El gozo de vivir El gozo de vivir

COLECCIÓN SURCOS

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109. Para conocer al papa BergoglioFrancesco Strazzari

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ISBN 978-84-8169-227-3

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Otras obras de Anselm Grün publicadas en Edi torial Verbo Divino son:

Cómo estar en armonía consigo mismoRecuperar la propia alegríaDescubrir la riqueza de la vidaQué enferma y qué sana a los hombresOrientar personas, despertar vidas¿Fracasado? ¡Tu oportunidad!La redenciónLas fuentes de la espiritualidadEl pequeño libro de la alegríaDame un corazón grandeEl libro de las respuestas de Anselm GrünLos diez mandamientosPablo y la experiencia de lo cristianoCreer en la transformaciónRespóndeme cuando te invoco¿Qué es el alma?¿Qué quiero? Coraje para tomar decisiones

El gozo de vivirRituales que sanan

verbo divino

Anselm GrünEl gozo de vivirAnselm GrünEl autor hace en esta obra un estudio sobre las dos principales necesidades que ha descubierto en las personascon las que se relaciona: la necesidad de encontrar uncamino para hacer frente a sus anhelos y la de encontrar un camino para vivir con sentido la vida.Los rituales son un camino concreto para una vida plena y sana, no un truco para resolver los problemas ni una receta que cada uno puede aplicarse a sí mismo y a su situación personal. Grün nos ofrece algunas sugerenciassobre cómo determinados rituales pueden ayudarnos a vivirnuestra propia vida y a tomarle gusto, cómo pueden abrirla hacia Dios y hacer que su Espíritu sanador y liberadorpenetre en nuestra cotidianidad.

Anselm Grün, nacido en 1945, es monje y cillerero de la abadía benedictinade Münsterschwarzach, en Alemania. En numerosos libros, cursos y conferenciastrata acerca de las dificultades y las preguntas de las personas. El padre Grün goza de gran valoración como sacerdote y consejero espiritual,

y es uno de los autores cristianos más leídos de nuestrosdías. A sus conferencias asisten anualmente decenas de miles de personas.


El gozo de vivir_El gozo de vivir 29/08/14 10:01 Página 3

Anselm Grün



7ª reimpresión (año 2014)

Título original: Geborgenheit finden – Ritualefeiern Traducción: Constantino Ruiz-Garrido

© Original German Publisher: Kreuz Verlag Stuttgart

© Editorial Verbo Divino, 1998

Impreso en España - Printed in SpainImpresión: NovaPrinter, Mutilva Baja (Navarra)

Depósito Legal: NA 2.988-2008ISBN: 978-84-8169-227-3

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública otransformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización desus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (CentroEspañol de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento deesta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Editorial Verbo DivinoAvenida de Pamplona, 4131200 Estella (Navarra), EspañaTeléfono: 948 55 65 11Fax: 948 55 45 [email protected]


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Índice

INTRODUCCIÓN .......................................................... 7La jornada de un monje ........................................... 7

El transcurso del día según la regla de san Benito ...................................................... 11

1. EL SIGNIFICADO PSICOLÓGICO DE LOS RITUALES ................................................... 21

1. Desterrar la angustia: Sigmund Freud ................. 21Rituales compulsivos ........................................... 25Rituales de masas ................................................ 29

2. La transformación de la energía vital: C. C. Jung.. 31Ritos de tránsito .................................................. 33Rituales que crean sentido .................................. 35El poder sanador de los ritos ............................... 38El ritual renovado ............................................... 41

3. Rituales para la convivencia: Erik H. Erikson................ 444. Rituales espontáneos: Peter Schellenbaum. ........ 47

2. RITUALES PERSONALES ....................................... 53

Rituales de la mañana .............................................. 53La disciplina ........................................................ 54Adaptarse a la situación ...................................... 57Escudriñar los sueños ........................................... 58

Rituales en el trabajo ................................................ 59Rituales vespertinos .................................................. 64

La televisión ........................................................ 66Solitario a últimas horas de la tarde ................... 67La oración vespertina .......................................... 70Hacer un trato con jóvenes ................................ 72


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Algo de lo que yo pueda alegrarme diariamente ...... 74Sugerencias sobre rituales personales ................. 74

3. RITUALES FAMILIARES ......................................... 81Rituales de saludo ..................................................... 81Orar............................................................................ 83

