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empresa primer batxillerat
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UD 02 DIRECCIÓ. TEORIA DE LA
DECISIÓ: Lectures i activitats
01 Decisions empresarials: racionalitat vs intuïció
L'anàlisi de decisions sustenta totes les funcions directives. Res del que un directiu fa és més important
que l'ús de la millor informació disponible per prendre bones decisions. El dany causat a una
organització per una decisió desencertada pot ser mortal.
Diàriament, un gerent pren desenes de decisions i influeix sobre centenars d'altres que adopten els
executius al seu càrrec. Algunes són simples i quotidianes (A on convidar al nou client a esmorzar? A
quina hora convocar al comitè de gerents?), d’altres són estratègiques (Quines línies de producció
prioritzar?, Cal establir una aliança estratègica amb un potencial competidor ?). Així mateix, moltes
d'aquestes decisions -particularment, les més estratègiques- tenen implicacions fonamentals per al
desenvolupament i sostenibilitat del negoci, i per a l'adequat compliment de les obligacions del gerent
amb els accionistes.
Amb menys temps per pensar, amb major complexitat en totes les àrees de treball, amb menys
tolerància per a les equivocacions, cal estar segur que en cada cas s'està prenent la millor decisió.
Herbert Simon considera que, si es vol analitzar el veritable procés de decisió en l'home, cal suposar que
aquest no és ni massa racional (com abusen en fer-ho els economistes clàssics) ni està del tot afectat pel
medi ambient (com abusen en fer-ho els psicòlegs nord-americans del corrent conductista).
Els directius prenen normalment les seves decisions sota moltes restriccions (temps, recursos, emocions
i capacitat per processar tota la informació) que limiten la seva "racionalitat". Per aquest motiu
acostumen a confiar en la intuïció a l'hora de prendre decisions.
Què és la intuïció?
És una forma de coneixement que ens ajuda a reconèixer les possibilitats de qualsevol situació sense
recórrer al raonament i percebent l'ocult o el que no apareix a primera vista.
La intuïció ens permet una assolir la veritat en forma immediata i precisa, obtenint conclusions certes
basades en informació limitada.
Quan fem servir la intuïció?
Com hem observat en l'apartat anterior, el coneixement intuïtiu no està mediatitzat per un procés
conscient o racional deliberat. La racionalitat precedeix i segueix a la intuïció. La intuïció no se
superposa, ni reemplaça al pensament lògic racional, simplement el complementa i millora.
Utilitzem la intuïció quan:
1) La raó no arriba o resulta insuficient. Som al límit del coneixement.
2) Els fets disponibles són limitats i no assenyalen clarament el rumb a seguir. Hi ha escassos precedents.
3) Hi ha un alt grau d'incertesa i inseguretat.
4) El temps és limitat i hi ha la pressió de trobar la resposta correcta.
Respecte de la fiabilitat de la intuïció com a via per prendre decisions en entorns incerts podem trobat
dos postures:
En contra: En aquestes situacions un no pot confiar cegament en la intuïció, ja que aquesta ha
de ser complementada per la lògica i l'anàlisi. La teoria de les perspectives (Kahneman i
Tversky) ofereix una explicació dels principis en què es basen els nostres judicis intuïtius.
A favor: La del professor Gigerenzer que es desenvolupa en la lectura 02 (següent).
Llegeix el text següent i prepara les activitats llistades a continuació
1) Explica que vol dir intuïció i quina relació pot tenir el concepte amb les empreses i les
decisions empresarials.
2) Qui és Herbert Simon.
3) Fes una petita cerca i prepara un resum sobre la teoria de les perspectives de Kahneman.
02 Decisiones irracionales Cristina Sáez
El cerebro consume el 20% del total de la energia de nuestro cuerpo
Aunque se siguen asociando más a las tripas que a la inteligencia, las intuiciones son atajos del cerebro
para tomar decisiones rápidas. Se basan en capacidades evolucionadas a lo largo de miles de años y
están detrás de la mayoría de nuestras elecciones
Darwin tenía una mente tan analítica que incluso llegó a plantearse el amor como una cuestión
científica. En 1838, dos años después de haber regresado a Inglaterra tras su épico viaje a bordo del
Beagle por el Cono Sur, durante el cual realizó las observaciones que le permitirían sentar las bases de la
teoría de la evolución, Darwin se planteó qué hacer con su vida: ¿buscaba una mujer y se casaba? ¿O
mejor se consagraba a la investigación científica? Entonces este naturalista tenía 28 años y para tomar
una elección cogió una hoja de papel –que se conserva–, trazó dos columnas y en la de la izquierda
escribió la palabra "casarse" y anotó todos los argumentos que se le ocurrieron a favor del matrimonio.
En la de la derecha, listó todas las ventajas de la soltería.
Las razones que el padre de la evolución arguyó eran curiosas. Por ejemplo, para desestimar casarse
apuntó cosas como "quizás discutir", "menos tiempo para conversar con hombres inteligentes", "tener
que hablar con la familia de ella", "no poder leer por las tardes" o "menos dinero para libros". Y a favor,
"hijos (si Dios quiere)" o "compañía constante y amistad en la vejez". Tras revisar la lista, acabó
concluyendo que si bien una boda supondría "cosas buenas para la salud de uno", era también "una
pérdida terrible de tiempo". Así es que decidió que lo mejor sería… ¡comprarse un perro!
