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Estructuras y método en la 'Suma teologica' de Santo Tomás de Aquino - G. Lafont

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Estructuras y método en la "Suma teologica" de Santo Tomás de Aquino - G. Lafont

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  • GHISLAIN LAFONT

    ESTRUCTURAS Y METODOEN LA

    SUMA TEOLOGICADE SANTO TOMAS DE AQUINO

    Traduccin, prlogo y notas de

    Nicols Lpez Martnez

    EDICIONES RIALP, S. A.MADRID, 1964

  • Ttulo original

    :

    Structures et mthode dans la Somme Thologiquede Saint Thomas d'Aquin

    ( g Descle de Brouwer & Ci. Editeurs-Imprimeurs, Bruges)

    Todos los derechos reservados para todos los pases de habla castellana,por EDICIONES RIALP, S. A.Preciados, 44.MADRID.

    Depsito legal: M. 9819.1964. Nm. de registro : 1.935-64

    Selecciones Grficas, Avda. del Dr. Federico Rubio y Gal, 184. - Madrid

  • PRESENTACION

    Dom Ghislain Lafont O. S. B., naci el 13 de febrero de 1928. En1945 ingres en la Abada de Sainte Marie de la Pierre-qui-Vire(Francia), ordenndose sacerdote el da 7 junio de 1952. Curs susestudios en el Instituto Catlico de Pars.

    Actualmente es profesor de Teologa Dogmtica en la Escuelateolgica de la Abada. Colabora en diversas revistas de cienciaseclesisticas. Entre sus trabajos monogrficos deben ser citadosprincipalmente

    :

    Sacerdoce claustral (Estudio sobre la teologa del sacerdociomonstico) aparecido en "Studia Anselmiana" (Roma 1955); SurVnterpretation de Rom 5, 15-21, aparecido en "Recherches descience religieuse" (Pars 1957); La place de l'lmage de Dieu dansVanthrpalogie thologique de Saint Thomas d'Aquin. Tambinen "Recherches de science religieuse" (Pars 1959).

    En la actualidad prepara, en colaboracin con el P. Le GuillouO. P., un libro sobre las principales cuestiones que plantea al telo-go el Concilio Vaticano II.

  • INDICEPgs.

    Presentacin vii

    Indice IX

    Proemio a la traduccin espaola xyii

    Prlogo xxi

    Abreviaturas 1

    Introduccin: El problema de la Suma Teolgica 3

    1. Planteamiento del problema2. La solucin de Santo Toms segn el P. Chenu3. La solucin de Santo Toms segn el P. Hayen4. La solucin de Santo Toms segn Per Erik Persson5. Visin de conjunto y perspectiva; inters y mtodo de un an-

    lisis orgnico de la Suma

    Captulo I: La luz de Dios 25

    . El ser de Dios 26Organizacin de una teologa del Ser y de los atributos divinos-solucin de la Suma contra Gentes y del Compendium theolo-giae -la Suma teolgica-, las cinco vas: actualidad y causalidad,principios del conocimiento de Dios los grupos de atributos:simplicidad, perfeccin, bondad -la Bondad de Dios: originali-dad de la concepcin tomista del bien; aplicacin a la Bondadde Dios: generosidad primera del Creador y finalidad universal-nexo de la Bondad con el conjunto del plan teolgico.

    2. El conocimiento de Dios 47El problema de epistemologa crtica: los Nombres divinos enlas diversas obras de Santo Toms -originalidad de la Suma:la visin beatfica la coyuntura histrica : toma de posesin en

  • relacin con el neoplatonismo cristiano -los fundamentos de lavisin beatfica : creacin y causalidad ; operacin beatificantey deseo de conocer -los otros grados del conocimiento de Dios- Bondad de Dios y conocimiento de Dios como principio de lateologa.

    3. La operacin de DiosLa analoga psicolgica positiva, su empleo sistemtico -opera-cin inmanente y creacin: situacin de las criaturas en el esp-ritu de Dios -providencia y predestinacin: respecto a la cau-salidad divina y a las libertades creadas -gobierno divino y finltimo trascendente la libertad de Dios -sentido personal dela teologa.

    4. Las Personas divinas

    Valoracin de la nocin de procesin : originalidad de SantoToms; su conocimiento del arrianismo -significacin teolgicade la procesin : el ensayo de San Agustn - reempleo de la ana-loga psicolgica sobre una nueva base dogmtica -legitimidady frutos del procedimiento -los Nombres personales -sentidode las apropiaciones: su valor revelador -las misiones, corona-miento del tratado: Bondad divina, operacin, misiones.

    Conclusin: Teologa del Exodo y del Evangelio

    Captulo II: La creacin primera

    1. Estructura de la Prima ParsLos tres captulos que distingue : de productione, de distinctio-ne, de conservatione et gubernatione -su organizacin interna- utilidad de una comparacin con otros planes teolgicos.

    2. El comentario al Liber de Causis

    Inters de esta obra : una reaccin de Santo Toms ante el neo-platonismo -sntesis doctrinal del Liber de Causis, ensayo dereconstruccin -interferencia de los temas de causalidad y deemanacin -el comentario de Santo Toms: su valor de apre-ciacin crtica -la intencin de Santo Toms y la reconstruc-cin metafsica realizada a travs del comentario -la Divisiotextus -transformacin de las nociones de ser y de creacin-del anima nobilis al hombre -el crdito de Aristteles -es-quema general del pensamiento de Santo Toms sobre la crea-cin y la antropologa.

    3. La Suma contra Gentes y el Compendium TheologiaeA. Proceso general del Compendium -su doble principio de orga-

    nizacin: credo y visin beatfica -el orden del conocimientobeatfico -el orden del smbolo -valor relativo de la sntesis(fecha del Compendium?).

    B. Intencin general de la Suma contra Gentes -la intencin desabidura -mtodo de manifestacin de la Verdad; aspectos dela conjuncin realizada entre la razn y la fe -las dos clasesde verdades -luces que aporta en el libro IV la problemtica

  • de la Resurreccin -supresin de los elementos histricos y ka-rigmticos - apreciacin de conjunto.

    C. Elementos paralelos del Compendium y del Contra Gentes cua-dro comparativo y glosas -diferencias menores -diferenciasmayores: modo de enfocar el tema del alma humana; progresosde la influencia de Aristteles -identidad de la organizacingeneral en el cuadro eficiencia-finalidad.

    D. Compendium, Contra Gentes y Prima Pars -abandono en laltima obra del esquema comn a las dos precedentes -pro-blema que esto plantea.

    4. Arquitectura de la Prima ParsLugar que ocupan las causalidades: la cuestin 44; la creacina la luz del conjunto de las causalidades divinas -el plan deconjunto: produccin, distincin, gobierno -el De Productione:metafsica de la eficiencia y teologa del tiempo -el De dis-thictione: reanudacin del plan de las Sentencias -los Ange-les: ser de naturaleza y operacin sobrenatural; causalidad ehistoria - el hombre : presencia de un Hexamern antropolo-ga de Aristteles y comentario del Gnesis -la Imagen deDios : Adn.

    Conclusin: Bondad de Dios, causalidad e historia sagrada

    Captulo III: El hombre

    Las coordenadas de la ciencia moral: libre adhesin a Dios-condicin temporal e histrica del hombre.

    1. La luz de la bienaventuranzaSentido del primado de la bienaventuranza - ejemplaridad divi-na y libertad humana -plan de estudio: finalidad y actividad-carcter inmanente y personal de la bienaventuranza: SanJuan y Aristteles: la perfeccin de la operacin libre -lascoordenadas de la activ'dad humana: arras de la bienaventu-ranza y marcha hacia ella : el acto meritorio conclusin : unamoral personalista.

    2. Naturaleza y sentido de la actividad humanaLa organizacin de la 77a Pars: el prlogo de la cuestin 6 -lascitas de Santo Toms: Aristteles, Nemesio, San Juan Damas-ceno -religacin a la tradicin de los Padres griegos -prime-ra etapa de la reflexin: el De Veritate -lugar en la Suma:primado del acto en s mismo, en su posicin libre -condictiodel acto -distinctio del acto: valor y mrito -conclusin: es-tructura dinmica de la Imagen de Dios.

    3. La sntesis de las fuentes del acto humano:a. Las Tradiciones

    La tradicin de las Sentencias y el tema del pecado: fidelidadal desarrollo histrico -el tema Ley-Gracia en Juan de la Ro-chelle -la tradicin filosfica de la virtud: Aristteles, AlbertoMagno.

  • XII INDICE

    PgS.

    4. La sntesis de las fuentes del acto humano:b. Organizacin de la 7. a -77.a 225

    Llamada sobre el primado del acto voluntario -retroceso de laperspectiva de las Sentencias - una seccin preliminar sobre elhabitus: sus fuentes, su originalidad, su sentido en la perspec-tiva de una moral de la persona y del acto -aplicaciones dela teora el organismo de las virtudes y su polarizacin haciala caridad teologal : una exposicin "escalonada".

    La condicin pecadora:La problemtica en el interior del tema del pecado en general-la problemtica del pecado original; ltima puntualizacin deSanto Toms: la unidad de los hombres en Adn -la explica-cin especulativa: el habitus -divinizacin del cristiano; llama-da a los valores cristianos.

    La ley:Su problemtica general : aspecto interior y exterior de la ley-evolucin de la legislacin la Ley de Dios puntualizacindel tema Ley antigua - Ley nueva

    ;primado de la interiori-

    dad -Ley nueva, Encarnacin, Sacramento -la economa his-trica de preparacin -el sentido espiritual de la Ley anti-gua -orientacin a Cristo del tema de la Ley; valor esencialde este tema en la /. a-//. a

    La gracia:Sentido de la investigacin: lazos con la ley -problema delauxilium ad agendum: perspectivas agustinianas -primaca de lagracia en una moral del voluntario: equilibrio de la sntesisde Santo Toms.

    5. El sentido de la Prima-Secundae 272Una teologa del movimiento del hombre hacia Dios sus ca-ractersticas fundamentales: libre, a Imagen de Dios y sosteni-do por Dios -los tres planos: bienaventuranza, acto, princi-pios de los actos -insercin de la historia cristiana -xito deSanto Toms.Nota sobre natural, sobrenatural, cristiano.

    Captulo IV: La Imagen de Dios .. 279

    Sentido de este captulo: compendio de antropologa, lazo entrela 7.a y la 77. a por una parte y la 777. a por otra.

    1. Elementos y grados de la Imagen 280Anotaciones diseminadas en la Ia Pars - 1 q. 93 - defini-cin de la Imagen en funcin de la visin beatfica -triple gra-do de la Imagen : naturaleza, gracia y gloria.

    2. La capacidad de Dios. Natural y sobrenatural en la Imagen ... 287Problemtica de lo sobrenatural en el cuadro de la accin -losanlisis aristotlicos del movimiento -textos de los Fsicos ydel De Celo et Mundo -transposiciones realizadas por SantoToms: el vicio -el rapto -la bienaventuranza creada del alma

  • INDICE XIII

    Pgs.

    de Cristo -problemtica teolgica y discernimiento especulati-vo -la solucin de Santo Toms en el cuadro del esfuerzo de laTradicin.

    3. Imagen de Dios y Personas divinas 300

    Posicin del problema -afirmacin del principio de una seme-janza de las Personas -semejanza de las Personas y operacinsobrenatural -Imagen de Dios y adopcin divina equilibriode la naturaleza y de la persona en la Imagen.

    4. La Imagen de Dios y el. cuerpo del hombre 308Dificultad tradicional del problema -Imagen y vestigio en elhombre -unidad del compuesto humano -jerarqua de los ele-mentos en el compuesto humano -aplicaciones teolgicas.

