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Johan Konings ESPÍRITU Y fllEílSflJE DE III UTURGIfl Dommicni uño II SAN PABLO

Konings, Johan - Espiritu y Mensaje de La Liturgia Dominical (Ciclo a)

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Johan Konings

ESPÍRITU Y fllEílSflJE DE III UTURGIfl Dommicni uño II

SAN PABLO

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Colección

Biblia y Pastoral

ANUNCIAR EL EVANGELIO TODOS LOS DÍAS Segundo Galilea, 5a. ed.

EL TESORO DE LA IGLESIA Segundo Galilea, 2a. ed.

MANUAL DE PLANIFICACIÓN PASTORAL Autores Vanos

ESPÍRITU Y MENSAJE DE LA LITURGIA DOMINICAL AÑO "A"

Johan Konings

Johan Konings

ESPÍRITU Y MENSAJE

DE LA LITURGIA DOMINICAL

AÑO "A"

SAN PABLO

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Título original © Editora Vozes, Ltda. Espirito e mensagem da liturgia dominical Rúa Frei Luís, i 00

25600 Petrópolis, RJ - Brasil

Traducción: Justiniano Beltrán

© SAN PABLO 1993 Distribución: Departamento de Divulgación Carrera 46 No. 22A-90 Calle 170 No. 23-31

FAX (9-1) 2684288 A.A. 100383 - FAX (9-1) 6711278

Santafé de Bogotá, D.C. - Colombia

ISBN: 958 - 607 - 602 - 4

Abreviaturas y siglas

A,B,C, después del título del domingo o de la fiesta: año o años comentados.

A (B,C): el año A es parcialmente distinto de B y C, cuyas partes diferentes se comentan en las páginas inmediatamente siguientes.

Abreviaturas de las partes litúrgicas

CtEnt Canto de entrada Sec

Orín Oración inicial Ev

latí Primera lectura OrOf

CtMed Canto de meditación Pref

(salmo responsorial) CtCom

2aLt Segunda lectura OrFin

CtAcl Aclamación evangelio

Resp Responsorio

Abreviaturas bíblicas

Ab Ag Am Ap Ba !Co 2Co Col !Cro 2Cro Ct Dn Dt Ef Esd Est Ex Ez Flm Flp

Abdías Ageo Amos Apocalipsis Baruc Primera carta a los corintios Segunda carta a los corintios Carta a los colosenses Primer libro de las crónicas Segundo libro de las crónicas Cantar de los cantares Daniel Deuteronomio Carta a los efesios Esdras Ester Éxodo Ezequiel Carta a Filemón Carta a los filipenses

Ga Gn Ha Hb Hch Is Jb Je Jdt Jl Jn Un 2Jn 3Jn Jon Jos Jr

Carta a los gálatas Génesis Habacuc Carta a los hebreos Hechos de los apóstoles Isaías Job Jueces Judith Joel Juan Primera carta de san Juan Segunda carta de san Juan Tercera carta de san Juan Jonás Josué Jeremías

Judas Carta de san Judas Le Lm

Lucas Lamentaciones

Secuencia

Evangelio

Oración sobre

las ofrendas (secreta)

Prefacio

Canto de comunión Oración final (poscomunión)

Posibilidades alternativas de canto o de lectura

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Lv Levítico 1M Primer libro de los macabeos 2M Segundo libro de los macabeos Me Marcos Mi Miqueas MI Malaquías Mt Mateo Na Nahún Ne Nehemías Nm Números Os Oseas 1P Primera carta de san Pedro 2P Segunda carta de san Pedro Pr Proverbios Qo Qohélet (Eclesiastés) 1R Primer libro de los reyes 2R Segundo libro de los reyes

Rm Carta a los romanos Rt Rut 1S Primer libro de Samuel 2S Segundo libro de Samuel Sal Salmos Sb Sabiduría Si Sirácida (Eclesiástico) So Sofonías St Carta de Santiago Tb Tobías lTm Primera carta a Timoteo 2Tm Segunda carta a Timoteo 1 Ts Primera carta a los tesalonisenses 2Ts Segunda carta a los tesalonisenses Tt Carta a Tito Za Zacarías

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Prefacio a la segunda edición

Muchos agentes de pastoral tienen dificultades para descubrir la idea central de los formularios litúrgicos dominicales y, más aún, la línea general que atraviesa un determinado período o año litúrgico. Me propongo ofrecer aquí una ayuda que facilite esa comprensión de la liturgia dominical, no solo en vista de la preparación de la celebración o de la catequesis litúrgica, sino también para el aprovechamiento espiritual personal, que es la condición fundamental para el trabajo litúrgico-cate-quético. Pues nadie puede transmitir lo que no ha asimilado.

Por tanto, las presentes ayudas no sirven para aplicación inmediata. Sirven para preparar el espíritu del lector. Son reflexiones sobre el sentido central de los formularios dominicales y períodos litúrgicos presentados señalando los hechos litúrgicos y bíblicos, sin todavía mirar a una aplicación práctica determinada. Es un producto semiacabado, una lámina de acero hecha con el material de los hechos litúrgicos. Lo que se haga de esta lámina es cuestión que corresponde al agente de pastoral.

Podrá servir para la preparación de las celebraciones y homilías, para círculos bíblicos, catequesis permanente, etc. Aunque se crea que la actual liturgia dominical es muy complicada para nuestro pueblo y se desee un leccionario simplificado para las celebraciones populares, yo creo que, aun con el leccionario actual, la liturgia dominical puede ser una verdadera escuela de fe para el pueblo. La liturgia dominical, bien preparada, cele-

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brada y participada, debería ser el círculo bíblico y la catcquesis permanente por excelencia.

En cuanto a la valoración de la liturgia dominical como catcquesis permanente, quiero resaltar que el presente estudio muestra con claridad la viabilidad de dicho proyecto. La liturgia del año B teniendo como eje el evangelio de Marcos, concentra la atención en la persona y misión de Jesucristo. En el año C, Lucas, más práctico, presenta a Jesús como modelo del fiel. Mateo en el año A, presenta a Jesús como maestro y guía de la nueva asamblea de Dios, la Iglesia. Cristología, vida cristiana, eclesiología serían los títulos principales de esta catequesis. En los tres años, además, la meditación del misterio de la encarnación (navidad) y del misterio pascual manifestado en los escritos de san Juan, forma una constante, incluyendo los "tiempos de conversión" de la vida cristiana (adviento y cuaresma).

El aprovechamiento de este rico material exige una hermenéutica, es decir, una articulación del sentido original, en el que se concibieron los textos, con el sentido nuevo (pleno), que pueden ganar con el contexto actual, determinado por su inserción en la liturgia, como también en el momento histórico que vivimos. Así, el presente trabajo es un intento de auscultar los testigos privilegiados del acontecimiento de Jesucristo, los autores del Nuevo Testamento (teniendo como telón de fondo el Antiguo), la tradición eclesial, que organizó sus testigos en la liturgia y los signos del tiempo y de la historia que se nos confía como don y tarea.

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Introducción general

1. LA RENOVACIÓN LITÚRGICA Y SU IMPLANTACIÓN

El primer documento promulgado por el papa Pablo VI y los padres del concilio Vaticano II, el 4 de diciembre de 1963, fue la constitución sobre la sagrada liturgia, "Sacrosanctum Concilium", prueba palpable de la prioridad que la Iglesia en su esfuerzo de "aggiornamento" proporcionó a la liturgia.

Uno de los primeros tópicos del documento era un proyecto de total renovación de la liturgia (n 21), proyecto que suponía una revisión y una mayor evidencia de las lecturas bíblicas (n 24). "A fin de que la mesa de la palabra de Dios se prepare con más abundancia para los fíeles, ábranse con mayor amplitud los tesoros de la Biblia, de modo que, en un período determinado de años, se lean al pueblo las partes más significativas de la Sagrada Escritura" (n 51). Pero este enriquecimiento solo tendría efecto si se restablecía la práctica de la homilía o predicación a partir de la propia lectura escriturística, por lo menos, en los días de participación general del pueblo (n 52). También, en oposición a la práctica popular vigente, que consideraba que la misa propiamente comenzaba solo "después del semón", la constitución insistía en la unidad de la liturgia de la palabra y de la liturgia eucarística (n 56).

Poco a poco fueron surgiendo los resultados de este empeño de los pastores de la Iglesia universal para preparar más ri-

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camente la mesa de la palabra. Fueron publicadas las nuevas "perícopas" o lecturas bíblicas para la celebración de la misa, las nuevas oraciones y, en fin, el nuevo misal completo. Todo eso en la lengua vernácula, naturalmente, pues de lo cantrario no obtendría su objetivo. Podríamos decir que esta fue la gran realización de la renovación litúrgica "de arriba hacia abajo".

Desafortunadamente no siempre correspondió al movimiento "de abajo hacia arriba". En algunos lugares las bases, impacientes, ya habían hecho su propia reforma, cuando finalmente llegaron los nuevos textos oficiales. En otros, se recibió el nuevo material con un espíritu antiguo —vino nuevo en odres viejos— y se continuó con un tipo de liturgia sin color ni sabor, solo despojada ahora de la antigua belleza artística del canto gregoriano... Observó el Celam (Medellín 1972 - Documento 2), entre otras cosas, que muchas celebraciones carecen de la debida preparación; que la liturgia de la palabra no se valoraba debidamente; que la parte de las técnicas acústicas dejaba mucho que desear; que los celebrantes no conocen las posibilidades de los libros litúrgicos; que se imponen las reformas sin la debida catequesis; que la celebración está divorciada de la vida, etc'.

Según mi observación personal, añadiría tres factores que requieren una firme corrección, para que la renovación litúrgica produzca sus frutos: 1) que se renueve de manera creativa, el contacto con el material artístico (tanto en la música como en la poesía) del propio pueblo y de la secular tradición litúrgica; 2) que haya, por parte de los responsables litúrgicos, una mejor comprensión de la Sagrada Escritura; 3) que los responsables (celebrantes y equipos de preparación ) vuelvan a conocer, poseer y manosear creativamente las ediciones litúrgicas oficiales y no se basen en impresos ocasionales, destinados a servir de ayudas para el pueblo. Para este último fin será necesario que las conferencias episcopales traten de promover publicaciones adecuadas de los textos litúrgicos, como por ejemplo, un misal dominical completo con una buena traducción litúrgica de las po.-/~~.™ Pl icas , así como desde hace años existen en otros idiomas.

1. Consejo Episcopal Latino-Americano. Departamento de Liturgia. Liturgia para América Latina: documentos y estudios. Sao Paulo: Ediciones Paulinas, 1977. pp 38-40; cf Documento 3, pp 76-83.

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2. LA ORGANIZACIÓN DE LA LITURGIA DOMINICAL RENOVADA Y SU CELEBRACIÓN

La liturgia dominical renovada está organizada según un ciclo trienal, que comprende los años A, B y C, pero cada año es autónomo (el año B no presupone al año A, etc.). En principio, las lecturas son diferentes en cada uno de los tres años. Pero en las fiestas mayores sucede que todas las lecturas, o una parte de ellas, son idénticas en los tres años del ciclo, porque el tema de la fiesta exige la presencia de ciertos textos característicos (es el caso, especialmente, de navidad, pascua y pentecostés). También se sigue, en principio, un mismo evangelista para las lecturas evangélicas dentro del mismo año del ciclo (año A = Mt; año B = Me; año C = Le). En el ciclo navideño (con adviento), los evangelios hablan de la perspectiva escatológica, que marca el fin de la enseñanza de Jesús en los tres evangelios sinópticos; de la preparación inmediata de la venida del mesías (predicación de Juan Bautista), al comienzo de las mismas; y de los acontecimientos del nacimiento e infancia de Jesús (comienzo de Mt y de Le; porque Me no habla de esto, los evangelios tucanos de la infancia ocupan el espacio correspondiente también en el año B). En el ciclo pascual (con la cuaresma) poco se observa la lectura del "evangelista del año". En la cuaresma se leen los grandes episodios evangélicos que tratan de la conversión y de la catequesis bautismal. En los domingos después de la pascua (actualmente llamados "domingos de pascua", acentuándose así su unidad con la fiesta central de la liturgia), se lee sistemáticamente el evangelio de Juan, el evangelio del Cristo pascual, y esto, en los tres años del ciclo litúrgico. El "evangelio del año" se respeta en el domingo de ramos, en el que se lee la historia de la pasión de nuestro Señor según Mt (año A), según Me (año B) y según Le (año C). La historia de la pasión según san Juan se lee anualmente el viernes santo. Durante el tiempo ordinario (los domingos entre el ciclo navideño, que termina con la fiesta del bautismo de Jesús, y el ciclo pascual, que termina con pentecostés; y los domingos después de pentecostés, hasta el fin del año litúrgico), se sigue la "lectura continua" de los evangelios sinópticos (respectivamente Mt, Me, Le), desde el comienzo de la predicación de Jesús hasta la conclusión de la misma (de

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modo que los temas escatológicos, que caracterizan el fin de la predicación de Jesús, coinciden en el fin del año litúrgico).

Conviene observar que, en la organización del ciclo trienal, se consideraron no solo los domingos de los "tiempos fuertes" (navidad y pascua) y del tiempo ordinario, sino también las fiestas cuyo significado está directamente ligado con la dinámica del año litúrgico, dinámica que evoca, dentro de la moldadura de la primera y de la segunda venida del Señor, toda la historia de la salvación. Así, después de haber presentado, en el adviento, la expectativa mesiánica del mundo, desde la creación hasta

EL AÑO LITÚRGICO

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la venida de Jesús, el mesías, la liturgia —instruida por el uso multisecular— celebra, dentro del ámbito de navidad, sea en los domingos siguientes, sea en los días de la semana (octava de navidad, 6 de enero), aspectos complementarios del misterio de la encarnación: la familia de Jesús, su santa madre, la epifanía, el bautismo de Jesús. En el ciclo pascual se añaden a los domingos de cuaresma: su anticipación en el miércoles de ceniza y las celebraciones del triduo sagrado; y a los domingos después de pascua: la fiesta de la ascención. Terminado ya el tiempo pascual con la fiesta de pentecostés, pero todavía en su "secuela", por así decir, y marcando el regreso del tiempo ordinario (su primera parte se celebra entre la epifanía y el miércoles de ceniza) encontramos las fiestas de la Santísima Trinidad, del Corpus Christi y del sagrado Corazón, participando de la variación trienal del ciclo de lecturas. Y lo mismo vale para la fiesta de Cristo Rey, cerrando en adelante el año litúrgico. Todas estas fiestas deben incluirse en los presentes comentarios de cada año del ciclo trienal. No es lo mismo para otras fiestas (de Cristo, de la Virgen, de los santos, etc.), que no tienen este lazo orgánico con la secuencia del año litúrgico: por eso dejamos los comentarios de estas fiestas para la cuarta sección de la presente obra, después de los comentarios de los tres años del ciclo trienal.

Las primeras lecturas, en la liturgia dominical, por regla general se sacan del AT, en función del evangelio (o 3a lectura). Sirven de ilustración o prefiguración del tema del evangelio (¡tipología!). Pero en los domingos de pascua, las primeras lecturas se toman del libro de los Hechos de los apóstoles, evocando los primeros tiempos de la Iglesia, basada en el misterio de la resurrección y en el don del Espíritu del Señor resucitado. En cuaresma se nota también que las primeras lecturas no siempre corresponden claramente a las perícopas evangélicas, porque en cuaresma —tiempo de conversión y preparación bautismal— se quiere evocar los grandes momentos y temas de la pedagogía divina en el antiguo pueblo de la alianza.

Las segundas lecturas son las que causan más problemas para captar el espíritu de cada celebración dominical. En el adviento y en la cuaresma, como también en las grandes fiestas y sus vigilias, normalmente se escogen en función del tema principal. Pero en los otros domingos, las segundas lecturas no

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están integradas en la temática común del evangelio y de la primera lectura, porque en ellas se sigue pura y simplemente, domingo tras domingo, la lectura continua de las cartas de los apóstoles y del Apocalipsis, sin preocupación sistemática de acompañar el tema principal, presente en el evangelio y la primera lectura; sin embargo, se constata, de vez en cuando, que el "recorte" de las perícopas de la segunda lectura se hizo con una cierta consideración de las otras lecturas, pero eso es solamente casual. Por no corresponder con la primera y la tercera lectura, puede ocurrir que la segunda lectura separe, a veces de modo perjudicial para la claridad de la liturgia, el tema principal (e-vangelio), de su ilustración o prefiguración (primera lectura). Parece que, en un primer proyecto de la reforma del leccionario de la misa, se quiso colocar la lectura de las cartas después de la lectura evangélica, precisamente para evitar esta separación (y también porque las lecturas de las cartas apostólicas son, generalmente, exhortaciones, que prepararían muy bien la profesión de la fe). Yo mismo, en el presente comentario del año litúrgico, sugerí, ocasionalmente, que se leyera la "segunda lectura" primero, o como exhortación inicial o final, para no oscurecer la coherencia entre la primera y la tercera lectura y para valorar mejor el carácter exhortativo de la segunda. Pero es evidente que dicha recomendación es de carácter extrictamente privado.

En cuanto a las oraciones ("colecta" u oración inicial, "secreta" u oración sobre las ofrendas, y "poscomunión" u oración final), es necesario observar que ellas vienen de la antigua liturgia latina (pero no siempre del misal romano de Pío V). En las grandes fiestas y en los domingos de adviento y de cuaresma, su integración con el tema principal es, generalmente perfecta. Desafortunadamente no se puede decir lo mismo respecto de los otros domingos, por el hecho de que las oraciones son siempre las mismas en un determinado domingo, en los tres años del ciclo litúrgico, mientras las lecturas (y los temas) varían. En otros países ya existen nuevas colecciones de oraciones, adaptadas a cada año del ciclo, que opcionalmente pueden ser uti-I:-.„J„„ „„ ,.^„ ¿g j a s antiguas. Esta es una tarea más para la Comisión de liturgia de la Conferencia episcopal nacional. \nte esta situación, no me parece contrario al espíritu de la renovación litúrgica utilizar, oportunamente, alguna oración de otro formulario litúrgico, si esta oración combina mejor con la temática de las lecturas.

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En cuanto a los cantos variables (canto de entrada, canto de meditación, aclamación al evangelio, canto de comunión), el problema es semejante. Son adecuados en las fiestas, en el adviento y en la cuaresma, pero no siempre en los otros domingos. Pero el canto de meditación (salmo responsorial) siempre está estrictamente escogido en función de la primera lectura. La aclamación al evangelio generalmente anticipa la lectura evangélica, sea por una frase tomada del evangelio (en las fiestas, principalmente), sea por una frase bíblica que prepara la escucha de la palabra de Dios. Inclusive, en los domingos ordinarios, se puede escoger la aclamación evangélica de entre aquellas que utiliza el conjunto del año litúrgico. (Como se nota, no hay canto que se refiera específicamente a la segunda lectura). Resumiendo, podemos decir que el canto de meditación y la aclamación evangélica, normalmente, están en función del tema central. Por tanto, hay que hacer un esfuerzo para darles valor a estos dos cantos como ocasión de participación del pueblo en la liturgia de la palabra, muchas veces monótona e intelectualizada o socializada. Vista la íntima ligación con el tema central, también debe desaconsejarse la costumbre, bastante divulgada, de cantar cualquier texto como canto de meditación, por más bonita que sea su melodía. Debe ser un texto específico. En este punto, el uso de folletos litúrgicos que traen el salmo responsorial en una representación gráfica permitiendo la recitación alternada (cf leccionario) podría restituir, en cierto sentido, el salterio al pueblo. La misma liturgia suguiere que se alterne la "estrofa" (recitada o cantada) con el "responsorio" (preferentemente cantado; cualquier músico religioso es capaz de inventar una melodía fácil para estos responsorios, que ocupan solamente una línea de texto; se puede aprender inmediatamente). En cuanto al canto de la comunión, obsérvese que, en los domingos ordinarios, se ofrecen siempre dos opciones, generalmente en vista de la temática de las lecturas en uno u otro año del ciclo. Esta posibilidad de opción invita a los responsables de la preparación litúrgica a verificar que el texto combine mejor con el tema y a no repetir eternamente los mismos cantos de comunión (que, a veces, no tiene nada de música litúrgica y son solamente "canciones religiosas", propias de reuniones de jóvenes o cosa parecida)2. La liturgia renovada no prevee un canto de las ofren-

2. Cf Konings, J. Canto litúrgico y canción religiosa. REB 39 (114): 284-9, junio 1979.

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das (el antiguo "ofertorio"), pero cuando se hace una procesión de las ofrendas es conveniente que haya tal canto.

Hablando de esto, quiero llamar la atención sobre una sana creatividad de la celebración. El momento de la preparación de las ofrendas (ofertorio), marcando la transición entre la liturgia de la palabra y la oración eucarística (canon), se podría aprovechar para un momento contemplativo-artístico, para la ejecución de algún canto o música instrumental artística o, quién sabe, una antigua antífona gregoriana, dando espacio para el misterio que envuelve la celebración.

En cuanto a los cantos ordinarios (kyrie, gloria, sanctus, agnus Dei), no hay nada que observar aquí, pues no dependen de la temática variable de los formularios litúrgicos. Sin embargo, no puedo ocultar mi decepción ante la poca atención que reciben estos cantos por parte de los artistas y de los mismos liturgistas. Teniendo letra fija (sea una traducción verbal del original griego o latino, sea una hermosa paráfrasis), serían los primeros cantos en ser conocidos y decorados por el pueblo. Ahora bien, en la realidad, si no son suprimidos, son, muchas veces, sustituidos por "arreglos" baratos de dudoso origen.

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3. EL ESPÍRITU DE LA LITURGIA DOMINICAL RENOVADA

La liturgia como "misterio"

Aparece con frecuencia, en la liturgia, el término "misterio". Tiene su origen en el vocabulario de las primeras Iglesias helenísticas (cf sobre todo la Carta a los efesios) y es tomado de los cultos paganos, que pretenden realizar un contacto entre los "iniciados" (llamados mystoi) y las divinidades. Misterio, en el sentido cultual, significa, por tanto: participación de la divinidad. En este sentido, se aproxima mucho al término "sacramento", del cual, a veces, es sinónimo.

Por tanto, debemos entender el misterio como participación, conocimiento (en el sentido vivencial) "por dentro", por experiencia, por la entrega de la fe, etc. Y diferente del conocimiento por teoría (observando "desde afuera", como en las ciencias). Podemos recordar aquí la distinción hecha por el filósofo Gabriel Marcel entre el misterio y el problema. Un misterio, la gente lo estudia como un objeto fuera de sí (= conocimiento objetivo). Un problema, la gente lo conoce por estar involucrada en él; no puede objetivarlo; por eso decimos que es "incomprensible": ¡No cabe en nuestra cabeza, pero nosotros sí cabemos en él!

Toda vivencia litúrgica debe ser vivencia del misterio, participación de una realidad inefable que nos envuelve pero que no es una ilusión. El feto no ve el útero de la madre (no lo puede "objetivar"), pero ¿quién dirá que el útero es una ilusión para el feto? Así es el misterio de Dios: no lo podemos objetivar, pero estamos dentro de él. Y la religión es el camino específico del hombre para cultivar la conciencia del misterio. Digo, el camino específico: no puede ser sustituido por ningún otro (ciencia natural, sicología, sociología, cultura, ni siquiera por la moral). Por tanto, la liturgia debe cultivar y rendir culto al misterio, la realidad de Dios que nos envuelve y que no podemos reducir a una teoría.

De ahí que es rechazable la teorización, intelectualización y verbalización exagerada de nuestras liturgias, transformadas últimamente en adoctrinamiento sociológico, en un estilo panfle-tario, sin arte, sin sensibilidad poética, sin elevación y sentido del misterio. La liturgia no sirve para hablar sobre la comunidad.

17 2. Espíritu y mensaje de la liturgia dominical año A

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Liturgia es ser comunidad, vivir comunidad, envuelta por el Espíritu de Dios. Liturgia es conocer la comunidad de Dios "por dentro". Es comunión.

Por tanto, si en las páginas que siguen tengo que hablar de la liturgia como catequesis permanente, no se entienda esto en un sentido intelectualista. Si la liturgia es catequesis, instrucción cristiana, no lo es debido a algún esquema escolar, sino por su vivencia. Es un catecismo, no de preguntas y respuestas, sino un catecismo vivido por los que ya son iniciados en el misterio y deben penetrar más profundamente en él: la "mistagogia" de que hablan los santos padres.

La enseñanza, en la liturgia, se hace mediante una vivencia global, que, por una parte, debe ser afectiva y contemplativa; pero, por otra parte, debe ser también efectiva y comprometedora. Hoy, fácilmente, se considera el lado místico de la liturgia como alienación. Con todo, parece que ya deberíamos estar convencidos de que ser cristiano significa comprometerse con la encarnación del amor de Dios en la historia de los hombres, para ahora, sin constreñimiento, poder redescubrir una riqueza que fue indebidamente despreciada: el sentido del misterio en la liturgia.

La liturgia como catequesis

En parte, la liturgia cristiana tiene su origen en la catequesis, en la in^tr^ción religiosa. La liturgia de la palabra es la continuación del culto sinagogal del judaismo. En éste, se acostumbraba leer cada sábado un trozo de la "ley" y un texto profético que completaba la lectura de la ley. Como la ley y los profetas eran leídos en hebreo, ya en desuso como lengua vernácula, un comentarista traducía y parafraseaba la lectura en lengua ara-mea, lo que dio origen al "targum". Pues bien, este tipo de lectura se conservó en las primeras comunidades cristianas, que, como los otros judíos, frecuentaban las sinagogas (Hch 6,9) y el lenipiu (íicn 2,46). Aun después de la ruptura con el judaismo dominante (fariseo-rabínico), las Iglesias judeo-cristianas continuaron esta costumbre, aunque, muchas veces, utilizando la traducción griega del AT (de los "setenta") y aumentando no solo la interpretación cristiana de los textos, sino también lecturas de

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los apóstoles y evangelistas cristianos. Es de suponerse que en las Iglesias se origen no judío, tal vez al principio se practicaba sólo la lectura de los apóstoles cristianos. Pero, de todos modos, pronto se llegó a un modelo común. Las cartas pastorales de Pablo y las cartas de Pedro insisten en la utilidad de leer toda la Escritura (cf más abajo). El evangelista heleno por excelencia, Lucas, insiste en la recapitulación de la ley, de los profetas, y de los otros escritos las tres categorías de la Biblia judía por Jesucristo resucitado, el Señor de la Iglesia (Le 24,27.44-45).

El modelo común de la celebración cristiana no solo asumió la versión cistiana del culto sinagogal, sino que también unió ésta con la celebración de la cena eucarística en memoria del Señor muerto y resucitado. En esta unificación, se conservó la lectura del AT: Pedro y Pablo enseñan que "toda la Escritura es útil" para la edificación de la comunidad (2Tm 3,16; 2P 1,20). Y quien pretende lo contrario, es expulsado como hereje: es el caso de Marciano, que quiso eliminar las lecturas no solo del AT, sino de todo lo que, en nuestro actual NT, oliera demasiado al Antiguo (por ejemplo, ¡nada menos que los evangelios de Mt, Me y Jn!).

Marciano, el sirio, no entendió el valor que el AT tenía para los cristianos. Era importantísimo conservar las antiguas Escrituras, pues los cristianos encontraban en ellas las promesas de Dios, que se cumplieron en Jesucristo. Rechazar el AT hubiera sido como cortar sus propias raíces. La primera teología cristiana fue la relectura de los textos del AT a luz del acontecimiento de Jesucristo. Sin el AT, no lograrían expresar lo que Jesús significa para ellos. Y sin el conocimiento del AT, tampoco entenderían lo que Jesús hizo de hecho. El mismo Cristo se transformaría en una figura ahistórica, "gnóstica", maleable según el gusto de cada "iluminado"...

Sucede así que, hasta hoy, la primera parte de la liturgia dominical está concebida como una catequesis, una explicación de la fe, a partir de los escritos del AT y de los apóstoles (cartas y evangelios). Hasta la reforma litúrgica del concilo Vaticano II, esta parte se llamaba "misa de los catecúmenos". Participaban en ella los catecúmenos, los "alumnos del catecismo", candidatos para el bautismo (antiguamente, tenían que abandonar la asamblea después de esta parte; el "misterio" eucarístico estaba reservado a los ya iniciados, a los bautizados). Pero hay que tener en

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cuenta que los bautizados también asistían a esta primera parte; de aquí nuestra convicción de que, desde sus orígenes, la Iglesia sintió la necesidad de una catequesis siempre renovada, permanente. La Iglesia siempre creyó necesario "reciclar" a los fieles. Nunca se adquiere la fe para siempre. Así surgió la catequesis "mistagógica" (orientación de los "iniciados" o mystoi y ya escribimos, en otro lugar, que el mismo evangelio de Juan puede tener esta característica1.

Con el bautismo de los niños, la primera parte de la misa llegó a ser exclusivamente catequesis para personas ya bautizadas. Pero en el cristianismo medieval y tridentino, ya no cumplía su función catequética, porque los textos eran incomprensibles, pues se leían en latín y porque la predicación estaba desligada de los textos. Recordemos los directorios diocesanos o nacionales que ordenaban temas de predicación, no siguiendo la liturgia, sino el credo, los mandamientos o el catecismo, sin tener en cuenta mínimamente el hecho litúrgico. Y el fenómeno sigue, en folletos litúrgicos que hay entre nosotros, y que proponen temas eclesiales o de actualidad, sin ligación con las lecturas del domingo que se celebra.

Ahora bien, es necesario entender bien la función catequética de la liturgia de la palabra. No se trata de un catecismo sistemático, como el catecismo romano promovido por el concilio de Trento. Se trata de dejarse enseñar por la conmemoración del acontecimiento salvífico en la palabra y en el rito sagrado. Se buscan en vano, en el "catecismo de la liturgia", ciertos tópicos que en el ^ t ec i smo de Belarmino recibieron gran peso, por ejemplo, los temas relativos a la gracia santificante, el pecado original, las virtudes teologales y cardinales: nada de esto está "expresis verbis" en la liturgia. Lo que, por lo demás, es natural: las lecturas litúrgicas reflejan la teología, poco sistematizada, del NT, y no los catecismos de inspiración escolástica. (Para ser completo, hay que decir que las oraciones y los himnos reflejan, muchas veces, la teología patrística y moral, pero éstas están aún más cerca del NT que del escolasticismo).

Ahora bien, ante este hecho, alguien puede preguntar si el "catecismo de la liturgia" será, entonces, suficientemente completo. Podemos estar seguros de que la catequesis bíblico-litúrgi-

3. Konings, J. Las funciones de la catequesis en el Nuevo Testamento y hoy, Convergencia. 10(105): 432-7, sep. 1977.

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ca nos habla de todas las realidades esenciales de la fe (aunque no tengamos un Suárez u otros escolásticos tardíos). No debemos juzgar la liturgia con el espíritu de aquella educadora, que juzgaba a todos los niños según una figurita prescribiendo que, con un año de edad, tenían que ser capaces de amontonar tres cubitos, descuidando completamente el hecho de que ciertos niños ya no se interesaban en este juego y hacían, con los tres cubitos, cosas mucho más divertidas. No debemos juzgar la catequesis que brota de la vida de las primeras comunidades cristianas a partir de criterios intelectual izados en función de seculares discuciones teológicas...

La catequesis de la liturgia, basada en la auto-expresión de las primeras comunidades cristianas(NT) y su interpretación de las antiguas escrituras (AT) , es una verdadera "oboedientia fi-dei", auscultación de la fe, en su fuente más pura. Reconociendo el valor didáctico del catecismo sistemático, sea concebido según el credo, el sistema escolástico o la "historia de la salvación", sólo queremos evitar el peligro de encerrar la fe en el recipiente de esta sistematización conceptual. Nuestro instrumental conceptual, sacado del "organon" aristotélico o del pensamiento histórico-didáctico, siempre presentará solamente una segunda vía del original de la fe. También debemos escuchar a los testigos del desarrollo de la fe en sus palabras originales, haciendo, inclusive, un esfuerzo de comprensión histórica, tratando de situar y así entender el sentido que ellos quisieron expresar. Ahora bien, para esa comprensión es necesario que los responsables de la liturgia tengan la debida preparación, para que puedan, con palabras sencillas, hacer sintonizar al pueblo con el mensaje de los testigos privilegiados. Eso exigiría inclusive, una mayor accesibilidad de los instrumentos indispensables, como son los comentarios escriturísticos, etc. Hasta ahora, no hay ningún comentario completo de la Sagrada Escritura en nuestro territorio, y se sabe que las leyes de importación dificultan la adquisición de este material desde el exterior... Pero, de todos modos, téngase la convicción de que no es tiempo perdido escuchar historias antiguas; ellas son nuestra propia historia, los recuerdos más originales de la comunidad de fe que somos nosotros. Además, al escuchar estas historias antiguas, no escuchamos historias, sino testigos, personas, a las que tratamos de "entender", teniendo en consideración su tiempo

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y ambiente, exactamente como cuando se trata de entender el mensaje de un amigo4.

¿En dónde queda entonces el tan repicado "valor actual", si queremos dislocarnos mentalmente del contexto de los primeros testigos? Al dislocarnos así, llevamos con nosotros todo nuestro ser y también los problemas y conflictos que vivimos hoy, aunque silenciándolos para escuchar mejor al testigo original. Pero, en la medida en que vivimos profundamente nuestros problemas y escuchemos profundamente al testigo original, no hay duda de que los dos elementos entrarán en un diálogo fecundo, en nosotros mismos y en nuestra comunidad.

La catequesis por medio de la liturgia, por tanto, no parte directamente de nuestros asuntos de actualidad, aunque estén presentes y nos conduzcan hasta este encuentro de las fuentes. Antes, en el momento del encuentro, nos dejamos cuestionar por la experiencia inicial de la salvación manifestada en Jesucristo. Pero podemos tener la certeza de que eso proyectará una luz sobre nuestros asuntos actuales y, al mismo tiempo, tal vez, los revolucione...

Ahora, puesto que la liturgia es misterio, es decir, participación, su enseñanza no se trasmitirá, si no hay experiencia de lo que se significa por la palabra. La catequesis litúrgica no nos enseñará nada, si no la practicamos o la vivimos en nuestra vida.

El mensaje de la liturgia es una palabra comunitaria. Fue destinada a una comunidad, pero también concebida dentro de una comunidad Por eso, no se puede apropiar dentro de un hermético pietismo del corazón individual; más bien debe convertirse en medio de comunicación entre los hermanos. A partir de la liturgia, debemos crear un lenguaje, para comunicarnos entre nosotros esa experiencia original de la fe que solamente puede comunicar la celebración ministerial de las fuentes de la fe en la liturgia. Será un lenguaje "especial". ¿Y por qué no? Al fin de cuentas, respecto del fútbol nos comunicamos con el lenguaje del fútbol y no, por ejemplo con el lenguaje del enamoramiento...

Ahora bien, para realizar todo esto, es necesario que descubramos el hilo conductor de la grande obra que es la liturgia, y

4. Cf Konings. J. y Schmidt, J.B. Abra la Biblia, indicaciones para una iniciación bíblica. Sao Paulo: Ediciones Paulinas, 1978. pp 6-8.

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de cada uno de sus componentes (los "formularios" de las misas); es necesario que vivamos en sintonía con los grandes momentos litúrgicos, los tiempos fuertes, las fiestas... Todo este conjunto, con sus acentos específicos, sus júbilos y silencios, su mística y empeño práctico, forma el lenguaje que solo en su totalidad nos puede hablar de la salvación realizada por Dios en Jesucristo.

De ahí nuestro deseo de ayudar a quien quiera descubrir la estructura fundamental del edificio litúrgico, al mismo tiempo que obtenemos una multitud de temas colaterales, capaces de iluminar (partiendo del espíritu central) múltiples facetas de la existencia del cristiano en la Iglesia y en el mundo. Ojalá este esfuerzo lleve a una liturgia en la que la proclamación de la palabra sea más que un gesto formal (tan solamente formal, a veces, que parece que nadie se preocupa por la inteligibilidad, ni por la audibilidad). ¡Sea realmente "sacramento", acción sagrada que, por su parte al menos, garantice lo que indica con palabras! Y eso no de manera mágica, sino con el empeño de las facultades humanas de la comprensión y la comunicación.

La liturgia como arte

Como consecuencia de lo que acabamos de decir, hay que considerar con la mayor atención todo el empeño de la expresión creativa, de la comunicación verbal y no-verbal, del arte como poiésis (creatividad), en la obra litúrgica. Los textos y los gestos litúrgicos necesitan ser animados y esto solo es posible por medio de alguien que se anime por ellos.

De ahí que el misal no se puede considerar como una camisa de fuerza. Más bien es una riqueza que depende de una presentación creativa, hecha con sensibilidad y "tino", adecuada a las circunstancias. Esta es la tarea de los equipos litúrgicos, que, al mismo tiempo que sirven al pueblo, representan su sensibilidad. Los integrantes de estos equipos traten de imaginar lo que se requiere para que el lenguaje de la liturgia les hable, a ellos y a sus hermanos del pueblo, con mayor comunicabilidad.

En primer lugar, debe haber buenos lectores, no "para ser vistos por los hombres", sino para ser escuchados y entendidos por ellos. Debe haber una buena elección j ejecución de los can-

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tos, variando discretamente según el tiempo litúrgico (y con el tiempo suficiente para que el pueblo los aprenda), etc. No pretendo escribir aquí un curso sobre este asunto. No es el caso aquí, y tampoco es cosa que se enseñe por escrito. Es un arte, que exige sensibilidad y amor por la causa, a más de una sólida educación litúrgico-artística (nótese la unidad de los dos términos. No arte y liturgia, sino arte en la liturgia). Desafortunadamente, en la formación del clero, para no hablar de la de los laicos, es raro encontrar este tipo de educación, hoy en día.

4. LITURGIA Y VIDA

Una saturación devocional causó en muchos cristianos más comprometidos en la realidad de la vida, por reacción, el alejamiento de la preocupación litúrgica. Un caso extremo, que me llegó al oído, es el de agentes pastorales de comunidades de base, que afirmaban que hacía años no paticipaban en una misa. Sin aprobarlos, los entiendo, si ellos conocían solo el modo alienado con que, muchas veces, se celebraba la liturgia —dejando de ser "liturgia", pues este término significa "obra del pueblo", empeño del pueblo de Dios por alabarlo y celebrar su misterio en Jesucristo. ¿Cómo es posible dicho empeño, cuando no existe contacto con la vida del pueblo? Pero, por otra parte, debemos desconfiar de los intentos extremos de "actualización de la liturgia, que llegan a sustituir los textos bíblicos con documentos sociales, pontificios o no... Pues la liturgia es un estar a la escucha de la experiencia más original del misterio de Dios en Jesucristo: la experiencia de los testigos privilegiados de la primera hora, los autores del Nuevo Testamento y su comunidad. Es una representación o presentificación del desarrollo de la fe en Jesucristo. Debe existir una tensión fecunda entre la actualidad de la vida comunitaria y personal de hoy, y el pasado "fundador", que está representado en la liturgia. No podemos eliminar esta tensión de modo prematuro, suprimiendo uno de los dos térmic o . L Jv^.nos hacer que se fecunden mutuamente. Podríamos decir que hay un camino de la vida hacia la liturgia, y un camino de la liturgia hacia la vida. Llevamos nuestra vida hacia la liturgia y traemos el misterio que celebramos de regreso hacia nuestra vida.

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De la vida hacia la liturgia

La liturgia no puede ser una fuga de la vida. El sacrificio "adecuado" (Rm 12,1) es nuestra vida. Dios no quiso víctimas y holocaustos; por eso, su siervo dijo: "Heme aquí"' (Hb 10,6). En la actuación y predicación de Jesús no encontramos nada de pietismo y ritualismo, todo lo contrario (Me 2,18-19. 23-28; 3,1-6; 7,1-23, etc.). Por otra parte, testimonia una permanente proximidad de la vida cotidiana de su pueblo, en la "compasión" con su sufrimiento (curaciones y otros signos), en las parábolas sacadas de la vida campestre y comercial, en los comentarios sobre hechos sociales y políticos (Le 13,1-5). No se podrá celebrar la memoria de Jesucristo, haciendo lo contrario: desinteresándose de la actualidad humana. Por eso, la misma liturgia eucarística prevé, antes de comenzar la oblación de los dones, las preces de los fieles, para expresar la actualidad vital del pueblo de Dios y colocarla confiadamente en las manos de aquel a quien Jesús llamó —y nos enseñó a llamarlo— Padre. Pues, en la confianza, la gente reparte todo, inclusive sus más íntimas preocupaciones.

Esta vida, que llevamos hacia la liturgia, no solo es la vida individual, sino la del pueblo de Dios todo y de todos los hombres, en medio de los cuales el pueblo de Dios ejerce su misión de testimonio. Por eso, las preces de los fíeles tienen una forma litúrgica comunitaria. El misal podría haber previsto un tiempo de silencio, y nada impide observar un breve silencio ahí, pero de hecho que el misal sugiere una plegaria participada por todos mediante una invocación comunitaria.

¿No se podría dar una mayor expresión a la actualidad vital, que no fuera solo la de la preces de los fieles? Nada impide la celebración de misas especiales para determinadas ocasiones, como también la constitución de un formulario litúrgico propio, con lecturas escogidas según el tema de actualidad. Es una práctica bastante general. Sin embargo, debe hacerse con buen sentido. ¡ Así como antiguamente se podía escuchar casi diariamente la lectura de la "mujer fuerte" (a saber, en todas las fiestas de santas mujeres no vírgenes...), hoy puede suceder que, en cada celebración que la gente presencie, se escuchen las invectivas de Amos o de Santiago contra los ricos! Ahora bien, la exageración es contraproducente. A más de esto, dichas celebraciones espe-

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cíales solo pueden suplantar la liturgia dominical o la de las "solemnidades" (grandes fiestas) en casos excepcionales. Entonces me parece que el mejor modo de llevar la vida presente a la liturgia es el de tenerla profundamente arraigada en el corazón. La liturgia puede ser un momento de conscientización, debe ser un momento de conversión (para eso sirve el rito de penitencia), da oportunidad para explicación de la actualidad (en la homilía y en las preces), pero no es un análisis sistemático del momento actual. Este análisis se debe hacer en otras circunstancias y crear raíces tan profundas en el corazón de los fieles, que sea santificada con ellos en la celebración .

Sobre todo la liturgia dominical, que, normalmente, está destinada a la comunidad en su globalidad, debe tocar las cuerdas que producen el "bajo continuo" de la existencia cristiana, llegando a todas las dimensiones fundamentales del compromiso cristiano. Hay que evitar la unidimensionalidad y la superficialidad. Y, obtenido este nivel más fundamental, cada uno, dentro del conjunto de la comunidad, puede hacer la aplicación para su compromiso personal. Quedará por fuera solamante el que no tenga ningún compromiso, el que no quiera nada de nada... Podemos decir que esta presencia del tema más fundamental de la actualidad vivida, en la liturgia dominical, ayuda a la autenticidad. Solo un ejemplo: es fácil, ante una asamblea de agentes de comunidades populares, criticar a "la burguesía". También es fácil, en una iglesia de ciudad, enseñar las virtudes de la clase media a los que pueden practicarlas así como se las presentan. Pero es más difícil decir al mismo tiempo a los patronos y a sus empleados lo que deben hacer, en nombre de Jesucristo. Los primeros cristianos hicieron esta experiencia. Por eso, el NT trae ejemplos de esa predicación, que corta por dos lados (Le 3,10-14; 6,20-26; ICo 7,17-24; Col 3,22; 4,1; etc.).

De la liturgia a la vida

dislocamos, ¿qué encontramos en nuestra historia personal y comunitaria, para el mundo evocado por la liturgia? Nuestros hermanos más antiguos en la fe, expresando su experiencia de Dios en Jesús de Nazaret. Ellos hablan de esta experiencia. ¿Será que pueden decir algo significativo para nosotros? Eso depende un poco de nuestra voluntad de escuchar-

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los. Pero también un poco de lo que ellos dicen. A primera vista, no todas las palabras escriturísticas parecen igualmente significativas. La razón de esta impresión puede ser, muchas veces, nuestra incapacidad de ver el testigo originario en su conjunto. No somos bastante versados en la Escritura, para ver en la idea de la parusía —en la que los primeros cristianos creían firmemente— la expresión del señorío de Cristo. "Parusía" parece ya no decirnos nada. En una reflexión inmediatista, podemos ser tentados de mandar todas estas lecturas al archivo... Pero ¿no será auténtica virtud cristiana (y el cristianismo solo se aprende practicándolo con actitudes) el esforzarnos para entender lo que nuestros hermanos más antiguos, con su vivencia privilegiada, tratan de expresar? En otras palabras, quien está dispuesto a escuchar a su hermano pobre de hoy, ¿no estará listo también para escuchar pacientemente a un pescador galileo que trata de decir, en términos que ya no son nuestros, la cosa extraordinaria que él vivió con Jesús de Nazaret? Sobre todo si este mismo pescador galileo nos enseña a escuchar a nuestro hermano pobre, en nombre de aquella misma vivencia. Claro está que puede ser necesario algún intérprete en este difícil diálogo. Para ello hay que recurrir a alguien que estudió: el sacerdote (o diácono, o religioso, o agente de pastoral) formado en teología y capaz de hacer una interpretación ("hermenéutica" se dice hoy) de ese interlocutor un poco pasado de moda, pero ¡no por ello menos importante! Infortunadamente, parece que estos intérpretes no siempre se actualizan para su oficio. Solo se interesan por uno de los términos que constituye su trabajo: la actualidad; pero descuidan el otro término: el árido estudio histórico de la vivencia de veinte siglos atrás. Es como un traductor-intérprete del inglés que solo quiere hablar un español muy bonito, pero descuida estudiar la gramática y la literatura inglesa.

¿Qué descubrimos llevando nuestra vida a la liturgia? Una comunidad de personas que vivieron, antes de nosotros, lo que nosotros estamos llamados a vivir en nuestra vida. Expresaron su vivencia en los más diversos géneros literarios. Pablo prefería el testimonio de su actividad evangelizadora, la explicación de su preocupación por los hijos en la fe (que no son sus hijos, sino los de Dios), la exhortación para la vida comunitaria y ética. Santiago casi solo hizo esta última cosa. La Carta a los hebreos prefiere una comparación teológica entre la nueva y la antigua alian-

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za. Los evangelistas prefieren mostrar la vida de Jesús de Na-zaret y colorean esta muestra, sobre todo en Juan, con la experiencia del encuentro con el resucitado. Todos ellos se refieren constantemente a su "religión" antigua, el judaismo. Por eso, es necesario que leamos también continuamente el Antiguo Testamento.

Y ahí estamos nosotros, pensando en obreros que no saben si mañana tendrán todavía empleo; pensando en los que emigran del campo, recién llegados a la periferia de la ciudad, sobreviviendo con el viento y tal vez otras cosas, que la gente prefiere no imaginar; pensando en madres que no saben qué hacer para sostener un número exagerado de hijos. Pensando también en médicos que no se saben curar a sí mismos de su absorción en un sistema explotador; en administradores públicos que empezaron bien, pero que después se dejaron llevar por la corrupción generalizada; en militares que querían trabajar por el orden, pero solo están protegiendo el desorden sistematizado... ¿Será que Santiago, Pablo y Juan nos dan alguna respuesta a estos interrogantes que llenan nuestras cabezas? En términos directos, no mucha cosa. La limitación de la natalidad (llamémosla "paternidad responsable", si queremos) no era problema para ellos. Sin embargo, si aprendemos a escuchar el "bajo continuo" de nuestra existencia, veremos el significado de su testimonio para nosotros. Aprenderemos a conocerlos como "fundamentos" de nuestra fe (cf prefacio de los apóstoles II), como nuestros hermanos más íntimos, y seremos capaces de imaginar cómo ellos, transformados ñor el encuentro con el hombre de Nazaret, sentirían lo que nosotros sentimos. A través de ellos, sentiremos lo que Jesús sintió, lo que Jesús siente respecto de aquella madre con demasiados hijos, o respecto de aquel director de escuela religiosa, que no sabe si entregar la escuela al estado y dedicarse a la vanguardia evangélica o mantener el patrimonio de su congregación. Y así volvemos de la liturgia a nuestra vida.

T o n ^ v i t ( ] e l j 0 y y \ a ] ¡ t u r g Í a

Después de las reflexiones anteriores, podemos considerar el lugar que se le puede dar a la praxis de la Iglesia hoy, en la liturgia. Asistimos a un cierto "eclesiocentrismo" en la liturgia. En la Europa pos-Vaticano II, este eclesiocentrisnio estaba marcado

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sobre todo por preocupaciones de estructura interna de la Iglesia (mujer en la liturgia, laicos, cuestiones sobre el sacerdocio, etc.). En América Latina, parece que la actuación de la Iglesia en la sociedad "se apoderó" de la tribuna litúrgica. Por más evangélica que sea esta actuación, no impide que su invasión en la liturgia, muchas veces, haya sido de modo "eclesiocéntrico", es decir, se habla de lo que la Iglesia hace o trata de hacer, pero no se lleva al encuentro con el hombre de Nazaret y sus compañeros, en el sentimiento de que hablamos en el parágrafo anterior. La liturgia no debe ser eclesiocéntrica, sino cristocéntrica. Tal vez alguien responda que Cristo hoy es la Iglesia concreta, aquí y ahora. Es exactamente lo que quiero impugnar. La Iglesia puede ser "cuerpo" de Cristo, en su encarnación concreta, pero él sigue siendo la cabeza. La Iglesia es sacramento de Cristo, presentificación . Pero la finalidad de esta presentificación es Jesucristo (y el Padre en él). La Iglesia no es fin a sí misma. Baste esto como refutación a dichas tendencias eclesiocéntricas.

Ahora las consecuencias prácticas: la liturgia no debe tema-tizar de modo unilateral o exagerado la actuación de la iglesia de hoy. Admito, es bueno que esta actuación sea considerada en la liturgia, llevada ante el misterio de Dios en Jesucristo, fuente de la misma vida eclesial. Es bueno que, en la liturgia, la praxis eclesial sea confrontada con el misterio que la originó. Pero no se hace liturgia para justificar o exaltar la praxis eclesial o una actuación eclesial concreta. La liturgia no está solamente al servicio de fines pastorales. Ella tiene su propia razón de ser. Como ya dijimos respecto de la dimensión catequética de la liturgia, que ella tiene un momento catequético, pero que no es mera catequesis y sí misterio, así también debemos decir respecto de la actuación de la Iglesia en el mundo: esta actuación puede y debe estar presente en cierto modo, en la liturgia, pero la liturgia no es un mero instrumento de esta actuación .

Quiero aplicar esto a la praxis liberadora de la Iglesia en América Latina. Apoyo plenamente esta praxis, pues ella es encarnación y signo de salvación, cuyas dimensiones solo Dios conoce. Pero, cuando se celebra liturgia, en donde se hace presente esta praxis, la preocupación no debe ser la de tematizar esta praxis, menos aún, adoctrinar en su favor. La preocupación debe ser: encontrarse, como cristiano liberador, con la fuente última de la praxis liberadora cristiana, en la presentificación

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lilúipi.i de l.i pi.uis s;ilvífica por excelencia, el misterio de la vida, muerte y ivMiucirión de Jesucristo, testimoniado por los testigos originarios, fundamentos de nuestra fe y también de nuestra praxis.

De allí que es impropia la ideologización de la liturgia en función de opciones concretas como mediaciones de la praxis liberadora de los cristianos, pues, cuando esto sucede, el centro de la liturgia ya no es el acontecimiento de Jesucristo y sí la opción práctica de la Iglesia o de un grupo de sus miembros. Hay que distinguir entre hacer presente la preocupación por la praxis y querer imponer una (en sí justa) opción práctica, mediante un recurso litúrgico. En el segundo caso, se traicionan el espíritu de la liturgia y también el valor de la opción, pues ésta debe ser sustentada, no por algún olfato litúrgico sino por la coherencia con la situación actual, crítica y evangélicamente analizada. Una opción válida para la encarnación histórica del evangelio no necesita agua bendita. Pero es bueno que sea hecha presente en el momento del encuentro con el misterio de Dios en Jesucristo.

Lo que ejemplifiqué en relación con la praxis liberadora, vale naturalmente también en relación con otras actuaciones de la Iglesia, por ejemplo, la actuación misionera, la actuación vocacional, etc. No puedo aprobar casos que presencié, en los que toda la liturgia del "mes vocacional" quedó subyugada a un determinado esquema de propaganda por la actual estructuración pastoral de la Iglesia. Incluso se cambian los evangelios, sacando la secuencia de las lecturas dominicales, etc. ¡Como si Cristo hubiera venido en función del "mes vocacional" y no lo contrario! Pero no quiero polemizar más, cayendo en la sospecha de también estar promoviendo alguna ideología propia... Sólo quiero decir que el acontecimiento de Jesucristo debe ser el centro He In liturgia.

El uso de temas de actualidad en la liturgia

expuestos ios principios, podemos ahora pensar en corno organizar la "discreta presencia" de los temas de actualidad en la liturgia.

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1. En general

Para hacer presente la vida en el misterio eucarístico, es útil integrar en la celebración litúrgica temas que hablan sobre la actualidad vivida por el pueblo. El mismo misal tiene un buen número de formularios litúrgicos, o por lo menos oraciones y conmemoraciones, dedicados a temas especiales. Pero no siempre es posible celebrar "misas temáticas". Precisamente en los domingos y solemnidades es, normalmente, prohibido. De ahí que se recurra, muchas veces, a introducción de un tema de actualidad dentro de una liturgia dominical, que ya tiene otro tema propio.

Por tanto, distingamos dos categorías:

1) Celebraciones temáticas, con un formulario concebido en función del tema que se quiere destacar, de manera que el tema de actualidad es el tema propio de la liturgia.

2) Celebraciones con inclusión de un tema de actualidad en la liturgia que ya tiene otro tema propio.

La primera categoría se puede volver problemática, principalmente:

a) Cuando las celebraciones temáticas son utilizadas indiscriminadamente, interrumpiendo y hasta sustituyendo la secuencia normal del año litúrgico y su dinámica propia.

b) Cuando los formularios, sobre todo las lecturas, corresponden solo artificialmente al tema de actualidad.

c) Cuando se repiten siempre los mismos temas o lecturas.

Mayores problemas surgen también en relación con la segunda categoría, principalmente:

a) Cuando el tema incluido en otro formulario se mezcla artificialmente con el tema propio (por ejemplo, vimos un folleto litúrgico que colocó en las introducciones de las lecturas del 4S

domingo del tiempo ordinario /C —tema del profeta rechazado— ¡El tema de nuestra Señora de los navegantes, por celebrarse esta fiesta el día anterior a aquel domingo!).

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b) Cuando el tema incluido no deja espacio para la necesaria explicación del tema propio, haciendo que su presencia sea meramente formal (porque "está en el misal").

c) Cuando el tema incluido —muchas veces un tema de la "realidad secular"— se enfoca bajo un ángulo meramente profano o inmediatista, sin la debida sensibilidad por su dimensión teologal (que es, con todo, la única razón para incluirlo en la liturgia).

De ahí las siguientes sugerencias:

1. Cuando se utiliza, oportunamente, una liturgia temática, verifiqúese la real correspondencia del formulario con la temática vista.

2. Cuando se incluye un tema de actualidad en una liturgia con tema propio (por ejemplo, el día de las madres en un domingo del tiempo pascual), sea la tendencia la de no mezclar los dos temas, sino tratarlos en momentos distintos. El tema propio sea tratado en la continuidad inmediata de las lecturas que lo expresan. El tema de actualidad podrá entrar en la "aplicación " de la homilía, en las preces de los fieles, en el saludo final, o en otro momento adecuado.

2. Campaña de la fraternidad o de la comunión de bienes5

El problema que tocamos es especialmente agudo en relación con la campaña de la fraternidad o de la comunión de bienes porque ella exige el desarrolo sistemático de un tema mayor de actualidad socio-pastoral, pero coincide con un tema litúrgico riquísimo en temas propios, además, fundamentales: la cuaresma. Es muy difícil encontrar la justa articulación, haciendo que el tema de la campaña de la fraternidad o de la comunión ¿^ '„! „ ..o sofoque sino que realmente "encarne" los temas propios del tiempo cuaresmal, que no pueden dejarse de un lado

5. El autor se refiere a la "Campaña de la fraternidad", organizada por el Episcopado de Brasil. Colombia tiene organizada la misma campaña con el nombre de "Comunión de bienes" (N. del E.).

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(la fe, el bautismo, la conversión, la unión con Cristo sufriente, la resurrección, etc, etc.).

Admitiendo que el tema propio (por ejemplo, la fe) lleva al interés por el tema socio-pastoral (por ejemplo la solidaridad con los emigrantes), debemos observar que el tema socio-pastoral exige más que esto: exige una explicación didáctica, casi como en un salón de clase, sobre todo porque su contenido es, muchas veces, desconocido o erróneamente conocido por auditorio.

Ante esto, sugerimos que se distingan dos momentos en la liturgia de la palabra. El primero sirva para escuchar el mensaje litúrgico-bíblico propio. Para ello, una persona calificada (¿por qué no el mismo celebrante?) puede explicar las lecturas antes de pronunciarlas: así se gana tiempo, atención y comprensión, y pueden dispensarse la introducciones a veces poco adecuadas que ofrecen algunos folletos litúrgicos. Después del evangelio puede surgir una consideración sintética, para rematar este primer momento, que puede terminar en una evocación de un espíritu de fe y de conversión. De ahí se puede pasar al segundo momento: la explicación, con la adecuada didáctica informativa y crítica (incluso con medios audiovisuales), del tema socio-pastoral. Este segundo momento culminará normalmente en la profesión de fe y en las preces de los fieles, que expresan el compromiso en la fe de la actualidad de la comunidad cristiana y de cada uno de sus miembros.

Es evidente que la parte socio-pastoral puede también situarse en otro momento, por ejemplo, después de la comunión, antes de la despedida. Pero debido a su importancia, en el caso de la campaña de la fraternidad o de la comunión de bienes, es bueno que esté presente en el momento de las preces o de la oración eucarística.

Lo importante es que se evite mezclar dos asuntos y, muchas veces, dos lenguajes, dos niveles de conciencia de la fe, como sucede frecuentemente, hoy en día, en la así llamada "retórica religiosa de la liberación", y como sucedía, antiguamente, con otros temas (por ejemplo, sico-religiosos, afectivos, etc.).

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CONCLUSIÓN

Tratamos de mostrar, mediante una consideración de la génesis y desarrollo de la actual liturgia de la misa, como también mediante la discusión de algunos puntos prácticos, cuál es el espíritu general de la liturgia renovada y el modo de realización más adecuado para el mejor provecho de su mensaje.

Es evidente que no se pueden dar, para ello, reglas matemáticas. Solamente un progresivo conocimiento del mundo de la liturgia renovada hará posible una celebración más adecuada, más rica en mensaje y participación del misterio de Dios en Jesucristo.

Lo importante es lo que me gustaría llamar "el corazón de discípulo" (cf Is 50,4), la docilidad, no en el sentido de una mera pasividad, sino de un querer aprender. Si la liturgia de la misa es, esencialmente, representación del acontecimiento de Jesucristo, no debemos, en primer lugar, estar preocupados de que él sirva para nuestros fines eclesiásticos o ideológicos, sino teniendo en el corazón la solicitud por nuestro momento histórico, tratar de hacer presente el momento fundador de nuestra fe y participar de él. Solamente esta actitud de escucha y participación nos transformará en portadores del mensaje que emana de este misterio.

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AÑO "A"

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Visión global del año "A"l

1. CICLO NAVIDEÑO

En el adviento del año A, llama nuestra atención la presencia, en la liturgia, de las "utopías mesiánicas" de Is (c 2,11 y 35). Estas se relacionan con la esperanza de la "justicia que viene de Dios" (y no del juego oportunista del poder y de la política humanos). Ahora bien, las lecturas evangélicas, tomadas de Mt, el "evangelista del año", tienen como tema fundamental exactamente la realización de esta justicia que viene de Dios. La justicia de Dios, para Mt, se realiza en dos sentidos fundamentales: en la ejecución del plan divino de salvación, inaugurado ya en los tiempos antiguos y confirmado por las Escrituras; y en la actuación ética del hombre, según la voluntad de Dios. Así, las primeras lecturas (de Is) se presentan como una proyección escatológica de lo que debe suceder en el hombre mediante la conversión (cf sobre todo el segundo domingo). De la interacción de la "utopía" con la conversión brota la alegría y esperanza por la venida de Cristo (tercer domingo), bn el cuarto domingo, punto culminante, tanto la lectura de Is como el evangelio de Mt, que se refiere a ella, miran a la salvación personalizada. La salvación que viene de Dios no es una utopía "en general", sino su misma presencia, manifestada en su Hün nnp involucra a los hombres que se adhieren a ella por medio de la conversión.

1. Para comprender mejor esta introducción al año A, ver la "Sinopsis litúrgico-catequética", al final de esta "visión global".

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Podemos decir que esta primera fase del ciclo navideño va de Is a Mt; nos lleva a celebrar, con Mt, el cumplimiento de la esperanza mesiánica, de la que Is es el intéprete más fascinante. Termina con la figura del Emmanuel, Dios con nosotros, que nos trae la justicia de Dios y exige nuestra participación en la misma (Is 7,10ss;Mt l,18ss).

Navidad y las fiestas conexas —la segunda fase del ciclo navideño— no tiene lecturas específicas para cada año del ciclo trienal. Cada año se repiten las mismas lecturas. Presentan los conocidos temas de navidad: la luz en las tinieblas, que transforma al hombre por la manifestación de la gracia de Dios; la palabra de Dios, que se vuelve "carne", es decir, existencia humana; el mensaje de Dios, dirigido en primer lugar a los humildes; el lugar central de la "sierva del Señor", María, la virgen-madre, flor del pueblo de Israel, integrando al hijo de Dios en la humanidad, en un pueblo y en una historia concretos; y, finalmente, la manifestación de la salvación al mundo, en la celebración del homenaje de los magos de oriente (tema universalista, que le gusta a Mt) y del bautismo de Jesús (interpretado por Mt como una epifanía).

2. CICLO PASCUAL

En los tres años del ciclo dominical, los dos primeros domingos del ciclo pascual (primero y segundo domingos de cuaresma) recuerdan la tentación de Jesús en el desierto y su glorificación en el Tabor (este año, en la versión de Mt). Son temas que presentan a Jesús como vencedor del mal y por lo cual es glorificado por Dios, antes de que la liturgia pase a celebrar su sufrimiento, en la "hora de las tinieblas". Paralelamente, las primeras lecturas narran los orígenes de la historia de la salvación, en el Génesis. En este año, los primeros domingos de cuaresma traen los episodios del pecado de Adán y la vocación de Abrahán, mostrando ambos un germen de salvación que brotará en la victoria final de Cristo.

En el tercer y cuarto domingo de cuaresma encontramos las grandes "catequesis bautismales" de Juan (ce 4 y 9), en el quinto domingo, el episodio de Lázaro (Jn 11), prefigurando ya la resurrección de Cristo y nuestra vida eterna. En estos domingos, las primeras lecturas, siempre escogidas en los grandes episodios de la historia de la salvación antes de Cristo, combinan, en parte, con los evangelios (el agua del Horeb con Jn 4; los huesos revivificados con Jn 11).

Las segundas lecturas, no respondiendo a una lectura continua, como en el resto del año litúrgico, demuestran generalmente

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un cierto nexo con las primeras lecturas y/o los evangelios (el comentario de Pablo sobre el pecado de Adán, el don del amor de Dios en Jesucristo, el espíritu vivificador). Pero parecen escogidas más por su gran valor intrínseco; son pasajes de gran densidad teológica, "clásicos del NT", por así decir.

Las fiestas de la semana santa y pascua tienen una liturgia invariable, excepto en lo relativo a la historia de la pasión, en el domingo de ramos, que está tomada cada vez del evangelista del año. Los temas son bastante conocidos, por lo que podemos omitir aquí su presentación. Más introducción exige el tiempo después de pascua, en el que las primeras lecturas se toman de la primera parte del libro de los Hechos, que habla de la Iglesia inmediatamente después de la pascua (el orden no es cronológico, pues vuelve a los primeros capítulos al aproximarse la fiesta de Pentecostés). Como el tiempo pascual es el tiempo bautismal por exelencia, el año A toma las segundas lecturas de la homilía pascual y bautismal que es la 1P. En todos los años, los evangelios en este período se toman del evangelio de Jn (menos los discípulos de Emaús, en el tercer domingo de pascua, y el evangelio de la ascensión). La razón es conocida: Juan es el evangelista que presenta de manera más clara al Cristo pascual, glorioso (aun en los episodios que se refieren a su actividad antes de la muerte y resurrección). La riqueza de todos estos textos podría hacernos perder de vista su relativa unidad. Es importante volver siempre a la idea bautismal, presente antes y después de la pascua: participamos de la muerte y resurrección de Cristo, en una existencia convertida y renovada; y cuanto más la vivamos, tanto más seremos capaces de contemplar la presencia de Cristo glorioso en esta existencia nuestra y en nuestra comunidad de fe.

3. TIEMPO ORDINARIO

Al considerar el tiempo ordinario, es bueno tener presente que los primeros domingos se sitúan en la secuela del tiempo de navidad, los otros después de pentecostés. Debido a la variación de la fecha de la pascua, puede haber más o menos domingos en ambas r..-'.-.. --'. iL.apo ordinario. En realidad, la separación de las dos partes se sitúa siempre entre el 6 y el 11 domingo, y cada año se suprimen dos o tres domingos situados en este período.

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Los evangelios (Mt)

Sobre todo en el tiempo ordinario es cuando se vuelve significativo el "evangelista del año". Por eso, queremos llamar la atención sobre el carácter propio que este año recibe de la presencia del evangelio de Mt en las lecturas evangélicas, especialmente en los domingos del tiempo ordinario. En la medida en que la liturgia es catequesis, se puede decir que pasamos un año a la escuela de Mateo, el más didáctico de los evangelistas, como demuestra su organización de los dichos de Jesús en cinco grandes discursos: el sermón de la montaña (Mt 5-7), el sermón misionero (Mt 10), el sermón de las parábolas (Mt 13), el sermón comunitario (Mt 18) y el sermón escatológico (Mt 24-25).

El más característico, en la catequesis de Mateo, nos parece sea el espíritu de renovación y gratuidad. Renovación, en el sentido de que el nuevo pueblo de Dios no se debe apegar al formalismo antiguo. Y gratuidad, en el sentido de que el factor decisivo en la salvación no es nuestra autosuficiencia, sino la gracia de Dios acogida en la fe.

La Iglesia para la que Mateo escribió su opúsculo, como, "libro de la comunidad", era oriunda del judaismo; la formaban judíos que se habían adherido al movimiento de Jesucristo. A esa comunidad (judío-cristiana) se le dirigió la carta de Santiago. El gran problema de estas comunidades judío-cristianas era la relación con el judaismo antiguo. Al principio, los "judío-judíos" y los "judío-cristianos" frecuentaban el mismo templo, las mismas sinagogas. Los judíos tradicionales consideraban a los seguidores del movimiento de Jesús solo como otra forma de fe judía. Sin embargo, poco a poco, la tendencia dominante de la fe judía, el fariseísmo, ganó fuerza y, después de la destrucción del templo y de la hegemonía de los saduceos (la aristocracia sacerdotal), en el año 70 dC, el fariseísmo se impuso como judaismo oficial. El judaismo fariseo había transformado la tradición de Israel en, un sistema seguro, casi impermeable, de leyes y leyecitas. Como siempre, una religión bien ordenada y segura atrae muchas personas que tienen miedo de reflexionar personalmente. Dentro de este contexto de religiosidad bien estructurada, atrayente porque segura, los cristianos tenían que testimoniar a Jesús de Nazaret, un "fuera de la ley", que murió en una cruz; tenían que probar que él fue el mesías, y que su doctrina era superior a la de los escribas y fariseos. A los que decían: "Nosotros somos los hijos de Abrahán,

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nosotros tenemos la ley, la alianza, la circuncisión y el sábado", los cristianos tenían que demostrar la necesidad de una conversión radical, una nueva alianza, una circuncisión del corazón, misericordia en vez de sacrificios, como había dicho Jesús.

También había un problema político. En la segunda mitad del primer siglo, se intensificaron los movimientos mesiánicos, movimientos de liberación nacional (contra los romanos, contra la supremacía de la cultura helenística). Muchos judíos fariseos miraban con simpatía estos movimientos y algunos, incluso, participaban en ellos (aunque la mayoría prefería la seguridad nacional de la "Pax romana"). Ahora bien, para los cristianos el mesías ya había venido: fue Jesús de Nazaret. Estaban esperando su prometido regreso. No participaban de la efervecencia nacional. Esta fue una razón más para entrar en conflicto con otras tendencias del judaismo.

Así, la comunidad mateana es un pequeño grupo de fieles, oprimidos y finalmente excluidos de la sinagoga por los mismos hermanos de sangre, debido al testimonio de Cristo. El evangelio de Mt quiso presentar, a estos "pequeños", argumentos para que permanecieran firmes y defendieran su testimonio. De ahí la grande importancia que este evangelio da a las citas escriturísti-c'as: ellas demuestran que, lo que sucedió con Jesús de Nazaret, ya estaba prefigurado en la Sagrada Escritura del AT y, por tanto, era parte del modo de obrar de Dios (es decir, de su "justicia", de su voluntad salvífica). Por otra parte, denuncia el formulismo del judaismo fariseo, la autosuficiencia de estos "buenos", que creían que ya no había nada que mejorar en su relación con Dios y sus prójimos. De ahí la apasionada ironía que caracteriza a muchos de estos textos (por ejemplo, Mt 23). Complementariamente, Mateo insiste en que la salvación no vici^ Jcl uiuecimiento auto-suficiente (estudio y observancia de la ley), sino de la gratuita bondad de Dios, su gracia y misericordia, que, inclusive, debemos imitar en nuestra vida. Y así, llega a desarrollar toda una ética del amor gratuito. Lo que hace n, \/íot„~ —„, —-nejante a las cartas de Pablo.

No hay duda de que esta catequesis de Mateo tiene algo que decirnos a nosotros, hoy. Pues, en el catolicismo tradicional en que vivimos, transformado en mera grandeza sociológica, identificada con el sistema socio-cultural de occidente, los verdaderos

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seguidores de Cristo están, muchas veces, en la misma situación en la que se encontraban los antiguos judío-cristianos en medio de sus hermanos de sangre. El gran mensaje de Mateo para sus contemporáneos era: también los "hijos de Abrahán" necesitan conversión y renovación, mediante la gracia de Dios manifestada en el amor radical de Jesús de Nazaret y en el triunfo de su resurrección. Para nosotros, hoy, basta sustituir "hijos de Abrahán" por "buenos cristianos", para ver la actualidad de este evangelio. Digo esto, no para acusar a alguien de fariseísmo, sino para expresar que el mismo impacto que causó la palabra de Mateo en su ambiente pueda también renovarse en nuestro ambiente: la salvación nunca es un derecho adquirido; fe no es seguridad, sino confianza: ¡Una forma de amor!

El evangelio de Mateo nos demuestra que los verdaderos seguidores de Cristo tendrán, de algún modo, que ser "pequeños" en este mundo. Da más oportunidades a los que están fuera de la ley que a los bien instalados. Proclama la felicidad escatológica de los pobres, de los que todavía no son capaces de recibir. Y, en la última enseñanza de Jesús que tiene este evangelio, él presenta "gente insignificante" como representantes de Cristo en nuestras relaciones humanas (Mt 25,31-46).

Para quien sabe leer los signos de los tiempos, no necesitamos explicar más la actualidad de este evangelio. No perderemos el tiempo colocándonos durante un año en su escuela, escuchándolo en una auténtica "obediencia de la fe". Será un año de catequesis a los pies de Mateo, no según los esquemas de nuestro catecismo de infancia, sino esforzándonos por imaginar el contexto en el que resonó por primera vez esta palabra, encontraremos un gran maestro de fe como entrega a la gracia de Dios, fructificando en obras de verdadero y gratuito amor.

Las lecturas del AT

Por la peculiaridad de ser el evangelio de Mateo una discusión con el judaismo, adquieren una importancia particular, en este año A, las lecturas del AT (primeras lecturas). Sirven exactamente para que el pueblo pueda imaginar, concretamente, el contexto en el que resonó el mensaje de Mateo. Posibilitan el "esfuerzo histórico", necesario para imaginar este otro lugar, otro tiempo, otros conceptos, en los que se sitúa el mensaje de

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Mateo relativo al acontecimiento de Jesucristo. Nos ayudan a imaginar "a lo vivo" los conceptos religiosos y culturales, las costumbres, las esperanzas, el mismo pueblo de Israel, del cual nació Jesús, y eso no solamente es "interesante" (como conocimiento enciclopédico), sino necesario para entender bien a Jesús y a sus testigos de primera hora, y para traducir bien su mensaje para el contexto de hoy. Por eso, sugerí en estos comentarios leer, de vez en cuando, la primera y tercera lectura en sucesión inmediata, separando la segunda para otro momento, para que la lectura del AT pueda ilustrar el evangelio sin que la atención se disperse por el tema, generalmente diferente, de la segunda lectura. De todos modos, de cualquier manera que se organice la liturgia, no se elimine la primera lectura "por razones pastorales": no se le quite al pueblo este mínimo de conocimiento del AT, pues, no sabiendo cómo fue el antiguo, no se entenderá en qué consiste la novedad del nuevo...

Las Cartas de san Pablo

Pero la acentuación del evangelio y de la primera lectura no puede suprimir la atención por la segunda lectura. En los domingos del t iempo ordinario de este año A escuchamos la lectura continua de ICo , Rm, Flp y lTs . El orden no es cronológico (pues l T s es el escrito más antiguo de Pablo y del NT), sino aparentemente establecido en vista del desarrollo del evangelio. De hecho, la ICo, que opone la locura de la cruz a los criterios de este mundo, coinciden más o menos con el sermón de la montaña, que también demuestra la distancia entre los criterios de Jesús y los del judaismo oficial. Las lecturas de Rm, sobre la jus tificación por la gracia, coinciden con el terna de la evange-lización y las parábolas del reino en Mt. La lectura de Flp no peimiLc ap iu \ imac iones tan específicas con las lecturas evangélicas, pero lTs , presentando los temas escatológicos, combina bastante bien con la predicación escatológica de Jesús, presente en las lecturas de Mt en los últimos domingos del año.

A i «-:-«; en cuanto a la contribución paulina en la liturgia del año A, se cons ta ta que el peso está principalmente en la Carta a los romanos. Es la ocasión de demostrar que, contrariamente a lo que muchos dicen, el espíritu de Rm es muy semejante al de Mt. Generalmente se dice que el mensaje central de Rm es la justificación por la fe (o por la gracia de Cristo, acogi-

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da en la fe), mientras Mt (como Santiago) hacen más hincapié a "las obras". Dicha oposición es artificial e injusta. El evangelio de Mt, como vimos, va contra la auto-suficiencia del legalismo fariseo (lo que Pablo llama: las obras de la ley) y demuestra que solo la misericordia de Dios (que Pablo llama: gracia) nos puede salvar. Las críticas a la incredulidad, en Mt, corresponden a la acentuación de la fe, en Pablo. Y, en cuanto a la insistencia en el comportamiento ético, las cartas de Pablo, con sus largas parénesis (exhortaciones morales), no se alejan de Mt. De modo que podemos decir que la Carta a los romanos nos ayuda a comprender mejor el espíritu del evangelio de Mt. Lo que está implícito en Mt, muchas veces se encuentra explícito en Pablo.

Además , Rm lucha, exactamente como Mt, con el problema de la relación con el judaismo. Pablo, en función de su trabajo con los gentiles, y Mt, en función de la oposición entre el judaismo fariseo y el (judío - cristianismo), llegan a la misma conclusión: ser "hijos de Abrahán" no sirve para nada, si la gente no se convierte; y, para realizar esta conversión, no es necesario ser "hi jos de Abrahán" . Así , a m b o s nos enseñan a no confiar en posiciones adquiridas, aunque al tamente estimadas en círculos religiosos.

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SINOPSIS LITURGICO-CATEQUETICA

DEL AÑO "A"

1- domingo de adviento: PERSPECTIVA CRISTIANA DEL TIEMPO Y DEL MUNDO

Se prepara para el sentido definitivo de la existencia - alegría escatológica - la expectativa del AT y la esperanza del NT - las "utopías" de Dios.

2- domingo de adviento: CONVERSIÓN EN LA ALEGRÍA

La conversión: condición necesaria para el reino - dejar que la gracia de Dios obre en nosotros -desistir de la autosuficiencia- el mesías: lo que en nombre de Dios asume la causa del último de los hombres.

3S domingo de adviento: JESUCRISTO, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA

Alegría por la proximidad del Señor - el mesías como manifestación del "tierno amor" de Dios -Jesús es quien corresponde a las más profundas aspiraciones humanas - la "paciencia escatológica".

4° domingo de adviento: EL HIJO DE MARÍA, DIOS CON NOSOTROS

Misterio de las "nupcias" entre el cielo y la tierra - Jesús, obra de Dios en el mundo de los hombres, don de Dios a los hombres mediante la maternidad virginal de María - la autodonación de Dios - el "signo" de la Virgen-madre: Emmanuel, Dios con nosotros.

Vigilia de navidad: RETIRO DE PREPARACIÓN PARA LA NAVIDAD

Limpieza del corazón en un mundo de violencia y falsos valores - las raices humanas de Jesucristo y su preparación en la historia de un pueblo - la inminencia de la venida del Señor.

Navidad: noche: LA LUZ EN LAS TINIEBLAS

Jesús, luz en las tinieblas —divinización de la más humilde humanidad en la encarnación de Cristo— elección preferencial por los pobres como testimonio del misterio te navidad.

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Is 2, 1-5: Utopía mesiánica, camino de los hombres hacia el recinto de Dios, transformación a la luz de Dios que viene.

Is 11, 1-10: Otra utopía mesiánica; el rey mesiánico ("vastago de Jesé") asume la causa de los oprimidos ("justicia").

Is 35, 1 -6a. 10: Una utopía mesiánica más: Dios hace todo bien: el hombre es curado, los desterrados vuelven, la naturaleza es transformada.

Is 7, 10-14: A pesar de la incredulidad de Ajaz, Dios da una señal: el Emmanuel, Dios con nosotros.

Is 62, 1-5: Dios vuelve a su pueblo: restauración de la amistad, "nupcias mesiáni-cas".

Is 9, 1-3.5-6: Nacimiento de un hijo real: luz para el pueblo en las tinieblas; el rey de la paz.

Rm 13, 11-14: La luz del día de Cristo: despertar del sueño: la salvación está llegando.

Rm 15, 4-9: Mutua aceptación por causa de la salvación universal, realizada en Jesucristo.

St 5, 7-10: Firmeza permanente y valentía: Dios, el justo juez, viene.

Rm I, 1-7: Hijo de David según la carne, hijo de Dios según el espíritu.

Hch 13, 16-17.22-25: Predicación de Pablo respecto de Jesucristo, hijo de David.

Tt 2, 11-14: Se manifestó la gracia de Dios: llamamiento hacia una vida santa.

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Mt 24, 37-44: La perspectiva escatológica: el vigilante amo de casa y la inesperada venida del Señor.

Mt 3, 1-12: La predicación de Juan Bautista: conversión para todos, preparar un camino al Señor.

Mt 11, 2-11: Realización de la utopía de Is 35 en Jesús: él era el que tenía que venir; proclamación de la buena-noticia a los pobres.

Mt 1, 18-24: Realización plena de la señal del Emmanuel en el hijo de María, el verdadero "Dios con nosotros".

Mt 1, 1-25: Genealogía de Jesucristo, hijo de Abrahán, hijo de David; el nacimiento virginal (hijo de Dios).

Le 2, 1-14: Nacimiento del salvador en un pesebre y anuncio de la buena-noticia, primero a los pobres (pastores).

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Navidad: aurora:

TRANSFORMADOS POR LA LUZ

La fe como aceptación de la manifestación de Dios en Jesucristo - las consecuencias prácticas de esto - la regeneración - proclamación de la alabanza de Dios, por Jesucristo.

Navidad: día:

LA PALABRA DE DIOS SE HIZO CARNE

Aspectos cristológicos: manifestación de la gloria de Dios en el despojo (kenosis) - significado de la "preexistencia" de Jesús - la divinización de la existencia humana y sus consecuencias.

Sagrada familia:

UN HOGAR PARA DIOS VIVIR

La estructura familiar santificada por Cristo - el espíritu de Cristo en la familia - valores humanos asumidos por Cristo - participación de José y María en el acontecimiento de la salvación - hogares en donde puede vivir Dios.

Santa madre de Dios:

NACIDO DE MUJER, NACIDO BAJO LA LEY

La inserción histórica de Jesús en la humanidad (nacimiento en la "condición humana" y sumisión a la ley, o sea, a la estructura social) - el nombre de Jesús, bendición para la humanidad - el pueblo-testigo de Jesús: la Iglesia - la Iglesia "generadora" de Jesús - la "madre de Dios".

Epifanía:

EN DONDE SE DETUVO LA ESTRELLA

El centro del mundo: el pesebre (punto de inserción de Dios en nuestra historia) - el despojo de este "centro" y la riqueza de los dones de la humanidad universal (= los magos) - la universalidad en la limitación de la encarnación - la "comunidad-testimonio" - significado de los dones ofrecidos.

Bautismo del Señor:

TU ERES MI HIJO

Hijo y siervo de Dios: afición y servicio - Jesús asume el "movimiento del Bautista" (movimiento de conversión) en su propia misión - sentido de nuestro bautismo - nuestra filiación divina.

ATíVr/>n/ c Jo ceniza:

PENITENCIA: DAR LUGAR A DIOS

Sentido auténtico de la penitencia: dar lugar a Dios - el sentido de la autodeterminación y autoli-mitación en el mundo de hoy - "mortificación "; vivir menos para sí y más para los demás - penitencia, alegría, generosidad.

P domingo de cuaresma:

PECADO Y RESTAURACIÓN

Sentido profundo del pecado: orgullo, rechazar la adoración de Dios - victoria sobre el pecado, en la obediencia: Jesucristo - la superabundada de la gracia - culpa y gracia.

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Is 62,11-12: La buena-nueva anunciada a Sión: títulos de alegría y nombres gloriosos para la ciudad (el pueblo).

Is 52,7-10: Todos ven la salvación que viene de Dios: salvación universal y alegría por la buena-noticia.

Si 3, 2-6.12-14: Reglas de la sabiduría judía para la vida familiar.

Nm 6, 22-27: Bendición del pueblo en el año nuevo.

Is 60,1-6: Adoración universal en Jerusalén en el templo mesíanico; unión del pueblo, presentes de los pueblos lejanos.

Is 42, 1-4.6-7: Primer canto del siervo de Dios ("al que doy todo mi afecto"); estar al servicio de la "justicia" de Dios.

Jl 2, 12-18: Rasgar los corazones y no las vestiduras: la penitencia interior, aceptada por Dios.

