Upload
others
View
19
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
I p A 2 6 0 - 6 0 1
7-O'+UU0 < í l {Z*)
,n s ^ L i k i ( > r (5 )
A itívU iifct^ 'í. Í A
H ( > j
I I C 't í f M é 'i j? ( % )
^•2o>^U fo’?<ì { - R )
X i o l U i a S O (-(4 )
i n )
LAilSSi
f a n , ' H h í ~ - t
C i f n ^ í^ itr n c t í ' á } t a % ô m ß ^ 'm P f û a à r t ^ a ...........-f •
K ? / f í r ¡ m é r u m ^ O T r á ñ ? » * • ‘
I ■■■'■
' ' ‘k í h i ' i 7 a l i ( ' ¿ f ^ c ^ a j n f 7 S r t r / m í IS (> í>
L n ( n ñ p ^ , j - * *
7 ¡ > ' T O « j / " - r ' " ..........- ß ' t f l í Á '
m i j u V m ' t M “ ! “ D t A i l y - i r ^ X ' ^ l Í I m .
i^ t fe h r í i i ( ^ i * e r / n r ^ 0 K ^ y çf^ fir i i J L ^ í í j ' i i i u ' s
0 7 iVí 'i’/ ' ................
cT>1 î/'/x7 ;ïiî í f n Q n ¿ : f l '^
/'J0 T1 \ í / fru^ki A^'p//mrÚ7 ^ ( 0
Í $ 0 7
\> /¡ /á n ^ 0 ffr/ít^j^íflv¡frii7'T - - , < .
¿ y ^ fr y < < ^ r / h ! a n á ú T ^ ú ) e í f7 j Í 4 t r iá P , C á -
Q f m f / - V ‘ '
O ' h ' í % t ß f y i i ^ T / m
^ 9 r d / / Í ^
ï^4 Ï ^ a n ' P Q [ ( % ¿ í n ^ f - - ; v " " / --------- - - ^
O ^ ' h f/> í{m a tV ? '^ g^ h Y í/rp f / 77 e ^ f íc < n C p ^ fíe t f H % ( ^ l f d / W ^ ¿ Í ^ S % á ? - n n v - ^
i i í r ó H e í i a i ^ f i f r p m r á i i S , . . , ^
l )
- O .
( (j
SERMON PANEGIRICO
D E Ntra. Sra. D E L CASTE LLAR
V E N E R A D A
E N E L M O N T E D E L MISM O N O M B R E ,
T E R M IN O D E L L U G A R D E T O R R E S ,
^ U E C O N O CASIO N D E H A B E R SE P IN T A D O SU T E M P L O
D IXO E N E L ,
E L D IA I I D E M A Y O D E L A N O i S O /
E L P . F r . H IL A R IO C O C H E , D E L O R D E N de San Francisco , H ijo de la Provincia de Ara^ goK , Misionero Apostólico , y Comisario Colectador
del Colegio Seminario de Vto QigQináaL ¥\áQ de iS. J o s e f de Tarata en el R ey no del P erú .
Sácalo à lu z un D evoto de la Señora.
C O N LTC E N C IA :
E n Zarags : P or Francisco M agallon.o
r : íÓS' '
V'< /. i . Stt;§ 5''AH >,(i r.
Í r
E t ornaverunt faciem Templi^ coronh aureu ,
scutuh's : : : 6 fa c ía est Icetitia in populo magna
valde. M achab. i . c. 4 . f , $ /. & 58.
eguim os todavía, Señores^ la historia
del Tem plo d e je ru ? a lé n , y con ella
la historia de nuestro Santuario. Los
exércitos de Nabuchodonosor hacen
objeto de su furdr aquella grande
o b ra . fruto de las riquezas de D a v id , y de la
m agnificencia , y explendór de Salofndn : Sedecias
es conducido á BablMnla cargado de cadenas, in
cendiada la casa del S eñ or, derruidos los muros^
y fortalezas de la c iu d a d , y reducidos á cen iza
sus edificios. Esta es la catástrofe de la jeru sa lé n
prim era, y de ella vimos y á una Imágen en el
Castellar antigüo. AI cabo de setenta años de
L a opre-
op resion, y de abatim iento, levanta D ios la ma
no de su justicia , y logra un triunfo su mise
ricordia. M ueve el corazon de Dario para que res
titu ya à los Judíos su perdida libertad : reedificase
e l Tem plo , y Jerusalén , y aunque esta nueva
obra es de menor grandeza , y sumtuosidad , que
lo fué en su prim itiva existencia ; pero el Señor
la hace mas gloriosa : su misma Magestad le sir
ve de una muralla de fuego en su c irc u itu , y
habita con gloria en el centro de ella misma. Esto
nos subm inistro otra idea del Castellar moderno,
nada magnifico en sus riquezas y opulencia; pero
mucho mas glorioso que el antiguo por los espe-
cialisimos influxos de nuestra R eina. Ultimamente:
el Tem plo de Jerusalén recibe un nuevo lustre en
tiempo de Judas M acabeo ; este lo repara , y pu
rifica de las profanaciones de A n tioco : lo ador
na de coronas de o ro , y de pequeños escudos, y
un torrente de alegría inunda los corazones de
todo el pueblo. A q u í tenemos otra imagen del pre
sente dia , en que celebramos las mejoras de nues
tro Santuario con demostraciones de jú b ilo , y re
gocijo.
Y o .
Y o , Señores, descubro en todos estos pasages,
una fuerza superior , y triunfadora de ]as ideas,
y proyectos de los hombres. Porque , ¿quén pen
sara , que el Castellar a n tig ü o , así como la Jeru-
salen prim era, sepultada y á su gloria entre su3
ru in a s; habían de resucitar mas gloriosos á pesar
de la furia con que fueron arruinados? Pero el
Señor quebranta el brazo de los fu ertes, y y á lo
hemos visto victorioso en la superioridad de glo
ria , con que reviste al Santuario del Castellar en
nuestros d ia s , así como al segundo T e m p lo , y
Ciudad de Jerusal^n. ¿Pero acaso no nos presen
tan una nueva prueba de su irresistible poder las
circunstancias de la ocasion p resen te, en que des
pués de haber rendido á M aría los omenages de
una devocion obsequiosa, en la d eco ració n , y
adorno de su Tem plo , nos reunimos en su pre
sencia para rendirle otra devocion de g o z o , y ale
gría? No lo d u d éis , oyentes m io s, y en medio
d é lo s transportes de vuestra piedad, reconoceos
hoy por unos instrum entos, de que se vale nues
tra R e y n a para triunfar de todos aquellos tris
tes acaecim ien to s, que parece se habían conju
ra-
rado en otros tiem pos, para poner term ino á su
c u l t o , y adoracion.
