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Jorge Alberto Manrique nen los cuadros de Gabriel Macotela; agarraderas como las que son los cua- dros mismos de Gabriel Macotela. pro- posiciones. si ya no de salvación. sí de existencia viva. Mu cA En el número anterior de esta Revista de la Universidad de México dí noticias de algunas actividades musicales a las que llamé alternativas. por considerar que estaban fuera de lo que es la con- vención en nuestro medio. Ahora quie- ro iniciar esta nota con un poco más so- bre el mismo asunto. es decir: sobre eventos musicales que no son precisa- mente cotidianos o repetidos pero sí in- teresantes. No creo exagerar al decir que el Pri- mer Festival de Bandas fue uno de los acontecimientos musicales más impor- tantes de los primeros meses del año. El Festival se organizó bajo el patroc i- nio del Instituto Nacional de Bellas Ar- tes. la Dirección de Música de la Uni- dad Artística y Cultural del Bosque. y se llevó a cabo en el Auditorio Nacional. Las razones de su importancia son va- rias. La primera. sin duda. es que un Festival de esta naturaleza hace mucho por revivir una forma musical que si bien tiene tradición en nuestro país se ha ido perdiendo por falta de interés. de apoyo y de público. La segunda razón es de orden estrictamente sonoro. y se refiere a la conformación instrumental de la bandera misma. El hecho de que exista una agrupación musical formada por instrumentos de viento y percusión. sin cuerdas ni teclados. tiene toda una historia y muchos antecedentes que se- ría prol ijo mencionar aquí. Baste men- cionar. por una parte. las necesidades de un conjunto apto para ejecutar músi- ca al aire libre sin perjui cio de la sonori - dad. y por otra. la tradic ión de la mús ica dentro de las organizaciones militares. Con estos dos elementos y alqunos otros. se conform ó uno de los grupos musicales de sonoridad más interesan- te y atract iva. Sin ir más lejos. estas dos razones son más que suficientes para justifica r un Festival de esta clase. Pa- sando al Festival mismo. mencionaré que la prime ra sesión (de la que dí noti- cia en su momento en las páginas de uno más uno) estuvo a cargo de la Ban- da Sinfónica Cuauhtémoc que dirige Ismael Campos. que por cierto fue el coordinador del Festival. Se tocó músi- ca de Haende l, Revueltas. Verdi y Elgar; el públ ico asistió en cantidad moderada y reaccionó favorablem ente a este pri- mer conc ierto . En los dom ingos si- guientes se presentaron otras cuatro bandas. con sus respectiv os directores. ofreciendo al público una variedad de música para banda centrada alrededor de las regiones clásicas del repertorio. De la parte más clásica del catálogo. las bandas ofrecieron música de Havdn. HummeL Dukas y Tchaikovsky; de mú- sica un poco más recient e. se escucha- ron obras de Shostakovic h. Chávez. Gershwin. Reed y Stravinsky. y de mú- sica mexicana. además del ya mencio- nado Revueltas y de la Sinfonía india de Chávez. se dedicó un programa a la mú- sica de Vel ino Preza. Melquíades Cam- pos y valses de vario s autores naciona- les. además de una Rapsodia mexicana de Jesús Corona incluída en el penúlti- mo programa. La asistencia del públ ico fue mejorando en cada concierto. y al final se hizo agradablemente necesario asistir al último de la serie por un inte- rés estrictamente acústico: con un buen sentido del espectáculo musical y de la acumulación sonora. los organiza- dores idearon formar una enorme ban- da (450 mús icos) con los cinco elencos participantes. y ofrecieron un divertido programa. muy clásico. en el que cada uno de los directores de las bandas diri- gió a esta macro-banda en una parte del evento . Para comenzar de modo tradicional. la marcha Viva México de Velino Preza. y de inmed iato. la obertu- ra de La flauta mágica de Mozart. en una interesante transcrip ción que. ade- más. tiene el interés adicional de ser una pieza típica en el repertorio de -las bandas inglesas. Esta primera parte del programa fue conducida por Carlos Ba- Si $ % % FOROS Y FESTIVALES ss: ss llegar a ser geométricas -más bien le- jos de ello- se reconocen por su distri- bución en ejes ortogonales. Se percibe casi un sentido musical (o más bien de ruido. de rumor. de rug ido citadino) , Es común la presencia de ciertas pequeñas enigmáticas estructuras repetidas. un poco como sucede en cierta pintura de locos; se reparten éstas por el cuadro. en series mayores o menores. a veces solitar ias (otra vez: referencia a soni- dos). Son triángulos con divisiones in- ternas tr iánguladas a su vez; figuras re- dondas. tamb ién trabajadas en su "inte- rior". círculos. figuras campaniformes: siempre pequeñas. repetidas. obsesi- vas. Que se convierten. en esta pintura sin fondo ni "forma " . en los acentos que estructuran la superficie. de colores siempre difusos . de líneas -porque son cuadros con líneas y colores- imprede- cibles. Se da así una inversión entre el "de- talle" y la obra. Aquél. por el arbitrio de la repetición se magnifica y se convierte casi en el "tema". Como un pequeño agrupam iento de notas que. por su per- sistencia. se convierten en el motivo verdadero de la obra. pero cuya debili - dad fuera tal que necesitaran del sus- tento de lo demás para propiamente existir y ser. Lacerám ica. que se vale fuertemente del contraste de superficies negras mate en oposición al color crudo del barro. discurre en formas angulosas e irregula - res. Agrupamientos que pudieran ser a veces de casas. a veces de gente : recu- peradas por esa delicada armonía inci- dental . y otra vez la ciudad. La ciudad que en su desmesura no se nos entrega como una coherencia real; la realidad que en su infinitud resiste toda aprehensión fi- losófica. pero frente a la cual nuestra capacidad de defensa está en ese en- cuentro o descubrimiento personal del pequeño detalle. del pequeño objeto . de la constante arquitectónica. de la acti- tud repetida (del pequeño amor. ya no sublime. pero verdadero. de la pequeña amistad) . Si eso tiene o no una condi- ción de realidad más allá de la que noso- tros le conferimos. tal cosa resulta. en últ ima inst ancia. secundaria . Paranoso- tros la tiene. porque nos permite reen- contrarnos con nosotros mismos en un mundo que se nos presentaría como caót ico si no tuviéramos tales agarrade- ras. Agarraderas como las que cont ie- 48

