Dossier La represión la tragedia oculta

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    1/12

    DOSSIER

    El terrible secreto del franquismo Francisco Moreno Gmez Madrid, la represininsondable

    Represin,la tragedia

    oculta

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    2/12

    Arriba , ejecucin delas trece rosas el 5de agosto de 1939...

    Tenan entre 18 y 23 aos y el cargoms grave que pudoprobrseles fue suafiliacin osimpatas a lospartidos comunista o socialista (acrlico, EnriqueOrtega).Derecha, EmilioMola Vidal.

    12

    golpe de Estado fracas ante una resistencia ines-perada, que provoc la revolucin y la guerra.

    As que ni se puede igualar y equiparar la actua-cin de ambos bandos, ni en ambas zonas ocurrilo mismo, ni las razones de la lucha fueron simila-res... ni igual la sublevacin que la defensa contrala agresin. Hoy sabemos que la Espaa del FrentePopular no estaba conspirando, ni la clase obreraestaba armada, ni exista un problema terrorista.

    La realidad es que la masa obrera se hallaba tra-bajando y segando en julio de 1936. Es ilustrativala declaracin de un campesino de Lora del Ro(Sevilla) a Granada Television (1985): Yo estabasegando el trigo. Vino un hermano a avisarme deque los militares se haban sublevado. Dej la sie-ga y nos fuimos al pueblo. El reformismo republi-cano fue rechazado por la clase dominante tradi-cional. La misma intolerancia mostr la Iglesia con-tra la corriente laicista que hoy parece normal. Portodo ello, no se puede simplificar el conflicto ymantener que todos fueron iguales, que los dosbandos hicieron lo mismo. Y, por supuesto, la re-presin no fue la misma, ni cualitativa ni cuantita-tivamente.

    Una represin de EstadoLa principal diferencia cualitativa entre ambas

    represiones es que la franquista fue siempre unarepresin de Estado, programada e impulsada des-de arriba. La represin republicana no fue una re-presin de Estado, sino una accin revolucionariaincontrolada, aprovechando el vaco de poder ini-cial provocado por la sublevacin.

    La represin franquista tuvo carcter instinal desde el principio. Los sublevados iniciagolpe matando: son conocidos los primeros mientos ordenados por Franco en la tarde del julio en las guarniciones africanas. Ms an, laclaraciones y bandos de los dirigentes subledejan claro el tipo de represin que propugnEn el primer bando de guerra de Franco ya sgan castigos ejemplares, severos y rapidos (verborrea de Queipo de Llano exiga violencterminio. He aqu un muestrario del 23 de jul

    Estamos decididos a aplicar la ley con firinexorable: Morn, Utrera, Puente Genil, del Ro, id preparando sepulturas! (4). Yo osrizo a matar como a un perro a cualquiera qatreva a ejercer coaccin ante vosotros; que sicireis as, quedaris exentos de toda responsdad (5). Al Arahal fue enviada una columna fda por elementos del Tercio y de Regulareshan hecho all una razzia espantosa(6).

    Y el 24 de julio: Qu har? Pues impondursimo castigo para callar a esos idiotas cneres de Azaa. Por ello faculto a todos los cdanos a que, cuando se tropiecen a uno de esojetos, lo callen de un tiro. O me lo traigan a myo se lo pegar (7).

    Los bandos e instrucciones del General cerebro de la sublevacin, tienen mayor dufrialdad. En sus instrucciones del 25 de mayo Se tendr en cuenta que la accin ha de ser entremo violenta para reducir lo antes posible amigo... (8). El 24 de junio: El Movimiento

    C CLICAMENTE SE VUELVE EN ESPAAa la controversia sobre las vctimas de laGuerra Civil, porque es una cuestin noresuelta ni ante la Historia ni ante la so-ciedad. Abundan los polemistas, pero la mayora endefensa del tpico del olvido, de no remover, de norevisar, pero, como ha dicho Pedro Lan Entralgo:Cmo se puede hablar de olvido, cuando toda laverdad todava se desconoce?... Cuando se escu-chan voces de que la guerra hay que olvidarla, deque no se debe remover el pasado o no se deben re-abrir viejas heridas, lo que se pretende olvidar, esdecir ocultar, es siempre la represin ocurrida conmotivo de la guerra. Y ms concretamente: la repre-sin ocurrida en la zona franquista y por el fran-quismo despus. No la represin republicana, queya fue suficientemente aireada por la propagandadel viejo rgimen, laCausa General , lpidas, etc.,etc. Quiere esto decir que las llamadas al olvido pro-vienen, en general, del sector de los vencedores, porlo cual tienen una motivacin no desinteresada: ladesaparicin de los disidentes y la ocultacin de lasvctimas son algunas de las constantes en las dicta-duras, y la de Franco no iba a ser menos.

    La historia de la represin franquista no se hahecho todava, salvo estudios provinciales o regio-nales que an no abarcan toda Espaa. Por ello,Lan Entralgo escribe que el trauma de la Guerra Ci-vil se podr olvidar tan slo despus de haber co-nocido la ntegra verdad de lo que ella fue (1). Y

    Carlos Seco Serrano afirma similar idea: un pia-doso olvido del atroz pasado no puede consistir enun olvido parcial, en dejar en pie solamente lasrazones de una de las partes..., mientras se impo-ne silencio ... a los que nunca pudieron exponer lassuyas dentro de nuestras fronteras. Ello sera lomismo que negar tajantemente el verdadero espri-tu de la reconciliacin (2).

    No ocurri lo mismoLa mayor aberracin histrica reside en el tpi-

    co del todos hicieron lo mismo . El todos fueroniguales es un spot publicitario demoledor, porqueequipara a los dos bandos: anula el derecho a la le-gtima defensa y a la resistencia ante un golpe deEstado; no distingue entre la actuacin democrti-ca y la anticonstitucional, ni entre la violencia pro-gramada por los sublevados y la provocada en lamasa inculta, indignada por la sublevacin.

    En la Guerra Civil no todos fueron iguales ni hi-cieron lo mismo, y las razones de la lucha fueronmuy diferentes, as como las motivaciones y losmtodos. La tesis del equiparamiento a ultranzaentre ambos bandos conduce a la aberracin de le-gitimar por igual el golpismo y la defensa de la le-galidad establecida.

    No es que los espaoles, en 1936, decidieranpelearse y matarse entre s, sin ms ni ms teorade la guerra incivil sino que la clase dominantetradicional, instrumentalizando al Ejrcito, pres-cindi de la va democrtica y se lanz al caminototalitario, siguiendo el ejemplo del fascismo emer-gente en Europa (Italia, Alemania y Portugal). El

    Francisco Moreno GmezHistoriador. Catedrtico de Instituto

    El terrible secreto del franquismo

    Mola lo tena claro desde que comenz a or-ganizar la sublevacin. En su directiva pri-mera, de mayo de 1936, ya se ocupaba dela represin: ...Sern encarcelados todos los direc-tivos de los partidos polticos, sociedades o sindica-tos no afectos al Movimiento, aplicndoles castigosejemplares a dichos individuos para estrangular losmovimientos de rebelda o huelgas. En junio anincrementaba la dureza: la sublevacin debera ser de una gran vlaciones no conducen mas que al fracaso. En julio, tras la sublevacontundente: Cualquiera que sea abierta o secretamente defensopular, debe ser fusilado.

    No hablaba en broma. Navarra, feudo del Director, sera unpresin sin piedad. Uno de los primeros muertos de la Guerra CivGuardia Civil en Pamplona, Jos Rodrguez Medel, fiel a la Repfue tan tremenda en toda la provincia que en noviembre de 1936 eplona, Marcelino Olaechea, aunque partidario del Movimiento, de la matanza: Perdn! Perdn!, sacrosanta ley del perdn. Nms sangre!... No ms sangre que la decretada por los tribunales cia serena, escrupulosamente discutida, clara, sin dudas, que jamfuente de remordimientos...

    Ramn Salas Larrazbal conclua en 1977 que en Navarra habdas 948 personas; rectific su cifra aos ms tarde, levantndolaao despus el Colectivo Afn le rebata asegurando que fueron fra sobrecogedora para una provincia con escasa poblacin y alej

    Mola lo tena claro

    DOSSIER

    El Rgimen ocult celosamenteque su represin haba causadoms de 130.000 vctimas

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    3/12

    Julin Zugazagoitia,director de El

    Socialista, ministro dela Gobernacin y secretario general deDefensa, ejecutado en

    Madrid el 9 denoviembre de 1940.

    ser simultneo en todas las guarniciones y, desdeluego, de una gran violencia...(9). El 19 de julio:Hay que sembrar el terror... dejar sensacin de do-minio eliminando sin escrpulos ni vacilacin a to-dos los que no piensen como nosotros (10).

    Nada semejante se escuch entre los miembrosdel Gobierno de la Repblica o altas autoridades.No se trata de minimizar la represin roja o repu-blicana, sino de dejar claro que nunca fue alentadapor el Gobierno, que la desautoriz e intent ponerorden en medio del caos. Su primer paso fue la cre-acin de los Tribunales Populares el 23 de agostode 1936, un da despus del asalto a la crcel Mo-delo de Madrid,a fin de evitar matanzas frenticas ,segn el decreto. Aunque su actuacin dej muchoque desear, fue controlando los paseos, que que-daron circunscritos a 1936. Desde mediados de1938 la Repblica no aprob ya ninguna ejecucin

    Las declaraciones y actitudes de los dirigentesrepublicanos marcan una diferencia abismal conlas de los sublevados. Indalecio Prieto, en su alo-

    cucin del 8 de agosto de 1936: Pormuy fidedignas que sean las terribles ytrgicas versiones de lo que ha ocurrido

    y est ocurriendo en tierras dominadas por nuestrosenemigos..., no los imitis; no imitis esa conduc-ta, os lo suplico (11).

    Manuel de Irujo, Ministro de Justicia, en su to-ma de posesin, en mayo de 1937, declara: Le-vanto mi voz para oponerme al sistema y afirmarque se han acabado los paseos... Hubo das enque el Gobierno no fue dueo de los resortes del

    14

    Parte de la represin republicana sedebi a la ira popular suscitada por la sublevacin, como en el caso del asaltoal Cuartel de la Montaa. El Gobiernorepublicano jams alent la represin

    Madrid. Ocho consejos de guerra esperaban a los vencidos antesde el general Francoi hubiera logrado entrar en la capital. Sin de-rechos ante una justicia militarizada para los civiles, con juiciossumarsimos, miles de presos podan esperar que los jueces dilucidasenen unos minutos sobre su vida o sobre su muerte en vida quince o vein-te aos de crcel. Sus defensores slo pedan piedad. Decenas de cr-celes les aguardaban. Unas ya existentes y otras habilitadas provisional-mente en colegios religiosos o cuarteles:San Antn, Yeseras, Torrijos,Santa Rita, Comendadoras... Entre ellas, Porlier y Ventas, sta ltima demujeres, de donde parta el va crucis de la mayor parte de las vctimashasta su fin, de madrugada.

    Hombres y mujeres de Madrid y de toda Espaa poblaban las crce-les. Gente unida por el destino de un consejo de guerra. Entre el 6 de ma- yo de 1939 y el 4 de febrero de 1944, 2663 personas fueron fusiladas s-lo en las tapias del Cementerio del Este de Madrid, por mandato de la Au-ditora de Guerra. Tambin se fusilaba en las tapias de otros cementeriosmadrileos, como el de Carabanchel, o en los de otras lo-calidades de la provincia, como Alcal de Henares o Getafe.Ocasionalmente, en las propias crceles y cuarteles se apli-caba el garrote vil con o sin prensa, a voluntad de Su Ex-celencia y sus afanes instructivos.