A h í É pocas lugubres , y de desolaciónI
Tiempos d esven tu rad os, en que se vieron re
novados sobre este sitio los horrores de la
destrucción del universo en el d ilu v io ; los estra--
gos de Sodoma , y de Gomorra en su desastrado
f i n y de la devastación de Jerusalen por el fu
ror de T ito ; resu cita d , si es posible, del abis
mo de vuestros sepulcros inson dables, y venid
á poneros por peana de nuestra Im ágen, como un
trofeo el mas brillante del poder , y gloria del
Señor en la mas augusta de las R eyn as. M onár-
cas antigües de A r a g ó n , que fu n d aste is, y for
tificasteis este A lc á za r , para contener , y des
hacer la rapidez de las conquistas de los Arabes:
E x érciío s valerosos, que desde este p u e b lo , pun
to de vuestra re u n ió n , rompisteis las ligaduras^
que oprimían el cuello de la cautiva h ija d e S io n ;
n o , no rasguéis vuestras v e stid u ra s , ni rociéis
vuestras cabezas de cen iza , como el ex érc ito de
los M ach abeos, al ver desamparada la santifica
c ió n , quemadas las puertas de vuestro Tem plo , y
cu-
-cubiertos de arbustos, y m aleza sus atrios san^
tos. Sobrevivid á estos fúnebres sucesos , y vereis
sobre ellos unos triu n fo s, que alegrarán vuestro
corazon , mas que lo alegraron vuestras h aza
ñas. T en íais con vosotros mismos á la que ha
llenado estas ru in a s; y el Señor ha embiado la
vara de su virtud desde S io n , para dominar en
fñedio de los obstáculos, que se oponían á su culto.
S i , amados mios : de M aría son las victorias
que hoy solemnizamos en su Casa , así como eran
de D ios inmediatamente las que celebraban Jos M a- ‘
chabeos en la rep a ra ció n , y decoro de su Santua
rio. A llí se les vid trab ajar, y esmerarse en re
novar , y hermosear su Tem plo : E t ornaverunt
faciem Tem pli coronis auren^ y $cutulh , ¿ y no
fue este un triunfo de Dios sobre la profanación,
y atentados de A n tioco? A llí se les vid rebosar
de gozo , y alegría por este fe liz su ceso: E t fa c
ía n t Icetitia in populo magna valdc\ ¿ y no fue
este otro triunfo de Dios sobre el térm ino, que A n
tio co intentd poner á su cu lto? gY por qu3 no po-
drem osdecirhoy nosotros lo misinodeM aría en lascir*
cunstancias de nuestra solemnidad? Aclarem os pues
y á nuestra id e a , y admiremos los prodigios de
D ios en esta gran Seiiora. Nosotros hemos ador
nado sa Santuario con co ro n a s, y decorosas in
venciones : E t ornavenm t fa d em tempH coroní^
aureis^ et scutulís; esto es decir que triunfa en
tre las ruinas la Casa , è Imágen Santa de María:
primer triunfo de esta Señ ora, y asunto de la
primera parte. Una alegría grande , un jú bilo uni
versal se apodera de todo nuestro Pueblo por esta
devota circu n stan cia: E t fa c ía est lætUla in popu^
io magna valde : esto es decir que triunfa el c u l
to de esta Im.ágen sobre la muerte , y desastrado
fin de sus antigües adoradores ; segundo triunfo
de esta Señora , y asunto de la segunda parte.
N i las ruinas pues acabaron con el objeto , ni la
muerte con sus devotos. E ste es el plan de mi
discurso.
i G ran Dios Î Vos que sois el Poderoso h icis
teis grandes cosas en vuestra M a d re , y hacéis
cada dia ostension de vuestro p od er, en gloria, y ha«
ñor de esta Señora. Vos sois el triunfador de Isra é l(i)
yh - — - — ---------------- — ■ ■ - ---- -----------------------------------------------
( i ) I . R e g . c , 1 5 . 2 p .
y sois vos mismo la exáltacíon de nüestra R e y n a ,
mejor que lo fuisteis de M o yses, y de Josué (a). No
sotros confesamos con D a v id , (3) que és vues
tra la m agnificencia, vuestro el poder , vuestra la
g loria , y la victoria ; y como los Justos de que'
habla el libro de la Sabiduría ( 4 ) , decantaremos^
gozosos tu Santo nom bre, y alabaremos igual
mente tu mano vencedora. Adonai Señor cantare^
mes también con Judith ( 5 ) , grande sois esclare
cido en vuestra virtud ; ninguno puede supera
r o s , y es razón que os sirva toda criatura. La
misma soberana Judith de nuestro pueblo os en-,
grandece también de esta manera; pero al m ism o
tiem p o , no podemos menos de ensalzarla noso
tro s , y decirle como O zias á su figura ( 6 ) : Ben
dita eres del Señor D ios ex ce lso , que por tí ha
reducido á la nada nuestros enemigos ; y de tal
suerte te ha m agnificado, que no se apartará ja
más tu alabanza de la boca de los hombres. Y con
A chior (7) : Bendita tu de tu Dios en todos los
M ta-
. ( 2) E xod . e. 1 7 . i f . Í 5 . ( 3) I. Paralip. c- 29 . i / , i t . (^) Sap> 10 . ( 5 ) ‘ju i l ih .c > (ój ‘ju d i th .1 3 - y* 23» C7 ) i ' 31-
tabernáculos de Jacob ; pues entre todas las G en
t e s , que fuere oído tu nom bre, será engrandeci
do en tí el D ios de Israël. A s í es V ir g e n So
berana, y baxo este p rin c ip io , empezamos y á à
hacer memoria de vuestros triu n fo s , en que nos
cabe tanta parte. D irigidm e Señora en esta em
presa , dispensándome un rayo de la g r a c ia , de
que os confesamos llen a con e l A n g e l:
A V E M A R Í A .
E t ornaverunt faciem TempU coronh aureis^ y scu-
ÎUÎÎS : : y fa c ía est la î it îa in populo magna val-
de. M achab. i . c. 4. f . & 58.
