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Fraca sos de un Artis ta de Mierd a.

Fracasos de un Artista de Mierda

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una serie de relatos

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Page 1: Fracasos de un Artista de Mierda

Fracasos de un Artista de Mierda.

LuisGé

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Si esto no es arteme corto las cuerda vocales

mi testículo más tiernodejo de decir tonterías

si esto no es arte

MS Papasquiaro

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A la misma Dama, por su aguante.

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La estética del fracaso es la única verdadera, quien no comprende el fracaso está perdido.

Jean Cocteau

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I

Que pacifico, pujante , y homogéneo se ve el caserío, tantas hechas con dólares, Achuapa no era así antes de ir a dejar la mitad de mi vida al norte , hoy regreso fracasado, deportado, sin cumplir el sueño americano.

El verdadero sueño americano no es trabajar un par de años y regresar, con casa construida, con un deportivo, a levantar patojas de mente y piernas abiertas, o deambular por las aldeas buscando una patoja para hacer hogar, esa es la paja que se le inventa a los que se quedan. Esperándote.

Ya lejos ganando verdes lo que menos quiere uno es regresar, allá en los Usa hay trabajo, sudando la gota amarga te vestís, comes y paseas a tu antojo. Inicie de drywaller, y al final aprendí todo el tejemaneje del mármol y granito, siempre fui mano de obra no

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calificada pero el fin de semana dejaba mis botas de trabajo en el apartamento y salía con atuendo Armani a los clubs. El verdadero sueño americano es tener papeles, es hacerte ciudadano, cantar el himno de las barras y las estrellas, abandonar este país de mierda, verlo como lo ven los gringos solo como un paraíso, como un gigantesco parque de diversiones donde todo tiene su precio, como un hotel todo incluido para volver de fiesta cada año, si mucho quince días o hasta que dejes de ser novedad y se acaben los dólares y te llamen que los billes se están acumulando en el buzón. Todos los fines de semana vaciando latas de cerveza, lloraba por el destierro, por el exilio que me receto la pobreza, la falta de oportunidades, y sin embargo ebrio pensaba que mi pueblo seguía ahí , a 2 aeropuertos y 3 horas de viaje y ni con el calor de las amarguitas me animaba a regresar.

Me aferraba a la vida material, a la comodidad de mi apartamento

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alfombrado, al orden de la I-95 mientras volaba en mi Range Rover Sport, uno se quiere quedar, sabe que es difícil acostumbrarse de nuevo al pueblo que desde este descampado que sirve como mirador, como quien desde un decimo piso observa el panorama, las casas se ven como bóvedas, como un cementerio, un cementerio de sueños.

Tantos nos fuimos buscando un mejor futuro para la tierra del cubilete, huyendo del afate de la Laguna, del jornal mal pagado, de los hombros mallugados descargando camiones, del fustán y el cincho, buscando libertad, buscando progreso, hoy no quedan rastros de ruralidad, esa urbanidad que tiene Achuapa no se ve en otro pueblo del país, sus calles pavimentadas, en su geografía topográficamente privilegiada.

Me considero iletrado, lamento no haber conocido a Heidegger antes, el libro Ser y Tiempo, llego a mi vida demasiado tarde, de haber llegado antes no habría cruzado un desierto con los pies mojados y perdido quince años de

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mi vida, dándole mas importancia al dinero , a la cosificación. ¿Por qué los maestritos no me lo enseñaron en el Liceo? ¿Porque las autoridades se empecinan en invertir en obra gris, y no en la materia gris? Hoy como a finales de los noventas los niños siguen con el mismo sueño, ni les ha crecido la barba y se quieren largar muy lejos y regresar estrictamente si es para demostrar que cumplieron el sueño americano.

Y así es como el “destino” que no puede querer nada, es quien ha querido lo que nos sucede.

(…) ese mal de no encontrar en todas partes más que el deseo de estar en otro sitio.

