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Entre la cooptación y la represión Entre la cooptación y la represión. Portuario anarquistas durante el peronismo (1943 – 1955) Por Jacinto Cerdá Introducción El anarquismo fue una de las grandes corrientes ideológicas que colaboró en la conformación del movimiento obrero en diversos puntos del globo, aportándole perfiles de horizontalidad, federalismo y autonomía, que influyeron e influyen en las dinámicas de las organizaciones sindicales. En Argentina, la presencia de los ácratas en este proceso formativo fue fundamental, pero poco se sabe de su proceder posterior. En este sentido, atendiendo a esta falencia, el presente trabajo indagará en la influencia del sindicalismo de orientación anarquista durante los primeros

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Entre la cooptacióny la represión

Entre la cooptación y larepresión. Portuariosanarquistas durante elperonismo (1943 – 1955)

Por Jacinto Cerdá

Introducción

El anarquismo fue una de las grandescorrientes ideológicas que colaboró en laconformación del movimiento obrero endiversos puntos del globo, aportándoleperfiles de horizontalidad, federalismo yautonomía, que influyeron e influyen en lasdinámicas de las organizaciones sindicales.En Argentina, la presencia de los ácratasen este proceso formativo fue fundamental,pero poco se sabe de su proceder posterior.

En este sentido, atendiendo a estafalencia, el presente trabajo indagará enla influencia del sindicalismo deorientación anarquista durante los primeros

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gobiernos de Perón (1946-1955), junto conel período previo iniciado con el golpemilitar de 1943. El caso analizado secentrará en el derrotero de la Sociedad deResistencia Obreros del Puerto de laCapital (SROPC), gremio adherido a laFederación Obrera Regional Argentina(FORA), la confederación sindical demarcada influencia libertaria fundada en1901.

El objetivo que persigue este análisis esmostrar la representación que logró ejercerel anarquismo en algunos sectores de laeconomía, en un contexto donde se estabanproduciendo modificaciones históricas en larelación entre el movimiento obrero y elpoder político. El mismo se desarrollará através de estudiar las campañas y accionesdesarrolladas por la organizaciónportuaria, el vínculo con los organismosestatales y los sindicatos paralelos, lainfluencia entre los trabajadores de susector y los métodos de lucha empleados,contemplándose los alcances y limitacionesque esta organización logró en su gremio.

No cabe duda que el peso gravitacional quelos anarquistas desarrollaron a principiosdel S. XX, ampliamente analizado por la

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historiografía referida al período (Oved,1978; Bilsky, 1985; Falcón, 1986) no serásostenido a lo largo del siglo. Comocontraparte, la amplia popularidad con laque contaron en la belle époque tiñó elanálisis de su accionar a partir de losaños veinte, ya que todo lo realizadoposteriormente, en circunstanciasdiferentes, fue visto bajo la comparaciónde aquellos años de auge, dejando de ladolas particularidades de cada períodohistórico. Si bien la presencia ejercidapor los anarquistas en el mundo del trabajono se mantuvo inmutable, su influenciacontinuó siendo considerable en eldesarrollo de los conflictos sociales, loque nos lleva a realizar un conjunto deinterrogantes, tales como: ¿Qué incidenciasocial lograron desarrollar los propulsoresde esta corriente con la irrupción de lasdictaduras militares y del “fraudepatriótico”? ¿Cómo sobrevivió sindicalmentela FORA al margen de la ley? ¿Quéestrategias adaptaron ante el nuevo climasociopolítico iniciado por el peronismo?

En este sentido, el presente estudio estáorientado a profundizar una línea deinvestigación que ha brindado evidenciassobre el arraigo de la corriente anarquista

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más allá de sus años de mayor influencia.Un rosario de trabajos abordan períodos,organizaciones y acciones colectivasdesatendidas hasta el momento (IñigoCarrera, 2000, 2001, 2005; López Trujillo,2005; Nieto, 2008, 2012; Bordagaray, 2014),poniendo de relieve el desafíohistoriográfico que representa indagar enun campo de análisis consideradoirrelevante[1].

Por su parte, la relación entablada entreel Estado y el movimiento obrero ha sidoutilizada para caracterizar las dinámicasemprendidas por estos actores en lasdiferentes etapas de la historia. EnArgentina, cada gobierno que tomó lasriendas de la administración pública le diosu impronta a las políticas obreras,intentando adaptarse o trascender lascaracterísticas coyunturales, según elcaso, pero siempre movilizados por elobjetivo de mantener el status quoimperante. De esta forma, los diferentesmandatarios oscilaron entre actitudes deindiferencia hacia los reclamos obreros, entiempos de consolidación del modelo agro-exportador, hasta enarbolar la integraciónde las instituciones sindicales al Estado,como política representativa del peronismo.

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Los trabajadores organizados también hanadoptado diferentes posturas hacia elEstado y la participación política, segúnsu adhesión ideológica y su estrategia deinserción. Este vínculo, entendemos que hasufrido una modificación permanente apartir de los gobiernos justicialista de1946 a 1955, y aun previamente, a partirdel arribo de Perón a la Secretaria deTrabajo y Previsión, gracias al golpemilitar de 1943. Todas las vertientespolítico-sindicales previas al peronismosufrieron serios problemas para hallar unalínea de acción coherente que puedadisputarle la hegemonía dentro delmovimiento obrero a esta nueva tendencianacionalista. Como es de suponer, elanarquismo no escapó a esta lógica, por locual, este trabajo se centrará en rastrearlas problemáticas planteadas por elperonismo a la tradición anti-estatistasostenida por el sector anarquista que sedesenvolvía en los gremios de la FORA. Eneste sentido, se pondrá en contraste dosdoctrinas y prácticas sindicalesdiferentes, que por lo general se lasconcibe sin punto de contacto histórico, yaque se desconoce, o se menosprecia, laperduración de algunos gremios de filiación

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anarquista hacía mediados del siglo XX.

El peronismo y la creación de un nuevovínculo con el movimiento obrero

Las discusiones originadas en cuanto alsurgimiento del apoyo del proletariado alperonismo ha sido un tema de amplio debateacadémico. Los primeros estudios, como elde Germani (1974), se centraron en un ejedemográfico, distinguiendo una nueva claseobrera producto de la migración interna,más proclive a las relacionespaternalistas, y por ende, a “disposición”de la cooptación gubernamental. Otrosautores, no conformes con estas posturas,han planteado otro tipo de explicacionessobre la identificación que tuvo elmovimiento obrero con Perón, centrando laatención en los cambios ideológicos ypolíticos de ciertos sectores delmovimiento obrero, los cuales durante ladécada del treinta fueron gestando unaconciencia nacionalista, en contraposiciónal internacionalismo socialista, hasta porese entonces tradicional en los ambientesobreros (Matsushita, 2004; Plotkin, 1993),y un apego a la búsqueda de reformaspolíticas. Actitudes que prepararon elterreno para la aceptación de las políticas

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sindicales del peronismo[2].

Una vez que Perón asumió la Secretaría deTrabajo y Previsión, inició una políticalaboral orientada a que el Estadoprofundice su injerencia en los asuntoslaborales, legislando las relaciones entrelas diferentes partes en pugna. De estamanera, se buscó incorporar a lasorganizaciones obreras a la órbitagubernamental, entablando un canal decomunicación directa donde los sindicatospodían presentar sus preocupaciones, almismo tiempo que el Estado podría ejercerun mejor control sobre su actuación, sintener que recurrir a las represioneshabituales.