Gn 2, 7-9; 3,1-7: El pecado de Adán; la victoria del "tentador".

Tt 3, 4-7: Manifestación del cariño y amor de Dios para con los hombres: razón de esperanza.

Hb 1, 1-6: Las palabras provisionales de Dios, en el AT, y su palabra definitiva en Cristo.

Col 2, 12-21: Reglas de la moral griega para la vida familiar, en una interpretación cristiana.

Ga 4, 4-7: La integración de Jesús en la humanidad mediante el nacimiento de María, y en el pueblo mediante la ley.

Ef 3,2-3a.5-6: Salvación universal: los gentiles participan de la realización de las promesas, en Cristo.

Hch 10,34-38: El anuncio de Jesucristo por medio de los apóstoles: el comienzo de su obra a partir del bautismo por Juan.

2Co 5, 20-6, 2: El tiempo propicio para la reconciliación con Dios.

Rm 5, 12-19: Adán y pecado x Cristo y gracia; en donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.

L« 2,15-20: La adoración de los pobres (pastores) y la conservación de sus palabras en el corazón de María.

Jn 1, 1-18: La palabra de Dios se hizo "carne", existencia humana.

Mt 2, 13-15.19-23: Huida a Egipto, regreso e instalación del hogar de Jesús en Naza-ret.

Le 2, 16-21: Adoración de los pastores, circuncisión de Jesús e imposición del nombre de Jesús.

Mt 2, 1-12: Los magos de oriente representan al mundo universal en la adoración al mesías; realización de la profecía de Isaías.

Mt 3, 13-17: El bautismo de Jesús como cumplimiento del plan de Dios y la comunicación del Espíritu de Dios a Jesús.

Mt 6, 1-6.16-18: Obras auténticas de penitencia y misericordia: en lo escondido, ante la faz de Dios.

Mt 4, 1-11: Jesús vence al "tentador"; solamente a Dios.

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29 domingo de cuaresma: POR LA CRUZ A LA GLORIA

Vocación de Abrahán y vocación del cristiano - la transfiguración de Cristo: prototipo de nuestro camino - la realidad gloriosa escondida - el sentido de la elección de un pueblo-testigo.

3q domingo de cuaresma: EL DON DEL AGUA VIVA

Catequesis bautismal en vista de la renovación del compromiso bautismal en la noche de pascua -el contenido del simbolismo del agua bautismal - el don de Jesucristo a nosotros, por Dios.

4e domingo de cuaresma:

LA LUZ DE CRISTO

El bautismo como iluminación de nuestra existencia y de nuestro mundo - la cuaresma como preparación a la profesión de fe - la conversión como actualización del bautismo - la confesión pascual- el ejemplo del ciego de nacimiento: valentía y fidelidad.

5S domingo de cuaresma: RESURRECCIÓN Y VIDA

Lázaro: prefiguración de la resurrección de Cristo y de nosostros - cuaresma y pascua: renovación de la vida divina - confesión pascual - el Espíritu vivificador - un Cristo que es amigo (de Lázaro y de nosotros).

Domingo de ramos: EL MESÍAS SUFRIENTE

La estrategia de Dios: el sufrimiento del justo desarma la injusticia - homenaje al rey mesiánico humilde y sufriente (liturgia de la entrada en Jerusalén) - imitar al siervo del Señor - profesión de fe en el siervo aniquilado, Señor de la gloria.

Jueves santo: ACEITAR E IMITAR LA DONACIÓN DE CRISTO

El lavatorio de los pies: fe y comunión con Cristo, entregado por nosotros - aceptar a quien se dona por nosotros - comunión; aceptar a Cristo entregado hasta el fin, y las consecuencias de esto

sentido confiado y ético de la comunión con Cristo.

VL..^» ^nto:

LA CRUZ GLORIOSA

El abismo del sufrimiento humano de Jesús - el "siervo de Dios" - solidaridad con la humanidad oprimida - la gloria de Dios en el sufrimiento de Jesús: manifestación de amor sin fin.

Vigilia pascual:

LA LUZ DE LA RESURRECCIÓN

Simbolismo de la luz (de Cristo) y catequesis bautismal - simbolismo del agua (mar Rojo etc.) - el compromiso bautismal con el Señor resucitado: el hombre nuevo - simbolismo del cordero pascual (liberación).

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Gn 12, l-4a: El camino de Abrahán: vocación, bendición, promesa de descendencia.

Ex 17, 3-7: Los israelitas piden agua en el desierto (Ho-reb); "¿Dios está, o no, con nosotros?".

1S 16, lb.6-7.10-13a: La unción de David como rey; Dios no juzga por la apariencia, él ve en el corazón.

Ez 37, 12-14: Visión de los huesos revivificados por el espíritu de Dios.

Is 50, 4-7: Tercer canto del siervo de Dios: el discípulo perfecto, enfrentando oposición y persecución, pues Dios está con él.

Ex 12, 1-8.11-14: La ley sobre el cordero y la cena pascual; conmemoración de la liberación de Egipto.

Is 52, 13-53,12: 4S canto del siervo de Dios: el misterio de la eficacia del sufrimiento por los otros.

Lecturas del AT: Evocación de la historia de la salvación, comenzando por la creación y la liberación de la esclavitud; los "magnalia Dei".

2Tm 1, 8b-10: Nuestra santa vocación ; la victoria de Jesús sobre la muerte.

Rm 5, 1-2.5-8: Dios nos amó, en Cristo, por pura gracia, sin mérito de nuestra parte.

Ef 5, 8-14: "Levántate de entre los muertos y te iluminará Cristo": el bautismo como iluminación por Cristo.

Rm 8, 8-11: El espíritu de Cristo nos hace vivir por la justicia, da vida a nuestros cuerpos mortales.

Flp 2, 6-11: Jesús, el siervo aniquilado, pero glorificado por su obediencia hasta la muerte en la cruz.

ICo 11, 23-26: Tradición paulina de la institución de la cena del Señor.

Hb 4, 14-16; 5, 7-9: La verdadera participación de Jesús en el sufrimiento humano, su sentido sacerdotal, su aceptación por Dios.

Rm 6,3-11: Bautismo: morir y resucitar con Cristo; el hombre nue/o.

Mt 17, 1-9: Transfiguración de Jesús: confirmación de su vocación y anticipación de su victoria.

Jn 4, 5-42: El verdadero don del "agua viva": Jesús, el salvador.

Jn 9, 1-41: La "luz de los ojos" para el ciego de la piscina de Siloé: bautismo y luz, verdadera visión y ceguedad.

Jn 11, 1-45: Jesucristo equivale a lo que se espera en la resurrección: el don supremo de Dios, la vida eterna ya.

Mt 26, 14-27, 66: Pasión de N. Señor según Mt: cumplimiento de la figura del siervo en el AT.

Jn 13, 1-15: El lavatorio de los pies, al comienzo de la última cena: signo de amor hasta el fin, que se debe aceptar.

Jn 18,1-19,42: Pasión de N. Señor según Jn: la cruz de Cristo es su trono de gloria.

Mt 28, 1-10: El sepulcro vacío, señal de la resurrección; el mensaje del ángel; la aparición a las mujeres; el anuncio de la resurrección.

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Pascua: día: LA VIDA VENCIÓ A LA MUERTE

Manifestación de la victoria de Jesús - el camino del discípulo hasta la fe pascual - el entendimiento de las Escrituras (relectura pascual: reconocer la gloria en el sufrimiento del justo) - la renovación de la vida en Cristo.

2° domingo de pascua: LA FE APOSTÓLICA, QUE ES NUESTRA

La trasmisión de la fe pascual, por la generación de los que vendrán a la generación de los que no vendrán: el sentido de los evangelios (Jn 20,30) - conocimiento de la primitiva comunidad cristiana - fe pascual testimoniada en la existencia del cristiano.

3S domingo de pascua: LA EXPERIENCIA DE EMAUS

Reconocer a Cristo en las Escrituras - reconocerlo al partir el pan - acoger a Cristo incógnito -comprensión de la misión de Cristo a la luz de la resurrección .

4e domingo de pascua: JESÚS, LA PUERTA DE PASTORES Y OVEJAS

La "puerta" Jesús: solo vale el que viene por medio de él y lo que buscamos a través de él -desvalor de liderazgos y valores incompatibles con Cristo - Cristo, puerta de acceso al Padre -adhesión consciente a Cristo - conversión como consecuencia del anuncio pascual.

5S domingo de pascua: JESÚS, CAMINO, VERDAD Y VIDA

La experiencia con Cristo como visión de Dios - ir a donde Jesús va - ser "gente de la casa" para Dios.

6- domingo de pascua: E\ PCDTDITIJ PLENITUD DE NUESTRO BAUTISMO

La venida del Espíritu Santo como plenitud del bautismo (Espíritu, plenitud de la pascua) - el Espíritu y la praxis eclesial: guardar la palabra de Cristo - teología de la confirmación - unidad de la Iglesia particular - teología del martirio (1P).

A cranctéf '??! Señor: EXALTACIÓN Y SEÑORÍO DE CRISTO

La vida gloriosa de Cristo ("en poder") y nuestra misión - participación de la gloria y misión en la tierra - la promesa del Espíritu.

uuin /ae pascua: PRESENCIA EN LA AUSENCIA

La obra del amor hasta el fin: gloria de Jesús y del Padre (los dos son uno) - la gloria de los "crucificados por causa de la justicia" - la presencia gloriosa de Cristo en la participación de su misterio (participación sacramental y existencial).

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Hch 10, 34a.37-43: El anuncio de la resurrección en la Iglesia primitiva (kerygma).

Hch 2, 42-47: La vida "diferente" de la comunidad de los testigos de la resurrección: comunión en todo.

Hch 2,14.22-23: Anuncio de la resurrección : victoria sobre la muerte.

Hch 2,14a.36-41: Efecto del anuncio pascual: conversión y adhesión a Cristo; universalismo.

Hch 6, 1-7: Expansión de la Iglesia entre los helenistas; organización del servicio diaconal.

Hch 8, 5-8.14-17: Expansión de la Iglesia en Samaría y don del Espíritu; imposición de las manos: signo de unidad.

Hch 1, 1-11: Elevación de Jesús a la derecha del Padre, promesa del Espíritu y misión de la Iglesia.

Hch 1,12-14: La comunidad de los apóstales antes de Pentecostés.

Col 3, 1-4: Vivir desde ya junto al resucitado (existencia pascual). ICo 5, 6b-8: El nuevo pan sin fermento viejo.

1P 1, 3-9: La nueva vida: ser "purificado como oro en el crisol": las primicias escato-lógicas.

1P 1, 17-21: La vida pascual en la fe y en la esperanza.

1P 2, 20b-25: Seguir los pasos de J.C., el pastor, también en la firmeza en el sufrimiento salvador.

1P 2, 4-9: La Iglesia, templo de piedras vivas y Cristo, piedra angular y sacrificio espiritual (= verdadero).

1P 3, 15-18: Mostrar las razones de nuestra esperanza; la muerte de Cristo por amor y su vivificación por el Espíritu.

Ef 1, 17-23: Cristo: la "cabeza" glorificada; la Iglesia, el "cuerpo" de su presencia en el mundo.

1P 4, 13-16: Que nuestro nombre de "cristiano" sea una honra para Dios; el realismo cristiano.

Jn 20, 1-9: Para quien ama, al sepulcro vacío es signo para la fe. Le 24, 13-35: (por la tarde): los discípulos de Emaús.

Jn 20, 19-31: El encuentro con Cristo pascual: don de la paz y del Espíritu; creer por haber visto y creer sin haber visto.

Le 24, 13-35: Los discípulos de Emaús reconocen a Jesús en las Escrituras y al partir el pan.

Jn 10,1-10: Alegoría del pastor: primera aplicación : "Yo soy la puerta".

Jn 14, 1-12: Jesús, camino, verdad y vida, "retrato fiel" del Padre (Dios para nosotros).

Jn 14, 15-21: Guardar la palabra en la ausencia de Cristo, por el don del Espíritu; unión de amor con Cristo y con el padre.

Mt 28, 16-20: Elevación de Cristo, misión de la Iglesia, presencia gloriosa de Cristo hasta el fin.

Jn 17, 1-lla: La "hora" de Cristo: glorificación suya y del Padre, preservación de los suyos en santidad.

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Vigilia de pentecostés: PLENITUD DE LA PASCUA

Prefiguración del pentecostés cristiano en el AT - el deseo de recibir el Espíritu - relación orgánica del Espíritu con el sacrificio de Cristo: ("corazón traspasado") - preparación para el baulismo y la confirmación.

Pentecostés IGLESIA, SACRAMENTO DÉ LA UNIDAD

Superación de las divisiones en el mundo (simbolizadas por la división de las lenguas); restauración de lo que se perdió en "Babel" - superación de la división intraeclesial - don de paz y perdón en el Espíritu.

Snta Trinidad: EL DIOS DE AMOR

El Dios único en la existencia de Cristo, en la obra de la creación y liberación, y en el Espíritu de amor - la unidad en el amor.

Smo Sacramento:

COMUNIÓN CON EL DON DE CRISTO

Alimentarnos con la vida y muerte-por-amor de Jesús - unidad y comunión - fe y compromiso con el Cristo sacrificado.

Sgdo Corazón de Jesús: EL AMOR DE DIOS EN JESÚS Y NUESTRO AMOR

La verdadera personalidad de Jesús - la humanidad del amor de Dios - la predilección por los débiles y humildes - cristianismo "cordial".

2° domingo del tiempo ordinario: VOCACIÓN DE HIJOS DE DIOS

La vocación de Cristo (prefigurado por el siervo de Yavé) y nuestra vocación para el testimonio y la santidad - escuchar la voz de Dios - el "sentido religioso".

3° domingo del tiempo ordinario:

LA LUZ DEL EVANGELIO

La misión de evangelizar (de Cristo y de nosotros) - evangelizar como luz y liberación - el sentido de la "buena-nueva".

4q domingo del tiempo ordinario:

OT™ * wr7xrrURADOS LOS POBRES

La opción (de Dios y de nosotros) por los pobres - el espíritu de la verdadera pobreza - sentido global de las bienaventuranzas.

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Lecturas del AT: Telón de fondo del tema de pentecostés y del milagro de las lenguas.

Hch 2, 1-11: El milagro de las lenguas; manifestación del Espíritu del resucitado.

Ex 34, 4b-6.8-9: Yavé se revela como Dios de misericordia y fidelidad.

Dt 8, 2-3.14b-16a: Dios alimentó a su pueblo en el desierto; tipología del maná.

Dt 7, 6-11: Dios eligió a Israel no por sus cualidades, sino por su gracia y amor

Is 49, 3.5-6: 2° canto del siervo de Yavé: libertador de Israel y luz de las naciones (paganas).

Is 8, 23b-9,3: Desolación del pueblo galileo (deportación ) y esperanza: un hijo real, luz en las tinieblas.

So 2, 3; 3, 12-13: Los "pobres de Yavé": el pequeño y humilde resto de Israel es portador de salvación.

Rm 8, 22-27: Tenemos las primicias del Espíritu, que viene en ayuda de nuestra debilidad.

ICo 12, 3b-7.12-13: Unidad del Espíritu en la diversidad de los dones; el cuerpo y los miembros.

2Co 13, 11-13: La gracia de Cristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo

ICo 10, 16-17: Unidad en el cáliz de la bendición y en el pan repartido; un solo pan, un solo cuerpo.

Un 4, 7-16: Dios es amor; él nos amó primero, dándonos a su hijo.

ICo 1, 1-3: La vocación de Pablo al apostolado y nuestra vocación a vida santa.

ICo 1, 10-13.17: El apóstol es enviado a evangelizar y no a fundar partidos.

ICo 1, 26-31: Dios eligió al que es pobre y débil en este mundo.

Jn 7, 37-39: El corazón abierto de Cristo, fuente del Espíritu.

Jn 20, 19-23: Comunicación del Espíritu por el resucitado; paz y perdón de los pecados.

Jn 3,16-18: El amor de Dios se revela en la autodonación, por amor, de su hijo.

Jn 6, 51-58: Comer y beber el cuerpo y la sangre del Señor; el don de la vida de Jesús.

Mt 11, 25-30: El mesías pacífico, el maestro humilde de corazón, el yugo suave.

Jn 1,29-34: Testimonio de J. Bautista sobre la misión de Jesús y el don del Espíritu.

Mt 4,12-23: Comienzo de la predicación de Jesús en Galilea; realización de la profecía de Isaías.

Mt 5, l-12a: Las bienaventuranzas; las personas que le gustan a Dios.

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5e domingo del tiempo ordinario: SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO

Nuestra actuación beneficia al mundo por el testimonio evangélico de nuestra vida - dar color y sabor al mundo - el falso brillo y el verdadero.

6e domingo del tiempo ordinario:

LA VERDADERA JUSTICIA

Radicalidad en la búsqueda de conocer y ejecutar la voluntad benévola de Dios - condenación del formalismo y legalismo • ejemplos: desprecio, concupiscencia, divorcio, agresividad.

7- domingo del tiempo ordinario:

SER BUENO COMO DIOS: AMAR GRATUITAMENTE

El verdadero amor es gratuito - amor a los enemigos - superar las divisiones por amor - "imitación de Dios" y "perfección".

8e domingo del tiempo ordinario:

MIRAD LOS LIRIOS DEL CAMPO

La verdadera prioridad: el reino de Dios - simplificar la vida por una opción clara por la justicia de Dios - recuperar la bondad natural de la creación .

9- domingo del tiempo ordinario: LA BASE DE NUESTRA VIDA: ESCUCHAR Y PRACTICAR

Escuchar y practicar la palabra de Cristo, motivado por su amor - la fe y las obras - ortodoxia y orlopraxia - firmeza en Dios y en Cristo.

10* domingo del tiempo ordinario:

JESÚS LLAMA A LOS PECADORES

La misericordia como motivación y método en la pedagogía de Dios - misericordia como método evangélico en ¡\^..:._:, .uLiciunes - el escándalo de los "buenos cristianos" -fe y confianza.

11-domingo del tiempo ordinario:

DIOS NECESITA GENTE

Pueblo testigo y cooperador de Dios - realizar el anuncio y los signos de su reino - dignidad de ser cooperador de Dios - obreros para la mies.

12a- domingo del tiempo ordinario: INTRÉPIDA PROFESIÓN DE FE

" „ ~...'"ie o convicción? - ¿avergonzarse de Jesucristo? - el mundo x los "santurrones" - confesar a Jesús por gratitud.

13°- domingo del tiempo ordinario: ACOGER A UN PROFETA

El mensaje de Cristo logra mejor su finalidad cuando se lo presenta con humildad - conformidad del misionero con Cristo - pobreza de los medios de evangelización - acoger iquien viene de Dios.

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Is 58, 7-10: Practicar bondad y justicia es lo que hace brillar nuestra luz.

Si 15, 15-20: La capacidad moral del hombre: puede elegir el bien o el mal.

Lv 19, 1-2.17-18: No el odio, sino el amor (ley de la santidad: imitar la santidad de Dios).

Is 49, 14-15: El amor cariñoso de Dios para con sus criaturas: esperanza de liberación.

Dt 11, 18.26-28.32: Escuchar y practicar la ley, y la recompensa de esto.

Os 6, 3-6: Misericordia es lo que Dios quiere, no sacrificios vacíos.

Ex 19, 2-6a: Alianza: Dios elige un pueblo para ser san-tificador de las naciones: pueblo sacerdotal.

Jr 20, 10-13: Dios salva al profeta perseguido.

2R4, 8-ll,14-16a: Hospitalidad al profeta Eliseo y recompensa.

ICo 2, 1-5: La "sabiduría de la cruz" y la fuerza del evangelio, fuerza de Dios en la flaqueza humana.

ICo 2, 6-10: La sabiduría de los poderosos y el misterio de Dios.

ICo 3,16-23: No partidismo, sino pertenencia completa a Cristo y a Dios.

ICo 4, 1-5: El apóstol justificado ante Dios, no ante los hombres.

Rm 3, 21-25a.28: La gracia de Dios, manifestada en Cristo, y la justificación por la fe.

Rm 4,18-25: Fe en la promesa de Dios, a ejemplo de Abrahán, eso es lo que salva.

Rm 5, 6-11: Dios nos amó primero, gratuitamente, cuando éramos enemigos; razón de confianza.

Rm 5, 12-15: Jesús restaura el daño de Adán; pecado y muerte x gracia y justificación.

Rm 6, 3-4.8-11: Bautismo: morir con Cristo y resucitar con él a una vida nueva.

Mt 5, 13-16: Parábolas de la sal de la tierra y de la luz del mundo; hacer brillar la justicia de Dios.

Mt 5, 17-37: La verdadera justicia: buscar lo que Dios desea (con ejemplos).

Mt 5, 38-48: Ser bueno como Dios: pagar el mal con el bien y amar incluso a los enemigos.

Mt 6, 24-34: Entrega total a la causa de Dios y confianza: parábola de los lirios.

Mt 7, 21-27: La casa edificada sobre roca: escuchar y practicar la palabra de Cristo.

Mt 9, 9-13: Jesús con los pecadores: misericordia por encima de formalismo (cf Os).

Mt 9,36-10, 8: Misión de los doce apóstoles como colaboradores de Cristo en la evangelización.

Mt 10, 26-33: El fiel en la persecución: profesión de fe intrépida y confianza en Dios.

Mt 10, 37-42: Despojo del misionero cristiano y hospitalidad para con él.

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14- domingo del tiempo ordinario: EL MESÍAS HUMILDE Y NO-VIOLENTO

La fuerza de la humildad y de la no-violencia - la insuficiencia de los criterios humanos habituales - el "yugo suave".

15° domingo del tiempo ordinario: LA SEMILLA DE LA PALABRA

La eficacia de la palabra de Dios y el misterio de su acogida en la persona humana - la incredulidad - los obstáculos al crecimiento.

16° domingo del tiempo ordinario: LA PACIENCIA DE DIOS

Dios da tiempo para que el pecado se trasforme en arrepentimiento - la separación escatológica de justicia y pecado - la convivencia del bien y del mal en el tiempo.

17° domingo del tiempo ordinario: INVERTIR EN EL REINO DE DIOS

fnvertir todo en lo que es más importante - los pobres, tesoro de Dios - desprendimiento y empeño por el reino.

18° domingo del tiempo ordinario: EL DON DEL PADRE

Significado mesiánico de la multiplicación de los panes - los signos materiales del amor de Dios -prefiguración de la autodonación de Cristo - el cristiano y el hambre en el mundo.

19° domingo del tiempo ordinario: EL DIOS DE LA BRISA SUAVE

Jesús manifiesta una cualidad divina: dominio sobre las fuerzas de la naturaleza (signo de su misión) - Dios no es de la violencia - el valor de la fe (episodio de Pedro).

20° domingo del tiempo ordinario: EL DON DE DIOS TAMBIÉN PARA LOS EXTRANJEROS

El universalismo de la salvación - salvación que se compagina con la fe - verdadera "catolicidad" - fe fuera de la Iglesia - "semillas de la palabra" en oirás mundivisiones - salvación para y por no-crisiiüiiu.i.

21-domingo del tiempo ordinario: LA RESPONSABILIDAD DE PEDRO

Pmlrn mmr, niii^n "responde" por la fe de la Iglesia-primacía e infalibilidad papal - la fe, fundamento de esta responsabilidad - el "poder de las llaves" - don carismático - liderazgo en la Iglesia.

22°domingo del tiempo ordinario: EL SEGUIMIENTO DE JESÚS

Auto-realirnción y auto-sacrificio en el seguimientode Jesús - realizarse como cristiano significa arriesgarse - la difícil misión del profeta - profetismohoy.

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Za 9, 9-10: El rey mesiánico es humilde: instaura la paz alejando la violencia.

Is 55, 10-11: La palabra de Dios es eficaz como la lluvia que penetra en la tierra: hace dar fruto.

Sb 12,13.16-19: El poder de Dios se demuestra en la capacidad de perdonar.

IR 3 , 5.7-12: Salomón no pide riqueza material, sino el bien superior: sabiduría.

Is 55, 1-3: El banquete mesiánico, ofrecido por Dios, gratuitamente, no buscar salvación fuera de él.

IR 19, 9a.ll-13a: Elias irritado no encuentra a Dios en la tempestad, sino en la brisa suave.

Is 56, 1.6-7: Universalismo del templo en el tiempo mesiánico.

Is 22,19-23: Eliaquim recibe el poder de las llaves de la casa de David.

J r 20, 7-9: El profeta "seducido por Dios" para ura misión ingrata

Rm 8, 9.11-13: "Carne" y muerte x "Espíritu" y vida; abrir la vida al Espíritu.

Rm 8, 18-23: El sufrimiento de la creación son los dolores de parto de la manifestación escatológica de la gloria de los hijos de Dios.

Rm 8, 26-27: El Espíritu asume nuestra flaqueza para nuestro crecimiento.

Rm 8,28-30: El plan de Dios y su ejecución : etapas de la salvación del hombre.

Rm 8, 35.37-39: Nada nos puede separar del amor de Cristo.

Rm 9, 1-5: Preocupación y pasión de Pablo por su pueblo, Israel.

Rm 11, 13-15.29-32: Los gentiles precederán a Israel, pero la vocación de Israel sigue firme.

Rm 11,33-36: Himno a la insondable sabiduría de Dios, manifestada en Jesucristo.

Rm 12, 1-2: El verdadero culto a Dios: transformar su vida en ofrenda santa.

Mt 11, 25-30: La revelación a los humildes y la manifestación del mesías; realización de la profecía de Zacarías.

Mt 13, 1-23: Parábola del sembrador: acontecimientos en la predicación de la palabra.

Mt 13, 24-43: Parábola de la cizaña y el trigo, y otras; paciencia de Dios.

Mt 13, 44-52: El tesoro del reino de Dios vale todo; fin del sermón de las parábolas.

Mt 14,13-21: Primera multiplicación de los panes.

Mt 14,22-33: Jesús se revela caminando sobre las aguas y calmando la tempestad.

Mt 15, 21-28: La mujer cananea; su gran fe y acceso a la salvación.

Mt 16, 13-20: La profesión de fe de Pedro y el "poder de las llaves".

Mt 16, 21-27: El seguimiento de Cristo: tomar su cruz.

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23e domingo del tiempo ordinario: LA IGLESIA, COMUNIDAD DE SALVACIÓN

Comunión eclesial - oración comunitaria - corrección fraterna - comunidad y sacramento de salvación.

24e domingo del tiempo ordinario: EL MISTERIO DEL PERDÓN

La necesidad de perdonar - el perdón como comunión - perdón divino y humano - el sacramento del perdón.

25e domingo del tiempo ordinario:

LOS OBREROS DE LA ULTIMA HORA

La justicia de Dios es su bondad - todo el mundo necesita de la gracia - la difícil conversión de los "buenos cristianos" - el peso del pecado x la confianza en la gracia.

26q domingo del tiempo ordinario:

LA VERDADERA OBEDIENCIA

La conversión de los pecadores hacia la práctica de la justicia la inválida auto -justificación de los que dicen "sí" pero no hacen - la difícil conversión de los "buenos" - el sentido de la "obediencia" a Dios: amor.

27qdomingo del tiempo ordinario: LA VIÑA DE DIOS

Historia de la viña de Dios, Israel: rechazo de Israel y vocación de los paganos - lo precario de nuestra "gerencia" de la "viña": la nueva alianza requiere confirmación continua - Jesús, "piedra angular" - "frutos de justicia".

28" domingo del tiempo ordinario: EL BANQUETE Y EL TRAJE

La aceptación al banquete mesiánico (en el tiempo de Cristo y hoy) - la condición de la fe (idem) -universalismo del banquete.

29° domingo del tiempo ordinario: DAR A DIOS LO QUE ES DE DIOS

Impertinencia del concepto de Dios como rival del cesar - relativización de los negocios del mundo ante lo absoluto de Dios - estar a disposición de Dios - Dios se sirve de los paganos - crítica evangélica al "cesar" y a su dominio.

30- dominso del tiempo ordinario: EL MANDAMIENTO MAS GRANDE

El amor como espíritu de la ética -relación dialéctica del amoraDiosyal prójimo- la teoría ética de nuestra tradición religiosa - Dios defensor de los desprotegidos.

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Ez 33, 7-9: El profeta "centinela": responsabilidad por la conversión del pecador.

Si 27, 30 - 28, 7: Insensatez del rencor; perdonar al hermano para ser perdonado por Dios.

Is 55, 6-9: Nunca es tarde para buscar nuevamente al Señor y convertirse.

Ez 18, 25-28: Dios obra con seguridad, dando oportunidades para la conversión y castigando la confianza temeraria.

Is 5, 1-7: El cántico de la viña - el pueblo de Israel que no produce frutos de justicia.

Is 25 , 6-10a: El banquete mesiánico en el monte Sión.

Is 45, 1.4-6: El rey pagano Ciro, instrumento de liberación en las manos de Yavé, rey verdadero.

Ex 22, 20-26: Ejemplos y reglas concretas para la caridad en la ley de Moisés.

Rm 13, 8-10: El amor, pleno cumplimiento de la ley.

Rm 14, 7-9: Ya vivamos, ya muramos, pertenecemos al Señor.

Flp 1, 20c-24.27a: ¿Morir para estar con Cristo, o vivir para estar con los fieles? Amor del apóstol para con los fieles; identificación con Cristo.

Flp 2, 1-11: Dar preferencia al prójimo, imitar el despojo del Señor.

Flp 4, 6-9: Magnanimidad cristiana: receptividad para todo lo que es bueno.

Flp 4, 12-14.19-20: Todo lo puedo en aquel que me conforta.

lTs 1, l-5b: Acción de gracias por la fe, esperanza y caridad de los fieles.

lTs 1,5c-10: Felicitaciones a los tesalonicenses por su fe dinámica.

Mt 18, 15-20: Corrección fraterna, penitencia y oración comunitaria.

Mt 18, 21-35: Parábola del siervo cruel; quien no perdona, no puede recibir perdón.

Mt 20, l-16a: Parábola de los obreros de la hora undécima; conversión y don gratuito de Dios.

Mt 21,28-32: Parábola de los dos hijos: hacer la voluntad del padre, aun después del rechazo, y no solo decir "sí".

Mt 21,33-43: Los viñadores homicidas: los líderes que se quieren apoderar de la viña y matan a los enviados.

Mt 22, 1-14: Parábola del banquete y del vestido nupcial; el rechazo del convite y la falta de espíritu adecuado.

Mt 22, 15-21: La trampa de los herodianos; la respuesta de Jesús: dad a Dios lo que es de Dios.

Mt 22,34-40: La pregunta de los escribas: el mayor mandamiento.

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37- domingo del tiempo ordinario:

UNO SOLO ES VUESTRO PADRE

La humildad en el liderazgo eclesial - fundamento: la ternura de Dios - Cristo, único maestro.

32s domingo del tiempo ordinario:

¡YA VIENE EL NOVIO!

Vigilancia y prontitud escatológica - fundamento: amor, afecto para con el que esperamos - negligencia y formalismo es permanecer ajeno a Cristo.

33g domingo del tiempo ordinario:

DILIGENCIA ESCATOLÓGICA

Servir a Dios en las condiciones que tenemos, día por día, es vivir a la luz de su presencia definitiva - aplicación diligente de los talentos - el fin del tiempo: paz.

Cristo rey:

CRISTO REY Y JUEZ

El criterio decisivo de Cristo: el amor gratuito - el reino de justicia, de amor y de paz - señorío de Cristo - el reino de Cristo en este mundo.

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MI 1, 14b-2, 2b.8-10: Los sacerdotes indignos y el único Padre.

Sb 6, 12-16: Prontitud para encontrar la sabiduría.

Pr 31, 10-13.19-20.30-31: La diligencia de la mujer virtuosa.

Ez 34, 11-12.15-17: Al fin de los tiempos, Dios mismo será pastor del rebaño y establecerá la justicia.

lTs 2, 7b-9.13: La ternura de Pablo para con los fieles y reconocimiento de su sentido de la fe.

lTs 4, 13-18: Resurrección de los muertos en el último día.

lTs 5, 1-6: Vivir como si fuera de día; el día del Señor viene como un ladrón...; vigilancia.

ICo 15, 20-26a.28: Restauración de todo en Cristo y entrega de su reino al Padre.

Mt 23, 1-12: Advertencia sobre la humildad en el servicio de la comunidad.

Mt 25, 1-13: Parábola de las vírgenes; atención para el Señor y prontitud escatológica.

Mt 25, 14-30: Parábola de los talentos: aplicación del don de Dios.

Mt 25, 31-46: Parábola del juicio final: el juicio de Dios sobre nuestros actos de amor gratuito.

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Page 32: Konings, Johan - Espiritu y Mensaje de La Liturgia Dominical (Ciclo a)

ler domingo de adviento

PERSPECTIVA CRISTIANA DEL TIEMPO Y DEL MUNDO

CtEnt: (Sal 24.1 -3) "A ti. Señor, levanto mi alma".

Orín: Correr con nuestras buenas obras al encuentro de Cristo que viene.

laLt: (!s 2. 1-5) La utopia mesiánica y el camino de los hombres al recinlo de Dios - Sión: el lugar de la presencia de Dios (cf Is 6. Iss). Allí subirán las naciones en el tiempo mesiáni-co. para buscar la palabra y la sabiduría de Dios. Profecía proclamada hacia el año 7(X) aC. El profeta ya no espera la salvación de la estrategia política y militar, sino del Dios de Sión y del universo. - 2. 1 -4 cf Mi 4, I -3; Jn 4. 22; Za 9. 9-10 - 2, 5 cf Is 60, I -3: Sal II8, 105.

CtMcd: (Sal 121, 1-2.4-5.6-7.8-9) La alegría de subir a la casa del Señor.

2aLt: (Rm 13, 11-14) Despertar del sueño, pues la salvación está cerca - Con la venida de Cristo, llega el "día" decisivo: la luz (cf laLt) del "día" brilla para todos los hombres. Desde nuestro nacimiento en el bautismo, vivimos para el día que ahora llegó: el día del encuentro con Cristo. Su luz orienta nuestra vida. - 13, 11-12 cf 2Co 6, 2: Ef 5, 8-16; 6, 12-20- 13, 13-I4cf Rm 12, 2; Ga 3, 27.

CtAcI: (Sal 84, 8) Misericordia y salvación de Dios.

Ev: (Mt 24, 37-44) El vigilante amo de casa: expectativa escatológica - El hijo del hombre vendrá a rematar la historia y a juzgar toda la existencia, pero nadie sabe la hora (Mt 24, 36). A pesar de los presagios, él viene de repente; ilustraciones: 1) los días de Noé (24, 37-39); 2) personas separadas conjuntamente en su trabajo (24, 40-41). Consecuencia: no calcular, sino estar listos (24, 42-44). Esto vale para nuestra vida aquí y ahora, como también para el fin de los tiempos. El Señor debe encontrarnos siempre "vigilantes", lo cual no quiere decir intranquilos, sino dedicados a su servicio en la práctica del amor a nuestro hermano (cf las parábolas de Mt 25). -cfLc 17,26-27.34-35: 12. 39-40; Gn 7, 11-22; ITs5,2-6.

OrOf: Ofrecimiento de los dones que Dios nos dio. petición de alimento para la salvación .

Pref: (Adviento 1) La primera y la segunda venida del Señor.

CtCom: (Sal 84, 13) Dios de la bendición, nosotros los frutos.

OrFin: Caminando entre las cosas que pasan, abrazar las que no pasan.

La en«f"!'"7a de este domingo viene tanto de la conjugación de los textos, cuanto de su posición al comienzo del año litúrgico, pues esboza la perspectiva global del "tiempo cristiano": la orientación hacia el Señor que viene. Desde la primera celebración de este año litúrgico se nos propone la perspectiva final, tradicionalmente conocida como el juicio final o la venida del hijo del hombre (Ev). Pero entenderíamos mal el espíritu de este domingo, si miráramos solamente la perícopa evangélica. Pues, mientras esta acentúa la inseguridad del hombre ante la repentina irrupción del día del hijo del hombre, el resto de la liturgia complementa esta visión con la idea de que Cristo ilumina nuestro camino como luz orientadora. La expectativa escatológica es fuente de confianza, alegría y esperanza, como lo evoca el maravilloso canto de entrada: "Ad te levavi animam meam".

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Para entender bien el espíritu del adviento y de toda la es-catología cristiana, es necesario ver la relación entre la esperanza mesiánica del AT y la expectativa cristiana. La antigua esperanza de la (primera) venida del mesías (o Cristo) sirve de figura para la actitud cristiana, que es siempre una actitud de espectati-va del Señor que viene, no solo en la "segunda venida" al fin de los tiempos, sino cada día de nuevo, en el encuentro existencial de cada uno y de toda la comunidad cristiana con el Señor Jesús. Conmemorando y reviviendj la esperanza de los antiguos israelitas, creamos en nosof.os la actitud escatológica, que es: estar listos para encontrarnos con Jesús, el Señor de nuestra vida y de nuestra historia humana. Esto es lo que la Orín llama: "Correr al encuentro de tu Cristo, que viene".

En este espíritu se sitúan la "utopías" del AT, que nos describen este y los próximos domingos. Son imágenes de lo que se espera de Dios, cuando venga el mesías. Según la laLt de hoy, el mesías implantará la paz mesiánica en el "monte santo". Y nosotros y todas las naciones estamos invitados a subir, a caminar alegremente hacia la casa del Señor. Debemos destacar aquí dos temas: l9, la utopía como tal, que todavía no se traspasa: si en Is 2 se habla de transformar lanzas en podaderas, nosotros podemos soñar hoy con la transformación de tanques de guerra en tractores... 25, el tema del caminar: el "camino" es un tema central en la liturgia de hoy. Significa nuestra participación en la salvación que viene de Dios. Nosotros caminamos al encuentro de la salvación, y ella viene a nuestro encuentro. Es un acontecimiento "bilateral". Con otra forma de imagen, el CtCom dice de la misma cosa. El CtMed medita sobre la laLt, cantando la alegría de subirá la casa de Dios, el templo; pues para los israelitas este era, como recinto de Dios, una prefiguración del esca-tológico reino mesiánico.

La 2aLt ilustra muy bien otra idea, presente en la Orín: corremos al encuentro del Señor que viene, con nuestras buenas obras. Para caminar en la luz de Cristo, debemos despertarnos, salir de las tinieblas, vivir una vida "revestida de Cristo". Por tanto, nuestra participación que viene de Dios es una participación práctica, ética. Esta actitud ética es la expresión de la alegría que nos invade por poder participar de la salvación. Los dones que recibimos de Dios se transforman, así, en la anticipación de la realidad escatológica (OrOf), y nuestra vida, en un

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caminar entre las cosas que pasan rumbo hacia las que no pasan (OrFin).

Así volvemos a una idea del Ev: vivimos en lo provisional. Este mundo y su bienestar no son la última palabra de nuestra existencia y de nuestra historia. Pero pueden, si queremos, transformarse en camino hacia el sentido definitivo.

Resumiendo podemos decir que este domingo nos enseña la perspectiva cristiana de la vida y del mundo. Reviviendo la siempre actual expectativa mesíanica, esto es, de la salvación que viene de Dios, nos animamos a asumir, como expresión de nuestra participación en la salvación que viene de Dios, una actitud ética renovadora, que nos transforma a nosotros mismos, a nuestra sociedad y al mundo.

2e domingo de adviento

CONVERSIÓN EN LA ALEGRÍA CtEnt: Orín: laLt:

CtMed: 2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

ClCom OrFin

(cfis3(), 19.30) ¡El Señor viene! Correr libremente al encuentro del Señor. (Is 11, 1-10) El vastago de Jesé, el mesías-rey: justicia en favor de los pequeños; utopia mesiánica - Cuando la encina es derribada, queda el tronco, que puede brotar de nuevo. Is 11 habla en estos términos, tal vez directamente del nuevo Ezequías. pero, a largo plazo, de un "ungido" (mesías) escatológico, que brotará del tronco de Jesé (=el padre de David). Sus cualidades: sabiduría como Salomón, inteligencia y fortaleza como David, devoción como Moisés y Abrahán. Practicará la justicia de Dios, será un padre para ios pobres. La imagen utópica de los vv 6-8 debe aplicarse a los hombres y a las naciones: si reconocen el "derecho" establecido por Dios, tendrán la paz (mesiánica). - II. 1-2 cf Is 7. 14; 9, 5-6; 42. I; Mi 3. 16-1 I, 4 cf Sa!7l;2Ts2, 8: Ap 19. 15; 11, 6-9 cf Ez 34, 25; 37, 26; Ha 2, 14. uSai Ti, . 1.7 .S.Í2-13.17) ¡Dios, da tu justicia al rey!

{Rm 15, 4-9) Mutua aceptación gracias a la salvación universal realizada por Cristo - La paz {cf laLt), en la situación concreta de la comunidad cristiana, está amenazada por la oposición de "fuertes" y "débiles" (liberales y escrupulosos) (15, 1). Probablemente se trata también de las tensiones entre judío-cristianos y gentiles convertidos. Dios los llamó a todos, por eso deben asumirse mutuamente. La razón y la norma de esto es Cristo mismo ñu*» i-into hizo y sufrió por nosotros. - 15, 4 cf ICo 10, 6; 2Tm 3, 16- 15, 5 cf Flp 2,2-3- 15, 8-9 cfMt 15,24; Hch 3, 25-26; Sal 17,50. (Le 3, 4.6) Preparar el camino al Señor.

(Mt 3, 1-12) Predicación de Juan Bautista: conversión, preparar un camino al Sefior -En Mt 3, 2, la predicación del Bautista está resumida en los mismos términos que la de Jesús en 4, 17. También hoy, en nuestras asambleas, debe resonar todavía esta predicación. Desde la venida de Jesús, se volvió más urgente todavía, porque Jesús ya inauguró el reino de Dios y, con ello, la decisión. De ahí el llamamiento a la conversión - cf Me 1, 1-8; Le 3, 1-18 - 3, 3 cf Is 40, 3; Jn 1, 23 - 3, 8-10 cf Am 5, 18-20; Jn 8, 37-40; Rm 9, 7-8 - 3 , 11-12 cf MI 3,2-3; Hch 1,5. Invocación de la misericordia de Dios, (adviento I) Jesús abrió el camino de la salvación. (Ba 5, 5; 4, 36) La alegría que viene de Dios. Evaluar los valores terrenos y esperar los bienes eternos.

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Si el domingo pasado acentuó la perspectiva cristiana del hombre y del mundo, este domingo acentúa una implicación fundamental de la misma: la conversión. Pues partic/par en la salvación que viene de Dios significa: desistir de ia autosuficiencia. En el evangelio, aparece el precursor de Jesucristo, Juan Bautista, como profeta de la conversión, semejante a Elias en el AT. Su mensaje es "apocalíptico", esto es, se sitúa en la fecunda imaginación del judaismo tardío en cuanto a la venida del mesías, del reino de Dios y del juicio. Detrás de esta fecunda imaginación, sin embargo, debemos ver de lo que se trata: no hay prerrogativa humana que quede en pie delante de Dios, si no nos convertimos; ni siquiera es una garantía ser hijo de Abrahán (Mt 3, 8).

La necesidad de conversión queda más clara todavía al comparar el mundo como es, con el mundo como debería ser, es decir, la realidad con la utopía. Pues la lectura presenta más una utopía mesiánica (cf 1er domingo adviento), mostrando al león y al buey pastando juntos —ciertamente muy diferente de un mundo en el que cada uno se comporta como un lobo para con sus semejantes. El canto de meditación es el famoso salmo 71, que describe cómo debería ser la justicia ejercida por un rey según el corazón de Dios. Este canto comenta, sobre todo, la primera parte de la laLt: la figura del "vastago de Jesé", un rey de la casa de David, que tiene todos los atributos de un rey según el corazón de Dios, sobre todo: el don de gobernar en favor de los débiles y oprimidos. Se trata, probablemente, de "votos" que se hacían a un rey real, pero que más tarde, fueron interpretados como referentes al rey mesiánico, ideal. La laLt y el CtMed nos ayudan también a dar a la conversión una dimensión práctica, ética: esta se demuestra con "frutos" (y el árbol que no da estos frutos es quemado: Mt 3, 10, Ev).

La 2a lectura tiene un tono diferente, pero completa el tema principal: es un reconocimiento agradecido de la realización de "todo lo que está escrito", es decir, del plan de Dios, en la obra reconciliadora de Jesucristo, cuyo fruto es la unidad de judíos y paganos, esto es, de todos. O, relacionando con las otras lecturas, podemos decir: en la obra salvífica de Cristo, ya comenzó la utopía. Y esto se demuestra con nuestra mutua acogida (Rm 15, 7). La realización de la justicia según el plan de Dios es solo

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obra humana. Por eso, los antiguos esperaban que Dios enviara a su ejecutivo, el mesías, para realizarla —para juzgar, no según las apariencias, sino en favor de los pobres y los débiles. Por eso es tan importante la profunda conversión, que, de auto-suficientes, nos convierte en verdaderos hijos de Dios. No podemos invocar nuestros méritos (OrOf), sino solo abrimos a la gracia de Dios "omnipotente y misericordioso" (Orín), para que nada nos impida correr hacia su Cristo: en esto consiste la verdadera conversión: dejar lo que nos impide e incomoda, y dirigimos al enviado de Dios. En este sentido debemos entender la tradicional sabiduría que consiste en avaluar con perspicacia el valor relativo de las cosas terrenas (como medios y no como fines) y adherir a los celestiales (la obra de Dios en Jesucristo) (OrFin).

A pesar del acento puesto en la conversión y del tono amenazante del evangelio, la liturgia está marcada también, desde el comienzo, por la alegría debida al Señor que viene (CtEnt), el rey de justicia que instaurará la paz (laLt). Esto nos enseña que la conversión no es una cosa triste, sino más bien, el cambio que se obra en nosotros (¡mucho masque el fruto de nuestro esfuerzo!) gracias a una perspectiva nueva que nos anima. Es, realmente, un liberarse para correr al encuentro del Señor {Orín).

Se impone, por tanto, en este 29 domingo de nuestro año litúrgico, una conscientización de la novedad que debemos dejar suceder en nosotros, para que el Señor pueda ser nuestro rey de justicia: conversión en la alegría. Para los pobres, entre nosotros, esta conversión podrá consistir en dejarse animar (de nuevo) para realizar más fraternidad entre sí. Para los ricos, en colaborar, con alegría y esperanza, con los pobres, creando estructuras de justicia y fraternidad para nuestro mundo.

3er domingo de adviento A

JESUCRISTO, CAUSA. uciNUüSTRA ALEGRÍA

CtEnt: (FIp 4,4-5) "Alegraos... El Señor está cerca". Orín: Pedir la gracia de la salvación y celebrarlacon júbilo. laLt: (Is 35, l-6a.!0) El júbilo de la naturaleza, la curación de los enfermos, el regreso de los

desterrados: anhelos de salvación (Comols 24-27, también Is 34-35 son textos apocalíp-

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ticos tardíos). - La venida salvadora de Dios transforma el desierto en paraíso, cura . ios enfermos, vence la maldición del pecado de Adán (Gn 3). Libertad, alegría, felicidad: ¡La gente, hoy en día, quisiera verlas antes de creer que existen! Pero Dios da un nuevo modo de ver, oír y hablar (Is 35, 5-6: cf Ev). Recibimos nuevas capacidades para acatar la verdad y la realidad de Dios. Y esto es lo esencial de nuestra vida. - 35, 1-4 cf Is 41, 19-20; Hbl2, 12;Is40, 10- 35, 5-6acf Is29, 18-19; Mt 11,5; Hch 3, 8 - 35, 10cfls51, II; Sal 125.

CtMed: (Sal 145, 7.8-9a.9bc-10) Dios siempre es fiel y ejerce la justicia en favor de los débiles. 2aLt: (St 5, 7-10) Esperar sin desistir la venida del Señor - Después de la predicación esca-

tológica a los ricos (St 5, 1-6), Santiago se dirige a sus hermanos, los pobres: ellos deben vivir constantemente en firmeza hasta la venida del Señor (5, 7-8). La fe del pobre es esperanza; el rico no puede esperar, porque el miedo lo oprime. La proximidad de la venida del Señor (5, 9) suscita una segunda amonestación: ante el juicio próximo se proscriben la mutua acusación y la riña. Santiago ilustra sus amonestaciones con ejemplos: I) el agricultor, que espera firmemente la cosecha (5, 7); 2) los profetas, que no se cansan de proclamar la palabra de Dios (5. 10); 3) la paciencia de Jb (5, 11: fuera de la presente lec-tura).-cf ICo 1, 8; Me 4, 26-29; Rm 2, 6-7; IP4.7.14; Mt 5, 11-12:7, 1.

ClAcI: (Is 61, 1; cf Le 4, 18) "El Espíritu del Señor está sobre mí".

Ev: (Mt 11,2-11) Jesús es el mismo a quien esperamos: cura a los enfermos, trae buena-noti-cia a los pobres- Mt 5-7 y 8-9 relatan las palabras y los hechos de Jesús. Los judíos se hacen la pregunta de si Jesús es "el que debe venir", el mesías, en quien la ley y los profetas llegan a la plenitud. Juan Bautista, después de haberlo anunciado como juez esca-lológico (3, 12), coloca ahora, como representante del AT, la pregunta decisiva: "¿Eres tú...?" - cf Le 7, 18-28- ll ,2-6cfDt 18, 15; Jn 1, 21ss; Is 35, 5-6 - 11, 7-11 cf Mt 3, 1-6; Ex 23, 20; MI 3, I.

OrOf: La celebración, participación del misterio de la salvación. Pref: (adviento I) Las dos venidas de Cristo.

CtCouu Is (35,4) Dios salvará a su pueblo. OrFin: Puriftcación y preparación para la fiesta de navidad.

El 3er domingo de adviento está, tradicionalmente, marcado por la alegría debida a la proximidad del Señor: "Gaudete", suena la maravillosa antífona de entrada del cantoral gregoriano. (Sugerimos que, en donde sea posible, un coro ejecute esta antífona, cuyo sentido no escapará al pueblo, a pesar del latín...). Las lecturas participan plenamente de esta idea: la laLt es una "utopía" más de Isaías (35), escogida en función del evangelio (Mt 11). Pues en este evangelio encontramos a Jesús respondiendo a Juan Bautista, que la utopía de Isaías se está realizando: él era el que tenía que venir. Por tanto, la primera y tercera lecturas expresan la alegría por el mesías que viene, la primera bajo el ángulo de la expectativa, la tercera bajo el ángulo de la realización. El CtMed canta la bondad de Dios que "abre los ojos a los ciegos", como fue anunciado en la utopía de Is 35 y señalado en la respuesta de Jesús al Bautista. El mesías aparece, en este conjunto, no tanto como un jefe militar, sino como el que viene a manifestar al mundo el tierno amor de Dios para con los hombres, especialmente los más débiles y abandonados. El mismo Juan Bautista parece no haber percibido bien esta característica. Por eso, necesitó preguntar...

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Page 35: Konings, Johan - Espiritu y Mensaje de La Liturgia Dominical (Ciclo a)

Notemos además, en la utopía de Is 35, que también la naturaleza no humana participa de la transformación mesiánica. ¡La estepa florecerá de alegría! El evangelio permite algunas consideraciones más: podemos completar la respuesta de Jesús al Bautista, diciendo: "No necesitamos esperar a otro sino al mismo Jesús". No podemos decepcionarnos ("escandalizar") de él; a más de lo que nos trae él, no hay nada más que nos haga más felices. Por eso, el menor del reino de los cielos (=la realidad hecha presente por Jesús) está en una situación mejor que la mayor de los que vivieron antes (y el mayor de estos es Juan Bautista).

En la 2aLt, la razón de la alegría es un poco diferente. Ya vimos que, en la liturgia, la esperanza mesiánica de los tiempos antiguos es la figura de nuestra propia esperanza escatológica; recordando la experiencia de la primera venida, nos preparamos para la segunda. Santiago nos enseña a perseverar hasta esta segunda venida, que los primeros cristianos esperaban en breve. Debemos esperarla con la paciente esperanza del labrador que espera la lluvia... Esta paciencia no es fatalismo. Es perseverancia y constancia. Aunque tal vez vivamos en una situación que, materialmente hablando, no causa envidia a nadie, tenemos ante los ojos una inefable proximidad del Señor que es nuestra alegría.

En la Orín, el pueblo cristiano aparece como un pueblo que espera. Pide que la navidad sea un día de alegría: navidad se concibe como un recuerdo de la alegría del Bautista, cuando reconoció en Jesús al mesías, pero también como una anticipación —un aperitivo— de la alegría del encuentro definitivo. En el mismo sentido la OrFin pide la liberación del pecado, porque, como cada eucaristía, la próxima fiesta de navidad se concibe como la tiesta escatológica, en la presencia del Señor que viene.

Resumiendo: puesto que Dios cumple su plan mesiánico y llevará su obra a plenitud, especialmente para el hombre débil, que pone en él su esperanza, nos llenamos de alegría, pero también de firmeza y constancia. La navidad ya realizada es la prenda de la navidad eterna.

En la predicación, será necesario elaborar el fundamento cristocéntrico del espíritu de la liturgia de hoy. Será necesario

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explicar por qué nos debemos alegrar, y no temblar, ante la perspectiva del cumplimiento del plan de Dios: porque la primera realización, manifestada en Jesucristo, es realmente una revelación del tierno amor de Dios, revelado por el profeta. Por eso, la perspectiva de la plena realización significa alegría. La vida concreta de Cristo, su buen mensaje a los pobres y abandonados, es la revelación de Dios que nos llama y viene a nosotros. También se puede insistir en los "signos de los tiempos": así como Jesús, por los milagros, demostró la presencia del reino, así también las transformaciones obradas en nuestra sociedad, bajo el impulso del Espíritu, en las comunidades de los pobres y oprimidos, demuestran que Dios se acerca cada día más.

49 domingo de adviento \

HIJO DE MARÍA, DIOS CON NOSOTROS

CtEnt: (Is 45, 8) "Cielos, dejad caer el rocío...". Orín: De la anunciación hasta la resurrección. laLt: (Is 7, 10-14): La señal del Emmanuel - Cuando, en el 735 aC, Isaías fue enviado al rey

Ajaz, parecía que habían caducado la dinastía davídica y las promesas de Dios. Para animar al rey, se le ofrece una señal, pero éste la rechaza, porque quiere seguir sus propios proyectos. Pero Dios Je da una señal: nacerá un hijo, en Ja dinastía de David, en eJ que el nombre simbólico de Emmanuel ("Dios está con nosotros") se hará realidad. La condición para ello es la permanencia y la fecundidad de la familia real. El hijo de la parthenos (joven virgen) (Is 7, 14 LXX) es un indicio profético, que se realizará en el hijo de la Virgen María (Ev). - cf 9, 5-6; Mi 5, 2; Mt 1, 23. (Sal 23, l-2.34ab.5-6) El Señor, rey de la gloria, vendrá.

(Rm 1, 1-7) Hijo de David, hijo de Dios - El saludo inicial de la Carta a los romanos resume todo el evangelio, por así decir. En vez de presentarse a sí mismo, Pablo presenta a Cristo, el hijo de Dios e hijo de David, el Señor glorioso, resucitado, presente en la comunidad; aquel en quien se cumplieron las profecías (Pablo piensa en textos como Sal 2, 7; cf Hch 13, 33; nosotros podemos pensaren Ja laLt). - 1, 1-2 cf Hch 9. 15; Ga i, Í5; Rm 16,25-26- l,3-4cf2S7, 1-17; Rm 9, 5.33 - ! ,5cfHch26, 16-18; Rm 6, 17; 16,26. (Mt 1, 23) Emmanuel, Dios con nosotros.

(Mt 1, 18-24) El hijo de María, don del Espíritu Santo: Emmanuel, Dios con nosotros -"Dios con nosotros" es el comienzo (1, 23) y en fin (28, 20) del evangelio de Mt, y el tema central de la lectura de hoy. Mt cita la señal de Ajaz (Is 7, 14; cf laLt) para indicar que el nacimiento de Jesús es actuación creadora y salvadora de Dios. - José era "justo". Según la ley, no podía recibir a María en su casa por haber quedado embarazada fuera de su relación matrimonial con ella. Resolvió abandonarla, pero como era bueno, lo hizo en secreto, para no difamarla. Pero Dios lo inicia en su misterio. Al contrario de Ajaz (Is 7, 12), él no rechaza, sino que asume la señal de Dios y la paternidad del hijo, al que da el nombre simbólico de Jesús ("Dios salva"). - 1, 18 cf Le 1, 27.35 - 1, 21 cf Le 1, 31; Sal 129,7-8; Hch4, 12- !,23cf Is7, 14.

OrOf: El Espíritu déla santificación. Pref: (adviento II) Al que los profetas anunciaron, la Virgen esperó, Juan señaló...

CtCom: (Is 7, 14) "Lavirgen concebirá...". OrFin: Eucaristía, prenda de la redención: mayor compromiso para la celebración de navidad.

CtMed: 2a Lt:

CtAcl: Ev:

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Este domingo es el domingo del "Emmanuel", Dios con nosotros. Con un simbolismo casi mítico, la liturgia evoca el rocío que baja del cielo y hace brotar de la tierra de los hombres al salvador (CtEnt "Rorate"). Este salvador es Jesús de Nazaret, engendrado por el rocío del Espíritu Santo en el seno de María, realizando la señal dada al rey Ajaz: la joven concebirá un hijo y su nombre será Emmanuel, esto es, Dios con con nosotros (la y 3a lecturas). En la interpretación tradicional de la visión de Ajaz, la joven es virgen, lo cual refuerza más todavía la evocación de la actuación divina en la generación del salvador (véanse los comentarios exegéticos). La liturgia no teme crear un ambiente casi de "hierogamia", de nupcias entre el cielo y la tierra, para dar el último paso hasta la conmemoración del nacimiento del salvador.

Quien recibe, como esposo, a la virgen, es José, de la casa de David (Mt 1, 20). En este sentido, quien de ella nace, es hijo de David. Pero el mensaje del ángel enseña a José y a nosotros que este hijo es, en realidad, "obra del Espíritu Santo" (Mt 1, 20), concebido según el plan de Dios (prueba: se cumple la visión de Ajaz). Es por tanto hijo de Dios. Esta doble filiación se encuentra en la introducción de la Carta a los romanos, que constituye la 2aLt de hoy. En Jesús se cumple el plan de Dios (las Escrituras). Según la carne (el modo humano de ver), él es hijo de David (el mesías, el nuevo príncipe davídico, que esperaban los judíos); según el Espíritu de santidad (el modo de obrar de Dios), es el hijo de Dios, como se puede ver en su instauración en la gloria, a parur de su resurrección de entre los muertos.

Así, el acento central de la liturgia de hoy parece ser el maravilloso encuentro de lo divino y de lo humano en Jesucristo. En los domingos anteriores, las expectativas del AT eran la imagen de nuestra esperanza escatológica. Hoy, la liturgia entra más directamente en el misterio del "acontecimiento Jesucristo": es obra realizada por el mismo Dios, dentro de la realidad humana. Dios puso la mano en la masa. Jesús es Dios-con-iiosouos, uios obrando en medio de nosotros. Pero no en un momento pasajero. El evangelio de Mateo empieza con la idea de Dios-con-nosotros (Mt 1, 23 E'vde hoy), pero también termina así (28, 20). Es una realidad permanente. Lo que comenzó en la virgen, no tiene fin. Por lo mismo, lo conmemoramos y repre-

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sentamos como prenda y primicia de la salvación que viene siempre (OrFin).

En este misterio, la Virgen-madre ocupa un lugar central. Este A- domingo de adviento, desde antiguamente, se concibe como una fiesta de María (la liturgia antigua repetía el mismo temario el miércoles de esta semana, en la "Missa áurea", en honra de la Santísima Virgen). Inclusive, la creación de este domingo acompaña también la antífona mariana "Alma redempto-ris mater" y el saludo del ángel: el mensaje del ángel (a José, a María) es la primicia de toda la obra salvífica de Dios en Jesucristo, desde la anunciación hasta la resurrección (Orín). María aparece aquí como la joven elegida por Dios, como la esposa por el rey, para que en ella brote el fruto que, en su persona, es la señal que Dios está con nosotros. La virginidad de María significa la disponibilidad para la obra de Dios en ella. Es una virginidad fecunda, llena de salvación.

A partir de la presente liturgia se podría elaborar una catcquesis sobre la Santísima Virgen, que sería una catequesis cris-tocéntrica, pues demostraría que la disponibilidad de María es, por así decir, la parte mejor de la humanidad, en donde Dios puede suscitar su hijo, que le pertenece plenamente y cumple todo su plan, hasta el punto que en él se realiza el misterioso título: Dios-con-nosotros. El es el gran don de Dios a la humanidad. El es plenamente de él y para nosotros: este es el significado del misterio de la concepción virginal.

Pero una catequesis mariana, durante el ciclo navideño, cabe mejor en la fiesta de la madre de Dios. Por eso es mejor, hoy, enfocar la realidad significada por el título "Dios-con-nosotros", título que una vez sirvió de augurio para el descendiente del rey Ajaz, después fue interpretado como mirando al escatológico rey mesiánico, y finalmente encontró plena realización en Jesucristo. Pues en él Dios se da a sí mismo como don a la humanidad e instaura para siempre la presencia de su amor. En la predicación se puede sugerir también que esto trae consecuencias éticas: ¡Debemos ser gente con la que Dios puede andar!

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Vigilia de navidad

RETIRO DE PREPARACIÓN PARA LA NAVIDAD

A,B,C

CtEnt: Orín: laLt:

CtMed: 2aLf.

CtAcl: Ev:

OrOf:

Pref:

ClCom: OrFin:

(Ex 16, 6-7) "Hoy sabréis... mañana veréis". La alegría de navidad debe dar confianza para la 2a venida del Señor. (Is 62, 1 -5) Dios vuelve a su pueblo: nupcias mesiánicas - la lectura se sitúa en el tiempo después del destierro. El profeta desempeña el papel de intercesor y consolador. Dios parece callarse. Por eso. el profeta habla, recuerda a Dios la necesidad de su pueblo. Dios lo escuchará porque la Ciudad santa es su júbilo. El la reconstruirá, hará nuevas nupcias con ella. - 62, 2 cf Is 56, 5: Ap 2. 17 - 62, 4 cf Is 60, 15; Os 2, 25 - 62, 8 cf Dt 28, 30-33. (Sal 88, 4-5.16-17.27.29) Las promesas mesiánicas hechas a David.

(Hch 13. 16-17.22-25) Predicación de Pablo; testimonio respecto del "hijo de David" -Pablo, en su primer viaje, es invitado a hablar en la sinagoga de Antioquía de Pisidia. Resume la historia de la salvación, llegada a plenitud en Jesucristo, hijo de David, anunciado por Juan Bautista, que llamó al pueblo a la conversión -¡!o cual es siempre de actualidad! - 13, 17 cf Ex 1,7; 6 ,1; 12,51 - 13, 22 cf Sal 88, 21; IS 13, 14- 13, 23-25 cf2S 7, 12; Le I, 69.76; Mt 3. l l ;Jn 1,20-27. "Mañana será borrado de la tierra el pecado...".

(Mt 1. 1-25Ó 1. 18-25): Genealogía de Jesucristo, hijo de David, fruto del Espíritu Santo - El hijo de Dios entra en el mundo como hijo de Abrahán y de David. Se encarna en el pueblo determinado por el patriarca Abrahán y el fundador de la dinastía. David. En él, este pueblo alcanza su fin. El viene para rescatara su pueblo y todas las naciones. - María, su madre, ya está revestida del resplandor del misterio de Dios: José, que contempla respetuosamente este misterio, es el pudre legal de Jesús (por eso la genealogía es la de José).- I. IScfLc 1.27-35- I. 2.3 cf Is 7, 14. La eucaristía anticipa el misterio de navidad.

(navidad I) Jesús, la luz / (navidad II) la restauración de todo en la encamación, (cf Is 40, 5): "Toda carne verá la salvación que viene de Dios". Súplica de renovación con ocasión de la navidad.

Ya desde los tiempos antiguos, a los israelitas les gustaba el cálculo. En la Biblia encontramos proverbios numéricos. Para expresar la nresencia permanente de Dios, ellos enumeraban los días: ''Hoy sabréis que viene el Señor y mañana veréis su gloria" (Ex 16, 6-7). Este es el tema de hoy. una preparación inmediata para celebrar la gloria permanente de Dios. Para disfrutar toda la alegría de una celebración, es necesario que la gente esté concentrada. Como los jugadores de fútbol, cuando antes de una partida decisiva, hacen un día de "retiro". Por eso, antiguamente, se preparaban las grandes fiestas litúrgicas con una víspera, una vigilia de ayuno y abstinencia, medios excelen-ics paia la concentración. Hoy en día, tal vez podríamos sustituir eso por una buena limpieza cerebral; limpiarnos del nerviosismo, del consumismo y de otras formas de polución mental. En vez de recorrer los negocios, podríamos compenetrarnos en la celebración de esta rica liturgia de la vigilia de navidad...

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Las lecturas describen la preparación de la venida de Cristo en la historia de la salvación. La laLt recuerda la felicidad me-siánica del pueblo de Dios, en la época del regreso del destierro. El lenguaje escatológico de Isaías, en los tres primeros domingos de adviento, era un lenguaje de utopía. Hoy, utiliza otro lenguaje: el de las nupcias (mesiánicas) de Dios con su pueblo. Jerusalén recibe nombres cariñosos... Después de haber sido una (tierra) abandonada (durante el destierro babilónico), ahora será la preferida, la desposada. Esta era la alegría de Isabel la víspera del regreso del destierro. El mismo regreso del destierro era considerado como una "parusía", una "venida", una manifestación de la presencia de Dios.

La laLt es la breve síntesis de la historia de la salvación del discurso de Pablo en la sinagoga de Antioquía de Pisidia. La manifestación de la presencia de Dios empezó con la liberación de Egipto. Mediante el linaje davídico, llegó a su plena realización en Jesús, anunciado por Juan Bautista.

El evangelio, en fin, formaliza la idea de la preparación del acontecimiento salvífico del nacimiento de Jesús, presentando su genealogía. Es un álbum fotográfico de la historia de Israel, a juzgar por los nombres que aparecen: patriarcas, reyes (buenos y malos), figuras folclóricas como Rut, la prostituta Raab, la mujer de Urías, etc. ¡Todo eso sirvió para engendrar al salvador! Al final del evangelio se repite el anuncio del Emma-nuel, Dios-con-nosotros (cf domingo pasado). Esta última parte del evangelio parece servir para explicar por qué la genealogía de Mt 1, 1-17, al final, de modo sorprendente, pasa de José hacia María. Pues, propiamente, es la genealogía de José, y no la de María: en Mt 1, 16 la gente esperaba: "... José, del cual nació...". En cambio, está: "... José, el esposo de María, de la cual nació...". Con los vv 18-25 entendemos el por qué de este paso: el hijo no es de José, sino de Dios, cuyo Espíritu lo engendró en la Virgen-madre. Pero se sobreentiende que la genealogía "davídica" de José vale también para María, porque, muchas veces, los israelitas se casaban dentro de la misma tribu.

La oración inicial resume igualmente el espíritu de adviento: con alegría se vuelve nuevamente presente la venida del salvador, que es, al mismo tiempo, una preparación para el nuevo y definitivo encuentro, al final de los tiempos.

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Con la oración cucarística, ya penetramos en el espíritu de navidad propiamente dicho. Comienza con uno de los prefacios propios de navidad; se sugiere el primero (Cristo como luz) o el segundo (restauración de todas las cosas en la encarnación de Cristo).

La OrFin nos coloca en el espíritu adecuado para este retiro de preparación inmediata, pues pide la renovación de nuestro ser al celebrar —mañana— la fiesta de navidad. Esta misma idea podría ser un tema de reflexión: la renovación del hombre por la encarnación de Cristo (cf Prefacio de navidad II), renovación que se hace posible gracias a nuestro detenernos para recuperarnos. Nos detenemos un instante, en un mundo de agitación, para admirar nuevamente el misterio que nos envuelve y que será celebrado en los próximos días: el amor de Dios, haciéndose "carne", existencia humana, en Jesucristo.

Navidad: misa de la noche

LA LUZ EN LAS TINIEBLAS

CtEnt: Orín: laLt:

CtMed: 2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

(Sal 2, 7) "Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado". Luz en la noche, vislumbre del misterio. (ls 9, 1-3.5-6) Nacimiento de un principe, luz para el pueblo en las tinieblas - En tiempo de Isaías, en el 732 aC, el pueblo de la Galilea (norte) había sido deportado a Asiría: el profeta ve la tierra de Zabulón y Neftalí como el reino de las sombras de la muerte. Pero surge una luz: el nacimiento de un hijo real (cf laLt del 2° y 4- domingo adviento). El recibe títulos de inimaginable grandeza, expresando la confianza depositada en él. La Galilea oprimida se vuelve imagen de toda la humanidad, y aquel en quien ella pone su esperanza debe ser el liberador de toda la humanidad. - 9, 1-3 cf Mt4, 13-16: Jn 8, 12-9, 5-6clTs7, 14; Nm 24, 7.17: Za 9, 9-10. (Sal 95, I -2ab.3, I ] -12.13) "Cantad al Señor un cántico nuevo". (Tt 2, 11-14) Se manifestó la gracia de Dios - Entre la primera manifestación de la gracia de Dios en Jesús, y la segunda (al fin de los tiempos), se sitúa eJ tiempo de la iglesia y nuestra historia. A través de nosotros, el mundo experimentará algo del cariño de Dios. -2, 11-13 cfTt 3, 4; Un 2, 16; lTm l , l l ;2Tm 1,10-2, 14cfSat 129, 8; Ex 19,5;Ez37, LS, ir' l, y, j , 13.

(Sal 129, 8) Hoy os nació el salvador. (Le 2, 1-14) Nacimiento de Jesús y anuncio de los pastores - Las esperanzas mesiánicas del AT oscilaban entre un obrar de Dios y un nuevo rey davídico. En el niño de Belén se realizaban ambas expectativas: el hijo de David es el hijo de Dios. Lo adoran el cielo (ángeles) y la tierra (pastores). El es el "Señor", manifiesta la gloria de Dios y trae la paz

v . ; ;aLi)-cf Is 10, 1; 16, 1-13; Mi 5, 1-4; Le 19,38. Cielos y tierra intercambian sus dones. (navidad I) El pueblo en las tinieblas vio una gran luz / (navidad 111) intercambio de ia divinidad y de la humanidad. (Jn 1, 14) "El verbo se hizo carne". De la navidad al banquete eterno.

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El espíritu de la misa de la noche de navidad, la "misa de gallo", es de misterio: la luz que brilla en la noche (Orín, laLt); el ángel que, durante la noche, aparece a los pastores (Ev); la alegría que ilumina a los tristes (laLt); el mensaje dirigido a los más humildes, a los pastores que pasan la noche junto a sus rebaños (Ev). Es la luz divina que brilla para la humanidad que, sin ella, quedaría envuelta en noche oscura. El drama mismo litúrgico debe sostener este simbolismo. ¡Tra-dicionalmente, este simbolismo se relaciona con el nacimiento de la nueva luz, en la noche más larga del año, en el hemisferio septentrional!1. Aquí, en el hemisferio del sur, se puede decir que es la noche más luminosa del año.

Dentro de esta atmósfera de misterio, se desarrolla el anuncio de la navidad del mesías salvador, Jesús, hijo de María y José, pero, sobre todo, hijo de Dios. Se evoca un hecho de la historia antigua; el nacimiento de un príncipe, que significa esperanza para un pueblo agitado por las invasiones de los asirios en el s VII aC (laLt). El Sal 95 comenta que esos hechos son la prueba de que Dios gobierna el mundo con justicia y a los pueblos según su fidelidad. (CtMed). Después, escuchamos la interpretación de Pablo en cuanto al momento que estamos viviendo: es el tiempo en el que ya se manifestó la gracia de (bondad, misericordia) de Dios, y esta manifestación (o "epifanía") nos lleva a una vida renovada, conformándonos con el que se manifestó. O, en otras palabras, la salvación que viene de Dios no deja de transformar la noche en la que aparece (2aLt).

El centro de la celebración es el evangelio, el anuncio del nacimiento del salvador. Lucas esboza la situación histórica: ocupación romana, censo, viaje de José y María a su ciudad de origen (Belén, la ciudad de David), en circunstancias difíciles (embarazo), el nacimiento del niño, que es colocado en un pesebre porque no había lugar en el albergue. La salvación se manifiesta allí en donde menos se la espera. Los primeros testigos, elegidos por el ángel de Dios, son los que, a los ojos de la gente de bien, viven una vida dudosa al margen de la sociedad, per-

1. La fecha de navidad, en la Iglesia occidental, fue elegida, según parece, para reemplazar la antigua fiesta pagana del nuevo sol. En la iglesia oriental, el nacimiento del Señor se celebra el día 6 de enero, antigua fiesta de la "epifanía" del Dios Dionisio (Baco); cf fiesta de epifanía.

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noctando con los animales en el campo y casi identificados socialmente con ellos: los pastores. Para ellos, resuena el saludo bíblico: "No temáis". Deben buscar al salvador, cuya señal de reconocimiento es su pobreza, que lo identifica con ellos: envuelto en pañales, en su pasebre. Y para dar fuerza a este mensaje, los coros celestiales se unen a su voz y entonan el majestuoso himno: "Gloria a Dios en las alturas, y paz a los hombres que Dios ama". En esta gloria envuelta en humildad se realiza la paz mesiánica (cf la Lt)

No es sentimentalismo acentuar, en esta noche de navidad, la pobreza como "lugar de la salvación". Exegéticamente, está totalmente de acuerdo con el espíritu del evangelio de Lucas, el evangelio de la pobreza del hombre y de la misericordia de Dios. Este es el contraste que marca la liturgia en esta noche: Dios se manifiesta en las tinieblas de la existencia humana, mediante su representante, el mesías, que se asemeja a los más abandonados. Pues solamente así, Dios se puede acercar a toda su gente, comenzando por los más olvidados... Esto es lo que quiere decir la palabra inicial de la segunda lectura: "Se manifestó la gracia...". La gracia es lo contrario del cálculo, de la acepción de personas, de la estrategia política, publicitaria, populista. La gracia es interesarse por quien no tiene nada para retribuir. Esta gracia se manifestó "a todos los hombres" (Tt 2, 11). Para demostrar que no excluye a nadie, comienza por los últimos. Los últimos serán los primeros. "El pueblo que estaba en las tinieblas vio una gran luz...". (laLt; Prefacio navidad I).

No será necesario desarrollar más todavía la relación entre la temática de esta noche y la opción preferencial por los pobres, hecha por la Iglesia de América Latina en Puebla. Podemos también llamar la atención por la dimensión cristocéntrica de esta graciosa "aproximación de" de Dios: se realiza por la semejanza de Cristo con los que son llamados a ser su propia gente (Tt 2, 14). Para que seamos suyos, él se hace uno de nosotros, incluso en la pobreza, incluso en la muerte. Este es el "divino comercio" de esta noche, en la que el cielo y la tierra intercambian sus dones, para que podamos participar de la filiación divina de quien tan plena y profundamente asumió nuestra condición humana {OrOf; Prefacio navidad III). Para que fuera completo nuestro intercambio con la realidad divina, Dios quiso que su hijo asu-

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miera, no solo la fina flor de la existencia humana, sino sus raíces más humildes, arraigadas en la oscuridad de la tierra.

Navidad: misa de la aurora A 5 J3j (_•

TRANSFORMADOS POR LA LUZ CtF.nt: (ls 9, 2.6; Le 1, 33) "Hoy surgió la luz para el mundo". Orín: La luz que invade nuestro corazón brille en nuestras acciones. laLt: (ls 62. 11-12) Mira que viene tu salvador - El profeta, como un heraldo, se dirige a la

"hija de Sión", es decir, a los habitantes de Jerusalén, para anunciar la salvación de Dios; él volvió a adoptar a su pueblo, llamándolo de regreso del destierro (ls 62, 10-12). No porque el pueblo lo "mereció", sino porque Dios lo quiso así (62, 11). Los nombres que ahora recibe la ciudad sobrepasan su liberación política: solamente obtienen su pleno sentido en el nuevo pueblo de los redimidos, en la nueva y eterna alianza. - cf Mt 21, 5; Dt 7, 6;ls60, 14).

CtMed: (Sal 96. 1+6.11-12) "Apareció el cariño y amor de Dios ¡mra con los hombres" - cf 2aLt de la misa de la noche - En Jesús se manifestó la bondad de Dios, que hace ver ante Dios que nadie es bueno por sí mismo. ¡La autojustificación es auto-ilusión! Por eso Dios nos libera en Jesucristo. - 3, 4 cf Tt 2. 11 - 3,5 cf Ef 2, 8-9; Jn 3.5 - 3, 6-7 cf Rm 6, 4; 5,5; 3, 24.

CtAcl: (Le 2, 14) "Gloria a Dios...".

Ev: (Le 2, 15-20) "La adoración de los pastores" -Los pastores casi no cuentan en la sociedad. No son "ilustres" ni "cultos", ni "piadosos". Son insigniñeantes. Pero son los primeros en recibir la buena-nueva. Creen en la palabra, y reconocen en el pobre niño al salvador. María conserva sus palabras en su corazón, hasta el momento de entenderlas plenamente - cf Le 2, 51; Jn 17, 3.

OrOf: Los frutos de la tierra nos hacen partícipes de lo que es divino. Pref: (navidad I) Transformación del hombre por la luz de Cristo.

CtCom: (Za 9, 9) "Tu rey viene a ti". OrFin; Celebrar de todo corazón y crecer en el amor.

La misa de la aurora de navidad es, sustancialmente, la continuación de la misa de la noche. Ya el canto de entrada retoma el tema de la luz en las tinieblas de ls 9, que era la laLt de la celebración nocturna. También la 2aLt de la misa matutina, tomada de Tt 3, se aproxima a la de la celebración anterior, y el evangelio es la continuación directa del de la "misa de gallo". Si, para nuestros antepasados, las dos celebraciones formaban una continuidad —las personas que podían, asistían a las tres liturgias navideñas—, nosotros, ante los cambios de costumbres, podemos considerar las dos primeras como alternativas, en cuanto a la participación. Inclusive, no sería imposible, con un poco de creatividad, fundir las dos celebraciones en una sola, prolongando, por ejemplo, la lectura del evangelio de modo que incluya toda la secuencia del nacimiento de Jesús según Le 2, 1-20. Hasta podría dramatizarse, como un "misterio" medieval, durante la celebración nocturna. (No se podría incluir en esa síntesis la misa del día: tiene un espíritu diferente).

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Ahora bien, al buscar el acento propio de la presente liturgia, nos parece que son la fe y la transformación interior las que reciben la atención. No solo la Orín y la OrFin hablan en este sentido, sino el mismo evangelio, mostrando la prontitud de los pastores para atender la invitación del ángel, nos lleva a una meditación sobre la fe. No la fe doctrinaria, sino la fe que consiste en tener confianza en el misterio que envuelve nuestra existencia con una luz inesperada — creer en una voz del ángel, adorar a un niño en un pesebre, constar que Dios es diferente, mucho más cerca de nosotros de lo que imaginábamos. La misma figura de María nos sirve aquí de ejemplo: ella guarda en su corazón y medita lo que los pastores le han contado. Homenaje a la fe de los sencillos, pues queda guardada en el corazón de la madre del salvador.

En la segunda lectura se nos presenta el tema del "amor humano" de Dios, que se manifestó a nosotros. Es una variante de la gracia, de la misericordia, de la que hablaba la 2aLt de la liturgia nocturna. La idea es fundamentalmente la misma: Dios es movido por el amor por nosotros, no por nuestros méritos y obras. El siente por nosotros benignidad y ternura, como una madre por sus hijos. El nos justifica gratuitamente. Su única exigencia es que aceptemos su "benignidad y amor humano"; y esta aceptación es la fe fiducial, la confianza que nos lleva a dar pleno crédito a Dios. En este espíritu, la presente liturgia nos invita a aceptar radicalmente la incomprensible novedad que el amor de Dios realiza en Jesucristo, tal como el esposo que transforma a Jci abalen (al final del destierro) de desamparada en deseada {laLt: Is 62).

A partir de ahí, podemos sacar algunas consecuencias prácticas. Pues esta fe nos transforma, y esta transformación se dc:r.uc3t.c CÚ nuestras acciones (cf Orín). Tendrá que ser un obrar que, al mismo tiempo, reconoce la obra de Dios (cf pastores) y, por tanto, se conforma según él; creyendo en la humildad y en la pobreza; — y, también, deja brillar en nosotros la luz que brilló para nosotros; por tanto, un obrar que llegue a los corazones. En ouiiuatae con la superficialidad de la ola comercial durante estas fiestas y ferias, tratemos de tener una actuación que, por su humilde condescendencia, actúe en las profundidades, llegue a las bases, tanto del individuo como de la sociedad, transformando tinieblas en luz, soledad en alegría mesiánica {cf laLt; CtCom).

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Ir con los pobres al pesebre: ahí está la síntesis entre contemplación y acción social. La fría superioridad ideológica no cabe en este misterio de la gloria de Dios en medio de los pobres. Quien solo piensa en términos de eficiencia política, puede pasar delante del pobre sin saludarlo (a menos que sea en la campaña electoral). Pero Dios prefirió que saludaran a su hijo primero los pobres.

Navidad: misa del día **•» l í 5 Vx

LA PALABRA DE DIOS SE HIZO CARNE

ClEnt: (Is 9, 6) "Un hijo se nos ha dado". Orín: Participar de la divinidad del hijo de Dios, que asumió nuestra humanidad. laLt: (Is 52. 7-10) Alearía de la buena-nueva: salvación universal -Los reyes de Israel no le

trajeron la salvación a su pueblo, sino que lo abandonaron. Dios, por el contrario, no lo abandona. El lo reconduce y reconstruye la ciudad destruida. Ahora resuena la buena-nueva: "Dios es rey", y no solo de Israel y Judá, sino de todos los pueblos. El les dará libertad y paz, si ellos quieren reconocer y aceptar su ofrecimiento - cf Rm 10, 15; Me 1, 15; 16, 15-16; Ez 43, 1-5; Sal 47-46, 3; 96, I.

CtMed: (Sal 97, l.2-3ab.3cd-4.5-6) Dios demostró su bondad y fidelidad. 2aLt: (Hb I, 1-6) Las palabras provisionales y la palabra definitiva de Dios - En Cristo se

harán plenas todas las manifestaciones de Dios. El venció la muerte y el pecado: la gloria de Dios se manifestó en él. La fe en su obra redentora y la glorificación jumo al Padre es la base de esperanza de nuestra salvación . - cf Sal 109, 1; 2, 7; 2S 7, 14; Sal 96, 7.