S i D ios es prdvido para las necesidades de sus
criaturas ; no puede dexar de s e r lo , para lo que
pertenece à su honor , y gloria : y si aun ha
blando de ' la providencia de los hombres es ver
dadera la sentencia de San A g u s t in , que donde
quiera que haya p ro vid en cia , se frustrarán todos
los obstáculos (8 ); gcómo no quedará victoriosa la
de D io s , por mas que los R e y n o s , las repúbli
cas.
c a s , y los abismos se conjuren para abolir su
cu lto? Con efecto. E l A rca del Testam ento cae
en manos de los Filisteos. Como un trofeo de
su victoria es colocada en el Tem plo de D ago n ; '
pero a llí manifiesta el Señor la fu erza de sa Om -
nipotente brazo : el idolo cae confundido en tier
ra inerte como un tron co; los F ilisteos se sien
ten oprimidos de esta misma mano ; cinqüenta mil
de los Betsamitas son víctim as de su e n o jo , y à
pesar de los enemigos de Isra ë l, el A rca v u e lv e
à su centro para gloria de! mismo D ios , y go
zo , y felicidad de su Pueblo. Nabuchodonosor,
llevando à sa n g re , y fuego el Tem plo , y sus
u te n silio s , hubiera logrado la extin ció n de aquel
otro fuego divino y c e le s t iá l, que había recibido
A aron de la mano d el S e ñ o r, para que conser
vándose siempre en el S an tu ario , consum iese los
sacrificios ; pero los Sacerdotes lo depositan en u a
seco , y profundo p o z o , donde convertido en una
agua crasa hasta el término de la esclavitud de
les Judíos vu elve à resucitar activo con paten
tes milagros de la divina diestra. La cru z del S a b
M 2 Va-
(8) D tv - A u g . Hb, de singular. C hr.
v a d o r , instrum ento de nuestra red en ción , es se
pultada por sus enemigos en las entrañas de la
t ie r r a ; y con el objeto de borrar la memoria de
la P asión de J esu -C h risto , erigen los G entiles,
en el lugar m ism o, una estatua de la Diosa V e
nus ; pero la P ro v id e n c ia , confunde los consejos
de los Iiom bres, y al cabo de ciento y ochenta
años, celebran los Em peradores su invención con
monumentos dignos de su g ran d e za , y D ios con
milagros estupendos dignos de su Om nipotencia.
Y acercándonos mas á nuestro o b je to , ¿quántas
Imágenes de M a ría , que embueltas entre las ru i
nas , <5 profanadas de la impiedad de los Moros
en nuestra misma E spaña, parece habían de ha
ber perdido su cu lto por los siglos posteriores;
han sido milagrosamente aparecidas en infinitos'
sitios para renovar la devocion de los antigiios;
y derramar constantemente sobre la tierra las ben
diciones del Cielo? Todos estos son triunfos del
poder de D io s , siempre zeloso de su M agestad,
y g lo ria ; y nosotros los recordamos hoy obrados
en nuestro Santuario para h o n o r , y culto de
nuestra Señora.
en
Efectivam ente. Una tradición constante , noS'
tiene asegurada la antigüedad de esta Soberana
Imágen. La V illa del C astellar, aquel numeroso
pueblo fundado por el R e y D . Sancho R am írez
como una fortaleza irresistible contra los Moros
de Z a ra g o z a , colocd y á en su Tem plo este ob
jeto de su d evocion , y con mas confianza que los
Israelitas en el A rca de su a lia n za , rendían aque
llos moradores sus omenages en este nuevo alcá
za r de Sion. A q u í la sapientísim a Princesa , sen
tada en su cátedra con mas augusta M agestad,
que aquel P ríncipe fortísím o, que en un solo ím
petu did la muerte á ochocientos enemigos (9)^
presidía á esta casa de los F u e rte s , que semejan
te á la que menciona el libro segundo de Esdras (10 )
y el segundo de los R eyes ( 1 1 ) como r e g id a , y
gobernada por aquel mismo príncipe, era la habi
tación de los héroes de D a v id , y sus succeso-
r e s , y como un seminario de varones esforzados,
que manejasen las armas ; presidiesen en las guer
ras, •
.. (9) Reg. 2. C. 23. if. 8. ( 1 0 ) Esdr. t cap. j . vide Aiap. /« com. super bos tcx(us> ( i i ) 2 Reg. c. sup. eitat.
ra s , y enseñasen à pelear à los soldados, Baxo
tan poderosos a u sp ic io s, ¿que de Victorias no se
iograron desde este s itio , transformado por M a
r í a , mejor que por c l valor d é lo s E x e rc ito s , en una
T orre de D avid guarnecida de mil escudos con
toda la armadura de los valientes? ¿Quántas ve
ces no experim entaron contra sí los Moros de
Z a ra g o z a , los prodigios repetidos , con que fue
ron vencidos los del O riente por la Señora en
Constantinopla , en tiempo de su Patriarca. San
Germ án? ¿ Y quántas veces los R eyes de A ragón
convocarían como Josué á las T ribu s de su reyn o
en esta nueva S ijo , para dividirse esa tierra de
P rom lsion , fruto de su v a lo r , y de sus haza
ñas? Los hechos acreditan la realidad de lo que
acaso os parecerá ser congeíura , puesto que nos
aseguran las historias , no solo el destino de es
ta fortaleza , sino tam bién, que reunidos en es
te lu gar los E xército s del Em perador Don A lo n
s o , se logró la restauración de Z a r a g o z a , época
tan memorable en nuestros Anales.
Pero todo este explenddr , toda esta gldria,
toda esta p rosperid ad , no fue mas para aquella
V i-
r s
V il la , que materia de suspiros, y de lágrimas,
y como sobre otra opulenta T iro pudo tomar al
gún E zeq u ìèl la vo z del lamento , y com isera-
cion , previendo su triste abatimiento. Bien se le
podía hablar en aquellos dias de sus victorias con
el le n g u a g e , que este Profeta dirigía à aquella
gran ciudad (12 ) Ó ! Pueblo ahora b rillan te , fa
moso, y rico con tus triunfos; tu te glorias de
una m agnificencia lum inosa, y de una extraor-
dinária hermosura : Tu d ixisti., p erfecti decoris
ego zum. Los mismos que te fabricaro n , dieron la
ùltima mano à tu decoro. V ienen las gentes ex-
trangeras à tomar p laza en tus E x é r c ito s , se lí-
songean de ser del número de tus varones guer
readores , y suspenden sobre tí sus ro d e la s , y
morriones para que te sirvan de ornamento : Cli-
peum , ^ gakam tuspenderunt in te pro ornatu
tuo. Sobre tus muros se ponen los hijos de Arad
incorporados con tus tro p a s , y los soldados be
licosísimos , que güarnecen tus torreones , cu el
gan en giro por tus murallas sus aljabas añadi
endo realces à tu hermosura : ip ü compievo-
runt
( 1 1 ) Ezeq . cap. 27.
rant piilcritudm em "tüam . Pero A h ! Tus rique
z a s , tus tesoros, tus m ultiplicados instrumentos,,
los que te g o b iern a n , con toda la m ultitud de
tus gentes , caerán en el corazon de un mar de
tribulación amarga en el dia de tu deplorable
ruina. Serás reducido á la n a d a ,y no volverás
ex istir en la posteridad : ad nihiliim redacta
et non eris usque in perpetiium.
