La emergencia de una conspiración ontologica

5/16/2018 La emergencia de una conspiración ontologica - slidepdf.com

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Núcleo de aprendizaje:

Biología del Conocimiento

G1N4 HÉCTOR MARTINEZ GUERREROXalapa, Ver., 19 de Julio de 2010

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Contenido

Introducción………………………………………………………………………………… .3

El punto ciego en la educación…………………………….……………………………….4

Conocer para aprender a ser……………………………………………………………….6

El cerebro que aprende………………………………………………………………………7

Nuestro vivir humano: racionalidad y emoción………………………………………........9

La emergencia de una Conspiración ontología para la formación docente………….10

Conclusión……………………………………………………………………………………12

Referencias bibliográficas………………………………………………………………… ..13



Introducción

Reflexionar en el acto del conocer como un fenómeno biológico y social, en donde, cada sujetodesde su individualidad y autonomía se autoproduce, a través de constantes interacciones con elmedio del que forma parte y relacionarlo con la actividad docente y el proceso de educar,representa una maravillosa oportunidad para que, en las siguientes líneas se exprese, desde larazón, emoción y pasión, el resultado del análisis de las lecturas que conformaron el núcleo deaprendizaje “Biología del Conocimiento”.

Para hacerlo, en primer lugar, se pone en perspectiva la crisis educativa que señalan losorganismos nacionales e internacionales, encargados de evaluar el desempeño escolar de losalumnos, así como las medidas que han tomado los responsables de la política educativa en elpaís para revertir este fenómeno.

En este sentido, se afirma que la realidad educativa, nos ha vuelto ciegos y nos mantiene inertes ypasivos para actuar, como si tuviéramos anteojuelos que nos impide ver más allá de la verdad queotros nos muestran como única; es a lo que se le llama el punto ciego de la educación, “no vemosque no vemos” (Maturana, 2003: 8).

Para contrarrestar los efectos del punto ciego de la educación, se describe la importancia de

comprender nuestra biología del conocer, como una característica que distingue a los sereshumanos; como unidades independientes, discretos, autónomos, en donde todo lo que les sucede,tanto en el plano biológico como social, ocurre en la individualidad de su operar, de su ser, a travésde su propia autorrealización, porque la vida no tiene sentido fuera de sí misma.

En seguida, se destaca el papel de la neurociencia y su relación con el aprendizaje, reconociendoal cerebro como el órgano rector de todas las actividades que lleva a cabo el ser humano, de loque se infiere la importancia de sus implicaciones en el ámbito educativo. Al reconocer el valorpedagógico de las investigaciones de la neurociencia, nos permite proponer actividades quefavorezcan su desarrollo para lograr mayores niveles de aprendizaje y de inteligencia. Laimportancia de conocer cómo funciona el cerebro, resulta vital para ayudar a los alumnos aprendera aprender.

Se argumenta sobre los fundamentos vitales, que hacen posible la existencia del fenómenobiológico y el fenómeno social: la razón y la emoción. Ambos conceptos son descritos en términosde conductas y expresiones externas e internas que colocan a los seres humanos en diversosdominios de acción, de los cuales dependen sus reacciones y determinaciones para operar comoseres vivientes.

Al describir a la razón y a la emoción como dominios de acción en los que se desplaza el serhumano para hacer emerger un mundo en común de mayor convivencia, nos permite comprenderel actuar de los alumnos en su actividad cotidiana.

Por último, se propone integrarse a un gran movimiento social, fundado en la convivencia, el

hacer común y el lenguaje consensuado, que haga posible, a través de una Conspiraciónontológica, la resignificación del conocer y la educación.

A lo largo de este escrito se expresa una visión holísta y transdiciplinaria de la educación que nospermite comprender el fenómeno del conocer en toda su magnitud y alienta el deseo de mejorarlos procesos de formación en los que hemos participado.

