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I. El incario: territorio, extensión y población El tercer y último de los estilos ampliamente difundidos por el área andina, fue el Inca. Su enorme expansión territorial está comprobada, también en un plano histórico. Los invasores europeos hallaron en el siglo XVI, un imperio con estructura política, social y religiosa definida, que se extendía por todo el Perú (exceptuando la hoya amazónica) Ecuador, Bolivia, el Noreste argentino y las zonas septentrional y central en Chile. El centro y punto de partida de esta expansión fue el Cusco, el “pupu” u ombligo del mundo, como pintorescamente lo califica Garcilaso. El Imperio Inca tuvo como eje a la cordillera de los Andes. Sus límites en el período de máxima expansión fueron: por el norte, hasta el río Ancasmayo (Colombia), por el sur, hasta el río Maule (Chile), por el este, hasta la ceja de selva de Bolivia, y por el oeste, el Océano Pacífico. De acuerdo con el principio dual andino de dividir las cosas en una parte Hanan (arriba) y otra Hurin (abajo), y teniendo como eje principal la ciudad del Cusco, el Imperio Inca o Tahuantinsuyo («las cuatro partes del mundo») se dividía en cuatro suyos o sectores: I) Chinchaysuyo (al noroeste del Cusco), que comprendía a todos los reinos yungas, II) Collasuyo (al sureste del Cusco), que incluía el territorio de los reinos del altiplano, III) Antisuyo (al norte y al este del Cusco), compuesto por todos los grupos antis de la Amazonía andina, y IV) Contisuyo (al suroeste del Cusco), cuya base era la ciudad del Cusco. Cuando el imperio alcanzó su mayor expansión (con el soberano inca Huayna Cápac) tuvo 1´800. 000 km 2 . La población incaica oscilaba aproximadamente entre 10 y 12 millones de habitantes, mayormente de raza quechua, aunque también hubo quechuas, aymaras, etc. Pero se sabe, por la tradición apuntada por los cronistas hispano, que dicho imperio se llamaba originalmente “Tahuantinsuyo”, que quiere decir reunión de cuatro “suyos” o regiones. Estas eran: Antisuyo, Chinchaysuyo, Collasuyo, y Contisuyo. El gran incanista L. E. Valcárcel afirma que “suyo” significa con propiedad “rumbo, dirección, con referencia a los cuatro puntos cardinales y tomando como centro el Cusco”. La idea de “región” es, en todo caso, la consecuencia necesaria a la acepción de “rumbo”. Mitos sobre el origen de los incas La principal de las tradiciones históricas y mitológicas de los Incas, remite los orígenes o “pacarina” de estos a “Pacarectampu” (Tamputoco), de donde habrían iniciado su peregrinación los cuatro “huauquis" o hermanos “Ayar”, con sus respectivas hermanas y esposas: 1. Ayar Manco – Mama Ocllo 1

El Tahuantinsuyo y La Temprana Colonización

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I. El incario: territorio, extensión y población

El tercer y último de los estilos ampliamente difundidos por el área andina, fue el Inca. Su enorme expansión territorial está comprobada, también en un plano histórico. Los invasores europeos hallaron en el siglo XVI, un imperio con estructura política, social y religiosa definida, que se extendía por todo el Perú (exceptuando la hoya amazónica) Ecuador, Bolivia, el Noreste argentino y las zonas septentrional y central en Chile. El centro y punto de partida de esta expansión fue el Cusco, el “pupu” u ombligo del mundo, como pintorescamente lo califica Garcilaso.

El Imperio Inca tuvo como eje a la cordillera de los Andes. Sus límites en el período de máxima expansión fueron:

por el norte, hasta el río Ancasmayo (Colombia), por el sur, hasta el río Maule (Chile), por el este, hasta la ceja de selva de Bolivia, y por el oeste, el Océano Pacífico.

De acuerdo con el principio dual andino de dividir las cosas en una parte Hanan (arriba) y otra Hurin (abajo), y teniendo como eje principal la ciudad del Cusco, el Imperio Inca o Tahuantinsuyo («las cuatro partes del mundo») se dividía en cuatro suyos o sectores: I) Chinchaysuyo (al noroeste del Cusco), que comprendía a todos los reinos yungas, II) Collasuyo (al sureste del Cusco), que incluía el territorio de los reinos del altiplano, III) Antisuyo (al norte y al este del Cusco), compuesto por todos los grupos antis de la Amazonía andina, y IV) Contisuyo (al suroeste del Cusco), cuya base era la ciudad del Cusco.

Cuando el imperio alcanzó su mayor expansión (con el soberano inca Huayna Cápac) tuvo 1´800. 000 km2.

La población incaica oscilaba aproximadamente entre 10 y 12 millones de habitantes, mayormente de raza quechua, aunque también hubo quechuas, aymaras, etc.

Pero se sabe, por la tradición apuntada por los cronistas hispano, que dicho imperio se llamaba originalmente “Tahuantinsuyo”, que quiere decir reunión de cuatro “suyos” o regiones. Estas eran: Antisuyo, Chinchaysuyo, Collasuyo, y Contisuyo. El gran incanista L. E. Valcárcel afirma que “suyo” significa con propiedad “rumbo, dirección, con referencia a los cuatro puntos cardinales y tomando como centro el Cusco”. La idea de “región” es, en todo caso, la consecuencia necesaria a la acepción de “rumbo”.

Mitos sobre el origen de los incas

La principal de las tradiciones históricas y mitológicas de los Incas, remite los orígenes o “pacarina” de estos a “Pacarectampu” (Tamputoco), de donde habrían iniciado su peregrinación los cuatro “huauquis" o hermanos “Ayar”, con sus respectivas hermanas y esposas:

1. Ayar Manco – Mama Ocllo2. Ayar Uchu (ají) – Mama Rahua3. Ayar Cachi (sal) – Mama Cura 4. Ayar Auca (enemigo) – Hama Huaco

Se afirma que ella coincide en su simbología con el hecho histórico de las cuatro tribus fundadoras del Cusco incaico 1. Masca, 2. Tampu, 3. Maras, 4. Chilque. Después de diversos percances y luchas había quedado la tribu de los Masca como dominadora, lo que sucede, en la leyenda, justamente con Ayar Manco respecto a sus hermanos.

El otro mito, es más simple e impresionante y, fue por lo mismo, más propagado con mayor predilección entre las tribus conquistadas. Se trata de la difundida leyenda de “Manco Cápac”, enviado por el sol, su padre, para civilizar a los indios. Este se presenta aparentosamente en el lago Titicaca, en unión de su esposa y hermana, “Mama Ocllo Huaco”. Después de pernoctar en Pacarectampu logra, finalmente, luego de varios intentos, hincar su barra de oro en la tierra. Esta señal divina hace q escoja asiento en la ciudad de Huanacauri, en el valle del Cusco. De aquí habría irradiado la civilización y el orden, con las nuevas conquistas con los descendientes de Manco. Esta leyenda va unida a la explicación de la conquista incaica paulatina, comenzada por Manco Cápac.

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Estrategias del expansionismo Inca

Las conquistas se llevan a cabo con prudencia; la destrucción y el aniquilamiento solo se practicaban en casos de traición y cuando la “invitación” al vasallaje fracasaba. La anexión de una tribu no significaba la pérdida absoluta de los bienes materiales y espirituales de ésta y el régulo vencido quedaba, en algunos casos, como gran cacique incaico de su propia tribu. Se les invitaba visitar el Cusco para alagarlo y, sus hijos, eran llevados a la ciudad imperial para que aprendiesen la “lengua general” y para “holgarlos y acariciarlos”, según palabras de Garcilaso; es decir, para ganarlos de modo diplomático a su causa.

Los incas, trataban y lograron neutralizar el descontento de la tribu a anexar mediante una serie de medidas, principalmente colmándolos de regalos consistentes en yanas, ropas, joyas, coca, vajilla de oro y plata, tierras, ganado, enviándolos al Cusco para participar en ceremonias de fidelidad a la sapa inca, dándoles una educación proinca. También dándoles esposas cusqueñas, sentándolos lado a lado del sapa inca para que comieran juntos o desplazándose a la misma altura en sus respectivas andas.

El sapa inca en cada etnia anexada tomaba como esposa o esposas a una de las hermanas, o a una de las hijas del rey vencido, y en ciertas oportunidades a la propia reina viuda. Ello tenía su finalidad: generar vínculos de parentesco entre el Cusco y las noblezas regionales, de modo que los vástagos habidos en esa forma, como hijos del sapa inca y nietos del rey vencido pudieran convertirse en los eslabones idóneos de la unión de paz entre el imperio y la etnia o curacazgo.

Otra táctica para debilitar al curaca vencido consistía en capturar a la huaca o ídolo del dios principal del señorío o reino, transportándolo al Cusco para guardarlo en uno de los tantos santuarios de la capital. Como se ve los cusqueños aplicaban diversos mecanismos para contentar y adormecer a las aristocracias regionales o locales.

II. Organización estatal

Los funcionarios estatales: los apocunas

Había en el país una extraordinaria cantidad de funcionarios, muchos permanentes y otros elegidos o nombrados temporalmente. Existían ministrantes para controlar todo: puentes, caminos, tambos talleres diversos. Funcionaban mensajeros, informadores, inspectores, gobernadores para asegura la marcha y articulación del Estado, etc. En realidad vigilaban todo, convirtiendo a los curacas en instrumentos al servicio de los intereses del poder central.

En primer lugar, el mismo sapa inca designaba a cuatro hombres de su entera confianza como consultores para cualquier decisión de importancia. Permanecían cerca del soberano para asistirle sin interrupciones. Llevaban el nombre de apocunas, y cada cual representaba a un suyo del imperio; por eso sumaban cuatro. No eran cargos hereditarios; pero siempre personas de la alta nobleza y excepcionalmente de la aristocracia regional, eran acreedoras a tal puesto por su inteligencia, sagacidad, prudencia, valor y fidelidad al estado.

Los apocunas tenían bajo su dependencia a habilidosos quipucamayos, para guardar en sus nudos el registro de todo lo que podían conservar en sus cuerdas de algodón, pelo de camélidos y otras fibras. A cargo de los apocunas corrían las causas de desacato cometidos por curacas y tucricuts (gobernadores). El sapa inca era la única instancia superior a los apocunas. Se desplazaban en andas.

Los tucricuts

Los tocricuts o tocricuts o gobernadores del sapa inca en cada huamani (provincia) constituían los delegados o agentes del poder que seguían en importancia a los apocunas.

Los tocricuts representaban al soberano en las etnias, teniendo bajo su competencia la jurisdicción civil, penal, militar, económica y administrativa. Inspeccionaban, vigilaban, fiscalizaban y resolvían todo. De manera que a cargo de ellos corría la apertura, construcción, funcionamiento y conservación de caminos, puentes, tambos, colcas, chasquis, mitas, y censos de recursos naturales y de población, e inclusive el de casar legalmente a los contrayentes de su jurisdicción.

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Los tocricuts solo consultaban y elevaban sus informes al apocunas o aposuyo respectivo; y al sapa inca cuando las circunstancias lo aconsejaban. No era empleo hereditario sino designado por el supremo poder, previa consulta a los apocunas. Inspeccionaban sus jurisdicciones sin ocasionar gastos s los runas, quienes no tenían por qué recepcionarles con fiestas en honor suyo. Se los mantenía y vestía con los productos estatales almacenados en la colcas. No desempeñaban la plaza de por vida ni la ejercían por mucho tiempo en una sola demarcación; pero si podían pasar de una huamani a otra a ejercer el mismo cargo. Para prever los abusos y errores generados por la amplitud de poderes, periódicamente se les sometía a control, única vía para garantizar el orden incaico impuesto a las etnias subordinadas del Cusco.

Su competencia y jurisdicción, tenía límites. En cuanto a las faltas graves cometidas por los curacas, solo informaban a los apocunas para que el sapa inca decidiera. Tales autoridades y jueces provinciales iban una vez por año al Cusco, en el mes de capac-raimi (diciembre) a dar cuenta de sus gestiones y a saludar al sapa inca.

Los tucricuts, en sus sedes locales o llactas vivían como pequeños incas: lucían magnifica ropa, residían en buenos aposentos con servidumbre y varias esposas; practicaban la redistribución de bienes y se les llevaba de un lugar a otro en andas. Al teniente del tucricut se le decía Michoc.

Las jefaturas nativas

La frondosa administración o burocracia estatal en ningún momento prescindió del servicio de los jefes locales y tradicionales de ayllus, huarangas, sayas y reinos, que en general recibían el nombre de curacas.

No eran otros que los líderes tradicionales en sus respectivos señoríos y reinos que se transmitían el cargo desde siglos antes que se instituyera el imperio inca. Precisamente en la existencia de la momia o mallqui del fundador es que los curacas apoyaban a su autoridad; lo que a su turno indica la gran inquietud por conservarla de generación en generación, paralelamente a las versiones orales y/o graficas de sus propias; causa por la cual, asimismo, la historia entre ellos era más que todo genealógica. Deber principalísimo del curaca era retener y custodiar las momias de sus primeros progenitores, rindiéndoles permanente culto con fiestas rituales y ofrendas de coca, chicha, ropa, etc.

Curac o Curaca es una voz quechua que significa el primero o el mayor entre todos los de su agrupación: jefes y autoridades conquistados y anexados por los anan y urinCuscos, que los incorporaban en el Tahuantinsuyo señalándoles una serie de deberes, obligaciones y derechos dentro del estado imperial según el rango y categoría que ocuparan. Ante todo la preocupación por la seguridad material de todo ser humano sometido a su jefatura. De ahí el anhelo de repartir lotes de tierras agrícolas a toda pareja que formalizara su unión hogareña, la recuperación de parcelas dejadas por los muertos. También para que nunca dejaran de sembrar y cosechar las chacras de los huérfanos, inválidos, vidas y ancianos sin prole, que constituían los pobres o huacchas de la comunidad. También de los que estaban fuera cumpliendo misiones oficiales, por ejemplo de los guerreros en campaña. En la estación apropiada convocaba para la limpieza de acequias de riego. Organizaba las mingas o trabajos comunales para la construcción o reparación de canales, senderos, puentes, edificios colectivos (huacas). En casos de heladas, sequia, granizada, inundaciones y terremotos que arrasaban los cultivos campesinos, satisfacía las necesidades de los más afectados de su masa grupal

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mediante subsidios extraídos de sus propios excedentes y reservas. Por eso sus pirguas, en no pocas ocasiones, permitían mitigar el hambre motivado por dichos accidentes naturales. Esto, es innegable, contribuía a robustecer su prestigio e influencia. Dicha filantropía desigual o asimétrica facilitaba a los curacas mantener un servicio permanente para garantizar la estabilidad y reproducción del sistema económico-social imperante.

Como curacas tenían derecho a poseer tierras y ganado de carácter privado, y acceso a pastos de la comunidad. Por igual a un número de trabajadores mitayos, cuyo laboreo lo canalizaba en exclusivo provecho suyo en la producción agrícola, ganadera, textil, artesanal, etc. En ambos casos, retribuyendo a sus servidores mientras duraban las faenas, con comidas faenas con comidas, bebidas, coca y otras recompensas. En otros términos, les retribuía, compensaba o pagaba. No era un trabajo gratuito. Pero eso si, a uno y otro tipo de mitayos tenía que proporcionarles alojamiento en caso de que el desplazamiento hubiera sido muy lejos, también herramientas de trabajo por el tiempo que durara el servicio. Y cuando concluían, regresaban a sus casas no solo después de haber estado bien comidos y bebidos, sino con algunos regalos adicionales. En tales condiciones, los campesinos que cumplían mitas se sentían dichosos pese a la forma hábil con que se les explotaba, a lo cual no daban importancia, y es posible de que hasta ni se hayan dado cuenta.

La mita no lo ejercían en condiciones rigurosas. La mita a favor del curaca significaba que el ayllu tenía que poner un determinado contingente de trabajadores para que en forma permanente, pero por tandas, le asegurara la vigilancia, producción y reproducción de sus tierras, rebaños, textiles y servidumbre domestica. Era un servicio continuo, pero no desempeñado por los mismos individuos, sino por grupos que se relevaban luego de cumplir sus plazos y tareas, que oscilaban entre tres meses y un año. Dentro de esta obligación medularmente se comprendía a los varones adultos (18-50 años de edad), y de modo excepcional a los niños, ancianos e inválidos. El curaca estaba autorizado para exigir prestaciones personales (trabajo), pero no para exigir prestaciones en especial (cosas), salvo de los mercaderes.

El curaca también, tenía varias esposas conseguidas tanto en su ayllu y en otros de su etnia como en señoríos y reinos vecinos, pues los curacas podían practicar indistintamente la endogamia como la exogamia. Empero, solamente a una de ellas se la consideraba la esposa principal, con la cual llevaba a efecto los actos del matrimonio.

Su símbolo era la tiana un asiento, de madera, o piedra, o metal, de apenas 20 centímetros de altura, objeto del que tomaban posesión el día de su entronización o aceptación oficial como curacas de su grupo. Ocupaban una posición dependiente al servicio de los intereses del Cusco. En tal sentido se les despojaba de la plena jurisdicción penal, quedando impedidos de aplicar sentencias de muerte y mutilaciones. También del mando de las tropas de su etnia y por último se los desarmaba. El estado como es lógico, no dejo a los curacas todas las competencias que habían detentado antes. Y hasta dictaron ciertas medidas degradantes: golpearlos fuertemente con piedras, dejándolas caer con violencia sobre sus espaldas, en caso de incurrir en desacatos o violaciones contra las disposiciones acordadas por y en el Cusco. Y en circunstancias de reincidencia, el despojo del señorío y el destierro a pastorear los ganados del estado.

Los curacas, en consecuencia, quedaron circunscritos a labores inherentes a la producción de excedentes a favor del estado y al rol de colaboradores en toda acción que redundara en pro de la casta imperial: control de mitas agrícolas, ganaderas, mineras, textiles, camineras, tamberas, domésticas, etc. Está claro que los curacas representaban a su etnia, y era frecuente, que reclamaran cosas a favor de ella. Pero la verdad es que los incas los mantuvieron en sus cargos con fines específicos: poner en marcha y ejecución los contingentes de mitayos de toda clase. En tal sentido no hacían otra labor que ejecutar las órdenes del tucricut, el cual a su vez no hacía otra cosa que poner en acción lo que los aposuyos o apocunas y el sapa inca disponían.

Las reglas de sucesión de los curacazgos, eran parejas en el Tahuantinsuyo. No existía derecho de primogenitura; pero si cuidaban de que el continuador perteneciera a la familia del curaca difunto. En consecuencia buscaban la capacidad del heredero. Las mujeres estaban descartadas del poder curacal. A los curacas les sucedían, pues sus hermanos, hijos y sobrinos. El curaca declarado como sucesor tenía que ser reconocido por el poder imperial, se le encaminaba al Cusco, para que residiera allí cierto tiempo, con la finalidad de inculcarle una mentalidad proinca, asimilando el modo de vida y comportamiento dominante del grupo de poder imperial, de manera que al retornar a su terruño fuera un obediente servidor y cumplidor del sistema.

El ejercito

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Los ejércitos estaban integrados por campesinos convocados para cumplir su mita o servicio militar obligatorio. Acabado el servicio cada cual retornaba a sus ayllus. Pero el alto comando estaba constituido por una oficialidad permanente, integrada por incarunas.

El ejército, entonces, se componía de dos sectores: uno flotante y otro duradero. El primero conformado por los que cumplían su mita militar de carácter transitorio. Y el otro, el fijo, constituido por el alto comando, guardias personales del soberano y por ciertas nacionalidades o etnias que alcanzaron aquel status.

El ejército, tenía una minoría de nobles cusqueños, entre los cuales se distribuían y concentraban los cuadros y altos mandos que dirigían a una numerosa tropa compuestas por escuadrones levados en todas la etnias que integraban el estado imperial. Los ejércitos eran pues, multitudinarios y multinacionales.

Las unidades estaban acuarteladas en campamentos y galpones ubicados en las llactas estatales y en los campos abiertos durante las campañas, donde armaban carpas. La organización prohibía en forma terminante el acampamiento en tierras útiles para los ayllus, no pudiendo tomar y peor saquear nada de los pueblos que vivían en paz. Era un método para que no incubaran odio ni desconfianza hacia el poder. La manutención y vestuario de los guerreros corrían a cargo exclusivo de los almacenes del Estado.

El ejército Tahuantinsuyano cumplía tres funciones principales:

- El ensanchamiento del territorio mediante conquistas planificadas

- La defensa de la soberanía territorial, mediante el rechazo a invasores e incursiones de pueblos y tribus fronterizas.

- El mantenimiento del orden establecido por la etnia inca del Cusco.

Es incuestionable que sin guerreros los incas nunca hubieran podido construir un estado imperial con territorios tan extensos (casi 2 millones de kilómetros cuadrados) y aproximadamente 12´000.000 de habitantes. Ello ineludiblemente, tuvo que ser conseguido, consolidado y conservado a base de conquistas y represiones permanentes. De ahí que en la vida rutinaria y sustantiva el poder del estado descansaba y se mantenía gracias al ejército y las armas. Lo sabían perfectamente los incas; por eso establecieron la mita militar obligatoria y grandes privilegios para estos soldados profesionalizados. Los guerreros obtenían más notoriedad y estatus que cualquier otro runa.

LOS MITIMAES

Los mitmac(También llamados mitimaes) eran grupos humanos, cuya función residía, en que podían ser trasladados en grupos de un área a otra del Imperio, para cumplir diversas funciones: asegurar las fronteras, y las tierras conquistadas, civilizar grupos étnicos inferiores o cumplir castigos en condición de migrantes forzados. Los mitmac, trasladados por el Estado Inca, para defender o civilizar tenían ciertos privilegios y excepciones, como eran las de alimentarse por un tiempo, después de su establecimiento de los graneros estatales, y solo podían ser trasladados a regiones o provincias de un clima semejante a los de su lugar de origen. Además, por su carácter privilegiado y por el especial servicio que brindaban al estado estaban solo relativamente dedicados a las presentaciones rotativas a favor de éste. Los incas utilizaron a los mitmac, con renovado éxito y la institución sirvió para consolidar el imperio.

