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JESÚS Y LOS MERCADERES DEL TEMPLO Posted on 12/03/2012 by Jesús Mora LA EXPULSIÓN DE LOS MERCADERES DEL TEMPLO “Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre” (Jn 2,13-17). El episodio del Templo, cuando Jesús echa fuera a los cambistas y mercaderes, expresa cómo quiere Dios que sea su verdadero culto: “en espíritu y verdad”. Jesús quiere que el Templo sea “casa de Dios”, y que no se corrompa con intereses personales, sobre todo de carácter económico. El provocativo gesto de Jesús enfureció a los encargados del Templo, que tenían montado un buen negocio, porque todos los que venían a rendir culto a Dios tenían que adquirir allí los animales (bueyes, corderos, palomas) y también cambiaban en monedas religiosas el dinero de los fieles que llegaban a realizar ofrendas para el Templo, que luego hacían la transación contraria para quedarse con el dinero. La imagen de un Jesús violento, látigo en mano y volcando las mesas a empujones o patadas, es tan dura que cuesta aceptarla o asimilarla. A Jesús le indigna la actitud de aquellos que tratan de aprovecharse de la fe para hacer negocios rentables. También rechaza a aquellos que buscan hacer de la religión un instrumento de dominio o manipulación, de aquellos que la utilizan para presentarse como superiores en lugar de servidores. La acción inesperada de Jesús dejó a los judíos impresionados e irritados; ¡aquello era intolerable! Por

Jesús y Los Mercaderes Del Templo

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JESS Y LOS MERCADERES DELTEMPLO Posted on 12/03/2012 by Jess Mora LA EXPULSIN DE LOS MERCADERES DEL TEMPLOCuando se acercaba la Pascua de los judos, Jess lleg a Jerusaln y encontr en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un ltigo de cordeles y los ech del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volc las mesas y les tir al suelo las monedas; y a los que vendan palomas les dijo: Quiten todo de aqu y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre (Jn 2,13-17).El episodio del Templo, cuando Jess echa fuera a los cambistas y mercaderes, expresa cmo quiere Dios que sea su verdadero culto: en espritu y verdad. Jess quiere que el Templo sea casa de Dios, y que no se corrompa con intereses personales, sobre todo de carcter econmico.El provocativo gesto de Jess enfureci a los encargados del Templo, que tenan montado un buen negocio, porque todos los que venan a rendir culto a Dios tenan que adquirir all los animales (bueyes, corderos, palomas) y tambin cambiaban en monedas religiosas el dinero de los fieles que llegaban a realizar ofrendas para el Templo, que luego hacan la transacin contraria para quedarse con el dinero.La imagen de un Jess violento, ltigo en mano y volcando las mesas a empujones o patadas, es tan dura que cuesta aceptarla o asimilarla.A Jess le indigna la actitud de aquellos que tratan de aprovecharse de la fe para hacer negocios rentables. Tambin rechaza a aquellos que buscan hacer de la religin un instrumento de dominio o manipulacin, de aquellos que la utilizan para presentarse como superiores en lugar de servidores.La accin inesperada de Jess dej a los judos impresionados e irritados; aquello era intolerable! Por eso le piden una explicacin, un signo que les haga comprender el por qu de su actuacin violenta. La respuesta de Jess, en esta ocasin, es un enigma, un misterio; o ms exactamente: una frase de doble sentido que, slo desde el misterio, es posible comprender.Jess no est en contra del culto, pero deja entrever que es ms fcil ser religioso que discpulo; ms an: con frecuencia se utiliza la excusa de ser religioso para no molestarse en ser creyente comprometido. Igual que afirmamos que no hay peor sordo que el que no quiere or, podemos afirmar que no hay peor creyente que el que presume ser de los mejores.El problema est en que pueden desfilar hombres y mujeres por santuarios, romeras, bendiciones y sus correspondientes mercados religiosos, e ignorar a Jesucristo, nico Santuario en que los hombres pueden encontrar y adorar a Dios.Ser creyente no es un privilegio para sentirnos superiores, sino un don para ser ms serviciales; pero al ser humano le gusta encontrar distintivos que le diferencien o distingan de los dems, an en el terreno religioso.Lo peor que puede sucedernos al escuchar de nuevo este relato, de todos conocidos, es situarnos como espectadores que no tienen nada que ver con esos comerciantes del templo.Instintivamente nos situamos a un lado, sobre una grada, aparte. Vemos a Jess con asombro y aprobacin dejando la plaza limpia. Ms de alguno a lo mejor piensa en los aranceles fijados por bautismos y bodas, o en las medallitas que se venden cerca del Santuario de Suyapa o en los grandes negocios de las Iglesias Electrnicas que pasan pidiendo dinero en Maratones televisivos bajo pactos de prosperidad.Con una actitud de este tipo no captamos el significado del episodio. Nadie puede creerse no necesitado de aquella limpieza que hizo Jess. El gesto de Jess se comprende slo si nos colocamos entre los destinatarios de su indignacin, pero tambin de su misericordia.El templo que no es casa de oracin se convierte inevitablemente en mercado y cueva de ladrones. Si no se celebra la misa o el culto con fe y gratuidad, con amor y disposicin, no hemos diferenciado el templo del mercado.No acudimos al templo para obtener una especie de impunidad, para dar la impresin que somos buenos o para calmar el reproche de la conciencia. Hay que convertirse. Con Dios no se comercia, como se hace con los vendedores que Jess expuls. No se enderezan las cosas torcidas con cualquier limosna, diezmo o rezos. Las cosas torcidas slo se enderezan mejorndolas.No se puede visitar el templo y despus continuar robando, explotando, y haciendo dao a otros. Dios no acepta las genuflexiones de quien pisotea la justicia.No acudimos a la Iglesia para huir de las exigencias familiares y de los compromisos sociales, sino precisamente para tomar conciencia de las propias responsabilidades.En este sentido la purificacin del templo consiste en desenmascarar la hipocresa de las personas religiosas que creen poner en regla sus acciones poco limpias con el Seor, obteniendo un certificado de buena conciencia por el pago de alguna prctica de piedad, sea oracin u ofrenda.No podemos pretender tener a Dios como nuestro cmplice dispuesto a cerrar sus ojos frente a nuestras maldades, sino que debemos buscarlo como gua para encontrar el buen camino y como Salvador que nos ofrece su perdn y la oportunidad de un cambio total de vida.Que Dios les bendiga Su hermano, Jos Jess Mora

