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145 ACTA UNIVERSITATIS PALACKIANAE OLOMUCENSIS FACULTAS PHILOSOPHICA PHILOLOGICA 74 ALGUNOS ASPECTOS DE LAS REDUCCIONES JESUÍTICAS DEL PARAGUAY: LA ORGANIZACIÓN INTERNA, LAS ARTES, LAS LENGUAS Y LA RELIGIÓN Lenka Zajícová Introducción Las Reducciones del Paraguay, el conjunto de las misiones jesuíticas en la zona del Río de la Plata que existieron entre 1609 y 1768, el año en que fue ejecutada la expulsión de los jesuitas en el territorio de las misiones, es uno de los temas de la época colonial hispano- americana más tratado por los historiadores y pensadores ya desde el siglo XVIII. Es también uno de los hechos mejor documentados de toda la presencia de los españoles en Hispanoamérica. Se conservan innumerables cartas de jesuitas, documentos gubernamen- tales, reales cédulas y otros documentos en los diferentes archivos de Sevilla, Asunción, Buenos Aires, Madrid, Roma y otros lugares. Hay miles y miles de artículos, tratados, estudios, libros que investigan los más diversos aspectos del tema. Su valor científico varía bastante, por ser un tema muy polémico ya desde su época, un tema que siempre encontra- ba tanto críticos implacables como apologetas apasionados que seleccionaban datos guia- dos más bien por intereses políticos que por el esfuerzo de mostrar la historia exacta y objetivamente. Las actitudes paternalistas y el etnocentrismo europeo de los misioneros jesuitas de entonces continuaron en los trabajos de los historiadores por mucho tiempo. Aquí nos vamos a centrar en los aspectos de las misiones en que estas actitudes de los jesuitas se reflejan unas veces más y otras menos, pero también intentamos mostrar el punto de vista de los indígenas tal como aparece en los trabajos de los historiadores modernos, más sensibles a las cuestiones étnicas y a los estereotipos de los pueblos colonizados que las anteriores generaciones. La organización política y social interna La organización de las misiones por la parte misionera fue muy simple. Nos es posible conocerla mediante los reglamentos aprobados en 1637 y 1689. En el texto de 1637 se indican las facultades del Padre Superior de todas las reducciones con relación a los

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ACTA UNIVERSITATIS PALACKIANAE OLOMUCENSISFACULTAS PHILOSOPHICA PHILOLOGICA 74

ALGUNOS ASPECTOS DE LAS REDUCCIONES JESUÍTICASDEL PARAGUAY: LA ORGANIZACIÓN INTERNA, LAS ARTES,

LAS LENGUAS Y LA RELIGIÓN

Lenka Zajícová

Introducción

Las Reducciones del Paraguay, el conjunto de las misiones jesuíticas en la zona del Ríode la Plata que existieron entre 1609 y 1768, el año en que fue ejecutada la expulsión de losjesuitas en el territorio de las misiones, es uno de los temas de la época colonial hispano-americana más tratado por los historiadores y pensadores ya desde el siglo XVIII. Estambién uno de los hechos mejor documentados de toda la presencia de los españoles enHispanoamérica. Se conservan innumerables cartas de jesuitas, documentos gubernamen-tales, reales cédulas y otros documentos en los diferentes archivos de Sevilla, Asunción,Buenos Aires, Madrid, Roma y otros lugares. Hay miles y miles de artículos, tratados,estudios, libros que investigan los más diversos aspectos del tema. Su valor científico varíabastante, por ser un tema muy polémico ya desde su época, un tema que siempre encontra-ba tanto críticos implacables como apologetas apasionados que seleccionaban datos guia-dos más bien por intereses políticos que por el esfuerzo de mostrar la historia exactay objetivamente.

Las actitudes paternalistas y el etnocentrismo europeo de los misioneros jesuitas deentonces continuaron en los trabajos de los historiadores por mucho tiempo. Aquí nosvamos a centrar en los aspectos de las misiones en que estas actitudes de los jesuitas sereflejan unas veces más y otras menos, pero también intentamos mostrar el punto de vistade los indígenas tal como aparece en los trabajos de los historiadores modernos, mássensibles a las cuestiones étnicas y a los estereotipos de los pueblos colonizados que lasanteriores generaciones.

La organización política y social interna

La organización de las misiones por la parte misionera fue muy simple. Nos es posibleconocerla mediante los reglamentos aprobados en 1637 y 1689. En el texto de 1637 seindican las facultades del Padre Superior de todas las reducciones con relación a los

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sacerdotes y a sus compañeros; el Padre Superior debía residir en Candelaria, un pueblo deubicación accesible a todos (al principio residía en San Ignacio Guazú) y practicar visitasanuales a todas las doctrinas, organizándolas con la mayor uniformidad posible. Sudesignación era periódica. El Superior contaba con cuatro Padres consultores.

El reglamento de 1689, dictado en una época en que las doctrinas ya estaban consolida-das y en vías de expansión, mantiene esa estructura o la amplía. Entre 1695 y 1715, porejemplo, hubo dos superiores: del Paraná y del Uruguay, cada uno con cuatro consultores.Para los casos de guerra eran nombrados cuatro superintendentes1.