QUIPU Y QUIPUCAMAYOC

El Estado inca destaca por su alto grado de eficiencia en el manejo de su economía. Surge la pregunta de cómo lograban ser tan organizados cuando no poseían escritura para establecer las estadísticas necesarias para el manejo de dicha economía. La respuesta era el conocimiento de los quipu y sus hábiles quipucamayoc o contadores. Sin lugar a dudas existió una vasta forma de quipu.Los más sofisticados fueron los grandes quipu poblacionales que contenían las informaciones de todo un suyu, es decir, de una de las cuatro grandes divisiones del Estado. Su manejo estaba a cargo de un alto personaje que recibía las cuentas enviadas desde distintos pueblos situados en una determinada área geográfica. Se trataba de cómputos totales. Existía, además, una serie de contadores menores.

Los quipus eran cuerdas anudadas de uno o varios colores que servían para guardar información.Se les identifica mayormente como un sistema de contabilidad, aunque servían también como un recurso mnemotécnico que permitía recordar hechos acontecidos. Los quipus fueron conocidos por los cronistas, quienes hablaron detenidamente de ellos y emplearon la información que contenían, interpretada y proporcionada por los quipucamayoc, especializados en su manejo.El quipu consta de una cuerda principal –sin nudos– de la cual se desprenden otras generalmente anudadas y de diversos colores, formas y tamaños. Puede haber cuerdas sin nudos, como también cuerdas que no se desprenden de la principal sino de la secundaria. Los especialistas contemporáneos piensan que los colores y quizás la forma de trenzado de las cuerdas indica los objetos, mientras que los nudos harían referencia a las cantidades, incluyendo el número cero.

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Según: F. Pease:

Entre los quipus conocidos hay una gran variedad de tamaño y complejidad, pues van desde los muy simples hasta los que tienen más de mil cuerdas.

Los quipus fueron utilizados por el estado inca para una mejor organización de la producción, llevando el registro de los pobladores de cada uno de los grupos étnicos que entregaban su fuerza de trabajo a través de la mita. También se usaron para registrar lo almacenado en las collcas, para lo cual todo depósito tenía su quipucamayoc residente.

Según: John Murra:

“Cieza señala que en cada capital de provincia había un quipucamayoc encargado de todas las cuentas, incluso las relativas a los textiles. De acuerdo con la importancia del depósito algunos de estos contadores pudieron haber pertenecido al linaje del inca. “

Es posible que, durante los primeros tiempos de la Colonia, los jefes étnicos, al no saber escribir, anotaran en un quipu la tasa que debían al encomendero.

En caso de la información numérica, las operaciones matemáticas eran realizadas previamente en los ábacos o yupanas, confeccionados en piedra tallada o en barro, tenían casilleros que correspondían a las decenas, las centenas o los miles. Se procedía a la operación matemática con piedrecitas o granos de maíz. Cabe señalar que solamente anotaban en los quipu el resultado de las cuentas realizadas en los ábacos —los resultados finales se anudaban en las cordeletas.

LA RED VIALLa expansión territorial inca y la integración socioeconómica de las provincias al gobierno central no habrían podido realizarse sin un eficaz sistema vial. En el caso del estado cusqueño, ello fue posible por la construcción y acondicionamiento de un sistema de caminos, puentes, tambos, y depósitos.Es probable que varios de los caminos conocidos tuvieran un origen preincaico, construidos por poderosas entidades políticas como los estados de Wari o Chimú, o por grupos étnicos interesados en articular los principales santuarios o huacas, como en el caso de la ruta que une los centros sagrados de Pachacámac y Pariacaca. Con el surgimiento del Tahuantinsuyu, se incremento notablemente el número de caminos hasta cubrir una extensión que se calcula en 50.000 km. Fue Pachacútec quien inicio esta expansión vial; había comprendido que la única forma de mantener el control sobre todos los territorios conquistados era construyendo una red de caminos uqe permitiera movilizar rápidamente tropas y funcionarios.La obra fue continuada por Túpac Yupanqui y Huayna Cápac. Los caminos eran indispensables para los intereses del Estado: facilitaban la movilización de los ejércitos, el traslado masivo de poblaciones mitmaq que eran enviados a parajes distantes de sus lugares de origen, el transporte de los productos cosechados en las tierras estatales hasta los depósitos localizados en los centros administrativos y el desplazamiento de funcionarios y chasquis.

1.- Vías principales y secundarias:Dentro de la red vial inca destaca el camino troncal, llamado Cápac Ñan, que recorre longitudinalmente la Cordillera Andina, desde Mendoza (Argentina) hasta el Sur de Colombia. Este Camino en muchos tramos se encuentra empedrado y alcanza una anchura de varios metros. Paralelamente a esta vía, existe una ruta (no empedrada) que corría por la costa, uniendo los pueblos yungas. El Cápac Ñan y el camino costeño estuvieron unidos, de trecho en trecho, por numerosos caminos transversales que se dirigían de la Costa a la Sierra y se prolongaban hasta la Selva.Los caminos llanos eran anchos y limpios, iban rectos, desviando su trayectoria lo menos posible; a través de este trazo recto, los caminantes podían cubrir grandes distancias en poco tiempo y con menor esfuerzo. Al pasar por los valles, los senderos se estrechaban.Los curacas comarcanos tenían la obligación de dar mantenimiento a esta vía , barriendo la tierra acumulada, limpiando las acequias que protegían el camino de la acción del agua y reparando las lajas utilizadas en el empedrado.Al salir de los valles, los caminos cambiaban claramente de aspecto: se hacían más anchos.

Es importante destacar la existencia de caminos secundarios que unían los valles costeños; así es muy probable que los indígenas de Guarco y Lunahuaná, en el Valle de Cañete, utilizaran dos caminos para trasladarse al valle de Chincha: Uno partía del tambo de Palo y, luego de pasar por unas quebradas, iba a dar a la Comarca Chinchana de Topará; la otra ruta más directa, seguía por el litoral hacia el sur.

En cuanto al camino de la sierra, seguía en lo posible una línea recta, atravesando valles y cumbres, trepando los cerros y bordeando los precipicios. En las zonas fangosas, las calzadas eran elaboradas con piedras toscas unidas con mortero de barro y recubiertas con porciones de césped, formando unas áreas anegadizas un terraplén más o menos alto, debajo del cual se construían canales para que desaguaran el excedente de las lluvias. Las cuestas empinadas, por su parte, eran superadas a través del uso de escalinatas construidas con las anchas lajas o esculpidas sobre la roca, como en Pariacaca, así como caminos ascendentes en zig-zag.

2.-Puentes colgantes: Durante la implementación del sistema vial incaico, como era lógico dada la realidad geográfica andina, el trazo de algunos caminos requería inevitablemente cruzar ríos, por lo que se hacía necesaria la construcción de puentes.El estudio sobre puentes incaicos realizado por Alberto Regal, le ha permitido agruparlos en los siguientes tipos:De acuerdo con su técnica constructiva y el material empleado en su elaboración:

de troncos y palos de piedras de huaros u oroyas flotantes y colgantes.

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En la sierra se utilizaban principalmente los puentes elaborado con troncos de árboles y los elaborados con criznejas.Los puentes colgantes de criznejas o trenzas son los más famosos y característicos del ámbito andino. Eran construidos sobre dos grandes estribos de piedra en forma de u, con fuertes y sólidos cimientos, cuyas paredes paralelas eran atravesadas por cuatro o seis vigas gruesas en las amarraban y tensaban el puente colgante.Otro modo de cruzar los ríos era mediante las oroyas, huaros o tarabitas, nombres que variaban según las regiones en que se usaban.

Albergues para caminantes:

Los tambos incaicosComo en el caso de los caminos y de buen aparte del sistema organizativo andino, es posible que algunos de estos tambos existieran desde épocas anteriores, articulados a las rutas de peregrinaje a las huacas, y en los mismos santuarios, donde se hospedan los fieles que llegaban de lejanas localidades. Quizá albergues similares fueron utilizados por los poderosos señoríos de Huari y Chimor.Durante el incanato los tambos presentaban diversas categorías y dimensiones, según su importancia. Los tambos reales: Eran emplazamientos muy grandes que se localizaban a lo largo de Cápac Ñan, estaban destinados para alojar al Inca y a su séquito cuando salían del Cusco.Ya fuera para visitar a provincias o para realizar campañas militares. Estos tambos contaban con áreas residenciales, que incluían palacios y grandes estructuras de planta rectangular conocidas como kallankas, ocupados generalmente por las tropas, así como áreas ceremoniales y administrativas, plazas y numerosos depósitos o collcas.

En las rutas secundarias también habían tambos menores para el descanso de ,los emisarios, visitadores y los funcionarios oficiales encargado de la administración estatal que se desplazaban por diversos motivos.Finalmente existían albergues más pequeños utilizados como lugares de paso por los caminantes y mensajeros conocidos como los chasquis. En este último caso, las posadas eran conocidas como chaskiwasis.

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LOS CHASQUIS

Durante la época incaica, existieron grandes atletas capaces de correr largas distancias de forma continua, con el objetivo de llevar o traer mensajes importantes de la nobleza o cumplir con un pedido del Inca, a estos personajes se les llamó Chasquis.

Los chasquis eran jóvenes de 18 a 20 años seleccionados, por su agilidad, para cumplir la labor de mensajeros reales, de ellos dependía que el mensaje se transmitiera a la mayor velocidad posible. La función de un chasqui obedecía a servicios gubernamentales netamente. El sistema de envío de mensajes no podía estar desatendido bajo ninguna circunstancia, por lo cual, habían mínimamente 2 chasquis en cada tambo esperando algún mensaje real que llevar. Había pena de muerte por obstaculizar el paso del correo, para los chasquis que violaran el secreto del mensaje y para aquellos que daban una noticia falsa.

Se dice que era del agrado del inca comer pescado fresco, por lo cual, esta también fue una misión de los chasquis, quienes podían ir desde las costas hacia la sierra en menos de un día. El chasqui que llegaba corriendo a un punto no se detenía a dejar el mensaje a otro chasqui que lo esperaba, sino que le comunicaba el recado continuando la carrera, para esto el chasqui anunciaba su llegada tocando una bocina de caracola, y como el otro chasqui estaba preparado para partir, con su indumentaria completa, salía de inmediato a darle el encuentro. Y en par, sin detenerse, avanzaban dando el uno y recibiendo el otro los mensajes. Los mensajes podían enviarse y entregarse de forma oral o a través de los quipus.

Además en el Camino Inca o  Cápac Ñan había cada cierta distancia un depósito de alimentos para que los chasquis pudieran detenerse y alimentarse para así recobrar energías o entregar el mensaje a un relevo. Detrás de este sistema de comunicación hubo toda una ingeniería, la cual estuvo basada en la organización de los siguientes elementos: el chasqui, la red de caminos, con sus puentes y escaleras, y los tambos.

IDIOMA

La difusión de una lengua oficial era instrumento de unidad. Su idioma, el Runa-Simi, o lengua del mundo (del hombre), se introducía siguiendo los mismos métodos ingeniosos aplicados en la difusión cultural a través de sus conquistas. Las lenguas ancestrales de las tribus sometidas eran consentidas al lado de la “lengua general del Inca”, pero cedían poco a poco al impacto del, el Runa-Simi y la cultura cusqueña.

Según Valdemar Espinoza Soriano:

El idioma más extendido era el quechua o runashimi, que sin ser el habla originaria de la etnia inca, ella lo cogió como oficial de sus dominios para imponerlo forzosamente entre la administración y burocracia con la obligación de conocerlo.

La segunda lengua en extensión era el aru(haque-aro), hablado por los pueblos de filiación aymara, en un ámbito que cubría el imperio Puquina(Tiahuanaco), otros por el Norte, hasta Yauyos, Huarochirí, Canta y Cajatambo.

La tercera lengua, la constituía el Puquina, hablado exactamente en los lugares por donde antiguamente se expandió el Estado Puquina (Tiahuanaco), con su base nuclear en el antiplano de Collao. Este idioma entró en crisis ante las oleadas invasoras protagonizadas por los aymaras, los cuales sin embargo no liquidaron al puquina.

RELIGIÓN

En el aspecto religioso puede decirse que hubo una cosmovisión particular a la élite y otra al mundo tributario.A través de este periodo la casta dominadora del Cusco difundió su bagaje ancestral a las zonas donde le llevaron sus conquistas. Al mismo tiempo, restauró antiguos dioses, y creencias regionales, dándoles escala pan- peruana, como es el caso de Pachacamac. Los Incas reconocieron que su imperialismo cultural requería de instrumentos de unificación especialmente en el orden religioso. Oficializaron sus propios mitos y leyendas, sin por ellos desterrar todas las instituciones de las tribus y señoríos conquistados. Ellos ordenaban el culto solar al lado de los dioses regionales, pero en adelante el sol, debía figurar como deidad principal.La casta inca tuvo veneración y respeto por antiguas deidades, como Huiracocha.El sol fue la divinidad más popular durante el imperio Incaico. Los incas se consideraban descendientes del Sol. El Sol era deidad masculina y el más importante centro de culto solar fue el “Coricancha “.La casta reinante considero que todas las deidades eran subordinadas y creadas por un Dios invisible, eterno y todopoderoso, que recibían varios, nombres, siendo el más generalizado el de Viracocha. El Dios Sol era pues el Dios de las masas y Viracocha el de la élite. El Dios Huiracocha trascendía los tres mundos de la antigua cosmovisión peruana. Su morada no se ubica, por lo tanto, ni en el “Hanan- pacha” o mundo de arriba, ni en el “ Uco- pacha” o mundo de abajo, ni en el “Caypacha”.Todos los Dioses, menos Huiracocha, moraban en el Hanan-Pacha y allá iban a parar también los espíritus de los difuntos nobles. De ahí procedían los Incas, como hijos del Sol.Diversas estrellas y constelaciones, como las Pléyades, eran también consideradas como divinidades. A la tierra o “Pachamama” y a la Cocha-ma-ma (o mar) también se le rendía culto.

Los dioses regionales locales y familiares abundaban: Las huacas: eran lugares y objetos sagrados y también se rendían culto. En ellas residían los espíritus difuntos. Las apachetas: lugares donde se tributa al espíritu local, quedaban ubicados en los caminos, el transeúnte al pasar, agregaba una piedra

pequeña al montón que se había formado con los años. En los ríos, peñas(qaqa), los cerros(orqo), etc. Residían espíritus, que se invocaban con plegarias. Los mismos”mallquis” (momias) y el lugar donde se hallaban eran objeto de culto.

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Según José Tamayo Herrera:

“El culto más común y popular era sin duda el que se rendía a las Wakas y apachetas y a los ídolos locales, como divinidades del ayllu y de las etnias (montes, ríos, fuentes, lagunas, pakarinas, etc.).”

Hay referencias de que en la época incaica se practicaba el rezo, el ayuno, y se tenía un concepto del pecado.La forma de dirigirse a las fuerzas superiores era la de extender los brazos, murmullar, plegarias, inclinarse con humildad hacia delante y besar la parte superior de los dedos dedicando los ósculos a la divinidad.

Los sacrificios consistían en ofrendas diversas, comidas, chicha (aja), coca, llamas, cuyes, etc. La inmolación de seres humanos era el sacrifico de mayor trascendencia, pero solo se practicaba en circunstancias especiales, usándose niños y niñas y, tal vez, de prisioneros.Los grandes festivales tenían relación con el calendario. Hasta hoy se conmemora el “Inti-ray-mi”, o fiesta del Sol. Las festividades eran acompañadas por prolongadas comilonas y borracheras.En el tiempo de los Incas existían formas de oráculo. El más famoso que hallaron los españoles estuvo en la ciudad de templos de Pachacamac.Los cronistas informan de toda clase de “sortilegios” practicados por los indios. El mismo monarca y la nobleza no estaban exentos de los poderes de la hechicería. Cuidaban de que la saliva y los pelos no cayeran en manos de los brujos maléficos o “laycas”, que podían con estos objetos inferir “daños”. Pero había también magos favorables (“pacos”), producidos por una fuerte impresión que había motivado el desprendimiento del espíritu. Estos “pacos” se identifican como los curanderos empíricos de entonces. Los adivinos recibían el nombre de “huatoj”.

De todas las formas de religión incaica, la primera que desapareció con la conquista fue el culto al sol, pero la reverencia por los wakas, subsistió durante siglos, y se sincretizó con la religión cristiana.

Normas de conducta y derecho penal

El derecho basábase en las costumbre y en las disposiciones del gran rey y de sus representantes. La administración de los funcionarios iba parejo con el derecho, la política, control económico y militar. Solo la persona podía tener todas esas jurisdicciones y competencias, como ocurría con los tucricutis o gobernadores de “provincias”. Se les concedía facultad para ventilar todo lo sucediera dentro de sus dependencias.

El sapainca constituía la cabeza de la administración estatal. De su persona salía y en ella concluían la totalidad de los hilos de la misma en que correspondía a unas u otras jurisdicciones y competencias.

Costumbres y norma jurídica tenían naturaleza coercitiva, ambas funcionaban ante la inobservancia de lo que disponían los ayllus, los curacas, y las ordenanzas emitidas por el Estado. Las costumbres normaban a través de sentencias o frases transmitidas de generación tras generación, con el objetivo de regular la vida humana.

Al constituirse el Estado Inca mediante conquistas, impulso sobre las costumbres regionales su propio derecho. Primaba ante todo la subordinación política encaminada a la producción de rentas estatales en medio de un extraordinario ordenamiento social, de tal manera que a cualquier infracción la reputaba como delito público.

No aceptaban violaciones a su derecho, ni atentados contra los dioses de la etnia gobernante, ni menos contra quienes comandaban la nave del Estado y peor contra los que amenazaban la marcha económica del país.

Para lograr el último objetivo revivificaron una legislación que convertía en refranes o máximas pasaban a desempeñar el papel de órdenes o mandatos comunicados oralmente: “No seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso”, sentencias que pronunciaban sus jefes usualmente y sin cansarse, con la finalidad de conseguir su cumplimiento escrupuloso, vivo y pleno en beneficio del Estado.

El derecho local consuetudinario que no se oponía a los dictados de la etnia Inca, no fue cambiado en nada. Por eso el poder de la totalidad de los curacas o señores regionales fue disminuido, dejándoles su jurisdicción limitada, suspendida al control de los gobernadores y otros funcionarios destacados del Cusco.

Las leyes en el Tahuantinsuyanas se caracterizaban por su severidad extrema. No permitían que las disposiciones dadas por el jefe supremo pudieran ser incumplidas o transgredidas, porque no contaba ir contra las divinidades mismas y su hijo: el sapainca.

El propósito por lo tanto, era evitar el desajuste del sistema económico, social y nada ni nadie diera motivos a deploraciones ulteriores.

Más importancia daban a los delitos que atentaba contra el Estado, aquellos tenían carácter público. Lo que vale decir que infringir una ley equivalía a quebrantar una disposición del sapainca.

El derecho era escarmentador, la pena de muerte se aplicaba de manera cotidiana a rebeldes, homicidas, adúlteros, hechiceros o envenenadores, sodomitas, estupradores de acllas, a mitmas huidos y hasta en casos de holgazanería y embriaguez contumaces.

En la ejecución de penas también funcionaban los prejuiciosos de clase. A los nobles se les metía a “prisiones doradas”; mientras que a los campesinos se los arrojaba a fosas subterráneas, colmadas de animales feroces y venenosos y de ser ejecutados se les ahorcaba o quemaba vivos.

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Igualmente existían penas de afrenta (castigos en público verbigracia), de destierro. Pero además, aplicaban perdón y el indulto a los que escuchaban los exhortos del soberano, arrepintiéndose.

No existían árbitros, ni abogados defensores de los acusados, no conocían la imposición de multas, por considerarse que los bienes u objetos no tenían por qué ser castigados. Las sanciones se imponían contra los individuos que infringían.

Por argumentos de carácter metodológico y didáctico, ahora, quienes repasamos la civilización andina era de la era del Tahuantinsuyo, tipificamos los delitos hasta de 10 categorías: 1° contra la seguridad del Estado, 2° contra el sapainca, 3° contra la religión, 4° contra la organización administrativa, 5° contra la administración de justicia, 6° contra los deberes de función, 7° contra el honor sexual, 8° contra la vida y la salud, 9° contra los bienes ajenos, 10° contra la honra y honor.

III. Estructura social y económica del imperio incaico y jerarquía de las clases sociales.

Las clases sociales, de acuerdo a sus concepciones, tenían un origen divino, la distinción social, en esa forma, quedaba sancionada por designios sobrenaturales; y no solo la división social sino también la desigualdad de sexos.

Se constituyo una sociedad jerarquizada en castas, formada por estamentos o grupos dedicados a cargos y trabajos tipo hereditarios; realidad que se percibe tanto en la nobleza como en el jatunruna.

1. En el lugar más encumbrado estaba la autoridad suprema, el gran mandatario sapainca o Capac- inca el único rey.2. En seguida la alta nobleza compuesta por las panacas, se trataba de linaje de alcurnia, residentes por lo habitual en el Cusco de entre

ellos se seleccionaba para los mandos militares, administrativos, y burocracia estatal.3. Unos ascendidos privilegiados, el rango de” incas de privilegio” que se les dio contribuyo a ganar simpatías, transformándolos en un

leal clientelaje.4. La nobleza de las nacionalidades derrotadas, lo que equivale decir sus curacas y su parentela que conformaba la aristocracia regional y

local. Hubo, pues, nobleza imperial (incas) y nobleza regional o nacional (curacas).

El grupo de poder, que recibía el nombre de capaccuna tratándose de la etnia Inca, y de apocuna cuando se refería a la aristocracia regional, conformada una minoría en comparación a los jatunrunas. Los Capac y apos tenían el privilegio de vivir en hogares poligínicos y gozar de una ponderable cantidad de servidumbre.

En cuanto a sus uniones matrimoniales, las regulaban según sus grados de parentesco y de clase. En lo que respecta a la etnia Inca, entre las muestras exteriores de su altísima alcurnia figuraba el trasquilarse el cabello cortándolo con una altura de 2 a 3 cm. , se deformaban el cráneo en forma tubular erecta con la finalidad concreta: denotar nobleza, rango, distinción, diferenciación y aire de superioridad sobre los demás. Entre otras costumbres exclusivas figuraban ritos particulares para declarar mayores de edad a los jóvenes, con facultad para contraer matrimonio y ejercer rango de responsabilidad inherente a la adultez.

