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MEMORIAS LEmAS EN LA BIBLIOTECA NACIONAL, EN LAS SESIONES PÚBLICAS DE LOS AROS 1860, 1861 Y 1862 MADRID, IMPRE?TÁ, ESTEREOTIPIA Y GALVANOPLASTIA DE ARIBAV y CA, calle del foque cje Osuna, nAm. S. 1874. o

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MEMORIAS

LEmAS

EN LA BIBLIOTECA NACIONAL,

EN LAS SESIONES PÚBLICAS

DE LOS AROS 1860, 1861 Y 1862

MADRID,IMPRE?TÁ, ESTEREOTIPIA Y GALVANOPLASTIA DE ARIBAV y CA,

calle del foque cje Osuna, nAm. S.

1874.

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MEMORIALEIDA

EN LA BIBLIOTECA NACIONAL,EN LA SESION PÚBLICA, CELEBRADA EL OlA 8 DE ENERO DE 1860,

BAJO LA PRESIDENCIA

DEL Eco. SR. D. AGUSTIN DURÁN l

EXCELENTiSIM0 SE?qoa:

Una de las disposiciones más acertadas que contiene el Reglamento dadoá esta Biblioteca, es la que prescribe el acto que hoy aquí nos reune, yque V. E. tiene á bien presidir y autorizar como el año último. Estable-cimientos de la índole del nuestro, exclusivamente consagrados al ser-vicio y utilidad del público, públicas han de hacer tambien sus mejorasy sus necesidades, las unas en cumplimiento de los deberes que se, lesimponen, las otras en solicitud de nuevos recursos y de la incesante pro-teccion que han menester para realizar sus laudables fines.

Otra novedad, tambien de suma importancia, ofrece la Biblioteca Nacional desde su postrera organizacion. Anualmente abre un Concurso enfavor de los escritores que se propongan ilustrar nuestra historia literariay nuestra bibliografía, y adjudica modestas, pero honoríficas recompen-sas á las obras que logren llenar mejor las condiciones que se requieren.De este modo los eruditos que más se distingan en este género de conoci-

(1) No pudiendo asistir el txemo. Sr. Marqués de Conera, Ministro de Fomento, encargó al Directorde la Biblioteca Nacional que le sustituyese,

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mientes se van asociando 6. nuestras tareas; los estudios bibliográficos,que por falta de aplicacion y aliciente tenían entre nosotros contados cul-tivadores, pueden hoy emprenderse con esperanza de mayor gloria; y laBiblioteca Nacional, acrecentando más y más la copia de datos en que ci-fra y asegura el acierto de sus trabajos, devolverá con creces al públicolos propios auxilios que de él recibe.

Resumiré, Excmo. Sr., las tareas en que se han ocupado los Empleadosdel Establecimiento durante el año que acaba de trascurrir. Prosiguiendoen la formacion de los nuevos índices, y terminados ya los corrspondien-tes 6. la sala tercera, que se principiaron en fin .de 1858; los de la sexta,en que se han efectuado algunos aumentos y alteraciones y unatbunaparte de los de la séptima, resultan catalogados en todo el año, 10.059 vo-lúmenes, 6 hablando más propiamente, 5.456 obras, que han dado de sí6.784 papeletas principales (1 de autores, y 7.519 de remisiones por títu-los, que vienen 4 reducirse 6. un extracto de las de materias. A éstas debenafladirse 4.870, equivalentes 6. las obras nuevas que por diferentes concep-tos hemos adquirido en el mismo año, y 7.416 copiadas para los índicesdel servicio de forma, que la suma total de papeletas hechas en este es -pacio de tiempo, asciende 6. 26.553 Ademas se han trasladado 6. variospuntos del edificio 8 6 10.000 volúmenes que ocupaban en él lugares pre-ferentes, y son ya hoy día de poco ó de ningun uso, lo cual produce otrastantas enmiendas en los índices; se han clasificado más de 2.000 estampassueltas, reuniéndolas por órden de asuntos y de grabadores, aunqueenmuchas de ellas no se expresaban los nombres de éstos; y por fin, se haarreglado y dispuesto metódicamente una coleccion de obras de música,que estaban sin utilizarse.

Si se compara este resultado con el que di en mi anterior Memoria, don-de llega 6. 40.000 el número de papeletas referentes al año 1858, acasose extrañará diferencia tan considerable; pero todos sabemos de qué pro-viene. No siempre se puede proceder en esta clase de trabajos á compas deltiempo, ni áun del deseo. Libros hay, sobre todo de los modernos, cuyaclase y materia se conoce 6. primera vista; mas no así los de la media é ín-fima literatura, y con especialidad los correspondientes al sigló xvii, pues6. veces en desembrollar su asunto y deducir de su extravagante y tenebro-sa fraseología la materia 6. que pertenecen, se apuran tiempo y paciencia,como en la adivinacion de un frívolo logogrifo. Con estas excepciones, ra-ras en bibliotecas más reducidas, en la nuestra tropezaremos 6. cada paso.La sala séptima, por ejemplo, se compone en su totalidad de tratados suel-tos de crítica y filología, de medicina docta, y empírica, de expositores y

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-5-comentarista de Derécho, los más del citado 'siglo xvíi; griegos algunos,latines muchos, franceses, italianos, ingleses ;y castellanos, que vecesson más oscuros que los primeros; y claro es que de entre tanta , rnaleza,por fuerza han de salir frutos desmedrados, y ademas tardíos.

En Id formacion de los nuevos índices se ocupa la mayor parte del per-sonal.del Establécimiento, que en verdad no es suficiente para dár cima áesta empresa en el breve tiempo que convendría. El resto se halla destina-do á servir al público; mas cuando la concurrencia es excesiva, no pu-diendo sin gravé perjuicio distraerse dé las comisiones persona alguna delas empleadas en ellas, tampoco es posible efectuarel servicio eón la pron-titud que se desearía; bien que en esta parte tampoco nos aventajan otrasbibliotecas de las 'm4jor organizadas del extranjero. Áun así; semejantefalta, que rara vez acaece, es tanto más excusable, cuanto que la estrechezdel edificio impide la colocacion metódica de' los libio, y obliga frecüen-temente á buscarlos en sitios incómodos y lejanos, como son los sótanos ybuhardillas. Entre la formacion de los índicés y la lentitud con que á ve-ces se Verifique el servicio de los libros, atenciones ambas igualmente pe-rentorias é indispensables, no es dudoso que debe preferirse aquella cuyoresultado será un arreglo definitivo que influya en la facilidad del servi-cio; pues de otra suerte será preciso que el Gobierno de S. M. mande ce-rrar este Establecimiento hasta que adquiera cabal organizacion, Ó que au-mente la planta del personal en aquella proporcion que baste á satisfacertodas las exigencias. Esto último es más hacedero, y Y. E. en la creaciondel cuerpo de Archiveros-Bibliotecarios ha procurado ya subvenir á lanecesidad.

No .me he olvidado, Excmo. Sr., tratando de las personas que sirven ámis Órdenes, de la dolorosísima pérdida de una, en quien cifrábamos nues-tras más halagüeñas y justas esperanzas. En mi anterior Memoria di cuen-ta del nombramiento de D. José Jimenez Teixidó para una de la plazasde Auxiliar de esta Biblioteca; á los pocos días, y cuando con más ardorestaba consagrado á los estudios y trabajos bibliográficos, única pasionque alimentaba su alma, y que tal vez abrevió su vida; ¿ti lo más floridode la juventud le sorprendió la muerte. Sirva de panegírico á su memoriamemoriaeste sincero recuerdo, que conmigo le tributan, todos los que fueron •suscompañeros, y siguen siendo sus admiradores. El sueldo que disfrutaba sir.

-vió para dotar dos nuevas plazas de auxiliares; y á esta innovácion se reducela que de entónces acá, ha experimentado el personal del Establecimiénto.'

Una Real órden de .6 de Noviembre último me mandd.devolver'al'Sere-'nisimo Sr. Infante D. Sebastian la librería que había sido de su propiedad

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-6---y que se adjudicó á la Biblioteca Nacional en 1838. Oonservábáse aquí enel estado en que se recibió; puS componiéndose en su maybr parte deobras que sólo podían añadir un artículo que otro á nuestro copiosisimo re-pertorio, se adoptó luégo la cuerda determinacion de considerarlacómo mi fondo excedente: y así ha sido fácil efectuar su entrega, despuesde un prolijo reconocimiento que en union del Bibliotecário primero, donJuan Eugenio Hartzenbusch, practicaron al efecto los encargados de su Al-teza Real. &stituyéronse tambien el corto número de objetos numismáti-cos y arqueológicos que de la misma procedencia existían en nuestroMuseo: de forma que esta segregacion en nada ha mermado la riqueza queposeíamos.

Léjos de esto, se han añadido á lÑ índices del servicio los libros nueva-mente adquiridos durante el año, á cuya atencion procuro siempre desti-nar la mayor parte dolos recursos que se nos conceden. En este conceptofiguran en primer lugar, como no puede méños de suceder, los extranje-ros, ya porque las imprentas de otros paises producen mucho más que 1aespañolas, yit porque las publicaciones de Casa, relativamente considera-(las, cuestan ménos que las de fuera. Aparte de todo aquello que más pue-de interesarnos, por referirse en particular á nuestra historia 6 literatura,solemos invertir sumas de consideracion en obras que, por su excesivo pre-cio, no están al alcance de todas las fortunas ni de las Bibliotecas de carác-ter especial, 6 dotadas más parcamente; eligiendo ademas entre los catá-l ogos extranjeros, las que por el célebre nombre de sus autores, por la no-vedad 6 importancia de su materia, por lo que puedan contribuir á losadelantos de la historia y de la filología, de las ciencias sagradas, filosófi-cas y exactas, y de las artes mecánicas y monumentales, Parecen dignasde preferencia. Puedo citar entre otras la Historia de Felipe 11, de Presóott;la de Francia, de Mr. Martin; la de las Religiones de la Grecia antigua, porMaury; la de los Estados-Unidos, por Bancroft; la de Méjico, de Brasseur deBourbourg; las de la Revolucion francesa, de Luis Blanc y Mignet; la iii-troduccion 4 la Historia del siglo xix, de Gervinus; la del reinado de Cárlos y,por Hume; la de los Italianos, de Cantú; la Coleccion de los principales historid-dores armenios, de Dulaurier; la Historia de la Emperatriz Josefina, por Aube-nas; la de los Países-Bajos, de Gerlache; la del Brasil, por Mr. D'Avezac; lade los Gatos, de Thierry, y otras como la de las Revoluciones del Imperio Aus-triaco, la de Hohen2olMrñ en la Edad Media, la de la Revotucion dé las Dos Sicihas, las del Sonderbitnd, la India Inglesa y el Canadá, la de Nápoles, la de laReina María Añionia, jr la de la Guerra de Hungría y Camparías de Italia én 1848y 40, de diferentes autores.

