Guía de la Ruta de Córdoba · La Bandera es verde, blanca y verde. La bandera blanca y verde vuelve tras siglos de guerra a decir: paz y esperanza bajo el sol de nuestra tierra

RUTA DE CÓRDOBA

ESCUELAS Y AULAS VIAJERAS

Escuelas y Aulas Viajeras Ruta de Córdoba

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Vamos a organizar nuestra Escuela Viajera. Debéis implicaros en la organización, parti-cipando en lo que más os guste y en lo que mejor sepáis hacer.

Lo primero que tienes que hacer es organizar un gru-po pequeño junto a otros compañeros y compañeras.

¿Tienes organizado tu grupo? Pues escribe aquí los nombres:----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

A partir de ahora os repartiréis el trabajo. Vamos a averiguar cosas. Algunas puedes preguntarlas al profe o a la profe, y otras deberás averiguarlas consul-tando libros, enciclopedias, Internet, etc.

Para empezar, debéis averiguar la distancia desde el “cole” a la cabecera de ruta y el tiempo que tardaréis en llegar. Después, se-ñalaréis sobre un mapa de España el camino que tenéis que recorrer desde tu pueblo o ciudad hasta la cabecera de ruta.

Estás ¿al norte, al sur, al este o al oeste de Andalucía?------------------------------------

Ahora debes seguir preparando la vi-sita.

Enumera los objetos que creas im-prescindibles. No hay que dejar en casa ningún objeto importante para el viaje.------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


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Ahora, mientras preparáis la visita, conviene que sepáis algunas cosas sobre nuestra comunidad.

Andalucía se encuentra al sur de España y de Europa, entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico. Es la Comunidad Autónoma más poblada de España y su tamaño es muy parecido a países tan im-portantes como Portugal o Inglaterra.

Cuenta con una amplia di-versidad física, que inclu-ye Sierra Nevada y Sierra Morena, su larguísima cos-ta o el valle del Guadalqui-vir que termina en las ma-rismas de Doñana.

El clima predominante es seco y templado, con veranos calurosos e inviernos cortos. Las condicio-nes de humedad y de tempera-tura también son variadas, con extremos que van desde el de-sierto de Tabernas en Almería hasta las lluviosas montañas de Grazalema en Cádiz.

Sus diferentes condi-ciones naturales gene-ran una gran diversidad de vegetación. Mar, campiña y serranía se reparten, junto a la red de pueblos y grandes ciudades, el paisaje de Andalucía.

Andalucía ha sido siempre una encrucijada geográfica e his-tórica, que le ha aportado un gran valor estratégico, acercán-dola a África, Oriente y América.

Muchos pueblos se han sentido atraídos por sus condiciones físicas y, desde la antigüedad, la han convertido en escenario de sus actividades culturales y económicas. La población autóctona, que se enriqueció con la visita de otros muchos pueblos mediterráneos, desarrolló una importante cultura.


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Entre los que más huella dejaron de-bemos destacar a los fenicios, y sus descendientes los cartagineses. Pos-teriormente fue-ron los romanos, que la conquista-ron y le dieron el nombre de Bética.

Más tarde vinieron otros pueblos, visigodos, bizantinos y, algo des-pués, los musulmanes, que bautizaron las tierras conquistadas en la península con el nombre de Al-Andalus.

Durante ocho siglos, las tradiciones musulmana, judía y cristiana con-tribuyeron a crear un valioso legado cultural.

Tras el enfrentamiento entre el mundo islámico y el reino cristiano de Castilla, éste último acabó domi-nando toda la región. Los Reyes Ca-tólicos fundaron aquí en Granada, la unidad moderna de España, a la vez que desde Huelva zarpaba Colón al encuentro de un nuevo mundo, que hizo de Sevilla una importantísima ciudad.

Durante su larga e interesante historia, muchas personas de Andalucía han llegado a ser auténticas figuras universales en el campo de la política, las humanidades, las ciencias, la literatura o las artes.


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Séneca, Trajano, San Isidoro, Averroes, Mai-mónides, Velázquez, Olavide, Fernán Caballe-ro. (Cecilia Böhl de Fa-ber), Juan Ramón Jimé-nez, Antonio Machado, Carmen de Burgos, Falla, Victoria Kent, García Lorca, Picasso, Alberti, Andrés Segovia y un lar-go etcétera de hombres y mujeres han consegui-do que Andalucía sea co-nocida en todos los rin-cones del mundo no solo por sus monumentos, sus ferias y fiestas, su acei-te, sus pueblos blancos, sus pinos y encinas, su sol y playas o su folclo-re, sino también por su gente.

Trata de identificarlos y coloca su nombre debajo de la fotografía.


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Hoy somos más de siete mi-llones. Muchos nacidos aquí y otros venidos de fuera. Todos somos ahora los pro-tagonistas del presente y del futuro.

Nuestro protagonismo es ahora mayor que nunca porque desde hace unos años tenemos democra-cia y autonomía; es decir, posibi-lidad de gobernar el destino de Andalucía por nosotros mismos.

Para llegar hasta aquí, los andaluces y las andaluzas, junto con el resto de los españoles, hemos tenido que recorrer un largo camino lleno de obstáculos, que ha habido que superar hasta alcanzar esa libertad. El carácter liberal de Andalucía se demostró muy pronto, en 1812, pues fue en Cádiz, donde por primera vez se aprobó una Constitución en España; es decir, una norma que recogía por escrito los derechos de los ciudadanos y organizaba el poder desde el pueblo.

Poco después, y pese a la heroica de-fensa que una mujer andaluza, como Mariana Pineda, hizo de esa Consti-tución, otros políticos prefirieron gobernar despreciando la libertad de todo el pueblo español. Durante casi dos siglos los fracasos superaron los éxitos y solo durante breves perio-dos pudo disfrutarse de nuevo de la libertad. En esos paréntesis demo-cráticos, políticos nacidos en Andalu-cía -como Salmerón, Castelar o Alca-lá Zamora- llegaron a la Jefatura del Estado. Fue también entonces cuan-do comenzó la lucha por la autonomía y el progreso de Andalucía, en la que destaca el protagonismo de Blas In-fante.


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Tras una última etapa de dictadura, que duró desde 1939 hasta 1977, la libertad y la justicia volvieron a nuestro país y se quedarán siempre con nosotros y nosotras si nos esforzamos en mantenerlas. El 6 de diciembre de 1978 el pueblo español aprobó una nueva Constitución, que hoy sigue siendo la norma básica que recoge nuestros dere-chos fundamentales y la organización democrática del poder en el Estado español. Uno de los objetivos de esta Constitución es la descentralización política y la autonomía de sus distintas regiones y nacionalidades.

En 1981, se aprobó el Estatuto de Autonomía que, tras la Cons-titución, es nuestra norma más importante. En el Estatuto se explican nuestros símbolos, ins-tituciones y la forma de decidir en asuntos tan importantes como la salud, la educación o la cultura.

Andalucía está formada por 8 provincias: Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla.

Como todas las Comunidades Autónomas de España, Andalucía tiene símbolos propios.

El Himno es representativo de un esfuerzo colectivo y abierta-mente solidario.

La Bandera es verde, blanca y verde.

La bandera blanca y verdevuelve tras siglos de guerraa decir: paz y esperanzabajo el sol de nuestra tierra.

Andaluces ¡levantaos!¡Pedid tierra y libertad!¡Sea por Andalucía libre,España y la Humaniddad!

Los andaluces queremosvolver a ser lo que fuimoshombres de luz que a los hombresalmas de hombres les dimos.

Andaluces ¡levantaos!¡Pedid tierra y libertad!¡Sea por Andalucía libre,España y la Humanidad!


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En el Escudo de Andalucía aparece el héroe mitológico Hércules, que según la leyenda, vivió hace tres mil años y recibió el encargo de realizar doce difíciles trabajos. En uno de ellos dominó la fiereza de los leones y en otro llegó hasta nuestra tierra donde fun-dó Gades o Cádiz. Así lo reconoce en latín el escudo: “Dominator Hercules Fundator”. Las columnas que aparecen a los lados re-presentan a las dos montañas que flanquean el estrecho de Gibraltar y que, según la le-yenda, fueron separadas por Hércules para mostrar a las generaciones venideras que había llegado hasta allí en sus gestas.


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Los Pedroches

La comarca de los Pedroches está situa-do al Norte de la provincia de Córdoba y limita con las provincias de Badajoz (Extremadura), Ciudad Real (Castilla-La Mancha) y Jaén. El nombre de Pedro-ches viene de la gran abundancia de piedra de granito existente en su sub-suelo que aflora entre dehesas y enci-nares. Reconocerás esta piedra en las construcciones de los pueblos y villas que vas a recorrer en iglesias, edificios públicos, palacios e incluso casas popu-lares.

Vas a conocer un ecosiste-ma único, que se ha preser-vado gracias a sus habitan-tes y a los difíciles accesos a esta zona.

