El Paradigma de Hamelin Gustavo Fernandez

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  • 8/9/2019 El Paradigma de Hamelin Gustavo Fernandez

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    El Paradigma deHamelin

    Gustavo FernndezCopyright [email protected]@yahoo.com

    Lo invitamos a conocer nuestra revista electrnica quincenal gratuitaAl Filo de la Realidadwww.eListas.net/lista/afr

    A la memoria de mi padre, Mario Luis Fernndez.Una mente de escptico.Un corazn de santo.

    Temario:

    - Introduccin- Captulo 1: El paradigma de Hamelin- Captulo 2: Carta abierta de un parapsiclogo- Captulo 3: La embestida de los escpticos- Captulo 4: Reivindicacin de la Astrologa- Captulo 5: Quin le teme a la Ovniloga?- Captulo 6: La prensa, los OVNIs y la Parapsicologa

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    PrlogoEn pocas en que el control por no decir la dominacin- que ciertos

    intelectuales hacen de los medios de comunicacin y los ambientes acadmicos,donde en aras de una supuesta libertad de pensamiento y esclarecimiento delas masas en realidad se plantea una vuelta de guante a la Historia, una formaalternativa de Inquisicin disfrazada de neoliberalismo y socialdemocracia,quienes, an enfrentando el escarnio de quienes se consideran cultos yracionales por abjurar de la fe, la creencia en otra Realidad y la humildad desuponer, slo por un momento, que tal vez estn equivocados, hemos decidido

    abrazar esta forma alternativa de ver el Universo necesitamos espacios como elque propone este libro.Seguramente ridiculizado por los escpticos y destazado por los crticos,

    reivindica, sin embargo, el derecho nuestro derecho- de astrlogos,parapsiclogos, ovnlogos, tarotistas y otras yerbas a no ser considerados liviana ygraciosamente como un atado de imbciles o simples explotadores de lacredulidad ajena. Tenemos nuestra propia intelligentzia. Tenemos nuestrospensadores. Y tenemos el derecho a proclamarlo ms all de los clasificados dediarios donde lo astral va de la mano con lo pornogrfico.Otros, sin duda, teorizarn mejor que yo. Pero si estas lneas son apenas elesbozo de un comienzo, su razn de ser estar satisfecha.

    El autor

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    EL PARADIGMA DE HAMELIN

    "La ciencia estricta es decir, la ciencia matematizable es ajena a todo lo que esms valioso para un ser humano: sus emociones, sus sentimientos de arte o de

    justicia, su angustia frente a la muerte. Si el mundo matematizable fuera el nicomundo verdadero, no slo sera ilusorio un palacio soado, con sus damas,

    juglares y palafreneros; tambin lo seran los paisajes de la vigilia, la belleza deuna fuga de Bach o por lo menos sera ilusorio lo que en ellos nos emociona".

    Ernesto Sbato

    Aun cuando entiendo y acepto que seguramente no ser comprendido poralgunos de mis lectores (o, lo que es peor, ser mal comprendido) he decididoencarar con entusiasmo la redaccin de estas lneas, convencido de que, cuantomenos, estas reflexiones, si bien no tienen la soberbia de aspirar a codificar la

    "verdad revelada" en torno al enigma de los OVNIs, s constituirn en su defecto,un enfoque renovador para muchos, proponiendo proponindoles rever suspropias concepciones en torno a la temtica. Si luego de esa revisin talesconcepciones permanecen inclumes, esto tambin ser un rdito positivo de estetrabajo, pues por lo pronto habr servido para poner a prueba y en ese hipotticocaso reforzar las creencias preexistentes. De no ser as, su carcter revulsivomotivar a replantear enfoques que, por ende y hasta ese momento, habrn tenidoms de anquilosadas que de razonadas.

    S tambin que proponer este extrao maridaje entre Ocultismo y Ovnilogaescandalizar a muchos, aunque tal vez sea slo una expresin de deseos de mi

    pedantera suponer que mis opiniones puedan escocer a ms de uno; entonces,auguro para ellas el silencio de los indiferentes y el olvido de los frvolos. Noimporta; en el resbaladizo terreno que nos ocupa, la imperturbabilidad de unacreencia a travs del tiempo no es seal de la fortaleza de la misma sino, en todocaso, de la inseguridad psicolgica de quien la sostiene, ms afn a encerrarseentre los muros de la doctrina aceptada que a enfrentar el desolado valle de loscuestionamientos.

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    Porque va de suyo que en una poca donde el paradigma dominante es elcientfico, donde, como escrib alguna vez, un individuo es creble ms por losoropeles acadmicos que presente que por la certeza, equilibrio o justicia de supensamiento; donde el referente de lo cierto y creble pasa por la exhibicincuantitativa de ttulos olvidando de manera demasiado sencilla que detrs del

    diploma y del guardapolvo yace una naturaleza humana con los viejos miedos ylas pasiones de siempre de cualquier otro ser humano y perdiendo la perspectivahistrica de que cada poca tuvo su propio referente: (eclesisticos en la EdadMedia, polticos y militares hasta la segunda mitad del siglo XX, mediosperiodsticos con nfulas de ngeles guardianes en la segunda mitad del mismo)en esta poca, deca, el Ocultismo palabra que muchos critican pero pocosestudian retrotrae el pensamiento colectivo a pocas oscuras de ancianasespantosas revolviendo malolientes calderos. Tanto es as, que en una pocacomo la nuestra, donde la informacin circula tan libremente que se supone quetenemos una visin panormica bastante acertada de todas las cosas, alOcultismo se lo asocia con supersticiones dignas de espritus dbiles,

    malignidades disfrazadas de hipocresas u oscuras manipulaciones de lasvertientes ms sangrientas del poder poltico.

    Y bien s. Es cierto que lo que los medios llaman ocultismo, a travs derevistas planeadas inteligentemente para vender recetas mgicas a las masas(pero hechas por periodistas profesionales, no por ocultistas), personajesdeleznables a la sombra de gobiernos autoritarios o sensacionalistas programasde televisin donde draculianas damiselas exticamente sedientas de sangredicen practicar las artes ocultas, todo esto, en fin, abona la perversa (en el sentidopsicolgico de la expresin: desviado de lo correcto) sensacin de que lo brujeril,ocultista y necromntico es el residuo vergonzoso de la ignorancia de lahumanidad. Y, con la misma certeza, s que tratar de explicar que existe unocultismo serio, responsable, filosfico, fundamentado, racional y que puedeaportar interesantes concepciones para abordar el fenmeno OVNI, ser miradocon sorna por los mismos espritus crticamente racionalistas y echado al cesto deresiduos. O la papelera de reciclaje de su PC. Y, como veremos en los prrafossiguientes, tal actitud no responde a la fundamentacin cientfica de esaexecracin del Ocultismo, aunque se le disfrace de tal, sino a motivaciones msprofundas, oscuras e incontrolables.

    Porque si nos proponemos estudiar alguna relacin entre Ocultismo yOvniloga, primero debemos entender a aqul. Y con ello comenzaremos.

    Dije lneas atrs que la imagen popular que el vulgo reserva para el0cultismo se encuentra ms cercana a la lechuza en el hombro que a la delfilsofo. Pero ello deviene slo de una pauperizacin de lo que se filtr al pblico,a travs de las pocas, sobre estas ciencias. Alguien dira que si as ocurri,despus de todo, es responsabilidad de los propios ocultistas. Y quizs no le falterazn: slo puedo decir en descargo de aquellos que crean, histricamente, tenersus buenas razones para hacer del Ocultismo algo perdn por la perogrulladaoculto, es que estaban alentados por la buena intencin de evitar ms dolores que

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    alegras a su prjimo. Como escribiera un viejo sabio chino: Ten cuidado de queel conocimiento no caiga en manos de prncipes ni soldados. Atencin!. Que nohaya una mosca en tu laboratorio mientras trabajas.

    Si alguien supone que el Ocultismo propona una forma de aristocracia del

    conocimiento, estara en lo correcto. Pero en el sentido etimolgico de la palabraaristocracia: gobierno de los mejores. No en un sentido poltico, econmico, desangre o de poder; sino en una acepcin intelectual y espiritual.

    No es ste el lugar idneo aunque me gustara hacerlo para discutir si lademocratizacin del conocimiento, ms all de sus evidentes beneficios, esnecesariamente el camino hacia la perfeccin de la especie humana. Peroconvengamos en que el conocimiento que en unas manos solidariza y apoya lavida humana, en otras la destruye. No debe deducirse, sin embargo, que elOcultismo propugnaba una elitizacin de la ciencia, como algo slo para unospocos. El eterno dilema de quin le pone el cascabel al gato sobrevivira sinesfuerzos. Simplemente, los antiguos ocultistas proponan al sabio como unhombre universal; universal en sus conocimientos, un cientfico que emocionara alescribir poesa o msica en sus ratos libres o viviera de acuerdo a la presenciadivina en la naturaleza. Un Leonardo da Vinci, por caso: arquitecto, matemtico,pintor, msico, astrlogo. Porque a poco que buceen ustedes en los textos losserios, se entiende de Ocultismo, descubrirn su Gran Secreto: lo que llev a lahumanidad a pocas de barbarie y desazn, de hambrunas y guerras, del malimperando sobre la Tierra, ha sido la separacin, el divorcio entre lo material y loespiritual, entre lo cientfico y lo mstico (evito decir eclecistico: lo espiritual no espatrimonio exclusivo de alguna Iglesia), entre la mente y, a fin de cuentas, unaespeculacin como el alma. As que olvidando calderos y escobas, pentculos ypatas de conejo, podemos definir al Ocultismo como una forma de conocer laRealidad, aunando lo racional (ciencia), lo mstico (espiritualidad) y loesttico (arte).

    Porque tres, y estas tres son precisamente, las formas de aprehender lanaturaleza que tiene el hombre: a travs del anlisis de las cosas, dedescomponerla en sus partes menores, sean stas materiales o tan eidticascomo puras matemticas: a la rosa la puedo comprender como la suma de pistilo,tallo, ptalos y corola, pero tambin puedo emocionarme con ella, aceptarla comoobra de un dios creador (espiritualidad) y entonces colijo que a la naturalezapuedo percibirla por vas iluministas, o bien describirlas en un lienzo, un poema ouna meloda, transmitiendo las sensaciones que aqulla me inspira, y entoncespodr escribir de cmo describo la naturaleza mediante el arte. Si la Realidad separece ms a lo que ensea el cientfico, el religioso o el artista, es slo cuestinde paradigmas.

    Pero, en todo caso, es un hecho que privilegiar una y slo una de esasconcepciones es una forma mutilada de conocer. En consecuencia, tan limitadoera el sacerdote medieval que crea que la Iglesia enseaba todo lo que vala lapena y lo que estaba fuera de ella o era intil o era demonaco, como el mdico,

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    fsico, astrnomo o psiquiatra que de manera enciclopdica y en ocasiones conun tinte de soberbia pontifica que el conocimiento exotrico (esto es, el que setransmite de un dador a un receptor que acumula pasivamente informacin) es elnico vlido. Y mientras tanto, seguramente, el msico o el poeta mirar consuficiencia a ambos porque, despus de todo, l es el nico que transmite el

    verdadero conocimiento.

