Jacq, Christian - Piedra de Luz 3.Paneb El Ardiente

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  • 8/14/2019 Jacq, Christian - Piedra de Luz 3.Paneb El Ardiente

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    Ttulo: LA PIEDRA DE LUZ 3PANEB EL ARDIENTE

    Autor: (2000) Christian Jacq

    Ttulo Original: Paneb LArdent

    Traduccin: (2000) Manuel Serrat Crespo

    Edicin Electrnica: (2002) Pincho

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    Penetrar en el templo del Lugar de Verdad la aldea secreta que se levantaba en la orillaoeste de Tebas para robar un tesoro de inestimable valor: sa era la misin de los cincohombres que haban conseguido acercarse a la zona prohibida.

    El gua del comando sonrea, pensando en la enorme recompensa prometida: nadie, nisiquiera Sobek, el jefe de la polica local, poda preverlo todo; y la operacin no era demasiadoarriesgada, pues los ladrones gozaban de la complicidad de un traidor en el interior de lacofrada.

    El corazn del traidor se desbocaba. Aprovechando el turbio perodo que atravesaba el pas,durante el cual el nuevo faran an no haba sido coronado, l y su comanditario se habanpuesto de acuerdo para intentar apoderarse de la Piedra de Luz, por la que velabancelosamente los artesanos encargados de excavar y decorar las tumbas de los faraones en elValle de los Reyes.

    Dentro de unas horas, el traidor habra abandonado definitivamente la cofrada, en la quehaba vivido largos aos, haba aprendido su oficio y haba compartido tantos secretos y tantashoras exaltantes. Por qu sus cofrades no lo haban elegido a l como jefe de equipo, cuandoposea las cualidades requeridas para ocupar ese cargo?

    Al despecho le haban sucedido el resentimiento y el deseo de vengarse de aquella ingrataasamblea. Y cuando el destino le haba abierto un nuevo camino, no lo haba dudado ni un soloinstante: si lograba hacer desaparecer a la cofrada, por fin podra conocer los placeres de lavida, gozara de una hermosa mansin y de un gran jardn, y dara rdenes a un batalln decelosos sirvientes. Se acabaron los agotadores das de trabajo durante los que era precisoobedecer al maestro de obras, se terminaron las tareas ingratas en beneficio del faran: en

    adelante, el traidor disfrutara de la vida y no tardara en olvidar su juramento y su pasado.Afortunadamente, se haba asegurado la complicidad de su esposa, que estaba encantadade convertirse en una ama de casa acomodada y respetada. Durante mucho tiempo, l le habaocultado sus proyectos, temiendo una reaccin adversa por su parte; pero estaba equivocado.Su esposa se haba mostrado tan decidida como l, y ella fue la que prepar la pocin paradrogar al guardia, que ahora estaba sumido en un profundo sueo.

    Esta vez, el xito estaba cerca, tan cerca que el traidor temblaba; se daba razones para noperder la calma en esta apacible noche, cuando aos de paciencia se veran coronados por elxito. Muy pronto, los hombres enviados por su comanditario franquearan la muralla por ellugar donde haba instalado la escalera de cuerda, y l los conducira hasta el templo.

    Un gritero despert a Paneb el Ardiente. A sus treinta y seis aos, el coloso de ojos negros,convertido en hijo adoptivo del maestro de obras y de la mujer sabia del Lugar de Verdad,

    pareca cada vez ms poderoso. Dorma poco, pero le horrorizaba que lo molestaran mientraslo haca.Qu pasa? pregunt su esposa, Uabet la Pura, con los ojos cerrados.Durmete, voy a ver.Su hijo Aperti, cuya talla y cuyo peso ya anunciaban que iba a tener la misma constitucin

    que su padre, no se haba despertado. La culpable se bamboleaba en la cocina donde, trashaber devorado unos dtiles, la haba emprendido con la cesta del pan.

    Nunca debera haber escuchado a mi hijo y permitirte que entraras en esta casa dijoPaneb a la oca cebada que bien mereca el nombre de Bestia Fea.

    Era insolente, agresiva y ladrona, y siempre tena hambre. Bestia Fea era la mejorcompaera de juegos de Aperti. Tena el pico y las patas rojas, el cuello estriado de lneasnegras, el vientre blanco y la cola negra. Morda a sus adversarios atacndolos por detrs y nisiquiera tema a los perros.

    Fuera de aqu o har que te asen! orden Paneb.La oca, tomando en serio la amenaza de Paneb, se dej expulsar, aunque no sin antesprotestar enrgicamente.

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    El traidor, oculto tras la esquina de un muro, vio al primer miembro del comando quecruzaba el muro utilizando la escalera de cuerda, pero prefiri esperar a que sus compaerosse reunieran con l antes de dirigirse a ellos.

    De pronto, cuando el quinto estaba llegando al suelo, uno de ellos lanz un grito de dolor. Laoca acababa de morderle la pantorrilla y ya estaba agrediendo a una nueva vctima, que no

    pudo contener una exclamacin.Nos atacan!La oca segua mordiendo, rpida, inaprensible, graznando cada vez con ms fuerza. El

    traidor, petrificado, no se atrevi a moverse de su escondite. Sus aliados intentaban atrapar elave en vano y se injuriaban, olvidando la orden de guardar silencio.

    Finalmente, uno de los ladrones agarr a la oca por el cuello y exclam:Voy a retorcerte el pescuezo, bestia asquerosa!Pero el hombre no tuvo tiempo de llevar a cabo su amenaza, pues Paneb lo derrib de un

    puetazo.Alertado por los gritos de Bestia Fea, el coloso haba salido de su casa para descubrir los

    motivos de aquel alboroto.Mientras la oca hua despavorida y el traidor volva rpidamente a su morada, los cuatro

    ladrones que no estaban heridos se abalanzaron contra el artesano, seguros de poder acabar

    con l sin dificultad.Pero Paneb golpe el bajo vientre del primer asaltante con la rodilla, la sien del segundo conel codo, y la nariz del tercero con la frente; slo el cuarto consigui golpear el pecho del coloso,aunque ste ni se inmut.

    Al ver a sus aliados fuera de combate, el cuarto se lanz hacia la escalera de cuerda, peroal agarrarla, Paneb le tir de los pies, le hizo dar vueltas y lo arroj contra el muro.

    No se huye de ese modo, amiguito!Medio inconsciente, el ladrn sac un pual de su vaina y lo amenaz.Suelta el arma le orden Paneb.El ladrn lo amenaz de nuevo, y entonces Paneb lo reconoci.T... t osas atacar el Lugar de Verdad!Y con rabioso gesto, el hombre se cercen la garganta.Bestia Fea segua graznando mientras recorra la calle principal, despertando a los

    aldeanos a su paso. El primero en llegar al lugar del drama, con una antorcha en la mano, fueel dibujante Unesh el Chacal. Sus ojos inquisidores se clavaron en los miembros del comando.Tres de ellos yacan inconscientes, y otro se retorca de dolor.

    Son libios! exclam Unesh.Y el que se est desangrando? pregunt Paneb.El dibujante ilumin con la antorcha al hombre que agonizaba.No puede ser...Varios artistas ms se reunieron con ellos. Uno a uno, los aldeanos iban saliendo de sus

    casas, y Nefer el Silencioso, el maestro de obras, no tard en llegar junto a Paneb, su hijoadoptivo.

    Mientras Unesh ataba a los cuatro libios y Bestia Fea se pavoneaba para dar a entenderque su intervencin en el asunto haba sido decisiva, Nefer descubri el cadver del hombredel pual y, asombrado, dijo:

    Es uno de los policas encargados de garantizar la seguridad de la aldea.

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    A los setenta y dos aos de edad y padeciendo mil males, Kenhir segua siendo el escribade la gran y noble tumba de millones de aos al occidente de Tebas, y se encargaba deredactar el Diario, donde anotaba, da tras da, los pequeos y grandes acontecimientos. Cosasuya era, tambin, vigilar las entregas, pagar los salarios en especias, distribuir lasherramientas, comprobar la validez de los motivos de ausencia en las obras y establecer elinventario de los bienes de la cofrada; en resumen, encargarse de llevar a cabo una gestinimpecable y de resolver los mil y un problemas cotidianos que no dejaban de surgir en unaaldea donde vivan los artesanos, sus esposas y sus hijos, adems de los solteros de ambossexos.

    Y ahora acababa de suceder lo peor: la cerveza que beba estaba caliente y su lecho arda.Despertad, Kenhir!El escriba de la Tumba abri los ojos y vio a un hombre de cuarenta y seis aos, esbelto,

    con una gran frente despejada, ojos de un gris verdoso y talla mediana, pero robusto.Eres t, Nefer...? Olvid frotarme el rostro con hierbas frescas remojadas en una mezcla

    de cerveza y mirra, y he tenido una pesadilla horrible. De acuerdo con la clave de interpretacinde los sueos, van a robarnos y nos veremos obligados a expulsar a alguien.

    No estis muy lejos de la verdad, Kenhir. Un grupo de libios ha penetrado en la aldea conla complicidad de un polica.

    Qu ests diciendo..., un hombre del jefe Sobek?Por desgracia, s.Kenhir se incorpor con dificultad, y Nefer lo ayud a ponerse en pie.Entr en la estancia la joven sierva del escriba, Niut la Vigorosa, una hermosa morenita que

    haba considerado preferible dejar que el maestro de obras despertara a su patrn, cuyo

    malhumor matinal sola durar la mayor parte del da.Deseis desayunar?Tortas calientes y leche, pero pronto.Corpulento y de aspecto palurdo, Kenhir se desplazaba con la ayuda de un bastn, salvo en

    ciertas ocasiones cuando recuperaba, como por arte de magia, su agilidad de antao. Elanciano se sent en un silln bajo, frente a una mesa de madera de sicmoro, con los ojosbrillantes de clera.

    Atreverse a atacar as el Lugar de Verdad! Redactar de inmediato un informe para elfaran.

    Suponiendo que Seti II sea reconocido como tal, pues nadie ha sido coronado an objet Nefer.

    Esos granujas haban elegido el momento ideal... Hay que convocar al jefe Sobek.Ya se ha hecho. Nos est esperando en la puerta principal.

    Alto, atltico, con una cicatriz bajo el ojo izquierdo, y unas enormes manos acostumbradas ausar la lanza, el jefe Sobek era un nubio autoritario, de palabra cortante, que haba hecho todasu carrera en la polica. Puesto que no soportaba que se discutieran sus rdenes, sola asumirsus responsabilidades y no le gustaba delegarlas a sus subordinados.

    Cuando vio que se entornaba la gran puerta de la aldea, en la que no tena derecho apenetrar, y que aparecan el escriba de la Tumba y el maestro de obras, supo que iba a tenerque pasar por una dura prueba. Haca unos veinte aos, uno de sus hombres haba sidoasesinado y, a pesar de sus investigaciones, no haba conseguido identificar al culpable que, asu entender, slo poda ser uno de los artesanos de la cofrada. Ahora, otro miembro de lasfuerzas de seguridad desapareca en circunstancias trgicas, aunque esta vez estabaplenamente justificado, pues se haba comportado como un criminal.

    Kenhir luca su cara de los malos das.

    Has identificado al malhechor que se ha degollado?S, era uno de mis hombres declar Sobek. Lo haba reclutado el ao pasado.Qu tarea le habas asignado?