    Mes tras mes, se van sumando los ajusticiamientos antelas tapias del Cementerio del Este, con una nica pausa enel mes de septiembre de 1943, nico de los 57 meses enque no se produjeron ejecuciones. En este cementerio, y enfecha 24 de junio de 1939, fueron fusiladas 104 personas.Familias enteras resultaron exterminadas, como en el casode los hermanos Alfonso, Jess y ngel Ocaa Cabeza, pa-sados por las armas el 14 de febrero de 1941. Los fusila-mientos crecan en torno a los aniversarios de un rgimenque haba nacido con sangre y violencia y que deba mante-nerse ungido en ellas.

    Las mujeres quedaban dentro de aquel programa de ani-quilamiento. Ochenta y siete de ellas fueron ejecutadas an-te esas tapias, entre ellas, las conocidas como las Trece ro-sas. Las jvenes militantes de la JSU, algunas menores de

    edad, formaban parte de un sumario colectivo de 57 personas, fusiladascuarenta y ocho horas despus de haber sido dictada la sentencia. Slouna se salv de la ejecucin inmediata: Antonia Torres Llera. Seis mesesdespus de haber sido verificada su identidad, fue devuelta al pelotn defusilamiento y ejecutada.

    La infernal maquinaria apabull al propio conde Ciano, ministro deasuntos exteriores italiano, que confesaba en una misiva a Mussolini queen Madrid se ejecutaba un promedio de 200 a 400 personas diarias,en proporcin superior a Barcelona y a otras ciudades de Espaa. Milesde ellos aguardaban en capilla, los corredores de la muerte de las crce-les. Pero, y los que no superaban las torturas en comisara? Y los quemoran paseados en las cunetas de las carretereas o en las veredas de la Casa de Campo, sobre todo en el bienio del mayor terror: 1939-1940? Y los que moran por enfermedad de las secuelas de la tortura, el hambre y la miseria en el interior de los muros carcelarios?

    Miles de hombres y mujeres se hacinaban en las crceles, vctimas deuna legalidad creada ex profeso para su ani-quilamiento fsico o moral y para el amedren-tamiento de su entorno.En el tablero de las cifras, todos los estudiosse enfrentan con el afn de borrar la actua-cin de una legalidad sin legitimidad. Desdelos partes de defuncin del cementerio, don-de el nico indicio del fusilamiento es que losdatos del fallecido se ven acompaados poruna A, que remite a la Auditora de Guerra,hasta los Registros Civiles, donde la causa dela muerte se desconoce o se solventa con elrecurso imaginativo de referirse a un derramecerebral o a una parada cardiaca como causa de la muerte.

    Mirta Nez Balart y Antonio Rojas son autores deConsejo de Guerra. Los fusilamientos en el Madridde la posguerra (1939-1945), La Compaa Lite-raria, Madrid, 1997.

    Madrid, la represin insondable

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    4/12

    Despus de esto,qu bien quedar Espaa!, deca esta postal, izquierda, quecircul por la zona franquista. La apisonadora de la represin passobre Espaa y la cubri decadveres, comostos, dejados atrspor los sublevados

    en Extremadura,abajo.

    Derecha, trespersonajes clave enla represin: Mola,el Director,Queipo de Llano,terror de las ondas

    y de Andaluca y Franco, al quenunca le tembl la mano al firmar sentencias demuerte (por JosLpez Fernndez).

    poder. Se encontraba impotente para oponerse alos desmanes sociales. Aquellos momentos han si-do superados... Es preciso que el ejemplo de la bru-talidad monstruosa del enemigo no sea exhibidocomo el lenitivo a los crmenes repugnantes come-tidos en casa...(12) Y Juan Negrn, presidente delGobierno, ante las Cortes reunidas en el monaste-rio de San Cugat, en septiembre de 1938: A mme duele la vida de los espaoles sacrificados es-trilmente en el otro lado. A m me interesa, parael gobierno futuro de Espaa, conservarlos a ellos

    tambin, y que sirvan de contraste con nuestra opi-nin y posicin poltica (13).Este tipo de declaraciones, y otras similares de

    Manuel Azaa, no se produjeron en el otro bando(la oposicin de Hedilla o del obispo de Pamplonafue totalmente silenciada; las tardas palabras deYage fueron desautorizadas por el rgimen). Los

    franquistas programaron una represin de Estado,mientras que la Repblica fue eliminando la repre-sin incontrolada que en los primeros meses esta-ll en su territorio. Lgicamente, la Repblica nopoda renunciar a la aplicacin del Cdigo de Jus-ticia Militar y a la actuacin de los tribunales con-tra sublevados convictos y confesos, y hay que ad-mitir el alto grado de pasin propio de la guerra.

    El modelo del terror naziOtra de las diferencias fue el contexto interna-

    cional, el modelo internacional respecto a la repre-sin. Los mtodos expeditivos empleados en la Ale-

    mania nazi desde su llegada al poder en 1933, fue-ron tenidos muy en cuenta por los sublevados. Esconocida la relacin que existi entre los conspira-dores y los consulados alemanes en Espaa.

    El terror como instrumento poltico ya haba sidoutilizado desde el comienzo del Tercer Reich, se-gn ha sealado, entre otros, Alberto Reig (14). Yomismo alud a ello en mi libro sobre Crdoba: la re-presin franquista no debe desconectarse del pa-norama fascista europeo, con sus tpicos mtodosimplacables, ante los que la vida humana perda to-do valor. (...) Franco se encontr as con todos loselementos a su favor y arropado por las llamadasnaciones hermanas (Alemania e Italia)(15). In-cluso lleg a contar con asesoramiento de la Gesta-po en los comienzos del Rgimen.

    Ms an: el alumno espaol result aventajado.El historiador Angel Vias ha dado a conocer un do-cumento del teniente coronel Hans Von Funk, uno

    de los pocos militares de alta graduacin alemanesque estuvieron presentes en el teatro de operacio-nes del Ejrcito Sur, en el que informa a Berln so-bre la entrada de las tropas de Franco en Toledo,donde por algunas calles corra la sangre; aadeque l es un soldado acostumbrado a la lucha, queha combatido en Francia durante la Gran Guerra,

    pero que jams ha contem-plado la brutalidad y la fero-cidad con que el Ejrcito Ex-pedicionario de Africa desa-rrolla sus operaciones. Porello desaconseja el envo detropas regulares alemanas aEspaa, porque, ante tal sal-vajismo, los soldados alema-nes se desmoralizaran (16).La referencia de la Repblicaeran las democracias euro-

    peas (Francia e Inglaterra), yla Sociedad de las Naciones.En la zona sublevada, el te-rror y la represin constituye-ron la forma esencial de ac-cin poltica; en zona repu-blicana, como afirma AlbertoReig (17), la violencia revolu-cionaria nunca estuvo progra-mada como arma poltica.Existe tambin una gran dife-rencia geogrfica entre la re-

    16

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    5/12

    Las primerasmilicias fueronpresa fcil para las

    tropas de frica.Muchos milicianosfueron ejecutadosinmediatamentedespus de la lucha,como este grupocapturado por loslegionarios,conducido ante unoficial y fusiladominutos despus.

    tiempo, presenta importantes diferencias con lafranquista, programada, institucional, implacable ytotalizadora, dilatada en el espacio y en el tiempo.

    Pero conviene, adems, deshacer la manipula-cin de que la represin franquista fue la respues-ta al terror revolucionario, lo cual dejara sin expli-car los 2.500 fusilamientos de Canarias, los deCeuta, Melilla, los miles de Galicia, de Salamanca,Valladolid, Zamora, Segovia, La Rioja, Navarra,etc., donde los republicanos no movieron ni un de-do, al igual que en otras muchas localidades de to-da Espaa. Otra falacia es asegurar que las ejecu-ciones de posguerra se debieron a hechos de san-

    gre (delitos concretos, escribe el cura MartnRubio), cuando los fusilados por este concepto nosuponen ni el 10 %, siendo el grueso de la repre-sin exclusivas represalias polticas.

    Hemos matado, pero menosLa nueva historiografa de la guerra debe llegar

    tambin al esclarecimiento de las cifras de la re-presin. Es ah donde se halla la raz del tab y delas suspicacias. sa es la pgina negra que se quie-re ocultar y que se ha estado manipulando.

    En todos los pases, los genocidios han sidosiempre negados y ocultados por los represores:desde los ejemplos recientes de Bosnia, Argentina,

    Chile, Centroamrica, a los ms pretritos de laAlemania nazi, el Japn o la URSS staliniana. Res-pecto a las cifras de la represin republicana, nohay problema: el franquismo comput minuciosa-mente sus vctimas los cados, los coloc enlpidas y les hizo objeto de un gran sumario nacio-nal, la clebre Causa General . Este cmputo, sibien necesita una revisin cientfica para evitar du-plicidades, se puede aceptar como indicador fiable.

    El problema histrico son las cifras de la repre-sin franquista. El Rgimen ocult mientras pudoel genocidio cometido. Fue el Nosotros no hemos

    matado; han sido ellos; Franco, en 1938, llegfrar en 470.000 los cados por la horda marxi

    A partir de los aos sesenta, y estimulados plabor de los investigadores extranjeros (JaThomas, Brenan, etc.), los historiadores franqse atreven a un parcial reconocimiento de la prepresin, pasndose a la segunda fase: Hemotado, pero menos que ellos. Ricardo de La Ccomenz con una cifra ridcula: 8.000 fusiladla posguerra (19). Luego, Ramn Salas lleg anocer 23.000 fusilamientos en la posguerra, todava muy corta (20).

    Los errores de Salas LarrazbalSe llega a la tercera fase: todos fueron iguy a lo que contribuy decisivamente el libro dmn Salas Larrazbal:Prdidas de la guerra . Susis ya era conocida: los franquistas ma(57.808), pero los republicanos mataron (72.337). El problema ms grave surgi cuandles cifras fueron asumidas por Hugh Thomasedicin de 1979 de La guerra civil espaola ycientemente, por Stanley G. Payne, con lo cuquieren una dimensin internacional negativa

    el conocimiento de la verdad. Todos los ltimtudios con investigacin paciente y rigurosa, ppor pueblo, desmontan las cifras dadas por S

    Cules son las fuentes de Salas Larrazbateora, los Registros Civiles. Primer error (plos Registros inscribieron menos de la mitad matanzas cometidas). Pero, adems, pretendesarse en los Registros, no directamente, sinorectamente, a travs del Instituto Nacional detadstica (INE) de los aos cuarenta. Segundol mismo reconoce que se ha limitado a disealisis demogrfico, con proyecciones supnes estadsticas. Tercer error.

    El problema del INE, con relacin a las muviolentas de la dcada de los cuarenta, es que

    presin de ambas zonas. La franquista afect a to-das las provincias espaolas sin excepcin, y a ca-

    si todos sus municipios; mientras que la represinrepublicana no existi en unas catorce provincias, yen varias ms fue escasa y afect slo a los muni-cipios con mayor tensin social; por ejemplo, enCrdoba, el terror rojo slo es digno de mencinen 46 de los 75 municipios de la provincia. Portanto no es creible que la represin republicana pu-diera haber sido superior a la de la otra zona.