El sector del movimiento obrero que semostró favorable a la adaptación de estemodo de funcionar fue la “vieja guardiasindical” que describió Murmis yPortantiero (1987) y que luego profundizóJuan Carlos Torre (1990), es decir: losdirigentes de los sindicatos más numerosos,históricamente proclives a la conciliaciónestatal, que vieron en Perón un vínculoestable con los poderes públicos, undefensor de sus intereses ante lospatrones, investido del poder estatal.

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El cambio conceptual producido en larelación del movimiento obrero con elEstado fue acompañado de un contextoeconómico favorable a fines de la SegundaGuerra Mundial, que permitió aplicarpolíticas sociales basadas en laredistribución de la riqueza. Particularesbeneficios fueron otorgados a la claseobrera, como las jubilaciones, lasvacaciones pagas, el aguinaldo, laslicencias por accidentes, junto conproyectos de vivienda social y asistenciaestatal para amplias capas de la sociedad.

Por su lado los sindicatos obtuvieronreconocimiento jurídico y un poder denegociación que abarcaba a toda laactividad económica que representaban, másallá de sus propios afiliados. Su podereconómico y político reposicionó lagravitación social desarrollada por lasestructuras gremiales, consideradas como elsostén del proyecto político de Perón. Sinembargo, cabe señalar que las relacionesdel movimiento obrero con el gobiernoperonista no siempre fueron armónicas.Según señala Louise Doyon (2006) laconflictividad obrera no fue ajena a esteperíodo histórico, por lo cual la autoraseñala que:

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(…) a pesar de la crecientecentralización, de los controlespolíticos en manos de Perón, elmovimiento obrero organizado seafianzaría como un factor de poder porderecho propio y adquiriría unagravitación sobre políticas públicas enun nivel nunca antes alcanzado. (…) sedebería desterrar la imagen de unmovimiento sindical monolítico,sometido al régimen desde el comienzode su primer mandato.[3]

La visión de un período con ausencia deconflictos sindicales es desterrada,argumentando que la causa principal de losmismos se debió a la búsqueda de mayoresconcesiones laborales y salariales. La granmayoría logró su cometido, destacando loscasos de los trabajadores frigoríficos(1946), metalúrgicos (1947), panaderos(1946, 1947), textiles (1948), petroleros(1948), jornaleros de la construcción enCórdoba, Rosario y Santa Fe, y los deltransporte público en Córdoba, La Plata yMar del Plata. Los paros se realizaban enel contexto de procesos de negociacióncolectiva para presionar por un acuerdofavorable a sus intereses. Los movimientoshuelguísticos resultan particularmenteinteresantes durante el peronismo, dado queel gobierno, a través de diversos recursos

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legales, buscó cercenar el derecho ahuelga. Con la reforma constitucional de1949, la huelga dejará de ser un derecholaboral reconocido, pasando a serconsiderada como un hecho tolerado dentrode los estrechos límites que le determinarála reglamentación, susceptible así de serdeclarada lícita o ilícita.

Con el decreto de “AsociacionesProfesionales de Trabajadores” (23.852/45)se establece por primera vez ladiferenciación entre asociacionessindicales con personería gremial y lassimplemente inscriptas, determinando quesolamente el sindicato con personería puededeclarar una paralización de actividades.De esta manera, se relegó de aquel derechoa cualquier grupo de trabajadores que asílo dispusiesen, siendo pasible de serdeclarada una medida ilegal, y susprotagonistas, de sufrir medidasrepresivas. De este hecho da cuenta lossiguientes casos reseñados por LeonardoEldorriaga (2013): la Asociación delProfesorado Orquestal (16/09/46), laSociedad de Resistencia de Conductores deCarros (07/06/47), la Sociedad deResistencia de Plomeros, Cloaquistas,Hidráulicos y Anexos (16/08/47), el

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Sindicato de Empleados y ObrerosFotográficos (13/02/48), la Sociedad deResistencia Obreros del Puerto de laCapital (12/04/48), de la Federación ObreraTucumana (24/10/49), y la FederaciónGremial de la Industria de la Carne(05/05/50). Pudiendo existir otros casosaquí no señalados.

La declaración de ilegalidad de las huelgasno se debió exclusivamente al hecho de quelas organizaciones que las llevaban a cabono contaban con el reconocimiento delEstado a través de la personería gremial,sino que, en muchos casos era la mismaconducción sindical la que disponía que elreclamo efectuado por una filial, o por elconjunto de trabajadores, estaba fuera delugar, y por ende, sin amparo legal.

Los hechos reseñados hasta aquí dan cuentade un gran dinamismo en la actividadsindical del período, pudiéndose inferirque la misma no se orientó linealmente enapoyar la obra ejercida por el gobierno,sino más bien en defender y fortalecer lasconquistas logradas por sus gremios enbeneficio de los trabajadores. Más allá dela organización a la que estaban adheridoso la ideología que comulgasen, todos

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buscaban mejorar su situación salarial ylaboral. En muchos casos esta labor fuefacilitada por el poder estatal, pero enotros las reivindicaciones ejercidas porlos sindicatos chocaban con los interesesdefendidos por el gobierno, y con susrepresentantes obreros de la CGT. En estecontexto podemos hallar el accionar dediversos sindicatos que en primerainstancia escaparon al control estatal,tales como los “autónomos” de inspiraciónlibertaria de la Federación de Obreros enConstrucciones Navales (FONC) o aún otros,de marcada trayectoria reformista yconciliadora, como la Federación ObreraMarítima (FOM), que buscó aprovechar elcarácter obrerista del gobierno, peroconservando la libertad de decisióncaracterística de cada organismo sindical.

Una aproximación a la actividad portuaria

Dentro de este panorama se desarrolló laorganización portuaria de la FORA queanalizaremos a continuación. Sindicato delarga trayectoria, fundado el 1º dediciembre de 1901, que mantuvo, conaltibajos, su presencia en la zonaportuaria de la Capital. Agremiaba a losestibadores, quienes cumplían las funciones

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de carga y descarga de los productostransportados en los barcos que circulabanpor aquel puerto, dividiéndose las tareasen grupos de trabajo entre quienes “llevanlas cargas al costado del buque (trabajo entierra); los que las reciben y acomodan enel buque (trabajo a bordo), y los que hacenlas operaciones contrarias”[4]. Estadescripción de la estiba realizada paraprincipios del siglo pasado, se violevemente modificada a partir de laintroducción de guinches mecánicos quefacilitaron las operaciones, continuandocon la misma lógica de acopio.

Estas labores, que requieren gran esfuerzofísico, rudeza y sacrificio, sedesarrollaron en un ámbito netamentemasculino donde se entremezclaron distintastradiciones culturales, políticas ylingüísticas. Producto de la movilidadpermanente aportada por el tráficomarítimo, se delimitó un espacio desociabilidad particular, dando pie a unacomunidad laboral especifica del puerto ysus zonas aledañas, tales como el barrio deLa Boca o Dock Sud, en la vecina ciudad deAvellaneda (Caruso, 2016). Económicamente,el puerto de Buenos Aires funcionaba comoreceptor del comercio ultramarino,

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monopolizando la importación de bienesmanufacturados, para luego distribuirlos alresto del país por vías fluviales oferroviarias. Al mismo tiempo se encargabade gran parte de la exportación de losproductos nacionales basados,principalmente, en materias primasagropecuarias.

