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EFECTO ESTÉTICO DE LA MEMORIA HISTÓRICA EN LA LECTURA

DE LAS NOVELAS “VIVIR SIN LOS OTROS” Y “EL GATO Y LA

MADEJA PÉRDIDA”

JULIE ANDREA MENDOZA MENDOZA

Trabajo de grado para optar al título de Licenciada en Educación Comunitaria con

énfasis en Derechos Humanos

Director

Camilo Jiménez

Universidad Pedagógica Nacional

Facultad de Educación

Licenciatura en Educación Comunitaria con

Énfasis en Derechos Humanos

Bogotá

2016

2

RESUMEN ANALÍTICO EN EDUCACIÓN – RAE

2. Descripción

En el marco del conflicto colombiano preocupa pensar cómo la escuela se ha construido

desde las narrativas hegemonizantes que imponen verdades y formas de justicia

parcializadas, en las que no se toma en cuenta los diferentes actores y protagonistas del

conflicto. Específicamente se podría decir que la historia ha sido cercenada de una visión

pluralista de la cual se ufana una auto declarada sociedad democrática, o como la llaman

los sectores dominantes “la democracia más antigua de Latinoamérica”. Hechos como la

Toma del Palacio de Justicia y el genocidio de la Unión Patriótica (UP), reflejan prácticas

políticas y de justicia desconcertantes, que han llevado al sujeto común a interiorizar y

aceptar un presente donde se promueve el olvido, por ser un pasado marcado por el dolor

y el miedo.

Ante ese panorama el macro – proyecto, “literatura como universo simbólico de la memoria

en la escuela” desarrollado en 2015, por la Universidad Pedagógica Nacional (UPN),

planteó cuestionar a través de la literatura los contenidos del currículo que se impone en

la enseñanza del conflicto social y armado. Involucrando novelas que narran distintas

etapas, de la violencia que ha vivido el país. Otro punto neurálgico fue el ubicar siempre

1. Información General

Tipo de documento Trabajo de Grado

Acceso al documento Universidad Pedagógica Nacional. Biblioteca Central

Titulo del documento Efecto estético de la memoria histórica en la lectura de las

novelas “Vivir sin los otros” y “El gato y la madeja pérdida”

Autor(es) Mendoza Mendoza, Julie Andrea

Director Camilo Jiménez

Publicación Bogotá. Universidad Pedagógica Nacional, 2016 P. 66

Unidad Patrocinante Universidad Pedagógica Nacional

Palabras Claves

LITERATURA, MEMORIA HISTÓRICA, EFECTO ESTÉTICO,

UNIÓN PATRIÓTICA, PALACIO DE JUSTICIA, VÍCTIMAS,

CONFLICTO.

3

como centro del debate a las víctimas, de las cuales pocas instituciones hablan,

precisamente porque son víctimas del Estado.

Por el desarrollo de mi práctica el interés investigativo giró en torno al abordaje de dos

novelas, en específico, la primera de ellas “Vivir sin los otros”, de Fernando González, que

trata sobre los desaparecidos del Palacio de Justicia y el drama que viven las familias

después de aquel fatídico hecho; en una época donde los militares jugaron un papel

trascendental en el fallido proceso de paz con Belisario Betancur. La segunda novela

abordada fue “El gato y la madeja perdida”, de Francisco Montaña, que es una obra

trabajada desde una narrativa juvenil. Siendo este un relato de una joven, que despierta

en una realidad donde su abuelo es militante de la UP y el círculo que la rodea está

marcado por hechos trágicos, que la involucran.

Por otro lado a partir de las reacciones generadas en los estudiantes, del Instituto

Pedagógico Nacional (IPN), nace el interés por abordar de fondo cómo surgió el nivel de

identificación con las novelas, que detonó desde los más íntimo, hasta el ámbito colectivo;

reflexionando así y cuestionando dichos hechos que habitaban la memoria individual

inculcada muchas veces desde las perspectiva de los medios de comunicación, entre otras

instituciones, que inculcan la versión de los sectores dominantes sobre lo ocurrido.

Luego para abordar estas tramas se debe partir de un contexto socio histórico, que nos

habla de la desconcertante cifra de más de 220.000 muertos a causa del conflicto armado

en el país y que según el Centro de Memoria Histórica (2013), 8 de cada 10 muertos son

civiles. Entonces surge la necesidad de pensar pedagógicamente el tema de la Memoria

Histórica en la escuela. Más aún cuando el enfoque de este trabajo va dirigido a las

víctimas de violencia socio-política y de desaparición forzada, de los cuales se aduce, que

sobrepasa las cifras de desaparecidos de las dictaduras del Cono Sur, en países como

Paraguay, Chile y Argentina. Por tanto confrontar el pasado, en el que ha predominado la

violencia. Implica reelaborar un horizonte de posibilidades, en los que se reconozca la

importancia de las víctimas.

A lo largo de este trabajo se hace referencia a las categorías de efecto estético de la

lectura y construcción de memoria histórica, desde las novelas Vivir sin los otros y El gato

y la madeja perdida. De esta manera se entiende como la literatura moviliza subjetividades

que aportan a la compresión del conflicto nacional, produciendo una metamorfosis en el

pasado heredado que se halla inundado de prejuicios, tradiciones, autoridad, etc. Luego

de lo anterior se encontrará el análisis de la estructura narrativa de las novelas, desde la

importancia que ocupan las voces y la trama narrativa donde los estudiantes se

4

identificaron e hicieron elaboraciones de la Memoria, como lo son la ausencia, búsqueda

y exigencia, por la cual transitan los relatos.

3. Fuentes

El trabajo de grado se basa en los testimonios de los estudiantes y profesores, extraídas

de diálogos informales, entrevistas, grupos focales y creaciones artísticas. Para el

enriquecimiento de la experiencia y fundamentación teórica se utilizaron los siguientes

autores:

Alape, A. (2000). Los pasos de la memoria. En M. L. Arcila., Relatos desde el

Bahareque. (pág. 9).

Benjamin, W. (1933). Por un retrato de Proust. Turín: Vanguardia y revolucion .

Bustos , L. A., & Hernandez, L. A. (2016). El Arte y la Memoria como Reconstrucción

Simbólica en la Escuela. Bogotá.

Castoriadis, C. (1997). Poder, política y autonomía. En C. Castoriadis, El mundo

fragmentado. Buenos Aires.

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2013). ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de guerra

y dignidad. Bogotá: Imprenta Nacional.

Cindy. (05 de Noviembre de 2015). Respecto a Vivir sin los otros. (E. investigador,

Entrevistador)

Deleuze, G. (1990). ¿Qué es un dispositivo? Obtenido de Foro Analítico Río de La Plata:

http://www.forofarp.org/images/pdf/Dialogo%20con%20otros%20discursos/Gilles%20Del

euze/Deleuze-QueEsUnDispositivo.pdf

Fundación Manuel Cepeda Vargas. (2 de Julio de 2010). Colectivo de Abogados José

Alvear Restrepo. Obtenido de https://www.colectivodeabogados.org/?Declaracion-del-

presidente-Uribe

Gómez, J. E. (2011). La literatura testimonial de las guerras en Colombia: entre la

memoria, la cultura, las violencias y la literatura. Revista de la Universidad Javeriana.

Universitas humanística No.72, 275-296.

5

González, C. (5 de septiembre de 2013). Hay que reconstruir un país, conversación con

Francisco Montaña. El Espectador. Obtenido de

http://www.elespectador.com/noticias/nacional/hay-reconstruir-un-pais-articulo-444680

González, F. (2010). Vivir sin los otros. Los desaparecidos del Palacio de Justicia.

Bogotá: Ediciones B.

Jelin, E. (2009). ¿Quiénes? ¿Cuando? ¿Para qué? Actores y escenarios de las

memorias. En R. Vinyes, El Estado y la Memoria. Gobiernos y ciudadanos frente a los

traumas de la historia. Barcelona: RBALibros.

Laura. (05 de Noviembre de 2015). Sobre El gato y la madeja perdida. (e. investigador,

Entrevistador)

Martínez, T. E. (1986). Boletín Cultural y Bibliográfico. Obtenido de Banco de la

República:

http://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/view/3112/3199

memoria, P. d. (2015). Bogotá: UPN.

Memoria, P. L. (2015). Literatura como universo simbólico de la memoria en la escuela.

Bogotá: UPN.

Montaña, F. (5 de Septiembre de 2013). "Hay que reconstruir un país". (C. G. Navarro,

Entrevistador) Obtenido de http://www.elespectador.com/noticias/nacional/hay-

reconstruir-un-pais-articulo-444680

Montaña, F. (2013). El gato y la madeja perdida. Bogotá: Alfaguara.

Ricoeur, P. (2009). Mundo del texto y mundo del lector . En P. Ricoeur, Tiempo y

Narración III. (pág. 881). Siglo XXI.

Rigal, L. (2011). Gramsci, Freire y la educación popular: a propósito de los nuevos

movimientos sociales. En O. R. Hillert, Gramsci y la educación: pedagogía de la praxis y

políticas culturales en América Latina (págs. 115 - 140). Buenos Aires: Noveduc Libros.

Rocha, M. A. (s.f.). Pedagogía de la historia y las memorias en contextos polítcos

trubulentos. En G. A. Arango, Narrativas de la experiencia en eduación y pedagogía de

la memoria (pág. 349).

Sanguino, K., & Castillo, C. (2016). LA PRIMERA EXPRESIÓN DEL DESEO. En K.

Sanguino, & C. Castillo, Las Batallas del Recuerdo. Literatura, memoria y género en la

escuela (pág. 111). Bogotá DC.

Wolfgang, I. (1987). El acto de leer. Madrid: Taurus.

4. Contenidos

6

El proyecto de grado está dividido en tres capítulos. El primero se titula “Efecto estético

de la memoria histórica a través de la imagen” que contextualizará la experiencia

pedagógica en el IPN, describiendo al detalle como fue el desarrollo del proyecto que dio

lugar a la preocupación por el efecto estético de la memoria histórica en la literatura. Para

ello es necesario ubicar los proyectos de grado que me antecedieron, tal es el caso de los

proyectos de Las Batallas del Recuerdo; Literatura, Memoria y Género en la Escuela; y El

Arte y la Memoria Como Reconstrucción Simbólica en la Escuela, lecturas que

enriquecieron el abordaje de la memoria desde distintos lugares de la partición en el

proyecto. Cabe resaltar el interés de la Línea de investigación “Arte, cultura y

comunicación” en los debates sobre la construcción de memoria a partir de las novelas,

que contribuyen a develar el poder hegemónico que ha rodeado la cimentación de la

historia. Por tanto se exploran las experiencias literarias con un desarrollo pedagógico,

que abre discusiones de problemas políticos y sensibles, que potencian los campos de

enseñanza – aprendizaje desde la literatura y lo artístico.

En el segundo capítulo “Discusiones teóricas y hermenéuticas” en el que se encontrará el

campo teórico en el cual se ubica esta investigación, partiendo de la literatura como un

dispositivo pedagógico que potencia la Memoria Histórica. Es así como se utilizó la

categoría central de efecto estético, que sustenta la construcción de un sujeto lector crítico

de su realidad y en particular de su pasado, teniendo en cuenta el lugar de enunciación

planteado en cada novela y por tanto entender los elementos que dan sentido al hablar de

Memoria Histórica a partir de la mediación de la lectura en el presente hacia al pasado.

El último capítulo “El tratamiento de la memoria a través de la literatura” contiene los

debates en los cuales se proyecta memoria histórica a través de las novelas Vivir sin los

otros y El gato y la madeja perdida. En este ejercicio es que se fundamenta el análisis de

los aspectos en las novelas que lo hacen posible desde mi propio efecto estético, que en

primer momento, parte de desglosar (quiénes, qué y cómo se narra) por medio de

identificar las voces narrativas en cada caso. En segundo momento como se comprende

el efecto estético de la memoria histórica desde la lectura, a través de etapas denominadas

como ausencia, búsqueda y exigencia, que expresarán finalmente, el campo semántico

por el cual se referencia el análisis.

5. Metodología

7

La metodología utilizada partió de analizar los textos, desde una proposición de sentido

propia e histórica, en tres momento como lo son la ausencia, búsqueda y exigencia de los

derechos que se recogen en el desarrollo de ambas novelas, tocando las sensibilidades

de los lectores permitiéndoles así ver como son elementos que contribuyen a la formación

de la memoria histórica desde la literatura. Para ello se realizaron durante seis meses

encuentros semanales que se planeaban con el equipo pedagógico y luego se replicaban

con los estudiantes. Registrando de esta manera las impresiones que se iban generando

a lo largo de la lectura, para después analizar las impresiones y opiniones en la población

determinada.

6. Conclusiones

Alrededor de este análisis además de plantear los cuestionamientos frente a las narrativas

oficiales, se puede hallar la denuncia y la voz de quienes participaron activamente en la

construcción de este documento. Desde los estudiantes hasta el equipo de la universidad,

enriquecieron el debate y accionar concreto sobre el tratamiento de la Memoria en la

Escuela desde distintos intereses investigativos.

Como educadora comunitaria, se trabajó en un espacio de la Educación formal, en el cual

pudimos demostrar que se construyeron escenarios dialogo y enseñanza – aprendizaje

en el que hubo transformaciones del sentido común, que se dieron a partir de la novela y

en consecuencia hubo una lectura crítica de la realidad y del pasado, desde las narrativas

literarias, demostrando como la lectura no debe ser demeritada en la medida que

contribuye a generar otros marcos de compresión que no siempre están ligados a una

didáctica.

Conmocionó ver como algunos de los estudiantes de noveno a pesar de conocer las

novelas, en sus trabajos artísticos no hubo mayor cuestionamiento frente a las

problemáticas, recayendo en las trampas que cae la educación tradicional y es a formar

ciudadanos desde la indiferencia.

Los aportes de este trabajo a la Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en

DDHH, son amplios en la medida que se habla de cómo la literatura refleja la realidad del

conflicto nacional y en esa medida se puede hacer desde una lectura crítica, que se reflejó

8

en las experiencias estéticas, elaboradas a través de la imaginación que ocasionaron cada

una. Es decir en la mayoría hubo una interiorización de esas problemáticas y

cuestionamientos que llevaron a las reflexiones que potenciaron la necesidad de hablar

sobre la Memoria histórica.

La afectación al sentido común no sólo se dio en el estudiante, sino que también hubo un

cambio de perspectiva de los profesores y algunos familiares que leyeron las novelas. El

conocer la realidad por ese medio les hizo explorar los relatos del país que han sido

invisibilizados por la violencia.

Las construcciones artísticas, no solo reflejó una problemática, sino que planteó

proposiciones de sentido que dieron vida a esos relatos, demostrando la sensibilidad que

ha sido mutilada por los medios de comunicación.