    Tambin es significativa la diferencia temporal.La represin franquista se prolog toda la guerra yno ces con su terminacin. En las primeras sema-

    nas de la victoria tengo documentadas 64 aplica-ciones de la ley de fugas slo en la comarca de LosPedroches (Crdoba). En Albacete, 573 fusila-

    mientos de posguerra son arbitrarios o extrajudicia-les. En slo cuatro pueblos de La Serena (Badajoz),Jacinta Gallardo suma 242 paseados en abril y ma-yo de 1939 (18). En las mismas fechas liquidarona 70 personas en Casas de Don Pedro (Badajoz),segn la Causa General ... Y mucho despus, en latarda fecha de 1947-1949 (el trienio del terror),documento 121 aplicaciones de la ley de fugas enCrdoba y un millar en toda Espaa.

    En la zona republicana la mayora de los crme-nes se cometieron en el verano y otoo de 1936.Esta violencia de retaguardia queda casi controlada

    en 1937 y fue muy espordica en 1938. Desde elverano de ese ao, la Repblica ya no aprob nin-guna pena de muerte. El otro bando, en ese mismoverano de 1938, sigui fusilando a malsava: 191en Don Benito, 59 en Villanueva de La Serena,etc., cifras que luego se doblaron en la posguerra.

    La diferencia es clara: la represin franquistadur unos 15 aos, entre guerra y posguerra, mien-tras que la republicana se circunscribe al primerao de la guerra. Tal diferencia temporal ahorra to-do comentario.

    Otra diferencia es la represin como estrategia.Los franquistas utilizaban el fusilamiento masivo,

    la razzia y el escarmiento al estilo rifeo, en el mo-mento de ocupar los pueblos, con el objeto de im-pedir cualquier reaccin, sojuzgando a la gente porel terror. No otra cosa era la teora nazi de la gue-rra total o las prcticas de la guerra colonial. Exis-ten matanzas arbitrarias documentadas en los es-tudios provinciales hechos en Sevilla, Huelva, Gra-nada, Crdoba, La Rioja y en Soria, entre otros, sinolvidar los varios miles masacrados en Badajoz.

    En Crdoba, aparte de 4.000 fusilados en la ca-pital, llenan de estupor las matanzas, a manera de

    escarmiento, de 1936: 700 campesinos en Baena,un millar en Puente Genil, 300 personas en Palmadel Ro, 400 en Fuenteovejuna...

    En cuanto a los bombardeos, aunque se dieronen ambos bandos, jams la aviacin republicanaametrall al personal civil que hua de la guerra,como hizo la franquista en la evacuacin de Mla-ga, en 1937, o en pueblos de Extremadura, en elverano de 1938 (en el cierre de la bolsa de La Se-rena): los Registros Civiles de Don Benito y Villa-nueva, con su parquedad habitual, inscriben al me-nos 143 vctimas por esta causa; y volvi a ocurriren la evacuacin de Tarragona, ya 1939.

    En definitiva, la represin republicana, incontro-lada y episdica, reducida en el espacio y en el

    18

    Los sublevados emplearon desde el principio al final de la guerra losfusilamientos masivos para aterrorizar a la poblacin, desmoralizar a losresistentes e impedir toda reaccin

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    6/12

    las vctimas. Empecemos por las conclusiones demi estudio sobre Crdoba. En el Registro de Mon-turque hallamos la inscripcin, diferida por su-puesto, de Jernimo Ortiz Urbano, de 25 aos, ycon esta nota: su cadver fue sepultado con el deotras vctimas en fosa comn abierta en campo li-bre y lugar indeterminado, el 30 de agosto de1936. De las dems vctimas no existe ni rastro enese Registro totalmente consultado (21).

    En el Registro de Crdoba capital, revisado has-ta 1950, aparecen no ms de 775 fusilados en1936 en la capital. Sin embargo, en el Libro delCementerio y en unos cuadernos conservados en su

    capellana consta el triple: 2.088 fusilados, queson ms porque se ha perdido un tercer cuadernoy, de los conservados, a uno le faltan hojas. Lamagnitud de la matanza se comprueba en las listasde cadveres desconocidos que aparecen en el Li-bro del Cementerio. El afn de ocultacin filofran-quista ha sembrado la duda, apuntando que esosdesconocidos pueden deberse a los bombardeosque sufri Crdoba, cuando estos aparecen perfec-tamente diferenciados.

    Lo cierto es que muchas vctimas no han sidoinscritas, como lo prueba que entre 1979-81, con

    motivo de la Ley de Pensiones de guerra, se pcaron numerosas inscripciones y no el 10 %mo aventura Salas, sino que, en bastantes lodades, se supera el 20 % en los casos en quejaran deudos que pudieran reclamar la pensi

    Consultado el Registro de La Rambla, slorecen 18 fusilados por los franquistas duranguerra; pero en el Libro de la Prisin local cocon nombres y apellidos 57 vctimas sacadoella en 1936 para su ejecucin. Una relacin feccionada por el Ayuntamiento de Santaellalos familiares de las vctimas suma 36 fusiladoel Registro slo aparecen 18. Una encuesta

    zada entre la poblacin de Nueva Cateya arrovctimas; en el Registro slo aparecen 17.Tropas marroques efectuaron una razzia

    llafranca de Crdoba, el 26 de julio de 1936vctimas fueron 50, segn la memoria unnimla poblacin; los documentos de un sublevaGeneral Cuesta, reconocen 28 muertos; pues en el Registro slo aparecen 4. Fernn Neasaltada por tropas legionarias el 25 de juli1936; segn la opinin pblica fusilaron a 80sonas (se conserva una fotografa de una granra de campesinos momentos antes de morir); tes franquistas admiten 60 ejecuciones, pero eRegistro Civil slo 42 estn anotadas.

    Estas conclusiones mas sobre las deficiede los Registros en Crdoba estn corroboradotros investigadores en las dems provinciabismo que separa las cifras de Salas Larrazbla realidad ha quedado tambin evidente en e

    lance final de Crdoba: l cifra en 3.864 los lados por el franquismo, nuestra investigacirevelado ms del doble: 1) fusilamientos duraguerra: 7.679; 2) fusilamientos en la posgu1.594; 3) vctimas causadas al maquis o la gulla: 185; 4) campesinos liquidados en la reprede la guerrilla: 121. Total: 9.579. Y habra qumar los 756 presos exterminados por hambrecrcel de Crdoba en los aos cuarenta (22).

    En cuanto a la represin republicana, el cto de Salas, por el contrario, aparece inf2.642 vctimas. Mi investigacin, aadiendo labajas sufridas por Guardia Civil y Falange enpresin del maquis, suma 2.384 vctimas. Detas, quizs habra que restar 324, fusilados fde la provincia y cuya inscripcin podra estplicada; as ocurre con los 144 derechistas dezoblanco, fusilados en Valencia: Vicent Gabaha comprobado inscritos en Valencia y yo e

    doba. La misma duplicidad hay entre otros c

    Poblacin civil vctima de los bombardeos sobreMadrid, Barcelona y Lrida. Todos

    bombardearonciudades, pero la aviacin franquista se ceb en objetivosciviles sinimportancia estratgica alguna,

    como Guernica; oametrall a civilesque huan por lascarreteras, como enMlaga, Badajoz y Barcelona (AGACE,

    Alcal).

    chas de estas inscripciones son diferidas y perte-necen al perodo de guerra y esto el INE no lo dis-tingue. En consecuencia, resulta imposible calcularlas ejecuciones de posguerra si no se vuelve a lafuente inicial: los Registros Civiles (fiables para laposguerra, pero no para la guerra). El INE planteaun segundo problema: ni siquiera refleja bien lasinscripciones de los Registros. Por ejemplo: Salascifra en 96 las ejecuciones de posguerra de Gero-na, cuando en el Registro Civil constan 519; en Ali-cante, 334, pero en el Registro figuran 700; en Ja-n, 606, cuando slo en el Registro de la capitalconstan 1.280. As, el INE de esta dcada no es

    fiable ni para lo que consta en los Registros, cuan-to ms para lo que no se inscribi nunca.

    Confusin sobre las muertes violentasEn tercer lugar, usando los datos del INE, Salas

    plantea otro elemento de confusin. Entre las casi-llas estadsticas de muertes violentas, que van dela 173 a la 198, slo valora esta ltima ejecu-cin judicial (22.641) para deducir los fusila-mientos de posguerra. Pero ejecuciones judicialeshubo en ambas zonas durante la guerra: en qubando y en qu tiempo colocamos estas ejecucio-nes? Las casillas 173 y 175 homicidios(30.079) las achaca, sin ningn criterio, a la re-presin republicana, pero ah puede haber vctimasde ambas zonas. La casilla 184 traumatismo porarma de fuego (4.006) la descarta con el argu-mento de que se trata de accidentes en el serviciode armas, cuando en nuestra investigacin en los

    Registros estamos hartos de comprobar fusilamien-tos que constan as: traumatismo por arma de fue-go o por shok traumtico, o por hemorragia in-terna y externa, o por hemorragias mltiples...

    Tampoco se comprende que Salas no incluya lacasilla 186 traumatismos diversos (16.487),que puede incluir ejecuciones. Descarta la casilla195 muerte violenta de causa desconoci-da(2.836), que puede contener vctimas de la re-presin. La casilla 197 ejecucin en la poblacincivil (14.721) es la nica que atribuye a las ma-tanzas de los sublevados durante la guerra.

    En definitiva, lo nico seguro es que en la dca-da de los cuarenta aparecen en el INE 163.983muertes violentas achacables a la represin, perono sabemos cules pertenecen a cada bando nicules se sitan en la guerra o en la posguerra. Siel INE reproduce mal las inscripciones de los Re-gistros y si estos incluyen la mitad o menos de las

    matanzas, puede concluirse que ni los Registros Ci-viles ni mucho menos el INE aportarn nada fiablesobre las cifras de la represin franquista.

    No debe sorprender la tendencia a la ocultacinen los Registros Civiles. Ya se ha dicho que, a lo lar-go de la Historia, los reprimidos se convierten a me-nudo en desaparecidos. En el caso de la Guerra Ci-vil, un gran factor inhibitorio para la inscripcin delas vctimas fue el clima de terror disuasor para losfamiliares que hubieran de solicitar el registro deun rojo. Los que no dejaron familiares, viudas o hi-jos, o posibilidad de herencia, quedaron en el ano-

    nimato; tngase en cuenta que un tercio de las vc-timas, segn los estudios actuales, eran jornalerosjvenes, solteros y sin descendencia. Otro factorque entorpeci las inscripciones fue la dispersin,el exilio, los extraamientos y el movimiento migra-torio causado por la guerra. Miles y miles de perso-nas jams volvieron a sus lugares de origen.

    En fin, el dato incuestionable es que los Regis-tros Civiles adolecen de lagunas gravsimas sobre

    20

    Represin franquista en Crdoba

    Cifra ofrecida por Salas:(guerra y postguerra)..................... ......................................... ......................................3.864Cifras de mi estudio:Fusilamientos durante la guerra...... ......................................... ....................................... 7.679Fusilamientos en la postguerra............................. ........................................ ................... 1.594 Vctimas entre los miembros del maquis......................................... ................................... 185Enlaces del maquis eliminados................................... ......................................... ............... 121

    TOTAL...........................................................................................................................9.579(No se incluyen los 756 muertos por hambre y privaciones en la crcel de Crdoba, 1939-1950) (22)

    Aunque los dos bandos bombardearona la poblacin civil, jams se dio el caso de que la aviacin republicana atacara a civiles en desbandada por lascarreteras, como hizo la franquista

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    7/12

    Las provincias con *ofrecen datosincompletos.

    Aunque el estudiopor provincias est an a medio hacer,lo ya investigadoarroja un nmerode muertos superior

    al calculado por Salas para todo el pas.

