con la realidad o no, para ello no hay más remedio que analizar las ideas. Partimos del análisis del conocimiento, y veremos si, a través de este análisis podemos alcanzar una realidad segura, para hacer una filosofía segura y verdadera, con una base firme, que no se derrumbe como la Filosofía Escolástica.

Por último debemos tener en cuenta que la filosofía moderna interpreta el proceso de conocimiento como una relación entre un SUJETO que conoce, y un OBJETO que es conocido, el Racionalismo haría énfasis en el sujeto, es decir, en el importante papel de los contenidos de nuestra razón en el proceso de conocimiento, dándosele muy poco valor cognoscitivo a la información sensible, que es considerada “fuente de

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error”. El Empirismo da más importancia al objeto, del que proceden los datos sensibles que utilizamos como material a partir del cual conocemos las cosas, para el Empirismo, la razón humana tiene un papel bastante pobre en el proceso delconocimiento, limitándose a reflejar dócilmente la realidad y a elaborar generalizaciones a partir de datos sensibles.

Una postura mas equilibrada ante el problema del conocimiento la encontraremos en el Criticismo kantiano, para Kant, tan importante es lo que pueda aportar el sujeto (lo va a llamar “lo a-priori”) como lo que proviene del objeto (es decir, lo “a-posteriori”). “conocer” es una actividad en la cual la inteligencia y los sentidos construyen el objeto del conocimiento. En definitiva, es evidente que el Realismo aristotélico ha quedado superado, en el conocimiento es inseparable lo que nosotros ponemos de lo que proviene de fuera, nuestra mente es un espejo que distorsiona lo que refleja según su modo de actuar. De forma que nunca podremos saber cómo es “de verdad” la amapola.

6- René Descartes en su época: Biografía y Obras

el desarrollo del Humanismo y la aparición de la ciencia moderna que se ocupa del estudio de la naturaleza. Por último hay que destacar, en el ámbito filosófico, la aparición del Escepticismo.

Hasta los 16 años Descartes estudia en el colegio jesuita de La Flèche, uno de los más prestigiosos de Francia, estudiando luego Derecho en la Universidad de Poitiers. Según la propia confesión de Descartes, tanto en el Discurso del método como en las Meditaciones, las enseñanzas del colegio le decepcionaron, debido a las numerosas lagunas que presentaban los saberes recibidos, a excepción de las matemáticas, en donde veía la posibilidad de encontrar un verdadero saber. En la 2ª parte del “Discurso del método” , Descartes compara los saberesde su tiempo con una ciudad vieja, llena de callejones y recovecos por haber sido construidospor muchas personas distintas sin un plan de trabajo común.

“De igual modo, juzgaba que las ciencias expuestas en los libros, al menos aquellas cuyas razones solamente son probables y que carecen de demostraciones, habiendo

René Descartes nació en La Haye, Francia, en el año 1596, en el seno de una familia acomodada. Su vida transcurre en el Barroco, un periodo de la historia europea caracterizado por ser una época de crisis y cambios profundos, en la sociedad, la política y la cultura. De estos cambios cabe resaltar la emergencia de una nueva clase social, la burguesía, el progresivo abandono del modo de producción feudal, la constitución de los Estados Nacionales, la transformación de las relaciones entre Iglesia y Estado. A estos cambios sociales y políticos hay que añadir los cambios culturales:

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sido compuestas y progresivamente engrosadas con las opiniones de muchas y diversas personas, no están tan cerca de la verdad como los simples razonamientos que un hombre de buen sentido puede naturalmente realizar en relación con aquellas cosas que se presentan.” (Discurso del Método, II)

De entre todos los estudios realizados el que más le decepciona es la Filosofía, en el que no encuentra más que opiniones infundadas y desacuerdos: “Pero habiendo conocido desde el colegio que no podría imaginarse algo tan extraño y poco comprensible que no haya sido dicho por alguno de los filósofos…..” (Discurso del Método, II). Con este tipo de observaciones Descartes se revela como un hombre de la Edad Moderna, que ya no se conforma con aceptar sumisamente las ideas de las Autoridades Filosóficas o Religiosas, como se hacía en la Edad Media, sino que tiene un espíritu crítico basado en sus propios razonamientos. Esta confianza en la propia razón es característica de la nueva época.

