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Revista de Filología de la Universidad de La Laguna, nº 18, 2000, págs. 53-73 EL SEGUNDO VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN (1493-1496): ANÁLISIS HISTÓRICO-LINGÜÍSTICO DE DOCUMENTACIÓN ORIGINAL MICAELA CARRERA DE LA RED Universidad de Valladolid ABSTRACT The Second Voyage of Columbus is specially scarce in original documents. The almost whole of its fonts are secondary versions and summaries. The most important claim in this paper is the fact of using archival refferences. The select document is an unpublished one from the A.G.S. (Archivo Ge- neral de Simancas) and contains a long —301 people—list of names. This official record was sended by the Badajoz’s bishop to the Catholic Kings and consisted of those expeditionaries and the stipulated salary that the Crown owed them.The second section of this article establishes same features of language through this document. 1. UN DOCUMENTO COLOMBINO DEL A.G.S. La documentación real sobre el segundo viaje de Colón —cuya edición y estudio constituye el objeto del presente trabajo— consiste en un expediente integrado por veintiocho folios completos (recto y verso) 1 . Dicho expediente se inicia con el traslado de una Real Cédula fechada en Ávila el 3 de noviembre de 1497 y dirigi- da por los Reyes Católicos al entonces obispo de Badajoz Juan Rodríguez de Fonseca disponiendo que éste hiciera una relación de las personas que, habiendo embarcado en Cádiz con destino a las Indias el 25 de septiembre de 1493, hubie- sen vuelto tres años después reclamando la parte del sueldo que se les adeudaba desde el mismo día en que se habían enrolado en el servicio real 2 .

EL SEGUNDO VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN (1493-1496

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Revista de Filología de la Universidad de La Laguna, nº 18, 2000, págs. 53-73

EL SEGUNDO VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN (1493-1496):ANÁLISIS HISTÓRICO-LINGÜÍSTICO

DE DOCUMENTACIÓN ORIGINAL

MICAELA CARRERA DE LA RED

Universidad de Valladolid

ABSTRACT

The Second Voyage of Columbus is specially scarce in original documents.The almost whole of its fonts are secondary versions and summaries. Themost important claim in this paper is the fact of using archival refferences.The select document is an unpublished one from the A.G.S. (Archivo Ge-neral de Simancas) and contains a long —301 people—list of names. Thisofficial record was sended by the Badajoz’s bishop to the Catholic Kingsand consisted of those expeditionaries and the stipulated salary that theCrown owed them.The second section of this article establishes same

features of language through this document.

1. UN DOCUMENTO COLOMBINO DEL A.G.S.

La documentación real sobre el segundo viaje de Colón —cuya edición y estudioconstituye el objeto del presente trabajo— consiste en un expediente integradopor veintiocho folios completos (recto y verso)1. Dicho expediente se inicia con eltraslado de una Real Cédula fechada en Ávila el 3 de noviembre de 1497 y dirigi-da por los Reyes Católicos al entonces obispo de Badajoz Juan Rodríguez deFonseca disponiendo que éste hiciera una relación de las personas que, habiendoembarcado en Cádiz con destino a las Indias el 25 de septiembre de 1493, hubie-sen vuelto tres años después reclamando la parte del sueldo que se les adeudabadesde el mismo día en que se habían enrolado en el servicio real2.

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La relación enviada a los Reyes por el obispo Fonseca se extiende a lo largo deveinte hojas (desde el fol. 1 r al fol. 26 r). Dicha relación se refiere a «las cuentas delas presonas (sic) contenidas que sirvieron en las yndias e ovieron de aver de sueldoe de lo que tienen Resçibido e de lo restante que se les queda a dever e el atraso demrs. que por otras presonas han de aver». En total se incluyen los nombres de 160expedicionarios que debían cobrar del erario real cantidades pendientes de su suel-do, así como de deudas contraídas con ellos por otros integrantes de la expedición3.En el folio 26r, esto es, al final de la relación y probablemente como signo de con-formidad, se ve la firma del obispo de Badajoz estampada en dos ocasiones —enletra claramente diferente a la del resto del documento— bajo la forma: «Epus.pacensj».

A este número de personas se añade en los folios finales del expediente el nombrede otras cinco que faltaban en la relación, con lo que el total asciende a 165. Se trata deJuan Pérez de Molina, escudero contino del Almirante don Cristóbal Colón —es decir,perteneciente a su séquito—, de Juan Ramírez de Toledo, contador de la carabela deJuan Fernández de Alcoba, y dos hijos suyos —los ballesteros Agustín y Diego de To-rres— que por entonces todavía permanecían en La Española y, en quinto lugar, de Ojerde Verástegui, contador de la carabela de Cristóbal Quintero, la denominada Pinta4.

En el caso del contador Ramírez de Toledo y sus dos hijos se inserta el trasladode una Cédula de la reina Isabel dirigida al obispo Fonseca y fechada en la ciudad deBurgos el 13 de octubre de 1496 (fol 27 r) con la disposición de que se abonen losatrasos al contador y a sus hijos5. También hay traslado de un mandamiento real —

1. Parece que el documento original constaba de cuarenta y nueve hojas, según se des-prende de lo que se afirma textualmente al comienzo del fol. 26 r: «Esta Relaçion decuentas de los mrs. que las personas en ella contenidas han de aver que les son deujdosdel sueldo que ganaron en el viaje de las yndias se fizo por ver merced del mandamien-to del rey e de la reyna nuestros señores que va su traslado al principio e va escripta enquarenta e nueve fojas de pliego de papel todas raydas e señaladas [...]». Este docu-mento se encuentra en el Archivo General de Simancas (A.G.S.).

2. La fecha de enrolamiento es variable: va desde dos meses a escasamente dos días antesde la partida de las naves. Así, por ejemplo, el boticario Bartolomé de Avellano seenroló el día 23 de septiembre de1493 (cf. fol. 17 r).

3. Sin embargo, el propio Fonseca reconoce que «demas de las presonas en esta relaçioncontenidas quedan otras muchas presonas que han de aver a çiertas contias de mrs. delsueldo del serviçio de las yndjas de los quales no se save su relaçion [...]» (fol 26 r).

4. En el fol. 2 r se menciona a Ojer de Verástegui, «contador que fue de la carabela Pinta»,como deudor del escudero Juan de Salaya.

5. Sin embargo, el obispo Fonseca hace constar a continuación del traslado de la RealCédula: «de los quales dichos mrs. que el dicho Juan Ramirez de toledo ha de aver porsy e por sus hijos no se le pagaron aca mrs. algunos porque al presente no hay djnerosde que se pague» (fol. 26 v).

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en este caso del Rey y la Reina— para apoyar la petición del contador Verástegui.En él los Reyes dicen que este contador «fue a nos servir desde barçelona con elalmirante don xristoval colon a las yslas de las yndias» y que «del trabajo que allaovo cobro una enfermedad de que ha llegado a punto de muerte e a cabsa de ello estaen mucha neçesidad suplicandonos e pidiendonos por merçed le mandasemos pagarel sueldo que le es deujdo [...]» (fol. 28 r). Esta Cédula, dirigida también al obispoFonseca, está fechada en la villa de Medina del Campo el 12 de septiembre de 1497.

Por último, en el fol. 28 v se recoge el traslado de una Real Cédula fechada enla villa de Alcalá de Henares el 15 de diciembre de 1497 y dirigida al Tesorero delos Reyes, Alonso de Morales, para que éste abone la cantidad de dos cuentos —esdecir, dos millones— quinientos noventa y siete mil setecientos setenta y nuevemaravedíes. La firma es del escribano real Fernando de Zafra, cuya firma aparecetambién en el mandamiento que los Reyes hacen al obispo Fonseca para que ésteemprenda la relación de personas que han servido en Indias y a quienes se lesadeuda una parte de la paga y que bien podría ser el escribano del documento queestamos estudiando6.

Desde el punto de vista formal, este documento traslado de un original certi-ficado, está escrito en letra cortesana de la época, ejecutada con cierta premura, loque se nota tanto en la poca concreción del trazo como en el hecho de que lastachaduras son relativamente frecuentes.

2. NUEVA LISTA DOCUMENTADA DE LOS TRIPULANTES

QUE ACOMPAÑARON A COLÓN EN 1493

2.1. Cuantificación de expedicionarios «por las deudas habidas»

Un somero desglose estadístico de los 166 expedicionarios cuyos nombres apare-cen en la relación como personas a quienes se les adeuda el sueldo o son acreedo-ras de otras personas que estaban al servicio real nos proporciona los resultadosque ofrecemos a continuación.