    Cada poca ha estado marcada por el paradigma dominante de una formade conocer la Realidad. Lo escrito: lo religioso en el medioevo, lo cientficopositivista y materialista en el siglo XIX y buena parte del XX, el arte en los 60.Pero como siempre el Todo es ms que la suma de las partes, el verdaderoconocimiento debe aunar todas esas vertientes. Y eso es lo que busca elOcultismo.

    Si lo hace con velas u oraciones, o en esos depsitos ptreos de sabiduraque han sido las catedrales, donde la ciencia de su construccin se suma a suspropsitos religiosos y al arte que conmueve aun a los ateos, es cosa deanecdotario. Lo cientfico no pasa por la computadora o el diploma y losupersticioso por los sahumerios o talismanes: lo serio o ridculo de un temanunca ser el tema en s, sino el mtodo o la falta de l con que abordemos suestudio. Es ms supersticioso, en el sentido de depender de una mentalidadmgica el estudiante universitario que repite como un sonsonete y doctoralmentelas conclusiones dictadas por su acadmico profesor (conclusiones quedifcilmente cuestionar durante su carrera, sino que se limitar a tratar de repetiry aplicar) que el shamn de la tribu empeado en recoger ciertas hierbas en la

    jungla bajo determinadas aspectaciones astrolgicas para ver si era cierto lo queel hechicero de la tribu de las montaas le prometi como resultados. As quecomprender qu es verdaderamente el Ocultismo sin ceder a los estereotiposque naturalmente proponen ciertos medios implica aceptar cambiar nuestrosparadigmas mentales. Aceptar que tal vez la Ciencia detente el poder de la Verdadhoy en da pero, as como no tuvo su exclusividad en el pasado, nada asegura quela tenga en el futuro. Aceptar que hacer ciencia no es refutar casi por deporte, nidemandar pruebas cuando aun muchos de sus postulados podran refutarse,usando esas mismas pruebas en sentido contrario. Hacer ciencia no es, comoalgunos periodistas metidos a divulgadores cientficos repiten de memoria,explicar lo desconocido en trminos de lo conocido sino precisamente locontrario: explicar lo conocido en trminos de lo desconocido. Porque se tratade explicar un hecho, que constatamos (lo conocido) pero cuyas causasignoramos, buceando en originales e inditas hiptesis (lo desconocido) que nosayuden a avanzar un paso ms en las tinieblas.

    Veamos un simple (supongo que escandaloso) ejemplo de inversin de laprueba: el efecto Doppler (el corrimiento al rojo en las bandas espectrogrficas)que observ Friedmann ya en 1922 alent hoy universalmente aceptada por laastronoma la teora de la expansin del Universo; una superburbuja csmica enpermanente dilatacin. Estos son hechos; repetidamente constatables por laastronoma y la astrofsica. Despus de todo, quin no oy hablar de la

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    expansin del Universo?. Y yo no puedo negar los hechos. Slo que, confieso quems con intencin de bufn que de anarquista de la cultura, se me ocurre que sipodemos decir que el Universo se expande con relacin a nuestro planeta ynuestros cuerpos, tambin podemos afirmar que el Universo tiene un tamaoconstante y es nuestro planeta y son nuestros cuerpos los que se estn

    empequeeciendo rpidamente. Y manejando slo los fros datos, si vemosaceptable lo primero y delirante lo segundo, no es como consecuencia de unconocimiento real sino porque en nuestro paradigma lo primero estincorporado y lo segundo no. Lado a lado, la expansin del Universo es, para lachiquita mente humana, tan absurda como la contraccin de nuestros organismos.Y que un lector vea coherente lo primero y como locura lo segundo, no es un actode pensamiento, sino de emocin. Lo que me lleva a la enunciacin de laSegunda Ley de Fernndez (para la Primera, ms datos en mi trabajo"Reencarnacin y clonacin: un tnel del tiempo egipcio" [AFR N15] [email protected]): La gente llama pensar a buscar desesperadamenteargumentos para justificar sus creencias previas.

    Si hay algo seguro en nuestros conocimientos es la verdad de que todoslos conocimientos actuales son parcial o totalmente equivocados. Dentro de cienaos parecern monstruosas las operaciones cometidas por los mdicos del siglo

    XX en los ulcerosos. En general, les parecer bastante cmico el afn de lascuraciones locales, tendencia del hombre ingenuo a dividir la realidad. Laexperiencia realizada hasta el presente ha mostrado que viejas teoras queconstituan Dogmas apenas han resultado ser Equivocaciones. Este hechomelanclico debera hacer meditar a los mdicos y en general a los cientficos quedogmatizan. A menos que piensen, valerosamente, que ese proceso detransmutacin de Dogma en Equivocacin ya termin y que ahora todo lo quedicen es inmutable. No veo, sin embargo, por qu ha de poder establecerse unlmite entre el Dogma y la Equivocacin que pase, justamente, por nuestrotiempo.

    Ernesto Sbato

    Muchos ovnlogos estn afectados de una forma extraa de solipsismo:creen que su disciplina merece un crdito cientfico injustamente ignorado por elacademicismo, pero les repugna que desde esa acadmica ptica se les englobeen la difusa categora de pseudociencias, sospechosamente vinculable a unamplio espectro de disciplinas consideradas como residuos supersticiosos, talescomo la Astrologa, el Tarot o la Parapsicologa.

    Cada uno de estos temas los suponemos independientes entre s. Y digolos suponemos porque por economa de hiptesis slo sabemos que es unapresuncin; con el mismo encadenamiento de escepticismo (no s si escribirlgica) que me llevara a afirmar que, por caso, el Tarot nada tiene que ver conlos OVNIs, pero partiendo de premisas distintas puedo sostener exactamente lo

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    contrario. Si pertenezco al pelotn de tuercas y tornillos deduzco lgicamenteque es absurdo establecer cualquier relacin entre naves extraterrestres quevisitan nuestro planeta y la manifestacin de fenmenos extrasensoriales a partirde la estimulacin inconsciente con smbolos que aparezcan en combinacionesvarias (que no otra cosa es el Tarot). Pero si mi preconcepto es que las

    manifestaciones OVNI pertenecen ms al mundo espiritual que al de lo material(ambas teoras, a partir de la casustica de los ltimos cincuenta aos, sonigualmente defendibles), entonces es muy sencillo, mediante un comndenominador parapsicolgico, establecer una conexin. Para los primeros, sonaramuy poco fiable abordar la investigacin (sino del OVNI, cuanto menos la deltestigo) echando los naipes sobre el asunto; para los segundos, en cambio, slocon ese mtodo creeran aportar algo ms que con un anlisis computarizado.

    Creo que la Parapsicologa y el Ocultismo, con sus herramientas carentesde marketing institucional mucho pueden aportar a la Ovniloga. Porque despusde cincuenta aos, poco es lo que sabemos a conciencia, y mucho lo queelegimos fantasear. Pero mientras permanezcamos abroquelados en el corsetcientificista como nica va para aprehender la Realidad, mientras algunos denosotros no apostemos a la alternativa de indagar otras formas, astrales si sequiere, de adquirir informacin sobre lo que nos interesa, nuestra ignoranciaseguir viciada por el paradigma dominante. Aunque los cientficos en general ylos escpticos en particular miren con sorna nuestras enseanzas milenarias.Aunque se nos trate de ridiculizar hablando del poco cientificismo (aunquesiempre confundan cientificismo con especializacin) del que hacemos galaporque, segn ellos, poco profundos podemos ser en nuestros estudios si nosdedicamos a todo: OVNIs, parapsicologa, astrologa... Olvidando demasiadofcilmente que, en cambio, ellos s se consideran preparados para negar todo; siellos renen condiciones para expedirse negativamente sobre OVNIs, telepata,homeopata, tarot, runas, el yeti o la energa de las piedras... porqu otros nopodemos hacer exactamente lo contrario?.

    Esta es una de las evidencias que me convencen de concluir que laargumentacin en pro o en contra no depende tanto de las pruebas o lainvestigacin, sino de la preexistencia de un determinado paradigma al que sepertenece.

    Eso podra llevarme a cuestionar la existencia de un libre albedro en laeleccin de la opinin personal. Hasta dnde soy dueo de lo que elijo pensar ycreer, no estando ese pensamiento predeterminado y condicionado por el marcocultural, la influencia meditica o las necesidades, angustias y carenciasemocionales?. Puede el joven nacido y criado en un ambiente de honestidad,donde desde pequeo observa los beneficios del correcto y justo proceder,realmente elegir entre el bien y el mal?. Seguro que s, pero tanto a nivelconsciente como inconsciente, existirn ya ciertas tendencias dominantes, y serequerirn vivencias traumticas o personalidades desequilibradas para inclinarsehacia el mal. Puede elegir un joven nacido y criado en un ambiente delictivo,amoral e inhumano, donde desde pequeo slo observa que el peor (desde el

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    punto de vista del honesto) o el mejor (desde el punto de vista criminal) es el queobtiene las mayores ventajas?. Tambin seguro que s, pero se requerir unapersonalidad consolidada para ejecutar esa opcin, una personalidad que slopuede nacer de una voluntad puesta al servicio de la reflexin desapasionada.Porque detrs de escpticos y creyentes existe un sustrato comn a su esencia

    aunque distinto en apariencia: las pasiones, la emocionalidad. Lo que enseaque, aunque se cubra de una ptina de intelectualidad, la gente es bsicamenteemocional, y su intelectualidad est monitoreada por el alter ego de lasemociones. Por lo tanto, el paradigma cientificista de esta poca no es laconclusin de un proceso de anlisis colectivo: es apenas un estado de nimo.

    Por eso necesitamos otra forma de conocimiento: y esa forma es elOcultismo.

    ...Independientemente de cules sean sus resultados finales, puede que nuncalleguemos a aclarar por completo el misterio de los OVNIs, ya que siempreexistirn unas mentes humanas sobre las cuales pueda actuar creativamente.Podra resultar ser una constante que se sucede a lo largo de los siglos,modificndose al nivel de cada poca, localidad y habitante de este planeta. Simantiene su actual estructura global, lo tendremos siempre corriendo delante denosotros, tentando al hombre e incitndole a contemplar a su mundo con otrosojos, haciendo saltar nuevas ideas y estados de conciencia y llenando a la gentede sentimientos de asombro y respetuoso temor cada vez que observen a esosmensajeros de la luz atravesar los cielos de la Tierra...