Emile Ciorán

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II

Este es el ultimo artilugio que adquirí a visa cuotas, el capricho del que no me quería desprender, el último obstáculo para iniciar mi vida de peregrinación, vendiéndote mi Tissot Quickster Baku con Cronógrafo edición especial dos mil quince, me desencadeno, salto al abismo, esperando broten alas de mis omóplatos, me largo de aquí, a caminar libertad, a que la muerte me encuentre lejos , donde no haya velatorio, ni sollozos, ni llanto, me llevo el único

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derecho inalienable del hombre libre: el suicidio.

Honestamente estoy acá porque quiero que te quedes con el reloj, que me hagas la caridad, que seas mi albacea, que a cambio del reloj me encuadernes este libral viejo, vos ténes esa habilidad, esa paciencia con la máquina de coser, desde pequeño he observado como los estilos más exigentes, los alistados de las botas con mas minucias, mi viejo corría con vos.

Quiero un empastado en piel negra nugot, a los de Nietzsche, de Cioran, al ensayo Hombre Rebelde de Camus, los de Kafka, Dostoyevsky, al Tratatus de Wittgenstein, y quiero un café siempre piel nugot de gamuza, a los de Bolaño, Cortazar, Bukowski, Houellebecq, Palahniuk, Lehane, que la única herencia que pienso dejarles a mis hijas es la lectura, que la literatura se encargue de criarlas en mi abandono, como hizo conmigo, cuando mi viejo nos dejo haciendo de malabaristas, colocando palanganas por todo el suelo

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para contener las goteras de la lámina. Los demás libros te presentas en una manifestación de maestros, esas horas de ocio entre ellos que nos han heredado tanto atraso en el país, y se los regalas uno por cabeza para que se eduquen, menos los de poesía, cada libro de poesía es para niños que son aprendices en talleres de mecánica, carpintería, panadería o zapatería, que los versos les inyecten la alegría que me inyecto a mi cuando tenía la misma edad el globo terráqueo que le compre por abonos al cuidandero de la biblioteca, el pobre tenia la estricta necesidad de alimentar a sus hijos, el sueldo de hambre no le alcanzaba al pobre ni para chapucear sus zapatos, por allí empezó el negocio, el globo terráqueo a cambio de un poco de dinero en cuotas y la reparación de un botal viejo.

Aaa vieras vos como gozaba, imaginando en que parte del mundo estaría cuando tendría tantos años, memorice el nombre de los países, sus

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capitales , el mundo no rotaba mientras aquella esfera con el mapamundi de sesenta y cinco centímetros de diámetro, giraba y giraba, mientras suavemente colocaba mi dedo sobre él, para que se detuviera en cualquier parte del mundo y divagar, soñar con algún día llegar a Sri Lanka donde se había detenido mi dedo, país por el que un día me camorrearon los compañeros de clase, porque jugábamos a decir nombres de países con su respectiva capital como un ejercicio de memorización en diversificado, llevándomela de gallo, como decía mi viejo, dije el más raro que se me ocurrió, Sri Lanka capital Colombo, a escucharas vos la risotada de la obesa maestrita y la respectiva camorreada, fui al único al que despeinaron.

De ahí surge, mi gana de viajar, de vagar como Caín, aunque siempre sostuve que lo primero era conocer el país, darle la vuelta a Guatemala, en mi Nissan rojo Z24 modelo ochenta y seis, darle hasta que se funda, hasta que me

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deje a pie, conocer los parajes más ocultos del mapa, conocer todos sus recovecos, porque en el extranjero el principal tema de conversación es lo exuberante y contrastante que resulta el país de la eterna primavera, el país de Tikal, de Atitlán, de Antigua, el país de los niños naciendo entre promontorios de basura, uno de los países con más millonarios per cápita del mundo. Conocer sus volcanes, su pasado maya, en fin recorrerlo hasta el pueblo menos turístico y más inaccesible, sin preocupaciones, sin apego al tiempo, al celular, conociendo pueblo, sudando entre el chuj indígena o al calor del tapado garífuna.

