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661 El tópico del alba y la invectiva contra Aurora CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ Este artículo pretende aportar material de reflexión acerca del tópico del alba: sus distintas realizaciones según literaturas, épocas y países. El tópico del alba, que consiste esencialmente en el canto de lamento de los amantes que se ven obligados a separarse al amanecer, aparece en todas las literaturas conocidas y en todas las épocas. En nuestro trabajo vamos a reseñar algunos textos que nos parecen muy interesantes a este respecto, desde la Odisea, pasando por la literatura griega de época helenística e imperial, la literatura latina y la lírica románica medieval, hasta textos del Renacimiento y Barroco y algunos ejemplos contemporáneos. Vamos a estructurar el trabajo en torno al poema de Ovidio Amores I, 13, que para algunos es el origen de las conocidas como canciones de alba de la lírica románica medieval, e intentaremos analizar qué hay de ovidiano y no ovidiano en los textos que ofrecemos. INTRODUCCIÓN El tópico erótico del alba consiste, esencialmente, en la queja de los amantes -que pueden llegar a dirigir insultos contra el amanecer- por la llegada del día, que les obliga a separarse del amado/a. En este trabajo vamos a dar un repaso a algunas manifestaciones del tópico del alba, desde la Odisea hasta el siglo XX, y tomaremos como pieza central la elegía I, 13 de Ovidio. No pretendemos, pues resultaría imposible, ser exhaustivos en la presentación de textos. Intentaremos, en primer lugar, aportar material de reflexión que ayude a determinar si esta elegía de Ovidio es

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El tópico del alba yla invectiva contra Aurora

CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ

Este artículo pretende aportar material de reflexión acerca del tópico

del alba: sus distintas realizaciones según literaturas, épocas y países.

El tópico del alba, que consiste esencialmente en el canto de lamento de

los amantes que se ven obligados a separarse al amanecer, aparece en todas

las literaturas conocidas y en todas las épocas. En nuestro trabajo vamos a

reseñar algunos textos que nos parecen muy interesantes a este respecto, desde

la Odisea, pasando por la literatura griega de época helenística e imperial, la

literatura latina y la lírica románica medieval, hasta textos del Renacimiento

y Barroco y algunos ejemplos contemporáneos.

Vamos a estructurar el trabajo en torno al poema de Ovidio Amores I,13, que para algunos es el origen de las conocidas como canciones de alba de

la lírica románica medieval, e intentaremos analizar qué hay de ovidiano y no

ovidiano en los textos que ofrecemos.

INTRODUCCIÓN

El tópico erótico del alba consiste, esencialmente, en la queja de losamantes -que pueden llegar a dirigir insultos contra el amanecer- por la llegadadel día, que les obliga a separarse del amado/a.

En este trabajo vamos a dar un repaso a algunas manifestaciones deltópico del alba, desde la Odisea hasta el siglo XX, y tomaremos como piezacentral la elegía I, 13 de Ovidio. No pretendemos, pues resultaría imposible,ser exhaustivos en la presentación de textos. Intentaremos, en primer lugar,aportar material de reflexión que ayude a determinar si esta elegía de Ovidio es

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el punto de partida para la conocida como canción de alba románica –comoparece indicar, entre otros, H. Fränkel1-, o en el caso de la albada estamos anteun motivo universal del que la composición ovidiana no es más que una reali-zación más –tal como defiende, también entre otros, T. Fuente Cornejo2-, ycuál es la raíz de las manifestaciones del tópico en el Renacimiento y el Barro-co.

1. ANTECEDENTES

El tema del alba está representado en todas las literaturas del mundo3.Así, Fuente Cornejo4 cita, siguiendo a Dronke5, el siguiente ejemplo de la poe-sía lírica china del siglo VI a. C., un poema diálogo en el que el amante seniega a aceptar los evidentes signos de la llegada del día que su amada le varefiriendo:

- El gallo ha cantadoya es pleno día.- No fue el gallo que cantó,sino el zumbido de aquellos grillos.- El cielo resplandece a levante;ya es pleno día.- No es resplandor del alba,sino el brillo de la luna que se levanta.Los mosquitos vuelan soñolientos;sería dulce compartir tu sueño.- ¡Pronto! ¡Vete!¡No sea que tenga que odiarte!

CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ

1 FRÄNKEL, H.: Ovid, a poet between two worlds, Berkeley and Los Angeles, 1969.2 FUENTE CORNEJO, T.: La Canción de Alba en la lírica románica medieval. Universidad de

Oviedo 1999.3 HATTO, A. T.: “An enquiry into theme of lovers’ meetings and partings at daw in poetry”, Eos.

London Mouton, 1965.4 FUENTE CORNEJO: Op. cit. 22.5 DRONKE, P.: La lírica en la Edad Media, Barcelona, Seix Barral, 1978.

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En la literatura griega, el tema del alba aparece mencionado en los poe-mas homéricos. He aquí algunos ejemplos:

kaiv nuv k jjojduromevnoisi favnh rJododavktulo" jHwv",

eij mh; a]r j a[ll j ejnovhse qea; glaukw¿¿pi" jAqhvnh.

nuvkta me;n ejn peravth/ dolich;n scevqen, jHw≠≠≠¿ dí j au\te

rJuvsat j ejp j jWkeanw/¿ crusovqronon oujdí j e[a i{ppou"

zeuvgnusq j wjkuvpoda" favo" ajnqrwvpoisi fevronta",

Lavmpon kai; Faevqonq j, oi{ t j jHw¿ pw¿loi a[gousi.6

Odisea, 23, 241-246.

oJppovte dh; rJ jOdush¿a ejevlpeto o}n kata; qumovn

eujnh¿" h" ajlovcou tarphvmenai hjde; kai; u{pnou,

autivk j ajp j jWkeanou¿ crusovqronon hjrigevneian

w\rsen, i{n j ajnqrwvpoisi fovw" fevroi. w\rto dí j jOdusseu;"

eujnh¿" ejk malakh", ajlovcw/ dí j ejpi; mu¿qon e[tellen:7

Odisea, 23, 345-349.