Del dicho total se consigna a 16 personas —casi el 10 por ciento— sin indi-cación de oficio ni de fechas de enrolamiento y de retorno, por lo que podemossuponer que dichos expedicionarios figuran en la relación sólo por las deudascontraídas con ellos por terceras personas a cuenta del sueldo de éstas y que, porlo tanto, se trata de expedicionarios no sujetos a asiento, es decir, a contrato conla Corona. A este grupo pertenecen tres mujeres: María de Granada, CatalinaRodríguez, vecina de Sanlúcar, y Catalina Vázquez. A la primera le debían dine-ro —hasta un total de 8.000 maravedíes— tres personas: un aserrador, un «hom-

6. Cfr. fol. 1 r.

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bre del campo»7 y un grumete (fol. 15 v). De las otras dos se hace constar res-pectivamente que las deudas son «por çiertas presonas en cuenta de sus sueldospor cosas que les vendio [cada una de estas mujeres] en las yndias» (fol. 19 r)8.A Diego de Luna, vecino de Córdoba, se le reconoció una deuda —contraídacon él por dos «espaderos»— por valor de 8.378 maravedíes, de los cuales se ledescontaron 3.185 «Resçibidos en cuenta de dos esclavos que conpro yndios»(fol. 14 v).

Otro grupo —también de 16 personas— es el de los fallecidos en Indias, aquienes se les asientan sus haberes desde el día en que se enrolaron en la armadareal hasta la fecha de su fallecimiento9. Tres personas permanecían en La Españo-la al tiempo de hacer esta relación: un hijo del labrador Benito López y los doshijos del contador Juan Ramírez de Toledo. El primero figura como labrador, aligual que su padre, y los otros dos como ballesteros.

7. Conviene aquí recordar el famoso pasaje del padre Las Casas (Historia, I, cap. LXXXII)citado por Ángel Rosenblat, Los conquistadores y su lengua, Caracas, Ediciones de laBiblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1977: «Llegáronse 1.500 hombres,todos o los más a sueldo de Sus Altezas...; creo que no pasaron de veinte de a caballo,todos peones, aunque los más hidalgos y personas que si tuvieran de qué comprarlos,no les fueran desproporcionados los caballos. Fue mucha parte de gente trabajadoradel campo, para trabajar, arar y cavar y para sacar oro de las minas..., y de todosoficios algunos oficiales; toda la mayor parte iba con sus armas para pelear, ofrecién-dose caso» (p. 14, subrayado nuestro). Sin embargo, añade Rosenblat: «Es probableque Las Casas exagerara la cantidad de hidalgos («los más») y la gente trabajadora delcampo, que en realidad fue escasísima» (ibídem, subrayado nuestro). Para más deta-lles sobre la denominación «hombres del campo» véase infra la nota 16.

8. A Catalina Rodríguez le adeudaban por un importe de 6.521 maravedíes un ballestero,un grumete, un carpintero y un «espadero». Catalina Vázquez tenía nada menos quedieciséis deudores por un total de 21.261 maravedíes: entre ellos figuraban dos pilotos—Francisco Martínez y Alonso Pérez Roldán—, un maestre de obras, un marinero, ungrumete, un herrero, un aserrador, dos escuderos, dos «espaderos», tres ballesteros, unespingardero y un «hombre del campo».

9. Son los siguientes: El ballestero Diego de la Morera, hijo del escudero Fernando de laMorera († 5/IV/95), Ferrand, maestro de albañil († 18/III/95), Gaspar Ferrández, car-pintero de la carabela de Juan Gallardo († finales de agosto de 1495), Juan Gallego,«espadero» († 12/XII/95), Juan de Villalba, «espadero» († 27/VIII/94), Juan de Vanegas,escudero contino del Almirante († 22/XI/94), Alonso de Alcántara, trompeta, († 13/III/95), Pedro Gallego, escudero contino del Almirante († 22/XI/94), Diego de Talaván,«espadero» († 27/XII/96), Bernardino de Valdés, del que no consta oficio († 25/IX/94), Bernardino de Huesca, platero y latonero († 15/XII/95), Francisco de Cámara,bombardero († 21/VI/95), García Martín Sendino, herrero († 26/X/94), CristóbalSánchez de Carmona, tejedor († 2/III/95), Ferrando de Luna, escribano de la carabelade Juan Ferrández de Alcoba († 8/X/94), y Ferrando de Toledo, tejero (10/XII/95).

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Un caso particular es el del lombardero Nicolás de Embargas, del que seseñala que volvió de las Indias a Cádiz el 10 de abril de 149510. A éste hay queañadir otros tres nombres que se incluyen también en la relación: los del capitánJuan de Aguado y dos de sus hombres en la expedición que por mandato de losmonarcas partió de Sevilla el 5 de agosto de 1495 para tomar conocimiento delestado de cosas en la Isla Española y regresó a Cádiz, con el propio Almirante yun nutrido grupo de los expedicionarios de 1493, el 11 de junio de 149611.

En esta última fecha retornaron 83 de las personas cuyos nombres se consig-nan en la relación (prácticamente la mitad del total)12. Un contingente de 43 expe-dicionarios —cerca de la cuarta parte— arribaron a Cádiz en dos fechas posterio-res: el 5 de noviembre y el 2 de diciembre del mismo año13.

10. Con toda probabilidad este lombardero volvería en el segundo tornaviaje de Antoniode Torres, que zarpó de La Española el 24 de febrero de ese mismo año con un carga-mento de más de 500 indios. En dicha expedición volvió también un compatriota deColón, Miguel de Cúneo, quien en su famosa Relación (cf. Cartas de particulares aColón y Relaciones coetáneas, edición de Juan Gil y Consuelo Varela, Madrid, AlianzaEditorial, 1984, pp. 257-258) informa de las dificultades del viaje en los siguientestérminos: «[...] navegando con tiempos pésimos y contrarios nos fue menester tornartres veces atrás, de suerte que estuvimos un mes entre aquellas islas». Y añade: «Poresta razón, viendo nosotros las pocas vituallas que teníamos, tomamos la vuelta detramontana, sobre la que anduvimos cerca de DC millas; y plugo a Dios que los vien-tos soplaran tan favorables sobre las velas, que pasamos de la isla de Baluchen [esdecir, Boriquén o Puerto Rico] a la isla de la Madera en XXIII días. Pero al llegarnosotros al mar de España, murieron cerca de CC personas de los dichos indios, creoque por el aire insólito, más frío que el suyo, a los cuales arrojamos en el mar. Laprimera tierra que vimos fue el cabo de Espartel, y bastante pronto entramos en Cádiz,lugar en el que descargamos todos los esclavos, que estaban medio enfermos: [...] noson hombres de carga y temen mucho el frío y tampoco tienen larga vida».

11. Como es sabido, en enero de 1495 un huracán destruyó la casi totalidad de la flota deJuan de Aguado, surta en el puerto de La Isabela. La vuelta a España se efectuó en doscarabelas, que son las que llegaron a Cádiz el 11 de junio de 1496 (cf. al respecto lainformación suministrada por Juan Gil en Cartas de particulares a Colón, citada en lanota anterior, véanse allí especialmente sus notas 123 y 125 a las Décades de PedroMártir).

12. A este total habría que sumar un nombre más: el de Juan Cerón, contino del Almirante,del que consta la fecha de enrolamiento (2/IX/93) pero no la de retorno, sin duda porlapsus del amanuense.

13. Según nuestros recuentos, en la primera fecha volvieron 23 del total de expediciona-rios y en la segunda 20. Estos dos viajes plantean un problema respecto a lo que cono-cemos por las fuentes (principalmente por Pedro Mártir y Las Casas), que no refierenningún viaje de vuelta a la Península inmediatamente después de la expedición dePeralonso Niño, quien zarpó de Cádiz al poco de llegar las dos carabelas de Colón y

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2.2.Oficios de los acompañantes de Colón

Aparte de los 166 nombres de personas de cuyos sueldos —percibidos o adeuda-dos— se deja constancia, figuran en la relación —también con indicación de suoficio— alrededor de trescientos nombres de personas que debían dinero a losprimeros. Algunos de dichos nombres se repiten en más de una ocasión, y ademásno se descartan posibles casos de homónimos entre ellos, por lo que no es fácildeterminar con exactitud el número de personas realmente consignadas. Contan-do todos aquellos, entre acreedores y deudores, que tienen indicación de oficio, eltotal resultante es de 301 nombres diferentes.

