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tb*}rk.r, K*/, 'tL* 'l*l''u'- Ú.r.u\on.', 'É"''\c'r'rcl'; I ttl 8l ' tfi? ¡qgl dad de nuevos medios de producción es el producto del exceso de trabajo que los proletarios proporcionan al capi' tal" Son debidos a los beneficios capitalistas como sus tru' fas, sus ostras, los diamantes de sus esposas y de sus que' ridas. La clase capitalista desarrolla un lujo como no se ha visto jamás clesde los tiempc¡s del Imperio romano. Al mis- mo tiernpo extiende la productividad del trabajo y el dominio de la producción capitalista con una rapidez que deja atrás todo lo que se ha visto en la Historia. ¡Y en presencia de esta evolución tan notable, tan prodigiosa, pregunta Berns' tcin qué se hace cle |a supervalía! Y cree que la supervalía que no tiene cabida en los grandes estómagos de los gran' des capitalistas va a llenar los de otros poseedores, y como todos los esrómagos, aun los de los rnás ricos millonarios, tienen una capacidad limitada, para Bernstein el aumento de la supervalía representa forzosamente el aumento de los estómagos que cleben tragar, y la transformación de los po' seedores de aqucllos estómagos en propietarios. He ahí corro da Bernstein un carácter más científico a El Capital de Marx: disuelve sus contradicciones y sus sofis' mas en el jugo gástrico de los poseedores. Hemos visto que el crecimiento de la supervalía no lleva corno consecuencia necesaria el aumento del número de los poseeclores. De Ia mistna filanera que ni las cifras de la esta' dística cle[ impuestcl sobre la renta, ni el sistema cle las so' ciedades anónimas, ni el aurnentg clel número de obreros, ni la productividad de su trabaio y de la explotación -de todo esto resulta el aumento cle la supervalía- demuestran que el reparto de las fortunas se haga en otra dirección que en la de la acurnulación de los capitales. Admito esto, pero sélo para evitar cualquier mala inter- pretación, añadirernos algunas palabras. Hemos visto que Bernstein no nos permite adivinaf lo que entiende por aumen' to del número de poseedores: si quiere decir aumento del número de capitalistas, mejoramiento de las condiciones de la existencia para la población en general, o formación de una clase media eu lugar de la antigua que desaparece. Son r70 tres fenórnenos tltuy clilcrcrttcs qLle clcbctr clistinguit'Se Cotl e[ mayor cuidado. Hemos visto lo que ocllrl"c c(ltt el ¿llllnellto del núrnero de los capitalistas. Srilo lrcrtros poclido comprobar un aumen' to rápid<l del núnrcro de El'au.ltlcs capit¿rlist¿rs y,por el con- trario, una clisrninttcitin r-cl¿ttiva clcl uúmero clc pcqueños em- presarios; y r)o hcmos r,istt-r quc cl sistenra clc las sociedades anónimas haga aumcntar el númcro cle l¿rs pequeñas for- tunas" La agravación de la nriseria cl't la tttasa del pueblo es otra cuestión" Claro es qtlc ¡-rucclc lnejot'ar cl l-'ienestar ge' neral del proletariaclo ¿tl ntismo tic:mpo clLlt' disminuye el número de los pequcños capitalistas. Bernstein cor-lsiclcra cst¿r cucstión rcsuelta y cree super- fluo ocuparsc más clc clla: La teoria del crecitniento cle kt tniseria estír universalmente desechada en nuestros dÍas, si no colt todas stls c()nsecttencias a lo menos hasta el punto de que sólo met¿rLóricamente se habla de ella. Pero la cuestión no es tan scncilla ni tan cómoda, y corno esta «tec¡ría» ha siclo ¿rtacacla er1 Ios úrltimos tiempos por alguien más quc Bernstein, nos parece oportullo cleclicarle aquí algunas páginas. f) La teoría del creciuúetú,c dc la tn.iseria. 'r. La frase «teoría del crecilnicnto de la lniseria, no pro- viene de Marx ni de Engels, corrlo tampoco las cle la "teoria del derrumbamiento, y la "teclría de las c:atástrofes»" f,Ian sido creadas por escritbres que critic:aron sus tendencias. ) {' Verdad es que Marx }ra pretencliclo, cn sll capítulo sobre la tendencia histórica del capital a ¿rcLunularse, que hay un crecimien¡s ude la miseria, cle la oprcsiólr, cle la esclavitud, de la degradación, cle la explotaciónr. Pero hace tan-rbién constar que aumenta «la resistencia de la clase «:brera, cada I7l

Kautsky, k,. La Teoría Del Crecimiento de La Miseria

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Kautskym Karl, "La doctrina socialista" (La teoría del crecimiento de la miseria), Barcelona, Fontamara, 1981.

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Page 1: Kautsky, k,. La Teoría Del Crecimiento de La Miseria

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Ú.r.u\on.', 'É"''\c'r'rcl';

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dad de nuevos medios de producción es el producto del

exceso de trabajo que los proletarios proporcionan al capi'tal" Son debidos a los beneficios capitalistas como sus tru'fas, sus ostras, los diamantes de sus esposas y de sus que'

ridas.La clase capitalista desarrolla un lujo como no se ha

visto jamás clesde los tiempc¡s del Imperio romano. Al mis-

mo tiernpo extiende la productividad del trabajo y el dominiode la producción capitalista con una rapidez que deja atrás

todo lo que se ha visto en la Historia. ¡Y en presencia de

esta evolución tan notable, tan prodigiosa, pregunta Berns'tcin qué se hace cle |a supervalía! Y cree que la supervalíaque no tiene cabida en los grandes estómagos de los gran'des capitalistas va a llenar los de otros poseedores, y como

todos los esrómagos, aun los de los rnás ricos millonarios,tienen una capacidad limitada, para Bernstein el aumentode la supervalía representa forzosamente el aumento de los

estómagos que cleben tragar, y la transformación de los po'

seedores de aqucllos estómagos en propietarios.

He ahí corro da Bernstein un carácter más científico a

El Capital de Marx: disuelve sus contradicciones y sus sofis'

mas en el jugo gástrico de los poseedores.

Hemos visto que el crecimiento de la supervalía no lleva

corno consecuencia necesaria el aumento del número de los

poseeclores. De Ia mistna filanera que ni las cifras de la esta'

dística cle[ impuestcl sobre la renta, ni el sistema cle las so'

ciedades anónimas, ni el aurnentg clel número de obreros, ni

la productividad de su trabaio y de la explotación -de todo

esto resulta el aumento cle la supervalía- demuestran que

el reparto de las fortunas se haga en otra dirección que

en la de la acurnulación de los capitales.Admito esto, pero sélo para evitar cualquier mala inter-

pretación, añadirernos algunas palabras. Hemos visto que

Bernstein no nos permite adivinaf lo que entiende por aumen'

to del número de poseedores: si quiere decir aumento del

número de capitalistas, mejoramiento de las condiciones de

la existencia para la población en general, o formación de

una clase media eu lugar de la antigua que desaparece. Son

r70

tres fenórnenos tltuy clilcrcrttcs qLle clcbctr clistinguit'Se Cotle[ mayor cuidado.

