Elliot, Bruce - El Diablo Estaba Enfermo

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  • EL DIABLO ESTABA ENFERMO

    Bruce Elliot

    THE DEVIL WAS SICK, Bruce Elliot. Copyright 1951 by Fantasy House, Inc.. Permission by the author.Traduccin de Jaime Pieiro. En: "Los mejores relatos de anticipacin", Editorial Bruguera, primeraedicin en agosto de 1969.

    Haban transcurrido evos desde que un paciente violento de verdad atraves por lafuerza el umbral del Asilo de Cuerdos, Haba pasado tanto tiempo, que el ojo delobservador ya no se detena para leer las palabras fundidas en el duradero cristometalque figuraba en la entrada. Antao un desafo a lo desconocido, el tiempo las habaconvertido en una frase tpica: Un malvado no es ms que un hroe enfermo". Laautenticidad de tal divisa era probada, ya no mereca consideraci6n. Pero las palabraspermanecieron all... hasta el da en el que Acleptos tom el cincel para cambiar dos deellas.Todo comenz porque hallar un tema indito para una tesis se haba hecho ms difcilque graduarse. Acleptos descubri, despus de ardua investigacin, tres temas quecrey podran ser aceptados por la Mquina como originales.Trag saliva al presentar la lista al ojo omnisciente del computador. Deca: Sedimentoactivado y qu hacan los antiguos con l. La Cada de la democracia y por qu seprodujo. Diablos, demonios y demonologa:La Mquina contest casi al punto: "En el ao 4357 Jac Bard escribi la ltima palabrasobre sedimento activado. Doscientos aos ms tarde el ltimo elemento desconocidocon relacin a la cada de la democracia fue analizado detalladamente por el historiadorHermios".Hubo una breve pausa. Acleptos contuvo la respiracin. Si el ltimo haba sido yaestudiado, necesitara otros veinte aos de trabajo para hallar ms posibles temas. LaMquina respondi: "Hay dos aspectos de los demonios que hasta ahora nadie me hapropuesto. Consiste en si son reales o imaginables, y si son reales, lo que son. Si sonimaginarios, cmo se producen".Acleptos sinti que su interior se inundaba de una nueva vida y esperanza. Enderezsus hombros y se alej de la: Mquina. Por fin, despus de tantos aos tena unaoportunidad. Por supuesto _y el pensamiento le hizo dudar_, por supuesto, eraprobable que no consiguiera arrojar nueva luz sobre tal problema. Pero ya dispona dealgo con qu trabajar. Los aos pasados en las enormes bibliotecas, y todo el trabajoefectuado en casi todos los campos del saber humano, haban producido al fin algnresultado.Una dcada atrs, la ltima vez que present una lista a la Mquina, haba credoencontrar un tema cuando descubri referencias, en la sala de documentos antiguos,sobre alguien conocido bajo el nombre de Dios. Lo que le haba llamado la atencinhaba sido la letra "D" mayscula aplicada al nombre. Pero la Mquina le habaproporcionado una gran cantidad de detalles sobre aquel tema, terminando con untexto escrito haca unos mil aos y en el que se demostraba la inexistencia de tal ser.Esta tesis, as crea la Mquina, haba acabado con todas las futuras especulaciones

