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KOSMISCHE CUMBIA JAVIER RODRÍGUEZ seguido de KOSMISCHE CUMBIA: UNA RESEÑA DEL ARTÍ- CULO DE JAVIER RODRÍGUEZ A LA LUZ DEL COMPILADO “GOTH FRIENDS FOREVER” por GIOVANNI BELLO colección bajo el influjo *4

Javier Rodriguez - Kosmische Cumbia

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Reproducción a cargo de la editorial pirata La Tal del ensayo Kosmische Cumbia de Javier Rodriguez, aparecido originalmente en el libro de no ficción Bolivia a toda costa (Ed. El Cuervo)

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  • KOSMISCHE CUMBIA JAVIER RODRGUEZ seguido de KOSMISCHE CUMBIA: UNA RESEA DEL ART-CULO DE JAVIER RODRGUEZ A LA LUZ DEL COMPILADO GOTH FRIENDS FOREVER

    por GIOVANNI BELLO

    coleccin bajo el influjo *4

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    [LA TAL EDICIONES]

    FERIA DEL LIBRO INDEPENDIENTE

    Y AUTOGESTIONADO

    LA PAZ, OCTUBRE DEL 2013

    TIRAJE LIBRE

    [email protected] Imagen de portada: G.B. (Fragmento de la portada de lbum Nuevo amor de Maroyu intervenida)

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    DESPUS DE APROXIMADAMENTE AO Y MEDIO, volve-

    mos con un nmero ms de la coleccin bajo el influjo, la que en algn momento ya habamos dado por extingui-da. Pero nada ms alejado de nosotros que la prdida de inters en textos que desde realidades cercanas a nuestro medio nos hablen de la cultura rock y su rela-cin con otras artes. Es ms, durante este tiempo nos hemos topado con una importante cantidad de libros y gentes que piensan estos temas de forma profunda e inteligente. Ese es el caso de nuestro amigo Javier Rodrguez y el texto que tienes entre manos. Vimos en l, desarrollados con amplio conocimiento e ingenio, varios de los intereses que nos llevaron a publicar los

    anteriores nmeros de bajo el influjo, incluido el texto de Fernando Barrientos, el editor que hizo posible que este

    Kosmische Cumbia llegara a nosotros. Y a partir de all tomamos contacto con este escritor radicado en Barce-lona con quien actualmente compartimos militancia en el colectivo de crtica cultural La Casa, al lado tambin de otro cochalo, el baterista Adrian Rojas Solz. Camos en cuenta de que estbamos frente a uno de los mejores lectores nacionales de la tradicin roquerista tanto local como universal, en pocas como esta, prestas a tanta confusin y sobreabundancia de informacin. Para esta entrega, pues, me permit incorporar una resea que hice de Kosmische Cumbia para la prensa pacea, por lo que ms que una introduccin tendrs, querido lector, una partida para la discusin, tan necesaria cuando se trata de innovaciones de enfoque como la que instaura. Agradezco a Javier por permitirme piratear este su art-culo y a Fernando Barrientos, autor a quien pirateamos

    tambin en bajo el influjo y editor legal de Kosmische Cumbia por haberla puesto al alcance de todos.

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    KOSMISCHE CUMBIA

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    John Cage tena razn. La msica como una la

    relacin entre el hombre y el espacio por medio del

    sonido. Sin embargo, es cuando pretendemos que el

    sonido es un gato, un balde o est enamorado de

    otro sonido, que llamamos msica a la msica. De

    acuerdo, ese no es el punto. Ni la msica es sonido

    con significado ni el sonido, por ser slo sonido, es

    intil. El sonido actuando -como lo encontramos en

    el trfico callejero, tomando el mismo ejemplo de

    Cage- es materia sensorial igual de hermosa que lo

    que llamamos msica. Si la msica son relaciones, las

    ideas de alguien que nos habla, el sonido es una ex-

    periencia que no necesita significar nada para pro-

    vocarnos placer.

    Termina la tarde de un caluroso viernes a princi-

    pios de agosto, la gente entra a uno de los restauran-

    tes bolivianos que hay en Barcelona. Han pasado

    sus mejores das, pero "El Dorado" todava parece

    un portal dimensional a los boliches de las cercanas

    de la terminal de buses de Cochabamba -

    perdonando que la papa sea aqu un tubrculo imi-

    tante y la llajwa no pique nada. Estn los mismos

    posters, pinturas futuro-costumbristas (1) y la tele

    gigante que pasa vdeos de msica folklrica. Un

    hombre se levanta de su mesa, pide detener la msi-

    ca del DVD que se est escuchando y se acerca a la

    rocola. Vctima de un capricho nostlgico o de un

    ordinario antojo, ha decidido cambiar la msica. Lo

    que quiere escuchar podra ser la inexplicablemente

    popular bachata, folklore oriental, una ranchera...

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    pero lo que suena es un conocido grupo cochala de

    cumbia. Son Los Ronisch y uno de esos hits con los

    que dominaron Latinoamrica entre 2000 y 2001.

    Para los que estn sentados en las otras mesas, eva-

    porando chuflays o comiendo charque, es slo una

    alteracin en el flujo del sonido. Una accin acstica

    aleatoria, el trfico de John Cage que se aleja o acer-

    ca. Podra ser revelador que a la cancin de Los Ro-

    nisch le siga "Amor sin flash", pero no hace falta po-

    ner al sonido a pretender que es algo ms que eso.

    Cuando se termina el crdito de la rocola vuelve el

    DVD con sayas y morenadas. Nada de hallazgos o

    epifanas, es el sonido que se agranda y achica como

    cambia el trfico entre la hora pico y la noche, cuan-

    do pasan camiones o se produce un embotellamien-

    to. Se pagan las Paceas y singanis, servidos por un

    barman travestido que explica cmo se 'importaron'

    los tragos y la coca, vendida en las bolsitas de plsti-

    co verde de siempre. Entra y sale ms gente. Es slo

    sonido actuando.

    * No hay nada ms aburrido que cuarenta table-

    ros de dibujo lado a lado, proyecciones ortogonales garabateadas en una pizarra y una cancin armada con samples del rotor de un helicptero. Qu demo-nios haca escuchando eso (2) mientras trataba de acomodar mi pulso a las demandas del dibujo tcni-co? Simple, esconderme de la radio que mis compa-eros de curso conectaban a los altavoces del aula. Como se trataba de los primeros aos de la dcada pasada, est claro que el mainstream radiofnico ca-

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    paz de contentar a veintitrs adolescentes no era ma-ravilloso. Desde el repulsivo n-metal a los enlatados del pop latino, uno tena que encontrar la mejor for-ma de eludir de esa avalancha de cumbia-lumpen (3), proto-reggaetn y otros clsicos de la balada camp. Haba, sin embargo, un momento en el que acceda a quitarme los audfonos, detener el discman y unirme al coro en plena agitacin cumbiera. "Muvanse, muvanse, muvanse con Maroyu!". Las manos le-vantadas apuntaban, siempre, a nuestro compaero Jorge. "Por el poder de la cuuuuuuuuummbia", sola agregar el locutor. Obvio que por el poder de la cumbia. En realidad el instigador del alboroto era el origen socioeconmico de Jorge (apellido nativo, abuela de pollera, propensin a gritar "Hijo de cho-ta!" cuando fallaba un mate de volley, etc.) y la idea que una la msica tropical con las bailantas, lo cholo y lo marginal (4). A m poco me importaba el tras-fondo racista de esa euforia. Lo que me preocupaba era la posibilidad de estar disfrutando de verdad, aunque clandestinamente, esa msica. Era ese el poder de la cumbia?

    Pero haba mucho ms sobre Maroyu que su accidental servicio como filtro de clase. A su ya rara omnipresencia radiofnica haba que sumarle el beatfico tratamiento que reciban al ser presentados (5). Tambin estaba el dato, no menor, de su canal

    de televisin propio -lo que confirmaba que su xito econmico no era desdeable, o estaba por lo menos al nivel del de Carlos Mesa. La programacin de videos y conciertos de la banda en MTV (Maroyu TV, por supuesto) era incesante y bordeaba el culto de la personalidad -justo como con PAT y Carlos Mesa-, pero nos permita identificar al grupo, ponerle una imagen mental a sus canciones.

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    Convertidos en tema habitual de nuestras charlas, las cosas que se contaban de Maroyu eran material de leyenda: El "Etcheverry" -annimo bailarn que comparta el enrulado mullet con el futbolista cruceo- haba muerto, baleado en pleno concierto por un borracho (en el Per, al que le haba robado su mujer... esos detalles variaban siempre, como deben hacerlo en toda gran historia), el vocalista de la banda estaba internado en un manicomio tras caer desde el tercer piso de un edificio, o tambin que a veces se poda ver a los msicos cruzando la Amrica en sus escandalosas vagonetas Montero tapizadas de aguayo, etc. Considerando que lo ms interesante que le pasa a los rockeros bolivianos es recibir el tacazo de su mujer por recogerse demasiado tarde, era incomprensible que Maroyu no integrase el panten del estilo de vida rockstar, pues superaban cada uno de sus clichs. Claro que ninguno de nosotros se atrevi a dar el paso definitivo y admitir que Maroyu le gustaba de verdad. Estbamos demasiado ocupados cuidando nuestra credibilidad adolescente para jugarnos por la cumbia. Yo mismo acababa de comenzar la transicin de punk militante a rockero completista. An hoy, cuando contrabandeamos con el DJ alguna cancin de Maroyu en nuestras reuniones de curso, el repudio es total. Ni siquiera se lo toman como un pretexto para molestar a Jorge -estamos demasiado viejos para semejante incorreccin poltica. Es curioso, slo los que entonces nos reconocamos punks admitimos ahora que Maroyu nos gusta. Los fans de Oasis y Korn no los han abandonado desde el colegio, siguen publicando sus vdeos en Facebook. Tal vez esa poca se nos termin demasiado pronto para crecer de verdad.

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    Quizs nunca lo habramos hecho. No importa, esa deuda la saldaramos en posteriores encuentros con "Los Internacionales de Unca", si es que en verdad

    haca falta poner las cosas en orden. Aunque no haba forma de saber esto en aquel momento.

    *

    Cmo se llamar esa especie de necesidad

    fisiolgica de conectar con nuestros tiempos, de

    sentimos parte de un movimiento generacional o

    creativo, algo que no siempre se corresponde con la

    realidad pero que se articula muy bien con la

    tendencia a interpretar la historia como una

    sucesin de metforas movilizadoras. Esa urgencia

    es el motor primordial del rock, de ah que ahora se

    hable de una Edad de Oro de la msica indepen-

    diente, a pesar de lo cuestionable de esa construc-

    cin (6). Lo cierto es que para la magra tradicin del

    rock boliviano, tal revolucin no ha existido. Aqu

    nuestro rock apesta a viejo, a exclusin, complacen-

    cia y amateurismo. Casi como vivir condenado al

    Alzheimer, o uno tendra que aprender a confor-

    marse con eso o buscar (donde hiciera falta) la per-

    sonal conmocin que nos permita apasionarnos por

    nuestro tiempo y su msica. Habiendo dejado Co-

    chabamba bajo la sospecha de que a mi edad no

    exista otra forma de lidiar con ella -que es casi una

    cancin de Springsteen (7) emponzoada en la per-

    sistencia de un dj vu-, tiene suficiente sentido que

    haya sido precisamente en Cochabamba donde en-

    contr ese ansiado vnculo, ese clic fundamental.