Hemos visto lo que ocllrl"c c(ltt el ¿llllnellto del núrnerode los capitalistas. Srilo lrcrtros poclido comprobar un aumen'to rápid<l del núnrcro de El'au.ltlcs capit¿rlist¿rs y,por el con-trario, una clisrninttcitin r-cl¿ttiva clcl uúmero clc pcqueños em-presarios; y r)o hcmos r,istt-r quc cl sistenra clc las sociedadesanónimas haga aumcntar el númcro cle l¿rs pequeñas for-tunas"

La agravación de la nriseria cl't la tttasa del pueblo es

otra cuestión" Claro es qtlc ¡-rucclc lnejot'ar cl l-'ienestar ge'neral del proletariaclo ¿tl ntismo tic:mpo clLlt' disminuye elnúmero de los pequcños capitalistas.

Bernstein cor-lsiclcra cst¿r cucstión rcsuelta y cree super-fluo ocuparsc más clc clla:

La teoria del crecitniento cle kt tniseria estír universalmentedesechada en nuestros dÍas, si no colt todas stls c()nsecttencias a

lo menos hasta el punto de que sólo met¿rLóricamente se hablade ella.

Pero la cuestión no es tan scncilla ni tan cómoda, y cornoesta «tec¡ría» ha siclo ¿rtacacla er1 Ios úrltimos tiempos poralguien más quc Bernstein, nos parece oportullo cleclicarleaquí algunas páginas.

f) La teoría del creciuúetú,c dc la tn.iseria.

'r. La frase «teoría del crecilnicnto de la lniseria, no pro-viene de Marx ni de Engels, corrlo tampoco las cle la "teoriadel derrumbamiento, y la "teclría de las c:atástrofes»" f,Iansido creadas por escritbres que critic:aron sus tendencias. ){' Verdad es que Marx }ra pretencliclo, cn sll capítulo sobrela tendencia histórica del capital a ¿rcLunularse, que hay uncrecimien¡s ude la miseria, cle la oprcsiólr, cle la esclavitud,de la degradación, cle la explotaciónr. Pero hace tan-rbiénconstar que aumenta «la resistencia de la clase «:brera, cada

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vez más nllmerosa y más clisciplinacla, unicla y organizadapor el mismo mecanismo cle lzr proclttcción capitalistur)

Bernstein niega que pureda clcducirse de esto que Marxhable aquí cle la nraclttrez y de la fuerza creciente del pro-

letariado:( ¿Puede traclucirse el pasaje cle la frase de Marx en que

trltu del aumento del número, de la unión y de Ia disci'plina del proletariaclo, por maclurez y fuerza creciente del

proletariado? ¿Cón-ro conciliar entonces estos dos últimos he'

Lnot con la clegencrac-ión y scrvilismo crccientes del prole-

tariado? Lejos ile nií la iclc¿r cle disputar por el significadode las palabras; pero he clc afirmar qlle para mí, entre el

aumentó del número, cle la unión, de Ia clisciplina -en el

supuesto de que aquí se trata de Ia eclucación política- y

el aurnento de rnaclurez y cle fuerza, ltay una gran diferen'cia, diferencia equivalente a la que existe entre el «triu¡fopasajero y una Supremacía clefinitivamente consolidaclar. 7

Resulta verclaclerarrtcnte nrolesto qtie tengamos que odis-

putar por el significaclo dc las palab¡¡15» poI? pocler cieducir

con cláriclacl el senticlcl clel 1lárlail<¡ citacltl. Pero aunque diera

Iugar a un gran nÚttnero clc i¡terprct¿rcioues, hay que hacer

notar qlle se cncucrltra al final de una obra de 800 pasajes,

obra que resume el lr¿rbaio político y cicntífico de veinte

años. Si t" quiere comprendcr la f rase escultural clel resu'

men, se trata no de discutir palabras, sino de estudiar la

obra'de Marx, el contenido de sus escritos. Pero ante todo

d.ebemos consi<lerar los mismos hecl'ros que nos ofrece la rea-

lidad.l' Si oroceclemcs clc esta lnanera, encontram<¡s tres inter-

p)"tu.iones posiblcs de la «tcoría del crecimiento de la mi'ieriar, tres inte¡pretaciones (ltle no se erclttyen, sino que, por

eI contrario, Se completan y cstán entre si en estrecha re'

lación)i-I.,En primer lugar, se puecle considerar la_frase como ex-

presiva de clos tendencirts contrarias, una rebajando al pro'ietariado, otra elevánclole. El antagonismo de estas dos ten'

dencias no es más quc el antagonismo entre el capitalista y el

asalariadb¿ Los capitalistas tratan sin cesar -y a ello se

ven obligádos por la concLrrrencia- de oprimir cada vez

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más a sus obrero.s, de reclucir el tiempo clc trabajo, de dis-minuir sus salarios, su ir-rclepenclencia, ctc. Pero tarcle o tem-prano, la clase obrera unicla y organizacla, de la misma rna-nera que Ia producciirn capitalista, tratar'á cle escapar a laopresión y a la csclavitrrrl.( Este es un hecho por todos conociclo. Pero cuanclo ocrlrre

vienen los economistas liberalcs y diccn: sí, es justo, perola tendencia del proletariado al empobrccinriento no es másque un fenólneno particular en el coruic:nzo clel régimen capi-talista y gue ya no se reproducirá más aclelanle. Es inexacto.Lo que clesaparccerá son mtrchos resultados cle aquella ten-dencia a Ia zrgravación de la miseria clel proletariado, perono la misma tendcnc:ia. E,sta hállase ligada estrecharnente alsistema cle explotación capitalista y ng puecie desaparecermás que cuando clcsaparczca cl sistella./La fcnciencia cle lospatronos a rebajar al prolcturiario o /or lo trenos a opo-nerse con todas slls I'ucrzas ¿r l¿is tcntativas qlle hacc paraelevarse, es una cor-isecucr-lci¿r nttul'al clc la lorlna de Ilro-ducción capitalista, clt' 1¿r cotrcr-rllcnciu, rier la caccria cle be-neficios, que tiencle a clisminuir constanl(.nlL'ntc toclos losgastos de proclucciórr y, por cronsccLrc.ncia, lt.rs jorrurles cle lostrabajacl<>res. Algun¿ls \/cces los fabricantcs