    Tras conocerse toda la verdad, en el cementerio de

    Villanueva deCrdoba convivenlos monumentos a las vctimas deambos bandos.

    tigaciones posteriores llegan a un estimacinde 12.354 fusilados (44). Tambin contribuyeconocimiento de la represin los rigurosos ande Alberto Reig Tapia (45).

    130.000 fusilamientos.El cuadro adjunto es esclarecedor. En las 5

    vincias an con estudios parciales (van con risco en el cuadro) ya suman 8.568 vctimas,

    cifra que iguala casi a lo que Salas Larrazbalce para esas provincias completas: 9.063.De las otras 24 provincias que aparecen e

    cuadro con datos ms o menos completos (auSevilla, Mlaga, Tenerife, Las Palmas, todavhallan en fase de estimacin global), asciend71.756 fusilados por el franquismo, mientraslos clculos estadsticos de Salas no llegan nimitad (34.250) en esas mismas 24 provincias porcentaje de error del 1095 %). Si se sumandatos parciales de las 5 provincias citadas (8.vctimas) puede decirse que estn ya identific

    Arriba , Manuel Hedilla, jefe deFalange, una de laspocas voces que selevant contra la represin y contra la siembra de odio

    en la Espaa sublevada.

    beses fusilados en Jan. Suponemos que ocurrir lomismo respecto a los derechistas de Adamuz (Cr-doba), asesinados en el tren de la muerte en Va-llecas (Madrid). As pues, la cifra de vctimas dederechas computable en Crdoba debe ser 2.060.

    Avanzado elpuzzle de los estudios provincialesde la represin de ambos bandos, se puede antici-

    par que la represin franquista todava no estcuantificada y el nico cmputo que se ha hecho,el de Salas Larrazbal, es errneo. Su cifra de fusi-lados por el franquismo (57.808), en guerra y pos-guerra, ya ha sido desautorizada por todos los estu-dios efectuados en una veintena de provincias.

    En La Rioja, Antonio Hernndez ha relacionado2.000 fusilados, pueblo por pueblo y a partir de di-versas fuentes, en contra de los 912 sealados porSalas Larrazbal, lo cual supone un error de ste deun 119 % (23). En Soria, Gregorio Herrero y Anto-nio Hernndez han relacionado con nombres y ape-llidos 281 vctimas de la represin franquista, encontra de las 82 de Salas (24).

    En Sevilla, Francisco Espinosa contabiliza3.028 fusilados slo en la capital y desde juliode1936 a enero de 1937; el autor advierte que s-lo se trata de un punto de partida (25). Mientras,Salas Larrazbal cifra toda la represin en 2.417

    vctimas en la capital y provincia. Los estudios deJuan Ortiz Villalba (26) corroboran las cifras par-ciales de Espinosa y la estimacin de que la repre-sin franquista en Sevilla no puede cuantificarsepor debajo de las 8.000 vctimas (27), cifra quecoincide con la de N. Salas (28). Segn J. Ortiz, laocultacin en los Registros de Sevilla es superior alresto de Espaa.

    Espinosa ha contabilizado en Huelva 4.046 vc-timas (el triple que Salas Larrazbal: 1.597). Espi-nosa reconoce que an queda mucho por investigar(29): con motivo de este artculo me declara que ha

    hallado 77 vctimas ms. La cifra de Salas se que-da incluso por debajo del Registro Civil, que com-puta 3.040, casi todos inscritos fuera de plazo. Yprueba de la nula fiabilidad de los Registros en es-ta cuestin durante el franquismo es que unas 500vctimas se anotaron a partir de 1979, con motivode la Ley de Pensiones de guerra. Por tanto, la ci-fra mnima de Huelva se sita en 4.123, sin contar566 desconocidos que constan en el Libro del Ce-menterio de la capital, que deberan aadirse. Secomprueba que, conforme avanza la investigacin,las cifras se corrigen al alza: di el dato de 103 fu-silados en Lucena y Martn Rubio lo descalific

    porque era de odo(30). Arcngel Bedmar acabade corregirlo al alza: 121 ejecutados (31) con nom-bre, apellido o apodo.

    En Mlaga, Antonio Nadal ha llegado a una cifrade 2.537 ejecutados, slo en la capital y desde el16 de febrero de 1937 hasta 1940. Falta por co-nocer la matanza a la entrada de los sublevados, loocurrido en los pueblos desde esa fecha y la masa-cre de la poblacin en su huida por la carretera ha-cia Almera (un mnimo de 3.000 vctimas) y la re-presin a partir de 1940. Teniendo todo ello encuenta, Nadal estima un mnimo de 7.000 vcti-mas (32). Ramn Salas slo contabiliza 3.864.

    Las cifras de Salas quedan duplicadas, comomnimo, en los estudios de Miguel Ors en Alicante(33), Garca Pieiro, Javier R. Muoz y la Asocia-cin de Viudas en Asturias (34), Julin Casanova yotros en Aragn (35), Cobo Romero en Jan (36),el Colectivo AFAN (37) y el grupo Altaffaylla Kultur

    Taldea (38) en Navarra, el estudio de Gabarda Ce-belln en la Comunidad Valenciana (39), el de Ma-nuel Ortiz Heras en Albacete (40) o el de Jos Ma-nuel Sabn en Toledo (41). Hay menos diferenciasalvo en Gerona en el estudio de Sol i Sabat enCatalua (42) y en Rafael Quirosa en Almera (43).

    En Granada, frente a las 2.314 vctimas apunta-das por Salas, Rafael Gil Bracero ha logrado docu-mentar ms del doble: 5.048 fusilados; pero inves-

    22

    Pocas, pero alguna voz hubo que sali al paso de tanta siembra de odio. Manuel Hedilla, jefe de Falange, enun discurso pronunciado la Navidad de 1936, dijo:Hay personas en nuestra retaguardia que no encuentrantrabajo mejor que hacer por la patria si no es el sembrarodio contra Catalua y las provincias vascongadas y, cada vezque revolviendo sucios fondos y viejas cuentas han logradosu propsito, quedan satisfechos como si hubieran logradouna gran accin. La doctrina de Falange es de amor y no deodio, de unin y no de desunin. En Catalua, como en to-das partes, hay espaoles buenos y malos...

    Los jerifaltes de la nueva Falange al servicio de Franco no pensaban lo mismo. Eljefe de propaganda de Falange, en 1938, Jos Antonio Gimnez Arnau, afirm en undiscurso en Zaragoza: Dejadlos que ladren, y nosotros sigamos adelante por el ca-mino de la unidad, de la unidad fecunda que, tras darnos los hombres unidos, nosda unidas las tierras de la periferia traidoras un da de los destinos de Espaa... Pe-ro una advertencia: Ya se acab esta conducta, se acab la traicin, porque nosotrospreferiramos ver estas tierras pulverizadas antes de verlas otra vez en contra de lossagrados destinos de Espaa.

    La siembra del odio

    Almera .......................................................Rafael Quirosa .......................................................................373 .....................386 .......................985 .........................Quirosa: 4Crdoba .....................................................F. Moreno Gmez...............................................................9.579.................3.864...................2.642 ..................Moreno G.2.0Granada ......................................................Rafael Gil Bracero.............................................................5.048.................2.314 .......................961

    (estimados): 12.354Huelva .........................................................F. Espinosa .............................................................4.123 (+566).................1.597 ......................437........................Espinosa: 1

    Jan*. Capital...............................................Cobo Romero......................................................................1.280 .....................606....................3.509 Andjar............................................. J. M. Marina Gil.....................................................................112

    Mlaga ........................................................ Antonio Nadal.....................................................................7.000.................3.864...................2.761 ..........................Nadal: 2.6Slo capital de 17-2-37 a 1940....................................................................................................................2.537Sevilla .........................................................F. Espinosa/N. Salas - J. Ortiz Villalba .........................8.000.................2.417 .......................387..........................N. Salas: 4Slo capital hasta enero 1937......................................................................................................................3.028Zaragoza .....................................................Casanova/Cifuentes - Salomn/Cenarro -.........6.029 (+517).................3.527 ......................657

    Cifuentes/Luis GermnHuesca ........................................................Casanova/Cifuentes - Salomn/Cenarro -.......................1.519 ....................633 ......................987

    Cifuentes Teruel ..........................................................Casanova/Cifuentes - Salomn/Cenarro -.......................1.340 ....................560...................1.728 ................Causa Gral.: 1.5

    Cifuentes Asturias....................................................... Asociacin de Viudas - Javier R. Muoz -......................5.952.................2.037...................1.766

    R. Garca Pieiro/E. Ortega Tenerife ......................................................M. A. Cabrera Acosta - R. Garca Luis -.........................1.600 .....................187............................0

    Ramiro Rivas Garca Las Palmas ................................................. Jos Luis Morales - Miguel Torres - ..............................1.000 .....................213............................0

    Obispo Pildain y ZapiainGirona ......................................................... Josep Maria Sol i Sabat - ................................................519 .......................96....................1.046

    Joan Villarroya Lleida ..........................................................Sol/Villarroya ..........................................................450 (+300).....................532 ....................1.152Barcelona ...................................................Sol/Villarroya ....................................................................1.716 ..................2.542..................10.226

    Tarragona ...................................................Sol/Villarroya .......................................................................703 .....................776 ....................2.062 Albacete*....................................................M. Ortiz Heras....................................................................1.600 .....................742 ....................1.325 ...................Ortiz Heras: 9Slo cabeceras Partido JudicialCiudad Real*.Slo capital, ........................F. Alia Miranda - Bermdez/Navarro...............................1.614 ..................2.263....................2.246................. A. Miranda: 2.1Manzanares, Puertollano y Tomelloso........... Agrup. Socialista

    Toledo ......................................................... Jos Manuel Sabn .............................................................3.755 ..................1.730....................2.775Cceres ....................................................... J. Chaves Palacios..............................................................1.680 .....................818 .........................49 ...........................Chaves: 1Badajoz*.Slo Almendralejo y ................... Jacinta Gallardo - M. Rubio/S. Gmez............................1.299 ..................2.964....................1.466 ................Causa Gral.: 1.4

    4 pueblos de La Serena Madrid*.Slo Cementerio del Este, ...........Mirta Nez - Antonio Rojas............................................2.663 ..................2.488..................16.449 .................Casas Vega: 8.81939-1944

    Navarra ....................................................... Altaffaylla Kultur Taldea ...................................................2.789.................1.190 ..........................0Castelln..................................................... Vicent Gabarda ....................................................................1.052 .....................879 ....................2.010.....................Gabarda: 1.0

    Valencia ...................................................... Vicent Gabarda ...................................................................3.128 ..................2.760.....................5.347...................Gabarda: 2.8 Alicante.......................................................M. Ors Montenegro - Vicent Gabarda ................................742 ....................334...................1.571 .....................Gabarda: 8La Rioja ...................................................... Antonio Hernndez............................................................2.000 ....................912 ..........................0Soria ............................................................ Antonio Hernndez...............................................................281 ......................82 ..........................0

    Totales ........................................................ ...........................................................................78.946 (+1.383)..............43.313..................64.544

    Provincia Cifras actuales Autor Cifras deRamn Salas

    Otrosautores

    Cifras deR. Salas

    Las cifras de la represin*Represin franquista Represin republicana

    Sol/Villarroy8.352}

    DOSSIER

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    8/12

    Cadver de unsargento deingenieros ante el Cuartel de la Montaa, Madrid, el 20 de julio de 1936.Estaba con lossublevados y muricuando trataba depasarse al bandocontrario (foto de

    Albero y Segovia, AGACE, Alcal).

    personas sin recursos fueran apartadas a ms de250 km de su lugar de residencia, debiendo arras-trar as una vida miserable. Fue represin igual-mente la marginacin laboral, al declararse lospuestos de trabajo restringidos, no slo para el em-pleo pblico concursos y oposiciones, sino tam-bin en las empresas privadas, para los excomba-tientes, mutilados, hurfanos, ex-cautivos o servi-dores del bando nacional. Por si esto era poco, seacometi la depuracin general de toda la Admi-nistracin (estatal, provincial o local), siendo lospeor parados los profesionales de la Enseanza,adems de los de otros gremios, como periodistas,

    mdicos, etc.Por ltimo, citemos aquel ltimo gran coletazode la represin el terror de 1947-49, por el que

    no slo se pretenda aniquilar cualquier atisactividad poltica clandestina, sino destruir dvez por todas a aquellos grupos de huidos o glleros que buscaron refugio en el monte. Fue brote de los paseos, las torturas, la aplicacin ley de fugas, el encarcelamiento de familias ras de campesinos y la aparicin de cadverlas orillas de los caminos. En Crdoba, 121 pesinos fueron paseados por supuestos concon la guerrillas o por ser familiares. A media1948, haban cado as 588 en toda Espaapronto sobrepasaron el millar. Ms de 20.000 pesinos fueron encarcelados. Se llegaba a 1

    quince aos despus del golpe de Estado, y nban cesado ni la crcel ni la tortura ni el terrla muerte.