CtAcl: "En nuestra tierra brilló una luz". Ev: (Jn 1, 1-18 ó 1, 1-5.9-14) La palabra de Dios se hizo vida humana -¡Jesús es todo loque

es manifestación, "palabra" de Dios para nosotros, desde la palabra de la creación, y aun antes! Ahora esta manifestación de Dios, su palabra, es "carne" (I, 14), existencia humana mortal, viviendo entre nosotros - pero, en esta morada carnal, en esta existencia humana vivida hasta la muerte, se revela la gloria de Dios, como en su templo. Y para nosotros, esto significa decisión: adhesión o rechazo. - 1, 1-5 cf Gn I, 1-5; Un 1, 1-2; Col 1, 15-20; Jn8, 12- I,9-I4cf Jn 12,46; Un 3, 2; 5, 13.18; Ex 25, 8; Jn 17,5- I, 16-18 cf Col 2, 9-10; Jn 6, 46; Col I, 15.

OrOf: La perfecta reconciliación Pref: (navidad II) "Engendrado antes del tiempo, entró en la historia de los hombres.

CtCom: (Sal 97, 3) "El mundo entero vio al salvador...". OrFin: De la regeneración bautismal a la vida eterna.

Si en las dos celebraciones anteriores el acento caía en la humildad del mesías, en la misa del día se realza su eterna grandeza. Podríamos decir que la cristología de la misa nocturna y matutina es una cristología de la "kenosis", del despojo de Cristo, mientras la de la misa del día es una cristología de la gloria, del señorío de Cristo, anticipado en su "pre-existencia" divina. Ambos aspectos constituyen la "economía" de la encarnación: Jesús asumió nuestra condición humana (despojo), para que no-

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sotros tengamos acceso a ser hijos de Dios (gloria). Sobre todo la Orín de esta celebración expresa esta teología, que, diariamente, es recordada en el momento de mezclar el vino con el a-gua. También la encontramos ya en las celebraciones anteriores.

Las lecturas no expresan tanto la misteriosa transparencia de lo divino en la condición humana y pobre del niño de Belén, pero proclaman "sin velo" su gloria. "Tu Dios reina", suena ahora el grito que recuerda la alegría del regreso de los desterrados (laLt). "Cantad al Señor un cántico nuevo, pues él hizo maravillas", medita el salmo 97.

Pero el tema de la manifestación de la gloria de Dios está concentrado, sobre todo, en el tema de la "palabra", presente en la 2a y 3a lecturas. Esto nos enseña también que la cristología de la exaltación y preexistencia, en su origen (Jn y Hb), no es una especulación sobre la "sustancia" (naturaleza) divina de Jesús en sí, sino más bien una cristología de la manifestación de Dios (cf también laLt: todos... verán...). Los primeros teólogos no se preocuparon por saber si hay que colocar a Jesús, en la clasificación de los seres, entre los terrestres o los celestiales. El los supera a todos (Hb 1, 4). Lo importante es que él muestra, en su vida terrestre, lo que el cielo nos dice. El es un acto de comunicación de Dios: su palabra. Para el autor de Hb, Jesús es la palabra definitiva de Dios, después de tantas palabras provisionales, que nos vinieron por medio de los profetas.

Esta cristología de la manifestación de Dios, que la Carta a los hebreos formula balbuciente, el prólogo del evangelio de Juan (Ev) la proclama de manera grandiosa: en el principio (cf Gn 1, 1) existía la palabra (de la creación, Gn 1, 3ss), y esta palabra es aquél que vino al mundo, pero fue rechazado por él (Jn 1, 5.9-11), aquél que se hizo carne como nosotros (Jn 1, 14; cf Hb 4, 15), pero exactamente en esta su condición carnal, en su donación hasta la muerte carnal, se nos manifestó la gloria del mismo Dios (Jn 1, 14.16ss), su ser, que es amor (cf Jn 3, 16). Así se nos concedió una "entrevista" con el mismo Dios (1, 18). Todo lo que fue, es y será comunicación de Dios, Jesús lo es, desde el principio (1, 1-3).

Con estas consideraciones queremos dar una "pista" para la catequesis sobre la preexistencia de Jesucristo. Aunque san Juan

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parezca utilizar el lenguaje mitológico de una sustancia divina preexistente (cf la sabiduría divina en Pr 8, 22ss y Si 24, lss, textos que nítidamente inspiraron la formulación del prólogo de Juan), él no nos quiere narrar un cuento de hadas sobre un ser celestial que vio suspendido en los aires de nuestro planeta, una especie de astronauta divino. Tenemos que reaccionar contra dicha representación, bastante frecuente en nuestro pueblo. Juan quiere decir otra cosa muy distinta. El habla de un hombre concreto, de carne y huesos, Jesús de Nazaret, que vivió en medio de nosotros, y de este hombre él dice: todo lo que hizo y dijo fue palabra de Dios, y todo lo que Dios dijo e hizo, desde el principio, nosotros lo podemos ver en él. Si queremos ver a Dios, basta mirar a Jesús de Nazaret (Jn 1, 18; cf 14, 9). Su carne, su existencia humana, su muerte por amor, es como el templo, en donde Dios revela su gloria (1, 14; cf 2, 21). El es Dios(l, 1).

Parece que, reflexionando en esta línea, es posible superar el dualismo de la cristología popular, que pone en una parte (muy pequeña) de Jesús su humanidad, y en otra su divinidad (y esa parte es la que más se valora: la omniscencia de Jesús, su conciencia divina, etc.). Entendiendo el prólogo de Juan como lo proponemos, queda un poquito más claro que el ser-Dios de Jesús está exactamente en su ser-carne: esto es lo que el versículo central, 1,14, expresa de manera insuperable: la palabra nació como carne, y contemplamos su gloria... Siendo esta la dimensión cristológica de la presente liturgia, no debemos olvidar que lo mismo se nos dice sobre nosotros: pues por la encarnación del ser divino, también nuestro ser es divinizado (Orín) y llamado a vida sin fin (OrFin). Por tanto, como Cristo, debemos vivir nuestra existencia humana "tal como Dios la viviera".

El prefacio adecuado para esta celebración es el II de navidad, a menos que se rece el canon IV, que ya tiene prefacio propio, y que es muy indicado para esta solemnidad, puesto que resume toda la historia de la manifestación de Dios.

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Fiesta de la sagrada familia A /t> f~*\

UN HOGAR PARA VIVIR DIOS

CíBnl: (Le 2, 16) Mana, José y los pastores en el pesebre. Orín: Ejemplo ele la sagrada familia; lazo de amor. laLt: (Si 3. 3-7.14-17a) Realas futra la vida familiar - Reglas sabiduría judía para la vida fami

liar. Prevalecen el respeto a los padres, la buena conducta y el buen sentido - cf Ex 20, 12; Tb 4, 3-21. El' 6. 1-3; Mt 15.4-6.

CtMed: (Sal 127. 1-2.3.4-5) Bendición de la familia del justo. 2aLí: (Col 3. 12-21) El amor de Cristo como fundamento de las normas de vida familiar -

Pablo cita brevemente las reglas de la buena familia helenista (Col 3. 18-21). Pero las normas de esas reglas no solo es la del "buen comportamiento", sino Cristo mismo. El quiere que los hombres vivan juntos en la paz y en el amor. Eso vale para la familia y para la comunidad. En donde se vive en paz, la palabra de Cristo encuentra acogida; allí también se descubre la alegría en la oración y en el trabajo común, cada día. - 3, 12-15 cf IP2 ,9 ;Ef4 , 1-2.32; Mt 6, 14; Rm 13, 8-10; Flp 4, 7-3, 16-17 cf Ef 4, 4; 5, 19; ICo 10, 31-3 , 18-21 cf Ef5, 22.25; IP3, 1-7; Ef 6, 1-9.

CtAck (Col 3. 15a. 16a) La paz de Cristo y su palabra habiten en ustedes. Ev: (Mi 2. 13-15.19-23) La huida de Egipto y la instalación del hogar en Nazaret - Las tres

etapas de la infancia de Jesús; Belén, Egipto y Nazaret, no son mera casualidad. Dios lo conduce y sus padres lo protegen. Maleo quiere demostrar que, en eslas etapas, se realiza la venida de la salvación para Israel. Llega a plenitud la misión del pueblo que también salió un día de Egipto hacia la tierra prometida (Os 11,1) Jesús, el nuevo Moisés, creará, de judíos y paganos, el nuevo pueblo de Dios - cf Os II, I; Ex 4, 19-20: Mi 26, 71; Hch 2. 22.

OrOf: Dios sostiene las familias en su gracia y paz. Pref: (navidad III) Dignidad de la vida humana.

CtCom: (Ba 3, 38) Dios convivió con los hombres. OrFin: Convivencia celestial.

El ciclo navideño da oportunidad para algunas catequesis más específicas, al margen del misterio central de la encarnación. Son, sobre todo, la fiesta de la sagrada familia y la de la madic cL Dios. La fiesta de la sagrada familia se inserta, teológicamente, en la línea de la misa de la noche de navidad; la contemplación de la condición humana de Jesús. Pero esta contemplación sirve para sugerir algunas actitudes concretas para la vida cutiana, específicamente, respecto de la vida en familia. La vida familiar de Jesús se propone, por así decir, como modelo de toda familia cristiana. Sin embargo, esto no nos debe llevar a una liturgia meramente moralista. Inclusive, una moralización directa partiendo de la familia de Nazaret sería, probablemente, poco adecuada para nuestra civilización urbana... Lo importante, es la conmemoración litúrgica, es presenciar el misterio de la familia de Nazaret, para, imbuidos de su espíritu, mirar nuestra propia situación.

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La laLt y 2aLt (repetidas en los tres años del ciclo litúrgico) presentan códigos morales para la vida familiar, tomados respectivamente de la sabiduría del AT y de la parénesis (exhortación moral) de san Pablo. El Ev es distinto en cada año del ciclo, narrando cada vez un episodio de los evangelios de la infancia de Jesús. En el año A, es la huida de Egipto (Mt 2, 13ss). El punto principal de esta narración es el cumplimiento de la palabra del profeta: "De Egipto llamé a mi hijo", palabra que se aplicaba antiguamente al pueblo de Israel (Os 11, 1), pero encuentra su plenitud en Jesucristo. Así como el pueblo de Israel atravesó el desierto para que se realizara la promesa de la tierra, así también Jesús, llevado por sus padres, atravesó el desierto, renovando de modo incomparable el cumplimiento de la promesa de la salvación. Pero, detrás de este contenido teológico, está toda una tragedia humana, en la que aparece el opresor Herodes, asesinando a los hijos de Belén, como el faraón de Egipto, en tiempo de los antiguos hebreos, trató de matar a los niños de este pueblo. Jesús, como un nuevo Moisés, escapa de la matanza, y rehace la peregrinación del pueblo de Israel para la salvación. Como Moisés fue educado, en la casa de la hija del faraón, por su propia madre (Ex 3, 7-9), en la historia de Jesús también sus padres desempeñaban un papel central. Este es exactamente el misterio que debemos celebrar hoy: el papel confiado a los padres de Jesús (también a José, como jefe de familia), en el desarrollo del acontecimiento salvífico (la historia de Jesús); y la fe y la dedicación con que José y María asumen la palabra que Dios les hace conocer.

A partir de esta idea de la participación en el misterio divino, los textos moralizantes de las dos primeras lecturas adquieren una dimensión nueva. No enseñan solo "buen comportamiento", sino, sobre todo, participación del misterio de la humanidad de Dios. Entonces, si el texto de Si 3 parece todavía muy burgués (el fin de la lectura insiste bastante en la recompensa por el amor a los padres), el texto de Col 3 es eminentemente teologal: el amor entre padres e hijos es extensión y seguimiento del amor que Dios tiene por nosotros (Col 3, 12-15). Solamente después de haber colocado este fundamento, Pablo recuerda a sus lectores las buenas costumbres de la civilización (judío-helenística) en la que ellos viven. La lección para nosotros podría ser: tomando conciencia de que la vida familiar es

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insertarse en el plan salvífico de Dios, valoremos positivamente las oportunidades que nos da la estructura familiar, para realizar algo del amor que Dios nos mostró, según la regla de Pablo: "Todo cuanto hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús" (Col 3, 17). Los ejemplos que Pablo cita son: la sumisión (dedicación ) de la mujer a su marido, la ternura del marido para con su mujer, la obediencia de los hijos, el respeto de los padres por sus hijos. Es evidente que el modo concreto de vivir estas oportunidades de encarnar el amor de Cristo (pues así es como Ef 5, 22ss interpreta este pensamiento) es diferente de época a época. Inclusive, en vez de "sumisión" de la mujer es preferible decir dedicación, y la obediencia de los hijos se ejerce, hoy, en ciertas familias progresistas, a manera de "cooperación". Pero estas diferencias culturales no impiden que se realice el mismo espíritu: el espíritu del amor de Cristo.

Así como la familia de Nazaret amparó al nuevo Moisés, así también la familia cristiana debe siempre amparar su espíritu, para que realice la salvación ofrecida por Dios.

Así como la encarnación de Cristo eleva la naturaleza humana a ser "capax Dei" —capaz de contener a Dios—, así también su habitación en un hogar humano hace de este hogar una casa de Dios, lo cual es la vocación de todos los hogares: ser lugares de mucha bondad, que hasta el mismo Dios se sienta en casa. En este sentido, el Pref de navidad III puede subrayar la idea de la vocación divina de nuestra existencia y de sus estructuras (cuando se conformen con su espíritu). También en las oraciones encontramos la idea de que la familia cristiana es una anticipación de la convivencia escatológica —un pedacito de cielo en la tierra.

wiontn <i« i» sagrada familia

"VUESTROS HIJOS B

NO SON VUESTROS HIJOS" i OÜU como el ano A. excepto

Ev: (Le 2, 22-40 ó 2, 22.39-40) Presentación de Jesús en el templo y profecía de Simeón - Era ley en Israel que los primogénitos fueran "rescatados" de Dios, a quien pertenecían, por medio de un sacrificio. En la misma ocasión, la madre presentaba un sacrificio para su purificación ritual. Los padres de Jesús se someten a estas costumbres arcaicas. En esta ocasión. Ana y Simeón dan testimonio de que Jtsús no es "liberado" por Dios, sino, por el contrario, le pertenece de modo especial. La profecía de Simeón habla del cumplimiento

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de la promesa de salvación, pero también anuncia ya la suerte que le espera a Jesús y que convertirá a su madre en la "madre de los dolores". Como con las palabras de los pastores, ella guarda todo eso en su corazón. Al final, sigue una noticia sobre la infancia de Jesús en el hogar de Nararet. - 2, 22-28 cf Ex. 13, 2.11-16; 34, 19-20; Le 12, 1-8-2,29-32cfls52, 10; 46, 13; 42, 1.6; 49, 6; Jn 1,9-10; 8, 12.

El Ev de hoy ilustra muy bien la famosa frase de Kahlil Gibrán, en "El profeta", dirigiéndose a los padres: "Vuestros hijos no son vuestros hijos". Jesús es presentado a Dios, pero no rescatado por el sacrificio prescrito. Dios lo tiene para sí. Las palabras de Simeón revelan que él es el enviado de Dios, y María aprende la difícil misión de ser madre de un profeta, de un "signo de contradicción".

Este tema merece especial atención. Vivimos en un mundo lleno de contradicciones, aunque muchas veces se oculten con justificaciones ideológicas. Ahora, los jóvenes se vuelven cada vez más "luces" que exponen claramente estas contradicciones. Muchas veces, sus padres no los entienden, y entonces quedan preocupados, o también frustrados. En tales momentos, deben recordar lo que le sucedió a Jesüs: Dios lo guardó para sí. Los hijos que Dios da no son propiedad de los padres. Ellos son los instrumentos para que Dios pueda dar a este mundo nuevos mensajeros suyos. Los padres son como la sabia que alimenta el árbol joven para que "crezca y se fortalezca" (cf Le 2, 40); después, ellos deben volverse superfluos. ¡La madre ya no guarda al hijo dentro de sí, sino que lo da a luz!

María y José presentaron su hijo a Dios. Este gesto nos enseña el sentido profundo del bautismo de los niños: son entregados a Dios para que participen en la misión profética de su Iglesia, que el concilio Vaticano II llamó, con las palabras de la liturgia de hoy: "Luz de las naciones" (Le 2, 32; cf Is 42, 6; 49, 6).

Todo esto exige una comprensión de la misión de la familia. Muchos padres cristianos consideran su familia un "modelo" en la medida en que sea cerrada y auto-suficiente. Este no es el ideal de la familia cristiana. El ideal de la familia cristiana es el de ser evangelizadora. Su misión consiste en que todos participen de la misma misión, que podrá causar dolorosas separaciones, actitudes incomprensibles a primera vista —así como lo expresaron las palabras de Simeón (2, 33). Pero su unidad está en aquel que a todos envía: el Padre celestial.

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/ ii-\la dv la sagrada familia (^

JESUCRISTO CRECIÓ EN SABIDURÍA Y EN GRACIA

Todo como en el año A, menos Ev: (Le 2, 41-52) Jesús a los doce años - Narración para ilustrar el crecimiento de Jesús en

sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres (2, 52). Al crecer. Jesús toma conciencia de que su verdadera casa paterna no es la de Nazaret, sino el templo de Jerusalén. Su peregrinación a Jerusalén prefigura su "éxodo" hacia allá (Le 9, 51 - 19-27; cf 9. 31). Jesús, de alumno se transforma en maestro. Los padres perciben algo del misterio de su hijo, pero solo pueden acogerlo por medio de la fe. - 2, 41 cf Ex 23, 14-17; Dt 16, 16 - 2, 47cfLc4. 22:Jn7, 15-16 - 2, 51-52 cf Le 2, 19; IS2.26.

Lucas coloca la visita de Jesús al templo (Ev) bajo el signo de la sabiduría, como también la subsiguiente noticia relativa a la vida oculta en Nazaret.

Desde el punto de vista cristológico, la idea del crecimiento de Jesús contradice el docentismo que tan fácilmente se sirve de la representación popular de Jesús. ¡Sobre todo el crecimiento "en sabiduría" (inteligencia) causa admiración en las personas que creen que Jesús tenía que saber todo! Al respecto, obsérvense dos cosas: 1) el conocimiento divino de Jesús no debe ser entendido como un conocimiento enciclopédico universal; basta que Jesús conoció sin ninguna duda la voluntad de Dios en su vida. 2) El conocimiento divino de Jesús está encarnado en una sicología humana auténtica, sucede en la progresividad y en el contacto con su contexto vital; o sea: el proceso humano del saber se realiza en Jesús según el modo de Dios, es decir, perfecto dentro de su género, dentro de las características del saber humano. No se encuentra en un cociente intelectual excepcional, sino en una autenticidad del hombre total en relación con el saber. Jesús no era un computador universal, sino un hombre históricamente situado y limitado, que aprendió, desde su infancia, a colocar su progresivo saber humano totalmente al servicio de la voluntad divina, que la infusión del Espíritu de Dios le manifestaba en él.

Desde el nunto de vista de la educación, la breve noticia de Le nos enseña cuáles deben ser los "intereses" de la educación cristiana: el crecimiento en sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres. Lo más importante no es el desarrollo de la inteligencia, sino el de la "gracia", o sea, de la bondad y lealtad, que une a Dios y el hombre en una alianza (la hésed), la chispa

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del creador en la criatura, que hace que el contacto con una persona "llena de gracia" se transforme en una manifestación del mismo Dios. Esta cualidad se desarrollaba en Jesús al compás del desarrollo de su personalidad. Añade Lucas: "Delante de Dios y de los hombres". Esto significa: en la oración, presencia de Jesús delante de su Padre, tratando siempre de conocer su voluntad y corresponderle con "leal cariño" (gracia); y en la vida entre los hombres, compartiendo con ellos el saber y transformándolo en manifestación del amor de Dios para con los hombres. He aquí el programa de la educación cristiana.

Fiesta de la madre de Dios A , JD5 (^

NACIDO DE MUJER, NACIDO BAJO LA LEY

CtEnt: (Sedulio) "Salve, oh madre de Dios" / (cf Is 9, 2.6; Le 1, 33) "Hoy surgió la luz para el mundo...".

Orín: Contar con la intercesión de quien engendró al autor de la vida. laLt: (Nm 6, 22-27) Bendición del año nuevo sobre el pueblo - En la mañana de la creación

Dios bendijo a los hombres y a los animales, dándoles alimento y fuerza de vida (Gn 1, 28-30). Paz en la naturaleza y en el mundo de los hombres, esta es la bendición de Dios. Para el hombre que se coloca delante de esta bendición. Dios deja brillar "la luz de su rostro", su graciosa presencia. Solamente Dios puede bendecir, "decir bien". Los hombres lo hacen invocando su nombre - cf Sal 120. 7-8; Dt 28, 6; Sal 4, 7; 121, 6-7; Si 50, 22-23.

CtMed: (Sal 66, 2-3.5.6 + 8) Petición de bendición. 2aLt: (Ga 4, 4-7) "Nacido de mujer, nacido bajo la ley" - Ga es la "carta de la libertad cris

tiana". Cristo vino para hacernos libres (5, 1), vino "bajo la ley" pasajera del AT, para liberamos de ella. El hijo de Dios se hizo nuestro hermano, en él tenemos el espíritu del Padre. - Al conmemorar esta venida de Cristo, pensamos especialmente en la "mujer" (4, 4) que lo introdujo en nuestra comunidad - cf Ef 1, 10; Rm 1, 3; Jn 1, 14; Rm 8, 15-17; Jn 3, 16-21.

CtAcl: (Hb 1, 1-2) La multiforme palabra de Dios. Ev: (Le 2, 16-21) Adoración de los pastores, circuncisión y nombre de Jesús - Dos asuntos; 1)

los pastores en el pesebre de Belén (cf navidad, aurora, Ev); 2) la circuncisión y la imposición del nombre (el 8S día): Jesús se somete a la antigua ley (cf2aLt). Recibe el nombre dado por el ángel (Le I, 31-33; Mt 1, 21; cf Hb 1, 4-5: "Yavé salva".

OrOf: Alegría por las primicias de la salvación, en María. Pref: (propio) María dio al mundo la luz eterna.

CtCom: (Hb 13, 8) ¡Siempre Jesucristo! OrFin: Sacramento para la vida eterna.

Con la maravillosa antífona de Sedulio, "Salve Sancta Pa-rens", entonamos hoy una celebración dedicada especialmente a la participación de nuestra señora en el misterio de la encarnación. Al mismo tiempo conmemoramos la octava de navidad: la liturgia narra la circuncisión de Jesús, que tuvo lugar el octavo día del nacimiento, según la ley judía (antiguamente, la fiesta de

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hoy se llamaba circuncisión). La 2a lectura combina, de manera muy afortunada, estas dos dimensiones de la fiesta de hoy: Jesús nació de mujer —María—, nacido bajo la ley —circuncisión— (Ga 4, 4). Entonces podemos decir que, mediante la figura de María, se celebra hoy la incersión concreta de Jesús en la humanidad; muy concreta, porque, aunque no tenía por qué someterse a las leyes locales, Jesús las respetó igualmente: eran las leyes de un pueblo determinado: el pueblo judío. Hijo de María, hijo de su pueblo. Así combina también muy bien la tercera dimensión de la fiesta de hoy: el comienzo del nuevo año civil. En función de este comienzo la la lectura cita la bendición de los sacerdotes, con ocasión del año nuevo judío, dirigían a su pueblo (el Ct Med es igualmente una petición de bendición para el pueblo). Además, celebramos la imposición del nombre de Jesús (£V; antiguamente domingo después de la circuncisión), que ya significa una bendición para el pueblo ("Dios salva").

Resumiendo el misterio de la celebración de hoy, podemos decir: María dio a Jesús a la humanidad, como un don de Dios, de manera muy concreta, a través del nacimiento "de mujer", dentro de un pueblo con sus costumbres y sus leyes, pueblo sobre el cual Dios deja brillar su rostro, pueblo-testigo de un Dios que da su bendición a toda la humanidad exactamente, en este hijo de María. En su inserción en este pueblo, por medio de la circuncisión (comparable con el bautismo y registro civil al mismo tiempo), se le da el nombre que resume el sentido de la bendición que dice: "Invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel". Pues su nombre es: Yavé salva {Yechua). Realmente, por María, Je^vír es entregado como don y bendición a la humanidad, no de modo abstracto, sino como miembro de una comunidad particular. Dios no ama "en general", él encarna su amor.

A partir de aquí, se puede reflexionar sobre las comunidades cnnrrotn<: m m o lugares de encarnación de la gracia de Dios, cuando en ellas toman vida los que llevan el nombre de Cristo. Se puede reflexionar cómo estas comunidades, de la misma manera que la comunidad judía en la que María encarnó al hijo de Dios, deben ser "cristóforas", portadoras de Cristo como don de Dios al mundo. Así, en esta celebración, María no solo aparece como madre de Dios, sino también como prototipo de la Iglesia (cfOrln).

Sería oportuno desarrollar hoy la participación de María en la salvación, ya mencionada en el 4e domingo de adviento e,

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implícitamente, en toda la liturgia del tiempo navideño. El misal le dio a la fiesta de hoy el nombre que el concilio de Efeso consagró: madre de Dios, Theotokos. La participación de María en la salvación recibió como el más alto honor posible y pensable: ser madre de Dios. Para los judíos monoteístas e incluso para ciertos cristianos, este título suena idolátrico, pues Dios no tiene madre. Pero escogió una madre como cooperadora en la obra salvífica. También santificó la maternidad, cuando su hijo asumió la existencia humana. La maternidad es una realidad que es íntima a Dios, que la experimentó en Jesucristo. La maternidad es también "capax Dei" llena de Dios. Claro está que para aceptar esto, debemos tal vez modificar nuestro concepto de Dios. Pero podemos estar seguros: ¡El es tan grande que conoce también el misterio de la maternidad virginal de María, y en profundidad!

Epifanía del Señor

EN DONDE SE DETUVO LA ESTRELLA

A , B , C

CtEnl: Orín: laLt:

CtMed: 2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom:

OrFin:

(cfMl3, I; lCro 19, 12) Manifestación del señor de ios señores. De la fe a la contemplación . (Is 60, 1-6) Adoración universal en Jerusalén - En Is 9, 1 se anunció la nueva luz para la región galilea, despoblada por las deportaciones (732 aC). Doscientos años después, un profeta de la escuela de Isaías repite la misma imagen, aplicándola a Sión, al pueblo de Judá que, de regreso del destierro, se dedicó a reconstruir la ciudad y el templo {Is 60, 1). "Ha llegado tu luz", olvida ia fatiga y el desánimo. Dios está cerca. Las naciones le devuelven a Israel sus hijos e hijas que todavía viven en el extranjero, y ofrecen sus riquezas al Dios que realmente salva a su pueblo. - En el NT, los magos que vienen de oriente realizan esta profecía; a ellos. Cristo se manifestó como la misteriosa "luz" - cf Ap20, 10-11.23-24; Is 9. 1;2, 1-4; 49, 18-21: Sal 71, 10. (Sal 71,1 -2.7-8.10.11.12-13) Adoración universa!. (Ef 3. 2-3a.5-6) También los gentiles participaron de las promesas divinas, en Cristo -Las promesas del AT se dirigen a Israel. Pero Dios va más lejos. Eso lo sabían ya los antiguos profetas, pero el judaismo lo había olvidado. Inclusive Pablo lo aprendió con sorpresa: la revelación del gran misterio, de que también los gentiles están llamados a la paz mesiánica; y la revelación de su misión personal, de llevar esta buena-nueva a tos paganos. - 3 , 2-3acfEf3, 7; Col I, 25-26; Rm 16, 25-26; 3, 5-6 cf 1P 1, 12; Jn 14,26;Ef 2. 12-19; Rm 15, 7-13. (Mt 2, 2) "Vimos la estrella... y vinimos a adorar...". (Mt 2, 1-12) Adoración de los magos de oriente - En el nuevo pueblo de Dios no importa ser judío o gentil, loque importa es la fe. El evangelio de Mateo termina con la misión de evangelizar "todas las naciones" (28, 18-20). Pero ya al comienzo, los "magos" represen-tan esta realidad. En oposición a ellos, los doctores judíos de Jerusalén sabían dónde debía nacer el mesías, pero la estrella de la fe no los llevó hasta allí. - cf Nm 24, 17; Jn 7, 42; Mi 5, 1.

Los dones de los magos y nuestros dones. (epifanía) Cristo, luz de los pueblos. (cf Mt 2, 2) La estrella, los dones y la adoración. Vivir con amor el misterio del cual participamos.

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Históricamente hablando, la fiesta de la epifanía (6 de enero; en Colombia el domingo siguiente a esta fecha) es un duplicado: mientras en occidente (Roma y África del norte) se celebraba navidad el día 25 de diciembre, en el s IV se introdujo ahí también la fiesta navideña de los cristianos orientales, la epifanía celebrada el 6 de enero. Así la introducción misma de la fiesta significa ya universalismo (unión de los cristianos occidentales y orientales).

Actualmente, la epifanía marca la fase final del ciclo navideño. Celebra la manifestación del mesías al mundo (epifanía significa "manifestación"), recordando la adoración al niño Jesús por parte de los magos, representantes del mundo entero.

En la liturgia de la epifanía se retoma el tema acostumbrado de la luz que brilla, esta vez, no para el pueblo de Israel, como en los textos de Is 9, citados en la fiesta de navidad, sino para todos los pueblos, tal como lo concibe el poeta "universalista" que escribió los últimos cantos del libro de Is (Is 60, 1-6; laLt). Jerusalen es ahora el centro al que convergen las caravanas de todo el mundo. Esta visión profética, concebida para la restauración de la ciudad santa después del destierro, se realiza plenamente cuando los magos de oriente, guiados por un astro desconocido, se presentan en Jerusalen, buscando al Mesías nacido en la ciudad de David y llevando las riquezas de las que hablaba la visión de Isaías (£V: Mt 2, 1-12). La 2a Lt comenta, mediante el texto de Ef 3, 2ss, este hecho como revelación del misterio de Cristo, también para los paganos (uno de los grandes temas de la Carta a ios eiesios es la participación de los judíos y paganos en la revelación de Dios en Jesucristo).

Los cantos y las oraciones se conciben totalmente en este sentido de revelación del hijo de Dios a las naciones. El tema que conviene meditar hoy es, por tanto, el universalismo de la obra de Jesús. Pero para no caer en la trampa del universalismo abstracto, que muchas veces anima las ideologías insípidas de nuestro mundo político y cultural (piénsese en nuestra civilización uiuiLinacional...), es bueno recordar el mensaje de la fiesta de la madre de Dios y de la circuncisión, que mostraba precisamente la inserción muy concreta de Jesús en un determinado punto de la humanidad. El significado universal de Jesús se realiza solamente por medio de su limitación concreta. Nace en una

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ciudad pequeña, de modo que fue necesario resaltar que, a pesar de las apariencias, ella "no es la menor entre las principales ciudades de Judá..." (Ev Mt 2, 6). En otras palabras: la revelación universal sale de una inserción muy concreta en un lugar que hasta los mismos magos encuentran con dificultad en el mapa. A veces la gente se escandaliza con el judíocentrismo de las profecías universalitas del último Isaías1. Hacen de un país pequeñito el ombligo del mundo... (Ez 38, 12). Pero es así: el ombligo, a pesar de discreto, marca el canal vital del embrión. El canal de la salvación universal no es necesariamente el que es grande a los ojos del mundo, ni el que es neutro y que pertenece a todos y a nadie. Es un hijo de un pueblo pequeño y bastante celoso, y también de la parte más humilde de este pueblo.

Esto nos lleva al pensamiento del pueblo o comunidad-testimonio. Israel se convirtió, de hecho, en el centro del mundo, pero no para sí mismo, sino para que en él brillase la luz para todos. Poco a poco quedará claro cuáles son sus hijos que asumen verdaderamente esta función, uniéndose al niño del pesebre. Lo mismo vale para el día de hoy. El universalismo de Cristo no resplandece en las organizaciones internacionales (ni siquiera en las que pertenecen a la Iglesia), sino en el testimonio del espíritu de Cristo en las comunidades concretas de amor fraterno. El ideal de la Iglesia no es Roma (en el sentido antiguo de ciudad imperial), ni Jerusalen (como monopolio del culto), sino Belén, en donde se detuvo la estrella.

La liturgia menciona también (con una insistencia moralizante) los "dones" de los magos (cf OrOf). Bíblicamente, estos dones son importantes (a los ojos de Mt), porque son la realización de lo que prefiguraban "las riquezas de las naciones" (Is 60, 5-6; laLt). Esta figura de la narración significa homenaje, dedicación. En este sentido nuestros "dones" (eucarísticos y éticos) se entienden como homenaje al niño salvador y compromiso con él.

1. Decimos "el último Isaías", porque el libro de Is refleja toda una tradición profética desde el s Vn (el primer Isaías, sobre todo Is 1-39), pasando por el destierro (Is 40-55. el segundo Isaías), y llegando hasta los albores del tiempo pos-destierro (Is 56-66, el tercer Isaías - si no son más que tres).

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Bautismo de nuestro Señor

TU ERES MI HIJO A, B, C

CtEnt: Orín:

laLt:

CIMed: 2aU:

ClAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom:

OrFin:

(cf Mt 3, 16-17) "Este es mi hijo amado, en quien me complazco". (I) El bautismo de Cristo y el nuestro / (II) Configuración con quien asumió nuestra humanidad.

(Is 42, 1-4.6-7) Primer canto del siervo de Yavé: "Mi siervo en quien se complace mi alma" - El "siervo" de quien habla !s 42, 1-9 (el primer canto del siervo de Yavé es una misteriosa figura profélico-real). Recibe la misión de anunciar a lodos la misericordia y la fidelidad de Dios. Para eso recibe el espíritu de Yavé. Más adelante encontraremos esta figura como el "siervo sufriente" (Is 52. 13 - 53, 12), sufriendo por los pecados de todos. El NT ve en Jesús el que llevó a plenitud estas figuras. La palabra de Dios, en el bautismo de Jesús, recuerda a Is 42, I (cf Mt 3, 17). -42, 1-4 cf Is 11, 1-10; Mt 3, 16-17; Jn 1, 32-34-42.6-7cfJn8, 12; 9, 1-7; 8.32. (Sal 28. la+2.3ac-4.3b+9b-IO) Alabanza a Dios por sus "hijos" (Hch 10. 34-38) Comienzo del "kerygma cristiano": el bautismo de Jesús - La predicación de Pedro representa el anuncio del evangelio en los primeros tiempos del cristianismo: por medio de Jesús. Dios dio la "paz" al mundo. Jesús recibió el bautismo de Juan, Dios le envió su espíritu, lo "ungió" como mesías (= "ungido"), lo declaró como hijo. -10. 34 cf Dt 10. l7;Rrn2. l l ;Ga2 , 6 - 10, 36 cf Is 52, 7; Ap 17. 14- 10. 38 cf Is 61. I: Le 4, 18. (Me 9. 7) "Este es mi hijo amado: escuchadlo". (Mt 3. 13-17) Bautismo de Jesús y bajada del Espíritu Santo - El bautismo de Juan significa conversión. ¿Y entonces por qué se deja bautizar Jesús? (Solo Mt pone la cuestión). La respuesta de Jesús: él debe cumplir "toda justicia", toda la voluntad del Padre. Por eso, él se solidariza con los pecadores que se convierten. En este momento. Dios lo "reconoce" como hijo querido. - cf Jn 1. 32: Sal 2, 7; Is 42. I; Mt 12, 18; 17. 5. El cordero que quitó los pecados del mundo, (propio) El siervo enviado para llevar la buena-nueva a los pobres. ( 1. 32-34) "Este es el hijo de Dios". Llamados hijos de Dios, y serlo de hecho.

La fiesta de hoy es una transición del tiempo navideño al tiempo ordinario. Conmemora el comienzo de la actividad evangelizados de Jesús, cuando fue revelado "hijo de Dios" — y también alude a nuestra filiación divina.

La fiesta del bautismo de Jesús conmemora, por así decir, su misión explícita como ejecutivo de Dios. Esta misión de "ejecutivo" es designada, bíblicamente, por la palabra "hijo". Hijo de Dios es quien le pertenece completamente. Puede ser el rey, el pueblo de Israel, el hombre justo y piadoso. Pero Jesús lo es de modo insuperable. Por eso en el evangelio de Juan es llamado, varias veces, el hijo "unigénito".

La liturgia gira alrededor del "hijo de Dios". La lectura de los profetas (laU), tomada una vez más de Isaías, describe a aquel hombre justo —cuya identidad fue opacada por la distancia del pasado— que animó al pueblo judío durante el destierro babilónico. La escuela de Isaías le consagró cuatro cantos: los

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cantos del "Siervo de Yavé". En el primer canto, leído hoy (Is 42, 1-4.6-7), escuchamos la elección de este siervo predilecto de Yavé, para llevar al pueblo y aún a las "islas" (= los continentes, los otros pueblos) la verdadera religión, es decir, el verdadero conocimiento del Dios de misericordia y fidelidad. El es la alianza con los pueblos, la luz de las naciones, para restaurar la paz y la felicidad de todos los oprimidos. Aquí reconocemos el casi trágico universalismo de los judíos que, en el destierro, tomaron conciencia de ser los testigos del verdadero Dios en medio de las naciones.

El Evangelio supone el texto de Is 42 (y otros semejantes). Jesús es proclamado —prácticamente en los términos de Is 42— el hijo, en quien Dios pone toda su predilección. Que Is 42 dice "siervo" y el NT "hijo", se debe a la influencia de otros textos (por ejemplo Sal 2, 7), pero también al hecho de que la Iglesia se desarrolló en el ámbito de los judíos helenistas, que leían la Biblia en griego, en una traducción que permitía cambiar "siervo" por "hijo".

En este año, el evangelio está tomado de Mt. El se distingue de sus paralelos sinópticos, no solamente por el hecho de que la voz que proclamaba la filiación de Jesús iba dirigida a la multitud (en Me a Jesús), sino también por el episodio del Bautista que le pedía a Jesús ser bautizado por él (Mt 3, 14-15, propio de Mt). En este episodio aparece, no solamente que Jesús, a pesar de las apariencias, es más importante que el que vino primero, el Bautista (los judíos tenían siempre más respeto por el más antiguo), sino también que su bautismo es "cumplimiento de la justicia", esto es, de la voluntad de Dios. Ciertamente, el hecho de ser Jesús bautizado por el Bautista suscita interpretaciones negativas (algunos concluían que el Bautista era mayor que Jesús, que Jesús era pecador, etc.). Ahora bien, según Mt, sabemos que Jesús asume este bautismo —y con él todo el movimiento de conversión que Juan Bautista quiso suscitar— para realizar Injusticia, es decir, la voluntad de Dios. Y exactamente la proclamación de su filiación divina, en este instante, es la prueba de que Dios está detrás de él.

La 2aLt es igualmente un texto clave del NT: es el resumen del "kerygma" o anuncio de los apóstoles al mundo, proclamando la misión de Jesús como mesías e hijo de Dios, a partir de su

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bautismo por Juan. En Hch 10, esta proclamación se hace a los paganos, amigos del centurión Comelio, lo cual le da a esta lectura un tono específico de universalismo.

El espíritu de la liturgia de hoy nos lleva, entonces, a ver en el hombre de Nazaret al siervo e hijo de Dios, enviado para aliviar la opresión de su pueblo y ser así un testimonio de la gracia de Dios para todas las naciones. Hijo predilecto de Dios, luz para todos los hombres —bajo este augurio comienza la actividad pública de Jesús.

La liturgia no deja de mencionar nuestro propio bautismo {Orín /) y filiación divina (OrFin). De hecho, si seguimos realizando el signo de Juan Bautista, es precisamente porque queremos unirnos con Jesús que, en este signo, asumió la voluntad de Dios y su misión. Por tanto, nuestro bautismo nos hace partícipes de la misión del siervo e hijo amado. También nos cualifica como hijos, aunque nuestra vida, con la gracia de Dios, todavía tenga que convertirnos plenamente en lo que estamos llamados a ser (OrFin).

Resumiendo, podemos decir que la fiesta de hoy inaugura una nueva fase del misterio celebrado en navidad: el hijo de Dios es reconocido como tal, al comenzar su misión. Su bautismo es el comienzo de su asumir expresamente la justicia del Padre, que es, ante todo, llevar la buena-nueva a los pobres, es la fuerza del Espíritu que reposa sobre él. Este bautismo de Jesús es también la prefiguración de nuestra adopción filial: "Llamados hijos de Dios, seámoslo de hecho" (OrFin).

Bautismo de nuestro Señor Tí

EL QUE BAUTIZA ^OJN bL ESPÍRITU SANTO

Todo como en el año A, excepto Ev: (Me 1, 7-11) Anuncio y bautismo de Jesús pr Juan - Juan bautizaba en señal de con

versión, o sea. de una actitud humana. Peroanució a Jesús como aquel que bautizaría "ron rl Fsníritti Santo"; por tanto, realizando una obra divina, la obra escatológica (cf Jl 3, 1-5). Por eso, Jesús es el "más fuerte". - Durante el bautismo Jesús recibe la misión de mesías o hijo de Dios: es una investidura (cf Is 42, 1; 61, 1).

La versión del bautismo del Señor, según Marcos (Ev), es muy significativa en términos kerygmáticos: es la investidura

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del mesías, hijo de Dios ("ejecutivo de Dios", diríamos nosotros). La diferencia entre la misión de Juan Bautista y la de Jesús, expresada en la afirmación de Me 1, 8, aclara lo que queremos decir: el bautismo se sitúa en el nivel de la actitud humana de conversión; el bautismo que Jesús traerá es la efusión escatológica del Espíritu (cf Jl 3, 1-5, etc.). Juan es del AT, Jesús es del NT. (Me no habla de la otra característica escatológica del bautismo administrado por Jesús: el fuego (del juicio), cf Mt3, 11-12 = Le 3, 16c-17).

Juan, bautizando a Jesús, es más o menos como Samuel derramando el ungüento de la unción en la cabeza de David, rey elegido por Dios: "Desde ese momento el espíritu del Señor se apoderó de David" (IS 16, 13); así también el espíritu toma posesión de Jesús, en el momento del bautismo de Juan. Inmediatamente después este mismo espíritu lo llevará al desierto (Me 1, 12). Pero esta venida del espíritu sobre Jesús es distinta al del caso de David y los profetas. Se abren los cielos, signo de irrupción de Dios (cf Is 63, 16ss); es la venida escatológica del espíritu, que ya se realiza en Cristo. Pero, en el evangelio de Me, evangelio de la manifestación velada del reino, quien ve este cielo abierto es solamente Jesús. Para Jesús, la visión del reino que viene sobre la tierra es clara. Después lo proclamará (1, 14-15). Los otros no lo ven. Todo el evangelio de Me sirve para mostrar que, con Jesús, vino el reino, pero de un modo distinto a como se lo esperaba. El mensaje de la voz se dirige también a Jesús (en Me: "Tú eres mi hijo, en quien me complazco" (cf Is 42, 1; 44, 2): misión mesiánica, caracteriza desde el comienzo por el modelo del Siervo de Yavé, modelo que Jesús hará explícito en la segunda mitad del evangelio de Me (cf comentario del viernes santo B). En 9, 7 la misma revelación será dirigida a los "íntimos" de Jesús. En 15, 39 el centurión romano la proclamará al mundo entero.

El bautismo de Jesús es, en la visión de Me, el comienzo del fin, la "inauguración secreta" del tiempo mesiánico: solo Jesús lo sabe, por ahora. Con esta representación, Me sigue el esquema fundamental del kerygma cristiano, que inicia la proclamación de la obra de Jesús a partir del bautismo por Juan (cf Hch 10, 37ss; laLt).

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Bautismo de nuestro Señor /"

JESÚS RECIBE SU MISIÓN EN LA ORACIÓN

Todo como en el año A, excepto Ev: (Le 3, 15-16.21-22) El bautismo de Jesús según Le - La actividad de Juan Bautista hace

surgir esperanzas mesiánicas. Pero el verdadero "fuerte de Dios" está escondido en la multitud de los que adhieren al movimiento: Jesús, en oración, reciñe la misión de ser el hijo de Dios, "rey fuerte" y fundador de la paz del mundo. - cf años A y B.

Lo característico de la narración lucana del bautismo de Jesús (Ev) es la mención de su oración. En todo el evangelio de Le aparece esta figura, haciendo de Jesús el ejemplo del cristiano, buscando en la oración la voluntad del Padre. Esta voluntad es lo que se revela en la visión de Jesús del cielo abierto y de la venida del Espíritu Santo (cf Ev de Me - comentario del año B).

En el conjunto de la obra lucana (evangelio y Hechos), este episodio debe ser considerado como el verdadero comienzo de Jesús (cf Hch 10, 37; laU). Por eso sigue su genealogía, como conviene cuando se menciona la investidura de un alto dignatario.

En cuanto a nosotros, podemos ver en el hecho de que Jesús recibe su misión en la oración un ejemplo para nuestra vida. La verdadera misión de Dios surge del encuentro con él en el silencio, cuando estamos sumergidos en el misterio de la vida divina. No es por razones humanas —éxito, insistencia de admiradores, partidarios etc —, sino por haber buscado la voluntad de Dios en la oración; por eso Jesús asume la misión mesiánica.

Obsérvese también que, aunque contemplando a Dios, Jesús no está separado del pueblo, sino que participa con todo el pueblo en el movimiento alrededor del Bautista. Cristo es el prototipo del fiel en la Iglesia y en el mundo de los hombres (Le traza, inmediatamente después, la genealogía de Jesús, haciéndola llegar hasta Adán).

Así también debe ser el cristiano: participando con sus hermanos en la comunidad del bautismo, y estando personalmente en continua unión con el Padre, asumiendo su misión para la salvación de todos.

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Miércoles de ceniza A B C

PENITENCIA: D A R ESPACIO A DIOS

CtEnt: (Sb 11, 24-25.27) Dios no desprecia lo que creó: que él tenga compasión. Orín: Fortaleza por la penitencia. laLt: (Jl 2, 12-18} "Rasgad vuestros corazones, no las vestiduras" - Jl 2, I2ss es una

exhortación a la penitencia(12-14), al ayuno y ala súplica (15-17); en los versículos 18y siguientes se supone que este llamamiento fue puesto en practica y dio resultado positivo. Note el vocabulario: penitencia = "volver" (v 12). El ayuno es tan general que ni los recién casados quedan exentos (v 16; cf Le 14, 20). Los sacerdotes articulan este ritmo comunitario. Y Dios, celoso "por salvar su buena reputación" ante las naciones, tuvo compasión de su pueblo.

CtMed: (Sal 50, 3-4.5-6a. 12-14 +17) "Crea en mí un corazón puro".

2aLt: (2Co 5, 20-6, 2) "Este es el tiempo propicio" - Apasionado por el "ministerio (apostólico) de la reconciliación", Pablo exhorta a los corintios a aprovechar la reconciliación ofrecida por Cristo, que asumió nuestro pecado (5, 21), y a no dejar escapar la oportunidad (6, 1), pues ahora es el tiempo oportuno (6, 2) (a saber: en vista de la inminente venida del Señor).

CtAcl: (Mt 4, 17) "Penitencia, ¡el reino de Dios Ileso.'" /(Sal 94, 8) "Hoy no endurezcáis vuestros corazones".

Ev: (Mi 6, I -6.16-18) Limosna, ayuno y oración en lo oculto - Mt 6, I -18 se compone de una parte más antigua: tres "reflexiones" de Jesús en relación con las buenas obras judías (la limosna: 6, 2-4; la oración: 6, 5-6; el ayuno: 6. 16-18); y de una parte más nueva intercalada (el padrenuestro, vv 7-15). La presente lectura enseña que las tres "buenas obras" deben hacerse por su valor intrínseco, que solo Dios ve, y no para ser vistas por los hombres.

OrOf: Dominar los malos deseos por la penitencia y por la caridad. Pref: (propio) Conversión mediante la cuaresma.

CtCom: (Sal 1, 2-3) Meditarla ley del Señor día y noche. OrFin: Que nuestro ayuno sea agradable a Dios y útil para nosotros.

El tiempo de cuaresma o de los "40 días" antes de pascua comenzaría, matemáticamente hablando, el primer domingo de cuaresma. Pero la piedad medieval, considerando que los domingos no son días de penitencia, anticipó el comienzo de la cuaresma para el miércoles anterior, no sin que el espíritu popular se preocupase por aprovechar bien los días anteriores (el carnaval). Por tanto, litúrgicamente la fiesta de hoy es un poco advenediza y, en algunos países, simplemente fue suprimida. Pero, mientras el pueblo la celebre, no se pierde nada valorando su rico contenido espiritual.

Es necesario tener bien clara la distinción entre la liturgia de la misa propiamente dicha (celebración de la palabra y eucaristía) y la imposición de la ceniza, que se puede hacer en el momento de la homilía o al fin de la misa. La imposición de la ceniza respira un espíritu distinto de la liturgia de la misa (cf después).

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La liturgia renovada conservó, para la misa, prácticamente el formulario antiguo, insistiendo en la autenticidad de la penitencia ("rasgar el corazón y no solo las vestiduras", Jl 2, 12ss; laLt) y en el carácter interior de la práctica penitencial que es el ayuno (al lado de las otras buenas obras: limosna y oración) (Mt 6, 1-6.16-18)'. La 2aLt que añadió la nueva liturgia proclama el tema del "tiempo de reconciliación", el tiempo oportuno predicado por Pablo en la perspectiva de la inminencia de la parusía (2Co 5, 20-6, 2).

Como esta fiesta es prácticamente la única que habla de la penitencia como tal (los domingos cuaresmales tienen temas más específicos), será bueno aprovechar esta oportunidad para conscientizarnos de su sentido. La ceremonia de la ceniza invita a esta concientización. Esta ceremonia se interpretaba, muchas veces, de una manera un poco macabra, debido a la cita de Gn 3, 19: "Somos polvo y en polvo nos convertiremos" (Oración sobre la ceniza)2. En esta línea, la cuaresma se transformaba en un tiempo de autocastigo, casi de pasión por la muerte. Ahora, las lecturas que acabamos de resumir no dicen nada de esto. Sobre todo 2Co 5-6 da a este tiempo de conversión un tono de alegre esperanza, pues significa preparación para la salvación que viene. Y para Jesús, en el evangelio, el ayuno no es una ocasión para manifestar tristeza, sino más bien alegría —pues se trata de un encuentro íntimo con Dios. O, en otras palabras, en la penitencia la gente se libera de la atención primordial por las cosas materiales, sobre todo la alimentación, para profundizar el encuentro con Dios, que transforma nuestro corazón. Dios se "convierte" a nosotros, para que nosotros nos convirtamos a él.

Las oraciones {Orín, OrOf) parecen hablar bastante del combate contra el vicio, el dominio de sí, etc. Pero sería errado entender esto en un sentido pelagiano (¡peligro real!)3. Lo importante, en el ayuno, no es lo que nosotros hacemos, sino lo que Dios hace. No estamos haciendo algo, sino que estamos

i. L.J lectura de Mt 6, 1-18 prescinde de los vv 7-15 (el padrenuestro) por ser estos una inserción, que interrumpe las tres "estrofas" sobre la limosna, la oración y el ayuno.

2. Es verdad que la reforma litúrgica introdujo una oración alternativa, como también otra fórmula para la imposición ("Conviértete y cree en el evangelio").

3. El semipelagianismo es la tendencia teológica de sobreestimar la importancia del esfuerzo natural en perjuicio de la importancia de la gracia.

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dejándonos hacer por Dios. El prefacio (propio) dice esto muy bien.

Por tanto, el ayuno (y la cuaresma) es un tiempo en el que damos a Dios más libertad para obrar en nosotros, refrenando los deseos instintivos (no solo el apetito alimenticio), pero no con un espíritu mezquino y dualista, sino generoso y esperanzado, tratando de acompañar a quien se liberó completamente para, en obediencia a Dios, donarse por nosotros.

Podemos decir también: ¡imponiendo ciertas restricciones a nuestros impulsos, le damos más campo a Dios y a sus hijos, que buscan un lugarcito en nosotros! Mortificación, entonces, no significa gusto por la muerte, sino muerte al hombre natural, para dejar vivir con más vigor en nosotros al hijo de Dios y hermano de los hombres que somos.

Penitencia es un reflejo de reparación después de una falta. Sentimos la insuficiencia del hombre natural que somos. Tratamos de reparar esto, pero sabemos que el único que puede reparar esto es Dios. Por eso, la mejor penitencia es: dar lugar a Dios.

ler domingo de cuaresma A

PECADO Y RESTAURACIÓN

CtEnt: (Sal 90, 15-17) Dios atiende el clamor de su siervo. Orín: Acompañar a Cristo de cerca y corresponder a su amor. laLt: (Gn 2, 7-9; 3,1 -7) El pecado de Adán - Lo que Gn 2 y 3 narra no es la historia de un indi

viduo, sino un mensaje que se refiere a ía vida de todos. El hombre es mortal. Cuando Dios le retira su "soplo de vida", él vuelve a la tierra de la cual fue sacado. Pero Dios no desea la ruina del hombre. Si la muerte es la ruina del hombre, es porque el hombre le volvió la espalda. Cuando, en Cristo, el hombre vuelve a Dios, la muerte ya no es ruina, sino transformación de la vida (2aU). - 2, 7-9 cf Qo 3, 20-21; Sal 103, 29-30; ICo 15, 45-47 -3 , !-7cfSb2,23s;Jn8,44Rm5, 12-21.

CtMed: (Sal 50, 3-4.5-6a.l2-13.14+l7) Arrepentimiento y petición de restauración.

2aLt: (Rm 5. 12-19 ó 5. 12.17-19) En donde abundó elpecado, sobreabundó la gracia - En la laU se recuerda a Adán, en la 3a a Jesús, y en la 2a se los compara a ambos. Central es el v 5, 18: condenación para todos por el pecado de Adán, reconciliación para todos los que quieran, por la justicia de Cristo. Todos son pecadores (Rm 1, 18-3, 20), pero para todos existe la salvación en la fidelidad de Dios y el gesto salvífico de Cristo (Rm 3, 21-4, 25). Pablo recuerda este misterio por los contrastes: uno/todos, muerte/vida, Adán/Cristo. Tomando el lugar de todos, Jesús venció la muerte, para ofrecer a todos la comunión con Dios, que es vida.-5, 12-14 cf Rm 6, 23; ICo 15,21-22; Gn 3, 19-5, 19cfls53, II.

CtAcl: (cf Mt 4,4b) "No solo de pan vive el hombre".

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Ev: (Mt 4, l-l I) Tentación de Jesús - Jesús vino a "cumplir toda justicia" (Mi 3, 15), incluso al ser tentado en el desierto. Israel fue puesto a prueba en el desierto, por Dios misino (Dt 8, 2-3), y no resistió. Adán fue probado en el paraíso, y no resistió (/aU). Un Cristo, Israel y la humanidad (Adán) pasan la prueba con éxito. Jesús vence la triple hambre de pan, gloria y poder. - cf Me 1, 12-13; Le 4, 1-13; Ex 24. 18; 34, 28 - las respuestas de Jesús son sacadas todas del Dt: 8, 3; 6, 16; 6, 13.

OrOf: Nuestro corazón corresponde a las ofrendas. Pref: (propio) Jesús consagró el tiempo de 40 días y desarmó al enemigo.

CtCom: (Mt 4, 4) "No solo de pan vive el hombre..." / (Sal 90, 4) Amparo en el Señor. OrFin: Vivir de la palabra que sale de la boca de Dios.

La liturgia de los domingos cuaresmales es, a veces, bastante compleja, pues mientras acentúa por una parte los temas pa-renéticos (conversión, etc.), trata también de llamar la atención hacia los "grandes episodios" de la vida de Jesús, destacando más los que tienen un sentido sacramental, puesto que la cuaresma era, antiguamente, el tiempo de preparación para el bautismo. Hoy, en las dos primeras lecturas tenemos el tema del pecado, mientras el evangelio (como también en los años B y C ) narra la tentación de Jesús (victoria sobre el pecado).

La laLt es la historia del pecado de Adán y Eva. Para no alargar la liturgia, los organizadores del nuevo leccionario abreviaron bastante el texto, citando solamente la formación del hombre del barro de la tierra, su colocación en el paraíso y su pecado. Si hay tiempo, se puede incluir la creación de la mujer (Gn 2, 18.21-24), acentuando así el contraste entre el amor del creador y el pecado del "hombre" (= sentido de "Adán"), que consiste en querer ocupar el lugar de Dios en el conocimiento del bien y del mal. Pero esta ambición solo lo lleva a lo contrario, hasta el punto de que su desnudez natural se revela maliciosa a su conciencia... (Gn 3, 7).

La 2aLt es el comentario de san Pablo sobre este episodio. Por el pecado, la muerte entró en el mundo y, como todos pecan, todos mueren, aun los que no pecan por transgresión de un mandamiento, como Adán. Pablo tiene la certeza de que todos están en una situación marcada por el pecado; y la muerte, con su sentido de destrucción, es signo de ello. Pero, Adán, dice Pablo, es un símbolo. Es el hombre, el individuo, por el cual el pe-tauu y 1a muerte entraron en la existencia humana. El es, por contraste, la prefiguración de aquel otro individuo, por el cual —aun con mucha mayor abundancia que el pecado y la muerte la gracia y la vida entraron en nuestra existencia, justificándonos (volviéndonos justos) delante de Dios. Para entender bien

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este cambio debemos recordar también que, para Pablo, la muerte del cristiano ya no es esa destrucción de la vida que lo fue para Adán y sus hijos; de ahora en adelante, es transformación de la vida: "vita matatur, non tollitur" (ICo 15, 35-53). Así, las dos primeras lecturas nos llevan a la conclusión: en donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.

Esto es lo que se hace visible en el episodio evangélico de la tentación de Jesús, pues —sobre todo en la versión de Mt, en donde la tentación de rivalizar con Dios viene de última1— la actitud de Jesús aparece como la reparación de la desobediencia de Adán (Ev). Mientras Adán prefirió tener su propia visión sobre lo que se debe hacer, Jesús, citando tres frases del libro del Dt, proclama la absoluta supremacía de Dios, por encima del bienestar, del éxito y del poder. Pues ninguna realidad terrestre merece nuestra adhesión absoluta. Solo a Dios adoraremos, solamente ante él doblaremos la rodilla, en último análisis. Fue lo que Jesús ordenó al que sedujo a Adán.

Podemos decir que el pecado es, fundamentalmente, orgullo. Jesús, por su actitud contraria al orgullo —la obediencia—, restaura la armonía con Dios ("los ángeles le servían", Mt 4, 11), y nosotros estamos invitados a acompañarlo en esta experiencia de 40 días. Nuestro ayuno adquiere aquí el sentido de búsqueda de la voluntad de Dios, de despojo interior, de dejar de estar llenos de nosotros mismos. Pues solo así podremos acompañar a Jesús en el resto de su camino, en el vaciamiento total en favor de los hombres. Y este es el camino de gracia, por medio del cual reencontraremos la vida que nadie nos puede quitar (diferentemente del bienestar, del éxito y del poder), la vida que se transforma en presencia eterna de quien nos creó y nos llamó. Así, venceremos con Cristo al "antiguo enemigo" ( prefacio propio).

Las oraciones presentan el tiempo cuaresmal que —oficialmente— comienza hoy, como un tiempo para conocer a Jesucristo más profundamente (Orín), para vivir —como él— de la palabra que sale de la boca del altísimo (OrFin), para caminar con él hacia la pascua. Por tanto, desde el comienzo, la cuaresma está marcada por un profundo cristocentrismo. Es un penetrar en el misterio de su obediencia hasta la muerte, pero no

1. En Le 4,113 la orden es diferente.

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con un espíritu de rechazo de lo que Dios creó —la laLt nos recuerda la bondad inicial de la creación—, sino con la intención de descubrir lo que, realmente, redime y libera al hombre.

Los cantos de entrada y comunión nos aseguran la proximidad y protección de Dios para el justo (con un recuerdo de la segunda tentación, en el Sal 90). Pero merece especial atención, en la programación musical de la celebración, el canto de meditación, el Sal 50, el "miserere", expresión de la profunda conciencia de ruptura con Dios que el hombre siente en sí, pero también de la confianza en la restauración de la inocencia original, mediante la verdadera conversión (que, para nosotros, consiste en unirnos a Jesucristo).

2e domingo de cuaresma

POR LA CRUZ A LA GLORIA

ClEnl:

Orín: laLt:

ClMed: 2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

ClCom: OrFin:

(Sal 26. 8-9) "Tu rostro busco; no me ocultes lu rostro" / (Sai 24, 6.3.22) "Acuérdate, Señor, de tu misericordia". Purificada la mirada de la fe, contemplar la gloria. (Gn 12. I-4a) El camino de Abrahán - Después de la torre de Babel parece que la historia de la humanidad viró hacia el caos (Gn 11). Pero con la vocación de Abrahán surge un nuevo punto luminoso. Comienza la "historia de la salvación". Cinco veces se oye la palabra "bendición". Abrahán oye el llamamiento: "Sal de tu tierra", y la promesa: "Yo te bendeciré". Esta es su única luz. El parte sin preguntar a dónde. En la fe (Hb I 1, 8-10). -cf Nm 24, 5-9; Sb 10, 5; Si 44, 20-22; Ga 3, 8. (Sal 32,4-5.18-19.20+22) Invocación de la misericordia de Dios.

(2Tm 1, 8b-10) Nuestra sania vocación - La meta de la historia humana es la participación de la vida divina (2Tm I. 10). Esta es la salvación, que solóse puede experimentar como obra de Dios. Lo que Dios inició en el "acontecimiento" de Jesús, (su vida y la fe ^u^ .m.^iiu), éi la llevará a término en el juicio. Mientras tenemos esta esperanza, el mundo, ajeno a ella, no puede inspirar miedo, ni al apóstol ni a nosotros. - cf Rm 1, 16; 5, 3-4; Ef 3, 13; 2, 8-9; Tt 2, 11; 3, 4-5. (Le 9, 35) "Este es mi hijo amado, escuchadlo".

(Mt 17, 1-9) La transfiguración de Jesús - la "gloria" de Dios, en la Biblia, significa la manifestación de su propio ser y grandeza. Manifestación en la naturaleza, en la historia,

Ntcncia humana. Solo el ojo puro la puede ver (Mt 5, 8). En Jesús la gloria de Dios se manifestó como nunca. Pero pocos la ven... En Ex 34, 29-30, el rostro de Moisés se volvió radiante por el "reflejo" de la gloria de Yavé. En Mt 17, Iss, Jesús se vuelve todo radiante - es como la columna de luz que manifiesta la presencia de Dios. La voz desde la nube confirma la profesión de fe de Pedro (Mt 16, 17) y exige escucha, obediencia de la fe, tanto a la predicación de la nueva ley (Mt 5-7) cuanto a la enseñanza de que el mesías debe sufrir y morir (Mt 16.21-23, etc.) - cf Me 9, 2-10; Le 9, 28-36 - 2P 1, 16-io; ex iy, 16; 24, 15-16; Is42, 1; Jn (4,9;2Co4,6. Santificación por las ofrendas, (propio) Por la cruz a la gloria. (Mt 17, 5) "Este es mi hijo predilecto". Todavía en la tierra, participar de las cosas del cielo.

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En los tres años del ciclo dominical, el 29 domingo cuaresmal es el domingo de la transfiguración. Esto tiene un sentido profundo: estamos subiendo con Jesús hacia Jerusalén, en donde él llevará a término la voluntad del Padre. Ahora bien, en este camino, para no desfallecer en nuestra fe, es bueno tener delante de los ojos, así como los testigos privilegiados, la gloria de aquél que será totalmente aniquilado, el hijo y siervo de Dios. Y, especialmente en este tiempo de conversión, resuena la voz de Dios: "Escuchadlo".

En las primeras lecturas del actual tiempo litúrgico, se pasan en revista los grandes momentos del camino del antiguo pueblo de Dios; hoy, la vocación de Abrahán, la bendición de su descendencia y, en ella, la del mundo. En el espíritu de conversión, de abandonar las posiciones seguras, queda resonando en nuestros oídos el "sal de tu tierra". Dejar lo que consideramos conquistado es la condición para seguir por el camino que Dios señala. La 2a lectura, podemos considerarla como un breve comentario de la primera: señala nuestra vocación santa (divina), en virtud del designio y de la gracia de Dios (pues Dios no nos hace entrar en su plan, sin transformarnos también por su gracia). Y esta gracia se nos da en Jesucristo, en quien resplandece la victoria sobre la muerte.

Ahora bien, la victoria final de Jesús es lo que Pedro, Santiago y Juan pudieron vislumbrar en la experiencia del Tabor, cuando, en una visión, vieron a Jesús envuelto en el esplendor celestial, confirmado por la ley (Moisés) y los profetas (Elías)(evange-lio, prefacio propio). Con esta gloria, aparece también la autoridad que es el "hijo predilecto" —la misma expresión que, en el bautismo de Jesús, lo identifica como el siervo de Dios verdadero y completo. Su palabra tiene la autoridad del mismo Dios ("escuchadlo", cf el "oye, Israel" de Dt 6, 4). Y además, esta transfiguración es un anuncio de su resurrección, como lo demuestran las últimas palabras, prohibiendo la publicación del hecho hasta cuando no haya resucitado de entre los muertos. Este es el camino de Jesús, más incomprensible todavía que el de Abrahán.

Así, podemos decir que Jesús revela, en sí mismo, el término de nuestra vocación. Lleva a plenitud lo que fue vocación divina desde aquella de Abrahán —y lo lleva a plenitud en la

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medida en que nosotros nos unimos a él, por la obediencia a la autoridad de su palabra, la adhesión de la fe.

Aprendemos así a ver la vida no como una posición adquirida, sino como un camino, dinamizado por una vocación, cuyo término todavía se nos oculta, pero revelado también ya en Jesucristo. La adhesión a su vida es la fuerza que nos mueve en nuestro camino, de estación en estación. Su gloria es la luz que ilumina el camino que estamos llamados a recorrer.

Ahora bien, aun cuando el camino para el cual Dios nos llama es un camino envuelto en el misterio, la plenitud que reconocemos en Cristo nos enseña que este camino va "por la cruz a la gloria" {Prefacio). El camino de Dios es arriesgado. La lógica de Dios entra en choque con la del mundo, porque Dios es creativo y quiere siempre lo mejor, mientras que el mundo tiene tendencia a la instalación y a mantener situaciones que no sirven (el "status quo"). Para llegar a ver y sentir las cosas como Dios, tenemos que enfrentar incomprensión y rechazo. En la transfiguración de Cristo, poco después de sus predicciones del sufrimiento y de la muerte (Mt 16, 21-23), se nos delinea el prototipo del camino de la gloria —pero pasa por la cruz.

Para este camino —así reza la Orín— es necesario que nuestro espíritu se alimente con la palabra que nos viene a través del hijo amado; que nuestra mirada de fe sea purificada, para que veamos la verdadera gloria en Jesucristo. Así, ya participamos aquí en la tierra de la realidad eterna del mismo Dios (OrFin).

Er. Ir. r.rtual situación de América Latina, este mensaje adquiere un sentido comunitario y social. No se trata solo del camino de la fe individual, sino de la fe de los que se reúnen alrededor de Cristo, para caminar rumbo hacia un mundo nuevo, basado en la insticia y ya no en la explotación del hombre por el hombre. Este camino exige mucha fe y mucho riesgo. Fe en el pobre y oprimido como sujeto de su historia, y el riesgo de abandonar las estructuras económicas y políticas que funcionan en la actualidad (en perjuicio de la justicia), para crear nuevas —todavía desconocidas— que deberán ser el signo de la "santa vocación": "Sal de tu tierra y vete...".

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3er domingo de cuaresma

EL DON DEL AGUA VIVA

CtEnt:

Orín: laLl:

CtMed:

2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

(Sai 24, 15-16) Dios me libra de la trampa / (Ez 36, 23-26) "Derramaré sobre vosotros un agua pura". "Acoge la confesión de nuestra debilidad". (Ex 17, 3-7) Los israelitas piden agua, en el desierto - "¿Dios está con nosotros o no?". En estos términos, Israel puso a Dios a prueba, cuando faltó agua, y en otras circunstancias en la travesía del desierto. A pesar de ios desafíos, Dios se demostró fiel, dando agua, no solo para calmar la sed en el desierto, sino el agua de la vida eterna (cf Ev). Este don de Dios es él mismo (cf 2aLt y Ev). Pero los pequeños dones de cada día, el agua de un pozo, ya representan este gran don. - cf Nm 20, 1-13; Ex 15, 24: Dt 6, 16; Sal 94, 1.8-9(=Hb3, 7-9); ICo 10,4. (Sal 94, 1-2.6-7.8-9) La dureza del corazón de los israelitas pidiendo agua; invitación a la conversión. (Rm 5, 1-2.5-8) Dios nos amó (en Cristo) por pura gracia - Lo que el bautismo nos ofrece es puro don, pura gracia. No lo merecemos: Cristo murió por nosotros mientras éramos pecadores. Paz, gracia, esperanza de la gloria divina (5, 1-2 y 9-11), nuestra justificación y adopción por Dios, nosotros tenemos y sabemos todo eso por el espíritu del Padre que Cristo nos da. - 5, 1-2 cf Rm 3, 21-24 - 5, 5 cf Jn 7, 37-39; ICo 13, 13; Rm 8, 14-16; Ga 4 , 6 - 5 , 6-8 cfRm 8, 32-34; 1P3, 18. (Jn 4, 12.15) "Dame agua viva".

(Jn4, 5-42 ó 4. 5.l9b-26.39.40-42) El don del agua viva, Jesús el salvador -El simbolismo del agua (cf laLl) sugiere el don del espíritu (cf 2aLl) de Dios, pero para entender esto es necesario ser instruido por Cristo. El presente evangelio muestra esta enseñanza. En el fondo, el mismo Cristo es don de Dios - y para los que vienen después de él, es el espíritu que se les da, en el agua que significa el don divino. Así será verdaderamente posible amar a Dios "en espíritu y verdad", es decir, no en instituciones humanas (Jerusalén, Garizin), sino en el propio espíritu de Jesucristo. - 4, 5-6 cf Gn 33, 18-20 - 4, 10-l5cfJn3, 16:6,31-32.34-35;7,37-39-4, 16-17 cf Is 41, 17-20 - 4, 20-26 cfDt 12, 5:Rm9, 4-5: Dt 18, 18: Is 52, 6; Jn 9, 37 - 4. 34 cf Dt 8, 3; Jn 3, 17:6,38-40. Recibir y dar perdón, (propio) Hacer brotar el amor de Dios. (Jn 4, 13-14) "Una fuente que brota para la vida eterna". Manifiéstese en nuestra vida el fruto del sacramento.

Tiempo de preparación para el bautismo, la cuaresma presenta los textos de Juan de catequesis bautismal, concebidos alrededor del simbolismo del agua: Jn 4 y 9 (respectivamente este y el próximo domingo). Hoy, el simbolismo central de la liturgia es elocuente. La primera lectura nos narra el don del agua en el desierto, el evangelio habla del agua de la vida que Jesús en su persona ofrece al mundo1. Figura y realización. En la figura —el episodio del AT— tiene un defecto: la murmuración de los israelitas. El canto de meditación (Sal 94) también lo menciona. Realmente, si Dios le dio al pueblo el agua en el desierto, no fue porque ellos lo pidieran cariñosamente... fue por pura gracia.

1. La la y la 3aLt son las mismas que antiguamente se leían el viernes cuaresmal, uno de los días de los "escrutinios" (exámenes) preparatorios al bautismo.

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También en el diálogo de Jesús con la samaritana (Ev) notamos la incomprensión de la persona humana ante el don de Dios, y la ironía de la samaritana respecto del ofrecimiento de Jesús ("Ni siquiera tienes con qué sacar agua...", Jn 4, 11) no es menos irritante que la murmuración de los israelitas. Pero ahí está la diferencia entre la figura y su plena realización: en el caso de la samaritana, la revelación de Dios en Jesucristo supera la incomprensión, aunque pase por un camino de paciente pedagogía, que incluye la conscientización de la mujer respecto de su situación pecaminosa (Jn 4, 16-18; suprimido en la versión a-breviada). Pero, finalmente, ella llega a interesar a su gente por la persona de Cristo y los samaritanos proclaman su fe mesiáni-ca en Cristo, "salvador del mundo" (v 42).

Hablamos del simbolismo del agua. De hecho, lo importante en el bautismo no es el agua material —si así lo pensamos, entenderíamos tan poco como la samaritana al principio de la conversación—, sino el don de Dios que el agua significa, y este don es Jesús mismo. En el bautismo, recibimos no agua, sino a Jesucristo. En qué sentido él es el don de Dios, lo explica la 2a lectura. Tan gratuitamente Dios nos amó, que su hijo Jesús quiso morir por nosotros, mientras éramos todavía enemigos — ¡cuando difícilmente se encuentra a alguien que dé su vida por un amigo! Ser bautizado es dejarse envolver por este amor gratuito de Dios en Jesucristo, es comprometerse con su bondad. Esto solamente es posible porque, como dice el mismo san Juan, Dios amó primero (Un 4, 10). No merecemos el agua del desierto, ni calendemos el don del agua viva, pero debemos recibirlo como manifestación del amor gratuito de Dios: este es el sentido del bautismo que nos enseña la liturgia de hoy.

En esta perspectiva, cabe cantar la antífona de entrada (opción ii; t z 36, 23-26) o un texto equivalente. También el prefacio (propio) y la antífona de la comunión aluden al simbolismo central del agua. Las oraciones insisten más en la penitencia.

L^onciDiendo la liturgia como una catequesis permanente, debe decirse que el presente domingo (y el próximo) son ideales para una catequesis sobre el bautismo. Las lecturas invitan a un desarrollo del simbolismo del agua, pero, como acabamos de descubrir, revelan también el sentido profundo del bautismo: no

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es un acto social, ni una protección mágica contra la muerte de la criatura en estado de pecado original; es una aceptación, en la fe, del don gratuito del amor de Dios en Jesucristo, don que solo conocemos cuando escuchamos su palabra (cf la samaritana). Como la mayoría de los fieles fueron bautizados antes de poder asumir personalmente esta fe, conviene prepararlos para el misterio pascual —el misterio del amor que vence al mundo— mediante esta conscientización de su bautismo, sobre todo ahora que, en la liturgia renovada, todos los fieles están invitados, en el día de pascua, a renovar la profesión solemne de su fe bautismal. ¡Si los símbolos de la noche pascual no son preparados con anterioridad, no hay que extrañar que esa ceremonia no "entre" en el pueblo!

Para muchos, "agua viva" es un símbolo muy significativo. Significa la vida que viene de Dios, ahuyentando la muerte causada por la sequía o el agua contaminada. En la pedagogía de la fe es importante sacar de ahí consecuencias prácticas: el pueblo regenerado por el don de Dios debe ser un pueblo de vida, no de muerte. Su lucha por el agua y por todo lo que le garantiza una vida digna y humana significa abrirle espacio al don del Dios de la vida.

4g domingo de cuaresma A.

LA LUZ DE CRISTO

CtEnt: (fs 66, 10-11) "Alégrale, Jerusa!én". Orín: Correr al encuentro de las fiestas que se aproximan. laLt: (1S 16, Ib.6-7.10-13a) Unción de David como rey - De 1S 16 hasta el final de 2S, la

Biblia narra las tradiciones relativas al rey David. De su unción tenemos varias versiones (cf 2S 2, 4; 5, 3). En la presente narración de la unción (IS 16) es importante que David es el elegido de Dios; Dios estacón él (16, 18). Esta elección es comentada por el v 7: los hombres miran al exterior, Dios mira al interior. Dios no se fija en las cualidades brillantes; de su colaborador él espera un corazón recto, -cf 2S 7, 8; Sal 77, 70; 88, 21.

CtMed: (Sal 22, l-3a.3b-4.5-6) "El Señor es mi pastor". 2aLt: (Ef 5, 8-14) "Levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará" - Quien conoce la luz

de Cristo, ve el mundo ajeno a Dios como tinieblas, y quien vive en las tinieblas, todavía no ha despertado para la vida que Dios le quiere proporcionar. El autor de Ef se dirige a lectores que, por su conversión, han roto con una existencia pagana. Deben recordar que pertenecen a la luz, y no a las tinieblas. Son dos dominios incompatibles - 5, 8 cf Col 1, 12-13;Jn8, 12; lTs 5,4-8-5, 12-I3cf Jn 3, 19-21-5, 14cfls26, 19; Rm 13, l l ;2Co4,6.

CtAcI: (Jn 8, 12b) "Yo soy la luz del mundo*'. Ev: (Jn 9, 1-41 ó 9, 1.6-9.13-17.34-41) Jesús abre los ojos al ciego de nacimiento, por medio

de las aguas de Siloé - Jesús cura a un ciego, pero la curación solo se completa en la profesión de fe: ver a Dios en Jesucristo. El presente evangelio narra: 1) la curación (9, 1-7); 2) la maduración de la fe en el encuentro con la incredulidad y la represión (9, 8-34); 3) la

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auto-revelación de Cristo, como respuesta a la búsqueda del ciego, y la profesión de fe de éste (9, 35-39). La auto-revelación de Cristo es: "Yo soy la luz del mundo" (cf 8, 12). El ciego ve esta luz y se vuelve "hijo de la luz" (cf 12, 36). Los fariseos dicen que ven, pero rechazan ver la luz que vino al mundo: ellos son los verdaderos ciegos. Así, la luz se transforma, para ellos, en el juicio y condenación. Ellos no quieren hacer lo que hace el ciego: adorar a Dios en Jesucristo. -9,4-5 cf Un l,5;Jn 11.9-10: 12,35-36:8, 12-9,35-39cfJn4.26;Mtl3, 13; 15, 14.

OrOf: Dones ofrecidos con alegría por la salvación del mundo. Pref: (propio) Cristo conduce a la luz de la fe y hace renacer en tas aguas del bautismo.

CtCom: (cf Jn 9, 11) "Empecé a ver y cref. OrFin: "ilumina nuestros corazones con el esplendor de tu gracia".

Podemos comparar la cuaresma con la subida de los peregrinos judíos a celebrar la pascua en la ciudad santa. Es penoso, pero también vale la pena. El espíritu de la cuaresma no es de tristeza ni de melancolía. Sí, de renovación interior y esfuerzo para continuar el camino. En la mitad del camino aparecen las señales de la proximidad de la ciudad. El corazón se alegra. "Laetare Ierusalem", canta la liturgia de hoy: alégrate, porque tu consolación será más abundante que tu tristeza (CtEnt).

El día de hoy coincide con la antigua fiesta de las rosas en Italia. Por eso, se acostumbraba celebrar este domingo con ornamentos rosados. En la liturgia actual forma parte de la catcquesis bautismal (cf domingo pasado). El evangelio se toma del jueves de la 49 semana cuaresmal, uno de los días de "escrutinio" bautismal.

Dentro de la celebración, a primera vista, parece que sobre la Orín y la OrOf, como también la segunda lectura, apoyan el tema de la alegría. Pero, precisamente esta segunda lectura ("Cristo te iluminará", El" 5, 14) nos da la clave para la lectura evangélica: la curación del ciego de nacimiento, en la que Jesús aparece como luz del mundo, aquel que abre los ojos al ciego mediante el baño en "Siloé, que significa: enviado" (Jn 9, 7) —una alusión clara al ba,,t'°'^o »". el enviado de Dios. Como ya dijimos, también en este domingo está en la perspectiva de la catequesis bautismal (como el anterior). La alegría que la liturgia recuerda es la de la luz de Cristo, que iluminará a los que han de recibir el bautismo en la noche oascual. En la Iglesia antigua, el bautismo se llamaba también "iluminación". Dejarse abrir los ojos por Cristo, en el baño en su nombre —he aquí uno de los sentidos del sacramento para el cual prepara la cuaresma, como participación en la muerte y resurrección del Señor. El prefacio (propio) resume estas ideas.

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La la lectura narra la unción del rey David. Esta unción destaca la dignidad sacerdotal y real (a los sacerdotes y a los reyes se los ungía). Señala al "ungido" por excelencia (ungido, en griego, es khristos; en arameo, machia, "mesías"). Significa nuestra unción bautismal en Cristo. Pero el texto trae además otro motivo que merece nuestra atención: el hombre ve la cara —la estatura insignificante del joven David— pero Dios ve el corazón. Esta idea concuerda muy bien con el tiempo de preparación para el bautismo o su renovación, que es la cuaresma. Nuestro corazón debe estar iluminado para que sea visto por Dios. La cuarta semana de la cuaresma era, antiguamente, la del último "escrutinio" prebautismal. Para que la luz de Cristo nos ilumine, es necesario tener un corazón puro, aunque esto no sea solo fruto de nuestro esfuerzo, sino de la purificación de la que el bautismo es signo. (Pero, si nosotros no lo dejamos purificar —no se ha hecho nada...). El canto de la meditación celebra a Dios como pastor, asociando esta idea al pastor David, elegido para conducir a su pueblo.

Merece atención, sobre todo, el evangelio, pues, a más de ser una alusión al simbolismo bautismal, es también una pedagogía de la fe. Consiste en una serie de diálogos, en donde se muestra más firme y decidida la fe del hombre que fue curado, mientras crece en la misma medida la mala voluntad de los fariseos y sus correligionarios. Al final, el hombre es excluido de la sinagoga (la suerte de muchos cristianos en el siglo primero), pero al volver a encontrar a Jesús, llega a formular una plena profesión de fe, y adora a Jesús. El hombre había entendido la señal que le diera Jesús (abrir los ojos), y permaneció fiel a pesar de todas las presiones. ¿Somos consecuentes para vivir el signo de nuestro bautismo?1.

Por tanto, hay que ver la cuaresma como un tiempo de preparación para la proclamación renovada de nuestra fe bautismal. Entonces, "Cristo nos iluminará" (cf 2aLt). La conversión de la cuaresma es la renovación de nuestro bautismo, tal vez la primera vez que lo vivimos conscientemente, pues muchos bautizados lo fueron sin saberlo y necesitan todavía asumir lo que recibieron de modo automático en los primeros días de su vida.

1. Cf Kimings, i. Encontró com o Quarto Evangelho. Petrópolis: Vozes, 1974, pp 44-47.

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5- domingo de cuaresma A

RESURRECCIÓN Y VIDA CtEnt: (Sal 42, 1-2) Invocación de lajusticia de Dios contra el adversario.

Orín: Alegría en la caridad que llevó a Cristo a la donación de su vida. laLt: (Ez 37. 12-14) Los huesos revivificados por el soplo de Dios - (cf Vigilia de pentecostés,

luLt) - Ez 37, 11-14 explica la visión anterior; la revivificación de los huesos (37. 1-10). La muerte sirve aquí como figura de Israel, viviendo en el destierro, más muerto que vivo (37, 11). La revivificación es el gesto de Dios para reconducirlo a su tierra. En tiempos más recientes, esta visión fue interpretada como la resurrección de los muertos, y con razón, porque más que el regreso del destierro, la resurrección es obra del espíritu vivificador de Dios y regreso a la plena comunión con el Padre (cf 2aLt). - cf Is 26, 19; Mt 22, 29-32.