-mirlc¡s blancospor Io r¿tros- llcgan a fr.(:olroccr clllc los salarit¡s elevadosy la recluccirin clc lror'¿rs rlc I nrb¿r ii-i rlln un trabajo más pro-cluctivo; pcro no por cllc¡ rlt'sistcn clc srr tclrclcr-tci¿r a agravarla miseria dcl prctletariaclo. Pler.:is¿unentc csos I'abricantcs in-teligentes son ]os que intenl-an rccltrcir c:l trúllero cle susobreros empleanclo métoclos 1, nráquinas quc irernriten ganartiempo a la \tez qllc strstilr-r1,cit trabajaclorcs h¿ibilcs bienretribuidos por trabalr.lorcs inhírbilcs lnal pagaclos. Y pol'doquiera vemos clLlc sc ronslitrrl,cri sirrclicatrts patronalcs paraacabar de reclucir al cstaclo cle csclavc¡s sirr vc¡luntad n losobrferos ya esclavizaclos ], clcgradacios.( Allí dondc los obrel'os cor.,.sigllen, en parte, cdticarse comolo§ patronos, que es lo quc oc-ur"re elt Inglatcrra, ciisrninuyela rudeza en las formas rlc la lr-rcha entrc las tendcncias ca-pitalistas a la agravación clc la misr:ria y ias tenclcncias aelevarse del proletariacio, pcro ia lr-rch¿t subsiste y aclquiereproporciones cada vez rnás coiosalcs, puesto ctrue la masa, ia

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homogeneidad, la acometividad cle los eieprentos antagónicoscrere constantemente pr.rr anrbo, port.r. )

(Asr, pues, en ctr senti(lo clc ulra rcnclefrcia, ilteluctable enIa sociedad capitalista y cacla vez nlirs pronunciacla, tieneMarx perfecta razón para llaltl¿rr cle los progresos de la rniseria, de la serviclunlbrc y por otra parte dei aumento deldegcontento. /d Pero aún pucclc aclmitirse otra interpretación. La palabra

núseria puedc significar tniserict'física; también puecle signi.ficar tniseria social. E,r'r el primer sentido, la misera.sc refe-re a las nccesidaclcs fisiológícas rlel hombre, nccersidadesque, ciertamente, no sc)n sicnlprc ni en toclas partes las mis-mas, pero qile, silr clnbal'u(), r-ro s()t'l tan cliversas como lasnecesida¿les socictles cLrva lalta clc s:rtisfaccirin procluce lamiseria social,,(Si sc cli"i'o u la palabr-n la sigtri{'icacrión fisio-lógiczr, no scoi'rh, i-'r¡ vcr-clacl, sostcni[)lc la aIirnra«:icin clcMarx. Preci.s¿nlt:ntc cn los paísc"s clrpil:rlis;lls ntás aclclanla-dos, no c.s posilrlc obsr:r'r,¿u unA 1'rrourcsión gcncral de lamiseria físic¿r, to(lo cicrnr-rcs1r'í1, por rl contrario, qne en ellosla rniseria física clisrlirrr-iyc. La clasc ubrera vive hoy rnejorque hace cincucnta años. SerÍa ult cl'l'or atribuir este pro-greso al aumcnto (lc los salarios, porqlle no clebe oh¡idarseque durante psc pcr'íodo dc tien-rpo la vicia se ha trrecho rnu-cho más carry)si crr los riltin-lt-¡s años ha bajaclo el precio <ie

los cereaics V lrasta cl rlr'1a cainc, sc ha clcjaclo sentir elmovlmlento «rltttcsto cn ol"ros ¿u'líctrlos, cs1;ccizrlluclrtc cn losalquileres v cn lr¡s in'rllLle):()s.

Se alega Ia cllsnlir-rución clcl nunrcro cie pobres, como pue-de observarsc, por cicrnplr-i" cn Ilrgialt.r-r-n, y se olvicla quelos sindicatos v las cajas cie soct-lrros ntutuc¡s cleben sostenercon las cclntrilluciorrcs clc krs obreros ¿r muchas gentes, sintrabajo, invirliclos v en[cl'rlro:;. E]stos frastos, que en otrasépocas corrían a cargo cie la ¿rsistenr:ia púrblica y, por con-secuencia, se traducran clr Llrl irnpucsto que pesaba sobretodas las persor-las a('oinoclacl¿rs, ha},' qtre restarlos cle los sa-larios cuanckt se corxpara lo qlle son l,oy y lo que eranantes.

El progreso no es, ni ccln mucL'lo, tan grancle como pa-rece por ei examen de los salaricls, y todavía cuando se

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reduce el valor de los salarios en dinero a su equivalenciaen trigo, los resultados son mucho rnás favorables, porqueno se toman en cuenta en este cálculo los viveres cuvo pre'cio ha aumentado"

En ninguna parte han sido las circunstancias tan favo-rables como en Inglaterr'¿l para el desarrollo de la calse obre-ra. Sidney Webb, tan moderado, tan poco dado a las exage-raciones, ha obsen,ado los cambios ocurriclos descle 1837en la situación del proletariaclo inglés y ha cleclucido Io si-guiente:

Se puede demostrar que, si descle 1837 ha hccho grandes pro-gresos una fracción importante del prolelariado, otras fraccio-nes sólo han logrado una parte inferior, si han Iograclo alguna,en el proÉTrcso getreral cle l¿r riqueza y de la civilización. Si con-sideramos l¿rs clif'crerrtes conclici<lnes de vicla y cle trabajo, y nosfi.jamos un nivel, por dcbaio clcl cual no puccla el obrero vivirregularnrente, encontrarernos que, en io conccr¡-licnte a los sala"rios, Ia duración del trabajo, el alo"iamicnto y l¡t cull.ura gcncral,la propot"cirin de los que están por debajo cic aqucl nivel es ffle-nor que en 1837. Pero encontraremos también que el ttit,el ntásbajo de hoy no es nui.s elet,atlts, qtte e'[, cle 1837, v qlre el núrnerode los que están por debaio del nivcl que hemos cicterrpinado,excede en vaÍor a:b.srsluto al núlnero encontraclo en 1837.r { a mi-seria e.s lrc¡\,tcttt ¡tt'ofunda cc»nt-, k¡ ltayct si.do nttnca e'tt la épocaque m(is y eslá ttut exlettclido si nr¡ tttás tltLc crtfttnces. iLabourin tlte lortga.st tcign, pág 18.)

...,,

Diez años anLcs había obtcniclo cl lnismo rcsultaclc¡ Fede-rico Engcls. En la Nette Zeit esct'il¡ía en 1c385 acerca ctc Iaclase obrera inglesa:

oUna progresión duradcra (data de 1848) sr-)lo puecle cornpro,barse cn dc¡s fracciones privilegiaclas cle la clase obrcra" Com-prende la primera a los obreros de las l¿ibricas. La clctcrmina-ciór.1, por ministel'io cle la lev, de tina jornacla cle trabajo razo-nable, relativamente, por lo trncrnos, ha permrticto un mejsrr"¿¡¡¡s¡1-to en su constitución físic-a 1, les ha dotado dc una supeliondaclmoral que ha crecido aún nrás por sLl concentración local. Strsituación es, indudabientente, superior a la que tcnian en 1848.