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    La vigilancia de una de las pistas, en las colinas.Me pregunto por qu se habr suicidado...Es muy sencillo estim el nubio: cuando se ha dado cuenta de que no tena

    escapatoria, ha preferido quitarse la vida antes que sufrir mi interrogatorio. Y ha hecho bien.Has interrogado a los cuatro libios?El primero ha perdido la cabeza por el golpe que ha recibido, el segundo es mudo, al

    tercero le cortaron la lengua y el cuarto no habla ni una palabra de egipcio. Debo confiarlos a laadministracin central de la orilla oeste para que los identifiquen.Y el guardia?Lo drogaron, ahora acaba de despertar.Sabamos que haba un artesano que nos traicionaba record Kenhir, irritado; pero

    ignorbamos que uno de tus policas fuera su cmplice! Y es evidente que ha sido ste el queha guiado a los libios.

    Si sospechis que yo he tenido algo que ver en esta conspiracin, no vacilis enpresentar una acusacin contra m. Si se es el caso, os presentar de inmediato mi dimisinrepuso Sobek con sequedad.

    Tienes toda nuestra confianza intervino Nefer, y seguirs siendo el jefe de seguridadde la aldea.

    Antao, el maestro de obras ya haba tomado partido por el nubio, y tampoco esta vez el

    escriba de la Tumba se opuso a Nefer el Silencioso.Cmo podemos pensar que otros policas no vayan a venderse al enemigo? mascullKenhir.

    He cometido una falta muy grave reconoci Sobek; este canalla no perteneca a miclan, y no deb enrolarlo. Os prometo que en adelante no volver a cometer dicho error.

    Qu medidas piensas tomar?Estrechar la vigilancia en torno a la aldea, tanto de da como de noche, y suprimir todos

    los permisos hasta la coronacin del nuevo faran. Sera preferible que ninguno de vosotrosabandonara el Lugar de Verdad antes de que la situacin se aclare.

    Los aldeanos estaban conmocionados.Para conjurar el hechizo, el jefe escultor Userhat el Len y sus dos ayudantes, Ipuy el

    Examinador y Renupe el Jovial, modelaban una pequea estela en la que figuraban siete

    serpientes.Plantado cerca de la puerta principal, en el interior del recinto, el modesto monumentocontribuira a mantener alejadas de la cofrada las energas negativas.

    Sin embargo, en la aldea no haba ni una sola familia que no estuviera preocupada por elporvenir del Lugar de Verdad; si el nuevo faran dejaba de ser su principal protector, siestallaba una guerra civil, qu sera de las setenta casas blancas, cuidadosamentemantenidas?

    Pese a su rostro redondo y jovial, y a su abultada panza, el dibujante Pai el Pedazo de Panestaba tan atemorizado que haba perdido el apetito. Su esposa, que estaba muy preocupadapor l, le haba tomado del brazo para llevarlo a casa de la mujer sabia, curandera y madreespiritual de la cofrada.

    Aunque no estuviera muy orgulloso de s mismo, Pai se senta tan deprimido que habaaceptado acompaarla. Llam, pues, a la puerta de Clara, la esposa del maestro de obras,

    cuya sala de consultas estaba adosada a la morada de Nefer el Silencioso. Se oy un ladridoprocedente del interior de la casa y, acto seguido, la mujer sabia abri, con un cachorro enbrazos.

    Negrote est un poco nervioso explic; le he hecho tragar unas bolas de artemisa,cuyas propiedades vermfugas lo curarn.

    Pero Negrote pareca gozar de buena salud. Era un perro inteligente, bastante alto, con elhocico alargado, los ojos pardos y las orejas largas y colgantes. Su predecesor, que llevaba elmismo nombre, haba sido momificado y ahora descansaba en una pequea tumba, con susalmohadones preferidos, un jarrn lleno de aceite sagrado y una suculenta comida, momificadatambin.

    Cada vez que tena la suerte de contemplar a Clara, Pai el Pedazo de Pan se sentahechizado por la belleza de la mujer sabia. Tena unos cuarenta y tantos aos y un rostro conunos rasgos muy puros del que manaba una luz que, por s sola, apaciguaba las almas. La

    esposa del maestro de obras era esbelta y gil, tena los cabellos casi rubios, los ojos azules yuna voz dulce y melodiosa. Nefer y ella se haban casado antes de ser admitidos en el Lugar

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    de Verdad, en donde, tras largos aos de formacin y encarnizado trabajo, haban sidoelegidos para dirigirlo.

    No me siento bien confes Pai el Pedazo de Pan, apenado.Te duele algo en concreto?No, me duele un poco por todas partes... y no tengo apetito. Cmo podremos soportar la

    incertidumbre en la que estamos sumidos? Tal vez maana la aldea sea destruida, nos

    dispersen y nuestra regla de vida ya slo sea un doloroso recuerdo.Tmbate en la estera, Pai.Dotada ya de slidos conocimientos mdicos, Clara se haba beneficiado de las enseanzas

    de dos facultativas de excepcin, la mdico en jefe Neferet y la mujer sabia que la habaprecedido. Ambas le haban transmitido un saber elaborado da tras da, y le haban legado ellaboratorio donde preparaba los remedios para los aldeanos.

    La tez, el olor corporal y el aliento eran los primeros elementos tiles para el diagnstico,pero sobre todo era preciso tomar el pulso posando la mano en la nuca del paciente, en lo altodel crneo, en las muecas, el vientre y las piernas. De ese modo, la mujer sabia escuchaba lavoz del corazn, que le informaba sobre el estado de los distintos rganos y los canales queconducan las energas.

    Clara estaba tardando mucho rato en examinarlo, por lo que la inquietud de Pai el Pedazode Pan iba en aumento.

    Es grave? pregunt.No, tranquilzate, aunque algunos conductos estn a punto de taponarse a causa de tuansiedad.

    La mujer sabia le recet un ungento compuesto de grasa de toro, resina de terebinto, cera,bayas de enebro y semillas de brionia, con el que Pai debera untarse el busto, durante cuatrodas seguidos, para devolver a los conductos toda su flexibilidad.

    El dibujante se levant.Ya me siento mejor, pero no estar curado del todo hasta que la aldea est fuera de

    peligro. Se dice que puedes descifrar el porvenir, Clara... Qu futuro ves para nuestracofrada?

    Que siga el camino de Maat y no renuncie, bajo ningn pretexto, a la rectitud. En esecaso, y pase lo que pase, no tendremos nada que temer.

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    El administrador principal de la orilla oeste de Tebas y general encargado del mando de lasfuerzas armadas de la gran ciudad del Alto Egipto, Mhy, era un cuarentn panzudo de rostroredondo, pelo negro y aplastado, labios carnosos, torso ancho y poderoso, y manos y piesrechonchos. Sus ojos, de un marrn oscuro, reflejaban la altivez de un alto dignatario seguro des mismo, ambicioso y decidido y, sobre todo, un brillo que slo su esposa Serketa, heredera deuna gran fortuna, saba descifrar. Un brillo que revelaba la empecinada voluntad de apoderarsede los secretos del Lugar de Verdad y, sobre todo, de la Piedra de Luz, gracias a la cualdominara el pas. Para convertirse en dueo de la rica regin tebaica, Mhy haba tenido quequitar de en medio a molestos adversarios; no crea en dioses ni en demonios, por lo que nohaba vacilado en asentar su carrera sobre el crimen, asegurndose la complicidadincondicional de la dulce Serketa, que experimentaba un intenso placer al suprimir la vida deotro.

    La irona del destino haba querido que l, el peor enemigo de la cofrada, recibieraoficialmente el encargo del faran de protegerla y asegurar a los artesanos una realabundancia, para permitirles trabajar en las mejores condiciones. Se haba visto obligado,pues, a actuar en la sombra, con la ayuda de un artesano que no vacilaba en traicionar parapoder gozar de los bienes acumulados en el exterior de la aldea a cambio de los serviciosprestados.

    Pero los resultados no estaban todava a la altura de sus expectativas, y a Mhy le costabamantener la paciencia. Afortunadamente, la guerra civil que se anunciaba creara un climafavorable para asestar fatales golpes a la cofrada desde la sombra.

    Serketa regresaba de Tebas a la cabeza de una cohorte de servidores que transportabantelas, jarros y muebles que ella haba comprado en la ciudad. Llevaba una lujosa peluca y una

    ancha tnica rosada que disimulaba sus opulentas formas. Tena los ojos de un color azulplido, que le daban un cierto aire aniado. Al llegar a su vasta villa de la orilla oeste, Serketavio a Mhy, que paseaba por la sala hipstila de la mansin, rodeada por un jardn consicmoros, acacias, palmeras, algarrobos e higueras.

    Con slo verte, s que ests preocupado por algo observ Serketa.No hay noticia alguna del polica nubio al que sobornamos.No seamos pesimistas, dulce amor mo.Serketa se colg del cuello de su marido, siempre sensible a los orgullosos pechos que l

    manoseaba con una rudeza que a ella le gustaba.Y si bebiramos vino de palma en nuestra alcoba?Fingiendo sentirse satisfecha, como de costumbre, Serketa pensaba en los exaltantes aos

    pasados en compaa de Mhy desde que l le haba desvelado sus proyectos. Conquistar elpoder absoluto utilizando las armas de la ciencia y de la tcnica, ejercer el derecho de vida y

    muerte sobre cualquiera y aniquilar el Lugar de Verdad tras haberle arrebatado sus tesoros,eran los nicos alicientes que lograban distraer a Serketa, acechada por el tedio.Si su maravilloso marido no hubiera sido sincero, ella se habra librado de l, al igual que

    una mantis religiosa; al convertirse en su cmplice, al asesinar para allanarle el camino a Mhy,le haba tomado gusto a la aventura que los una. Y, por su bien, sera mejor que el general nola decepcionase.

    Serketa se tumb sobre l, como si quisiera ahogarlo, y le pregunt:Tienes noticias de la capital?Sed no renunciar nunca al trono.Realmente controlas al prncipe Amenms?Ignoro cmo va a reaccionar cuando se anuncie la coronacin de su padre.En un dorado exilio en Tebas, por orden de Seti, Amenms soaba con devenir faran, y

    Mhy no haba dejado de alentarlo con la esperanza de producir un conflicto del que sera el

    principal beneficiario. Pero el joven Amenms vacilaba en elegir su camino, entre la sumisin yla revuelta.Con la mirada perdida, el general pensaba en el primer crimen que haba cometido, en la

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    montaa de Occidente. All mat a un polica que lo haba sorprendido espiando a losmiembros de la cofrada que llevaban la Piedra de Luz al Valle de los Reyes.

    En aquella ocasin, Mhy haba comprendido que el Lugar de Verdad detentaba el secretoesencial de Egipto, el que permita a un faran reinar y vencer a la muerte. De modo que laaldea, extremadamente protegida, resultaba inaccesible para los profanos e, incluso, para losdignatarios.

    Con el fin de apoderarse de la fabulosa piedra, el general ya haba recorrido un largocamino, sembrado de cadveres, coacciones, mentiras y extorsiones, pero an faltaba muchopara ganar la batalla.

    Estaba dispuesto a conseguir que la maldita cofrada lamentara haberse negado a admitirloen su seno, y Serketa, que haba aprobado el modo en que Mhy se haba librado de su suegropara apoderarse de su fortuna, era una formidable aliada, cuyo amor por el crimen le era muytil. Sin embargo, Mhy saba que, tarde o temprano, su esposa perdera la cabeza, y tendraque deshacerse de ella.