Sin embargo, lo que no podía sospechar Darwin era que poco le iba a durar aquel convencimiento.
Semanas, de hecho. Su cerebro le iba a jugar una mala pasada. Al cruzarse, quizás por fortuna, quizás
por poca fortuna, con su prima hermana Emma Wedgewood, Darwin se enamoró perdidamente, a pesar
de haber decidido concienzudamente que el matrimonio no iba con él. Emma se convirtió en el gran
amor de su vida y con ella tuvo nada menos que 10 hijos. Al cabo de los años, incluso escribió un libro en
el que trató de explicar con ojos de científico tal misterio, el misterio del amor.
Lo que Darwin no estimó es que su cerebro tomaba decisiones por él sin que él pudiera remediarlo. En
el caso de Emma, había escogido ya mucho antes de que el naturalista inglés pudiera ni tan siquiera
plantearse si su prima Emma le agradaba o no. La frialdad con la que Darwin colocó los argumentos en
una balanza era más superficial que real. Y es que las decisiones, a diferencia de lo que se solía pensar
hasta hace poco, no se rigen exclusivamente por las leyes de la razón y la lógica. Muchas, la mayoría,
son intuiciones que, sorprendentemente, se toman desde la subjetividad. Sí, sí, lo han leído bien:
nuestras decisiones por mucho que pensemos que son fruto de valoraciones conciezudas son en
realidad intuiciones irracionales. De hecho, todo acto consciente, por paradójico que nos resulte, es, en
verdad, inconsciente. Y eso es una gran noticia que encima ahora cuenta con una explicación
neurocientífica.
Nuestras decisiones son irracionales
Hasta hace una década, la psicología social consideraba que la toma de decisiones tenía que ser
consciente y guiarse por las leyes de la lógica. Que ante cualquier elección lo más acertado era elaborar
listas con los pros y los contras, analizarlos minuciosamente, sopesarlos concienzudamente y sólo
entonces, después, éramos capaces de elegir bien, como hizo Darwin. Las ciencias cognitivas solían
menospreciar el papel de la intuición y de la irracionalidad. Y, sin embargo, ahora sabemos que esos
impulsos no tienen por qué fallar y que, en ocasiones, son mucho más eficaces que una elección
racional.
De hecho, buena parte de nuestra vida mental es inconsciente y se basa en procesos ajenos a la lógica,
reacciones instintivas. Tenemos intuiciones sobre casi todo, suelen ser decisiones rápidas, casi
viscerales, que aparecen en nuestra consciencia sin que sepamos de dónde vienen, pero que son tan
fuertes que nos impulsan a actuar. Por eso nos enamoramos. Y si eso tiene o no que ver con toda una
serie de deliberaciones en nuestro inconsciente, no lo sabemos. A nosotros sólo nos llega el sentimiento
de "quiero estar con esta persona" y obramos en función de eso. En la mayoría de las ocasiones, esos
impulsos o intuiciones nos conducen a la respuesta adecuada. Y es que no se trata de otra cosa que de
atajos que tiene el cerebro, estrategias que ha desarollado durante miles de años para ser más eficaz.
Porque, si realmente tuviéramos que decidir cosa por cosa, punto por punto, poner sobre una balanza
pros y contra de cada caso, seguramente, hoy no estaríamos aquí. Nos hubiéramos extinguido hace
mucho tiempo. ¿Se imaginan si nuestros antepasados, ante la presencia de un depredador, se hubieran
parado a sopesar qué camino tomar, o si era mejor intentar matar al animal o salir corriendo?
Por suerte, tenemos circuitos neuronales que se encargan de que el corazón, el aparato digestivo, el
organismo en definitiva, funcionen bien. Y lo mejor es que nuestro cerebro nos mantiene ajenos a todos
esos procesos. No tenemos que pensar, por ejemplo, que queremos respirar o que queremos
mantenernos dormidos. ¿Cómo sería nuestra vida si decidiéramos cada segundo si invertimos o no en
bolsa, si respiramos, si el hígado se pone en funcionamiento, si llevamos al niño al cole, si...? Algo similar
ocurre cuando jugamos, por ejemplo, al fútbol. Nos lanzan una pelota, y corremos, alargamos la pierna y
la chutamos, sin que para ello hayamos realizado de forma consciente toda una serie de cálculos
complejos sobre su trayectoria.
"¿Me suicido o me tomo una taza de café?", se preguntaba el escritor francés Albert Camus. Y con esto
quería decir que todo en la vida es elección. A cada segundo estamos escogiendo entre diversas
alternativas. Y, de hecho, la existencia, al menos la humana, se define por las elecciones que hacemos.
La intuición nos ayuda a resolver muchos de los dilemas cotidianos, desde si debemos o no casarnos
hasta cosas mucho más triviales como qué pasta de dientes compramos, o atrapar las llaves que nos
lanzan al vuelo o detectar si nuestra pareja nos miente cuando nos dice que ha salido tarde de trabajar.
La neurociencia ha descubierto que la inteligencia funciona a menudo sin pensamiento consciente; de
hecho, la corteza cerebral, donde reside la consciencia, está llena de procesos inconscientes, al igual que
las partes más antiguas del cerebro. "Es un error presuponer que la inteligencia es necesariamente
consciente y reflexiva", afirma el investigador alemán Gerd Gigerenzer.