La serie de normativas que fue produciendo la sociedad guaraní a lo largo de sigloy medio quedó reunida en el Libro de Órdenes, del cual cada reducción poseía un ejemplar.En cada reducción había dos jesuitas, el cura, paí tuyá, responsable de la economía y de laplanificación, y el vicario, paí miní, que comúnmente era un joven destinado a aprender lalengua y cumplía las funciones del catequista, con responsabilidades espirituales. Ambosestaban sujetos al Superior de las Misiones y todos al Provincial. Los jesuitas habían sidoescogidos cuidadosamente de entre muchos candidatos europeos y fueron sólidamentepreparados no sólo en cuanto a la religión, sino también en la enseñanza, medicina,agricultura, artesanía, ingeniería o arquitectura, para poder realizar los planes de economíaautosuficiente y organización eficaz de una sociedad misional.

Para el gobierno interno de la reducción se seguía el modelo hispánico y las Leyes deIndias; los jesuitas intentaron poner en práctica estas Leyes, que estaban vigentes, pero queen las colonias casi nunca se cumplían. Había un corregidor, la cabeza de la jerarquíaindígena, encargado de la justicia, un teniente, dos alcaldes, cuatro regidores y variosalguaciles, todos guaraníes elegidos por el pueblo en presencia del sacerdote. Estos indiosformaban el Concejo municipal con autoridad civil sobre la población. Junto con los dosjesuitas, este concejo tomaba las resoluciones necesarias para el mejor funcionamientoy desarrollo económico, tales como extender zonas agrícolas, crear nuevas praderas para elganado, construir nuevos edificios, talleres, embarcaciones, etc. El corregidor y los dosalcaldes tenían breves sesiones cada mañana con un padre jesuita. Las elecciones erananuales, en enero –salvo en el caso del corregidor que fue elegido para cinco años–, sobreuna lista preparada por las autoridades salientes que podía revisar el jesuita director de lareducción, y los resultados eran confirmados por el gobernador de la Provincia.

Desde el principio los jesuitas aceptaron el sistema de los líderes naturales, los caciques,que en el primer momento habían convencido a su gente para que aceptasen las reduccio-nes. Gozaban de ciertos privilegios: algunas exenciones de trabajos o de impuestos, nuncafueron castigados en público, una real cédula estableció que fuesen considerados hidalgosde Castilla con título de don. En la administración cotidiana estos caciques iban perdiendosu papel, pero su importancia se seguía manteniendo en la organización de la milicia, porser sus capitanes, y crecía durante las empresas militares, cuando tenían el mando militar.Los caciques hereditarios a menudo apoyaron a sus seguidores contra otros oficialesnativos, y actuaron así como representantes de los intereses guaraníes fuera del sistema delas élites guaraníes oficiales.

1 Ernesto J. A. Maeder, Misiones del Paraguay: conflicto y disolución de la sociedad guaraní (1768–1850),MAPFRE, Madrid, 1992, p. 19.

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Un caso ilustrativo ocurrió en 1661, cuando seis capitanes de milicia volvieron deBuenos Aires, donde prestaban con sus compañías el servicio de defensa a la Provincia.Uno de ellos, Pedro Mbayuguá, probablemente instruido por los criollos, intentó tomar elpoder civil, político y económico –mientras que a los jesuitas les reconocía solamente elpoder eclesiástico– predicando que cada reducción fuera gobernada por un capitán demilicia. A su movimiento, que alargó durante dos meses el conflicto, se unieron cincopueblos. Pedro Mbayuguá consiguió sucesores entre los jóvenes milicianos, pero loselegidos cabildantes guaraníes estaban en contra de esta reforma, por supuesto. La mayorparte de la gente se quedó en una actitud expectativa, sin participación directa. Cuando losrevolucionarios acabaron con las provisiones de los almacenes, los viejos guaraníes llega-ron a los jesuitas, que se habían retirado durante la rebelión a la iglesia, a pedirles queimplantaran el antiguo orden, y así terminó la revuelta2.

En las misiones existía también una legislación penal, que excluía la pena de muerte, conlo que las reducciones probablemente pasaron a ser la primera sociedad occidental queabolió la pena capital. El primer país europeo en hacerlo fue el Gran Ducado de Toscana(Florencia), y esto no fue hasta 17863. Los castigos más graves eran diez años de prisiónpara los homicidas, cuyos delitos en la mayor parte no ocurrían dentro de la sociedadmisionera, sino que se cometían en las estancias y las víctimas eran, por ejemplo, portugue-ses vagabundos que robaban el ganado de indios; la expulsión de la reducción normalmenteera empleada para los chamanes que los jesuitas consideraban hechiceros y servidores deldiablo; el traslado a una reducción lejana se destinaba a los incitadores de protestas contrael orden vigente. Los castigos más divulgados eran la flagelación, la cárcel de cortaduración, el cepo, el grillo, y el castigo de burla. Se empleaban por diversos motivos, sobretodo por robos de vacas, alimentos, tabaco, yerba, sal, etc., de lo común, por no cumplir lasobligaciones laborales, etc.

Algunos de los indígenas eran guardianes del orden público. Cuando sorprendíana algún indio en alguna falta, lo detenían, éste tenía que confesar su crimen y después eracastigado públicamente. El relativamente bajo número de delitos en las reducciones,comparado con otras ciudades coloniales, estuvo motivado probablemente por el mismocarácter primitivo de la sociedad indígena, que todavía conservaba un fuerte sentidocomunitario, y por medidas que disminuían las oportunidades para la agresividad, comopor ejemplo un estricto horario del día o la prohibición de la salida nocturna, salvo en casosde absoluta necesidad4.