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-7En mhteriá de filología pudiera hacer mcncion de gran número dé

obras elementales, como el Diccionario Chino Ponugues, de Gonzálvez; el La-¡¡¡¿'o', dé Preund; el Provenzal-frances, de Honnorat; el Inglés y Sanscrito, deWllliarns; el Rusó-frañces dé Schmidt; el Inglés, de Richardson; el Glosa-rio Sa,Véóiito, de Bopp; el Lexicon Thúcydideunt, de Botan; la Lexicología IndoEiliópeá, de Chavee; las Gramáticas Chinas, de •Morrison y Remüsat; lasS?jn'sct-ita.s, de Bopp, Desgranges y Oppert; los Elementos lingüísticos Cariovin-gános de autor anónimo; la Crestomatía China, de Bridgman, y :Arábiúa deSkcy; las ErMitas investigaciones, de Dozy; la Afinidad de las lenguas afflicas,de Pictet; la Biblioteca Asiática y Africana, de Ternaux- Compans 'y la ¡lis-toriade ¡as lenguas Semíticas, de Renan.

Tienen ya asimismo cabida en este Establecimiento, agregándose á lanumerosa serie de obras que en él se conservan sobre Numismática, Arquediógia é Historia monumental, la Descripcion general de monedas de la Re-pública Romana, de Cohen; la de Langloissobre Numismática de la Armeniaen la antigüedad; las Inscripciones en lengua de los Galos, de Pictet; laArqueología Egipcia, de Goulianof, el Diccionario de Antigüedades Romanas, deRich, el Egipto contemporáneo, de Merruan; los Monutncntosde Rusia, de Rus-ca; la P2vpedicioü científica á Mesopotamia, de Mr. Opper; y entre las obrassuntuosamente ilustradas, los Ornamentos Clericales, de Glopary.; la Palco-graf'za Sacra Pictoria, de Westwood, ambas en inglés, y la esmerada pu-blicacion francesa que con el titulo de las Artes suntuarias, completa encierto' modo la de la Edad Media y el Renacimiento, tan útil para el estu-dió de las artes, usos 6 indumentaria de los pasados siglos.

Al Diccionario Enciclopédico de la Teología Católica y á la voluminosa Enci.-cio.óédia?Teológica del abate Migne, debo agregar los abultados Repertorios deDallóz; los tratados de Jurisprudencia y Derecho, dé Hoechster, Blondeau, Esch-bach, Weis, Locré, Martens, Magnitot, Walter, Oudot, Trebutien y'rap&relli , 'y la Coleccion de Tratados de paz, de Garden; omitiendo,'por nohacer estarseña interminable, las demas obras de ciencias naturales; viajes, ciencias físicas y matemáticas, filosofía, economía política, crítica;hiMbria literária, antologías y teatro; en suma, las 500 áque ascenderápróimaménte el, número de adiciones hechas por este concepto en nues-tros indices desde Eneroá Diciembre del año último.

Támbien enel Departamento de Manuscritos se han incluido reciente-mehte algunos nuevos, como una Historia del Gran Capitan , la de las Anti-güedadeé de España, de D. Lorenzo de Padilla; una obra titulada Gobierno deFelipe 'Lun voluminoso Diccionario de adagios castellanos, por el DoctorLuiá Calindo; várias de poesías líricas antiguas, códices diplomáticos y

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-8-genealógicos, y otros de escasa importancia literaria, pero en varios con-ceptos útiles ó curiosos.

De intento he reservado para el postrer lugar una de las adquisicionesmás preciosas é importantes, que de largo tiempo acá haya hecho la Bi-blioteca: un ejemplar de la admirable Biblia de Maguncia de 1462, im-presa en vitela, por Fust y Schwffer, pero con tal limpieza y perfeccion,que apénas se distingue de los gallardos códicesde su época. Fábula pa-recería cuanto la historia del arte tipográfico nos dice de Guttenberg y suscompafleros, si no se hubiesen conservado estos indelebles monumentos desu celebridad; y miéntras no desentierren otros más genuinos los apologis-tas de Lorenzo Cóster, Maguncia y Guttenberg serán la cuna y el padre deuno de los inventos más providenciales que han visto jamas los siglos.Cierto que sus verdaderos orígenes todavía se desconocen, porque desde lasprimitivas planchas xilográficas hasta la edicion príncipe del Psalmorum co-dex, ¡qué de ensayos no se sucederían, y cuántos infructuosos, ántes deconseguir el éxito apetecido! Pero la historia y la tradicion permanecenmudas. Para nosotros, la imprenta nace pérMcta; no tiene infancia, y desdeluégo se nos muestra en edad madura. Todos los elementos, todos los auxi-lios de que se vale, corresponden á la perpetuidad de sus miras, y á la so-lidez con que cimento su imperio; grabó con tal fuerza sus primeros pa-sos, que nunca podrán desaparecer las huellas, como si éstas hubiesen dedar testimonio en todo tiempo de su maravilloso y divino origen.

Estas, Excmo. Sr., son en resúmen las obras extranjeras que última-mente ha adquirido la Biblioteca; y nada sería Para mí más satisfactorioque poder acompaflar igual catálogo de las propias; pero habré de conten -tarme con lo que sobre este particular indiqué ya en mi anterior Memoria.Entre libros elementales, folletos, composiciones dramáticas y músicas, ytal cual publicacion de alguna importancia, á 456 ascienden en todo elaño 1859 las entregadas en el Ministerio del digno cargo de V. E., por loseditores 6 autores, con destino á este Establecimiento; pero á excepciondel Manual del Ingeniero, de D. Nicolas Valdés, que sin embargo se hadado á luz en París; de los últimos volúmenes de la Biblioteca de AutoresEspaioles, de ID. Manuel Rivadeneyra; de los de la Historia de España; delSr. Lafuente, y de jos principales periódicos políticos de Madrid, reduci-do es el número de obras de bulto que figuran en este último repertorio.

Si semejante dato hubiesede servir para el cómputo de nuestra estadís-tica literaria, ¿qué se diría de país tan estéril y tan inactivo? Y cuando áciencia cierta sabemos que la mencionada cifra representará á lo sumo lade las publicaciones que se dén á luz en alguna de nuestas provincias, ¿qué

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presumiremos de las rcMantes? Verdad es que la ley impone esta, obliga-cion, meramente á los que pretendan conservar el derecho de propiedad;de lo que vendreraos á deducir que la mayoría de los que aquí imprimen,bien por propia, bien por ajena cuenta, 4 llevan su modestia hasta el ex-tremo de dÑ, escasísimo valor á sus producciones, 6 menosprecian de todopunto eLarecho de propiedad. Lo primero podrá ser presentimiento; losegundo es descuido vituperable. Muchas personas de las que frecuentanla Biblioteca se resisten á creer que no reciba ésta todos los libros que enMadrid se anuncian; y tanto se obstinan en su incredulidad, 4 insisten yaemian de tal manera, que nos obligan á comprar en nuestras libreríaslas mismas obras que debieran venir aquí en demanda de amparo y publi-.cidad. ¿No hemos así adquirido recientemente los tomos dados á luz dela Historia Universal de D. Salvador Costanzo, los de la Historia orgánicade tú Infantería y Caballería españolas, del Conde de Cleonard, coleccionesenteras de periódicos, y otra multitud de libros, que diariamente re-claman nuestros lectores? El mal, Excmo. Sr., es irremediable, miéntrasal interes privado no se sobreponga el universal. La Biblioteca acumularáobras extranjeras, por lo ménos las que parezcan más importantes, y se-guirá careciendo de muchas de las españolas. No es suya la culpa: entién-dalo el público, y exímala en esta parte de toda responsabilidad.

El Gabinete Numismático se ha aumentado con una coleccion de los tressistemas de monedas de cobre, acuñadas en la Real Casa de Segovia, du-rante el reinado de doña Isabel II, y remitidas por el Jefe de aquel Esta-blecimiento; •con la medalla de plata destinada á premiar los servicios ex-traordinarios en favor de los buques 6 tripulaciones españolas; con la delmismo metal acuñada con motivo de la Exposicion agrícola de Ciudad Real,que remitió el Sr. Gobernador de la provincia; con una de oro de las seisque áun se conservaban en la Facultad de Medicina de esta Corte, destina-das durante el reinado de Fernando VII á premios de Cirujía, yque se re-cibió por conducto del Sr. Rector de la Universidad Central, y últimamen-te con una de gran módulo, de plata, acuñada en San Petersburgo, enmemoria de la ereccion del monumento destinado al Emperador Nicolas,que V. E. ha tenido á bien destinará nuestro Museo.

Con éste, aunque pausado, incesante acrecentamiento, que de año en• año recibe nuestro caudal antiguo, apénas queda ya en este edificio espa-

cio, donde colocar nuevos volúmenes. Últimamente hube de resolverme áconstruir una estantería en la única sala que, por haber estado hasta elpresente destinada á los índices, admitía este aprovechamiento. Seis úocho mil volúmenes calculo que podrán contener sqs tablas; pero 8.000

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- lo -volúmenes se allegan en breve plazo. Conozco, Excmo. Sr., cuán inade-cuadas son las circunstancias para este intento; pero la.angustia crece, lanecesidad es grande, y el remedio no se evita con dilaciones. Esta Biblio-teca no puede subsistir en recinto tan limitado; se ahoga, es menesterabrirle cauce más anchuroso. Aquí no es ya posible establecer el Órden querequieren éstos establecimientos, si han de prestar toda la utilidad que deellos se promete el público. V. E. lo siente así, yllevado de su justo celoy nobilísimas aspiraciones, no renunciará seguramente á la gloriá con quele brinda tan- laudable empresa.

Réstame, por fin, puesto que llego al término de este escrito, anunciarque reunido bajo mi presidencia el Tribunal nombrado para el juicio y ca-lificacion de las obras presentadas en el último Concurso, y de loá trabajoshechos en este Establecimiento ; despues de exaiñinar las unas y los ótrodetenidamente, ha dado su fallo (1) al tenor del acta que se leerá en sguida.Frecuentada tres años hace esta honrósa lid por personas versadas en árduostrabajos de endicion, es de esperar que tampoco quede desierta en lo su-cesivo, y que su ejemplo, sirviendo á otros de aliciente y guía, produzcafructíferos resultados para nuestra gloriosa literatura.

Frutos, y no escasos en mi concepto, darán tambien las nuevas reformasque se proyectan. El cuerpo de Archiveros Bibliotecarios, instruidos en losconocimientos especiales que reuiere su profesion, llevará á todas tas de-pendencias de este ramo un personal activo, laborioso é inteligente, quearmonizando la práctica con los principios teóricos de la ciencia, saquendel olvido y retraimiento en que yace hoy el importante estudio de la Bibliografía y la Diplomática; la orgánizacion regular y uniforme que en suconsecuencia han de -recibir los establecimientos, mejorará el servicio delpúblico y del Estado, correspondiendo cada vez más á los utilísimos y sa-grados fines de unas y otras instituciones; y si el Gobierno de S. M.; ven-ciendo obstáculos inevitables que han frustrado hasta el día los benéficosdesignios de sus predebesores, logra por fin realizar cuantos le sugiere susabia solicitud, las letras, lai artes, la patria en suma, consignarán enperpétús memorias sus alabanztis. -

HE DICHO.