JorgeAlberto Manrique MusícA - Revista de la … · para alientos. la flauta y el oboe en par ... producción tradicional del sonido y la utilización del aliento como ... El resultado

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Jorge Alberto Manrique

nen los cuadros de Gabriel Macotela ;agarraderas como las que son los cua­dros mismos de Gabriel Macotela. pro­posiciones. si ya no de salvación. sí deexistencia viva.

MusícA

En el número anterior de esta Revistade la Universidad de México dí noticiasde algunas actividades musicales a lasque llamé alternativas. por considerarque estaban fuera de lo que es la con­vención en nuestro medio. Ahora quie­ro iniciar esta nota con un poco más so­bre el mismo asunto. es decir: sobreeventos musicales que no son precisa­mente cot idianos o repetidos pero sí in­teresantes.

No creo exagerar al decir que el Pri­mer Festival de Bandas fue uno de losacontecimientos musicales más impor­tantes de los primeros meses del año.El Festival se organizó bajo el patroc i­nio del Instituto Nacional de Bellas Ar­tes. la Dirección de Música de la Uni­dad Artística y Cultural del Bosque. y sellevó a cabo en el Auditorio Nacional.Las razones de su importancia son va­rias. La primera. sin duda. es que unFestival de esta naturaleza hace muchopor revivir una forma musical que sibien tiene tradición en nuestro país seha ido perdiendo por falta de interés. deapoyo y de público. La segunda razónes de orden estrictamente sonoro. y serefiere a la conformación inst rumentalde la bandera misma. El hecho de queexista una agrupación musical formadapor inst rumentos de viento y percus ión.sin cuerdas ni teclados. tiene toda unahistoria y muchos antecedentes que se­ría prol ijo mencionar aquí. Baste men­cionar. por una parte. las necesidadesde un conjunto apto para ejecutar músi-

ca al aire libre sin perjui cio de la sonori ­dad. y por otra. la tradic ión de la músicadentro de las organizaciones militares.Con estos dos elementos y alqunosotros. se conform ó uno de los gruposmusicales de sonoridad más interesan­te y atract iva. Sin ir más lejos. estas dosrazones son más que suficientes parajustifica r un Festival de esta clase. Pa­sando al Fest ival mismo. mencionaréque la pr ime ra sesión (de la que dí noti­cia en su momento en las páginas deuno más uno) estuvo a cargo de la Ban­

