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pe EX TERCERA, CUAJITA, QUINTA X SEXTA aPaC^AIfASs ICá! SE- SION' DE LA COMISIÓN PEBIVtANENTE DE I^AS CORTES, EN sEnrraiA: trx AKTICULO »E GONZALO DE BBPABAZ. EN OCTAVA: EL TIEMPO EN ESPAÍÍA, DEPORTES, 0\ Año XX.—Núm. 5.897 :: Precio: 15 cents. Ap. 249. Tel. 32610. jDiario independiente fundado por D. McoIás M. ürgofí en 1917. Madrid, viernes 17 de jiiMo de 1936 LA DIFÍCIL SITUACIÓN DEL CAMPO Y DE LA COSECHA La ruina del labrador modesto El campesino ''constituido para la labor"."No existe libertad de movimientos.-Jornada de treinta horas y jornal de cuarenta y cinco.--Falta de dinero y embargos."El equipo obligatorio de hombres.-- El contribuyente modesto BADAJOZ. — Decía m'o s en nuesta anterior iníoiraación que «1 número de segadores había Ci'ecldo como la espuma ante la perspeotiva de los buenos jorna- les ofrecidos. Igual ocurre, en ge- neral, oon el caiLSO de campesi- nos, pues esperan tener tierra proipia que explotar. Que se vin- culen o no a ella, es cosa que só- lo el trascurso del tiemi>o podrá decir. Por lo pronto, ese volea- miento sobre el agro de indivi- duos que nunca le habían dedica- do au actividad perturba las fae- nas de siembra, escarda y reco- lección en forma que sólo lia permitido coaeohar desastras; és- te es también el origen del agra- vamiento del paro obrero en épo- cas determinadas, y aun el moti- vo de que las extensiones sem- bradías no sean bastantes para dar trabajo a tanta gente. Cuan- do en los predios intervenían únicamente quienes, según frase gi'áfioa por aquí muy usada, es- taban "constituidos para la la- bor", los obreros sobrantes de cada término mjunicipal sabían ya adonde dirigirse para lograr una ampliación de sus peonadas. Los naturales de poieMos afama- dos por su entereza en la faena, o por su conocimiento de espe- cialidades determinadas, abando- naban sus pueblos apenas seg'a- das las senaras o se iban a se- gar o a saca;r cordial en lugares «n donde ya tenían acreditada su pericia. La colocación era cosa asegurada, y en cuanto al diee- plazaan.iento, ya procuraban los interesados liacerlo a lugare-s ¡próximos al de sus residencias. Hoy no pasa eso por varias ra- zones. Es la pnimera que el obre- ro no tiene libertad de movinúen- tos para salir en busca de traba- jo. Si quiere hacerlo ha de co- laenzar por pedir la baja en ei censo de sü pueblo y solioitei-r el alta en el de aquel en que pien- se encontrar ocupación. Aquí surge la primera dificiátad, por- que el alta que se solicita se le concede o no. Lio corriente es que Ho se le conceda, y si insiste en obtenerla, suelen ios alcaldes me- terlos en la cárcel, muchas veces acomipiañados de los labradores que han intentado ofi'ecerles peo- nadas. Se los tiene veinticuatro lloras detenidos, sin que la auto- ridad aijnicipal se acuerde de en- viarles ni coimida, y se les acon- seja que sigan viaje al EWorado provincial, cue es el término de Badajoz;, Ya hornos reseñado lo que en Ja capital sucede con quienes Vienen a ofrecerse para ©1 tra- bajo. Agotado o a punto áe ag-o- tarse el pan que trajeron, si es Que lo trajeron, porque muchas han abandonado sus casas, des- pués de conseigttír en los lu- gares de resistencia dos, rres f) cuatro peonadas, mandan un pru. pió al alcaide dándole cutnta de •'U situación. Via le el aicaldi:, y a íuerza de gestio-ü^s, consigue que aumenten las cuadrillas, aun cuando no haya tierraa en donde emplearlas. Esa forma de hacer los desplazamientos motiva que anden por Badajoz obreros per- tenecientes a pueblos como Ore- llama la Vieja, que está a 115 kllóim6'..o.-: da la cap-.a^ c a Garlitos, que está a 150. Los de Oliva do ja íroriteiia, qae U;aen Su natural sitio de trabajo en Je- rez de los Caballeros, situado a 18 kilómetros, han de salvar los S2 de distanoia que ha.y de allí a la capital si desean tener proba- bilidades de conseguir alguna peonada. Van cayendo, por tanto, sobre *ste término centenares de cam- pesinos. Los p-tronos .,ue loa em- pleen han heoho im espléndido negocio. Si la labor ea de mjadia- Uia importancia, habrá de pagair- lea caída sábado el desiplazamien- to hasta sus hogares y el consi- ©uieate regreso en la miañana de los lunes. Cuando el autobús sa- fe hacia su destino por las tar- des, no hay problema, ya que l^asta con abonarles el importe ^el billete de ida y vuelta, que si los jornaleros son, i>or ejemplo, '^e Baraarrota, valen a razón de ^.55 pesetas por individuo; pero ®i los operarios son de lugares para los cuales solamente tengan los corchea de .servicio su salida por las mañanas, entonces habrá 'ie agregarse al gasto del billete ®1 abono de este mediodía, que el Obrero no trabaja. También ha- brá de pagárseles el jornal del domingo y el correspondiente al lunes. Como las faenas terminan a mediodía y no se pueden des- contar las horas que se tarde «n hacer el recorrido, resulta que la jomada semanal de cuarenta y cinco horas se reduce automá- ticamente a treinta. Trabajan, por tanto, muchas cuadrillas treinta horas y cobran cuaren- ta y cinco; ello sin contar un gasto por individuo desplazado que puede calcularse, gracias al absurdo método seguido en la distribución de obreros, entre 5 y 10 pesetas semanales. Hay otros casos en que ea más flagrante la absurdidad de este sistema. Tomemos el de un patro- no a quien le envían las cuadri- llas un vieme« y por tener poca hacienda que segar sólo puede darles ocupación hasta el mar- tes. Se trata, como puede supo- nerse por la referencia, de un paria dal oam,po, de uno de esos hombres para quienes Ja reco- le.cci6n de la cosecha es problema vital ,no problema económico. Si ha tenido la desgnacia de que los obreros que le asignen vivan en lugares lejanos, ve entrársele la ruina por las puertas d« su ca- sa. Tendrá que pagarles el sába- do y el lunes; tendrá que abo- narles también el domingo y el desplazamiento a sus hogares, y una faena que se hubiese podido hacer en cuatro días laborables, no podrá eohailia con menoa del pago de siete. Tamaña situación ha hecho que muchois piensen que es mejor hacer entrega de la cosecha a los obreros que quieren recogerla; paro no se les permite esa solu- ción. Se hace el laboreo forzoso de su tierra, ge le pasa la cuenta dá,ndoles un plazo de veinticua- tro horas para su pago, y si no puede afrontarla por IriiSuficien- cia de numerario o porque ni aun la usura se presta a sacarlo del atolladero, ve embargados sus modestos bienes, entre los cuales se encuentra la cosecha, y encima puede darse roor muy sa- tisfecho si no lo meten en la cár- cel. Muchos la han visitado por motivos parecidos. Log casos que cuento respon- den a realidades que he podido comprobar, y si no se cita el nombre de los interesados, és porque ya tienen éstos bastante con su desgracia para que ven- gamos nosotros a aumentársela exponiendo sus nomibi-ea a las represalias de las organizacio- nes obreras o a la dte cualquier monterüla de pueblo. Hace un momiento acabo de hablar con un modasitísimo pro- pietario que tiene sembradías seis hectáreas de mueias y que por carecer de dinero paa^a la siega ofreció la cosecha a Jos obreroí para que hicieran la recoleocióin a su exclusivo beneficio, y aun cuando oasi todos reputaban be- neficiosa la operación, no llegó a perfeccionarse, porque se opuse el delegado de los mismos. A es- te modesto propietiario ya le ha^ brán ido con la notificación co- rrespondiente, oomninándole a que en un plazo de veintlicuatro horas proceda a pedir cuadrilla bajo las penas de ritual. Ea cafio se multiplica constantemente, y aso'mbra ver con qué constancia saldrán estos labradores a im- plorar numerario en circunstan- cias como las actuales, en que no se consigue dinero de nadie; ni de los Bancos ni de particular res. Los primeroB, como es de su- poner, no han esitado a disposi- ción de estos modestos empresa- rios <3e la tierra, sino por inter- posición de per-sonas de solvencia que los garantizasen, o poKiue si eran arrendatarios, el dueño de las fincas les adelantaban el dinero. Hoy el crédito no existe para -el agricuHtor y ni aun para muchos que poseen magníficas fincas. Ni aun el más insignifi- cante agricultor se escapa de lá.s mallas de la situación. Sé de un caso en que se solicitó de la Bol- sa de Trabajo un sodo obrero pa- ra las operaciones de siega. El solicitante tiene mujer y cinco hijos útiles, que trabajan habi- tualmente en las tierras de su progenitor. Pedía un obrero más para auxiliarse y se lo negaroin. O llevaba ocho o ninguno. Igual ha sucedido a un vecino de Roca de la Sierra, que vive con tres hijos en una explotación agríco- la, dedicándole los cuatro al tra- bajo de la misma; querían en- viarle también el cupo de ocho segadores, y cuando alegó que eso equlvaildria a condenar al pa- ro a los de su famiitía, se le con- testó que eso no tenía ninguna importancia. LíO malo de esto es que la rui- na cunde como la maleza en la? tierras abandonadas. No tarda- rán en tocarse las consecuencias. Esta provincia tiene 77.746 con- tribuyentes ¡por rúsücia clasifica- dos en la siguiente forma: de más de 50 pesetas por año, 52.753, el 67,86 por 100; de me- nos de 50 pesetaa de contribu- ción anual existen 24.993, el 32,14 por 100 de los oontribu- yentes; en cantidades inferio'res a 5 pesetas contribuyen 1.606 propietarios rústicos; de 5 a 10 pesetas, 2.505; de 10 a 50, 20.832. No se cifran ni los que benefi- cian fincas de las incluidas en el •catálogo de laa adjudicadas al Eistado, ni los asientados por cuenta de éaiiB. Pero esos núme- ros son ya de por sí balitante elocuentes si se tiene en cuenta que el 80 por 100 del modesto patronazgo aigrloola está arrui- nado. Pedro PERDOMO Ayer se aprobó la reforma del Estatuto orgánico del Banco de Francia Las principales modificaciones se refieren a la asamblea general de accionistas, a la dirección y al nombranaiento de Consejo general El proyecto de reforma constitucional de la U. R. S. S. Por JULIÁN BESTEIRO (Crónica telefónica de nuestro re- 4actor-oo)Tesponsa,l.) PARÍS 16 (12 m.).—^La reforma del Estatuto orgánico del Banco de Francia, una de las medidas más signiflcativas y discutidas del programa del Gobierno de Frente Popular, fué aiprobada hoy a pri- mera hora de la noche en la Cá- mara de los Dilpuitados por una Im- ponente mayoría (430 votos contra 111). El ministro de Hacienda, se- ñor Auriol, que ayer informó con extramada minuciosidad técnica ante la Comisión de Hacienda dol Palais Bcurbon, intervino esta ta''_ de en el debate varias veces para pronunciarse contra algunas en- mionidas siuiscritas por la oposición y encarecer la adopción integral de los textos pirevíentiados por el Gobierno. "Me guairdaré muy bien —dijo el ministro—de poneír en entredicho el prestigio del Banco de Francia, subrayado por algunos interpoladores; pero debo afíadiir que únicamente solicitamos quis el Banco sea una fiel imagen de la Francia que trabaja." Después de prcpoaicionar algu- nas explicacion^es sobre ciertas agrupaíciiones financieras que os- tentan un gran número de accio- nes del Banco de Francia, el Gira- dor p'imtualizó, en medio de los aplaiuisos de los diputados del Fren- te Popular: "EJ GoWemo político de Francia es democrático; pero el Grobieimo económico y financie- ro es heiredJtajrio, monáirquico y de derecho divino." Más adelante, el Sr. Ajuiniol provocó los aplausos unánimes da la Asamblea cuando, para apoyar su tesis centra las minorías que regentan, grandes capitales qiue no les pertenieoen, citó la Enoiclloa Cuadragesisimo Anuo. "¿Quién podrá negarse a admitiir — dijo — que la actividad francesa e.v.tó represemlada en la gestión de nueeitro instituto de ©mi, sión para llevar a cabo una obra común dentro de ima independen- cia también común?" Desmintió el ministro oon fuer. za que las trasformaciomes intro- ducidas en el funcionamiento del Banco tengan por móvil una ope- ración monetaria de cualquier ín- dole. El Gobierno actual-—aña- dió—-no recurrirá a la inflación, porque reembolsará lo que se le preste. La m'Sjor garantía de in- dependencia del Banco, tanto res- pecto del Banco como respecto de las grandes congrígaclcnes eco- nómicas, es la de un control pú- blico y constante. El proyecto aprobado por la Asamblea había sido preparaido escrupulosamente por el Sr. Au- riol, en colaboración con reputa- dos expertos. Las principales modificaciones del Estatuto jurídico del Banco de Francia se refieren a la Asamblea En tercera plana y siguientes, los discursos de la sesión del miércoles de la Diputación permanente de las Cortes (Continúa en la pági- na 10.) CONATO DE AMENAZA A LA VIDA DEL REY DE INGLATERRA Al paso de! Monarca, un individuo esgrime un revólver, y una mujer y un policía se lanzan contra él y cae al suelo el arma ,. A l s e r d e t e n i d o declara que no pretendió más que hacer un acto de protesta fifwrt salía del Arco de Wéllington, en la Constitution Bill, a pocos metros del palacio de Biuykinsham, el desgraciado Makon, hombre de unos treinta y cinco años, medio calvo, ni hien ni mal trajeado, de rostro normal, estatura media y escoces de origen, sacó su arma a pocos pasos del caballo de Edioardo VIII, que iba acompoiñado de su hernumo el duque de York. El Rey se dio cuenta de todo. Sus ojos se dallaron fijamente en los del hombre y siguió su camino impertérrito. "Le lanzódice al "•Manches- ter Guardian" una de tos personas de su séqxutourna dirty look." La Constitution Hill parece el lugar favorito de todos los locos que en este reino intentan dar un susto a los Reyes. Desde los años dorados de la Reina Victoria, esa alegre y pomposa avenida del palacio de Buokimgham, no había presenciado nin- guna escena de tal índole. En ella se atentó dos ve- ces, y una en 18if2, bastante seria, contra la vida de Za Reina emperadora, que fué objeto de cinco atentados en su vasto reifiado. Eduardo VII no co- noció ninguno en su patria, pero sí en Bruselas. Contra la vida de Jorge V no atentó nadie. En las primici'OS de su reinado, Eduardo VIII, que gosa no ya de la adhesión, siyio de un ainor tierno y filial de todos sus subditos, conservadores, libera- res, laborisias y socialistas de la izquierda, atisba entre una muchedumbre jubilosa y vocinglera la cara adusta de un descontentadizo, que ni es crimi- íial ni se descujrrla tampoco de la lealtad wnánlme, simo <íue pretende únicamente hacer una protesta pública contra algo o contra alguien que no son ni la persona ni la representación histórica del Rey. Tales parecen ser los hechos. Decir que el inciden- te ha reforzado el sentimiento de adhesión a la Mo- narquía y de adoración al Monarca, seria un tópico vano. Se hcClUt, el pueblo inglés tan identificado con su Monarquía constitiuAonal y tan orgulloso de su nuevo Monarca, que no parece posible una supera- ción de su lealtad. Todas las naciones de Europa han querido infruotuosamente incorporar el sano ré- gimen constituciomal y parlamentario de la Gran Bretaña. Cuando tenían buenos Reyes no sabían conformar las instituciones, y cuando temian las instituciones no encontraban buenos Reyes. El pue- blo británico ha creado no sólo la institución qua es sutil e imponderable, simo los Reyes ttimbién, aco- modá'ixdolos a ella y ella a la voluntad general del pueblo. Mientras la Policía se apoderaba del desdichado Mahon, la gente pedia ciue se lo dejaran a ella, y luego, a la puerta de la Sala de Justicia^ al con- cluir su declaración ante la Policía, lo silbaron y denostaron cruBhnente. El Rey, mientras tanto, ju- gaba al "golf", después de despachar con sus seore- iarioa y de dlmorsur como de costumbre. Sir John Simón dio cuenta en el Parlamento del incidente, y de todos los escaños salieron vivas al Monarca, el cual, hablando a sus soldados en ki ceremonia de esta mañana, recordó los horrores y el espíritu de camaradería que conoció en los años de la guerra, hace veinte. "Con todo ini corazón espero e imploro que níMica más sea nuestra, generación llamada a afrontar días tan duros y terribles. La Humanidad pide paz y seguridades de paz, y en la pas encon- traréis vosotros, para el cumplimiento de vuestro deber, oportunidades tan nobles como las pasadas en el campo de batalla", dijo.—^LUIS CALVO. Los laboristas, contra los comunistas LONDRES 16 (4 t.).—El Comité nacional del mo- vimiento laborista acaba de publicar una declara- ción, en la que se ataca enérgicamente al partido comunista britájiico y a la Tercera Intenwi/Cittaal. (Fabra.)^ EDUARDO VIH (Crónica telefónica de nuestro redactor-corres- ponsal.) LONDRES 16 (IS n.).Ba sido nada mus que una ingmma tentativa de conato de otmenaza a la vida del Rey. una tentativa aislada, de protesta in- dividualista,. ¿Protesta contra qué y contra quién? Ese es el misterio que aclararán los Ti'ibunales. Jorge Andrés Mahon ha dicho únicaraente que la culpa de todo barullo, pues no ha pasado de un ba- rullo, la tiene sir John Simón, ministro del Interior, a quien habla escrito ayer y telefoneado esta ma- ñana. Pero ¿por qué y para qué? La Policía acusa al hombre de tenencia de una arma de fuego con propósito de causar daño a una vida. JVo. alude si' quiera a la vida del Rey, encarnación suprema del espirltti nacional. No existe, pues, acusación de ÍCTÍ- tativa frustrada de regicidio, lo que hubiera impli- cado un delito de alta traición. El mismo Mahon, deponiendo ante la Policia, ha dicho: "El Bey no está herido. No quería herirlo en modo alguno. Sólo quise hacer MW acto de protesta," Hasta ahora todo liace creer que el hombre dice la verdad. El revólver que esgrimió, o dicho más propiamente, enarboló, tenía cinco cargadores, y uno de ellos, el qu-e hubiera debido disparar prime- ro, estaba vacío. Si era propósito de Mahon atentar contra el Rey, ¿cómo iba a haberse dejado sin bala el primer cargador? Cuando alzó en el aire su ai-- ma, un policia y una mujer ae abalanzaron contra él, y el revólver fué a dar en la pata trasera del caballo del Rey. Eduardo VIII venia de revistar en Byde Parle a seis batallones de su guardia de Infa/nt&ria, a los que había hecho entrega de nuevas banderas, y se- ^ n I-ias primeras noticias trasonátidiais desde Rusia de la reforma constitucional proyectada, y aun la primera lectura dKü proyecto de reforma de la Cons- titución llegado a las Redacciones de los periódico.^, hicieron admitir con siana ingenuidad, pero también con cierto dejo de satisfacción maliciosa, no so- lamente que la U. R. S. S. se democratizaba por ]a adopción de un sistema ©lectorail universa! direc- to y secreto, sino también (y en esto consistía su adaptación principal a ías estructuras políticas de loa Estados burgueses) por la organización de un Poder legislativo bicameral. Se dojcubría de rep^cnte que la Unión Soviética se embarcaba nada menos que en la aventura de organizar una e^ípeele de Cámana áii los Pares y una e<ipecie de Cámara de los Lores, o un Congre- so y un Senado, y fácilmente se comprende que esta idea era efipecjolmenite apropiada para estí- m,ular una creencia (hoy muiy extendida) do que el Batado sofviético ruso se hallaba en un proceso de involución o de degeneración que habrá de hacer- le retroceder, no solamente a fonnas políticas pro- pias de la burguesía, sino a formas estructurales ipolítieoburguesas abandonadas por arcaicas por las Constituciones más perf&otas de los Estados capita- listas. Bien sabido es que .entre nosotros basta pronun- ciar la palabra "Senado" para que inmediatamente se siga umia condeniación fulminante de todo sísibema bicaraeral y una proclamación indubitable da que ©1 sistema unicameral representa el ápice del per- feccionamiento de la organización legislativa en to- do E-stado liberal y democrático. Se oomiprends, sin embargo, fácilmente que cabe muy bien la exi.stencia de un sistema bicameral en \m Estado cflipitalista sin que ninguna de sus dos Cámaras prssente afinidades ni con la Cámara de los Lor3a inglesa ni con el antiguo Senado español. Por lo que se refiere al sistema bicameral die la U. R. S. S., la falta de analogía con los órgaoios legisilativos de los Estados capitalistas «s notoria. En primer Jugar hay que advertir qque este sis- tetaa bicameral i-uso no es una novedad introducida por el actual proyecto de Constltuoión. El sistema bicamiraU existía cor,.stituclonalmenitie len la Rusia soviética ássáe el año de 1924, y s« había ido ela- borando a partir de la vietoria en la guerra civil como unía necesidad de asimilaoión a la República Fedierai SociaJástia de los Soviets de Rusia de los vai-;<;L5 tcrritcciog pacúficados. Esite proceso se ex- tiende desde ©1 año de 1920, en que la República fe- deral establees un Tratado de allianza con üorania, hasta que en «mero de 1924 el proyecto de Oonsti- tucion elaborado priaoipalmieiite por influencia del partido comunista y adoptado por el Comité ejecu- tivo centrial fué ratificado por el segundo Congre- so general de 3^ Unión d« los Soviists. ! Conviene fijar la atención en «ate oragen del sis- ' teana bicameral de la U. R. S^. S. y «n este proceso de su desarrollo. Porque si se tiene en cuenta que la gueirra civil estuvo apoyada por un grupo de po- tenciajs extranjeras, y es, por consiguiente, un pro- ducto de la situación ¡ntemaoiona!, y que el inten- to de participación en la Coníerenicia de Genova y el Ti-atado da Rapallo con Alemania son nwanentos importantes de ese proceso, ee comprenderá qtw los motivos de defensa nacional y de política inter- nacional entran por mucho en la organización de la U. R. S. S. y pueden servir para explicar mudhas de las apariiencias y muchas de las oaraoterísticas reales del s'isteana biaameral ruso, elevado a rango constitucional el año 24 y ratificado .por el proyec- to de reforma actual!. En realidad, en este punto es tantia la divergen- cia entre el sistema bicameral ruso y los demás sistemáis bicamerales, que las dos Cámaras rusas no son propiamente dos Cámaras legislativas, como lo son las de ios Estados burgueses. Es verdad que eU articullioi 32 del proyecto actual de Consbiituc-ión dice: "M Poder legislativo de la U. R. S. S. está ejercido exolusivamente por el Con- sejo Supremo de la U. R. S. S." Este Consejo Supremo equivale a lo que en 3a Oonstátuoióia de 1924 se Uamalba Comité Central Ejecutivo. El Comité Central Ejecutivo constala de dos Cá- maras, llamadas Soviet de la Unión y Soviet de Nacionalidades. "El Consejo Supremo de la U. R. S. S. (en el ac- tual proyecto) está constituido (igualmente) por dos Cámaras: el Consejo de la Unión y el Consejo de las Nacionalidades" (artíoulo 33). Se ve, pues, que en el proyecto actual varían los nombres; p3ro las cosas, en realidad, no vwrfsm, y aimque la Constitución llegue a afirmar que el Consiejo de la Unión y el Consejo de las Nacionatt- dadies son dos Cámaras legislativas, lo má;S proba- ble es que esas dos Cámaras sigan ejerciendo, como hasta aquí, no solamente funciones legislativas, si- no también funciones ejecutivas, aunque auxilián- dose para el ejercicio de e-sas funciones de organis- mos establecidos por ellas, tales como el "Consejo de Comisario® del Pueblo" o Gobierno ("Sovnarkoin"} y ©1 célebre "Presidium", eepscie de Diputación per- manente de Cortes, psro dotada de faailtades eje- cutivas d;Iegadiaa de las que hoy posee el actual Co- mité Ejecutivo y que bajo el nuevo régimen consititu- oional poseerá el Consejo Supremo de la U, R. S. S. Si desde este punto de vista es muy difícil, si no imposible, identificar el sistema bicameral de la U. R. S. S. con los sistemas bicamerales general- mente conocidos, es también muy difícil identificar el Soviet de las Nacional ¡dad es con los Consejos 1*. gisiativos caracteristicoa ái los Estados federales. La razón de la dificultad consiste en que la U. R. S. S. no es una República federal en el senf tido habituad de la palabra; es decir, no es una fe- deración de nacionalidades, sino una federación d« Soviets. El proyecto de Constitución qus sirvió de basies al texto constitucional de 1924 fué elaborado por el partido comunista bajo la idea de organizar un "Es- tado no nacional", y no disja die sar significativo quo la palabra "federal" adoptada en la Constitución de 1918 sea suprimida en la denomiimación die la U. R. S. S. Estas consideraetones son muy propias para su- gerir la idea de que las grandes variaciones que a primera vista parece que introduce el proyecto de reforma constitucional de la U. R. S. S. son en rea» Itdad variaciones puramente nominalas, no raalesj aparentes, no suatanciales. Y si unimos esta idea con la amteriorm'ente apimtada por mi acerca da que la U. R. S. S. se constituyó prirucipistanen'te por motivos di9 defensa nacioeftad y por exigencias de poli tica intemiacíOinal, y aun con la de que el p r o yecto de reforma de que nos estamos ocupando tam» bien obedece principalmente a exigencias de la rea» lidad Internacional, podríamos llegar a la ccaiclii" sión—falisa si se toma lem un sentido absoluto, pero verdadera si se adopta con un justo sentido de me- dida y proporción—de que la aparente estru'Ctura- olón deimocráUca de la mieva ley fundamentail de la U. R. S. S. constituye un prodigioso fenómeno de mimetismo político de adiaptación al reivuielto medio de la vida inteirnacioo'al, proipio para esqm- var pcáigros y para captar alianzas, pero qu« apa- ñas altera la estrucstttra dé Su orgaañzación interna. Por lo que se refiere a oufcritó se ha dicho acerca de la novedad de la adopción de un sistema k^is- lativo bicaaaerail ea la Constitución de la U. R. S. S., y aun por lo que sie refiere a la adopción del su- fragio univer.<5al dii-eoto y secreto, «sta testó no me parece en modo alguno aventurada ni difícil de pro- bar. LiO cual no quiere de«ir que yo suponga que este proyecto de Constitución no .puede aigrtificar «1 in- dicio de que en la U. R. S. S. se estén cperaiKio cambios de importancia. Que estos cambios sean en sentido propiamente democrátioo es lo que me pa- rece especialmente dudoso. Otro día procuraré exponer el fundamento de estas dudas mías. (Exclusiva para la Agencia ALPES. Prohibida la reproducción.) t8í:tt««íí«ínjí Cuatro mil por el m u e r t o s calor NUEVA YORK 16 (1 t.).—Esta mañana se ele- vaba a cuatro mil el número de muertos producido por el enorme calor reinante en los Estados Unidos. Millares de personas se encuentran gravemente en- fermas. (Fabra.) DIALOGO VERANIEGO, por Bagaría r UN PEZ.—Elste año tenemos pocos diputados. OTRO PEZ.—^Así tendremos que usar menos fi Itros^i

El Sol, 17 de Julio de 1936

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EX TERCERA, CUAJITA, QUINTA X SEXTA aPaC^AIfASs ICá! SE-SION' DE LA COMISIÓN PEBIVtANENTE DE I^AS CORTES,

EN s E n r r a i A : t r x A K T I C U L O » E G O N Z A L O D E B B P A B A Z .

EN OCTAVA: EL TIEMPO EN ESPAÍÍA, DEPORTES, 0 \

Año XX.—Núm. 5.897 :: Precio: 15 cents. Ap. 249. Tel. 32610. jDiario independiente fundado por D. McoIás M. ürgofí en 1917. Madrid, viernes 17 de jiiMo de 1936

LA DIFÍCIL S I T U A C I Ó N DEL CAMPO Y DE LA COSECHA

La ruina del labrador modesto El campesino ''constituido para la labor"."No existe libertad de movimientos.-Jornada de treinta horas y jo rna l de cuarenta y c inco.--Fal ta de d inero y embargos . "E l equipo o b l i g a t o r i o de hombres.--

El contribuyente modesto BADAJOZ. — Decía m'o s en

nuesta anterior iníoiraación que «1 número de segadores había Ci'ecldo como la espuma ante la perspeotiva de los buenos jorna­les ofrecidos. Igual ocurre, en ge­neral, oon el caiLSO de campesi­nos, pues esperan tener tierra proipia que explotar. Que se vin­culen o no a ella, es cosa que só­lo el trascurso del tiemi>o podrá decir. Por lo pronto, ese volea-miento sobre el agro de indivi­duos que nunca le habían dedica­do au actividad perturba las fae­nas de siembra, escarda y reco­lección en forma que sólo lia permitido coaeohar desastras; és­te es también el origen del agra­vamiento del paro obrero en épo­cas determinadas, y aun el moti­vo de que las extensiones sem­bradías no sean bastantes para dar trabajo a tanta gente. Cuan­do en los predios intervenían únicamente quienes, según frase gi'áfioa por aquí muy usada, es­taban "constituidos para la la­bor", los obreros sobrantes de cada término mjunicipal sabían ya adonde dirigirse para lograr una ampliación de sus peonadas. Los naturales de poieMos afama­dos por su entereza en la faena, o por su conocimiento de espe­cialidades determinadas, abando­naban sus pueblos apenas seg'a-das las senaras o se iban a se­gar o a saca;r cordial en lugares «n donde ya tenían acreditada su pericia. La colocación era cosa asegurada, y en cuanto al diee-plazaan.iento, ya procuraban los interesados liacerlo a lugare-s ¡próximos al de sus residencias.

Hoy no pasa eso por varias ra­zones. Es la pnimera que el obre­ro no tiene libertad de movinúen-tos para salir en busca de traba­jo. Si quiere hacerlo ha de co-laenzar por pedir la baja en ei censo de sü pueblo y solioitei-r el alta en el de aquel en que pien­se encontrar ocupación. Aquí surge la primera dificiátad, por­que el alta que se solicita se le concede o no. Lio corriente es que Ho se le conceda, y si insiste en obtenerla, suelen ios alcaldes me­terlos en la cárcel, muchas veces acomipiañados de los labradores que han intentado ofi'ecerles peo­nadas. Se los tiene veinticuatro lloras detenidos, sin que la auto­ridad aijnicipal se acuerde de en­viarles ni coimida, y se les acon­seja que sigan viaje al EWorado provincial, cue es el término de Badajoz;,

Ya hornos reseñado lo que en Ja capital sucede con quienes Vienen a ofrecerse para ©1 tra­bajo. Agotado o a punto áe ag-o-tarse el pan que trajeron, si es Que lo trajeron, porque muchas han abandonado sus casas, des­pués de conseigttír en los lu­gares de resistencia dos, rres f) cuatro peonadas, mandan un pru. pió al alcaide dándole cutnta de •''U situación. Via le el aicaldi:, y a íuerza de gestio-ü^s, consigue que aumenten las cuadrillas, aun cuando no haya tierraa en donde emplearlas. Esa forma de hacer los desplazamientos motiva que anden por Badajoz obreros per­tenecientes a pueblos como Ore-llama la Vieja, que está a 115 kllóim6'..o.-: da la cap-.a^ c a Garlitos, que está a 150. Los de Oliva do ja íroriteiia, qae U;aen Su natural sitio de trabajo en Je­rez de los Caballeros, situado a 18 kilómetros, han de salvar los S2 de distanoia que ha.y de allí a la capital si desean tener proba­bilidades de conseguir alguna peonada.

Van cayendo, por tanto, sobre *ste término centenares de cam­pesinos. Los p-tronos .,ue loa em­pleen han heoho im espléndido negocio. Si la labor ea de mjadia-Uia importancia, habrá de pagair-lea caída sábado el desiplazamien-to hasta sus hogares y el consi-©uieate regreso en la miañana de los lunes. Cuando el autobús sa­fe hacia su destino por las tar­des, no hay problema, ya que l^asta con abonarles el importe ^el billete de ida y vuelta, que si los jornaleros son, i>or ejemplo, ' e Baraarrota, valen a razón de ^.55 pesetas por individuo; pero ®i los operarios son de lugares para los cuales solamente tengan los corchea de .servicio su salida por las mañanas, entonces habrá 'ie agregarse al gasto del billete ®1 abono de este mediodía, que el Obrero no trabaja. También ha­

brá de pagárseles el jornal del domingo y el correspondiente al lunes. Como las faenas terminan a mediodía y no se pueden des­contar las horas que se tarde «n hacer el recorrido, resulta que la jomada semanal de cuarenta y cinco horas se reduce automá­ticamente a treinta. Trabajan, por tanto, muchas cuadrillas treinta horas y cobran cuaren­ta y cinco; ello sin contar un gasto por individuo desplazado que puede calcularse, gracias al absurdo método seguido en la distribución de obreros, entre 5 y 10 pesetas semanales.

Hay otros casos en que ea más flagrante la absurdidad de este sistema. Tomemos el de un patro­no a quien le envían las cuadri­llas un vieme« y por tener poca hacienda que segar sólo puede darles ocupación hasta el mar­tes. Se trata, como puede supo­nerse por la referencia, de un paria dal oam,po, de uno de esos hombres para quienes Ja reco-le.cci6n de la cosecha es problema vital ,no problema económico. Si ha tenido la desgnacia de que los obreros que le asignen vivan en lugares lejanos, ve entrársele la ruina por las puertas d« su ca­sa. Tendrá que pagarles el sába­do y el lunes; tendrá que abo­narles también el domingo y el desplazamiento a sus hogares, y una faena que se hubiese podido hacer en cuatro días laborables, no podrá eohailia con menoa del pago de siete.

Tamaña situación ha hecho que muchois piensen que es mejor hacer entrega de la cosecha a los obreros que quieren recogerla; paro no se les permite esa solu­ción. Se hace el laboreo forzoso de su tierra, ge le pasa la cuenta dá,ndoles un plazo de veinticua­tro horas para su pago, y si no puede afrontarla por IriiSuficien-cia de numerario o porque ni aun la usura se presta a sacarlo del atolladero, ve embargados sus modestos bienes, entre los cuales se encuentra la cosecha, y encima puede darse roor muy sa­tisfecho si no lo meten en la cár­cel. Muchos la han visitado por motivos parecidos.

Log casos que cuento respon­den a realidades que he podido comprobar, y si no se cita el nombre de los interesados, és porque ya tienen éstos bastante con su desgracia para que ven­gamos nosotros a aumentársela exponiendo sus nomibi-ea a las represalias de las organizacio­nes obreras o a la dte cualquier monterüla de pueblo.

Hace un momiento acabo de hablar con un modasitísimo pro­pietario que tiene sembradías seis hectáreas de mueias y que por carecer de dinero paa^a la siega ofreció la cosecha a Jos obreroí para que hicieran la recoleocióin a su exclusivo beneficio, y aun cuando oasi todos reputaban be­neficiosa la operación, no llegó a perfeccionarse, porque se opuse el delegado de los mismos. A es­te modesto propietiario ya le ha^ brán ido con la notificación co­rrespondiente, oomninándole a que en un plazo de veintlicuatro horas proceda a pedir cuadrilla bajo las penas de ritual. Ea cafio se multiplica constantemente, y aso'mbra ver con qué constancia saldrán estos labradores a im­plorar numerario en circunstan­cias como las actuales, en que no se consigue dinero de nadie; ni de los Bancos ni de particular res. Los primeroB, como es de su­poner, no han esitado a disposi­ción de estos modestos empresa­rios <3e la tierra, sino por inter­posición de per-sonas de solvencia que los garantizasen, o poKiue si eran arrendatarios, el dueño de las fincas les adelantaban el dinero. Hoy el crédito no existe para -el agricuHtor y ni aun para muchos que poseen magníficas fincas. Ni aun el más insignifi­cante agricultor se escapa de lá.s mallas de la situación. Sé de un caso en que se solicitó de la Bol­sa de Trabajo un sodo obrero pa­ra las operaciones de siega. El solicitante tiene mujer y cinco hijos útiles, que trabajan habi-tualmente en las tierras de su progenitor. Pedía un obrero más para auxiliarse y se lo negaroin. O llevaba ocho o ninguno. Igual ha sucedido a un vecino de Roca de la Sierra, que vive con tres hijos en una explotación agríco­la, dedicándole los cuatro al tra­

bajo de la misma; querían en­viarle también el cupo de ocho segadores, y cuando alegó que eso equlvaildria a condenar al pa­ro a los de su famiitía, se le con­testó que eso no tenía ninguna importancia.

LíO malo de esto es que la rui­na cunde como la maleza en la? tierras abandonadas. No tarda­rán en tocarse las consecuencias. Esta provincia tiene 77.746 con­tribuyentes ¡por rúsücia clasifica­dos en la siguiente forma: de más de 50 pesetas por año, 52.753, el 67,86 por 100; de me­nos de 50 pesetaa de contribu­ción anual existen 24.993, el 32,14 por 100 de los oontribu-yentes; en cantidades inferio'res a 5 pesetas contribuyen 1.606 propietarios rústicos; de 5 a 10 pesetas, 2.505; de 10 a 50, 20.832. No se cifran ni los que benefi­cian fincas de las incluidas en el •catálogo de laa adjudicadas al Eistado, ni los asientados por cuenta de éaiiB. Pero esos núme­ros son ya de por sí balitante elocuentes si se tiene en cuenta que el 80 por 100 del modesto patronazgo aigrloola está arrui­nado.

Pedro PERDOMO

Ayer se aprobó la reforma del Estatuto orgánico del Banco

de Francia

Las principales modificaciones se refieren a la asamblea general de accionistas, a la dirección y al nombranaiento

de Consejo general

El proyecto de reforma constitucional de la U. R. S. S.

Por JULIÁN BESTEIRO

(Crónica telefónica de nuestro re-4actor-oo)Tesponsa,l.)

P A R Í S 16 (12 m.).—^La reforma del Estatuto orgánico del Banco de Francia, una de las medidas más signiflcativas y discutidas del programa del Gobierno de Frente Popular, fué aiprobada hoy a pri­mera hora de la noche en la Cá­mara de los Dilpuitados por una Im­ponente mayoría (430 votos contra 111). El ministro de Hacienda, se­ñor Auriol, que ayer informó con extramada minuciosidad técnica ante la Comisión de Hacienda dol Palais Bcurbon, intervino esta ta''_ de en el debate varias veces para pronunciarse contra algunas en-mionidas siuiscritas por la oposición y encarecer la adopción integral de los textos pirevíentiados por el Gobierno. "Me guairdaré muy bien —dijo el ministro—de poneír en entredicho el prestigio del Banco de Francia, subrayado por algunos interpoladores; pero debo afíadiir que únicamente solicitamos quis el Banco sea una fiel imagen de la Francia que trabaja."

Después de prcpoaicionar algu­nas explicacion^es sobre ciertas agrupaíciiones financieras que os­tentan un gran número de accio­nes del Banco de Francia, el Gira­dor p'imtualizó, en medio de los aplaiuisos de los diputados del Fren­te Popular: "EJ GoWemo político de Francia es democrático; pero el Grobieimo económico y financie­ro es heiredJtajrio, monáirquico y de

derecho divino." Más adelante, el Sr. Ajuiniol provocó los aplausos unánimes da la Asamblea cuando, para apoyar su tesis centra las minorías que regentan, grandes capitales qiue no les pertenieoen, citó la Enoiclloa Cuadragesisimo Anuo. "¿Quién podrá negarse a admitiir — dijo — que la actividad francesa e.v.tó represemlada en la gestión de nueeitro instituto de ©mi, sión para llevar a cabo una obra común dentro de ima independen­cia también común?"

Desmintió el ministro oon fuer. za que las trasformaciomes intro­ducidas en el funcionamiento del Banco tengan por móvil una ope­ración monetaria de cualquier ín­dole. El Gobierno actual-—aña­dió—-no recurrirá a la inflación, porque reembolsará lo que se le preste. La m'Sjor garantía de in­dependencia del Banco, tanto res­pecto del Banco como respecto de las grandes congrígaclcnes eco­nómicas, es la de un control pú­blico y constante.

El proyecto aprobado por la Asamblea había sido preparaido escrupulosamente por el Sr. Au­riol, en colaboración con reputa­dos expertos.

Las principales modificaciones del Estatuto jurídico del Banco de Francia se refieren a la Asamblea

En tercera plana y siguientes, los discursos de la sesión del miércoles de la Diputación permanente de las Cortes

(Continúa en la pági­na 10.)

CONATO DE AMENAZA A LA VIDA DEL REY DE INGLATERRA

Al paso de! Monarca, un individuo esgrime un revólver, y una mujer y un pol ic ía se lanzan contra él y cae al suelo el a rma ,.

Al s e r d e t e n i d o d e c l a r a q u e no p r e t e n d i ó más q u e hace r un ac to d e p r o t e s t a

fifwrt salía del Arco de Wéllington, en la Constitution Bill, a pocos metros del palacio de Biuykinsham, el desgraciado Makon, hombre de unos treinta y cinco años, medio calvo, ni hien ni mal trajeado, de rostro normal, estatura media y escoces de origen, sacó su arma a pocos pasos del caballo de Edioardo VIII, que iba acompoiñado de su hernumo el duque de York. El Rey se dio cuenta de todo. Sus ojos se dallaron fijamente en los del hombre y siguió su camino impertérrito. "Le lanzó—dice al "•Manches-ter Guardian" una de tos personas de su séqxuto— urna dirty look."

La Constitution Hill parece el lugar favorito de todos los locos que en este reino intentan dar un susto a los Reyes. Desde los años dorados de la Reina Victoria, esa alegre y pomposa avenida del palacio de Buokimgham, no había presenciado nin­guna escena de tal índole. En ella se atentó dos ve­ces, y una en 18if2, bastante seria, contra la vida de Za Reina emperadora, que fué objeto de cinco atentados en su vasto reifiado. Eduardo VII no co­noció ninguno en su patria, pero sí en Bruselas. Contra la vida de Jorge V no atentó nadie.

En las primici'OS de su reinado, Eduardo VIII, que gosa no ya de la adhesión, siyio de un ainor tierno y filial de todos sus subditos, conservadores, libera­res, laborisias y socialistas de la izquierda, atisba entre una muchedumbre jubilosa y vocinglera la cara adusta de un descontentadizo, que ni es crimi-íial ni se descujrrla tampoco de la lealtad wnánlme, simo <íue pretende únicamente hacer una protesta pública contra algo o contra alguien que no son ni la persona ni la representación histórica del Rey. Tales parecen ser los hechos. Decir que el inciden­te ha reforzado el sentimiento de adhesión a la Mo­narquía y de adoración al Monarca, seria un tópico vano. Se hcClUt, el pueblo inglés tan identificado con su Monarquía constitiuAonal y tan orgulloso de su nuevo Monarca, que no parece posible una supera­ción de su lealtad. Todas las naciones de Europa han querido infruotuosamente incorporar el sano ré­gimen constituciomal y parlamentario de la Gran Bretaña. Cuando tenían buenos Reyes no sabían conformar las instituciones, y cuando temian las instituciones no encontraban buenos Reyes. El pue­blo británico ha creado no sólo la institución qua es sutil e imponderable, simo los Reyes ttimbién, aco-modá'ixdolos a ella y ella a la voluntad general del pueblo.

Mientras la Policía se apoderaba del desdichado Mahon, la gente pedia ciue se lo dejaran a ella, y luego, a la puerta de la Sala de Justicia^ al con­cluir su declaración ante la Policía, lo silbaron y denostaron cruBhnente. El Rey, mientras tanto, ju­gaba al "golf", después de despachar con sus seore-iarioa y de dlmorsur como de costumbre. Sir John Simón dio cuenta en el Parlamento del incidente, y de todos los escaños salieron vivas al Monarca, el cual, hablando a sus soldados en ki ceremonia de esta mañana, recordó los horrores y el espíritu de camaradería que conoció en los años de la guerra, hace veinte. "Con todo ini corazón espero e imploro que níMica más sea nuestra, generación llamada a afrontar días tan duros y terribles. La Humanidad pide paz y seguridades de paz, y en la pas encon­traréis vosotros, para el cumplimiento de vuestro deber, oportunidades tan nobles como las pasadas en el campo de batalla", dijo.—^LUIS CALVO.

Los laboristas, contra los comunistas

LONDRES 16 (4 t.).—El Comité nacional del mo­vimiento laborista acaba de publicar una declara­ción, en la que se ataca enérgicamente al partido comunista britájiico y a la Tercera Intenwi/Cittaal. (Fabra.)^

EDUARDO VIH

(Crónica telefónica de nuestro redactor-corres­ponsal.)

LONDRES 16 (IS n.).—Ba sido nada mus que una ingmma tentativa de conato de otmenaza a la vida del Rey. una tentativa aislada, de protesta in­dividualista,. ¿Protesta contra qué y contra quién? Ese es el misterio que aclararán los Ti'ibunales. Jorge Andrés Mahon ha dicho únicaraente que la culpa de todo barullo, pues no ha pasado de un ba­rullo, la tiene sir John Simón, ministro del Interior, a quien habla escrito ayer y telefoneado esta ma­ñana. Pero ¿por qué y para qué? La Policía acusa al hombre de tenencia de una arma de fuego con propósito de causar daño a una vida. JVo. alude si' quiera a la vida del Rey, encarnación suprema del espirltti nacional. No existe, pues, acusación de ÍCTÍ-tativa frustrada de regicidio, lo que hubiera impli­cado un delito de alta traición. El mismo Mahon, deponiendo ante la Policia, ha dicho: "El Bey no está herido. No quería herirlo en modo alguno. Sólo quise hacer MW acto de protesta,"

Hasta ahora todo liace creer que el hombre dice la verdad. El revólver que esgrimió, o dicho más propiamente, enarboló, tenía cinco cargadores, y uno de ellos, el qu-e hubiera debido disparar prime­ro, estaba vacío. Si era propósito de Mahon atentar contra el Rey, ¿cómo iba a haberse dejado sin bala el primer cargador? Cuando alzó en el aire su ai--ma, un policia y una mujer ae abalanzaron contra él, y el revólver fué a dar en la pata trasera del caballo del Rey.

Eduardo VIII venia de revistar en Byde Parle a seis batallones de su guardia de Infa/nt&ria, a los que había hecho entrega de nuevas banderas, y se- ^

n I-ias primeras noticias trasonátidiais desde Rusia

de la reforma constitucional proyectada, y aun la primera lectura dKü proyecto de reforma de la Cons­titución llegado a las Redacciones de los periódico.^, hicieron admitir con siana ingenuidad, pero también con cierto dejo de satisfacción maliciosa, no so­lamente que la U. R. S. S. se democratizaba por ]a adopción de un sistema ©lectorail universa! direc­to y secreto, sino también (y en esto consistía su adaptación principal a ías estructuras políticas de loa Estados burgueses) por la organización de un Poder legislativo bicameral.

Se dojcubría de rep^cnte que la Unión Soviética se embarcaba nada menos que en la aventura de organizar una e^ípeele de Cámana áii los Pares y una e<ipecie de Cámara de los Lores, o un Congre­so y un Senado, y fácilmente se comprende que esta idea era efipecjolmenite apropiada para estí-m,ular una creencia (hoy muiy extendida) do que el Batado sofviético ruso se hallaba en un proceso de involución o de degeneración que habrá de hacer­le retroceder, no solamente a fonnas políticas pro­pias de la burguesía, sino a formas estructurales ipolítieoburguesas abandonadas por arcaicas por las Constituciones más perf&otas de los Estados capita­listas.

Bien sabido es que .entre nosotros basta pronun­ciar la palabra "Senado" para que inmediatamente se siga umia condeniación fulminante de todo sísibema bicaraeral y una proclamación indubitable da que ©1 sistema unicameral representa el ápice del per­feccionamiento de la organización legislativa en to­do E-stado liberal y democrático.

Se oomiprends, sin embargo, fácilmente que cabe muy bien la exi.stencia de un sistema bicameral en \m Estado cflipitalista sin que ninguna de sus dos Cámaras prssente afinidades ni con la Cámara de los Lor3a inglesa ni con el antiguo Senado español.

Por lo que se refiere al sistema bicameral die la U. R. S. S., la falta de analogía con los órgaoios legisilativos de los Estados capitalistas «s notoria.

En primer Jugar hay que advertir qque este sis-tetaa bicameral i-uso no es una novedad introducida por el actual proyecto de Constltuoión. El sistema bicamiraU existía cor,.stituclonalmenitie len la Rusia soviética ássáe el año de 1924, y s« había ido ela­borando a partir de la vietoria en la guerra civil como unía necesidad de asimilaoión a la República Fedierai SociaJástia de los Soviets de Rusia de los vai-;<;L5 tcrritcciog pacúficados. Esite proceso se ex­tiende desde ©1 año de 1920, en que la República fe­deral establees un Tratado de allianza con üorania, hasta que en «mero de 1924 el proyecto de Oonsti-tucion elaborado priaoipalmieiite por influencia del partido comunista y adoptado por el Comité ejecu­tivo centrial fué ratificado por el segundo Congre­so general de 3^ Unión d« los Soviists.

! Conviene fijar la atención en «ate oragen del sis-' teana bicameral de la U. R. S . S. y «n este proceso de su desarrollo. Porque si se tiene en cuenta que la gueirra civil estuvo apoyada por un grupo de po-tenciajs extranjeras, y es, por consiguiente, un pro­ducto de la situación ¡ntemaoiona!, y que el inten­to de participación en la Coníerenicia de Genova y el Ti-atado da Rapallo con Alemania son nwanentos importantes de ese proceso, ee comprenderá qtw los motivos de defensa nacional y de política inter­nacional entran por mucho en la organización de la U. R. S. S. y pueden servir para explicar mudhas de las apariiencias y muchas de las oaraoterísticas reales del s'isteana biaameral ruso, elevado a rango constitucional el año 24 y ratificado .por el proyec­to de reforma actual!.

En realidad, en este punto es tantia la divergen­cia entre el sistema bicameral ruso y los demás sistemáis bicamerales, que las dos Cámaras rusas no son propiamente dos Cámaras legislativas, como lo son las de ios Estados burgueses.

Es verdad que eU articullioi 32 del proyecto actual de Consbiituc-ión dice: "M Poder legislativo de la U. R. S. S. está ejercido exolusivamente por el Con­sejo Supremo de la U. R. S. S."

Este Consejo Supremo equivale a lo que en 3a Oonstátuoióia de 1924 se Uamalba Comité Central Ejecutivo.

El Comité Central Ejecutivo constala de dos Cá­maras, llamadas Soviet de la Unión y Soviet de Nacionalidades.

"El Consejo Supremo de la U. R. S. S. (en el ac­tual proyecto) está constituido (igualmente) por dos Cámaras: el Consejo de la Unión y el Consejo de las Nacionalidades" (artíoulo 33).

Se ve, pues, que en el proyecto actual varían los nombres; p3ro las cosas, en realidad, no vwrfsm, y aimque la Constitución llegue a afirmar que el Consiejo de la Unión y el Consejo de las Nacionatt-dadies son dos Cámaras legislativas, lo má;S proba­ble es que esas dos Cámaras sigan ejerciendo, como hasta aquí, no solamente funciones legislativas, si­no también funciones ejecutivas, aunque auxilián­dose para el ejercicio de e-sas funciones de organis­mos establecidos por ellas, tales como el "Consejo de Comisario® del Pueblo" o Gobierno ("Sovnarkoin"} y ©1 célebre "Presidium", eepscie de Diputación per­manente de Cortes, psro dotada de faailtades eje-cutivas d;Iegadiaa de las que hoy posee el actual Co­mité Ejecutivo y que bajo el nuevo régimen consititu-oional poseerá el Consejo Supremo de la U, R. S. S.

Si desde este punto de vista es muy difícil, si no imposible, identificar el sistema bicameral de la U. R. S. S. con los sistemas bicamerales general­mente conocidos, es también muy difícil identificar el Soviet de las Nacional ¡dad es con los Consejos 1*. gisiativos caracteristicoa ái los Estados federales.

La razón de la dificultad consiste en que la U. R. S. S. no es una República federal en el senf tido habituad de la palabra; es decir, no es una fe­deración de nacionalidades, sino una federación d« Soviets.

El proyecto de Constitución qus sirvió de basies al texto constitucional de 1924 fué elaborado por el partido comunista bajo la idea de organizar un "Es­tado no nacional", y no disja die sar significativo quo la palabra "federal" adoptada en la Constitución de 1918 sea suprimida en la denomiimación die la U. R. S. S.

Estas consideraetones son muy propias para su­gerir la idea de que las grandes variaciones que a primera vista parece que introduce el proyecto de reforma constitucional de la U. R. S. S. son en rea» Itdad variaciones puramente nominalas, no raalesj aparentes, no suatanciales. Y si unimos esta idea con la amteriorm'ente apimtada por mi acerca da que la U. R. S. S. se constituyó prirucipistanen'te por motivos di9 defensa nacioeftad y por exigencias de poli tica intemiacíOinal, y aun con la de que el p r o yecto de reforma de que nos estamos ocupando tam» bien obedece principalmente a exigencias de la rea» lidad Internacional, podríamos llegar a la ccaiclii" sión—falisa si se toma lem un sentido absoluto, pero verdadera si se adopta con un justo sentido de me­dida y proporción—de que la aparente estru'Ctura-olón deimocráUca de la mieva ley fundamentail de la U. R. S. S. constituye un prodigioso fenómeno de mimetismo político de adiaptación al reivuielto medio de la vida inteirnacioo'al, proipio para esqm-var pcáigros y para captar alianzas, pero qu« apa­ñas altera la estrucstttra dé Su orgaañzación interna.

Por lo que se refiere a oufcritó se ha dicho acerca de la novedad de la adopción de un sistema k^is-lativo bicaaaerail ea la Constitución de la U. R. S. S., y aun por lo que sie refiere a la adopción del su­fragio univer.<5al dii-eoto y secreto, «sta testó no me parece en modo alguno aventurada ni difícil de pro­bar.