El paisaje predominante es el de las dehesas de encinar, muy bien conservadas y únicas en Europa, atravesadas por los ríos Guadamatilla, Guadalmez y Yeguas que conservan tramos de bosque en galería. Entre las especies animales que viven en esta comarca destacan el lince, los buitres y los lobos.


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Torrecampo

Si observas el paisaje, verás cómo predominan las extensas dehesas pobladas de encinas, por lo que los árabes ya bautizaron este terri-torio como “llano de las bellotas”. Hoy día, pas-tan en estas dehesas el ganado ovino, porci-no y vacuno, pero des-de muy antiguo y hasta hace poco, la minería fue muy importante en esta zona, por eso, ade-más de torrecampe-ños, a los habitantes de Torrecampo los llaman tiznaos.

Las tierras de Torrecampo ya estaban habitadas en la prehistoria y, desde enton-ces, distintos pueblos han dejado numerosos restos arqueológicos: poblados o castros ibéricos, sepulturas antropoides talladas en roca granítica, ruinas romanas, etc. Pero lo que más te lla-mará la atención será el cas-tillo de la Edad Media.

Además de pasear por las calles de Torrecampo, pue-des probar o llevar como regalo algunos de los dulces que se elaboran aquí. Te aconsejamos los borrachuelos, caga-rrutas, mantas de viaje, roscos, pe-rrunas, tortas de chicharra...

Este pueblo, situado al norte de la provincia de Córdoba, en la comarca de los Pedro-ches, pertenece al partido judicial de Pozoblanco.

En época romana, estas tierras cobraron una gran importan-cia porque por ellas pasaba la calzada romana que iba desde Córdoba hasta Zaragoza.

Con el tiempo, esta importan-cia creció, pues la villa fue pa-rada forzosa y final de jornada en el antiguo Camino Real de Andalucía a la Corte, que era el más corto y, en consecuencia, el más transitado.


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Visita a la Casa - Museo “Posada del Moro”

Se dice, y con razón, que entrar en esta Casa-Museo es entrar en la historia de Torrecampo y de los Pedroches.

En realidad, la visita debes comenzarla en el exterior, frente a su hermosa fachada rena-centista del siglo XVI: observa cómo el empleo de la piedra combinado con la cal y el barro de las tejas forman un con-junto armónico.

Una vez dentro, po-drás contemplar más de diez mil objetos, distribuidos entre sus nueve salas o es-tancias y su patio con porche. Son piezas arqueológicas, pintu-ra antigua y objetos que nos acercan a la historia, costumbres populares y activida-des económicas de la región.

Para facilitar la visita, el mu-seo está dividido en 21 sec-ciones, de las cuales te acon-sejo que no dejes de ver el grupo de esculturas tartési-cas, los útiles de piedra de la Edad de Bronce, los objetos de metalurgia antigua de Sie-rra Morena, los objetos de plomo y de hierro de época romana, los broches y placas de cinturón visigodos, los ob-jetos de época califal y los de origen hispano-judío.


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Pozoblanco

La villa de Pozoblanco se encuentra en el corazón de la comarca de Los Pedroches y como puedes deducir por su nombre, tuvo unos orígenes humildes. Cuenta la tra-dición que se fundó en el siglo XIV, cuando, a causa de una epidemia de peste, unos pastores huidos de la villa de Pedroche se asentaron en el lugar conocido como Pozo Viejo.

Si observas el escudo de la ciudad verás en él un pozo encalado, un gallo encaramado en el brocal y la sombra de una encina protectora, que recuerdan estos modestos orígenes.

Pozoblanco, desde su fundación y durante toda la Edad Media, fue una aldea.

En 1478 obtuvo el título de vi-lla y pasó a ser una de las Sie-te Villas de los Pedroches. Su creciente prosperidad la situó, enseguida, como capital de las Siete Villas y de la zona norte del reino de Córdoba, trasla-dándose a ella el corregidor en 1771.

En sus calles y plazas puedes ver muchos ejemplos de este pasa-do, como la parroquia mayor de Santa Catalina del siglo XVI, el antiguo hospital de Jesús Nazareno, fundado en el siglo XVII o el Ayuntamiento, de fecha más reciente, construido a finales del siglo XIX.


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Visita a la industria alimenticia COVAP

La cooperativa COVAP fue fundada en 1959 por un grupo de 23 ganaderos del Valle de los Pedroches, con el objetivo de abaratar costes y garantizar la produc-ción, aumentando así los beneficios.

El éxito obtenido por esta experiencia puedes verlo en el magnífico aspecto de las instalaciones y en que hoy día son más de 5.000 los asociados de esta coo-perativa, que ha ampliado su área de actuación al sur de la Comunidad de Castilla-La Mancha y al este de la de Extremadura.

Las claves del éxito están en la colaboración de técnicos y ganaderos y en que estos últimos que han mantenido sus granjas familiares y la calidad de los productos.

De esta forma, COVAP se ha convertido en una de las em-presas cooperativas más im-portantes de España y en ella están integradas todas las fases de producción de vacu-no, ovino y porcino.

Las principales activida-des de la cooperativa son la transformación de leche e industrialización de car-ne, aunque también realizan otras actividades como la fa-bricación de piensos.

De todas estas actividades, una de las más importantes es la de producción de leche de vaca, ya que supone la mi-tad de los ingresos de la em-presa.


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Parque Natural de Cardeña y Montoro

La villa de Cardeña fue en su origen una aldea de otra mayor, Montoro. Hace algo menos de 100 años se convirtió en municipio y pudo tener su propio Ayuntamiento. Por esta razón observarás que en sus calles hay pocas construcciones antiguas.

Sin embargo, por su situación, es una puerta al Parque Natural de Cardeña y Mon-toro, que vas a recorrer.

El Parque Natural se encuentra en un ex-tremo de la comarca de los Pedroches.

La presencia huma-na aquí se remonta a la Prehistoria y, por esta razón, se con-servan en su territo-rio interesantes res-tos arqueológicos de los iberos, romanos o árabes que, además, han dejado una pro-funda huella en la cul-tura de los municipios de la zona.

La artesanía es un buen ejemplo de su rica herencia, destacando el trabajo del hilado del cáñamo a mano, del cuero, la cerámica, la cerrajería, la madera y la piedra.

Junto a la artesanía, otras actividades ocupan a los habitantes de la zona, principalmente el cultivo del cereal y la ganadería. Verás en las dehesas un buen número de rebaños de cerdos y ovejas. También se practica la apicultu-ra, de la que se obtiene una miel exquisita.


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La Sierra de Cardeña y Montoro, situada en el extremo centro-oriental de la provincia de Córdoba, ocupa más de 40.000 hectáreas y tiene sus límites en las provincias de Ciudad Real y Jaén, donde se continúa con el Parque Natural de la Sierra de Andújar.

En estas dehesas conviven gran va-riedad de especies animales, algunas en peligro de extinción, como el lobo, el lin-ce, la nutria, el águi-la, con otras más abundantes, como el ciervo, el jabalí, la perdiz, la paloma o el conejo, que per-miten un aprovecha-miento cinegético (para la caza) del Parque.

El suave relieve de lomas de escasa altu-ra, característico de esta parte de Sierra Morena, es atravesa-do por el río Yeguas.

Las lluvias del otoño y el invierno han con-figurado un paisaje de dehesas, rico en árboles, como la en-cina, el acebuche, el quejigo, el alcorno-que, el roble y el pino.


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Madinat al-Zahra

En el año 936 el califa musulmán Abd al-Rahman III decidió levantar cerca de su capital Córdoba, una ciudad entera, donde viviría rodeado de su familia y su corte y desde donde ejercería su enorme poder.

La ciudad, en cuya construcción invirtió veinticinco años, se orga-nizaba en tres enormes terrazas y desde el palacio del califa, situa-do en la más alta de las tres te-rrazas, se divisaba todo el valle del Wadi al-Kabir (Guadalquivir) y, a lo lejos, a unos cinco kilómetros, la gran ciudad de Córdoba. Junto a esta residencia real estaban las residencias de los dignatarios más importantes y los órganos de go-bierno. En la segunda terraza se encontraban extensos jardines con albercas y fuentes, en los que no faltaban jaulas con fieras y aves exóticas. En la tercera terraza, la más baja, se situaban los cuarteles de infantería y de caballería.

En el año 1010, unos setenta y cinco años después de su construcción, durante la guerra civil por la sucesión en el califato, la ciudad fue asaltada, incendiada, y abandonada. Desde entonces, y durante siglos, los propios musulmanes y luego los cristianos la expoliaron sin piedad, hasta el punto de que se perderá hasta su recuerdo: en el siglo XV ya se la denominaba “Córdoba la Vieja” y, poco a poco, sus ruinas quedaron bajo el lodo.


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Cuando en 1910 se empieza a excavar el recinto quedan unas pocas ruinas, lo que hace dudar a los arqueólogos del esplendor de que hablan los antiguos textos.

Esto te permitirá imaginar el escenario que describen los cronistas y poetas del tiempo del califato.