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    Casi como un fantasma justiciero, fueron mis tiem-

    pos los que acabaron topndose conmigo.

    Y fue en el punk donde comenz la persecu-

    cin. Haba algo sospechoso en los Talking Heads y

    no se trataba de su xito pop en los ochenta -el beso

    de la muerte para cualquier banda punk que se pre-

    cie. La vocacin globalista de David Byrne no titu-

    be al abrazar sonidos provenientes de frica, el

    Caribe o Arabia, por lo que no debe sorprender en-

    contrar rastros familiares -o familiarmente exticos-

    en sus canciones (8). Pero haba algo ms. Una aso-

    ciacin promiscua surga al escuchar "(Nothing but)

    Flowers" o "The book I read". Esos riffs traviesos los

    habamos encontrado antes en "El baile de la cum-

    bia" del grupo Nctar (9). Es ms, aquel era un re-

    curso meldico recurrente en la cumbia, tanto as

    que Maroyu y Los Shapis tambin los tocaban a

    menudo. De pronto haba nuevas razones para

    prestarle atencin a esa msica. Como quien sigue

    la broma por no perderse unas cuantas risas, nos

    pusimos a escuchar a Los Ronisch, descubriendo en

    sus primeras canciones, de fuerte presencia electr-

    nica y antimusicalidad innata, un extrao parecido

    con Suicide. Pero Los Ronisch tambin usaban gui-

    tarras elctricas y las tapas de los discos de Maroyu

    ("Madurez", por ejemplo) apostaban por el mismo

    look "cuarteto de cuerdas berlins" que haba hecho

    suyo Kraftwerk... De pronto la cumbia se pareca al

    rock que me interesaba mucho ms que cualquier

    otra banda de rock en Bolivia. Tal vez exonerado de

    mis prejuicios por la posible comunin entre la

    cumbia y el post-punk, fue ah que me descubr

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    cumbiero. Escribir en primera persona este texto no res-

    ponde a un ejercicio de vanidad. Me es imposible separar lo que fue un proceso de descubrimiento personal de la exploracin de la cumbia post-punk boliviana, pero tampoco es indispensable hacerlo. Mi experiencia puede ser la de cualquier boliviano, nacido a finales de los ochenta y atrado por el rock. Pertenezco a una generacin tan tocada por la glo-balizacin que podramos pasar por gringos imagi-narios; jvenes de clase media producto de una mi-gracin que nunca sucedi, tipos que se saben me-jor la historia pop yanqui (onda "We didn't start the fire") que la boliviana. La forma en que estas parti-cularidades definen nuestra visin, uno de los fila-mentos que se entretejen en Bolivia, es algo que me-rece ser estudiado en sus propios trminos. Por otro lado, el momento se antoja estupendo para iniciar esta operacin de rescate, que emprendemos libres de romanticismo e irona. En los ltimos aos el revisionismo postcolonial nos ha permitido descu-brir la champeta, la soca, la cumbia psicodlica, el soukous, los narco corridos... unindose todos al ge-noma de donde ms y ms bandas abrevan, donde se dibujan las primeras expresiones artsticas post-occidentales. Tampoco hay que olvidar que los pre-juicios tpicos del rock -eso que los crticos llaman rockismo- se han diluido y la msica bailable (disco, balearic beat o house) se ha incorporado al canon rock en pleno derecho. Que los vascos Delorean sean una de las bandas "revelacin" de 2010 prueba que ese sonido sincrtico, global y ldico ya no es moti-vo de menosprecio. Ms an, si nos vamos a poner cnicos, podemos argumentar que el fracaso del Evismo como proyecto civilizatorio reclama el surgi-

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    miento y expansin de manifestaciones mestizas en plenitud, perfil que la cumbia cumple con precisin. O es que hay algo ms superador que una banda quillacollea, bautizada por una marca alemana de pianos, capaz de tocar electro huayo, talo disco y cumbia post-punk en los prestes de las fraternidades del Gran Poder con idntico xito que en las disco-tecas del Tercer Anillo?

    Eso mismo es lo que estamos tratando de decir.

    *

    Alguna vez han tenido la impresin de que los

    estn estafando?" El epitafio que le dedic John Ly-

    don a los Sex Pistols, para aplicarse a "El domingo"

    de Maroyu, tendra que traducirse en algo parecido

    a: "Alguna vez has tenido la sensacin de que no se

    estn riendo contigo?". Era necesario preguntarlo,

    pues con la infecciosa cancin de los uncieos

    convertida en meme del verano 2007 en la UPB de

    Cochabamba, se haca ms probable un rebrote de la

    comedia racista antes que el descubrimiento colecti-

    vo de una joya popular-kitsch. De hecho, la mayora

    de las veces que trataba de mostrarle el vdeo a al-

    guien, la respuesta ms comn era: "Maroyu, me

    suena.... Es lo que escucha mi empleada" (10). En

    efecto, no tard en darme cuenta que estaba siendo

    estafado, por mucho que hayamos disfrutado el v-

    deo con mis amigos Pablo (ex UPBino, entonces es-

    tudiando en Mxico y que gustaba en verdad de la

    cancin al estar pasando por una fase anti-

    intelectual mezclada con la nostalgia del migrante) y

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    Santiago (cuya ambivalencia comprob al ver que su

    entusiasmo cumbiero no se trasladaba a Climax o

    Los Ronisch). En fin, me senta culpable y haba po-

    cas cosas que mi versin rockista de esos das poda

    hacer para remediarlo.

    A punto de cumplir 21 aos, con el compromiso

    poltico mucho ms vigente que ahora (11), haber

    desencadenado la versin viral del antievismo era un

    martirio con sabor a traicin. No era para tanto, pe-

    ro ser uno de los tres troskos de la UPB haba atizado

    en extremo mis escrpulos ideolgicos. Igual ni yo

    lo tena del todo claro. S que disfrutaba del genuino

    estilo urbano-popular de Maroyu, a aos luz de la

    impostura de Atajo o "Quin mat a la llamita blan-

    ca?" -versiones tamizadas por lo intelectual/

    burgus de ese mismo discurso-, pero en lo musical

    el asunto era distinto. Mientras todava estaba am-

    pliando mi inclinacin punk colegial hacia el rock

    clsico, haba descubierto a Bob Dylan. Si toparme

    con el vdeo de "Anarchy in the U.K." en 1997 -en

    MTV of all places- haba salvado mi vida, escuchar

    "Like a Rolling Stone" en la radio la arruin por

    completo. Liberado de los prejuicios punk, tuve que

    ponerme al da con 50 aos de historia... y de ah a

    la obsesin haba apenas un paso. Fue saliendo de

    esa etapa de explorador del rock clsico e introduc-

    cin indie (12) que me volv a encontrar con Maroyu.

    Era demasiado temprano. Extraamente una mezcla

    de obstinacin y casualidad proveera el chispazo

    definitivo no mucho despus. La expiacin esperaba

    bailando cumbia, como el sonido cuando est ac-

    tuando.

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    *

    Si el punk fue el gesto que desencaden la

    explosin creativa que denominamos post-punk, es

    adecuado buscar un catalizador parecido para la

    cumbia post-punk boliviana. Una seal de que algo

    haba cristalizado y el momento era adecuado para

    su emergencia. "Se fue", una atpica cancin de

    Maroyu de 1989, cumple ese rol: es la Piedra

    Rosetta de este movimiento, nuestro 1977 (13)... el

    estruendo que al mismo tiempo anuncia el final de

    los estriles ensayos del rock contemporneo, pero

    tambin encierra la conviccin de que es posible

    seguir inventando desde lo popular. As, "Se fue" es

    la cancin definitiva del rock boliviano. Con ella

    Maroyu -tal vez sin proponrselo- hace obsoletas a

    las bandas que vendran despus, muchas tomando

    como punto de partida las mismas influencias que

    los uncieos destilaron en esta cancin. Que hoy "Se

    fue" siga siendo parte del repertorio de Maroyu la

    confirma como un clsico, por mucho que suene tan

    distinto al resto de su obra. No es su "Creep", no es

    un accidente ni una vergonzosa verruga en su

    repertorio. Hasta se podra decir que su relativo

    pero consistente anonimato en el opus del cuarteto

    refrenda esa condicin trascendente. Contemplad

    pues nuestro gnesis post-punk.

    Como hiciera PiL reconstruyendo el rock post '77 sobre el dub, los sintetizadores, la experimentacin electrnica, el uso excntrico de la guitarra y una sorprendente simplicidad lograda incorporando elementos discursivos forneos al rock clsico, "Se fue" tambin se levanta sobre una

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    peculiar combinacin esttica. Apenas al arrancar, con unos teclados glidos -estilo Brian Eno en "Loio"- que se mezclan en texturas antes que servir funciones meldicas, nos percatamos que esta no es la tpica cancin del soso rock boliviano. De inmediato un hipntico bajo se apodera de la conduccin sonora, otorgndole, junto a una apenas sugerida guitarra rtmica, un aire electro-reggae al tema, rematado por una secuencia que emula un piano elctrico tocado por el equivalente robot de Terry Riley. El resultado exhibe una compleja arquitectura musical que ninguna cancin pop/rock/fusin boliviana merece adjudicarse. Puede que en lo lrico la cancin no sorprenda, con su temtica de abandono y amor no correspondido, pero un criollsimo coro en ingls (De verdad dice "shalom"?), el saludo a "Let it be" y a los Kjarkas (con el estribillo reggaeificado de su "Wayayay") confirman a sta como la cancin sinttica que se haba estado formando a la sombra del rock boliviano y que adems lo tena todo para superarlo. Es cierto que despus de una cancin como "Se fue" sera muy difcil dar el siguiente paso -y se puede decir que Maroyu no lo consigui-, pero ese tambin iba a ser un paso muy emocionante para el que se atreviese a darlo. Las posibilidades que se le abran a nuestra msica popular eran inmensas. O podan serlo, si nos atrevamos a sacar la cabeza hacia la luz.

    No dejaba de tener gracia que los posibles PiL bolivianos sepultasen en mi cabeza al rock nacional, que con Octavia y Loukass mal-copiaba a Soda Stereo, The Plice y U2 -el lado desechable, hipcrita y domesticado del post-punk. Tena sentido tambin que descubriese la cancin en la

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    redaccin de una revista cultural que por un tiempo apost por las rupturas con el canon y la complaciente tradicin del arte nacional, con la culpa de "El domingo" todava pesando sobre m. Por supuesto, ni veinte aos de espera convertirn a Maroyu en la Velvet Underground del rock boliviano (14) y me costara horrores convencer a mis amigos de lo genial que poda ser la banda (15), pero por lo menos haba encontrado la forma de dejar de sentirme culpable sin saber muy bien el motivo. Era el pretexto perfecto para emocionarme por mi tiempo y su msica. Desde ese instante tena una misin: haba oro escondido en nuestras bandas cumbieras, la comunin post-punk no era una conjetura estpida y all afuera esperaba un mundo que tena que enterarse de esto. Era hora de predicar con el poder de la cumbia.