LiO cual no quiere de«ir que yo suponga que este proyecto de Constitución no .puede aigrtificar «1 in­dicio de que en la U. R. S. S. se estén cperaiKio cambios de importancia. Que estos cambios sean en sentido propiamente democrátioo es lo que me pa­rece especialmente dudoso. Otro día procuraré exponer el fundamento de estas dudas mías.

(Exclusiva para la Agencia ALPES. Prohibida la reproducción.)

t8í:tt««íí«ínjí

C u a t r o mi l p o r el

m u e r t o s ca l o r

NUEVA YORK 16 (1 t.).—Esta mañana se ele­vaba a cuatro mil el número de muertos producido por el enorme calor reinante en los Estados Unidos. Millares de personas se encuentran gravemente en­fermas. (Fabra.)

DIALOGO VERANIEGO, por Bagaría

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UN PEZ.—Elste año tenemos pocos diputados. OTRO PEZ.—^Así tendremos que usar menos fi Itros i

Page 2: El Sol, 17 de Julio de 1936

Bl Sol

LOS LIBROS E P I S T O L A R I O

GARCILASO Y BOSCAN Economía

Si, en efecto, parecen dos g«-niielos. Como si la. ma,di-e Poesía ios hubiera dado a luz muy juntos; pero ¡qué distancáa, amigra mía,, en­tre loa dos! Al coraienzo del se­gundo libro de "Las obras de B0.9-€án y Garcilaeo de la V&g'a, repar­tidas en cuatro libros"—que boy tan esmeradamente reproduce la Colección Tesoro—, ya nos decía el mismo Boscán: "... Pero ya que la inaportunidad no se excusa, pienso que habrá sido menos malo repartirla en partes. Porque si la una acabase de cansar, será muy fácil remedio dejar las otras. Aun­que tras esto me acuerdo aíiora que el cuarto libro ha de ser de las obras de Garcilaso, y éste, no solamente «spero yo que no can­sará a nadie, más aún, dará miiy gran alivio al ca,nsancio de los otros." Boscán se aso-ma al futuro un poco miedoso de no ser muy aplaudido, pero con una gran fe en el éxito de su amigo. Boscáin, poe­ta leído por la gra-cia de Garcilaso. Vino poético importado, extranje­ro, al comienzo del banquete; vino de la tierra, genuino, delicioso, aJ fin. Se repite el suceso de las bo­das de Cana. El miiiedo estaba ju¿!-tiíicado. Muchas gentes soportaron a Boscán porque suipo elegir ami­go. Tajnbién estaba justificada la gran fe.

Pero ambo.s merecen ser leídos. Boscán, por su destreza; Gairoila-so, por su genialidad. Boscán, por sus primorosos artificios; Garcila-so, por su auténtica poesía. Boscán es además un prosista admirabde. Tradujo "Bl cortesano", de Casti-glione, "en la lengua (castellana máis rica, discreta y aristocrática que pueda imaginarse". Menéndez y Pelayo es quien lo elegía. Mi­guel Artigas—que presenta el es­pléndido volumen—repite y acen­túa los elogios, y nos dice cómo el libro reproducido llega a nueeitras manos. Doña Ana Girón de Rebo­lledo, viuda, de Bojscán, "con inte­ligente devoción", publicó el libro que el mismo Boscán tenia ya dis­puesto. "Unas delicadas manos fe-menimas—escritoe Mig-uel Arti­gas—^ajnudaron con hilos suaves de cariño respetuoso las poesías de Jos dos renoviadoires. Otra mujer, doña Jeróniana I^aulova, patrocina la aparición de "El cortesano" en español: también las üetras caste­llanas tenían sus musas entendi­das y culbas, de carne y hueso." (;, Se habrá perdido totalmente la tan encantadora tradición? ¿No quedarán ya musas "die carne y hueso" que concedan su cariñosa atención a las letras de España? Siga usted, amiga mia, tan alto ejemplo.)

Boscán, repito, es el primoroso ar­tificie. Ccvmo tal, es un admirable imitador de artificios. Y no quie­ro con esto rebajarlo de estatura. Precisamente creo en la necesidad de imitar. Al mencB—^en el arte de eí?criiblr como en las demás artes—, irnitar en los comienzos. Quien sea original, lo será aun co­piando. Recuerde usted la exacta frasí de Cocteau, recuerde tam-bié.ri a nuestro inimitable Stendhad, que comenzó a escribir sus litaros chipiándolos de los otros. Quien no sea original puede al míenos reali­zar una faena muy útil de selec­ción, de divuigación, de reproduc­ción más asequi'bde a las lectores de hoy, más "puesta aJ día". Preci­samente el joiven de hoy, ese terri­ble joven escritor de hoy, que quie­re ser "él mismo", tarda mucho a llegar a ser "él mismo", porqque no ha procurado ser diirante, mu­chos años, "todos los otras"—^los otros buenos, naturalmente—. Es ya vieja en mi la idea de que es preciso admitir cuantas excelentes influencias nos salgan al paso. En

este punto he ootoeidido siempre con André Gide, cuyo admiraMe dis­curso—^ya antiguo—sobre l a in­fluencia en literatura debiena ser leído, releído, vuelto a releer por las jóvenes escritores de España y S^irajnérica. Yo no lo conocía; lo lei recientemente en las Obras Completas ded maestro. ¡Qué deli­cia dejarse influir! Goethe la sea-tia con la misimia intensidad. André Gide, aa hacer la aipología de la influencia, il"". siguiendo Ja£ hue­llas de los grandes hombres. Sólo los pequeños no se dejan infliudr, tem.eii desaparecer al fuerte soplo de un hercúleo espíritu. ¡Desdicha­dos! Su personalidad es puro mie­do/ embozado en soberbia. Goethe, repito, la sentía. Fué a Italia em­pujado por ua. afán de "influen­cias"... (aqiií muchos jóvenes en­tienden la "influencia" al modo caciquil. No para mejor producir, sino para mejor publicar.) Goethe, en efecto, quedó empapado de Ita­lia, como también quedó Boscán y quedó Garcilaso. Luego vino ese proceso de asimilación que acaba por definir una personalidad. De­pende del buen estómago. Bl de Goethe digería las piedras; el de Boscán, mucho más débil, apenas si pudo digerir suspiros.

Oigamos a Fit2anaurice-KeUy: "Según reza el Privilegio oficial, el volumen debería contener una traducción hecha por Boscán de "una tragedia de Eurípides" (no se, precisa más). Semejante versión no se enouenibra en el tomo. ¿Ha existido realmente? No es invero­símil porque parece que Boscán tenia conciencia de la limitación de sus fuerzas, y utilizaba los mo­delos como muletas. Sus pfimeros ensayos, escritos en los viejos me_ tros castellanos, lo muestran en­tregado a sus propios recursas, y entonces no es sino un versifica­dor como tantos otros; en cuan­ta recurre a loa poetas italianos, es Un ser nuevo, aventurero feliz, a ¡pesar de sus torpezas. Su "His­

toria de Leandro y Hero" está ba­sada en museo, y es rasgo carac­terístico el de desenvolver loa tres o cuatrocientos hexámetros de museo en cerca de tres mil ende­casílabos." Boscán se salva por la fe en las buenas influencias. Tam­bién acude a Italia a buscarlas. Ellas lo sitúan en el puesto secun­dario que hoy ocuipa en la histo­ria literaria.

Que Garcilaso ocupa, amiga mia, imo de los primeros es algo universalmente reconocido. En P>s-paña representa las más delicadas esencias del Renacimiento. Se le llamó, eso sí, "el más italianizado de los grandes poetas españoles"; pero con ello nada- pierde de su dignidad, de su "novedad", en las letras de España. ¿Virgilio en es. pañol ? Tal vez es decir demasiado. Si así fuese, la gloria de Garcila­so no perdería merma alguna. Sus temas son virgilianos; su ins­trumento es personal; sus notas armónicas son de Garcilaso. Si la vida esípañola no le presta su rica serie de temas, o él no quiere acer. carse a ellos, no por eso deja de ser poeta excelentísimo. No vemos a España en sus finas melodías; la vemos en el timbre instrumental. Italia, la antigua, suipo atraerle a aquel miundo metafórico, creado entre muelles cojines imperiales, enfermizos, tan abundante en su­tilezas de expresión. El latín lan­guidecía; iba a despedirse de su lozana juventud, dejando tras sí una maj-avillosa estela de imáge­nes. De las que vivió— y aun vi­ve—-toda la poesía occidental. Gar­cilaso supo seguir el divino rastro metaifórico. Se dejó "influir" ma­ravillosamente, para acabar por ser ua. poeta sólido, tanto como primoroso y delicado. Hl pudo gri. tar, como Quevedo: "El latín ha muerto: ¡Viva el español!" Como Quevedo, prosista insigne, tanto como insigne latinista.

Quiero trasmitir aquí, amiga mia, las palabras con que Miguel Artigas comenita—al fin del li­bro—la obra de Garcilaso:

"Garcilaso es el fruto más de­licado y fino de nuestro Renaci­miento. La erudición clásica y la imitación italiana laten en el fon­do de su poesía. Horacio, Virgilio y Petrarca, entre otros, le prestan la riqueza de las metáforas, que hace suyas y las asimila con tanta discreción, que ni la imitación ofende ni la naturalidad padece en el tráaisito. La lengua de Garcila­so tiene el, sabor de la fruta ma­dura; no hay en ella acritudes, no hay rudezas; fluye mansa y suave, ocultas y apagadas por el resplan­dor de un arte exquisito, las imi­taciones y reminiscencias. Los poemas de Garcilaso, al lector de hoy no le ofrecen dificultad algu­na; desde que escribió sus églogas, liras y sonetos, signie siendo con­temporáneo de cuantos a él se acercan; es, sin disputa, el más clásico de nuestros clásicos."

La Colección Tesoro—que ya nos ofreció a Cervantes, a Lope, a Teresa de Jesús—nos trae ahora estos dos poetas desiguales, pero unificados por su gran amor a la gran poesía universal, que uno imitó y otro siguió creando.

Ben,iamín .lARNES

DTJFOUB, JEAÍÍ: "Ije probléme de J'éqiiilibre biidgétaire en France depuis la guerre". U-brairie Techniquc et Fx'.onoml-qwe. París.

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VIDA DE SO­CIEDAD

BODA Ein Roma, y en la iglesia nacio­

nal de Montserrat de los Españo­les, se ha celebrado el enlace de la bella señorita Niussa Skarjins-ky con el notable escritor, corres-jKHisai de EL SOL en aquella ciu­dad, D. Juan Ramón Masoliver.

Deseamos feliciaad constante al nuevo m:aitrimonlo.

El decreto prorro­gando el estado

de alarma He aqiií «1 texto diel dieoreto por

el que se prorroga el esitado de alajrma:

"De coíiformidad con el Cons'ejo de ministros y a propuesta de su presidente, f o r m u 1 a da previo acuerdo de la Diiputacdón peinma-nenbe de las Cortes, con arreglo a lo prevenido en el artículo 42 de la Constitución,

Vengo en decretar lo siguiente: Artículo único. Se prorroga por

treinta días más, a partir del 17 de los corrientes, el estado de alarma, que se declaró ¡por decreto de 17 de de febrero del año aatuial, en todo el territorio nacional y plazas de soberanía: Ceuta y MelUla, con su­jeción a lo pireceptuado en la vi­gente ley de Orden público.

Dado en M Pardo a 15 de julio de 1936.—Manuel Azaña.—El pre­sidente del Consejo die ministros, Santiago Casares Quiroga."

TRIBUNALES SEÑALAMIENTOS PABA HOY

Triibumal Supremo: Sala de Vacaciones. — Señor A.

Valdés. Isidoro Ojedia. Desorden.— Señor Beltrán. Ángel Rubio More­no. Tenencia de armas.—José Az-quete Sacave. Desacato.—Manuel Rodrígfuez. Hoimicídio.— Francisco Rodrigálvarez. Injiurias a la auto­ridad.

Si en los países con^stituye hoy asunto de máxima actualidad y preocupación pública la difícil si­tuación presupuestaria, que, como fenómeno universal, se presenta en todo el mundo agobiado por la crisis, es desde luego Francia uno de lo ejemplos más destacados y terribles, con su déficit presupues­tario, que se cifra a mediados del pasado año alrededor de los 8.000 mUlones de francos, y al que las medidas de todas cla.>;es intenta­das para rebajarlo parecen insu­ficientes e inútiles.

Por eso el libro de Diifour al efectuar un examen detenido de la vida presupuestaria francesa desde la terminación de la Gran Guerra hasta los momentos actuar les, viene a entregamos resumida la historia de esos años preñados de acontecimientos económ i c o s , que en su mayor parte han cau­sado la desesperación de los ex-ipertos.

Pueden observarse en cate eí?-pacio de tiempo tres movimientos, que son estudiados por el autor: el primero, de descenso continua­do de toda la vida económica francesa, que arranca del año 1919, con una deuda de 206.000 millones de francos, formada du­rante el conflicto armado; una al­za general de los precios; una producción d i s m i n u i d a enorme­mente; una balanza comercial con 86.000 millones de pasivo; un pre­supuesto que parece abocado a precipitai-se en una enorme quie­bra, con sus i 57.000 millones de pasivo que legan cuatro años de guerra, y una moneda que des­ciende rápidamente; período que llega a la estabilización moneta­ria del Gabinete Poincaré; otro período desde este momento en que el equilibrio sconómico pare-j ce logrado hasta 1930, en que la crisis bancaria de los Estados Unidos se extiende i>or Europa, y un tercero, en que el déficit aso­ma de nuevo su medrosa faz en el presupuesto 1930-31 hasta los difíciles tiempos presentes.

Durante el primer período ci­tado han ejercido una influencia fatal en la finanza francesa las consecuencias' que son hij'as legi­timas de la conflagración mun­dial: la baja del franco y ¡el au­mento de la riiauda principalmente. Quitando dos excepciones, de fines de 1920 hasta abrü de 1922 y un corto espacio en 1924, el franco bajó comtiauadamente; presentan­do ya ín 1926 caracteres catastró-fi'cos. Ello explica que el presu­puesto francés pasase len sus in­gresos de 5.000 millones que pre­sentaba en 1913 a casi 24.000 en 1923, como consecuencia de las rep£rcusiones que singularmente en los precios atrajo esa baja de la moneda. Igualmente la Deuda pública, con su desmesurado au­mento, coadyuvó a este resultado.

En la memoria de todos se ha­lla el terrible periodo de la esta­bilización, a la que se llega des­pués del Comité de los expertos, y el pánico, que elimina al Gabi­nete Herriot-De Monzie, y crea el Gobierno de unión nacional de Poincaré.

La obra de este político es re­sumida por Dufour en dos aspec­tos: la estabilización, que fué, a su juicio, además de tardía, muy alta, debido al afán revalorador y que detjsrmínará la devaluación que se cíeme actualmente sobre el franco, y el arreglo presupues­tario, que permite ei superávit de 1927-28-29, que impulsa el movimiento de regeneración que cortará la crisis. El primer chis­pazo fué el presupuesto 1930-31, que, partiendo die un superávit de 67 millones de francos, sufrió, no tanto los efectos de la baja en la coyuntura como los de las leyes de aumento die los gastos, qu'3 traducen en suma un déficit global, valuado por el Sr. Ger-main Martin en 7.000 millones de francos. Después, las primisras medidas reparadoras del ministe­rio Herriot en 1932, a las que sucede la Comisión de técnicos, presidida por el Sr. Fournier, ba­jo los auspicios del Sr. Chéron, que echó sobre sus hombros el di­fícil momento con la vista pues­ta en s-us éxitos pretéritos, y más tarde los famosos decretos-leyes de 1934. Nada, o muy poco se logró, y los nuevo decretos-le­yes de julio de 1935 vienen—con sus dos fines generales de conti­nuar la desinflación presupuesta­ria y eliminar los gastos excesi­vos y no justificados—a producir el presupuesto de 1935, en que se evalúan antes los ingresos que los gastos y que ncs llevan al proyecto de presupiiesto para 1936, que con su modesto exce­dente preventivo día nueve millo­nes de francos ofrece bien pocas garantías a la difícil situación.

El libro de Dufour, que quizá en su ansia de síntesis lelimine deliberada m e n t e la exposición más minuciosa de ciertos meca­nismos y principalmente de las das fases—de hecho y legal—de la estabilización, concluye con pa­labras poco optimistas respecto al presente y se declara, bien que no lo justifique cumplidamente, partidario de una desvaloración moderada.—J. M. Naharro.

La es t anc ia en Madrid de los avia­

dores Arnaiz Cal vo

En el Círculo de la Unión Mer­cantil

Ayer tarde, en el Círculo de la Unión Mercanitil, fueron obsequia­dos con un "luoioh" los aviadores filipinos Amaiz y Calvo. Asistie­ron la Directiva . del Círculo, el padre del aviador Calvo, los ofi­ciales españoles qua acompañan a los aviadores y num-erosos so­cios.

El presidente del Círculo pro­nunció breves palabras para feli­citar a ios aviadoras por el vuelo que han efectuado, y les rogó que trasmitieran al pueblo filipino, hermano espiritual del español, el cariño que España siente por él.

Se dieron vivas a Filipinas y a los aviadores.

Calvo y Arnaiz, en la Matritense La Sociedad Económica Matri­

tense de Amigos del País, en su última sesión, tomó «1 acuerdo de nombrar socios de honor al Pre­sidente de la República, D. Ma­nuel Azaña, y a D. Diego Mar­tínez Barrio, presidents del Con­greso de los Diputados, y socios de mérito a D. Roberto Castrovi-do y a los aviadores filipinos se-fiores Calvo y Arnaiz.

La Matritense, continuando su labor patriótica, no ha querido pasar por alto hazaña tan nota-bl3 como la llegada de los avia­doras sin hacer patente la satis­facción que experimenta y testi­moniar el afecto que siente por Filipinas.

Mañana, sátedo, a las seis de la tarde, en el local social (plaza de la Villa, 2), serán recibíaos los Sres. Calvo y Arnaiz para hacer­les entrega de los difrtomas y las medallas de la Sociedad.

Terminado el acto de la imposi­ción de medallas en la Sociedad Económica, los heroicos aviadores Sres. Arnaiz y Calvo marcharán al Hogar Americano, donde serán obsequiados con un champaña, de honor a las siete y media de la tarde.

La cena de mañana por la noche La com.ida americana que Es­

paña-Filipinas daa-á em honor de los aviadores filipinos Calvo y Arnaiz se celebrará mañana, sá­bado, a las diez de la noche.

Las invitaciones son para la co­mida, seguida de baile, o sólo pa­ra el baile, que emipezará a las once de la noche.

España-Filipinas suplica a las señoras que tengan el traje de mestiza que se lo pongan, para el mejor lucimienito de la fissita.

Los avlmlores filipinos visitan To­ledo

TOLE)DO 16 (7 t.).—Después de las once llegaron en automóvil a esta ciudad los aviadores filipinos Sres. Calvo y Arnaiz, acompaña­dos del padre del primero, capi­tán de Aviación Sr. Jácome y de varios representantes de la Aso­ciación Hisipanoñlipina con sus se­ñoras y otras distinguidas damas.

En la puerta de Visagra fueron recibidos por el alcalde de Toledo, coronel de la Fábrica de Armas, en funciones de comandante mi­litar, y otras autoridades y repre­sentaciones.

En primer término visitaron la Fábrica de Armas, cuyas depen­dencias recorrieron detenidamen­te en compañía del director, jefes y oficiales, siendo obsequiados los \'isítantes con magníficos objetos damasquinados.

En la Fábrica se incorporó a la comitiva el gobernador civil. Visi­taron luego el Alcázar, acompa­ñados del director y profesores de la Academia Militar. En el Ayun­tamiento fueron recibidos por e! alcalde y una comisión de conce­jales, visitando el Museo Munici­pal y la Sala consistorial.

Por la tarde visitaron la cate­dral y otros monumentos artísti­cos. (Febus.)

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El profesor Casisel, en un ar­ticulo publicado en la ¡revista m e ¡ñau a l de la Skaindinaviska Kreditaktlebolaget, pravé para los próximos años una al2w, general en los precios de ias primeras ma­terias, que, según su opinión, es­tará acomip'añada, cualquiera que sea en lo por venir te situación monetaria internacional, de, un aivanice correspondiente de los precios del oro.

En una palabra, que sea por el terreno de la inflación clásica­mente estudiaida hasta Euhora, sea por la inflación social—una infla^ ción que hasta aihora no se estu­dió—que van a produicir las nue­vas tendencias de mejora social que se están produciendo en las principales naciones, nos vamos a eoxxintrar con que el dinero, la moneda, irá perdiendo su valor adquisitivo, mientras el oro segui­rá subiendo.

En más de una ocstsión hemos hecho presente, al correr de es­tos últimos meses, que el mundo no marcaba otra dirección que és­ta en su desenvolvimiento actaal, y que la lucha entre el capital y el trabajo, si la ganaba el prime, ro, había de ser ofreciendo como victima proipiciatoria el poder ad-quisiitivo de la moneda: es decir: que por la rentabilidad o por el valor del dinero, la redistriibución de la riqueza en favor de las cla-ees obreras parece cosa ya seña­lada de antemano. La evolución del mundo, la coyuntura de los negocios, han de moverse en lo futuro dentro de esita órbita y de estias perspectivas, que haibrán de ser resipetadas fatalmente, aunque se retarde su aplicación o se dulcifique su ritmo de avance,

Tel. de EL SOL, 32610

H o m e n a j e a dos funcionar ios del

Congreso En el salón de conferencias del

Congreso, el Sr. I...artínez Barrio, a quien acompañaba el secretario de la Cámara, Sr. La Bandera, y el oficial mayor del Congrc-.so, señor San Martín, procedió ayer a entre­gar a los funcionarios de la casa Sres. Gómez Bardají y Calvo Co­nejo los pergaminos que les han ofrecido los demás compañeros con motivo de cumplir los cincuenta años de servicios en las of¡cina.s.

El Sr. Martínez Barrio elogió las figuras de los agasajados, y di­jo que no todos logran cubrir las hojas de servicios de una manera modesta y laboriosa, como Jo han conseguido los Sres. Gómez Barda-ji y Calvo Conejo. Terminó el se­ñor Martínez Barrio ensalzando la laiboriosidad de estos señores y de los demás empleados de las Cortes.

El Sr. Bardají leyó unas cuajrti-llas de agradecimiento.

Después, en el "bufet" del Con­greso se sirvió un "lunch". • ,^^. _

OPOSICIONES Y CONCURSOS

Secretarios de Ayuntamiento.— Han sido no^mbrados secretarios de los Ayuntamientos que se expresan los siguientes s-eñores:

Cuenca.—Arguisuela^, D. Valen­tín Herráiz Garcés. Casas de los Pinos. D. Manuel Cabanillas Gue­rrero, opositor número 209 de 1935. Castillejo de la Sierra, D. Pablo Arribas Ballesteros. Granja de Iniesba, D. Manuel Cabanillas Gue­rrero, opositor 209 de 19S5. Vega del Codorno, D, Miguel Martínez Sánchez. Villarejo Seco, D. Miguel Martínez Sánchez.

Granada.—Alfacar. D. Ramiro Alfons-ea Marina. Beas de Grana­da, D. Jo.sé Ruiz Romero. Cara-taunas, D. Joeé María Jiménez Baena, opositor 471 de 1935. Dche-f ajs d'S Gijiadiix, D. inr^mioisco Caro Palmi. Guai^r Alto, D. Silvestre Martínez Palacios, opositor 596 de

Gnadalajara.—Abánades, D. José Cristino Yagüe Sevilla. Aliqu'e, don Félix Francisco Guevara' Rojas. Alpedroches. D. Juan Martínez OUer, opositor 820 de 1935. Alus-tante, D. Ángel Garijo Gallego. An-quela del Ducado, D. Juan Mar­tínez Oller, opositor 820 de 1935. El Atanoe, D. Felipe Blanco Moreno. Chillaron del Rey, D. Victoriano Oliveros García. Galápagos, don Gregorio Tejedor Miguel, opoeitor 413 de 1935. Jirueque, D. Luis Ga­llego de la Portilla. Mantiel, don Francisco Martínez Martínez. Me­sones de Huceda, D. Juan de Gre­gorio Barral. Megina, D. Calixto Rubio S i-jiuina. Orea, D. Catoto Ru­bio Seigiuiiia. E31 Pobo de Dueñas, D. Santiago Martínez Fornés. Po-veda de la Sierra, D. Rufino Mena Pastor, opositor 818 de 1935. Ro­bledo de Corpes. D. Juan Martínez Oller, opositor 820 de 1935. Busta-ree, D. Juan Martínez Oll-er, opo­sitor 820 de 1935. Santiuste, don Juan Martínez Ollsr, opositor 82C de 1935. Torete, D. Rufino Mena Pastor, opoeitor 818 de 1955. To-rrecuadrada de Molina, D. Lino González Hernández,

Huelva.—Campoírio, D. Luis Mo­desto Ohamero Cano, opositor 487 de 1935. El Granado, D. Veremun-do Arias Vázquez.

Huesca,—^Aoumuer-Aso de Sobre-monte, D. José Jiménez Gil. Ca­llen, D. Simón Goded Bel. Ibieca-Liesa. D. Jesús Aisa Serrano, opo­sitor 623 de 1935. Las'tanosa, don Heraclio Carretero Sanz. Torres de Alcanadre, D. Jaime Benito yBlae-co, opositor 195 de 1935.

Jaén.—-Jílontizón, D. Jaime Cor­tés Amat; Opositor 138 do 1935.

León.—VaWeteja, D. Secundino González Ordóñez. Bemavides, don Jesús Martínez Miguélez, opositor 235 de 1935. Villamartín de Don Sancho, D. Mariano Perrero Gar­cía, opositor 828 de 1935.

Logroño.—Corporales, D. Grego­rio Capellán García. Bajera, don Maximiliano Omezábal Castresa-na, Tobías D. Francisco Jiménez Sáenz, opositor 804 de 1935. Turrun-cún Villarroya, D. Luis Martínez Miguel. Villaverde de Rioja, don Eueebio González Rodríguez. Zar­zosa, D. Juan Terroba Sáenz.

Málaga.—Benarra'bá, D. Rafael Guardia Vertedor, opoeitor 405 de 1935. Júzoar, D. José Mallol Gar­cía.

Consejo de Trabajo.—^Se convo­ca a concurso de méritos para cu­brir deflnitivame-nte dos plazas de oficial de la Oficina central de Co­locación obrera y Defensa contra el paro.

Estas plazas son compatibles con cualquier otro empleo público o (pairtiiciulaT; están datadas «n presiu, puestos con la gratificación anual de 3.600 pesetas y obligan a prtj-tar servicios cinco horas al día. IJOS nombramientos se harán por dos años, prorrogables de cinco en cinco, ei el designado demostrase la debida idoneidad y rindiera uti­lidad al servicio.

Las instancias jwra tomar par­te en este concurso habrán de di­rigirse al presidente de la Subco­misión de Colocación obrera del Consejo de Trabajo, dentro del plazo de quince días.

M e c a n ó g r a f o s calculadores de Agricultura.—S© conivoica a los ajc-tiuiafl'es níecanógnafos cailoutedorcs del m.iinl¡i3terSo die Agriloultura que quierdeindio asegiuinar te. in'aimcviMdad en sius cajngos no butoies'ein sido nom'bradoe par comcurso ni oposi­ción ipaina que praotiquein, eiin ex-ceipciión ailigiutia, los ejeraijcdos de Qpoeii'oión, qiuie serán tres: escritu­ra al diiiataxi'O a mamo y miecano-gráfilcia y «.amiejo de máxiiuiina de cailau,liar, todo ello en la forma que de termine el Trilbunal exaiminador.

Dichas prtuetoas se praiciticarán en la Direcráón gemiera/l de Agri­cultura.

Escfuela de Artes y Oficios de Madrid.—Se anuncia concurtso de ascenso enibre aaiMliiares numera-ráois de igual asiignaturia o que la hiayain deseimpeñodo. que hayan sieir-vido durante tres años por Jo me­nos SOIS plaaae en proipiedad, y a falta de éstos, enitre loe que duran­te igual tiempo deseimipeñen as'ig-niatura análoga, 3a proviisión de las p'lazias de profeBoreis d« término quie se halllan vacantes en la refe­rida EBCiueila de Madrid, dotadas con ©1 siueldo anual de 5.000 pese­tas, y que son las silgiuiienltes:

Una de Díbaijo linoal. Dos de Diiibnjo artístiyco. Los as'pdrantes diriígirán sus ins-

tanicioe a la Direocióm gemeral den_ tro del plazo de veinte díais.

Notarías vacantes.—Se hallam va-caintes las siguiíentes notairias que han de proveerse en los turnos que Ble. expresan: , ' •

De primei-a clase. — Aint.iisrüedad en la cairu-eira.—Málaga.,

EN LA UNIVERSIDAD INTERNACIONAL

"La altiplanicie del Duero y sus trigales", por el profe­sor Hernández Pacheco (D. EJduardo)

La persona encargada de des-1 la abuela.. El obrero, gañá.n o pas-

V "?•"

arrollar la segimda parte del cur­so sobre la tierra española y su agrariismo no ha podido venir a la Universidad Internacional. El se­ñor Hernández Pacheco, que va a ocuiparse de este tema en sustitu­ción de D. Narciso UUastres, tie­ne ipara éste frases muy elogiosas y lamenta vivamente que lo."? alum­nos de la Universidad Internacio­nal se hayan visto privados de sus enseñanzas.

El programa de este improvisa­do grupo de lecciones comprende el estudio de las regiones natura­les españolas de más típico agra-rismo: la. altiplanicie del Duero y sus trigales, la Mancha con sus vi­ñedos, el valle bélico con sus oli­vares y Extremadura con su gana-deria extensiva.

La altiiplanicie del Duero e.s el corazón de E^spaña, ocupando el mismo centro de la Península. La­te ritmicamente, a compás, tanto durante el sueño como en la vigi­lia, en los tiempos de inccrtídum-bre y de intranquilidad como en los de rciposo. Cuando Castilla se ipare, cuando Ca.stilla sa deshaga, ciilton-ces podremos decir fundadamente: "finis Hispaniae". España no po­dría ser España sin Castilla. Se al­za ésta, en elevada plataforma, en el centro de la Península hispáJii-ca, como la plaza de aranas de un castillo rodeado de altas y fuertes muirallas, que aquí son cadenas montañosas almenadas de altos pi­cos.

Luego se extiende el conferen­ciante en la descripción geográfica detallada de esta región. Hace dies­tacar el hecho de que la ancha lla­nura de Castilla sea la más alta de Europa. Durante muchos años, el ferrocarril por Avila fué el más alto de Europa. "Castilla es un castillo", suCile decirse, y en efecto, tal as|;iecto le dan, del lado exter­no del circuito de murallas monta­ñosas, las deipreslorues, llanuras a bajo nivel, escalones de dsscenso y fosas. En el recinto montañoso veinaos puertas casi a nivel.

Después, el Sr. Hemánidez Pa­checo pasa a estudiar la miuiralla cantábrica y la doble muralla ibé­rica, la cordillera central o colum­na vertebral de la Península, la asimetría de la cordillera central, el barde occiidenitaJ y los portillos que presenta el castillo castellano. Entre estos últimos tenemos el portillo del codo del Duero en tie­rra soriana, cuyo cerrojo era Nu-manicia, y el .portillo del Suroeste •— Cioidad Rod.rigo y Salamanca—, que explica una serie de aconteci­mientos bélicos de nuestra Histo­ria de la guerra de la. Independen­cia, la tama de Ciudad Rodrigo y la batalla de los Arapiles.

La situa,ción y pobreza de la al-Itiiplajnicie del Duero explica la re-conquisita hacia el Sur y hacia Va­lencia. El clima de esta, región es rudo; tiene un acentuado carác­ter continenitial, con grandes dife­rencias térmicas estacionales, con ipredomínio de las invernales. El in­vierno es largo; la ¡primiavara, fu­gaz, y el verano, retrasado. En Castilla llueve pwxi y mal, repar­tido en el año.

El Sr. HeiiLández Pacheco ee de­tiene luego en un minucioso exa­men del relieve castellano.

Castilla es, en efe oto, el grane­ro de Esipaña. La aitipilanicie del Duero es toda ella tierra de cerea­les de secano: trigo o centeno, ce­bada y avena. El ibarbeciho limpio, corriente en Castilla, es necesario en tierras que están produciendo desde hace más de dos milenios. Todo lo que en Castilla es capaz de producir está en labor, y aun lo que no produce, como los páramos. La propiedad está muy dividida en CJastilla. Como no hay iimiportante ganaxiería extensiva, apenas hay latifundios. EJl casteülano es esen­cial y casi exolusivamiente labra­dor. El trabajo es generaimeoifce fa­miliar, en tierras imas propiajs, airrsndadas otras. Trabajan todos en la casa, incluso los ohiquíUos y

miBirno ncnnibre, Cotegiio die tíra-niaida.

De gieigiunda clase. — Antigüedad en la carrera.—Gandía, distrito del misimo nomibre, Coflegiio de Valen­cia. Guadix, distrito del mismo noimlbre, Colegio de Grainiada. Zala­mea la Real, diiistrilfco de Valveride del Camino, Coliegio de Seviilla. Pueblo Nuievo del Terrible, distrito de Fluenrtieovejuna, Cclegio de Se­villa. Ba,za, diBitrito dal imiBimo nom-hne. Coileigio 'de Granada. Oullera, distrito de Suieca, Colegio de Va-ienicia.

De tercera alase.—Antiigüedaid en la carrera. — lela Cniícibima, distrito de Ayiaimonte, Coleg'io de Sevilla. Lenmia, distrito diel mismo nombre, Ootegiio die Bnngoe. Alcalá de los Gazmies, distrito de Medina Sido-nía, Ooilieigio de Sevilla. Ondai-a, dis­trito de I>e;nia, Coleg'io de Valen-ciia. Feínmoeelle. distrito de Beinmi-11o de Saj'ago, Colegio de Vallado-lid. Tudela de Duero, distirito y Co-flieigio de Valliadolild. Consuieg.ra, dis-tniíto de Madridejoe, Colegio de Ma-driid. Monta jo, distrito die MerWa, Caleigio de Cacares. Quesada, dis­trito die Cazcrla, Colieigio de Grana­da. Elsipiínosa de los Monteros, dis­trito de Villiarcayo, Colleigio de Bur­gos. Hervás, distrito del misi-no rwsmihrie, Colegio de Cacares. An-draiiltx, diisibni/to de Palmia, Colegio de Baleares. Cullai'-Baza, distrito de Baza, Colegio de Granada. Ayo-ra, diiisitrito del miisimo nombre, Co-leiglo de Vallen cía. Mcgente, dieitri-to de Eingnieira, Colegio de Valen­cia. Ailaejos, distrito de Navia del Rey, Colegio de Vallajdoliid. Riaño, disitrito del misimo nambre. Colero de Vailadollid. Ma!yoiii,?ia, distrito de Villalcn, Colegio de Víiilaidoliid. Vi­llar del Arzobieipo, diistrito del mis­mo nclmbre. Colegio de Graniada.

Cátedras vacantes.—Se hallan va_ cantéis lais siguientes: La de Mer-oanciais, icn las EsQuiclas profcBioma-les de Comercio de León y Vigo; la de Francés, en la Eteiciuola de Co-mieroio de León; la de Oálcuilo co-miersi'al, en la de Alieamte; la de Inig'lés, en la de Santander, y la. de Bíoloeia, en la Faiciuiltad de Medi-

ím» la. Univei-sidad de Cádiz.

tor, se contrata por años, y míen tras sirve a un amo forma parte del conjunto familiar.

La tierra produce poco en Cas­tilla a causa del clima hostil—se­quías, heladas retrasadas—; pero como se labra mucho, el país sur­te de cereales a otras regiones, es­pecialmente a Cataluña y al Nor­te. La simiente suele producir do 6 al 10 .por 1. Por más que se di­ga, lo que desea el castellano ds la alt'tolanicie del Duero es que en estos tiempos la fanega de trigo no baje de 20 pesetas, de 12 la de ce­bada y de ocho la de avena. En cuanto a Ja elección de maquinaria agrícola, el campesino ca.stella.no sabe muy bien lo que le conviene; así, por ejemplo, la segadora y la aventadora mecánicas, adec^iadas al empleo familiar. La obra de a.uxilio que debe ger realizada para con los hombres del campo caste­llano es facilitarles abonos bara­tos y de buena calidad, en abun­dancia.

El profesor Hernández Pacheco termina su conferencia ocupándo­se del crédito agrícola y de Jas Cooperativas.

P.IKA HOY 8,00: Canipaiiadas de Goberna­

ción, Diario hjablado de Unión Ra­dio "La Palabra". Información de todo el mundo. Tres emisiones de veinte minutos: a las 8, 8,20 y 8,40. 9,00: Campanadas de Gobernación. Informaciones diversas de Unión Radio. Cotizaciones de BolSQ. Ca­lendario astronómico. Santoral. Bolsa de trabajo. Gacetillas. Pro­gramas del día. 9,15: Fin de la emi.'iión.

13,00: Campanadas de Goberna­ción. Señales horariaB, Boletín me­t e o r o l ó g i c o . Eli cócbeil del día, por Perico Chicote. Música varia­da. 14,00: Cartelera. Cambios de moneda extranjera. Conciei'to de sobremesa por el sexteto de Unión Radio: "El calzado" (suite), An-sell: a) El zueco, b) Danfea del zapato, c) El zapato corto, d) La sandalia, e) La abarca; "Manon Leecaut" (selección), Puccini; "Cé­lebre gaveta", LuUi; "El valle de Ansó" (intermedio), Gi'anados hi­jo; "Thais" (meditación), Masse-net; "Nocturno en la bemol", Cho-pin-Turina; "La plus que lente", Debussy. 15,15: "La Palabra", dia­rio hablado <de Unión. Radio. Noti­cias de todo-el nxuhdó, recibidas hasta las 14,50. Continuación del concierto de sobremesa por el sex­teto de Unión Radio; "La viejeci-ta" (fantasía). Caballero; "Prome-theus" (ballet), Eeethoven; "Dan­za e.5pañoIa" ., Saraaate. .15,50: ''La Palabra", díárío há'Éiaáb' dé Unión Radio. Noticias de última hora. (Emisión eventual.) 16,00: Campa­nadas de Gobernación. Fin de la emisión.

17,00: Camipanadas de Goberna­ción. Música ligera, 17,30: Guía de! viajero. Cartelera. Melodías co­mentadas. 18,00: Relación de nue­vos socios de la Unión de P -adio-yentea. Emisión Fémina (dedicada al público radioyente femenino): "Crónicas para la mujer", por Mercedes Fortuny, leídas por lapri-mieira aictriz Oarmiem Muñoz.

19,00: "La Palabra", diario habla­do de Unión Radio. Información de todo el mundo.' Noticias recibidas hasta las 18,20. Cotizaciones de Bol­sa. Música de baile. 19,30: La Hora Agrícola (servicio del Comité agro­pecuario forestal de difusión .ra-dliaida del ministerio de Agricuflitu-ra): "Práctica del seguro de ga­nados", por D. Antonio Maseda. Ultima parte de la música de bai­le. 20,15: "La. Palabra", diario ha­blado de Unión Radio. Noticias recibidas hasta las 20,00. (Emisiión eventual.) Concierto por el sexte­to de Unión Radio: "Remembran­za" (pasacalle), P. Sanna; "Coppe-lia" (vals de la poupée), Leo De­libes; "Impresiones de España" (serenata), Malats; "Aubade á ma míe", A. Bosc; "La patria chica" (fantasía), Chapí; "El juglar de Castilla" (canción y danza caste­llana), Francisco Balaguer; "Ulti­mo amor" (czardas), Gange; "Las alegres comadres de Windeor" (obertura), Nicolai; "Lakmé" (se­lección), Leo Delibee; "La artesia­na (segunda suite), Bizet: a) Pas­toral, b) Intermedio, c) Minueto, d) Farendola.

22,00: Campanadas de Goberna­ción. 22,05: "La Palabra", diario hablado de Unión Radio. Informa­ción de todo el mundo. Noticias recibidas hasta las 21,45. Recital de canto y piano, por María-Rita O Fair.ril y Mairia de Lepan'to. Ma­ría-Rita O'Farril: "Tr-e giorni", Pergolessii; " C a n t o de amor", Brahms; "Es lozano mi amor", Brahms. María de Lepante: "En alas de la brisa", Méndelssohn-Liszt; "Nocturno", op. 18, núme­ro 2), Chopin; "Vals" (op. 64, nú­mero 2), Chopin. María-Rita O'Fa­rril: "Au bord de l'eau", Fauré; "Ici-bas", Faujré; "Priére secrete", Strauss. María de Lepanto: "Lo-tusland", Cyril Scott; "E-studio" (op, 8, núm. 2), Scriabine; "(Que­jas o La maja y el ruiseñor", (Gra­nados. María-Rita O'Farril: "As­turiana", Manuel de Falla; segui­dillas gitanas de "La vida breve", Manuel de Falla. 23,15: Música de baile. 23,45: "La Palabra", dia;rio hablado de Unión Radio. Ultima, hora. Noticias recibidas hasta las 23,30. (Emisión eventual.) 24,00: Campanadas de (Gobernación. Cie­rre de la estación.

SELECCIÓN DE PROGRAMAS EXTRAJSrjEROS

Para hoy Conciertos sinfónicos.—7,55 tarde:

Praga, "Sinfonía", Dvorak; 8: Bruselas 2: concierto de obras de Janaeck y Biízet. 8,10: Leipzig, conmemoración de Diszt. 10,45: Radio París, música de Haydn, MéndeJssohn y Grieg.

Operetas. — 8,40 tarde: Roma, "Mádi" (Stolz). 8,45: Radio París, "Los dragones del emperador" (Messager).

Música, de cámara.—8,30 tarde:

Escena y bastidores CARTELERA

COMEDIA—6,45 y 10,45. (Popu­lares, 3 pesetas butaca.) Uitimas representaciones de Títeres on Síi-lamancB.. (Escandaiazo de risa-Temperatura agr.-,da.ble.)

ALK.AZAK.—(Refrigerado. Com­pañía Paulina Singerman.) 7 y Hi Perfectamente deshonesta. (Ultima semana.)

ZARZUELA.—6,45 y 10,45 (cxita-zo), Estrelliba Caytro, Tina deJar-Que, hermanas Torree, Alady, Pl' rúletz, y hasta 50 nuevos artistas. Tres pese'tas butaca.

CHUECA—(Único teatro veranOi Palacio de la revista.) 7 y 11, El hombre invisible (éxito .grandioso)< Butacas, 3 y 2 pesetas.

ESLAVA.—(Teléfono 10029.) 11 noche, ¡Caray, qué nochecita! (Gra­ciosísima comedia picaresca. Crea' ción de Laura Pinillos-Ozores,)

PAVÓN.—7 y 11, Nuestra Nata» cha. (Butaca, dos pesetas.)

CIRCO DE PRICE.—7 tarde y 10,45 noche, última presentación del fantástico espectáculo de ópe­ra flamenca presentado por Mont-' S'err.it, figurando el Chiquito de Triana y los divos de divos. Vea usted carteles. Un total de .15 ar­tistas.

TEATRO PARDISAS.—(Teléfo' no 54608.) 6,45 y 10,45, La Doloro-sa y Los claveles. Debutando Ra-faeiita Haro. (Butaca, 1,50.)

FRONTÓN BECOUSTOS—(Re­frigerado. Villanueva. 2. Teléfono 60527.) Noche, 10,45. Primero, a pa­la: Gaviria y Algorteño contra Abadiano y Pérez. Segundo, a re­mante: Ábrego II y Aguirre con­tra Tzagnirre y Ezponda. Impor­tantes quinielas.

CAPÍTOL. — (Refrigerado.) Di' reoción Metro-Go!d\vyn-Mayer. Te­léfono 22229. Pantalla magnoscópi-ca. La mayor de Europa. Precios de verano. 6,45, sesión sin numerar en patio y mirador. Club, numera­do. 10,45, todas las localidades nu­meradas. Una chica de provincias (Jane't Ga.ynor y Robert Taylor).

BIALTO.—(Refrigerado.) Teléfo­no 21370. 6,30 y 10,30, ¡¡¡catorce se­manas!!!, Morena clara (con Im-' perio Argentina y Miguel Ligero). Tarde y noche; butaca, tres pese­tas; principal, 1,50.

CINE GENOVA.—(Teléf. 34373.) 6,30 y 10,30 (todas las butaca.', una peseta), Sinfonía de amor (Gloria Stuart y John Boles) y Jugar con fuego (Genovieve Tonin y Ed. Eve-ret Norton).

PALACIO DE LA MÚSICA.-» (Teléfono 16209. Refrigerado,) 6,48 y 10,45, Charlio Chan en el arreo (por Warner Oían; éxito),

AVENIDA.—6,45 y 10,45, El gran final (Ann Sothem, Edmund Lowe).

PROGRESO.—6,45 y 10,45, El embrujo de Manhatann (por Gin-ger Bogers y Francis Ledcrer; pri­mer reestreno).

BILBAO.—(Teléf. 30796.) 6,45 y 10,45, La viuda soltera (por Mona Goya; músicas populares, alegría des'bordante).

Noticias breves SAN SEBASTIAN.—Ha visita­

do al gobernador y a las demás autoridades el jefe del Protocolo del ministerio de Jornada y minis­tro plenipotenciario, Sr. Arregui-

V I S A D O P O R L A

C E N S U R A

—Se celebraron en' el muelle los festejos organizados por los pesca­dores en honor de su patrona 13' Virgen del Carmen. Hubo diana, cohetes, regatas, en las que parti­ciparon varias traineras, y otroS.

—iSe han reunido los alcaldes de Biarritz, Pamplona, Bilbao, Vito­ria y San Sebastián, con el fln de adoptar acuerdos para dar facili­dades al turismo.

Se ha acordado dirigir una pe­tición al Gobierno, en el sentido de que se suavicen cuanto sea po­sible las requisas que actualmen­te se hacen a los automóviles en la frontera, que retrasan mucho el paso de los turistas, y que se concedan facilidades a los taxistas franceses y españoles para que puedan pasar la frontera con via­jeros.

SEVILLA.—Ha quedado consti­tuida en el Gobierno civil la Comi­sión arbitral especial para ponef en vigor las disposiciones del de­creto de Justicia sobre alquileres-La preside el magistrado de est» Audiencia D. Manuel Bono.

—Con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen, el Colegi** de Procuradores ha celebrado u"* solemne función religiosa en 1* iglesia del Santo Ángel, con asis­tencia del general de la División' fiscal de la República, magistra­dos, jueces, etc.

E3L FERROL.—El Ayuntamien­to de Miño ha acordado construir los grupos escolares necesarios para sustituir los locales que a* tualmente se dedican a estos fineS y que causan grandes daños en '^ salud de los niños por no reun» las necesarias condiciones higiene'

Para ello se ha soUcitado de l^ Junta contra el Paro obrero 1* subvenciones precisas.

««m«a«««8«: i í2S»«t t«««í í P adito París, somatas cilásicas p^^T violoncelo y piano. 12, Stutlga^t^ música antigua por sexteto " cuerda.

Teatro.—8,10 tarde: Beromiin"' ter, una comedia. 8,15, Nación» (Londres), "The ghost traín". 8,3" París (P. T. T,), "Monsieur Ve'' net". ^

Lea usted "La Voz" todas las noches

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Page 3: El Sol, 17 de Julio de 1936

€1 Sol

REUNIÓN DE LA DIPUTACIÓN PERMANENTE DE LAS CORTES i ^ 1

El Sr. Gil Robles aludió al orden público, y sobre este tema se originó un largo debate

(TEXTO TAQUIGRÁFICO D El LOS DISCURSOS) Hasta que aparecieran inser­

tos en el "Diario de Sesiones", no era posible hacer públicos los discursos pronunciados por di­versos 7niembros de la Diputa-cióyi permanente en la reunión convocada para el iniércoles.

Esta es la razón por la CIMI hasta hoy no hemos podido trastnitir a nuestros lectores ni siquiera referencia de lo ocurrid do en la sesión convocada por el presidente de la Cámara para aprobar la prórroga del estado de alarma en toda España.

He aquí, Íntegros^ los discur­sos:

Se abrió la sesión a las once y veinticinco minutos de la mañana, en pr imera convocatoria, con asis­tencia de los Sres. Fernández Clé­rigo, Pórte la Valladares, Ventosa, Suárez de Tangil, Gil Robles; Ca­rrascal, Cid, Prieto y Tuero, Al-varez del Vayo, Araquistáin, ttico Láipez, Pérez U r n a , Corominas, Diaz Ramos, Palomo, Varga,s, Aiz-pún, Domingo y Tomás y Piera, secretario. Asisten también los mi­nistros de Esitadio y de la Goberna­ción.

Fué leída y aprobada el acta de la sesión anterior.

La Diputación quedó enterada de una comunicación dando cuen­ta de la designación de D. Marce­lino Domingo pa ra el cargo de vo­cal propietario, en sustitución del Sr. Velao, en representación de la minoría de Izquierda Republicana.

También se leyó la siguiente co­municación:

"Excelentísimo señor: Conside­rando necesario el Gobierno pro­r rogar por t re inta días más el es­tado de alarma, que se declaró por decreto de 17 de febrero último, con sujeción a lo preceptuado en la vigente ley de Orden público, ten­go el honor de ponerlo en conoci­miento de vuestra excelencia a los efectos de la autorización de las Cortes a que se refiere el artículo 42 de la Constitución.

Madrid, 11 de julio de 1936,—El presidente del Coniseijo de minis­tros, Santiago Casares Quiroga.

Excelentísimo S3ñor presidente del Congreso de Ic-s Diputados."

El P R E S I D E N T E DE LA CÁ­M A R A : Bi Sr. Suárez de Tangil tiene la palabra .

EL SR. SUÁREZ DE TANGIL El Sr. SUÁREZ DE TANGIL:

En nombre de las minorías t radi-cionalista y de Renovación Espa­ñola, in tegrantes del Bloique Na­cional, voy a dar lectura del si­guiente documento:

"No obstante la violencia des­arrol lada duran te el úl t imo pe­ríodo electoral y los atropellos co­metidos por la Comiisión de Ac-ta^g, creímos loa diputados de de­rechas en la conveniencia de par­ticipar en los trabajos del actual Par lamento, compli';ndo asi un penoso deber en a ras del bien co­mún, de la paz y de la conviven­cia nacional.

El asesinato de Calvo Sotelo —honra y esperanza de España— fios obliga a mcdificar nues t ra actitud. Bajo el pre texto de una ilógica y absurda represalia, ha sido asesinado un hombre que ja-má.s preconizó la acción directa, ajeno complietamente a las vio­lencias callejeras, cast igándose en él su actuación par lamentar ia perseverante y gallarda, que le Convirtió en vocero de las angus­tias que sufre nues t r a pa t r ia . Es ­te crimen, sin precedentes en nuestra historia política, ha po­dido realizarse micrced al ambien­te creado por las incitaciones a ia violencia y al a ten tado perso-' 'al contra los diputados de dere­chas que a diario se profien;n en

• 61 Par lamento . "Tra tándose de r Calvo Sotelo, el a ten tado perso­

nal es licito y plausible", han de­clarado algunos.

Nosotros no podismos convivir Un momento más con los a m p a r a ­dores y cómplices morales de es-fe acto. No queremos engañar al País y a la opinión internacional aceptando un papel en la farsa ds fingir la existencia de un Es-taao civilizado y normal , cuando, en realidad, deside el 16 de febre­ro vivimos en plena anarquía, ba­jo el imperio de una monst ruosa Subversión da todos los valores morales, que h a conseguido poner la autoridad y la justicia al servi-'¡io de la violencia.

No por esto deser tamos de nuestros puiístos en la lucha em­peñada ni a r r iamos la bandera <Je nuestros ideales. Quien quiera Salvar a España, a su pat r imo­nio moral , como pueblo civilizado, nos encont rará los pr imeros en el "íamino dül deber y del sacrificio."

Inmediatam'ente después de la lectura del documento, el señor Suárez de Tangil lo entregó a la n^ísa e hizo ademán de re t i rarse .

El P R E S I D E N T E DE LA CA-•^ARA: Un memento, Sr. Suárez " e Tangil. Quiero hacer unas ma­nifestaciones respecto al conteni­ólo del documento que acaba de leer.se.

El Sr. SUÁREZ D E TANGIL: ^ s atenciones y deferencias que Oficial y par t icu la rmente debemos en este t rágico caso al señor pre­sidente me obligan a cumplir sus 'ndioaciones.

El Sr. P R E S I D E N T E : Com­prenderán los señores diputados <iue el estado de dolor del Sr. Suá-^ez de Tangil y de la representa-' ión pa r l amen ta r i a en cuyo nom-'^fe acaba de leer ese documento ^Usrza a la pr£sidencia a tener ^n criterio de ampli tud que de ° t rá m a n e r a no hubiera tenido, '^odas las manifestaciones hechas Por el Sr. Suárez de Tangil , que eorren a cargo de su exclusiva res­ponsabilidad, han podido produ-"^itse sin que las ataje la- campa-'J'Ua presidencial, habida cuenta del estado s ingular de la concien-eia personal y política de esos grupos; pero no e x t r a ñ a r á el se-^°r Suárez de Tangil—cuando t rascurra a lgún t iempo me hará ^ Justicia de rendir t r ibuto a mi í"'evisión y a mi obligación—que 'Odo lo que no es sustancial en el euerpo del escri to que acaba de ®erse, todo lo que significan in-

í'.^lpaciones que pueden es tar jus-'ficadas por ese estado de dolor,

Pero que no las justifica cierta-? e n t e la realidad, no pase ai j ^ i a r i o de Sesiones". (El ^r . GIL ^ ^ O B L E S pide la palabra.) Llega-, ° el momento de que el documen-.0 leído por el Sr. Suárez de Tan-^'1 sea estudiado por el presiden-

• éste procurará, y cree que con­fuirá, que quede libre y expe-

' ' ^ el derecho del Sr. Suárez de

El conde de Vallellano

Tangil y de los grupos que repre­senta a que manifestaciones de su estado de conciencia política ten­gan constancia oficial; pero aque­llas o t ras que suponen una exacer­bación de las pasiones, unas acu­saciones sobre las que no quiero entrar , pero que en estos instan­tes sólo el enunciarlas contribui­ría a envenenar los ánimos aún más de lo que se hallan, el presi­dente de la Cámara , cumpliendo un deber que cualquier otro en mi lugar cumpliría también, impedirá que tengan paso. No lo tome el se­ñor Suárez de Tangil ni la repre­sentación de sus grupos a descor­tesía^ a fal ta de atención y, en lo que tiene de humano, a ausencia de colaboración y de solidaridad con el dolor que experimentan, que nos es común, sino a previ­sión obligada, mucho más en quien en estos ins tantes las cir­cunstancias le han deparado obli­gaciones t an a m a r g a s como las que sobre mí pesan.

