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La democracia mayoritarista de Marco Enríquez-Ominami Jean Masoliver Aguirre Cientista político, Investigador Fundación para el Progreso Marco Enríquez-Ominami escribió una columna pretendiendo relacionar el supuesto «malestar» que ha aflorado en la ciudadanía con la institucionalidad vigente. Para esto, se ampara en los resultados del último Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. En su columna manifiesta que «hay que concretar» los cambios, que, según él, son los «sueños» de la sociedad. Así, sería «tiempo de cambiar Chile», todo esto mediante una asamblea constituyente. Supuestamente, la polarización que vive el país sería un signo de que esto es algo inevitable («el cambio es inevitable» rezan los afiches que su fanaticada ha estampado por algunos barrios del país) y que el futuro institucional del país debe pasar por un arreglo como el mencionado. Para establecer su argumento, el ex candidato se ampara en una perspectiva de mayorías. Los números que señala apelan a que la mayoría estaría a favor de este sistema para cambiar la constitución. Pero con esta forma de ver las cosas, el resultado se vuelve menos democrático de lo que parece. Enríquez-Ominami lamentablemente hace eco de un modelo democrático basado en simples mayorías que acaba implicando el atropello a las minorías porque pretende sobrepasar una institucionalidad que —aun cuando precisa de muchas mejoras (¡qué duda cabe!)— nos ha permitido convivir juntos siendo diferentes precisamente porque cree en la limitación del poder del Estado. El ex candidato es la vanguardia de toda una generación de políticos que creen que una mayoría —aunque sea contextual— es suficiente para volver democrática cualquier decisión. La democracia es fundamentalmente un asunto de consensos. Así lo formula una larga tradición que se remonta desde los griegos y que como expositores contemporáneos encontramos autores como Arendt, Mouffe, Habermas y Touraine (que precisamente no son de derecha). En términos técnicos, hay diversos modelos de democracia, pero si queremos señalar dos en disputa encontraremos la democracia mayoritarista y la democracia de consensos. La primera es la democracia

La democracia mayoritarista de MEO

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La democracia mayoritarista de Marco Enrquez-OminamiJean Masoliver AguirreCientista poltico, Investigador Fundacin para el ProgresoMarco Enrquez-Ominami escribi una columna pretendiendo relacionar el supuesto malestar que ha aflorado en la ciudadana con la institucionalidad vigente. Para esto, se ampara en los resultados del ltimo Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. En su columna manifiesta que hay que concretar los cambios, que, segn l, son los sueos de la sociedad. As, sera tiempo de cambiar Chile, todo esto mediante una asamblea constituyente.Supuestamente, la polarizacin que vive el pas sera un signo de que esto es algo inevitable (el cambio es inevitable rezan los afiches que su fanaticada ha estampado por algunos barrios del pas) y que el futuro institucional del pas debe pasar por un arreglo como el mencionado. Para establecer su argumento, el ex candidato se ampara en una perspectiva de mayoras. Los nmeros que seala apelan a que la mayora estara a favor de este sistema para cambiar la constitucin. Pero con esta forma de ver las cosas, el resultado se vuelve menos democrtico de lo que parece.Enrquez-Ominami lamentablemente hace eco de un modelo democrtico basado en simples mayoras que acaba implicando el atropello a las minoras porque pretende sobrepasar una institucionalidad que aun cuando precisa de muchas mejoras (qu duda cabe!) nos ha permitido convivir juntos siendo diferentes precisamente porque cree en la limitacin del poder del Estado. El ex candidato es la vanguardia de toda una generacin de polticos que creen que una mayora aunque sea contextual es suficiente para volver democrtica cualquier decisin.La democracia es fundamentalmente un asunto de consensos. As lo formula una larga tradicin que se remonta desde los griegos y que como expositores contemporneos encontramos autores como Arendt, Mouffe, Habermas y Touraine (que precisamente no son de derecha). En trminos tcnicos, hay diversos modelos de democracia, pero si queremos sealar dos en disputa encontraremos la democracia mayoritarista y la democracia de consensos. La primera es la democracia basal, la del 50 % + 1, la de que la mayora manda, la de la potencial dictadura de la mayora y la de los proyectos polticos excluyentes (la trada de gobernantes Alessandri-Frei-Allende). La segunda nos ha llevado a una convivencia pacfica porque nos ha permitido crear un marco referencial que la favorece.Ms all de una crtica al procedimiento de una asamblea constituyente, el problema es que a Enrquez-Ominami se le olvida que la democracia es ms que una mayora simplemente. La democracia implica una serie de dimensiones que actan en paralelo y que abarcan aspectos muchas veces difciles de describir mediante un nmero. De ah que es francamente irresponsable decir que 7 de cada 10 sienten que hay que cambiar totalmente la Constitucin, y sienten tambin que el mejor mecanismo en democracia es el de la Asamblea [constituyente]. No basta esa mayora. Para que la decisin sea legitimada es necesario asegurar, al menos, (1) que la minora no quede excluida y (2) que se asegure el respeto a la individualidad de las personas. La democracia mayoritarista es precisamente lo contrario a estos dos principios: anula a la minora por atropello e involucra a todo individuo en la masa vuelta mayora.Enrquez-Ominami hara bien en detenerse a pensar en que lo que est propiciando es un atropello al respeto a la pluralidad. Reflexiones como la que hace solo refuerzan la tesis que esa misma polarizacin de la que habla nos est entrampando en una lgica de mayoras y minoras que decanta en una divisin de amigos y enemigos que siempre lleva a aquello que ms tememos: el fin de la convivencia.