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“Nosotros tendemos a vivir unmundo de certidumbres…donde

nuestras convicciones prueban

que las cosas sólo son de la

manera que las vemos y que lo

que nos parece cierto no puede

tener otra alternativa…”

(H. Maturana, 2003: 7 )

“…en el corazón de las dificultades del hombre actual, está su desconocimiento del

conocer” (H. Maturana, 2003:164)

El punto ciego en la educación

La educación se encuentra en crisis, afirman los representantes

de los organismos nacionales e internacionales, encargados de“medir ” los niveles de desempeño escolar en el tramo de laeducación básica y media superior en México. Sus afirmacionesse sustentan en los resultados obtenidos mediante la aplicaciónde exámenes estandarizados que muestran las deficiencias en losámbitos de lectura, escritura, comprensión lectora y matemáticas,así como en la comparación entre países miembros de dichosorganismos.

Señalan que las causas de estos resultados se encuentran en la desvinculación entre los saberesque se enseñan en la escuela y su relación directa con las necesidades de aprendizaje para

resolver problemas que la vida cotidiana les plantea a los alumnos. Juzgan también a lasinstituciones educativas y a sus docentes por desarrollar prácticas educativas reduccionistas yenciclopédicas que impiden el aprendizaje significativo y el desarrollo de habilidades, destrezas ycompetencias para formarlos integralmente.

Esta visión alarmista, que inquieta a los responsables de la política educativa en el país, los hallevado a suponer que mediante reformas educativas a los planes y programas de estudio habráde ponerse fin a esta situación. Para ello, se invierte un enorme presupuesto para formar adocentes en nuevas competencias y estrategias de aprendizaje, se capacita para el usoestratégico de las nuevas tecnologías, se disponen de recursos económicos para equipar aulascon mejores condiciones materiales, se contratan a docentes con perfiles más ligados a laexigencias del mundo globalizado; pero todos estos intentos siguen atrapados en una visión

limitada y objetiva de la realidad. Porque el verdadero escándalo en la educación, es el puntociego en el que nos colocamos; es decir, “no vemos que no vemos ” (Maturana, 2003: 8).

No vemos que la educación no solo son planes y programas de estudio, ni aprendientes paraaprobar un examen, ni transmisión de saberes enciclopédicos, ni equipamiento tecnológico omaterial de los espacios de aprendizaje, ni formación para el mundo del trabajo y la competitividad.No vemos que nuestros alumnos asisten a la escuela por algo más que la simple transmisión delsaber, no vemos que al ser seres humanos integran en su biología del conocer emociones,sensaciones, ansiedades, tensiones, aislamiento, soledad; elementos que se encuentranintrincados en su corporalidad para aprender.

No vemos que nuestros alumnos y nosotros mismos como educadores, somos seres biológicos

que nos conectamos en procesos de interacciones y retroacciones que nos constituyen comoorganismos vivos y que actuamos en distintos dominios de acciones que se derivan de nuestrasexperiencias vitales.

Si la educación sigue en la lógica de aceptar los criterios racionales, como verdades absolutas,para valorar el fenómeno educativo, en términos de mediciones y rendición de cuentas,seguiremos atrapados en la simplicidad del conocer.

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Por eso, es tiempo de hacer una pausa, una propiocepción, para reflexionar en el acto del conocery del hacer efectivo a través del lenguaje, la emoción, la autonomía, sensibilidad, que hace posiblehacer emerger un mundo a la mano, enactuado (Varela, 2006), diferente al que nos muestran losanalistas educativos y la misma sociedad.

Porque educar solo adquiere significado en nosotrosmismos, en la trama de nuestras emociones yperturbaciones que nos definen a cada cual como miembros

de un contexto histórico en el que nos corresponde vivir,porque la vida no adquiere significado fuera de nosotrosmismos.

“Porque toda experiencia cognoscitiva involucra al queconoce de una manera personal, enraizada en su estructura biológica, donde toda experiencia decertidumbre es un fenómeno individual ciego al acto cognoscitivo del otro, en una soledad que sólose trasciende en el mundo que se crea con él” (Maturana , 2003: 7), porque al conocer el conocer oal saber que sabemos nos obliga a hacer, nos obliga a reflexionar en la acción, para la acción ysobre nuestra acción docente; nos obliga a ser congruentes con nuestro ser, nos obliga a tomarconsciencia de lo que de nosotros mismo no nos es posible ver de ninguna otra manera.