    Miguel Hernndez, una de las vctimasde la represin del sistema carcelariofranquista. Entreestos dos apuntes

    del natural existe un lapso de docetrasladoscarcelarios en el curso de poco msde dos aos.

    80.324 fusilados por la dictadura, cuando an fal-ta por estudiar casi la mitad de Espaa. Con lo in-vestigado ya se supera ampliamente la cifra queSalas Larrazbal calcul para la totalidad: 57.808ejecuciones. Tngase en cuenta, adems, que encasi en todas las provincias estudiadas faltan losdatos relativos a la represin de los hudos, del ma-quis, as como el personal civil liquidado en el trie-nio del terror (1947-1949). La mayora de los es-tudios se detienen en 1945.

    El cuadro adjunto revela otra sorprendente valo-racin. En 15 provincias aparecen datos revisadosde la represin republicana: 33.833 vctimas, lo

    cual queda muy por debajo de las cifras de SalasLarrazbal: 53.889. Esto supone un exceso de20.056 en 15 provincias y pone en entredicho sucmputo total de 72.337 vc-timas de la Repblica. Taldesviacin permite intuir quetal represin debe situarse enunas 50.000 vctimas.

    Por el contrario, segn elresultado de la mitad de lasprovincias estudiadas, la re-presin franquista es ms deldoble que la republicana: entorno a los 130.000 fusila-dos: unos 90.000 durante laguerra y 40.000 en la pos-guerra. Est por cuantificar larepresin de la guerrilla y larepresin del personal civil

    por su apoyo real o supuestoa los del monte.

    Otras represionesPero la represin ni termi-

    na ni se agota ah. Hubo unadoctrina de represin total:fsica, econmica, laboral,social, ideolgica y a las quehay que aadir las depuracio-nes, el acoso de la Iglesia y lamarginacin de los vencidos.No menor represin fueronlos encarcelamientos: hasta 750.000 en 1939280.000 an en 1940 en locales improvisados yen tales condiciones de miseria y de hambre que lamortandad no halla parangn en la Historia de Es-paa. Slo en unas quince crceles se produjeronen la dcada de los cuarenta 4.296 fallecimientos

    por hambre y privaciones. Tambin es represin for-zar a casi 500.000 espaoles a abandonar el pas,deshaciendo sus vidas y hogares, para acabar con-centrados en Francia, el norte de frica o en loscampos de exterminio nazis: en el de Mauthausenperecieron 7.000 (46). Otros muchos miles se des-perdigaron por el mundo, en una impresionantedispora sin precedentes. Y el drama de los Niosde la guerra: ms de 37.000, que hubieron deabandonar su hogar y su patria, muchos de ellospara siempre...

    Fue represin tambin la prctica de la tortura

    en las crceles, comisaras, comandancias y cuar-telillos del SIM o de Falange. Se incoaron los su-marios por medio de palizas, con casos de muer-te... Los porcentajes de suicidios se dispararon enla posguerra en ms del 30% sobre lo habitual.

    Fue represin someter a miles y miles de espa-oles a una justicia militar sin garanta alguna, quecondenaba por rebelin a los que no se haba rebe-lado contra nadie. Consejos de guerra de media ho-ra para mandar al paredn a grupos de veinte otreinta personas.

    Fue tambin represin el ceremonial de la muer-te, sometiendo a los condenados a una tensa espe-

    ra de meses y aos... Fue un vendaval de arbitra-riedad, donde gentes con actuaciones comprometi-das se salvaban y pobres campesinos indefensos

    pasaban a rellenar las fosas comunes.Fue represin la condena generalizada a trabajos

    forzados en aquella hipocresa que se llam Re-dencin de Penas por el Trabajo: explotacin demano de obra gratis o barata por el Estado y porempresas particulares, convirtiendo el trabajo ajeno

    en puro botn de guerra. Y tambin fue represin elexpolio y la rapia de los escasos bienes de los ven-cidos, cuyas casas y enseres fueron saqueados porlos vencedores, de manera arbitraria, o bien de ma-nera judical, bajo la frmula represiva de la ley deResponsabilidades Polticas, por la que 300.000espaoles se vieron multados, y otros con prdidatotal o parcial de sus bienes.

    Y fue represin tambin la amplia prctica delextraamiento, bien en virtud de la ley de Respon-sabilidades Polticas, bien por decisin de las Jun-tas de Libertad Vigilada, lo que motiv que miles de

    24

    El turismo penitenciario de Franco

    En marzo de 1989, el periodista Eduardo de Guzmn refera a propsito de la muerte de Miguel Hernn-dez: A Miguel lo que acab con su vida fue que le conmutaran tan pronto la pena de muerte porque fue vctima del hambre como consecuencia del turismo penitenciario. Yo estuve condenado a muerte ao y medio y llegu a engordar 10 kilos porque los condenados a muerte se beneficiaban de una parte del ranchoque les daban los no condenados...El 1 de abril de 1939, la mayor parte de los republicanos que fueron abandonados a su triste suerte en el puer-to de Alicante quedara cautiva en el denominado Campo de los Almendros. Durante los das que permanecie-ron all no tuvieron otra comida que las hojas de los rboles. Del Campo de los Almendros se les traslad al

    campo de concentracin de Albatera. Juan Martnez Leal y Miguel Ors Monte-negro escriben: Coinciden todos los testimonios en sealar que hasta por lomenos el tercer da no se les dio absolutamente nada de comer ni de beber,prolongando un insoportable ayuno que ya haba empezado para muchos en elpuerto de Alicante y en el Campo de los Almendros. Hambre sobre hambre di-ce uno de los testimonios. A partir deltercer da y durante muchos das, reci-bieron nicamente por todo alimentouna lata de sardinas de unos 150 gramoso un bote de lentejas para tres y un pande municin de 200 gramos para cin-co, y haba muchos das que nada.

    (1) Lan Entralgo, Pedro, Sobre el dilogo,El- Pas , 17 mayo 1984, p. 12.(2) Seco Serrano, Carlos, Espaa, historia inme-diata, El Pas , 18 abril 1984, p. 10.(3) Servicio Histrico Militar, Partes oficiales deguerra, 1936-1939, I, Ejrc. Nac., Ed. San Mar-tn, Madrid, 1977, p. 1.(4) La Unin, Sevilla, 23 julio 1936, cit. por Gib-son, Ian, Queipo de Llano, verano de 1936 , Barce-lona, Grijalbo, 1986, p. 64.(5) Ibidem .(6) ABC , Sevilla, 25 julio 1936.(7) El Correo de Andaluca , Sevilla, 25 julio 1936,cit. por Gibson, en op. cit ., p. 178.(8) Reig Tapia, Alberto,Ideologa e historia: sobre la represin franquista y la guerra civil , Madrid,Akal, 1984, p. 146.(9) Servicio Histrico Militar, Madrid, Instruccio-nes del general Mola, A.G.L., C.G.G., L. 4, C. 8, F.59, cit. por Reig Tapia, op. cit ., p. 146.(10) Iturralde, Juan de, El catolicismo y la cruzada de Franco , Vienne (Francia), 1960, II, p. 88.(11) El Socialista , Madrid, 9 agosto 1936.(12) Cabanellas, Guillermo, La guerra de los mil das , Buenos Aires, 1975, II, p. 807.(13) Frente Rojo , Barcelona, 1 octubre 1938.(14) As lo explica, por ejemplo, Alberto Reig en suop. cit ., p. 9.(15) Moreno Gmez, Francisco,Crdoba en la pos- guerra (La represin y la guerrilla, 1939-1950) ,Crdoba, Francisco Baena, 1977, p. 18.(16) Vias Martn, Angel, Conferencia en la Biblio-teca Nacional, Madrid, 27 noviembre 1985.(17) Reig Tapia, A., op. cit ., pp. 8-9.(18) Gallardo Moreno, Jacinta,La guerra civil enLa Serena , Diputacin Provincial, Badajoz, 1994.(19) Cierva, Ricardo de la,Historia bsica de la Es- paa actual (1800-1974) , Barcelona, Planeta,1974, p. 445.(20) Salas Larrazbal, Ramn, Prdidas de la gue-rra, Barcelona, Planeta, 1977, pp. 428-429.(21) Sigo aqu datos y conclusiones de mis librosLa guerra civil en Crdoba (1936-1939), Madrid,Alpuerto, 1985, y Crdoba en la posguerra (La re-presin y la guerrilla, 1939-1950), Crdoba, Fco.Baena, 1987.(22) Moreno Gmez, Fco., Crdoba en la posgue-rra... op. cit., p. 533.(23) Hernndez Garca, Antonio,La represin en la Rioja durante la guerra civil, Logroo, 1984, I, p.17.(24) Herrero Balsa, Gregorio, y Hernndez Garca,Antonio,La represin en Soria durante la guerra ci-

    vil , Soria, 1982, II, p. 273.(25) Braojos Garrido, A.; Alvarez Rey, L., y Espino-sa Maestre, F., Sevilla 36: Sublevacin fascista y represin , Sevilla, Muoz y Montraveta Editores,1990, p. 257.(26) Ortiz Villalba, Juan, Sevilla 1936: del golpe militar a la guerra civil , Vistalegre, Crdoba, 1998.(27) Declaraciones de Juan Ortiz Villalba con mo-tivo de la redaccin de este trabajo.(28) Salas, Nicols, Sevilla fue la clave: repblica,alzamiento, guerra civil (1931-1939), Sevilla,1992.(29) Espinosa Maestre, F., La guerra civil en Huel- va , Diputacin Provincial, Huelva, 1996, p. 386.(30) Martn Rubio, A.D.,Paz, piedad, perdn ... y verdad , Fnix, Madrid, 1997.(31) Bedmar Gonzlez, Arcngel,Lucena: de la Se- gunda Repblica a la Guerra Civil , Vistalegre, Cr-doba, 1998.(32) Nadal, Antonio,Guerra Civil en Mlaga , Argu-val, Mlaga, 1984, pp. 190-191.(33) Ors Montenegro, Miguel, La represin deguerra y posguerra en la provincia de Alicante.Anales de la Universidad de Alicante. Historia Con- tempornea , n 6 (1987-1988), y La represin y la posguerra en Alicante (1936-1945) , Instituto deCultura Juan Gil-Albert, Alicante, 1995.(34) Garca Pieiro, Ramn, Los mineros asturia- nos bajo el franquismo (1937-1962) , FundacinPrimero de Mayo, Madrid, 1990; Asociacin deViudas de los Defensores de la Repblica y delFrente Popular de Asturias, Fosa comn del ce- menterio de Oviedo , Oviedo, 1988; Muoz, JavierR., La represin franquista: paseos y ejecucio-

    nes, Historia de Asturias, IX: Represin, guerrilla y exilio (1937-1952 Silverio Caada, Gijn, 1978.(35) Casanova, Julin, y otros, Esado oculto. Fascismo y violencia enAragn (1936-1939) , Siglo XXIdrid, 1992; Cenarro Lagunas, Ala, El fin de la esperanza: fascismo yguerra civil en la provincia de Teruel(1936-1939) , Diputacin ProvinTeruel, 1996; Cifuentes Chueca,lia y Maluenda Pons, Pilar, El asa la Repblica. Los orgenes del fran-quismo en Zaragoza (1936-1939) Institucin Fernando el CatlZaragoza, 1995.(36) Cobo Romero, Franciscoguerra civil y la represin franquistaen la provincia de Jan (1936-