Torcuato Di Tella al catalogar lasindicalización de la clase obrera enBuenos Aires señala la diferencia entre lossectores calificados y los que no, a losprimeros les asigna “una mayor facilidad deagremiarse, por la escasez o control de laoferta de su mano de obra, o bien por tenerun mayor acceso a las garantías de lasociedad civil”[5]. En cambio, losencuadrados en el segundo sector, talescomo los portuarios, tenían una mayorcompetencia por los puestos de trabajodebido a la innecesaria preparación previarequerida para esas tareas y su escasatecnificación, derivando en la constituciónde organizaciones sindicales en “dondehabía que defender a puños, o quizás acuchilladas, la subsistencia, no solo antelos empleadores sino también ante lospropios compañeros o antes lasorganizaciones amarillas”[6]

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Sindicalmente, la SROPC ha competido deforma permanente con diferentesorganizaciones por la representación yprotección de los trabajadores de sugremio. En el período a analizar la disputase centró con el Sindicato Unión Portuariosy Afines (de aquí en más SUPA), surgido enagosto de 1944 bajo el ala protectora delEstado, con Gerónimo Shizzi como suprincipal dirigente. Su objetivo erarepresentar a los trabajadores de la “nuevaArgentina”, en contraposición a las otrasdos organizaciones ya existentes en la zonaportuaria, imbuidas, según ellos, de undiscurso “extranjerizante”[7]. Una de ellasera la Sociedad de Resistencia yamencionada, y la otra, el Sindicato deObreros Unidos del Puerto de la Capital(SOUPC), que actuaba bajo la dirección delPartido Comunista, y que fue fundado en1935 tras la reorganización del Sindicatode Diques y Dársenas. Finalmente, estaúltima organización se disuelve en 1946pasando a integrarse al sindicatooficialista, gracias a la aplicación de lapolítica de “entrismo” formulada por loscomunistas.

A su vez, el proceso de trabajo de losportuarios contaba con una particularidad

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respecto a la forma de contratación, elsistema empleado se denominaba ir al“pique”, y se basaba en la selección diariade la mano de obra en relación a la demandade trabajo establecida. La oferta laboralse exhibía en pizarras a la entrada delpuerto, a donde se acercaban lostrabajadores a consultar y postularse. Laselección del personal era realizada porcontratistas vinculados con las diferentesempresas, destinando al grupo de operariosseleccionados a las distintas embarcacioneso galpones de almacenamiento. La forma depago por las tareas realizadas era porjornal, lo que generaba escasa estabilidadlaboral y salarial en el conjunto de losestibadores. Si bien esta modalidad sufriráalgunas modificaciones en el períodoanalizado, es destacable que estaproblemática fuese recurrente entre losreclamos portuarios, buscando conseguir unsalario que compense los días del mes notrabajados.

Activismo anarquista en el puertode la Capital durante el peronismoLa trayectoria de la SROPC aquí analizada,será organizada en cuatros períodoscomprendidos entre los años 1943 y 1955,

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coincidiendo, a grandes rasgos, con lasperiodizaciones consensuadas por lahistoriografía sobre el movimiento obrerodurante el primer peronismo.

El inicio de un nuevo período para el mundoobrero (1943 – 1945)

La primera de estas etapas se inicia con elgolpe militar del 4 de junio de 1943 y laaplicación de una política dual hacia elmovimiento obrero. En primera instancia seaplicó la represión a toda organizaciónsindical de tintes revolucionarios. Lapersecución ejercida contra los elementoscomunistas, junto con la disolución de laCGT Nº2,[8] también se extendió a las filasdel anarquismo. Por otro lado, junto alascenso de la influencia de Perón dentro delos cuadros dirigentes de la “revolución”,la dependencia laboral del gobierno buscóacercarse a los sindicatos. Elreconocimiento estatal será bien recibidopor las entidades obreras de mayor peso yde perfil conciliador (ej. UniónFerroviaria), ya que respondía al reclamoefectuado por las mismas desde la décadaanterior, en búsqueda de mayor estabilidadinstitucional para sus sindicatos.[9] Laconquista de mayores beneficios laborales,

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con el beneplácito de la Secretaría deTrabajo y Previsión, contribuyó aconsolidar un nuevo vínculo entre ampliossectores de la clase obrera y el Estado.Proceso que decantó en la jornada del 17 deoctubre de 1945, donde se selló la alianzaentre la CGT y Perón.

Sobre este acontecimiento disruptivo, losanarquistas no se diferenciaron de suspares socialistas y comunistas alinterpretar a este acontecimiento como unadesviación de los “verdaderos” intereses delos trabajadores. Así lo reflejaba LaProtesta en su reaparición pública:

Nunca como ahora estamos solos losanarquistas para luchar contra elrégimen capitalista. (…) Todas lasfracciones proletarias creyeron ganarterreno contaminándose con la políticademagógica, hecha desde reparticionesdel Estado. Se las vio pisar lasalfombras, entrar en componenda conpersonajes que se comían crudos a loscapitalistas, aunque a decir verdad nose sabe de uno solo que haya sidodespanzurrado vivo, ni repartidas sustajadas. (…) Por las calles de laCapital se vivió momentos iguales a losque vivieron Roma y Berlín cuando elduce y el führer prometían instaurar elsocialismo de Estado y a una turbamulta

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aplaudirles.[10]

Respecto a los portuarios de la FORAdurante el período del gobierno de facto,podemos observar que solo durante algunosmeses pudieron actuar libremente, ya quedesde el 29 de noviembre la policíaclausuró el local que tenían en Lamadrid278 tras participar en una huelga impulsadapor la Federación Local (FOLB), organismoque nucleaba a los gremios foristas de laCapital Federal. Tras un largo período delimitada actuación pública, logran lareapertura de su local en agosto de1945[11].

Con anterioridad a esto, a principios delmes de agosto de 1943, encauzaron unmovimiento huelguístico que surgió de formaespontánea en la zona portuaria, en reclamode un aumento salarial de $2 (para pasar acobrar $10 de jornal). Haciéndose eco delos reclamos de los obreros se pliegan almovimiento huelguístico, llamando a laparalización total de las actividades yconvocando a reunirse para debatir elproceder de la campaña. Tras formular losreclamos, aplazan a las empresas navieras acumplir con las condiciones exigidas porlos portuarios en un término de 48hs. Ante

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la negativa o la indiferencia de la mayoríade las empresas, la huelga se concreta.Algunas entidades acceden al aumento, perola Prefectura presiona a estas a que no lootorguen, para no ceder ante los obreros.Finalmente, tras 9 días de huelga losportuarios cumplen su cometido y obtienenel aumento salarial.[12]

Una vez producida la clausura de su local,la SROPC seguirá actuando de forma semiclandestina en la zona portuaria, pudiendorecolectar adhesiones para desarrollarhuelgas solidarias como las realizadas losdías 22 de marzo y el 10 de abril de 1944,en apoyo a los Barraqueros[13].

