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Estudio arqueológico del Somontano del Moncayo: avance metodológico Moncayo Archaeological Survey: a preliminary report on the methodology Christopher M. Gerrard y Alejandra Gutiérrez SALDVIE n.º 10 2010 pp. 259-269 Resumen El proyecto “Estudio arqueológico del Somontano del Moncayo” está realizando prospecciones arqueológicas intensivas en una zona que se extiende entre el Moncayo y el valle del Ebro. Se están localizando restos y yacimientos arqueológicos de todos los períodos, además de secciones geológicas expuestas de forma natural para analizar aspectos geomorfológicos. El objetivo final es el estudio exhaustivo del asentamiento humano, su desarrollo y evolución en la zona de estudio. Este pequeño artículo se centra en la metodología utilizada en las prospecciones. Palabras clave: Prospección, geomorfología, metodología, valle del Ebro. Abstract The Moncayo Archaeological Survey is undertaking intensive field survey in an area which extends from the foothills of Moncayo to the Ebro valley. Archaeological sites of all periods have been identified and this work is com- bined with ongoing geomorphological mapping. The aim is to produce a long-term history of settlement and lan- duse and to understand its evolution from prehistory to the present day. This short article focuses on fieldwalking methodology. Keywords: Fieldwalking, geoarchaeology, methodology, Ebro Valley. Huecha, en la comarca del Campo de Borja (Zaragoza) (Figura 1). El área de estudio comprende un transecto de unos 40 kilómetros de largo que discurre desde el río Ebro en el norte hasta los pies de la Sierra del Moncayo en el sur. Dicho transecto ha sido especial- mente diseñado para incluir una variedad de unidades topográficas, entre las que se incluyen zonas llanas y El “Estudio arqueológico del Somontano del Moncayo” (EASM) es un proyecto multidisciplinar en el que se combinan metodologías relacionadas con la arqueología del paisaje y con las ciencias de la tierra. El proyecto comenzó en el año 2000 con el objetivo de investigar los cambios ocurridos en la población, la economía y el medio ambiente en la zona del valle del

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Estudio arqueológico del Somontanodel Moncayo: avance metodológicoMoncayo Archaeological Survey:a preliminary report on the methodology

Christopher M. Gerrard y Alejandra Gutiérrez

SALDVIE n.º 10 2010pp. 259-269

ResumenEl proyecto “Estudio arqueológico del Somontano del Moncayo” está realizando prospecciones arqueológicasintensivas en una zona que se extiende entre el Moncayo y el valle del Ebro. Se están localizando restos yyacimientos arqueológicos de todos los períodos, además de secciones geológicas expuestas de forma naturalpara analizar aspectos geomorfológicos. El objetivo final es el estudio exhaustivo del asentamiento humano, sudesarrollo y evolución en la zona de estudio. Este pequeño artículo se centra en la metodología utilizada en lasprospecciones.

Palabras clave: Prospección, geomorfología, metodología, valle del Ebro.

AbstractThe Moncayo Archaeological Survey is undertaking intensive field survey in an area which extends from thefoothills of Moncayo to the Ebro valley. Archaeological sites of all periods have been identified and this work is com-bined with ongoing geomorphological mapping. The aim is to produce a long-term history of settlement and lan-duse and to understand its evolution from prehistory to the present day. This short article focuses on fieldwalkingmethodology.

Keywords: Fieldwalking, geoarchaeology, methodology, Ebro Valley.

Huecha, en la comarca del Campo de Borja (Zaragoza)(Figura 1). El área de estudio comprende un transectode unos 40 kilómetros de largo que discurre desde elrío Ebro en el norte hasta los pies de la Sierra delMoncayo en el sur. Dicho transecto ha sido especial-mente diseñado para incluir una variedad de unidadestopográficas, entre las que se incluyen zonas llanas y

El “Estudio arqueológico del Somontano delMoncayo” (EASM) es un proyecto multidisciplinar en elque se combinan metodologías relacionadas con laarqueología del paisaje y con las ciencias de la tierra.El proyecto comenzó en el año 2000 con el objetivo deinvestigar los cambios ocurridos en la población, laeconomía y el medio ambiente en la zona del valle del

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terrazas del Ebro y Huecha así como zona montañosaen la Sierra del Moncayo (2313 metros de altitud).