Son textos en los que podemos ver ya elementos que luego encontrare-mos en muchos ejemplos del tópico del alba: el motivo de la noche más larga,la separación de los amantes tras el goce nocturno. Incluso en el siguiente

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

6 “Llorando los hallara la Aurora de rosáceos dedos, si Atenea, la deidad de ojos de lechuza, nohubiese ordenado otra cosa; alargó la noche, cuando ya tocaba a su término, y detuvo en elOcéano a la Aurora de áureo trono, no permitiéndole uncir sus caballos de pies ligeros que traenla luz a los hombres. Lampo y Faetonte, que son los corceles que conducen a la Aurora”.(Traducción de Luis Segalá y Estalella, Madrid, Espasa-Calpe, 1991).

7 “No bien le pareció que Odiseo ya se habría recreado en su ánimo con su mujer y con el sueño,hizo que saliese del Océano la hija de la mañana, la de áureo trono, para que les trajera la luza los humanos. Entonces se levantó Odiseo del blando lecho y dirigió a su esposa las siguientespalabras”. (Traducción de Luis Segalá y Estalella, Madrid, Espasa-Calpe, 1991).

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ejemplo aparece la Aurora motejada de ‘odiosa’, iniciando tal vez el camino alos insultos que leemos en la helenística griega y en Ovidio Amores I, 13:

h{de dh; hjw;" ei\si duswvnumo", h{ m j jOdush¿o"

oi[kou ajposchvsei:

Odisea, 19, 571-572.

Pero el tema aparece ya ampliamente cultivado en la posterior literaturaerótica griega. En todos los comentarios8 se señalan los ejemplos de Safo,Meleagro y Antípatro de Tesalónica. He aquí los textos referidos. Safo:

nuvkta aujth¿/ genevsqai diplasivan9

De Meleagro, dos epigramas que para algunos10 constituyen el origen deAmores I, 13:

¿Por qué, cruel Eos, tan pronto a mi lecho vinistecuando el cuerpo de Demo su calor iba a darme?

¡Ojalá que, invirtiendo tu curso, trajeras la nochey no la dulce luz, para mí tan amarga!

Una vez te enfrentaste con Zeus en la casa de Alcmena:ya sabes, pues, lo que es tener que retirarte.11

Pregonero del alba, cruel mensajero malditoque junto al lecho bates tus alas y orgulloso

ahora das la sonora señal de que ya queda poca

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8 SABOT, A. F.: Ovide, poète de l’amour dans ses oeuvres de jeunesse. Paris, Les Belles Lettres,1976, pp. 477-478; FRÄNKEL, H.: Op. cit.; ELLIOT, A. G. “Amores I, 13: Ovid’s art”, CJ 69(1973-74), pp. 127-132.

9 Safo, fragmento, 172 (ed. Th. Reinach. Col. G. Budé)10 SABOT, A. F.: Op. cit., p. 477.11 FERNÁNDEZ GALIANO, M. (trad. e introd.): Antología Palatina I, 802, Madrid, Gredos

1978.

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noche para el amor y mi pena encarneces,¿así pagas a quien te crió? Por la aurora te juroque no entonarás más esta canción amarga.12

Y de Antípatro de Tesalónica, del que algunos13 piensan que pudo ser elpunto de partida para el poema de Ovidio:

[Orqo" e[bh, Cruvsilla, pavlai d j hjw¿/o" ajlevktwr

khruvsswn fqonerh;n jHrigevneian a[gei.

ojrnivqwn e[rroi" fqonerwvtato", o}" me diwvkei"

oi[koqen ei" pollou;" hji>>qevwn ojavrou".

ghravskei", Tiqwnev: tiv ga;r sh;n eujnevtin jHw¿

ou{tw" ojrqridivhn h[lasa" ejk lecevwn_14

A estos ejemplos cabe añadir algún otro poema de Meleagro, como elsiguiente:

¿Por qué, madrugada cruel, tan despacio caminascuando otro se calienta con el manto de Demo?

Una noche la tuve en mis brazos, y entonces corristea inundarme en luz burlona de mis males.15

¡Adiós, portador de la aurora! ¡Que pronto me traigas,lucero vespertino, la mujer que te llevas!16

EL TÓPICO DEL AALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

12 FERNÁNDEZ GALIANO: Op. cit. 893.13 ELLIOTT, A. G.: Op. cit., pág. 131; J. Barsby, Ovid Amores I, Oxford University Press, 1973,

p. 171.14 A.P. V, 3.15 FERNÁNDEZ GALIANO: Op. cit., 803.16 FERNÁNDEZ GALIANO: Op. cit., 850.

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O el anónimo:

¿Por qué, ruiseñores ruidosos, venís a graznarme,posados en las ramas, cuando siento la tibia

carne tierna de un mozo a mi lado? Aunque sea parleroel femenino sexo, que calléis os suplico.17

Pero pasemos ya a analizar la composición central de nuestro trabajo, laelegía de Ovidio Amores I, 13.

