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HUGO ASCH / 442.PERFIL.COM/ S iempre dije —digo— que estudio para uruguayo, porque Uruguay viene a ser como la Argentina inalcanzable, amable, democrá- tica, plebiscitaria, amplia, racio- nal. En abril ya me quería ir a vivir a Montevideo y ahora que recorro Bolivia hace semanas ya me dan ganas de mudarme aquí, a la bella La Paz, entre montaña y culturas. Lo que definitiva- mente me convierte… en un ar- gentino de manual. Trabajé en Uruguay en oto- ño, y hoy, por un tiempo, en Bo- livia. La Bolivia de Evo, que pa- rece el mismo país, pero ya no, por suerte para ellos. La Bolivia humillada, despreciada, sin di- nero ni futuro, pobre de toda pobreza, es hoy es un país orgu- lloso de ser. Nada menos. A ver. ¡Números! Cuadriplica- ron su PBI. El ingreso per cápi- ta era de 1.051 dólares en 2005 y hoy llega a 2.919. Las reservas no llegaban a los 2 mil millones de dólares en 2005 y hoy alcan- mesas de campaña. Los bolitas nos ganan en la altura porque la pelota no dobla; y nos ganan con altura porque, ahora, ellos no se doblan. Chapeau. Fui de aquí para allá en Bolivia y poco me enteré de lo que pasa en Argentina, más allá de los fuc- kings fondos buitre, la estúpida moda de los baldazos helados o los escraches con huevazos a Ca- vallo —¡ops!, justo cuando saca un libro nuevo, qué pena— y a Ló- pez Murphy, villano fugaz. Está mal, eso. Se los digo a todos. A los tiradores compulsivos de produc- tos de granja y a los que juegan en Defensores de Von Mises, equipo con pocos hinchas pero mucha chequera. Ojo con ellos. Cada tan- to mojan y ahí todos terminamos renovando el pasaporte. ¿De qué más me enteré? De que Pipi Romagnoli se fue al Ba- hía de Brasil, pero se arrepintió y volvió a su primer amor, a su lu- gar en el mundo. ¿Huracán? No… San Lorenzo. San Lorenzo de América y el Papa. ¡Campeonazo! También supe de la lesión de Riquelme, aunque no estoy segu- ro de si es una noticia nueva o de archivo. A verrr… No, si está con remera roja es de ahora. Qué mal pensado fui. Cuando no viajó a Córdoba dije: “Mmm… demasia- do lejos para él, seguro que se re- siente de algo”. Y fue un desgarro en el gemelo, nomás. A no deses- perar, fans del Enganche melan- cólico. ¡Vuelve en tres o cuatro partidos! Tampoco Keith Jarrett toca tan seguido, viejo… ¿Y Bianchi? Desde que me hace acordar más a Woody Allen que al Larry de los Tres Chiflados me da cierta ternura, con ese ca- minar medio escorado, la sonri- sa sabia que le dan los años y su equipo, que juega mal, pero bien. Es decir, uno lo ve jugar horrible desde hace mucho y con diferen- tes nombres, pero él lo ve fenó- meno. Y bueh. Gran momento como para ha- cerse amigo, consultarlo sobre te- mas de la vida y levantar la au- toestima: —¿Qué le parecen estos chu- pines ajustados que me compré para hacerme el péndex? ¿Me quedan bien? —Muy bien le quedan. Parece Doman. —¡Gracias, Carlos! Racing, por alguna extraña razón, juega bien, lindo, pro- fundo. Toca por abajo, vertical, abriendo por las bandas. Cocca & La Banda del Representante han logrado que ya no boste- ce cuando intento ver comple- to un partido. Se les agradece. Bueno, así había sido hasta el viernes, antes de descarrilar en Victoria. Veremos. ¿Qué más? Qué todavía espe- ro ver a Fabbiani acá, con la del Sport Boys, el equipo que dirige Clausen y que quería fichar a Evo. Debe estar bajando de peso. ¿Evo futbolista? Nah. La idea era ano- tarlo, pero quedó ahí. El hombre ya tiene 54, trabaja 18 horas por día —lo seguí, doy fe— y jugar en la liga era una locura. De todos modos, en el avión presidencial me animé a chicanearlo, mien- tras él contenía la risa: “Pero Evo: ¡si juega el gordo, usted también! ¡El le baja todas las pelotas, usted le pega al arco, y chau, a cobrar!”. Minutos después lo vi traban- do fuerte en una cancha de cés- ped sintético que inauguró en Oruro. Metió uno o dos, creo. No me acuerdo cómo salió el parti- do. Pero ganó Bolivia, eso seguro. El presidente Evo Morales durante uno de los varios partidos que disputó durante su participación en foros internacionales. AFP Elogio a los ‘bolitas’ 3,5% y gracias. Mirá vos. No somos cola gracias al mal año de Brasil: 2,5% y de Venezuela, apenas 1%. Los bolitas juegan con un can- didato de fierro que no necesita ir a bailar a lo de Tinelli con una novia monja. Evo baila con la gen- te. Yo mismo lo vi en el barrio sur de Cochabamba, saludos, puños en alto, besos, apretón de manos, abrazos. Es muy gratificante ser testigo del éxito de un candida- to no fabricado por el marketing o la publicidad. Evo puede gustar mucho, poquito o nada, pero es de verdad. Auténtico. Y ahí lo tienen. A mí me gusta, lo digo por ho- nestidad intelectual. Me gusta lo que hizo y lo que hace en su país. Ganó con el 54% de los vo- tos en 2006, fue elegido otra vez en 2009 con el 64,22% y en octu- bre las mediciones indican que superará el 70%. ¿Cómo logra un político sumar, tras nueve años de gestión, casi 20 puntos a su caudal electoral? Buena pregun- ta para nuestros candidatos, tan dependientes del acting, la denta- dura nueva, el afiche, la novieci- ta, el traje nuevo, las lindas pro- zan los 14.558. Quintuplicaron la inversión pública, redujeron el desempleo al 3,2%, triplicaron el salario mínimo, bajaron la po- breza extrema, nacionalizaron los sectores estratégicos y, sin embargo, tienen el segundo ra- tio más alto de inversión extran- jera de la región: 5,9%; sólo supe- rados por Chile, con 7,2%. ¿Cómo decía aquel cantito in- fame de los barras? “…Ooohhh, son todos neeegros puuutos de Bolivia y Paraguaaay” Aj. No pre- tendo que los autores de esos ver- sos babeantes lo comprendan, pero al menos me gustaría que sí lo hagan aquellos que asienten con sonrisa perdonavidas: “Sim- páticos los bolitas, divertidos los paraguas, je. Y no, nosotros so- mos otra cosa, somos Argentina, que es como decir Europa, Man- hattan, París, la civilización…”. Sí, sí claro. A ver, repasemos otra tabla, la del crecimiento. El puntero, el campeón, es Paraguay, con un asombroso 12%. Subcam- peón —y no da para que nadie se saque esa medalla de plata, eh— es Bolivia, con 6,8. ¿Argentina? El escritor argentino que visitó Bolivia realiza un repaso a la economía nacional y la compara con la situación de su país. MARTES 26 DE AGOSTO DE 2014 “LOS BOLITAS NOS GANAN EN LA ALTURA PORQUE LA PELOTA NO DOBLA; Y NOS GANAN CON ALTURA PORQUE, AHORA, ELLOS NO SE DOBLAN”, SEÑALA EL ESCRITOR ARGENTINO HUGO ASCH.