Un 15,6% de dicho total corresponde al grupo de los escuderos de a pie, queconstituían un grupo de 47 personas14. Una decena de los escuderos pertenecían asu vez al cuerpo de los continos al servicio del Almirante15.

Aguado en junio de 1496 y regresó a este puerto con un cargamento de indios el 29 deoctubre del mismo año. No obstante, también sabemos por aquellos dos autores que enel momento de la fundación de la ciudad de Santo Domingo, en agosto de 1496, seestaban construyendo dos carabelas en el puerto de La Isabela. Quizá fueron éstas lasque sirvieron para transportar, en las fechas mencionadas, los dos contingentes de ex-pedicionarios de 1493 que volvieron después de Colón.

14. Considerando como hace Rosenblat (Los conquistadores y su lengua, obra citada supra enla nota 7) que todos los escuderos eran hidalgos, este porcentaje del 15,5 % de escuderosentre los expedicionarios de 1493 que figuran en la relación viene a coincidir con laspropias estimaciones de Rosenblat cuando afirma: «La proporción de hidalgos era eviden-temente alta en la sociedad hispanoamericana, por lo menos hasta 1570. Para dar algunacifra hipotética, nos inclinamos a pensar en un quince por ciento aproximadamente» (ibídem,p. 60, subrayado nuestro). Discute Rosenblat en dicho trabajo los resultados a los que llegael historiador chileno Mario Góngora en su monografía Los grupos de conquistadores enTierra Firme (1509-1530), Santiago, Universidad de Chile, 1962, a propósito del primerrepartimiento de indios practicado en Panamá, en 1519, entre 93 vecinos: mientras queGóngora sólo encuentra 3 hidalgos, Rosenblat llega a contar hasta 15 en el mismo docu-mento, es decir, más del 15 % del total (cf. ibídem, pp. 60-62, nota 30).

15. Sobre los continos (forma arcaica de continuos) que acompañaron a Colón es su se-gundo viaje, el general Francisco Castrillo —en su monografía El soldado de la con-quista, Madrid, Mapfre, 1992, p. 21— afirma lo siguiente: «Colón intenta ademásllevarse a Indias un cierto número de continos, soldados reales. La contestación real,en carta a Fonseca, la reproduce Morales Padrón: «Y cuando a los continos que decísque toma el Almirante de Indias, bien que lo que le dijísteis que para este viaje no hamenester tomar continos algunos, pues todos los que allí van por nuestro mandado hande facer lo quel en nuestro nombre les mandare, y facer apartamiento de suyos e ajenospodía traer muchos inconvenientes; pero si para su acompañamiento quisiere llevaralgunos que lleven nombre de suyos, bien puede llevar fasta diez escuderos que han deir, e otras veinte personas en cuenta de las mil personas que han de ir, y a éstas se pague

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Entre los hombres de armas se menciona además a 9 hombres de a pie (7 deellos de la guardia del Almirante), 6 continos, 31 ballesteros, 50 «espaderos», 11lombarderos y 3 espingarderos: un conjunto de 110 soldados, que con sus jefes,los escuderos, suman un total de 157 expedicionarios dedicados expresamente aloficio militar. A ellos habría que añadir también como integrantes de la hueste a 1«tamborino» y a 5 trompetas. Otros 7, pertenecientes a la categoría de «hombresdel campo», serían en realidad —más que campesinos— potenciales soldados(«gente de guerra y campo», según expresión de la época)16. En conjunto, loshombres de armas —incluidos los escuderos— representan el 56,2% del total(170 de un contingente de 301).

Los hombres de mar —entre grumetes, marineros, calafates, contramaestres,pilotos y capitanes— alcanzan la quinta parte (el 19,9%): suman todos ellos 60,conjunto que se desglosa de la siguiente manera: 17 grumetes, 30 marineros, 5calafates, 5 pilotos17, 1 contramaestre (Mateo de Morales) y 2 capitanes18.

su sueldo como a las otras»». Y añade el general Castrillo: «Se ve claro que los Reyesno quieren prescindir de sus continos, soldados reales con carácter de permanentes,escasos en número» (ibídem). Los nombres de los diez escuderos continos de la expe-dición de 1493, tal como se incluyen en nuestra relación, son los siguientes: GarcíaTroche, Juan de Benegas (o Vanegas) († 22/11/94), Pedro Gallego († 22/11/94),Bartolomé de Morales, Luis de Mayorga, Fernando de Córdoba, Cristóbal de Torres,Pedro de Terreros, Pedro de Arroyal y Alonso Maestro.

16. Sobre la denominación «hombre del campo» véase supra lo expuesto en la nota 7. En elDiccionario de Autoridades, esta expresión (s. v. campo) presenta dos acepciones: laprimera es la de «campesino»; la segunda es la siguiente: «También se dice el que estácriado, y hecho a él [es decir, al campo], y por esso suele ser mas desembarazado,ligero, y fuerte, y tener conocimiento de las veredas, y passos. MEND[OZA] Guerra deGranada, lib. 2. núm. 5. Envió à Don Alonso de Cárdenas con pocos Arcabuceros quepudo recoger, hombre suelto y de campo». Los nombres de los «hombres del campo»contenidos en la relación son los siguientes: Miguel Ballestero, Antonio de Cárdenas,Pedro de Foronda, Tomás Valenciano, Juan de Céspedes, Diego de Ávila (o Dávila) yAlonso de Vallejo. Ciertamente, los apellidos de algunos de estos «hombres de campo»—Cárdenas, Foronda, Céspedes, Dávila ...—no dejan de sugerir una posible condiciónde hidalgos en las personas que los llevaban. En el caso de Alonso de Vallejo se dice ennuestro documento: «Reçibio el dicho en la corte iiUd mrs. por mandado de sus altezasen esta manera del thesorero morales iiU en xxviii de agosto de xcvii años del comen-dador Juan de la parra d mrs. en dies de noviembre del dicho año» (fol. 21 v).

17. Se trata de Alonso Medel (piloto de la carabela Niña), Alonso Fernández (piloto de lanao Gallega), Alonso Pérez Roldán (también piloto de la nao Gallega) y dos «pilotossobresalientes»: Francisco Martínez y Bartolomé Pérez Niño.

18. Uno de ellos es Alonso de Medina, capitán de la Niña. El otro, Gaspar Ferrández († afines de agosto del 95), aparece registrado como «carpintero» de la carabela de JuanGallardo, pero se trata sin duda de un lapsus calami por «capitán», ya que no es el único

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Mientras que los oficiales reales —10 escribanos y 4 contadores— constitu-yen el 4,6% del total19, la gente de distintos oficios que se consigna en la relaciónsupone el 18,9%. La distribución de estos 57 «oficiales» es la siguiente: 5 albañi-les, 5 aserradores —uno de ellos, Navidad Bretron, de sierra francesa—, 1 barbe-ro, 2 borceguineros, 1 boticario, 5 caleros, 8 carpinteros, 1 cerrajero, 1 cetrero, 6despenseros de carabela, 1 herrador, 4 herreros, 2 labradores (padre e hijo), 1«maestro de altabeles» (‘maestro de atabales’), 1 maestro mayor de fortalezas ynavíos (Miguel de Acebedo), 1 maestro de obras, 1 mayordomo de carabela, 2plateros20, 1 «repostero» del Almirante, 1 sastre del Almirante, 1 sillero, 2 tejedo-res y 4 tejeros.

Del estamento eclesiástico sólo se menciona a Rodrigo Frey Jorge como alba-cea del «bombardero» difunto Francisco de Cámara21.

caso en la relación que aquí estudiamos: al final del fol. 14 r, el carpintero de navíosJuan Rodríguez Cardero es mencionado como «capitán de navíos». De Gaspar Ferrándezse dice: «[...] asentaronsele quatro mjll mrs. de sueldo cada mes por carpintero que fuede la caravela de Juan Gallardo e montole aver desde dies e nueve dias de agosto denoventa e tres años hasta fin de enero de noventa e quatro años que çeso el cargo de ladicha capitanja xxiUdccxxxiii mrs. [...]» (fols. 12 v y 13 r, subrayado nuestro).

