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El Manantial Aportes para la reconstrucción de su historia

El manantial cap 1

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El Manantial

Aportes para la reconstrucción de su historia

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CAPITULO I

Primeros habitantes de la zona

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En este primer capítulo trataré de rastrear a los habitantes que iniciaron el poblamiento de esta zona que mas adelante, como verán, será conocida como El Manantial. Para llegar a un acuerdo de sus primeros habitantes recurrí al trabajo de diferentes autores en distintas épocas que concuerdan en que, a pesar de no establecerse en ella, los primeros en vivir en sus alrededores fueron los Indios Lules. Los mismos que con el paso del tiempo modificaron su raza y costumbres acompañando las invasiones guerreras, culturales y religiosas que sufrieron. El estudio de los Lules es muy diverso, por ello solo tomaré relatos y estudios que denoté más confiables, cabe aclarar que a veces se confunde su denominación por las mezclas propias de la época que se observa entre las comunidades indígenas, así también, y debido a lo antes citado, se debe distinguir a los Lules de los diferentes tiempos de evolución.

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LOS ORIGENES DE LOS LULES

Según el estudioso Lafone y sus estudios étnicos, estos indios procederían, como los guaraníes, de unas hordas caríbicas que en época remota hicieron irrupción en el Chaco; pertenecían al bloque étnico de los chiriguanos, los tobas y los mocovíes. Su desplazamiento hacia la zona de lo que luego será Tucumán se debería a su forma de vida semisedentaria y a la búsqueda de lugares de mayor producción para la caza y el sembradío.

LOS INDIOS LULES

De los antiguos Lules solo recordaremos que, según el testimonio unánime de los evangelizadores y conquistadores del siglo XVI, fue una nación compuesta de tribus dispersas, todas o casi todas guerreras, feroces y nómadas; las cuales vivían de la caza, de la pesca,.. y especialmente de lo que pillaban en sus frecuentes asaltos a mansos pueblos de Tonocotés y Diaguitas de las llanuras santiagueñas. Diego de Almagro ya se encontraba con ellos cuando pasaba por los valles rumbo a Chile por ello sabemos que también saqueaban los valles calchaquíes antes de la entrada de Rojas y los comarcanos los llamaban “Juríes”. Los primeros españoles en enfrentarse a los Lules fueron los hombres de Diego de Almagro, en el valle de Salta, en 1536, pero fue un grupo de avanzada de las huestes del capitán Nicolás de Heredia el que se topó con los Lules asentados en las cercanías de la provincia de Tucma: “… de entre los árboles aparecieron unos escuadrones de indios cuya sola presencia aterrorizó a los prisioneros Juríes que los

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servían... su característica más curiosa era llevar el cabello tonsurado (rapado en la coronilla), formándoles alrededor del cráneo coronas semejantes a las usadas por los frailes. Venían en son de guerra y los apuntaban con sus flechas... /los soldados dispersos se reunieron con sus compañeros/ salvo Bartolomé Aguilera al que los indios… mataron a flechazos, tras lo cual desaparecieron con la misma rapidez con que habían aparecido. Los juríes.. Informaron que esos indios eran sus… enemigos. Se llamaban Lules y vivían en otra provincia… junto a un río que llevaba agua colorada. Periódicamente venían /a Juríes para/ hacer la guerra. Caían sobre sus pueblos y estancias, prendían y mataban a muchos, y a los… cautivos, los comían. El escuadrón que acababan de encontrar… debía ser parte de otro mayor que andaría depredando los poblados ribereños” (Testimonios de Cieza de León, de Gutiérrez de Santa Clara, del soldado Pedro González de Prado y de Diego Fernández cit. por Piossek Prebisch 1995: 246-47; 334-35). Gerónimo de Bibar, cronista de Pedro de Valdivia, que narra la expedición de Francisco de Villagrán (1550-52), decía de los Lules: “Esta gente no siembran sino sustentan/se/ de algarrobos y de chañares y de caza que tienen mucha. Son dados a ladrocinios y viénenles a hurtar las comidas que es maíz y frisoles y zapallos y maní, y estos Xuríes les temen. A esta causa tienen los pueblos cercados, y… en cada pueblo dos y tres y cuatro mil indios /de guerra/. Sin embargo... cuando éstos /los Lules/ se juntan trecientos de ellos, aunque estén tres mil Juríes; no osan defenderles las comidas”.