    Captulo V: El misterio de la Encarnacin del Verbo 318

    Situacin de la ///.Ia Pars: contemplacin de Dios y perspectivashistricas en las dos primeras partes.

    1. Las actitudes cristolgicas fundamentales 320La Encarnacin en s : art. 1 la religacin a la Bondad deDios originalidad y profundidad de esta perspectiva Encar-nacin y salvacin del hombre las conveniencias: reparatio ypromolio su situacin en relacin con San Anselmo, con lasSentencias - su carcter moral y personal la satisfaccin elmotivo de la Encarnacin: nivel epistemolgico de la investiga-cin su contenido metodolgico ms que doctrinal la ple-nitud de los tiempos tema de los dos Adn lneas funda-mentales - lazo de la Pars as presentada con el resto dela Suma: una conjuncin orgnica que respeta la gratuidad deldon de Dios -la palabra clara: recapitulacin.

    2. La unin hiposttica en el centro del Misterio de Cristo 340Originalidad de la cuestin 2 -su estructura -las Sentencias-el De lncarnatione de Alberto Magno -elementos de explica-cin: la informacin de Santo Toms sobre los concilios ecu-mnicos - la reflexin sobre el Misterio : primado de la per-sona -admirable encuentro de un dato dogmtico y de unclima filosfico -la unin en la Persona: explicacin analgicadel Misterio -valor central de la observacin de Santo Tomssobre la unin, para el conjunto de la 111.a Pars -la unin hi-posttica y la unin por la gracia sentido de esta compara-cin - fuente agustiniana trascendencia y continuidad entreCristo y los hombres.

    3. La Encarnacin del Verbo 357Sentido de una investigacin cuyo objetivo es precisamente elVerbo -origen anselmiano -transformacin escolstica: Alejan-dro de Hales -el plan de Santo Toms en la cuestin 3 -ori-ginalidad del mtodo, no de las soluciones -razones teolgicasy armonas - gratuidad del don de Dios y afinidades con la rea-lidad humana - apreciacin de conjunto.

  • XIV INDICE

    PgS.

    4. Jm Humanidad de Cristo 369Situacin histrica de una investigacin sobre la Humanidad deCristo -realidades asumidas y realidades coasuntas -la Imagende Dios y Cristo - terminologa de la dignidad - situacin de laHumanidad de Cristo en funcin de la unin hiposttica -lanaturaleza admica de Cristo -identidad de la Humanidad deCristo con cualquier otra en el plano de la esencia, primacaen el plano de la Imagen.

    5. Perfecciones y debilidades de la Humanidad de Cristo 384El nivel epistemolgico de los coassumpta: conclusiones episte-molgicas o datos revelados y reflexionados aproximacin alproblem? por la relacin de la gracia y de la unin: posicionesinspiradas en La tradicin escolstica del Assumptus homo; po-sicin inversa de Santo Toms -aproximacin por la relacinentre la gracia de Cristo y la gracia de los hombres -inter-pretacin agustiniana de Cristo cabeza las Sentencias -SantoToms -conclusin en favor de la segunda parte de la alter-nativa.Teologa de las perfecciones creadas de Cristo -contemplacinpartiendo de la unin -contemplacin partiendo de la perfec-cin de la Humanidad de Cristo -religacin de estos temas ala Bondad de Dios -contemplacin partiendo del lazo de Cristocon los hombres: elaboracin de este lazo diversos aspectosde la influencia de Cristo en el orden de la gracia: los textosde la Suma; los textos del Comentario a San Juan -participa-cin, influencia meritoria e instrumentalidad -cuadro de losprincipios relativos a los coassumpta.Notas sobre el estudio detallado de las perfecciones creadas:gracia, ciencia, poder -una teologa del siervo en las cuestio-nes 14 y 15 reflexin de conjunto sobre las cuestiones 3 a 15.

    6. Los complementos de la unin 414

    Contenido -antecedentes escolsticos: Buenaventura, Alberto,Alejandro de Hales -la construccin de Santo Toms: organi-zacin en torno a las relaciones personales de Cristo la reli-gin de Cristo -cuestiones especiales: la dualidad de volunta-des y de operaciones el sentido de la Predestinacin de Cristo:lugar en la sntesis; religacin al Amor gratuito de Dios.Conclusin.

    Captulo VI: Los Misterios de Cristo y la economa de laSALVACIN 427

    Planteamiento del problema a partir de las soluciones insuficien-tes de las Sumas precedentes.

    1. Teologa de los Misterios de Cristo 430

    La construccin de las cuestiones 27-59 -originalidad de un gru-po de cuestiones sobre la vida de Cristo -economa temporal yanlisis de las causalidades en el estudio de los Misterios: ejem-plo de la Resurreccin.

  • INDICE XV

    Pgs.

    Mtodos de investigacin:Aplicacin de los datos de la cristologa del Verbo encarnado-valoracin del contenido didctico -estudio del aspecto eco-nmico: cumplimiento de las promesas y de los tipos; causa-lidad para la Iglesia -conclusin sobre la diversidad de puntosde vista.

    Teologa de la Pasin:Su valor tpico para el estudio de los mtodos -toma de cons-ciencia general del Misterio y valoracin de las libertades quelo constituyen -las causas de la Pasin -el mrito capital nota sobre el problema de la inclusin de los hombres enCristo -otros aspectos de la Pasin vista desde el lado de lahumanidad - la eficacia instrumental : insercin de la accindivina - lazo de la Pasin con la economa sacramental.

    2. La economa sacramental 466

    Posicin del problema -la perspectiva de conjunto; santifica-cin y culto espiritual -la economa del sacramento como signo-definicin del signo y economa temporal: la influencia delContra Faustum de San Agustn valor revelador del sacra-mento -estructura del sacramento y Misterio de la Encarnacin.La economa del sacramente como causa -religacin al temade la Idea divina - la gracia como efecto : recapitulacin delorden de la gracia con el orden cristiano del sacramento -da-tos de la teologa del Bautismo y de la Confirmacin -sentidodel primado de la Eucarista: insercin en Cristo recapitulador insuficiencia metodolgica de la cuestin 62.

    Teologa del carcter:Su sentido en el conjunto de la teologa cristiana: aspecto cultualy personal del sacramento.

    Conclusin 499

    Conclusin general 503

    Las grandes lneas de la Suma Teolgica.

    1. Situacin de la teologa 504

    Los datos de la cuestin 1 de la 7.a Pars -conocimiento y obraren teologa -la luz de Dios.

    2. El proceso de la Suma Teolgica 506Glosa del prlogo de la 7.a q 2 -proceso de la 1.a Pars -Bon-dad de Dios y Visin de Dios -Ser de Dios y Personas divinas-valor de la problemtica de Santo Toms -la creacin: me-tafsica e historia la duracin espiritual y la libertad -teologade la creacin primera.Proceso de la 77.a Pars -primaca del tema de la libertad espi-ritual -nivel de la bienaventuranza, del acto, del habitus -in-sercin en la historia de la salvacin -un tratado de la liber-tad cristiana.

  • XVI INDICE

    Pgs.

    Proceso de la 111.a Pars -unidad de la III a Pars -Divinidad deJesucristo y revelacin del Cuerpo Mstico -los Misterios y losSacramentos -contemplacin de San Juan y contemplacin to-mista.

    3. Temas fundamentales de la Suma 520Conocimiento de Dios y Bondad de Dios como luces centrales-categoras teolgicas: unidad del conocimiento teolgico -li-bertad de Dios -orden del estudio de las criaturas -naturalezay sobrenatural -concepcin tomista del tiempo: aspecto fsico,histrico, espiritual -teologa de la condicin cristiana -tras-cendencia de Cristo.Teologa de la economa y teologa de la libertad espiritual:unidad y desmenuzamiento.Categoras filosficas -la invasin aristotlica y la reaccin deSanto Toms ante Aristteles categoras aristotlicas -cuadrosaristotlicos: evolucin de Santo Toms hacia una mayor fide-lidad al dato revelado -en la Suma la filosofa es verdaderamen-te ancilla theologiae.El testimonio espiritual de Santo Toms.

    Indice de nombres 533

    Indice de materias 537

  • PROEMIO A LA TRADUCCION ESPAOLA

    Los libros y artculos a que ha dado lugar la obra de Sto. To-ms se cuenta por millares. El que ahora ofrecemos en castellanocorre el riesgo de ser catalogado como uno ms entre tantos. Sepublica en una coyuntura propicia a la novedad, abierta ansiosa-

    mente hacia el futuro, en un momento de hervor teolgico. Poreso no faltar quien a priori, al leer su ttulo, crea que se trata de

    una obra rutinaria, enconchada en un nostlgico e infecundo re-cuento de viejas conquistas. No hay tal.

    Sto. Toms sigue siendo el gran maestro de telogos. Su obra,principalmente la Suma teolgica, tiene tambin hoy y tendrmaana un valor de primer orden. A este propsito las recomen-daciones de la Iglesia no dejan lugar a duda y, por si no fueransuficientes para todos, basta caer en la cuenta de que el Anglicologr, mucho mejor que cualquier otro maestro cristiano, una sn-tesis armnica entre la revelacin y el pensamiento humano, metade todo telogo. Es cierto que han pasado ya muchos siglos y no envano; es cierto que discpulos mediocres han desacreditado a ve-ces al maestro al adoptar una pobre actitud de meros repetidores.El magisterio del Aquinate ha sido mucho menor, aun siendo in-menso, de lo que a primera vista nos pudieran sugerir, por ejem-plo, los millares de fichas recogidas en el Bulletin Thomiste. Elense a hacer teologa. Obtuvo resultados sorprendentes al uni-ficar saberes y proyectarlos en un haz luminoso sobre el dato re-velado. En ello trabaj sin descanso. Pero lo que realmente importaes el mtodo utilizado para conseguir nuevas conquistas cada da.

  • XVIII PROEMIO A LA TRADUCCION ESPAOLA

    Un mtodo que no le hubiera permitido detenerse, que tampocopermite que nosotros nos detengamos si queremos merecer el t-tulo de discpulos suyos.

    Este libro trata de determinar las lneas fundamentales de esemtodo, es decir, de captar el autntico y permanente magisteriode Sto. Toms. No le interesa directamente lo que Sto. Tomsconsigui, sino el modo de lograrlo. No es una repeticin de po-siciones para satisfaccin de quienes gozaran una vez ms viendocmo se ajustan a las que tranquilamente poseen. Se parece msa una fbrica que a un almacn.

    Hoy en teologa tenemos pendiente de integracin en unidadconvincente una considerable cantidad de datos dispersos quereclaman a gritos un mtodo seguro. Nos hace falta un hilo quenos gue en el ddalo, que nos saque a la luz triunfal de una ver-dadera sntesis cristiana de saberes puesta al servicio de la revela-cin. Como advierte el P. Lafont, la coyuntura es muy semejantea la que vivi Sto. Toms y no olvidemos que su mtodo coronentonces la empresa.

    Parece casi increble la escasa importancia que se ha concedido

    a este problema bsico de orientacin. Los escritos sobre meto-dologa teolgica, que no han faltado en los ltimos tiempos, sequedan casi siempre en lo perifrico y apenas pretenden otra cosaque tomar prestadas tcnicas ms o menos tiles en otros camposde investigacin y que encierran un valor muy relativo para el tra-bajo teolgico. Incluso en el campo del tomismo son muy raros losestudios serios sobre el tema. Se centra el inters en la exgesis de

    la Suma, pero no se investiga en raz el porqu de esa gigantescaconstruccin. Este libro comprobar, entre otras cosas, que la bs-queda de un mtodo apto fue la obsesin y el logro fundamentalde la poderosa inteligencia de Sto. Toms.