    *

    Dnde se consigue ms msica como esta? No se puede ir a las disqueras y pedir "las canciones post- punk de Maroyu". Por suerte una excursin a los puestos de CDs de La Cancha resolvi el misterio: a este tipo de canciones las llaman "disco" y an hoy suelen ir intercaladas en los shows y grabaciones de estas bandas. En ese plan de bsqueda -aunque una rpida revisin de la obra reciente del cuarteto ya poda sugerirlo- fue decepcionante descubrir que Maroyu no slo no tena ms de canciones como "Se fue", sino que se haba degradado al punto de coverearla en casi todas sus composiciones disco. La evidencia es abundante: "Sueos tristes" es un refrito que copia con descaro

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    el estribillo ingls y la meloda, "Primer amor" pronuncia la influencia ibicenca de los teclados pero sucumbe a la autoparodia (el coro repite "Se fue, se fue, se fue mi amor"), etc. Es como si todas las canciones de Joy Divisin sonaran como "Love will tear us apart"! (16). Lo peor de todo no es que la cancin se vaya desgastando, sino que frustra ver a una banda conformarse con mucho menos de lo que su potencial le permite. Esto no quiere decir que Maroyu no tenga canciones interesantes, pero el enigma de esta msica disco resultaba ms poderoso que los sabrosos ritmos del Maroyu de siempre.

    Escuchando las canciones disco de otras bandas de cumbia (17) era posible encontrar mayores similitudes entre su sonido y Section 25, Kraftwerk o Giorgio Moroder que con Kool and the Gang, Gloria Gaynor o los Bee Gees. Esto era disco post Abba (lejos de esa anodina perfeccin escandinava, con una esttica feliz de sus propias limitaciones (18)), libre de la desgastada influencia funk (ni rastro de bronces, wah-wahs o cuerdas), exorcizado de la pomposidad hipersexuada de los setenta (la desolacin, soledad y tormento de los Alienated Synthesist resonaba con estas canciones antes que el mojo de Tony Manero). Es ms, de alguna forma esa mutacin disco consegua retener los elementos transgresores de una msica que en sus inicios era sinnimo de las discotecas gay, negras y latinas de Nueva York (19). O no les suena atrevido: msica electrnica tocada por cholos (20)? Adems, es posible que esos cholos estn haciendo la msica popular ms avanzada de Bolivia, muy por encima de los rockeros de nuestras ciudades.

    Buscar lecturas reivindicativas en el florecimiento de la cumbia/disco es aventurado,

  • 22

    pero existe el precedente de varios msicos criados en el rock que terminaron tocando msica tropical como nica posibilidad de alcanzar la utopa de vivir de la msica. No hace falta decir que quienes se atreven a cruzar esa frontera se convierten en parias entre sus antiguos colegas, a pesar de que su repertorio suele incluir hits de pop rock latino que no pocas bandas de rock consideradas legtimas tambin tocan. Es igual de inverosmil que una banda de rock de Arani, Unca o Quillacollo se abra espacio en los escasos boliches aptos para presentaciones en vivo -por lo comn ligados a sectores pequeo burgueses- del pas. Octavia o Quirquia, en contrapartida, han paseado con cierta regularidad por escenarios populares, a veces compartiendo cartel con bandas de cumbia, que no dudan en considerarlos sus pares. Es irona pura que ninguna de esas bandas rockeras consiga hacer de su oficio una forma de vida, cosa que s logran los menospreciados cumbieros. Un rechazo al gnero que los margin es posible. El punk se desencaden desde una reaccin similar y la esterilidad discursiva del rock boliviano merece algo peor que el remezn punk, algo ms violento y urgente. Desde esa perspectiva el rock boliviano se encuentra en una situacin similar a la que engendr la kosmische musik en Alemania (21): no ha dejado ni ruinas sobre las que reconstruir (22). Tampoco se trata de abrazar postreramente esta expresin musical, de incorporarla a la matriz moribunda de la msica pop boliviana. Es tarde para eso y tampoco hace falta, pues el sonido de la cumbia est vivo y es practicado por nuevos y viejos actores. Tanto que encontramos all la verdadera msica popular boliviana, nuestra nica

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    industria cultural. Pero prometimos que no habra interpretaciones polticas ni romanticismo gratuito. Slo sonido actuando. Bien, nos enfrentamos al rumor de una estampida. Sirve de algo taparse los odos y pretender que no pasa nada?

    Entonces, Estamos diciendo que Maroyu es una banda de rock levantada en armas contra su gnero madre? No necesariamente, pero no por algn defecto inherente, sino por la dificultad de establecer lo que es o no rock. Es la msica disco, en tal caso, rock? Puede que no, pero hay bandas que han bebido de la msica disco y la han transformado en algo que es tan rock como la msica que anida en las escalas bluseras clsicas. Si podemos aspirar a algn grado de certeza, lo nico que cabe afirmar sin riesgo es que la cultura popular en Bolivia debera tener como punta de lanza a las bandas de cumbia (disco o no, post-punk o no), incluso de mayor ascendiente y proyeccin que las agrupaciones folklricas (23). Lo tenemos todo para conjeturar que la cumbia es la verdadera msica popular-mestiza boliviana. Bueno, todo menos un desenlace creble.

    *

    As como tuve suerte de descubrir la cumbia

    post- punk cuando mis prejuicios (rockeros) y titubeos de identidad (de clase) haban desaparecido, tambin estaba lo bastante viejo como para creer que fui el primero en dar con algo trascendental. La pregunta era, dnde estaban los que pudieron percatarse de la fuerza innovadora de estas bandas? Haba escuchado de Los Tuberculosos, una banda de La Paz que reconoca a

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    Los Ronisch, Eclipse, Bonny Alberto Tern, Iberia, Los Brothers y Maroyu entre sus influencias dadapank (24), y de los cochabambinos Sper Polilla, que incluan en sus conciertos punk algunos covers de Los Ronisch. Entre sus fans circulaba la idea de una cumbia dark, pero eso de dark era muy impreciso. Poda referirse al estereotipo darkie/gtico (Foetus, Type O Negative, Sisters of Mercy, etc.) o a cosas tan dispares como Marc & the Mambas, Manolo Caracol o las viejas murder ballads de Sydney Strippling. Los indicios de otras bandas post-punk bolivianas (Autorev y Ciudad Lquida) apuntaban a The Cure, amalgama prototpica de lo dark y lo post- punk. Y s, haba algo del Disintegration (1989) en el sonido narctico de Los Ronisch, pero el parecido entre "Fascination street" y "Soledad" era casual, pues ambos temas se grabaron el mismo ao. El espritu bailable-gtico estaba tambin en "The Walk" y "Lament" de Japanese whispers (1983) y en ese caso los aos ya cuadraban para hablar de influencia; ms cuando el sonido de los teclados y bases rtmicas de Pornography (1982), Seventeen Seconds (1980) y las primeras canciones de Los Ronisch era tan similar. As fue que, en plena exploracin de la discografa de los ingleses, un sonido adquiri caractersticas delatoras: la retorcida lnea de bajo de "Primary" y los teclados espectrales de "The funeral party" apuntaban a Faith (1981) como la fuente principal de las exploraciones sonoras de la cumbia post-punk. Pero cuando uno est tratando de comprender algo, todo son seales. Estaramos en la pista correcta?, Se encontraba en la cumbia boliviana la mayor concentracin de fans de The Cure del mundo? Era demasiado perfecto: la cumbia post-punk boliviana

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    desencadenada por una cancin dedicada a Ian Curts. Una seal venida desde el corazn mismo del post-punk. Era tan perfecto que no se someta a los vulgares mtodos de la invencin. Era un hecho aleatorio, un hallazgo. Sonido actuando.

    Acercndose a la cumbia post-punk con esta idea, los descubrimientos parecen no agotarse. Iberia, orureos activos desde 1985, se convertan en la primera parada de la expedicin gracias a sus canciones a medio camino de "Se fue" y la dark wave. Eran tambin, considerado su repertorio que va desde la cumbia villera a la cumbia post-punk, pasando por versiones al estilo de la tecnocumbia mexicana de temas folklricos, vctimas ejemplares para condenar como "rockeros frustrados que terminaron tocando cumbia para sobrevivir" (25). Es ms, la doble personalidad de la banda es tan obvia que hasta cuentan con dos vocalistas, uno para las canciones de cumbia post-punk y otro para el repertorio tropical. De hecho, su primer disco lo grabaron en 1990, por lo que se trata de una incorporacin tarda al movimiento. Pero en ellos no buscamos consistencia discursiva, sino un puente entre nuestras referencias post-punk y sus expansiones en la cumbia boliviana. Slo los primeros dos discos de Iberia, "Sola" (1990) y "Primera experiencia" (1991), tienen canciones disco y post-punk y ninguno de los dos est dedicado en exclusiva a ese estilo. No importa, pues el aporte de Iberia se resume en dos canciones: "Primer amor" y "Primera experiencia", que se arman alrededor de una programacin rtmica proto-industrial, similar a las de Trisomie 21 pero desequilibrada por un teclado heredado de las discotecas italianas. Otro aspecto llamativo de la banda es su apuesta esttica:

  • 26

    sus miembros visten chamarras de cuero negro y jeans, llevan el pelo largo, empuan sus instrumentos con agresividad y se mueven en el escenario en una rutina que combina a Van Pialen, Nine Inch Nails y D.A.F. No son The Jess & Mary Chain, pero Iberia sabe lo que tiene que hacer para verse como una banda de rock -no es un accidente que adopten esta imagen para tocar justo esas canciones.

    A pesar de no ser la ms exitosa o relevante de las bandas de cumbia post-punk, Iberia encarna las vicisitudes de todo el gnero. Como la mayor parte de ellas, est formada por hermanos, proviene de una zona no vinculada ni con los centros de poder ni con la produccin cultural hegemnica, ha obtenido reconocimiento internacional y aunque mantiene la versatilidad sonora, no abandon la interaccin folklore-cumbia-electrnica de su origen. Luego de comenzar dentro de la cumbia post-punk, se inclin por la cumbia andina boliviana (con su disco Sufrir y llorar de 1992), que le dio gran xito hasta que fueron opacados por la invasin de la tecnocumbia mexicana. Mientras intentaban reflotar, estableciendo su propia discogrfica, recibieron el doble golpe del boom de la cumbia chicha argentina y de la agudizacin del rechazo local a la cumbia. Entonces fundaron su propia red de radioemisoras para difundir su msica y contrarrestar ese declive, obteniendo un inesperado impulso con el cambio de siglo y gracias al xito de la cumbia surea -que es la cumbia andina boliviana- en el Per y Ecuador. Hacia finales de la dcada pasada tuvieron que enfrentar el embate de la cumbia villera, cuyos sonidos terminaron incorporando a su repertorio ya sin darle

  • 27

    demasiada batalla. As, con nueve discos y numerosos sencillos, compilados y primicias (26), Iberia resume la historia -peculiar, tortuosa pero culminada en el xito- de la cumbia boliviana.