Luego emprender mi suicidio, no hay ruta, ni mapa, ni GPS, el destino es Liverpool, ser un desposeído acampando cerca de Stanley Park, sentado en alguno de sus senderos, acercarme a Anfield los días de partido, vivir la atmosfera, mendigar una pinta, una bufanda, una entrada, la peregrinación

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concluye al pisar el césped mítico de Anfield.

No hay límite de tiempo, ni pasaporte, seré un indocumentado, siempre le he tenido miedo a volar usando algún artefacto, mis alas siempre han sido suficiente, por eso no será por aire, no sé si a nado o a pata, o de jalón, o si moriré en el desierto del Sahara o en un barco mal hecho cruzando el mediterráneo. Sé que quiero conocer Sudamérica, que luego hay que cruzar el atlántico para llegar a África, caminar la África negra y la subsahariana y luego otro barco más para llegar a Europa, aunque con el conflicto en Siria me dan ganas de desviarme de conocer una guerra de primera mano, siempre tuve complejos de guerrillero, cruzar Europa por los países que antes pertenecieron a la Unión Soviética hasta llegar a los nórdicos, hacerla cansada, como quien no quiere llegar, de preguntón, sin riesgo de perderme, porque cuando se

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está más perdido es cuando uno se encuentra.

Estoy en la flor de la vida, me realice los respectivos chequeos médicos, no tengo impedimento físico para ganarme la vida de brasero en cualquier país, aprendo rápido y sino como el mudo, el fin es observar, conocer, perderme, hasta que el día menos pensado, allá por el dos mil treinta y seis, recibas una llamada desde Anfield, y si no, no te preocupes no hay nada mas poético que ser enterrado, en un costal, como xxx, por personas que no te conocen, que no hablan tu idioma y que no lloraran tu muerte.

Pero los nuevos escritores tuvieron y aun tienen (y Dios se los conserve por muchos años) padres que se agotaron y gastaron por un simple

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jornal de obrero y por lo tanto saben, los nuevos escritores que hay muchas cosas más agotadoras que sonreír incesantemente y decirle si al poder.

R. Bolaño

III

Soy como ese holometábolo insecto, conocido como mosca de la fruta, que incita la jugosa pulpa, la

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gigantesca papaya, siendo incapaz de atragantarse con ella, la muerde, la hiere, la pudre para luego volar a otra fruta de diferente sabor.

-No sé porque la vés, con esa mirada picara, y sugerís que utilice el mismo color del tirante del sostén con el overol a media pierna, como si fueras homosexual o como si eso importara.

Luego te acercas a rendirle tributo a sus atributos de una manera tan delicada, con un golpe sutil, con una pluma la noqueas, con una palabra le caes bien, no es que seas guapo, sino tu meticulosidad te hace darte cuenta por donde entablar una amistad, y todo para que, para que más adelante cuando la tengas a punto de llevarla al matadero, te arrepintás.

Y sugirás que no juegas con las damas, que juraste no hacer sufrir a una como pago a aquella dama que te crio, yendo a traer pan a las cuatro de la mañana, que no necesito de un hombro donde llorar, de un hombre a quien esperar con comida caliente, empeño su

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vida, para que vos estés ahí sentadito en tu cojín, intentando cambiar el mundo con tus libritos.

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¡Si pudiera decirles lo que pienso!.... que lo que me interesa es que se disputen, se desuellen ¡Hasta el finish!... ¡Que se despellejen las carótidas!... si me retengo de decirles tanto…. es por los perros, los pájaros…. Si los trato con miramientos ¡También por nosotros!.... siempre se habla demasiado….

Louis Ferdinand Céline

IV

El tatuaje me lo conto(El problema es que se toma la

vida

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muy en serio)

El en su mero apogeo mental, donde leía y discutía lucidamente muchos libros, leía simultáneamente muchos libros, como si supiera que la locura le llegaría demasiado pronto, memorizaba y bien muchas cuentas, aritméticamente era un súper dotado, le vi memorizar todos los números importantes de su vida, lo que verdaderamente le importo lo guarda en el cerebro, donde no se lo sacan ni con tortura.