2 Branislava Susnik, El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay, II, CEADUC, Asunción,1983, p. 19–21.3 Clement J. McNaspy, Las ciudades perdidas del Paraguay: arte y arquitectura de las reducciones jesuíticas,1607–1767, Universidad de Deusto, Bilbao, 1988, p. 154.4 Nelson Martínez Díaz, Los jesuitas en América, Cuadernos Historia 16, t. 16, Madrid, 1985, p. 16–18.

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Las artes en las Reducciones5

Tanto los testimonios históricos como las manifestaciones artísticas materiales que sehan conservado hasta nuestros días atestiguan que la arquitectura, la escultura, la pinturay la música ocuparon un lugar importante en la vida de las Reducciones. No sólo se puedenapreciar aún las ruinas sorprendentemente bellas de algunos de los pueblos en medio de laselva, sino que también se conserva un número importante de esculturas, algunas pinturasy un par de manuscritos de partituras musicales6.

También el arte europeo llegó a los guaraníes a través de sus misioneros. Entre los 1565jesuitas que trabajaron en las Reducciones durante su existencia había un número impor-tante de músicos, pintores, escultores7, arquitectos8, que traían a las misiones diversasinfluencias artísticas de sus países de origen, que eran no solamente todas las tierras de lacasa de Habsburgo, sino también Irlanda, Francia, Italia y Alemania. En el otro lado estabanlos guaraníes con su sociedad neolítica, su imaginería y su arte primitivo, primitivo quizásen sus tecnologías, pero ciertamente no en su sensibilidad, en su expresión y en lashabilidades de los artistas guaraníes. Aunque al principio las formas del arte europeotuvieron que chocar fuertemente con la imaginería guaraní, los indígenas aprendieronrápidamente y con mucho éxito las técnicas que les enseñaban los jesuitas. Su capacidad deimitación, tanto de las técnicas como de las formas, dejaba maravillados a todos los testigoscontemporáneos y a menudo leemos en los escritos de los misioneros jesuitas que eraimposible distinguir la copia del original. Sin embargo, no todos lo perciben como un grantalento imitativo, y nos podemos encontrar con las opiniones que acusan a los artistasguaraníes de poca originalidad. Pero en las misiones la obra artística tenía fines evan-gelizadores y dentro de la iconografía misionera lo importante era representar las imágenescristianas para que sean fácilmente inteligibles. Tampoco se puede negar la maestría con laque los artistas guaraníes supieron combinar las formas del barroco europeo con las formasy los motivos de flora y fauna locales, de tal manera que surgieron abundantes cuadros,esculturas y decorados de un estilo característico de gran belleza y valor histórico, quealgunos autores llaman incluso “el barroco jesuítico-guaraní”9. Probablemente no es posi-ble hablar de un estilo independiente, pero sí hay algunas características que lo distinguende las otras muchas manifestaciones del barroco hispanoamericano.

Lo que más se ha conservado son muestras de la escultura misionera. De unas 2000 estatuasque, como mínimo, se crearon durante la existencia de las misiones, como estiman algunosautores, quedan unos 200–300 ejemplares dispersos en los diferentes museos, iglesiasy colecciones privadas. Casi todos son de madera policromada, sobre todo de cedro, de unmetro de tamaño medio, aunque hay varias de tamaño natural. Manifiestan una importanteinfluencia de las escuelas barrocas castellana y sevillana, de los maestros españoles comoMartínez Montañés, Gregorio Fernández, Juan de Mesa y Alonso Cano, cuyas obras llegaban5 cf. C. J. McNaspy, Las ciudades perdidas del Paraguay: arte y arquitectura de las reducciones jesuíticas, 1607–1767, cit.6 Silvio Palacios, Gloria y tragedia de las Misiones Guaraníes, Historia de las Reducciones Jesuíticas durante lossiglos XVII y XVIII en el Río de la Plata, Mensajero, Bilbao, 1991, p. 241–292.7 cf. Felix Alfred Plattner, Deutsche Meister des Barok in Südamerika im 17. und 18. Jahrhundert, Herder,Freiburg, 1960.8 cf. Hernan Busaniche, La arquitectura de las Misiones jesuíticas guaraníes, El Litoral, Santa Fe, 1955.9 cf. Josefina Plá, El barroco hispano-guaraní, Editorial del Centenario, J. R. L., Asunción, 1975.

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a Hispanoamérica en los barcos junto con los españoles. Conocemos algunos nombres de losjesuitas a los que se atribuyen algunas de esas esculturas, de los que destacan el F. JoséBressanelli y el P. Antonio Sepp10, mientras que sus discípulos indígenas, los autores de lainmensa mayoría de las estatuas, quedan en un anonimato casi total, si no tenemos en cuentalas características facciones guaraníes que imprimieron en las caras de algunos santos.

Las pinturas, a pesar de haber sido mucho más numerosas que las esculturas, seconservaron considerablemente menos, ya sea por los materiales que resistieron menosa todo tipo de deterioro durante la historia, ya sea por los robos, los incendios, etc.Originalmente aparecía la pintura en muchas formas: telas al óleo, tablas al temple, pinturasal fresco de murales, techos y bóvedas, artesonados, retablos, columnas, arcos, púlpitos,confesionarios, puertas, ventanas.11 Antes los guaraníes habían pintado sólo algunos obje-tos de uso diario, como, por ejemplo, las calabazas que utilizaban como recipienteso instrumentos musicales, maracas. También teñían de colores plumas y tejidos. A diferen-cia de la escultura, en la pintura misional se aprecia más la influencia italiana y flamenca.Junto con los nombres de algunos jesuitas pintores, esta vez nos ha llegado el nombre de unartista indígena, un tal Kabiyú.