Visita a Madinat al-Zahra

Entrarás en el recinto por la puerta norte. Desde ahí bajas hasta la Dar al-Yund (la Casa del Ejército), también denominada Casa de los Visires, que es uno de los grandes salones de recepción.


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Siguiendo el sentido de la visita, bajas hasta un enorme pór-tico. Aquí fue recibido, en el año 962, el rey cristiano de León, Ordoño IV, que llegó con su séquito a la puerta de la terraza superior, situada en la zona del gran pórtico donde empezaba el recorrido oficial. Allí lo esperaba la guardia islá-mica, con sus suntuosos uniformes de gala, alineada sobre los poyetes adosados a las paredes de las calles en rampa.

Subió el rey Ordoño a caballo hasta la Casa de los Visires, desmontó y descansó, antes de seguir a pie hasta otro salón donde le esperaba el califa. A su regreso a la Casa de los Visires, encontró en lugar de su caballo un maravilloso pura sangre árabe con espléndidos arreos.

En el jardín del patio situado ante este salón, había en rea-lidad un gran espacio, totalmente pavimentado en mármol bruñido hasta parecer una gran lámina de agua.

Después de pasar junto a las rui-nas de la mezquita y caminar jun-to al baño, encontrarás el espacio más impresionante de Madinat al-Zahra: el Salón de Abd-al-Rahman III. Aquí el califa recibía a sus principales funcionarios y dirigen-tes políticos.


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Córdoba

Su nombre procede de Córduba que signifi-ca “altozano cerca del río”. Desde entonces, ha recibido muchos nombres: “Colonia Pa-tricia”, “lejana y sola”, “la llana”... y todos re-flejan algo de su per-sonalidad. A lo largo de la historia ha sido lugar de encuentro de pueblos, razas y cultu-ras. Romanos y musul-manes la eligieron por capital y la engrande-cieron. Con el paso de los siglos, otras cultu-ras la enriquecieron.

Situada a orillas del Guadalquivir, entre la sierra de su nombre y la Campiña, que es tierra de trigo y oli-vares, se sitúa esta ciudad, una de las más antiguas de España. Ha aco-gido a pueblos de diferentes razas, culturas y religiones y todos ellos fueron haciendo, poco a poco, la Cór-doba que hoy vas a conocer y, de to-dos ellos, conserva costumbres, pa-labras, monumentos y obras de arte.

Sus encantos han sido reconocidos internacionalmente y prueba de ello es que el Casco Histórico ha sido de-clarado por la UNESCO, “Patrimonio de la Humanidad”.

Aunque son muchos los atractivos monumentales que Córdoba puede ofrecerte, te propongo que en esta visita te centres en: - Conocer la Mezquita Catedral - Pasear por la Judería - Conocer el Alcázar de los Reyes Cristianos

Cuando conozcas la ciudad, entenderás mejor por qué la llaman la Ciudad de las tres Cul-turas: musulmana, judía y cristiana.


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La Mezquita Catedral

Mihrab

Haram

Saham

Alminar

Qibla

1. Abderramán I

Cuando llegué a Córdoba, proce-dente de Siria, me acordaba mu-cho de mi tierra y por eso mandé construir una mezquita como las que había dejado allí. Para esta construcción mandé utilizar las co-lumnas y los capiteles de edificios romanos y de la iglesia visigoda de San Vicente que utilizamos como primera mezquita mientras cons-truíamos esta.

3. Abderramán III

Reforcé los muros de la sala de Oración, amplié el patio y levanté el gran Alminar, que no puedes ver porque en el si-glo XVI lo ocultaron bajo una torre

2. Abderramán II

Ordené ampliar la Mezquita, que se quedó pequeña porque cada vez había más musulmanes en Córdoba. Seguí utili-zando columnas y capiteles de otros edificios, por ello si te das cuenta son todos distintos.

5. Almanzor

Tuve en mis manos el gobierno de Al-Andalus porque el califa, Hixen II me lo confió. Tuve que ampliar de nuevo la mezquita pero por la proximidad del río tuve que ensancharla.

4. Alhakén II

Me preocupé mucho por la cultura. Construí la parte más bella de la Mezquita; si te das cuenta, todos los capiteles son iguales.Sin lugar a dudas, la parte más be-lla es la del Mihrab... ¿no es ver-dad?


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El edificio actual de la vieja Mezquita Aljama de Córdoba, enclavado junto al Guadalquivir, al sur del casco histórico de la ciudad, es el resultado de una serie de ampliaciones, añadidos y restauraciones que se prolongan desde finales del siglo VIII hasta el día de hoy.

Una mezquita es el lugar donde rezan los musulma-nes. La Mezquita de Cór-doba, que se encuentra en el corazón del casco his-tórico y limitada al Sur por el río y al Norte por el centro de la ciudad, es sin duda el elemento patri-monial mas destacado de la ciudad y fue declarada Patrimonio de la Humani-dad en 1984.

En el lugar donde hoy está la mez-quita, existió antes una iglesia, la de San Vicente, donde rezaban los visigodos, que eran cristianos y es-taban en Córdoba cuando llegaron los musulmanes. Los visigodos les dejaron parte de esta iglesia para que la utilizaran como mezquita pero pronto se les quedó pequeña y tuvieron que construir la que tú vas a visitar y que, pasado el tiempo, se convirtió de nuevo en un templo cristiano.


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La visita a la Mezquita Catedral

Entrarás en la mezquita por la Puerta de San Esteban que da di-rectamente al Patio de los Naran-jos. Recuerda que el patio o Saham es una de las partes de la mezqui-ta donde el musulmán se purificaba antes de entrar a orar. Solían ser rectangulares y tenían pórticos en tres de sus lados, una fuente en el centro y el alminar en uno de sus extremos. Ni las fuentes ni la torre que ahora ves son de época musul-mana, la hicieron después los cris-tianos.

En el interior, en la sala de ora-ción o Haram, te sentirás como en un inmenso bosque de columnas. Si te das cuenta, todas las columnas y los capiteles son distintos y ello porque en esta primitiva mezquita, mandada construir por Abderra-mán I, se utilizaron los materiales de antiguos edificios romanos.

En el interior del edificio, observa que:- no existen ventanas, la única iluminación venía por los arcos de entrada a cada una de las naves, que no estaban cerrados- el suelo que pisas no es el primitivo. Antes era de tierra y estaba cubierto con esteras.- que los arcos son de distintos colores porque están hechos de ladrillo (rojo) y de piedra (amarillenta), que están superpuestos, unos encima de otros, aportando a la mezquita más altura y con ello más luz y que son de distintas formas: arcos de herradura y de medio punto.


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En tu recorrido por la Mezquita verás una verja. Esta cerraba el paso de los musulmanes a la Maqsura, que se reservaba para el califa.

Podrás ver la parte más rica de la mezquita: el muro de la Quibla y el arco que da acceso al Mihrab. Está decorado de mosaicos por todas par-tes. Estos mosaicos fueron hechos por un artista de Bizancio y por ar-tistas cordobeses que él enseñó.

Todas las ampliaciones en la mezquita se hicieron hacia el Sur, me-nos una que se tuvo que hacer hacía el Este, ya que la proximidad del río así lo exigió. Esto explica que el Mihrab no esté en el centro del muro de la Quibla.

Puedes pasarte ahora por la ampli-ación de Almanzor, hacía la parte de la catedral. Allí, una familia de arqui-tectos cordobeses, los Hernán Ruiz, dejaron una espléndida muestra de la arquitectura cristiana del siglo XVI, construida en la parte central del edi-ficio islámico. Acércate a ver el Coro, es muy bonito. Intenta averiguar lo que representan algunas escenas de las muchas que hay.


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La Judería

Los judíos cordobeses estaban establecidos en la ciudad desde tiem-pos muy remotos. Hubo judíos en la Córdoba romana y en la ciudad visi-goda. El asentamiento de la comunidad judía en este barrio data de la época medieval. Este barrio, de color predominantemente blanco y lle-no de flores, llegó a ser un importante reducto intelectual en tiempos de Abderramán III, cuando se trajeron a la corte filósofos, científicos y poetas. Tras la expulsión de los judíos en 1492, el barrio pasó a ma-nos de los cristianos, que adornaban sus casas con escudos de armas y otras decoraciones de estilo renacentista.

La Judería de Córdoba, conoci-da como Barrio de la Mezquita, ocupa el espacio inmediato a dicho edificio, por todos lados excepto por el Sur. Sus lími-tes son imprecisos. Ha venido constituyendo tradicionalmen-te el corazón del Casco Histó-rico de la ciudad, aunque no en exclusiva.

El barrio denominado “La Judería” posee un traza-do muy irregular de estrechas callejuelas y pequeñas plazas. Las casas, encaladas, se disponen en torno a patios, espacios para la convivencia y la vida familiar en una zona de clima suave o cálido, constituyen lo más típico de Córdoba.


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La visita a la Judería

Te proponemos un itinerario por la Judería, descubrirás sus bellos rincones que te irán sorprendiendo a cada paso.