Durante el año 1945 comienza a gestarse unconflicto en el sector de los “paleros”,quienes se dedican a transportar diferentesmateriales a pulso con la ayuda de -como sunombre lo indica- palas manuales. Lassustancias que manejan generalmente songranos, o extractos vegetales en forma depolvo, como el tanino. Materialesconsiderados insalubres por los efectos quecausan al ingresar en el sistemarespiratorio.

Desde el 19 de julio realizaron paros

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parciales para reclamar, principalmente:turnos de 4hs en el sector de manipulaciónde granel a pala (divididos en turnos de2hs), reconocimiento del trabajo insalubrey un jornal de $12 pesos por turno.[14] Elreclamo sufrió ciertas dilaciones por partede algunos grupos patronales, como el“Centro de Exportadores de Cereal” y “LaForestal S.A.”, por lo cual el conflicto seextenderá hasta los inicios del añoposterior. En las comunicaciones sostenidasentre la SROPC y las patronales, laagrupación anarquista plasmaba su posicióngravitacional entre los obreros del puerto,al no aceptar representación de otrasentidades sindicales mientras “el gruesodel gremio” responda a su organización,presentándose de esta forma, como el únicointerlocutor válido para destrabar elconflicto.

El 23 de septiembre de 1945, tras conseguirla reapertura de su local, efectuaron suprimera asamblea pública en el TeatroVerdi, donde se debatió ampliamente elconflicto de los paleros y la situacióngeneral del gremio. Aquel conflicto reciénfue resuelto a principios de 1946,entremezclándose con otros asuntos surgidosal calor del álgido contexto político.

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Activismo sindical en auge (1946 – 1948)

Una vez conquistado el poder político porPerón, el movimiento obrero que le otorgósu apoyo en la confección del partidotriunfante obtuvo un continuo crecimiento,en parte, debido a las diversasdisposiciones gubernamentales quefacilitaron la representación colectiva detodos los trabajadores de un gremio porparte del sindicato reconocido, perotambién gracias a la propia movilizaciónque efectuaron las entidades obreras parahacer efectivas esas conquistas. Al estaramparados bajo la protección del gobierno,el conjunto de los trabajadores avanzó ensus reivindicaciones sectoriales.

Durante estos años la organización de laFORA hizo notar su influencia en el puertoa partir de recobrar la libertad paraejercer su actividad sindical. Sus logrosse hallaron en la conquista de una serie dereivindicaciones, al calor de medidashuelguísticas, realizadas en enero de 1946,y en septiembre – octubre de 1947.

Anteriormente, mencionamos que el conflictoen el sector de los “paleros” no se habíaresuelto al cerrar el año 1945. Al noprosperar las negociaciones con los

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representantes patronales, la SROPC declaróla huelga por tiempo indeterminado a partirdel 9 de enero de 1946, extendiéndosefinalmente hasta el día 23 del mismo mes.El reclamo consistió en: “Jornal de $13,turno de 4 horas divididas en 2 tareas enlos trabajos de paleo”[15].

Esta paralización se produce conjuntamentecon el SOUPC, quienes reclamaban: $12 dejornal, aplicación de un nuevo reglamentoportuario, y “Por el aguinaldo permanenteno como una dádiva sino como una cuestiónde justicia a los sufridos trabajadores delgremio”[16]. Precisamente, este últimopunto, el decreto del aguinaldo, interpelóa la sociedad en plena campaña electoral,derivando en una gran polarización deopiniones.

Como vimos, la campaña portuaria tenía susmotivos previos a esta situación, pero eldía 13 de enero, los periódicos publicaronun comunicado de la SROPC titulado “LaVerdad de la Huelga Portuaria”, donde porprimera vez incluyeron entre sus reclamosel rechazo al aguinaldo “(…) por entenderque es una medida humillante para lostrabajadores organizados que no se sometena la política del gobierno”[17]. Los

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motivos que esgrimieron en contra de estamedida, se sustentó en la desconfianzaformulada hacia el concepto del pago de“emergencia” del decreto, calculando quereduciría su salario neto; al mismo tiempoque denunciaban que la disposiciónperseguía una maniobra electoral.

Durante los días 22 y 23 se plegaron a lahuelga diez sindicatos relacionados a laactividad portuaria para brindar su apoyosolidario y presionar a las patronales parasu resolución. El mismo 23, en una asamblearealizada en el Teatro Verdi, con laasistencia de 5000 obreros, se aprobólevantar el paro tras considerar comofavorables las cláusulas del acuerdo conlas patronales, resultando en unsignificativo triunfo para loshuelguistas[18].

Una vez firmado el acuerdo, el sindicato deorientación oficialista, que anteriormentehabía intentado impedir la medida defuerza, hizo un llamado a no volver altrabajo, argumentando que solo lo haráncuando se firme el acuerdo en la Secretariade Trabajo y Previsión. La Época reproducíasu posición postulando: “Se mantiene confirmeza el conflicto portuario”, aunque en

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la misma nota reconocían que la mayoría delos trabajadores retornaron a sus tareastras arreglar directamente con lasempresas.[19]

Durante el resto de 1946, la SROPC realizóuna serie de paralizaciones de menorenvergadura en concepto de “huelgassolidarias”, práctica ampliamente difundidaentre las corrientes internacionalistas,que a mediados del siglo encontró seriaslimitaciones gracias a las regulaciones enel accionar sindical. Desde el 12 de marzoresuelven el boicot a las embarcaciones debandera española, en rechazo a laspolíticas represivas del franquismo[20]; enjunio pararon 24hs en apoyo a la campañasostenida por la Sociedad de Resistencia deConductores de Carros en reclamo por lalibertad de agremiación; el 18 deseptiembre realizaron una paralización enprotesta por la detención de 79 marinerosgriegos, alojados en el Hotel deInmigrantes, prontos a ser deportados a supaís de origen -donde impera la leymarcial- bajo la caratula de“extremistas”[21]; y el 20 de noviembrerealizan otro paro de 24hs en solidaridadpor “los presos de San Martín”(trabajadores ladrilleros de la FORA de

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aquella localidad bonaerense, enjuiciados areclusión perpetua en el año 1933 a causa

de un conflicto gremial)[22].

Otra disputa que llevó a cabo estaorganización, durante el mismo año, fue enreclamo de que se cumpliese una norma querestringía la entrada de los carros ycamiones al puerto. La defensa de estareglamentación por parte del sindicatoportuario apuntaba a mantener los puestosde trabajo, ya que, según la Secretaria deTrabajo y Previsión: “(…) la aplicación deesa medida ha alterado un régimen existentedesde largo tiempo atrás en las actividadesportuarias, trayendo aparejada unareducción en el número de obreros ocupadosen tales tareas, pudiendo, en consecuencia,acarrear perjuicios para ellos”.[23]Momentáneamente, la dependencia estatalreafirmó la restricción del ingreso decamiones a la zona portuaria.