19. Éstos son sus nombres: los contadores Juan Ramírez de Toledo (de la carabela de JuanFerrández), Diego de Baeza (de la Freyla), Ojer de Verástegui (de la Pinta), Lope deAlcocer (de la Mariagalante) y los escribanos Rafael Cansino, Antonio del Castillo,Alonso de Molina (de la carabela Cardera), Diego de Morón (de la carabela de AntónBoniel), Diego de Salamanca (de la misma carabela), Carlos de Hontiveros (de la cara-bela de Juan de Triana), Juan de Ayala (de la misma carabela), Fernando de Luna († 8/10/97), Rafael Catano (de la carabela Freyla) y Francisco de Morales (de la Niña).

20. Sus nombres son Juan de Toledo y Bernardino de Huesca († 15/12/59). Del primero sedice: «Juan de toledo platero asentosele mjll e ochenta e tres mrs. e dos cornados desueldo cada mes por platero e conosçedor de mineros e labrador de oro e montole averdesde xxviii de agosto de xciii años hasta xi de junjo de xcvi años que bolujo de lasyndias a calis xxxiiUdliiii mrs [...]» (fol. 10 v), y del segundo: «bernaldjno de huescaplatero defunto asentaronsele mjll mrs. de sueldo cada mes por platero e latonero emontole aver desde xxvii de agosto de xciii años hasta quinze de diziembre de xcvaños que fallesçio xxviiUdclxvi mrs. [...]» (fol. 22 v).

21. Textualmente se dice: «francisco de camara bonbardero defunto asentaronsele mjll etrezientos e dose mrs. e medio de sueldo cada mes por bonbardero e montole averdesde xxi de agosto de xcii años hasta xxi de junjo de xcv años que fallesçio xxixUcccxiimrs. Resçibio el dicho çinco mjll e doszientos e çinquenta mrs. e despues Rodrigo freyjorge su albaçea tres mjll e çinco mrs. e medio que son viiiUcclv e medio queda que hade aver el dicho frey jorge como su albaçea e sus herederos del dicho françisco decamara xxiUlvi mrs. e medio» (fol. 22 r).En su edición de la Relación de Miguel de Cúneo, Juan Gil (Cartas de particulares aColón y Relaciones coetáneas, obra citada supra en la nota 10, p. 259) recoge la opi-

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3. DATOS SOBRE LAS NAVES DE LA EXPEDICIÓN DE 1493

Es de resaltar el hecho de que en el documento en cuestión se registre el nombrede dieciséis de las diecisiete naves que condujeron a La Española el contingenteexpedicionario. Son tres naos y trece carabelas: las naos Marigalante, Gallega yColina (de Bartolomé Colín)22, así como las carabelas Pinta, cuyo dueño «xol.

nión expresada por el historiador J. Manzano de que este Frey Jorge fuese el mismoabad de Lucerna que describía Cúneo como «hombre muy sabio y riquísimo, que sólohabía venido a aquellas regiones por el placer de ver cosas nuevas; el cual es buenastrónomo y cosmógrafo» con el que Colón «sostenía una gran discusión». SegúnCúneo, «arguyendo [el Almirante] sobre la costa mencionada arriba [es decir la deCuba], por la que hemos navegado DL leguas, que por este tamaño era tierra firme, ledijo que no (es decir, el abad), sino que era muy grande isla, parecer al cual la mayorparte de nosotros nos acostábamos, considerada la forma de nuestra navegación». «Poresta razón —continúa el italiano— el señor Almirante no le ha querido dejar venir aEspaña con nosotros, para que, al pedirle su opinión la Majestad del Rey, no cause consu respuesta que el dicho Rey abandone su empresa». Según J. Gil (ibídem, nota 44),«J. Manzano (Colón y su secreto, p. 512, n. 293) identifica este abad de Lucerna con elfrey Jorge que los Reyes ordenaron, por cédula expedida en Arévalo en 1 de junio de1495, que dejara Colón partir de la Española».

22. En esta nao iba como marinero un Juan de la Cosa: «Juan de la cosa marineroasentaronsele mjll mrs. de sueldo cada mes por marinero de la nao coljna e montoleaver desde xx dias de agosto de xciii años hasta xi de junio de xcvi años que bolujo delas yndias a cadis xxxiiiUdcclxvi mrs. tienen (sic) Resçibidos xvU mrs quedan (sic)que a de aver xviiiUdcclxvi mrs.» (fol. 11 v). Probablemente se trate del mismo Juande la Cosa «vesino del Puerto de Santa María, maestro de haser cartas, marinero de ladicha caravela Niña» que aparece en el documento editado por Consuelo Varela con eltítulo «Informe y juramento de cómo Cuba era Tierra Firme», Cartas de particulares aColón..., citado supra en la nota 10, p. 219. El hecho de que éste último sea marineroen otra nave no es concluyente de que se trate de otra persona porque el 2 de febrero de1494 partieron del puerto de La Isabela doce de las diecisiete naves de la armada,aunque sin toda su tripulación, ya que parte de ella pudo quedarse en la Isla Española.Sobre la personalidad de Juan de la Cosa sigue siendo de imprescindible consulta lamonografía de Antonio Ballesteros Beretta El cántabro Juan de la Cosa y el descubri-miento de América, 2ª edición, Santander, Diputación Regional de Cantabria, 1987 (1ªedición, La marima cántabra y Juan de la Cosa, Santander, 1954).Bartolomé Colín, vecino de Palos, volvió a las Indias, comandando su propia nave, enla flota de Juan de Aguado, que zarpó de Sevilla el 5 de agosto de 1495 (cf. J. Gil, nota123 a su edición de las Décades de Pedro Mártir, en Cartas..., p. 84). Asimismo, retor-nó a España en marzo de 1496 como maestre de la carabela Santa Cruz (ibídem, p. 85,nota 125).

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quintero» aparece citado en el fol 28v de este documento23,Gutierra (de AlonsoGutiérrez), la de Antón Boniel, la Freyla (es decir, la «fraila»), la Cardera (quizádel carpintero Juan Rodríguez Cardero), la de Rodrigo Martínez, la Triana o Ca-rabela Vieja de Juan de Triana, la de Juan Ferrández de Alcoba, la Prieta (de JuanFerrández Prieto), la de Diego Rodríguez Prieto, la Gallarda, la de Antón Buenoy la Niña24.

Sabemos que doce de las diecisiete naves, en una flotilla comandada por An-tonio de Torres, zarparon del puerto de La Isabela rumbo a España el 2 de febrerode 1494. Después de una expedición al Cibao, en el interior de La Española, enbusca de oro, Colón emprende un viaje de exploración al Oeste con la intenciónde llegar a tierra firme. El 24 de abril parte con tres carabelas —la Niña, la Carderay la San Juan— y llega el 3 de junio a la costa meridional de la isla de Cuba, querecorre durante los días siguientes.

Un famoso documento conservado en el Archivo General de Indias (Patrona-to 8, ramo 11) con fecha de 12 de junio de 1494 contiene un juramento tomadopor el Almirante, a bordo de la Niña, a los tripulantes de los tres navíos de la

23. Se trata de la misma carabela que fue en el primer viaje. Su propietario, CristóbalQuintero, aparece citado en el Diario de Colón, en la anotación correspondiente allunes 6 de agosto (sólo cuatro días después de zarpar): «Saltó o desencasóse elgovernario a la caravela Pinta, donde iva Martín Alonso Pinçón, a lo que se creyó osospechó por industria de un Gómez Rascón y Cristóval Quintero, cuya era la caravela,porque le pesava ir aquel viaje, y dize el Almirante que antes que partiesen avían halla-do en çiertos reveses y grisquetas, como dizen, a los dichos» (edición de ConsueloVarela, Cristóbal Colón. Textos y documentos completos, Madrid, Alianza Editorial,1984, 2ª edición, p. 17).

24. Ballesteros Beretta recoge (op. cit. en la nota 22, pp. 72-73) un pasaje de la Relación deGuillermo Coma, traducida por Nicolás de Esquilache (Nicolo Scillaccio): «Nauigialeuissima multa; bárchias appellant cantábricas. Quibus ne ferri moles pernicitátempraepedíret: limno et súdibus magna ex parte juncta látera. Caravéllae ítem plurimae;minores enim ac naves... Cum his junctae quae ad perlustrandas indorum insulas parataerant», pasaje traducido por J. Gil, Cartas..., p. 182 de la siguiente forma: «[...] habíamuchas naves muy livianas (las llaman «barcas cantábricas»), cuyas cuadernas, paraque el peso del hierro no embarace su rapidez, están en su mayor parte ensambladascon clavazón de madera; asimismo muchas carabelas, pues estas naves, de menor cala-do, son capaces sin embargo de resistir una larga y dura navegación; y junto con ellaslas que estaban preparadas para reconocer las islas de los indios». «La flotilla —afir-maba en 1949 Ballesteros Beretta— se componía de diecisiete buques, de los que de-cía Michele Cuneo: optime in ordine de ogni cosa. Del nombre de los navíos sóloconocemos el San Juan, la Cardera, la Gallega y la Niña, distinta de la del primer viajey llamada así porque debía de ser, también, de la familia Niño. Cambió luego su nom-bre por el de Santa Clara (ibídem, p. 73).

