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KIAI014 - Barby Ralph - Mercenarios Del Terror

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Novela de misterio

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RALPH BARBY

MERCENARIOS DEL TERROR (M. P. SAVAGE-4)

Coleccin KIAI! n. 14 Publicacin semanal

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.BARCELONA - BOGOT - BUENOS AIRES - CARACAS - MXICO

LTIMAS OBRAS PUBLICADASEN ESTA COLECCIN

9 Tres dragones de oro. Curtis Garland10 Con las manos vacas. Lou Carrigan11 De regalo y de pago. Ralph Barby12 El golpe de los 200 millones. Clark Carrados13 Con los pies por delante Lou Carrigan

ISBN 84-02-04952-4 Depsito legal: B. 222 - 1977

Impreso en Espaa - Prlnted in Spain

1.a edicin: marzo, 1977

Ralph Barby - 1977 Texto

Jorge Sampere - 1977 Cubierta

Documentacin grfica para la cubierta cedida por la SALA DE JUDO SHUDO-KAN

Concedidos derechos exclusivos a favor de EDITORIAL BRUGUERA, S. A. Mora la Nueva, 2. Barcelona (Espaa)

Todos los personajes y entidades privadas que aparecen en esta novela, as como las situaciones de la misma, son fruto exclusivamente de la imaginacin del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes, entidades o hechos pasados o actuales, ser simple coincidencia.

Impreso en los Talleres Grficos de Editorial Bruguera, S. A.Parets del Valls (N-152, Km 21,650) Barcelona - 1977