Especial Evo en el Mundo 26-08-14

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HUGO ASCH / 442.PERFIL.COM/

Siempre dije —digo— que estudio para uruguayo, porque Uruguay viene a ser como la Argentina

inalcanzable, amable, democrá-tica, plebiscitaria, amplia, racio-nal. En abril ya me quería ir a vivir a Montevideo y ahora que recorro Bolivia hace semanas ya me dan ganas de mudarme aquí, a la bella La Paz, entre montaña y culturas. Lo que definitiva-mente me convierte… en un ar-gentino de manual.

Trabajé en Uruguay en oto-ño, y hoy, por un tiempo, en Bo-livia. La Bolivia de Evo, que pa-rece el mismo país, pero ya no, por suerte para ellos. La Bolivia humillada, despreciada, sin di-nero ni futuro, pobre de toda pobreza, es hoy es un país orgu-lloso de ser. Nada menos.

A ver. ¡Números! Cuadriplica-ron su PBI. El ingreso per cápi-ta era de 1.051 dólares en 2005 y hoy llega a 2.919. Las reservas no llegaban a los 2 mil millones de dólares en 2005 y hoy alcan-

mesas de campaña. Los bolitas nos ganan en la altura porque la pelota no dobla; y nos ganan con altura porque, ahora, ellos no se doblan. Chapeau.

Fui de aquí para allá en Bolivia y poco me enteré de lo que pasa en Argentina, más allá de los fuc-kings fondos buitre, la estúpida moda de los baldazos helados o los escraches con huevazos a Ca-vallo —¡ops!, justo cuando saca un libro nuevo, qué pena— y a Ló-pez Murphy, villano fugaz. Está mal, eso. Se los digo a todos. A los tiradores compulsivos de produc-tos de granja y a los que juegan en Defensores de Von Mises, equipo con pocos hinchas pero mucha chequera. Ojo con ellos. Cada tan-to mojan y ahí todos terminamos renovando el pasaporte.