■ Con efecto : no ignoráis vosotros el infausto
fin de esta poblacion. Unas guerras civ iles fu eron
las que pusieron termino á su duración. Z aragoza
deudora al Castellar de su restau ració n , lo redu-
x-o á un conjunto de ruinas y escombros , que-
lo presentaron al mundo baxo el aspecto en que:
previo Isaiás á D am asco; (13 ) y podemos d e cir
de esta nueva T ro y a que inquietó y expelió á
los Sarracenos , y propagó á los C iiristian o s, lo
que decía San A gu stín de la an tigu a respecto,
los G rie g o s, y R om anos: Hoc m eruit llium ^ non
a G rcscis , quo sua irritciverat in iq iíita te , sed
¿i
( 1 3 ) Isai C. 17*
à Romanh^ quoz m a calamitate propagaverat (14):
Esto mereció este pueblo , no de los Moros à quie
nes irrito con sus hostilidades , sino de los Chris-
tianos á quienes extendió á fuerza de las z o z o
bras , y sobresaltos de la guerra. Pero ¡ qué es
pectácu lo tan espantoso nos presenta en el pun
to de su destrucción I Todo el fur<5r de la guer
ra se descarga sobre él. Suenan los tristes clam o
res de sus habitantes , y penetran e l animo de
lástima : preséntase el aparato , y confusa grite
ría de los debeladores, y com ueven el co razon
de espanto. Y á caen las m u rallas; se precipitan
las fo rres; se desploman los Tem plos ; tiem bla la
tierra del estru end o, según los consejos que Dios
formaba de E d o m , y de Them an ( i^ ) : obscurécese
e l ayre con ei polvo ; confúndense las Im ágenes
entre los escombros ; y queda asolado este lu -
gar , y quasi sin vestigios de su antigiia opu-
léncia.
A s í el Castellar dirigiendo à Zaragoza los la
mentos del Santo Jo b , pudo tomar con propiedad
N 1 as
(14 ) D tv. Aug. Uh. 3. de cívit. D ei c. 7. 0 5 ) Jerem . c. 49. if . 20. ^ n .
las p a lab ras, con que suspiraba el Santo en los
dias de su amargura ( i6 ) : Me despojo de mi g lo
ria , y arrancó la corona de mi cabeza : me des
tru yó por todas p a r te s , y p erezco ; borró toda mi
herm osura, como se borra la de un árbol extra-
hido de la tierra , y se ayró contra mí todo su
furór : me tuvo por enem igo s u y o , y viniendo
sobre m í, formaron cam inos por medio de mí
roismo : cercaron en c ircu ita mi tabern áculo: h u
yero n lejos de mí mis h erm an os, y los que eran
mis conocidos se apartaron de m í , como de un
extraño : los habitadores de mi propia casa tu
viéronm e por extrangero , y como un peregrino
aparecí delante de sus ojos.
Pero en medio de este tan genera! exterm i
n io ; en medio de este nuevo d ilu vio de males;
¿no se verá alguna arca flotante entre las on
das? Si , si se v e rá , y una Imagen cu yo proto
tipo fué el ob jeto , que preservó Dios del uni
versal estrago de la cu lpa , no podrá ser con
fundida entre los escom bros, à pesar de la ma
no devastadora que los causa. E l mismo D ios, que
ju z -
Ci(5) Job, c. ip .
ju zg a las n acion es, y que arrasa en la tierra las
cabezas de m uchos, hará que perm anezca siem
pre en este sitio la Madre de la v id a , para que
la encuentren sus devotos en la succesion de to
dos los siglos. K fe ctiva m en te ,S eñ o res, el dedo de
Dios está aquí. A l mismo tiempo que yo me re
presento en el circuitu deí Castellar antiguo aque
lla terrible descripción con que profetizaba Naum
la destrucción de N inive (1 7 ) : al mismo tiempo,
que la v o z del a z o t e , el estrépito del ím petu
de las ru e d a s, del caballo furioso, y de los car
ros veloces, se oyen al rededor de este pueblo:
quando la espada vibrada contra é l , la la n z a
como un rayo de la muchedumbre y á m uerta,
la ruina g r a v e , lo devastan, y lo asuelan : pa
rece que veo aquí renovada tam bién aquella v i
sión, que tuvo el Profeta Zacharías para la defen
sa de los Judíos (18 ). Parece que veo salir de
en medio de estos montes aquellos quatro car
ros tirados de caballos de diversos c o lo r e s , q u e
siendo carros de s a lv a c ió n , como los que llamó
N 2 Aba-
( i ? ) N a b u m c. 3. . z. ^ 3. ( 1 8 ) Zixchar» c- 6. ir- 1 . Vide Aiapide in camint.
A b acuc ( i '9 ) , representan , según la exposición de
Theodoreto (2 0 ), quatro Compañías de A ngeles,
que permanecen en nuestro c a so , al lado de nues
tra Imagen para defen d erla , y salvarla de las ru i
n a s , y estragos de aquel pueblo.
Si Señores. M aría triunfa completam ente de
aquella destrucción. Es mas benem érita para con
D ios , que R ahab para con los Israelitas, y en
la desolación de esta miserable J e r ic ó , será li
bertada su Casa , y su Imágen de sus efectos
te rr ib le s , y espantosos. Si aquí ha sido exákada
la Señora hasta aquel infausto p u n to , como la
hermosísima rosa de aquella misma C iu d a d ; no
será marchitada ciertam ente por las r u in a s , si es
que esparciendo por la tierra las fragancias de
su protección, se atraherá devotos obsequiosos, que
despues de levantarle un T em plo dominante en
tre los vestigios de aquel p u e b lo , m ultiplacan ca
da dia nuevos esfuerzos de su d evo cion .p ara la
d e c e n c ia , y adorno de su Santuario. E lla g lori
ficará la Casa de su M agestad : Dom um m ajestatis
mcce
C19) Hahacuc, c. 3. 8. (20) Vide Alaplde in Za^ cbarioc. sup.dtaU
mt<s gîorificaho.