CAPTULO PRIMERO

El poderoso Daymio, avanzando sobre sus tres ejes y seis ruedas se introdujo en el Chinatown de San Francisco. El singular automvil de siete litros de cubicaje que posea Moses P. Savage siempre llamaba la atencin y los dems automovilistas procuraban no rozarle, como temiendo salir malparados en el encuentro.Algunos se equivocaban al juzgarlo por su volumen y su aspecto, creyendo que no sera muy veloz, pues cuando Savage pisaba a fondo el acelerador, el Daymio aumentaba su velocidad de forma vertiginosa y sola dejar atrs a los que haban tratado de humillarle.Ahora, el automvil no corra, avanzaba entre el abigarrado gento que normalmente deambulaba por el Chinatown ocupando aceras y calzadas con notoria despreocupacin. Un mundo amarillo dentro de un imperio de blancos.Rtulos en caracteres ideogrficos chinos colgaban de comercios y casas pregonando cosas que cualquier norteamericano que no fuera chino, no habra de entender.Moses Pacific Savage conduca con su proverbial habilidad, procurando que nadie quedara bajo las ruedas del Daymio que no era precisamente ligero de peso, ya que tena mucha consistencia de chasis y plancha.Pareca conocer aquel mundo chino de San Francisco como si se tratara de las rayas de la palma de su mano. Su intrincado ddalo de calles no consegua desorientarle.Detuvo el coche en una encrucijada de cinco calles que no tenan una convergencia geomtrica en aquella especie de plazuela. Aparc empujando atrs y adelante a otros coches, para hacerse un poco de sitio.Llevaba un parachoques con topes que evitaban causar dao a cualquier otro vehculo, pero la potencia de su motor, especialmente en la segunda marcha hacia atrs, consegua desplazar sin dificultad al auto situado detrs, pese a estar frenado.Todo listo? pregunt Savage volvindose hacia Juanito Chancleta, que se hallaba a su lado.S respondi el puertorriqueo, pequeo y ligero, de una agilidad asombrosa.Qu tal, Ricky?Si, si no adelantas, yo, yo no salgo advirti el corpulento japons, de dos metros diez de estatura y ciento ochenta kilos de peso, con su habitual tartamudeo.Un momento, ahora te dejo libres las portezuelas.Pis el acelerador tras colocar el reductor de la primera marcha. Su parachoques se acomod al del automvil que tena delante y lo fue desplazando en medio de un gran chirrido, pues los neumticos del otro coche no giraban, sino que frotaban el suelo asfaltado.Eh, qu hacen con mi coche? inquiri malhumorado un hombre caucsico que deba ser vendedor de algn comercio.As est bien acept Ricky, haciendo girar el gran silln en el que viajaba de ordinario, en la parte posterior del gran automvil con formato de ranchera.El hombre que se haba quejado al ver desplazado su automvil, qued perplejo al observar la altura y corpulencia del japons.Creo que no le hemos causado ningn perjuicio observ Savage, saliendo del automvil.No, claro que no, ya veo que el parachoques est bien dijo, retrocediendo.Ricky era algo de aspecto amenazador con lo que no se podan gastar bromas.Juanito Chancleta no perdi tiempo. Sac una especie de estera que extendi sobre el techo del automvil y luego puso encima el trpode y la filmadora que sola llevar consigo.M. P. Savage le encargaba a l de las filmaciones a realizar en los reportajes que llevaban a cabo, siempre en situaciones difciles y peligrosas.El pequeo puertorriqueo, que no pesara ms all de cincuenta kilos, subi al techo del automvil Daymio. Abri el trpode y se dispuso a montar la filmadora.Podis ir haciendo dijo Juanito.Vamos, Ricky.S, s, voy, voy.La corpulencia y estatura de Ricky llamaban la atencin. A su lado, y pese a ser un hombre alto, M. P. Savage se vea casi bajo y como era ms bien delgado, junto a Ricky semejaba flaco en grado sumo, aunque la anchura de sus hombros rompa esa sensacin ptica.Entraron en un pequeo hotel que tena los reclamos escritos en ingls y en caracteres chinos.Hoteles de escasa calidad como aqul abundaban en Chinatown, ya que haba una poblacin flotante bastante importante que no consegua rentar un apartamento que resultaba caro.El vestbulo no tena nada de particular, algunas lmparas propiamente chinas y el resto era el mismo que se poda encontrar en cualquier otro hotel de la ciudad, de un precio similar.Ola a humedad y a sudor.Qu desean? pregunt un oriental que acababa de aparecer por detrs del mostrador.Era un chino puro, sin mistificaciones en su sangre aunque su familia sangunea hubiera llegado a los Estados Unidos desde haca un siglo.Dnde estn los hongkoneses? No s de qu me habla, seor le respondi el chino con su acento cantons, posiblemente heredado de sus ancestros, pues era casi seguro que aquel asitico jams haba estado en la China continental.Tres hongkoneses que han llegado por va area haciendo escala en Taipeh.Lo ignoro, seor, aqu no hacemos demasiadas preguntas.Cinco dlares por dar una ojeadita a la ltima pgina del libro de registro.Lo siento, seor, no puede ser.Ricky!El chino observ con recelo al gigante japons al que M. P. Savage acababa de mirar significativamente.S asinti el campen de Sumo, la lucha nacional japonesa.Ricky sac de su bolsillo el mazo de naipes con el que sola jugar unos solitarios que tenan mucho de ejercicios matemticos, pues exclua los trucos de rapidez con los dedos para dar ms importancia al clculo de probabilidades.Su cerebro era una autntica computadora humana, aunque nadie lo adivinara, al ver su rostro bonachn, siempre sonriente y quiz, en opinin de algunos, hasta un poco cretinizado, pero nada ms lejos de la realidad.Ricky puso el mazo de cartas sobre el mostrador. Lo manej, cortndolo una y otra vez, hasta que lo dej listo delante del desconcertante chino hostelero.Coge, coge le pidi.El chino mir a Savage que inclin la cabeza afirmativamente y encogindose ligeramente de hombros, levant parte de las cartas, mostrando la ltima.Dos de diamantes, seor.Dos? Es bu-bu-buena carta dijo Ricky.Y le solt una bofetada a mano abierta que le cogi toda la mejilla y parte de la oreja.El chino cay de costado, pero antes de caer, se encontr que la otra mano de Ricky volaba hacia l y recibi la segunda bofetada. Y llamar bofetadas a los sopapos que soltaba Ricky era un eufemismo, porque dentro de la cabeza del chino hubo una gran confusin, como si sus sesos se hubieran agitado.Por si fuera poco, sus mejillas comenzaran a hincharse como si de repente se le hubieran podrido todas las encas, salindole voluminosos flemones que habran de llamar forzosamente la atencin.Yo habra aceptado los cinco dlares le observ Savage, aunque podra haber sido peor. Una carta ms alta, siempre es peor cuando se juega con Ricky y como hace buen da, slo ha dado bofetadas, podran haber sido puetazos. Y ahora, el libro de registro, pero educadamente.El chino an vea bailar ante sus ojos los rostros de sus extraos visitantes, la cabeza de aquel gigante japons y el rostro algo cnico y duro, de ojos verdes y abundante cabello negro y lacio, peinado al sistema oriental, de Savage.Era una de las pocas personas que, en un momento dado, podan pasar por oriental o por blanco y tambin, como era lgico, por mestizo. Ni l mismo saba exactamente qu sangre corra por sus venas. El secreto de su nacimiento estaba encerrado dentro de un cerebro enfermo crnico recluido en un hospital psiquitrico al que, peridicamente, Savage llevaba un pensamiento, flor simblica del recuerdo, una flor que Savage haba adoptado como smbolo propio.Esto es un atropello rezong el chino, sin alzar la voz.Busc debajo del mostrador y al poco, puso un libro sobre el tablero.Se abri una puerta disimulada que haba en el lateral del vestbulo y aparecieron dos sujetos armados con cuchillos. Era obvio que, de alguna forma, el recepcionista haba tocado algn sistema de alarma.Aquellos hombres no jugaban, no amenazaban. Fueron directos hacia ellos y por la forma de empuar sus armas de acero, era evidente que saban utilizarlas.Como el espacio para la pelea era corto, como defensa y rplica, Savage opt por emplear la tcnica del karate y sus ates resultaron contundentes en las muecas armadas.Hizo que uno de los cuchillos saltara por el aire, mientras el otro se clavaba en el mostrador.Ricky recibi al segundo individuo propinndole un golpe con el kentsui. El mazazo sobre la bveda craneana fue decisivo. Debido a su altura, Ricky pudo levantar el brazo para asestar el golpe con el puo cerrado sobre la cabeza de su atacante, mucho ms bajo, que qued fuera de combate, tendido en el suelo con los ojos y la boca abiertas, y produciendo un extrao gorgoteo que recordaba a un cangrejo capturado y retenido mucho tiempo fuera del agua.Savage, con tres golpes, uno en la mueca, otro un codazo en el esternn y el tercero un shotei-uchi propinado con el tenar en el entrecejo de su atacante, lo envi contra la pared y all se escurri, quedando sentado en el suelo.El chino recepcionista, que se vea ms gordo de cara, pues la hinchazn empezaba a hacerse visible, sonri y con una cortesa exquisita, les dijo:Pueden ustedes mirar el libro, si es lo que desean, seores.Huele a droga dijo Savage, olfateando el aire. Se acerc a la puerta disimulada por la que salieran los dos atacantes y grit: La polica, la polica, brigada de narcticos!Tras aquel grito, se hizo a un lado.Como si acabara de echar un raticida en una cloaca, brotaron de aquella especie de stano casi dos docenas de orientales, como ratas despavoridas que no buscaban otra cosa que la salida.Desde el techo del automvil, con el trpode y la cmara de filmar montada, Juanito Chancleta capt la desbandada de los drogadictos.Tal como se haba producido, la despavorida huida termin.El chino de recepcin segua sonriendo muy corts y amable. Pareca dispuesto a no Inmutarse por nada, aunque le encendieran cerillas en las plantas de los pies. Haba adoptado una lnea a seguir y no la cambiaba.Savage dio una ojeada al libro de registro. All haba nombres de difcil pronunciacin, nombres orientales. Savage no buscaba ningn nombre especial, buscaba a tres hombres que hubieran llegado aquel mismo da al pequeo hotel.Al fin, su dedo ndice se detuvo y le dijo a Ricky:Ven conmigo. Y t...Seor, estoy para servirles se apresur a decir el hostelero.Mostraba una exquisita amabilidad y eluda mirar a los dos hombres que haban tratado de salir en su defensa.Camina delante. Vamos a la habitacin veinticuatro.SI me hicieran el honor de decirme lo que buscan, mi humilde persona se complacera en servirles.Sube aprisa y sin hacer ruido le orden tajante Moses P. Savage.Tras subir dos pisos, no tardaron en quedar frente a la habitacin veinticuatro.Llama, pero si notan algo raro es lo ltimo que haces en tu vida. Vas a salir volando por aquella ventana del fondo le advirti Savage, sealando una ventana que se vea al final del pasillo, por la que entraba luz.Llam a la puerta y habl en cantons, sin dejar de sonrer.Lo siento, yo tambin s cantons le dijo Savage, tras comprender que lo que haba hecho el hostelero era poner en guardia a los que estaban al otro lado de la hoja de madera, pensando que no Iban a entender su Idioma.M. P. Savage le aplic un shuto-uchi con el canto de la mano. Le golpe la cartida y el chino, dando unos extraos saltitos, se derrumb sobre la alfombra ajada por tantos aos de soportar pisadas.Ricky, abajo la puerta!Ricky actu de inmediato. Abri sus manos y se lanz como un bulldozer sobre la puerta, arrancndola de su marco y llevndose detrs de ella a uno de los huspedes, que se encontr emparedado entre la puerta y la pared.Los otros dos individuos que all estaban Intentaron huir por la puerta, mas se encontraron que M. P. Savage les cerraba la salida con sus manos en actitud de defensa.Los dos chinos estaban desarmados, en el sentido de que no llevaban armas de fuego ni armas blancas, puesto que procedan de un vuelo internacional y tenan que tomar otro avin. Con el celo que ponan las compaas areas para evitar secuestros, no se poda viajar con armas encima, a nesgo de ser descubiertos y aquellos tres chinos, por encima de todo, trataban de pasar Inadvertidos.No obstante, aquellos orientales conocan muy a fondo el Kung Fu y con sus manos limpias y los pies, podan resultar ms peligrosos que un caucsico armado con una metralleta.Los dos al mismo tiempo atacaron a Savage para abrirse paso y escapar a lo que para ellos, era ya una ratonera. Pero Savage, como budoka completo que era, saba moverse con la agilidad necesaria para escapar a los impactos que le lanzaban. Al propio tiempo, replicaba con golpes contundentes que, segn el momento eran de pie, rodilla, codo o manos en sus ms diversas posturas.Ricky atrap a uno de ellos por debajo del maxilar inferior. El chino trat de zafarse, pero fue intil, porque Ricky, como si estuviera dentro del Dohyo, el ring circular del Sumo, gir sobre s mismo y alz en el aire a su adversario, soltndolo al final, de tal forma que fue a estrellarse de cabeza contra una pintura china que no detuvo el golpe ni amortigu sus efectos, ya que estaba pintada sobre papel de arroz prensado.Savage lanz su kiai silencioso viendo las intenciones asesinas de aquel sujeto y le aplic tres golpes contundentes con la misma mao.Los ates surtieron su efecto al alcanzar las sienes y la base de la nariz. El chino cay al suelo boca arriba y torciendo la cabeza bruscamente, qued quieto. Mala suerte, yo quera interrogarlos.Que-queda uno dijo Ricky, sealando la puerta arrancada de cuajo por su fuerza excepcional, respaldada por su peso de ciento ochenta kilos y su elevada estatura.Moses Pacific Savage levant la puerta y comprob que aquel chino estaba todava en bastante buen estado.Tras registrarle para no dejarle encima nada que pudiera emplearse como arma, dijo a Ricky:Nos lo llevamos.De, de acuerdo replic con su habitual tartamudeo.El japons tom una manta de una de las camas; la dej bien extendida y meti al chino dentro. Junt las puntas, jal del paquete y se lo carg a la espalda sin importarle que salieran los pies calzados por uno de los huecos de la manta.Bajaron las escaleras y salieron a la calle, saltando entre los cados.Tras la salida en tromba de los drogadictos, haba algunos curiosos que les miraban con mucha atencin, mientras Juanito Chancleta filmaba la escena. La gente aplaudi incluso, pensando que eran cineastas amateurs de tendencia underground, ya que filmaban sobre la marcha, utilizando decorados naturales.Ricky carg al chino dentro del coche.En tres saltos, Juanito Chancleta limpi el techo del auto desmontando la filmadora del trpode, mientras Savage sacaba del aparcamiento al poderoso Daymio.Alguien deba haber telefoneado a la polica, porque se oa el ulular de los patrulleros que se dirigan hacia all.Savage estaba seguro de que el muro de silencio habitual en Chinatown les protegera. La polica, nada ms llegar, preguntara qu haba ocurrido y se encontrara con rostros impenetrables que nada responderan.Por eso, el Daymio pudo alejarse por una de las cinco calles, pasando cerca de un patrullero. Sali del Chinatown con el oriental secuestrado a bordo y rod rpido por la autopista 101.Salieron de la autopista y rodaron unas millas por una carretera de escaso trfico. Despus, se metieron por una pista forestal. All, el terreno era rido, escaseaban los rboles y abundaban los matorrales espinosos.El Daymio se detuvo en un lugar solitario y seco. No se vea a nadie; ni siquiera smbolos o exponentes de la avanzada civilizacin en que vivan, tendidos elctricos m telefnicos, oleoductos ni acueductos metlicos o de concreto.Ricky sac el paquete envuelto en la manta y lo dej en el suelo.Juanito Chancleta lo enfoc con su filmadora y M. P. Savage le quit la chaqueta y le sac toda la documentacin. Tena pasaporte de Taiwn, aunque Savage estaba seguro de que el pasaporte estaba falsificadorJuanito, puedes darle un poco de agua?En seguida.El puertorriqueo sac una cantimplora del interior del coche y verti agua en los labios del chino, que acab tosiendo y se incorpor como si temiera ahogarse.Tena varias contusiones, consecuencia del violento emparedamiento con que se viera sorprendido al hallarse tras la puerta que haba sido desencajada y lanzada contra la pared, pillndole en medio.Mir a los tres hombres y al inhspito paisaje.No comprenda nada. El recordaba hallarse en un hotel de Chinatown con otros dos compaeros.Trat de ponerse en pie, pero un nakato-geri fue suficiente para hacerle entender que era preferible quedarse donde estaba. El taln de Savage haba golpeado de una forma seca y contundente el hombro del chino, que se doli del golpe, pero supo permanecer quieto donde estaba.Entiendes ingls?El chino se lo qued mirando con fijeza, como si no comprendiera nada. M. P. Savage le habl en cantons y el chino continu sin responder.S que ahora me entiendes le advirti Savage. S que los tres habis llegado hoy y que al amanecer debais tomar otro reactor para dirigiros a vuestro destino, un pas centroamericano. Qu ms da cual sea? No estoy investigando al que ha contratado vuestros servicios, lo que quiero es averiguar de qu colector sals. Dnde est vuestra escuela de asesinos? Una escuela de asesinos refinados, sdicos y repugnantes... Me he empeado en haceros un reportaje que os va a dejar al descubierto ante todo el mundo. Ser un reportaje que se vender muy bien, un reportaje que se disputarn todas las agencias internacionales de informacin. Vosotros no tenis ideologa poltica ni afiliacin alguna, slo sois asesinos torturadores, profesionales a sueldo. Al mundo entero le gustar saber de qu sois capaces, aunque algunos polticos dspotas y otros mafiosos ya han utilizado vuestros servicios, y al parecer, con buenos rendimientos de terror.El chino quiso revolverse para escarpar, mas no lo consigui.Savage le castig con un segundo nakato-geri que le lux el otro hombro debido al golpe seco propinado con el taln.Has sido preparado sibarticamente sdico para que seas t el que torture y tus vctimas las que hablen, pero no te han ido bien las cosas; claro que pueden irte mejor si nos dices en qu lugar est ubicada la escuela de asesinos y quin es su cerebro organizador.El chino comprendi que no se hallaba frente a tres sujetos vulgares. Ni Chancleta, Ricky o el propio Savage eran personajes anodinos contra los que l pudiera defenderse empleando las artes marciales chinas con las que haba sido convenientemente adiestrado. Como no defenda ms ideologa que la de su propia profesin de sicario, pregunt:Qu me pasar a m?Si hablas, nada.Y si no hablo? sigui preguntando, en cantons.Aqu nadie va a venir a buscar un cadver; es un lugar muy solitario y no te van a poder ni identificar. S que te comern las hormigas o cualquier otra alimaa. Con tus compaeros ya no cuentes, la polica habr recogido sus cuerpos y en el Chinatown no es fcil que nadie delate a nadie porque sera mucho peor.No conseguiris nada.T deja eso para nosotros, yo tengo que hacer un reportaje de la escuela de asesinos, china.No podris probar nada!Repito que eso corre de nuestra cuenta.Est en Hong-Kong.De eso ya tena alguna idea, pero en Hong-Kong hay muchas madrigueras y de muy diversas clases. Cualquier manta que se levante all despide un tufo insoportable.Savage comprendi que el chino estaba dispuesto a decir todo lo que saba. Se haba dado cuenta de que muerto no servira de nada, y vivo, por lo menos le servira a l mismo seguir viviendo. Ante la disyuntiva que se le haba planteado, prefera ignorar lo que pudiera ocurrirle en el futuro.No lo s, ninguno lo sabe. Puedes matarme, pero yo no puedo decrtelo. Tenemos maestros, pero ignoramos quin es el Mandarn.Pero s sabrs dnde se ubica la escuela.Cuando fui reclutado, yo acababa de cruzar el teln .de bamb y no s adnde me llevaron.Escapaste de la China continental?S.Y te reclutaron para esta repulsiva profesin para la que has sido metdicamente preparado?S.Pero al salir habrs visto de donde salas, no?Nos vendaron los ojos, subimos a un coche y nos quitaron la venda cuando nos dirigamos al aeropuerto de Hong-Kong. No s ms.S sabes. Qu te encomendaron?Que trabajara a las rdenes de quien me mandara al llegar a nuestro destino.Supongo que a las rdenes de un jefe de polica poltica. En fin, dejemos eso de lado.Savage comenz a temer que aquel chino no le pudiera revelar nada importante. Sera tan astuto el personaje al que haba llamado Mandarn como para que ni los propios profesionales del terror que vomitaba al mundo su escuela de asesinos supieran quin era ni en qu lugar haban sido entrenados?Si no me dices nada, te quedas aqu para festn de alimaas insisti, amenazador.El chino, que pareca tenerle apego a la vida y que si de algo era fantico deba ser de conservar su propio pellejo, busc en su cabeza algo que complaciera a Savage para que le dejara con vida, por ello dijo:Slo s que o comentar a alguien en voz baja que estbamos en Shaolin.Shaolin? Eso es un templo chino, la cuna del Kung-Fu y est al otro lado del Teln de Bamb, perfectamente protegido.Ya lo s, pero es lo nico que puedo decir, no s ms.Es muy poco, y no me creo que despus de atravesar como fugitivo el Teln de Bamb volvieran a llevarte a China.No s nada, no s nada, aunque me mates.Est bien, intentar creerte. Desndate.Cmo?Desndate, a pelo. Comprendido? A pelo.Por qu?Si haces otra pregunta te quedas sin dientes amenaz para amedrentarle.El chino, que ya estaba mal de los hombros y tena magulladuras en todo el cuerpo, decidi obedecer, aunque Ricky tuvo que ayudarle un poco.Cuando estuvo desnudo, Ricky meti toda su ropa dentro de la manta.El chino les vio partir quedando abandonado en un lugar desolado de un pas del que no conoca ni su idioma.