    David Tansley

    Finalmente, adems de comprender que lo ocultista o esotrico es unmtodo para conocer, debemos admitir que lo cognoscible, el OVNI, tambinrequiere un abordaje ms espiritualista sin negar su realidad fsica. En efecto, eltema OVNI gira hacia lo mstico (quin podra negarlo?) y esto puede deberseslo a dos razones:

    a) porque el tema es de naturaleza mstica.

    b) Porque refleja el inconsciente de la gente. Pero la gente tiende al

    consumismo. Entonces refleja las represiones y las necesidades de esamisma gente. Mas entonces estamos atrapados en y por la oracin (unatautologa?). Si no til para otra cosa, por lo menos esto demuestra lafalacia de los argumentos psicologistas porque se puede construir unaaparente explicacin lgica que no implique necesariamente que eso seaas. Lo posible no es lo probable.

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    Como corolario, entre las risas de los escpticos que escucho a la distanciasobresale esta oposicin: "Pero, porqu siempre hay que buscar lo espiritual, lodivino, lo metafsico?". Y levantando la voz (para que mi contendiente me escucheentre las risas de sus compaeros), repito aquello que hace aos me convenci,en un orden ms trascendente, de la existencia de una Divinidad: lo divino, lo

    mstico y lo espiritual existen porque si para la mente hay una necesidaddeello es porque en algn lugar, de alguna forma, hay algo que la satisface.

    Empero, me detengo con la mirada perdida en el teclado y me pregunto sieste esfuerzo por proponer otra concepcin de las cosas servir para algo. Porquetal vez, despus de todo, la gente cierta gente- prefiere aceptar el criterio de lamayora, sino como garanta de la Verdad, por lo menos como justificacin de suserrores. Porque en esta aventura del conocimiento que es la Ovniloga, existe unamasa que con ojos glaucos digiere embotados sus sentidos la opinin de quiendomine el escenario sin escuchar los susurros entre bambalinas. Una masa queprefiere seguir cualquier meloda que suene grata a sus odos. No importa donde

    est la Verdad. Slo importa encolumnarse hacia donde van los dems, no seacosa de ser mirado como el bizarro, el delirante, el transgresor...

    Tal vez no sirva de nada proponer otro paradigma, porque estamosdominados por el paradigma de la masa.

    Por eso, he decidido comprarme una flauta.

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    CARTA ABIERTA DE UN PARAPSICLOGO

    En das que el tratamiento, ora seriamente preocupado, ora comercialmentedesaprensivo, que ciertos medios de prensa hacen de lo esotrico, llama laatencin que, pese a los amplios espacios dedicados a ello lamentablemente enaras de un trgico drama familiar de oscuras connotaciones- brille por su ausenciaalgn tmido intento de defensa de quienes creen haber encontrado en loespiritualmente alternativo una forma lcita de reivindicar su libre albedro. Parallenar ese vaco, y confiando -quizs ingenuamente?- en la tan mentada libertadde prensa que los argentinos supimos conseguir, es que escrib estaslneas.

    No aliento siquiera la expectativa que cualquiera de los comunicadores socialesque lean estas reflexiones den a las mismas cabida en sus respectivos medios.Mentes ms esclarecidas que la ma tendrn tambin mucho que opinar y,extraamente, tal vez ellas mismas carezcan del espacio necesario. Porconsiguiente, entindase esto como un tmido intento de llamar a la autorreflexinsobre lo que se ha teido, de cara a la opinin pblica, con sangre: lo esotrico.

    Palabra de connotaciones mefistoflicas que, en realidad, slo hace referencia auna forma distinta de percibir la realidad. Esoterismo, que proviene del griego

    esoteryks(dejarsalir) es una forma de percepcin de la Realidad, unafilosofa que privilegia la intuicin mstica sin estar reida con el conocimientoracional. Empero, se ha transformado en sinnimo de sectario, manipulador y

    por qu no- satnico.

    Muchos han aportado su granito de arena para que a la gente esto le suene as.Pseudosacerdotes o ministros de cultos varios que hallaron una jugosa manera dealimentar los fantasmas del vulgo para llevar agua a sus propios molinos,especialistas en sectas(Ah, s?. Y quin los especializa?) que encontraronen la convocatoria de los medios la oportunidad de decir lo suyo en medio delbeneplcito generalizado, y ciertos periodistas ms interesados en las orgas de

    escabrosas y sangrientas historias familiares, fronterizas con la locura, que en elcorrecto tratamiento de la informacin. Porque si as hubiera sido, el necesarioderecho a rplica hubiera sido usufructuado por quienes nos sentimosespiritual e intelectualmente eclipsados por esta teatralidad del horror, estafrivolidad meditica.

    Hablo como parapsiclogo, es decir, alguien que se ha dedicado de lleno,intelectual y laboralmente, a la investigacin y aplicacin, en la vida cotidiana de

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    sus consultantes y alumnos, de hallazgos milenarios del campo de lo esotrico.Alguien que no reivindica para s ilusorios poderes paranormales, sino que sloentiende que en estas disciplinas, ridiculizadas pero tambin explotadas por losformadores de opinin cuando les conviene existe un reservorio de conocimientosque el hombre de la calle lstima- se est perdiendo. Y como tal, la necesidad de

    protestar, quizs tmidamente, por el catico manipuleo dado a este tema, es unaimperiosa necesidad de coherencia.

    Queda fuera de toda duda que en mi mbito proliferan improvisados, delirantes yoportunistas. La razn es, precisamente, la zona crepuscular en quedeambulamos desde el punto de vista del crdito social. La intelligentziaverncula nos mira con sorna y las clases culturales no necesariamente lassocioeconmicas- ms carenciadas acuden a nosotros en un extrao maridaje denecesidad y temor. Y ello, porque encuentran en el parapsiclogo, tarotista o loque fuere, una alternativa espiritual, un orientador social que sienten carente enlas instituciones religiosas convencionales.Y, desde stas, en vez de buscaralternativas atractivas, simplemente se nos ataca. Se nos acusa desdedesviacionesdel correcto camino tras la Verdad(expresin levemente peyorativade algunos telogos catlicos, convencidos que es bueno buscar a Dios siempre ycuando, obviamente, se acepte que su camino es el nico correcto) y serinstrumento de las fuerzas de Satans(al decir de los pentecostales). La forzadarelacin entre un centro alqumico de Buenos Aires y un sangriento crimen, sirveen bandeja ocasin para un festn troglodita. Que, por ser tal, es propio deignorantes.

    Porque suponer que la prctica alqumica induce al crimen y la lecturasubyacente, que debe ser prohibida- es algo tan tosco como afirmar que el ftbolinduce al asesinato cuando, ciertamente, muere mucha ms gente en la cancha yalrededor de ella que frecuentadores de centros esotricos. Sin embargo, a nadiese le ha ocurrido prohibir el ftbol. Y acaso se ha prohibido la actividad de lospentecostales, despus de la recordada matanza de Llonco-Lun, en 1978?.

    Es lcito invitar a todo tipo de talk-shows, en exhibicin infame, a un par depobres neurticos convencidos de tener contactos con el ms allmanteniendoal margen a la plyade de parapsiclogos serios e intelectualmente formados quetrabajan en silencio?. Porqu, sistemticamente, se dice al pblico que laparapsicologa no es cientfica, ocultndosele desde las ctedrasuniversitarias que tocan el tema hasta el hecho que la Asociacin americanapara el Avance de la Ciencia reconoce desde l976 a la Parapsicologa comoun lcito campo del conocimiento humano?. Porqu resulta tan fcil atacar altarot, las runas, el I Ching, la Astrologa, dejndoles en el menor de los casos unincmodo rincn como entretenimiento de frvolas reuniones sociales, en vez deestudiar en profundidad qu puede haber de cierto en ellas?.Existe un paradigma cultural dominante: aqul que afirma que lo serio escientfico, y slolo cientfico es serio. Cuatrocientos aos atrs, el paradigmadominante era el religioso, y slo si el clero apoyaba algo poda considerarsedigno de crdito. Veinte aos atrs, la voz de mando entre lo bueno y lo malo, lo

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    correcto y lo incorrecto la tenan obvio- los militares. Y hace cuarenta aos, larespetabilidad de un tema era avalado si algn preclaro poltico de entonces ledaba su espaldarazo. A veces me pregunto quienes sern los depositarios de laverdad constituda, de aqu a quinientos aos, a quienes habremos entronizadoscomo orculos de-lo-que-debe-ser-credo...Qu tal los poetas?.

    Quizs la cosa estribe no slo en la falta de un adecuado control en el sentidoprofilctico y no represivo- de estas disciplinas (algo as supongo tendra laOrganizacin Mundial de la Salud en cuenta cuando en l987 propuso que seincorporara, en los pases del Tercer Mundo, a los curanderos como parte delos programas de asistencia social) sino en la desunin en nuestras propiasfilas. Parapsiclogos que ansiosos de respetabilidad acadmica mirarn condesdn a las mancias adivinatorias, maestros metafsicos incmodos ante laposibilidad de ser sometidos a exmenes imparciales..,. Pero es aleccionadorrepasar la Historia y descubrir que en ocasiones, cuando una disciplina ganarespetabilidad, no es a caballito de su seriedad acadmica sino de las adecuadasrelaciones pblicas que supieron hacer sus defensores. An hoy, cuando veo entelevisin algn psiclogo pontificar sobre las etiologas de los defensores debrujosno puedo dejar de sonrer al recordar que nuestro pas es uno de losltimos como en tantas otras cosas- que an mantienen al psicoanlisisfreudiano en un pedestal, donde la Psicologa, sin rendir demasiados exmenescientficos, entr a la universidad siendo ms un arte que una ciencia. Y si no mecreen, lean al epistemlogo Mario Bunge (Pseudociencia e ideologa, AlianzaEditorial, 1985): ... el psicoanlisis sigue haciendo estragos en la culturapopular y en lassemiciencias sociales (...) no contiene modelosmatemticos, ni siquiera hace normalmente uso de la estadstica (...) es ungran montn de conjeturas fantsticas, ninguna de las cuales ha sidoconfirmada concluyentemente al cabo de un siglo (...) El psicoanalista nocumple el mandamiento cientfico de Buscars leyes con el sudor de tufente y las utilizars para explicar y predecir. Al psicoanlisis no se le debeuna sola ley cientfica y ni una sola prediccin certificada. En cambio, seanima a explicarlo todo, desde las fobias y los actos fallidos hasta el arte y laguerra. Y se atreve a entrometerse en la vida privada de miles de infelicesenfermos mentales (...). Un autntico quiste en la cultura contempornea....Seguramente ms de un analista que lea esto tendr algo que decir delinconsciente de Bunge (de la mente inconsciente, quiero decir) porque, como yase sabe, el anlisis tiene explicaciones para todo. Y Bunge tambin repartigruesa municin contra los parapsiclogos. Pero esta mencin basta para sealarcmo, dentro del propio mbito cientfico, la Psicologa tan respetable ella- tieneuna dudosa credibilidad.De forma tal que cuando uno de sus representantes dictamina frente a lascmaras ante la mirada arrobada del periodista que tuvo la idea de invitarlo,estamos asistiendo a una dramatizacin de un paradigma, y no a unaexposicin consensuadamente cientfica.Pero los parapsiclogos, y los espiritualistas, y los ocultistas (s, los que nossentimos ms cerca de Dios encendiendo nuestras velas y nuestros sahumerios,pronunciando nuestras oraciones en nuestros reductos msticos, en nadaasimilables a las religiones constitudas) somos, si no presentamos computadoras,