2. COMENTARIO DE AMORES I, 13

Iam super oceanum venit a seniore marito flava pruinoso quae vehit axe diem.Quo properas, Aurora? mane!_sic Memnonis umbris annua sollemni caede parentet avis!nunc iuvat in teneris dominae iacuisse lacertis; si quando, lateri nunc bene iuncta meo est.nunc etiam somni pingues et frigidus aer, et liquidum tenui gutture cantat avis.quo properas, ingrata viris, ingrata puellis? roscida purpurea supprime lora manu!Ante tuos ortus melius sua sidera servat navita nec media nescius errat aqua;te surgit quamvis lassus veniente viator, et miles saevas aptat ad arma manus.prima bidente vides oneratos arva colentes; prima vocas tardos sub iuga panda boves.tu pueros somno fraudas tradisque magistris, ut subeant tenerae verbera saeva manus;atque eadem sponsum incautos ante atria mittis,

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17 FERNÁNDEZ GALIANO: Op. cit., 701.

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unius ut verbi grandia damna ferant.nec tu consulto, nec tu iucunda diserto; cogitur ad lites surgere uterque novas.tu, cum feminei possint cessare labores, lanificam revocas ad sua pensa manum.Omnia perpeterer_sed surgere mane puellas, quis nisi cui non est ulla puella ferat?optavi quotiens, ne nox tibi cedere vellet, ne fugerent vultus sidera mota tuos!optavi quotiens, aut ventus frangeret axem, aut caderet spissa nube retentus equus!invida, quo properas? quod erat tibi filius ater, materni fuerat pectoris ille color.Tithono vellem de te narrare liceret; fabula non caelo turpior ulla foret.illum dum refugis, longo quia grandior aevo, surgis ad invisas a sene mane rotas.at si, quem mavis, Cephalum conplexa teneres, clamares: lente currite, noctis equi”Cur ego plectar amans, si vir tibi marcet ab annis? num me nupsisti conciliante seni?adspice, quot somnos iuveni donarit amato Luna!_neque illius forma secunda tuae.ipse deum genitor, ne te tam saepe videret, commisit noctes in sua vota duas’Iurgia finieram. scires audisse: rubebat_ nec tamen adsueto tardius orta dies! 18

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18 Traducción de Vicente Cristóbal López en Ovidio, Amores, Arte de amar, Sobre la cosmética

del rostro femenino, Remedios contra el amor, Madrid, Biblioteca Clásica Gredos, 1995:

Ya llega por encima del océano, separándose de su anciano marido, la rubia diosa que traeel día en su carro cubierto de escarcha. ¿A dónde vas tan deprisa, Aurora?, quédate allí: así elave apacigüe anualmente la sombra de Memnón con un solemne sacrificio. Ahora me esplacentero yacer en los tiernos brazos de mi dueña, porque ahora más que nunca ella está bienarrimada a mi costado; ahora también es dulce el sueño y frío el aire, y el ave canta nítidamente

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Como señala H. Fränkel19, todo el poema de Ovidio queda enmarcadopor dos dísticos: un dístico inicial que anuncia la llegada de Aurora (sin decirsu nombre), y dístico final que describe el amanecer. Ambos dísticos tienencomo palabra final el sustantivo ‘día’. Entre estos dos dísticos queda encerra-do todo el discurso dirigido a Aurora para exponerle, en definitiva, las quejasdel enamorado por su llegada, que lo obliga a separarse de su amada. La es-tructura de este cuerpo central presenta a nuestro entender dos partes:

1. vv. 3-34: Aurora y el mundo terrenal;

2. vv. 35-46: Aurora y el mundo divino.

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con su delicada garganta. ¿Por qué, molesta para hombres y mujeres, vas tan deprisa? Sueltade tu mano purpúrea las bridas cubiertas de rocío.

Antes que tú aparezcas, el marinero observa mejor sus estrellas y no vaga errante, sin saberel rumbo, en medio de las aguas. Cuando tú vienes, el viajero, aunque cansado, se levanta, yel soldado ajusta sus manos implacables a las armas. Tú eres la primera que ves a los labradorescargados con su azadón, la primera que llamas a los lentos bueyes a someterse al curvado yugo,tú quitas el sueño a los niños y los entregas a sus maestros para que sus tiernas manos soportencrueles palmetazos. Y tú misma envías a unos hombres acicalados a comprometerse ante losatrios para que soporten los enormes perjuicios de una sola palabra. Ni al jurista ni al orador

Todo lo soportaría; pero ¿quién aguanta que las muchachas se levanten al amanecer, a noser uno que carezca de muchacha? ¡Cuántas veces he deseado que el viento rompiera tu carroo que uno de tus caballos chocando con alguna nube espesa cayera! Envidiosa, ¿a dónde vastan deprisa? Por eso tu hijo era negro, porque ése era el color del corazón de su madre.

Me gustaría que Titono pudiera hablar de ti: ninguna mujer habría en el cielo másavergonzada que tú. Huyendo de él porque es ya viejo y de edad avanzada, subes al amaneceral carro que el anciano odia; pero si tuvieras, rodeándole con tus brazos, a algún Céfalo,exclamarías: “¡corred más despacio, caballos de la noche!” ¿Por qué yo, enamorado, voy a sercastigado si tu esposo languidece a causa de sus años?, ¿acaso te casaste con el viejo siendo yotu intermediario? Mira cuánto sueño ha dado la Luna a su amado joven, y eso que la hermosurade ella no es inferior a la tuya. El propio padre de los dioses, para no verte tan a menudo, juntódos noches acomodándose a su deseo.

Había terminado yo mis reproches; dirías que lo había entendido, pues se ruborizaba; perosin embargo no por eso el día amaneció más tarde que de costumbre.

19 FRÄNKEL, H.: Op. cit., p. 12.

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1. Versos 3-34: Aurora y el mundo terrenal.

