Educar Para El Perdón

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  • 8/18/2019 Educar Para El Perdón

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    Educar Para El Perdón.¿Ya perdonaste? Es muy frecuente oírlo y creemos haberlo logrado, pero casisiempre la herida se cierra en falso, por dentro queda el malestar que con el paso

    del tiempo supura y hay necesidad de volver a abrir para sacar el mal de raíz.Olvidar sin perdonar sólo hace que el corazón resulte dañado porque el rencorvolverá algún día tarde o temprano, y el mal se verá agrandado y hasta conintereses.

    El perdón siendo tan difícil, nunca vendría a nuestras fuerzas humanas, si notenemos el auxilio de la fe, y el ejemplo de Cristo que desde lo alto de la cruzescribió la página más bella de amor y de perdón a todos los hombres, puesperdonó y disculpó a todos: "perdónalos, porque no saben lo que hacen", sin

    olvidarnos que el mismo Cristo puso como única condición para perdonarnos:"Perdónanos... como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".

    Todos queremos ser felices y tenemos en nuestras manos una de las claves másbellas para lograrlo: el perdón. Primera parte: Lo que es el resentimiento

    Tema I. Estímulos y la Respuesta Personal

    ante el ResentimientoIntroducción 

    Introducción

    Para algunas personas perdonar es signo de debilidad; otras lo consideran uncontrasentido porque lo suponen un atentado contra la justica; hay quienes

    piensan que el perdón se deba condicionarse al ajuste de cuentas o en el mejor delos casos, a la rectificación del agresor. También es frecuente que alguien asegureque perdona cuando en el fondo no está dispuesto a olvidar; o que le parezcarazonable perdonar hasta un cierto límite, porque lo contrario resultaríaintolerable. O que incluso se considera incapaz de perdonar determinada ofensa,aunque quisiera hacerlo.

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    No podemos ocultar que el tema del perdón es difícil, pero mucho más difícil es elvivirlo. Mas debemos reconocer que el perdón es uno de los medios másimportantes para alcanzar la felicidad porque estabiliza el alma y la llena de paz.

    Para tener éxito en este Taller se recomienda a los participantes que, que para elmejor aprovechamiento del mismo, se procure ser sincero consigo mismo,especialmente en aquellos puntos en los que de alguna manera pueda versereflejada su situación personal.

    Primera parte: Lo que es el resentimiento

    Tema 1Los estímulos y la respuesta personal

    Para saber cómo debo evitar algo que me hace daño, debo conocer qué es, dedónde viene y cómo actúa. Explicaremos lo qué es el resentimiento, sus estímulos yla respuesta que personalmente podemos dar ante ellos.

    El resentimiento suele aparecer como una reacción a un estímulo negativo que noshiere. Ordinariamente se presenta en forma de ofensa o agresión. No toda ofensaproduce un resentimiento, pero todo resentimiento va siempre precedido de unaofensa.

    Los estímulos del resentimiento 

    Las ofensas que causan resentimiento pueden presentarse de diversas formas:

    1. Acción, de alguien contra mí: cuando me agreden físicamente, me insultan o mecalumnian.

    2. Omisión, cuando no recibo lo que esperaba como una invitación, un

    agradecimiento por el servicio prestado o el reconocimiento por el esfuerzorealizado.

    3. Circunstancias: se puede estar "resentido" por la situación socioeconómicapersonal, por algún defecto físico, o por las enfermedades que se padecen y no seaceptan.

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    En cualquiera de los casos anteriores, el estímulo que provoca la reacción delresentimiento puede ser real y ser juzgado por el la persona ofendidacon objetividad.Puede tener fundamento real pero estar exagerado por el sujeto,como aquél que considera que recibió un golpe de graves consecuencias cuando a

    penas lo tocaron, o el que piensa que nunca le agradecen sus servicios, porque enuna ocasión concreta no le dieron las gracias, o el que se siente invadido de cáncercuando sólo tiene un tumor incipiente.