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    grficos y un lenguaje florido, tildados como psicticos o mercachifles. Y mientrasen las prcticas de magia blanca oramos por el bien de los dems, nuestrasvoces y nuestras fragancias espantan a quienes sospechan que andamos en algoraro, los mismos que cada domingo, en la iglesia, tambin encienden velas,tambin pronuncian sus letanas, tambin queman incienso... tambin hacen su

    propio ritual de magia blanca. Pero poderosamente institucionalizado. Y allparece resumirse todo. Porque mientras la gente confunda religin (religare:unirse con uno mismo) con iglesia (que viene del griego ekklesa, y significareunin de hombres), seguir pensando en nosotros como herejes . Y, en loparticular, me enorgullece serlo, ya que, etimolgicamente, significa el que elige.El que elige su propio camino a la Divinidad, sin la necesidad de un HermanoMayor orwelliano que me indiquela direccin..Quizs el da que parapsiclogos, tarotistas y otros facturemos ingentes sumaspublicitarias en los medios de difusin, quizs ese da, sorpresivamente, laecuanimidad meditica anuncie su presencia. Mientras tanto, desplazados por unafrivolidad conceptual, la de una muchedumbre que compra cualquier productopredigerido que se le ofrezca en la prensa sin analizarlo mucho, slo nos queda,como mdico consuelo, recordar a Giordano Bruno, que quemado en la hoguerapor quienes an en la agona se burlaban de su hereje concepcin del Universo,pas a la Historia. Nadie recuerda el nombre de sus inquisidores.

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    LA EMBESTIDA DE LOS ESCPTICOS

    Estas lneas no pretenden, a diferencia de otros escritos mos, reflejar unaparticular investigacin. Constituyen s un cmulo de reflexiones o, si lo prefieren,pensamientos que elijo expresar en voz alta o por escrito. Y que creo oportunospues, entre otras cosas, si de algo carece la ovniloga es de pensadoresabstractos. Mejor an aunque la expresin parezca peyorativa- de filsofos de latemtica OVNI. Es decir, estudiosos que sin despreciar cmo hacerlo- la

    investigacin de campo, se detengan a meditar sobre algunas cuestionesaparentemente perifricas pero sin embargo de graves implicaciones sociales,colaterales al fenmeno, para darle un mejor contexto al porqu de la tempestadintelectual que suele desatarse apenas pronuncia uno las palabras malditas:platillo volante.

    Esto es particularmente cierto en el caso del auge, si no popular cuando menosmeditico, de refutadores y escpticos, algo que afecta no slo a la ovniloga sinotambin a la parapsicologa, los cultos religiosos exticos y toda aventura delconocimiento humano que implique transgredir las normas del establishmentacadmico. Aqu, extendiendo estas consideraciones al terreno de los OVNIs,

    pero seguramente cambiando (Borges supo escribirlo mejor que yo) algunosnombres propios y dos o tres circunstancias, sern competentes tambin paracualquier otro mbito de las as llamadas disciplinas alternativas.

    En los ltimos aos hemos asistido a una proliferacin, tanto en nuestro pas comoen el extranjero, de individuos o agrupaciones empeadas en desacreditar todo lomisterioso y extrao; extrao a su concepcin racionalista, mecanicista ypositivista del Universo, debera aclarar. Con un espectro tan amplio deantecedentes que van desde la formacin universitaria a fieles renegados dealgunas de estas creencias, pasando por periodistas, religiosos y un largoetctera, han adoptado una cruzada personal de lo que ellos llaman

    desmitificacin. As, respaldndose en rimbombantes ttulos como especialistasen sectas (Ah, s?. Y quin los especializa?), miembros de agrupaciones parauna alternativa racional o de comisiones para la investigacin y refutacin de laspseudociencias, aparecen frecuentemente en los canales de televisin de todo elorbe tendiendo celadas a ovnlogos y parapsiclogos por igual para los cualesreservan, en todos los casos, slo dos eptetos: comerciantes o delirantes.

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    Soy absolutamente conciente de que pululan muchos advenedizos y explotadoresde la credulidad ajena en estos terrenos. Tambin, que los delirios paranoicos omesinicos de algunos pueden llevar por caminos peligrosos a los espritusdbiles. Slo que no me considero espiritualmente tan elevado como paraarrogarme el derecho de ser fiscal de la conciencia ajena, y seriamente dudo que

    los personajes de los que estoy hablando tengan ese grado de evolucin. Estospaladines de la Gran Diosa Razn, en su no confesado oscurantismo medieval,aspiran a ser los guardianes del justo saber, custodios de lo correcto y aceptadoen trminos acadmicos, pero parecen necesitados de urgentes lecciones dehistoria, aunque ms no sea para recordar algunos de los adagios que losromanos supieron legarnos, como aqul que deca: Qi custodiet ipsoscustodios? (Quin vigila a losvigilantes?).

    Sin embargo, para no dar a mis crticos la oportunidad de tildar a estos prrafos desimple reaccin histrica para curarme en salud, permtaseme acercar algunaslneas que pienso pueden ilustrar un poco ms sobre las razones ocultas de

    Alejandro Dolina dixit- los Refutadores de Leyendas. Leyendas, obviamente, queno son tales.

    Sospecho que hay otras motivaciones detrs de ellos que en nada rinden culto ala objetividad cientfica. Y voy a evitar caer aunque me resulte tentador- en elfacilismo de suponer que sus conductas responden a forneos intereses o seanparte de un plan conspiranoico para ocultar a la opinin pblica, por ejemplo, laverdad sobre las naves extraterrestres que visitan nuestro planeta. Creo que lasrazones son ms sencillas, y aqu las expongo.

    Sobre los ovnlogos transformados en escpticos, o de cmo algunos se veranbeneficiados sin alabaran a Al

    Comencemos dirigiendo nuestra atencin Argentina presenta un par de casos- alos escassimos investigadores de OVNIs que, en cierto momento y por diversasrazones, devinieron en refutadores. Creo que el porqu inexplicable para muchoscolegas que se siguen rascando perplejos la cabeza preguntndose qu les pasa estos muchachos- es tan sencillo que por esa misma razn nadie ha reparadoen l. La mstica oriental tiene un divertido ejemplo de tal situacin, en uno de losrelatos sobre la vida del mullahNasrudn, un suf musulmn recurrente en lasparbolas didcticas de los mahometanos. La conocen?.

    .

    Un guardia fronterizo, slo en el desierto, ve todos los das pasar aNasrudn camino al pas vecino con un caballo que porta dos grandesbolsas. Sospechando un contrabando, lo detiene y le ordena abrir lasbolsas, pero slo encuentra arena. Al da siguiente vuelve a aparecerNasrudn, y, ms desconfiado an, vuelve a ordenarle abrir las alforjas

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    para encontrarse slo con ramas secas. Un nuevo da, un nuevo paseo deNasrudn y ante la requisitoria del guardia, slo aparece paja en losmorrales. Sigue pasando Nasrudn y la incmoda situacin se repite,semana tras semana, mes tras mes, ao tras ao.

    Hasta que llega el da en que el guardia decide retirarse a disfrutar en paz

    de su ancianidad. Ese ltimo da vuelve a pasar Nasrudn, como siemprellevando de la brida al caballo. Esta vez el guardia vuelve a detenerlo, pero

    para confesarle sus sospechas de siempre. An ms, tan intrigado est,que le promete a Nasrudn que, si le dice la verdad y esta verdad era laque tema, lo dejara marchar en tranquilidad y no lo denunciara. Y parasu sorpresa, Nasrudn admite que s, que todos esos aos estuvocontrabandeando debajo de sus narices. Asombrado, entonces el guardiale pregunta ansioso qu era lo que contrabandeaba ya que l, por muchoempeo que hubiera puesto, jams haba podido encontrar nada. YNasrudn le responde

    - Caballos.-

    En Psicologa es habitual la expresin destruccin del objeto de deseo. Paradecirlo en trminos sencillos, consiste en la necesidad, inconciente e imperiosa, dealgunas mentes apabulladas ante la magnitud de tener que aceptar el hecho quelo deseado les ser para siempre imposible, imponiendo la compulsin de destruirlo que hasta ese momento era ansiosamente deseado. Los espritus dbiles, lasmentes desprotegidas emocionalmente sienten como inaceptable resignarse a quelo amado, lo buscado, lo deseado, no les pertenecer jams. Las pginaspoliciales de los diarios de todos los das estn llenas de ejemplos de esa

    naturaleza, donde novios despechados asesinan por amor a la chica por la quefueron sistemticamente rechazados. La sabidura popular lo recuerdamagnficamente en la fbula de la zorra y las uvas, aquella que contaba que unazorra, desesperada por alcanzar un racimo imposible, despus de largas horas deinfructuosos esfuerzos decidi encogerse de hombros y alejarse dicindose: -Bah!. Todava estn verdes!

    En el caso que nos ocupa creo que algunos de estos personajes, oprimidos por laidea de que nunca sabran qu son a ciencia cierta los OVNIs (y, menos an,tomar contacto con ellos) para conservar un cierto equilibrio emocional, disparanun mecanismo de negacin (a fin de cuentas, uno de los Mecanismos de Defensa

    del Yo inconcientes) y buscan destruirlo, asesinarlo,. para, a travs de lagratificacin que produce esa compensacin, alcanzar un cierto estado de pazintelectual.

    La historia (con mayscula o sin ella) est llena de ejemplos de esta tesitura.Muchos conversos religiosos han sido ms fanticos que quienes pertenecieronde cuna a ese credo. A propsito, no olvidemos que el fanatismo es unadesviacin psicolgica, una perturbacin de la conducta y la personalidad que

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    nada tiene que ver con la formacin enciclopdica. As el hecho de pasar por unauniversidad a ningn ser humano lo pone al resguardo del fanatismo. Y fantico esaqul que, porque apriorsticamente no comparte la ideologa de otros, construyetoda una teora para desmerecerle y atacarle. Fantico es aqul queescandalizado por la difusin dada a las ideas del otro e ntimamente celoso de

    no contar con idntica adhesin- reclama la censura periodstica sobre aquellosdecires, lo que es una evidente forma de retroceso cultural. Fantico es aqul quenecesariamente cree tener la verdad porque forzosamente el otro estequivocado.