Así, lo que sucede ante una información es que nuestro cerebro decide o bien dejarla pasar, o bien
expresarla o anularla, cuenta Ranulfo Romo, neurocientífico de la Universidad París al frente de un
grupo de investigación sobre los mecanismos cerebrales de toma de decisiones. Procesa continuamente
información y lo hace por debajo del consciente; así, dice Romo, es como el cerebro anula o veta todos
los actos conscientes que pudieran traer consecuencias negativas o peligrosas. De otra forma, nos
volveríamos locos; viviríamos en el caos debido al incesante tráfico de señales que nuestras neuronas
captan, analizan y evalúan. Sólo aquellas que consideran muy relevantes pasan al consciente para que
este les preste atención, como por ejemplo, siguiendo con Darwin: "¿Contraigo matrimonio con Emma o
me dedico a investigar?". Y para hacer todo eso, para estar pendiente de todo lo que ocurre, procesar
información y decidir continuamente, recabar datos de la memoria, realizar predicciones, deducciones,
el cerebro consume muchísima energía. De hecho, nada menos que el 20% de la energía disponible en
nuestro cuerpo. No está nada mal, ¿no?
Cómo decidimos
Desde hace algún tiempo, la investigación neurocientífica está enfocada a intentar entender qué hace
que nuestro cerebro decida en un momento determinado "me caso o no me caso", siguiendo con el
ejemplo de Darwin. En el laboratorio, gracias a técnicas de neuroimagen, se puede ver la deliberación de
las neuronas para tomar elecciones. Así es como se ha descubierto que antes de que emitamos una
pregunta, nuestras células nerviosas ya andan procesando esa situación. Y es que el cerebro recaba
continuamente datos, los analiza, y va informando, cuando lo estima oportuno, a la conciencia.
Por otro lado, la memoria recurre a experiencias acumuladas y las coteja con la información que ha
recogido el cerebro quien, como si fuera un juez, delibera y sentencia. Se ha visto que los sentimientos,
nuestro estado emocional, influyen en esa deliberación. Por ejemplo, si vamos al súper a hacer la
compra de la semana muertos de hambre, seguramente compraremos muchas más cosas de las que
realmente necesitamos. Y en esto mucho tiene que ver una parte de nuestro cerebro, la más primitiva,
llamada cerebro reptiliano, que está bajo la corteza, y que es el manto que recubre el cerebro. Esta
zona, que se formó durante millones de años de evolución, está llena de células nerviosas que parece
ser son las responsables de los impulsos que tienen que ver con el afecto, con la valoración de la
información de la que se desprende una recompensa. Y, por tanto, de las emociones que afectan a
nuestras elecciones.
La neurociencia cree que el proceso de elección se basa en una serie de reglas generales que nuestro
cerebro ha ido aprendiendo y que conforman una especie de libro de instrucciones al que nuestro
inconsciente recurre ante cada situación. Allí encuentra respuestas rápidas y precisas. Lo único que debe
hacer es escoger la regla adecuada para cada momento. Este procedimiento es indispensable para
tomar muchas decisiones importantes, puesto que nos enseña a confiar, a imitar y a experimentar
emociones como el amor, sin las cuales la supervivencia sería imposible.
El investigador de psicología de la conducta del instituto Max Planck, Gerd Gigerenzer, autor de
“Decisiones instintivas. La inteligencia del inconsciente” (Ariel, 2008), cuenta que eso es lo que ocurre,
por ejemplo, con padres e hijos. Si cada mañana los progenitores tuvieran que decidir si van a seguir
invirtiendo sus recursos en los niños, tras noches en blanco, berrinches, trastadas, podría ponerse en
peligro la supervivencia de la especie. Por eso, el cerebro bloquea esa posibilidad de decisión, de valorar
si vale o no la pena aguantar.
Más vale una buena intuición que mil decisiones racionales
Paradójicamente, en el pensamiento occidental, la intuición empezó siendo la forma más segura de
conocimiento y ha acabado siendo menospreciada como una guía voluble y poco fiable para la vida. Hoy
en día seguimos relacionando la intuición más con las tripas que con el cerebro. No obstante, según los
descubrimientos que ha hecho Gigerenzer en el prestigioso instituto Max Planck, estos impulsos sacan
partido de capacidades evolucionadas del cerebro. Se basan en reglas generales, que no tienen nada
que ver con el balance de pros y contras, sino que funcionan ignorando parte de la información.
En muchos procesos, una memoria limitada parece ser un buen filtro para poder aprender. Es así como
empezamos a hablar, recordando al principio sonidos, palabras y, después, estructuras simples hasta
que somos capaces de construir frases. Algo similar ocurre cuando decidimos. Nuestro cerebro se basa
en la regla de que, a veces, menos es más y ante una situación le basta una sola buena razón para elegir.
A eso Gigerenzer lo llama regla general o heurística. Las intuiciones basadas en una sola buena razón
son eficaces y también pueden ser muy precisas. Estas reglas se benefician de algunas facultades del
cerebro, como la memoria de reconocimiento, la habilidad para localizar objetos móviles, el lenguaje o
emociones como el amor. La heurística acelera la toma de decisiones y se posibilita la acción rápida,
muy útil si caminamos por la selva, por ejemplo, y aparece un tigre. No nos es deseable pararnos a
pensar, sino que haya un sistema que nos active y nos haga salir pitando.