AGCSnN DURÁN.'

(1) Pué premiada la obra de D. Cayetano Alberto de la Barrera, intitulada Catálogo Bibliográfico yBiográfico del Teatro antiguo Esjañol, desde sus oriqenes hasta mediados del siglo xvnr. — En el alío an-terior hablan sido premiadas las tres obras siguientes Li Botánica , los Botánicos do 74 rení, ala His-j'rcno-Lzesitana, por D. Miguel Colmeiro ; Diccionario Jlibliográfico.Histórieo de los antiguos Reinos, Pro.vincias, Ciudades, Villas, Iglesias y Santuarios do España, por D. Tomás Muflos y Romero; ltlonsoriadescriptiva do los Códices notables, conservados co los Archivos eclesiásticos de España, por D. José Maríade Eguren.- t -

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MEMORIALEÍDA

ÉÑ LA BIBLIOtECA NACIONAL,EN LA SESION PÚBLICA, CELEBRADA EL DM 6 DE ENERO DE 1861,

BAJO LA PRESIDENCIA

DEL Excito, SR. MARQUÉS DE CORVERA,mNISTR0 DE FONENTO.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

Para personas extrañas 6 indiferentes al cultivo y fomento de las cien-cias, y á la afiéion que de suyo inspiran los estudios literarios, el actoque aquí nos reune este año, como los anteriores, no tendría género algunode importancia ni de atractivo. Tiénelo, sin embargo, para Y. E., que sedigna venir á honrarlo, y para el escogido Auditorio que siempre nos favo-rece con su asistencia: lo cual, dado que en este recinto no se oye la vozde la elocuencia ni de las musas, ni el clamor de controversias acaloradas,ni cosa alguna de las que empeñan, unas veces la cuHosidad y otras elentusiasmo, debe atribuirse á la índole peculiar de esté Establecimiento,ál favor de que goza para con el público, y, aunque en cierto modo pa-rézca alabánza propia, á los útiles resultados que logran nuestras tareas.

Ya eh uña de mis Memorias anteriores referí el origen y principales vi-cisitudes de este Etablecimiento : no hay para qué volver la vista atras,cuando tan empeñados nos hallamos en nuestro camino. Ni me detendrétampocoá demostrar por qué de las instituciones propias de la civilizacionmoderna, sean las Bibliotecas públicas una de las principales y más pre-ciosas. ¿ Quién ha de ponerlo en duda? Fuera de la inspiracion de la cáte-drá, ¿qué auxiliar más poderóso de la enseñanza? Si ésta esparce y vivificalos gérmenes del saber, auélIas, con no ménos liberalidad, hacen que ar-raigubn y frudtifiquen. Aquí responden á todas horas los antiguos oráculos

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de la ciencia; las artes se perpetúan; y á la voz de las actuales genera-ciones, reviven instantáneamente las obras más olvidadas del ingenio hu-mano y los monumentos más recóndito: de la historia.

No debe, pues, admirarnos la asiduidad de los estudiosos. Del ceno for-mado últimamente, resultá que no baja de 16, y quizá se aproxime á18.000 el número de lectores que han frecuentado el Establecimiento du-rante el pasado año, es decir, que puede calcularse en más de 80 personaslas que aquí vienen diariamente. El cómputo se deduce de las papeletasmismas en que los lectores hacen sus i pedidós (formalidad que, Sa dIchode paso, tiene entre otros este útil objeto); mas como á veces sirve unamisma papeleta para solicitar sucesivamente diversos libros, hijos de pa-recer exagerada aquella suma, debe reputarse como un tanto inferior á laverdadera. La proporcion, comparada en absoluto con la que ofrece, porejemplo, la Biblioteca Imperial de París, ¿cómo negar que es para nosotrosdesventajosa? Del Museo Británico sabernos que últimamente no excedía de181 el número diario de sus lectores; pero dadas en ambos casos la dife-rencia entre el número de habitantes, ].a que respectivamente existe en lacapacidad de los edificios y en la suma de sus volúmenes, y otras que de-ben tomarse en cuenta, hallaremos que no es nuestra situacion tan deplo-rable como se presume.

Y si á consecuencia de este cálculo pasamos á averiguar qué estudios,qué aficiones, qué especie de conocimientos predominan 6 empiezan á pre-ferirse entre nosotros, el resultado, Excmo. Sr., es más satisfactorio. Pocosaños hace que concurrían á la Biblioteca multitud de personas, las más decorta edad, en busca de libros de entretenimiento: fué menester prohibirla lectura de novelas, por lo ménos de aquéllas que, no teniendo carácterde literarias, fomentaban h 'ábitos perniciosos.

El gusto, atajado por esta parte, se encaminó al teatro, mas con tan frí-volo afan, que de los autores dramáticos, fuesen propios 6 extraños, los•más hojeados eran siempre los más modernos. Hoy no sucede así: en la re-lacion de obras servidas durante el año, figuran en primer lugar las de His-toria; sigue la clase de Ciencias y Artes, en que están comprendidas lasciencias exactas y filosóficas; la de Bellas Letras, de que forma una granparte la Filología; la Jurisprudencia, los volúmenes de Periódicos y Enci-clopedias, y en ultimo término, como es fácil presumir, la que ántes pre-cedía á todas, la Teología. Ésta, con respecto á la Historia, se halla en larelacion de 1 á 10, y en la de 1 á 8, 6 y 4 con las restantes. Las conjetu-ras que de aquí pueden deducirse, no están por cierto en oposicion con otroscálculos estadísticos: á nosotros nos toca sólo apreciarlas bajo el punto de

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-13-vista , intelectual, como indicio de una restauracion al preséntó, como se-guridad de mayores adelantos en lo sucesivo.

Debo asimismo dar cuenta de los trabajos en que se han ocupado los Em-pleados qu'e sirven á mis órdenes en este Establecimiento. A la inmediataasistencia del público están destinados un Bibliotecario, un Oficial y seisAyudantes; otro Bibliotecario; con dós de los segundos y otros tantos de losúltimos; cuidan del Departamento de Manuscritos y del Museo Arqueoló-gico y Numismático; el resto del personal se consagra exclusivamente á la6ontinuaeion de los nuevos índices y á las domas tareas, ya científicas,ya administrativas de una dependencia que exige muy esmerada orga-nizacion. Unos que sirvan al público directamente; otros que preparen ypongan los libros en disposicion de ser servidos: á entrambos fines es fuer-za atender con la misma solicitud. En vano se aglomerarían en una Bi-blioteca volúmenes á millares, si al propio tiempo no se cuidase de cata-logarlos al tenor de lo que la práctica y la ciencia enseñan. Por esto lanecesidad de fijar á cada cual uno ú otro destino exclusivamente; la noménos imperiosa de dotar con cierta prodigalidad, tanto en la parte delpersonal como en la del material, estos establecimientos, y sobre todo laconveniencia, que bien puede erigirse en ley, de dar á sus Empleados elcarácter de inamovilidad, ya en la profesion, ya en los puestos que se lesconfíen, porque aquí la tradicion es el intérprete más seguro, y la cienciabibliográfica ha menester, como ninguna otra, de especialidades, de hom-bres que cultiven con predileccion este 6 el otro ramo de conocimientos,y en él se distingan y sobresalgan, con provecho de las personas que acu-dan á consultarlos, y del Estado que recompensa sus servicios y sus des-velos.

Resumirá en breves palabras los trabajos de las Comisiones de índices.Las encargadas de incluir en el nuevo sistema de clasificacion las antiguasexistencias, han terminado las correspondientes á la sala séptima, y la ricacoieócion de Santos Padres que llena toda la quinta. Si se agrega á éstasuna parte • muy considerable de la sala cuarta, resultarán catalogadas4.789 obras en 7.190 volúmenes, que han producido 13.954 papeletas, en-tre las llamádas de autores y de referencias; y añadiendo 3.517, hechas áobras nuevas 6 que no constaban en catálogos, y 6,336 copiadas aparte, condestino al inventario general ó á los futuros índices de materias, la sumade dichas papeletas compondrá un total de 23.807. Éste parecería inferioral de los años precedentes, si pudiera prescindirse del cúmulo de atencio-nes, que al propio tiempo ha tenido sobre sí ]a primera Coinision, forman-do la estadística de los lectoreÉ y de los libros que no existen y son con al-

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guna frecdencia solicitados; recibiendo, sellando y dando cólocacion 6. lasobras de nuevo ingreso; trasladando de un sitio 6. otro, para facilitan elmejor servicio, 10.306 volúmenes, que han exigido la correspondienterectificacion en índices y registros; coleccionando 36 tomos de teatro, yreuniendo multitud de obras, como el Breviario , y Misal rnuzárbes., quejuntos tienen un valor de más de 8.000 rs.; prosiguiendo la Biblioteca deobras de Música, que consta ya de 862 artículos, y desempeñando otrostrabajos más minuciosos, pero no ménos importantes. De tal consideraciónlos he creído, que habiendo dado cuenta de ellos al Tribunal, nombradopara la adjudicacion de premios, V. E. ha tenido A bien acceder A su pro7puesta, concediendo el que por. el Reglamento de esta Biblioteca, se .resér-va 6. la clase de Oficiales, AB; Indalecio Sandia, Jefe de la Comision cita-da, antiguo y celosísimo Empleado de este Establecimiento: distincion quepor lo que tiene de especial es para todos los demas honrosa y satisfactoria.

Esto en, lo que se refiere A las ocupaciones ordinarias, que;tienen porobjeto la conservacion de lo existente; el interes del público y la asom-brosa fecundidad de la imprenta de nuestros días nos imponen igual cui-dado y diligencia respecto A las nuevas adquisiciones. Al frente de ellasdebiera figurar el repertorio completo de cuantas obras se dan A luz entrenosotros; lo primero por ser requisito indispensable para adquirir el dere-cho de propiedad, y ademas por el beneficio que el público en general, yen último resultado los autores mismos, repo;tarían de gabela tan inigni-ficante. ¡Vanas consideraciones! El número de obras remitidas A la Biblia-'teca por el Ministerio del digno cargo de Y. E. no • pasa de .800 en todoel año, 700, próximamente, españolas, y 101 extranjeras:, éstas Últimas pre-sentadas para los efectos del Convenio sobre propiedad literaria, vigenteentre España y Francia. 800 obras forman, sin duda, un aumento consi-derable con relacion A las 486 que por tal concepto se reunieron el año úl-timo; pero si nos atenemos A la sustancia de unas y otras, apénas adverti-mos la diferencia. Muchos tratados elementales, especialmente de aritmé-tica; tal cual gramática castellana; una coleccion de manuales de artes yoficios, algunos traducidos, y los más pertenecientes A la Enciclopedia 1I?s-pa no-americana de París; gran número de obras dramáticas, varias de ellasno representadas, y áun irrepresentables; porcion de piezas musicales,, yade las zarzuelas más aplaudidas, ya de las escritas para bailes ó en con-memoradion de nuestros triunfos de África; jácaras y romances en pliegossueltos, y un surtido regular de devocionarios y libros místicos: A esto, ensu mayor parte, se reduce el caudal propio que hemos logrado allegar enlos doce postreros meses.