Dentro de su corteza cerebral funciona un mundo en miniatura como el que deslumbro a Jim Nashe en la novela música del azar de Paul Auster, en sus ratos libres jugaba a ser Dios, a manipular, a inyectar sigilosamente ideas en los demás, el mundo funcionaba base a sus caprichos, quería tenerlo todo, mas en la vida real nunca intento colonizar a nadie, difería en opiniones y se alejaba, le disgustaba

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discutir sabia que aunque defenestrara y ensuciara las ideas ajenas no podía cambiarlas, no quería cambiarlas, sentía miedo que de un rato para otro resultara alguien en sus circulo leyendo a Roberto Bolaño, eso lo decepcionaría muchísimo, incluso me decía que si encontraba a alguien, me regalaba todos los libros, yo quería disfrutar de su compañía, nunca le dije que yo leía la obra de Bolaño, al menos unos relatos o alguno que otro retazo que encontraba en la web, porque lanzarse de cabeza en 2666 o en los Detectives Salvajes habría que tener mucho seso y muchas horas sin dormir.

Tenía la sensación cuando platicaba con él, de que era imposible que pudiera hacer todo, solo viviendo una vida, a mi no me cabe la menor duda de que vive 3 o 4 vidas, que no creo que alguna noche duerma en paz, es un atormentado, y que muchas veces juega con las personas inocentemente confundiéndolas con las de su mundo en miniatura o buscando una reacción para inoculársela a algún personaje.

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Fracaso mucho, quiso ser Doctor y no le dejaron salir del nido, jugador profesional pero nunca paso de ser un mediocre gritón y de tosco futbol, comentarista deportivo pero nunca tuvo cuello para entrar a una radio y cuando estaba en la escuela de ciencias de la comunicación deserto tuvo miedo a participar en una aula llena de damas y solo él como contrapeso en el género. No termino la facultad de auditoría en forma de protesta, le pareció tan fácil, él quería graduarse por inteligencia y no en base a pagar una maestría que le robaría comodidad y donde cualquiera que tuviera el dinero podría recibir el cartón, y es lo único bueno que le dejo la facultad pensar siempre en ¡economía! ¡economía! la vejez se vive primero, quiso meterse al ejercito, donde se confundiría entre todos en el pelotón, bendito Dios conoció al Ché, porque cuando veo los patrullajes combinados, me rio y pienso como recortados con tijera los cuques.

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En fin no creo que haya sido por desobedecer a los padres, ni por un calzón o un amor perdido como murmuran, ni por los fracasos, mucho menos por el rimero de libros que leyó, ni por huevón, anda así porque quiere, el tache de loco siempre le gusto.

Por eso, los alumnos de Amalfitano “Comprendieron que un libro es un laberinto y un desierto. Que lo más importante del mundo es leer y viajar, tal vez la misma cosa, sin detenerse nunca.

Prologo: entre el abismo y la desdicha de Juan Antonio Masoliver

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del libro los sinsabores del verdadero policía.

V

Amaba su trabajo, de tiempo completo, con salario mínimo, en una biblioteca con jardines en la entrada que servían de sombra a las mesas en desuso de ajedrez, mesas que servían de sentaderos para la novia mientras el novio de pie apretujaba, lengüeteaba y cueveaba toda su dignidad.

No era de mal ver, un tipo que sobresalía por su altura y su pelo entrecano, rebasaba los 50, no se caso, no quiso casarse porque nunca encontró

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una bella dama con un buen libro bajo el brazo, le excitaban mas las damas de libros que las damas de minifaldas, pero cuando mucho se topo con alguna patoja que llevaba el manual de mecanografía con sus respectivas hojas para la constante repetición de los ejercicios. Amaba tanto su trabajo, no sabía de memoria todo el libral, pero si tenía una noción y no necesitaba de las fichas para localizar los libros que le solicitaban los estudiantes, la mayoría solo para consultas sobre biografías de músicos, de inventores, o diccionarios enciclopédicos ilustrados que la mayoría de escasos recursos no podían comprar en cuotas a los vendedores que pasan vendiéndolos de puerta en puerta. Tunino se ofreció a redondear su mísero salario con tirársela de guardián por las noches, ante las constantes escabullidas de muchachos buscando soledad para fumar cannabis, o para espantar amantes en busca de oscuridad.