CtMed: (Sal 129, l-2.3-4b.4c-6.7-8) "De las profundidades...": esperanza en Dios. 2aLt: (Am 8, 8-11) El espíritu de Cristo nos hace vivir por la justicia y siempre da vida a los

cuerpos mortales - En Rm 6 (cf Vigilia pascual, 8aLt), Pablo habló de la interrogación del cristiano en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Cuando el hombre solo vive de su propio "yo", es "carne", existencia humana precaria y limitada. No puede agradar a Dios (8. 8). Pero con la integración en Cristo, por el bautismo, recibe el "espíritu, que resucitó a Cristo de entre los muertos" (8. 11). - Sin embargo, experimentamos en nosotros mismos, que esta transformación todavía no se ha realizado completamente en nosotros. Por eso, nuestra fe es también esperanza: el espíritu de Dios nos transformará siempre más. si le damos suficiente cabida. - cf Un 2, 15-16; Jn 3, 5-6; ICo 3, 23; Rm 5, 12: ICo6. 14.

CtAcl: (Jn II, 25a-26) "Quien cree en mí no morirá para siempre".

Ev: (Jn 11, 1-45 ó 11, 3-7.l7.20-27.33b-45) "Yo soy la resurrección y la vida" - El último (79) es el mayor "signo" de Jesús en Jn. Ante la muerte de Lázaro y su propia muerte, dice Jesús: "Yo soy la resurrección y la vida" (11, 25). Resurrección y vida eterna no son lo que piensan Marta y los judíos: una lejana esperanza. Jesús mismo, en su presencia, es el don cscatológico de la vida divina, no sujeta a la muerte. "Yo lo soy", es la revelación de Jesús (II, 25 cf 4. 26; 9. 37). Esta es la realidad que señalan este y todos los signos de Jesús. Quien acepte a Jesús, en la fe, ya tiene esta vida divina (5, 24; cf 11, 26). - cf Mt 22.23-33;Jn8,5l: Un 3. 14.

Oi-Of: Purificación. Pref: (propio) La compasión humana de Cristo nos lleva a una vida nueva.

ClCom: (Jn II, 26) Creer en Cristo es vida eterna. OrFin: Comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo: miembros de sus cuerpo.

Cuino luj dos domingos anteriores, también el 59 domingo cuaresmal, antiguamente llamado "de la pasión", está marcado por uno de los grandes episodios del 49 evangelio: la resurrección de Lázaro (Ev). Con ello, no solo se narra uno de los últimos enisodios antes de la muerte de Jesús (este milagro de Jesús suscita odio mortal por parte de las autoridades judías), sino que también se prefigura la misma resurrección de Cristo. El mismo evangelista Juan concibió la narración de este milagro en este sentido, colocándolo como último y más grande signo de jesús, inmediatamente antes de su muerte; en el 49 evangelio, el episodio de Lázaro termina con la mención de la pascua de la muerte de Cristo (11, 55).

La la lectura también está bajo el signo de la resurrección: la visión de los huesos revivificados por el espíritu de Dios (Ez

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37). También la 2a lectura, de Rm 8, habla del espíritu que vivifica, aunque el cuerpo esté muerto; el espíritu de aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos hará vivir también nuestros cuerpos mortales. Por tanto, la liturgia de hoy abre una prospectiva sobre nuestra resurrección y la de Cristo. Esta prespecti-va sostiene nuestros esfuerzos de conversión, al aproximarnos a la pascua (y, pastoralmente hablando, en este tiempo comienza a intensificarse la práctica de la confesión pascual). El Sal 129, que sirve de canto de meditación ilustra bien esta idea, como también la exhortación de Pablo al comienzo de la 2a lectura: ya no podemos vivir según la carne.

La presentificación del misterio pascual —pues de esto se trata en todo este tiempo litúrgico de cuaresma y pascua— debe ser eficaz en nosotros. Mejor todavía, el misterio solo se hace presente en la medida en que obre algo en nosotros. La conmemoración de la resurrección de Cristo es la celebración de nuestra renovación, de la vida de resucitados por el espíritu que brota en nosotros. Hoy podemos meditar lo que significa morir en Cristo para resucitar con él, un antiquísimo tema bautismal (Rm 6, lss). Morir y resucitar, pues se alcanza la gloria por medio de la donación, por amor, hasta la muerte, como recuerda la colecta.

También podemos meditar las palabras misteriosas del evangelio: "Yo soy la resurrección y la vida". Para Juan, esta realidad depende del creer en Jesús: "Todo el que, en su vida, cree en mí, no morirá, sino que tendrá vida eterna". Para Juan, en la fe ya se hace presente la realidad definitiva (escatología presente o anticipada). Adherir a Jesucristo como lo hizo su amigo Lázaro, significa adherir a la vida en persona (cf Jn 13s). Por ser el amigo de Jesús —el que tiene unidad de vida con él— Lázaro es elegido para ser el signo de una vida que no muere, aunque el cuerpo muera (cf 11, 25). Todo el que se adhiere así a Cristo ya pasó de la muerte a la vida (Jn 5, 24). ¿Qué significa esto? Se trata del significado profundo de nuestra fe, de la fe que los catecúmenos abrazan en la noche pascual y que nosotros renovamos en la misma ocasión. Esa fe significa: confiarse en este hombre que enfrenta el odio, las tinieblas, el pecado, hasta la muerte, por amor a los hombres. Confiar que Jesús realmente tuvo razón en haberse despojado por los suyos en fidelidad hasta el fin (cf Jn 13, 1) y asumir las consecuencias de esto, es decir, encaminarse por el mismo camino, aunque la gente no tenga la

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pureza ni la radicalidad de la donación del hijo unigénito, que Dios dejó morir para probar hasta dónde va el amor por los hombres (Jn 3, 16; Un 3, 16). Por tanto, la vida eterna se hace realidad para nosotros, ya, mientras vivimos, por la fe en Jesucristo, su donación hasta la muerte. Este es el sentido de nuestra fe, de nuestro bautismo, de nuestra pascua. Este es el espíritu que hace vivir nuestros cuerpos mortales a pesar de la muerte; que nos hace vivir la vida de Dios en medio de la muerte. En medio de la muerte, estamos en la vida...

Ahora bien, a pesar del alto grado teológico de este evangelio, conviene considerar también su profundo humanismo. Aunque Jesús vea en la enfermedad de Lázaro una oportunidad de Dios para revelar su gloria, en la amistad con Lázaro también es verdadera la emoción por su muerte. Esto significa que los signos de Dios se encarnan en auténtica humanidad. Fue el amor de Jesús por Lázaro el que lo hizo rezar al Padre y devolver la vida a su amigo. Así, nuestra vida renovada en Cristo deberá ser lo mismo, incluso más profundamente humana, para "encarnar" siempre mejor el amor de Dios en nosotros {Pref, Orín).

Domingo de ramos A (B, O)

EL MESÍAS SUFRIENTE

El comienzo de la celebración es la conmemoración de la entrada del Señor en Jeruxeilén (ver misal). Lectura: (Mt 2!, l-l 1) Entrada de Jesús en Jerusalén. Cuando no haya esta conmemoración:

CtEnt: "Seis días antes de la pascua..."/ (Sal 23. 9-10: "Abrios, puertas eternas..."). Orín: Seguir el ejemplo de Cristo. laLt: (Is 50, 4-70) Tercer canto del siervo de Y ave: paciencia y confianza - El Primer canto del

.siervo habla de la vocación (Is 42; Bautismo del Señor); el Segundo canto muestra la dificultad de su misión (Is 49. 1-6); el Tercer canto (hoy) describe al siervo como perfecto discípulo, el profeta fiel, que no teme oposición y persecución, pues está al lado de Dios (cfFlp2.ó-ll;2aLt).

ClMed: (Sal 21, 8-11.17- i 8a. 19-20.23-24) Oración en la desolación. 2aLt: (F!p 2, 6-11) El despojo de Jesucristo por nosotros y su exaltación - El hijo de Dios se

vuelve siervo, obediente a la voluntad del Padre y expuesto a los poderes de este mundo. En el servíco fiel hasta la muerte de cruz, demostró su grandeza. Por eso, Dios lo glorificó y lo hizo "Señor".-cf Col 1, 15-20; Jn I. 1-2; Mt 26, 39-40; Rm 5, 19 - 2, 9-11 cf Rm 1, 4;Is45,23.

^irvti. vr »p ¿i »-y> La obediencia de Cristo hasta la muerte en la cruz. Ev: (Mt 26, 14-27, 66 ó 27, 11-54) La pasión de Jesús según Mt - (La "historia de la pasión"

es la parte de los evangelios que fue codificada primero. Los evangelistas (sobre todo Me y Mt) la trasmiten con gran semejanza, pero cada evangelista también le imprimió algunas cracterísticas propias). - Jesús asume su muerte con conciencia divina, unido al Padre (destacado por Mt 26, 39 y 42). Cumplimiento del plan del Padre: esto significa también las muchas alusiones al AT (tema del siervo, del justo oprimido). Su tiempo llegó (26, 18). El no es entregado a la condenación contra su voluntad, por traición. El se entrega

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por nosotros; eso significan los signos dei pan y del vino, donación libre y soberana de su cuerpo y de su sangre y fundación de la nueva alianza. Y, con todo, es la muerte más verdadera que jamás alguien haya padecido {cf 26, 39; 27, 46). Pues fue vivida con toda la autenticidad de Dios - cf Me 14, 10-15,47; Le 22, 3-23, 56; Jn 13,21-30.36-38; 18, 1-19, 42: ICo II, 22-25.

OrOf: Por el sufrimiento de Cristo fuimos reconciliados con el Padre. Pref: (propio) El sufrimiento de! justo inocente por la salvación de todos.

CtCom: (Mt 26.42) El cáliz de Jesús. OrFin: Muerte y resurrección de Cristo y nuestra salvación.

El domingo de ramos tiene la misma liturgia en los años A, B y C, menos en las lecturas evangélicas. Estas son dos: una sirve de preámbulo y narra la historia de la entrada de Jesús en Jerusalén, una semana antes de su muerte (por tanto, en el día que hoy conmemoramos); y la otra, el Ev de la misa propiamente dicha, es la narración de la pasión y muerte. Ambas lecturas evangélicas son, respectivamente, tomadas de los tres evangelistas sinópticos (Mt, Me y Le)1. Esta organización nos permite meditar, cada año, el viacrucis del Señor según la sensibiliad propia de cada uno de estos evangelistas (la historia de la pasión según Juan se hace anualmente el viernes santo).

En este año A, podemos imbuirnos del espíritu de san Mateo al narrar la pasión de nuestro Señor (Ev). Importantísimo, para Mt, es el cumplimiento, en la vida y muerte de Jesús de Nazaret, del plan divino, expresado en el AT. En este sentido, podemos observar cómo Jesús realiza la figura del siervo sufriente de Dios, presentado en la laLt (Is 50, 4-7; Tercer canto del siervo sufriente de Yavé), por ejemplo, en Mt 26, 67. Por otra parte, Mt presenta también a Jesús como ejemplo para los fieles. En la escena de Getsemaní, por ejemplo, Mt es el único evangelista que pone literalmente en los labios de Jesús la expresión del padrenuestro: "Hágase tu voluntad" (Mt 26, 42).

La laLt merece atención especial, porque representa un momento importante en la "pedagogía de la salvación": el pueblo de Israel, desterrado, empezó a entender que el plan de Dios no se realiza, necesariamente, por la fuerza, sino más bien por la donación del "justo". En Jesús contemplamos la plenitud de esta "estrategia".

El Sal 21, que sirve de canto de meditación, es igualmente uno de los textos que prefiguran el sufrimiento de Cristo. Varias

1. En el año B, el evangelio de la "entrada" puede ser también Juan.

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de sus expresiones se aplican literalmente a la historia de Jesús2. Esto significa, nuevamente, que Jesús realizó en plenitud la comprensión de Dios que este salmo expresa de manera balbuciente. Inclusive, Jesús exclama las primeras palabras de este salmo (Mt 27, 46), asumiendo así toda la figura del justo perseguido o de los justos perseguidos. En estas palabras se expresa la sensación de ser abandonado por todos, hasta por Dios (Jesús tuvo esta "sensación"), pero ellas anuncian también la victoriosa confianza que se manifiesta en el resto del salmo.

El conjunto de las lecturas se integra con la 2a lectura (Flp 2, 6-11), el primer himno cristológico que se conoce. Resume en una concisión maravillosa, el misterio del despojo del Señor, que realiza la figura del esclavo (del siervo, cf laLt) y, por esta obediencia hasta la muerte, es glorificado en el señorío de Dios3.

Ahora bien, esta idea del señorío de Cristo, fue la que inspiró el preámbulo de la liturgia de hoy: la procesión de los ramos. El evangelio narra la entrada de Jesús en Jerusalén, en la que fue recibido, por lo menos por una parte del pueblo, como el rey davídico ("hijo de David"), el mesías. Para Mt, esto significa el cumplimiento de las antiguas promesas mesiánicas (cf la acentuación por Mt de la descendencia davídica de Jesús; cf 4- domingo de adviento y vigilia de navidad). Ahora, el deseo de los fieles de unirse a este homenaje, cantando la gloria del Señor y abanicando los ramos de palmeras, significa que ellos quieren insertarse en esta realización de la promesa, confirmar para siempre el gesto significativo del pueblo, que Jerusalén olvida dentro de pocos días. En el fondo, la más antigua celebración de Cristo rey es la de hoy (cf 34e domingo del tiempo ordinario).

Así, el presente domingo está marcado por el misterio del vaciamiento (sufrimiento) por una parte, y de gloria (señorío) por otra. La tensión entre estas dos dimensiones inspiró las antífonas tradicionales e himnos de esta fiesta ("Pueri hebreorum"; "Gloria, laus").

2. Sal 21 ,19 = Mt 27, 25; Sal 21 , 9 = Mt 27, 43; Sal 21, 2 = Mt 27, 46, cf también las semejanzas con el Sal 68.

3. Para la concientización del pueblo oprimido respecto de su vocación liberadora a través del sufrimiento, cf Mesters, C. Missao do Povo que sofre. Petrópolis: Vozes, 1981.

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Entre los demás textos de la liturgia de hoy, destacamos la Orín y el Pref (propio), que se inspira en la 2aLt: Jesús, el justo, padeciendo por muchos, se convierte en ejemplo a imitar (OrFin; Flp 2, 5). Imitándolo, también nosotros entramos en ¡a extraña "estrategia" de Dios.

Domingo de ramos ^

EL MESÍAS E HIJO DE DIOS

Todo como en el año A, excepto: Lectura de la entrada de Jesús en Jerusalén (Me II, 1-10).

Ev: (Me 14, 1-15, 47) La pasión de Jesús según Me - Tres veces. Me recordó que lesús anunció la pasión y muerte del hijo del hombre (8. 31-33; 9, 30-32: 10. 32-34). el don de la vida del siervo de Dios por la multitud (10, 45). Ahora llegó la hora de la realización (14, 21.41). Es la hora de la dispersión del pastor y de las ovejas (14, 27). pero ya está bajo el signo de la nueva reunión, después de la resurrección (14, 28; cf 16, 7). Es la hora en la cual el hijo del hombre va, para venir de nuevo con el poder judicial de Dios (14, 62), que, además, él ya venía manifestando en su actividad terrenal (cf 2, 10 etc.). Es la hora de la incredulidad de Israel, pero también de la fe del mundo universal (cf 12, l-11). expresada por el centurión al píe de la cruz, proclamando a Jesús hijo de Dios (15,39).

La lectura de la entrada de Jesús en Jerusalén y de la pasión según Me en este año, ofrece ocasión para meditar la cristología de este evangelista.

La primera parte de Me está marcada por el carácter velado de la obra mesiánica de Jesús. Hace el reino de Dios presente, pero no de modo manifiesto. Solo lo deja entrever en signos de su "autoridad" (1, 21 etc.; cf 2, 10 etc.), mejor reconocidos por los demonios que por los mismos discípulos. Señala la presencia escondida del reino, narrando parábolas (Me 4). Suscita admiración por sus grandes milagros, que demuestran su dominio sobre la naturaleza (4, 41 etc.). Prefigura el banquete escatológi-co (5, 34-44). Pero el misterio de su misión y personalidad queda escondido, incluso para los discípulos (8, 14-21). La curación de los ojos del ciego de Betsaida señala un comienzo de cambio (8, 22-26). Los discípulos reconocen a Jesús como mesías (8, 27-29), pero entendiéndolo en categorías humanas y no divinas (8, 31-33). Por medio de las predicaciones de la pasión y la enseñanza sobre el seguimiento y el servicio, Jesús prepara a sus discípulos para la recta comprensión de su mesianismo: no a la manera de un militarista "hijo de David", sino a la manera del

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rey mesías humilde y aplastado de Za 9 (cf Za 12, 10) (Me 8, 27-10, 45; cf 11, 1-10). La curación del ciego de Jericó es la señal de una visión evolucionada (10, 46-52), pero Jerusalén sigue todavía en la ambigüedad, aclamando como rey davídico al que entra montado en un borrico, como el rey de Za 9, y que, al final de su enseñanza en Jerusalén, declarará absurda la sola identificación del mesías con el hijo de David (12, 37).

Jesús es más que hijo de David. Es el hijo predilecto de Dios (1, 11; 9, 7; 15, 39), el "siervo" que, en obediencia al infatigable amor de Dios por los hombres, da su vida, realizando en plenitud lo que prefiguró el siervo de Dios de Is 52-53, en tiempos del destierro. Pero como hijo de Dios, él es también el hijo del hombre, portador de plenos poderes escatológicos. Su condenación bajo falsas acusaciones religiosas y políticas significa el primer paso para su venida gloriosa y el juicio sobre el mundo (Me 14, 62), anunciado inmediatamente antes de su pasión (Me 13). Es la dispersión escatológica (Me 14, 27; cf 13, 7), preludio de la reunión del rebaño por el pastor escatológico, después de la resurrección (14, 28; cf 16, 7), comienzo del tiempo final, preludio de la venida definitiva (que los primeros cristianos esperaban en breve).

Para nosotros, hoy, esta cristología de Me significa una crítica a cualquier mesianismo inmediatista, que recurre a la imposición y no a la paciencia del testigo, testimonio hasta de la sangre (= martirio).

Domingo de ramos (~*

"¡JERUSALÉN, JERUSALÉN!" Todo como en el año A. menos: Lectura de la entrada de Jesús en Jerusalén (Le 19, 28-40).

Ev: (Le 22, 14 - 23, 56) La pasión de Jesús se^ún Le - La narración de la pasión, en Le, es más "edifícame" que en Me (y Mt). Le présenla a Jesús como el modelo que el cristiano debe imitar (el primer mártir cristiano es presentado por Lucas, en Hch 7, como un perfecto imitador de Jesús). Pero la narración de la pasión constituye también el centro del plan de Dios, que quiere que de Jerusalén salga la salvación para el mundo entero. Gól-gota es el centro del mundo y la muerte de Jesús el centro del tiempo, en el proyecto de la salvación.

Como tema para el sentido lucano de la pasión de Jesús podríamos escoger el texto de Le 13, 34-35: "Jerusalén, Jerusalén...". La vida de Jesús es una gran subida a Jerusalén, rea-

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lización de la visita escatológica de Dios a su santuario (cf MI 3, 1). Pero Jerusalén no reconoce la hora de su visitación. Los pobres, la multitud de los discípulos sí la reconocieron (19, 37). Los que detentaban el poder, sin embargo, no la quisieron reconocer, ni escuchar el testimonio de los pequeños (19, 34-40). Por eso, Jerusalén será destruida, porque no reconoció la hora de su visitación (19, 44; sería adecuado prolongar la lectura de la "entrada" hasta el v 44).

Ahora bien, la salvación que Jesús trae se hace eficaz en la medida en que la asimilemos, con una vida semejante a la suya. El "camino" de Jesús fue un resumen del camino de Israel (en Le 9, 31, la subida a Jerusalén es llamada "éxodo"). Pero, sobre todo, es la apertura del camino de la Iglesia y de los fieles (en Hch 9, 2 etc., la Iglesia es llamada "el camino"). Jesús es el modelo del cristiano orante (3, 21; cf 11, 1-4 etc.). Ahora, en la hora decisiva de la salvación, más que nunca el comportamiento de Jesús es el modelo que los cristianos deben imitar, y sus pasos el camino que deben seguir; pues si Jesús fue hasta Jerusalén y el Gólgota, de allí es de donde deberán salir para que de Sión salga la salvación para todo el mundo (cf Is 2, 3).

Entre los acercamientos de Le a la narración de Me, observemos algunas figuras que son características en este sentido: en la última cena, Jesús se pone como ejemplo de servicio (22, 24-25). Los discípulos tendrán que soportar la misma hostilidad que él enfrentó (35-38). Jesús aparece como el modelo del hombre justo y piadoso, no solo reconocido como tal por las mujeres a lo largo del camino (23, 27), sino, sobre todo, demostrando su compasión por ellas y sus hijos (23, 28). Pero, sobre todo en la cruz es donde se manifiestan en Jesús la gracia y la bondad de Dios, como también su perdón (tema favorito a Le): promete el paraíso al "buen ladrón" (23, 39-43). En vez del Sal 21, cuyo inicio suena a desesperación, Le pone en la boca de Cristo moribundo en la cruz una palabra de total entrega de su vida (23,46).

Tampoco faltan exhortaciones para la vida cristiana: Simón debe fortalecer a sus hermanos en la fe (22, 21-32). Los discípulos, en Getsemaní, deben orar para "no caer en la tentación" (22, 40.46) (alusión al peligro de la apostasía, en tiempos de Le).

Valdría la pena releer la pasión según Le teniendo ante los ojos las fórmulas del anuncio de Cristo que hicieron los pri-

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meros cristianos. Solo algunos indicios: la acusación sobre la actividad de Jesús (23, 5) está formulada según el kerygma (cf Hch 10, 37ss); la muerte de Jesús suscita arrepentimiento, exactamente como proclamación en el kerygma (23, 48 cf Hch 2, 37; ver 3, 19 etc.). Para Le, narrar la pasión de nuestro Señor no es obra de un historiador académico, sino evangelización, incitación a una confrontación con el hijo de Dios hoy.

Jueves santo: Misa de la última cena

ACEPTAR E IMITAR LA DONACIÓN DE CRISTO

A,B,C

CtEnt: Orín: lal.t:

ClMed: 2aL(:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

(cf Ga6. 14) Gloriarse en la cruz de Cristo. Sacrificio de la nueva alianza y cena del amor de Cristo. (Ex 12. 1-8.11-14) IM cena pascual de Israel - Pascua es una antigua fiesta de los pastores (primicias), posteriormente unida a la fiesta agrícola de los panes áz.imos e interpretada como recuerdo de la salida de Egipto. Así. cada generación "representaba" la liberación de la esclavitud en la comida del cordero pascual. Y con el recuerdo se reforzaba la esperanza en la obra definitiva de Dios. - cf Ex 12,21-28: Dt 16, 1-8. (Sal 115, 3-4.6-7.8.9; cf ICo 10, 16) El cáliz de la bendición. (ICo 11. 23-26) Tradición paulina de la institución de la cena del Señor - La institución de la cena eucarística se nos narra en dos versiones (tradiciones): 1) Me 14. 22-24 y Mt 26. 28; 2) ICo 11. 23-35 y Le 22. 19-20 (con influencias de Me 14). En lo esencial, las dos tradiciones concuerdan. - Jesús dio a la antigua comida pascual (cf laLt) un nuevo contenido pleno. El mismo es el siervo de Dios, que da su vida "por muchos" (cf Is 53, 4ss; 42. 6 Me 10. 45 etc.). El es el cordero inmolado, que sanciona la nueva alianza con su sangre (cf Ex 24. 8: Jr 31. 31-34). La participación en esta comida significa participación en su muerte y resurrección y comunión con todos los que participan (y con todos por los que Jesús murió).

(Jn 13. 34) El mandamiento nuevo. (13, 1-15) El lavatoritt de las pies - Jesús continúa consciente su camino que es el amor "h:ist:i el fin". Hasta el fin de lo humanamente posible: la entrega en la muerte. Y hasta el fin que Dios otorga: la glorificación (13, 1.3): en el servicio de esclavo (el lavatorio de los pies) se prefigura la muerte en la cruz y. como en esta, se revela la grandeza del amor divino en Cristo. Como las palabras eucarísticas (cf 2aLt) el lavatorio de los pies sirve para, mostrar, anticipadamente, e! sentido de la cruz: amor que sirve, donación hasta el fin. Es la ley de Cristo y de la Iglesia. - 13, 1 cf Jn 2,4; 7, 30; 8, 20; 12, 23; 17. 1 - 13, 13-15 cf Mt 23, 8-12; Le 22, 24-30; Flp 2. 5.8.

Cuantas veces conmemoramos este misterio, se realiza la obra de nuestra redención, (santísima eucaristía I) Sacrificio de la nueva alianza, alimento y bebida de salvación. (ICo 11, 24-25) Palabras de la institución de lacena. De la cena sacramental a la cena celestial.

Celebramos un "adiós": una despedida de alguien que va hacia algo mejor (hacia el Padre; Jn 13, 1 Ev), pero que, al mismo tiempo, deja una profunda nostalgia, sobre todo por el modo como se lleva a término esta despedida, en la noche siguiente. De ahí el espíritu muy particular de esta celebración: alegría, incluso

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jubilosa —el "gloria"... Por otra parte, es una alegría en tono menor, mezclada con lágrimas: una alegría reticente, inhibida. Es la única liturgia del año, en que se canta el gloria, sin que se cante el aleluya. Esta liturgia es un espejo del espíritu de los fieles ante los últimos acontecimientos de Jesús. Bien saben (mejor que los apóstoles en su tiempo) que él está recorriendo su camino hasta la gloria, pero a pesar de esto sienten profundamente el dolor de esta noche de traición y aflicción. Obsérvese que esta doble conciencia, de catástrofe y de gloria, es el núcleo de los capítulos que san Juan consagra a la despedida de Jesús (Jn 13-17) de los cuales escuchamos, en esta tarde, el comienzo. Esta conciencia quedó clara en los cristianos, después de la pascua, gracias a la obra del Espíritu Santo. Por eso, la despedida de Jesús forma también la lectura evangélica de los domingos después de pascua, que, en muchos puntos, se parecen a la celebración de hoy. Resumiendo: hoy contemplamos al siervo sufriente, al hombre de los dolores —pero con los ojos iluminados por la pascua. Esta es la visión sobre Jesús que nos enseña san Juan.

Aunque conmemoremos la institución de la cena eucarística —la cena pascual de Jesús, en su despedida, compartió con los suyos en señal de su vida entregada por ellos1, esta institución no se narra en el evangelio, sino en el testimonio que el apóstol Pablo nos da de la antiquísima tradición de la comunidad cristiana (2aLt). En el evangelio leemos el "ejemplo" de la donación de su vida, que Jesús dio a los apóstoles, al comienzo de la cena, lavándoles los pies. Con ello, dio a entender que él es el siervo, que se humilla y carga sobre sí los pecados de los hombres (tema de la purificación, Jn 13, 10). Y quien no acepte este servicio —-véase la reacción de Pedro— no puede tener comunión con él (13, 8). Quien no acepte a Jesús como el siervo que da su vida por sus hermanos, no tiene parte en la salvación que él trae. Asumir en la fe y en la práctica de la vida el ejemplo de Jesús (13, 15), he aquí el verdadero sentido de la "comunión" que es: participación en la salvación que Jesús trajo2. Así, la na-

I Las palabras "cuerpo" (o "carne", cf Jn 6, 51ss) y "sangre" deben entenderse en el sentido existencial de la historia de Jesús: se trata de un cuerpo magullado en el sifrimiento y una sangre derramada en la cruz, por amor hasta el fin: de ahí la importancia de la expresión "entregado por vosotros".

2. Jesús "transforma" las relaciones sociales vigentes. De "maestro y señor" se convierte en esclavo, para que sus "siervos" sean "amigos", pues él da su vida por ellos (Jn 15, 13s).

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rración del lavatorio de los pies muestra, con un ejemplo, lo que significan las palabras de Jesús repetidas en la consagración: "Esto es mi cuerpo, entregado por vosotros... Este es el cáliz de mi sangre... que será derramada por vosotros y por todos los hombres, para el perdón de los pecados...". Y explica también el sentido profundo para llamarlo rito de "comunión", es decir, participación con Cristo.

La laLt brinda el fondo histórico para situar la última cena como comida pascual en la vida de Jesús y en las raíces judías de la liturgia cristiana. Narra la institución de la comida del cordero pascual en el antiguo judaismo, con el sentido salvífico que Israel reconoce ahí: la liberación de la esclavitud. El CtMed es un canto que los sacerdotes entonaban al levantar el cáliz de la bendición, gesto retomado por Jesús en la última cena.

Para entender plenamente el sentido de esta liturgia, conviene compenetrarse, también, del sentido de las antífonas y responsorios del lavatorio de los pies (sobre todo "In hoc cog-nocent omnes" y "Mandatum novum"). Existen buenos cantos equivalentes en lengua vulgar. También la bellísima secuencia de la comunión, "Ubi caritas et amor", han sido adaptadas a las lenguas de cada país. La antífona de entrada marca, desde el comienzo, el júbilo propio de esta celebración, citando las palabras de Pablo a los corintios: "Conviene gloriarnos... en la cruz del Señor Jesucristo".

Esta liturgia debe hacer penetrar, por su rito y por la palabra que lo explica el sentido salvífico de la cruz de Cristo, en el sentido de que el cristiano, aceptando la entrega de Jesús por nosotros y asociándose a su modo de vivir y morir, entra en la comunión eterna con él y con el Padre 3.

!V Hay que poner atención para no caer en una veneración mistificada y mágica de las especies eucarísticas, pues ellas solo se vuelven fecundas, en la medida en que sean asimiladas como "sacramento", como signos de una vida en comunión con Cristo, que da su vida por nosotros. Queremos decir: sin la fe, que nos hace aceptar e imitar al "siervo" que da su vida por nosotros, las sagradas especies no producen el fruto que significan de por sí ("ex opere opéralo"). - Como hoy no se narra, en el evangelio, la institución de la eucaristía, este tema podrá volver en la solemnidad del "Corpus Christi".

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Viernes santo A B C

L A C R U Z G L O R I O S A

/. Liturgia de la palabra Rito de entrada: silencio.

Orín: (I) Protección de Dios a aquellos por los cuales Jesús derramó su sangre / (II) Participación en la victoria sobre el pecado.

laLt: (Is 52. 13 - 53, 12) Cuarto canto del siervo de Yavé: el justo que murió por el pueblo -Sobre los cantos del siervo, cf domingo de ramos laLt - Hoy escuchamos el Cuarto canto del siervo. Comienza con un oráculo de Dios y se transforma luego en un diálogo entre el pueblo (las naciones) y el profeta. Un 2- oráculo de Dios concluye la poesía. - ¿Quién puede entender que Dios realiza su plan y revela su poder en el sufrimiento y en la muerte de su siervo? Ciertamente, Israel mismo (destierro) y sus profetas (¡Jeremías!) conocieron el camino del sufrimiento. Pero el sentido pleno de lo que el profeta presintió solo se manifiesta en Jesucristo, el "hombre de dolores", que, muriendo por nosotros, nos dio salvación y vida.

CtMed: (Sal 30, 2 + 6.12-13.15-16.17 + 25) Canto de lamentación y confianza. 2a Lt: (Hb 4, 14-16; 5, 7-9) Jesús vivió la profundidad de la desolación humana, pero por su

obediencia fue atendido por Dios -El sacerdote es mediador. Jesús to es eminentemente, pues él es hijo de Dios, pero también uno de nosotros, que conoce a fondo la fragilidad de la condición humana, pero trascendiéndola en el punto en donde era irreconciliable con la santidad de Dios, el pecado. El es sacerdote y sacrificio al mismo tiempo: así nos consagra también a nosotros. - cf Hb 7,1-! 0.

CtAch (Flp 2, 8-9) La obediencia de Cristo y su exaltación.

Ev: (Jn 18, 1-19, 42) Pasión de nuestro Señor según san Juan - No solo, sino sobre todo en Jn, la '"historia de la pasión" es interpretación y mensaje. No dice solo lo que aconteció, sino, sobre todo, lo que significa lo acontecido. Jn muestra con toda claridad que el sufrimiento y la muerte es un acto personal y soberano de Cristo (19. 36-37; cf 10. 18). En Jn, la fecha de la crucifixión de Cristo es diferente de la de los evangelios sinópticos: Jesús muere en la misma hora en que los judíos mataban el cordero para la cena pascual (19, 14). Cristo es nuestro cordero pascual. - cf Mt 26. 3-27, 61; Me 14, 26-15,47; Le 22, 39-23,56.

II. Veneración de la santa cruz MI. Liturgia eucarísiiea Comunión con las especies pre-consagradas. OrFin: "Conserva en nosotros lo que tu misericordia obró".

Durante el triduo sagrado, la liturgia sigue los pasos del Señor más de cerca que en el tiempo de cuaresma. El triduo sagrado es un gran drama, una grande escenificación del sufrimiento del Señor. Por eso, habiendo representado la institución eucarís-tica en la tarde del jueves, la liturgia no vuelve a celebrar la eucaristía sino en la noche pascual —así como Jesús no volvió a celebrarla sino en el reino de Dios (Mt 26, 29 y paralelo). Por eso, en el día en que el sacrificio de Cristo es el más central que nunca, la tradición unánime de la sagrada liturgia no celebra el sacrificio de la misa, sino un recuerdo de su muerte, que no deja de estar en íntima unión con la misa del jueves santo, ya que el pan consagrado ese día se consume hoy.

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La liturgia nos hace sentir, sobre todo, el significado del sufrimiento de Cristo, y las dos lecturas que preparan la lectura evangélica son fundamentales para penetrar en este misterio. La laLt es el Cuarto canto del siervo de Yavé (Is 52-53). En este texto, la joven Iglesia encontró a través de las tinieblas de la historia antigua, el hilo que la existencia de Jesús retomó y llevó hasta el fin: la donación de la vida del justo, por la salvación de los hermanos, incluso de los que lo rechazaron. Como dice la 2aü (Hb 4-5), Jesús participó de nuestra condición humana en todo, menos en el pecado (pues el pecado es la única realidad humana que es incompatible con Dios). Así, debemos entender que su vida no fue la de un angelito, algo que no tuviera denominador común con nuestra vida. Jesús tuvo que redescubrir continuamente, como cada uno de nosotros, el sentido de su existencia, aunque la viviese de modo divino, en continua unión con el Padre. Así, formado en la escuela de la piedad judía, conoció la modesta tradición que consideraba la salvación como fruto del sufrimiento redentor. Pero esta no era la teología dominante del judaismo fariseo, que esperaba la salvación a partir de las instituciones, de la virtud legalista y, quién sabe, de algún mesías político. Por el contrario, Jesús reconoció en su experiencia íntima con Dios, a quien llamaba Padre, la experiencia de los "pobres de Yavé", del profeta rechazado y del justo sacrificado por sus hermanos, y la asumió, en obediencia, hasta el fin, al plan divino que vislumbró en ella. Esto es lo que nos enseñan las dos primeras lecturas, con sus expresiones humanas y existenciales, que sacuden nuestro cristianismo monofisista1, como, por ejemplo, "peticiones y súplicas... vehemente clamor y lágrimas... aunque fuese hijo, aprendió la obediencia por el sufrimiento", etc. (Hb 5, 7-8).

?.\ no tenemos bien clara esta cristología de la kenosis (despojo)2 y de la verdadera humanidad de Jesús, perdemos el equilibrio ante la cristología de la gloria, que domina la historia de la pasión de Jesús según san Juan, Ev de hoy. De hecho, Juan miipst™ f»l sufrimiento de Cristo fuertemente iluminado por la conciencia de la fe pospascual. Pero no por ello niega la dimen-

1. Inclinado a sustantivar la naturaleza divina de Cristo, sin considerar su encarnación en una auténtica existencia humana.

2. Ci comentario de la misa del día de navidad.

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sión trágica de la experiencia humana de Jesús; por el contrario, la supone, y, precisamente por suponerla en la mente del lector, la coloca a la luz de su gloria divina. La historia de la pasión según san Juan muestra el sufrimiento de Cristo bañado en la luz de la gloria3. Dicho procedimiento no tendría sentido si la gente no estuviera profundamente convencida de la realiad del abismo del sufrimiento por el cual pasó. Pues en este abismo es donde se realiza la revelación de la gloria de Dios, que es amor inconmensurable. Así, merece especial atención en esta narración la majestad de Jesús en la hora de su prisión; la ironía respecto del "rey de los judíos", que Pilato declara, formalmente, ser Jesús; el sentido del reino de Jesús; el Cristo de la pasión según Juan se parece al Cristo vestido con un traje sacerdotal o real, coronado con una diadema imperial, que los artistas del comienzo de la edad media colocaban en la cruz: es la visión teológica de la cruz gloriosa, la misma que domina la segunda parte de la celebración del viernes santo, la adoración de la cruz, en que se alterna la lamentación de Cristo rechazado con la aclamación de su gloria (Hagios ho Theos).

Entre las lecturas y la veneración de la cruz gloriosa, asistimos a las grandes preces de la Iglesia, modelo de las preces de los fieles en nuestras liturgias. Este rito se inspira también en la idea de que la cruz es fuente de la gracia de Dios, de la vida de la Iglesia: del costado abierto del salvador nace la Iglesia.

La tercera parte de la liturgia de hoy es el rito de comunión, sencillo y devoto: un gesto de dedicación al Señor que nos amó hasta el fin. Este rito establece la unidad de la presente celebración con el de antes, consumiéndose hoy las santas especies consagradas anteriormente (llamadas "preconsagradas"). La bendición final tiene un texto propio, evocando la perspectiva de la resurrección.

3. Cf Konings, J. Encontró cora o Quarto Evangelho. Petrópolis: Vozes, 1974. p 74-76.

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Vigilia pascual A B C

LA LUZ DE LA RESURRECCIÓN I. Celebración de la nueva luz II. Liturgia de la palabra

laLI: (Gn I. 1-2, 2 ó I. 1.26-31 a) La creación - Resp: (Sal 103). Alabanza al creador- Or: (l/II) creación y redención.

2aLI: (Gn 22, 1-18 ó 22. l-2.9a.lO-L3.15-18) Sacrificio de Isaac - Resp: (Sal 15) Confianza en Dios - Or: La promesa de Abrahán.

3aLt: (Ex 14. 15-15. 1) Paso del mar Raja- Resp: (Ex 15) Canto de victoria - Or: (I) Paso por las aguas del bautismo / (11) Agua de la regeneración.

4aLt: (ls 54. 5-14) Renovación de las bodas de Yavé con Israel - Resp: (Sal 29) Acción de gracias por la salvación - Or: Bautismo y plenitud de la alianza.

5aLt: (ls 55, 1-11) El banquete mesiánico - Resp: (ls 12) Canto de acción de gracias - Or: Cumplimiento de las profecías y progreso en el camino del bien.

6aLt: (Ba 3, 9-15.32-38; 4. 1-4) Israel debe volver a la fuente de la sabiduría. Dios - Resp: (Sal 18) Alegría en la ley del Señoror; Vocación bautismal, permanencia junto a la fuente de la sabiduría.

7aLt: (Ez 36. l6-17a.l8-28) Dispersión, reunión y purificación de Israel: el corazón nuevo -Resp: (Sal 41 y 42) "Como el ciervo busca la fuente..." / (Sal 50) Un corazón nuevo y puro - Or: (I) Lo viejo se vuelve nuevo / (II) Plenitud de nuestra vida / (MI) El espíritu de la regeneración bautismal.

Gloria Orín Sal.t

"Suscita en la Iglesia el espíritu de adopción filial, que nos diste en el bautismo". (Rm 6. 3-11) Bautismo: morir y resucitar con Cristo; el hombre nuevo Cristo murió y resucitó de una vez para siempre. Su vida es de Dios. En esta realidad estamos integrados por el bautismo. Dios nos dio todo por él y con él. Pero lo que recibimos en él. también lo debemos realizar en nuestra vida, revivir la muerte de Cristo en el "sí " a Dios, revivir su resurrección en la "verificación" de su amor que se manifiesta en nosotros.

CtAcl: (Sal 117. 1-2.16-17.22-23) "Aleluya, la diestra del Señor hace proezas...". Ev: (Mi 28. 1-10) I¿ts mujeres en el sepulcro: mensaje del ángel y aparición de Cristo - No

hubo testigos que vieran a Jesús salir del sepulcro. Ni siquiera los soldados en el sepulcro (mencionados solo por Mt 27. 62-66; 28, 11-15) son testigos del hecho físico. Lo importante, en la narración de la mañana pascual, son las palabras del ángel (28. 5-7) y de Cristo mismo: el que había muerto, vive, y reúne a sus hermanos (cf 12. 49 y Sal 21. 23). El "reloma" su rebaño, no solo el de Galilea en esos días, sino de todo el mundo y de lodos los liempos. - cf Me 16. I-8: Le 24. 1-10; Jn 20. 1.

I I I . Celebración del bautismo y renovación del compromiso bautismal IV. Liturgia eucaristica

OrOf: Origen en el sacrificio del verdadero cordero pascual. Pref: (pascua I) El verdadero cordero destruyó la muerte y renovó la vida.

CtCom: "Cristo, nuestra pascua, fue inmolado...". Olí. . . . L^püilu uc caridad para la concordia.

La conmemoración de la resurrección de Cristo, desde la más remota memoria de la tradición, tiene lugar en la noche entre p\ «¿hado y el domingo, pues en la mañana del domingo —el primer día de la semana— el Señor ya no está en el sepulcro (cf Ev: Mt 28, 1 y paralelo). Además, y a pesar de que la pascua judía tiene otra fecha (sería la fecha de la última cena), la tradición cristiana asoció la noche de la resurrección a la noche de la pascua descrita en Ex 12, 42, "una noche de vigilia en honor

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del Señor". Es la noche de la liberación. Y más aún: esta noche adquiere el sentido de una recapitulación del universo, el comienzo de la creación nueva y escatológica, pues el Señor resucitado es la primicia de la nueva creación. La resurrección de Jesús es la prenda de la renovación del universo.

Esta liturgia debe hablar por sí misma. Con sensibilidad artística se debe representar el misterio de la nueva luz que surge en las tinieblas: Cristo que venció la muerte y el pecado. Los fieles se unen a este misterio, encendiendo una vela en la luz del cirio pascual, en su entrada triunfal en la Iglesia: es la participación de la vida resucitada del Señor. Después del "Exultet", siguen inmediatamente las lecturas del AT (min 3 max 7) y del NT (epístola y evangelio).

Entre las lecturas del AT hay una que es obligatoria, por ser el recuerdo específico de esta noche: el paso del mar Rojo (Ex 14), que termina con el anuncio del canto de victoria (Ex 15, 1); por tanto, es normal que este cántico sea también cantado o por lo menos declamado (el 3er responsorio). Se aconseja también leer la primera lectura (la creación) por su sentido cósmico y la unión inmediata con el tema de la luz en la primera parte de la celebración; tiene como responsorio el maravilloso sal 103. Entre la primera lectura y la siguiente se reza una oración, que expresa cómo la recreación en Cristo supera la creación inicial. La 2a lectura prevista ve en la vocación y obediencia de Abrahán (sacrificio de Isaac) el comienzo de la vocación universal a la salvación; la oración resume este sentido. La tercera lectura prevista es la obligatoria (noche pascual, liberación de Egipto), con el cántico de victoria y la oración correspondiente. La cuarta es una palabra de consolación a Israel en el destierro (ls 54); la quinta es la invitación al banquete mesiánico, en ls 55; la sexta presenta la sabiduría que reina sobre el cosmos y la grandeza del único Dios (Ba 3-4); la 7a (Ez 36) anuncia la reunión escatológica de los hijos dispersos de Israel, entendida también como el comienzo de una nueva era; esta lectura concluye con el Sal 41-42 —"Como el siervo"— o, a elección, con el Sal 50, 2a parte (don de un corazón nuevo). Estas lecturas forman, por su contenido y simbolismo, una catequesis bautismal. Sería interesante organizar el sábado por la tarde por ejemplo, una celebración o círculo bíblico con estas lecturas para los que se quieren

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purpurar más conscientemente para la renovación de su compromiso bautismal durante la noche pascual.

Después de las lecturas del AT con sus respectivos respon-sorios y oraciones, se entona el gloria victorioso, con acompañamiento de instrumentos y campanas. Sigue la Orín de la misa, que alude a la celebración bautismal, que tradicionalmente tiene lugar en esta noche y en función de la cual se concibe también la lectura de Rm 6, 3-11, comparando el bautismo con bajada al sepulcro, para de ahí resucitar con Cristo: el hombre antiguo es crucificado; nos revestimos del hombre nuevo; pecado y muerte ya no reinan sobre nosotros.

A esta altura, la liturgia hace una especie de pausa, para que el presidente de la celebración entone, solemnemente, el aleluya pascual, repetido por los fieles, esto es, tres veces. Después de esto, el cantor o el coro entona el salmo aleluyático, que prepara la proclamación del evangelio: "La diestra del Señor hace maravillas, la diestra del Señor me levantó... La piedra rechazada por los constructores se ha vuelto piedra angular". El evangelio narra el episodio del sepulcro vacío. Mt especifica el final de la narración, la aparición de Jesús resucitado a las mujeres, a quienes envía a anunciar la resurrección a los hermanos'.

La 3a parte comienza con la letanía de todos los santos (suprimida cuando no hay bautismo ni bendición del agua bautismal). Sigue la bendición del agua, en la que se sumerge el cirio pascual, simbolizando la bajada de Cristo al sepulcro y su resurrección, o sea, el mismo simbolismo bautismal que Pablo desarrolla en ia lectura que se acaba de proclamar (Rm 6, 3ss). Sigue la administración del bautismo y la bendición del agua que los fieles pueden llevar a sus casas, como una especie de extensión del rito bautismal. Finalmente, se renueva el compro-mi"" bautismal, después de lo cual la liturgia prevé la solemne aspersión de los fieles con agua bendita, cantándose el tradicional responsorio "Vidi Aquam".

La 4a parte, la liturgia eucarística destaca la idea de Cristo „ „ . . j . : p a s c u a ] (OrOf, Pref Pascual I, CtCom). La tipología bautismal desaparece, para dar cabida a la idea sacrificial. Sin

1. Esta misión puede ser el tema de una breve homilía. La luz de la nueva pascua, no es para quedar escondida debajo del celemín.., ¿No es acaso Mt el evangelista que ñus trasmite: "Vosotros sois la luz del mundo"? (Mt 5, 14).

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embargo, solo hay participación en la donación sacrificial de Cristo, en donde hay participación de la fe señalada por el bautismo.

Vigilia pascual B

RECONSTITUCIÓN DEL REBAÑO DE CRISTO

Todo como en el año A, excepto:

Ev: (Me 16, 1-8) Dispersión y reconstitución del rebaño - La muerte de Jesús era la "dispersión de rebaño y pastor", preludio de los últimos acontecimientos (Me 14, 27; cf Za 13, 7). Pero Jesús les prometió el reencuentro, en Galilea, después de su resurrección; esto es lo que se realiza después de la pascua y lo que el mensajero anuncia cuando las mujeres encuentran el sepulcro vacío (Me 16, 7; cf Me 14, 28). Pero en Jerusalén las mujeres no dicen nada, pues la incredulidad de Jerusalén no les permitía anunciar directa y públicamente la resurrección ("tenían miedo" 16. 8). Fue necesario la consolidación del pequeño rebaño (según Me, en Galilea), para que se pudiera anunciar la resurrección. Esta nueva vida del rebaño es también resurrección.

La famosa "conclusión breve de Me" (16, 1-8; Ev) parece, a primera vista, poco adecuada para la predicación. Aparentemente termina de manera poco pascual, por el silencio de las mujeres —por miedo— respecto del sepulcro vacío y el mensaje del ángel. Pero, quien sabe que, para Me, Jerusalén es el lugar de la incredulidad y Galilea el lugar de la fe del pequeño rebaño, entiende que el anuncio de la resurrección no se hizo primero en Jerusalén, sino que el rebaño tenía que ser reconstituido primero en Galilea, "precediendo" (verbo usado en Me 16, 7 cf 14, 28) al buen pastor, que debe reunir al rebaño escatológico: Jesucristo resucitado. Ahora ya no son "ovejas sin pastor" (cf Me 6, 34). Ellos son el comienzo de la "reunión de los elegidos de los cuatro vientos" (13, 27).

Después de la muerte y resurrección de Jesús, el grupo de los "galileos" encontró en Jerusalén solamente un vacío. Jerusalén había desperdiciado su privilegio (Me 12, 1-11, aludiendo al rechazo de Jerusalén y a la resurrección de Cristo). Los "galileos" eran los primeros del nuevo pueblo de Dios, de la nueva alianza, esperando en breve la nueva venida de su Señor, con la gloria del cielo (Me 14, 62). La resurrección significaba la entrada de Cristo en la gloria, para, volviendo en breve, realizar la consumación de lo que él había iniciado: el

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reino de Dios. En realidad, no regresó tan pronto, pero esto no disminuyó la responsabilidad del nuevo pueblo de Dios; todo lo contrario. Pues quien debe continuar la obra comenzada por Cristo, somos nosotros. Entonces, pascua significa que debemos asumir lo que esperamos de la parusía de Cristo: el reino de Dios, la presencia de Dios junto a los hombres. Se proyecta sobre nuestra existencia en el mundo lo que representamos con la figura del fin de los tiempos. Esto es lo que implican las palabras: "No temáis, él está aquf (16, 6).

Por tanto, pascua significa nuestra constitución como pueblo escatológico de Cristo en la tierra, pueblo testigo de que él es el Señor de la historia. Este pueblo no está constituido en el "centro del mundo" Jerusalén, sino en la "Galilea de los paganos", es decir, no corresponde a las categorías de este mundo (ni siquiera en términos religiosos), sino solo a la elección gratuita de Dios. Tanto más grave es la responsabilidad del testimonio, porque él no es la "consecuencia natural" de categorías humanas, sino cumplimiento de un llamamiento divino, recibido en el acontecimiento salvífico de Jesucristo, o sea, en la conciencia del sentido de su muerte y glorificación. Porque Jesús murió y resucitó y porque nosotros lo sabemos, deberemos testimoniar su camino ante el mundo. Debemos ser su pueblo-testimonio "en Galilea", en la periferia del mundo.

Vigilia pascual (^

TESTIMONIAR LO INCREÍBLE Todo como en el año A, excepto:

Ev: (Le 24. 1-12) "El hijo del hombre tenía que resucitar al tercer día" - El evangelio de Lucas trae más apariciones pos-pascuales que los otros, y ellas sirven precisamente para que Jesús abra los ojos a los discípulos desanimados e incrédulos, explicándoles las i-.si.iiLuia.s a su respecto. (24, 27; 24. 45; cf Hch 1, 3). Los mensajeros recuerdan a las mujeres que Jesús había predicho el cumplimiento de las Escrituras en su pasión y muerte. Pero cuando ellas regresan y narran a los discípulos, éstos no creen (24, 11). Solo Pedro va a constatar el hecho del sepulcro vacío (él es quien debe confirmar la fe de sus hermanos, cf Le 22, 31-34).

Los acontecimientos pascuales se nos trasmiten en dos categorías de testigos: el testimonio del sepulcro vacío y el de las apariciones. Este último es el más antiguo, el único que es mencionado en la tradición de Pablo respecto del kerygma cristiano (ICo 15, 3ss), primera expresión escrita del acontecimiento pas-

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cual. El testimonio trasmitido por Pablo corresponde esencialmente al de Le 24, 13ss: las apariciones de Jesús a los apóstoles y a los otros discípulos. Le narra el otro elemento, el sepulcro vacío (Ev) —muy destacado por Me (cf año B)—, de modo que prepare las apariciones en que Jesús explicará las Escrituras que hablan de él, tanto en lo concerniente a su pasión, cuanto a su resurrección. El sepulcro vacío no habla de por sí. Es un indicio negativo, que necesita el complemento de la palabra, y esta consiste esencialmente en el reconocimiento del plan de Dios (las Escrituras; cf Jn 2, 22; 12, 16) en lo que le sucedió a Jesús.

Parece que las mujeres sirven de intermediarias entre el sepulcro vacío y la explicación de su sentido en las apariciones de Jesús a los discípulos: ellas deben recordarse y recordar a los discípulos, que Jesús ya había anunciado estos hechos durante su enseñanza en Galilea (cf Me 8, 31 = Le 9, 22). Lo que quedará claro por la enseñanza del resucitado —el cumplimiento de las Escrituras en su muerte y resurrección—, él mismo ya lo había enseñado, antes de su muerte. Jesús mismo ya había tratado de mostrar (pero sin lograrlo) a los discípulos cuál era el camino que él tenía que recorrer, el camino del siervo sufriente, que será levantado de nuevo por Dios, después de haber sido obediente (esto es, unido al Padre) hasta la muerte, asumiendo el desamor de los hombres. Esta enseñanza es la que el ángel recurda a las mujeres y estas a los discípulos. Pero no es suficiente para que ellos lleguen a la comprensión de la fe.

La sola narración de los hechos pascuales, incluso ilustrada por los argumentos del mismo Jesús histórico, ¿será suficiente para llegar a la fe? Por lo menos, en el caso de los discípulos, con excepción de Pedro y las mujeres, lo fue. Era necesario que el mismo Cristo glorioso se les manifestara, para que creyesen y reconociesen el plan de Dios. La fe en la resurrección es una gracia de Cristo, una elección para ser los testigos de que su camino es el camino de la gloria. Todos nosotros conocemos personas óptimas, para quienes la narración de estos hechos no dice nada. Esto no es razón para que nos apartemos de ellas. Si son personas de buena voluntad, Dios se les manifestará por caminos que nosotros no conocemos. Pero esto no nos dispensa de testimoniar que "el hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado y resucitar al tercer día".

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Pascua: misa del día A B C LA VIDA VENCIÓ A LA MUERTE

CtEnt:

Orín: laU:

CtMed: 2aLt:

Seq: ClAcl:

Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

(Sal 138, 18.5-6) "Resucité, oh Padre, y siempre estoy contigo..." / (Le 24, 34; cf Ap 1, 6) Cristo resucitó verdaderamente. Abiertas las puertas de la eternidad por la resurrección, vivamos la vida nueva. (Hch 10, 34a.37-43) Kery^ma; anuncio de la resurrección - Resumen del anuncio de los apóstoles ("kerygma"). La frase central es: "Dios lo resucitó". Esta es la base de nuestra fe y esperanza: Jesús vive y Dios lo estableció juez de vivos y muertos. El juez es también el salvador: quien cree en él, queda absuelto y recibe la vida. (Sal 117. 1 -2.16ab-17.22-23) "Este es el día que hizo el Señor". La piedra angular. (Col 3. I -4) Vivir desde ya junio al resucitado - Lo que somos por el bautismo, también lo debemos ser en nuestra vida (cf 8aLt Vigilia pascual). Pero el bautismo sobrepasa nuestra existencia en el mundo: anticipa la vida sin muerte, escondida en Dios, con Cristo resucitado, vivimos en la expectativa de la plena manifestación (cf Un 3, 2). (ICo 5, 6b-8) El nuevo fermento - Antes de inmolar el cordero pascual, se sacaba de las casas toda la impureza, especialmente la masa envejecida y fermentada que normalmente se usaba para preparar el pan. Se cocía pan completamente nuevo, sin fermento (ázimo). Si Cristo es el verdadero cordero pascual, la casa de nuestra exitencia debe quedar limpia del fermento del mal. "Victimae paschali laudes". (ICo 5, 7b-8a): Cristo nuestra pascua fue inmolado.

(por la mañana: Jn 20, I -9) Pedro y el discípulo amado en el sepulcro - El testimonio pascual incluye dos elementos: 1) el sepulcro vacío; 2) las apariciones del resucitado. El sepulcro vacío es un signo (negativo). Solo habla a quien tiene el corazón junto al Señor (el discípulo amigo) - cf Mt 28, 1-8; Me 16, 1-8; Le 24, 1-11.

(Por la tarde: Le 24, 13-35) Los discípulos de Emaús - La resurrección no era lo que los discípulos esperaban, pero el deseo de ver a su Señor, la auscultación de lo que dicen las Escrituras y la disposición de acoger al compañero de camino, hacen que el resucitado se manifieste a los discípulos de Emaús, al partir el pan. gesto por excelencia de la comunión cristiana. El sacramento en el que la Iglesia se renueva y se alimenta. (Pascua I) Victoria sobre el pecado y la muerte. (ICo 5. 7-8) Cristo nuestra pascua, la fiesta del pan nuevo. De los sacramentos pascuales a la resurrección.

La resurrección de Cristo es la conciencia de sus discípulos de que él vive y no ha sido abandonado por el Padre, sino confirmado en la vida y corfirmado también en la obra que él llevó a término. Hoy, Dios da abiertamente razón a Jesús. "Dios lo resucitó al tercer día, e hizo que lo vieran..." (Hch 10, 40 laLf). ¡Hoy nos congratulamos con Cristo, porque Dios demostró que él tiene razón! Es el mismo sentido que aparece en el evangelio de Emaús, leído en la celebración vespertina de la misa de hoy (porque el acontecimiento de Emaús, históricamente, se sitúa en la tarde de aquel primer día de la semana, el domingo de pascua): Jesús mismo demuestra que las Sagradas Escrituras prefiguran su camino (Le 24, 26). Pero ahora él vive, y, cuando le pedimos, él se queda con nosotros (Le 24, 29) y se da a conocer

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al "partir el pan", la celebración de la comunidad cristiana (Le 24, 30).

En la misa matutina, el evangelio es otro: la carrera de Pedro y del misterioso "discípulo amado" al sepulcro. Pedro tiene la precedencia, aunque el otro (impulsado por el amor) haya corrido más rápido. Pedro entra primero, y ve. El otro viene después: ¡ve y cree! El amor es el que hace reconocer en los signos de la ausencia (las fajas, el sudario) la presencia, transformada y gloriosa, de Cristo. "Cree", solo ahora, porque hasta entonces no había entendido las Escrituras que significan la resurrección de Cristo de entre los muertos.

Con este último pensamiento, reencontramos una idea de la misa vespertina: la resurrección de Cristo significa el entendimiento de las Escrituras: los discípulos descubren en las Escrituras el delicado hilo —que muchos no ven— del enlace de la vida como realización de la voluntad del Padre, de la misión mesiánica y del reino de Dios. A la luz de Cristo resucitado, descubren la estrategia central de Dios en la Escritura; y a la luz de la Escritura, descubren que Jesús es el siervo exaltado de Is 53, el mesías e hijo de Dios (cf Jn 20, 30s).

Podemos anotar todavía otros aspectos que vale la pena meditar, por ejemplo, la reconstrucción cronológica de los acontecimientos pascuales en la liturgia: el Ev nocturno narra la visita de las mujeres al sepulcro, en la madrugada; el Ev matutino, la visita —después de las mujeres— de Pedro y el discípulo amado; la celebración de la tarde, el acontecimiento de Emaús, el segundo domingo pascual, el episodio de Tomás (ocho días después); y la línea continúa hasta la ascensión y pentecostés. Es siempre el propósito de seguir a Jesús paso a paso, iniciado el domingo de ramos "seis días antes de la pascua".

Llamamos también la atención sobre los detalles característicos del Ev: el amor que hace correr más rápido, el amor que hace creer al ver. Y en el evangelio de la tarde, el desarrollo dramático, desde la decepción de los discípulos, pasando por el generoso ofrecimiento: "Quédate con nosotros, pues anochece", hasta la confesión: "¿No ardía nuestro corazón...?" y el mensaje triunfal de los once apóstoles: "¡El Señor ha resucitado de verdad!" (Le 24, 34).

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Las oraciones aplican el tema pascual a la vida cristiana, como lo hace también la 2aLt: "Si resucitasteis con Cristo, buscad las cosas de arriba" (Col 3, 1). "Eliminar el fermento viejo" (ICo 5, 7), como era costumbre entre los judíos, con ocasión de la pascua, significa la renovación de nuestra vida (cf Orín; OrFin). También se abre la perspectiva escatológica, la manifestación gloriosa de nuestra vida, que ahora está escondida en Cristo glorioso (Col 3, 3) (cf OrFin).

El CtMed es, naturalmete, el salmo pascual 117. Y no se olvide cantar, si es posible, la secuencia "Victimae paschali laudes".

Para nosotros, en América Latina, pascua tiene un intenso sentido de liberación. "La vida venció a la muerte", canta la secuencia. El dominio de las fuerzas de la muerte es solo aparente. La resurrección de Cristo demuestra que la vida, que se manifiesta en él, es más fuerte. La comunidad que se une para vivir, con el resucitado, la vida que él nos mostró, sabe que va por el camino seguro.

2e domingo de pascua

LA FE APOSTÓLICA ES NUESTRA FE

CtEnt: (IP 2, 2) "Como niños recién nacidos..."/(Esd 2, 36-37) '"La gloria de vuestra vocación". Orín: "El bautismo que nos lavó, la sangre que nos redimió, y el espíritu que nos dio nueva

vida". laLt: (Hch 2, 42-47) Los primeros días de la Iglesia: tenían todo en común - Hch 2, 42-5, 42

describe la vida de la comunidad apostólica en Jerusalén. La lectura de hoy se completa con Hch 4, 32-35. La "comunidad" (2, 42) consiste en tener todo en común (2, 44). Laenseñanza de los apóstoles y el culto se realiza en el templo (2, 42; 4, 33). La alegría y ia ¡iiagnaiiimidad del grupo eran contagiosas; ahí está el misterio del éxito misionero (2, 47)-cf Le 24. 53; Hch 5, 12-16.

CtMed: (Sal 117,2-4.13-15.22-24) La piedra rechazada se convirtió en piedra angular. 2aLt: (IP 1, 3-9) Purificados como oro en el crisol - La Primera carta de Pedro es de consuelo

para los cristianos oriundos del paganismo (en Asia menor), amenazados por la persecución. La introducción tiene el estilo de un himno. Las gracias recibidas son prenda de los ' • ;s definitivos (esperanza). En el bautismo somos adoptados como hijos: esto también es fundamento de una esperanza todavía mayor. Esta esperanza es viva, porque está basada en Cristo resucitado. Produce alegría y firmeza. - En los domingos siguientes continúa la lectura de esta carta. - 1.3-5 cf IP I, 23; Jn 3, 5; Cotí, 5.12; 3, 3-4 - 1, 6-9 cf St I. 2-3; Hbl2, II; ICo 3, 13; Un 4, 20.

CtAcl: (Jn 20, 29) Felices los que creen sin haber visto.

Ev: (Jn 20, 19-31) "Felices los que creen sin haber visto" - La pascua de la resurrección es una nueva creación. El espíritu de Dios lo da el resucitado para renovar a los hombres,

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purificándolos del pecado, mediante la comunidad de fieles, que recibe esta misión. - La primera generación tuvo privilegio de ver y palpar al resucitado, que inauguró esta nueva realidad; las generaciones siguientes deberán creer por su testimonio - cf Me 16, 14-18; Le 24, 36-49 - 20, 19-20 cfJn 20, I; 16, 16.20-22 - 20, 21-23 cfJn 17, 18; Mt 16, 19; 18, 18-20, 29 cf IP 1,8-20,31 cf3, 15; Un 5. 13.

OrOf: De la renovación bautismal a la vida eterna. Pref: (Pascua I) Victoria sobre el pecado y la muerte.

CtCom: (Jn 20, 27) "No seas incrédulo, sino creyente". OrFin: Conservar en nuestra vida el sacramento pascual.

En los domingos después de pascua, la liturgia nos coloca en la presencia de la primera comunidad cristiana (las primeras lecturas con una secuencia de lecturas de los Hch), y con la "suma teológica" del primer siglo, el evangelio de Juan. Las segundas lecturas se toman de otros escritos muy significativos en cuanto a los temas bautismales y de la fe; en el año A, la Primera carta de Pedro. Especialmente el 29 domingo de pascua está todavía completamente marcado por el tema de la fe bautismal, proclamada en el domingo anterior. Los fieles son "como niños recién nacidos" (CtEnt) y se reza para un más profundo entendimiento del misterio de la resurrección y del bautismo (OrFin). En este tiempo no extisten necesariamente una estricta coherencia temática entre las tres lecturas. Pero todas ellas nos hacen participar del espíritu del misterio pascual.

La laLt nos pinta el ideal de la comunidad cristiana: la comunidad primitiva de los cristianos de Jerusalén. La descripción de Hch 2, 42-47 acentúa especialmente la realidad de la comunidad de los bienes, que corresponde al sentido del partir el pan —conmemoración del Señor Jesús. Tanto esta comunión perfecta como los prodigios obrados por los apóstoles servían de testimonio para los demás habitantes de Jerusalén, testimonio que no dejaba de tener su eficacia. Por tanto, esta lectura es más que un documento histórico sobre los primeros tiempos después de pascua: es una invitación a restablecer la pureza cristiana de los orígenes. El canto de meditación evoca "las tiendas-en donde viven los justos"...

La 2aLt está tomada de la Primera carta de Pedro, que es una especie de homilía bautismal. En la perspectiva del autor, el regreso glorioso del Señor estaba próximo; los cristianos debían pasar un tiempo de prueba, como oro en el crisol, para después brillar con él en su gloria. En esta perspectiva, la fe bautismal se

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concibe como una anticipación de la plena revelación escatoló-gica: es amar y creer en aquél que todavía no hemos visto, con el corazón repleto de alegría en vista de la salvación que se aproxima (y que ya se alcanza en la medida en que la fe nos coloca en verdadera unión con Cristo).

El evangelio de hoy sigue el método de la "reconstrucción escatológica". Narra el episodio de Tomás, ocho días después de la pascua (aunque se introduzca con un episodio del mismo día de pascua). Esta reconstitución cronológica coincide con una integración temática, en el tema de la fe, pues, el final del evangelio de Jn' explica exactamente el sentido de la fe de los fieles que no conocieron vivo a Jesús (cf final de la 2aLt). Como la primera parte del evangelio (Jn 20, 19-23) forma el evangelio del día de pentecostés (don del Espíritu Santo por el resucitado), hoy podemos ecentuar más la 2a y la 3a parte (vv 24-29 y 30-31). En la segunda parte vemos que se repite el encuentro pascual con el resucitado, ocho días después de la pascua, especialmente para Tomás, que quiso ver y palpar al Señor. Se le concede experimentar la realidad del resucitado, y también del crucificado, pues lo que él palpa son las huellas de su sufrimiento. Proclama su fe. Se convierte en un auténtico fiel. Pero ahora sigue la enseñanza de la historia: hay otros a quienes no les concederá esta clase de pruebas que Tomás exigió y recibió. Ellos tendrán también que creer, y por eso son llamados felices. Se trata de todos nosotros, cristianos de las generaciones pos-apostólicas. Pero, en vez de las pruebas palpables, se nos trasmite —explica la 3a pane, v v 30-31— el testimonio escrito de los testigos oculares, de todo lo que Jesús hizo, para que nosotros creyéramos y, creyendo, tengamos la vida en su nombre (pues para Juan, el que cree, ya tiene la vida eterna; cf Jn 5, 24).

TUÍ ¡o Lauto, podemos resumir el "espíritu" de este domingo en el siguiente tema: la fe de la comunidad apostólica es la nuestra. A través de la comunidad apostólica (evocada en la laLt), nos hacemos partícipes de la fe, anticipación de la co-*""-'-A" eterna con Cristo y nuestra salvación. Y mirando una vez más hacia Tomás, el dedo "incrédulo", no olvidemos que él es el representante de la "generación privilegiada", que trasmitió

I F.l evangelio de Juan termina, propiamente, en 20, 31 . El capítulo 21 es una especie de complemento.

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su fe a los que no verán. En este sentido, él es modelo de fiel, y ojalá podamos exclamar con él: "Señor mío, y Dios mío".

Siendo este domingo el antiguo domingo "in albis", en el que los bautizados de la noche pascual se revisten con los vestidos blancos del bautismo, cerrando la octava de pascua, debemos prestar atención a un residuo del tema bautismal en la OrFin (inspirada en Un 5, 7-8, antigua "epístola" y actualmente la 2aLt del año B): los tres testimonios de nuestra fe: agua, sangre, espíritu. La oración pide el progreso en la comprensión de estos testimonios, esto es, de los misterios básicos de nuestra fe, los "sacramentos de la iniciación cristiana": bautismo, eucaristía y confirmación.

3er domingo de pascua

LA EXPERIENCIA DE EMAUS CtEnt: (Sal 65, 1-2) "Aclama a Dios, tierra entera". Orín: Renovación espiritual, condición de hijos. laLt: (Hch 2, 14.22-13) Anuncio de la resurrección; victoria sobre la muerte - El núcleo del

discurso de Pedro en pentecostés (Hch 2, 14-39) es ei antiguo (kerygma) de la resurrección de Cristo. No solo existen testigos humanos. Hay también un testimonio de Dios mismo: la Sagrada Escritura: el Sal 15 se aplica a Cristo; el salmo era originariamente la plegaria de quien sabe que Dios no lo entregará a la muerte; en Cristo, esto se realiza plenamente - 2, 22-24 cfJn 3. 2; Hch 10, 38; Le 24. 19-20.26; Hch 3, 15 - 2,25-28 cf Sal 15, 8-11.

CtMed: (Sal 15, l-2a.5."?-8.9-10.1 1) "No abandonarás mi alma a la muerte".

2aLt: (1P 1, 17-21) La vida pascual en la fe y en la esperanza - Desde nuestro bautismo llamamos a Dios Padre; pero él es también el santo que nos llama a la santidad <IP 1, 16; Lv 19, 2). También el sacrificio de Cristo, cordero pascual, nos obliga a la santidad. - 1, 20-21 es una profesión de fe en Cristo, que desde siempre está con Dios: él nos hace ver el ser de Dios, y por eso podemos creer que Dios nos ama - I, 17-19 cf Mt 6, 9; Le 11, 2; Dt 10,17;Rm6, 11; lCo 6, 20; Hb 9, 12 - 1, 20-21 cf Ef 1,4; Ga4,4; Rm 5,1-2; 8,11-12.

CtAcl: (cf Le 24, 32) Ardor para escuchar la palabra de Dios.

Ev: (Le 24, 13-35) Los discípulos de Emaús - El resucitado abre las Escrituras a los discípulos y se da a conocer al partir el pan. El que estaba muerto, vive; fue al encuentro de su comunidad, renueva la comunión. Por eso, los discípulos pueden dar testimonio con ardor en el corazón: "El Señor resucitó verdaderamente". - cf Me 16, 12-13; lCo 15, 3-5.

OrOf: Dios, causa de nuestro júbilo. Pref: (pascua IV) Vida en plenitud.

CtCom: Los discípulos reconocieron al Señor a! partir el pan. OrFin: De la renovación por los sacramentos, a la resurrección.

Si el 2- domingo de pascua presenta la comunidad apostólica, el tercero presenta su mensaje. En los tres años del ciclo, -domingo presenta la predicación de los apóstoles en los primeros tiempos de la Iglesia: el "kerygma". En este año "A", la

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laLt presenta el "prototipo" de la predicación apostólica o "ke-rygma", la predicación de Pedro el día de pentecostés. Por razones litúrgicas, se suprime hoy la introducción de esta predicación (los vv 15-21 de Hch 2), por ser una alusión al acontecimiento pentecostal, que se celebra dentro de algunas semanas. Por tanto, el discurso comienza con el v 22: el testimonio de los apóstoles, anunciando que el profeta rechazado resucitó y así realizó la profecía de las Escrituras (Sal 15). En la predicación convendrá explicar un poco que no se trata aquí de una prueba matemática (cuestión de las "profecías"), sino reconocer en los escritos antiguos el modo de obrar de Dios, que se realiza plenamente en Jesucristo. Pero lo importante en este Kerygma es el anuncio de la resurrección como señal de que Dios confirmó la obra de Jesús, le dio razón contra todo el mundo. El Sal 15, citado en la lectura como prefiguración de la resurrección, sirve de canto de meditación.

En la 2a lectura continúa la meditación de la Primera carta de Pedro. Se ve aquí a Cristo (y en toda la carta) como aquel que nos conduce a Dios. Su muerte nos libró de un obsoleto modo de vivir; por él, esto es, reconociendo la validez de su modo de vivir (y morir), llegamos a creer verdaderamente en Dios, o sea, conocemos a Dios verdaderamente: Dios es quien resucita a Jesús, el que le da razón a Jesús.

El evangelio de los discípulos de Emaús, que ya figuró en la misa de la tarde de pascua, se puede considerar hoy, especialmente bajo dos aspectos. El primero es que, a pesar de la apariencia, Jesús mismo fue quien tuvo razón; los discípulos de Emaús creyeron que él se había engañado... Por otra parte, en continuidad con la primera lectura, podemos explicar el tema del cumplimiento de las Escrituras. Pues, como ya observamos res-pu iu de su pasión, Jesús asumió y llevó a término un modo de ver y sentir que está presente en las antiguas Escrituras (aunque mezclada con muchos otros elementos, que él no asumió). Jesús mostró, por así decir, cuál es la línea decisiva en la experiencia r: , :¿ :::~ de Israel, que él asumió y llevó a perfección. Pero esto fue posible entenderlo solo después que él concluyó el curso de su vida. Solo a la luz de la pascua fue posible que las Escrituras se abrieran a sus discípulos (cf también Jn 20, 9).

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La impresión global que sale de la liturgia de hoy es, por tanto, el conocimiento de que Jesús, a pesar y a través de su sufrimiento y muerte, es quien realiza plenamente lo que la precaria experiencia de Dios en el AT dejó entrever. "¿No era necesario que Cristo padeciese todo eso para entrar en su gloria?" (Le 24, 26).

De este reconocimiento brota un sentimiento de íntima gratitud y alegría ("¿No ardía nuestro corazón...?", Le 24, 32), que invade toda la celebración (cf CtAc\), especialmente cuando, al partir el pan, la comunidad sabe que el Señor resucitado está con ella (cf Le 24, 31; CtCom). La "experiencia de Emaús" nos hace reconocer a Cristo en las Escrituras y en la celebración del pan compartido.

Ahora bien, es necesario ver con todo el realismo lo que significa "partir el pan", hoy. No es solo el gesto eucarístico; es también el compartir el pan diariamente, el pan del fruto del trabajo, de la cultura, de la educación, de la salud... Los discípulos de Emaús no invitaron a Jesús a una celebración ritual, sino para que él no tuviera que enfrentar el peligro de la noche. El compartir el pan de Jesús se sitúa en la comunión fraterna de la vida.

4q domingo de pascua A

JESÚS, LA PUERTA DE PASTORES Y OVEJAS

CtEnt: (Sal 32, 5-6) La creación: obra del amor de Dios. Orín: Debilidad de! rebaño y fortaleza del pastor. laLt: (Hch 2, I4a.36-41) El kerygma y la conversión - (continúa la predicación misionera de

Pedro; cf domingo anterior) - En el despojo de Cristo se cumplieron las profecías del siervo (Hch 2, 22-24); pero también la resurrección estaba prefigurada en la Escritura (2, 24-31). Los apóstoles testimonian que Dios resucitó a Jesús: él vive y es Señor, en la gloria. Quien oye este mensaje, debe optar - primero el pueblo de Israel, pero también los que el Señor llamó de lejos (v 39). - 2, 36 cf Hch 5, 30-31; Flp 2, 11 - 2, 37-38 cf Le 3, 10; Hch 3, 19-2, 39cfls57, 19; Ef 2, 17-18.

CtMed: (Sal 22, l-3a.3b.4.5.6) "El Señor es mi pastor...".

2aLt: (IP 2, 20b-25) Seguir los pasos de Jesucristo pastor - Dirigido a los esclavos (1P 1, 18-25), el texto de la presente lectura vale para todos los cristianos. A todos, Cristo dio, con su sufrimiento, el ejemplo de la paciencia, dice el texto, con palabras que recuerdan al siervo sufriente de Is 53. La imagen de las ovejas perdidas evoca la del pastor, a quien se le confía el rebaño por el bautismo. El nos abre el camino. - 2, 21 cf Jn 13, 15; Mt 16, 24 -2,22-25 cf Is 53. 5-12; Ez 34,5-6; Mt 9, 36.

CtAcl: (Jn 10, 14) "Conozco mis ovejas...".

Ev: (Jn 10, 1-10) Alegoría del buen pastor: Jesús la puerta de pastores y ovejas - En la historia del ciego, los fariseos se comportaron como los verdaderos ciegos (Jn 9). Ellos tenían

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que ser los pastores de Israel, pero no lo son. Jn 10 muestra quiénes no son y quién es el verdadero pastor. Los vv 1-5 narran una parábola. Los vv 7-8 la explican en dos sentidos alegóricos: Jesús es la puerta (vv 7-10), Jesús es el pastor (vv 11 -18). Quien tiene sensibilidad por el AT, lo entiende: la imagen del pastor indica a los jefes y maestros del pueblo. Dios mismo es llamado pastor (Sal 94, 7): también David (Sal 77, 70-72). - En el presente texto, tiene sentido análogo: Cristo es quien da acceso al camino de la salvación. En donde hay vida, es porque Cristo nos hace llegar a ella. - 10. 1-6 cf Ez 34; Jn 10, 27 - 10, 7-10cf Jr23, 1-2; Jn 14,6.

OrOf: Los misterios pascuales, fuente de renovación y eterna alegría. Pref: (pascua II) Cristo nos conduce a la verdadera vida.

CtCom: "Resucitó el buen pastor...". OrFin: Protección y "prados eternos" para el rebaño.

El cuarto domingo pascual es el del buen pastor; en los tres años del ciclo se medita, en el Ev, el c 10 de san Juan, la alegoría del pastor. En este primer año, se presenta la introducción de esta elegoría: la escena campestre del vaivén de pastores y ovejas, pero también de asaltantes y ladrones, en el redil comunitario de las aldeas de la antigua Palestina. Y después de esta introducción —que los judíos no entendieron (pues solo quien cree, entiende realmente a Cristo)— sigue una primera explicación (en los años B y C escucharemos otras): Jesucristo es la puerta, la puerta de las ovejas. Llevadas por él, las ovejas encontrarán vida. Antes de él, vinieron personas que entraban y salían no por la puerta, sino por otra parte: eran asaltantes, llevaban a las ovejas a la perdición, para quitarles la vida. Los exége-tas no llegan a un acuerdo para saber quienes son, para Jesús, estos asaltantes. Pero creemos que esto tiene poca importancia: en todo caso, no debemos seguirlos. Lo que importa es el mensaje positivo: que pasemos por la puerta que es Jesucristo. Solo es válido el camino que lleva a través de él. Es muy probable, visto el carácter eclesial de la teología de Juan, que esta puerta indique la comunidad de los fíeles de Cristo. Pasando por esta comunidad que representa a Cristo después de su resurrección, encontramos lo que nos sirve para siempre; tendremos el mismo acceso al Padre que tuvieron los apóstoles, en Cristo (cf Jn 14, 6-9). Jesús, y su comunidad, es la puerta que da acceso al Padre.

La 2a lectura, continuación de la Primera carta de Pedro (cf domingos anteriores), concluye con términos que evocan igualmente la figura de Jesús-pastor (1P 2, 25). Pero, antes de esto, es presentado también como el siervo de Yavé de Is 52- 53 (1P 2, 22-24). Este es el ejemplo que debemos seguir, el camino seguro: no el de la violencia opresora, sino el de la justicia dispuesta a sufrir para confirmarse. Este siervo es también el "jus-

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to" que Pedro anuncia en el discurso de pentecostés (laLt: Hch 2, 36-41; continuación del domingo anterior). Su proclamación suscita arrepentimiento en el corazón de los judíos: se convierten y adhieren al círculo de los discípulos.

Ahora bien, esta conversión de los jerosolimitanos puede detener, hoy, nuestra atención. Es el prototipo de la adhesión a la Iglesia en todos los tiempos. Nosotros estamos acostumbrados a nacer ya bautizados, por así decir. Pero esto no quiere decir que nos hayamos convertido para adherir a Cristo en su Iglesia. Aquí debemos pensar en esa multitud judía que, poco antes, despreciara o desconociera el camino y la actitud de Jesús de Nazaret y, activa o pasivamente, estuviera de acuerdo con su crucifixión. Ahora, cuando Pedro, con la fuerza del Espíritu, les demuestra que esta vida fue cierta y que fue coronada por Dios, ellos dejan que en su corazón tenga lugar la verdadera metanóia, la transformación del corazón; cambian su manera de ver, su escala de valores, según lo que se les había predicado respecto de Cristo. Esta metanóia es el pasar por la puerta que es Cristo, el rachazar a ladrones y asaltantes, que vienen sin pasar por él. Es el no adherir a nada que no sea según Cristo, marcado por su vida y su camino. ¿Será que hemos hecho esta conversión?

El tiempo pos-pascual es un tiempo de reflexión sobre la realidad de nuestro bautismo y de nuestra fe. Ahora bien, nuestro bautismo no es real sin metanóia, sin cambiar de camino, para pasar conscientemente por Cristo. El bautismo por conveniencia, ser católico para no causar escándalo, no tiene nada que ver con la conversión que supone el verdadero bautismo.

Conversión como reconocimiento de lo errado de los otros caminos y adhesión a Cristo como elección del camino recto, son las realidades que la liturgia de hoy nos propone. Pero, a pesar de una cierta austeridad en estas consideraciones, tenemos también el testimonio de la gratificación vital que nos trae esta conversión a Cristo. Cantamos con confianza el canto de meditación, el salmo de Yavé, nuestro pastor (Sal 22). Reconocemos en el misterio pascual la fuente de la alegría sin fin (OrOf), Aquel que es cordero, pastor y puerta de las ovejas, sabe lo que es, para nosotros, los pastos eternos.

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5g Domingo de pascua

JESÚS, CAMINO, VERDAD Y VIDA

CtEnt: (Sal 97, 1-2) "Cantad al Señor un cántico nuevo". Orín: Adopción filial, verdadera libertad y herencia eterna. laLt: (Hch 6. 1-7) Difusión de la Iglesia entre los helenistas; los diáconos - Continúa la narra

ción de los primeros tiempos de la Iglesia. Su crecimiento trae problemas. A más de los convertidos del judaismo tradicional, entran ahora también convenidos del "judío-helenismo" (judíos helenizados. que vivían en las ciudades comerciales de Grecia, Armenia, Siria, etc.: o paganos convertidos anteriormente al judaismo: prosélitos). La organización de la asistencia a las viudas de este grupo suscitó un nuevo servicio en la comunidad: los diáconos. Ellos asumen el "ministerio de los pobres" en general. - cf Hch 1, 14; 2, 42: 13. 3: ITm4, 14.

CtMed: (Sal 32, 1 -2.4.5.18.19) Alabanza al Dios bueno y fiel.

2aLt: (IP 2, 4-9) La Iglesia, templo de piedras vivas; Cristo, piedra angular - Esta lectura es rica en imágenes, que se determinan mutuamente. Cristo es la piedra viva, rechazada, muerta, pero resucitada por Dios: quien se une a él en la construcción, es también piedra viva. Cristo es el sacrificio "espiritual" (= según el "espíritu", la fuerza de Dios): lo es también el que lo adora. Por eso, somos santificadores como él: sacerdocio real. - 2, 4-6 cf Ef2. 20-22: Is 28. 16 - 2, 7-8 cf Sal 117,22: Is 8, 14-15 - 2.9 cf Ex 19,5-6 ; Ef 1. 14; Col 1. 12-13.