La bendición de la mesa ..................................... 85Ritualizar la comida misma ...................................... 86Rituales para irse a la cama ...................................... 88Un ritual de despedida ............................................. 89Las fiestas del año litúrgico ....................................... 90Una cuestión de ambiente familiar ............................ 93

Sugerencias para los rituales de familia .............. 93Los cumpleaños ................................................... 95Rituales por los hijos y por las hijas ................... 97Un nuevo ritual para el pensionista ................... 98El año litúrgico en la familia ............................... 99Rituales de duelo.................................................. 101

4. RITUALES QUE CREAN COMUNIÓN Y RITUALES QUE PONEN ORDEN ....................... 103

La cultura empresarial .............................................. 103La escuela y el ritual .................................................. 105Rituales en grupos de jóvenes .................................. 107Se requiere imaginación creadora ............................ 109

Sugerencias para los rituales sociales .................. 109

5. NUEVOS RITUALES ................................................ 113Grupos de mujeres .................................................... 113

La espiritualidad de la creación .......................... 113Unciones .............................................................. 116Rituales de transición ......................................... 118

Rituales terapéuticos ................................................. 120


6. RITUALES ECLESIÁSTICOS .................................. 125Los sacramentos ........................................................ 125Los ritos del bautismo ............................................... 126

La vestidura blanca para el bautismo ................. 128La señal de la cruz en la frente ........................... 129La invocación de los santos ................................ 130La unción con el óleo de los catecúmenos ......... 131La renuncia al mal .............................................. 131El derramamiento de agua sobre el niño ............ 132La unción con el crisma ...................................... 133El cirio bautismal ................................................ 134El rito de “effetá” ................................................. 135El padrenuestro ................................................... 136La bendición ....................................................... 136Bautismo católico para cristianos evangélicos .... 137

Los siete sacramentos y el hoy de Dios .................... 138La confesión .............................................................. 144

La nueva comprensión de la culpa ..................... 144El rito de la absolución ....................................... 145A solas ................................................................. 146

La celebración de la eucaristía ................................. 148El Resucitado se halla presente............................ 148Del saludo a la preparación de los dones............. 150La unión con Cristo............................................. 151

La confirmación......................................................... 153La ordenación sacerdotal........................................... 156El enlace matrimonial ............................................... 159

El pan y el vino de la pareja de novios................ 161La unción de los enfermos......................................... 162Las exequias ............................................................... 163

El rito de las exequias en el monasterio .............. 164La fiesta de despedida del amor ........................... 165Signos sagrados..................................................... 167

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7. EL EFECTO DE LOS RITUALES CRISTIANOS. ........ 171Una visión de conjunto ............................................ 1711. El juego .................................................................. 1722. La celebración........................................................ 1733. La creatividad ........................................................ 1734. La libertad.............................................................. 1745. La identidad y el gusto por la vida ........................ 1756. El espacio del recogimiento................................... 1767. La estética .............................................................. 1778. El orden.................................................................. 1789. La vinculación ....................................................... 17910. La curación .......................................................... 18011. La creación de sentido......................................... 18112. El sacerdocio ........................................................ 182

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Introducción

La jornada de un monje

D esde hace bastantes años soy monje y vivo a dia-rio mis rituales. Me gustan. Me dan la sensación

de que mi vida es valiosa y tiene sentido. Los ritualesponen orden en mi desorden interno y me ayudan avivir de manera cuidadosa y consciente. Para escribiresta obra, he venido observándome a mí mismo y aotros, a fin de advertir qué es lo que pasa cuando unopractica rituales individualmente o cuando los prac-ticamos en comunidad. El estudio de este tema me hademostrado lo saludables que pueden ser tales ritua-les. Y cuando, al dar cursillos, he hablado sobre losrituales, me he dado cuenta de la atención con queme escuchaban los oyentes y del anhelo que sentíande recibir ayudas para la vida. Alguna vez, al final deun cursillo, los participantes me hablan de las expe-riencias que han tenido personalmente con sus ritua-les. Y a menudo me asombro al ver lo ingeniosas quepueden ser las personas para hallar para sí rituales quese fundamenten en su estructura individual y en losriesgos inherentes a ella y que en verdad les sirvan.Esas personas descubren precisamente en sus ritualesel remedio que necesitan para su vida.