    La reacción del resentimiento también puede responder a un estímulo imaginario,como el que interpreta una frase desagradable como intento de difamación o el queno recibe el saludo de alguien -que tal vez ni siquiera lo vio- y lo traduce como undesprecio, o el que se considera socialmente marginado por culpa de los demás.

    Estas formas muestran, por tanto, en qué medida el resentimiento depende delmodo como se mire una misma realidad. O más concretamente, de cómo se juzguen las ofensas recibidas (con objetividad, exageración o de manaraimaginaria), esto explica el que muchos resentimientos que almacenamos seancompletamente gratuitos, porque dependen de la propia subjetividad que apartade la realidad, exagerando o imaginando situaciones o hechos que no se hanproducido o no están en la intención de nadie.

    La respuesta personal 

    El resentimiento es una reacción ante la agresión que cuando no interviene la razónhumana encauzando o rectificando la reacción, esta se convierte en algo negativo.Por esto lo determinante en un resentimiento no está en la "ofensa" recibida, sinoen la respuesta personal.

    Y esta respuesta depende de cada quien, porque nuestra libertad nos confiere elpoder de orientar de alguna manera nuestras reacciones. Covey advierte en "Los 7Hábitos de la Gente Eficaz" que "no es lo que los otros hacen ni nuestros propios

    errores lo que más nos daña, es nuestra respuesta. Si perseguimos a la víboravenenosa que nos ha mordido, lo único que conseguiremos será provocar que elveneno se extienda por todo nuestro cuerpo. Es mucho mejor tomar medidasinmediatas para extraer el veneno". Esta alternativa se presenta ante cada agresión:o nos concentramos en quien nos ofendió con su agravio y entonces surgirá elveneno del resentimiento, o lo eliminamos mediante una respuesta adecuada, nopermitiendo que permanezca dentro de nosotros. Esto explica que una misma

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    "ofensa" sufrida por varias personas a la vez con la misma intensidad, puedecausar en unos sólo un sentimiento fugaz de dolor, mientras los otros puedenquedar resentidos para toda la vida. ¿Es posible realmente orientar nuestrasreacciones ante las ofensas para que no se conviertan en resentimientos?

    La dificultad para poder dar una respuesta adecuada ante una ofensa, es que elresentimiento se sitúa en el nivel emocional de la personalidad, porqueesencialmente es un sentimiento, una pasión, un movimiento que se experimentasensiblemente. Quien está resentido "se siente herido u ofendido" por alguien o poralgo que influye contra su persona. Y el manejo de los sentimientos no es sencillo.Unas veces no somos conscientes de ellos y pueden estar actuando dentro denosotros sin que nos demos cuenta. Hay quienes experimentan una especialdificultad para amar a los demás, porque no recibieron afecto de sus padres en la

    infancia, pero no pueden resolver el problema por desconocer la causa. Otras vecesocurre que el resentimiento queda reforzado por razones que lo justifican, cuandola persona no sólo se siente herida, sino que se considera ofendida. Cuando sucedeesto, el resentimiento se arraiga más, pero sigue siendo emocional, una vivenciasensible. Si un marido es insultado por su esposa,siente el agravio y nace en él elresentimiento; si además de sentirlo, piensa que ella lo odia, este pensamientoreforzará el sentimiento que está experimentando.

    Reflexión: 

    Cuenta una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto. En undeterminado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. Éste,profundamente ofendido, sin decir nada, escribió en la arena: -"Hoy, mi mejoramigo me pegó una bofetada en el rostro". Siguieron adelante y divisaron un oasis.Torturados por la sed, ambos echaron a correr y el primero que llegó se tiró al aguade bruces sin pensarlo y, de pronto, comenzó a ahogarse. El otro amigo se tiró al

    agua enseguida para salvarlo. Al recuperarse, tomó un estilete y escribió en unapiedra: -"Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida". Intrigado, el amigo le preguntó: -"¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en unapiedra?". Sonriendo, el otro le respondió: -"Cuando un gran amigo nos ofende,debemos escribir en la arena, porque el viento del olvido se lo lleva; en cambio,cuando nos pase algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra de la memoria delcorazón, donde ningún viento en todo el mundo podrá borrarlo".