CtAcl: (Jn 14. 6) "Yo soy el camino, la verdad y la vida".

Ev: (Jn 14, \-\2) Jesús, camino y revelación del Padre - Jesús prepara a los suyos para su partida. Los vv 1-4 son consolación: la fe en Dios y en Jesús vence el dolor de la separación. Pero también en el tiempo intermedio, el fiel no queda abandonado. El conoce su destino, el camino. Además, destino y camino son lo mismo: Jesús. El es camino, basta "ir por él" (cf 10, 9: la puerta); él es también destino: la verdad. Dios mismo se vuelve accesible. Quien lo ve, ve a Dios. Así. la verdad no es una doctrina, sino una vida. La gente la alcanza, viviendo la vida de Jesús - 14, l-4cfJn 14, 17; 10,28-30- 14. 5-7.cfHb 10, 20; Jn 8, 19- 14, 9cfJn I, 18- 14, lOcfJn 10,30.38; 12,49.

OrOf: Conocer la verdad de Dios y serle fiel. Pref: (pascua II) Cristo, nuestro guía para la vida nueva.

CtCom: (Jn 15, 1-5) Permanecer en Cristo. OrFin: Pasar de la antigua a la nueva vida.

La idea fundamental de hoy profundiza la del domingo pasado. Si Cristo fue llamado "puerta de las ovejas", esto excluía a los que no abren el acceso seguro. En el evangelio de hoy vemos con mayor claridad por qué Cristo es el acceso seguro al Padre, lo que Juan resume en tres términos: camino, verdad y vida. El sentido de estos tres términos, que constituyen una unidad de sentido (el camino de la verdad y de la vida, podemos decir), es presentado a través de una pequeña escenificación. TPCIÍC r-nmienza la despedida de sus discípulos (Jn 14, lss) y habla de su ida, diciendo que es un viaje necesario (para prepararles un lugar) y que ellos conocen el camino. Tomás (!) responde que no. Jesús se sirve de esta ocasión para explicar que él es este camino. El mismo es el camino de la verdad y de la vida, el camino por el cual se llega al Padre. Todo hombre piadoso

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quiere conocer a Dios. Pero nos dice Juan en el prólogo de su evangelio: nadie jamás lo vio... (Jn 1, 18). Ahora, Jesús explica a Felipe, que le pide que les muestre al Padre: "Quien me ve, ve al Padre". En otras palabras, en Jesús contemplamos a Dios. Nuestra pregunta encuentra en él respuesta, nuestro espíritu, verdad, nuestra angustia, la fuente de la vida. En este sentido, él mismo es el camino que nos conduce al Padre y, al mismo tiempo, la verdad y la vida que se vuelven accesibles para nosotros. "El hijo único nos lo hace conocer" (Jn 1, 18).

Pero ¿qué significa conocer, ver a Dios en Jesucristo? Significa que, para saber cómo es Dios, el absoluto de nuestra vida, no necesitamos sino conocer la vida de Jesús de Nazaret: esta "existencia para los demás", a la que Dios le imprimió su sello de garantía, en la coronación de la resurrección. Muchas veces tratamos de imaginar a Dios, para después proyectar en Jesús algo de divino (generalmente algo muy poco humano...). Debemos hacer lo contrario: mirar hacia Jesús de Nazaret, hacia su vida, palabra y muerte, y después decir: así es Dios —Esto nos basta (cf Jn 14, 8). El está en el Padre y el Padre en él (14, 11) y quien se une a él, hará lo que él hace, y más aún, ahora cuando él se va (14, 12).

En la perspectiva de este evangelio, adquiere un sentido especial la antífona de entrada: Dios reveló su justicia delante de los pueblos, a saber, en la vida de Jesucristo, coronada por la resurrección.

Las dos primeras lecturas describen la constitución de la comunidad de Cristo. Hch 6 narra la —conflictiva— difusión de la comunidad entre los judíos helenistas (que obtuvieron su propia "administración"—los siete diáconos); y también entre los sacerdotes. El canto de meditación comenta este episodio en el sentido de la providencia de Dios para todos los suyos. Y la segunda lectura, continuación de la carta de Pedro (2, 4-9), canta la dignidad del-pueblo constituido en Cristo, construido con piedras vivas, sobre la piedra rechazada por los constructores, que se convirtió en la piedra angular.

Las oraciones y cantos traen otros temas, tan fundamentales, que merecen nuestra atención. La Orín se inspira en Jn 8, 3lss: la libertad de los hijos de Dios, hijos adoptivos, por cierto, pero verdaderamente "gente de casa" para Dios, y herederos de

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su gracia y vida; a la realización escatológica de esta realidad es a la que alude el comienzo del evangelio de hoy ("En la casa de mi Padre hay fnuchas habitaciones"). El CtCom se inspira en Jn 15 (alegoría de la vid), tema central de este domingo en el año B.

Para la predicación, nos parece que no hay que desperdiciar la oportunidad para explicar el fundamento de toda teología cristiana: conocer a Cristo (no solo teóricamente, sino siguiendo su camino), para descubrir cómo y quién es Dios.

Entre nosotros, conscientes de la semejanza entre el rostro de Cristo y el rostro de los oprimidos, las palabras: "Quien me ve, ve al Padre", pronunciadas en la víspera de la cruz, revisten una actualidad especial. Quien tiene miedo de encarar los rostros de los pobres y sufridos en medio de nosotros, no es capaz de conocer la gloria del amor del Padre, que se da a ver en el rostro coronado de espinas de Jesús, el hombre de Nazaret.

69 domingo de pascua A.

EL ESPÍRITU DA PLENITUD A NUESTRO BAUTISMO

CtEnt: (cf ls 48. 20) ¡Gritos de alegría! Orín: Corresponda nuestra vida a los misterios que celebramos. laLt: (Hch 8, 5-8.14-17) Difusión de la Iglesia en Samaría y clon del Espíritu - Dios escribe

recto con líneas torcidas: con el episodio de Esteban, un buen número de cristianos tienen que huir de Jerusalén. Son ellos quienes difunden la fe en Samaría y en Siria. La persecución se convierte en instrumento de difusión. Uno del grupo de Esteban, el diácono Felipe, se vuelve apóstol de Samaría (8, 5). Su predicación se confirma con los milagros y causa grande alegría (8, 8). Los apóstoles Pedro y Juan vienen de Jerusalén para invocar el Espíritu Santo sobre los recién convertidos de Samaría; signo de la unidad de las Iglesias. - 8, 5-8 cf Mt 10, 5-6; Jn 4, 9-10.38-39; Hch 1,8-8, 14-17 cf Hch 10, 44-48; 2, 38.

CtMed: (Sal 65, l-3a,16+20) Alabanza universal a Dios por su amor.

2aLt: (1P 3, 15-18) La muerte y vivificación de Cristo y de nosotros, en el Espíritu - El cristiano se distingue del pagano por su esperanza, dice Pedro (3. 5; cf Ef 2, 12). En Cristo él ve la fuerza uc ¡a vida y del amor. Por eso, él puede responder por su fe, con seguridad, delante de Dios y de los hombres. Y no rechaza el sufrimiento: también Cristo lo conoció (3, 18). -c f l s8 , 12-13; Rm5, 5-6; 6, 10-11.

ClAcl: (Jn 14, 23) La inhabitaciónde Cristo y de Dios en nosotros. Ev: (Jn 14, 15-21) La venida del paráclito - Amar a Jesús no es agarrarse a su presencia sensi

ble, sino "guardar" su palabra. Pero, aun en la ausencia física, el Señor exaltado sigue pre-,_ _:i el otro "paráclito", el Espíritu, abogado en el proceso con el mundo (cf Mt 10,

19-20). Y Jesús mismo también volverá, y no solo él, sino el Padre con él (14, 18-21). Este acontecimiento no tiene fecha. Se realiza para quien cree y ama. - 14, 15-17 cf Dt 6, 4-9; Un 2, 3-6; Jn 14,26-14, 18-21 cf Jn8,21; 16, 16; 10, 30; 17, i l .

OrOf: Corresponder a los sacramentos del amor de Dios. Pref: (Pascua IV) "El hizo de nosotros una nueva creación".

CtCom: (Jn 14, 15-16) Amar a Jesús es cumplir su palabra. OrFin: El fruto del sacramento pascual en nosotros.

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En este domingo se continúa la meditación de las palabras de despedida de Jesús en el evangelio de Juan (14, 15-21). Esta meditación introduce —dos semanas antes de pentecostés— el tema del Espíritu Santo, que Juan llama "el Paráclito", es decir, el "asistente judicial" en el proceso del cristiano con el mundo, pues el mundo (término técnico de Juan para indicar a los que rechazan a Cristo) llevó a Cristo y a sus apóstoles ante el tribunal (cf las persecuciones, en el tiempo en que Juan escribió su evangelio). En esta situación necesitamos el abogado que viene del mismo Dios y que toma el lugar de Cristo (por esto, Jesús dice: otro Paráclito; Jn 14, 16), ya que su testimonio viene de la misma fuente, que es el Padre. Gracias a este Paráclito, la despedida de Jesús no nos coloca en una situación de huérfanos (v 18). Jesús anuncia próxima su desaparición de este mundo; el mundo no lo verá más. Pero los fieles lo verán, pues están en él y él en ellos. Todo eso, con la condición de guardar su palabra, observar su mandamiento de amor: en la práctica de la caridad, él se hace presente en medio de nosotros y su espíritu nos asiste. Y el mismo Padre nos ama.

En la línea de los domingos anteriores, la laLt describe la difusión de la Iglesia: ahora, en Samaría. También ahí aparece el papel del Espíritu Santo en la comunidad cristiana. Cuando los apóstoles en Jerusalén oyeron que Samaría había aceptado la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan para imponer las manos a estos bautizados para que recibieran el Espíritu Santo (Hch 8, 14s). Esta práctica no era necesaria: hay casos en que Dios derrama el espíritu aun antes del bautismo (Hch 10, 44ss). Pero, en todo caso, la presente narración nos muestra que la vida cristiana no es completa sin la efusión del Espíritu Santo, que los apóstoles impetraban por la imposición de las manos. Pensando en el evangelio, podemos describir este espíritu como la habitación de Dios y de Jesucristo en los fieles. Así, el bautismo no es una mera asociación de personas alrededor del rótulo "Jesucristo", sino realmente una participación de su vida y una continuación de su misión en este mundo. También el espíritu une a todos; es el espíritu de la unidad; por eso, es muy significativo que sean los apóstoles de Jerusalén los que va a imponer las manos a los bautizados de Samaría. Un recuerdo de esto es, todavía hoy, la visita del obispo diocesano a las parroquias para administrar el sacramento de la confirmación, que está prefigu-

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rado en esta lectura de Hch 8. También podemos decir que, si la pascua fue el tiempo litúrgicamente propicio para el bautismo, el tiempo de pentecostés, que se aproxima, es el momento propicio para la confirmación.

Así, la presente liturgia nos introduce en la esfera de pentecostés. En este sentido, profundiza el significado de la resurrección. Pues, si la resurrección es la vida de Cristo en la gloria, esta vida, él no la vive para sí. El "resucitó para nosotros" (Oración eucarística IV). La realización de \a resurrección en nosotros, la presencia vital de Cristo en nosotros, de tal modo que seamos Cristo en el mundo de hoy, el espíritu de Dios es el que obra: la fuerza de su soplo de vida, la luz de su sabiduría, el misterioso impulso de su palabra, el ardor de su amor. Para completar la celebración de la resurrección, debemos abrirnos, ahora, para que este espíritu penetre en nosotros..

La laLt nos hace tomar conciencia de que estamos en un proceso ante el mundo (cf Ev). El nos pide cuentas. Pero es a Dios a quien debemos rendir cuentas. El mundo puede matar, como mató a Jesús. Pero, en el espíritu, que hizo vivir a Cristo, viviremos. Esta segunda lectura trae algo de la teología del martirio (mejor padecer haciendo el bien que haciendo el mal). No debemos interpretarla en un sentido fatalista ("Dios lo quiere así" — y basta...), sino en un sentido de firmeza, porque el cristiano sabe que Cristo está más cerca de él que los tribunales del mundo.

Ascensión del Señor A ? JL>? (_•

EXALTACIÓN Y SEÑORÍO DE CRISTO

CtEnt: (Hch 1,11) Jesús volverá así como subió: en la gloria. Orín: Participación en la gloria de Cristo. laLt: (Hch 1, 1-11) Ascensión de Jesús y misión de los apóstoles - Los días entre la pascua y la

ascensión forman "el retiro de preparación" (¡40 días!) para el nacimiento de la Iglesia. Fueron la últimas instrucciones de Jesús a los suyos: promesa y misión, fiftós tendrán que llevar el mensaje al mundo entero, y para eso recibirán la fuerza del Espíritu. Hasta que el

Nota

En donde el 79 domingo de pascua es sustituido por la solemnidad de la ascensión del Señor (v adelante), es permitido anticipar las bellas lecturas del 7e domingo para el (í9.

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Señor no vuelva, su Iglesia será misionera. - 1, 1-5 cf Le 1, 1-4; Mt 28, 19-20; Le 24, 42-43.49; 3, 16-1,6-11 cfMt 24, 36; Le 24, 48.50-51; Me 16, 19; Ef 4. 8-10; Sal 110.

CtMtd: (Sal 46, 2-3.6-7, 8-9) Exaltación de Dios ante los pueblos. 2aLt: (Ef I, 17-23) Lajuerzi de Dios, revelada en la exaltación de Cristo - La oración del autor se

transforma en proclamación de los "magnalia Dei" en Cristo. Dios lo resucitó y lo hizo cabeza de la Iglesia y del universo. La Iglesia es su "cuerpo", ella lo hace presente en el mundo, ella es la presencia actuante de Cristo en el mundo. - I, 17-18cfCol l,9-10;Ef3, 14 - I, 19-21 cfSal 108, I; Flp2,9-11; Col 1, 16- 1, 22-23cf 8,6; Ef 4,10.15;Col I, 18-19.

CtAcl; (Mt 28, 19+20) Proclamación universal del evangelio.

Ev: (Mt 28. 16-20) Despedida de Jesús y misión de los apóstoles - Hch 1 narra cómo Jesús "se apartó" (laü). En Mi 28. 16-20 el mismo dato (la misión final de Jesús a los suyos) es interpretado como un "permanecer con nosotros hasta el fin del mundo". Idea que le gusta a Mi (cf l, 23: Dios con nosotros). La escena se sitúa en la "Galilea de los gentiles" (cf Mt 4, 15-16; Is 8, 23 - 9, 1). Este hecho ya significa el universalismo de la misión de los apóstoles y de la difusión de la Iglesia. Todos los pueblos serán discípulos de Cristo (lo que se indica por el bautismo); su enseñanza se conserva en el mismo libro que termina con esta misión (cf sobre todo Mt 5-7) - cf Mt 26, 32; Dn7, 14; Jn 3, 35; 17, 2 Mt 18, 20; Jn 14,23.

OrOf: Encuentro del cielo con la tierra. Pref: (Ascensión I/II) Jesús subió para hacemos partícipes de su gloria.

CtCom: (Mt 28, 20) "Estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos". OrFin: Que nuestros corazones se dirijan hacia lo alto.

Fiel al procedimiento de la reconstitución cronológica, la Iglesia celebra, cuarenta días después de la pascua, la ascensión del Señor. Pero no debemos atribuirle demasiada atención a esta cuestión cronológica: la cronología es solo un medio padagógi-co para situar los diversos momentos del misterio de Cristo. En realidad, lo que se celebra hoy es algo mucho más amplio que el hecho en sí de que a Jesús lo hayan visto subir al cielo en presencia de los discípulos. Lo que celebramos es toda la realidad de su glorificación, lo que la cristología primitiva llamó el "sentarse a la diestra del Padre". La última aparición a los apóstoles es solo un momento de esta realidad global. Por eso, tampoco tenemos que preocuparnos por armonizar el relato de Lucas en Hch 1,1-11 (laLt) con el de Mt 28, 16-20 (Ev), situado uno en la región de Jerusalén y el otro en Galilea. Pueden ser dos acontecimientos diferentes. Lo importante es que tengan el mismo sentido: Jesús, después de su resurrección, no vino para retomar lo que él hacía antes (cf su advertencia a María Magdalena en Jn 20, 17), ni para implantar un teocrático reino de Dios en el mundo, como muchos creían que él tenía que haber hecho durante su vida terrenal (cf Hch 1, 6). No. Jesús se realiza ahora en otra dimensión, la dimensión de su gloria, de su señorío trascendente. La actividad aquí en la tierra, nos la deja a nosotros ("Sed mis testigos... hasta los confines de la tierra"; Hch I, 8), y nosotros tenemos que realizarla en todo momento. En la resu-

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rrección, Jesús vuelve a nosotros en condición gloriosa, ya no "carnal", para animarnos con su espíritu (Hch 1,8; Mt 16, 20) (cf Jn 14, 15-20, evangelio del domingo pasado). Así, paradójicamente, al celebrar la entrada de Jesús en su gloria, no celebramos una despedida, propiamente, sino un nuevo modo de presencia; celebramos que él es, realmente, el Emmanuel, el Dios-con-nosotros, para siempre (Mt 28, 20, ev; cf Mt 1, 23). Por eso, este nuevo modo de presencia es, también, un anticipo de la realidad final: así como él entra en su gloria, esto es, como Señor glorioso, así él volverá, para concluir el curso de la historia (Hch 1, 11). Poco importa cómo la gente se imagine esto, el sentido es que, desde ya, Jesús es el Señor del universo y de la historia (es lo que subraya el CtMed, Sal 46 y nosotros, obedientes a su palabra, colaboramos con el sentido definitivo que él establece y que ha de juzgar.

Como la encarnación y la muerte/resurrección, también la glorificación de Cristo debe entenderse como un "misterio", es decir, una realidad trascendente (a nuestras categorías empíricas), de la que la celebración religiosa nos hace participar (para eso mismo sirve la religión: si no podría ser sustituida por la historia, la sicología, sociología, etc.). Ahora bien, celebrando la glorificación de Cristo, tomamos conciencia de nuestra propia vocación a la gloria, como lo expresa la Carta a los efesios (que, con razón, se puede considerar como ejemplo por excelencia de teología "misterial" dentro del NT) (2aU). También la Orín habla en este sentido (cf los prefacios propios I y II).

Una idea que llena la liturgia de este día (como la de todo el tiempo pascual) y que se expresa en la OrOfy en la OrFin, es la de que el cristiano debe vivir con la mente en el cielo. Debemos entender esto de modo correcto, a la luz de lo dicho anteriormente. Participamos de la glorificación de Cristo. Esta participación es un nuevo modo de presencia en el mundo. No es una alienación de este mundo, sino, más bien, el ejercicio del señorío escatológico sobre este mundo. Vivir con la mente en el cie-I„ ..^ ,.os dispensa de estar con los dos pies en la tierra; significa: encarnar, en esta tierra, aquel sentido de la historia y de la existencia que en Cristo fue coronada de gloria.

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Ascensión del Señor Tí

LA PALABRA Y LOS SIGNOS DEL SEÑOR GLORIOSO

Todo como en el año A. menos: Ev: (Me 16. 15-20) Final del evangelio de Me - Me 16. 9-20 es un complemento del final

original de Me (que termina en 16, 8), resumen de las diversas tradiciones en el NT respecto de los acontecimientos pascuales. Me 16. 14 se inspira en Le 24, 36 y Mt 28, 16-17 (duda de los apóstoles). Me 16, 15 sintetiza a Mt 28, 18-20: misión de evangelización radical. Esta misión irá acompañada por signos milagrosos (cf varios textos de Hch; compare Me 16. 18a con Hch 28, 3-6). Finalmente, notifica el arrebatamiento de Jesús (cf Elias) y su instalación a la derecha de Dios (cf Hch 2, 33ss; Sal 109) y el comienzo de la predicación apostólica. - cf Mt 28, 16-20; Le 24, 36-39; Jn 20, 19-23.

El evangelio de hoy es casi un resumen del libro de los Hechos. Cristo glorioso, en la hora de su despedida, confía a los apóstoles su misión y predice ya lo que el libro de los Hechos, de hecho, describe en relación con esta misión: el poder de Cristo acompaña a sus discípulos en la predicación. El texto insiste más en los signos que acompañan a la palabra, que en el contenido de la misma. Esto puede dar la impresión de un cierto "sensacionalismo". Tenemos que ver esto con los ojos de aquel tiempo: señales prodigiosas confirmaban que "Dios estaba con ellos". En este sentido, Me 16, 15-20 puede también considerarse como una explicitación de las últimas palabras de Mt 28, 20. El Señor glorioso, establecido en el "poder", da una fuerza increíble a los que predican su "nombre" (16, 17b; cf Hch 3). Esto es verdad aun hoy. Nuestra mentalidad científica tal vez nos lleve a no darle mucho valor a los milagros, pero no por ello el Señor glorioso deja de dar fuerza a los que se dedican a la predicación de su reino. La evangelización hoy va acompañada por signos que hacen que el mundo admire tanto como los milagros descritos en Me 16, 17-18: personas que logran librerarse de ciertas supuestas leyes económicas, del determinismo de la ganancia, etc; comunidades que se basan no en la competencia, sino en la comunión; apóstoles que parecen abolir las fronteras que la medicina pretende imponer al esfuerzo y a la recuperación de las fuerzas humanas; célibes de verdad que no se acomplejan, etc. ¿Será que todo esto es menos significativo que ser mordidos por serpientes y beber veneno?

El evangelio no depende de signos. Pero en donde hay fuego, hay humo. Es decir, la presencia del evangelio, por oculta

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que sea, no puede dejar de llamar la atención. Transforma la realidad en donde menos se espera.

La ascensión de Cristo al cielo, nos convierte en los encargados de la misión, que Jesús preside en su gloria. Manifestamos su nombre, y los signos confirman el "poder" que se encarna en la predicación del evangelio. El evangelio no deja las cosas como están. Este es el mensaje de hoy.

Ascensión del Señor (_/

PREPARACIÓN PARA LA MISIÓN

Todo como en el año A, excepto:

Ev: (Le 24. 46-53) Misión de los apóstoles confiada por el Señor resucitado - Le condensa los acontecimientos pascuales en un solo día: visitas al sepulcro (24. 1-12). encuentro del resucitado con los discípulos de Emaús (13-35), aparición a los once (36-43). instrucciones para la comprensión de las Escrituras y misión (44-49). subida de Jesús al cielo (50-53). - Es necesario que se cumpla la Escritura (AT). no solo en la pasión y muerte del Señor, sino también en la misión universal a partir de Jcrusalén (cf Is 2, 3: 42, 6; 49. 6). -La despedida de Jesús se describe con sencillez; no causa tristeza, sino alegre confianza, mientras los discípulos se preparan en la oración para asumir !a misión. - cf Sal 23; 67, 16-22.29-36.

Si en todos los evangelios la ascensión de Jesús al cielo aparece como el comienzo de la misión de la Iglesia (cf años A y B), Le es quien más hace explícita esta idea, anticipando el comienzo de su segundo libro (Hch). Jesús explica a los once la recta comprensión de las Escrituras (la relectura por la cual deben entender el verdadero sentido del mesianismo de Jesús, el mesías sufriente, pero exaltado por Dios). Pero también les explica que ahora se van a cumplir las profecías del 2a Isaías respecto de la misión universal del pueblo de Dios: ser luz de las naciones, difundir la salvación hasta los confines de la tierra (Hch i, s; Is 2, 3; 49, 6; 42, 6). Lo que Jesús fue desde su primera presentación en Jerusalén (Le 2, 32), la Iglesia lo será, a partir de Jerusalén, cumpliendo la misión de quien ahora es su Señor (24, 47). Dios visitó a su pueblo y a su templo (MI 3). Al.wiu, Jerusalén se convierte, a pesar de la incredulidad de sus jefes, en el centro desde donde sale la salvación para el mundo entero (cf Is 49, 21-22; 55, 4-5; 56, 7; 60, lss, etc.). Para eso es necesario que los apóstoles reciban la fuerza del altísimo: el Espíritu (cf Hch 2).

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Cuando los apóstoles, después de la ascensión de Jesús, vuelven a Jerusalén, pasan el tiempo en oración: se preparan para recibir "la fuerza de lo alto", el Espíritu que impulsará a Jesús en su misión. Así como él siempre oraba, así también ellos rezan ahora. La misión de Jesús es ahora la de su Iglesia. Después de él, la Iglesia debe ser la luz de las naciones "saliendo de Jerusalén". Hoy, Jerusalén ya quedó muy atrás, y la Roma de los emperadores también. La Iglesia de Cristo glorioso llegó a la periferia del mundo, a los "confines de la tierra" (Hch 1, 8; lal.l). En la "periferia del mundo" brilla la luz de las comunidades testigas, que por su fraternidad, solidaridad, justicia y amor dan testimonio de que Jesús es verdaderamente el Señor de la gloria.

7q domingo de pascua \

PRESENCIA EN LA AUSENCIA CtEnt:

Orín: laLt:

CtMed: 2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

(Sal 26,7-9a) "Buscaré tu rostro, Señor". Nuestro salvador está con Dios; que él permanezca también con nosotros. (Hch 1, 12-14) La comunidad de los apóstoles ames de pernéeosles - Los apóstoles vuelven a Jerusalén. después de la ascensión de Jesús, conscientes de que su vida de ahora en adelante es misión (de testimoniar al resucitado). Permanecen en espera de la venida del espíritu prometido (cf fiesta de la ascensión), unidos en concordia y oración con la madre de Jesús, señal de que Jesús vivirá en medio de ellos. - cf Le 24, 50-52; 6, 14-16; Hch 2, 46; Rm 12, 12.

(Sal 26, 1.4.7-8) Vivir en la presencia del Señor.

(1P 4, 13-16) Que nuestro nombre de cristianos sea una honra para Dios - Porque conoce la relatividad y la precariedad de este mundo, el cristiano es más realista (4, 7) y juzga las cosas según su verdadero valor. Ve ante él el fin de iodo y también la revelación de la gloria de Cristo. Ahora bien, en la hora presente se revela la grandeza de Cristo en los hombres que afrontan el sacrificio por su causa. - cf Hch 5, 41; Mt 5, 11-12; Is II, 2; Rm5, 3-5; Col 3,4; St 1,2-4. (Jn 14, 18) "No os dejaré huérfanos".

(Jn 17, 1-1 la) Cumplida su obra, Jesús reza al Padre - El 1° domingo pascual trae, cada año, una parte del "testamento espiritual" de Jesús (Jn 17). El ora, en su "hora", para que ella produzca su fruto: su "glorificación" y la del Padre (1-5) y la preservación de los suyos en la santidad (6-19), la unidad del todos los que creen (20-26). La "glorificación" de Cristo - su restauración en la condición divina - es también glorificación de! Padre que se hizo conocer en él (i, 18; 14, 9). Y al mismo tiempo la salvación de los que opten por él. Rezando por sí, 3esús reza por los suyos y por todos los que crean en él. - 17, 3 cf Jr 3l,34;Jn 14,7-9; Un 5, 20 - 17, 5cf Flp 2, 6-11; Jn I, 14. De la devoción en la vida a la gloria celestial. (Ascención I) En la exaltación, Jesús está más cerca de nosotros, (cf Jn 17, 22) "Que todos sean uno". Que el cuerpo llegue a la plenitud que la cabeza ya posee.

En muchas partes el 1- domingo pascual desapareció de la liturgia, por coincidir con la solemnidad de la ascensión del Se-

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ñor. En realidad, él participa del mismo espíritu de dicha fiesta. Por lo menos, en los años A y B, la laLt nos narra los hechos sucedidos inmediatamente después de la ascención. Y, en cuanto al evangelio, nos parece que, en alguna oportunidad, la solemnidad de la ascensión podría celebrarse con el evangelio de este 1- domingo, pues lo merece1. Así como en el tercer domingo pascual, cada año, se lee un trozo de Jn 10, así también, en este 79 domingo, se lee cada año un trozo del maravilloso capítulo 17 de Juan, la grande oración de despedida de Jesús, llamada también oración sacerdotal. Esta oración, me gustaría llamarla la oración de Jesús glorificado, pues, como en todo el evangelio de Juan (y especialmente en los capítulos 13-20), El Cristo que toma la palabra en esta oración es el Señor glorioso, y su despedida se ve a la luz de su gloria (Jn 17, 5).

Jn 17 puede dividirse en tres: la oración de Jesús, al entregar su obra al Padre (vv 1-8); la oración por sus discípulos (vv 9-19); la oración por la Iglesia y por todos los hombres (vv 20-26). La división adoptada por la liturgia no coincide perfectamente con esta (hoy, la lectura es del v 1 al 1 la), pero, en cuanto al sentido global, corresponde. Por tanto, hoy el Ev nos presenta, por así decir, la "eucaristía" (= acción de gracias) de Jesús en el momento de llevar a término su obra. Es la "hora" de Jesús y del Padre. El Padre es glorificado en la obra de Cristo; en ella, él revela el rostro de Dios, su ser (bondad y fidelidad). Dios se da a conocer en el amor hasta el fin (v 4; cf 13, 1) que Jesús nos testimonió. Pues el amor de Cristo es la revelación del verdadero sci (Jo la "gloria") de Dios: su cruz es el trono de la gloria de Dios en medio de nosotros. Ahora entendemos plenamente que, haciéndose "carne", esto es, humanidad vulnerable y mortal, Jesús nos deja entrever "la gloria como unigénito del p 3 rW nr i ]4) g n ] a presencia de esta intuición del sentido definitivo de su obra (exactamente lo que celebramos en la ascención de Jesús, cf aquella fiesta), Jesús pide para que los suyos, conscientes ahora del pleno sentido de su misión (v 7), le ne.rmanezcan también plenamente fieles. Por tanto, la celebración de la gloria de Cristo es también un desafío a nuestra fidelidad.

1. Cf nota del 68 domingo de pascua.

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1.a 2aLt continúa con la meditación de la Primera carta de IVdro. Se coloca (como también el Evangelio de Juan) en una situación de opresión. La Iglesia sufre la persecución del mundo. Pero, cuando se tiene ante los ojos la gloria del Señor resucitado, este sufrimiento se transforma en razón de alegría, pues el espíritu de su gloria reposa sobre quien sufre en su nombre (1P 4, 14). A nadie le gusta sufrir. Pero, cuando, como en el caso del mismo Cristo, la profesión de la verdad y del amor exigen sufrimiento, este se convierte en participación de la gloria de Cristo, una razón no para avergonzarse, sino para gloriarse. Indudablemente un pensamiento de grande actualidad para muchos cristianos en América Latina. Así, la celebración de la gloria de Cristo, en este domingo después de la ascensión, se convierte verdaderamente en un "misterio" en el sentido de la antigua liturgia cristiana: una participación, dentro de nuestra situación actual, de lo que celebramos.

La laLt continúa con el documentarlo de la Iglesia apostólica. Narra la situación de misma inmediatamente después de la ascención del Señor: los once apóstoles (todavía Judas no ha sido reemplazado) con María, la madre de Jesús, y sus familiares. Este "pequeño rebaño" fue el que conservó en su seno la misión que le fue confiada por Cristo, al entrar en su gloria.

Ante todo esto, nos parece que la liturgia de hoy nos invita a una meditación sobre la conciencia eclesial, sobre el ser Iglesia en la ausencia de Cristo, pero también en la presencia y en la conciencia de su gloria. Su ausencia es un llamamiento a nuestra fidelidad. Nosotros tenemos que encarnar el espíritu de Cristo y llevar su obra adelante. Su presencia gloriosa es la razón de nuestra confianza y alegría, incluso en medio de la opresión y la represión. Tal vez sea este el espíritu que se comunica a partir del bellísimo canto de entrada (Sal 26, 7-9; ver también CtMed), expresando la búsqueda del rostro del Señor (ausencia), pero también la certeza de que él no aparta su rostro de sus fieles (presencia). La Orín reza para que experimentemos que él se queda con nosotros, como lo prometió (cf Ev de la ascensión). Así, realmente, no quedamos huérfanos (CtAcl) y nuestro camino se convierte en un camino hacia la gloria que Cristo posee en toda la la eternidad (OrFin).

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Vigilia de pentecostés A B C

P L E N I T U D D E L A P A S C U A

CtEnt: (Rm 5, 5; 10, 11) El amor de Dios derramado en nosotros por el espíritu. Orín: (I) Plenitud de la pascua, diversidad de lenguas, unanimidad de alabanza / (II) La luz de

Cristo y la fuerza del Espíritu Santo. laLl: (Gn II. 1-9) La confusión de las lenguas en Babel I (Ex 19, 3-8a. l6-2()b) IM procla-

nuición de la ley en el Sinaí / (Ez 37, 1-14) Los huesos revivificados I (Jl 3. 1-5) Efusión escalológica del espíritu sobre Iodos los hombres.

CtMed: (Sal 103, I -2a.24+35c.27-28.29bc-30) "Envía tu espíritu y renueva la faz de la tierra". 2aLt: (Rm 8, 22-27) Tenemos las primicias del espíritu, que viene en ayuda de nuestra fragili

dad - Hemos sido salvados, pero todavía no se ha minifestado nuestra salvación. Lo que vemos es todavía debilidad, pecado, muerte. Pero la palabra de Dios nos revela nuestra salvación y el espíritu que recibimos es nuestro apoyo para la fe, la esperanza y la oración. El ora en nosotros, conociendo mejor que nosotros lo que nos falta.

CtAcl: "Ven, Espíritu Santo". Ev: (Jn 7, 37-39) El costado abierto de Cristo, fuente del espíritu - En la fiesta de los

tabernáculos, fiesta de luz y agua, Jesús se revela como fuente de agua viva (cf Jn 4. 10). El agua es fuerza, espíritu de Dios. Levantado la cruz. Jesús derrama de su costado abierto esta agua (Jn 19. 34 cf Un 5, 6-8). Quien cree en Cristo exaltado, recibe de él el espíritu y la comunión de la vida divina (cf ICo 15, 45; 2Co4, 11).

OrOf: El espíritu que enciende la caridad en la Iglesia. Pref: (Pentecostés) Plenitud del misterio pascual.

CtCom: (Jn 7, 37) "El que tenga sed, venga a mí...". OrFin: petición del fervor del espíritu.

La vigilia de pentecostés es una de las antiguas celebraciones de nuestra tradición. Como la noche pascual, servía para la administración del bautismo, aún en tiempos en que el bautismo estaba íntimamente unido a la confirmación. Pero, si la noche pascual daba más ocasión para acentuar el bautismo, como muerte y resurrección con Cristo, el tema pentecostal se refiere, más bien, al don del espíritu, que, en nuestra teología sacramental actual, está más específicamente relacionado con la confirmación. Por eso, sugerimos, en donde sea oportuno, la celebración de la confirmación para esta vigilia. Se podría concebir como una tarde de retiro para los jóvenes que conscientemente van a ^umii la \ ida en el espíritu de Cristo.

Para la IaLt, se puede escoger entre varias (cf referencias). La más destacada es Gn 11, la confusión de las lenguas con ocasión de la construcción de Babel (pues el milagro de las luigua», en pentecostés, se considera como la reparación de esta confusión). Otra opción es Ex 19, la promulgación de la ley en el Sinaí: en la tradición judía, pentecostés conmemora este hecho, y la proclamación del Kerygma cristiano por los apóstoles parece prefigurado en él. También se ofrece la visión de Ez 37 como

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opción: la vivificación de los huesos secos (el pueblo desterrado) por el espíritu (la fuerza) de Dios (piénsese en los apóstoles que se reanimaron y solo con el ímpetu del espíritu vencieron su miedo). Finalmente, se puede escoger también Jl 3, la efusión i-scatológica y universal del espíritu sobre el pueblo (texto citado por Pedro en su discurso de pentecostés, Hch 2, 16ss). Como se puede observar, todos estos textos ilustran alguna dimensión de lo que se realizó plenamente en el primer pentecostés cristiano, 50 días después de la resurrección de Cristo. Estas lecturas nos describen la "tipología veterotestamentaria" del pentecostés cristiano. Serían la materia adecuada para un círculo bíblico sobre pentecostés (cf vigilia de la pascua).

El CtMed (Sal 103) canta la continua recreación del universo por el espíritu del Señor. Este salmo es muy adecuado para hacer sentir lo que es, bíblicamente hablando, el "espíritu de Dios": el principio de vida divina en la creación y en la historia (cf Gn 2, 7; 6, 17 etc.), la animación o inspiración divina de la vida, la presencia activa de Dios en todo lo que sucede. Sin la participación de Dios, ni siquiera puede existir la creación, y la historia se convierte en una historia de muerte. El espíritu de Dios no es ajeno a la materia, pero sirve para animarla, tanto la materia bilógica como "materia histórica" —nuestra sociedad. Lo contrario al espíritu no es la materia, sino la "carne", es decir, la autosuficiencia del hombre. El espíritu del amor de Dios debe transformar nuestra historia de "carnal" (autosufi-ciente, opresora) en "espiritual".

La 2aLt es el conocido texto de Rm 8, 22-27, que habla de ¡a presencia —como primicia— del espíritu vivificador de Dios en nuestra precaria existencia, este mismo espíritu que intercede por nosotros junto a Dios, porque nosotros mismos no sabemos pedir.

El evangelio, una vez más, está tomado de Jn (7, 37-39) y nos enseña que podemos aliviar nuestra sed con el espíritu que, como salen las aguas milagrosas del templo utópico de Ez 47, sale del costado abierto de Cristo1. Y Juan añade que esto se

1. Hay que leer Jn 7, 37b-38a como sigue: "Si alguien tiene sed, venga a mí / y beba quien cree en mi"'. Cf Konings, J. Encontró com o Quarto Evangelho. Petrópolis: Vozes, 1974. p 75; Brown, R. E. Evangelho de Joao e Epístolas, san Pablo; Paulinas, 1975. p 7 4 s s .

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podría realizar desde la glorificación de Cristo. Con ello, entendemos un poco mejor por qué celebramos el don del Espíritu Santo después de la pascua y ascensión del Señor. Pero, la glorificación de Jesús, en el modo de ver de Juan, abraza todos los tres momentos: muerte, resurrección y don del espíritu. El don del espíritu es el que hace fecunda la glorificación de Cristo para los suyos.

Pentecostés es la consumación del misterio pascual (Orín). En la vigilia, en un espíritu de recogimiento, cabe recapitular interiormente toda la riqueza de este misterio, pues él es el contenido del mensaje que los apóstoles, recreados por el espíritu, proclamaron por el mundo, en la mañana de pentecostés.

Pentecostés: misa del día

LA IGLESIA, SACRAMENTO DE UNIDAD

A,B,C

CtEnt: (Sb 1. 7) "El espíritu del Señor llena el universo..." / (Rm 5. 5; 10, I I) E! espíritu derramó sobre nosotros el amor de Dios.

Orín: Actualización del prodigio de pentecostés. laLt: (Hch 2. 1-1 \) El milagro de ¡as lenguas - Pentecostés se interpreta como acontecimiento

escatológico a partir de la profecía de Jocl (cf Hch 2, 16-21), Pero, sobre todo, es el cumplimiento de la palabra de Cristo (Le 24, 49; Hch 1.4;cfJn 14, 16-17.26). Pasa como un vendaval ul oído, como fuego a los ojos; pero permanece como transformación del "'pequeño rebaño" en la Iglesia misionera. También hoy. La Iglesia de Cristo se reconoce por el lugar que le da al espíritu y por la capacidad de proclamar su mensaje, - 2, 1-4 cf Mt3. 11; Le 3. 16: Jn 20, 22; Hch 4, 31.

CtMed: (Sal 103. lab+24ac.29bc-30.3!-34) Dios da fuerza y vida a las criaturas por el Espíritu. 2aLt: (ICo 12, 3b-7.l2-l3) Unidad del espíritu en la diversidad de los dones - "Jesús es el

Señor", es la confesión que une a la Iglesia primitiva (cf Flp 2, 9-11). Y esta confesión solo se logra mantener en la fuerza del espíritu. Como la unidad de la confesión, el espíritu da también la multiformidad de los servicios en la Iglesia. Todos los que pertenecen a Cristo son miembros diversos del mismo cuerpo. - 12, 3 cf Rm 10, 9 Flp 2, 11 - 12, 7 cf Hch 1, 8; ICo 12. 28-30; Rm 12, 6-8; Ef 4, 11-13- 12, 12-l3cfRm 12,4-5; Ef 4, 4-6.

^«4- vem sánele Spiritus". CtAcI: "Ven, Espíritu Santo...".

Ev: (Jn 20, 19-23) Don del espíritu por Cristo resucitado - Celebramos el viernes santo, pascua y pentecostés en tres días diferentes. Pero la realidad es una sola: ta "exaltación" de Cristo en la cruz y en la gloria, fuente del espíritu que él nos da. En el mismo día de pascua, dice Juan, Jesús viene a entregar este don a los suyos, con su paz y la misión de l.-. ! pecado del mundo, misión del mismo Jesús (cf 1, 29.35). El mundo resucita con Cristo por el espíritu dado a la Iglesia. - 20, 19-20 cf Le 24, 36-43; Jn 14, 27; 15, II; 16, 22-20,21-23cfJn 17, I8;Mt28, 19; 16, 19; 18, 18.

OrOf: Comprender mejor, por el espíritu, el misterio del sacrificio eucarístico. Pref: (propio) Espíritu de unidad.

CtCom: (Hch 2, 4.11) "Todos quedaron llenos del Espíritu Santo". OrFin: Crezcan los dones del Espíritu Santo.

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Como ya anotamos, comentando la vigilia, pentecostés es la plenitud del misterio pascual: la comunión con el resucitado solo es completa por el don del espíritu, el "otro Paráclito" que continúa en nosotros la obra de Cristo y su presencia gloriosa. Pero la liturgia de hoy acentúa menos este carácter teológico y más la manifestación histórica del espíritu en el milagro de pentecostés (laLt) y en los carísimas de la Iglesia (2aLt), signos de unidad y paz que Cristo vino a traer. Esto porque la predicación de los apóstoles, anunciando al resucitado, supera la división de razas y lenguas, y la diversidad de dones en la Iglesia sirve para la edificación del pueblo unido, de cuyo cuerpo Cristo es la cabeza. Ambos temas podrían servir para la reflexión de hoy.

En el AT, pentecostés era una fiesta agrícola (primicias de la zafra, en el hemisferio septentrional). Más tarde, se la relacionó con el acontecimiento salvífico central de la alianza mosaica: adquirió el sentido de conmemoración de la proclamación de la ley en el monte Sinaí. Se convirtió en una de las tres grandes fiestas, en las que los judíos subían en peregrinación a Jerusalén (las otras son pascua y tabernáculos). En esta fiesta fue cuando sucedió la "explosión" del Espíritu Santo, si así podemos llamar la fuerza que llevó a los apóstoles a tomar la palabra y proclamar, ante la multitud reunida de todos los judíos de todas partes, el anuncio (kerygma) de Jesucristo. Sería errado pensar que el espíritu fue dado solo en aquel momento, por primera vez1. Pero fue en el día de pentecostés cuando esta realidad se manifestó al mundo. Celebramos hoy la manifestación del Espíritu Santo. Por eso, él aparece en forma de lenguas, obrando el milagro de las lenguas y reparando la "confusión" babilónica (cf Vigilia)2.

Esta proclamación universal es lo que canta el CtEnt (opción I). También está presente en la Orín y en la laLt. El espíritu lleva a proclamar los "magnalia Dei" en todas las lenguas. El contenido de esta proclamación ya lo conocemos por los domingos anteriores: es el kerygma de la resurrección de

1. El Espíritu Santo es una realidad constante, desde la muerte y resurrección de Cristo, y forma una íntima unidad con este acontecimiento. El evangelio de Juan nos habla de la comunicación del espíritu en el mismo día de pascua.

2. Recuerda también una antigua leyenda judía que narra que en el Sinaí, la proclamación de la ley habría sido confiada a los setenta ancianos, en setenta lenguas (solo que ahora los setenta ancianos son los doce apóstoles).

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Jesucristo. Nuevamente, el Sal 103 comenta este hecho (Ct-Med).

La 2aLt muestra, por así decir, la operación "intraeclesial" del espíritu: la multiformidad de los dones, dentro del mismo espíritu, como las múltiples funciones del mismo cuerpo. Pablo las llama "carismas", dones de la gracia (kharis) de Dios; pues sabemos muy bien que esa unidad en la diversidad no es algo que conseguimos en base a nuestro empeño personal (que, normalmente, solo produce la división de las ambiciones). El espíritu del amor de Dios es el que une todo eso.

En el evangelio encontramos, de nuevo, la visión de Juan de la "exaltación" de Jesús: es la realidad única de su muerte, resurrección y don del espíritu, pues su muerte es la obra en la que Dios es glorificado, y su costado abierto es la fuente del espíritu para los fieles (Jn 7, 37-39; 19, 31-37). Así, el mismo día de la resurrección, Jesús se aparece a los suyos para comunicarles su paz (cf 14, 27) y el don del espíritu, para quitar el pecado del mundo, o sea, para que ellos continúen su obra salvadora (cf 1, 29.35).

Este espíritu del Señor exaltado es el lazo de unión por el amor divino, el que transforma el mundo en nueva creación, sin mancha ni pecado, en la que todos oyen la voz de Dios. Este es el mensaje de la liturgia de hoy. El mundo es renovación según la obra de Cristo, que nosotros llevamos adelante, en su espíritu. En este sentido, es la fiesta de la Iglesia que nació del costado abierto del salvador y manifestó su misión el día de Pentecostés, igiesia que nace, no de organizaciones e instituciones, sino de la fuerza de la gracia (carismática) que Dios infunde en el corazón y en los labios. Vivimos un tiempo de renovación carismática. La fiesta de hoy nos ayuda a entenderla bien. Reno-*uJ.¿.i ca,i.rnática no es un alud de fenómenos raros, sino el espíritu de perdón y de unidad que nuevamente adquiere fuerza decisiva en la Iglesia, después de un tiempo en el que, tal vez demasiado, la organización, y también el activismo (del empeño co^.w coniq] o clerical) hicieron olvidar el alma de la Iglesia, que es el espíritu de Cristo y del Padre. El Espíritu Santo es el calor de nuestra fe y de nuestra comunión eclesial. La antigua secuencia "Veni Sánete Spiritus" expresa esto maravillosamente, y sería bueno poner a los fieles, mediante el canto o recitación, nuevamente en contacto con este rico texto.

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La Iglesia, por su unidad en el Espíritu, en el vínculo de la paz (Ef 4, 3), se hace sacramento (signo operante), del perdón, de la unidad, de la paz en el mundo, en la medida en que lo ponga en contacto con el señorío de Cristo pascual, en el keryg-ma y en la práctica.

Fiesta de la Santísima Trinidad \

EL DIOS DE AMOR

CtEnt:

Orín

laL l

CtMed: 2aLl:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

"Bendito sea el Dios uno y trino". Perseverancia de la verdadera fe. (Ex 34, 4b-6.8-9) Yavé revela su intimidad: el Dios de la misericordia y la fidelidad -Dios se revela a Moisés como el Dios de la gracia (misericordia) y la verdad (fidelidad). Mientras nosotros lo concebimos como juez castigador, él nos enseña que su bondad sobrepasa muchísimo su "venganza" (34, 7; piadosamente eliminado del texto litúrgico). El castigo de Dios se agota, su misericordia no. - cf Ex 33, 18-23; Nm 14, 17-18; Sal 85, 15; 102, 3-4; Jl 2, 13; Jn 4, 2; Ex 32. 11-14; Nm 14, 14. (Dn 3, 52.53-54.55.56) Alabanza universal a Dios.

(2Co 13, 11-13) La gracia de Cristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo -El misterio de Cristo en la Iglesia solo se entiende considerando la actuación de las tres personas divinas; el amor de Dios que se manifiesta en la gracia (en el don) de Jesucristo y obra en la comunión del espíritu, que anima a la Iglesia desde la resurrección. El resultado es: alegría. En este final de la carta, Pablo condensa toda su teología. El misterio de la Santísima Trinidad no está lejos. Estamos envueltos en él. - cf Flp 3, 1; 4, 4; Rm 16, I 6 ; 2 C O 6 . 11; Flp 2, 1-2; Ef 4, 4-6. (cf Ap 1,8) Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

(Jn 3, 16-18) El amor de Dios se revela en el don de su hijo único - Dios, su hijo y el amor que los une en la misma obra salvadora: en este tema de Jn 3, 16, Agustín vio el misterio de la Santísima Trinidad. Jesús conoce la intimidad de Dios y la muestra (Jn 3, 11 y 14, 9). Dios se da al hijo. Ante esto, el mundo debe dejarse salvar. Pero hay quien se confía en sus propias obras y no resiste la luz del día (Jn 3, 19-21). - cf Mt 21, 37; Rm 8, 32; Un4. 9-10; Jn 4. 42; I 2 . 4 7 ; 2 C O 5 , 19; Jn5,24.

Ofrenda de nosotros mismos, con .(os dones que ofrecemos, (propio) Atribución de la misma gloria a las tres personas divinas. (Ga 4.6) El espíritu que clama: Abbá, Padre. Dios nos conserve en la verdadera fe.

El tiempo pascual nos colocó ante los ojos la unidad de la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Cristo vino a cumplir la obra del Padre y nos dio su espíritu, para que permaneciéramos en él y mantuviéramos lo que él fundó, renovándolo constantemente, en este mismo espíritu. Así, la fiesta de hoy viene a completar el tiempo pascual, como una especie de síntesis. Pero síntesis no intelectual (entonces, haríamos lo mismo que el niño de quien habla Agustín, que quería meter el mar en un huequito de arena), sino "misterial", es decir, celebrando nuestra participación en la obra de las personas divinas.

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Como punto de partida podemos tomar el evangelio, Jn 3, 16-18, que, aludiendo al sacrificio de Isaac ("hijo único") por Abrahán, proclama que la obra de Cristo es el plan del amor del Padre para con el mundo. Quien lo acepta en la fe, se salva. El Dios que se manifestó en Jesucristo (cf Jn 1, 18), es el Dios de "gracia y verdad" (Jn 1, 14.16s), que se puede traducir también, según la índole de la lengua hebrea, por "bondad y fidelidad". La laü nos coloca ante el texto más característico del AT, hablando en este sentido: Dios es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en bondad y fidelidad (Ex 34, 6). Ante este Dios, sentimos el peso del pecado, pero también el deseo de ser suyos (Ex 34, 9).

Por tanto, quien trata de establecer una oposición entre el Dios del AT y el NT, se engaña profundamente. Es verdad que el AT no ofrecía una visión completa sobre Dios; en la historia de Moisés, en Ex 33, 23, por ejemplo, éste solo puede ver a Dios de espaldas, de modo que Juan tiene razón cuando dice que nadie jamás ha visto a Dios, pero que el hijo unigénito lo hizo ver (1, 18), pues quien ve a Jesús, ve al mismo Dios (14, 9). Pero el Dios del AT es el mismo del Nuevo. Dios es uno solo: el Dios del amor (Un 4, 8.16). Somos nosotros los que, muchas veces, tenemos de él visiones muy parciales. Pero en Cristo, él se dio a conocer como el que ama al mundo hasta entregar por él a su propio hijo (Ev).

Así, el misterio que nos envuelve, hoy, es el de la unidad del Padre y del Hijo, en su amor para con el mundo (compare Jn 3, 16 con Un 3, 16). Esta unidad en el amor hacia dentro y hacia fuera, Agustín la identificó con el Espíritu Santo. El espíritu de Dios es de amor y unidad (cf pentecostés).

De ahí que es muy adecuado el saludo final de Pablo a los corintios (2aLt), deseándoles el Dios de la paz y pidiendo que ellos se saluden con el "beso santo" (nuestro "abrazo de la paz"), en nombre de las tres personas divinas, que él caracteriza como sigue: el Hijo, gracia (don de bondad): el Padre, amor; el i-spuiiu, comunión (cf el saludo inicial de la liturgia de la misma).

La presente fiesta invita, naturalmente, a una predicación sobre la Santísima Trinidad. El prefacio, en un tono nítidamente teológico, trae la formula consagrada "tres personas en un

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Dios", misma naturaleza e igual mejestad, etc. La teología recurrió a la distinción filosófica entre el ser como esencia (naturaleza: lo que se es) y como subsistencia (existencia, persona: aquel que es), para expresar el "misterio" (= experiencia de lo trascendente) que consiste en encontrarnos con el Dios único, tanto en la obra de Cristo, cuanto en la creación e historia salví-fica, como también en el espíritu que obra en la Iglesia y en el mundo. La experiencia de Dios se hace —sin disminución y siempre esencialmente la misma— en Cristo y en el espíritu que anima a la Iglesia. Por tanto, el misterio de la Santísima Trinidad no es ningún problema especulativo; es un hecho de la experiencia cristiana —por problemática que sea la expresión especulativa... Es, sobre todo, una experiencia de un Dios amoroso. Este es el mensaje de hoy, y vale la pena grabarlo.

Una pista para la actualización de este mensaje: nuestro pueblo sencillo es muy comunicativo, comparte hasta tal punto sus bienes, pensamientos y sentimientos que, a veces, no hace diferencia al hablar con fulano o zutano: hablando con el uno, se habla con el otro. Hablar con el hijo de casa es lo mismo que hablar con el padre. Dos personas distintas, pero la "causa" ("el negocio") es el mismo. Lo mismo las personas divinas; y la "causa" común de ellas es su propio ser: amor y fidelidad.

Fiesta del Santísimo Sacramento . del cuerpo y sangre del Señor A.

COMUNIÓN CON EL DON DE CRISTO

CtEnt: (Sal 80, 7) Dios alimenta a su pueblo. Orín: Cosechar los frutos de nuestra redención. laLt: (Dt 8, 2-3.14b-16a) "Fue Dios quien te alimentó en el desierto...", tipología del maná -

El maná era el símbolo de la completa dependencia de Israel de Yavé, en el desierto; y también del amor y de la fidelidad de Yavé. El recuerdo de eso sirve de guía para la historia (Di 8, 2.14). El camino del desierto era una prueba de toda la historia salvífica, un testimonio de que Dios quiso mostrar al pueblo la riqueza de sus dones, que él sigue mostrando (8, 16b). El maná no viene de la tecnología humana. Por eso, significa que el hombce vive de la palabra e iniciativa de Dios. -8,2-3 cf Dt2,7; Am 8, 11; Ex 16;Mt4, 4; Jn 4, 34 - 8, 14-16 cf Jr2, 6; Nm 21,6; Ex 17, 1-7; Nm 11,7-9; 20, 1-13.

CtMed: (Sal 147, 12-13.14-15.19-20) "Glorifica al Señor, Jerusalén... él te sacia con flor de trigo".

2aLt: (ICo 10, 16-17): Unidad en el cáliz de la bendición y en el pan compartido - En la cena eucarística participamos de la existencia (cuerpo) y muerte (sangre) de Cristo. Siendo una esta vida que compartimos, formamos también un solo cuerpo. Esto no es un juego de

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palabras: quien desprecia el "cuerpo de Cristo" (Iglesia) al participar de la cena de su cuerpo sacramentado, se excluye a sí mismo de la comunión de vida (ICo 11, 29). Quien comulga con Cristo, no puede comulgar con los ídolos (de cualquier clase) (ICo 10, 14). - cf ICo 11, 23-26: Mt 26, 26-28; ICo 12, 12-13; Ef 4,4; 2Co 5, 14-15.

Sec: "Lauda Sion Salvatorem". CtAcl: (Jn 6, 51): "Yo soy el pan de vida...".

Ev: (Jn 6, 51-58) Comer y beber la carne y la sangre de Jesús: el don de la vida de Jesús -Jesús, después de haber explicado que él es el verdadero maná (cf laU). ahora exige también que se lo tome como alimento, en todos los sentidos, en el sentido de creer y del alimento físico. Esto lo pueden entender solamente los que tienen el espíritu (6. 63). los que recibieron lo prometido en la última cena y continúan celebrando esta cena como realización de la exigencia de Cristo. - cf Mt 26, 26-27; Le 22. 19; ICo 11, 24; Jn 15. 4-5; 5, 26: 14, 19-20.

OrOf: Pan y vino, símbolos de unidad y paz. Pref: (sma eucaristía I) Alimento y bebida / (sma eucaristía 11) comunión, fe y caridad.

CtCom: (Jn 6. 56) "Quien come mi carne...". OrFin: El gozo eterno que ya comenzamos a saborear en la eucaristía.

Siempre en el mismo alón del misterio de nuestra redención por el Señor muerto y resucitado, la Iglesia quiere celebrar de la manera más expresa el sacramento por el cual participamos de la donación hasta el fin de su cuerpo y sangre, pronunciada por Jesús en la última cena. De hecho, vimos que, el jueves santo, no se alcanzó a celebrar todo. Hoy recuperamos, por así decir, algunos aspectos de ese día1.

El punto central es el texto eucarístico de Juan, que no se encuentra en el contexto de la última cena, como en los sinópticos, sino en el contexto de la multiplicación del pan (Ev). Juan elabora ampliamente este episodio: ocupa todo el largo capítulo 6 del 4e evangelio. Primero narra el acontecimiento de la multiplicar-ion HPI pan, más o menos como los otros evangelistas. Después, deja que Jesús, en un característico "discurso de revelación" (característico del 49 evangelio), explique el sentido del "signo del pan". Para los judíos, la multiplicación del pan significó saciedad material (cf mesianismo político). Para Jesús significaba el don de Dios que baja del cielo, y que es él mismo, en persona. Ahora, en la última parte del discurso (Jn 6, 51-58), Jesús especifica más todavía: este don del cielo es "su carne (= vida humana) dada para la vida del mundo", variante de la fórmula paulina de la institución de la eucaristía ("mi cuerpo (dado) por vosotros", ICo 11, 23). A partir de estas palabras, sigue un nuevo desarrollo —el evangelio de hoy—, explicando que

1. El formulario es esencialmente de santo Tomás de Aquino (esp. la secuencia "Lauda Sion").

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debemos participar de este don, para tener en nosotros la vida que él nos trae, la vida que no es de este mundo, sino de Dios mismo (indicada con el término tradicional "vida del siglo (venidero)", vida eterna). Debemos asimilar, en nosotros, la vida de Cristo por nosotros, su "proexistencia", como dicen los teólogos. Asimilar, por la fe, por la adhesión existencial, dando razón a Jesús y conformando nuestra vida con la suya. Y el signo sagrado, el sacramento de esto es: realmente comer el pan que es su cuerpo y beber el vino que es su sangre... Realizando auténticamente este signo, tendremos la vida divina que él nos comunica. Pero obsérvese que estas palabras no se pueden entender con una mentalidad materialista, ni mágica; materialista, en el sentido de pensar en el cuerpo y en la sangre de Cristo solo en términos físicos, como los judíos, que pensaban en antropología (Jn 6, 52); mágica, en el sentido de contemplar la "pequeña hostia" como una especie de remedio para la inmortalidad del alma. No se trata de ninguna de las dos. La "carne" es la existencia humana, carnal, mortal2 —pues Jesús murió; y la sangre, es la sangre derramada, su muerte violenta: estas son las que debemos asimilar en nosotros por medio de los signos sagrados. A estas realidades debemos adherir en la fe, indicada por el sacramento. Debemos "engullir" a Jesús tal como él fue: entregado hasta la muerte sangrienta.

La laLt sirve para preparar el recto entendimiento del signo del pan, al que alude el evangelista. Ya en el Dt 8, 3, el don del maná, del "pan bajado del cielo" se interpreta en un sentido material, sino teologal: el hombre vive de todo lo que sale (de la boca) del Señor: su palabra, su ley. Ahora bien, la palabra por excelencia es Jesucristo. El Sal 147 relaciona, exactamente, el don del trigo con la palabra que Yavé manda a la tierra (Ct-Med).

En la 2aLí tenemos un texto de Pablo, poco conocido entre los fieles, pero muy importante, en el que recuerda —tal vez utilizando las palabras de algún himno de los primeros cristianos— que el cáliz del sagrado "brindis" (bendición) y el pan repartido en la asamblea cristiana, es participación y comunión con la sangre y el cuerpo del Señor; participación, en el sentido del misterio, que nos hace revivir la donación de Cristo y realizarla

2. Cf Is 40, 6; 'Todo hombre es como la hierba...".

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en nuestra vida. Y esta comunión del único pan se convierte también en el único cuerpo de Cristo.

Por tanto, la fiesta del Corpus Christi no es una veneración folclórica de un pedacito de pan, ni una ocasión para organizar procesiones triunfalistas por las calles. Es un compromiso personal y comunitario con la vida de Cristo, entregada por nosotros hasta la muerte. Es el memorial de la muerte y resurrección de Cristo (Orín), pero no un mausoleo; es un memorial vivo, en el que asimilamos al Señor, mediante el alimento de la comunión cristiana, saboreando un anticipo de la gloria futura (Or-Fin, cf "O sacrum Convivium", de santo Tomás). También merece atención la OrOf, inspirada en la Didaché y en ICo 10, 17, utilizando el simbolismo del trigo y de la uva reunidos hasta formar el pan y el vino, para simbolizar la unidad de la Iglesia en Cristo. Pues la fiesta del Corpus Christi es también la fiesta de su cuerpo místico, la Iglesia, que él alimenta y lleva a la unidad de la mutua donación.

Fiesta del sagrado Corazón de Jesús A.

EL AMOR DE DIOS EN JESÚS Y NUESTRO AMOR

CtEnt: (Sal 32, 11.19) Los pensamientos generosos del corazón de Dios. Orín: (I) Maravillas de amor, fuente de vida, torrentes de gracia / (II) Infinito amor y

reparación. laLl: (Dt 7, 6-11) Dios eligió a su pueblo por amor - Israel reflexiona sobre su situación excep-

wi i.«; j i.cga a la conclusión: Dios lo quiso así, por amor. Esto no presupone un pueblo digno de ese amor; Dios ama gratuitamente. El amor de Dios es el que nos vuelve "amables". Nuestro amor es respuesta, en fidelidad y dedicación (7, 11). El hombre Jesús fue el único capaz de dar esta respuesta plenamente. - 7, 6 cf Ex 19, 6; Dt 14, 2; Is 62, 12; Jr 2, 3; Am 3, 2 - 7, 7-9 cf ICo 1, 26-29; Un 4, 10; Dt 4, 35; Ex 34, 6-7; Ez 14, 12-23.

CtMed: (Sal 102, 1 -2.3-4.6-7.8+10) Dios es bueno y misericordioso. 2 s i *- > i ;r. i i i Q r)ios es amor y nos amó primero - Ei amor de Cristo muestra lo que el amor

humano está llamado a ser: amor divino. Y nuestra aceptación del amor divino se demuestra en el amor al prójimo, siguiendo el ejemplo de Cristo. Pues excluir a nuestro hermano es excluir a Dios que lo ama. En Jesús conocemos el amor; creer en Jesús es creer en el amor. - 4 , 7-10 cf lTs4, 9 ;Jn3, 16-17; Rm 8, 31-32; 5, 8; Un 2, 2 - 4, 11-16 cfMt 18, 33;Jn4,42; 17,6.

CtAcl: ÍMt 11. 29b) El maestro manso y humilde de corazón.

Ev: (Mt 11, 25-30) El mestas pacífico, el maestro humilde de corazón, el yugo suave - Jesús revela su ser al pronunciar su "júbilo" en Dios. El recibió todo del Padre: el conocimiento de Dios y la participación de su autoridad. Pero Jesús hace partícipes de este misterio a los humildes que él quiere (II, 28-29), si corresponden a su invitación. - 11, 25-27 cf Le 10, 21-22; ICo 1, 26-29; Mt 28, 18; Jn 3, 35; 17,2; 10, 15- II, 28-30 cfJr 31, 25; 6, 16; Is 28,12; Un 5, 3.

OrOf: Ofrenda de reparación.

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Pref: (propio) La salvación que brota dei costado abierto de Cristo. CtCom: (Jn 7, 37-39) "Si alguien tiene sed..." / (Jn 19, 34) El costado abierto de Cristo. OrFin: Inflamados por el amor de Cristo, reconocerlo en cada hermano.

La fiesta del sagrado Corazón de Jesús no pertenece a la antigua tradición litúrgica y, en comparación con el discreto misterio que se esconde en ella, la fiesta de hoy puede parecer un poco patética y sentimental. Pero en la línea de las fiestas anteriores, es un desarrollo más de la inagotable riqueza del sacrificio pascual de la revelación del amor de Dios en el misterio de Cristo. Podemos decir que estas fiestas, que siguen a Pentecostés, son una especie de conclusión que trae en su recorrido el gran tiempo litúrgico del ciclo pascual.

Una cierta disonancia con la sensibilidad bíblica viene del hecho de que, en la antropología bíblica, el corazón es la sede de la inteligencia y no del sentimiento, mientras el culto al sagrado Corazón, bañado en el espíritu del romanticismo europeo, contempla exactamente los sentimientos de Jesús, simbolizados por el corazón. Pero esta incongruencia nos invita a ampliar la perspectiva de esta fiesta, convirtiéndola en la celebración de toda la personalidad de Jesús. Y la personalidad de Jesús está determinada por el amor de Dios que vibra en ella. En este sentido, la presente fiesta se aproxima a la de la Santísima Trinidad: celebra igualmente la revelación del amor de Dios en Jesucristo.

La laLt es ya el comentario deuteronómistico sobre las cualidades de Yavé (Dt 7, 9), que conocemos por la laLt de la fiesta de la Santísima Trinidad (Ex 34, 6). Pero el texto del Dt va más lejos, enseñándonos también a imitar la misericordia de Dios en nuestro obrar. Además, esta lectura destaca también el lazo personal que nos une con Dios. Nuestro Dios no es una idea por abstracta (Dt 7, 6), sino alguien que elige a quien es pequeño y lo elige por amor (7, 7). Es el espíritu de la exclamación de Jesús, en el evangelio de hoy (Mt 11, 25-30). Dios quiso revelarse a los pequeños. Este amor de predilección para con los humildes y débiles, lo toma Jesús sobre sí y nos llama para encontrar en él el descanso que un Dios significa para nosotros. De ahí aprendemos que la bondad del corazón de Jesús no es una falta sentimental de personalidad, como lo imagina a veces la devoción popular, que a Jesús se le mete gato por liebre, sino

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exactamente, el hecho de que él asumió la intimidad de ser de Dios (cf una vez más, la fiesta de la Sma. Trinidad).

El texto que tal vez aclara mejor la presencia del amor de Dios en Jesús y su obra es la maravillosa meditación de Juan en su primera carta (4, 7-16; 2aLi). El define claramente el ser de Dios como amor, y quien no ama, no conoce a Dios (conocer, bíblicamente, es participar). Este ser de Dios se manifiesta en el don de su único hijo por nosotros (cf Jn 3, 16). Esto implica también que no debemos pensar que nuestro amor es ya el mismo Dios: el modelo viene de él, no de nosotros. Dios amó primero. Y este amor es el que debemos imitar (cf laLt). Así permaneceremos en él, unidos a él, haciendo lo que él hace; y esto, lo sabemos por el espíritu que mora en nosotros.

Aquí podemos reflexionar sobre la palabra amor. El término es demasiado manoseado; esto lo sabe todo el mundo. La fiesta de hoy nos propone un criterio para el amor: Jesús mismo, Jesús en su personalidad humana, con sus sentimientos humanos, con su valentía humana, con su fidelidad humana para con sus amigos y para con el pueblo. No necesitamos recurrir a un amor platónico, para entender el texto de Un 4 y tantos otros. Se trata de un amor realmente humano, no desencarnado; sino tan libre de egoísmo, que logra purificar todo el amor humano, siendo éste el resorte propulsor de la existencia. Nuestro pueblo lo sabe muy bien: quien no puede amar, deja de vivir. Solo que no siempre se logra amar bien. La fiesta de hoy nos propone un modelo y un legado: el amor auténticamente humano de Cristo: en este se realiza Dios mismo. Amar es dar su vida, es entregarse. Amar es el deseo que nos impulsa: "Amor meus, pondus meum" (Agustín). Pero es importante que este amor tenga su objeto adecuado: mi hermano, hijo del mismo Padre, hermano de Jesucristo.

Las oraciones {Orín y OrOf) expresan la idea de reparación al grande amor de Cristo por nosotros. Esta idea animó mucho a santa Margarita María Alacoque, al promover la devoción al sagrado Corazón. Conviene entenderla bien: nunca lograremos "reparar", saldar lo que quedamos debiendo al infinito amor de Cristo; pero podemos corregir nuestra falta de gratitud. "Reparación", aquí, no mira a establecer un sentimiento de autosuficiencia ("estoy a paz y salvo"), sino de gratitud.

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La fiesta de hoy nos invita a un cristianismo afectivo, pero no sentimental; ni dualista o puritano, sino puro y cordial. Un cristianismo del hombre total, así como Dios nos amó en la "carne", en la humanidad total de Jesús de Nazaret.

2° domingo del tiempo ordinario A.

VOCACIÓN DE HIJOS DE DIOS

CtEnt: Orín: laLt:

CIMed: 2aLt:

ClAcl: Ev:

OrOf: Pref:

ClCom:

OrFin:

(Sal 65, 4) Alabanza a Dios. Paz para el pueblo de Dios. (Is 49, 3.5-6) 2" canto del siervo de Yavé; "Luz de las naciones", vocación, misión - Is 49, 1-6 es el 2? canto del siervo de Yavé (v. comentarios de la fiesta del bautismo de Jesús y domingo de ramos). Dios hace de su siervo el liberador de Israel y la luz de las naciones (cf fiesta de la presentación del Señor). En su humildad se revela la fuerza de Dios. - 49, 3 cf Is 42, I -4; 49, 5 cf Flp 2, 8-11; Sal 17, 2-3 - 49. 6 cf Le 2, 32; Hch 13. 47. (Sal 39, 2+4ab.7-8a.8b-9.10) La alegría de asumir la vocación de Dios. (ICo 1, 1-3) La vocación de Pablo al apostolado y nuestra vocación a la vida santa -Comienzo de ICo: en su calidad de "llamado" por Cristo, Pablo recuerda a los corintios su santa vocación. Por voluntad de Dios, apóstol y comunidad forman una sola realidad. De ahí el interés por la unidad de la comunidad, en los primeros capítulos de esta carta -cf ICo6. II: Hch 2,21. (Jn 1, 14a. 12a) El verbo habitó entre nosotros, hijos de Dios. (Jn 1, 29-34) El testimonio de Juan Bautista sobre la misión de Jesús y el don del espíritu - Se destacan las siguientes ideas: 1) Jesús es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo; 2) el espíritu permanece en él; 3) él es el elegido (el hijo) de Dios. En todo lo cual llega a plenitud la figura del siervo de Yavé (cf laLt): sufrimiento que rescata nuestro pecado (Is 53), espíritu de Dios, vocación de siervo o hijo (Is 42. 1). Siguiendo la imagen del cordero de Is 53, el Bautista anuncia a Jesús como el verdadero siervo con el título de cordero, el sacrificio por excelencia del antiguo Israel. - 1, 29-30 cf Is 53. 6-7; 1P I, 18-19-1. 32-33 cf Is H , 2 ; M t 3 . 16; Jn 3, 5; Is42, I. Eucaristía, sacramento de la redención. (domingo tiempo ordinario VIII) La vocación de los hijos de Dios y la fuerza del espíritu. (Sal 22, 5) "Me preparaste la mesa" / (1 Jn 4, 16) Creemos en el amor de Dios. El espíritu de caridad; unión en el amor.

Los domingos del tiempo ordinario siguen, a grandes líneas, los pasos de la vida pública de Jesús, desde su bautismo por Juan (1er domingo ordinario, fiesta del bautismo del Señor, cf arriba) hasta el conflicto final en Jerusalén y el anuncio del juicio final (cf 329-33e domingo ordinario). Por regla se sigue la lectura continua del evangelio de Mt. Pero hay excepciones: algunos episodios solo los desarrolla Juan (que no entra en la lectura continua del tiempo ordinario) y son, entonces, intercalados dentro de la secuencia de Mt. Es el caso de hoy. En la fiesta del bautismo del Señor escuchamos el relato de este hecho por Mt. Hoy, el evangelio trae casi la "interpretación" por Juan del mismo hecho (Jn 1, 29-34). Mientras Mt narra el acon-

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tecimiento bajo el ángulo del cumplimiento de la voluntad de Dios, Juan lo considera bajo el ángulo de la revelación: el Bautista vino para que el "cordero de Dios" sea conocido por Israel. Esto corresponde bien al carácter global del 4a evangelio, el evangelio de la manifestación de Dios en Jesucristo; y también al papel que Jn atribuyó al Bautista: ser testigo (cf Jn 1,6-8.15;cfv34).

En este testimonio del Bautista, podemos destacar dos elementos: l9, la antítesis "bautizar con agua" —"bautizar con el Espíritu Santo" (cf Mt 3, 11 = Me 1, 7-8 = Le 3, 16). Pero, mientras para los sinópticos (Mt, Me, Le), eso significa que en Jesús viene hasta nosotros el bautismo escatológico (en Espíritu Santo y fuego; Mt 3, 11), Jn ya interpreta eso a partir de su experiencia eclesial: la Iglesia, desde la muerte y resurrección de Cristo, vive bajo la conducción de su espíritu. Cristo es el que da el espíritu como don permanente. De ahí, insiste en que el espíritu desciende sobre Jesús y permanece. 2-, el evangelio de Juan atribuye a Jesús el título muy particular de cordero de Dios. Ciertamente, es una alusión al siervo de Yavé que, como un cordero, no abre la boca y da su vida en beneficio de sus hermanos. Pero, para Juan, esto parece relacionarse con el don del espíritu (cf los cánticos del siervo de Yavé, especialmente Is 42, 1). Pues quitar el pecado del mundo es precisamente el legado que Jesús, como don del espíritu, deja a los suyos después de su resurrección (Jn 20, 19-23; cf pentecostés).

En esta perspectiva debemos leer la laLt, el Segundo canto del SÍÍ"-YO de Yavé (Is 49, 3.5-6). El es llamado, desde el seno de su madre, a relevantar a Israel y —según la teología específica del 2- Isaías— ser una luz para las naciones, entre las cuales vivía disperso el pueblo. Esta figura del siervo es también el prototino veterotestamentario del "hijo" de Dios, así como Jesús es proclamado en el momento de su bautismo. El canto de meditación muestra la prontitud del justo para asumir el llamamiento del Señor.

La 2aLt se une a las otras dos mediante el tema de la vocación, vocación de Pablo como apóstol, vocación de los fieles de Corinto (y de toda la Iglesia) a la santidad. Toda vocación participa de la vocación que Dios suscitó en sus "hijos", desde antiguo; especialmente y de manera incomparable, desde la vocación de Cristo.

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La Orín reza por todos los que se empeñan por la justicia de Dios, los "siervos" e "hijos" de Dios. Con ello, el tema de la reflexión de hoy parece ser el tema de la vocación a ser hijo de Dios, según el modelo de Jesucristo, proclamado así con ocasión de su bautismo. Nuestra vocación es una participación de la de Cristo, mediante el espíritu que permanece en él y nos hace permanecer en él, para que nosotros, como nuevos siervos de Yavé, seamos los que, con todos los medios posibles, quitemos el pecado del mundo, empeñándonos por la justicia de Dios. La OrFin pide que este espíritu, que es el don permanente de Cristo, nos haga vivir unidos en el amor del Padre.

Como prefacio, escójase preferencialmente el n VIII del tiempo ordinario.

3er domingo del tiempo ordinario "•

LA LUZ DEL EVANGELIO

ClEnt: Orín: laU:

CtMed: 2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

(Sal 95, 1.6) Cantad al Señor un cántico nuevo. Vivir según el amor de Dios, fructificar en buenas obras. (Is 8, 23b-9, 3) Una luz se levanta sobre los que están en las tinieblas -732: deportación de las tribus galileas (Zabulón y Neftalí) para Asiría. Pero en las tinieblas de esta situación brilla una luz de esperanza: el nacimiento de un hijo real, cuyo nombre simbólico es Emmanuel, "Dios con nosotros" (cf misa de la noche de navidad). — 8, 23 cf Mt 4, 15-16-9, 1-2 cf Sal 111,4; Jn 8, 12-Sal 125 - 9, 3 cfls 10, 25-26; Je 7, 15-25. (Sal 26, 1.4.13-14) "El Señores mi luz y mi salvación". (ICo 1, 10-13.17) El apóstol es enviado a evangelizar, no a fundar partidos - Pablo comenzó esta carta con el tema de la unidad (cf domingo pasado), para ahora censurar las divisiones ("partiditos"). Hay partidarios de Pablo, otros de Apolo (cf Hch 18, 24-19. I), otros de Cefas (Pedro). Por eso, Pablo hace tres preguntas (1, 13), para indicar que poco importa el carisma personal del misionero; el centro es Jesucristo. - cf ICo 3,4.21-23. Mt (4, 23) "Jesús predicábala buena nueva...".

(Mt 4, 12-23 o 4, 12-17) Jesús comienza a predicar el evangelio en Galilea — Saliendo Juan, Jesús entra en escena, pero no en Judea (en donde el Bautista había sido puesto en prisión: 4, 12) sino en Galilea, según la profecía de Is 8, 23-9, I (cf laU) (4, 14-16). La luz que Cristo trae se resume en la descripción del v 23: el anuncio del reino y los signos del mismo con toda clase de curaciones. Pero en esto él no quiere estar solo: previamente llama a los que tendrán que ser los continuadores de su obra (4, 18-22). - 4, 12-17 cf Me I, 14-15; Le 4, 14-15; Jn 4,43; Is 8, 23; 9, 1-2-4, 18-22 cf Me 1, 16-20; Le 5, 1-11; Jn 1, 35-42. Que las ofrendas traigan la salvación. (domingo tiempo ordinario 1) "Por él nos llamaste de las tinieblas a tu luz...". (Sal 33, 6) El Señor nos ilumina / (Jn 8, 12) "Yo soy la luz del mundo". Gloriarse de los dones de Dios.

El evangelio de Mt es el evangelio del cumplimiento de las Escrituras, como ya lo hemos hecho notar varias veces. Toda la "historia de Jesús" es narrada como realización de lo que, en el

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AT, figuraba como anuncio o prefiguración de la obra salvífica definitiva de Dios. Cuando Jesús se va de Nazaret a Cafarnaún, Mt ve en ello la realización última y definitiva de lo que ya había acontecido una vez en tiempo de Isaías. Pues, en aquel tiempo, el nacimiento de un príncipe parecía prometer tiempos mejores para el pueblo de Galilea (Zabulón y Neftalí), que había sido aterrorizado por las deportaciones asirías: el pueblo que permanecía en las tinieblas vería una nueva luz. Con la ida de Jesús hacia esa región, se realiza plenamente esta esperanza. Para Mt, esto es un indicio más de que en él se realiza plenamente todo el plan de Dios. Es lo que nos muestran la la y 3a lecturas de hoy. En esta realización, resuena el clamor mesiánico: "¡Convertios, llegó el reino de Dios!".

En la efervescencia de esta nueva conciencia, los pescadores son transformados en pescadores de hombres. Confiando en la palabra de Jesús, abandonan sus redes y sus familias y se van con él para trabajar por el reino de Dios. Jesús comienza sus predicaciones en los alrededores, su imagen es confirmada por los prodigios que realiza, prodigios que hablan de la compasión de Dios para con su pueblo oprimido. Como canta el salmo de meditación, Dios se revela como luz y salvación para los suyos; el pueblo puede animarse y poner en él toda su confianza. Con esto, diseñamos el espíritu fundamental de este domingo: un nuevo ánimo se apodera del pueblo en el que Jesús comienza su predicación. Los pescadores del lago de Genesaret representan la transformación que causó la proximidad del reino. Ellos "se vuelven" (sentido hebreo de "convertirse") plenamente hacia el mesías que los llama y los notifica que Dios "se volvió" nuevamente hacia su pueblo. Nuevamente sucede como en los primeros tiempos de la alianza —hasta mejor, pues no solo es un jefe, Moisés, el que pacta con Dios, sino el mismo pueblo.

En este domingo, podemos evocar la efervescencia que Jesús causó, convirtiéndonos así en contemporáneos de estos primeros que escucharon la predicación y siguieron el llamamiento. También podemos demostrar que esta predicación no ha perdido nada de su actualidad. Pues ahí está la "plenitud" de lo que Cristo vino a hacer: es "una vez" (efapax), ciertamente, pero no una vez "para siempre". Su predicación se convirtió, de algún modo, en un eterno presente. También hoy debemos escuchar la voz que nos dice que Dios vino hasta nosotros, para que no-

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sotros volvamos a él. Pues nuestra existencia y nuestra historia, por sí mismas, siempre se degradan. Lo que antes era todavía signo de salvación, hoy se puede volver escleroso y susceptible de culpable auto-suficiencia. El reino de Dios nunca se conquista definitivamente por lo menos no mientras dure la existencia humana. Es una realidad a la que hay que acercarse cada vez de nuevo; y, por tanto debemos volver a él siempre de nuevo, como individuos, como sociedad, como Iglesia, como cultura. Esta es la evangelización: el evangelio, el clamor de Cristo en la tierra de Zabulón y Neftalí, resuena siempre de nuevo en nuestra vida interior.

Ya al comienzo de la Iglesia, Pablo sintió que el evangelio no fue solamente un grito pasajero allí a la orilla del lago Genesaret, sino un llamado siempre nuevo a la conversión. A sus cristianos de Corinto, que generosamente aceptaron la fe, él les tiene que recordar, después de algún tiempo, el evangelio, que, diferente de las consideraciones humanas, no permite la división, sino que une a todos en el nombre de Cristo, en el que son bautizados. El evangelio no consiste en bellas palabras, sino en la cruz de Cristo.

"Evangelio" significa "buena-nueva". Es una luz para los que están en las tinieblas. Los prodigios que acompañan la predicación de Jesús revelan lo luminoso del amor de Dios para con su pueblo. Lo que nosotros anunciamos como mensaje de Dios ¿tiene estas características?, ¿alivia al pueblo oprimido?, ¿anima a los hombres desanimados?

4e domingo del tiempo ordinario A

BIENAVENTURADOS LOS POBRES CtEnt: (Sal 105,47) Que Dios reúna a los hijos dispersos. Orín: Adorar a Dios y amar a los hombres. laLt: (So 2, 3; 3, 12-13) El pequeño y humilde resto de Israel es portador de la salvación -

Después de un oráculo de amenaza, el profeta se dirige a los piadosos. Ellos viven según el derecho establecido por Dios, no según la autosuficiencia de su propia fuerza. Por eso, son llamados '•humildes" (= pequeños, débiles). Con esta actitud se puede - "tal vez", dice el profeta escapar de la catástrofe. A este pueblo pobre y humilde, el profeta anuncia esperanza. - 2, 3 cf Am 5, 4; Is 57, 15; Jr 13, 15-16 - 3, 12-13 cf Is 53, 9; Ap 14,5; 1P 1, 19.