Pero no sólo prosperaban las artes; también se llegó a ciertos logros científicos, aunqueestos ya por parte exclusiva de los jesuitas; por ejemplo, en la reducción de Santos Cosmey Damián había un observatorio astronómico, fundado por Buenaventura Suárez, autor deunos estudios sobre los satélites de Júpiter.

En todas las reducciones hubo bibliotecas, algunas de ellas muy importantes, como la deCandelaria, que contaba con unas 4000 obras, muchas de ellas de varios volúmenes. Así enlas treinta bibliotecas había cerca de 13000 libros, entre los que destacaban los escritos enguaraní. Algunos de los libros fueron impresos en la imprenta de las Reducciones fundadaen 1700 por el P. Juan Bautista Neumann, natural de Viena, que entró en la Compañía deJesús en la provincia de Bohemia, ayudado por el español José Serrano, el cual tradujo alguaraní varias de las primeras obras impresas allí. La imprenta estuvo primero en Loreto,luego en Candelaria, San Javier y Santa María la Mayor, sin poder saber con certeza si erala misma que cambiaba del lugar o si había varias. De todas formas, fue la primera imprentade la región del Río de la Plata12, y además destacaba por el hecho de estar fabricadalocalmente, mientras que todas las primeras imprentas americanas fueron importadas deEspaña. Con la imprenta se desarrolló también el arte del grabado, como testifica la versiónen guaraní de la Diferencia entre lo Temporal y lo Eterno, de 1705, de Juan EusebioNieremberg, si bien con el contenido muy de la época, destaca con la perfección de lareproducción de los 110 grabados de Bouttats, una firmada por el guaraní Juan Yaparí.

Sin embargo, de todas las manifestaciones artísticas en las reducciones es la música laque más interés suele atraer, porque en ella es más patente el contraste entre lo que fue laexperiencia original indígena y el modo de vivir importado, en este caso la música europeadel momento.13 A pesar de que la armonía europea tuvo que sonarles sumamente rara y que

10 cf. Arthur Rabuske, P. Antonio Sepp, S. J., O Genio das Reduçoes Guaranis,Unisinos, Sao Leopoldo, 1979.11 S. Palacios, Gloria y tragedia de las Misiones Guaraníes, cit., p. 281.12 J. C. Pablo Ballesteros, La educación jesuítica en las reducciones de Guaraníes, Entre Ríos, 1979, p. 23.13 Michael Sievernich y Gunter Switek (ed.), Ignatianisch: Eigenart und Methode der Gesellschaft Jesu, Herder,Freiburg, 1990, p. 381–384.

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los instrumentos autóctonos, a diferencia de los europeos, servían sobre todo para marcar elritmo en las ceremonias religiosas, como el mbaracá, maracas, el takuá, un bambú usado debastón, y tambores de varios tipos, los guaraníes mostraron un enorme talento paraaprender las melodías barrocas, como atestiguan varios jesuitas maravillados de sus capaci-dades. Los guaraníes habían coincidido con los jesuitas en el papel primordial que dabana la música, sus cantos larguísimos fueron el eje de su cultura y de su comunicación.

A partir de la época del P. Antonio Sepp, que también fue, junto con el italianoDomenico Zípoli, uno de los mejores músicos que tuvieron las reducciones, el centromusical fue la reducción de Yapeyú, donde estaba en su época la fábrica de instrumentosmusicales de todo tipo, “desde una sencilla flauta hasta un complicado órgano de peda-les”14, y cuyos productos, fabricados por los mismos guaraníes según los modelos traídosde Europa, a veces volvían allí como objetos de exportación. El P. Sepp fundó allí unverdadero Conservatorio para las Reducciones, y en los talleres de música se enseñabaa tocar toda clase de instrumentos, igual que el canto, en que los guaraníes llegaron a serverdaderos maestros.

Para ser más preciso, había fundado en mi pueblo una escuela de música y enseñado con granempeño..., no solamente a mis indios, sino también a los de otros pueblos. Me los enviaban hasta delas más remotas reducciones para que los instruyera no sólo en el canto sino también en la músicainstrumental. Les enseñaba a tocar el órgano, el arpa (la de dos coros de cuerdas), la tiorba, laguitarra, el violín, la chirimía y la trompeta. Es más, los he familiarizado también con el dulcesalterio, y no sólo aprendieron a tocarlo, sino al final también a construirlo, como también otrosinstrumentos.15

La música influyó en la decoración misma de las iglesias, como muestran, por ejemplo,los relieves en los restos de la reducción de Trinidad, con ángeles tocando fagotes, flautas,órganos con fuelle, trompas, maracas, campanillas, clavicordios, arpas.

Otro interesante testimonio lo da el P. Antonio Sepp en una carta a casa: “Mi mayordescanso es practicar el arpa media hora cada día. Hoy, sin embargo, he tenido que omitir estoporque he prometido a los indios enseñarles algunas danzas que aprendí en Innsbruck. ¡Estosguaraníes llevan la danza en su sangre!”16 Los bailes, e incluso unas pequeñas representacionesentre baile y teatro, bien coordinadas, de las que, no obstante, estaban excluidas las mujeres,tuvieron su lugar en las grandes festividades y procesiones religiosas.