El tratamiento de la Memoria Histórica en todos los escenarios urbano y rural, debe ser un

eje transversal en la educación tanto formal, como no formal. Pues como se demostró con

la coyuntura actual sobre el proceso de Paz entre el Gobierno y la FARC-EP, falta mucha

conciencia política sobre los hechos que marcaron el pasado, por tanto la necesidad de

abordar la historia desde las víctimas y no los victimarios es urgente. Y este trabajo como

los que me antecedieron, invita a no desfallecer en los procesos de transformación del

sentido común, que como trabajadores de la cultura estamos llamados a hacer y es luchar

contra el olvido en el que se ha edificado las bases del país.

Para finalizar, la lectura de esta experiencia pedagógica a través de la mirada que tengo

como maestra en formación de la Licenciatura en Comunitaria, parte del análisis del efecto

estético de las novelas, que generó una apropiación del discurso de una Colombia oculta.

Cuya historia ha sido invisibilizada por diversos sectores durante muchas décadas.

Por tales motivos con estas herramientas propuestas se hace un aporte para llevar la

novela literaria, más allá de la lectura a la interacción colectiva en la reivindicación de los

Derechos (González, 2010).

9

Elaborado por: Julie Andrea Mendoza Mendoza

Revisado por: Camilo Jiménez

Fecha de elaboración del

Resumen: 28 11 2016

10

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 11

I CAPÍTULO

1. EFECTO ESTÉTICO DE LA MEMORIA HISTÓRICA A TRAVÉS DE LA

IMAGEN 15

1.1 Experiencia en el proyecto “Literatura como universo simbólico de la memoria en la

escuelas”. 15

1.2 Pertinencia pedagógica ante el escenario de construcción de Paz. 22

II CAPITULO

2. DISCUSIONES TEÓRICAS Y HERMENÉUTICAS 29

2.1 ¿Cómo aporta la literatura al debate Memoria Histórica? 29

2.2 ¿Cómo la literatura conecta al ser humano con otras realidades, a partir del efecto

estético? 31

2.3 Efecto estético de la Memoria Histórica en la literatura. 33

III CAPÍTULO

3. EL TRATAMIENTO DE LA MEMORIA A TRAVÉS DE LA LITERATURA 39

3.1 Voces de la Memoria. 41

3.2 Trama narrativa. 48

3.2.1 Ausencia 55

3.2.2 Búsqueda 59

3.2.3 Exigencia 65

3.2.4 Lugares de la memoria 68

4 CONCLUSIONES 73

BIBLIOGRAFÍA 75

11

INTRODUCCIÓN

En el marco del conflicto colombiano preocupa pensar cómo la escuela se ha construido desde las

narrativas hegemonizantes que imponen verdades y formas de justicia parcializadas, en las que no

se toma en cuenta los diferentes actores y protagonistas del conflicto. Específicamente se podría

decir que la historia ha sido cercenada de una visión pluralista de la cual se ufana una auto

declarada sociedad democrática, o como la llaman los sectores dominantes “la democracia más

antigua de Latinoamérica”. Hechos como la Toma del Palacio de Justicia y el genocidio de la

Unión Patriótica (UP), reflejan prácticas políticas y de justicia desconcertantes, que han llevado al

sujeto común a interiorizar y aceptar un presente donde se promueve el olvido, por ser un pasado

marcado por el dolor y el miedo.

Ante ese panorama el macro – proyecto, “literatura como universo simbólico de la memoria en la

escuela” desarrollado en 2015, por la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), planteó cuestionar

a través de la literatura los contenidos del currículo que se impone en la enseñanza del conflicto

social y armado. Involucrando novelas que narran distintas etapas, de la violencia que ha vivido el

país. Otro punto neurálgico fue el ubicar siempre como centro del debate a las víctimas, de las

cuales pocas instituciones hablan, precisamente porque son víctimas del Estado.

Por el desarrollo de mi práctica el interés investigativo giró en torno al abordaje de dos novelas,

en específico, la primera de ellas “Vivir sin los otros”, de Fernando González, que trata sobre los

desaparecidos del Palacio de Justicia y el drama que viven las familias después de aquel fatídico

hecho; en una época donde los militares jugaron un papel trascendental en el fallido proceso de

paz con Belisario Betancur. La segunda novela abordada fue “El gato y la madeja perdida”, de

Francisco Montaña, que es una obra trabajada desde una narrativa juvenil. Siendo este un relato

de una joven, que despierta en una realidad donde su abuelo es militante de la UP y el círculo que

la rodea está marcado por hechos trágicos, que la involucran.

Por otro lado a partir de las reacciones generadas en los estudiantes, del Instituto Pedagógico

Nacional (IPN), nace el interés por abordar de fondo cómo surgió el nivel de identificación con las

novelas, que detonó desde los más íntimo, hasta el ámbito colectivo; reflexionando así y

cuestionando dichos hechos que habitaban la memoria individual inculcada muchas veces desde

12

las perspectiva de los medios de comunicación, entre otras instituciones, que inculcan la versión

de los sectores dominantes sobre lo ocurrido.

La metodología utilizada partió de analizar los textos, desde una proposición de sentido propia e

histórica, en tres momento como lo son la ausencia, búsqueda y exigencia de los derechos que se

recogen en el desarrollo de ambas novelas, tocando las sensibilidades de los lectores

permitiéndoles así ver como son elementos que contribuyen a la formación de la memoria histórica

desde la literatura. Para ello se realizaron durante seis meses encuentros semanales que se

planeaban con el equipo pedagógico y luego se replicaban con los estudiantes. Registrando de esta

manera las impresiones que se iban generando a lo largo de la lectura, para después analizar las

impresiones y opiniones en la población determinada.

Luego para abordar estas tramas se debe partir de un contexto socio histórico, que nos habla de la

desconcertante cifra de más de 220.000 muertos a causa del conflicto armado en el país y que

según el Centro de Memoria Histórica (2013), 8 de cada 10 muertos son civiles. Entonces surge la

necesidad de pensar pedagógicamente el tema de la Memoria Histórica en la escuela. Más aún

cuando el enfoque de este trabajo va dirigido a las víctimas de violencia socio-política y de

desaparición forzada, de los cuales se aduce, que sobrepasa las cifras de desaparecidos de las

dictaduras del Cono Sur, en países como Paraguay, Chile y Argentina. Por tanto confrontar el

pasado, en el que ha predominado la violencia. implica reelaborar un horizonte de posibilidades,

en los que se reconozca la importancia de las víctimas.

A lo largo de este trabajo se hace referencia a las categorías de efecto estético de la lectura y

construcción de memoria histórica, desde las novelas Vivir sin los otros y El gato y la madeja

perdida. De esta manera se entiende como la literatura moviliza subjetividades que aportan a la

compresión del conflicto nacional, produciendo una metamorfosis en el pasado heredado que se

halla inundado de prejuicios, tradiciones, autoridad, etc. Luego de lo anterior se encontrará el

análisis de la estructura narrativa de las novelas, desde la importancia que ocupan las voces y la

trama narrativa donde los estudiantes se identificaron e hicieron elaboraciones de la Memoria,

como lo son la ausencia, búsqueda y exigencia, por la cual transitan los relatos.

En este trabajo se encuentra el análisis de las experiencias del proyecto en tres perspectivas, la

primera desde el macro-proyecto “Literatura como universo simbólico de la memoria” dando

cuenta de los antecedentes a este trabajo de grado, en la segunda mi experiencia en el proyecto y

13

finalmente observar las elaboraciones artísticas de los estudiantes presentadas en el Festival de la

Memoria.

14

I CAPÍTULO

15

1. EFECTO ESTÉTICO DE LA MEMORIA HISTÓRICA A TRAVÉS DE LA

IMAGEN

Este capítulo contextualizará la experiencia pedagógica en el IPN, describiendo al detalle como

fue el desarrollo del proyecto que dio lugar a la preocupación por el efecto estético de la memoria

histórica en la literatura. Para ello es necesario ubicar los proyectos de grado que me antecedieron,

tal es el caso de los proyectos de Las Batallas del Recuerdo; Literatura, Memoria y Género en la

Escuela; y El Arte y la Memoria Como Reconstrucción Simbólica en la Escuela, lecturas que

enriquecieron el abordaje de la memoria desde distintos lugares de la partición en el proyecto.

Cabe resaltar el interés de la Línea de investigación “Arte, cultura y comunicación” en los debates

sobre la construcción de memoria a partir de las novelas, que contribuyen a develar el poder

hegemónico que ha rodeado la cimentación de la historia. Por tanto se exploran las experiencias

literarias con un desarrollo pedagógico, que abre discusiones de problemas políticos y sensibles,

que potencian los campos de enseñanza – aprendizaje desde la literatura y lo artístico.

1.1 Experiencia en el proyecto “Literatura como universo simbólico de la memoria en la

escuelas”.

Esta investigación, se construyó a partir del macro proyecto Literatura como universo simbólico

de la memoria en la escuela, desarrollado en el IPN con estudiantes y docentes de la media básica

(participaron estudiantes de 8°, 9°, 10° y 11°), a través del abordaje de cinco Novelas, que

contemplan narrativas de las distintas etapas de la violencia en Colombia: Vivir Sin Los Otros de

Fernando González, El Gato y la Madeja Perdida de Francisco Montaña, Los Ejércitos de Evelio

Rosero, El Olvido Que Seremos de Héctor Abad Facionlince y Abraham Entre Bandidos de Tomás

González.

16

Para desarrollar el proyecto en un primer momento se presentó a los profesores, de todas las áreas

que estuvieran interesadas en trabajar con las novelas, luego por consenso elegían con los

estudiantes una de las cinco novelas que abordarían en el curso. La elección daría un repertorio

muy variado de interpretaciones.

Por otro lado los estudiantes universitarios (maestros en formación) que acompañábamos el

proceso éramos de la práctica de Educación Comunitaria y de la Licenciatura en Psicología y

Pedagogía. En ese orden los profesores que coordinaron la práctica en cada licenciatura fueron

Fernando González y Nylza Offir de la UPN, además de profesores del área de humanidades del

IPN y un equipo de asesoramiento en la parte artística y escenográfica.

Como equipo pedagógico de base en el proyecto, los estudiantes de práctica de ambas

licenciaturas, nos distribuimos los cursos que estaban trabajando las novelas y de esta manera

acompañamos parte de la lectura en la escuela, asimismo dinamizamos discusiones en el aula sobre

la memoria histórica, el conflicto social y armado, o los temas que según el abordaje de las

problemáticas de las novelas se fueran dando. En mi caso acompañé el curso 902, que por consenso

trabajó la novela “El gato y la madeja perdida”. A continuación la reseña trabajada en el Proyecto

Literatura y Memoria (2015)

Ana María es una niña de quince años cuya vida es impactada por varios acontecimientos

importantes al mismo tiempo. Su abuelo, un político perteneciente a la UP es asesinado;

sus padres se separan y su padre se va de la casa a vivir con su nueva novia; y su profesor

favorito, Ricardo, le confiesa que está enamorado de ella. Francisco Montaña, a través de

los ojos de una adolescente sensible e inteligente, nos cuenta de un importante y trágico

episodio de la historia de Colombia que no se ha contado en la literatura colombiana: el

exterminio de los integrantes de la Unión Patriótica. El conflicto político y la tragedia

17

familiar que el asesinato del abuelo desencadena, se suma al conflicto personal de la

protagonista que sufre a raíz del divorcio súbito de sus padres y la confusión que le

producen sus sentimientos hacia su profesor.

Las prácticas hechas en el marco del proyecto permitieron reflexionar sobre la disposición de los

maestros y estudiantes para trabajar las obras. Allí quedaron expuestas, las estrategias utilizadas

por los profesores para abordar las novelas, tratar los dilemas en contexto y al mismo tiempo luchar

contra los espacios del calendario escolar. Por otra parte, en los estudiantes, se observó

mayormente un interés por leer más de una novela, así no hubieran sido propuestas para el curso,

lo hicieron porque se “encarretaban” con las tramas, fomentando así una participación activa en

los debates y talleres que propusimos acompañando al curso, dando como resultado insumos

artísticos valiosos para la construcción de lo que posteriormente sería el Festival de la Memoria,

que será tratado más adelante.

Ya adentrada en la práctica se tuvo la posibilidad de acompañar a un noveno. en la clase de español

y lengua castellana, allí la maestra propuso la lectura en voz alta de la novela El gato y la madeja

perdida de Francisco Montaña. Al principio la disponibilidad de los libros era amplia, pero esto se

fue reduciendo en la medida que los estudiantes tenían la posibilidad de pedir prestados de la

biblioteca los libros para adelantar la lectura en casa. La “profe” no confiaba en que ellos leyeran

por su propia cuenta, por lo que las clases se prestaban para la lectura del libro, es así como unos

fueron avanzando y otros se quedaron con lo que se leía en clase, lo que en algunos casos limitó

el proceso creativo.

La lectura que a veces necesita ser tan personal, se hacía en voz alta y de manera grupal,

irrumpiendo esa conexión que solo se genera entre el libro y su lector, pero también hubo espacios

donde cada uno tomaba el libro y se iban a diferentes lugares, a analizar el texto, discutirlo con

18

otros o simplemente disfrutarlo. Al finalizar la hora y media de clase que teníamos en cada

encuentro, los estudiantes llegaban a comentar sus impresiones. Muchos de ellos, sabían lo que

había pasado, pero no lo habían visto de forma tan personal como lo presentaban las novelas. Es

por eso, que mis compañeras de práctica y yo, después de la lectura, despejábamos con ellos las

dudas que surgían. Por lo que aprovechábamos los espacios para complementarlas con talleres

sobre la memoria, alimentando un diálogo de saberes que animó finalmente a la presentación de

los proyectos artísticos para el Festival de la Memoria.

En esa dinámica fue que muchos estudiantes se enteraron de la novela “Vivir sin los otros” debido

a que dialogaban y compartían experiencias que a muchos les interesaron. Llegando así a

enriquecer el debate en las sesiones. En resumen del Proyecto Literatura y Memoria (2015) la obra

trata:

Un nuevo testimonio da vuelta a uno de los hechos más trágicos de la historia del país: La

toma del Palacio de Justicia, el drama de los desaparecidos ocurrida en 1985. Por primera

vez habla Ramiro, un mesero de la cafetería envuelto en una serie de hechos que determina

el destino de su vida. Este interesante relato esta contado a dos voces: la de una periodista

que acude hoy a las audiencias que se llevan a cabo en contra de los presuntos

responsables, y un narrador omnisciente.