Se trata del discurso, a modo de suasoria20 encerrado por dos directasinterpelaciones –quo properas, Aurora (v.3), invida, quo properas? (v.33)-,que el poeta enamorado dirige a Aurora para exponerle los terribles efectosque trae con su llegada al mundo de los mortales. La estructura del discursopresenta ocho versos iniciales (3-10) y ocho versos finales (25-34), que contie-nen referencias a momentos de otium y la influencia que Aurora pueda tener enellos, y que dejan en medio la parte narrativa del discurso, la parte en queOvidio cuenta la relación Aurora-negotium, buena muestra de retórica aplica-da a la poesía.

La primera de las interpelaciones a Aurora (vv. 3-10) tiene una perfectay cuidada estructura anular:

-quo properas + vocativo + imperativo (3-4)- nunc + situación de amantes (5-6)- nunc + entorno de amantes (6-7)-quo properas + vocativo + imperativo (7-9)

El tema de los reproches a Aurora, de lo indeseable de su llegada, co-mienza en el v. 3, con la petición de que el amanecer se retrase (mane), apoya-do en un juramento imprecatorio con una oscura referencia mitológica aMemnón, hijo de Aurora.

En los dos dísticos siguientes (5-8), enlazados anafóricamente con nunc,Ovidio presenta la situación de los enamorados y su entorno, situación queinexorablemente Aurora se encargará de romper. La situación de los amantesdescrita en 5-6, como bien señala Fränkel21, no relata un momento de arrebata-da pasión erótica, sino un momento de dulce y apacible felicidad en el abrazode los enamorados. El segundo dístico (7-8) describe el entorno que envuelvea los amantes: profundo sueño, aire fresco y canto de las aves.

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

20 Así lo analiza primero ELLIOTT, A. G.: Op. cit., y luego GRANSDEN, K. W.: “Lente currite,noctis equi: Chaucer, Troilus an Criseyde 3.142-70, Donne, The Sun Rising and Ovid, AmoresI.13“, en West, D. y Woodman, T. (eds.) Creative Imitation and Latin Literature, Cambridge,Cambridge University Press, págs. 157-171 y 235-237.

21 FRÄNKEL, H.: Op. cit., p. 12.

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Esta primera interpelación a Aurora se cierra (9-10) retomando la inte-rrogación que la inició, quo properas?, pero ahora el vocativo que acompaña-ba a la primera, Aurora (3), es sustituido por otro vocativo mucho más expre-sivo, ingrata viris, ingrata puellis (9), muestra de la rabia suscitada en el amantepor la llegada de la Aurora ante el recuerdo recién expresado de su dulce yefímera felicidad. El imperativo del v.3, mane, apoyado por el negro juramen-to en torno a Memnón, es retomado por el elegante y sonoro verso 10, que dapaso al segundo bloque.

Este segundo bloque (vv. 11-24) representa la parte narrativa del discur-so y, tomando como línea argumental el negotium frente al otium de lasinterpelaciones, da un repaso a la actividad cotidiana, en el momento del ama-necer, de un extenso catálogo social, cada uno con su dístico (excepto el viaje-ro y el soldado que comparten uno): el marinero, el viajero, el soldado, elagricultor, el colegial, los clientes, el jurista, el orador y las mujeres; todo ellocon el único objeto de dejar claro que a todos les trae inconvenientes la llegadade Aurora.

Ovidio ha querido que durante todo este discurso tengamos bien delantea Aurora, que no la perdamos de vista, y así aparecen en estos catorce versoshasta seis formas de pronombres de segunda persona (tuos, te, tu), además dela segunda persona del singular de gran parte de los verbos. En su repaso a losdistintos grupos sociales parece darse una gradación desde los negotia másalejados de la casa (navita, viator, miles), hasta los más domésticos (feminei

labores), pasando por ocupaciones que se dan en el entorno de la familia (agri-cultor, escolar, cliente, jurista). De tal manera, el último dístico, dedicado a losfeminei labores, nos sitúa de nuevo en la intimidad, y sirve así como transiciónal segundo diálogo directo con Aurora (vv. 25-34), donde volvemos a encon-trar la primera persona. Esta segunda interpelación directa a Aurora presentauna estructura similar a la primera:

- interrogación retórica: quis... ferat? (25-26).- expresión de deseo: optavi quotiens (27-28).- expresión de deseo: optavi quotiens (29-30).- interrogación retórica: quo properas? (33-34).

La expresión del vehemente deseo, resaltado anafóricamente por optavi

quotiens, de que la noche no termine y no llegue Aurora queda de nuevoenmarcada por las mismas interrogaciones retóricas de la primera parte(vv. 3-9).

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2. Versos 35-46: Aurora y el mundo divino

La parte anterior de la elegía finaliza con una nueva referencia a Memnón,hijo de Aurora, que sirve de lazo de unión con la siguiente unidad estructural,versos 35-46, en la que Ovidio hace una serie de alusiones mitológicas, a modode exempla, al entorno íntimo de Aurora: Titono, su esposo; Céfalo, jovenraptado por ella; o alusiones a mitos relacionados con la duración de la noche:la luna y Endimión, y Júpiter y Alcmena. El uso de estos exempla es normal enuna suasoria, y con él el orador pretende apoyar y fortalecer su punto de vis-ta22.

Estos doce versos representan la contraposición frontal entre el mundode los deseos, a veces inalcanzables, de los hombres, y el mundo de los dioses,donde todo es posible. El poeta, el hombre, ha de limitarse a expresar deseos –vellem, si teneres, cur plectar-, mientras que los dioses actúan con toda efecti-vidad –surgis, conmisit-.