CAPTULO II

Atencin, atencin, Spirit of Samurai, atencin, Spirit of Samurai procedente de San Francisco, cambio.La voz anglosajona que brotaba de la torre de control del aeropuerto de Kaitak en Kow-Loon, colonia de Hong-Kong, lleg con perfecta claridad a la cabina de la Piper-Jet que pilotaba Moses Pacific Savage.Los viajes areos prefera hacerlos en su propio avin particular de ocho plazas, con despacho transformable en saloncito y cuatro literas. Era un birreactor veloz y de fcil maniobra que a Savage le permita trasladarse a cualquier punto de la Tierra en poco tiempo, siempre que el lugar tuviera un aeropuerto para aterrizar y por poco apto que ste fuera, ya que tena adaptados dos retropropulsores de gas comprimido para pistas ultracortas y que le permitan un extrafrenado.Los aerofrenos convencionales no eran suficientes para situaciones de emergencia y en los sitios difciles no dispona de los cables de frenado para reactores que poda llevar consigo cualquier gran portaaviones de la OTAN o del Pacto de Varsovia.Aqu Spirit of Samurai procedente de San Francisco... Aqu Spirit of Samurai procedente de San Francisco, estoy a la escucha, cambio.Aqu torre de control del aeropuerto de Kaitak. Conoce usted este aeropuerto? Cambio.S, no tengan cuidado, cambio.Este es uno de los aeropuertos ms peligrosos del mundo si no se conoce bien, cambio.No tengan miedo,, no les voy a estropear el aeropuerto y no me pongan espuma en la pista, no soy ningn novato. Pilota M. P. Savage, cambio.Ah, Savage! Eres t? No te haba reconocido, cambio.Pues no ser porque haya tormenta a la vista. Disfruto de un tiempo esplndido, diviso la isla Victoria y el puerto. Veo tres aviones ms volando en crculo, cambio.Tienen preferencia ellos, pero si eres capaz de tomar tierra en tres minutos y salir de la pista, te haramos un hueco. Cambio.Adelante, con tres minutos me sobra, cambio.Pues enfila al aeropuerto, pista dos. Llega hasta el final, tras de ti descender un Boeing de turistas. No te pases, porque no le dejaras tiempo al Boeing para hacer una maniobra de salvacin; puedes poner en peligro la vida de ms de cien turistas.Comprendido, pista dos. Cambio y corto, hasta ahora.Moses Pacific Savage perdi altura y se meti entre las oscuras montaas de la pennsula de Kow-Loon. Enfil hacia el aeropuerto ms peligroso del mundo, especial para turistas ansiosos de pasar experiencias.Su radar de a bordo le adverta de la cercana presencia a popa del pesado Boeing repleto de turistas y con la panza llena de equipaje. Ya le haban hecho un hueco en el aeropuerto, por aquellas fechas sobrecargado de trfico y no era fcil ampliar el aeropuerto de la colonia de Hong-Kong, pues si algo faltaba all era terreno y no precisamente ms gente.Not las sacudidas de los aerofrenos, pues efectu un descenso ms vertical de loacostumbrado. A ms de un veterano comandante de aviacin le dio un vuelco el corazn; pero M. P. Savage conoca muy bien las posibilidades de su aparato particular y maniobr con seguridad, sin arriesgar la vida de nadie y as se not el contacto de los neumticos contra la pista.El Spirit of Samurai qued colocado en perfecta posicin y rod sobre el cemento, alejndose para dejar sitio al Boeing de turistas que se le vena encima.Un tractor del aeropuerto enganch el morro del Spirit of Samurai y lo llev al hangar de aviones particulares.Savage pas el registro de polica y antes de abandonar el aeropuerto dio las gracias a su amigo de la torre de control, que le propuso verse en otro momento para beber unas copas juntos.Savage, con una maleta de mano de tamao mediano, sali en busca de un taxi que sin abandonar la pennsula de Kow-Loon le llev al Black Building.Se ape del taxi y con su maleta, que no pareca pesar mucho, se introdujo en uno de los ascensores de aquel edificio dedicado a oficinas. Descendi en el piso catorce y camin por un pasillo sin vacilaciones hasta detenerse ante una puerta en la que un rtulo adverta:

BILLY FLETCHERInvestigador privado

Tom el pomo de la puerta y sta cedi. Pas a una salita muy pequea, pero confortable. De inmediato, una voz le salud en perfecto ingls:Gracias por su visita. Billy Fletcher, investigador privado, est a su disposicin. Tome asiento y aguarde un instante, por favor, ser atendido de inmediato.M. P. mir hacia las paredes y el techo. Junto a la lmpara, disimulado, descubri el pequeo altavoz. Seguramente se trataba de una cinta de grabacin automtica que se pona en funcionamiento cuando la puerta se abra y entraba alguien en la oficina, alguien que era controlado por una clula fotoelctrica.No haba que olvidar que Hong-Kong era el paraso de los pequeos ingenios electrnicos que podan ser utilizados para el espionaje industrial, poltico y militar.Dej descansar la maleta de piel beige sobre el suelo enmoquetado en verde.Se abri una puerta y apareci una mujer capaz de bloquear la nuez en cualquier garganta masculina. Era alta y saltaba a la vista que muy joven, de largusimos cabellos negros azabache que llevaba sueltos, cayndole en parte sobre el pecho y la espalda.Posea unos grandes ojos color azul-violeta, impropios en una oriental. Su boca era ms bien tailandesa. Posea una piel clara, ligeramente dorada por el sol. Llevaba los brazos desnudos, con el vestido cerrado al cuello, segn la norma habitual en Hong-Kong. Sus pechos quedaban bien marcados por la tela roja de autntica seda que los cea. Sus caderas no eran anchas, sino bien proporcionadas, y sus piernas muy largas.Ya ha calculado mis medidas, seor? pregunt ella, con una sonrisa, sin turbarse ni mostrarse molesta; pareca una mujer extraordinariamente segura de s misma.La verdad, esperaba encontrarme con Billy Fletcher y me encuentro con un ngel.Gracias, pero en cuanto a lo que se refiere a Billy Fletcher, est ausente en estos momentos. Yo le atender, soy su secretaria particular. Puede pasar al despacho, si no le importa.No, no me importa.Tom la maleta y pas al despacho. Haba una buena coleccin de archivos metlicos contra incendios y tres telfonos sobre una mesa, cada uno de distinto color y con seales acsticas diferenciadas para que uno no se quedara perplejo tratando de averiguar cul era el telfono que estaba sonando en un momento dado.Haba otra mesa ms pequea, pero la joven se situ tras la gran mesa escritorio. A su derecha quedaba el gran ventanal desde el que se divisaba el puerto y los ferrys que cruzaban las aguas en algo ms de diez minutos para trasladar la gente a la isla Victoria, autntico meollo de la colonia de Hong-Kong.Acaba de llegar de viaje, seor?Por favor, basta de seor; me llamo Moses Pacific Savage, y Billy Fletcher me conoce por Savage, somos amigos.Savage? Claro, claro, algunas veces me ha hablado de usted y he ledo reportajes suyos, pero nunca sale usted filmado o fotografiado en sus reportajes.Es que soy tan vanidoso que no me gusta que puedan criticarme los lectores o televidentes; le hacen a uno pedazos en cuanto le han visto ms de tres veces.La verdad es que escribe y filma cosas espeluznantes; sus reportajes ponen la carne de gallina.Lo que pone la carne de gallina no es el reportaje sino los hechos que provocan la denuncia. Por cierto, cmo te llamas?Kiss Oglaya Fletcher.La hija de Billy Fletcher?S.Vaya, se lo tena muy callado, la verdad es que le crea soltero.Mantuvo oculto durante largo tiempo su matrimonio con mi madre, una oriental, pero las normas sociales poco a poco se han vuelto ms flexibles y al final se convenci de que no era tan malo estar casado con una oriental y la mostr a sus estirados compatriotas los britnicos.Sin duda alguna has sacado lo mejor en la fusin de las razas europea y asitica. Habr que pedirle a tu padre la frmula, Kiss.T tambin tienes algo de oriental, verdad?Pues a ciencia cierta no lo s.Algo me cont mi padre acerca de tu nacimiento. Fue en un lanchn en el Pacfico despus de que un avin militar americano cayera al agua cargado de mujeres embarazadas, verdad?S, esposas de militares, mujeres blancas y mujeres japonesas, nunca he sabido de qu vientre sal. A m me da lo mismo respecto a la raza, soy ciudadano del mundo.Yo tambin admiti la euroasitica Kiss.Pues ya que nos entendemos bien, de principio, preguntar: dnde est tu padre?En Macao; ha ido a hacer unas gestiones all.Cundo volver?No lo s; maana, posiblemente. Est con un trabajo rutinario que no es demasiado urgente. Queras verle por algo en especial?Ante todo quera saludarle y luego pedirle un poco de informacin.Informacin? Segn de qu tipo sea, puedo drtela yo misma.Pues s, claro que s, Kiss le dijo, sonrindole suave y amablemente.Ambos posean el misterio de la sonrisa oriental y se comprendieron al momento.Qu deseas saber, Savage?Tengo una palabra y quiero conocer los posibles significados que tenga en Hong-Kong, pero sin que trascienda, por supuesto.Preparando un reportaje?S.Puedo saber sobre qu?Pienso que has de ser una mujer muy flemtica en situaciones difciles. La unin de la sangre de un ingls y de una oriental ha de dar como resultado una imperturbabilidad nada comn. Si sabes esperar y todo sale bien, seguro que te enteras de lo que ando buscando. Ahora, si puedes ayudarme...Comprendo; t preguntas y yo respondo.Eso es. La verdad es que acabo de llegar y tengo algo de prisa, ni siquiera he buscado hotel y en el aeropuerto ya me han advertido que es temporada de turistas. Miles de turistas de todo el mundo vienen aqu a comprar seda o cualquier chisme electrnico a precio bajo.Es cierto, los almacenes de Hong-Kong son el paraso de los que quieren comprar los ms variados artilugios de la electrnica y la fotografa procedentes de la industria japonesa, china o ve a saber de dnde. Hay industrias en muchos pases del mundo que falsifican el Made in... y luego traen aqu el material y lo venden como pueden de exportacin e importacin, pero a los turistas de Europa y Amrica les gusta venir aqu, comprar ellos mismos su aparatito y creer que hacen el gran negocio.Algunas veces lo hacen.Y muchas veces son timados ingenuamente.S, eso tambin es cierto. Cuando llegan a su pas de origen y descubren que no se han llevado de aqu exactamente lo que haban comprado o que el material est algo averiado, no hay forma de cambiarlo; todo est previsto. Cul es la palabra que te preocupa, Savage?Shaolin.Shaolin? Eso es un templo chino de monjes, los creadores del Kung-Fu.Ya lo s, pero yo no busco el templo chino que est al otro lado del Teln de Bamb.Comprendo, t quieres saber lo que puede significar Shaolin en Hong-Kong.Exacto.Kiss O. Fletcher se levant y puso sobre la mesa las guas comerciales y telefnicas.Ve buscando, mientras yo mirar mis archivos dijo.Estuvieron buscando durante algo ms de dos horas. Al final haban encontrado a diez sujetos que se llamaban Shaolin y que vivan en la colonia, un restaurante chino con espectculos para turistas, un gimnasio que ofreca enseanza de Kung-Fu y la Shaolin Office Center.No est mal, no est mal. Si tu padre estuviera aqu podra ayudarme un poco.Yo ocupo su lugar cuando se trata de buscar informacin.Es que busco un Shaolin determinado y no s cul de stos puede ser.Puedo ayudarte y te costar ms barato que si andas cogiendo taxis o alquilas un rickshaws para que te lleve arriba y abajo.Es que cuando d con el Shaolin que busco, puede resultar algo peligroso. No se trata de un juego; t eres porcelana fina y si te rompes no habr cola con que unir tus pedacitos.Ella le ofreci una amplia sonrisa.Vivo en Hong-Kong desde que nac, no es fcil que me asusten. Pap me ha enseado muchas cosas.Est bien, acepto tu ayuda, pero no hars preguntas indiscretas. De acuerdo?Palabra.Se trata de investigar a cada Shaolin que hemos encontrado y ver lo que hay, si puede ser haciendo fotografas. Despus ya decidir dnde puede haber algo de lo que ando buscando.En ese caso, tomar la cmara fotogrfica y pasaremos por un par de turistas ms ; har fotografas donde t digas.Bien, luego lo pones todo en la minuta.Naturalmente, es un trabajo profesional, aunque no estemos acostumbrados a ceder tanto ante las exigencias del cliente; claro que siendo el cliente Moses Pacific Savage, el gran reportero free-lance, las cosas cambian un poco.Gracias por no ponerme dificultades, Kiss.Ninguna, y es ms, si no quieres buscar un hotel, te llevo a mi apartamento.Y cuando llegue tu pap?Oh, no importa! El vive en la British Residence. Se ofreci para que viviramos juntos, pero fui yo la que no acept. Le dije que si se haba pasado casi toda la vida en esa residencia para britnicos con sus costumbres, sus formas habituales de vivir y su club, no vea por qu haba de cambiar. De modo que yo me compr mi apartamento ayudada por los dlares de pap y no hay problemas entre los dos. Palabra que no me hace vivir aparte porque yo lleve sangre oriental.No hubiera credo jams una cosa as de Billy Fletcher.Tienes razn, Savage, no haca falta puntualizar tanto, pero como siempre hay personas muy recelosas y la segregacin entre razas, pese a lo que se diga, no ha terminado en el mundo.Acepto tu oferta, Kiss.No vayas a creer que ofrezco mi apartamento a todos los que llegan al despacho, eh? Tienes cama con derecho a bao, nada ms.Aceptada la puntualizacin, Kiss.Tras tomar detallada nota de los datos que haban obtenido, M. P. Savage se puso en pie. Kiss comenz a cerrar la oficina.Hoy no creo que venga ningn cliente ms.Llevando Savage su maleta en la mano, descendieron por el ascensor hasta el parking subterrneo. All, Kiss Fletcher seal un Datsun 120-coup, de dos puertas.Aqul es mi coche.Un Datsun. Buen coche.S, pero no es demasiado til un automvil en Hong-Kong. Hay pocos aparcamientos y pocas millas por donde circular. Sin embargo, es imprescindible si se tienen que hacer varias gestiones en un mismo da.Savage introdujo la maleta en el coche de fabricacin japonesa y se sent junto a Kiss, que haba quedado frente al volante. Estir sus largas piernas sin importarle mostrarlas desnudas en su mayor parte, pues as resultaba ms cmodo para conducir.Abandonaron el parking saliendo a la calle. Era an de da, aunque la tarde estaba muriendo.Conoces muy a fondo Hong-Kong? pregunt Kiss, mientras conduca su Datsun en direccin a los muelles de ferrys.Algo, la verdad es que cuando se han pisado tantas ciudades del mundo corre uno el riesgo de hacerse un pequeo lo con las direcciones y contradirecciones de ordenacin de trfico rodado.Kiss Fletcher situ con normalidad su coche en la cola, detrs de otros vehculos que montaban en uno de los ferrys para automviles. Cuando lleg su turno, el Datsun japons rod por la rampa subiendo a bordo. Unos mozos calzaron las ruedas del vehculo para que no se desplazara durante la navegacin, operacin en la que no tardaron ni cinco segundos.Al poco, el ferry soltaba amarras y pona proa a la isla Victoria, la verdadera metrpoli de Hong-Kong, dejando a un lado uno de los puertos ms hermosos del mundo.El sol se pona, como devorado por la China continental, y todo el paisaje adquira una coloracin especial, entre roja, rosada, gris, azulada, verdosa y negra.Es bonito, verdad? coment Kiss.S, muy bonito.No obstante, es ms bonito al amanecer, porque el sol parece salir del ocano, como desperezndose entre las aguas.S, ahora tenemos el sol a la espalda.T, en tus andanzas por todo el mundo, habrs visto infinidad de paisajes bellos. No es cierto?Es verdad, los he visto muy hermosos y tambin muy desagradables. No hay lugar deprimente que no tenga su algo hermoso y viceversa.Yo no he salido nunca de Hong-Kong, soy como una prisionera vitalicia de este lugar.Eres muy joven para hablar de esa forma, Kiss. Por otra parte, es difcil que en Hong-Kong no encuentres lo que puedas hallar en otro lugar del mundo.Si te refieres a algo material, algo que se pueda comprar, es cierto, pero qu me dices de montaas tapizadas de verde y con las cumbres nevadas como en Suiza, las cataratas del ngel, en Sudamrica, o el Gran Can del Colorado?S, el mundo tiene muchas cosas bonitas que los libros y el cine muestran a los que por una causa u otra no pueden ir personalmente a visitarlas; pero he de admitir que uno no puede llegar a comprender la grandeza de alguna de las cosas que has citado hasta que se halla en el lugar, viviendo su propia insignificancia frente a la grandiosidad de la Naturaleza.Qu es lo que ms te gusta del mundo?M. P. Savage achic sus ojos de pupilas verdes y no lleg a responder porque en aquellos momentos el ferry haba atracado en los muelles de la capital Victoria y los automviles, acostumbrados a aquel ir y venir en el ferry sobre las aguas, se apresuraban a abandonar la embarcacin para enfilar las grandes avenidas del centro metropolitano de Hong-Kong, plagado de luces y reclamos publicitarios, la mayor parte de ellos escritos en ideogramas chino-cantoneses.Moses P. Savage se haba quedado pensando en su Liberty Garden, aquel rea excepcional creada y costeada ntegramente por l con el dinero que obtena por sus reportajes.Liberty Garden, ubicado en un punto de la Tierra secreto para que nadie pudiera dar con l y destruir su obra, formaba jvenes de distintos sexos, razas e ideologas que se hermanaban, comprendan y respetaban mientras se convertan en budokas de las ms variadas disciplinas de las artes marciales, enseados por senseis escogidos, chicos y chicas que saldran como budokas defensores de la justicia en un mundo de injusticia.Kiss respet el silencio de M. P. Savage; dej que l pensara en su Liberty Garden, aunque ella supuso que l pensaba en otra mujer. Kiss desconoca la existencia de Liberty Garden y lo que significaba para Savage, su creador.Los muchachos que l haba escogido en los pases ms distintos de la Tierra, haban sido marginados en sus respectivas sociedades, unas veces por segregacin de raza u otras simplemente por segregacin social.M. P. Savage haba evitado que aquellos muchachos se convirtieran en delincuentes. En Liberty Garden aprendan a ser hombres y mujeres en el ms completo sentido de la palabra. Cada uno de ellos ira saliendo en su da cuando su formacin fuera slida y completa para reintegrarse al mundo del que proceda y convertirse en un obstculo invencible ante los dspotas, dictadores y maosos. Una tarea nada fcil, pero tampoco era fcil la preparacin que reciban.Era bonita?Quin? pregunt cuando Kiss ya haba detenido el Datsun en el estacionamiento.La chica en la que pensabas.No pensaba en ninguna otra chica; jams cometera una estupidez semejante estando t a mi lado, Kiss.Subieron al apartamento. Era ms bien pequeo saloncito, un dormitorio y el cuarto de bao.Pap ha dormido algunas veces en el sof y dice que es muy cmodo.Descuida, que si ha sido cmodo para Billy Fletcher tambin lo ser para Moses P. Savage. Dej la maleta y pregunt: Te parece bien que salgamos a cenar luego?Si insistes... Tienes algn lugar elegido?Qu te parece el Shaolin Restaurant?Ah, muy bien! As aprovecharemos el tiempo. Yo pondr un carrete de pelcula ultrarrpida en la cmara por si quieres hacer fotografas con luz artificial sin flash.De acuerdo. Ahora, si me dejas, me dar un duchazo.Claro que s, pero antes quitar las medias de la ducha.Entr la primera en el cuarto de aseo, dejando a Savage en el saloncito.Este se acerc a la ventana y observ la ciudad que haba encendido sus luces, pues la noche la haba envuelto como una bveda de terciopelo negro que la separaba del sol.