Para la realización de estas jornadas el espacio que teníamos los practicantes fue el que otorgaban

los educadores, de manera que era un encuentro semanal con los estudiantes, que se realizó por

más de seis meses. Las discusiones que se hacían en las tertulias, sesiones de lectura, entrevistas y

demás. Por lo anterior todas las semanas se deliberaba con el equipo pedagógico, sobre las

narraciones y experiencias que cada uno acompañaba. Así se llevaban inquietudes, reacciones y

19

análisis de las experiencias en cada curso, luego se hacían planes de acción y de organización de

los contenidos.

A medida que la lectura avanzaba, así mismo avanzaban los cuestionamientos de cada estudiante

frente a las novelas y su contexto, construyendo así vínculos que se establecieron con cada grupo

y que ayudaron a escoger libremente un medio para expresar su sentido del texto en la presentación

de un proyecto artístico, que serviría finalmente como insumo, para el análisis estético de sus

afectaciones emocionales generadas por la literatura.

En cada grado se leían distintas novelas, así mismo algunos profesores hicieron de ese trabajo la

nota final de sus materias e impusieron parámetros para la presentación de trabajos, como en el

caso del grado octavo quienes tenían que hacer cartografías del libro que leyeron. Entregando así

como trabajo final una reflexión plasmada a trasvés de una creación subjetiva. Ver foto 1.1

Foto 1.1 (Archivo Personal) Los estudiantes estaban alrededor de del círculo, algunos prendían las velas

mientras después de escuchar una canción o un relato, mientras hacíamos una reflexión.

Efectivamente, la voz de los ellos se escuchó cuando hablaron sobre el proceso que vivieron en

relación a los personajes y acontecimientos, mostrados en las diferentes novelas, para finalmente

20

dar paso a un momento de encuentro profundo con los trabajos artísticos producto de la lectura

crítica del contexto en relación a las obras literarias.

El festival hace referencia en su misma esencia a la celebración de un evento o un acontecimiento

en el que valen todo tipo de expresiones artísticas. Por tanto, dicho acontecimiento nosotros lo

planteamos recordando la memoria de las víctimas y los hechos que estremecieron al país. Además

pretendimos construir un lazo o identificación con las personas que han sufrido en carne propia

dichos acontecimientos. El reto fue crear un vínculo afectivo que generó reacciones diversas.

Por lo tanto es una parte fundamental del proyecto la participación de cada estudiante, puesto que

reflejó el efecto estético de la memoria histórica, a través de la interpretación que cada uno le dio

a esos hechos del pasado y la forma en la que sus obras mostraban la necesidad de reconstruir la

memoria por medio de su experiencia con el libro. Ese es el ejemplo más claro de la experiencia

estética de los estudiantes en relación a las novelas. Allí afloraron sentimientos de tristeza,

indignación y muchas lágrimas, que combinaron también con el encuentro piel a piel con las

víctimas quienes en este caso fueron las madres de los Falsos Positivos de Soacha con su obra

“Antígona”. Ver foto 1.2

Foto 1.2 (Archivo del Proyecto)

Así finalizó la primera parte del proyecto, y el Festival de la

memoria.

21

Para concluir, las reflexiones de la memoria en la escuela se potencian en la medida que los

estudiantes se apropien de la necesidad de develar las narrativas que dan cuenta de la otra cara del

conflicto nacional y la pertinencia de visibilizar un andamiaje del poder que ha construido toda

una pedagogía de la guerra.

De esta manera el interés investigativo partió de observar la motivación de cada estudiante a leer

uno o varios de los libros presentados por el proyecto y su representación artística, así como su

interpretación derivada de la obra, por tal motivo nace de la pregunta sobre ¿Cómo se produce el

efecto estético de la memoria a través de la lectura de las novelas? Tomando como referente los

testimonios de algunos participantes sobre el concepto y su trabajo artístico (foto, video, pintura,

cartografía, maquetas, etc.) expuesto en el Festival de la Memoria, donde los protagonistas fueron

los estudiantes con sus creaciones sobre las lecturas hechas. Expresando así aquello que querían

poner de manifiesto, denunciando, debatiendo y controvirtiendo, con sus proposiciones de sentido

realizadas a partir del impacto del texto en la vida de cada uno.

Por parte de los integrantes del proyecto se planteó el Festival de la Memoria desde una puesta en

escena que incluía voces, canciones y obras de los estudiantes, que estimularon su opinión sobre

la justicia, la memoria y la paz, ante el encuentro frente a frente con las víctimas de Estado, por

tanto, los participantes se estremecieron con los testimonios recreados en la Obra “Antígona,

tribunal de mujeres” protagonizada por las Madres de Soacha y mujeres sobrevivientes al

genocidio de la UP. En este caso la identificación fue tal, que el escenario se desbordó en términos

de reflexiones y una amalgama de sentimientos que afectaron a cada participante. Allí los

participantes pudieron relacionar estos hechos con su cotidianidad.

22

En tal sentido el interés del proyecto giró en torno a la necesidad de mostrar como la literatura, y

en este caso la novela se convirtió en un potente dispositivo pedagógico para hablar del conflicto

nacional desde la intimidad de las víctimas, en la escuela y con poblaciones que "poco tiempo le

dedican a la lectura”. Al menos ese fue el prejuicio que se derrumbó en el sentido común de los

maestros. En los días siguientes a la presentación del proyecto se pudo observar que la experiencia

ya mencionada logro impactar a sus participantes conllevando a que algunos leyeran más de dos

obras. Sin embargo en el objeto de esta investigación se rastrearán en especial los trabajos

relacionados con Vivir sin los otros y El gato y la madeja perdida.

En la contextualización del Proyecto Literatura y Memoria (2015) se considera que:

La novela, en tanto forma de expresión que viene interpretando estéticamente las últimas

décadas de guerra en Colombia, insinúa una tensión con la visión tradicional de la

educación formal, pues gran parte de ese lenguaje narrativo está al margen de los currículos

y planes de estudio, los cuales muchas veces despojan a la historia de su devenir y su

vínculo con el presente (p. 2).

1.1.1 Antecedentes.

Partiendo de la anterior perspectiva se analizaron distintos trabajos de compañeras que me

precedieron en su lectura particular de la práctica y desarrollaron proyectos de grado valiosos, que

alimentaron la construcción del presente trabajo.

Entonces se hace necesario contextualizar que el trabajo de mis compañeras de práctica Karen

Sanguino y Camila Castillo, pertenecientes a la Licenciatura en Educación Comunitaria,

expusieron el proyecto de grado Las Batallas del Recuerdo: Literatura, Memoria y Género en la

23

Escuela, donde se hicieron reflexiones de la lectura de las novelas en base a las construcciones del

género y las narrativas de la guerra desde la perspectiva de las mujeres, al respecto aducen:

Adquiere especial importancia la influencia del género en las interpretaciones de tales

obras literarias y los lugares de identificación que producen las/os lectoras/es, teniendo en

cuenta que mediante las obras se refleja entre varias cosas, la forma diferenciada en que

mujeres y hombres viven en medio de la guerra, pero también cómo el conflicto nos instala

en medio del silencio, la indiferencia y la impunidad frente a múltiples formas en que se

ejerce la violencia en un contexto de guerra. (2016, p. 12).

De lo anterior, se deduce que un objetivo del trabajo fue el de cómo influye el género en la

construcción colectiva de memoria, a través de la lectura en el espacio escolar, desde compresiones

potentes que ejemplifican el lugar del deseo y la reelaboración de los recuerdos.

Por otro lado, el trabajo presentado por las compañeras Alejandra Bustos y Alejandra Hernández,

El arte y la memoria como reconstrucción simbólica en la escuela, contribuye a comprender con

fuerza la representación simbólica de los estudiantes referente a las novelas y las formas artísticas

en las que encarnaron su experiencia de lectura, a través de un recorrido interpretativo teórico que

inicia preguntándose ¿cómo desde el arte se ha reflejado en la historia el drama de la violencia en

Colombia y cómo estas interpretaciones construyen memoria colectiva, en el campo educativo?

Las autoras (Bustos y Hernandez, 2016, p. 7) resumen:

Nuestra preocupación no abarca sólo el arte y la memoria como conceptos separados de la

realidad educativa que impera hoy en día, por lo que se pretende leerlos bajo la luz del

papel que ha jugado la escuela como promotora del pensamiento y la formación subjetiva

de niños, jóvenes y adultos.

24

La anterior experiencia descrita valora el arte como comunicador y potenciador de la memoria

colectiva. Los marcos de referencia de este proyecto se ubican en la etapa del Festival de la

Memoria del cual analizan las obras de los estudiantes (en su mayoría) y dan su propia

interpretación de cada trabajo.

Ahora bien, estas dos obras confluyen en la necesidad de construir la memoria colectiva desde las

novelas. En un país donde la Memoria se vuelve un pilar fundamental para la Paz y la

reconciliación.

Es así como el proyecto Literatura como Universo Simbólico de la Memoria en la Escuela, tiene

el objetivo común de visibilizar los acontecimientos, que dan cuenta del recorrido de las víctimas

y las compresiones necesarias para que otras generaciones puedan entender la necesidad de romper

el guion y asumir el trabajo de mantener viva las memorias del conflicto que han sido

subalternizadas. Por lo tanto, este trabajo se encamina en reivindicar el papel de las víctimas que

han cambiado sus proyectos de vida a causa del accionar violento del país y que con su lucha han

reconstituido la dignidad de este.

1.2 Pertinencia pedagógica ante el escenario de construcción de Paz.

El proyecto plantea una propuesta curricular en base a narrativas literarias de la memoria en

Colombia, donde se propone que tanto en estudiantes como en maestros se promueva una lectura

crítica y creativa en la escuela sobre la historia del conflicto nacional.

Los efectos de la guerra en el país y el actual proceso de paz hacen que la novela sea tomada como

un dispositivo generador de otros marcos de comprensión frente a la realidad. Permitiendo así una

lectura que se contrapone a las maneras formales de contar los hechos históricos que han marcado

el país; esta vez escuchando desde distintas narrativas, la voz de las víctimas que han sido

25

ninguneadas en el ejercicio social y académico al hablar de historia del conflicto. Puesto que gran

parte de ese lenguaje narrativo está al margen de los currículos y planes de estudio, los cuales

muchas veces despojan a la historia de su devenir y su vínculo con el presente. (Memoria, pág. 2)

Esa ausencia, ha marcado la pertinencia del proyecto, en la medida que las obras escogidas para

ser tratadas contienen hechos sensibles que aún hoy ad portas de un acuerdo de paz, los medios de

comunicación no visibilizan, tal es el caso de la desaparición forzada, los abusos de poder por parte

del Estado, la violencia política como fue el genocidio de la UP, las dinámicas de la guerra tanto

en ciudades como las regiones, la persecución a intelectuales disidentes del Estado entre otra serie

de problemáticas que evidencian un tratamiento “light” en la escuela. En este sentido, la memoria

se construye en contraposición a versiones de la historia tendientes a justificar un pasado de

grandeza y un destino promisorio de Nación (Rocha, p. 349), lugar donde la educación le ha

asignado a la memoria un lugar marginal y la indiferencia es un valor social que tiende a la

edificación de los ciudadanos.

Por lo tanto, no hay que obviar el momento histórico que se está presentando entorno al proceso

de paz, puesto que en ellos estuvo siempre latente una preocupación constante por saber si son

realmente la generación de la paz, un aspecto que les inquietaba demostrándolo constantemente

en sus reflexiones.

Por otro lado, en el proceso hubo posiciones que se radicalizaron en una perspectiva contraria a lo

que nosotros esperábamos, donde encontramos también resistencias a las propuestas del proyecto,

como es el caso de una maestra de otra institución escolar, a quien no le parecía correcto facilitar

las obras literarias a los estudiantes, por que para ella era revivir los horrores de la guerra y no

construir la reconciliación del país. Dicha posición fue un gran aporte a la discusión del proyecto,

ya que representa la posición de lo que se debe enseñar en la escuela de acuerdo a la transmisión

26

de la ideología del poder, donde ser educador representa seleccionar los contenidos de acuerdo

unos valores sociales y códigos culturales reproducidos en sociedad. O el caso de un estudiante de

noveno grado del IPN, quien al leer Vivir sin los otros, se interesó por la posición del Coronel

Plazas Vega, de cual leyó su libro y se puso a favor de los argumentos que él tuvo para exonerarse

por los hechos que ocurrieron.

Aquí es donde cabe la pugna de las instituciones, los sujetos y la literatura por moldear las

subjetividades, y son a través de las herramientas comunicativas que generan símbolos y lenguajes,

contribuyen a la reflexión crítica sobre los relatos hegemonizantes de la historia.

Testimonio de Cindy, estudiante 901 respecto a la novela Vivir sin los otros

Mi experiencia fue gratificante, ya que jamás había estado cerca de esa memoria

histórica… jamás la había conocido como la conocí (a través de la literatura), ya que te

conectas con esa historia te conectas con esas víctimas (con esos lugares que todos

conocemos pero que nunca había hecho una relación con las victimas porque simplemente

son pocos los escritos sobre ello, en los libros de historia) te conectas con ese legado de

memoria que se ha ido perdiendo memoria cultural, social … y lo más importante para

Colombia al hablar del proceso de paz o de una paz duradera, es volverlos a capturar,

volver a recordar todos esos hechos, como acontecieron. En un libro de historia se

describen los hechos de forma lineal y sistemática, más no se pone en la posición de la

víctima o del (relato) de la persona que vivió ese hecho… en vivir sin los otros me encontré

con un excelente libro, pude conectarme con lo que sentía pilar Navarrete (Betty), con lo

que sentían diferentes víctimas del conflicto además de saber lo que fue la toma del palacio

de justicia en ese sentido la literatura si es un universo simbólico de la memoria (2015).

Al respecto Laura, estudiante 901 manifiesta sobre la novela de El gato y la madeja perdida

27

En este tipo de libros a uno le abren la mente porque uno no está acostumbrado a ver más

a fondo de lo que sienten las victimas… no sabe qué pasa con ella, como es su entorno de

la época, porque el entorno cambia las cosas, de saber cómo lo vive la víctima. También

el hecho de que se tomen ese tipo de literatura que retornan a la víctima, el poder que los

estudiantes tomen un papel y cuestionarse por ejemplo desde el punto de Ana María ¿Qué

pensará ella sobre educar para la paz o educar para la guerra, desde su papel de víctima?

(2015).

Finalmente, en el testimonio de Laura, se refleja una preocupación por el horizonte de las víctimas,

desde su posición como estudiante que enfrenta el contexto sobre la construcción de Paz.