Respecto al desarrollo organizativo delgremio forista, hallamos a este períodocomo el de mayor influencia, tanto en suzona de acción, como en el resto de lospuertos del país. Esto último debido a que,a partir del conflicto iniciado en 1945,diversas organizaciones portuarias o

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ligadas a la actividad (en su mayoríaautónomos), entablaron una mayor relacióncon la SROPC. Estas vinculaciones derivaronen la organización de dos encuentrosportuarios de alcance nacional, con elpropósito de enmarcar sus relaciones deforma más orgánica entre los gremios de laactividad y de poder coordinar los reclamosparticulares para darles un mayoralcance.[24]

De manera simultánea, durante esta etapa elSUPA acrecentó su influencia en el puertode forma paulatina, teniendo que sortear lainfluencia histórica ejercida por losanarquistas a través de mostrarse como unaalternativa sindical capaz de ofrecerdiferentes beneficios laborales a losobreros gracias a la buena relación quemantenían con el gobierno.

El mayor revés que la SROPC sufrió en esteperíodo se produjo en febrero de 1947 altener que levantar una huelga decretadapara conquistar las 6hs laborales. Luego de8 días de paralización deberán reconocerque no pueden quebrar la resistenciaformulada por los empresarios, el gobierno,la policía, el sindicato oficialista y laprensa.[25] El SUPA, al ver que la huelga

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del organismo de la FORA no alcanzó sucometido, se animó a hacer público elobjetivo de eliminar a su organizaciónportuaria rival, para que no le genere másproblemas a futuro. El método pararealizarlo consistiría en imponer el carnetde su sindicato como requisito necesariopara poder trabajar en el puerto.[26]

Durante el mes de septiembre, ante el alzadel costo de vida, los sindicatosportuarios resuelven exigir un aumento desalario. El SUPA se abocó a entablarcontactos con agentes gubernamentales paraarribar a aquel propósito[27], mientras quela SROPC convocó a los portuarios areunirse en asamblea para decidir cómoencarar el reclamo. Su resultado fue laproclamación de la huelga por tiempoindeterminado desde el día 26 de aquel mes.

Luego de varios días de paralización y denegociaciones frustradas, el sábado 4 deoctubre, en la zona del puerto fuedistribuido un volante con el membrete dela organización portuaria de la FORAconvocando a volver al trabajo, en el queexpresaban: “Debemos tener confianza en elGobierno que defiende nuestros derechos –Debemos saber esperar para beneficio de

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todos – La huelga no solucionará ningúnproblema – No aceptemos que los extranjerosSponda, Suarez, Damonte, Lezcano,anarquicen y hundan nuestros hogares”.[28]Al mismo tiempo en que se distribuía estefalso comunicado, los huelguistasrealizaban un acto en la Isla Maciel, quefue disuelto violentamente por la policía,dejando un saldo de 24 trabajadores heridosde armas blancas y varios otros pisados porla caballería.

Pese a todas estas medidas represivas, lospatrones deciden poner fin a la huelga portemor a que los pocos obreros que estabanasistiendo al trabajo, bajo la ilusión delas “promesas de solución” oficialistas, seplegaran a la huelga sostenida por losforistas. Es así que el mismo sábado por lanoche se anunció que el conflicto fuesolucionado. El arreglo obtenido otorgabaun aumento del jornal, el pago deldescuento jubilatorio por parte de lospatrones, el proporcional a las vacaciones,junto a otras mejoras menores. A pesar deque el gobierno le prohibió a la patronalfirmar arreglo alguno con la FORA se dio lahuelga por ganada al conquistarse la casitotalidad de las exigencias. Al díasiguiente el SUPA rectificó el acuerdo con

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las empresas navieras, pero expresaron queaún se debe barrer con los elementosperturbadores que se han introducido en elgremio, pertenecientes a un “movimientoanárquico sindicalista”.[29]

Durante los años 1945 a 1950 la cantidad deafiliados con los que contó la SROPC oscilóentre los 150 a 300 cotizantesmensuales.[30] Su poder de convocatoria, encambio, difirió considerablemente enrelación a sus asociados, especialmente enocasión de campañas huelguistas, dondellegó a computar entre 5.000 y 6.000trabajadores reunidos en asamblea[31].Durante esos momentos de agitación, losaportes también se veían alterados,alcanzando de manera excepcional los 400cotizantes durante el mes de septiembre de1947.

Esta gran variación entre los afiliadoscotizantes y los “seguidores” fue unproblema estructural de las organizacionesvinculadas con los anarquistas, que ya hasido analizada por Ricardo Falcón (1986).Si bien el autor se enfocó en otro períodohistórico, el dilema responde a la mismalógica, ya que las organizaciones de laFORA, aún a mediados de siglo, siguió

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aplicando el criterio de que la cuotasindical no sea producto de un descuentocompulsivo de los sueldos, sino que seefectúe de forma voluntaria a través delaporte personal de cada trabajador.[32]

Intromisión del gobierno en la vidasindical (1948 – 1950)

A fines de 1948 el perfil económico mostrólos primeros signos de cambio, el freno dela bonanza derivó en el desajuste de labalanza comercial durante 1949,desacelerando la política redistributiva delos primeros años de gobierno. Lassoluciones argüidas por Perón ante estasituación fueron realizar ajusteseconómicos ortodoxos y ejercer un mayorcontrol sobre los factores de poder.

En este contexto, las presiones pormantener la fidelidad política al gobiernofueron cada vez mayores. Particularmente,se enfocó en ejercer un control más firmesobre el movimiento obrero, en vistas afrenar las demandas económicas y reajustarlas relaciones de fuerza. Con ese objetivo,el gobierno se abocó a delinear unadirigencia sindical fiel a sus decisiones,eliminando la autonomía política de losobreros a través de disolver el Partido

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Laboralista, intervenir la CGT, difamar yencarcelar a los líderes de esasorganizaciones que opusieran resistencia.Esta primer “limpieza” marcará el caminodel proceder autoritario-corporativo delgobierno de Perón.

Durante este período, el accionar delgremio anarquista analizado mostróprofundas transformaciones, resultando enun momento bisagra en su historia. Por unlado, sostuvo una significativa adhesiónentre las filas portuarias, lograndoalgunas conquistas a través de accionesreivindicativas, pero por otro lado, laacción de la SROPC empezó a verserestringida por la represión y elfavoritismo estatal.

A partir de 1948, su actuación públicaempezó a ser limitada a partir de lanegativa recurrente a otorgarles laautorización policial para realizarreuniones públicas, se produjerondetenciones esporádicas en la zonaportuaria a los militantes más destacados yprohibieron la distribución de propagandade aquella organización. Finalmente, enpleno desarrollo de una huelga a fines deseptiembre de 1949, la policía clausuró su

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local social ubicado en el barrio de laBoca. Como corolario, ante una nueva huelgaimpulsada a fin de ese año, el gobiernomandó a clausurar todos los localespertenecientes a la FORA en la CapitalFederal.[33]

Al mismo tiempo, el sindicato oficialistaganó cada vez más influencia en el puerto através de ciertas disposiciones legales quele otorgaron facultades exclusivas sobrelos trabajadores de la estiba, como: lainstauración del “delegado” en los puestosde trabajo (representantes del sindicatosin aval de los trabajadores), confunciones de supervisar y controlar eltrabajo, para que no se interrumpan“innecesariamente” las tareas[34]; la“retención de las libretas de trabajo” porparte de los capataces desde que empezabala labor de carga o descarga de un barcohasta que termine, persiguiendo la mismafinalidad de que no se frene eltrabajo.[35] Por último, la implementaciónde una “bolsa de trabajo” controlada por elEstado, que obligaba a todos los portuariosa inscribirse en una agencia estatal creadapara el caso, con el fin de que el repartode turnos de trabajo fuese más equitativo,pero un requisito previo para inscribirse

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en dicha “bolsa” consistía en estarafiliado al SUPA.[36]

En este contexto el debilitamiento de laSROPC se cristalizó a partir del fracaso enel cual derivaron la mayoría de losmovimientos huelguísticos emprendidos eneste período, como los de abril de 1948,septiembre de 1949 y la extensa huelga de1950. El no haber conquistado los objetivosplanteados, no solo significó una paulatinapérdida de influencia sindical para losforistas, sino también el incumplimientopatronal de las conquistas previas.