¿De qué más me enteré? De que Pipi Romagnoli se fue al Ba-hía de Brasil, pero se arrepintió y volvió a su primer amor, a su lu-gar en el mundo. ¿Huracán? No… San Lorenzo. San Lorenzo de América y el Papa. ¡Campeonazo!

También supe de la lesión de Riquelme, aunque no estoy segu-

ro de si es una noticia nueva o de archivo. A verrr… No, si está con remera roja es de ahora. Qué mal pensado fui. Cuando no viajó a Córdoba dije: “Mmm… demasia-do lejos para él, seguro que se re-siente de algo”. Y fue un desgarro en el gemelo, nomás. A no deses-perar, fans del Enganche melan-cólico. ¡Vuelve en tres o cuatro partidos! Tampoco Keith Jarrett toca tan seguido, viejo…

¿Y Bianchi? Desde que me hace acordar más a Woody Allen que al Larry de los Tres Chiflados me da cierta ternura, con ese ca-minar medio escorado, la sonri-sa sabia que le dan los años y su equipo, que juega mal, pero bien. Es decir, uno lo ve jugar horrible desde hace mucho y con diferen-tes nombres, pero él lo ve fenó-meno. Y bueh.

Gran momento como para ha-cerse amigo, consultarlo sobre te-mas de la vida y levantar la au-toestima:

—¿Qué le parecen estos chu-pines ajustados que me compré para hacerme el péndex? ¿Me quedan bien?

—Muy bien le quedan. Parece Doman.

—¡Gracias, Carlos!Racing, por alguna extraña

razón, juega bien, lindo, pro-fundo. Toca por abajo, vertical, abriendo por las bandas. Cocca & La Banda del Representante han logrado que ya no boste-ce cuando intento ver comple-to un partido. Se les agradece. Bueno, así había sido hasta el viernes, antes de descarrilar en Victoria. Veremos.

¿Qué más? Qué todavía espe-ro ver a Fabbiani acá, con la del Sport Boys, el equipo que dirige Clausen y que quería fichar a Evo. Debe estar bajando de peso. ¿Evo futbolista? Nah. La idea era ano-tarlo, pero quedó ahí. El hombre ya tiene 54, trabaja 18 horas por día —lo seguí, doy fe— y jugar en la liga era una locura. De todos modos, en el avión presidencial me animé a chicanearlo, mien-tras él contenía la risa: “Pero Evo: ¡si juega el gordo, usted también! ¡El le baja todas las pelotas, usted le pega al arco, y chau, a cobrar!”.

Minutos después lo vi traban-do fuerte en una cancha de cés-ped sintético que inauguró en Oruro. Metió uno o dos, creo. No me acuerdo cómo salió el parti-do. Pero ganó Bolivia, eso seguro.

El presidente Evo Morales durante uno de los varios partidos que disputó durante su participación en foros internacionales.

AFP

Elogio a los ‘bolitas’

3,5% y gracias. Mirá vos. No somos cola gracias al mal año de Brasil: 2,5% y de Venezuela, apenas 1%.

Los bolitas juegan con un can-didato de fierro que no necesita ir a bailar a lo de Tinelli con una novia monja. Evo baila con la gen-te. Yo mismo lo vi en el barrio sur de Cochabamba, saludos, puños en alto, besos, apretón de manos, abrazos. Es muy gratificante ser testigo del éxito de un candida-to no fabricado por el marketing o la publicidad. Evo puede gustar mucho, poquito o nada, pero es de verdad. Auténtico. Y ahí lo tienen.

A mí me gusta, lo digo por ho-nestidad intelectual. Me gusta lo que hizo y lo que hace en su país. Ganó con el 54% de los vo-tos en 2006, fue elegido otra vez en 2009 con el 64,22% y en octu-bre las mediciones indican que superará el 70%. ¿Cómo logra un político sumar, tras nueve años de gestión, casi 20 puntos a su caudal electoral? Buena pregun-ta para nuestros candidatos, tan dependientes del acting, la denta-dura nueva, el afiche, la novieci-ta, el traje nuevo, las lindas pro-

zan los 14.558. Quintuplicaron la inversión pública, redujeron el desempleo al 3,2%, triplicaron el salario mínimo, bajaron la po-breza extrema, nacionalizaron los sectores estratégicos y, sin embargo, tienen el segundo ra-tio más alto de inversión extran-jera de la región: 5,9%; sólo supe-rados por Chile, con 7,2%.

¿Cómo decía aquel cantito in-fame de los barras? “…Ooohhh, son todos neeegros puuutos de Bolivia y Paraguaaay” Aj. No pre-tendo que los autores de esos ver-sos babeantes lo comprendan, pero al menos me gustaría que sí lo hagan aquellos que asienten con sonrisa perdonavidas: “Sim-páticos los bolitas, divertidos los paraguas, je. Y no, nosotros so-mos otra cosa, somos Argentina, que es como decir Europa, Man-hattan, París, la civilización…”.