El Sr. Gil Robles tiene la pala­bra.

El Sr. GIL R O B L E S : Sin per­juicio de t r a t a r con la ampli tud (iebida, en el momento oportuno, el t ema planteado por el señor Suárez de Tangil y recogido por la presidencia, he pedido la pala­bra en relación con las que acaba de pronunciar el señor presidente de las Cortes.

No he de ooultar que he oído sus pa labras con na tu ra l a la rma. No es mi ánimo censurar la acti­tud de la presidencia ni coar tar el uso de atribuciones que el re­glamento le confiere; lo que creo absolutamente excesivo, intolera­ble, desde el punto de vista de las oposiciones, es que la Mesa se ar rogue la facultad de tamizar las manifestaciones hechas por los diputados en una sesión de la Di­putación permanente que, a los efectos de publicidad debe tener igual rango que l£is sesiones de Cortes para aquello que no cons­t i tuya una ofensa o que sus auto­res no sean capaces de mantener .

Si de las palabras del Sr. Suá­rez de Tangil, de los conceptos por él vertidos—que en gran par­te hacemos nuestros—, se deducen acusaciones, la Mesa no tiene má,s que darles la t ramitación adecua­da. Tachar las , hacer que no lle­guen al acta , que no sean t ras ­cr i tas en el "Diario ds Sesiones", es algo que significa un atentado al derecho, que nunca ha sido des­conocido, de las minorías, y q'- e pondría a los que estamos en cier­tos núcleos de oposición en la ne­cesidad de considerar si es posible que así habr íamos de cont inuar en la Diputación permanente y en las Cortes. N a d a más .

El P R E S I D E N T E : El Sr. Gil Robles h a advertido en sus prime­ras pa labras que la presidencia tiene una función reglamentar ia que, ponjue la puede ejercer, le es obligado cumjplir. No pasa rá ei presidente del ejercicio de esa función reg lamenta r ia ; se sosten­drá es t r ic tamente dentro de ell.x, y cuando se haya producido, eicr-ciendo la facultad reglamentar ia en la forma que su conciencia le dicte y su deber le mai-que, enton­ces podrá recoger las censuras o los aplausos de los listintos gru pos que constituyen la Cámara y

que están representados en la Di­putación permanente . Antes sería un poco extempor.-íuoo que el se­ñor Gil Robles ado'.antara el co­mentario.

La presidencia, lo que ha dicho y repite es que va a ejercer esa función reglamentar ia ; lo ha di­cho como tr ibuto que debía al se­ñor Suárez de Tangil. No quiero que si, cerno me tiene ainvmciado part icularmente, después de hacer las manifcslaciones que hemos oiio, g.bandona nuestra discusión, se vaya con el convencmiento de que va a ps sa r in tegramente al "Diario de Se^ilones" el documen­to q;ie ha leído. Quiero que sepa que la presidencia va a ejercer su función reglamentar ia . (El señor Suárez de Tangil pide la palabra.) ¿Cómo ha de ejercer la? Confíen los señores diputados en que yo he de procurar casar, dentro de las dificultades que ello tiene, el derecho de todos, dejando a salvo ese derecho, pero procurando que al ejercitarlo no se agraven los mismos problema.? que el Parla­mento tiene la otligación, por su alta jerarquía política dentro del país, de resolver.

El Sr. Gil Robles tiene la pala­bra.

El Sr. GIL P.OBLBS: No era mi ánimo adelantar una censura, si­no siraplcimentG exponer un crite­rio. Las facultades que el regla­mento y la prác t ica parlamentan:a otorgan al pres^idente de las Cor­tes son, pu ra y sám.plemente, la« de eliminar del "Diario de Sesio­nes" expresiones malsonantes, con­ceptos injuriosos, excitaciones a la comisión de determinados delitos o violencias. De ahí nunca se ha pasado, ni en las atribuciones del presidente ni en la, práctica parla­mentar ia .

No pretendo con mi juicio sus­tituir al de la presidencia; pero si me atrevo a afirmar, como un cri­terio propio, que de las pa labras del Sr. Suárez de Tangil no se deduce que el presidente pueda hacer uso de e,=as facultades p a r a suprimir injurias, quitar expresio­nes malsonantes o eliminar con­ceptos que pudieran ser delictivos.

La acti tud que adopta el señor presidente es extraordinar iamente a la rmante pa ra las minorías. Si la inviolabilidad del diputado queda sometida a norma.s de la Mesa, a un criterio que yo tengo la segu­ridad de que ha de ser inspirado en este caso en los más altos y p a . trióticos móviles, pero que puede, evidevtemente, coar ta r un dere­cho, la función par lamentar ia es tá de más . Si admit imos aquí las oposiciones la teoría de que no in­curriendo en injurias, agravios, delitos o excitaciones a la violen­cia puede permi t i r se la Mesa qui­tar una frase, reducir un texto o introducir una corrección, ha des­aparecido por completo la función par lamentar ia , y nosotros, antes de que eso se produzca, queremos que haya un criterio perfectamen. te definido por par te de la Diputa , ción permanente de las Cortes. Si es asi, nosotros tenemos que de­clarar que la invest idura par la­menta r ia no nos sirve p a r a nada.

El P R E S I D E N T E DE LA CÁ­M A R A : El Sr. Suárez de Tangil tiene la palabra .

El Sr. SUÁREZ DE T A N G I L : Plabia pedido la palabra p a r a ma­nifestar que por azares, en este caso de una mala ventura, tengo que sust i tui r como vocal suplente en la Diputación permanente de las Cortes a mi entrañable, fra­ternal y queridísimo amigo el se­ñor Calvo Sotelo; que yo no venia aquí a entablar un debate ni a producir polémica, sino sencilla­mente a decir lo que hubiéramos dicho en una sesión pública de la Cámara si ésta se hubiera cele­brado en el día de ayer o en cual­quiera otro, na tura lmente el más próximo al hecho execrable que toda conciencia honrada debe con. denar.

En cuanto a la interpretación de los preceptos reglamentarios, me atengo en absoluto a las manifesta, ciones que, con más autoridad que yo desde todos los puntos de vis­ta, h a hecho el Sr. Gil Robles.

Y p a r a quien se va a marchar , p a r a quien mient ras no catmbie 5a situación de B;ipaña y dure este Gobierno va a hablar por p r imera y ú l t ima vez protoaiblemente en la Diputación penmanente de las Cortes, poco queda por decir. En­t rega su pleito a la representa­ción de las demás minor ías de la Cámara , a la autoridad, siemipre respetada personalmente po-r mí, del señor presidente de la misma, y si él, po rsu par te , va a interpre­t a r en conciencia sus deberes, yo entiendo que en conciencia he cumplido ya los mios. Y puesto que no es ocasión ni momento, por lo que a mi se refiere, de prolon­gar este debate incidental sotore el reglamento, a todas lucas, des­de mi punto de vista, extemporá­neo, dejo, nomo digo, en manos de la representación de lais demás oposiciones de la C á m a r a y a la propia conciencia del señor presi­dente la resolución que hayan de dar al asunto. Yo, por mi parte , he cu:m,plido con mi debeír, creo que con todo comedimiento y res­peto, dominando la situación de mi ánimo.

El señor P R E S I D E N T E : Espe­ro y deseo que la 'retirada parla­mentar ia dé los grupos de Reno­vación Española y tradicionalis-tas, que han delegado su derecho en su señoría, sea t ransi tor ia y que ciroim;stancia.s bonancibles p a r a tocios nos perm.itan ccratar de nue­

vo dentro de la Cámara con la coop'eración de S'Us señorías. (El Sr. Suárez de Tangil abandona el salón.)

Tiene la palabra el señor minis­t ro de E.stado.

El ministro de ESTADO: Por lo mismo que no quería entablar de­bate en torno a las ¡manifestacio­nes hechas por el Sr. Suárez de Tangil en representación de las minorías en cuyo nombre hablaba, y respetando en absoluto su acti­tud y dándome cuenta de su enorme dolor—no es menor el del Gobierno y el mío personal—, he qucirido hacer uso de la palabra en este momento.

Yo no voy a ent ra r en la cues­tión reglaimcntaria, que compete exclusivamente al señor presidente de la Cámara . Dentro de la.s fa-cultade-s 'reconocidas expíícitamcn-te por el ipircpio Sr. Gil Pi.obles, creo que están la medida y el tono en que se h a producido el señor presidente de la Cámara ; pero quieiro decir, desipuéa de oídas es­tas manifestaciones, que sójo por ese enorme respeto al t remendo dolor que embargaba al Sr. Suá­rez de Tangil, y que yo de corazón comparto, no puse inmediata rec­tificación a algo dicho por el señor Gil Robles que es muchísimo más que una injuria, que es una irapu-tación calUimnio.?a, y qiue toi¿io hem­bra de honor y de sentimientos que se vea acusado en esos té rmi­nos, oon un fondo de iniquidad t an espantoso, tiene que hace lo que he hooho: sofrenar una vez más mis sentimientos, ahogar la pena, dejs.r que el dolor me correa, hacer frente a la situación difícil y resciriva.rme pa ra esite momento 'pa­ra decir que hay tal fondo de in­justicia en algunas de esas mani­festaciones, que, ccimo dscía el se­ñor presidente del Con.sejo de mi­nistros, a la Historia ©ntiregamc-s el resul tado de las act i tudes y de ¡os conceptos que fueron aquí ver­tidos. Y salvados y defendidO'S es­tos principios, no intei^emgo por ahora con mayor extensión en el debate.

El Sr. GU Robles

Don Indalorin Pr ie to

i íun José l ) iaz

DEPORTISTAS:''^''"'' ' "'" gaste físico con

PASA MOSCATEL DE MALADA

EL SR. G I L R O B L E S El Sr. GIL ROBLES: Me permi t i rá la presidencia que, an tes de

en t r a r en el fonda de la cuestión, y toda vez que ha pretendido que este asunto se liquidara previamente , recoja con toda brevedad sus palabras .

No se t ra ta , señor presidente, de anunciar , ni clara ni emboza­damente , una cí i isura cont ra su señoría. A nadie puede caber duda a lguna de la rect i tud de los propósitos que han movido a su seño-ria a tomar la iniciativa a que viene refiriéndose. Tenemos la abso­luta segur idad de que los móviles más noblss y más levantados han influido en su ánimo p a r a tomar es ta decisión; si a lguna manifes­tación más nos fuera necesaria, bas ta r ía la que acaba de hacer en estos momentos, apresurándose a acep ta r toda la responsabilidad que en el orden mora! pudiera derivarse de haber tomado esa ini­ciativa. Pero permí tame que le diga a su señoría que esa nobleza de sent imientos, servida por una dialéctica muy acer tada , no pue­de hacer que el problema se desvie de sus cauces na tu ra le s .

Su señoría no puede tener en este punto n inguna responsabili­dad, porque no tiene facul tades p a r a ello.

Su señoría ha tomado una iniciativa de consejo de petición; de ahí no puede pasa r ni la actuación de su señoría ni las responsa­bilidades que de ella pudieran derivarse.

Decía su señoría que al Gobierno le corresponde exclusivamen­te la par te formal de la responsabil idad; tengo la segur idad de que el Gobierno tiene gal lardía suficiente p a r a no permit i r que esa res­ponsabilidad en la medida adoptada la compar ta su señoría con él, puesto que al Gobierno corresponae, con arreglo al art ículo 81 de la Constitución, suspender las sesiones de Cortes. Su señoría po­drá haber dado el consejo; el Gobierno h a tomado la resolución; luego en el orden político—único de que aquí se t r a t a—la respon­sabilidad in tegra cae sobre el Gobierno. (El señor MINISTRO DE ESTAD'O: Evidente.) Po r eso no había en mis pa labras la menor censura p a r a el señor pres idente ; iba toda p a r a el Gobierno, que en ci rcunstancias como éstas, no ha afrontado un debate público y ha t ra ído al seno de la Diputación Pe rmanen te—más restr ingido en todos los órdenes—un problema que la misma Constitución quiete sea t r a t ado en el Pai ' lamento pleno. E s t a era la única significación de mis palabras , el fundamento de la pro tes ta que aquí pública­mente—con la putjlicidad qué sea posible—quiero formular an te la opinión, an te la Diputación Pe rmanen t e y ante el Gobierno. Ent re ­mos ahora en el fondo de la cuestión.

La suspensión de g a r a n t í a s constitucionales t iene dos finalida­des muy ciaras, encaminadas al mantenimiento del orden público, incluso tal como la define nues t r a ley orgánica en la mater ia , que dice; "Se garan t izan los derechos civiles, políticos, sociales e indi­viduales de los españoles", y p a r a ga ran t i za r también el normal funcionamiento de los organismos del Es tado . Si no sirve pa ra cum­plir es tas dos finalidades, el estado de a l a rma no puede tener la menor justificación. Si el es tado de a l a r m a no tiene eficacia sufi­ciente p a r a ga ran t i za r los derechos de los ciudadanos y el normal funcionamiento de los órganos del Gobierno, el estado de a la rma, resorte normal y legitimo de todos los gobiernos, se convierte en una facul tad abusiva. E n cierto modo, así lo h a reconocido el pro­pio señor presidente del Consejo de Minis t ros—cuya ausencia la­mento ext raordinar iamente , aunque esté d ignamente representado por los ministros aquí presentes , porque a él he de refer i rme con a lguna insistencia—en la pasada reunión de la Diputación Perma­nente de Cortes, cuando- vino a pedir o t ra p rór roga del es tado de alarma, diciendo que se iba extendiendo por ^ p a f i a un estado de subversión y de anarquía que e ra preciso cor ta r por todos los me­dios posibles; esa era la finalidad que tenia el estado de a la rma .

Hace escasamente un mes, discutiendo prec isamente con quien ahora t iene el honor de dirigirse a la Diputación Pe rmanen te , el se­ñor Casa res Quiroga pronunció unas pa l ab ras que e ran la promesa formal, venían a ser el compromiso solemne, de la eficacia de las medidas que el Gobierno es taba dispuesto a adoptar . Decía: "T in ­g a la segur idad su señoría de que en este caso, como en otros, el Gobierno impondrá su autor idad sin teatra l idad, sin excesos de ges­to ni de palabra , porque a t r ibu i rme a mí excesos verbal is tas ya im­plica tener imaginación." Tan opt imis ta e ra en una de las anten; ;-res sesiones de la Diputación Pe rmanen te , que anunciaba, inciusc, dulcificar a lguna de las medidas que en t r an en la suspensión de ga ran t í a s consti tucionales en el estado de a la rma. A ello hace r e í i -rencia el ac t a que an tes se leyó, y también es tas pa l ab ras tomadsis del "Diario de las Sesiones": "El Gobierno t iene en estudio la posi­bilidad inoluso.de levantar la censura, permitiendo a los periódicos emitir l ibremente su opinión; pero, desde luego, t enga su señoría la segur idad de que los textos pa r lamenta r ios serán respetados." Tanto lo han sido, que cuando ayer un periódico—perdónenme los señores diputados que con esto ade lante un inciso—quiso publicar unas pa l ab ras muy nobles y muy levantadas del Sr. Calvo Sotelo, al acep ta r toda la responsabil idad que sobre él quis ieran echar, en plena sesión, la censura ha sido implacable y lo h a tachado. Ni el homenaje al muer to , ni el respeto debido a las pa labras en que aceptó una responsabil idad y una muer te con que Dios quiso luego honrarlo, ni el respeto tampoco a la pa labra del-presidente ni a la inviolabilidad de las pa l ab ras contenidas en el "Diario de las Sesio­nes" ; la censura h a sido implacable p a r a unos y p a r a otros .

Pero ¿ es que ha cumplido a lguna de las finalidades ei estado de a l a r m a en manos del Gobierno?

¿ H a servido p a r a contener la ola de ana rqu ía que es tá ar ru i ­nando moral y mate r i a lmen te a E s p a ñ a ? Mirad lo que pasa por campos y ciudades. Acordaos de la es tadís t ica a que di lectura en la pasada sesión de las Cortes. Voy a completar la con una esta­dística del úl t imo mes de vigencia del estado de a la rma. Desde el 16 de junio al 13 de julio inclusive, se han cometido en E s p a ñ a los siguientes ac tos de violencia, habiendo de tener en cuenta los se­ñores que me escuchan que es ta es tadís t ica no se refiere más que a hechos p lenamente comprobados y no a rumores, que, por des­gracia, van teniendo en días sucesivos una completa confirmación: Incendios de iglesias, 10; atropeillos y expulsiones de párrocos, nue­ve; robos y confiscaciones, 11 ; derribos de cruces, cinco; muer­tos, 61 ; her idos de diferente gravedad, 224; a t racos consumados, 17; asal tos e invasiones de fincas, 32; incautaciones y robos, 16; cen­tros asa l tados o incendiados, 10; huelgas generales , 15; huelgas par­ciales, 129; bombas, 74; petardos, 58; botellas de líquidos inflama­bles lanzadas cont ra personas o casas, s ie te ; incendios, no compren­didos los de iglesias, 19. Esto, en veint is iete días. Al cabo de ha­llarse cua t ro meses en vigor el es tado de a la rma , con toda clase de resor tes el Gobierno en su mano p a r a imponer la autor idad, ¿cuái h a sido la eficacia del estado de a l a r m a ? ¿No es esto la confesión más paladina y más c lara de que el Gobierno h a f racasado total y absolu tamente en la aplicación de los resor tes ex t raord inar ios de Gobierno, que no ha podido cumplir la pa lab ra que dio solemnemen­te an te las Cortes de que el ins t rumento excepcional que la Cons­titución le da y el P a r l a m e n t o pone en sus manos hab ía de servir p a r a acaba r con el estado da ana rqu ía y subversión en que vive Es­p a ñ a ? Ni el derecho a la vida, ni la l ibertad de asociación, ni la libertad de sindicación, ni la l ibertad de trabajo, ni la inviolabilidad del domicilio h a n tenido la m-enor g a r a n t í a con es ta ley excepcional en manos del Gobierno, que, por el contrar io, se h a convert ido en elemento de persecución contra todos aquellos que no tienen las mismas ideas polí t icas que los elementos componentes del F r e n t e Popular .

Ya sería esto bas tante grave; pero lo es muchísimo más que esos r e . sortes en poder del Gobierno tamjpoco han servido p a r a garan t iza r el normal fimcionamiento de los órganos del Es tado. Las sentencias de lo.s Jurados mixtos no se cumplen; el minisitro de la Gc'bemación puede deolr has ta qué punto los gobernadores civiles no le obedecen; los go­bernadores civiles pueden decir ha s t a qué punto los alcaldes no hJ'Cen caso de sus indicaciones; los ciudadanos eapañoles pueden decir cómo en muchos p'ueblos del Sur existen Comjités de huelga, los cuales dan el aval, el permiso, lá autorización pa ra que se pueda circular por car re tera . Diferentes personas, en la 'provincia de Almería, hace pocos días han sido detea 'das en cinco pueblos del t rayecto por otros tantos Comités de huelga, que, a despecho de las órdenes del minis t ro de la Gobernación y dé los 'gobernadores civiles, han impedido la circulación de vehículos, les han obligado a pasa r por Comités de huelga y Casa^ del Pueblo, p a r a que les den un volante de circulación, que es el mayor padrón de ig-nominia, fracaso y vergüenza 'para un Gobierno que tole­ra, al cabo de cinco meses, que ese estado de cosaos continúe en una na­ción civUizada.

Pero si necesi táramos algún testimonio del fracaso es.trepitoso del Gobierno, ahí tenemos lo que está ocurriendo en Madrid con la huelga de la construcción. Decía el Sr. Casares Quiroga que él reclamaba el auxilio de todos los elementos del F ren t e Popular, desde los que se sen­taban en el banco azul has ta los últ imos Comités de los pueblos o las úl t imas organizaciones sindicales, pa ra que le ayudaran a man tene r la legalidad republicana, en la cual deseaba que todos viviéramos. Y esas mismas organizaciones son las que han dejado Incumplido rei terada­mente un laudo del ministro de Trabajo, cuyo ffacaso no tiene prece-dcstes en la historia política de ningún país. Son las propias organi­zaciones que apoyan al Gobierno las que no quieren o no pueden cum­plir las órdenes que emanan d e la autoridad. Ahí tenéis los conflictos obreros, que se están venti lando diar iamente a tiros entre las organi­

zaciones societarias, aunque la Censura no permite que se diga una" palabra; ahí tenéis esos obreros que han muerto ayer en Cuatro Ca-'-' minos, bajo las balas de otros hermanos ds trabajo, que, en plena sub-'V versión contra el Gobierno, no aca tan las ordenes emanadas de la'-' au tor ída i . El Gobierno dio un iaudo, fijó un plazo; ese plazo se incum--' ' piló. Tomó recientemente el Consejo de r a n i s t r o s un acuerdo termi---^ nante y categórico, que implicaba la reafirmaolón del principio de a u - c torjdad. Elementos que controlan al Gobietao y que comparten con él''» las funciones de autoridad, aunque no la responsabilidad ante la opinióiti; y ante la Historia, le obligaron a que diera un nuevo plazo, que vencid".i* anteayer; ni anteayer , ni ayer, ni hoy ae ha cumiplido el lauao del mi-.í. nistro de Trabajo. Las obras, pa radas ; los obreros, t iroteándose; Mar,-|:, d:-id, abandonado; la autoridad, por los suelos. ¿ P a r a eso queréis una^; prórroga del estado de a l a rma? ¿ P a r a esc queréis unos resortes ex -i»-: cepcíonales ? ¿ Qué confianza podemos tener ni las oposiciones ni la-;.. o;>inión pública en lo que vosotro'S hagá i s? iv

¡Ah! Pero yo sé que fácilmente os vais a acoger al recurso ordina^f rio con que estáis pretendiendo paliar vuestro i r acaso : esto es una,,, maniobra fascista, esto es un a taque de los enemigos del régimen. T a l j , se están poniendo las cosas que ya la opin:ón pública, humoristicamen-jg te, está recordando aquella famosa anécdota del tenor que, cua.ndo,,t emitía un nota en falso, daiba el viva Car tagena, pa ra evitar el abu,-^, cheo del público. Cuando tenéis un fracaso tenéis que invocar al fas-. , cismo, pa r t e por un comodín ante la opinión pública, par te porque^/ estáis viendo el estado que se está creando en España. En más de una ._ ocasión, en público en las Cortes, en privado con algruno de los l u e ' ^ me escuchan, yo he expuesto la hondísima preocupación que me pro- . \ duce el .ambiente de violencia y de subversión que se va creando en 'J Esipaña. No es ésta la ocasión de que yo vaya a marca r diferei;cias ; doctrínales con unas u otras teorías políticas. Perfectamente definldaa;;^ están mi acti tud y la doctrina de mi partido a t ravés de una actuación'* intensa, aunque sea modes ta por ser mía. No es é&te momento de re­cordar esas diferencias, pero sí es el de recordar que en España es táf í creciendo de día en día un ambiente de violencia, que los eudadanos-^ se están apar tando totalmente del camino democrático, que a noso t roa -diariamente llegan voces que nos dicen: "Os están expulsando de la^le-x galidad; están haciendo un baldón de los principios democrá t cos ; es tán • riéndose de las máximas liberales incrustadas en la Constitución. Ni ea ;; el Par lamento ni en la legalidad tenéis ya nada que hacer." Y este v, clamor, que nos viene de campos y ciudades, indica que está creciendo t; y desarrollándose eso que en términos genéricos habéis dado en deno-., minar fascismo, pero que no es más que el ansia, muchas veces oobili-, , s 'ma, de libertarse de un yugo y de una opresión que en nombre del„^ Frente Pop-ular, el Gobierno y los grupos que lo apoyan están lm- ,„ poniendo a sectores extensísimos de la opinión nacional. Es un movi-, , miento de sana y has ta de santa ret'eldia, que prende en el corazón.,, de los españoles, y ' contra el cual somos totalmente impotentes los^ que día t ras día y hora t ras hora nos hemos venido parapetando en ,, los p r inc ipos demooráücos, en las norm.as legales y ea la actuación ; normal. Así como vosotros estáis total y absolutamente rebasados, el» _

Gobierno y los elementos directivos, por las masas obreras, que y a no ^ controláis, así nosotros estamos ya totalmente desbordados por un ; =entido de violencia que h a b é s sido vosotros lo.s que habéis creado y ^ estáis difundiendo por toda España. Cuando habléis de fasciS'mo no ol- ; vidéis, señores del Gobierno y de la mayoría, que en las elecciones del ^ 16 de febrero los fascistas apenas tuvieron unos cuantos miles de vo---;-tos en España, y si hoy se hicieran una elecciones verdad, la mayor ía

sería to ta lmente arroUadora, porque incluso está prendiendo en sectores -• obreristas, los cuales, d'esengañados de sus elemenos directivos y de -J sus directivos societarios, están buscando con ansia una libertad que^i' encuentran en esas vagas quimeras que muchas veces e n c a m a n en->t

la fantasía de las gentes cuando ya están al borde de la desespera- '

ción y de la ruina. . . "' Cuando la vida de los ciudadanos está a merced del pr imer pis- jp

tolero; cuando el Gobierno es incapaz de poner fin a ese estado de K cosas, no pre tendáis que las gentes crean ni en la legalidad ni en-;, la democracia; tened la seguridad de que der ivarán cada vez m á a > por los caminos de la violencia, y los hombres que no somos capa-r^ oes de predicar la violencia, ni de aprovecharnos de ella, seremos len tamente desplazados por otros más audaces o más violentos, que^ , vendrán a recoger este hondo sentido nacional. "J,

El es tado de cosas ac tua l ha culminado, señores, 'en el episodio tr is t ís imo de la muer te del Sr. Calvo Sotelo. Me duele mucho que ' | nadie pueda pensar que alrededor de su muer t e yo pretendo hacer • nada que signifique política. Bien quis iera que mis pa labras en este-"j momento no tuvieran otro significado que el de un tr ibuto rendido ' -: a un hombre consecuente ha s t a el final con sus ideas, val iente en - e la exposición de las mismas, que no ha claudicado en momento al- p guno, que h a manten ido s iempre a l t a y enhiesta la bandera de su q ideal' y que por eso mismo h a muer to de la m a n e r a más cr iminal ¡i y más odiosa. Yo quisiera que mis pa labras fueran exclusivamente,--, un homenaje a su memor ia ; pero han sido ta les las circunstancias, , , , que han rodeado su muer te , es ta l el contenido que tiene p a r a toda,-¿ la sociedad española ese crimen, que es necesario que cuanto an-,.-tes, aquí ahora , en el P a r l a m e n t o en su p r imera sesión, sí ea que a , ^ ella asist imos, quede pe r fec tamente claro nues t ro pensamiento y . . , queden p lan tados los ja lones de lo que nosotros creemos gravísi- i. mas responsabHídades que en t o m o a este suceso se uan producido. ,

Yo sé que muchas gen tes que ahora disminuyen el volumen del"; ' suceso pre tenden es tablecer un simple pa rangón en t re dos c r í m e - ; ' nes que se han producido con una leve diferencia de horas . Yo esos '^ pa rangones no los admito . En pr imer lugar, porque t an to c o n d e n o " una violencia como la otra . An te el cadáver del teniente Castillo '* tengo yo idéntica condenación que p a r a todos esos ac tos de violen--" cía, y no pienso en sus ideas ni en su actuación; p a r a mí es ne-^ ' ' fando, p a r a mí es criminal el modo cómo se la h a a r r eba t ado la io vida. ¡Ah! Pero pre tender l igar un acontecimiento con el otro, comoív muchos sectores afectos a la política del Gobierno han hecho, esOirf es, a mi juicio, la mayor condenación que puede t ener toda la po-rr-lítica que vosotros es tá is desarrol lando. r»

¿Qué tenia que ver el Sr. Calvo Sotelo con el ases inato del t e - ^ . niente Cast i l lo? ¿Quién ha podido establecer la menor relación de,r-causa a efecto en t re su ac t i tud y la muer t e de este t en ien te? ¿Es,[^, que acaso el Sr. Calvo Sotelo, en pleno salón de sesiones, no ha con-„ , denado de una m a n e r a s i s t emát ica la violencia y no anunció q u e ^ , an te la m u e r t e Violenta de su mayor adversar io no tendr ía máSp,: que la condenación como ciudadano, el respeto como caballero y e l " ' perdón como c reyen te? ¿ E s que se puede ni por un momento a-íity' " ; tir que el Sr. Calvo Sotelo tuvo la menor relación, d i rec ta ni i n d i - " ' recta , por acción, por omisión o por inducción, con el ases inato del teniente Cast i l lo? ¿ P o r qué se ligan a m b a s cosas? ¡Ah! Porque en ^ el ánimo, incluso de aquellos que pre tenden reba jar la gravedad del ^' suceso hay esta idea terrible qu© prende en el corazón de todos '^ los españoles: que no ha sido u n a pasión política la que ha quita-«t> do la vida al Sr. Calvo Sotelo, que no ha sido un momento p a s i o n a l " ' de unos cuantos c iudadanos ofuscados, sino que h a sido una re-'? presal ia ciega, ejercida por aquellos que tenían u n a relación más Oiíi menos directa con el ten ien te Castillo. yt

La gravedad del hecho es enorme, y ya tengo que examinarlar,í-. con la luz de los an teceden tes del hecho mismo y de las circuna-ai t a n d a s en que se h a producido. Yo sé la gravedad ds las manif es-|,r; tacíones que voy a hacer . Es toy per fec tamente penetrado, incauso,;.-de las consecuencias que p a r a mí, persona lmente pueda tener. El-,,. cumplimiento del deber no se puede detener an t e ese orden de con-- -sideraciones. , j ; .

Lamento que no esté aquí p resen te el señor pres idente del Con-.jl, sejo de Minis t ros; no, repito, porque no esté aquí muy dignamenteg, . representado, sino porque a él necesar iamente , de un modo perso:-",*, nal, he de refer i rme en este momento . . j ^

El señor minis t re de Estado, con la vehemencia que le caracte-i^.' r iza—y tengo la segur idad de que con la sinceridad mayor , que e s . ; también u n a de sus carac ter ís t icas—, ha venido aquí, en términos ' ,^ casi conmovidos, a rechazar imputaciones o acusaciones que se dea- 1;; prendían del escri to a que ha dado lec tura el Sr. Suárez de Tangi l '•' en nombre de las minor ías monárquicas , y de las cuales pudiera de­ducirse una acusación di recta al Gobierno en el cr imen que se ha cometido. •?'

Lejos de mi ánimo el recoger acusaciones en globo, y mucho m e - ir­nos lanzar sobre un Gobierno, sin pruebas , u n a acusación de es t a xr na tu ra leza . No encont ra rá su señor ía en mí nada que pueda ser., una acusación calumniosa de p re t ende r que el Gobierno esté direc--;;; t amen te mezclado en un hecho cr iminal de es ta na tu ra leza . ¡Ah! . , . Pe ro la responsabil idad del Gobierno no es sólo cr iminal ; la respoa-; . sabilidad del Gobierno es t r e m e n d a en el orden político y en el o r - , ; den moral , y a ella tengo necesa r i amen te que refer i rme. ,,.

E l miércoles pasado, señores diputados—hace hoy exac tamen te ,,-ocho días—, el Sr. Calvo Sotelo me llamó apar te , en uno de los pa-.,; sillos de la Cámara , y me dijo: "Individuos de mi escolta, que no _ per tenecen c ie r tamente a la Policía, sino a uno de los cuerpos ar- , mados, han recibido u n a consigna de que en caso de a t en tado con-^ t r a mi persona p rocuren inhibirse. ¿Qué me aconseja u s t e d ? " "Que,,^ hable usted i nmed ia t amen te con el señor minis t ro de la Gober- ,,' nación." '

(Continúa en la página siguiente.) -

Page 4: El Sol, 17 de Julio de 1936

á ei Sol

DISCURSOS DE LOS SRES. BARCIA Y PRIETO (Viene de la página anterior.)

El Sr. Calvo Sotelo fué a contárselo, el miércoles o el jueves, ai señor ministro de la Gobernación, el cual, según mis noticiajs, teui-das por el Sr. Calvo Sotelo, dijo que en absoluto de él no había ema­nado ninguna orden de esta naturaleza. Pero el Sr. Calvo Soteio tuvo esa confidencia exactísima.

¿Quién dió esa orden? ¿Quién dio esa consigna? Me adelanto a decir que el señor ministro üe la Gobernación, no. No me atreve­ría a decir otro tanto de organismos subalternos dapsndientes del

Mirásterio de la Gobernación. Bl Sr. Ventosa lo sabe, porque yo Se lo comuniqué: "Contra el se­

ñor Calvo Sotelo se prepara un atentado. Ha habido por parte dú organismos dependientes del Ministerio de la Gobernación, aunque nunca del ministro de la Gobernación, órdenes para que se deje im­pune el atentado que se prepara. Usted lo sabe; usted y yo somos testigos de que esta advertencia se ha hecho al Gobierno, de que esa amenaza se está cerniendo sobre la cabeza del Sr. Calvo Sotelo." y esa amenaza ge ha realizado y ese atcntacio ha tenido lugar.

Tengo la seguridad de que el seiior ministro de la Gobernación hizo lo posible en lo que de él dependía. Pero los organismos que dependen del Gobierno, ¿lo han hecho así? ¿Se estableció la debi­da vigilancia alrededor de una persona seriamente amenazada para evitar el atentado ? No se ha hecho.

¡Ah! Pero ¿es quo es ésta la única responsabilidad que al Go­bierno y a los grupos de la mayoría les corresponde en este asun­to? ¿Ea que no estamos cansados de oír todos los días, en las se­siones de Cortes, excitaciones a la violencia contra los diputados de derecha? Voy a prescindir de lo que a mi se refiere; bien claras han estado algunas amenazas en el salón de sesiones. Me voy a re­ferir exclusivamente a lo ocurrido con el Sr. Calvo Sotelo. ¿Es que no recordamos, aunque las facultades presidenciales, interviniendo oportunamente, quitaron ciertas palabras del "Diario de las Sesio­nes", que el Sr. Galarza, perteneciente a uno de los grupos que apoyan al Gobierno, dijo en el salón de sesiones—yo estaba presea-te y lo oí—que contra el Sr. Calvo Sotelo toda violencia era licita?

¿Es que acaso esas palabras no implican una excitación, tan co­barde como eficaz, a la comisión de un delito gravísimo? ¿Es qus ese heoho no implica responsabilidad alguna para los grupos y partidos que no desautorizaron esas palabras? ¿Es que no implici una res­ponsabilidad para el Gobierno, que se apoya en quien es capaz de bacer una excitación de esa naturaleza?

¡A-h! En el orden de la responsabilidad moral, a la máxima ca­tegoría de las personas le atribuyo yo la máxima responsabilidad, y, por consiguiente, la máxima responsabilidad en el orden moral tiene que caer sobre el señor presidente del Consejo de Ministros. El se^ ñor presidente del Consejo de Ministros, que al llegar ai más alto puesto ds la gobernación del Es'tado no ha prescindido del carácter demagdgico que impregna todas sus actuaciones, dijo un día que frente a las tendencias que podía encarnar el Sr. Calvo Sotelo u otras personas de significación ideológica parecida, el Gobierno era un beligerante. ¡El Gobierno un beligerante contra unos ciudadanos! ¡El Gobierno nunrp, puede ser beligerante! El Gobierno tiene que ser un instrumento equitativo de justicia, aplicada por igual a todos, y eso no es ser beligerante, como no lo ea el juez que condena a un criminal.

Cuando desde la cabecera del banco azul se dice que el Gobierno es un beligerante, ¿quién puede impedir que los agentes de la auto­ridad lleguen en algún momento hEUbta los mismos bordes del crimen?

Pero aun hay más: a virtud de unas pslabras pronunciadas por el Sr. Calvo Sotelo en un debate de orden público, haciendo referen­cia a acontecimientos, que son precisamente los grupos que apoyan al Gobierno los que los están aireando estos días, pronunció el señor presidente del Consejo de Ministros unas frases provocadoras, que impldcaban el hacer efectiva en el Sr. Calvo Sotelo una responsabi-lidad por acontecimdentos que pudieran sobrevenir, lo coiai, como dice muy bien ese docuanento leído por el señor conde de Vallellano, equivale a señalar, a anunciar una responsabilidad "a priori", sin discernir si se ha incurrido o no en ella. "¿Ocurre esto, va a ocurrir este acontecimiento? Pues su señoría es el responsable."

Periódicos inspirados por elementos del Gobierno han venido es­tos días diciendo que se iba a producir ese acontecimiento; que era inminente en la noche pasada, en la que viene; que el observatorio está vigilante; que va a surgir en seguida lo que se teme. Ya se está dibujando la responsabilidad. Y esa noche cae muerto el Sr. Calvo Sotelo a manos de agentes de la autoridad. ¿Creéis que esto no re­presenta una responsabilidad? ¡Ah! Pero hay otra, todavía mayor sí cabe. El Sr. Calvo Sotelo no ha sido asesinado por unos ciudadanos cualesquiera; el Sr. Calvo Sotelo ha sido asesinado por agentes de la autoridad.

El Sr. PRESIDENTE: Señor Gil Robles, piense su señoría que se trata de un suceso que está sometido en estos instantes a la in­vestigación de la justicia. Su señoría, anticipadamente, resuelve, de­clara, que la responsabilidad de ese suceso corresponde a personas investidas del carácter de agentes de autoridad. Será ello así o no lo será. Es la justicia la que lo tiene que decir, y no eK cierta­mente aquí, donde podemos poner cortapisas ni ejercer en el áni­mo de los juzgadores coacción alguna.

El Sr. GIL ROBLES: Esperaba esas palabras del señor presiden­te, que atento al cumplimiento de su deber, que seguramente en este caso le es extraordinariamente penoso cumplir, me hace una ad­vertencia que en la práctica es puramente un convencionalismo.

Es exacto, señor presidente, qus están actuando los Tribunales de justicia; pero los diputados tenemos, no sólo el darecho, sino la obligación d« traer aquí, como la hubiéramos llevado a la sesión pública sí nos hubiese sido posible, esta acusación categórica y ter­minante. ¿Qué importa que la censura haya tachado y haya obli­gado a decir a los periódicos que los autores de ese asesinato han sido unos individuos, si en la conciencia de todos está la verdad de lo ocurrido? Tengan en cuenta sus señorías y quienes me oyen que está bien lejos de mi ánimo arrojar una mancha por igual sobre todos los agentes de la autoridad, ni muchísimo menos. Bien lejos ds mi pensamiento igualmente lanzar sobre un Cuerpo be­nemérito del Estado ^una culpa colectiva. Han sido determinados agentes de la autoridad, que probablemente el mismo Cuerpo a que pertenecen estará deseando en estos momentos que sean expulsa­

dos, que sean arrojados de su convivencia. Pero lo que no puede negarse, señor presidente y señores diputados que me escucháis, es que el Sr. Calvo Sotelo se resistió a entregarse a los que llegaban a su domicilio, y que únicamente cuando uno de ellos le exhibió un carnet en que acreditaba su condición de oficial de la Guardia Civil, el Sr. Calvo Sotelo se entregó. Las averiguaciones judiciales irán encaminadas a saber quién fué el oficial de la Guardia Civil; pero que fué un agente de la autoridad que iba acompañado por guardias de Asalto, de paisano o de uniforme, y en una camioneta de la Di­rección General de Segundad, que después fué dejada en el Minis­terio de la Gobernación o en el cuartelillo que está al lado, esto no puede negarlo nadie. ¡Ah! ¿ V es que cuando ocurre un suceso de ese volumen y de esa magnitud un Gobierno puede decir: Lo he entregado, simplemente, a un juez para que investigue, sin ha­ber tomado ninguna medida para ver quiénes habían sido esos ofi­ciales que han ido con la camioneta y acompañando a los guardias cíe Asalto, los que habían dispuesto el servicio, los que han estado reclutando voluntarios entre determinada compañía o determinada sección del teniente Castillo, para con ellos ir a ejercer una repre­salia y una venganza sobre la persona del Sr. Calvo Sotelo?

Cuando todo esto ocurre, el Gobierno, ¿no tiene que hacer otrJ cosa que publicar una nota anodina, equiparando casos que no pue­den equipararse y diciendo que los Tribunales de justicia han de entender en el asunto, como ai fuera una cosa baladí que un jefe político, que un jefe de minoría, que un parlimentario sea arranca­do de noche de su domicilio por unos agentes de la autoridad, va­liéndose de aquellos instrumentos que el Gobierno pone en sus ma­nos para proteger a los ciudadanos; que le arrebaten en una camio­neta, que se ensañen con él, que le lleven a la puerta del cesaen-terio, que allí le maten y que le arrojen, como un fardo, en una de las mesas del depósito de cadáveres? ¿Es que eso no tiene ninguna

gravedad? ¡Ah!, señores de) Gobierno: vosotros, en estos momsntoá, habéis creído que todo lo tenéis libre con nombrar un juez, con dic­tar una nota y con acudir el día de mañana a que la pasión política os dé un "bilí" de indemnidad en forma de voto de confianza. Tened la seguridad de que eso no se limpia tan fácilmente.

Un día, el Sr. Calvo Sotelo pronunció en la Cámara unas palabras conte£tando al señor presidente del Consejo de Minstros, que si son su mayor glorificación, constituyen la mayor condenación para vos­otros. "Yo tengo, Sr. Casares Quíroga (le dijo, cuando, con impruden­cia notoria, el presidente del Consejo arrojó sobre él una responsabili­dad "a priori"j, yo tengo anchas las espaldas. Su señoría es hombre fácil y pronto para el gesto de reto y para la palabra de amenaza. Le he oído tres o cuatro discursos en mi vida, los tres o cuatro desde ese banco azul, y en ellos ha habido siempre la nota amenazadora.

Bien, Sr. Casares Quiroga, me doy por notificado de la amenaza de BU señoría; me ha convertido su señoría en sujeto, y, por tanto no Bolo activo, sino paLsivo, de las responsabilidades que puedan hacer de no sé qué hechos. Bien, Sr. Casares Quiroga, le repito, mis espaldas son aa&haa. Yo acepto con g-osto y no desdeño ningruna de las responsabili­dades que puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilida. des ajenas si son para bien de mí patria y para gloria de España, las acepto también. ¡Pues no faltaba más! Yo digo lo quo Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: "Señer, la vida podéis quitarme, pero más no podéis; y es preferible morir con gloría que vivir con vilipendio." Eeto dijo el Sr. Calvo Sotelo; le ha llegado la muerte con gloria. ¡Ah! Pero para vosotro.s, como Gobierno—aunque no tengáis la responsabilidad, que yo no la arrojo sobre vosotros, la responsabi­lidad criminal directa ni indirecta en el crimen—, si tenéis la enorme responsabilidad moral de patrocinar una política de violencia, que arma la mano del ase.síno, de haber, desde el banco azul excitado la Violencia; de no haber desautorizado a quienes desde los bancos ds la

mayoría han pronunciado palabras de amenaza y de violencia contra el Sr. Calvo Sotelo. Eso no es lo quitaréis nunca; podéis, con la censiura, hacer que mis palsfcra.s no Usguan a la opinión; podéis, ccn el ejercicio férreo de facultades que la ley poce en vuestras manos, hacer impo-Eíble que e. to llogue, en sus detalle.?, a conocimiento de la opinión pú­blica; podéis ir al Parlamento y pedir una votación de confianza. ¡Ah: Pero teiiei ia segundad de que la sangre del Sr. Calvo Sotelo está sobre vosotros, y no os la quitaréis nunca sobre vosotros y sobre la mayoría. ¡Triste sino el de este régimen si incurre, frente a im crimen de esta naturaleza, on el error tremendo de pretender paliar los acon-tecimisntos! Si exigís las debidas rcsiponsabilid:;des; si actuáis rápi­damente centra los autores del crimen; sii ponéis en ciaro las móviles, ¡ah!, en ese caso quizá--y no lo lograréis en to;;o—quedará circuns­crita la responsabilidad a los autores; pero si vo.íolros estáis, con ha-bilidadss mayores o menores, paliando la gravedad de los hechos, en­tonces la reEpcnsaitílidad escalonada ¿rá hasta lo más alto, y os cogerá a vosotros como Gobierno, y caerá sobre los partidos que os apoyan como coalición de Frente Popular, y alcanzará a todo el sistema par­lamentario, y manchará de barro, y de miseria, y de sangre al m.ismo régimen. En vc.=-otros está.

Despuís de esto, pocas palabras voy a tener que pronunciar en el día de hoy; quizá muy poca.s palabras más hayamos de pronunciar en el Parlamento. Todos los días por parte de los grupos de la ma-joría, por parte de loa periódicos inspiradas por vosotros, hay U ex-cicación, la amenaza, la conminación a qus hay que aplastar al ad­versario, a quj hay que realizar con él una política de exterminio. A disrio la estáis practicando: muertos, heridos, atropellos, coaccio. nes, multas, violencias... Este pericKlo vuestro será el periodo máximo de vergüenza de un régimen, de un sistema y de una nación. Nos­otros estamos pensando muy seriamente que no podemos volver a las Cortes a discutir una enmienda, un voto particular, un proyecto más o menos avanzado que presentéis, porque eso, en cierto modo, es decir ante la opinión pública que aquí todo es normal, que aquí la oposición cumple su papel, que éste es el juego corriente de los sistemas políticos. No; el Parlamento está ya a cien leguas de la opinión nacional; hay un abismo entre la farsa que representa el Parlamento y la honda y gravísima tragedia nacional.

Nosotros no estamos dispiie.stos a que continúe esa farsa. Vos­otros podéis continuar. Sé que vais a hacer una política de perse-

I cución, de exterminio .y de violencia de todo lo que signifique dere-tíias. O.s engañáis profundamente: cuanto mayor sea la violencia, mayor será la reacción; por cada uno de los muertos surgirá otro combatiente. Tened la seguridad—esto ha sido la ley constante de todas las colectividades humanas—de que vosotros, qua estáis fra­guando la \nolencia, seréis las primeras victimas de ella. Muy vul­gar por muy conocida, pero no menos exacta, es la frase de que las revoluciones son como Saturno, que devoran a sus propios hijos. Ahora estáis más tranquilos porque veis que cae el adversario. ¡Ya

llegará un día en que la misma violencia que habéis desatado se volverá contra vosotros!

(UN SEÑOR DIPUTADO: Ya llegó en octubre.) De lo de octubre hablaremos, que estoy deseando hablar. Lo

único que hacéis vosotros con lo de octubre es estar todos los dias paliando ante las masas el fracaso de vuestra política: cuando al obrero no le dais pan, cuando al obrero le sumís en la miseria, lo que hacéis es darle unos cuantos latiguillos sobre octubre. ¡Dadle un poco más de pan y un poco menos de literatura!

(UN SEÑOR DIPUTADO: ¿Por qué no se lo ha dado el señor Gil Robles, con dos años que ha estado en el Poder?)

Atendimos a los obreros mucho más que vosotros. El paro ha aum.sntado extraordinariamente en vuestra.? manos. Y dentro de poco, vosotros seréis en España el Gobierno del Frente Popular del hambre y de la miseria, como ahora lo sois de la vergüenza, d?l fango y de la sangre. Nada más.

EL MINISTRO DE ESTADO El Sr. MINISTRO DE ESTADO (BARCIA): Comprenderán to.

dos los señores que componen esta Diputación que yo no voy a en­trar en el detalle analítico de las manifeetaciones hechas por el se­ñor Gil Robles. No creo que ni el momento ni la índole del asointo, ni el carácter del debat? planteado permiten discutir, minuciar de­talles que están tan al margen ,en definitiva de las cuestiones que e¡ Sr. Gil .Robles,ha. suscitado ante.nosotros, que a ellas esencialmente me voy a referir. Yo dejo al Sr. Gil Robles con su conciencia y con el sentimiento del cumplimiento de su deber libre y solo para que un día se dé cuenta del acto que acaba de realizar.

Bastarían, Sr. Gil Robles, las palabras finales de su señoría para que yo tuviera qua buscar una eximente a todo lo que su señoría ha dicho. Una pasión que conturba de til manera el espíritu y la rsfle-xión de su señoría ha hecho posible que de labios del Sr. Gil Robles surgiesen estas palabras finales: "Estáis satisfechos, señores del Go­bierno, porque son los vuestros añora los que triunfan. E] día de ma­ñana seréis devorados por los mismos triunfadores." ¡Satisfechos nos. otros de que triunfe nada que signifique violencia, injusticia, pasión del tipo de la que está desbordando del alma del Sr. Gil Robles! No, Sr. Gil Robles; nos damos cuenta exacta del momento en que vivi­mos y de los instantes dificilísimos por que atravesamos, y nosotros quisiéramos buscar en el espíritu de todos un refugio para que esta pasión no continuase exacerbándose progresivamente y no llegase a) grado de paroxismo en que la ha colocado su señoría, porque sabe­mos que por encima de todo, más allá de cuanto nos pueda dividií, hay intereses esenciales y fundamentales que tenemos que defender, os de iEspaña, y e_sos intereses no se defienden, Sr. Gil Robles, dando libre suelta a la pasión y llegando en la expresión de esa pasión a los términos verdaderamente monstruosos a que ha llegado hoy su señoría. Porque, para el Sr. Gil Robles, nace la vida política desde que el Frente Popular está en el Poder. ¿Qué hemos recogido nos­otros sino un país desesperado, que no tenía ni hora de paz ni ins­tante de tranquilidad, y sobre el que la zozobra y la injusticia se cernía por todos lados ? ¿ Es, Sr. Gil Robles, que nosotros no somos hoy los que hemos cosechado herencias tristísimas de política que yo no quiero ahora recordar: (E! Sr. Gil Robles pide la palabra.) Se­ñor Gil Robles: tal vez nosotros creímos y continuamos creyendo que realizábamos una gran misión, que en el fondo nosotros servía. moB supremos intereses, y que ante esos intereses no cabía hablar para nada de cosas de partido.

¡Estadística, Sr. Gil Robles! ¿Es que voy a entrar a desmenuzar los hechos y los actos que su señoría denunciaba? Pero ¿es que po­demos discurrir como si viviéramos en un estado de absoluta nor­malidad y no nos lo hubiéramos encontrado con una realidad tan tremenda que el ir liquidándola, para poder entrar de una vez en la normalidad jurídica y constitucional, no es todo el esfuerzo que nos­otros venimos realizando, con mayor o menor éxito, pero llenos de patriotismo, con un propósito decidido de llegar a esta situación ? (El Sr. Pórtela Valladares pide la palarjra.) El hecho de que el se. ñor Pórtela hava pedido la palabra no me hace rectificar io más mí­nimo, porque lo único que podrá decir es que fue el primer heredero de una situación que a él mismo, en determinados momentos, se le levantó como un obstáculo invencible; y la propia forma en que el Sr. Pórtela tuvo que salir del Gobierno, después del triunfo del Fren­te Popular, no era, en definitiva, más que la explosión de todo lo que había entonces encadenado como resultado de una política de opre­sión, de persecución y de partidismo, en que no creo que su señoría sintiera la satisfacción de ver triunfar a los suyos sin pensar en si no eran también víctimas de una realidad política dificilísima que se ha atravesado en la historia de iElspaña, y que de salir de ella en una u otra forma dependía el porvenir de nuestro país. Pero ¿es que el Sr. Gil Robles no sabe que ha habido destitución de gobernadores, de gestoras y de alcaldes; que los hay a diario; que todos, absoluta­mente todos, los resortes del Poder han sido puestos al servicio de la tranquilidad, en lo que era posible, y de la justicia, y que hechos recentísimos—su señoría constantemente y a diario tiene que reco­nocerlo y proolaunarlo—encuentran la asistencia del Mhiisterio de la Gobernación y de todo el Gobierno?

El Sr. Gil Robles condenaba la violencia. ¿Quién no la va a con­denar? ¿Pues qué representamos nosotros sino una protesta cons­tante contra esa violencia? ¿Inspiradores nosotros de una Prensa sobre la que él Sr. Gil Robles vuelca toda, absolutamente toda la res­ponsabilidad de cuanto está ocurriendo? ¿Quiere decirme...? (El se­ñor GIL ROBLES: Perdóneme su señoría; no he volcado sobre la Prensa má.s responsabilidad que la que le incumbe, que no es peque­ña; pero no toda.) ¿La responsabilidad que le incumbe a una Prensa inspirada por nosotros? ¿Qué Prensa tiene el Gobierno que pueda inspirar? ¿Cuál es la Prensa que inspira el Gobierno? Señor Gil Ro­bles: Su señoría es un dialéctico formidable; pero baraja y maneja de tal manera sus argumentos en estos instantes—y perdóneme que se lo diga—con una ausencia del sentido de la re.3ponsabilídad al dis­criminar cuáles son las que nos alcanzan, que cuando le conviene nos las atribuye a nosotros y cuando le conviene las traspasa a los de­más; pero, en definitiva, con este sentimiento notorio de injusticia, porque a su señoría le consta que el Gobierno ni inspira ni aplaude, ni puede aplaudir ni tolerar ninguna de esas campañas que su señoría condena como nosotros. Cuando la violencia surge tiene nuestra con-dena.oión tan rotunda, tan categórica como pueda fulminarila su se. noria.

De situaciones puramente polémicas y parlamentarias, que no tenían el grado de importancia y gravedad que tienen ahora, retros­pectivamente, cuando su señoría las señala como causa de efectos tristísimos y monstruosos, no ha vacilado su señoría en coger la fi­gura del señor presidente del Consejo de Ministros, ponerla en fun­ción y en relación con maniíestaciones hechas por él an momentos de debate en que lo que decía no podía significar lo que su señoría le atribuye. El señor presidente del Consejo de Ministros, cuando for­mulaba determinadas expresiones, no hacía más que afirmar un sen­tido absoluto de autoridad, de .«tentimiento y de respeto a la ley, por­que precisamente manifestaba que sería beligerante frente a la vio­lencia. Era éste todo el alcance y significado que se podían dar a las ^

palabras del señor presidente del Consejo. Que sucesos luctuosísiiinos. desdichados, que todos abominamos, que yo deploro con toda mi alma, se hayan realisado y que ahora s.ca señoría pretenda establecer una relación directa entre aquellas palabras y estos hechos, Sr. Gil Ro­bles, yo a su señoría entrego por completo para las horas da tran­quilidad espiritual y de serenidad de conciencia el valor y el alcance del acto que acaba de realizar.