Incas y jatuncuracas se casaban entre hermanos para mantener la pureza de la sangre, sobre todo la del sapainca, considerada de origen divino.

Alto sacerdocio

El sumo sacerdote del Sol, debido a su condición de jefe de urincuscos, gozaba de derechos y preeminencias, encargado al culto solar, componían una casta específica, el clero del sol estaba enquistado y configuraba una comunidad cerrada.

Incas simbólicos

Como corolario de la elevación al rango de incas simbólicos o de privilegios a las etnias vecinas, al área denominada estrictamente Inca se extendió en un gran espacio alrededor del valle del Cusco.

Artesanos

Funcionaban categorías y status, los más expertos y más antiguos se sentían superiores a los menos avisados en el oficio, los que les servían al Inca se consideraban por encima de los que fabricaban por su cuenta para el truque.

Mercaderes

Esencialmente controlaban el comercio del mullu y de las caracolas coloradas, estaban exonerados de ayni, minga y mitas. Claro pagaban tributo curacas y al Estado, pero en especies.

Jatunruna

Los jatunruna, habitantes que componían los ayllus representaban y conformaban la mayoría de la población. De entre ellos se sacaban, por turnos y tandas, a los mitayos para todo tipo de labores y servicios. Incluso de allí se obtenían a los mitmas, acllas, artesanos, y leva de reclutas para los ejércitos. La jatunruna constituía la mano de obra indispensable; y sin ellos todo habría perdido valor en el Tahuantinsuyo.

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El ejército profesional

Los soldados profesionales que por sus servicios percibían tierras del rey y que cada vez obtenían una creciente influencia y poder.

Yanaconas y yanayacos

El yanacuna desempeñaban trabajos de toda índole, pero en lo esencial tareas serviles en labores domesticas, pastoriles y agrarias. Cuando destacaban intelectualmente, o por su fidelidad, sus señores les encargaban misiones de confianza y responsabilidad. Entre los yanas había rangos o status los que ocupaban cargos públicos, administrativos, y/o militares; por estar desligados de sus ayllus, perdían sus derechos no se les repartía tierras, corriendo su existencia a cargo de sus señores y amos. Se les llamaba yanacuna cuando pasaban a formar parte de la servidumbre del sapainca y del Estado se les denominaba yanayacocuna.

Llacuaces, uros y changos

Se les llamaba Llacuaces, palabra despectiva, a los foráneos, forasteros llegados en tiempos relativamente muy recientes, existían otras agrupaciones atrozmente marginadas y desdeñadas, victimas de prejuicios culturales, sociales y hasta raciales. Los uros, changos y moyos, las tres pertenecientes a estadios económicos muy primitivos: pescadores, recolectores y cazadores.

Pinas o piñas (esclavos)

Los que quedaban sometidos a ella eran ciertos prisioneros de guerra, designación que se extendía a sus mujeres e hijos.

Pampayrunas o mitahuarmis

La prostitución estaba permitida, reglamentada, controlada y garantizada por el estado. Pero no la ejercían mujeres que por propia voluntad e impedidas por la necesidad se hubiesen metido a ejercitarlas. Lo cierto es que la practicaban por imposición del gobierno con la finalidad de que los solteros no trastornaran el orden social estuprando a muchachas o deseando a esposas ajenas.

Ayni o reciprocidad

Es un intercambio de trabajo entre grupos domésticos que con formaban el ayllu, prestamos de trabajo que una persona o conjunto de personas hacían a otro individuo o conjunto de individuos a condición que se les devolvería en fecha oportuna y en iguales estipulaciones de tiempo y envergadura de tarea. El ayni era solo en apariencia una ayuda reciproca o mutua, que no revestía caracteres rituales ni ceremoniales.

Minga o colectivismo

Faenas colectivas en obras de bienestar de toda la familia extensa (ayllus) debían ser cumplidas obligatoriamente, engendraban vínculos de solidaridad. La profunda necesidad de resolver problemas socioeconómicos: canales de riego, construcción y cuidado andenes, edificación de puentes, apertura y vigilancia de senderos; erección de templos y otras obras urgentes.

Mita: trabajo estatal muy bien organizado

Consistía en una labor por turno, pero turnos llevados a efecto por millares de trabajadores, por enjambre de mitayos hábiles extraídos exclusivamente de los ayllus para la construcción y trabajo en obras del Estado.

La familia conyugal y el ayllu

Es una familia extensa, en la que sus miembros aglutinados en familias nucleares- simples y familias nucleares- compuestas, están vinculados por el parentesco real y no meramente ficticio. En el ayllu el hombre no era considerado como entidad individual, separado de la masa, lo que imperaba era el concepto de colectividad; el hombre se diluía en la multitud como la gota de agua en el mar, con derechos y obligaciones colectivos o comunes.

El ayllu significaba por igual, precisos lazos de parentesco; y no un mero parentesco simbólico o mítico, sino real, efectivo, enriquecido y vitalizado por los matrimonios ininterrumpidos entre los jóvenes que componían las familias nucleares- simples y nucleares- compuestas que, como se sabe, figuraba un ayllu.

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ECONOMÍA EN EL INCANATO

EL TRABAJO

1.- CARACTERISTICAS.- Era una actividad obligatoria con el fin de evitar hambrunas haraganería, y para conseguir el progreso del Imperio. No había distinción: los niños espantaban a los pájaros en los maizales; las mujeres ayudaban a sembrar y practicaban quehaceres domésticos; los ancianos eran consejeros, los lisiados, cada cual en lo que podían ayudarle su facultades.

El inca era el primero en dar el ejemplo. Además de administra el gobierno en épocas de siembras, cogía su arado de oro iniciando las faenas. Con ese ejemplo y con el saludo “Ama quella” (no seas ocioso), los haraganes eran penados duramente.

Además de obligatorios, los trabajos eran rotativos, algunos penosos y otros con alegría, distinguían la mita, la minca y el ayni.

2.-FORMAS DE TRABAJO

A.-LAMITA.- Era obligatoria, rotativa y penosa y lo cumplían los hombres de 18 a 50 años de manera de tributo. Se explotaban minerales, se sacaba guano de isla, se cosechaba coca en lugares cálidos.

Mita: trabajo estatal muy bien organizado

Consistía en una labor por turno, pero turnos llevados a efecto por millares de trabajadores, por enjambre de mitayos hábiles extraídos exclusivamente de los ayllus para la construcción y trabajo en obras del Estado. (Waldemar Espinoza Soriano “los Incas” pg. 206)

B.-LAMINCA.-Era obligatoria, rotativa y alegre también lo cumplían los hombres de 18 a 50 años. Se construían caminos, puentes, fortalezas, tambos, etc. De beneficio común. Los curiosos es que se acompañaba de música, baile comida y bebida; por lo tanto era una fiesta. Era otra forma de pagar tributo.

Minga o colectivismo

Faenas colectivas en obras de bienestar de toda la familia extensa (ayllus) debían ser cumplidas obligatoriamente, engendraban vínculos de solidaridad. La profunda necesidad de resolver problemas socioeconómicos: canales de riego, construcción y cuidado andenes, edificación de puentes, apertura y vigilancia de senderos; erección de templos y otras obras urgentes. . (Waldemar Espinoza Soriano “los Incas” pg. 205)

C.-AYNI.- Fue el trabajo individual o colectivo en forma reciproca especialmente en la tierra de los enfermos o de los que cumplían servicio militar obligatorio. También se había generalizado en el préstamo de bienes fungibles que luego eran devueltos.

Ayni o reciprocidad

Es un intercambio de trabajo entre grupos domésticos que con formaban el ayllu, prestamos de trabajo que una persona o conjunto de personas hacían a otro individuo o conjunto de individuos a condición que se les devolvería en fecha oportuna y en iguales estipulaciones de tiempo y envergadura de tarea. El ayni era solo en apariencia una ayuda reciproca o mutua, que no revestía caracteres rituales ni ceremoniales. (Waldemar Espinoza Soriano “los Incas” pg. 202)

LA AGRICULTURA

Fue la principal actividad en el incanato, pues de ella dependía la vida y por lo tanto tuvo mucha importancia. Se utilizó agua, tierra, abonos y cultígenos

1.- LAS HOYADAS.-Se emplearon en la costa y eran excavaciones en lugares desérticos y arenosos para aprovechar la humedad del subsuelo. Este sistema pre inca se siguió utilizando como en Villacuri (Ica) Lunahuará (Lima). Un sistema semejante son las llamadas “chacras hundidas” o “Huachaques” que existen en el norte costeño.

B.-LOS ANDENES.-Fue un sistema serrano en donde el terreno es accidentado y las tierras escasas. Consiste en plataformas escalonadas en las faldas de los cerros a manera de gradería. Tienen consistentes bases de piedra y lo que era el relleno se realizaba con tierra de cultivo exprofesamente seleccionada.

C.-CAMELLONES.-Eran amontonamientos de tierra sobre el nivel de agua en donde había inundaciones o aniegos como en las orillas del Titicaca. En esas elevaciones se sembraba.

2.-SISTEMA DE IRRIGACION.-La distribución de las aguas se hizo de acuerdo a la fertilidad y necesidad.

En la costa aprovecharon el agua del subsuelo y en la sierra el agua de las lagunas y deshielos, para lo cual construyeron presas, canales y acueductos. Se entiende que los ríos también fueron aprovechados.

A.- LOS CANALES.-Hoy denominados “acequias” y muchos de ellos fueron heredados de los pre incas. Comúnmente sirvieron para derivar las agua de los ríos en sus cursos altos para aprovecharlos en el propio valle o para llevar agua a lugares desérticos.

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B.-LOS ACUEDUCTOS.-Se utilizaron en la sierra para subir agua a los andenes ya que su recorrido es subterráneo y se aprovechó el sistema de vasos comunicante.

3.-HERRAMINETAS.-Utilizados dos instrumentos muy rudimentarios: la chaquitaclla y la raucana.

A.-LA CHAQUITACLLA.- Es una especie de arado de madera compuesto por un palo de mango encorvado a madera de bastón. Tiene más o menos 2 metros de largo y en la punta y lleva una pieza de metal. Un travesaño en la parte inferior sirve para pisar, con ella los hombres removían la tierra.

B.-LA RAUCANA.-Es una herramienta de mano parecida al azadón y lo utilizaron las mujeres para romper terrones o para enterrar las semillas.

4.-ABONOS.-Utilizaron el guano de la isla explotado mediante las mitas el estiércol de los auquénidos, la cal, la ceniza y en algunos lugares de la costa aprovecharon las cabezas de pescado.

Se sabes que la explotación del guano de islas estaba reglamentada y así también la protección de las aves.

5.-TURNOS DE LABRANZA.- Con el fin de no cansar a la tierra cultivando la misma planta año tras año, se realizaron periódicas rotaciones de cultivos y en muchos casos se hizo descansar para que se recupere en sus nutrientes. Por ejemplo los campos de maíz pasaban a ser utilizados con sembríos de papa.

6.-TENENCIA DE LA TIERRA.-Todas las tierras pertenecían al Estado y anualmente el curaca las redistribuía para la religión, para la nobleza y para el pueblo.

A.- LAS TIERRAS DEL SOL.-Eran cultivadas por los ayllus en forma de minca tributaria y sus productos servían para el uso del culto, es decir para sacerdotes, acllas y personal de servicio. Estos productos también se utilizaron en las fiestas religiosas.

B.-TIERRAS DEL INCA.-Se cultivaron como las del sol, pero su producto era para alimentar a los miembros de la nobleza y del ejército. El sobrante era guardado para la época de escasez y se repartía en el pueblo.

C.-LAS TIERRAS DEL PUEBLO.-Llamadas comunales porque cada varón recibía al nacer un topo de aproximadamente 2,700 m2 y cada mujer, medio topo. Esta medida variaba según la fertilidad de la tierra y a la muerte de una persona era devuelta al Estado para entregárselo al nuevo niño que nacía.

7.-PRINCIPALES CULTIGENOS PERUANOS: Los incas domesticaron muchas platas y algunas como la papa, el maíz, la yuca, o la quinua están aliviando el hambre en el mundo.

LA GANADERIA

Los auquénidos constituyeron el único ganado de América pre Colombina y su domesticación fue realizada por los incas.

Cada familia, en donde era propicio el clima, tenía a su cargo una pareja de llamas o alpacas. En algunos casos recibían vicuñas y guanacos semisalvajes para lograr su domesticación. Estos animales proporcionaban carne, lana, cuero, estiércol y además prestaban servicio de carga, también domesticaron al cuy y una variedad de perro o alco, para aprovechar su carne.

LA CAZA

Estaba reglamentada y se realizaba en determinadas épocas del año, ya que así se conseguía su fomento y además los incas fueron vegetarianos preferentemente.

Cazaban venados, zorros, osos, auquénidos, tarucas, cuya carne era repartida entre los participantes. Se cuidaba de mantener y proteger las especies, también se organizaban cacerías de patos, perdices, cuyes silvestres.

LA PESCA

Se desarrollo en el mar, los ríos y lagos andinos, se pescaron las mismas especies que hoy conocemos para lo cual utilizaron anzuelos de huesos y metal, redes, arpones flechas y jugo de barbasco.

En la costa utilizaron las balsas de totora como vemos hoy en huanchaco al igual que troncos a vela, remo y timón y en el sur había botes de pellejo de lobo marino

Juntamente con la pesca realizaron recolección de mariscos, pulpo y otras especies, para lo cual practicaron el buceo y usaron trampas y cangrejeras.

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LAS INDUSTRIAS

La industria fue casera y para el autoconsumo, muy poco para el comercio, “trueque” o intercambio. Así destacó, la textilería, metalurgía y la artesanía alfarera.

1.- LA TEXTILERIA.-Aunque no superaron a los paracas, los incas confeccionaron hermosas alfombras y mantos policromados utilizados en los palacios y templos, también confeccionaron vestimenta. Se utilizaron el algodón de preferencia de la costa y la lana de los auquénidos en la sierra, la vicuña era especial para la nobleza.

2.-METALURGIA.-Se beneficiaban el oro, la plata y el cobre; el oro era de uso exclusivo de la nobleza y se extraía de las minas y lavaderos. Fabricaron armas, ídolos, vasos, brazaletes, narigueras, cuchillos o tumis, y muchos conocimientos se lo debían a los chimú.

3.-ALFARERIA

Destacaron los objetos de uso doméstico como ollas, floreros, vasijas, platos y destacó el Arybalo y el Kero. La materia prima fue la arcilla, madera, piedra y metal.

La familia conyugal y su ayllu

Es una familia extensa, en la que sus miembros aglutinados en familias nucleares- simples y familias nucleares- compuestas, están vinculados por el parentesco real y no meramente ficticio. Regía la prohibición del incesto o endogamia entre los sujetos componentes de uan misma familia nuclear, mas no entre los del ayllu o familia extensa; o sea que las uniones matrimoniales debían llevarse a cabo entre varones y mujeres pertenecientes a un mismo ayllu. Esto es en lo que respecta al campesinado o jatunruna, pero entre los señores o curacas, para quienes se permitía tanto el incesto como la exogamia, por lo que frecuentemente tomaban como cónyuges a personas nobles correspondientes a otros ayllus. La aristocracia practicaba, pues, simultáneamente, el incesto, la endogamia y la exogamia; mientras el jatunruna forzosamente la endogamia o monogamia. En el ayllu el hombre no era considerado como entidad individual, separado de la masa, lo que imperaba era el concepto de colectividad; el hombre se diluía en la multitud como la gota de agua en el mar, con derechos y obligaciones colectivos o comunes.

El ayllu significaba por igual, precisos lazos de parentesco; y no un mero parentesco simbólico o mítico, sino real, efectivo, enriquecido y vitalizado por los matrimonios ininterrumpidos entre los jóvenes que componían las familias nucleares- simples y nucleares- compuestas que, como se sabe, figuraba un ayllu.

IV. ESTRUCTURA DE LA PROPIEDAD Y POSESIÓN DE LA TIERRA

Formas de propiedad

En el incanato encontrarnos a las siguientes formas de aprovechamiento territorial:

1. Del Estado: Estas tierras pertenecían al estado y no al Ayllu, por ejemplo las minas.2. Del Sapa Inca: como patrimonio suyo3. De las panacas o ayllus de la realeza cusqueña.4. Colectivas de los ayllus, ya fueran regnícolas o de mitmas o extranjeros.5. Del culto a cargo de los sacerdotes.6. De los nobles curacas regionales y locales.7. Parcelas en usufructo a cargo de yanaconas en tierras del Estado, del Sapainca, de las panacas, del culto y de los curacas.8. Lotes en usufructo a acargo de pinas, únicamente en los aledaños a cocales del Estado y del Sapainca.

Los sapainca y el Estado basaban su potestad sobre la tierra por el derecho de conquista, pacificación y anexión de otras nacionalidades. Por otro lado las tierras que se les daban a las familias recién formadas estaban distribuidas de acuerdo a los pisos ecológicos y a la productividad de la tierra, pues no eran iguales las parcelas para todas las familias, este tamaño difería de región a región.

Usufructo de tierras y posesión de la cosecha

Lo que se sabe es que existía tierras que les asignaban a aciertos curacas de por vida y que también habían tierras que solo eran asignadas por años, esto dependía del tipo de cultivo que se aprovechara, pues algunos cultivos dejaban a la tierra muy debilitada en cuanto a nutrientes mientras que otros mantenían la productividad de la tierra.

Si hablamos de la distribución de la cosecha debemos decir que de los productos de la chacra familiar separaban calculando muy bien los porcentajes que necesitaban para su alimentación hasta la próxima cosecha también lo que precisaban para ofrendar a sus divinidades, para regalar, para semillas y para trocar con otros productos.

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El patrimonio del sapainca y de los curacas

Desde Pachacutec se percibe la formación de propiedades rurales o prediales en provecho de soberanos y e curacas, separadas de las tierras estatales. Sin embargo es imposible hablar de latifundios andinos. Pero lo que si podemos precisar es que el sapainca, como individuo, tenía sus propias rentas consistentes en tierras y productos que, al fallecer, pasaban a sus descendientes, por ello cada sapainca formaba, pues su propio patrimonio.

En síntesis, en el imperio hubo tierras explotadas como un bien privado o personal del sapainca (y después de extinto por su panaca o descendientes); y otras que dependían directamente como bienes del estado, sin que hubiese oposición entre lo uno y lo otro. En la práctica, no obstante, el sapainca, como hijo de dioses y supremo mandatario, disponía de todo, de la tierra y de los que vivían en ella.

ORGANIZACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO

Formas de trabajo

En el estado inca funcionaban varias:

a) El ayni o reciprocidadEl ayni es un intercambio de trabajo entre los grupos domésticos que conformaban un ayllu. En otros términos: el préstamo de trabajo que una persona o conjunto de personas hacían hacia otro individuo o conjunto de individuos, respectivamente, a a condición de que se le devolviera en fecha oportuna y en iguales estipulaciones de tiempo y envergadura de tarea. Autores mencionan que el ayni no era exactamente un socorro mutuo de hermandad, sino un trabajo interesado; un dame y toma sin fin.

b) Minga o colectivismoEran faenas colectivas en ora de bienestar de toda la familia extensa (ayllu) como construcción y mantenimiento de canales de riego, las mingas debían ser cumplidas obligatoriamente, salvo que se estuviera enfermo, o inválido, o ausente cumpliendo otras misiones justificadas.

c) La mitaEstaba ordenada, planificada, organizada y vigilada por el estado, consistía en una labor por turno, pero llevados a efecto por millares de trabajadores, extraídos exclusivamente de los ayllus para la construcción y obras del Estado. Este necesitaba productos alimenticios, textiles, artefactos, vías, puentes, pastos. Pero a esos productores directos le retribuía y redistribuía comidas, bebidas y otras cosas secundarias para que laboraran con satisfacción.

d) Ejercito profesionalizadoe) Pinas o esclavos

Claro que también hubo división del trabajo por sexo y edades y según la capacidad vocacional de la gente. Es innegable que existan especialistas, pero que trabajaban sin desligarse de la agricultura, excepto los artesanos centro – nor costeños.

EL MODO DE PRODUCCIÓN INCA

Mariategui afirma que el imperio incaico fue una agrupación de comunas agrícolas y sedentarias y que tuvo una economía socialista, sin embargo tendríamos que definir los principios de la formación socialista además de el resto de formas socialistas que han existido a lo largo de la historia en el mundo.

Si tomamos en cuenta las formaciones económicas precapitalistas que expone Marcos entonces debemos nombrar siete modalidades diferentes de propiedad de la tierra y de modos de producción. Ellas son:

1. La comunidad primitiva.

2. El modo de producción asiático.

3. El modo de producción antiguo.

4. El modo de producción esclavista.

5. El modo de producción germánico.

6. El modo de producción feudal

7. El modo de producción capitalista

A) La comunidad primitiva. La comunidad primitiva no muestra ninguna forma de propiedad privada sobre la tierra.

B) El modo de producción asiático. Aparece cuando la división del trabajo acentúa la separación de agricultura y la artesanía, permitiendo que hubiera un excedente continuo en la producción, luego de cubierta necesidades de autoabastecimiento.

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C) El modo de producción antiguo. Este modo de producción lo encuentra Marx en su forma más acabada en la antigua Roma, donde coexisten dos formas de propiedad: las tierras de la comunidad y las tierras de propiedad privada. Estas dos formas de propiedad se complementan pues cada quien trabaja en las tierras públicas y en las de su propiedad. No hay grandes propiedades.

D) El modo de producción esclavista. Surge después de la disolución del modo de producción antiguo, pues con la expansión de la producción y del comercio de Roma aparecen los grandes latifundios, surge la esclavitud y la reducción de la propiedad pública. De este modo la esclavitud se convierte en la relación predominante de producción.

E) El modo de producción germánico. Se inicia con la aparición de las tribus guerreras que practica la ganadería y la agricultura itinerante, con formas comunitarias de propiedad combinadas con la producción privada. Estas tribus se derivan a la constitución de comunidades pequeñas de propietarios que poco a poco empobrecen a causa de contiendas bélicas, de esta forma los jefes germánicos una vez invadido Roma se convierten en una nobleza que somete a los campesinos libres y los transforman en colonos ligados a la tierra.