da Sinfónica Cuauhtémoc que dirigeIsmael Campos. que por cierto fue elcoordinador del Festival. Se tocó músi­ca de Haende l, Revueltas. Verdi y Elgar;el públ ico asist ió en cantidad moderaday reaccionó favorablem ente a este pri­mer conc ierto . En los domingos si­guientes se presentaron otras cuatrobandas. con sus respectiv os directores.ofrec iendo al públ ico una variedad demúsica para banda centrada alrededorde las reg iones clásicas del repertorio.De la parte más clásica del catálogo. lasbandas ofrecieron música de Havdn.HummeL Dukas y Tchaikovsky; de mú­sica un poco más reciente. se escucha­ron obras de Shostakovich. Chávez.Gershwin. Reed y Stravinsky. y de mú­sica mexicana. además del ya mencio­nado Revueltas y de la Sinfonía india deChávez. se dedicó un programa a la mú­sica de Vel ino Preza. Melquíades Cam­pos y valses de varios autores naciona­les. además de una Rapsodia mexicanade Jesús Corona incluída en el penúlti­mo programa. La asistencia del públ icofue mejorando en cada concierto. y alfinal se hizo agradablemente necesarioasistir al último de la serie por un inte­rés estrictamente acúst ico: con unbuen sentido del espectáculo musical y

de la acumulación sonora. los organiza­dores idearon formar una enorme ban­da (450 mús icos) con los cinco elencosparticipantes. y ofrecieron un divertidoprograma. muy clásico. en el que cadauno de los directores de las bandas dir i­gió a esta macro-banda en una partedel evento . Para comenzar de modotradicional. la marcha Viva México deVelino Preza. y de inmed iato. la obertu­ra de La flauta mágica de Mozart. enuna interesante transcrip ción que. ade­más. tiene el interés adicional de seruna pieza típica en el repertorio de -lasbandas inglesas. Esta primera parte delprograma fue conducida por Carlos Ba-

Si $%%

FOROS YFESTIVALES

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llegar a ser geométricas -más bien le­jos de ello- se reconocen por su distri­bución en ejes ortogonales. Se percibecasi un sentido musical (o más bien deruido. de rumor. de rug ido citadino) , Escomún la presencia de ciertas pequeñasenigmáticas estructuras repetidas. unpoco como sucede en cierta pintura delocos; se reparten éstas por el cuadro.en series mayores o menores . a vecessolitar ias (otra vez: referencia a soni­dos). Son triángulos con divisiones in­ternas tr iánguladas a su vez; figuras re­dondas. tamb ién trabajadas en su "inte­rior". círculos. figuras campaniformes:siempre pequeñas. repetidas. obsesi­vas. Que se convierten. en esta pinturasin fondo ni "forma" . en los acentos queestructuran la superficie. de coloressiempre difusos . de líneas -porque soncuadros con líneas y colores- imprede­cibles.

Se da así una inversión entre el " de­talle" y la obra. Aquél. por el arbitrio dela repetición se magnifica y se conviertecasi en el "tema". Como un pequeñoagrupamiento de notas que. por su per­sistencia. se convierten en el motivoverdadero de la obra. pero cuya debili ­dad fuera tal que necesitaran del sus­tento de lo demás para propiamenteexistir y ser.

Lacerám ica. que se vale fuertementedel contraste de superficies negras mateen oposición al color crudo del barro.discurre en formas angulosas e irregula ­res. Agrupamientos que pudieran ser aveces de casas. a veces de gente : recu­peradas por esa delicada armonía inci­dental .

y otra vez la ciudad. La ciudad que ensu desmesura no se nos entrega comouna coherencia real; la realidad que ensu infinitud resiste toda aprehensión fi­losófica. pero frente a la cual nuestracapacidad de defensa está en ese en­cuentro o descubr imiento personal delpequeño detalle. del pequeño objeto . dela constante arquitectónica. de la acti­tud repetida (del pequeño amor. ya nosublime. pero verdadero. de la pequeñaamistad) . Si eso tiene o no una condi­ción de realidad más allá de la que noso­tros le conferimos. tal cosa resulta. enúlt ima instancia. secundaria . Paranoso­tros la tiene. porque nos permite reen­contrarnos con nosotros mismos en unmundo que se nos presentaría comocaót ico si no tuviéramos tales agarrade­ras. Agarraderas como las que cont ie-