El último dístico, como colofón de la elegía, nos presenta de nuevo unplano del autor solo, ya sin Aurora. De chistoso modo, el poeta hace referenciaal color enrojecido del amanecer como si fuese fruto del rubor provocado enAurora por la amonestación del poeta, mas este supuesto rubor de Aurora que-da en seguida desmentido por la constatación del hecho irremisible del amane-cer.

En esquema, los elementos compositivos que encontramos en Amores I,

13 son los siguientes:

-Situación: habla el amante; la amada es tercera persona.

-Entorno:

i. Tierno abrazo de enamorados.ii. Sueño plácido.

iii. Aire puro.iv. Canto de pájaros.

-Insultos a Aurora: ingrata, invida.

-Actividad de los hombres al amanecer –negotium-, frente al mundo ocio-

so de los enamorados.

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

22 ELLIOTT, A. G.: Op. cit., y GRANSDEN, K. W.: Op. cit.

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-Expresión de deseo de alargar la noche, de que no llegue Aurora.

-Alusiones mitológicas a la vida privada de Aurora.

Amores I, 13 es la única composición genérica con el tema del alba queconocemos en la literatura latina. Sin embargo, la llegada de la Aurora quesepara a los amantes, como un tópico amoroso dentro de una composición másextensa, sí aparece en más ejemplos. Así, dentro de la obra del poeta sulmonense,podemos citar Heroidas XVIII, 111-114 (Leandro a Hero):

Iamque fugatura Tithoni coniuge noctempraeuius Aurorae Lucifer ortus erat.

Oscula congerimus properata sine ordine raptimet querimur paruas noctibus esse moras.23

Y en Propercio II, 18a, donde encontramos también una referencia aMemnón como en la elegía de Ovidio:

Quid mea si canis aetas candesceret annis,et faceret sisas languida ruga genas?

at non Tithoni spernens Aurora senectamdesertum Eoa passa iacere domo est:

illum saepe suis decedens fovit in ulnis,quam prius abiunctos sedula lavit equos;

illum ad vicinos cum amplexa quiesceret Indos.maturos iterum est questa redire dies;

illa deos currum conscendens dixit iniquos.

CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ

23 OVIDIO: Heroidas, Alma Mater. También aquí la traducción:

Y dispuesta ya la esposa de Titono a poner en fuga a la noche, se había

levantado Lucífero, precursor de la Aurora. Amontonamos los besos

arrebatándonoslos desordenadamente y nos quejamos de que las noches

durasen tan poco.

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invitum et terris praestitit officium:cui maiora senis Tithoni gaudia vivi.

Quam gravis amisso Memnone luctus erat.cum sene non puduit talem dormire puellam

et canae totiens oscula ferre comae.at tu etiam iuvenem odisti me, perfida, cum sis

ipsa anus haud longa curva futura die.quin ego deminuo curam, quod saepe Cupido

huic malus esse solet, cui bonus ante fuit. 24

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

24 HANSLIK, R. (ed.): Propertius, Teubner Verlagsgesellschaft, 1979, Madrid, EditorialColoquio, 1988. La siguiente traducción es de Hugo Francisco Bauzá (trad., pról., notas),Propercio: Elegías completas, Madrid, Alianza, 1987:

¿Qué sería si mi vida se emblanqueciera con años canosos

y un lánguida arruga surcara mis mejillas?

La Aurora, dejando de lado la vejez de Titón

no toleró que yaciera abandonado en la morada del Oriente;

a punto de partir muchas veces lo cobijó entre sus ondas,

antes de que, diligente, lavara sus cabellos aún no uncidos;

cuando, teniéndolo abrazado, descansaba junto a la India vecina,

muchas veces lamentó que las mañanas volvieran pronto;

ella, al ascender a su carro, llamó injustos a los dioses

y, a su pesar, cumplió con su deber en las tierras,

pues sintió mayores gozos de que Titón viviera, aunque anciano,

que grave luto por haber perdido a Memnón.

A tal enamorado no le avergonzó compartir el lecho con un anciano

ni besar muchas veces su cabello cano.

Más tú, pérfida, me odias aun siendo joven, cuanto tú misma

serás en un día no lejano, una vieja encorvada.

¿Por qué no mitigo mi pena? A menudo, pues, Cupido

suele ser malvado para con este con quien antes fue benigno.

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3. LA EDAD MEDIA Y LA CANCIÓN DE ALBA

A juzgar por el número de composiciones, el tema del alba gozó de granpopularidad en la Edad Media.

En primer lugar, son muchos los ejemplos en la poesía árabe25, tantooriental como arábigo-andaluza.

En segundo lugar, surge la conocida como ‘canción de alba’ de la líricarománica medieval. Esta composición, según Martín de Riquer26, “se refiere ados enamorados que, habiendo pasado la noche juntos, deben separarse alamanecer, en cuanto apunta el alba”. Fuente Cornejo27 hace hincapié en la ten-sión psicológica del momento de la separación, “en el que la angustia, la amar-gura, la indignación, y el dolor por la separación se conjugan con los lamentos,las imprecaciones al alba, como agente que provoca la separación, pero tam-bién con la esperanza, los deseos y promesas de los enamorados”.

El corpus total del alba en la lírica románica medieval que estableceFuente Cornejo en su excelente trabajo está constituido por veintiuna compo-siciones, distribuidas de la siguiente manera: dos en la lírica mozárabe28, dosen la gallego-portuguesa, una en la lírica castellana, una en la catalana, cincoen la lírica francesa, nueve en la lírica provenzal y una en la italiana.

Veamos cuáles son los elementos compositivos en estos textos (Tablapáginas siguientes):

Si enfrentamos estas composiciones medievales con Amores I, 13, pode-mos extraer de manera inmediata varias notas interesantes.