Si insistimos en conocer solo el mundo racional, objetivo y explicito que otros nos muestran comocierto, sin reflexionar que ese mundo es tan solo una ilusión perceptible a nuestros sentidos,porque se acomoda a nuestros estados de seguridad, la tarea educativa y nuestra profesión,seguirá amarrada a intereses ajenos que anularán la posibilidad de construir un proyecto educativobasado en la convivencia, respeto y solidaridad para hacer posible un mundo más justo y humano.

Por tanto, reformar nuestro pensamiento para transformar la enseñanza bancaria (Freire, 2000),deberá llevarnos a experimentar con nuestros alumnos el fenómeno biológico del conocer, hastaahora poco explorado y transitar por nuevos procesos de comprensión humana. Salir de lacertidumbre, de la objetivad sin paréntesis, (Maturana, 2001) y cuestionarse sobre la autopoiésiscomo una característica de los seres vivos, en el entramado de sus acciones, en su autonomía,acoplamiento estructural y organización que delimitan su forma de ser humanos.

Entonces, el punto ciego de la educación es dejar de lado la reflexión que seconvierte en un alimento para conocer y hacer; en un momento para tomarconciencia de lo que somos, un acto de volvernos sobre nosotros mismos paradar cuenta de la forma en que nos autoproducimos, para comprender nuestraorganización biológica, para sentir que nuestros alumnos, antes que entesdepositarios de un saber acabado son seres físicos, químicos, biológicos, y encada uno de estos componentes humanos se integran y se autorganizan.

El punto ciego de la educación es el nudo que nos mantiene inertes, atados y pasivos, sin creacióncognitiva para innovar, para transitar por diversos dominios de acción que nos haganemocionarnos de lo que somos, de lo que hacemos, de los que sentimos; de aceptar al otro en la

convivencia (Maturana, 2003), en la aceptación mutua como miembros de una misma comunidad,como sujetos que dialogan un mismo lenguaje para construir una sociedad más justa.

El punto ciego de la educación debe conducirnos a revalorar nuestro quehacer pedagógico ynuestra formación docente, para comprender al ser que educamos, debe conducirnos a tenerpresente que en cada sujeto aprendiente existe un operar que lo hace autónomo y que todo lo quele sucede ocurre desde su interior. Esta es una de las tareas ineludibles que los educadores deeste siglo tenemos que emprender para construir un mundo de mayor convivencia y fraternidadhumana.

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“Al intentar conocer el conocer,

nos encontramos nítidamentecon nuestro propio ser”

(H. Maturana, 2003: 163)



“Todo hacer es conocer y todo

conocer es hacer”

(H. Maturana 2003:13)

Conocer para aprender a ser

Desde pequeños aprehendemos a vivir en dos mundos. El mundo de las

fantasías y aventuras en donde observamos, sentimos, experimentamos yrecreamos todo aquello de lo que somos parte. Y el mundo de las certezas quenos impone la sociedad y se apodera gradualmente de nuestro conocer humanoal vivir el proceso de escolarización.

Este segundo modo de conocer, constituye una ceguera queimpide darnos cuenta que “todo acto de conocer es traer unmundo a la mano” (Maturana, 2003:13), pues somos producto deinteracciones y retroacciones derivados de nuestra organización yestructura; de nuestra historia; ontogenia, del acoplamientoestructural que se gatilla en cada unidad autopiética; de la derivanatural de los seres vivos, de dominios conductuales; del sistemanervioso y el conocimiento; de los fenómenos sociales y de conductas lingüísticas.

Si reconocemos que los seres vivos existimos en dos dominios o campos de acción, el fisiológico,donde tiene lugar nuestra dinámica corporal y el dominio de la relación con el medio, donde tiene

lugar nuestro vivir como la clase de seres que somos, habremos de comprender porque esimportante reflexionar respecto de la biología del conocer para transformar nuestra práctica

docente.