... al fin de los oficios presentan diferentes bailes delante de la puerta de la iglesia: una danza deespadas, un baile de las cintas o una escaramuza troyana a pie o a caballo; arremeten sobre caballoshechos de cuero contra los enemigos, a veces en grupos cerrados, a veces dando media vuelta a laizquierda, ora en formación circular, ora en dos largas filas...17

14 S. Palacios, Gloria y tragedia de las Misiones Guaraníes, cit., p. 288.15 Antonio Sepp, S. J., Continuación de las labores apostólicas, edición crítica de las obras del Padre Antonio SeppS.J., misionero en la Argentina desde 1691 hasta 1733, II, ed. Werner Hoffmann, EUDEBA, Buenos Aires, 1973, p. 137.16 En C. J. McNaspy, Las ciudades perdidas del Paraguay: arte y arquitectura de las reducciones jesuíticas,1607–1767, cit., p. 125.17 A. Sepp, Continuación de las labores apostólicas, cit., p. 264.

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Las lenguas en las Reducciones18

En la real cédula del 3 de julio de 1596 el Rey exige el uso exclusivo del español en laprovincia del Río de la Plata, impulsado por la preocupación de que los idiomas indígenasno permitan explicar con propiedad y sin imperfecciones los misterios de la fe. Pero losmisioneros enfrentados con las necesidades prácticas en una región en que incluso en laprovincia civil entre los mestizos y españoles se hablaba guaraní, optaron por un cursomedio: comunicar las cosas esenciales de la fe en guaraní de un modo fácilmente inteligiblepara todos, y al mismo tiempo enseñar a los niños el español.

Sin embargo, el castellano, como hecho social y habla ordinaria nunca entró en lasreducciones. Los jesuitas no animaban el uso del castellano por una razón que no apareceen los documentos oficiales: el castellano no se compaginaba con su esfuerzo por la mayorsegregación posible de las misiones, pues “la lengua española vehiculaba posibilidad detrato con españoles, lo que era sumamente perjudicial.”19 En las escuelas los niños apren-dían a leer, escribir y contar sobre todo en guaraní, que era la lengua que realmente sehablaba. De todas formas, con sus conocimientos a menudo dejaban maravillados a losnuevos misioneros: “Los indios llegaban a leer admirablemente tanto en guaraní, como enespañol y latín.”20 Anton Betschor, suizo, que llegó a la reducción de San Juan Bautista en1719, escribe: “Los niños nos dieron la bienvenida en alemán, latín, español y guaraní.”21

Sin embargo, los jesuitas siempre conservaban unas ciertas reservas hacia la capacidadintelectual de los indígenas, tal como lo expresó el P. José Cardiel: “Las cosas que consistenen memoria, como aprender a leer, escribir y oficios mecánicos, y el tomar de memoriacualquier papel en lengua extraña, lo hacen con más facilidad y presteza que nosotros. Elentendimiento y discurso, muy débil y defectuoso.”22

El primer catecismo en guaraní lo compuso el franciscano Fray Luis de Bolaños en losaños ochenta del siglo XVI. En el año 1580 Bolaños empezó sus trabajos lingüísticos y detraducción. Entre 1585 y 1586, ayudado por otros traductores, terminó su primer catecismoen guaraní, que se componía de 17 preguntas y respuestas que constituían el resumen de ladoctrina católica y que quedó como obra básica en el Paraguay durante toda la épocacolonial. Bolaños tradujo también las principales oraciones y la confesión general, y compusouna gramática y un diccionario.

Su labor lingüística la continuó el P. Antonio Ruiz de Montoya, llamado paí guazú porlos guaraníes, un lingüista eminente que compuso en los años treinta del siglo XVII elCatecismo, el Arte, el Vocabulario y el Tesoro de la lengua guaraní, publicados en Madriden 1639 y 1640. Del mismo modo que los indios fueron reducidos en su dispersiónespacial, su lengua fue reducida a escritura y gramática y surgió el llamado “guaraníjesuítico”, una “tercera lengua” a la que pasó un número notable de hispanismos, pero secrearon incomparablemente más neologismos y nuevos modos de decir. Una lengua un

18 Bartomeu Meliá, La lengua guaraní del Paraguay: historia, sociedad y literatura, MAPFRE, Madrid, 1992.19 Bartomeu Meliá, El Guaraní conquistado y reducido: ensayos de etnohistoria, CEADUC, Asunción, 1986, p. 125.20 J. C. Pablo Ballesteros, La educación jesuítica en las reducciones de Guaraníes, cit., p. 30.21 En C. J. McNaspy, Las ciudades perdidas del Paraguay: arte y arquitectura de las reducciones jesuíticas,1607–1767, cit., p. 128.22 J. C. Pablo Ballesteros, La educación jesuítica en las reducciones de Guaraníes, cit., p. 34.

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tanto artificial y también polémica por quedar así reducido también el imaginario religioso,político y social de los indios.

El uso casi exclusivo del guaraní en las misiones y los trabajos lingüísticos de los jesuitasayudaron al guaraní a tener y mantener la posición que tiene ahora, la de lengua oficial de laRepública del Paraguay, que cuenta con un número mayor de hablantes de guaraní que deespañol. El otro factor, más importante, es la evolución histórica y la estructura de la sociedadparaguaya. Pocos españoles vinieron al Paraguay después de la primera oleada de los conquis-tadores y aún menos mujeres. Los hijos de los españoles que se casaban con mujeres guaraníesaprendían el guaraní de sus madres. A pesar de que el español fue la lengua de los conquistado-res, y luego de los gobernadores, administradores y misioneros, el guaraní quedó en el usocotidiano y lo utilizaban los españoles mismos para hablar con sus mujeres e hijos.