Y muy pocas palabras más, Sr. Gil Robles, porque no quiero con mí intervención, dada la actitud, la forma, el tono, los modos con que su señoría se produjo, exacerbar más esta situación, por sí ya tan delicada y difícil; pero voy a admitir, para efecto.a polémicos, cerno realidad inconcusa, que cierteus y determinadas individualidades de un organismo del Estado se hayan insurreccionado y re:lizado los actos que su señoría les atribuye. ¿Cuál fué la actitud del Gobierno y cuál su deber? Desde el primer momento tomar g-ubernativamsnte todas, absolutamente todis las medidas que podía y tenía en sus manos, y tomadas están, e inmediatamente buscar el juez de máxima garan­tía y de máxima jerarquía para qus entrando a fondo, sin deteneiTse en nada, llegando hasta donde tenga qua llegar, esclarecerlo todo. A nadie como al Gobierno interesa esto para evitar ciertas actitudes. Sr. Gil Robles. Su .señoría, ya lo deeia, y es exacto, no viene a hacer política en torno del cadáver del Sr. Calvo Sotdo; pero sin querer, con ocasión de esto, su señoría, en el fondo, está haciendo política, y no de 1.1 mejor calidac, porque al Gobierno no se le puede pedir más que esto: que llegue con sus medios hasta donde tiene qua llegar para escaleracer los hechos; qua pase lo que pase, suceda lo que suce­da, brilla la verdad y se imponga la justicia. ¿Qué otra cosa pueda hacer el Gobierno qus no haya hecho dasde el primar momento?

Y yo, Sr. Gil Robles, no tengo por qué hacer el contraste del pro­ceder del Gobierno actual, cuando sa encuentra con hechos ten des­dichados con otros procederes qus hasta ahora, hasta que nosotros hemos llegado, no se ha bascado la responsabilidad da deamandamien-tos de agentes de la autoridad que obedecían a determinados gobier­nos, que seguramente eran los primeros que, como el actual, se la­mentaban, rechazaban y condenaban la posibilidad de que a ellos se les complícase en aquellos actos, De modo, Sr. Gil Robles, que sea cual fuere el concepto que su señoría tenga de nuestra conduela, creo que sólo la pasión, enturbiando su juicio sereno, podía llevarle a ha­cer manifestaciones como las que acabamos de oír. ¿Responsabilida­des? Todas las que nos vengan desde ahora aceptadas están; no he­mos de eludir ninguna, como lo demuestra nuestra propia actitud a j . tual, y si existen, reverentes con el sentido de justicia, reverentes con la.s sanciones que la opinión pública nos imponga, sabemos cuál es nuestra actitud, sin que ello nos invite, por vía de retorsiión y bus­cando el hundimiento del templo, a oponer conducta a conductas y a contrastar procederes con procederes, no. Nos atenemos a nuestras responsabilidades.

Vengan, sean las que fueren; pero lo que nadie, absolutamente nadie que esté en su sano juicio, podrá decir es qua haya, ni direc­ta ni indirectamente, i i admisible ni posible, porque sería monsti-uoso, la relación más mínima entre estos hechos lamentables y actitudes del Gobierno que, por tolerancia o por negligencia, hayan permitido actuaciones de organisnaos inferiores realizando hechos a todas luce.: vituperables. Eso, Sr. Gil Robles, traspasa por completo todos loi límites de la actitud polémica y va más allá de lo que dialéctica, mente es permitido a su señoría decir, dirigiéadose al señor presi­dente del Consejo de Ministros.

¿Responsabilidades de tipo moral, de tipo poJibíco? Bien, inevita­bles'; ésa es la realidad y eso es lo que d-e'bemos dilucidar; pero a nosotros la sangre no nos ahoga, en el sentido de que quienes hayan cometido los delitos habrán de purgai-lo, y por parte del Gobierno se darán todos los medios, absolutamente todos, para que se esclarezca hasta lo más hondo, en "onna tal, que los más exigentes han de ad­vertir de qué manera el Gobiemo, sin mñs estimúios que les de su conciencia y su deber, desde el acto inicial no se ha preocupado más que de eso. ¿Por evitar nuestras responsabilidades? No. Precisa­mente por algo que decía su señoría. No todos los hombres son per. fectos ni todas las institucio-es completas, y a los órganos del Es­tado, al EJstado mismo y a la vida jurídica española, interesa más que a nadie que donde haya qua poner el cauterio se ponga, donde haya quo hacer amputaciones se efectúen; todo, absolutamente todo menos que quede impune la subversión monstruosa que su señoría apuntaba. Crea su señoría que para eso, y principalmente por eso,, estamos donde nos mantenemos.

Creo que con esto queda contestada la parte esencial deil discurso del Sr. Gil Robles.

^í E L S R . P R I E T O Bl Sr. PiRIlETO TUEiRO: Los estados víolentam.ente pasionales.a

que es tan propicio el espíritu del Sr. Gil Robles son, con toda evi­dencia, contagrioEos. Digo esto porque yo me siento casi bajo el im­perio del contagio, y añado que de.=de luego no es un estado pasio­nal el mejor elemento decantador de la justicia.

A mi juicio, el Sr. Gil Robles, en la.3 palabras tremendamente apasionadas que acaba de pronunciar, no ha sido justo. Ha venido a realizar un acto político. Yo no he de cansurar ni poner tacha alguna a la desmensurada ainpMtud con que se ha consentido expreser el. criterio al Sr. Gil Robles; pero debo reocrdar que nosotros habíamos venido—me limito a consignar el hecho—a deliberar y resolver so­bre una propuesta concreta de Gobiemo, cual es la que se le auto­rice a prorrogar el esitado de alarma por treinta días. No desdeño la congruencia que tienen con la petición formulada por el Gobier­no, y que nos ha congregado aquí, algunas de las manifestaciones del Sr. Gil Robles, aunque no todas ellas. Y advertimos^lo habrán advertido quienes hayan observado tranquilamente el curso de l l ora­ción del Sr. Gil Robles—cómo todos aquellos anuncios previos de des­entenderse de determinadas plataformas políticas a cuenta de un suceso lamentabilísimo y doloroso se le han frustrado en flor, porque lo que ha hecho el Sr. Gil Robles es preferente o exalusivamente un acto político, al cual se sumaron dos factores: el estado pasion?J a que es propicia su palabra y una premeditación que aparece muy clara a lo largo de toda m peroración.

Yo no tengo que hacer, en cuanto a lo que al Gobierno se refiere, ninguna defensa ni aportar ningún refuerzo; estimo, naturalmente, injustas por completo todas aquellas imputaciones, más o mens con­cretas o más o menos diluidas, que el Sr. Gil Robles ha hecho, acu sando al Gobiemo, no sé si de inducción o de encubrimiento; pero sí de una responsabilidad accesoria marcadísima, no meramente polí­tica, en cuanto al asesinato del Sr. Clvo Sotelo. En conciencia, de­claro, conociendo a los hombres que forman el Gobierno, que no en­tra en mi ánimo la más vaga sospecha de su participación en una res-ponsabilidad de ese género. No dejo de considerar el perfectísimo de­recho del Sr. Gil Robls a extraer deducciones políticas de otro orden; pero estimo injusto que ellas puedan descansar en una responsab.li-dad del tipo a que más o menos concretamente atribuía la actitud del Gobiemo respecto a tan luctuoso hecho.

La injuBticia del Sr. Gil Robles parte de que al exsminar la situa­ción actual de España, en cuanto a cuya gravedad todo disimulo se­ría ooioso determina arbitrariamente una fecha como comienzo da ese estado de perturbación que le arrancaba tan violentos y elocuen­tísimos apostrofes.

Voy a ser brevísimo. He de limitarme a declarar que la repre­sentación socialista no puede secundar en este momento el acto po­lítico que quiere realizar, que ha realizado el Sr. Gil Robles por que quiere rea,u»ar, I-IUB "<» íKi--^íi^<^^\t ^i "». — • -creer que no es éste el recinto propio para: ello, y porque, natural­mente, no quiero dejanne conducir por esa influencia positivamente magnética que emana de las palabras del Sr. Gil Robles, en las cua­les (quizá la edad vaya curándole de semejante vicio) h?jy siempre un aspecto de reto, de desafío. No quiero dar a su señoría pretexto alguno para cierta finalidad que persigue, porque he visto claro que el Sr. Gil Robles busca incluso la sombra del más minúsculo inci­dente para adoptar una actitud extrema, que pudiera ser la retirada de las fuerzas que él acaudilla de la función pariamsntana a cuen­ta (él lo ha declarado) de no sentirse con vigor espiritual suficiente para hacer frente a la turbonada de violencia de I0.3 elementos de derecha, que, según él mismo ha confesado, hoy desbordan de su posi­ción política. No quiero dar pretexto a su señoría para semejante co.ía. De manera que mí declaración ha de quedar limitada a decir qu; aquellas imputaciones qua su señoría ha hecho al grupo par.amen-tario socialista las recogeremos, cuando la ocasión Ueg-ue, en el sa­lón de sesiones, no en esta momento, con esta publicidad reducida y en esta esfera tan menguada y, a mi juicio, tan deficiente para un debate pariamentario. Allí, en el salón de sesiones, h:bremos de contender con el Sr. Gil Robles, y espero que no dando ocasión con palabras nuestras teñidas de irritación su señoría no tendrá pretaxto alguno para eludir esa ocasión, y que habrá de utilizarla con aqua-11a gallardía, muchas veces excesiva, según mi juicio, con que siu se-ñorja afronta estas situaciones. _

Quiero recalcar ahora, señores miembros de la Diputación Per­manente, lo de que la injusticia del Sr. GU Robles data de señalar arbitrariamente una fecha al comienzo de las ilegalidades, a la ini­ciación de la turbonada de violencias. Ya el Sr. Díaz, con una sen­cilla interrupción, ha dejado al descubierto hasta dónde llegaba en ese punto la arbitrariedad de su señoría.

Es lamentabla el hecho referente al Sr. Calvo Sotelo; pero cons­te que cuando su señoria ha hablado de los últimos sucesos (tengo en cuenta el relieve de la persona del Sr. Calvo Sotelo y la pro­ximidad ideológica con su s-:ñoría) en sus palabras no ha habido un recuerdo análogo para otras víctimas. Sagrada era la vida del Sr. Calvo Sotelo, indiscutiblemente; pero no más, para nosotros, que la de cualquier ciudadano que haya caído en condiciones idénti­cas, y cuando su señoría imputaba al Gobierno y a las fuerzas par­lamentarías que le asisten ser causantes, en un orden u otro, con responsabilidad directa o indirecta, según quiera su señoria, de di­cho suceso, aconteicía que en su imaginación no había sino una li­nea de víctimas: la que a lo Visto afecta a su señoría por rsizones de vinculación política. Nosotros las abarcamos todas, absolutamen- ,

te todas, y por igual. La arbitrariedad de su señoria, repito, esta­ba en la fecha que fijaba. Asi como la Gran Guerra insensibilizó a muchas gentes en orden al respeto a la vida humana y este respe­to se quebrantó en varias latitudes del Mundo, ¡qué duda cabe, se­ñor Gil Robles, de que las enormes ferocidades cometidas con oca­sión de la represión de los sucesos de octubre de 1934 han deter­minado este arrastre de un rosario sangriento!

Yo lo he dicho bajo mi firma recientemente: por honor de todos d' be concluir lo que en ese aspecto viene ocurriendo. ¡Ah! Pero mi­rémonos por dentro, aceptemos cada uno nuestra responsabilide í moral mediante sincera confesión: vosotros, en el templo de vues­tra fe; nosotros, en el santuario de nu'e.stra conciencia. Y no os sin­táis vosotros tan indulgentes con vosotros mismos como para cree­ros limpios de lo que actualmente afrenta a España. En los hecho.", mismos de Asturias, ¡cuántos hay análogos, semejantes, iguales al que ha costado la vida a nuestro compañero D. José Calvo Sotelo! Fijémonos en uno cié relieve por la nombradla de la víctima: ei caso de Sirval es exactam'ente igual al de Calvo SoteJo, y vosotros no tuvisteis entonces el valor de corregir aquellos terribles excesos, sino que en realidad los aproba.^teis, porque' llagasteis, indirecta o directamente, al encubrimiento; encubristeis a los autores, los pre­miasteis, los glorificasteis, y cuando dabais ante España este ejem­plo de subversión moral que destruía los más fundamentales prin­cipios jurídicos, ¡ah!, entonces no calculasteis que habíais sembra­do una planta cuyo tóxico os había de alcanzar también a vosotros. Ninguno de nosotros ha aprobado los hachos que se están aliora realizando: los condenamos y los deploramos; sabemos que nos duelen dentro y que nos afrentan fuera; pero para una liquidación profunda y honrada de esta situación, su señoría no tiene derecho a creer sus manes totalmente limpias y pulcras de responsabilidad mientras porfía por enfangar las de los demás.

iEisto simplemente queremos decir hoy al Sr. Gil Robles, sin per­juicio de que las manifestaciones hechas por él, cuando la ocasión llegue, y no queremos frustrársela, de repetirlas en el salón de se­siones extendamos estos conceptos que ahora sintéticamente expon­go, para que cada cual afronte de cara al país su propia responsa­bilidad y sepa que los desmanes de la fuerza pública, los crímenes de individuos perteneciantes a la fuerza pública, la falta de respe­to a la vida humana en España no empezó el 16 de febrero; que, aunque a lo largo de la vida de la Humanidad ofrezcan siempre manchones de esta clase las luchas políticas y religiosas, en Espa­ña empezó el presente ominoso período en la época de vuestro man­dato, no sé sí bajo vuestra inspiración; pero, por lo menos, bajo vuestro silencio y vuestro encubrimiento.

Y esto es simple, sencilla y estrictamente lo que de momento quiero decir hoy al ,Sr. Gil Robles, porque no he de entablar un de­bate ftiera de oportunidad, debate que esta representación acepta, aguarda y desea para expresar ante la opinión pública, clamando a gritos, sus verdades por estos ventanales, a fin da que la opinión vea el grado de culpa que nos alcanza a cada uno de nosotros. Pero sí de^ verdad nos posee a todos el ansia noble de liquidar una si­tuación de este género, reconozcamos que no lo podremos hacer con imputaciones apasionadas y sin doblegar alguna vez la frente ante el peso de la propia responsabilidad."

EL SR. D Í A Z R A M O S El PRESIDENTE: El Sr. Díaz

Ramos tiene la palabra. El Sr. DÍAZ RAMOS: Señores

de la Diputación permanente: Yo creo qua no es necesario hacer muchos esfuerzos para compren­der la intención que encierra el discurso del Sr. Gil Robles. Decía el Sr. Gil Robles que no fuera a considerarse que se aprovechaba del caso del Sr. Calvo Sotelo, que todos lamentamos, con el fin de utilizarlo con móviles políticos, te­niendo en cuenta la situación dei momento que vivimos en España; pero no hay que hacer, repito, grandes esfuerzos para ccrapren-der que es un discurso encamina­do a agravar la situación en la calle; qua tiende á intensificar la guerra civil, preparada paso a na­so por las derechas en España.

De modo pacifico y legal, la ma­yoría del pueblo español ha re­conquistado la República el 16 de febrero, y lo qus'- resulta claro y es un hecho incontrovertible es que por parte de las derechas no existe la resignación necesaria pa­ra acatar los resultados del triun­fo que el pueblo español consiguió el 16 de febrero, y que desda el momento mismo de lograrse, éste han venido trabajando intensa y extensamente en toda España, produciendo perturbaciones, ma­nifestándose en form.a descarada contra el régimen que en la ac­tualidad tenemos en n-jestro país, para contrarrestar el mismo. El discurso del Sr. Gil Robles revis­te extraordinaria gravedad, como decía muy bien el ministro de Es­tado en su contestación, porque cuando se viena aquí a protestar de un hecho como el que ha cos­tado la vida al Sr. Calvo Sotelo hay que tener en cuenta—como decía asimismo el ministro—si en España, antes de ahora, no sa han dado nunca casos como éste; aparte de que no podemos separar ni un momento dal caso que co­mentamos lo ocurrido con motíi'o del movimiento de octubre, cuya represión fué la más cruenta que ha conocido la Historia. En la oca­sión mencionada no Se levantaron los elementos de derecha a con­denar aquellos heahos verdadera­mente m.onstruosos, que constitu­yen un baldón para España y una mancha para los españoles res­ponsables de que sucedieran; y hoy, que se «ncuen'tra fresca to­davía la sangre vertida en Astu­rias, olvidan que para tener au­toridad moral en la condenación da un hecho que es consecuencia da la política anterior realizada por ellos es preciso que, al repa­sar la Historia, sobre todo la de los dos últimos años, se condene en primer lugar con toda encr-g'ía, a los que dieron origen a aquellos hechos tan monstruoso.s.

La represión de Asturias, en su conjunto, aparte de los múltiples martirios por todos conocidos, ha sido algo que yo creo muy difícil que tenga comparación en ningún otro país del mundo, ni siquiera en aquellos dominados por Gobier­nos fascistas, como Alemania, Ita­lia, etc. Entonces, con el consenti­miento del Gobierno, se llevaron a aquella región tropas moras para que pasaran por el filo de sus gu­mías a los mineros españoles. Nos­otros, de la misma manera que en­tonces, protestamos ahora, como eepañoles, sin tener en cuenta el partido político o la clase a que pertenecen las víctimas; porque éstos sen heahos de tal monstruo­sidad, que todos debemos conde­nar. Pero no podemos consentir que aquellos mismos hombres, que con responsabilidad de Gobierno contemplaron los terribles sucesos quieran a h o r a aprovechar la muerte del Sr. Calvo Sotelo, con móviles políticos, para empeorar la difícil situación que ellos han creado a España y a la República, llevando a la calle, validos de la inmunidad parlamentaria, un dis­curso en el que-—aun reconocien­do su capacidad y habilidad par­lamentaria—, a mi juicio, en este caso concreto, el Sr. Gil Robles demuestra haber perdido la ca­beza. I

Lo que le interesa al parecer no es presentar el hecho en sí pa­ra que todos lo puedan condenar, como nosotros somos los prime­ros en hacer—ya lo hemos dicho públicamente una y mil veces, y ahora lo sostenemos: condenamos todo atentado individual, todo lo que signifique una actuación de terror—, .?ino que para que en la calle, al leerse éste presentando los hechC3 como él los presenta, las fuerzas que dicho señor acau­dilla encuentren ambiente apro­piado para continuar trabajando en esa actuación de complots con­tra el régimen a que antes me re­fería. Porque, Sr. Gil Robles, no se puede decir que no se organicen complots en España; recientemen­te, hace dois o tres días, se han reunido las fuerzas obreras quo tenían alguna discrepancia; se han puesto de acuerdo en diez mi­nutos, y han acudido al Gobierno para ofrecerle toda su fuerza, a fin de defender a la República, y eso lo hacemos porque estamos completamente seguros de que en muchas provincias de España, en Navarra, en Burgos, en Galicia, en parte de Madrid y otros pun­tos se están haciendo preparativos para el golpe de Estado, que no dejáis de la mano un día tras otro. •

Sobre esto nos hallamos vigilan, tes, a fin de que no podáis llevar a cabo ^'uestros intentos en iEspaña, porque de hacerlo así no'S lleva­ríais a la España fatal que repre­sentan esos dos años de represión, de hambre y descrédito para el país. Nosotros no queremos esa España, sino la iEspaña democrá­tica, donde haya bienestar para los obreros y para las clases popula­res; lo que queremos es una Es­paña modarna que se ponga a la altura de la situación, y no una España al estilo de aquella inqui­sitorial, que es lo que ha repre^ sentado vuestra política en todo el hecho represivo que sucedió ai movimiento de octubre.

No queréis acatar lo que ha re­presentado el triunfo del 16 de fe­brero, y de ahí toda vuestra polí­tica y vuestra actuación en el sen­tido que he indicado. Es el 90 por 100 del pueblo español el que está de acuerdo con el régimen repu­blicano, con un régimen democrá­tico, y es el 10 por 100 restante el que no pierde ocasión de buscar todos los procedimientos de pro­vocación, de atentados personales, contra el pueblo; porque no se tra, ta solamente de los hechos repre­sivos de Asturias, sino que ayer mismo "Mundo Obrero" nos re­frescaba un poco la memoria ha-blándonos de todos los atentados cometidos por fuerzas de dei'echas desde el 16 de febrero hasta la fe­cha. ¿Por qué no se levanta awiui el Sr. Gil Robles a decir con toda sinceridad que debemos condenar también a fondo el atentado con­tra el teniente Castillo? Eso hay que hacerlo aquí, en la Diputación permanente, y hay que hacerlo en el salón de sesiones. (Ei Sr. GJ^IJ ROBLES: Eso lo he hecho aqui y en todas partes; si su señoría n" lo ha oído, yo no tengo la culpa.) Cuando se habla de responsabili­dad del Gobierno en el hecho del Sr. Calcio Sotelo, ¿por qué no *® trata con et mismo calor del c a ^ del Sr. Castillo? Hay que maní' festarse por igual ante estos he­chos de terror individual; pero ha­ciéndolo en las mismas condicio­nes siempre porque si no, se care, ce de fuerza moral alguna par» plantear el asunto en los términos en que se ha hecho.

Por lo quie se refiere a manejos de las derechas en contra del re-gimen, ¿es que lo ocurrido en Va-jiancia no eg un hecho ligado a ^ da esta actuación provocativa y de preparación del golpe de Esta­

do? ¿Eis que no son los elementos de deirsclias y fascistas los culp*" tales de toda esta lista die víctima* a que me he referido antes, causa-

(Continúa en la págin»

siguiente.)

Page 5: El Sol, 17 de Julio de 1936

ei Sol

Discursos de los Sres. Pórtela, Ventosa y Moles (Viene de la página anterior.)

^a.s desde el 16 de fob;:?'ro has ta la. fecha? Todcs conocéis los ncm-"'•es, y nadie se ha levantado en 1 Parlamento a p l a n t e a r esta

cuestión, porque de Jo que se t r a t a ^ de, con esa acUiación en la oa-''e, posar a la cfensiva aprove-oíianido la reunión de la Diputa­ción permanente o de la Cámara P*ra Biparecer como salvadores de España, como hombres que están deotrio de la democracia, qua den­tro de ella quieren convivir, mien­tras en la calle—^repito—sis prepa-^"^ todos eses a tentadas y oom-Plots.

Decía el Sr. Gi'l P^obles qiuie to­das o Una gran par te de las fuer­a s que controla se acercan al fas­cismo; ¿pero es qvie di &r. Gil Ro-Wss no ha hecho aqui un canto al fascismo ? ¿ Ete que no lo hace t am. oién en ei salón de sesiones ? ¿ Es íus nú ac túa en la calle en este santido? ¿ P o r q u é no dice con cla­ridad—ello sería más justo—el se-Oor Gil R.ctoles que es incompatible Con e4 régimen reipublicano, ocn el '"sgímen que representa la demo-<>facia y ei. deearrcllo progresivo d*' país, procurando desoarada, "léate dar a eonocor sus activida­des en pro de im régimen de dic­tadura absoluta, en la forma en í'ic ya se pract icaba, si no total-'íieate, ©n gran par te , durante los dos afLcis que ha part icipado en el Podler?

Todo esto es lo que debea co­locar las fuaraas del Bloque Po­pular. Es n-cesario que se conoz-*a en la calle cuáles son los pro-P<5sitos de estos discursos del s3-"or Gil Robles; cuáles son los Propósitos de los elementos de cle-''eohas, que no quieren dejar t ran-

. ?u.ilo nada y que no quieren aoa-í^r ^° *1'"® ^^ representado egie wiunfQ de la mayor ía del pue­blo español. Que aprovechan esta ccasión y todas las necesarias pa-fa Orear parturbacionies en la ca­lle, que—entiéci:lalo bien el Sr. Gil

.Robles—nos encontrarán siempre *rerta y en ccndicioces de impe-*Uí' que puedan der rumbar de nue-^0 el régimen republicano, el ré-Siiaen d-moorático que en este ''^^naeiito comienza la desarrollar-^ 1 los elementos que no tienen ' 'trecho a par t ic ipar de es ta de­mocracia. Son los periódicos de d e r s ^ a — y a que a los periódicos '•ludía el Sr. Gil Robles—^los que

•ppSiparan este ambiente y esta si-^'Jsción. Yo creo que el Gobierno ** ha quedado corto al no mete r '^aitto a fondo a l03 elementos res­

ponsables de la guerra civil que hay •en España. Pe r í so nosotros h :mos presentado una proposición de Isy pa ra que el Gobierno pue-c'U decla.rar ilcgal-es todas las cr-ganizaciones que no acaten el ré­gimen en que vivimos, entre ellas Acción Popular, que es una de las más responsables de la situa­ción, y los pciriódiccs que las re­presentan, como fueron declara­dos i i ;ga l : s "Mundo Obrero", "El ñero y con vuestras organizacio-ciones. No queremos venganza, p;.ro sí queremos justicia; cuando se haga lo que pedimos—se lo ase­guramos al Gobierno—no habrá gueirra civil, porque los responsa­bles de los atentados sois vosotros, los de la derecha, con vuestro cii-naro y co ii'Vuestría organizacio­nes. Por tales actos, vuestro pues­to no debiera es ta r aqui, sino en la cárcel.

Voy a terminar diciendo que más que nunca el Bloque.Pcpular y las fuerzas o tea ras que lo inte­gramos, haciéndonos cargo de cusnto se prepara y realiza por los elementos de la derecha, pr.:s-tarcmos nuestro apoyo al Gobier­no, porque ci Gobierno lo necesi­ta y porque nosotros considera­mos que el momento no puede ser más oportuno p a r a aiprovechar todas las fuerzas demaoráticas de E s p a ñ i en la lucha que rechace definitivaiment; los intentos crimi­nales y subversivos que preparáis . No tratéis de eludirlo. Ix) prepa­ráis, y su preparación la conoce­mos a ciencia cierta, y aquí esta­mos—repito—apoyando al Gobier­no p a r a cont rar res ta r vuestra obra. Hapemos cuanto sea necesa­rio pa ra que la República no des­aparezca de España. Queremos una República progresiva, donde haya bienestar y cul tura p a r a los obreros y p a r a todas las .fuerzas democrát icas; um verdadero país de.mocrático, y no consentiremos, de ninguna manera , que se pierda lo que ha costado mucha sangre y mucho trabajo conquistar. Por muchos discursos que se pronun­cien en la Diputación permanente y en el Piairlamrento, por muchos complots que se organicen en la calle, tengo la seguridad de que el 90 por 100 de los españoles arrol lará cuanto intentáis hacer; aqui estamos las fuerzas obreras, en pr imer término, pana apoyar al Gobierno, y después, p a r a im­pedir que vuestros intentos de lle­var a España a la catás t rofe seají logrados. (Bl Sr. CID pide la pa­labra.)

EL SR. PÓRTELA VALLADARES • El señor P R E S I D E N T E : Tiene '* Palajbra eH Sr. Pórtela.

El Sr. PÓRTELA: He pedido la ía^labra, señores diputados, en un fomen to en que eü señor ministra we Elstado padiecia un colapso de ""^Uioria haciendo responsable de ' ° que pasaba ac tualmente a la si-

Uaoión qué había preosidido a és-^ ' y de la cual la ac tual situación ^^ heredera. La situación fué aque-'a que yo presidí, y en ese tiem-

•P quiero que conste—se vivió 11 régimen de l i be r t a l (casi el

"'^ico periodo duran te la Repúbli-í f 6n q\ii3 ae vivió en régimen de 'beptad y de pleno resipieto a las

Garantías constitucionales todas) y coin libertad de Prensa absoluta ^ oe<n orden y con paz, y entregué 1 Poder, en la plenitud de sus me-"^ . a quien me sust i tuyó; con to-*s tas ruedias funcionando y cada

r^° €01 su puesto; ©1 subsecretario ® Gobernación estuvo «n su oar-" ocho días después; eil director 6 Seguridad, diez; el director de

^ Guardia civil, continuó y conti-ua.; los gobernadores civiles, en ** puesto cuando se los desti tuyó

r j r teléfono a los dea días, o el 'Sino día, desaparecieran; pero

ff^^a entonces allí estuvieron. 1 v ^ ® *^'' y conste también que

OÍOS autor izados p a r a todos lo Conocieron en una interrupción

gust ias y temores, trate-mos de remediarla y de llevar por otros caminos la vida política de nues­tro pa ís? ¿ E s que en Franc ia no hay hoy la misma constitución política que «n E s p a ñ a ? ¿No hay allí también un F ren te Popular con comunistas y socialistas que par t ic ipan en el Poder, y unas derechas que tienen la misma vio­lencia—^violencia ideológ i c a — y las mismas pretensiones que las derechas e.S'pañolas? Sin embar­

que Se me hizo durante un debate ^^riiaanentario. ^f*^ro esto sóJo no me habr ía mo-/•^o a haosr uso de la palabra . E s

" incidente nimio, casi personal, los momentos tienen ta l volu-

^f^, proyectan t a n t a preocupa-^^ y asoman con ta l intensddiad "'"^Vedades y pncMemas del más . 'O Orden político en estos instau­r a a loe ojos de todos nosotros,

íM '^^° '^^^ ^^ ® ® ambiente más j^J^Ucido de la Diputacióri perina-

Ite, donde es tán los directores } ^ fuerzas ix>líticas, donde la

»=« ' " levan'bada y generosa del , "Or presidente de la C á m a r a nos ^ indicado a todos un camino de

•^^nldad, de invitación a medi ta r y * '•eílexionar lo que hagamoa, ol . I ipo que dedique yo a presentar j , ^ ' ^ consideraciones ante vosotros ^ Será perdido, y si resul ta perdi-

Será por lo dciioicnte de mis 'o-edlos.

. ¿Vamos f s i b l e «84,

a continuar a s í ? ¿ E s continuar a s i ? Esa grave-

j g - ' ^ ú e no se le escapaba al se-

'&. de la si tuación ac tua l jlj f rieto, que el Sr. Pr ie to afir-

• g v e ' d a d que ¿ ^ reconocer

esa el Gobierno tiene

y que todos sabe-Sit, ^^ ^^^^ ^°^B. España ; es ta j^Uación inestable, cruda, hirieo-tgLf^P'iesta a la explosión, con el c ¡ ^ ° r em la calle, en la habi ta-jjjj^ par t icular de cada uno, en el

lotí ' ^°^° ®^°' ¿®* puede pro-tj,.^*"^ indefinidamente, con es-T^^'S? P^^'a España y p a r a la Re-ÍU«''^^^ Piénsese que el hecho PUftrt '^ ' -ntamos y condenamos lüau . ^^^^^ ''^^ nuevo ciclo en la H¿jr°'"l3- de Espaila. Vosotros te­

ta: *éis

fi'l fervor del ?^ l én lo siento.

régimen; yo Vosotros te-

-o *i fervor de la pat r ia . ¿ N o ha^^r^ocupa la p a t r i a ? ¿ N o la toa jf ^^ poner en estos momen-^'ón gravedad y de preocupa-5n¡g„ P<*r encima del apasiona­ba rt P<5Íitico? ¿,No vale la pe-Uti ^ "J^c unos y otros tengamos t)or^'^'?^®Dto de detención ante el tan l^^^' y qiie esa situación, hoy

«' 'sobrante' y t an llena de an-

E l Sr. Pór te la VaUada

go, allí las inquinas de los par t i ­dos no se t raducen en el asesina­to, en las muer tes , en los medios extremos a que a-qul se es tá lle­gando. Creo que podemos luchar y que tenemos un camino común p a r a luchar; creo que, por bien de todos, h a s t a por egoísmo per­sonal, es tamos obligados unos y otros a decir: "¡Alto el fuego'."

El señor presidente del Congre­so a r ros t ró una responsabilidad, saliéndose del neglameiíto, pa ra corregir manifestaciones que aquí se habían hecho y que podían lle­var la perturbación a la calle. Yo aplaudo la postura dsl señor firesi-dente de la Cámara, ipcirq.ue acep­t a r u n a responsabilidad, incluso cuando no está dentro de las facul­tades propias, es el acto más ge­neroso y el mejor servicio que se puede pres ta r al país, el m á s ele­vado sacrificio ante el país, el más elevado cumplimiento del deber.

Y el señor presidente del Con­greso también aceptó o t ra respon­sabilidad que no le incum.bía, que dentro del reglamento y de nues­tro tecnicismo legal no está en sus atribuciones, al t omar la iniciativa de a p a r t a r de nosotros la sesión pa lamenta r ia de ayer. ¿ No nos po­demos inaeirar todos en ese ejem­plo ? ¿ No es posible que lleguemos a un punto, no de inteligencia, pe­ro sí de t r e g u a ? Pensadlo, señores diputados.

Yo no soy elocuente, no tengo confianza en la oratoria, en la mía menos que en la de nadie; pero de tal manera es tas ideas labran mi oecho y oon tal vehemencia y con tal vigor las siento, que creo que par el valor sustant ivo de ellas, no por mis palabras , han de encon­t r a r un eco en vues t ra conciencia y en vues t ra acti tud. Os engaña­ríais, se engañar ían aquellos que creyegien que de esta si tuacién de violencia iba a venir la tranquili­dad p a r a unos y para otros. Triun­fará momentáneamente una u otra fracción, después vendrá la reac­

ción del otro lado. Por este camino nunca habrá paz en Eneaña, ja­más se podrá considerar fijo y de­finitivo el triunfo de ima de las banderías en luoha; iremos cayen­do unos y otros, dejando en estas tristes páginas de la Historia les momsniLos por que estamos atra­vesando, tan dolorc.TOs y tan agu­dos, dentro y fuera de Eispaña; momentos de conmoción, momen­tos de desequilibrio del mundo, de renacimiento del mundo, en que, al venirse abajo los escombros de lo viejo, sepultan a muchcs seres. Creo que los que e3ts.mcs aquí, si nos lo piroponemos, podemos llegar a un momento de mayor calma, de mayor aquietamiento, de mayor convivencia.

Y dicho esto, dos palabras so­bre el t ema concreto que es moti­vo de la reunión; el de la suspen­sión de las garan t ías constitucio­nales. Si del voto de esta minoría dependiera el que se concediese o no al Gobierno la autorización que pide, se lo daría, porque no se pue. den negar a un Gobierno medios para que ejerza su función. Ese es

nue.9tro sentir, ésa es nuestra con­cepción de la vida y de la rcspon-£a.bilidad politica. Como no os ha­ce falta nuestro voto, nos apar ta ­rnos de otorgarlo, por una consi­deración: las palabras, muchas veces^ no significan lo que ellas di_ cen; las palabras no tienen conso­nancia con los actos; vaa más allá que los actos. Vienen la reacción, la meditación, el " trasacuerdo", que decirnos en mi país. En esta lucha entre las fracciones opues­tas, no creemos que el Gobierno sea un beligerante que haya arros_ trado la responsabilidad enorme de lanzarse a la pelea, tomar par­tido por uno de los bandos y con­tes tar golpe por golpe, fiereza por fiereza y pasión por pasión. Pero ei Gobierno ha dicho que es beli­gerante , y a un Gobierno que dice que es beligerante, el recurso ex­tremo de la suspensión de garan­tías, que es pa ra ejercido con se­renidad, con mesura, sin pasión, con igualdad, nosotros no se lo po­demos c'ar, y por eso no votamos la concesión que solicita.

EL S R . V E N T O S A El señor P R E S I D E N T E : El Sr. Ventosa tiene la palabra." El Sr. ViEiNTOSA: He pedido la palabra con un doble objeto: pa ra

fijar la posición de nues t ra minoria en o r í en a la comunicación del Gobierno pidiendo la prórroga del estado de a la rma y pa ra recoger una alusión que me ha dirigido el Sr. Gil Robles.

P r imera cuestión, prórroga del estado do alarma. Nuestra minoria. que tiene un sentido gi ibemamental , que tiene noción de la respon­sabilidad de sus actos, incluso cm la oposición, generalmente no ha negado a un Gobierno que la ha pedido la concesión de aquellas me­didas extraordinarias que ha estinaado indispensables para gobernar.

El Sr. Moles El Sr. Ventflsa

Sin embargo, en este caso ha de apar ta r se de estas normas generales y ha de vo ta r en contra de la petición formulada por el Gobierno.

Razones: La suspensión de las ga r sn t i a s constituCNonales ha de re­presentar , a mi juicio, de una manera\ evidente, una arma, im medio p a r a que el Gdbierno pueda conseguir la paz, el orden, la normalidad pública, y ello exige que el Gobierno a que se conceda sea la re­presentación de todos los ciudadanos, sin excepción alguna. Respecto al caso concreto del Gobierno actual, ya recordé en un discurso pro­nunciado en el Congreso una frase, poco afortunada, del señor presi­dente del Consejo do ministros, en la que se deolaraba beligerante, no contra la violencia, sino contra un bando, contra una tendencia, contra una p a r t e ' d e la opinión púbVca española. Y aun cuaneio sóio se hubiera declarado beligerante contra la violencia, me hubiese pare­cido ma-l, porque un Gobierno no ha de ser nunca beligerante, ya que ser beligerante dignifica tanto co^nio sa l tar por e n e m a de ¡a ley pa ra conseguir el triunfo y p a r a imponerse a aquel que luche contra él, y el Gobierno no tiene que apar ta r se j amás del carmino de la ley; por el contrario, tiene que imponer el pr inopio de autoridad, mat izando s.u propia fuerza y el monopolio de l a coacción y del Poder qus ejerce con un respeto escr^ipulcso a tedas las normas , a todcs los derechos y a todas las leyes. La pa labra "beligerante" implica apar ta r se do ese vimino, que es el único que puede seguir un Gobierno.

Además, fueran cuales fuesen las palabra.s i'.teralmente pronun­ciadas por el señor presidente del Consejo de ministros—no tengo ahora el texto—, es evidente que el tono de esas palabras, la manera como se produjo en aquella ocasión y en cjisi todos los discursos que ha pronunciado en la Cámara le dan el carácter de beligerante diri­giéndose a una par te considerable de la opn ión pública Cípañola. En estas condiciones, nosotros no poeemos otorgar a un beligerante—por­que ello sería tan to como am^parar su actuación con una. complicidad nues t ra—un recurso excepcional, que no negar íamos ciertamente a un Gobierno que se hubiera movido dentro de la esfera de la Isy y del derecho.

H a y otra justifíicación que justifica tamitáén nues t ra actitud, y es el notorio fracaso de la actuación del Gobierno. Sm meternos en esta­dísticas que son impresionantes, no creo que ninguno de los presentes, mirando en conciencia el panorama de la politica española y de la vida nao:onal, pueda dejar de decir que la situación, tlejos de mejorar en los últimos meses, en los cuales el Gobierno ha tenido el recurso de la suspensión de garant ías , ha empeorado, haciéndose realmente in­sostenible.

A propósito de esto se h a hablado—^tamb'én he de li.acer referencia a ello con algo a que me lleva la alusión del Sr. Gil Robles respec­to a la muer te del Sr. Calvo Sotelo—^de que antes habían ocurrido he­chos lamentables y de que el Sr. Gil Robles o el Gobierno de enton­ces, que tuvieron toajo su. mando en aquella ocasión la fuerza públi­ca, no estaban exentos de responsabilidad en aquellos hechos. Yo he de decir que a mí me parece una arguimentación absolutamente inad­misible. No quiero ahora en t ra r a m a r c a r si lo de hoy tiene las mis­mas caracter ís t icas que lo que pudiera ocurrir an tes ; la represión de un movimiento revolucionario o los excesos que puedan haberse come­tido—o no haberse cometido—en la represión de aquel movimiiento re­volucionario pueden equipararse a lo que h a y a ocurrido ahora . Me es igual. Lo que yo digo es que cuando se t r a t a de unos hechos concre­tos y positivos de violencia que miarcan la situación presente, no se puede emibarullar esta situación, ni dificultar la exacción de íospoii-sabilidades, ni dejar de mira r c laramente la situación p a r a buscarle remedio alegando que antes se cometieron tales o cuales heojos más o menos luctuosos, más o menos reprobables, que los que se real izan hoy. No; me es igual que se cc-metieran antes de 1934 o después de 1934. Me bas ta saber una cosa, una cosa que el mismo Sr. Pr ie to ha proclamado con gran elocuencia en déference.s discursos; s ingularmen­te recuerdo yo en este memento el discurso que pronunció en Cuenca. Desde que lo pronunció su señoría, la situación se ha agravado enor­memente . El número de huelgas, el número de asesinatos, el número de violencias han ahondado enormemente m,ás el foso que separa a los españoles en dos grupos contrapuestos, anünaoos por un espíri tu de odio, die rencor y de violencia.

Yo puedo decir eso, no con autoridad, porque no la tengo, por mi modesta persona, sino porque, en definitiva, de todo lo que se pueiiera a legar en cuanto a hechos ocurridos en estos ú l fmos años en niuigún caso podría der ivarse responsabilidad p a r a mí, no porque lo hiciera mejor o peor que otros, sino porque las circunstancias me alejaron de compar t i r ]£us responsabil idades de gobierno. Puedo hab la r con al­guna autoi idad porque, desde el p r imer momento, desde que triunfó el F ren te Popular en 16 de febrero, fuera de aquí, en todos los actos en que he tomado par te , en el salón de sesiones, en todos los discur­sos que he tenido ocasión de pronunciar , he procurado, en lugar de en­venenar los espíritus, l lamar la atención de todos sobre la necesidad de ins taurar un ambiente de convivencia y de re.stablecer en los es­pañoles el sentido de soliidaridad, sin el cual no puede haber xmidad p a r a n inguna acción constructiva.

He de declarar que por pa r t e del Gobierno y de los elementos del F ren te Popular han tenido estas excitaciones mías bien poca -jeortuna, porque todo ofrecimiento de colaicoración a esa obra de concordia h a sido desdeñosamente reohazaao. No me importa ; contento estoy de haberlo hecho; dispuesto a perseverar en la misma conducta. Pero os digo que en la si tuación presente y en el ambiente de violencia que existe, yo no hago más que enunciar una verdad que está en la con­ciencia de todcs : que si h a y alguna persona que no sea adecuada p a r a restablecer la convivencia civil entre los españoles y p a r a poner término al espíri tu de guer ra civil que existe, ésa es el presidente del Consejo de ministros, Sr. Casares Quiroga. Por su pasión, por su es­píritu, por las caracter ís t icas de su personalidad, es un hombre más bien apto p a r a encender la guer ra civil y la discordia que pa ra res­tablecer la normalidad, que todos dicen que propugnan.

Por ello, nosotros no podemos concederle un voto de confianza, que ello es lo que implica la concesión de unos recursos excepcionales, puesto quei en definitiva, la su.spen£ión de ga ran t í a s ha de ser admi­n is t rada por un hombre, por un Gobierno. Y yo os digo que ni los

, antccedenler, ni las caracter i í t icas personales, m ]a situación presen­te, pueden abonar que se pongan en las manos de un Gobierno que preside el Sr, Casares Quiroga estos recursos excepo'onales.

Situación de violencia. ¿En la c a l l e ' Indudable. ¿En el Par lamen­to ? Todas tenem-os memoria de cómo hemos asistido, en el curso de estas sesiones par lamentar ias , a tumultos producidos por elementos que forman par te de la mayoria guiieernamenta!, de la cual han parti­do insultos, injurias, a taques e incitecione,? al a tentado personal cons­tantemente . ¿ E s que, después de ello, estos mismos elementes están capacitacos y autorizados p a r a hablar de convivencia? Yo os digo que no se podrá ccnseguir restablecerla si no se varia, radical y funda­mentalmente, en los métodos y en el espíritu.

Y esa situación de violencia, manifestada en la calle, manifestada en el Par lamento , mani fes tada en la Prensa , manifes tada en la misma obra legislativa, que ha tendido a desarticular y a destruir todos aque­llos resor tes e ins t rumentos de gobierno sin los cuales es imposible ejercer eficazmente la autoridad, ha culminado úl t imamente en el ase­sinato del Sr. Calvo Sotelo. Yo no he de decir que abomino de todos los ihecibcs de violencia, que lo.s condeno todos, los de a l t e s y los de ahora, los que precedieron al asesinato del Sr. Calvo Sotelo, los si­multáneos y los pos te rores . No entra en mis ideas ni en mi espíritu el pensar que el recurso a la violencia puede ser j a m á s camino p a r a lle­ga r a una situación apetecible; pero os he de decir que, condenándoles todos, no es posible establecer una comiuiidad en la execración y en las característ icas entre el asesinato del Sr. Calvo Sotelo y otros he­chos volentos que se hayan producido. Aquél tiene caracter ís t icas es­peciales, no sólo por la condición extraordinaria, de la persona, por sus dotes personales, por su actuación parlameni^^aria, por ser repre-.•'cntante de un gran movimiento de opinión, sino tamb 'én por las cir-cunstencias en que el hecho .=e ha producido. Diré además que por el heciho de ser el Sr. Calvo Sotelo diputado a Cortes, haber actuado dentro del Par lamento en defensa de sus ideales, contrarios a los del Got icmo, el hecho coltra, na ture lmente , una gravedad extraordinaria y una resonancia que le apa r t a de los otros ca,sos de violencia.

El Sr. Gil Robles hacia referencia a una conversación que sostu­vimos hace pocos días. En realidad, el hecho de es tar oyendo yo sus pa labras significaba ya que confirmaba la veracidad de las mismas ; pero como se t r a t a de im detalle que t i ene ' impor tanc ia y que h a conturbado mi es,piritu desde que me enteré del crimen cometido contra el Sr, Calvo Sotelo, he de repetirlo. Me hal laba yo en el sa­lón de sesiones debajo de la t r ibuna presidencial; es taba el Sr. Gil Robles cerca de mí; en esto bajó de su escaño el Sr. Calvo Sotelo, se dirigió al Sr. Gil Robles, lo llamó y estuvieron hablando algunos minutos. Después, el Sr. Gil Robles se acercó a mí y me dijo: "¿Sabe usted lo que me decía ahora el Sr. Calvo Sote lo?" "No." "Pues me decía que ahora, recientemente, se le había variado la escolta; que en ella se habían metido elementos que no merecían su confianza, y que había tenido además la confidencia y la noticia de que esos ele­mentos habían recibido la consigna de que, si se realizaba a lgún a tentado contra el Sr. Calvo Sotelo, ellos se abstuvieran de interve­nir ; que se hicieran los ciegos y los sordos." Me pareció entonces ex t remadamente grave la cosa; pero he de decir a los señores dipu­tados que no me pareció—era na tura l , porque entonces no se había producido el hecho—que pudiera tener toda la significación que des­pués, an te la gravedad del horrendo asesinato, tuvo en mi espíritu. El Sr. Gil Robles apun taba la posibilidad (claro está que todos des­car tamos al señor ministro de la Gobernación, a quien se le comu­nicó esta noticia; no hay que hablar de ello ni r emota ni próxima­mente, ni directa ni indirectamente; to ta lmente fuera de causa) de que elementos subalternos que puedan existir en la Dirección gene­ra l de Seguridad o dependientes del Gobierno tuvieran ya dentro de su pensamiento lo que después se h a t raducido en una hor renda reali­dad, y hay que confesar que el detalle es de los que conturban el espíritu. '

Claro es que viene a conturbarlo más el modo como se h a produ­cido el asesinato, realizado por hombres vestidos con uniforme de guardias de Seguridad, yendo en una camioneta—la número 17, creo—de los guard ias de asa l to ; que se presen tan en el domicilio, que engañan vi l lanamente al Sr. Calvo Sotelo haciéndole creer que le conducen a la Dirección de Seguridad, aumentando, con detalles en la ejecución, el horror del engaño y del crimen que perpe t raban . El señor ministro de Es tado decía, y el señor presidente de las Cor­les también: "No se puede decir si han sido o no agentes de la auto­ridad", y el señor ministro de Es tado añadía : "El Gobierno ha hecho desde el pr imer momento cuanto podía hacer ." Yo me permito decir, con todo respeto, que después de estos detalles que producen tur­bación en el espíritu, después del hecho de que hayan sido gentes vest idas como agentes o como guardias de Seguridad, a e s t as ho ras el Gobierno tendr ía que decir si lo son o no lo son, y la opinión de­berla saberlo c la ramente . No es posible que permanezca en la in­cógnita de un largo sumario .

-Además del sumario hay todas las investigaciones que puede prac t i ca r la Policía. Detenido el que conducía el coche, con una pista perfec tamente marcada , a csta^ horas la opinión pública debía saber si eran o no e ran los au tores individuos del Cuerpo de asalto. En pr imer término, los más interesados en que se efectúe esta depura­ción son el propio Cuerpo de asal to y el Gobierno. Por consiguiente, es necesario que inmedia tamente , en seguida, se manifieste c la ra , mente qué es lo que hay, y sí rea lmente son agentes de la autor idad los que han cometido el delito, el asesinato, con todas las ag ravan­tes de alevosía, nocturnidad, abuso de fuerza y de su condición de agentes de la autoridad, es indispensable que la sanción se aplique inexorablemente, sin t a rdanza ni demora.

Puede haber otros hechos de violencia que conmuevan a la opi­nión pública. Ninguno como este de un diputado que ha tenido una actuación des tacada en el Par lamento , de un represen tan te de una fuerza de opinión en pugna con la que está en el Gobierno, que es asesinado por quienes aparecen como agentes de la autor idad a las órdenes de este Gobierno. Es to es gravísimo y es necesario que .se sepa, se declare si es así o no; y si es así, es necesario que se cas­tigue. Sin esto, p a r a vergüenza de iElspaña, p a r a vergüenza del Go­bierno, p a r a fracaso del régimen, .será absolu tamente imposible que la opinión pública obtenga la satisfacción debida y que todos aque­llos que anhelamos que se establezca un régimen de convivencia, ba­sado en la just ic ia podamos tener confianza en los organismos del Peder público. Los que anhelamos defender nues t ros ideales dentro de la ley, los que hemos proclamado que el que venció en las u rnas tiene que gobernar , no podemos consideramos representados por un Gobierno que no se inspire en es tas normas . iNosotros aceptamos que un Gobierno rep resen tan te de los que t r iunfaron en las u rnas gobierne de m a n e r a efectiva; pero gobernar no significa ser belige­ran te cont ra n inguna tendencia, aunque sea adversa al régimen; gobernar no significa usa r a rb i t ra r ia y abus ivamente de los recur­sos del Poder p a r a ejercer una política de persecución; gobernar no significa a m p a r a r s e en una pa r t e de la opinión pública, en la que le h a dado los votos, y dejar a la o t r a pa r t e del país sin el amparo de los derechos y de las leyes.

Como nosotros es t imamos que la política seguida por el Gobier­no ac tua l en estos diversos extremos no responde a es ta finalidad esencial, no podemos concederle los recursos excepcionales que soli­cita. (El Sr. TOMAS Y F IBRA: E s a s pa l ab ras son muy sensa tas , como todas las de su señoría; pero hubieran producido también buen efecto cuando el asesinato de Sirval y al aprobarse la ley del 2 de enero.) ¿Me quiere decir el Sr. Tomás y P ie ra qué tiene que ver eso ni qué tengo yo que ver con eso? ¿ E s que habló su señoría enton­ces? ¿Cuándo habló su señoría de ello? Entonces , ¿po r qué me in­c repa? ¿Qué derecho tiene a ello? (El Sr. TOMAS Y P I E R A : Re­pito que esas pa labras de su sieñoría hub ie ran producido buen efecto entonces.)

EL MINISTRO DE LA GOBERNACIÓN El señor MINISTRO DE LA GOBERNACIÓN (Moles): Apa r t e

del aspecto político que h a recogido el señor ministro de Es tado , circunscribiéndome concre tamente a lo que hace referencia a mí, he de manifes tar que es cierto que el Sr. Calvo Sotelo, pr imero por mediación del diputado Sr. Bau, y luego personalmente , me mos­tró su recelo respecto de la conducta de dos de los agen tes encar­gados de su custodia nombrados el día anter ior . Le dije al señor Calvo Sotelo en aquel momento, y lo repi to ahora , que yo no sabia abso lu tamente nada de este cambio de agentes , que ser ía cosa del servicio; pero que desde luego en aquel mismo momento ordena­ba que esos señores fuesen apa r t ados de su custodia, que se res ta ­bleciera la que él deseara, y que él mismo d!.ese los nombres de los agentes , pues yo no quería que hubiera en es ta cuestión equívocos de n inguna ciase; que mi mayor placer era que cada cual escogie­r a los agen tes de escolta que se ponían a su servicio, p a r a que com­probasen que nunca, en n ingún momento, por p a r t e del ministro de la Gobernación m por la del Gobierno podía habe r segunda inten­ción con respecto al servicio de custodia que se les p res taba . Y aquel mismo día fueron cambiados los agentes . De modo que el domin­go, que, seg'ún creo, estuvo en Ga lapaga r el Sr. Calvo Sotelo, fué ya asistido de la escolta compues ta por las personas que él me ha­bía indicado que deseaba tener . Hago constar eso como aclaración final a la indicación que se h a hecho. Corroboro que formuló io queja; aü rmo que la a tendí inmedia tamente , porque en este caso, como en todos, no he de a m p a r a r nunca, j amás , ni creo que nadie pueda suponer que me h a y a yo podido pres ta r , ni en és ta ni en nin­guna ocasión, a nada que signifique la comisión de un delito t an horrendo como el que lamentamos .