La escuela nos educa, en la certeza y solidez perceptual, transmitiendo conocimientos comoverdades absolutas y como docentes validamos ese saber exigiendo a los alumnos que se loaprendan; priva la enseñanza que obliga, la enseñanza que nos acomoda, la que no implicaconocer más allá del programa oficial, es la enseñanza de la objetividad, la que no admite replica,la que aísla, fragmenta y muestra un mundo visto por otros. La rigidez de tales enseñanzasresultan ser una objetividad sin paréntesis, una tentación de la superficialidad y nos priva de laemoción del conocer y nos deforma respecto del verdadero sentido de la vida. Por ello, debemostener presente que conocer es un fenómeno biológico que se encuentra enraizado en toda nuestracorporalidad, a través de las variadas redes que conforman nuestra biología como seres humanos.

Reflexionar cómo conocemos, es una actividad que debe de integrarse comouna actividad permanente en nuestros procesos de enseñanza, porque elconocer depende de la estructura del que conoce, de lo que ve y siente y nadiepuede decir como conocerlo porque esta es una acción y atributo exclusivo delser humano y de nadie más, que solo puede darse en el lenguaje, porque esnuestra peculiar forma de ser humanos. Porque “conocer es una acción que seencuentra entretejida en la manera misma del ser vivo, en su organización”(Maturana, 2003:19).

Es en el proceso de transformación en la convivencia que el ser humano se conserva, o no, en suhumanidad. Lo mismo ocurre durante el proceso educativo, donde nos transformamosespontáneamente, congruentes con la transformación del otro en el espacio de convivencia. Loque nos hace humanos, es nuestro vivir como seres “lenguajeantes”, cooperativos y amorosos,con conciencia de sí mismo y con conciencia social, en el respeto por sí mismo y por los otros.

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Humberto Maturana

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“Comprendiendo cómo

aprende el cerebro, podemos

utilizar mejor los recursos

educativos”

(E. Jensen, 2004: 21)

De esta forma, la educación, no puede ser concebida como unacto externo, sujeto a lo que otros ven; o concebida solamenteen términos de transmisión de un saber enciclopédico, o delogros de aprendizaje o desempeño escolar, porque en laindividualidad del que aprende; en su dinámica operacional ycorporal, en su autonomía, el ser vivo se autoproduce,(autopoiesis), autocrea, y es en este proceso como surge el conocer de si mismo que haceposible el acto de educar.

Nuestra tarea como docentes, es crear las condiciones que lleven al aprendiz a ampliar sucapacidad de acción y reflexión en el mundo en que vive, para su conservación y transformaciónde manera responsable, en coherencia con la comunidad y el entorno natural al que pertenece yno imponiendo un mundo o realidad que le es ajeno.

Si esto es así, vale decir que el conocimiento del conocimiento nos obliga. Nos obliga a tomar unaactitud de permanente vigilia contra la tentación de la certeza, a reconocer que nuestrascertidumbres no son pruebas de verdad, como si el mundo que cada uno ve fuese el mundo real yno un mundo que traemos a la mano. Nos obliga porque, “al saber que sabemos, no podemosnegar lo que sabemos” (Maturana, 2003: 163). Lo que nos compromete a tomar distancia de

juicios extremistas que ven al aprendiente como un sujeto abstracto, homogéneo, racional, con

capacidades idénticas, porque al hacerlo dejamos de lado su operar como ser vivo y suautonomía.

Asumir esta perspectiva, implica reformar nuestro pensamiento para construir una ética desolidaridad, de respeto mutuo hacia nuestros aprendientes; reconociéndolos como sujetosbiológicos y sociales; en interacción con el medio a través del lenguaje que nos humaniza y dapauta a la convivencia y al fenómeno social.

Comprender la biología del conocer, para resignificar lo que hacemos en el desarrollo de nuestrapráctica docente, representa una gran oportunidad para dar cuenta de las nocionestrascendentales del sentido de la vida humana. Para reflexionar respecto del actuar de nuestros

alumnos, para comprender su forma de aprender en la libertad y autonomía, para promover la

construcción de un mundo común que no divida ni aliene, para guardar distancia respecto de lasverdades absolutas que nos quieren imponer y que no toman en cuenta al sujeto que aprende.

Porque el conocimiento acompañado de la reflexión nos hace conscientes de lo que sabemos e

impone actuar en consecuencia, por tanto, no podemos quedar en la parálisis que asfixia el

verdadero sentido de la educación porque al hacerlo les estaremos negando la oportunidad anuestros alumnos de su plena autorrealización.