La religión en las Reducciones

La divulgación de la fe cristiana sirvió al principio como justificación del derecho de Españaa las Indias. En los reales documentos está expresada como el mayor interés de los monarcasespañoles. La conversión de los indígenas a la religión católica era el mayor objetivo de lasmisiones y su propia razón de ser. Como se suponía que “las costumbres salvajes y bárbaras”no se compaginaban con la fe cristiana, en 1567 el segundo Concilio de Lima decidió quehabía que enseñar a los indios a vivir “políticamente”23, y así la conversión religiosa llevabaconsigo también la conversión a la civilización europea, eso es, la reducción. La posicióncentral que tenía la nueva religión estaba expresada ya en la estructura misma de la reducción.Entre las humildes y sencillas casas de los guaraníes se levantaba una suntuosa iglesia, una joyadel arte, abundantemente adornada con esculturas, pinturas, oro y plata.

La cuestión de si convertir a los indios por fuerza o no fue resuelta a mediados del sigloXVI, eligiéndose decididamente la manera pacífica. De todas formas, quedaron dos actitu-des principales hacia el bautismo de los indios. La primera, mantenida sobre todo por losfranciscanos, veía la importancia en el bautismo mismo, pues salvaba a los hombres para lavida eterna, y la doctrina debía venir después. Estos intentaban bautizar a cuantos fueraposible, no mirando si los indios sabían algo sobre la fe cristiana o no. Se dice, probable-mente con exageración, que los franciscanos en Méjico en 1540 llevaban bautizados más denueve millones de indígenas, y uno de ellos, Fray Toribio de Motolina, bautizó alrededor de400.000 personas. En el Paraguay, Fray Bolaños llegó a bautizar a unos 30.000 indígenas.El segundo grupo afirmaba que primero había de realizarse una preparación intelectualy espiritual y después, cuando el indio demostrara cierto conocimiento de los misterios dela fe católica y la voluntad de ser bautizado, podía aceptar el bautismo. Esta actitud la teníanlos jesuitas, con lo que en las primeras generaciones en las misiones el número de losbautizados era muy bajo en comparación con los no bautizados.

Los jesuitas empezaron con la enseñanza regular de la doctrina con los niños, mientrasque a los adultos intentaban convertirlos a través de la participación en los actos religiososde la ritualizada vida cotidiana de las reducciones. Todos los días por la mañana se

23 B. Meliá, El Guaraní conquistado y reducido: ensayos de etnohistoria, cit., p. 118.

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celebraba una misa en la que la participación no era obligatoria, pero a la que, sin embargo,asistían casi todos. Todos los días a las cinco de la tarde en verano y a las cuatro en inviernolos niños venían a la iglesia para rezar juntos, para recitar el breve catecismo y paraescuchar la enseñanza del sacerdote. Después se reunía todo el pueblo para rezar el rosario.Luego se repartían raciones de carne. Se puede decir que los rituales, los cantos, letanías,repeticiones del catecismo, procesiones al trabajo a las chacras, paradas militares, autossacramentales y danzas durante las fiestas en cierto modo continuaron el ritualismo de lavida original guaraní, y la reemplazaron con sus manifestaciones cristianas. BartomeuMeliá da una caracterización de la situación religiosa en las reducciones:

La religión guaraní en sus ritos y en sus creencias es simplemente negada en la reducción; lareligiosidad, como forma de experiencia, aparentemente permanece. Y es así como el diálogoimposible entre jesuitas y guaraní en términos de doctrina –toda creencia guaraní es relegada en elmejor de los casos a superstición– puede haberse dado, en cierta forma, en el espíritu.24

Louis Necker en su libro Indios guaraníes y chamanes franciscanos25 ofrece unasinteresantes explicaciones del bastante sorprendente éxito de un puñado de franciscanos,que fueron los predecesores de los jesuitas en su labor misional y reduccional en elterritorio paraguayo, en su persuasión de una gran población nativa del área. Por algunosaspectos de su forma de actuar, los franciscanos se parecían mucho a los tradicionalesrepresentantes de la autoridad entre los indios, a los chamanes, caciques, e incluso a loshéroes culturales legendarios.

Un chamán o cacique tenía que dominar el arte de la elocuencia para conseguirinfluencia. Los franciscanos entendieron el poder enorme que tenía la elocuencia entre losguaraníes, y trataron de aprender perfectamente la lengua indígena más difundida, elguaraní. De mucha ayuda fueron dos mestizos del Guairá, Gabriel de la Anunciación y Juande San Bernardo, que se unieron a Luis Bolaños y San Buenaventura entre 1582 y 1585,y que tenían el guaraní como lengua materna. Parece que San Bernardo (que murió a manosde los indios en Caazapá en 1599) era un orador nato.