Una buena razón puede ser: escoge lo que conozcas. Nos fiamos de lo que conocemos y, en cambio,
sentimos aversión por lo desconocido. Tenemos una capacidad extraordinaria para reconocer caras,
voces e imágenes, que está adaptada a la estructura del entorno. Reconocer hace posible que
reaccionemos rápidamente y también que compremos una marca de leche u otra. En la naturaleza, el
instinto de elegir lo que se conoce es una garantía para la supervivencia. Acordarse de enemigos o de
potenciales peligros nos ayuda a evitarlos, como también identificar caras amigas o qué plantas son
comestibles.
El proceso de elección se basa en reglas aprendidas durante la evolución
Nuestro cerebro evolucionado nos proporciona capacidad para tomar decisiones, pero también la
cultura. "Evolucionado –afirma Gigerenzer– no quiere decir que sea una destreza debida sólo a la
naturaleza o sólo a la cultura. La cultura da a los seres humanos una capacidad, transformada en
facultad por la práctica prolongada. La inteligencia del inconsciente está en saber qué regla es probable
que funcione en cada situación". Estas capacidades evolucionadas, genéticas y culturales, son
indispensables para muchas decisiones importantes y pueden evitar que cometamos errores de bulto en
asuntos trascendentales. La calidad de estos impulsos radica en la inteligencia del inconsciente, que no
es otra cosa que la capacidad de saber sin pensar en qué regla basarse en cada situación. Sin la intuición,
poco podemos conseguir.
Activitats:
1. Fes un resum de l’anècdota de Darwin
2. Quina decisió pren?
3. Què fa finalment?
4. Quina pregunta es feia Albert Camus? Era una pregunta retòrica, què volia dir realment?
5. Quina es la utilitat d’utilitzar l’intuició segons el professor Ranulfo Romo?
6. L’investigador Gerd Gigerenzer utilitza com exemple la relació pares i fills. Explica que vol dir
Gigerenzer.
03 El principio de Peter
Laurence J. Peter, catedrático de Ciencias de la Educación, formuló su famoso principio en 1969 en
su libro “The Peter Principle”. Dice más o menos: “las personas que realizan bien su trabajo son
promocionadas a puestos de mayor responsabilidad hasta que alcanzan su nivel de incompetencia”.
¿Quien no se ha encontrado a lo largo de su vida profesional con casos parecidos? Lo normal es
creer que si una persona ejecuta bien su trabajo también lo hará en un nuevo puesto. Sin embargo,
no siempre sucede así; su eficacia y su eficiencia no tienen por que ser las mismas, y es ahí donde
Peter aplica muy bien su argumento.
Es un error típico, sobre todo en las grandes empresas regidas por convenios colectivos rígidos, que
excelentes especialistas en áreas concretas, no satisfechos con el reconocimiento económico de su
puesto, decidan optar a plazas mejor remuneradas de otras áreas para las que no reúnen las
condiciones adecuadas. Ejemplos hay muchos, como aquel oficial de primera, extraordinario en su
trabajo, que desea promocionar a la plaza de maestro de taller para la que se requieren otro tipo de
habilidades que a veces no tiene. En esos casos, el responsable de tomar la decisión se encuentra
sometido a un dilema de difícil solución sin causar ningún perjuicio. Sin embargo, la responsabilidad
de una mala elección es suya, y solo suya, y más después de escuchar algunas razones: no impedir
la promoción a nadie “excelente”, falta de alternativas económicas para retener a grandes
profesionales, beneficio de la duda,……. Lo que en una pequeña, y hasta mediana, empresa no
ocurre (existe más flexibilidad para aplicar soluciones alternativas), es una práctica común de las
empresas jerarquizadas. Consecuencias: se pierde de golpe un gran técnico y se gana un mal gestor,
o como en el caso del ejemplo: se pierde un gran oficial y se gana un mal maestro. Seguro que a
muchos les suena, ¡¡son tantos los casos donde “el principio de Peter” se aplica¡¡.
1) Resumeix el principi de Peter. Posa un exemple elaborat
per tu.
2) Tria una imatge per il·lustrar el principi de Peter.
3) Llegeix el text següent: «No lo supimos valorar, pero el
infravalorado principio de Peter se encargaba de
proporcionarnos un jefe que entendía lo que hacían sus
empleados. Por supuesto, siempre tomaba decisiones
erróneas; después de todo, no tenía ninguna formación
empresarial. Pero por lo menos se trataba de decisiones
informadas, tomadas por un curtido veterano de las
trincheras.» Scott Adams.
a. Scott Adams és l’autor de la tira còmica
“Dilbert” que ironitza sobre el món
empresarial. Explica que és el principi de
Dilbert.
4) Tria 3 vinyetes per il·lustrar el principi de Dilbert, a
continuació un exemple:
04 Dilatación de las pupilas: un indicador de consumo de energía mental
Cuando estamos muy concentrados, usando mucha energía cognitiva, las pupilas de nuestros ojos lo revelan. No es que nos podamos asomar a tales pupilas, como si fuera ojos de buey, a fin de contemplar el traqueteo de la mente. Lo que ocurre es que las pupilas se dilatan.
Una prueba de ello la ofreció el psicólogo Eckhard Hess en un artículo que publicó en Scientific American. Lo que descubrió es que las pupilas de las personas se dilatan particularmente si están multiplicando números de dos dígitos. Y cuando más difícil sea la operación, más se dilataba la pupila.