    Otra de las caractersticas que la cumbia post-punk comparte con el post-punk es la diversidad estilstica y el deseo de expandir los lmites creativos. Este efecto se amplifica en el caso boliviano debido a la heterogeneidad de los registros de los teclados, sintetizadores, samplers, secuenciadores y otras mquinas -en muchos casos de produccin discontinua, adquiridos de segunda mano o modificados de forma artesanal- empleados por las bandas. De ese modo es imposible determinar un sonido tpico en el gnero, lo que garantiza la individualidad de cada banda. En esa riqueza nos encontramos con grupos como Amadeus de Potos, uno de los ms prolficos en el gnero, que contina en actividad a pesar de estar desvinculado de su estilo original. De aquella etapa resaltan canciones como "Quinceaera", "Chica ideal", "Esa nia" con sus quiebres tonales al estilo "Warm leatherette" (y que anima a "las rocanroleras" a bailar), la balerica "I want you" (con el coro semi-cantado en ingls) y la synth-punk "Solo". Con un similar estilo de beats robustos y teclados agudos, el grupo Enigma de Cliza puede ser el dueo del sonido ms distintivo de estas bandas, pues conserva rastros meldicos de la sonoridad esencial de la cumbia. Tambin cultores de ese sub-gnero, el grupo Gibson de Quillacollo se caracteriz por el uso de guitarras al estilo Magazine, produciendo una mezcla que combinaba riffs de rock duro con texturas electrnicas; sonido que podemos encontrar tambin en las canciones

  • 28

    del grupo Scorpion, Los Ninjas o Los Truenos. Lamentablemente estas bandas, vinculadas por su uso dominante de la guitarra y la intensidad de sus bases rtmicas, terminaran migrando a la tecnocumbia, desapareciendo con ellas este atractivo sub-estilo de la cumbia post-punk (27).

    Quizs el ejemplo ms refinado de este sonido

    se halla en las primeras canciones de Los Ronisch,

    llamativas por sus elementos en apariencia alejados

    de la msica bailable, insinuando al incluir el riff de

    "You really got me" en la introduccin de su cancin

    "Soledad", lo que podra pasar por una declaracin

    filosfica. Un efectivo uso de lo electrnico,

    poniendo los sintetizadores al servicio de la

    evolucin meldica, acompaando una arquitectura

    pop en lugar de someter la cancin a los

    imperativos dance, confirma las sospechas. No

    extraa enterarse que la banda naci siguiendo los

    gustos "eurobeat, pop y rock" de los hermanos

    Rodrguez, no as en el sendero de la msica

    tropical ni del rock. En las huellas de Maroyu, esta

    msica subverta el agotamiento, lo banal y

    retrgrado del rock boliviano y se atreva a mirar

    ms all. No significaba nada que Los Ronisch se

    reconociesen como una banda de rock, cumbia o un

    "conjunto electrnico" cuando eran sus canciones las

    que se sublevaban contra una tradicin excluyente y

    en decadencia. Si los Maroyu de "Se fue" eran

    nuestros PiL, "Soledad" de Los Ronisch fue nuestro

    "Rocket USA". Las trompetas del Apocalipsis y el

    primer vistazo a un futuro prometedor -no en vano

    tanto "Low" como "Nevermind the bollocks" se

  • 29

    lanzaron en 1977. PiL no fue la banda definitiva del

    post-punk, ese es un ttulo que no se le discute a Joy

    Divisin. En nuestro caso, Maroyu tampoco lo fue.

    Con Un sueo hecho realidad (1989), el debut de Los

    Ronisch, se poda decir que habamos encontrado a

    nuestros Joy Divisin. Cegado por ese vrtigo, no

    fue hasta algunos meses despus que comprend lo

    ominoso de la analoga que acababa de intuir entre

    los cochabambinos y el cuarteto de Manchester,

    acertada hasta el ms atroz de los detalles.

    *

    "Folklore!... Rock!" Parece un intercambio

    propio de una batalla antes que el estribillo de una

    cancin que combine ambos estilos. Ese ha sido el

    conflicto fundamental de la msica popular

    boliviana, pero pocas veces qued registrado de

    manera ms vivida que en "Folklore-Rock" de BJ4.

    Tres minutos y medio de paranoia pura, una mezcla

    discordante de msica electrnica, rock, eurodisco y

    folklore andino. Si "Se fue" es nuestra Piedra

    Rosetta, tendra que convertirse en nuestra Torre de

    Babel. Con su energtica base de batera elctrica y

    sintetizadores, esta cancin se acerca mucho a lo

    que derivara en la cumbia post-punk, entablando con

    los experimentos que pocos aos despus

    conduciran Los Ronisch, una relacin equiparable

    a la que existe entre "Station to Station" y "Low". Es

    adems la nica cancin de la tradicin del rock

    boliviano con esos atributos, lo que pone a BJ4 en

    una posicin fascinante. Tiempo y espacio (1985), su

  • 30

    nico disco, ha sido injustamente tomado como una

    nota marginal en la historia del rock nacional, pero

    en su cruda combinacin de folklore (tienen un

    pasable cover de "Wayayay"), space rock primitivo

    (su "Viva Santa Cruz" incluye coros femenino-

    androides y teclados digitalizados hasta el borde de

    lo hiperreal) y msica bailable (o al menos un

    espritu hedonista sepultado por guitarras heavy),

    no slo presagia el camino de la cumbia post-punk,

    sino que ofrece un producto sin precedentes en el

    rock boliviano. Si bien la msica de BJ4 est lejos de

    ser lo ms logrado en la fusin de rock, jazz,

    folklore y msica contempornea (28), lo suyo tiene

    el inusual mrito de lo visionario, aunque como

    pas con similares innovadores -comenzando con

    aquellos que pusieron una banana pop en la

    portada de su disco- a BJ4 la sepult el tiempo y la

    indiferencia.

    Si algo podemos deducir del desdn sufrido

    por BJ4, es el leitmotiv de una muy tirante relacin

    entre el rock boliviano y el uso de teclados. Desde el

    anacrnico y repudiado "Oriental" (1977) de Wara,

    que fracas al intentar acercar a los dolos de

    Infusin al folklore del oriente del pas y que para

    ello utilizaba un elegante piano elctrico, las

    tensiones en esta relacin se han agravado hasta el

    extremo de generar un cisma. De ah que se asocie

    el sonido de los sintetizadores con la cumbia,

    olvidando que durante la Edad de Oro (29) del rock

    boliviano estos jugaron un rol fundamental en el

    desarrollo de nuestra msica. Ya asentados en su

    uso pre-Jairas en la interpretacin de la msica

    popular boliviana (30), la transicin de los teclados

  • 31

    al rock Nueva Olero era inevitable. Tal vez

    impelido por esa energa ms prxima al garage rock

    que al merseybeat, el rock boliviano de los sesenta

    floreci a un nivel de competitividad comercial y de

    acabado artstico envidiable. Vistas las cosas con la

    perspectiva del tiempo, resulta tambin que esa

    msica bailable y popular, basada en teclados, bien

    puede permitirnos rastrear una tradicin desde la

    que se origina la cumbia post-punk.

    Ajenos a ese conflicto interno, los fanticos

    internacionales del garage rock clasifican a las

    bandas bolivianas como muy afectas al sonido

    psicodlico de los teclados, admirados por la

    calidad y nmero de bandas surgidas tan temprano

    en un pas as de pequeo (31). Una estupenda

    introduccin a esta faceta del rock boliviano la

    ofrece el compilatorio "Psicofsicos de Bolivia: Go-G

    a 4000 metros!" editado en 2003 por Discos del

    Cndor (32), que contiene adems de canciones

    proto-punk al estilo de Los Saicos o 13th Floor

    Elevators (Los Daltons, The Dhag Dhag's), R&B

    salvaje (Los Ecos) y algunos temas dominados por

    moogs y bajos cargados de groove (Grupo 606, Los

    Tennyson). Descontando los logros dentro del

    discurso rock, el dilogo de estos grupos con el

    folklore es admirable. Sea desde la elemental

    electrificacin de temas folklricos ("Nevando est",

    "Vrgenes del Sol" o "En vano" de los Bonny Boy's

    Hots, "Seora chichera" de Los Grillos o "El cndor

    pasa" de LEO) o la introduccin de motivos y

    vietas nativos en canciones de tpica estructura

    rock ("No puede ser" del Grupo 606, "Gente Pobre"

    de Los Ovnis, "Buscando felicidad" de Los Signos,

  • 32

    "Tundiqui rock" de Antares, "Indio Toba" de

    Manantial, "El Inca" de Wara (33) o gran parte de la

    obra de Los Grillos (34)), lo indudable es que todos

    estos ensayos prefiguran una vocacin convergente,

    que se manifiesta desde la aparicin del rock en

    Bolivia pero que se bifurca sin remedio cuando el

    movimiento se intelectualiz, dando origen por un

    lado al gnero denominado fusin (la visin Tamayo

    -Pla tnica del folklore (35)) y, en la vereda ldico-

    popular, al neofolklore (36), quedando como vctima

    propiciatoria la coalescencia de las msicas

    populares en Bolivia (37).

    No volvera a darse en Bolivia una escena creativa como la de la Nueva Ola/Garage Rock/Proto-fusin, tan experimental, artsticamente comprometida y a tono con las expresiones musicales de sus tiempos, hasta la aparicin de la cumbia post-punk. Resuelto el conflicto con el folklore por "walk over" o una radicalizacin elitista (38), la cumbia se convirti en el nuevo enemigo del rock -aunque ms que un rival se tratase del chivo expiatorio para sus carencias inherentes. No es que el rock haya estado perdiendo fanticos frente a la cumbia, lo que incomodaba a los rockeros era tener al enemigo en un frente interno, resignando as la posibilidad de consolidarse como una industria cultural. El rock vea mermar su influencia en msicos, disqueras y medios de comunicacin y eso lo exasperaba. "Cumbiero", no por nada, es el peor insulto que se le pueda hacer a un rockero. Nosotros mismos, con toda la carga racista que implica, lo usbamos en el colegio contra Jorge. Ni Evo ni la introduccin va Argentina de la cumbia como una expresin asimilable en la matriz rock (39),

  • 33

    consiguieron desmontar esos prejuicios. A la cumbia esto no poda importarle menos, pues su xito comercial estaba garantizado, ya que haba conseguido ramificarse como gnero y mantena una saludable simbiosis con el folklore, capturando un segmento de mercado tan grande como para postularse como la principal msica popular boliviana. El que estaba perdiendo la posibilidad de evolucionar en lo artstico y comercial era el rock, que negando su propio pasado se condenaba a extinguirse como el ms burdo objeto prehistrico.

    Claro que la cumbia post-punk tiene mucho ms

    en comn con el garage rock boliviano que el uso de

    los teclados para introducir elementos nativos en su

    sonido. La complicidad de la que hablamos se

    explcita ante la fatuidad del rock boliviano

    contemporneo: las bandas de garage rock y las de

    cumbia post-punk comparten un apasionamiento, un

    "hambre" que energiza cada una de sus canciones y

    las hace nicas. Como resultado tenemos a los

    Loving Dark's (40) haciendo un cover de

    "Complicado" (1968) que supera a la original de los

    Rolling Stones, el brutismo surf de Los Splendid,

    Los Gentlemen o Los Black Byrds, o el empuje

    fagocitador que llev a Los Tigres a juguetear con

    un hbrido de tropicalia y cumbia amaznica ("Que

    belleza") y a Los Ovnis a crear ese maravilloso

    coctel de camp (letras sobre extraterrestres en "No

    soy ovni malo"), hard-rock tnico ("Gente pobre") y

    cumbia psicodlica ("El minero"). Demostrando la

    continuidad de esa efervescencia discursiva, en la

    cumbia post-punk tenemos a Maroyu apropindose

    de "Seor fiscal" (2008), a Los Ronisch mutando la

  • 34

    cumbia amaznica en cumbia surea por la va de la

    msica electrnica o a los mismos Maroyu

    convirtiendo una ignota cancin de Gabn en un hit

    propio (41). Tal vez tenga algo que ver el hecho de

    que ambos movimientos encuentran sus races en

    zonas rurales o periurbanas (Cochabamba, Santa

    Cruz y Huanuni en un caso, Unca, Aiquile y el

    Valle Alto en el otro), argumento que parecera

    confirmarse con la fertilidad del hip hop alteo. Lo

    importante es que se puede trazar una lnea

    hereditaria entre el primer rock boliviano y la

    cumbia post-punk con mayor naturalidad que con el

    rock contemporneo, marcando la explosin de este

    ltimo estilo el momento en que se quiebra la

    progresin del rock como la principal msica

    popular boliviana. Jugando con esa metfora, BJ4

    son nuestros Sex Pistols, nuestra ltima banda de

    rock y la catica antesala al pistoletazo de una

    nueva era.