4,

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- u -- Pudiera citar unas 30 obras ,.que por sus asuntos,, realmente científicos,por contener fundadas aplicaciones de los principios de Derecho y Legisla-cion, por la erudicion histórica que manifiestan, por lo que pueden con-tribuir á los progresos de la Lingüística moderna, 6 a la recta znterpreta-cion des escritos de la antigüedad; en suma. , por el merecido renombrede sus autores, darían estimacion a cualquier catálogo bibliográfico; pero¿es esto suficiente para apreciar con exactitud el incremento, el estado másbien, de nuestra cultura intelectual? Cuando tan eficaz impulso recibenen nuestra patria , todos los móviles de ilustracion y. material engrandeci-miento, ¿sólo ha de yacer remiso y como olvidado de sí, propio- el espírituque guía al.d&scubrimiento de la verdad ó á la imitacion de la naturaleza?

No demos tanta importancia á un hecho que tiene sencillísima explica-cian. El hábito entra por mucho en la manera de ver y obrar, y nosotrosno hemos contraído aún el de mirar por nuestros recíprocos intereses. Losescritores de las provincias ignoran, por lo general, -qué cosa sea este Es-tablecimiento, y la utilidad que puede, resultarles de depositar un ejem-plar de sus obras aquí, donde cada artículo de los índices equivale á unanuncio perpétuo de las mismas, y donde pueden ser mejor 'apreciadasque en parte alguna, por multitud de lectores y por críticos inteligentes ydesaasionados. Es de creer que cada dia vaya generalizándose más este¿oivencimiento, corno de algun tiempo acá se advierte entre los princi-pales editores de Madrid y de Barcelona. De lo contrario, habría de modi-ficarse la ley, imponiendo como deber lo.que hoy se concede como dere-cho, segu.n ántes acontecía, yse ve practicado en países, cuyas institucio-n es admiran todos; porque semejante falta, sobre no ser de provecho á losinteresados, refluye en perjuicio del público en general, mermando losrecursos que se nos conceden para, la adquisicion de obras extrañas y máscostosas.

Pero áun suponiendo que de las propias lográsemos reunir coleccioncompleta, ¿podremos, Excmo. Sr., compararlas con las que diariamentese anuncian r salen á luz en el extranjero? Publicaciones hay que, comolos Monumentos. Arquitectónicos de España, sostendrían gloriosamente la com-petencia; la escena dramática, la poesía lírica, la novela, en casi todassus especies y derivaciones, cuentan, como en época no lejana, y cornoen el brillante período de nuestros célebres' ingenios, con produécionesmerecedoras de los aplausos que les tributamos; y los estudios históricos,económicos y filológicos, con Liceos y Academias que exclusivamente seconsagran al doble empello de esclarecerlos y difundirlos. No carecen tam-poco de tradicion y estímulo entre nosotros las ciencias abstractas, físicas

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- 16 -y naturales; pero necesariamente hemos de resentimos todavía del ani-quilamiento en que caímos á fines del siglo xvii, y de las oscilaciones ytrastornos que hemos experimentado hasta en nuestros días. El comercio,la poblacion, la riqueza pública no se reponen fácilmente, una vez perdi-dos. Confesemos nuestra inferioridad en esté punto; mas abriguemos la es-peranza de que las prensas españolas recobrarán la fecundidad en que untiempo rivalizaron con las célebres de París y de Lyon, de Venecia, Ams-terdam y Ambéres.

Atento, pues, al movimiento, verdaderamente portentoso, que el arte deeternizar las producciones de la inteligencia humana ha adquirido en otrospaíses, procuro tener á la vista sus catálogos principales, y de ellos elijolos artículos que por su novedad, 6 por el concepto que á los críticos hanmerecido, juzgo conveniente añadir á nuesLtras colecciones.

Así, entre los procedentes de París, puedo hacer especial inencion de losDocumentos inéditos sobre la Lorena; la continuacion de la Historia de los Ita-lianas, de Cantú; la de la Prensa de Francia, por Hatin; la del Reinado deCórios Ven Bélgica, por Henne; la Descripcion 4 historia de ?.farrvécos, por Go-dard; la Historia de los Girondinos, de Granier de Cassagnac; la de la Fun-dacion de la República de las Provincias Unidas, de Lothrop Montley, en fran-ces; la Estadística de los Pueblos de la Antigüedad, por Moreau de Jonnés; Es-piritu, orígen y prógresos de las Instituciones Judiciales, por Meyer; Juana de Arco,su autor Wallou; RacheS y la Tragedia, de Janin; Máscaras y Bufones, deMauricio Sánd, y otros ménos voluminosos, á los cuales pueden afidirsealgunos, que por su materia guardan casi siempre afinidad próxima con laHistoria, como la Descripcion de las Monedas acuñadas en el Imperio Romano, porCohen; Viaje al Océano Pacífico, por Cook y King, en inglés; el de Du-mont D'llrville Al Polo Sur y Á la Occeanía; otro Al rededor del mundo, en 12tomos; las cartas escritas desde las Regiones Polares, por Dufferin; el MonteOlimpo y lá Ácarnania, por Henzey; y varios más de la propia índole.

En la clase de Ciénóias y Artes, siendo, como son, tantas y tan extensassus ramificaciones, tendré que limitarme ácitas áun más ligeras. Prime-ramente, el Diccionario universal de Ciencias, Letras y Artes, de Bouillet; laEnciclopedia llamada de Didot, de que carecíamos; la Historia Natural de lasAzores, de Morelet; la Sinópsis de las Moscas Europeas, de Schimper; Blan-chard,Organizacion del Reino Animal; la Posnología francesa, con bellas lámi-na, y el Jardin de frutales, de Decaisne. En Arquitectura el Diccionario Ra-zonado, de Viollet-le-Duc, y el Tratado de Reynaud; así corno varias obraselementales de Matemáticas, Lógica, Ontología y Psicología; la QumnaiéaAnalítica, de Rose; la de Berthelot, que tiene por título Química Orgánica

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-17-/'undad6n la Síntesis; buen húbéro . tratados'de Mediéina: la Eiiene Te'rspéútica, de libes; los Principios de Terapéutica, de Forget; las EnfermedadesMóntales, de Morel; la Jconoürafía Oftalmológica, por Sichel; el Diccionario deAguás Minerales é Hidrología Médica;'dc varios autores; sin, especificar otrasobras de Leber, Le Geridre, Bouvier, Ponchet, Gratiolet é 'Hirschfeld.Finalmente, las personas entregadas á los estudios económicos hallaránaquí una numerosa coleccion de los últimos escritos de Vidal,'Villiauiné,C'hambórant, Valleroüx, llamon ; " Passy, List, Chevalier, Clément,D'Esterno, Moreau, 'Lamennais, Liévre y otros que seria sobrado prolijomencionar.

' tEste catálogo puede completarse', por lb que respecta á la Teología, coneP !.Iiccibndrio enciclopédico de la Teologkj Católica,! traducido del aleman porGobhler; con el Exámen critico de laidoñtrinas'de la Religion Cristiána y la Be-.novacion Religiosa, de Larregue y con latida de Jesucristo, de Brispot, y conel; Nueva ulario Romano ,que e publica en Tuin por el padre Tomasetti;bfenque'ste' últimb debiera incluirse , entre los libros de Jurisprudencia,dé losqudindicaré tan solo la Coleccion completa de léü Leyes del Consejo de Es-lado frances, en 36 volúmenes; el Derecho penal, de Tissot; el Romano, deMdynz, y la' Teoría 'del Código Penal Esparsoi; p'or Laget-Valdeson.

Réstame únicamente hacer mérito de 'algünas obras curiosas, pertene-cientes á la clasede Bellas Letras. Tales sónVel'1?amayana,poenia indio deValmici, en 10 volúmenes, texto ' y traduccioh italiana; los Avadanas, óuen-tos'y apólogos tambien de 'la India, traducidospor Julién; la Poesía heróica(le loindios comjiarada con la Epopeyh-Griega ' Romana, poi' Eichhoff; Cantospopulares de la Gracia moderna; por el Coñde "de Marcellus; un Poema inédito,de Juan' Marot; los Gladiadores de la República de las Letras, por Nisard; lascolecbiones modernas' llamadas Biblioteca Elzeviriana y Biblioteca Galesa, yotros que, como varios de los expresados, éstáwaüri públicáridose en laac-tualidád.

No terminaré esta reseña de las obras extranjeras, adquiridas durante elaño de 1860, sin indicar por lo ménoñ que deben añadirse á ellas algunasportuguesas, , históricas particularmente, Varias italianas, de Artes las más,alguna de Filosofía y las restantes literarias; y un crecido número de ale-ni anAs;' ya antiguas, ya muy recientes; que consisten ¿n colecciones deperiódicos, escritos de amena literatura, historias y de monu-meMos de todos los pueblos, porcion de tratados de medicina, y produc-ciofies críticas 'y dramáticas. Sería empenó interminable el de dar de todasellas 'cuenta circunstanciada.

Este mismo acrecentamiento á que ha llegadd la imprenta no podía mé-

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nos dede llamar la atencion de los eruditos; y el espíritu investigador quedistingue A nuestro siglo se ha fijado últimamente en los orígenes, del ar-,te tipográfico y en la existencia coetánea de otros que, corno el grabado,guardan con él íntima analogía. La historia no se contenta ya con la ma-nifestacion exterior y lógica de los hechos; detiénese á averiguar sus cau-,sas más remotas,, las circunstancias de tiempo y lugar en que se han ven-1fióado, las de las personas que en su realizacion han intervenido; y en ma-teria de pruebas y conjeturas desciende hasta los últimos pormenores. Poresta razon, y por la importancia que naturalmente hemos de dar nosotrosá cuanto tenga conexion con los estudios bibliográficos, me he propuestoadquirir las publicaciones que sobre la imprenta xilográfica, el grabadoen madera, los códices iluminados, y otros asuntos de la propia índole han.salido ya á luz; 6 están próximas á aparecer, en. Francia é Inglaterra. Re-cientemente han anunciado en Lóndres una numerosa coleccion, de gra-máticas, diccionarios y textos de lenguas antiguas, y con especialidad-delas filipinas y americanas, elementos de grande utilidad para la histeriapropiamente dicha, para la literaria en particular, y sobre todo para lacrítica. 1

He tomado parte en la lieitacion abierta al efecto, y espero que no se difiera la remesa de unas y otras adquisiciones.