Por lo que respecta a la act i tud del Gobierno, y especialmente del minis t ro de la Gobernación, que por su cargo es el que tuvo que intervenir desde el p r imer momento, he de mani fes ta r que de madrugada, cuando me l lamaron y me dieron noticia de lo que ocurría; cuando aun no se sabía el paradero del Sr. Calvo Sotelo, puse en práct ica todas las medidas que est imé opor tunas p a r a dar con el señor desaparecido, a fin de evi tar cualquier delito que se t ra -tase de cometer, y he de añadir que desde aquel ins tan te separé del servicio a todos los que posiblemente hubieran podido intervenir en ello, aunque no me constaba quiénes fuesen ni podía detal lar los . ,

Saben perfec tamente los señores diputados que la pare ja de Or­

den público que había en la puer ta de la casa del Sr. Cahx) Sotelo t ra tó de impedir o puso dificultades a la realización del acto que se t ra taba de cometer. E ran agentes de la putoridad y dependían de la misma. Por consiguiente, si se hubiera t ra tado de la ejecución de algo ordenado por superiores, la pareja no habría opuesto la resis­tencia que opuso ni hubiera exigido determinadas ga ran t í a s que se exigieron para poder pene t ra r en el domicilio del Sr. Calvo Sotelo.

H a y varios individuos del Cuerpo de asal to a disposición del Juzgado, individuos que desde el pr imer momento, con anter ior i ­dad a la actuación del mismo, quedaron separados del servicio. (El Sr. CID: ¿En condiciones—perdón» el señor ministro—de impedir su posible salida al E x t r a n j e r o ? ) En absoluto Es t án detenidos y a disposición de la autor idad judicial . (El Sr. C-D: Celebro que asi sea.) Después de la intervención judicial, yo me he alejado abso­lu tamente ; no me inmiscuo en nada que esté en manos de la Ju s ­ticia, pa ra evi tar que nadie pueda suponer que el acercamiento fiel ministro de la Gobernación a las diligencias judiciales pueda tener un sentido completamente distinto del que sus señorías deseaban. I n . sisto en que todos los posibles autores o los posibles par t ic ipantes que estuviesen de servicio aquella noche están detenidos. Lo fueron des­de el pr imer momento y antes de ia actuación judicial, y están a la disposición del Juzgado, algunos de ellos incomunicados. Es lo único que puedo decir, recalcando que ni he t r a t a d o ni t r a t a r é de injerirme abso lu tamente en nada que se refiera a la actuación Ju­dicial, por lo cual ahora no puedo hacer o t ras manifestaciones, por desconocer lo que hay en el sumario.

EL SR. DOMINGO (D. MARCELINO) El P R E S I D E N T E : El Sr. Do­

mingo tiene la palabra . El Sr. DOMINGO: He pedido

la pa labra porque me considero en el deber de pronunciar las obli­gadas en nombre de las fuerzas políticas cuya representación os­tento en la Diputación permanen-

ÍDOO Miaroelimo Domingo

te. Prec isamente ayer, y en este mismo salón, estuvo reunida la minoría de Izquierda Republicana. Si el Sr. Gil Robles hubiera podi­do asist ir a la reunión, posible­mente hubiera tenido p a r a estas íuerzas políticas, que apoyan hoy más que nunca al Gobierno de la Repúbíioa, un concepto de mayor justicia que el que h a tenido. La reunión ac produjo en Icts térmi­nos a que cleíigaba la gravedad del momento, doloridos todos por el terrible suceso de horas anterio­res. Apar tados todos política y personalmente de una de las per­sonas que habían sufrido en su vida el daño del suceso; apar ta -des todos política y personalmen­te, como digo, de la persona, nos dolíamos profundamente del suce­so, lo larr.sntábamos y protestá­bamos contra el hecho de haberse producido. iEln la nota que recogía los acuerdos de la minoría de Iz­quierda, si el Sr. Gil Robles ha te­nido la bondad de leerla, habrá ad­vertido has ta qué punto dicha mi­noría se encuentra apa r t ada de to­da violencia, la condena, se siente dentro de la ley, est imula a la au­toridad al cumplimiento de su de­ber, pretende pacificar el espíritu público y procura que la autori­dad cumpla con el alto deber que tiene del modo que a su juicio más se puede cumplir, que es prestán­dole al Poder público toda la cola­boración necesaria p a r a que tenga la autor idad que se le pide.

AI asist ir hoy, con honor p a r a mí, por p r imara vez a u n a reunión de la Diputación permanente y en estas circunstancias, tenia yo el oonvoncímiento de qiue aquí, donde se congregan las personas de ma-ycir sijgndfiíoaoión de les part idcs, ante la gravedad de las ciirouns-tanclias, ol tono en que sa hubiera producido el diebatie habr ía sido de ai:iui3irdo coa el de la reunión de ayer, y ai fuena potsiible acentuan­do todos, en ©1 sientido de su rea-ponsatolldad, sjun m.ás este tono. No ha siido así, y no olortamente poír pa r t e de quienes representan

la maycriía, sino por par te de quienes rcipreeenvan la cposición. Quienes repiiesenta.i la cpcsíción se han producido en términos que pidiendo aiutoeidad tengo el con-vcncimieoto de que no ccmtribuyen en lo más mínimo a que la auto­ridad exista; pret^endiendo que se restablezca el orden público ten­go el convencimiento da que, lle­vados a la calle, no van a produ­cir sino esta consiecuencia: i r r i ta r los ánimos ir . i tadca, excitaír los ániímos cxeitadce, envenenar la g'ueirr.a dicode exista, a.gudizar y ext remar las diferencias, y en de­finitiva, ag rava r el daño que quie­re imputa r se a una par te de la cpiífión pública o al régimen, por lo ouiad, en definitivia, poisiblemen-te la mayor responsaibilidad está en quienisis piden responsabilidad a liois otrce

Nosotros—yo por lo menos—ha­bíamos venido aquí a ser muy bre­ves en nues t ras intervenciones, tan breve como voy a serlo ahora ; a decir, en nombre de la minoría que represento y en el mió propio, que nos asociábamos al dolor que significa la pérdida de uno de nuestros compañeros y al dolor que supone siempre la pérdida de todos los que caen víct imas de es­te estado de violencia, a expresar nues t ra adhesión al Gobierno, no porque el Gobierno sea del F ren te Popular y esté constituido princi­palmente por elementos de Iz­quierda Republicana, sino simple­mente por ser el Gobierno. En es­te momento, de haber deseado nosotro;! fortalecer el orden públi­co, acabar con la violencia, man­tener la autor idad dentro de la República, cualquiera que fuese ei Gobierno, los términos de nues t ras manifestaciones hubiesen sido los mismos que son ahora con respec­to a este Gobierno de Fren te Po­pular y de izquierda, o sea adhe­rirnos a él, dándole la autor idad que le pedímos, produciéndonos en definitiva en forma que nues t ra pa labra l legara a la calle como palabra de paz, como palabra de término de violencia, como Rela­bra de apa r t amien to de todo lo que represente al teración del or­den público. No estorba lo que ha pasado pa ra que nues t ra pa labra llegue así.

N o rehuimas nosotros el die'bate a que nos quiere llevar el Sr. Gil Robles; no lo rehuimos. Se han clausurado las Cortes en estos días p a r a que este debate no se pro-duzoa en términos de aipasiona-miento, ya que creo que a todos nos interesa que fuera de este aipa-sionamtento se produ^sca. Por eso no lo hemos de reproducir aquí. Van a reanudarse las sesiones la s emana próxima. Entcnoe® plan­tearemos nosotros este debate, lle­gando has t a donde creemos que llegan las responsabilidades en la producción de esite ambiente, en los estímulos a la rebeilión, en las .provocaciones que deiterminan es­te estado de violencia, en todo, y allí nues t ras palabras , también t rans idas de la responsabilidad que tenemos, al t e rminar no tendrán más finaJlidad que és ta : fortaliecer el Poder público en quien lo re­presente y llevar a la calle nueva­mente un estímulo de orden y de paz, paz y orden que consideramca indispensables p a r a el decoro de la República y p a r a la existencia de España . .

EL SR. C O R O M I N A S El P R E S I D E N T E DE LA CÁ­

M A R A : El Sr. Corominas tiene la palabra.

E l Sr. COROMINAS: Hemos sido citados a esta reunión pa ra deliberar sotare una comunicación del Gobierno en la que pide auto­rización p a r a que continúe el es­tado de a l a rma en toda España . Con este motivo se ha planteado aqui un verdadero debate político, y como estos debates, planteados por personas de la representación de las que están aquí, son siempre respetables, no hay manera de c r i . t icar que éste h a y a tenido lugar ; pero cabe a cada uno tener con­ciencia de cuándo se ha de plan­tear un debate de esta na tura leza y cuándo h a de ser aceptado.

iEsta minor ía considera que éste no es el momento máa a propósito p a r a el desarrollo del debate que h a tenido lugar hoy aquí; de lo contrario, no tenían por qué ha­ber le suspendido las sesiones de Cortes, porque si no e ra p a r a ale­j a r de la discusión aquella violen­cia apasionada que la proximidad de los sucesos podía producir, no tenia objeto alguno esa suspen­sión. De modo que, estimando bue­na medida de paz la suspensión de las sesiones de Cortes p a r a evi tar el espectáculo que en ellas hubie­r a podido producirse, no porque este local sea más reducido en­tiende ei que hab la que el debate en este momento pueda producir

se sin aquella pasión con que se hubiera producido en otro lugar .

Ninguna minoría puede excusar­se la explicación de su posición, y aun sin tomar pa r t e en el debate ni aceptar lo en la p a r t e que nos corresponde, he de hacer una ma­nifestación clara, que y a han ihe-cho todos los aqui preseniles. .

Por nues t ra par te , hemos sent i ­do un profundo dolor, un honrado dolor, al ver caer a un hombre que se había distinguido aüta y noble­mente en las luchas polít icas; co­mo digo, hemos sentido un hondo y honrado dolor, y si hubiese que protes tar contra algo por haberse producido este suceso, nosotros, el Frente Popular , nos habr íamos su­mado a esa pro tes ta ; pero resul ta que aqui, t r a s la protesta , viene el acto político. De haber venido so­lamente a hacer esta piroteista por el dolor que nos h a producido el suceso, y no a hacer un acto polí­tico cont ra el Gobierno, se habr ía dudado en p resen ta r las cosas t a l como h a n sido presentadas , porque una cosa es que haya aqui contra­rios del Gobierno, persoaaa y pa r ­tidos que quieran exigirle respon­sabilidades, que le niegan sus vo­tos p a r a continuar en el Poder, que se reservan el uso de todos los me­dios licitos p a r a oponer sus fuer­a i s a las que el Gobierno repre­senta, y o t ra muy distinta que, no habiendo hoy en Blspaña m á s Go­bierno que el actual , debemos pres­ta r le todo nuest ro apoyo y toda

(Continúa en la página siguiente.)

- • ^ i .

Page 6: El Sol, 17 de Julio de 1936

ei' Sol

Discurso del señor Cid y rectificaciones (Viene de la página anterior.)

nues t ra autoridad, porque las cir­cunstancias , ha r to difíciles, asi lo exigen.

Yo tengo vina vieja experiencia de lo que en otros tienapo.s hacían los hombres que querían represen­t a r un sentimiento de autoridad. Luchaban como podían, t an encar­nizadamente co'mo puedan hacerlo los de ahora; pero en un caso co­mo éste, yo veía o leía en los dia­rios que todas las fuerzas vivas del país, como se decía entonces, acu­dían al GobiDmo y se ofrecían pa­r a restablecer el orden. Ahora no se hace asi, y esto es lo que mar­ca la distinción entr;; una oposición civil y una oposición da gfuerra ci­vil. E&ta oposición de gue r ra civil «s la que no sólo no quiere t r a t a r con los part idos del Gobierno, sino con el Podar y con los representan­tes de la autoridad.

¿ Cómo han de acabar nues t ras discordias? ¿Cómo hemos de po­ní r término a este estado de co­sas que está ya desacreditando y deshonrando a nuestro país, si no hay confianza, no en las ideas, pero ni siquiera en los actos de autor idad de quienes la encar­n a n ? ¿Cómo vamos a dar térmi­no a esta s i tuación? ¿Lanzándo­

nos en la calle unos contra o t ros? Aquí se ha dicho a i radamente : "Ahora s'entis una satisfacción interior; pero un día veniírá la sangre sobre vosotros." ¿Qué san­gras Sr. Gil Robles? ¿Cómo va­mos a in terpretar estas pa lab ras? ¿ Qué sangre va a caer sobre los que ahora es tán en el Poder? ¿Qué responsabilidad mater ia l di­recta pu:de ser ejercitada por medio de un der ramamien to de sangra de los que actiian en nom­bre del Poder?

Nosotros no querfmos presen­t a - el debate en esta forma. Acu­dimos a una reunión a la que ¿e nos llama, pura y simpleiuente, pa ra expresar si somcs part ida­rios d i que al Gobierno se le con­cedan todas aquellas facultades que considera necesarias pa ra restablecer el orden y drvoiver la paz al país. Yo digo, en nombre de mi minoría, que si este Oo-b i : rno nos pidÍEse, no los que nos pide, sino una ley excepcional pa­ra restablecer el orden y d.ívolver la paz a! país, le o torgar íamos nuestros votos. C-n la declara­ción de que habríamos de conce­der lo más, es na tu ra l que nos avengamos a ofrecer lo menos.

EL SR. Tiene

C Í D El señor P R E S I D E N T E :

la pail'abra el Sr. Cid. El Sr. C I D : La minoría que re­

presento, inmediatamente desipués de comenzar la actuación de la C á m a r a y aun antes de es ta r cons. tituída, h a veni<]o recabando do los Gobiernos del Fren te Popular algo que consideTá'bam;Os indispen­sable; hubimos de reoaibarlo cuan­do al frente del Gc-biemo se en­cont raba ei actual jefe supremo del Estado, lo recabamos dal ac­tua l ipreisideniíe del Gobierno inme dia tamente daspués de constituir­se, y lo hemos recabado también en todos los debates políticos que se han planteado, y ha s t a en rue-gois por escri to; ese algo que re­cabábamos no era o t ra cosa sino que tuviera efectividad aquello que el hoy jefe supremo del Esita-do decía en su diisouiriso de pre­sentación a las Cortos: poner tér­mino inmediato a la caza de unos españoles por otros.

Porque preveíamos (y no hacían fal ta dotes de adivino p a r a presu­mi r loe resultados) adonde habían de l legar las consecuencias dima­nan tes de no ponier término a esa situación. Como digo, nosotros, in­sistentemente, con pesadez que pudiera resul ta r molesta, pedimos eso una y o t ra vez al Gobierno; y

'•" lo hacíamos, Sr. Prieto, sin en­t r a r a dilucidar ni a puintuia.lizar en quién pudieran es ta r ni de dón­

de pudieran d imanar los orígenes de aquella situación. Nosotros, los que liubiimos de oou¡pair puestos en el Gobieirmo, no rehuia^mos ningu­na clase de respcnsabilidadcs que

• pudieran a lcanzamos en oualquier sentido; no coar tábamos en lo más mínimo las facultades y medios del Gobierno actual pa ra l legar a la finialidad iiMnediata de poner término a es ta s i tuación de la ca­za de unos españoles por otros.

Po r consiguiente, si el Sr. P r ie ­to y el Gobierno es t imaban que la p r imera a r m a a emplear p a r a po­ner término a esa situación ver­gonzosa, oprobio de España , era proceder cont ra les hombres a quienes consideraban responsables IK)r su actuación ministerial , pu­dieron acudir a ella. Po r eso ten­go que p ro t e s t a r de la injusticia y de la inconsistencia de los razo­namientos OBI Sr. P r i e to en rela­ción con este ex t remo. Nunca pue­de ser a rgumento de defen.sa pa ra c ier tas actuaciones las que hayan podido tenerse en momentos de-temainados, y menos cuando, vuel­vo a repetir , el Gobierno tenía en sus manos los medios de evitarlo exigiendo las debidas responsabi­lidades. Nosotros, desde luego, lo hubiéramos aca tado ; yo no lo hu­biera rehuido, porque soy hombre que responde siempre de sus ac­tos.

Deseando estoy yo—por muchas g a n a s que t e n g a el Sr. Pr ieto, ten­dentes del Gobierno pasaban por el momento de discutir lo que pasó en octubre, y conocida la nobleza y leal tad de su señoría, tengo la convicción firmísima de que ha de «er «1 pr imero en va r i a r ese juicio que ex.ponía aquí, formado por desconocimiento, sin duda, de mu­chas cosa que s ab rá en su día, cuando hablaba (quiero repet ir sus mi smas expresiones) de "en­cubr imientos" y demás por p a r t e de los hombres que entonces ac­tuábamos . Tengo la conciencia t ranqui la del cumplimiento de mi deber; no tengo que r e t r a c t a r m e de nada de lo que hice, y desde luego rechazo que aquello pueda servi r de justificación o de ampa­ro p a r a que un Gobierno deje de cumplir con su deber en una fun­ción t an impor tan te como la que el actual jefe del Es tado conside­r aba Indispensable: la de poner té rmino a la caza de unos espa­ñoles por otros .

Sa concedieron las p rór rogas del es tado da aSairma p a r a poner tér­mino a esa síjtuaoión. ¿Acaso los hechos resipondieron a las pala­bras ? Forzosamente h a y que re­conocer que no. Terminó la actua­ción del pr imer Gabii3rno del Frsii-te Popular sin que los hechos es­tuvieran en armonía con las pala­bras , y cuando llegó el memen to díol debate político, por la actua­ción d í i ac tua l ipresid:nte del Go­bierno, hubimos de expresar allí esita misma queja, la de que los hechos no respondían a las pala­b ras ; la de que los diistintos presi­dente del Gobierno pasaban por el

. banco azul exponiendo la necesi­dad de poner té rmino a esta caza de unos españoles por o t ras ; pero quedando todo reducido a urnas bo­n i t as y floridas pailabras qua no tenían expresión en la realidad de los hechos. Así hemog podido ver que ese estado de a l a r m a que en

lo.s fine.s p a r a los que se le conos-dió hubierx podido poner término a esa situación, no ha servido p a r a nada, como no sea p a r a utilizarlo en determinados fines políticos y partidista.s, sin que se haya podido legrar lo que reciamjjiba el pai."; con insistencia, como lo reclaniá-bamo,s ncsotros, lo que el jefe del Gobierno e ra el pr imero en pro­clamar como necesidad perentoria.

Las consecuencias (como decía antes, no se precisaban condicio­nes de adivino p a r a predecirlo) tenían que seguir forzosamente, y así se viene dando esa pugna de

crimen sobre crimen^ de represa-lir-" de los unos contra los otros, de ansia morbosa de superación, de llegarse a donde se ha llegado con todas las injusticias y todas las iniquidades presenciadas, in­just icia propia de la excitación de "a plebe y de la masa, que lleva a tomar represal ias con quien nada tiene que ver con los autores de la muer te de o t ra persona, situa­ción que ha culminado en estos asesinatos ú l t imamente cometidos, asesinatos que yo en todo momen^ to he dicho en la Cámara , digo aquí y diré toda mi vida, condeno por igual, porque t a n t a repulsión y condenación tienen p a r a mi el execrable crimen cometido en la persona del teniente Castillo co­mo el realizado contra el Sr. Cal­vo Sotelo, como los anter iores y como los posteriores. Y no es que me exprese por excepción hoy así, porque así me expresé en la Cá­mara , y así también ha de expre­sarse s iempre toda conciencia honrada^ que ma.I puede pedir que se dé satisfacción a es tas ansias si no se sienten por igual por to­dos los españoles.

Ahora bien: condenando por igual esos crímenes, teniendo mi roipulsa y mi execración p a r a sus autores mater ia les y morales, esi como mi lást ima y mi conmisera­ción pa ra quien, en un momento de inconsciencia, pudo declarar lí­cito y piausiWe eil atc-ntado perso­nal cont ra el Sr. Oelvo Sotcilo, porqua en siu propia concienrcla h a r t a oondena t iene quien proce-úló con esa inconsciencia, yo he d» e s t a r de acuerdo ccn aquellos que señalaban camcter í s t icas es­peciales de unía mayor, de una in-mcin.sa gravedad en el asesinato del Sr. Calvo Sotelo, no ya por la persona en sí, aun recono-ciemdo las dotes excelsas que esta hambre tenía y la desgracia que pa ra Eapaña representa su pérdi­da, po'rque los qua mil i tamos en una pclitica di.=íin<ta lai la .suya te-neanos que reccnocer que, en la actuación nob'lc, honrada y eleva­da que tecia oentro da su idea­rio, sarvia a Efpaña con Icieitad y ponía todo su esfuerzo en la proíipsridad y en el engrandeci­miento da la pa t r ia ; no ya por la persona, que sería ba.qtiente por las circunstancias cxcslsas que en él c3;:.currinn y por ser jefe de una minoría; es qua había da t ra ­ta rse del últ imo d'3 los eapañol-s, del m á s modesto de todos ellos, y cometida su muer te en lies cir-cun.sitancias t rágicas , ccbar'des y viles en qua g» ha comiStido la del

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Sr. Calvo Sotalo, tendría que pro­ducirnos el mismo siai.itímíento do una mayor índigDaición—aun con­denando iguaimenta t o d o s los atenüedos—por las circunstancias qua han coniCurrido en ésta, oir-cunstaDCias que provocan una ma­yor repulsa en toda conciencia hor rada , teniendo en cuenta los antecedantes del hecho y también las persones a quienes se imputa su ejecución, asi como la forma en que se ha dasarrollado.

Se decía por el Gobierno, y yo mucho lo celebro, que se han adoptado desde el pr imer momen. to todas las medidas precisas pa­ra evitar que este hecho quede en la impunidad; pero yo creo que se e s t á cometiendo un gravísimo error por el Gobierno—grave para él y p a r a la República—con el si­lencio de que se está rodeando y la censura que se aplica a la for­ma en que este hecho se ha des­arrollado. Creo que se har ía un buen servicio a España y a la Re­pública si en lugar de guardar si­lencio y aplicar la censura con respecto a las personas au toras de este hecho, se echara su nombre por delante, diciendo quiénes son, poniendo en claro si han sido ele­mentos pertenecientes a agentes de la autoridad, puntuali.^4"dolo así y haciendo saber a España en­te ra que el Gobierno está decidido a apliear la sanción merecida y a dar la reparación debida a un Cuerpo que, por merecer el respe­to, la consideración y el afecto de todos los españoles, es el pr imer interesado en que se sepa que ele­mentos que pudieran pertenecer a él y ser indignos de ello sa habían puesto al margen y el Gobierno se preocupaba de aplicarles la sanción oportuna.

Nosotros hubiéramos queridxj en es ta cuestión ¡poder d a r cumpli­miento a lo qua decía el Sr. Coro-minas relativo a que, cuando llega vma situación como la presente, el deber de todos los ciudadanos amanites del orden y que piden el mantenimianto del principio de au­toridad es p res ta r su apoyo y sus votos al Gobierno. Desde luego, he de decir que si de nuesitiro voto de­pendiera el que el Gobierno d¡i.?pu-siera en estos momentos de los precisos pa ra la prolongación dal estado de a la rma, daríamos de la­do a todo otro orden de ccnsidera-cionss, y por amor a Erpaí ia y a la República, ser íamos los pr ime­ros, a/un considerando que este Go-

bicirno no .merece esa confianza, en otorgarle nuestro voto p a r a que el estado de a la rma pudiera prorro­garse . Nosotros (esto ha pesado grandemente en nuest ro ánimo y ha sido objeto da deliberaciones en el seno de la minoría) , en nues.tro ideario y en nuest ro sent i r repu­blicano, no quisiéramos que un Go­bierno, cualquiera qua él fuese, pudiera encontrarse en el t ranca do disponer de un elemento que considerase i n d i s p ensab la ; paro desda el momento en que el Go­bierno tiene en las fuerzas de la mayoría el número de votos sufi­ciente paira disponer de este me-»jio, no ipodemos nosotros prestar le el nuestro, por e.<!itimar que, pese a su buajia vclurttad, pese a su daseo de acierto, los hechos no han esta­do en ningún momento en relación con sus palabras . Por sus errores, por sus debilidades o por sus clau­dicaciones, nosotros consirieramos —y lo veim-os con para—qua, pese a su bueai deseo, en manos del Go­bierno Se está daaihac'iando España y se esitá dCEJiacicndo la República.

Y cuando esto pensamos de un Gobierno, cuanUa los par t idos que lo constituyan tienen fuarza y ele­mentos sobrados p a r a sust i tuir a l ' s personas que ac tua lmente com­ponen ei Gebierno por c í r a s de iz­quierda, pertienecienles también a! Frenta Poipular—que el ser el nue­vo Gobierno de izquierda del Fren­te Pcpular no 'Ss motivo pa ra que le neguemos nuestro voto—, cree­mos que es tamos en nueFtro dere­cho de sa lvar a Seipaña y a la República ne-gando nuestrtj voto a este Gobierno, qua estimiamos fra­casado en su actuación, pcrqiie si hubiese hecho uso de los medios que el csitado de a la rma pone •en sus manos, se hubiera evitado, en esta caza de un español por otro, 6l tremendo asesinato del Sr. Cal­vo Sotelo, «1 del Sr. Castillo y to­das las demás consecuencias que esto t rae consigo.

Como est imamos que el proble­ma tdena fácill se'lución dentro de los ííemcntcis que componen el F ren te Popular y qua, por otra par te , no creamos dificultad nin­guna a la República, que es lo que m á s huíeíc-ra pesado en nues t ro ánimo llegado el mcmiento de otor­ga r el voto, ¿ a m o s satisfacición a lo qua estiimamos cumfilimiento de nuest ro detaar, ein poder pres tar , repito, nues t ro voto pa ra la pró­r roga del estado da excapción.

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El P R E S I D E N T E DE LA CÁ­MARA: El Sr . Gil Robles tiene la pa labra p a r a rectificar.

El Sr. GIL R O B L E S : Lo avan­zado de la hora y lo prolongado de la discuBíóin en qu'3 es tamos empeñados -me imponen como norma fundamental una brevedad extrema.

Ha sido nota idomisnante en la mayoría da las intervenciones con que se ha contestado al discurso qua pronuncié anter iormente lo que ya recogían, pr imero el se­ñor Ventosa, con g ran acierto, y después, con no nrenor acierto, el Sr. Cid, de que lel estado de violencia actual es una consecuen­cia de estarfos de violencia deter­minados por nosotros.

No voy a contes tar a l detalle cada una de las afirmaciones que aquí Se han hecho. Me ha ahorra­do la mitad de la t a r e a el Sr. Ven­tosa al decir que eso no seria nunca argumento, ya que las vio­lencias del memento ac tual j amás es ta r ian justif icadas por violen­cias en que pudieran haber incu­rrido anter iores Gobiernos. (El Sr. PRIETO pide la palabra .—El Sr. COROMINAS: Justificado, no; pero explicado, si.) Vamos a t r a ­tarlo todo; ni explicado ni just i­ficado. También me ha ahorrado una buena par te de la t a rea el se­ñor Cid al decir que él desea a toda costa que cuanto antes sean dilucidadas las responsabilidades y se t r a t e a fondo del problema de Astur ias . (El Sr. A I Z P U N : Deseo al que yo me sumo.) Ya es c ier tamente un poco ext raño que llevando es tas Cortes varios me­ses reunidas y habiendo sido mo­tivo principal de p ropaganda en los part idos del Fren te Popular la exigencia de esas roeponsabilida-des no se haya tomado todavía n inguna determinación, como no sea un conjunto de declaraciones platónioas de ciertos elementos del Frenta Popular y una propo­sición de ley elaborada por la mi­noría comunista, que, si de mi de­pendiera, m a ñ a n a mismo se apro­baría sin quitarle punto ni coma. Yo es taba deseando que de pri­mera intención, como correspon­de a vues t ra significación políti­ca, p3r ei camino de las leyes o fuera de ellas, hubierais ido rá­pidamente a la exigencia de todo género de resiponsabilidadcs y a enjuiciar nues t r a conducta eri­giéndoos en Convención o crean­do Tribunales espaciales, como fuese, pues en mí no habríais en­contrado dificultad ái n inguna clase; lo único que quiero es pu-biicidad pa ra todo lo que tene­mos que decir.

Porque tenía razón el Sr. Pr ie­to, que me achacaba una vehe­mencia, de la que él quería huir, sin perjuicio de que sal ieran des­pués de sus labios los más vehe­mentes y elocuentes apostrofes. Decía el Sr. Pr ie to que había que medir las responsabilidades de ca­da uno. Yo tengo ganas de que se hable aquí de todo, p a r a que se midan también las responsabilida­des de su señoría y las de todos aquellos que prepara ron el movi­miento revolucionario y desenca­denaron la ca tás t rofe sobre Espa­ña, sobre la República, sobre As­tu r i a s ; p a r a que se pongan en cla­ro las crueldades t remendas que en la rebelión se produjeron, "orque todo lo hemos de conta r y r eporier con documentos, con prue­bas, con test imonios fehacientes. También apor ta remos los que se refieran a extral imltaciones posi­bles, o probables, o segurae, de la

• fuerza pública, y aquellos otros encaminados a determinar la res­ponsabilidad que cada cual tuvie­r a en la preparación o la induc­ción de ese movimiento. Entonces yo apor ta ré pruebas y demoetra-ré^ señor minis t ro de Estado, que si aquellos Gobiernos, los que pri­meramente tomaron pa r te en la represión, de los sucesos de Astu­rias, se apresuraron a instruir uno.3 procesos pa ra poner en claro esas responsabilidades, no fué me­nor la rapidez y el interés de quien en estos momentos os dirige la pa labra en acuciar el celo de los jueces instructores pa ra que es ta instrucción se llevara a cabo, y buena prueba de que el camino emprendido no era descabellado es que habéis tenido que seguir el mismo, insistiendo en algunos as­pectos, pero manteniendo las lí­neas esenciales de lo hecho por nosotros en aquella ocasión.

Vamos a discutir e.íto cuando sus señorías quieran, y no crea el Sr. Pr ie to que estoy buscando un incidente pa ra marcha r de la Cá­mara . No es que busque ningún in­cidente; es que nosotros, con nues­t r a conducta, no estamos dispues-to.s a dar apariencia de normali­dad a lo que no es más que la monstruosidad de una persacución que estáis haciendo en nombre de la República.

Es to es lo único que quería de­cir en la que probablemente será la ú l t ima e tapa de nues t ra ac tua­ción en es tas Cortes; pero ello no será obstáculo (aun en el caso de que no buscando un incidente, si­no obedeciendo a convicciones, tu­viéramos que marcharnos) p a r a que aquí volviéramos precisamen­te el día en que se t r a t a r a de las responsabilidades de Astur ias . Den de sea, en el Par lamento, anta un Tribunal , en la plaza pública, cuando su señoría quiera, vamos a discut ir eee punto. Si nos ret i ­r á r a m o s de las Cortes, volvería­mos exclusivamente a ello. Bien sabe su señoría—y me hacia la just icia de reconocerlo—que no soy yo de los que rehuyen respon­sabil idades: tampoco desafío a na­die; tengo conciencia plena de mi derecho, y a él me a tengo ; que los demás hagan lo ml-emo, y que C" una vez se acabe con esta ficción de exigir unas responsabilidades que en el fondo no se a t reven a acometer . Es to me interesaba de­cir en este instante .

Por lo damas, unas úlbi;mas pa­labras pana rscogctr las del sañor Porbeila. H a estado muy en su pun­to que hiciera el Sr. Pór te la una invocación al sentido patriótico y ail sentido de col aberración. Bien está; paro nosotros no lo hamos reto . Hemos venido a estas Cor-bes, cuando ya había muchas vo­ces que nos decían que aquí no teníamos nada qua hacer, a ase-guirar el funelonamiento ncirmaJ de loe órganos e insitituoionas ac­tuales ; pero poco a poco se nos va expulsando de esa legalidad; poco a poco nuestros ee:fuerzcs caen en ©1 vacío; peco a poco las masas españo'jas se van desenga­ñando da que por el camino de la demooracia no se conságnie nada. Y no se venga diiciendo que esto es preparación de u n complot o ambiente favorable a ello. iEn las ñlas de les republioancs da izquier­da, si no en declaraciones en el Paiyilamaento, si en los pasillos, en conversaciones, en órganos perio­dísticos, se habla constantemente de intentos o de oomatos dicbato-rlales; los pairtidos ctoreros es tán diciendo que la meta de sois aspi-

deí prolotariado. Cuando vosotros, rep; lasen tan tes que ca docis les más gamuinos da la democracia, estáis hablando de dictadura, ¿qué os ex t r aña que las gentes oprimi­das estén paneanido en la vi-olen-cia, no pa ra ap las ta res a vosotros, sino p a r a libiiairse de la t i ranía con qua los estáis cprimiando ? Vosotros seis los únicos Teisporusa-bies de qua esa movimiento sa pro­duzca en España. A las eiiaociones dal 16 da fcibroro llevamos no.s-otrcs el alieaito de gna.ndc-s part i­dos nacionales con un santido ple-namante democrático; sd ese san­tido está imariendo en Espiaña, no es por nues t ra cuilpa, sino por cul­pa da ICiS GcbíeiTics, porqua lo qua pudo sei.- posible en un memento, en \'ueistra,- manos so ccnvirtió en una fr.irfia m,ás.

El señor P R E S I D E N T E : Tiene la pa'aibra p a r a reotiücar el señor Priato.

El Sr. P R I E T O : La hora exige extracrdinar.Oa brevedad. Ma rin­do a ella, y sañaJ^iré secoillainsnte dos heche^3. El Sr. Ventosa' (a sus paJaleras sa ha acogido el Sr. Cid y en al 'as se apoya ahora el señor Gil Roi>l€e) ha creído ver en el re­cuerdo que yo he provocado aqui de las de-mafias ccmetlelas en la reprasión da Apturias el ipiropósito de emebarallar la cuestión.

El Sr. Cid llegaba en ¡a irjterpre-tación extensiva d;a las palabras dad Sr. Ventosa a conchisión toda­vía má,s categórica: la de creer que yo buaea.ba que se encubrlsran los hechos actuales a t ravés díii encubrimiento qus yo regis t raba en los hechos anterioras. Ninguno da esos prepósitos qua sie me a t r i ­buyan ha e.stado en mi mente. Mis pa labras quizá hayan sido defec­tuosas; pero lo que he hecho es senicillaraente rebajar la autoridad moral da las reeramaciones formu­ladas por el Sr. Gil Roblas y deter­minar la a ib i t ra r iedad del seña­lamiento ds la fecha del 16 tü fe­brero en la iniciaición del período de anarquía qua p in taba con colo­res m u y vivos el Sr. GU Robles. Por eso ha señalado la siimilitud ds desmanes cometidos entonces con desimanes desairitos aihora por el Sr. Gil Robles; pero yo no pre­tendía embarul lar cuestiones m echar sobre lo actual la misma tie­r ra que, indiscutitCemisnte, se echó scbrs ío anter ior .

Me toca reg is t ra r otro he'dho bi ;n sigiiiñcativo por cierto. Indis­cutiblemente, la cuestión que ha sido eja de este debate es en ab­soluto ajena a la. pretensión que provoca nuesitra reunión: la pró­rroga del estado de adarma. ¿ E s que los hechos que han motivado los comentarios de los rcprcsen-tantes da la oposición se pueden es t imar producidos per el IIS'D que ha hecho el Gobierno de aquellos poderes excepcionales que le con­fiera el es tado de alarmia en vir tud de la ley de Orden pj'iblico ? Posi­t ivamente, no. (El Sr. GIL RO­B L E S : A nuest ro juicio, si.) Se­ria muy difícil demostrar lo. (El Sr. GIL R O B L E S : Beta perfec­t amente demostrado.—El señor VENTOSA: Por el uso ineficaz que ha hecho el Gobierno.—El señor ministro de la GOBÍH3R-NACIÓN: Por estadíst icas equi­vocadas, que cuando quieran sus señorías las podemos cotejar. E! Sr. GIL ROBLES: Indudablemen­te equivocadas, porque son mu­cho más al tas las cifras. Tengo la comprobación de cada caso a l a . dispesición del señor miníEitro.— El señor ministro da la GOBER­NACIÓN: Yo pondré a la disposi­ción de su señoria da tos que le demce t r a r áa que los suyos no sen ciertos y que no son exactos mu­chos de esos casos.)

Teamino, como colofón a este diál j^o, diciendo que la tesis que h a estado brotando en las palabras dfc losi rcipresentSnites de la oposi-cióa gravi ta sobre una inexactitud, cual es la de que todas las victi­mas , todios cuantos caen, son pro­ducto de excesos directos dal Go-biaimo o de las fuerzas que le apo­yan. (El Sr. Cid: Las de uno y otro bando, por inhibición y pasividad del Gobierno.—El Sr. GIL RO­BLES pida la palaibra.—El señor VENTOSA: No hemos dicho tal cosa, Sr. Prieto.—-El Sir. A I Z P U N : Es Gobiei-no incapaz de evitar que pcir una y oiiira pa r t e h a y a victi­mas.) El Gobierno de que forma­ba paute su señoria, Sr. Aiapiún, fué perfectamente capaz; .pero pa­ra no pronunciar una sola pa labra de protesta o de condanación, ni siquiera para señalar un desvío so­bre los inmensos crímenes qua en­tonces se cametieiron. (El Sr. AIZ­P U N : Es t á su señoria peuLCcta-niente e q u i v o cado.—El P R E S I ­D E N T E DE LA CÁMARA recla­m a ordan.)

Voy a mi conclusión, dando de lado este mcidento. Registro el he­cho de ser ésta la p r imera vez en la historia par lamentar ia de unas fuerzas que siempre han ostentado sobre si el marchamo de gubsrna-nienitales, en la t re in tena de años que \'iena aotuando la Luga regio-nal is ta ; es ésta la pirimera vez, di­go, qua la representación de la hoy Liga Cata lana niega a un Gobier­no resorte t an n£ce.=:'ario, segiin el juicio del propio Gobierno, como la iprolcingación del estado da suspen­sión de garan t ías . No hago más que regis t rar el hecho, consignar­lo, ,porqU'e prabaiMemente en la his­toria parlamentairia da esas fuer­zas no tíena precedente.

El P R E S I D E N T E DE LA CÁ­M A R A : El Sr. Gil Robles tiene la palabra .

E l Sr. GIL R O B L E S : Casi me arrepiento de haber la pedido; pero puesto que su senar ia me la con­cede, diré solamente m u y pocas pa labras p a r a que quedis perfecta­mente claro lo qua pretende entur­biar la habilidad polémica del se­ñor Pr ie to .

No Se t r a t a de que nosotros achaquemos al Gíobierno ni a las fuerzas que le apoyan la respon­sabilidad di recta en todos los crí­menes que se es tán pnoducierado en España . De una mane ra bien

' c la ra , en una intervención parla­menta r ia reciente en ma te r i a da orden público, he dicho que cua­lesquiera que sean las fuerzas que cometen esos crímenes, la respon­sabilidad del Gobierno está en la ineficacia total y absoiuta de las medidas que emplea, o mejor, que debiera emplear y que no emplea pa ra evitar que esos liechos ocu­rran. Cuando en un país se pro­duce s is temát icamente la violen­cia—para la cual ha tenido pala­bras m u y cer teras y «locuentes de condenación el Sr. Pr ie to—; cuando esa violencia se produce ra i teradamenta duran te días, se­m a n a s y meses, teniendo el Go­bierno en sus manos todos los re­sortes ordinarios y extraordina­rios da gobierno, hay que ll'agar a la conclusión de un fracaso completo y de una incapacidad absoluta, y un Gobierno que fra­casa de una manera tan rotunda y que demuest ra una incapacidad

-to-

El Sr. Mart ínez Barr io

t an evidente no tiene fuerza mo­ral p a r a venir a pedir ima pró­r roga de ' poderes excepcionales que en sus manos no han Ide pro­ducir m á s que la continuación de un es tado de subversión que está acabando con España .

ÍE1 señor P R E S I D E N T E : Tienie la palatora el Sr. Ven/tosa p a r a rec-tifijcar.

El ST. V E N T O S A : Dos palabras pa ra ccntectar a l Sr. Prieto. El Sr. Pr ie to dice que dcíde que esta-niOo en el Parlamento—^pucde que a lgunas vecss lo hayamcs nega­do, pero es igual; acepto el hecho como si fuera to ta lmente exacto— es la pr imera vez que nosotros ne­gamos lci5 rcioursoB excapcionaíes que pide el Gobierno. Yo E>D1O he de re era onde r ail Sr. Pr ie to lo si­guiente : primero, que en los trein­ta añci3 qvia llevo de vida pa.rla-mentar ia no recuerdo que España haya a t ravesado una situación da anarquía y de desorden pergistente y crónico como la que a t raviesa ahora. (El Sr. COROMINAS: Es­paña, no sé; pero Oatailiuña, ei) En España, en general, la situa­ción no h a Eido j a m á s como aiio-ra. Segundo, que la negat iva de nues t ro voto a la petioión formu­lada por el Gobie-mo obedece a . las razones que he exipresado antes , y que pueden condensarse diciendo que ncsot ros no tcnenacs confian­za en el .Gobierno quo ha de utili­zar esto8''re'oursoi3 excepcionales^ y ocimo una manifestación de esia falta da confianaa es tá nueietro vo­to en c o n t r a (El Sr. P R I E T O : No comfntaba el hecho; me he limi. tadio a regiistrarlo.)

El señor P R E S I D E N T E ; Se da por terminado el debate y va a pirocsderse a la votación.

El Sr. CARRASCAL: Pido la pa labra p a r a una cuestión relacio­nada con la votación.

El sañor PRiE^SIDEiNTE; La t ie­ne su señoría.

El Sr. CARRASCAL: Cuando, al comienzo die la sesión, sa leyó una comunlcaoióa, ma parece qua de Izquierda Reputolicana, p a r a que se tuviera como su represen-tienta «n la Diputación permaoen-ta al Sr. Domingo, creo reco'rdar qua el señor presidente, al tenmi-na r la lectuTa, se ilimitó a decir que la Diputación se daba por en­terada, pero sin que sa tomase ningún acuerdo.

El señor P R E S I D E N T E : E s la cositumbre.

El Sr. CARRASCAL: Conste que sólo voy a hacer una indica­ción, a los efectos reglamentar ios , por el precedente que puidíara re­presen ta r pana lo sucesivo.

Cuando pidió la pa labra el se­ñor Dominigo no lo hice, p a r a que no se puaiera ir teirpretar nuestr^a postura como deseosa de evi tar que hiciera el Sr. Domingo esias manifastaciones en ncHlbrs del gruipo qua representa ; pero aho­ra he de decir que el art ículo 27 dea reglamento, qua su se&oría conoce paríscbamente, determina qu'í al mismo tiemipo que se cons­t i tuya definitivamente, la Cáircara procederá a des ignar la Diputa­ción permanente de Cortes, y el apar tado pr imero del articulo 28 estielbleoa qua cuando cese en el cargo de diputaéio, o s sa nombra­do presidente del Oc-nsajo o minis­tro, o camibie de fraoción poüti-ca un vocal de la Diputación per-mámente da Cort'-s, se procederá por la C á m a r a a cubrir la va­cante con ar reg lo a lo estableci­do en el pár ra fo tercero del ar­tículo anter ior .

Evidsnibemanta, si el Sr. Domin­go e r a suplente del Sr. Valao y esta comunicación se refiare a cu­brir esia vacante, no tenemos nada que obje tar ; pero si no ca asi, deseam'os medite la Mesa sobre lo que puecüa significar por el pre-ceder.ite da infracción qUe a nues­t ro enitender se ha producido de ese art ículo, porqua los grupos po­litices tienen que hacer al mismo tiempo la designación de vocales propíEtarios y suplentes p a r a que los sus t i tuyan en los casos de qua estén disuel tas o ce r radas las Cor­tes, en relación con el menc io t e -do apa r t ado pr imare del ar t ículo 28. E s decir, que cuando el se­ñor V'tlao fué designado minis t ro

cinco y un abstenido, según ^ expresa a continuación.

Señores que dijeron que sí: Fernández Clérigo. Vargas . Domingo. Palomo. Rico López. Corominas. Alvarez del Vayo. Largo Caballero. Díaz Ramos. ' "'' Araquistáin. ''"' Pr ie to Tuero. Tomás y Piera. Sañor presidente. Total, 13. Señeros que dijeron que no: Cid. A-izpún. Carrascal . Gil Robi'ss. '.r Ventosa. Total, 5. Abstenidos: Pórtela . El PRESIDEiNTE D 3 LA CA"

MAP.,.A: Se va a proceder a la I*'' , , tura de las comunicacionas cursa-

permansn e, queda, ¿^^ ^^^^^ ^^ presidente de la O decaído de su dsre-1 ^ ^ ^ ^ ^ ^j Gobierno con motivo de

la detención del Sr. Calvo Sote'" cuando el presidente creyó que ¡^ t r a t aba de una detención.

Acto seguido se leyeron las s'' guientes comunicaciones:

"Excelentísimo señor: Enterado por el señor diputado D. Fernaí ' do Suárez de Tangil de que ^ también diputado D. José Calv» Sotelo ha sido detenido es ta n)*' drugada, me dirijo a V. E. pa'*

da Obras públicas, el grupo de Iz­quierda Republicana detoió hacer la desiignación p a r a cubrir su puesto. No procedió a ella, y aho­r a nos t rae una comur.iicación de­signando al Sr. Domingo.

Conste que no queremos más que hacer estas manifestaciones pa ra que la C á m a r a vea lo que puede significar este precedente en ei funcionamiento de la Dipu­tación permanente de Cortes.

El señor P R E S I D E N T E : Va­mos a dejar perfectamente escla­recida la duda que se ofrece al ánimo ¿el Sr. Carrascal .

La lectura que acaba de ihacer del pr imer párrafo del articulo 28 del reglamento señala con toda ni­tidez el camino que ha de reco­rrerse en casos análogos al plan­teado por la elección del señor Ve-lao pa ra el cargo de ministro.

Cualquier señor diputado que forma par te de ]a Diputacióa per-manenie de Cortes, si es deS' gna-do para ocupar un cargo ministe­rial que le hace inccmpatible con l i reprasentación que ostenta en la Diputación "ipso facto' oho a formar pa r t e de ella; pero en el mismo momento surge en el grupo par iamentar io a que per te­nece una propuesta p a r a designar la persona que haya de sustituirle

L a memera como sa constituyen la Diputación permanente y algu­nas de las Comisiones parlamen-taria,s impide a la Cámbara prcnu:n.-o a r s e en contra de la designación que realizan los grupos. Anterior­mente era un dsrecho de la Cá­m a r a votar los representantes en las Comisiones y en la Diputación pei-manente. Hoy, no; hoy la Cá­mara se limita a darse por ente-raida de la designación q\:e con to­da libertad hacen los dTstintos grupos par lamentar ios pa ra estos casos.

La única duda que puede asal tar —yo lo deolaro con toda simcari-dad—es si la Diputación perma-nenta se ccnsidera en estos instan­tes o no con la misma plenitud de funciones que la Cámara ipara dar-sa por enterada y notificada de la comunicación que le dirige ese gruipo par lamentar io . Yo he creído que sí, y por eso cuando se h a leí­do la ccimunicación, al l legar ©1 se­ñor Domingo a la reunión, he indi­cado al suplente del Sr. Velao, que e r a el Sr. Pérez Urria, que se au­sentara dad salón. Nadie apuso en aujueil instanta p ro tes ta a lguna a la resolución de la presidencia. ¿Me he equivociado? Supongo que sará éste un asunto sobre í l que la Diputación permanente d a r á su opinión; supongo que nadie pensa­rá que yo haya t r a t ado con ello de beneficiar previamente el derecho del Sr. Domingo, que es tará ínte­gro el mar t e s próximo cuando se lea la comiuniicación en la Cámara . Pero ahora, con las manifestacio­nes da su señoria, si lia desposeyé­ramos de esiavrspresentaoióu no es­tando presente el Sr. Pérez Urria, a quien se dejó salir sin indicación par pa r t e da lea demás grupos, agravar íamos a su reprasentiación.

¿ Precedente que se s ienta ? No creo qua const i tuya dificultad pa--2, nadie, sino facilidad p a r a tcidos. En las mismas condiciones se pue­de hiailar m a ñ a n a otro grupo par-lamen'fcarto y hacer la misma de-signaoióii. Reconozco, repito, que no hay sobre ello sen tada doctrina alg^una; éste ea ed momento da sentar la , y es a vosotros y no a í.ii a quienes corrsaponde, en defi­nitiva, decir la ú l t ima palabra .

iBl Sr. GIL ROBLES: Pido Ja pa­labra.

El señor PRBSIDi3NTE: Da tie­ne su señoria.

El Sr. GIL R O B L E S : Simple­mente p a r a decir que nuest ro pro­pósito, al p lan tea r este asunto el Sr. Carrascal , era el de que la Me­sa fijara un criterio que sirviera de ahora en adelante. Si éste es el criterio que fija la Mesa y ad­mite la Diputación permanente , que sea de aplicación p a r a el día de mañana . Nosotros, como gru­po político, nos habíamos encon­t rado en ot ras ocasiones con la dificultad, estando cerradas las Cortes^ de poder su ; t i tu i r a un compañero que no e s t aba dC3ig-nado como suplente. Si la Mesa admite este criterio p a r a lo suce­sivo, entonces nada tenemos que decir, porque no había propósito de menoscabar ninglin derecho de la representación de Izquierda Re­publicana ni n a d a personalmente cont ra el Sr. Domingo. P rueba de ello, como dijo el Sr. Carrascal , que se h a esperado al final, das­pués de qu"e hizo las manifestacio­nes que hizo en nombre del grupo que representa . Por nues t ra par ­te nc> hay n inguna dificultad.

El P R E S I D E N T E D E LA CÁ­MARA: ¿ E s t á conforme la Dipu­tación permanente con que la in­terpretación dada por la Mesa al precepto reglamentar io sea la que rija, sentando este precedente de aJiora p a r a lo sucesivo? (Asenti­miento.) Así se acuerda.

Se va a proceder a la votación. E l Sr. P Ó R T E L A VALLADA­

R E S : Pido la palabra .

El FREiSIDENTE DE LA CÁ­M A R A : La tiene su señoría.

E l Sr. P Ó R T E L A VALLADA­R E S : Conforme he manifestado antes , si mi voto hace fal ta pa ra completar la mayoría , voto a fa­vor. Creo que en el momento en que nos encontramos no hay ma­yoría bas t an te si no es con mi voto.

El Sr. P R E S I D E N T E : Su se­ñoria puede emit ir con toda li­ber tad el veto r¿ie est ime conve­niente. Puede dar lo afirmativo o negat ivo y puede también abste­nerse, porque la votación no exi­ge un quorum determinado.

El Sr. GIL R O B L E S : E s quo­rum de asistencia; no €s quorum de votación.

El Sr. P Ó R T E L A VALLADA­R E S : Entonces me abstendré .

Verificada la votación, quedó aprobada la p ró r roga del estado de a l a r m a por 13 votos contra

que tenga a bien comunicarme ocurrido y manifestarme al proj»!' t iempo que si la detención ha S'' do ordenada por autoridad cotf' pétente, y si no lo hubiera sido fi" caso de "in f ragant i" delito, <^°^ arreglo al articulo 56 de la CooS' titución, deba ser puesto inmedia' tamenta en libertad.

Palacio dsl Congreso, 13 de j ^ ' lio de 1936.—Señor ministro de, 1* Gobernación." :

"Excalentisimo señor: Tengo , honor de acusar recibo de comíip'' cación de V. E. y de poner en *" conocimiento que, horas antes de

recibirla, se había ordenado 1* práct ica de toda olasa de gesti"' nes pa ra descubrir el paradero o^ diputado D. José Calvo Soteld dasaparecido de su domicilio P*'? madrugada en forma absolut*' mente anormal. ,

Cerca del mediodía se recib'" en el -'Vjruntamiento aviso de '* Dirección del Cementerio del EW' de que, sobre las cinco de la m*' drugada, había sido dejado en »' cha necrópolis un cadáver Si" cumplimiento de los requisitos 1 ' gales y de q u e , practicado ^ oportuno reconocimiento, ha reSU'' tado ser el del infortunado d"" José Calvo Sotelo.

Inmediatamenf» h a sido no** brado juez especial p a r a entendí' en la averiguación y depurac»"" de lo ocurrido el magis t rado ^ Tribunal Supremo D. Eduard" Iglesias Portal , interviniendo ^ las diligencias el señor fiscal " la Repúbhca.

Cúmpleme manifes tar a vuece^-cencia que no ha existido orden d detención del mencionado diputad" por par te de autor idad alguna.

Madrid, 13 de julio de 19^6'" El ministro de la Gobemacid"' Juan Moles. Señor presidente de Cor.greso de los Diputados."

El Sr. GIL ROBLES: Pido 1» palabra.

El Sr. P R E S I D E N T E : La tíe"* su señoría.

El Sr. GIL R O B L E S : Sin <J"' esto signifique hacerme solidaf de todas y cada una de las pa'*' b ras contenidas en el documen'-a que dio lectura el Sr. Suár*_ de Tangil, sino en tan to en cuaP' to han sido expresadas por el <í^ en estos momentos se dirige a 1»

mi­se

Diputación permanente, es ta »oria, recogiendo el encargo qU^ le hizo, al cual no puede faltar J se honra mucho en atender, b* suyo ese documento a los efect^^ de solicitar de la Mesa su in''®,. calaoíón in tegra en el "Diario Sesiones".

El P R E S I D E N T E DE LA ^A' MAR-A: En la medida quie ant he indicado, pasai 'á ese docuIO® to al "Diario de Sesiones".

Se levanta la sesión. . „ E r a n las dos y cincuenta y <"

oo minutos de la tarde. DON P E D R O VARGAS A S I S ' 0 "

A LA R E U N I Ó N D E LA P*' PUTACION P E R M A N E N U '

El diputado de l2M3Uierda ^^f^, blicana por Valencia D. Pedro Va gas nos ha rogado que hagaiO consitar que él estuvo presente^ la sasión de ayer de la Diputad permanente , de la que es mieiO''"'J aunque no se hizo así constar, ^ duda por error . ^

—Yo — dijo — soy un to"*^^, consciente de mis responsabiUd des, y me interesa que no se í""^ que he desertado dal cumpliiol^j to de mi deber al dejar de asísti'^^ una sesión t an impor tante totaO de ayer.

L A S PALMAS

Un muerto y do^ 0

heridos gravísi' mos en un de^' prendimiento ^^

tierras LAS P A L M A S 16 (8,30 n.) '

el puaiblo ds Sardinasur , t res res ex t ra ían a r e n a de uma ni' neta . Sobrevino un Mindimien'-'' quedaron sepultados. ,,

Todos fueron extraídos gr^'*".^ mos. Uno falleció a oonsecu*!' de f rac tura del cráneo. (Fe't»'!^''

* r« -

.oíit*' í

Page 7: El Sol, 17 de Julio de 1936

€t Sol

A N T E EL TEATRO I N T E R N A C I O N A L

(Notas de un espectador.)