28

II CAPITULO

29

2. DISCUSIONES TEÓRICAS Y HERMENÉUTICAS

En este capítulo se encontrará el campo teórico en el cual se ubica esta investigación, partiendo de

la literatura como un dispositivo pedagógico1 que potencia la Memoria Histórica. Es así como se

utilizó la categoría central de efecto estético, que sustenta la construcción de un sujeto lector crítico

de su realidad y en particular de su pasado, teniendo en cuenta el lugar de enunciación planteado

en cada novela y por tanto entender los elementos que dan sentido al hablar de Memoria Histórica

a partir de la mediación de la lectura en el presente hacia al pasado.

2.1 ¿Cómo aporta la literatura al debate Memoria Histórica?

Para Martínez, (1986), “es en ese leve, lento proceso transfigurador de la palabra imaginaria en

palabra histórica, y de la palabra histórica en poder que obliga a la realidad a tomar conciencia de

sí misma” (p. 23), luego se puede hablar de la literatura como un dispositivo que se ancla en un

contexto histórico y se enuncia desde un perspectiva ideológica, que termina por potenciar la

subjetividad de los lectores, asimismo Ricoeur (2009) afirmará que “la falta de respuestas a los

dilemas morales de una época es quizás el arma más eficaz de que dispone la literatura para actuar

sobre las costumbres y a cambiar la praxis” (p. 891), puesto que para dicho autor, la

comunicabilidad de la obra a sus lectores, parte de la forma en que el escritor refleja la realidad de

su contexto; pero también como éste da sentido a esos espacios vacíos y/o indeterminados en los

textos que exigen la valoración o intervención por parte de quien lee. De esta manera Wolfgang

1 (Deleuze, 1990) afirma que los dispositivos, construyen subjetividad, saber y están mediados por el poder, donde está en juego los imaginarios y por lo tanto se convierten en un campo en disputa por parte de las instituciones disciplinarias y los agentes del poder(p. 155) Vale la pena corroborar, que los ejercicios que se dieron en el aula tomaron a los educandos como sujetos activos que a través de la literatura que se utilizaron como dispositivo generador de reflexión, produjeron emociones que no se habían presupuestado pero que se observa en la vivencia y desarrollo de la práctica, por ello siempre hubo una preocupación constante de ver los efectos y posibles cambios en unos y otros, (tanto estudiantes como los profesores), de tal se partió en la práctica, no del saber dado, sino del saber construido y desde allí se esforzó por trabajar en las reflexiones propuestas entorno a la importancia de los procesos de memoria en la escuela.

30

(1987) asevera que la lectura “atraviesa al lector y se convierte en el lugar donde el autor aporta

las palabras y el lector el significado” (p. 55).

Foto 2.1 (Archivo personal)

Autoras: Paula Ochoa y grupo

Obra: Las blancas víctimas

Descripción de su autora: No alcanzamos a leerlo todo, pero a mí me generó tristeza…Lo

que representa nuestro cuadro son esas víctimas que no se ven… sentimos la conexión con

Ana María (Personaje principal del libro El Gato y la Madeja Perdida) los sentimientos del

papa, la mama el hermano, todas las victimas que dejan los muertos de la unión patriótica”.

Obra de estudiantes 9°.

Atendiendo a esas consideraciones, el acercamiento a la literatura parte de querer conocer a

profundidad un tema, debido a que en cada lector hay una curiosidad ingenua frente a un repertorio

narrativo que lo invade, en la medida en la que se va familiarizando de cierta forma con el texto y

se encuentra asimismo desde la dinámica narrativa que toca la experiencia personal.

31

Por consiguiente Wolfgang (1987) partirá de explicar cómo la dialéctica de la lectura en su cruce

rítmico de dificultades y soluciones invita al lector a ser parte activa y constituyente del sentido

del texto literario, ya éstos mismos son construidos por los autores para simplemente ser leídos,

sino que por el contrario, los textos como los sujetos, son afectados en la medida que el lector

interpreta e interactúa, a través de las emociones involucradas en la literatura, es así que la novela

recurre a la ficción como un campo que abre una gama de compresiones e interpretaciones de un

texto literario en la medida que corporeiza en la mente del sujeto sensaciones que van desde una

lectura placentera, a una lectura angustiosa, en cuestión de párrafos.

Luego sí el texto provoca esas sensaciones, es posible hablar de una experiencia estética que seduce

al lector irreversiblemente a continuar en ese trayecto de perturbaciones que el texto ofrece, ya que

en este escenario es donde la lectura parte de desarrollar una dinámica interactiva, donde el sujeto

interpela y construye sentidos que afectan su conciencia desde la movilización de sus emociones.

Por tanto, dicha práctica es la que permite a los espacios vacíos o de indeterminación ser un lugar

de tensión que exige necesariamente al lector hacer parte de esas conflictividades y aportar

soluciones desde su experiencia con el texto. Definitivamente esa interacción es la que moviliza

la experiencia estética, es decir, la experiencia productora del significado al texto.

2.2 ¿Cómo la literatura conecta al ser humano con otras realidades, a partir del efecto

estético?

La lectura es punto fundamental a dicho cuestionamiento, así pues, es la razón para adentrarse a la

noción de efecto estético propuesto por Wolfgang (1987, p. 12) quién explica como éste concepto

es una categoría abierta que va más allá de una teoría de recepción de la lectura. En otras palabras

parte de la afectación a los distintos procesos mentales, de los cuales implica “abrirse el antiguo

combate, desde siempre difícil, entre el superego, el ego y el ello. El texto alcanza así aquel grado

32

de diversidad que resulta necesario para actuar sobre las aptitudes de su receptor” (Wolfgang 1987,

p. 81), es decir que en la perturbación de las dimensiones del ser, es donde está involucrada la

potencialidad de cada sujeto para refigurar sus comprensiones de mundo y del pasado.

En consecuencia, es necesario entender ese combate entre el superego, el ego y el ello, esencial

para ilustrar el efecto estético que genera la literatura. En primera medida, se puede afirmar que

las novelas que hacen parte de este análisis, confrontan las creencias, normas, valores sociales y

morales albergados en el superego, a través del cuestionamiento desde las voz de las víctimas, esos

relatos y discursos construídos oficialmente, sobre las FFMM y el Estado. En segunda medida, se

puede hablar de cómo las novelas estimulan emociones y sensaciones que surgen de una estuctura

narrativa provocadora, en cuanto relata la intimidad de esos deseos reprimidos públicamente por

la sociedad presentes en el ello. Un ejemplo, es está en el relato de la primera relación sexual de

Bety y Ramíro o exponer formas de tortura, en Vivir Sin los Otros, o tener siempre presente el

gusto que siente ana maría por su profesor de matemáticas expuesta en el Gato y la Madeja Perdida.

Es así como la estructura narrativa demanda introducir al lector en la diálectica de dificultades y

soluciones, guiada por el deseo que de una u otra forma atraviesa la intimidad del lector en su

experiencia personal. Teniendo encuenta lo anterior, sin dejar de lado su parte racional, es decir el

ego interviene en ese proceso dando contundencia a lo que interperpreta el lector.

Ricour (2009) argumentará que todos sin exepción hacemos parte de la historia y además creamos

historia consiente o inconsientemente, porque somos sujetos marcados por el pasado que

heredamos, trasmitido por la ideología tanto en el plano individual, como en el colectivo. Ese

pasado se encuentra lleno de “verdades” que reafirman creencias,tradiciones, prejuicios y

autoridad, insertadas nuestra perspectiva de ver y concebir el mundo, siempre latentes al

enfrentarnos a otras realidades (p. 953). Por tanto “la anticipación de sentido que gobierna la

33

comprensión de textos no es privada sino común” (p. 964). De esta manera el campo en disputa

sobre el sentido común es reconfigurado por la literatura con sus proposiciones de sentido,

derivadas de la interpretación y compresión que hace de la obra su propio efecto estético.

Partiendo de lo anterior, la novela es un dispositivo pedagógico que afecta el sentido común, Rigal

(2011, p. 128), manifestará que este es “una construcción histórica, producto de relaciones

hegemónicas” es decir que la certeza de la cual gozan los prejuicios, creencias, autoridad y

tradición que habitan el sentido común les otorga legitimidad en tanto ha sido contruido por la

herencia, la escuela, sociedad en su conjunto y finalmente su contexto. Es asi, que la literatura será

uno de los medios para cambiar ese conjunto de prácticas y conductas que legitiman esas verdades.

En ese sentido, se transforman los significados en la medida que se va comprendiendo la realidad

y enriqueciendo la reflexión, puesto que generalmente estará presente la duda y la crítica.

2.3 Efecto estético de la Memoria Histórica en la literatura.

Un acontecimiento vivido afirma Walter Benjamin (1933) puede considerarse como terminado o

como mucho encerrado en la esfera de la experiencia vivida, mientras que el acontecimiento

recordado no tiene ninguna limitación puesto que es, en sí mismo, la llave de cuanto acaeció antes

y después del mismo (p. 28). En efecto, la experiencia de lectura contempla la posibilidad de abrir

ese “acontecimiento recordado” para cambiar la perspectiva, donde las imágenes que se tienen de

un suceso parten de la comprensión de las obras a través de una lectura situada históricamente, que

tiene como consecuencia retomar el pasado como memoria viva.

Es así como la mediación de la lectura está marcada por la experiencia, pasado, de los lectores

pero también contiene un horizonte de espera, futuro, en el cual se encuentran las espectativas y

esperanzas de cambio que tenemos los sujetos. En la medida que vamos reconstruyendo esos

34

suceso vagos en la memoria y nos identificamos con el otro en la lectura, es cuando vamos

cambiando las versiones de lo ocurrido.

Debido a la relación del lector con el texto confluyen los deseos y afectos que se han ido

conformando alrededor de la lectura, donde las novelas comunican o denuncian acontecimientos

invisibilizados por sectores de la sociedad. Construir un sentido propio del texto da paso a una

conciencia, que en el caso de las novelas Vivir sin los otros y El gato y la madeja perdida ubican

al lector en lugares distintos. Esto contrasta con la vision del establesicimento que ha invisibilizado

ciertos episodios de la historia nacional con el fin de naturalizar la violencia. Esa asi que las novelas

construyen memoria histórica desde la afectación emocional, que ocasiona la interpretación de

quien lee.

Foto 2.2 (Archivo proyecto)

Autora: Valentina Rincón

Obra: “El purgatorio”

Descripción de su autora: El trabajo es una cartografía que pasa por un proceso de

envejecido, donde hay una historia de ese mapa, donde hay un uso y un desgaste. Dibuje

35

el rostro de una mujer que para mí sería ella (Betty, Personaje principal del libro Vivir sin

los otros), y pues el mapa tiene pedazos arrancados, pedazos quemados y todo tiene el

objetivo de mostrar el purgatorio, precisamente simboliza la búsqueda de ella, ese

sufrimiento que también está fragmentado precisamente para representar ese tipo de cosas.

Una desaparición es quitarle fragmentos al mapa de la vida de una persona y es también

ver esos intentos por devolver esos fragmentos a su lugar así no sean completos, así no

estén todos. Valentina, estudiante de grado once. Habla de su trabajo artístico hecho a

partir de la obra “Vivir sin los otros”. (Archivo fotográfico de la investigación) El trabajo

es una cartografía que pasa por un proceso de envejecido, donde hay una historia de ese

mapa, donde hay un uso y un desgaste. Dibuje el rostro de una mujer que para mí sería ella

(Betty, Personaje principal del libro Vivir sin los otros), y pues el mapa tiene pedazos

arrancados, pedazos quemados y todo tiene el objetivo de mostrar el purgatorio,

precisamente simboliza la búsqueda de ella, ese sufrimiento que también está fragmentado

precisamente para representar ese tipo de cosas. Una desaparición es quitarle fragmentos

al mapa de la vida de una persona y es también ver esos intentos por devolver esos

fragmentos a su lugar así no sean completos, así no estén todos. Valentina, estudiante de

grado once. Habla de su trabajo artístico hecho a partir de la obra “Vivir sin los otros”.

La memoria solo adquiere significado en la medida que nos apropiemos de esos discursos y

prácticas, que la reivindican como un campo social en constante disputa contra el olvido

generalizado. Para Jelin

Estamos hablando, entonces, de procesos subjetivos de significación, donde los sujetos de

la acción de mueven y orientan (…) en un presente que se tiene que acercar y alejar

simultáneamente de esos pasados recogidos en los espacios de experiencia y de los futuros

incorporados en horizontes de espectativas (2009 p. 4).

36

Retomando el concepto del acontecimiento vivivido, las novelas no sólo traen del pasado esas

historias que son presentadas al lector a través de la estructura narrativa para su reinterpretación y

comprensión. Sino que traen al debate casos específicos, del conflicto social y armado en el país,

que se contraponen desde sus perspectivas narrativas, a la retrato construido oficialmente de los

acontecimientos.

En contraparte a esos discursos, se puede encontrar que las novelas trasmiten los sentimientos

vividos por aquellas víctimas a quiénes no han vivido esos hechos, haciendolos sentir piel a piel

el llanto, la ausencia, búsqueda y exigencia, que relatan los familiares de las víctimas. La literatura

comunica la necesidad de reivindicar la Memoria Histórica, de ese acontecimiento vivido que

contiene en el plano individual una necesidad por satisfacer la verdad que repare la vida de los

familiares, tanto en un tratamiento psicosocial y un reconocimiento simbólico del hecho en

cuestión. Al respecto Ricoeur (2009) presenta la necesidad de la mediación del presente al pasado

a través de la lectura:

Es importante para el sentido de nuestra relación con el pasado; por una parte nuestras

esperas relativas al futuro sobre la reinterpretación del pasado, considerado como

transcurrido, posibilidades olvidadas, potencialidades abortadas, intentos reprimidos (una

de las funciones de la historia a este respecto es la de reconducir a esos momentos del

pasado en los que el futuro no estaba todavía decidido, en los que el pasado mismo era un

espacio de experiencia abierto a un horizonte de espera); por otra parte, el potencial de

sentido así liberado de la ganga de las tradiciones puede contribuir a dar vida a aquellas

nuestras esperas que tienen la virtud de determinar, el sentido de una historia que hay que

hacer la idea reguladora, pero vacía de una comunicación sin trabas ni limitaciones.

Gracias a ese juego de esperas y de la memoria, la utopía de una humanidad reconciliada

puede actuar en una historia efectiva (p. 970).

37

De esta forma la discusión sobre la memoria no se queda en el ambito individual, pues al ser la

literatura un dispositivo potencial de trasmisión de esos recuerdos, es cuando se habla de un

espectro mucho más amplio y cultural al cual se dirigen esos relatos, y es a un espacio de

reivindicación colectiva de la memoria.