Y es que en esta época la cultura oficial sigue siendo la escolástica medieval, pero se trata de una cultura dogmática y cerrada que no se adapta a las inquietudes de los intelectuales de la época, influidos estos últimos por las novedades que había traído el Renacimiento, y sobre todo por el nuevo enfoque de la ciencia. El pasado se resiste a morir, y la Inquisición persigue con saña a aquellos que se desvían de la doctrina oficial. A Galileo casi le cuesta la vida sus descubrimientos científicos. Veremos como el propio Descartes no se libra de persecuciones y conflictos con la Iglesia, a pesar de su actitud prudente, que se refleja en sus propios escritos.

“Por ello no aprobaría en forma alguna esos caracteres ligeros e inquietos que no cesan de idear constantemente alguna nueva reforma cuando no han sido llamados a la administración de los asuntos públicos no por su nacimiento ni por su posición social. Y si llegara a pensar que hubo la menor razón en este escrito por la que se me pudo suponer partidario de esta locura, estaría muy enojado porque hubiese sido publicado. Mi deseo nunca ha ido más lejos del intento de reformar mis propias opiniones y de construir sobre un cimiento enteramente personal. Y si mi trabajo me ha llegado a complacer bastante, al ofrecer aquí el ejemplo del mismo, no pretendo aconsejar a nadie que lo imite.” (Discurso del Método, II)

Al finalizar sus estudios, Descartes decide aprender “del gran libro del mundo”, iniciando un periodo de viajes, apartándose de las aulas, convencido de que en ellas no encontrará el verdadero saber. Decide enrolarse en el ejército del príncipe Mauricio de Nassau, Allí conocerá a un joven científico, Isaac Beeckman con quien mantiene durante años una intensa amistad, y quien influye decisivamente en Descartes, sobre todo en la concepción de una física matemática. Continúa posteriormente sus investigaciones en geometría, álgebra y mecánica, orientado hacia la búsqueda de un método "científico" y universal.

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En 1619 Se enrola en el ejército del duque Maximiliano de Baviera. Pasa el invierno acuartelado cerca de Baviera, allí, con apenas 21 años de edad, elabora su método, fusión de procedimientos lógicos, geométricos y algebraicos. De esa época será la concepción de la posibilidad de una matemática universal (la idea de una ciencia universal, de un verdadero saber) y se promete emplearla en renovar toda la ciencia y toda la filosofía. En ese momento de su vida decide dedicarse a la filosofía y abandona la carrera militar.

De 1620 a 1628 viaja a través de Europa, residiendo en París entre los años 1625-28,. Durante este período se ejercita en su método, se libera de los prejuicios, acumula experiencias y elabora múltiples trabajos descubriendo especialmente en 1626 la ley de refracción de los rayos luminosos. También en esta época redacta las "Reglas para la dirección del espíritu", obra inacabada que expone lo esencial de su método.

En 1628 se retira a Holanda para trabajar en paz. Permanecerá allí veinte años, cambiando a menudo de residencia, completamente ocupado en su tarea filosófica. Comienza por componer un pequeño tratado de metafísica sobre el alma y Dios Dicho tratado contendría ya las ideas fundamentales de lo que serían posteriormente las "Meditaciones metafísicas".

Interrumpe la elaboración de dicho tratado para escribir en 1629 un "Tratado del mundo y de la luz" que acaba en 1633 y que contiene su física, de carácter mecanicista. Pero, habiendo conocido por azar la condena de Galileo por haber sostenido el movimiento de la tierra (que también sostenía Descartes), renuncia a publicar su trabajo.

Para difundir su doctrina mientras tanto publica resúmenes de su física, precedidos por un prefacio. Es el famoso "Discurso del método", seguido de "La Dióptrica", los "Meteoros" y "La Geometría", que sólo son ensayos de este método (1637). El éxito le conduce a dedicarse completamente a la filosofía. Publica en 1641, en latín, la "Meditaciones sobre la filosofía primera", más conocida como Las Meditaciones metafísicas. En 1644 publica en latín los "Principios de la filosofía". La publicación de estas obras le proporciona a Descartes el reconocimiento público, pero también es la causa de numerosas disputas. En 1649 publica "Las pasiones del alma", más conocida como el Tratado de las pasiones, que será la última obra publicada en vida del autor y supervisada por él.