    Estn listas ya nuestras nuevas armas? pregunt ella.Tenemos tantas armas como para entablar batalla con un ejrcito procedente del Norte.

    No le he dicho nada a Amenms acerca de los nuevos carros de combate que he puesto apunto. Gracias a las ventajas que no he dejado de procurarles desde hace muchos aos,oficiales y soldados slo ven a travs de mis ojos. Aunque el prncipe tomara el mando, las

    tropas tebaicas slo me obedeceran a m. Pero desconfo de Seti... Tiene carcter y no selimitar a reinar sobre el Delta. Por eso le hago llegar algunos mensajes confidencialesasegurndole mi entera fidelidad y dndole cuenta de la situacin... a mi manera, claro est.

    Qu excitante suena eso, amor mo! exclam Serketa, frotndose los pechos contra elrostro del general.

    Cansado de estar debajo de ella, Mhy la hizo caer de costado. Serketa lanz unos grititosde espanto, como si temiera ser agredida, y en ese mismo instante sonaron unos violentosgolpes en la puerta de la alcoba.

    General, venid pronto, es la polica! implor la aterrorizada voz del intendente.Mhy y Serketa se miraron, atnitos.Nunca me detendrn declar ella.El general se levant.No puede ser nada grave.

    Y si el tal Amenms te hubiera traicionado?Sin m, l est perdido! exclam Mhy.Acto seguido, se puso una tnica y sali de la alcoba.El portero no ha dejado entrar a nadie aclar el intendente, pero el polica insiste en

    veros de inmediato.Mhy se dirigi a grandes zancadas hacia la puerta de la villa que daba al jardn, donde se

    haban reunido varios criados.Volved al trabajo orden con sequedad. Y t, abre.Los criados se dispersaron como gorriones asustados, mientras el portero obedeca.Cuando se abri la puerta, Mhy descubri a Sobek, acompaado por varios policas nubios

    que custodiaban a cuatro hombres, con las manos atadas a la espalda.Jefe Sobek... Qu ocurre?Uno de mis subordinados ha intentado introducirse en la aldea de los artesanos con estos

    cuatro bandidos. Puesto que representis la autoridad suprema en la orilla oeste y os encargisde proteger el Lugar de Verdad, he querido informaros enseguida.

    Qu ha sido de tu polica?Se ha cortado el cuello. Los buitres se ocuparn de l.stos son libios... Los has interrogado?El nico que puede hablar no parece conocer el egipcio.Me los llevo al cuartel principal... All sabrn desatarles la lengua, creme!Ese cuartel se encuentra en la orilla este, fuera de mi jurisdiccin, y estos hombres son

    mis prisioneros.Como t bien has dicho, aqu represento la autoridad suprema y quiero saber quines son

    esos bandidos, qu queran y por orden de quin han actuado.Permitidme que asista al interrogatorio, general.El gran nubio no apreciaba demasiado a Mhy, pues lo consideraba demasiado ambicioso y

    capaz de conspirar para asentar su posicin y preservar sus privilegios. Pero hasta el momentono tena ningn indicio serio contra l, y no poda acusar a un hombre de su talla sin antes

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    Los cuatro libios fueron alineados contra la pared de una celda. El ayudante de campo delgeneral Mhy salud a su superior y al jefe Sobek.

    Esos bandidos han intentado introducirse en el Lugar de Verdad revel Mhy. Hansido detenidos gracias a la intervencin del jefe Sobek; pero slo uno de ellos tiene capacidadpara expresarse, y slo habla el libio. Es una lengua que mi ayudante de campo conoce bien,por lo que l va a interrogarlo... Pero antes tengo que hacerle una pregunta: l recluta a todoslos mercenarios que emplea nuestro ejrcito, y yo quiero saber si reconoce a estos hombres.

    La mirada de complicidad del general hizo comprender a su ayudante de campo que Mhyestaba dndole una orden muda ante un civil que deba seguir ignorando los secretos militares.Pero haba que responder s o no.

    El oficial examin de cerca a los prisioneros y luego se volvi hacia el general, que se habacolocado algo ms atrs que Sobek, para poder asentir con la cabeza sin que el nubio se dieracuenta.

    Ya he visto a esos hombres... declar el ayudante de campo, fingiendo vacilar. Y mepreguntaba si no se trata de los mismos ladrones que robaron armas el mes pasado, duranteunas maniobras.

    Eran mercenarios libios, en efecto, y fueron declarados desertores afirm Mhy.Desertores, ladrones y, sin duda, criminales, general. Asesinaron a un centinela para

    introducirse en la armera aadi el oficial.Procede al interrogatorio.El ayudante de campo hizo una sola pregunta, y el libio le respondi con frases cortas y

    entrecortadas.Le he preguntado si sus cmplices y l eran culpables, y lo ha confesado todo.

    Pregntale por qu ha intentado penetrar en la aldea y por orden de quin ordenMhy.El libio se expres con el mismo nerviosismo.l y su pandilla haban decidido desvalijar las aldeas de la orilla oeste y, luego, volver a su

    casa con el botn atravesando el desierto.Los entregaremos, pues, al jefe Sobek para que los presente ante el tribunal sentenci

    Mhy.Siento contradeciros, general, pero eso es imposible.Mhy pareci contrariado.Qu quieres decir?Estos criminales deben comparecer de inmediato ante un tribunal militar; si decidierais

    algo distinto, general, vos mismo serais condenado por falta grave. Dados los hechos, deboredactar un detallado informe y encerrarlos en una celda hasta que se celebre el juicio.

    Tras la marcha del jefe Sobek, y obligado a doblegarse ante el reglamento, el general Mhydio orden de que incomunicaran a los libios antes del juicio expeditivo que los mandara alpenal del oasis de Khargeh, del que no saldran nunca.

    Pondris vuestro sello en el documento final? pregunt su ayudante de campo.Sera intil respondi Mhy. No quiero or hablar ms de estos canallas.Espero que os haya satisfecho mi actuacin, general.Has estado perfecto.He tenido que sobrentender lo que querais decir... y habra podido equivocarme en las

    respuestas que esperabais.No ha sido as, y te felicito por ello. T y yo actuamos por la gloria del ejrcito, y nunca

    olvidamos que la disciplina es la primera de las virtudes.Tengo la intencin de seguir obedecindoos sin discutir, pero no creis que esa fidelidad

    merece una recompensa?Mhy sonri.Desde que ests bajo mis rdenes, has aprendido a conocerme y sabes que detesto

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    perder la iniciativa. Si intentaras extorsionarme...Claro que no, general! No es eso...Si mi agradecimiento se expresara en forma de dos vacas lecheras, un lecho de gran

    calidad y tres sillas de lujo, olvidaras a esos miserables libios?Sin duda alguna afirm el ayudante de campo.

    Cuando el jefe Sobek cruz el quinto y ltimo fortn para penetrar en la zona ocupada porlos auxiliares que estaban al servicio del Lugar de Verdad, enseguida advirti que algo ocurra.El herrero, el calderero, el alfarero, el curtidor, el tejedor, el zapatero, el lavandero, el leador, elpanadero y sus ayudantes haban salido de sus talleres y estaban formando un crculo,gritando.

    Armado con un garrote, el guardia que estaba de servicio se haba levantado y se habasituado ante la puerta de la aldea, como si temiera un ataque de los auxiliares. Los policas semantenan a distancia; haban recibido la orden de impedir el paso a cualquier intruso, pero nola de detener a los obreros que se encargaban de mantener el bienestar de la cofrada.

    El nubio rompi el crculo, en cuyo centro estaba el escriba de la Tumba, apoyado en subastn. Desde hacia ms de una hora, plantaba cara a los auxiliares, cuyo portavoz era Bekenel alfarero.

    Tranquilizaos exigi Sobek; de lo contrario, ordenar a mis hombres que os

    dispersen.Hace una semana que no recibimos la racin de pescado seco! protest Beken;deberamos tener, por lo menos, cuatrocientos gramos por persona y da. Si esto sigue as, nosquedaremos sin fuerzas para trabajar.

    Los miembros de la cofrada no estn mejor provistos repuso Kenhir, y no puedohacer nada ms que dirigir mis protestas al administrador principal de la orilla oeste que, por suparte, espera el nombramiento de un nuevo visir.

    De qu vamos a alimentarnos, entonces?El tribunal del Lugar de Verdad ha dado su conformidad para que se os distribuyan

    conservas. La coronacin del faran ya no puede tardar, y entonces se reanudarn lasentregas.

    A Kenhir le habra gustado estar seguro de ello; la firmeza de su tono tranquiliz, por lomenos, a los auxiliares, que aceptaron regresar al trabajo arrastrando los pies.

    Habis corrido un gran riesgo al enfrentaros a ellos directamente dijo el jefe Sobek alescriba de la Tumba.A mi edad, ya no temo a nadie; adems, soy el encargado de resolver este tipo de

    problemas. Te ha recibido el general Mhy?Me ha llevado, incluso, al cuartel principal de Tebas, donde su ayudante de campo ha

    interrogado al nico libio que poda hablar.Qu ha confesado?Si confiamos en el ayudante de campo, se trata de una pandilla de ladrones que tena la

    intencin de atacar todas las aldeas de la orilla oeste y que, adems, son desertoressospechosos de asesinato. Sern juzgados por un tribunal militar. A mi entender, no volveremosa verlos.

    Si los delitos que se les imputan son tan graves, sern condenados al penal; por qupareces contrariado, Sobek?

    Porque esa historia no se sostiene por ningn lado! Si efectivamente esos granujashaban robado armas de un arsenal, por qu no las llevaban para atacar el Lugar de Verdad?Y, adems, sta no es una aldea como las dems. Olvidis que tenan un cmplice, uno demis propios hombres? Puesto que su condena es segura, escaparn de las demsjurisdicciones y la nica verdad de que dispondremos ser la que nos ofrezca el ayudante decampo del general.

    Kenhir se apoy firmemente en su bastn.Dime qu ests pensando, Sobek.No me fo en absoluto del tal Mhy! Rezuma ambicin por cada poro de la piel, y le creo

    capazde las ms srdidas manipulaciones.Si no me equivoco, eres un hombre razonable que desconfa de los espejismos y no te

    gustara cometer un nuevo error, como el que, hace mucho tiempo, te llev a acusarinjustamente al actual maestro de obras de la cofrada.

    Con aquella frase, Kenhir estaba reavivando crueles recuerdos, y el fuerte nubio vacil:La situacin es muy distinta...

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    Tan seguro ests? Consideremos los hechos, slo los hechos: no es el general Mhy elprotector oficial de la aldea?

    Sin embargo, las entregas de pescado se han interrumpido replic Sobek.Es la ley impuesta por el visir durante el perodo de luto, entre la muerte del antiguo

    faran y el advenimiento del nuevo. Y acabo de recibir una carta de Mhy que nos abrir lasreservas de la administracin central, si es necesario. Desde que l est a la cabeza, hemos

    tenido una sola queja de su gestin?No, creo que no...Ha intentado poner trabas a tu investigacin?Aparentemente, no admiti Sobek.No te ha llevado al cuartel principal de Tebas, lejos de tu territorio, cuando legalmente

    habra podido impedirte el acceso?Es cierto, pero...No te ha permitido asistir al interrogatorio?S, e incluso...Incluso qu, Sobek?Al nubio no le gustaba nada tener que reconocer aquello, pero deba ser honesto:El general Mhy quera entregarme a los libios, y ha sido su ayudante de campo el que le

    ha recordado que no podan sustraerse a la justicia militar.