Por el momento el estudio se ha concentrado en elreconstruir y explicar los cambios ocurridos en elpaisaje utilizando principalmente la prospección sis-temática de superficie; con ella se han identificadoyacimientos nuevos, además de catalogarse otros yaconocidos. Como resultado inicial y gracias al estudiogeomorfológico, se han identificado dos momentos decambios profundos en el paisaje, que han sido fecha-dos en el Neolítico/Edad del Bronce y en el períodomoderno. Ambos parecen ser resultado de la acciónhumana, producidos por un cambio en el uso yexplotación de la tierra. El del momento prehistórico es

a raíz de un talado de árboles durante el Neolítico conla consiguiente expansión agrícola durante la Edad delBronce. El del siglo XIX se produce a raíz del talado acotas altas por cambios en la propiedad y explotaciónde la tierra. La interacción de variables humanas yclimáticas diversas puede detectarse gracias alempleo de una prospección arqueológica intensiva, elestudio geomorfológico y la datación cronométrica(Wilkinson et al 2005). Simultámente los resultados demuestras palinológicas y muestreo para fechación porradiocarbono, aunque por el momento inéditos, confir-man que es posible identificar la vegetación prehistóri-ca e histórica local utilizando estas técnicas.

Al finalizar el proyecto se espera poder publicar los

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resultados en una monografía donde se expliquendetalladamente los objetivos, metodologías y resulta-dos obtenidos. El objetivo de este artículo es simple-mente describir brevemente la filosofía latente en lametodología y técnicas utilizadas para la recogida yestudio de los materiales encontrados durante laprospección arqueológica.

De todas aquellas técnicas de las que dispone elarqueólogo una de las más básicas es la prospección.Sus ventajas son claras: no sólo es de bajo coste sinoque además no causa destrucción, es relativamenterápida y produce gran cantidad de información espa-cial. Por todos estos motivos la prospección se ha uti-lizado de forma generalizada por toda Europa a partirde la Segunda Guerra Mundial. La génesis de su uti-lización en el Mediterráneo occidental la sitúan algunosautores en Italia por el trabajo del British School enRoma, con sus proyectos de la Italia central y Etruriasur. La popularidad de la técnica ha crecido de maneraque desde mediados de los años 1960 hasta finales dela década de los 1990 el número de publicaciones rela-cionadas con prospecciones en la zona mediterránease ha multiplicado por siete (Alcock and Cherry 2004).

Es sorprendente que hasta hace poco la PenínsulaIbérica se consideraba todavía “una terra incognita enel campo de la prospección” al parecer de un autor(Dyson 1982, 94), aunque la llegada del “análisis espa-cial” y de la “arqueología hidráulica” parecen habercambiado el panorama (véase por ejemplo Kirchner yNavarro 1993). Aunque se carecen de cifras exactastotales para calcular el número de estudios sistemáti-cos desarrollados en España, aquéllos enumerados enel archivo MAGIS son sólo doce, aunque claramentetal lista no es completa; en Grecia, por ejemplo, se hanlistado recientemente 142 (Elefanti et al 2009).

A pesar del ímpetu que la prospección arqueológi-ca ha recibido recientemente y el considerable debateacadémico que ha suscitado (por ejemplo Haselgroveet al 1985; Schofield 1991; Bintliff et al 2000), laprospección es una técnica que sigue resistiéndose aadoptar una metodología estándar. Un examen rápidode la literatura publicada al respecto revela la existen-cia de fuertes tradiciones locales (Terranato 1996; RuizZapatero 1996) que a su vez refleja todo tipo de influen-cias y preferencias. Sin centrarnos específicamente enel territorio español pero adoptando un enfoque másglobal se pueden observar enormes diferencias en laescala de los estudios realizados por ejemplo, que vandesde los 15000 km cuadrados del Libyan ValleySurvey (Barker y Lloyd 1985) a proyectos másmodestos que se concentran en un solo término(Gerrard con Aston 2007) o incluso un solo yacimiento