El cerebro que aprende.

Uno de los más extraordinarios órganos de nuestro sistema nervioso,

es el cerebro. Su importancia como órgano rector de todas actividadesque llevamos a cabo los seres humanos, ha tenido un desarrolloespectacular en la ciencia y la tecnología, específicamente en elcampo de las investigaciones realizadas en la neurociencia, que hacambiando la percepción que teníamos sobre su forma de funcionar(Jensen, 2004).

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“Todos los fenómenos biológicos

ocurren a través de la realización

individual de los seres vivos”.

(H. Maturana, 1997: 11)



La creación de dispositivos como la resonancia magnética, electroencefalogramas,encefalogramas, magnetoencefalografía, tomografías, espectrómetros, entre otros, nosproporcionan información valiosa que permite apreciar las complejidades del operar del cerebro.

Las investigaciones afirman que el cerebro funciona a través de unconjunto de neuronas y dendritas que se comunican entre sí, a travésde sinapsis que regulan el funcionamiento tanto del hemisferioizquierdo como el derecho.

Conocer el funcionamiento del cerebro y sus reacciones ante estímulos físicos y químicos, a losque están expuestos nuestros alumnos en las instituciones escolares, nos permite comprender susdisposiciones y reacciones para el aprendizaje.

Sin embargo, muy poco nos hemos interesado en relacionar al cerebro con el aprendizaje yregularmente resolvemos la planeación de nuestras clases, desde los principios de la pedagogía,didáctica o de la psicología cognitiva, sin considerar el ámbito de la neurociencia y susimplicaciones educativas.

Reflexionar respecto del modo en que nos dirigirnos a nuestros alumnos, el tono de voz utilizada,los ambientes de aprendizaje, la iluminación del aula, la forma de ubicar el mobiliario, la

conformación de los equipos de trabajo, los colores del material didáctico, los juegos queorganizamos, resulta vital para diseñar actividades que estimulen sus niveles de inteligencia.

Por tanto, una tarea que tenemos como educadores, para destacar el valor del cerebro en elaprendizaje consiste en hacerles comprender a los alumnos y a los padres de familia que elcerebro requiere de ciertas condiciones para su correcto funcionamiento; como por ejemplo: unaadecuada hidratación y alimentación, pues estos son alimentos que proporcionan energía para sucorrecto funcionamiento.

Conocer el funcionamiento del cerebro y su generosidad para aprender, implicaque realicemos transformaciones en nuestras prácticas habituales como porejemplo: modificar las condiciones ambientales del aula, motivar y estimular

mediante actividades kinestésicas, escuchar música, pintar, cortar, dibujar, usarrompecabezas, juegos de ajedrez, damas chinas, dominó, dar pausas de descansoentre actividad y actividad, bailar, cantar, modelar en plastilina, barro, yeso, etc., esdecir, considerar espacios creativos para aprender, pues “lo que mejor hace elcerebro humano es aprender” (Jensen, 2004:29).

Asimismo, es importante mantener informados a los padres de familia respecto de los avances dela neurociencia y sus aplicaciones en la educación, pues mucho de lo que manifiestanconductualmente los alumnos es consecuencia de los niveles de inteligencia que se promuevedesde los hogares a temprana edad. Por eso, es fundamental el apoyo de los padres de familia enlos primeros años del desarrollo cerebral de los niños, porque permite combatir los efectosnegativos de la TV, el uso y consumo de productos nocivos para la salud, la violencia familiar,

entre otros.

Debemos desterrar la falsa idea de que nuestros alumnos son simples procesadores deinformación, para pensar en ellos como sujetos activos, biológicos, físicos y químicos que viven,sienten, reaccionan y actúan a partir de sus emociones y actividades, capacidades y destrezas queponen en juego al aprender. Por último, es conveniente que en los proceso de formación docentese incluya a la neurociencia como una disciplina que les permita a los futuros profesoresconsiderar esta dimensión biológica al educar.

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Sinapsis. Punto de

comunicación donde

interactúan las neuronas.