Igualmente los libros expresan la necesidad de abrir el debate cultural sobre la memoria historica

como tambien el cuestionamiento de los lugares donde reposan los recuerdos, el origen político de

la vulneración de sus derechos, el reconocimiento de la responsabilidad del Estado ante los hechos,

y la necesidad justicia para sus casos, pues no basta con una juicio a los responsables si no hay una

reparación integral. Es en ese campo en el que la memoria ha hablado y ha dado una voz activa a

las victimas con sus reivindicaciones, que trascienden los sesgos mediaticos. En el caso del Palacio

de Justicia se hablan de 11 desaparecidos y muertos en extrañas condiciones. Asimismo se habla

genocidio de la Unión Patriotica del cual hay alrededor de unos 2136 muertos 514 desaparecidos

290 sufrieron atentados, según cifras de la Corporación Reiniciar2

Es a partir de este marco conceptual que se deduce como esos casos marcaron no solo la vida de

la Nación, sino también, esas formas de hacer política y se convirtieron en un referente de lucha

por la memoria, en el que se propone ser reivindicado unicamente para las víctimas, sino también

para la sociedad en general. Es por ello que la tarea describir el efecto estético de la memoria

historica en la literatura, no es vaga, puesto que se esta hablando de construcción de la conciencia

en los sujetos lectores que aportarán otros sentidos al debate y debido a que las practicas también

son transformadas.

2 Datos otorgados en entrevista al sociólogo Harold Olave Martinez, funcionario de la Corporación Reiniciar y sobreviviente de la UP.

38

III CAPÍTULO

39

3. EL TRATAMIENTO DE LA MEMORIA A TRAVÉS DE LA LITERATURA

En este capítulo encontraremos los debates en los cuales se proyecta memoria histórica a través de

las novelas Vivir sin los otros y El gato y la madeja perdida. En este ejercicio es que se fundamenta

el análisis de los aspectos en las novelas que lo hacen posible desde mi propio efecto estético, que

en primer momento, parte de desglosar (quiénes, qué y cómo se narra) por medio de identificar las

voces narrativas en cada caso. En segundo momento como se comprende el efecto estético de la

memoria histórica desde la lectura, a través de etapas denominadas como ausencia, búsqueda y

exigencia, que expresarán finalmente, el campo semántico por el cual se referencia el análisis.

La historia existe porque hay sujetos que la escriben (Martínez, 1986) por tanto es sólo una versión

de otras tantas que pueden hallarse sobre un hecho y la literatura es un medio de comunicación de

esas distintas versiones narrativas que nos construyen como sujetos.

Hemos sido generaciones que nos hemos leído a través de lo que ha sido la violencia en sus

distintas expresiones. Desde la violencia partidista, hasta narrativas de la época de los ochentas y

noventas que redundaron en crónicas del sicariato y el secuestro, luego es ahí donde estos

testimonios cuentan el trasegar del país en su fallida construcción de Nación.

Puesto que como dice Gómez (2011, p. 294)

El recorrido por el desarrollo de la literatura testimonial de las guerras en Colombia

evidencia que el género es bastante abundante y diverso en cuanto a temas, técnicas,

autores y temporalidades. Su devenir va aparejado a las transformaciones de la sociedad

colombiana y a cambios en los contornos de sus “violencias”. Dicho de otra forma, la

omnipresencia del “estado de guerra” le imprime cierta particularidad a la sociedad

colombiana y a la literatura testimonial que narra sus desgracias.

40

Es así como la novela es la radiografía del país que no se enseña y que poco estamos acostumbrados

a conocer. Por ello la construcción de memoria y la afectación del recuerdo por parte de la

literatura, expresa un esfuerzo de sus autores en contribuir a un campo de constante disputa con

las Instituciones, y es el campo de la transformación del sentido común, a través de la experiencia

estética de lectura.

Al respecto de las novelas Vivir sin los otros y El gato y la madeja perdida, se puede contemplar

un análisis sobre el efecto estético de la literatura en la memoria de cada estudiante, en la medida

que se pone a las expectativas en clave del combate, entre los deseos del lector/a y los

acontecimientos reales, donde se encuentra en constante fluctuación las emociones y la

construcción de comprensiones significativas, desde el esquema verbal y afectivo, del cual se valen

los textos para influenciar su lectura.

Para Wolfgang en el Acto de Leer (1987) la literatura potencia la actividad subjetiva del lector en

la medida que los relatos de ficción al no poseer carácter de determinación y universalidad, varían

entre lo real y lo ficticio, mezclados por momentos vacíos o de indeterminación que lo invitan a

ser partícipe de la narrativa, buscando posibles respuestas a la necesidad que comunica la obra de

ser resuelta o de dar sentido por parte del lector en esos momentos inconclusos de la novela.

En consecuencia tanto para Iser como para Ricoeur, esos espacios de indeterminación apelan a la

interpretación necesaria del lector, que es diversa en cuanto es subjetiva, por lo tanto la experiencia

estética transforma al sujeto cuando pasa a ser parte de su experiencia personal.

A continuación explicaremos de qué se trata cada uno y porque son categorías que hacen parte del

análisis hermenéutico de la práctica en el IPN.

41

3.1 Voces de la Memoria.

Para Alape los pasos de la memoria en la literatura se hallan en diálogo con los recuerdos del otro,

donde el investigador se transforma a sí mismo en la medida que va logrando escuchar al otro en

la intimidad de sus recuerdos, construyendo un vínculo entre él y el sujeto con su relato,

despertando así la necesidad de activar la memoria

La acción de respeto por escuchar al otro, entre la acción que el otro hable, se construye lo

que pudiéramos llamar una conversación adecuada con la memoria del otro. Entonces en

el devenir contradictorio y amoroso de una larga conversación, surgirá como final un relato

de vida que se ha construido entre dos, quien pregunta y quien responde… La memoria

que se busca se ha reactivado. Ha encontrado quién la escuche, alguien que ha

comprendido la importancia de que hable como historia (Alape, 2000, p. 10).

En ese sentido para el país sí que ha sido difícil la tarea de escuchar al otro, de entenderlo porque

es disidente, contradictor y justamente por ser diferente. Esa se supone es la esencia de una

sociedad democrática que a través de las novelas se demuestra que ha sido violentamente acallada,

confirmado una y otra vez la lógica amigo –enemigo, donde el que tiene el poder somete al otro.

Así nos hemos educado por años y de esta manera se ha constituido la doctrina de guerra, dando

como resultado una la historia que cuenta los relatos de los vencedores.

Por consiguiente, es importante la oportunidad que representa poder mostrar las voces de quienes

han sido sometidos al silencio por estar en el lugar de los “otros” que fueron objeto de exclusión,

silenciamiento y exterminio físico por parte las Fuerzas del Orden (militares y paramilitares)

amparados por el Estado. Al respecto Francisco Montaña comenta el asombro que tuvo al

encontrarse en medio de la investigación con un documento que legitimaba el asesinato de

comunistas titulado.

42

¿Por qué es lícito matar comunistas en Colombia? En el papel quedó constancia de cómo

se dictaban conferencias en batallones con ese interrogante, de qué manera llegaron a

instruirse soldados, oficiales y suboficiales, para que complementando labores con grupos

de autodefensas, se interpretara que podía llegar a ser lícito “acabar con los comunistas.

(Montaña, 2013).

Por las razones anteriormente expuestas, no se puede hablar desde una postura pretendidamente

neutral, ni en esta investigación, ni en la de los autores de las novelas, pues éstas se encuentran

escritas en base a indagaciones profundas; llevadas a cabo por años exigiendo los autores estar

inmersos en los contextos y convivir con los víctimas, para contar los dramas de la forma narrativa

que lo hacen y desde ella buscan interpelar a los lectores. Es por eso que la postura de los autores

lleva a los estudiantes, a la curiosidad de indagar y profundizar sobre las problemáticas abordadas

en cuanto a la desaparición forzada y el genocidio de la Unión Patriótica.

Por lo tanto hablar del efecto estético nos remite a hablar de esa inmensidad de elementos

constitutivos que conforman las novelas y permiten al lector sentirse activo en el desarrollo de la

lectura, en esta parte es imprescindible comentar cómo el relato pasa por la voz narrativa que en

algunos casos se hace invisible (narrador omnisciente) o podría enmascararse a través de los

personajes que decida el autor, por medio de su estrategia de seducción a la obra.

Al respecto, Sanguino y Castillo (p. 111) citan a Gonzáles que sostiene:

La narración, me parece, es parte de nuestra forma de ver, de nuestra forma de estar en el

mundo. Creo que la literatura está cercana a esa forma de estar en el mundo, todo lo demás

se encarga de quitarnos esa fascinación, la institución, la escuela, todo este campo jurídico,

entonces, digamos que cuando trabajamos en este proyecto, siempre revisamos y veíamos

que tanto los familiares como los abogados, ya teníamos un discurso para hablar en los

43

medios. Pero narrar es otra cosa, la posibilidad de narrar está en construir esa historia de

vida que está detrás de ese testimonio.

Tal como lo contempla el autor, las historias de vida que se recogen en el libro de Vivir sin los

otros exponen la cotidianidad de cada familia y la forma en la cual asumieron el duelo en la

desaparición de su ser querido, sobre quien pesa la falta de duelo por la ausencia inusitada de su

cuerpo y que marcará el destino de sus familiares en su búsqueda incansable de justicia, que no

termina con la condena de los autores por los hechos y con un dictamen jurídico, ya que a la final

esa es sólo una parte de la justicia que ellos exigen, debido a que finalmente la disputa es por la

necesidad de escuchar la verdad y no la verdad jurídica que reposa en los archivos del proceso

judicial, sino la verdad que pueda reivindicarse en el lugar simbólico, ético y político que reclama

memoria histórica para la paz del país.

En esa perspectiva es que la obra es contada a dos voces, que resultan ser las máscaras del autor

para conducir el relato y hablar porque no, también su experiencia en el caso. La primera voz

narrativa es la de una mujer periodista que cuenta el drama de los desaparecidos del palacio

conociendo de primera mano a Ramiro, quien justamente el día de la Toma del Palacio de Justicia,

habría entablado una conversación sobre su vida y su familia, a partir de la foto de sus hijas

“convertidas en cuatro hermosos animalitos” tomada en el Halloween pasado. Vínculo del que

parte para involucrarse en la investigación periodística de los hechos, yendo a las audiencias,

encontrándose con Bety y al describir como el paso del tiempo ha cambiado sus rostros, a causa

de la compleja problemática que representan la impunidad en el caso. Asimismo contando sus

propias limitaciones como periodista, ante las exigencias del mercado y lo banal que se vuelve el

oficio en un país donde la crónica amarillista tiene más relevancia en la vida de la gente del común.

44

Por otro lado, la reconstrucción de los hechos, el pasado y la cotidianidad de cada personaje son

expuestas por el narrador omnisciente, contando lo que aún está en el limbo entre la realidad y la

ficción, señalando el dolor o la impotencia de sus familiares al no encontrarlos, tras confirmar que

salieron vivos del Palacio. Desde ese momento el proceso se convierte en una carga difícil de

soportar, por la terrible afectación familiar que sufren a causa de la violenta desaparición.

Foto 3.1 (Archivo proyecto)

Obra: Mi tierra no es un campo de fuego

Autor: Grupo de Manuela Bello

Descripción: Con mis compañeras decidimos hacer una pequeña cartilla en la cual

representamos la historia de lo ocurrido en la toma y la retoma del Palacio de Justicia, lo

que nos transmitieron los personajes de la novela… Fue un trabajo bastante gratificante,

encontramos recortes de periódicos, fotos, quisimos representar el caso de la toma como

uno de los tantos sucesos que en Colombia muchas veces quedan en el olvido, que es

importante rescatar. La herramienta principal fue la novela, Vivir sin los otros, nosotras

hicimos esto con el fin de construirnos como personas y no solo verlo como una nota o

algo muy institucional sino algo que puede servir –como nos sirvió a nosotras el libro-

45

como una herramienta de difusión de algo que, ¡si ya paso!, pero no puede quedar en el

olvido (La descripción de las fotos está en el mismo orden como las colocamos). Tomamos

algunas de las imágenes que ya existían del día de la toma, tomamos otra imagen en

memoria de los once (11) desaparecidos del Palacio, en la siguiente foto quisimos

representar no solo los grupos subversivos sino cómo el Estado también es un ente que ha

contribuido y contribuye a que Colombia sea un país que se esté desangrando. El cuerpo

que se muestra allí es de una compañera que se llama Ana María, convencerla de tomarse

la foto fue un poco difícil pero igual el trabajo se hizo con cariño, con ganas, entonces no

hubo mucha resistencia, y en la última foto quisimos representar la figura femenina, como

en el resto de las fotos, primero porque éramos solo chicas, y segundo quisimos representar

un país con una historia realmente al desnudo pero que la gente realmente no quiere

conocer, es una historia que está ahí, como lo acabé de decir al desnudo, que podemos

saber, investigar, formar, que podemos participar y, sin embargo, muchas veces queda en

el olvido3.. (Sanguino y Castillo, 2016).

Para Francisco Montaña el proceso de escritura del libro parte de la necesidad de contar el dolor

de la generación en la que él vivió, donde los estragos de la violencia sociopolítica, la omisión y

accionar paramilitar que propició el Estado, llevaron al exterminio físico y político de la Unión

Patriótica (UP). Él mismo recoge su testimonio al ser nieto de Diego Montaña Cuéllar, intelectual

de izquierda que tuvo una gran trayectoria en la escena política y quien asumió como último

presidente de la UP.

En entrevista para el diario El Espectador Montaña (2013) afirma que:

La investigación académica duró un año y medio, la escritura de la novela dos años y

medio más. Sólo fue posible hacerla después de 60 entrevistas en los Llanos Orientales, la

3 Descripción de la obra en palabras de Manuela

46

zona del Urabá antioqueño y chocoano, Medellín. Incluso se pasaron fronteras y hasta

Europa y Estados Unidos llegaron sus pesquisas. Sus alumnos y él mismo lograron hablar

con muchos exiliados, con los miembros de la organización ‘Hijos e hijas’ que sufrieron

directamente las consecuencias del genocidio de la UP.

Su interés por reconstruir la memoria y contar lo sucedido desde una narrativa juvenil, permite

llegar al público que ha sido huérfano de esa generación, despojados de esa opción de paz que

representó para la historia, el partido de la UP.

Indiscutiblemente el libro es construido por el relato en primera persona de Ana María, una joven

que vive la tragedia del asesinato de su abuelo en el contexto de la llamada “guerra sucia” cometida

contra la UP en los ochentas, por representar una amenaza a los partidos tradicionales al ser una

fuerza política alternativa. En este caso la esperanza fue abaleada, perseguida y estigmatizada en

uno de los capítulos más vergonzosos que la historia colombiana pueda relatar, debido a lo cruel

que representa contar las víctimas en tiempos donde se buscaba la Paz.