F) El modo de producción feudal. Una vez establecidos, los reyes germánicos trataron de poner en funcionamiento el aparato administrativo de Roma, para lo que nombran como autoridades provinciales a los nuevos señores de la tierra (condes, duques, etc.) estos señores explotan a los campesinos y les arrebatan sus tierras, con el resultado de que su poder económico se acrecienta, al mismo tiempo que sus entregas a las arcas reales disminuyen.

G) El modo de producción capitalista. La disolución del modo de producción feudal condujo al surgimiento del capitalismo, como consecuencia de la separación entre el productor y los medios de producción, que va a dar lugar a la burguesía por un lado y al proletariado por otro.

El modo de producción inca.

Cuando surge en el escenario el imperio de los incas, las culturas anteriores declina dándose paso a un gobierno de estilo distinto. La primera manifestación del cambio se presenta en los procedimientos guerreros.

Los incas antes de iniciar cualquier acción bélica hacían largas averiguaciones sobre el pueblo al que se trataba de conquistar; más, luego de esto, sus ejércitos nunca irrumpían violentamente y jamás por sorpresa. Ponían luego su numeroso ejército en las fronteras e iniciadas largas gestiones persuasivas ofreciéndoles tener por "parientes y aliados" y enviándoles ricos presentes. Si el pueblo se negaba a acatar este ofrecimiento se daba inicio a una sangrienta guerra pero jamás se autorizaba a las tropas el saqueo de las poblaciones vencidas.

Si comparamos este estilo de guerra con los modos sociales antes descritos veremos que corresponde a una política completamente distinta, los incas nunca aplicaron exacciones en especie, pues los bienes de los pueblos conquistados eran respetados; pero lo que sí aplicaron en el fue el tributo en trabajo. Además se respetaba muchas de las creencias religiosas y el poder de autoridades locales pertenecientes al mismo pueblo.

Si observamos otros detalles nos daremos cuenta que el imperio incaico no cabe en el esquema propuesto por Engels y Morgan, podríamos concluir diciendo que el Perú hasta la conquista habría pasado por las siguientes etapas:

a) La comunidad primitiva (hasta antes de Wari – Tiahuanaco)b) El modo de producción asiático (Wari – Tiahuanaco, Mochica y Chimú)c) E modo de producción inca.

V. LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA INCA

Los funcionarios estatales. Los apocunas.

Había en el país una extraordinaria cantidad de funcionarios, muchos permanentes y otros elegidos o nombrados temporalmente. Existían ministrantes para controlar todo: puentes, caminos, tambos, talleres diversos. Funcionaban mensajeros, informadores, inspectores, gobernadores para asegurar la marcha y articulación del Estado, etc. En realidad vigilaban todo, convirtiendo a los curacas en instrumentos al servicio de los intereses del poder central.

Todo administrador que ejercía una plaza a nombre del sapainca gozaba de una inmensa autoridad y de prestigio en su sector. Los excesos de dichos conductores, sin embargo, eran corregidos y sancionados por el gobierno central.

El poder es el que organizaba y ponía en marcha a ese hormiguero de funcionarios para cumplir y dar cima a los proyectos gubernamentales. En primer lugar, el mismo sapainca designaba a cuatro hombres de su entera confianza como consultores para cualquier decisión de importancia. Permanecían cerca del soberano para asistirle sin interrupciones. Llevaban el nombre de apocunas, y cada cual representaba a un suyo del imperio; por eso sumaban cuatro. No eran cargos hereditarios; pero siempre personas de la alta nobleza y excepcionalmente de la aristocracia regional, eran acreedoras a tal puesto por su inteligencia, sagacidad, prudencia, valor y fidelidad al Estado. Por cierto que si algún hijo del titular reunía tales condiciones, podía ser preferido para sustituir al anterior. Muchas de las magníficas disposiciones de Pachacútec, Túpac Yupanqui y HuaynaCápac, en buena cuenta, no fueron por otra cosa que el fruto de esos diligentes apocunaso aposuyos. Los nombres de éstos durante los

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primeros años del reinado de HuaynaCápac fueron Apo Ancha, ApoChularico, ApoCuyuchi y ApoHualpaya; pero también se menciona a Huamán Achachi.

Los apocunas tenían bajo su dependencia a habilidaosos quipucamayos, para guardar en sus nudos el registro de todo lo que podían conservar en sus cuerdas de algodón, pelo de camélidos y otras fibras. A cargo de los apocunas corrían las causas de desacato cometidos por curacas y tucricuts (gobernadores). El sapainca era la única instancia superior a los apocunas. Se desplazaban en andas.

Los tucricuts.

Los tucricuts o tocricuts o gobernadores del sapainca en cada huamani (“provincia”) constituían los delegados o agentes del poder que seguían en importancia a los apocunas. Residían en las llactas estatales erigidas en las circunscripciones a las que servían de capital. Representaban al soberano en las etnias, teniendo bajo su competencia la jurisdicción civil, penal, militar, económica y administrativa. Práctica y realmente controlaban y dominaban la totalidad de lo concerniente a esos cinco rubros, cayendo bajo su jefatura incluso los jatuncuracas regionales, los acllahuasis y colonias de mitmas. En consecuencia, tenían en su ámbito un amplísimo rol que cumplir. Inspeccionaban, vigilaban, fiscalizaban y resolvían todo. De manera que a cargo de ellos corría la apertura, contrucción, funcionamientos y conservación de caminos, puentes, tambos, colcas, chasquis, mitas y censos de recursos naturales y de población, e inclusive el de casar legalmente a los contrayentes de su jurisdicción. Administraban tanto a regnícolas como a mitmas. También tenían bajo su responsabilidad a un selecto grupo de quipucamayos listos a informarles de cualquier cosa gracias a sus minuciosos registros. Los tucricuts sólo consultaban y elevaban sus informes al apocuna o aposuyo respectivo; y al sapainca cuando las circunstancias lo aconsejaban.

No era empleo hereditario sino designado por el supremo poder, previa consulta a los apocunas, haciéndolos recaer de preferencia en incas de la etnia Tambo, si bien no faltaron algunos sacados de entre los tíos y hermanos del soberano, o individuos tanto de Anancusco como de Urincusco; y otros de las etnias de Anta, Mayo, QuiguarmHuaroc, Aco y Cahuiña.

Inspeccionaban sus jurisdicciones sin ocasionar gastos a los runas, quienes no tenían por qué recepcionarles con fiestas en honor suyo. Se los mantenía y vestía con los productos estatales almacenados en las colcas. No desempeñaban la plaza de por vida ni la ejercían por mucho tiempo en una sola demarcación; pero sí podían pasar de una huamani a otra a ejercer el mismo cargo. Para prever los abusos y errores generados por la amplitud de poderes de que estaban investidos, periódicamente se les sometía a control, única vía para garantizar el orden incaico impuesto a las etnias subordinadas al Cusco.

Su competencia y jurisdicción, con todo, tenía límites. En cuanto a las faltas graves cometidas por los curacas, sólo informaban a los apocunas para que el sapainca decidiera. E igual ocurría frente a las faltas y delitos consumados por los incas de sangre, para que el soberano diera su fallo.

Tales autoridades y jueces “provinciales” iban una vez por año al Cusco, en el mes de capac-raimi (diciembre) a dar cuenta de sus gestiones y a saludar al sapainca. En sus sedes locales o llactas vivían como pequeños incas: lucían magnífica ropa, residían en buenos aposentos con servidumbre y varias esposas; practicaban la redistribución de bienes y se les llevaba de un lugar a otro en andas. Por pertenecer a las castas superiores y ejercer tan importante cargo les daban el nombre de incas, y a cualquier mandato del tucricut se le reputaba como una resolución del mismísimo sapainca. Su insignia consistía en una mascaipacha y una vara de mando tan alta como la estatura de su portador.

Sin embargo todo eso no se cumplía al pie de la letra. Hubo momentos cruciales en que los soberanos confiaban más en sus yanaconas y sujetos de otras etnias que en sus propios parientes y connacionales, quienes, en la vida diaria, mostraban ambiciones por mejores cargos. En la época de HuaynaCápac, por ejemplo, se administró el territorio de Chachapoyas proveyendo como jefes máximos de ella a sucesivos yanaconas suyos, personas totalmente desvinculadas al linaje de los incas de sangre y de privilegio.

Por lo demás, los tucricuts disminuían el poder de los señores locales. El estado vigorizaba el gobierno de sus delegados, adoptando el sistema decimal para la organización del ejército y las mitas. Al teniente del tucricut se le decía michoc. Por su lado, aparte de los aposuyos y tucricuts, proliferaban una inmensa cantidad de funcionarios de menor categoría.

Las jefaturas nativas.

La frondosa administración o burocracia estatal en ningún momento prescindió del servicio de los jefes locales y tradicionales de ayllus (pachacas), huarangas, sayas y reinos, que en general recibían el nombre de curacas.

No eran otros que los líderes tradicionales en sus respectivos señoríos y reinos que se transmitían el cargo desde siglos antes que se instituyera el imperio Inca. De ahí que podían referir sus árboles genealógicos retrotrayéndolos hasta sus más remotos fundadores que, según sus mitos, habían emergido por legendarias oquedades, lagunas, puquios y cráteres. Y lo importante es que dichas genealogías las referían y exhibían con orgullo ante los conquistadores incas, con lo que no hacían otra cosa que revelar la extraordinaria antigüedad de sus estirpes, frente a las cuales los incas aparecían como un linaje relativamente moderno. Eso sucedía, por ejemplo, con los reyes de Lambayeque, que podían gloriarse de un pasado muy profundo y admirablemente documentado, gracias a una serie de registros y repertorios que sabían manejar. Tal realidad hacía de los curacas una clase social que, hasta cierto punto, defendía la identidad étnica y nacional de sus respectivos grupos.

Precisamente en la existencia de la momia o mallqui del funcionario es que los curacas apoyaban su autoridad; lo que a su turno indica la gran inquietud por conservarla de generación en generación, paralelamente a las versiones orales y/o gráficas de sus prosapias; causa por la cual,

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asimismo, la historia entre ellos era más que todo genealógica. Deber principalísimo del curaca era retener y custodiar las momias de sus primeros progenitores, rindiéndoles permanente culto con fiestas rituales y ofrendas de coca, chicha, ropa, etc.

Los curacazgos, ya se dijo, se dividían en varias categorías: 1) En primer término aparecían los jatuno capac-curacas, verdaderos reyes en sus territorios repartidos en mitades (sayas), como ocurría con el Cuismancu o GuzmangoCápac de Cajamarca, con el zapana de Jatuncolla, el Cari de Lupaca y el Chimo Cápac de Chimor. 2) Los curacas de saya (anan, urin, chaupi o taipi, allauca, ichoc) que en conjunto conformaban un reino. 3) Curacas de huaranga, muy común desde Ica y Huanca hasta Guayacondo y Cajamarca. Y 4) Curacas de pachaca o ayllu. Los de la categoría 1 habían gobernado auténticos reinos o Estados regionales.

Curac o curaca es una voz quechua que significa el primero o el mayor entre todos los de su agrupación: jefe y autoridades conquistados y anexados por los anan y urincuscos, que los incorporaban al Tahuantinsuyo señalándoles una serie de deberes, obligaciones y derechos dentro del Estado imperial según el rango y categoría que ocuparan. Se dejó a cargo a uno de ellos una serie de obligaciones y deberes que ya tenían frente a sus conglomerados desde antiguo. Ante todo la preocupación por la seguridad material de todo ser humano sometido a su jefatura. De ahí el anhelo de repartir lotes de tierras agrícolas a toda pareja que formalizara su unión hogareña, la recuperación de las parcelas dejadas por los muertos. También para que nunca dejaran de sembrar y cosechar las chacras de los huérfanos, inválidos, viudas y ancianos sin prole, que constituían los pobres o huacchas de la comunidad, y a los cuales dirigía más a menudo su sensibilidad. También de los que estaban fuera cumpliendo misiones oficiales, por ejemplo los guerreros en campaña. En la estación apropiada convocaba para la limpieza de acequias de riego. Velaba por los linderos de sus tierras, sobre todo la de los pastos colectivos, no sufrieran menoscabos de ninguna índole. Organizaba las mingas o trabajos comunales para la construcción o reparación de canales, senderos, puentes, edificios colectivos (huacas). En casos de heladas, sequía, granizada, inundaciones y terremotos que arrasaban los cultivos campesinos, satisfacía las necesidades de los más afectados de su masa grupal mediante subsidios extraídos de sus propios excedentes y reservas. Por eso sus piraguas, en no pocas ocasiones, permitían mitigar el hambre motivado por dichos accidentes naturales. La citada generosidad y liberalidad recibía el nombre de raquiy o aypuc o achurac, a la que ahora los antropólogos y etnohistoriadores prefieren denominarle empleando una palabra extranjera, que no pertenece a los idiomas andinos: redistribución. Esto, es innegable, contribuía a robustecer su prestigio e influencia. Dicha filantropía desigual o asimétrica facilitaba a los curacas mantener un servicio permanente para garantizar la estabilidad y reproducción del sistema económico-social imperante.

Como curacas tenían derecho a poseer tierras y ganado de carácter privado, y acceso a pastos de la comunidad. Por igual a un determinado número de trabajadores tipo mita o mitayos, cuyo laboreo lo canalizaba en exclusivo provecho suyo en la producción agrícola, ganadera, textil, artesanal, etc. En ambos casos, retribuyendo a sus servidores mientras duraran las faenas, con comidas, bebidas, coca y otras recompensas. En otros términos, les retribuía, compensaba o pagaba. No era un trabajo gratuito. Por cierto que su “dadivosidad” institucionalizada no representaba un pago justo o simétrico, sino que el curaca invariablemente “donaba”, o mejor dicho retribuía con cantidades mucho menores de las que producían los mitayos. El curaca siempre se quedaba con la mayor y mejor parte. No cabe duda, existía plusvalía.

Población del imperio Inca

El Tahuantinsuyo fue administrado así: los incas agruparon y organizaron a la población del Imperio en grupos decimales con el objetivo de atender las necesidades de los diferentes pueblos, regiones del imperio, y organizar el trabajo en las diferentes obras de bienestar comunal y también obligaciones con el inca. Estaba basado en los principios andinos de la Reciprocidad y la Redistribución.

El Imperio de los Incas tuvo una buena organización administrativa, ya que el soberano Inca, asesorado por un selecto cuerpo de funcionarios.Para la mejor organización administrativa del imperio se necesitó unificar al imperio en los diferentes aspectos tales el idioma oficial Runa simi, el Ayllu y los Quipus, así como el empadronamiento administrativo a base del sistema decimal, etc.

El control de la población incaica: Organización decimal

Se efectuaba a través de los censos,establecieron un control sobre el trabajo, la producción y el pago de impuestos. Dividieron a la población en grupos de familia con sus respectivos jefes. El Tahuantinsuyo basaba su poder, principalmente, en su capacidad para disponer del trabajo de la gente. Por tal razón, era importante para el Inca conocer el tamaño de su población. Fue así que se diseñó un sistema de empadronamiento decimal. Éste se consolidó durante el gobierno de Túpac Inca Yupanqui. El sistema consistió en organizar a las familias en grupos de 1, 10, 100, 1000 y 10000, sólo con fines censales y para poder hacer una correcta distribución de los trabajadores. Así se tienen:

-Purej, encargado de 1 familia.

-Chunca camayoc,encargado de 10 familias.

-Pachaca camayoc, encargado de 100 familias.

-Huaranca camayoc, encargado de 1000 familias.

-Huno camayoc, encargado de 10000 familias

-Huamani o sichi,encargado de gobernar 40 000 familias en tiempo de guerra.

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Conviene indicar que los jefes desde el Purej hasta el Pachaca kamayoc,salen elegidos dentro de los miembros de la comunidad y su duración en el cargo es solamente un año. En cambio, desde el huarancakamayoc hacia arriba,estos funcionarios son nombrados directamente por el inca por varios años, esta dimisión muestra un doble sistema democrático y absolutista, una característica de aquel imperio andino.

Los ayllus se reunían en asambleas denominadas camachicos,donde tratan los problemas referentes a los ayllus y buscan las soluciones más adecuadas en cambio los funcionarios nombrados directamente por el inca daban cuenta a los jefes de los suyos.

LA ORGANIZACIÓN MILITAR INCA

Armamento.

Entre las armas más conocidas entonces hay que mencionar en primer lugar las ofensivas:

1) Estólicas, que exhibían hasta cuatro modelos, y éstos mismos otras variantes, muy sencillas por la simplicidad de sus mecanismos y facilidad de manejo. También se les da el nombre de tiraderas. Tenían mangos de madera de longitud fluctuante entre 60 y 90 cm., para hacerlos reposar en el antebrazo, simulando la prolongación de dicho miembro. Permitían el lanzamiento de la flecha o dardos con velocidad y dirección fijas.

2) Hondas o huaracas, compuestas por un lazo de longitud y ancho ponderable. Al proyectil se lo colocaba en la zona media. Se doblaba el lazo, cogiéndolo por ambas puntas. Con ligereza se lo batía alrededor de la cabeza, soltando luego uno de los cabos, de manera que el proyectil salía disparado gracias a la fuerza centrífuga, siguiendo la dirección de la tangente.

3) Lihuis o ayllus, que no son otra cosa que las boleadoras: dos o tres cuerdas sueltas, calculadamente de uno o dos metros de largo, unidas en uno de los extremos para formar una sola cuerda trenzada que podía tener de seis a ocho metros de longitud, uno muy largo, unicorde al principio y tricorde al fin. En las puntas de las tres cuerdas sueltas se ataban tres piedras redondeadas y acinturadas. Para accionarlas se las batía alrededor del cráneo, igual que las hondas, pero al lihui se lo lanzaba con cuerdas y todo para que enredar las piernas del enemigo y las patas de los camélidos, evitando su fuga. Las impulsiones certeras podían fracturar los huesos.

4) Clavas o mazas de chonta, guayacán, lloque y mutoy, maderas muy duras. Son una especie de mangos de 60 a 80 cm. de largo y de distinto grosor, de cinco a ocho cm. Con el gran mango se descargaban golpes sobre los cuerpos y cabezas del contrincante, produciendo gravísimas heridas.

5) Arcos y flechas ponderablemente generalizado entre los batallones conformados por guerreros provenientes de la selva alta y principalmente de Antisuyo. A los arcos los fabricaban con listones de chonta y mutuy: leños fibrosos. A las flechas con varillas livianas, por lo general con cañas y carrizos. Las puntas eran de hueso, o trozos de guayacán tostados y también de sílex; pocas veces las hacían de metal. Su longitud variaba de 120 a 150 cm.

6) Hachas o champis, temible arma ofensiva de piedra y de metal.

7) Lanzas de madera dura, llamadas chuquis. Las adornaban con borlas y plumas. Quienes las llevaban también portaban rodelas o adargas de madera forradas con cuero, único modo de defenderse de los ataques cuerpo a cuerpo a que daban lugar las peleas con lanzas.

Entre las armas defensivas hay que enumerar: 1) los cascos de madera, en figura de conos, a veces protegidos con anillos de metal. Más se usaba por la oficialidad. 2) Las pecheras de cobre, también usadas por oficialidad, si bien más eran adornos que objetos de resguardo personal. 3) Escudos de madera forrados con cuero y exornados con planchetas de cobre y plata. 4) Petos usados pata guarecerse de dardos y hondazos. Iban embutidos con algodón con la finalidad de proteger sus pechos y espaldas.

LA EDUCACIÓN INCA

En el Tahuantinsuyo existieron los Yachayhuasi y Acllahuasi.

Durante el incanato la educación fue unas de los aspectos fundamentales sobre el cual descansaron los aparatos organizativos del imperio inca, y enfocada a mantener los aparatos productivos del incanato. Existieron 2 tipos de educación en el imperio.

1. La educación administrada por el estado inca:

Destinada a la formación de una élite para planificar, organizar, dirigir, cumplir los altos fines del imperio.Para el desempeño de los cargos más elevados se exigía una preparación rigurosa, de acuerdo a su responsabilidad futura. Por eso,la sanción era más severa a medida que el cargo del funcionario era más elevado .Este tipo de educación oficial se daba en los yachayhuasis y estaba a cargo de los amautas .A ella solo tenía acceso la clase noble.

Los jóvenes de la nobleza iniciaban su preparación en el Yachayhuasi a partir de los 13 años; completando su educación a los 19 años aproximadamente, luego de finalizar esta estricta preparación se realizaba una ceremonia especial, que se llevaba a cabo en un lugar denominado

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"Huarachico" ("Huara-Chicuy"). A esta ceremonia asistían altos funcionarios del Imperio, la cual consistía en la realización de duras pruebas atléticas, en las que los jóvenes victoriosos demostraban masculina formación, haciéndose acreedores, por ello, a llevar la huara o truza (señal de madurez y virilidad).

a)Yachayhuasi:

Significa casa del saber,fue el centro de enseñanza para los jóvenes integrantes de la realeza y de la nobleza que allí acudían para ser preparados como clase dirigente a cargo de los maestros o amautas.El funcionamiento del Yachayhuasi empieza con Inca Roca, quien fundó escuelas de este tipo en el Cusco.Con el correr del tiempo y a medida de la expansión, la educación en este centro de estudios y preparación se orientó, básicamente, a cuatro aspectos:

Lengua(quechua) El estudio de la lengua abarcaba no sólo la gramática sino también la retorica, extendiéndose a la poesía y al teatro y llegando posiblemente a la música.

El de la religión:Giraba entorno a la teología, una filosofía cosmógonica y cierta astrología que debía presuponer astronomía y derivar un dominio calendárico.

La enseñanza de los quipus equivalía al ejercicio de los números, interpretación de quipus (Contabilidad y Estadística) por lo que trataba de la ciencia matemática, extendiéndose la historia y estrategia, inseparable de la geografía, política y derecho, quedando para el estricto arte militar lo referente a la construcción de fortalezas, uso de las armas y modalidades de lucha.

Una historia militar (Vinculada a las figuras y actos heroicos de los antepasados, aspectos de educación militar que servían para la ceremonia del Huarachico que los habilitaba como nobles capacitados para asumir funciones públicas.