Se quejaba demasiado, parecía como si le incomodara haber nacido en

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el pueblo, como si su personalidad pugnara por salir de su cuerpo para transfigurarse en un muchacho de 15 e iniciar de nuevo la mejor etapa pero con los conocimientos ya adquiridos, se la llevaba de ser un espécimen único así me lo decía, el nunca hablo de sus antepasados, ni dejo descendencia entre nosotros, ni siquiera un poema, una jerigonza escrita en un papel que ratifique su existencia, solo queda mi memoria, y mi maña de siempre adornar la realidad.

Entre sus frases más celebres están:

En este país la mayoría de edad tendrían que otorgarla no cuando uno cumpla 18 años, sino cuando uno haya leído un mínimo de libros.

El problema de los habitantes de este pueblo es que no piensan en grande, los ves hacer algo a medias, solo para salir del paso, con ligereza,

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pudiendo al menos hacer el cimiento de algo grande que sus hijos culminarían.

Todos tienen miedo, lo hueles en el aire, lo ves en su débil mirada, se aferran a su pobre vida, cualquiera con un poco de valor puede entrar algún día por la puerta principal de su covacha y llevarse lo más preciado que ellos le dejaran siempre las cosas a Dios.

La suerte no existe, pero ser vivo, aumenta las probabilidades que suceda algo a favor.

La casualidad no existe somos piezas en un tablero de ajedrez, quien maneja negras o blancas, es inextricable, lo he buscado en los libros más oscuros sin quererlo encontrar, me gusta pensar en el enigma de quien mueve las piezas. Aunque sin ir a grandes rasgos siempre he pensado que en mi, juegan ajedrez las blancas para mi madre y las negras para mi padre, lo he sentido en cada paso que doy, como

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ambos pugnan, la personalidad que forjaron en base a sus genes, a los gestos que les copie inconscientemente, han regido mi vida desde el inicios en un constante jaque de ambas partes.

Cuando las damas dicen No, se nota cuando es un no rotundo, y un no me-hago-la-difícil, en el primer No, no insistas, estás perdido, en este mundo machista ellas no buscan la igualdad de géneros, buscan cobrarse tantos siglos de limitaciones, vejaciones y demás, en sus genes esta el germen de la venganza y se cobraran contigo todo lo que sufrieron las damas en los siglos anteriores.

La mediocridad consiste en culpar a los demás, no importa si lo traes en los genes, o un ente todopoderoso te maneje como un triste peón, debes aguantar sonriendo.

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Los indocumentados nos mandan dólares, nos mantienen: creando parásitos, vicios y mañas.

¡Cartas! ¡Me siento a jugar con ustedes a las cartas! ¿A esto he llegado? ¿Quién es el responsable de esto? ¿Quién ha destruido mi carrera y la ha modificado en una partida de cartas ¿ (…) Y con dignidad ganaba una mano con el as de copas.

Fiódor Dostoyevski

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VI

Desde feto me ha gustado hacerme el loco, de un tiempo para acá, harapiento lo interpreto a tiempo completo, le huyo a las responsabilidades que de muy niño me agobiaron, soy un cobarde del mismo tipo de cobardía de las que se quedan en casa aguantando al marido por un plato de comida, aunque ellas no tienen la culpa, yo sí, desde niño me gustaba más imaginar la vida de la Magdalena que salía a lavar la banqueta de la cantina que jugar a los trompos o volar barriletes.

Desde niño me le escapaba a mi explotada madre, para ir a la esquina a jugar naipe o me contorsionaba entre un montón de viejos para colarme a ver la jugada de chivo, siempre cumplía con las responsabilidades, en un hogar

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hambriento son muchas, pero los engranajes de mi mente siempre imaginaron una vida sin sobresaltos, sin recibos de luz, sin celular con localizar, sin mantener un hogar, ni ser esclavo del negocio o de los contratiempos que surgen en un automóvil que desde hace mucho sus piezas debieron de haber sido fundidos para hacer aunque sea un candado que proteja lo ajeno.