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En las personas he observado principalmente dosnecesidades. En primer lugar, la necesidad de encon-trar buenos caminos para hacer frente debidamentea sus angustias y depresiones, a sus contrariedades yantagonismos, es decir, a sus problemas cotidianos, yhe visto cómo esas personas encuentran en su fe unaayuda para orientarse ante sus sentimientos y pasio-nes y ante las inseguridades que brotan del incons-ciente. Se trata aquí sobre todo de mirar cara a caraa la propia biografía, de reconciliarse con ella y debuscar luego caminos para adoptar una actitud mejorante la propia manera de ser, ante las oportunidadesy riesgos de la propia psique.

La otra necesidad consiste en encontrar caminospara vivir con sentido la propia vida. Los rituales sonun camino concreto para una vida significativa ysana. Desde luego, no son un truco para resolvertodos los problemas ni una receta que cada unopueda aplicarse a sí mismo y a su situación personal.En esta obra trato de ofrecer algunas sugerenciassobre cómo determinados rituales pueden ayudarnosa vivir nuestra propia vida y a cogerle gusto, cómopueden abrir nuestra vida hacia Dios y hacer que elEspíritu sanador y liberador de Dios penetre en nues-tro vivir cotidiano. Al fin de cuentas, no son losrituales los que sanan nuestra vida, sino Dios mismo,a quien los rituales ofrecen la posibilidad de irrumpiren nuestra vida para plasmarla, sanarla y transfor-marla.

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En los últimos tiempos la psicología ha redescu-bierto el efecto sanador de los rituales. No se piensatan sólo en los rituales de tránsito, que nos acompa-ñan prestando ayuda, por ejemplo, en el nacimientoy la muerte, la llegada a la edad adulta, el matrimo-nio y cuando se alcanza el ecuador de la vida. Sinotambién en los numerosos rituales personales que elindividuo encuentra para estructurar su propia vidae imprimirle una forma apropiada. Asimismo, pue-den tener efecto sanador los rituales eclesiales que secelebran durante el año litúrgico, dentro y fuera delas festividades litúrgicas. Pero, por desgracia, esosrituales han quedado a menudo anquilosados y vacíosde sentido, y no producen ya efecto alguno. Muchosse quejan de que se practican simplemente demanera mecánica rituales vacíos, que ya nada tienenque ver con su propia vida. El estudio del significadopsicológico de los rituales me ha exigido una nuevareflexión sobre mis propios rituales personales y sobrelos litúrgicos, a fin de entender cuál es su efecto, ypoder así practicarlos con nueva imaginación ynueva confianza.

Soy monje benedictino y, durante más de treintay dos años, he tenido experiencias personales con losrituales comunitarios de la orden y con los míos pro-pios; por ejemplo, sobre la manera personal quetengo de comenzar y terminar el día. Hace mil qui-nientos años, san Benito reestructuró a fondo la vidade sus monjes. Lo que le interesaba no eran las reglas

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meticulosas que ellos debían observar, sino el pro-blema de cómo sus monjes podían vivir concreta-mente el Evangelio. Para él, no había vida espiritualsin una sana estructura del día y sin rituales sanado-res. Hoy día corremos peligro de que nuestra espiri-tualidad se nos quede sólo en la cabeza. Tenemos, sí,ideas buenas y piadosas, pero no poseemos la energíapara plasmar nuestra vida. La espiritualidad de sanBenito es una espiritualidad “que tiene sus pies bienasentados en la tierra”, una espiritualidad sumamenteconcreta que se expresa en un sano orden de la vida.Con su regla quiso mostrar cómo la vida según elevangelio puede expresarse realmente en un sanoorden del día, en una clara estructura de la oracióny del trabajo, en una equilibrada distribución de losratos de silencio y de diálogo, de soledad y de vidade comunidad, de acción y de contemplación y en elbuen trato de unos monjes con otros. El evangelio hade ser traducido incesantemente y de forma concretaa la vida del individuo. San Benito estaba firme-mente convencido de que esto crea una sana culturade la vida, que no sólo beneficia a quienes la obser-van, sino que, además, influye positivamente en elmundo de su alrededor.