Los amautas eran considerados los hombres más cultos del imperio.Eran hombres muy ilustrados, que se hallaban en posesión del saber de su época. Conocían las artes y tenían vastos conocimientos científicos. Estos maestros estaban encargados de impartir dichos conocimientos a los hijos de la nobleza, en las escuelas (Yachayhuasi). Estos personajes gozaban de una elevada consideración, debido a la importante misión que les tocó desempeñar.

b) Acllahuasi:

Las acllas fueron las mujeres de mayor preparación cultural en el imperio. Eran mujeres verdaderamente escogidas, procedían del tributo de su pueblo y vivían enclaustradas en el Acllahuasi o Casa de las Acllas.

Era el centro de formación femenina.El acllahuasi significa casa de las escogidas. Al lado de la educación masculina existía una educación femenina, dada por las Mamacunas en el acllahuasis.

Según Inca Garcilaso de la Vega,la Casa de las Escogidas, corresponde a los edificios residenciales de las acllas, que eran los grupos de mujeres especializadas en actividades productivas, particularmente en la textilería y preparación de chicha, y que estaban obligadas a prestar servicios laborales al Estado. Estos edificios, comparados erróneamente por los cronistas con los conventos cristianos, se encontraban distribuidos en todos los centros provinciales del Tahuantinsuyo.

Se tomaba 6 requisitos principales: virginidad, edad, hermosura, haber aprobado el “Quicuchico” y aceptar libremente el nuevo género de vida y el último requisito era el elemento condicionante para el futuro del Aclla. Sólo después de esta selección, las muchachas tomaban el nombre de “HuamacAclla”. Luego entraban al último período que duraba 3 años, cumplido dicho período iba el HuillacUmu al Acllahuasi y, en gran reunión, les preguntaba a las muchachas si querían ser Vírgenes del Sol o salir a casarse con quien el Inca ordenase. El acllahuasi más grande de todos fue el acllahuasi de Santa Catalina.

2. La Educación Familiar:

La educación del pueblo incaico se caracterizó, porque más que recibir una educación llena de conocimientos científicos y teóricos, recibió una educación eminentemente práctica, la cual tenía como punto de partida el hogar y en su misma comunidad o Ayllu.Este tipo de educación estaba a cargo de los padres y los miembros más antiguos, quienes trasmitían de esta manera a los más jóvenes, sus conocimientos, sus experiencias, y habilidades, sobre aspectos relacionados con la agricultura, las artes y la moral, la religión, la caza y la pesca, así como toda manifestación cultural propia de su nivel social.

Entre los jatunrunas el niño aprendía la ocupación de su progenitor, en tal forma que éste esperaba más tarde la ayuda de su hijo. Los padres pues iniciaban a sus retoños en las actitudes técnicas que conocían. Allí intervenía la exhortación y el ejemplo. Y lo mismo hay que decir en lo que respecta a las madres frente a sus hijas, quienes aprendían al lado de sus progenitoras las tareas inherentes a la vida doméstica y casera: tejer, lavar, cocinar, coser, criar a bebitos recién nacidos, la limpieza del hogar, etc.

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En el caso de la chaquitaclla, por ejemplo, su manejo lo aprendían desde niños, edad en la que sus padres les entregaban como juguetes en miniatura. Conforme el chico crecía, también aumentaba de tamaño el nuevo “juguete-herramienta”, de manera que al llegar a adulto su organismo ya estaba adaptado a este tipo de trabajo, con rendimiento muy eficiente. Así se les educaba, vinculándolos con el arado y la chacra.

Es decir, ya en términos globales, en lo que atañe a la educación, los padres instintivamente modelaban a sus hijos a su imagen y semejanza. De acuerdo al sexo del niño los iniciaban en sus técnicas, asociándolos a su trabajo ya fuera de gobernante, de sacerdote, de campesino agricultor o ganadero en la sierra o de un oficio artesanal y de comerciante si era costeño.

La participación temprana de los niños en las labores agrícolas explicaba y explica el conocimiento prolífero que tenían (y tienen) sobre las labores de la labranza, acerca de las expectativas y problemas de la siembra y cosecha.

En los que toca a los quipucamayocs, expertos en contabilidad, se adiestraban desde pequeños observando la pericia de sus progenitores. Lo que anhelaban y aprendían es el arte de componer los nudos y el secreto de descifrarlos de conformidad a cálculos precisos. Los quipucamayocs representaban a las ciencias exactas: la aritmética y la matemática.

MANIFESTACIONES CULTURALES

1. Arquitectura.

La arquitectura de la etnia Inca especuliar por el uso de la piedra, a diferencia de otras que más empleaban la pirca; o en la situación de la costa, exclusivamente la tierra. En lo que toca al plano, sus templos y aposentos se tipifican por tener un solo piso y base rectangular. Claro que previamente los arquitectos preparaban maquetas de piedra, gracias a las cuales se guiaban los albañiles.

A los bloques pétreos los arrancaban con herramientas de cobre y bronce, para luego frotarlos con arena húmeda. Muchísima gente los transportaban jalándolos por medio de largas y poderosas cuerdas. En los muros ya, se los colocaba de tal forma que encajaban a la perfección unos con otros aun en el caso de que tuvieran bordes poligonales. Muchas piedras exhibían el modelo almohadillado, es decir con la cara ligeramente abultada, produciendo una gratísima sensación estética. Con todo, la fidedigna singularidad de la arquitectura inca son las formas trapezoidales dadas a sus ventanas: anchas en la base y estrechas en el dintel, ya fuesen ciegas o abiertas; así, los lados y jambas aparecen oblicuos.

Los techos los hacían hasta de tres modelos: 1° de varillas y palos cubiertos con paja; 2° de bóveda falsa, confeccionadas con lajas y barro duro, como las que vieron los españoles en el aposento campestre donde descansaba Atahualpa en los baños termales en Pultamarca (Cajamarca), casi similar a los cielos rasos de los culpis de la sierra central y a las chulpas del Collao; y 3° cobertizos aterrazados o rectos, tapados con esteras y lodo, esto tratándose de edificios levantados en la costa, en donde no llueve, como todavía pueden ser contemplados en Pachacamac y Pallasca (Tambo Colorado).

De la arquitectura militar quedan algunas muestras: Ollantaytambo e inclusive Sacsayhuamán, si bien, según fuente escrita, esta última más bien tuvo funciones eminentemente religiosas. Ambas aparecen defendidas por murallas, la primera por dos y la otra por tres, edificadas con bloques megalíticos de dimensiones ciclópeas.

El arte, como se ve, estaba al servicio de la política imperial y de la religión. Había sido una larga evolución artística, en la cual, el de los incas, resulta ser el último eslabón de lo inconfundiblemente andino. Pero los de la etnia Inca tuvieron sus genuinos prototipos, que se manifiestan en lo esencial en la arquitectura, mas no así en la escultura. El poder inca, es incuestionable, está reflejado en sus realizaciones arquitectónicas, como cualquier interesado puede observar en los restos que quedan en el Cusco, Machu Picchu, Vilcashuamán, Huaytará, Tambo Colorado, Tarmatambo, Pachacamac, Huánucopampa y Cochabamba. Son moles de piedras poligonales, labradas por sus caras exteriores. Todos los soberanos incas desde Pachacútec, fueron unos asiduos constructores de edificionesimponentes. Algunos tienen apariencia de monstruosidad, como Sacsayhuamán, lo que ha hecho imaginar a muchos arqueólogos y arquitectos de que los incas practicaron la esclavitud en tal tipo de obras.

Pero por más bellos y formidables que sean los edificios incas, cuando se recorre y contemplan sus interiores, aparecen intensamente oscuros y tristes. Dan la sensación de una perpetua pesadez. Los escasos adornos que suelen llevar en los marcos y dinteles de sus puertas casi en nada atenúan su severidad. Se sabe que internamente los nobles procuraban combatir la lobreguez de sus cuartos pintando los muros, o revistiéndolos con planchas de oro y plata. Esto en cuanto a los edificios mandados erigir y ocupados por los grupos de poder. En lo que atañe a las casas de los jatunrunas, la modestia era extrema.

2. Textilería.

En el arte textil, sin haber ya inventado nada nuevo, hubo un gran desarrollo, produciendo telas y trajes en cantidades cuantiosísimas. Al algodón en la costa y al pelo de llama, alpaca y vicuña en la sierra, previamente tinturadoscuando lo querían, los hilaban en ruecas. En primer lugar, se daba a las fibras un tinte con colorantes naturales sobre la base de los cuales los artesanos de la costa debían establecer una gama de más de 190 coloridos, enseguida los tejían en diversos tipos de telares rudimentarios, por lo usual en el que se compone de dos lizos colocados sobre un plano horizontal, uno de cuyos extremos fijándolo en un árbol o en un poste, mientras el otro permanecía amarrado en la cintura de la tejedora

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gracias a una correa o faja. Como implementos adicionales empleaban una serie de pequeños artefactos de hueso de camélidos cuidadosamente pulidos.

En el arte textil se conocían casi todas las técnicas ahora en uso. Los tejidos finos los realizaban unos especialistas llamados cumbicamayos, que confeccionaban piezas destinadas a la vestimenta de las élites, del poder y para otros fines ceremoniales. Eran verdaderos tapices de delicadísima calidad. Las más simples consistían en taparrabos y los ponchos que llevaban los hombres, así como los chales (licllas) y las túnicas (anacus) ceñidas al cuerpo por un cinturón, que consistía en el vestido femenino.

La producción textil adquirió un carácter masivo por la sencilla razón de que el Estado necesitaba raudales de vestimentas para redistribuir a sus servidores con el objetivo de compensar servicios y ganar simpatizantes casa vez más, e igualmente para sacrificarlas a los dioses, principalmente fajas, uncus, anacos y llicllas. La urgencia de telas y ropas por parte del Estado fue tan impostergable que se hizo necesario establecer por aquí y por allá fábricas de textiles para producir exclusivamente en beneficio del Estado. Tales edificios recibían el nombre de acllahuasis. El ropaje de los nobles lo elaboraban intercalándole colores y ornamentándolo con tocapus: símbolos e ideogramas simétricamente dispuestos, unas veces horizontalmente y otras de manera vertical.

3. Cerámica.

Con la cerámica inca termina la larga secuencia del arte andino de la alfarería, cuya abundante y variada producción empieza en el transcurso del segundo milenio anterior a nuestra era.

La ausencia de torno obligaba siempre al alfarero a modelar la vasija a mano, y la pasta presentada generalmente en forma de rulos alargados se enroscaba sobre sí misma para construir paredes de la pieza que se deseaba obtener. Ciertamente, la invención del molde en la costa norte, a principios de nuestra era, hizo posible la producción en serie. Por regla general, eras alfarerías antropomorfas y zoomorfas poseen un realismo sorprendente, en las que los artesanos mochicas se revelaron como extraordinarios plásticos. Pero la técnica del molde jamás eliminó por completo la del enroscamiento, que era la única que permitía confeccionar las piezas mayores, tales como las jarras de almacenaje o urpos (aríbalos).

Una vez modelada la vasija se decoraba con relieves, grabados o figuras con o sin pintura; algunas veces sólo era pintada. La de estilo nazca, cuyos flancos se adornaban de representaciones de animales monstruosos muy estilizados, en siete u ocho colores, demuestra el notable desarrollo de la policromía en la costa sur. Las piezas se cocían enseguida en el horno, sea por el procedimiento de oxidación, sea por el de reducción. En el primer caso se hallaban expuestas a un fuego intenso sometido a una fuerte corriente de aire, obteniendo una vasija muy dura, en tonos pardo claro, rojo o crema propios al estilo mochica. En el segundo caso, se colocaban en un horno a baja temperatura, donde el oxígeno llegaba en cantidad limitada, resultando una vasija negra que presentaba este aspecto brillante característico del estilo chimú.

Las piezas incaicas más características son las escudillas, platos hondos, los vasos con las paredes ligeramente convexas, y sobre todo las botellas esferoides con dos galletes unidos por un puente liso, o un gallete con estribo formado por dos conductos tubulares que se unen en un gollete. Los incas pusieron en estos modelos, a veces muy antiguos, las formas que debían valorar, después de que Tupac Yupanqui trajera los artesanos chimú a Cusco para que renovaran el arte de la alfarería en el mismo corazón del imperio. Pero la forma que crearon y que representa una singular innovación plástica en todos los Andes es esta especie de pequeño jarrón con cuello largo y estrecho, y con fondo cónico o liso, provisto de dos asas laterales, que evoca al aríbalo griego del cual ha sacado el nombre.

La vasija inca es por regla general bastante fina, muy pulida y armoniosa en sus proporciones; sin embargo, no posee la calidad estética de la alfarería mochica o nazca. En efecto, su decoración es pobre, en todo caso sin inspiración ni fantasía. A veces las piezas se encuentran adornadas de animales en relieve, pero la mayoría de las veces están pintadas únicamente en blanco y negro sobre un fondo rojo. Los colores se inscriben dentro de dibujos geométricos (cuadrados, rombos, triángulos, “grecas”) dispuestos en líneas horizontales e incansablemente repetidos.

La cerámica, considerada como un arte menor, reviste sin embargo una importancia capital en arqueología. Los cascos de alfarería enterrados en el suelo son a menudo los únicos elementos de los que dispone el arqueólogo para definir una cultura y para delimitar el área de su expansión. El análisis estratigráfico de los cascos indica el orden en el cual las culturas se han sucedido en la región, mientras que el estudio de las categorías revela la influencia ejercida por tal cultura sobre tal otra vecina. Estos métodos aplicados a la cerámica inca confirman la débil incidencia cultural de Cusco sobre las etnias andinas que tenía sometidas políticamente. Abundante en los alrededores de la capital imperial, esta cerámica es escasa en el interior de las provincias; sólo se logra encontrarla en los asentamientos de las metrópolis regionales ocupadas por los funcionarios del Estado, en el emplazamiento de los ayllus constituidos por mitmac de origen cusqueño, y aveces en las moradas habitadas por los curacas. No sólo no influyó los diferentes tipos regionales o locales que continuaron produciéndose según tradiciones plásticas y estilísticas autónomas, sino que tampoco se difundió suficientemente para representar un porcentaje significativo de toda la cerámica en uso en cualquier región de los Andes, con la notable y todavía inexplicable excepción del valle de Ica.

4. Estatuaria y escultura.

Tallaban piedras de gran dureza (granitos, dioritas), dándoles una suavidad muy delicada. Cuando utilizaban oro y plata, en los ojos incrustaban piedras raras (turquesas, esmeraldas).

Entre la estatuaria hay que involucrar las efigies de los sapaincas, todas de tamaño natural, llamadas guaoquis (hermanos) por representar el otro yo del soberano. Constituía una de las maneras efectivas para preservar la figura y retrato de cada jefe supremo, como medida preventiva en caso

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de que sus momias se consumieran o fueran a parar a otro sitio, como sucedió con la de Manco Cápac. Las fuentes del siglo XVI sólo hablan de los guaoquis o estatuas de cada inca, pero no las describen ni siquiera levemente. Por lo que apenas podemos conjeturar que serían magníficas obras de arte, de gran realismo, representadas con la majestad que correspondía a la categoría de los reyes. Además, solamente se hallan referencias más concretas de los incas de Anan; de los de Urin apenas quedan rastro, de quienes se sabe que no eran de oro, ni plata, ni piedra, ni madera, sino de arcilla, por razones que se ignoran.

En este acápite también hay que citar el bulto de granito del dios TicsiHuiracocha en el templo de Cacha (Urcos). De todos modos como ya se dijo, la escultura no estuvo a tono con el desarrollo de la arquitectura.

Los ídolos o imágenes de piedra y madera de sus divinidades y héroes para ellos eran entes con vida, tan vivos como los dioses y seres que representaban. De allí que los guaoquis de cada sapainca permitían que éste siguiera sobreviviendo en la talla, por lo que recibían honores de los hombres y mujeres vivientes, quienes incluso acudían a rogarles por algo. Los ídolos tenían, según sus mentalidades, toda la plenitud, fuerza y dignidad de lo que figuraban y encarnaban. Además cada línea o dibujo guardaban un significado y cada diseño iba en su correcta posición, cosa que se podía apreciar muy bien en el altar mayor del Coricancha.

5. Metalurgia.

La etnia Inca y sus contemporáneas, al igual que las culturas que le precedieron en el espacio andino, no conocieron el uso del hierro. Pero a falta de él tuvieron una gran experiencia en la manipulación del oro, plata, cobre, estaño, bronce (aleación de cobre y estaño) y hasta del platino y de la atractiva tumbaga (aleación de cobre y oro).

Recogiendo viejas tecnologías de pueblos remotos, fundían los metales utilizando el viendo y sopletes para producir fuego. Los hornos que empleaban para tales fines recibían el nombre de huayras. En lo que incumbe a la aleación del cobre con el estaño para producir bronce, resulta que al estaño lo utilizaban en una proporción inferior al 12% respecto al cobre, por lo que el bronce que generaban carecía de una dureza real, siendo a veces más débil que el propio cobre; realidad que ha hecho dudar de que hayan elaborado bronce intencionalmente.

Diversos procedimientos se utilizaban en la metalurgia, el llamado cera-perdida, consistente en modelar en cera el objeto que se quería obtener, al que se lo revestía de arcilla. Luego de haberse secado, se lo calentaba metiéndolo en un fogón, lo que originaba el derretimiento de la cera y su expulsión por un orificio que se dejaba libre. En seguida, por el mismo hueco, se vertía en fusión el metal de oro, o plata, o cobre. Finalmente se rompía el revestimiento de arcilla, quedando libre el artefacto modelado, al que lo pintaban para darle belleza y finura.

Al oro también se lo repujaba mediante el martilleo. A las joyas y figurinas de oro, plata y tumbaga les incrustaban piedras preciosas y semipreciosas, ya que la metalurgia más estaba dirigida a fines ornamentales que utilitarios.

Por cierto que la etnia Inca misma no era experta en esta artesanía, sino otros pueblos a los que conquistaba y obligaba a trabajar elaborando dichas obras de arte que precisaba. Los ishmas y chimúes fueron llevados al Cusco y otras llactas para que cumplieran dicha función. Estos producían aretes, orejeras, brazaletes, collares, sortijas, prendedores, tumis rituales, placas, planchas, efigies de plantas, animales y seres humanos para adornar los templos solares y aposentos reales del Cusco y “provincias”. La fabricación de joyas de oro y plata fue una actividad que siempre corría a cargo de especialistas; no era de conocimiento general en los ayllus. En la costa los orfebres y plateros estaban por completo desligados de las tareas agropecuarias.

6. Pintura. Música. Danza.

Los de la etnia Inca y todas las demás que componían el Tahuantinsuyo, en cuanto a pintura no llegaron al esplendor de los nascas; pero continuaron engalanando sus edificios de adobe (Tambo Colorado, Pachacamac, Paramonga), queros, cerámica y textiles. A los mitos, leyendas y acontecimientos también los dibujaban y pintaban en grandes tablones para guardarlos como testimonios gráficos en un inmueble ad hoc llamado Puquincancha, aledaño al templo solar, en el Cusco. Allí estaban representados el mito de TicsiHuiracocha y hechos relevantes de cada sapainca.

La música durante el Tahuantinsuyo tuvo un carácter popular ya que casi todas las actividades del hombre se desarrollaban acompañadas de música. En cuanto a los instrumentos; utilizaron los de viento y percusión como: la quena, la antara, el pututo, la tinya y el tambor. No conocieron los instrumentos de cuerda.

Las danzas en el incanato tuvieron preferentemente carácter mágico-religioso, por lo que la mayoría de ellas fueron ceremoniales. Sin embargo también las hubo guerreras, agrícolas y diversión.

7. Literatura

De la vida intelectual poca huella es lo que se encuentra en los documentos, lo que aparentaría demostrar que sus realizaciones en este campo fueron recogidas por algunos cronistas están dirigidas a exaltar y a rogar a las divinidades, lo que indicaría que su musa estuvo encaminada más hacia lo eminentemente religioso. Las recitaban cantándolas, igual que las epopeyas. Quienes preparaban dichas composiciones, los amautas, quipucamayos y haravec, gozaban de gran prestigio.

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Los géneros líricos, poéticos, coreográficos, miméticos y recitados fueron bastante notables en el repertorio. Existían varios géneros de canto y numerosos subgéneros. Enunciaremos a los más conspicuos: 1º el Haylli o canto de victoria; 2º el Huarahui o canción amatoria, amorosa; 3º el Huañupacharahui o huaca payapuni: endechas; y 4º el Huacaylli o canto plañidero pidiendo lluvias.

En poesía es muy tierna y expresiva la amorosa, a la que apreciaban sobremanera. En ella evocan la nostalgia por la amada ausente, y lamentan al que ama sin esperanzas. A tales piezas, por lo frecuente, también las cantaban con notas pentatónicas.

Como los pueblos andinos no tuvieron escritura no dejaron testimonios escritos de sus composiciones literarias, de modo que no se sabe de manera fehaciente si sus himnos sagrados adquirían la forma de prosa, o tal vez la de las estrofas poéticas. Los cronistas, cuando coleccionaron algunos, los transcribieron en prosa, sin que sea prueba concluyente de que sus referidos himnos hayan tenido ese modelo; por cuanto en el siglo XVI y primeros años del XVII, quienes redactaban en el Perú, sobre todo los indígenas (Santa Cruz Pachacútec y Guamán Poma) desconocían las reglas pertinentes, y ni siquiera por entonces se habían establecido las pautas ortográficas.

La Tecnología y Arte Inca

Agrotecnia

Se estima que los incas cultivaron cerca de setenta especies vegetales, entre ellas, papas (Solanum tuberosum y otras), camotes (Ipomoea batatas), maíz (Zea mays), ajíes, algodón (Gossypium barbadense), tomate, maní ( Arachis hypogaea), oca (Oxalis tuberosa) y quinua (Chenopodium quinoa).

Las principales técnicas agrícolas, en cuanto a la disposición de tierras fueron:

Andenes o terrazas, para evitar la erosión y aprovechar las laderas y cerros.

Los camellones o Waru waru técnica en la que se araban surcos alrededor de los cultivos y se les llenaba de agua para crear un microclima más estable que el ambiente.