Muchas de las precauciones que Descartes tomó a la hora de presentar en sociedad sus descubrimientos tenían que ver con el miedo a ser objeto de la persecución eclesiástica. Así, en 1633, cuando supo que Galileo había sido condenado por la Inquisición, decidió paralizar la publicación de su obra. Según cuenta W. Weischedel, llegó a escribirle una carta a un amigo en la que le decía: «El mundo no conocerá mi obra antes de que pasen cien años de mi muerte». A lo que el amigo respondió en broma que, puesto que la humanidad no podía privarse durante tanto tiempo del acceso a los libros de semejante sabio, tal vez habría que ir pensando en matarlo cuanto antes."

Pedro González Calero, Filosofía para bufones

Posteriormente realiza tres viajes a Francia, en 1644, 47 y 48. Será en el curso del segundo cuando conozca a Pascal. Su fama le valdrá la atención de la reina Cristina de Suecia. Es invitado por ella en febrero de 1649 para que le introduzca en su filosofía. Descartes,

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reticente, parte sin embargo en septiembre para Suecia. El alejamiento, el rigor del invierno, la envidia de los doctos, contraría su estancia. La reina le cita en palacio cada mañana a las cinco de la madrugada para recibir sus lecciones. Descartes, de salud frágil y acostumbrado a permanecer escribiendo en la cama hasta media mañana, coge frío y muere de una neumonía en Estocolmo el 11 de febrero de 1650 a la edad de 53 años

Obras filosóficas de Descartes

La obra cartesiana, pese a la temprana muerte de su autor, abarca una extensión considerable, si incluimos en ella la abundante correspondencia mantenida a lo largo de su vida y las obras no publicadas por él. La edición de referencia de sus obras completas es la realizada por Charles Adam y Paul Tannery de 1897 a 1909 en 11 tomos, con un suplemento añadido en 1913. El tomo 12 contiene una vida de Descartes escrita por Charles Adam. La última reedición de estas obras completas data de 1996.

A) Obras publicadas durante la vida de Descartes

1637.

"Discours de la méthode pour bien conduire sa raison, et chercher la Verité dans les sciences. Plus la Dioptrique, le Météores et la Géometrie, qui sont des essais de cette méthode". ("Discurso del método", seguido de la "Dióptrica", los "Meteoros" y la "Geometría"), editada en Leyden por Jean Maire.

1641.

"Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", editada por Michel Soly en París. En esta primera edición en latín de las "Meditaciones metafísicas" se incluyen sólo las seis primeras series de objeciones y respuestas.

1642.

"Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", segunda edición en Amsterdam, a cargo de Louis Elzevier, en las que se incluyen las séptimas objeciones y la carta al P. Dinet.

1643.

"Epistola Renati Descartes ad celeberrimum virum D. Gisbertum Voetium", también editada por Louis Elzevier, en la que Descartes responde a un escrito denigratorio editado por Voetius.

1644.

"Renati Descartes Principia Philosophiae", primera edición de los "Principios de la filosofía", a cargo de Louis Elzevier en Amsterdam, obra dedicada a Elisabeth de Bohemia.

1644. Edición en latín del "Discurso del método", traducido por Et. de Courcelles y revisado por Descartes, con la "Dióptrica" y los "Meteoros", pero no la "Geometría", (que será editada en latín en 1649 por Schooten en traducción no revisada por Descartes.)

1647.

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"Les Méditations métaphysiques de René Descartes", traducidas por el duque de Luynes son la primera edición en francés de las "Meditaciones", editadas en París por Veuve Jean Camusat y Pierre Le Petit. Se incluyen las respuestas a las primeras, segundas, terceras, cuartas y sextas objeciones, traducidas por Clerselier. Ambas traducciones fueron revisadas por Descartes

1647. "Les principes de la philosophie", primera edición en francés, en París, a cargo de Henri Le Gras. La traducción del abate Picot fue revisada por Descartes, quien añade una carta prefacio.

1649.

"Les Passions de l'âme", (más conocida entre nosotros como el "Tratado de las pasiones"), publicada por varios editores: en Holanda por Louis Elzevier y en Francia por Henri Le Gras, entre otros.

B) Obras publicadas tras la muerte de Descartes

El principal editor de Descartes es su cuñado Claude Clerselier. A la muerte de Descartes en Estocolmo el embajador de Francia Hector-Pierre Chanut se hace cargo de sus escritos, que envía a Clerselier, quien procede a editar algunas de sus obras y gran parte de su correspondencia:

1657.

"Lettres de Descartes", editadas por Charles Angot y Henri Le Gras, en París. Un segundo volumen será editado en 1659, con traducciones más o menos afortundas de su correspondencia en latín.