N o puedo detenerme aquí en hacer una pro-
lix a narración de las inumerables ofrendas, que
en todos tiem p os, y de todas partes han tribu
tado á la Señora sus d e v o to s , como omenages de
bidos al p o d e r , y beneficencia , con que siempre
les oyd en sus peticiones. Como à la multitud
de los hijos de Israël para la fábrica del taber
náculo ( a i ) en tiempo de M o y se s , y como à los
que vo lvieron de la cautividad de BabiM nia pa
ra la reedificación del Tem plo ( s í ) en tiempo de
N ehem ias; vemos ofrecer dones cada dia con pron
tos , y devotos ánimos. No han faltado aquí ja
más Josues , y Zorobab eles, que despues de sa
ca r esta santa Casa de las ignominias de la des
tru cc ió n , la m antuviesen en triunfo sobre las ru i
nas , por una providencia particular del Cielo,
y si Homero llamó à la hermosura don de los
Dioses ( 2 3 ) , y San A gu stín hablando de la del
c u e r p o , la llamo un bien fabricado por la mano
de
( í i ) Exod, c. 35. i;. 10 . 6^ 2 1. (22) E sdf. 2. c- 7 .
y . 7 c . «t seq. (23) litad. 5.
de D ios (2 4 ) ; 2 como no atribuirem os nosotros á
la misma P rovid en cia , esta nueva íierm osura, es-
fe primor del arte , con que adornada la faz de
nuestro San tuario, nos hace recordar aquella ce
lestial Jerusalén donde reyna para siempre la Se
ñora victoriosa del poder de las tinieblas , <5 el
m agnífico carro de S alom ó n , en cu y o tech o se
hallaba pintada la historia de su Esposa?
Sí gran D iosI Vos habéis hecho para honor,
y g loria de vuestra M a d re , y para desagraviar
la de los u ltrages, è irrev eren cia s, à que se v ió
expuesta su Imágen en la destrucción del Caste
lla r a n tig ü o , que un ímpetu de d e v o c io n , y de
p ie d a d , m oviese los corazones de unos nuevos
M achabeos para adornar, y hermosear con mil pri
mores su T em plo santo ; y à vos S e ñ o r , como
decía San A gu stín en ocasion semejante (2 5), de
bemos rendir gracias repetid as, quando atende
mos , con gozo d e nuestra alma á las mejoras de
nuestro Santuario. Siendo vos un D ios poderoso
y b u en o, de quien desciende todo D on óptimo
y
( 44) D/v. Aíf¿. de c iv i t . Dei Itb. 1 5 . cap- »2* ( 2 5 ) D iv . Aug . Serm ' 256 . de temp.
y p erfecto , has visitado e l ánimo de tus Fieles,
has excitado su afecto , les has com unicado e l
a u x ilio , has inspirado el querer à los que que
rían , has ayudado los conatos de su buena vo
luntad para que obrasen; y vos ó Dios grande,
que obras en los tuyos el q u e r e r , y el perfec
c io n a r , has com enzado esta obra , y la perfeccio
naste. A vos pues repito debemos rendir gracias
constantem ente, porque este santo T e m p lo , que
en otro tiempo hiciste se construyese à tu nom
bre , y se dedicase al de tu M adre , es hoy hon
rado con nuevo e x p le n d ó r , y grandeza por esa
Imágen misma que se v id expuesta à perecer en
tre las ru in a s; y porque v o s , que no permites
jam ás, que aparezcan en tu presencia estériles,
y vacías las obras buenas, y que diste virtud à
tus fieles para que obrasen , Ies darás un dia la
digna recompensa por tan grande obra.
A s í es fieles míos. N o podemos nosotros ne
gar estas verdades, y al meditarlas con la reflexión
debida , no admiraremos aquí un completo triunfo
de las ruinas? A h í aunque según los dictámenes
de humana prudencia en aquellos dias de inva
sion
sio n , y de desastre, pareciera que el Santuario,
é Imágen de M aría ivan à ser pábulo de aquel
vo raz incendio de calam idades, que lejos esta
ban de ser sepultados entre los escombros , qu
ando con estrépito furioso caerían unos sobre otros,
haciendo resonar el a y r e , y extrem eciendo la
tierral Si ellos fuesen capaces de abrir ahora ca -
bernas en el su elo , y de seguir por ellas el cu r
so de su p recip itación ; se sum ergiéran sin d a
da confundidos, al ver triunfante , y tan p recio
sa esta santa C asa, à pesar de sus estra g o s, y
sus horrores. Pero no : que perm anezcan siem
pre norabuena, y que sirvan de peana à los pies
de nuestra R ey n a , como un trofeo el mas g lo
rioso de su p o d e r , y m agnificencia. Perm aneced
s i , ruinas , perm aneced en el circu itu de esta
ganta Casa de M aría, y hacednos entender vo
sotras m ism as, que los triu n fo s, que este San
tuario ha conseguido sobre vo sotras, son triun
fos para nuestro bien , que aspiraremos à conser
var eternam ente. A sí debe ser con efecto , ama
dos compatriotas. A la manera que las ruinas de
las murallas de J e r ic d , recordarían à los Israe
litas
litas la milagrosa vîcforîa , con que el Señor pu
so en su poder aquella hermosa Ciudad ; así es
tos monumentos defaea recordarnos à sus devotos
Ï0 S triunfos, que sobre ellos ha conseguido M aría
para nuestro b ie n , y felicidad. AI extender sobre
ellos nuestra v is t a , iq u é sensación tan tie rn a , y
consoladora no deben causar en nuestros agradeci
dos corazonesI D e vosotros, debemos exclam ar,
de vosotros hemos sacado el tesoro, que nos enri
quece : vosotros sois las cen izas, que nos conser
varon el fu e g o , qu e consume nuestros sacrificios.
V en ís à ser para nosotros , las reliquias de los
A sirios, que habían de ser la gloria de los hijos de
Israël ( 2 6 ) , y sobre vosotros conservaremos siem
p re con hermosura , y explendór e l a lcázar de
n u estro r e fu g io , terrib le para nuestros enemigos
como un esqüadron bien ordenado. Y o os miro
co n efecto penetrados de estos sentim ientos , de
votos de M aría , por eso os veo contribuir afa
nados cada uno en su respectiva l in e a , y posi
bilidad para adornar nuestro Santuario : y sien-
O do
(.26) Isal, c» 1 7 . 3
do vuestras limosnas un instrum ento de lo alto,
para triunfar de los estrag o s, y las ru in a s ; es
también vuestra alegría instrum ento de otro triun
fo, que ha logrado el c u lto de la Señora sobre el
fin desastrado de sus antiguos adoradores ; £ / fac^
ta u t in populo magna v a ld e : asunto de
la segunda parte.