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,E,l segundo grupo está formado por las grandes Trade Unions.Son organizaciones de las industrias en que sólo puede utilizarseel trabajo de los hombres aduttos. La concurrencia de las muje-res, de los niños, de las máquinas, no ha podido quebrantar susorganizadas fuerzas.

»Los maquinistas, los carpinteros y ebanistas, los obreros dela edificación, tienen Sinclicatos poderosos, tan poderosos, quepueden oponerse victoriosamente, como los últimos, por ejem-plo a la introducción de máquinas. Ciertamente ha mejorado susituación desde 1848" La mejor prueba de ello es que al cabode quince años no solamente sus jefes están satisfechos de ellos,sino que tambión cllt¡s cstán satisfechos de sus jefes. Constitu-yen una aristocracia clentro cle le clase obrera; han conseguidocrearse una situacicin bastante confrlrtablc y aceptan como defi-nitiva esta situación" Son los obreros modelos de los señoresLeone Levi y Giffen y del buen Lujo Bren[ano, y en efecto, songentes muy agradables, muy abordables por todo capitalista inte-

,ligente en particular y por toda la clase capitalista en general.(Pero para el resto de la grÍin masa de obreros, su miseria, su

poca seguriclad es tan grande o mayor que ha sido nunca. «East-End, en Lonclrcs es Lln infierno dclnde aumentan sin cesar lamiseria, la clescspcracicin, cl l-rarnbre, clurante - los paros, la de-gradación físiclt y rnorai cuunclo se trabaja.» i

Las anterit¡r'cs lincas [orm¿rn pertclutú con las de Webb.Pero si los dos cuadros son verdaderos, si en el Eldorado deltrade-unionismo de las sociedades cooperativas, clel socia-lismo municipal, no están m¿is adelantados los obreros, ¿quédirernos de los progresos que han hecho en otras partes?*_- Si el proletariaclo necesita un períoclo de tiempo tanlargo para librarsc c1c la miseria física, resulta una agrava-ción constante cle ia tniscritt sttcial, porque la productividaddel trabajo crece con inaudita rzrpidez. Lo cual significa quela ciase c¡brcra quecla excltrida, cada vez en mayores propor-ciones, cle ios progrcsos qLle son obra suya, y que las con-diciones cie la vicla mcjr¡ran más rápidamente para ia bur-guesia que para ei proletariaclo, de modo que cada vez se

ensancira más el foso que separa a los dos clases.l\ Fodría creerse que er-r una teorÍa social, debÍá tomarse

el\conccpto de la miseria en ei senticl o social" Bernstein nocs de esta opinión" En ia concepción de la miseria como

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fenómeno social, no ve otra cosa sino la rclruncia clc Ia «teo-ría de la miseri¡», no Ltna renlrncia ..franca,

-noSotr<¡s los

«apologistas», y los uabogaclillos" sonlos incapaces de ella-sino "por lo menos liasta el pr-rnto cle hablar sólo metafóri-camente». d

,f.¡'*

Es, dice en la edición alemana (estc párrafo cstá suprimicloen la edición francesa, pero es importante pura la cucstión qr.rcahora tratamos) loplLre hace II. Cunorv ct1 sll ultícuio s<¡bre lateoria catastrófica"(Cuando Marx, al f in¿ri clel prir-ncr tornc) cle ElCapitai habla ciel aumento de la nliscria, consccr-rencia cle I¿r

forma {s produccirin capitalista, añerclr: qlte no clebe entender-sepor esto una regresióll absoluta de l¿rs condicioncs ecr:n<imicasde la existencia del obrero, sincr más bicn un¿r «rcgl'esión r,le susituación sociai relativamente colt los proBrcsos clc ia ctrltur"a,por consecuencia relativ¿r dcl aumento clc la procluctiviclacl y delas nuevas necesidadcs nacicl¿rs cle Ios pl'ogresos cic la civili-zagiónr." ,,,

,'i et concepto miseri¿t r.lo cs altscllutct. l.o tlue puccle pareceruna situación envicliablc a Lllt obrcro rlc cit:rtu categoria, al queuna gran diferencia cle culttrra separa rlc su patrón, puede pa-recer a otro obrero quizzi clc catcgoría supcrior cn inl"eligencia /a su patrón, ttn estaclo, «tal cle rniscria 1, clc o¡;rr:sión que lc¡ re- \l-

-ñ.cha¡e con indignación"- . . ¡,.._ ¡Á^ - / \;- Desgraciadamente. en"la lr¿rse cn circstitin, Mar-x no hahl¿i tfil b

sólo de Ia agraviicitin cle la rniscrier 1, cic ia opresión, sino tarn-bién de la agr";rvacitjn clc la servicltrmbre, cle Ia cicgeneración, deIa explotación. ¿Debemos cntenclcr tarnbién estas expresiones ensu sentido a Ia "Pickrvickr? ¿Por eien-rplo. una cicgcnerar;ión delobrero que lo es sólc relativan'lente al progreso gcneritl? No esésa mi intención, ni tarnpoco la cle Cunorv sin cilrcla" No. Marxse expresa aquí en térrninos rnuy positivos crranclo habla udelnúmero sin cesar dccrccicnte cle ios potcntaclos clel capital qr.reusurpan y monopolizan tocl¿is las verrtajas cle cstc pcl-Íodo de laevolución social y del aulncnto cle la miseria, cie la opresión, et-cétera, (El Capitctl, lomo I, cap. XXIV). ".;,

Es posible basar Ia teorÍ¿r catastról'icí sotrrc csta oposición,pero es imposible eclificarl¿r sobre Ia miseria moral clcl strLrorcli-nado que es intelcctu¿rlnrcntc superior a su.icfc, como se cie-muestra en las oficinas y en tod¡rs las instilucioncs -icrírrquicas.

. Esto es lo que llauraPara Bern.stein la miseria

12. - l.r I)r)cTnI\ I srx,t.\t-rs't.t

entrar en el fonclo de la cuestión. i

social, el contrastc crcciente entre l

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la manera de vivir c{el btrlg-Llús y I¿r clcl prolctario, se con-vierten súbitan-lente en rriseria moral de subordinado queintelectualmente es srlpcrior a su _iefe, la miseria rnoral delgenio desconoci<ki.)Conccbir ln miscri¿r colrlo Lln fenómenosocial y no fisicol es l)ara BL'rnstcin clar a la palabra unasignificación a la Picku,,ick; si asi ftrera, «Pickrvick Club» noes un club despreciabte.)

{ Recuerclo el conocicir/ pasaie de las Rcs1ttrcslas, clc Las-salle.