Hoy día me encuentro de continuo con personasque pretenden ilusoriamente amar sólo a Jesús. Peropoco de eso aparece en sus vidas. Éstas son caóticas,sin cultura. Con frecuencia ponen nerviosos a los desu alrededor, porque con el énfasis de amor que pro-

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fesan a Jesús no hacen más que situarse ellos mismosen el centro y hacer ostentación de su extraordinariapiedad. Según san Benito, una piedad que no confi-gura la vida, carece de valor. La auténtica espirituali-dad ha creado en todos los tiempos también una cul-tura de la vida, una cultura que se hacía visible alexterior y que tenía efectos sanadores sobre otras per-sonas. Además, la espiritualidad fue siempre el “artede la vida sana”. Este arte abarca todos los ámbitosde la vida: la manera de habitar, el comer y el beber,el trabajo, la comunidad, la actitud ante la creación,la estructura de la sociedad. Un aspecto importantedel son también los rituales que sanan. En ellos se“encarna” nuestra espiritualidad, adquiere concreta-mente carne y sangre y se transforma nuestra vida.

El transcurso del día según la regla de san Benito

Para mostrar qué aspecto puede tener una sanacultura de la vida, vivida desde el evangelio, desea-ría describir el transcurso diario de mi vida con losrituales personales y comunitarios, que vengoviviendo desde hace ya treinta y dos años comomonje benedictino. No voy a presentarme comomodelo, sino que únicamente deseo ofrecer al lectoralgunas sugerencias para su propia vida.

A las 4.40 de la mañana suena la campana de lacomunidad. En seguida enciendo la luz y escucho en

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mi interior para ver si todavía se halla presente en élalgún sueño y para conocer los sentimientos que lossueños de esa noche han dejado en mi interior. Si elsueño me interesa particularmente, lo anoto enseguida. Después, me levanto y recito la oración: “Hoyme hallo a tu servicio. ¡Bendice, oh Dios mío, estedía!” Me lavo, me visto y me dirijo ya bien despiertoal claustro semioscuro, donde me siento envuelto porla presencia de Dios.

De todos modos, estremece eso de pasar a horatan temprana por el claustro para dirigirse a la ora-ción, que comienza luego a las 5.05 horas. Cuandoentro en la iglesia, mojo conscientemente la puntade mis dedos en el agua bendita y me santiguo recor-dando mi bautismo, por el que fui entregado a Cristo,y como señal de que todo lo que yo vaya a hacer hoybrotará de la fuente de su gracia y de su amor, y noserá fruto de mis propias energías.

La primera palabra del día es la triple oración:“Señor, ábreme los labios, y mi boca proclamará tualabanza”. Después, hago con el pulgar la señal de lacruz sobre mis labios a fin de expresar que todas laspalabras que yo vaya a decir en el día de hoy, seránpara gloria de Dios. La vigilia (oficio para la vigilianocturna) y los laudes (alabanza matutina), que reci-tamos en comunidad, constan principalmente de sal-mos. En ellos me siento unido con las personas queme han hablado de sus necesidades y me han pedido

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mi intercesión y también con todas aquellas de lasque hablan los salmos de una manera arquetípica. Noes un plato de gusto orar tan de mañana. Pero lohago supliendo a todas esas personas que no soncapaces ya de orar y que permanecen mudas en sudesesperación. Y recito los salmos en unión conCristo para sumergirme en su amor al Padre y parameditar conscientemente sobre el mundo desde laperspectiva de Cristo. Como es lógico, a veces tengotodavía bastante sueño. Pero cuando nos ponemosen pie después de cada salmo y hacemos una pro-funda inclinación al recitar el “Gloria al Padre”,entonces con ese gesto se concentra en mí el vivoanhelo de sumergirme en Dios con toda mi existen-cia, de glorificarle y de servirle.

Después de los laudes, a las 5.45 horas me retiroa mi celda, enciendo una vela ante el icono de Cristoy medito durante 25 minutos con la oración de Jesús:“¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí!”,que recito acompasándola al ritmo de mi respiración.Es para mí un tiempo santo durante el cual experi-mento que aquí nadie tiene acceso. Las personas quehoy vengan a verme y quieran algo de mí no meencontrarán en este lugar. Aquí estoy completa-mente libre, aquí estoy a solas con mi Dios. Claroque a menudo hay distracciones e inquietudesdurante la meditación. Pero constantemente sientoese espacio interior de quietud que hay en mí, unespacio en el que Dios mismo habita en mí con su

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amor y misericordia, en el que me hallo en armoníaconmigo mismo. Esto me infunde un sentimiento decobijo y seguridad y me pone a tono: es bueno quete encuentres aquí; que seas monje. Todo está bien.

