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En algún rincón del polvo Por David Gustavo Chavero
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EN ALGÚN RINCÓN DEL POLVO
(Fragmentos)
Por David Gustavo Chavero Sánchez
Donativo: 20 pesos
Texto:
David Gustavo Chavero Sánchez.
Fotografía de portada:
Mario Eduardo Ángeles.
Edición
Mario Eduardo Ángeles.
La Testadura, una literatura de paso.
www.issuu.com/latestadura
www.latestadura.blogspot.mx
México, Mayo, 2016.
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Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus autores. La Testadura, una literatura de paso, hecha para
olvidarse en los lugares públicos o salas de espera.
En un rincón del polvo
La Testadura, una literatura de paso
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Cero y Nada
Cuando deslizo la pluma sobre el sol
fermiones emergen de los cráneos en las
[sinapsis,
fúlgido, iridiscente, el hedor urbano gime,
las palabras se disuelven como fuego sobre el
[agua.
Cuando asciende el vapor de los cuerpos
la triste mirada lunar cubre los corazones
[marchitos,
no bastan los poemas, los besos pesan,
la insoportable belleza se pudre bajo el sol.
Temprano el viento cálido raspa las mejillas,
despierto con los sueños implorando
David Gustavo Chavero
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[compasión,
requiero un salto decisivo, vivo sumergido en
[una isla sónica,
algunas veces descanso de los oscuros
[traumas,
cuando ignoro el tiempo desvariando
[construyo un espacio vital
donde caigo en el profundo placer de estar
[solo,
en realidad no estoy, eso me alegra y me
[aleja,
conclusión ontológica: cero y nada.
Cuánto desdichado se arrastra sobre la tierra,
quarks vibran en frecuencias medulares,
seísmos tejen los miembros, músculos y
[ligamentos,
neuronas mueren, las espirales brotan.
Cuánto infeliz lame el asco de las
La Testadura, una literatura de paso
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[alcantarillas,
liban amor amargo, sífilis y gonorrea,
arrogantes urden sofismas, enigmas y
[religiones,
sin percatarse que se pudren bajo las nubes.
Tarde, cesa la histeria, llueve en los nervios,
el cuerpo cede a la voluptuosidad nocturna,
se avecina como el avance del invierno
indiferente a las cuchillas heladas de mis
[perversiones,
sometido a la libertad no hay puntos
[cardinales,
ir a cualquier lugar da igual, amar o caer en
[el olvido,
ser siempre un ahora, fluir como el agua,
conclusión ontológica: cero y nada.
David Gustavo Chavero
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Letargo
En realidad, no pasa el tiempo, retumban
gotas de fuego sobre las fibras líquidas que
tejen los cuerpos. Hojas secas bajo lluvia lige-
ra, primavera amarga entre las piernas. Es
necesario ultrajar preconceptos, transgredir
zonas prohibidas, buscar no lugares, valga la
redundancia.
Preciso, cómo lengua de poeta, directo al
corazón del clítoris, grita el otro invisible, se
atormenta, se deprime, por siempre mortal
codificado en sílabas, responde a todos los
nombres, carece de todas las virtudes, abso-
luto palpitante en las nubes, en los pulmo-
nes, en el aire.
Pregunta – ¿Por qué la poesía? ¡Es asunto de
mujeres! – ordena un trago de mezcal, ofrece
el mejor semen. Hombre perdido en el mun-
La Testadura, una literatura de paso
11
do, instante de fuga clemente. Morir, morir,
el arte es morir. La poesía es morir. Amar,
olvidar es morir, morir todos los días. Eco en
la boca de los mudos, en el lamento de los
torturados, de los ahorcados, víctimas de las
circunstancias, de dios, de la Historia, del Es-
tado. En realidad, no pasa el tiempo.
David Gustavo Chavero
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Varado indeterminadamente
¿Hasta dónde he llegado? No reconozco esas
voces, esos rostros desencajados, el silbido
que emiten sus escamas es nuevo para mí.
¿Por qué es tan difícil comprender, aceptar la
derrota, asumir las consecuencias de los
errores? Nada en el mundo me es ajeno. Vi-
vir, abrazar la muerte todos los días. Siempre
estoy a punto de morir, por eso sé que estoy
vivo.
Cuando desaparezco soy dichoso, la lengua
calla y los pensamientos febriles se moderan,
no me angustia el futuro, no hay futuro. El
bienestar, la salud, la higiene, afectan la mo-
ral, quiero retozar entre las bestias, apestar a
naturaleza muerta.
Ahora es clara mi situación, demasiado hu-
mo en el cráneo obnubiló mi criterio, com-
La Testadura, una literatura de paso
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prendo el estado crítico en el que caí, no he
ido a ningún lugar, en realidad, nunca me
moví.