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     Aplicación: ¿las ofensas voluntarias o involuntarias que recibo ¿las escribo enarena para que el viento del olvido las borre o las grabo en piedra de la memoriade mi corazón? 

    Cuestionario práctico

    El cuestionario práctico nos ayuda y llena de luz porque confronta nuestra vidacon las exigencias objetivas de la vocación cristiana, haciéndonos conocer lasdesviaciones o avances positivos, así como la raíz más profunda de sus causas. Nosayuda también a suscitar dentro de nosotros una actitud de contrición, al propósito

    de superación cuando vemos lo negativo y de gratitud con Dios cuandoreconocemos con sencillez nuestro progreso. Además el católico, el cristiano es unsoldado de Jesucristo que con frecuencia debe limpiar, afilar y ajustar la armadurasegún lo recomienda San Pablo: "Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en lafuerza de su poder, revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistircontra las asechanzas del diablo…y tras haber vencido todo, os man tengáis firmes"(Ef.6. 10-13)

    El examen de conciencia realizado con seriedad y continuidad, es un gran medio

    para alcanzar el conocimiento personal, la madurez, la coherencia de vida y elprogreso por el camino del bien. Nos hace sensibles al pecado y nos ayuda asuperar las tentaciones, pruebas y contrariedades.

    A continuación te ofrecemos un cuestionario que te ayudará a examinar tu propiavida, tus principios, tus criterios conforme al criterio del evangelio.

    1. ¿Me conozco a mí mismo (a)? ¿Me acepto como soy? ¿Trabajo firmemente por

    superar mis defectos? ¿Conozco mis cualidades?

    2. ¿Acepto mis sentimientos? ¿los manejo, controlo, encauzo adecuadamente? ¿soyuna persona serena y equilibrada?

    3. ¿Conozco las exigencias de mi vida estado de vida: como hija (o), esposa (a),padre (madre), en mi trabajo? ¿las cumplo con agrado, dedicación, alegría?

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     4. ¿Me llevo bien con los demás? ¿Soy buen compañero (a), amigo (a) discreto yfiel?

    5. ¿Soy capaz de trabajar en equipo? ¿participo, apoyo y colaboro con entusiasmo?¿o me opongo a las iniciativas y demás ideas que proponen los demás?

    6. ¿Soy pesimista? ¿pienso frecuentemente en mis fracasos, en mis metas nologradas?

    7. ¿Sé tomar decisiones o vivo al vaivén de mis sentimientos? ¿vivo porconvicciones o de acuerdo a lo que sucede a mí alrededor?

    Tema 2 El auxilio de la Inteligencia y laVoluntadTema 2El auxilio de la Inteligencia y la Voluntad  

    Hablamos de algunas dificultades que encontramos para configurar la respuesta

    conveniente ante una ofensa. Dijimos que el resentimiento se sitúa en el nivelemocional de la persona, que la persona resentida "se siente" herida, se "considera"ofendida. Estos sentimientos se arraigan cuando los estimulamos constantemente.

    El auxilio de la Inteligencia 

    Sin embargo, estas dificultades no son insuperables si hacemos buen uso denuestra capacidad de pensar. La inteligencia se forma cuando aprendemos apensar, cuando descubre por sí misma, cuando lee el interior de las realidades.

    El conocimiento propio, mediante la reflexión periódica sobre nosotros mismos,nos permite ir conectando las manifestaciones de nuestros resentimientos con lascausas que lo originan, y en esta medida, nos vamos encontrando en condicionesde entender lo que nos pasa, lo cuál favorecerá a encontrar la solución.