Cuando suena la campana de la comunidad a las6.10 horas, me dirijo lentamente a la sacristía pararevestirme del alba y de la estola a fin de celebrar laeucaristía. Todo sucede en medio del silencio. Yhasta que hacemos nuestra entrada en comunidad,aguardamos todavía algunos instantes en silencio.Esos instantes son importantes para mí. Me hacenver que mi vida es un misterio y que, en la celebra-ción de la eucaristía, puedo sumergirme constante-mente en el misterio de lo tremendum et fascinosum,en el misterio de Dios, que hace que uno se estre-mezca y que al mismo tiempo se sienta fascinado.

Después de la celebración de la eucaristía, que ter-mina hacia las 7.00 horas, voy en silencio a desayu-nar y luego, hacia las 7.10, me retiro a mi celda paraleer durante tres cuartos de hora. Este rato meencanta todos los días. Es importante que seleccionepara mí buenos libros, que leo siempre hasta el finantes de comenzar con la lectura de un nuevo libro.Los martes y jueves tengo misa vespertina. Entonceslas primeras horas de la mañana, pasada la vigilia,son tiempo libre. Durante ese tiempo, desde las 6.00hasta las 8.00 horas, me dedico a escribir artículosbreves o libros.

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A las 8.00 horas voy a la oficina de la adminis-tración. Allí me aguarda una tarea totalmente dis-tinta, propia de un seglar. Tengo que organizar cosas,dialogar con mis colaboradores, ponerme en con-tacto con entidades bancarias y con autoridades.Claro está que los rituales de las primeras horas dela mañana no son garantía de que no tenga que tra-bajar algunas veces a presión. Pero normalmente sesienten todavía los efectos de las serenas horasmatutinas. En el momento de entrar en contactocon el espacio interior de la quietud y del recogi-miento, entonces el trabajo no me agota. Al con-trario, me gusta y tengo la impresión de que ese tra-bajo brota de la fuente interior que mana en mí.Cuando me dejo llevar por inquietudes, es siempreseñal de que he perdido el contacto con el espaciointerior.

A las 12.00 horas la oración del mediodía inte-rrumpe el trabajo. Los veinte minutos de oración encomunidad me sumergen de nuevo en el mundo deDios y me muestran cuáles son las verdaderas normaspara mi vida y mis trabajos.

Sigue la comida comunitaria del mediodía. Secome en silencio. Al principio se lee en voz alta unpasaje de la Sagrada Escritura y luego un libro ele-gido siempre por el prior. Es también una buena oca-sión para desconectarse del ajetreo de la mañana.Finalizada la comida, me echo durante media hora y

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me quedo traspuesto o me duermo con la oración deJesús en mis labios.

A las 13.20 horas suena de nuevo la campana, quenos llama otra vez al trabajo. Después de tomar unataza de café, comienzo mi tarea en la oficina de laadministración o en la casa de retiros, en dondeacompaño a los visitantes manteniendo con ellosuna conversación espiritual.

A las 18.00 horas vamos en comunidad a rezarvísperas, alabanza vespertina de la Iglesia, y que lascantamos con acompañamiento de órgano. En esosmomentos siempre tengo la sensación de espaciolibre. Mientras que algunas personas gimen por lomucho que tienen que trabajar, yo puedo permi-tirme cantar los salmos y dejarme llevar por el cán-tico hacia Dios. Después de las vísperas, per-manecemos aún unos diez minutos escasos. Losaprovecho para pasear en silencio por el claustro ymeditar.

A las 18.40 es la cena, nuevamente con lectura ala mesa. Luego, disfrutamos de un tiempo de recreoy descanso. En verano salimos a pasear durantemedia hora por la huerta; en invierno, nos sentamosjuntos para conversar tranquilamente.

A las 19.35 rezamos el oficio de completas, la oraciónnocturna de la Iglesia. Termina con el Salve Regina, laalabanza de María cantada en latín.

