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La construcción política del pasado En su libro nuevo, la historiadora Hilda Sabato alumbra el momento de la formación del Estado argentino, de la sociedad moderna y capitalista que ocurrió entre 1852 y 1890. Dice que hoy el Gobierno diseña un relato a base de una selección de mitos. Por María Luján Picabea METODOLOGIA. Una de las cosas que enseña la disciplina histórica es que nunca se debe pensar que se está descubriendo la verdad. Sobre el final de la charla, Hilda Sabato se apoyará en el respaldo de la silla y dejará que los sentimientos se filtren en su voz, en esa sonrisa que no intenta ocultar una nostalgia nueva. “Ayer di mi última clase –dirá–, no sé si di la mejor clase que podría haber dado, pero bueno…” La entrevista, motivada por la reciente aparición de su libro Historia de la Argentina 1852-1890 (Siglo XXI), dentro de la colección Biblioteca Básica de Historia, que dirige Luis Alberto Romero, tiene lugar la tarde del miércoles 14 de noviembre, un día después de que Sabato se parara por última vez frente a sus alumnos, a todo el equipo de Historia Argentina II de la UBA y a algunos “colados”, ex alumnos y amigos. Tras 25 años al frente de la cátedra, Sabato se despidió con una clase final, que “fue como un bis en un concierto, algo fuera de programa”, un cierre en el que habló sobre política y sociedad. No sin antes mencionar su desacuerdo con el sistema universitario verticalista en el que las cátedras, una vez concursadas, funcionan como estructuras estancas en las que el titular es casi el dueño, la historiadora

Entrevista a Hilda Sabato

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Hilda Sabato. Autora de las Politicas en las Calles. La Revolucion de Buenos Aires

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La construccin poltica del pasado

En su libro nuevo, la historiadora Hilda Sabato alumbra el momento de la formacin del Estado argentino, de la sociedad moderna y capitalista que ocurri entre 1852 y 1890. Dice que hoy el Gobierno disea un relato a base de una seleccin de mitos.

Por Mara Lujn Picabea

METODOLOGIA. Una de las cosas que ensea la disciplina histrica es que nunca se debe pensar que se est descubriendo la verdad.

Sobre el final de la charla, Hilda Sabato se apoyar en el respaldo de la silla y dejar que los sentimientos se filtren en su voz, en esa sonrisa que no intenta ocultar una nostalgia nueva. Ayer di mi ltima clase dir, no s si di la mejor clase que podra haber dado, pero bueno La entrevista, motivada por la reciente aparicin de su libroHistoria de la Argentina 1852-1890(Siglo XXI), dentro de la coleccin Biblioteca Bsica de Historia, que dirige Luis Alberto Romero, tiene lugar la tarde del mircoles 14 de noviembre, un da despus de que Sabato se parara por ltima vez frente a sus alumnos, a todo el equipo de Historia Argentina II de la UBA y a algunos colados, ex alumnos y amigos. Tras 25 aos al frente de la ctedra, Sabato se despidi con una clase final, que fue como un bis en un concierto, algo fuera de programa, un cierre en el que habl sobre poltica y sociedad. No sin antes mencionar su desacuerdo con el sistema universitario verticalista en el que las ctedras, una vez concursadas, funcionan como estructuras estancas en las que el titular es casi el dueo, la historiadora concluir: En mi calidad de profesora pele mucho contra ese sistema, con los mecanismos que uno tiene para pelear, perd. Decid que voy a dejar la docencia universitaria porque cumpl 65 aos y es el lmite establecido por el estatuto para jubilarse, dir Sabato. Pero eso ser al final, porque el tema aqu es suHistoria de la Argentina 1852-1890, un repaso exhaustivo por las luces y las sombras de un perodo en el que se defini la institucionalidad del pas.