INSTITUTO LEVANTAR, A.R. Jos Antonio Cano Mirazo

CAMBISTAS EN EL TEMPLO Juan 2:13-16 Estaba cerca la pascua de los judos; y subi Jess a Jerusaln, 14y hall en el templo a los que vendan bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas all sentados. 15Y haciendo un azote de cuerdas, ech fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparci las monedas de los cambistas, y volc las mesas; 16y dijo a los que vendan palomas: Quitad de aqu esto, y no hagis de la casa de mi Padre casa de mercado.

Viendo las Escrituras, dicen que estaba cerca la Fiesta de la Pascua. La Pascua es la principal fiesta de los judos, de los israelitas; y nosotros sabemos que su origen est all en xodo 12, cuando Dios establece la Pascua y dice cmo se tiene que llevar a cabo. La Pascua conmemora para los israelitas precisamente su liberacin, la salida de Egipto despus de haber sido 230 aos esclavos. Salieron de Egipto, donde estuvieron en total 430 aos, y cuando van a salir, Dios establece la Pascua y les dice que esto lo van a celebrar para siempre, porque este es un estatuto perpetuo con el fin de que ellos no olviden que un da fueron esclavos, y que por el poder de Dios ellos alcanzaron su libertad.

Para la Pascua haba un cordero o una vctima para el sacrificio, cuya sangre, dicen las Escrituras, fue untada en los postes y en el dintel de todas las casas, de todos los hogares israelitas. Esto tuvo un propsito, el propsito lo hemos visto, lo hemos ledo; fue para que el ngel de la muerte no visitara a los primognitos judos. Sino para que el ngel de la muerte que acabara, dara muerte a los primognitos esa noche, que en donde no hubiera esta seal. Pero donde la hubiera entonces pasara de largo, no les tocara y pudieran seguir viviendo.

La Pascua es el acto redentor ms importante y ms grande de Dios, en este caso en cuanto a su antiguo pueblo, el pueblo de Israel. Pero nosotros desde hace 2 mil aos tenemos a nuestro Seor Jesucristo, l es nuestra Pascua, dice la Escritura. l es quien ha venido a nosotros a sacarnos de la situacin de esclavitud en la que nos encontrbamos, y nos ha trado a la libertad, a que vivamos una vida de libertad en nuestro Seor. Ya no tenemos ms ataduras, ya no hay ms cadenas con el pecado, ya no somos esclavos del pecado; ahora somos libres por la misericordia y amor de Cristo Jess.

Cuando vemos aqu en las Escrituras (Juan 2:14), empieza diciendo que precisamente nuestro Seor Jesucristo se trasladara a Jerusaln para celebrar la Fiesta de la Pascua. Era una orden que Dios dio para todos los israelitas que, no importaba donde estuvieran, tenan que venir a Jerusaln para celebrar esta fiesta. Y cuando nuestro Seor Jess llega, ah se encuentra con una situacin muy peculiar que ya era comn en esos das. Dice que hall en el templo a los que vendan bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas all sentados.

Por qu razn haba gente que venda estos animales? Y por qu haba cambistas? Quines eran unos y quines eran otros? Bien, esto es algo importante que nuestro Seor Jess hace empezando su ministerio, una limpieza en el templo y la lleva a cabo en dos ocasiones. Esta limpieza que l hace aqu en el templo de Jerusaln es algo que estaba profetizado, es algo que l tena que llevar a cabo.

Malaquas 3:1-3 He aqu, yo envo mi mensajero, el cual preparar el camino delante de m; y vendr sbitamente a su templo el Seor a quien vosotros buscis, y el ngel del pacto, a quien deseis vosotros. He aqu viene, ha dicho Jehov de los ejrcitos. 2Y quin podr soportar el tiempo de su venida? O quin podr estar en pie cuando l se manifieste? Porque l es como fuego purificador, y como jabn de lavadores. 3Y se sentar para afinar y limpiar la plata; porque limpiar a los hijos de Lev, los afinar como a oro y como a plata, y traern a Jehov ofrenda en justicia.

Y cuando leemos estas palabras nosotros podemos entender un poco de la magnitud de lo que estaba ocurriendo, de lo que iba a pasar precisamente ah en el templo de Jerusaln. Dice la Escritura que nuestro Seor Jesucristo llegara al templo, para limpiar la casa. Vendra a hacer una limpieza fuerte el Seor. Por qu? Porque haba mucha suciedad, estaba muy contaminado aquello por la gente, por todos los que ah participaban. Principalmente estaba contaminado por los sacerdotes. Nuestro Seor Jesucristo llega al templo, no precisamente para tratar con el pueblo, llega para tratar con los que ah se encontraban.

Y dice Malaquas 3:3, que limpiara a los hijos de Lev. Quines son los hijos de Lev? Los sacerdotes. O sea, nuestro Seor Jess traa una encomienda bien clara, limpiar a los sacerdotes, a eso llegara. Y nosotros esto no lo podemos ver como algo muy apartado de nuestra vida, por una razn muy simple, porque nosotros por gracia de Dios nos hemos convertido en un reino de sacerdotes. T y yo somos sacerdotes, por lo tanto, dice la Escritura que viene Jess a limpiarnos. Y viene a limpiarnos dijo, como se afina y se limpia la plata.