Toda nriscl'ia y toclo clolor llur-lr¿u-ro clcpcncleri únicanrente dela relación entre las necesiclacles, Ias costumbres y los mediosde satisfacerlas en Llr.r monlcnto clado. Tr-rcla miseria y todo dolorhumano, lo mismo que toclas las satisl'accioncs humanas, se mi-den, pues, por tra cclnr¡rar:rción (:on la siluaclcin en que se en"cuentran otros ltoutl»t'.s ,lc la nti.stn<L d¡tttta, atcncliendo a las ne-cesidades quc scr l'i¿rn rrcltr-lo ¡'ltrr la t'ostullrl>l'c:. Sc aprcciarzi, pues,la situación cle un¡ elll:,,r sociitl (ron]Purrirxiollr con l¿r situa.cirirrde Ias otras r;li.rsc:, c¡r Irr misr'nir ul)()ci.r. ),1

Ya en 1850 sc er¡rrcrsaba Roclbcrttrsla t1e rnanera análo-ga en su pr-inrr:r-a ,<r;alta social» A von Kirchmann"

La pobreza c.s Lln ccnce¡rto social. v p(ir consccLrencia, rela-tivo. Yo sostcnlro qLrc ias neccsicl¿rclcs Icgítirnas de las clasestrabajadoras, clcscle que han alcanzaclo una :iittración so.cial máselevada, han aunrcnt¿¡rlo, v quc scría inr,'r¿rcto, hov que han al-cnzado aquell:r situación, rllrc no irablris('rr-ros cle una argravaciónde su situación nr¿rtcl i¿rl, nr¿l.r:inrc cu¿rritlo Ios s¿rl¿rrios cclntinúanlo mismo... Si a cstt) sú ¿l!ll-cgli qtic cl utlnicnlo cle la riquezanacional le o[rcce ml:ciit.ls par ¿r clrrc ¿rurrlcr-rIcn slrs r-cl1tas, entanto que este aurncnt() sulo bcltcf icia ¿t las otras clascs, claroes que la siti-racir-ln clc I¿rs clascs trlibir.jadr.rras dcbc conmoversepor el antagonisnrc, cnn'c el clt:sco 3, Ia sati.sfacción del de.seo,entre la atracclón clcl g()cc v :jLr r'ellLrncia {'c»"zosa.

'\ Lo qtrc prue:ba qlrc Marx pcnsflba csto, es qllc habla deIa\ agravaci(r¡r cle ia ir-riscria r:lr El Cnpitctl, la obra en que

14. Karl RotlbcrLtis (iE05-1875): [)cstacack¡ cconomista atrcmán, máxi-mo, represcntantc cle l ll¿tnlackl "s'"¡cialismo ricarcliano""

178

pone de relieve la regeneración cle la clase obrera inglesapor la influencia de la nueva legislación industrial. y Engelshacía notar en 1891, el año en que se reclactó el prográmade Erfurl, que el antagonismo creciente entre et capitál y ettrabajo proviene de que la clase capitalista reserva pu.o ii tumayor parte de los productos cuya masa se agranda cons-tantemente, en tanto que Ia parte destinada a la clase obrera(calculando a tanto por cabeza) sólo crece muy lentamente ymuy poco, o no crece nacla, y aun en ciertos casos puededisminuir, no decimos que debe crisrninuir.r(prefacio áe sa-lario ), capital, de Marx. Véase también/cl prefacio de Iasegunda edición de la Situación de las Clases Trabajattorasen Inglaterra, pág. 10.)

_ Nc-¡ vamos, pues, en mala compañía con nue.stnr pickwickClub. Y estos Pickwicks ernpezahan ya a «hablar sól<¡ meta-fóricarneflte» de Su «tse¡ia de la rniseria» cuanclo la estatranproduciendo.{-' La agravación de 1a nriseria, en er senticlo social, estárbconocida por los mis¡nos burgueses; pero le clan otrr¡ nom-bre: la llaman avaricia. El nombre .ros importa poc,l. Loimportante es el hecho dc que aumenta siernpre Ia clistanciaentre las necesiclades ciel asalariaclo y ta poiibiliclad c1c sa-tisfacerlas por nredio de su salario, y que al nrismo tiernpose ensancha nr¿is cl foso entre e[ capital y el traba.io. En,esa miseria crecicntc de los obreros robust<¡s física á inte-Iectualnrcntc, v no cn una crcciente clesesperación cle horclasescrofulosas semiebrutecidas, es en donde veia cl autor cleEl capital 7a ftterza que lra cle clar el mirs poderoso impulsoal movir-riento sociaiista.)N,r se clesmentirá s* cficacia por-que se pruebc (lue van ,n6¡oranclo las conclicioncs clc Ia eris-tencia del obrero. ser'ía, en l'erclacl, muy clifÍcii eI denrostrarpor rnedio cle cifras qlre \¡a crecienclo Ia nriseria social. senecesita un iargo pcrÍoclo cle datos exactos sobr-e la mas¿r clelos valores creados anualrnente y su clistribución entre pro-Ietarios y capitalistas, si quisiér-a,ros :*,crigtrar- cuánto seha agravaclo la explotaciórr cle los proletariós y hasta quépunto ha enrpeorado su situación social.

Pero tenemos algunos indicios que nos pcrnritcn rccono-cer la marcha de la evolución.

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Page 6: Kautsky, k,. La Teoría Del Crecimiento de La Miseria

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(. Mu.* nos ha mostrado er. El Capital el gran medio porel cual aumentan los patronos la rniseria de la clase obrera,aun allí donde el trabajo es remunerado con su justo valor,doncle el salario no se ha disminuido por debajo de los gas'

tos indispensables para la subsistencia de la clase obrera.Este medio es el esfuerzo que hacen pafa aumentar lasupervalía absoluta y La supervalía relativa-')r

La manera más sencilla de aumentar la'primera , es pro'longar ta jornada. de trabaio. Pero este procedimiento en-

cuentra pronto el límite de aplicación en el agotanriento dei

obrero. No se puede pasar de cierto puntc, y una vez tras-pasado, hay, forzosamente, QUe reducir la jornada de traba-

Jo. En el sentido de esta reducción obran una porción de

iactores que sería imposible enumerar aquí. El resultado es

que en Ia lucha por la duracién de Ia jornada de trabajose ha impuesto en todos los países capitalistas en el trans'curso de un cuarto cle siglo la disn-rinución de la jornada.Con relación a esto no se puede hablar, pues, de aumentocle la miseria. Pero esta reducción está en general compen'sada por el aumento de la canticlad de trabajo suministracloen un tiempo cletermin¿rdo, por la «intensidacl» del trabajo,y con frecuencia se aplican lc¡s sistemas máS refinaclos del

salario, a las primas y la participación en los beneficios,Con todo esto puede decirse que en los países de granproducción capitalista el rebajamiento dei obrero por cl

aurnento de la supervalía absoluta ha llegado a sus lín-rites.