    Si al analizar las ofensas que hemos recibido hacemos un esfuerzo por comprenderpor qué el ofensor actuó de esa manera y por comprender la razón de su modo de

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    proceder en esa determinada circunstancia, nuestra reacción negativa se veráreforzada por estos pensamientos más objetivos y en muchos casos desaparecerá elresentimiento experimentado por debilitamiento del estímulo, por falta de refuerzoque agigante el sentimiento. Cuando un hijo recibe una reprensión de su padre

    porque se portó mal, si es capaz de entender la intención del padre que sólo buscaayudarle mediante esta llamada de atención, podrá incluso quedar agradecido.Esto refleja en qué medida nuestra inteligencia puede influir, descubriendomotivos o proporcionando razones, para evitar o eliminar los resentimientos. Setrata de una influencia directa -Aristóteles hablaba de un dominio político y nodespótico de lo racional sobre lo sensible-, que modifica las disposiciones afectivasy favorece la desaparición del veneno. Esto es principalmente claro en los casos enlos que la supuesta ofensa se interpretó inicialmente de manera exagerada oimaginaria.

    La intervención de la voluntad 

    Otro recurso con que contamos para echar fuera de nosotros el agravio, sin tenerlo,incluso en el caso de las ofensas reales, es nuestra voluntad, por su capacidad deauto determinarse, pues como acertadamente advierte Carlos Llano, "la causaeficiente- efectiva, física, psíquica, real- de la voluntad es la voluntad misma". Enefecto cuando recibimos una agresión que nos duele, podemos decidir no retenerla

    para que no se convierta en un resentimiento. Eleanor Roosevelt solía decir: "Nadiepuede herirte sin tu consentimiento", lo cual significa que depende de nosotros quela ofensa produzca una herida. Gandhi afirmaba ante las agresiones y maltrato delos enemigos: "Ellos no pueden quitarnos nuestro auto respeto, si nosotros no se lodamos". Ciertamente este no es un asunto fácil, porque dependerá da la fortalezadel carácter de cada persona para orientar sus reacciones en esta dirección.Marañón advertía que "el hombre fuerte reacciona con directa energía ante laagresión y automáticamente expulsa, como un cuerpo extraño, el agravio de suconciencia". Esta elasticidad salvadora no existe en el resentido". Es interesante que

    la voluntad fuerte en este terreno se caracterice por ser elástica, más que dura oinsensible, en cuanto que su función consiste en echar fuera el agravio querealmente se ha sufrido, en no permitir que se convierta en una herida quecontamine todo el organismo interior.

    En quien carece de esta capacidad de dirigir su respuesta por falta de carácter,porque no ha sabido fortalecer su voluntad, la ofensa, además de provocar una

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    emoción negativa, se repite y el sentimiento permanece dentro del sujeto, se vuelvea experimentar una y otra vez, aunque el tiempo transcurra. En esto precisamenteconsiste el resentimiento: "Es un volver a vivir la emoción misma, un volver asentir, un re-sentir". Algo muy distinto del recuerdo o de la consideración

    intelectual de la ofensa o de las causas que lo produjeron. Más aún, una ofensapuede ser recordada al margen del resentimiento, por la sencilla razón que no setradujo en una reacción sentimental negativa y, en consecuencia, no se retuvoemocionalmente. En cambio, el resentimiento es un re-sentir, un volver a sentir laherida porque permanece dentro, como un veneno que altera la salud interior: "laagresión queda presa en el fondo de la conciencia, acaso inadvertida; allí dentroincuba y fermenta su acritud; se infiltra en todo nuestro ser; y acaba siendo larectora de nuestra conducta y de nuestras menores reacciones. Este sentimiento,que no se ha alimentado, sino que se ha retenido e incorporado a nuestra alma, es

    el resentimiento. Es significativo que algunas personas que están resentidas refieranlas ofensas de que han sido victimas con tal cantidad de detalles que uno pensaríaque acaban de ocurrir; cuando se les pregunta cuándo tuvieron lugar esos terribleshechos, su respuesta puede remontarse a decenas de años. La razón por la cual soncapaces de describir lo sucedido con lujo de detalle es porque se han pasado lavida concentrada en tales agravios, dándole vueltas, provocando que la heridapermanezca abierta. "Por tanto, podemos concluir que: resentimiento= sentirse dolidoy no olvidar ".