David Gustavo Chavero
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Mañana saturnina
Hacía tiempo no contemplaba una mañana sin
que las neuronas fulminadas me recordaran
que la vida es muy ligera. Presiento hojas
ebrias en invierno, tal vez para entonces mis
manos sequen. No hay promesas ni instantes
eternos, no hay pesadillas preciosas como jo-
yas para seducir al sol, no pretendo calumniar
cincuenta veces gruñendo contra el viento que
me derramo sobre el mundo para no sentir
abrupta desolación. Lo que los ingenuos lla-
man amor no es más que un bombardeo emo-
cional. Ningún sueño es responsable del suici-
dio de las flores que anidan en el corazón, no
existen culpables bajo la custodia de Saturno.
Aunque la imaginación suplique ayuda esta
mañana, ningún deseo voluptuoso perturbará
gota alguna del absoluto oceánico que vibra
sobre mi cabeza desnudando las nubes.
La Testadura, una literatura de paso
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Equinoccio
Hierve el equinoccio en mis arterias,
el corazón se hincha abarcando todo el
[cuerpo,
los pensamientos duermen esta cálida tarde
donde cada suspiro que emana del sol
traza en el horizonte azul un abismo de
[posibilidades.
Segundo. No hay análisis de lo real,
no importa la verdad, es necesario huir.
Horas transcurridas en el anhelo
[insoportable,
los ojos del cielo me observan,
[desnudándome,
no hay razón para la locura. Instante.
David Gustavo Chavero
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Desconfío de la felicidad, mis alas se
[evaporan,
quiero ir a donde comienza la vida y concluye
[el tiempo,
sentir las resonancias del magma en mis
[nervios,
diluirme en la música, cruzar descalzo el
[universo,
explotar en cada estrella, acariciar el vacío
[siendo luz.
La Testadura, una literatura de paso
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Piltrafa
Ebrio, incapaz de sostenerse,
sin motivo, lleno de odio y de asco,
depresivo, autodestructivo e infeliz,
ahogado en pantanos de brea,
imbécil, espera que el sol lo rescate.
Injuriado a la luna depuso la locura,
desidia, cansancio, sed lo forman,
sueña en exceso, fornica con quimeras,
ladra a los íntegros, a los nobles,
sin saber juzga a los fantasiosos,
lame las heridas del tiempo,
busca tesoros imposibles,
bebe sangre infectada con fe,
inyecta en sus talones heroína.
Al ritmo de las nubes, si las hay,
David Gustavo Chavero
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profana monstruos hembra en desiertos
[rojos,
sigue sin dirección la viruta purpura
suspendida en el polvo rodeada por ojos,
sutiles vapores desprende su frente,
salivazos de fuego escupe a las flores,
tan simple, tan formal, exquisito idiota,
un cadáver deambulando entre callejones
que forman un laberinto con cuerpos
[hacinados.
Para la vida una ocasión,
para la muerte un adepto,
mientras atraviesa la calle
la obligación cede el paso a la necesidad,
nunca es suficiente, quiere más.
Retrospectiva so pena de autobiografía
II
La Testadura, una literatura de paso
19
Justo cuando reparo en la pérdida del tiempo
se abren todas las piernas ante mi debilidad
[latente,
reconozco la vaga fortuna que me trajo aquí,
tal vez imagino edenes, mi cerebro está
[repleto de semen.
Alguna vez alguien me llamó poeta, debí
[golpearlo
pero la cobardía es mejor cuando se le
[reprime,
no obstante he saciado mi sed de venganza,
forniqué cómo dios me dio a entender,
cómo sugeriría cualquier demonio prudente.
Si bien derrocho la vida extinguiéndola
[despacio
procuro el sufrimiento del placer, el goce
[extático,
asumo la tristeza, la falta de sentido para
David Gustavo Chavero
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[vivir,
a veces pretendo alcanzar el sol, la luna,
[Júpiter,
pero no soy un lunático, para mi mala suerte,
siempre me reconozco en las piedras.
Así de inerte, así de monótona e
[intrascendente es la vida.
No importa, debo dejar el sarcasmo y apresar
[la realidad,
cualquier consecuencia será asumida con
[voluntad quirúrgica
si me detengo será para disfrutar del
[movimiento
oscilando ubicuo incluso persiste en la
[mente.
Estar es ahora lo menos importante,
si el mundo es tan pequeño como dicen
¿Por qué es un problema no saber adónde
[dirigirse?
La Testadura, una literatura de paso
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Muerte a los poetas
Vive el canto de la brisa fresca,
la lluvia ígnea que recorre mis arterias,
la fragancia de las piedras murmurantes,
por cada hormiga que aplasto
surgen diez más entre relámpagos.
Viven los eucaliptos quejumbrosos,
los sauces llorones, las jacarandas oradoras,
el océano tempestuoso anhelante de
[estrellas,
volcanes que desprenden cenizas galácticas,
corazones furiosos que derriten glaciares.
Viven las nubes perdidas en el cielo,
las aves errantes que inventan lenguajes,
David Gustavo Chavero
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monstruos hacinados en el núcleo del
[planeta,
monstruos que deambulan a través de las
[ciudades,
dioses amantes de sus peores demonios.
Vive el hombre en la guerra,
en la pobreza, en el odio, en el asco,
el tedio atrincherado en un rincón de la casa,
el miedo que acecha en todos los cuerpos,
cuerpos que explotan igual que burbujas.