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Como consecuencia de su alta movilidad, los Lules estaban organizados en grupos que respondían a un jefe, “…suceden los hijos a los padres y los hermanos si no tienen hijos, y la obediencia es para la guerra, en la cual son capitanes, y en la paz, para su gobierno”. (Alonso de Barzana 1594 [Jiménez de la Espada 1885, II: LVI]) Como vimos en los testimonios de los hombres de Heredia, una acusación recurrente en las crónicas más antiguas, era su tendencia a la antropofagia. Bárzana (1594) señalaba que “eran tantos”, que podrían haber terminado con los Juríes: “si los españoles al principio de la conquista de la provincia de Tucumán no vinieran, esta nación sola iba conquistando y comiendo unos y rindiendo otros, y así hubieran acabado a los tonocotes” (Jiménez de la Espada 1885, II: LIV).

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Del libro: Breve Historia de Tucumán /

Siglo XVI al XX - Manuel Lizondo Borda Este estudio fue de mucha importancia , al ser su contenido tan amplio en diferentes partes del trabajo presente citaré partes de el por su rico contenido y por lo profundo de su estudio. Los indios Lules: según dicen evangelizadores y conquistadores del siglo XVI fue una nación compuesta por tribus dispersas, todas o casi todas feroces, guerreras y andariegas; las cuales vivían de la caza, la pesca y … en especial lo que pillaban de sus frecuentes asaltos a los mansos pueblos Tonocotés y Diaguitas de los llanos santiagueños; y por otras noticias sabemos que antes de la entrada de Diego de Rojas llegaban también a invadir y saquear los pueblos Calchaquíes. Fernández de Oviedo nos informa que los indios Lules que el pinta eran “muy altos de cuerpo, delgados, valientes y hábiles flecheros, que comían carne humana” (lo cual es dudoso), que andaban desnudos y en grupos de “diez en diez o de veinte en veinte” ; y en fin que eran tan ligeros como los suríes o avestruces (por lo que los Diaguitas los llamaban Juríes). Mas parece que no todo era fiereza y maldad en los Lules, tenían por lo pronto una gran afición desde chicos por una cosa muy delicada: a la música. Así nos cuenta el padre Bárzana que en su tiempo (a fines del siglo XVI), entre las naciones indígenas del Tucumán, dadas todas a bailar y cantar, los Lules eran los mayores músicos, y desde niños, y con mas graciosos sones y cantares, que sus fiestas no eran mas que cantar y hasta sus muertes las cantaban, amaneciéndose cantando, llorando y bebiendo. Los Lules primitivos siendo en general andariegos, sin casas ni heredades, según nos dice el padre Barzana no tienen asientos ni pueblos permanentes. Pero es indudable que aún cuando vagaban por toda la región del norte argentino, a mediados del siglo XVI ya tenían lugares donde con frecuencia acampaban y en los cuales eran absolutos señores.