    Es cierto que la mayor parte de los comentaristas de monta se

    plantearon de algn modo el problema al estudiar la primera cues-tin de la Suma. Piense el lector, por ejemplo, en Bez y en Juande Sto. Toms. Pero iban derechamente a otra cosa y ms preten-dan ser discpulos en la doctrina que en el mtodo. Ello explica

  • PROEMIO A LA TRADUCCION ESPAOLA XIX

    infinidad de controversias cuyo pecado capital es la falta de pers-pectiva; una vez ms los rboles no han dejado ver el bosque.El P. Lafont comienza con el examen de unos pocos trabajos mo-dernos sobre el tema del mtodo; todos ellos se lanzan un tantoalegremente a determinar los grandes principios que han servido

    de norte a Sto. Toms. Pero casi siempre descubrimos en ellos unexcesivo apriorismo, porque, a nuestro juicio, an no les preocupaprofundamente el problema del mtodo. Nuestro autor, con tena-cidad benedictina, se ha propuesto llenar esta grave laguna. Laimportancia que hoy puede tener su trabajo para la teologa es in-calculable. A lo largo de pginas densas, minuciosas, aparentementeridas, expone sin prisas, con serenidad admirable, el proceso me-

    tdico que ha dado lugar a la Suma. De este modo, la obra cum-bre de Sto. Toms puede convertirse en un punto de partida y elAnglico aparece como el autntico maestro que hoy necesitamos.

    No toca al traductor constituirse en crtico. Su tarea es mshumilde y ya se dara por satisfecho con que su penoso trabajocumpliera las dos fundamentales condiciones que el mismo San-to Toms le exige en el prlogo a su opsculo Contra errores grae-corum: Servet sententiam, mutet autem modum loquendi secun-dum proprietatem linguae in quam transfer. En un libro riguro-samente cientfico, como ste, interesa fundamentalmente lo pri-mero: la fidelidad. A fin de lograrla, he consentido a veces enexpresiones que por gusto hubiera mejorado un tanto. Pero, repi-to, la tarea del traductor es tarea de humildad y ha de sacrificarhasta su propio estilo para no ser el traditore del adagio italiano.

    Me he permitido hacer alguna breve indicacin de ndole bi-bliogrfica, que va en las notas y entre corchetes. Casi siempre setrata de trabajos que el P. Lafont no poda utilizar cuando publi-caba su libro en 1961. Despus de bien pensado, he resistido a latentacin de poner notas ideolgicas. Cabra hacerlo en muchasocasiones, pero la obra es ya bastante voluminosa. Por la mismarazn he desistido de incorporar la bibliografa espaola, que,como suele suceder, falta casi en absoluto; por otra parte, es un

    libro en que los complementos bibliogrficos son austeros y con

  • XX PROEMIO A LA TRADUCCION ESPAOLA

    razn: es un trabajo de primera mano, que slo necesita de vezen cuando ayudas indirectas y muy accidentales.

    Al facilitar su lectura a cuantos sienten la inquietud del saberteolgico, nos sentimos satisfechos de poder augurar frutos ub-rrimos, convencidos de que les ofrecemos la propedutica tomistaque tanta falta nos haca.

    Nicols Lpez MartnezProfesor de Teologa Dogmticaen el Seminario Metropolitano

    de Burgos.

    Burgos, festividad de Todos los Santos, 1963.

  • PROLOGO

    Este libro ha nacido de una inquietud y tal vez sea necesariohacer al lector partcipe de la misma, para que mejor comprendael sentido que para nosotros tiene la presente investigacin sobrela Suma de Sto. Toms. Cuando se reflexiona sobre el movimien-to teolgico contemporneo, se advierten fcilmente sus dos prin-cipales caractersticas: la riqueza verdaderamente considerable defuentes tradicionales propuestas de nuevo a la reflexin cristianay el gran nmero de problemas que la coyuntura histrica del mun-do y de la vida de la Iglesia plantean al telogo. Ambas constituyenmanifiestas seales de un renacimiento y de una profunda vitali-dad de la teologa; renacimiento y vitalidad que no son de hoy yque los historiadores atribuirn sin duda al impulso que dioLen XIII, renovado constantemente por sus sucesores.

    La inquietud no procede de una penuria de la teologa, antes alcontrario, de su riqueza y dinamismo. Disponemos de gran abun-dancia de fuentes: cmo orientarnos para poder comprender,en el sentido profundo de la palabra, su legado tradicional? Enmedio de los mltiples problemas que nos acucian, cmo afron-tar la tarea esclarecedora que compete al telogo, escriba y profetaal mismo tiempo} En una palabra, qu mtodo adoptar para in-ventariar y explotar inteligentemente nuestros recursos, para adap-tar la riqueza de su contenido a las necesidades actuales de laIglesia?

    Examinemos ante todo esos recursos. Debido a un fenmenobastante nuevo en la historia de la Iglesia, el Magisterio ordinariocon sus frecuentes intervenciones ha formado, sobre todo a partirdel primer concilio Vaticano, un verdadero cuerpo de doctrinadogmtica, moral y social, que ofrece a los telogos una inagotablecantera de principios y de normas de reflexin. En l tenemos sinduda una base de arranque, incluso un pensamiento teolgica-

  • xxir PROLOGO

    mente muy elaborado en algunos puntos y siempre una orienta-cin. El desarrollo de la enseanza del Magisterio por fuerza hade influir intensamente en el mtodo teolgico contemporneo. Noes que reemplace a la teologa, de la cual es una fuente importante;por el contrario, explcitamente empuja a investigar, a explorar.

    Es posible que sea aqu precisamente donde comienza la di-ficultad. En efecto, el estudio de las clsicas fuentes doctrinalesparece haber renacido verdaderamente desde que se presta mayoratencin a la dimensin histrica de las mismas. La Sagrada Escri-tura, la liturgia, los diversos monumentos que se ofrecen a la re-flexin cristiana, al ser estudiados en su preciso contexto cultural

    y en su gradual formacin, nos dejan ver la verdad revelada conmucha mayor riqueza y claridad. Pero cada una de estas fuentesmanifiesta por su parte su originalidad; por ejemplo, hay una co-herencia interna del pensamiento bblico, susceptible de una ex-plicacin cuyas leyes no estn an bien formuladas, lo cual noobsta para que la intentemos cada da en mayor medida: es la teo-loga bblica. Dgase otro tanto de las tradiciones litrgicas; al es-tudiarlas descubrimos que cada una de ellas encierra en su senotoda una visin de la revelacin y, en consecuencia, de una teologaque, por otra parte, no necesariamente concuerda en todos suspuntos con otra alguna. Es posible que a este respecto los cristia-nos orientales hayan sido ms conscientes que los latinos sobre elcontenido doctrinal de los ritos: difcilmente puede separarse elrito de una determinada tradicin teolgica y espiritual e inclusode una historia concreta de la Iglesia. Desde el momento en quese renuncia a utilizar a los Padres y Doctores como repertorio deargumentos, cada uno de ellos se perfila como telogo original consu terminologa propia, su visin teolgica, sus procedimientos deconstruccin, su filosofa.

    Podramos multiplicar fcilmente las consideraciones de estegnero. Para nuestro intento bastan las apuntadas; solamente pre-tendemos destacar que el estudio histrico de las fuentes planteael problema de la unidad teolgica de las mismas. Slo una teolo-ga coherente de la Tradicin podra sin duda aportar la solucin,pero por desgracia todava carecemos de ella; la experiencia ense-a cun fuerte es la tentacin de reducir la teologa al estudio deuna sola de sus fuentes. Sin embargo, limitarse al anlisis de temasbblicos o al estudio casi exclusivo de Orgenes, de Agustn o deToms, es mutilar la riqueza de la Tradicin cristiana. Hacer teo-loga es algo ms que redactar un inventario cronolgico de doc-trinas. La misin del telogo consistir ms bien en captar y redu-cir a frmulas la unidad oscurecida, as como la providencial

  • PROLOGO XXIII

    diversidad de las fuentes de la fe, a fin de que resalte la plenitudde la verdad revelada. De nuevo nos preguntamos: qu mtodoutilizar para lograrlo?

    Por otra parte, tampoco se debe exagerar la dificultad. Cuantoms ahonda uno en la Tradicin cristiana, mejor se perciben cier-tas constantes del conocimiento religioso, las cuales ms o menosclaramente emergen por doquier: primaca de la Sagrada Escritu-ra, considerada siempre como el eje de la reflexin cristiana; bs-queda de la unidad entre saber teolgico y vida espiritual; modode vincular el conocimiento religioso y la salvacin escatolgica;bsqueda de normas para utilizar el pensamiento profano y el delos filsofos; posicin de Cristo en el centro de la teologa, pararlela a su posicin en el centro de la historia... De todas estas pre-ocupaciones percibimos hoy ecos particularmente vivos: discusio-nes sobre el carcter bblico de la teologa, sobre su estructuracomo ciencia, sobre la utilizacin de Aristteles y la posible inser-cin de categoras ms modernas, sobre el plan de la Suma deSanto Toms, en la que Cristo parece relegado a la tercera parte...Somos claramente conscientes de la problemtica, y el estudio his-trico de las fuentes nos confirma en esta claridad. Pero dndeencontrar el mtodo teolgico adecuado a estas exigencias?

    Incluso en el plano de los recursos tradicionales de la teologase plantean verdaderos problemas. Otros surgen como consecuen-cia de las tareas a que ha de dedicarse el telogo actual. Cuando seescatima la atencin para los esfuerzos de la pastoral, para los en-sayos de la catcquesis contempornea, no se siente inquietud porcaptar el deseo que anima a la Iglesia de predicar la Palabra yorientar a los hombres en forma que la entiendan y la sigan. Aho-ra bien, tales esfuerzos suponen una bien surtida trastienda teo-lgica, exigen una base doctrinal. Ciertos intentos actuales carecensin duda de ponderacin o de sentido de la Tradicin, incluso depureza de intencin; y, sin embargo, es cierto que la teologa debeesforzarse humildemente por abrir caminos nuevos. Hay una ma-nera de abordar el problema de una teologa del trabajo, de lahistoria o de la cultura cientfica que se ajusta a las necesidades dela Iglesia. Tambin se impone al telogo un esfuerzo para captarlas tendencias filosficas modernas; es necesario al menos ver sialgunas pueden constituir verdaderos caminos para llegar a la in-teligencia de la Revelacin; y, si se rechazan en bloque, hgase almenos con verdadero conocimiento de causa! No cabe duda deque se trata de un trabajo difcil, lleno de escollos y propicio a losfracasos. Pero hay que hacerle y de nuevo nos debemos preguntarcmo abordarle de suerte que se conjuguen simultneamente una

  • XXIV PROLOGO

    franca libertad y una plena fidelidad a la Tradicin cristiana. Esun problema de mtodo, cuya solucin permitir al telogo ser eldoctor fiel que trasmite al pueblo cristiano las nova et vetera desu fe.

    Finalmente destaquemos el clima en el que, a nuestro modode ver, debe desenvolverse hoy la investigacin teolgica. Recien-temente se ha propuesto una cierta distincin entre teologa mo-nstica y teologa escolstica. Abundan los fundamentos de estadistincin y no es cosa de comprobar aqu su realidad histrica nilo bien fundado de la misma. Una verdadera teologa, que respon-da a su definicin de conocimiento religioso, jams podr separarsede la experiencia espiritual. Sus mtodos y su progreso deben serprecisados de tal suerte que se mantenga la unidad entre las exi-gencias de la vida de fe y las necesidades de una autntica refle-xin intelectual. Quin duda de que las doctrinas de fe deben seruno de los medios principales de que dispone el alma cristianaPara elevarse hasta Dios en contacto personal dentro del seno dela comunidad eclesial? Por consiguiente, una de las ms noblesfunciones del telogo no consistir en servir a la contemplacincristiana? Con discrecin, pero con firmeza, hay que conservar esteelemento mstico en la elaboracin de nuestro mtodo teolgico.