Mi abuelo era también senador de la Unión Patriótica. No era comunista, lo había sido;

tampoco era guerrillero. Y aunque lo hubiera sido; era un ser humano haciendo política,

en un cargo de representación popular, en un país donde se supone la democracia incluye

la posibilidad de hacer política… (Montaña, 2013, p. 71).

Ese fragmento de la narración, representa como por medio de la ficción, las voces narrativas

incluyen los testimonios de víctimas reales, que son recogidos en el drama de la familia de Ana

María, quiénes personifican el dolor que muchas familias vivieron a causa del exterminio político

de la UP. En tanto encarna la terrible realidad de ver por televisión imágenes de los cientos de

muertos en los hechos dolorosos que sepultaron a los dirigentes de este partido. Dicha época será

recordada por la indolencia de un Estado ante la emergencia de los paramilitares como poder

47

político – militar y que en adelante llegarían a ser una clase emergente de narcotraficantes, que

contaminarían todos los poderes; el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

Con el objeto de dar vida a esas memorias rezagadas, por los relatos hegemonizantes, es que

Francisco Montaña recoge otros acontecimientos que también marcaron al país como los

desaparecidos del Palacio de Justicia, del emblemático ´Paro del 77´ y el movimiento sindicalista,

entre otros testimonios que ejemplifican la conflictividad de la época.

Mi hermano y yo éramos una mancha de silencio que se movía. En el bus, por suerte había

una silla donde nos hicimos juntos. Nadie nos habló. Nadie dijo nada en el recorrido. Era

horrible. Un silencio que lo único que conseguía era señalarnos, indicar el lugar donde nos

encontrábamos, ahí están, a ellos les mataron el abuelo de un roquetazo… (Montaña, 2013,

p. 67).

La estrategia de persuasión en este relato es relacionada metafóricamente a través de un ovillo de

lana, que sigue teniendo muchos enredos, en cuanto a los sucesos que marcaron la vida del país,

como lo fue el caso de la UP.

Aquí encontramos como acontecimientos reales son comentados por personajes y situaciones

ficcionadas que su único fin es el de dejar sentadas las bases para la reconstrucción de la memoria

desde lo que hemos llamado novela.

En síntesis, podemos encontrar lugares en común para las dos novelas que representan dos formas

distintas de contar los hechos que marcaron la experiencia personal de sus autores y que partieron

de allí, para recopilar los testimonios que dieron vida a sus libros, enriqueciendo el campo

educativo de las memorias del conflicto que han sido silenciadas a partir de una perspectiva

estratégica en la educación formal.

48

3.2 Trama narrativa.

Para adentrarnos a este apartado, es imprescindible condensar las novelas Vivir sin los otros y El

gato y la madeja perdida, en un corto resumen que da cuenta del (inicio, conflicto y desenlace) en

cada historia.

En Vivir sin los otros, se cuenta la historia de Bety, una mujer joven que tiene cuatro hijas con su

esposo Ramiro, quién trabajaba en el Palacio de Justicia hasta el 6 y 7 de noviembre cuando ocurre

el episodio de la “Toma del Palacio de Justicia” realizada por guerrilleros del M-19. Desde esa

tragedia Bety no volvió a saber nada del paradero de Ramiro y de sus compañeros de la cafetería,

porque sus cuerpos nunca aparecieron. Ese hecho llevó a Bety iniciar una búsqueda con los demás

familiares de los “Desaparecidos del Palacio de Justicia”. Encontrándose poco a poco con el actuar

desmedido de la Fuerza Pública (Policía y FF.MM) y la indiferencia del Estado, ante los hechos

que fueron responsables de tal horror. En la búsqueda se encuentran indicios y testigos clave de

que salieron vivos del Palacio, escoltados por los militares. Dichas pruebas conllevan al juicio del

Coronel quien estuvo a cargo de la retoma, ante el desarrollo exhaustivo de la investigación judicial

que lo llevó a su condena.

En el caso de El gato y la madeja perdida, se cuenta la historia de Ana María quien pasa de una

infancia sin mayores dificultades a sufrir el asesinato de su abuelo, militante de la UP. A partir del

hecho vive un cambio de perspectiva, pues su existencia y su familia se fragmentan por el divorcio

de sus padres, el despecho de su madre y la búsqueda de sentido de su vida y la de los demás

integrantes su familia. El profesor de matemáticas (por el cual ella siente atracción), hace parte de

esa catarsis, quién la acompaña por ese proceso que implicó darse cuenta de un contexto complejo

49

de violencia política desarrollada en una trama de amor juvenil, que termina por reconstruir su

historia y la de un país azotado por la violencia en la década de 1980.

En ese orden es que las novelas dialogan con el lector, desde el lugar de la memoria que busca

denunciar y hacer visible los testimonios de una década, que reflejó un panorama difícil para la

historia de la Nación, donde Bogotá simboliza el epicentro luctuoso en el que se desarrollan las

desdichas. Una ciudad que adeuda a las víctimas un territorio digno para reivindicación de sus

muertos.

Desentrañando los recuerdos de una mujer que amaba a su compañero sentimental y de una familia

que se vio afectada por la desaparición de su padre, nos remite a la época en la que ellos comienzan

su relación sentimental, generando un vínculo con aquella pareja y su pasado, nos termina

seduciendo a seguir su lectura. Como también nos devuelve al hecho del cautiverio en medio del

fuego de Ramiro y los trabajadores de la cafetería, tras la toma del M-19 al Palacio de Justicia,

reviviendo el desasosiego y la culpabilidad que sintieron ante la acusación de los militares, de

haber sido cómplices de los guerrilleros.

Es importante considerar ese momento de conmoción al leer en el relato, los quejidos de los

moribundos y caminar alrededor de los muertos, para salir del Palacio y dirigirse a la Casa del

Florero con la esperanza de terminar su sufrimiento. Lo que a larga termina siendo todo lo

contrario, al convertirse en un desaparecido, que para la desgracia de Bety (Pilar), será un recuerdo

tormentoso que cambiará su proyecto de vida.

Es así como el autor teje la trama narrativa, que nos lleva a imaginarnos el centro de la ciudad en

aquella época y dimensionar tanto adentro como afuera la magnitud de las llamas que consumían

50

la estructura del Palacio y asimismo entender la incertidumbre de los familiares y conocidos en

cuanto al paradero de las personas de la cafetería.

Estos relatos son los que conllevan a desmitificar la percepción de una democracia con

instituciones sólidas, que se arruina a través de la infamia que provoca imaginarse tales

acontecimientos en ese lugar, que en la actualidad han sido reconstruido y que no tienen huellas

de lo sucedido. Puesto que distintos agentes del Estado auspiciaron anular ese episodio de la

historia y la opinión del país, cautivando la atención en los medios de comunicación con un partido

de fútbol y censurado la retoma del Palacio, lo que demostró el tratamiento que se daría en adelante

a los acontecimientos indeseados, generando así un alto grado de impunidad.

¿Por qué el autor cambia los nombres de las víctimas y decide no cambiar el de los militares? Para

Jelin (2009) en la construcción de memoria juegan los afectos y sentimientos, que empujan a la

reflexión y la búsqueda de sentido. En Vivir sin los otros, claramente se escoge contar el relato de

las víctimas, en el hecho de construir memoria de los olvidados, sobre el pasado a través de la

novela que comunica entre otras cosas las disputas por el poder, desde una perspectiva contra

hegemónica.

A continuación un fragmento de la novela que nos habla de la búsqueda insaciable por la verdad,

la lucha por la justicia ante la impunidad que rodea sus casos. Un testimonio que conmueve al leer

y sentir dolor al saber que en realidad ocurrió, fue la historia de Mauricio (Bernardo Beltran) otro

mesero del Palacio de Justicia, a quien su madre nunca dejó de recordar, ante la zozobra que genera

tener un hijo desaparecido, además de ello cuenta la afectación de la dinámica familiar relatando

como su hermana Claudia pasa a asumir ese rol de cuidar a su hermano, a la vez que su madre se

sumerge en el sufrimiento que causa la desaparición de su hijo.

51

Claudia cada vez más fue concentrándose en el cuidado de su hermano menor, de su padre

y de su madre, abandono sus estudios, dejó atrás sus relaciones de pareja. Los pequeños

espacios de su casa eran los más difíciles de manejar. Su madre, que era una excelente

cocinera, cuando servía la comida, siempre decía: ¿Mi muchacho estará comiendo? El día

que amanecía lloviendo, se asomaba a la ventana, duraba horas mirando las gotas que

daban contra el vidrio y expresaba en medio del llanto: ¿Será que mi hijo está a la

intemperie? ¿Tendrá alguna cobija? como decía Claudia, una madre nunca se come un

plato de comida sin pensar en el hijo que no está. El cuarto de Mauricio durante más de

diez años permaneció intacto. Su madre era terriblemente celosa con las cosas personales.

La ropa se sacaba de los cajones y se lavaba cada quince días. En navidad sagradamente

le compraba un regalo, pes no quería que Mauricio llegara y encontrara el cuarto

desarreglado.

Ver crecer rápidamente al hijo menor fue acrecentando la nostalgia de la madre. En el

momento que desaparece Mauricio, el chico tendría cinco años y se hizo hombre a la

sombra de su hermano. El dolor de los mayores siempre le inquietó y el cuarto de Mauricio

le generaba una extraña curiosidad. Entraba mirando todos los detalles; se ponía las

camisetas de fútbol y cuando le decía a su madre, “ya me quedan buenas”, ella se

desplomaba, lo abrazaba y le decía que su hermano iba a volver, que no le fuera a dañar la

ropa. El niño se quedaba en silencio y preguntaba: ¿qué pasará cuando llegue el él? ¿Será

que es como dicen? Cuando al fin creció, se casó y tuvo a su niña, la amargura lo atrapó,

pues no podría soportar que su hermano en aquel momento tuviera la edad que ahora tenía

y no hubiera gozado de las cosas que él ahora disfrutaba. Antes de morir la madre de

Claudia les pidió perdón a sus hijos, porque pensaba que no les había dejado vivir y que

desde el día de la tragedia les tuvo sometidos a su miedo y a su dolor. Pero el dolor no era

de ella, le decía Claudia a Bety, sino de toda la familia (pp. 90 - 91).

52

En este sentido se comprende cómo la lectura se vuelve una experiencia, que genera

cuestionamientos acerca de problemáticas tan sensibles y poco nombradas, como la desaparición

forzada, y la significación que adquiere este acontecimiento en los hechos del Palacio de Justicia,

de los cuales hay un silencio omnisciente por parte de los militares que estuvieron a cargo de la

operación a través un pacto de silencio que aún hoy después de treinta años no deja saber la verdad

de lo ocurrido.

Foto 3.2 (Archivo personal)

Descripción: La técnica utilizada por el autor de la obra en sombras representa los militares y su

arsenal. Haciéndose la pregunta al final del libro. ¿Quién se había otorgado el derecho de

condenarnos a vivir sin los otros?

En El gato y la madeja perdida podemos encontrar la misma realidad pero con distintas víctimas.

Aquí el drama se centra en la familia de Ana María y como tramitan el dolor que se vuelve

colectivo en la medida que asistían habían otras familias que pasaban por el mismo sufrimiento, el

dolor de una realidad que ella anteriormente no había experimentado. La etapa posterior al

asesinato de su abuelo marca un descubrir constante del contexto del cual ella hacía parte, con los

53

dilemas propios de una joven, por eso se vuelve una obra pertinente para trabajar con los jóvenes

ya que permite acercarlos a esa realidad, desde una narrativa literaria.

El acercarse a la novela permitió conocer de primera fuente los testimonios de una familia que

vivió en carne propia los estragos de un exterminio político. Los estudiantes que conocieron la

historia de la UP por medio del libro. Al mismo tiempo les impactó apropiarse del pánico de una

época, sin llegar a profundizar en el término legal de Genocidio, además de la lucha ante

organismos internacionales por catalogar lo que sucedió con la UP como tal.

Los estudiantes llegaron a reflexiones sobre la necesidad de reconocer lo difícil que fue ejercer la

actividad política en aquel tiempo. Tan sólo basta con recordar una de las historias que se agregan

al drama de la UP, como por ejemplo el testimonio de “la gorda”, compañera sentimental de su

padre:

Yo amaba a mi papá, claro, pero no nos conocíamos. Apenas habíamos estado juntos,

apenas habíamos pasado más de quince días seguidos. Sin embargo cada vez que nos

encontrábamos saltábamos de la emoción. Yo sentía que no había felicidad más grande

que estar a su lado. Su olor lo llenaba todo.

-Y el miedo- pregunté ya sumergida en las palabras de la mujer

- Precisamente. El miedo. ¿Sabes cómo se me quitó el miedo que me producía su

presencia?- negué con la cabeza no se me ocurría ni una sola idea-. Jugando a las

escondidas con él. Cada vez que me encontraba, porque jugábamos los dos solos, yo me

sentía protegida y segura. Mientras fuera mi papá el que me encontrara no podía pasar

nada malo. Sus manos enormes y peludas me tocaban y todo el miedo se derretía como

una mantequilla. Y entonces yo me escondía menos bien, repetía lugares, dejaba huellas,

hacía algún ruido, mejor dicho, indicaba el lugar donde estaba. Hasta que una vez, él muy

54

serio me pidió que me escondiera bien, que él de todas formas me iba a encontrar, porque

una de sus consignas era no prometer lo que no sabía que si podría cumplir, y quién sabe

si iba a poder encontrarme; en cambio, lo que sí podía prometer lo prometió fue que iba a

buscarme bien. Las primeras veces, como llevada por la monotonía él me encontraba muy

fácil, hasta que fui sofisticándome, haciéndolo cada vez mejor, y él se demoraba cada vez

más en encontrarme, pero cuando me encontraba se ponía más contento, y yo con él,

¿Cómo no? ¿Quién podía resistirse a su risa y su alegría? y un día, el que tal vez más

trabajo le dio dar con mi escondite, me abrazó muy largo y me dijo como un secreto: “Este

es nuestro escondite. Sólo nuestro. Tuyo y mío”. Yo le pregunté si pasaba algo porque la

voz se oía muy rara y él me dijo que no y cambió el tono y todo quedó así…

-Cuando los sicarios vinieron a matarlo me ordenó que me escondiera. Estuve ahí como

paralizada mucho tiempo. Al otro día, mi mamá desesperada me encontró, enroscada en

mi escondite. Lo extraño es que no recuerdo nada, ni un solo ruido, ni si hubo voces. Nada.

Lo último que me quedó en mi memoria fue su voz diciéndome que me escondiera…

¿Entiendes?

-Terrible – dije.- Terrible – repetí y me acordé de la enorme cantidad de velorios en los

que habíamos estado. Velorios de gente asesinada. Y el sordo rumor del dolor creció de

nuevo dejando mi cuerpo como sin huesos. Una lágrima se escurrió por mi mejilla. La

música era ya un refugio lejano (Montaña, 2013, pp. 50 - 51).