Pero si el capital encuentra cerrada aquella vía cle aumen-to de la supervalía, recurre con mayor ardor a los mediosde aumentar la supervalía relativa: por la división del tra'bajo y el perfeccionamiento de las máquinas reemplaza los

obreros instnridos por obreros ignorarltes, IoS hon-lbres pormujeres, los adtrltos por niños. Este último medio está iimi-tado por las leyes protectoras ciel obrero, pero de utr modomuy imperfecto. La protección de los niños rlá]orrls cle ca-

torce años eS insuficiente aun en las rnejores legislacionesprotectoras de los obreros, y quedan inlpunes las peores for-mas de la explotación de la infancia. ,t

Los progresos cie la maquinaria y del trabajo de las rriu'jeres no encuentran obstáculos ni deben encontrarlos si no

180

se quiere paralizar la evolución económica. En ningún casopuede impedirse a los capitalistas el empleo de estos clos

medios, los más eficaces para rebajar la situacién clel obrcr-

ro, y usarán tanto más de ellos cttanto mayor dificultacl en-

cugl:ltren en recurrir a otros medios.\, La extensién del trabajo de Ias tnujercs y de los niños

es ya un síntoma cierto de la agravación de la miseria cle laclase obrera, no necesariamentc de la miseria física, sinouna acentuación constante do la impotencia para s¿rtislacerlas necesiciades de la familia con la sola al,ttcla del salariodel padre. No es inrliferente el que este hecho provenga deque disminuya el salario o de clue las necesiclacles aumell-ten" En el segundo caso, Ia miseria producirá el descontentomucho antes, y este descontento producirá tambión, niuchoantes que en el primer caso, cfectos dtlraderos. Pcro ell uno\y otro caso se podrá hablar de la agravación cle la niiserizr./

(Álti donde el sálario del paclre no sea suficiente par¿I rran-{tener a la mujer y a los hijos, sucederá que por una partelos hijos y las mujeres de los obreros tendrán que ir a iafábrica para ganar jornal, y por otra parte los hombres nose casarán y buscarán en ia prostitución lo qLle no quierenpedir al matrimonio. De esta manera aumentará el númerode las mujeres solteras que se verán igualmente obligadas a

buscar trabajo;. Asi disuelve la familia la producción capita-lista sin reemplazarla por otra, y así crea una causa de las irrásimportantes áe aumento de la miseria y i1e la degeneración- 7

, Al mismo tiempo, la proporción cle las personas aciultas/crece con relación a la población total.

,

Según el censo de 1880, los niños mayores de 15 añoseran en Alernania 35,4 Vo de la población y en 1890 35.15 c)tt.

El núrmero de los casados, viudos y divorciados aurnentoen el mismo lapso desde 18.100.000 a 19.800.000, es decir,aumentó en 9,3 .vo; el de ios solteros menores de 15 añospasaba desde 11.100.000 a 12.300.000, es decir. aumentaba enun 10,2 Vo"

El número de los matrimonios varía según las oscilacio-nes del movimiento de los negocios, pero decrece siempre.El siguiente cuadro da el número de rtatrimonios por 1"000

habitantes:

181

Page 7: Kautsky, k,. La Teoría Del Crecimiento de La Miseria

Alernania AustriaGran

Francia Bretaña

1872 .

1873 "

1874 .

1880 .

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AI mismo tiempo adquirió un desarrollo considerabre eltrabajo cle las mujeres. En el Imperio alemán creció el nú-mero de las mujeres trabajadoras, entre 1882 y l89s, des-de 5.541.517 a 6.578"350; es decir, aumentó en más de unmittón.

En la inciustria y el comercio se observó el siguienteaumento desde 1882 a 1895:

Varones Mujeres Media

EmpleadosObreros

1.15,6 Vo

52,9 %io

254,7 %o

tr04,9 70

1.lg,g vo

62,6 0/o

El aumento del número de las obreras era dos veces mdsrápido que el nrimero de los obrer.os.

El socialista ruso P. de struve y otros me obietaron gueen América disminuye el trabajo de las mujeres,

Pero es un error.En los Estados Unidc¡s se han contado;

182

I 880 r 890 Aurnento 7o

ObrerosObreras

14.7 44.947

2.647.157

I8.82I.090

3"9t4.571

27,64

17,88

Al misrno ticmpo Il¿l aunlcntaclo Ia irclblación fcmeninamás lentamente qLlc la masclrlinrt.

El attrnento er¿r pat'a it-rs oblcros 27,64

Varones menol'es dc i0 iiiro,s 2q,98

Obreras " 47,88

Mujeres rncnor-es clt' l0 ¿riiits .27,93

La extensiirn clcl traba.io cle las rlu icre s c.s r¡r.r¿r scñ4tr t:lcl"-

iá a" la agravación de la miscria, rcrlobla l;t nriscr-i[ ['or"-que la sociedacl capitalista l1o ira cl'caclo l'ornrlis nrlls 'elr:r,a-

das de familia para t'eemplazar la forrlra actttai Iol'nracia poruna pareja. El trabajo asalariado cic la inttjcr callsa, ptlcs, slragotamiento fÍsico, porque estc traba.io t'ict1c a alrmentar elde la casa, y resulta de cllo que ia fanrilia \/a elttpoi¡recién-dose cada vez más, que se visita colr it'ccttencia la taberna,que la obrera, nacla preparaciet para su papel cle ama cle casa,despilfarra sin tino, porqlle descouoce los principios del arteculinario y de la costura. ¿'De qtré le sin'e al obrero el aurrren-to de los salarios, la rebaja en el prccio de los cereales, si

.su mujer no sabe prepararle con-licla nr-itritil¡it Y apctitosa?(¿D" qué le sirve la rebaja cle precios dc los vcsticlos cuando

su mujer no sabe cornponer los va ttsaclos, de stterte quese ve obligaclo a comprarlos cou cloble frecuencia que antes?He aquí cómo el trabaio de las muieres ilcva como conse-cuencia la miseria física y la miscria social. ,

-¿( Pero esta causa de degradación crccicnte .óontribuve tam-bién a aumentar el descontento, porqllc la mr-r"ier se ve arras-trada en las filas del proletariaclo rnilitantc a luchas en lasque antes permanecía indiferentc, cuanclo cr"¿r sóio an-la clc

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Page 8: Kautsky, k,. La Teoría Del Crecimiento de La Miseria

I at lu¿o de ]a exploración tle la mu.icr por el trabajo ast_laiiaclo, se ve creccr tanrbién la explotación de la juventud. )Es tástima que el censo de los trabajaclorcs nlcnores de trein-ta años en Alernania no se hicicra en 1895 con arreglo a las

mismas bases qlle en 1882, de manera que no puede estu'diarse el desarrollo del trabajo as¿rlariaclo para algunas cate'gorías cle personas menores de 20 años. No podernos estable-ó"r comparaciones entl'e los dos censos más que para el totalde los obreros lrlenores de 20 años.