  • sobre el tema.Por simple curiosidad, Acleptos haba comprobado la referencia y se mostr conformecomo siempre, con el dictamen de la Mquina.Haba sido en verdad un golpe de genio pensar en la antitesis de Dios, decidi Acleptossonriendo para s. Ahora podra seguir adelante. Realizara sus investigaciones, segraduara, y entonces... entonces ya no habra nada que le detuviese. Podraabandonar la Tierra y dar su prximo paso. Ech la cabeza hacia atrs para contemplarlas estrellas. Aquel era el camino a seguir. Se permaneca atado a la Tierra hastaefectuar alguna investigacin original, pero una vez terminada el derecho autorizabaemigrar adonde se quisiera.Haba un planeta ms all de Alfa Centauro, que ella haba elegido. Y le habaprometido esperarle por mucho tiempo que pasara. Acleptos no se sinti tan deprimidoen su vida como el da que la Mquina aprob la tesis de ella. Durante largo tiempotuvo la impresin de haberla perdido para siempre. Pero ahora los aos ya no parecaninterminables. Su investigacin haba dado resultado.Silbando alegremente penetr en el archivo y comenz a trabajar. Oprimiendo el botnque mostraba las letras d-i-a y d-e-m-o, esper a que el intrincado sistema de relsejecutase su funcin. Con un suave zumbido resbalaron por el tubo neumtico loscarretes adecuados.Tres semanas ms tarde decidi que posea ms conocimientos sobre diablos,demonios y "otras bestias de piernas largas que vagan durante la noche" que cualquierotro habitante de la tierra. Acleptos movi la cabeza pensativo. Pensar que el hombrehaba descendido tan bajo como para creer en tales cosas!Se vio obligado a trabajar horas extraordinarias en la mquina de traducir. Todo cuantohaba encontrado estaba escrito en latn. Y pensar, tambin, que durante todos susaos de estudio jams haba odo hablar de aquella lengua!Qu basura! Acleptos se indignaba al descubrir la existencia de una poca en la que elhomo sapiens haba credo en tales tonteras. Increble, pero aquello ocurrimuchsimos aos antes. Se encogi de hombros. Lleg el momento de ponerse atrabajar sobre el problema bsico. Su ms ntimo amigo, Ttom, entr en el laboratoriode investigacin. Ni siquiera le haba hecho una visita. Ni tampoco le habacomunicado su xito!_Qu...?Ttom examin de una ojeada la impecable estancia verde. Sobre la mesa de cristal, uncocodrilo disecado le miraba fijamente. Descansando contra su escamosa piel habavasijas de vidrio de diferentes formas y rodeaban al saurio cajas, bandejas con polvillo.Sobre la pared una mquina del tiempo anunci:_...Esta noche habr luna llena, y...Acleptos la apag._Llegas oportunamente! _exclam con alegra._Para qu?Tras esta pregunta el rostro de Ttom se sonroj como el de un nio y exclam acontinuacin:_Lo has conseguido! Has encontrado un tema!...Acleptos... me alegro tanto!_Gracias.Y acto seguido Acleptos se vio obligado a preguntar a su vez:

  • _y t?_Todava nada...Pero Ttom se senta demasiado contento por el xito de su amigo que volvi apreguntar:_Y se puede saber qu has encontrado?-Diablos y demonios _respondi Acleptos, iniciando de nuevo la mezcla de unoscuantos polvos._Qu es eso?_Una supersticin primitiva. Mi trabajo consiste en averiguar si fueron reales o slo unapalabra para designar a los malvados o enfermos... o lo que los antiguos denominabancon estas palabras._Cmo piensas hacerlo? Qu son todas esas cosas que tienes ah? _preguntTtom, sealando los objetos que haba sobre la mesa.-Voy a seguir las frmulas anotadas en unos viejos manuscritos y observar qu sucede.Acleptos haba trabajado mucho para reunir todos los extraos objetos que elmanuscrito mencionaba. Y mir hacia la mesa y vio que tenia cuanto necesitaba.Aquella misma noche, con la luna llena..._Muchos elementos intervienen en el proceso de "conjurar demonios". Si quieresesperar, quiz lo encuentres interesante._Naturalmente. No tengo nada que hacer. Pens que haba tropezado con algonuevo..., y lo de siempre, alguien se me haba adelantado ya. Acleptos, qu sucedercuando ya no queden ms campos de saber humano, cuando no haya temas quetratar, ni nada sobre lo que escribir?_Yo me haca esa misma pregunta hasta que descubr a los demonios! Pero creo queeso tardar en ocurrir y que la Mquina habr tomado ya sus medidas._Estoy empezando a creer que ya ha llegado el momento. Acleptos, eres el nico queha encontrado un tema en cinco aos!Y al pronunciar estas ltimas palabras, Ttom trat de esconder una nota de amargura._S lo que dira la Mquina, Ttom. _le respondi Acleptos_. Dira que si yo hedescubierto un tema tambin puedes hacerlo t.Al tiempo que hablaba, Acleptos verti un liquido rojo en una probeta y luego aadicierta cantidad de polvillo violeta.Ttom gru:_Supongo que tienes razn. Sin embargo, olvidemos mis problemas. Qu sucedeahora?_Nada hasta la medianoche. Cuando la luna est llena, pronunciar ciertas palabras,encender estas cosas que hay aqu _en el manuscrito las llaman velas_ y aguardarla aparicin de un diablo o un demonio.Ambos se echaron a rer.A medianoche, todava sonriente, Ttom, tom asiento al borde de un dibujo peculiarque Acleptos haba trazado en el suelo. Se llamaba pentculo. Acleptos haba colocadouna vela negra en cada uno de sus ngulos. Tambin haba quemado ciertos productosqumicos, pronunciando unas frases que Ttom ni siquiera trat de entender.Al principio fue divertido. A medida que pasaba el tiempo, los dos hombres seimpacientaron. Nada suceda. Acleptos dej de pronunciar sus extraas frases y dijo:_Bien, ya conozco la respuesta a la primera pregunta de la Mquina. Los demonios son