    Existen lgicamente otras motivaciones que concurren con aquella de ladestruccin del objeto de deseo. Cuando uno sigue atentamente la creacin degrupos como la Comisinpara la Investigacin y Refutacin de las Pseudocienciasde nuestro pas (Ellos, tan cientficos, cometen el primer pecado delconocimiento, porque una organizacin que desde el nombre busca la refutacinno puede proponer, seria y objetivamente, una investigacin) u otros, que secrean, se pelean y disuelven con la misma celeridad y liviandad que los grupos deestudio de OVNIs de adolescentes; uno, deca, no puede dejar de sentir ciertatierna compasin ante la solemnidad y la fatuidad con que estos cruzadospresentan su tarea. Es natural, conociendo las oleadas cclicas de laemocionalidad humana (las mismas que hicieron que en nuestra juventud miles ymiles reivindicaran ideales de izquierda, imponiendo la moda psicobolche, parahoy, la mayora de esos miles haberse transformado en cmodos burguesesdefensores de un capitalismo salvaje) que ante el arreciar de la pasin pro-OVNIsurgiera (elInconciente Colectivo de la humanidad tambin busca suscompensaciones) una moda anti-OVNI. Pero suponer que su proliferacin enestos ltimos aos (quin recuerda grupos de escpticos profesionales en losaos 60 y 70?) se debe a que las actuales generaciones tienen una perspiscaciacientfica que en una generacin atrs no exista, es cuando menos una falta derespeto al sentido comn.

    Adems, ser escptico es buen negocio. Ya no llama la atencin que aparezcaalguien en televisin defendiendo la hiptesis extraterrestre como origen de losOVNIs. Ni que alguien dicte una charla sobre la fenomenologa paranormal. Peroque otro se plante seriamente y con una sonrisa irnica diga que los OVNIs sonpuro cuento, o un mago de saln ansioso de publicidad para sus presentacionesteatrales demuestre cmo puede imitarse un acto de telepata, eso s es distinto,y por ende, noticia. Adems y desgraciadamente, a gran parte del pblico leencantan los dimes y diretes, el chusmero (mi abuela usaba una palabrota mscontundente y grfica) as que el espectculo de investigadores pelendosefrente a una cmara y uno de ellos seguramente el que tiene menos manejo deescenario, pues en televisin no triunfa la verdad, sino quien sabe manejar mejorel tiempo- destruido, genera rating. Y a los moderadores poco les importa de qulado est la razn; slo las cifras de IPSA o IBOPE.

    Por otra parte, a los Congresos se suele invitar a representantes de la faunaescptica, aunque ms no sea por el temor de los organizadores de ser tildados

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    de sectarios si no lo hicieren. Y muchas veces esto significa viticos pagos yalguna otra regala.

    Adems, despierta atencin ser del pelaje distinto en la majada. Y en Argentina,algn ex ovnlogo y progresista escptico se vale de esta nueva postura y sus

    aceitados contactos con el mundo periodstico- para atacar a mansalva a otrosinvestigadores, usando todo tipo de argumentos falaces con tal de cobrar viejasdiferencias personales.

    Por eso aplaudo, entre otros, a los miembros de la RAO (Red Argentina deOvniloga) al votar por unanimidad no permitir el ingreso en la organizacin dealgn refutador. Para qu?. Ya s que mi postura puede ser tildada de falta deobjetividad y temor al disenso. Disculpen mis crticos, pero soy un tipo simple:slo creo que no vale la pena darle de comer a estos buitres, para que seaprovechen del esfuerzo de otros volviendo en su contra sus propias estructuras.Y por eso tambin elijo no abundar en citas personales; no pienso caer en latrampa de promocionarles gratuitamente ya que, como escribiera Oscar Wilde,que hablen mal de uno es horrible. Pero hay algo peor: que no hablen.

    Qosque tndem, Catilina?

    Qosque tndem, Catilina, abutiere patientianostra?(Hasta cundo, Catilina,abusars de nuestra paciencia?) dice la Historia que le espet Catn el Censor,senador romano, a un colega que lo tena harto con sus esfuerzos por arrastrar aRoma en una guerra contra Cartago. Qosque tndem?, podramos preguntarlesa estos inquisidores.

    Ellos encuentran un fango frtil en los agujeros que hay que llenar en lasprogramaciones de media tarde, en bsqueda de la polmica por la polmica en sde ciertos medios con tantas ganas de parecerse a los talk showsyanquis comopatticos presupuestos para imitarlos, y en parte en cierto pblico que, si observacomo un ovnlogo, por caso, recibe acusaciones gratuitas sobre su probidadmoral, piensa: por algo se lo habrn dicho. Una forma de pensar quelamentablemente no es tan lejana en el tiempo. Muchos argentinos an lloran asus muertos porque hubo gente que pensaba algo habrn hecho, en tenebrosasnoches de fords verdes y gritos autoritarios. Los escpticos se aprovechan deesto. Saben que si un acusado les demanda por calumnias e injurias, el procesoesw tan lento que para cuando la justicia resuelva ya la gente habr olvidado elincidente original. A lo sumo, en alguna instancia del juicio, demostrada lainocencia del demandante, ste puede pedir la rectificacin que el otro satisfacer(es un decir) con un corto comentario en tono de disculpa en el mismo mediodonde se produjo la ofensa, hablando para un pblico que no tendr la menor idearespecto a lo que se est refiriendo. Pero mientras tanto, la injuria, como un cido

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    pernicioso, fue haciendo su efecto, carcomiendo la credibilidad. Son aplogos delnazi Goebbels, quien sola repetir: Difama, difama, que algo quedar.

    Por eso miro con un poco de irona el cruce de cartas documento y demandasjudiciales que van y vienen entre refutadores, ovnlogos y su corte de milagros;

    creo que para nada sirven, ms que para alimentar el monstruo de la burocracia, yslo revelan un cierto grado de histerismo en sus protagonistas. S que parecertroglodita, pero aoro las pocas en que estas diferencias se resolvan a solas, enuna discusin que terminaba con un apretn de manos o alguno de los dossentado en el piso con un hilito de sangre salindole de la nariz.

    Me parece peligrosa la actitud de los escpticos de querer establecer insidiosasrelaciones entre los cultores de lo que podramos llamar ovniloga mstica (y no laestoy defendiendo; slo me pregunto: Cmo puedo estar seguro que no hay enellos algo de verdad?) y las sectas, tema por dems vapuleado hasta elcansancio. Recuerdan cuando casi todos los das aparecan en todos los mediosnotas sobre alguna nueva secta?. Cunto hace que no ven o escuchan dealguna directamente vinculada con los OVNIs?. Qu creen que pas?. Supongoque no sern tan ingenuos de pensar que estos grupos desaparecieron en sutotalidad. Adivinen, entonces, qu?.

    Acertaron: se acab el negocio.

    Es inmoral insinuar que porque un grupo de chicos sale al campo para tratar detener contacto teleptico con extraterrestres, necesariamente van a terminar en unsuicidio colectivo como la gente de Heavens Gate o la masacre de Guyana(Digresin al margen: me resulta triste que mientras los libros de historia enzalzanel suicidio colectivo de novecientos judos en la fortaleza de Massada en el ao 70DC para no caer en manos del poder constituido de entonces, los romanos, y estocomo un acto de herosmo, se vean los 936 suicidios del Templo del Pueblo parano caer en manos del poder constituido de l978 en la forma del estadonorteamericano como una despreciable locura colectiva. No los estoy justificando:slo sealo cmo dos hechos idnticos pueden ser etiquetados de formas tanopuestas de acuerdo a las conveniencias polticas de quienes hagan la lectura).Estos especialistas en sectas, algunos formados teolgicamente de siempre enla ms rancia ortodoxia de su creencia que les lleva a tipificar como secta todaexpresin espiritual ajena, simplemente encontraron, en la mediocridad de algunosy ciertos medios tendenciosos, un buen filn comercial. Porque tanto sus notascomo sus libros no se regalan, precisamente.

    Existen grupos sectarios destructivos, esto es un hecho, pero no alentemos unacaza de brujas; no son tantos como se dice por ah. Recordemos el papeln quehizo la justicia rosarina cuando hace unos aos, con gran despliegue periodstico,procedi contra los niosde Dios: ninguno de los cargos fueron comprobados, nisiquiera el de promiscuidad sexual de las adolescentes (los informes forensessealaron que en la poblacin juvenil femenina del grupo slo un 30% habaperdido la virginidad. Como dijera un mdico forense: seguramente un nmero

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    menor al que encontraramos entre las chicas de cualquier colegio secundarioreligioso). Todos los cargos fueron retirados, y exonerados los acusados: pero undao irreparable ya estaba hecho. As que dmosle a las cosas su verdaderadimensin. Ni habr otro Waco en Capilla del Monte, ni se necesitarn decenas denegras bolsas de plstico en alguna residencia de los alrededores de Victoria.

    No necesitamos menos escpticos; necesitamos un pblico ms maduro.

    En definitiva, creo que el escepticismo anti-ovni es una moda, seguramentepasajera, una forma de esnobismo intelectual que cansar a sus seguidorescuando alcancen la masa crtica que los haga ya poco atractivos u originales a lavista de todos. Algunos, sin duda, seguirn reivindicando su fanatismo (todoscreemos tener una misin), reacios a desprenderse de lo que dio sentido a susvidas. Otros, angustiados de tener que mirar por sobre el hombro de sus vidas y

    descubrir que los antiguos misterios estn todava ah, endurecern an ms susneuronas y s harn de la postura escptica un sectarismo. Porque mientras hayagente que crea en sus palabras por el mero hecho que antepongan a sus apellidosun Dr., o porque afirmen petulantemente que no hay investigaciones cientficasque hayan probado la realidad de estos fenmenos (ignorando la abultadabibliografa que s la hay, o aviesamente eligiendo olvidarla de cara a un pblicoque saben no tendr acceso a ella), mientras haya gente que crea que porquepuede trucarse una foto OVNI los OVNIs no existen (olvidando que Hollywoodtruca excelentes catstrofes areas lo que no quita, desgraciadamente, que lascatstrofes areas s existan), mientras haya gente, insisto, que no se plante firmecon su qosque tndem, estos borradores de Torquemada seguirn medrandocon la credulidad de los dems. Una forma aparentemente opuesta de credulidad(la credulidad en el no-puede-ser-y-tengo-que-convencerme), pero credulidad alfin.

    Opuesta, pero complementaria. Yin y yang de este teatro csmico.

    Creo que, finalmente, nos estamos tomando las cosas demasiado en serio. Ycuando el conocimiento necesita disfrazarse de solemnidad, algo esencial se haperdido. Creo que ni los escpticos ni los defensores de lo que sea somos tanimportantes para consumir tiempos de nuestras vidas que nunca volvern en estapelea infantil. As que tampoco la consuma usted, amigo lector. Por eso terminoestas lneas con algo que quizs s importe. No sesudas pruebas cientficas deninguna de las posiciones en pugna, no. Tampoco con citas enciclopdicas deominosos tratados. Ese alimento para el intelecto lo dejo para mentes msesclarecidas que la ma. Porque respecto a este tema, slo quiero dejar unagolosina para el espritu. Que es poesa. La que escribi Chesterton:

    ... cuando las mentes prcticas nos inviten

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    a descubrir de qu fro maquinar

    el mundo hecho est,

    nuestras almas respondern en las sombras:

    - Tal vez s, pero hay otras cosas...