(Armada et al 2010). Hay igualmente diferencias con-siderables en la metodología adoptada, entre la quefigura una cobertura total del territorio a estudiar (Fishy Kowalewski 1990), o simplemente una muestra queincluya cierta diversidad de terrenos geológicos ehidrológicos. Entre los ejemplos de este último tipo deenfoque figuran los estudios del Ager Tarraconensis(Carreté et al 1995) y del valle del Biferno en Italia(Barker 1995), al igual que el estudio de Alicante dondese examinan siete valles en una región de 1800 kmcuadrados (Barton et al 2004). Algunos proyectosincluso se ciñen a recoger únicamente material de cier-to período cronológico o incluso un único tipo de mate-rial arqueológico, por ejemplo el estudio del Metaponto(Carter y D’Annibale 1985). Por un lado, y desde unpunto de vista positivo, la amplia gama demetodologías y técnicas en uso sirve para ilustrar laadaptabilidad y versatilidad de la prospección, cuyaaplicación puede ser adaptada tanto a las circunstan-cias locales como a una amplia gama de objetivosacadémicos (véase por ejemplo los casos referidos enBarker y Mattingly 1999). Por otro lado, no hay duda deque tal variedad difculta la tarea de comparar resulta-dos entre diversas zonas.

La metología empleada por el EASM refleja clara-mente sus objetivos principales: el entender clara-mente la distribución de las actividades y de las ocupa-ciones humanas a través de la identificación de losasentamientos de población (sean éstos fijos o no) yreconstruir los modelos cambiantes del uso de la tierra.Hay que subrayar aquí que nuestro objetivo no es laidentificación de “yacimientos”, para lo cual es nece-sario simplemente el prospectar ciertos lugares, situa-dos en lugares favorables, cerca de agua o de otrosyacimientos conocidos. Un ejemplo de este tipo demetodología es un estudio realizado en la comarca dela Armuña (Salamanca) donde la prospección extensi-va se ha destinado únicamente a visitar los yacimien-tos de ciertos períodos cronológicos que figuraban yaen el inventario de la provincia (Ariño Gil y RodríguezHernández 1997). Este tipo de prospección permitepor un lado reconocer con cierta rapidez la distribuciónde asentamientos, sus cronologías y tamaños aunquepor otro ignora la existencia e importancia de asen-tamientos más pequeños; de esta manera se puedegenerar una argumentación circular que confirme lashipótesis inciales del investigador (por ejemplo quetodos los yacimientos están cerca de una fuente deagua). Más importante aún es el hecho de que se igno-ra igualmente el material circundante o el “ruido defondo”, como se denomina algunas veces, a la vez queno existe información cuantitativa alguna que puedaser utilizada para comparar entre las diversas áreas oyacimientos visitados. Una revisión de los resultados

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obtenidos en varios estudios realizados en Meso-potamia demuestra claramente que tanto el sistema deabono de los campos como la existencia de ciertaszonas de uso de la tierra, de yacimientos sepultadosbajo sedimentos, de ciertos elementos del paisaje y losasentamientos temporales, son todos elementos quehan pasado inadvertidos al adoptar tal metodología(Wilkinson 2000). El debate sobre estas cuestionesestá tan vivo en España como en otros lugares (Burilloet al 2005; Mayoral Herrera et al 2009 ) y no es de sor-prender que una revisión de las metodologíasempleadas en arqueología, financiada por laComunidad Europea (proyecto POPULUS), concluíaque los resultados más provechosos se obtienen alrealizar prospecciones de alta resolución en zonas quecubren menos de los 100 km cuadrados (Barker yMattingly 1999; para el contexto de un ejemplo localespañol véase Laliena y Ortega 2005, 32-39). ElEstudio Arqueológico del Somontano del Moncayorespeta estas recomendaciones al adoptar unametodología que no se centra en el “yacimiento” comotal y donde el objetivo principal es el identificar la dis-tribución del material arqueológico en el paisaje y no lade identificar yacimientos a excavar.