Las únicas acciones que desempeñaronfavorablemente los anarquistas duranteestos años fueron las huelgas de diciembrede 1949[37] y mayo de 1950[38], dondelogran aumentos salariales, y la denoviembre de 1949, por la devolución de laslibretas de trabajo retenidas a casi 80trabajadores.[39] A estas paralizaciones sesumó una profusa acción propagandísticadesarrollada en la zona de trabajo buscandoaclarar posiciones y mantener una vía decomunicación alternativa para informar alos obreros respecto de las modificacionesproducidas en el régimen laboral y de lasdificultades impuestas a su organización.

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Por último, al final de este período, laSROPC se involucró en la extensa huelgaemprendida por la Federación de ObrerosMarítimos (FOM) en 1950, brindando susolidaridad a través de decretar el paropor tiempo indeterminado a partir del 31 demayo. Esta huelga, de más de tres meses deduración, se desarrolló en defensa de la“libertad sindical” que el gobierno buscósuprimir a partir de 1949[40]. La SROPC,históricamente difirió con los marítimos encuanto a su sistema de organización y suconcepción ideológica, pero esasdiferencias fueron dejadas de lado ante lacoincidencia de ver restringida laactuación de sus organizaciones por partedel estado. Al embarcarse en una medida delucha tan determinante y ambiciosa puedeconsiderarse que los portuarios de la FORAoperaron bajo una lógica de “a todo onada”, buscando recuperar su libertad deactuación. El resultado de esta acción,ante el abandono de la huelga por parte delos marítimos, y por ende de ellos mismo,le produjo un revés inmodificable hasta elfin del régimen peronista.[41]

El cerco del autoritarismo (1950 – 1955)

Antes de la reelección presidencial el

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camino a seguir por el movimiento obrero yaestaba delineado, la conducción de lossindicatos fue depositada en manos dedirigentes de segunda línea, obsecuentescon las directivas del gobierno, utilizandoa las instituciones gremiales como cadenade transmisión de las políticasoficialistas.

La situación económica empeoró durante losaños 1951 y 1952, por lo cual el gobiernolanzó un Plan de Emergencia apuntando a larestricción fiscal y monetaria. A causa deesta política se establecieroncongelamientos de precios y de salarios.Ante esta situación, las fuerzas sindicalesy el gobierno se envolvieron en unenfrentamiento dialéctico entre elsostenimiento de las conquistas laboralesobtenidas y el aumento de la producción.

En la superficie, todos los sindicatosmantuvieron su adhesión al gobierno, peropor lo bajo, la masa de afiliados empujó asus dirigentes a no quedarse inmóviles antela degradación de sus condiciones de vidapor los efectos de la crisis económica. Alfinalizar el congelamiento de preciospautado hasta finales de 1954, lossindicatos tenían pensado exigir aumentos

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salariales compensatorios, por lo cual elgobierno convocó a un “Congreso Nacional dela Productividad” para aunar criteriosentre el sector empresarial y lostrabajadores. Aspiración que no logróconcretarse.

Para los portuarios de la FORA esta etapasignificó la pérdida definitiva de su poderde actuación sindical y de su influenciadentro de su área de trabajo. Durante 1951la SROPC conquistó sus objetivos en dosmedidas huelguísticas: en junio alcanzan unaumento en su jornal a $40[42], y en julioevitan que el SUPA adopte el control delpuerto ejerciendo funciones de contratista.Pero las campañas huelguísticas lanzadasposteriormente, en reclamo de aumentossalariales, no consagraron sus objetivos.Encontraron su accionar limitado por lacensura (sumándose el control sobre laprensa y las imprentas), y el climarepresivo de la época.

El golpe de gracia que sufrieron losportuarios se desarrolló a partir de larepresión policial efectuada en agosto de1952. Sus causas parten de un manifiestocirculado en la zona portuaria, en el cuallos foristas manifestaron su oposición a un

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descuento compulsivo decretado por la CGTpara contribuir a un monumento a la difuntaEvita. Esto resultó en una caza de bruja demilitantes de la FORA, concluyendo en lareclusión de seis portuarios a lo largo demedio año, sin adjudicarles ninguna causajudicial. Este caso derivó en la puesta enmarcha de una campaña que vinculó a todoslos sectores del anarquismo local (de porsí dividido), conformando el “Comité ProLibertad de los Obreros Portuarios de laFORA”, dedicado a difundir y denunciaraquella situación a través de manifiestos ymurales, organizando eventos y rifas pararecaudar fondos, y publicando un periódicodedicado exclusivamente a propagar lasrazones de las detenciones.[43]

La debilidad de la Sociedad de Resistenciadel Puerto se manifestó de forma integralal no poder convocar a una huelga o unamanifestación masiva en su propia zona detrabajo ante un hecho tan acuciante como elmencionado. La liberación de los detenidosfinalmente se logró gracias a la presiónsolidaria ejercida por los trabajadoreschilenos en oportunidad de la visitadiplomática de Perón al país vecino[44]. Lacampaña desarrollada por el “Comité…” serávirtualmente la última manifestación

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pública que llevaron a cabo los portuariosdurante el peronismo.

Una vez concluido este ciclo histórico en1955, la SROPC gozó de una brevereactivación, producto de recuperar ciertaslibertades, tales como la reapertura de sulocal, poder convocar reuniones públicas yplantear demandas colectivas. Aún bajo elestricto control de los nuevos militares enel poder, este sindicato se reposicionó enel puerto de Buenos Aires hacia fin delmismo año, formulando un pliego decondiciones en una masiva asambleadesarrollada en el Teatro Verdi.

Como síntesis podemos señalar que duranteel período comprendido entre 1943 – 1952 laSROPC desarrolló 26 huelgas (ocupando 200días) sobre un total de 517 realizadas enla Capital Federal durante esos años[45],percibiendo el 5,41% de las paralizacioneslocales. De las 26 huelgas realizadas porlos portuarios gran parte fueron efectuadaspor motivos solidarios (7), ocupando 95días de paralización, característicasumamente relevante, aunque no exclusiva,de los sindicatos anarquistas. Losrestantes 105 días de paralización serepartieron en 19 conflictos ocasionados

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por reclamos salariales, condiciones detrabajo y reglamentaciones laborales. Deestas 19 paralizaciones 8 resultaronfavorables a los reclamos obreros,obteniendo un 42% de efectividad. Por elcontrario 3 de estas huelgas fueronconsideradas un fracaso y levantadas con unbalance negativo, mientras las 8 accionesrestantes tuvieron un resultado más dudoso,ya que fueron reclamos que se volvieron apresentar al poco tiempo, generalmentebasados en aumentos de salarios.