Esta puerta da paso a la calleja de Villaceballos que, con su estrechez y los recodos de su traza-do, constituye una de las imágenes más caracterís-ticas del barrio. Mira de vez en cuando hacia arri-ba para ver unos caracte-rísticos arcos. También os encontraréis, adosada a la pared, una colum-na romana, son muy fre-cuentes en el recorrido que ahora vas a hacer.

Te recomiendo entrar en este barrio desde el Alcázar. Por los baños califales, en la esquina, os encontraréis con el lienzo de la muralla, re-córrelo hasta llegar a una estatua blanca de un insigne filósofo cordobés, es _____________. Entrad en el barrio por la puerta que se abre en la muralla, frente a ti. Los cordobeses la cono-cen como la Puerta de la Luna, por el Mesón.

Al final de esta calle llegarás a la calle Tomás Conde. A la izquierda, desembocarás en la Plaza de Maimónides o Plaza de las Bulas, llamada así porque en ella se encontraba, donde hoy está el Museo Taurino, la casa de las Bulas (privilegios espirituales que concedía la Iglesia a cambio de dinero). Esta plaza presenta una imagen más propia del barroco, en ella se cree que jugaba, de pequeño el poeta Luís de Góngora con su her-mana Marica.


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A la izquierda del Museo Taurino, la calle de los Judíos os lleva a una recóndita placita, la plaza de Tiberíades, donde se encuentra la estatua en bronce de ___________________________________. ¿Quién era? _________________________________

Desde esta plaza, la es-trecha calle de los Ju-díos te lleva a la Sina-goga, templo hebreo cuya estructura apenas puede adivinarse desde el exte-rior. Se construyó hacia 1315, siendo ya la ciudad cristiana.

La sinagoga no tiene acceso directo desde la calle. Una puertecilla sin importancia da a un patio desde el cual se accede a ella. Hay fragmentos de inscripciones por todas partes, muchas de ellas pintadas en rojo sobre fondo azul. Sobre la puerta se conserva la galería de las mujeres, no muy amplia, pero suficientemente cómo-da, con tres balconcillos que dan sobre la sala casi cuadrada, donde se encuentra el nicho litúrgico.

Frente a la Sinagoga está el Zoco. Entra en él, es una típica casa de patio, hoy mercado de artesanía. Localiza un trabajo típico cordobés en plata: “la Filigrana”.


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Sal del zoco por otra puerta distinta a la que habéis entra-do, la que da a la calle Averroes. Si bajas hacia la derecha os encontraréis la verja de la capilla de San Bartolomé.

A vuestra izquierda una callejita, la del Cardenal Salazar, os lleva a la plaza del mismo nombre. El edi-ficio de la izquierda es el Hospital del Cardenal Sa-lazar, hoy facultad de Filo-sofía y Letras y, en frente, se levanta la Iglesia de S. Pedro Alcántara. Cercano a ella verás el busto de __________________________________.

Por la derecha baja la calle Romero, en el nº 1 de esta calle está una de las taber-nas más antiguas y típicas de Córdoba, “Casa Pepe el de la Judería”. Puedes verla, es curiosa. Desde allí, a la iz-quierda, por miles de tiendas de recuerdos llegarás a una de las calles más bonitas de Córdoba, la calle de la Ho-guera, pero ve con cuidado que es tan estrecha y hay tantas tiendas que a lo mejor se te pasa. Recórrela, me-rece la pena, es muy curio-sa. Allí hay actualmente una Mezquita y la Universidad islámica, pero no podréis verla, está siempre cerrada.

La calle Céspedes te llevará a la Mezquita y, paralela a la ca-lle Céspedes, a la izquierda, la calle Velázquez Bosco conduce a la calleja más conocida y típi-ca de Córdoba, miles de veces fotografiada en postales: la ca-lleja de las Flores. Desde ella puedes disfrutar de una de las vistas más bonitas de la Torre de la Catedral.


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De nuevo en la Mez-quita, la calle ma-gistral González Francés te lleva has-ta la plaza de Santa Catalina. Por la calle Martínez Rücker, llegarás a la plaza de la Concha.

Entra en la calle Pedro Jimé-nez hasta encontrar un naranjo gigante y una columna adosada a la pared. A esta altura de la calle, ésta se denomina Calle-ja del Pañuelo, porque dice la tradición, que de un lado a otro, su anchura es la de un pañuelo de caballero. Bajáis de nuevo a la plaza de la Concha, donde podéis poner fin a vues-tra visita a la judería.

En el taller de artesanía “Meryam”, podéis entrar, con mucho orden, para que os expliquen la diferencia entre los cordobanes y los guada-mecies, dos trabajos de artesanía cordobesa.


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El Alcázar de los Reyes Cristianos

El Alcázar de los Reyes Cristianos, situado en el Sudoeste de la ciudad, es un castillo palacio que encierra entre sus muros la Historia de Córdoba. Los numerosos restos ar-queológicos romanos, visigodos y árabes que en él se han encontrado, nos muestran las sucesivas culturas que se asentaron en esta ciudad.

Durante la época romana, por su privilegiada situación a orillas del Guadalquivir, fue una fortaleza vigía del puente romano por donde transcurría la vía Augusta. En época mu-sulmana pasó a formar parte del conjunto de edificios que constituían el Palacio de los califas, manteniendo el carác-ter de residencia real tras la conquista cristiana.

Los Reyes Católicos lo convirtieron en Cuartel General y aquí organizaron la conquista de Granada, conversaron con Colón sobre los preparativos de su via-je a América, nació su hija María Tras la conquista de Granada, los Reyes Ca-tólicos cedieron el Alcázar al Tribunal de la Inquisición que permaneció en él hasta 1812.

Desde 1822 el Alcázar estuvo des-tinado a cárcel y a instalaciones militares, hasta que en 1931 fue declarado Monumento Histórico. Por fin, en 1955 es cedido al Ayun-tamiento.


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El Alcázar tiene cuatro torres de-fensivas en cada uno de sus ángu-los. La razón es que fue concebido como una fortaleza:- En la fachada Norte verás dos to-rres: la Torre de Los Leones, la más antigua y por la que accedes al Alcázar y la Torre del Homenaje, también llamada del Agua o del Re-loj- En la fachada Sur hay otras dos torres llamadas la Torre de la In-quisición o de los Jardines y la To-rre de las Palomas, recientemente rehecha, que es de planta cuadrada.

Ahora fíjate en este pla-no del Alcázar y observa cómo cada torre define un polígono distinto.

FACHADA NORTE


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La visita al Alcázar

Entrarás en el Alcá-zar por la Puerta de los Leones, llamada así porque la gente veía leones en sus carcomidas gárgo-las. Esta torre es la más antigua de to-das y está compues-ta por dos plantas.

Sitúate en la planta baja que es la más antigua y verás que está cubierta por una bóveda sosteni-da por ramilletes de tres colum-nas, siendo la del centro de ma-yor dimensión que las laterales. Observarás que el sistema de ilu-minación se consigue a través de ventanas situadas a gran altura y por medio de saeteras. En uno de los muros hay un balcón desde donde podrás ver los jardines.

Por una escalera de caracol subirás a la última planta o terraza. En ella hay unas escaleras por la que subes a una torrecilla desde donde puedes contem-plar una bonita vista de la ciudad de Córdoba.

La Torre del Homenaje es de cons-trucción posterior a la de los Leones. Tiene dos plantas. En la planta baja estaba situada la cisterna del palacio que tenía la función de abastecer de agua al mismo, esta planta no la pode-mos visitar en la actualidad. La plan-ta alta, la principal de esta torre, es donde los Reyes Católicos recibieron a Colón antes de su viaje a América.

Este dibujo representa la torre de los leones, desde el adarve que la une con la Torre del Homenaje.


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Si sigues las indicaciones que vas encontrando, llegarás al Salón de los Mosaicos. Se accede a él por la galería en la que se encuentra el sarcófago romano. El Sa-lón se construyó en el siglo XVIII, encima de las bóvedas de los baños árabes, y ha tenido distintas funciones. En la actualidad se le conoce como Salón de los Mosaicos, por encontrarse en él un conjunto de Mosaicos romanos de distinta temática, siendo la más importante la mitológica. Los más conocidos representan a: Poseidón (rey del mar), Psique y Cupido (dios del amor) Polifemo y Galatea y el Océano. Localízalos.

Desde el salón de los Mosaicos, por unas amplias escaleras, descende-rás al Patio Morisco. Comprobarás que tiene forma rectangular y que se comunica con los jardines del Alcázar por medio de una cancela de hierro. Fíjate en la fuente cen-tral con surtidor, en las acequias que conducen el agua y en las gran-des albercas.

Por el patio Morisco se accede a las galerías que conducen a los baños Reales. En su interior, la iluminación se consigue por medio de tragaluces con formas de estrellas. Puedes reconocer las salas de reposo, lugares para vestirse y salas de baños fríos y calientes.

Terminarás la visita paseando por los Jardines. Observarás que aquí crecen plantas muy di-versas, pero sin perder las ca-racterísticas del jardín de tra-dición árabe: palmeras, cipreses, naranjos y limoneros alternan con fuentes y estanques.