(E. Jensen, 2004:164)

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Nuestro vivir humano: racionalidad y emoción

Quienes afirman que estamos atrapados en una crisis educativa, lo

hacen desde sistemas racionales a priori (Maturana, 2001), dandopor hecho que las cosas son simplemente por lo que ven, pero estasdeclaraciones, sobre las que no reflexionamos y aceptamos comoválidas, constituyen puntos ciegos o anteojeras que limitan la

verdadera percepción de la realidad.

Atrapados en esta racionalidad que oculta la emoción, no vemos queno vemos, porque no existe un “lenguajear” de un mundo que construimos en común, enactuado(Varela, 2006) surgido del consenso que pueda hacer posible la verdadera comprensión delfenómeno educativo.

Al admitir la razón desde la certeza que no se discute, nos colocamos en la objetividad sinparéntesis, es decir, sin reflexión, y se niega la emoción que hace posible movernos en diferentesdominios de acción.

Lo admitimos por muchas circunstancias. Porque nos resulta cómodo no conocer el conocer,

porque los compromisos y actividades personales nos lo impiden, porque vivimos atrapados en eltiempo de la inmediatez o simplemente por comodidad para aceptar y hacer lo que otros dicen. Enesta simplicidad de ver las cosas como otros las dicen, nos acomodamos y deambulamos por lavida reproduciendo saberes y procesos que atentan contra la biología de la educación.

Sin embargo, como seres humanos estamos determinados por nuestra propia estructura, nosautoproducimos (autopoiesis) y todo lo que nos ocurre como consecuencia de algo externo, queperturba nuestro conocer y hacer nos hace responsables de lo que nos sucede, no aceptarlo esnegarnos a nosotros mismos.

Por eso es que las reformas educativas no han logrado tener el impacto y los alcances esperados,por que se han construido en la soledad, sin diálogo y sin emoción, sin un hacer común que haga

surgir un mundo a la mano, porque no existen acuerdos consensuados, sino que impera la razóncomo verdad absoluta que niega cualquier cosa que pueda oponerse. Pues lo humano se alimentadel entrelazamiento de lo emocional con lo racional. “Lo racional se constituye en las coherenciasoperacionales de los sistemas argumentativos que construimos en el lenguaje para defender o

justificar nuestras acciones” (Maturana, 2001:10).

Decir que somos seres racionales por naturaleza y que esto es lo que nos caracteriza como sereshumanos, es no darnos cuenta que, al decirlo, impera la emoción al intentar convencer de estaafirmación. No es la razón la que nos lleva a la acción sino la emoción. Desde el punto de vistabiológico “las emociones son disposiciones corporales dinámicas que definen los distintosdominios de acción en que nos movemos” (Maturana, 2001:8), y son estos los que caracterizannuestro forma de ser humanos.

Es la emoción y no la razón lo que hace posible nuestra convivencia en sociedad a través delamor. El amor es la emoción que constituye las acciones de aceptar al otro como un legítimo otroen la convivencia.

Sujetar las evaluaciones sobre desempeño escolar al punto de vista racional sin emoción de otros,es contribuir en el diseño de políticas educativas estériles.

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“…cuando algo externo

incide en nosotros, lo que

nos pasa depende de

nosotros…

(H. Maturana, 2001: 16)



La verdadera crisis educativa, se encuentra en la incomprensión de la biología del conocer, portanto, las razones de nuestro vivir, no pueden darse al margen de la emoción, del amor, de laconvivencia, de la aceptación del otro, y esto solo será posible si aquello que se nos afirma comoverdad lo vemos desde la objetividad entre paréntesis, es decir, como un ejercicio que pone ensuspenso las referencias dadas como ciertas, al hacerse cargo de entenderlas antes queaceptarlas, colocándose como observador y observado.

En educación, la razón y la emoción deben ser medios para transformar los sistemas educativos,

no como criterios de verdad para imponer programas, modelos, estilos de enseñanza. En lapráctica educativa, la emoción debe impregnar la actividad del educador, la emoción que inspira, laemoción que construye, la emoción que alienta, la emoción que admite la comprensión. Laemoción, la pasión, el amor y la convivencia para un mundo en común, deben ser los verdaderosmotivos para educar humanamente.