    *

    Todo lo que empieza en Per termina volviendo al Per. Ms si se trata de cumbia -Lima es algo as como su Nueva York. Del Per proviene la mayor parte de las variantes modernas de la cumbia, incluidas la villera y la tecnocumbia mexicana (42). A pesar de que est relacionada con sectores populares, la cumbia peruana posee la fuerza institucional, artstica y financiera para considerarse una industria. Por ello, que un grupo de cumbia boliviana fuese un fenmeno cultural en el Per significa muchsimo. Hasta cuesta imaginarlo: una

  • 35

    banda boliviana -que no sea de folklore- dominando las radioemisoras del Per, Ecuador y Bolivia, ganando discos de oro en esos pases, invitada a programas de televisin tan masivos como "Laura en Amrica" y cerrando frente a 50.000 personas uno de los festivales (no slo de cumbia) ms prestigiosos de Lima. El 2000 fue el ao de Los Ronisch, pero sus demoledores hits "Prefiero estar lejos" o "Amigos traigan cerveza" eran imposibles de comparar con las primeras canciones de la banda. Esto no quiere decir que sus nuevas canciones fuesen menos interesantes que las que componan su material ms antiguo; simplemente se trata de un grupo que se ve, suena y tiene aspiraciones distintas. Es ms, que una banda alcance esa versatilidad y xito no es sino un testimonio de su capacidad artstica.

    Los teclados seguan all, pero haban dejado de

    ser generadores de texturas sintticas para hacerse

    cargo de la estructura meldica de la cancin, la

    base electrnica se haba simplificado, quedando un

    bajo sobrio en compaa de beats que imitaban un

    giro en lugar de perseguir la rtmica EBM, la

    guitarra no sufra ninguna alteracin sonora y se

    limitaba al acompaamiento rtmico con unos riffs

    semi- amaznicos, la voz refera a su vez a la cumbia

    chicha, etc. En suma, un original sonido que tomaba

    mucho de la cumbia peruana pero le daba un giro

    pop inaudito. Era casi una British Invasin en

    versin cumbia. Lo que hacan Los Ronisch era

    traspasar los riffs de guitarra de la cumbia chicha -la

    gran historia de mestizaje en la msica popular

    peruana- a los sintetizadores de la cumbia post-punk

    boliviana, empaquetando todo a ritmo no de

  • 36

    huayo ni de cumbia, sino de saya. Esa innovacin

    desat un boom sin precedentes en la historia de la

    cumbia peruana, que se vio cazando grupos

    bolivianos de sonido similar al de Los Ronisch

    mientras trataba de producir su propia variante del

    gnero. La expansin del xito de este estilo en

    Brasil, Chile y Argentina, la primera gira de un

    grupo de cumbia boliviana por Europa y Estados

    Unidos y el inters desbordado por sus discos

    "Regresa" (1999) y "Destrozas mi corazn" (2001) eran

    indicios que confirmaban que el de Los Ronisch era

    un fenmeno como no se haba visto desde la

    irrupcin de la tecnocumbia mexicana. Los imitadores

    se multiplicaban pero incluso as la demanda

    desbordaba a las bandas bolivianas, que terminaron

    establecindose en Lima, donde sus conciertos

    deban celebrarse en coliseos y estadios. Ninguna

    banda boliviana haba tenido jams ese xito e

    influencia internacional. Cuando a finales de 2002 el

    inters del pblico empez a moverse hacia las

    bandas peruanas de cumbia surea (Grupo Alaska,

    Sideral, Rossy War), una deformacin del sonido

    Ronisch, mientras desde la Argentina llegaban los

    primeros atisbos de la cumbia villera, lejos de quedar

    desfasados, Los Ronisch ya compartan un lugar en

    la historia de la cumbia con Enrique Delgado y

    Chacaln (43), una admiracin que no ha declinado

    en la dcada transcurrida desde que los

    cochabambinos tocaron la cima de su xito (44).

    Aunque estos eran Los Ronisch que la mayora de nosotros conocimos, no eran Los Ronisch post- punk de los que nos enamoramos ni Los Ronisch modelo 2010, que con su lbum "Corazones

  • 37

    rotos" (2008) regresaron al sonido electrnico de sus inicios, acaso algo ms escorado ahora hacia el eurodance. Siendo precisos, toda la msica electrnica que han tocado Los Ronisch siempre ha sido eurobeat, llmese italo disco, HiNRG o algo parecido. Lo inexplicable sigue siendo la popularidad en Bolivia de ese estilo, casi restringido en su alcance al mercado centro- europeo. Aqu la sospecha recaa en el programa "Los Principales", emitido desde La Paz por R.T.P. y que durante los noventa pasaba cada viernes el Top Ten dance de MTV Alemania. Suena surrealista pero Ace of Base, Haddaway, Whigfield, The Beloved y Culture Beat estaban entrando de ese modo en el mismo espacio de consumo cultural en el que se publicitaba los prestes y fiestas de las fraternidades de morenos. Esa exposicin, o la demanda generada por el pblico expuesto a esa msica, es lo que expandi el repertorio de Los Ronisch hacia el eurodance. Una evolucin no muy distinta a la experimentada por los mismos New Order en los clubes neoyorquinos de los ochenta.

    Volvemos a toparnos con los mancunianos y confirmamos que Los Ronisch tienen todo lo necesario para convertirse en la banda emblemtica de la cumbia post-punk -nuestros Joy Divisin, ya dijimos. Son de Cochabamba, epicentro del movimiento, sus miembros estables han sido los hermanos Rodrguez Mariscal y su carrera se extiende desde el ao 1987, contabilizando ms de una decena de discos, editados primero por Discos Cndor (Factory Records de la cumbia post-punk (45)) y luego por AVIS, productora creada por los mismos msicos. Bautizados al igual que Joy Divisin en una salida germanfila, Los Ronisch

  • 38

    tomaron su nombre de la marca del piano que su abuelo profesor de msica haba comprado. Entrenados por su padre, tambin msico, Los Ronisch crecieron guardando un especial aprecio por ese piano -dicen que uno de los tres primeros en llegar a Bolivia- y es probable que de all viniese su deseo de incorporar teclados y sintetizadores a un estilo de tradicin acstica como la cumbia.

    Si su nombre era alemn, el sonido que perseguan la banda era igual de europeo: ya la portada de su debut "Un sueo hecho realidad" tena el eco kosmische de Trans-Europa Express (1977) y los sintetizadores futuristas, el woman tone post-digital de las guitarras, las texturas infrareales y el romanticismo desolado de sus letras confirmaban esa infatuacin. Tambin llama la atencin una voz que sin ser hermosa posee la expresividad y matices adecuados para comandar este sonido. Se trata de Alberto 'Lechuza' Mrida, que a pesar de su juventud al sumarse a Los Ronisch, era ya un veterano de los conjuntos electrnicos cochabambinos, habiendo pasado por Los Hijos del Sol, los grupos Mirra, Buzzer, Pinzn y Resistencia. 'Lechu' asumi el liderazgo simblico de la banda,

    al hacerse cargo de las tareas vocales a pesar de haber estado retirado por ms de dos aos cuando lo reclutaron Los Ronisch. Fue una decisin acertada. Haba en la presencia de Mrida algo sobrenatural, y las letras de la banda -que decodificaba la cancin pop en los trminos de la melancola, la desesperacin y el abandono (46)- se ajustaban a la perfeccin a esta extraeza, pues se separ de su mujer (que le haba sido infiel) poco antes de unirse a la banda -de ah que el aura de heroica tristeza de la banda no fuese gratuita ni

  • 39

    impostada. El paso de 'Lechu' por Los Ronisch se extendi por tres lbumes, aunque su implicacin fue mermando tras el primero, con "Desde el corazn de Bolivia" (1991) llegando a demostrar esa tensin en su repertorio 50% cumbia post-punk y 50% cambia surea. Pero no sera necesario establecer una pulseta estilo Lou Reed-John Cale al interior de la banda, pues 'Lechu' falleci a causa de los excesos a los que lo haba empujado su vida acosada por las decepciones amorosas. Como si hiciera falta ponerle un epitafio, en los escasos registros biogrficos que existen (y que ni consignan con rigor el apellido del msico), se incluye una potica y desconcertante conexin final con Ian Curtis: 'Lechu' muri "enfermo de amor".

    *

    Cumpliendo su rol de New Order en esta historia, sin 'Lechu' Los Ronisch se inclinaron por la msica bailable, que iniciaba con "La Plaza" (1992) y termin desembocando en la invencin de la cumbia surea -aunque les tomara una dcada encontrar su "Blue Monday" en "Prefiero estar lejos". Pero la banda no era ajena a este tipo de trajines, pues haba estado cerca de tres aos intentando grabar su debut, enviando su demo a Lauro, Heriba y otras discogrficas que desechaban la cinta sin siquiera escucharla. No ayudaba que la edad promedio de la banda no alcanzase los quince aos (el baterista tena nueve y sola ponerse a jugar con

    autitos en los intermedios de los shows) o que su sonido no encontrase antecedentes inmediatos en Bolivia. A pesar de estar respaldados por el pblico que se ganaban tocando en numerosas fiestas, un

  • 40

    vocalista tras otro los abandonaba a poco de estar juntos, impidiendo su consolidacin, y la prdida de 'Lechu' era el ltimo golpe de una larga historia de contratiempos.

    La banda naci, como casi todas las de la primera hornada post-punk, en un concierto, aunque no fue el Free Trade Hall ni con los Pistols, sino Luz de Amrica en el Cine Opera de Cochabamba. Sentados en primera fila, el despliegue sonoro de la banda pacea y la reaccin del pblico dej muy impresionados a los hermanos Rodrguez, todava tan chicos que necesitaron un chapern para asistir al show. Era el empujn que les faltaba, ya que se haban pasado muchas noches escuchando Radio CBA a escondidas, con las luces apagadas y a la espera del programa de rock, que iba desde las diez hasta las doce de la noche. Los conciertos de Kiss eran los que ms los emocionaban, los gritos del pblico, los instantes cuando la banda sala al escenario, el redoble del baterista y la vibracin de las guitarras... "cerrbamos nuestros ojos y era como si nos entrramos a la emisora, como si estuviramos en vivo" reconoce Hctor Rodrguez, el director musical de los Ronisch, al recordar el origen de su pasin. Sin embargo sus modelos eran Toto -a quienes interpretaba Luz de Amrica- y Los Bukis. Tambin queran usar sus sintetizadores (un Yamaha DX7 y luego un Korg 8000) para crear atmsferas tenebrosas, mientras imitaban la contundencia dance de "Tarzan Boy", aunque tampoco eran ajenos a las preferencias del pblico e incluan en su repertorio covers de Soda Stereo, Enanitos Verdes y Charly Garca (47). Pero ni casi tres aos de rodaje y una exitosa serie de presentaciones en el colegio La Salle, ya con 'Lechu'

  • 41

    a bordo, les vali un contrato de grabacin.