Cochas, eran pozas secas que se llenaban en época de lluvias. Era muy empleado en la costa. Se les llamaba simplemente lagunas (qucha).

Las hoyas o mahamaes, eran chacras ahondadas, se retiraba toneladas tras toneladas de arena hasta alcanzar las proximidades de la napa freática para utilizar su humedad alimentada por las aguas subterráneas.

También se resalta su técnica de mejoramiento de especies. Supieron de la mayor influencia de la temperatura del suelo que la del aire sobre las plantas, como lo atestigua el laboratorio de Moray.

Frente a las dificultades de los runas para mantener fresco el alimento, crearon técnicas de conservación que les permitía deshidratar papas y carnes mediante los ardores del sol y los rigores del hielo, obteniendo así "chuño" y "charqui".

Otra táctica fue (y sigue siendo) el policultivo, o sea la presencia de distintas variedades y especies al lado de un sembrío principal pero en una sola chacra ubicada en cualquier piso ecológico.

En lo que respecta a los sistemas de riego, durante el imperio tanto en las tierras altas (sierra), las bajas (costa) continuaron en pleno uso de los canales de riego en Lambayeque y Chicama (de origen moche); en Piura (de raigambre Tallán); en Lima (de procedencia Maranga) y otros sistemas más de otras culturas.

Sus utilizaron también un debido instrumental agrícola, de entre los cuales sobresalen mas:

Chaquillacta. Es un implemento de pie y mano para la labranza La jalimana. Las hacían de 3 huesos unidos de llama, con filos muy cortantes en sus extremos, amarrados con fuerza a un largo palo, la

utilizada para aporcar tubérculos y maíz. La raucana. Es un excavador hecho de una lámina de madera muy dura, se utilizaba para cosechar tubérculos y deshierbar. La chira . Es una hoja de manera plena y de figura oblonga, lleva un mango ligeramente curvado que sirve empuñadura. Se utiliza se

genera porque de tubérculos, maíz y apertura de canales. La huactana. Es una pieza de madera resistente de estirada empuñadura un tanto curvada. Les servía para trillar los manojos o gapillas

declinó mediante movimientos específicos.

Otra de las tecnologías que se debe resaltar es la del transporte de grandes bloques pétreos, para esto se requerían disciplina y perseverancia bajo la dirección de un conductor que llevaba así el éxito dichas obras. Para trasladar tan enormes rocas empleaban sogas y rodillos de madera y toda la potencialidad muscular posible.

La Religión

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La religión estuvo constantemente presente en todos los ámbitos de las labores incaicas. En las leyendas de formación del imperio incaico, se percibe una marcada diferencia sexual entre hombre y mujer. Eran politeístas (es decir creían en varios dioses), destacando el culto al "Dios Sol".

Cosmovisión

Según la mitología incaica, existían tres mundos diferentes, los cuales habían sido creados por el dios incaico Viracocha (también conocido como Wiracocha o Huiracocha). La división se hacía de la siguiente manera:

1. Hanan Pacha (mundo de arriba, celestial o supraterrenal): era mundo celestial y sólo las personas justas podían entrar en ella, cruzando un puente hecho de pelo. En la tradición andina se definió al Hanan Pacha como el mundo superior donde habitaban los dioses como Viracocha, Inti, Mama Quilla, Pachacamac, Mama Cocha, etc.

2. Kay Pacha (mundo del presente y de aquí): en la cosmovisión andina, Kay Pacha es el nombre del mundo terrenal, donde habitan los seres humanos y pasan sus vidas.

3. Uku Pacha (mundo de abajo o mundo de los muertos): en la mitología andina, Uku Pacha era el mundo de abajo o mundo de los muertos, de los niños no nacidos y todo lo que estaba debajo de la superficie de la tierra o del mar. Las fuentes, cuevas u otras de las aberturas de la superficie terrestre eran considerados líneas de comunicación entre el Uku Pacha y el Kay Pacha.

Templos

Pascaumati Templo del Sol (Coricancha), en Cuzco.

Templo de la Luna.

Templo de Pachacamac (destruido).

Templo de Urpi Huachac.

Plaza de los peregrinos.

Templo de Zuma. (Siendo ésta una de las inspiraciones para crear un juego con su mismo nombre)

Dioses incaicos

Inti: Era el dios sol y dios supremo, el cual ejercía la soberanía de la actualidad en el plano divino (HananPacha). Igualmente era hijo del dios sol del mundo antiguo (Ñaupapacha) y reinaba sobre el ser humano en el mundo actual (Kaypacha). Inti era la divinidad popular más importante del imperio incaico siendo adorado en varios santuarios. Se le entregaban ofrendas de oro, plata y ganado, así como las llamadas Vírgenes del Sol. También se le hacían ofrendas humanas en el mes de los Capac hucha, la cual muchas veces consistía en reos de muerte, como dios más importante.

Wiracocha: Su nombre completo a fin de recalcar su calidad de ser supremo, es: Apu Qun Tiqsi Wiraqucha (Apu Kon Titi Wiracocha). Era considerado como el esplendor originario o El Señor, Maestro del Mundo. En realidad fue la primera divinidad de los antiguos peruanos, tanto los habitantes de Caral, Chavin, Huari y especialmente los Tiahuanacos, que provenían del Lago Titicaca. Surgió de las aguas, creó el cielo y la tierra. El culto al dios supuso un concepto de lo abstracto y de lo intelectual, y estaba destinado solo a la nobleza. Huiracocha, al igual que otros dioses, fue un dios nómada y tenía un compañero alado, el Pájaro Inti, una especie de pájaro mago, sabedor de la actualidad y del futuro. Este pájaro mago, no es otro que el Corikente de las tradiciones orales, el picaflor de oro, mensajero de los dioses, cuyas plumas servían para la mascaipacha o corona imperial del Inca. Huiracocha es representado con dos varas, que al parecer eran realmente estólicas (propulsalanzas) o warakas (hondas gigantes andinas)

Mama Quilla: Era la madre luna y esposa de Inti. Madre del firmamento, de ella se tenía una estatua en el Templo del Sol, en el que una Orden de Sacerdotisas le rendía culto. Los antiguos moche a diferencia de los incas, consideraban a la Luna la deidad principal.

Pacha Mama: Llamada también Madre Tierra ya que era la encargada de propiciar la fertilidad en los campos. Se le tributaban ofrendas o pagos.

Pachacámac: Era una reedición de Viracocha, el cual era venerado en la Costa Central del imperio incaico. Era conocido como el dios de los temblores, y su culto hizo un aparente sincretismo con el actual Señor de los Milagros, el cual tiene rasgos de este antiguo dios pagano según la historiadora María Rostworowski.

Mama Sara: Era la Madre Maíz o del alimento, la más importante de las conopas (representaciones religiosas) de los alimentos junto con la coca y papa.

Mama Cocha: Madre del Mar, a quien se le rendía culto para calmar las aguas bravas y para la buena pesca. Era la madre que representaba todo lo que era femenino.

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Dioses menores: Aparte del gran Huiracocha y su corte terrenal de Amauta, o sabios y primeros sacerdotes y administradores, el segundo cordón de clérigos, la nobleza militar y los Ayllus o gremios, regidos hasta en su más mínimo movimiento por la ley del Inca, el pueblo llano tenía su panteón con otros dioses menores, a los que -tal vez- le resultaba más sencillo y cercano dirigirse en busca de favores y soluciones.

La estrella rizada o de la mañana acompañaba al Sol, al igual que Illapa, dios del trueno y la batalla, como la imagen de la estrella de oro, la de la tarde, Venus o Chasca, hacía su guardia junto a la Luna, y Chuychú, el bello arco iris estaba por debajo de ambos grandes dioses. El arco iris fue luego elevado a dios de los nobles debido a que representaba la belleza que estaba reservada para los nobles

Las constelaciones de la copa de la coca (Kukaa Manka) era una constelación que cuidaba de las hierbas mágicas, como la constelación de la copa de maíz (Sara Manca) lo hacía con los alimentos vegetales, y la del jaguar (Chinchay) se encargaba de los felinos. El Wasikamayuq era el dios tutelar del hogar, mientras que el Qhaxra-kamayuq se esforzaba por evitar que los ladrones entraran en esa misma casa, y los Auquis asumían la vigilancia de cada poblado. Había también un dios de las tormentas y otro dios del granizo; tras Pacha Mama, la diosa de la Tierra, estaban Apu katikil y Pikiru, como dioses tutelares de los gemelos; la serpiente Hurkaway era la divinidad de lo que estaba bajo tierra, mientras que el ávidoSupay reinaba en el mundo de los muertos y no cesaba de reclamar más y más víctimas para su causa, lo que hizo que los españoles le dieran el nombre de diablo, aunque tenía cualidades benignas y malignas.

También estaba el dios Wakon o Kon, un hermano de Pachacamac expulsado por éste y que se llevó con él, al ser forzado a irse, la lluvia y dejó a la franja costera del Perú seca para siempre, un dios maligno y devorador de niños, de risa cruel y habilidad para rodar por las montañas; otros hermanos, Temenduare y Arikuté, dieron origen al diluvio con sus querellas conjurando a un temible monstruo de cientos de patas de agua.

En total y según algunas tradiciones orales El primer sol del mundo o tierra antigua (Ñaupa pacha) fue Viracocha, que creó su corte y tuvo 4 hijos: Kon o Wakon dios de las sequías, Mallko (Temenduare?) dios de la ley, Vichama (Arikute?) dios de la guerra y la venganza y Pachacamac, quienes regentaron sucesivamente el mundo actual destruyéndolo sucesivamente. Estos guardan relación con los 4 hermanos del mito de los hermanos Ayar, uno de los mitos de la creación del imperio incaico. Pachakamac a su vez tuvo de hijos al sol y la luna del mundo actual o Kay Pacha. Pachakamac se autoexilió al mar desde donde domina los terremotos, dejando el mundo en mando a su hijo Inti o sol del mundo actual.

Existen otras "huacas" o dioses, como Catequil, poderoso dios oráculo. Huallallo Carhuincho, dios de fuego con rasgos malignos; Wari, dios gigante de la guerra referido a la cultura del mismo nombre; Amaru, la serpiente mitológica divina, entre muchos otros nombrados en sin número de tradiciones orales recopiladas recientemente por aficionados como Toro Montalvo y los miembros de la asociación Dragones de sur.

Astronomía

En la astronomía incaica destacó el Sol, y su culto, parece ser una constante en las culturas de la antigüedad, sin duda por el rol que el astro rey cumple en el "calendario agrícola". Los incas adoraban al Sol fundamentalmente para que les proporcionara abundantes cosechas. Era una fuerza dominante y un símbolo de prestigio y poder.

En el Perú el culto al Sol se oficializó debido a las conquistas incaicas. Estos, que adoraban al Sol al extremo de afirmar que los gobernantes eran sus hijos, llevaban su religión a todos los pueblos que iban sometiendo por medio de la guerra.

El Sol ("inti", en quechua), al que acostumbran representar por un gran disco de oro circundado de rayos, era adorado en templos cubiertos totalmente de oro, como lo era el Koricancha o "patio de oro" en la ciudad del Cuzco. También se afirmaba que el maíz eran las lágrimas del Sol debido al color dorado que tiene el maíz seco. Por lo tanto se ofrendaba al Sol la bebida que se elaboraba con el maíz: la chicha.

El culto al Sol tenía su apoteosis en la Fiesta del Sol ("Inti Raymi" en quechua) que hasta ahora se reproduce, todos los 24 de junio, en la ciudad del Cuzco.

Algunos cronistas afirman que los incas podían predecir los eclipses.

El uso de la astronomía, como en muchas culturas de la época, tuvo un alcance agrícola desarrollado. Los incas eran capaces de separar las estaciones por épocas de sembrado y cosecha para cada tipo de producto. Se logró esta herramienta mediante la utilización de edificaciones de piedra (entre los que se encontraban los templos anteriormente mencionados) alineadas con los ejes cardinales siendo el norte la guía referencial utilizada.

LOS CONQUISTADORES DEL PERÚ. SU CARACTERIZACIÓN

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La Conquista del Perú (1532-1533) es el proceso histórico de anexión del Imperio incaico al Imperio español. Felipe Guamán Poma de Ayala, cronista del país, señala el primer contacto entre un español llamado Pedro de Candía y Huayna Cápac. 1 Sin embargo, fue a principios de 1532 que un ejército incaico se topó con los Conquistadores españoles, durante la guerra civil entre los dos herederos al trono cuzqueño, Huáscar y Atahualpa, hijos del recién difunto Emperador Inca, Huayna Cápac. En este encuentro, Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y semanas después fue ejecutado. Sin embargo, tras la conquista española y desmoronamiento Inca, focos inconexos de resistencia aborigen existieron hasta 1574.

Hacia 1523, a los 47 años de edad, Francisco Pizarro estaba situado en Panamá, ciudad de la que llegó a ser alcalde en 1522. El análisis histórico se inclina a creer que Pizarro poseía una fortuna modesta, porque para emprender la aventura, él y Diego de Almagro, tuvieron que asociarse con un cura influyente, Hernando de Luque, que a la sazón era cura de Panamá. Villanueva habla de un cuarto "socio oculto": el licenciado Espinoza, que no quiso figurar públicamente, pero que fue el financista de las expediciones. Ello debió ser así, por cuanto nunca uno sólo de los socios decidía de manera unilateral las acciones. Sólo Francisco Pizarro, iniciada la conquista física del Perú, tomó decisiones de campaña o sobre acciones militares y administrativas, prerrogativas de su cargo de Gobernador de Nueva Castilla.

Pizarro y Almagro fueron primero socios y después enemigos. Casi contemporáneos ambos, eran muy jóvenes (17-20 años) cuando ocurrieron los viajes de Cristóbal Colón.

Ninguno de ellos pertenecía a las clases altas españolas. Almagro había sido abandonado por su familia. Pizarro tenía por padre a un capitán pero su madre era una mujer humilde. Ni Pizarro ni Almagro pudieron aprender a leer ni escribir. Solo alcanzaron a trazar sus firmas.

En 1502 Pizarro llegó a América entre las gentes que conducía Fray Nicolás de Obando. Poco después (1509) colaboraba con Alonso de Ojeda y luego Balboa a quien acompañó en su descubrimiento del Pacífico (1513). En corto tiempo, unos quince años, Pizarro había ascendido militar y socialmente. Hacia 1520 era en panamá hombre de confianza del Gobernador Pedrarias y un vecino relativamente rico.

La vida de Almagro antes de la conquista del Perú es menos conocida que la de Pizarro. Pero al parecer no muy diferente. Porque también era hombre de cierta fortuna. Ambos unieron sus patrimonios junto con el de otras personas, entre ellos un sacerdote andaluz, Hernando de Luque. Los tres tuvieron además un “socio capitalista” oculto (el licenciado Gaspar Espinoza) que no quiso figurar. El objetivo de estos tres o cuatro socios era encontrar y conquistar las tierras de oro informadas a Balboa y Andagoya.

Las sicología y aptitudes de Almagro y Pizarro se complementaban perfectamente para los fines que perseguían. Aunque Almagro era buen soldado, Pizarro lo aventajaba como caudillo de milicias. Mientras que Almagro poseía dotes excepcionales de administración. Los dos tenían talento de políticos a pesar de su falta de instrucción. Cada uno a su modo era un líder al estilo español.

Los dos conquistadores compartían los mismos defectos y virtudes. Deseaban riquezas, honores, elevarse en su condición social. Y estaban dispuestos a emplear cualquier medio para conseguirlo, incluyendo la crueldad contra los indios.

La amistad entre ambos duró en las penalidades pero no a la hora del triunfo. No obstante que sobraba botín para repartir. El enfrentamiento entre los dos viejos caudillos fue debido, sobre todo, a otros españoles entre los cuales estaban especialmente los hermanos de Pizarro.

Con todos sus defectos, sin olvidar el grave daño que hicieron a la cultura y a la población andina, Pizarro y Almagro resultan mejores que otros conquistadores españoles contemporáneos suyos. Ambos alcanzaron su triunfo ya viejos, ya gastados y no tuvieron vida para gozarlo. Los dos después de un cuarto de siglo de vivir en América, eran americanos a medias sin saberlo y sin dejar de ser españoles. No pudieron vencer sus prejuicios raciales y no casaron con las madres indias de sus hijos mestizos. Pero exigieron a la Corona que reconociera y premiara a esos hijos. Eran hombres de su tiempo. Por encima de los promedios. Deben ser juzgados como todos nosotros, objetivamente. Teniendo en cuenta tanto sus intenciones como los efectos de su comportamiento, aunque no pudieron preverlos del todo.

Los dos murieron con violencia, como habían vivido.

Pero si queremos entender la Conquista del Perú nos basta con las biografías de Almagro y Pizarro. Necesitamos, más bien, una caracterización del conquistador en general, es decir del tipo social al que ambos pertenecían.

En todos los grupos conquistadores de América podemos señalar algunos elementos comunes que los caracterizan:

1) La conquista fue sobre todo una empresa masculina. Entre 1493-1519, sobre 1500 españoles llegados a América solo el 5 % fueron mujeres.

2) La conquista fue una empresa de gente joven. Como más tarde lo sería la independencia criolla. Las ¾ partes de los conquistadores del Perú tenían menos de 30 años.

3) La mayoría de los conquistadores procedía de clases populares europeas. Solo 1/3 de los conquistadores peruanos eran hidalgos.

1 Guamán Poma de Ayala, Nueva crónica y buen gobierno, Pág. 9127

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4) La educación era entonces (como hoy día) un privilegio de clase. En consecuencia el 55% de los conquistadores del Perú no sabía leer. Pizarro y Almagro fueron analfabetos sin culpa suya.

5) Los caudillos de la empresa conquistadora no eran jóvenes ni adolecentes como el resto de la hueste. Eran, más bien, hombres maduros. Ni jóvenes ni ancianos “porque al mozo se le pierde el respeto y al viejo la fuerza” los caudillos de la conquista de Méjico (Cortez, Alvarado) tenían 34 años. Francisco Pizarro fue el mayor de todos. Por eso los españoles le decían El Viejo y los Incas le llamaron el Apu Machu.

6) Los caudillos tenían relaciones de tipo medioeval con los conquistadores jóvenes bajo sus órdenes. Unos y otros se debían lealtad mutua. Era obligación de los subordinados obedecer y respetar. El caudillo, a su vez, debía ser eficaz. Lo que significaba salvar a su gente de peligros y recompensarla con buen botín.

7) Todos buscaban honores, riquezas.8) Ninguno tuvo en cuenta los derechos de los indios.

FRANCISCO PIZARRO Y LA CONQUISTA DEL PERÚ. VIAJES

El carácter privado de la expedición conquistadora contra el Perú está confirmado por el contrato de 1526 que (después del primer viaje) habrían suscrito Almagro y Pizarro con el clérigo Luque.La empresa obtuvo la protección de Pedrarias con quien Pizarro había colaborado para apresar y decapitar a Balboa. Es probable que tanto Pedrarias (el poder público) como Espinoza (el capital privado) pensaran sacar la mejor parte de este negocio.Pizarro y Almagro, a su vez, esperaban conseguir no sólo beneficios económicos directos (el botín de la conquista) sino también los habituales honores y mercedes en tierra, trabajadores indios y títulos de nobleza.Una empresa de descubrimiento y conquista suponía grandes gastos y un especial esfuerzo de organización. Había que fletar barcos adecuados. Comprar víveres. Reunir hombres a caballo y a pie. Conseguir armas y perros come indios.La tropa reunida estaba jerárquicamente organizada de acuerdo a su capacidad de ofensiva bélica. Capacidad que dependía de la respectiva capacidad económica y social. Unos eran los jinetes a caballo (los caballos eran caros). Y otros los peones o soldados a pies. Estos peones de infantería estaban entrenados en desbarrigar a sus adversarios.Había que conseguir también un piloto experto (fue Bartolomé Ruiz desde el 2° viaje). Porque las conquistas fueron operaciones anfibias que necesitaban tanto de un aparato naval como de un aparato terrestre.Las fuerzas reunidas por Pizarro y sus socios no pueden parecer pequeñas. En su mejor momento, durante el tercer viaje, solo eran tres barcos y 168 hombres.Recientes estudios prueban que los armamentos de la conquista eran inferiores a los que en ese mismo momento se estaban usando en Europa. La Ballesta, por ejemplo, usada en el Perú estaba ya en desuso: solo cubría 100 metros (el arcabuz 200) y demoraba un minuto por tiro. Pero en todo caso en equipo militar del conquistador era suficiente para darle ventaja decisiva sobre las poblaciones indígenas de américa.Además de ese equipo militar también fueron auxiliares principales de los españoles los perros de la conquista entrenados en despedazar indios. Pizarro los utilizó contra los naturales del Perú y Ecuador en la isla de Puná así como Tumbes y Piura. Eran una mezcla de dogo y mastín entrenados cruelmente. El cronista español Cieza de León dice haber visto en las ciudades españolas de américa tiendas de carnicería donde se vendían cadáveres de indios para alimentar a los perros con los cuales acostumbraba interrogar a los caciques.Pero no bastaron los perros, las ballestas y los arcabuces. Eso era el equipo material. También se necesitaba equipar moralmente al conquistador. Elemento esencial en las guerras es “la buena conciencia” de los que luchan. Nadie puede combatir creyendo que su enemigo tiene la razón. Hay siempre la necesidad de una preparación sicológica e ideológica del combatiente. Esa finalidad cumplía el requerimiento. Consistía en un llamado que los conquistadores debían hacer a los indios antes de cualquier batalla con ellos. En ese llamado o Requerimiento el conquistador hacia saber que el Papa era señor de todo el mundo y que por esa razón había concedido el dominio de esos indios al rey de España. El conquistador (como representante de ese Papa y ese Rey) exigía obediencia a esos indios. Si los indios no aceptaban el requerimiento el conquistador se consideraba satisfecho y tenía razón (según la razón europea) para atacarlos.