La emergencia de una Conspiración ontología para la formación docente

Reflexionar sobre la biología del conocer, debe ser una razón y emoción para mirar al fenómeno

educativo, como un camino para construir un mundo enactuado.

Un mundo que emerja de la convivencia, de la solidaridad, del respeto mutuo, fundado en ellenguaje consensuado, y no impuesto por otros bajo criterios racionales diferentes al verdaderosentido de educar. Un mundo que no se deje seducir por visiones alarmistas que deploran eldesempeño escolar de los alumnos, para imponer intereses ajenos a la educación.

Si insistimos en aceptar los resultados del desempeño escolar de nuestros alumnos, como la únicarealidad que está provocando la crisis educativa, estaremos condenando nuestra profesión, alaceptarnos como responsables de lo que otros dicen y nos estaremos engañando a nosotrosmismos al no ver en otras direcciones.

Por el contrario, los resultados del desempeño escolar de los alumnos debe ser una oportunidadpara resignificar lo que venimos haciendo en la cotidianidad de nuestra práctica docente. Debe seruna oportunidad para decirles a nuestras autoridades educativas que la educación no reencauzarásu camino, solo mediante reformas educativas, mayor equipamiento o tecnología de vanguardia.

Debe ser una oportunidad para decirles que la realidad que otros pintan, oculta interés de caráctereconómico y político y el deseo desmedido de la competencia y de la formación de cuadros para elmercado laboral.

Si insistimos en educar para volver más competentes a nuestros alumnos estaremos anulando laposibilidad de construir un mundo más justo, de paz y prosperidad, pues la competencia como talse funda en la negación del otro.

Si seguimos obedeciendo las recomendaciones que otros hacen porque suponen haberencontrado la fórmula para salir del estado crítico en el que nos ubican como país, nos estaremosnegando a nosotros mismos al obedecer.

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Es preciso declarar que la educación a la que aspiran nuestrosalumnos, es aquella en la que esperan que les ocurra algo hermoso,significativo, humano, que les haga descubrirse como seresbiológicos; que aliente su deseo por asistir a la escuela porque estáles permite ser mas humanos.

Porque aprender es una cualidad humana que surge desde nuestropropio ser, porque es un proceso en el que el aprendiente se autorganiza y autoproduce, para

hacer emerger un mundo propio, un mundo con significado, trascendente, enactivo, que haceposible su vivir.

Transformar el sentido de la educar, es un compromiso en el que estamos implicados todos losque hacemos de esta actividad nuestro modo de ser humanos.

Hace falta educar para recuperar nuestra armonía corporal, para transitar por un mundo quebusque acabar con las desigualdades, por un mundo que no abuse, que no pretenda dominar en lanegación del otro, que no discrimine, que luche por el bienestar común. Una educación holística,incluyente, abarcadora, transdiciplinaria.

Hace falta integrarse a un gran movimiento social, a una Conspiración ontológica (Maturana, 2001)que en la convivencia, en la aceptación mutua, haga algo en común que transforme el sentido

mecanicista y racional de la educación. Una Conspiración que se funde en auténticas relacionessociales y no de trabajo, porque estas subordinan, niegan, reducen, y las sociales se fundan en laaceptación del otro en la convivencia. Porque las relaciones humanas se dan desde una baseemocional que define el ámbito de convivencia.

Una Conspiración que procure un mundo más justo, más equitativo, más humano.Desterremos la falsa idea de una educación que alimenta la competencia, porque no es sana,porque divide, porque niega al otro, porque atenta contra la integridad del que aprende. Hagamosde la educación y de la formación docente una Conspiración ontológica que nos religue, noshermane.

Una Conspiración ontológica en la libertad de acción, que se logra al compartir deseos comunes,

en el vivir; para hacer algo juntos, de modo que no necesitemos controlarnos mutuamente, porquedesde la aceptación y respeto por el otro actuamos en la sinceridad. Este es el gran compromisoque como educadores debemos emprender.

Hagamos de esta Conspiración un espacio para la construcción de un nuevo proyecto educativoque surja de acciones consensuadas, que se funde en la confianza y en el deseo de transformarnuestro quehacer educativo.