CAPTULO III

El Shaolin Restaurant era un local muy concurrido en la temporada alta de turismo que sola coincidir ms que con el buen tiempo de Hong-Kong, con la poca vacacional del pas del que provenan los turistas.El Shaolin Restaurant era un gran junco, demasiado grande para ser autntico. En realidad, era una imitacin de junco que por s solo no podra navegar, pero haba sido ideado y construido para dejarlo anclado en los muelles de Hong-Kong con la nica y exclusiva finalidad de convertirlo en restaurante y atraccin turstica o, por lo menos, eso era lo que se deca.Resultaba espacioso en su cubierta y en la planta noble, es decir, bajo la cubierta; all se ubicaba el gran saln con el escenario donde se presentaban las atracciones que podan disfrutar los comensales.Ms al fondo, es decir, ya bajo el nivel del agua, se supona que estaban camerinos, almacn, bodega y cocina. Un falso junco chino que no podra navegar, pero que resultaba muy interesante como atraccin turstica.En aquellos momentos, unas danzarinas chinas evolucionaban en el escenario que ocupaba el saln de parte a parte, lo que constitua la manga hacia la proa, un escenario que tendra como unos veinte pasos de amplitud, quiz ms.Las bailarinas, muy ligeras de ropa, danzaban algo que no era ni folklore chino mixtificado; era una mezcla de bailes orientales en un show a la americana para hacerlo ms digestible a los turistas.Slo un ingenuo, al entrar en el Shaolin Restaurant, poda pensar que iba a ver y degustar algo autnticamente chino, pese a que se le acercara muy ceremonioso un matre chino vestido ricamente a la usanza de los antiguos mandarines.Lo siento, seorita, seor, es mucho mi pesar al decirles que todo est ocupado. Mi humilde persona se siente avergonzada por no haber previsto su presencia esta noche entre nosotros.Era obvio que el matre chin hablaba de aquella forma por la cortesa intrnseca en l; un matre europeo habra sido ms seco y cortante dentro de su lgica amabilidad.Disculpen mi intromisin pidi otro chino ms alto, de escaso y lacio cabello.Era difcil calcularle edad, pero pareca muy seguro de s mismo. Vesta con elegancia un traje cortado posiblemente en el mismsimo Londres y camisa y corbata impecables.El matre le mir y sonri rpidamente.Seor Choo Lan Kuang, hay algo en esta humilde casa que le preocupa o desagrada?No, slo quera rogarle que tratara de encontrar una mesa libre para el seor Savage y la bella seorita que le acompaa.Partiendo de usted la peticin, seor Choo Lan Kuang, es una orden para m y mis humildes servidores. Se har lo imposible para que todos ustedes sean complacidos y mi humilde persona se sienta feliz por haberles complacido...Savage pens que si no abreviaba, el chino no acabara nunca de expresarse con aquella excesiva cortesa.Cmo sabe que soy Savage? le pregunt cuando el matre se haba alejado para preparar una mesa.El interpelado agrand un poco ms la sonrisa en su rostro oriental. Era un hombre que poda competir entre los elegantes de Piccadilly Circus de Londres o los Campos Elseos de Pars.Disculpen mi pequea intromisin.Llev su mano al interior de la chaqueta y sac una especie de carnet que mostr abierto a Savage.Choo Lan Kuang, comisionado policial del Comit Chino del Gobierno de la colonia ley Savage. Pues celebro conocerle, seor Kuang, pero eso no explica el que usted me conozca.Hoy estaba en el aeropuerto cuando ha llegado usted con su birreactor particular. A Hong-Kong llegan algunas avionetas particulares, pero pocas a reaccin y siempre es interesante saber quin es su propietario. Tom unos prismticos y le vi salir del hangar cargado con su maleta de cuero beige.Perfecto, no me cabe ninguna duda de que me ha visto usted antes, comisionado Kuang.Oh, por favor! No me llamen comisionado, les he mostrado mi identidad para que no tuvieran ningn recelo hacia mi humilde persona, nada ms.Usted conocer a mucha gente importante de Hong-Kong, verdad, seor Kuang?S, y al seor padre de usted tambin le conozco, seorita Fletcher.Vaya con el seor Kuang, tambin me conoce a m dijo Kiss, sorprendida.La identidad y personalidad de los investigadores privados debe ser conocida por la polica oficial; eso no quiere decir que trate de inmiscuirme en la vida privada ajena, simple deber de un funcionario pblico de la colonia.Por favor, les suplico que sigan a mi humilde persona hasta la mesa que se les ha habilitado ex profeso y les ruego que slo y nicamente culpen a mi insignificante persona por no haber encontrado algo mejor que ustedes, obviamente, merecen.Savage carraspe. Choo Lan Kuang les dedic una inclinacin de cabeza para retirarse, mas Savage le pidi:Por favor, acompenos, aunque slo sea para tomar un sherry.Acepto su invitacin con mucho gusto, seor Savage.La mesa result ms grande que las otras que ya estaban fijas y llenas de" comensales. Tena unos farolillos rojos prendidos de un centro de mesa que era como unas ramas secas.Ustedes dirn lo que desean tomar, seores dijo el matre, tras el cual haba dos camareros vestidos en seda azul y que observaban a los comensales sin mirarlos, pues sus rostros resultaban totalmente enigmticos.A m, en honor del seor Savage, un sake pidi el comisionado Kuang.Es japons el seor?Tengo nacionalidad norteamericana, aunque sea ciudadano del mundo, y es cierto que tengo mucho de japons o quiz dira mejor de oriental. Fui criado en Okinawa y ustedes saben que Okinawa perteneci durante algn tiempo al imperio chino, aunque posteriormente fuera invadida por los japoneses.Los okinawenses y disculpe si usted no se siente de Okinawa, son muy suyos; son japoneses, pero por encima de todo son okinawenses, hasta fsicamente son ms fornidos y altos que los otros japoneses. All, los chinos llevamos nuestro Kempo, el boxeo chino, y ustedes terminaron por convertirlo en Karate. Los okinawenses son una raza muy belicosa. No es cierto, seor Savage?Yo ms bien dira que una raza obligada a aprender muchas tcnicas de defensa porque siempre se ha visto acosada e invadida. Le parece mejor mi opinin?Su opinin, para m siempre ser muy respetable.Kiss Fletcher rompi aquella especie de lucha verbal que mantenan los dos hombres, aun dentro de las normas de la ms cautelosa cortesa oriental.Nunca he comido aqu antes. Es buena la cocina del Shaolin?Para usted, seorita Fletcher, no creo que sea ningn misterio la cocina china que se sirve en los restaurantes de esta categora de Hong-Kong. Platillos chinos? S, pero el matre, que es un hombre muy agudo y observador, divide a los comensales en dos grupos fundamentales: el chino autntico y el turista que desea comer bien. Al primero le ofrece la comida china ms exquisita sin adulteraciones; al segundo le sirve la comida china mixtificada, digamos que un poco a la europea, nada en los platillos que pueda producir nuseas o repugnancia. Sabores algo exticos, pero que han sido probados antes por paladares europeos y americanos y que no son rechazados, de modo que se ofrece una cocina china que gusta al turista. As, cuando se marcha, lo hace elogiando la cocina china que ha tomado en el Shaolin. Como carece de elementos comparativos, le ha gustado y habla bien, y eso siempre es bueno para un restaurante.Es magnfico, toda la vida viviendo aqu y no haba reparado en ello observ Kiss.Las danzarinas haban terminado su nmero y entonces se escucharon como unos truenos. La decoracin del fondo del escenario cambi de Inmediato; se hizo oscuro y apareci el templo de Shaolin. Estaba tan bien pintado que semejaba una gran ventana abierta al espacio.Varios flash de luz simularon una tormenta de relmpagos mientras el escenario se Iluminaba con oscuras tonalidades rojas, azules y verdes, como colores arrancados por los relmpagos de la tormenta ficticia.Tienen suerte de no hallarse comiendo; ste es el nmero fuerte del espectculo opin el comisionado Kuang. Podrn contemplarlo sin ms problemas.Del suelo de tablas del escenario comenz a emerger la figura oscura de un monje de cabeza afeitada e Impregnada de leos aromticos. Vesta de negro y semejaba muy alto y siniestro, por su extremada delgadez.Apareci con los brazos cruzados y las Impenetrables pupilas de sus pequeos ojos oblicuos clavadas en los comensales.Todos le miraron. Aquel ser enigmtico, de aspecto cruel y temible, despeda un extrao magnetismo. Atrajo todas las miradas e hizo el silencio sin que nadie lo pidiera. Mientras, en torno suyo, cruzaban los relmpagos y cambiaban los colores fuertes.Por derecha e Izquierda del hiertico monje irrumpieron cuatro supuestos mendigos que comenzaron a danzar en torno suyo adoptando posturas Implorantes.De sbito, uno de ellos salt sobre l como para atacarle, mas bast un ate sobre fas costillas flotantes para lanzarlo a tres o cuatro pasos, revolvindose de dolor y el monje apenas se haba movido.Entre los otros supuestos mendigos trataron de atacarle para sujetarle y robarle, si es que consideraban que llevaba algo encima.El monje, sin mover sus pies de donde los mantena desde un principio, separados el uno del otro, dando fuerza y equilibrio a su cuerpo, hizo saltar en todas direcciones a sus atacantes que se revolvan y gritaban de dolor.Los cuatro supuestos mendigos vapuleados desaparecieron rpidamente del escenario y una salva de aplausos premi la actuacin del monje, que inclin reverentemente su cabeza brillante y rapada, aceptndolos.La actuacin del monje, que era el nmero fuerte, no haba terminado. Aparecieron ahora tres orientales vestidos con judogis. Uno iba con las manos desnudas, el otro portaba un Aicuchi, y el tercero, un Boho de unos ciento veinte centmetros de largo; con aquel bastn poda hacer mucho dao.Lo rodearon mientras el monje continuaba impasible, con los brazos cruzados ante las miradas expectantes de los turistas americanos y europeos.El que utilizaba el bastn le atac con tcnica de Bo-Jutsu, hacindolo girar en crculos para sorprenderle, mas no lo consigui.El monje se desplaz ahora sobre sus pies, cambiando rpidamente de posicin mientras extenda sus brazos y manos, movindolos de una forma que expresaba arte. No eran gestos bruscos; sin embargo, eran muy rpidos.El atacante del bastn se sinti halado por la mano. Recibi un rodillazo en el vientre por debajo del ombligo que le dej en suspenso al mismo tiempo que dos golpes consecutivos con el canto de la mano, colocados en ambas sienes, dieron con l en el suelo.Mientras, el del pual trataba de hundrselo al monje por el costado al propio tiempo que el que atacaba con Karate intentaba sorprenderle aplicndole un golpe mortal.El monje actu con piernas, manos y brazos en depurado arte de Kung-Fu y el cuchillo vol por el aire. Antes de que cayera al suelo, el monje lo recogi y lo lanz hacia el pblico, quedando clavado en una de las columnas que sostenan la cubierta del falso junco.Obtuvo ms aplausos, ya que se haba desembarazado de sus tres atacantes con impactos secos, rpidos y contundentes. Los vencidos, arrastrndose, salieron del escenario.Lo representan muy bien opin Kiss Fletcher.No crea que todo es simulacin explic el comisionado Kuang. Slo el monje puede permitirse ese lujo porque sabe cundo detener el golpe antes de partir un crneo. Los atacantes van a golpear sin simulacin alguna.Pero cada noche ha de correr riesgos? pregunt Kiss.S, sa es su labor. Yo he visto heridas en su cuerpo, heridas que me han demostrado que sus adversarios no simulan en absoluto. El monje es diferente, claro, porque si l aplicara sus golpes con el verismo de que es capaz, cada noche tendramos sobre el escenario unos cuantos muertos.Volvi la tormenta al escenario y apareci un samurai japons vestido con la hakana o falda pantaln azul oscura, el keirogi y un pauelo cubrindole la cabeza y fuertemente anudado con una cinta que le rodeaba la cabeza por la frente y en la que haban escritosvarios ideogramas japoneses. No llevaba protectores visibles, pero s portaba su katana envainada.El samurai anduvo despacio y sigiloso por detrs del monje que semejaba sumido en meditacin.Lentamente, el samurai desenvain su katana. El acero del sable japons refulgi a la luz de los rayos de aquella tormenta simulada en el escenario y, de pronto, salt en el aire.Kiaiii!El kiai fue un autntico rugido salido de lo ms profundo de su cuerpo, de sus entraas, por debajo del estmago. Aquello no era un combate de Kendo en el que el atacante deba advertir con una voz el lugar preciso donde iba a asestar el golpe letal con el filo de la katana; era muy diferente. Era un ataque de samurai para decapitar a su enemigo, en aquel caso el monje chino de Shaolin.El filo del sable japons cort el aire, conteniendo la respiracin de todos los comensales que esperaban ver cortada la cabeza del monje.Por un instante, los ms prximos al escenario temieron ver saltar sobre sus mesas la cabeza cercenada y salpicando sangre; mas el monje chino se inclin hacia delante lo suficiente para que la katana pasara por encima de su cabeza y no encontrara su cuello.Al propio tiempo, lanz un golpe con el taln que desequilibr a su enemigo. Inmediatamente, se revolvi aplicndole un golpe con el canto de la mano que le hizo saltar la katana, desarmndole.El monje se apoder del sable y asest el golpe de gracia a su atacante japons cado, pero el filo de la espada japonesa, que pareca iba a abrir en dos la cabeza del nipn, se detuvo justo encima de sta.Salieron ocho danzarinas chinas vestidas con sedas multicolores. Llevaban una silla de mano en la que el monje se subi ceremoniosamente, dejndose llevar por las mujeres. Desapareci del escenario en medio de una gran salva de aplausos.Magnfico, me gustara invitarle a esta mesa expres Moses P. Savage.No s si nos podr conceder ese honor. Conozco personalmente al monje; no obstante, tratndose de un personaje tan especial como es, no gusta de mezclarse entre el pblico.Dgale que Moses Pacific Savage tiene el honor de invitarle a su mesa, si a ti no te importa, Kiss.A m? Todo lo contrario, esto es muy interesante respondi la muchacha.Disculpen, entonces, que me ausente unos instantes; no obstante, he de advertirles que no va a ser tan fcil como pedir que pongan una mesa para cenar.El matre chino les atendi y no tard en regresar el comisionado Kuang. A su lado vena una bellsima china del sur; era ms alta de lo normal y posea unos ojos oblicuos muy grandes, nada corrientes en una china. Kiss y ella se miraron framente, como valorando las armas con que poda contar cada una de ellas.Les presento a madame Miangsho, es la propietaria del Shaolin Restaurant.Moses P. Savage se haba puesto en pie para recibirla y la salud con la cabeza al estilo oriental.Debern disculpar al monje, est fatigado. Me ha suplicado que le comunique que en otra ocasin tendr el honor de acudir a su mesa dijo la china, con un ingls que tena acento francs.Ha pasado mucho tiempo en Vietnam, madame Miangsho?Es usted muy observador, seor Savage. S, he pasado aos de mi niez en Vietnam porque mi madre era vietnamita.Esos ojos tan bellos que usted tiene lo gritan, madame Miangsho.Es usted muy halagador, pero me siento ms china que vietnamita. Tena deseos de conocerle, seor Savage. Yo viajo mucho y en el gran Kodokan de Tokio o hablar de un hombre americano, pero que en realidad era okinawense, y que es cinturn negro en ms de cinco artes marciales orientales, un budoka completsimo, un ninja de nuestro tiempo.S, tengo el cinturn negro en varias disciplinas y tendra que consultar alguna ficha para saber cuntos Dan corresponden a cada uno de mis cinturones negros.Lo que se comenta es que es una pena que usted no participe en las grandes competiciones.Las competiciones las dejo para otros budokas ms dignos que yo de pisar el gran Kodokan de Tokio, madame Miangsho.Ms dignos que usted, por qu?Slo soy un free-lance americano; busco reportajes que una vez compuestos vendo a revistas, peridicos o cadenas televisivas. No me dedico a la competicin.Sin embargo, se sabe que est usted en plena forma, se le sigue llamando el Star-Budoka.Veo que sabe usted mucho de mi humilde persona, madame Miangsho.Es usted un hombre muy especial, seor Savage. A la seorita Fletcher se le nota que es el resultado de la mezcla de dos razas, a usted no.A Kiss le sent mal lo que acababa de or, no obstante sonri. Ella no perda fcilmente la calma, su sangre oriental, unida a la flema britnica, eran mucha flema y tranquilidad para exaltarse por un comentario adverso.Usted, Savage continu la propietaria del Shaolin Restaurant, es algo muy complicado. Alguien dir de usted que es americano blanco y otros pueden opinar que es oriental; sus rasgos no estn demasiado claros.Es cierto, no estn claros porque tampoco est claro mi nacimiento y eso es algo que no me importa. Soy ciudadano del mundo y no me gusta llevar el tarjetn de pedigree en el collar, como un perrito de lujo.Por favor, disclpeme si le he ofendido en algo.Usted no podra ofenderme jams, madame Miangsho, su boca es demasiado dulce para que salgan por ella palabras amargas.Madame Miangsho dio tres palmadas con sus manos finas y largas. El matre chino se acerc rpidamente y la propietaria le habl en cantones. Despus, el matre salud con la cabeza y se alej.Son ustedes invitados de esta humilde casa. Les suplico que me avergencen por mi falta de hospitalidad en cuanto sientan que algo les molesta. Madame Miangsho... salud, muy ceremonioso, un hombre vestido de blanco que se es haba acercado.Era un ingls puro, alto y delgado, vestido con el uniforme de la British Royal Navy.Bien venido a esta humilde casa, capitn. Le presento a mis invitados... Hizo las presentaciones de rigor. Le ruego que se quede a cenar con nosotros.Varios camareros se apresuraron a engrandecer la mesa, preparndola despus con pulcritud y exquisitez.Un cigarrillo, seor Savage? le ofreci el marino ingls que operaba en los servicios de guardacostas de la colonia de Hong-Kong.No, gracias, no fumo.

