Entrevista con Héctor Schmucler y Raymundo Mier

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/9/2019 Entrevista con Hctor Schmucler y Raymundo Mier

    1/1

    Cultura CLA VOZ DEL INTERIOR

    CRDOBA. MARTES 21 DE ABRIL DE 2009 5

    l primero en llegar es Hc-tor Schmucler, a pesar deque la cita es en el hotel enel que se aloja RaymundoMier. Schmucler sonre co-

    mo si recordara algo, y dice que la pun-tualidad no es una cualidad de su amigoy ex colaborador en la revista Comuni-cacin y cultura en Amrica latina,la publicacin que el pensador cordobsfundara en Chile en la dcada de 1970 jun-to a Armand Mattelart y editara en laUniversidad Autnoma Metropolitana,en Mxico, durante la dcada de 1980.Unos minutos ms tarde, el mejicano in-gresa sonriente y apresurado. Se sien-tan en los sillones del hotel y compartenalgunos gestos en un lenguaje amableque prescinde de palabras. Luego se ren:una pregunta sobre los puntos en comnentre los temas de las conferencias quecada uno de ellos ofrecer hoy en la aper-tura del encuentro internacional Dile-mas de la cultura les da el pie: No sde qu va a hablar Raymundo... y anms, es probable que ninguno de noso-tros sepa de qu va a hablar en su pro-pia conferencia, dice Schmucler.

    Lo cierto es que hoy a las 12 el autorde Memoria de la comunicacin yeditor, junto a Oscar del Barco y Fran-cisco Aric, de la revista Pasado y pre-sente, abrir el encuentro organizadopor la Universidad Nacional de Crdo-ba en el auditorio de las Bateras D dela Ciudad Universitaria con la confe-rencia Cultura y comunicacin. Losdesafos de la memoria. RaymundoMier, por su parte, hablar sobre Elpblico: una nueva exigencia para lacultura, a las 18 en el mismo lugar.

    Sin lmites

    Hay una preocupacin comn con-cede Schmucler que tiene que ver conel ttulo de este encuentro, y que estvinculado a algo que dentro de las lla-madas Ciencias Sociales ha adquiridolmites tan amplios que casi no tiene l-mites, y es el tema de la cultura. Me pa-rece que Dilemas de la cultura aludea las contradicciones, a los conflictosque uno puede observar cuando a todose le llama cultura. Pareciera que la cul-tura es una especie de sobredefinicinde todo, y absorbe o subsume o diluyeotros problemas. Quiero decir: cuandose habla de cultura poltica, en reali-dad, se excluye la poltica para hablarde la cultura en general.

    (Mier) Yo enfatizara un aspecto so-bre el tema del dilema, que me pareceinteresante porque conlleva algo de irre-soluble. Como si al ubicar cierto tipode confrontaciones se estuviera sea-lando ya una condicin trgica. Es de-cir, una solucin ineludiblemente des-tinada a un cierto fracaso, a una ciertaimposibilidad. Y ah hay algo fasci-nante, porque la idea de tragedia per-manentemente ha sido olvidada, ex-cluida. La modernidad sugiere perma-nentemente las ideas de eficacia, de pro-greso, de una superacin incesante delos desafos, en ese horizonte no existela tragedia. Existe el infortunio, quiz,pero no la tragedia.

    Existe el accidente y existe el

    obstculo: lo que tiene solucin.

    Entrevista a Hctor Schmucler y Raymundo Mier, socilogos

    Por Emanuel Rodrguez Fotografas: Ramiro Pereyra

    E

    EXIGENCIA DE LUCIDEZ. Hctor Schmucler y Raymundo Mier comparten una visin trgica y vitalista de la cultura.

    El pensador cordobs y su colega mejicano abren hoy el encuentro Dilemas de la cultura, en la UNC.

    Proponen recuperar la tragedia como anttesis de las aspiraciones de progreso de la modernidad.

    (Mier) Estamos en una condicinen la que la capacidad de respuesta nospuede llevar a una eleccin adecuadade nuestras acciones para llegar a unaresolucin. La modernidad suprime latragedia y la reemplaza por el meca-nismo del problema. El dilema, en cam-bio, nos ilumina un modo de darse dela cultura, en el que el tema de la tra-gedia es una condicin inherente e irre-vocable: la destruccin, la condicin dela finitud humana, la presencia de lamuerte. Habra que asumir eso en todosu peso, es decir, preguntarnos culesson las consecuencias de asumir estaintegridad de la tragedia en el marcodel proceso social o el proceso humano,y cmo esto a su vez se revierte comoun modo de concebir la creacin mis-ma, la creacin de la cultura y las al-ternativas.

    Le podran decir que usted in-

    tenta pensar la vida desde la deses-

    peranza...