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sulto. directo r de la Banda de la Ciudadde México. Después se escuchó el pri­mer mov im iento de la Sinfonía incon­clusa de Schubert. dirigido por Clemen­te Sanabr ia. competente trombonistaorquestal y titular de la Bandera Sinfó­nica de Azcapotzalco . En este fragmen ­to de Schubert, gracias a las part iculari­dades de frase o de los alientos. se hizoespecialmente notable el apego delcomposito r a su planteamiento rítm icoen tiempo triple . prácti camente invaria­ble de principio a fin. En seguida se eje­cutó el movimiento final de la sinfoníaDel nue vo mundo de Dvorak . que fuédirigido por Guadalupe Mojica. t itularde la Banda Sinfónica del Ejército . Nosería exagerado decir que. a excepcióndel número final. fue este fragmento deDvorak lo que más emocionó al público,y que desde el punto de vista musicalabundó en sorpresas sonoras . Porejemplo. escuchar un pasaje originalpara violas tocado por un conjunto de

Verd i

RESEÑAS

saxofones . o sentir el vigoroso ritmo decinco juegos de t imbales llevándonoshacia el final del mov imiento. A conti­nuación . Miguel Angel Guerrero . titularde la Banda Sinfónica de Marina . dirigióla Obertura solemne 1812. de Tchai­kovsky, obra ideal para ser intepretadapor una banda debido a sus asociacio­nes mil itares. A falta de cañones . la au­mentada sección de percusiones dio unespecial brillo al final de la 1812 ayuda­da por entusiasta tañedores de cam­panas. Aqu í. los ritmos de marcha y losacentos triunfales tomaron una enormedimensión sonora. Para f inalizar el pro ­grama. un fragmento de una obra gran­diosa. deb ida a la pluma de un compo­sitor que en su tiempo fue consideradocomo artillero orquestal. y de qu ienexiste una caricatura dir igiendo una or­questa formada por cañones y bombar­das entre otras cosas: Héctor Berl ioz.Con la participac ión de Ramón Meza enel trombón solo. Ismael Campos hizo

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atronar el espac io del Auditorio Nacio­nal con la Orac ión fúnebre y la Apoteo­sis de la Sinfonía fúnebre y triunfal deBerlioz. Antes de Mahler. nadie comoBerlioz para las grandes masas sono­ras; de hecho. la versión original deesta obra está escrita para gran orques­ta. una enorme banda y enormes coros.La versión de Ismael Campos tuvo lasolemnidad y la lujuria sonoras necesa­rias para emocionar al públ ico. bastantenumeroso por cierto. Y term inó así.después de un fragmento del Himno ala alegría ofrecido como encare, estePrimer Festival de Bandas que resultóuna-experiencia musical muy entreteni ­da. y sobre todo muy informat iva por laposibilidad que ofrec ió al público deatender un poco a la especial combina­ción de tiembres y dinámicas de la do­tac ión de alimentos y percusiones. Y loque es más importante : este Festivalreafirmó la especial flexibilidad de labanda como instrumento musical. yaque se puede abordar con ella la parteseria del repertorio .c1ásico y al mismotiempo mantener un ambiente auténti­camente popular en los conciertos . Es­peremos que esta experiencia sirvacomo antecedente de otras similares. yesperemos tamb ién que funcione comopunto de partida de la reinvidicación deun ensamble musical que sinduda mere­ce en nuestro ámb ito cultural un lugarmejor que el que se le ha otorgado últi­mamente.

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Paso a comentar ahora otra manifesta­ción musical que si bien también repre­senta una alternativa al tedio sinfónicoordinario , se nos presenta en un poloopuesto al de la música de bandas: unámbito sonoro muy refinado. una cargaacústica depurada notablemente y unpúbl ico bastante especializado. Me re­fiero a una de las sesiones del recienteV Foro Internacional de Música Nueva.organizado también por el INBA a tra­vés de su Centro Nacional de Investiga­ción. Documentación e InformaciónMusical. CENIDIM. La primera partedel programa del concierto que nosocupa fue dedicada a la música nuevapara alientos. la flauta y el oboe en par­ticular. Para comenzar. Leonora Saave­dra interpretó Ambito para oboe solodel compos itor cubano Nilo Rodríguez.

