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7/31/2019 JUAN GOYTISOLO Omar Jayam y Dante Alighieri 271001 http://slidepdf.com/reader/full/juan-goytisolo-omar-jayam-y-dante-alighieri-271001 1/3  1 JUAN GOYTISOLO Omar Jayam y Dante Alighieri BABELIA - 27-10-2001 En una serie de artículos publicados internacionalmente al comenzar los bombardeos a Af- ganistán, Oriana Fallaci proclamó la inferioridad de las culturas árabes y dijo preferir a Dante que a Omar Jayam. Esta respuesta a la periodista italiana destaca los valores morales del poeta persa En la serie de artículos titulada La rabia y el orgullo, la conocida periodista italiana Oriana Fallaci, siempre pasional, siempre impulsiva y presta a repartir bofetadas a diestro y sinies- tro -sobre todo a siniestro-, después de una emotiva y justa expresión de su horror ante el monstruoso atentado a los símbolos de Nueva York -para mí también la ciudad más cos- mopolita, dinámica y bella de nuestro planeta-, se lanza a un furibundo ataque al islam y a su civilización presunta o inferior, oponiendo a la yihad de los terroristas de Bin Laden una cruzada salvadora en el sentido estricto del término. Para ello se dirige a los tibios, a los  progresistas, a los pacifistas, a quienes invocan la civilización para exigir el respeto a la legalidad internacional y la reflexión previa al recurso a la guerra, mezclando capachos con  berzas o, por mejor decir, metiendo a éstas y a todos los sospechosos de tolerancia con la intolerancia en el mismo capacho o cesta. Si sólo los fanáticos del islam y los antiamerica- nos profesionales pueden disentir de su condena de los talibanes, de su misoginia repulsiva y de una larguísima serie de males derivados del rigorismo extremo wahabí de los hasta hoy más firmes aliados de Washington en el mundo árabe, sus arengas para una moviliza- ción de cuerpos y almas contra un fanatismo -únicamente uno, no todos- no contribuyen a solucionar los problemas con los que se enfrenta nuestra actual civilización planetaria: ati- zan al revés unas llamas de las que nadie ni nada estarán a salvo a causa del fundamenta- lismo de la tecnociencia y la caja de Pandora abierta por las investigaciones biológicas al servicio de las industrias farmacéuticas y armamentistas (véase,  El lado oscuro de la revo- lución genética, de Jeremy Rifkin, EL PAÍS, 6 de octubre de 2001). Quiero precisar tam-  bién que el horror de Oriana Fallaci a aquellos barbudos con turbante que antes de disparar los morteros elevaban sus preces al Señor en Afganistán es similar al mío ante las imágenes de la televisión serbia cuando mostraban adolescentes angélicas besando los morteros con los que Karadzic y sus gentes bombardeaban Sarajevo. Pero cedamos la palabra a la perio- dista, en su imprecación a los necios, hipócritas y tuertos de toda laya: 'Habituados como estáis al doble juego, afectados como estáis por la miopía, no entendéis o no queréis enten- der que estamos ante una guerra de religión Una guerra que ellos llaman  yihad. Guerra san- ta. Una guerra que no se propone quizá la conquista de nuestro territorio, pero que cierta- mente persigue la conquista de nuestra libertad y de nuestra civilización No entendéis o no queréis entender que si no nos oponemos, si no nos defendemos, si no luchamos, la yihad  vencerá Y con la destrucción de nuestro mundo destruirá nuestra cultura, nuestro arte, nues- tra ciencia, nuestra moral, nuestros valores y nuestros placeres...'.

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JUAN GOYTISOLO

Omar Jayam y Dante Alighieri

BABELIA - 27-10-2001

En una serie de artículos publicados internacionalmente al comenzar los bombardeos a Af-ganistán, Oriana Fallaci proclamó la inferioridad de las culturas árabes y dijo preferir aDante que a Omar Jayam. Esta respuesta a la periodista italiana destaca los valores moralesdel poeta persa

En la serie de artículos titulada La rabia y el orgullo, la conocida periodista italiana Oriana