Luis Bolaños con su impresionante obra lingüística pasó a ser el creador de un lenguajecristiano en guaraní, y el maestro de la lengua guaraní para todos los misioneros futuros;por ejemplo, él fijó el uso de una palabra tan importante como Dios, Tupá. Es difícil decidircuál fue exactamente la noción original asociada a esta palabra entre los guaraníes, perosegún Alfred Mètraux, que basa su opinión en la comparación con la mitología de otrosgrupos de indios guaraníes, antiguos o modernos, en la tradicional religión guaraní Tupáera la personificación del trueno, procedente del occidente que yendo hacia el oriente semanifiesta en el fulgor del relámpago26, y que como deidad tuvo más que ver con ladestrucción final y el fin del mundo que con la creación27. Hélène Clastres desarrolla estaidea y llega a la conclusión de que “los misioneros no se equivocaron en la importancia de

24 Bartomeu Meliá, El Guaraní: experiencia religiosa, CEADUC, Asunción, 1991, p. 108.25 Louis Necker, Indios guaraníes y chamanes franciscanos: las primeras reducciones del Paraguay, CEADUC,Asunción, 199026 Bartomeu Meliá, El Guaraní: experiencia religiosa, CEADUC, Asunción, 1991, p. 54.27 Alfred Mètraux, The Guaraní, en Julian H. Steward (ed.), Handbook of South American Indians, III, Washing-ton, 1946, p. 90.

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Tupá..., pero se equivocaron en su significado: nada se podía oponer más a la idea cristianadel creador que este símbolo nativo.”28 Luego, en un proceso ya conocido en la historia delas religiones, a través de la catequesis y de años de uso, el nombre Tupá fue enriquecidocon conceptos de la teología y vida católica, hasta significar para los guaraníes el Diossupremo y personal cristiano29.

Pero los chamanes indígenas, los adversarios más poderosos, no desaparecieron tan fácil-mente, y los franciscanos tuvieron que hacerles frente en una lucha intelectual y cultural por lainfluencia. Los más difíciles de vencer eran los chamanes itinerantes, de tipo mesiánico, comoOberá, que incitaban a las búsquedas de la Tierra-sin-mal o las revueltas contra los españoles.Los misioneros –tanto franciscanos como jesuitas– tuvieron éxito porque implantando nuevasplantas, instrumentos, tecnologías, recordaban mejor a los legendarios héroes de aquellacultura. Por ejemplo, Luis Bolaños fue llamado Paí Luis, según el legendario Paí Sumé quehabía enseñado a los hombres a cultivar la mandioca y luego se había retirado a la Tierra-sin-mal. Así los misioneros aportaban a los guaraníes beneficios de subsistencia mayores que losque conocían antes, y también una cierta protección contra los abusos de los encomenderos.Todo ello mostró que sus “poderes mágicos” eran mayores que los de los chamanes nativos.Además ellos también hablaban de una tierra-sin-mal, “el mundo futuro” cristiano, aunque suconcepto era diferente del de los guaraníes. Por otra parte, hay que decir que los misionerosfueron muy ingeniosos en la forma de desacreditar a los chamanes y que no vacilaron enexponerlos a la burla general y quemar sus instrumentos mágicos y otros objetos religiosos.

Sin embargo, en general las creencias indígenas, sus mitos y leyendas chocaron con losconceptos cristianos. Los guaraníes no entendieron las nociones del bien, del mal, o del pecadotal como las enseñaban los jesuitas en las reducciones. La religión indígena era sobre todo elanimismo, los guaraníes creían en las mágicas y caprichosas potencias espirituales, y el papelde los chamanes era persuadirlas para que ayudasen y no dañasen a sus clientes o a loschamanes mismos. Solamente los chamanes podían influir sobre estos espíritus sobrenaturalesy solamente mediante medios mágicos. De los protectores espirituales, tupichuás, los chamanesderivaron su considerable autoridad que les permitió hasta poder poner en duda la autoridad delos jesuitas mismos, tal como sucedió en 1635 cuando los chamanes del Tape, Yaguarobíy Yeguacaporú rechazaron el esfuerzo jesuítico para traer su gente a las reducciones30. Tam-bién sucedió en los primeros años de la empresa jesuítica que un jefe religioso llamado Nezúconvenció a otros guaraníes a que desertasen de la misión de Todos los Santos del Caaró31.

Las primeras generaciones de las reducciones conservaban, pues, sus tradiciones religio-sas originales y en secreto practicaban su religión, a pesar de que sus chamanes habían sidoexpulsados de las misiones o tuvieron que pasar a la clandestinidad. Los guaraníesmostraron también mucho apego a sus costumbres sociales y culturales, como la poligamiade los caciques o el matrimonio de los niños, ahora prohibidas por los jesuitas. Por ejemplo,

28 Hélène Clastres, The Land-without-evil: Tupí-Guaraní prophetism, University of Illinois Press, Urbana andChicago, 1995, p. 22.29 B. Meliá, El Guaraní: experiencia religiosa, cit., p. 54.30 James Schofield Saeger, “The Mission and historical Missions: Film and the Writing of History”, en The Americas,51 (3 January 1995), p. 405.31 J. S. Saeger, “The Mission and historical Missions: Film and the Writing of History”, cit., p. 401; G. FurlongCardiff, Misiones y sus pueblos de guaraníes, Ediciones Theoria, Buenos Aires, 1962, p. 114; Branislava Susnik, Elrol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay, CEADUC, Asunción, 1982, I, p. 106–107.