CAPTULO IV

Es sorprendente, Savage.Sorprendente, el qu? respondi a la pregunta de Kiss, mientras se diriga al rea de aparcamientos.Aquella zona estaba bastante oscura, pese a algunas farolas de nen, pues estaban rotas y posiblemente desde haca poco tiempo, ya que pudieron pisar cristales en el suelo.El que yo sea de Hong-Kong y seas t quien me presente un Hong-Kong nocturno desconocido para m. He pasado una velada magnfica, esa gente es muy refinada, aunque madame Miangsho, con su acento francs, me parece demasiado... demasiado...Vamos, no irs a tener celos de ella, verdad?Celos? Bah, sera una tontera! Madame Miangsho se cree algo as como una reina oriental, y las reinas, por estas latitudes, estn dmode. Slo queda la reina de Inglaterra en esta parte del mundo y siempre que quieran que contine as los del otro lado del Teln de Bamb, porque cuando ellos digan basta, se acab.S, claro. Referente a los personajes del Shaolin Restaurant, me parecen todos muy singulares. Por supuesto, no son sujetos vulgares, especialmente el monje que no ha querido venir a nuestra mesa.No puedes quejarte, si buscabas algo has tenido a la mismsima propietaria del local en tu mesa. Es lo que pretendas? No lo s.Pero qu es lo que realmente buscas?Lo siento, Kiss, pero por ahora es mejor que lo ignores. Habr tiempo para todo.Hum! No confas en m, verdad?Ah est tu Datsun.Un momento, Savage...Le mir a los ojos. Se hallaban, detenidos muy cerca el uno del otro, ya junto al coche de fabricacin japonesa. La luz era escasa, pues slo llegaba hasta ellos la que irradiaban lmparas lejanas.T buscas algo peligroso, verdad?Haces muchas preguntas.No puedo remediarlo, soy la hija de un detective privado, aunque sea la primera en admitir que mi padre no es el clsico investigador que se mete en aventuras, sino que es del tipo burocrtico, un ratn que come guas, referencias, legajos.Hong-Kong no est para que los investigadores privados se muevan a lo Clark Gable; es demasiado peligroso y hay mucha corrupcin a todos los niveles. Puedes estarte quejando de algo a alguien que precisamente es el que controla lo que te han hecho. Hay gente importante sana y honesta, pero tambin hay mucho hampn refugiado aqu. Hong-Kong es una plataforma de salida de Asia que se utiliza para todo, especialmente para los negocios sucios y resulta suicida investigar segn qu asuntos. Con ello no quiero decir que tu padre no sea valiente, soy amigo suyo y le estimo en lo que vale.En cambio, t s ests investigando algo, algo que puede ser muy peligroso y que no quieres que yo sepa para que no corra riesgos, verdad?Podra ser. Sabes? Tienes alma de investigadora, pero ndate con cuidado, aunque seas hija de Hong-Kong. La sorpresa, y no siempre agradable, puede saltar en cualquier momento.Se inclin sobre ella y la bes en los labios. Kiss le mir entre burlona e irnica, mas l musit:No te muevas.Es tu especialidad besar a las chicas sin que ellas se muevan?No te muevas, te digo.Kiaiiii!El kiai fue silencioso, mas Kiss not su fuerza dentro de sus sentidos, sin saber cmo haba ocurrido. Se sinti aturdida, los odos le zumbaron y Savage haba desaparecido de su lado a la misma velocidad con que poda saltar un leopardo en busca de su presa.Cuando consigui ver lo que ocurra, Moses P. Savage lanzaba ates a su alrededor.Luchaba con el arte del Tae Kwon Do con una dureza terrible.Sorprendida, Kiss vio las sombras atacantes acosando a Savage. Los cuchillos brillaban en la semioscuridad del aparcamiento y Savage saltaba por encima del motor de uno de los coches, disparando pies y manos contra sus enemigos, procurando mantener distancias para que no le ensartaran con las navajas automticas.Se podan or golpes secos, crujidos y gruidos de dolor. Cuerpos que caan y automviles que acusaban el golpe de cuerpos humanos que chocaban contra sus planchas.Kiss tuvo la impresin de que haba alguien detrs de ella.Se volvi, descubriendo a un oriental vestido de oscuro con jersey cerrado al cuello. Tena todo el aspecto de un pirata del mar de China. Su faz era asesina y tena un pual de larga hoja en la mano.Savage! grit aterrada, dando un paso hacia atrs.Aquel asesino fue hacia ella.Savage, que haba odo su llamada de auxilio, salt al techo de otro coche. Desde lo alto del automvil se lanz en oblicuo, volando materialmente con los pies por delante. Alcanz al asesino que quera atacar a Kiss con su enorme cuchillo.Se escuch un fuerte chasquido. M, P. Savage se revolvi en el aire y cay medio encogido, reponindose rpidamente. Por su parte, Kiss vio al chino que haba quedado tendido en el suelo, medio metido debajo de uno de los coches.Tranquila, Kiss, tranquila, los otros huyen.Savage, ese hombre parece muerto! Hay que marcharse de aqu en seguida, no quiero que nos veamos envueltos en problemas.Subieron al Datsun. Savage se puso al volante, dio al contacto y todava con la portezuela abierta, pis el embrague y meti la primera marcha haciendo arrancar al coup, que con los faros apagados, sali entre los otros coches. Slo cuando se introdujo en el vial los encendi. La puerta se cerr al tomar la curva y se alejaron del muelle.Quines eran, Savage?Eran varios; no s si cuatro o cinco. Se han ido calientes, no me extraara que ms de uno tuviera que recurrir al yeso para sujetar algn hueso roto.El que ha quedado bajo aquel coche pareca muerto.Es posible que lo est. Parecen salteadores de muelles, pueden ser marineros o estibadores. En Hong-Kong se refugian muchos piratas del mar de China. Si aqu los trataran con la misma dureza que emplean los chinos continentales, se terminara esa plaga secular, pero tambin podran ser.Qu?Olvdalo.Qu? insisti ella.Kiss, esas personas que nos han atendido tan exquisita y refinadamente, pueden no ser lo que parecen, aunque preferira equivocarme y que los que nos esperaban en el aparcamiento fueran simples salteadores de muelles que buscaban algo de dinero para pagar su droga habitual. No hay que olvidar que un gran tanto por ciento de la gente que vive y trabaja en los muelles de Hong-Kong son drogadictos. Aqu hay un emporio de riqueza, es verdad, pero tambin hay un submundo muy importante de millones de seres que se mueven como hormigas en su nido, unos encima de otros, porque no hay espacio material para separar un cuerpo del otro.Kiss comprendi que Savage no le revelara lo que andaba buscando. Haban sido atacados y la muchacha saba ya muy bien que Savage era un hombre que saba zafarse de sus atacantes; pero de no haber sido l quien la acompaara, habran sido asesinados ambos posiblemente.Savage se haba movido como un ser carente de gravedad. Volaba y disparaba pies y manos en todas direcciones, semejaba tener ms de un par de ojos y despus de la refriega donde haba hecho dao a sus atacantes, l no haba sufrido un solo rasguo.Eran burdos asesinos de muelles, atacaban de una forma brutal, sin inteligencia, y era obvio que Moses P. Savage tena arte en la defensa personal. Cada uno de sus ates, era un golpe preciso y contundente.Kiss se retrep en el asiento dejndose llevar y Savage condujo el Datsun coup 120. Y, hasta el parking de les apartamentos en que viva la joven.Para ser mi primer da en este viaje a Hong-Kong, creo que es suficiente opin Savage.Subieron al apartamento. Kiss Oklaya Fletcher busc la llave en su bolsito y trat de abrir la puerta, pero estaba tan nerviosa que el llavn se le cay al suelo. M. P. Savage lo recogi, abriendo l la puerta.Poco despus quedaban aislados del mundo en aquella clula de cemento y cristal confortablemente amueblada y decorada, de espacios reducidos, ya que slo una fortuna muy cuantiosa permita en Hong-Kong poseer ms de sesenta metros cuadrados de vivienda debido al elevadsimo precio del suelo en la colonia britnica en China.Tan bien que habamos pasado la velada y esos asesinos me han puesto muy nerviosa. Te importa que me vaya al bao y luego a acostar?Por supuesto que no. Yo me acomodar en el sof, tal como hemos acordado.Gracias, Savage. Ahora me tomar una copa.No.No, qu?No te tomes una copa, un trago no soluciona nada. No hay que encontrar las soluciones en el alcohol y mucho menos la tranquilidad de uno mismo.Entonces, cmo te tranquilizas t?Suponiendo que me hubiera puesto nervioso, con una concentracin de la tcnica yoga.Yo no s yoga y no voy a aprender en unos minutos.Si quieres, te enseo alguna postura bsica. Un largo camino siempre empieza con un primer paso.Proverbio chino... Gracias, Savage, pero no tengo ganas de dar ahora ese primer paso, no sera capaz de concentrarme en nada.Savage la vio marcharse hacia el bao y l se prepar el sof.Sac su pijama de color violeta-morado igual que su judogi de lucha-exhibicin y adopt la postura de Vajrasana, de rodillas y con las manos unidas sobre la cabeza con las puntas de los dedos hacia arriba. As limpi su mente de parsitos psquicos.Cuando se levant, haba transcurrido un tiempo considerable.Kiss se haba baado y acostado. La puerta de su dormitorio estaba ligeramente entreabierta... Savage escuch ligeros ruidos, ruidos que para otros odos que no fueran los suyos habran pasado desapercibidos.Descalzo, tocando el suelo, formando una unin con la tierra, aunque all estuviera en un edificio de apartamentos, era como mejor se senta. Caminar descalzo sobre la tierra suelta de un arroyo produca sensaciones de ser y estar; as, desplazndose sobre el suelo de parquet, se introdujo en la habitacin donde slo entraba la luz que haba en la salita, pero era fcil ver en el interior de la estancia.Kiss estaba en la cama y daba vueltas, incapaz de contener sus nervios y dormir.Me permites que te ayude? le pregunt.Kiss abri sus grandes ojos azul-violeta y mir al hombre.No, por favor, me gustas mucho, pero ahora..., ahora no.No es lo que t ests pensando, simplemente quiero ayudarte a dormir. Despus de todo, yo te he metido en problemas y ahora deseo que duermas a pierna suelta, como vulgarmente se dice.Qu clase de pastillas traes?Ninguna.Entonces?Me dejas hacer?A la pregunta que le hizo el hombre, sonriendo amistosamente, Kiss asinti con la cabeza, pero inquiri:Qu me vas a hacer?Reljate, deja que tus msculos no sean cables tensos que puedan romperse de un momento a otro.Ya est.No est, hasta tienes tensos los msculos del rostro, date la vuelta.Cmo?Ponte boca abajo, reljate y confa en m.De acuerdo, quedo en tus manos.Kiss, la euroasitica, se volvi, Savage se sent en la cama cerca de ella.Tom la sbana y la colcha con su mano y hal de la ropa hacia los pies. Kiss se haba acostado sin camisn, sin ms prenda encima que su reloj japons; no se lo quitaba nunca de la mueca, entre otras cosas porque era automtico, resista los golpes y aguantaba la inmersin en agua hasta veinticinco metros de profundidad.Kiss no protest porque Savage la descubriera, retirando la ropa que dej cada sobre la parte alta de sus piernas.Reljate, reljate pidi Savage, con voz susurrante.Las manos del hombre se posaron sobre la espalda femenina y comenzaron a aplicarle un masaje muy especial. Era relajante y al propio tiempo, Kiss notaba como unas agradabilsimas corrientes elctricas en sus nervios. Era algo desconocido y muy grato; cerr los ojos mientras dejaba escapar suspiros de placer y en ocasiones se encoga de gusto, pero no para apartarse de las manos masculinas, sino porque no poda evitarlo.Dej de pensar y sus msculos se relajaron por completo.Con los ojos cerrados, comenz a ver colores en su mente, colores que en principio fueron intensos, rojos, verdes... Luego, los colores se suavizaron y su respiracin se hizo profunda, quedando totalmente dormida.Moses P. Savage, cuando Kiss estuvo dormida, la volvi a cubrir con la ropa y pas a la salita.Se sent junto al telfono, descolg el auricular y comenz a marcar unas cifras.