    Kenhir, enojado, golpe el suelo con su bastn.No te gusta Mhy, y ests en tu derecho. Ese tipo me pone tan nervioso como a ti, loadmito, y seguir desconfiando de l, pero estoy convencido de que el Lugar de Verdad es slouna etapa en su carrera y que le interesa velar por l para no ser reprendido por el rey.

    Y si el nuevo monarca decreta el cierre de la aldea?De pronto, el escriba de la Tumba sinti multiplicarse el peso de los aos sobre sus

    espaldas.Sera el final de nuestra civilizacin, Sobek, y los dioses abandonaran esta tierra.

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    Situada en la parte sur, la morada de Paneb y Uabet la Pura no era ni la ms hermosa ni lams grande de las casas de la aldea donde vivan los treinta y dos artesanos distribuidos enel equipo de la derecha y el equipo de la izquierda y sus familias, pero la esposa del colosohaba conseguido hacerla alegre y confortable.

    La casa tena un centenar de metros cuadrados habitables. La primera estancia estabaconsagrada al culto de los antepasados y albergaba un lecho ritual al que se acceda por trespeldaos; la segunda, de techo plano sostenido por una columna formada por un tronco depalmera enyesado, tena tambin un valor sagrado, con una mesa de ofrendas, una estela querepresentaba una puerta de comunicacin con el otro mundo, y otra estela enmarcada en elmuro que representaba a un protector de la cofrada, el espritu eficaz y luminoso de Ra quenavegaba en la barca del sol y transmita la vida a sus sucesores. Nefer el Silencioso habaofrecido esta obra a su amigo Paneb, convertido en su hijo adoptivo. Tambin haba unaalcoba, una sala de aseo y una cocina con el techo de ramas aunque parcialmente al aire libre,de la que sala una escalera que conduca a la terraza. Dos stanos, uno para las jarras dealimento, otro para el vino y el aceite, completaban una vivienda donde la frgil y hermosaUabet haba encontrado la felicidad.

    Tena treinta y seis aos, como su marido, aunque aparentaba diez menos; de su bote debrecha, una piedra dura con vetas de rojo y de un blanco amarillento, tom un poco de galenacon un bastoncillo para trazar una delgada lnea negra por encima de las pestaas. Luego,inclinando hacia el cuello una concha de alabastro que imitaba a la perfeccin las conchas delNilo incluyendo el pednculo con que el molusco se asa derram un poco de aceiteperfumado mientras pensaba en su esposo, al que deba compartir con Turquesa, su amante.

    Ambas eran sacerdotisas de Hator y jams haban tenido ningn enfrentamiento, como si

    respetaran algn tipo de secreto. Turquesa haba hecho el voto de permanecer soltera, yPaneb nunca pasaba la noche en su casa. No tena ms esposa que Uabet, que le haba dadoun hijo de excepcional robustez y llevaba a cabo las tareas propias de una ama de casa.Aunque se mostrase tolerante por amor, no se comportaba como una mujer sumisa, y sumarido le deba respeto.

    Ponindose al cuello el collar de cornalina y jaspe rojo que Paneb le haba regalado, Uabetse sinti realmente hermosa.

    Tampoco hay pescado seco esta maana! exclam, furioso, su marido. Es lagolosina preferida de mi hijo y no soporto que lo priven de ella.

    No podemos hacer nada; tenemos que esperar.No, Uabet, hay algo mejor que hacer!No desafes a los pescaderos, Paneb; ellos cumplen rdenes, no son responsables del

    cese de las entregas.

    Pero yo soy responsable del bienestar de mi hijo.Paneb, instalado en una pequea barca de papiro, haba hundido en el agua del ro cuatro

    grandes anzuelos atados a slidos cabos. Tras una hora de esfuerzo, haba conseguido pescarun soberbio barbo de sesenta y cinco centmetros de largo, con el cuerpo de un color blancoplateado y las aletas rojas. Para evitar que el animal sufriera, lo haba rematado con un mazo.

    Alentado por ese primer xito, Paneb rem hasta aguas ms profundas. Y la suerte le sonricasi al instante: el pescador entabl un feroz combate con una perca del Nilo, el lates, quemeda casi un metro y medio y no pesaba menos de setenta kilos. Por lo comn, haba queutilizar un arpn y una red para vencer a ese valeroso guerrero pero, a pesar de la fragilidad desu esquife, Paneb no renunci. Respondi a cada salto de la perca para hacerle comprenderque no escapara.

    El coloso sali vencedor de la lucha y, acto seguido, salud al alma del pez, pues, cuando

    pintaba algn lates en la pared de una tumba, lo haca siempre ponindolo delante de la barcadel sol; as, el pez lo avisara del inminente ataque del demonio de las tinieblas.Le bastaron unos minutos para regresar a la orilla jugando con la corriente. Llevando su

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    presa en el hombro izquierdo y sujetando en la derecha el cesto donde haba puesto el barbo,el artesano se meta ya en las altas hierbas cuando un violento bastonazo en las pantorrillas lehizo tropezar. Una red cay sobre su espalda y, aunque consigui levantarse, el coloso quedatrapado.

    Al incorporarse, vio frente a l a Nia, el jefe de los pescadores, y a tres aclitos con los quePaneb ya haba tenido algn que otro enfrentamiento.

    No has debido salir de la aldea declar Nia; cuando te aslas en tu retiro, no debesabandonarlo!Hueles como un pescado podrido. Sultame inmediatamente.El panzudo Nia solt una carcajada.No ests en condiciones de presumir, muchacho. Nadie te ha dicho que slo yo y mis

    empleados tenemos derecho a pescar aqu?Si esperas seguir siendo auxiliar del Lugar de Verdad, reanuda tus entregas hoy mismo.

    De lo contrario, me encargar personalmente de tu caso.Lo estis viendo...? Mira cmo tiemblo! De momento, degustar la soberbia perca que

    has pescado. Pero antes te dar una buena leccin para que aprendas cmo funcionan lascosas. Vamos, muchachos!

    Cuatro bastones cayeron sobre el coloso. Las gruesas mallas de la red amortiguaron losgolpes de los pescadores, dados con demasiada clera para ser precisos. Mientras tanto,

    Paneb cort la red con los dientes, y ensanch la abertura, lanzando un alarido de rabia quedej petrificados por unos instantes a los cuatro pescadores.Una vez se hubo liberado de la malla, el coloso la agarr y la utiliz como un arma; la hizo

    girar y seg a dos de los aclitos de Nia, que se derrumbaron con la cara ensangrentada; eltercero emprendi la fuga.

    No me toques! aull el patrn, soltando su bastn. Eres un artesano del Lugar deVerdad y no tienes derecho a agredir a un auxiliar.

    Haba tanta rabia en la mirada de su adversario que Nia crey que haba llegado su hora.Pero, finalmente, Paneb arroj la red a lo lejos.

    Coge mis pescados y vayamos al vivero le orden a Nia.No... no irs a tirarme al canal?Nunca ensuciara las aguas con un cuerpo tan maloliente como el tuyo. Pero si me

    vuelves a molestar, te partir el crneo y te abandonar a los buitres, en la montaa.

    Nia se apresur a recoger la perca y emprendi el camino hacia el vivero. All se criabanvarias especies destinadas a la aldea, que, fuera cual fuera la estacin del ao y lascondiciones climticas, nunca careca de pescado fresco.

    Dos guardias estaban asando un mjol, que compartiran con el responsable del vivero.Hermosa presa, Nia! exclam uno de ellos. Pero adonde vas as?La lleva al Lugar de Verdad respondi Paneb. Y vosotros vais a llenar los cestos de

    pescado fresco y a seguirnos.Ambos hombres empuaron su garrote.Ser mejor que le obedezcis recomend Nia; ramos cuatro y nos ha vencido.Los guardias retrocedieron un paso.Quin eres?Paneb, artesano del Lugar de Verdad.Tenemos rdenes estrictas! Nadie debe tocar el vivero.

    Son rdenes estpidas, puesto que el vivero pertenece a la cofrada. Llenad los cestos.En el fondo, Paneb tiene razn agreg el pescador responsable.Los dos hombres se consultaron con la mirada. Slo estaban ellos dos para luchar contra

    aquel coloso de inquietante musculatura; aunque consiguieran derribarlo, cosa que parecabastante improbable, nunca saldran indemnes del enfrentamiento. Puesto que no les pagabanbastante para recibir golpes, los guardias decidieron bajar sus armas, y si la administracin lesreconvena, afirmaran que haban sido obligados a actuar amenazados por un gran grupo deagresores.

    Los auxiliares y el portero de guardia vieron llegar un extrao cortejo, a cuya cabezamarchaba Paneb.

    Pescado fresco! exclam el herrero, con los puos apoyados en las caderas. Espara nosotros?

    Tendris vuestra parte respondi Paneb.Quin te lo ha dado?

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    Nia se ha mostrado dispuesto a cooperar, y nuestro vivero est lleno de piezas soberbias.Se reanudarn las entregas, entonces?No lo ests viendo?Paneb ofreci dos cestos a los auxiliares, que estuvieron encantados al ver los mjoles de

    cabeza redondeada y grandes escamas.Alertadas por la agitacin, algunas amas de casa salieron de la aldea para comprobar, con

    evidente alegra, que una abundante entrega de pescado les permitira preparar su manjarfavorito.Cuando Paneb deposit la perca ante la puerta del escriba de la Tumba, ste apareci,

    malhumorado.Las he comido ms grandes reconoci el coloso, pero de todos modos deberamos

    darnos un banquete.De dnde ha salido este pescado?Yo mismo lo he capturado... No estar prohibido, no?Hasta la proclamacin de) nombre del nuevo faran, nadie est autorizado a salir de la

    aldea.He actuado por el bien de la comunidad aleg Paneb; de paso, he restablecido las

    entregas de pescado fresco. El vivero nos pertenece, por qu no aprovecharlo entonces?Un reglamento es un reglamento, Paneb! Violarlo es una falta muy grave.

    Todos los aldeanos podrn comer de nuevo pescado fresco, no es eso loverdaderamente importante? Si hubiera que esperar a que los poderosos arreglaran suscuentas entre s, no tardaramos en morir de hambre.

    Harto de or sandeces, Kenhir golpe el suelo con su bastn y exclam:Regresa a tu casa y no vuelvas a salir al exterior.Pertenezco a esta cofrada, pero sigo siendo un hombre libre!Solicitar al maestro de obras que te dirija una reprobacin. Desde este mismo instante te

    prohbo que participes en los trabajos del equipo de la derecha.

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    Djanos solos orden Kenhir a su sierva Niut la Vigorosa. sta haba ido a buscar almaestro de obras y a la mujer sabia, que se haba visto obligada a interrumpir sus consultas.

    Los aldeanos estn muy nerviosos revel ella al escriba de la Tumba; no dejo deprescribir calmantes.

    Y el comportamiento de Paneb no va a facilitarnos las cosas! mascull Kenhir.Todos estamos muy contentos con la llegada de pescado fresco.Paneb no tena derecho a salir de la aldea ni a reemplazar al patrn pescador que haba

    recibido rdenes estrictas de la administracin. Tengo la intencin de redactar un informe sobreesta violacin de las reglas y de prohibir a ese rebelde que trabaje en el equipo de la derechadurante tres meses.