ConclusionesEl estudio realizado nos permite extraeralgunas conjeturas que atañen a diferentestemáticas. En primer lugar, señalaremosaquellos aspectos en los cuales queda muchopor trabajar, tal como la particularidaddel sindicalismo portuario. Esta actividadha sido escasamente explorada en relacióncon la importancia que ocupó en la economíalocal, presumiblemente por la simpleza desus tareas, y la escasa tecnificación quela caracterizó durante la primera mitad delsiglo XX. La intervención de lostrabajadores del rubro impactó directamenteen esta área nodal de la economíaargentina, estructurada en función del

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comercio ultramarino. En este sentido, larelación de la economía nacional y regionalligada a diferentes puertos pocas veces seha relacionado con las dinámicas sindicalesde estas zonas.

Las producciones ligadas a la configuraciónde “comunidades” y de una culturaparticularmente portuaria han desarrolladopuntos de contacto con múltiplesmanifestaciones de la sociabilidaddesarrollada en estos espacios, prestandoatención a sus respectivas instituciones.De aquí que los trabajos enfocados en lossindicatos cobran una particular relevanciapara poder ser puestos en diálogo y lograruna mayor comprensión de aquellas dinámicaszonales.

Otro aspecto que esta investigación destacóes la conflictiva relación que diversasorganizaciones obreras entablaron con elperonismo. Esta perspectiva se sustenta enuna línea de investigación que cuenta conuna larga trayectoria, a través de la cualha demostrado que la integración delmovimiento obrero al programa político-sindical peronista no se desarrolló deforma lineal. Presentándose casos, como elaquí analizado, que se posicionaron en

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defensa a ultranza de la independencia desu sindicato frente al control estatal, yasea por una tradición histórica, unacuestión estratégica o por el sostenimientode algún principio político-ideológico,según el caso. En este sentido, el estudiodel movimiento obrero que no adhirió alperonismo durante sus primeros gobiernos esuna temática interesante de profundizar, afin de comprender de manera más compleja lasituación sindical durante este período.

Al mismo tiempo, la estrategia del gobiernode crear sindicatos paralelos donde nopudieron ganar el favor de las entidadespreexistentes, es una problemática queatraviesa la experiencia aquí analizada,pero que comprende un ámbito más vasto deaplicación, entendida como uno de losfactores claves en las transformacionesproducidas en el mapa sindical, en tantopolítica que reforzó la construcción devínculos corporativistas.

Por otro lado, este trabajo pone derelevancia el problema planteado respecto ala actuación del anarquismo posterior a losaños treinta, apuntando a brindar elementosde análisis que pueden ayudar areconsiderar el rol de los libertarios en

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el seno del movimiento obrero, en etapasbien distantes al inicio del siglo XX. Elestudio de los portuarios nos permitióconsiderar la presencia sindical y socialcon la que contó aquella organización, enun contexto que le era totalmente adverso,pudiendo clasificarla como relevante en elescenario portuario, al menos hasta 1950.

Este estudio de caso, también nos permitióvislumbrar un panorama más amplio, ligado alos gremios adheridos a la FORA en laciudad de Buenos Aires y a una serie desindicatos autónomos de estructurasfederalistas. Esta corriente sindical quese afirmó extinta y que fue obviada porcasi la totalidad de la historiografía delmovimiento obrero, queda pendiente de serestudiada, a fin de poder tener una ideamás global de su incidencia.

El contexto del peronismo significó unimportante condicionante para el desarrollode toda corriente sindical libertaria,tanto por la adhesión popular que atrajeronlos beneficios sociales otorgados por elgobierno, provocando la merma de adherentesen organizaciones de otro cuño, como porlas políticas represivas y corporativistasque lograron la censura de las

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organizaciones gremiales opositoras. Estapérdida de libertad influyó gravemente ensu desempeño, ya que al no poder actuarpúblicamente sus funciones quedabananuladas. Aun así, el caso de losportuarios nos muestra que huboorganizaciones que sostuvieron sus métodosde lucha y su filiación ideológica almargen de la política del gobierno,logrando mantener una importante presenciaorganizativa en sus respectivos gremios.

Fuentes

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Citas[1] Suriano, Juan, Auge y caída del Anarquismo.Argentina 1880-1930, Capital Intelectual, BuenosAires, 2005.

[2] Matsushita explica este cambio de mentalidad apartir de la intensificación de las luchas anti-monopolistas y anti-imperialistas llevadas a cabodurante los años 1936 y 1939; la superación de lasdiscusiones sobre la “prescindencia política” dentrode la C.G.T., ilustrada en el acto del 1º de Mayo de1936, organizado conjuntamente con el PartidoSocialista, el Partido Comunista, la U.C.R., el cualadquiere un perfil nacionalista al entonarse porprimera vez el Himno Nacional, y con la utilizaciónde banderas y estandartes patrios en lugar debanderas rojas. A partir de ese año los símbolospatrios serian una constante en los 1º de Mayo.

[3] Doyon, Louise, Perón y los trabajadores: losorígenes del sindicalismo peronista. 1943 – 1955,Sudamericana, Buenos Aires, 2006, p. 241.

[4] Bialet Masee, Juan, Informe sobre el estado de

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la clase obrera, Tomo I, Hyspamerica, Buenos Aires,1985, p 375.

[5] Di Tella, Torcuato, Perón y los sindicatos. Elinicio de una relación conflictiva, Ariel, BuenosAires, 2003, p. 99.

[6] Ibídem.

[7] Doyon, Perón y los trabajadores…, p. 272; yVolante sin nombre, SUPA, Buenos Aires, 26 de Juniode 1951.

[8] Horowitz, Joel, Los Sindicatos, el Estado y elsurgimiento de Perón. 1930 – 1946, Buenos Aires,Eduntref, 2004, p. 260.

[9] Torre, Juan Carlos, La Vieja Guardia Sindical,RyR, Buenos Aires, 2011, pp. 114 – 117.

[10] La Protesta, Año III, Nº 7936, Octubre 1945, p.1.

[11] Tras encontrar su local en “ruinas” por eldesuso, mudan su secretaria al local de laFederación de Obreros en Construcciones Navales(autónomos) en la calle Pedro de Mendoza, dada lacercanía de sus tareas laborales y la coincidenciaen sus prácticas sindicales federalistas.

[12] Crítica, 11/08/43, p. 5.

[13] “Huelga general por 24 horas en el puerto de laCapital, en solidaridad con los diez mil barraquerosque llevan diez días de huelga”, SROPC, 21/03/44;Organización Obrera, N° 95, Año 10, 01/05/44, p. 1.

[14] “A los compañeros portuarios en general, a los

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de sección paleros en particular”, SROPC, 25/07/45.

[15] Comunicado de la SROPC enviado a las patronalesportuarias el 09/01/46, reproducido en La Prensa,15/01/46, p. 16 y en Boletín Informativo, SROPC,Febrero de 1946, p. 1.

[16] Comunicación del Secretario General del SOUPC,Benjamín Fernández, hacía la SROPC. 07/01/46.