S i D ios manifiesta admirable su providencia eri
conservar los objetos, que pertenecen á su cu lto ;
también se manifiesta próvido, en que no le falten
adoradores. ¿Quántas veces ha confundido con este
fin los consejos de los h om b res, y aun el poder
devorador de la misma m uerte? V ed un M oysés.
Según las disposiciones de los hombres, el debió
ser trasladado del vientre á la sepultura. E xp ues
to á ias corrientes del N ilo quando acababa de
salir á 3a lu z del mundo , parece que iba á ser
despojo de la muerte. Pero D ios m ueve el cora-
zon de T h erm u tis, y burlando las disposiciones
hum anas, es entregado á su propia M adre, adop
tado por la hija de F a ra ó n , y constituido liber
tador, y legislador de un grande pueblo. V ed un
Jo-
■Josef justo. É l es el objeto (Je: la rabiosa enibl-
dia de sus hermanos. Por modo d ^ , com iseracion
-lo venden á los M ercaderes ¡Ismaelitas pero á
• pesar de sus inteiitos-, ellos :mismos contribuyen
á su amplísima p otestad , a la que un día habrían
de someíerse. V ed un Jonás. É l es; sumergido en
lo profundo de las , aguas de un mar .alborotado.
E n lo natural debía ser .sufocado entre sus ondas:
pero un p ez g ra n d e , que p arece había de ser-
■virle de. se p u lcro , le sirve de segura nave para
darle p u erto en las orillas.- Ved un -M ardoquea
■Él es perseguido de muerte por Aman , y si lle
ga á p ad ecerla , am enaza la ruina toíai de los
J u d ío s; ■ pero D ios ordena, los acaecim ientos de un
modo tan prodigioso que destina para el mismo
Am an el patíbulo , que éste tenía preparado para
M ard oq ueo, y así respiran alegres los Judíos del
tem or que los oprimía. D e este modo su scita , 6
conserva el Señor con estos ju s to s , otros tantos
pueblos, que lo adoren en esp íritu , y en verdad:
-con M oysés el pueblo Hebreo ; una T rib u con
Josef; una penitente N in ive con J o n á s; y una
nación esclava con M ard o q u eo , y E stér. T riu n -
O a fa-
farà pues el cu lto de D ios sobre la m u erte , y
la persecución.
La a le g r ía , con que celebramos hoy las mejo^
ras de nuestro Santuario en honor de nuestra Se
ñ o ra , me hace ver iguales triunfos de su cu lto
sobre el fin infausto de sus devotos antigüos. V o l
vamos à suscitar las ideas de la destrucción, del
C a s te lla r , y trasladaos con vuestra consideracian
à aquellos tiem p os, en que como à Sobna se
g ú n la e x p resió n , y profecía de Isaías (2 7 ) , q u i-
í o el Señor coronar à este pueblo^ con la tribu.-
lacion , y arrojarlo como à una- pelota por una
tierra an ch a , y espaciosa. A llí oiréis una v o z fú
nebre fulm inando r a y o s de muerte contra él. P a-
T ece que resuenan por e l ayre lias tristes amena
z a s , que se leen en los Profetas contra varios pue
blos , que corrieron la misma suerte. Comutaré sa
g lo ria en ignominia ; parece q u e oigo clam ar à un
O seas: Gloriam eorum in ignominiam comnuitabo
(28 ): E ste pueblo vá- à ser cubierto de sombras
de tristeza , de miseria , de cautividad , de cáv-
ce l
(27) Jsa¡ c. 22. 18 . (28) Qse*» e* 4* Í¡>T*
c e l , cíe enfermedad , y de m uerte : parece que
am enaza un Jeremías : Ponct eam in umhram mor-~
tu (29). Convocaré todas ias familas del A q uilón ,
y cada una vendrá á poner su solio sobre las
p u e rta s , y muros de esta desgraciada Jerusalém
parece que grita el mismo Profeta : Convocaba
otnnes cognationes regnorum Aquilonis (30). E l fin
Ge llega : he aqu í que viene : vien e el quebran
tam iento sobre t í , que habitas en la tierra : lle
ga e l tiempo : cerca está el dia de la m atanza,
y no de la gloria de los montes : parece vocea
con ardér un E ze q u ié l : Prope ett dies occissio*
12/5, non g lo r ia montium (3 1 ) . V in o y á el fin
de este pueblo : rechinarán los quicios del Tem plo
en aquel dia : morirán m u ch os, y se seguirá á
la devastación , una rigorosa soledad : parece que
exclam a un A m o s: M orim tu r m u lt i , ^ in omni
ioco projici^tur úlentium (32). A l eco lugilbre de
estas v o c e s , el pavdr d e la muerte se extiende
entre sus h ab itan tes, com o se extend ió por las
C iu -
( 2 9 ) c . 1 3 . i;, ift. ( 3 0 ) Jerem. ít. i . 15»
C jO Eze^. c. 7. ir. 6 . 7 . <32) Amos e. 8. i/;. 4 .
3-
Ciudades de los F ilisteos a v7sta de los estragos,
que causaba el A rca (3 3 ); y h la manera que
sucedió en la destrucción de Jerusalén ; se oiría
por todas partes aquella v o z , que entonces se oyó
en el Tem plo : M igrem us hinc (3 4 ) : vamos de aquí,
y salvémonos del m a l, que nos am enaza.
Con e fe c to : el C avallo pálido del A p ocalip
sis , y sobre él sentada la m u erte , llega y á sobre
-este in fe liz pueblo , y em pieza á exercer contra
é l, el poder que se le ha dado sobre las quatro
partes de la tierra , para destruir con la espada,
con el ham bre, y con la misma m uerte (35). ¿ y
quién duda se verían aquí,los horrores , que co
mo m enciona San A gu stín (3 6 ) , acaecen según
costumbre de los debeladores en la invasión de
las ciudades , es d e c ir , los hijos arrancados del
abrazo de sus Padres, padeciendo las madres de
familia quanto place á Jos v en ced o res, despoja
dos los T em p los, y las casas, todo incendiado,
d e rru id o , y lleno de arm as, de ca d á veres, de
san-
( 2 3 ) I . Reg. c. 1 2 . ( 3 4 > Alap. Cr.ment. in I sa i c. 6. T¡r, 4 . ( ¿ 5 ) yipoc. c. 6. 8. ( 3 $ ; D i v . A ug . C ivit . D t i lib- 1 . cap. 5 .