LA CIUDAD DE DANTZIG Y SU PASILLO

Por GONZALO DE REPARAZ

Tres pasillos h a y en Europa que están dando mucho que hablar y escribir^ y que darán más todavía: ©1 de Dántzig ( terrestre) , el de los Dardanelos-Bósforo (marít imo) y «I del Rin al Danubio (interflu­vial) , cuyo centro es Viena, por­que sigue has ta Budapest, donde Se bifurca. Son como tros minas cargadas de explosivos, que los hombres de la demoníaca org-ia di­plomática de Versalles dejaron preparadas para producir la ex­plosión de la siguiente guerra , punto final de la civilización do Occidente si al fin estalla.

De los t res pasillos hemos de t r a t a r según vayan apareciendo en la representación. Hoy le toca al de Dántzig. Mañana, al de los DardEinelos o al de Viena, según la prisa que se den a desfilar ante nosotros. Probablemente, ej de Viena será el primero. Es también el más trascendente de los t res .

I I

La Prus ia Oriental (cruzada por ©1 pasillo de Dántzig) es una tie­r ra de lagos y llanos en los que se levantan pequeños cerros, a\ J.nza_ da de las montañuelas bálticas. Los de los alrededores de Dántzig Son los únicos medianamente en­crespados de la inmensa planicie germanopolaca (1.200 kilómetros de largo por más de 500 de an­cho) ^ en par te cubierta aquí, en Oriente, de vastos bosques, y en lo demás sembrada de centenos y pa ta tas , apa r t e las vas tas prade­rías destinadas a pasto, en las que los prusianos (los " junkers" prin­cipalmente; esto es, los dueños de las fincas extensas) crían ganado de todas clases, especialmente ca­ballos. Lagos largos y estrechos, retorcidos, laberínticos, excavados por los glaciares que pulieron el suelo hace miles de años, se esti­ran entre la maleza y el arbolado. Famosos son entre ellos los Masu_ rios, donde Hindenburg aplastó a los rusos el 27 de agosto de 1914, salvando a Prus ia de la invasión. Habría ganado la guer ra si el error cometido por el Estado Ma­yor a lemán en Occidente hubiese sido reparable, Pero el Empera . dor, dolido de los clamores de sus subditos prusianos, había impues­to a von Moltke la orden de reti­r a r dos cuerpos de ejército de la extrema derecha, mandada por Von Kluck, impidiendo a éste en­volver al ejército francoinglés, y exponiéndolo a ser envuelto, lo que le obligó a replegarse sobre el Mame. La falta de esos dos cuer­pos de ejército, innecesarios en la Prusia Oriental, donde Hinden­burg, con sus solas fuerzas, recha. zó al invasor, hicieron f racasar el Movimiento envolvente alemán y determinaron la pérdida de la campaña.

Pero dejemos la t ie r ra y la gue­rra. Vayamos al m a r y a la His­toria,

El Báltico era un m a r de agua dulce. H a r á unos cinco mil añOkS, antojósele al m a r del Norte me­terse en él y salarlo. Ningún Hin­denburg contuvo esta invasión. Como no había mareas , o eran in­sensibles, los ríos formaban con sus acarreos diques de arena, que las olas replegaban, formando Vastos "alfaques", o albuferas, co. íDo los nuestros del Mediterráneo, pero a los que los alemanes lla­man "haffen", y a las lenguas are^ Dogas, "nehrungen". Cúbrenlas in­ciensos pinares . En t re Dántzig (desembocadura del Vístula) y Koenísberg (desembocadura del Pregel) corre la albufera mayor, pequeño Mediterráneo.

En el siglo XIII , en los tiem­pos feUces de la Hansa , era Dánt­zig capital de un ducado conside­rable (el de Pomerel ia) , pasando a depender de la Orden Teutónica. ^ero decayó ésta, y la ciudad se declaró libre, aunque reconociendo <=omo protector al Rey de Polonia (1466), el cual no pudo protegerla •íe los rusos, que la ocuparon al-&ún t iempo. Tras los rusos vinie-''on los prusianos en 1793. Los de Versalles debieron de pensar que estaba demasiado fresca la ane-'^ión p a r a que los derechos de Pru­sia hubieran tenido tiempo de 8-rraígar y fortalecerse, sin acor-"^arse de que de la misma fecha, poco más o menos, da ta la anexión ^e Mulhouse a Francia . En 1807 'os franceses, vencedores en Jena, 'Conquistaron la ciudad; pero en 18I4 la recuperaron los alemanes, P*ra perderla un siglo después. El Tratado de Versalles la ha con­vertido en Es tado libre y la ha ^hido a Polonia por im pasillo que 'Corta en dos el terri torio prusia­no. Viene a ser como sí Hinden-^ r g no hubiera ganado la bata l la • e Tannenberg.

Y, es claro, Alemania, al re.su-'^'tar, no se conforma, y reclama la posesión de la ciudad y la su-í'resión del pasillo, como se dis­pone a rec lamar la restitución de *i»s colonias.

La reconquista de Dántzig y la opres ión del pasillo es lo más u-r-*^ite pa ra el Reich, que necesita •^Cobrar el dominio del Báltico, Primer paso p a r a abrirse el cami­no del Este . Y he aquí la cau?a Jl lUe haya transigido en la cues-

OQ de Austr ia . Hítler vuoh'e la j^^alda al m a r del Norte y al , ''1 y or ienta su política hacia jj,* Estados bálticos y el golfo de

'íilandia. No va contra Inglate-V ni piensa en el desquite so-J"* Francia . Va contra Rusia y l/^roha de acuerdo con Polonia; <¡on

empobrecida que después de la guer ra de los Treinta Años, psnsa_ ron.

¡Tremenda equivocación! El cambio de frente teutónico

empieza a d * gu prirae-r f ruto: fe reconciliación con Ingla ter ra . Es­ta, que en los aotualea momentos s.> va absteniendo de intervenir en Europa, porque no tiene a mano la nación continental que necesita pa ra que obre por ella (y ésta es la causa profunda de sni absten­ción en el conflicto italoablsinio) y cargue con el peso principal de la guerra, ha sentido gran alivio. Hítler acalcará por ser tan arcado de los ingleses como deteijtado fué Guillermo II,

Y está dando otro no menos considerable: el enfíamiento de la ':ntente cordiale. Pues to que Ale­mania ya no marcha hacia Bél-g.'ca, sino hacia Rusia, el Imperio británico ya no necesita de la coüperación del ejército francés; ya no es el Rin su frontera, ya no le interesa tampoco el pasillo Rin-Dí,.jUbio, o sea la cuestión de Aus­tria. Fingia mirar la como negocio propio p a r a tener contenta a su aliada; pero como la alianza y a no le es necesaria, se desentiende de lo que por aquella par te hagan Alemania e Italia.

Consecuencia: aislamiento de Francia, a la que va a gervir más do peso que de ayuda su Pacto con Ruisia.

in Démonos ahora un breve paseo

por Dántzig. Pronto advert imos el ambiente

de vieja ciudad teutónica, que ha­ce de ella una Císpecie de Nurem-berg septentrional. Las diversas islas que forma ei Mottlau, afluen­te del Vistuia, recuerdan al viaje­ro las de Amsterdam. Sepáranlas cerno a aquéllas tranquilas cana­les. Los fceos del ointurón de for­tificaciones han sido, en parte, cegados, y sobre ellos crecen co­pudos árboles. Desde la estación vamos por la Elisab£thwelt a la Langgafse, que, continuada por la L a n g e m a r k t (calle de la Fer ia ) , forma la avenida principal. Sus altáis ca ías de tejado apuntado noa t raspor tan a la Edad Media, a los tiemipos de prosperidad co^mercial de ia Hansa, si bien casi todas son posteriores a esa época. Bn el pa­raje €u que ambas oaJles se en­cuentran admira¡mois el imponente, edificio del Ayimitamiento, que ét3e si que es de los tiempos de la Han­sa. Nació gótico puro, allá en el siglo XIV, y luego fué res taurado en el del Renacimiento. Encierra un verdadero muiseo, en el que ve­mos luaá colección'de cuadros ccvn la hisitoria de la ciudad. Allí cerca tenemos la magnifica iglesia de San ta María, que domina la ciu­dad con su alta torre, de casi 80 metro,?, y suis diez torrecillas apuntadas . Su a,ltar gótico del sl-g;o XVI es una maravi l la escuiltu-ral y pictórica. Detrás de Santa María, la calle de Frauengasse , la m á s caracter ís t ica del Dántzig viejo.

Guillermo I tiens una soberbia es ta tua ecuestre. La poderosa Alemania, por él fundada, ha construido suntuosas oficinais pa ra los servicios del Es tado ; ha cana­lizado el Vístula, y ha creado es­tablecimientos científicos de pri-mcT orden. En suma, Dántzig es una ciudad típica y esencialmente alemana, culta, próspera, con fá­bricas y ait i l leros im,portantísi-nioB, un tráfico mar í t imo de encr-me volumen y 200.000 habi tantes . B'orma con Koenisberg y Stet t in una trinidad a lemana en el Bálti­co, que la diplomacia h a intentado vana y bárbaramente romper. El Od«r la enlaza ínt imamente con Berlín. Mémel (otro problema creado pcT la diplomacia) viene a ser su apéndice oriental,

IV

Todas las fue^rzas de la Aieona-nia, en vias de resurrección, se van a emplear ahora, recuperada la región del Rin en e'l Bá;l'tico. El Mediterráneo va a quedar (en lo iiitemaiclonal) en plano ¡scounda-río algTán tiempo, salvo si la cues­tión Bósforo-Darda.nelo3 se com­plicara. Pe^ro no eis probable. Mien­t ras tanto, la solución del proble­ma austr íaco ce le escapa de las nianos a Par í s y pasa a Roma y a Berlín.

¿ Quedará definitivamente en las de Berlín?

El estudio de esa posibilidad pi­de capitulo apar te .

Se p i d e a y u d a p a r a los damnifi­cados por l a s tor­mentas de Pipaón

VITORIA 16 (7 t . ) .—El gotocr-nador ha telOigrafiado al siubsecre-tar io de Trabajo pidiendo recu.rsos pa ra los damnificados por las últi­mas tormentas , eopecialmente pa­ra el pueblo de Piípaón, que ha quedado en la miseria. (Febus.)

Muere el general B a l m e s a conse­cuencia de un dis­

paro casual L A S P A L M A S 16 (4 t . ) .—

Cuando examinaba una pistola en el polígono de la Isleta el coman­dante militar, general Balmes, se le disparó el a rma, hiriéndolo el proyectil en el abdomen.

Asistido por médicos de la capi­tal, éstos calificaron la herida de pronóstico gravísimo. En efecto, poco después fallecía el general a consecuencia de la herida.

El entierro se verificará mañana y será presidido por el general Franco. (Febus.)

* » •

El general D. Amadeo Balmes era aragonés. Por méritos de gue­r r a ganó los empleos de coman­dante, coronel y brigadier, este úl t imo en octubre de 1927. Se dis­tinguió en los combates de Kudia Tahar , en el desembarco de Alhu­cemas y en todos los combates de Alhucemas y Yebala.

Mandó el general Balmes la pri­mera br igada de la pr imera divi­sión de Madrid. En marzo de 1930 fué nombrado jefe superior de Ae­ronáutica militar. En enero de 1931, por reorganización del ser­vicio de Aeronáutica, quedó a las órdenes del ministro de la Guerra, Después fué nombrado, en junio d e 1931, comandante mili tar d e Mahón.

España Femenina y su hotel de re­poso en La Granja

Bocas p a r a hijas de periodistas España Femenina, Asociación

protectora de la mujer de la clase media, creadora en España de la pr imera colonia de reposo para se­ñori tas empleadas o estudiantes, ha tenido la gentileza, profunda­mente agradecida por la Directi­va de la Asociación de la Prensa , de ofrecer diez becas g ra tu i t as para las hijas o huérfanas de pe­riodistas que S8 encuentren nece­si tadas de este veraneo de veinti­cinco días, que podrán disfrutar en el hotel de España Femenina, en La Granj.i, a par t i r del 20 de ago.sto próximo.

Las hijas o huérfanas de perio­distas que deseen obtener una de estas becas dirigirán sus peticio­nes al secretario de la Asociación de la Prensa, advirt íéndare que habrán de ser mayores de diez y seis años y que la petición ha de estar avalada por sus padres o tu­tores. •" • ' •

Es propósito de la J u n t a direc­tiva que cinco de las becas sean adjudicadas a hijas de periodista y otras cinco a huérfanas, y si el número de solicitantes fuese ma­yor, se designarán mediante sor-too las que hayan de ocupar las plazas.

Es t a s solicitudes se admit i rán has t a el día 31 de julio.

Hoy s e reúnen los j e t e s de mmorias

E s t a tarde, a la una, se reuni­r á n con el presidente de la Cá­m a r a los jefes de todas las mino­rías par lamentar ias .

La emisión de se­

llos de la Asocia­

ción de la Prensa Nota :

"Nos complace comunicar a nuestros lectores, y especialmente a los coleccionistas filatéficos, que el día 4 de junio se verificó en Londres, a presencia del cónsul ge . neral de España en aquella ciudad y de un delegado de la Asociación de la Prensa de Madrid, la destruc­ción de los 31 cilindros que fueron empleados por la Casa Waterlow & Sons Limited pa ra la impresión total de los sellos postales del co­rreo ordinario, aéreo y urgente, que constituyeron la emisión con-mero,orativa del XL aniversario de la fundación de la Asociación de la Prensa .

P a r a responder eficazmente a los compromisos adquiridos por la Asociación de la Prensa con los editores internacionales de catálo­gos filatélicos—que con tanto te­són y constancia defienden los in­tereses de l o s coleccionistas—, acordó también destruir todos los sellos que no formaban colección, pa ra evitar que pudiera darse el caso de ser ofrecidos en el merca­do a precio inferior a su valor fa­cial, y a este efecto se procedió el día 10 del actual a la quema de 111.861 sellos, por un valor fa­cial total de 55,883,55 pesetas. Es­te úl t imo acto se llevó a cabo ante el notar io del ilustre Colegio de Madrid D. Cándido Casanueva y Gorjón, a presencia de un delega­do de la Asociación y de varios comerciantes filatélicos."

Lea us ted "La V o z "

todas las noches

fra, esa misma Polonia que los •Sceses vereallescos resucitaron

' engrandecieron p a r a tenerla ^íripre a s i disposición cont ra la ^ciíjn vencida; m á s vencida y

Para viajes de veraneo La Compañía de- loe Caminos de Hierro del Norte ha esta­

blecido, como todos los años, diversas combmacíones de billetes de ida y vuelta para las playas del Norte en 1.", 2.' y 3." clase en trenes ordinarios.

También circularán los tradicionales trenes especiales rápidos, con pr-ecios verdaderamente excepcionales, y cuyos billetes tienen una validez ^ie doce días, pudiendo con ellos el viajero regresar desde los puertos por los trene« expresos y rápidos, mediante pago de una pequeña sobretasa.

P a r a excursiones de domingos a la sierra del Guadar rama se ha establecido asimismo un servicio a precios baratísimos.

Pedid folletos y d-etalles en los Des.pachos Centrales de la Com­pañía del Norte.

El Consejo de ministros en el Pa'.acio Nacional

El jefe del G obierno hizo un amplio informe sobre

la política nacional e internacional

A las doce y cuarto se reunió el Gobierno en Consejo de minis­tros en el Palacio Nacional, bajo

la presidencia del jefe del Es ta­do. Terminó a las dos menos cin­co. Los periodistas preguntaron al ministro de la Gobernación qué criterio había respecto a la pu­blicación de los discursos pronun­ciados ayer en la reunión de la Diputación permanente de las Cortes, y contestó:

—Las órdenes dadas a la cen­sura son de que s ; publiquen los discursos íntegros, es decir, .sin que S3 permitan extractos ni se trunquen.

— ¿Esto quiere decir que al pu­blicar el di un orador es obliga­torio publicar igualmente los de los demás?

—No. Pueden publicarse unes u otros; pero los periódicos tendrán que mandar a la censura las co-rresponJientes galeradas.

El secretario, Sr. Ramos, se li­mitó a dar la siguiente brevísima referencia:

—Como de costumbre, el presi-d:nte del Consejo ha hecho un in­forme amplio y extenso sobre po­lítica nacional e internacional. Y esto es todo.

Los demás ministros no hicie­ron la menor manifestación.

EN LA REGIÓN AUTÓNOMA

Clausura del local de los Sindicatos libres y detención

del jefe de esta organización que no hay motivo pa ra la a la rma que la fantasía pública desborda­da ha hecho circular, y que las autoridades están en su puesto.

.—No hay conflicto—agregó—; la paz pública es perfecta. No hay motivo que jus'tifique esta so­breexcitación.

Con respecto a su anunciado viaja a Madrid, dijo que de mo­mento no era oportuno. No tenia ningi'm motivo urgente p a r a ir a Madrid. Uniícaemente tenía el pro­pósito de saludar al Presidente <J3 la RepúleiUca. Adecenas, se va a ce-leibrar el Congreso de la Esque­rra, a algTj,nas ds cuyas sesiones tendrá que asistir. (Febus.) Ha sido detenido el supuesto ase­sino del verdu.go de Barcelona

BARCELONA 16 (6 t . ) . — L a Policía ha detenido a Ginés Urrea , al que hace tíciroipo buscaba por creérsele autor de la muierte del verdugo de Barcelona. S; le ocu­pó una pistola. EsitalJa reclamado por dicho delito por el Juagaido número 15 de Barcelona. (Fetous.)

ixtttttmtamitttttt

BARCELONA 16 (3,30 t . ) ,— Estfaa madrugada, fueirzas die Vigi­lancia y Asalto se presieintaron en el loteai que los Sindicatos litores poseen en ia calle de la Unión, y dietipués día prao t ' ca r un registro minucioso procedieircn a la clau-soi^ra. a

También se personaron los agen­tes en el domicilio del jefe die di­cha cuigaoiaajción, F.am,ón Sales, y lo dcituvieron. Fué trasladado a la Comisaría genei-ad de Orden públi­co, en cuyes calabozos ingresó.

La Pcdicia suipo que Salea con­taba con otro damiciilío, donde se presentó, y ©n el registro efectua­do encontró y se íneiautó de imas 20 pi.':itolas y gran cantidad de mu . niciones. Con este motivo se logró detener a Daniel Altavill.

En t r e las a:imas figuraban tres pista'.-as ametra l ladcras .

V I S A D O P O R LA

C E N S U R A

En la Comisaría de Orden público

Al recibir a los periodistas ei comisario de Orden púKico, se le preguntó si era cierto que se ha­bía in ta i t ado a-saltar la imprenta de "La Publ íc i ta t ' , y dijo que lo ignoraba.

Agregó que han sido clausura­dos alguncs centros da derecha, donde se encontraron pistclas y una bandera monárquica. Bl mi-mero de detenidcs es de diez o doce.

En ía Consejería de Gobernación

Cuando los periodistas fueron recibidos por el consejero de Go­bernación, Sr. España, se encon­t raba en ti despacho de éste el general de la Guardia civil señor Aranguren .

Refiriéndose a esta visita, dijo aquél que habían visitado al te­niente de la Guardia civil Sr. Re­selló

V I S A D O P O R LA

C E N S U R A

Desmintió esté justificado el nervosismo que exista estos días, pues son infundados los rumores que circulan, y la tranquilidad «s absoluta en Cataluña y en el res­to d3 España.

Añadió que era absolutamente falsa la noticia que lanza una Agencia de iMaidrid, y que han recogido algunos periódicos de Barcelona, sobre la intervención da la Guardia civil en el secues­tro y muer te lamentable de Cal­vo Sotelo. "Por tanto—dijo—, ruego y exijo que se hagan las debidas rectificaciones, toda 'vez que la calumnia afecta a un Cuerpo de tanto prestigio como la Guardia civil." (Febus.)

Una nota de la Agencia Febus

La Agevcia Febus, que infor­ma a varios periódicos de Barce-lona, nos ruega hagamos cons­tar que ella no lia sido la Agen­cia que ha trasmitido mía noticia inexacta. En esta ocasión, como en todas, Febus, d:'ntro de la más absoluta objetixñdad, procura no trasmitir aquellas informaciones que previamente no haya compro­bado.

La noticia en cuestión, a c/ue se ha referido el consejero de Go-hcrnación de la Generalidad, no ha sido ni trasmitida ni publica­da, por lo tanto, en los periódicos de Barcelona servidos por la Agencia Febus.

.Manifestaciones del Sr. Compa-nys

B A R C E J L O N A 16 (5 t , ) . — El presidente do la Generalidad re­cibió a los periodi.stas y les dijo

EL SOL recibe toda la infor­

mación nacional de

"FEBUS" Alvarez Quintero, 2

Teléfono 40.140

Conf erencias L A "MÚSICA P O P U L A R ESPA­

ÑOLA"

Ayer tarde, en el Centro de Es­tudios Históricos, pronunció una interesante conferencia el ilustre musicólogo y folklorista D. Eduar­do M. Torner, director de la Sec­ción de folklore del citado Cen­tro. Estuvo dedicada al grupo de maes t ras y maest ros portorrique­ños que, acompañados de Í:US pro­fesores, visitan actualmente Es­paña.

El tema, "Música popular espa­ñola", fué perfectamente desarro­llado. Distinguió los dos elemen­tos de la canción: la melodía y el ri tmo.

HÍÍ;O notar, t an to en uno como en otro, la profunda influencia del elemento andaluz en la temát ica del cancionero español y su ex­tensión en América, observando que en la pa r te norte de la Pen­ínsula e ' t e elemento se halla sus­tituido por la influencia de la mú­sica de tipo europeo.

Con proyeccic.ies y discos gra­mofónicos hizo ver c laramente to­das estas influencias, terminando tan interesante acto con la audi­ción de dos bellísimas canciones portorr iqueñas.

El conferenciante fué larga­mente aplaudido y calurosamente felicitado.

En la Exposición permanente de la Constiaicción

Con motivo de la iEjcposlción del baño de ayer y de hoy, que ac tu j l -mento se está celebrando con g r a n éxito en el Centro de la Construc­ción, ca r re ra de San Jerónimo, 32, diser tará el doctor D. Eduardo García del Real, catedrát ico de Historia de la Medicina da la Uni­versidad Central de Madrid, sobre el interesante t ema "El baño en la historia de la Medicina", hoy, viernes, a las siete de la tarde .

iEntrada lilV^.

PARA HOY

A las siete y medía de la t a r ­de, en el Ateneo, conferencia de D. Francisco Mart ínez Allende acerca de "Panorama del tea t ro actual . El tea t ro español y el sig­nificado de La Tribuna ( teat ro del pueblo)".

A las sil: te y cuarto de la ta r ­de, en el Colegfio Oíjcial de Ar­quitectos de Madrid (calle de la Cruzada, 4) , conferencia de don Luis Vegas y Pérez, cati;.drático de la Escuela Superior de Arqui­tectura, sobre el t ema "Solucio­nes al paro de los arquitectos".

Entrega al presidente de las Cortes del proyecto de

Estatuto gdlegd Ayer mañana acudió al Congre­

so la Comisión de Galicia que ha venido a la capital de la Repúbli­ca p a r a hacer entrega oficial del proyecto de Es ta tu to de aquella región al presidente de las Cor­tes.

Acompañaban a los comisiona­dos 1 o s diputados gallegos del Frente Popular.

Hizo entrega del proyecto el vicepresidente de la Comisión, se­ñor López Boutas, pues el presi­dente, Sr. Osorio Tafall, no pudo asistir al aoto.

Pidió el Sr. López Boutas al se­ñor Martínez Barrio que acogiera favorablemente el proyecto de Es­tatuto , y que con el valimiento que le da el señor presidente de la Cá­mara , procure que cuanto antes

se empiece a discutirlo. Elogió la figura del Sr. Martínez Barrio, que merece—dijo—el buen concepto de todos los republicanos.

A continuación el Sr. Martínez Barr io pronunció un breve discur­so. Dijo que har ía lo posible por que cuanto antes se comience a discutir en el Par lamento el pro­yecto de Es ta tu to gallego. No t en . go que decir—a.gregó—cómo acojo esta cuestión, porque yo voté los apar tados de la Constitución que establecen la autonomía de las re­giones. En la C á m a r a hay un buen núrriero de diputados gallegos, que serán los mejores valores del pro­yecto.

El acto terminó en medio de una gran cordialidad.

Créditos por valor de cerca de doce millones de pesetas para sustitución de la enseñanza en su grado medio y profesional

Se reunió ayer tarde la Comisión de Presupuestos, y su presidente, el Sr. Vergara, facihtó la siguien­te referencia:

—En primor lugar se dio cuenta de la ponencia sobre una proposi­ción de ley presentada por el se­ñor Car ranza pidiendo la concesión de una plaza de gracia en los arsenales naval^s pa ra D. Luis Adelino Puig. La Comisión, de acuerdo con el criterio que viene manteniendo respecto a la conce­sión de pensiones, y est imando que el presente caso es similar, acordó dar informe en el sentido de, que la proposición de ley se convierta en proyecto del Gobierno si el mi . nistro de Marina lo cree proce­dente.

Se dio dictamen favorable res­pecto a la concesión de un suple­mento de crédito de 90.000 pese­tas para la confección de títulos de la Deuda, destinados a las obras del plan nacional de cultura.

Se leyó otro proyecto do ley del ministro de Hacienda en soli­citud de varios créditos extraor­dinarios, que impor tan en junto 11,383.666,66 pesetas, con destino a los gas tos que origine la subs­titución de la enseñanza religiosa en sus grados medio y profesio­nal duran te el presente año eco­nómico. P a r a estudiarlo se nom­bró una Ponencia compuesta por los Sres. Sapiña y Aza.

Asimismo se procedió a estudiar otro proyecto de ley solicitando cuatro créditos extraordinarios con destino a la creación de 5.300 plazas de maest ros en el últ imo t r imestre del año actual . Se nom­bró ponentes a los Sres. Santaló y Aza.

Y por últ imo se dio cuenta de un dictamen de la Comisión per­manente de Indus t r ia y Comercio

dictando normas pa ra evi tar la paralización del trabajo en las ex­plotaciones mineras. Pasó a po­nencia de los Sres. Lozano y Aza.

Quedó pendiente pa ra la sesión próxima el informe sobre el pro­yecto do ley de reorganización de la escala de suboficiales de la Guardia Civil.

Se declara el esta­do de a l a r m a en

Vitoria VITORIA 16 (7 t . ) .—Ha vuelto

a declararse el estado de a larma, £U,pri.mido al celtibrarse la segun­da vuelta de las elecciones. Se ejerce esitrecha vigilancia en las carretorais y se regis tran cuantos vehícuíos circulan.

Ha visitado ai gobernador el Pleno del Frente Popular pa ra anunciarle se hallan ínconaicicn.aü. mente a! lado del Gobin-no, E4 go-bemiadior les contestó que no ne­cesita util izar miodidiais extremas, por oc'ntar con medios sobrados pa ra contemer eil menor intento da alteración del orden. De todo." mo­dos, agradeció el ofrecimiento.

Funera le s en memor ia del señor Calvo Sotelo

E n la parroqpia de San Mig^iel so han celebrado funerales en su­fragio de D. José Calvo Sotelo. Presidieron los dirigentes de los part idos de derecha. La conou-rrencia fué numerosa. No hubo el menor incidente. (Febtif.)

EN EL MINISTERIO DE TRABAJO

Se r e ú n e la Confe renc ia Nacional de Industrias

Q u í m i c a s

Son nombradas dos Ponencias, y tendrán efecto retroactivo las bases

GOillidS HIGIEIt iCüS r ^ Inglesa. Montera, 35. Pasaje 6. Catálogo grat is . Envío provincias.

Las representaciones pa t rona l y obrera que forman pa r t e de la Conferencia Nacional de Indus­t r ias químicas, convocada por or­den ministerial de 3 del corriente, se reunieron en el ministerio de Trabajo, a las cinco y media de la tarde de anteayer, miércoles, bajo la presidencia de D. Fcrnin Loriga, quien declaró abierta la sesión y saludó con breves pala­bras a unos y otros representan­tes.

Después de examinadas las cre­denciales de los vocales, pidió la palabra el vocal patrono Sr. Llo-pis p a r a hacer a lgunas maniíes-taciones de carác te r previo.

Concedida por la pre-idencia, el Sr. Llopis manifestó que la repre­sentación patronal , con objeto de poder reakzar una labor verdade­ramente eficaz, dada la compleji­dad de los asuntos de que había de t ra ta rse , deseaba se concedie­ra a las representaciones la fa­cultad de ser asis t idas por aseso­res técnicos, a los que poder ape­lar en momento oportuno, sin que éstos tuvieran voz ni voto. Tam­bién manifestó que sus compañe­ros y él consideraban convenien­te la asistencia a la sesión de los vocales suplentes, aun cuando no tuvieran voto, p a r a que se impu­sieran de los asuntos objeto de de­bate.

También sugiere que, por es tar t ramitándose en varios Jurados mixtos bases de industr ias quími­cas, se suspendan esas t r ami ta ­ciones a fin de que no haya duali­dad de funcionas. Igualmente ma­nifiestan su deseo de que la de­signación hacha nominat ivamente de vocales sea sust i tuida por desig­nación por Sociedades, a ñn de que si alguno no pudiese asist i r en cualquier momento lo sus t i tuya otro cualquiera. Y por último, pi­den un plazo pa ra r u é por la re­presentación patronal puedan ser estudiadas las bases presentadas, que desconoce la mayor ía de los representantes . Corresponde al sa­ludo de la presidencia, y manifies­t a que la representación pat ronal e:?tá animada de los mejores de­seos p a r a que tenga un resultado práctico y eficaz la Conferencia.

Por el vocal obrero Sr. B e m a l se correspopde \,al saludo ái la presidencia 'y ás la representa­ción patronal , y también declara ül deseo de la r;pregentación obrera de que la discusión se des­arrolle en los términos de la ma­yor cordialidad, y .pueda llegarsi; a un resultado práctico en el me­joramiento de la situación de la clase obrera. Se mues t ra confor­me con la n.presentación pat ro­nal ein lo de la asistencia a las sesiones de fresores técnicos; pa» ro no asi con que la d e s i g n a d í n de vocal; s sea por Sociedades y no nominativa, como se ha orde­nado, porque aquello envolvería grandes dificultades p a r a t r a t a r los asuntos, ya que esto debía hacera.' sobre la base de uoa mu­tua inteligencia, que resul taba imposible en la práctica, y pu­dieran cambiarse los vocales re-presentant .a . También manifiesta su conformidad con la suspensión de la t ramitación de bases en los Jurados mixtos. Tampoco tiene inconveniente en que se demore por unos días el nuevo señala­miento pa ra las sesiones, con el fin de que por la r :presentación patronal puedan estudiarse las bases presentadas, siempre que se resu: lva la situación económi­ca de los vocales obreros y el abono .d'S riictas durante su es­tancia en Madrid, ya que resul­ta r ía qui; los días en que no se celebrara sesión no percibirían el jornal .

La presidencia, en vista del mu­tuo acuerdo, da por aceptada la asistencia de los a.?iesores y la de los vocales suplentes a las ses.io-nea, así como también S'3 aviene a que se seña'u un plazo infor­mativo, y respecto a la cuestión eponómica, que interesa a los vo­cales obreros, e sp ; ra las observa­ciones que formule la representa­ción patronal .

Por el vocal patrono Sr. Suso se maniflenita que, sin coasultar más qu2 con el grupo que repre­senta, no tiene inconveniente en apor ta r la cantidad necesaria p^" ra que la representación obri;ra esté debidamente atendida, inicia­tiva a la que se suman Iss demás repr:sentant 'es patronales .

Por ambas representaciones se hace notar la conveniencia de aprovechar el plazo que sa dé pa­ra estudio de las bases por la re­presentación pat ronal p a r a que se realice un ís tudio perfecto de la clasificación en secciones que se hace en la convocatoi-ia de la Conferencia y el acoplamiento en cada una de ellas de' las indus­tr ias que ha de comprender.

La presidencia recog:' tales ob-S'ervaciones y propone el nombra­miento de una Ponencia que du­rante el plazo quí se determine p a r a nuevo señalamiento de las sesiones acople y clasifique los diferentes grupos di," industria p a r a el mejcr estudio de las ba-.S6s correspondientes.

La. iriepresentación obrera pide autorización p a r a esitudiar el plazo que haya de darse a la Pa t rona l p a r a el estudio de las bases, ya que ésta estima r^reciso el de quin­es días como mínimum, que aqué­lla eres excesivo. Concedida la au­torización por la presidencia, se suspende la sesión dtirante medía hora, t rascur r ida la cual se reanu­da, y ea presen tada por la repre­sentación obrera u n a nota com­prensiva de los siguientes extre­

mos: Que Ecaptan el aplazamiento de las sesiones con las condiciones siguientes: Pr imera . Que duran te el tiempo y a par t i r ds la fecha en que 83 inicie la discusión de las ba­ses no se efectúen despidos ni se establezcan turnos en las indus­tr ias que a éstas afectan. Sogrun-da. Que se dé efecto retroaotivo a las basas qae se apnaisben y a par t i r del día de hoy. Terc;ira. Que el .plazo pa ra el estudiio de las ba­ses presentadas por ellos no exce­da de ocho días. Cuar ta . Que no haya desplazamientos de los voca­les obreros que se encuentran en Madrid.

Conccídos eí tos puntos por la representación patronal , se pide a su vez autorización pa ra irctirarse a deliberar sobre ellos, lo que ea concedido, y se suspende nueva­mente la sesión por media hora, a l cabo de la cual presentan una con­t rapropuesta concebida en los si­guientes té rminos : Pr imero. Que aceptan que no haya desplaza­mientos de los vocales. Segundo. Que el número de días p a r a el es­tudio de las bas-es presentadas sea de quince. Teircero. Que la r«troac-üvidad que se dé a las bases sea por el mismo número de días del aplazamiento de las sesícnes. Cuarto. Que los despidos y t u m o s no se realicen en cuanto a los obre­ros de plantilla mient ras dura la discusión de las bases; pero con la excepción de los despidos que pre­vén las leyes y baees ée traibajo y los que oib:dezcan a casos de fuer­za mayor. Es tán tamibién confor­mes con la rerreseintación obrera en que se nombre la Ponencia que ha propuesto la presideocia.

Después da discutidos amplia­mente loa anteriores extremos, se acepta, a propueata de la ptreslden-cia y por unanimidad, que la pró­xima reunión se celebre el día 27 del actual , y ¡para tal fecha debe­rá la roipiresentación ps i rona l tener ;;ierf oocamente estudiadas las bases de t rabajo presenitadas por los obreros, p a r a proceder sin inte­rrupción alguna a su discusión, y que los doce días que median en­tro esta fecha y el día ds hoy se consideren de retroact ividad ijara la vigencia de las bases una vez que estén aprobadas . Aslmisirao se acordó por unanimidad no despedir obreros de plantil la ni establecer t u m o s de tnaibajo entre éstos mien­t r a s dure la discusión de las ba­ses y hacer la excepción de los c&-sos de desipidos que prevén las le­yes y bases de t rabajo y los dieW-dos a fuerza mayar , p a r a los que se seguirá la tram.iitación ordimairia.

A continuación se expuso por ambas representaciones la necesi­dad de crear o t ra Ponencia, ade­más de la de clasificación, qu« gestione de los respectivos depar ­tamentos oficiales—^ministerios d« Hacienda y de Indus t r ia—la solu­ción de las dificultades que crean las disposiciones oficiales de di­chos depa r t amen tos referentes a contra tac ión de moneda y res t r i c ­ciones en la elalsoración de pro-du<,to, que no sólo pe r tu rban la marcha de la Indust.-ia, sino que pueden mot ivar su paral ización.

Acep tada esa sugest ión por am­bas par tes , se nombraron las si­guientes Ponencias : I^a de Clasifi­cación de Indus t r ias . Vocales pa­tronos, Sres. Rodón y Péirez Un-zue'ta, y vocales ctoreiroa, iseñooree Taipiía y Bernal. L a de Gestión de Avuntos. Vocialee paitronos, »eiño-res Rodón y Pérez Unzueta , y vo­cales obreros, Sres. Romeo y J i ­ménez.

La presidencia, después de ma­nifestar a las representaciones que lo manifestado por ellas res­pecto a la designación no nomina­tiva de loa vocales de la Ccnfe-renoia y de la orden de suspen­sión de t rami tac ión de bases en los Ju rados mixtos ser ian eleva­das a la superioridad p a r í su re-oc'uoión, declaró const i tuida ;a CJonfertncia Nacional de Indus-triaa químicas, cuyo t rabajo pre­p a r a r á n las Ponencias nombra­das, y se acordó que sin interrup­ción sean realizados los t rabajos ha s t a dar cima a la labor que le ha sido encomendada, y se levan­tó la sesión a las done y media de la noche.

L a p r imera reunión será cele­brada el 27 del ac tua l .

LA LhAlAADA FIKSTA NACIONAL

U n novillero g ra ­v e m e n t e h e r i d o c u a n d o apartaba ganado en un ma­

tadero HUELVA 16 (5,45 t . ) . —E5sba

m.añana, en ©1 Matadero se encon­t r aba Bni-íque Mendoza, apodado "el Bizco", en unión del "Niño de la Is la" y "el Mirlo", todos novi-Ueiros locales. Quisieron a p a r t a r da los corrales im toro de más de 300 kilos p a r a torear ganado más pe-quieño. Cuando Enrique Mendoza a p a r t a b a dicho toro, éste le volteó y comeó. Mendoza fué t ras ladado a la clínica del doctor Dorr&nao-' ro, curándole una herida gravísi­ma en el vientre, que le a t rav iesa el hígado, y o t ra herida, también gravís ima, que le a t rav iesa el bra­zo derecho. Se h a procedido a p r a c . t icarle la trasfusión de sangre. Se tome un funesto desenlace. (Fe­bus.)

dfi t^ÍMÍ ÍBf i i

Page 8: El Sol, 17 de Julio de 1936

ei Sol

LOS DEPORTES C I C L I S M O

LA XXX VUELTA A FRANCIA Cumpliéndose los va t i c in ios , el equipo Luxemburgo-España se coloca el primero de la clasificación por naciones.-La etapa Briangon-Digne es ganada por Level, y en ella s,e lucen los españoles.-Julián Berrendero, a la cabeza de la clasificación del Premio de la Montaña

(Del enviado especial de Noti-Sport.)

DIGNE 17.—Ya tenemos al equi­po Luxemburyo-España eii cabeí:a de la clasificación por naciones. En anterior comentario expusimos nuestro optimismo acerca de este hecho que tanto fut de llamar la atención en el ambiente eidero in. ternaciotial. i Quiénes son ? Esta piBgunta se producirá con Jre-cuencia. Luxemburyo, dentro de »u modestia, ha tenido siempre hombres de valía. No vamos a querer colocarlos a la altura de Nicolás Frantz, el dos veces ven­cido en el "Tour'\ pero si es cier­to que en no pocas ocasiones co­rredores de esta nacionalidad han figurado en los primeros puestos 4e carreras de im,portancia.

El terceto que componen los hermanos Clemens recibe el so­brenombre de "hermanos siame­ses", y Arsene Mersch es difícil­mente igualable. Son corredores completos, corren en el llano, tre-$tan con facilidad, son valientes, y a la hora de "sprintar" tampoco se quedan atrás.

Después de la etapa de hoy, en la clasificación general vemos co­locados en los puestos T y IS a los españoles Cañardo y Berrendero, ptureja que puede servir de exce­lente reserva para cualquier acci-áente o desfall0cim,iento que pa­dezcan loa tres hombres que aho­ra puntiian.

El hecho evidente es que se ha demostrado de modo ounvplido que Desgrange obró con ligereza y error. No tuvo asesoramientos leales; si no, de ningún modo hu-bierm preterido a los conjuntos es­pañol y luxemburgués en favor de Alemania. AM está la clasificación de los germanos. El ridiculo que los representantes de aquella na­ción han hecho es aplastante. Nos recuerda con tristeza al que en el año SS, por culpas de unos y de otros, no por falta de clase, hici­mos los españoles.

El "niaUlot" amarillo

SUver Maes ha salv^ado en esta ocasión el "maillot" de color ama­rillo. Durante toda la carrera ha tonido un rival peligroso. Nada menos que Antoitin Magne, el ya dos veces triunfador de esta Vuel­ta, salió decidido de Brian^on a "háoer pasar un mal rato al belga,.

Visto el descenso de forma de Archambault, hasta tal punto agotado que se temió abandonase hntes de partir, Magne se hizo a la idea de, atacar por su cuenta al b^a poseedor del primer pues­to, y asi, durante todo el trayecto 'que mMia entre Brian^on y Dig­ne, «irnos una dura lucha, dirigi­da por Magne y sostenida a lo lar­go de la carrera por Bilver Maes. Escalaron solos el primer monte que encontraron en su marcha, y por la cima del Izoard pasaron sin apenas diferencia entre uno y otro. Se UMieron y separaron txi-riaa veces; pinchazos, cuidas y otros incidentes retrasaron a uno y otro; pero hasta el fin de la prueba la com.petición se mantuvo.

En los kilómetros finales, cuan-éo ya descendiendo el Allos se iba por camino liso hacia Digne tt sólo restaban iO kilómetros pa­ra la meta, Magne pinchó. La co­mí tuvo importancia. Fué pasado 0n unos tres miinutos. Marchó co­mo un loco. Bu máquina rodaba a velocidades fantásticas, y alli hu-txf de sacrificarse el belga Kint. Este hombre se encontráis a la tUtura de Magne y con él iba; pe­ro Se dio cuenta de que marchan­do con el francés aquella caza po-drbs, perjudicar a stM compátrio-taa, y dejó escapar al valiente ga­lo. ¡Buen sacrificio!

Por el incidente reseñado, Mag-He, en lugar de cdcanzar una ven­taja sobre el líder, lo que hizo fué e l w a r el tiem.po de su separa­ción con relación a Maes.

ayer la etapa española. Completo éxito. Todos estuvieron bien. El conjunto mejoró su clasificación, y cada uno de los hombres dio muestra magnifica de sus faculta, des. Ezquerra siguió trepando co­mo en él es costumbre. Fué batido por otro corredor, que resultó ser su compatriota Berrendero. Per­dió el puesto de "rey de la mon­taña" a manos del madrileño. To­do se quedó en casa. Barrendero tuvo su día. Hizo lo que todos ya sabíamos era capaz de realizar: subir bien. Pero luego no le ocu­rrió lo que constantemente le sti-cede a Ezquerra. A la hora de ti­rarse cuesta abajo no se amiUmó. Y en compañía de Mayne pudo se. guir muchos kilómetros a una ve­locidad de corredor de J r imejís i -ma fila. Rodó a promedios eleva-disimos, y pudo mantenerse a la rueda de un Magne en pletia for­ma y en un día de lucha. Asi lle­gó a Digne en el grupo de cabeza. Como premio a esta su brillante h-azaña, se encuentra ahora el de Madrid en el primer puesto para la clasificación de la montaña.

i Y qué vamos a decir de Ma­riano Cañardo f Tctdos los días lo mismo. En cada etapa, el navarro demuestra de modo más conclu-yente su perfecto entrenamiento. Ayer fué el hombre que mejor des. cendió. Cansado Archambault, qtie era el único que lo habla supera­do, la figura del español destacó sobre todos. Pasada la cima del Allos, su máquina se convirtió en la más rápida, hasta colocarse en el pelotón de calteza. Como consecuencia de ello, un tercer pu¡esto en la etapa y el sépHmo en la general.

CURIOSIDADES Si el equipo espsAol puntuase

por su cuenta, tendría un tiemfM) de 190 h. 51 m. 26 »., y estarla colocado inmedlatainente detrá« ás Francia.

Por pequeftas faltiM 1«« ooml-sarios ha« penal ta^o con multa* de 25 y 30 francos a los corre­dores Helde, Hacnde), Danneels, Maye, Majerus, Weckerliaig:, Hen-drick, Ducazeau, Galateau, Le-boulang^er y Faaaat, algruios de ellos ya no están en línea^

La reclamación que el corredor Archambault presentó en la lle­gada a Grenoble contra Berty ha sido reconocida, y en su conse­cuencia, IB clasificación alterada. Así, p u ^ , Berrendero qneda d a -siflcado en dicha etapa el 8; Els-querra, el 9; Vervaecke, H 10, y Berty, que es el descaUIicado, el último del pelotón.

Desde Parts a Evian, Magne, el afio 193S iba el primero, a una media de 31,260; el aAo 85 se so­brepasó esta ma,tba, marchando Maes a S3,50i, y este afio ha si­do nuevamente superad» por Ar­chambault, a una inedia de 33,785. ¥JS el "record" hasta el momento de la carrera.

l A ETAPA D E MAÑANA

L» lucha se presenta dura

Masfne Ka dicho que quiere emu­lar a Thys, y para ello necesita ganar otra vez la VuetTa. No le V» o ser fácil. Cuenta con pocas ayuatas. Archa>mbault, aunque ha hecho un gran esfuerzo de volun­tad, y después de arrastrarse en la primera parte de la carrera co­mo un mal corredor, mejoró en los Mtómetros finales, y por el en­tusiasmo que él pone siempre en «M labor consiguió recuperar mu­cho de lo perada. Pero no se ha­lla e» condiciones de prestar cla­ra ayuda. Voluntad no le falta, ya qu9 es hombre que sabe sacrifi­carse por aiw compañeros; pero a lo mejor no se encuentra con ener­gías para ello.

Ije Grevés rueda mal y ha de t>uacar Ma^ne en Cogan y De-bruyckére los que le puedan ser­vir de "domestiques". Únicamente podría servirle de beneficio la ma-4a Sspoaieíón en que al parecer $e han colocado Vervaecke y sil-ver Maes. De no ser esto, 'difidl 0*tá la cosa pora el galo.

Claro es que no queremos decir 4K« lo esté fácil para el belga pues no puede descuidar, y esta-moe seguros de que tendrán sus ojos puestos en ello, a Fierre Cíe­mete. El hombre anda muy cerca y está en plena forma.

Magnifico día para Espafia

f« pitU» dm«mi»ar « ia dti

Hoy, viernes, no se corre. Me­recido descanso. Mafiana, sábado, habrá, que Ir de Digne a Niza, 156 kilómetros. Etapa relativa­mente fá^ll. Tiene algunos des­niveles; pero de pooa Importan­cia. Desde Digne, que estA a 608 metros, se descl«a»de a Seneas, 41 kilómetros de carrera. No hay ac­cidente hasta que se Micuentra el monte Thanlale, de 1.155 metros. El siguiente repecho tiene 1.210 metros de alto, y en algunos mo­mentos^ la carretera tiene un * s -nivel del 12 por 100. DMcenso hacia Gastlllane, 69 kllóatetros. pasando luego a la BaUliie, 1.105 ntetros de altura. Hay luego al­gunos picachos de poca Impor­tancia, y la única roolestla que pueden encontrar los corredores es la subida al "o(ri" PUou, de 785 metros. Luego ya descenso hada Niza. Un tobogán con muchas vueltas hasta llegar a la meta, que, como es sabido, está a la al­tura del mar.

Ganó el afio pasado el belga Aerts, seguido de Lapeble y Ruoz-zl. l ^ s tres se escaparon; pero co­mo ninguno amenasiaba a los pri­meros puestos de la clasiftcaci^ general, no se preocuparon de ellos. Los espafioles se clasificaron muy mal. Prior fué ei 30; Cardo­na, el 54, y a continuación, Bache­ro y Alvarez.

En el año 34 ganó Le Orevés, seguido de Lapeblé y Louvlt. Trueba se clasificó en un pelotón "ex aequo" en el mismo tiempo que el primero. Cañardo, el 24; Montero, el 30, y Ezquerra, el 32. En esta vuelta, Romáin Maes su­frió una calda, debiendo ser hos­pitalizado ea Digne. 'Bki la \-uei-ta de 1083 ocurrió un hecho muy curioso. Cornee^ y FayoUe se es­caparon. Nadie les hizo caso, pues­to que no eran peligrosos. Tras ellos salieron únicamente Pasto-relli, Vicente Trueba y Alfredo Bula. Sacaron una gran ventaja a sus seguidores. Dentro del tiem­po regl:u:-.entario, únicamente se clasificaron los corredores antes mencionados, y si se hubiera full­eado el reglamento, la carrera no habría podido ser continuada más ¡ que per lot ai«iusl«aadoa Oorocci

que fué el ganador de la C^Mpa; Fayolle, PastorelU, Alfredo Bola y Vicente Trueba, que llegaron a quince minutos de los demás. Si tal se hubiera hecho, el espaftol hubiera sido et "maillot" amarillo.

La salida de Brlanson A las nueve de la mañana, todos

los carredores clasificados en el dia anterior se encontiraban frente al café Glacier, donde se habla re­unido numfiroso público.

No faltaba nadie, e incluso el francés Archambault, cuya retira­da se daba como posJble, acudió a la lista. A pooa ás salir de Brian-gon están las ramtpas de Quervié-re, qu8 Magne ataca en primieira posición. Tras él sale ei» persecu­ción ea belga Silveír Maes, y am­bos inician la escalada dial Izoard, primero de loe tres montes que hay que vencer en esta novena eta­pa, todos ellos puntuables para el Gran Premio de la Montaña.

Los dos líderes van destacados, seguidos de cerca por Walle y P. Clemens. En cambio, los espa­ñoles íJaque^rra y Berrendero no figuran, porque, sin tener en cuen­ta que la escalada dal Izoard era de un porcentaje pequeño, inicia­ron muy tarde su escalada. Sin em-bargo, el vizcaíno "a;irtata" y lo­gra acercarse de modo pa-Iigroso a loe dos hombres que abren carre­ra; pero ya hemos dlciho que la rampa no es dura, y el francés y el belga logran llegar a la cúspi­de del Izoard sin que el español los dé alcance.

Paso por el Izoard y olasifloaotón d?l premio de la Montafia

Sillver Maes y Anitonin Maigne pacán juntos. A 47 segundos lo hace Elájuerra; a 50, Walle; a 1,04, Berrendero; a 1,13, Neuville; a 1,18; Goasmiat, Thi«tBKÍ y Ver­vaecke; a 1,20, Clemens; a 2,16, A. Van Sdhandel y Aimberg; a 2,42, Mersch; a 2,57, Meulenberg; a 3,29, Duboís, y el último es Ar-cambault. EM estes momentos la clasificación del premio es la si­guiente: Esquerra, 47 puntos; Be­rrendero, 43; S. Maes, 29; Góas-mat, 22; Amberg, 17.

Descenso átü Izoard y asoenso y descenso del V a n

El descenso del Izoard es muy molesto. La carretera está en ma­las ocoxdi'CJonfes y aibunidan las cur­vas, las piedras y el polvo. Por ello los ciclistas sufren todo gé­nero de Inocnvenlentei, pinchazos, caldas, etc. De aquéllos padecen Magne y Wlerirtcky. Le Grevés cae al suelo y resulta herido en un brazo, y Archambault, que no lo­graba en lo que iba de etapa re-cttpeirar mi forma y marcbait^i re­trasado, para acabar de arreglar­lo sufrió una averia en una rue­da y tiene que detenerse.

La carrera sigue su marchai, y los corredores atraviesan p o r Guillestrees, preparándose para el ascenso del duTlisímo "ooll" de Vars, uno de los más altes de Francia, 2.115 metros.

Abre marcha Slh«er Maiís, Ma­gue y Berrendero. Signen Ejsque-rra, Walle, Kint, Neuvill;, Van SólMuideil, Oleroeos, Ainibei:'¿, etc. A loe cuatro kiJómetros de la ds-oa/lada pincba S. Miaes, que sigue o n una rueda de Ncnivllle. Oani-bio aimHar hacen Vervaecke y H^idrick. Entonces entran ea ac­ción los eíq«añol>:8, quieoes con su faotlidad reconocida ásm cuenta de los corredores que l« precedían. Hoy el madrileño bate al viscaino, y Berrendero e s ei que escala ia ci­ma del Vars con Ezquerra, pegado a su bicicleta. A 3 m. 5 s. pa«an Ma^:ne y S. Maes; a 4,25, Thie-tard; a 6,15, CXemens y Vervaecke; a 5,59, Lc-vei; a 6,18, CJennans, Neajrville y Von Schiandel; a 6,50, Debruyekéne y Meiuieotoeirg; a 8,20, Cañ«a?do. M otro espafiod, Alvarez, pasa a 14 m., después qus su com­patriota Berrendero. Deispués de este monte, en la olasiíioaclón pa­ra el premio de la montaña. Es ­querra lleva 56 punitos, Berrende­ro, 53; Silver Maes, 36; Goosmiat, 22; Magni5, 20; P. CJemens, 20; Amberg y NeviUe, 17; Vervaiecke lleva 16.

En la oueota abajo, los españo­les no saben mantener la graii di-fereoicia que han lOBjradto, y se de­jan da/r caza por Süver Maes y Ma.gBe, que van a su zag«.. S« re-unen los cuatipo; pero se rezag>?.n Maes y Esquerra, que sufren pin­chazos, y entonces s i g w n solos Berrendero y Magne. Berrendero, primero en el gran

premio de la MentaAa £3 español y el francés s i ^ « n

solos, y alternando en el mareaje de velocidad, corren a mucbos ki­lómetros por hofra. Cuando dirige Berrende.ro, ae cainiaa a 32, y cuando es el ex vencedor de la VueJta a Francia el que marca el tren se camina a 38 ó 40.