    (Mier) No, porque pensar la tragediaen el orden de la desesperanza es equi-vocado. Debemos pensar la tragedia enel orden de la primaca de la vida, de laprimaca de un modo dedarse de la vida, que de al-guna manera reclama unreconocimiento abierto einapelable de la crueldad.Y eso me parece impor-tante, porque adems obli-ga a revalorar un conjun-to de proyectos polticos,histricos, que se han da-do en el curso de la mo-dernidad.

    Reconocimiento

    De qu manera ese

    reconocimiento trgi-

    co involucra la memo-

    ria?

    (Schmucler) La trage-dia se sustenta en la me-moria. Raymundo hablde la tragedia versus loprogramable, o sea, versusla previsibilidad. La tra-gedia y el memento mori,recordar que vamos a mo-rir, rompen toda esa ilu-sin de lo previsible, deaquello que podemos pla-nificar. El memento mori nos pone antela situacin de nuestra realidad, de nues-tra no eternidad y nos refleja la circuns-tancia perentoria de nuestra vida. Y aquviene el dilema: de qu valores llenamosnuestra precaria vida, nuestro momen-to de paso fugaz por el mundo? Y aquotra vez lo trgico, la profunda respon-sabilidad que nos cabe y que nos es ine-ludible. Las ciencias sociales estn he-chas contra la tragedia: se buscan leyesque prevean lo que suceder cuando nosabemos lo que va a ocurrir maana. Loque se pierde cuando la tragedia quedaeliminada de nuestra memoria del exis-tir es la capacidad de imaginar: porquesi no somos responsables, no tenemos na-da que imaginar, y este ejercicio de laimaginacin es el ejercicio de la libertad.

    Tentacin de xito

    Ese sentimiento trgico y por lo

    tanto responsable, y por lo tanto li-

    bre, de la vida, se enfrenta en la ac-

    tualidad a la idea de una adminis-

    tracin exitosa: el concepto de ges-

    tin se ha impuesto como modelo in-

    cluso para pensar en los fenmenos

    culturales...

    (Mier) Es que la administracin tie-ne el poder de seducir, tiene la prome-sa del xito: Adminstrese bien y lo-grar resolver todos sus problemas, por-que todos los problemas emergen delfracaso de la previsibilidad. La idea esque en la medida en que nosotros acre-centemos nuestras capacidades de de-cidir en trminos de regulacin, medi-da, clculo, podremos ir progresando.Y el progreso supremo es el xito, estaextraa palabra que en realidad es lasupresin de la libertad.

    Cmo es eso?

    (Mier) Una vez que preestablece-

    mos las finalidades, losvalores, los procedimien-tos, una vez que defini-mos las acciones adecua-das para el trayecto haciaesas finalidades, hemossuprimido la libertad. He-mos reemplazado toda lacondicin dramtica y fa-tal de la libertad por lacondicin de eleccin ade-cuada de acuerdo con lascondiciones y los saberesdel clculo. Es una ex-traa paradoja, porque elpunto de sustento de la

    gran utopa moderna es el progreso mo-ral, entendido como el trayecto haciala consolidacin de la libertad absolu-ta y del cosmopolitismo radical. Y he-mos suplido el cosmopolitismo por launificacin, la globalizacin, la uni-formizacin. Suplimos la libertad porla accin adecuada y, por lo tanto, porel xito.

    (Schmucler) La idea de libertad, eneste proceso de una modernidad que pa-reciera consumirse a s misma, se havuelto la libertad de optar por aquelloprediseado. La libertad de no ser li-bre. La publicidad te lo dice a cada ra-to: si eliges esto, llegars al xito. Latragedia de la modernidad en su bs-queda de la libertad, aunque parezcacontradictorio, es no llegar nunca, esla infinita capacidad imaginativa queva creando en cada situacin. Sin esto,lo humano cesa; si no es infinita la ca-

    Raymundo Mier:Una vez que

    definimos las accionesadecuadas para el

    trayecto hacialas finalidades

    preestablecidas, hemossuprimido la libertad.

    pacidad de creacin, no hay nada quecaracterice a este ser que llamamos serhumano.

    Cul es el desafo entonces?

    Qu hacemos?

    (Mier) Lo nico que se me ocurrees la exigencia de lucidez, que es estepermanente retorno a una interroga-cin sustantiva. La modernidad nosacostumbra a un mundo de respuestas,no de preguntas, a buscar certezas, can-celar el riesgo, cancelar la incertidum-bre y cancelar la muerte y hacerla in-visible. Una cosa importante de la lu-cidez es precisamente rechazar este r-gimen de invisibilidad. La lucidez quie-re decir rechazar estos mecanismospara impedir este contacto directo conla parte al mismo tiempo viva y des-tructiva de nuestra propia vida. Y yocreo que esto, a su vez, construye vn-culos de otra naturaleza, alternativaspolticas de otra naturaleza, hace pen-sar de otra manera.