Nuestro proyecto cuenta con varios elementos aresaltar. En primer lugar, al igual que ocurre en otrosestudios de la cuenca mediterránea, nuestro estudiose centra en un largo período cronológico que vadesde la prehistoria hasta el presente, es decir, nuestrointerés va más allá del identificar o retener materialesexclusivamente pertenecientes sólo a un determinadoperíodo; para nosotros tiene tanta importancia un frag-mento cerámico del siglo XVIII como un sílex de laEdad del Bronce, ya que es ésta la única manera deentender la evolución del paisaje (Figura 2). Un ejem-plo que sirve para ilustrar este punto está relacionadocon la pregunta fundamental del por qué y cuándosurgieron los primeros asentamientos nucleados.Aunque se han propuesto varios posibles modelospara la Edad Media (Laliena 2010), no hay duda deque hoy en día todavía se conoce mejor la distribuciónde los asentamientos de la Edad del Bronce que la dela época islámica en nuestra zona de estudio. Otroejemplo es la gran transformación del paisaje que tuvolugar a finales del siglo XIX y comienzos del XX, trans-formación que está muy bien documentada por histo-riadores (Pinilla Navarro 1995) y es todavía visible enel paisaje arqueológico, aunque por otro lado todavíaestá por explorar en el paisaje físico. Al igual que otrosestudios desarrollados en diversas zonas de Europa(por ejemplo el Palichora-Kythera ArchaeologicalSurvey, en Grecia; Coroneos et al 2002), durantenuestra investigación se estudiará igualmente lacerámica moderna, produciéndose tipologías y

cronologías que nos permitan estudiar también loscambios y características de este período. Éstos sondos vacíos a los que nos gustaría contribuir y por loscuales no nos limitamos a seleccionar sólo una clasede material durante la prospección (sólo sílex o sólocerámica, etc.), de la misma manera que tampocorecogemos únicamente piezas “diagnósticas” (el sílextrabajado o los bordes cerámicos por ejemplo).Nuestro objetivo es el recoger una muestra de todo elmaterial existente en el terreno para poder identificar yentender la evolución del asentamiento y del paisaje.

Evidentemente es imposible recoger todo el mate-rial existente en una parcela de terreno; es imposible ytambién innecesario para alcanzar nuestros objetivos.Lo que se intenta es el recoger una muestra represen-tativa del material que exista en la superficie de maneraque los hallazgos se puedan situar espacialmente en elpaisaje estudiado. En muchos estudios el sistemaelegido es el de prospectar en líneas o cuadrículas,con cada unidad (línea o cuadrícula) numerada para suidentificación. Por lo general se comienza prospectan-do en líneas, por ejemplo de 100 metros de largo(recogiendo el material encontrado a lo largo de 100metros lineales, como por ejemplo en el EastHampshire Survey; Shennan 1985; y en el EastBrittany Survey; Astill y Davies 1997). Si los resultadosarrojan datos interesantes se puede proceder a unaprospección más intensiva sobre determinadas zonas,por ejemplo prospectando en cuadrículas de 10 por 10metros.

La metodología a utilizar dependerá de los obje-tivos del proyecto. Por ejemplo, si el fin principal es ellocalizar villas romanas se puede prospectar en líneasparalelas situadas a 50 metros una de otra, mientrasque si lo que se pretende es el localizar sílex mesolíti-co la resolución de la prospección tiene que sermucho más alta y las líneas deberían estar distanci-adas como mínimo a 25 metros. No obstante, hayveces cuando es difícil adoptar este tipo demetodología especialmente en la cuenca mediterrá-nea, donde frecuentemente es difícil mantener contac-to visible entre líneas de prospectores cuando el ter-reno está articulado en terrazas, pequeñas parcelas opor el tipo de cultivo, por ejemplo viñas (Figura 3). Enestas ocasiones se requiere el uso de otro tipo demetodología; en el caso del EASM se decidió utilizarlas parcelas agrarias como las unidades básicas derecogida de material. Antes de comenzar el trabajo decampo se consulta el catastro para averiguar la super-ficie de cada parcela a prospectar; a continuación sedelimita el tiempo requerido para prospectar cadaparcela, dependiendo de su superficie y de losprospectores presentes. La relación entre superficie,tiempo y número prospectores tiene que mantenerse