Vive el tiempo palpitando en el vacío,
el sol azul que desprende suspiros,
el gusano escultor de la tierra,
la crueldad en todos los hipotálamos,
la lujuria arraigada en los miembros
[tumefactos.
Vive la noche felina viuda negra,
crótalo enroscada en las fauces del silencio,
La Testadura, una literatura de paso
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elegía perenne entre las grietas del cráneo,
odas que expelen flores alucinógenas,
música radiante bajo la tormenta.
Vive la ausencia brutal de la esperanza,
la soledad silenciosa de los amantes,
el instante irrepetible de un orgasmo,
el amargo trago del amor
elixir deletéreo vertido en la sangre.
Vive la araña que guarece ecos entre grutas,
la mosca que augura sismos en los nervios,
la oruga parlante que habita la luna,
sístole diástole antes de la catástrofe
sinapsis fulminantes abren agujeros negros.
Vive la mano incansable aferrada a la pluma,
la tristeza depurada en elegante demencia,
nuevas estrellas, nuevas galaxias, nuevas
[neuronas,
David Gustavo Chavero
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es otro siglo, no hubo cataclismo, no hubo
[salvación,
renovemos el mundo: que mueran los
[poetas.
La Testadura, una literatura de paso
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Erotismo patético
No pensar es necesario,
romper con la retórica,
comprender el silencio
antes que el verso,
no hablar de ella nunca.
¿Quién eres? Nadie.
Solícita un minuto de audiencia pública.
A las 10 a.m. abren las cantinas,
temprano el sol rocía las grietas del cuerpo
dónde aún es de noche, noche húmeda,
las caderas se contonean recién aseadas,
el azadón está listo para la fecundación.
David Gustavo Chavero
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La poesía es inofensiva
Estridula, responde, a veces precisa,
la poesía es inofensiva,
aún más: inútil.
Fuego en sincronía con el coito,
amante paradójica en el silencio.
Cierto, jamás aprendí a escribir
un poema, una carta,
una nota suicida,
una receta de cocina.
Incapaz de reconocer el enigma,
¡Suficiente! Cualquier borracho es poeta.
Retomando el tema,
cito: “Mañana, antes del amanecer,
ultrajaremos ninfas y pleonasmos”.
Suspiro, gimo, exhalo Do, Re, Sol,
La Testadura, una literatura de paso
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Sigue, no concluyas,
eres absoluto, preciso,
ve al norte, al sur, es lo mismo,
regresa, madura,
nunca tendrás pensamientos más claros.
Sobran metáforas, la vida es ahora,
mañana, por lo pronto, otro día,
poesía, mientras tanto, entre sus piernas.
David Gustavo Chavero
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concuerdo: la poesía es inofensiva.
La Testadura, una literatura de paso
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Epílogo
¿Quién dijo que era poeta?
No construye rimas, mucho menos caza
[versos,
deambula por las calles garabateando
[esquemas con los pies,
duerme en las raíces de las nubes,
cuando la armónica de los grillos estridula
raspa las estrellas para desprender poemas
sin estrofas, sin párrafos, sin literatura,
sin noches plenas de cacofonías,
el horizonte es la nada,
lunas dormitan en sus poros acuáticos,
aunque impotente para cantar y amar, nunca
[se detiene,
odia los estanques – las ninfas son una
David Gustavo Chavero
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[pérdida de tiempo –
con la lengua destroza mitologías,
con los ojos abre el vientre de la metafísica,
vacío de metáforas, libre de tropos,
nunca será poeta, no soporta la belleza,
a costa de su voluntad otro día pasa
[inadvertido.
Cuando amanezca, el óxido en la boca,
la indigestión por el azufre, cada sueño,
cualquier ideal, toda cicatriz;
cederán paso a la realidad, por fin olvidará.
La materia vibrante fragmentará su espíritu,
sabrá que los poetas están muertos,
que la vida es poesía.
David Gustavo Chavero
Sánchez, Santiago de Que-
rétaro, Qro., 1985. Licencia-
do en filosofía, poeta inde-
pendiente y pintor autodi-
dacta. Ha colaborado en las
revistas: LA TESTADURA LITERARIA: N° 21 Poemario (2012), N°
40 Manifiesto corto a la conciencia (2013), N° 60 Destellos des-
prendidos (2014). REVISTA UNIVERSITARIA TRIBUNA, sección
“Suplemento cultural panóptico” N° 52: Factores de la desobe-
diencia civil (2012). REVISTA ENCHIRIDION N° 02: Las cosas, las
criaturas y los días, Frag. (2014). REVISTA ENCHIRIDION N° 05:
Fragmentos (2016). REVISTA UNIVERSITARIA TRIBUNA, sección
“Suplemento cultural Voz Zero” N° 19: Otro homenaje a Bukowski
(2015). También ha colaborado en los programas de RADIO
U.A.Q 89.5 F.M.: “LA PUERTITA” con Eduardo Contreras y en
“HUMO EN EL AGUA” con José Andrade Urbina.