    La voluntad débil es también origen de resentimientos por otra razón, más sutil,pero ciertamente real. Al no alcanzar lo que desearía o al no lograr lo que sepropone, la voluntad influye sobre el entendimiento para que éste deforme larealidad y quite valor a aquello que no ha podido conseguir. En otras palabras "elresentimiento consiste en una falsa actitud respecto de los valores. Es una falta deobjetividad en el juicio y de apreciación, que tiene su raíz en la flaqueza de lavoluntad. En efecto, para alcanzar o realizar un valor más elevado hemos de ponerun mayor esfuerzo de voluntad. Por lo cual, para librarme subjetivamente de laobligación de poner ese esfuerzo , para convencerme de la inexistencia de ese

    valor, el hombre disminuye su importancia, le niega el respeta a que la virtud tienederecho en realidad, llega a ver en ella un mal a pesar de que la objetividad obligaa ver en ella un bien. Parece pues que el resentimiento posee los mismos rasgoscaracterísticos que el pecado capital de la pereza. Según santo Tomás, la pereza es"esa tristeza que proviene de la dificultad del bien".

    Reflexión: 

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     En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respetoque profesaba a todos. A él se le atribuye la siguiente anécdota...

    Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:

    - ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?.

    - Espera un minuto -replicó Sócrates-.

    Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo elexamen del triple filtro.

    - ¿Triple filtro?

    - Correcto -continuó Sócrates-. Antes de que hables sobre mi amigo, puede ser unabuena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examendel triple filtro.

    El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas adecirme es cierto?

    - No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y... Bien -dijo Sócrates- ,entonces realmente no sabes si es cierto o no.

    Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno loque vas a decirme de mi amigo?

    - No, por el contrario...

    - Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea

    cierto.Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Meservirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?

    - No, la verdad que no. Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no escierto, ni bueno, e incluso no me es útil, ¡¡¡¿para qué querría yo saberlo?!!!

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     Aplicación: este sentimiento de dolor que siento por esta ofensa recibida ¿Esverdad? ¿Me hace bien recordarlo? ¿Me es útil mantenerlo?

    Cuestionario práctico

    El cuestionario práctico nos ayuda y llena de luz porque confronta nuestra vidacon las exigencias objetivas de la vocación cristiana, haciéndonos conocer lasdesviaciones o avances positivos, así como la raíz más profunda de sus causas. Nosayuda también a suscitar dentro de nosotros una actitud de contrición, al propósitode superación cuando vemos lo negativo y de gratitud con Dios cuando

    reconocemos con sencillez nuestro progreso. Además el católico, el cristiano es unsoldado de Jesucristo que con frecuencia debe limpiar, afilar y ajustar la armadurasegún lo recomienda San Pablo: "Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en lafuerza de su poder, revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistircontra las asechanzas del diablo…y tras haber vencido todo, os mantengáis firmes"(Ef.6. 10-13)

    El examen de conciencia realizado con seriedad y continuidad, es un gran mediopara alcanzar el conocimiento personal, la madurez, la coherencia de vida y el

    progreso por el camino del bien. Nos hace sensibles al pecado y nos ayuda asuperar las tentaciones, pruebas y contrariedades.

    A continuación te ofrecemos un cuestionario que te ayudará a examinar tu propiavida, tus principios, tus criterios conforme al criterio del evangelio.

    1. ¿Me preocupo por cultivar mi inteligencia? ¿Estudio y me capacito parasuperarme?2. ¿Soy capaz de analizar las situaciones, los problemas? ¿Les doy pronta solución?