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Jaén

Castillo de Santa Catalina

Jaén desde época medieval fue frontera entre los reinos de Castilla y Granada con numerosas fortificaciones. La frontera se había establecido en Jaén hacia 1226, cuando Fernando III el Santo toma Baeza.

La ciudad de Jaén está situada en la parte baja de la ladera del cerro del Castillo de Santa Catalina, que domina y defiende la ciudad. La cima del cerro, con 820 metros de altitud, fue un excelente lugar para construir fortalezas o castillos. Se conservan al menos tres conjuntos conocidos como Alcázar Viejo, Castillo Abrehuy y Alcázar Nuevo.

El primer Alcázar es de época islámica, y sobre él Alfonso III el Santo construyó la fortaleza cristiana cuando conquista la ciudad de Jaén en 1246.

En siglos posteriores sufrió remodelaciones hasta su abandono en el siglo XVIII, cuando ya había perdido su valor militar.

En 1808 el papel estratégico del castillo es utilizado por los ejércitos de Napoleón, que lo ocupan y utilizan transformando el interior. Construyen polvorines, caballeri-zas, un hospital, etc.

En época contemporánea el castillo pasa al Ayuntamiento, que en 1965 lo cede para la construcción del Parador Nacional de Turismo sobre parte de las antiguas fortifica-ciones.


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Actualmente, es el Alcázar Nuevo el único que podemos observar y visitar.

El Alcázar Nuevo es un recinto amurallado de forma casi triangular, defendido por seis torres. La parte del castillo que mira a la ciudad es la mejor defendida y vigilada por tres torres albarranas (torres más altas que sobresalen de los muros del castillo y servían no solo para defensa, sino también de vigilancia); son la de Las Damas, la de Santa Catalina -que contiene una pequeña capilla con la imagen de la patrona de la ciudad- y la torre defensiva albarrana. En el lado opuesto solo se encuentra una torre, la de las Troneras, que no se ve en la fotografía.

De las seis torres del castillo destacan las de sus extremos: la gran torre del Home-naje, con tres plantas cubiertas con bóvedas de ladrillo en el interior; y en el extremo opuesto la torre de la Vela, de forma pentagonal y construida sobre una anterior torre islámica.

Actualmente, el castillo recrea parte de su historia en las distintas torres y en el patio de Armas.


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Baeza

Un paseo por el Conjunto Histórico de Baeza

La ciudad de Baeza está situada en la comarca de La Loma y, por su posición, domina el valle del Guadalquivir. Aunque poblada desde la Prehistoria, no fue hasta el siglo IX en época medieval cuando se formó la ciudad. El momento de mayor esplendor de su historia lo vivió Baeza en el siglo XVI, en la época que conocemos como el Rena-cimiento.

Fue una rica ciudad agrícola, ganadera y artesanal y tuvo una impor-tante universidad, cuantiosos conventos y numerosos nobles y caba-lleros que construyeron admirables casas y palacios.

Actualmente conserva bellos edificios en piedra, calles, plazas y fuentes construidos durante el Renacimiento, hace más de quinientos años. Hoy vamos a visitarlos porque también son parte viva de la Bae-za actual. Por esto, la ciudad de Baeza tiene el título otorgado por la UNESCO de Ciudad Patrimonio de la Humanidad junto con la ciudad cercana de Úbeda.


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Plaza del Pópulo

Iniciamos nuestro recorrido en la Plaza del Pópulo o de los Leones, llamada así por la Fuente de los Leones que se encuentra en el centro de la plaza. Observa cómo las bo-cas de los cuatro leones sirven de caños para el agua. Además, sujetan una columna con la escultura de una mujer con larga túnica. Se dice que representa a Himilce, princesa de la antigua ciudad ibero-romana de Cástulo que se casó con el jefe cartaginés Aníbal.

La Puerta de Jaén y el Arco de Villalar cons-tituyen unos buenos ejemplos de la arquitectura militar conmemorativa del siglo XVI:

- La Puerta de Jaén era una de las puertas más importantes de entrada a la ciudad amurallada medieval. Actualmente es un gran arco con alme-nas que se volvió a construir para conmemorar la visita del emperador Carlos V a Baeza tras su matrimonio en Sevilla con Isabel de Portugal en 1526.

- Junto a ella se encuentra el Arco de Villalar, también un gran arco con los escudos del empera-dor Carlos V y del corregidor, construido por or-den del Concejo de Baeza en honor a la victoria de Carlos V sobre los Comuneros en Villalar en 1521.


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Audiencia Civil y Escribanías Públicas. Construido en 1535, este era el lugar donde se reunía el tribunal de justicia y se ponían por escrito lo que se acordaba; las Escriba-nías se situaban en la parte baja. Tiene seis puertas con el escudo de Baeza y columnas con capiteles decorados y, sobre ellas, leones.

En el primer piso se encontraba la Audiencia Civil, que tiene cinco ventanas decoradas con pínaculos, florones, figuras humanas y vegetación. En el centro, un gran escudo im-perial y, a los lados, el de la ciudad y el del Corregidor Guevara o alcalde de la ciudad de Baeza, que tenía el suyo propio.

Si te fijas bien, desde una pequeña ventana se pasaba al balcón junto al arco, donde había una antigua capilla con un lienzo de la Virgen del Pópulo.

Antiguas Carnicerías. En el otro lado de la plaza se en-cuentra este edificio; se trataba del matadero construi-do en 1547, y que con el tiempo también se utilizó como secadero de pieles, archivo histórico, museo, Patronato de Juventud y Deportes y, actualmente, Juzgados. Es de piedra y tiene dos pisos separados por una fila de ro-setas; en el de abajo hay ventanas con rejas y la puerta por la que se entra, además de los escudos del corre-gidor y el de Baeza. Tiene un gran balcón en el primer piso y un inmenso escudo del emperador Carlos V, con un águila de dos cabezas.

Desde esta plaza, y subiendo por la Cuesta de San Gil, llegaremos a la Plaza de Santa María.


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Plaza de Santa María

Situada en el centro del Conjunto Histórico, la Plaza de Santa María era en el siglo XVI, y desde épocas anteriores, el lugar más importante de la ciudad; en ella se construyeron la Catedral -centro religioso- y las Casas Consistoriales -ayuntamiento-, una fuente que abastecía de agua a las casas más cercanas y el Seminario de San Felipe Neri.

Iglesia Catedral de San Isidoro y Natividad de Nuestra Señora. En la fachada a la plaza se encuentra la portada principal con un relieve esce-nificando la natividad de la Virgen Ma-ría; el resto de la fachada presenta arcos góticos cegados en la parte baja y una serie de ventanas típicas del Re-nacimiento denominadas serlianas en el cuerpo alto. La torre se sitúa en el extremo. Si recorres el exterior de la Catedral podrás observar otras por-tadas, la Puerta de la Luna y la Puerta del Perdón.


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El interior es muy amplio y está dividido en tres naves que recorren la iglesia a lo largo, y estas a su vez se dividen mediante pilares o columnas que soportan las bóve-das que cubren el techo. Distintas capillas y altares rodean el templo. Por una gran puerta de piedra se entra al claustro o patio, y desde él se puede acceder al museo de la catedral y la biblioteca, que conserva preciosos libros de coro.

Muchos artistas y arquitectos trabajaron en la construcción de la catedral. Entre ellos se encuentran Andrés de Vandelvira, que reconstruyó el templo al modo rena-centista, y su discípulo Alonso Barba.

Casas Consistoriales Altas. Contigua a la catedral se encuentran las Casas Con-sistoriales Altas, construidas a principios del s. XIV-XV para sede del Concejo (Ayuntamiento). En la fachada aparecen las armas de la reina Dª Juana y Felipe el Hermoso, las del corregidor y las de la ciudad, y el escudo del emperador Carlos V con el águila bicéfala. Actualmente, en este edificio se encuentra el Conservatorio de Música.

Fuente de Santa María. La fuente es uno de los símbolos de la arquitectura de la ciu-dad de Baeza. Obra del maestro fontane-ro Ginés Martínez de Aranda, se constru-yó para conmemorar la traída de aguas a la ciudad en 1564. Es muy original; dentro del pilar y en el centro se forman tres arcos con cartelas sostenidas por figuras (atlantes y cariátides) que explican por qué y por quién fue construida entre los escudos de Baeza y de Felipe II. En 1993 se limpió y restauró para que pudiera seguir siendo una fuente con agua.

Frente a la Catedral se encuentra el Semi-nario de San Felipe Neri, edificio construi-do en el s. XVII y hoy una de las sedes de la Universidad Internacional de Andalucía “Antonio Machado”. Dejándolo a nuestra iz-quierda, y descendiendo por la calle San Fe-lipe, llegamos al Palacio de Jabalquinto y a la Plaza de Santa Cruz.