Así vemos que sll proporción por cie'uto es la siguiente:

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Agriculturzr Incltrst ria1882 1895 1882 1895

Cr-¡mercio Conjunto1882 1895 1882 1895

Obreros me-nores de 20años 30,51 32,61 28,41 28,80 73,09 25,03 29,20 30,11

Nos falta espacio pal'a hablar cle los efectos de las má-quinas y cle otros diversos factr¡res" Por otra parte ya hemoshablado clel paro. Nos contentaremos c'on citar el siguientepárrafo de El Capital:

{" En la cuarta sección del análisis de la producción de la super-lrutu relativa, se r¡eía Va qlte en la sociedad capitalista no puedeaumentar la productividad social del trabajo sino a expensas delobrero; que todos los medios de desarrollar la producción se

convierten en medios para dominar y explotar al productor; que

rnutilan la personalidad del obrero convirtiéndole en una sim-ple rueda suplementaria de Ia máquina; que disminuyen inte-Iectualmente al obrero; quc hacen cada vez más anormalcs lasconcliciones en que trabaja, que le someten durante el trabajoal despotismo más odioso y mezquino; que convierten toda su

vida en una vida de trabajo continuo; que arrojan a la mujery a los niños bajo las ruedas del Juggernaut Capital. Pero todosios métodos empleados para producir supervalía son al mismotiempo métodos de acumtllación, y todo progreso en la acumu-Iación de los capitales contnibuye al desarrollo de estos métodos.Resulta de todo ello quc, sea el que fuere el salario, la situacién

184

del obrero empeora en la misma meclida en que progresa laacumulación de los capitales. Finalmente, la ley que compensaIa superpoblación relativa, o reserva del ejército de industriales,por el progreso de la acumulación de los capitales, sólo sirvepara encadenar al obrero al capital con más solidez que loshierros de Vulcano encadenaron a Prometeo a su roca. La acu-mulación de la miseria corresponde asi a la acumulación de capi-tales. En un polo se observa una acumulación cle riquezas, y énel otro, una acumulación cle miserias, de trabajo, de serviáum-bre, de ignorancia, de brutalidad, dc degradación moral, y esoprecisamente al lado de la clase que produce el rnismo capital.(El Capital, torno I ) >I

lAquí no habla Marx de una baia cle los salarios. Más deuna tendencia de las que ac¡uí describe, por ejemplo, el he-cho de que la vida clel obrero tiencle a convertirse en untrabajo continuo. sr: ]ra clcbilitado desde entonces, pero Iamayor parte de las tendenci¿rs sr'ñaladas es1án hoy más de-terminadas que nllnca, y por ello misrno tenernos el derechode hablar de una agravación cie l¿r miseria, de Ia servidum-bpe, de Ia degradación, de Ia explotació".){ Pero Ia frase ,ragravació¡r cle la miseria, puede tc¡marseaün en un tercer sentido. )

Hasta aquí sólo nos heric,sros asalariados, pero Marx. cncias de la acumulación de los

ocu¡rac1o de Ia clase de obre-el párrafo sr¡bre Ias tenden-capritalcs, I-rabla también de

otras clases del pueblo.si la situación de los proietarios es Ia cie seres l¡isera-

bles y esclavizados, la miseria y la esclavittrd deben crecerpara el corijtrnto clel pr-reblo en la medida en que crece elproletariado con relacion a tras otras clascs, y es innegableque el número de porletaricls aument¿'r cn toclas partes"

Pero el aunrento clcl r-iúmcro dc los prolelarios no es a suvez más que un sintonla y al n'risnro tienrpo rlrla nueva causade_ la agravación cle la n'iiseria en las clemás clases clei pueblo..:' En los ,loininios nuevamcnte aclqrrir-iclos p()r. la illdustriacapitalista

-y damos a la ¡ralabra ,.ciollinio,, su sentido geo-gráfico a la vez. que cl cconónrico- la tcncicncia dei capita-lismo a acrecer la miscr^iA sc uranil'ic.sta con una ericrgia par-ticular, y dc clla rcsulta, r-ro ya tan s«)lcl I¿r nriscria social, sir-ro

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Page 9: Kautsky, k,. La Teoría Del Crecimiento de La Miseria

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también una profunda miseria física, el hambre, la priva-ción de lo qué es indispensable para ta vida.'7

Es un hecho cCInocido y también generalmedte reconocido.Pero el economista burgués se consuela diciendo que Sólo

se trata de un hecho pasajero, QU€ es sólo la consecuenciade un período de transición, al que seguirá el mejoramien'to- de las ciases PoPulares.

\ Ello es verdad para algunas regiones y-algunas ramas.delL industria, pero n0 para el conjunto de la sociedad capita-lista. Cierto es que tlna buena parte de las fracciones del

proletariado se librarán tarcle o temprano, de su miseria físi-la. Pero la forma de proclucción capitaiista progresa conti-nuamente, Se extiende Cgnstanterrlente Sobre ngevas ramas

de la industria y sobre nLlevas regiones donde arruina a los

propietarios de la pequeña industria, los convierte en pro'letarios, los hundc en tra miseria, y ese movimiento sólo aca'

bará cuando acabe la proclucción capitalista, porque sólo

Ixrede existir extendien«lo su clontinio sin cesar" .,"

( Bernstein expone, con satisfac-ión, qLle las péqueñas in-

dustrias Son aún mtly nllmerosas en todas partes. Ya hemosvisto que este hecho prueba muy poco contra la concentra-ción dá los capitales. Pero por 1o menos es una nueva prqebaen favor de ]á «teoría <le la agravacién de la miseria'. Losmodestos artistas, los comerciantes humildes, los pobres al-

deanos, Se elnpobrecen Cada vez más. Si las condiciones de

la vida en los burgueses mejoran con más rapidez que en

los obreros asalariados, mejora rnás rápidamente en éstos,

al tnenos en ciertos, casos, que en los propietarios de las

explotaciones pequeñas. Las capas illfer"iores de la pequeña

bgrguesía, independicntes al parecer, clejan cada día más

de formar el anjllo que une a la burguesía con el proleta'riado, se conviertelt en un lazo entre los obre¡:oS asalariadOS

y los «vagabunclosr. Ellos son y no los obreros asalariadoslos que sin cesar aumentall la superpoblación'

De este moclo se renueva sin iesar la pequeña explota-Ción, euCUentra cOnstantetne¡te IlUevOS reclUtaS, Sean laS

que fueren las baias que ia baucarrota causa en Sus filas. I-apequeña explotació¡ no flesaparece, rnas se envilece y se

pierde.