Las pupilas no vuelven a su tamaño normal (o sea, el que tenían antes de comenzar el experimento) hasta que la persona ha dado una respuesta verbal al problema. Si se le pide que espere para dar la respuesta, el tamaño de la pupila vuelve a aumentar.
Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía, y su ayudante Jackson Beatty, replicaron el estudio solicitando a un grupo de voluntarios que apoyaran su cabeza en un soporte que les obligaba a mirar de frente, y que fijaran la vista en una cámara mientras escuchaban información grabada y respondían a preguntas. Tal y como lo explica el propio Kahneman en su libro Pensar rápido, pensar despacio:
Pronto descubrimos que el tamaño de las pupilas variaba segundo a segunda, reflejando las demandas cambiantes de la tarea. (…) Mientras hacía una multiplicación mental, la pupila normalmente se dilataba hasta alcanzar gran tamaño en pocos segundos, y así permanecía mientras el individuo se afanaba en el problema; e inmediatamente se contraía cuando encontraba una solución o desistía.
Tras publicar aquellos estudios, Betty llegó a destacar como experto en “pupilometría cognitiva” y Kahneman publicó el libro Atención y esfuerzo.
05 “A ganar, a ganar, pollo para cenar”
21 Blackjack
Ben Campbell, un estudiante del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), es aceptado en la Escuela de Medicina de Harvard. Entrevistado como potencial candidato para la prestigiosa Beca Robinson Scholarship (que cubrirá todos sus gastos en la escuela). A pesar de que dispone de buenos resultados académicos, la competencia por la beca es muy complicada, consciente de la dificultad de obtenerla, busca algún medio.
Durante una clase de matemáticas avanzada, el Profesor Micky Rosa desafía a Ben a que decifre un problema acerca de tres puertas con cambios variables, pero Ben lo resuelve con éxito. Rosa invita a Ben a convertirse en el quinto miembro del Equipo de Blackjack. Ben forma parte de un grupo de dedicados estudiantes, estereotipo de personas abocadas a la labor científica e intelectual. Focalizado en un reciente ascenso en su empleo como vendedor en una tienda local, Ben rechaza la oferta. Tras una nueva proposición en una inesperdada visita de la atractiva Jill a la tienda donde él trabaja y ante la necesidad de reunir el dinero requerido para cursar la carrera de medicina en la universidad de Harvard, Ben finalmente acepta unirse al grupo. El equipo utiliza un complejo lenguaje de señas con las manos, "spotters" (ojeadores) y "grandes jugadores" quienes cuentan las cartas y ganan haciendo las apuestas de dinero en varios casinos de Las Vegas. Cole Williams, un experimentado jefe de seguridad con un sólido conocimiento de estrategias y sistemas de conteo de cartas, supervisa al equipo de blackjack, sobre todo a Ben.
El Black Jack
El blackjack es un juego de cartas que consiste en obtener 21 mediante la suma de los valores de las cartas. Las cartas numéricas suman su valor, las figuras suman 10 y el as puede tomarse como 11 o 1 si el primero hace al jugador pasarse de 21 en la jugada total. Si se consigue 21 con sólo dos cartas se considera blackjack (en la primera escena de la película aparece un As y una K; eso es un blakjack. Véase también el cartel de la película) y gana automáticamente. Se juega en una mesa semicircular con capacidad normalmente para 7 jugadores, cada uno de los cuales dispone de un casillero marcado en el tapete para realizar su apuesta antes de cada mano.
La paradoja de Monty-Hall.
El Problema de Monty Hall es un problema matemático de probabilidad que está inspirado por el concurso televisivo estadounidense Let's Make a Deal (Hagamos un trato). El nombre del problema tiene su origen en el nombre del presentador del concurso: Monty Hall.
El concursante en el concurso televisivo es requerido para elegir una puerta entre tres (todas cerradas), y su premio consiste en llevarse lo que se encuentra detrás de la puerta elegida. Se sabe cierto que una de ellas oculta un coche, y tras las otras dos hay una cabra. Una vez que el concursante ha elegido una puerta y le comunica al público y al presentador su elección, Monty (el presentador) abre una de las otras puertas y muestra que detrás de ella hay una cabra. En este momento se le da la opción al concursante de cambiar si lo desea de puerta (tiene dos opciones) ¿Debe el concursante mantener su elección original o escoger la otra puerta?
La probabilidad de que el concursante escoja en su primera oportunidad la puerta que oculta el coche es de 1/3, por lo que la probabilidad de que el coche se encuentre en una de las puertas que no ha escogido es de 2/3. ¿Qué cambia cuando el presentador muestra una cabra tras una de las otras dos puertas?
Si el jugador escoge en su primera opción la puerta que contiene el coche (con una probabilidad de 1/3), entonces el presentador puede abrir cualquiera de las dos puertas. Además, el jugador pierde el coche si cambia cuando se le ofrece la oportunidad. Pero, si el jugador escoge una cabra en su primera opción (con una probabilidad de 2/3), el presentador sólo tiene la opción de abrir una puerta, y esta es la única puerta restante que contiene una cabra. En ese caso, la puerta restante tiene que contener el coche, por lo que cambiando lo gana.