    Estos son algunos de los problemas que se nos planteaban amedida que intentbamos tomar el pulso al movimiento teolgicocontemporneo. Ellos determinaran en buena parte, independien-temente de su contenido real, la perspectiva bajo la que hemosenfocado este estudio sobre la Suma de Sto. Toms. As, pues, elsentido de nuestra investigacin es el siguiente: en una coyunturaextraordinariamente favorable y extraordinariamente exigente, eltelogo de hoy debe sin duda intentar, ante todo, definir su mtodo.Pensamos que no perderamos el tiempo estudiando el mtodo delDoctor Anglico, de quien recibiremos quin sabe si luces defini-tivas. Justifiquemos el porqu de esta eleccin.

    El estudio de las estructuras y del mtodo en la Suma de San-to Toms viene aconsejado en primer lugar por la historia: el Doc-tor Anglico vivi en un perodo semejante al nuestro por la granefervescencia intelectual y por las importantes transformacionesde las estructuras humanas y de la vida de la Iglesia. La Suma,que es sin duda uno de los ms densos monumentos de la Tradi-cin cristiana, tuvo que hacer frente a la doble exigencia de todorenacimiento teolgico: fidelidad a las fuentes cristianas y adap-tacin a la coyuntura. Es, pues, interesante ver cmo procede laSuma, escuchar junto al Doctor Anglico, mientras elabora su obramaestra, una leccin de teologa para nuestro tiempo.

  • PROLOGO XXV

    Es por tanto un ejemplo de mtodo lo que ante todo podemosbuscar en la Suma de Sto. Toms. Pero hay ms: el mtodo teo-lgico que hoy necesitamos debe empalmar con la ltima conquis-ta de la totalidad del esfuerzo reflexivo de la Tradicin cristiana;su misin no es hacerlo todo de nuevo; por el contrario, este m-todo tiene que saberse heredero de los procedimientos e investiga-ciones que estn estrechamente ligados ai sentido cristiano de la fe.Una de las caractersticas de la teologa consiste en que nada decuanto ha contribuido a su desarrollo y cuyos resultados han sidoaprobados por la Iglesia puede ser ntegramente arrumbado. Lostelogos del pasado han trazado un camino de reflexin en el quehay hitos definitivos y orientaciones seguras para enfocar todoproblema nuevo. Por eso el verdadero progreso teolgico implicasiempre la vuelta a las fuentes, a la totalidad de las fuentes. A laluz de estas perspectivas es evidente que los escritos del Anglicono pueden ser despreciados, dada la importancia que tienen den-tro de la Tradicin de la Iglesia; lo que hay que hacer es precisarsu verdadero alcance y el puesto que les corresponde en el con-junto del pensamiento cristiano y, por consiguiente, su aportacina la teologa de hoy. En este sentido la leccin de mtodo que va-mos buscando en Sto. Toms se desprende no slo de sus cuadroslgicos, sino tambin de su contenido doctrinal.

    A la luz de estos principios, difcilmente discutibles, hay quereconocer, sin embargo, el escaso favor que los telogos de hoyconceden al Doctor Anglico. No se explicar esta actitud preci-samente porque los escritos de Sto. Toms pocas veces son estu-diados bajo las perspectivas que acabamos de exponer? La literaturatomista contempornea, al igual que la del pasado, escatima losestudios sobre el mtodo y las estructuras del pensamiento deSanto Toms. Para unos su modo de exponer la doctrina es algopermanentemente vlido, para otros es inadmisible. Estudiando laexposicin en s misma, no nos ayudar ella a descubrir mejora Sto. Toms? En otros trminos: por qu no hemos de aplicaral Doctor Anglico, por ms que sea el Doctor comn de la Igle-sia, los mtodos de crtica histrica, literaria y doctrinal, que hoynadie duda en utilizar incluso para el ropaje humano de la Pala-bra de Dios, y que prestan en fin de cuentas buenos servicios ala verdad? Siguiendo a algunos autores cuyas investigaciones ana-lizaremos en la introduccin, pensamos que se puede enfocar laSuma desde este punto de vista. Hemos intentado una experien-cia acaso ms detallada y sistemtica que nuestros predecesores;este libro se reduce a ofrecer los anlisis y las conclusiones de nues-tra investigacin.

  • XXVI PROLOGO

    Si por una parte nos pareca provechoso resumir en las pgi-nas precedentes la gnesis de esta obra, por otra hemos de hacerconstar nuestra voluntad de permanecer fieles a la objetividadcientfica y de no proyectar sobre nuestro estudio preocupacionesextraas al texto mismo de Sto. Toms. El lector hallar aqu tanslo una investigacin tcnica, a menudo rida y nunca fcil, sobrela Suma en sus estructuras y procedimientos. Ni siquiera hemoscredo necesario, salvo en raras ocasiones y a modo de sugerencia,sacar las conclusiones de lo que Sto. Toms nos inspiraba en res-puesta a los interrogantes que la actualidad nos plantea. El lectorse dar cuenta, acaso maravillado (y nosotros mismos nos hemosasombrado con frecuencia a vista del resultado de nuestros anli-sis), de que el Anglico da su respuesta sobre numerosos puntosantes de que se le haya hecho la pregunta y que, acerca de otrosmuchos, orienta al espritu hacia un trabajo fecundo.

    Slo nos resta cumplir con el maravilloso deber de la gratitud.En la medida en que este trabajo ha sido motivado por una aten-cin siempre creciente a los diversos movimientos de la investiga-cin teolgica actual, nos sentimos profundamente deudores decuantos en ella participan y cuyos escritos hemos ledo. Evidente-mente no podemos nombrarlos aqu a todos, pero, al presentar esteestudio sobre Sto. Toms, nos sentimos en profunda comuninfraternal con muchos telogos y exegetas que siguen otros rumbosy nos han estimulado en el nuestro.

    Una especial gratitud debemos manifestar al R. P. Che-nu, O. P., quien ha precisado de modo tan magistral el mtodoque hemos procurado seguir, nos ha estimulado a trabajar y desea-r seguramente que lleguemos a sus mismas conclusiones; alR. P. M. D. Philippe, O. P., y al R. P. A. Patfoort, O. P., quebenvolamente nos han criticado los captulos I y IV; a Mme. Harl,profesora de la Sorbona, que nos ha ayudado a entender el papelde la libertad en los Padres griegos y, por tanto, a centrar nuestrocaptulo III; al R. P. de Lavalette, S. J., y a los profesores de laFacultad de teologa del Instituto catlico de Pars, que han tenidoa bien aceptar el tema de nuestra tesis, supervisar su redaccin yfinalmente aprobarla. Permtasenos tambin expresar un reconoci-miento particularmente vivo y afectuoso a nuestros hermanos delmonasterio de Santa Mara de la Pierre-qui-Vire, que nos forma-ron en los estudios eclesisticos y nos han acompaado en nues-tros esfuerzos. Lo que en este libro pueda valer algo, despus dea Dios, a ellos ciertamente se debe.

    Abada de Santa Mara de la Pierre-qui-Vire.15 de agosto de 1960.

  • ABREVIATURAS

    Citas de Santo Toms

    Suma teolgica: Prima pars = l; Prima secundae 1-2; Secunda se-cundae 2-2; Tertia pars = 3 ; q= cuestin ; a = artculo; ad= so-lucin :1 q 93 a 2 ad A = Prima pars, cuestin 93, artculo 2, solucin 4.a

    Suma contra Gentes: se cita C.G.; delante va un nmero romano,que indica el libro, y detrs, un nmero rabe, que indica el ca-ptulo :IV C.G., 37= Libro cuarto, captulo 37.

    Compendio de Teologa: se cita Comp., seguido de un nmero ra-be, que indica el captulo.

    Comentario a las Sentencias: el nmero romano indica el libro; elrabe que le sigue, precedido de la letra d, indica la distincin;los otros nmeros indican, por este orden, la cuestin, el ar-tculo y, en ocasiones, la cuestincula y la solucin

    :

    I, d. 13, 3, 4, qla. 1, 6m= Libro primero, distincin 13, cuestin 3,artculo 4, cuestincula 1, solucin 6.a

    Cuestiones disputadas: van citadas en abreviatura : Ver. ; Pot. ; Virt. ;Mal, etc., seguidas de tres nmeros: cuestin, artculo, solu-cin, o, si la cuestin es nica, dos nmeros : artculo y so-lucin :Ver. 24,l=De Veritate, cuestin 24, artculo 1.Virt. 13,3m.=De Virtutibus in communi, artculo 13, solucin

    ad 3.

    Comentarios a la Escritura y a Aristteles: se cita el ttulo en abreviatura, precedido de un nmero romano, que indica el libro;despus, el captulo : cap., la leccin : 1., el nmero del pargra-fo (este nmero corresponde al de la edicin leonina de los co-mentarios a Aristteles, que han sido ya editados; para los

    I.AFONT. 1

  • otros damos el nmero de las ediciones ms recientes, publica-das por Marietti en Turn):in I De Coelo, 1. 4, n. 7 = comentario al primer libro De Coelo

    et Mundo, leccin 4, n. 7 (leonina);in Joan, cap. 1, 1. 3, n. 99 comentario a San Juan, captulo 1,

    leccin 3, n. 99 (Marietti).

    Citas de la Suma de Alejandro de HalesCitamos conforme a las divisiones de la icciente edicin de los Pa-

    dres del Colegio de San Buenaventura, Quarrachi, 1928-1948. Elnmero romano indica el tomo de dicha edicin, y el rabe, elnmero del pargrafo. Cuando no hay pargrafo, se cita la pgi-na; en ocasiones la necesidad de precisar ha obligado a dar to-das las antiguas divisiones.

    ADHLMA

    A. T. A.

    E. Th.

    E. T. L.

    R. B.

    RSPT

    Rech. S. R,

    Rev. S. R.

    RTAMR. Th.

    R. U. O.

    Siglas de las principales revistas citadas

    ('Archives d'histoire doctrnale et littraire du MoyenAge.

    Anne thologique augustinienne.

    Bulletin thomiste : citamos el tomo, la pgina y,entre parntesis, el nmero de la recensin : B.Th. III, 327 (832).

    Ephemerides theologicae lovanienses.

    Revue biblique.

    Revue des Sciences philosophiqucs et thologiques.

    Recherches de sciences religieuses.

    Revue des sciences religieuses.

  • INTRODUCCION

    EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    Entre todas las obras de Sto. Toms de Aquino, a quien laIglesia catlica reconoce como su Doctor comn, la ms conoci-da sin gnero de dudas es la Suma teolgica, escrita entre 1268y 1273. Si hay alguna obra clsica en teologa, que presente elconjunto de la doctrina catlica dentro de un sistema bien elabo-rado, habr qu pensar en sta. Con el correr del tiempo ha idoganando terreno y ha llegado a ser lo que su autor deseaba quefuera: el manual para la enseanza teolgica universitaria. Elloexplica el nmero de comentarios que se han hecho de la Suma;los ms clebres, como los de Cayetano, Juan de Sto. Toms, losSalmanticenses y otros, se han integrado en la tradicin de la es-cuela tomista. Semejante xito, sancionado por la autoridad de laIglesia, hasta el punto de que hubo un tiempo en que aun los tra-tados menos tomistas se intitulaban ad mentem Sancti Thomae,ha dado ocasin a un resultado acaso lamentable : habituarse a laSuma e identificarla ms o menos con la teologa.