Así de estremecedor es uno de los relatos que complementan la trama narrativa de Ana María,

demostrando como la coyuntura política afectó tremendamente la vida de una adolescente, que

pasa desde la historia sentimental que se teje (sin ser confirmada) entre ella y el profesor, a un

despertar a de conciencia y memoria histórica necesaria que se nutre de las historias de vida de

quienes como ella fueron víctimas.

55

Foto 3.3 (Archivo proyecto)

Descripción: Acá el estudiante representó el deseo de Ana María con su profesor. Ubica palabras en

desorden que contienen la trama narrativa en la que se centra la novela: pérdida, desamor, amor,

adolescencia. Archivo del proyecto. 2015.

En ambos casos no se trata solamente de hechos aislados pues contienen un contexto político y

social específico que origina el drama, nutriéndose de las historias de vida que como los/las

protagonistas de la novela se apoyan para hacer parte de ese universo narrativo que da cuenta de

esas historias subalternizadas también, por la selección hegemónica que hacen las Instituciones de

poder sobre la memoria.

3.2.1Ausencia.

Hay muchas maneras de llamar ausenté a algo o a alguien, podríamos decir que la ausencia es un

factor en común que compartimos los seres humanos. Como tal, la ausencia es la antítesis de la

presencia, es decir que hace referencia a algo o alguien que existió, hecho que definitivamente nos

marca. Así, generalmente tendremos la ausencia de algún ser querido familiar o amigo, que afecta

nuestro entorno individual y colectivo, que definitivamente compartimos ya que estructura

56

nuestras elecciones en la vida y por tanto nos lleva a otros caminos, conduciéndonos a la búsqueda

de sentido. Por otro lado también tendremos la noción de ausencia en el ámbito público, es decir,

que siempre sentiremos que hay ausencia de justicia, de leyes, de verdad y de responsabilidad del

Estado, ante temas que nos ocupan cotidianamente.

Es por ello que la ausencia ocupa un lugar relevante en esta investigación ya que nos aporta

elementos que ayudan a la interpretación de las novelas objeto de análisis, en cuanto a la afectación

de manera asidua al sentido común de los lectores y el contexto en el que se desarrolla la lectura,

en este caso, ya sea en la escuela o en la familia.

“La ausencia de la víctima lleva directamente a la inexistencia del victimario” como lo afirma

Gonzáles (2010) en su novela, la desaparición es un hecho que quedará en una construcción

inacabada de preguntas sin respuesta, sobre el paradero de sus seres queridos. Para las familias, el

terror que vivieron a causa de la desaparición forzada es un crimen, que conllevan a preguntarse

sobre la legitimidad del Estado en cabeza de las FFMM, ante el actuar desproporcionado en la

retoma del Palacio de Justicia.

La dramática ausencia de estas personas rompía el límite exacto entre la realidad y el

ensueño dejando los días y las noches en las profundidades del suspenso. Pero los

desaparecidos no sólo son individuos a quienes les arrebatan su identidad, sino que hacen

parte de unas relaciones singulares, la del padre con la hija, la de la madre con el hijo, la

de los esposos, la de sus amigos, sus tíos, sus amantes, sus vecinos. Lo que reflejaba el

rostro de sus familiares, cada vez que se reanudaban las audiencias, era el

resquebrajamiento de esas relaciones, las cuales no volverían a recuperarse jamás.

(González, 2010, p. 110)

57

Este hecho significó el padecimiento colectivo de los familiares de los 11 desaparecidos y un hito

para la historia del país, ya que la lucha del abogado Eduardo Umaña Mendoza por tipificar el

delito de la desaparición forzada, además de su férrea defensa por los Derechos Humanos en casos

como la UP y el sector Sindical, lo llevaron a la tumba. Su memoria no quedó en vano, pues sus

investigaciones llevaron a la Condena de Plazas Vega y otros militares, donde queda comprobado

sus culpabilidades en los hechos.

Foto 3.4 (Archivo proyecto)

Descripción: del dibujo se puede ver cómo representa a todos los actores que se incluyen en el

libro. Los medios de comunicación, los militares, la insurgencia del M-19, los Desaparecidos del

Palacio de Justicia y las emblemáticas letras negras con fondo naranja SIN OLVIDO, que siempre

han identificado a los familiares de las víctimas. Archivo del proyecto. 2015

De la misma manera el caso de la UP, en la novela El gato y la madeja perdida, la ausencia que

inicia con el asesinato selectivo del abuelo de la Ana María. Hecho que desencadena la ruptura de

un paradigma de familia perfecta ya que para entonces, lo ocurrido implicará a la narradora

58

encontrarse en un contexto conflictivo del exterminio sistemático a militantes y simpatizantes de

la UP, el cual la sitúa a ella y a los lectores en un contexto histórico y una necesidad de memoria

por reconstruir frente a los acontecimientos

Los velorios a los que asistía Ana María, la llevaron por el camino de la desaparición física de la

UP, a través de los relatos de otras personas donde la muerte de un familiar significó, en todas las

historias un cambio en sus proyectos de vida, dando cuenta de las distintas memorias que hay sobre

el conflicto que por medio de sus compañeras de colegio y la pareja de su padre dan vida y llevan

a cuestionarse ante la problemática. Un ejemplo de ello se puede encontrar en la depresión en la

que cae su madre por la separación, que se suma al fatídico hecho de la ausencia del abuelo.

Me di cuenta de que realmente me hacía falta mi mamá. Fui a su cuarto y me acosté a su

lado. La cama estaba caliente y olía a sudor, pero era mi mamá. Me apreté contra ella y

recordé cómo odiaba cuando era niña dormir la siesta con ella. Nos dormíamos juntas por

su invitación, pero yo me iba completamente en mi sueño, y siempre, siempre, cuando

despertaba descubría que ella ya no estaba a mi lado. Pero ahora era distinto. Yo me

acostaba a su lado. Ella dormía, yo la cuidaba.

-Ana- dijo entre sueños.

-Mami.

-¿No crees que debería empezar todo otra vez, a ver si esta vez sí nos sale bien?

-Sí, mami, nos va a salir bien- y me apreté más contra su cuerpo caliente y sudoroso.

(Montaña, 2013, p. 64).

Finalmente ambas narrativas afectan la lectura puesto que por las razones que se expusieron

anteriormente. La ausencia genera una afectación (física, moral y espiritual) a los proyectos de

59

vida al núcleo familiar, conllevando así a un cambio abrupto de las realidades de cada integrante,

que condujeron a una necesidad de la verdad individual y también colectiva de esclarecer los

hechos, los autores y la responsabilidad del Estado ante dichos acontecimientos.

Foto 3.5 (Archivo proyecto)

Descripción: Obra estudiante de 9° Archivo personal. 2015. Aquí el estudiante puso un fragmento del

relato de “la gorda” a novia del papá, cuando relata la forma en que lo mataron. “Una de sus consignas era

no prometer lo que no sabía que si podría cumplir” (P. 50)

3.2.2 Búsqueda.

Íntimamente ligada con la ausencia, la búsqueda tiene que ver con allanar esos vacíos. Muchas

veces como conector gramatical, como introducción a un tema, o como explicación de algo, la

búsqueda tiene que ver con encontrar las respuestas al ¿Qué? ¿Porque? ¿Cómo? ¿Cuándo? de un

hecho.

60

En las víctimas se hace referencia a esos trayectos que caminamos para dar con las explicaciones

que se requieren de los acontecimientos en clave de las novelas. La búsqueda está relacionada con

curar esos traumas que se efectúan en un contexto específico, involucrando la necesidad de darse

cuenta de una época conflictiva en la medida que la ausencia se genera por causas políticas y

sociales que prevalecían en la década de 1980. Ese hecho los hace reconocerse como víctimas pero

también significa una lucha por sus derechos.

En Vivir sin los otros, se comenta el tiempo y los espacios en el que transitan esas búsquedas

Veinticinco años de búsqueda atravesaban su rostro, de mujer madura y curtida, pero muy

cálida con los demás. En aquella época, tenía veinte años y estudiaba enfermería con la

ayuda de Mauricio, mientras entraba a estudiar medicina. Desde el momento de la tragedia

su madre dedicó la vida entera a seguir los rastros de su hijo; no se perdía una sola reunión

y día de por medio llamaba al abogado para averiguar por el caso. El día del asesinato de

Eduardo Umaña, ella le diría a sus hijos: “ahora si olvidemos porque se nos acabaron las

esperanzas”. A los pocos meses ella muere y en adelante Claudia se debatirá entre el

cuidado de la familia y su soledad (…) Durante las búsquedas iniciales de Mauricio, su

padre fue quien se encargó de las averiguaciones en Medicina Legal, pues era el lugar más

tenebroso de todos. Y aunque los diez y ocho días en serie que fue a la morgue le fueron

templando los nervios, su corazón comenzaba a latir aceleradamente cuando estaba a punto

de llegar al Centro de Bogotá. Se baja del bus, caminaba unas cuadras, paraba en la tienda

de la esquina y se echaba dos aguardientes antes de entrar. Lo más impresionante era ver

los cuerpos a los que se les había levantado la piel del estómago y dejaban ver los enredijos

verdes. Durante muchas noches el padre de Ramiro mantuvo un billete suelto entre el

bolsillo del pantalón y estuvo pendiente de la puerta, pues su hijo podía llegar en taxi y

seguramente no tendría plata para pagarlo (pp. 88 - 89).

61

En el anterior fragmento del libro comenta como la búsqueda en un principio marcha por la

búsqueda material del cuerpo del desaparecido que sin encontrar respuestas, sigue estando la

necesidad de hallar la verdad para que se haga justicia. Para algunos familiares el dolor que generó

la ausencia los llevo a la tumba, a otros los llevó a luchar por su derecho a saber el paradero,

encontrándose con un mundo de corrupción, instituciones ineficientes y cadenas de silencios en

las que los militares se encasillan para presumir su inocencia.

Foto 3.6 (Archivo proyecto)

Descripción: El dibujo es explícito al representar la imagen de un hombre, (Ramiro) y como va

despareciendo su imagen con el viento. Archivo del proyecto. 2015.

62

En lo colectivo la búsqueda significó llenarse de valor, para encontrar pistas, compartir momentos

de angustia y separar en el calendario la conmemoración de sus familiares, encontrando en la

memoria el refugio de sus relatos de vida.

En El gato y la madeja perdida, la narrativa es atrayente en la medida que la historia central se

basa en la búsqueda sentido que tiene Ana María al verse atrapada en eventos de la coyuntura que

la adentran y al mismo tiempo la devuelve a los hechos de su vida personal permitiendo con

afirmaciones cortas pero concisas el verdadero sentido del libro. Aquí un apartado del libro que

explica metafóricamente la búsqueda de justicia y esclarecer las circunstancias del asesinato de su

abuelo, por parte del padre de Ana María como sobrevivientes al Genocidio de la UP:

Qué tanto se estaba inventando él la memoria de su papá?, ¿Qué parte de todo lo que veía

era realmente pasado presente mezclada con pasado?

-Y todo esto son pruebas- dijo después de un momento-. Tenemos que armar el caso.

Encontrar los testimonios, hacer las entrevistas, revisar los archivos. Es enorme – dijo y

entendí que su voz también vibraba la misma palabra que me dejaba por fuera. Deber.

Deber. Deber. Pintar esa montaña era un deber.

-¿Pero por qué tú?- quise saber-. ¿Por qué lo tienes que hacer?

- Por dos razones. Primero porque le debo todo a mi papá. Todo lo que creo, todo lo que

quiero, todo lo que soy se lo debo a él. Haciendo justicia encontrando a los que lo

asesinaron voy a honrar su memoria porque eso precisamente es lo que él estaba haciendo.

Lo mataron porque estaba cerca de demostrar quiénes estaban metidos en los asesinatos y

las masacres de sus compañeros. Segundo porque claro que a nadie más que a nosotros le

interesa que esto se sepa. Es una montaña que nadie más quiere ver. Es una montaña que

63

llaman riachuelo, fantasía, pedrusco… se trata de la montaña más grande del mundo. La

montaña de la injusticia. A nosotros nos toca mostrarla – dijo con toda la seguridad-. En

este país a nosotros nos toca construir justicia. A todos, a cada uno de nosotros. Eso es

parte del drama que tenemos los colombianos. La justicia no existe por sí sola, depende de

que hagamos que exista. Si no lo hacemos nosotros, no la hace nadie. El resultado es el

terror. Pero como no queremos más terror tenemos que encontrar, conservar y defender la

prueba. Vamos a demostrar que se trató de un homicidio político, de un crimen de Estado.

(pp. 133 - 134)

Para su padre era necesario visibilizar lo que otros callaban, pues se sabía que el caso de la UP fue

objeto sistemático de persecución y asesinatos por parte de grupos paramilitares. La búsqueda por

demostrar que son crímenes de Estado, fue un camino que ha cobrado la vida de quienes como los

de la UP fueron exterminados por sus convicciones políticas.

En consecuencia para los dos casos la búsqueda ha significado la lucha por la vida misma, significa

el reconocimiento por parte de las víctimas a esos intereses políticos que originaron el

acontecimiento (desaparición-asesinato selectivo) y en consecuencia asumirse en el rol de exigir

sus derechos para responder el ¿Qué? ¿Como? ¿Porque? Puesto que el Estado debe reconocer su

acción u omisión en lo ocurrido y por consiguiente hacer el de deber de la memoria o el deber de

recordar con el fin de no repetir la historia y evitar posturas que nieguen lo ocurrido, como sucede

en la actualidad

64

Foto 3.7 (Archivo proyecto)

Descripción: En la obra se demuestra que hay una mujer con fondo negro, podría decirse lúgubre,

en el que se puede ver un hombre representando a su abuelo con una cinta en su boca que fue

acallado a través del asesinato. Al lado se encuentra una persona que la está observando y un gato,

representando el limbo que generó y los cuestionamientos de Ana María después de la muerte de

su abuelo. Archivo del proyecto. 2015.

3.2.3 Exigencia

Como se muestra en el camino hasta este punto, las víctimas viven todo un proceso de tramitación

del dolor. Por los relatos expuestos ante el lector y las problemáticas abordadas en las novelas,

como la Desaparición Forzada y Genocidio de la UP, el camino emprendido por el lector con las

novelas, necesariamente los lleva a indagar sobre dichas afirmaciones, puesto que son episodios

65

de la historia reciente que se omite selectivamente en los instituciones educativas. En ambas

novelas podrían verse reflejadas las distintas posiciones que asumen las víctimas.