    ¿Soy indeciso?3. ¿Cómo es mi voluntad? ¿Fuerte? ¿Luchadora? ¿Perseverante?4. ¿Soy capaz de pedir consejo? ¿Creo que sólo yo tengo las respuestas y la razón?¿Recurro a personas que realmente puedan orientarme cuando lo necesito?5. ¿Pienso que sin abnegación y sacrificio se pueden alcanzar grandes metas?6. ¿Si algo me molesta se lo ofrezco a Dios? ¿Me muestro molesto (a) e impacienteante todo aquello que me mortifica? ¿Es norma en mi conducta el hacer lo que me

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    agrada y es cómodo?7. ¿Necesito con mucha frecuencia una palabra de ánimo para seguir adelante? ¿Ome basta la conciencia y la voluntad?8. Cuando fracaso o me va mal en algo ¿el mundo se me cae encima? ¿Busco hacer

    nuevo esfuerzo de superación y no me dejo llevar por el sentimiento de derrota?9. ¿Cualquier actitud de los demás que no concuerda con lo que me agrada, ¿medesconcierta y enfada? ¿resto importancia a estas pequeñas contrariedades?10. ¿Domino mi temperamento cuando practico algún deporte o juego? ¿Sé ganarcon equilibrio? ¿Sé perder con nobleza? ¿Tengo dominio en mis palabras?

    Tema 3 Un veneno a evitarSentirse, lamentarse o resentirse 

    La forma de reaccionar ante las ofensas suele estar muy relacionada con los rasgostemperamentales. Por ejemplo la persona que es muy emotiva  siente más unaagresión que el que no es tan emotivo; la persona que vive más las cosas en elinterior (secundaria), suele retener más la reacción negativa ante una ofensa que lapersona que olvida con facilidad lo que siente cuando vive las situaciones(primaria); y la persona que es activa cuanta con más recursos para dar salida alsentimiento negativo que provoca la ofensa que el que es menos activo.

    Hay un modo de reaccionar ante la ofensa que se caracteriza ante todo por supasividad; consiste en distanciarse de quien ha cometido la agresión, enocasiones incluso retirándole la palabra. Son estas personas cuya susceptibilidadestá a flor de piel. Es tan fácil ofender a una persona de estas, basta con rozarle laropa, darle un pequeño empujón, involuntario desde luego, en el tumulto delautobús; quedarse viendo por un segundo a la esposa, así sea para constatar sufealdad, porque dos segundos ya no se resistiría; saludarlo con cara seria,simplemente porque uno trae dolor de muelas. A estas personas susceptibles nohay que tocarlas ni con los pétalos de una rosa, porque se siente. Para ellas

    estar  sentido con alguien es lo mismo que estar dolido, triste, enojado por algúndesaire que les hicieron. Muchas veces real y muchas más, aparente.

    La imaginación de una persona “que se siente” trabaja horas extras viendo moroscon trinchete, donde no hay moros ni trinchetes. Es como su estado natural creerver aquí y allá malas caras, malas voluntades, siempre en espera de lo peor,temerosa a cada paso de la emboscada, con lo que ella misma se abre una fuente de

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    sufrimientos y pequeños odios más o menos gratuitos.

    Otras veces la reacción se manifiesta en simples lamentaciones y protestasverbales, que son como un desahogo de quien está sentido , sin que se traduzcan

    en acciones ulteriores. Es el caso, por ejemplo del hijo mayor en la parábola delhijo pródigo que Nouwen glosa de la siguiente manera: “no es de extrañar que ensu ira, el hijo mayor se queje del padre…`nunca me has dado ni un cabrito paracelebrar una fiesta con mis amigos. ¡Pero llega ese hijo tuyo, que se ha gastado tupatrimonio con prostitutas, y le matas el ternero cebado!’. Estas palabrasdemuestran hasta qué punto este hombre está dolido. Su persona se siente heridapor la alegría del padre, su propia ira le impide reconocer a este sin vergüenzacomo su hermano. Con las palabras `este hijo tuyo’ se distancia de su hermano ytambién de su padre.

