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El chico que confiaba plenamente en los anuncios Laura y Raquel En un instituto a las afueras de Badajoz había un muchacho que siempre quería ser lo más, se llamaba Roberto, “Robertito”. Nunca conseguía ser el mejor porque siempre tenía uno por delante, el más “guay”, el mejor del instituto, ese chaval se llamaba Rober . Un día vino una muchacha llamada Jenifer; era la más guapa del colegio, Robertito estaba enamorado de ella. Él le intentaba hablar, pero ella no le hacía mucho caso. De vez en cuando le decía “hola” y Robertito se ruborizaba. Los amigos de Robertito le decían : -A lo mejor la próxima vez … y se empezaban a reír. Entonces fue a bañarse, y mientras se bañaba veía su super televisión de plasma en el cuarto de baño.

EL CHICO QUE CONFIABA PLENAMENTE EN LOS ANUNCIOS

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Narracion infantil

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Page 1: EL CHICO QUE CONFIABA PLENAMENTE EN LOS ANUNCIOS

El chico que confiaba plenamente

en los anuncios

Laura y Raquel

En un instituto a las afueras de Badajoz había un muchacho que siempre quería ser lo más, se llamaba Roberto, “Robertito”. Nunca conseguía ser el mejor porque siempre tenía uno por delante, el más “guay”, el mejor del

instituto, ese chaval se llamaba Rober . Un día vino una muchacha llamada Jenifer; era la más guapa del colegio, Robertito estaba enamorado de ella. Él le intentaba hablar, pero ella no le hacía mucho caso. De vez en cuando le decía “hola” y Robertito se ruborizaba. Los amigos de Robertito le decían : -A lo mejor la próxima vez … y se empezaban a reír. Entonces fue a bañarse, y mientras se bañaba veía su super televisión de plasma en el cuarto de baño.

Page 2: EL CHICO QUE CONFIABA PLENAMENTE EN LOS ANUNCIOS

Vio miles de anuncios; en casi todos se veía a chicos “guays”, entonces se compró todos los productos que salían en la televisión. Se compró un coche, una crema de caracol para tener la piel suave, se puso una cinta en la cintura para parecer más delgado y se depiló, se quedó como nuevo, todo con los productos de los anuncios que se supone que si los compras eres más “guay”.

Al primer día cuando se levantó se encontró toda la cara áspera, arrugada, y cuando se tocaba se le pringaban los dedos. Se la limpió y se le quitó todo menos la piel áspera. La cinta que se puso se rompió porque no era de buena calidad y el vello de las piernas se le puso de punta y pinchaba.

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Se montó en el coche y fue a por Jenifer a pesar de su aspecto. Llegó a su casa y llamó a la puerta. Ella salió y Robertito le preguntó: -¿Te quieres venir conmigo a pasear en este coche tan “guay”?

-Es muy bonito, pero me mareo en los coches y me gustan más los autobuses. Entonces cantó: -El cocherito lerén me dijo anoche lerén, que si quería lerén montar en coche lerén, y yo le dije lerén con gran salero lerén, no quiero coche lerén que me mareo lerén, el nombre de Jenifer que 7 letras tiene, la J, la E,la N, la I, la F, la E, la R. JE-NI-FER. -Adiós Robertito, que voy a perder el autobús.

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Robertito no volvió a confiar en los anuncios. Descubrió que le habían engañado tontamente.