1664.

"L' homme de Descartes" (el Tratado del hombre) y el "Traité de la formation du foetus", ambas editadas por Charles Angot y Théodore Girard.

1667.

"Le Monde", según el texto original, editado por Michel Bobin y Nicolas Le Gras, junto a una nueva edición del Tratado del hombre .

1668.

Ediciones del "Tratado de mecánica" y del "Tratado de música", así como de nuevas entregas de la correspondencia cartesiana, a cargo de varios editores.

El resto de las obras inéditas de Descartes se publicaron esporádicamente a lo largo de los siglos XVIII y XIX, culminando en la edición de sus obras completas por Charles Adam y Paul Tannery entre los años 1897 y 1909, convertida en la obra de referencia de la bibliografía cartesiana.

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FILOSOFÍA CARTESIANA

1- RAZÓN Y MÉTODO, EL CRITERIO DE VERDAD

(2ª parte del “Discurso del método)

a) La inducción y la deducciónb) Filosofía cartesiana, el

“Discurso del método”c) La unidad de la razón y el

método

2- LA ESTRUCTURA DE LA REALIDAD, LA SUSTANCIA

(4ª parte del “Discurso del Método”)

a) La duda y la primera certeza, “pienso luego existo”.

a.1- LA DUDA METÓDICA:

a.2- La primera certeza: el cógito

b) Las ideas. b.1- las ideas, objeto del pensamiento:

b.2- la idea como realidad objetiva y como acto mental.

b.3- clases de ideas:

c) La existencia de Dios y el mundo

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FILOSOFÍA CARTESIANA

1- RAZÓN Y MÉTODO, EL CRITERIO DE VERDAD(2ª parte del “Discurso del método”)

El Racionalismo es la corriente filosófica que representa el nacimiento de la filosofía moderna en el siglo XVII. Supone el fin del periodo filosófico del Renacimiento, cuyos rasgos fundamentales fueron:

- separación definitiva entre razón y fe- humanismo, el ser humano se convierte en el eje de la reflexión

filosófica (frente al teocentrismo medieval)- recuperación de la filosofía clásica, libre de connotaciones teológicas.

El iniciador del Racionalismo fue René Descartes (1556-1650), continúan este movimiento filosófico Malebranche, Spinoza y Leibniz. El Racionalismo deriva su nombre de la importancia que se concede a la razón como principio supremo en el ámbito del conocimiento, ya que la razón es interpretada como origen y fuente de todos nuestros conocimientos válidos sobre la realidad. Los racionalistas defienden que el origen del conocimiento verdadero son una serie de principios o ideas innatas que posee la razón en sí misma y con independencia de los sentidos.

Por lo tanto a la experiencia sensible se le niega todo valor como fundamento del conocimiento, la información procedente de los objetos exteriores y captada a través de la sensibilidad no nos ofrece una imagen fidedigna del mundo.

a) La inducción y la deducción

El Racionalismo considera a las matemáticas como modelo de todo conocimiento. Las matemáticas deben su exactitud al método que utiliza en su investigación: el método deductivo. A partir de una serie de teoremas que se consideran evidentes e indemostrables (axiomas) se construye todo el saber matemático. La exactitud de las matemáticas es el resultado de la veracidad de sus primeros principios y de la rigurosidad con la que se van efectuando sus demostraciones.

Descartes pretende extrapolar el método deductivo a todo el conjunto del saber, para ello se afana en encontrar los primeros principios (verdaderos e indemostrables) del conocimiento. Para garantizar la veracidad de estos “primeros principios” utiliza el “criterio de certeza” según el cual estos principios deben caracterizarse por su CLARIDAD (su verdad debe ser

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comprendida de forma inmediata), y DISTINCIÓN (no deben ser deducidos de otras ideas, sino que deben ser el punto de partida para la deducción).

Algunos ejemplos de ideas claras y distintas:

El todo es mayor que la parte La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos (A A) De la nada, nada procede.

Estas ideas son evidentes y no necesitan demostración, Descartes propone encontrar, de entre el conjunto de conocimientos que poseemos ideas claras y distintas a partir de las cuales podamos deducir, a través de razonamientos rigurosos, el resto del saber. De este modo podremos tener tanta seguridad en la verdad de nuestros conocimientos, como la que encontramos en las demostraciones matemáticas.