CAPTULO V

El taxista se detuvo en los muelles de los sampanes. Gir la cabeza y dijo:Son cuarenta dlares.Juanito Chancleta abri su cartera y respondi:Le pagar en dlares americanos.Entonces, son siete dlares.Eso ser con la propina incluida gru Juanito Chancleta.El taxista, que haba dado la tarifa en dlares hongkoneses, viendo la corpulencia y elevada estatura del japons Ricky, no quiso discutir el precio como hubiera hecho con otro turista.El automvil se balance mucho cuando Ricky se ape y cargado con la maleta que, siendo voluminosa no lo pareca en su mano, camin junto al puertorriqueo.Haba poca luz en el rea portuaria de la isla de Hong-Kong. Pese a ello, pululaba bastante gente por la zona. En aquel lugar, separndose de la tierra, se encontraba uno con una ciudad flotante, pues los sampanes estaban a miles.Brillaban las puntas encendidas de los cigarrillos de las rameruelas, muy abundantes en aquel sector; rameruelas que ejercan la profesin ms vieja del mundo sin preocupaciones de conciencia, pues para ellas, aquella forma de ganar unos dlares honkoneses era tan normal como cualquier otra; por ello, chupaban con verdadera fruicin sus pitillos y las puntas encendidas eran un reclamo para los hombres.Algunos chicos acosaron a Juanito Chancleta y a Ricky para que visitaran a sus representadas. Eran pequeos emisarios que parloteaban con voces chillonas, todava no hechas, pregonando bellezas y placeres.Ellos siguieron su camino hasta encontrar a una determinada chinita que les aguardaba con una linterna roja que enviaba intermitencias de luz.Cubra su cabeza con un sombrero cnico negro y salud con inclinaciones a los dos hombres que tanto contrastaban entre s; cincuenta kilos pesaba Chancleta contra los ciento ochenta de Ricky.No haba ms parecido fsico entre ambos que el de poseer piernas, brazos, tronco y cabeza; sin embargo, los dos eran budokas y compaeros de Moses P. Savage, el hombre que se jugaba la vida denunciando los ms horribles actos y villanas que el hombre cometa contra el hombre, y todo lo que ganaba lo inverta en Liberty Garden.Seguidme les dijo la chinita, todava ms pequea que Juanito Chancleta.Subieron a una pasarela que se introduca en las aguas. A ambos lados de la misma, adheridos como mejillones a una tabla, estaban los sampanes que tenan vida propia.En muchos de ellos se podan ver pescados colgados para que se secaran al natural. Los sampanes ms ricos, porque su propietaria ejerca mucha atraccin entre los turistas varones, tena colgados, como signo externo de riqueza, patos secos, patos tan planos como si Ricky hubiera estado saltando sobre ellos hasta dejarlos totalmente aplastados.A aquella hora, los que tenan pollitos y gallinas sueltos por la pequea embarcacin que constitua vivienda, lugar de trabajo y granja, se hallaban recogidos en sus cajones, a la espera de un nuevo da mientras el ama y su emisario se afanaban en su msera tarea, que a ellas no les pareca tan msera como pudiera verla un occidental que en su lejano pas viva confortablemente, pensando en qu cambiara primero, si el modelo de automvil o el televisor a color porque alguna marca nueva haba surgido en el mercado con mucho aparato de propaganda. Ese es el sampn indic la chinita.Subieron a bordo de la pequea embarcacin, que era algo ms grande que sus hermanas. Muchos de aquellos sampanes flotaban, mas eran incapaces de navegar por las aguas tranquilas pero sucias y oleosas, ptridas y sin vida en aquel lugar. La superpoblacin flotante haba matado la fauna subacutica.Cuando Ricky subi a la embarcacin, sta se balance peligrosamente, pero al adelantarse hacia el interior cubierto donde estaba la litera de la chinita, volvi a recuperar la estabilidad.A la luz que brindaba un pequeo farol de petrleo, un perrito mir a Ricky entre enfadado y suspicaz. Era un pekins, pero pareca bastardo, posiblemente cruzado con un chihuahua mexicano o un caniche toi francs.Ricky sonri al animal, pero ste no correspondi a su sonrisa. Ricky tendi la mano y dijo en voz baja:Sube...El perrito abri las mandbulas y trat de morder un dedo de Ricky. Mas debi parecerle demasiado enorme porque no le hundi sus colmillos y opt por abandonar su actitud de recelo, subiendo a la mano del japons. Semejaba totalmente un perrito de peluche.Somos amigos?Entre Juanito Chancleta y la chinita desamarraron el sampn y utilizando una prtiga se desplazaron silenciosamente por entre aquellas callejuelas acuticas que se abran entre hileras de sampanes.Cualquiera poda perderse en la ciudad de pequeas embarcaciones flotantes que tenan que soportar los tifones, pero por ms duros que fueran los ataques de los elementos, siempre aparecan all con sus gentes, especialmente sus chinitas dispuestas a seguir viviendo.Condujeron el sampn durante casi media hora, apartndose de las otras embarcaciones.Ricky haba apagado el farol y tenan a la vista un junco amarrado al muelle. Era un junco demasiado grande, incapaz de navegar, un junco falso construido para servir pitanzas chinas y no para enfrentarse orgullosamente contra las aguas del mar de China. Aqul era el Shaolin Restaurant.El sampn desapareca entre la negrura de las aguas. Era difcil descubrirlo y muchsimo menos a Juanito Chancleta cuando se hubo colocado el traje de neopreno y enmascarado el rostro con grasa.Ricky le ayud a colocarse a la espalda las botellas de aire comprimido pintadas de negro. Nada del equipo despeda destellos o blancura. Los metales estaban todos pintados en negro mate.El pequeo puertorriqueo se coloc delante del pecho un aparato bien protegido dentro de una bolsa de plstico, y despus, dando un golpe de rin silencioso, se sumergi en las aguas junto al sampn.Se ahogar? pregunt la chinita.No creo respondi Ricky con el perrito, ahora sobre su hombro.Este dio un ladrido hacia el agua al ver que Chancleta no volva a aparecer.Calla, calla pidi la fmina al can.Y le meti en la boca un pedazo de pescado seco que el pequeo perro no tuvo ms remedio que mascar con gruidos de protesta por no poder expresar su opinin a voz en grito.Debajo del agua no se vea nada.El budoka puertorriqueo sac la cabeza a la superficie y busc con la mirada a travs de las gafas submarinas. Orientado, nad a ras de superficie y se acerc al junco sin ser visto.Juanito Chancleta portaba varios artilugios consigo.Descendi pegado al casco de madera y fue aplicando una especie de estetoscopio que llevaba conectado a las orejas, aunque apenas oa. Sin embargo, fue tanteando en el casco hasta encontrar un lugar donde el ruido semejaba voces humanas, aunque haba que estar entrenado para darse cuenta de ello.Entonces, Juanito Chancleta peg al casco un micrfono-ventosa subacutico, unido por un cable al magnetfono encerrado dentro de la bolsa de plstico y colgado de su pecho. Puls las teclas de grabacin a travs del plstico y el magnetfono se puso en marcha.Despus, pas a otros puntos del falso junco, haciendo diversas grabaciones.Descendi hasta la quilla y cuando iba a rebasarla para salir por el lado opuesto, comprob que el junco descansaba contra el mismsimo fondo, como si sus constructores hubieran calculado meticulosamente la profundidad que all alcanzaba el muelle para que no tuviera problemas de flotabilidad, ya que descansaba directamente sobre el fondo. La base pareca bastante ancha, y por la parte de popa, se pegaba a la pared del muelle.Le sorprendi todo aquello; haba credo que era una embarcacin habilitada como restaurante y de embarcacin slo tena el aspecto.Ascendi hacia la superficie. Cuando llegaba arriba, le cay un cubo de basura encima y volvi a hundirse, prefiriendo regresar al sampn nadando bajo el agua.