Los viajes de Pizarro: La conquista fue realizada en 1532 (captura del Inca) luego de tres viajes que duraron entre 1524-1532. Por los objetivos alcanzados, esos viajes pueden ser clasificados del modo siguiente:- Primer viaje: Viaje de la Exploración 1524-25- Segundo viaje: Viaje del Descubrimiento 1526-27- Tercer viaje: Viaje de la Conquista (dic. 1530 – nov. 1532: captura del Inca)

1. Primer Viaje: A comienzos de setiembre del mismo año ya estaban listos dos barcos, el “Santiago” y el “San Cristóbal”. El día 13 zarpó el “Santiago”, al mando de Francisco Pizarro, con 112 españoles y algunos indios nicaraguas de servicio.

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De Panamá se dirigieron a las islas Perlas, luego desembarcaron en Puerto Piñas, avanzaron por la costa colombiana hasta que llegaron a un punto que llamaron Puerto de Hambre, porque se acabaron las provisiones, y el barco “San Cristóbal” no aparecía para socorrerlos. Entonces Pizarro envío a Gil de Montenegro con el “Santiago” para recoger alimentos en las islas Perlas.  Durante 47 días esperó el capitán en Puerto de Hambre. Cuando llegó Montenegro ya habían muerto más de 30 expedicionarios por la falta de comida.A comienzos de 1525 se reanudó el viaje y llegaron al Fortín del Cacique de las Piedras, donde los españoles fueron recibidos con una lluvia de piedras y  lanzas, que dejaron varios heridos, entre ellos el mismo Francisco Pizarro. Dejando 5 desaparecidos, los sobrevivientes se reembarcaron y emprendieron el retorno hasta Chochama, al sudeste de Panamá.Mientras tanto, Almagro ya estaba en camino con 50 hombres a bordo del “San Cristóbal”, y para su mala fortuna desembarcó en el Fortín de Cacique de las Piedras. Los indígenas los atacaron con fiereza. En el combate una flecha le cayó en un ojo a Diego de Almagro, quien por poco es capturado por los nativos. Un negro esclavo logró rescatarlo, pero el manchego quedó tuerto para siempre. Almagro mandó incendiar el fortín rebelde, que desde entonces es recordado como Pueblo Quemado.Almagro buscó a Pizarro hasta el río San Juan, en los manglares colombianos. Al no encontrarlo regresó hasta las islas Perlas. Aquí se enteró que su compañero estaba en Chochama. Al reencontrarse se abrazaron y prometieron intentarlo de nuevo, pase lo que pase.

2. Segundo viaje: En octubre de 1526, Pizarro y Almagro, con los dos barcos, partieron de Chochama hacia el Sur y llegaron al rio de San Juan. Mientras Almagro volvía por refuerzos a Panamá, el piloto Bartolomé Ruiz, exploró la costa sudamericana occidental hasta Coaque, en cuyo viaje capturó una balsa de indios tumbesinos con los cuales confirmó la existencia del Tawantinsuyo. Luego Pizarro avanzó con su expedición hacia la bahía de San Mateo y al río Santiago, a fines de julio de 1527, y luego llevó a sus hombres que se hallaban descontentos a la isla del Gallo, mientras enviaba los dos barcos a Panamá, con Almagro y el veedor Juan Carballo.En una de las naves, los soldados descontentos, enviaron a la esposa del gobernador de Panamá un ovillo grande de algodón en cuyo seno iba una denuncia escrita, que terminaba con un texto que decía:

“A Señor Gobernadormiradlo bien por enteroallá va el recogedory aquí queda el carnicero”

Enterado del documento el gobernador de Panamá, Pedro de los Ríos, envió dos barcos a recoger a la fuerza a los expedicionarios, los mismos que llegaron a la Isla del Gallo a fines de setiembre de 1527. Al mando de ellos venía el capitán Juan Tafur, a recoger a todos los hombres. Entonces Pizarro, viendo a punto de fracasar su empresa, asumió un gesto heroico, desenvainó su espada, trazó una raya en la arena de la playa y les dijo a sus hombres: “Por este lado se va a Panamá a ser pobres, por éste al Perú a ser ricos, escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere”. Sólo trece hombres atravesaron la raya siguiendo a Pizarro, los célebres “Trece del Gallo”. Los demás soldados se embarcaron con Tafur rumbo a Panamá, y éste trasladó a Pizarro y a su pequeñísima hueste a la Isla Gorgona.Luego de estar en ella, solos, seis meses, en marzo de 1528, volvió el piloto Ruiz a la isla para recoger a Pizarro. Pizarro convenció a Ruiz para explorar el Sur y llegaron a la isla Santa Clara y a continuación a Tumbes, donde los españoles por primera vez encontraron una ciudad importante y civilizada con fortalezas, templos y murallas. Varios españoles descendieron a tierra y comprobaron la importancia de la ciudad y su elevada cultura y por lo que es más, confirmaron visualmente la existencia del Imperio del Tawantinsuyo.Pizarro llamó a Tumbes, Nueva Valencia y luego navegó hacia el Sur por las costas del reino vasallo de Chimor, hasta llegar a la desembocadura del río Santa. El Tawantinsuyo había dejado de ser un sueño y un mito, había sido descubierto y Pizarro volvió en triunfo a Panamá.

La capitualción de Toledo: Al volver a Panamá con la noticia del descubrimiento del Tawantinsuyo, Pizarro tropezó con las dificultades que le puso y la casi oposición del gobernador, Pedro de lo Ríos, que quería impedir una nueva expedición, por lo que los tres socios decidieron negociar la conquista del Perú con el propio rey. Pizarro fue designado por sus socios como Procurador, es decir apoderado en el lenguaje de la época, y viajó a España con ese carácter, en octubre de 1528, acompañado del griego Pedro de Candia, llevando oro, plata, piedras preciosas, llamas y tejidos del Perú. En Sevilla, Pizarro fue apresado por antiguas deudas con el bachiller Enciso, todavía de la época de su estancia en el Darién. Logró salir libre gracias a la influencia de su pariente, Hernán Cortés, conquistador de México y éste lo ayudó para que fuera recibido en la corte. Allí se entrevistó en Toledo, con el propio rey, Carlos V, a quien expuso sus planes y pretensiones y negoció con el Consejo de Indias.El resultado fue la firma de la Capitulación de Toledo, realizada el 26 de julio de 1529, que le autorizaba para la conquista del Perú. Por la corona firmó la reina Juana la Loca, madre de Carlos V.Por esta Capitulación, Pizarro obtuvo la autorización para conquistar el Perú, fundar ciudades, dentro de los límites de su gobernación que abarcaría una longitud de 200 leguas a lo largo de la costa sudamericana del Pacífico, a partir del río de Temumpalla (Santiago) en el norte del Ecuador hasta Chincha, en la costa central del Perú. Se le dio el título de Adelantado, alguacil mayor, gobernador y capitán general del territorio adjudicado y un sueldo de 725.000 maravedíes por año.Por la misma capitulación Diego de Almagro ganó la jerarquía de hidalgo, fue nombrado gobernador de la fortaleza de tumbes y se le concedió una renta de 300.000 maravedíes al año.Hernando de Luque, en virtud del Real Patronato, fue propuesto al Papa como Obispo de Tumbes y protector de los indios. A Bartolomé Ruiz se le nombró Piloto Mayor del Mar del Sur y a los trece valientes españoles de la Isla del Gallo se les dio el status de hidalgos y se les designó Caballeros de la Escuela Dorada.La Corona por su parte tendría derecho al quinto real, el 20% de las riquezas que obtuvieran los españoles, con el despojo de los indios.

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Esta Capitulación, como vemos, privilegió a Pizarro y postergó a Almagro y a Luque y fue el origen de las futuras desavenencias entre los tres socios.

3. Tercer Viaje: De Panamá a Piura

Partieron de Panamá en enero de 1531, tocando como primer punto la bahía de San Mateo, de donde continuarán su viaje por tierras a través de la región de Coaque. En esta zona fueron atacados por el mal de las verrugas y aún se encontraban en este camino cuando el cacique Tumbalá los invitó a visitar su isla Puná, isla en la cual Pizarro terminará cerciorándose de que el Imperio de los Incas se debatía en guerra civil.Llegaron a Tumbes en enero de 1532. Al llegar a esta ciudad, Pizarro le ordenó a Hernando de Soto que tomara preso al cacique Chilimasa en represalia porque los tumbesinos lo habían atacado. De Tumbes se trasladaron a Poechos donde su cacique Maizavilca le obsequió a don Francisco Pizarro a uno de sus sobrinos, al que le llamaron Martinillo.Estando ya en el valle de Chira, en el lugar llamado por los indios Tangarara, Pizarro funda la primera ciudad española en nuestro país, con el nombre de San Miguel (15 de mayo o julio de 1532). También en este lugar construyeron un fuerte donde se quedaron 60 hombres a las órdenes de Sebastián de Benalcázar.

Marcha de Piura a CajamarcaPartieron en setiembre de 1532. Acompañaban a Pizarro 110 hombres de infantería y 67 de caballería. Después de avanzar por la costa hacia el sur y por Saña levantar a Cajamarca, entrarán a esta ciudad el 15 de noviembre de 1532 e inmediatamente Pizarro le ordenó a Hernando de Soto y luego a su hermano Hernando Pizarro que fuesen a los baños del Inca (Pultamarca) a invitar a Atahualpa a cenar esa noche en Cajamarca, pues Pizarro tenía pensado tomar preso al Inca en plena ceremonia.Atahualpa no aceptó la invitación para esa noche, sino para el día siguiente, Atahualpa ya estaba en la plaza de Cajamarca y los únicos que se le presentaron por parte de los españoles fueron: Hernando de Aldana, el traductor Martinillo y el dominico Valverde.

FUNDACIÓN DE SAN MIGUEL DE PIURA Y OTRAS CIUDADES

Los españoles, al mismo tiempo que invadían y conquistaban las poblaciones nativas, procedían a fundar ciudades tomando como modelo la ciudad de Nueva Planta fundada por los reyes católicos en la conquista de Granada. Así lo hizo Pizarro en su calidad de gobernador del Perú. Los nuevos asentamientos humanos serían inicialmente centros administrativos y militares, es decir, lugares desde donde se controlaría y dominaría el territorio recién conquistado.Según Haring, las ciudades coloniales en el siglo XVI no nacieron espontáneamente, pues para fundar una ciudad se tenía que cumplir con una serie de requisitos como: un lugar adecuado, buen clima, tierras de cultivo, ríos con abundante agua, buenos pastos para el ganado, bosques para leña y madera, indios y vías de comunicación para un rápido traslado.El fundador ubicaba un lugar y trazaba una cuadrícula similar a un tablero de damas o damero, con calles cortadas en ángulo recto convergiendo a un centro principal (la plaza) en donde se dejaron espacios para la construcción de la iglesia principal, el cabildo y sedes de las autoridades coloniales (palacio del gobernador, casa del corregidor). Se repartían también solares para los fundadores de acuerdo a sus méritos (los solares más cercanos al centro correspondían a los vecinos principales). Por lo general cada manzana se dividió en cuatro solares, y donde   el trazado a cordel facilitó el crecimiento de la ciudad sin perder la traza original.Konetzke sostiene, que alrededor de las ciudades existieron espacios complementarios como: los ejidos o lugares de uso público y los propios o tierras administradas por el cabildo para adquirir rentas y las parcelas de Tierra que se le otorgaba a cada vecino para cultivar y/o mantener un ganado.El Cabildo fue la institución encargada de la administración de las ciudades e impartía justicia en casos vinculados a la administración así como también nombraban procuradores ante las autoridades coloniales  o ante el rey pidiendo alguna merced en beneficio de la ciudad.

Según ordenanzas de la época, al fundar una ciudad los españoles debían tener en cuenta lo siguiente: Competencia.- fundar una ciudad no estaba al alcance de cualquier español. Era facultad del Capitán General o del

Gobernador. En el Perú, por ser Francisco Pizarro Gobernador y Capitán General al mismo tiempo, era el encargado de fundar.

Objetivos.- desde el punto de vista de la Corona, toda ciudad por fundar debía ser un puesto de avanzada militar que indicara posesión, un reducto de vecinos armados dispuestos a defender la población; y un centro de irradiación cultural y religiosa.

El lugar.- debía elegirse lugares cómodos, con buenas entradas y salidas que permitiera la comunicación; con pastos y tierras adyacentes aptas para sembrar, y con abundancia de agua.

Los vecinos.- un pregón debía convocar a los soldados que desearan inscribirse como vecinos. Por lo menos, debía haber treinta vecinos para fundar una ciudad.Además de vecinos, los que vivían en una ciudad podían ser: moradores (que tenían casa de morada mas no indios encomenderos); estantes (los que vivían en casa ajena); y pasantes (los forasteros viajantes).

El trazado.- el diseño en cuadricula o en damero de las ciudades construidas por los españoles tenía claros antecedentes medievales, y era el que debía prevalecer. El trazado de las plazas, calles y manzanas se hacía a cordel. Cada manzana se dividía en cuatro solares, que se repartían entre los vecinos y las órdenes religiosas. En el rectángulo principal se ubicaba la Plaza de Armas o Plaza Mayor, y alrededor se situaban los edificios principales: la catedral, la casa de gobierno y el cabildo (hoy los municipios).

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El acta de fundación.- era un documento en el que se anotaban todos los datos referentes a la fundación y el nombre de los vecinos fundadores. El capitán fundador, el sacerdote y los testigos que asistían a la ceremonia firmaban el acta. El documento se cerraba y con él se abría el primer libro de cabildo.

La ceremonia de fundación.- consistía esta en redactar el Acta, asistir a una Misa Solemne y proceder a la nominación de la ciudad. Generalmente los españoles rebautizaron las ciudades con nombres de ciudades españolas, añadiéndoles el de un santo o santa a cuya advocación se ponía la ciudad. En algunos casos, se respetaron los nombres indígenas, como Cusco, Arequipa y Lima.

Los títulos honoríficos.- los Reyes solían otorgar a las ciudades títulos honoríficos, que se inscribían en el escudo de armas. Por ejemplo, “Muy noble”, “Leal Ciudad”, etc.

Los conquistadores llegaron a las costas de lo que es hoy el departamento de Tumbes. Sin embargo, después que Francisco Pizarro vio que Tumbes no era lugar apropiado para establecer su base de operaciones, decidió seguir su viaje al sur en busca del lugar ideal para establecerse. Él encontró este sitio a orillas del río Chira. Allí fundaron la primera ciudad española que se erigió en el Perú, en el sitio de Tangarará, a la que llamaron San Miguel.

Existen diversas versiones sobre los motivos de esa denominación, señalando unos que fue porque se fundó el día de San Miguel, mientras que otros afirman que Pizarro quiso agradecerle un milagro al santo por su intercesión a favor de los españoles en su lucha contra los naturales, o que fue por Fray Miguel de Orenes. Pero así como se discrepa de los orígenes del nombre de la ciudad, también se discute sobre la verdadera fecha de fundación de San Miguel, lo que indujo a la creencia que la ceremonia de fundación fue celebrada el día en que se celebra la festividad del arcángel. Se impone la versión que fue el día 15 de agosto de 1532 pues es la fiesta de la Virgen de la Asunción en cuyo honor está consagrada la catedral. Es importante señalar también que fue en Piura donde se construyó íntegramente en piedra marina el primer templo cristiano del subcontinente en el más puro estilo arquitectónico castellano, ubicado exactamente en el pueblo pesquero de San Lucas de Colán, a unos cuantos kilómetros del puerto de Paita.

Todo indica que la fundación aconteció en agosto, el día 15. En los días previos a la fundación se produjo una rebelión de curacas que pronto fue sofocada y terminó con la muerte de 13 señores de la jurisdicción del curacazgo de La Chira, en el Bajo Chira o Turicarami. La región fue pacificada. Miguel Maticorena, citando al doctor Raúl Porras Barrenechea postuló esta fecha mostrando pruebas contundentes y que después corroboró el doctor José Antonio Del Busto Duthurburu. Pero el único documento que podría servir para determinar la fecha exacta es el acta de la primera fundación de la ciudad que se encuentra perdida.

PRINCIPALES CIUDADES:

CIUDADFECHA DE FUNDACIÓN O

ASENTAMIENTOFUNDADOR

SAN MIGUEL DE PIURA 15 de Julio de 1532 FRANCISCO PIZARRO

CUSCO 23 de Marzo de 1534 FRANCISCO PIZARRO

JAUJA (Primera capital del Perú)Octubre de 1533 (asentamiento). 25 de Abril de 1534 (fundación)

FRANCISCO PIZARRO

LIMA (Segunda capital del Perú) 18 de enero de 1535 FRANCISCO PIZARRO

VILLA DE TRUJILLO DE NUEVA CASTILLA

6 de diciembre de 1534 (primera Almagro)5 de marzo de 1535 I

FRANCISCO PIZARRO

SAN JUAN DE LA FRONTERA DE LOS CHACHAPOYAS

1536 (primera fundación). 5 de setiembre de 1538 (segunda fundación)

Ambas por ALONSO DE ALVARADO

SANTIAGO DE LOS VALLES DE MOYOBAMBA

1539 (primera fundación). 1549 (segunda fundación)

Ambas por JUAN PÉREZ DE GUEVARA

SAN JUAN DE LA FRONTERA DE HUAMANGA (Ayacucho)

- 9 de enero de 1539 (primera fundación) . 25 de abril de 1540 (segunda fundación)

- FRANCISCO PIZARRO - VASCO DE GUEVARA

LEÓN DE HUÁNUCO DE LOS CABALLEROS DEL PERU

 - 15 de agosto de 1539 (primera fundación)  . 2 de febrero de 1541 (segunda fundación)  . 16 de setiembre de 1542 (tercera fundación) I

- GÓMEZ DE ALVARADO "el Viejo" -PEDRO BARROSO - PEDRO DE PUELLES

VILLA HERMOSA DE AREQUIPA

15 de agosto de 1540 (fundación definitiva)GARCÍ MANUEL DE CARBAJAL

JAÉN DE BRACAMOROSjulio o agosto de 1549 (fundación definitiva)

DIEGO PALOMINO

1. CAPTURA, RESCATE Y MUERTE DE ATAHUALPA:1.1. ATAHUALPA: (1500-1533)

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Poco antes de su muerte, acaecida cuando solo contaba treinta y tres años, Atahualpa fue descrito por los escribanos y cronistas españoles como un hombre apuesto, de anchas cejas y mirada penetrante. Su compleción era robusta y su persona irradiaba una majestuosidad que infundía respeto incluso a los rudos conquistadores, poco dados a tomar en consideración otra cosa que no fuese su emperador, su dios y su ambición. No en vano era Atahualpa hijo de Huayna Cápac, undécimo soberano de su pueblo y, por tanto, heredero de un antiguo linaje que durante cerca de un siglo había reinado sobre el fabulosos Tahuantinsuyo, el vasto imperio inca, una de las más excepcionales y fascinantes civilizaciones de la América Precolombina.

1.2. PRIMERAS NOTICIAS DE LOS HOMBRES BARBUDOS:

Huayna Cápac, sucesor de Túpac Yupanqui, había logrado consolidar el dominio inca sobre los territorios de la zona norte del imperio, el imperio de los indios caranquis. Una de las consecuencias de estas campañas por la región quiteña fue que Huayna Cápac desposo a la princesa Paccha, hija del ultimo shiri o soberano de quito, y tuvo un hijo, Atahualpa, nacido un día del año 1500.

Su infancia transcurrió rodeado de lujo y atenciones tal como exigía su rango. Se educó juntó a los hijos de la más alta nobleza y muy pronto aprendió el arte de la guerra, pues estaba destinado a mandar enormes ejércitos y a conducirlos por la victoria. Su destreza y habilidad en los juegos de competición y en las pruebas de estrategia despertaron la admiración y el orgullo de su padre, que no tardo en convertirlo en su compañero de campañas.

Mientras el chico crecía, Huayna Cápac había logrado que el Tahuantinsuyo alcanzase su mayor extensión, desde la región del pasto, al norte, hasta el territorio Maule. En la frontera meridional.

Convertido ya en joven guerrero, Atahualpa colaboro con su padre en mantener pacificada la zona septentrional, y pronto empezó a brillar con luz propia. Con la asidua presencia del inca en el norte del imperio, la corte quedo dividida en las dos capitales más importantes, a cual más esplendorosa, del reino: Cuzco y Quito.

Tal era la situación cuando una noticia inquietante vino a alterar los ánimos del todopoderoso y ya envejecido Huayna Cápac: el mar había arrojado desde su ceno unas extrañas criatura que viajaban en enormes cajas de madera flotantes, unos seres fantásticos de cabellos brillantes terminados en increíbles lanas rojas. Se aseguran también que poseían enormes cuchillos capaces de partir en dos a un hombre de un solo golpe, hondas mágicas que lanzaban fuego en medio de un ruido como de trueno y, sobre todo, animales monstruosos que corrían a gran velocidad obedeciendo a voluntad de los extranjeros subidos encima de ellos.

1.3. LUCHA ENTRE HERMANOS:

Aquellos insólitos seres no eran otros que los españoles o, para que más exacto, la reducida hueste que a las órdenes de francisco Pizarro había recorrido la costa norte del actual Perú en su primera exploración. Luego, según decían los mensajeros, aquellos extraños hijos del mar se habían marchado como llegaron, en sus portentosas casas flotantes. Por ello, la vista de los extranjeros quedo pronto sumida en el recuerdo, más aun cuando una serie de importantes acontecimientos sacudieron el mismo centro de del imperio.

Huayna Cápac, que había permanecido una larga temporada en quito, se disponía a regresar a cuzco cuando una terrible epidemia se desato en las tierras andinas. El soberano fue presa de las fiebres y murió en pocos días; se planteaba el problema de su sucesión. Todo parecía indicar que entre sus hijos había preferido a uno llamado Huáscar y al propio Atahualpa, pero ese favoritismo nunca se había decantado claramente por ninguno de los dos. Así pues, la crisis sucesora y guerra civil entre ambos hermanos estaban servidas.

Tanto Huáscar como Atahualpa se consideraban los herederos legítimos de su padre. A la muerte de Huayna Cápac, Huáscar fue aclamado en cuzco como emperador, mientras Atahualpa era apoyado por el pueblo y el ejército en Quito.

De esta forma se consolidaban dos imperios de núcleos políticos: uno en el centro y sur y otro en el norte, ahora separados y enemigos. En 1530 se iniciaron las hostilidades entre ambos bandos, pues los dos hermanos ambicionaban de todo el imperio del Tahuantinsuyo.