186

Pero la miseria crece todavía de una manera más nota-ble en los países recientemente abiertos ai régimen capita-lista. Acaso se creerá que los obreros alemanes, ingleses, fran-ceses, americanos, no deben preocuparse de lo que ocurra enel extranjero. Son hombres modelos desde el punto de vistade la economía política nacional, dotados por consiguien-te de un egoísmo de corta vista. ¿Qué les irnporta, se diná,si de día en día aumenta el harnbre y la miseria en Italia,en las provincias eslavas y húngaras de Austria, en los Esta-dos balcánicos, en Rusia, en China, en el Indostán? Con talque mejoren su propia situación, pueclen estar satisfechoscon el régimen capitalista.

Esos famosos hombres prácticos y «moralistas» olvidanque no existen países que no ofrezcan regiolles aúrn intactasa la gran industria capitalista, y esas rcgiones son nuevclsdominios para que se extienda la miseria. No es cierto queIrlanda haya dejado cle representar este papel con relacióna Inglaterra. La constante disminución cle su población nolo prueba. Alemania posee aún Silesia. La Unión americanaaún conserva sus Estados del Sur.i'" Pero, por otra parte, la solidaridad internacional del i:rcl-letariado no es una palabra vana. Cuanto mavor es la rni-seria en un país, cuanto más f'avorables son en c¡trr¡s las ccln-diciones de la vida para el proletariado, tanto nrás desarno-llados están los medios de comunicación y más considerable-mente aumenta el éxodo de las empobrecidas rnasas a esteúltimo país. tr"os italianos, los polacos, los eslavos, los coolíes,cuando más miserable es su condición, exportan su miseriaa los países más felices, donde es más fuerte la resistenciacontra las tendencias degradantes del capitalisnro. Su llegadadisminuye aquella felicidad reiativa y paraliza aquella resis-tencia. i'.i Conío se ve, no es una cuestión simple, sino Inlly com-pl"¡r, la cuestión de la agravación de la riiscria. E.sta ad,optalas formas más diversas, pero todas conclucen al mismo re-sultado: se acentúan ios antagonisrnos sociaies y cada vezes rnás rq9a la lu.cha del proletariado contl'¿r la opresióncapitalista. ,,

Hemos visto córno allí donclc la procir-rccir)n ca¡;italista

187

Page 10: Kautsky, k,. La Teoría Del Crecimiento de La Miseria

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: se apodera de una nueva rama de la industria o de un nuevor país, se desarrolla mucha miseria física. En las ramas de lai industria V tras regiones donde está muy desarrollada, cuan'

, do el proletariado aurnenta en fuerza, puede luchar contra, la miseria física. Pero Ia miseria social continúa agravándose, porque las máquinas y Ia división del trabaio, que hacen lai tarea monótona v desagradable, progresan siempre, rrorque; el trabaio de Ias muieres y de los niños que reernplazan a

los obreros más instruidos se generaliza, porque la existen-

) cia está menos asesllrada, porque las condiciones de vida, meioran menqs rápidamente para los proletarios que paraIog burgueses.)' i/ Posible es áue puedan escapar a esta miseria fraccionesdé'la clase obrera especialn'tente favorecidaS por la suerte v

nrredan elevarse a otras condiciones de vida olre haea posi'ble Ia comnaración con las condiciones de la vida burquesa.Pero también nara ellas subsistirá la tendencia a la agrar¡a-ción de la miseria oue domina en todo el régimen caDita'lista: estos obreros están exptlestos sin cesar al pelisro de

rrerder su sitttación nrivilesiada, volviendo a caer en la rni-

Seria, lote cr¡mt'ln de la clase obrera" I)or Consectlencia de

una crisis, de trn invento, de ttna coalición de fabricantes.de Ia *concurrencia cle otras capas inferiores del proleta-riarlo. )i' Resúlta, rllres. ia tniseria por todas partes, baio el rési-men capitalista" una r¡iseria tanto más profunda cuanto ma'yor es el nútmero de rrroletarios v la pequeña explotaciónestá más esclavizada por el capital. PerCl también resrrltauna lucha siempre nrás encarnizada contra Ia miseria. trn des-

contento sin r:esar creciente de la clase obrera contra la do-

nrinación capitalista..il H" aquí mi manerá de concebir esta teoría marxista' a la

qu'e los crític«rs deJ mar"xismo han llam¿d6 «teoría del creci-miento de la miseria". Bernstein declara que ya ha pasadosu moda, pero no ha dernostraclo cómo ¡e la refuta, ni siqulie"rA. ha demostrado lo que ella significa.T\ Las tenclencias de las diferentes fort¡as de Ia miseria q.ue

hemos indicado, están tratadas bajo sr.rs principales aspec-tos en El Capitcrl, clc Marx. Sólo nos faltaria estudiar si las

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tendencias aquí descritas han sidq bien formuladas en elpasaje en cuéstión de Et Capitol,4Ño he de entrar a discu-tir cuestión de palabras. Me parecé que la redacción de estepasaje para todos los que conozcan fr,l"Capital es perfecta-mente clara, sin equívoco, inatacablel§unca la he compren-dido más que en el sentido aquí explicado. Pero esta cues-tión es de importancia muy secundaria. Las consideracionesde El Capital sobre Ia situación del proletariado no han siclorefutadas, porque Bernstein da a las palabras omiseria, Xod-egradación» el sentido que menos responde a la reatridarl,,)*(. Si abandonando la teoría de la agravación de la miseriavolvemos a la cuestión, ¿qué se hace del aumcnto de rique-za de la s<¡ciedad capitalista?, podremos responder': estateoría no implica de ninguna nranera que el aumento de ri-queza no vuelva a las clases trabajadoras. Ciertamente laproducción capitalista tiene sicmpre tendencia a rebajar alproletariado y a tocl¿t rnasa clel pueblo creantlo sil-l cesar unanueva miseria, pero creando tarnbién fucrzas que iienden a ilimitar aquella miseria. qNo cs la miseria l'ísica, sir-ro la nli-seria social ia que crece

-óóñstenteinente, es clccir'" ia oposi- i

ción entre las necesidades resultantes clel nivel cie la civili-:zación y los medios de que dispone ei obrero para satisfa-,cerlos; en una palabra, Ia cantirÍacL cie los productos qLre

corresponde a cada obrero puede crccer; la pqrte que le tocade los prochrctos que ha creado, clismir-ruye. "

g) Lct nueva clase tnedia.

Antes de concluir con el asunto clel aunlcnto clel nÍrnrerode poseedores, queremos estucliarle todavfa clcsde otro plln-to de .vista, en la hipótesis. ahora, cle qLle Bernstc'ill hayaentenclido, no el aumento del número de propietarios de losmedios de producción, sino el de las capas cle pobiación,que, por su renta, constituyen la clase media" Este ¡:unto clevista explicaría por qué cla tanta impclrtancia a las estaciis-ticas del impuesto sobre la renta, que en nada afecta al re-parto de la propiedacl. Por otra parte, cierto número cle susconsideraciones indican que éste era su pensanriento, por más

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