    En la forma no estis equivocado consider Nefer; pero en el fondo... Acaso no nosha alegrado la intervencin de Paneb? No dependemos de administracin alguna y slorecibimos rdenes formales del faran. Por qu tenemos que aceptar que nos priven depescado? Si hay que nombrar un equipo para tomar del vivero todos los das las piezas quenos corresponden, yo me responsabilizar de ello.

    Kenhir esperaba una reaccin muy distinta por parte del maestro de obras y qued atnitoante sus palabras.

    Pero... Paneb ha cometido una falta imperdonable y debe ser sancionado!Nuestro hijo adoptivo a veces tiende a olvidar el reglamento admiti la mujer sabia con

    una sonrisa dulce y divertida a la vez, a la que el escriba de la Tumba no poda permanecerinsensible; en el presente caso no ha causado dao alguno y nos ha recordado que nuestrasupervivencia dependa de nosotros mismos. De nuestra coherencia obtenemos nuestrafuerza.

    De todos modos...Niut la Vigorosa regres al despacho.Te he dicho que te marcharas! gru Kenhir.Imuni, vuestro ayudante, os comunica un incidente de excepcional gravedad: la cantidad

    de agua que deban entregarnos ha sido reducida a la mitad.Kenhir se levant como si tuviera veinte aos menos y sali de su casa con el aspecto de

    un joven, seguido por el maestro de obras y la mujer sabia, que estaban tan inquietos como l.Los tres se dirigieron apresuradamente al enorme depsito con brocal de piedra, de dos

    metros de dimetro, que estaba instalado junto a la entrada norte.Varias amas de casa muy enojadas rodeaban al escriba ayudante Imuni.Esperbamos cincuenta asnos precis el pequeo escriba de mirada torva y rostro de

    roedor. Han llegado... pero sin odres!Y los aguadores que los acompaaban? pregunt Kenhir.

    Tambin ellos han hecho el camino de vaco.Qu explicaciones han dado?Ninguna respondi Imuni con su voz melosa, pero de todos modos he registrado sus

    declaraciones en una tablilla de madera para que pudierais copiarlas en el Diario de la Tumba.Aficionado a la literatura, que para l no tena valor si no era especialmente difcil de leer,

    Imuni nunca se desplazaba sin su material de escriba, al que cuidaba de un modo obsesivo, aligual que su fino bigote.

    Has comprobado nuestras reservas? pregunt el escriba de la Tumba, inquieto.La gran jarra del muro sur est medio llena an, y en el pozo del templo de Hator hay

    agua suficiente para celebrar los ritos durante muchas semanas.Ha sido distribuida el agua que se ha entregado hoy? pregunt Clara.Me he opuesto a ello declar Imuni con orgullo: no se ha llenado ninguna de las

    nforas dispuestas en nuestras callejas.

    Plantados en el suelo, los grandes recipientes de terracota rosada cubierta de vidriadollevaban los nombres de los soberanos que los haban ofrecido a la aldea, como Amenhotep I,Hatsepsut, Tutmosis III o Ramss el Grande. Medan dos metros de altura, y ofrecan a las

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    amas de casa el preciado lquido en gran cantidad.Clara se dirigi hacia la puerta del norte, y Nefer la acompa.La luz de tu mirada ha desaparecido de pronto le dijo l; qu temes?Que el agua que acaban de entregarnos est envenenada.El jefe Sobek en persona velaba por los odres depositados junto a la puerta de acceso. Los

    arrieros y los asnos ya haban regresado hacia el valle.

    Se ha acercado alguien a esos odres? pregunt Nefer.Nadie afirm el nubio.Clara los abri uno a uno.Ningn olor sospechoso... Que un auxiliar traiga almendras y frutos del balanites. Y t,

    Sobek, ordena a uno de tus hombres que traiga una garza dispuso la mujer sabia.En cada odre, de unos veinte litros, Clara arroj varios frutos destinados a mantener el agua

    limpia y preservada de cualquier miasma. Pero la precaucin no le bastaba y esper laintervencin de la garza que dos nubios haban conseguido capturar en un campo, a orillas delNilo, sin herirla.

    La mujer sabia tranquiliz al hermoso pjaro blanco, magnetizndolo. El ave dio unos pasosy se dirigi hacia los odres. Si el animal beba significaba que el agua estaba libre de cualquierimpureza. Pero, en lugar de ello, el ave zancuda apart el pico y emprendi el vuelo.

    Vaciemos los odres y quemmoslos exigi Clara.

    Esto ya es demasiado! dijo Kenhir, que haba asistido a la escena. Nos privan depescado y agua pura e intentan envenenarnos. Maana mismo enviar un detallado informe delo sucedido a la capital.

    Debo avisar de inmediato al general Mhy e identificar al culpable de tan innoble atentadoestim el maestro de obras.

    Te acompao.No, Kenhir; quedaos aqu y tomad las medidas necesarias para defender la aldea de una

    eventual agresin.Todas las medidas?Ya no tenemos eleccin.Los caminos no son seguros, ni siquiera en la orilla oeste; llvate a Paneb contigo.

    Mhy estaba atnito:

    Qu has hecho, Serketa?Estaba aburrida y he decidido envenenar los odres destinados al Lugar de Verdad. Slohe tenido que robarle una redoma a nuestro amigo Daktair y verter su contenido en esos odres.No te parece divertido? Dentro de unas horas, buena parte de los habitantes de la aldeahabrn muerto o estarn enfermos.

    El general abofete con tanta violencia a su esposa que sta cay de espaldas al suelo.Yo he reducido el nmero de odres para sembrar el malestar en la cofrada, provocar sus

    protestas y hacerles creer que el responsable era Amenms... grit Mhy. Sin una cantidadde agua suficiente, los artesanos se habran visto obligados a abandonar temporalmente laaldea, y yo hubiera podido registrarla a mis anchas. Y con tu hazaa tal vez hayas matado anuestro aliado del interior!

    Y si han muerto todos? susurr Serketa, asustada.Olvidas que se benefician de la ciencia de una mujer sabia capaz de curarlos. Y has

    olvidado, sobre todo, que yo, y slo yo, soy el que decide nuestra estrategia. No se te ocurratomar nunca ms este tipo de decisiones sin consultarme, Serketa.

    Con la mejilla ardiendo, ella se arrastr a los pies de su dueo y seor y le suplic:Me perdonas, dulce amor mo?No lo mereces.Perdname, te lo ruego!Mhy hubiera pisoteado, de buena gana, a la insensata de su esposa, pero an poda serle

    til. La asi por los cabellos y la levant del suelo.Pese al dolor, Serketa no dijo palabra. El da en que su marido cediera a la compasin, lo

    matara.Si tu plan ha fallado, la cofrada no tardar en reaccionar. Podra hacer que acusaran a

    Daktair, pero an nos es indispensable.Serketa bes el ancho torso de su marido y murmur:

    Tengo una idea.

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    Nefer el Silencioso y Paneb el Ardiente, armados con garrotes, haban seguido el caminoreglamentario reservado a los artesanos que salan del Lugar de Verdad. Tras cruzar el puestode control que impeda a cualquiera tomar ese itinerario en direccin contraria, habanflanqueado el Ramesseum, el templo de millones de aos de Ramss el Grande, para dirigirsehacia los edificios de la administracin de la orilla oeste.

    El aire que se respiraba era pesado. En los campos ya no se tocaba la flauta ni se

    tarareaban canciones; cada cual miraba a su vecino con ojos suspicaces y se observaba condesconfianza a los que pasaban. Algunos murmuraban que era inevitable que estallara unaguerra civil y que la provincia tebaica pagara cara su fidelidad al prncipe Amenms.

    Ests seguro de que el escriba de la Tumba no redactar un informe contra m?Seguro, Paneb respondi Nefer.Por qu ha cambiado de opinin?Porque tus faltas a la disciplina no son nada comparadas con el atentado perpetrado

    contra la aldea.Y t habas decidido defenderme?Cuando un reglamento deviene estpido en una determinada situacin, es contrario a la

    armona de Maat.En los alrededores de los edificios administrativos reinaba una inslita agitacin. Soldados y

    escribas corran en todas direcciones, unos oficiales aullaban consignas contradictorias y ya no

    haba guardias para filtrar a los recin llegados.Los dos artesanos avanzaron hasta el gran patio, donde los caballos no dejaban derelinchar.

    Cuando Nefer cruzaba el umbral del edificio donde estaba situado el despacho de Mhy,aparecieron dos soldados y le apuntaron las lanzas contra el pecho.

    Acabamos de detener al culpable! grit el ms excitado.

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    El maestro de obras haba dicho que haba que tomar todas las medidas que fuerannecesarias. Sin embargo, el escriba de la Tumba haba solicitado la opinin de la mujer sabiay del jefe del equipo de la izquierda, dado el carcter inslito de las rdenes que deba dar.

    Kenhir sali de la aldea y fue a buscar al jefe Sobek.Estn tus hombres en pie de guerra?Nadie puede acercarse a la aldea sin ser descubierto. Mis rdenes son estrictas: una

    advertencia y, luego, una lluvia de flechas si el interpelado no se detiene.Vayamos a casa del herrero.Desde la muerte del rey Merenptah, Obed el herrero, un sirio barbudo, bajo y de

    musculosos brazos, tena mucho menos trabajo, por lo que pasaba la mayor parte de su tiempodurmiendo y hartndose de tortas calientes rellenas de queso de cabra.

    Cuando Obed vio entrar en su forja al escriba de la Tumba y al jefe de la polica local, sepregunt si no estara soando. Era la primera vez que Kenhir se acercaba por all, y el herrerotemi que trajeran malas noticias para l.

    Qu falta he cometido?Ninguna, Obed, tranquilzate.Entonces...Fabricas excelentes herramientas y las reparas tan pronto como es posible; los jefes de

    equipo y yo mismo slo podemos felicitarte por tu trabajo. Pero hoy soy incapaz de asegurarque el Lugar de Verdad vaya a seguir actuando como en el pasado. Y si en las alturas decidenatentar contra su integridad, debemos tener la posibilidad de defendernos.

    sa es mi misin dijo el jefe Sobek, extraado.Es cierto, pero los propios artesanos deben poder echarte una mano en caso de

    necesidad.El herrero hizo crujir los dedos que, segn los nios de la aldea, parecan culebras y olanpeor que las huevas de pescado.

    Y vos queris que yo, Obed, fabrique... armas?Es la decisin del maestro de obras precis Kenhir.Pero eso es ilegal! protest Sobek. Slo la administracin est habilitada para

    proporcionrmelas y...Qu nos proporciona la administracin? Agua envenenada! Como responsable del

    bienestar del Lugar de Verdad, considero indispensable reforzar nuestra autonoma en todoslos campos.

    El nubio reconoci que Kenhir tena razn. Y puesto que l y su cuerpo de polica debanobediencia al escriba de la Tumba, su responsabilidad quedaba a salvo.