Una forma más clara de verlo es replantear el problema. Si en lugar de haber sólo tres puertas hubiese 100, y tras la elección original el presentador abriese 98 de las restantes para mostrar que tras de ellas hay cabras, si no cambiase su elección ganaría el coche sólo si lo ha escogido originalmente (1 de cada 100 veces), mientras que si la cambia, ganaría si no lo ha escogido originalmente (y por tanto es lo que resta tras abrir las 98 puertas), ¡99 de cada 100 veces!.
Bringing down the house
El film está inspirado en una historia real MIT Blackjack Team (Equipo de Blackjack del Instituto Tecnológico de Massachusetts). Y hace referencia al best-seller Bringing Down the House, de Ben Mezrich:.
El grupo de estudiantes del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) denominado el equipo del MIT: Parece ser que todo comenzó a partir de un curso encuadrado dentro de un programa que la Universidad llama “Actividades Independientes” en el que los alumnos proponen temas y a veces hasta organizan y buscan los conferenciantes con el soporte económico de la Universidad después de que ésta examine y apruebe los contenidos propuestos. Uno de estos cursos llevaba por título “Como apostar cuando es conveniente”, impartido en enero de 1979. Algunos alumnos, dispuestos a probar si lo aprendido era realmente válido, viajaron hasta los casinos de Atlantic City, donde fracasaron estrepitosamente. La mayor parte de ellos se olvidó del asunto terminando sus estudios en mayo, pero dos de ellos mantuvieron un gran interés por los métodos de conteo de cartas, y decidieron impartir ellos mismos el curso al año siguiente. Reclutando a los mejores alumnos que asistieron al curso, deciden volver a intentarlo después de un concienzudo entrenamiento. Esta vez logran cuadruplicar su capital, lo que les anima a continuar impartiendo el curso al año siguiente.
En mayo de 1980, uno de estos graduados escucha casualmente en un restaurante chino una conversación sobre el Blackjack a Bill Kaplan, otro alumno recién graduado que ha formado un equipo de jugadores que basa sus métodos en el análisis estadístico del juego. Deciden unirse aunque Kaplan, después de observar al otro grupo, impone unas condiciones de entrenamiento más estrictas, unos concienzudos análisis de los casinos a visitar y un fuerte autocontrol de las emociones de los
jugadores. Llegan a tener hasta 80 jugadores entrenados y jugando simultáneamente en diferentes países. Nunca antes las casas de juego habían tenido que afrontar una organización de tal magnitud. Cuando se fichaba a algún jugador, éste era reemplazado por otro estudiante del MIT que no fuera conocido. Sus hazañas se prolongan desde 1980 hasta 1993 cuando un grupo de detectives contratados por los casinos, después de varios años de investigación, se percatan que bastantes de los fichados viven en torno a Cambridge y Boston. A partir de los álbumes de fotografías de matriculados en la universidad van identificando a más miembros del grupo y añadiéndoles a su base de datos.
Antes de su fin, el grupo se escindió en dos, los Anfibios y los Reptiles cada uno con sus propios líderes. Surge una disputa sobre cuál de los dos ha ganado más dinero, aunque se respetan mutuamente. Las historias, algunas ciertas, otras inventadas, surgen por doquier, dando lugar a libros sobre su historia, sus procedimientos, ellos fundan empresas, mantiene páginas en internet, etc. En definitiva, que morirse de hambre en el futuro, parece que no les va a ocurrir. Si alguien tiene curiosidad, puede visitar las páginas del grupo de los Reptiles: http://www.blackjackinstitute.com/store/
o la de los Anfibios: http://www.blackjackscience.com/
El personaje principal de la película, Ben Campbell, se basa en Jeffery Ma, graduado en 1994 en Ingeniería Mecánica, uno de los “pioneros” del grupo. El profesor Micky Rosa, inventado, es una mezcla de dos personajes reales, J.P. Massar y Johnny Chang. Tanto Jeff Ma, como Bill Kaplan y Henry Houh, otro miembro real del equipo del MIT, aparecen en breves escenas en la película.
Winner, winner, chicken dinner!
La repetida frase “A ganar, a ganar, pollo para cenar” (Winner, winner, chicken dinner!) que resulta un tanto ridícula se basa en lo siguiente: hace tiempo los casinos de Las Vegas ofrecían un pincho consistente en tres trocitos de pollo con una patata por 1.79 dólares. Como la ganancia mínima en las mesas era de 2 dólares, cuando alguien la lograba, se le decía esta frase indicándole que ya tenía al menos suficiente para cenar. En otros contextos se usa también como insulto.
06 El poker y la estrategia, ¿cómo pueden ayudarle en el mundo de los
negocios?
A lo largo de siglos, el ajedrez ha
sido un importante referente para
los estrategas, tanto de las guerras
como de los negocios. En la
actualidad, otro juego se está
posicionando como símil y
entrenamiento para los negocios:
el poker. Igual que los niños
aprenden cuando juegan, los
adultos también lo hacen y el
poker entrena varias habilidades
psicológicas superiores como el
análisis, la estrategia o la toma de
decisiones.
Se tienen que tener en cuenta
todas las variables para tomar la
decisión adecuada, algo muy
parecido a lo que tiene que hacer un directivo. Ambos ámbitos tienen muchas cosas en común:
“Tienes que saber administrar tu dinero, tener paciencia, ser disciplinado y tomar en cada
momento la decisión idónea, sabiendo que hay un factor que no puedes controlar: la suerte”.