    (Schmucler) Pero decir pensar deotra manera tiene el riesgo de que secrea que hay una manera diferente ala dominante y adecuada para respon-der. No la hay. Lo que hay es esta nece-sidad de no olvidar, de tener memoriade que no tenemos respuestas. Lo que sepone como modelo es la vida laxa, irres-ponsable, en la que todo es confortabley las soluciones vienen, pero el vivir tie-ne lo poco confortable de hacernos res-ponsables. El gran tema es preguntar.No responder. Si hay una felicidad po-sible, es la de poder interrogarnos.

    El xito es la supresin de la libertad

    Hctor Schmucler:No hay respuestas.

    Hay preguntas. El grantema es preguntar. Noresponder. Si hay una

    felicidad posible,es la de poderinterrogarnos.

    Hoy comienza en las Bateras D de Ciudad Universitaria el encuentro in-ternacional Dilemas de la cultura.Conferencias. A las 12, Hctor Schmucler disertar sobre Cultura: latentacin del olvido. A las 18, Raymundo Mier hablar sobre El pblico:una nueva exigencia para la cultura.Programacin. El encuentro se extender hasta el viernes. La progra-macin completa puede consultarse en dilemasdelacultura.blogspot.com.

    ENCUENTRO

    LITERATURA

    Muri J. G. BallardEl autor de El imperio del Sol falleci en Londres a los78 aos. Dej un legado fundamental para la ciencia ficcin.

    AGENCIA EFE

    Londres. James Graham Ballard,escritor britnico conocido prin-cipalmente por su novela auto-biogrfica El imperio del Sol(1984), que trata de la lucha porla supervivencia de un nio enun campamento de prisioneros

    japons en China, falleci el do-mingo en Inglaterra.

    Su muerte a los 78 aos trasuna larga enfermedad fue co-municada a la prensa por suagente literaria, Margaret Han-bury, quien destac su aguda ca-pacidad de observacin de la vi-da contempornea, destilada enuna serie de brillantes y pode-rosas novelas, traducidas a va-rios idiomas.

    Ballard naci en 1930 en Shan-gai (China), y curs dos aos demedicina en la Universidad deCambridge antes de convertirse

    en piloto de la Royal Air Forcebritnica y trabajar sucesiva-mente en una agencia de publi-cidad, como vendedor de enci-clopedias y director adjunto deuna publicacin cientfica.

    Su padre era un empresarioalgodonero asentado en China,pero Ballard creci totalmenteaislado de la cultura de aquelpas en el llamado InternationalSettlement, una concesin brit-nico-estadounidense en Shangai.En 1942, un ao despus de quelos japoneses ocuparan Shangai,la familia fue internada por losocupantes en el campamento deLunghua, donde permanecihasta 1945.

    Ballard y el resto de los in-ternados estuvieron totalmentesin noticias sobre el desarrollode la guerra hasta su liberacinpor las tropas norteamericanasal final del conflicto.

    De su etapa en aquel campa-mento, Ballard dijo en cierta oca-sin que tena recuerdos si no fe-lices, al menos no desagradables.

    "Tengo recuerdos de la bru-talidad y las palizas que se pro-ducan all de vez en cuando, pe-ro al mismo tiempo ramosnios que nos dedicbamos a ju-gar a 101 juegos a cualquier ho-ra del da explic el escritor.

    Aquellos recuerdos de infan-cia los plasmara en su obra msfamosa y al mismo tiempo msrealista, El imperio del Sol(1984), llevada al cine por StevenSpielberg.

    Sus aos formativos iban amarcar el tono de su prolfica ca-rrera de escritor visionario y au-tor de fbulas con frecuenciaapocalpticas.

    A pesar de ser consideradocomo un escritor de ciencia fic-cin, Ballard declar en cierta

    El britnico J. G. Ballard fue un escritor emblemtico de la ciencia ficcin.

    ocasin que l no haca otrascosa que retratar la psicologadel futuro.

    Sus novelas El mundo decristal, La sequa y Crash (lle-vada al cine por David Cro-nenberg), figuran, segn mu-chos crticos, entre las mejoresobras del gnero fantstico delsiglo 20.

    Tambin se destacan en su

    produccinConcrete island, de1973, una autntica pesadilla so-bre un motorista atrapado en elasfalto, y High-Rise (1975).

    Tras El imperio del Sol, Ba-llard volvi a sus visiones apo-calpticas con El da de la cre-acin (1988), que tiene como pro-tagonista a un mdico que tra-baja en frica y que abre un pe-queo manantial que se

    transforma en un ro que inun-da todo el pas.

    Ballard escribi otros dos li-bros de relatos cortos, Run-ning wild (1988) y War fever(1990), y una secuela de El im-perio del Sol titulada La ama-bilidad de las mujeres (1991),seguida de otra obra igual-mente autobiogrfica, Mila-gros de la vida.

    AP