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constante para poder comparar los resultados. De estamanera las parcelas pequeñas se prospectan duranteun corto espacio de tiempo mientras que las másgrandes requieren algo más de tiempo. Para determi-nar cuánto tiempo se requiere en cada parcela se haprocedido a prospectar un campo con un equipo decinco arqueológos que han recogido material cadacinco minutos, diez minutos , etc. hasta 40 minutos; losmateriales se han identificado y cuantificado y laparcela se ha vuelto a prospectar detallada y minu-ciosamente para comprobar cuánto material no sehabía recogido al finalizar el experimento. El resultadoobtenido nos ha permitido diseñar la fórmula: hectáreax 200 = minutos por persona (el 200 es la media quederiva de diversos ensayos y experimentos). Por ejem-plo, una parcela de 0.3 hectáreas requeriría 60 minu-tos con un prospector (0.3 hectáreas x 200 = 60 minu-tos). Si el equipo consiste de 10 personas, entonces laparcela se prospectaría durante 6 minutos (60 minutos:10 personas = 6), etc. Antes de comenzar a prospectarse diseña una base de datos con la lista de parcelas,

su extensión y los tiempos a prospectar que, por cier-to, se respetan rigurosamente para no desfigurar losresultados.

A primera vista tal metodología parece presentar unfallo irreparable, ya que el tamaño de la parcela puedeafectar decisivamente los resultados obtenidos: si exis-te una pequeña villa romana en el centro de una par-cela muy grande la densidad de los materiales recogi-dos parecerá ser baja. El mismo problema se planteasi un yacimiento cruza dos o más parcelas. Es funda-mental, entonces, el que nuestra metodología puedaacomodar dichar concentraciones. En el caso de lasparcelas pequeñas tales concentraciones son visiblesmientras se está prospectando y se pueden anotar enla ficha de prospección (Figura 4), haciendo un croquisde dónde ocurren en la parcela. Si la parcela a pros-pectar es muy grande se subdivide en unidades máspequeñas (calculando la superficie de cada una, eltiempo a prospectar, etc. de la manera antes descrita),de manera que los resultados se pueden localizar en elmapa con más precisión espacial.

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Independientemente de la metodología a utilizar,no hay duda alguna que la experiencia del equipo queva a realizar la prospección es otra variable que influi-rá decisivamente sobre los resultados. Diversos expe-rimentos realizados en otras zonas han demostradoque una persona con experiencia puede recoger en 30minutos el 80% de todo el material arqueológico pre-sente en la superficie de una cuadrícula de 10 metrosde lado, mientras una persona sin experiencia recogesólo el 45%. Existen además marcadas diferencias nosólo en la cantidad sino en el tipo de material recogido,con algunos prospectores recogiendo sólo sílex o sólocristal, etc. (Gerrard 1997); evidentemente la identifica-ción del material arqueológico es algo que hay queaprender. Junto a esta variable existen otro tipo de fac-tores que también afectan a los resultados, especial-mente el tiempo climatológico, el tipo de cultivo, la geo-logía local y sobre todo dónde está situada la parcelaen la ladera si el terreno no es plano (véase por ejem-plo Shennan 1985, 36), ya que por lo general se reco-

ge menos material en la parte más baja y en la másalta de las laderas debido a la acción coluvial y aluvial;igualmente la utilización (o no) de maquinaria agrícolapuede influenciar decisivamente los resultados obteni-dos (Boismier 1997).

Es fundamental también tener en cuenta la existen-cia de los factores geomorfológicos y de la relaciónexistente entre los restos arqueológicos de la superfi-cie y aquéllos que están enterrados, especialmente enla cuenca mediterránea donde ciertos yacimientospueden estar enterrados muy profundamente mientrasotros pueden ser claramente visibles debido al proce-so de erosión de la superficie.