Sí, sí claro. A ver, repasemos otra tabla, la del crecimiento. El puntero, el campeón, es Paraguay, con un asombroso 12%. Subcam-peón —y no da para que nadie se saque esa medalla de plata, eh— es Bolivia, con 6,8. ¿Argentina?

El escritor argentino que visitó Bolivia realiza un repaso a la economía nacional y la compara con la situación de su país.

MARTES26 DE AGOSTO DE 2014

“LOS BOLITAS NOS GANAN EN LA ALTURA PORQUE LA PELOTA NO DOBLA; Y NOS GANAN CON ALTURA PORQUE, AHORA, ELLOS NO SE DOBLAN”, SEÑALA EL ESCRITOR ARGENTINO HUGO ASCH.

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2Especial

martes 26 de agosto de 2014

España en Weimar o BoliviaBolivia es paradigmática. Constituye un laboratorio de la posmodernidad geopolítica, ya que edificó un populismo de nuevo cuño.

JOSÉ MARÍA LASSALLE ES SECRETARIO DE ES-TADO DE CULTURA/ EL PAÍS

Las elecciones del 25 de mayo sitúan a España y Europa al borde del abis-mo de Weimar. Me explico

y matizo. Es cierto que no hay la violencia totalitaria que quebró el espinazo de la democracia liberal que gobernó Alemania durante el período de entreguerras. Pero tampoco hay que olvidar que, aun-que esta circunstancia nos resulte extraña, esto no significa que es-temos inmunizados frente a ella. Especialmente si el peligro adop-ta fisonomías posmodernas que inyectan sobre el desmemoriado tejido social estrategias de hege-monía que reivindican, siguiendo a Ernesto Laclau y Chantal Mou-ffe, el populismo como un proce-so de conquista del poder a lomos de una rabia antioligárquica fra-guada mediante múltiples dispo-sitivos de identificación colectiva frente a la crisis. Un proceso guia-do por lo que Gramsci denomina-ba un bloque de intelectualidad orgánica en el que se ensaya un li-derazgo constructor, organizador y persuasivo que modele una vo-luntad colectiva que conecte con lo que el autor de los Cuadernos de cárcel definía como ese “senti-do común de la época” que puede modificar el orden existente me-diante el combate ideológico. En este sentido, la historia nos ad-vierte de que lo que hoy parece imposible, mañana puede confi-gurar nuestra angustia cotidiana. Y es que, como reitera Simon Crit-chley, pensamos que “hemos aca-bado con el pasado, pero el pasado no ha acabado con nosotros”.

En resumen, una nueva bata-lla por la hegemonía cultural se ha desatado en Europa y en nues-tro país de la mano de fuerzas inicialmente minoritarias que pueden —como ha sucedido en la historia de Europa pero, también, en América Latina— desestabili-zar el sistema de partidos a tra-vés de una estrategia subversiva de antipolítica populista dirigida hábilmente. De hecho, el popu-lismo organizado ha irrumpido con intensidad. No sabemos si de forma provisional o definitiva e, incluso, para iniciar una escala-da de posiciones que erradique el protagonismo de los partidos que han soportado la alternancia de los Gobiernos democráticos des-de la posguerra. Algo que, como se decía antes, sucedió en el pe-

muestran los innumerables es-tudios sobre la segmentación de las audiencias, la transforma-ción de la información en entre-tenimiento, la utilización siste-mática del escándalo y el miedo para condicionar la atención del espectador, auténticas armas de persuasión y destrucción masiva, la comprensión de los lenguajes y el efecto deseducativo de la ima-gen sin concepto; y, desde una perspectiva aún más general, so-bre la alteración de los procesos perceptivos en la sociedad del es-pectáculo y el éxtasis pornográ-fico de las imágenes sistemática-mente descontextualizadas”.

Desde el domingo los parti-dos de la moderación y la centra-lidad deben hacer frente al nue-vo escenario europeo con más moderación y centralidad que la que ponían antes. Especialmen-te al frente de los Gobiernos. Una partida de ajedrez se ha ini-ciado en el tablero de la geogra-fía urbana y de las emociones de las clases medias europeas. Una partida en la que alguien lleva la iniciativa porque piensa que los cambios de hegemonía en el siglo XXI no se producen vio-lentamente, sino desde enfoques constructivistas que aglutinan bloques de mayorías creadas a partir de condiciones de posibi-lidad que busquen lo que García Linera bautizó en Bolivia como un “empate catastrófico”. Pues bien, la rabia y el cansancio de la crisis nos han enseñado los dientes. Lo han hecho afortuna-damente en las urnas, pero sería un error no percibir que las elec-ciones europeas son un serio avi-so para todos. Sobre todo cuan-do los síntomas de recuperación económica anuncian que lo peor ha pasado. Olvidar que es necesa-ria la pedagogía y una acción po-lítica que despeje de reproches la arquitectura institucional de nuestro país y del conjunto eu-ropeo, puede conducirnos a un bucle tan alarmante como ver a un pueblo asumiendo colectiva-mente aquella frase nietzschea-na que afirmaba que hay que vi-vir peligrosamente. Que nadie piense que es imposible porque, entonces, allanaremos el cami-no para que la antipolítica se tra-duzca totalitariamente.