Hoy recupero el desvelo de mis madrugadas durmiendo hasta un poco antes del medio día, para salir a buscar a los desocupados del pueblo que nunca faltan, el dominicano domina el ajedrez, sino esta ya nocaut por un trago de a dos, jugamos, sino a escuchar las vidas desperdiciadas que se quejan de lo que no hicieron, a escuchar las platicas de aquellos que no se animan a jugársela , a arriesgar, les basta estar de mirón en una esquina, hablando de la esposa infiel, del religioso guaroso, o simplemente cantinear soezmente a las patojas, si están lucidos acusan al gobierno de su malograda vida y de

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queja en queja se olvidan, o mas bien se olvidaron ya de invertir el tiempo de ocio en aprender algún arte, otro idioma, platicas sin salida, solo útiles para darme cuenta que el mundo es un circulo, es una contante repetición y que no hay salida, no habrá un mundo mejor y que los charas del pueblo son la fiel imagen, la mejor representatividad.

Vagabundeando la comida es lo de menos, el comer demasiado limita la capacidad de comprensión, y no necesito una siesta por las tarde, un modorra que se entrometa entre el tiempo más sagrado del día, el tiempo de la lectura. Fui un acumulador compulsivo de libros sabía que de un momento a otro me iba dedicar exclusivamente a mí, a ser egoísta de veras, sin preocuparme por los demás, por la opinión.

Leo hasta ya entrada la noche para enfilarme a la trampa a jugar cartas, con jugadas de con-quián culmino el día, jugando de a quetzal para que los ahorros duren, para matar

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las horas cabeceando en la cama sin poder dormir luchando con los demonios internos, porque el alma es un gran purgatorio de cosas que no hicimos.

Me largo de la trampa siempre y cuando pierda poco y hasta que dome el cansancio, de lo contrario juego hasta que nos echen y pueda andar sin tropezar con la gente que sale de la iglesia, y empiecen a recordarme mis predicaciones en la infancia, o como no había alguien en el Liceo que me derrotara en el concurso de memorizar los libros de la biblia, la competencia consiste en decir de una manera clara y en menos tiempo posible todos los libros por los que está conformada la biblia, no me dejaron participar más, desde que en una campaña quisieron presumir mi talento con las demás iglesias, y yo recite los libros agregándole sutilmente a los libros del antiguo y nuevo testamento, algunos libros gnósticos, en el desparpajo nadie se dio cuenta, al menos nadie de los que formaban la congregación de nuestra iglesia, un

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pastor estudiante de derecho canónico me llamo a la aula más lejana donde recibían clase en la escuela dominical los Pregoneros de Jesús y me pregunto de donde había sacado esos libros, de donde me sacaba que existía un evangelio de Judas o de María Magdalena o de Tomás, y paso lo que siempre ha pasado cuando alguien intenta sacarme del silencio, frustración, llego a desenvainar el cincho para preguntarme de donde había sacado esos evangelios, solo me escurrieron las lagrimas, no llego a los latigazos de la pasión de Cristo.

Tampoco me gusta encontrarme con alguno de mi promoción y se burle pensando donde termino el abanderado del aula, y ellos si se realizaron, manejan moto-taxi, son simples indocumentados sin inglés, empleados bancarios, realizados como la bonita del aula, que se caso con un acomodado de dudoso procedencia y engorda, engorda bellamente.

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Así transcurren los días, entre el egoísmo, el hastió al mundo y los juegos de azar, tengo una navaja suiza marca Victorinox estilo Cadete Alox, bien esmerilada, de filo luminoso, y desde hace mucho elegí el hotel con amplio jacuzzi, agua caliente para que se dilaten los vasos sanguíneos así fluya rápidamente la sangre, para morir sin tiempo para pensar desangrado por la yugular, esa es la salida contemplada cuando empiece a dar lastima o empiece a ser una carga para los demás.

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