    Repertorio de soluciones felices o disputadas, admirada poruna magnfica arquitectura que resalta al primer golpe de vista,ha podido, sin embargo, ser puesta globalmente en tela de juicioa propsito de un problema concreto conocido por los escolsticoscon el nombre de motivo de la Encarnacin, en el que se hapretendido ver su taln de Aquiles. Ya en nuestros das, a pesarde que se ha destacado singularmente el aspecto histrico de sutemtica, escasean los estudios dedicados a plantear y resolver elproblema de la Suma en su economa interna: sus estructuras,sus mtodos, el ritmo de su pensamiento y, por consiguiente, suarmona con el Evangelio y con la Tradicin cristiana, as como suimportancia dentro de la vida de la Iglesia.

  • 4 EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    Pero, aunque poco numerosos, estos estudios existen \ El al-cance y sentido de los mismos han dado un giro gracias a la tenta-tiva del R. P. Chenu: el ao 1939, en un artculo de la RevueThomiste lb

    ,reproducido en la Introduccin al estudio de Sto. To-

    ms de Aquino, enriquecido con bibliografa y admirables indica-ciones metdicas, ofrece el esbozo de una interpretacin de laSuma en cuanto a su trayectoria general. Aquellas pginas fueronocasin para reflexionar muy seriamente sobre el verdadero pro-blema que plantean : el de un estudio de la Suma desde el puntode vista de la crtica histrica, literaria y doctrinal. La mejor in-troduccin a nuestro estudio consistir en hacer de ellas nuestropunto de partida, examinando las reacciones que han suscitado yprecisando al propio tiempo la direccin en que se orienta una in-vestigacin, a cuyo avance esperamos contribuir un tanto.

    ii

    Planteamiento del problema

    El trmino mismo de Suma indica ya cul era el objetivo queSanto Toms pretenda. El P. Chenu hizo el resumen de la his-toria semntica del trmino y distingui los tres elementos que lapalabra encierra por el tiempo en que Sto. Toms comenz laredaccin de su propia Suma: Exponer de manera concisa, com-pendiada, el conjunto de un campo cientfico determinado (tales el sentido primitivo); en segundo lugar organizar sintticamen-te los objetos tras un minucioso anlisis

    ;por fin llevar esto a cabo

    de manera que la obra se adapte pedaggicamente a los estudian-tes

    2. Este triple intento queda plasmado en una expresin de

    feliz y densa latinidad : Ordo disciplinae. En efecto, basta leer conun poco de atencin el prlogo general de la Suma para ver queeso ha sido justamente lo que Sto. Toms pretenda. El DoctorAnglico intenta remediar los inevitables defectos de la enseanzaescolstica : la dispersin de la materia teolgica supeditada a des-ordenadas disputas, las repeticiones, las discusiones intiles, la im-posibilidad de formarse una visin sinttica de las cosas siguiendo

    1. [En la sntesis de este estudio del P. Lafont hecha por G. Perini,Un nuovo studio sul piano "della 'Summa, Divus Thomas" 84 (196?) 280-292, se llama la atencin sobre los precursores de estos estudios, entreellos Bez

    que reduce la Suma a los artculos de la fey Juan de Santo

    Toms cuya sntesis es muy semejante a la del P. Chenu.].lb. Cfr. Le Plan de la Somme, R.Th. (1939) 95-108, recogido en Intro-

    duction Vtude de saint Thomas d'Aquin (Pars 1950) 255-276.2. lntroduction Vtude de saint Thomas d'Aquin (Pars 1950) 256.

  • PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 5

    el orden de los textos bblicos. La redaccin de la Suma comprue-ba esta intencin de poner orden, de simplificar y, por lo mismo,de mejorar la enseanza.

    Toda la cuestin consiste en saber cul es el ordo caractersticode Sto. Toms y hasta qu punto responde a las exigencias delDato Revelado. Antes que nada, destaquemos con el P. Chenu quepara ello no basta redactar el ndice analtico de las cuestiones y delos artculos de la Suma: Lo que importa no es solamente el planlgico con sus divisiones y subdivisiones, sino el ritmo interior queda vida a esta construccin despus de haberla levantado 3 . Elverdadero problema es saber por qu tenemos ante la vista estaconstruccin, por qu el ndice analtico es se y no otro. Y esono se puede lograr ms que adentrndose en el trabajo mismo deinvencin de Sto. Toms. La perfeccin de la Suma, desde el pun-to de vista de su construccin, no es un punto de partida, sino unameta; sera desconocer el mecanismo propio del espritu humanocreer que la elaboracin de la Suma no es el resultado de un largoy difcil tanteo, constantemente reemprendido y utilizado segnlas exigencias del objeto. Es, pues, esencial descubrir el ritmo crea-dor de Sto. Toms para que, como escribe el P. Chenu, el plande la Suma sea un camino de acceso a su espritu 4

    .

    Por tanto, hay que escudriar el Ordo disciplinae. Y, por con-siguiente, ante todo, tener en cuenta la apora. Todo objeto deconocimiento se resiste a la sistematizacin, porque lo real desbor-da los esquemas de nuestro espritu. Pero el objeto que ofrecemayor resistencia es la Palabra de Dios. Ante todo porque es Pa-labra de Dios, que no cabe dentro de las categoras humanas ; bienal contrario, hay que captarla y exponerla teniendo en cuenta suscaractersticas propias. Adems por el hecho de que su contenidointeligible viene dado en el contexto de una historia de la salvacinde la que es imposible aislarla. Sera falso decir que el objeto dela Revelacin es exclusivamente la salvacin del hombre : primor-dialmente Dios se manifiesta a s mismo. Pero lo hace en un len-guaje que es tambin proposicin, vocacin, salvacin y que sadapta perseverantemente a las sinuosidades de la respuesta delhombre. Las contingencias histricas estn imbricadas en la reali-dad eterna que manifiestan, hasta tal punto que no hay modo deprescindir de ellas al elaborar la teologa : qu sera la Revelacinfuera de su contexto histrico? Pero, si admitimos este contextoen la sntesis, cmo es posible que siga siendo sntesis, que seaciencia? Porque realmente para la ciencia y la sistematizacin cien-

    3. O. c, 258.4. Ibdem.

  • EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    tfica no existe mayor obstculo que la historia. Entra en juego elmundo de la libertad, mejor dicho de muchas libertades, puestoque se baraja la libertad de Dios, la de los Angeles y la de los hom-bres; mundo mal explorado por el pensamiento griego y, en todocaso, relegado por los griegos al plano epistemolgicamente infe-rior de la opinin.

    Tal es el problema que se propusieron, al igual que nosotros,nuestros predecesores medievales; hay que ver cmo se planteaen el siglo xn, el siglo apasionante de los descubrimientos y de lasprimeras tentativas, de las ruidosas novedades y de la absoluta fi-delidad a las antiguas tradiciones '. En su exposicin el P. Chenuse limita a mencionar dos ejemplos caractersticos : mientras queHugo de San Vctor mantiene en su De Sacramentis el marco his-trico de las diversas edades del mundo, Abelardo elimina sinremisin todo vestigio de desarrollo histrico, distribuyendo lamateria teolgica conforme a un esquema que se expresa en trespalabras : jides, caritas, sacramentum. Pero hay posibilidad deevitar la alternativa? Lo que hubiera hecho falta es hallar una for-ma de exposicin que abarcara simultneamente la historicidad dela fe y la unidad exigida por toda construccin cientfica. La pre-ocupacin por conjugar simultneamente ambos aspectos es condi-cin fundamental para llevar a cabo con xito una teologa, puestoque slo as se respeta la verdad de su objeto, que es a la vez inte-ligibilidad e historia. La paradoja late en la entraa misma delDato Revelado tal como l se presenta; por tanto, al exponerle,hay que mantenerla ,;

    . Siendo fieles a esta actitud, habremos dadoun gran paso adelante en la historia de la teologa cristiana.

    5. Dos obras de sntesis nos han familiarizado con el siglo xn y laescolstica naciente : J. de Ghellynck, Le Mouvement thologique auXlh siecle (2 ed. 1948) y M. D. Chenu, La thologie au XI

    I

    e sicle (Pars1958).

    6. Permtasenos insistir sobre este punto. Con frecuencia se discurreen funcin de las siguientes equivalencias: histrico = revelado ; inteligi-ble= racional. La verdad es otra, ya que la ms alta inteligibilidad seencuentra en la Revelacin. Este alto contenido intelectual que el DatoRevelado encierra en s mismo justifica en ltima instancia el estatutocientfico de la teologa. Esta no es otra cosa que la expresin de lariqueza inteligible de la Palabra de Dios en el plano de la inteligenciahumana. Si en la Revelacin hubiera fundamento para la reflexin intelec-tual, bastara narrar la Historia sagrada.

  • LA SOLUCION DE STO. TOMAS SEGUN EL P. CHENU 7

    2

    La solucin de Sto. Toms segn el P. Chenu

    Conocemos ya el problema. Veamos ahora la interpretacinpropuesta por el P. Chenu a la solucin que da Sto. Toms

    :

    Sto. Toms, rebasando el universo cientfico de Aristteles,ha recurrido al tema platnico de la emanacin y del retorno.Puesto que la teologa es ciencia de Dios, habr que estudiar to-das las cosas en su relacin con Dios, bien en cuanto a la produc-cin de las mismas, bien en su finalidad: exitus et reditus. Mag-nfico recurso de inteligibilidad: toda cosa, todo ser, toda accin,todo destino, sern situados, conocidos, juzgados, en el seno deesta causalidad suprema, en la cual su razn de ser quedar plena-mente manifestada bajo la luz misma de Dios 7 .

    As, pues, Sto. Toms adopt un esquema neoplatnico. Su-pongamos que pretendi ser fiel a la tradicin teolgica cristiana,pero lo que sobre todo intentaba era utilizar hbilmente los re-cursos que le brindaba dicho esquema para resolver la apora men-cionada. El tema de la emanacin y del retorno permite cierta-mente precisar el orden de las naturalezas con respecto a Dios,principio y fin, encasillndolas en la jerarqua de gneros y espe-cies : he aqu la inteligibilidad formal. Por otra parte, es un esque-ma abierto a la historia, puesto que encaja en l el detalle concretode la emanacin (Gnesis) y del retorno (Gobierno divino y acti-vidad libre del hombre) : hete aqu a la teologa embebida de his-toria sagrada. Por supuesto que para lograrlo habra que transvasarel tema, purificarle en especial del determinismo e idealismo quele caracterizan en el neoplatonismo pagano. Eso que haba empeza-do a hacer el Pseudo-Dionisio lo prosegua ahora Sto. Toms. Enla teologa cristiana la emanacin y el retorno quedan afectados porla libertad de Dios, cuyas decisiones nos son conocidas mediantela Revelacin.

    De ah derivan ciertos rasgos especficos de la teologa cristia-na, que constituyen su estatuto propio, independientemente delinstrumento filosfico adoptado. El P. Chenu seala tres. En pri-mer lugar la inteligibilidad que busca el telogo no consiste tantoen la necesidad lgica que caracteriza a la ciencia aristotlica cuan-to en la percepcin de la conveniencia del misterio. Es esta conve-

    7. M. D. Chenu, Introduction l'tude de saint Thomas d'Aquin,260-261.

  • 8 EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    niencia una estimacin sapiencial de las armonas de la Revelacinque distingue y sita conexiones propiamente indemostrables, peroperceptibles para el sentido de la fe y para la razn iluminada porla fe. Por eso el saber teolgico est constantemente polarizado haciala razn divina de la que depende tal economa.

    Esta constante referencia a Dios de toda la materia teolgicaconstituye el segundo aspecto de la ciencia teolgica cristiana : Enefecto, el objeto de la teologa no es propia y primariamente estaeconoma en la que de hecho el hombre recibe mediante Cristo lafe y la gracia; es Dios en su realidad ntima; toda su actividaden el decurso de la historia, todas las obras de la creacin y de lare-creacin, como dira Hugo de San Vctor, fiel a la series narra-tionis de la Escritura, se tratan y juzgan formalmente sub rationeDei \ Ya se comprende que no se trata de una consideracin abs-tracta, sino de referir todas las cosas al Dios vivo, que es su raznde ser y su fin ltimo.