El secretario de Estado de Cultura de España, José María Lassalle.

riodo de entreguerras en Europa pero, también, hace apenas una década en América Latina. Aquí Bolivia es paradigmática. Consti-tuye un laboratorio de la posmo-dernidad geopolítica ya que edifi-có un populismo de nuevo cuño que, sobre las ruinas de una he-gemonía neoliberal previa, se ha consolidado e, incluso, exportado a otros países de la región.

Al abrigo de las urnas, las elec-ciones del 25 de mayo han legiti-mado todo aquello que significa la antipolítica: ser antesala del to-talitarismo y soporte de una emo-cionalidad populista que rechaza los cauces deliberativos raciona-les que sustentan el modelo de legalidad institucional represen-tativa. Cauces, por cierto, que ha decantado la experiencia política de Occidente a partir de las revo-luciones transatlánticas para pre-cavernos frente a la tiranía, venga de donde venga. Hoy, el populis-mo aglutina un porcentaje de vo-tos inquietante. Todavía hay rea-seguros culturales e intelectuales que permiten aventurar que ma-ñana no se irá de las manos de la sensatez colectiva. Es de esperar que los procesos electorales nacio-nales no repliquen cotas tan alar-mantes como las logradas en las elecciones europeas. Con todo, la amenaza es real. Lo sucedido re-fleja que una parte significativa de la sociedad europea y, también, española, están heridas emocio-nalmente al aceptar el populis-mo como catalizador de una va-riedad infinita de demandas que han logrado unificarse a través de un enemigo común frente al que dar una respuesta de firmeza po-pular que erradique la angustia y la incertidumbre individuales que proyectan la crisis y las estructu-ras inestables de la globalización. Haciendo realidad las tesis de La-clau, en 2014, el populismo se ha convertido en Europa en un ins-trumento eficaz para enhebrar épicamente en un amplio bloque social las diversas frustraciones causadas por el retroceso del Es-tado de bienestar tras las políticas de austeridad ensayadas contra la crisis. Con aldabonazos como el de Le Pen en Francia o Podemos en España, ¿alguien garantiza que no seguirá avanzando el fenóme-no populista si los efectos de la

crisis no remiten socialmente? La progresión ha sido tan fuerte e incontestable en el conjunto de Europa que, como se advertía al comienzo, el mapa partidista que regirá el funcionamiento del Par-lamento de Estrasburgo recuerda al que acompañó el desgraciado devenir de la república de Wei-mar. La lectura que se desprende no puede ser otra que desear que la inestabilidad y la inquietud ins-titucionales que imponen el retro-ceso electoral de los partidos que representan la centralidad, a dere-cha e izquierda, no nos arrastren hacia el desenlace que entregó en los brazos del totalitarismo a una Alemania herida de muerte por el colapso de la moderación par-tidista. Y digo esto porque en el origen de ello hubo también una gravísima crisis económica que minó las estructuras de legitimi-dad democráticas. Hoy sucede lo mismo. Seis años de crisis pesan ya demasiado. Sobre todo porque hablamos de una crisis tan abrup-ta como la que siguió al crash de 1929 y que, aunque no ha roto la paz social, sin embargo, ha hecho mella en la credibilidad de la Eu-ropa pos-Maastrich y, por qué no decirlo también, de la España de la Constitución de 1978. De he-cho, la vigencia de los efectos so-ciales de la crisis y la acumulación

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de frustraciones asumida por las sociedades europeas para resolver aquélla, ha sido indudablemente la causa más directa que nos ha traído aquí.