La ficha diseñada por el EASM para la prospecciónde la zona recoge todas la variables mencionadasanteriormente (Figuras 4 y 5). Se completa una fichapor parcela; en la página 1 se recoge la informaciónbásica (polígono, parcela, extensión, croquis de la

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parcela, etc.), nombre de aquéllos que estánprospectando (para identificar variables en los resulta-dos) y condicionamientos medioambientales (uso de latierra, visibilidad, etc.). Tal y como se ha referido másarriba también se notan la actividad agrícola y hastaqué grado la vegetación oculta la superficie del terrenoporque ambos tienen gran influencia sobre la visibili-dad y sobre los resultados. En cuanto al resto de lainformación que aparece en la ficha, las categorías ydemás opciones son obvias. En la segunda página(Figura 5) hay espacio para realizar un pequeño boce-to de la parcela donde se indiquen la existencia decaminos y accesos, acequias y cualquier otro elemen-to interesante, por ejemplo la existencia de terrazas ode estructuras (abejares, corrales, etc). Para terminarse procede a un examen rápido preliminar de los resul-tados y del material recogido (que se examina rápida-mente antes de abandonar la parcela) mientas serecoge en bolsas, etc. Igualmente se anota tambiéncualquier otro tipo de datos adicionales, por ejemplo, sila parcela es grande pero se ha detectado una concen-tración de material en cierta zona de la misma. Por logeneral el material estará distribuido ampliamente porla superficie del terreno pero si se ha cambiado el sis-tema de arado recientemente, por ejemplo, los materi-ales se acabarán de incorporar a la superficie y seráposible diferenciar una concentración específica espa-cialmente.

El objetivo y resultado final es una lista de densi-dades de diversas categorías de materiales porparcela, densidades que se pueden comparar entrediversas parcelas. Así los resultados se pueden plas-mar en un mapa de distribuciones por medio de puntosde distintos tamaños o colores dependiendo de susvalores. La distribución se puede hacer con ARCGISpor ejemplo o cualquier tipo de SIG. En un recienteproyecto desarrollado en Shapwick, en el sur deInglaterra (Gerrard con Aston 1997), los resultados sehan analizado utilizando una metodología empleadaen el estudio del Ager Tarraconensis (Carreté et al1995) utilizando el sistema de ADABS (Abnormal den-sities above background scatter), es decir, de densi-dades irregulares, identificando las densidades decerámica más altas por período cronológico. Aunquedicho sistema tiene sus propios problemas, como yaindicaron sus autores, ésta es una técnica que presen-ta numerosas ventajas a la hora de examinar la dis-tribución de densidades de material. En el caso deShapwick se calcularon los ADABS no sólo para lacerámica, sino también para el ladrillo, teja y otro tipode materiales con resultados notables.

Cualquiera que sea el sistema utilizado lametodología se puede adaptar dependiendo de losresultados. En algunos casos se podrá revisitar parce-las ya prospectadas para considerar la distribución dematerial en mayor detalle, tal vez utilizando el sistemade cuadrículas o el de excavación exclusiva de la tierrade cultivo o superficie (shovel pits; Thorpe 1997), outilizando tal vez otro tipo de prospecciones, por ejem-plo geofísicas.

Nuestro método cuenta no obstante con sus pro-pios retos. Los yacimientos romanos especialmenteproducen una cantidad de volumen de material puniti-vo y con este sistema de prospección sólo se recogeuna muestra representativa (la que permite el tiempodeterminado por la extensión de la parcela según lafórmula descrita más arriba). Otro problema adicionales la fechación del material recogido, especialmentecuando el material está desgastado o muy fragmenta-do, o todavía no está bien documentado localmente.En nuestro caso algunos de las cerámicas comunesmedievales parecen no experimentar cambio algunoentre los siglos XII y XV por lo que es muy difícil fecharcon precisión el material islámico y el medieval cris-tiano en una zona donde la cerámica decorada dedicha época es extremadamente escasa. Otro proble-ma adicional es la inversión de labor y tiempo nece-saria para lavar, siglar y cuantificar el material al nivelrequerido para plotear las densidades. Ésta es una delas razones por las que en otros proyectos se ha opta-do por el contar los fragmentos cerámicos, sílex y otrosmateriales a la vez que se prospecta (utilizando conta-dores de mano por ejemplo) y sin recogerlos paralavar, siglar, inventariar, regresando con posterioridada las zonas de mayor concentraciones para realizaruna prospección más intensiva (por ejemplo en elKythera Island Project, Grecia; Bevan y Conolly 2004).En el caso de La Serena (Badajoz), en una primerainstancia se han utilizado contadores para estimar ladensidad global del material sin recogerlo pero regis-trando su localización por medio de GPS; en unasegunda fase se han recogido sólo los materiales diág-nosticos de las zonas donde se han detectado concen-traciones (Mayoral Herrera et al 2009).