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expedición. Bajo penas severísimas, Colón hacía jurar a los marineros, grumetes,pilotos, contramaestres y maestres de dichas carabelas —así como a sus criados ypersonas a su servicio— que las costas que acababan de recorrer no pertenecían auna isla sino a la tierra firme del continente asiático25.

En este documento se mencionan varios de los nombres registrados en nues-tra relación. Son los siguientes: Alonso Medel, Juan de la Cosa26, Juan del Barco,Diego de Morón, Juan de España, Alonso Pérez de Huelva, Bartolomé Pérez,Alonso Pérez Roldán, Alonso Rodríguez, Juan Rodrigues, Juan Albarracin, Cris-tóbal Bivas, Rodrigo de Santander, Pedro Portugués27, Diego Tristán, AlonsoGorjón, Tristán, Juan Vizcayno, Diego Leal, Fernando López y Juan de Jerez.

4. ANTROPÓNIMOS DE LOS EXPEDICIONARIOS

Un recuento, con fines de análisis lingüístico de antropónimos, de los nombres depersona mencionados en el texto arroja un total de 479, excluidos los nombres delos dueños de las embarcaciones. Sin embargo, en este listado de nombres no seencuentran los datos suficientes para acometer la tarea de identificación plena delos participantes en esta empresa de descubrimiento del Nuevo Mundo28. Así,algunos nombres se repiten en más de una ocasión y hay casos de homónimos,como por ejemplo: «Anton martin herrero» (13r), «Anton martin marinero» (12v);«bartolome perez piloto» (18v), «bartolome perez marinero» (18v); «JuanRodrigues carpintero» (5v), «Juan Rodrigues» (17v); «juan vizcaino marinero»(6r), «juan vizcaino marinero» (18v), «juan vizcayno onbre de pie» (12r), de untotal de 8 portadores del apellido «vizcaino» presentes en el texto.

Suficientemente debatido entre historiadores y lingüistas el valor identificadordel nombre del lugar de procedencia al lado del nombre a modo de apellido, esta

25. Dicho documento aparece recopilado en edición de Consuelo Varela en Cartas..., pp. 216-223. Es interesante la interpretación que de él hizo Ballesteros Beretta en su obra El cántabroJuan de la Cosa y el descubrimiento de América, citada en la nota 22, pp. 74-87.

26. Como ya se ha explicado en la nota 22 de este mismo trabajo, este afamado marinoaparece en esta relación como «Juan de la Cosa marinero asentaronsele mill maravedisde sueldo cada mes por marinero de la nao Colina» (11v), en tanto que en el documen-to de 1494 se habla de «Johan de la Cosa, vesino del Puerto de Santa Maria, maestro dehaser cartas, marinero de la dicha caravela Niña».

27. En el documento de 1494, «Pedro Portogues grumete» (fol.18r) aparece nombradocomo «Pedro de Salas, portogués, vesino de Lisboa, grumete [de la carabela Sant Juan]».

28. Desde la filología, uno de los más fecundos intentos de fijar la procedencia geográfica deemigrantes a Indias utilizando listas de pasajeros corresponde a Peter Boyd-Bowman, delque se ha consultado por el arco cronológico que abarca el Índice geobiográfico de más de56 mil pobladores de la América Hispánica, t.I (1493-1519), México, F.C.E., 1982.

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manera de nombrar ofrece una presencia abrumadora entre los viajeros de estarelación. La estadística de antropónimos con apellidos tomados de topónimos arro-ja un total de 124 expedicionarios, de los cuales el mayor porcentaje procede de losantiguos reinos de León y Castilla (21 poblaciones identificadas y 31 expediciona-rios) y Andalucía (14 poblaciones y 20 expedicionarios), seguidos del País Vasco (8poblaciones y 16 expedicionarios), Castilla-La Mancha (5 poblaciones y 11 expe-dicionarios), Santander (7 poblaciones y 9 expedicionarios), Extremadura (8 po-blaciones y 8 expedicionarios) y Aragón (3 poblaciones y 7 expedicionarios), re-partiéndose el resto entre Galicia (3 poblaciones y 6 expedicionarios), Madrid (3poblaciones y 4 expedicionarios), Valencia (1 población y 3 expedicionarios), Ba-leares (1 población y 2 expedicionarios), Cataluña (2 poblaciones y 2 expediciona-rios), Logroño (2 poblaciones y 2 expedicionarios) y Navarra (1 expedicionario).

Si se considerara solamente este rasgo geobiográfico y de forma intenciona-da se propusiera como plenamente indentificable el apellido con el lugar de pro-cedencia, tendríamos que entre los expedicionarios del segundo viaje de Colóncontenidos en esta relación, los castellano-viejos superan a los andaluces, signoque podría resultar relevante frente a otros análisis llevados a cabo en la llamada«etapa antillana»29.

29. Cfr. Peter Boyd-Bowman, Índice geobiográfico de más de 56 mil pobladores de laAmérica hispánica.I.1493-1519, México, F.C.E., 1985: p. XIV, en Puerto Rico, hasta1509, la estadística de aportación de los pueblos de España es: 1º andaluces: Huelva,Sevilla, 2º castellano-viejos: Valladolid, Zamora, Toro (Zamora), Olmedo, sobre todo,3º vascos: Guipuzcoa, 4º castellano-nuevos, 5º extremeños, etc.; p. XV, en Cuba (unidaa Santo Domingo), hasta 1509: 1º andaluces: Sevilla y Huelva, 2º castellano-viejos, 3ºextremeños, 4º leoneses, etc.Algunos ejemplos entresacados de esta documentación son del tipo siguiente: (1.1)Castilla-León: «fernando de medina»(18v), «francisco de valladolid»(14v), «alonsode valladolid»(15r), «juan de valladolid»(16r),«goncalo de valdenebro» (3r), «djegode olmedo»(18r, 25v), «lujs de mayorga»(24v,25v), «ferrando de leon»(3r)[fndo. poncede leon, ? ], «Juan de çea» (22r), «Carlos de Hontiveros»(13v, 18v), «alonso deareualo»(2v), «bartolome de arevalo»(6r), «Andres de agujlafuente»(8v), «djego desalamanca»(2r), «anton de salamanca»(4r), «iohan de salamanca»(9v), «gonçalo deçamora»(4r, 6r, 13r), «pedro de çamora»(8r),«mjguel de toro»(9v), «Alonso deledesma»(6r,10v,13r), «Anton de paredes»(14v), ect.; (1.2.) Andalucía: «alonso deseujlla» (9r), «xtoval. sanches de carmona» (23v), «lope de carmona» (14r), «djego demoron»(25v), «pedro de palma»(20v), «alonso perez de huelua» (19v), «djego dealmonte» (18r), «juan de moguer»(12v), «djego ferrandez de trigueros» (25v), «Ferrandode cordoua» (7v) (18v) (19v), «mjguel de cordoua» (8v), «alonso de jahen» (19r),«iohan de andujar» (2r), «juan de xerez» (19v) = «johan de xerez» (22v), «lorenço dexerez»(3r), «ferrando de xerez»(13r), «ferrando de xerez»(25r), etc.; (1.3) País Vasco:«martjn de treujño»(3r), «iohan de alegria»(19r), «iohan de ernany»(15r), «ochoa de

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La fórmula «vecino de», bien tras el nombre y apellido solo o bien detrás deloficio, si no el lugar de que era natural, al menos indica con toda claridad laciudad o población donde radicaba en el momento de embarcar: «benjto lopezlabrador vezino de alcaras» (3r), «iohuan lopez herrero vezino de Malaga» (6v),«diego de luna vezino de cordoua» (14v), «diego de trejo espadero vezino demarbella» (14v), «cataljna Rodriguez vezina de Santlucar» (19r), «anton sanchesvezino de çafra» (19r), «lope de ayala vezino de Sevilla» (20r).