  • imaginarios y no reales.Y entonces fue cuando sucedi.Se extendi por la estancia un olor mucho ms intenso que el de los productosqumicos. Luego se produjo una especie de gris luminosidad cerca del dibujo trazadoen el suelo.Acleptos grit:_Ttom, lo olvid! Los antiguos libros dicen que es preciso permanecer dentro delpentculo para protegerse... de lo que sea.Ponindose en pie de un salto, Ttom se acerc precipitadamente al pentculo. Peroantes de lograrlo, la cosa se haba hecho ya slida. Alz sus cerrados prpados ycuando sus ojos se fijaron en l, vio tanta malevolencia concentrada en aquella miradaque Ttom sinti algo que jams haba experimentado antes. Slo gracias a susnumerosas y variadas lecturas supo que tal sensacin se denominaba antiguamentemiedo.La cosa dijo:_Por fin.Hasta su voz era enervante. Acleptos estaba aturdido. Haba realizado el experimentoporque era el sistema lgico de investigacin, pero nunca imagin que tal experimentollegase a tener xito.La cosa se frot unos extraos dedos que mostraban muchas falanges, y dijo:_Miles de aos, esperando... esperando en la obscuridad la llamada que nuncallegaba. Al principio cre que El haba vencido..., pero entonces yo habra dejado deexistir.Encogi sus escamosos hombros y abri ms los ojos rojizos. Eran fascinantes. Lasextraas pupilas cambiaban constantemente de color. Mir primero a Acleptos y luegoa Ttom y dijo:_As que nada ha cambiado. Los adeptos y el sacrificio, como siempre.La cosa cloque en un terrible estertor. Luego aadi:_Qu recompensa deseas a cambio? _pregunt mirando a Acleptos.La cosa no esper respuesta. Volvi a frotarse los largos dedos. El sonido resultantefue lo nico que se oy en la estancia. La cosa mir a Acleptos y dijo:_Ya veo, nada ha cambiado. Una mujer. Muy bien, aqu est.La cosa hizo una serie de gestos en el aire y antes de que Acleptos pudiese aclarar lagarganta para negar, ella ya estaba all. Pareca atemorizada. Sus cabellos eran lo mshermoso que Acleptos hubiese visto en su vida. Y tambin su cuerpo. Estaba desnuda,como l haba imaginado, puesto que el planeta elegido por ella era clido. Pero nohaba vergenza en su actitud. Slo temor._Envala de nuevo all! Cmo te atreves a arrastrarla por el espacio interestelar?Estpido! Podas haberla matado!Acleptos ya no tema la cosa. El nico pnico que experimentaba era por su amada.La mujer desapareci con la misma rapidez que se haba presentado:La cosa gru:_No saba que la amabas. Cre que era nicamente el sexo lo que deseabas..., acasoquieres oro? Todos codician oro...Y una vez ms hizo extraos gestos en el aire.Acleptos comprendi que la situacin se estaba haciendo ridcula. Aclar la garganta y