Yo no s si en alguna ocasin t has limpiado algn objeto de plata que est sucio. Qu difcil es, es pesado. Y es agarrar el objeto, ahora hay productos que ayudan mucho para esa limpieza, y sin embargo, es cansado. Tomas un producto y empiezas a pulir y empiezas a ejercer fuerza y ests duro y duro, y duro. Y llega el momento en el cual te cansas.

Y finalmente, ya que logras tu propsito y queda limpia la plata que estabas limpiando, la ves resplandeciente, la ves hermosa, la colocas en donde mejor te parezca y te das cuenta que despus de algn tiempo ya est sucia otra vez. Se ensucia con una facilidad increble. Entonces necesitamos estar limpiando de una manera constante la plata. Es terrible porque aunque est guardada la plata en un lugar, como una alacena, se ensucia, se va contaminando el metal y va cambiando de color.

Cuando mi esposa y yo nos casamos, invitamos al que en aquel entonces era el Presidente de la Repblica, Miguel de la Madrid Hurtado, y nos hizo un obsequio de plata. Qu difcil es mantener ese obsequio limpio, porque hay que estar constantemente limpindolo! Y muchas ocasiones se nos olvida, y otras ocasiones permanece guardado y no lo sacamos para no estar limpindolo porque es desgastante.

Y yo puedo advertir aqu que la Palabra est hablando que nuestro Seor Jesucristo va a venir a limpiar a lo sacerdotes. Limpiar un producto es difcil, limpiarnos a todos nosotros debe ser demasiado cansado, demasiado. Cunta suciedad tienes en ti? Cunta suciedad hay en tu interior que necesita ser limpiada, que necesita nuestro Seor Jesucristo sentarse, ponerse con cada uno y empezarnos a afinar, y empezarnos a limpiar para quedar como l quiere que quedemos, como Dios lo desea?

Y esto estaba profetizado 400 aos antes de que sucediera, 400 aos antes de Cristo, estaba la profeca de Malaquas en el sentido de que todo se iba a contaminar, que iba a haber problemas y que tena que venir Jess, con su propio pueblo, con sus sacerdotes, con los que estaban en comunicacin con Dios para limpiarlos. No est hablando la Palabra que vendra a limpiar a las once tribus restantes. No! No est diciendo que iba a venir a los gentiles, a quienes no conocan la Palabra. Est hablando directamente al sacerdocio. Te est hablando a ti y me est hablando a m. Y dice el Seor: tengo que venir a limpiarte porque andas mal, muy mal.

Dice la Escritura que nuestro Seor Jesucristo sube a Jerusaln, y dice en Juan 2:14 y hall en el templo a los que vendan bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas all sentados. Y aqu nosotros podemos advertir algo especial: que en ese lugar haba independientemente de los sacerdotes, dos clases de personas que los sacerdotes aceptaban que ellos estuvieran ah dentro del templo, contaminndolo. Y eran: vendedores y cambistas.

Vendedor, es un concepto que nosotros entendemos con toda claridad. Un vendedor es aquel que tiene un producto y se lo vende a quien le interesa, a quien est dispuesto a pagar un precio. Estos vendedores sabemos que estaban vendiendo animales que eran para el sacrificio, que eran para las ofrendas. Una persona llegaba para la poca precisamente de la Pascua, para hacer ofrenda para remisin de sus pecados y de acuerdo a los pecados que se trataran, tena que ser la ofrenda. Una persona se trasladaba, llegaba al templo, compraba el animal que necesitara para su ofrenda. Y lo presentaba, lo daba al sacerdote y el sacerdote haca el holocausto. As se acostumbraba, era comn.

Ya no haba aquello de que, yo voy a criar a los animales que necesito para mis ofrendas, para la ofrenda de mi familia. No, eso es muy desgastante y muy pesado! Mejor vamos y lo compramos a la mera hora ah en el templo, pagamos una cantidad y que nos den un buen animal. Eso hacan, llegaban ah a comprar los animales para las ofrendas, ofrendas para Dios.

Pero dice que tambin haba cambistas. Y qu es un cambista? Nosotros podramos entender que es como alguien que cambia algo. Alguien que t le das algn producto, alguna mercanca y l te da otra. Ese es un cambista, no le ests vendiendo, le ests cambiando. El vender implica que t das algo y te dan una cantidad por eso que ests vendiendo. El cambiar implica, yo te doy y t me das, hay un cambio de productos.

Y a qu se estaba refiriendo aqu la Escritura? Veamos en xodo 30:11-16 Habl tambin Jehov a Moiss, diciendo: 12Cuando tomes el nmero de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dar a Jehov el rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado. 13Esto dar todo aquel que sea contado; medio siclo, conforme al siclo del santuario. El siclo es de veinte geras. La mitad de un siclo ser la ofrenda a Jehov. 14Todo el que sea contado, de veinte aos arriba, dar la ofrenda a Jehov. 15Ni el rico aumentar, ni el pobre disminuir del medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehov para hacer expiacin por vuestras personas. 16Y tomars de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones, y lo dars para el servicio del tabernculo de reunin; y ser por memorial a los hijos de Israel delante de Jehov, para hacer expiacin por vuestras personas.