Nuestro método de prospección presenta tambiénun reto en cuanto a la definición de “yacimiento” serefiere. Aunque el debate es ya antiguo, debemosenfrentarnos de nuevo a lo que significa un “yacimien-to”, y no sólo a la hora de interpretar los resultadosobtenidos, sino también desde el punto de vistaadministrativo (por ejemplo a la hora de realizar losinventarios, que se deben siglar por “yacimientos”; o ala hora de contribuir a la carta arqueológica: ¿cuántosyacimientos habéis encontrado?). Nuestros resultadosdemuestran que en la zona del Huecha hay una dis-

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persión constante de material que se extiende por todoel paisaje, con algunas concentraciones marcadas quellegan a tener, por ejemplo, más de 2000 fragmentosde cerámica romana por hectárea en algunos casos(para comparación con otros estudios, véase Bintliff ySnodgrass 1988; Gerrard 2007; Mayoral Herrera et al2009). Parte de este material se incorpora a la super-ficie procedente de estratrigrafía enterrada, pero lamayoría ha sido incorporado a la superficie como partedel proceso del abonado de los campos. Hay, además,otros sucesos que pueden conllevar la acumulación dematerial sin que éste tenga relación alguna con la exis-tencia de un asentamiento permanente. Por estas yotras razones algunos arqueológos prefieren no utilizarel término “yacimiento”, por lo menos en aquelloscasos en los que su identificación se basa exclusiva-mente en la distribución de material de superficie.

El proyecto de investigación “Estudio arqueológicodel Somontano del Moncayo” se centra en la denomi-nada “arqueología del paisaje”, una de las ramas másinteresantes de aquéllas que han salido en los últimos35 años de la investigación arqueológica (por ejemplo:Aston 1985; Rippon 2004; Attema et al 2002). Suscaracterísticas metodológicas principales son la multi-disciplinareidad (porque la investigación puede incluirla toponimia, el estudio de fuentes escritas, la ecologíahistórica, la arquitectura, etc.), la investigación a granescala (más allá del yacimiento individual), el estudiodel paisaje en su totalidad (más allá de simplementecentrarse en ciertos asentamientos), la prospección

múltiple (utilizando cartografía, prospección geofísica,geoquímica, LIDAR, SIG, etc.) y la diacronicidad (esdecir, rebasar un simple período cronológico). Aunquela base de la arqueología del paisaje es puramentemetodológica, sus orientaciones teóricas han idoevolucionando, pasando de un simple análisis topográ-fico y del estudio de las relaciones existentes entrediversos yacimientos, por tradiciones positivistas conlas que se han definido los “sistemas regionales” y loscontextos medioambientales de los yacimientos (porejemplo el site catchment analysis), y por enfoquesinterpretativos más recientes (por ejemplo Ucko yLayton 1999; Tilley 2010).

Evidentemente el tipo de trabajo de campo que seha descrito aquí es simplemente un elemento a estudiardentro de la arqueología del paisaje. En el caso delvalle del Huecha el análisis debe incluir tanto el estu-dio de los restos físicos existentes: acequias, caminos,espacios de cultivo, terrazas, como el de los materialesarqueológicos recogidos durante la prospección desuperficie. Ésta es la única manera por la que elproyecto enlazará con los marcos teóricos existentesen la actualidad al igual que ha hecho, por ejemplo elSydney Cyprus Survey Project (Given y Knapp 2004).

Para concluir nos gustaría invitar a otros equiposque estén prospectando en España y que dispongande datos estadísticos para comparar la distribución dedensidades entre diversas zonas de la península.Quedamos también a disposición de otros equipos quetengan interés en nuestra metodología y que quieranrealizar prospecciones arqueológicas.

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