Por Barceloncte, 102 kilómetros de carrera, Magne y Berrendero ya sacan bastantes segundos de diferencia a los hombres que les siguen. Cinco kilóáiietros más allá, su ventaja es de tres minutos. Los que correo en el segundo pelotón son: Sllv«r Maes, Vervaecke, Kint, Cloarec, Fierre Clemens, Level y 'raietard. Los dos fugritivos, al pa­so gpor Pooft Duíood, 108 kilóme­

tros, ya en las laderas del Alloe, todavía miantienen su veintaja, aunque ahora reducida a 2 m. 52 segundos.

ise inicia la asceofión del ú l t m o puerto puntuabde de la etapa. íiz-qu^rra entra en acción retiasado, y por ello no logra alcanzar a los que marchan en primera posició.i. tíerrendero pasa por la cima sa­cándole bastantes metros de ven­taja al francés Maigne. A 2 m. 42 segundos llegan Silvfr Maes, Ver­vaecke y Cieimens; a 5 m. 46 s., Level, Eizquerra y Thietard, y a 6 m. 20 s., Kint. Este nuevo tri.un-fo tiene para ei madrileño el pri­vilegio éi colocarlo a la cabeza de la Clasificación del premio de la mcataña, seguido de su ccm¿>a-triota Ezquerra. En el desocnso se reúnen nuevamente Berrendero y Magne. Marchan muy ben , y la carrera entra en su máximo inte­rés, pues los que van detrás pe-dileaa con gran energía. Des'ta-oan Level y Tíiietard, y el «eipa-ñol Cañardo, que actúa a gran ve­locidad, gana pu'estos por momen. tos.

Asi se juntan ocho corredores, que son Level, Thietard, Cañardo, Berrendero, Silver Maes, P. Cle-menis, Vervaecke y A n t o n i n Msgoe.

En Digne Este grupo sufre una baja por

pinchar Mague, quien luego quie-rs recuperar ©1 tiempo perdido con i.m entusiasmo y un esfuerzo ver­daderamente magníficos. Va re­duciendo las diferencias hasta lo­grar que en la meta de llegada so­lamente le seipare de sus compa­ñeros cincuenta y siete segundos.

S;«te hombres entran a disputar­se el "sprint" final, y los dos tu­ristas "routiera", Level y Thietard, se adjudican los primeros puestos; pero ninguno de sus compañeros soo despeados , y taOos emplean el mismo tiempo.

CLASIFICACIÓN DE LA NO­VENA ETAPA Sa iANOON-DIGNE (220 KQiOMlETItOS)

1. Level (turista), 8 h. 6 mi­nutos 15 a., a 27,146 de media.

2. Thietard (turista). 3. MARIANO CAWARDO vjfls.

paña). 4. S. Maes (Bélgica). 5. P. Clemens (Luxemburgo). 6. Vervaecke (Bélgica). 7. J U L lAN BERRENDERO

(España). Todos en el mismo tiempo que el primero.

8. A. Magne (Francia), 8 ho­ras 7 m. 12 s.

9. Kint (Bélgica), 8 h. 8 mi­nutos 8 s.

10. Bertocco (turista), 8 h. 18 minutos 22 s.

11. Mersch (Luxemburgo). 12. A. V a n Soh«nd!:a (Ho­

landa). 13. M. Clemens, Luxemburgo. 14. WáUe, turista. 15. Cogan, Francia. 16. FEDERICO EZQUEHIRA,

España. Todos «n el mismo tiempo que Bertocco.

17. Ivon Marte, 8 h. 17 m. 49 s. 18. Antolne. 19. Neuville. 20. Tanneveau. 21. Cloarec. Todos en el mis­

mo tiempo que Ivon Marie. 22. Lesueur, Francia, 8 h. 20

minutos 25 a. 23. Pages, mismo tiempo. 24. Debruyckére, 8 h. 26 m. 27

segundos. 25. Middelkamp. 26. EMILIANO ALVAREZ, el

mismo tiempo que Debruyckére. 27. Amberg, 8 h. 31 m. O s. 28. Helmann. 29. Passat. 30. Marcaillou. 31. Goasmat, el mismo tiempo

que Amberg. 32. T. Van Schendel, 8 h. 36

minutos 59 a. 33. Meulenberg. 34. Hendrick. 35. Cogan, e] mismo tiempo

que Van Schendel. 36. Vanovebcr^e, 8 h. 37 mi­

nutos 42 s. 37. Berty.

•\ 7.» M A R I A N O CAWARDO

(España), 63 h. 22 m. 16 s. 8.' A. Van Schendel (Holan­

da), 63 h. 28 m. 58 s. 9.° Kint (Bélgica), 63 horas 30

minutos 29 s. 10. Level (turista), 63 h. 34

minutos 47 s. 11. Cloarec, 63 h. 35 m. 40 s. 12. Archambault, 63 h. 35 mi­

nutos 56 s. 13. JULIÁN BERRENDEaiO,

63 h. 37 m. 26 s. 14. Goasmat, 63 h. 38 m. 32

segundos. 15. Wierinck. 63 h. 40 m. 16. Ivon Marie, 63 h. 41 m. 39

segundos. 17. Marcaillou, 63 h. 41 m. 39

segrundos. 18. Amberg, 63 h. 42 m. 57 8. 19. FEDERICO E»QUERRA,

63 h. 51 m. 44 s. 20. Neuville, 63 h. 54 m. 16 s. 21. Debruyckére, 63 h. 56 mi­

nutos 46 3. 22. Thietard, 63 h. 59 m. 13 s. 23. Middelkamp, 64 h. 49 s. 24. Tanneveau, 64 h. 2 m. 51 s 25. Bettini, 64 h. 5 m. 26 s. 26 Antoine, 64 h. 5 m. 43 s. 34. Berty, 64 h. 19 m. 53 s. 35. ALVAREZ, 64 h. 25 minu­

tos 24 s.

CLASIFICACIÓN POR NACIO­

NES

EL TIEMPO EN ESPAÑA Ayer, 16, a las seis de la tarde, según datos

del Servicio Meteorológico

1. Luxemburgo-España (P. y M. Clemens y Mersch), 189 ho­ras 17 m. 14 s.

2. Bélgica (Silver Maes, Ver­vaecke y Kint), 189 h. 25 m. 14 segundos.

3. Francia (A. Magne, Ar­chambault jfDebruckére), 190 ho-ras 31 m. 6 s.

4. Holanda, 191 h. 55 m. 21 s. Suiza, 193 h. 12 m. 40 s. Alemania. Austria. Yugoeslavia

ttstttttmtta

5. 6. 7. 8.

Otras trece horas cuarenta y cinco minutos de sol y un grado más de máxima: a 3k grados llega­mos ayer en Madrid, temperatura que s^iele ser la alcanzada ordinariamente en la canícula. Peor fue­ron los 19 grados de mínima para los efectos del calor.

Durante el día subió la temperatura bastante en Castilla la Vieja; sin embargo, la máxima volvió a corresponder a Cáceres con 39 grados; la mí­nima fué de 11 grados, en León, Sala.nanca y Soria.

Unas lluvias sin importancia en la punta noroeste de Galicia y cielo despejado en el resto de España.

IM situación atmosférica ha evolucionado de un

nes cubre toda Europa occidental y llega hasta bas' tante al oeste de las Islas Briiéinicas. Presenta freí núcleos bien definidos: uno sobre el Báltico, ya pre­sente ayer; otro entre Irlanda e Istandia. y el ter' cero, el más impértanle para nosotros, al noroeste de Galicia.

Como comiecuemcia, debemos esperar lluvias por la región del Noroeste y aumento de nubosidad eW la cuenca del Duero y región central. No creemos que en Madrid lleguen las nubes, caso de que nos alcancen, a tener gran importancia. No es de espe' rar una baja de temperatura, pues se ha alejado W esperanza puesta en los vientos del sector Norte. HAIX3.

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modo insólito: un área extensísima de bajas presio-

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P E L O T A V A S C A CATCH-AS-CATCH-CAN

Los jóveues Goicoechea y Araño 11 se imponen

Ayer ambos tuvieron una lucida actuación

38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45.

Lemay, mismo tiempo. Maye, 8 h. 42 m. 45 s. Latorre. Bettini. líCboulanger. Archambault. Le Grevés. Abbes, todos en el nusmo

tiempo que Maye. 46. 47. 48.

Egli. 49. 60. 61. 52. 53. 54.

Egli, 8 h. 47 m. 36 a. Max Bulla. Martin, mismo tiempo que

Gergac, 8 h. 49 m. 3 a. Weckerling, 8 h. 50 m. 11 a. Ducazeau, 8 h. 51 m. 23 a. Wierinck. Galateau. Dubota.

OLASIFICACION G E N E R A L D E S P U É S IMS LA NOVENA ETAPA 1.* S. Maes (Bélgica), 62 horas

55 m. 52 a. 2.» Fierre Clétnena (Luxembur­

go) , 62 h. 57 m. 2 s. 3.* A. M a ^ « (Francia), 62 ho­

ras 58 m. 24 8. 4.» Vervascka (Bélgica), 62 ho­

ras Q8 m. 93 a. 5> M. d e m e n a (Luxemburgo),

63 b. 8 m. 29 a. 6.» Mersch (Luxeeaburgo), 63

borM 11 m. i 3 1.

8e jugaron ayer tarde los si­guientes partidos:

Primero, a pala.—Ansreí y Pé­rez (rojos) vencieron por dos tan­tos a Gaviria y Ricardo (azules). Cuando la contienda parecía que estaba decidida, hubo una arran­cada de Gaviria y Ricardo que tra­jo la, igualada a SS. Entonces tu­vieron suerte los rojos y los dos tantos finales cayeron de su lado.

Segundo, a remonte.—Ábrego II y Goicoechea ganaron con la ma­yor de las facilidades a Ostolaza y Ugarte. Fué un partido más de completo éxito para el joven Goi­coechea, uno de los valores nu,evos en el remonte. No necesitó apenas de la colaboración de Ábrego II para dominar a una pareja de la categoría de Ostolaza y Ugarte, los ctutles se desanimaron dema­siado pronto, sin ofrecer resisten­cia ai empuje y a la acometvoidad de Goicoechea.

Tercero, a pala. — Zárraga y Arrigorriaga dejaron en Se para 4S a Solozábal y Abásalo. Desde que en la final del campeonato ee acentuó el descenso de forma de Abáselo, éste ha puesto de ma­nifiesto una pérdida grande de juego. Ayer, en cuanto atacaba Zárraga, pasándole a Solozábal, no se encontraba detrás, por par­te de los azules, el acierto sufi­ciente para defender los tantos. íEn fin, que suponemos (fue esta mala racha de Abasólo pasará pronto. Ayer tarde debe culpárse­le, principalmente a él, como ya indioanujs, de la derrota azul. Vo-luntarioso Solozábal, y sin reali­zar grandes cosas Zárraga y Arri­gorriaga, peso a vencer.

Por la noche se jugaron estos partidos:

Primero, a pala.—Fernández y Campos arrollaron a Chiquito de ¡Bilbao y Perea. Estas se quedaron en 18 para 45. Continúa Campos espléndido de juego. Como ano-lohe estuvo bisn Fernández, no resultó difícil dominar el partido del principio al fin. •

Segundo, a remonte.—ha entra­da de Araño II e» la categoría de los asea se realizó con pleno éxi­to. En unión de Ituráin venció a Agpiroz y Bzponda por 10 tan­tos. Buena acttmción de Araño. Ya no sólo coloca la pelota y de­fiende el tanto, sino que la castiga y extiende. Anoche confirmó aon este triunfo su brillante tempora­da en el Recoletos. Encontró en Ituráin un buen colaborador. De los vencidos, lo Único destacable fué una reacción én la tercera decena que pudo ser de lo más peligroso si Aepiroz no falla aquel claro remate que ponia el tanteo se por 39. A partir de ese ins­tante no se apuntaron ni un tan­to tnds.

Frontón Madrid Juanita e Irura (rojo) contra

Círtstina y Jesusa (azul). Empieza el partido muy com­

petido e igualado, llevando la ini­ciativa las rojjfi, trascurriendo este primer encuentro de este mo-«k>, hasta «[«« «e laa^ome Irura, apuntándose el tanto 30 cuando sus contrarias tanteaban 22,

A continuación jugaron Petrlta y Quinita, que derrotaron magní-flcatiente de calle a sus contra­rias, Maruja y Angelina, por la diferencia de 16 tantos. Quinita, muy bien; quizá fuá éste uno de sus mejores encuentros de za­guera.

PERRON ABANDONO ANTE "EL TIGRE"

UNA INTERESANTE VELADA La pelea entre "el Tigre" y Per-

ron se desarrolló anoche en tér­minos de gran violencia. Disgus­tado el americano por el Incidente de la noche anterior en otro local de Madrid, salió dispuesto a de­mostrar su buena clase y a no dar cuartel a s u fuerte adversario. Fueron veinte minutos de enérg^ica lucha, con profusión de presas do. lorosas y volteos aparatosos, que terminaron con la victoria de Mike Brendel por abandono. El resulta­do de la lucha, conociendo la re­sistencia y valor del francés, da buena idea de que en el combate se prescindió del "guante blanco" para procurar tan sólo la victoria.

«twiim«»»t»»t»»»H»i»»»»»mtmttm»;»H»»Kn»«:»;»:»K;a«»m»

SUCESOS EN PROVINCIAS

Ingresan en la cárcel trece afilia­dos a F. E.

BARCELONA.—Han pasado a la cárcel los trece afiliados a Fa­lange Española, detenidos ayer en un gimnasio.

Precauciones MI "La Pnblldtat" La Policía adoptó algunas pre­

cauciones en la imprenta y Re­dacción de "La Publicitat", pues, según manifestaciones de \mo de loa falangistas detenidos, estos elementos tenían el propósito de asaltar dicho periódico.

VISADO POR LA CENSURA

Frontón Rosales

Con el frontón repleto de públi­co se jugaron los siguientes par­tidos:

Lolín y Mlrenchu (rojo) contra Filo y Fermina (azul) .

A partir de la mitad del parti­do se despegan definitivamente las rojas, ganando por una diferen­cia de aeia tantos. Bien, Mlrenchu, no mal ayudada por au compañe­ra Lolin.

A continuación jugaron Angeli­nas y Elena (rojo), que ante una labor magnifica de aua contrarias, Paz y Bmill (azules), perdieron da calle, dejándolas en 22 tantea. La pareja roja aupo defenderae; pero sin poder aguantar el empuje d« tuB rivales.

Trabajos de la Policía CÓRDOBA. - - Han continuado

los registros, domiciliarios en ca­sas de los más significados ele-rr-entos de derecha.

También han sido ratiradas las armas de todas las armerías. Du­rante las operaciones de recogida, resultó herido en una mano el ins­pector de Policía D. Pedro Frias.

Por trabajar sin autorización Kn la finca Losilla de Añora, la

Giiardia civil detuvo a catorce in­dividuos que, se encontraban tra-bajundo sin autorización. Entre los detenidos figuraba el primer teniente de alcalde en funciones de alcalde de dicho pueblo, D. Anto­nio Rodríguez Ilerruso.

Finca Incendiadu por su arrenda­tario

Via una finca de la aldea de f ontcuberta se produjo un incen­dio que causó grandes daños. La Guardia civil ha averiguado que el autor del Incendio ha sido el pro­pio arrendatario de la finca, lla­mado Francisco Hernández Tro-yano, que há sido detenido.

Niño herido por una explosión En Peñarroya, varios mucha­

chos se encontraban jugando. El niño Antonio Caballero Cambrón dló un martillazo sobre un deto­nador, que provocó una explo­sión. Resultó' l e v e m e n t e herido en una mano.

Accidente desgraciado BILBAO.—En el Cuarto de So­

corro del Hospital Civil fué asis­tido el niño de ocho años Guiller­mo García, domiciliado en Sopuer-ta, que ae cayó en un monte de aquel término municipal. Le fue­ron apreciadas tuertea contusio­

nes abdominales^ probable rotura del hígado, hemorragia interna y fractura de ambos antebrazos, calificándose su estado de muy grave.

En unas zarzas es hallado un niño recién nacido

En Guecho, en el barrio de Go-belas, cuando Felipe Cortázar, de sesenta y cuatro años, se dirigía al trabajo, halló en unas zarzas un niño recién nacido, que recogió y entregó en el cuartel de la Guar­dia civil de Las Arenas. Fué tras­ladado a la Casa-Cuna. Se Ignora quién depositó en aquel lugar a la criatura hallada, que goza de per­fecta salud.

Registro domiciliarlo

SEVILLA.—La Policía ha prac­ticado un registro en el domicilio de los condes de Campo Rey, de signific'ación monárquica, sin re­sultado alguno.

Labrador-propietario detenido

MALAGA.—En los registros y cacheos efectuados por la Policía se detuvo a Francisco Rubia Re­bollo, da treinta y cuatro años, la­brador-propietario del pueblo de Coiu, Se !e encontraron una pis­tola cargada y en los bolsillos 33 proyectile.» "sueltos, que habla In­tentado hacer desaparecer por el retrete de un café céntrico, lugai en donde fué sorprendido y ca­cheado. Carecía de licencia y de '¿uía, y ha paaado a la cárct;l.

Riña sangrienta

Riñeron en !a calle ilel Persgri-no Antonio Moatiel Bueno, dR cuarenta y tres años, y v'rajiois-co Fernández Molina, de trei:ita y cinco. El primere estaba borra­cho y provocaba al segundo,

rancisco le asestó varias puha-ladF^, de las que resultó grave­mente herido. Antonio pasó al Hospital Civil, y el agresor se presentó.en la Comisaría del ba­rrio del Perchel.

Esta tenia que corresponder f o f rosamente al mejor, y éste er» Brendel.

En el anterior combate se pusie­ron frente a frente Karsic y Stres-nack. El señor calvo—Stresnack—• puso interés en la liza y en mu­chas ocasiones colocó en peligro a la "pantera yugoeslava", qu^ más joven, con mayor fuerza V menos interesado e n e 1 cumpli­miento del reglamento, venció po' puesta de espaldas.

El alemán Koch confirmó la bue­na impresión producida en la an­terior reunión, y frente al gordo Palmers hizo una buena pelea, con alardes de gran agilidad y fortale­za para conseguir el triunfo a lo3 pocos minutos de comenzado *1 encuentro.

El debut de Soroa en la cate­goría de pesados fué muy bueno. Su contrario—Pouveroux—domio<5 en muchos momentos, debido * la gran ventaja de peso; pero el español logró contrarrestar est« "handicap" con su buen estilo d* luchador y sus eficaces presas d* piernas. Al salir de una de ésta* el francés fué lanzado fuera d®J "ring" y quedó vencido por "k.-o-

En el primer combate el francés Malezieux y el húngaro Marton consumieron los doa tiempos *•* diez minutos, sin que hubiera ven­cedor. La lucha fué violenta y eS" pectacular.

Boby Deglané expuso ante el p^' blico que Mike Brendel no teme * nadie e hizo historia de los caí*' peones de "catch" que han existido hasta la fecha, de lo cual result» que el actual poseedor del títu»" de camp?6n del mundo es un al*" man. El público, que casi Uenab* Price, salió muy satisfecho de' conjunto de la reunión.—E.

• • * El sábado continúa e s t e tor­

neo con una velada en la que lo* últimos combates tienen gran U*' teres. "La Pantera" luchará coW tra el ne.gro Slki, y "el Tigre" s ^ rá enfrentado al magnífico luch»' dor alemán Koch.

fin ningún caso es exieible la de­volución úe originales enviados á GL SOL. Es obvia la razón de res­ponsabilidad legal que justifica esta ictltud nuestra cuando el original viene firmado y se publica. En ios domas casos, Incluso en los de no publicación del articulo enviado, obedece al deseo de no añadir com­plicación a la d« por si compleja organización de esto diarlo.

T e n i e n t e de In­tendencia deteni­

do y procesado La Policía practicó un registe"

en la calle de Modesto Lafuent* número 50, principal centro i*' quierda, domicilio del teniente "* Intendencia D. Jesús Sebastiáj» Uiaz, de veinticuatro años "* edad, que tiene su destino en ** ministerio de la Guerra. Fuero" encentradas tres pistolas ametr^ Dadoras con caja y culatln, di* putolaa Star, doa revólveres, U»* escopeta y bastante cantidad d^ niunicioiies correspondientes a d»* chas armas y peines de máus^''- .

m Sr. Sebastián Díaz manifest* al ser interrogado que las P** fJ las y loa revólveres eran de ^ propiedad; pero que acerca de l*f ametralladoras nada podía man»' festar, por ser él el primer '°^ prendido de que estuvieran en *" casa.

La familia de este señor ae '^ cuentra en la actualidad en E^' tremadura.

Rl detenido paaó al Juzgado d* guardia, y después de prestar de* clara ción, la autoridad judlci* dictó auto de pro:esamlento y ¡ puso a disposición ú¡l general d* la División.

Page 9: El Sol, 17 de Julio de 1936

Mercados de valores IMPRESIONES DIARIAS

BOLSA DE MADRID Resulta un tanto cansino obli­

gar al lector a leer dia tras día una impreaión bursátil parecida, o con diferencias tan leves, debido a esta recalcitrante paralización del Mercado, que puede parecer men­tira, pero no lo es, aunque sigue reduciendo su ya escasa intensi­dad operatoria.

La Bolsa continúa en su estado ya latente de postración, hundién­dose má^ y más en este estado de abulia y de indiferencia que es tradicional en esta temporada. Cuanto a los cambios, hay que re­petir también la misma expresión de todos los dias, que, pese a la limitación del negocio, se mantie­nen en general. Esto sucede en la jornada del jueves, que anali­zamos en los valores de dividendo; pero no sucede lo mismo con los valores del Estado, que comienzan a retroceder, rompiendo aquella resistencia al descenso que han podido mantener hasta este mo­mento.

Efectivamente, aquí hay algu­nos descensos nuevos. Y parte de ellos adquieren alguna importan­cia. TaJ sucede con el 3 por 100, la victima de esta temporada, que pierde otro medio entero y hasta 3/4. En las demás deudas, la ba­ja no es tan fuerte, variando en­tre 10 y 50 céntimos, sin que se salven las Amortizables de 5 por 100 "con" o "sin", pues son los más perjudicados. Ea Interior era el único que tenia algún dinero, consigojiendo hasta algunas mejo­ras. En los restantes abunda ©1 papel.

RUMORES DE BOLSA

Decididametite, el público se siente apartado del mercado. Será el calor, serán las circuns­tancias poUticaSj será... lo que *ea; pero de lo que no hay duda es de que también en la Bolsa hay huelga... de bolsillos caídos.

• « • No lo etitendemos. Momentos

<^omo éste son los que deben buscar los finos sabuesos para Comprar. Ahora que está todo barato es la ocasión. Pero los antiguos clientes ahora se han Convertido en "especuladores de 'contado", y las tretas de éstos Son cada ves más maquiavéli-caa. Y parece que tienen una di­visa: "Campar pafa cartera, no." Y asi anda el mercado.

» » » La jornada de ayer fué gris

6» todos los sentidos. De cabo a '''abo. De v/n rincón o otro. Por-que hasta le especulación volvió o sentirse amodorrada, parali-^ndose la agitación que exis­tía alrededor de Explosivos, si ^ien están muy firmes stts cairir ^ios, clavados entre IfSS y 436, Sostenidos por él dimero de con­tado, que en Bolsa suele ser él

^tC' dice Ja verdad.

• • * Se notó ayer que se m,ovia un

poco más el departamento de "Odones ferroviarias. Especial-Viente en los Alicantes, saliendo bastante dinero de contado. Es "osa natural. A 52 ó 53 pesetas, i quién no hace una puesta f Los bolsistas, por lo regular, se en­cuentran con que los árboles no 'e» dejan ver el bosque. Y no '''f paran en que estos cambios no tietien rasón de ser, de puro bar ios. Pero no falta alguien gwe "ompra, de cuando en. cuando, esporádicamente.

• * • ifo está m<il, de cuando en cuan_

^0, hacer provisión de valorea ^^preciados. Hay bolsistas téc-^icos. en estas tácticas. De cada ^ies valores mortecinos hay siempre unos cuantos que resur-90» y permiten hacer un buen ^gocio.

• • • Esta sesi<5n del jueves ha sido

°<tstante débU en el sector de los fondos ele Estado, que se en­centran demasiado dominados '"»'• el papel. Hay un título que ^síos dios está convertido en car osaa de turco: él 3 por 100 ^fnortisiable. Ayer las E perdie-'">» hasta 3/k. Están a Tk- No "^B apenas quince días se par Soban a 77. ¿Que a 74 son to-^via caras f Esa puede ser una ^nón. Pero, ¡y la especulación "e la amortización T

• • '• •í*t animación de la demanda

^"8 se notaba en las obligacio­nes del Tesoro se disipó. Bien ^ verdad que ya subieron lo su-^- TamTiién es verdad que él di-^0 dispuesto no era mucho, "es'oiaciones de la reciente sus­cripción, y nada más.

» * • ^^onde también parece apar

darse él entusiasmo comprador ®* «•» el grupo de obligaciones ^^tricas. Estos días, después "^onoa cambios aloansados, pOr ^ e que él papel sale ya, dis-?'*®»to a realizar diferencias, ]^/^ las hay, y de cierta im-l^'^ncia, al correr de estos dos " ^ e s últimos. En Bolsa hay ^^ ntaaa de público anónimo y T^JOíio de la actuación diaria ^ e com,pra un valor y ya no lo ^ ^ t o . Pero fi^y muchos "pea-?**>»'es" especializados en - es-g ruegos de las olas de alza.

on como los aserradores de ár-^ e s . Va» cortando los cambios „ °®— y se llevan hasta las as-atinas

• « * jj «oficia para los indianos. El ^j «íe la Plata mantendrá el Tai^^" de dos pesos papel pá-

las acciones ordinarias y el f -jj" •'"o para lo liberado de las ••^««Irtaáas.

La situación en los otros fondos públicos resultaba un tanto irre­gular, porque cedían las hipoteca­rias y mejoraban las de crédito local. En loa fondos municipales se veía más demanda, consolidan­do el cambio de 90,50 las Villas nuevas.

La especulación perdió el vigor que tenia en la jornada preceden­te, íobre todo en los Explosivos, si bien conservaoan el cambio de 435 a fin, con papel a 437. Se man­tenía en las Rif la oferta a 336. Mejor cariz en ferros. Los Alican­tes se encontraban bastante soli­citados, pagáJidose a fin hasta 52 3/4. Los Nortes, menos solicita­dos, se hacían a 63 contado. Se intensifica la demanda en Petro-lillos, con cambios en ligero avan­ce. Aunque en los valores de di­videndo hace su aparición la ofer­ta, los cambios se sostienen en ge­neral. En valores de tracción man­da la oferta; pero se mantienen las cotizaciones.

Sin variación en el grupo ban-carlo. A 465 papel de España.»; cede medio entero el Hipotecario. En conjunto, los cedentes son los que mandan en este sector.

No ceden más los cambios en el grupo eléctrico; pero el papel de acciones predomina. Cuanto a sus obligaciones, se inicia una salida de los vendedores, que corta el al­za larga de la temporada.

Paralización poco menos que absoluta en el corro de obligacio­nes ferroviarias, a veces por ca­rencia de papel. Hay algunos des­censos en los cursos. Las Alican­tes primera se sostienen, tantean­do entre 114 y 115.

* * « La Situación de los valores al

terminar la jornada de ayer fué la siguiente:

Interior 4 por 100, 72,50 p. gran­des y d. pequeñas.

Exterior, papel. Amortizable 5 por 100 del 27,

libre, 99,50 p. ídem 5 por 100 del 26, 99,50 p. ídem 5 por 100 del 27, con im­

puesto, 88,50 p. ídem 3 por 100, libre, 74 p. Banco Hipotecario, 227 d. Banco de España, 465 p. Banco Hispano, papel. Previsores, 72 p. Mejoras urbanas, 79 p. Villas nuevas, 90,25 por 90,50. Erlanger, 120 p. H. Española, 155 d. Unión Eléctrica, 97,50 p. Electras, papel "picos". Mengemor, 119 por 120. Alberche, papel. * Metro, 112 p. Tranvías, 91 p. , Telefónicas preferentes, 116,25

dinero. ídem ordinarias, 128 por 128,50. Rif portador, 336 p. Los Guindos, 150 por 156. Campsaa, 139,50 d. Tabacos, 200 por 209. Hornos, 59 d., sin papel. Felgueras, 25,75 p. Explosivos, 435 d. liq. Petronilos nuevos, 57,75 por 58. Azucareras ordinarias, papel. Alicantes, 53,25 d. liq. Nortes, 63 d. cont.

* * « A más de un cambio: Amorti­

zable de 1935, 87,60 y 87,40; Guiñ­a s , 152 y 150 fin de mes; Alican­tes, 52,50 y 52,75 Hquidacióii; Ex­plosivos, 434 y 435 contado y fin de mes.

Puera del camdiro: Carpeteapro-viislonaileis de Denida anwrtfeaiMe 4 por 100 nuevo, 87;25.

OWigacáanes diel Tesoro 4 por 100 aibrU ded 3«, 99,50.

Idean 4 por 100 ae abril ded 35, 100,50.

Idiem 4,50 por 100 die julio del 34, 102.

Villas nuevas, 90,50. Metro, mievajs, 107. Cédulas de Crédito Local 5 por

100 en lotes, 94,75. ídem 6 por 100 ubre, 100. Acciones Aoumulladoír T u d o r ,

100. Ideim Bbro, Azúcares y Alcoho­

les, 162. ídem Petrolillloa viejoB, 28,50.

Cotizaciones extraoficiales Dia 16.—En el Bolsín die última

hora solamieiite se tiaitatoan ExpJo-sivos a 436 y quedaJba diineiro a 435 por papeQ a 436.

* * » Negrocáacián total, 3.050.025 pe­

setas nominiales. Bn efectos púWi-OOB, 2.246.300; en aocdones, 566.725, y en ofóligajoianes, 237.000 pesetas.

BARCELONA BARCELONA 16 (3,15 t . ) .—

Continúa notándose la falta de negocio en el mercado bursátil. La sesión de hoy ha estado bas­tante desanimada y ha sido muy poco importante el volumen de Jas transarcicnes efectuadas. En los cor "OS de contado la oscasaz ae operaciones es mayor ;ada día y los cambaos no pueden sustraer­se a la pesadez que esto origina. Las Deuda* del Estado han flo­jeado, cediendo ligeramente en la mayoria de las emisiones. Ayuu-tamiemos, con pocas operaciones y cambios más bien débiles; In­dustriales, con pesadez generai; Locales, muy poco tratados y ccn papel en alguna abundancia; Hi­potecarios, con dos o tres opera­ciones y con cambios alrededor de los anteriores; obligaciones ferro­viarias, muy débiles y con pérdi-d-as. En ios corros de plazo el.iiC-gooio es también muy reátringi-do. Sólo han sido tratados Nor­tes, Explosivos, Platas, Colonial y Fords; pero aun de éstos ha ha­biólo pecas operaciones. Los cam­bios han sido poco más o menos los mismos de ayer, no ofrecien­do ningún valor orientación digna de señalar. (Febus.)

B I I B A O BILBAO 16 (4,50 t ) . — L a se­

sión de Bolsa de hoy adoleció de falta de actividad. El negocio es­peculador fué poco menos que nulo, ya que quedó reducido a una sola operación de plazo »o-

SUPLEMENTO ECONÓMICO Y FINANCIERO

Prei-B-d e n t e s

ÍC,60 7 2,.'iO 7U,60 '. 2,B0 7 2 , 0 0 •iS.fiO a

87, .SO 8 7 , 2 5 S8 Si.lf, 89,66 90 S8

SO 80 8 0 , 1 0 8 0 , 1 0 80 ,25

100 100 100 1 0 0 100 100

BOLSA DE «ADfiiB D e u d a Interior 4 %.

Serie P . d* 50.000 pts. na. — E. de 25.000 — — t), de 12.500 — — C. do 5.00» — — B. de 2.500 — — A, da 600 —

Exter ior 4 %. Serle F, da 24.000 pt». n».

— E , de 12.000 — — D, do 6.009 — — C, do 4.009 — — B, de 2.009 — — A, de 1.000 —

Series O y H, de 100 y 200 Amort i zab le 4 %.

Serie E, do 25.000 pts. n i . — D. de 12.S0O — — C. da 5.000 — — B, de 2.500 — — A, de 500 —

Amortizabte^ 5 % 1900. Serie ^, de 50.000 pta. ns.

— E, de 25.000 — — D, de 12.60» — — C, da 5.000 — — B, do 2.500 — — A. de 600 —

O l a l i

w 7 2 , 5 0 72 ,60 7 2 , 7 0 72 ,70 72 ,70 71

w 88

*•

". 9 0 , 5 0 8g ,50

" •

" 80,10

**

w

«• m m

•• -

100 100 100 100 100 100

99,90 Íi9,75 99,60 99,55 99,55 99,55

99,SO 99,75 99 ,76 9 9 , 7 6 99 ,76 99 ,75

88 ,80 89 89 88 ,80 88 ,80 88 ,80

79,85 79 ,16 74 20 74 74 7 4 , 6 0 74,60 7 i

88 94 87^16 8 7 , 1 5 8 7 , 6 0 87,15 87 87

Amort izab le 8 % 1917. Serle F, de 50.000 pts. ns.

— E, de 2.Í.O0O — — D. do 12.60» — — C. de 5.000 — — B. d« 2.600 — — A, do 500 —

A m o r t i z a b l e S % 19361 Serle F, do 50.000 pts. ns.

— E. de 25.000 — — D, de 12.600 — — C. do 5.O00 — — B, de J.BOO — — A, da 500 —•

Amort . 5 % 1987, Utn-e. Serle F. de 50.000 pts. ns.

— E. de 25.000 — — D. de 1S.500 — — C. de 6.000 — — B. de 2.500 ta-— A. de BOO —

Amt. S % 1927, con i m p . Serie P, de 50.000 pts. ns. — E. de 25.000 — — D. do 12.600 — — C. do 5.000 — — B, do J.5OT" — — A. de 600 —

Amort i zab le 3 % I82S. Serle H de 260.000 pt». na. " — G de 100.000 —

— F de 50.000 — — E de 25.00» — — D de 12.500 — — C de 6.00» — — B de 2 . n » — —• A de 400 —

Aniort,izaMe' « % U 2 S . Serle U de 200.000 pta. ns .

—• G de — F d e • _ B da — D ds — C do — B da — A da

80.00» 40.00» — 20.00» — tO.OOO — 4.00» . — 2.00» «• —

«OO —

94 ,60 99 ,60 09 ,65 99 ,60 » a , f 0 9 9 , 1 0

88 ,60 88 ,60 8 8 , 5 0

73 ,26 *•

74 74 Í 4

Gn nuestra "Sección financiera", diarla, puedm haUar nuestros lec­tores los más detallados informes y aiitoiii;a4o8 oomentarto* acerca de todas las cnestiones l>«grsátUes, bancarlas y financieras en gene-caX. La lectora de esta sección ea para ios hombres de' negocios de capitalislina importancia.

bxe.. Explosivos, i,ias,,..JPeuíSas del Estado estuvieron menos ac­tivas que de ordinario, tratándo­se únicamente Interior -con me­jora de un entero. Invariables las deudas municipales. En obliga-cionies hubo mayor animación. De l&a tratadas resaltaron las Roblas 4 por 100, con un que­branto de ocho enteros. También bajaron uno y tres cuartos los bonos del Duero. £3n el resto del negocio no se registró variacióm. El mercado de acciones estuvo desanimado. Las ferroviarias, mi­neras y siderúrgicas no llegaron a inscribir operswión alguna. De las bancarlas, Bancos de Vizca­ya repitieron cambios, con acep­tación, e Hispanos, en relación oon su cambio anterior en la Bol­sa bilbaína, sufrieron una baja de 12 enteros, teniendo en cuenta que len el interreg^no se ba -óorta-do el cupón. Las eléctricas tuviiB-ron poco mercado, cotizándose únicamente Viesgos sin variaclán. En navieras sólo se contrataron Sotas, repitiendo cambios, con aceptación. Da los valores indus­triales, Ebcplosiros repitieron su cambio anterior de contaido y ce­dieron dos puntos a pías», que­dando firmes. Cerraron t^abdén con demanda las Resineras, des­pués de confirmar su tipo último. La Bolsa cerró con pesadez.

(Servicio especial de EL 80L}

P A R Í S

P A J R I S 16 (12 n.).—EX mercado financiero estuvo hoy muy tran­quilo; pero la peniuoriía de tiransac-ciomes no impidió que la Bolsa reaocioniara contra el acceso de debilidad aífrldo ayer. Hubo me-joraanienito en todos los valores frswiceses, especiaJIínente en lea rentas.

El 3 por 100 quedó a 68,85, y el 4 por 100 1917 se insoribió a 67,80.

En el grupo bancario, las tran­sacciones sobre las actíonea del Banco de Francda quedaron aus-pendidas hasta la ap-rotoaxáórt del nuevo estatuto orgánico.

EJn los grupos Indaistriailes fran-cesies, la nota fué de oiierta flirme-2sa. En el grupo inibemaciónajl, el Canal de Suez, estacionario, ter-mima a 19.700, y el Oaniadlan Pa^ cáfic pasa de 196 a 202.

Cambios de cierre oficiales facili­tados por el Centro Oficial de Contratación.

P r e o B -d « n t e

48.3E 4 8 , 4 5 3 6 , 6 5 36 ,76

7 ,50 7 ,32

239 ,26 239 ,60 1 2 3 , 7 6 1 2 4 , 2 5

59 10 S9,3» 2 ,946 2 ,966 4.98 5 0 , J31 ».. 35 30 .40 30 .60

1,84 l , 8 í 1,63 1,66 l.isS 1.9» 1 85

'^ MOM BÍ\JC1

Fraaooa. .

U b r u . . .

DiltJtw

Soleo*. .

Salgas.

X4raa. . UaTCo* . ,

Florines. Bscudos. .

Checa*.

Noraegaa

Danesas. . . ' Suecaa • •

Arsentlsoa

Compra. V«nta.... C o m p r a . V e n t a . . . . O o m ' p r a . V e n t a . , . , C o m p r a . V e n t a . . . . C o m p r » . V e n t a . . . . C o m p r a . V e n t a . . . C o m p r a . V e n t a . . . . C o m p r a . V e n t a . . . . C o m p r a . V e n t a . . C o m p r a . V e a t a ^ . . C o m p r a . V e n t a . . . . C o m p r a . V e n t a . . . . C o m p r a , V e n t a . . . .

O l a i «

4 S . 8 t 48 ,46 38 ,70 36 ,80

7 ,31 7 ,33

2 3 9 , 2 6 23« ,S0 1 2 3 , 7 6 1 2 4 , 2 6

59,10 59 ,30 2. 945 2 ,966 4,98 5 0 , - 3 1 U,336 30,40 3U,6U

1 ,86 1„87 l , i i4 1.06 1 , Í9 1,91

Madnd. 17 de julio de 1936

L dali OS mercados andaluces de aceite de oliva

SE ACENTÚA LA TENDENCIA ALCISTA MALAGA.—Sigue en progresión ascendente el precio del aceite

de oliva. ESi el trascurso de pocos dias ha ido ganando cotización, y en este momento llega a 66 reales la arroba y en posición muy finme, indicadora de posible inmediato aumento. Esto obedece a que animada la exportación, y por ende la demanda, los compradores demuestran un mayor interés por el articulo; pero en te. actualidad, a causa de la huelga de dei)endientes de comercio, el negocio es tá paralizado. í^altau contablea, cajeros, pesaujieá j- cu. w, ^. . c , j„„.a los embarques, y en las casas de importancia no es posible desenvol­ver el movimiento mercantil sin el concurso de dichos auxiliares. Asi, pues, el precio es bueno; pero el desarrollo del negocio aceitero, casi nulo. Los pedidos para la exportación, varios e importantes; pero no pueden ser despachados hasta que cese la indicada anormalidad.

Lo mismo puede decirse con respecto al negocio azucarero. Los oficinistas de fábricas y grandes almacenes y los dependientes de mostrador están ausentes de su cometido. Virtualmente, el negocio está detenido, aimque las fábricas sigan funcionando. La población está abastecida de azúcar, porque en las tiendas pequeñas habia existencias, acaso tomadas con exceso en previsión de lo que se temía. Los precios siguen siendo: para el azúcar de remolacha, 171 pesetas los 100 kilos, en toda la región andaluza, y para la de caña, 167, también unificado. En cuanto a cafés, persisten las dificultades de abastecimiento para el consumo normal de la capital y la conse­cuencia inmediata de la carestía, advertida ya en todos los hogares, por modestos que sean. El sistema del contingente, con todos los beneficios que traig-a para la economía nacional en general, viene a ser para la doméstica, en este caso del café, la equivalencia de un nuevo impuesto.

En exportación de frutos del país, nada nuevo hay que decir, como no sea que se agotan las existencias de pasas de la campaña anterior y que se va a entrar en la nueva sin una sola caja vieja.

El mercado de trigos, harinas, cereales en general y legumino­sas está también afectado en su marcha- por la huelga del ramo mercantil. Asi, pues, no obstante hallarnos en plena recolección, la animación no existe. Las cotizaciones son las ya conocidas: Trigo recio, 40 pesetas los 100 kilos; blanquillas, 39; harinas recias, de 54 a 56; candeales, de 58 a 61, y bajas, de 45 a 50; afrechos, a 24, 27, 33 y 36, según clase; cebada, a 32; avena, a 31; veza, a 36; yero, a 34; maíz malaguefto, a 49; sevillano, a 43; alpiste, a 130; anís, a 120; comino, a 140; habas, a 40, 42 y 44; garbanzos corrien­tes, de 70 a 140, y finos, de 98 a 190.

Primero, la huelga de trasportes, y ahora, la de dependientes del comercio, han afectado notablemente los mercados donde se distri­buye la producción de toda la provincia.

P r e c e ­d e n t e s

7 í , 7 » 87 7 4 , 2 « 9 9 , 9 0 89,15 9 1 . 6 0

274 100 ,36 1 0 2 . 3 6 .

39 ,50 24 ,76 23 21 ,60 ¿2 ,60 4:! 45

2 3 , 5 9 2 4 , 5 0 24 ,26 24 74 67 22 ,60 22 ,60 3 2 , 5 0 29 6 0 Í4 2 9 , 6 0 28 2 9 . 6 0 28 39 38 ,26 34 27

1 0 9 , 6 0 118 1 0 1 , 2 6

8 9 , 7 6 1 0 2

eOLSfl DE BARÍELOliJl Interior 4 por 100. . . Exterior 4 por 100. . . Amortizable 3 por 100.

— —

6 % 1927. libre. 6 % 1927. comp.o

Deuda for.» Estado 6 %

Tesoro 5 t4 <&. . . . .. —r

Obliga. Norte S %, ! . • .

_ —. ... ^^ _ r^

— —. . . . K

_ _ — » — .—. — ... M -

..^ ~-~ ~.^ —

— — 2.». — — 3.*. — — 4.*. — — 5 . ' . — « % : . .

Vnlencs. . 6 H %. Priord. Barc.» 3 % E. Pamplona 3 % Asturias 3 %, 1."

— — S.' — — 3.«

Secovia 3 % , . — 4 % . .

Córd.-SevIUa 3 % Badajoz 5 96. . . Alsasua 4 1 ^ % . Huesca 4 %. . . tS.Z. A. 3 %. 1.".

— — 2.' . — — 3.".

Ariza S ^ . . , . — »er¡e K . .

•-- — F . - . ' ". • — , —. O.« .%

— n— _ H^S.% —

• ^ -

A1man!;a 4 ^ . '. CifíADE 6 %. . .

ü^clefónlcaa preferentes. — 6 (%, %. , .

Hipotecarlas 5 %. . . — « %. . .

DtalS

7 2 , 7 i 87 74 9 9 , 7 0 88 ,76 « 1 »

»• m 3 8 , 6 0 24 2 3 , 6 0

^ n 43 45 ,25 24 23 ,50 0 f -" " n

34 m

2 3 24 2-9 2 7 , 6 0 29 .50 2'7,60

'•-37 34 27

*• 1 1 6 , 7 6 1 0 1 , 2 6

89 ,86 102

P r e c e ­d e n t e

1 7 2 3 / 4 3 7 , 6

K 11 3 / 4 1 2 7 / 8 24 7 / 8

170 1 / 8 40,6 14 3 / 8 6 0 1 / 4 39 3 / 4 35 12 1 / 4 67 1 / 4 18 1 / 8 16 62 7 / 8

131 3 / 4 63,5

f.

) NCTEVA YORK .

American Tel. and Tel. . Anaconda Copper . . . . Baltlmore and Oillo, . . .

Canadlan Paclflc Electric Boy and Sliare.

General Electric. . . . » , Tel. and Tel. . . . _ . , . , . Internallonal Nicltél. . . .

Pennsllvanla Hallroad. . .

Standard 011 of N. Jersey

Wcstlnghouse Electric . .

Día t (

171 37 3 / 8

f. m

12 7 / 8 24 3 / 4 69 7 / 8 4 0 1 / 4

C-M-60, S 39 7 / 8 3 6 , 6 12

fi. 18 16 63 1 / 4

132 1 / 2 63 1 /S

_ r. I»

U. S. Steiete, 62 3/8; AHiied CShe-micaa, 208 1/2; Oonisoilidated Gas N. Y., 41; Sltamdard Odi N. Y., 62 7/8; NtaitÜOTial arty Bamk, 41 1/2.

134,25 14,26 64 67,60 4,60

14 423 12 10 26

672 .66 110 161

49 433,26

25 3 3 6 , 2 6

29 .76

P L A Z O Accione* Hlip.e-Coioniai

— CrMIto Docks . — F. C. Norta . . — — M. Z. A . .— — Altdaluoei .

— — Orenáe . — Tabac. Pll lplnas — Met. Transvera. — Fu«l. A.» Mont — Hullera Eapafi.»

1 A - B - a — Chade. ID. — Catalana Oa« E

— Aguaa. orda. . — Asland ord*. • — Explosivo». . • — Ftelguera . . . — B i t port . . . . — C.« Esp. Petrs

132',60

63 ,76

f.

436 ,26

Nortes, 63,75; AJicainiteB, 63,50; EJxploelvoB, 435; Chadeis, 582.

BOLSA DE BILBAO BILBAO 16 (5 t.).—-Banco de

Vizcaya A, 800; ídem serte B, 200; Banco Hispanoamericano, 162; Electra de Viesgo, 296; Electra Vasco Montañesa, 690; Naviera Sota y Aznar, 285; Unlóii Reaiiie-ra Bsipafiola, ordinarias, 20; CJoíú-pañía de Seguros Aurota, 460; Ex-plbsivos, 430 contado y í to co­rriente. (Febua.)

P r e c e ­d e n t e s

406

1 4 3 3 / 4 37 1 / 4

1 7 1 1 /4 133 3 / 4

98 1 / 2 98 1 / 2

133 197

4 7 , 2 6 14 1 / 2

168 203 190

e ,

R

B E R L I N

Acciones.- C. H. A. D. E. (A B C) . . . . . . . .

Gés. EJIecktr. Untern. . A. E . G I. G. Farbenlndustrie. Harpener Bergbau. , . Deutsche Bank . . . . . Dreadner Bank . . . . Deutsche Ueber. Bank. Rclchsbank Antelle. . , Phoenix Bertbau. . • • Hamburg-Amerik. P . . NorddeutschtT Lloyd. . Siemens & Halske. . • Contln. Gummlweriíe. . empréstito de cancela­

ción (sin certificado de amortización). . .

Cédulas 4 V4 % Ham-burger Hyp Bank. .

D ( a 1 6

413 l/í 143 1 / 2

37 1 / 2 170 3 / 4 133 1 / 2

• ^

« m

*» m

14 1 / 8 r.

204 3 / 4 1 9 0 1 /2 '

B

m

S i i e m e n s , 163 1/2; ©emilberg, 85 1/4; Elektr. Lidht Á Kraft, 159 5/8; Beirúiinier Kraitt & lácht, 157 3/4.

Cot izac iones de París DSa. 16.—Riemifca fraanceisa 3 por

100 .pempeitua, 68,85; ídem 4 por 100 1917, 67,50; ídem 4 por 100 1918, 67,30; ídeim 5 por 100 1925, 90,M; Sd«im 4 por 100 1925, 71,65; ídeim 4 1/2 por 100 1932, seiriie A, 72,20; ídiam 4 1/2 por lOO 1932, serie B, 71,35; Bamiqiue de Panis, 710; Ban-quie de l'Uníom, 278; Société Gené­rame, 740; Sacdété Généralle Elecitrl-oiité, 940; Peñairroiya, 126 1/2; Bío-tímlto, 1.043; Wagoos IMB, 40 1/4; EftaJMisseimfiinits K u h J m a n n , 475; Btecteicíté €it Gaz du Noird, 295; Siuess Nomveajux, 19.700; Nord, 670; CampaaíB. de Talbacos de Portugal, 290.

COMPAÑÍA DE LOS CAMINOS DE HIERRO DEL NORTE DE ESPAÑA PAGO ftEL CUPÓN D E OBUGACIONES DEL VENODUTENTO

D E 1 D E AGOSTO D E 1936

El Consejo de Administración de esta Compañía tiene la honra de poner en conocimlehto de los señores portadores de las obligaciones que a continuación se laditsan que desde el 1 de agosto próximo ge pagarán los otipones de las mismas que tienen su vencimiento el citado dia^ siendo el número y valor líquido de ellos el siguiente:

C L A S E D E L A S O B L I G A C I O N E S

Huesca a Francia por Canfranc... Lérida a Reus y Tarra^^yna, domi-

N ú m e r o

de l c u p ó n

a u e v e n c e

63

102 102

Valor l i q u i d o

d e l c u p ó n

8,45

6.30 4,28

Los pagos se efectuarán: isn MADRID,, en el Banco de Eispaña y en la Oñcina de Títulos

que la Compañia tiene instalada! en su estación del Norte. E N BARCEaX)NA, V.ALENCIA, V-ALLADOLID, UsJüN. SAN SEi-

BASTIAN Y ZARAGOZA, en las Oficinas de Caja Instaladas en sus respectivas estaciones.

EN BILBAO, en el Banco de Bilbao. E N SANTANDER, en el Banco Mercantil y en el Banco de San­

tander. En las Sucursales, Agencias y corresponsales de los Bancos Espa­

ñol- de Crédito, de Bilbao, de Vizcaya y Urquljo, en todos los lugares no ezj>reaados y en todas las Sucursales ae>l Banco de España.

Madrid, 8 de julio de 1936. El secretarlo del Consejo,

Federico Beparax.

80LSII DE MIIIIHIQ D í a 16

9 1 91 91 91 91 93

0 0 , 8 0 9 9 , 8 0 99 ,80

100 100 100 240

9S

95 ,50 95 .50 9 5 . 5 0 8 8 , 5 0 88 ,60

120 93 ,60

7 5 , 5 0 74 ,50 79 8 5 , 5 0 7 1 , 7 5 50

82 .60 88 9 0 , 5 0 87 85 9 2 , 3 5 47 9 8 , Í 6 95 86 ,26 90

102 ,16 94 ,40 89 .76 84 ,16 9 0 , 6 0 9 0 , 4 0

101 ,25 8C,60

467 30

228

80 . 200 168 197 200

72 100

63 IOS

•• 132 132 70

166 617

471 1 1 9

37 ^60 6 7 , 6 0

116 .28 1 2 8 , 2 6 336 S.TO

26 23 23 ,60

166 139 ,6» 206

19 680

12 ,26 62 62 ,60 60

112, 63 72 73

Amnrt . * M, % 1928. Serle F. de 50.000 pts. ns.

— , E. de 25.000 — —' t ) . do 13.500 Ly— — C. de 5.000 — — B, de 2. son — — A. de 500 —

A m o r t i t a b l e S % 1929. Serle F. de 60.000 pts. ns.

— E. de 25.000 — — D. de 12.600 — — C. de 5.000 — —, B, de 2.500 0 — — A. d« 600 • —

B o n o s oro Tes.* « %. • B o n o s Tesoro Ind.» S %

Amort i zab le s ferroT». J % A. de 600 ptas. .

— B, de 5.000 — . — C. de 25.000 .

tden» i % % 1928. - . _ _ 1929. , .

VALS. M U N I C I P A L E S Madrid. 1868. 3 %. i . Bxprops. Int. 1909. 5 % . — D. y Obras. 4 Vi %. — I9I4, 6 % . . . . . • — 1918. 6 % —-,Mcj. Ur. 1923. 6 H % — Subslo.. 1927. 5 Vi % — 1029. 5 % . . . . . . Sevilla. 6 %

V A L S . E S P E C I A L E S Asociación Prensa. 6 '%.

Céds. Caj-i Cmlsnes.. 5 % — Hidrog.» Ebro. 6 % . Obls. C * Tras . ( Mayo .

atl.« 5 Vi %. í Nvbre. ídem (d.. 6 %. lonen.. . P a t r » Nací. Turis.". 5 * ídem F- C. TánBer-rc2. nnipré.nt-o austríaco. 6 %

Céd. Bco. Hlp. Esp.. 4 % . — — — 5 %. — — — 6 %. — — — 5 Vi % — Créd. Local, 6 %. . — — — 5 Vi %. •— Intcrpro., 5 %. • .

— a — »%.-'... — argenta.. 6 % (pie.)

Emp." argentino, 6 % • * Cerl». Marruecos. 5 %* •

ACCIO.NES Banco de España » • » »

— - Exterior . , - • • — Hipotecario. • * • — Cata luña . • . - « — Central. . * • - • • — Esp, de Crédito. , — Hlsp.» Americano. — Intl Ind» y Com.« -^ López Quesada • . — Pop. Previsores. # — Sálnz. . . . . . . — E. P.ío Plota. nvas

Can. r z a s . Guadalquivir, ídem, cédulas.- * . . . • Cooperativa Electra. < g '

F. M. Valle de Lecrln. . Hidroeléctrica Española.

99 ,60 9 9 , 6 0 99 ,50 99 ,76

9 5 , 6 0 9 6 , 5 0

88,60

93 ,50

Inf ormación genera 1 Difícil s i tuac ión

de la industria a v í c o l a

98 ,26

86 ,25 8 9 , 8 0

102 94 ,40

9 6 , 6 0

i 6 6

22-7,i

14

O. H. A. D. E . A - B • O

60

91,1 91 , :

69 35 36 35,! 90 68

432 432' 430

¡Contado r . c. . r. p. .

— — — E . . o . A. Mengemor • • • • Saltos Aiberctie. . . « • «enUiao» Electrleidad . . Vnlón.EMct.* MadrJIelia. Teiéfdn.» Nacional, prefa

o r d s . Mina. de. Rif. l l e n a d o r

m e r a . . ^^^ próximo. Loa Oulndoa. . . . v . . . . C.« Arreridat. Petróleos. C * Arrendat. Tat>acos. .

Const. Naval, biancaa. . Cnión y Fénix . . . . P. O. Andaluces. . . . P. O. Ma- f Contado. .

drld-Z. - ( Fin corriente Alicante. ÍF in pnSximo.