Fjate lo que est estableciendo Dios, Dios aqu est hablando con Moiss y le est dando precisamente todas las leyes, todos los mandatos de cmo tenan que ser las cosas con su pueblo para que Dios se agradara. Para que el pueblo pudiera agradar a Dios. Y le est hablando de algo importante y le est diciendo que todos los que vayan al templo para la remisin de pecados, para la Fiesta de la Pascua necesitan llevar una cantidad en lo econmico. Tienen que llevar, dice medio siclo. El siclo es de 20 geras, tienen que llevar la mitad de un siclo. Y van a contar quienes van a ir de la familia, cuntos van a ser para que se de la ofrenda que se tiene que dar en lo econmico.

Aqu no estamos hablando en estos momentos de los animales para la expiacin, estamos hablando de dinero para, dice el Seor, para el tabernculo de reunin. Y esto lo tienen que hacer y cualquier persona mayor de 20 aos, les dijo, que quiera ser redimido tiene que llevar su dinero, porque de lo contrario si no lo hace, qu pasar? Habr mortandad. Cuidado! Habr mortandad, entonces est diciendo el Seor, tienen que hacer lo que yo les digo. Tienes que llevar el dinero que yo te estoy exigiendo.

Dice la Escritura en Nehemas 10:32 Nos impusimos adems por ley, el cargo de contribuir cada ao con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios. Esto es lo que hace el pueblo, por una parte tiene que dar medio siclo que Dios le establece, y por otra el mismo pueblo dice, vamos a dar cuando vayamos a Jerusaln, vamos a dar una tercera parte de un siclo para el mismo propsito.

Ha de haber dicho el pueblo: consideramos que dar medio siclo por cada uno de nosotros es muy poco para sostener el templo de Dios, para remodelarlo, para reconstruirlo, para mantenerlo en buen estado (No volteen por favor a ver las paredes del templo de Dios, se vayan a sentir mal). Dice: consideramos que es importante dar algo ms. Y se establece una ley, que ellos mismos la establecen. Quiero hacerte notar que no la estableci Dios, dice la Escritura que ellos, ellos se impusieron a s mismos darlo.

Es decir, esto es como la ofrenda voluntaria. Esto es como cuando t le dices al Seor: yo me comprometo a dar esto para tu casa. Dios no te lo haba pedido, t viste una necesidad, y buscaste suplir esa necesidad. Y entonces dice la Escritura, se convierte en una ley. Y lo que t estableces delante de Dios, Dios te lo reclama. Sencillo. Si yo no le digo a Dios: yo voy a dar una ofrenda para tal propsito, Dios no me la puede pedir, Dios no me la puede reclamar.

Dios solamente me va a reclamar lo que l establece. Pero si yo le digo a Dios: Dios yo te voy a dar tal ofrenda cada tanto tiempo, y no la doy, entonces Dios s viene y me la reclama, y entonces puede venir a mi vida an, dice la Biblia, mortandad. Por qu? Porque yo lo promet y se lo promet a Dios. Y dice su Palabra que lo que t prometas a Dios, lo que sea, no tardes en cumplirlo, porque mejor sera no prometer y no, prometer y no cumplir. Cuidado, no seas fcil de hablar!

Muchas veces la gente dice: Seor si t me sanas de este dolor que tengo en mi pie, yo te prometo que todos los domingos voy a ir a la iglesia. Y te sana de tu pie y te vas de parranda. Ten cuidado, ten cuidado! No prometas lo que no vas a cumplir, promete aquello que est en tu capacidad cumplir, lo dice la Palabra. Ellos haban prometido algo al Seor, tenan que traer estos siclos, uno el establecido por Dios y el otro, establecido por ellos, lo tenan que traer delante del Seor, lo tenan que traer al templo de Jerusaln.

Como nosotros lo acabamos de ver aqu en xodo, y lo vimos en Nehemas, haba, por llamarle de algn modo, una tarifa, una ofrenda del santuario establecida por Dios, que era de medio siclo y otra establecida por el mismo pueblo que era un tercio de siclo. Los israelitas venan cada ao, suban a Jerusaln al templo para la celebracin de la fiesta ms importante para ellos, que es precisamente la Pascua. Y en esta ocasin tenan que traer toda esta ofrenda. Pero sucedi algo, a ver si les parece conocido, ya no se preocuparon por traer esa ofrenda, ya no les interes, ya no les import traer ofrenda.

Qu es lo que traan entonces los israelitas para llegar al templo de Jerusaln? Traan monedas romanas con la imagen del Csar. Eso es lo que traan ellos, cuando la Palabra de Dios les haba establecido, qu moneda? Siclos. Ellos cambiaron, se les hizo fcil. Cul es el problema, no tengo siclos, me voy a transportar hasta el templo de Jerusaln, no tengo siclos, mejor me llevo monedas romanas o griegas con las imgenes de sus Csares, de sus gobernantes y finalmente pues hay un buen servicio all en el templo, y ah est el que cambia las monedas. Yo llego con l a que me cambie las monedas y no hay ningn problema.Es como si t vas a viajar a Estados Unidos. La moneda de Estados Unidos es el dlar americano. T para ir para all, t desde aqu tienes que tener previstos los dlares que vas a llevar, por lo tanto desde aqu t con anticipacin tienes que cambiar pesos por dlares, para llegar a Estados Unidos y no tener ningn problema. Si a ti se te ocurre irte con pesos mexicanos a Estados Unidos, entras a aquel pas, y esa moneda no te la van a recibir. Cmo, pues si son mis pesos. Pues s, pero aqu esa moneda no circula. Aqu la moneda que circula es el dlar americano.

Pero tambin esta moneda vale en mi pas. No me interesa que en tu pas valga, t tienes que traer dlares americanos, que esa es la moneda de aqu y as est establecido por nuestro gobierno. O sea que si t quieres comprar algo tienes que cambiar tus pesos mexicanos por dlares. Y en ese momento te tienes que poner a buscar dnde cambias. Cuando t ests prevenido, t ya llevas todos los dlares que necesitas para poder gastar all.