En primer lugar, se puede encontrar que hay víctimas que prefieren dejar el hecho en el pasado,

para no acarrear consecuencias que los afecten a ellos y a sus familiares, en un futuro, por el miedo

que significa enfrentarse y buscar la verdad ante una maquinaria promovida por el poder. En

segundo lugar, podría decirse que las víctimas no pueden reponerse al dolor causado, porque con

la afectación se deterioran las ganas de seguir y el desgaste es tal, que puede acabar con sus vidas,

debido a que éstas son consumidas por el dolor. Para finaizar, puede hablarse de las víctimas que

centran su vida en buscar la verdad, justicia y reparación simbólica y/o material, por lo sucedido.

En efecto, el camino que emprenden pueden darse cuenta que no están solos, debido que existen

colectividades y organizaciones trabajan que los acompañan y su trabajo se centra en un

tratamiento psicosocial de esos hechos, para que puedan llevarse a lugares donde el recuerdo

tormentoso, se convierta en una motivación de vida para satisfacer una necesidad individual e

ineludible de justicia, igualmente encontrarse con un interés colectivo por esclarecer dichas

reclamaciones.

En fin, desde la búsqueda del cuerpo, hasta la búsqueda de verdad, de justicia y reparación, implica

la autoafirmación de sí mismos/as como víctimas del Estado (porque en ambos casos es violencia

política, emanada del poder de Institucional).

Luchar por el reconocimiento ante un escenario como este no es tarea fácil, porque los silencios

que se han guardado en ambos casos, han sido refugio de la impunidad, que ha mantenido los

crímenes de Estado, en un lugar del olvido.

66

Aunque las víctimas vivieron hechos que han lesionado su dignidad y se inscriben en prácticas

políticas de horror que se han ejercido en nuestro país. La capacidad de lucha que tienen las

víctimas se ve reflejada en los relatos de ambas novelas, que toman como base sus testimonios y

los vuelven una reivindicación de la memoria histórica, con el fin de generar cuestionamientos

sobre los recuerdos que nos han implantado y que contribuyan despertar la indignación de estas

prácticas y promuevan la necesidad de hacer memoria, para no re victimizar a la víctima y tampoco

volver a repetir esos hechos dolorosos, con otras personas y/o colectividades. Como es sabido en

Colombia debido al conflicto nacional las víctimas entran en un espiral de violencia que las vuelve

objeto de constante vulneración y estigmatización, por reclamar luchar contra la impunidad para

sus casos.

Aun así, reconociendo su papel como víctimas, la sociedad colombiana los relega a la desidia, pues

hemos normalizado la violencia a través de los medios masivos de comunicación y la escuela, al

punto que nos hace indiferentes al dolor de la otra persona, porque disciplinan nuestros

sentimientos y nuestros cuerpos, de acuerdo al tipo de sujeto que quieren formar, donde no existe

el concepto de autonomía, que para Castoriadis (1997) yace en el plano individual y se extiende

hacia el colectivo, entendiendo el concepto desde una postura reflexiva que cuestiona

constantemente a las instituciones y por ende a la autoridad que emana un discurso, unas leyes,

una ideología, etc.

67

Foto 3.8 (Archivo proyecto)

Descripción; Esta representación tiene dos hombres que la están observando. Acá Ana María esta

con la madeja de lana con un vestido del mismo color que tiene el fondo machado de rojo y azul.

Tal vez se quiere reflejar la ausencia del abuelo de la protagonista.

Archivo personal. 2015.

Con base a lo expuesto, las novelas son producto de la exigencia de las víctimas. De hecho, son

ellas las que a través de distintas voces narrativas dan luces a esos testimonios y los vuelven

experiencia para el lector, en la medida que ubica al lector en los zapatos del otro, que ha sido

víctima no desde un lugar ajeno, sino desde su propia humanidad, corporeizando los sentimientos

de ausencia, necesidad de búsqueda y exigencia para cada caso, en su lucha por la verdad, justicia,

reparación y no repetición que nos hace reflexionar desde un lugar poco común. El lugar de la

crítica y reflexividad ante la realidad, el reconocimiento del conflicto social y armado por fuera de

una posición cómoda tendiente a legitimar los relatos hegemonizantes y la construcción de

68

memoria histórica. Es cuando la narrativa literaria, cobra sentido y llega a los lugares donde se

transforma el sentido común, del individuo y el colectivo.

3.2.4 Lugares de la memoria

En el caso de los desaparecidos del Palacio de Justicia, no se han hecho esfuerzos por parte del

Estado para reivindicar o aunque sea discutir lo sucedido aquel 6 y 7 de noviembre de 1985, puesto

que en la actualidad, el palacio no contiene las huellas de su estructura anterior o una frase que

referencie lo sucedido. En cambio sí está puesta en una de las estructuras de cara a la Plaza de

Bolívar la frase de Santander, “Colombianos las armas os han dado la independencia, las leyes os

darán la libertad”, demostrando y reforzando así la tradición política Santanderista que ha

construido narrativas hegemónicas de país, interiorizadas por la tradición de las Fuerzas Militares

que en ese momento gobernaban, bajo la potestad de las leyes con alcances desmedidos.

Con el objetivo de silenciar precisamente esas voces que ponen en tela de juicio su accionar antes,

durante y después de lo ocurrido y por lo cual hoy algunos de ellos se encuentran en la cárcel, se

puede hablar de un olvido oficial ya que la casa del florero sigue siendo el museo del relato de la

independencia, y último lugar por donde pasaron vivas las víctimas

Año tras año las víctimas se dan cita a las afueras del Palacio para no dejar de lado la memoria de

sus familiares. Ante lo sucedido urge la necesidad de convertir los “espacios” de encuentro donde

los familiares han visibilizado la impunidad del caso con sus letras negras de fondo naranja que se

leen SIN OLVIDO, requieren de un esfuerzo por hacer público la búsqueda de justicia y paz, a

través de la memoria de sus familiares.

Ahora bien construir monumentos para reivindicar la memoria no basta, pues son las personas y

en este caso las víctimas, las que dan sentido a esos lugares a través de la trasmisión de esa memoria

69

histórica. El dilema es como hacerlos, ya que un lugar por sí sólo no se convierte en escenario de

acción política y simbólica de los hechos sin sujetos que estén dinamizando esas construcciones

del recuerdo, donde puede descansar en cierta medida la memoria que hasta hoy sigue siendo

trasmitida por los distintos testigos. Implican siempre la presencia de emprendedores de memoria

de sujetos activos en un escenario político del presente, que en su accionar lo ligan con el pasado

(rendir homenaje a víctimas) y el futuro (trasmitir mensajes a las “nuevas generaciones”). (Jelin,

2009).

Foto 3.9 (Archivo proyecto)

Descripción: A este dibujo se le pueden dar muchas interpretaciones, porque se podría deducir

que de todo el dolor causado, fue culpa del M-19. Por otro lado ubica a Gustavo Petro, Carlos

Pizarro y Antonio Navarro en las estructuras del palacio, que adentro tiene cruces que simbolizan

los muertos y gotas de sangre. Cabe resaltar que ninguno de los tres estuvo en la Toma del Palacio.

En la esquina superior izquierda esta dibujado el presidente, simbolizando tal vez su culpabilidad.

Por último los militares están arriba y los guerrilleros abajo. En el lado derecho está el helicóptero

70

con las siglas de la Fuerza Aérea de Colombia (FAC) y un poco más abajo una mesa en la que se

encuentra un hombre escondido. Deja muchos cuestionamientos acerca de la interpretación que

le dieron él o los autores de este dibujo.

En el caso del genocidio de la UP, el Estado ha reconocido su omisión ante la negligencia con la

que ha caminado la justicia, pero con eso no basta, porque también debería reconocer su

responsabilidad activa en el exterminio político, ya que instituciones como el DAS y la inteligencia

militar, el B2, fueron participes de los crímenes. En cuanto a las víctimas ha habido un

desconocimiento constante y aún sigue la criminalización por parte de sectores que siguen

argumentando sus nexos con las FARC, que después de lo ocurrido se adentraron aún más en la

selva por la violencia causada.

Los hijos de los asesinados líderes políticos reclaman justicia, verdad y reparación, muchos de

ellos han tenido que salir del país por reclamar justicia y ser sujetos de derecho, pues reivindicar

la memoria de sus familiares para que no desaparezca, es objeto de estigmatización y persecución

a un país, que es formado en unas posturas negacioncitas de la memoria histórica.

Al contrario del caso de los desaparecidos del palacio, en el caso de la UP han habido algunos

reconocimientos públicos a asesinatos emblemáticos como el de Manuel Cepeda Vargas, donde el

Estado en cabeza de Álvaro Uribe Vélez, le tocó pedir perdón. La solución fue poner un

monumento en el lugar donde lo mataron, su autor Edgar Negret artista caucano nombra a su obra

“Tierradentro, rombos y estrellas, homenaje a Manuel Cepeda Vargas” que en la actualidad se

erige como un lugar lleno de grafitis y destrozado por el pasar del tiempo, ya que la placa que

referencia la memoria del dirigente político ha sido destrozada, convirtiéndose en un estatua del

olvido, además no hubo un reconocimiento sincero de la responsabilidad, en las palabras que dio

el ex -presidente, que en pocas palabras dijo:

71

No se puede implorar, exigir a la justicia internacional que obliguen (sic) al Estado a pedir

perdón, y al mismo tiempo adelantar falsas acusaciones, proceder con odio, a maltratar

injustamente a compatriotas y la honra de los gobiernos"; "yo no entiendo que se pueda

exigir pedir perdón, en nombre del odio. (Fundación Manuel Cepeda Vargas, 2010)

Por lo tanto, el sentido político que se le otorga desde el gobierno es deplorable en la medida que

no pide perdón; y es más, hasta re victimiza a las víctimas. El ejercicio de crear un monumentos o

ponerle nombre a los colegios para deslindarse de las responsabilidades políticas que implican los

reconocimientos por parte del Estado, no subsanan necesaria la relación de la sociedad con el

pasado y la memoria histórica, porque estos sentidos de la memoria, son mutables y están

expuestos a ser olvidados como ocurrió con el monumento. Tal como lo afirma Jelin:

El Estado siempre elabora y ejecuta “políticas de la memoria”, sea de manera explícita o

implícita, como política activa o como “omisión”. Hay un doble lugar del Estado y sus

instituciones en el campo de las memorias: es el escenario donde diversos actores sociales

y políticos plantean sus demandas y reclamos de memoria. Al mismo tiempo, es un actor

relativamente poderoso, que tiene la capacidad de decidir y elaborar políticas de memoria.

A través de un reconocimiento formal o simbólico, jerarquiza ciertas voces (2009, p. 9).

Para concluir, las disputas por la memoria no se limitan a un lugar o espacio en donde reposen de

cierta forma reivindicaciones de los sujetos frente al acontecimiento. La memoria histórica en este

caso la trasmiten y le dan significado aquellas víctimas o emprendedores de la memoria, que

mantienen vivo el recuerdo renunciando a que su caso sea olvidado. Por lo tanto la trasmisión

simbólica, política, cultural y social de la memoria histórica tiene que pasar por dar vida a esos

relatos como en las novelas Vivir sin los otros y El gato y la madeja perdida, quiénes transmiten

la preocupación de una época a través de la literatura.

72

Foto 3.10 (Archivo proyecto)

Descripción: Este dibujo se basa en la estructura del Palacio de Justicia que se construyó después

de la Toma, por lo tanto, se podría preguntar si en Laura Cáceres (autora), hubo un

cuestionamiento del pasado y la necesidad de construir Memoria Histórica. No es claro que

sucede, pues hay unas siluetas no reflejan alguna situación.

73

4 CONCLUSIONES

Alrededor de este análisis además de plantear los cuestionamientos frente a las narrativas oficiales,

se puede hallar la denuncia y la voz de quienes participaron activamente en la construcción de este

documento. Desde los estudiantes hasta el equipo de la universidad, enriquecieron el debate y

accionar concreto sobre el tratamiento de la Memoria en la Escuela desde distintos intereses

investigativos.

Como educadora comunitaria, se trabajó en un espacio de la Educación formal, en el cual pudimos

demostrar que se construyeron escenarios dialogo y enseñanza – aprendizaje en el que hubo

transformaciones del sentido común, que se dieron a partir de la novela y en consecuencia hubo

una lectura crítica de la realidad y del pasado, desde las narrativas literarias, demostrando como la

lectura no debe ser demeritada en la medida que contribuye a generar otros marcos de compresión

que no siempre están ligados a una didáctica.

Conmocionó ver como algunos de los estudiantes de noveno a pesar de conocer las novelas, en sus

trabajos artísticos no hubo mayor cuestionamiento frente a las problemáticas, recayendo en las

trampas que cae la educación tradicional y es a formar ciudadanos desde la indiferencia.

Los aportes de este trabajo a la Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en DDHH, son

amplios en la medida que se habla de cómo la literatura refleja la realidad del conflicto nacional y

en esa medida se puede hacer desde una lectura crítica, que se reflejó en las experiencias estéticas,

elaboradas a través de la imaginación que ocasionaron cada una. Es decir en la mayoría hubo una

interiorización de esas problemáticas y cuestionamientos que llevaron a las reflexiones que

potenciaron la necesidad de hablar sobre la Memoria histórica.

74

La afectación al sentido común no sólo se dio en el estudiante, sino que también hubo un cambio

de perspectiva de los profesores y algunos familiares que leyeron las novelas. El conocer la

realidad por ese medio les hizo explorar los relatos del país que han sido invisibilizados por la

violencia.

Las construcciones artísticas, no solo reflejó una problemática, sino que planteó proposiciones de

sentido que dieron vida a esos relatos, demostrando la sensibilidad que ha sido mutilada por los

medios de comunicación.

El tratamiento de la Memoria Histórica en todos los escenarios urbano y rural, debe ser un eje

transversal en la educación tanto formal, como no formal. Pues como se demostró con la coyuntura

actual sobre el proceso de Paz entre el Gobierno y la FARC-EP, falta mucha conciencia política

sobre los hechos que marcaron el pasado, por tanto la necesidad de abordar la historia desde las

víctimas y no los victimarios es urgente. Y este trabajo como los que me antecedieron, invita a no

desfallecer en los procesos de transformación del sentido común, que como trabajadores de la

cultura estamos llamados a hacer y es luchar contra el olvido en el que se ha edificado las bases

del país.

Para finalizar, la lectura de esta experiencia pedagógica a través de la mirada que tengo como

maestra en formación de la Licenciatura en Comunitaria, parte del análisis del efecto estético de

las novelas, que generó una apropiación del discurso de una Colombia oculta. Cuya historia ha

sido invisibilizada por diversos sectores durante muchas décadas.

Por tales motivos con estas herramientas propuestas se hace un aporte para llevar la novela literaria,

más allá de la lectura a la interacción colectiva en la reivindicación de los Derechos (González,

2010).

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