  • dijo:_Basta!La cosa se detuvo en su trabajo, y de ser capaz de exteriorizar alguna emocin, stahabra sido la sorpresa. Luego pregunt:_Ahora qu? Cmo conseguir oro para ti si me interrumpes?Acleptos estaba indignado. La indignacin al igual que el temor que la haba Precedido,era una nueva emocin para l. Respondi:_No te muevas. Soy el amo y t el esclavo.Aquellas palabras estaban en las indicaciones que haba ledo. Ignoraba el significadode ambas palabras, pero el libro pona mucho. nfasis en ellas.La cosa mantuvo inmvil su cabeza, pero sus ojos observaron con deseo el cuerpo deTtom.Dominando su nueva emoci6n, Acleptos dijo:_No pareces comprender. No deseo oro...Ttom dijo:_Recuerdo esa palabra en mis lecturas. Los antiguos solan cambiarlo por plomo o poralgn metal valioso que fuera parecido.Acleptos prosigui:_Y, desde luego, no quiero que ella regrese de Alfa Centauro._Poder! _exclam la cosa sonriendo_. Eso nunca falla. Cuando son demasiado viejospara el sexo y demasiado ricos para el oro, siempre desean poder.Y sus manos comenzaron a moverse nuevamente._Alto! -grit Acleptos por primera vez en su vida.La cosa se paraliz.Acleptos indic:_No hagas eso otra vez. Me molesta! No quiero poder y no me digas lo que es porqueno me interesa. Ahora, no te muevas de ah y contesta algunas preguntas._La cosa pareci encogerse un poco, y pregunt casi con timidez:_Pero..., para qu me has llamado? Si no quieres nada de m, tampoco puedo aceptarnada de ti...La cosa abri los ojos y los clav en Ttom, mientras con la punta de la lenguahumedeca sus escamosos labios._Quiero alguna informacin. Cunto tiempo vivs... los demonios?_Vivir... ? Siempre, por supuesto._Y cul es vuestra funcin?_Tentar al hombre para apartarle de la senda del bien.Las palabras surgan velozmente de labios de la cosa, pero Acleptos no acababa deentenderlas del todo. Sin embargo, quedaban grabadas para volver a escucharlas mstarde y darles algn sentido._Por qu deseis hacer eso? _interrog Acleptos.El demonio le mir como si dudase de su estado mental. Respondi:_Para que el hombre disponga libremente de su voluntad, desde luego. Debe escogerentre el bien y el mal._Qu significan esas palabras... el bien y el mal?El demonio tom asiento sobre sus talones sin prestar la menor atencin a las espuelasque se hundan en sus propias posaderas. Volvi a contestar:

  • _Todos estos aos sentado en la oscuridad, y que ahora me llamen para esto...Agit la cabeza y de pronto pareci adoptar una especie de decisin. Se puso en pie yluego, se lanz sobre Ttom.Acleptos alz el arma especial y oprimi el botn. La extraa criatura se paraliz demodo instantneo para caer al suelo boca abajo.Ttom trag saliva y dijo:---Cre que nunca ibas a usarla. Llamar al Asilo de Cuerdos para que se lleven a estapobre criatura enferma.Asintiendo con un movimiento de cabeza, Acleptos dijo:_Esto es mucho ms interesante de lo que haba supuesto.Luego tom asiento, pensativo, hasta que lleg el ambu-bus. Era la primera llamadaurgente que el Asilo reciba desde haca un siglo, pero los dispositivos funcionaronperfectamente.Ttom y Acleptos observaron cmo los robots recogan a la cosa y la alzaban en susbrazos de metal. Despus les siguieron hasta que colocaron la cosa en el ambu-bus,que parti velozmente hacia el Asilo.A medio camino, Acleptos habl por primera vez:_Te das cuenta de la irona que hay en todo esto? _pregunt._A qu te refieres?Ttom todava contemplaba a la cosa, que yaca como si estuviese muerta._Los diablos, te das cuenta de lo que son? No son ms que seres con otra dimensin.De alguna manera, en alguna poca, un ser humano, en pocas muy remotas, utilizlas matemticas, para superar la barrera de las dimensiones. Sin saber que haca,envuelto en plena superstici6n, pens que los sortilegios constituan una llamada,cuando el dibujo, el calor de las velas y las palabras misteriosas, se combinan en unaclave que abra esa otra dimensin._Bien, parece razonable. Dnde est la irona?Acleptos pareca a punto de llorar. Respondi:_No comprendes? La humanidad luchaba por salir de las tinieblas, cuando siempresus hermanos ignorados e inmortales podan conquistar el espacio simplementecolocando sus manos en el. punto preciso. El hombre, ciego por sus creenciassupersticiosas, fue incapaz de aprender nada de estos "diablos". Pero la peor irona esque los "diablos" no podan ayudar al hombre porque eran deficientes mentales...Ttom asinti con un movimiento de cabeza._Una raza casi imbcil y de talento increble viva cerca de nosotros y nunca losupimos. La. Mquina tiene razn. Tenemos mucho que aprender. Me equivocabacuando dije que todo era ya conocido.Tal vez el arma usada no se hallaba a punto o el diablo posea formidables poderes derecuperacin, pero el caso es que al apearse del ambu-bus la extraa criaturadespert. Empez a gritar, cuando los robots intentaron que traspasasen el umbral delAsilo de Cuerdos.Se debati de tal manera que incluso las cintas de metal que animaban a los robots setensaron. Acleptos vio como las manos de la criatura comenzaban a moverse comoantes.Grit a los androides que le retenan:_Sujetarle las manos!