Imagnate y trata de ubicar en esos momentos, cuando Dios establece que la moneda con la cual le han de pagar a l es un siclo. Y le llega un israelita con una moneda con la imagen del Csar. T qu crees que siente o que piensa Dios? T crees que va a aceptar esa moneda? No, no la va aceptar, la va a rechazar. Y entonces esto da paso tambin, precisamente a la creacin de los cambistas.

Cuando t vienes a la iglesia, t tienes que venir con la ofrenda preparada. Si t traes una ofrenda de alabanza, t ya debes traer tu ofrenda lista para levantarla delante del Seor. Si t traes una ofrenda de adoracin, t ya la tienes que traer preparada. Si t traes una ofrenda econmica, porque dice la Palabra que nadie se presentar en el templo con las manos vacas, t ya tienes que traer preparada, lo que t vas a dar. Y sabes? No lo traemos preparado, venimos al aventn, y venimos a presentarnos delante de Dios sin estar preparados para un encuentro con l. Y eso a Dios no le agrada. Es como si le dijeras a Dios: mira iba yo pasando por aqu, cuando dije: ah una iglesia cristiana, me meto. Me met y aqu estoy.

Es como cuando vas a dar la ofrenda y metes la mano a la bolsa y dices, cunto traigo? Uf no, cunto doy? Traigo 90 pesos y unas monedas. Pues doy veinte. Y estos setenta para la comida y la tarde. Y das los veinte pesos. Es algo que no est preparado. Cuando en el transcurso de la semana, t debiste haber preparado tu ofrenda para Dios, y haber dicho: le voy a llevar a mi Dios esta ofrenda especfica. Y t prepararla para que l se agrade con tu ofrenda. Pero no lo hacemos. Venimos al aventn, venimos sin importarnos qu es lo que traemos. Venimos para a la mera hora cambiar.

Los cambistas tambin eran conocidos como los hombres de la mesa. La Biblia menciona en Mateo 25:27 a estos hombres, y eran los hombres de la mesa igual que los cambistas, los que cambiaban el dinero. Estos hombres eran los que estaban sentados en el banco, de ah el nombre de los bancos. Porque estos hombres se sentaban en un banco, y ah en el banco hacan sus transacciones.

Ahora t pinsalo para que contestes, qu banco, qu banquero o qu cambista no recibe un beneficio por una transaccin? Ninguno. No hay un banco al cual t acudas y le pidas prestado que te diga: est bien, yo te presto un dinero sin intereses, me lo pagas como puedas. No. Cundo has llegado a un banco y le has dicho: quiero cambiar esos pesos por dlares. A cmo est? Y te dan una cantidad. Y dices, entonces quiero cambiar estos dlares por pesos. Ah, entonces te dan otro precio, otro cambio. Te dan menos. Es un precio a la venta y otro precio a la compra.

Si t traes tus dlares y se los quieres vender al banco, el banco te los va a recibir a un precio menor que si l te vende el dlar y ah ellos tienen su utilidad. Y este sistema no es nuevo, esto tiene siglos funcionando as. Qu significa esto? Pinsalo, piensa en lo espiritual. Que estaban llegando los israelitas, estaba llegando el pueblo de Dios a ofrecer una ofrenda a Dios, pero antes estaban cambiando su dinero con los cambistas y ellos estaban obteniendo una utilidad de aquello que era para Dios.

Se llevaban una tajada, haba fraudes, haba problemas, ya haba un sistema de ritual, de sacrificios muy contaminado, muy fraudulento. Haba mercaderes que cometan cantidad de fraudes en sus transacciones y comercializaron an los rituales del sacrificio establecido por Dios, por sus intereses personales, por sus interese econmicos. Por eso Jess dice que el templo de Dios, en Juan 2:16 Y dijo a los que vendan palomas: Quitad de aqu esto, y no hagis de la casa de mi Padre casa de mercado.

Es decir, no hagas del templo de Dios un lugar en donde se puede negociar la ofrenda, en donde t puedes negociar con Dios. No, el templo no es un comercio. T no puedes venir aqu a comerciar, a mercar con Dios. Y sabes qu es lo grave? Que lo hacemos. Piensa por un momento cuntas ocasiones t le has dicho a Dios que t vas a darle algo a l, si primero Dios te da algo a ti?

Cantidad de ocasiones yo me he encontrado con hermanos que dicen: ay hermano mira, si Dios a m me bendice, si Dios permite que yo haga un buen negocio, no se preocupe hermano, usted va a contar con mi diezmo. O sea, queremos transar con Dios. Dios mira, tu templo necesita arreglos, yo puedo ayudar para el arreglo de este templo, y por supuesto que lo har de todo corazn, siempre y cuando t primeo me bendigas para yo tener recursos y poderte dar mi diezmo. Qu interesante! No?

Hermano por favor ore por m para que Dios bendiga mi negocio y yo tenga muchas ventas, porque no me olvidar de la iglesia. Oh, qu detalle, qu tiernos! Por m, por m olvdate de la iglesia, olvdate del pastorado y olvdate de Dios, as de sencillo. Haba una persona que vena y dej de venir, que siempre deca: en cuanto a m me aumenten el sueldo yo voy a estar en la posibilidad de diezmar ms a la iglesia. Y un da le dije, y cunto diezmas? Bueno, todava no diezmo. No te van a aumentar tu salario jams! Vas a perder hasta tu trabajo. Y no era profeca y no era maldicin. Era que se cumple la Palabra de Dios.