    Finalmente, dentro de esta perspectiva, la Revelacin, y demanera especial la Sagrada Escritura, pueden conservar su papelde fermento vivificador; por los canales de la organizacin siste-mtica discurre toda la savia de la tradicin cristiana y da vida atodo el conjunto. Es fundamental apercibirse de su presencia y nocomentar la Suma como si fuera una metafsica de la fe.

    Tal es el esquema general elegido por Sto. Toms: Exitus-Reditus. Sigamos entre tanto al P. Chenu en la descripcin de lasgrandes lneas de la construccin tomista. Apoyndose por unaparte en los dos grandes prlogos de la 1.a Pars y de la ISIl, ypor otra en un texto del Comentario a las Sentencias que anuncia-ba ya su pensamiento 9

    ,el P. Chenu hace coincidir con las dos pri-

    8. Ibdem, 264.9. Reproducimos aqu de una vez para siempre estos textos funda-

    mentales : Prlogo de la 1 q 2 : Quia igitur principalis intentio huius sacraedoctrinae est Dei cognitioncm tradere, et non solum secundum quod inse est, sed etiam secundum quod est principium rerum et fins earum, etspecialiter rationalis creaturae, ut ex dictis est manifestum; ad huiusdoctrinae expositioncm intendentes, primo tractabimus de Deo; secundode motu rationalis creaturae in Deum; tertio de Christo, qui, secundumquod homo, via est nobis tcndendi in Deum.

    Prlogo de la 1-2: Quia, sicut Damascenus dicit, homo factus ad ima-ginem Dei dicitur, secundum quod per imaginem significatur intellectualeet arbitrio liberum et per se potestativum; postquam praedictum est deexcmplari, scilicet de Deo, et de his quae processerunt ex divina potestatesecundum eius voluntatem, restat ut consideremus de eius imagine, id estde hominc secundum quod et ipse est suorum operum principium, quasiliberum arbitrium habens et suorum operum potestatem.

    I, d. 2, Exp. test. : Cum enim sacrae doctrinae intentio sit circa divina;divinum autem sumitur secundum relationem ad Deum, vel ut principium,vcl ut finem, secundum quod Apc 22, 13, dicitur: Ego sum alpha et omega;

  • LA SOLUCION DE STO. TOMAS SEGUN EL P. CHENU 9

    meras partes de la Suma los dos trminos del esquema, de maneraque la tercera parte viene a precisar la impronta cristiana del re-torno descrito en la segunda

    :

    Tal es el plan de la Suma teolgica y el proceso a que hadado lugar: Ia Pars: la emanacin, Dios el principio; IIa Pars:el retorno, Dios el fin; y, como quiera que de hecho, segn eldesignio libre y absolutamente gratuito de Dios (la historia sa-grada nos lo ha revelado), este retorno se hace mediante CristoHombre-Dios, la IIIa Pars estudiar las condiciones 'cristianas'del retorno 10

    .

    En otros trminos, particularmente felices para darnos su in-terpretacin, escribe el autor:

    Toda criatura, y en especial la criatura humana, todo acon-tecimiento, y particularmente los acontecimientos humanos, es-tn situados entre dos causas : la causa eficiente, Dios creadory conservador (Ia Pars) y la causa final, Dios glorificador y glo-rificado (IIa Pars), como entre las razones supremas que les dan,a nuestro entender, valor y sentido n .

    Este planteamiento sugiere al P. Chenu tres advertencias. Enprimer lugar garantiza la unidad fundamental de la teologa. Enparticular queda descartado el dualismo dogma-moral : setrata de un circuito nico. En el interior mismo del ser que Dioscrea libremente y le llama a S, hay un principio de conversin aDios. La creacin y el llamamiento condicionan la conversin, perosta se desarrolla segn sus leyes internas : la moral es la cienciaprctica de este retorno, de la entrada en comunin de la Imagencon su Ejemplar, segn un itinerario que arranca en ltima ins-tancia de las Ideas divinas del universo y de cada uno. Valor pro-fundamente religioso el de la 11.a Pars.

    En segundo lugar, la existencia y aplicacin del esquema des-crito por el P. Chenu motivan arreglos, desplazamientos, todo unconjunto de dispositivos arquitectnicos; l no los estudia endetalle y las Notes de travail del captulo que comentamos invitanal anlisis. Ciertamente hara falta repasarlos uno a uno. Pero entreellos no se pueden pasar por alto los elementos de teologa bblicaque con demasiada frecuencia han preterido manualistas y comen-taristas 12 y que son un elemento de equilibrio necesario en el

    consideratio huius doctrinae erit de rebus, secundum quod exeunt a Deout a principio, et secundum quod referuntur in ipsum ut in finem.

    10. O. c, 260, cfr. 266.11. Ibdem, 267.12. Ibdem, 271.

  • 10 EL- PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    edificio de la Suma; ellos compensan ciertos desplazamientos exi-gidos por el orden del conjunto y necesarios para tratar racional-mente el Dato Revelado. No se puede prescindir de ellos sin res-quebrajar de alguna manera la construccin en la que ocupan unlugar insustituible.

    Queda la cuestin de la 111. a Pars y del lugar" que ocupa elmisterio de Cristo en la sntesis tomista. Segn el P. Chenu, Cris-to aparece en la Suma como artfice y mediador del retorno a Dios

    :

    es el Camino. Bajo este aspecto, propiamente evanglico, encuen-tra Cristo su lugar en la concepcin teolgica dominada por el te-ma de la emanacin y del retorno. Esta actitud, que ha suscitadotantas controversias (sin que se pueda decir que ha sido exclusiva-mente elaborada por Sto. Toms), supone una determinada visinde Cristo y de sus relaciones con el conjunto de la economa de lasalvacin. Parece ofrecer una doble ventaja: destaca el carctercontingente, es decir, fundado sobre el Amor gratuito de Dios, dela Encarnacin redentora y, por consiguiente, pone de relieve elcarcter histrico de la Revelacin. La III a Pars es en este sentidoel ms fuerte contrapeso del intenso idealismo neoplatnico. Espor excelencia la reintroduccin del tiempo y de la libertad en elseno mismo de la visin de lo real: nada se puede comprenderplenamente sin tener en cuenta a Cristo. Pero, por otra parte, ellugar que se concede en la ///." Pars a las estructuras sobrenatu-rales contribuye a valorar la riqueza ontolgica de las mismas : Lagracia se estudia en s misma como participacin de la vida divina,sin aadir el epteto cristiana; y es que, en cuanto tal, independien-temente de los estados histricos, tiene su naturaleza, su estructu-ra, sus leyes, a las que ulteriormente se ajustar la adopcin filialen Cristo... 13

    . Por estos dos caminos la 111. a Pars llega a equili-brar el conjunto de la construccin teolgica: el equilibrio nece-sario entre naturaleza y acontecer queda restablecido.

    Si nuestra exposicin es fiel, stas son las grandes lneas de lainterpretacin propuesta por el P. Chenu para el esquema generalde la Suma teolgica: adopcin, en un clima de libertad creadora,del tema neoplatnico de la emanacin y del retorno, gracias alcual el menor elemento de la Revelacin puede ser referido a Diosen su naturaleza y finalidad; incrustados en el tema, ingeniososdispositivos de la materia teolgica, elementos bblicos que vienena compensar el desequilibrio que trae consigo la elaboracin ra-cional del dato revelado; finalmente reconocimiento y justa apre-ciacin de la relacin naturaleza-historia gracias precisamente a la

    13. Ibdem, 270.

  • "LA SOLUCION DE STO. TOMAS SEGUN EL P. HAYEN 11

    colocacin de la III. 1 Pars. Se comprende fcilmente la conclusinque formula el autor con un discreto entusiasmo

    :

    ... Una suma es el ms bello fruto humano de una fe seorade s misma, y la Cristiandad no puede prescindir de ella. Cre-de ut intelligas. Por la Suma, su obra maestra, Sto. Toms esconsiderado como el maestro de la teologa y doctor de la Igle-sia. En su plano la Suma es la plenitud del Evangelio 14 .

    3

    La solucin de Sto. Toms segn el P. Hayen

    Entre las discusiones que ha suscitado la interpretacin de laSuma teolgica dada por el P. Chenu, algunas han ido al fondomismo del problema y sus autores han hecho reflexiones sobre lalegitimidad de semejante mtodo teolgico. Tambin se han hechocrticas acerca de la interpretacin de Sto. Toms considerada ens misma: hay quien ha credo que consideraciones de ndole li-teraria o histrica podran dar lugar a modificaciones bastante sus-tanciales en la perspectiva propuesta 15 . En general, las observacio-

    14. Ibdem, 273.15. Como ejemplos de recensiones que insisten especialmente en el

    fondo de la cuestin, citaremos la del P. Rondet (Rech.S.R. 1951, 153-156)y la de E. Gilson (B.Th. VIII, 5-9). El P. Rondet no acepta las razones)expuestas por el P. Chenu: "Cuando las disciplinas teolgicas, despus desu dispersin, intentan recobrar su unidad dentro de un saber orgnico enel que cada parte vivira de la vida del todo (cfr. pg. 167), no es dedesear que se procure realmente organizar este saber dentro del marcode la historia de la salvacin, manteniendo fuertemente en sus diversasetapas la estructura cientfica de la teologa?" Poco ms adelante el P. Ron-det expresa su conviccin de que "los grandes genios teolgicos del porve-nir volvern sobre la obra del Doctor Anglico y, sin violentarla, laorganizarn ms fuertemente en torno al misterio de Cristo que es a lavez el Camino, la Verdad y la Vida". Desde luego E. Gilson no comparteen este punto el optimismo del P. Rondet; despus de describir el esquemapropuesto por el P. Chenu y de insistir sobre el lugar que corresponde enla Suma al misterio de Cristo, aade: "El que se avergenza de llegarhasta la prdida de lo esencial de la teologa tomista, se avergenza deSto. Toms". Es verdad que as como el P. Rondet pensaba al escribir enlos avances actuales de la teologa histrica y en la dificultad de incor-porarlos dentro de la perspectiva descrita por el P. Chenu, E. Gilsonredactaba su recensin mientras estaba trabajando en una obra sobreDuns Scoto, que apareci despus. Ni el uno ni el otro parecen haber hechoabstraccin de sus personales preocupaciones a tiempo de juzgar el sistemadel P. Chenu.

    Pero, por otra parte, es posible y deseable abstraerse de esta preocu-pacin relativa al Misterio de Cristo cuando se investiga sobre el sentido

  • 12 EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    nes que se han hecho y que vamos a examinar seguidamente, nosparecen a la vez justificadas e insuficientes : justificadas porquellaman la atencin sobre ciertos datos que el P. Chenu no ha teni-do en cuenta y que permiten replantear con fruto el problema : in-suficientes porque no parecen haber llegado a conclusiones verda-deramente definitivas. De todos modos, amplan, la discusin eimponen una problemtica que tiene en cuenta todos los elemen-tos en litigio; adems tienen la inmensa ventaja de ser ecunimesy objetivas, con lo raras que son las discusiones exentas de pol-mica en materia de tomismo, tan valiosas que nos podemos re-gocijar de hallarlas!