Podemos encontrar estos “axiomas del conocimiento” examinando el conjunto de conocimientos que ya poseemos, se trataría de ir ANALIZANDO, es decir, separando unas ideas de otras para descubrir de entre ellas, cuales son las más claras y distintas, las IDEAS SIMPLES.

b) Filosofía cartesiana, el “Discurso del Método”

Descartes parte de una actitud decepcionada y crítica frente al saber escolástico de su tiempo, al que ha tenido acceso durante sus años de formación en el colegio de La Flèche. De todos sus estudios solo las matemáticas le convencen, por la claridad y evidencia de sus razones. En la filosofía, piensa, todo es dudoso y objeto de disputas, las matemáticas se le presentan como el único conocimiento firme.

En el comienzo de la segunda parte del “Discurso…” compara la filosofía y el saber de su tiempo con una vieja ciudad, falto de unidad e inservible. Sin embargo, del mismo modo que no vemos que se derribe una ciudad entera, Descartes no se propone derribar todo el edificio del saber, sino solo, como hacen algunos, reformar su propia vivienda, o lo que es lo mismo, se propone abandonar aquellas enseñanzas obsoletas que recibió en su juventud, para aceptarlas tras haberlas sometido a un severo juicio. El proyecto es, pues, un proyecto personal.

1- El punto de partida para esta reforma es la afirmación cartesiana del carácter unitario del saber humano, las distintas ciencias no son más que las distintas manifestaciones del saber. El saber es único porque

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procede de la razón, y ésta es única, tanto si persigue el conocimiento de lo verdadero y de lo falso, como si se aplica al ordenamiento de la conducta.

2- La segunda afirmación cartesiana es que el saber tiene carácter orgánico, es decir que todas las manifestaciones del saber están relacionadas entre sí, como las distintas partes de un árbol, en el cual la metafísica, como las raíces, constituye el cimiento sobre el que se asienta la física, como tronco y de éste último nacen el resto de las ciencias particulares.

3- Como todas las ciencias toman sus principios de la filosofía, y ésta es objeto de disputa, deben resultar también ellas forzosamente dudosas. Por lo tanto el propósito de la filosofía cartesiana va a ser “sanear” el árbol del saber, comenzando por su base, la filosofía, se trata de reconstruir una ciencia única, con un único método, el deductivo, y un solo instrumento: la razón.

Vemos que Descartes rechaza toda autoridad, ya sea de los sentidos o de la tradición filosófica anterior, y a imitación de la ciencia matemática se propone reconstruir deductivamente todo el saber. Al logro de este objetivo responden el método y la duda cartesiana.

c) La unidad de la razón y el método Puesto que la todas las ciencias no son más que manifestaciones de la razón, lo primero que interesa a Descartes en su labor saneadora es analizar cual es su estructura y a este respecto afirma que son dos los modos en que actúa:

- Intuición: es una especie de “luz natural” o instinto por medio del cual captamos los conceptos simples que provienen de la misma razón. Estas ideas las captamos con absoluta evidencia, tenemos certeza de que son ideas verdaderas por su claridad y distinción, por ello estas “ideas simples” no necesitan ser demostradas.

- Deducción: entre unas ideas simples y otras pueden establecerse conexiones, que la razón descubre por medio de la deducción.

En definitiva la intuición y la deducción constituyen la dinámica interna del conocimiento, por eso si queremos aplicar correctamente el conocimiento para llegar a un saber indudable debemos conducir el pensamiento siguiendo un doble procedimiento: el análisis y la síntesis

- Análisis: descomponer las ideas que componen el conocimiento hasta llegar a sus elementos más simples.

- Síntesis: reconstruir deductivamente lo complejo a partir de lo simple, estableciendo poco a poco y ordenadamente, relaciones entre unas ideas y otras.

A cada uno de estos momentos se refieren respectivamente las reglas segunda y tercera del método cartesiano. Así pues ya tenemos delimitadas las cuatro reglas del método, el objetivo de las mismas es facilitar el acceso a un conocimiento verdadero:”estas reglas impiden tomar lo verdadero como falso y lo falso como verdadero”.

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1ª regla: Evidencia, solo aceptar como verdadero aquello que se presenta a mi inteligencia clara y distintamente.

2ª regla: Análisis, separar un problema en sus elementos componentes, eliminando lo superfluo hasta llegar a sus aspectos más simples y sencillos.

3ª regla: Síntesis, reconstruir el problema ordenadamente, avanzando desde lo más simple a lo más complejo.