  • Las manos metlicas se plegaron sobre los largos dedos que se retorcan y la cosadej de luchar. Se abri una puerta y uno de los doctores le dirigi hacia ellos.Dijo:_Qu es eso?Mientras Acleptos se lo explicaba, Ttom pas un dedo suavemente sobre las palabrasque formaban la divisa de la puerta. Vela las palabras, sus dedos las sentan, pero lashaba visto demasiadas veces. No quedaron grabadas en su mente.Cuando Acleptos termin, el doctor dijo:_Entiendo. Bien, lo arreglaremos inmediatamente. Ser curioso hacer recuperar elsentido comn a otra criatura dimensional!Acleptos pregunt:_Cree usted que est enfermo o que se trata de un estpido?_El doctor sonri._Enfermo. Estoy seguro. Ningn ser sano se hubiese comportado de ese modo. Legustara verlo?_Desde luego. Siento un gran inters.Acleptos tom por un brazo a Ttom y aadi:_...Imagnate, si logramos curarle, significar la Comunicacin con toda una raza decriaturas. No es maravilloso?_Acleptos _murmur Ttom con tono preocupado_, hay algo que no hemos tenido encuenta. En todas mis lecturas, en todos los datos de que disponemos sobre el universoy sus extraas criaturas, nunca hall nada referente a la inmortalidad. Has pensadoen esto?_Naturalmente, pero eso es otra prueba de la razn que tiene la Mquina al asegurarque no lo conocemos todo. Es tan emocionante! Me cuesta trabajo esperar acontrselo. No ser una sorpresa para ella saber que no fue un sueo su presenciaen mi laboratorio, sino .que realmente estuvo all, atravesando el espacio y el tiempojunto a una criatura enferma que ha vivido siempre?En la sala de operaciones no haba escalpelos, esponjas, ni grapas. El doctor extendia la cosa sobre la mesa. Los androides la sostuvieron por las manos..El doctor tom uninstrumento. Una luz intermitente surgi de sus lentes en forma de S. El doctor ba lacosa con la luz y luego dijo:_Slo ser un momento. Es decir, si da resultado. De lo contrario habr que tomarotras muchas medidas.Sbitamente su voz se quebr. Acleptos retrocedi de la mesa hasta que su espaldatoc la pared. Ttom abri la boca, asombrado. nicamente los robots permanecieronimpasibles.Pues la cosa estaba cambiando. En los lugares donde llegaba la luz caan lasescamas.El doctor orden a los robots:_Dejadla libre!Al hacerlo as la criatura se alz en todo su esplendor. Una luz dorada iluminaba sudulce rostro. Se acerc hasta la ventana y la sonrisa que esbozaron sus labios eracomo una despedida. Subi un momento al alfizar y se detuvo unos segundos antesde extender unas enormes alas blancas.Luego murmur:

  • _Pax vobiscum.Las alas se agitaron y se fue, envuelto en serenidad.Esa fue la razn de que Acleptos cambiara las palabras de la divisa que campeaba enla entrada del Asilo de Cuerdos. Ahora decan:Un diablo no es ms que un ngel enfermoLa mquina se ha detenido, por supuesto. Su razn de ser y su fuerza era lainfalibilidad. Y estaba equivocada sobre la tesis relativa a la existencia de Dios con unaD mayscula.

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