Ambito es más que nada. según lo es­cuchado. un planteamiento musical derecursos sonoros dentro del cual se daal intérprete la opción de colaborar enlos aspectos rítm icos y de cont inuidad.En segundo lugar. Marielena Arizpeejecutó Arsis et Thesis oú la chansondu souffle . para flauta baja amplicada.Como la segunda parte de su título loindica. el soplo (aire. respi ración. alien­to) es factor important ísimo en estaobra. De hecho. la respiración . modifi­cada por la flauta misma y por la ampli ­ficación electrón ica. es tan importantecomo las notas. los acentos. la dinámi ­ca. las marcas de expresión. Esta pieza.del compositor francés Michael Levi­nas. es una de las obras contemporá­neas para flauta que emplea con mayorinteligencia esa interacción entre laproducción tradic ional del sonido y lauti lización del aliento como elementoconstructivo primordial.

En tercer lugar. fue ejecutada Mar­sles, del mexicano Mario Lavista. obraescrita para oboe y copas de cristal. Laejecución corrió por cuenta de LeonoraSaavedra al oboe y un grupo de seis in­térpretes en las copas de cristal. dirigi­dos por el compositor. No dudo que al­guien levantará una escéptica ceja alleer eso de que se dir ige a alguien quetoca copas de cristal. pero en este casoes bien real. En Marsias. Mar io Lavistaplantea la creación de una serie decampos armónicos muy bien definidosa partir de afinar muy precisamentecada copa según la cantidad de aguaque contiene. Así. durante la ejecuc ión.el compos itor marcó las ent radas y sali­das precisas de cada copa o conjuntode copas para proveer al oboe del fondoarmónico delimitado estrictamente enla part itura. El resultado sonoro es deuna gran austeridad . de gran clar idaden sus conceptos musicales y no estáexento del drama inherente a la leyendadel fauno Marsias. condenado a ser de­sollado por haber osado retar a Apo lo.

En cuarto lugar. Marielena Arizpe in­terpretó Voice. para flauta amplificada.del compos itor japonés Toru Takemit­su. En Voice. Takemitsu lleva más allálos conceptos planteados en obrascomo la de Levinas. y además de losnuevos recursos interpretativos de laflauta incluye la enunciación de un tex­to y una serie de emisiones vocales quese mezclan admirablemente con unagran variedad de ataques instrumenta-

les. De la escritura de Takemitsu enVoice resulta una obra muy lírica y muyrefinada. que alude constantemente aformas musicales y poéticas japonesas.integrándolas a elementos formalesque han nacido en occidente.

Después de esta primera parte delprograma. en esta sesión del V Foro In­ternacional de Música Nueva se ofre ­cieron versiones coreográficas de obrasde tres compositores españoles de hoy.La ba ilar ina y coreógrafa mexicana Pi­lar Urreta presentó Retablo. de AlfredoAracil. uno de los compositores jóvenesmás prometedores de España. cuyasobras suelen estar caracterizadas poruna rarif icación acústica e intelectualmuy sugestiva ; Formas. fases y trayec­tos. del clarinetista y compositor JesúsVilla Rojo. mús ico que ha desarrolladoun trabajo de gran importancia en la in­vestigación de las nuevas posibilidadesinterpretativas de su instrumento. enespec ial la producc ión de multifónicos.y finalmente. Laisses. de Angel Oliver .uno de los compositores más austeros

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de su generación. Esta obra fue dedica ­da precisamente al grupo de clarinetesque fundó y dirige Jesús Villa Rojo. y deella exi ste una inter esante grabac ión.con ese mismo grupo. en la serie disco­gráfica M úsica Española Contemporá­nea que ha editado la Asoci ación deCompositores Sintónicos Españoles.Hay que señalar que este concierto delForo resultó. en especial en su primeraparte. uno de los más interesantes des­de el punto de vista del mater ial sonoroofrecido al púb lico.