En primer lugar, estamos en ambos casos ante composiciones dedicadasíntegramente a un mismo tema: la separación, no deseada, de los amantes a lallegada del alba. Se trata siempre de una situación dramática con dos persona-jes centrales, hombre y mujer –a los que en el alba provenzal, como marca delcódigo de amor cortés, se une el vigía- ante una angustiosa situación; la vozpuede ser la del hombre, la de la mujer –como ocurre en la mayoría de las albas

CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ

25 FUENTE CORNEJO: Op. cit., pp. 24-27.26 MARTÍN DE RIQUER: “Las albas provenzales”. Entregas de Poesía. Barcelona, 1944.27 FUENTE CORNEJO: Op. cit., p. 18.28 Siempre teniendo en cuenta la dificultad de lectura de las jarchas (FUENTE CORNEJO, op.

cit., p. 18).

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tradicionales románicas-, la del vigía o un diálogo, pero es siempre una vozquejumbrosa, que se bate entre el dolor y la desesperación.

En segundo lugar, es clara la diferencia entre la ‘acción’ que se desarro-lla en Ovidio y la ‘acción’ de la canción de alba románica: en el poeta sulmonensese presenta un enfrentamiento entre el amante y el alba, y es pasivo el papel dela enamorada. En cambio, en la canción de alba románica, la mujer desempeñasiempre un primer papel entre los personajes del drama. Estas albadas románicasestarían dentro de las canciones femeninas de amor29 que entroncarían con lalírica femenina griega, tamizadas en muchos casos –sobre todo en la lírica queofrece más textos, esto es, en la albada provenzal- por el código del amorcortés.

Por otro lado, en el texto de Ovidio es Aurora -el alba- el interlocutorretórico del poeta, en tanto que en las albas románicas no encontramos esteapóstrofe directo a Aurora personificada: el alba es solamente un fenómenonatural que sobreviene a los amantes. Se trata de algo entre dos –más el vigía ogilós en el alba provenzal-: el hombre y la mujer. Esta puesta en escena de losamantes frente a la llegada del alba, la posibilidad del diálogo entre ellos, dacabida en las albas románicas al único elemento nuevo –aparte de la voz de lamujer, claro está- con respecto a Amores I, 13: la petición de partida al amante(y, en alguna ocasión, la negativa de éste a marcharse).

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

29 Deyermond, A., “Las jarchas y la lírica tradicional”, en RICO, F. (ed.) Historia y Crítica de

la Literatura Española (Edad Media), Barcelona, Crítica, 1980. pp. 47-54.

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4. ALGUNOS EJEMPLOS DEL TÓPICO DEL ALBA EN LOS SIGLOSXVI Y XVII

De la época renacentista y barroca vamos a reseñar varias muestras poé-ticas del tópico del alba. Comenzaremos con dos muy interesantes ejemplos delírica castellana. El primero de ellos es de Gutierre de Cetina (1520-1557), ydice así:

Horas alegres que pasáis volandoporque a vueltas del bien mayor mal sienta;sabrosa noche que en tan dulce afrentael triste despedir me vas mostrando;

importuno reloj que, apresurandotu curso, mi dolor me representa;estrellas con quien nunca tuve cuenta,que mi partida vais acelerando;

gallo que mi pesar has denunciado,lucero que mi luz va obscureciendo,y tú, mal sosegada y moza Aurora:

si en vos cabe dolor de mi cuidado,id poco a poco el paso deteniendo,si no puede ser más, siquiera un hora. 30

Gutierre de Cetina, como Ovidio, nos ofrece el parlamento quejoso deun enamorado ante la llegada del alba y la consiguiente separación de los aman-tes. Como en Ovidio, se trata de un enfrentamiento entre amante y alba, entanto que la amada aparece sólo como referida (en el caso de Cetina ni siquierase nombra), pasando así por alto las composiciones medievales que acabamosde ver, en las que la amada desempeña un papel activo en la escena.

CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ

30 BLECUA, J. M. (ed.): La poesía de la Edad de Oro. Vol. I. Renacimiento, Madrid, Castalia,1984, pp. 146-147.

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Pero el soneto de Cetina no es una suasoria, sino una plegaria: “si en voscabe dolor de mi cuidado31” (v. 12), dirigida a una serie de elementos quedesignan el alba y el paso del tiempo, entre los que Aurora es uno más (horas,noche, reloj, estrellas, gallo, lucero, Aurora). Cetina es más simple que Ovidioen su argumento –como corresponde a la plegaria frente a la suasoria-, y todosu soneto se estructura en torno al juego de conceptos felicidad-paso del tiem-po-dolor, prescindiendo de toda la argumentación que Ovidio precisa en sudiscurso.

Mas en su plegaria Cetina toma de Ovidio el asunto principal: la contra-posición dramática entre el ahora feliz del enamorado (nunc iuvat / horas ale-

gres) y su dolorosa supresión por parte del amanecer (“a vueltas del bien ma-yor mal sienta” –v. 2-), de la “mal sosegada” Aurora (que puede recordar alproperas de Ovidio).

El segundo de los textos que presentamos es de Góngora (1560-1627):

Ya besando unas manos cristalinas,ya anudándome a un blanco y liso cuello,ya esparciendo por él aquel cabelloque Amor sacó entre el oro de sus minas,

ya quebrando en aquellas perlas finaspalabras dulces mil sin merecello,ya cogiendo de cada labio bellopurpúreas rosas sin temor de espinas,

estaba, oh claro sol invidïoso,cuando tu luz, hiriéndome los ojos,mató mi gloria y acabó mi suerte.