-Cules fueron las principales decisiones que debi tomar a la hora de encarar este perodo?-La definicin del perodo fue muy importante y la pude ir teniendo a medida que hice el trabajo, no lo defin del todo de antemano. Porque una de las cosas que me interesaba era romper la idea de un camino progresivo que lleva de un lugar al otro. En este caso, lo tpico de este perodo es entenderlo como proceso de formacin del Estado, constitucin de la sociedad moderna, desarrollo de la sociedad capitalista, siempre visto desde el punto de llegada, porque uno no puede ignorar que conoce ese punto. Pero lo que me interesaba era desarmar esas visiones y entender cmo los contemporneos vivieron estos procesos, porque ellos no conocan el futuro, queran construir distintos futuros, pero no saban como iba a resultar. Por lo tanto, la idea era recuperar parte de la incertidumbre, recuperar los procesos truncos, los proyectos derrotados. Fue un perodo muy conflictivo desde el punto de vista poltico, en el cual se pusieron en juego distintas maneras de pensar el pas. No digo proyectos slidamente formulados, pero s distintas orientaciones, por ejemplo, cmo tena que ser el Estado, cunto poder tena que tener el Estado central en relacin con los Estados provinciales. Muchas veces la historiografa cont eso como el camino de formacin de un Estado que era cada vez ms centralizado. A m me interesaba romper esa idea porque, efectivamente, hubo un Estado centralizado, pero fue el resultado de una cantidad de disputas, conflictos, procesos que no fueron lineales y que dieron lugar a momentos de enorme incertidumbre respecto del futuro. Por eso decid terminarlo en 1890, en una crisis brutal, con muchas alternativas. Decid terminarlo ah, porque cuando termina el libro estamos en el abismo, como en 2001. Nosotros sabemos lo que vino despus, pero en ese momento era el abismo. Terminarlo ah contribuye a mostrar la no linealidad de los procesos. Lo que viene despus creo que es un viraje fuerte sobre lo que vena antes, eso est en el eplogo, por lo tanto definir el perodo fue una cosa importante.

-Aparecen en estas dcadas varios nombres. Lo que est claro, tanto en el libro como en otros de sus trabajos, es la idea de alejarse de la lgica del hroe y el villano. Entonces... cmo fue crear este relato en torno de los principales protagonistas?-Yo tena que contar la historia poltica y me di cuenta de algo que uno sabe pero que no necesariamente absorbe del todo. Dado, primero, el rgimen presidencialista argentino y segundo que es un perodo donde los presidentes se suceden, salvo en el caso de Mitre que hay una derrotado militar, el resto suben por elecciones. De manera que, con un rgimen presidencialista y con un Estado precario, inexistente, la personalidad de cada uno de los presidentes, la impronta que cada uno, ms all de su xito o fracaso, quiere darle a la construccin del Estado, es un ingrediente indispensable y marca diferencias muy fuertes. La otra cuestin tiene que ver con la prctica poltica. Este libro tiene dos ejes, uno es el Estado y el otro son las prcticas polticas, cmo es el debate poltico y cmo es la lucha poltica. Y la lucha poltica estaba muy ordenada en torno a los procesos electorales por eso me pareci que recuperar esa periodizacin, serva porque marcaban cambios en la vida.

-Hablamos siempre de hombres que fueron estrictamente contemporneos.-Claro, adems que se peleaban mucho. Son gente que pertenece a las clases propietarias, letradas. No vienen de abajo, pero tampoco son de arriba. Esas dirigencias polticas compartan valores, proyectos, la idea de una Argentina capitalista, inserta en el mundo. Compartan una cantidad de cosas y adems mbitos de sociabilidad, pertenecan a los mismos sectores sociales, pero podan llegar a agarrarse a tiros, como hacen en las revoluciones del 74, la del 80. Cmo se explica eso? Por qu no se sientan y negocian? Tambin lo hacen. Entender eso, ese tipo de cuestiones que hacen a la vida poltica del perodo y le dan virulencia, es lo interesante. Porque implica la participacin de sectores ms amplios de la poblacin: para hacer revoluciones, para ganar elecciones, no alcanza con los ricos, que se quedan al margen y prefieren hacer negocios. La vida poltica requera de la participacin, con caractersticas peculiares, con formas de organizacin muchas veces verticales, desiguales, pero que incluan a muchsima gente, una vida poltica inclusiva, a la vez que jerrquica desigual. Inclusin e igualdad no son lo mismo.

-Es un perodo atravesado por un debate, que llega hasta hoy, entre centro y periferia. Eso coloca al libro en una encrucijada con la actualidad...-Creo que ah se definen algunos rasgos que vienen para quedarse, esa definicin es lo que a m me interesa, mostrar que no fue fcil, ni lineal, ni incruenta y que tuvo ganadores y perdedores. El primer problema fue la disputa por la soberana estatal, hay que pensar esto, que muchas veces pasa desapercibido por la naturalidad con que asumimos que hubo una Constitucin en el ao 1853, como si eso fuera lo ms normal. Venan de 30 aos de peleas.