("tMed: (Sal 145, 7.8-9a, 9bc-10) Dios ama y protege a los humildes. 2aLt: (ICo I, 26-31) Dios escogió lo que es débil - Los corintios miran más los criterios

humanos (de ahí su división). Pablo insiste en proclamarles lo que no es sabiduría humana. La prueba es "ad nominen": ¿cuántos de los llamados son notables o intelec-

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tuales? (1, 26). Sucede con ei nuevo pueblo de Dios, lo que con el antiguo: Dios lo crea de la nada (1, 28), prefiere el débil al fuerte; así, nadie puede gloriarse de sus propias fuerzas. - 1, 26-27 cf Mt 11, 25; St 2, 5; 2Co 4, 7 - I, 29 cf Rm 3, 27; Ef 2, 9 - 1, 31 cf Jr 9, 22-23; 2Co 10, 17.

CtAcl: (Mt5, 12a) Bienaventuranza y recompensa.

Ev: (Mt 5, l-12a) Las bienaventuranzas - tienen la forma de congratulaciones, pero incluyen un programa de vida. La bendición de Dios es don y misión. En Mt, las bienaventuranzas indican, sobre todo cómo debe ser el hombre, delante de Dios, para recibir su reino como gracia, procurando realizar su voluntad (= "justicia"). En Le (6. 20-23), indican, más bien, que Dios dirige su llamamiento a grupos o clases humildes. Pero esta diferencia entre los dos evangelistas es solo cuestión de acento. - 5, 3-6 cf Is 61, 2-3; Sal 36, 11 - 5, 7-10 cf Mt 18, 32; St 2, 13; 3, 18; IP3, 14-5, ll-12cf Mt 10,22; IP4, 14.

OrOf: Ofrendas, sacramento de la salvación. Pref: (domingo tiempo ordinario I) Raza escogida y nación santa.

CtCom: (Sal 30, 17-18) "No permitas que quede yo confundido" / (Mt 5, 3-4) Bienaventuranza de los pobres y de los mansos.

OrFin: Progresar en la verdadera fe.

Los caminos de Dios son muy distintos de los de los hombres. Nosotros siempre creemos que lo que es grande y fuerte tiene que vencer. Dios no. El prefiere trabajar con un pueblo pequeño y humillado. Pues los poderosos son autosufícientes y no quieren entender lo que Dios desea. Para los poderosos, Dios embrolla. Con el pobre resto de Israel, después de las deportaciones, él hace más que con el pueblo próspero que, en su auge, pactaba con los egipcios y asirios, hasta cuando lo engulleron. Pues la actuación de Dios se sitúa en otro nivel: concierne a la rectitud del corazón, y ahí, el poder no tiene fuerza. Por eso, los pobres de Yavé son felices. Este es el mensaje de la laü de hoy (So 2 y 3). Dios no se deja presionar por el poder del más fuerte. Si los otros no lo hacen, él cuida de los pobres y de los débiles y les hace justicia (CtMed: Sal 145).

Cuando Jesús comienza su predicación, se realiza plenamente esta manifestación de Dios, que ya intuyó el AT: Dios se dirige a los pobres y oprimidos, para hacerles justicia y para, con ellos, realizar el reino de su voluntad, llena de amor y misericordia. Este es el sentido de las "bienaventuranzas" (Ev), el inesperado exordio de la predicación de Jesús según la antigua colección de sus sentencias, que sirvió de documentación para los evangelios de Mt y Le. Hoy escuchamos en el evangelio las oienaventuranzas en la versión de Mt. Proclaman la felicidad, finalmente realizada, de estos "pobres de Yavé". Y también de los que lloran, de los noviolentos, etc. Pero, comparada con la versión que Le nos enseña1, Mt no solo proclama, sino que también interpreta y exhorta. Coloca los conceptos de pobreza,

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hambre, sed, en sus debidos parámetros, pues ¡no todos los pobres son pobres de Yavé! Todos conocemos los "dueños de los tugurios", que explotan a sus semejantes más infelices que ellos..., Mt especifica que también el corazón debe ser el de un pobre, de un pobre de Yavé. La bienaventuranza no se dirige al pobre con manía de rico, sino a las personas que asumen su pobreza, sabiendo que Dios tiene otros criterios de felicidad distintos de los de nosotros (¡cuántas personas, pobres y ricas, no creen que Dios nos demuestra su amor en la prosperidad material!). Y cuando se trata de los que tienen hambre y sed, que tengan, ante todo, hambre y sed de justicia de Dios, de este recto obrar de Dios, incomparable con la justicia humana. Pues solamente esta justicia hará que todo sea radicalmente bueno. Así, el estado de espíritu de los que son aquí felicitados se vuelve un programa de vida para todos los que quieren ser del reino.

Ahora bien, ya antes de llegar a los evangelios de Mt y Le, estas bienaventuranzas habían sido interpretadas cristológica-mente: los prototipos de los que Dios elige para inaugurar su reino son los que sufren por causa de Jesucristo —experiencia ocurrida muy temprano en la comunidad de los discípulos. Pues, en el sufrir por Cristo y su mensaje, se tiene la plena certeza de que el sufrimiento no es solo una mala suerte, sino la consecuencia de una deliberada adhesión a la justicia de Dios, revelada en Jesucristo.

Nuestro contexto sociológico y religioso ofrece, ciertamente, bastante oportunidad para una meditación actualizada de las bienaventuranzas. Podemos felicitar a los muchos que, por causa de su sed por la justicia de Dios, sufren; podemos felicitar a los que, en nombre del ideal del amor cristiano, entran en conflicto, en cuestiones de salario, tierra, familia, etc. Pero para ser completamente fieles al espíritu con el cual Mt, específicamente, formula este mensaje, debemos también insistir en el programa de vida que significan las bienaventuranzas, incluso para los que tal vez no son tan pobres materialmente, pero que, de todos modos, mediante una conversión de su escala de valores, son llamados a convertirse en distribuidores de misericordia

1. Le (6, 20-26) trae solo 4 bienaventuranzas (en vez de 9, como Mt) y también 4 maldiciones (a los ricos, etc.), que no tiene Mt. Además, en Le las bienaventuranzas son un apostrofe directo al auditorio de Jesús. ("Bienaventurados vosotros..."); en Mt son sentencias generales ("Bienaventurados los...").

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(Mt 5, 7), artífices de paz (5, 9), etc. Una gracia y una tarea, este es el sentido de las bienaventuranzas. Y, creyendo en su mensaje, realizaremos ya, en parte, la utopía de la justicia de Dios.

La 2aLt continúa con la Primera carta a los corintios (cf domingo pasado), pero, casualmente, confirma la enseñanza de las otras dos lecturas, mostrando que Dios no elige lo que es fuerte, en este mundo, sino lo que es débil —como, de hecho, lo eran muchos de los primeros cristianos. Pablo explica las razones teológicas de esto: nadie debe gloriarse delante de Dios; si alguien quiere gloriarse, hágase pequeño, para gloriarse en lo que Dios realiza, según su justicia.

Por tanto, el mensaje de estas lecturas no puede restringirse únicamente a una situación evidente de pobreza. Hay más. La situación de pobreza (de la pobreza asumida "de corazón") es la situación privilegiada para reconocer la justicia de Dios. Riqueza y poder enceguecen. Deseo de riqueza, en el pobre, también... Pero quien vive en la situación de pobreza como una búsqueda de la justicia de Dios, este tiene oportunidad de encontrarla. Por eso, los pobres son el sacramento de la justicia de Dios.

El CtMed está nítidamentente dentro del tema de los "pobres de Yavé". También el CtCom (opción II). En el prefacio (domingo tiempo ordinario I) se puede acentuar la elección que Dios hace, transformándonos, por su beneplácito, en pueblo santo y elegido. Las oraciones de esta liturgia son bastante generales y no subrayan el tema específico.

5- domingo del tiempo ordinario A.

SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO

CtEnt: (Sal 94, 6-7) "Adoremos al Señor que nos creó". ~.". . V-~ ^obre nosotros con incansable amor". laLt: (Is 58, 7-10) "Tu luz surgirá como la aurora" -537: el pueblo vuelve del deslierro, pero

la reconstrucción de la patria no arranca. Parece que todo el ayuno y la penitencia no sirven para nada. Ahí, el tercer Isaías anota la raíz del problema: es imposible el verdadero bien, mientras no se observen los mandamientos fundamentales de la justicia y del amor. Sin eso, los piadosos ejercicios no alaban a Dios. Sin eso, no puede haber diálogo (v 9a) con Dios. -cfTb4, 16; Mt 25, 35-46; Sal 84, 14; 144, 18; Is 52, 12.

CtMed: (Sal III, 4-5.6.7.8a+9) "El justoes como la luzque brilla...".

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2aLt: (ICo 2, 1-5) No sabiduría elocuente, sino Cristo crucificado - El evangelio de Cristo es el evangelio de la cruz. No se basa en fuerza humana. Sus mensajeros viven en el miedo y en la debilidad (2, 3); lo mismo que los destinatarios, son gente nada importante (cf 1, 26-31). Dios trabaja con pobreza de medios, pues la fuerza del evangelio es la fuerza del mismo Dios. - 2, 1-2 cf ICo 1, 17; 2Co 11, 6; Ga 6, 14 - 2, 3-5 cf Hch 1,8; ITs 1, 5; Rm 1 , I 6 ; 2 C O 1 2 , 12.

CtAcl: (Jn 8, 12) "Yo soy la luz del mundo".

Ev: (Mt 5. 13-16): "Vosotros sois la sal de la tierra... la luz del mundo" - Los discípulos de Jesús son los responsables del mundo: deben darle claridad y sabor, por sus buenas obras, que logran alabanza, no para ellos, sino para el Padre. También puede suceder que el mundo responda de manera contraria: persercución (5, 11-12). Esta doble posibilidad se realizó también para el maestro, que es "la luz del mundo" (cf in 3, 18-21; 8, 12; 9, 4-5 etc.).-5, !3cfMc9, 50; Le 14,34-35-5, 14-15 cf Me 4, 21; Le 8, 16; 11, 33 - 5, 16 cf Jn3,2l ;Ef5 , 8-9.

OrOf: Alimento para nuestra debilidad. Pref: (domingo tiempo ordinario I) "Anunciar por todo el mundo tus maravillas".

ClCom: (Sal 106, 8-9) Las maravillas de Dios en favor de los hombres / (Mt 5, 5-6) Bienaventuranza de los tristes y hambrientos.

OrFin: La alegría de producir muchos frutos.

En este domingo continúa el sermón de la motaña según Mt (5, 13-16), con la proclamación de que los que escuchan (y aceptan) la palabra de Jesucristo son la sal de la tierra y la luz del mundo. Los verdaderos discípulos de Cristo dan color y sabor a este mundo. Pero, cuando pierden estas cualidades, tampoco sirven para nada (Ev).

Estas palabras parecen muy abstractas. Es preciso explicarlas dentro de su contexto literario: pertenecen todavía a la introducción del sermón de la montaña; siguen las explicaciones y ejemplos (radicalidad en la interpretación de los mandamientos de Dios; pureza de corazón, dentro y fuera de las prácticas religiosas; confianza radical en Dios; equidad y misericordia para con el prójimo; constancia en la enseñanza del Señor). Pero ya la liturgia de hoy ofrece un ejemplo de lo que los oyentes de Jesús, acostumbrados a los textos del AT (en la sinagoga), oían resonar en sus oídos al escuchar tales expresiones: "Cuando repartes tu pan con el hambriento y hospedas al pobre, entonces, tu luz surge como la aurora, tu justicia camina delante de ti... si alejas de tu casa la opresión y sacias al oprimido, entonces surge tu luz en las tinieblas y tu oscuridad resplandece como el pleno día" (Is 58, 6a.7-10, lahi). Si falta material ilustrativo, se puede leer y comentar todo el c 58 de Isaías. Pero parece mejor buscar en la actualidad ejemplos análogos a los que ya nos hemos referido, para explicar lo que es: ser sal y luz.

Lo que da color y sabor a la vida, no es, como muchos creen, el placer, la ostentación, el lujo; ni siquiera el progreso, o

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la cultura; ni el arte ni la filosofía sirven para eso, según la Biblia. Lo que da color y sabor a la vida es: ocuparse del que parece condenado a la extinción: el oprimido, el pobre. Para los sabios de este mundo, ¡Jesús (y la tradición judía que él actualiza en su predicación) tiene muy mal gusto! Y, sin embargo, confirma la sabiduría popular, que dice (aunque con otras intenciones): "Quien no estima lo pequeño, no merece lo grande". Dar color y sabor a la vida es ocuparse del débil, del impotente, que a los ojos de Dios vale tanto (y más) como el fuerte; el pequeño, que merece atención mayor, porque no se sabe defender. Una buena madre ¿no dedica también ella, más atención a los hijos más débiles? Dar color y sabor a la vida no es eliminar lo que es débil, sino darles lugar a todos los seres amados por Dios. Recuerdo un fanático (admirador de Nietzsche) que quería destruir todos los árboles pequeños y tiernos, para plantar solamente encinas... Tiene alguna semejanza con los que, en nombre del progreso y de la cultura, reducen todo al mismo denominador; recuerda las hordas de jóvenes uniformados que desfilaban ante Hitler, todos igualmente "fuertes"... No, eso no es sal ni luz, sino manía de la grandeza y muerte. Ser sal y luz significa: hacer vivir al más pequeño ser amado por Dios.

Pero ser sal y luz tampoco es refugiarse en piadosos ejercicios (como el ayuno formalista, criticado por Is 58). Hay almas románticas que quieren ser una vela que se consume en la soledad del santuario, solamente delante de Dios. La luz no ha sido hecha para ser colocada debajo de la cama... La mejor manera para consumirse en brillo delante de Dios es dar su luz a sus hijos.

También Pablo, a quien escuchamos nuevamente en la Primera carta a los corintios (2aLt), sabe que la cultura no es el verdadero brillo (2, 1). El no quiere saber sino la locura de la cni7 Contemplar la cruz es la condición para entender el sentido bíblico de ser sal y luz, como lo explicamos arriba. Pues Cristo nos hace vivir realmente, mediante su propia muerte, por la fuerza del espíritu que lo hizo surgir de entre los muertos.

í.os cantos (CtMed y CtAcl) subrayan la imagen, frecuente en la Biblia, de la luz del mundo. Nos recuerda que Cristo mismo es, por excelencia, esta luz. Ser luz del mundo es imitarlo. No es brillar en el éxito. Y encandilar. Es iluminar por la gratuita bondad que recibimos de Dios, las tinieblas en que vive nuestro hermano, tinieblas de falta de sentido en la vida, tinieblas de

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vicio y pecado, tinieblas de una estructura opresora, y tantas otras... Y, quien sabe, para ser luz, debemos tener el sentido crítico necesario para reconocer las tinieblas. Ser luz no es andar como un "iluminado" en este mundo. Es enfrentar las tinieblas. Es testimoniar, con la vida, el valor de luz que es Jesucristo.

6e domingo del tiempo ordinario A

LA VERDADERA JUSTICIA CtEnt: (Sal 30,3-4) Dios, mi roca y mi refugio. Orín: Tener un corazón que pueda acoger a Dios. lüLt: (Si 15, 15-20) El hombre tiene la libertad de elegir el bien o el mal (capacidad moral del

hombre) - El "eclesiástico" (el sabio Jesús Ben Sirá) critica las siguientes afirmaciones: 1) el pecado es inevitable; 2) Dios no se preocupa por la gente y sus pecados. Al contrario, el hombre es libre de elegir entre el bien y el mal (libre-arbitrio). Dios no abandonó al hombre a una existencia absurda, sino que quiere que él elija el camino de la salvación. - 15, 16-17 cf Dt 11,26-28; 30,15-20; Jr 21, 8 - 15, I8-I9cf Sal 32, 13-15; 33. 16; Pr 15, 3.

CtMed: (Sal 118, 1-2.4-5.17-18.33-34) El seguimiento perfecto del camino de Dios (la ley).

2aLt: (ICo 2, 6-10) La sabiduría de los poderosos y el misterio de Dios - La ICo comienza mostrando la flaqueza humana al comienzo de la obra evangelizadora. Ahora quiere mostrar también que en ella existe grandeza - pero esta, solamente la puede alcanzar el fiel maduro, pues ella viene del Espíritu Santo, no de consideraciones humanas. El misterio de Dios es el misterio de la cruz. El escapó de la perspicacia de los poderes mundanos, pues si no, no se habrían convertido en los instrumentos (involuntarios) de su realización, crucificando a Jesús. - 2, 7 cf Rm 16, 25; Col I, 26-2 , 8 cf Ef 3, 10; 1P I, 12-2, 9-10 cf Dt 29, 28; Is 54, 3; 52, 15; Mt 13,11.

CtAcl: (cf Mt 11, 25) El misterio del reino revelado a los pequeños. Ev: (Mt 5, 17-37 o 5, 20-22a.27-28.33-34a.37) La verdadera justicia -En Mt 5, 17-48 se

describe la relación entre Jesús y la ley. Jesús no quiere facilitar, no quiere abolir la ley, pero quiere salvar del formalismo (= observancia exterior para "ganar el cielo"), para restituir a Dios, por así decir, mostrando su radicalidad y su penetración hasta lo íntimo de la persona (obrar "en conciencia", buscando la "justicia" verdadera, que no es la letra de la ley, sino la voluntad amorosa de Dios, que está detrás de esta letra). Cuando Jesús dice: "Pero yo os digo..." revela la voluntad original del Padre. - 5, 17-19 cf Le 16, 17; Si 2, 10 -5, 21-26 cf Ex 20, 13: Ef 4, 26; Un 3, 15; Le 12, 58-59 - 5, 27-30 cf Ex 20, 14; Mt 18, 8-9 -5 , 31-32 cfDt 24, l;Mt 19, 7-9; Me 10, 11-12; Le 16, 18; ICo 7, 10-11; MI 2, 14-16.

OrOf: Deseo de renovación y purificación. ClCom: (Sal 77, 29-30) "Comieron y se saciaron" / (Jn 3, 16) Tanto amó Dios al mundo, que le

dio a su hijo único. OrFin: Desear siempre el alimento que da la verdadera vida.

No basta observar leyes para ser justo. Debemos observarlas de manera personal, conscientes de lo que estamos haciendo, tratando de realizar el bien que la ley propone; en otras palabras; debemos obrar según el espíritu de la ley. Esto vale para la ley civil. Y mucho más vale, cuando se trata de la ley de Dios. Debemos observarla según el espíritu de Dios. La letra de la ley mata, el espíritu vivifica.

Nuestros padres en la fe, los antiguos israelitas, ya veneraban la ley de Moisés (ley religiosa y civil al mismo tiempo) como una

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encarnación de la sabiduría y del espíritu de Dios. La ley era una luz, un camino, una razón de justo orgullo ante los otros pueblos (cf Dt 4, 75). Se les daban los mandamientos para que pudieran adquirir los bienes que Dios les proporcionaba (no el fuego, sino el agua; Si 15, 16; laLt). Nos defendían del mal (15, 15).

Pero, puede suceder que se observe la ley con otro espíritu, que no es el de Dios. Los fariseos (su movimiento comenzó bien, como toda reforma religiosa, pero luego se dañó...) observaban, muchas veces, la ley con un espíritu meticuloso: "¡Vamos a hacer exactamente lo que está escrito, ni menos ni más; entonces seremos justos, y Dios tendrá que condenarnos al paraíso!". Se adueñaban de la ley (Mt 23, 2), para hacer de ella, incluso, un instrumento de dominación (Mt 23, 4).

Ante esto, Jesús programa quitar la ley de manos de los fariseos y escribas y restituirla a Dios, es decir, hacer que nuevamente sea expresión de la voluntad de Dios, de su amor y fidelidad (cf Si 15, 15, laLf). Jesús no va contra la ley, al contrario, quiere restablecerla en toda su pureza; no quiere abolir nada de ella, sino perfeccionarla, que no sea legalismo fariseo, sino el mismo espíritu de Dios (Mt 5, 17-20, Ev).

Ahora bien, esta purificación de la ley significa una profunda conversión de nuestra "justicia" (cf Mt 5, 20). Significa, en el fondo que nuestra justicia, en cuanto viene de nosotros mismos, nunca será suficiente para observar la ley. Pues, entendida según el espíritu de su legislador, el mandamiento de Dios casi no tiene fondo, pues nadie logrará jamás realizar todo lo que Dios quiso sugerir a través de los mandamientos. "No matarás", dice Jesús al comenzar las famosas "antítesis" (Mt 5, 21-48), pero también no sofocarás sicológicamente a tu hermano por desprecio o riña. "No adulterarás", pero tampoco alimentarás codicia por mujer ajena en tu corazón. El divorcio entró en la ley, pero esa no era la intención de Dios, solamente una concesión de Moisés (cf Mt 19, y ss); pero según el espíritu de Dios, no debe haber divorcio, pues si alguna vez fue un mal menor, ::ur.;_ ccrá un bien. Igualmente, jurar es una aberración y, aunque la gente lo considere un bien, Dios quiere que se diga siempre la verdad, y, entonces, ¿para qué jurar?

Con esta tremenda radicalidad de la intepretación de la ley, Jesús le quita la base a la autosuficiencia. Ante Dios, nadie está

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sin pecado (cf Sal 129, 3). Pero esto no nos dispensa de tratar de hacer siempre lo mejor que podamos. Esta es nuestra diferencia con los fariseos. Ellos, por medio de su casuística, ponen la ley en moldes humanos y, después, se vanagloriaban de haberla observado perfectamente. Jesús demuestra la dimensión infinita e inagotable de la voluntad de Dios, cuyos mandamientos son un débil intento de expresión. Por la radicalidad de Jesús, tomamos conciencia de quedar debiendo; y esta conciencia es muy saludable: es el comienzo de nuestra salvación. Sabemos que nunca estaremos en igualdad con Dios, pero, haciendo lo que somos capaces de hacer, podemos contar con su gracia, pues él es nuestro padre. Y la liturgia de hoy encuadra esta certeza {CtEnt, Orín).

La 2aLt sigue con la exposición de Pablo sobre la sabiduría del mundo y la de Dios. Esta última "despistó" a los poderosos del cosmos, haciendo que el hijo de Dios viniera a nosotros revestidos de fragilidad. Si la sabiduría y el poder del mundo hubiesen reconocido a este Dios despojado, Cristo, no lo habrían crucificado; habrían tratado de "protegerlo...". Se puede hacer un paralelo entre: la oposición del autosuficiente legalismo fariseo y la "absurda" radicalidad del sermón de la montaña por una parte, y, por otra, la oposición entre la brillante sabiduría griega (de los corintios) y lo absurdo de la cruz. En ambos casos, Dios se muestra infinitamente superior a los criterios humanos. Solo reconociendo esto así, tenemos oportunidad de entendernos con él.

7° domingo del tiempo ordinario A.

SER BUENOS COMO DIOS: AMAR GRATUITAMENTE

CtEnt: (Sal 12, 6) Júbilo por la bondad de Dios. Orín: Conocer y hacer lo que agrada a Dios. laLt: (Lv 19, 1-2.17-18) No odio, sino amor - Lv 17-25 es una colección de leyes muy

antiguas, llamada la "ley de la santidad". La ideología de esta "ley" es que el pueblo de Yavé debe ser santo, porque él también lo es. La persona de Yavé es la que fundamenta las exigencias morales (por ejemplo, el amor al prójimo y al extranjero, 19, 18.36) y rituales (cf 19, 25). Por tanto, ¡a moral y el amor se basan en la "imitación de Dios" y su santidad.- 19, 2cfLv 11,44- 19, 17cfEz33, 1-9; Mt 18, 15 - 19, 18 cf Mt 5, 43; Rm 13,9; Ga 5, 14.

CtMed: (Sal 102, 1-2.3-4.8+10.12-13) Dios es clemente y misericordioso.

2aLt: (1 Co 3, 16-33) No partidismo, sino pertenencia completa a Cristo y a Dios - Al comienzo

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de ICo 3, Pablo describe cómo se construye la Iglesia - templo de Dios. A partir de 3, 16 saca las conclusiones: la presencia del espíritu de Dios vuelve santa la comunidad ecle-sial: ir contra ella es ir contra Dios (3, 17). Pero también, en donde Dios está presente, no se puede endiosar a los hombres, instaurar el culto de la personalidad. En Cristo, la Iglesia recibe la sabiduría de Dios y se hace realidad divina. - 3, 16 cf ICo 6, 19; 2Co 6, 16; Ef 2, 20-22 - cf Jn 5, 13; Sal 93, 11.

CtAcl: (Jn 17, 17) "Santifícanos por tu palabra".

Ev: (Mt 5, 38^4-8) Pagar el mal con bien, amar a los enemigos - Como en la "ley de la santidad" (Lv 17-26, cf laLl), también en Mt 5, 17-48 la imitación de Dios en su "perfección" (= santidad) se presenta como regla fundamental. Solo que Jesús da a esta imitación un contenido más radical: no solo amar al prójimo (cf Lv 19, 18), sino ¡también al enemigo! Y otras cosas así. - La ayuda desinteresada, a quien no nos ama, son las pruebas de que amamos con el mismo amor gratuito de nuestro Padre celestial. - 5, 38-42 cf Ex 21, 24; Le 6, 29-30; 1P3, 9 - 5, 43-48 cf Lv 19, 18; Le 6, 32-33, Rm 12, 14.20.

OrOf: Don para honra de Dios y nuestra salvación. Pref: (domingo tiempo ordinario VII) El amor de Dios por los hombres manifestado en

Jesucristo. CtCom: (Sal 9, 2-3) Alabanza a Dios / (Jn 11, 27) Jesús es el Cristo, el hijo de Dios vivo. OrFin: Eucaristía, prenda de la vida eterna.

El evangelio de hoy continúa con las "antítesis" de Jesús en el sermón de la montaña (Mt 5, cf domingo pasado). Ahora llegamos al auge de esta original interpretación de la ley. No solo nos enseña que debemos pagar el mal con el bien; esto lo entiende el buen sentido, pues aplicando la ley del "talión" (del "tal por cual"), nunca se sale de la violencia, de la venganza, de la mafia, del status quo. Más aún, nos dice que la gente debe dar más de lo que se le pide. Y, para completar el absurdo, manda amar a los enemigos. ¿Cómo se puede amar a quien no le gusta auno?

Nuevamente, Jesús no pregunta si esto es posible. Solo dice que debe ser así, pues ¡Dios es así! Dios hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos. Pues todos son sus hijos. "Pero, dirá alguien, yo no soy Dios". Y la respuesta de Jesús: "Tendrás que ser exactamente como él: perfecto como tu Padre celestial es perfecto; ¡entonces serás realmente su hijo!".

Este es el núcleo del mensaje de Cristo. El no vino para facilitarnos la vida (¡muchas veces, nos gustaría que la Iglesia facilitara la fe y la moral!), pero para volvernos semejantes a Dios, aunque no lo logremos del todo, y sabemos que, por nuestra propia tuerza, nunca lo lograremos. Tampoco es cuestión de esfuerzo. Es cuestión de amor y gracia. Pues, siendo conscientes de que Dios nos ama gratuitamente (cf Rm 5, 6-8 y Un 4, 10.19) ya no creemos raro amar gratuitamente a los que no nos aman (aun cuando la gente tiene que combatirlos, porque perju-

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ilu ;m a nuestros hermanos más débiles...). Si entendemos el amor gratuito, no creemos tan absurdo invitar a los que no nos pueden retribuir (cf Le 14, 12-14). El amor de Dios es creador: cica una situación nueva, que no existía antes. Cuando nos sabemos envueltos en este amor paterno, creador y gratuito, también seremos capaces de imitarlo. Seremos realmente sus hijos, no por nuestro esfuerzo, sino porque nos sabemos amados. Y anhelaremos el día en que la muerte ponga fin a nuestras continuas resistencias, para que Dios nos acoja plena y definitivamente.

La laLt de hoy está tomada del importante capítulo 19 del Lv. Ahí encontraremos juntos el mandamiento del amor al enemigo y el del amor al prójimo (y en el v 35 del mismo capítulo el del amor al extranjero). Pues todos estos mandamientos se basan en la misma verdad: todos son hijos del mismo Padre. Podríamos añadir el amor al insignificante, al pobre y al marginado, amor este que sirve de criterio para ver si nuestra vida es compatible con la eterna compañía de Dios, nuestro Padre (Mt 25,31-46).

La liturgia de hoy supone, por tanto, que estemos imbuidos de la conciencia filial en la relación con Dios. "Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios" (CtMed).

En la 2aLt continúa la polémica de Pablo con la sabiduría del mundo. En entrelineas aparece la oportunidad de esta polémica: la división que los criterios demasiado humanos (vanagloria, partidismo, etc.) causaron en la comunidad de Corinto. Dicha división es todo lo contrario de lo que enseña el evangelio. Ahora bien, reconociendo que lo que el evangelio enseña es, en el fondo, la única sabiduría que vale, cuando se consideran todas las consecuencias, debemos decir con Pablo que los criterios humanos, que todo el mundo cree tan importantes, son locura delante de Dios. Aquí podríamos ejercitar nuestra creatividad en busca de ejemplos de actualidad, como: "Yo soy de tal movimiento, de tal teología, de tal buena tradición" — "Yo tengo la fe clara", etc. Pablo ironiza a los corintios, pues algunos decían: "yo soy de Pablo", o "de Apolo", o "de Cefas" ("Por fortuna no bauticé a nadie", observa él, bromeando; ICo 1, 14). Y dice ahora: "Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro... y vosotros de Cristo, y Cristo, de Dios" (3,21-23).

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Somos de Cristo y de Dios. Por eso debemos ser como ellos. Pero esto no lo lograremos por un vanidoso esfuerzo de nuestra voluntad, sino solamente cuando nos dejemos envolver en el amor gratuito que Dios nos testimonió en Jesucristo, entregado por nosotros hasta el fin.

Dentro de esta línea central, se puede elegir el prefacio de los domingos del tiempo ordinario VII, que enfoca el amor gratuito de Dios para con nosotros. Los cantos (entrada, meditación, comunión opción I) expresan alabanza y gratitud por este amor de Dios. La Orín nos suscita el deseo de conformarnos con él.

89 domingo del tiempo ordinario A

MIRAD LOS LIRIOS DEL CAMPO

CtEnf. (Sal 17, 19-20) "El Señor es mi protector". Orín: Pedir la paz para servir mejor. laLt: (ls 49, 14-15) El cariño de Dios para con sus criaturas - El pueblo está en el destierro

babilónico y no cree que Dios lo ha de reconducir. El profeta ya argumentó con el poder de Dios (ls 45 y 46). Ahora señala el amor de Dios - amor y ternura como de una madre para con su hijo. - cf ls 40, 27: 54, 6.8: Sal 77, 10; Jr 31, 20; Os 11,8-9.

ClMed: (Sal 61, 2-3.6-7.8-9ab) "Solo en Dios descansa mi alma". 2aLl: (ICo 4, 1-5) Justificación del apóstol delante de Dios, no delante de los hombres - Los

apóstoles no son los dueños de la comunidad: son sus servidores ("ministros"). Pero la última palabra sobre este misterio compete solo a Dios. - Notar la reticencia de Pablo en cuanto a su propia libertad de culpa (v 4). cf 12, 42-44; 2Co 5, 10-11; Rm 2, 16: Jn 5, 44, Le 12,2-3.

CtAcl (Hb 4, 12): Palabra viva y eficaz de Dios.

Ev: (Mt 6, 24-34) Los lirios del campo - Nadie puede servir a dos señores (6, 24). Quien pone su corazón en Dios y cuenta con su amor, no será esclavo de sus preocupaciones (6, 25-34). Para eso es necesario buscar primero y, ante todo, lo que Dios quiere (el reino de Dios justicia). La sincera búsqueda de la voluntad de Dios nos hace realmente libres. - En 6, 24 se cita al dinero como uno de los posibles ídolos que pueden desestructurar nuestra vida. Pero hay otros... -6 , 24 cf Le 16,9-13; Mt 19,21 - 6, 25-33 cf Le 12,22-31; Flp4, 6; IR 10;Is51, ! -6 ,34cfS t4 , 13-14.

OrOf: Nuestros dones como empeño para fruto eterno. I'i t i : ^domingo tiempo ordinario V) Dios confió al hombre todos los dones de la creación.

CtCom: (Sal 12, 6) Alabanza por el bien que Dios hace / (Mt 28. 20) "Estoy con vosotros...". OrFin: El alimento en la tierra y la participación de la vida eterna.

Erico Verissimo dedicó un libro muy poético al tema de hoy: "Mirad los lirios del campo" (Ev). Pero con todo el respeto por su sensibilidad poética, debo decir que mirar los lirios del campo es lo mismo que "sombra y agua fresca"... En mi tierra de origen las personas se interrogan sobre el trabajo y se escandalizan con esta parábola. Para consuelo de las personas a quie-

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nos les gusta trabajar, podemos decir que Jesús no está pregonando la desocupación, ni la despreocupación, sino solamente lialando la "preocupación", lo que precede a toda ocupación. Pues si la preocupación no es segura, nuestras ocupaciones son lodos vanas. Y esta preocupación debe ser "el reino de Dios y su pislicia", es decir, todo el bien que Dios quiere para su gente y para toda la creación. Si esta es nuestra preocupación, podemos 11 abajar ahincadamente como queramos. Pero, si no, todo estará desenfocado. Podemos aprender muchas cosas de las criaturas que viven según las reglas de su instinto natural, pues sin inventar todas nuestras complicaciones, la pasan mejor que nosotros. Inventamos muchas preocupaciones mal aplicadas (en dinero, comida, bebida, vestidos, carro, apartamento, etc.). El indio en la selva vive también, y, a veces, mejor que los "civilizados" en la ciudad industrial.

Comer y beber deberían ser ocupaciones tan naturales, que la gente no necesitará hacer de ellas una preocupación, algo que presidiera todas nuestras acciones. No deberíamos crear problemas de antemano respecto de todo esto —cada día trae su propio afán. Pero, todo está distorsionado, precisamente porque algunos hacen de estas cosas su única preocupación, en perjuicio del bienestar de los demás...1. Hay algo que siempre olvidamos y que determina el sentido de todo lo que hacemos: buscar la voluntad de Dios. Esta debe ser la verdadera preocupación, el deseo que presida todas nuestras ocupaciones. Entonces, sí pensaríamos también en todos los que no tienen alimentación o vestido... Aquí termina la semejanza entre el espíritu de este evangelio y la mentalidad de sombra y agua fresca: el "sombra-y-agua-fresca" no se preocupa por lo que van a comer mañana, pero tampoco hace nada por el afligido que muere de hambre a su lado. No quiere nada de nada... El hombre evangélico tampoco se pregunta prioritariamente si va a tener lo suficiente para mañana, pero, no por negligencia, sino porque reparte con su hermano lo que tiene, porque este lo está necesitando hoy; porque buscó primero lo que Dios desea.

Claro está que para llegar a esta actitud de "imprudente" donación, la gente necesita tener mucha confianza en Dios. Por

I. Cf nuestro resumen de una meditación de Kierkegaard sobre un lirio insatisfecho ron su situación Konings, I. Iesus nos Evangelhos Sinóticos. Petrópolis: Vozes, 1975. |)|)ft0-61.

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eso, la laLt nos recuerda lo que Isaías dijo a los israelitas, desesperados, en el destierro: "¿Puede una madre olvidar al hijo que amamantó?" ¡Dios nos "creó" — él no nos olvida! Acepto que ciertas personas entienden esto de modo mágico e imprudente. La confianza nunca dispensa de la colaboración inteligente... pero si nosotros nos dedicamos a hacer el bien a los otros hijos de Dios, ¿no vamos a encontrar nuestro bien en él? En fin, aun prolongar un poco más nuestra vida, no es lo más importante (léase Le 12, 13-12)2. Más vale una vida desprotegida, agotada antes de la "medida", pero rica en donación, que un siglo de egoísmo.

La 2aLt tiene poco que ver con el tema principal. Es la continuación de la Primera carta a los corintios. Pablo, cambiando de tema, habla de la autenticidad de su ministerio. Interesante es que no por ello él se cree justificado. Pablo sabe perfectamente que toda su historia personal está movida por la gracia de Dios. Todo es gracia.

Las oraciones nos ayudan a colocarnos en el espíritu de este domingo: pedimos a Dios la "paz" para servirle mejor, para no estar dividos entre dos amos (Orín); y recordamos, en la eucaristía, que él nos alimenta, en la tierra, como anticipación del cariño que nos quiere dispensar en la eternidad (OrFin).

9- domingo del tiempo ordinario A

LA BASE DE NUESTRA VIDA: ESCUCHAR Y PRACTICAR

Cf Ent: (Sal 24, 16-18) Petición de la misericordia de Dios. Orín: Plegaria para que Dios quite lo nocivo y conceda lo que es útil. laLt: (Dt II, 18.26-28) Escuchar y practicar la ley. y la recompensa de esto - Dios inició con

Israel un camino. Ahora, si Israel lo sigue, tiene bendición: si lo abandona, maldición. El camino de Dios está en las palabras de la ley. Israel debe tenerlas ante los ojos, como el timonero o guía de la caravana tiene las estrellas del cielo: deben estar en el cerebro como los astros en el cielo (11,18).- II, 18 cf Dt 6, 6-9; Ex 13, 9.16; Mt 23, 5 - II, 26-28 cfDt 30, 15-20.

C utitu. v*»» -3ÍJ, 2-3a.3bc-4.17.25) Dios, nuestra roca. 2aLt: (Rm 3, 21-25a.28) La gracia de Dios, manifestada a Cristo, y la justificación por la fe -

Rm 1, 18 - 3, 20 demostró que todos son culpables delante de Dios. Ahora (3, 21), Pablo demuestra que Dios los puede volver justos (justificación). Dios restaura al hombre en su

2. Le hace preceder esta parábola (el rico insensato) inmediatamente a la de los lirios del campo (Le 12, 22ss).

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umistad, si él acepta, en la fe, la donación de la propia vida que Jesús realizó en el sacrificio de la cruz. Esta oferta es pura gracia, puro don de Dios. No depende de nuestros méritos (que vienen de la observancia de la ley, de piadosos ejercicios, hazañas pastorales, ele). Jo que tampoco quiere decir que podemos recibirla sin hacer nada. La fe es la que nos hace acoger el don de Dios, pero también produce frutos en la practica. - 3, 21-22 cf Hch 10,43; Rm I, 17 - 3,24-25 cf Ef 1,7; 2,8 - 3,28 cf Ga 2, 16; 5, 6; Rm 8,2.

CIAcl: (Jn 15, 5): Permanecer en Cristo.

Ev: (Mt 7, 21-27) La casa edificada sobre la roca: escuchar y practicar la palabra de Cristo • Jesús no vende hermosas teorías: ante su palabra no basta la escucha; se exige opción. Exige actos, pero eso no es lo mismo que activismo. Muchos "se mueven" mucho, en la Iglesia, pero Jesús no los conocerá en la hora decisiva... Lo que debemos hacer es la voluntad de Dios, no nuestro propio gusto de hacer algo. Jesús ilustró cómo es la voluntad de Dios (Mt 5-7). Sobre su palabra debemos construir nuestra vida (7, 24-27). Jesús habla como sabio. Sabio es quien, al escuchar el mensaje de Jesús, lo lleva a la práctica (7, 24; cf Ez 33, 31; Pr 10, 8). - 7, 21-33 cf Le 6, 46; 13, 26-27; Mt 25, 11-12 - 7. 24-27 cf Le 6, 47-49; Pr 10,25; Ez 13, 10-14.

OrOf: Confianza en el amor paterno de Dios; purificación. Pref: (domingo del tiempo ordinario I) Firmeza en Cristo,

l K'iim: (Sal 16, 6) Dios escucha nuestro clamor (Me 11, 23-24). Dios concede lo que le pedimos con fe.

< >rFin: Proclamar la fe con palabras y acciones.

Los antiguos israelitas sabían que la observancia de la ley servía para el bien del hombre; la ley no es una fuerza opresora, sino liberadora. Pero, interpretaban la ventaja de observar la ley en un sentido muy material: prosperidad material y larga vida aquí en la tierra, y una gran descendencia, estos eran los beneficios que ellos esperaban de la observancia de la ley (Dt 11, 26-28, /aL/;cfDt6, 1-3, etc.).

También Jesús, como un nuevo Moisés1, insiste en el valor de observar las palabras de su interpretación de la ley (el sermón de la montaña) Ev. Pero, el premio de esta observancia no está aquí en la tierra, sino que se dará al entrar en el cielo. Poco importa cómo se imagine la gente la entrada en el cielo: se trata de la realidad no material y pasajera, sino decisiva y definitiva. Nuestra vocación final depende de nuestra respuesta a la palabra de Cristo.

Ahora bien, alguien sostiene que hay dos tipos de personas: los que dicen "Sí" y los que dicen "Sí, Señor"... Estos dos tipos existen también en relación al evangelio. Los que dicen "Señor, Señor" muestran su adhesión con efusivas palabras piadosas, pero no con la práctica de una vida según el espíritu de Cristo; estos no tendrán oportunidad "en aquel día". Sería hasta mejor que dijeran "No", pero que sus acciones fuesen un "Sí" (cf Mt

1. Todo sermón de la montaña es concebido por Mt como una réplica de los sermones de Moisés cuando fue promulgada la ley (Ex 20ss) y antes de la entrada en la tierra prometida (el libro del Dt).

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21, 28-32; 26s domingo ordinario). Por tanto, se trata de escuchar y poner en práctica (cf la advertencia de Dt 11, 28: maldición para quien oye, pero no hace laLt). Quien escucha y practica la palabra del Señor, construye su casa en tierra firme, y las persecuciones y las pruebas de toda clase no la derrumbarán.

Estamos invitados a preguntarnos, existencialmente, por qué las palabras de Cristo tienen valor de criterio definitivo. La respuesta a esta pregunta no la vamos a encontrar en los libros o en nuestras elucubraciones. Se muestra en la práctica. Comienza a vivir según el espíritu del sermón de la montaña, ama a tus enemigos, da el doble de lo que se te pide, conserva tu corazón puro —y descubrirás una felicidad que vale para siempre, que no se acaba con el tiempo. Pero ahí está la dificultad. A muchos les gustaría tener pruebas antes de experimentar. Son como niños que no quieren creer que las verduras son sabrosas, pero tampoco quieren experimentar para saber. El conocimiento del valor de la palabra de Dios, el conocimiento de Dios mismo como esencia de mi eternidad solo se consigue con la práctica. Lo importante es escuchar y obrar. La OrFin lo repite en términos claros: proclamar nuestra fe (nuestro "crédito" dado a Dios), no solo con palabras, sino con la verdad de nuestras acciones. No solo las fórmulas intelectuales tienen la verdad, sino nuestro obrar. No hay verdadera ortodoxia sin ortopraxis. Pues el que tiene palabras ortodoxas, no siempre obra rectamente; pero quien obra según el espíritu de Dios, tiene también la visión segura de Dios (aunque a veces sus palabras sean un poco inadecuadas). Y para quien no obre según la palabra que escucha, la ruina será grande (Mt 7, 27, alusión a la "prueba final")2.

La 2aLt retoma, hoy, la Carta a los romanos, en el capítulo 3. norque el comienzo ya fue leído en otras circunstancias (cf 49

domingo de adviento). La formulación del mensaje de Pablo es muy distinta de la primera y tercera lectura, pues mientras estas insisten en la práctica de la palabra (o de la ley), Pablo insiste en que somos justificados por la fe y no por las obras de la ley (texto que, durante siglos, separó a católicos y protestantes).

2. Tanto las adversidades que atacan contra la casa, como la "gran ruina", Mt las piensa como las pruebas escatológicas que los fieles están soportando en la hora actual, hasta la parusía.

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Pero no hay incompatibilidad; solamente es la otra cara de la medalla. Para poder obrar según el espíritu de Cristo, primero debemos superar nuestra autosuficiencia, dejar de estar "convencidos". Para experimentar las verduras, el niño debe dejar de pretender tener la razón. Debe confiar. Esto se llama: fe. Hay personas que hacen de todo para apoyarse en lo que siempre han creído seguro. Así eran los fariseos. Creían que compraban el cielo observando exteriormente la letra de la ley de Moisés. Y para confirmarse en esta idea, inventaban cosas y más cosas. Estas son "las obras de la ley", que según Pablo no sirven para nada (en sí mismas), porque no se hacen según la voluntad de Dios, que es, ante todo, la conversión de la gente y la confianza en Jesucristo. Pues él murió por nosotros, como el justo que dio su sangre por los injustos —pura gracia de Dios. En la fe en él, también somos hechos justos.

Así penetramos hasta la médula de la fe y de las obras; las obras deben ser la consecuencia de la fe, de la confianza en Jesucristo, que invade nuestro corazón y lo transforma, cuando vislumbramos en él el gran amor que Dios nos tiene. Algo así como el niño que se decide a comer verduras cuando nota lo mucho que su madre lo ama. Descubre un amor que merece crédito y, por eso, obra según el deseo de quien así lo ama.

Entre los cánticos, se destaca el CtMed, que comenta la imagen del evangelio: Dios (Cristo) como roca de nuestra vida. Esta imagen tiene todo un sabor bíblico (roca de Horeb, en donde fue proclamada la ley (Ex 20), en donde Moisés fue protegido por el mismo Dios (Ex 33, 21ss), roca de donde salió agua, etc.), pero también es muy existencial: Dios es la roca de nuestro camino; con todas nuestras racionalizaciones, no lo podemos evitar (cf el "obstáculo de Balaán, Nm 22, 22ss). Entonces, ¡es mejor construir en él!

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109 domingo del tiempo ordinario A

JESÚS LLAMA A LOS PECADORES CtEnl: (Sal 26. 1 -2) "¿A quién temeré?". Orín: Pensar lo que es recto y realizarlo. laLt: (Os 6. 3-6) Misericordia quiero, y no sacrificios - Os 6, 1-3 es un canto de penitencia de

Israel. El pueblo quiere volver a Dios, hacer penitencia. Pero, ¿para qué sirve eso, si continúa en gestos exteriores y superficiales? Dios no está interesado en sacrificios y holocaustos, sino en hésed (es decir, amor, misericordia, amistad y fidelidad a la alianza) y en el "conocimiento de Dios" (conocimiento en el sentido bíblico: no en teoría, sino en práctica: caminar con Dios). - 6, 3-5 cf Sal 71, 6; 142, 6: Os 13, 3; Jr I, 10:5, 14-6, 6 cf Os 2, 21-22:8, 13; 1S 15, 22; Am 5. 21-27; Mt9, 13; 12,7.

CtMed: (Sal 49, I +8, 12-13.14-15) Dios no necesita comida ni bebida; ofrécele tu alabanza. 2aLt: (Rm 4, 18-25) La fe de Abrahán - Pablo explicó que Dios justifica al hombre no por la

obras (de la ley), sino por la fe (domingo pasado). Pero, ¿qué implica la fe? No decir "Sí" a una fría teoría, sino entregarse a la promesa, como Abrahán. Creer, dar crédito a Dios (pues él es fiel a su palabra), incluso cuando promete transformar la muerte en vida. Cuando alguien dice "Sí" a Dios de esta manera. Dios también le dice "Sf a él: lo justific a . ^ , 18-22cfGn 15.5-6; 17, 17; Hb 11, 11-12-4, 25 cf ICo 15, 17; Is 53. 4-6.

CtAcl: (Le 4. 18) Libertar a los prisioneros.

Ev: (Mi 9, 9-13) "Misericordia quiero..."; Jesús con los publícanos - Jesús llama a los pecadores, y esto escandaliza a algunos que se estiman piadosos. Pero Jesús vino precisamente para transformar a los enfermos en sanos, a los pecadores en justos. Ahí, Mt recuerda las palabras de Os 6, 6 (cf laLt): no basta ser piadoso cumpliendo preceptos rituales ("sacrificios"). Es necesario tener el espíritu de Dios, que prometió salvación ("misericordia"). - 9. 9-13 cf Me 2, 13-17; Le 5, 27-32-9. 10-11 cf Mt 11, 19; Le 15, 1-2 - 9, 13 cf Os 6, 6;Mt 12,7.

OrOf: Disposición para servir, crecimiento en la caridad. Pref: (domingo tiempo ordinario III) Jesús viene para ayudar a todos.

CtCom: (Sal 17, 3) Dios, mi roca/(IJn 4, 16) Dioses amor. OrFin: Dios cura nuestros males.

Terminado el sermón de la montaña, Mt nos muestra, en los capítulos 8 y 9, la actividad de Jesús. Ella significa lo mismo que sus palabras: felicidad y paz para el pueblo al que él se dirige. Es la actividad mesiánica en el seno de su pueblo. En contraste con las diez plagas que Moisés mandó a los egipcios, Mt narra en estos capítulos diez milagros de Jesús en favor de su pueblo, Israel. Ahora bien, en medio de esta actividad mesiánica, Jesús tiene que explicarse. El vino a "buscar lo que estaba perdido". Esta es la misión del mesías. La oportunidad para esta explicación se presenta cuando lo critican por haber llamado a un publicano (¡Mateo!) a ser discípulo suyo y por haberse sentado a la mesa con esa gente (Ev). Significando que él viene a cumplir el plan de Dios, prefigurado en las Escrituras, Jesús recuerda las palabras de Os 6: "Misericordia quiero, y no sacrificios" —y aplica: "Yo vine a llamar a los pecadores y no a los justos" (ciertamente lo dijo con ironía). Son los enfermos los que necesitan al médico, no los (que se creen) sanos. Este es el

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mensaje del evangelio, la laLt ofrece el material bíblico para entenderlo: el texto de Os 6, 3-6; y el CtMed, Sal 49, confirma que había en el judaismo una cierta tendencia a pensar como Oseas y Jesús (solo que no era la tendencia de los fariseos).

Pero, muchas veces, ¿no juzgamos como juzgaban los fariseos? ¿No nos parece extraño que un sacerdote viva entre los drogadictos o que se dedique a brindar atención humana y religiosa a las prostitutas? ¿No creemos, también nosotros, que estamos al día con Dios cuando "asistimos" a la misa dominical, diciendo incluso cuando estaba con un poco de fiebre, por ejemplo —que hay que hacer este "sacrificio"? Sacrifico de corazón endurecido no tiene valor para Dios; solo tiene valor el sacrificio de amor, del que dio ejemplo Jesús. Y para eso es necesario, primero, que haya amor, misericordia, bondad, gratuidad, amistad— todos los sentidos que la maravillosa palabra hebrea hésed de Os 6, 6 puede tener (laLt).

Buscar publícanos y pecadores, notémoslo bien, no es cuestión de ser unos originales, unos no-conformistas, como los "hipies" de los años 60, que descuidaban intencionalmente su apariencia para provocar a la buena burguesía (a la que ellos mismos pertenecían). El evangelio lo dice claramente: lo que importa es el movimiento del corazón hacia el pobre, el miserable: la misericordia. Es la compasión, el sentirse abatido por pena por los que no encuentran el camino del Señor. Jesús tuvo tanto pesar de Mateo Leví, que lo sacó de su situación, llamándolo a ser su discípulo. Es un método bastante radical, pero, muchas veces, funciona. A este método se debe que las "sectas" logren transformar viciosos en evangelizadores. Podemos despreciarlos (como los fariseos a Cristo), pero ¡funciona, salva! Comprometer a los "enfermos", a los que "no tienen condiciones" para las obras de salvación, he aquí su salvación y, quién sabe, también la nuestra. Ante esto, el formalismo religioso que parece ser la característica de las religiones mayori-tarias (en nuestro caso la Iglesia católica), no vale nada.

La 2aLt continúa la exposición sobre la fe, que comenzó el domingo pasado (y será bueno advertir que él ocupa un lugar aparte en esta liturgia). Como un buen rabino (pues esta fue la formación que él tuvo), Pablo nos explica su tesis (la fe es la que salva) con el ejemplo de Abrahán. Pues este tuvo mucha fe para creer que, en su edad y en la de Sara, tendría todavía un

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hijo. Pero él creyó y se le atribuyó como justicia (Gn 15, 6; cf Rm 4, 22). Debemos creer en lo inesplicable en nuestra vida, en lo que se escapa a nuestra racionalidad. Es bueno ser racionales, en donde conviene: en la ciencia, en el negocio, en la tecnología... Pero no tenemos poder sobre el misterio de nuestra vida; este pertenece a Dios; ahí tenemos que dar crédito, creer; este es el significado del maravilloso hecho del nacimiento de Isaac y de toda maravilla en nuestra vida. Sin esta capacidad de maravillarnos, quedaremos ciegos ante quien nos da la vida y todo. Quedaremos muertos como hubiera quedado el seno de Sara, si Abrahán no hubiera creído. Esta es una actitud tan fundamental, que la podemos aplicar también a lo que hemos visto en el evangelio: que Dios hace maravillas con las personas a las que no les damos importancia.

Por tanto, hoy reflexionaremos sobre el incompatible misterio de la gracia de Dios, de su "empatia", su compasión para con los que se reconocen carentes: los transforma completamente. Mientras que el formalismo del sacrificio y de la sola observancia exterior de la ley no lleva a nada.

La oración final de la misa resume muy bien la actitud que conviene tener ante este misterio: pedir a Dios que cure nuestros males.

//-domingo del tiempo ordinario »

DIOS NECESITA GENTE CtEnt: (Sal 26, 7.9) Petición de misericordia.

Orín: Querer y obrar según la voluntad de Dios. laLt: (Ex 19, 2-6a) Dios elige un pueblo para él - En la alianza sinaítica, Israel es llamado

reino sacerdotal y pueblo santo de Yavé. El pueblo de Yavé es para el mundo lo que los sacerdotes son para las tribus Israel. Es elegido no para su propio provecho, sino para cuíisagrar todas las naciones a Yavé. Para eso sirven la ley y las instituciones. Eso se llama: alianza. En la historia de Israel, las naciones reconocerán la mano de Yavé. - 19, 4 cfDt4, 34;29,2;32. II - 19,5-6 cfDt 10, 14-15; 1P2.9; Ap 5, 10.

CtMed: (Sal 99, 2-3.5) Nosotros somos el pueblo de Dios. 2aLt: (Rm 5, 6-11) Dios nos amó cuando todavía éramos sus enemigos. - La situación del cris

tiano es el momento presente, alimentado por un acontecimiento salvífico en el pasado, " - - ?c promesas para el futuro. Es "ahora" cuando somos justificados (5, 9) por el acontecimiento de Jesucristo, que nos mostró el amor de Dios antes que fuésemos justificados, cuando todavía éramos sus enemigos (5, 6-8). Este "ahora" de la justificación, basado en ese pasado, nos da plena esperanza para día de la "ira" (5, 9-11). 5, 6 cf Rm 3, 26; 1P3, ¡8-5 ,8cfRm8.32;Jn3 , 16; 15, !3; Un 4, 10.19-5, 10cf2Co5, 18-19.

CtAcl: (Me l, 15) Predicación de la buena-nueva. Ev: (Mt 9, 36 - 10, 8) Misión de los doce apóstoles - Jesús mostró con palabras (Mt 5 - 7) y

signos (8 - 9) la llegada del reino de Dios. Ahora, movido por la necesidad del "rebaño

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sin pastor" (9, 35) envía a sus discípulos como obreros a la cosecha mesiánica (9, 36-38). Por ahora, solo en Israel (10, 5); después de la resurrección, en lodo el mundo (28, 19). Ellos deben anunciar la llegada del reino con palabras y signos (curaciones, prodigios), tal como lo hizo Jesús. Desde Jesús, el mundo e.stá bajo el signo del reino de Dios. - 9, 36-38 cf Me 6, 34; 8, 2; Le 10, 2; Jn 4, 35-38 - 10, 1-4 cf Mt 3, 13-19; Le 9, 1;6, 12-16; Hch 1,3- 10,5cfMt 15,24:1x9,52-53- 10,6-8 cfMt 3, 2; 4,17; Le 10, 9-11.

OrOf: Dios nos aumenta y renueva. Fref: (domingo tiempo ordinario I) Pueblo de Dios.

CK'om: (Sal 26, 4) Habitar en la casa del Señor/ (Jn 17, 11) Oración de Jesús por sus apóstoles. OrHn: Unión con Dios y comunión eclesial.

Dios quiso tener necesidad del hombre. Dios quiso tener un pueblo para sí, un pueblo santo, un pueblo sacerdotal, para santificar al mundo entero en su nombre; un pueblo que cumpliese su voluntad, realizase su reino: "Un reino de sacerdotes y una nación consagrada" (Ex 19, 6; laLt). Esta vocación del pueblo, con ocasión de la proclamación de la ley en el monte Horeb, prefigura aquella vocación más plena que, desde lo alto de la montaña de Galilea, Jesús dirigió a los doce humildes galileos. Ellos son como los representantes de las doce tribus de Israel y los envía a su cosecha mesiánica, para segar con la palabra del evangelio, de la buena-nueva, anunciando la venida del reino. Ellos son el comienzo del verdadero Israel, el nuevo pueblo de Dios. Los signos de esto son los prodigios que los acompañan en su misión: curan enfermos, limpian leprosos, resucitan muertos, expulsan demonios... (Mt 10, 8; Ev).

Debemos notar que Mt coloca este episodio al final de los ilos conjuntos iniciales de la actividad de Jesús: su predicación (Mt 5-7) y su actividad milagrosa (Mt 8-9). La misión que reciben los apóstoles es, precisamente, la de predicar y sanar: hacer el bien lo mismo que Cristo, el mesías. Ellos son sus colaboradores y continuadores en la siega mesiánica. Jesús quiere poner fin a la situación desoladora de un pueblo que es como ovejas sin pastor (9, 36). Según el lenguaje de Ezequiel, en los últimos tiempos Yavé mismo, por medio del mesías, reunirá a las ovejas dispersas y se convertirá en el buen pastor (Ez 34). En esta misión podrán participar los apóstoles, realizando así la plenitud del pueblo elegido, de los cooperadores de Dios.

Creemos que la Iglesia es la comunidad construida sobre el fundamento de los apóstoles, la "apostólica". No está en función de sí misma, como hacen pensar a veces ciertos dueños de la fe. I .a Iglesia es el pueblo-ejecutivo de Dios y su enviado. Recibe la

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misión de predicar la buena-nueva y confirmarla con signos, que muestren la "gracia", la amistad de Dios. La buena-nueva, el contenido del mensaje del reino, es inagotable, porque es el plan mismo de Dios, la "justicia" de Dios, el bien que él soñó y que ahora se va a realizar. Por lo mismo, anunciar el reino de Dios significa ponerse al servicio de su justicia, como el siervo de Dios, el justo y santo, el hijo que pertenece plenamente al Padre. La Iglesia, si quiere ser evangelizadora y no solamente organizadora o adoctrinadora, tendrá que ser transformada —por la gracia de Dios—, siempre de nuevo, en una comunidad que se le dedica, que le es "propia": un pueblo santo. Y esta santidad se demostrará con actos. Estos actos serán signos de que Dios está con ella, como lo eran los signos de los profetas y de Jesús mismo, curando y aliviando al pueblo. Que estos signos escapen a las conocidas leyes físicas (milagros en el sentido estricto) es secundario; ni siquiera todos los milagros de Jesús son físicamente inexplicables. Lo importante es que los gestos del profeta y de la comunidad profética testimonien la presencia activa de Dios, hablen de Dios, sean signos visibles del invisible. Intervención para la justa distribución de los bienes económicos puede ser uno de estos signos, aunque no sea la vocación específica de la Iglesia. Lo mismo se puede decir de la acción por los derechos humanos, por la conservación del ambiente natural, etc. Estas actividades están en el mismo plan que curar a los enfermos y resucitar a los muertos, los prodigios que Jesús mandó a los doce a hacer como señal de la buena—nueva del reino de Dios. Pero es importante, sobre todo, la proclamación de este reino, trascendente y, en verdad, invisible, pues él sobrepasa siempre lo que la gente ve... y es siempre más exigente de lo que la gente piensa. Es el reino del amor sin fin.

Hoy la 2aLt sigue también su propio ritmo. Pero como el mensaje del NT es profundamente uno, el texto de Rm 5, 6-11 viene oportunamente a subrayar un sobre-entendido fundamental de las otras dos lecturas: la "compasión", la misericordia, el amor gratuito de Dios. El nos amó cuando todavía éramos enemigos, y entregó su hijo por nosotros. Ya lo hemos visto.

Hoy, conviene explicar que la misión de los doce no se refiere solo a ellos: el número "doce" representa las doce tribus del nuevo Israel, que es la Iglesia de Cristo. En Le (c 10) hay el relato de una misión confiada a un grupo mayor de discípulos.

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Nosotros somos el pueblo de Dios, el pueblo de testigos y cooperadores de su justicia y de su reino (cf pref domingo del tiempo ordinario I).

¡2e domingo del tiempo ordinario

INTRÉPIDA PROFESIÓN DE FE

CtEnl: (Sal 27, 8-9) Dios es la fuerza de su pueblo. Orín: Amar a Dios y venerarlo. laLt: (Jr 20, 10-13) Dios salva al profeta perseguido - Jeremías tiene que anunciar la destruc

ción de la ciudad y el destierro babilónico. Por eso, el pueblo quiere condenarlo por la alta traición. El se encuentra abandonado de todos. Hasta cree que Dios lo ha abandonado. Pero re-encuentra la certeza de que Dios está con él, como al comienzo de su vocación (cf 1, 19). - cf Sal 31, 14; 40,6; 108, 29; Jr 11, 20.

CtMed: (Sal 68, 8-10.14.17.33-35) Perseguido por la causa de Dios, pero confiado. 2aLt: (Rm 5, 12-15) Jesús es lo contrario de Adán: gracia vs pecado - Pablo demuestra (Rm I,

18-3 , 20) que todos necesitan de salvación. En 5, 12 condensa esta idea, diciendo que, con el pecado de Adán (**el hombre") llegaron el pecado y la muerte sobre todos. Pero este no es el mensaje que quiere trasmitir; es solamente el telón de fondo para decir que con Cristo vinieron la gracia y la reconciliación tan universales cuanto el pecado de Adán. La muerte ya no domina, ya no es la última palabra. - cf Gn 3, 1-19; Sb 2,24; ICo 15, 21-22.45-49; Rm 3, 21-26; 6, 23; 8, 20-23; 4, 15; 7, 7.

ClAcl: (Jn 15,26b.27a) Dar testimonio de Jesús con la fuerza del espíritu.

Ev: (Mt 10, 26-33) El creyente en la persecución; profesión de fe intrépida - La misión es una alegría, pero también, muchas veces, un signo de contradición (cf laLt). De ahí las amonestaciones de Cristo en el sermón misionero (Mt 10), para no temer a los hombres (10, 26.28.31). Por el contrario, había predicho las persecusiones (10, 17-25). Los apóstoles no necesitan preocuparse de su vida; el mensaje será escuchado (10, 28-31). La promesa final (10, 32-33) vale para el oyente y para el predicador: quien se solidariza con Cristo, Cristo se solidariza con él. - cf Le 12, 2-9 - 10, 26-27 cf Me 4, 22; Le 8, 17 - cf IP 3, 14; Ap2, 10- 10, 33 cf Me 8, 38; Le 9, 26; 2Tm 2, 12; Ap3,5.

OrOf: Ofrecer un corazón que agrade a Dios. Pref: (domingo tiempo ordinario I) Anunciar las maravillas de Dios.

CtCom: (Sal 144, 15) Dios da alimento a todos /(Jn 10, 11-15) Jesús da su vida por sus ovejas. OrFin: Renovación por el sacramento, vida eterna.

Para ser pueblo sacerdotal y profético (tema del domingo pasado), la Iglesia tendrá que enfrentar la suerte de los profetas, y no es nada envidiable, humanamente hablando; pues morir o, por lo menos, ser rechazado por los mismos destinatarios del mensaje, es una constante en la vida de los profetas. Fue lo que le sucedió a Jeremías, aunque él tuviese la certeza de que, en última instancia, Dios estaba con él (Jr 20, 10.13, laLt; el CtMed habla en el mismo sentido). La Iglesia conocerá persecuciones, pero no debe tener miedo: en la tentación, Dios estará con ella. Es un tema preferido del evangelio de Mt; forma su moldura: "Emmanuel, Dios con nosotros'* (1, 23) — "Estaré

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con vosotros hasta el fin del mundo" (28, 20). Cuando la Iglesia cumple su misión profética, no tendrá que temer a los que matan el cuerpo —sí, a los que matan el espíritu—, pues ¿acaso Dios no se preocupa de un par de pajarillos (£V)? ¿No están contados los cabellos de vuestra cabeza?

Por otra parte, quien confiese a Cristo delante de los hombres, Cristo lo confesará delante de Dios (dirá una palabrita de recomendación). Pero quien se avergüense de Cristo, el hijo del hombre se avergonzará de él delante del Padre. Esto no es ninguna especie de revancha de Jesús, sino la más pura lógica: él vino para ser siervo y profeta de la justicia, de la voluntad salvadora del Padre. El nos asoció a su obra (cf domingo pasado). Entonces, si lo renegamos, ¿qué será de la misión que nos confió? ¿Cómo podríamos tener parte con él? Si él no puede contar con nosotros (a pesar de nuestra debilidad), tampoco nosotros podemos contar con él, debido a la naturaleza misma de la amistad (pues somos sus amigos): la amistad es recíproca por naturaleza.

La Iglesia primitiva era muy severa en cuanto al abandono de la fe, la "apostasía". Tenía conciencia de que no se puede ser amigo a medias, un día creyente y el otro no. Los que vacilaban eran severamente censurados y, si recaían, excomulgados (en este caso, ¡el asunto quedaba entre Dios y ellos mismos!). Por no tener ya muy presente el origen de nuestra fe (se volvió solo tradición), ya no somos tan exigentes; pero la amistad con Jesús es exigente de por sí, independientemente de nuestras costumbres.

Hoy, la 2aLt forma realmente un tema aparte. Lo explicamos en otra oportunidad (cf primer domingo de cuaresma). Pero, si en nuestras liturgias hemos previsto un rinconcito especial para la palabra del apóstol, podríamos continuar con el pueblo la meditación sobre la revelación de la gracia de Dios, tema central de la Carta a los romanos. En la lectura de hoy, este tema toca su cima. En donde abundó el pecado, sobre-abundó la ¿r:.::r.. Por tanto, esta lectura de hoy no es una clase sobre el pecado original, como llevaría a pensar una consideración atomizante. Es la cima de todo un mensaje, que invade la Carta a los romanos de principio a fin. Todo lo que se leyó en los domingos anteriores sobre la fe (fe en la salvación gratuita de Dios) era preparación para escuchar las palabras del apóstol

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hoy: el pecado destruyó todo, ya no podíamos hacer nada por nosotros mismos —pero la gracia de Dios superó todo esto: "¡Si por el delito de un solo hombre murieron todos, cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos!".

Así, el espíritu fundamental de este domingo es de profundo reconocimiento y gratitud por la gracia de Dios, manifestada en el don de la vida de Jesucristo. Este reconocimiento nos lleva a una convencida profesión de que Jesús es el salvador de nuestra vida. Y, a pesar de la amenaza o escarnio que encuentra este testimonio, sabemos que él está con nosotros.

Vivimos en una sociedad en la que testimoniar a Cristo significa testimoniar la justicia, contra los que hacen de la ganancia un ídolo. Desistir de testimoniar la justicia es apostasía, es ceder a la idolatría. El cristiano, en América Latina, es el que sabe que Dios dio a su hijo por él, solamente por gracia; y que por ello, se empeña para que la gracia, encarnada en estructuras de justicia, aleje la desgracia de los ídolos del poder. Profesa su fe por medio de la práctica de la transformación social en nombre de Cristo y su reino.

13g domingo del tiempo ordinario *

ACOGER A UN PROFETA CtEnt: (Sal 46. 2) ¡Aplauso a Dios! Orín: Brille en nosotros la luz de la verdad de Dios.

laLt: (2R 4, 8-11.14-16a) Hospitalidad al profeta y recompensa - La historia de la sunamita es muy humana: no tiene hijo, y le transmite algún sentimiento materno a Elíseo, amparándolo. Su recompensa: tendrá un hijo. Con esta historia entendemos lo que significa la expresión del evangelio de hoy: "Recompensa de profeta"-cfGn 18, 10; Mt 10,40-41.

CtMed: (Sal 88, 2-3.16-17.18-19) "Cantaré eternamente tu bondad".

2aLt: (Rm 6, 3-4.8-11) Bautismo: morir con Cristo y resucitar con él a una vida nueva - Dios nos vuelve a admitir en su comunión, en la medida en que nos unamos a su gesto de amor misericordioso en Cristo. Esta unión se expresa con el signo del bautismo: morir con Cristo, para resucitar con él. Sin embargo, hay una diferencia con la resurrección de Cristo. La de Jesús está segura, en la gloria del Padre. La nuestra necesita todavía ser constantemente protegida y "revisada" en la fe y en la dedicación de nuestra vida cristiana. Debemos aprender a usar nuestra libertad para vivir para Dios. - 6, 3-4 cf Ga 3, 27; Col 2, 12-6,8-11 cfHch 13,34; ICo 15, 26; Hb 2, 14-15; Rm 3, 7-8; 5, 20; 2Co 5, 17-19.

CtAcl: (IP 2, 9). Anunciar al que nos llama.

Ev: (Mt 10, 37-42) Despojo del misionero cristiano y hospitalidad para con él - No todos serán martirizados por el nombre de Cristo, pero para todos la misión evangelizadora significa despojo, desprendimiento de su vida normal (10, 37-39). - Los últimos versículos del presente evangelio son la conclusión del sermón misionero y retoman el tema inicial del mismo: la misión de los discípulos es la continuación de la de Cristo. Es misión de

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"profetas y justos" (como eran los hombres de Dios en el AT; cf Mt 13, 17: 23, 29-35) y quien recibe a los discípulos, es como si recibiera a estos grandes del AT. Pero los grandes del NT son "pequeñitos" (10, 42), y quien los recibe, es como si recibiera a Cristo mismo. - 10, 37-39 cf Le 14, 26-27; Mt 16, 24-25; Me 8. 34-35; Le 9, 23-24; 17. 33; Jn 12,25- 10,40-42 cf Le 10, 16; Me 9, 37; Jn 12,44; Me 9, 41.

OrOf: Corresponder a la santidad de los dones. Pref: (domingo tiempo ordinario VII) Cristo se identifica con nosotros.

CtCom: (Sal 102) "Bendice, alma mía, al Señor" / (Jn 17, 20-21) Unidad de los fieles en Jesús y el Padre.

OrFin: Vida nueva por la unión con Dios en la caridad; producir frutos que no pasen.

El tema de hoy, presente en la la y 3a Lt, es la acogida al profeta y su recompensa. Como ejemplo, se nos narra la historia de la mujer sunamita, que preparó un apartamentico para hospedar al profeta Eliseo, cuando pasara por ahí. Su recompensa es una de las cosas más valiosas que se conocen en el AT: un hijo. Con las mismas palabras de los huéspedes de Abrahán (Gn 18, 14 —también una narración sobre la hospitalidad), Eliseo le dice: "Por este tiempo, dentro de un año, tendrás un hijo" (2R 4, 16). Dos cosas altamente estimadas en oriente: hospitalidad y tener un hijo.

En el NT, también se destaca este valor de la hospitalidad para con un profeta. Pero el caso se presenta de un modo muy distinto. Eliseo era visiblemente un profeta, un "hombre de Dios", con un buen número de discípulos, etc. Los profetas del NT, los misioneros cristianos, son gente sencilla, considerados muchas veces como escoria —son los "pequeños", que lo dejaron todo, que ya no tiene lugar en la sociedad (Mt 10, 37-39). Impulsados por la urgencia de llevar el evangelio a todas las naciones (Mt 28, 16-20), antes que venga el hijo del hombre (Mt 10, 23), recorren campos y ciudades, viviendo en extrema pobreza. Recuerdan los primeros tiempos del movimiento fran-risrano Ahora bien, sino era fácil para una sunamita acoger a un profeta "institucional" de Israel, mucho más difícil era para el pueblo del tiempo de Jesús acoger a estos haraposos y hambrientos misioneros errantes como lo eran los profetas cristianos. Hay entre ellos y su maestro tal semejanza —también y sobre todo en el sufrimiento— que Jesús se identifica con ellos (cf prefacio dominical tiempo ordinario VII): "Quien os recibe, a mí me recibe... y a quien me envió". Ahora bien, por eso mismo es grande la recompensa: la recompensa de haber recibido a un profeta (cf la sunamita), de haber recibido a un

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justo... Ni siquiera un vaso de agua, ofrecido con este espíritu, quedará sin recompensa.

¿Cuál será la recompensa? No se especifica aquí. Pero, si nos fijamos en el c 25 de Mt, notamos que es grande la recompensa por una buena obra, hecha al más insignificante, aun sin considerar quién es él, sin saber que se está sirviendo a Cristo en él: la recompensa es la alegría eterna (Mt 25, 31-46). Y ahí está una experiencia muy específica, que la comunidad de Mt conservó en su evangelio: en el seguimiento de Cristo, los profetas y misioneros son pequeños, despojados como él; pero él se identifica con el hombre despojado, pobre, pues esta es la medida de nuestra "gratuidad", de nuestra bondad gratuita. Pues el pobre es el que no puede retribuir nada. Con la aptitud adoptada ante el pobre (misionero o no), demostramos la verdadera generosidad de nuestro corazón.

Así, el tema de la gratuita acogida al profeta implica en algo específico también para el profeta cristiano. El tiene que ser un "pequeñito", alguien que, por su despojo, abra las compuertas más remotas de ía gratuidad en el corazón de las personas. Pues ahí está el secreto de su misión: él no va a proclamar bellas teorías, sino a transformar el corazón de las personas, y para ello no hay sino un solo camino, el mismo que Jesús recorrió: hacerse pobre y esclavo, para suscitar en el hombre una verdadera respuesta "de gracia", que corresponda a la gracia del Padre. El evangelio no se predica con ostentación y brillo, dice Pablo, sino con locura y debilidad a los ojos de los hombres (ICo 2, 1-5). El verdadero brillo de la verdad (cf Orín) está en nuestra debilidad, nos convertimos en una invitación a la generosidad más profunda de nuestros semejantes. Cuánta insensatez es pensar que abriremos los corazones con fabulosas organizaciones, que casi inevitablemente arruinan a las personas que "funcionan" en ellas. Mejor es el método que usaban antiguamente los franciscanos: abrían los corazones, no ofreciendo todo pronto, sino pidiendo...

La 2aLt, que sigue su dinámica propia, comenta el misterio de la participación en el grande "acto de gracia" de Cristo, participación que se expresa con el signo del bautismo: morir y resucitar con él. Morir al pecado, vivir la vida nueva de Cristo, con Cristo (cf 8aLt de la vigilia pascual). Vivir para Cristo es donarse en la caridad. Morir al pecado es extirpar de nuestra

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vida todo lo que sea inspirado por vil egoísmo, voluntad de poder, opresión de los semejantes, etc. La tarea no es fácil. No debemos pensar que la vida nueva caiga pronto del cielo. El bautismo da la gracia, sí, pero la gracia solo fructifica por nuestro esfuerzo. Incluso, debemos "obrar contra" la naturaleza medio degenerada que nos posee, más de lo que poseemos. Pero esto no lo lograremos en base a un mero esfuerzo estoico, sino solo movidos por un profundo amor a Cristo y a los que por ellos empeñó su vida. La OrFin sintetiza el tema de la vida nueva.

14s domingo del tiempo ordinario A.

EL MESÍAS HUMILDE Y NO VIOLENTO CtEnt: (Sal 47. 10-11) Alabanza a la misericordia de Dios. Orín: Dios volvió a levantar al hombre caído. laLt: (Za 9, 9-10) El rey mesiánico es humilde - En tiempo del profeta Zacarías. Israel vive sin

rey. Zacarías vuelve a la antigua terminología describiendo al mesías como rey, pero le da un nuevo contenido: será un rey oprimido por su propio pueblo (12, 10; 13, 7-9).El rey mesiánico de Za es copiado del siervo sufriente de Is 42, 1-4; 53. Como es justo y entregado a Dios, Dios lo ayuda, superando la muerte, y lo hace salvador del "pequeño resto" del pueblo - 9. 9 cf So 3, 12-13.14-18; Gn 49. 11; Mt 21, 5; Jn 12, 15 - 9, 10 cf Mi 5, 9; Is 11.6-9; Os 2. 20; Sal 71, 8; Ef 2. 17.

CtMed: (Sal 144, 1-2.8-9.10-11.l3cd-I4) Las buenas cualidades de Dios. 2aLt: (Rm 8. 9.1 i-13) Vivir según el espírilu - Cerrado para Dios, el hombres es "carne", exis

tencia humana limitada, sin perspectiva (no confundir con "cuerpo"). También su intelecto es "carnal", sí él no se abre hacia Dios. Quien se abre al espíritu (que vivificó a Cristo), hasta su cuerpo se vuelve espiritual, destinado para la verdadera vida. - La oposición "carne vs espíritu" corresponde a "vida vs muerte". Toda nuestra vida, corporal, sicológica, intelectual, debe estar comprometida con el espíritu; a la "carne" no le debemos nada. - 8. 9 cf Rm 7, 5-6; Sal 50, 13; Jn 3. 5.6 - 8, 11-13 cf Rm 6, 4.8-11; Ga 6. 8; Ef 4, 22-24.

CtAcl: í,-f Mt I 1, 25) Revelación del misterio a los pequeños.

Ev: (Mt 11, 25-30) Revelación a los humildes; la mansedumbre del mesías - Jesús realiza el "mesianismo diferente" presente en So 3, Is 42;53 y Za 9; 12 (cf laLt): 1) El revela eí misterio de Dios a ios humildes; les revela lo que no viene de la "carne", sino del Padre. 2) El es humilde y puede acoger a los humildes; debido a su mansedumbre, porque su yugo es ligero y suave. - cf fiesta del Sagrado Corazón de Jesús- 11, 25-27; cf Le 10, 21-22; ICo 1, 26-29; Mt 28, 18; Jn 3.35; 17. 2; 10, 15- 11, 28-30 cf Jr 31, 25; 6, 16; Is 28, 12; Un 5, 3.

OrOf: Purificación y consagración de nuestra vida. Pref: (ordinario I) Despojo y exaltación de Cristo.

CtCom: (Sal 33, 9) "Gustad y ved qué bueno es el Señor" / (Mt 11, 28) "Venid a mí todos los que sufrís...".

OrFin: "... sin que cese jamás vuestra alabanza".

El domingo anterior vimos por qué el profeta cristiano debe ser un pequeñito: la eficacia de su mensaje se confirma con la reacción de bondad gratuita que él suscita en el corazón de quien recibe el mensaje. En el evangelio de hoy contemplamos

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el modelo mismo de este tipo de profeta, Jesús mismo. No solo como mensajero, sino como poseedor de todo lo que el Padre ha puesto en sus manos, él es humilde y libre de toda forma de violencia (militar, política, intelectual, religiosa y cultural —pues esta existe también). En él reconocemos la plena realización de la figura de Za 9, 9-10 {laLt)— el mesías humilde, que cambia el caballo militar por un jumento, que acaba con los carros y arcos de guerra y extiende un imperio de paz de un mar a otro. En uno y otro texto evangélico encontramos, en forma dramatizada, la realización de esta profecía: la entrada de Jesús en Jerusalén, significativamente en el comienzo de la semana de pasión (Mt21, 1-10 y par).

El contexto en que se sitúa el evangelio de hoy es el siguiente: Jesús acaba de censurar a las ciudades de Galilea por su autosuficiencia y orgullo (Mt 11, 20-24). En oposición a este orgullo, surge la figura del mesías humilde, del revelador de Dios que se dirige a los sencillos y "pequeñitos" (el título de los profetas cristianos: cf domingo pasado). Aquí no valen los criterios de grandeza humana; vale el puro don gratuito de Dios (11, 27). Jesús es el hijo, el que conoce interiormente al Padre, y puede disponer de todo lo que es de él. Esta es la primera parte del texto, el "júbilo" de Jesús (Mt 11, 25-27).

Concatenada con esta primera parte, sigue ahora otra sentencia, una invitación a los humildes para aceptar su "yugo". "Yugo" es una imagen antigua para indicar el gobierno de un soberano. Jesús es, por tanto, soberano. Pero un soberano distinto. Su yugo es suave —la expresión es una paradoja—; su dominio da paz y descanso a las almas (mientras que los otros soberanos solo buscan apoyo militar y económico de sus vasallos; cf IS 8, 10-18). Jesús es el soberano humilde y manso de corazón. No debemos entender esto en el estilo agua de panela. Miremos solamente a lo que es contrario a estos términos. Lo contrario de la "humildad" (literalmente, "bajeza")1 es el orgullo y la ostentación, que caracterizan a los monarcas de todos los tiempos, y que los subditos pagan con sus impuestos y, muchas veces, con su sangre. Con Jesús, no hay peligro de que esto suceda. El mismo empeñó su riqueza y su sangre por nosotros.

1. '•humilde", en lenguaje bíblico, indica en primer lugar lo que es bajo física o socialmente (esclavos, etc.). No tiene la connotación de una virtud respetable, como para nosotros; cf el Magníficat, Le 1 ,48.

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Y lo contrario de "mansedumbre" es la violencia, el uso de la fuerza. Ahora bien, si la misión de Jesús y del misionero cristiano (cf domingo pasado) es abrir las compuertas interiores del corazón, ¿para qué serviría la violencia? No niego que la violencia puede ser útil para impedir que los poderosos aplasten a los pobres. Por eso, aunque el cristiano sea obligado a usar la violencia para proteger a su hermano, nunca la utilizará para trasmitir su mensaje. ¡El corazón violento encuentra, en la violencia que se le opone, una justificación! Solamente la "mansedumbre" (en el sentido de una firmeza permanente) destruye los argumentos de la violencia (cf Gandhi).

En la 2aLt tenemos, aunque en un código muy distinto, un mensaje semejante. Los criterios de la vida nueva en Cristo son muy diferentes de los de la vida antigua. Es la oposición entre la "carne" (la humanidad autosuficiente, cerrada en sí misma) y el espíritu (la fuerza vivificadora y transformadora que se nos da en Jesucristo, y de la que su resurrección es el signo) (Rm 8, 11). A los criterios humanos no les debemos nada, pues estos son los de la fuerza y del "sálvese quien pueda". Es difícil convencerse de esto. Siempre les estamos rindiendo cuenta a los criterios humanos, que se nos imponen sin ninguna razón: moda, consumismo, apariencia, dictadura, miedo. Incluso parece que la gente tiene miedo de no tener algún poder al cual rendir cuentas. Tenemos miedo a la libertad del espíritu, a la libertad de los hijos de Dios. Sobre todo, no le estamos debiendo nada a lo que, en estos criterios mundanos, se opone a la voluntad de Dios, el pecado. Ahora bien, cuántas veces participamos activa o pasivamente por nuestra condescendencia o cobardía en acitudes o juicios injustos, en presión sobre otras personas, en "provechos" injustos de egoísmo grupal, etc. A todo esto no debemos quedar debiendo nada. Nuestros beneficios vienen ahora de otras fuentes.

Mientras la Orín sintoniza mejor con el mensaje de Pablo, el CtCom (opción II) es un eco de la lectura del evangelio. Para subrayar la paradoja del mesías que, por su humillación, levanta consigo toda la humanidad, sugerimos el prefacio ordinario I.