Si el cielo ya no es menos poderoso,porque no den los tuyos más enojos,rayos, como a tu hijo, te den muerte.32

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

31 Esta fórmula en la estructura de la plegaria recuerda a Catulo LXXVI, 17: O dei, si vestrum estmisereri.

32 BLECUA, J. M. (ed.): La poesía de la Edad de Oro. Vol. II. Barroco, Madrid, Castalia, 1984,pp. 46-47.

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Del mismo modo que en Ovidio y en el soneto de Cetina, en el texto deGóngora volvemos a encontrar un enfrentamiento entre el amante y el amane-cer (representado aquí por el sol) que rompe su momento de gozo (“mató migloria y acabó mi suerte” –v. 11-), dejando también a la amada como tercerapersona. Góngora dedica los dos cuartetos a la descripción de la dulce situa-ción de los enamorados antes de la llegada del alba, como en Ovidio: “nunciuvat in teneris dominae iacuisse lacertis” (v. 5); el primer terceto recoge losdenuestos del enamorado (“sol invidioso”), que recuerdan al invida (v. 33) deltexto de Ovidio; y si Ovidio se quedó en los insultos a Aurora y en su deseo deque algún accidente impidiese o retrasase su llegada (“optavi quotiens” -vv. 27y 29), Góngora va más allá y convierte el último terceto en una maldición,deseando la muerte del propio sol (“rayos, como a tu hijo, te den muerte” –v.14-). Es llamativo que Góngora en su maldición haga referencia a Faetón, hijodel Sol, como Ovidio en su composición se refería a Memnón, hijo de Aurora.

Además de estos dos interesantes textos, hay algunos otros poemas co-etáneos que quiero reseñar. Veamos en primer lugar un soneto de Juan de Ovandoy Santarem (1620-25- d. 1670):

VIENDO DISPERTAR A AMARILIS,HERMOSA CON EXTREMO POR LO SOÑOLIENTA

En su lecho, Amarilis recordaba,dando a mi amor celajes con lo hermoso,y en lo dormido de su albor vistoso,con dos soles crepúsculo formaba.

De nácares bostezos congelabacon uno y otro párpado medroso,cuando entre rayos de su pelo undoso,su luz con desaliños madrugaba.

Si como verla, dije, he merecido,ser Titán desta Aurora consiguiera,no a mis ojos la dicha hubiera sido.

CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ

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Que si llegara a su luciente esfera,tanto la noche hubiera detenido,que en la Noruega España amaneciera.33

No hay aquí interpelación directa por parte del amante a Aurora; el ena-morado se limita, tras describir la belleza de la amada al despertar, a expresarsu deseo de que la noche se detenga. Queda pues suprimida la segunda persona–el alba- que veíamos en Ovidio, Cetina y Góngora, mas la amada sigue aquísiendo una tercera persona.

El último texto que queremos presentar es el famoso The Sun Rising deJohn Donne (1572-1631):

Viejo tonto ocupado, ingobernable sol,¿por qué, atravesando ventanas

y cortinas, tú nos llamas así?¿Tienen los amantes que acoplarse a tus pasos?

Insolente y pedante, desgraciado,vete a reprender a niños dormilones o a huraños aprendices,y diles a los cazadores de la corte que cabalgará el Rey,y llama a los esclavos a realizar sus labores.

El amor, todo amor, no conoce estaciones, climas,horas, días, meses, harapos todos ellos del tiempo.

¿Por qué crees que son tus rayossantos y poderosos?

Podría con parpadeos nublarlos y eclipsarlos,pero entonces dejaría de verla durante mucho tiempo:

Si sus ojos no ciegan tus ojos,mira y dime mañana, a última hora,

si las Indias de especias o diamantesestán donde tú las dejaste, o aquí junto a mí.

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

33 BLECUA, J. M. (ed.): La poesía de la Edad de Oro. Vol. II. Barroco, Madrid, Castalia, 1984,pp. 388-389.

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Pregunta por los reyes que ayer fuiste a very te dirán: “Todos yacen aquí en la misma cama”.

Ella es todos los Reinos y yo todos los Príncipes.Y no existe nada más.

Los príncipes nos imitan; comparado con esto,cualquier honor es mímica; toda riqueza alquimia.

Menos feliz que nosotros, Sol, eres tú,al encogerse el mundo de esta manera.

Tu edad pide descanso y, ya que tu deberes calentar el mundo, caliéntanos a nosotros.

Pues si brillas para nosotros, para el universo brillas.Esta cama es tu centro, estos muros tu esfera.34

Según Gransden35, el tono del poema de Donne deriva claramente deAmores I, 13. Resulta, en efecto, evidente la presencia en The Sun Rising degran cantidad de los motivos del poema de Ovidio:

i. Parlamento quejoso del enamorado.

ii. Insultos al amanecer, en este caso el sol.

iii. Contraposición del mundo de los amantes y del mundo del trabajo,algo que no habíamos encontrado en ningún otro de los textos hastaaquí reseñados.

iv. La amada es tercera persona.

Sin embargo, frente al sometimiento del amante de Ovidio a la evidenciadel amanecer y la no consecución del deseado adynaton de que se retrasaseAurora, en el poema de Donne los amantes triunfan sobre el mismo sol crean-do un universo propio36: “Pues si brillas para nosotros, para el universo brillas”(v. 29).

CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ

34 RUPÉREZ, A. (intr., selec., trad.): Antología esencial de la poesía inglesa, Madrid, Espasa,2000, pp. 105-106.

35 GRANSDEN, K. W.: Op. cit., p. 168.36 GRANSDEN, K. W. op. cit., p. 171.

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5. A TÍTULO ILUSTRATIVO

Uno de los aspectos de la tradición clásica que más me apasiona esrastrear la pervivencia de los clásicos en los autores más cercanos a nosotros37:me da la impresión de encontrar un clavo al que agarrarse en la turbulencia amenudo inane de lo que hoy se publica.

El poeta malagueño José A. Mesa Toré (1963) escribe este soneto:

PRIMAVERA EN SKÅNE

La primavera nórdica como el amor es falsa.

Luis Cernuda

Nos despierta la luz: un telegramaque coge por sorpresa la ternuracon sus malas noticias. Con premura,salto al frío: el trabajo me reclama.Te dejo echa un ovillo por la cama.Creo que estás dormida. Qué locura:tienes puestos los sueños a la alturade mi alma. De repente, algo llamami atención. Es tu voz que se deviste:“¿Eres feliz, José?”, pregunta, grave,como si no esperara que lo fuera.Andaba despistado, casi triste,el corazón. Entonces ya no cabeduda: será verdad la primavera.38

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

37 A este respecto es muy interesante el trabajo de Francisco García Jurado (Departamento deFilología Latina, Universidad Complutense) en http://www.liceus.com/cgi-bin/aco/culc/per/11000. asp.

38 García Martín, J. L. La Generación del 99. Antología Crítica de la Joven Poesía Española,Oviedo, Ediciones Nobel, 1999. pp. 131-132.

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En el texto de Mesa Toré se pueden aislar algunos elementos ovidianos:el momento de “ternura” que el amanecer rompe “con sus malas noticias”; lacontraposición entre el mundo de los amantes y el mundo del trabajo (“el tra-bajo me reclama”). Sin embargo, no hay aquí denuestos al amanecer, y la ama-da es la segunda persona, que llega a dialogar con el poeta –“¿Eres feliz, José?”.Estamos, pues, más cerca tal vez, en cuanto a la estructura de la composición,de la canción de alba de la lírica románica medieval que del tópico de la invec-tiva contra Aurora.

El siguiente texto que propongo no es poesía, pero sí poético. Pertenecea la novelita Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta (1919-1996):

Y estábamos juntos mucho tiempo, hasta que empezaba a amanecer,

y había una gran alegría, y todos los pájaros empezaban a cantar, y

pasaban bandos de pájaros muy grandes, como pavos reales, con las

plumas brillantes azules o rojas o amarillas reluciendo a la luz del sol que

se levantaba sobre el mar, y caso lo dejaba a uno ciego de luz. Y entonces

uno estaba medio adormilado y sentía el brazo tibio de la muchacha y sus

manos que le cogían a uno la cabeza y luego su aliento y sus labios que se

acercaban entreabiertos con los dientes blancos más adentro y en el medio

la lengua toda temblorosa39.

El joven protagonista, tras un momento de exaltación religiosa al máspuro estilo Ana Ozores, tiene una ensoñación erótica con una “muchachahawaiana” que aparece de pronto en su pensamiento. Tampoco aquí se dejanver los denuestos al amanecer -que aparece descrito como un momento dealegría en el mundo-, pero sí algunos elementos del tópico del alba: momentode ternura, el canto de los pájaros, la separación de los amantes al amanecer.

CARLOS M. CABANILLAS NÚÑEZ

39 AYESTA, J.: Helena o el mar del verano, Barcelona, El Acantilado, 2000. p. 47.

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6. CONCLUSIONES

El hecho de que hayan a aparecido realizaciones del tópico del alba,definido como canto de lamento de los amantes por su separación al amanecer,en todos lo países y en todas las literaturas del mundo40, demuestra de manerainequívoca que se trata de un tema universal41 de la poesía, que cada literaturay época han desarrollado de una forma particular.

Admitido esto, creemos que sí pueden y deben determinarse las carac-terísticas de los desarrollos particulares del tópico, de modo que se puedanestablecer las relaciones pertinentes entre distintas épocas y literaturas.

En los textos que nosotros hemos reseñado, hay dos formas de realiza-ción con estructuras diferentes:

1. Por un lado, los ejemplos de literatura griega helenística e imperial,Amores I, 13, y los textos citados del Renacimiento y el Barroco. La estructurade los poemas viene marcada por la presencia de una primera persona -el amante/poeta- y una segunda persona -el amanecer (excepto en el texto de Ovando ySantarem)-, en tanto que la amada sólo ‘aparece’ como tercera persona.

2. Frente a esto, los textos de la lírica románica medieval siempre nosofrecen a los amantes como primera y segunda personas -en muchos casos esla enamorada la primera persona-, y el amanecer es sólo el patético momentoque determina su separación.

Se trata, pues, de dos caminos para un mismo tópico: uno, el que Ovidiohizo llegar al Renacimiento y Barroco, más culto, más retórico, concebidocomo discurso -himno42, plegaria o suasoria- dirigido al amanecer, incluyendola correspondiente invectiva; otro, el de la lírica románica medieval, más po-pular, más íntimo, de mayor intensidad dramática, concebido como canto deprofundo dolor por la separación de los enamorados.

EL TÓPICO DEL ALBA Y LA INVECTIVA CONTRA AURORA

40 SABOT, A. F.: “Presence d’Ovide au XIIe siècle: Poesie latine élégiaque, lyrique provençale”en CHEVALLIER, R. (ed.), Colloque Présence d’Ovide, Paris, Les Belles Lettres, 1982. p. 257.

41 FUENTE CORNEJO: Op. cit., p. 21.42 Amores I, 13 ha sido visto como himno por CAIRNS, F.: Generic composition in Greek and

Roman poetry, Edimburgo, 1972.