Este diagnóstico hace que todo el continente comparta la emergencia de un populismo po-lifacético que participa de una retórica que sintoniza a Schmitt con Gramsci. El objetivo es deses-tabilizar el statu quo institucio-nal, tanto a escala nacional como europea. Y todo ello con el fin de sustituirlo por aclamación multi-tudinaria a través de una conste-lación de formulaciones mágicas que piensan utópicamente que la complejidad del siglo XXI se resuelve de manera milagrosa, en tiempo real y a golpes de tuit de 140 caracteres. De este modo, la antipolítica se ha asentado en cada país adaptándose a las quie-bras emocionales locales. Ayuda-das por coberturas mediáticas muy diversas, ha visto normali-zadas sus propuestas impulsadas por las audiencias y favoreciendo un clima de malestar, desencan-to y fatiga dentro de un modelo de formación de opinión públi-ca donde, como apunta Andrea Greppi en La democracia y su contrario: “La independencia del llamado cuarto poder, el poder de la opinión, se esfuma, como

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3 Especial

martes 26 de agosto de 2014

Un cambio radical en la economía levantó a Bolivia de la inestabilidadNY

TIM

ES

WILLIAM NEUMAN

La moneda de Argentina se hundió, lo que des-encadenó las preocupa-ciones globales sobre las

economías en desarrollo. Brasil está luchando para despejar las preocupaciones durante años de crecimiento lento. Venezuela, que se sienta encima de las ma-yores reservas de petróleo del mundo, tiene una de las tasas de inflación más altas del mundo. Más lejos, países como Turquía y Sudáfrica vieron cómo sus mo-nedas sufren para buscar inver-sores para rendimientos más se-guros en otros lugares.

Y LUEGO ESTÁ BOLIVIA Escondido en la sombra de

sus vecinas más pobladas y prósperas, pequeña, empobre-cida Bolivia, una vez un caso perdido económico perenne, se convirtió de repente un tipo di-ferente de excepción, esta vez en el buen sentido.

Su economía creció un estima-do de 6,5 por ciento el año pasa-do, una de las tasas más fuertes de la región. La inflación se man-tuvo bajo control. El presupuesto está equilibrado y una vez para-lizada la deuda pública se redujo drásticamente. Y el país tiene un fondo de emergencia grande de las reservas extranjeras —para el tamaño de su economía— que podría ser la envidia de casi todos los demás países del mundo.

“Bolivia fue de una manera un caso atípico”, dijo Ana Corba-cho, jefa de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en La Paz y añadió que la caída de precios de las materias primas y otros factores rebajaron las ex-pectativas económicas en toda la región. “La tendencia gene-ral es que estuvimos viendo a la baja nuestras previsiones de cre-cimiento, a excepción de Bolivia que vimos al alza.”

Bolivia tomó una ruta poco probable de convertirse en el fa-vorito de las instituciones finan-cieras internacionales como el Fondo Monetario entre otras co-sas porque los elogios hoy pro-vienen de algunas de las mismas instituciones que el presidente

En Perú, el presidente Ollan-ta Humala pasó de ardiente de izquierda a centrista. En Colom-bia, el presidente Juan Manuel Santos, exministro de Defensa, ahora desempeña el papel de pa-cificador, la negociación con el grupo guerrillero más grande del país. En El Salvador, los candi-datos presidenciales de izquierda y derecha se movieron hacia el centro para atraer a los votantes. En Uruguay, el presidente José Mujica, un izquierdista y exgue-rrillero marxista, llevó a cabo po-líticas económicas de negocios.

SEGUIR LEYENDO LA HISTORIA PRINCIPAL “Definitivamente hay un ele-

mento infravalorado del prag-matismo” en la región, dijo Maxwell A. Cameron, profesor de Ciencias Políticas en la Uni-versidad de Columbia Británica.

No hace mucho tiempo, Bo-livia fue un punto focal de la inestabilidad política y econó-mica, y si bien sigue siendo el país más pobre de América del Sur, cambió mucho.

El crecimiento económico del año pasado fue el más fuer-te en al menos tres décadas, de acuerdo con el Fondo Moneta-rio, y siguió una cadena de va-rios años de crecimiento saluda-

ble. La porción de la población que vive en la pobreza extre-ma se redujo a 24 por ciento en 2011, frente al 38 por ciento en 2005, el año antes de que el se-ñor Morales asumiera el cargo.

Aunque todavía hay mucha miseria, la transformación eco-nómica es ampliamente visible, en prósperos mercados urbanos o en los nuevos tractores de labran-za de la tierra donde los animales de granja sacaron arados no hace mucho tiempo. En El Alto, una ciudad de clase obrera que se alza por encima de la capital, los nue-vos ricos hacen alarde de su éxito en forma de mansiones de colo-res brillantes. Otra adición recien-te: la proliferación de las panade-rías que venden tortas elaboradas, una señal de que incluso los de medios más modestos tienen di-nero extra para gastar.

Una de las novedades más sorprendentes es la forma en que Bolivia amasó moneda ex-tranjera, un fondo de emergen-cia de alrededor de 14.000 mi-llones de dólares, equivalentes a más de la mitad de su Producto Interno Bruto o de 17 meses de importaciones, que pueden ayu-dar a que atraviese por tiempos económicos difíciles.

De acuerdo con el Fondo Mone-tario, Bolivia tiene la mayor pro-

porción en el mundo de las reser-vas internacionales en relación con el tamaño de su economía, que recientemente superó a Chi-na en ese sentido.