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Así sabemos que cuando los compañeros de Diego de Rojas, volvían del río Paraná después de toparse cerca de la ciudad de Santiago con unos invasores y saqueadores escuadrones de Lules, fueron hasta una región de los Lules o Núñez la cual estaba al parecer a orillas del río Salado, y como en uno de sus pueblos había maizales aunque no eran muchos, resulta que los Lules en esa provincia se encontraban como pobladores mas o menos estables. Lo que por otra parte es lógico por que no es de creer que estos indios en sus incursiones guerreras anduvieran con sus mujeres y sus hijos pequeños a cuestas, algunos paraderos o sitios debieron tener donde dejarlos. Refiriéndonos ahora solo a los Lules de la zona de San Miguel de Tucumán diremos que hacia 1566 el oidor Matienzo cita un vado o pasaje de los Lules sobre el Río Grande o Salí por el sur. Y agregamos que a fines del siglo XVI en dicha región había pueblos reducidos de indios Lules y hasta una provincia de los Lules cuyo centro parecía ser el río Lules, desde la montaña y hasta su desembocadura en el Grande o Salí. Diremos por fin que en un documento del 1600 encontramos una noticia de gran importancia; y es que el Río de la Calera afluente de el Salí cerca de nuestra ciudad pero en Burruyacu se llamaba antes NUNE. Por que este nombre no puede ser otro que la forma primitiva de LULE, y siendo así ese nombre probaría que los Lules en el siglo XVI, pasaban y acampaban por allí cuando iban a atacar a los pueblos Diaguitas y Tonocotés de Santiago, y que poblaban ya entonces en la zona comprendida entre las montañas y el Salí , desde Famaillá para el norte, incluyendo los valles y llanos de Trancas y Burruyacú.

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De este mismo libro obtenemos el siguiente detalle: De Famayllau para el norte dentro de Tucumán, hacia 1688, figuran en los padrones de ese año algunos poblados con indios de nuevas encomiendas como Los Manantiales (en el actual Manantial), La Chacra (a media legua de la nueva ciudad), Quilmes (de indios traídos del valle en la actual Quilmes de Leales), La Limpia Concepción (en el valle de Choromoros).

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Sobre la Lengua Lule A través de la lectura de varios autores e observado que el estudio de la lengua de los Lules es muy rica, y de diversas interpretaciones, por su variación en cuanto al tiempo en que son registradas; además de la influencia que recibe de otras lenguas que se incorporan o la incorporan por el desplazamiento de los asentamientos. Sobre la lengua que hablaban los Lules antiguos, uno de los datos mas antiguo es el dado por el padre Barzana, cuando dice “saben muchos dellos la lengua Tonocoté y por ella han sido catequizados. la suya sola no ha sido reducida a preceptos (o reglas), por que por ser una misma gente toda tienen diversas lenguas, pues no todos residen en la misma tierra”. El padre Viana en 1601 se valió de las lenguas Quichua y Tonocotés para adoctrinar a los Lules y de interpretes para los que hablan Cacán (o Kakano).todas las lenguas manejadas por los Lules resultan algo natural pues de los pueblos que invadían no a todos los mataban, conservaban a los hijos e hijas, e incluso para algunas invasiones se aliaban a los Tonocotés. Por todo lo expuesto mucho se ha hablado y conjeturado de la lengua Lule, entre tanta mezcla lo seguro es que entre los siglo XV y XVI varió y su tendencia fue a desaparecer. Podemos dar ejemplos de palabras de la antigua lengua Lule: _ Salí deriva de Zoly que significa lleno crecido como era el gran río Salí en los siglos pasados; _ Ulumpmampa se llamaba en el siglo XVI el río Lules y deriva de Ulump correr haciendo ruido y Mampa que es agua, río; por lo tanto es río que corre ruidoso; _ En cuanto a Marlopa que sirvió para designar nuestro Arroyo de Marlopa según algunos relatos se trataría de un sustantivo propio (o

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nombre propio que no tendría un significado) y solo serviría para indicar aquel arroyo; _ Otro de los nombres muy usados en nuestro medio es el de Cuchi