-Adems fue una constitucin muy ambiciosa.-Fue un proceso muy ambicioso que rompi adems con muchas cosas, pero lo principal es que rompi con la estructura institucional de la Confederacin Argentina. La confederacin era una asociacin de repblicas, cada provincia era una mini repblica, con sus rganos de gobierno, sus ejrcitos y sus aduanas, cada provincia era soberana. Cuando cae Rosas es la voluntad poltica de Urquiza la que hace llegar a buen puerto el proyecto de dictar una constitucin, porque l tena el poder para hacerlo, a pesar de que se le rebela Buenos Aires. Esa constitucin establece algo francamente nuevo y es que va a haber una federacin, las provincias tienen que ceder parte de su soberana a algo que no existe. Todas, menos Buenos Aires, estn de acuerdo, pero inmediatamente que se sanciona la Constitucin empiezan a defender sus propios territorios. La provincia de Buenos Aires va a ser el ltimo baluarte federalista, autonomista, va a luchar hasta con las armas. Ese conflicto, cunta soberana van a tener las provincias y cunto va a tener el Estado atraviesa todo el perodo y alimenta la disputa poltica. Ese punto se resuelve entre el 80 y el 90 con la centralizacin; en el 80 con la derrota de Buenos Aires se define el proyecto centralizador que triunfa en trminos institucionales. Empieza a haber un Estado central, hay un espacio nacional, uno podra decir que la Capital Federal se convierte en un lugar que va a permitir crear tramas nacionales, el Congreso, el aparato del Estado, los ministerios, permite que venga gente de las provincias y arme sus relaciones nacionales ac. Pero la poltica prctica, la cocina, est en las provincias, y hoy sigue siendo en muchos sentidos as.

-En los 80, cuando se define la centralidad, usted afirma que se vive como un fuerte punto de inflexin. Tan trascendental fue, entonces, la comprensin del momento presente?-S, porque fue muy virulento, una pelea muy tremenda que culmin con la revolucin en Buenos Aires. Incluso despus de la derrota militar de Buenos Aires hubo un perodo clave, donde lo que se resuelve se resuelve por va poltica, por va de las presiones y las transacciones polticas, ya no hay ms armas. En las armas, Buenos Aires pierde, pero no se resuelve de un da para el otro, el perodo dura meses, en los que hay todo tipo de maniobras, negociaciones, intercambios, presiones. La voluntad poltica de Roca es decisiva porque Avellaneda no quera ir a fondo con aplastar a Buenos Aires y Roca estaba convencido de que si no se la aplastaba, nunca se iba a poder consolidar el poder estatal, que l vea como fundamental. En general se dice Buenos Aires triunf; pero Buenos Aires fue derrotada, militar y polticamente. Y fue derrotada por una fuerza cuyo pie estaba en algunas provincias, no en todas, pero en algunas provincias. Es como a la inversa del sentido comn, del relato.

-Ya que menciona la creacin de un relato, usted ha manifestado su desacuerdo con la creacin del Instituto Nacional de Revisionismo Histrico Manuel Dorrego. En relacin a eso, considera que siempre es vlido repensar, revisar la historia o hay un momento en que un perodo se clausura?-Nunca. Una cosa es el pasado y las versiones que cada uno de nosotros tenemos sobre el pasado. Ms an, la construccin de memoria, en el sentido de un relato que sea ejemplar para un determinado grupo poltico, social o cultural est basada en un conjunto de valores que ellos sostienen y usan de base. Por lo tanto, buscan en el pasado aquellos personajes que sean emblemticos de esos valores, aquellos hechos que permitan mostrar cmo esos valores se llevaron adelante y que les sirvan a ellos como ejemplo. Esas son construcciones de memoria colectiva, de mitos colectivos, que son totalmente legtimos. Las naciones funcionaron as, construyeron mitos de origen para poder funcionar, para poder existir. Esta es la historia que se va a transmitir como historia colectiva. Hoy que las naciones no se consideran monolticas u homogneas culturalmente, uno puede decir que una nacin tiene memorias, no tiene una sola memoria. Entonces, desde ese punto de vista, cuando la Presidente usa un ejemplo histrico y lo transmite como verdad, a m no me interesa mucho si eso fue verdad o no, sino qu dice eso de sus valores. Porque a travs de la seleccin del pasado, va a estar transmitiendo valores, cules privilegia frente a otros valores. Entonces, est en las memorias, est el pasado y, por otro lado, est la historia, ya no como pasado, sino como disciplina, una disciplina que tiene sus protocolos, sus formas de saber, de conocer el pasado, a travs de ciertas reglas, instrumentos. Ahora, por supuesto, por qu la confusin? Porque, efectivamente, el pasado forma parte de los relatos que construyen memorias. La disciplina histrica, una de las cosas que nos ensea es que nunca tenemos que pensar que estamos descubriendo la verdad.

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