Y queremos comercializar, queremos mercar con Dios; nos convertimos en cambistas del templo. Si Dios me da sanidad, por supuesto que el prximo domingo estoy en la iglesia. Pero si Dios no me sana, no puedo ir a la iglesia. Dios me tiene que sanar primero. Es decir, le estamos cambiando a Dios mi salud, mi sanidad por mi presencia. Y sabes qu dice Dios? Sigue enfermo. No vayas. No me interesa. Dios no va a comerciar contigo ni conmigo. Dios si t enderezas a mis hijos, y ya no son rebeldes y caminan como tienen que caminar, mira Dios yo te prometo que entonces voy a estar en todas las reuniones de la iglesia. Y entonces si pudieras escuchar a Dios, oiras que Dios te dice: enderzalos t, y ahrrate el tiempo de ir a las actividades de la iglesia.

Hermanos, muchos se molestaron demasiado cuando les dijimos que por favor trajeran su ofrenda preparada. Que a la hora que pusieran su ofrenda no tuvieran que estar dicindole al hermano que pasaba con el canasto, hermano por favor me regresa el 50% de este billete. Y el hermano deca: el 50%. Y al lado otra hermana, hermano por favor de este billete se toma 100 pesos, me regresa el resto. S. Caminaba y otro hermano, hermano por cierto de este billete de 100 pesos, me regresa 20. Y lleg el momento en que el hermano llegaba a hacer cuentas y pareca billetero de los micros con los billetes entre los dedos, todo espantado, y espantado porque volteaba y nos deca, ya se me olvid los hermanos que me dijeron de sus cambios.

Hermano, por favor tengo que dar mi ofrenda, me cambia este billete? No soy cambista! No soy cambista, perdname. Soy sacerdote, y t eres sacerdote tambin, no eres cambista. No tienes que venir a hacer cambios, trueques y a querer comercializar con Dios. No puedes, Dios es Dios. Imagnate la indignacin que tena el Seor Jess cuando ao tras ao fue viendo esta situacin y la tuvo que aguantar porque todava no era el tiempo de su ministerio. Y cada vez que vea esta situacin senta que algo le quemaba. Y tena que aguantar hasta el momento indicado.

Cuando inicia su ministerio va al templo y es lo primero que hace, para limpiar, para afinar ah a los hijos de Lev. Piensa amado hermano, cunto ests comerciando t con Dios? Dicindole: te doy si t me das, pero si no me das, Dios t sabes que no tengo para darte. Si t Dios me dieras un mejor trabajo, bien sabes Dios que yo diezmara y adems ayudara ms a la iglesia. Y Dios dice: no es cierto, no lo hara, mientes, mientes.

Haba una indignacin en el corazn de Jess. Una indignacin muy grande que lo lleva a actuar de una determinada forma. Dice la Escritura en Juan 2:15 Y haciendo un azote de cuerdas, ech fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparci las monedas de los cambistas, y volc las mesas.

Ve todo lo que hizo. Entr de una manera violenta, violenta. Jess no lleg al templo y les dijo a los cambistas: por favor cambistas, ustedes saben que estn fallando a la Palabra de Dios, ustedes estn mal. De la manea ms atenta les voy a rogar que vayan saliendo del templo, sin amontonarse, uno por uno, vayan haciendo cola en la salida. Por favor tomen a sus animalitos y llvenselos, estn muy bonitos por cierto, porque son para la venta, para la ofrenda a Jehov, pero llvenselos por favor no los queremos aqu. No porque hagan suciedad aqu adentro y ensucien el templo y hagan cosas, no, no, no, sino porque no es correcto. Dios es amor, y ustedes saben que Dios es amor, y como Dios es amor con todo amor yo les hablo, por favor retrense, slganse de aqu. A ver muchachitos los estoy esperando. Sabes cundo hubieran salido? Nunca.

Y cuando viene Dios y te habla y te dice en amor: cambia, s distinto, no seas igual que eras antes, deja el pecado a un lado. Te estoy hablando en amor, te estoy hablando en misericordia. Sabes qu le dices al Seor? Aj, s, ah despus. Todava no puedo, me cuesta trabajo, no puedo, no puedo. Y estamos esperando a que Dios venga de la misma manera que entr en el templo, con violencia. Y entonces cuando Dios viene con violencia y golpea en nuestras vidas, entonces s nos espantamos, y decimos: ay Seor por qu a m. Por qu me haces esto, por qu yo, por qu me va mal. Por qu perd el trabajo, por qu no encuentro trabajo, por qu mi hijo hizo o torn, por qu

Y entonces cuestionamos a Dios, y volvemos a lo mismo. Pero si t arreglas esto Seor, vas a ver que entonces yo me entrego a la iglesia, y yo soy capaz hasta de participar en los ministerios, soy capaz hasta de ir a limpiar la iglesia. Y no es cierto, no es cierto! Nosotros nos hemos convertido en cambistas del templo. Hemos convertido la casa de Dios en una casa de mercado, lo hemos hecho. Queremos comerciar con Dios, queremos mercar con l, como si Dios estuviera en el tianguis. Llegas al tianguis y preguntas, cunto cuesta este producto? 100 pesos. Te doy 80. Ay gerito cmo que 80, no, 90. No pues 85. ndele llveselo.

Y venimos con Dios y le decimos: Seor, yo s que tengo que venir a la reunin de varones, o de mujeres o de jvenes (segn el caso), pero tengo otras cosas que hacer. Qu te parece si mejor vengo el domingo? Vengo el domingo y te prometo que vengo desde el curso, vengo desde temprano. Dios no es tianguero! No va a comerciar contigo. Dios no va a comerciar, Dios te dice qu tienes que hacer y lo tienes que hacer tal cual. No hay otra, no puedes venir a regatearle a Dios, no lo puedes hacer. Queremos cambiar nuestra obediencia por bendiciones; queremos cambiar nuestra fe por bendiciones.