    Por su parte, Obed consider ms bien divertida aquella inesperada tarea; rpidamente,

    aliment su fuego con carbn vegetal y huesos de dtiles, y luego lo aviv con un fuelle.Con la segura mano de un veterano profesional, Obed verti polvo de carbn en los jarrosde cermica, que recordaban, vagamente, a unos colmillos; gracias a un pequeo agujeroredondo, la llama del fogn penetrara en su interior, encendera el polvo y pondra al rojo vivoel jarro que el herrero sostendra con unas pinzas de bronce, tras haber introducido en lfragmentos de metal que iran transformndose en puales y espadas cortas.

    La fabricacin comienza en el acto declar.Kenhir y Sobek salieron de la forja.De todos modos, no pensaris armar a los artesanos? pregunt el nubio, preocupado.Mi ayudante contar las armas y las almacenar en la cmara fuerte respondi el

    escriba de la Tumba. Yo, y slo yo, proceder a su distribucin si es necesario. Y si tambinfuera necesario, proporcionara a los miembros de la cofrada el medio de defenderse.

    Recordis que hay un traidor entre vosotros y que darle una arma lo transformara,

    inevitablemente, en asesino?Tengo una memoria excelente, Sobek, y soy consciente de que el inters general implicacierto riesgo. Hasta nueva orden, slo tus hombres irn armados. Pero debes recordar que el

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    devorador de sombras podra utilizar cualquier herramienta como arma.Se condenara para toda la eternidad!Y no crees que ya lo ha hecho?

    Soy el maestro de obras del Lugar de Verdad, y vengo acompaado por un artesano declar Nefer pausadamente. Baja, pues, tu lanza y llvanos ante el general Mhy.

    La tranquilidad del sospechoso desconcert al soldado. Su colega contemplaba coninquietud la robustez de Paneb, que haca pasar de una mano a otra un enorme bastn.Atravesar el pecho del que afirmaba ser maestro de obras pareca ms bien fcil, pero elcoloso los matara a ambos.

    Pedir refuerzos... Sois culpables, estoy seguro!Qu ocurre, soldado? pregunt Nefer con placidez.Como si no lo supieras!Han envenenado el agua de una cisterna respondi su colega, tranquilizado por la

    actitud de Nefer. Ya ha habido dos muertos y varios enfermos. El general ha dado rdenesde buscar a todos los que han bebido y detener a los sospechosos.

    Llvanos ante l, tengo algo importante que comunicarle.Subyugado por la serenidad que emanaba del maestro de obras, el soldado acept.El vasto despacho de Mhy estaba lleno de oficiales y escribas que piaban como gorriones:

    unos presentaban sus informes, otros solicitaban instrucciones.Paneb golpe el enlosado con su bastn, y todos los presentes se volvieron hacia los dosartesanos.

    Maestro de obras... estis bien! exclam Mhy. Iba a enviar un mensajero a la aldeapara saber si habais utilizado el agua envenenada.

    Gracias a la perspicacia de la mujer sabia, no debemos lamentar vctima alguna.Excelente noticia! Desgraciadamente, aqu no ha sido as.Qu ha sucedido, general?Salid y comenzad por restablecer la calma orden Mhy a los oficiales y escribas.

    Anunciad que ya no corremos ningn riesgo y que las causas del drama han sido aclaradas.Serenada ya, la jaura sali del despacho. Mhy se dej caer en una silla de alto respaldo,

    visiblemente abrumado.Sentaos, os lo ruego.

    Preferimos permanecer de pie, general.Qu horrible venganza...! Sin la vigilancia de un mdico militar, se habran producidodecenas de muertes. Perdonadme, tengo la garganta seca... Un poco de licor de dtiles?

    No, gracias.Mhy bebi una copa de un trago.Se han producido tantos acontecimientos trgicos que tengo dificultades para ordenar mis

    pensamientos... Primero, esa prohibicin de la capital con respecto al consumo de pescado enperodo de luto y, luego, el aadido del prncipe Amenms referente a las entregas de agua avuestra aldea.

    Se trata de intolerables violaciones de la ley que se aplica en el Lugar de Verdad record el maestro de obras.

    Lo s, lo s... Emit de inmediato una nota de protesta dirigida a las autoridadesprovisionales, y expliqu al prncipe Amenms que no poda imponerse a vuestra cofrada

    ningn racionamiento de agua sin rdenes del faran. Pero el hijo de Seti a veces tiende acreer que es el nuevo dueo del pas...

    General, debis saber que hemos tomado pescado de nuestro vivero.Me parece una iniciativa excelente, Nefer; nadie os lo impedir, y yo menos que nadie.

    Como administrador, os apoyar de manera incondicional. Por lo que al agua se refiere, no heconseguido impedir el desastre que se ha producido hoy. O la situacin vuelve a la normalidadmaana mismo o dimitir, y se iniciar un conflicto entre Amenms y quienes respetan la ley deMaat.

    Con estas palabras, Mhy demostraba a los representantes de la cofrada all presentes quel era su mejor aliado. Y, puesto que manipulaba al joven y crdulo Amenms, el general nocorra riesgo alguno de ser cesado en sus funciones.

    Sabis por qu ha sido envenenada el agua? pregunt Nefer.Sin duda ha sido una venganza de inaudita crueldad... El hermano de uno de los libios

    que intentaron introducirse en vuestra aldea trabajaba en los establos. Cuando supo que suscmplices haban sido detenidos y condenados, rob drogas de la enfermera y contamin los

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    odres destinados al ejrcito y al Lugar de Verdad. Por suerte, un mdico advirti la desaparicinde varias redomas y dio la alerta enseguida. Lamentablemente, dos palafreneros, un centinelay un escriba de la contabilidad ya estaban vomitando, y varios infantes se retorcan de dolor. Nohemos podido salvarlos a todos.

    Nefer se estremeci al pensar cuntos aldeanos habran muerto si la mujer sabia no hubierapresentido el peligro.

    Cmo habis identificado al culpable? pregunt Paneb.Un oficial advirti que se comportaba de un modo extrao y se le ocurri registrar suchoza. All descubri los frascos robados. El miserable intent huir y los arqueros lo abatieron.Gracias a los colegas del asesino, hemos sabido quin era y por qu haba actuado as. Hedado rdenes estrictas para que el agua y los alimentos sean analizados todos los das por losservicios sanitarios, con el fin de evitar una tragedia como la que hemos vivido hoy.

    Pero lo que Mhy no dijo es que haba sido la dulce Serketa la que haba puesto en casadel libio las pruebas que lo inculpaban, es decir, las redomas que ella misma haba robado dela enfermera para evitar que se abriera una investigacin dirigida al laboratorio de Daktair.

    Sin nimo de dudar de la calidad de vuestros controles, nosotros tambin losanalizaremos afirm el maestro de obras.

    Cuatro ojos ven ms que dos.Si maana mismo no se nos entregan las cantidades de agua habituales, temo una

    revuelta de los artesanos.El general Mhy se levant y dijo:Soy consciente de la gravedad de la situacin y har lo que est en mi mano para evitar

    lo peor.

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    De acuerdo con la tradicin, la morada del maestro de obras era una de las dos mshermosas de la aldea, junto con la del escriba de la Tumba. Como cada maana, Nefer y Clarase lavaban, antes del alba, para hacer sus abluciones antes de dirigirse al templo y celebrar alllos ritos de renacimiento de la luz en nombre del faran y de la reina de Egipto.

    Al maestro de obras le gustaba encender las lmparas que l mismo haba fabricado; secomponan de unas copas de bronce, llenas de aceite de ricino o de oliva, colocadas sobrecolumnitas papiriformes de madera de acacia, clavadas en una base semiesfrica de calcreo.Cada vez que brotaba la llama, Nefer pensaba en el milagro que se produca todos los das enel Lugar de Verdad, donde los vivos intentaban comunicar con las fuerzas divinas para ofrecera Maat un lugar de encarnacin. A pesar de sus defectos e insuficiencias, unos hombres ymujeres haban decidido reunirse y consagrar su existencia a una obra que los sobrepasaba.

    Gracias a la Piedra de Luz, transmitida de maestro de obras en maestro de obras, eraposible transmutar la materia, viajar de la piedra a la estrella y de la estrella a la piedra.

    Las lmparas iluminaban el mobiliario que los artesanos haban ofrecido a Nefer elSilencioso cuando el faran lo haba confirmado en sus funciones de maestro de obras: unasilla de alto respaldo decorada con espirales, lotos, rombos y granadas enmarcando un sol,otra silla adornada con una parra y racimos de uva, una silla plegable con marquetera de marfily bano, mesas bajas rectangulares, mesillas, arcenes domsticos... Lo bastante parasatisfacer a cualquier hombre importante y hacer que se sintiera orgulloso de su xito.

    Pero esta morada se levantaba en el centro de una aldea que no se pareca a ninguna otra,y el jefe de la cofrada no tena ms ambicin que transmitir las enseanzas recibidas en laMorada del Oro, para que templos y tumbas fueran construidos segn las leyes de la armona.

    Nefer observ a su esposa. Se estaba untando sobre la piel un ungento lquido y

    perfumado con flor de acacia, contenido en un frasco de largo cuello, que la protegera de losrayos del sol; luego hizo correr la tapa de un cofrecillo para joyas y sac dos pendientes dejaspe rojo, adornados con tres hilos de oro. Se los puso mirndose a un espejo formado por undisco solar de bronce que coronaba una columnilla verde y que simbolizaba la buena salud y laprosperidad.

    Nefer apoy las manos dulcemente sobre los hombros de Clara.Cmo se puede describir tu belleza?Silencioso como su dueo, Negrote salt al cuello de Clara con ternura y le lami la mejilla,

    mientras agitaba la larga cola vigorosamente para demostrar su alegra al recibir caricias.Cuando el elegante perro negro volvi a su estera, Clara abri un cesto circular, del que

    sac un collar floral compuesto por dos hileras de ptalos de loto que enmarcaban una hilerade flores de mandrgora amarilla, separadas por cintas rojas.

    Por qu llevas un collar tan frgil?

    Es una ofrenda destinada a la diosa del silencio.Vas a subir a la cima para encontrarte con la gran cobra hembra, no es cierto?Necesitamos su ayuda, Nefer; slo su poder mgico nos permitir afrontar las vicisitudes

    del destino y modificar el curso de los acontecimientos.Pero cada vez que la haces salir de su escondite, ests arriesgando tu vida.Lo s, pero acaso no debemos correr todos los riesgos que sean necesarios para

    proteger a la aldea de las desgracias que la acechan?Nefer bes a su esposa en el cuello.El paisaje era esplndido, con los primeros rayos del sol naciente. Haba un acusado

    contraste entre el ocre del desierto y el verde de los cultivos; sin embargo, los dos mundos secomplementaban, ms que enfrentarse, y la austeridad del primero haca ms clidos a lossegundos, acompasados por bosquecillos de palmeras.

    Clara trepaba con paso regular hacia la cima de Occidente, a la que ofrecera el collar y un

    ramillete compuesto por flores de papiro y adormidera, hojas de enredadera y de mandrgora;as apaciguara el furor de la montaa sagrada, en cuya cima viva una enorme serpiente. Lamujer sabia que haba iniciado a Clara en sus funciones de madre de la cofrada le haba

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    recomendado que venerase a la diosa del silencio para que se convirtiera en su gua y en susojos cuando el porvenir se oscureciese.