sa n g re , y de írisfeza? A sí el Castellar pudo e x
clamar con Jeremías ( 3 7 ) , si acaso le quedó v o z
para lamentarse : concu lcó el Sefíor á mis valien
tes en medio de mi mismo : llamo el tiempo con
tra m í, para hacer pedazos á mis e le g id o s; y á
la manera que se exprim en las ubas en el lagar,
así pisó el Señor á la hija de Judá,
Pero gran D iosI ¿has de entregar tu herencia
á la perdición? ¿H as de deshechar para siempre,
y ha de perm anecer airado tu furór contra las
ovejas de tu rebaño? N o : no son los muertos los
que te a la b a rá n , ni todos los que descienden al
abismo ; ni es el infierno el que te confesará,
hí la muerte la que te rendirá alabanzas. Y aun
que estas lam entables catástrofes, por valerm e de
Jas expresiones con que clamaba en otro tiempo
la R e y n a E ster (3 8 ) ; se dirijan á borrar tu he
rencia , á cerrar la boca de los que te alaban,
y á extin gu ir la gloria del Tem plo , y del a l
ta r ; pero vos Señor consolarás á Sion (3 9 ), y con
solarás todas sus ruinas^ Transform arás su desier
ta
( 3 7 ) T h r e n . J e y , c . i . 1 5 » ( 3 8 ; E s t h e r c . 1 4 . i r . 9 - ( 3 9 ) I s a i c , 5 1 . i/ . 3.
fo en delicias , y su soledad en un ameno Jar
din, E l go zo y alegría se encontrarán en este lu
gar, la acción de gracias , y la v o z de alabanza.
V uestra santísima M adre ha e le g id o , y santiñca-
do este lu g a r , y ha fixado en él sus ojos , pa
ra perm anecer aquí por todos los s ig lo s , y no
vencerá la m u erte , y destierro de sus habitado
res antigiíos 5 para que dexe de ser a d o ra d a , y
reverenciada por los futuros tiem pos. N o erigirá
P lu to n sus a ra s , donde las tu vo la M adre de la
«rida. Con efecto , Señ ores, à mi me p a r e c e , que
oigo hablar al cu lto de M aría en aquellos tiem
pos de d eso la ció n , con las palabras del Santo
Job : In níduío meo m o ria r , iá sicut palm a muU
iíp lka h o d u t meoi (40) ; muero dentro de mi ni
do como P hen ix por u n corto tiempo ; pero lue
go resu citare ', y se m ultiplicarán los días de mi
duración, g Y no lo vemos cum plido así desde el
tiem po de nuestros antepasados, y en nuestros
días con sin gular solem nidad, y brillante'z?
A h! Esta Sion destruida, y desconsolada. E s
te suelo cubierto de r u in a s , y de escombros,
ex á -
(40) *job. cap. 29, ir. 18.
exSlaba en algún tiempo acia el C ic ló sus vo
ces de tr is te z a , y decía : dereliquít me Dornínus^
ct Dom inui oblitm e t m e i; el Señor me desam
p a r ó , y el Señor se ha olvidado de mi (4 1) .
P ero una Providencia ben éfica , y tr!unfador:i, le
responde en estos felices dias y le dice : g Acaso
puede olvidarse la Madre del hijo de su vientre?
E n mis manos mismas te d e scrib í, y tus muros
están siempre delante de mis o jo s : E t 7m iri iu i
coram oculh meis sempcr (42). V in ieron tus de
vastadores; pero los que te d estru yeron , y disi
paron salieron y á de tí. L e v a n ta ; levanta sino tus
ojos en c lr tu ifu , y mira : todos estos se han con
gregado , todos vinieron á tí. Con todos estos te
vestirás con hermosura ; y con todos ellos te ata
viarás primorosamente como una Esposa : Clrcun-
dabis Ubi eos quasi Spoíisa, T u s d esierto s, tus
soledades , y la tierra de tus ruinas son y á an
gostos espácios para la muchedumbre de devotos,
que vienen á rendir cu ltos en tu S an tu ario , a la
que siempre quiso perm anecer en t í , como un ob-
P je-
(4 1) Is a l . c , 4 9 . 1 4 . (4 2) Isa'i- i b i . i / . 16. ^ seq*
jeto de d evoción , y de piedad ; y estos hijos de tu
esterilidad claman por ensanchar la habitación, que
desean establecer cerca de su R eyn a : Dicent f i-
li i üerilita tis tuce : angustus est m ihi lo cu s , fa o
spachim m ihi iit habitem.
E n vista de e sto , F ieles mios ; si se pudiera
animar ahora la tierra , que pisam os, teatro en
otro tiempo de desolación , y de tristeza : como
no rompería nuevam ente su silen cio , y trocando
las v o c e s , que entonces fueron de lam en tos, en
voces de admiración , y de jíibilo , exclamaría.,
como en boca de Isaías exclam aba Sion mas mis
teriosamente : ¿Qw/5 gcnuít mihi isíos . ¿Q uién me
ha dado á lu z estos nuevos hijos? Y o e s te r i l , é
in fecu n d a, trasm igrad a, c a u t iv a , d estitu id a, y
so la ; ¿y donde estaban éstos? ¿jEí isti ubi erantí
(43) ¿D ónde estaba este cúm ulo de d evo to s, que
vienen á poblar el desierto con tantas demostra
ciones de g o z o , y alegría? ¿ E t isti ubi erante
¿Dónde estaban éstos, que vienen á reproducir
en mí los dias alegres de mis v ic to r ia s , en que
re-
(43) Isai. iki. 21.
Z3
resonaban por mis calles los v iv a s , y aclam acio
nes á los fuertes? ubi erant? ¿Donde es
taban éstos , que vienen á entonar los cánticos
de alabanza en el S an tuario , y á o frecer en el
altar sus sacrificios, quando y o lloraba amarga
m ente su f in , y desolación? isíi ubicrant^.
jM as dónde habían de estarI Estaban en los se
nos inescrutables de aquel D io s , contra quien no
h ay consejo, ni valen las ideas de los hombres.
D e aquel D ios, á,quien decía Isaías: vivirán tusmuer-
tos , y que respondía á su Profeta; mis muertos resu-r
citarán(44). D e aquel D ios qúe supo por medio de
E zeq u iél poner nervios en los huesos áridos, hacer
crecer sus c a r n e s , extender piel sobre e llo s , y dar
les espíritu , y vida , para que supiesen , que él es
el Señor (45). D e aquel D io s , que d ice á Jeru
salén : serás habitada; al Tem plo : serás fundado;
y á las ciudades de Judá : sereis edificadas , y
suscitaré vuestros desiertos (46). D e aquel Dios^
que prometió por A m o s , restablecer el taberná
cu lo de D a v id , que había c a íd o , reparar las
P a quie-
(44) Isai c, 26. i/-, tg, (45') E zeq. c. 37. f , z. ^ seq> (4Ó; Isai c. 44. )ír, 2(5. 28,
3 Ó
quiebras de sus rnuros , è instaurar lo que habfa
sido derruido (4 7). D e aquel D ios en fin , que
hablando por Zacharías , ofrecid suscitar sus h i
jos à S io n , sobre los hijos de la G recia (48). SI
Señores : estos son los triu n fo s , que en su poder
ha conseguido su Madre sobre la m u erte , y de
sastrado fin de los que aquí la adoraban antigüa-
m ente; y en cada uno de su s devotos tenemos un
tr o fe o , que adorna su santa Casa.