Queremos cambiar nuestra presencia en las actividades de la iglesia por bendiciones. Si a cambio de lo que damos, Dios nos da. Y si yo doy y no veo de inmediato un resultado dentro de lo que yo quiero, entonces a Dios lo hacemos a un lado. Nuestra fe mengua, nuestra presencia mengua y nos hacemos rebeldes a la Palabra. Y entonces tiene que venir nuestro Seor Jesucristo con violencia a acabar con todo esto. Yo no quiero que Jess venga con violencia, cremelo no quiero. Yo quiero que tengamos la conciencia para no estar mercando con Dios, para no estar siendo cambistas con Dios. Que tengamos la conciencia para poder enderezar lo que tenemos que enderezar, y cambiar todas las cosas que estn fuera de lugar.

Y a m me llama mucho la atencin que aqu en Juan, el Seor dijo: no hagis de la casa de mi Padre casa de mercado. En Mateo, en Marcos y en Lucas, en la segunda limpieza utiliza otras palabras.

Mateo 21:13 y les dijo: Escrito est: Mi casa, casa de oracin ser llamada; mas vosotros la habis hecho cueva de ladrones.

Y si t le quieres preguntar al Seor, Seor, por qu dices t que tu casa la hemos hecho cueva de ladrones? Qu crees que te responda el Seor? Te va a decir, porque aqu en mi casa, en mi templo me ests robando. Y has hecho de mi templo una cueva de ladrones. Ya no fue una casa de mercado, en donde venimos a comerciar con l, ahora venimos a hacer una cueva de ladrones, venimos a robar.

Existe un hermano en Cristo, el hermano Mayers, que comparte mucho en relacin al diezmo y a la ofrenda. Y a toda iglesia que l va no acepta ofrendas de la iglesia, l siempre saca un cheque lo llena y se lo da a la iglesia. Claro, ahorita tal vez por tu mente podra pasar, invtalo hermano! Por supuesto, pero no! No lo voy a invitar por una razn, porque puede ofender a muchos, a muchsimos puede ofender. Porque l hace varias preguntas siempre, y una de las preguntas es: levanta tu mano si t ests diezmando, y no mientas, levanta tu mano si ests diezmando.

Y entonces la gente que est diezmando levanta su mano, y la que no, la deja abajo. Y entonces voltea y le dice al pastor, pastor cunto ladrn tienes aqu en tu congregacin. Mi auto lo dej all afuera, a ver por favor uno de los hermanos que est diezmando venga y hgame un favor, cuide mi auto, porque si ustedes le roban a Dios son capaces de robarse los tapones de mi auto. De ese tamao, tiene ms de 80 aos el hermano Mayers, es ms alto que yo y es tremendo cuando habla del dinero. Y as trata a la congregacin.

Yo no me atrevo a invitarlo, yo no me atrevo, y sin embargo el Seor me dijo: mi casa la han convertido en cueva de ladrones. Por qu? Porque le robamos al Seor. Le robamos con los diezmos, le robamos con las ofrendas, le robamos con las primicias. Pero eso s, aparte de robarle queremos bendicin. Y queremos que Dios nos bendiga y queremos que Dios nos de. Qu descaro, al menos a m as me parece, un gran descaro!

Imagnate que alguien venga, te robe lo que traes. Te diga,: a ver la cartera, con pistola en mano, dame tu cartera. La sacas, la abre, se va, quinientos pesos. Y regresa y te dice: oye, no me alcanza, dame una ofrendita, dame algo ms, apyame, cundo paso por tu casa para que me des ms? Porque con lo que te rob no me alcanza. Y as somos y nos incomoda. Y nos sentimos mal, y nos empezamos a mover de un lado para otro.

Y tal vez pienses que pues lo espiritual ya se fue de esta iglesia porque estamos tratando temas tan mundanos como el dinero; Dios los trata. Jesucristo fue el que le dijo a la gente que haban convertido su templo en cueva de ladrones. Yo estoy repitiendo lo que aqu en la Biblia dice. Cuando t no das un diezmo o cuando le mochas al diezmo, o cuando no cumples con la ofrenda, o cuando te presentas con las manos vacas, yo s que podemos tener cantidad de explicaciones, argumentos y de justificaciones delante de Dios, las podemos tener.

Ay Seor, es que se enferm mi hijo, es que no me alcanz, es que con las inundaciones se perdi la cosecha en Veracruz, se perdi en Oaxaca, en Puebla, se perdi en varios estados; y entonces lo poco que lleg al mercado ya estuvo mucho ms caro, que est la oferta y la demanda y entonces tuve que gastar mas en alimentos, en productos. Y perdname no me alcanz, y por lo tanto hoy vengo con las manos vacas. Pero no hay problema Dios, porque t eres Dios y t me entiendes, t me entiendes.

Y creemos que Dios nos va a decir, s hijito yo te entiendo, pobrecito, ndele sgame robando. Yo no s si en alguna ocasin t le robaste a tus padres alguna moneda, algn cambio. Yo s, yo s me llegu a robar cambios, yo s le llegu a abrir el monedero a mi madre. Yo s le llegu a robar. Y hay un momento en el cual no nos interesa. Despus cuando haces conciencia y cuando ves, cuando yo vea que de repente mi madre abra su monedero buscando dinero y no entenda qu haba pasado, y necesitaba comprar algo para nosotros y no le alcanzaba, y tena que salir a pedir prestado, entonces yo me senta terriblemente mal.