    1950), Diputacin Provincial, Jan, 1993.(37) AFAN, Colectivo, No General! Fueron ms dtres mil los asesinados , Mintzoa, Pamplona, 198(38) Altaffaylla Kultur Taldea (M Jos Ruiz Jos M. Esparza Zabalegui y Juan Carlos Berrratiegui), Navarra 1936. De la esperanza al terror,2 vols., Tafalla, 1986.(39) Gabarda Cebelln, Vicente,Els afusellamenal Pas Valenci (1938-1956) , Ed. AlfonMagnnim, Valencia, 1993.(40) Ortiz Heras, Manuel,Violencia poltica en laRepblica y el primer franquismo , Albacete, 101950, Siglo XXI, Madrid, 1996.(41) Sabn, Jos Manuel, Prisin y muerte en Espaa de postguerra , Anaya-Mario Muchnikdrid, 1996.(42) Sol i Sabat, Josep. M., La repressi fquista a Catalunya (1938-1953), Edicions Barcelona, 1985.(43) Quirosa Cheyrouze y Muoz, Rafael, Polguerra civil en Almera, Cajal, Almera, 1986(44) Gil Bracero, Rafael,Granada 1936: Jaque a laRepblica , Fund. Caja General de Ahorros, Gda, 1998, y declaraciones del autor para la redcin de este trabajo.(45) Reig Tapia, Alberto,Franco Caudillo: Mitorealidad, Tecnos, Madrid, 1996, pp. 207-208, y La cultura poltica de la sangre,Temas para el dbate, n 12, Madrid, noviembre 1995, p. 40. Mmoria viva y memoria olvidada de la guerra civitema , Madrid, n 136, enero de 1997, p. 29.(46) Constante, Mariano y Razola, Manuel,Tgulo azul (los republicanos espaoles en Mauthau- sen) , Pennsula, Barcelona, 1979.

    NOTAS

    DOSSIER

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    9/12

    Abajo , cuatrofalangistas pocoantes de la guerra civil: en pie,Bravo; sentados,Ruiz de Alda, Jos

    Antonio Primo deRivera y Onsimo

    Redondo. Los tres ltimos moriranen 1936, el primero,asesinado en la Modelo de Madrid;el segundo,condenado a pena capital y ejecutado; el tercero, en el frente de la Sierra.

    miliares o personas, vincula-das al poder caciquil durantemuchos aos ex alcaldes,jueces, secretarios, guardiasciviles fueron perseguidos y,en muchos casos, asesina-dos, lo mismo que muchoscampesinos acusados de ha-ber colaborado con ellos.Reacciones semejantes peroms organizadas aterraron lasciudades republicanas en lasprimeras semanas. As fueron

    vctimas de verdaderos arre-glos de cuentas polticas mu-chos militares, religiosos, pa-tronos pequeos y grandes,polticos burgueses o reaccio-narios y cuantos se habanenfrentado a una organiza-cin obrera: jueces, policas,guardias de crcel, soplones,pistoleros o, simplemente,quienes fueron sealados porsu reputacin poltica o situa-cin social.En las ciudades, partidos deizquierda y sindicatos crea-ron sus crceles propias,donde funcionaban tribuna-les autnomos antifascistas y

    revolucionarios y tenan poder para decidir sobre la

    vida y la muerte. Bastaba una denuncia, un regis-tro o un carnet sospechoso, para terminar en unacuneta.

    Al margen de estos grupos como la clebrePa- trulla del Amanecer o la Brigada de InvestigacinCriminal, dirigida por el sanguinario Agapito GarcaAtadell algunos anarquistas, comunistas y socia-listas impulsores de estas partidas, ocuparon luegocargos en el SIM. En Barcelona surgi la OficinaJurdica dirigida por Eduardo Barriobero, con indi-viduos como Jos Batlle y Antonio Devesa, dos atra-cadores que haban sido condenados a fuertes pe-nas de prisin; su actuacin criminal result llama-tiva incluso en aquellos convulsos meses iniciales.

    Los perseguidos eran miembros de partidos de laderecha: CEDA, Accin Popular, Renovacin Espa-ola, Falange, Tradicionalistas o de la fenecidaUnin Patritica. Muchos diputados conservadoresfueron asesinados y otros, juzgados por tribunales

    populares, fusilados.Sin piedad

    En el colapso del Estado republicano, algunosde sus dirigentes como el ministro de GobernacinAngel Galarza no estuvieron a la altura de las cir-cunstancias, pero la mayora de los lderes polti-cos y sindicales se esforz pidiendo sensatez yprohibiendo las detenciones arbitrarias.

    Pese a todo, se produjeron atropellos como el lacrcel Modelo de Madrid: el 22 de agosto de 1936estall un incendio que alarm a las milicias ante

    el temor de que los detenidos huyeran. Hublentas discusiones entre los partidarios de liqa todos y quienes pretendan fusilamientos sevos; se imponen stos y empiezan las ejecucen el mismo patio de la crcel. Entre los fusilconocidos polticos: Melquades lvarez, Jostnez de Velasco, Julio Ruiz de Alda (su suegcontraalmirante Azarola, fue fusilado por losnales), Fernando Primo de Rivera, Manuel RRamn lvarez y los generales Capaz y Ville

    Entre las muchas voces que que se levanindignadas contra tales actos destaca la de JuZugazagoitia: Para juzgar a cuantos hayan

    quido, disponemos de la ley. Mientras dispongde ella, necesitamos acatarla. Con ella, todo cito; sin ella, nada. (El Socialista , 23-8-1936)

    Pero no seran stas las ltimas matanzas. Anas, en los traslados de detenidos, como el caslos de Jan, entre ellos su obispo: antes de lleMadrid el tren fue asaltado y los presos, asedos. Otras se produjeron como represalia a anes de guerra: en Mlaga, 130 personas compresalia a un bombardeo de la aviacin nacion30 de septiembre; en Santander, 290 personas,mo represalia a otro bombardeo areo, el 27 dciembre; en Jan 260, como represalia del terbombardeo que sufri la ciudad el 1 de abr1937. La incursin del Canarias a la baha de sas, el 30 de octubre de 1936, provoc represen diversos pueblos de la provincia de Geron

    El control de los Tribunales Populares

    El 23 de agosto se crean los Tribunales Pores formados por magistrados y jurados del pa fin de restablecer el orden y frenar la matanzmisin es juzgar los delitos de rebelin y sedilos cometidos contra la seguridad del Estadmedida que los tribunales populares se consoron, el nmero de asesinatos disminuy.

    En Madrid y Barcelona, estos tribunales emron a funcionar rpidamente, juzgando sobre tlos militares implicados en la sublevacin mLas sentencias y su ejecucin abandonaron ladestinidad de la represin criminal e indiscrim

    F usilamiento de unpresunto espa

    franquista por fuerzas irregularescatalanas en 1936.U

    NA DE LAS CONSECUENCIAS DELfracaso de la sublevacin, rpidamentellamada fascista, fue el hundimiento delas instituciones del Estado. Su poder

    qued diluido en el conjunto de las organizacionespolticas y sindicales de la clase obrera que se dis-pusieron a luchar contra los sublevados. Tanto laGuardia Civil como los Guardias de Asalto quedarondisueltos en el proceso revolucionario que se inicien todas partes, con la sustitucin de los ayunta-mientos y la constitucin de comits revoluciona-

    rios encargados de crear una nueva estructura so-cial y controlarlo todo. Numerosos milicianos de los

    distintos partidos y sindicatos empezaron a esta-blecer controles y a perseguir a potenciales enemi-gos. Cada grupo haca su propia revolucin.

    El paseo, mtodo expeditivo para eliminar alenemigo, llen de cadveres las cunetas, los des-campados y las tapias de los cementerios. La Ra-bassada y el cementerio de Moncada se hicierontrgicamente clebres en Barcelona; la Casa deCampo, la Pradera de San Isidro, El Pardo y Para-cuellos, en Madrid.

    En las zonas rurales, los odios adormecidos es-tallaron con gran violencia. Terratenientes, sus fa-

    26

    Joan VillarroyaProfesor de Historia Contempornea Universidad de Barcelona

    Las cifras de la represinrepublicana se sitan en-tre las 55.000 y las 60.000

    personas, asesinadas en su mayor parte durante el primer se-mestre de la guerra. Religiosos y militares fueron objetivosprioritarios de los verdugos

    La vergenza dela Repblica

    DOSSIER

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    10/12

    Arriba , patio del Cuartel de la Montaa despus dela rendicin de susdefensores, a medioda del 20 de

    julio. Abajo , Salazar Alonso, ministro en uno de losGobiernosrepublicanos deLeroux, juzgado y ejecutado en

    Barcelona.

    La persecucin que sufri la Iglesia en el pero-do de 1936-1939 fue la ms sangrienta de toda suhistoria. Haba soportado violencias en 1835,1869 y 1909. En gran parte del territorio republi-cano bastaba, sobre todo en los primeros meses,que alguien fuera identificado como sacerdote o re-ligioso para que se le ejecutara sin proceso alguno.

    Segn Antonio Montero, autor de la investiga-cin ms fiable Historia de la persecucin religio- sa en Espaa (1936-1939), Madrid, 1961 losejecutados, citados por sus nombres, fueron 13obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283religiosas. Esta colosal matanza se produjo entre

    julio de 1936 y mayo de 1937, si bien una granparte de estos asesinatos tuvo lugar durante los me-ses de agosto y septiembre de 1936. A partir de es-te mes, y con la creacin de los Tribunales Popula-res, los sacerdotes y religiosos fueron generalmen-te condenados a penas de reclusin.

    Uno de los bulos que circul en aquellos das, yque ms exacerb el odio antirreligioso, fue quedesde tal iglesia o convento se haba disparadocontra el pueblo, o que en determinados hospita-les, los religiosos envenenaban a los enfermos o he-ridos republicanos. Eso explica, en parte, que en la

    mayora de las ciudades y los pueblos dondezamiento fue sofocado, se iniciara la revoluciel incendio y saqueo de iglesias y conventos.todas estas matanzas, hay particularmente alms atroz y deleznable si cabe: el asesinato dhermanos de San Juan de Dios, del Sanatoriortimo de Calafell, sacrificados por haberse na abandonar a sus enfermos

    DenunciasLa impotencia ante todos estos hechos

    principal caracterstica de la mayora de losgentes republicanos. Las rdenes del Gobiern

    petidas insistentemente para evitar las detenciy los asesinatos cayeron en el vaco. El propisidente de la Repblica, Manuel Azaa, recibilgrimas de horror y desesperacin la noticia fusilamientos del 22 de agosto en la Modelo.