    Hizo falta un John Peel para conseguir el milagro. Armados de una demo grabada en apenas dos horas de estudio, los Ronisch llevaron su cassette a la tienda de Discos Cndor, ms porque les haba gustado el sonido de "El pollito" de Los Destellos (editada por Cndor) que por una afinidad con el estilo bandera de la discogrfica. No lo saban en ese momento, pero Carlos Castro, importante locutor de Radio "Ritmo", estaba en la tienda cuando el dependiente puso la cinta. El establecimiento se encontraba al frente del colegio "Pio XII" y cuando son "Soledad" casi se arma una

    revuelta. Colgados de las ventanas, desde el otro lado de la calle los estudiantes pedan ms volumen para escuchar la cancin una y otra vez. No era distinto dentro de la tienda: Castro se autoproclamaba manager de la banda e Higinio Mamani, director de "Cndor, ya estaba en la lnea telefnica, escuchando en medio del alboroto un coro que le aseguraba que la cancin iba a ser un xito. A las semanas Los Ronisch entraban en el estudio, estrenando las mquinas de Discos Cndor junto a Juvenal Gonzales -venerable tcnico "alquilado" de Heriba. Claro que no faltaron los problemas: el fro paceo haba tapado la voz de 'Lechu', que destrozado por el abandono de su esposa y la posibilidad de ser reemplazado en la grabacin, se puso a llorar. El tiempo de estudio era limitado y antes que esperar a que se recobrase, convena llamar a un sesionista. 'Lechu' lo saba. Conmovido, Gonzales acept grabar junto con l, durante toda la noche si era necesario, filtrando esa profunda melancola en las canciones. Llegado el momento de elegir la portada del disco, Castro les

  • 42

    sugiri un look formal... Beatle, con corbatas pero sin sacos. La foto decidieron tomarla as uniformados en el puente Los Incas, una reliquia para la familia, pues era lo primero que haba visto el padre de los Ronisch al llegar a Cochabamba desde su natal El Torno. Impresionado, exclam "Aqu es mi futuro". Era imposible imaginar, viendo

    la foto de sus hijos en la tapa de ese virlo titulado "Un sueo hecho realidad", que en unos aos seran dueos de una radioemisora a pocas cuadras del puente y de otros cinco edificios comerciales, incluido el que originalmente albergaba la tienda de Discos Cndor.

    *

    Sonar redundante, pero el mayor xito de Los

    Ronisch es musical: la creacin de la escena de la

    cumbia post-punk en Cochabamba. De entre los

    mltiples imitadores y herederos que surgieron en

    dicho estilo, resalta por su originalidad el grupo

    Lasser de Arani, que se aproximaba al sonido talo

    disco ("Vuelve amor", "Te arrepentirs") al tener un

    tempo mucho ms alto e incorporar texturas balearic

    en su sonido ("Sufro por ti", "Amor pasajero"), a

    veces hasta alcanzando cierto gusto techno ("Cunto

    te amo"). Tambin merece atencin el grupo Enlace

    de Sacaba, que se atreve con canciones que

    prescinden por completo de la influencia cumbiera

    como "Leny por favor" o "Ven, ven", ambas

    experimentos de synth pop mutante; excentricidades

    sonoras completadas por el inexplicable peinado

    Neto Romantic del vocalista y el look del resto de la

  • 43

    banda, aparente resultado de la colisin a alta

    velocidad de los guardarropa de Adam Ant y los

    Bronco. Pero hay un caso an ms revelador, que

    adems de evidenciar la cercana entre el inicio del rock contemporneo en Bolivia y la cumbia post-punk, sugiere un probable ocultamiento intencional de ese pasado comn. Algo as como un spergrupo de los conjuntos electrnicos, Luz y Sombra demuestra lo que poda lograr la cumbia post-punk de contar con medios tcnicos para realizar una grabacin profesional, pero tambin acredita que el movimiento no era un accidente, que el discurso de la cumbia post- punk estaba trabajado y consolidado -al margen de su incorporacin en la tradicin rock boliviana o su condicin de msica popular. De hecho, Luz y Sombra grab su primer disco en Sonos Studio al ganar el primer premio del Festival de Grupos Electrnicos de Cochabamba, dejando atrs a Sacrilegio -entonces la banda de rock ms popular de la ciudad- y al grupo Spring. Sus riffs de teclado, el tratamiento vocal estilo Martin Hannett, el bajo rabioso, la guitarra abrasiva pero desplazada por sintetizadores y las letras sobre prdidas amorosas, son indiscutibles vnculos con la cumbia post-punk. Pero si el haber compartido escenarios y concursos (48) con los precursores del rock boliviano contemporneo no es suficiente para corroborar el vnculo con esa tradicin, descubrir que en sus shows solan incluir covers de los Loving Dark's, del Grupo 606 y Los Grillos, se constituye en la declaracin definitiva, el abrazo a esas races, a esa herencia. Una seal que el desdn de veinte aos no puede sepultar.

  • 44

    Ni el cambio generacional, que en Per permiti el redescubrimiento de la cumbia amaznica (49), ha modificado esa exclusin radical, que en la

    Bolivia post-Evo hasta se ve exacerbada. Tampoco el crecimiento de la electrnica la ha abierto al rol precursor de la cumbia post-punk. Es probable que a los DJs aspirantes no les agrade saber que, mientras ellos se estancan en el house ms primitivo, si a principios de los noventa eran los sonidos de Ibiza y del proto-techno los que se infiltraban en la cumbia, hoy el Hi-NRG y eurodance (50) siguen manteniendo a la cumbia a la vanguardia de la electrnica boliviana. No se puede esperar mucho de una escena que reniega de sus precursores, que se impone demarcaciones falsas y se contenta con ignorar a ese fantasma de Banquo que es la cumbia post-punk. Como yo mismo pude descubrir, la prdida es nuestra. Los Ronisch, los "taquilleros de Amrica", seguirn explorando la cumbia post-punk en su vertiente surea como en la eurodisco, reconquistando el Per con la gira "Nos vern volver 2008" y compartiendo pginas de los diarios peruanos con Charly Garca y Chespirito, les demos bola nosotros o no. La verdad, los rockeros bolivianos tendramos que sentirnos como los dinosaurios el da antes de la primera glaciacin. Un simple ejercicio de estadstica nos prueba que no somos los ms aptos para la supervivencia. Y esa es una verdad tan poderosa como la que llev a Evo al poder: en las bailantas post-apocalpticas que vayan a quedar en Bolivia luego de la hecatombe, es mucho ms probable que se escuche a Los Ronisch que a cualquier otra banda de rock nacional.

    *

  • 45

    Kosmische musik, post-punk, eurobeat, italo disco... la pregunta es cmo haban llegado esas influencias a sectores populares, saltndose a los rockeros bolivianos, sus receptores naturales. Era de por s improbable que la bandas post-punk, poco escuchadas en sus pases, hubiesen llegado a Bolivia para gozar de fama y reconocimiento. The Cure, New Order, Public Image Limited, Devo, Simple Minds, Joy Divisin y Talk Talk gozaron cierta difusin en pases vecinos, por lo que caba sospechar que esa influencia nos alcanz por transitividad. Virus, con su disco "Superficies de placer" (1987), es uno de los probables transmisores de esos sonidos. Su voluntad bailable, el rol prominente del bajo, los sintetizadores subyugantes, la instrumentacin espaciosa y atmosfrica ("Encuentro en el ro", "Epocalipsis" o "Mirada Speed") los delatan. El xito de "Luna de

    miel" garantiz el ingreso de Virus a las discotecas y radios bolivianas, por lo que era una banda que s se escuchaba en Bolivia aquellos das -lo que no podemos asegurar de los post-punk ingleses. El grupo Pasaporte, tambin argentino, es otra de las influencias indiscutibles de la cumbia post-punk boliviana, pues as como escuchamos "Amor sin flash" en un bar boliviano en Barcelona, se la puede encontrar casi cualquier da en las radios de los puestos de venta de La Cancha (51). En realidad, el parecido entre los temas de "Fuerzas del interior" (1986) y las primeras canciones de Maroyu o el grupo Enlace es enorme. Tambin Soda Stereo puede perfilarse como una banda relevante para la formacin de la cumbia post-punk, en especial gracias a su disco Signos (1986), que a pesar de estar ms

  • 46

    vinculado con las bandas del rock contemporneo boliviano (52), haba allanado su presencia en radios populares con "Cuando pase el temblor" de 1985 (con sus aires andino-sintticos y pronunciada lnea de bajo) y "Persiana americana", del mismo Signos. A su vez las caractersticas ms synth pop de la cumbia post-punk boliviana parecen haberse heredado de otra popular banda latinoamericana: Los Prisioneros. Es cierto que no fue antes de su disco Corazones (1990) que los chilenos se masificaron con un sonido dance, pero es ms creble que New Order, Pet Shop Boys y Depeche Mode llegasen a Bolivia por ese camino que por cualquier otro (53). Lo mismo que es ms sensato pensar que lo siniestro y depresivo de las letras lo aprendisemos de Los Caifanes ("Mtenme porque me muero" usa unos sintetizadores de gran parecido a los de los primeros Ronisch) que de Echo & the Bunnymen o Bauhaus.

    Dara la impresin que en Bolivia eran las bandas de cumbia las que estaban escuchando la msica que hacan los artistas considerados como epitome de lo moderno en sus pases. Si la aparicin de la primera banda boliviana de post-punk tom otros diez aos, hasta el final de los noventa, el desarrollo en paralelo a la temporalidad post-punk original de la cumbia post- punk se hace ms meritorio. Jugueteando con el folklore y la tradicin del rock boliviano (como vimos antes, el uso de teclados, lo ldico, los covers, etc.), la cumbia post-punk boliviana tambin encuentra predecesores en el terreno cumbiero. Los Dinos y Los Shapis haban sustituido los rganos Moog y Farfisa de las bandas de cumbia amaznica, tmidamente incorporando sintetizadores en la cumbia chicha, que el grupo

  • 47

    Gnesis introdujo en Bolivia. En lo que se refiere al influyente estatus continental que encontraron Los Ronisch, el grupo Nctar -fundado por migrantes peruanos en Argentina, siguiendo el modelo sonoro de la cumbia chicha peruana- tambin califica como precursor suyo, "inventando" el fenmeno de la chicha cumbia argentina, antecedente a su vez de la irrupcin villera. En Colombia la interpretacin de la cumbia tampoco era ajena a las innovaciones y Afrosound deline en esta un uso vanguardista de los teclados, que fue llevado un paso ms all con su versin apta para pics de "Agita de coco" -cancin versionada por Maroyu en sus primeros aos. Por su parte, Afrosound demostr la activa interaccin multinacional de la escena cumbiera al hacer una versin de la "Danza de los mirlos" -cancin smbolo de la cumbia amaznica del Per-, que terminara sirviendo como hoja de ruta para la gestacin de la cumbia villera en Argentina. Bolivia siempre ha formado parte activa de este circuito creativo. Me cuesta admitirlo, tratndose de una banda tan acomodaticia y afecta al target pequeo-burgus, pero la influencia de los Kjarkas en el desarrollo de la cumbia andina en Per es casi tan grande como la de Los Ronisch sobre la cumbia surea. Ese fenmeno no ha sucedido nunca con el rock boliviano, tal vez por culpa de su vocacin antipopular, excluyente en su naturaleza. Y eso es algo que tampoco debera sorprendernos.