4ª regla: Enumeración y revisión, repasar el trabajo realizado cuantas veces sea necesario, hasta estar seguro de haber procedido correctamente.

Esta forma de proceder es la única posible, ya que es la única que está en consonancia con el funcionamiento de la razón. Hasta ahora, piensa Descartes, este método sólo se ha utilizado en la lógica y las matemáticas. Su intención es proyectarlo hacia todos los saberes, comenzando por la metafísica, raíz de todas las ciencias.

2- LA ESTRUCTURA DE LA REALIDAD, LA SUSTANCIA(4ª parte del “Discurso del Método”)

a) La duda y la primera certeza, “pienso luego existo”.

a.1- LA DUDA METÓDICA:

Descartes está convencido de que el entendimiento puede encontrar en sí mismo y por sí mismo una serie de verdades fundamentales que van a ser los cimientos del conjunto del saber. Estas verdades han de estar libres de toda duda, así que Descartes comenzará a aplicar su método dudando de todas aquellas ideas en las que quepa imaginar algún motivo de duda: este es el sentido de la duda metodológica.

- Descartes duda, en primer lugar, de la fiabilidad del conocimiento sensible. Puesto que nuestros sentidos nos engañan a veces, ¿cómo podemos estar seguros de que no nos están engañando siempre?. Este motivo de duda supone el rechazo al conocimiento sensible típico del racionalismo, estamos barajando la posibilidad de que la realidad no sea tal como nosotros la percibimos. Nuestra creencia en que los sentidos nos muestran las cosas exteriores a nosotros tal como son, es, para Descartes, una creencia sin fundamento.

- El segundo motivo de duda tiene un planteamiento más radical, puesto que afecta a nuestra creencia en la existencia del mundo. Podemos pensar: “pues bien, es posible que el mundo externo a mí no sea tal y como yo lo percibo, pero es incuestionable que el mundo es, está ahí”... Descartes argumenta del siguiente modo: puesto que muchas veces tenemos sueños tan vívidos que, al despertar creemos reales las experiencias soñadas, ¿por qué no podemos suponer que el mundo que percibimos es el resultado de una ensoñación?. Descartes mantiene, como hipótesis, esta posibilidad, que, a su juicio, pone en

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entredicho nuestra creencia sobre la existencia de una realidad exterior a nosotros.

- Hemos puesto en entredicho nuestra imagen del mundo –algo muy típico en un racionalista- , hemos cuestionado incluso la propia existencia del mundo, pero aún hay algo de lo que podemos estar seguros: de la verdad de los razonamientos abstractos, lógicos y matemáticos. ¿Qué racionalista se atrevería a cuestionar este tipo de verdades, absolutamente abstractas e independientes de la realidad material?. Pues bien, Descartes, en su afán por encontrar una verdad absolutamente indudable se atreve a cuestionar esta creencia racionalista, que también considera injustificada. Plantea la hipótesis de la existencia de un “genio maligno”, cuya única función fuese la de conducirnos al error, haciéndonos creer que las demostraciones abstractas de las matemáticas son coherentes y verdaderas cuando en realidad no lo son. En un lenguaje moderno, Descartes estaría planteando la posibilidad de un delirio que nos hiciese elaborar fantásticas demostraciones cuya coherencia y verdad fuesen absolutamente imaginarias. Este argumento cartesiano es una mera hipótesis, pero cabe plantearla, luego cabe la posibilidad de dudar, también, de la fiabilidad de nuestros conocimientos lógicos y matemáticos.

-a.2- La primera certeza: el cógito

La duda, así planteada, parece conducirnos a un escepticismo radical, sin embargo, Descartes encuentra, en la propia duda, la primera certeza inamovible: la existencia del propio sujeto que piensa y duda, esta certeza se resume en la afirmación cartesiana “cógito, ergo sum”: pienso, luego soy. Esta primera certeza:

-se capta de forma inmediata, su verdad es intuida.

-es una idea clara y distinta

-será modelo de certeza, toda aquella idea que se conciba con la misma claridad y distinción será una idea simple y principio firme del saber.