    Los nuevos datos aportados por el P. Hayen, en su obra SantoToms de Aquino y la vida de la Iglesia 163 se reducen a tres. Elautor comienza por notar que el vocabulario neoplatnico de laemanacin y del retorno ha perdido mucho terreno en la Sumateolgica: no ha sido utilizado en los diversos Prlogos y hay mo-tivo para pensar que, al perder terreno la terminologa, el pensa-miento se ha orientado por otros derroteros 1T . Si Sto. Toms hu-biera construido la Suma realmente en funcin del binomioexitus-reditus , estas palabras deberan figurar en los Prlogos. Estaprimera advertencia de tipo negativo halla su complemento enotras dos positivas que inducen a pensar que la herencia del Co-mentario a las Sentencias no ha sido recogida por la Suma. El Pa-dre Hayen recurre al plan del Compendium theologiae y muestracmo ste se divide en dos partes bien definidas : la primera, deTrinitate, no slo comprende el estudio de Dios uno y trino, sino

    del pensamiento de Sto. Toms? A priori podemos creer que el DoctorAnglico era cuando menos tan buen cristiano como nosotros. Si Cristono parece ocupar en su teologa el puesto central que nosotros querramosque ocupara, podemos legtimamente preguntarnos si hemos comprendidobien su teologa. As se explican las peridicas tentativas de replantearel problema. Seguramente que en el trabajo del P. Hayen que estamosanalizando en este pargrafo existe esa intencin subyacente. El mismoP. Chenu es demasiado sensible a esta dificultad para no aceptar el dilogocon este motivo. Cfr. B. Th. VIII 771 (1346): "Profundamente sensible alevangelismo bsico de toda teologa, al de los autores de mitad del siglo xm,incluido Sto. Toms, como al de los equipos misioneros del xx, no dejede experimentar, yo tambin, cierto malestar espiritual ante semejanteinterpretacin de la Encarnacin". De suyo hacia lo que apunta es a queuna motivacin de esta ndole slo debe llevar a un examen plenamenteajustado y objetivo de los textos.

    16. P. Hayen, Saint Thomas d'Aquin et la vie de l'Eglise (Touvain-Paris), 1952.

    17. Cfr. M. Hubert, en B.Th. X, 66 (116): "La experiencia nos enseaque un cambio de lxico es seal de novedad de actitud o de matiz en elpensamiento tomista".

  • LA SOLUCION DE STO. TOMAS SEGUN EL P. HAYEN 13

    tambin todos los efectos creados por Dios; la segunda trata dehis quae pertinent ad humanitatem Christi. Es, pues, un plan bi-partito y hay motivos para pensar que tambin en la Suma la di-visin principal no est entre la Prima Pars y la Secunda, sinoinmediatamente antes de la Tertia 18 . El P. Hayen no explotaulteriormente este filn, a pesar de ser tan sugestivo, e indica acontinuacin un nuevo paralelo : el que se puede establecer entreel plan de la Suma y el que Sto. Toms adopta para el Evangeliode San Juan en el Prlogo de su comentario 19 . Es fcil percatarsea priori del inters de esta semejanza : si fuera cierto que la Sumasigue las huellas de las intuiciones y la articulacin misma delEvangelio de San Juan,

    qu riqueza teolgica no encerrar ! Pero

    lo que interesa al P. Hayen en este paralelismo es la consecuenciaque saca sobre la presencia de Cristo a lo largo de toda la Sumateolgica. Segn San Juan, se puede considerar a Cristo en cuantoDios, en cuanto creador y, por fin, en cuanto hombre en los mis-terios de la economa de la Encarnacin y de los sacramentos;todo lo llena Cristo. Otro tanto ocurre en la Suma; las dos prime-ras partes nos ofrecen bajo un determinado punto de vista una vi-sin del Misterio de la salvacin y, por tanto, de Cristo, mientrasque la tercera nos da la visin complementaria. Gusta el P. Hayende denominar abstracta y concreta respectivamente ambas visio-nes. He aqu cmo distingue los dos puntos de vista:

    Llamamos conocimiento abstracto al conocimiento de lo quees verdadero independientemente de nosotros y que an no he-mos hecho nuestro mediante el consentimiento de nuestra liber-tad... Es concreto, por el contrario, el conocimiento hecho nues-tro mediante nuestro libre consentimiento o mediante aquelloque nos permita llegar realmente a dicha realidad, inaccesible alas solas fuerzas de nuestra naturaleza 20

    .

    Para comprender exactamente esta actitud es preciso llamar la18. Saint Thomas d'Aquin et la vie de l'Eglise.19. Podemos notar, a propsito de este plan, cierta libertad en la

    relacin que l pone entre el texto de los Prlogos, y sobre todo lasdivisiones que stos anuncian, y lo que Sto. Toms hace despus en eltexto. Tambin sucede con frecuencia que el prlogo de un grupo restrin-gido de cuestiones, de artculos o de lecciones, modifica y completa elplan general anunciado en un prlogo de conjunto. Aqu tenemos el ejem-plo. En el texto utilizado por el P. Hayen, Sto. Toms propone unadivisin tripartita. Hecho esto, cuando se pasa a la leccin I del captulo 1,se extraa uno al leer: Evangelista Ioannes, sicut dictum est, principaliterintendit ostendere divinitatem Verbi incarnati; et ideo dividitur istudEvangelium in duas partes. Bien seguro que, a poco que busquemos, encon-traremos poco ms adelante lo equivalente a la tercera parte, pero estobasta para demostrar que no hay que fiarse mucho de la redaccin delos prlogos exclusivamente.

    20. O. c, 85.

  • 14 EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    atencin sobre la dependencia intelectual que existe entre el Pa-dre Hayen y el P. Marchal. Su concepcin del dinamismo de laactividad espiritual late en la visin misma de la teologa y en lainterpretacin de Sto. Toms. Dentro de una perspectiva totalque culmina en la adhesin a Jesucristo mediante el ejercicio con-creto de la vida religiosa, es preciso distinguir un punto de vistaabstracto, segn el cual la verdad cristiana es considerada en smisma antecedentemente a nuestro asentimiento, nuestra igno-rancia y nuestra rebelda, y un punto de vista concreto que acasopueda definirse como la ciencia de nuestro caminar hacia Jesucris-to mediante Jesucristo. Una nueva cita nos permitir caer mejoren la cuenta de la aplicacin de ambas categorasabstracto y con-creto

    , al problema que nos ocupa : El conjunto de la Prima y

    de la Secunda, donde no se habla ex professo de Jesucristo, seopone a la Tertia en la que se le llama por su nombre, como laexposicin abstracta de lo que en Dios es ab aeterno se opone auna exposicin concreta de lo que en el tiempo comienza inaeternum 2

    1

    .

    Es, pues, en su visin de conjunto, una interpretacin que di-fiere bastante de la del P. Chenu. Esto no quiere decir que no ten-ga con ella muchos puntos de contacto. As, por ejemplo, el P. Ha-yen piensa que la Prima y la Segunda Pars tratan de Dios, aqullaconsiderndole como causa eficiente, sta como causa final 22 .Es una concesin de importancia.

    Por el momento no intentamos criticar las posiciones adopta-das por los diversos autores que han abordado nuestro problema,sino simplemente dar un status quaestionis. Podemos, pues, dis-pensarnos de discutir el enfoque del P. Hayen, limitndonos a dartestimonio de la aportacin, desde luego positiva, de su libro : des-de el punto de vista literario nos ha venido a llamar la atencinsobre las objeciones que se pueden proponer al ciclo exitus-reditusy nos ha puesto en la pista de paralelismos interesantes, suscepti-bles de ser explotados mucho ms an de lo que ha hecho el autor.

    4

    La solucin de Sto. Toms segn Per Erik Persson

    El ambiente en que discurre el estudio de Per Erik Perssonel ltimo a la hora de redactar esta obra 2:i es mucho ms cl-

    21. Ibdem, 89.22. Ibdem, 84.23. P. E. Persson, Le plan de la Somme thologique et le rapport Ratio-

    Revelatio, en R.P.L. (1958), 545-572.

  • LA SOLUCION DE STO. TOMAS SEGUN PER ERIK PERSSON 15

    sico que el del trabajo del P. Hayen. Persson lo conoca (comotambin el del P. Chenu), pero no parece haber captado su origi-nalidad; no ha visto apenas el contenido exacto de la distincinabstracto-concreto e insiste sobre todo en los puntos comunes asus predecesores. Su estudio, redactado en un francs un pocoduro, es difcil de resumir. Intentaremos hacerlo con la mayor fide-lidad posible, porque tambin aporta elementos nuevos.

    Persson busca en 1 q 1 a 7 el principio organizador de toda laSuma teolgica, y ms concretamente en el texto siguiente

    :

    Omnia pertractantur in sacra doctrina sub ratione Dei, velquia sunt ipse Deus; vel quia habent ordinem ad Deum, ut adprincipium et finem.

    El ordo ad Deum, la relacin a Dios de todo lo creado, es loque determina la disposicin de la Suma. Por tanto, hay que pre-cisar qu es lo especfico de este ordo, a fin de dar con el procesodel pensamiento de Sto. Toms.

    De suyo, el tema del ordo ad Deum es una categora de la men-talidad griega y no del pensamiento semtico. Los griegos siempreintentaron referir el mvil al Inmutable, lo contingente al Nece-sario; esta referencia era en ltima instancia el fundamento de laposibilidad de la ciencia. Llegaron a la cumbre al poner la bien-aventuranza y la salvacin en el conocimiento de Dios, Principiosin principio que realiza a la perfeccin el ideal de la inmutabilidady de la inteligibilidad. Pues bien, Sto. Toms arranca en princi-pio del mismo punto de partida. Por supuesto que cuanto concier-ne a la salvacin depende de la Revelacin, pero l la concibe comola comunicacin de un conocimiento de Dios que sin ella resulta-ra inaccesible 24

    .Las diversas modalidades del ordo ad Deum,

    que culminan en el tema del conocimiento beatificante de Dios,explican por tanto la estructura de la Suma.

    Antes de entrar a fondo en el tema as esbozado, el autor sea-la los puntos en que est de acuerdo y en que discrepa de las teo-ras de los PP. Chenu y Hayen; apuntemos tan slo las discrepan-cias. Persson est de acuerdo con las crticas del P. Hayen al temadel exitus-reditus y subraya que la 1.

    a Pars insiste ms en las rela-ciones de orden causal entre las criaturas y Dios que en el puntoconcreto de la emanacin y de la procesin. Reprocha al P. Hayenel no haber valorado la importancia del tema de la causa ejemplar,tan clara, por ejemplo, en el Prlogo de la /.a-JJae ; adems pone

    24. A. c, 558.

  • 16 EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    en tela de juicio que la I a Pars se refiera a la causa eficiente yla 77.

    a Pars a la causa final; indica muchas cuestiones tratadas enla 1.

    a Pars que en verdad pertenecen al orden de la finalidad, talescomo las misiones divinas y el gobierno divino

    2r\ Por tanto hayque hacer saltar estos cuadros demasiado rgidos.

    Es una idea del P. Congar la que gua el avance de Persson. Nohaca mucho que el P. Congar haba sugerido la relacin existenteentre los tres modos de presencia de Dios en el mundo y las trespartes de la Suma teolgica 20

    .As la 1. a Pars expone la presencia

    de Dios por su potencia creadora, la 11. a la presencia de la gracia,la 111.

    ala presencia por la unin hiposttica. Desde el punto de

    vista del conocimiento teolgico estos tres modos de presencia es-tn vinculados entre s, porque en la realidad los ms elevadospresuponen a los menos elevados 27

    .Ahora bien, todos esos mo-

    dos de presencia pertenecen al ordo ad Deum que tratamos dedefinir : En todos estos casos de presencia divina, el elemento es-tructural consiste en el ordo causal que, segn Sto. Toms, carac-teriza a Dios y al mundo 2 \ Y, por consiguiente, lo que hay quedescubrir es la imbricacin de las causalidades.