    La cima culminaba a cuatrocientos cincuenta metros, y su cumbre, en forma de pirmide, sehallaba en el eje de los templos de millones de aos, dispuestos en abanico con respecto aeste ltimo santuario, que prcticamente rozaba el cielo; en cuanto a las moradas de eternidaddel Valle de los Reyes, stas estaban colocadas bajo la proteccin de la gran cima de

    Occidente, hija de la luz con su nombre de Maat.All arriba se revelaba la madre divina, duea de los nacimientos y las transformaciones,regente de los seres en rectitud, socorredora para quien la venerase, protectora para quien lallevara en su corazn. Pero aquella misteriosa soberana no soportaba la mentira ni la avidez, ysu amor poda llegar a ser terrible.

    Slo la mujer sabia era capaz de franquear los lmites del oratorio donde viva la cobra realen la que se encarnaba la diosa de la cima; en el cuerpo de la serpiente, representada contanta frecuencia en los muros de las tumbas reales, se realizaba la regeneracin cotidiana delsol. Era, pues, la vencedora del tiempo y la moldeadora de la resurreccin.

    Cuando lleg a la cumbre, Clara deposit el ramo y el collar en un pequeo altar, y salmodiun himno a la luz renaciente que animaba de nuevo todas las formas de vida.

    Lentamente, la cobra hembra sali de su cueva y luego, con sorprendente vivacidad, seirgui en posicin de ataque. Como ella, la mujer sabia se balance de derecha a izquierda y

    de izquierda a derecha, suavemente, sin movimientos bruscos, y sin dejar de mirar los ojos delreptil, de los que manaba un fulgor rojizo cuya agresividad se fue atenuando poco a poco.Apaciguada por la voz melodiosa de la superiora de las sacerdotisas de Hator, la cobra de la

    diosa se inmoviliz como si se transformara en estatua de granito, y escuch las preguntas deaquella que haba conseguido hechizarla.

    Los aldeanos estaban muy inquietos, y muy pocos lograban conciliar el sueo, pues nosaban si les sera proporcionada toda el agua potable que necesitaban. Sin embargo, comocada maana, las mujeres haban cumplido su deber de sacerdotisas de Hator, depositandoofrendas en los altares de los antepasados, cuya proteccin resultaba ms indispensable quenunca.

    Las autoridades se estn burlando de nosotros estim Karo el Hurao. El cantero erarechoncho, de brazos cortos y poderosos, nariz rota y cejas espesas. No nos entregarn

    agua, ni pan, ni verduras!Eres demasiado pesimista repuso Renupe el Jovial, escultor de gran panza y cabezade trasgo malicioso; gracias a Paneb, ya hemos obtenido pescado fresco.

    Eso fue un hecho aislado consider Nakht el Poderoso, otro cantero con aspecto deatleta que caminaba golpeando pesadamente el suelo. Nadie le haba pedido nada, y conesa actitud slo nos crear problemas.

    Sintate en el taburete y no te muevas le orden Renupe, que haca las veces depeluquero y barbero.

    No llevo los cabellos demasiado largos! protest Nakht.Hoy te toca a ti. No des mal ejemplo o tu existencia se volver imposible.Poderoso no quiso contrariar a Jovial, que haba afilado su navaja de slex y demostraba

    tener destreza. Con l, no haba cortes; y una locin despus del afeitado calmaba lasirritaciones de la piel.

    Gau el Preciso se acerc a sus compaeros del equipo de la derecha. El dibujante era unhombre voluminoso, con la nariz muy larga y no demasiado agraciado.

    Alguna noticia? pregunt con su habitual voz ronca.Ninguna respondi Karo; Userhat el Len ha ido a la puerta principal, a ver qu pasa.El jefe escultor, de pecho tan soberbio como el de una gran fiera, regresaba hacia el grupito

    en compaa del cantero Casa la Cuerda, de rostro cuadrado animado por unos vivos ojillosmarrones.

    Ni un asno a la vista declar ste.Porque no te has mirado a ti mismo dijo Renupe con irona.Si no tuvieras una navaja en la mano, te hara tragar tus palabras.Clmate recomend Userhat, no debemos pelearnos.El rechoncho dibujante Pai el Pedazo de Pan sali de su casa con paso vacilante.Mi mujer me pide agua para la cocina.

    Pues deber esperar como las dems! respondi Casa, irritado.No me digis que no han llegado los asnos... No me atrevera a volver a casa!

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    Si es necesario, yo te ofrecer asilo prometi Didia el Generoso, un carpintero de grantalla y lentos gestos.

    El orfebre Thuty el Sabio, flacucho y frgil, guardaba silencio, al igual que el dibujanteUnesh el Chacal, ms cerrado an que de costumbre.

    Deseando olvidar las preocupaciones, el cartero Fened la Nariz, que se haba quedado muydelgado desde su divorcio, y el escultor Ipuy el Examinador, enjuto y nervioso, jugaban a los

    dados.No tenis otra cosa que hacer que charlar intilmente? pregunt el pintor Ched elSalvador.

    La nariz recta, los labios finos y el pequeo bigote, muy cuidado, le daban un airedesdeoso.

    Qu propones? replic Karo el Hurao.Desde el cuidado de las herramientas hasta los encargos del exterior, no falta trabajo... Y

    cada jornada en la que no perfeccionamos el oficio es una jornada perdida.Cuando lo cotidiano no est asegurado afirm Pai, no hay ya oficio posible.Pero dnde se ha metido Paneb? pregunt Nakht.Ah viene! dijo Casa la Cuerda.El coloso corra hacia sus compaeros, gritando:Llegan los asnos! Hay un centenar, por lo menos!

    Alcanzados muy pronto por sus colegas del equipo de la izquierda, los miembros del de laderecha se precipitaron hacia la puerta del norte y salieron de la aldea. Nunca antes se habanalegrado tanto de la llegada de los asnos y de su preciado cargamento.

    Karo el Hurao se apoder de un odre.Me muero de sed reconoci.La mano del maestro de obras se pos en la mueca del escultor para impedirle beber, y le

    dijo:Has olvidado que el agua puede estar envenenada?

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    Habr que esperar a que regrese la mujer sabia para que nos garantice la calidad delagua decidi el maestro de obras.

    Adonde ha ido? pregunt Nakht el Poderoso.Ha subido a la cima.Y si no volviera? pregunt Fened la Nariz, angustiado.El maestro de obras se volvi hacia la montaa sagrada.La luz es muy pura esta maana; seguro que Clara ha sabido obtener del silencio las

    fuerzas que nos son necesarias.Los auxiliares descargaron los cuadrpedos, a los que se ofreci forraje, y los odres fueron

    amontonados cerca de la puerta principal de la aldea.Entonces comenz una ansiosa espera. Algunos se entregaron a ocupaciones ms o menos

    irrisorias, otros miraron al sendero que deba tomar la mujer sabia para regresar al Lugar deVerdad. Cuando la intensidad del sol de medioda hizo que empezaran a secarse susgargantas, el escriba de la Tumba orden que se distribuyeran raciones de agua despus deque las mujeres y los nios hubiesen recibido las suyas. La esperanza disminua y lospesimistas quedaron convencidos de que ya no volveran a ver a la esposa del maestro deobras. Como la mujer sabia que la haba precedido, se habra desvanecido en la montaaabsorbida por la diosa.

    Bebe un poco le dijo Paneb al maestro de obras.Ya vuelve murmur Nefer.El coloso escudri la ladera de la montaa, pero no vio a nadie.Bebe y ve a descansar un rato.Clara ya vuelve repiti.

    La perfecta vista de Paneb le permiti divisar una silueta que avanzaba por el pedregososendero.Tienes razn, Nefer... Es ella, es ella, s!La buena nueva se propag enseguida y varios nios, entre ellos el hijo de Paneb, fueron

    autorizados a correr al encuentro de la mujer sabia.Clara, radiante, fue recibida con gritos de jbilo; su presencia demostraba que la soberana

    de la cima haba accedido a la peticin de la madre de la cofrada y que seguira protegiendo laaldea.

    Ha sido entregada el agua? pregunt Clara.S respondi Nefer, pero nadie ha bebido an.La mujer sabia abri un odre y bebi un largo trago antes de que su marido tuviera tiempo

    de intervenir.Clara, no deberas haber...

    No tenemos nada que temer.La mujer sabia pos la mano en cada uno de los odres.Que se distribuya el agua.En pocos minutos, la aldea volvi a la vida. Sus habitantes podan beber de nuevo, lavarse

    y cocinar.Mhy ha sabido actuar correctamente consider el escriba de la Tumba; al conseguir

    que se restableciera la entrega de agua, nos ha prestado un buen servicio. Sobreviviremostanto tiempo como l nos apoye.

    El prncipe Amenms haba cambiado mucho. Aficionado a los caballos y a los interminablespaseos por el desierto, se haba ido apoltronando poco a poco, disfrutando de los inagotablesplaceres de la existencia tebaica: fastuosos banquetes en los que se servan inolvidables vinos,deliciosos paseos por el Nilo, baos en el estanque de la lujosa villa que el general Mhy haba

    puesto a su disposicin, fugaces relaciones con jvenes bellezas poco reticentes, y un pequeoejrcito de peluqueras, manicuras y masajistas que le hacan la vida ms placentera... Qums poda desear?

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    No es posible extraer el veneno de la serpiente ni del hombre malvado objet Gau elPreciso; si el nuevo rey nos es hostil, podemos esperar lo peor.

    Seguro! dijo Nakht el Poderoso; y el herrero no fabrica armas para distraerse. Yoluchar hasta el final para defender nuestra libertad!

    Somos artesanos, no soldados record Ipuy el Examinador; si el ejrcito decidieraevacuar la aldea, sera intil resistirse.

    No hacerlo sera una cobarda imperdonable! dijo Paneb, indignado. Qu sentidotiene sobrevivir si abandonamos todo lo que amamos? Nos estaramos comportando comoborregos.

    No insultes a tu hermano! protest Casa la Cuerda.Ya basta intervino el maestro de obras; acaso olvidis que cuesta ms hablar que

    realizar cualquier otro trabajo y que slo debis expresaros para aportar soluciones?Paneb no pudo evitar hacer la pregunta que le abrasaba la lengua:La Piedra de Luz ser desplazada y escondida fuera de la aldea para evitar que caiga

    en malas manos?Acaso temes una invasin inminente...? pregunt Didia el Generoso, preocupado.La lucha por el poder ser implacable... y corremos el riesgo de ser las primeras vctimas

    aventur Thuty el Sabio.Deben tomarse todas las precauciones para salvaguardar nuestro ms valioso tesoro

    consider Pai el Pedazo de Pan.Dnde estar ms seguro que en el interior de este recinto? pregunt Ched elSalvador. Si nos ven saliendo de la aldea con el valioso fardo, tal vez nos sigan. Hay queocultar la piedra aqu, de modo que ningn ladrn consiga encontrarla.

    Se entabl una serena discusin, pero finalmente todos estuvieron de acuerdo con lasolucin propuesta por el pintor.

    Una palabra perfecta est mejor escondida que una piedra preciosa concluy elmaestro de obras citando una mxima del sabio Ptah-hotep; sin embargo, se la encuentraentre las siervas que trabajan con la muela. No olvidemos nuestros deberes cotidianos,respetemos nuestra regla de vida y salvaguardaremos nuestros tesoros.

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    Kenhir tena un sueo delicioso: el desierto haba desaparecido, los rboles florecan, lascasas blancas de la aldea brillaban bajo un suave sol, y el viejo escriba poda redactar el Diariode la Tumba tranquilamente porque no haba nadie que lo molestase.