Dios no tiene que pedir prestado, de l es el oro y la plata, de l es el mundo y su plenitud, a l le corresponde. Pero l no tolera al ladrn. No lo tolera. Dios quiere en ti honradez, honestidad e integridad. Dios lo quiere. Dios quiere que te muevas de ese modo,. T te puedes tratar de justificar con el Seor, te puedes tratar de justificar con l, pero sabes? De nada te va a servir, absolutamente de nada. Si t no cumples con lo que l establece en su Palabra, te seguir diciendo ladrn! Y ser l, porque yo jams en todos estos aos, a ninguno de ustedes les he preguntado si diezma, a ninguno, porque esa es tu relacin con Dios, y en esa no me meto. Yo te digo lo que se tiene que hacer, si lo quieres hacer.

Nuestro Seor Jesucristo por eso entr con lujo de violencia al templo a echar fuera no solamente a los vendedores y cambistas, sino a los ladrones que ah haba adentro. Los ladrones que ya se haban infiltrado en el templo, y que estaban ocasionando que no hubiera bendicin. Dice la Palabra del Seor: que un poco de levadura leuda toda la masa. Si t crees que porque no diezma u ofrenda alguno, toda la iglesia de cualquier modo va a ser prosperada y todos sus miembros vamos a ser prosperados, ests equivocado. Porque esa levadura leuda toda la masa.

Cundo has sabido que t pongas en medio de fruta podrida, una fruta buena y toda la dems fruta se componga, se sane? Jams. Pero si t en medio de fruta buena, sana t pones una fruta podrida, toda la fruta que ah hay se va a contaminar. Eso que t digas, bueno no hay problema, al fin y al cabo nadie sabe que yo soy ladrn y que le robo a Dios. Nadie lo sabr, pero la prosperidad no vendr sobre este lugar. Pinsalo.

Adems, dice la Biblia, porque tal vez t te molestes y puedas decir: bueno como no estoy de acuerdo con todo lo que se dijo, me voy de la iglesia, me voy a otra iglesia donde no nos digan estas cosas tan feas. Una iglesia donde no me digan ladrn. Dice la Biblia que tu cuerpo es templo de Dios. T propio cuerpo, y ese cuerpo que t tienes lo tienes que cuidar, porque es templo de Dios. Cuidado mucho cuidado.

Una vez que nuestro Seor Jesucristo viene y echa fuera a todos los cambistas, a todos los vendedores, saca a todos los animales que ah haba, yo en ese terreno no me meto. Entonces ocurri algo maravilloso: Mateo 21:14 Y vinieron a l en el templo ciegos y cojos, y los san. Una vez que el templo est limpio, hay posibilidad de que haya sanidad. No antes. Jesucristo nuestro Seor no poda hacer milagros dentro del templo a pesar de ser la casa de Dios, porque era un templo que los hombres haban contaminado, lo haban echado a perder. Y Jess no poda hacer ah en medio de toda esa oscuridad, y en medio de todo lo que ah se llevaba a cabo, no poda hacer ah milagros. Tena que limpiar primero el lugar. De otro modo no es posible.

La situacin y el llamado de parte de Dios a tu vida es muy, muy sencillo: es tiempo de que t n seas cambista. No vengas a hacer trueques y cambios, y a querer comerciar con Dios. Ubica, l es Dios, y lo que l dice que hagas lo tienes que hacer, con o sin bendicin, sencillo, no hay ms.

Un cristiano en otra iglesia, se acerc y le dijo al hermano Gustavo despus de la predicacin. hermano, fjate que la necesidad de la iglesia es mucha, y yo quiero apoyar a la iglesia, yo quiero ofrendar a la iglesia, yo quiero dar algo de recursos a la iglesia para que la iglesia pueda mejorar algunas cosas, pueda llevar a cabo la obra fsica. Entonces Gustavo le dijo: adelante, qu bueno. Hazlo. Y le dijo este hermano: s hermano pero yo te quiero pedir a ti un favor, yo quiero que t me prestes 20 mil pesos, y yo te voy a ir pagando de a mil pesos mensuales, porque esos 20 mil pesos que me prestes yo los voy a ofrendar a la iglesia. Qu cmodo, qu abusivo!

Qu fcil, t prstame 20 mil pesos, y yo los doy a la iglesia, y yo a ti te voy dando mil pesos mensuales. Mira, mejor ve dando los mil pesos mensuales a tu iglesia. A quin le quieres presumir que quieres dar 20 mil pesos? A quienes te rodean? Ests mal, ests muy mal.

Mira hermano, fallamos delante del Padre constantemente, porque ciertamente nos convertimos en cambistas, en el mejor de los casos, porque en el peor de los casos nos hacemos unos ladrones en tu templo, y nos dedicamos a robar en tu templo, nos dedicamos a querer comerciar, a querer mercar con Dios. Queremos comerciar las bendiciones, y como veamos hace ocho das la obediencia se tiene que llevar a cabo como tal, no est en cuestionamiento, no depende de circunstancias, se tiene que obedecer.

Pdele al Seor que por favor quite el velo de tus ojos, que quite an esa venda que nos impide ver con claridad y por la cual nosotros no seguimos engaando. Que la quite porque verdaderamente queremos estar en la presencia de Dios. Yo en lo personal no quiero que Jess nuestro Seor venga con violencia, no quiero que venga con esa violencia con la que entr al templo y nos eche de este lugar. Yo quiero poder ser transformado al igual que cada uno de ustedes, mis hermanos en tu congregacin, en tu templo, y caminar en el propsito de Dios, en su voluntad.

Seor gracias porque t te adelantas, porque t anticipas; dice tu Palabra porque Jehov el Seor no har nada sin antes darlo a conocer a sus siervos los profetas. Y t nos ests advirtiendo, nos ests declarando lo que puede venir, o lo que va a venir. No estamos ignorantes de esto, ya lo escuchamos ya lo sabemos, lo dice tu Palabra, henos aqu para que se haga conforme y tu propsito, y que todos podamos comprender que queremos que en amor, con gracia se den los cambios, no en violencia. Amn. Dios te bendiga