    Desde la ideologa anarquista a la que estadscritos muchos de los asesinos surgierohombres que con valiente y digna actitud deciaron los crmenes y excesos de la retaguardpublicana. Uno fue Joan Peir, que en una serartculos publicados en el peridico de Matadivulgados por toda la prensa catalana des

    Esta lpida del cementerio deParacuellos

    recuerda a 21hermanos de San Juan de Dios, de la Provincia de

    Andaluca,asesinados cerca deMadrid.

    da: aparecan en la prensa;incluso algunos juicios y con-denas, como la del ex minis-tro Salazar Alonso, fueronmuy comentados en la pren-sa.

    En Barcelona, se cre unTribunal Popular para juzgarante todo a los oficiales sedi-ciosos. A finales de octubre,haba pronunciado 120 sen-tencias de muerte. En algu-nas localidades de la provin-

    cia de Crdoba, donde la Re-pblica logr sofocar la su-blevacin, los ms compro-metidos fueron fusilados, traslas condenas de los tribuna-les populares creados allmismo, tal como ocurri enVillanueva de Crdoba, Pozo-blanco y Belalczar. Poste-riormente, otros muchos de-tenidos en estas localidadesdel Sur fueron trasladados ala retaguardia republicanaJan, Valencia y all, juzga-dos por tribunales populares.

    Sacas de presosUn mtodo para eliminar a los adversarios era

    sacarlos de la crcel bajo pretexto de un traslado y

    ejecutarlos en el trayecto. Esta prctica criminal tu-vo su momento lgido al acercarse las tropas na-cionales a Madrid. Entre los das 6 y 8 de noviem-bre, ms de dos mil presos de las crceles de Ma-drid Modelo, Porlier, San Antn, Ventas fuerontrasladados a Paracuellos del Jarama y Torrejn deArdoz; les fusilaron y enterraron en grandes fosascomunes. A finales de ese mes volvieron a repetir-se las sacas y los consiguientes fusilamientos.

    Aunque se ha hablado de hasta doce mil asesi-natos en estos falsos traslados, segn la ltima in-vestigacin publicada Javier Cervera,Madrid enguerra, Alianza Editorial rebaja las diversas cifrasmanejadas hasta situarlas en algo ms de 2.000,entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de1936. No se ha demostrado la responsabilidad enestas matanzas de Santiago Carrillo, consejero deOrden Pblico de la Junta de Defensa de Madrid, yde su ayudante Jos Cazorla, pero nadie duda del

    papel que en ellas tuvieron los asesores soviticos,entre otros Kolstov, que framente haban advertidoque aquellos detenidos, sobre todo los militares,podan engrosar los cuadros nacionales.

    Ejrcito e IglesiaEn las ciudades donde fracas la sublevacin se

    ejecut rpidamente a los militares levantados. Al-gunos fueron ejecutadosin situ. En el cuartel de laMontaa, en Madrid, nada ms cesar los disparos,empez la matanza de jefes y oficiales que habanparticipado en la defensa: un centenar de ellos fue

    abatido all mismo. Para la posteridadha quedado la fotografa del dantescoespectculo del patio.En los meses siguientes muchos milita-res fueron sacados de las crceles y ase-sinados en cualquier cuneta. En Lrida,la mayor parte de los oficiales de laguarnicin fue ejecutada en el Campode Marte, al paso de las columnas demilicianos que se dirigan a Aragn.A mediados de agosto, fueron juzgadosen Madrid y Barcelona los cabecillas dela sublevacin, generales Fanjul y Go-

    ded; acusados de rebelin militar, fue-ron condenados a muerte. Fanjul y elcoronel Fernndez Quintana fueron fusi-lados en la crcel Modelo de Madrid;Goded, con el general Burriel, en el cas-tillo de Montjuich. Casi un centenar delos jefes y oficiales de la guarnicin deBarcelona pag con su vida el fracaso desu intentona; la mayora, fusilados en elCampo de la Bota, antiguo campo de ti-ro del ejrcito napolenico.En la marina de guerra, donde la rela-cin de almirantes, jefes y oficiales delCuerpo General de la Armada colisiona-ba con suboficiales y marinera, se pro-dujo una de las grandes tragedias de los

    primeros das de la guerra. En los buques dondeclases y marineros dominaron la situacin, fue ase-sinada gran parte de los mandos. En Mlaga se fu-

    sil a 11 oficiales de los destructores Churruca ySnchez Barciztegui tras ser juzgados en consejode guerra. Muchos de los detenidos en Cartagenafueron trasladados a bordo del acorazadoJaime I yall, fusilados a mediados de agosto.

    No existe an ningn estudio completo de lo quenumricamente supusieron las ejecuciones demiembros del Ejrcito, pero, segn la informacinreunida en el archivo Carlos Engel, fue fusilado untotal de 1.732 jefes y oficiales en activo del ejrci-to y la armada y 938 retirados.

    28

    IndalecioPrieto intentaba, desde las pginas de El Socialista,parar la repre-sin: Por muy fidedignas que sean las terribles y trgicas versiones de lo que ha- ya ocurrido y est ocurriendo en tierras dominadas por nuestros enemigos, aun-que da a da nos lleguen agrupados, en montn, los nombres de camaradas, de ami-

    gos queridos, en quienes la adscripcin a un ideal bast como condena para sufriruna muerte alevosa, no imitis esa conducta, os lo ruego, os los suplico. Ante la crueldad ajena, la piedad vuestra; ante la sevicia ajena, vuestra clemencia; ante losexcesos del enemigo, vuestra benevolencia generosa. (..) No los imitis! No los imi-tis! Superadlos en vuestra conducta moral; superadlos en vuestra generosidad. Yono os pido, conste, que perdis vigor en la lucha, ardor en la pelea. Pido pechos du-ros para el combate, duros, de acero, como se denominan algunas de las Milicias va-lientes pechos de acero pero corazones sensibles, capaces de estremecerse anteel dolor humano y de ser albergue de la piedad, tierno sentimiento, sin el cual pare-ce que se pierde lo ms esencial de la grandeza humana.

    No los imitis

    DOSSIER

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    11/12

    Lpida sepulcral del comandante de la Guardia Civil Enrique Gonzlez-Estfani, asesinadoen las sacas de lascrceles de Madrid,en noviembre de1936, y enterradoen el cemeterio de

    Paracuellos del Jarama.

    octubre de 1940, juzg y conden amuerte a Lluis Companys, el fiscal y eldefensor haban sido indultados y salva-dos por l mismo.

    Revisin a la bajaAl analizar los aspectos cuantitativos de la re-

    presin republicana, debe prescindirse de las cifrasbarajadas durante la guerra o en la inmediata post-guerra, cuya base era exclusivamente propagands-tica. Tambin deben descartarse las cifras emplea-das en las historias de la Guerra Civil, escritas engran parte por extranjeros y aparecidas entre losaos 1960 y 1970. Son generalmente producto deoperaciones aritmticas sin bases documentales ydesconocen o no valoran trabajos como los de Jos

    Sanabre, Martirologio de la Iglesia en la dicesis de Barcelona y Francisco Lacruz,El alzamiento, la re- volucin y el terror en Barcelona ; o el de Luis Cli-ment, Rojos en Tarragona y su provincia. Aunqueestos libros estn claramente alineados con la vi-sin de los vencedores, sus datos obligaban a tratarcon prudencia la represin en zona republicana.

    En 1977 apareci el estudio de Ramn SalasLarrazbal, Prdidas de la guerra , basado en elAnuario Estadstico. Su conclusin era que el totalde represaliados en la zona gubernamental ascen-da a 72.344 personas y en la zona franquista, a

    57.662. Por primera vez, quedabatente la magnitud de la represin dvencedores, aunque era inferior a lducida en zona gubernamental.Posteriormente a este estudio, aparnuevas generaciones de historia

    con investigaciones sobre el tema realizados mbito territorial mucho ms reducido y con documentales y metodologa nueva, basada estudio directo de los registros civiles, libros dmenterios, archivos de prisiones, datos de laRoja, vaciados de prensa y la consulta de la CGeneral.

    Antes de valorar las diversas investigacioneque decir que algunos estudios sectoriales yaguos resultan, en general, bastante precisos, c

    el ya mencionado de Antonio Montero Historiala persecucin religiosa en Espaa (1936-1939) publicado en 1961 y en el que citaba por sus nbres a 6.845 religiosos asesinados.

    En lo concerniente a la zona republicana, srealizado investigaciones sobre las provinciasmera, Mlaga, Crdoba, Jan y Huelva. Lostados a los que han llegado Rafael Quirosa-rouze, Antonio Nadal, Francisco Moreno, FraCobo y Francisco Espinosa, dan un total de 46presaliados en Almera; 2.306 en Mlaga; 2.en Crdoba y 145 en Huelva. Manuel Ortiz H

    A medioda del 20 de julio de 1936, la sublevacin militar contra elFrente Popular haba fracasado en Madrid. El pronunciamiento setransformaba en guerra civil, se desmoronaba el Estado republicano y el poder era asumido por la calle, eufrica por haber sido artfice de la victoria sobre los rebeldes y enrabietada por la sublevacin. Se inici en-tonces un periodo de ms de cinco meses caracterizado por el terror, poruna violencia incontrolada que lleno de cadveres los arrabales de la ciu-dad debido a ejecuciones arbitrarias sin formacin de causa: los conoci-dos paseos.

    Los paseos fueron especialmente numerosos en el mes de agosto, en el

    que se concentr un tercio del total de los que se hicieron en 1936. Los es-cenarios eran, por lo general, zonas de las afueras de la ciudad, especial-mente el cementerio del Este, Aravaca, Paracue-llos del Jarama, Torrejn de Ardoz, Rivas Vacia-madrid. Las vctimas fueron, sobre todo, reli-giosos o sacerdotes, empleados y militares. Elmomento elegido para los asesinatos era la ma-drugada siguiente a la detencin y el simulacrode juicio, la tarde-noche anterior, porque, es-pecialmente las primeras semanas, las vctimaspermanecan poco tiempo en manos de sus ase-sinos.

    La institucin que causaba ms terror entrelos madrileos era la checa, un comit creadopor un partido o sindicato que se autoadjudica-ba la capacidad de detener, juzgar y dictar sen-tencia sobre un ciudadano en nombre del pue-blo y acerca de su lealtad a la Repblica. Ni setena en consideracin nada parecido a la pre-

    suncin de inocencia ni haba la ms mnima

    garanta jurdica. La aplicacin de torturas y malos tratos eque llegaron a funcionar unas doscientas, algunas checas,mento, Marqus de Riscal, San Bernardo, iglesia del Carm SpartacuCampo Libre, se significaron en estas prcticas arbitarisiempre injustificables.

    El fenmeno de los paseos y la actividad de las checas ractersticas muy concretas. Los principales ejecutores defueron anarquistas y, en menor medida, comunistas quecriminal prctica como la "justicia del pueblo", porque afconfiaban en la Justicia que se imparta en las salas de los

    toridades gubernamentales no reaccionaran ante esa viomes de octubre. El encargado de tomar resoluciones efectgui la prctica eliminacin de los Madrid y el control de la accinde fue el consejero de Orden Pblico deDefensa de Madrid, el comunista Srrillo Solares, con unas disposiciondas el 13 de noviembre, que lograrode 1937 esa violencia se redujera al Las actividades de las checas y de sudesalmados e indeseables, que ni scontexto de una guerra puede justifiobra, en general, de quienes no eran vulgares delincuentes y en ningn cares de la causa republicana.