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15s domingo del tiempo ordinario ¿^

LA SEMILLA DE LA PALABRA ClEnl: (Sal 16, 15) ¡Embriagarse con la visión de Dios! Orín: Ser cristiano digno de este nombre. laLI: (Is 55, 10-11) La palabra de Dios es eficaz: hace fructificar a la gente - Is 55, 1-11 es

una clave de interpretación de todo lo que Dios hace por su gente. Concluye el "2- Isaías" (Is 40-55), retomando la idea del comienzo: la palabra de Dios permanece siempre (40, 8). La "palabra de Dios" y su eterna voluntad, que en el tiempo oportuno sale de su silencio majestuoso y realiza su misión (55, 11), como la lluvia que cae de! cielo y hace fructi-ficar la tierra. - cf Dt 32, 2: Is 9, 7; 45, 8; 2Co 9, 10; Sb 18, 14-15; Jn 1, 1-4.

CtMed: (Sal 64, 10abcd.I()e-l 1.12-13.14) Dios hace fructificar la tierra. 2aLt: (Rm 8, 18-23) La creación anhela la manifestación de los hijos de Dios - Para el hombre,

existir es sufrir. En su sufrimiento, reconoce el gemido de la creación todavía no liberada. ¡Tal vez, por eso mismo, trata de reprimir este gemido con el mito de la transformación tecnológica! Pero no es sofocando la naturaleza y la creación como el hombre se realiza, sino intermediando, como sacerdote, su pleno crecimiento. En el hombre, la creación debe participar de la realidad divina, de la "libertad de los hijos de Dios" (8, 23.21). El sufrimiento solidario del hombre y de la naturaleza son los dolores del parto de la nueva creación.-8, 18-19 cf Rm 5, 2-5; 2Co 4, 17; Col 3, 3-4, Un 3, 2 - 8, 20-23 cf Gn 3, 17; Os 4. 1-3; 2P 3, 11-13; Ap 21. I; 2Co 5, 2-5.

CtAcl: (Le 8. 11) La semilla de la palabra. Ev: (Mt 13, 1-23 o 13, 1-9) Parábola del sembrador y explicación - Mt 13 tiene 7 parábolas

del reino de Dios. En el comienzo está la parábola del sembrador con su explicación. Y, como Me 4. 11-12, Mt pone la pregunta de por qué Jesús habla en parábolas. Jesús habla en parábolas, porque el reino de Dios no es algo de evidencia "física". Solo lo comprende quien quiera participar, quien en la fe se entrega a su dinámica. La realidad del reino, en las parábolas, se revela a quien cree, y se esconde al que no cree. - 13. 1 -9 cf Me 4, 1 -9; Le 8,4-8- l3,9cfMt II, I 5 ;A P 2 ,7 - 13, IO-l7cfMc4, 10-12; Le 8, 9-10; Mt 25, 29; Le 8, 18; Is6,9-10; Jn 12,40-13, 18-23 cf Me 4, 13-20; Le 8, 11-15; Jn 15, 16; Ga 5.22.

OrOf: Crecer en santidad. Pref: (ordinario VI) Jesús es la palabra.

CtCom: (Sal 83,4-5) Felicidad por vivir en la casa de Dios / (Jn 6, 57) "Quien come mi carne...". OrFin: "Aumente en nosotros la salvación...".

Escuchamos hoy la parábola del sembrador (Ev). Podríamos también decir: de las aventuras de la semilla, que es la palabra de Dios, la palabra de la predicación cristiana. La parábola, elaborada como una perfecta alegoría, narra lo que sucede con la semilla de la palabra de Dios en varias circunstancias. El texto mismo del evangelio (por lo menos cuando la lectura no es abreviada) describe las circunstancias en las que se encuentra la palabra de Dios, los diversos tipos de personas en los que se encuentra; y, según el tipo de personas el resultado es diferente. El buen resultado, que corresponda a la fecundidad que tiene la palabra de Dios por sí misma (es lo que explica la laLt), se obtiene solamente cuando cae en tierra buena, esto es, en alguien que, al oír la palabra, la deja penetrar en su inteligencia, la absorbe, por así decir, la asimila en su propio pensar y sentir (pues todo eso significa la expresión "entiende" en Mt 13, 23).

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De hecho, la liturgia de hoy nos describe las condiciones de la predicación de la Iglesia de los primeros tiempos y de siempre. Su mensaje es, ciertamente, la palabra divina, que es eficaz y fecunda como la lluvia que fertiliza la tierra (JaU, subrayada por el CtMed). Pero el oyente tiene que colaborar. Dios no obliga a nadie, deja elegir. Si alguien no lo acoge, o lo acoge mal, de modo superficial... no se hace nada, no se crea vínculo con Dios. Ahí está el misterio de la libertad humana. La incredulidad era un problema serio para las primeras generaciones de cristianos. Este problema se refleja en el presente texto de Mt. ¿Por qué algunos entienden, mientras otros (especialmente los judíos fariseos) no? A unos les es dado a conocer los misterios del reino, otros no logran abrir la corteza de la parábola (Mt 13, 11). "Pues es, dice Jesús, como en los negocios (habla a los judíos): quien tiene, gana crédito y puede negociar más; quien no tiene, pierde hasta lo poco que tiene". Se trata de la fe. Los judíos fariseos creían que poseían algo: su refinado conocimiento de la ley. Pero para comprender el mensaje de la gracia de Dios, este "algo" era nada. Pero a los que tenían fe, la apertura de un corazón sencillo y humilde (cf Ev del domingo pasado), a estos les fue dado a conocer el misterio del reino. Y, continúa Mt, no debemos desesperar por esta situación: esta no contraría el plan de Dios. Incluso la incredulidad de las personas, Dios la tiene en cuenta en su proyecto; ¿no la encontramos ya en el profeta Isaías? (Mt 13, 14-15; cf Is 6, 9-10; los primeros cristianos citaban mucho este pasaje para explicar el misterio de la incredulidad: cf Jn 12, 40; Hch 28, 26s). El hombre es libre de ser incrédulo. Y tan grande es el plan de Dios, que hasta logra incluir esta incredulidad... Sigue, entonces aquí una felicitación más para los sencillos y pequeños que pueden ver lo que muchos profetas quisieron ver y no vieron (13, 16s; cf Ev domingo pasado).

¿Y los incrédulos? ¿No conocerán la salvación? Esta es otra pregunta. Pablo, en Rm 9-11, se debate con este problema j ^ !u sabe constestar que nadie conoce el abismo del pensamiento y de la sabiduría de Dios (Rm 11, 33ss). Ni siquiera la incredulidad ante el mensaje cristiano es prueba del rechazo de Dios. Solamente Dios sabe quién podrá resistir su eterna compañía, y quién no. Pero, en todo caso, los que no logran

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acoger y hacer fructificar la palabra, no tienen la felicidad o el privilegio de ser, desde ya, el pueblo—testigo de Dios. Tal vez se salven, pero no pueden realmente cantar las grandes obras del Señor y reconocer su reino en Jesucristo. Ahora, ¿qué hay de más hermoso que esto?

La 2aLt de esta liturgia continúa el tema de la salvación por el espíritu, la vida nueva en Cristo (cf domingo pasado). En el contexto inmediatamente anterior, Pablo acaba de decir que recibimos el espíritu de Cristo, que clama en nosotros: "Abbá, Padre"; el espíritu que nos transforma en hijos adoptivos de Dios, y coherederos con Cristo, llamados a la gloria con él (Rm 8, 14-17). Pero todavía no se ha revelado en nosotros esta gloria, aunque ya se nos haya dado el espíritu como primicia. Por eso, nosotros y toda la creación estamos deseando esta plenitud, como una mujer en los dolores del parto (cf Jn 16, 21): el hijo está ahí, pero mientras él no se manifieste, ella tiene que pasar por el trabajo del parto. Esta es nuestra situación y la del mundo, que es solidario con nosotros.

Como un eco de la lectura del evangelio, la OrOf y OrFin hablan de crecimiento de la fe y de la salvación en nosotros. Se trata de realizar este feliz encuentro de esta semilla "garantizada" (la palabra) con una tierra buena, acogedora y generosa. En este contexto se puede rezar también el prefacio ordinario II (sobre Cristo, la palabra enviada por el Padre). En la predicación puede ser útil también decir concretamente cuáles son, en la persona y en la estructura de la sociedad, los obstáculos que impiden la buena acogida y el crecimiento de la semilla de la palabra.

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16e domingo del tiempo ordinario ^

LA PACIENCIA DE DIOS

CtEnt: (Sal 53, 6-8) Dios me protege, Dios es bueno. Orín: Llenos de fe, esperanza y caridad. laLt: (Sb 12, 13.16-19) El poder de Dios se demuestra en la capacidad de perdonar - Al

israelita piadoso (como también al "buen cristiano") le gusta dividir a los hombres en buenos y malos, y, cuando ve que Dios no observa su división, lo acusa de falta de personalidad... Pero la sabiduría de Dios se manifiesta tanto en la paciencia como en el juicio. Y también los "buenos" necesitan de la misericordia de Dios. - 12, 13 cf Dt 32, 39; Jb 34, 12-15 - 12. 18-19 cf Sal 113.9-11; 134,6; Sb 11, 23.

CtMed: (Sal 85, 5-6.9-10.15-16a) Dios, lento a la cólera, rico en gracia y fidelidad. 2aLt: (Rm 8, 26-27) El Espíritu Sanio ayuda nuestra fragilidad - Fe y esperanza son anticipa

ciones de lo que todavía no ha llegado (8, 24). Así. nuestra vida cristiana es una vida "en maduración", inacabada. El "soplo" (= "espíritu") de Dios la ayuda a desarrollarse desde su infancia (espiritual), desde su debilidad, que él "adopta". El Espíritu conoce los dos "abismos": el ser de Dios y el corazón del hombre. Como no tenemos bastante amplitud, su soplaren nosotros es un gemido dirigido a Dios. Mientras tanto ya nos hace ser santos, -cf Hb 11. I: Rm 5, 5:8, 15; !Co2, 10; Ga4, 6; Jr 11, 20.

CtAcl: (cf Mt 11. 25) Revelación del misterio a los pequeños.

Ev: (Mt 13, 24-43 o 13, 24-30) "La cizaña y el trigo" y otras parábolas - Como la parábola del sembrador (cf domingo pasado), también el trigo y la cizaña tiene una explicación en el Ev de Mt. El tiempo de la Iglesia es el tiempo del crecimiento. En el último día, se separará el trigo de la cizaña. No todos los que están en la Iglesia son de ella (son elegidos) (cf parábola de la red, Mt 13, 47-50). Esta situación se debe a la paciencia de Dios. Ella no quita la fuerza del crecimiento (parábolas del grano de mostaza y del fermento. 13. 31 -33).- 13, 30cfMt3, 12; Jn 15,6- 13. 31-32 cf Me 4, 30-32; Le 13, 18-19: Ez 17, 23; Dn 4,9.18- 13, 33 cf Le 13,20-21 - 13, 34-35, cf Me 4, 33-34; Sal 77, 2 - 13. 36-43 cf Un 3, 10;Dn3,6; 12,3.

OrOf: Los dones de cada uno sirven para la salvación de todos. Pref: (domingo tiempo ordinario IV) La obra de la salvación.

CtCom: (Sal 110, 4-5) Memorial del Señor, alimento de los fieles / (Ap 3, 20) "He aquí que estoy a la puerta y llamo...".

OrFin: Despojarse del hombre viejo y revestirse del hombre nuevo.

En ¿u fjiedicación a los campesinos de Palestina, en el lenguaje campestre de ellos, Jesús aborda hoy el tema de la condenación (Ev). Ya vimos, el domingo pasado, que nadie conoce la profundidad del pensamiento de Dios. Incredulidad no significa npresariamente perdición. Como todavía muchos "buenos cristianos" hoy, también los antiguos judíos se admiraban de que Dios dejara coexistir fe e incredulidad, justos e injustos. Pero Dios no tiene que rendir cuentas a los hombres. Su grandeza, él la demuestra juzgando con benignidad, pues él tiene suficiente poder; ¡Dios no es esclavo de su propia fuerza! (Sb 12, 18; laLt). Contrariando nuestra impaciencia e intolerancia, Dios espera que tal vez el injusto se convierta (12, 19; cf Le 13, 6-9). Sobre este tema Jesús pronunció una de sus más elocuentes parábolas: cuando en un campo se encuentra cizaña

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en medio del trigo, es muy imprudente arrancar la cizaña, porque se podría arrancar también el trigo. Mejor es tener paciencia, dejar madurar todo y, al final, ver lo que se debe conservar y lo que debe ser quemado. Dios es tan grande, que en su reino tiene lugar hasta para la paciencia con los incrédulos e injustos. El problema es de él, el juez supremo. El no tiene que darnos cuenta de eso.

A esta parábola se encadenan otras, de idéntica inspiración campestre (Mt 13, 31-33), y una consideración sobre la "pedagogía" de las parábolas. Después, Jesús explica la parábola de la cizaña. Las parábolas intermedias (del grano de mostaza y del fermento) se refieren al increíble crecimiento del reino de Dios. Pero hay diferencia en el acento. En la parábola del grano de mostaza, el enorme crecimiento del reino, incomparable con su humilde comienzo, da una impresión de amplitud, de expansión, de espacio; en la parábola del fermento, se acentúa la fuerza interior: un poquito de fermento da gusto a todo.

En los vv 34-35, el evangelista hace una observación sobre la pedagogía de Jesús. El no habla en parábolas para confundir al pueblo. Confunde, sí, a los que creen que saben todo (cf Mt 13, 12-15; domingo pasado), Pero para quien quiere escuchar, se cumple, en esta pedagogía de Jesús, lo que el salmista ya había anunciado mucho tiempo antes: la revelación de las cosas ocultas desde la formación, del mundo.

La 2aLt de hoy merecería una atención especial, como descripción de lo que llamaríamos "espiritualidad". Pues, para muchas personas, espiritualidad es una especie de conquista de sí mismo, un entrenamiento militar, una ascesis, tanto que, antiguamente, "ascesis y espiritualidad" se estudiaban en el mismo tratado. Ahora espiritualidad cristiana existe cuando el espíritu de Cristo vive en nosotros, cuenta con nosotros. Esto no tiene nada que ver con ascetismo, una vez que el espíritu adopta hasta nuestra debilidad. Nosotros ni siquiera sabemos rezar como conviene, pero, "el espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inenarrables" (Rm 8, 26). Por tanto, lo importante es dejarse envolver por este espíritu y no alejarlo de nuestro espíritu por la autosuficiencia. Además, el espíritu de Cristo es el que puede dar cuentas de nuestra fragilidad; el nuestro, difícilmente...

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El CtMed apoya el tema central: la magnanimidad de Dios. Este canto (Sal 85) se inspira en la famosa escena de la revelación de Dios a Moisés (Ex 34, 5-6). El tema principal para hoy es, entonces, la grandeza de Dios, que es para todos, inclusive para los pecadores, si ellos se deciden aceptar su gracia. Esto nos enseña también algo sobre el pecado: con el tiempo, el pecado se transforma, o en arrepentimiento, o en orgullo "infernal"; como la cizaña que, con el tiempo, desaparece o se vuelve insoportable.

Una consideración aparte sería: ¿cómo vivir en un mundo en donde coexisten fe e incredulidad, justicia y pecado (muchas veces, dentro de la misma persona, dentro de la misma Iglesia)? ¿Cómo aceptar a las personas, sin aceptar su pecado, ni la estructura pecaminosa de nuestro mundo? Son preguntas candentes, que pueden meditarse a la luz de la paciencia, no "histórica", sino escatológica, de Dios.

/ 7e domingo del tiempo ordinario \

INVERTIR EN EL REINO DE DIOS CtEnt: (Sal 67, 6-7.36) Dios da fuerza y poder a su pueblo. Orín: Sin Dios, nadie es fuerte ni santo; la vida orientada hacia los bienes escato lógicos. laLí: (1R 3, 5.7-í 2) Salomón no pide riqueza sino sabiduría - Cuando en su peregrinación a

Gabaón, al comienzo de su reinado. Salomón pide a Dios la sabiduría, esto es. el don de acertar en ei momento de juzgar y de decidir (en la Biblia sigue inmediatamente una historia para explicar este don). El hecho mismo de no pedir otra cosa, ya demuestra su sabiduría. Al mismo tiempo Dios le dio. a más de la sabiduría, otras cosas de regalo menos importantes (riqueza, fama, larga vida) (IR 3. 14-14). - cf 2Cro I. 3-12; Sb 9, 1-18 - 3, ) ^:?,A\1\, 1-2; Pr 2, 6-9; Sb 7. 7; St 1,5.

CtMed: (Sal 118. 57+72.76-77.127-128.129-130) La ley como sabiduría.

2aLt: (Rm 8, 28-30) El plan de Dios y su ejecución - Esta breve lectura está construida alrededor de la corriente de conceptos: conocer - destinar - llamar - justificar - glorificar: las fases de Ja terminación del hombre por Dios. Es una obra de artista. El prototipo es ei mismo Jesucristo: el primogénito de los muertos. El espíritu ya nos hizo hijos (8, 16). \hon <ÍC trata solo de llevar a término la obra empezada (8, 30). Y el distintivo del cristiano es el de tener conciencia de ser esa obra ("sabemos", 8. 28). - cf Ef 1, 3-14; St 1, 12; Jr 1,5; 1 C O I 5 , 4 9 ; 2 C O 3 , 18; Flp 3, 21; Col 1,18; Un 3. 2.

CtAcI: (Mt I i, 25) La revelación del misterio de Dios a los humildes.

Ev: (Mt !3, 44-52 ó 13, 44-46) El tesoro del reino de Dios - Hoy tenemos en el evangelio: 1) las últimas parábolas y la conclusión del sermón de las parábolas de Mt 13: las parábolas HH tpsoro y de la perla, que enseñan la plena inversión en el reino; la parábola de la red, que ilustra la situación "mixta" de la Iglesia hasta el fin de los tiempos (mezcla de fieles convencidos y tibios, ya en la Iglesia de Mt); 2) la pregunta sobre la comprensión, dirigida a los discípulos que somos nosotros. Esta "comprensión" es una cuestión del corazón: recibir en sí todas estas palabras. Son sacadas de un tesoro inmenso, que tiene cosas nuevas (la nueva enseñanza de Cristo), pero también viejas (la relectura cristiana de las antiguas escrituras y tradiciones judías en la Iglesia judío-cristiana de Mt). El maestro es el "rabino del reino de Dios" (13,52). - 13, 44-46 cf Pr 2, 1-5; Mt 19, 21; Pr 4, 7 - 13,50 cfMt8, 12; 13,42.

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OrOf: Santificación de la vida presente y encaminamiento hacia la futura. Pref: (domingo tiempo ordinario VI) Prenda de vida futura.

«'(Otm: (Sal 102, 2) "Bendice, alma mía, al Señor..." / (Mt 5, 7-8) Bienaventuranza de los misericordiosos y puros.

< )rFin: Memorial permanente de la pasión de nuestro Señor.

La liturgia de hoy tiene un doble acento, uno sapiencial y uno escatológico. Las oraciones tienen sintonía con la parábola de la red, que forma la segunda parte del evangelio (omitida, cuando se toma la parte abreviada). Pero el tema principal es el ile que la persona "invierta" en lo que para ella es un bien supremo. Este tema (sapiencial) es el que detendrá nuestra atención.

Cuando la Iglesia pone a los pobres en el centro de la atención, a veces olvidamos el ejemplo de ciertas personas ricas, como fue el caso del rey Salomón. El no le pidió a Dios riqueza, sino sabiduría, es decir, el don de distinguir entre el bien y el mal (IR 3, 5ss; laLt). En este sentido, él prefigura al negociante de la parábola de la perla, hombre de bien, pero perspicaz; arriesga todo lo que tiene para invertir mejor (Mt 13, 45s; Ev). Esta parábola, en Mt va acompañada de otra, que elogia incluso la especulación de terrenos: un hombre vende todo para comprar un campo, en el que está escondido un tesoro. La lección de todos estos textos es: invertir todo en lo que es más importante. Esta es una sabiduría humana, pero se aplica también a la realidad divina, al reino del cielo. Ahora, ¿qué es (en qué consiste) concretamente el tesoro de la parábola? Para discernir esto, tenemos necesidad de la sabiduría que Salomón pidió y le permitió pronunciar juicios sabios, sin acepción de personas, en favor de quien lo merecía (IR 3, 16-28). Pero ya sabemos una cosa: Dios tiene predilección para con quienes más necesitan, los pobres y desprotegidos; ¿no es esta una buena inversión?

La colección de parábolas de Mt 13 termina con la parábola escatológica de la red, muy semejante a la de la cizaña en el trigo (cf domingo pasado). Como este tema ya fue tratado el domingo pasado, se puede omitir hoy (en la abreviación de la lectura evangélica, prevista por la liturgia, esta parábola queda por fuera). Hay otras oportunidades para hablar del juicio final, en términos más ricos (cf 32s — 339 domingo del tiempo ordinario).

Lo importante es suscitar, en los fieles, dos actitudes básicas. Negativamente, desprenderse de posesiones que no vale la

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pena tener (como Salomón, en el fondo, relegó la riqueza material a segundo plano, por lo menos en su oración). Y, positivamente, invertir en lo que es realmente lo más importante, aquello en lo que Dios mismo invierte; justicia y bondad, iluminadas por la sabiduría. Nótese que la actitud negativa (desprendimiento) y la positiva (inversión) son "dialécticas": una no funciona sin la otra. No somos capaces de desprendernos de lo secundario, si no tenemos claro lo principal. Por falta de esto, mucho esfuerzo de desprendimiento queda vano y peligroso, pues cae en masoquismo. Por otra parte, nunca lograremos invertir nuestro corazón para adquirir la perla del reino de Dios, si no sabemos desprendernos de las "piedrecitas de vidrio" que adornan nuestra vida diaria. Por falta de esto, mucho idealismo termina en un piadoso suspiro...

Mirando la 2aLt, encontramos uno de los textos más grandes de la Carta a los romanos. Nos muestra que Dios, como un buen contratista, hace todo lo necesario para el bien de los que lo aman, llevando a término la ejecución de su "designio" (designio, se dice solemnemente) (Rm 8, 28). De antemano conoció a los que querían edificar, como un arquitecto tiene su edificio en la cabeza; él los proyectó ("predestinó", se dice normalmente al traducir el término griego proorizein, que significa planear, proyectar) según el prototipo: Jesús mismo, su hijo querido, con quien le gustaría que todos se asemejasen; y a los que así planeó, también los eligió ("llamó"); los "justificó" (como el contratista que verifica su obra durante la ejecución: él decide si sirve o no) y, terminando su obra, los "glorificó" (como hacen los constructores en ciertas regiones, que celebran la terminación colocando una corona de flores en la cima de la nueva casa). Este texto nos hace entender lo que los teólogos, en sur, discusiones, llaman la "predestinación": no significa que Dios creó a unos para que se salven y a otros (la "masa condenada") para que se pierdan. Significa que, como buen contratista, Dios hace todo lo necesario para completar la salvación en los nup CP Hísnnnen para ella; y como conoce el corazón de todos, también conoce a los que se disponen para la salvación y a los que no. Quien opta por acentuar la línea escatológica en la liturgia de hoy (cf Mt 13, 47-52), encontrará, en la 2aLt, un tema digno de reflexión.

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Finalmente, observamos que los dos acentos de hoy, el sapiencial y el escatológico, se complementan. Pues es en vista de la salvación definitiva como se debe hacer la inversión segura ele hoy.

IS9 domingo del tiempo ordinario *

EL DON DEL PAN ( tKnt: (Sal 69, 2.6) 'Tú eres mi auxilio y mi liberador". Orín: Dios, creador y guía, renueva la creación y la conserva renovada. ULt: (Is 55, 1-3) invitación al banquete mesiánico - Is 55 es la conclusión del "2* Isaías" (= las

profecías de la escuela de Isaías durante el destierro babilónico). El pueblo en el destierro es presentado como hambriento y sediento (las carencias de aquel otro "destierro", el éxodo de Egipto, ai que muchas veces se asemeja e! destierro). Pero es hambre y sed del Dios vivo y próximo (les falta templo). Están en peligro de contentarse con un sucedáneo: los dioses de Babilonia (55, 2). Pero ningún ídolo, pagado con oro o plata, puede aliviar la sed del Dios vivo (tampoco hoy). - cf Is 12. 3; Sal 35, 10; Mt 10,8;Jn4, 10-14; 7, 37-39; Ap 21. 6; 22, 17; Sal 80, 9; Pr 9, 1-6; Si 24, 26-30; Jn 6, 35; Jr 32, 40.

ClMed: (Sal 144, 8-9.15-16.17-18) El Señor sacia a los suyos. 2aLt: (Rm 8, 35.37-39) Nada nos puede separar del amor de Cristo - Todos necesitamos reden

ción, dice Pablo (Rm I, 1 8 - 3 , 20), y esta se nos da en Cristo, que nos introduce en la vida del espíritu (3, 21 -8 , 39). Al final de esta sección, su pensamiento se vuelve efusivo, proclamando la certeza de vencer los poderes que podrían deshacer la obra; ¡no el dominio! Esta certeza no viene de raciocinios o pruebas escriturísticas; es la convicción (8, 38) del que ya experimenta. La experiencia de la fe es más fuerte de lo que se acostumbra llamar "la realidad".-cfjn 16, 33; Ef 1,21; 3, 18.

CtAcI: (Mt 4, 4b) No solo de pan vive el hombre. Ev: . (Mt 14, 13-21) La primera multiplicación de los panes - Mt 14, 13 - 16, 12 es la "sección

del pan": 2 multiplicaciones de pan y oíros textos que tratan de pan también (cf 15, 32-39; 16, 9-12). El evangelio de hoy (primera multiplicación del pan) lleva al lector inteligente (iniciado en el reino de Dios) a entender todo esto inmediatamente. La multitud busca a Jesús, que les da los signos del reino (curaciones) y su palabra. Pero el tiempo pasa... ¿Tocará mandar a esta multitud todavía hambrieta? No: "Dadles de comer" es la misión encomendada a la Iglesia (a los doce). Se reparte el pan, y no faltará. Eso vale tanto para el pan de la palabra, cuanto para el pan material. - Me 6, 32-44; Le 9, 10-17; Jn 6, 1-15; Sal 77, 25.29; Sb 16, 20-21.

OrOf: "Haz de nosotros una ofrenda eterna para ti". Vrtf: (domingo tiempo ordinario V) Los dones de la creación.

i tCom: (Sb 16, 20) El pan del cielo / (Jn 6, 35) El pan de la vida. OrFín: Renovados con el pan del cielo, dignos de la salvación eterna.

Significativamente, después de la abundancia de la palabra ilc Cristo en la predicación, el evangelio de Mt y la liturgia nos confrontan con la saciedad de comida, en la multiplicación de los panes. La laLt trae la invitación de Dios para el banquete mesiánico, ofrecido a los que no tienen dinero para comprar. Nos hace entender mejor el sentido de la multiplicación de los panes según Mt (Ev). Pues no es tanto la hazaña de Jesús que está en el centro de la atención, cuanto su propia persona: él es

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el mesías y el enviado del Padre. Después de su abundante predicación en la campiña de Galilea (Mt 5, 13), terminada con una inquietante nota sobre el juicio (Mt 13, 49ss), nos encontramos ante el misterio de la incredulidad de varias formas: en la patria de Jesús (13, 53-58) y en la figura de Herodes, intrigado por Jesús, juzgándolo Juan Bautista resucitado (Mt 14, 1-2) — pues había mandado ejecutar al Bautista, por un asunto de mujer (14, 3-12). Ante esta incredulidad, Jesús cambia de lugar, va al desierto (14, 13), el lugar preferido por Dios para encontrar su gente. Allí acuden las multitudes de pobres y humildes, los predilectos del reino, y el enviado de Dios siente compasión ("gracia", hésed, la cualidad divina por excelencia; Mt 14, 14) hacia ellos y cura a todos los enfermos. De manera que pasa la hora del almuerzo. Entonces Jesús realiza lo que se prefiguró la laLf. el banquete mesiánico. A los discípulos, que quieren despedir a la muchedumbre, les dice que no es necesario, sino que ellos mismos les deben dar de comer — involucrándolos así, misteriosamente, en su misión (como ya lo había hecho cuando los llamó, cf Mt 10, 1; l l 9 domingo del tiempo ordinario): en sus manos, mientras distribuyen, se multiplica la humilde comida de unos pocos panes y peces hasta la saciedad mesiánica. La "compasión", el cuidado del pueblo, el desierto, la semejanza con el alimento que Dios dio a los antiguos israelitas, la invitación de Is 55 para ver en esto una nueva alianza: he aquí algunos elementos que caracterizan esta escena como una manifestación mesiánica de Jesús. Y, para los cristianos, imbuidos del espíritu de la liturgia eucarística, es también una prefiguración de la cena de la nueva alianza. Las oraciones de la presente liturgia, como también el CtCom, subraya el significado escatológico del hecho: la alimentación que recibimos aquí es recreación para la vida eterna. El CtMed subraya el cariño de Dios, que alimenta a sus criaturas.

En la 2aLt llegamos a la conclusión de la primera parte de la Carta a los romanos: la exposición sobre la salvación por la gracia de Dios y la fe en Jesucristo. Pablo termina su exposición con una efusiva proclamación de fe y confianza en la obra de Dios en Jesucristo. Si Dios está con nosotros (pues nos dio a su propio hijo), ¿quién estará contra nosotros, quién nos condenará? (Rm 8, 31-34). "¿Quién nos separará del amor de Cristo?", es el comienzo de la lectura de hoy (Rm 8, 35). "Amor

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de Cristo" significa el amor de Dios manifestado en Jesucristo (8, 39), por tanto, un amor que vence al mundo (8, 37; cf Un 5, 1-5). No se trata de un amor sentimental, al que nos apeguemos románticamente, alienándonos, como los enamorados de las novelas del siglo pasado, en sentimientos impenetrables para el resto del mundo. Lo que Pablo trata de expresar es lo mismo que dice Juan: "Nosotros creemos en el amor" (Un 4, 16). Pablo polemiza con los que sitúan la salvación en otras cosas que no son el amor de Dios, manifestado en Jesucristo: el lega-lismo fariseo, pero también toda la cultura helenística, tanto hedonista como estoica — muchos caminos que pretenden ser caminos de salvación. "No", exclama Pablo con pasión: lo que nos salvó es el amor que Dios nos mostró en Jesucristo (cf Rm 5, 1-11): ¡y este amor, no lo abandonamos, o mejor, no nos abandona! Pues este amor no es "criatura" (cf la lista de las criaturas en los vv 38-39a, incluyendo también a los ángeles), sino la gracia de Dios mismo.

Así, la liturgia de hoy nos invita a leer en el signo del pan una revelación de la "compasión", del tierno amor de Dios para con nosotros, que se reveló plenamente en el don de su hijo, del que el pan se convirtió también en signo sacramental.

Para la práctica, se puede hacer una sugerencia respecto del sentido mesiánico (esto es, de realización escatológica de la voluntad de Dios) de la "multiplicación del pan": enfrentar el problema del hambre, en el espíritu de Cristo (por tanto, no por cálculo político sino por verdadera "compasión") es ciertamente un signo de la presencia de Dios y su reino.

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19- domingo del tiempo ordinario

EL DIOS DE LA SUAVE BRISA

CtEnl: Orín: laLt:

CtMed: 2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

(Sal 73, 20.19.22.23) "No desprecies el clamor de quien te busca". "Dios... a quien nos atrevemos a llamar Padre". (IR 19, 9a.l la- 13a) Dios no está en la tempestad... - Elias venció a los sacerdotes de Baal en el monte Carmelo, invocando sobre ellos el fuego del cielo. Pero Dios le hizo experimentar que el celo no siempre es victorioso y su vocación no es la violencia contra los hombres, sino el servicio paciente. Elias, perseguido por Jezabel, queda sin fuerza y huye hasta el Horeb. Y allí Dios le habla, pero no en elementos violentos - tempestad, terremoto, fuego, -sino en la suave brisa... - cf Ex 33, 18-23: 13,22 19, l6Gn 3, 8;Jn4, 16; Ex 3,6. (Sal 84, 9ab-10.11-12.13-14) "Muestra tu amor y ven a salvarnos". (Rm 9, 1 -5) Preocupación de Pablo por el destino de Israel - El evangelio salva a todo el que cree: primero al judío, después al griego (Rm I, 16). Los judíos han sido previ legia-dos (Rm 3, 1 cf 9, 4). Ellos tienen, incluso, al mesías. Y, sin embargo, parece que no se realiza su salvación, pues no creen en el evangelio de Cristo. Sobre este problema, Pablo reflexiona en Rm 9 - 11. - 9, 3 cf Ex 32, 32 - 9, 4 cf Rm 3, 1-2; Ef 2, 12; Ex 4, 22; 40, 34-35; Gn 15, 17; 17, 2; Ex 24, 7-8; 2S 7, 12-16. (Sal 129, 5) Confianza en Dios.

(Mt 14, 22-23) Jesús camina sobre las aguas - En la tradición que Mt integra en su evangelio, la multiplicación de los panes (= participación de los discípulos en la obra de Cristo) va seguida de una escena en donde los discípulos se encuentran en dificultades, en el mar, y Jesús, que camina sobre las olas, como Dios (cf Jb 9, 8; 38, 16; Sal 76, 17-19; Is 43, 16) o su sabiduría (Si 24, 8), llega a prestarles ayuda. Mt asume las dos narraciones contrastantes, de su tradición (= Me 6, 35-52). pero modifica el sentido de la segunda, concentrándola alrededor de la figura de Pedro y la debilidad de su fe. La transforma en una lección de fe. - Cf Me 6, 45-52; Jn 6, 16-22- 14, 23 cf Le 6, 12; Jn 6, 15- 14, 26 cf Le 24, 37- 14, 29 cf Jn 21, 7 - 14,30-31 cf Mt 8, 25-26 - 14, 32-33 cf Me 4, 39; Mt 16, 16; 26, 63; 27,54; Jn 1,49. Don de Dios, sacramento de la salvación, (domingo tiempo ordinario V) Dominio sobre la creación. (Sal 147, 12.14) Dios sacia a su pueblo/ (Jn 6, 52) El pan del cuerpo de Jesús. Salvación y confirmación en la verdad.

Un día, Elias, furioso por la incredulidad que encontraba en su lucha contra los ídolos en favor del Dios único, Yavé, huyó de las manos de Jezabel hacia la montaña de su Dios, casi como para provocarlo, para que demostrase nuevamente su fuerza y aplastase a los malhechores que habían pasado a sus profetas al filo de la espada (IR 19, 9-10). Y Dios lo mandó esperar en la cima de la montaña. Y pasó un viento violento, pero Yavé no estaba en el viento violento; y hubo un terremoto, pero Yavé no estaba en el terremoto; y hubo fuego, pero r>;~~ — estaba en el fuego. Después, se oyó el murmullo de una brisa ligera... entonces, Elias se cubrió el rostro y oyó la voz de Yavé (laLt).

Dios no está necesariamente en las cosas grandiosas o violentas. A pesar de la violencia de los hombres, Dios está en lo

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que significa paz y refrigerio. Dentro de la suave brisa él confía a Elias una nueva misión, se manifiesta en la tempestad. La religiosidad mágica fácilmente cree que Dios se manifiesta en la tempestad (tanto los orixas africanos cuanto el Thor germánico o el Júpiter greco-romano). Pero Yavé se manifiesta calmando la tempestad. Así, él se manifestó en Cristo, a los ojos de los apóstoles, que estaban luchando contra el viento, en la barca del lago de Genesaret (Mt 14, 22-23). Detrás de esta narración está —es bueno saberlo— un mundo de mitología. El mar era el dominio del leviatán, el monstruo marino, considerado antiguamente como dios, pero después desmitologiza-do hasta en ángel o diablo. La tempestad era la fuerza del enemigo, así lo creían todavía los supersticiosos pescadores de Galilea.

Ahora bien, después de la multiplicación de los panes (cf domingo pasado), Jesús había dejado que sus discípulos atravesaran solos el lago de Genesaret. Helos ahora enfrentados contra estas fuerzas, a las que ellos, como muchos pescadores en su superstición, les atribuían un origen malo (Ev). En esas circunstancias, Jesús se propone dar un paseo caminando sobre las olas. Simón Pedro (solamente el evangelio de Mt narra este detalle) se siente animado y quiere ir al encuentro de Jesús caminando sobre las olas. Pero de repente ve nuevamente ante sí el viento y las aguas y pierde la confianza en sí. Pero no en Jesús, pues grita "Señor, sálvame" (cf Tb CtMed), y Jesús lo ayuda, pero le llama la atención sobre su poca fe. Y entonces, con un gesto que revela toda su majestad, Jesús calma las olas. Ahora los discípulos lo reconocen como el Señor, el hijo de Dios, y lo adoran.

Al leer este evangelio nos vienen a la mente varios pensamientos. En primer lugar su valor como manifestación de Dios en Jesucristo. Al Dios de Jesucristo no le gusta la tempestad, sino la calma; él no es un leviatán, sino un Dios rico en misericordia y fidelidad (cf aquella otra manifestación en la montaña, Ex 34, 5-6). Lo que no quiere decir: un Dios de flojedad —pues él tiene más fuerza que la tempestad. Pero él quiere que no tengamos miedo. No es un Dios que reina a base de susto (y nótese que en la imagen que alguien se hace de Dios, siempre se reconoce también la tendencia del hombre),

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sino en la confianza y en la fe. Ahora bien —y esta es la segunda consideración — la fe debe ser más que un momento pasajero de entusiasmo. Si fuera solo eso, vamos inmediatamente, como Pedro, a ver surgir el leviatán por todas partes. Fe de fuego de paja es poca fe para Cristo1. Fue lo que le sucedió a Pedro. "Si eres tú, mándame ir a ti"... La frase condicional demuestra que él todavía estaba dividido en creer que era Jesús, manifestándose como hijo de Dios, o un fantasma (cf Mt 14, 26), algún leviatán.

En la 2aLt comienza la segunda parte de la Carta a los romanos: en los capítulos 9-11 de esta carta, Pablo confiesa su pasión para con el pueblo de Israel -—del cual es miembro— aunque tenga que combatir contra el legalismo fariseo del mismo pueblo. Incluso le gustaría ser condenado si, con ello, sus hermanos judíos alcanzaran la salvación (Rm 9, 3). Palabra fuerte, pero que no era solo exageración: Pablo sabía que era imposible que ellos estuviesen totalmente perdidos. El plan de salvación vale también para los judíos, aunque aparentemente la aprovecharan antes los gentiles. ¿Cómo?, eso lo veremos en los próximos domingos. Pero, en todo caso, tanta confianza tiene Pablo en el plan de Dios, que puede decir: ¡si Israel es totalmente rechazado, también yo!

Creemos en un Dios que salva (CtMed), que escucha nuestro clamor (CtEnt), un Dios de mansedumbre (laLt). Así él se da a conocer en Jesucristo (Ev). Pero para enterarnos de esto, necesitamos fe, no pasajera, sino constante (Ev, OrFin).

1. En el próximo domingo tendremos un ejemplo de "mucha fe"

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20-domingo del tiempo ordinario

EL DON DE DIOS TAMBIÉN PARA LOS EXTRANJEROS

CtEnt: Orín: laLt:

CtMed: 2aLt:

CIAcl: Ev:

OrOf: Prtf:

CtCom: OrFin:

(Sal 83, IO-ll)*'Vuelve tu mirada hacia nosotros". Los bienes que Dios preparó sobrepasan todo deseo. (Is 56, 1.6-7) Universalismo del templo en el tiempo mesiánico - (Is 56-66 tiene los oráculos de la escuela de Isaías pronunciados después del destierro (los más antiguos con Is 60 -62, hacia el 530 aC). Estos capítulos se llaman el 'Tercer Isaías") - Inmediatamente después del destierro, todo está parado en Judea; reina el desorden social (cf 56, 9-12; 58, 1-5). En esta situación, se proclama la proximidad de la salvación (56, 1). Dios ayudará: él es justo; pero puede ayudar solamente si los hombres colaboran y también son justos con sus semejantes. A esta idea se añade un oráculo sobre la acogida de los extranjeros en el templo (56, 6-7). El criterio de la salvación ya no será la descendencia judía, sino la fidelidad a la ley. - 56, I cfls46, 13; 51,6.8-56, 6-7 cf IR 8,41-43; Me II, 17. (Sal 66, 2-3.5.6+8) Todos los pueblos alaban a Dios.

(Rm 11, 13-15.29-32) La vocación de Israel es irrevocable - Israel no correspondió a su elección y privilegios. Pero eso no significa que Dios desistió de sus promesas: l?, un resto de Israel ya se salvó (por ejemplo, el mismo Pablo); 29, Dios aplica una pedagogía "sui generis": incluye a todos en la desobediencia, para incluirlos también en su misericordia; 3? al ver a los paganos aceptar la misericordia de Dios, los judíos se llenaron de celos y lo acogieron también. Lo importante es que Israel se salve, no por sus "privilegios" (que solo tenían fines pedagógicos), sino por la misericordia de Dios, igual que los paganos -II, 15 cf Le 15,24-32- 11, 29-32 cfNm 23, 19; Ez 18, 23; Rm 9, 6; Ga3, 22; ITm2, 4. (cf Mt 4, 23) Buena-nueva y curaciones de Jesús.

(Mt 15, 21-28) La gran fe de la mujer pagana - Este evangelio está en plena "sección del pan" y trata también del pan. Como en la multiplicación del pan, aquí también los discípulos quieren dispersar a quien busca el pan ("¡Despídela!", 15, 23). Jesús pone a prueba la fe de esa persona - una pagana -. Con éxito, pues ella demuestra "mucha fe". También para los paganos hay lugar en !a mesa mesiánica. - cf Me 7, 24-30 - 15, 22 cf Mt 9, 27;20,3(); Me 10,47- 15, 24 cf Mi 10, 6 - 15, 28 cf Mt 8, 10.13. Ofreciendo a Dios los dones que de él recibimos, entramos en comunión con él. (ordinario I) Reunir todo en Cristo, paz para el mundo entero. (Sal 129, 7) "Misericordia y redención copiosa" / (Jn 6, 51-52) "Yo soy el pan vivo". Asemejarse a Cristo y participar con él.

En los recorridos de Jesús por su tierra natal, no solo dominó las fuerzas del mar. Hizo algo que, tal vez, era mucho más difícil: pasó más allá de las fronteras humanas, fronteras de raza, religión y prejuicios. La historia de la cananea, narrada en el evangelio de hoy (Mt 15, 21-28), está llena de detalles que nos hacen reflexionar. Jesús se encuentra en territorio pagano, cerca de Tiro y Sidón. Es normal encontrar allí una mujer "cananea", esto es, una habitante de la región, que no es de religión (ni de raza) israelita. Hay que tener presente todas las guerras de los israelitas contra los cananeos, sus eternos enemigos... Lo que sorprende es que esta mujer llama a Jesús "hijo de David", el título mesiánico por excelencia (¿y no fue David un grande enemigo de los cananeos?). ¡La mujer está tan profunda-

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mente angustiada, que se humilla hasta invocar al mesías de los israelitas! Los discípulos no ven en esto nada digno, y quieren que Jesús la despida. Jesús, en una actitud pedagógica, de doble efecto, esto es, destinada tanto a los discípulos como a la mujer, insiste en su mesianismo israelita. "No fui enviado sino a las ovejas descarriadas de Israel" (Mt 15, 24). Y era verdad: Jesús no fue enviado para ser secretario general de las Naciones Unidas, ni para ocupar ningún puesto en el imperio romano. Fue enviado a un pequeño pueblo, a realizar una esperanza limitada en sus términos, pero ilimitada en su significado: fue lo que sucedió aquí. En otras palabras, él es el mesías de Israel. Fue lo que la mujer dijo. Por tanto, estableció una plataforma de conversación, a pesar de que no les gustara a los envidiosos discípulos. Entonces Jesús, en vez de rechazarla, como respuesta le da la razón ante los discípulos, pero, al mismo tiempo, la llama a una mayor confianza, pues ella no es israelita. Si hasta ahora ella expresó la conciencia de que Jesús es el mesías de Israel, ahora tendrá que dar un paso más. Y, con la irresistible sencillez de una madre preocupada, pregunta: "¿No comen los perritos las migajas que caen de la mesa de los amos?". Jesús la felicita por su gran fe y cura a su hija, pues hizo lo que Jesús quiso suscitar: derribó las fronteras del mesianismo nacionalista de Israel.

Jesús quiso transgredir las fronteras de Israel. Pero antes era necesario que las personas transgredieran las fronteras que había dentro de su corazón y sus conceptos. Para ello usó una pedagogía divina, suscitando la fe total, sobrepasando los conceptos hechos y acabados.

Que la salvación no podía estar reservada por Dios solamente a Israel (Dios creó todo el universo), ya lo habían sentido los profetas antiguos, por intuición. De manera balbuciente codifican, en sus escritos, los primeros trazos de universalismo. La laLt de hoy es un ejemplo de esto. Pero es todavía un universalismo en el que Jerusalén está en el centro: el templo será casa de oración para todos los pueblos. ¡A los extranjeros se les permite unirse a las costumbres de Israel! Para el tiempo en que fue proclamada esta profecía, esto ya era mucho; pues, normalmente, los israelitas, viviendo en el destierro, no debían desear la compañía de los extranjeros en su propio templo. Pero Jesús, aunque enviado concretamente a Israel, extendió su universalismo a donde hubiese fe, lejos de Jerusalén y de su templo. En el

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corazón de cada uno está la "¡casa de oración para todos los pueblos!".

En la 2aLt, casualmente, encontramos un tema análogo: no es la restricción de la salvación a Israel, sino la pregunta si Israel quedó ahora excluido de la salvación (cf domingo pasado). Pablo, en su firme fe de que Dios es fiel a su promesa, razona del modo siguiente: Dios no repudió a su pueblo, pero realizó su promesa en un pequeño resto (Rm 11, 1-7). Los otros israelitas tropezaron (8, 10). Pero no definitivamente, pues Dios fue astuto: dejó que los otros tropezaran para que, viendo que los paganos acogían la salvación, se llenasen de celos y se salvasen también (vv 11-15). Después, presenta la maravillosa alegoría del olivo selvático y el olivo doméstico. Este último es Israel. Algunas de sus ramas fueron cortadas para que fueran injertados ramos de un olivo selvático: los paganos. Se alimentan con la savia de una raíz buena, las promesas hechas a Israel. ¿Acaso no tiene Dios el poder de reinjertar las ramas originales en su propio tronco?... (vv 16-24). Concluye, por tanto (y esta es la lectura de hoy), que si sus lectores, paganos, una vez eran desobedientes y ahora obtuvieron gracia, los israelitas también, incentivados por la gracia recibida por los paganos, obtendrán misericordia: "Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos misericordia" (v 32); frase paradójica, que podemos traducir, también, diciendo que nadie puede apelar a su propia justicia delante de Dios: todo es gracia.

Siendo el mensaje de hoy la universalidad de la salvación, debemos preguntar: 1) ¿No concebimos esta universalidad a la manera del AT, esperando u obligando a otros a adherirse a nues-tro sistema? 2) ¿Dejamos por lo menos algunas "migajas" para los no cristianos? 3) ¿Somos capaces de reconocer la realidad cristiana fuera de nuestro ambiente católico institucional? 4) ¿Creemos que Dios puede hacer obra salvífica fuera del ámbito cristiano, por ejemplo, en las revoluciones liberadoras, muchas veces llamadas ateas, de estos últimos siglos?

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21- domingo del tiempo ordinario ¿^

LA RESPONSABILIDAD DE PEDRO CtEnt: (Sal 85, 1-3) Oración confiada a Dios. Orín: Poner el corazón en donde se encuentran las verdaderas alegrías. laLt: (Is 22, 19-23) Eiiaquín recibe "las llaves" de la casa de David - Los coleccionistas de las

profecías de Isaías, colocaron entre los oráculos contra las naciones paganas, también los oráculos contra el prefecto del palacio, Sobná (cf Tb 22, 24-25). El tenía el poder de las llaves de la casa de David, es decir, la mayordomía de la dinastía real. Pero Yavé la pasará a Eiiaquín. - cf 2R 18, 18: Ap 3. 7; Jb 12, 14; Mt 16, 19.

CtMed: (Sal 137, l-2a.2bc-3.6+8bc) Dios se fija en el humilde. 2aLt: (Rm 11, 33-36) Himno a la insondable sabiduría de Dios, manifestada en Jesucristo -

Los capítulos 9-11 de Rm muestran la consternación de Pablo ante el hecho de que las naciones paganas hayan encontrado primero la salvación por la fe, no Israel, pero también su convicción de que Israel seguirá, al final, el camino de las promesas, hechas a él en primer lugar. Considerando ahora el obrar de Dios en una mirada global, la consternación se transforma en admiración. - 11, 33 cf Is 55, 8; Sal 138, 6-11, 34-35, cf Is 40, 13; Jb 15, 8;Jr23, 18; !Co2, 16- II,36 cf Col I, 16-17.

CtAcl: (Mt 16, 18) "Tú eres Pedro".

Ev: (Mt 16. 13-20) Profesión de fe de Pedro y "poder de las llaves" - Jesús pregunta a los discípulos sobre su fe, que debe ser diferente de las opiniones del mundo ("los hombres" vs "y vosotros"). Muestra que ellos vislumbran su misión de mesías, de hijo de Dios (cf Mt 14, 33). Jesús confirma a Pedro en su función de portavoz de la fe eclesial. El será la roca, el fundamento firme de la Iglesia, hasta el tiempo de la parusía. La Iglesia tendrá que resistir muchos ataques (ya el contexto siguiente habla del sufrimiento, tanto del hijo de Dios como de la Iglesia). - cf Me 8, 27-30; Le 9, 18-21 - 16, 14 cf Me 6, 14-15; Le 9, 7-8- 16, 16 cf Mt 14. 33; 27, 54: Jn 1,49- 16, 17-19 cf Jn 1,42; Ef 2. 20; Mt 18, 18; Jn 20,23; ls 22, 22: Ap 3. 7.

OrOf: La Iglesia, pueblo conquistado para Dios. Pref: (ordinario VI) Conquistar un pueblo santo / (apóstoles II) Iglesia contruída sobre el fun

damento de los apóstoles. CtCom: (Sal 103, 13-15) Los dones de la creación para el bien del hombre / (Jn 6, 55) "Quien

come mi carne...". OrFirt: Agradar a Dios en lodo.

Los fvnngelios sinópticos conocen uno de los puntos más altos de la vida de Jesús en la confesión de Pedro en Cesárea de Filipo. En Mt, este episodio se enriquece con la narración de la transferencia del "poder de las llaves" a Pedro, jefe de los apóstoles. El significado de esta atribución lo ilustra la laLt de hoy, que narra la misión de Isaías ante Sobná, prefecto del palacio (la ciudad-templo de Jerusalén), para deponerlo de su cargo e instalar en su lugar a Eiiaquín, hijo de Helcías, "pongo sobre sus hombros las llaves de la casa de David", esto es, la mayordomía aei palacio y, aparentemente también, la prefectura de la ciudad. Al mayordomo le correspondía la tarea de admitir o rechazar las personas ante el rey, como también la responsabilidad de su hospedaje; de ahí que se le llamara "padre de los habitantes de Jerusalén": él es quien dirige la casa.

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En Mt 16, 13-20 (Ev), la atribución del "poder de las llaves" a Simón Pedro parece ser suscitada por su proclamación de fe mesiánica en Jesús, en nombre de los otros apóstoles. Simón puede ser el "papá" de la comunidad: él asume la responsabilidad. Jesús le da el nombre de Cefas, en griego Pedro, que significa roca. La Iglesia es comparada con una ciudad, contra la cual aquella otra (las "puertas", o sea, la ciudad del infierno), no podrá nada (cf san Agustín, Las dos ciudades). Y el prefecto de esta ciudad es el que se responsabilizó por su profesión de fe mesiánica, Simón. El tiene el poder de atar (= ordenar, obligar) y desatar (= dejar libre), por tanto, el don de gobierno; y este gobierno es ratificado por Dios (imagen: lo que el gobernandor hace aquí en la tierra, Dios lo ratifica en el cielo).

Como los vv 17-19 son lo que Mt tiene de característico en este texto, y la laLt sirve de ilustración exactamente de estos versículos; y como en la liturgia no hay otro texto más adecuado para hablar del asunto, se puede considerar como tema especial de este domingo el poder de Pedro. En vez de poder —ya que hay mucho abuso de este término— será mejor decir "responsabilidad" (pues le fue conferido porque "respondió" en nombre de los otros). Conociendo el carácter eclesial del primer evangelio, no traicionaremos su espíritu, meditando aquí sobre la primacía de Pedro y de sus sucesores (Mt 14, 28-31; 16, 17-19). Pedro es quien responde por la fe de la Iglesia. Se prefigura aquí el carisma —pues no es una inspiración de "carne y sangre", sino del mismo Dios (v 17)— del Papa, de decir la palabra decisiva cuando hay que formular lo que la Iglesia indefectiblemente sume en su fe: la "infalibilidad papal" (cuyo objeto es la fe que la Iglesia quiere conservar y expresar, pero no la fórmula considerada solo de manera verbal y formal). El es quien tiene también la última palabra en el gobierno (disciplina), aunque no en su propio nombre, sino como mayordomo de la casa de Cristo. En este sentido es el "vicario", o lugarteniente de Cristo aquí en la tierra. El texto muestra también que Simón se vuelve jefe por iniciativa de Cristo (imposición del nuevo hombre, que significa jefe o roca). Ser jefe de la Iglesia no debe ser ambición personal de alguien: en la comunidad cristiana no hay lugar para tales ambiciones (cf Mt 18, 1-4; 20, 24-28). Solamente porque el único maestro y Señor así lo quiere, Pedro puede revestir esta responsabilidad; y sus sucesores también. De ahí que, desde el

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comienzo, el Papa es elegido, bajo la invocación del Espíritu Santo —probablemente la más antigua tradición ininterrumpida de gobierno por elección que existe en el mundo. El CtMed subraya, además, que Dios se fija en los humildes al distribuir sus dones.

La 2aLt de hoy es el himno con el cual Pablo concluye la parte doctrinal de la Carta a los romanos, habiendo tratado durante 11 capítulos sobre el misterio de la salvación y de la justificación gratuita por la gracia de Dios y la fe en Jesucristo: después de tanta meditación solo le resta exclamar la inconmensurable profundidad de este misterio de la gracia. Dios no queda debiendo a nadie. "¿Quién le dio primero, que tenga derecho a la recompensa?" (v 34). Este himno cabe en cualquier circunstancia de nuestra vida. Podría ser una adecuada conclusión final de la liturgia de hoy (ya que no cuadra bien con las otras lecturas). Las oraciones participan del mismo espíritu de misterio y discreta alegría de este himno.

22q domingo del tiempo ordinario .

EL SEGUIMIENTO DE JESÚS

CtEnl: (Sal 85, 3.5) Clamor del pobre. Orín: Dios derrama su amor, para alimentar en nosotros lo que es bueno. laLt: (Jr 20. 7-9) El profeta "seducido" por Dios para un trabajo ingrato - Ya desde el

comienzo a Jeremías no le gustó la vocación profética (cf 1, 6). Su temperamento sensible no era el de un luchador contra los abusos religiosos y sociales de su tiempo y, sobre todo, no servía para proclamar las catástrofes que vendrían sobre Judá. Además, la catástrofe se hncf ^"pnr , pero no el escarnio y la persecución contra el profeta. Así, el profeta llega a maldecir su propia existencia (cf 15, 10-21)- Pero siempre su rebelión lo reconduce de nuevo a su Señor.-cfJr i, 4-10; 17, 14-18; 23, 29; Am 3, 8; 1CO9, 16.

CtMed: (Sal 62, 2.3-4.5-6.8-9) Petición de auxilio ante Dios. 2aLt: (Rm 12, 1-2) El verdadero cuito a Dios -"Delante de la misericordia de Dios" (12, l):esta

misericordia es lo que está descrito en Rm 1-11: la salvación por la gracia de Dios y la fe del hombre. Ante esta realidad, Pablo saca las conclusiones prácticas (recomendaciones morales, Rm 12-14), que son "el culto adecuado a Dios". Se puede comparar la vida con un sacrificio: este es transformado; así también el cristiano: él ya no es como el mundo. El es crítico ante el mundo: asume en sí lo que es valioso en este, y rechaza lo que no lo es. Así, él encarna la acción salvífica de Cristo en el mundo. - 12, 1 cf Rm 1,9; 15, 16; 1P2, 5 - 12, 2cfRm8, 5; Ef 4, 22-24; 5, 10.17; Flp 1,9-10.

ClAcl: (cf Ef 1, 17-18) Nuestra vocación.

t,v. t vn ib, ¿1-27) El seguimiento de Jesús: totnar su cruz- Con la profesión de fe mesiánica se relacionan, en los tres evangelios sinópticos, la predicción de la pasión y el tema del seguimiento de Jesús en el sufrimiento. Pedro se hace, otra vez, portavoz, pero, esta vez, de la incomprensión ante este misterio. Que el mesías y su Iglesia tienen que sufrir es una enseñanza que siempre tendrá que ser repetida y profundizada. - cf Me 8, 31-38; Le 9, 22-26- 16, 21-23 cfMt 17, 22-23; 20, 17-19; Le 9, 44; 18, 31-33; 24, 7.44-46 cf Le 14,27; 17,33; Jn 12,25-26- 16,27 cf Mi 25, 31; 2Ts 1,7.

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( M )f: La celebración y su plenitud. I'icf: (domingo tiempo ordinario III) Salvación por la cruz de Cristo.

(M'iim: (Sal 30, 20) La bondad de Dios para con quien lo venera / (Mt 5, 9-10) Bienaventuranza de los pacíficos y perseguidos.

OrKIn: El alimento de la caridad.

Hoy hay muchos que envidian al profeta. Pero ser profeta no os fácil, y tampoco seguir a un profeta. Jeremías describe su vitla de profeta como una seducción (laLt). Desde el comienzo lúe bastante recalcitrante (Jr 1, 6). Incluso quiso hacer huelga (Ir 20, 9), pero la voz de Dios era como un fuego ardiente en su pecho. No lograba reprimirla... Esta es la suerte del profeta, ('liando tiene un mensaje desagradable y herir nuevamente los oídos, Dios no lo deja en paz.

También Jesús sabía que este era su camino (Ev). Sabía que su visión de Dios y del mundo no concordaba con lo que el pueblo, sobre todo los jefes, esperaban. Pues la diferencia entre una religión que sirve para obtener el cielo con seguridad por medio de piadosas prácticas, y una religión que sirve para buscar la voluntad de Dios incansablemente (su incansable amor por los hombres), es grande; es irreconciliable. Quien no quiere convertirse de una falsa seguridad, no puede tolerar la presencia del incómodo profeta de Nazaret. Sucede todavía hoy...

Ahora bien, Simón Pedro, el mismo que, poco antes, proclamara la fe en Jesús como mesías y, por eso, se convirtió en el responsable de sus hermanos, este mismo Pedro todavía no entendía la suerte del profeta. Todavía pensaba en términos de éxito, no en términos de cruz. Como lo haría la mayoría de nosotros. En fin, ¿no es mucho más agradable tener iglesias llenas, obras funcionando bien, entrevistas por televisión, etc.? l'cro quien cree eso más importante que la fidelidad a la palabra de Dios —mensaje amargo que hay que proclamar hasta el final— no es digno de Jesucristo. Es su adversario (lo que, en hebreo, se llama: satanás). Para seguir a Jesús, es necesario sen-lir lo que Dios siente y no lo que los hombres creen...

Ahí siguen las palabras sobre el seguimiento de Jesús. Seguir a Jesús es renunciar a sí mismo, es decir, a sus propios conceptos hechos y concluidos. Es tomar su cruz, es decir, la condenación humana, la degradación total... Ante la exigencia de la misión profética, querer salvarse es perderse; es dejar de

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realizarse en la misión de Dios. Y perderse (a los ojos de los hombres) es realizarse como enviado, como "hijo" de Dios. La fidelidad al mensaje de Dios, una vez que la gente ve de qué se trata, nos coloca ante una elección: garantizar el éxito humano (ganar el mundo entero) o ganar "su alma", es decir, el centro interior de la existencia. Tenemos que elegir entre una realización superficial y una realización radical de nuestra vida. Ahora bien, ¿qué podemos dar en cambio de esta realización radical, la que será sancionada por Jesús mismo, a partir de su gloria, en base a lo que hemos puesto en práctica?

Este evangelio no pregona el desprecio de la vida (corporal) en favor de un espiritualismo mórbido ("salvar el alma"). El alma, según el pensamiento bíblico, es exactamente sinónimo de vida total, es el principio, la médula de la vida. Se trata de realizar su vida, de realizarse auténticamente. Ahora bien, el que descubre la visión de Dios sobre una serie de cosas muy concretas en nuestro mundo (puede ser la estructura religiosa, puede ser la estructura socio-económica, puede ser el abuso ecológico, el derroche de los bienes vitales, el cinismo de la guerra, la usurpación de los derechos humanos, el desprecio de la verdad — cualquier cosa con la que Dios ciertamente no está de acuerdo) queda, por así decir, asombrado con este mensaje; solo logra deshacerse de ella proclamándola (y corriendo el riesgo del rechazo), o sofocando su propia alma (y entonces, la pierde...).

Hay personas que entienden la predicación de la pasión de Jesús, al comienzo del evangelio, como señal de que él dominaba la situación, sufrió por quererlo así ( y lo quiso porque tenía que "pagar sangre" en lugar nuestro). Es un concepto bastante simplista. Ciertamente, Jesús sufrió porque lo quiso; pero no porque íe gustaba sufrir (no era enfermo), sino porque la fidelidad a la palabra del Padre lo llevaba a este fin. ¡Si los hombres se hubieran convertido a su palabra, ciertamente no habría tenido que sufrir! (cf Mt 26, 39-42 y par). Pero él tuvo M ^ v.muiiiar el orgullo congénito del hombre hasta el fin.

La 2aU, comienzo de las exhortaciones finales de la Carta a los romanos (muy ricas), recibe una luz particular del evangelio de hoy: ofrecerse como hostia viva a Dios, entonces, no es despreciarse, sino el "culto razonable", el cultivo coherente y con-

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secuente de la voluntad de Dios: ser plenamente suyos, su pueblo, sus hijos, sus profetas, no conformándonos con este mundo, sino buscando conformidad con la voluntad de Dios. Una bella exhortación para cerrar la liturgia de hoy. Llamamos una vez más la atención sobre el mensaje de las oraciones: Dios alimenta, con su amor (sacramentado en la eucaristía) lo que es bueno en nosotros, nuestra donación, nuestro amor (Orín, OrFirí).

23e domingo del tiempo ordinario A.

LA IGLESIA, COMUNIDAD DE SALVACIÓN

ClEnt: Orín: laLt:

CtMed: 2aLl:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom: OrFin:

(Sal 1 i 8, 137.124) Justicia y misericordia de Dios. Libertad y herencia de los hijos de Dios. (Ez 33, 7-9) Responsabilidad por la conversión del pecador: "Centinela de Israel" - Los profetas eran centinelas en Israel; debían dar alerta y lo hacían. Pero el pueblo no prestó atención. Vino la catástrofe (destierro). Queda un pequeño reslo. Aun así, necesita centinela, alguien que le avise para cambiar su camino. Y ay de que el centinela no cumpla su deber: es responsable de la pérdida del hermano. - cf Ez 3, 17-21; 33, 11; Jr6, 17; 25, 3-4; Mt 18, 15.

(Sal 94, 1-2.6-7.8-9) Conversión delante de Dios. (Rm 13, 8-10) El amor, pleno cumplimiento de la ley - En su justicia, Dios da a todos lo que necesitan: fundamentalmente, su amor de Padre. Nosotros, para ser justos, debemos también darnos mutuamente este don, aunque siempre quedemos debiendo. Toda la justicia está incluida en esto. - 13, 8cf Jn 13, 34;Ga5, 14- 13, 9-10 cf Ex 20, 13-14; Dt 5, 17; Lv 19, 18; ICo 13,4-7. (2Co 5, 19) Reconciliación en Cristo.

(Mi 18. 15-20) Corrección fraterna, penitencia y oración comunitaria - La Iglesia es al mismo tiempo santa y pecadora. En la santidad de hijos de Dios, somos hermanos, responsables los unos de los otros, aun y sobre todo, cuando el pecado esté destruyendo esta santidad. Solamente en última instancia, cuando la preocupación del cristiano individual o de la cumunidad nada resuelven, la comunidad puede excluir al pecador, para que tome conciencia de que él ya no está participando de la santa comunión eclesial. - En ios vv 19-20. como en todo el c 18 de Mt, leñemos otras centencias de Jesús relativas a la vida de la comunidad: en el caso, la oración comunitaria. - 18, I5-18cfLv 19, 17; Le 17, 3;Dt 19, 15; Mt 16, 19; Jn 20, 23- 18, 19-20 cf Mt 7, 7; Jn 15, 7.16; Mt 28, 20. La eucaristía, fuente de mutua amistad.

(domingo tiempo ordinario IV) Salvación en Cristo / (ordinario V) Unión fraterna. (Sal 41, 2-3) "Como la cierva desea las fuentes..." / (Jn 8, 12) "Yo soy la luz del mundo". Unión de vida con Cristo para siempre.

El profeta es el hombre que ve, mejor que los demás, lo que es, en último análisis, cierto o errado (la voluntad de Dios). El ve el lado interior de las cosas (por eso Balaán cerraba los ojos para ver mejor: Nm 24, 3). El es un centinela que debe dar alerta si ve algo sospechoso. Pero su visión es una responsablidad. Por ejemplo: si ve que alguien está equivocado y se calla, no

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dice nada, deja que su hermano se pierda, y se pierde con él. Pero si le trasmite el recado, la responsabilidad es del otro, y el profeta se salva (Ez 33, 7-9; laLt).

La Iglesia es un pueblo profetice A partir de nuestra unción bautismal y crismal, todos participamos de la vocación profética de Cristo, que quedó como legado para la Iglesia, (Ev). Somos centinelas, que debemos dar alerta ante cualquier sospecha. Cuando vemos que nuestro hermano no va por el camino recto, debemos alertarlo. Y no nos podemos contentar con una sola vez (como en el texto de Ez). Debemos agotar todos los medios. Avisarlo una segunda vez, ante testigos (que podamos ver si no estamos engañados), o, en fin, recurriendo al testimonio de la comunidad, la asamblea de la Iglesia. Si todavía no quiere escuchar, sea "como gentil o publicano", una expresión judía tradicional para decir: que no tiene lugar en nuestra asamblea1.

A esta altura, el poder de atar y desatar, confiado representativamente a Pedro (cf 21e domingo ordinario) se le confía a toda la Iglesia. Pues toda ella es responsable del camino de la salvación de todos. Recurrir a Pedro o a sus sucesores sucede en casos extremos. Normalmente, todos debemos hacer lo que sea necesario para dirigir a nuestros hermanos por el camino seguro.

El c 18 de Mt se llama el sermón eclesial. Habla de la importancia de la comunidad eclesial. Esta aparece aun en la palabra de Jesús sobre la oración comunitaria (Mt 18, 19 s): cuando estamos reunidos en el nombre de Jesús y unánimes dirigimos nuestras peticiones a Dios, él nos escuchará como si fuésemos Jesús mismo: pues Jesús está entre nosotros. Realizamos a Jesús en nuestra comunión.

Entonces, la Iglesia se presenta, en la liturgia de hoy, como comunidad de salvación, en el sentido sacramental: ella representa, hace presente al salvador, que nos une con Dios. ¿Cómo se explica esto? Precisamente, por la comunión eclesial. Pues la misión de Cristo era, fundamentalmente, la de realizar la comunión de todos los que son hijos del mismo Padre. El vino a realizar el amor del Padre entre nosotros. Donde nosotros, en

1. Nótese aquí, que el evangelio de Mt habla el lenguaje de los judío-cristianos, incluso cuando éste tiene algunos preconceptos. Para la comunidad judía tradicional, publícanos y gentiles eran igualmente "intratables".

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comunión fraterna, realizamos esto, ahí realizamos al mismo Cristo. La verdadera comunidad eclesial es el sacramento de Cristo y de Dios. Por tanto, el texto del evangelio de hoy no se debe entender en un sentido jurídico, sino en un sentido eclesial y comunitario. Por ejemplo, respecto de la corrección fraterna, Jesús no quiere decir, formalmente, que basta llamar a alguien ante dos testigos y después ante una comisión de la Iglesia (llena de esclerosis...), para finalmente excomulgarlo (pues es muy probable que no se convierta ante tal asamblea). Jesús no enseña a colocar, proféticamente, a los que yerran ante la comunidad que brotó del amor de Cristo. Entonces, si aun ante este testigo la palabra profética no "pega", ya no podemos hacer nada más.

En la 2aLt escuchamos cómo Pablo, en sus exhortaciones finales a los romanos, resume la práctica de la vida cristiana: no quedarles debiendo nada a los demás, sino la caridad, que es siempre insuficiente (lo que no significa que no tengamos que hacer lo posible...) Pues la caridad es el resumen de todo. Si nos esforzamos por ella, saldamos automáticamente todas las demás obligaciones. "El amor es el pleno cumplimiento de la ley" (Rm 13,8-10).

Pablo comenta aquí, a su manera, una palabra del Señor Jesús (cf Mt 22, 34 ss = Me 12, 28 ss = Le 10, 25 ss). Además, no es la única vez (cf Ga 5, 14). Y siendo pocas las palabras de Jesús que Pablo cita así, significa que él la considera como algo central en el mensaje cristiano. También Santiago la cita en su carta (St 2, 8). Y san Juan no hace sino comentar este "precepto único" del amor al prójimo. Estos autores (Pablo, Santiago, Juan) ni siquiera mencionan el "amor a Dios", pues nadie puede amar a Dios sin amar al prójimo, (Un 4, 20) y solo se ama bien al prójimo cuando se ama a Dios. Pues amar a Dios, buscar a Dios significa buscar la última palabra sobre lo que es cierto o errado, escuchando la voz absoluta de quien ama a nuestro hermano como nosotros lo deberíamos amar también.

Así, aunque los textos tengan una temática diferente, el espíritu de la liturgia de hoy hace evidente la comunión y la caridad fraterna en la comunidad eclesial, no solo en la mutua amistad (cf OrOf), sino también en la oración (Ev) y en la caritativa advertencia (laLt, CtMed y Ev). En esto la Iglesia rea-

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liza la unión con Cristo para siempre (OrFin) y se convierte en comunidad y sacramento de salvación.

24q domingo del tiempo ordinario

EL MISTERIO DEL PERDÓN

Ct Ent: (Si 36, 18.21 -22) "Da paz a los que esperan en li". Orín: Sentir la acción del amor de Dios en nosotros, sirviéndolo con lodo el corazón. laLt: (Si 27, 33 - 28,9) Perdonar para ser perdonad/). - Si 27 y 28 tienen una serie de enseñan

zas sobre lo que no se debe hacer a los demás, por ejemplo, odiar. Sin embargo, el sabio que escribió este libro sigue fiel al pensamiento vetero -testamentario en cuanto a la venganza: algún día el mal tiene que pagarse. Por eso, se nos hace más raro todavía su prohibición de la ira: "Solamente el pecador se agarra de ella" (27, 33), precisamente este pecador es el que quiere que Dios lo perdone (28, 5). Así, poniendo la vida en la perspectiva del altísimo y su alianza (28, 9), el Eclesiástico descubre que hay que romper con la venganza, superarla. Dios es el Dios de la paciencia, como lo demuestra la historia de la alianza.-cfEx 21,24; Lv 24, 19-20; Mt 5. 23-24; 6, 12.14-15:7, l:Lv 19, 17-18.

CtMed: (Sal 102, 1-2.3-4.9-10.11-12) Dioses clemente, compasivo y misericordioso.

2aLt: (Rm 14. 7-9) "Sea que vivamos, sea que muramos, somos del Señor" - Pablo está tratando el problema de los "débiles" (escrupulosos, ligados a prácticas secundarias, tal vez de origen judío) y de los "fuertes" (liberales). Aunque él mismo se considera liberal (15, I), no condena a los conservadores, pero dice que en el amor de Cristo no hay lugar para la discordia por cosas secundarias. En nuestra diversidad, debemos pertenecer completamente a Cristo y vivir por nuestros hermanos en Cristo. - cf Rm 6, 8-11; Ga 2. 19; 2Co 5, 15:5, IO;Hch 10,42.

CtAcl: (Jn 13, 34) El mandamiento nuevo. Ev: (Mt 18. 21-35) El perdón: parábola del administrador cruel - La última parte del "ser

món eclesial" (Mt 18) está totalmente dedicado al perdón: I) la regla del perdón sin fin (18, 21-22); 2) la parábola de quien quiere recibir perdón, pero no sabe perdonar (18, 23-35). Todos nosotros vivimos porque Dios constantemente nos perdona de todo corazón (cf 18, 35). Perdonar es imitar a Dios, es dar oportunidad a la vida. Quien no perdona, no tiene comunión con Dios. El padrenuestro nos enseña a perdonar como Dios perdona. -18,21-22 cf Le l7,3-4;Mt6, 12.14-15; 2Co 5, 18-20; Col 3, 13:Gn4,24.

OrOf: El don de cada uno para la salvación de todos. Pref: írr.ü-.'.rio (II) Dios rescató al hombre castigado justamente.

CtCom: (Sal 35, 8) Abrigo a la sombra de las alas de Dios / (cf ICo 10, 16) Comunión en el cáliz y en el pan.

OrFin: No movemos por nuestros impulsos, sino por la gracia de Dios.

Fl c 18 de Mt, cuya lectura comenzó el domingo pasado, se llama el "sermón eclesial". Después de habernos mostrado la importancia de la comunión eclesial como sacramento del amor de Dios, la liturgia nos muestra, hoy, las palabras sobre el perdón (Ev). El perdón es una de las tareas primordiales de la comunidad eclesial. En el evangelio de Jn, el perdón es el contenido específico del don del Espíritu Santo por Jesús, después de su resurrección (Jn 20, 19-23; cf 2- domingo de pascua y Pentecostés). En la lectura de hoy, Mt nos trae el episodio de Pedro —portavoz de la comunidad eclesial—- preguntando a

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Jesús hasta dónde tiene que ir nuestro perdón. Entre los judíos, el que perdonaba siete veces ya se lo consideraba como un santo (cf Mt 18, 21). Jesús multiplica este número por setenta; no hay que entender esto matemáticamente; como siete es un número perfecto, setenta veces siete significa: un número sin fin. Y narra una parábola, inspirada en Si 28, 1-5 (laLt): un funcionario, con una deuda enorme (mil talentos: un talento equivale a 60 Kg de oro...) obtiene de su Señor el perdón total de la deuda; pero él mismo va a buscar a un colega y lo hace poner preso por una deuda de cien denarios —unos tres salarios mínimos. Entonces el señor se arrepiente y hace echar a la prisión al primer funcionario hasta que pague el último centavo. Debemos ser misericordiosos como nuestro Padre celestial es misericordioso (Le 6, 26; cf Mt 5, 48). O, en otras palabras, si no tenemos misericordia y no perdonamos, tampoco Dios tiene misericordia de nosotros y no nos perdona, auque él está dispuesto a perdonarnos las faltas por más graves que sean (cf la parábola del hijo pródigo, Le 15, 8ss). Pues el perdón no es un mandamiento que hay que cumplir formalmente, sino una actitud fundamental del hombre, por la cual se hace semejante a Dios, hijo de Dios. Es comunión con Dios y con nuestros hermanos, es unión de vida. Esta comunión es ilimitada. Por otra parte, en donde no hay esta unión de vida (como en el caso del funcionario, que se demostró ajeno al corazón misericordioso de su señor), tampoco puede haber perdón. Si 28, 9 (laLt) menciona la alianza de Dios como fundamento del perdón. El misterio del perdón se basa en la comunión con Dios, en el hecho de que "todo lo mío es tuyo", para quien entra en el amor del Padre: la deuda no tiene razón de ser, porque todo es propiedad común. Y este es el modelo del perdón cristiano. Consciente de que mi hermano vive la misma vida divina que yo, de que él es hijo del mismo Padre y que todos nuestros "intereses" convergen hacia la misma plenitud divina, no le puedo negar el perdón que él pide, dentro del lazo del amor.

Como ya lo demostramos con algunas alusiones a la laLt, el AT tenía una cierta conciencia de esta realidad; sirve de aperitivo al evangelio. Esto se revela también en el CtMed, el confiado Sal 102: "El perdona todos tus errores". La misericordia de Dios es infinita.

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Por tanto, cabe hoy meditar sobre la esencia del perdón cristiano: es un "sacramento" del amor del Padre. En este sentido es como se debe interpretar el sacramento de la penitencia: es hacer brotar, en el pecador, la comunión del Padre, mediante la plena reintegración en la comunión eclesial, de la que el pecado lo había apartado. Y este alejamiento sucede más porque se siente constreñido, que por una expresa exclusión por parte de la comunidad. La exclusión expresa ocurre solamente por la excomunión, que, precisamente, sirve para hacer sentir al pecador que él ya no pertenece a la comunión eclesial.

El perdón cristiano tiene lugar no solo en el "sacramento del regreso", sino también en la vida diaria. El cristiano debe ser un hombre de perdón permanente, porque sufre al ver que su hermano está en el error (cf domingo pasado); por medio del perdón, trata de restaurar la comunión y eliminar el constreñimiento. Así, es una alegría tanto el perdonar como el ser perdonado.

La laLt subraya el espíritu de comunión que se nos reveló en la consideración del pasaje evangélico. Sea que vivamos, sea que muramos, pertenecemos al Señor Jesús. Si nuestra vida ya no nos pertenece, sino a él, ¿cómo podemos rechazar la comunión a nuestro hermano pecador? Pues Jesús dio su vida por nosotros, pecadores.

En el CtCom (opción I) encontramos una imagen, tal vez extraña, pero sumamente rica, de la infinita misericordia de Dios: la gallina que reúne a sus pollitos a la sombra de sus alas. Jesús mismo usa esta imagen, obligado por la falta de conversión de Jerusalén (Le 13, 34). ¿Cuándo tendremos un canto muy nuestro para cantar este tierno amor de Dios?

La Orín y la OrFin encuadran la liturgia de hoy, llamando nuestra atención sobre la acción del amor de Dios en nosotros. Sobre todo cuando perdonamos, experimentamos que ya no somos movidos por nuestros propios impulsos, sino por una Liunuau ^cativa, que "sobrepasa nuestra competencia", pues endereza un mal que en la persona perjudicada alcanzó a toda la familia de Dios. Esta bondad creativa se llama gracia de Dios.

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2Sq domingo del tiempo ordinario ^

LOS OBREROS DE LA ULTIMA HORA

CtEnt: "Yo soy la salvación del pueblo". Orín: Amar a Dios y al prójimo, camino de la vida eterna. laLt: (Is 55, 6-9) He aquí el tiempo de la conversión - Is 55 está puesto como conclusión del

"Libro de la consolación" (Is 40 - 55. el 2- Isaías); es una exhortación a los judíos desterrados para no buscar su consuelo en los dioses de Babilonia, sino cerca del único Dios verdadero. Yavé, fuente de toda la sabiduría y de la vida. Con palabras que recuerdan a Ez 18, 21-23. el profeta insiste en que ni siquiera el pecado es un obstáculo para participar de esta fuente de vida: por el contrario, la invitación es la ocasión para convertirse, volver a Yavé y su justicia, vivida en la ley judía. No adhiere a la intolerancia de los que solo dan oportunidad a ios "impecables". - El pueblo está para regresar a su tierra, gracias al decreto del rey Ciro. Pero este regreso no resuelve nada, sin el regreso a Yavé, el Dios que perdona y no piensa como los hombres (55, 9 cf Ez 18, 25-32). - 55, 6-7 cf Sal 144, 18; Jr 29, 13; Jn 7, 34; Za 1, 3-4; Le 15, 20-55. 8-9 cf IS 16,7; Mi 4, 12; Sal 102, 10-12.

CtMed: (Sal 144, 2-3.8-9.17-18) Dioses misericordioso y rico en gracia.

2aLt: (Flp 1, 20c-24.27a) ¿Morir para estar con Cristo, o vivir para estar con los fieles? - Pablo está en prisión y ya cuenta con la muerte, que lo unirá completamente a Cristo..., pero siente el dilema: ¿estar con Cristo, o trabajar por él permaneciendo con su comunidad? El dilema es solo aparente; es un modo de expresar su impaciente deseo de estar definitivamente unido con Cristo y, al mismo tiempo, su apasionado amor por la comunidad (de f¡-lipos). También su vivir es Cristo. Vivirá en favor de la comunidad, para que ella también viva según el evangelio de Cristo (l, 27a). - 1. 20-22 cf IP4. 16; ICo 6, 20; Ga 2, 20; Col 3,3-4- l,23-24cf2Co5,6-9;Rm 14,8- !,27cfEf4, l;Col i, 10; ITs 2, 12.

OAcU (cf Hcb. 16,14b) Dios abva. nuestro corazón a Va palabra. Ev: (Mt 20, 1 -16a) Los obreros de la última hora - Para la enseñanza de Jesús según Mt (ce

19 - 25) se refuerzan los temas del juicio y de la gratuidad como también la paradoja de que "los primeros serán los últimos y los últimos los primeros" (19, 30; 20, 16). Como en el caso del hijo pródigo, el "buen hijo" critica la bondad del padre (cf Le 15), también en la parábola de hoy los buenos critican al Señor que es bueno con los "últimos" (se puede pensar en los pecadores que preceden a los "buenos" en el reino, Mt 21, 31; o en los gentiles que preceden al judaismo escleroso en la aceptación de la salvación). La justicia de Dios no es mezquina como la nuestra (cf Is 55, 9 laLt). Ella es: su amor gratuito en obra. -20,8cfLv 19, 13;Dt24, 14-15-20, !3-14cfLc 17, 10; Rm 9, 19-21 -20, I6cf Mt 19, 30; Me 10, 31; Le 13,30.

OrOf: Conseguir con el sacramento lo que proclamamos por la fe. Pref: (domingo tiempo ordinario II) La obra de la salvación.

CtCom: (Sal 118.4-5) Cumplir la voluntad de Dios / (Jn 10, 14) "Yo soy el buen pastor". OrFin: Acoger los frutos de la redención en la liturgia y en la vida.

Nosotros creemos que la justicia es pagar algo con su precio equivalente. Pero para Dios, justo es el que es bueno. Como una tapa es justa cuando encaja perfectamente. Dios, en su justicia, "ajusta" todo lo que hace (Sal 145, 17; CtMed). Así, la justicia de Dios no es contraria a su bondad. Es idéntica. En el libro de Ez (18, 25; cf próximo domingo), Dios se defiende de la acusación de ser injusto, cuando perdona al pecador que se convierte. Dios no está interesado en el pago, sino en la vida: "No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva" (Ez 18, 23). La laLt de hoy, Is 55, 6-9, trae

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el mismo mensaje, invitación para el tiempo mesiánico, que es también el tiempo de la plena revelación de la extraña justicia de Dios, que sobrepasa la nuestra tanto como el cielo trasciende a la tierra (cf domingo pasado, CtMed).