La identificación de procedencia a través de los apellidos se hace más eficazcuando estos denotan una ascendencia extranjera. Es el caso de «diego arnalte»(18r), «francisco de molen» (18r), «navidad bretron» (11r, 11v, 19v, 24v), «gomezde Roljn» (12v)—de origen francés—, «Rafael catano» (13r, 15v)—de origenitaliano—, «pedro portogues» (7r)—del vecino Portugal—, «lucas de brujas»(6r)—de Flandes.

Como muestra de la complejidad de la antroponimia para poder identificar alos personajes, dos nombres de la relación: «rodrigo de santander gjnoues»(25v)y «Jacome de Monleon»(17r).

Los nombres caracterizadores de la tradición antroponímica medieval hispá-nica son los más abundantes, con distintas variantes grafo-fonéticas: Juan (1v) ~

ernanj»(19v), «domingo de bermeo»(4v), «juan de legujçano»(11v,17v,24v), «juanvizcayno»(3v), «martin vizcayno»(3v), «juan vizcayno»(6r), «ortuño vizcayno»(11r),«juan vizcayno»(12r), «juan vizcayno»(18v), «pedro vizcayno»(21r), «pedro vizcaynomarinero»(22v), «gonzalo vizcayno»(25v); (1.4) Castilla-La Mancha: «Juan delViso»(2v), «Juan de Requena»(6r), «Juan de Requena»(18v), «martjn de añon»(5r),«xtoval de madrigal»(1v), «alonso de madrigal»(16v), «ferrando de madrigal»(9r,20v),«Juan de Toledo»(4r, 5v), «Juan de toledo»(10v), «Ferrando de toledo»(25r), etc.; (1.5.)Extremadura: «lazaro de caçeres»(5v), «Alonso de Alcantara»(16v), «francisco de lasgarrovillas»(9r), «pedro de trugillio»(7v), «lope de alcoçer»(4r), «Gil de berlanga»(8r),«francisco de llerena»(18r), «ferrand gonzalez de çafra»(13v); (1.6) Santander: «juande salaya»(2r), «gomes de salzedo»(12v), «pedro de Escalante»(14v), «pedro deyllanes»(23r, 23v), «gomes de salzedo»(12v), «djego de san bizente»(18v), «juanmontañes»(17v), «juan montañes»(19r), «xtoval. montañes»(20r); (1.7) Aragón:«alonsode gujlon»(13v), «gonzalo de agujlon»(13v), «djego de luna»(18v), «martjn deluna»(16r, 25r), «fernando de luna»(24v), «bernaldjno de huesca»(22v); (1.8) Galicia:«juan gallego»(1v, 2r, 19v), «johan gallego»(13v), «gomes gallego»(3r), «seuastian devayona»(4v, 24v) «pedro de betanços»(23v), «jorje de vigo»(17v); (1.9) Madrid:«francisco de madrid»(13r) «djego de madrid»(20r), «francisco de estrimera»(6r), «Juande Guadarrama»(5r); (1.10) Valencia:«tomas valenciano»(12v, 13r, 20v), «sauastianvalençiano»(19r), «matheo valenciano»(1v, 19r); (1.11) Cataluña: «anton debarçelona»(8v), «antonjo de poblet»(8v); (1.12) Logroño:«antonjo de cardenas»(6r),«iohan de santo domjngo»(10v); (1.13) Baleares: «mallorquin»(19v), «mallorqui»(17r);(1.14) Navarra: «juan navarro»(21v).

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iohan (2r) ~ iohuan (4v); ferrando ~ fernando ~ ferrand (19r); pedro gregorio(19v) ~ pero gregorio (22r);ortun lopez (2v) ~ ortuño vizcayno (11r)30.Interferencias entre el nivel grafémico y el fonético explican también la apariciónde formas diversas de nombres de origen ultrapireanico: gujllem gascon (2v) ~guillen gascon (6r); bernaldo gascon (18r) ~ bernal gascon (2v), así como unametafonía regresiva de vibrantes en «navidad bretron»(11v, 19r, 24v) y alternan-cias de formas en apellidos como alonso de gujlon (13v) ~ gonzalo de aguilon(13v); francisco de portollano (6r) ~ francisco de puertollano (15v); iohan deonbria (17v) ~ Juan de vnbria (17v).

Dos apellidos ofrecen variantes gráficas motivadas por razones meramenteescriturísticas, esto es, debido a diferentes modos de abreviar a lo largo del texto:fernando de moreria (1v) ~ ferrando de la morra (1v) ~ diego de la morera defuntohijo del dicho Fernando de la Morera onbre de pie (2r); sancho de porchetavallestero (27v) ~ sancho de porcha vallestero (1v).

5. RASGOS GRAFÉMICOS DEL TEXTO DE FERNANDO DE ZAFRA,ESCRIBANO DE LOS REYES CATÓLICOS

El comentario de estos apellidos nos introduce en el análisis de algunos puntosdel sistema grafémico de este documento. Hay variantes gráficas cuya distribu-ción no responde sino a un mero criterio escriturístico. No obstante, incluso enestos casos el texto sigue unos criterios de distribución muy firmes.

En la transcipción del texto se han conservado las variantes grafías de la vo-cal palatal, <y>~ <j>~ <i>, de las cualas las dos primeras aparecen con una gransistematicidad. La variante <y> se utiliza en los siguientes contextos: <y> más<n> —yndjas—; <s> más <y> —asy— y en secuencias diptongales —veynte,Reyna, Freyla, vizcayno, seys, seysçientos, luys—. La variante <j> aparece encontextos <uj>~<vj> —bolujo, noujembre—; <mj> —mjll, diesmjll, domjngo—,<nj> —junjo, quinjentos—; <dj> —yndjas, cadjs—; <tj> —martjn, setjembre—.En cambio, no han sido reflejadas las alternancias gráficas de la vocal velar, <u>y <v>, esta última presente sistemáticamente en el indeterminado vn, vna; sí quese mantiene como significativa la grafía <b> con valor vocálico en çibdad,recabdos, cabsa, debdas, que en algunos pasajes del texto se grafía como debudas(15r, 16v), con una hipercaracterización gráfica denotativa del valor vocálico dela <b> en estos contextos.

30. De este último nombre personal debe comentarse que la forma sin <f-> se remonta alos primeros documentos del reino de León (Ordon); en los documentos de origencastellano, aragonés y navarro aparece con <f-> (Fortuni, Fortun). Cfr. Menéndez Pidal,Orígenes del español, Madrid, Espasa-Calpe, 1972, §39.1.

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De los grafemas consonánticos de las labiales <b>~(<v>~<u>) se puede des-tacar que los diferentes modos y tiempos de los verbos modales aver y deveraparecen con <v>~<u> a lo largo de todo el texto, igual que las formas de escriviry sus derivados postverbales escrivano y escrivania, mientras que la forma bolujolo hace así, todo ello conforme a la tradición grafémica de los siglos precedentesque se mantendrá aún durante los siglos XVI y XVII. El término caravela deja versu origen portugués en esta manera de grafiar31. Ninguna de estas razones estápresente en otro término grafiado con <v>: vallestero, cuyo étimo y tradicióngráfica pediría <b>. La coexistencia de variantes gráficas de labiales se da enalguno de los nombres de persona: ximeno de briviesca y ximeno de vriviesca

En los grafemas nasales, la frecuencia de abreviaturas en que participa laalveolar nasal <n> y los orígenes mismos del grafema palatal nasal <ñ> —resul-tado de la abreviatura de dos <nn> contiguas— explica la aparición de represen-taciones grafémicas como xtoval. montanes (20r), ynigo de barrera (19r), lacaravela njna (18v), etc.

La tradición escriturística —con un fuerte afán conservador— nos explica losgrafemas <q> en quadernos, quanto, çinquenta, quales, quatro, xstoual de laquadra; quentos, quinientos, <pt> en escripta; <th> thenor; y <d> en grand osegund.

El grafema sibilante dentoalveolar <s > aparece en la transcripción como z:honze, vizcayno, catorze (8r, 9v), razon (10r), doze (13v), quinze (17r), treze (20r),fizo (26r), y en casi todas las desinencias -ez de los patronímicos: Ramjrez, lopez,Rodriguez, etc. En algunos patronímicos en -ez, como iohuan Rodrigues (5r),velazques (16r), vasques (19r), aparece —según tradición escriturística tempra-na32 — el grafema <s>, así como de forma más esporádica el grafema <z>: Perez,Albornoz (3v). Esta misma tradición secular explica grafías como cadjs (7v),Alcaras (3r), viscayno (8r), dosjentos (11r, 19v), dies (21v), dies e siete (24r), diese nuevemjll (13v, 17r). El grafema <?> (ese alta) se toma en la transcripción deeste texto como si de <s> se tratara.