    Los mira como a extraños que han perdido todo el sentido de la realidad y se hanembarcado en una relación inapropiada, considerando la vida que ha llevado elpródigo. El hijo mayor ya no tiene un hermano. Tampoco tiene ya un padre. Se hanconvertido en dos extraños para él. A su hermano, un pecador, le mira con desdén;a su padre, dueño de un esclavo, le mira con miedo”. 

    En cambio cuando el sentimiento de susceptibilidad que se retiene incluye elafán de venganza, de desquite, entonces se trata propiamente de un

    resentimiento,  en el sentido clásico del término. El resentido no sólo siente laofensa que le hicieron, sino que la conserva unida a un sentimiento de rencor, dehostilidad, hacia las personas causantes del daño, que le impulsa a la revancha. Enestos casos el sentimiento de rencor se va asociando poco a poco con sentimientosde venganza, de ajuste de cuentas, no dejando las cosas tal y como han quedado. Elrazonamiento se formula así `me has hecho mucho daño con tu manera de actuar ylo pagarás antes o después, sea como sea’. En estos casos, la persona resentidaincluye la intención de realizar una acción semejante ala recibida.

    En ocasiones el resentido no puede actuar contra aquél que considera le hadañado, por el motivo que sea entonces su reacción puede recaer sobre quienesnada tienen que ver con el asunto. El padre de familia que es agresivo en casafrecuentemente está dando cause a los sentimientos acumulados en su vidaprofesional, convirtiendo a los suyos, su mujer e hijos, en las víctimas de susfrustraciones. Paralelamente, la mujer interiormente herida puede proyectar susituación quizá no con actitudes agresivas, pero si con irritación, mal humor,

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    indirectas que expresan molestias, actitudes que lastiman profundamente elambiente familiar, donde el marido y los hijos esperan de ella una conductaconciliadora, serena y alegre.

    El resentido retiene interiormente la ofensa porque no quiere olvidar. Se sienteherido o dolido por el trato recibido. En determinados momentos y ante unascircunstancias concretas, puede recordar y describir con todo detalle, porque havivido concentrado en ese suceso. Sucede que vuelve sobre el hecho una y otra vez,ante ciertos estímulos recordatorios. La detonación del resentimiento puede veniraños después de los hechos que lo hicieron germinar. Los años de espera y elminucioso análisis de las ofensas van acrecentando la pasión que puede llevar aacciones inimaginables.

    Un veneno que me tomo yo, esperando que le haga daño a otro  

    El verdadero daño lo padece el resentido, aunque su intención se dirija contra untercero. El resentimiento es un veneno que me tomo yo, esperando que le hagadaño a otro. Puede ocurrir que aquél contra quien va dirigido el rencor ni siquierase entere, mientras que quien lo está evidenciando se está carcomiendo por dentro.Un veneno tiene efectos destructivos para el organismo y el resentimiento lo queproduce es frustración, tristeza, amargura en el alma. Es el peor enemigo de lafelicidad porque impide enfocar la vida según la verdad y aleja a las personas del

    bien.

    Comprender cómo es el resentimiento es el primer paso para poder evitarlo.

    Recuerda sus características 

    El resentimiento es un sentimiento que aparece como una reacción emocionalnegativa ante una ofensa recibida y que permanece en el interior de la persona, demanera que la vuelve a vivir, a sentir, una y otra vez (se re-siente).El el

    resentimiento propiamente dicho, incluye la casi siempre la venganza.

    Lo puede producir una acción, una omisión o una circunstancia, parte de un hechoreal pero vivido de manera exagerada o incluso imaginaria.

    Algunos antídotos contra este veneno 

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     Dijimos que en muchos casos en las personas resentidas suele haber un error en laforma como interpretan los hechos ocurridos, y una voluntad débil que no sabeimpedir que estos (negativos sentimientos) sentimientos negativos se arraiguen en

    la memoria y poco a poco en el corazón.

    Cuando mi inteligencia es capaz de reflexionar y de juzgar en la verdad, no desdelo que siento, eliminando la exageración y lo imaginario, tratando de comprenderlos motivos y lo que pudo llevar a esa persona a actuar de ese modo conmigo;entonces muchos resentimientos reducen su intensidad o incluso desaparecen.