En esta perspectiva, la parábola que Jesús narra en el evangelio de hoy no es solo una lección para hacernos reflexionar sobre la naturaleza de la justicia de Dios, sino también una proclamación de que llegó el reino de Dios, la realidad mesía-nica: ¡buscad al Señor, es el momento! (cf Is 55, 6) Entonces ¿cómo es este tiempo mesiánico, este reino de Dios, este acontecimiento de su voluntad sin restricción? Es como un "padre de familia" (observe el término; Mt 20, 1) que contrata obreros para su viña, en varios momentos del día, contrata con ellos el sueldo y los manda a trabajar. Hacia las cinco de la tarde (la hora undécima judía) encuentra a algunos que todavía no han sido contratados (detalle importante) y también los envía a la viña. A las seis se les paga a todos. Para escándalos de los "buenos", que trabajaron desde la mañana temprano, el padre comienza a pagar comenzando por los últimos y les paga lo del día completo, igual que a los primeros... Con nuestros cálculos de retribución, no logramos entender este comportamiento. Pero Dios no está retribuyendo, está haciendo lo mejor que puede: "¿Me miras con mal ojo porque soy bueno?". Los primeros recibieron todo lo que necesitaban: trabajo, seguridad y sueldo. Los últimos sufrieron la inseguridad, pero también ellos tiene que vivir; por tanto, conviene pagarles el día completo también a ellos. Esto lo entendemos solamente cuando tenemos una mentalidad de comunión y no de negociante. Todo es de Dios. No importa que yo reciba menos o más que el otro; lo importante es que todos tengan lo necesario. Y, si depende úe Dios, podemos estar seguros de que eso suceda, pues "él acierta en todas sus obras" (Sal 144, 17).

También dijo Jesús: "Los últimos serán los primeros, y los primeros últimos". Dios desafía la justicia calcualdora, autosu-nciente... Si creemos que podemos colocarnos en primera fila, para hacer nuestras cuentas con él, estamos engañados. Los israelitas fueron llamados primeros y se gloriaban de eso, creyendo que, por ser hijos de Abrahán, por circuncidarse, observar la ley y la tradición, podían reclamar el cielo de Dios.

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En la última hora, Dios encontró a los que todavía no habían sido invitados, a los gentiles, y estos precedieron a los israelitas autosuficientes en el reino. Inclusive, eso puede servir a los israelitas como ocasión para cambiar la idea y abrirse al espíritu de participación y gratuidad, que es el espíritu del reino. La gracia no se paga; se recibe.

Hoy podemos revisar nuestra vida, pues generalmente las personas "muy de Iglesia" caen en el peligro del fariseísmo, de creer que merecen el cielo. Un regalo no se merece. Ser buen cristiano no es merecer el cielo: es estar siempre listo a recibir la gracia. Y, sobre todo, no tener envidia a los que reciben esta oportunidad al último momento.

Pensemos en Pablo, que escribe a los fílipenses (2aU) que no sabe qué escoger; vivir para un fructuoso trabajo o morir para estar con Cristo. Seguir trabajando no tenía para él el sentido de ganar el cielo; solo lo deseaba porque sería bueno para los fílipenses. Pero lo que desea es participar plenamente de la proximidad del Señor Jesús. Para él vivir es: Cristo. Una vida animada por la amistad con Cristo, no por el cálculo... En la misma carta dirá que su espíritu de merecimiento, sus ventajas según los criterios fariseos, él los considera como pérdida, como estiércol (Flp 3, 7-8) Solo la gracia, la gratuita bondad que Dios le manifestó en Jesucristo, lo impulsa todavía.

Es difícil para el cristiano tradicional adherirse a este espíritu. ¡Debe convertirse de la preocupación de hacer todo muy bien para ganar el cielo! Pues debe saber que siempre quedará debiendo (cf 69 domingo del tiempo ordinario) y tendrá que contar con la gratuita bondad de Dios igual que los pecadores, que, muchas veces, comprenden mejor la necesidad de la gracia.

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26- domingo del tiempo ordinario

LA VERDADERA OBEDIENCIA

CtEnt: Orín laLl

CIMed: 2aU:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom

OrFin:

(Dn 3.31.29.30.43.42) "Tú obraste bien con nosotros. Señor". Dios muestra su poder perdonando. (Ez 18, 25-28) Dios obra infaliblemente, dando oportunidad para la conversión y castigando la confianza temeraria - Había en Israel la idea de que el pecado marcaba para siempre al pecador, e incluso a su descendencia (18, 2). Como portavoz, de Dios.. Ezequie! rechaza esta idea: Dios no castiga a los padres en los hijos, pero castiga ai justo que abandona su camino y acoge al pecador que se convierte. Dios juzga al hombre según loque es y no lo que tal vez haya sido (18. 21-29). Es una exhortación para lodos: vale la pena convertirse (18. 30-32).-cfEz 33. 11-13; Os I I ,9 : Mi 4, 17. (Sal 24, 4bc-5.6-7.8-9) El Señor es siempre bueno y justo.

(Flp 2, 1-11 o 2. 1-5) Imitar el despojo de Cristo - Vivir según el evangelio de Cristo (1, 27; cf domingo pasado.) significa: tener la mentalidad de Cristo (2, 5), dar más importancia a su hermano que a sí mismo (2, 3). En esto Cristo mismo sirve de ejemplo. En este sentido Pablo cita un himno a Cristo, siervo hasta la muerte, despojándose por nosotros (cf el siervo sufriente de Is 53): Flp 2, 6-11. Este siervo es aclamado con el título divino de "Señor" (traducción del nombre de Yavé para los judío-helenistas). - 2. 1-4 cf ICo I. IO:Ga5, 26-2.6-7 cfjn 1, 1-2; 17. 5; Col I, 15-20; Hb I, 3-4; 2Co 8.9: Is 53; Rm 8. 3 -2. 8-9 cf Rm5. 19: Hb 5. 8; Jn 10. 17-18; Rm I, 4; Ef I, 20-23 - 2. 10-11 cf Is 45, 23: Ap 5. 3;Rm 10.9; ICo 12,3. (Jn 10. 27) Escuchar y seguir al pastor.

(Mt 21. 28-32) Los dos hijos: decir y hacer - El lema de los "buenos" que desconocen la gracia de Dios, ya presente en la parábola de los obreros (domingo pasado) lo desarrolla Mt en tres parábolas contra el judaismo escleroso de su tiempo (sobre todo en la tendencia farisea): los dos hijos (21, 28-32), los viñadores homicidas (21, 33-43) y los invitados al banquete (22. 1 -10). - La parábola de los dos hijos termina con una pregunta, dejando la conclusión al oyente: lo que importa no es decir: "Sí" (formalismo), sino hacer: "Sí" (conversión, entrar en el "camino de la justicia", como los publícanos y las prostitutas que se convirtieron). - cf Le 15. 11-32; 7, 29-30; 18. 9-14; 19, 1-12; 3, 12. Abrir para nosotros la fuente de toda bendición, (domingo tiempo ordinario Vil) Obediencia salvadora de Cristo. (Sal 118. 49-50) La palabra de Dios da esperanza y consuelo / (1 Jn 3, 16) El amor de Dios en Jesucristo. Plena participación en el misterio de Cristo.

También hoy, conversión y gracia son los temas de la liturgia, que poco a poco se acerca al final del año litúrgico, diseñando cada vez con más nitidez la perspectiva final. En Ez 18, 25-28 (laLt), Dios se defiende de la acusación de injusticia. Acusación, por dos razones: cuando un "justo" se desvía, se puede perder ("Yo he hecho tanto por la Iglesia, que Dios no me puede castigar..."); y cuando un malvado se convierte, se salva ("¡Qué injusticia, este sinvergüenza entra en el cielo!"). Ahora bien, la lección de este texto, Jesús la expone una vez más en forma de una parábola, propia de Mt (como la del domingo anterior): la parábola de los dos hijos del agricultor. El de "sí, señor", que no hace lo que promete, y el del "no", que se arrepiente y hace, a pesar de haberse negado. ¿Cuál de los dos hace

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lo que su padre desea? El último. Entonces, este es el "justo", el que está bien con Dios. Y para explicar una vez más que "los últimos serán los primeros", Jesús enseña a los "buenos" (los fariseos) que los publícanos y las prostitutas los precederán en el reino. Pues estos creyeron en la predicación de penitencia de Juan Bautista, y se convirtieron. Ellos no (Ev). Fijémonos primero en el caso del primer hijo: es un desafío para los "buenos cristianos". Pues, una de las claves para entender bien el evangelio de Mt, que continuamente opone la gracia del reino al cálculo autosuficiente de los fariseos, es colocarse en el pellejo de los que se deben convertir, los fariseos. Pues si creemos que ya estamos convertidos, estamos perdidos. Por eso, conviene identificarnos con los fariseos y dejar que repiquen en nuestros oídos las palabras que Jesús les dirige. Estamos acostumbrados a decir "sí, señor" a Dios y a todo el mundo. Ya fuimos bautizados sin saberlo, y contamos con que hacemos todo lo que dice la Iglesia, etc. El Papa manda, y nosotros obedecemos. Pero cuando es muy difícil, y nadie cobra, damos un rodeo... decimos "sí", pero hacemos lo que queremos. Mientras tanto, hay prostitutas que se prostituyeron porque tenían que vivir y los "buenos" aprovecharon para usarlas. Hay publícanos que viven del soborno, porque hay "buenos" que usan sus servicios. Pero entre los publícanos y las prostitutas hay quienes, algún día, descubren que pueden ir por otros caminos y ser también hijos de Dios. Entonces dejan la bebida, por ejemplo, y se vuelven buenos padres de familia y hasta predicadores en la asamblea de Dios...

Jesús reprende a los "buenos", porque no se convirtieron. ¿Será que, actualmente, alguien está predicando la conversión de los "buenos"? Puede ser que los profetas no estén hablando bastante fuerte. Incluso los que optaron por los pobres y marginados, a veces huyen del ámbito de los buenos cristianos para no tener que enfrentar ese público. Esto también es cobardía. Pero, aun así, "la voz del Bautista" tovadía no ha enmudecido. Pues ¿quién puede leer la introducción del documento de Puebla sin sentir un profundo apremio ante el injusto bienestar? ¿Quién puede escuchar cada domingo el mensaje de amor y comunión y, al mismo tiempo, seguir sin apremio siguiendo egoísta en su propio hogar?

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Los buenos son los que más necesitan que se les insista en su propia conversión. Pues para ellos es más difícil convertirse que para los pecadores reconocidos. Convertirse significa que antes no se estaba tan bien como parecía. Ahora bien, para quien ya perdió la vergüenza, es relativamente fácil reconocer esto. Pero dejar una posición de estima significa entrar en la incertidumbre... eso no es fácil para los "buenos", no. ¡Pero que por lo menos lo experimenten!

El caso del segundo hijo es aplicable a los pecadores convictos. Ellos dicen "no" a Dios. Pero muchos de ellos —tal vez por una cierta sencillez de corazón, porque no tienen la costumbre de rodearse de falsas justificaciones— son alcanzados por la bondad de Dios y el deseo de corresponderle.

La 2aLt incita a una profunda conversión, a recibir en nosotros el espíritu de Jesucristo que, en auténtica obediencia al plan de amor del Padre, se despojó por nosotros, tomando la figura de esclavo, del último de los hombres. El texto ya fue meditado en el domingo de ramos; pero sirve para todos los días. Si Jesús se despojó de su justa grandeza, la gloria divina, ¿por qué no despojarnos de una grandeza engañosa, la justicia que nos atribuimos a nuestros propios ojos? ¿O de cualquier otra grandeza pasajera (bienes materiales, honra, etc.), para entregarnos completamente a nuestros hermanos? En armonía con la 2aLt, se puede elegir el prefacio del domingo del tiempo ordinario VII (la obediencia de Cristo).

Para resumir el espíritu de la liturgia de hoy, podríamos recurrir al término "obediencia". El término no es bien visto, en un mundo en donde "revolución" es la marca preferida. Sin embargo, si la sumisión a la usurpación es rechazable, "obediencia", dar "audiencia" a quien lo merece, es sabiduría y justicia v más que eso: si sabemos que Dios nos señala un camino incomparable (en Jesucristo), entonces, obedecerle es lo mejor que podemos hacer para nosotros mismos y para nuestros hermanos: entonces, se obedece por amor. En esta hipótesis, la obediencia ya no puede ser solamente formal, como decir "sí, señor". Será un movimiento desde lo profundo de nuestro corazón, se mezclará con nuestro íntimo, exactamente como le sucedió al hijo que, primero, no quiso, pero después sintió la injusticia que estaba cometiendo en relación con el "Padre de la bondad", e hizo lo que se le había pedido.

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27e domingo del tiempo ordinario

LA VIÑA DE DIOS

CtEnt: (Est 13,9.10-11) "Señor, todoestáen tu poder". Orín: Dios nos concede más de lo que merecemos o nos atrevemos a pedir. laLt: (Is 5. I -7) El canto de la viña - Una poesía de las más bellas de la Biblia, que asume aires

de una canción de amor, pero en vez de describir una persona querida, describe una viña, querida pero ingrata. La descripción se convierte en amenaza (5. 5-6) y solo al final se revela la identidad de la simbólica viña: es Israel (cf la novia infiel. Os 10, 1; Jr 2, 21; Ez 15, 1-8). Israel no hizo fructificar los cuidados que Dios le dedicó, no produjo justicia. En su desorden social y desprecio de derecho, renegó de la alianza con Yavé. - 5. 1-2 cf Is 27,2-5; Mt2l,33;Jn 15. 1-2 - 5,4-7 cf Jr 5, 10-11; Sal 79; Ez 19, 10-14; Is 3, 14.

CtMed: (Sal 80(79), 9+12.13-14.15-16.19-20) La viña de Israel amenazada. 2aLt: (Flp 4, 6-9) Frutos de la justicia - La presente lectura está bajo la luz del v 5. "El Señor

está cerca". En esta certeza, los cuidados naturales se vuelven secundarios; el gran cuidado debe ser la venida del Señor. Preparándonos para su venida gozaremos de su paz y brillará nuestra alegría. Entonces, las ocupaciones de este mundo estarán exactamente en su debido lugar; los valores y virtudes naturales serán transformados y elevados por nuestra comunión con Cristo. - 4, 6-7 cf Mt 6, 25-34; 1P 5, 7; Col 4, 2; 3. 15; Jn 14, 27 - 4, 9 cf ITs2, 13; ICo 11,1.

CtAcl: (cf Jn 15, 16) Producir frutos en Cristo.

Ev: (Mt 21, 33-43) Los viñadores homicidas - (segunda de las tres parábolas antifariseas; cf domingo pasado) - En Is 5, Israel era la viña de Dios. Aquí, la viña es el reino de Dios (21, 43). Se la quita a los arrendatarios criminales y se da al pueblo que produce fruto (los gentiles, los pecadores convertidos). Pero los nuevos arrendatarios estarán bajo la misma exigencia que los antiguos: producir frutos de justicia, es decir, hacer que se haga la voluntad de Dios. En la parábola se describe toda la historia de los profetas rechazados, de Cristo y de los apóstoles cristianos. - cf Me 12, 1-12; Le 20,9-19 - 21, 33-41 cf Is 5; Jr 7, 24-26; Mt 23. 34-36; Jn 3. 16-17-21, 42-43 cf Sal 117, 22-23; Hch 4, l l ; Is28, 16; IP2,4-7;Rm II, II.

OrOf: "Completa ia santificación de los que salvaste". Pref: (domingo tiempo ordinario VIII) "Unidos de nuevo".

CtCom: (Lm 3, 25) "El Señor es bueno para con quien confía en él" / (I Co 10, 17) "Aunque seamos muchos, formamos un solo cuerpo".

Orfín: ¡Transformarnos en el que recibimos!

Uno de los textos más populares de la literatura profética era el Cántico de la viña, una alegoría del profeta Isaías, que canta la ingratitud de la viña elegida por Dios y rodeada por él con todos los cuidados posibles y que, sin embargo, no produjo frutos. La viña es Israel que, en vez de producir la justicia —el bien que Dios desea para todos los hombres — institucionalizó el derramamiento de sangre y la opresión. Esta es la laLt de hoy. Hace pensar en América Latina: era un continente paradisíaco (aún hoy queda algo de eso), fue dado a los cristianos de Europa, incentivados por indulgencias y privilegios pontificios para "propagar la fe..." Pero el fruto fue la violencia institucionalizada. Tal vez parezca esta exégesis demasiado actualizada, pero ya Jesús en su tiempo hizo así una exégesis actualizada

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del Cántico de la viña. Solo que él no acusa a la viña, como Isaías, sino a los viñadores. Si el "señor de la viña" nunca vio los frutos, no fue porque la viña no los producía, sino porque los arrendatarios los desviaban... Inclusive, maltrataban a los enviados del dueño (los profetas), y cuando envió a su propio hijo, el heredero, quisieron quedarse con la viña y mataron al heredero. Es la historia de Jesús, enviado al pueblo de Israel para reclamar frutos de justicia; pero "fue sacado fuera de la viña" (el calvario, fuera de los muros de Jerusalén) y muerto.

El resultado fue que la viña les fue quitada y confiada a quien entregase la producción: a los paganos, que acogieron la predicación de los apóstoles antes que los judíos. Y el texto añade que esto mismo es "proyecto de Dios", pues realiza una lógica que ya estaba en la Sagrada Escritura: la piedra desechada por los constructores se convirtió en piedra angular del edificio (Sal 117, 22ss). Esta es la lógica de la muerte y resurrección de Jesús, en la que está basado el nuevo pueblo de Dios (cf2, 33; 1P2, 7).

Esta parábola tiene dos lecciones: 1) Dios esperaba justicia de Israel, pero tuvo que poner nuevos administradores para coger el fruto de su viña. Ahora bien, el "fruto de justicia" de que se trata es la fe (actuante en la práctica de la vida, entiéndase bien). Pues justicia es lo que está conforme a la voluntad de Dios, y esta es, ante todo, que escuchemos a Jesucristo (cf Mt 17, 5 y par). Pero "fruto de justicia" es también lo que produce esta obediencia a la palabra de Cristo: amor sin fingimiento, unión fraterna, mutua donación, etc. 2) La grandeza de la obra de Dios: no hay mal que por bien no venga. El rechazo de Cristo fue la prueba de la injusticia de los arrendatarios, la abolición de sus privilegios, la transferencia de la viña a los gentiles que se convirtieran y produjeran fruto: la resurrección de Cristo en un nuevo pueblo.

Una observación: no leamos esta parábola con ojos triunfalistas. Pues la historia se repite siempre. La nueva alianza, en la qu^ t,i aiiúguo pueblo de Dios, ingrato, da lugar al nuevo pueblo universal de Dios, es una realidad escatológica, es decir, ya comenzó, pero todavía no está definitivamente establecida; o, en otras palabras, ¡en cualquier momento podemos quedar por fuera! Cuando nos apropiamos de los frutos, hacemos del

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pueblo de Dios nuestro propio negocio con todas sus vicisitudes (piénsese en la cristiandad que ensangrentó a América Latina...), entonces, ya no somos administradores de la viña. Como ya lo dije: para entender bien el evangelio de Mt, ¡debemos pensar siempre en que los fariseos podemos ser nosotros mismos! Somos el nuevo pueblo de Dios, edificado en Cristo resucitado, solo si entregamos a Dios los frutos de justicia.

La 2aü, sacada del final de la Carta a los filipenses, nos muestra un poco lo que son los frutos de justicia: todo lo que sea verdadero, noble, recto, puro, amable, honrado, todo lo que sea virtuoso y digno de alabanza... Pablo no da una lista de buenas acciones, de cosas por hacer. El tiene confianza en la conciencia del bien que Dios puso en la gente. No se necesita ser bautizado para saber lo que es honesto y lo que no lo es. Basta ser persona. ¡Seamos personas, en nombre de Cristo Jesús: entonces sí produciremos frutos de justicia! Y el Dios de la paz (el don mesiánico por excelencia) estará con nosotros.

La segunda parte de la celebración, la liturgia eucarística, está marcada por la idea de la unidad del nuevo pueblo de Dios (sobre todo el CtCom, opción II). En la misma línea se puede rezar el prefacio domingo tiempo ordinario VIII. En la OrFin se expresa el fundamento de esta unidad: la eucaristía nos debe transformar en lo que recibimos. Recurriendo a los signos eucarísticos, podemos decir: somos el cuerpo de Cristo, la viña del Padre.

289 domingo del tiempo ordinario A

EL BANQUETE Y EL TRAJE CtEnt: (Sal 129, 3-4) "Si consideras nuestras faltas, nadie podrá subsistir". Orín: Nos preceda y acompañe la gracia de Dios. laLt: (Is 25, 6-10a) El banquete mesiánico - Is 24, 27 es un "apocalipsis", de fecha más

reciente que el resto del libro. Después del juicio sobre las fuerzas celestes y terrestres (24, 21), Dios revela su gloria a los elegidos y reúne a todos los pueblos para el banquete de su toma de posesión (cf Ev de hoy). Se elimina la ceguera espiritual (25,7); la muerte queda vencida. No el juicio, sino la alegría es la última palabra de Dios sobre el mundo (cf Ap21). -cfMtS, 11;Jn6,51.54;Os 13, 14; ICo 15, 26.54-55; Ap 7, 17; 21, 4; Is 35, 10.

CtMed: (Sal 22, l-3a.3b-4.5-6) Dios es el pastor que nos lleva a los pastos.

2aLt: (Flp 4, 12-14.19-20) Con Dios, todo lo puedo - Pablo, que se preocupaba por sostenerse con su propio trabajo, aceptó en la prisión donaciones de los fieles de Filipos; pero no por eso pierde su libertad: sabe que puede todo por Dios y con Dios. En las donaciones, acogió a los filipenses como partícipes de su sufrimiento. Ahora comparte con ellos el misterio que los sustenta de verdad: "Mi Dios" (4, 19).-cfHb 13, 5; 2Co 12, 9-10; Col 1,29.

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CtAcl: (cfEf I, 17-18) Dios ilumine la mirada de nuestro corazón. Ev: (Mt 22, 1 - I 4 O 2 2 , 1-10) La parábola del banquete - Parábola con dos significados: 1) los

primeros invitados son sustituidos por otros, llamados de manera universal; 2) es eliminado el que no tiene el traje adecuado. Aparece otra vez la figura del "hijo" (cf parábola anterior, domingo pasado). Esta vez el rey no pide frutos, sino solamente la aceptación de su invitación; en vano. La parábola menciona, como castigo, la destrucción de Jerusalén (70 dC) (22, 7). En vez del judaismo oficial viene ahora el nuevo pueblo de Dios, formado por todas las naciones. Pero no por ello todos son elegidos; los invitados deben participar en el banquete; hacer la voluntad de Dios (el traje festivo; justicia).- cf Le 14, 16-24; Pr9, 1-6; Mt 8, 11-12; 21, 34-35; Ap 19, 7-9.

OrOf: "Recibe... con estas ofrendas, las plegarias de tus fieles". Pref: (Eucaristía II) El banquete del Señor.

CtCom: (Sal 33, 1) A los que buscan al Señor nada les falta / (Un 3, 2) "Cuando Cristo aparezca...".

OrFin: Participar de la vida de Dios alimentándonos con Cristo.

Nos acercamos al final del año litúrgico. Se abre cada vez más la perspectiva final. Dios nos espera para el banquete esca-tológico, con el que ya soñaba el profeta Isaías siete siglos antes de Cristo (laU). Para un pueblo que conoce el hambre (por tanto, también para la gran mayoría de nuestro pueblo), comida y bebida en cantidad es una imagen capaz de evocar el bienestar total, aunque siga siendo una imagen... Nuestra imaginación no logra concebir lo que Dios prepara para sus amigos, sus hijos (cf Un 3, 2).

El Ev de hoy tiene dos ideas, relacionadas con la imagen del banquete escatológico. La primera habla de la invitación y de la actitud de los invitados (rechazo de los invitados oficiales e invitación a todos). La segunda se refiere a las condiciones personales para participar en el banquete (el vestido).

CUIIMJUemos primero el asunto de los invitados.

1) Mirando hacia el pasado: Dios hizo varias invitaciones oficiales para el banquete de bodas de su hijo (las bodas mesiánicas de que hablan los profetas); los invitados oficiales eran ei pueblo de Israel. Pero tenían otras ocupaciones; estaban satisfechos con sus asuntos personales y no les interesaba la invitación. Incluso, agarraron, maltrataron y mataron a los mensajeros (= los profetas y apóstoles). Se preocupaban por el ^_,^..^, i.i¡ontras tenían que festejar (cf Mt 9, 14ss y par). Por eso, fueron invitados todos los que quisieran, los que eran despreciados precisamente por los primeros invitados: los publícanos y las prostitutas (cf Mt 21, 28-32; Ev 269 del tiempo ordinario), los paganos (cf domingo pasado), etc. Y también no-

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sotros, que somos los descendientes de estos paganos. Naturalmente, aun así, la gente no se puede presentar sin el traje nupcial de la fe (última parte del Ev: vv 11-14). Pues, si todos son llamados, los elegidos son solo los que realmente creen.

2) Miremos el presente: los primeros invitados son los parroquianos de costumbre, los buenos cristianos. Ellos reciben constantemente la invitación a participar de las nupcias mesiánicas, es decir, a entrar en la alegría de la verdadera fraternidad de Dios, que se alegra con su gente. Pero llueven las disculpas. Soy sacerdote, tengo que rezar mi breviario. Soy médico, tengo que mantener mi "status". Soy ingeniero, tengo que terminar aquella obra pública... "por favor, Dios, déjame en paz, tengo mucho que hacer". Y cada uno sigue en su lugarcito. Inclusive, entre los invitados oficiales algunos ni les prestan la cara a los mensajeros, en los que les parece leer la lección. Hasta los matan, en nombre de la Iglesia católica, apostólica y romana... Entonces, los mensajeros van a las plazas, a las encrucijadas y mandan a la fiesta al pueblito, que es muy humilde para sentir que le está faltando alguna cosa. Entonces pregunto: ¿los "primeros invitados", finalmente rechazados, son los judíos del tiempo de Jesús, o nosotros mismos? ¡Son los unos y los otros! Considerando ahora el segundo aspecto de la parábola (el asunto del traje), podemos hacer una pregunta semejante: ¿los que no tienen el vestido de fiesta son los que, por alguna razón, entraron en la Iglesia del primer siglo sin tener la verdadera fe, o somos nosotros que estamos dentro de la sala del banquete, pero sin una fe que nos trasforme en cristianos radiantes de novedad nupcial? En ambos modos de leer, la frase "muchos son los llamados y pocos los escogidos" no tiene nada que ver con las tristes especulaciones calvinistas sobre la "masa condenada", pero es una pregunta relacionada con la autenticidad de nuestra fe y de nuestra entrega a la fiesta que Dios, en Cristo, preparó para todos sus hijos. ¿No somos nosotros de estos llamados (fuimos encaminados hacia la Iglesia desde pequeños) pero que no podrán ser escogidos (queridos por Dios), porque nuestro corazón le está cerrado (lo que generalmente se revela en el cierre para con nuestros hermanos, especialmente, los más pobres)?

En función del texto del evangelio, que tiene nítidas resonancias eucarísticas, se puede elegir el prefacio de la Eucaristía

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II (unidad en la caridad alrededor de la cena). El CtCom puede ser la primera opción.

La 2aLt, hoy, poco contribuye a la comprensión del tema central. Pero es hermosa. Tiene las frases más características del agradecimiento final de la Carta a los filipenses. Agradecimiento a los filipenses, porque ayudaron mucho a Pablo, aunque él hubiese soportado también la necesidad, si fuese el caso. El no exigió nada, pero fue muy bueno que ellos hubiesen hecho todo eso por él (Flp 4, 10-14: gratitud de la bondad fraterna). Es un agradecimiento a Dios por estos fieles tan delicados y dedicados (Flp 4, 19-20; cf 1, 3-5). Es un ejemplo para llevar a casa, después de la misa.

29g domingo del tiempo ordinario »

DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS

CtEnt: (Sal 16. 6-8) "Guárdame como la pupila de los ojos". Orín: Estar a disposición de Dios y servirlo de todo corazón. laLt: (Is 45. 1.4-6): El rey panano Ciro, instrumento de salvación en las manos de Yavé. el rey

verdadero - Is 44. 24 - 45. 13 habla del rey Ciro, el pagano que hizo regresar del destierro a los judíos. Aunque él conozca a Dios solo por lo que ha oído decir (45, 4.5), Dios lo conoce, lo toma de la mano; el profeta lo llama, incluso, "ungido", el título de la dinastía davídica: pues actúa en favor de Israel. El es un instrumento en las manos de Yavé, para hacer conocer su nombre, su fama de ser un Dios que salva. - cf Is 41, 1-5; Sal 104, 6: Ex 15, I l ; l s44, 6;2S7. 22.

(Sal 95. 1+3.4-5.7-8.9-10a+c) Alabanza universal a Yavé, el único rey. (I Ts 1. 1 -5b) Acción de gracias por la fe. esperanza y caridad de los fieles - I Ts es la más antigua carta de Pablo que poseemos y. por tanto, el documento más antiguo del NT (hacia el 50dC). - Pablo tiene razones para esta acción de gracias; trabajó pocas semanas en Tesalónica, tuvo que partir de prisa, pero la fe creció, la fuerza de Dios obró: ellos son "elegidos" (ITs 1, 4). Toda la carta es el recuerdo agradecido y espera de la venida del Señor.- I, l-3cfHch 17, 1-9: Flp 1,3; ICo 13, 13- 1, 5 cf 1 C O 2 , 4 . (Flp 2, I5d-16a) Portadores de la palabra de Dios.

E. . (Mi 22, i 5-21) Dad a Dios lo que es de Dios - Quien pregunta algo a Jesús, puede recibir una respuesta que sobrepasa lo pedido. Los herodianos y fariseos hacen una pregunta "políticamente explosiva" y reciben una respuesta que, a más de enseñarles coherencia en las cosas políticas, les recuerda que están olvidando lo más importante: las exigencias de Dios. Dios no pide impuestos; pide la persona. - cf 12, 13-17; Le 20, 20-26; Me 3, 6; Jr 18, 18; Le 11, 53-54; Rm 13, 1-7.

nw~»F. i i c r ins dones de Dios, sirviéndolo con libertad. Pref: (domingo tiempo ordinario I) Pueblo del Señor.

CtCom: (Sal 32, 18-19) El Señor vela para salvar y alimentar a quien lo necesita / (Me 10, 45) "El hijo del hombre vino para dar su vida...".

OrFin: Ayudados por los bienes terrenos, conocer los celestiales.

CtMed: 2aLt:

CtAcl:

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Al final de su predicación, Jesús entró en abierto conflicto con las autoridades judías (cf los evangelios de los dos domingos anteriores). Por eso, quisieron armarle una celada, para que cayera en alguna palabra contraria a la ley. Creyeron haber encontrado la oportunidad en el problema del impuesto que había que pagar al emperador romano, el cesar (Ev). Si Jesús se declaraba en favor de pagar el tributo a este extranjero, negaba la grandeza del pueblo mesiánico. Si se declaraba en contra, incitaba la rebelión contra el dueño del país... La respuesta de Jesús se convirtió en un proverbio: "Dad al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios". Por tanto, Jesús distingue dos niveles. Pero deja que el oyente aplique la distinción. Algunos interpretan como si aquí hubiese una división de tareas: el cesar para el dominio de este mundo (la ciudad terrestre), Dios para el dominio sobrenatural (la ciudad celestial): es la teoría de los "dos reinos", que permitió muchas veces al cesar soltar sus demonios, mientras los responsables de la Iglesia se ocupaban en cosas piadosas, diciéndose apolíticos.

La controvertida frase de Cristo podría significar:

1) "Los sacerdotes deben quedarse en la sacristía..." (negocio es negocio, la Iglesia a un lado).

2) "Lo que es bueno para el cesar es bueno para Dios...".

3) "Dad al cesar lo que le pertenece en justicia (y no lo que no le pertenece); y a Dios también...".

4) "Dad al cesar lo que es del cesar, dando primero a Dios lo que es de Dios", es decir, "buscad primero el reino de Dios y su justicia" (Mt 6, 33), y entonces sabréis atender con justicia las exigencias del orden político. Esta última interpretación nos parece más de acuerdo con el espíritu del evangelio, y es la que adoptamos. Jesús admite las exigencias de orden político, pero las relativiza, subordinándolas a las exigencias de Dios.

Sea como sea, lo que era del cesar, en el caso narrado en el evangelio de hoy, era una moneda, instrumento del poder económico del imperio romano. Tratándose de eso, los interrogadores tenían que sacar las consecuencias: quien quiera negociar en el imperio romano, también tiene que alimentar el tesoro

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romano... Pero dejando la moneda a un lado, debemos decir que todo el peso recae sobre la última parte de la frase: "Dad a Dios lo que es de Dios". Quien oye esto, tiene la impresión de que Jesús está diciendo a sus interlocutores: "Me importunan con problemas del cesar —bien, sed consecuentes en estos asuntos— pero lo que yo debo recordaros son las cuestiones de Dios".

Ahora bien, los asuntos de Dios (que no son necesariamente los de la religión) deben ser la preocupación, antes que cualquier otra cosa (cf Mt 6, 24ss; 89 domingo del tiempo ordinario). Sin dar a Dios lo que es de Dios (en el fondo, todo), tampoco podemos hacer nada seguro en los negocios humanos. La laLt nos narra, incluso, un caso en el que Dios se sirvió de un "cesar", el emperador Ciro, de Persia, para realizar su plan de salvación para el pueblo israelita. Pues Ciro, en su perspicacia de déspota iluminado, creyó que era mejor que los israelitas desterrados cuidaran su propia tierra en vez de crear un gueto allí, en Babilonia. Puso fin al destierro babilónico. Así, la sabiduría administrativa de un rey pagano sirvió para realizar la bondad de Dios. El caso no es imaginario. Cuando Dios tiene la última palabra, los negocios del cesar le sirven también. Por eso, si fuere necesario, debemos poner al cesar y sus proyectos por buen rumbo... La frase de Jesús no nos enseña indiferencia para con lo que el cesar hace, por el contrario: nos enseña a someter los negocios del cesar (la ocupación "mundana" en general) al criterio de la justicia "para con" Dios; pues, en último análisis, él es el único rey (Sal 95 CtMed).

En estos últimos domingos del año litúrgico, la 2aLt está tomada de las Cartas a los tesalonicenses, fuertemente marcada por el asunto de la proximidad de la parusía. Hoy escuchamos el comienzo de la primera carta. Es un saludo, que menciona como caraterísticas básicas de estos tesalonicenses: su fe actuante, su caridad abundante, y su esperanza perseverante. Es un saludo que debería poder repetirse al pueblo de nuestras iglesias. Los fieles son llamados ¡hermanos de Dios! Sugerimos una meditación ue este texto en la hora de la comunión.

La Orín y la OrOfse insertan bien en el tema central: estar a disposición del supremo Señor. En la misma línea, se puede rezar el primer prefacio de los domingos del tiempo ordinario (el pueblo que pertenece a Dios).

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30e domingo del tiempo ordinario

EL MAYOR MANDAMIENTO

CtEnl: (Sal 104, 3-4) Buscar continuamente a Dios. Orín: Amar io que Dios manda. laLt: (Ex 22, 20-26) Rentas concretas para practicar el amor al prójimo - Ex 20, 22-23, 33 es

una antigua colección de normas concretas, colocadas bajo el signo de la alianza ("Código de la alianza"). 22. 20 - 23, 9 trata de la prolección a los pobres. Hasta los trabajadores migrantes ("extranjeros") son considerados (20, 20). Estas leyes muestran cómo, en una sociedad sencilla, predominantemente rural, se encarna la alianza con Yavé. que da prolección a su pueblo y espera de él justicia. Quien desprecia a los pobres, está lejos de Dios. - 22, 20-23 cf Ex 23, 9; Lv 19, 33-34; Di 10, 18-19; 24, 17-22; 27, 19; Sal 145, 9; Is 1, 17 - 22, 24-26 cf Lv 25, 35-38; Dt 23, 20-21; 24, 10-13.17.

CtMed: (Sal 17,2-3a.3bc-4.47+5lab) "Yo te amo. Señor". 2aLt: (lTs I,5c-I0) "Os hiciste imitadores nuestros y del Señar" - Felicitaciones a los tesaloni

censes por haberse convertido al Dios vivo: el Dios que obra, habla y es escuchado (en oposición a los dioses que se dejan manipular, que no son escuchados: los ídolos). Para estos primeros cristianos, convertirse a Dios y a Jesucristo significaba también esperar ardientemente la parusía (1. 10), la presencia gloriosa de Jesús como Señor. Ya saben que están libres de condenación. - I, 6-7 cf 2Ts 3, 7-8; Hch 17. 5-9 - 1, 9-10 cf Hch 14, 15; 17, 31;Ga4,8-9;2Ts l,6-8;Tt2, 13; ITs 5. 9.

CtAcl: (Jn 14, 23) Amar a Cristo y ser amado por el Padre. Ev: (Mt 22, 34-40) El mayor mandamiento - Mt 22, 15-40 narra tres discursos con el judais

mo, respectivamente con los herodianos, con los saduceos y con los escribas fariseos. Estos últimos quieren ver cómo Jesús resume la ley (que tenía, según los rabinos, 248 mandamientos y 365 prohibiciones, y les atribuían igual peso a todos). Pero )a respuesta de Jesús es clara e incontestable: sin el amor a Dios y al prójimo, los otros mandamientos quedan vacíos. El doble mandamiento principal es como los goznes que sostienen la puerta de la ley. Jesús revela la unidad de los dos mandamientos que. en el AT. estaban muy distantes (Dt 6 y Lv 19): el judaismo, por la cantidad de los árboles, no veía la floresta... -cfMc 12, 28-31; Le 10, 25-28; Di 6, 5; Lv 19, 18; Jn 13, 34-35; Mt 5,43.

OrOf: Celebración para la gloria de Dios. Pref: (ordinario V) Unidos en la caridad.

CtCom: (Sal 19. 6) Engrandecidos en el Señor / (Ef 5, 2) El amor de Cristo por nosotros. OrFin: Sentido escatológico de la celebración eucarística.

El pueblo de Israel estaba muy bien educado. En comparación con otras religiones, la de Israel le daba una importancia notable a la ética. La laLt de hoy muestra, con un texto antiquísimo (tiempo de los jueces, s XI aC), cómo se invitaba constantemente al pueblo a juzgar con delicadeza lo que convenía en el obrar cotidiano. No oprimir a los extranjeros (práctica común en aquel tiempo y aún hoy: explotar a los migrantes), pues ellos también fueron extranjeros. No explotar a las viudas y a los huérfanos. No exigir interés por el dinero prestado a un pobre (otra cosa es el dinero abonado a un rico para especular... nuestra sociedad, nuestros bancos y corporaciones financieras todavía no conocen esta distinción). Quien recibe un manto en empeño, tiene que devolverlo antes de la noche,

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para que el pobrecito no pase la noche fría sin con qué cubrirse. Ante esa pedagogía divina, el salmista, en el CtMed, puede con justicia exclamar que Dios es su defensa y salvación. ¡Este Dios merece ser amado!

Los escribas de Jerusalén estaban impresionados ante la sabiduría de Jesús, de la que vimos una muestra en el domingo pasado. Entonces querían saber cómo él resumía la ley. Pues, en medio del legalismo fariseo, que multiplicaba las reglas y sus interpretaciones, algunos, como el liberal rabino Hilel, creían que había llegado el momento de simplificar un poco la ley y buscarle un principio central, una clave de interpretación. Esa clave de interpretación, mirando al espíritu más profundo de la ley, Jesús la encontró en el mandamiento que todos los judíos sabían que era el primero (es el comienzo de la muy respetable lista de Dt 6, 4ss, el "escucha Israel"): amar a Dios sobre todas las cosas. Pero, añade Jesús, este no es el único: hay un segundo de igual peso: amar al prójimo. En estos dos mandamientos, como una puerta en sus goznes, reposa toda la ley (Ev).

Por tanto, Jesús resumió el espíritu de la ley, que quiere ser la expresión de la voluntad de Dios, en el amor a Dios y al prójimo'. Así nos lo narran los evangelios sinópticos (Mt 22, 34-40 y paralelo); Pablo, Santiago y Juan hablan solo del amor fraterno (cf Rm 13, 8-10; Ga 5, 14; St 2, 8; Jn 13, 34, etc.). Esta diferencia no es fundamental, no permite decir que solamente el amor fraterno es suficiente para hacer la voluntad de Dios, pues no se puede amar bien al hermano sino se ama a Dios, es decir, si no se está siempre buscando conocer su voluntad absoluta respecto de nuestro hermano. Pues se sabe que el hombre, cuando no admite a Dios en su vida, se coloca a sí inisiiiu como Dios para los otros; y entonces, no ama al hermano. Claro está que no es necesario que el hombre exprese su fe en Dios con las palabras de nuestro credo. Pero tiene que admitir alguna instancia absoluta para amar al hermano como zz:.-.zz::z y no según las veleidades de su subjetividad (pues

1. El amor es más que un resumen. Ciertamente, no es un "mínimo" de la ley. Por el contrario, debemos pensar que los mandamientos de la ley no dicen todo lo que Dios quiere. Por eso, hay que buscar un "resorte propulsor", su íntima motivación: el amor. El amor es el "espíritu" de la ley, del comportamiento ético. Sin él, el resto es letra muerta, formalismo.

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hay muchos que se aman a sí mismos en el hermano: madres "lechuzas", revolucionarios ambiciosos, bienhechores aspaventeros, apóstoles que buscan afirmación personal, etc.).

También conviene considerar la unidad de los dos mandamientos en otro sentido: no se puede amar a Dios sin amar al hermano (cf Un 4, 20). Ya en el AT notamos que Dios se coloca como protector y defensor de los más débiles entre nuestros hermanos. ¿Cómo podríamos estar bien con él, si oprimimos a nuestro hermano? ¿Cómo podríamos ser amigos del padre sin amar a sus hijos? Sirva de ilustración la historia de la muerte de Absalón, hijo rebelde de David: cuando los mensajeros quisieron con alegría comunicar a David la "buena" noticia de la muerte de su hijo rebelde, éste lloró, y la victoria se transformó en luto (2S 18-19). Conviene ser conscientes de que Dios es el defensor de los débiles. ¿Cómo podrán los cristianos vivir el evangelio sin optar por los débiles y desprotegidos?

La 2aLt pone a los tesalonicenses como ejemplo de generosa fe, en la perspectiva del nuevo encuentro con el Señor resucitado (vv 9-10). Este ejemplo se transforma para nosotros en exhortación al acercarse el final del año litúrgico, acentuándose las perspectiva final. Merece atención la frase "os hicisteis imitadores nuestros y del Señor". ¿Cuántos evangeliza-dores podrían decir esto con la sencillez de Pablo? Bastaría que sus "evangelizados" los imitasen, para ser imitadores del Señor...

La Orín ofrece un pensamiento digno de meditación: "Concédenos amar lo que mandas". Generalmente, nos gustaría que él nos mandara lo que amamos. Pero reconocemos que su criterio es mejor que el nuestro (también en el amar al prójimo: cf más arriba).

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31-domingo del tiempo ordinario

UNO SOLO ES VUESTRO PADRE

CtEnI: (Sal 37, 22-23) "No me abandones jamás. Señor". Orín: Servir a Dios y correr libremente al encuentro de sus promesas. laLt: (MI 1, 14b - 2. 2b.8-10) Los sacerdotes indianos y el único Padre - En tiempo de Mala-

quías. el templo estaba restaurado, pero el culto era una vergüenza. MI 1, 6 - 2, 9 critica estos abusos (censuras a los sacerdotes). El recuerda la alianza levítica, es decir, el compromiso sacerdotal, que exige servicio dedicado y fiel: si los sacerdotes se vuelven indignos, ¿qué será entonces del pueblo? - cf Sal 101, 16; Os 4, 6; Dt28. 15; Mi 23, 3.13; Ef 4, 6.

CtMed: (Sal 130, 1.2.3) Sencillez y amparo en el Señor. 2aLt: (I Ts 2, 7b-9.13) Ternura del apóstol [tara con los fieles y sentido de la fe - La palabra de

la predicación es palabra de Dios, actuante en los fieles (2, 13). No es palabra humana. Pero para que sea reconocida como palabra de Dios, es importantísimo el empeño de su portavoz, inspirado por el mismo amor que la palabra prodama. El empeño del apóstol debe mostrar las cualidades de su mensaje. Pablo da el ejemplo de sí mismo (2, 7b-9). - cf ICo3, 2;Ga4, 19; 2, 20; !Ts4, ll;Hch 18, 3; 2Ts 3. 7-9; Rm 1, 16.

ClAcl: (Mt 23, 9b. 10b) Un solo Padre, un solo maestro y señor.

Ev (Mt 23, 1-12) Advertencia sobre la humildad en el servicio a la comunidad - A la sombra del gran sermón del judío (Mt 24-25). Mt 23 reúne las críticas contra el fariseísmo legalista e hipócrita (la "falsa justicia", en oposición a la verdadera, del sermón de la montaña), terminando con 7 maldiciones. A las primeras críticas (23. 1-7) se añaden algunas amonestaciones para los verdaderos "servidores" de la comunidad, los apóstoles cristianos (23, 8-12). La crítica fundamental a los fariseos es la "hipocresía" (= esconder su cara, como sucedía en los teatros enmascarados); dicen una cosa y hacen otra; o hacen solo para ser vistos. Si Mt, medio siglo después de Cristo, cree necesario insistir tanto, es señal de que el peligro de la falsa piedad es. probablemente, una constante también en la Iglesia. - 23. 1-7 cf Le 11. 46; Mt 6, 1-18; Me 12, 37-40; Le 20, 45-47; Ex 13, 9; Nm 15, 38-39; Le 11.43; 14. 7 - 23, 8-l2cf Jn 13. 13; Mt 20, 26-27; Le 14, II; 1,52-53.

OrOf: Ofrenda perfecta y fuente de misericordia. Pref: (domingo tiempo ordinario Vil) Humanidad de Cristo.

CtCom: (Sal 15, II) Alegría en la presencia de Dios / (Jn 6, 58) "Quien come mi carne vivirá por mf\

OrFin: Recibir lo que prometen los sacramentos.

La idea central de hoy es la sencillez en el liderazgo de la comunidad religiosa, puesto que Dios es nuestro único Padre (MI 2, 9; Mt 23, 9). A partir de esta idea, se desarrolla la enseñanza de Jesús, formulada aquí con los acentos característico., dü Mt (Ev).

La Iglesia mateana nació del judaismo y sufrió la persecución de la sinagoga, es decir, de sus propios parientes, hermanos, padres e hijos. De ahí que el conflicto con la sinagoga ocupe tan amplio espacio en el evangelio de Mateo. Mientras en los otros evangelios se encuentran esporádicamente censuras al judaismo, Mt reúne, en un largo capítulo (Mt 23), un gran número de críticas a los escribas y fariseos. Su crítica es, fundamentalmente, la acusación de "hipocresía", engaño, falsedad,

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formalismo religioso y social. Los escribas y fariseos se habían apoderado de la cátedra de Moisés. En la medida en que ellos enseñan la ley, conviene hacer lo que dicen. Pero no se debe imitar lo que hacen. Complican la vida ajena con su interpretación perfeccionista de la ley, pero inventan subterfugios para sí mismos (algo así como aquellos sacerdotes que, viviendo bien protegidos, complican por futilidades la vida de los hombres sencillos). Lo que hacen, lo hacen para ser vistos por los hombres. Incluso se visten de manera llamativa para lo mismo. Les gustan los primeros puestos y otras formas de precedencia (como aquellos sacerdotes que quieren siempre alguna excepción, algún abatimiento, etc.). Les gusta que se les llame "rabí" (maestro). Pero entre los cristianos no debe ser así ("Pero vosotros...", vv 8ss). Los líderes cristianos no necesitan imponerse como maestro, doctor o "padre": solamente Cristo es maestro, doctor y Dios, Padre; los fieles son todos hermanos.

Debemos descubrir el espíritu que inspiró las críticas de Jesús, reunidas aquí por Mt. Está en las últimas palabras: ser grande es ser servidor (cf Mt 20, 24-28). "Rabí" significa, literalmente, "grande". El cristiano solamente es grande en el servicio. Si él enseña, no es para colocarse por encima de los demás, sino para servir. Si gobierna, también. Si sirve, no es para volverse importante, sino para volverse superfluo (por eso, sirve lo mejor posible). Quien se hace grande, será abajado, y quien se abaja será engrandecido: el ejemplo por excelencia es Jesucristo.

Por tanto, conviene hablar hoy del servicio de la Iglesia. "Ministerio" significa servicio, ¡por increíble que parezca! Los líderes, en la Iglesia, son "ministros", siervos (aunque la palabra esté desvirtuada...). Y servicio significa: hacerse instrumento del otro, del verdadero bien del otro; por tanto, servicio a Dios en los hermanos (pues sin Dios, el otro puede querer veleidades y, a estas, no se debe servir). Una actitud que exige mucha delicadeza de alma y solo la puede asumir bien quien está continuamente atento a la voluntad de Dios, el único Padre. Es lo mismo que en la caridad, (cf domingo pasado). Además, es solo una aplicación particular de la caridad.

La laLt muestra que Jesús puede inspirarse en los profetas, para sus críticas. Generalmente Jesús recurre al lenguaje del AT

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(por eso, la liturgia trata siempre de acercar el Ev a la lectura del AT). Lo hace, porque de lo contrario las personas no lo entenderían: hablaría un lenguaje extraño a ellas. Así reconocen la actualidad de los oráculos de Malaquías contra los sacerdotes. La historia se repite. Malaquías, que es uno de los precursores del movimiento fariseo, critica a los jefes del judaismo, que, en su tiempo, no eran los fariseos, sino los sacerdotes (los fariseos son laicos). Jesús, fundador del cristianismo, critica a los fariseos, por las mismas razones. Y ahora, ¿no se debería criticar a los cristianos, por las mismas razones?

La 2aLt forma un nítido contraste con las duras críticas de las otras. Muestra, precisamente, la abundante ternura que el apóstol cristiano siente en relación con sus discípulos: "Quisiéramos daros no solo el evangelio, sino nuestra propia vida" (lTs 2, 8). Es una actitud fuertemente contrastante con la de los jefes de la sinagoga. Esta 2aLt puede completar oportunamente una reflexión sobre el ministerio en la comunidad cristiana. Es la actitud de Cristo mismo.

También llama la atención, en esta 2aü, lo que Pablo dice sobre la recepción que conoció su ministerio: fue acogido no como palabra humana, sino como palabra de Dios — lo que también era en la realidad. Para llegar a esta recta acogida, se requiere una actitud segura tanto del mensajero cuanto de los oyentes. Y, ciertamente, también la presencia del espíritu de Dios.

Por tanto, tenemos bastante material para reflexionar sobre la evangeiización y el liderazgo en la comunidad. El salmo de meditación, a primera vista fuera del conjunto, nos recuerda una verdad fundamental en este sentido: no desear lo que es muy grande, sino sentirse amparado por la ternura maternal de Dios: estr. es la condición para ser un líder que solo quiere servir y no autoafirmarse. Pues Dios es quien lo afirma en su amistad.

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32Q domingo del tiempo ordinario

¡LLEGA EL NOVIO!

CtEnt: Orín: lal.t:

CtMed: 2aLI:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom:

OrFin:

(Sal 87, 3) "Llegue a ti mi súplica". Dedicarnos, totalmente disponibles, al servicio del Señor, (Sb 6, 12-16) El deseo de la sabiduría - La sabiduría, don divino, no es inalcanzable al hombre (aunque los hombres den la impresión de lo contrario...). La sabiduría les gusta a los hombres (1. 6). En lodo lo que el hombre sincera y lúcidamente indaga y piensa, descubre la sabiduría; ella está en el fundamento de la creación. - 6, 12-14 cf Jr 29, 13-14; Pr 8. 17; Si 6. 27.36;-6. 15-I6cf Pr I, 20-21; 8, 2-3; Si 15, 2: Is 65, 1-2.24; ICol,30;Col 2. 2-3. (Sal 62, 2.3-4.5-6.7-8) Sed de Dios. (lTs 4. 13-18) Los muertas en el último día - Los primeros cristianos esperaban laparusía en breve tiempo (creían que sería la segunda etapa de la "venida", de la que la predicación de Cristo fue la primera). Sería el "día del Señor", "aquel día". Imaginaban muchas cosas fantasiosas respecto de esto (estilo apocalíptico). Por eso, Pablo tiene que moderar estas imaginaciones, aunque utilice el mismo género literario. Una cosa debe quedar clara: en cuanto a los "muertos en Cristo" (cristianos muertos), no hay problema: Cristo estuvo muerto y resucitó; cuando él venga, los que "murieron en él" resucitarán e incluso precederán en el reino a los que todavía vivan (entre los cuales se cuenta también Pablo. 4, 17). Esta es la esperanza cristiana, que los demás no conocen (I, 13). - 4, 13-14 cfEf2. 12: Col 1. 27; Rm 1,4: 8, 11: 10,9; 1 C O 1 5 - 4 , 15-17 cf Mt 24, 30-31; 2Ts 1,7-8;Jn 14,2-3; 17,24. (Mt 24, 42-44) ¡Vigilancia!

(Mt 25, 1-13) Las vírgenes del cortejo nupcial - El fina.1 del sermón escatológico de Mi (24 -25) y de la enseñanza de Jesús en Mt está constituido por tres parábolas escatológi-cas; las vírgenes, los talentos y el juicio final (domingos siguientes). En la parábola de las vírgenes, las amigas de la novia están, cerca de la casa de ella, esperando el novio, que llevará a su novia en cortejo hasta su casa. Pero el "esposo" (el Cristo de la parusía) demora. Ahora bien, el espíritu con que ellas pasan el tiernpo de espera se revela en \apre-vidente preocupación, o en la negligencia; las que no tienen la mente dirigida a la venida del esposo serán desconocidas por él. - cf Le 12, 35-38; Mt 7, 22-23; Le 13, 25; Mt 24, 42: Me 13,33-37.

"... una mirada de perdón y de paz". (domingo tiempo ordinario VI) Peregrinación en este mundo. (Sal 22. 1-2) "El Señor es mi pastor" I (Le 24, 36) Los discípulos reconocieron a Jesús al partir el pan. Perseverar en la sinceridad del amor divino.

Los tres últimos domingos del año litúrgico están marcados por la idea del fin: la venida del Señor Jesús en su gloria —al mismo tiempo, el destino final del hombre y del mundo. Las lecturas evangélicas están tomadas del "sermón escatológico" de Mt (ce 24-25). En el capítulo 24, él sigue la tradición de Me 13 (ver año B). En el capítulo 25 trae tres parábolas típicas de su propia tradición. Hoy escuchamos la primera: las doncellas esperando al esposo, en una fiesta de bodas (Ev).

En la Palestina del tiempo de Jesús, con ocasión de un matrimonio, el novio salía con sus compañeros de su casa, en dirección a la casa de la novia, en donde ella lo esperaba con sus

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compañeras (las doncellas); después, en un cortejo, alegremente iluminado con las antorchas de las doncellas, toda la comitiva se dirigía de regreso a la casa del novio, que, al introducir a la novia, la hacía su esposa. Seguía luego una gran fiesta popular, con danzas y banquete. Esta escena de la vida de su pueblo le sirvió a Jesús de inspiración para hablar de la perspectiva final de nuestra existencia. "Tened los lomos ceñidos y las lámparas encendidas" era una sentencia en este mismo sentido (Le 12, 35). En la parábola de las diez doncellas está elaborada más ampliamente esta idea. Ellas deben tener sus lámparas listas para cuando llegue el novio. Ahora bien, en el AT, Dios mismo está representado como el novio o esposo que, "en aquel día", tomará nuevamente a Israel como esposa (Is 54, 4-8 etc.). Estar listos para las nupcias escatológicas — de esto se trata. Estar listos es ser previdente, pensar en el novio que viene: exige, por tanto, afectuosa atención, amor, esperanza. Lo contrario es ser imprevidente, no preocuparse por el momento importante que se está viviendo. No fue por un poco de aceite por lo que las cinco insensatas quedaron excluidas de la fiesta. Ellas no tenían su corazón cerca del novio que tenía que venir. Por eso, se volvieron extrañas para él. No las reconoció (Mt 25, 11-13); lo mismo le sucede a los que no buscan realmente la voluntad de Dios, sino que se quedan en solo formalismo, de dientes para afuera (Mt 7, 22-23). Quedar esperando a alguien, sin realmente pensar en él y alistar lo que es necesario, es formalismo; demuestra que se esperaba solo exteriormente, sin convicción interior; esta fue la falta de las muchachas imprevidentes.

La parábola sirve para exhortarnos a la vigilancia esca-tológica. Vigilancia escatológica es algo más que quedarse calculando el día del último juicio, como algunos hacen todavía hoy (en 2000 años ya hubieran debido aprender que eso es inútil). Vigilancia escatológica es: tener su corazón junto al que se espera, empeñado en los que él espera de nosotros; es amor. Amor de muchachas felices de servirle de compañeras. Amor de la doméstica que se dedica al cuidado de la casa (Le 12, 35-38; ML 2", 45-47). Para prepararnos al encuentro con Cristo glorioso —tanto para el fin de los tiempos cuanto para el fin de nuestra vida— basta tener amor a su causa, hacer nuestra su causa. Y, en el fondo, eso ya es una anticipación del encuentro; nos da, ya anticipadamente, un poco de su alegría. ¿Quién no

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nota la discreta alegría en el rostro de la enamorada que está esperando que llegue su novio? Así también, la prontitud escatológica no es un escrupuloso cálculo para estar "al día", sino la alegría de quien, desde ya, en la esperanza, vive la presencia de su Señor, y así tampoco tendrá dificultad para pasar una eternidad con él.

Hacer nuestra la causa de Cristo, que es la causa de Dios y de sus hijos, especialmente los más débiles (cf 339 domingo); servir a sus siervos, no por miedo, sino por amor diligente, esta es la existencia escatológica en la alegría y dedicación cotidiana. En cada instante, nuestra actuación debería ser digna de la presencia eterna junto a Dios. La existencia definitiva no comienza en el imprevisible momento del fin del mundo o de la muerte, sino ahora. La hora actual es la hora de Dios. Cristo viene siempre (cf 339 domingo).

La laLt habla de la búsqueda de la sabiduría. Para encontrarla, es necesario, precisamente, esta inteligente aplicación. El CtMed habla del deseo de ver a Dios. Son temas que nos colocan en el espíritu de la lectura evangélica.

La 2aLt es una respuesta de Pablo a los problemas que le plantearon los tesalonicenses respecto del último día. Tenían un concepto muy material e inmediato de la parusía, de la venida de Cristo. Creían que los que ya habían muerto —ya que la parusía comenzaba a tardar— ya no podrían ir al encuentro del Señor. Pablo les asegura que no es así. En la hora determinada, los que "durmieron en él" (murieron con la fe en él), serán resucitados y precederán a los que todavía estén con vida1.

Entre las oraciones, señaladas la Orín, que subraya bien el tema evangélico (disponibilidad), y la OrFin (perseverar). Pero también la OrOf merece atención por su delicada formulación. En cuanto al prefacio, llegó el momento de utilizar el n VI de los domingos del tiempo ordinario (la perspectiva escatológica).

1. Naturalmente Pablo no quiere describir aquí, en sus mínimos detalles, cómo sucederá eso. Solo quiere decir que morir antes del regreso de Cristo no nos aparta de él. Nuestra resurrección significa precisamente esto: que aun muertos, viviremos con Cristo. ¡Pues todo y todos tendrán que ser transformados: vida y muerte serán otra cosa!

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33e domingo del tiempo ordinario

DILIGENCIA ESCATOLOGICA

CtEnt: Orín: laLt:

CtMed: 2aLt:

CtAcl: Ev:

OrOf: Pref:

CtCom:

OrFin:

(Jr29, 11.12.14) "Mis pensamientos son de paz y no de aflicción". Solo tendremos felicidad completa sirviendo a Dios. <Pr 31. 10-13.19-20.30-31) La mujer virtuosa - El libro de los Proverbios presenta, en varios capítulos, la señora sabiduría, una mujer alegórica. En el último capítulo, presenta la alabanza a la mujer real, temerosa de Dios, que encarna en su vida justa y delicada las cualidades de la sabiduría. Encarna la generosidad y providencia de Dios. - cf Pr 9, 1 -6: Si 26. 1-18. (Sal 127, 1-2.3-4.5)Temor al Señor y tener un hogar feliz. (ITs 5, 1-6) El día del Señar viene como un ladrón de noche - Los primeros cristianos se cuestionaban mucho respecto de la parusía, esperándola en breve tiempo. Pablo dice: lo que importa no es la hora, sino el hecho; es decir, la realidad de la parusía. de la presencia de Cristo debe marcar, desde ya toda nuestra vida. Vivamos en su presencia, a su luz. Entonces, el "día" no vendrá sobre nosotros como un ladrón de noche; la hora ya no tiene importancia. - 5, l-3cfLc 12. 39-40; Mt 24. 36.42-44; 2P 3, 10; Ap 3, 3; Jr 6, 14; Le 21, 34-36; Jr 4, 31 - 5, 4-6 cf Ef 5, 8-9; Rm 13. 12-13: 1P 1, 13; 4. 7: 5, 8. (Mt 24, 42.44) "Vigilad y estad preparados"/(Jn 15,43.56) Producir frutos en Cristo. (Mt 25. 14-30 ó 25, 14-15.19-21) Parábola de los lalenlos - Así como en la parábola de las vírgenes el novio tardaba en llegar, así también en la parábola de los talentos el propietario permanece mucho tiempo afuera, y regresa sorpresivamente. Los primeros cristianos hacen la experiencia de la "demora de la parusía". Pero, en este intermedio, deben trabajar con ios talentos que recibieron y no enterrarlos. No es cuestión de "merecer el cielo" (a Mt no le gusta esta idea, lan farisea: cf 25g domingo del tiempo ordinario), sino de ocuparse de los asuntos del Señor, de su reino; así. la gente ya está dentro en la hora decisiva. La recompensa de este servicio fiel es Dios mismo, la alegría de su presencia. -cfLc 19, 11-27: Mt 24. 45-51; 18, 23: 2Co 5, 10; Le 16. 10; Jn 15, 11; 17. 24; Mt 13. 12; Le 8, 18.

La gracia de servir a Dios y la recompensa de una eternidad feliz, (domingo tiempo ordinario VI) Peregrinos en este mundo. (Sal 72. 28) "Mi felicidad es estar con mi Dios" / (Me 11, 23-24) Aceptación de nuestras súplicas. Crecer en la caridad.

En este domingo, con su introito tomado del antiguo último (y penúltimo) domingo ("Dicit Dominus"), toda la liturgia converge en la perspectiva escatológica. La Orín habla de la felicidad completa (la "paz" del introito): esta solo es posible cuando se le sirve al Señor con dedicación (cf OrOf). De esto es de lo que nos hablan las lecturas.

La parábola de los talentos (Ev) es, ciertamente, una de las más populares del evangelio. Pero, conviene interpretarla bien, •vii inaqr tanto en el evangelio de Mt como en el año litúrgico (en el final), ya orienta la interpretación. El tema central no es la diversidad de los talentos (dones) sino la prontitud escatológica (cf domingo pasado), o sea, el hecho de haber invertido bien los talentos. En este sentido, la laLt de hoy nos puede engañar; da la impresión de hablar del "talento femenino" y puede eclipsar

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el mensaje escatológico que caracteriza la liturgia de estos últimos domingos del año litúrgico. En donde se acostumbra leer solo dos lecturas, la 2aLí se presta mejor para el tema escatológico. Si se lee también la primera, es bueno comentarla en el sentido de la prontitud escatológica (cf abajo).

Pero, para hablar de la parábola de los talentos (Ev): es bueno observar que Le también la trae, aunque con notables diferencias (Le 19, 12-17). En Le, es claro que no se trata de diversificación de los talentos: cada uno de los (diez) siervos recibe una misma suma (aunque el rendimiento sea diferente). También en Le, las cantidades de dinero son un poco más razonables que en Mt, a quien le gusta exagerar (cf la deuda de los mil talentos, 249 domingo). Pero el mensaje central es el mismo: al regreso del Señor (la parusía) y para la participación definitiva de su señorío, tendremos que dar cuenta de lo que hemos recibido; dar cuenta, en el sentido de haberlo utilizado y no escondido. Recuérdese la luz que no sirve para ser colocada debajo del celemín (Mt 5, 14ss) y la advertencia concomitante: con la medida con que midiereis seréis medidos. O, en otras palabras: la gracia debe producir frutos en nosotros. Estas sentencias son sinónimos de la parábola de los talentos, inspirada en la práctica administrativa y comercial. Cuando se confía dinero a alguien, si es un hombre diligente, lo hará rendir. Esa diligencia cabe también en el reino de Dios (cf la diligencia como tema central de la parábola de las vírgenes, inmediatamente anterior en Mt). Según nuestro modo de ver, el regreso del Señor para la toma de cuentas es, inclusive, un detalle secundario. El mensaje central es la diligencia. Dios nos confió un tesoro, y debemos aplicarlo diligentemente en la perspectiva del sentido último y final de nuestra existencia, que es: Dios mismo (la participación en el señorío de Cristo, en la parusía, significa nuestra exaltación, integración en la vida divina). Así, podemos decir que, desde ya, debemos realizar, utilizando diligentemente, según la voluntad de Dios lo que recibimos, una existencia escatológica, divina. Hacer nuestra la causa (el "interés") de Dios, he aquí el mensaje de hoy.

La diligencia de la "mujer virtuosa", en la laLt, puede ilustrar el mensaje que acabamos de destacar. Hasta permite una extrapolación del tema, en el sentido de valorar la diligencia femenina en un sentido escatológico. Ser mujer ciento por cien-

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to, explotando las ricas posibilidades de la feminidad, es vivir la presencia decisiva de Dios.

Sobre todo, la 2aLt ofrece resonancia del mensaje del evangelio. Es uno de los raros textos en donde Pablo parece traer palabras de la tradición evangélica ("El día del Señor viene como un ladrón en la noche", cf Mt 14, 36.43 y paralelo; la repentina destrucción, cf Le 21, 34ss; la comparación con los dolores del parto, cf Mt 24, 8 y paralelo). Pablo describe aquí la existencia completamente iluminada por la proximidad del Señor. Nuevamente observamos que la inminencia del último día, que era la perspectiva de los primeros cristianos, está descrita mucho más en términos de luz que de amenaza (aunque estos también ocurran). Existencia escatológica (vivir hoy el "día del Señor") es dejarse iluminar por Dios que viene. Este era también el mensaje de los primeros domingos de este año litúrgico, que anticipaban la prespectiva final. Por eso, también, recordemos que Dios, en último análisis, piensa en la paz para nosotros (CtEnt).

Fiesta de Jesucristo, rey del universo

CRISTO REY Y JUEZ CtEnt: (Ap5, 12; 1. 6) "Dignoes el cordero...". Orín: Todas las criaturas glorifiquen a Dios, en libertad. laLt: (Ez 34, 11 -12.15-17) El pastor y juez escatológico - ""Pastor" es la imagen para indicar a

los reyes y sacerdotes de Israel; el propiciarlo del rebaño es Yavé mismo. Los pastores de ¡sra¡-i iiu sirvieron; por eso vino el día de la catástrofe (destrucción de Jerusalén en el 587aC). El dueño mismo conducirá ahora su rebaño: Yavé reconducirá al pueblo disperso y cuidará especialmente a las ovejas más débiles. - A partir del v 17, el profeta habla más propiamente de la situación dentro del rebaño; el pastor tendrá que hacer justicia entre las ovejas débiles y fuertes (34, 17-22). - 34, 23-25 describe al "pastor mesiánico" un ungido que será el lugarteniente de Dios para cuidar e! rebaño (esta figura se cumple en Jesucristo).-cfJr 23, 1-6; Jn 10-34, I6cfls40, II Le 15,4-7-34, 17 cf Mt 25, 32-34.

CtMed: (Sal 22, 1 -2a.2b-3.5-6) Dios nuestro pastor. 2aLt (ICo 15, 20-26a.28) Restauración de todo en Cristo y entrega de su reino al Padre - A

partir de una discusión sobre la realidad de la resurrección (algunos corintios daban a la resurrección un sentido meramente simbólico, gnóstico), Pablo llega a describir la victoria universal de Cristo sobre la muerte (c 15). Esta victoria (15, 26) es Ja prueba deí señorío de Cristo, de su realeza universal. Pero no es suya; es del Padre. Hijo en todo lo que tuzo, Jesús entregará su reino al Padre, tan pronto esté terminado: cuando ya no existan ni el pecado ni la muerte. Entonces Dios será todo en todos y en todas las cosas (15, 28).- 15, 20-23 cfRm 8, 11.20-21; FJp 3, 20-21; Col 1, 18; !Ts4, 14; Rm 5, (2-21; ICo 15,45-49; lTs 4, 16-15, 25-26 cf Sal 109, 1; Ap 20, 14; 21, 4; Sai 8, 7 - 15, 28 cf Col 3, 11.

CtAcl: (Me 11,9-10) Hosanna al rey mesiánico.

Ev; (Mt 25, 31-46) Ef juicio del rey, pastor e hijo del hombre - "hijo del hombre" es, al mismo tiempo, el título normal de Jesús y la evocación del juicio de Dios en el último día.

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Este hijo del hombre es identificado con el pastor escatológico que también es juez (cf laU) y rey mesiánico. El viene no solo a proteger a los débiles, sino a juzgar el comportamiento de todos los hombres en relación con los más débiles: este es el criterio de su juicio: él se identifica con los necesitados. No la religiosidad proclamada, sino la gratuita caridad para con el prójimo necesitado, esto es lo que nos hace estar a su lado. El pobre es el sacramento de Dios. - 25, 31-33; cf Mt 16, 27; Ap 3, 21; Ez 34, 17 - 25, 34-40 cf Is 58,7; Mt 10.40; 18, 5 - 25,41-46 cf Mt7, 23; Ap20, 10; Dn 12,12; Jn 5, 29.

OrOf: Paz y unión a todos los pueblos. Pref: (propio) El reino de la justicia, del amor y de la paz.

CtCom: (Sal 28, 10-11) Reino eterno de Dios y paz. OrFin: Obedecer a Cristo rey en la tierra y vivir con él eternamente.

Cuando fue instituida, hace pocos decenios, la fiesta de Cristo Rey es celebrada al final de octubre, con un nítido carácter militante: el reino de Cristo en la tierra (cf la espiritualidad de la acción católica). La renovación litúrgica, por su misma posición como cierre del año litúrgico, acentúa más el carácter trascendente y escatológico del reinado de Cristo, al mismo tiempo rey mesiánico (pastor) e hijo del hombre (juez), trayendo la paz y el juicio.

El punto culminante de la liturgia de hoy es la parábola del último juicio (Mt 25, 31-46), en la que Cristo aparece como juez escatológico, hijo del hombre, pastor mesiánico y rey del universo (Ev). Ese conjunto de imágenes, es una sola parábola, no es común, pero se explica a partir del fondo veterotestamen-tario: la imagen del pastor en Ez 34 (laLt). Ahí aparece Dios como pastor escatológico (ya que los pastores temporales, los reyes de Israel, no sirvieron), para reunir el rebaño, cuidarlo, sanar las ovejas enfermas y, también, pronunciar un juicio entre ovejas y machos cabríos. El texto completo de Ez 34, no leído en la liturgia, trae también otros elementos que permiten comprender mejor la parábola del juicio final. Dios hará justicia entre ovejas gordas y ovejas flacas (protector de los débiles). Y a partir de Ez 24, 23ss, queda claro que no es Yavé personalmente, sino el rey davídico mesiánico, el que ejecutará estas tareas1.

1. La parábola de Jesús relaciona, por tanto, la venida del hijo del hombre como juez escatológico (representación corriente en el libro de Henoc y en el judaismo cotem-poráneo de Jesús) con la imagen del pastor escatológico, que, en un acto judicial, separa a los machos cabríos de las ovejas. Esta separación parece haber sido, de hecho, una costumbre en los rediles comunitarios de Palestina, porque las ovejas soportan pasar la noche al sereno, mejor que los machos cabríos, que tenían que pernoctar en las grutas. Poco importa, la costumbre se utiliza como una imagen de la justicia escatológica instaurada por Dios entre los poderosos (ovejas gordas, machos cabríos) y los débiles (ovejas, respectivamente ovejas Hacas).

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La parábola de Jesús explica ahora el criterio de este juicio: las obras de misericordia, hechas a los pobres u omitidas, son las que deciden la participación o no participación del reino. Y nótese que, en este criterio, no hay nada expresamente religioso. El rey se solidariza con estos débiles de varios tipos, hasta el punto de decir que las buenas obras se hacen o se dejan de hacer a él mismo; pero esto no era visible; ni siquiera los justos sabían que los pobres representaban al rey. Por tanto, la razón por la cual ellos practicaban misericordia no era que querían comprar la amistad del rey; fue por pura bondad gratuita, pura compasión al ver que alguien que necesitaba ayuda. Esta bondad sin pretensión, muchas veces inconsciente de sí misma, es el criterio para separar "ovejas de machos cabríos", personas de entrañable amor y personas de 'sola fuerza.

Ahora bien, fijándonos en la laü, notamos que esta gratuita compasión, que es el criterio de nuestra entrada en el reino, es, en el fondo, una imitación de lo que Dios mismo hace. Asumiendo la causa de los débiles —de los hambrientos, desnudos, presos, etc.— nos demostramos hijos de Dios, "benditos del Padre" (Mt 25, 34). La tradición judía atribuye a Dios mismo estas obras que se enumeran aquí. De modo que podemos decir: el juicio final será la confirmación definitiva de nuestra participación en la obra divina, desde ya. Pues ser bueno gratuitamente es el mismo ser de Dios: amor, misericordia.

La bondad gratuita y pura se revela, cuando la gente se dedica a los que no pueden retribuir. En la donación al "último de los hombres", al pobre, al marginado, al abandonado, es en donde la gente da prueba de una misericordia de tipo divino. Vivir debe ser: asumir la causa de los que más necesitan. Dios mismo lo hace así. Este es el criterio de la eterna participación en ei señorío de Dios y de Jesucristo, su hijo predilecto. Pues, si somos "imitadores" de Dios ya desde ahora, es probable que podamos "aguantar" una eternidad con él (cf OrFin).

La 2aLt describe la total victoria de Cristo sobre todos los enemigos, incluyendo la muerte. Así restaura toda la creación, pues, como con el primer Adán entró la muerte en la vida, así con el nuevo Adán, vence la resurrección. Pero esta soberanía no pertenece a Jesús como propiedad suya particular. Habiendo sometido todo, someterá todo al Padre, para que Dios sea todo

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en todas las cosas, esto es, para que sea abolido todo lo que es incompatible con él. Cristo aparece, por tanto, no solo como rey mesiánico, sino cósmico y universal. Pero no un rey triunfalista, pues su reino se basa en el aniquilamiento y en el don de sí mismo. Es el reino del "cordero" muerto y resucitado (CtEnt), no de los lobos. Es la anticipación de la victoria final de los que se donan al mínimo de sus hermanos.

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ÍNDICE

Abreviaturas y siglas Abreviaturas de las partes litúrgicas Abreviaturas bíblicas Prefacio a la segunda edición Introducción general

1. La renovación litúrgica y su implantación

2. La organización de la liturgia dominical renovada y su celebración

3. El espíritu de la liturgia dominical renovada La liturgia como "misterio" La liturgia como catequesis La liturgia como arte

4. Liturgia y vida De la vida hacia la liturgia De la liturgia a la vida La praxis de hoy y la liturgia El uso de temas de actualidad en la liturgia

Conclusión

AÑO A Visión Global del año'

1. Ciclo navideño 2. Ciclo pascual

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3. Tiempo ordinario Los evangelios (Mt) Las lecturas del AT Las Cartas de san Pablo

SINOPSIS LITURGICO-CATEQUETICA

DEL AÑO "A"

38 39 41 42

44

ler domingo de adviento PERSPECTIVA CRISTIANA DEL TIEMPO Y DEL MUNDO 62

2S domingo de adviento CONVERSIÓN EN LA ALEGRÍA 64

3er domingo de adviento JESUCRISTO, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA 66

49 domingo de adviento HIJO DE MARÍA, DIOS CON NOSOTROS 69

Vigilia de navidad RETIRO DE PREPARACIÓN PARA LA NAVIDAD 72

Navidad: misa de la noche LA LUZ EN LAS TINIEBLAS 74

Navidad: misa de la aurora TRANSFORMADOS POR LA LUZ 77

Navidad: misa del día LA PALABRA DE DIOS SE HIZO CARNE 79

Fiesta de la sagrada familia ITN HOGAR PARA VIVIR DIOS 82

Fiesta de la sagrada familia "VUESTROS HIJOS NO SON VUESTROS HIJOS" 84

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Fiesta de la sagrada familia JESUCRISTO CRECIÓ EN SABIDURÍA Y EN GRACIA

Fiesta de la madre de Dios NACIDO DE MUJER, NACIDO BAJO LA LEY

Epifanía del Señor EN DONDE SE DETUVO LA ESTRELLA

Bautismo de nuestro Señor TU ERES MI HIJO

Bautismo de nuestro Señor EL QUE BAUTIZA CON EL ESPÍRITU SANTO

Bautismo de nuestro Señor JESÚS RECIBE SU MISIÓN EN LA ORACIÓN

Miércoles de ceniza PENITENCIA: DAR ESPACIO A DIOS

ler domingo de cuaresma PECADO Y RESTAURACIÓN

2e domingo de cuaresma POR LA CRUZ A LA GLORIA

3er domingo de cuaresma EL DON DEL AGUA VIVA

4q domingo de cuaresma LA LUZ DE CRISTO

5e domingo de cuaresma RESURRECCIÓN Y VIDA

Domingo de ramos EL MESÍAS SUFRIENTE

Domingo de ramos EL MESÍAS E HIJO DE DIOS

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Page 131: Konings, Johan - Espiritu y Mensaje de La Liturgia Dominical (Ciclo a)

Domingo de ramos "¡JERUSALEN,JERUSALEN!" 116

Jueves santo: Misa de la última cena ACEPTAR E IMITAR LA DONACIÓN DE CRISTO 118

Viernes santo LA CRUZ GLORIOSA 121

Vigilia pascual LA LUZ DE LA RESURRECCIÓN 124

Vigilia pascual RECONSTITUCIÓN DEL REBAÑO DE CRISTO 127

Vigilia pascual TESTIMONIAR LO INCREÍBLE 128

Pascua: misa del día LA VIDA VENCIÓ A LA MUERTE 130

2S domingo de pascua LA FE APOSTÓLICA ES NUESTRA FE 132

3er domingo de pascua LA EXPERIENCIA DE EMAUS 135

4° domingo de pascua JESÚS, LA PUERTA DE PASTORES Y OVEJAS 137

5S Domingo de pascua JESÚS, CAMINO, VERDAD Y VIDA 140

6e domingo de pascua EL ESPÍRITU DA PLENITUD A NUESTRO BAUTISMO 142

A^citMÚn del Señor EXALTACIÓN Y SEÑORÍO DE CRISTO 144

Ascensión del Señor LA PALABRA Y LOS SIGNOS DEL SEÑOR GLORIOSO 147

260

Ascensión del Señor PREPARACIÓN PARA LA MISIÓN

7S domingo de pascua PRESENCIA EN LA AUSENCIA

Vigilia de pentecostés PLENITUD DE LA PASCUA

Pentecostés: misa del día LA IGLESIA, SACRAMENTO DE UNIDAD

Fiesta de la Santísima Trinidad EL DIOS DE AMOR

Fiesta del Santísimo Sacramento del cuerpo y sangre del Señor COMUNIÓN CON EL DON DE CRISTO

Fiesta del sagrado Corazón de Jesús EL AMOR DE DIOS EN JESÚS Y NUESTRO AMOR

2-domingo del tiempo ordinario VOCACIÓN DE HIJOS DE DIOS

3er domingo del tiempo ordinario LA LUZ DEL EVANGELIO

49 domingo del tiempo ordinario BIENAVENTURADOS LOS POBRES

5qdomingo del tiempo ordinario SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO

6° domingo del tiempo ordinario LA VERDADERA JUSTICIA

7e domingo del tiempo ordinario SER BUENOS COMO DIOS: AMAR GRATUITAMENTE

89 domingo del tiempo ordinario MIRAD LOS LIRIOS DEL CAMPO

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Page 132: Konings, Johan - Espiritu y Mensaje de La Liturgia Dominical (Ciclo a)

9S domingo del tiempo ordinario LA BASE DE NUESTRA VIDA: ESCUCHAR Y PRACTICAR 182

I Oe domingo del tiempo ordinario JESÚS LLAMA A LOS PECADORES 1 §6

Ils domingo del tiempo ordinario DIOS NECESITA GENTE 1 §8

I2q domingo del tiempo ordinario INTRÉPIDA PROFESIÓN DE FE 19!

13e domingo del tiempo ordinario ACOGER A UN PROFETA 193

I4e domingo del tiempo ordinario EL MESÍAS HUMILDE Y NO VIOLENTO 1 %

15e domingo del tiempo ordinario LA SEMILLA DE LA PALABRA 199

I6e domingo del tiempo ordinario LA PACIENCIA DE DIOS 202

179 domingo del tiempo ordinario INVERTIR EN EL REINO DE DIOS 204

I'8- domingo del tiempo ordinario EL DON DEL PAN 207

19- domingo del tiempo ordinario EL DIOS DE LA SUAVE BRISA 210

20q domingo del tiempo ordinario EL DON DE DIOS TAMBIÉN PARA LOS EXTRANJEROS 213

2ledomingo del tiempo ordinario LA RESPONSABILIDAD DE PEDRO 216

22s domingo del tiempo ordinario EL SEGUIMIENTO DE JESÚS 218

262

23s domingo del tiempo ordinario LA IGLESIA, COMUNIDAD DE SALVACIÓN

24- domingo del tiempo ordinario EL MISTERIO DEL PERDÓN

259 domingo del tiempo ordinario LOS OBREROS DE LA ULTIMA HORA

269 domingo del tiempo ordinario LA VERDADERA OBEDIENCIA

27edomingo del tiempo ordinario LA VIÑA DE DIOS

28q domingo del tiempo ordinario EL BANQUETE Y EL TRAJE

29e domingo del tiempo ordinario DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS

30e domingo del tiempo ordinario EL MAYOR MANDAMIENTO

31" domingo del tiempo ordinario UNO SOLO ES VUESTRO PADRE

32s domingo del tiempo ordinario ¡LLEGA EL NOVIO!

33e domingo del tiempo ordinario DILIGENCIA ESCATOLOGICA

Fiesta de Jesucristo, rey del universo CRISTO REY Y JUEZ

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