Yacu, que se pronuncia como Kuchiyako. Existe en la provincia varios lugares llamados así, entre ellos nombra al naciente de vertiente en la parte alta de El Manantial, y también el nombre original de la actual escuela Juan Crisóstomo Álvarez, cuando se ubicaba en la actual calle Alejandro Heredia al 250 aproximadamente y que luego se trasladó sobre la antigua Ruta 38 (hoy ruta 301) al lado de la Escuela Adolfo Kapelusz y posteriormente a su ubicación actual en Benjamín Villafañe 100. Esta voz quichua, Cuchiyako, quiere decir Aguada del Cerdo, aclarando que no se debe pronunciar como Yaku, pues su traducción sería insípido. Los indígenas al expresarse como Yako, establecieron que la aguada era frecuentada por sus cerdos, los chanchos silvestres o chanchos del monte. Kuchi: cerdo; Yako: aguada. Transitando por el mismo tema referiremos un escrito de Lizondo Borda, desde su amplio y detallado estudio, nos acerca un análisis sobre el Lule Tonocoté: Mucho se ha discutido sobre si el Tonocoté y el Lule del siglo XVI son o no son el Lule y el Tonocoté de principio del sigloXVIII, que estudió y recogió el misionero, Padre Antonio Machóni, en la Misión de Miraflores. Para Lafone Quevedo, el “Arte y Vocabulario de la Lengua y Tonocoté” de Machóni, corresponde simplemente a un idioma de Lules modernos (vulgares matacos) que no tienen vinculación con los Lules antiguos. Para Monseñor Cabrera, esa obra de Machóni corresponde efectivamente, como dice su título, a una lengua formada o resultante de dos: una Lule y otra Tonocoté; siendo esta, salvo las variantes introducidas por el tiempo, la misma de los Tonocotés del siglo XVI; y la otra, el Lule propio, distinto del Kakano, de los Lules Solisitas de San Miguel de Tucumán.

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Lizondo Borda resalta que está en un todo de acuerdo con Monseñor Cabrera, menos en una cosa, en que la parte de Lules que hay en la obra de Machoni, sea solo Lules de los Solisitas. Y, por otra parte observa que careciendo de toda noticia sobre la existencia en esta región de una lengua Lule original, propia, ese Lule de Machoni bien puede ser de un simple dialecto Kakano, como ya lo hacen sospechar varias voces de origen Aimará que se halla en tal vocabulario. Extraído de Tucumán Indígena de Manuel Lizondo Borda

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LOS LUGARES LULES

Siendo en general nómades, deambulaban toda la zona del norte argentino, a mediado del siglo XVI ya tenían lugares donde a continuo acampaban y de los cuales eran absolutos señores. Hacia fines del siglo XVI, según documentos, existía la provincia de los Lules cuyo centro habría sido la región que atraviesa el río Lules desde la montaña hasta su desembocadura en el Salí o Grande, desde Famaillá para el norte, incluyendo los valles y llanos de Trancas y de Burruyacu . (Tucumán Indígena – Manuel Lizondo Borda)

El Salí vertebraba asientos Lules y Tonocotés , ubicados junto a los manantiales que desembocan en él desde el Estero de Marlopa (Manantial de Marlopa) hasta la desembocadura del río de los Solcos o Gastona. Entre esta y el Río Seco se encontraba el “Paso de los Lules” por el camino viejo que va por el pueblo de Yumansuma .. Santiago del Estero, ubicado, según Matienzo en 1566, a siete leguas de Yumansuma. Comunicaba las dos bandas del río Grande en tierras de los Solisitas, primer pueblo Lule otorgado en encomienda. El nombre Solicita (según Lizondo Borda) se compone de Zoli, primitivamente Salí, significa “henchido, lleno” y Sita, terminación Lule que significa “el que es de” por lo tanto quiere decir “gente del Salí”. La fuerte presencia de los Lule en la provincia del Salí habría determinado el cambio de nombre a provincia de los Lule, bañada por una extensa red hidrográfica, constituía un reservorio de agua con numerosas vertientes, las lluvias del sudeste entre 800 y 2000 mm. anuales y las temperaturas entre 18 y 30 grados contribuían a la espesura de los montes formadas por: ceibos, nogales, tipa blanca, lapacho cebil, cedro. La pesca era abundante al igual que la caza y la miel.

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