Fallaci, siempre pasional, siempre impulsiva y presta a repartir bofetadas a diestro y sinies-tro -sobre todo a siniestro-, después de una emotiva y justa expresión de su horror ante elmonstruoso atentado a los símbolos de Nueva York -para mí también la ciudad más cos-mopolita, dinámica y bella de nuestro planeta-, se lanza a un furibundo ataque al islam y asu civilización presunta o inferior, oponiendo a la yihad de los terroristas de Bin Laden unacruzada salvadora en el sentido estricto del término. Para ello se dirige a los tibios, a los progresistas, a los pacifistas, a quienes invocan la civilización para exigir el respeto a lalegalidad internacional y la reflexión previa al recurso a la guerra, mezclando capachos con berzas o, por mejor decir, metiendo a éstas y a todos los sospechosos de tolerancia con laintolerancia en el mismo capacho o cesta. Si sólo los fanáticos del islam y los antiamerica-nos profesionales pueden disentir de su condena de los talibanes, de su misoginia repulsiva

y de una larguísima serie de males derivados del rigorismo extremo wahabí de los hastahoy más firmes aliados de Washington en el mundo árabe, sus arengas para una moviliza-ción de cuerpos y almas contra un fanatismo -únicamente uno, no todos- no contribuyen asolucionar los problemas con los que se enfrenta nuestra actual civilización planetaria: ati-zan al revés unas llamas de las que nadie ni nada estarán a salvo a causa del fundamenta-lismo de la tecnociencia y la caja de Pandora abierta por las investigaciones biológicas alservicio de las industrias farmacéuticas y armamentistas (véase, El lado oscuro de la revo-

lución genética, de Jeremy Rifkin, EL PAÍS, 6 de octubre de 2001). Quiero precisar tam- bién que el horror de Oriana Fallaci a aquellos barbudos con turbante que antes de disparar los morteros elevaban sus preces al Señor en Afganistán es similar al mío ante las imágenesde la televisión serbia cuando mostraban adolescentes angélicas besando los morteros con

los que Karadzic y sus gentes bombardeaban Sarajevo. Pero cedamos la palabra a la perio-dista, en su imprecación a los necios, hipócritas y tuertos de toda laya: 'Habituados comoestáis al doble juego, afectados como estáis por la miopía, no entendéis o no queréis enten-der que estamos ante una guerra de religión Una guerra que ellos llaman  yihad. Guerra san-ta. Una guerra que no se propone quizá la conquista de nuestro territorio, pero que cierta-mente persigue la conquista de nuestra libertad y de nuestra civilización No entendéis o noqueréis entender que si no nos oponemos, si no nos defendemos, si no luchamos, la yihad  vencerá Y con la destrucción de nuestro mundo destruirá nuestra cultura, nuestro arte, nues-tra ciencia, nuestra moral, nuestros valores y nuestros placeres...'.

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Si vino y bellezas hay, pide vino y bellezas, / siéntate junto al agua que el verde prado rie-

 ga, / deja diablos y hurís al musulmán que crea, / mañana puedes morir si es que mañana

llega.

Si en el cielo hay hurís y vino, como dice el mulá, / nuestro premio en lo alto será beber y

amar. / Yo comienzo a gozar y vaciar copas en vida, / disponiendo mi alma al placer de allí 

arriba.

 Al mundo me trajeron sin mi consentimiento / y los ojos abrí con sorpresa infinita, / partiré

después de reposarme un tiempo / sin saber la razón de mi entrada y salida.

 Escucha, musulmán, los días aptos / para beber sin herir tu conciencia: / martes, jueves,

viernes, domingos, sábados, / miércoles y lunes, ¡los demás, abstinencia!

Yo bebo entre las flores, la conciencia tranquila, / y tú trabajas siempre, gran muftí de la

villa; / tintas de rojo oscuro tenemos nuestras manos: / yo de sangre de cepa; tú, de la de

tus hermanos.

 Entrégate al placer, oh mortal, sin recelos: / nadería es el mundo y nadería la vida / y na-

dería esa bóveda hecha de nueve cielos. / Amar y beber es cierto, ¡y lo demás mentira!

 En medersas e iglesias, buscando la verdad, / hablé con jeques, santos, filósofos y sabios, / 

escuché las sentencias surgidas de sus labios / y salí por la puerta que utilicé al entrar.

¿Podemos vivir sin pecar, oh infelices mortales? / ¿qué corazón está limpio de maldad o

malicia? / Mas si Dios me castiga a causa de mis males / tan malo como yo será el Dios

que castiga.

La defensora a ultranza de la superioridad de 'nuestra' cultura y yo estamos de acuerdo al

menos en preferir los amantes de la vida a los 'novios de la muerte' exaltados en el viejohimno de la Legión, aunque haya amantes de la vida propia que pisoteen la ajena, y kami-

kazes venidos de la miseria y otros con diplomas de biogenética o ingeniería. A diferenciadel padre de la Divina Comedia, Omar Jayam fue un gozador sereno y un escéptico a me-dias. Por ello, y su curiosidad por el mundo y la ciencia, su obra brilla, como la de Dante, através de los siglos.