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Plaza de Santa Cruz

El Palacio de Jabalquinto es el mejor palacio de la ciudad. Fue construido a finales del s. XV para Juan Alonso de Benavides, pariente del rey Fernan-do el Católico, y su esposa Beatriz de Valencia Bacamonte. La fachada está muy decorada con los escudos de sus propietarios, figuras y motivos vege-tales. Tiene dos balconcillos a cada lado.

El patio renacentista está rodeado de arcos iguales; fíjate en los diferentes motivos que los decoran y en la escalera barroca con la imagen del león. Sus propietarios vivie-ron en este palacio hasta 1720 y luego lo cedieron al seminario San Felipe Neri, donde vivían y estudiaban muchos jóvenes, y hoy todavía es un lugar para estudiar, pues en este palacio se encuentran las aulas de las clases de la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).

Frente al Palacio se encuentra una de las iglesias más antiguas de Baeza, la de Santa Cruz, que da nombre a esta plaza.


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Continuando por la calle Beato Juan de Ávila llegamos a la Antigua Universidad de Baeza. Aquí se encontraba la primera Universidad de Baeza fundada en 1538, aunque las obras del edificio se terminaron años más tarde, en 1595. Se estudiaba latín, primeras enseñanzas, humanidades, y desde hace más de un siglo es Insti-tuto de Bachillerato. Nuestro gran poeta Antonio Machado fue profesor de este instituto entre 1912 y 1919. En su recuerdo se conserva el aula donde daba sus clases de francés.

En la puerta principal se puede ver un medallón con la Santísima Trinidad, por donde se entra al patio rodeado de arcos de medio punto. Se conserva el paraninfo amueblado con gradas de madera y el aula de don Antonio Machado. También desde el patio se puede pasar a la iglesia de San Juan Evangelista, que fue la capilla de la Universidad. Arco del Barbudo. Este arco era otra de las antiguas puertas de la muralla medieval. Su nombre, según la tradición, se debe a Martín Yáñez de la Barbuda, maestre de la orden de Alcántara, que en 1394 salió por esta puerta para luchar contra las tropas islámicas de Granada. Desde aquí, y cruzando la antigua plaza del Mercado -hoy Plaza de la Cons-titución-, llegaremos al Ayuntamiento de Baeza, situado en la calle Cardenal Benavides.


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Antigua Cárcel

Este bello edificio está abundantemente decorado, como es característico del estilo plateresco. También se construyó en el siglo XVI y tiene dos puertas: la izquierda era la entrada a la cárcel -se reconoce por las esculturas de la Caridad y la Justicia- y la derecha era la puerta del Palacio de Justicia. Los cuatro balcones de la planta alta tienen arcos serlianos como los de la Catedral y, en el centro, un gran escudo del rey Felipe II. Por encima de los balcones, donde termina el edificio, está deco-rado con niños, águilas, enanos…

Aquí se encuentra actualmente el Ayuntamiento de Baeza.

Al final de esta calle se encuentra la calle San Francisco, lugar de nuestra última parada.

Convento de San Francisco

En este convento, una importante familia de Bae-za encargó en 1538 al gran arquitecto del Rena-cimiento en Jaén, Andrés de Vandelvira, que hi-ciera una capilla para el enterramiento de Diego Valencia Benavides y su esposa Leonor de Guzmán y Mendoza, concluyéndose en 1546. Hoy la vemos sin bóvedas ni techumbre porque un terremoto a comienzos del siglo XIX la hundió, pero conser-va una parte de su arquitectura como las altísi-mas columnas y las esculturas y relieves en piedra realizadas por Esteban Jamete, colaborador de Vandelvira en esta capilla funeraria. Desde 1988, parte del convento se ha convertido en auditorio.


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Sevilla

Los Reales Alcázares

Durante más de 500 años, la ciudad estuvo habitada por musulmanes. Estos la lla-maban Isbilya, de donde procede el nombre de Sevilla. El edificio más emblemático de esos años fue el Alcázar, y a través de él haremos una aproximación a la historia y vida de la ciudad.

Las ciudades musulmanas o madinas se distinguían por presentar casas muy agru-padas y se hallaban rodeadas de fuertes muros con puer-tas protegidas por torres.

Las calles eran estrechas y sinuosas, con pocas plazue-las. En ellas se distinguían las puertas de las casas y al-guna ventana con celosía.

Las casas populares eran pequeñas y sus habitaciones se disponían alrededor de un patio, normalmente con pozo. Sus fachadas eran limpias, encaladas y sin decoración.

Cada día, los habitantes de ciudad se reunían en las mezquitas para la oración. Había numerosas mezquitas, pero todas ellas disponían de un es-pacio amplio y cubierto, un patio con una fuente y una torre o alminar, des-de dónde se llamaba a la oración. En todas las poblaciones debía haber, al menos, una, aunque su número depen-día de la cantidad de habitantes.

Debido a esta profunda religiosidad de los musul-manes, los baños eran de capital importancia porque facilitaban la obligatoria limpieza del cuerpo antes de la oración.

El zoco era el lugar donde se situaba el mercado. Era un espacio bullicioso en el que los pequeños talleres artesanos presentaban sus géneros en el ex-terior.


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El lugar más privilegiado de la ciudad lo ocupaba la casa del gobernador o alcázar. Estaba prote-gida por fuertes y altos muros y en ella vivía el gobernador, su familia y los funcionarios del Estado que dirigían la política de la provincia y cobraban los impuestos.

Los cementerios se hallaban tam-bién fuera de la ciudad. Eran abier-tos y a ellos acudía la gente, espe-cialmente las mujeres, a pasear. Solían tener muchos árboles.

Fuera del recinto amura-llado de la ciudad y de la protección que este ofre-cía, se encontraban los arrabales, donde se aglo-meraban las casas de las familias más pobres. A ve-ces el arrabal crecía tan-to que se le dotaba de mu-ros defensivos uniéndolo a la ciudad. Esto originó que en las grandes ciudades, la misma madina se halla-se dividida a su vez en ba-rrios que tenían sus pro-pias murallas, lo que a su vez favorecía la defensa contra un posible invasor.

Tras la conquista de las poblaciones musulmanas por los cristianos, las ciudades apenas sufren variaciones, por lo que observarás que las calles seguirán siendo estrechas y laberínticas y las casas no cambian, aunque pasan a manos cristianas. Las mezquitas empiezan a ser usadas como iglesias, se van cerrando los baños por desuso, provocando su ruina o cambio de función, y el alcázar pasa a ser residencia del nuevo rey o gobernador, haciendo pocos cambios.


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Abderramán III, que así se llama-ba el emir, mandó un ejército con-tra ellos y, tras vencerlos, ordenó la destrucción de las murallas de la ciudad para evitar nuevas rebelio-nes.

También ordenó la construcción de un alcázar de fuertes muros, como resi-dencia del nuevo gobernador. En nuevo alcázar se levantó fuera de la ciudad con los sillares romanos de la antigua muralla que acababan de derribar.

Más tarde, el alcázar conoció varias ampliaciones. Especialmente importante fue la realizada por los almohades, que incluyeron dentro del ámbito del alcázar una gran mezquita con su gran torre (la Giralda), una huerta y nuevos elementos defensivos, entre los que destacaban las Torres del Oro y de la Plata.

Tras la conquista de Sevilla por los cristianos en 1248, el alcázar pasó a ser resi-dencia de los reyes, que también dejaron su huella en la arquitectura del edificio, alcanzando su máxima extensión en el siglo XIV. Lo que conocerás del Alcázar, es solo una parte reducida de lo que fue.

Observa la imagen del Alcázar, llamado por los musulmanes “Dar al-Imara” (casa del go-bernador) y más tarde “Qasr al-Muwarak” (al-cázar de la bendición), a principios del siglo XIII, en el momento de su máxima expansión, con la muralla que lo prote-gía y el enorme espacio que ocupaba.

Visita al Alcázar de Sevilla

Entre los años 890 y 913 los musulmanes sevillanos trataron de inde-pendizarse del emir de Córdoba y mataron al gobernador de Sevilla.


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A continuación, te pro-ponemos un itinerario con varias paradas, para que te sirva de guía en la visita.

Accederás al Alcázar desde los Jardines de Murillo, y atravesando los Jardines del Alcázar debes di-rigirte hasta el Patio de la Monte-ría, donde comenzará la visita.

Ya hemos comentado cómo el Alcázar de Sevilla es un conjun-to de edificaciones levantadas a par-tir de la “Casa del Gobernador” cons-truida por orden de Abderramán III en el año 913 siendo su núcleo original.

Esta fortaleza no era solo la casa del gobernador, repre-sentante del califa, sino también el cen-tro administrativo, judicial y militar de la provincia.

La característica externa más importante de un centro de po-der, como era el alcázar, eran sus altos muros y torres. Observa en la imagen que la zona situada a tu izquierda corresponde al alcázar antiguo. Sin embargo, el muro y la torre de la derecha, que en-marcan y protegen la puerta de entrada, presentan una obra di-ferente. La razón es que en Se-villa, donde es difícil encontrar buenas canteras, solo los muros de la Alcázar primitivo son de piedra porque reutilizaron los sillares de la antigua muralla ro-mana, derribada por el ejército de Abderramán III.