“Estamos mostrando al mun-do entero que se puede tener una política socialista con el equilibrio macroeconómico”, dijo el ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce. “Todo lo que vamos a hacer está dirigido a beneficiar a los pobres. Pero usted tiene que hacer es aplicar la ciencia económica”.

El país va bien gracias a los precios relativamente altos para el gas natural —la más importante de las exportacio-nes— durante la presidencia del señor Morales. Eso le per-mitió a Morales ordenar en no-viembre de 2013 que los tra-bajadores del sector privado y público reciban el doble agui-naldo de fin de año, habitual salario de un mes completo.

Fue un movimiento populis-ta que algunos criticaron por la cercanía de la temporada electo-ral, en la que el señor Morales se postulará para un nuevo manda-to en octubre. Pero es consisten-te con un esfuerzo más amplio para redistribuir la riqueza y dirigir parte de los ingresos del gas natural del país directamen-te a los bolsillos de la gente.

“Yo no digo necesariamente que se trata de incorporar po-líticas económicas”, dijo Corba-cho. “Lo que valoramos como muy positivo son los resultados que lograron en lo que respecta al crecimiento, los indicadores sociales” y otros criterios.

El cambio de Bolivia es nota-ble porque durante muchos años el país fue un campo de prue-bas para el tipo de ortodoxia, las políticas de libre mercado a lar-go plazo promovidas por el Fon-do Monetario y otras institucio-nes internacionales, como hacer frente a una serie de problemas económicos, como la hiperinfla-ción que llegó a 24.000 por cien-to en 1985, el gobierno recortó el gasto, eliminar subsidios a los combustibles, las empresas esta-tales parcialmente privatizadas y despidió a muchos trabajadores. (Texto traducido por Google)

com

unic

a.go

b.bo

socialista del país, Evo Morales, gusta regañar.

El señor Morales habla a me-nudo con dureza del capitalismo y de algunos de sus más ardien-tes defensores, al igual que las grandes corporaciones, los Esta-dos Unidos, el Fondo Monetario y el Banco Mundial. Se nacionali-zó el sector de petróleo y gas des-pués de que asumió el cargo en 2006 y expropió más de 20 em-presas privadas en una variedad de industrias.

Sin embargo, mientras que el señor Morales se llama a sí mismo un revolucionario, otros comenzaron a utilizar una palabra diferente para des-cribirlo: “prudente”.

Tanto el Fondo Monetario y el Banco Mundial, en los úl-timos informes, elogiaron lo que llamaron las políticas ma-croeconómicas “prudentes” de Morales. Fitch Ratings, una im-portante agencia de calificación crediticia, se refirió a su “ges-tión fiscal prudente.”

Mientras que el señor Mo-rales se mantiene firmemen-te en su campo de la izquierda en América Latina, en muchos asuntos económicos se ajusta dentro de una tendencia más amplia fuera de la rigidez ideo-lógica en la región.

La nacionalización de los hidrocarburos marcó el inició del cambio en la economía boliviana.

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4Especial

martes 26 de agosto de 2014

Bolivia se transformó al ignorar el consenso de WashingtonTH

E GUA

RDIAN

LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

Gabriela Oviedo es una modelo y personali-dad de la televisión. Ella es una morena

de 28 años de edad, casi seis pies de altura. Nacida en el de-partamento boliviano de Santa Cruz, fue elegida como la reina de la belleza nacional en 2003 En 2004, Gabriela participó en el concurso de Miss Universo. Allí se le pidió que nombrara uno de los mayores conceptos erróneos acerca de su país. En torpe Inglés, ella respondió: “. Uhmm... desafortunadamente, la gente que no conocen Bolivia piensan mucho que somos to-dos somos simplemente indios, del lado oeste del país, es La Paz, toda la imagen que refle-jamos es de ahí, pobres, de baja estatura y gente india... yo soy del otro lado del país, del lado este, no es frío, es muy calien-te y somos altos, gente blanca y sabemos inglés”.

La respuesta de Gabriela, car-gada de racismo, levantó una ola de indignación tal en su país que se vio obligada a aban-donar el concurso. Dos de cada tres bolivianos son indígenas. Su respuesta, sin embargo, no era un hecho aislado. Refleja la persistencia de un blanco, Bo-livia profundamente anti-indí-gena, que sobrevive hoy en día a pesar de que se introdujeron cambios profundos, incluyendo la aprobación de la legislación anti-racista.

A pesar de la fuerza de la dis-criminación racial, el 22 de ene-ro de 2006, el indio aymara y sindicalista cocalero Evo Mora-les fue elegido presidente. Desde entonces, el Estado boliviano y la sociedad han sufrido una pro-funda transformación. El país se ha descolonizado. Los indígenas ocupan puestos clave del gabine-te en el Gobierno y también en las instituciones políticas, mien-tras su nivel y calidad de vida han mejorado notablemente.