Poker en la Universidad
En juegos como los dados, las tragaperras, o una lotería, el resultado se decide por azar. El
Poker, argumentan sus defensores, es un juego de habilidad. La estrategia, la psicología, el
autocontrol y la evaluación de riesgos significa que un jugador experto puede ganar sin tener
en cuenta el simple azar d los naipes.
De hecho, la Universidad de Harvard incluye entre sus programas de estudios empresariales la
asignatura “Strategical Poker Thinking” para ayudar
a mejorar las habilidades de negociación en el
ámbito empresarial. Los cuatro juegos de mesa con
los que disfrutarás del placer de aprender a
negociar.
Con el fin de animar a los estudiantes a utilizar las
matemáticas, el prestigioso Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT) proporciona un curso gratuito
de póker online. Con esta modalidad, el centro de
estudiós reconoce que jugar al póker mejora las
calificaciones de sus estudiantes enseñándoles
habilidades analíticas.
El nuevo curso denominado “Teoría y Analíticas del
Póker”, está a cargo del estudiante de postgrado de
Finanzas, Kevin Desmond, gratis para los
estudiantes y el público, a través del programa
OpenCourseWare del MIT de la Escuela de
Negocios Sloan.
El objetivo del curso es el de animar a los estudiantes a utilizar las matemáticas y la teoría de
juegos al póker y mejorar su juego aplicado.
“Esta clase da a los estudiantes la oportunidad de ser tomadores de riesgo en un mercado
global, que creo que es difícil de replicar en cualquier otra forma. El póker es un juego
prácticamente sin barreras de entrada. Usted puede estar jugando con cualquiera en el mundo.
Para arriesgar su propio dinero y jugar eficazmente contra el mundo, es algo muy similar a lo
que un comerciante tiene que ver en la toma de decisiones comerciales”, dijo Desmond.
Bill Gates
Steve Ballmer, compañero de dormitorio de Bill Gates en Harvard, ha dicho que el plan de
negocios de Microsoft era "básicamente una extensión de las partidas de poker que duraban
toda la noche. Por otro lado, las ganancias de Gates en las timas estudiantiles en Harvard
pagaron una cantidad sustancial de los costes de puesta en marcha de Microsoft.
Juan Manuel Pastor, uno de los jugadores más conocidos en el mundo del poker, confirma que
muchos directivos son grandes aficionados a este juego, al igual que muchos brokers
británicos. Les gusta jugar con profesionales para estudiarnos y aprender. Ambos estamos
acostumbrados a tomar decisiones bajo presión.
07 'Listen, here's the thing. If you can't spot the sucker in your first half hour at
the table, then you are the sucker.' Mike McDermott
En la cultura moderna, totes les tribus tenen la seva pel·lícula de referència, el mirall on
reflectir-se o que els serveix d'inspiració. Pels amants de les cartes el seu objecte d'adoració és
Rounders, una pel·lícula que està d'aniversari.
Rounders és una pel·lícula de culte per tots els apassionats del poker (Si encara no l‟has vist,
deixa de llegir ara mateix i mira de veure-la). Rounders va succeir abans que la revista Planet
Poker fos creada, abans que James McManus convertís en best seller la taula final a les
WSOP de 2001 i abans que s'usessin càmeres per veure les cartes dels jugadors en les taules
dels tornejos més prestigiosos del planeta.
És cert que Hollywood havia usat el poker com a teló de fons per explicar històries molt abans
(vegeu El rei del joc, Maverick o 5 Card Stud), però la pel·lícula de John Dahl era diferent. Per
primera vegada, les càmeres dedicaven temps al que ocorria sobre la taula i mostraven els
naips, transmetent a l'espectador un aspecte més real (sense deixar de ser fictici) del Texas
Hold'em.
Un dels punts forts és que el protagonista Mike McDermott, interpretat per Matt Damon, pot ser
el reflex de qualsevol jove una mica espabilat: Mike és un estudiant de Dret de classe mitjana
amb una habilitat especial per jugar al poker. Tot i que el Texas Hold'em és la seva passió, juga
malament les seves cartes i perd tots els seus estalvis, Això fa que McDermott decideixi
dedicar-se definitivament al dret i oblidar-se del poker, o almenys intentar-ho. Sona bé, oi?
Aquesta trama arribava als cinemes nord-americans l'11 de setembre de 1998, convertint-se en
un discret èxit i, anys després, en una pel·lícula de culte. No obstant això, per a la comunitat
pokerística, el millor que va fer Rounders va ser aclarir que el Texas Hold'em no és un joc
d'atzar a l'ús i que hi ha motius perquè els que guanyin siguin sempre els mateixos. Dahl va
evidenciar que l'habilitat és essencial per esdevenir un bon jugador de pòquer.
Adorada pels “pros”
Els guanyadors de l'esdeveniment principal de
l'WSOP, Chris Moneymaker el 2003 i Jaime
Gold el 2006, han explicat que la pel·lícula els
ha iniciat i reiniciat el seu interès en el pòquer
contínuament. La qual cosa no és d'estranyar,
ja que el film és permanentment citat pels
jugadors en casinos o sales online (podriem
parlar d‟un efecte rounders en el mateix sentit
que es parla d‟un efecte El padrino1).