[17] La Prensa, 15/01/46, p. 11.

[18] El único punto del pliego que no fue aceptadopor la patronal fue la reducción de la jornada deltanino a 4 hs, por lo cual se aceptó la contrapropuesta de aumentar el jornal a $17 manteniendolas 8 hs. Boletín Informativo, SROPC, Buenos Aires,Febrero de 1946, p. 3.

[19] La Época, 24/01/46, p. 5.

[20] La Prensa, 14/03/46, p. 13.

[21] “En solidaridad con los tripulantes griegos”,Federación de Obreros en Construcciones Navales,Septiembre de 1946; La Prensa, 07/10/46, p. 11.

[22] “Paralizó grandes actividades del puerto lahuelga dispuesta por la FORA”, Crítica, 20/11/46, p.4.

[23] Revista de Trabajo y Previsión, Secretaría deTrabajo y Previsión, Año III, N° 11, Julio, Agosto,Septiembre de 1946, p. 1147.

[24] Las organizaciones participantes fueron:Sociedad de Resistencia Obreros del Puerto deZárate, Rosario, Capital y Villa Constitución,

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Sindicato de Portuarios de Campana, Soc. deResistencia de Conductores de Carros, Soc. deResistencia Chauffeurs de la Capital, Soc. deResistencia de Obreros de la Barracas, MercadoCentral de Frutos, Lavaderos de Lana y Anexos,Sindicato de Estibadores y Anexos de Necochea yQuequén, y Estibadores del Partido de CoronelDorrego; La Prensa, 05/10/46, p.16; La Protesta, N°7940, Octubre 1946, p. 1; El Obrero Portuario, Año1, N°1, Enero 1947, pp. 2-4.

[25] Crítica, 13/01/47, p. 5, 10/02/47, p. 3,13/02/47, 18/02/47, p. 4; La Época, 12/02/47, p. 4,13/02/47, p. 4, 15/02/47, p. 4, 16/02/47, p. 8,17/02/47, p. 4, 18/02/47, p. 4.

[26] “(…) el SUPA, ha hecho polvo la maniobra de laFORA (…), quiere aprovechar la oportunidad paratomar las medidas necesarias que impidan en losucesivo que aquellos elementos puedan volver aperturbar la tranquilidad de la familia portuaria. Alos obreros que quieran trabajar en el puerto se lesexigirá el carnet del SUPA (…), quedará terminada deuna vez por todas el peligro de agitación quesiempre tiene pendiente la FORA”, La Época,13/02/47, p. 3.

[27] “Mediante la intervención del General Perón seha de solucionar el conflicto de los portuarios”, LaÉpoca, 26/09/47, p. 4; “La central obreradesautoriza el paro de los obreros portuarios”, LaÉpoca, 27/09/47, p. 4; “Triunfo el criteriocomunista en la asamblea portuaria. En perjuicio deltrabajo y la producción sigue el paro”, La Época,28/09/47, p. 4, “Millones de pesos se pierden por lahuelga portuaria”, La Época, 29/09/47, p. 1, “Fue

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aplastada la confabulación comunista: trabaja elpuerto”, La Época, 30/09/47, p.1, “Debe actuar conmayor eficacia la Secretaria de Trabajo yPrevisión”, La Época, 01/10/47, p. 1, “Portuario:no te dejes dominar por el comunismo: concurre ellunes a hacerte cargo de tu trabajo”, La Época,04/10/47, p. 1.

[28] “Volante apócrifo” en El Obrero Portuario,SROPC, N° 2, Febrero de 1949, p. 3.

[29] La Época, 05/10/47, p. 6.

[30] Libro de Tesorería de la Sociedad deResistencia Obreros del Puerto de la Capital: 1944 –1947 y 1948 – 1950, SROPC, Buenos Aires.

[31] Boletín Informativo, SROPC, Buenos Aires,Febrero de 1946, p. 3; y La Época, 21/01/46, p. 3.

[32] El Obrero Portuario, SROPC, Año 2, Nº 7, Juniode 1950, p. 3.

[33] La Protesta, Año VIII, Nº 7990, Enero de 1950,p. 1.

[34] “Decreto N° 13.141/47”, 14 de mayo de 1947, enRevista de Trabajo y Previsión, Secretaría deTrabajo y Previsión, Año IV, N° 13 – 16, Enero –Diciembre 1947, pp. 396 – 397; “Gran AsambleaGeneral. Orden del día”, SUPA, 14/09/47.

[35] “5° Los documentos habilitantes de lostrabajadores portuarios quedarán en poder de losempleadores hasta tanto aquéllos hayan terminado sustareas, debiendo los patronos entregar a lasautoridades competentes dichos documentos en caso deinasistencia, las que procederán a su devolución

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previa la justificación a que se refiere el artículoanterior”

“Disposición (…) N° 11, de marzo 24 de 1948,ampliando las comisiones para la vigilancia decondiciones de trabajo en el Puerto de la Capital yfijando normas para la justificación deinasistencias de los obreros”, en Revista de Trabajoy Previsión, Secretaría de Trabajo y Previsión, AñoV, N° 17 – 20, Enero – Diciembre 1948, p. 415.

[36] “Disposición de la Dirección General de Trabajoy Acción Social Directa, de mayo 24 de 1948, creandola Bolsa de Trabajo para obreros estibadoresportuarios, dependiente del Registro General deColocaciones”, en Revista de Trabajo y Previsión…,pp. 415-416; y La Época, Buenos Aires, 03/06/48.

[37] “Nosotros como fiel intérpretes de laRevolución decimos que, los días 26 y 27 portuariosdeben trabajar para bien de la Nación y de lamilitancia Portuaria. Porque si hoy los obrerosportuarios gozan una situación económica buena, sela debemos a la Revolución de Perón! Líder de lostrabajadores argentinos” en “Hay cosas que no tienenrazón de ser”, SUPA, 23/12/49.

[38] “¡La huelga es el arma más digna y más eficazpara la defensa proletaria!”, SROPC, 18/05/50.

[39] “Compañeros”, SROPC, 02/11/49.

[40] Sobre esta huelga ver: Contreras, Nicolás,Clase obrera y peronismo. La “gran” huelga marítimade 1950, Del Siglo XX, Buenos Aires, 2008.

[41] “Apuntes para la historia del Movimiento Obrero

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Argentino”, SROPC, Agosto de 1950.

[42] “La C.D. ha respaldado sus actos basados ennormas legalistas (…) sin recurrir a violencias, ohuelgas que solo provocan el hambre y miseria entrelos trabajadores (…) Pero aun pululan en el puertoindividuos inescrupulosos que pretenden negar larealidad (…) FORISTAS, COMUNISTAS y todo eseconjunto de miserables deben ser definitivamenteradiados de nuestras filas por ser indignos deactuar entre gente de trabajo” en “Compañerosestibadores”, SUPA, 26/06/51.

[43] Agitación, Comisión Pro Libertad de los ObrerosPortuarios de la F.O.R.A., Nº1, Buenos Aires,Noviembre 1952.

[44] Testimonio de Osvaldo Damonte en Doljanin,Nicolás, La razón de las masas, Nuestra América,Buenos Aires, 2003, p. 17

[45] Doyon, Perón y los sindicato…., p. 252

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