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y después de explorar dos disti ntas al­ternativas musicales. volvamos la vistay los oído s a una manifestación mástradicio nal de la música de concierto. Sia usted le dicen. sin darle mayores an­teceden tes. que hay algo por aquí quese llama Sinfonías de Primavera. lo másprobable es que se imagi ne una nuevalínea de cosmét icos para adolescenteso un desfile de modas de dudosa cali-

dad. Pero no: en este caso. Sinfonía dePrimavera es el título genérico que llevala actual temporada de conciertos de laOrquesta Filarmónica de la Ciudad deMéxico. Y tal títu lo habla muy clara­mente de dos cosas que son vicios añe­jos de nuestro medio musical (y de al­gunos ot ros medios): por un lado. unatendencia irrefren able a la cursilería. ypor el otro la semp iterna act itud de tra­tar al público com o si fuera una colec­ción de débiles mentales. El resultado .aparentemente. ha sido una temporadade mediana calid ad apenas. A principiode este año. al tomar poses ión de laOFCM Enrique Báti z en sust itución deFernando Lozano. se planteó una in­cógn ita mus ical que pareció resolversefavorablemente en favor de la nuevaimagen de la orquesta . En efecto. en lospr imeros conciertos bajo la batuta deBátiz. yen la temporada Beethoven queterminó antes de la temporada que nosocupa. pareció escucharse a una or­questa renovada . más discipl inada ymás enérgica. Y de hecho. así fue. aun-

Stravinski

que parece que tal estado de cosas noduró mucho tiempo. Se habla de quefue sólo una luna de miel temporal yefí­mera. y que de hecho la Filarmónica dela Ciudad ha ido en descenso. Uno delos factores que salta a la vista en estaorquesta es el hecho de que en cadaconcierto el público ve caras diferentesdetrás de los atr iles: entre las cond icio­nes económ icas actuales. que afectanparticularmente a los músicos extranje­ros. y lo que algunos definen como unambiente muy tenso dentro de la or­questa . la desbandada de músicos queha tomado proporciones alarmantes.Ysibien no es éste el espacio para hablarde la cal idad de tal o cual at rilista. laverdad es que una orquesta sin conti ­nuidad de personal no puede llegar muylejos. En fin . que al margen de lo quedice en el amb iente musical. y en el in­terior de la propia orquesta. el mejormodo de confirmar o desmentir tales in­formaciones y rumores es escuchando.

Hace algunas semanas. la Filarmoní­ca de la Ciudad . bajo la dirección de Bá-

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t izodió un concierto en el que se inter­pretaron obras de Strauss. Albéniz yStrav insky. El resultado general d Iconcierto fue regular. Lo primero quesalta a la vista es que el público de laOFCM ya no es el mismo de antes. Paraun programa ciertamente interesant .la asistencia del público fue mediocre.Fueron interpretados dos poemas sin.fónicos de Strauss. En el primero. TillEulenspiegel. faltó la socarrona energíaque Strauss puso en su partitura parapintar al villano tradiconal. En el segun.do. Muerte y transfiguración. sstuvie­ron ausentes los contrastes dramáticosque de hecho nos cuentan lahistoriadeesta obra sinfón ica programática. Sí.aún hay en los metales algo del peso yla brillantez de antaño. pero ha decaídola labor de conjunto. En las maderas seextraña la presencia de algunos instru­mentistas clave. y las cuerdas necesi­tan homogeneidad .

Del Concierto fantást ico de Albéniz.interpretado al piano por Edison Quin­tana. poco hay que decir. La obra mis­ma es intrascendente y fácilmente olvi­dable. y nada hubo en la interpretaciónque despertara el interes del público.Para terminar . se ejecutó la suite de Elpájaro de fuego de Stravinsky. con al­gunos momentos brillantes. pero inco­nexa en general. sobre todo en las dospartes finales. Sobre esta suite. aúnconservo en la memoria la ejecuciónque de la Berceuse y el Final hiciera laOrquesta Juvenil de la Comunidad Eu­ropea bajo la batuta de James Judd enel Festival Cervantino del año pasado.Aquella interpretación es todavía el pa­rámetro bajo el cual escucho cualquierotra versión. y la de la Filarmónica estu­vo bien lejana. tanto en cohesión comoen intensidad.

Así. pues. después del inicio prome­tedor de una nueva época. la FilarmÓni ·ca de la Ciudad. como algunas otras denuestras orquestas. parece estar u~

poco a la deriva. Esperamos Que I ~ .Sl'

tuación de los músicos se estabilicepara que el trabajo pueda tener co~t i ­nuidad, y que finalmente nuestra CIU­

dad tenga una orquesta verdade.ra~en ­

te brillante. como lo fue la propia Filar­mónica en el segundo y tercer a"05 de

su existencia.

Juan Arturo Brennan