"I have seen Rounders about 30 times, and it
played a huge part in my developing a strong
addiction to all the facets about No-Limit
Hold'em," Hevad Khan, del Team PokerStars
Pro.
Eduard Norton (“Worm” a la pel·lícula, que vol
dir cuc) va deixar durant un temps d‟anar a Las
Vegas perquè tothom que el reconeixia li dia
“hey worm”. "L'únic negatiu que he
experimentat és una tendència dels jugadors a imitar accents russos lamentables quan lliguen
una ma dolenta, a la John Malkovich (qui també va fer un molt, molt dolent accent rus)”
comenta un altre professional. Bo o dolent, el fet que els professionals els encanti citar frases
de la pel·lícula en les seves partides és només un senyal de l'impacte de Rounders en el món
del poker. Rousso resumeix la pel·lícula i el seu efecte millor:
"Hi ha hagut un munt de pel·lícules que han inclòs el pòquer, però només Rounders realment
captura l'energia i la tensió en el joc”. Vanessa Rousse, jugadora professional.
Joel Rosenberg "Bagels",
Tothom recorda els personatges de Matt Damon (Mike McDermott), John Malkovich (Teddy
KGB) o Edward Norton (Worm), però n'hi ha un brillava amb llum pròpia i que és especialment
entranyable.
Es Tracta de Joey Knish, interpretat amb solvència pel gran John Turturro. El personatge
estava inspirat en jugador real, Joel Rosenberg "bagels". Així ho descriuen Brian Koppelman i
David Levien, els guionistes de Rounders. Joel Rosenberg "Bagels" va morir La Setmana
Passada i Koppelman i Levien li han rendit el seu homenatge particular, amb un article que
han anomenat "Rèquiem per un Rounder".
1 Els sociòlegs d'EUA parlen de "l'efecte El Padrí" per assenyalar l'impacte de la pel·lícula en la cultura italoamericana. Un impacte que,
no cal dir, va aconseguir sobretot a la pròpia Màfia: els capos que havien tractat de sabotejar la pel·lícula observaven amb satisfacció com els seus soldati més joves recuperaven velles tradicions, com anomenar-los d''Don' i besar-los la mà, mentre que el vocabulari dels 'nois llestos' s'enriquia amb expressions com "Bada Bing!" (l'onomatopeia d'un tret a boca de canó), "l'especial Moe Greene" (matar algú d'un tret a l'ull) i altres més que segurament hauràs sentit utilitzar a Los Soprano.
Per escriure la pel·lícula es van xopar de
l'escena pokerística de Nova York pokerística.
Van recórrer tots els clubs Fins que es van
trobar amb "Bagels" al Mayfair. Aviat va sorgir
entre ells una estreta relació i el jugador va
exercir de guia en aquest submón particular.
És un món hermètic al que tots es Coneixen i
no és fàcil accedir. Si que ho és de la mà
d'algú que el conegui bé. La primera vegada
que es van veure, "Bagels" els va preguntar a
qui coneixien. No van saber molt bé a que es
referia el jugador fins que els ho va explicar.
"Mireu, si esteu aquí és perquè segurament
sou uns degenerats. I si hi ha un degenerat a
Nova York en els últims 20 anys segur que he
jugat amb ell, he apostat amb ell, he begut
amb ell i he tornat amb ell a beure. Així Que
¿a Qui Coneixeu? "
Li van respondre que coneixien un tal Jon
Shecter "Shecky el verd" i, òbviament,
"Bagels" el coneixia també. Tots es coneixien,
tots estaven al mateix lloc, però "Bagels" era molt diferent a la resta de Jugadors que
freqüentaven el Mayfair.
"Hi ha dos coses que el feien diferent, la primera era la seva bondat. No pietat tenia a les
meses, fora d'elles volia millor per a tu i t‟ animava. El nostre amic "Shecky" ens explicava una
història després d'una altra d‟en "Bagels": ajudant a la gent, prestant-los diners o deixant que
fessin la seva ruta del repartiment del pa. La Segona cosa que el feia diferent la seva visió del
món, era un personatge extravagant, però molt sensat. Un Jugador lúcid en aquest món de
bojos. Era Jugador vocacional, però no jugava per l'acció, sinó per donar de menjar als seus
fills. Descansa en pau "bagels", ens veurem de nou a Rounders 2?.
Activitats sobre la pel·lícula
1. Dos dels amics del protagonista simbolitzen els perfils de risc dels decisors, explica-ho. 2. Busca el significat del mot “rounder”. 3. Cita dues frases de la pel·lícula que „t hagin cridat l‟atenció/impactat (pots recordar-les
amb ajuda del lloc web següent: http://www.roundersmovie.com/quotes.html
4. Una partida de poker Texas hold „em representa un escenari decisor de: i. Certesa ii. Risc iii. Incertesa
Raona la teva resposta.
5. Explica (a grans trets, no cal que profuditzis) les diferències entre el poker cobert i el Texas hold „em
6. Prepara una taula que reculli el valor de les diferents mans del poker i les corresponents probabilitats.
7. Els jugadors tenen “tics” nerviosos que els delaten, quin és el tic de‟en Teddy KGB (John Malkovicz) que el protagonista (Matt Damon) descobreix a la partida final?
8. Joc de relacions: busca informació sobre Jaime Gold (jugador amateur que va guanyar les WSOP del 2006) i digues com el pots relacionar directament amb la pel·lícula.