El descubrimiento de la primera certeza revela un conocimiento del que puedo estar absolutamente seguro porque escapa a cualquier motivo de duda: la seguridad en mi propia existencia. No obstante debemos tener en cuenta lo que conocemos sobre nosotros mismos: somos “algo” que piensa, el sujeto existe, para Descartes, únicamente como actividad pensante. Es lo único, por ahora, que conocemos con certeza.

b) Las ideas.b.1- Las ideas, objeto del pensamiento:

A partir de la primera certeza, y de acuerdo a la tercera regla del método (de síntesis o reconstrucción deductiva) Descartes pretende demostrar la existencia del resto de la realidad. Sin embargo, esta no es una tarea fácil, ya que la mera existencia del sujeto no nos permite, en principio, deducir la

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existencia de nada más. Nos encontramos en una situación de solipsismo, en una clausura del yo en su propia conciencia. ¿Cómo podemos resolver la existencia de otras realidades, a partir de la existencia del sujeto y de acuerdo al ideal deductivo?

En primer lugar, Descartes analiza cuales son los elementos de los que disponemos para nuestra deducción, a saber:

- el yo que piensa, es decir, el pensamiento como actividad- las ideas que piensa el yo.

Veamos un ejemplo, si afirmo: “Yo pienso que el mundo existe” (porque no esté dispuesto a dar crédito al segundo motivo de duda), Descartes nos diría que, en principio, esta afirmación sólo expresa una creencia, pero una cosa son nuestros pensamientos acerca de la existencia del mundo, y otra, muy distinta, es su existencia efectiva. Deberíamos plantearnos la cuestión en los siguientes términos, si analizamos los elementos que intervienen en la afirmación “yo pienso que el mundo existe”, tendríamos:

a) el yo que piensa, cuya existencia es evidente.b) El mundo o realidad exterior al yo, cuya existencia está por

demostrarc) Las ideas de “mundo” y “existencia”, que indudablemente yo poseo,

en caso contrario no podría pensar que el mundo existe.

Así, afirma Descartes, podemos estar seguros de que el pensamiento es una actividad que recae sobre ideas de las cosas, no sobre las cosas mismas, como defendía el realismo ingenuo de Aristóteles. La idea es una especie de representación de la realidad, pero ¿cómo asegurar que esa realidad – el mundo- existe?

b.2- la idea como realidad objetiva y como acto mental.

Descartes distingue dos aspectos en las ideas: las ideas en cuanto que son actos mentales (o “modos del pensamiento”) y las ideas en cuanto que poseen un contenido objetivo (es decir, lo que representan). En cuanto que actos mentales, todas las ideas poseen la misma realidad, todas ellas son, por así decirlo, el resultado del trabajo de la razón. En cuanto a su contenido, su realidad es diversa, pues representan unas cosas u otras. En consecuencia Descartes se plantea la pregunta por la causa objetiva del contenido de las ideas. Su propósito es descubrir si existe alguna idea cuya causa objetiva remita a algo superior al propio sujeto que piensa.

b.3- clases de ideas:

Descartes diferencia tres tipos de ideas:

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Adventicias: parecen provenir de una experiencia externa, por ejemplo la idea de montaña, la idea de oro… No sabemos si existe una realidad externa que haya causado estas experiencias, pero podemos imaginar que mi mente las haya inventado.

Facticias: Aquellas que resultan de la unión de ideas adventicias, por ejemplo: la idea de una montaña de oro. Son una creación mía.

Innatas: aquellas que posee el pensamiento en sí mismo. En la percepción del “pienso luego existo” descubre ciertas ideas que, ni proceden de la experiencia, ni de otras ideas: “pensamiento” y “existencia”. Este es uno de los pilares básicos del Racionalismo: el supuesto de que nuestra razón posee ideas innatas.

c) La existencia de Dios y el mundo

Entre las ideas innatas, Descartes descubre la idea de infinito, que se apresura a identificar con Dios. Esta idea no es ni adventicia ni facticia, no procede de una experiencia externa, porque nuestras experiencias son siempre de realidades que, en caso de ser, se nos muestran como finitas. Tampoco pueden ser facticias, ya que de ideas de seres finitos proceden ideas de seres finitos. Solo cabe que sea una idea innata, pero yo soy un ser limitado (lo demuestra el hecho de que dudo), luego tiene que existir una realidad infinita que haya puesto en mi razón la idea de infinito: Dios.

Apoya la existencia de Dios en varias demostraciones:

1- Utilizando un argumento ontológico de tipo anselmiano: la existencia es una perfección que hace más infinito a Dios.