Meiropolit.» ''tmv» . j^ j C. H. Ñor -r Contada .

te de Ea-1 F in corriente paña . . I Fin príMiroo.

Tranvías Granaba. . . . Madri leña (Contado. . .

de Tran- \ Pin corriente v ías . . . í Fin próximo.

Altos Hornos de Vlzcaja Azucarera (Contado. . .

General , \ F in corrlent • ordlna . ÍF in próximo

ídem Cédula-s benefs. , . E s p . » d e [Contado. - .

P e t r 6- ^ r i n oorriento i e o a . . i Fin ptóximo.

Ídem partea fundador. . Unión Es- ( Contado. . .

pan. Ex- { Fin con lente plosivos . i I- ln próxlmo-

Ford Motor. . . . • -

11»

97 ,60 116:21 128

1 3 9 , 6 0 206

62 ,26 62', 76

112 63

>1

67 ,76

436 436

— Sin cupón.

Obligaciones Hidroeléctrica del Chorro, 100;

Hldraeíéctrica Elapañola, D, 91; Chade 6 por 100, 109,75; ídem 5,50 por 100, 106,25; Eléctrica Madrile­ña 6 por 100 1923 y 1926, 104; 6 por 100 1930 y 1934, 102; Telefónica 5,50 por 100, 101,60; M. Z. A., serie G, 38,25; H, 34,35; Auxiliar de Perro-carrlles, primera, 97,25; segunda, 94; Metropolitano 5,50 por 100, se­rie C, 99,50; Madrileña de Tran vías 6 por 100, 102,25; ídem 5,50 por 100, 97; Bonos Azucaffiera 6 por 100, 93,50; Española de Petróleos, 88; Banco del Río de la. Plata, 54; Pe-ñarroya 6 por 100, 62.

EL CAMBIO IN­TERNACIONAL

Londres

Madnid, 36,58; Pairíe, 75,83; Nue­va York, 5,0268; AmoBteirdajm, 7,3775; Bíiusieftas, 29,7275; Muflan, 63,62; Co-pemihagnie, 22,40; Oeío, 19,9012; ZOr ricíh, 15,3475; Benflin, 12,455; Eisto-calmo, 19,395; Buemoe Aliws, 18,425; Rlojamtódiro, 2,77; VJiema, 26,56, par peí; Euicair.eisit, 679, papett; Eistam-bui, 625, poipel; Praga, 121; Cena­da,, 5,0337; Uruguay, 24,25; Veme-miete, 19,35; Perú, 20; UEfljoa, 110,14.

París

IMa 16,—Milán, 119; Bruseíaa, 255; Landres, 76,82; Nueva York, 15i0775; M a d r i d , 207,25; Zurí^cli, 493,875; Ametecdaim, 1.Ó27.

Na6va York Día 16. —Madrid, 13,74; París,

6,6325; L o n d r e s , 5,0276; Milán, 7.895; Zuiriicíh, 32,76; Beirtin, 40,40; Aomsteirdam, 68,14; Buemóe Airea, 27,12.

lOL paridad <Ie la peselba resulta a 7,278.

Siendo muy considerable el nú. mero de GIKOS POSTAUBS que diariamente recibimos en esta Ad-ministractdn, y ante la imposibUl-dad de saber a quiénes pertenecen algunos de ellos, rogamos, espe­cialmente a nuestros susorlptorea, que al efectuar los envíos por este conducto nos lo avisen por medio de una tarjeta postal, o Indiquen, además de su nombre, el número que <^no suscaiptores los tenemos asignado.

SE TEME U N HUNDIMIENTO E N LA PRODUCCIÓN

Surge en los medios relaciona­dos con esta rama de la ganade­ría avial la ImpresiiSn de que vienisn maios tiempos para la avicultura. Esta industria, que babia alcanzado gran desarrollo, y que si no llegaba a cubrir las necesidades nacionales, por lo menos mostraba una clara ten-•dencia a i crecimiento, haciendo pensar que sin tardar mucho lle­garíamos a cubrir el déficit por la aportación de iniciativas y de capitales para ampliar las explo-taci >nes de aves. Parece, sin em-bargc que surgen nueva» dificul­tad ea.

Desde It-ee^o, hay que descartar que esta industria, raclonalmiente organizada, tenga el predominio en la producsción. Dentro del con­junto del censo a v i ^ que debe napresentar unos 27 i.i|llone8 de cabezas, apenas si el atpecto in­dustrial absorberá, unos d.os o tres millones. Pero la influtncla de la industria avícola organiza­da sobre lo que pudiéramos lla­mar producción casi espontánea o doméstica de huevos no es de orden numéiico, sino de orden se­lectivo, puesto que se dadica a la producción de gallinas de alta puesta, que luego van influyendo rápidamente en la misma produc­ción rural.

Nuestra producción habia cre­cido bastante. En otros tiempos, nuestra importación de huevos representaba 100 millones de pe­setas. En 1935 sie ha llegado a Imiwrtar 30 millones de pesetas menos, lo que quiere decir que la producción nacional ha cubierto esie vano.

La impresión que se recoge en los centros hueveros en cuanto al porvenir e s mala. Baja la pro­ducción rural y amienaaa con ir bajando la producción raclonali-zada. Eista industria tiene que lu­char con una baja en los precios, a la vez que con una alza en las materias para la alimentación de la cria, así como con un encare-cimiiento en la mano de obra

.utilizada por la intervención de los Jurados mixtoe.

En resumen, que se teme ^jue la producción nacional de huevos vaya decayendo. Además, que se vaya perdiendo la calidad que se había ganado con la selección in­dustrializada, y todo esto traerá de la man.0 un aumento de la im­portación de bu evos, que signifi­ca inmediatamente una pérdida de riqueza en todos los sentidos.

EL ESTUDIO DE LA JORNADA SEMANAL

" "REDOreiDA Se ha decidido por el ministro

de Trabajo que sea ampliado el número de los representantes que han de actuar en la Conferencia que se encuentra convocada para septiembre para estudiar la posi­bilidad de la implantación de la jomada semanal reducida y las consecuencias que su posible im­plantación traería. Se ha dado en­trada a la Unión Nacional Econó­mica, que lo había solicitado, y co­mo la Conferencia ha de ser pari­taria, se está estudiando qué re­presentación del lado obrero se elegirá para que envíe un dele­gado.

De momento parece que en el ministerio se niegan a introducir ningún aplazamiento en la fecha señalada para la Conferencia; pe­ro en los medios económicos se mantiene la opinión de que ea po­co el tiempo que fie ofrece a las entidades afectadas por la adop­ción de este nuevo régimen social de jornada reducida para proceder a un estudio bien meditado de las repercusiones de toda Índole que esta variación en la jornada ac­tual habria de traer a los precios de costo.

N o se encuentra todavía forma­da la Comisión que estará encar­gada de la organización de la Con­ferencia. Seguramente será esta Comisión organizadora la que al fin decidirá sobre esta cuestión tan interesante del plazo de es­tudio y de preparación de loa ma­teriales que habrá que llevar a la reunión.

LA EXPORTACIÓN DE ACEITE

Según daitos facilitados por la Oficina del Aceite, durante el me» de junio del pasado año se expor­taron por la Aduana de Tarragona 436.268 kilos de aceite de oliva, mientras que en igual m e s de es­te año la exfportación ha sido de 1.047.973 kilos.

El auimento ha sido considera­ble, y representa un ciento cua­renta por ciento.

BOLSA DE METALES

Londres

Prece­dentes

36 1 6 / 1 6 37 1 / 4 d sostenida

192 3 / 4 188 1 / 4 sostenida

i s 3/a 16 C/S

sostenida

13 7 / 1 6 1-1 1 1 / 1 6 sostenida

41 41 1 / 4

40 41 1 / 4

139 19 3 / 4 19 3 / 4

Cotisoeioncí e/io<al«>

•Cobra Standard. Disponible, { ton. . .

Estallo. DlsponlDI*. 6 ton.. .

n w n o . nisponlUt, i ton. . •

Tendencia. . . » 4 • Cine.

Dl pwiStie, i too. • • Tres meses. • . . •

Cobre «leetroUtica. Disponible, t ton.. . Tnf meses. . < . > •oiwe Best Selected. Disponible, £ ton.. . Tres meses Oto. ehelinet onza, . .Plata disp.. pcn. oiwa Idtm u plaso . . . .

DI» 16

37 d 37 6 / 1 6 d sostenida

18» 3 / 4 184 7 / 8

floja

16 l / :2 16 3 / 4

sostenida

13 7 / 1 6 13 1 1 / 1 8 tranquila

4 1 1 / 8 4 1 3 / 8

n > • •

1 3 8 / 1 1 1» 1 1 / 1 6 1» 1 1 / 1 0

Lea usted " U Voi" todas las noches

La Conferencia de los armadores

y marinos

LAS R E P R E S E N T A C I O N E S OBRERAS S E RETIRAN

Parece que no va a teormkiar tan coFdiaümenite como se desea­ría la Conferencia que convocada por ei Crobiemo estaban celebran, do los anniadoies y los tripulantes de nuestra Marina mercante para ver de encontrar una solución al estado anormal de cosías que a la explotación rentable de ¡los buques habían oreado las bases aplicadas por el laudo ministerial de los piri-meros dias de mayo.

La CJonferencia, ya es sabido que había comenzado con rctraeo, y desde ©1 primer momento se ha­bía producido ia ausencia de los elementos federados en las entida­des que no reconocen de manera siiS'teimátíca la vigencia de la podi-tíca de arbitraje en la solución de los conflictos sociailea. En cambio, sí hiabiía venido actuando ia ««pre­sentación de la otra rema, es de. cir, la que reconoce ia aetuswlón de las organizacioneis paritailas. Peiro ayer parece que taimibién es­ta Delegación se ha ret'irado de la Oonferen cía.

Según las noticias que ayer bar bit la Conferencia contlnuarki m a reun. mes en la mañana de hoy, ya son ?a asisitencda de la* Deleu gajciones d» marinero» y «rftelalea, es decir, con la asistencia de la representación oficial y de los ar­madores.

Existe gran cuiiosidad por co­nocer la postura c¡m ai^iiptará .et minisbro de Trabajo elP **•*$, de la sltuaoidn que se ha Jta. Sff^ esta Conferencia por M coa ai abandonarla una de las p«wie

LOS CRÉDITOS PAEÁ LA IMPORTACIÓN

I>eGiamoi3 el dia pasado que en ea Centro de Moneda se haM». es­tablecido una nueva nuKlaUdBd pa­ra los créditos de imipoitacián. E a efecto, habia quedado sefiaJado que en adeilambe acpeiUQB taapotiar dores que no uitiaizaran sus c r C ditos en un plazo hreive se les con­cedía un mes, ae eniootitr!a.rfan coa sus auitorizaoiones canceladiaB au-tomátóicamente y tendrían que lut-oer nueva solicltMd para relvlntU-car su vigencia.

Parece que la mediida ha produ-cddo gran revuedo, y además « n » -niataa con prodecir una CMgraivaciióa en el expediente, ya que la labor de diligenciacádn de tales pe¡miiatm se repetiría Indefíni'damenite a me­dida que se produjeran los canee., laiciones, y loa ianixMtadores aolicl-tairan la nueva puesta en vigor de la autorización, y a que i>roba-irian que no habían sido usados los créditos.

Seguramente se buscará una nueva soliuoión, en el aentiido do establecer un plazo fatal de vigen« cía pero no de una manera uivifoir. me, ya que en cada ramo de te importación hay costumbres dÜEe; rentes, las gestiones de adquisicite son más o menos dilatadas, la ve­lación con tos proveedores e« át plajso más o m«nos csorto, según la distancia. Cuanto se refiere a la plaza de Londres, indudaWe-mente que en el plazo de tawlnta dias puede diligencianse; pero y a es máis complicada la cosa cuando las relaciones coaneroialea oe e^*-blecen con países m á s lejanos c o . mo Finlandia, paisea nórdtcoa^ Norteamérica, eftc., y a que ea. «»• tos casos solamente éL correo pue­de agotar, a poco qt^ se deecuidea los imiportadores, e»e puazo 4B treinta días.

Tenemoa la impresión de que el ^ Centro de Moneda, aun majjtenieor f do BU decisión, procederá a perfec­cionarla hasta en la miama OOB-veniencia de sus servicios. Pareo* ser que también en esta oueaíióB de los créditos se eataiban deacu-briendo ciertos abusos que taabte que cortar.

LA SÉPTIMA CONFE­RENCIA INTERNACIÓN NAL SOBRE LA CO­

YUNTURA Se encuentra ya en Madrid, da

regreso de las retinionea que h», celebrado e n Viena, «ata C o n f e r e ­cta de los institutos de la coytm-tura, D. Olegario Fernández Ba­ños, director del Servicio de Eatu-dios del Banco de Ec^a&a.

Hemos tenido ocasión de cam­biar impresiones con él, indicáo^ donos que viene satisfecho de la labor realizada en la Conferenclai donde ha recogido el sentir de loa distintos delegados en cuanto a la marcha de l a coyuntura en aua paiaes respectivos, apredándose por doquier una mejora gwasrai en el sentido económico, aunque no sea precisamente debida a mo* tivos de resurgimiento pacífico.

En un próximo dia nc» será gra­to recoger en ima interviú una im­presión más extensa del Oustr» catedrático y econotíiista sobre la posiciito económica de Europa en este momento, reflejada por los institutos de la coyuntura, que de manera tan procer auxitta para dotarlos de loa mejorea e lecnent» de eatudlo el fllántroipo norteame­ricano RookeíeUer.

LAS COMPENSACIO. NE8 DE PAGOS EN-TRE ESPAÑA Y CHE-

COESLOVAQmA Por f ia se ba l i b a d o a conse­

guir por el C. O. C M. l a autorizan ción para las compensaciones de los créditos hispano(^ecoetfU»vaca% cuya suspendido tantas molestiaa y dificultadiea había creado «>> nuestra exportación a GbeeoetiOf vaquia desde que a mediados da m&rzo dlobo país suspendió los | » » gos de loa créditoa españolea co. correspondencia a la actitud se-, guida por ISipafla con los cré<Mti08 cshecoeslovacoa en nuertro Sft«r<oa-do. CDel boletio de la U. N. S . A.):

Page 10: El Sol, 17 de Julio de 1936

M o XX—T^Sra. 5.897 Vfernes 17 Se Jtilio de 1936

LA JORNADA POLÍTICA Y PARLAMENTARIA

VISADO POR LA CENSURA

CAIAVIA E N LOS MJB-D i o s P O L Í T I C O S

Despuéa de la agi tación que fie reg i s t ró en las ú l t imas jor­nadas , el día de ayer t r ascur r ió den t ro de una considerabie cal­ma . Los comentar ios se nutr ie­ron de los dis t intos aspectos que ofrece la publicación de los diferentes discursos pronuncia­dos por las personal idades que Intervinieron en el debate regis­t r ado en la reunión de la Dipu­tac ión pe rmanen te de las Cor­tes .

POSICIÓN D E L

B I B R N O

OO-

M a s la j o rnada no aparece desprovis ta de ciertos aspec tos de notorio interés. P o r la ma­ñ a n a se celebró Consejo de mi-nisitros en el Palacio Nacional . Sobre lo t r a t a d o en e s t a re­unión, pres idida por el Pres iden­t e de la República, no se han facili tado referencias. Sabido es que esto» Consejos suelen eatax caracter izados por las exposioio-nes quje el jefe del Gobierno y los minis t ros someter , . a la ccn-sideración dei jefe del Es tado sobre la situaciói^, nacional y so­bre los problem'iS que la ac tua-l i d ^ p l an tea ¡i la acción de go-

ljBíjgr\ .a los rumbos políticos

* hermitiz más se h a debido de bre«iar la costumbre. »•" s i tuación del Gobierno es

. que exponíamos en nues t ras no t a s informat ivas publicadas en el ú l t imo ntlmero de E L SOL. N a d a h a var iado. N a d a parece que v a a de te rmina r variacio­nes, por lo menos mien t ras sub­s is tan las ac tuales c ircunstan­cias, de sobra conocidas. E l Go­bierno cuen ta con la confianza de l a mayor ía pa r l amenta r i a , quie es soporte de su presenta­ción y significación. H a s t a tan­to no fie demues t re lo contrar io , l a confianza presidencial le asis­t e tamlMén. Es lo consti tucional.

La política Ínter nacional de Che

coesíovaquia

EL ESTATUTO DE G.\-HCIA, EN LAS CORTES

E n el Pa r l amento , los liabi-tuaies corrillos de comentar i s tas d iscurr ían en la t a r d e de ayei-sobre los temas que la actuali­dad br inda con ve rdade ra prodi­galidad. Se reunió y prosiguió los t rabajos que tiene encomen­dados la Comisión de Presupues_ tes.

Po r la mañana , el Sr. Mart í ­nez Barr io recibió a la comisión de personalidades de Galicia, que le hizo en t rega del proyecto de E s t a t u t o do aquella región, y a sometido, como es sabido, ail t r á m i t e consti tucional del ple­biscito favorable. Dos leyes au­tonómicas es tán pendientes de discusión y de definitivo dicta­men por p a r t e de la "Comisión de E s t a t u t o s : el vasco y el gallego.

POR, L A NOKMALIDAD E N L O S P L E N O S PAK-

- . LAIVUONTAKÍOS

Tenernos entendido que el se­ñor l ' a r t í n c z Bar r io tiene el pro_ pósito de reunir a los jefes de las minorías , t an to gube rnamen . talos como <Je la oposición, antes de que el Pleno par lamenta r io reanude sus sesiones. El ofojeto de estas reuniones tiende a pro­curar , con apelaciones t e rminan , tes a la prudencia y al respeto debido a las funciones del P a í l a -mento, que las sesiones se des­arrol len dentro de la normalidad más perfecta , de suer te que los incidentes que pudieran produ­cirse sean mínimos, aunque, co­mo se anuncia, las oposiciones pers is tan en su acción crít ica y de a taque violento a la situación, de lo que son un anticipo los dis . cursos pronunciados on la Dipu­tación permanente .

Se espera que las recomenda­ciones del Sr. Mar t ínez Barr io su r t an el buscado efecto.

Cincuenta falan­gistas a la cárcel

de Lérida LI5RIDA 17 (1,30 m. ) .—Han in­

gresado en la cárcel cuaren ta in­dividuos per tenecientes a Fa lange Española, detenidos en la capi ta l y en var ias poblaciones comarca­les. Quedaron a disposición del di­rec tor genera l de Seguridad. Se les encontraron documentos compro, metedores, y también se hal laron en el domicilio de Franc isco Bol-dú Niubo, que aparece como jefe de la organización local. Es te suje. to llevaba poco t iempo residiendo en Lérida. En su domicilio ha­bía g j a n número de documentos y novelas pornográficas, a lgunas sin abrir , por lo que se sospecha que se dedicaba a la ven ta de esta clase de l i te ra tura . En otros doml. cilios de otros detenidos se han encontrado a lgunas a r m a s y mu­niciones. (Febus.) — í M^>

EL MOMENTO INTERNACIONAL

C R O N I C A D E PARÍS

UISiDS P

i mu D e t e n c i o n e s de

elementos dere­chistas

P R A G A 16 (6 t . ) .—El ministro d e Negocios Ext ran jeros , Kami l Krofta , en u n discurso pronuncia­do en el Círculo de Redactores de Pol í t ica ex t ran je ra de la P rensa checoeslovaca, se ocupó de la si­tuación c reada por el Acuerdo aus t roa lemán .

Refiriéndose a los rumores que c i rculan por el Ex t ran je ro acerca d e l a política internacional checo­eslovaca, di jo: "No ocurre nada misterioso. Checoeslovaquia n o real iza n a d a en secreto, apa r t e de que nunca ocxiltaría cosa a lguna a s u s al iados de la Pequeña En­tente , F r a n c i a y U. R. S. S."

Sin que puedan calcularse con exact i tud el sentido y los efectos del Acuerdo aus t roa lemán, el se­ño r Krof ta p iensa que puede ser­v i r por a lgún t iempo p a r a t ran­quil izar la E u r o p a central , pues quedan al m a r g e n el "Anchaluss" y l a cuest ión d e l a res taurac ión de los Habsburgo , añadiendo que considera inúti l refutar la opinión e x t r a n j e r a , según la cual loa Es -

í t a d o a afectados por el Acuerdo podr ían o quer r ían aprovechaT la l iber tad de movimientos p a r a a t a . c a m o s . También puede ser refu­t a d o el r u m o r de la formación de u n bloque que nos amenace .

E s evidente que es tas suposicio. n e s son fan tás t i cas p a r a cualquie­r a que conozca las profundas dife_ renc ias que separan a ciertos Es­t a d o s a quienes s e supone que po-d i í a n componer el bloque y la identidad de intereses de alguno,"! d e t a l e s E s t a d o s con ot ros con t ra los cuales el bloque habr í a de en­f ren ta rse .

E l Sr . Kro f t a no cree que unos Es t ados en t a l fo rma puedan lle­v a r a efecto u n a política de hosti­lidad, sino que, a l contrar io , pue­de e.4perarse que el acercamiento de Alemania a I ta l ia quizá pueda faci l i tar l a Oirganización económi­ca de E u r o p a centra l , que en todo momen to h a sufrido ei choque de l a r ival idad i ta loalemana.

"Checoeslo v a q u í a—siguió di­ciendo el min is t ro—acogerá con sat isfacción todo esfuerzo for­m a l de colaboración económica eurojpea de l a reg ión centra l ." (Fabra . )

—— '^-E N AJÜBAGETE

Se ha p r o c e d i d o a la i n c a u t a c i ó n

de la finca Casa Alta

AiLBACaSTE 17 (1,30 m. ) .—Por los ingeirieros afectos a la Refor­m a a g r a r i a , s e h a procedido a la incautac ión de la finca denomina­d a Caáa A l t a propiedad de don Luis Roca de Togorfs , duque de Béjar .

¿Ja ella se rán a sen t adas m á s de t r e i n t a famil ias . B a los próxi­mos días loa ingenieros se incau­t a r á n de o t r a s impor t an t e s fincas propiedad del ex m a r q u é s de I.ia-rioa, donde se rán agentados vario."! cen tenares de campesinos. ( F e . bus.)

Detención de afiliados a F a l a n g e Españo la en Oviedo

OVIEOX) 16 (11,30 n . ) .—En un comercio de la calle de XJrla fué detenido es ta t a r d e u n dependien­te, al que se ocuparon recibos del Socorro Blanco y una l i s ta de co­t izantes .

Mediante esa l is ta fueron dote-nidos ocho individuos, todos ellas afiliados a Fa l ange Española .

L a mayor í a per tenece a fami­lias acomodadas de es ta capital

Eíi Barcelona se real izan dos de­tenciones

B A R C E L O N A 16 (11,30 n . ) .— E s t a noche los agen tes efectua­ron uin regis t ro en el domicilio de una significada señora ¡por sus ideas derechistas , hab i t an te en la avenida de Francisco Layre t . Se decía que en s u domicilio podía haber a r m a s ; pero sóilo se «ncoa-t r ó ima pistola. F u é de ten ida y ¡levada a la Comisaría generial de Orden púbiioo. También se regis­t ró el domicilio ús un ex presi­dente ide la Unión Monárquica Na­cional, hab i t an te en la calle de Claris. Se encont ró u n fusil máu-ser, u n a escopeta, t r t s revólveres, dos pistolas y t res sables. Eli ex presidente ingresó en los calabo­zos de la Comisar ía genera l de Orden público. .

E s t a noche han continuaidio laa precauciones de ayer.

Suspensión de reuniones P o r orden guberna t iva se h a n

suispendido todas las reuniones anunciadas p a r a anoche, en t re ellas el mi t in con t r a la gue r r a en la p laza de toros monumenta l , or­ganizado por los anarquis tas .

iüMaf V I E N E B E LA PAÜI-¿^W NA P R I M E R A

general de acciones, a la direc­ción d'el .establecimiento y al nom­bramiento de Consejo general .

l í a s t a ahora, la Asamblea se componía de los 200 accioni.'stas m á s impor tantes . E n lo sucesivo, de ella fo rmarán p a r t e todos los que posean acciones. Cada accio­nista, cuaüquiera que sea el nú­mero de acciones con que cuente, dispondrá úe un voto. Se admiti­r á la votación por corresponden­cia. Como hfista lel presente , la Dirección genera l del Banco co­r r e rá a ca rgo de un go.bemador y de dos subgcbernadores . L a t rasformación más sensible es la que Se opera en la composición del Consejo general, que hajjta ahora es taba integrado exclusiva­mente por regentes «legidoe por los accionistas.

E n lo venidero, lots quince re­gentes serán reemplazjados por vainte consejeros, la mi t ad funcio­narios. De los otros diez, sieita se­rán designados por el miinistro de Hacienda, según las l is tas estaible-cida»s por diversas Coiiporacioneis económicas o sindioailea (Federa­ción die Cooperat ivas, Confedera­ción General del Trabajo , e tc . ) . A juicio de "Le Tem.ps", lia caracte­ríst ica esencial dei nuevo Consejo se rá la de que en él p redominarán los funcionarios, lo que equivale a decir que en el nuevo rég imen del Banco se ha l la rá bajo la total de-pendencíja del Es tado .

El taaHanoe seíaanial del Bianco publicado hoy y cerrado con fecha 10 de JuMo es imo de los m á s sa­t isfactorios de estos úiltim,os me­ses. En él apa rees un nuevo ingre­so de oro de 286 millones. L D S an­ticipos provisionales del Banco al Es t ado pasan de 1.500 millones a 1.200, lo que significa que el Teso­ro público h a resmbolsado al Ins­t i tu to de emisión 300 millones. El porcentaje de cober tura mejora vi gorosamente de 57,87 a 5S,32.— ARAMBURU.

ii4l»

La crítica barcelo­nesa y la comedia de Paulino Masip

Lea usted "La Voz" lodas 1M nochei

H a n celebrado asamblea los obreros y empleado.? diei ferroca-rri l de Zafra. Se hia dado cuenta de las negociaciones reallizadas con relación a la p ropues ta de an­ticipo re integrable a la Compañía por el Gobierno, con el fin de abo­n a r los jornailes de t r e in t a obreros despedidos hace seis meses, com­prometiéndose los obreros a p a g a r dichos jornales ha s t a que la Com­pañía reciba el anticipo. La fór­mula no h a sido acep tada por ¡a Comipañía, por lo que ae h a acor­dado con t inuar la huelga.

Con este motivo se hal lan pa ra ­lizadas laa minas Valde lamusa y Per runa l , de la Sociedad francesa de P i r i tas . Los perjuicios que irro­g a este conflicto son enormies.

-••<\f0^

A s a m b l e a d e la C. N. T. en Za­

ragoza Se acordó pedir la celebración de

un Pleno de Sindicatos de la ooustrUfción en Madrid. ZARAGOZA 16 (11,30 n.) .—Se

h a celebrado la a samblea de la C. N . T., que h a sido m u y breve. Se es tudiaron los problemas que es ta organización t iene plantea­dos en España , y por ac lamación Se acordó pedir que ae celebre in­med ia t amen te en Madrid un Pleno de los Sindicatos de la construc­ción p a r a ver sí procede p lan tear u n a hue lga genera l dej r a m o de la coiiistrucción en España . No hubo jBLCiaeiite aiguao. íFetxua.)^

BARCELONA 16 (12 n . ) .—"La Vanguardia" , a l hab la r de "El báculo y el p a r a g u a s " , dice:

"Paul ino Masip no ha rehuido las dificultades de no bucear en las alm.as. Su obra es an tes que n a d a de psicología pura , de psico­logía expresada na tu ra lmen te a t ravés de unas figuras de ca rne y hueso, de anos conflictos de sent imiento y lealtad, que es al fm la expresión de toda h u m a n a psi­cología. Por ello "El báculo y el paraguEis", a pesa r de su t r a m a sencilla, de su acción escasa, de su casi exenta tea t ra l idad, nos caipta en seguida y nos a t r a e e interesa, no t an to por su valor l i terario, ¡si­no por su belleza h u m a n a genial ."

Bn "La Publ ic i ta t" se dice de dicha obra que no parece una obra castellana. No encaja en n inguna de las tendencias ac tuales del tea­t ro castellano. No tiene, sobre to­do, ninguno de los fallos capitales, de los fallos por los que perece el t ea t ro castel lano y a los que debe su lenta agonía. No hay ni la preocupación constante por el chiste de las obras cómicas, ni la pa labrer ía inacabable de las come­días dramát icas , ni la fa l ta de ac­ción de las obras poéticas. Toda la producción de Paul ino Masip destruye lo que es esencial y pr i ­mordial en el a r t e dramát ico .

E l t e m a es m u y sugestivo, qui­zá demasiado p a r a el t e a t ro ; pero hace que los personajes se ex­presen s iempre con las pa labras y sobre todo con las ideas y senti­mientos que no son propios. "El báculo y el p a r a g u a s " es una obra fina e intel igente.

"La H u m a n i t a t " , hablando de la obra de Paul ino Masip, dice que es una comedia escr i ta con pulcri­tud y de una l impieza sin mácula . E s u n a obra cons t ru ida con sen­cillez y en la que las más di­fíciles si tuaciones h a n sido pre­sen tadas con gus to y desenvol tura escénica, lo que demues t ra las br i l lantes condiciones de au to r de Paul ino Masip.

- j ^ ^ . .

Ocho detenciones en Castellón

La nueva tríplice Hablamos ayer del hecho Biás siguifiicativo del momento presente

que es la aproximación Berlín, Varsovia, Budapest , Viena y lioima, y c 1 nuevo bloque de la Eu ropa central , que va del m a r del Nor te al Mediiterráneo. A la mueva t r íphce en t re Berlín, Vieoa y R o m a aludía a la rmado un político inglés.

No creemos que el t e rcer Imper io decline "el honor de regir la Mit teleurope" cuando res taure to ta lmente el poderío de las a r m a s . No as en Alemaaia sino 'entre nosotros donde se dijo que la de r ro ta es el t rofeo de las a lmas bien nacidas . E s e estoicismo que acep ta con el mi.smo gesto el todo o la nada no es germánico. E r a danés, eso .=í, el teólogo que enseñó que la victoi ia de las victorias es perderlo todo; pero éste es un idioma p a r a dentro del templo.

Alemania no renuncia a domeñar; pero la Alemania nacionalso­cialista menos que ninguma otra . L a política de las sanciones facHitó evidentemente el deslizamiento de I ta l ia hac ia el Reich. Cuan­

do P a l ^3 y Londres advirt ieron es­t a v i rada y pensaron en rectificar, era ta rde .

Hít ler salbía que el "duce" no admi t i rá la presencia de Ailemania en el Breoner, y de ahí la idea de un Lompromiso que pe rmi ta pro-visiücalmente al menos a Aus t r ia hal lar un equilibrio en t re I ta l ia y Alemania, y t ranqui l izarse . Con es ta combinacióm Aus t r i a no es tá exclusivamente bajo la tu te la i ta­l iana ni bajo la tu te la del Reich. ;. Qué íhan resuelto R o m a y Ber­lín, si es que han resuelto algo, so­bre la res tauración de la Monar­quía de los Habsbu rgo?

L a Pequeña Enten te , que vigi­la estas deciaiones posibles, se m,uestra desconcertada como pue­de verse en la P rensa de Eelgra^ do, de P r a g a y -de Buoarest . A Ale­man ia el legit imismo aus t r íaco no parece desagradarle , aunque la C a n c i l l e r í a presidencial y la Wilhelmstrafse no depongan en este pun to sus reservas . Sorpren­de en F ranc i a que desde el asesi­na to de Dollfuss h a s t a l a aproxi­mación aus t roa lemana ¡haya t ras ­currido t an poco tiempo.

N o es tam poco dado el r i tmo en que la vida internacional combina

sus episodios de má.s bulto. Pues qué, ¿no h a emjprendido I ta l ia en menos de un año l a anexión de Abisinia contra l a voluntad de cincuen­t a y dos naciones represen tadas en Ginelbra? ¿ Y cuánto m á s h a ne­cesi tado p a r a que las cincuenta y dos, y en t re ellas las grandes po­tencias de Europa , como el Imper io británico y el Im,perio francé.?, re­t i ren las sanciones? Caben m u c h a s mudanzas en el espacio de vein­t icuatro meses, y en este t iempo austr íacos y aleimanes han podido entenderse a sus anchas . ÍNo tenían por o t r a p a r t e qTie cambiar de-ma.siado de pensamiento p a r a a jus ta r utia inteligencia.

SoEpechan en F r a n c i a que el nacionalsocialismo, ducho en las ar­tes de la penetración, p r epa ra con el nuevo acuerdo la preponderancia germ.án:ca. Todas y cada una de las oacioin;6s de la presunta tríplice esperan obtener venta jas en el nuevo t r a t o ; Austr ia , la t ranquil idad; ItaJiia, el crecimiento de su influencia en los países danubianos y una l ibertad diplomática favorecida por sus relaiciones en Berlín. Alema­nia, por su p a r t e , es tá segura de que el ge rman i smo h a penetraido en Aus t r i a y q^le el t iempo t r aba j a p a r a los nacionalsociadisítas. Lo que es justo que desasosiegue en Londres y en Par í s es que nin.gimo de los dos Gobiernos h a y a intervenido en los cambios que hoy el mundo entero comenta. Y aun Ing la t e r r a es tá l igada por im Pac to de g r a n alcance con el Reicih, y no es difícil que ajuste o t ro m á s a m ­plio an tes de que llegue el otoño.

E s a F r anc i a a la que se aisla, y a que has t a en la Pequeña Enten­te hay infiltraciones germániicas a t ravés de Polonia. Ing la t e r ra se h a diistraído con sus Conferencias deH Desarme y en o t ras n o menos generosas, pero que debilitan o enervan la atenoióa del Gobierno.

"Franc ia cont inúa siendo—escribe un diario francés de los de auto­r idad má.9 consistente—victima de sus Gobiernos incapaces, de sus diV!Ísdone!}"'y de la ignorancia de sus elemeotos directores. Más que nunca, en la si tuacióo nueva de (Europa, nues t ro país tiene necesidad de u n Gobierno que s i rva al interés público. Según l a fórmula em­pleada por el general Weygand en el ar t ículo de t a n t a jirevi^ión y t an elevado que publica "La Unión de Combatientes", lo que es nece­sario hoy es la unión de todos los franceses p-ara la defensa nacional ."

Volvemos a los días de 1914, precursores de t ragedia , y en que ac-n fuerzas inconjurables. Pero jus tamente el recuerdo de aquellos

LOS CONFLICTOS EN PROVINCIAS

Se h

MALAGA.—El gobernador civil ha manifestado haberse resuelto satisfacto.riamente p a r a los obre­ros la huelga de t ranviar ios . Pa re ­ce que la Empresa tiene el propó­sito de elevar las tar i fas . Los t ranviar ios celebrarán una asam­blea p a r a dar cuenta de la solu­ción del conflicto y acordar la vuel ta al t rabajo .

—Se hizo circular el rumor de que entre patronos y dependientes de comercio se había producido una rup tura . A ello se debieron las coacciones habidas, que eran deri­vación del estado de ánimo de los que creyeron su pleito en peligro. Siguen las negociaciones entre p a . t ronos y obreros p a r a resolver la ci tada hueiga.

a resuelto ¡a huelga de tranviarios y va hacia la solución el conflicto de la

dependencia mercantil en Málaga

Se ha conjurado la huelga de mineros en Astur ias t idades suficientes p a r a p a g a r los Ejército y de la Marina. Algunos

comercios que abrieron han estado custodiados por fuerzas de asiaJto.

En la Unión Mercautil se osletoró una reunión, en la que se acordó atender los requerimientos del de­legado gubernativo, y por consi­guiente, abr i r m a ñ a n a todo ei co­mercio.

No Se publican los periódicos lo­cales. Tampoco sie vende la P r e n ­sa l legada de Madrid.

BARCFJXtNA.—El consejero de Gobernación manifestó a los pe­riodistas que había quedado re­suel ta la huelga del r amo de t r a s -portes de Lérida.

Respecto a la huelga en el puer­to de Barcelona, dijo que segura , mente se t o m a r á n medidas p a r a proceder a la descarga de algrunas mater ias .

—A mediodía, el consejero d« Trabajo confirmó lo manifestado por su compañero de Gobernación. Añadió que también habla queda­do resuel ta la huelga de la cons­trucción de Tordera.

Do la huelga del ramo de t r a s ­portes de Barcelona nada podía decir, y en cuanto al puer to de Tar ragona , que se t r aba ja con normalidad.

Los periodistas le preguntaroai si se conocía ya el dictamen de la Asesoría jurídica del depar ta­mento ace rca de la posición de laa Compañías de gas y electricidad, que se niegan a discutir las nue­vas bases presentadas por los obreros, por hal larse aún. vigentes los contratos . Contestó afirmativa­mente y que, según el dictamen, la posición de las Compañías cita­das era absolutamente le.gal.

BILBAO.—-Los obreros eventua­les de San turce y Por tugale te que t raba jan en la reparación de la carre tera promovieron algunos incidentes, a los que puso término fácilmente el presidente de la Di­putación después de a lgunas ges­tiones.

VISADO POR CENSURA

LA

OVIEDO.—Se ha conjurado la huelga general anunciada p a r a el sábado por los mineros de toda la cuenca as tur iana . El Banco de Crédito Industr ia l h a prometido e n t r e g a r a las E m p r e s a s las can-

a t r a sos que se adeudan a los mi ñeros.

—Los huelguistas t ranviar ios han establecido un servicio de au-t o b u ^ s que pone en comunicación el centro de la Ciudad con las afueras. El servicio h a sido muy bien acogido por el vecindario.

— ESn la mina Pumarabule se han declarado en huelga 480 obre­ros, por no e s t a r conformes con las bases de t rabajo que se han aprobado p a r a los obreros caba­llistas.

—Se h a notado u n a g ran esca­sez de gasolina, que llegó a aglo­barse en los euirtidiores. Obedece a la huelga de la Factoiria petrolí-feína de Gijón.

Hablando el ^gotoernadicir de este conflicto, dijo que estudiaba las m e d i d a s conducentes a resol­verlo.

LAS PALMAS.—^Sigue pacífica la huelga de diependientes metroan-tiles.

CARTAGENA. — El te rcer día de huelga general continuó con pa­ro absoluto. Los servicios públicos s iguen aitendddoB por fuerzas del

tnnn«mímmmím«mm»mm«m««« tttintmnmtt

La Conferencia de Montreux

tú dios está demasiado próximo p a r a que no aviven la cordura de los gobernantes . Pe ro ella no conduce siempre los aconteciimíentos, sino quo los aconteoiimientos la conducen o m á s bien la arrol lan. No derivemos con todo hacia el pesiimism.o. La aproximación Berlúi, Varsovia, Bu­dapest, Viena y Roma no es necesariamiente la guerra . No lo es t am­poco la consolidación del nuevo bloque de la ¡Europa central , y dentro de él el de la tríplice. ¿ A qué ade lan ta r se?

LA CONFERENCIA LOCARNIANA

oDierno inglés concurrencia de

y Alemania

desea Italia

a

L O N D R E S 16 (6 t . ) .—El Gobier­no inglés se ha ocupado hoy de la eu,:£tión de la Ccníerencia de Lo-caTino, adoptanido el aouerd», des­pués de u n a hora de discusión, de a r r e g l a r e s t a cuestión por vía di­p lomát ica en t re los Gabinetes de Franc ia , I ng l a t e r r a y Bélgica,

E l Sr. Bd-en h a teoiidio entrevis­t a s s epa radas con los embajadores de F r a n c i a y Bélgica, y asimismo el embajador inglés en Berlín, s.ir Er ic Phípps , y el emibajador del J apón estuvieron en el Korelgn Office.

Pajrece iser que el fin princlptal de la política ex t ran je ra brátáJiica es hal lar el caimino de u n a estabilidiad pacífica de la si tuación europea, y Eu medio, el die celetariar la Confe­rencia die las cinco potencias de Locamo, i n c l u y e n d o Alemiania. (Fabra. )

CASTELIX>N 16 (8,30 n . ) .—Han ingre.sado en l a cárceil ocho perso- ^ ,_ . ñas que ae aodíoajbaní a c i e r t a s suc-1 fereocia t r ipa r t i t a , cuyo único fin UMdiulee !pie(]ii(gw)«as. (Sí elbufi,), ser ia tü <3« ooocsjprobao: «1 f racaso

LONDREiS 16 (6 t . ) .—Ei corres­ponsal diplomiático de la agencia Reu te r r e sume como s igue los pro­blemas que se relacionan con \Í: próxima Conferencia l ocamiana : "Después de la seaioin del Consejo de Gabinete de hoy, las cuestiones de la feciha, del p r o g r a m a y de la composición de la Conferencia lo­camiana , previs ta en principio pa­r a el 22 de julio, quedan abier­tas .

Se considera que, sea el que fue­re el ca rác t e r de la Conferencia previista, debe servir t an sólo a la realización de im arreglo europeo. E n cuanto a la pues ta en p rác t i ca de g randes t rabajos , según el pa­recer de los ingleses, t a l cosa sola­mente ser ía posible en una g r a n Conferencia de las cinco ipotencias, que se reuni r ía en fecha posterior, quizá a pr imeros de sept iembre .

Si a pesa r de todo, F r anc i a se obstinase en que una Conferencia de t r e s es de absolu ta necesidad con el objeto de sepa ra r obstácu­los y faciilltar ei camino p a r a o t r a Conferencia posterior, I n g l a t e r r a no se opondría de una msmera ro-tunáa . Sin ©mibargo, m> ttstá. diis-pue.sta a fo rmar p a r t e de tula Con'

' de los esfuerzos de conciliación exiplicados en el Libro Blanco, y sin n inguna esperanza ya p a r a la realización de un arreglo europeo.

Se considera generalmente en Londres que la formación de un bloque occidental que comprenda Bélgica, Fraaioia e Ingla ter ra , al que se opondría un bloque de la E u r o p a central in tegrado por I ta ­lia y Alemania, no rendir ía n n -gún servicio a la causa de la paz.

L a aigencia Reu te r añade que es­t a opinión fué comunicada a pri­m e r a hora de la t a rde de hoy, a los emibajadoreg de Bélgica y Franc ia . (Fabra.) — — ^ — — — ^ ^ » ' " I — — ~ -

Los conflictos so­ciales en Madrid

Perjuiícios a los pa t ronos

Se nos remite la s'iguiente n o t a : "La Federación Pa t rona l Ma­

dri leña ruega a todos los pa t ro ­nos afectos a las indust r ias de la edificaiclón que ei próximo sába­do, día 18, y a la ho ra de m-a-diodía, remJtan sin fal ta a lguna a SUB resipeotivas asociacionies profesionales—y di rec tamente a esta Federación aquellos pa t ronos pertenecientes a indust r ias no asociada,?—copia exacta de lia nó­mina que sa t is fagan el expresa­do día 18, hacieiudo constar en la mi sma ios parjuicios que vie­nen ooasionándoseles, cifrados en pesetas, ta les como los jornales de guardas , encargados, listerois, cuotas de retiro obrero, seguros da aociíasntes del t rabajo , etcéte­ra, e tc . ; perjuicios que »e les han ocasiíonado con motivo de - ha­berse reimtegriado al t rabaj . to­tal de las pdanitilias que t cü san en sus obras . "

E l subsecretar io de T r a b a j o manifes tó anoche que h a n sido firmadas las bases que resuelven el conflicto del r a m o de la made­ra. E n ellas se ap rueba la base de cua ren ta ho ras de t r aba jo sema­nal .

Runmnla . acepta MONTPvEUX 16 (11 m.).—nRu-

m a n i a h a aceptado el acuerdo rea­lizado ayer . Se asegura que el se­ño r Tituiesco, que es t ima que su presencia y a no es indispensable en la Conferencia con motivo de ios progresos realizados, h a re-nimciado a r eg resa r a Montreux. (Fabra . )

Giro favorable M O N T R E U X 16 (4 t . ) .—La

Conferencia t o m a im giro favora­ble, a pesar de la existencia en litigio de t r e s pun tos :

P r imero . Comisión de los E s ­trechos.

Segundo. Cláusula de aviación (Turquía h a solicitado la prohibi­ción absoluta de todo vuelo sobre su terr i tor io de la total idad de las aeronaves ext ranjeras , y l a Con­ferencia se or ienta hacia u n a re­glamentación que incluiría la pro­hibición de vuelo solamente sobre laa zonas mil i tares de los Est re­chos y el m a r de Márm:ara) .

Tercero. E n oaso die amienazja de guerra , el art ícuio 18 a t r ibuye a Turquía ka, facultad de censar tos Estrecihos cuando- se sientia amena­zada, a reserva de una dieGósión de acuerdo del Consejo de la So­ciedad de Naciones adoptada por una mayor ía de los dos tercios.

Se espera el asentimiento de Bu-carest y Belgrado en cuanto al acuerdo político realizado ayer so­b re éí cierre de los Estrechios y el juego de las otaligacionjes intiema-oicnalles y regionales; no se ticime que se produzca una compliiciacióci seria. En Montreux se esibtma que si bien los términos deil acuerdo no refuerzan la s>£iguridad de la Pequeña En t en t e y de la Entiente Balcánica, tampoco la disminuyen ni amenazan en mane ra alguna. Builgariía recibió ayer de lia Dele-gación yugoeslava satisflaocdones que la h a n convencido de que nin­guna de las cláusulas del futuro Convenio es tá dilrigida coratra ella.

E s poslbla que la sesión final, ocn la f i rma del acuerdo, pueda ce­lebrarse eH próximo lunes. (Fa­bra . )

L a sesión de ayer t a r d e

MONTREUX 16 (7 t . ) .—En la reunión de la Confeirencia de los Estrecihos, celebrada es ta tarde, se han realizado algunos progresos.

F u e r a n aprobadas las cláusulas del futuro Convenio relativo a la aeronáutica, en vintud de las cua­les se proihibe solamente el vuelo sobre la zona fortificada de los Es t rechos y el m a r de Mármara .

P o r o t ra par te , la Confsnencia ha dad¡o satisfacción al de&eo de Turquía, suprimiendo la Comisíóin de los Estrechos. Po r últ imo, la Conferencia ha dejado abier to el nuevo Convenio a la f i rma de I ta­lia, como jwtencia f i rmante del Tra tado de Lausaam. (Fabra. )

Queda aprobado el proyecto d« Convenio

M O N T R E U X 16 (12 n . ) .—-A las diez de la noche, la Conísren-cia de ios Es t rechos h a aprobarJo definitivamente el nuevo proyec­to del Convenio de los Es t rechos .

E l Comité de redacción redac­taré, m a ñ a n a el t ex to definitivo. La próxima reunión plenaría ten­drá efecto probablemente el sá­bado, a las t res de l a t a rde , y l a firma del Convenio, el lunes, a la mJsma hora . (Pabra . )

Pormenores del acuerdo

B E R L Í N 16 (12 n . ) . —Comuni ­can de Montreux que hoy h a n sido debitiamente zanjadaiS todas las ouesticmes pendientes. L a aviación civil se somete a wi naglamiento ipor el cual los aviones y aierona-ves que pasen loe Es t rechos en di­rección Norte-SiUr neioeiíítiajrán úni^ camente hialberlo notificado previa­mente , y los que lo hagau en di­rección Este-Oeste neceisitarán de un permiso eepeciai. Se supr ime la Comisión de los Es t rechos , y sus aüribucioneis quedan t ras fer idas a Turquía, dentro de de terminada r e g l a mentación. L a Convención peirmauece abieirta a todos los fir-mau te s del T ra t ado de iLau^ana, siendo ItaJlia el único pa í s a toene-fiidarse de e s t a cláusula. Se fija e a vein/tlcáinco años la duiracáióa de

lo acord^adio. Al princáipio, los in­glesas prapusieron que estuviena en vigor diurante c incuenta años; pero posteriormente, y a propues­t a de los misraos, fué incluida una cláuaula que detewnimia que deter­minados ext remos de la Conven­ción puedeu ser m á s fáoiilmenjte so-mj^idios a u n a revisión; pero pana ello se rá necesario tener los votos de todos los firmantes, y en caiso de n o oooseguirse e s t a unamimi-dla.d, ser ía suñcdente reunir las t res c u a r t a s pa r t e s de ellos, con la oon/dicdón de que en t re ellos fi­gure la m.ayoría de los iElstados «oísteros del miar del Norte , y ex-plícitamentie Turquía. E s t a cláu­sula de revisión afeota a las dis-posicionjes soltare el paiso de los Es­trechos. (Fabra.)

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L a s t r i s t e s consecuencias del a is lamiento

Los projíietarios de fincas rús t i ­cas se lamentan, y a nues t ro jui­cio con sobrado fundamento.

V I S A D O P O R LA C E N S U R A

E n es tas desdichas también los propietar ios t ienen su p a r t e de cuilpa. E n la reciente asamblea ce­lebrada en Madrid por la Federa­ción die r^ropietarios de F incas rús ­t icas die Badajoz se lamentaba el presidente de que t a n sólo se ha­l laban f' :radO(S 700 propietar ios de loa .'. '00 que existen en aque­lla p r o - i . c i a . E n el cam-po, como en la ei. dad, el elenaento l lamado pa t rona l adolece de fal ta de unión y de la absoluta carencia de un es­pír i tu sindical y de apoyo moral y mater ia l hacia aquellos órganos de publicidad que defienden sus inte­reses. P o r inst into de conservación y por u n na tu ra l estimulo de aso­ciación, los berratenieutes en el campo y las clases patronales en la ciudad debieran haber dado de lado hace t iempo a todo egoísmo y a todas sus mezquinas preocu­paciones.

E l ejemplo de los obreros, ejem­plo de solidaridad y sacrificio de cotización y sostenimiento de co­piosos periódicos p a r a la defensa de sus reivindicaciones, debiera te­ner en las clases ipíatronalos su na­tura l reflejo ipara sacar las de la atonía y la indolencia en que ve­getan. Tanto en el campo como en ia ciudad, las clases patronales no se h a n dado todavía cuenta de la t rasformación social operada el día mismo en que se implantó en Hispana el régimen republicano. iEJxisten propietar ios y pa t ronos que h a n sabido darse plena cuenta do las exigencias del momento; pero la inmensa mayor í a s igue to­davía encast i l lada en. su tor re de mai-fil, a jena a todo sacrifioio y colaboración.

U n periódico extremeño, "Hoy", al discurr i r sobre este mismo te ­ma, esoribe en lugar preferente las siguientes l íneas;

"Mientras tanto , en Badajoz, en una alegre e inierte inoonsciencia, duran te los años de ,pro,sperldad se abandona al optimismo, sin pensa r en el día de mañana , o se trasfor-maba en im m u r o de lamentacio­nes, nada m á s que de lamentacio­nes, cuando los resul tados- le eran adrversos. Porque hay que adver t i r que los fenómenos sociales y polí-tiooa no surgen repent inamente . No; su gestación es lenta, obede­ce a múlt iples factores y suele a t r avesa r un prolongado estado larvario que escaipa frecuentemen­te a i conocimiento de los que se degíHitienden de estos fenóimenog. Luego, lo que a todos sorprende: el de r rumb a m i e n t o económico, la subversión social, la fataa imposi­bilidad de todo movimiento y de toda e\'oluci6n económica por fal ta de medios, no son, en realidad, más que la explosión que año t r a s año se ha venido incubajido, mien t ras los productores de Badajoz, desen­tendidos de todos sus m á s vi tales intereses y encerrados en un fe­roz individualismo, obstaouiiEaiban

con su inercia o siu diescoafiainaa has ta lo mas íundamenital y neoe^ s a n o p a r a ac tua r raciomalmente y con conocimiento de causa en es­tos p rob lemas : la confección di9 mía simiple estadística. Anáriqul-ccs, desaintioulados, sumidos en ese ab.gurdo mesianlsmo qane es el es­pe ra r que el político A o el Go­bierno B nos diera desde Madrid resueltos nues t ros p r o b 1 emas , cuando en realidad la preisióca de­be seguir una t rayector ia "de deo-tro a fuera", cuando de,ben se r loa propios hijos de Badajoz loa que estudien, insten y gestionen la so­lución de sus asuntos ."

Y lo m á s t r i s t e es que el caso d« los propietarios de fincas rúst icas de Ex t r emadura es el caso de los propietarios <':1 resto de Esipaña, sin excluir a ias ciudades. De nada les h a vailido la experiencia de es* tos cinco años últ imos. La oommo-ción los h a sorprendido encastillar dos en su tradicional egoísmo, y las conisecuencias no pueden ser mils t rág icas ¡para todos. Los agr i ­cultores de Badajoz sie debaten ahora contra un enemigo podero­samente organizado y que respon­de a una sola disciplina y a un so­lo mando. . ¿Pueden ellos decir W mismo? Seria oportuno y aleccio­nador que supieran contes tar esoS 19.300 propieítarios que en la cita­da provincia permanecen al mar­gen de toda organización.

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De madrugada en la Dirección gene-raí de Segur idad

Los periodistas supieron es ta noche que t an to el juez especial que ins t ruye el sumar io por «* asesinato del Sr. Calvo Sotelo, así como la Policía, había desplegado en las ú l t imas horas g r a n activi­dad p a r a descubrir a los autores del hecho.

También supieron que el suní** rio ha en t rado en ima fase i n t ^ resante, y que bien pudiera ocu­r r i r que en un plazo de pocas iíO' ra>s se hubiese aclarado cuanto s* relaciona con la muer t e del jef^ de Renovación B.spañola, y por !<> t an to se fuera sin t i tubeos a l * detención de los autores materia^ les de aquel crimen.

De madrugada , los reporteros adscritos a la Dirección genera l ^® Seguridad vis i taron al Sr. AlooS" Mallol, a quien pidieron conf ín»* ' ción de es tas noticias que -poseía los informadores; pero el director de Seguridad se encerró en el m ^ 8.bsoluto mut ismo, diciendo Q^ por intervenir un Juzgado eu ' sustanciación del suceso, a él ^ le correspondía formular la meflor apreciación, y mucho menos, eto*' t i r juicio alguno.

Extraof ic ía lmente se ha conS^ guido saber que los t rabajos d* Juzgado y la cooperación de ^^ Policía en ellos pudieran dar c" ' mo fruto, en u n a fecha ínmedi» ta, el p rac t i ca r u n a detención, ' l a que se comcederá siuma icap*' ' tancia .