    Javier Cervera G Profesor de Historia Contempornea, Univer

    Francisco de Vitoria (autor deMadrid en guLa ciudad clandestina, 19

    Alianza Editorial, Madrid, 1

    Pnico en Madrid

    Captura del comandante Ortizde Zrate,sublevado enGuadalajara. Sera fusilado pocodespus.

    muchos de sus compaeros. Artculos que fueronrecogidos en un libro,Perill a la reraguarda, en elque consideraba estos hechos como el principalenemigo de la verdadera revolucin. Al finalizar laguerra fue detenido por los alemanes en Francia,trasladado a Valencia y fusilado en julio de 1942.

    El otro, Melchor Rodrguez, que desde su pues-to de director general de Prisiones de la Repblicatrat de evitar desmanes y se opuso enrgicamentea las sacas: impidi que las masas asaltaran y fusi-laran el 8 de noviembre a los detenidos de la cr-cel de Alcal de Henares. l mismo dirigi una ex-pedicin de presos de las crceles de Madrid al pe-

    nal de San Miguel de los Reyes, para asegurarse deque llegaran salvos. Al finalizar la guerra, fue dete-nido y condenado a prisin.

    En Catalua, Companys amenaz a principios deseptiembre con dejar su puesto al frente de la Ge-neralitat si el desorden prosegua. Tambin las pro-pias organizaciones divulgaron ampliamente unsinfn de manifiestos y consignas para frenar los ex-cesos en la retaguardia.

    Las crticas de los dirigentes polticos y lderesobreros contra los asesinatos que se producan ensu zona no fueron meras palabras, sino que los es-fuerzos llegaron hasta donde situacin de controlde la zona permita, incluso llegando a ejecutar aalguno de los asesinos de su propio bando. Por otrolado, el Gobierno admiti el derecho de asilo en las

    embajadas para salvar a muchas personas cuya vi-da era difcil de salvaguardar en aquel caos. Losasilados en las representaciones diplomticas deMadrid eran, a principios de 1937, de 8.444 per-sonas, amenazadas por su condicin poltica, socialo estado religioso. Gran parte de ellos sera trasla-dada al extranjero en los meses siguientes desdelos puertos de Alicante, Barcelona y Valencia. Deestos ltimos saldran en buques italianos, entre el24 de julio y el 7 de agosto de 1936, 6.390 per-sonas, de las que 1.367 eran espaolas.

    En Mlaga, muchos de los amenazados se refu-giaron en los consulados de Mxico, Italia y Fran-

    cia. Fue el caso, por ejemplo, de la esposa, hijos ynietos de Queipo de Llano, que embarcaron en unvapor italiano a principios de agosto y se reunieroncon l en Sevilla.

    En Catalua, los esfuerzos de las autoridadespara salvar vidas fueron enormes. El cardenal Vidali Barraquer fue arrancado de manos de unos incon-trolados por el conseller de Cultura, Ventura Gassoly el presidente de la Generalitat, Companys. Asi-mismo fueron salvados los obispos de Gerona y Tor-tosa; el de Solsona fue acompaado a Andorra. Amiles de amenazados, seglares o religiosos, se lestramitaron pasaportes para que dejasen Espaa; al-guno llegara a ministro de Franco, como Blas P-rez, catedrtico de la Universidad de Barcelona.Ironas del destino: en el consejo de guerra que, en

    30

    DOSSIER

  • 8/14/2019 Dossier La represin la tragedia oculta

    12/12

    Juicio en Barcelocontra losresponsables de lsublevacin militen Barcelona,generales Goded Burriel; ambosseran fusilados. L

    vctimas militaresde la represinrepublicana con

    juicio o sin l ascendieron a cerde tres mil.

    Socialmente, el grupo ms afectado por la re-presin republicana, fue el eclesistico. Cayeroncerca de siete mil religiosos, un 12% del total, alos que habra que aadir los seglares liquidadospor sus creencias religiosas, y esto a pesar del es-fuerzo de muchas autoridades y particulares, quesalvaron a numerosos religiosos de la muerte.

    Concluyendo: las vctimas de la represin repu-

    blicana fueron los sectores socialmente mejor si-tuados y que, en muchos casos, apoyaron la suble-vacin. Pero Madrid y Catalua demuestran que larepresin republicana afect a todos los sectoressociales: militares, religiosos, industriales, terrate-nientes y pequeos propietarios agrcolas, obreros yjornaleros, aunque evidentemente en proporcionesmuy distintas.

    AFAN, COLECTIVO, No, general! Fueronms de tres mil los asesinados, Mintzoa,Pamplona, 1984.ALTAFFAYLLAKULTURTALDEA, Navarra 1936.De la esperanza al terror, Tafalla, 1986.BEDMARGONZLEZ, A., Lucena: de la Se- gunda Repblica a la Guerra Civil, Vistale-gre, Crdoba, 1998.BRAOJOSGARRIDO, A., LVAREZREY, L. Y ES-PINOSAMESTRE, F., Sevilla 36: Sublevacinfascista y represin, Muoz y Montraveta,Sevilla, 1990.CERVERA, J., Madrid en guerra. La ciudad clandestina, 1936-1939, Alianza, Madrid,1998.CIERVA, R. D E L A, Historia bsica de la es- paa actual (1800-1974), Planeta, Barce-lona, 1974.COBOROMERO, F., La guerra civil y la repre- sin franquista en la provincia de Jan(1936-1950), Diputacin Provincial, Ja-n, 1993.GABARDACEBELLN, V., Els afusellaments al Pas Valenci, Valencia, 1993.

    GALLARDOMORENO, J., La guerra civil en La Serena, Diputacin Provincial, Badajoz,1994.GIBSON, I., Queipo de Llano, verano de 1936, Grijalbo, Barcelona, 1986.GIL BRACERO, R., Granada 1936: Jaque a la Repblica, Fund. Caja de Ahorros, Grana-da, 1998.HERNNDEZGARCA, A., La represin en La Rioja durante la guerra civil, Logroo,1984.MARTN RUBIO, A. D., Paz, piedad, per- dn... y verdad, Fnix, Madrid, 1997.MORENOGMEZ, F., Crdoba en la posgue- rra (La represin y la guerrilla, 1939- 1950), F. Baena, Crdoba, 1977.NADAL, A., Guerra Civil en Mlaga, Mlaga,1984.NEZ-BALART, M. Y ROJAS, A., Consejo de guerra. Los fusilamientos en el Madrid de la posguerra (1939-1945), La CompaaLiteraria, Madrid, 1998.ORTZHERAS, M., Violencia poltica en la II Repblica y el primer franquismo, Albace-

    te, 1936-1 F950, Siglo XXI, Madr1996.ORTZ VILLABA, J., Sevilla 1936: del golpe militar a la guerra civil , Vistalegre, Crdba, 1998.ORS MONTENEGRO, M., La represin y la posguerra en Alicante (1936-1945), Instit. Juan Gil-Albert, Alicante, 1995.QUIROSACHEYROUZE, R., Poltica y guerra civil en Almera, Cajal, Almera, 1986.REIGTAPIA, A., Ideologa e historia: sobre la represin franquista y la guerra civil, AkaMadrid, 1984.SABN, J. M., Prisin y muerte en la Espa- a de postguerra, Anaya-Mario MuchnMadrid, 1996.SALASLARRAZBAL, R., Prdidas de la gue- rra, Planeta, Barcelona, 1977.SO L ISABAT, J. M., La repressi franquis- ta a Catalunya (1938-1953), Edicions 62Barcelona, 1985.SO L ISABAT, J. M. y VILLARROYA, J., La re-pressi a la reraguarda de Catalunya, (2vols.), Barcelona, 1990.

    Para saber ms

    Pedro Muoz Seca,famoso autor teatral asesinado enMadrid en 1936(retrato deBernardino dePantorba, 1925).

    enumera 920 represaliados en Albacete y Francis-co Ala, 2.186 en Ciudad Real. Vicent Gabarda, ensu estudio global sobre el Pas Valenciano, ofreceestas cifras: Valencia, 2.844; Castelln, 1.031 yAlicante, 840.

    En Catalua, los ltimos estudios contabilizancerca de 9.000 vctimas 6.400 de ellas, antes del31 de diciembre de 1936 una cuarta parte, sa-cerdotes y religiosos. En Barcelona, las vctimas as-cendieron a 2.350; de ellas, 170 fusilados por sen-tencia del Tribunal de Espionaje y Alta Traicin deCatalunya, en su mayora durante el ao 1938.

    Son abismales las diferencias con los datos deSalas, que sita la represin en Catalua en14.486 muertos. Una explicacin posible a esta di-ferencia sera que quizs contabiliz como vctimasde la represin republicana a parte de los muertosen los bombardeos nacionales; Salas reduce su n-mero a menos de 2.000 para la provincia de Bar-celona, cuando slo en la Ciudad Condal fueronms de 2.500 y entre Granollers, que sufri un ni-co y brutal bombardeo en mayo de 1938, y Bada-lona hubo ms de 400 muertos... El posible errores muy grave, tanto por su nmero como porque to-das estas personas fueron inscritas en el Registro

    Civil inmediatamente y especificando que murieronbajo las bombas. Quizs esta explicacin tambinsea vlida para Valencia, donde las investigacionesde V. Gabarda sobre la represin republicana arro-jan cifras muy inferiores a las de Salas.

    En el reciente trabajo de Angel David Martn Ru-bio Paz, piedad, perdn... y verdad, Fnix, Ma-drid, 1997 se analizan y comparan los datos delInstituto Nacional de Estadstica, de la Causa Ge-neral y de Ramn Salas con la totalidad de estudiosregionales, provinciales o locales, en su mayorapublicados en los ltimos diez aos, concluyendoque las vctimas de la represin republicana pue-den situarse en torno a las sesenta mil. Segn susdatos, las de Madrid se elevaran a 14.898, es de-cir, la cuarta parte del total de la represin republi-cana, cifra que me parece exagerada. Debe tenerseen cuenta que la capital fue frente de guerra y su-fri bombardeos, lo que puede llevar a confusinsobre las verdaderas causas de muchas muertes.

    Cuando se realicen en Madrid estudios globalesse conocer la verdad. Pero creo que el nmero devctimas de la represin republicana est ms cer-ca de las 55.000 personas que de las 60.000, entodo caso inferiores a las de Salas en un 20%.

    32

    Madrid consigui en la Guerra Civil el dudoso rcord de ser la ciu-dad en la que mayor nmero de asesinatos se cometi durante los983 das que dur la contienda en la capital. En total, resultaronmuertas cerca de 10.500 personas, de acuerdo al siguiente calendario:4.200 fueron asesinadas en el periodo comprendido entre el 18 de julio y el 31 de agosto, a una media de 93 muertos diarios; otras 2800 fueron li-quidadas entre el 1 de septiembre y el 30 de octubre; 2.650 perdieron la vida entre el 1 de noviembre y el 31 de diciembre de aquel 1936, la ma- yor parte a consecuencia de las sacas que se produjeronen todas las creceles madrileas en los das previos y posteriores a la llegada de las tropas de Franco ante la ca-pital; los 850 restantes murieron entre el 1 de enero del37 y el 28 de marzo del 39, da en que se entreg la ciu-dad.

    La represin no slo se limit a los paseos, los trasla-dos y ejecuciones posteriores que se producan en las ca-rreteras que salan de Madrid, e