* * *

El ingls alto, con escaso cabello sobre el crneo y las sienes plateadas, con un pequeo bigote tambin gris, abri lentamente la puerta del apartamento.Sus ojos, cargados de experiencias vividas, unos ojos preocupados y algo sombros, miraron hacia el sof. No haba nadie.Junto al sof descubri una maleta de cuero beige. Cerr con cuidado y se acerc a la maleta. En ella, un anagrama: M. P. S.Se acerc a la alcoba de Kiss despacio, tom el pomo de la puerta y la abri.Savage? runrune la voz femenina.Kiss!Pap!La joven dio un salto en la cama. Tom una bata y se visti con ella para acercarse a su padre, que no ofreca un aspecto muy alegre.Dnde est?Quin?T le has llamado.Te refieres a Savage?A quin si no? No estar tu apartamento tan concurrido como si fuera Piccadilli Circus, verdad?Qu te ocurre, pap? Traes muy mal humor. Kiss pas al saloncito por delante de" su padre y exclam: Pues no est.Es que no lo sabas?No, se qued en el sof para dormir.En el sof, exactamente?Vamos, vamos, pap, qu ests pensando?Est bien, te creo. T vives independiente y eres duea de ti misma, de tu persona, no debo inmiscuirme en tu vida; tampoco sera lo ms justo cuando te he tenido largo tiempo apartada de m por temor a ser sealado.Olvdalo, al final me reconociste, no? Pues no seas masoquista torturndote ms.Billy Fletcher se sent en el sof y mir a su hija. Pareca muy fatigado.Kiss, olvida a ese hombre, no vuelvas a salir con l.Si l dice que sois amigos...Bueno, somos amigos, pero no quiero que salgas con l.Por qu?Pues por... En fin, djalo, yo s por qu lo digo. T eres mi hija y, adems, mi secretaria.Y eso qu importa?Pues que tenemos mucho trabajo en la oficina y Savage ya sabe desenvolverse solo con sus asuntosPero, pap, si en la oficina el trabajo es tedioso y aburrido, slo tomar datos y ms datos... Es ms una labor de burocracia, de ratn de biblioteca. Quienes encargan esos trabajos podrn hacerlos simplemente empleando a cualquier secretaria.Sea lo que fuere, es mi oficina, mi trabajo y yo decido qu es lo bueno o lo malo.Acaso has hablado ya con Savage?No.Entonces, por qu ests en su contra?Yo no estoy en contra de nadie.Pap, me ests engaando, lo noto le dijo, arrodillndose en el sof como si fuera una nia.Esto no es un juego, Kiss.El qu no es un juego?Conozco a Savage y siempre anda metido en los muy peligrosos. No es muy sano acompaarlo adonde quiera que vaya, creme.Tengo que admitir que es cierto. Unos chinos del puerto, marinos o estibadores, nos atacaron en un aparcamiento.Ves como te digo la verdad?Pero Savage supo librarse de ellos. Vimos a un monje pelear en un escenario, era algo prodigioso, pero luego vi a Savage en la vida real rechazando a varios atacantes armados con cuchillos y me qued sorprendida. Otro hombre hubiera sido acuchillado sin remedio. Me puse muy nerviosa y asustada, pero l conserv la caima en todo momento, pese a que luchaba contra asesinos.No siempre tendr la misma suerte.Pap, no es suerte; es que es excepcional luchando con la tcnica del karate volador.Lo s, lo s, es cinturn negro y no s cuntos Dan tiene, pero algn da se va a topar con otro que sepa artes marciales como l y no ser tan fcil librarse de un peligro.Eres muy agorero. Savage es un hombre impresionante; junto a l, una se sorprende a cada instante. De l emana un extraordinario magnetismo que atrae a las personas y, por otra parte, inspira una gran seguridad. Es como si estuviera totalmente compensado dentro de l, no s cmo explicarlo, pero nunca he conocido a otro hombre como l.Ni tu padre, claro.Es diferente, no os parecis en nada.Claro, y yo salgo perdiendo en todos los aspectos. Se puso en pie, molesto, zafndose de las manos de su hija. No le volvers a ver.Por qu?Porque es mejor para todos. No quiero que en su investigacin arriesgu tu vida.El no hara eso. La vida de todos corre peligro a cada instante. El edificio se puede quemar, puede haber un terremoto o al salir a la calle te ves atropellado por un coche conducido por un alcohlico o resbalas estpidamente y te partes la cabeza contra el bordillo de la acera.No ser necesario que le digas t que no vuelva, ya se lo dir yo mismo.Dime por qu no quieres que le vea.Es muy peligroso y eso ha de bastarte. Ahora dime, qu habis averiguado?En concreto, nada. Yo hice unas fotografas disimuladamente.Dnde?En el Shaolin Restaurant.Dnde tienes la cmara?En el bolso; ya sabes, cog la polvera.El ingls se apresur a buscar en el bolso y sac la polvera, unos milmetros ms ancha de lo normal. Se cargaba con una pelcula tan estrecha como una cinta magntica para cassettes y el objetivo se hallaba en la unin de las dos circunferencias.Quien manejaba aquella oculta mquina de fotografiar mientras se empolvaba ligeramente, diriga el objetivo hacia donde le interesaba e iba tomando las fotografas.No est! gru Billy Fletcher, escrutando el interior de aquella cmara camuflada.Pues estaba.Mientras dormas, Savage se ha llevado la pelcula cuando fuiste t quien tom las fotografas, exponindote. Crees que esto de la investigacin es un juego de nios?No te alteres, pap, no es para tanto. Al fin y al cabo, esas fotos eran para l; si se las ha llevado es que podan interesarle No ha hecho ningn mal llevndose la pelcula mientras yo dorma; creo que ha sido muy considerado.Por todos los demonios, Kiss, me haces perder mi flema! A ese Savage se lo perdonas todo, es ms, le aplaudes.Qu te pasa, pap? No te conoca as.Billy Fletcher se contuvo, respir hondo y volvi a sentarse en el sof.Kiss, tendr que hablarte claro.Sobre qu?No te hagas la tonta. Savage se est metiendo en muchos problemas y ya le han amenazado.Quin?No lo s.Ha sido por telfono?No. Ha sido un desconocido; ya sabes que, pese a llevar mucho tiempo aqu, y como investigador privado, siempre me ha costado mucho distinguir a un chino de otro.Es que t no eres el clsico investigador privado de los telefilmes.Aqu no se puede hacer investigacin privada con facilidad, Kiss. Hay mucha gente importante que no desea ser molestada, ni ellos ni sus servidores. Comprendes lo que eso significa?Prefiero no entenderlo.Hay mucha corrupcin a todos los niveles, no puedes fiarte de nadie y si das el patinazo, desapareces. Aqu se generan muchos negocios sucios y meten sus zarpas los sindicatos del crimen de las ms variadas nacionalidades: drogas, trfico humano, crimen masivo... Hay capitanes de barco, ms o menos piratas, segn se presenta la ocasin, que se ofrecen por fuertes sumas a trasladar a fugitivos, chinos o de otras nacionalidades, y cuando les conviene los asesinan y los arrojan al mar y los tiburones se encargan de esos desgraciados. Hay mucha suciedad en Hong-Kong, por eso mi oficina se dedica ms a consultas comerciales que a esas aventuras que tanto gustan a Savage.Pero qu te han dicho, pap?Que si queremos estar tranquilos nos apartemos de Savage. Te aseguro que ese chino hablaba en serio, eso s lo not.No ser la primera amenaza que recibes en tu vida, verdad?Por supuesto que no, pero no vamos a dejar que nos maten, Kiss:Es que yo no s todava lo que Savage est buscando.Yo tampoco. Si me han amenazado es que busca algo muy peligroso, algo que no quieren que se airee. Y prefiero no saberlo.Es lo que dice Savage.Qu es lo que dice Savage?Que es mejor que yo no lo sepa. El est investigando, me ha llevado a su lado y la verdad es que no me entero de nada. Es suave, acerado cuando quiere, de una cortesa exquisita y hermtico cuando se lo propone. Slo s que est preparando un reportaje, pero por lo visto no quiere que nadie se entere de lo que est investigando hasta que lo lleve adonde deben publicarlo.Kiss, yo aprecio a Savage y le admiro, pero me saca de quicio pensar que te puedan hacer dao a ti.No temas, no me harn dao alguno.Ahora ya no, porque no vers ms a Savage, yo me encargar de ello. No va a arriesgar tu vida por obtener un reportaje de escndalo.En aquel momento, son el timbre del telfono, un timbre insistente y estridente. Padre e hija se quedaron mirando el aparato cuyo ruido semej llenar todo el apartamento.

CAPTULO VI

Madame Miangsho permaneca pensativa ante su mesa escritorio lacada en rojo. De vez en cuando, observaba el telfono, un modelo falsamente pasado de moda y que costaba el doble que otro normal.El despacho de la china vietnamita no era muy grande, aunque s acogedor.Si adoleca de algo para un occidental era de falta de luz; sus lamparitas, con bombillas de escasa potencia, despedan luminosidades tenues y en distintos colores. Tena una lmpara focal para escribir, pero se hallaba apagada.El despacho, decorado y amueblado al estilo chino, tena matices y mezclas de estilo francs suave, quiz algo barroco, lo que haca que la estancia se viera algo sobrecargada.Son el timbre del telfono. No era estridente; pareca como si algn habilidoso artesano hubiera rebajado su potencia para que no molestara los tmpanos de madame Miangsho.Pensativa, su rostro reflejaba mejor los aos que poda tener, treinta y cinco, quiz cuarenta.Descolg el auricular, se lo llev al odo, escuch y dijo:Sigue, Choo.Permaneci escuchando. Al final habl en cantons unas pocas palabras, como una contrasea. Colg el auricular, cerr sus prpados y qued pensativa durante uno o dos minutos.Ms tarde, su mano cuidada, de uas largas y de un tono ligeramente amarillento, apenas perceptible, abri una caja alargada, tallada en finas maderas.Extrajo una boquilla y escogi un cigarrillo de entre los que tena en la caja, de distintos colores y con marcas diferentes. Lo coloc ceremoniosamente en el extremo de la boquilla y despus tom un fsforo inusitadamente largo, de madera muy escogida y aromtica.Lo rasp, se encendi la llama y esper a que sta fuera devorando parte del largo palito. Apart la punta quemada y para que el fsforo quemado no transmitiera su mal olor al cigarrillo, slo utiliz la llama del palito pare encenderlo.Dej el palito quemndose dentro del cenicero donde ya haban quedado las cenizas de la punta del fosforo que madame Miangsho haba rechazado.Se abstrajo mientras fumaba aquel pitillo que, por supuesto, no era de simple tabaco. Era un cigarrillo de hierbas muy seleccionadas y desecadas, sumergidas despus en aceites narcoafrodisacos, cigarrillos especialmente confeccionados para una mujer tan sibarita como ella por un chino medio herbolario, medio boticario y medio mdico, que viva en Hong-Kong.A medida que fumaba, iba cambiando el ritmo de la respiracin de la mujer. Las aletas de su nariz se dilataban y los ojos se le semicerraron, semejando ms pequeos, ms almendrados.Resultaba casi imposible imaginar lo que poda estar desfilando en aquellos momentos por la mente de aquella oriental de exigentes refinamientos. Sus pupilas haban quedado como fijas en un punto; sin embargo, estaba mirando dentro de s, viviendo escenas que aquel cigarrillo compuesto de drogas le provocaba.Los minutos haban ido pasando y sus pupilas cambiaron de posicin cuando sonaron unos golpes tenues, pero secos, en la puerta del despacho.Pasa dijo, con una voz ms gangosa de lo habitual.Sus labios estaban