En los últimos seis años, Bo-livia se ha convertido en uno de los países latinoamericanos más exitosos en mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos. Los

como Juancito Pinto y Juana Azurduy, la Renta Dignidad, y aumentos de sueldo. Estos pa-gos han contribuido a aumen-tar el número de niños que asis-ten a la escuela, la ampliación de la cobertura de las pensiones públicas para aliviar la pobreza extrema entre las personas ma-yores, y la entrega de subsidios a las madres excluidas de la se-guridad social, a fin de reducir la mortalidad infantil y ampliar la atención prenatal y posnatal.

Bolivia ha sido declarada país libre de analfabetismo. La redistribución del ingreso ha generado un aumento del 7% en el consumo interno de electrici-dad, agua potable y gas domésti-co entre sectores que no tienen acceso a esos servicios antes.

Durante 2011, la economía del país creció en 5,3%, por en-cima del promedio de América Latina. No es un hecho aislado. La economía ha estado en cons-tante expansión desde 2007, con un promedio de 4,5% al año.

Estos éxitos económicos y so-ciales se han alcanzado después de una ruta alternativa al neo-liberalismo. El gobierno de Evo Morales hizo lo contrario de lo que el Consenso de Washington

recomienda: nacionalizó los hi-drocarburos, la electricidad, las telecomunicaciones y la minería; renegociado la presencia de la in-versión extranjera directa en el país; implementado una política fiscal expansiva y cerró las fronte-ras a la libre importación de pro-ductos económicamente estraté-gicos. El Estado asumió el 34% de la economía bajo su control.

Esto se obtuvo en un rendi-miento excepcional a pesar de que las remesas disminuyeron, los Estados Unidos revocó la con-dición de nación más favorecida para algunos productos bolivia-nos y a pesar de una recesión glo-bal. La renta petrolera es ahora tres veces mayor que la de 2005 Los ingresos tributarios subie-ron. Las reservas internacionales han aumentado a más de 12 mil millones de dólares. El sistema de banca de ahorro y préstamos ha sido “bolivianizado” y la deuda externa se ha reducido. La ofer-ta ahora es que Bolivia tendrá un “salto industrial grande” en los próximos cinco años, por lo que deja de ser un extractor de los re-cursos naturales y comienza a ex-portar bienes con valor agregado.

Sin embargo, la historia de Bo-livia no es de “progreso”, sino de

forjar una economía alternativa, una que proviene de los pueblos y naciones originarias. En el cen-tro de su propuesta es el Suma Qamaña, una noción que se ha incorporado en la Constitución y que se traduce como “Vivir Bien”, lo que significa estar en armonía y equilibrio con otras personas y con la naturaleza. Es una pro-puesta nacida en la comunidad, y se basa no en la lógica de la ren-tabilidad económica, sino en la producción de bienes de acuerdo con la naturaleza. Como ha dicho Evo Morales:. “Nosotros no cree-mos en la lineal concepción acu-mulativa del progreso y de un de-sarrollo ilimitado a costa de otras personas y de la naturaleza, Vivir Bien es pensar no sólo en térmi-nos de ingreso per cápita, sino de identidad cultural, la comuni-dad, de armonía entre nosotros y con la Madre Tierra”.

Raúl García Linera, uno de los principales estrategas polí-ticos de Bolivia, describe el ac-tual proceso de transformación en su país como tratar de cam-biar el motor de un coche mien-tras está en movimiento. Es, sin duda, un intento genuino, au-daz y alentador. (Texto traduci-do por Google)

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si

indicadores económicos como la baja tasa de desempleo y la disminución de la pobreza, así como una mejor atención sani-taria pública y la educación, son excepcionales.

Entre 2005 y 2010, la propor-ción de personas en situación de pobreza moderada se redujo de 60% a 49,6%, mientras que la pobreza extrema se redujo del 38% al 25%. Del mismo modo, la tasa de desempleo se redujo de 8,4% a 4%. El Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) señala que Bolivia es el principal país en América Lati-na en términos de transferencia de recursos a la población más vulnerable, el 2,5% de su PNB.

Según Alicia Bárcena, secreta-ria ejecutiva de la Comisión Eco-nómica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, “Bolivia es uno de los pocos países que ha reducido la desigualdad... la brecha entre ricos y pobres se ha reducido enormemente.”

Una de las herramientas cla-ve en la reducción de la pobreza ha sido la distribución expan-siva del excedente económi-co entre la población a través de transferencias directas en efectivo y bonos en programas

El pago de los bonos, como el Juancito Pinto, permitió la redistribución de los recursos generados por la nacionalización de los hidrocarburos.