Si queremos transformar la educación, veamos al acto de educar en toda su expresión, como unaoportunidad de ser mas humanos, mas espirituales, más comprometidos con el entorno, con losque menos tienen, con los desposeídos, con los marginados. Este es el camino que habremos derecorrer quienes desde la emoción y la pasión aprendemos a ser educadores día a día.

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“Como vivamos, educaremos,

y conservaremos en el vivir el

mundo que vivamos como

educandos.

(H. Maturana, 2001: 18)



Conclusión

La educación es un fenómeno dinámico, complejo, incierto y transdiciplinario, que puede seranalizado desde diferentes paradigmas y ámbito del conocer. Uno de estos ámbitos es la biologíadel conocimiento, cuyo propósito es comprender cómo es que en la individualidad y la autonomíade cada sujeto, se construye una realidad que solo tiene sentido en su operar y desde su hacerefectivo.

En este escrito se han expresado críticamente, los efectos a los que nos ha conducido nuestraceguera para conocer y la pasividad en la que nos colocamos, aceptando de antemano unarealidad objetiva, que ignora el fenómeno biológico y social del conocer.

Se destacó la importancia del conocer para aprender, como un atributo humano que le distingue ycaracteriza como ser vivo. Al reconocer como docentes, la forma en la que conocen nuestrosalumnos, se abre un abanico de posibilidades para resignificar lo que tradicionalmente hacemos,pues lo que nos caracteriza como seres vivos es nuestra capacidad y autonomía para generarnoscontinuamente, mediante acoplamientos estructurales que conforman nuestra corporalidad. En elintento por demostrar esta afirmación, se enfatizó la importancia de la autopiesis (autoproducción)como una teoría que explica la forma del operar humano y la idea fundamental que tiene el servivo para construir un mundo que le sea propio.

Se resaltaron los avances de la ciencia y la tecnología en el campo de la neurociencia y susaplicaciones en el ámbito educativo, reconociendo al cerebro como el órgano rector de todas lasactividades que realizamos. Reflexionar respecto de la forma en que funciona, opera, procesa yreacciona el cerebro, nos dio la pauta para proponer actividades que desarrollen sus esferasafectiva, cognoscitiva y kinestésica. Pues al tener claro que nuestros alumnos no solo son sujetosprocesadores de información, sino entes biológicos que aprenden con todo su ser y reaccionan apartir de las diversas actividades que realizan en la escuela, generamos mayores niveles deaprendizaje y de inteligencia que les permitirá aprender a aprender.

Se enfatizó que los fundamentos vitales que hacen posible nuestra convivencia en sociedad son larazón y la emoción. Al hablar sobre estos conceptos se destacó que uno y otro son

complementarios para la construcción de un mundo de mayor convivencia y solidaridad.

Finalmente, se afirmó que para revertir la visión alarmista de la crisis educativa por la queatraviesa nuestro país, es necesario, atrevernos a mirar al mundo desde diferentes posiciones y noaceptar sin cuestionar lo que se nos pretende mostrar como una verdad o realidad absoluta.

Para ello se propone integrase a una gran movimiento que tenga como fundamento biológico ysocial la aceptación del otro en la convivencia y en la solidaridad, para hacer emerger un nuevotipo de educación que reconozca al sujeto que aprende en toda su expresión corporal y socialposible.

Un movimiento social que se convierta en Conspiración ontológica para hacer algo en común, sin

negación del otro, en la aceptación consensuada de todos los que participen. Una Conspiraciónpara construir un nuevo modelo educativo con una visión holística y transdisciplinaria. UnaConspiración que surja desde los propios centros de formación docente, para que se sumen a ellalos nuevos educadores que abran de incorporarse a esta noble y humana profesión. Esta es unade las más bellas tareas en la que habremos de contribuir, desde el lugar en el que nosencontremos, todos los que vivimos el fenómeno del conocer y educar con sentido deresponsabilidad y emoción.

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Referencias bibliográficas

Freire, Pablo (2000). La pedagogía del oprimido . 53°. Edición, Editorial Siglo XXI, México.

Jensen, Eric (2004). Cerebro y aprendizaje . Madrid: Narcea.

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La emergencia de una conspiración ontologica