    Hablar del ordo causal equivale necesariamente, dentro de lafilosofa de Sto Toms, a subrayar el aspecto preponderante dela causa final y, cuando se trata de la Suma teolgica, a ver cmose manifiesta y se destaca este predominio de la finalidad. Parala 11.

    aPars no hay problema, porque el mismo Sto. Toms defini

    su objeto: motus creaturae rationalis in Deum 2 '\ Esta definicinbasta para comprender que la II. ' Pars constituye el corazn de laSuma teolgica, la clave de la intencin de Sto. Toms; hemosdado con el tema fundamental de su pensamiento : el contacto conel Inmutable, la bienaventuranza por el conocimiento, mediantela cual se realiza la asimilacin a Dios. De la II." Pars es fcil pasara la III

    a

    : De esta suerte la Encarnacin, as como los sacramen-tos, quedan dentro de la perspectiva final preponderante en raznde medios concedidos al hombre para alcanzar el fin sobrenatural

    25. Ibidem, 563.26. A.T.A. (1953) 2, n. 1, citado aqu en pg. 563.27. Persson se acoge aqu a la interpretacin sostenida por el P. Gar-

    deil en lo relativo a la presencia de Dios en el alma y los diversos modosde la misma. Hubiera podido advertir que su punto de apoyo es fuerte-mente discutido, sobre todo en nuestros das. A nuestro juicio el P. Gurarddes Lauriers ha defendido victoriosamente y explicitado la manera de verdel P. Gardeil en su larga recensin de la obra de Dom Chambat, Prsenceet Union, en B.Th. VII, 196-214.

    28. P. E. Persson, Le plan de la Somme thologique et le rapport Ratio-Revelatio, R.P.L. (1958) 564.

    29. 1 q 2 prl.

  • VISION DE CONJUNTO Y PERSPECTIVAS 17

    que Dios le ha sealado 30 . Queda as plenamente claro el carc-ter de camino, de medio, que tiene toda la economa de la Encar-nacin ; se comprende igualmente su carcter de algn modo com-plementario, dentro del conjunto de la construccin de la Suma,acerca del cual el autor, coincidiendo con el P. Chenu, haba insis-tido al comienzo de su trabajo 31 . Est, pues, el hombre ordenadoa Dios y la economa cristiana le permite realizar esta ordenacin.Queda la 1.a Pars; segn el autor, debe ser considerada dentro deesta perspectiva final preponderante ; en efecto, al estudiar la finali-dad hay que distinguir el finis cuius, es decir, el objeto hacia elcual se tiende, y el finis quo, o sea, la actividad subjetivamentebeatificante. La 11.a Pars, centrada ntegramente sobre los actoshumanos, considera esencialmente el finis quo, pero previamenteha habido que hacer luz sobre el objeto de la finalidad humana,finis cuius, que no es otro que Dios; por eso la 1. a Pars, que trataesencialmente de Dios, pertenece tambin a este ordo causal, quese define como la finalidad universal de todas las cosas en Dios.

    Tal es el ordo ad Deum que, segn Persson, hace posible en-tender la Suma teolgica. Trata sta esencialmente de la salvacindel hombre, la cual es volcada en el vocabulario del conocimientode Dios y, por consiguiente, Dios es en ltima instancia el objetode la teologa, no solamente tal cual es en S, sino como principioy fin de toda criatura, principalmente de la criatura inteligente,directamente ordenada a El. Como resumen de su pensamiento, elautor sugiere la expresin gubernatio Dei; el tema del gobiernodivino, con su referencia al conjunto de causalidades divinas, yprincipalmente a la causa final, expresa bien lo que Sto. Toms haquerido decir y el orden que ha seguido para tratar de la materiateolgica.

    5

    Visin de conjunto y perspectivas

    Los tres estudios que acabamos de resear con la objetividadque nos ha sido posible constituyen hoy por hoy el conjunto ms

    30. A. c, 567 con referencia a 3 q 1 a 2.31. As en pg. 560: "Cuando se pasa a sta (la IIIa Pars) el sistema

    est plenamente terminado en lo que concierne a su estructura y as debaser para que los datos histricos fueran bien comprendidos". Poco msadelante insiste: "esquema esencialmente intemporal", "construccin pu-ramente abstracta"; no creemos que el P. Chenu haya empleado jamsexpresiones tan fuertes y esta reserva est sin duda ms cerca de laverdad.

    LAFONT. 2

  • 18 'EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    serio de investigaciones en lo que concierne a la estructura de laSuma teolgica. Esto no es fcil apreciarlo con exactitud, dado elcarcter sinttico de los trabajos ; sin duda alguna estas investiga-ciones suponen en sus autores esas experiencias espirituales o tex-tuales que el P. Chenu lamentaba justamente no poder exponeren detalle 32

    . Resulta difcil entrar de lleno en el espritu de unasntesis cuando se desconocen los detalles de las etapas analticasque la han precedido. Por eso damos con cierta reserva los res-menes anteriores ; vamos a intentar situarnos y ver cules son lastareas an pendientes despus de estos trabajos.

    Los problemas pueden agruparse en torno a dos puntos neu-rlgicos : el esquema que explica el conjunto de la 7.a Pars-II.a Parsy la conexin de la 111. a Pars con el conjunto.

    1. En el punto de partida nos hemos encontrado con la solu-cin del P. Chenu, precisa y seductora : la dependencia de las dosprimeras partes de la Suma con respecto al tema neoplatnico delexitus-reditus, y la referencia a una divisin semejante propuestaen el Comentario a las Sentencias. Entre las objeciones suscitadaspor esta teora, nos parece oportuno destacar las siguientes

    :

    La prdida de terreno del vocabulario neoplatnico, quehace cuestionable la solucin. La indicacin sobre cierta primaca del tema del conoci-

    miento de Dios en la organizacin general de la Suma. Por nues-tra parte estamos menos seguros que Per Erik Persson de que seaun tema exclusivamente griego : sin duda se trata tambin de untema bblico importante; a nuestro juicio, la verdadera cuestinconsiste en saber cmo ha unido Sto. Toms el tema bblico y eltema de la filosofa griega. Cuestin que, por otra parte, no slo esinteresante en Sto. Toms, sino en toda la Tradicin cristiana 33 .Afirmando el primado del tema del conocimiento de Dios, segui-

    32. M. D. Chenu, Introduction l'tude de Saint Thomas d'Aquin, 5.33. He aqu lo que escribe R. Roques del Pseudo-Dionisio : "La doc-

    trina del Pseudo-Dionisio gira en torno al doble problema del conocimientode Dios y de la divinizacin; una divinizacin que es, de suyo, conoci-miento de Dios; y recprocamente, un conocimiento de Dios de por sdivinizante". Y, despus de notar la vinculacin platnica de la doctrina,prosigue: "Tambin reconocemos aqu sobre todo la gran tradicin gno-seolgica y mstica de que se aliment durante siglos la Iglesia de Oriente"(Introduccin a la edicin de la Jerarqua Celeste, en SCH 58) (Pars 1958)XIX-XX. Este tema del conocimiento de Dios pertenece tambin, a nuestrojuicio, a la tradicin mstica de la Iglesia de Occidente, pero transformadapor San Agustn. Tendremos ocasin de ver que an en la poca deSto. Toms hubo que optar de alguna manera entre Dionisio y San Agustn,justamente a propsito del conocimiento de Dios, y parece que Sto. Tomsjams dud en quedarse con San Agustn.

  • VISION DE CONJUNTO Y PERSPECTIVAS 19

    mos en el terreno del neoplatonismo, pero acaso con un matiz dis-tinto del propuesto por el P. Chenu; he aqu lo que ste escribe

    :

    Exitus et reditus: evidentemente Sto. Toms pudo encontrar enlos neoplatnicos cristianos frmulas y materiales para este grantema y, desd luego, en la tradicin dionisaca, entonces tan viva,en la cual el tema conserva su valor ontolgico y csmico, un tantovelado en San Agustn por su antropologa psicolgica y moral 34 .Ahora bien, de hecho el tema del conocimiento parece implicar unneoplatonismo de tendencia psicolgica y moral ms que csmica.Tambin es posible que abarque la sntesis de ambas. En todo casono parece que la tradicin dionisaca tenga tanto influjo como pa-rece dar a entender el P. Chenu. La tercera objecin es en realidad la ms importante. Si

    repasamos las observaciones de los diversos autores, tendremos laimpresin de encontrarnos en todas las sntesis con un punto dbil:los textos hacen saltar el esquema demasiado rgido de las causali-dades trazado por el P. Chenu y el P. Hayen : 1.a Pars = causaeficiente; 11.a Pars = causa final. Uno se pregunta si los autorescreen realmente en estas equivalencias, puesto que uno y otro citanel Prlogo de la /.a-//ac

    ,que habla exclusivamente de ejemplari-

    dad. No cabe duda de que es imposible separar las causas, si biencada una debe conservar su significacin formal propia. Por otraparte, Persson ha notado cmo en la 1. a Pars hay cuestiones queataen a la finalidad y no a la eficiencia ; y se podra ampliar fcil-mente su lista 35 . Es, pues, probable que el juego de las causalida-des en la construccin de la Suma sea mucho ms complejo y fle-xible de lo que dan a entender las equivalencias en cuestin. Estapuntualizacin implica a su vez una crtica bastante severa de lasposiciones que Persson mantiene en su propia sntesis ; ciertamen-te, la causa final es preponderante en el tomismo, aunque cabepreguntar hasta qu punto exactamente. Pero el telogo escandi-navo parece convertir esta preponderancia en una exclusiva y nose ve muy claramente el papel de las otras causalidades en la expo-sicin que l hace. Por ejemplo, escribe a propsito del esse crea-do: El primer effectus de la causalidad divina es el esse de lacosa creada, pero este efecto en ltima instancia est enmarcadodesde el punto de vista final preponderante, a la manera, por de-cirlo as, de un primer paso que orienta la cosa creada hacia su

    34. o. c, 262.35. Salvo error de nuestra parte, ni uno slo de nuestros autores ha

    insistido sobre el hecho tan significativo del estudio de los Angeles: suser, su destino, su misin se agotan en la Ia Pars. Otro tanto ocurre conel estudio de la creacin material.

  • 20 EL PROBLEMA DE LA SUMA TEOLOGICA

    fin 5G . He aqu una afirmacin que bien mereca alguna cita justi-ficativa, ya que resulta demasiado extraa; por nuestra parte, nospermitimos dudar de que sea fcil dar esas citas : el orden del essey del operari (que se define por la finalidad) se distinguen bien cla-ramente en Sto. Toms. Igualmente el autor se empea en reducira la causa final la ejemplaridad de que se habla en el Prlogo dela 7.

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    .

    Est claro que, si rechazamos el esquema de los PP. Chenu yHayen, as como la reduccin a la causa final de Per Erik Persson,tenemos que replantear el problema en su totalidad. Pero exigenlos textos semejante repulsa? Vamos a ver, entrando en la segun-da cuestin propuesta, es decir, la del lugar que corresponde ala 111.

    a Pars, que los textos la imponen efectivamente y ms ande lo que Persson cree.

    2. Contra la idea de una 111.a Pars, considerada ms o menoscomo pieza ligada a las anteriores, el P. Hayen hace valer el para-lelismo que ofrecen el plan del Compendium theologiae y el Pr-logo del comentario al Evangelio de San Juan. Recurdese que enla primera de estas obras una divisin bipartita de la materia de-termina dos compartimentos : el misterio de la Trinidad (que com-prende tambin el misterio de la creacin y el de la finalidad delas criaturas espirituales) y el misterio de la Encarnacin. De ahconcluye el P. Hayen la unidad de la I a y de la II

    aPars, de ma-

    nera que comience una nueva etapa a partir de la 11.a Pars.Es extraordinariamente interesante la alusin al plan del Evan-

    gelio de San Juan, pero no creemos que la ap