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No ha concluido aún, ni mucho menos, la jornada diaria. En la mayoría de los casos tengo toda-vía una o dos conversaciones con visitantes, a quie-nes acompaño en sus ejercicios espirituales indivi-duales. Éstos son días de recogimiento en los que lapersona escoge un texto de la Escritura y lo meditay después refiere en un breve diálogo lo que Dios leha hecho sentir con esa lectura y meditación. Losmiércoles tenemos casi siempre una velada en comúnen el convento o en pequeños grupos. Algunas vecesdoy una conferencia a los visitantes en la hospederíao fuera de casa. Cuando no es así, tengo la satisfac-ción de retirarme de nuevo a mi celda para leer oescribir todavía algo.

Poco antes de las 22.00 horas me voy a la cama.En una breve oración hago entrega nuevamente aDios de lo que ha sido el día. En la cama leo un capí-tulo de la Sagrada Escritura. Luego apago la luz y rezodos misterios del rosario por aquellas personas que sehan encomendado hoy a mis oraciones o que sientoque tienen necesidades. Después me quedo dormido.

Esta jornada diaria quizá le parezca a alguiendemasiado romántica. Difícilmente habrá algún lec-tor que pueda copiarla en su vida. Pero yo noto quea mí esta forma concreta de vida, con sus ritualescomunitarios y personales, me hace bien. Tengo lasensación de que ésa es mi vida y de que es valiosa,y de que me gusta vivirla. Claro está que esa jornada

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diaria, tan cristalina, se ve alterada con frecuencia sitengo que dar un cursillo o pronunciar una confe-rencia fuera. En tales ocasiones llego tarde a casa,cuando ya se ha hecho de noche. El viaje nocturnoen coche me brinda una magnífica ocasión paraechar una mirada retrospectiva y pensar qué es lo quehoy día mueve a la gente y cómo podría yo encon-trar palabras que acierten con lo que esas personasanhelan. Si llego a casa antes de la medianoche,entonces el nuevo día comienza –como siempre– alas 4.40 horas. Tan sólo cuando regreso después de lamedianoche, me levanto a las 5.45 para la celebra-ción de la eucaristía. Sé que me conviene no dejarque se altere con demasiada frecuencia mi horariocotidiano por tales excepciones.

Algunas veces me he preguntado si mis ritualespersonales no son sencillamente hábitos que meimpulsan a hacer las cosas “maquinalmente”, o si sonpara mí un buen camino para vivir como monjesegún el Espíritu de Jesucristo. El estudio de la psi-cología me ha proporcionado la certeza de que noando descaminado con mis rituales. Los rituales pue-den tener un efecto sanador y vivificante, y mehacen experimentar que mi vida tiene sentido. Asílo vi estudiando a C. G. Jung. Claro que sé tambiénque mis rituales no son una garantía de que vivorealmente de manera espiritual, es decir, en el Espí-ritu de Jesucristo. No son un mérito, sino que son elintento de abrirme constantemente a Dios para que

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su Espíritu me transforme. No puedo hacer gala deellos como si fueran una realización mía. No, sinoque son simplemente el marco exterior en el cual hede realizar constantemente una decisión en favor deDios. El estudio de la psicología me ha abierto tam-bién los ojos para comprender cuándo los ritualespueden tener efectos morbosos, cuándo pueden refor-zar la estructura compulsiva de una persona o cuándopuede abusarse de ellos utilizándolos como rituales demasas a fin de manipular a las personas y conducir-las a la histeria de la gente. Así que consultaré concuatro psicólogos notables para saber lo que ellospuedan decirme sobre el efecto sanador o morbosode los rituales.

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1. El significado psicológico de los rituales

1. Desterrar la angustia:Sigmund Freud

Sigmund Freud compara los rituales religiosos pri-meramente con los actos compulsivos de las per-

sonas neuróticas. De niño observaba cómo su niñera,que iba frecuentemente con él a la iglesia católica,hacía la genuflexión, tomaba agua bendita, se santi-guaba y susurraba oraciones incomprensibles. Él sen-tía que las “ceremonias” religiosas, como él llama alos ritos, tienen una función parecida a la de los actoscompulsivos de los neuróticos. Por un lado, destie-rran la angustia que agita a las personas y, por otro,expresan una renuncia al accionamiento de las pul-siones 1. El fundamento para la formación de los

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1 Cf. Franz Schlederer, “Die Gesellschafts-, Kultur- und Reli-gionskritik bei Freud”, en: Die Psychologie des 20. Jahhunderts II(Zúrich 1976) 1000.


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