A sí e s , amados com patriotas, y nosotros hace
mos esto mismo materia de nuestra alegría. A
im itación de los hijos de Isra ë l, hemos contri
buido para la herm osura, y adorno de nuestro
T em p lo , y procediendo en seguida como ellos à
celebrar la fiesta de nuestros tab ern áculos, cum
plimos , con lo que mandaba D ios en la mano de
M oysés ; à saber : que habitasen los hijos de Is-
raél en sus tab ern áculos, y que predicasen , y
divulgasen la v o z en todas sus ciudades dicien
do : m Salid , y subid al
monte. Trahed ramos de olivo , ramos del árbol
hermosisimo , ramos de arrayan , ramos de palma,
y
(47) Amos c. 9. n . (48; Zachar. c. ÿ . t ' *3*
s r
y de las se lv a s , y celebrad ru estra fiesta , ale
grándoos en la presencia del Señor (49). Si V ir
gen Soberana, Madre y Señora nu estra, sí. A es
to subimos hoy á vuestro San tuario; y con una
tierna efusión de nuestros c o ra z o n e s , queremos
daros un teatlmdnlo auténtico del júbilo , en que
rebosan al celebrar vuestros triunfos , y victdrlas,
que no se dirigen á otro fin , que á nuestra pro
pia felicidad. E n tí Señora nos alegrarem os, y go
zaremos: Exiiltabim us ^ Icstablmur in te : porque
el R e y eterno te ha introducido en los concla
v e s , y tesoros de sus infinitos a trib u to s, y a llí
te ha revestido de un poder absoluto, é irresis
tible para a lcanzar m il victdrias de los enemigos:
Introduxit te R e x in cellaria siia. Nos gozarem os:
Exult&bim us : porque tenemos presente vuestro
amor mas d eleytab le , que el vino , y que la le
c h e , con que triunfando de las ruinas del anti
guo p u e b lo , y de la muerte y fin de sus mo
radores , habitas siempre entre nosotros llenán
donos de beneficios : Memores tiberum tiiorum 5«-
per vinum . Nos g o za re m o s: E xult& bim us: porque
es
(49) Esdr. 2- c. 8. if . 15 . et L ew t. cap. 23 ir-
es un señal de rectitud , y predestinación, el
z a r s e , y alegrarse en t í , y porque nos das fan-
tas pruebas de am or, en la d ig n a c ió n , con que
à pesar de las m in a s , y los tie m p o s, esparces
todavía entre nosotros los influxos de tu sobera
nía í R e d i dtligim t te, Y nos alegramos finalmen
t e , porque vemos herm oso, y d eieytab le tu san
to T e m p lo , y es razón que sea g ra n d e , y m uy
grande nuestra a le g r ía , quando esto mismo nos
re cu e rd a , que vence à las ruinas tu S an tuario ,
y tu cu lto à la desolación.
Pero Señora ; si à sem ejanza de lo que D ios
prometía por Isaías (5 0 ) , nosotros éomos trahidos
h vuestro M onte sa n to , y el Señor nos colma de
alegría en esta Casa de oracion ; haced que esto
sea verificadas las co n d icion es, con que Dios ha
cía esta magnífica promesa à los advenedizos de
su p u eb lo : esto e s , uniéndonos à su M agestad
para h o n ra r le , para amar su santo nombre , pa
ra s&r sus siervos, para observar, y n o profa
nar su S ábad o, y guard ar fielm ente su a lian za:
y que baxo este justísim o p rincip io , sean accep-
ta-
(50) Isai c. 56. 6. 6 ? 7.
tadas nuestras víctim as, y holocaustos sobre vues
tro altar. Este es el g o z o , y a le g r ía , que vuestro
H ijo quiere de nosotros; una alegría santa pro
ducida del buen testim ònio de nuestra conciencia:
una alegría d iv in a , y celestiál fundada en el amor,
reverèn d a , y perfecta observáncia de su divina
le y , la qual hará pacíficas nuestras v íctim a s, y
que podamos comer de ellas , y saciarnos en el
Señor. A lcanzadn os pues esta gracia M adre , y
Señora nuestra , y derramad copiosamente vues
tras bendiciones sobre todos , los que con tanto
esmero han aplicado su a y u d a , y sus limosnas à
la decoración , y adorno de vuestro Tem plo. D er
ramadlas con especialidad sobre el particular de
voto , que tan gen erosa , y piadosam ente ha sa
crificado una buena porcion de sus caudales à es
te objeto ; y esparciendo por todas partes las in
fluencias de vuestro maternal am o r, conseguidnos
la gracia en esta vida , y para la otra la gloria
eterna. Am en.
ri., •; .,r' i •
■ ftw .
•<n,
i • :-A , >.■■;•; à\là
Í. • V .,J Ä • k-
in y k
A i .-.
r
'U-
r . . '• ■ *
■
. ; '■■; : " -*5 .V . ' a >• u.
C/l '’1 c a o i v u v - • - -
ri- ' ' > '■' ■ / •V* 'j :-^ ‘■'-i''!"
■ fi-
V:■ ..ìiLK.;- .
V ■- %•
■-,•7 \;:.'
k\ f «î’:'f ' !•<■'i i ;•'
■'% ; ■ :; 1
',: ■' ->,'f
. 1
.• .<■;. .'v-..'-. ',
%
Ú
\liV
tiMHiÉl lÉÉUd
W•'5rV
\ '
1^ '*-
;\' Iw'
4 '
f '
c¿
-• '
.A ;.-? :, ,: - - , .
1-V. \
■"r'.."'','!>tí- iV?C; 'Ôï '*'-•<•í. i 2*7/rí--'>i
-■ *
' L v v ^ i . w
D E P P .:
RAPFIJi^K>
i o s i
-J? .-Tí :
f ' l '-> ¡ ;,o*
•«V
r"' .>*
I:
.“-i-
>'v-vi ; ‘ ;
I-
tíá