Las que se han agregado durante el año á nuestro rico Departamento deManuscritos, son tambien muy considerables. Lo es ciertamente una cu-riosa coleccion de códices arábigos, modernos la mayor parte, entre losque se hallan una Historia de los Reyes de Marruécos, las Vidas de algunos Santo-nes; Leyes Musulmanas, una Explicacion del Coran en 18 volúmenes; siete Bi-blias en armenio, ruso, abisinio, turco, etc., y otros varios. Hemos logradoreunir algunos autógrafos, uno de Calderon, el Auto sacramental que tienepor título La Humildad Coronada; 44 , de Generales y Oficiales célebres demarina desde D. Álvaro de Bazan hasta Florida-Blanca, y 10 cartas . deD. Gaspar Melchor de Jovellanos. Los tomos de papeles históricos, genea-lógicos, geográficos, de materias económicas y.4e hacienda, y por último,literarios, son en gran número. Finalmente, constan en nuestros catálogoslos manuscritos que pertenecieron á D. Juan de Dios Gil de Lara, de loscuales me contentaré con citar un romance y otras poesías autógrafas deD. Ramon de la Cruz; 15 comedias, antiguas y modernas, alguna inédita,entre ellas una tragedia original de Trigueros, titulada Cíane; 50 sainetes.varios inéditos, y ,tres del erudito humanista D. Justino Matute y Gavi-ría; unos cuantos cuadernos de noticias pertenecientes á Sevilla; una co-leccion de traducciones de Horacio .; otra de apuntes para la historia de los

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-"9='.granátióos latinos, y fliultitüd de poesías inéditas, antiguas y modernas.-'Termino está enojosa reseña, diciendo que el Museo Numismático ha re-ibidoen el mismo tiempo una medalla de plata, acunada con motivo de la

Extiosidion provincial de Agricultura, Industria y Artes de Jerez de la Fron-tora; tres de cobre, una con óI busto de Mr. Corcheret, escultor francos, y.doscoitel del Sr. Duque de Rívas, grabadas por D. José Fernandez Pes-cddr;. otras dos por D. Luis .Marchioni, de cobre, bronceadas, la unapara la Eipsicion 0atellana de Agricultura; y la otra con destino á laReal Académia deja Historia; otra de cobre, grabada por D. BartoloméCoromina, cfi conmemoracion de la campaña de África; y una moneda deplata de'Cochinchina, regalada por el Sr. Aguilar, Cónsul en Hong-Kong,ademas de otras modernas, del propio metal, y una de oro, de Recaredo, com -rádas á particulares. Por lo demas, se prosigue sin levantar mano la or-

ganizaciori definitiva de este importantisimQDepartamento, cuyos traba-joi requieren una inteligencia espebial y una laboriosidad infatigable,condiciones á que satisface cumplidamente la persona que hoy desempeñacargo tan delicado.'

De la precedente enumeracion, no completa, sino rducida á los ménostérminos posibles, y del recuerdo que conservará V. E. del edificio desti-nado A conservar tanta y tan desemejante multitud de objetos, V. E. ha-brá seguramente colegido la angustia y estrechez que nos apremian portodaspártes: exceden todo encarecimiento; hacen impracticable todorégiien, todo sistema!, no ya de perfecta sino Aun de arbitraria organiza-cien !Las frecuentes traslaciones de libros A que hay que recurrir para te-ner á mano los que se piden con frecuencia, distraen de ocupaciones másútiles y propias de su condicion y capacidad A los Eñpleados; pero Auneste recurso dentro de poco será imposible; porque la diversidad de volú-menes no consentirá semejantes trastrueques ni alteraciones. ¿Cómo nidóndé incluir los que vengan en lo sucesivo? De buena gana renunciaría-mos ál fausto y comodidad que en su magnifico salon de lectura ofrece elMuseo Británico;,pero no podemos resignarnos con la idea dé ver reducidaA la nulidad la Biblioteca más copiosa de la Nacion, cuando en breve tiem-po pudiera competir con la mayor parte de las de Europa. V. E. se digna-ráinteresar A los altos poderes del Estado en favor de este pensamiento:sé que intenta llevarlo A cabo, sé que es'su mayor anhelo. Si mis recla-maciones bastan para justificarlo, no se hie tachatá de negligente ni deimportuno.

Tal es la necesidad más perentoria en que se halla este Establécimi&nto:A las demas, en parte-peculiares suyas, y. en parte extensivas A todos los

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de su especie, V. E. ha provisto ya, bien dictando las reformas que su .. su-perior ilustracion le ha sugerido, bien completando las iniciadas, por, suscelosos antecesores. El lazo que hoy une á las Bibliotecas dependiQntes delMinisterio del digno cargo de Y. E.,' y que se estrechará más cada día ámedida que vayan adquiriendo un régimen uniforme, pero adecuado á laimportancia y carácter, de cada una, necesariamente ha . de , influir, en:sumútua prosperidad. La Junta Consultiva, á quien está encomendada, si direccion, lejos de coartar la independencia -en que deben subsistir k todas,. sepropondrá organizarlas de tal manera, que á más de un repertorio comun,cada cual conserve aquella especialidad que sea más, propia del país 6punto donde radique; que este resultado se obtenga.por medio de cam-bios y. mútuas compensaciones ; y que en las reglas que se ,prescrj,,ben para el método de los trabajos y formacion' de índices é inventa,,nos, no ménos que. á las prescripciones de la ciencia, se atienda á la: ex-pedicion y facilidad del servicio público, objeto primordial de tales insti'rtuciones.. .''

Con este fin se ha creado el cuerpo de Archiveros-Bibliotecarios, que.sin perjuicio de los intereses públicos, y mejorando la condicion de losEmpleados de entrambos ramos, elevará uno y otro á la altura que por, •susignificaciop é importancia les corresponde. El título que concede opcioná estos destinos, supuesto que exigen aptitud y conocimientos especiales,s6adquiere con los grados de la Facultad de Filosofía y Letras, 6 cursandolas asignaturas de' la Escuela dé Diplomática; porque así como el Archive-.ro ha de distinguirse en el profundo estudio de la Paleografía elemental ycrítica, del latín de los tiempos medios, é idiomas á que dié origen su les-.coiflposicion, en la historia de nuestras antiguas instituciones y en los va-,nos sistemas de arreglo y clasificacion de los documentos; así se exige alBibliotecario la posesion de la Historia de la Literatura, de las lenguas sá'bias y alguna moderna, de la Arqueología y Numismática, y por último,,de la Bibliografía, que cimentada en los orígenes de la imprenta, tienepor objeto la division, ya científica, ya material , de los repertorios que for-man las Bibliotecas.

El Concurso que anualmente abre la Nacional para premiar trabajos bi-bliógráflcos de importancia, ha dado resultados más lisonjeros de lo quepodía esperarse. Impreso ya el Catálogo del Teatro Antigiw Español, que obtu-vo el primer premio' del 'año último, merecerá la más grata acogida por,parte del público, de las personas doctas y de los amantes dé nuestras glo-rias liteÑnias. Su autor, D. Cayetano Alberto de la Barrera, ha hecho á supatria 'un verdadero servicio y ha sabido labrarse una, envidiable reputa-

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cion. El Tribunal nombrado por Y. E. para examinar las obras que se pre-sentasen al Concurso de 1860, ha adjudicado tambien el premio designadopor Reglamento, á D. Mariano Aguiló, individuo del Cuerpo de Archive-ros-Bibliotecarios, Jefe de la Biblioteca universitaria de Valencia y autorde una voluminosa bibliografía de escritores catalanes, que ilustrará so-bremanera la historia de esta literatura, en general poco conocida, y dignade ser colocada entre las primeras de Europa.

Tal es, Excmo. Sr., la situacion del Establecimiento que tengo la honrade dirigir: grandes mejoras y aumentos ha experimentado en estos pos-treros años; mayores me prométo que serán las que obtenga en lo suce-sivo, si cuenta, como hasta aquí, con la ilimitada proteccion del Gobier-no des. M. , con auxilios suficientes y con personas que vinculen en élsu celo y aspiraciones. V. E. así lo comprende, y resuelve siempre lo másacertado y justo. Esta mútua satisfaccion nos cabe, en premio sin duda denuestras tareas. Haga Dios las de nuestros sucesores tales y tan felices, quese dé al olvido nuestra memoria.

HE DICHO.

AoURrIw DURÁÑ.

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MEMORIALEÍ DA

EN: LA BIBLIOTECA NACIONAL,EN LA SESION PÚBLICA, CELEBRADA EL filA 5 DE ENERO DE 18629'

BAJO LA PRESIDENCIA

DEL Excmo. Sn, MARQUÉS DE LA VEGA DE ARMIJO,m4IsTnO DA POMXNTO.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

Esta es la quinta vez que me toca, desde que á principios de 1857 porprimera me fi.ié mandado, manifestar en pública y sólemne sesion el es-tado de la Biblioteca Nacional de España, dar cuenta de sus adquisicio-nes, y de las tareas en que se han ocupado los que la sirven, quiénes hansalido del Establecimiento, quiénes entrado en él, qué mejoras necesi-taría, y cuál ha sido el movimiento literario de nuestra Peníi3shla du-rante un afio, que hoy corresponde al que poco há terminó su carera,mil'ochocientos sesenta y uno. Varios en género, y no pocos en húmerolos púntos que debe comprender la Memoria anual de esta Biblioteca, laextensión del escrito pudiera ser mucha, y no debe ser grande, si Pretendopie se me oiga; y aunque de V. E., como Jefe del ramo, y de este esco-gido Auditorio, como compuesto de personas que á fuer de ilustradas hande ser indulgentes, aguardo seguro todo el favor de que necesito al leer undiéóurso que no se hde señalar por la grandeza ó novedad del objeto, nipor k deleitable de la expresion y el estilo, procuraré que á falta de otromérito, no carezca de dos: ser sincero y breve:

A la Biblioteca Nacional de España establecida en Madrid, asistió el público en el año de 1861, mucho más que en el de 1860, en el cual subióbasta 18.000 el número de los concurrentes; la clasificacion de éstos vino áser la-misma del dicho año: los lectores de obras de Historia fueron los

E!