    La vitalidad de la cumbia en Bolivia se mantiene fuera del dominio de la cumbia post-punk. La cumbia villera, por ejemplo, se ha desarrollado prodigiosamente en nuestro pas, al punto de considerarse a la villera pacea como un sub-gnero genuino. Grupos como Los Sombis de El Paso, que

  • 48

    combinan canciones de cumbia villera con otras que -cantadas en ingls- calificaran como europop, Temblor de Santa Cruz y Pura Sangre orbitan este sonido, en el que veteranos como David Castro tambin han incursionado. Es ms, la villera pacea est tan consolidada como gnero que hasta tiene sus Spinal Tap en el grupo Vctor Hugo y La Roca. Claro que la relacin de influencia no ha sido unidireccional, y as podemos encontrar a Los Sigmas, al grupo Expreso o a America Brass haciendo un cover de "Seor Fiscal" -tema que populariz Maroyu en 2008-, reconociendo con ese gesto la influencia de la cumbia surea en el actual rostro de la cumbia boliviana. Hasta hay versiones acsticas, a full charango o en concertina, de "Prefiero estar lejos" y "Seor Fiscal". Es cierto que

    el cover es el nivel ms burdo de asimilacin, pero en otras circunstancias esto se tendra por un revival; situacin imposible en nuestro caso, pues las bandas de cumbia post-punk siguen activas y en constante evolucin artstica. La esttica del rock tampoco ha tenido problemas para inmiscuirse en la cumbia. Por ejemplo, PK-2 alternaba un look cuasi-grunge con otro similar al de V8 en muchas de sus presentaciones, Willy de Maroyu suele aparecer en sus vdeos con chamarra de cuero, bling bling, vincha estilo Mark Knopfler y gafas a la Roger McGuinn, el grupo Elipsis toca enfundado en ramonianas chaquetas de cuero... Ha sido el rock boliviano el que se ha resistido a relacionarse con la cumbia, ms bien enfrentndose a ella y anulando as las posibilidades de una polinizacin cruzada que -siendo honestos- el rock necesita mucho ms que la cumbia.

  • 49

    Y cmo suena la cumbia post- "cumbia post- punk"? Todava no se ha producido un quiebre fundamental, de modo que las exploraciones innovadoras se conducen por caminos similares a los que an persiguen las bandas fundadoras del gnero. Banana Producciones tom el testigo de Discos Cndor (Lo que los convierte en los Rough Trade o Creation Records de nuestra historia?) y es el sello de los grupos de cumbia surea que tambin tocan electro huayo, como el grupo Lasser de Potos, Los Rebeldes y Los Magnus de Sucre o Los Rolys. Una ruta parecida, pero con inflexiones villeras, la siguen Los Maravillosos, el grupo Marfil y Odisea 2000. El grupo Marfil es acaso la ms interesante de

    estas bandas de neo cumbia surea por sus letras sociolgicas ("Juana") o de comedia ("Chofer cholero"). Al costado ms eurodisco se encuentran La Joya Musical de Sucre, que comparte el sonido italo disco de Los Ronisch modelo 2010 (autotune incluido), y Luz Lasser de Colomi, que se postulan como los Delorean bolivianos al hacer remixes de Gigi D'Agostino y Franco Battiato (54) -italianofilia que extienden a su futurista "Doctor DAE"-, recuperando incunables electrnicos (como hicieron con la ignota "Kanikuly", hit polaco de 2006 que Luz Lasser trajo a nuestras tierras en 2008) y hasta sugiriendo una sofisticacin digna de Air con su llamativa cancin "Rocanrol". Y no es que Luz Lasser suene bien, o siquiera como lo hacan Iberia o Maroyu en sus das, ni tiene tanto material original como Los Ronisch, pero es su capacidad de mestizaje y modernidad la que supera cualquier esfuerzo venido desde otra msica popular en nuestro pas. Esa filosofa, heredada de la cumbia post-punk, es lo admirable. Si hasta Willy Yucra de

  • 50

    Maroyu se atreve a rapear en ingls...

    *

    Parece que, al final de cuentas, mi historia con la cumbia post-punk va a ser una historia de vergenza. No me preocupa que los colegas rockeros vayan a creer que me he vendido a la cumbia, ni que jams dejar de ser visto como un outsidcr, un snob entre los cumbieros (55). Mi vergenza est en no haber descubierto antes lo mucho que disfrutaba con la cumbia (post-punk o no), en haberme aferrado a unos prejuicios que no hicieron ms que retrasar y dificultar este viaje. Todava no me levanto con ganas de escuchar cumbia, pero he encontrado una extraa inocencia en la forma de disfrutarla cuando me topo con ella. Cuando veo vdeos de cumbia ya no me estoy riendo de ellos, ya no hay estafas ni rockismo. El puente post-punk no fue una excusa, es parte de un todo que hoy aspira a estar completo. Esa puede que no slo sea la historia de una travesa personal, sino la metfora movilizadora que busca el rock boliviano para reinventarse. Lo que en el contexto narrativo es un hallazgo, una epifana, sucede a nuestro alrededor con las caractersticas del sonido actuando... y la cumbia ha estado all todo el tiempo.

    Seguro que es ingenuo, pero encontrar la cumbia digital de ZZK Records popularizando el gnero tropical en Argentina, al Baile Funk y la Techno Brega abrir nuevas sendas de expresin popular desde la msica electrnica en el Brasil o al Per reconciliarse con la cumbia amaznica de la

  • 51

    mano de un bostoniano y su "The Roots of Chicha" (2008), le da esperanza a cualquiera. El sonido disco, indie, electro, pan-global, de Animal Collective, Delorean, M.I.A., Flying Lotus, M83, LCD Soundsystem, Major Lazer, Oneohtrix Point Never, Ariel Pink y el creciente mercado para msica popular del frica y Latinoamrica, tambin alimentan la ilusin. El rock contemporneo boliviano est tan en ruinas como lo estaba el paisaje en el que germin la kosmische musik -que es adems un ejemplo de subversin de una tradicin implantada a la fuerza, un esbozo para la reconstruccin permanente. Hoy el rock boliviano no ofrece nada ms que el asordinado aburrimiento de las ltimas dos semanas de la vacacin, cuando se ha terminado la diversin pero todava no hay motivos para la nostalgia. Peor, el rock contemporneo boliviano se ha condenado a extinguirse, rechazando sus valores originales mientras nuestras bandas cumbieras redibujan el mapa de la msica popular latinoamericana, acumulan discos de oro y van por su tercera gira europea (56). Que las bandas de cumbia sean las que estn ms cerca de la excitacin de la msica global, del zeitgeist, tiene que decirnos algo. El futuro est en reconocer nuestro mestizaje, ese que nos pone a bailar eurodisco tocado por un grupo de Arani, ese que hace que uno escuche a PiL en la misma cancin que otro asociar siempre con su ao de cuartel. Y esto se aplica para todo, para la poltica post-Evo tanto como para nuestro arte (57).

    Seguro que la cumbia est lejos de ser un gnero perfecto. El abuso de efectos y secuencias enlatadas, los covers y el playback, los refritos estilsticos, su a veces insultante simplicidad

  • 52

    musical, las letras repetitivas y carentes de contenido, son crticas justas e incuestionables, pero tambin se pueden aplicar al rock (y no slo boliviano), sin por ello restarle mritos a las bandas que los tienen bien ganados. Lo mismo pasa con el dogmtico rechazo a la msica electrnica (58), tpico del rockero promedio. Tampoco hay que ser falsamente puritanos con la cumbia y sus letras centradas en el alcohol y la fiesta; aunque lo excesivo de su tono fuese cierto, ya es tiempo para esa descolonizacin hedonista. La frivolidad y el exceso son tambin parte de la ecuacin, del carcter ldico de la msica. Ya lo deca Kant, ese famoso autor de stickers de micro (59): la msica es lo nico que no necesita significar nada para darnos placer. No vamos a atrevernos a contradecirlo.

    Hemos llegado a descubrir lo que es la cumbia post-punk? Cuando uno est tratando de entender algo, todo son seales. Incluso cuando un da cualquiera a alguien se le ocurre poner Los Ronisch en un bar boliviano de Barcelona. O a otro le parece que Maroyu y PiL comparten los mismos gestos y cree experimentar una epifana en plena redaccin de la "Ramona". Lo mismo podamos habernos puesto a develar el Isaac Mayes escondido en las canciones de Manolo Otero. Es verdad que tantos paralelismos son sospechosos, pero como en el episodio de la rocola, puede tratarse de un caso de testigos afectando los hechos. Per tuvo una de las escenas musicales ms avanzadas en los sesentas y es tentador decir que as como all se invent el punk con Los Saicos, las semillas del post-punk germinaron en Bolivia y dieron lugar a una cumbia electrnica y transgresora. Es difcil saberlo, pero no es el nico misterio en nuestra historia. Queda

  • 53

    mucho por descubrir: Quines son los seis caballeros dorados de la cumbia andina en Bolivia?, Cul es la verdadera historia del 'Lechu'?, Se podr reincorporar las bandas del garage rock boliviano a la tradicin contempornea?, Cmo muri el "Etcheverry" de Maroyu?, Que tiene que ver The Cure en todo esto?, Escribi Peter Gabriel "Julieta" y Kurt Cobain "Lunita dame platita"?, El

    post-punk de Azul 29 o Don Cornelio es el mismo post- punk que el de Maroyu o Los Ronisch (60)?, Cul es la relacin entre el Jacha Tata Danzanti y las Maratones de baile tan populares a finales de los ochenta?... Como fuera, la sospecha de que la cumbia es una de las msicas populares de Bolivia es buena, y ah nos espera un fascinante universo por descubrir. Esa exploracin puede ser el ejercicio ms urgente de nuestra libertad, inspirndonos en el post-punk y su deseo de construir el futuro que el punk se haba negado -justo como vinimos haciendo a lo largo de nuestra historia republicana y con un mpetu en especial explcito en el Estado Plurinacional (61). Puede que no haya vnculo post-punk o kosmische ms all de esa simple actitud (62), pero si la cumbia no es nuestro futuro, por lo menos tiene que dejar de ser nuestro gran enemigo.

    Una historia de vergenza, msica que escuchan las empleadas. La nica vez que tuvimos una empleada domstica en casa, yo me opuse a la idea tanto como pude. Nadie iba a hacerle caso a un chango de doce aos, as que ella vino a conocernos y ver si el trabajo le interesaba. Herido en mi privacidad, le escup desde el segundo piso. Tuve suerte de no acertar y por aos justifiqu ese ataque con el pretexto de la invasin a mi espacio personal y en las malas maas aprendidas en las rotaciones

  • 54

    punk, pero dudo que me hubiese atrevido a atacar a una persona menos joven, menos indgena. Tampoco creo que ella habra aceptado mi disculpa de otra forma. Da igual, ms de diez aos despus no me interesa encontrarla para pedirle disculpas, lo que quiero es agradecerle. No s qu clase de msica prefera, pero nos dej un regalo maravilloso: la estacin de radio que escuchaba. Parece que tena mucho mejor gusto que nosotros. Para ella era slo sonido actuando.