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    REIVINDICACIN DE LA ASTROLOGA

    Una de las razones habitualmente esgrimidas por los escpticos paradenostar a la ciencia astrolgica es, aunque parezca un mero juego depalabras, precisamente lo que emana de las lneas que anteceden, es decir,que ningn concepto de cientificismo puede compatibilizar con las propuestasastrolgicas. De hecho es extremadamente difcil encontrar, por lo menos en

    los estratos acadmicos del establishment cientfico, un profesional queacepte dedicar cierta dosis de duda racional o debera decir razonada- aesta disciplina, y si bien el primer pecado de tales denostadores pasa por suabsoluto desconocimiento de textos, fundamentos, filosofas y tcnicasastrolgicas, se suele decir que el mismo despropsito de su existenciainvalida cualquier merecimiento de atencin que pudiera brindrsele.

    En realidad, deberamos convenir que slo merece considerarse una actitudrespetable intelectualmente hablando- el rechazar una propuesta cuando lamisma ha sido debidamente examinada y se han sealado, ms all de todaduda posible, sus errores metodolgicos. Y, en consecuencia, slo quien se

    haya especializado en una determinada tcnica tiene derecho a sealar loserrores reales o supuestos- de la misma, precisamente porque la conocehasta sus mnimos detalles. Consideremos, como ejemplo, otra rama del sabercualquiera: por ejemplo, la Medicina. Si de hablar de sus desaciertos se trata

    y, en lo que respecta a la occidental y aloptica, vaya si los tiene-seguramente estara muy mal visto que se dedicara a criticarla un astrnomo,un botnico o un fsico. Slo los mdicos tienen derecho a hablar (bien o mal)de la misma. Es obvio.

    Es obvio?.

    Con la Astrologa vemos que ello no ocurre, ya que astrnomos,matemticos, mdicos, cualquier doctorado se cree habilitado para opinargeneralmente en forma psima- sobre la misma. Y si se me permite, no creoque realmente aquellos sepan mucho sobre el tema.

    Tomemos el caso de los astrnomos. Su conocimiento de lascaractersticas fsicas y comportamiento mecnico de los astros no los habilitapara incursionar en un terreno netamente esotrico en el buen sentido de la

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    palabra- como es el que nos ocupa. Ya que si bien algunas de susafirmaciones son ciertas poco le hace a la Astrologa correctamente entendida.

    Es cierto, como ellos suelen sealar, que las constelaciones no son lasmismas hoy que hace cinco mil aos por lo que, por ejemplo, el Aries de aqul

    entonces corresponde estelarmente al Tauro de hoy y as sucesivamente,como consecuencia natural de la precesin de los equinoccios. Tambin escierto que los planetas salvo el sol y la Luna, el primero por su masa y lasegunda por su proximidad- no influyen ni gravitatoria ni energticamente enlos seres humanos; bien deca Carl Sagan que, en el aspecto gravitatorio,seguramente influa en un recin nacido ms la masa del mdico obstetra quela de Marte, por caso. Y que an en el caso de la influencia de un planetacualquiera sobre el ser humano, determinadas condiciones planetariasdeberan afectar a todos loas hombres exactamente por igual, y nofavorablemente a unos y desfavorablemente a otros, segn el momento y lugarde nacimiento de cada uno. As, si Marte para seguir con el ejemplo- estmal aspectado debera estarlo por igual para todos los seres humanos, si deinfluencias fsicas o energticas se trata, y no acentuadamente para tal o cualsigno.

    Pero en realidad debemos convenir que tales crticas slo son aceptables sise desconocen los verdaderos fundamentos de la Astrologa cosa que porcierto es en la que incurren muchos supuestos cultores de esta disciplina; loque quizs explique los graves errores que en nombre de aquella se cometenreiteradamente. Claro que, al igual que en muchos otros campos del saberhumano, en esta ocasin la culpa no es de la Astrologa sino de los astrlogos.O, al menos, de algunos de ellos.

    Esto se comprender ms fcilmente en el momento de explicar que lafilosofa hermtica de la arcana Astrologa ensea que cuando se habla deMarte, Luna, Mercurio, etc., en realidad no se est hablando de los cuerposfsicos que conocemos astronmicamente con tales nombres, sino de suscorrespondencias simblicas expresadas si ustedes gustan de los trminospsicologistas- en el Inconsciente Colectivo de la humanidad, basndose en elPrincipio de Correspondencia, piedra basal de la estructura intelectualocultista.

    Segn el mismo, como escribiramos anteriormente, el Universo es unamultiplicacin de sucesiones holsticas; lo que es lo mismo que decir que laparte de un Todo es igual, microcsmicamente hablando, a ese Todo. As,como he analizado en otra parte, toda la naturaleza tiende a demostrar quecada elemento se refleja en mayor o menor proporcin en el sistema que lerodea pero del cual es tambin parte indivisible: la palma de la mano refleja suvida, su carcter y su salud, esta ltima tambin visible en la planta del pie(reflexologa) o en el pabelln de las orejas (auriculoterapia) y, a fin decuentas, as como el sistema en el que vive el hombre (la Tierra) es un setenta

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    por ciento agua y un treinta por ciento materia slida, l mismo es tambin unsetenta por ciento lquido y el resto materia slida.

    Como la moderna psicologa ha demostrado, el Inconsciente Individual decada habitante del planeta, ms all de acumular y reflejar las vivencias

    particulares de cada persona, forma parte de un gigantesco entramado queconocemos como Inconsciente Colectivo. La Ley de Correspondencia enseaque no slo los arquetipos del Inconsciente Colectivo se reflejan

    corresponden-con los del Individual, sino que tambin todo lo que existefsicamente en el Universo debe existir en otros planos, tales como el astral

    sobre cuya hipottica realidad hemos discutido en otro punto- el energtico yatencin- el psquico. De manera tal que el Inconsciente Colectivo contienetambin imgenes arquetpicas, simblicas, que se corresponden con lanaturaleza esotricamente hablando- de Marte, Mercurio, etc. Esto secomprender mejor si retornamos al evidente ejemplo de los cuatro elementosconstituitivos del mundo: Aire, Agua, Tierra y Fuego. Segn enseaban losantiguos Maestros, todo cuanto conocemos se compone de cuatro elementos yslo esos cuatro ya indicados. Podemos cometer el grosero error de pensarque esos filsofos crean que la tierra, el agua, el aire y el fuego formaban almundo, y as caeremos en el olvido de que ellos en realidad se referan acategoras en las cuales esos elementos llamados tierra (si pensamos en laque pisamos), agua (la que fluye por los ros), fuego (el de la hoguera) yaire (el que respiramos) no son en realidad sino la expresin ms grosera,ms material, de unos cuatro primeros principios elementales de los queesos gases, lquidos o materias son apenas una de sus manifestaciones. As,cada elemento representa en realidad un conglomerado de conceptos o, mscorrectamente, entes teleolgicos. Por ejemplo, al fuego se asocia, s, elfuego de los fsforos, pero al fuego corresponde tambin el abstractoconcepto de peligro, algunos signos zodiacales (Aries y Leo, por ejemplo), elcolor rojo, ciertas notas musicales, etc. De esta manera, el Marte al que serefiere la Astrologa en una circunstancia dada, es a la correspondientesimblico-astrolgica propia del Inconsciente Colectivo y proyectadomicrocsmicamente en el Inconsciente Individual del sujeto de referencia, delMarte astronmico.

    En el momento del nacimiento, la carta natal establece cul era el aspectodel cielo en ese punto del continuun espacio-temporal que es original y concaractersticas propias e irrepetibles pues, por caso, slo habr un JuanAntonio Prez nacido en buenos Aires el 17 de setiembre de 1944 a las 05.33hs y slo uno. Habr otros Juan Prez, u otros individuos nacidos en ese lugaro ese momento, pero slo uno que rena todas esas caractersticas.

    En consecuencia, la matriz astrolgico-simblica inmanente al InconscienteColectivo (reflejo correspondiente y microcsmico, recordemos, de losaspectos fsico-astronmicos que el Universo que nos rodea va adoptando enese momento) coexistente en ese punto, se proyecta holsticamente alInconsciente Individual del beb. En consecuencia, las variaciones sidreas del

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    cosmos provocarn variaciones semiticas en el Inconsciente Colectivo y lascorrespondiente en el Inconsciente Individual de cada hombre, modificadas porla variable particular de la matriz astrolgica del momento de nacimiento,redundarn en conductas (provocadas obviamente por motivaciones, aunqueen este caso no de ndole vivencial personal) diferentes para cada sujeto. De

    all otra correspondencia: si bien idnticos signos tienen, a grosso modo,posibilidades parecidas (como las biotipologas humanas indican respuestaspsicolgicas similares), los detalles de un horscopo (situacin de la Luna,aspectaciones, planetas retrgrados, etc.) implican eventos con apreciablesdiferencias (como la educacin, el arrastre cultural y otros contenidos hacenque dos biotipologas no discurran necesariamente por los mismos caminos).

    De todo esto se desprende la clave fundamental de la Astrologa que nosupo ser comprendida, insisto, an por muchos astrlogos: nuestro campo deestudios se alimenta de datos astronmicos, pero concluye sobre procesossimblicos y psicolgicos.

    En este sentido, entonces, hasta los aspectos ms burdamente criticadosde la Astrologa adquieren la fuerza de la verdad: es egocntrica en unapoca donde este concepto ptolemaico est completamente caduco y escorrecto que lo sea ya que para el hombre, psicolgicamente hablando, l es elmismo centro del universo. Es determinista en la medida que, como ensea laPsicologa, los impulsos y vivencias bsicas del individuo inclinan su existenciaen un determinado sentido, requirindose un esfuerzo no menor al necesariopara variar la presin de las estrellas para oponerse a su tendencia.

    Por otra parte, la crtica enunciada al principio, en el sentido de laretrogradacin de las constelaciones zodiacales carece de aplicacin en eltema que nos interesa ya que, aunque este dato importantsimo sea ignoradoan por la mayora de la gente (defensores o detractores), signo zodiacal yconstelacin zodiacalno son la misma cosa. En efecto, mientras que unaconstelacin es un agrupamiento hipottico de estrellas que conforman (conmucha imaginacin, ciertamente) una figura en el cielo, y es dicha constelacinzodiacal cuando se ubica sobre la circunferencia de la eclptica (o rutaaparente del Sol en el cielo), un signo zodiacal es un espacio vaco de treintagrados a ambos lados del eje de rotacin del plano de la eclptica. Lasconstelaciones, en consecuencia, pueden variar, retrogradar por el movimientode precesin de los equinoccios, cambiar su configuracin o su cantidad. Dehecho, es lo que ocurri recientemente con el descubrimiento de una nueva,la Araa, y que llev a que los improvisados de siempre hablaran y escribieransobre la hecatombe de la Astrologa a la que al haberle aparecido un nuevosigno, echa por tierra las especulaciones sobre los otros docey que, comovimos, nada tiene que ver con los signos clsicos, ya que estos, al serespacios en blanco en el firmamento, permanecen constantes. El hecho deque constelaciones y signos lleven los mismos nombres se debe a la

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    coincidencia espacial que tuvieron en los albores de esta disciplina, seis milaos atrs, y que facilitaba su identificacin.