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más; despues los de Ciencias y Artes; luégo los de Bellas Letras; tras estoslos de escritos de Jurisprudencia; en penúltimo lugar los de Periódicos yMisceláneas, y en el postrero los de Ciencias Teológicas. Mayor número delectores necesito en ocasiones mayor número de dependientes que los sir-vieran, por lo cual fué enl jaád áo'1e 181 I forzoso, y no raro, sepa-rar de las Comisiones, que trabajaban en la formacion de los nuevos Ín-dices, á varios indivíduos de ellas; y destinarlos al servicio inmediatodel público. Por la misma razon los dos Bibliotecarios tuvieron á cada

11•f•jt..11.paso que suplir á los Oficiales en ilábligacion ,qué les impone el artículo69 de nuestro Reglamento; « la de satisfacer cumplidamente cuantas pre-guntas se les hicieren, y servir á losconcurrentes de guías y auxiliares ensus estudios, consultas é investigaciones.» No por haber tenido que serviral público harto más, se ha trabajado ménos en 4 los nuevos índices; el an-tiguo por papélets ribió este aflo últio ü6a1 ±eforma que reclamaba con

• urgencia.• Habiéndose advertido en él confusion y faltas, efecto del tiempo en que

se principié y del largo uso, se ordenó todo de nuevo, se le hicieron 1.197papeletas nuevas de remisiones, y otras qñeiiecesitábaT, eón arreglo alsistema últimamente adoptado, y se le corrigieron 3.101 , sin contar las

• muchas que se. rehicieron por hallarse inservibles. Como este indice cons-ta sólo de unas 62.000 cédulas, un solo individuo se ha ocupado en su re-,conocimiento y reforma. Con respecto á los nuevos índices, el número depapeletas trabajadas por los indivídubs de las Comisiones respectivas fué enel año próximo pasado el de 25.170, correspondientes á los estante s 98,

• 99,100,203.204»205.206,207y208; .Una sensible pérdida tuvo que lamentar la Biblioteca en el mismo año:

el Presbítero D. Santos. García Pije, antiguo Oficial del Establecimiento,falleció, despues de una larga enfermedad, el día 13 de Abril último. Había;nacido en e 1 pueblo de Rivagorda ,provincia de Cuenca. Dedicado á rlaIglesia, le cupo en 1822 la suerte de soldado, y sirvió un ,año en -el Ej ér;cito constitucional, en el cual obtuvo tres cruces de distincion y la decla-racion de benemérito de la patria. Restituido á sus estudios y primeras.in-clinaciones despues, ordenado de Presbítero, fué en 1830 nombrado -Pe-nitenciario de número del Hospital General de esta Corte; en 1833; Cape-.han Párroco del Cuerpo de Guardias de la Real persona;. en 1843 . entró deOficial cuarto de la clase .de cuartos en esta Biblioteca. Docto en Teologíay Cánones, notablemente versado en Bibliografía, pasóá mejor vida á los

•63 años de edad y 18 de servicio. en esta Casa, dejándonas mucho queaprender en su laboriosidad como empleado, en sus virt-udescomo sacerdote.

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El Secretario que fué de estaBiblidteca; D. Francisco Escudero Peros _«so, - pasó á encargarse de la de Valencia, que le correspondía: de lá de Va-lencia vino á ésta D. Cárlos Castrobeza, que ha sido destinado á huéstroMuseo de Medallas y Antigüedades, ingresando tambien en la BibliotecaD. Joaquin Ferraz, que'había ya servido otros años aquí. 1-

,Aumento considerable de lectores se notó • eh el pasado con relacioñ al dé1860: otro aumento considerable tambien hay qué notar; • y es el de los li-bros.adquiridos por la Biblioteca en dicho año .'ya procedentes de las en-tregas hechas por los editore, á fin de asegurar la propiedad literaria, yacomprados, ya recibidos de manos generosas, que se complácen en auxiliará los estudiosos. Unas 800 obras entraron en el año de 1860 en la Biblio-teca ::1.34l habían entrado ya áptincipiosde Diciembre último, las cualescomponen 2.071 volúmenes. .!

Nos -ha remitido el Gobierno varias publicaciones oficiales; la AcademiaEspañola, la de la Historia, l de Ciencias Exactas y la de Ciencias Mora-les y Políticas nos han favorecido tambien con las suyas. La prensa perió-dica de 'Madrid nos envía asimismo la mayor 'parte de lo que diariamenteproduce (y aquí debo advertir que los tomos formados con números de pe-riódicos no están incluídos en los 2.071 arriba expresados); las obras com.pradas por la Biblioteca son unas 600. Las hay de grande y di no gran cos-te; las unas, porque el adquirirlas no es

para muchos; las otras, porque sonnecesarias 6 convenientes á toda clase de lectores. Bien hubiera deseadocomprar la ya célebre edicion, aunque bien reciente, de la Imitacion de Cristo;premiada por el! Gobierno Frances, comoj oya especial de la tipografía mo-derna; pero en atencion á los escasos fondos de que puede disponer esteEstablecimiento, no me he determinado á gastar 25.000 rs. (que no cuestaya ménos) en un solo libro. Sin embargo, para completar las Memorias de¡Instituto de Francia hemos gastado 7.405 rs.; 6.000 en los 20 tomos de laobra inglesa intitulada Investigaciones Asiáticas (Ásiatick Researches, dr Transae-tions of ¡he Society instituted in Bengal), impresa en Calcuta desde 1788 á 1836;los 17 primeros tomos de la Revue generale de l'Árchisecture el des Travaux publies.Journat des Architectes, etc., bajo la direccion de Mr; César Daly, ,-han costado3.060 rs.; el Libro de fibras de la Reina Ana de Bretarta, magnífica impresionfrancesa con ricas iluminaciones, 3.000; los 19 tomos de .1os alnnales Ár-cl&4ologiques, 1.900; los tres tomos de Principia Typographica de&nivaLSoMcby, -1.800; los nueve del Dizionario Corografico delt'Italia, 1.600 jilap etftregá.uenos faltaban de la obra de Gailhabaud, Arquitectura del sigIodth&sta€Sxvtir,1.400; los ocho tomos del Vocabulario universale della linguaritüianrtpkt200;seis años del precioso periódico inglés, titulado Diario del ÁtieJ(Ans Journal

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- 26 -1.140; el libro de Chabouillet Desctipcion de las Antigüedades, LiGO; otros1.100 el Diario de los Pintores, de Manuel; 21 tomós de la coleccion francesaAnales de Puentes y Caminos, 1 . 002 rs. ; los tomos i y ii dé la Roma moderna deLetaurouilly, 1.000; Ios41 de la Historia Universal de César Cññatü, enoriginal italiano, otros 1.000; 900 la obra del inglés Luis AgáSsi, Tributb4 la Historia Natural de los Estados-Unidos de América; diez tomos de El 'Ar-tista, frances, 840 rs. ; 45 entregas la publicacion alemana con el nombréde Libro de bosquejos arquitectónicos; 810; los16 tomos de la nueva edicion delas obras de GalIbo, 800 rs ; casi otro tanto la Historia de la Iglesia Católi-ca, de Rohrbacher, y otras muchas, cuyo precio no baja de 300 rs porobra.

El resto, hastt completar las 600 adquiridas últimamente por la fliblio-teca, libros de mucho ménos coste, pero no de menor utilidad respectivapertenecen como los citados átodas las secciones en queso divide la bibflo-grafia: de todo hemos adquirido algo; más de unas secciones que de otras,con arreglo á lo que más se nos pide; aunque en la eleccion do librospara una Biblioteca que, como la nuestra, cuenta cerca! de 300.000,apénas cabe yerro ni acierto cumplido. Dirá uno, y tendrá razon, qué todaBiblioteca debe reunir en primer lugar el mayor número posible de librosen el idioma de la nacion que la costea, y afiadirá que de los impresos enel punto donde ella radique, no debiera faltarle ninguno. Por el contrario,sostendrá otro que los libros del país, y sobre todo los del punto en que laBiblioteca se halle, son para el curioso los más fáciles de adquirir 6 de re-gistar en librerías particulares; y que por tanto deben ireferirée• en lacompra las publicaciones extranjeras, las costosas y raras. A esto replibaLrá un tercer opinante que los lectores de libros raros lo suelen ser tanto domélos libros de más peregrina rareza; cuestan mucho, sirven á pocos, y es-tán ordinariamente algo inseguros, por lb cual una Biblioteca-debe sobretodo adquirir lo que más se lee, y'dé esto no uno, sino muchos ejempla'-rés. Para un sacerdote, claro es que un tratado de Moral, que unsÓrmonarío, que un beve opúsculo sobre un punto qué necesite conocerá fóndo,tal vez son más importantes que la más buscada edicion entre los iicuIables de asunto profano.! Para un estüdiañte dé Cienciás, el libro, el Tóliétéen que se da cuenta de un descubrimiento reciente, vale más que toda lasabiduría de los antiguos. El pintor necesita obras con estampas de trajes;el filólogo las primeras edicioneá de los libros, correspondientes á las 4en2guas que estudie; el que sé ocupa en cualquier ramo dé la Hitoria, quierever cuanto se haya escrito sóbre aquella materia, manuscrito y dado ála'estampa; el bibliógráfo necesita: más, el bibliógrafo lo .reciáma todo.

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s&fl

La vérdad S que el libro 'el cuaderno, el trozo de papel que nos convieneconsultar en un día, en un momento determinado, aquello es lo que desea-ríamos con preferencia encontrar en una Biblioteca pública, aquello cuyafalta nos desazona. Por desgracia, las Bibliotecas, áun las más copiosas,

•no son ni pueden ser universales depósitos de cuanto se imprime: triste esque entre 200.000, 500.000, un millon 6 más de volúmenes, falte el- queun lector necesita; pero considere en aquel momento, si uno le falta, cuán-tps le sobran considere que á las Bibliotecas se ha dé venir á leer lo quehay, no lo que se desea qué hubiese; y lo que no hay no es culpa del queen vez de adquirir el libro necesario, para uno, gasto igual cantidad encomprar el libro útil á otro. Para que no suceda (como hasta aquí se ád-vierte) que cierto número de libros, dignos de estudiarse ó de conocersealménos, duerman largos años en sus estante, sin que los mueva otra manoque la que les quita el polvo en los días señalados para esta tarea, me ha pa-recido oportuno disponer que así que todos los volúmenes últimamenteadquiridos estén encuadernados y colocadosen sus estantes, se publique'una lista de ellos en los periódicos de esta capital, y todos los años se prac-tique lo mismo, para que las nuevas adquisiciones del Establecimientosean conocidas y aprovechadas por el público; pues sabido es que muchasveces Mi falta de un libro se puede suplir ventajosamente con otro, que dis-curra sobre la misma materia.

Si es de notar el aumento de impresos dado á la Biblioteca en el añode 1861 i el de manuscritos no es insignificante. Se nos presentó ocasionde adquirir un cofre, que contenía 28 líós de documentos extendidos en vitela, relativos casi todos al Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, y laaprovecharnos como debíamos 2.000rs. no más costó esta adqbisicion á laBiblioteca. Poco respectivamente, sé ha gastado tambien en la de 13 códi-ces latinos, uno árabe, algun manuscrito curioso en castellano y 13 eje-cutorias. Se nos han cedido ádemas. seis .obrú dramáticas del difuntoD Dionisio Solís, padre del sabio profesor médico del mismo nombre,,que en estos días ha bajado alsepulero, ninguna impresa, y una solarepresentada: son Tdllo de Neira , tragedia original:; La Pupila, comedia ori-ginal; Zeidar, tragedia traducida libremente del Abufar de Mr..Ducis; LaSevillana,, itnitacion dé La .Prude ou la Gardeuse de cassette:, de Voltaire, quereftrndió la comedia inglesa de Wyóherley, titulada Plain Deater; y unarefundicion de la comedia de Calderon, titulada Afectos de ódio y. amor.