  • 55

  • 56

    Kosmische Cumbia: una resea del artculo de Javier Rodrguez a la luz del compilado

    Goth Friends Forever (62)

    Giovanni Bello

    Hace muy pocas semanas se hizo pblico el libro de crnica literaria Bolivia a toda costa, compila-do por Fernando Barrientos bajo la firma de la edito-rial que l mismo dirige, El Cuervo. El artculo que queremos resear aqu, titulado Kosmische Cumbia, tal vez el ms extenso del libro, ha sido escrito por el crtico cultural cochabambino Javier Rodrguez. Ro-driguez fue elegido el ao pasado como prximo

    gran crtico de rock por la revista especializada

    Crawdaddy! y ya viene escribiendo acerca del rock y sus diversas manifestaciones desde hace tiempo en el famoso suplemento de La Opinin, La Ramona, y en otras publicaciones, como la que compilara la Fundacin Simn I. Patio hace algunos aos del ciclo denominado Literatura y Msica llevado

    adelante en las instalaciones de esa institucin y en el que Rodrguez dict un taller.

    Kosmische Cumbia es un artculo realmente ex-tenso (50 pginas aproximadamente) por lo que la intencin aqu es researlo brevemente, slo a la luz de un compilado musical hechizo (realizado de for-ma cuasi artesanal) difundido en la red bajo el ttulo de Goth Friends Forever o Slo para jticos por

    unos sucrenses (segn tenemos indicios) bastante enterados de lo que Rodrguez llama la movida cumbia post-punk. Este disco, conformado por temas de Iberia, Maroyu, Ronisch, Amadeus, Sagita-rio (y no Solitarios), Alfiles, Marfil y Climax, es un compilado hecho a sudor y sangre, que contiene en

  • 57

    diferentes versiones, unas ms cuidadas en su digi-talizacin que otras, lo ms selecto de la cumbia chi-cha que incursion en los oscuros terrenos del rock y del pop sinttico all por los ochentas y noventas y que en algunos casos continua vigente hasta la fecha. Por lo tanto, ms que resear el artculo, ni el disco, queremos debatir algunos tpicos con Rodrguez, como dijimos, a la luz de los temas contenidos en Goth Friends Forever.

    1. Es evidente, e inevitable reconocer en todas las propuestas de los grupos del disco, que existi, y existe una tendencia general (y generacional) dentro de la cumbia chicha boliviana a acercarse, y acercar-se adems desde cierto enfoque bastante especifico, a la msica rock y la msica pop. Por ello podemos dar toda la razn a Rodrguez cuando afirma de que se trata de una movida y una tendencia que por

    lo dems, ha pasado desapercibida frente al pblico roquero militante y que no habra de ser descubierta sino mucho tiempo despus bajo un tipo de consu-mo un tanto morboso por parte de este. Esa movida, que pas delante de nuestras narices sin que nos di-ramos cuenta, no slo se acerc al rock y al pop sinttico, si vale el termino, con la intencin de

    relucir sus originales gustos musicales, sino con la finalidad de acercarse a un tipo especial de pblico roquero (el grito del vocalista de Amadeus: esto es para todas las rrrocanroleras!). La pregunta es: Cmo esperaban que un pblico roquero disfrute de su msica si el circuito artstico en el que se mov-an y aun se mueven estos grupos estaba fuera del circuito de ese pblico militante -desde el metalero hasta el hippy fashion tipo Tetekos-?

    Creemos, por un lado, que el pblico roquero al que apelaban y apelan estos grupos es un pblico

  • 58

    mutante, que es tan roquero como cumbiero o tech-no, segn la circunstancia y la fiesta. Que al no ser un pblico militante, sino mas bien una pblico im-buido en el maremagno de ofertas identitarias que se puede encontrar en cualquier internet de barrio, mi-lita en todas y en cada una de ellas. Creemos por lo tanto que si Rodrguez, y otros, como Xavier Pino antes (en su Manifiesto Dadapank) quieren entrever en esta msica sonoridades cercanas a Suicide o Dam-ned hacen un esfuerzo extremo, que por lo dems, no me parece del todo vano.

    2. Comentando esto de pasada con el Choro, bajista de Los Tuberculosos, l me deca que mas que cercana al dark o al post punk, esta msica esta-ba inspirada en la msica disco. Rodrguez ya lo de-bate en su artculo y concluye en que esta msica no podra ser disco dado que le faltan muchos elementos para serlo, especialmente la tan importante seccin de instrumentos de vientos metlicos. Pero es inne-gable, y varios de los temas del compilado lo deno-tan, que s existe una verdadera intencin de sonar como aquella msica que hiciera bailar a mas de un John Travolta alteo. Solo hay que escuchar el bajo de Caminando busco a mi amada de Marfil o de

    Ven por favor de Alfiles para darnos cuenta de la

    bsqueda sonora que hacan estos msicos, que co-mo ya dijimos, tocaban y tocan para un pblico de lo mas heterogneo, que slo busca vivir la msica en las discotecas y los coliseos de fines de semana por la noche: desde cholitas garajeras que bailan La Ta-

    rara de Los Grillos hasta borrachines locos por un

    tema disco o un reggaeton de Vico C para poder bai-lar mas pegaditos con alguna comensala.

    Y bueno, ya hace cincuenta aos o ms que Barthes decret la muerte del autor. Por eso, no me

  • 59

    parecen vanas las bsquedas Rodrguez o de Pino a la hora de leer estos fenomenales textos que esta-

    ban ocultos a nuestra vista, tal vez porque los roque-ros no gozamos de una vocacin hermenutica tan slida como creemos o simplemente porque esta mo-vida no estaba dirigida a nosotros. Qu importa entonces que los msicos de Maroyu hayan querido hacer msica disco si nosotros nos empeamos en verlos como integrantes de la gris y enorme proge-nie de la Velvet Underground (tal la sugerencia de Rodrguez)? Si en algo concuerdo con Rodrguez y Pino tal vez sea en que esta movida de la cumbia post punk o gtica ha sido la movida mas creati-

    va que ha surgido en el rock nacional desde los no-venta, aunque sea involuntariamente. Porque prime-ro habra que preguntarnos si realmente existe algu-na otra movida en esa poca (es decir Sern Louk-kas, Llegas, Lapsus y Octavia una verdadera genera-cin musical?) y despus habra que ver, si la res-puesta es afirmativa, si se tuvo la capacidad de des-arrollar todo un estilo, dndole coherencia y sonido propio tal como hicieron estas agrupaciones con su gnero (tal vez los temas mas cannicos sean los de Los Ronisch, Soledad o Sueos).

    3. Finalmente creo que aunque las bsquedas

    de Rodrguez y Pino no sean del todo vanas, requie-re un poco de valor el admitir que las cosas no siem-pre son como quisiramos. Leyendo seriamente

    esta msica podemos concordar definitivamente en que muchos de los grupos tuvieron la intencin de hacer rock, eso es mas que evidente en temas como Vamos al colegio de Marfil, en el tema sin ttulo

    (!) de Amadeus o en la clsica Se fue de Maroyu,

    que sin lugar a dudas pas por una buena lectura de Lapsus y el reggae estilo Alpha Blondy, pero el rock

  • 60

    al que apelan no es ni mucho menos el que hacan grupos como Joy Division, PiL o Can. La voluntad de hacer rock de estos msicos nos lleva a creer que el camino histrico que demarca Rodrguez entre el garage boliviano de los sesenta (Los Bonny Boys Hots, Los Ecos, Los Indios o los geniales Los Ovnis) hasta esta cumbia post-punk, pasando por el folklore rock de Bj4, no est del todo errado y que

    si los msicos de estas agrupaciones si se reconocen en el rock lo hacen en el rock garage que se hizo en nuestro pas en los sesenta (el tema Vamos al cole-

    gio es el caso ms irrefutable). Tendemos a creer

    que resulta un poco forzado determinar que esta msica es una forma ingenua de post punk o de tec-no pop o de cualquiera de esos subgneros (aun a la manera del caso de Los Saicos del Per y su wild teen punk adelantado, que sugiere Rodrguez). Creemos pues que esta movida tiene una propia sensibili-

    dad que confluye, como tambin se puede escuchar en el disco, en los temas mas chojchos (63) (por

    ejemplo la genial cancin Caminado por la calle de

    Sagitario): es decir, confluye en los temas que nos suenan menos reconocibles (especialmente a los po-bres hermeneutas clasemedieros que somos), pero que de alguna forma tambin cobran total sentido escuchando a sus primos rockeros o disco o lo que quieran llamarse.

  • 61

    NOTAS 1. Esos cuadros a medio camino entre la fantasa medieval y el surrealis-mo, con lagunas de azul fosforescente, cabaitas buclicas, vegetacin co-piosa y un fondo de ter-ciopelo negro que, a fuer-za de contraste, le da una onda extraterrestre -de

    space opera criolla- al dise-o. 2. "The happiest days of our lives" de Pink Floyd, aunque luego descubr que el CD estaba rayado y

    ni el loop de rotores era tan largo ni la cancin tan cool como crea. 3. "Mayonesa"?, "Pizza

    Muzzarella"?, Cundo acordamos que cantarle a la comida era sexy? 4. Por mucho que otro compaero de curso, hijo del presidente de un ban-co, alucinase con la cum-bia villera -que me da la impresin es bastante

    ms marginal que nuestra cumbia. Lo de lo cholo como tab para la clase media boliviana no hace falta explicarlo, verdad?

    5. El punto de mayor eu-foria corresponda a sus apariciones en "Terremoto FM", eleccin fija de taxi-trufis y chicheras de la ciudad. 6. Siempre dentro de una continuidad anglosajona, esta Edad de Oro com-prende el periodo que va de 1999 a nuestros das, desencadenada por la digitalizacin de la msi-ca y la masificacin de las NTICs como medios de consumo, produccin y difusin musical. Sus hitos son la aparicin de The Strokes (ltimo golpe

    de las majors tratando de cooptar un cambio gene-racional en la industria),

    el lanzamiento de "In Rainbows" bajo el sistema "pague lo que quiera", el nmero uno en Billboard

    de "Contra" (primera ban-da indie que lo consigue) y el Grammy por mejor disco del ao que gan en 2011 "The Suburbs" de Arcade Fire. 7. "Baby this town rips the bones from your back, it's a death trap, a suicide rap"

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    8. Los Talking Heads son toda una anomala, pues no son punks aunque compartan esa sincrona (germinaron entre Televi-sin y los Ramones), y

    califican como post-punk slo por afinidad semnti-ca. A lo que nos referimos aqu, al margen de las canciones apuntadas, es al espritu de la triloga que grabaron con Brian Eno, en la que llegaron a la cumbia cruzando un puente africano. Y ese es un caso de miscegenacin digno de investigar, pues las bandas de kuduro, mtume y logobi haban recuperado los sones afro-cubanos y caribeos -incorporndolos a sus expresiones nativas- gra-cias al intercambio artsti-co que mantuvieron con Cuba durante la vigencia del pacto de pases no alineados. Vaya madeja para intentar desenredar. 9. Para alimentar las sos-pechas de los fanticos de las teoras conspirativas -o de la predestinacin, que en el fondo es lo mismo-, tras la muerte de Johnny Orozco, vocalista y lder

    de Nctar, su lugar al frente de la banda fue to-mado por su hijo Deyvis Orozco, (cuasi)tocayo del

    frontman de los Talking Heads. 10. "Maroyu y los Ro-nisch, quienes el ao pa-sado fueron los ms escu-chad