Entre los grafemas de sibilantes palatales encontramos casos de <ç> y de suvariante alográfica <sç> coexistiendo en los mismo términos: Resçibidos ~Reçibidos (5v), fallesçio (2r) ~ falleçio (22r), ofresçido (27r). Se halla un caso deuso hipercorrecto de este grafema en presçençia (28v).

La alternancia en la representación gráfica de sastre y xastre refleja una tradi-ción escriturística, pero en este caso parece que subyace una alternancia fonética,

31. J.Corominas y J.A. Pascual: Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico,Madrid, Gredos, vol. I, 19913, s.v. carabela.

32. R. Menéndez Pidal: «Sevilla frente a Madrid. Algunas precisiones sobre el español deAmérica», en D. Catalán (ed.): Miscelánea Homenaje a Andre Martinet, La Laguna(Tenerife, Universidad, 1962, t.III, pp. 161.

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ya que la grafía <x> obedece a un influjo arábigo en la pronunciación de estetérmino33.

6. ANÁLISIS FONOLÓGICO

La reconstrucción de alguno de los rasgos fonológicos de este texto es posible si seatiende, por ejemplo, al timbre de las vocales átonas. Los ejemplos de vacilación semultiplican tanto en los casos de trueque de las vocales palatales /e/ e /i/ con prefe-rencia a favor de la /e/—defunto (2r, 3v), prolexidad (26r), oreguinal (27r) ~ oreginal(28r)—, aunque no falta algún ejemplo muy significativo de atracción de timbreshacia la más cerrada —borziguinero (12r) y mjnsion (19v)—, como en el trueque delas velares /o/ y /u/, de nuevo con predominio de la abierta sobre la cerrada—complida(1r), contadoría (4r), Portogues (7r). La asimilación, en la pronunciación, de la [e]átona hacia el timbre de otra [a] átona es la explicación en savastian valençiano(6r), varasteguj (28v).

Otro aspecto notable del vocalismo en este texto es el de los diptongos. Laforma contyno es utilizada como sustantivo designador de un oficio de unos cuantosexpedicionarios a lo largo de todo el texto y en origen es un derivado sin diptongode continuo, morfológicamente participio de pasado, adjetivo, adverbio. Ausen-cia de diptongo se da también en: «las contias de maravedis» (por las cuantias)(2r), trezentos (24v), pedro de atençia (12v), francisco de portollano (6r) ~francisco de puertollano (15v), gonzalo de ydorobo (19v) —por huidobro —. Encambio, el diptongo aparece en el numeral nueveçientos.

Un fenómeno del consonantismo que arranca de épocas precedentes es laconfusión de líquidas. Dentro de ella sobresale la neutralización fonológica de /-l/ y /-r/ en posición final de sílaba; en este texto hay al menos dos ejemplos:Bernaldo (2v) ~ Bernal (2v) ~ Bernaldino, albanj (3v) ~ abanj (6r) ~ albanjr(15v). También aparece la metátesis de <r> en presonas. El intercambio entre /d/y /l/ es un rasgo presente en caljz (7r) ~ cadjs (7v).

La grafía de nasal ante fonemas de orden labial no es <-m>, sino práctica-mente siempre es <-n>: onbre, lonbardero (7r, 17v), canpuzano (9r), tronpeta(12v), canpo (17v), bonbardero (23r), tienpo (26r), enbjo (26r).

Sobre la /f/ y su caída se da en hebrero, y en un apellido carlos de hontiveros(13v, 18v); por contra, se mantiene en fasta (23r), fizo (26r) y fojas (26r).

Las consonantes sibilantes en nuestro cotejo del texto para fijar el sistemagrafémico aparecen perfectamente colocadas, sin trueques entre ellas salvo en

33. J. Corominas y J.A. Pascual: Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico,Madrid, Gredos, vol. V, 19973, s.v. sastre.

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algunos casos aislados, como en minsjon, término que en este siglo XV y en elsiglo XVI, sobre todo, ofrece un gran número de variantes formales34.

Las prepalatales tienen un ejemplo de confusión entre grafías de sorda y desonora: tejero ~ texero, con un caso muy significativo en el folio 25r en que la dudalleva al escribano a colocar una <j> sobre una <x> que había escrito en un princi-pio. En los párrafos que hacen la copia de las cédulas acordada con su original seescribe oreguinal (27r) y oreginal (28r), ya comentadas en lo que se refiere alvocalismo átono, y que en cuanto al consonantismo merece la pena comentar por eldígrafo <gu> por <g>, ya que en documentación de la época y, sobre todo, del sigloXVI se ha interpretado con un posible valor de consonante velar o laríngea35. Entrelos antropónimos hay un ejemplo —«pedro de trugillio»(20r) ~ «pedro de trusillo»(7v)— en el que la pluralidad gráfica permite de forma clara advertir síntomas devariación fonética, tanto en lo que se refiere a las prepalatales —el grafema <g>,correspondiente al fonema /½/, es sustituido por el grafema <s>, que se correspon-dería con un fonema alveolar /s/36— como en lo que hace a las laterales —el trígrafo<lli>, en lugar de <ll>, suele corresponderse con el fonema palatal central /y/—.

En un apellido xtobal mollano (12v) ~ xtobal moyano (18v) se puede tambiénapuntar una confusión fonológica entre la lateral y la central. Al ser un únicotestimonio y en un apellido, no puede hablarse de un fenómeno de yeísmo en lalengua del escribano de este texto; sí que se podría aducir la ascendencia meridio-nal del expedicionario37.

7. RASGOS MORFOFONOLÓGICOS

Las alternancias verbales regidas por leyes morfofonológicas se encuentran en lasformas del perfecto de los verbos aver, estar, tener: ovieron (1r, 26r), ovo (6r),

34. Peter Boyd-Bowman: Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, Tamesis Books,1971, ofrece todas estas variantes en la entrada léxica: mincion, mencion, minsion, mision.

35. Peter Boyd-Bowman: «A Sample of Sixteenth Century ‘Caribbean’ Spanish Phonology»,en W.G. Milan et al. (eds.), 1974 Colloquium in Spanish and Portuguese Linguistics,Washington D.C., Georgetown University Press, 1975, pp.2 y 8; «Brotes de fonetismoandaluz en México hacia finales del siglo XVI», Nueva Revista de Filología Hispánica,XXXV, 1988, pp.78 y 79.

36. En documentos colombinos —del propio Almirante o de escribanos de la época— de entre1493 y 1504 analizados lingüísticamente por Juan A. Frago (Andaluz y Español de Améri-ca: Historia de un parentesco lingüístico, Junta de Andalucía, Consejería de Cultura yMedio Ambiente, 1994, p.19) aparecen casos de trueque de <x> por <s>: bexa (por besa),pero aún son más frecuentes los ejemplos de <s> por <x>: debaso, desasen, trusiere .

37. El único poblador con el apellido Moyano que recoge Peter Boyd-Bowman en su Índicegeobiográfico lo coloca como procedente de la localidad Benalcázar (Córdoba) (nº 1366).

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estovo ~ estuvo (28r), tovimoslo (28r). En cambio, en el perfecto de traer aparecesolamente la variante traxo (3r)38.

La segunda persona de plural —con un referente singular ‘vos’— del presen-te de subjuntivo ofrece en el texto un uso alternante entre la forma plena (-ades/-edes) y la forma reducida (-ais/-eis): hagades (27r) ~ fagades (28r), averiguades(28r); fagays (27r), veyais (28r), disteis (28v). Con la observación de que todasestas formas se encuentran en los textos de la cédulas reales que se añaden a losfolios de la relación.

También en los textos de estas cédulas se encuentran variantes de formas ver-bales analógicas con otros paradigmas, como seya informado (27r), veyais (28r).

Morfofonológicas son las reglas que actúan en la configuración de la catego-ría artículo determinado —de género femenino— ante nombres comenzados porvoc.l a-. En este documento aparece un único ejemplo en que estas reglas se dan:«una de las caravelas del armada que partieron para las yndjas» (27v).