    Indudablemente, reconsiderar las enseanzas, mtodos y conclusiones dela Astrologa a la luz de estas consideraciones modificara, susceptiblemente,

    el punto de vista habitualmente escptico y dogmtico con que la comunidadcientfica observa estos conocimientos.

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    QUIN LE TEME A LA OVNILOGA?

    Pocos ejercicios intelectuales son tan aleccionadores y deparan tantas irnicasas como estimulantes conclusiones como aqul al que soy tan afecto: hacer elesfuerzo de desprenderse del mundo durante algunos minutos; tratar deobservar el flujo de los pensamientos de los dems, buscar comprender unsignificado holstico en los movimientos sociales y culturales que trasciendan

    la estrechez de un determinado momento histrico; preguntarme sobre losverdaderos porqus ms all de las apariencias.

    En algo de todo esto pensaba cuando hace unos das me dediqu,algunos diran que bastante mediocremente, a plantearme el creciente temor(no otra cosa puede esconderse detrs de las agresiones mediticas) quevenimos observando quienes nos dedicamos a esta disciplina por parte, nocomo cabra esperar, de las masas ignorantes, sino precisamente de losestamentos que uno supone ms informados y formados: los periodsticos, losreligiosos, el establishment de la cultura.

    Centrar mi anlisis en una disciplina paradigmtica, la Ovniloga y latomar slo como ejemplo para expresar situaciones y razonamientos que sinduda seran igualmente aplicables para el Tarot, la Parapsicologa, Astrologao el Control Mental. Ciertamente, aquellos defensores apasionados de una deestas temticas en particular se resentira ante la posibilidad de que suciencia sea confundida con otras sobre las que prefiere no opinar perosospecha discutibles. Empero, este solipsismo intelectual no puede ignorar elhecho que el embate de los escpticos racionalistas cae sobre todas por igual,y que intentar una tmida defensa de una de ellas en detrimento de las dems

    slo puede estar ineluctablemente condenada al fracaso. Insisto en este puntoque considero importante: ms all de discusiones sobre las races y losdestinos que buenos o mal intencionados cultores han dado a estas

    paraciencias, preocupa observar como muchos ovnlogos sufren erupcionescutneas cuando algn periodista despistado les pregunta sobre los signoszodiacales, as como algunos espiritualistas de cuo fruncen el ceo si la

    pregunta que les dirigen apunta a las motivaciones de los extraterrestres. Es

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    obvio, natural y respetable que cada apasionado de cada una de estasvertientes busque centrar su atencin en consideraciones que no salgan deltema que domina; empero, es peligroso no advertir que el problema no est ensi la Ovniloga es ms cientfica que la Parapsicologa o sta que laAstrologa sino que, respetando el disenso y el espacio intelectual vital decada uno, todos estamos hermanados por una lucha y una misin encomn: aportar un grano de arena en el cambio de modelos colectivos depensamiento (paradigmas) que este particular momento histricoenfrenta a dos concepciones de la realidad.

    Seguramente, mis detractores argumentarn que nadie le teme a laOvniloga; que, por el contrario, ellos sus refutadores- se encuentransanamente empeados en una tarea de clarificacin y concientizacin de la

    poblacin, y que los ataques que se le dirigen slo apuntan a demostrar la

    superchera y el fraude, cuando no la sospecha de paranoia, que aletea detrsde ella.Y sin embargo, como he escrito en algn otro lugar, creo que el

    movimiento de racionalismo con que trata de enfrentarse a la Ovnilogatiene otras motivaciones que no son las cientficas. Por supuesto, miscontendientes intelectuales argumentarn que dado que los ovnlogos nocumplimos los preceptos y condiciones propios de la investigacin cientfica,nuestras aseveraciones navegan en un mar de confusiones y falsasinterpretaciones.

    Bien. Busquemos la inversin de la carga de la prueba. Supongamosno es tema que entrar a discutir ahora- que en efecto estas disciplinas nocumplen las condiciones cientficas. Supongamos tambin, slo para nodespertar risitas irnicas en mis confrontadores, que evito caer en la tentadorafilosofa que la ciencia que entendemos como tal en esta poca, soberbia ydogmtica, puede no ser el non plus ultra del conocimiento humano.Supongamos que evito sealar que, aunque lo que se nos critique no es tantocontradecir las conclusiones cientficas, nuestro problema es que norespetamos el mtodo cientfico y, en consecuencia, perdemos el derecho deexigir credibilidad cientfica a nuestros postulados. Y, en el colmo de lo

    permisivo, supongamos tambin por un momento pero slo por un momento-que, humildemente, acepto que los trminos de exigencia intelectual de loscientficos son los que realmente deben prevalecer y en funcin de elloscondicionar nuestra bsqueda de respuesta. Bien. Si esto es as, la primeraresponsabilidad casi escribo culpa- por la falta de pruebas valederas esde los propios cientficos.

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    Cmo es posible que virtualmente no se le haya prestado a laOvniloga atencin seria por parte de la comunidad cientfica, y que no sehayan dedicado fondos para su estudio, cuando paralelamente ingentescantidades de dinero se han dedicado a temas que de ninguna manera hanalcanzado la consideracin que el fenmeno OVNI ha ganado en las ltimasdcadas?. Parece haber subsidios para casi cualquier cosa pero, y para losOVNIs?.Nada...

    Uno podra pensar que la reaccin de los cientficos debera ser de avidez,furiosa curiosidad y ansiedad por obtener respuestas, cuando individuosaltamente confiables, pilotos comerciales y militares, oficiales de la marina,ingenieros, tcnicos, agentes del gobierno informan observaciones de OVNIs.Pero... no.

    Dnde est la curiosidad cientfica sobre la cual tanto nos hablaron ennuestra poca de estudiantes, y aquella obligacin cientfica sobre la cual

    Schroedinger, padre de la moderna mecnica cuntica, escribi: "Un cientficodebe ser curioso y tener vivos deseos de hallar respuestas"?. Dnde estnlos cientficos curiosos y anhelantes de hallar respuestas a las aseveraciones deaquellas personas fiables y responsables que afirman haber observadoOVNIs?.

    J.A. Hynek, astrnomo ya fallecido y verdadero padre de la ufologanorteamericana, quien supo ser un escptico en sus primeros tiempos, hastaque descubri que sus empleadores, los de la Fuerza area de los EstadosUnidos, lo empleaban como una tapadera, explicaba as sus presuncionesrespecto del porqu de lo que l llamaba apata por parte de los cientficos:

    Personalmente, entiendo que existen dos razones profundas para justificar

    la apata respecto del fenmeno OVNI. Las dos son propiedades de la mentehumana, demostradas a lo largo de los aos en innumerables oportunidades.

    Una podra denominarse el efecto escala de peldaosen la aceptacin denuevas ideas. Supongamos que nuestra presente comprensin del mundo que

    nos rodea es pensada como uno de los peldaos de una escalera, una suertede escalera de conocimientos. Cuando algo nuevo nos llega, que implica

    justamente el avance de uno o dos peldaos en esta escalera, no existedificultad alguna en nosotros para aceptar esa transicin hacia un nivel

    superior. Pero, cuando recibimos un nuevo conocimiento que implica un saltode muchos escalones por sobre el nivel actual de nuestra comprensin, la

    mente humana se rebela a esa transicin; el salto hacia el peldao superior esdemasiado grande. Esto podra semejarse a solicitar a los mejores cerebrosde la poca de Galileo el considerar seriamente la existencia de la energa

    nuclear.

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    Pedirnos ahora aceptar la elusiva presencia junto a nosotros de alguna

    forma de inteligencia distinta a la nuestra, hacia los que muy biendocumentados informes de OVNI apuntan ineludiblemente... implica

    solicitarnos un salto hacia un precario y elevado peldao de la escalera. Noes un problema defalta de evidencia, es una carencia del tipo de evidencia

    que nuestra presente posicin en la escala de los conocimientos, y nuestro

    actual sistema de creencias cientficas, demanda.Lo que se demanda es una

    pieza de un OVNI, un aterrizaje en los jardines de la Casa Blanca, unapeticin csmica presentada ante la Asamblea de las Naciones Unidas. Sin

    eso, el fenmeno OVNI es descartado como algo inadmisible en el campoactual de la ciencia. Pero, dnde deja eso a los miles de increbles informes

    elaborados por personas enteramente fiables?. Dnde est la curiosidadcientfica acerca del porqu de la existencia de tales informes y, ms an, su

    increble persistencia a lo largo de dcadas?.

    Una segunda razn para la apata respecto del fenmeno OVNI radica enel temor a lo desconocido. Nuestra mente se siente confortable y a salvo en elms bajo peldao de la escalera , y no solamente se requiere un esfuerzomental para saltar hacia los peldaos superiores sino que all tambin existeun temor a lo desconocido, profundamente enraizado en la mente humana.

    Entonces, no nos molesten en nuestra actual y confortable posicinintelectual; no nos inciten a pensar en cosas o hechos atemorizantes...

    Budd Hopkins, autor de "Missing Times" , ha comparado la resistencia aconsiderar seriamente el fenmeno OVNI con la resistencia de muchos

    ciudadanos alemanes (y de otros pases) a aceptar la realidad de Auschwitz ydel holocausto judo. Ambos hechos, aunque en distintos niveles, desafan la

    realidad comnmente aceptada y originan un increble bloqueo mental.

    El poder de la mente humana a cerrar sus puertas a lo no deseado, a lo

    desconocido, al temor a lo demasiado extrao, se ha verificado a lo largo detoda la historia, especialmente en el terreno de la ciencia, y se patentiza

    actualmente en la resistencia a considerar seriamente la existencia del fenmeno OVNI. Pero, afortunadamente, un creciente nmero de cientficos

    (aunque todava muy pequeo) estn siguiendo la admonicin de

    Schroedinger; estn volvindose cada vez ms curiosos respecto del fenmenoOVNI.

    Es una muy buena posibilidad. Detrs de todo cientfico sigue habiendoun ser humano con las mezquindades de siempre, es cierto. Tambin podemosafirmar que muchos detractores lo son en funcin de actitudes prejuiciosas, ya

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    que refutan sin jams haber estudiado a fondo el fenmeno. Luego tendramosque buscar una explicacin para esos pocos- refutadores que s lo hanestudiado, ya sea siempre como negadores el caso de Phillip Klass- o el exuflogo Alejandro Agostinelli. Pienso que, ms all de toda discusin terica,cuando uno desea negar algo es como cuando desea afirmarlo: los hechos, lostestimonios, no son vistos con objetividad, y siempre puede encontrarse un

    pelo en la sopa si uno busca con cuidado. As, el refutador siempre encontrarotra explicacin, mientras que el creyente siempre encontrar suevidencia.