Hacia el exterior del Alcázar se abre la llamada Puerta del León, llamada así por la cerámica que fue puesta allí en el siglo XIX.

La torre situada a su izquierda pertenece, al igual que la puerta, a períodos posteriores a la Casa del Gobernador (recuerda que así llamamos al primitivo alcázar).


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Una vez en el “Patio de la Montería”, sitúate frente a la portada.

1er PUNTO DE OBSERVACIÓN.PORTADA DEL PALACIO DEL REY DON PEDRO.

Conozcamos algo de este palacio y del Rey, que ordenó su construcción.

Este palacio ha conservado su estructura original, habiendo sufri-do solo algunas remodelaciones y reconstrucciones. Fue levantado entre 1364 y 1366 para residencia del rey Don Pedro I, llamados por unos “el Cruel” y por otros “el Justiciero”.

Pedro I, rey de Castilla y de León, mantenía buenas relaciones con el rey musul-mán de Granada, considerándolo incluso como su amigo. Tenía gustos musulmanes, mucho más refinados que los de su propio pueblo: vestía, calzaba y comía al estilo musulmán. Así pues, no nos debe extrañar que a la hora de construir un palacio, don Pedro pensara en un modelo musulmán.

Tanto aquí, como a lo largo del recorrido, irás conociendo las características de una arqui-tectura realizada en tiempos cristianos con técnicas musulmanas: es lo que conocemos como Arte Mudéjar.


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La construcción de un gran pala-cio como éste, atrajo a multitud de artesanos y peones, incluso de lugares tan lejanos como Toledo. Los modelos a seguir eran los pa-lacios granadinos, cordobeses y sevillanos, sin embargo algunos artesanos pudieron introducir elementos vistos en otros luga-res.

En la portada hay zonas con escrituras. Con ellas el monumento habla al visitante, le comunica para qué servía y cuál era el significado de lo construido, la fecha, e incluso el rey o persona-je que ordenó y pagó su construcción, y a la vez, cumplía una función de-corativa.

Fíjate en el texto que en castellano dice:“EL MUI ALTO: E: MUI NOBLE: ET: MUI PODEROSO:E MUI CONQUERIDOR: DON: PEDRO: POR LA: GRACIA: DE DIOS: REY: DE: CASTIELLA: ET: DE LEON: MANDO FAZER: ESTOS: ALCAZARES: E: ESTOS: PALACIOS: E: ESTAS: POR-TADAS: QUE: FUE: FECHO: EN LA: ERA: DE: MILL: ET: QUATROCIENTOS: Y DOS”

2º PUNTO DE OBSERVACIÓN. VESTÍBULO.

Observa las columnas y capiteles: debieron pertenecer a edificios antiguos que han sido aquí reutili-zadas. La reutilización de material arquitectónico es también una cos-tumbre musulmana.

Cuando hemos penetrado en el edificio nos encontramos con un muro que nos impide ver el inte-rior. Es necesario girar a derecha o izquierda.

En las paredes, encima del zócalo de azulejos, existen escritos en las bandas decorativas que dicen en árabe “El Imperio para Allah”. Estos textos se extienden por todo el palacio.


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3er PUNTO DE OBSERVACIÓN. PATIO DE LAS DONCELLAS. Ya hemos llegado al patio. Nos

sorprende su luz y su arqui-tectura. Es el centro de la casa y desde él se accede a las habitaciones. También en las casas musulmanas el patio era el centro y donde se hacía mayor hincapié en la decora-ción, especialmente de yese-rías y azulejos.

Como has podido comprobar, la planta baja del patio nos recuerda a un patio musulmán y, sin embargo, pertenece al palacio de un rey cristiano.

El patio ha sufrido varias refor-mas, la más importante fue la que ordenó Carlos I (1517-1556), remo-delando la planta alta.

Ahora dirígete a una de las puertas. Ves que poseen una decoración realizada me-diante incrustaciones de madera formando estrellas. Fíjate en los extremos, ahí aparecen unas bandas con textos escritos: en un lado están en latín y en el otro en árabe, prueba de la convivencia de culturas.

4º PUNTO DE OBSERVACIÓN. SALÓN DE EMBAJADORES.

El punto culminante de todo el palacio es el Salón de Embajadores. Aquí se recibían a los altos representantes de otros estados y, con la idea de impresionarlos, sus dimensiones y deco-ración fueron especial-mente cuidadas.


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La estructura del Salón es muy simple: Una semiesfera, la cúpula, sobre un cubo, el salón, que representan la imagen existente en la época del cielo sobre la tierra. Esta simplicidad pasa desapercibida por la riqueza decorativa a base de zócalos alicatados, paños de decoración y bandas de yeso con textos escritos, techo de madera ricamente labrada, etc.

5° PUNTO DE OBSERVACIÓN.DORMITORIO DEL REY MORO.

Esta ha sido la única habitación que se ha salvado de los numerosos in-cendios sufridos por el alcázar y, por lo tanto, es la única que man-tiene su techo original.

Observa su decoración a base de azulejos y yeserías e ima-gina cual sería el efecto con sus paredes y suelos recu-biertos con ricos tapices y alfombras, y con braseros de bronce distribuidos por la estancia, con el objeto de ca-lentar el ambiente.

6° PUNTO DE OBSERVACIÓN. PATIO DE LAS MUÑECAS.

El Patio de las Muñecas era el cen-tro de la zona familiar del palacio. A su alrededor se dispone el dormi-torio de la reina y, algo más alejado, el del rey (que ya conoces). Fue muy modificado por la restauración del siglo pasado, pero la planta baja aún se mantiene intacta.


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Ahora dirígete a los Jardines. No se han conservado los de época musulmana, pero constituyen una verdadera historia de la jardinería europea.

7º PUNTO DE OBSERVACIÓN: LOS JARDINES.

Si paseas por ellos, observarás una gran diversidad en la dis-posición de plantas y elementos arquitectónicos que responden a las modas de cada época. El Renacimiento (Jardín de la Al-cubilla), el Barroco (Galería de Grutesco) y el Romanticismo (Jardín Inglés), entre otros estilos, están aquí representa-dos.


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La Catedral y la Giralda

Vas a visitar dos de las construcciones más simbólicas de la ciudad, que resumen su historia y el carácter integrador y, a la vez, opuesto de sus gentes: aquí lo musulmán y lo cristiano se funden en un todo imposible de separar, porque lo uno da sentido a su contrario.

La Catedral de Sevilla es el tercer templo más grande después de S. Pedro del Vaticano y San Pablo de Londres.

Sus orígenes se remontan a la mezquita mayor de los almohades del siglo XII, de la que solo se conserva el Patio de los Naranjos y su alminar, la Giralda.

Para la construc-ción de la catedral se empleó piedra traída del sur de Portugal, Jerez y Alcalá de Guadaíra y su construcción duró por más de 100 años.

Visita a la Catedral

El acceso al templo se puede reali-zar por varias puertas, todas ellas bellamente decoradas con conjun-tos escultóricos que representan pasajes y personajes bíblicos.

Muchos son los rincones en los que podrías detenerte para contemplar extraordinarias obras de arte, dig-nas de los mejores museos del mun-do. Aún así, son paradas imprescin-dibles las que te proponemos:

Una vez en el interior, te sorprenderán la altu-ra de las naves, la inmen-sidad de los espacios y los enormes pilares que soportan las cubiertas. No en vano, cuando se acordó la construcción, se pensó en hacer un templo que “los que lo contemplen piensen que estamos locos”.


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1. - Capilla Real

En esta capilla, situada en la cabecera del templo, se conservan la Virgen de las Batallas, de la que cuenta la tradi-ción que el rey Fernando III portaba en el arzón de su caballo y la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla, regalada a San Fernando por su primo San Luis rey de Francia. Tiene un mecanismo interno que le permitía dar la bendición cuando salía en procesión.

Fíjate también en las dos banderas. Son las que se capturaron a los franceses en la Batalla de Bailén, durante la guerra de Independencia.

Junto al altar, una urna de plata guarda los res-tos incorruptos de San Fernando, conquistador de Sevilla, y que solo se abre en determinadas ocasiones. También están los restos de Don Pe-dro I el Cruel o el Justiciero y los de Alfonso X el Sabio, Hijo de Fernando III (San Fernando).

2. - Capilla de San Antonio o Bautismal

El enorme lienzo que puedes ver representa a la figura del Niño, descendiendo ingrávido a través del espacio para llegar hasta San Antonio, que le es-pera arrodillado y con los bra-zos abiertos. Es obra del pintor Bartolomé Esteban Murillo.

En el siglo XIX un personaje se dedicó a cortar la figura de San Antonio con un cortauñas.

El supuesto loco, no era sino un ladrón: al cabo de un año se lo quiso vender a un anticuario de Nueva York. El anticuario, conocedor del robo, puso en co-nocimiento del hecho en la Embajada de España y, tras su restauración, el cuadro se volvió a exponer en 1875.