2- Utilizando un argumento basado en el principio de causa proporcionada –principio filosófico aristotélico: a) todo cuanto existe tiene una causa que explica su existencia y b) la causa es siempre proporcional al efecto. De acuerdo con este principio la idea de Dios como ser infinito que encuentro en mi razón, no puede proceder de mí, sino de un ser infinito dotado de existencia real, luego ese ser infinito, Dios, existe.

3- Como corolario a este segundo argumento, Descartes explica que Dios debe existir como causa de mi propia existencia. Yo me reconozco como ser imperfecto, luego no puedo ser mi propia causa porque, en ese caso, no me hubiera privado a mí mismo de ninguna de las perfecciones que encuentro en la idea de Dios. Así que es preciso que exista un ser superior a mí, causa de mi ser.

Tras demostrar la existencia de Dios, Descartes puede rebatir el motivo de duda más radical de todos: la hipótesis del “genio maligno”

con el siguiente razonamiento: pretender engañar no es un signo de perfección, sino de debilidad y malicia, que son imperfecciones que no pueden darse en Dios, luego podemos confiar en la verdad que podemos encontrar en las demostraciones que se nos muestran con evidencia. En cuanto al segundo motivo de duda, la confusión entre vigilia y sueño, que

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ponía en entredicho nuestra creencia en la existencia de una realidad exterior, puesto que Dios existe, y es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que yo me engañe al creer que el mundo exista, luego el mundo, como realidad extramental, existe.

Ahora bien, Dios solo garantiza la existencia del mundo, pero no garantiza que mi percepción del mundo sea correcta, de lo que se deriva que:

- el conocimiento sensible sigue estando bajo sospecha.- De todas las cualidades que el ser humano percibe en el mundo, sólo

las “cualidades primarias”: la extensión y el movimiento, son matematizables. Las “cualidades secundarias”, olor, color, sabor… no pueden ser conocidas, puesto que no pueden ser traducidas al lenguaje matemático, en el que hay certeza. Así pues, el mundo queda definido por Descartes como “res extensa”.

Por último observamos que, para Descartes, Dios es quién garantiza que las ideas claras y distintas que nuestra mente posee, son verdaderas. Queda claro que en estas ideas no es la claridad y la distinción lo que las hace verdaderas, sino el hecho de que la posesión de estas perfecciones muestra su origen divino, y de de Dios no puede proceder falsedad alguna.

d) La estructura de la realidad. Las tres sustancias.

Tras este trabajo de reconstrucción del saber, Descartes concluye que podemos estar seguros de la existencia de tres realidades o sustancias:

Sujeto pensante. “res cógitans”, es el “alma” o “yo”.

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Mundo: “res extensa”, realidad extramental de la que solo conocemos sus cualidades matemáticas

Dios: o “res infinita”, cuya cualidad esencial es la perfección. Descartes define la sustancia como “una cosa tal que no necesita de ninguna otra para existir”, así que, en rigor, no habría mas que una sustancia: Dios. Pero también puede entenderse el yo y el mundo como sustancias, ya que son independientes la una de la otra.

3- CONCLUSIONES:

La filosofía cartesiana, por su originalidad y espíritu crítico respecto a la tradición medieval es considerada el punto de partida del pensamiento moderno. Este espíritu innovador nos permite apreciar su trascendencia. Descartes se propuso inaugurar una filosofía nueva que, abandonando los antiguos esquemas filosóficos ofreciese una imagen del ser humano y de la cultura más acorde con la nueva época.

- Respecto al ser humano: la preocupación cartesiana por demostrar la independencia del alma respecto al cuerpo ( que forma parte del “mundo”), obedece a su preocupación por justificar la libertad del pensamiento frente a cualquier instancia ajena que pudiese determinarlo. Así pues, el mundo es una realidad determinada por leyes matemáticas inquebrantables, como demuestra la ciencia moderna. El alma es, para Descartes, el “reino de la libertad”: la posibilidad de dudar de mis propios conocimientos muestra que, en el ámbito del pensamiento, no hay leyes a las que esté obligado a obedecer, más que a las que se impone a sí misma la propia razón.

- Respecto al mundo: definido por Descartes como “res extensa”, en su filosofía pretende ofrecer una imagen del mundo acorde con la física mecanicista galileana.

EL REALISMO INGENUO DE ARISTÓTELES: NUESTRO PENSAMIENTO “COPIA” LA REALIDAD.

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EL RACIONALISMO CARTESIANO: NUESTRO PENSAMIENTO CONTIENE IDEAS QUE SON REPRESENTACIONES DE LA REALIDAD.