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todavía en 1735, después de volver de la lucha contra los comuneros de Asunción, veintecaciques de ocho reducciones encabezados por Diego Chaupaí, capitán de la milicia deSanto Cosme, solicitaban una mayor influencia en las decisiones económicas y una mayorlibertad sexual, es decir, el derecho a tener más mujeres, lo cual consideraban adecuadopara hombres de su clase. Sus exigencias fueron rechazadas, y Diego Chaupái junto conotros seis caciques abandonaron las reducciones y fundaron su propio pueblo. No consi-guiendo producir el suficiente sustento, tuvieron que recurrir al robo del ganado correntino,lo que provocó la expedición punitiva de los criollos de Corrientes, que terminó con unamasacre del pueblo32. Éste fue el último motín entre los guaraníes misioneros.

De todas formas, los guaraníes poco a poco aceptaban el cristianismo, los santospatronos de los pueblos, bautizos, rituales, hubo conversiones, y de la mezcla de lascreencias indígenas y el catolicismo se creó una suerte de cristianismo popular. Sinembargo, también en lo religioso se manifestaban las ideas paternalistas de los jesuitas.A pesar de haber ya generaciones de cristianos entre los guaraníes, los jesuitas nuncaaceptaron a ninguno de ellos como hermano o sacerdote entre sus filas33.

Conclusión

Las Reducciones del Paraguay desaparecieron con la expulsión de los jesuitas en1767–1768 fecha en la que empezó la disolución progresiva de la sociedad misional. Losguaraníes, hábiles campesinos y artesanos, pudieron incorporarse con éxito como indivi-duos a las estructuras económicas y sociales de la provincia civil, pero la tutela jesuíticafalló en la educación de las comunidades emancipadas, que hubieran podido dirigirsey existir por sí mismas en las condiciones bruscamente cambiadas. Los jesuitas no supieronabandonar la idea del estatus de los guaraníes como niños que no podían ser totalmenteresponsables de su propia existencia.

Los misioneros intentaron ofrecer un modelo anticolonial dentro de la colonia, oponien-do la encomienda. Como participantes un tanto involuntarios en este experimento, losguaraníes tuvieron que abandonar su religión indígena, muchas de sus costumbres sociales,y someterse a la tutela jesuítica. En buena voluntad de protegerlos, los jesuitas restringieronlas libertades y aislaron totalmente a los guaraníes de la sociedad colonial. Los guaraníes nopodían hacer negocios si no por medio de los jesuitas. Con la idea de los jesuitas deautosuficiencia y prosperidad de las reducciones, todos tenían que cumplir un mínimoestablecido del trabajo, pero el control probablemente perjudicó la iniciativa económica delos guaraníes. Después de entrar en la reducción, era muy difícil salir de ella. El horario deldía era estricto y uniforme.

Sin embargo, los guaraníes desde el principio dieron la bienvenida a las reducciones, queayudaron a detener el decrecimiento drástico de la población nativa del Paraguay. Lasreducciones constituían la seguridad ante los enemigos nativos o los esclavistas portugue-ses, lo mismo que la posibilidad de huir de la encomienda española. El bienestar alcanzado

32 B. Susnik, El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay, II, cit., p. 21–23.33 Martin Dobrizhoffer, An Account of the Abipones: An Equestrian People of Paraguay, I, J. Murray, London, 1822;Johnson Reprint Corp., New York, 1970, p. 31.

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en las reducciones con nuevas tecnologías y con el trabajo indígena superaba al de otrasempresas parecidas de la zona. La vida social y cultural de las misiones, los rituales, misas,y fiestas también tenían su atractivo en comparación con la vida primitiva guaraní. Esindudable que los guaraníes consideraron las reducciones como suyas, demostrándolo alfinal cuando, forzados a abandonarlas, lucharon y murieron por sus reducciones. Así,a pesar de haber varios errores, los méritos de esta empresa humanitaria y misionera lossuperaron muy ampliamente.

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NĚKTERÉ ASPEKTY JEZUITSKÝCH MISIÍ V PARAGUAYI

Résumé

Jezuitské misie v koloniální Paraguayi v 17. a 18. století zahrnuly do svého komplexníhopůsobení mezi skupinami Indiánů Guaraní nejen stránku evangelizační, ale též kulturní,sociální a ekonomickou. Článek je věnován čtyřem aspektům života v redukcích. Za prvé jeto způsob vnitřní organizace, na které se vedle misionářů podílelo i domorodé obyvatelstvo.Druhou oblastí je umění, v němž si Guaraníové dokázali originálním způsobem osvojita přizpůsobit evropské techniky a vzory. Jazyky na území misií jsou dalším zajímavýmtématem, protože to byl právě původní jazyk guaraní, který se v misiích prosadil jakonástroj veškeré komunikace. Nejkomplikovanější oblastí však bylo náboženství, protožepokřesťanštění vyžadovalo od Guaraníů vzdát se jak svého původního náboženství, taki mnoha sociálních a kulturních zvyklostí.

SOME ASPECTS OF JESUITIC REDUCTIONS IN PARAGUAY

Summary

The Jesuit missionaries’complex activities among groups of Guarani Indians in thecolonial Paraguay in the 17th and 18th century included not only evangelical, but alsocultural, social and economic aspects. The article pays particular attention to four areas:1) the internal political and social organization of reductions, participated in by both Jesuits

and natives,2) the arts – the Guaranis managed to adopt European techniques and artistic patterns and

uniquely adapt them,3) the fact that the original Guarani language became the one which totally prevailed as the

vehicle of communication in the missions and4) the area of religion, and how Christianization required Guaranis to give up not only their

original religion, but also many of their social and cultural habits as well.

Lenka ZajícováKatedra romanistiky FF UPKřížkovského 10CZ-771 80 OLOMOUCRepública Checa