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3.- Sacristía Mayor

En ella se encuentran dos cuadros: representan a San Isidoro y San Leandro, y fueron pintados por Murillo.

4.- Capilla de la Virgen de la Antigua

Dirígete ahora a esta Capilla. En la hornacina central se cobija la pintura mural de la Virgen de la Antigua.

La tradición cuenta que se pintó en época visigoda y que cuando se estaba constru-yendo la nueva Catedral en el siglo XV, se hizo un recorte en el muro para trasladarlo al lugar donde hoy podemos observar la pintura.

Durante el siglo XVI, to-dos los marinos que iban a embarcar hacia las Améri-cas se despedían antes de la Virgen. Representa a la Virgen en actitud de andar y porta a su Hijo en brazos. Como homenaje, Cristóbal Colón bautizó a una de las Islas descubiertas con su nombre.


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5.-Patio de los naranjos

Si atraviesas la catedral lle-garás a una gran puerta que se abre al Patio de los naran-jos. También puedes acceder a él desde el exterior, a tra-vés de la Puerta de Lagarto, o la Puerta del Perdón.

En origen fue el patio de abluciones o sahn de la Mezquita Mayor de Sevilla. Por ello, verás junto a los muros de la catedral el arranque de los pilares de la antigua mezquita y en el centro del patio se encuentra la fuente de las abluciones.

También podrás observar que se encuentra plantado de na-ranjos amargos, regados por un curioso sistema de cana-lización, pero es seguro que en su origen contaba con ci-preses y olivos, como puede observase en la Mezquita de Córdoba.

Visita a la Giralda

Originariamente fue el alminar almohade de la Mezquita mayor. Cuenta la leyen-da que para construirla, los almohades tuvieron que hacer una gran plataforma que sirviera como soporte para levantar la torre y la hicieron con restos de edificios visigodos y romanos. Llegaron a estar tan orgullosos de la torre, por su altura y belleza, que llegaron a afirmar que preferían derribarla antes de que los cristianos se apoderasen de ella. Afortunadamente no cumplieron su amenaza.


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El alminar estaba inspirado en el de la mezquita de Córdoba, y se remataba con una cúpula y un espigón metálico en el que se insertaban cuatro esferas de bronce dorado, que desaparecieron por el efecto del terremoto de 1356.

Su aspecto actual se le dio a mediados del s. XVI, cuando se labraron los balcones y se remató con un cuerpo de campanas y con una veleta que simboliza la Victoria de la Fe cristiana, y que, conocida como giraldillo (de giro), dio nombre a la torre.

En su interior, llama la atención el em-pleo de rampas, en lugar de escaleras. Según la tradición, sus 35 rampas se hi-cieron para que pudiese subir a caballo el anciano primer almuecín, encargado de llamar a la oración. Sí está constatado que el rey Fernando III el Santo subió a caballo para celebrar la conquista de la ciudad.

Te aconsejamos que subas y disfrutes de las vistas de la ciudad.


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El Barrio de Santa Cruz

El barrio de Santa Cruz es visitado diariamente por miles de turistas de todo el mundo, ¿Por qué será? ¿Qué tiene este barrio que no tenga el tuyo o el mío?

Se trata de un barrio muy antiguo, por lo que muchas de sus calles tienen el mismo trazado que tenían cuando se estaba empezando a construir la Giralda (s. XII).

Como se hacían antes las casas que las calles, según las necesidades de sus propietarios, la calle no era nada más que el espacio mínimo que que-daba entre casa y casa, así las calles resultaron estrechas, irregulares y tortuosas y muchas de ellas no tienen salida, son los adarves. A pesar de todo observa que es un sitio agradable para vivir: En primer lugar, sus ca-lles estrechas resultan muy adecuadas para el verano caluroso de Sevilla, lo mismo que sus casas con jardines y patios. Además está pensado para las personas que lo habitan, no para los coches ni las personas que vienen de fuera, por lo que resulta ser un oasis de paz en medio de la ciudad.

Después de la conquista de la ciu-dad por Fernando III, los judíos toledanos que le habían ayudado, fueron alojados en este barrio, en donde se sentían protegidos por los reyes, y desde donde continuaron sirviendo a la corona y al estado. Desde entonces fue conocido como la judería y se ex-tendía desde el alcázar hasta la puerta de Carmona.

El barrio se ha ido transforman-do con el tiempo y a las casas cerradas, sin fachadas, de los musulmanes sucedieron casas con múltiples ventanas y puer-tas, realizadas a partir del siglo XVI. En el siglo XX, especial-mente a partir de la Exposición Iberoamericana de 1929, se em-pezó a cuidar y restaurar para convertirlo en un lugar de visita obligada.


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Visita al Barrio de Santa Cruz

Partiremos de la Plaza del Triunfo, antes “Plaza de los Cantos” por las enormes piedras que forman los muros del Alcázar, y nos dirigimos a la calle Romero Murube, que fue uno de los conservadores del Alcázar y uno de los principales escritores de la ciudad durante el siglo XX. Aquí podemos observar el sistema defensivo del alcázar primitivo con torreones y una puerta que sería la más antigua del mismo.

En la Plaza de la Alianza con-vive lo nuevo y lo viejo.

La Calle Rodrigo Caro antes era conocida como del tambor por-que por aquí tocaban los escla-vos negros el tambor.

Al pasar por el Pasaje An-dreu, puedes encontrar un antiguo adarve, un ca-llejón sin salida, que es algo típico de los barrios islámicos.

La calle Jamerdana tiene este nombre porque aquí vendían los musulmanes y judíos a los cristianos la sangre y otros desechos de los animales que ellos no podían comer por sus creencias religiosas.


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La Plaza de los Venerables Sa-cerdotes debe su nombre al hospital de sacerdotes ancia-nos que existió aquí desde el siglo XVII y cuya iglesia y asilo fue construido por Leonardo de Figueroa, uno de los grandes arquitectos del barroco anda-luz.

Las calles Reinoso y Lope de Rueda, son de las más estrechas del barrio y sus primitivos nombres están ligados a la leyenda. La primera se llamó del moro muerto, pues en ella apareció el cadáver de un moro que cortejaba a una judía llamada Ester. Fue asesinado por un tal Barrabás, movido por los celos, quién dio nombre a la segunda y estrecha calle que, con poste-rioridad, cambió su denominación como homenaje al dramaturgo Lope de Rueda, algunas de cuyas obras debieron representarse en los corrales de comedia del barrio (los de Don Juan y de Doña Elvira).

Al final, desembocamos en la Plaza de San-ta Cruz, espacio libre que se creó después del derribo de la antigua parroquia de Santa Cruz en el siglo XIX.

Salimos a la calle Santa Teresa, donde se sitúa un convento de monjas fundado por la Santa de Ávila y la casa en donde vivió el famoso pintor se-villano Bartolomé Este-ban Murillo.


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Si salimos de la plaza podemos pasear por el callejón del Agua que debe su nombre al conducto de agua que abastecía al Alcázar y que venía desde Alcalá, y que desemboca en la huerta del Alcázar.

Si continúas por esta calle puedes ir hacia la plaza de Doña Elvi-ra o si atraviesas una cancela llegarás al patio de Banderas en el interior del Alcá-zar, donde podremos fin a nuestra visita.


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Parque de María Luisa

En su origen, fue jardín del Palacio de San Telmo, pero a finales del siglo XIX, la mayor parte de los terrenos del Parque de María Luisa fueron do-nados a la ciudad de Sevilla por la Infanta María Luisa, Duquesa de Mont-pensier, para ser usado como espacio público.

Su aspecto actual se debe a las reformas que se realizaron con motivo de la Exposición Ibe-roamericana celebrada en Sevilla en 1929, que lo convirtieron en un verdadero oasis dentro de la ciu-dad, con sus cientos de naranjos, cipreces, aracaurias, jacarandás, magnolios, tilos, acacias, plátanos y otras muchas especies vegeta-les de los más lejanos rincones del mundo, que convierten en una de-licia el paseo entre hermosas glo-rietas y plazas.

Es una costumbre muy se-villana entregarse al paseo por este parque, sin seguir ningún rumbo fijo. Esto es precisamente lo que te recomendamos, que, a la vez que paseas, vayas descubriendo sus rincones soleados y umbríos, sus glorietas y estanques, sus árboles y aves.


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En la primera encontrarás el Pabellón Real, y los Museos de Artes y Costumbres Po-pulares y Arqueológico, uno de los más interesantes de España en su género, y, en la segunda, contemplarás uno de los espacios más espec-taculares de la arquitectura contemporánea española.

Ambas plazas fueron levantadas con motivo de la Exposición Ibe-roamericana de Sevilla de 1929 y diseñadas por el arquitecto histo-ricista Aníbal González. Fíjate en la combinación de los estilos mu-déjar, gótico y renacentista, y en la decoración, que mezcla rejería sevillana, azulejería, estatuas y floridos jardines.

Sin embargo, son paradas imprescindibles en este her-moso parque la Plaza de América y la Plaza de España.

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