    Despertad, preguntan por vos!Aquella voz autoritaria y acdula... Acaso no era la de su sierva, Niut la Vigorosa? El sueo

    se desvaneci, y Kenhir abri los ojos.Otra vez t... Pero qu hora es?Hora de levantaros y acudir inmediatamente a la gran puerta, donde requieren vuestra

    presencia.Ya no tengo edad para apresurarme.Os digo lo que me han pedido que os dijera; ahora, tengo que hacer la limpieza.Ante la idea de la infernal ronda diaria de la escoba, Kenhir prefiri levantarse. Y la realidad

    le salt a la cara: si lo solicitaban en la gran puerta, deba de haber ocurrido una nuevacatstrofe.

    Con las piernas rgidas y las caderas doloridas, el escriba de la Tumba trot por la calleprincipal y, al salir de la aldea, se encontr con Beken, el jefe de los auxiliares. El barbudoalfarero, que era conocido por su discrecin, pareca fuera de s.

    No ha sido entregada el agua? pregunt Kenhir.S, s... pero tambin esperbamos verdura y no hay ni una sola. Segn los arrieros, el

    ejrcito ha requisado a todos los hortelanos de la orilla oeste, incluidos los que trabajan para elLugar de Verdad. Se dice que el prncipe Amenms est decidido a luchar contra su padre.

    Kenhir se dirigi hacia el quinto fortn, donde el jefe Sobek daba consignas a una decena depolicas. El tono de Sobek era seco; las palabras, nerviosas:

    A vuestros puestos, y pronto! exigi el nubio.Sobek tena los ojos enrojecidos de no dormir.Son fundados los rumores de que se avecina una guerra civil? le pregunt Kenhir.No lo s, pero que requisen a vuestros hortelanos no es buena seal. Esto tiene el

    aspecto de una movilizacin general.Entonces, pronto repercutir en ti y en tus hombres...Yo slo recibo rdenes del escriba de la Tumba y del maestro de obras del Lugar de

    Verdad.Esa actitud puede causarte graves problemas.Pase lo que pase, cumplir mi misin.Si Amenms se proclama faran y decide apoderarse de la aldea, tal vez te veas obligado

    a deponer las armas...He reflexionado mucho sobre este problema confes Sobek, y he tomado una

    determinacin: fidelidad a la palabra dada. Me pagan para defender esta aldea de susenemigos, sean quienes sean, y cumplir mi contrato. Y os prometo que ninguno de mishombres desobedecer.

    De acuerdo con la voluntad de la diosa de la cima, los habitantes del Lugar de Verdadhaban abandonado sus tareas cotidianas para consagrarse, durante un da entero, a susdeberes sacros. No recurran a los servicios de un ritualista del exterior puesto que, segn elestatuto de la cofrada, los artesanos tambin eran sacerdotes dirigidos por el maestro deobras, y las sacerdotisas de Hator eran guiadas por la mujer sabia.

    Todos estaban purificados, ungidos con mirra, vestidos con ropas de lino de una calidad realy calzados con sandalias blancas. Se dirigan en procesin hacia el templo de Maat y de Hator,cargados de ofrendas: panes de mltiples formas, jarras de leche, cerveza y vino, espejos,botes para ungentos, patas de diversos animales talladas en madera... El conjunto de las

    maravillas de la creacin y de los alimentos que proporcionaban la energa seran presentados,as, al gran Dios nacido de s mismo, capazde manifestarse en millones de formas sin perderun pice de su unidad, el que creaba, a cada instante, el cielo, la tierra, el agua, las montaas y

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    daba vida a los humanos.Una vez las ofrendas fueron depositadas en los altares, la mujer sabia y el maestro de

    obras, oficiando en nombre de la pareja real que gobernaba Egipto desde la primera dinasta,elevaron una figurita de la diosa Maat hacia la propia Maat, para que el don fuese total, paraque lo semejante se uniera a su semejante y la unidad se cumpliera sin abolir la multiplicidad nila diversidad, puesto que Maat, por s sola, simbolizaba la totalidad de las ofrendas.

    Mientras el cielo siga firme sobre sus cuatro soportes y la tierra, estable, sobre susfundamentos, mientras el sol brille de da y la luna se ilumine por la noche, mientras Orin seala manifestacin de Osiris y Sothis, la soberana de las estrellas, mientras la inundacin llegue asu hora y la tierra haga crecer sus plantas, mientras los decanatos cumplan su funcin y lasestrellas permanezcan en su lugar, este templo ser estable como el cielo dijo el maestro deobras.

    Que esta morada celestial acoja a la dama del oro, de la plata y de las piedras preciosasimplor la mujer sabia, que preserve nuestra alegra y nuestra coherencia frente a laadversidad.

    Durante la ceremonia, el traidor no haba podido quitarse de la cabeza la Piedra de Luz,pensando si el maestro de obras la habra ocultado en el templo principal de la aldea o en ellocal de la cofrada. Durante mucho tiempo haba elaborado planes para introducirse all, y el

    fracaso del comando libio no le haba hecho cambiar de decisin.Pero no estara equivocndose de objetivo? Nefer y la mujer sabia saban que undevorador de sombras merodeaba en busca de su tesoro, y forzosamente habran tendido sustrampas. Tal vez pretendan hacer creer al ladrn que la Piedra de Luz slo estara segura enuno de los lugares sagrados de la aldea.

    Sin duda era ms hbil elegir un escondrijo aparentemente ms expuesto, ms visible, talvez incluso tan evidente que a nadie se le ocurriera reparar en l. Y no se habra traicionadoNefer el Silencioso al evocar la palabra perfecta, ms oculta que una piedra preciosa, pero quese hallaba, sin embargo, entre las siervas que trabajaban con la muela?

    La piedra de la muela, indispensable para triturar los cereales que se utilizaban en lafabricacin del pan y de la cerveza, no era una piedra cualquiera. Se trataba de dolerita, decolor pardo verdoso y excepcional dureza. Paralelamente, ella era la que reemplazaba elcorazn del viajero por el ms all; as, provisto de un indestructible corazn de piedra, poda

    afrontar el tribunal del otro mundo y sus peligros.Haba una muela entre los auxiliares, varias en la aldea... Y si una de ellas sirviera paraocultar la Piedra de Luz, una dolerita mgicamente animada por los ritos y provista de especialenerga?

    El traidor haba ido desencaminado durante mucho tiempo, pero por fin estaba seguro deestar sobre la pista que conduca al tesoro.

    De quin creis que os estis burlando? pregunt Uabet la Pura, enojada. Acasopensis que vamos a aceptar ropas a medio lavar y lienzos en los que queden manchas?

    Los lavanderos agacharon la cabeza. Uno de ellos, sin embargo, intent enfrentarse a lafuriosa mujercita:

    Hacemos lo que podemos... Nuestro trabajo es agotador y difcil y nos pagan muy mal.Visto el resultado, an os pagan demasiado!

    Slo los hombres eran destinados a esa ingrata tarea sobre la que Uabet, esposa de Paneb,se encargaba de velar. La higiene era la base de la salud, y no toleraba ningn abandono.

    No tenis derecho a tratarnos as... Podramos dejar el trabajo!Pues all vosotros: seris despedidos inmediatamente y sustituidos maana mismo.

    Seguro que encontrar lavanderos mejores que vosotros rpidamente.La joven fingi regresar a la aldea.Esperad! Mejoraremos nuestros servicios.Hoy no cobraris. Y tened en cuenta que a partir de ahora no volver a pasaros por alto ni

    un solo error ms respondi Uabet.Con la cabeza ms gacha an, los lavanderos regresaron hacia el canal con la firme

    intencin de corregir sus errores y recuperar su retraso, pues Uabet la Pura no bromeaba.Sera mejor ganarse su simpata si queran conservar un puesto de trabajo tan penoso comoenvidiado por muchos.

    Fueran cuales fuesen los rumores, el Lugar de Verdad segua existiendo y todo debafuncionar como siempre.

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    Esta ceremonia me ha impresionado mucho confes Paneb el Ardiente al maestro deobras, su padre adoptivo. An no me haba dado cuenta de la importancia vital de la ofrenda,y de pronto me ha parecido que el templo naca, que sus jeroglficos cobraban vida y que suspiedras se tean de oro.

    Eres un observador excelente, Paneb.

    Durante el ritual no estabas solo... Estbamos todos reunidos, con un nico corazn, y nopensbamos en nosotros mismos sino en esa armona secreta a la que pertenecemos losservidores.

    Nefer el Silencioso no atemper el entusiasmo de Paneb, que olvidaba la presencia de untraidor, porque tena algo mejor que proponerle:

    Has trabajado mucho, te han sido revelados numerosos secretos del oficio y has sidoautorizado a pintar en una tumba real... Ha llegado la hora de llevar a cabo tu obra maestra, sisa es tu voluntad.

    Paneb replic de inmediato, muy excitado:Acaso lo dudas? Dime qu debo hacer!No es tan sencillo... Tendrs que tomarte tiempo para reflexionar antes de elegir el tema

    de tu obra maestra, y no cometer error alguno en su ejecucin.Ya tengo cien ideas!

    Sobran noventa y nueve, y no te olvides de lo esencial.Qu es?Lo esencial es la materia prima. Mientras no sepas cul es, la obra maestra permanecer

    tan alejada de tu espritu como de tu mano.Debo salir de la aldea para descubrirla?Puedes hacerlo si lo deseas, Paneb.Y no me dars ninguna indicacin?Hace ya tanto tiempo que pas por esta prueba... Me falla la memoria...Si Nefer no hubiera sido el maestro de obras, de buena gana Paneb le hubiera sacudido

    para hacerle hablar.

    Los lavanderos han intentado engaarnos le dijo Uabet a su marido, que acababa detenderse en el lecho, pero los he metido en vereda.

    Paneb permaneci en silencio.Te duele algo? pregunt Uabet.Has odo hablar alguna vez de la materia prima, Uabet?La muchacha sonri:Ah... El maestro de obras te ha pedido que prepares tu obra maestra.Paneb dio un salto y la tom por los hombros.Lo sabes!Slo soy una simple sacerdotisa de la diosa Hator, pero espero que lo consigas.

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    La mujer sabia haba comprobado la calidad del agua y Fened la Nariz la del pescado,mientras Kenhir comprobaba la ausencia de verduras y tambin la del jefe de los auxiliares.

    Dnde se ha metido Beken? le pregunt al herrero.No lo hemos visto an esta maana... Se le habrn pegado las sbanas.Ese tipo me va a or! Yo no tengo por qu hacer su trabajo! Imuni! grit Kenhir.El escriba ayudante acudi rpidamente.Preprame una tablilla nueva. Te dictar un informe sobre el comportamiento de Beken.

    Voy a despedirlo ahora mismo.Imuni estaba preparando su pincel cuando el herrero distingui a lo lejos una nube de polvo.Alguien se acerca con unos asnos dijo. Sobek lo ha dejado pasar, por lo que no hay

    peligro alguno.Los escribas y los auxiliares no tardaron en identificar a Beken el alfarero, a la cabeza de un

    cortejo de asnos que llevaban pesados cestos.De dnde vienes? le pregunt Kenhir, atnito.El Lugar de Verdad me ha tratado siempre muy bien, y no tengo ganas de cambiar de

    oficio. De modo que he hablado con algunos propietarios de pequeos huertos para que no osfalte de