8. ANÁLISIS MORFOSINTÁCTICO

Aunque el carácter de relación enumerativa de nombres y cantidades expresadasdel texto no parecería dar mucho margen al análisis morfo-sintáctico, sí que se puedeejemplificar el estado de lengua de finales del XV en lo que se refiere al sistemaverbal, o bien a los pronombres átonos, los clíticos o los posesivos, por ejemplo.

En el análisis de las formas verbales que aparecen destaca por el elevadonúmero de ejemplos las formas de futuro de subjuntivo, esto es, de las llamadasformas en -re. Podrían incorporarse estos datos de 1496 al inicio de la secuenciacronológica que recorre los tres siglos de la llamada «etapa colonial» en docu-mentos de Santo Domingo, cuya cantidad es tal y en contextos sintácticos tanvariados que impiden hablar de decadencia de esta forma en su uso a finales delXV o principios del XVI, tal y como venía sosteniéndose desde hace tiempo39. Al-gunos de estos ejemplos son:

38. En un pleito datado en 1509 en Santiago de los Caballeros (Santo Domingo), analizadoen ocasión precedente desde el punto de vista morfofonológico, aparecen las dos va-riantes de la alternancia verbal: truxeron y traxo. Cfr. M. Carrera de la Red: «Morfofo-nología del español de Santo Domingo. Una perspectiva de cinco siglos», en Actas delXVI Congreso Internacional de la A.L.F.A.L. (Las Palmas de Gran Canaria, 1996) (enprensa).

39. Cf. María Beatriz Fontanella de Weinberg: El español de América, Madrid, MAPFRE,1992, p. 75, y Francisco J. Zamora: «Formas en -re en documentos coloniales enSanto Domingo», Revista de Filología de la Universidad de La Laguna, 13/1994,pp. 363-375.

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«e montole aver desde xxxi de agosto del año de xciii años en adelante loque montare hasta el tiempo que paresçiere su servicio por quanto quedoen las yndjas»(3v)«montole aver desde xxx de agosto de xciii años hasta postrimero de enerode dicho año de xciiii años que çeso el cargo de la escribania quatro mjll eseteçientos e doze mrs. desde primero de hebrero de noventa e quatro añoshasta xi de junjo de xcvi años que bolviere de las yndjas a cadjs» (7r)«tiene Resçibidos doze mjll e veinte e dos mrs. que cuenta de lo que montarelo que ha de aver son xiiUxxii mrs.» (24r)«a los que no paresçieren en persona pagadlos a quien su poder ovieren loque han de aver los defuntos pagadlo a quien mostrare recabdos los testa-mentos por donde le pertenesca» (28v)«segund que el dicho Alonso de Medina vos diere por su contia» (28v)«e todo lo quefallardes [vos] que le es deujdo gelo fagades pagar luego» (28r)«los mrs. que asy dierdes e pagardes [vos] de los dichos dos quentos» (28v)

La pronominalización verbal es otro de los rasgos destacables en este textopor afectar a la fórmula más repetida a lo largo de toda la relación: el verbo transitivoasentar se convierte en asentosele, asentaronsele.

La enclisis del pronombre personal átono en los dos últimos ejemplos citadosobedece a la regla de aparición del verbo en posición de prepausa, ya que delantede la forma verbal solo aparece en aposición el nombre de la persona y, en sucaso, el oficio. Por ejemplo:

«§ pedro de Ronda escudero a pie asentosele veynte mrs.(...)» (1r)

En el caso de otro verbo que se repite casi con el mismo índice de frecuencia—montole— la enclisis obedece a la regla de la aparición del verbo en posicióninicial absoluta de frase.

En los demás ejemplos, se mantiene la tendencia de siglos anteriores a laanteposición de los pronombres átonos: «los quales se pusieron a las cuentas delas dichas presonas por quien las ha de aver»(2v), «la razon dello muy complidanos la enbiad luego»(1r), «los otros contadores que fueron a nos servir» (28r).

Los pronombres átonos se lo (gelo) amalgamados y con palatalización de lasibilante tan frencuentes en la lengua de los siglos medievales están presentes enuna única ocasión:

«e todo lo que fallardes que le es deujdo gelo fagades pagar luego» (28r)

Los posesivos ofrecen casos singulares. Por ejemplo, está presente el uso delartículo ante adjetivo posesivo: «la mi merçed» (27). La utilización de formasredundantes para marcar la posesión o pertenencia, muy importante en un texto

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de este talante: «los quales estan asentados a su cuenta de cada uno»(20r), «yestan puestos a su cuenta dellos» (20v),«que le es deujdo çierto sueldo de el e delos dichos sus hijos» (27r).

En el sistema adverbial, la presencia como adverbios de lugar de aca y alla,de ascendencia gallego-portuguesa, frente a los más característicos del castellanoaquí y allí, resulta relativamente significativo cuando en el español de Américason los que han pervivido hasta la actualidad y cuando el escribano se estabarefiriendo precisamente a uno y otro lado del Atlántico: «no se le pagaron acamrs. algunos»(26v), «ha mas de tres años que los tiene alla»(27r). Un tercer ad-verbio de lugar que aparece es el más arcaizante ende: «aun ende las yndjas quees»(4v).

9. ALGUNAS ANOTACIONES LÉXICAS

Como final del breve comentario histórico-lingüístico de esta documentación co-lombina, se puede analizar cierto léxico que guarda relación con las actividadeseconómicas que generaba la preparación de la armada y con alguna de las activi-dades profesionales más particulares que declaraban ejercer los integrantes de laexpedición en el momento del embarque.

Al sistema de poblamiento establecido en la colonización progresiva de lasnuevas tierras que se descubrían se le llamaba asiento. Este término, tal como hasido interpretado de forma habitual entre los estudiosos de la historia lingüísticade orígenes de las islas y continente americano40, marcaba no sólo la situación enel espacio descubierto del lugar destinado a la población, sino también —y es eneste sentido en el que debe tomarse el término asiento de este texto— los conve-nios y contratos para la ejecución de determinadas realizaciones: «ni se sabe (...)ni que es lo que se les deve ni el asiento que con ellos se tomo»(1r), «la cuenta delo que les es devido segund el asiento que con ellos se hizo»(27r). Es, pues, underivado postverbal de asentar, tan frecuente también en este tipo de documentos,con el significado particular de ‘anotar’41.

Para saldar la deuda o adeudo —«quedanle de adeudo»(1v)—, se procede allibramiento o libranza ( librança)’orden de pago’: «en cuenta de dicho libramien-

40. Manuel Álvarez Nazario: Orígenes y desarrollo del español en Puerto Rico (Siglos XVI

y XVII), Río Piedras, Editorial Universitaria, 1982, pp. 228 y 243.41. La variante gráfica assiento, muy empleada en documentación indiana, guarda rela-

ción con el verbo assentare de origen italiano, de donde lo tomó como préstamo formaly semántico el castellano. Cfr. J. Corominas y J.A. Pascual, Diccionario críticoetimológico castellano e hispánico, vol. I, 19913, s.v. sentar.

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to del dicho valdenebro»(3r), «de los quales mrs. han mjnsion de la librança quese dixo de las yndjas»(19v).

La moneda en que se les pagaba era el maravedi, pero se menciona al menosotra moneda: el cornado 42, en la que se le asigna el sueldo a un tal Juan de Toledopor su oficio de platero: «Juan de toledo platero asentosele mjll e ochenta e tresmrs. e dos cornados de sueldo» (10v).

Otro ámbito en que que se realizaban operaciones mercantiles era el de lacontratación de las naves que se iban a utilizar para la expedición. En este sentidose debe entender el término flete 43, tal como lo encontramos en el siguiente pasa-je: «los quales se le descontaron al dicho Juan ferrandez prieto del flete que ovode aver de su caravela» (6v).

42. Juan Corominas y J.A. Pascual: Diccionario crítico etimológico castellano e hispáni-co, Madrid, Gredos, vol. I, 19913, s.v. corona: «coronado [Cid, en la ac. ‘clérigo’,‘tonsurado’], con variante sincopada cornado ‘nombre de una monedaa de cobre, depoco valor, que tenía grabada una corona’ [s. XIV, Crón. de Alfonso XI; según la Acad.corrió desde el tiempo de Sancho IV, fin del s. XIII] y su diminutivo cornadillo (...)».

43. «El precio que se paga al dueño ù Patrón del navio ù embarcacion, por llevar algunapersóna de un Puerto ‘a otro, ò por el transporte de las marcancias ù otras cosas»,Diccionario Autoridades, II, s.v. flete.

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