Con! arreglo al:art. 2 0 de nuestro Reglamento adquirimos dos retratosoriginalespintados al óleo, el del P. Eusebio de Nierémberg, y el de D. Joa-quín MariaPatiño, Director que fué de esta Biblioteca. Cumpliendo con la

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gratitud, me complazco en deÉilarar aqftí qué la Biblioteca harebibido va-rios curiosos manuscritos y ñu libro impreso, regalados por Mr. AquilesJubinal; otro libro titulado Niebla¡ Klinii Izar subterrkwum, don del Sr; Pe-ter dé Frost, Teniente del Cuerpo de Artillería Real de Dinaniarca; unacarta autógrafa del'abate D. Lorenzo Flérvás, y otra de D. Juan Semperey Guarinos, que debémos á la generosidad del Sr. D. José Fernandez Lla-mazáres.

No se crea que citamos por mérito e] haber comprado más impresos ymanuscritos ene! año de 1861 que en el anterior: el hecho tiene una ex-plicación muy sencilla. Al terminar el año próximo pasado existía en lacaja de la Biblioteca una cantidad de dinero, no despreciable; y contandocon ella se había pedido porbion délibros á Fiancia . Inglaterra 6 Italia:comprometidos aquellos fondos, el Gobierno nos los reservó al tenor deldecreto que nuevamente rige sobre. esta materia: , de modo que por estacircunstancia especial pudo la Biblioteca gastar, y gastó cii efecto, en1861 , los fondos para compra de libros correspondientes á dicho año y al-guna parte de la consignacion de 1860: este año en que principiamos conla caja vacía, la Biblioteca htbrá de adquirir ménos, por no disponer ya deotro tanto. .

Para el Museo de Medallas y Antigüedades, para este salen, donde temoabusar de la paciencia de los queme escuchan estos pormenores de tan po-co aliciente, no hañ sido muchas las adqiiisi'ciones: Debemos sin embargoal Gobierno de S. Al. una alhaja prebiosa, un brazo de cruz de oro, casi deun pié de largo, que se hallé en las huertas de Guarrazar, tértino deGuadamur, provincia de Toledo, con'otros objetos de gran valor, escon-didos probablemente allí cuando los árabes invadieron nuestra Península.Adornan el brazo de , cruz varias pérlas y piedras; recibimos sueltaé ¡ ál-gunas de ellas tambien, con varios fragmentos d& joyas, la gran lápidi se-pulcral de pizar'ta que se descubHó en el mismo sitio, cuya inscripcion se-'ñah la era de 731 , año 693. de Cristo; y despues se nos remitieron desdeotro punto dos piedras con leyenda romana.

El Departamento dé Grabado de la Casa Nacional de la Moneda nos en-vió una medalla de: cobre bronceada y dos 'de oro.

Las monedas y medallas compradas 'por la Biblioteca han sido pobas.2porque apénas se nos ha ofrecido ócasion de adquirir uno ú otro ejemplarnecesario.. .

Expuestó á la 'éonsideraciion de V. E. y de este ilustre Concurso el está-do de la Biblioteca Nacionalexí 1861, con las circunstancias accesorias quélo particularizan debo decir álgb (porqué así se me' ordena ; y es Órden £'

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que .me sujeto con gusto) de las mejoras necesarias al Establecimiento.Para quien lleva tantos años en él como yo, para quien sólo desea que laBiblioteca Nacional sea útil, 1° más útil que posible fuere, la mejora prin-cipal que ha de querer en ella es la que proporcione el más completo ymás pronto servicio del público. No podemos . dar todos los libros que senos piden, porque sólo, tenemos un limitado número de ellos en esta Casa;pero los que hay se deben servir con prontitud,- &,fln de que el lector apro-veche el tiempo: 'se observa ya, : con satisf'accion lo declaro ,'que á Ya Bi-blioteca Nacional se concurre mucho más á instruirse que á entretenerse.

Yo creo que en la mayor parte de las Bibliotecas extranjeras se tarda enservirá los lectores más tiempo que aquí.; mas la experiencia diaria ense-ña que pudiéramos nosotros servirlos eón mayor diligencia: no es nuestrala culpa, y ya indiqué la razon en la Memoria leída en . este sitio en Enerode 1858, en la cual dije:» Hecha la clasificacion bibliográfica, de cadaobra con arreglo á las seis secciones generales que establece . Brunet, seaplica al lomo de cada libro un tejuelo de papel de color, diferente paracada seccion, distintivo que ha de facilitar el arreglo de la Biblioteca,primero por secciones generales, y despues por materias. Cuando, verifi-cado este arreglo, quede cada libro definitivamente en el sitio que ha deocupar, se estamparán en el tejuelo .de .papel.los tres números de su eolo-cacion: el del estante, el de la tabla y el del libro mismo en la tabla don-de tenga su puesto: de este modo se podrá servirla Biblioteca con más fa-cilidad y prontitud que ahora. Con más facilidad, porque bastará para ser-vir un libro .mirar los números que tiene en el dorso, sin necesidad deabrirlo; 'con' más prontitud, porque siendo infinitos los libros que tienenborrosos 6 ilegibles los títulos (particularmente los de tamaños pequeños,encuadernados en pergamino), acontece ahora que al buscar un libro enuna tabla donde casi todos tienen rozados los tejuelos 6 letreros del canto,hay que sacar y abrir á veces 50 6 60 primero que se dé con el que se pi-de. Teniendo los libros de cada tabla una numeracion por sí, ya (segun loalto ó bajo del número) se comprende si el que se busca ha de estar alprincipio de la tabla, al medio 6 al fin; y á la primera mirada, á tientas,se le 'puede encontrar.

Los nuevos indices no se han concluido todavía, y por consecuencia lacolocacion definitiva de cada tomo, segun la materia deque trata, no hapodido aún determinarse, ni numerarios por tablas; faltos de este auxilio,veo diariamente á los individuos de la Biblioteca pasar minutos y minutoscogiendo y dejando volúmenes de un mismo tamaño y enduadernacionhasta encontrar el que tan fácilmente hubieran: sacado de su sitio á estar

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-80—designado por fúera contadas las marcas necesarias para ser servidos sinvacilar. 1 -.

Este retraso, esta tardanza, este perjuicio que el público • padece, y áveces no sufre, no tienen por ahora remedio; han-de durar hasta qúe:seconcluyan los índices nuevos, ytodavía se necesita mucho tiempo para darfin á tan prolija operacion: se acabaría mucho antes, si fuesen más los quetrabajaran en ella; y por el contrario, cada año van siendo ménos, porquecada vez Son más los lectores que concurren á la Biblioteca, y no hay se-mana (lo repetirnos) en que no sea preciso aplicar por varios días al ser'i-cio del público algunos de los individuos destinados á la formacion de ',losnuevos índices. Miéntras la Biblioteca Nacional se ocupe en esta indispen-sable tarea, se hallará en un estado excepcional y anómalo, que reclamaauxilios extraordinarios; si ha de salir de él en un breve plazo: 5j los índi-ces nuevos, y el consiguiente arreglo de la Biblioteca, se han de llevar ácabo con el personal que hay ahora, tardarán mucho en concluirse, tar-dará mucho el público en ser tan bien servido como él necesita yhosotrosquisiéramos.

El completo arreglo de una Biblioteca de cerca de 300.000 volúmeñesno se puede hacer en poco tiempo, sin considerables gastos extraordinarios,gastos que son en mi concepto como un préstamo con interes, porque enestando cabal y debidamente arreglado uno de estos Establecimientos, con,pocos dependientes se ve bien servido. !

Bien saben todos los que me oyen que el tiempo vale más cada día;. Asícomo conviene evitar que aguarde, que pierda mucho quien ha pedido unlibro, así es necesario tambien evitar que pierda la paciencia ántes de llegará decir lo que necesita leer. Para esto, segun el dictamen de algunos, era ab-solutamente preciso imprimir el Catálogo completo de los libros que poseenuestra Biblioteca. Que el índice impreso de ella seria útil el prinier año.no puede dudarse; que su utilidad iría disminuyendo segun se le hicieranadiciones y suplementos, nadie habrá que lo niegue. Al fin de 10 añosreuniría el Catálogo primordial diez suplementos, uno por cada año ;• yquien buscan en el Catálogo un artículo y no lo encontrase, tendría, parasatisfacerse, que registrar los diez suplementos, registro que yá sería untanto prolijo. El Catálogo impreso costaría caro, si se ponía á la venta, ylo comprarían poquísimos: de las obras bibliográficas premiadas , por estaBiblioteca, é impresas por el Gobierno, apénas nos toman un ejemplar alaño: de algunas, ni siquiera uño; el índice impreso, pues, casi única-mente serviriaá los que viniesen consultarlo aquí, donde se podrían po-ner á disosicion del público unos cuantos ejemplares.

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Llegaba el curioso, registraba el indice impreso, veía comprendida enél 11 obra que necesitaba consultar, extendía supapelta, y recibido el li-bro, se sentaba á leerlo; si no constaba el libro en el índice que había re-gistrado, nada tenía que hacer, aunque se doliese de su mala fortuna.

En este proyecto hay, Excmo. Sr., un principio de verdad, que nos poneenobligacion de ensayarlo con ciertas modificaciones. Cinco vienen á serlos índices que de nuevo se están trabajando; dos. son realmente distintos,de los cuales se sacan tres copias. El primero es general, por apellidos ynombres; el otro, general tambien, pár títulos de obras. Bel primero sesaca una copia para el indice por materias, ordenado por nombres; del se-gundo otra para el índice reservado; y otra del de autores, escrito en pa-peletas grandes, destinada al público para que lo consulte, dividido entomos, que se deshacen con facilidad, para afiadirles de tiempo en tiempolas papeletas correspondientes á las nuevas adquisiciones.