Con el apoyo de las tribus cañaris, Huáscar consiguió que los primeros encuentros fueran favorables, pero posteriormente los soldados mejor entrenados de Atahualpa se impusieron en Riobamba, invadiendo el territorio cuzqueño. La resistencia fue inútil y Huáscar fue definitivamente vencido en Cotobamba, sonde cayo en poder de los generales de su hermano. Este ordeno que fuese conducido a su presencia con una escolta armada que impidiera cualquier intento de sus fieles, aun activos, de ponerlo en libertad.

1.4. GUERRA DE NERVIOS:

Entre tanto Pizarro había regresado y, aprovechado aquellas luchas intestinas, había penetrado en el país y se había dirigido a marchas forzadas hacia Cajamarca, donde Atahualpa tenía su fortaleza y su centro de operaciones. De nuevo los forasteros, que se hacían llamar cristianos y españoles, aparecían en los aledaños del imperio, pero esta vez eran más números avanzaban con rapidez y no parecían tan pacíficos como en su anterior visita. De hecho, los blancos barbudos empezaban a ser un problema mayor que la guerra con Huáscar, ya prácticamente resuelta.

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Atahualpa proyecto someter a los audaces viajeros a una espera que pusiera a prueba el temple de sus nervios y opto por asumir ante ellos actitud de franca superioridad. Dispuso que la ciudad quedara prácticamente desierta y situó su numeroso ejército en los alrededores, esperando desconcertar a los extranjeros. Los españoles entraron en la gran plaza de Cajamarca el 14 de noviembre de 1532 y esa misma tarde tuvo lugar y primer contacto entre el soberano de los incas y los extraños barbudos, impresionados por el lugar y por la multitud de la guarnición que habían visto al llegar. Francisco Pizarro acepto el reto de esta guerra de nervios y resolvió no entrevistarse en un primer momento con Atahualpa, sino enviarle una embajada encabezada por Hernando de Soto y otra al frente de la cual iba su hermano Hernando Pizarro. Fue un verdadero tanteo de fuerzas al fin del cual se concertó formalmente un encuentro entre los jefes de ambas huestes.

Los españoles observan con angustia poco disimulada movilización de las tropas incas en el exterior de la ciudad, seguros de que iban a ser víctimas de una celada. Al fin, el impresionante consejo de Atahualpa se puso en marcha hacia el lugar donde se encontraban los extranjeros. En medio de la plaza desierta el desfile se detuvo y el inca bajo de su litera, creyendo que los recién llegados no se atreverían a asomarse ante la magnificencia desplegada por su nutrido sequito. El dominico fray Vicente de Valverde, acompañado por un intérprete. Fue el único que fue enviado por Pizarro para invitar a Atahualpa a que se adelantase de su gente con objeto hablar con él. Intento el fraile justificar su presencia en aquellas tierras disertando sobre la fe cristiana y la autoridad de del imperio de Carlos. Le mostraba biblia, asegurándose que las palabras de su dios hallaban a hi contenidas. Atahualpa tomo el libro sin comprender como aquel pequeño y extraño objeto, plagado de misteriosos signos, podía contener vos al. Incluso debió de acercarlo a su oído para comprobar si ciertamente se escuchaban aquellas palabras. Después lo arrojo lejos de si con gesto airado.

1.5. INTELIGENCIA Y CRUELDAD:

Algunos cronistas que en ese momento Atahualpa dio la orden de ataque. En todo caso, Pizarro fue más rápido, desde su puesto de observación se lanzó, blandiendo la espada y seguido de sus peones, al tiempo que hacia una señal convenida a los hombres de a caballo y a los artilleros, distribuidos previamente en lugares estratégicos. En breves minutos el soberano inca fue capturado y sus acompañantes en desbandada dejando en la plaza decenas de cadáveres. El ejército inca, que se encontraba fuera de las fortificaciones de la ciudad, no pudo hacer nada para liberar a su señor..

Durante su cautiverio, Atahualpa demostró un hombre sagas, inteligente y capaz de adaptarse a las más adversas circunstancias. Su perspicacia le hiso ver que, por encima de todo, los españoles codiciaban las riquezas de sus reino.

Por ello, propuso comprar su libertad llenando la enorme estancia donde se hallaba preso de piezas de oro y plata traídas de los más recónditos lugares de su imperio, con lo cual consiguió ganar tiempo , continuo dando órdenes a sus tropas situadas en el exterior mediante mensajes consentidos por sus captores: una de ellas fue que se ajusticiase inmediatamente a Huáscar con objeto de que su rival no menoscabase ante los españoles su categoría de gran y único señor de los incas.

Día tras día, Atahualpa actuó de forma que no se despertase el enojo de los hombres de Pizarro.

Uno de los escribanos consigna: “era tan agudo que en veinte días supo la lengua de los cristianos”. Otro cuenta como “…aprendió a jugar diestramente al ajedrez y a varios juegos de naipes”. El propio francisco Pizarro no podía ocultar su admiración por el prisionero, al que nunca dejo de considerar un caballero en el sentido hispánico. El comportamiento final de los españoles, sin embargo no estuvo a la altura de estas consideraciones. Aunque el enorme tesoro que debía servir para pagar su rescate fue reunido, Atahualpa no fue puesto en libertad. Pizarro creía que en momentos tan comprometidos renunciar a la baza de retener al caudillo de los incas a su poder. Además la inseguridad y el malestar creciente entre los españoles, que veían en el la fuente de todo peligro hicieron pensar en su muerte.

La ocasión se presentó con la noticia del asesinato de Huáscar, llevado a cabo por orden suya. El hecho de que la cabeza del desdichado llegase a manos de Atahualpa en botijo horrorizo a los cristianos; en efecto, la cabeza había sido vaciada, revestida de oro y provista de un caño entre los dientes. Atahualpa bebía de ella y la mantuvo muchos días ante su vista, regocijando de ser ya el dueño total y absoluto, aunque cautivo, del Tahuantinsuyo.

Durante el juicio a que se le sometió, Atahualpa fue acusado de parricidio, idolatría, poligamia conspiración en contra de los españoles y condenado a muerte. El tiempo premiaba: habían llegado hasta oídos de los capitanes de Pizarro rumores ciertos de que se preparaba un levantamiento contra ellos, y era sabido que, a pesar de encontrarse prisioneros, ni siquiera las hojas de los árboles se movían en su imperio sin que él lo ordenase. La sentencia se cumplió el 16 de julio de 1533, después de que Atahualpa consistiese en ser bautizado para ahogarse el tormento del fuego. A muchos repugno el ahorcamiento de Atahualpa, e incluso Pizarro quiso resistirse a aceptar el resultado del proceso, pues si bien lo consideraba necesario políticamente nunca había sido visto un indígena que pudiera ser comparado con el prisionero de Cajamarca.

2. LA RESISTENCIA INDÍGENA:

Manco Inca tomo entonces el único camino que le quedaba: el de levantar una rebelión armada. Si iba a morir lo haría al menos en la búsqueda de una solución definitiva al problema planteado por los invasores hispanos. Primero derrotaría a los españoles, los tomaría prisioneros y los convertiría en siervos suyos.

Con esto en mente Manco Inca tenía que demostrar ser un buen alumno de los españoles. Tendría que mentir sagazmente, como ellos, para lograr escapar y dar forma con su presencia a la guerra de liberación.

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Escogió el momento preciso que fue la división de fuerzas hispanas que la expedición de Chile por Almagro y la fundación de Lima en 1535 habían ocasionado; pero a su vez considero con preocupación que los españoles poseían muchos partidarios nobles del Cuzco supuestamente favorecidos por tierras y demás privilegios y que los acompañaban en sus campañas de saqueo. Nobles tan importantes e influyentes como Pascac Inca, hermano de Huayna Capac y su mismo hermano Paullo Inca. Ambos fueron fieles a la corona de España hasta el final.

Después de un fallido intento de fuga perdió los pocos privilegios que le quedaban. Fue encadenado y confinado a una inmunda mazmorra, fue objeto de vejámenes sin nombre e insultos de toda clase hasta que la llegada de Hernando Pizarro con nuevas fuerzas y bríos vino a sacarle de su desesperada situación.

Hábilmente no se mostró resentido sino resignado, se ganó la confianza de Hernando Pizarro quien lo considero inofensivo y hasta digno de piedad. Además podría serle muy útil ya que tenía mucha gente ansiosa por hacerse de tesoros y debía complacerlos. Las noticias de Manco Inca, que había mucho más oro por tomar, le convenció de librarlo de las cadenas y tratarlo con deferencia.

Fue en ese momento que Hernando Pizarro comete el más grande error que español alguno comete en la Conquista de las Américas: libera al inofensivo Manco Inca que al mostrarle una estatua de tamaño real de Viracocha, todo de oro macizo, le convenció de la veracidad de lo que decía y que como afirmaba era necesario que el mismo en persona traiga los tesoros ya que los indios que le sirven estaban bastante desconfiados.

Ciego ante su ambición y a la perfidia inesperada de este reyezuelo indio accede. El español cae completamente en la celada. El alumno había superado al maestro.

Lo que estaba lejos de imaginar es que este reyezuelo ya se había puesto en contacto con el sumo sacerdote Villac Umu que lideraba entonces la oposición y estaba presto a levantar a sus ejércitos, o lo que quedaba de ellos, y que necesitaba con urgencia un caudillo militar. Y ya lo tenían. 

Cuando Hernando Pizarro se percató de su craso error ya era demasiado tarde.

Manco Inca había combatido al lado de los hispanos y estaba al corriente de sus efectivas tácticas y de qué forma podía neutralizarlas. Sabia del poder de la caballería española, de la resistencia del hierro y de cómo las adargas en una carga combinada podían barrer cientos de sus hombres. Pero no estaba dispuesto a dejarlos maniobrar. Sabía que el punto débil del potente caballo residía en sus patas y que los jinetes pondrían mucho cuidado en ellas. Sabía que la certeza y potencia de las hondas podía derribar a un jinete, como el mismo había visto, y que podían eliminar a los arcabuceros que demoraban demasiado entre disparo y disparo. Sabía que al contacto una espada era más versátil y útil que una porra y que los escudos de madera y cuero podían ser tasajeados por el acero, además de las corazas y morriones. Optó entonces por imposibilitar la maniobra de la caballería y por la guerra de largo alcance gracias a sus honderos expertos y los arqueros selváticos a sus órdenes que tenían como objetivo principal a los caballos, rostros y cuellos de los españoles.

Con estos principios y armado con un ejército de unos 40,000 hombres efectúa el primer sitio del Cuzco en medio de las tinieblas el 3 de mayo de 1536, la mañana de la Invención de la Cruz. La muerte de Manco Inca se dio en 1545 (algunos sostienen que fue en 1544), Alonso de Toro, teniente gobernador de Cusco ofreció una oportunidad a los almagristas que habían traicionado a España. Les dijo que si mataban a Manco Inca les perdonaría, y así fue. Un día de 1545, en Vilcabamba 7 almagristas asesinaron a Manco Inca delante de su hijo.

Su hijo, Titu Cusi Yupanqui, sería más tarde cronista, y narró la muerte de su padre. Escribió el último mensaje que le dio agonizante: "No te dejes engañar con sus melosas palabras, son todas mentiras, si tú les crees te engañarán como lo hicieron conmigo". Las cabezas de los 7 españoles que asesinaron a Manco Inca fueron exhibidas en las plazas y calles de Vitcos y Vilcabamba. 

Le sucedió su segundo hijo, Sayri Túpac Inca, quien renunció y dejó el trono a su hermano mayor (hijo mayor de Manco Inca) llamado Titu Cusi Yupanqui y cuando este murió le dejó el trono a su hermano llamado Túpac Amaru I. Los cuatro incas de Vilcabamba fueron de la familia de Manco Inca.

Manco fracasó en su intención de formar el espíritu de resistencia al invasor en su hijo Sayri Tupaq, que fue persuadido por su entorno político del Cusco (fiel a la corona española) para aceptar la autoridad real. Viajó a Lima y tuvo una reunión con el Virrey, quien le concedió algunos privilegios y le entregó tierras en los distritos actuales de Yucay, Urubamba, Maras y Chinchero. Aparentemente satisfecho, construyó su palacio de adobe en Yucay, muriendo en 1560, quizás envenenado por los quechuas que aún resistían al invasor.

Después de la muerte de Sayri Tupaq, su hermano Titu Kusi Yupanki asumió el poder. El nuevo Inca, que también ocupó Vilcabamba, admitió los comités políticos y religiosos del Cusco y Lima, a fin de conseguir un acuerdo con el Virrey. En 1568, se bautizó cristianamente, pero al poco tiempo murió debido a una enfermedad.

Su hermano, Tupaq Amaru, a pesar de su juventud, era de espíritu guerrero y heredó la Borla, es decir, se convirtió en el siguiente inca.

Los conquistadores vieron en él a un enemigo potencial, por lo que el virrey ordenó la captura del Inca enviando un ejército de casi 300 soldados, al mando de Martín Hurtado de Arbieto y el capitán Martín García Oñaz de Loyola. Sin embargo, cuando llegaron a Vilcabamba, el Inca y su familia había huído a las profundidades del bosque.

Finalmente el último Monarca quechua fue capturado y llevado al Cusco junto con sus seguidores por el mismo García Oñaz de Loyola, quien luego se casaría con Beatriz Coya, la sobrina de Tupaq Amaru y heredera del Marquesado de Oropesa. Después de un juicio rápido se le sentenció a muerte, siendo decapitado en la Plaza de la gran ciudad ante la fría mirada del Virrey Toledo, el 24 de septiembre de 1572. Sus restos se guardaron en la Iglesia de Santo Domingo. Así, después de 36 años de guerra para recuperar la nación quechua, murió el último hombre de la dinastía Inca.

3. SIGNIFICADO DE LA CONQUISTA:

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Introducción de nuevos cultivos (trigo, vid, olivo, azúcar) y especies animalesMuchas especies nativas se vieron desplazadas y se extinguieron.

Disminución de la población indígena, por las enfermedades (tifus, viruela, sarampión) traídas por los españoles. Introducción del cristianismo. Los cultos andinos fueron perseguidos; las huacas destruidas y los sacerdotes andinos encarcelados. Sin embargo, las creencias

prehispánicas no fueron erradicadas del todo: se mezclaron con elementos cristianos (sincretismos). Restructuración de los sistemas de poder y autoridad Los curacas fueron mantenidos en sus puestos. Desestructuración del mundo andino. Reducciones: reordenamiento poblacional. Las cargas tributarias, la imposición religiosa y el descenso poblacional afectaron las estructuras sociales y culturales del poblador andino

4. CONTRADICCIONES Y LUCHA ENTRE LOS CONQUISTADORES:

Se desencadenaron por la posición del cuzco.

LA GUERRADE LAS SALINAS: (CUZCO, 6 DE ABRIL DE 1538)

Se enfrentaron don francisco Pizarro y don diego de Almagro, disputándose el cuzco.

Las tropas pizarristas estuvieron al mando de Hernando Pizarro (francisco no estuvo en persona en esta batalla) mientras que los almagristas estuvieron a las órdenes de Rodrigo de Ordoñez (diego de Almagro por su estado de salud se limitó a contemplar la batalla), fue derrotado diego de Almagro, tomado preso y ejecutado por orden de Hernando Pizarro, quien tuvo que pagar 20 años de prisión en España por este crimen.

EL ASESINATO DE DON FRANCISCO PIZARRO:

Fue asesinado por los almagristas el 26 de julio de 1541. Dirigió este crimen Juan de Herrada, de quien también se dice le dio la estocada moral para que luego lo ultimare Martin de Bilbao.

Junto a don francisco Pizarro también fue asesinado su hermano Martin de Alcántara.

Muerto don francisco Pizarro, los almagristas nombraron como gobernador del Perú a Almagro el “mozo”, hijo de diego con una india panameña.

GUERRA DE CHUPAS: (AYACUCHO)

Se llevó a cabo el 16 de septiembre de 1542, entre Almagro “el mozo” y Don Cristóbal Baca de Castro, debido a que Baca de Castro se negaba a reconocer a Almagro “el mozo” como gobernador de la nueva Toledo, que su padre le había dejado en herencia por testamento.

El derrotado fue Almagro “el mozo” debido la traición de sus amigos, sobre todo a la de Pedro de Candia que tenía a su cargo la artillería.

Almagro “el mozo”, al ser derrotado huira para luego ser tomado preso y ejecutado por orden de don Cristóbal Baca de castro.

El 20 de noviembre de 1542, Carlos V crea el virrey nato del Perú por una de las nuevas leyes. Como razones de su creación tenemos.

El deseo de Carlos V de organizar el imperio hispánico en América. El fracaso total de sistemas de gobernaciones. Terminar con las guerras civiles y pacificar el Perú. Conseguir mayores recursos económicos para la corona. Proteger al indio.

Arlos V envio como primer virrey al señor Blasco de Núñez de Vela, quien llego trayendo las llamadas nuevas leyes, que tuvieran como gran gestor al dominico del fray Bartolomé de las Casas y cuyo espíritu no fuese otro que el de mejorar la situación de los indios.

Para ello, entre otras cosas. Se reglamentaban las encomiendas:

Entre las nuevas leyes tenemos:

Queda prohibido el servicio personal de los indios por ser abusivo e impago y el español que requiera los servicios de un indio deberá cancelarle por adelantado ante la autoridad del lugar.

A partir de este momento solo el rey podrá entregar indios en encomienda. A la muerte del encomendero los indios volverán a la corona.

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Que pierdan su encomienda los que hubieran tratado mal a sus indios. Que no haya indio esclavo. Que pierdan su encomienda aquellos que estuvieron contra Almagro “el viejo” en la batalla de Las Salinas.

Los españoles sobre todo los encomenderos (los más afectados con las leyes nuevas) presentaron férrea resistencia a estas nuevas leyes y al ver que el rey se empeñaba en imponerlas, para evitarlo, se enfrentaron militarmente.

Buscaron a Gonzalo Pizarro que los dirija, quien término degollando al virrey Blasco Núñez de Vela, después de derrotarlo en la batalla de Añaquito, un 18 de enero de 1546.

Para algunos, el establecimiento en el sistema de encomiendas permitió durante la colonia la concentración de tierras a manos de los españoles, formándose así pues la hacienda en el Perú, o en otros términos, permite la formación de gamonales y latifundistas.

GUERRA DE HUARINA: se escenifico en las riberas del Titicaca el 20 de octubre de 1547. De una parte estuvo diego de centeno, que se había alzado en defensa de la corona, mientras que de la otra estuvieron don francisco de Carvajal “el demonio de los andes” y Gonzalo Pizarro. Fue derrotado diego centeno.

GUERRA DE JAQUIJAHAUNA: se llevó a cabo el 9 de abril de 1548 entre Gonzalo Pizarro, se negaba a someterse a la corona, y el pacificador don pedro de la Gasca, quien fuera enviado de España con la revocación de las leyes nuevas. Fue derrotado Gonzalo Pizarro y ejecutado en el mismo campo de batalla junto a su lugarteniente don francisco de Carbajal, quien tiempo atrás dijera “hay mis cobellicos maire uno a uno se los lleva el aire” y que al momento de ser llevado al patíbulo canturreara “niño en cuna de fortuna, viejo en cuna de fortuna”. El alzamiento de Gonzalo Pizarro significo el primer intento español de desligar al Perú de España.

Don pedro de la Gasca, que quedo gobernado el Perú a la muerte de Gonzalo Pizarro, regresara a España en 1550, quedando el Virreinato a cargo de la audiencia. En 1551 llegaba el segundo virrey, que en nuestra historia paso advertido, pero que, sin embargo, en la historia de México es recordado como el gran organizador de ese virreinato que se creara en 1535.

Al morir don Antonio de Mendoza en 1552, volvieron a sumir el control del virreinato los miembros de la audiencia. Es entonces en cuando en noviembre de 1553, se vuelven a sublevar los encomenderos ahora dirigidos por Hernández girón.

SUBLEVACIÓN DE HERNÁNDEZ GIRÓN: se alzó en armas en el cuzco en 1553 devido a que la audiencia había ordenado la retasa de las encomiendas y prohibido el servicio personal de los indios. Hernández de Girón, en mayo de 1554, derroto a don Alonso de Alvarado en la batalla de chuquinga, pero en octubre del mismo año será derrotado, por Don Pablo Meneses en la batalla de Pucará, tomado preso y ejecutado.

El virrey don Andrés Hurtado de Mendoza se encargara de pacificar definitivamente el Perú y será quien logre que se le someta Sayri Túpac perteneciente a la dinastía de Vilcabamba, integrada además por Titu Cusi Yupanqui y Túpac Amaru I, todos los hijos de Manco Inca.

CONSECUENCIAS ENTRE LAS GUERRAS DE LOS ESPAÑOLES:

Consolidación del proceso de centralización, a través de la audiencia de lima, sobre la derrotada autonomía feudal de los encomenderos. Coexistencia del sistema monárquico de extracción de recursos, especialmente metales preciosos, para el mercantilismo europeo , con el

sistema feudal; impulsado en los latifundios por los encomenderos en las provincias, quienes quedaron políticamente sometidos a la autoridad central del virrey y el control de corregidores de provincias.

Fortalecimiento del papel de la iglesia en el proceso de invasión y coloniaje, mediante mecanismos de control ideológico en las masas campesinas inculcándole resignación y esperanza de la “vida eterna”. Destruyeron las creencias ancestrales de los pobladores con el fi n de frenar la conciencia colectiva de liberación

Desplazamiento de los encomenderos invasores a un segundo plano (a las provincias), y establecimiento de un nueva casta de burócratas solo interesados en sus procedimientos administrativos ordenados por el consejo de indias, con la consecuente remesa de metales preciosos exigidos por el mercantilismo europeo.

Estas luchas comprometieron a los campesinos a tomar partido por uno de los bandos. Fueron utilizados casi siempre para defender los intereses de ciertos grupos de españoles, como el caso de pizarristas y almagristas.

Según Alcides Chávez (1984) las consecuencias de la guerra de los españoles fueron:

Creación del imperio español. Creación del virreinato del Perú Se eliminó el poder de los primeros invasores. Despoblamiento del Perú Se inicia la labor colonizadora Organización política Pacificación del Perú.

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