    Y despus tenemos a los otros resistentes: aquellos que medran ala sombra del cenculo clerical. Los ministros de los ms diversos credos, quedescubren, tardamente, que su religin no les haba preparado para responderlas grandes preguntas del hombre y la mujer contemporneos, entre ellas,

    aquello relativo a nuestros hermanos del cosmos. Que se incomodan ante laidea que sus respuestas y doctrinas salvacionistas, pacientemente inculcadas alas masas a travs de los siglos, pueden derrumbarse ante la sola presuncinque otros pueden haberse redimido por otros ignotos caminos csmicos que nosean los suyos. Porque las religiones llevan a Dios; no gratuitamente, eltrmino, religio, alude a encontrarse a s mismo en Dios. Pero mientrastanto, las iglesias (en griego, ekklesa significa reunin de hombres) sonrganos concentradores de poder. Y laPrimera Ley de Fernndezdice: Todaestructura religiosa o pseudorreligiosa necesitada de bienes y recursos

    materiales y apoyo poltico crece numricamente de manera inversamente

    proporcional a la masa de informacin y del buen uso que del raciocinio

    hagan sus feligreses. Porque mientras los honestos creyentes del llano ymuchos sinceros representantes de las iglesias entienden, con el coraznabierto a otros seres hijos de la Creacin, que sus convicciones se vernreforzadas si de los cielos llegaran otros espritus iluminados, los jerarcas,histricamente ms interesados en reforzar, no sus convicciones, sino su podergeopoltico, seguirn creando la confusin en las almas sencillas con anatemasy amenazas veladas, o con el sarcasmo soberbio que nace de creerse

    propietario de un reinado temporal. Entonces, mirarn con displicencia, casi

    con paternal paciencia, a los interesados en OVNIs, excepto hasta el momentoen que ese inters implique comenzar a hacer preguntas. Ocasin en que eldedo digitador se levanta en los plpitos, alertando sobre el avance de

    pensamientos mgicos (como si los rituales litrgicos de las iglesiasderrocharan racionalismo) o estableciendo perversas asociaciones entre el olora motor quemado de algunos avistajes OVNI y el de azufre de aparicionesdemonacas medievales.

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    Tambin podramos hablar de los intelectuales, a secas. Es decir, gente quecon ms o menos suerte deambula en el mundo de la cultura como periodistas,

    poetas, dramaturgos, cantantes, representantes de las ciencias humansticas(con psiclogos y socilogos a la cabeza), que fruncen el ceo con desagradoante la mencin de semejante pavadas como los platillos volantes, justo enel momento en que se encuentran enfrascados en discusiones tan prioritarias

    para la humanidad respecto si Borges era un surrealista, un conservador o unfunmbulo, o la esencia de la nada en Sartre y Heiddeger. Un segmento derespetables diletantes del saber que, casualmente, suelen tener una orientacin

    poltica definida, activista y partidaria. Y ya se sabe; ciertas ideologas (creoque con tantos aciertos y errores como cualquier otra) sospecha a estos temascomo un opio para las masas, un quiste en la cultura contempornea que laaleja de los temas revisionistas y sociales urgentes. Y as como en la polticade todos los das un fantico de derechas no aceptara hablar de la

    imaginacin al poder (lo cual slo hablara de su propia falta deimaginacin), un militante de izquierda, doctrinalmente vuelto su rostro hacialas fbricas, los campos y las masas obreras, slo reconocera con vergenzasu fascinacin por el Universo. Es intelectual y queda bien en ciertos cafsliterarios, entonces, ridiculizar a los OVNIs.

    Lo que ocurre en las sombras y las masas parecen no enterarse, esque la Ovniloga es un catalizador (en Qumica, un catalizador es unasustancia que acelera la transformacin de otra) de la sociedad. A travs deella, las turbulencias culturales que origina pueden generar un ordennuevo. Pienso que la actual situacin del mundo es una estructura disipativacuyas fluctuaciones pueden alcanzar una masa crtica que provoque el salto aun nivel de organizacin ms elevado. El Premio Nobel de Qumica IlyaPrigogine deca que las estructuras disipativas son sistemas abiertos, cuyaestructura se mantiene por una disipacin continua de energa. Esta disipacincrea la posibilidad de un reordenamiento brusco hacia una mayorcomplejidad. Y como el Inconsciente Colectivo de la humanidad esun sistemaabierto, la velocidad de absorcin y generacin de informacin que contemplela posibilidad de un universalismo compensa la velocidad de entropa de lacultura dominante. Est por ocurrir un salto cuntico. Y si esto es

    consecuencia de un proceso natural de nuestro psiquismo humano o essembrado desde afuera, es algo que escapa a los alcances de este artculo.Muchos detalles sugieren esto. Por ejemplo, el crecimiento de los

    cultos ovni con su secuela de contactos. Una proliferacin similar, pero decorte fundamentalista, ocurri hace unos 170 aos, cuando la sociedadcivilizada estaba en medio de otro cambio bsico, de un orden agrcola a otroindustrial. Por lo que hay que advertir que lo verdaderamente importante de la

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    Ovniloga no es, tal vez, su aporte de pruebas de visitas extraterrestres, sinoque resume elZeitgeist, el espritu de la poca. Si bien existan cenculosespiritualistas antes de los aos 40, y ya pululaba una abundante bibliografaal respecto, la popularizacin de los extrao, lo sobrenatural vino acaballo de los OVNIs. Porque mucha gente, interesada en este tema, con el

    paso del tiempo ampli el horizonte de sus intereses culturales a laparapsicologa, las religiones orientales, los misterios del pasado, el yoga, elespiritualismo en general. Los OVNIs tuvieron una popularidad televisiva quedespus abri las puertas a otras disciplinas de la Nueva Era. Y si hoy en da,en ciertas comunidades, suena ms raro creer en ngeles que en OVNIs, loes, sencillamente, porque los segundos comulgan mejor con la esenciatecnocrtica de estos tiempos y que adquirieron crdito popular por sumediatizacin con anterioridad a esas otras temticas. Lo escribi MarilynFerguson: Est o no escrita en los astros, lo cierto es que parece estar

    aproximndose una era diferente; y Acuario, la figura del aguador en elantiguo zodaco, smbolo de la corriente que viene a apagar una antigua sed,

    parece ser el smbolo adecuado. La antigua sed del conocimiento, de que nosdigan la Verdad.

    Por todo esto, hacer Ovniloga es algo ms que recopilacin. Por eso esnecesaria la difusin y salir a decir lo que uno piensa; para cambiar elparadigma. A comienzos del siglo XIX, Alexis de Tocqueville observaba quelos comportamientos culturales y las creencias no verbalizadas cambiannormalmente mucho antes de que las gentes admitan entre s que los tiemposhan cambiado. Durante aos, e incluso generaciones, se siguen proclamandode palabra ideas que en privado se haban abandonado tiempo atrs. Comonadie conspira contra esos viejos marcos de creencias, dice Tocqueville, stassiguen ejerciendo su influjo y debilitan el nimo innovador. Incluso muchotiempo despus de haber perdido su valor un paradigma, ste siguereclamando una especie de hipcrita fidelidad. Pero si tenemos el valor decomunicar a otros nuestras dudas y nuestro abandono del mismo, si nosatrevemos a exponer lo incompleto, la endeble estructura y los fallos del viejo

    paradigma, podemos llegar a desmantelarlo. No necesitamos esperar a que sedesmorone sobre nosotros.

    Por eso se le teme a la Ovniloga: porque es una revolucin. Y poreso, cuando se ataca a los ovnlogos, no se lo hace criticando sus mtodos ocontraencuestando sus trabajos, sino se busca socavar su credibilidad como

    persona o se prejuzga su sanidad mental: porque somos partisanos de lacultura.

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    LA PRENSA, LOS OVNIs Y LA PARAPSICOLOGA

    Debo admitir que cuando me sent a escribir estas reflexiones lo hicecon el sincero propsito de ser especialmente ledo por los periodistas, amnde un pblico segmentado habitual destinatario de mis lneas. Y no alenttanto la esperanza de ver publicado este artculo como de confiar en que sera

    lentamente digerido por ese target especializado en el cual pensaba cuandocomenc. Porque de lo que tratarn los prrafos siguientes es de reclamar unespacio de expresin, el derecho de nosotros, ovnlogos o parapsiclogos (y enocasiones, ambas cosas a la vez) a merecer de la prensa un poco ms deseriedad antes que de atencin.

    De lo que estoy hablando es de cuestionar a muchos medios de prensaconsiderar tanto a la temtica ovnilgica como parapsicolgica algo atractivoen trminos de nmeros de lectores pero no de calidad de los mismos.Quizs subproducto de cierta avispada intelectualidad que, entre ironas yencicplopedismos, considera que todo aquello que orille el misterio y lascreencias, carente quizs de componentes sociales o polticos es apenas

    pasto amarillista para ignorantes, ese periodismo que tambin recibe porInternet diariamente decenas de testimonios de avistajes OVNIs as comoresmenes de progresos en las investigaciones parapsicolgicas- alienta ladifusin de estas disciplinas cuando compulsa la opinin pblica y ve ciertoexitismo sensacionalista en la difusin masiva de hipotticos contactos oencuentros con el Ms All. Pero que ignora, con soberbia cultural (que nointelectual) digna de mejor causa cuanto esfuerzo, pequeo y persistente,hagamos cotidianamente para reclamar un poquito as de espacio meditico.

    Un periodismo que aplaude gozoso la presencia en cualquier reality show detodo pobre manitico que se sienta a caballo de mltiples dimensiones, peroque excluye por aburrido (en holocausto a una letana sagrada en losestudios y plats: lo que no puede decirse en treinta segundos no sirve) aun enjundioso y poco atractivo investigador cargado con aos de ostracismo.Un periodismo que, corporativista al fin, sale a defender el derecho delibertad de expresin cuando cualquier colega es vctima real o supuesto de

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    oscuras maquinaciones, pero eclipsa esa misma libertad de expresin cuando,mes tras mes, aos tras ao, gastamos las suelas acercndoles resmenes delos progresos, de las evidencias obtenidas en nuestros anlisis. Un periodismoque, con la ignorancia propia del gordito que se sabe dueo de la pelota, hace

    bromas previsibles alrededor de cualquier sonado suceso inslito. Unperiodismo que ante estas apreciaciones podra reaccionar argumentando que,si esto ocurre, despus de todo es responsabilidad nuestra por no saber darleun marco de seriedad y cientificismo a lo que hacemos pero nos niega y

    prejuzga gozosamente. Un periodismo que se enlista fcilmente con losescpticos profesionales de turno, quizs para lustrar ciertos galones deracionales y avispados, ignorando la compleja telaraa de intereses creadosque se mueve detrs de ellos y, lo que es peor, desi