Das copiaites no más tenemos para las tres copias que se necesitan; dosno bastan, como es fácil de conocer, para el original que se les entrega.. fin de llevar las copias al igual de las papeletas originales, hemos ensa-yado alguno de los nuevos procedimientos de reproduccion autográfica, yno desconfiarnos de hallar medio pronto de reproducir, sin copiar, las pa- -peletas originales del índice, porque la copia manual, está visto, resultademasiado lenta y costosa. Cualquier método, igualmente costoso 6 más,pero breve, será más barato. A favor de él se podrán .obtener unos cuan-tos ejemplares del índice en papeletas sueltas, de los cuales guardaremosalgunos para reparar los deterioros que produzcan el tiempo y el uso, re-mitiremos otros á las principales Bibliotecas del Reino, y se pondrá al servi-cio del público uno 6 más, segun el sitio de que podamos disponer. Esteíndice autógrafo, en que cada título .de libro ha de ocupar cuando ménosuna hoja suelta, formará muchos tomos; aquí apónas !habrá lugar (no lehay verdaderamente) donde colocarlo de modo que el público lo consultesin , •icgmodidad; pero en la nueva Biblioteca proyectada por el Gobiernode 5. M. con los fondos que en nombre de nuestra generosa Nacion arbitrópor ley la sabiduría de la Representacion Nacional, hay señalado sitio don-de muchos estudiosos puedan á un tiempo consultar una misma letra delíndice en varios ejemplares. Al llegar á este punto, Excmo. Sr., mis de-seos, mis esperanzas, mis ruegos se confunden en uno solo: la mejora quela Biblioteca Nacional necesita es otro edificio. Los planos están hechos yaprobados; el terreno, escogido; el ensanche para él, costeado, presupuestoslos fondos; su inversion apetecida, por Madrid y áun por toda España; miedad es mucha, mis anhelos de la prosperidad de este Establecimiento oro-

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-22--con por días; verá la nueva Biblioteca Nacional concluía quien l5iS 'qhi-siere; quiera elGobierno de S. M dejármela ver principiada.--'H ;)

- Allí, en un local extenso, convenientemente distribuído, próbio del Gobiernoy no alquilado; allí sobre pisos, bajo techos, entre muros y-ande'úesen cuya construccion no haya entrado madera, podrá el público disfrutardala Biblioteca de noche, mejora que en la casa en que estamos,'fuera té-meridad intentarla. Allí nos sobrarán lienzos de pared que vestir de retrajtos, estampas, cuadros sinópticos, mapas y autógrafos de personajes céleLbres, que no tenemos ahora donde exponer. Allí, cortados hórizontalmeñtdlos estantes por galerías, los libros se alcanzarán á la altura dé la máhó,'cesará el molesto y peligroso uso de las escaleras portátiles; allí: dónde á-brá cómodamente un millon de volúnieñes, y áun podrán edifibarse, subJdividiendo sus anchísinios patios, galerías nuevaspara muchos más, no setverán las filas dobles que ya-en muchos estantes tenemos aquí, donde pafaver los libros de la segunda, es forzoso sacarlos dé la priméra, 'estorbó delos que más dificultan el buen servicio de una iblioteea: confilas altas:con filas dobles,- con libros cuyo título no puede leerse; raya ón ioiiiiosible servir una Biblioteca á satisfaccion de los concurrentes. Allí, en flücomo por muchos años ha de sobrar espacio para colocar impresos y ftaL'nuscritos, música, estampas y antigüedades, desearemos y solicitarenóstener cuanto de los tres primeros artículos se publique en España; ahora'no, porque no sabemos cómo colocar lo - qúe entra por nuestras puerts:poco es; pero áun eso nos embaraza, y cada año hay que desocupár-'Mu-nos estantes de los libros que rara vez se piden, trasladándolosá los desva.!nos 6 á los sótanos, para hacer lugar 6. las nuevas adquisiciones, cuya lécL'tura prefiere el público. "

Pocos libros, vuelvo 6. decir (y lo he dicho ya diversas veces en esté si-tio) pocos recibe la Biblioteca de los editores de Madrid, pdquIsimo delresto de España. Las disposiciones vigentes acerca del uso de la- impreiita'obligan á los editores á entregar en los Gobiernos políticos dos ejemplaresde cuanto den á luz, órden que se cumplirá porque se multa al infractor.''pero de estos dos ejemplares ninguno pasa á la Biblioteca Nacional, lior-que en' el decreto indicado no se le señala semejante destino. En la léj r dpropiedad.literaria se exigen á los editores tambien dos ejemplares, cómo'.requisito para disfrutar de la seguridad que ofrece la ley 6. la propiedad deeste género; - uno de estos ejemplares ha de venir aquí; mas come en la ley'no hay multa, el resultado es que de 30 obras que se publiquen en Epa-ña, a$nas llega una 6. la Biblioteca Nacional por este conducto, únoer'producciones dramáticas, de las cuales ,-(á lo ménos de las publicada en

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Madrid) no nos faltan muchas. Con tan pocos datos, con tan limitadas no-ticias, imposible nos es ni áun siquiera bosquejar el movimiento literariode España. Registrando el Boletín Bibliográfico Eqaüoi , que celosamente pu-blica en esta capital D. Dionisio Hidalgo, vemos una lista considerable deobras originales, dadas á luz en España en el año 1861; acudiendo á 10$libros de entrada de la Biblioteca, cortísimo es el número de las que po-demos examinar; nos parecen las más notables entre lo que hemos vistoen casa las obras siguientes, que citamos sin sujetarnos á ninguna clasi-

• ficacion.Memorias de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, tomo i, parte i,

que contiene, ademas de otros artículos, una Biblioteca de economis-tas españoles de los siglos xvi, xvii y xviii, diligentemente ordenada porel Sr. D. Manuel Colmeiro; y un notable informe sobre la influencia .delteatro en las costumbres públicas, escrito por el Sr. D. Francisco de Cár-denas.

Historia crítica de la Literatura Española, por D. José Amador de los Ríos,individuo de número de las Reales Academias de la Historia y Nobles Ar-tes de San Fernando, tomo i. Obra muchos años há-deseada de todos losamantes de nuestras letras, y que corresponde dignamente á la expecta-cion que había producido.

El tomo xxiv de la Historia general de España, por el Sr. D. Modesto Lafuen-te, que llega ya hasta nuestros días, mediada la gloriosa guerra de la In-dependencia española: volúmen que nada desdice del mérito de los ante-riores.

El tomo n de la Historia de España, por el Sr. D. Antonio Cavanilles, delas Reales Academias de la Historia y de Ciencias Morales y Políticas, tannotable como el primero por la elevacion de las ideas, y la concision delestilo..

Munda Pompeyana, Memoria escrita por los Sres. D. José y D. ManuelOliver y Hurtado, premiada por voto unánime de la Real Academia de laHistoria en el Concurso de 1860.

El tomo u de el Manual de Geología aplicada á la Agricultura y á llas Artes in-dustriales, por el Sr. D. Juan Vilanova y Piera, Catedrático de Geología yPaleontología en la Universidad Central: obra premiada por S. M en Con-curso público, á propuesta de la Real Academia de Ciencias.

Memoria sobre el eclipse del sol de 18 de Julio de 1860, poi el Sr. D. Francis-co de Paula Márquez, Capitan de navío de la Armada, y Director del Ob-servatorio de Marina de San Fernando.

Jurisprudencia Civil vigente, Española y. Extranjera, .segun las sentencias del

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Tribunal Supremo desde el establecimiento de su jurisprudencia en 1838hasta 1861 compilacioh ordenada por el Sr. D. Juan Antonio Seotme.

Exposicion Histórico-crítica de los Sistemas Filosóficos modernos, y verdaderosprincipios de la Ciencia, por el Sr. D. Patricio de Azcárate.

Repertorio de la Legislacion Hipotecaria de España, 6 sea la Ley Hipotecaria,precedida de la exposicion de motivos y fundamentos, redactada por la Co-mision de codificacion por los Sres. D. Eduardo Perez Pedreno y D. JoséSidro y Surga: tomo i.

Lecciones elementales de Química General, por el Sr. D. Ramon Torres Muñozde Luna, Catedrático de Química General en la Universidad Central, Jefe-y Profesor del Gabinete de Física y Química de S. M., dos tomos.

Manual de Agricultura, por el Sr. D. José García Sanz, Comisario deMontes.

El antiguo Madrid: paseos-histórico-anecdóticos por las calles y casas deesta villa, por el Sr. D. Ramon de Mesonero Romanos; repertorio curiosí-simo de noticias, dadas en el ameno estilo de este popular escritor.

De los Trovadores en España, importantísimo estudio de la Lengua y poe-sía Provenzal, hecho por el Sr. D. Manuel Milá y Fontanals, Catedráticode la Universidad de Barcelona.

Escritos de Santa Teresa, añadidos é ilustrados por el Sr. D. Vicente dela Fuente, Catedrático de Disciplina Eclesiástica en la Universidad de Ma-drid, tomo 53 de la Biblioteca de Autores Españoles, que publica el señorD. Manuel de Rivadeneyra.

Comedias escogidas (le D. Francisco de Rojas Zorrilla, ordenadas en coleccionpor el Sr. D. Ramon de Mesonero Romanos, tomo 54 de lá Biblioteca deAutores Españoles citada.

Hojas sueltas, viajes ligeros al rededor de varios asuntos, por el Sr. DonJosé Sélgas y Carrasco.

Descripcion del Reino de Granada bajo la dominacion de los Naseritas, sacadade los autores árabes, por el Sr. D. Francisco Javier Simonet.

Haría-Esperanza, sermon predicado por el Sr. D. Tristan Medina en 15de Agosto en la parroquia de Santa Maria de Madrid.

Fábulas en verso castellano y en variedad de metros, por el Sr. D. Mi-guel Agustin Príncipe.

El tanto por ciento, comedia en tres actos y en verso, por el Sr. D. Ade-lardo Lopez de Ayala.

La Cruz dél Matrimonio, comedia en tres actos y en verso del Sr. D. Luis• de Eguilaz.

La Historia de jfadrid, . la iconografía española .y la Coleccion de monumentos

Page 34: EN LA BIBLIOTECA NACIONAL, - bibnum.enc.sorbonne.frbibnum.enc.sorbonne.fr/omeka/files/original/4a1d275390171eb79c592943c0... · la sala tercera, que se principiaron en fin .de 1858;

- 35 -Arquitectónicos, obras de gran lujo en estampas, continúan saliendo con elpropio merecido crédito con que principiaron.

A los premios ofrecidos por la Biblioteca en el año de 1861 concurrieronsiete obras, una de las cuales fué retirada por su autor: otra, titulada En-sayo de una Biblioteca (18 libros antiguos Españoles, raros y curiosos, contienegran número de notas bibliográficas, tomadas y extendidas de mano pro-pia por el difunto, Sr. D. Bartolomé José Gallardo. Excusado es manifestarcon qué aprecio habrá recibido la Biblioteca Nacional una obra en la cualhabía tenido parte aquel tan insigne y laborioso erudito: del fallo del Tri-bunal, nombrado para la adjudicacion de los premios concedidos, se darácuenta despues.

Excmo. Sr.: La Biblioteca Nacional, en el año pasado, sirvió al públicolo mejor que pudo, aunque no tan bien como deseara; recibió, corno enlos años anteriores, pocas obras respectivamente de los editores de Espa-fía; compró más que en el año de 1860, porque tuvo mayores fondos queinvertir; obtuvo, y agradece de nuevo, estimables regalos de varios Mi-nisterios, de varias Oficinas generales y de personas distinguidas del Reinoy de fuera. La Biblioteca Nacional ha creído ver que se cultivan aquí lasLetras y las Ciencias en todos sus ramos, en términos de augurará Españaun porvenir el más floreciente, porque las muestras presentadas son cadavez de valor más grande; la Biblioteca Nacional comprende que se . acercael día de tener un edificio para sí, tal como corresponde á la nacion quetriunfó recientemente en los campos de África, y vuelve á mostrar con es-plendor su noble bandera en aquel hemisferio que vió á Cortés barrenarsus bajeles para emprender un camino de gloria sin retroceso; la Bibliote-ca Nacional, en fin, aguarda y espera que entre las graves atenciones delGobierno de S. M. obtenga una mirada de justo favor este rico y ya estre-cho depósito de inapreciables joyas, donde con sus inmortales escritos enlas manos convidan y llaman á la juventud española los Isidoros, los Ví-ves y Bálmes, Mariana y ambos Luises, Cervántes, Lope de Vega y Quin-tana.

HE DICHO.

Aausris DURÁN.