    Cuando la voluntad es fuerte y no permite que las heridas permanezcan dentroporque las expulsa como a un cuerpo extraño, entonces el sentimiento negativo

    ante una ofensa será sólo un dolor pasajero.

    Todo esto se facilita si contamos con la ayuda de Dios, que clarifica la inteligencia yfortalece nuestra voluntad cuando con sinceridad buscamos actuar el bien, cuandonos esforzamos por comprender y aceptar al otro, cuando buscamos de verdad ycon sinceridad amar al prójimo.

    Reflexión 

    El árbol de los problemas

    El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja,acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó ylo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.Mientras le llevaba a su casa, se sentó en silencio. Cuando llegamos, me invitó aconocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta de su casa, se detuvobrevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas

    manos. Cuando se abrió la puerta, el rostro de aquel hombre se transformó, sonrió,abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Luego me acompañóhasta el coche. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunte porlo que lo había hecho un rato antes. "Oh, ese es mi árbol de problemas", contestó."Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: losproblemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así quesimplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego, a la

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    mañana siguiente, los recojo otra vez. Lo bueno es -concluyó sonriendo- quecuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdohaber colgado la noche anterior".

    Cuestionario práctico

    El cuestionario práctico nos ayuda y llena de luz porque confronta nuestra vidacon las exigencias objetivas de la vocación cristiana, haciéndonos conocer lasdesviaciones o avances positivos, así como la raíz más profunda de sus causas. Nosayuda también a suscitar dentro de nosotros una actitud de contrición, al propósitode superación cuando vemos lo negativo y de gratitud con Dios cuandoreconocemos con sencillez nuestro progreso. Además el católico, el cristiano es un

    soldado de Jesucristo que con frecuencia debe limpiar, afilar y ajustar la armadurasegún lo recomienda San Pablo: “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en lafuerza de su poder, revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistircontra las asechanzas del diablo…y tras haber vencido todo, os mantengáis firmes”(Ef.6. 10-13)

    A continuación te ofrecemos un cuestionario que te ayudará a examinar tu propiavida, tus principios, tus criterios conforme al criterio del evangelio.

    (Las respuestas NO se publican en los foros, es de uso personal) 

    ¿Cómo vivo las situaciones difíciles de la vida? ¿Las cargo conmigo recordandoconstantemente el dolor que me produjeron o me producen?

    ¿Cuento mis penas y sufrimientos a todo mundo o sólo aquellos a quienes debocontárselos?

    ¿Se prescindir de mí mismo (a) cuando hay cosas que me gustan pero disgustan a

    los demás?

    ¿Vivo atento(a) a hacer felices a cuantos me rodean? ¿Aún cuando tenga que hacerun sacrificio?

    Cualquier actitud de los demás que no concuerda con lo que me agrada, ¿Medesconcierta y enfada? ¿Me irrita durante muchos días y guardo rencor?

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     ¿Sé dominar mi impaciencia? ¿Pierdo lo mejor de mis energías y de mi tiempo enenojarme por pequeñas tonterías? ¿Sé restar importancia a las cosas que no latienen? ¿Me ejercito en el dominio propio? ¿Soy constante en eso?

    Ante ciertas situaciones críticas y dolorosas ¿mis reacciones son desde la fe? ¿Medejo llevar por mi orgullo, mi soberbia, mi ambición, mi sensualidad, miracionalismo?

    Segunda parte: La persona resentida

    Tema 4. Estar o Ser Resentido¿Cómo saber si soy una persona resentida? 

    Ya hemos hablado de lo que es el resentimiento y su forma de manifestarse en elsentimiento y en la actitud de las personas. Ahora necesitamos de una fuerte dosisde sinceridad para observarnos a nosotros mismos y ver hasta dónde podemoscaer en este juego del resentimiento y como consecuencia envenenarnos con elrencor.

    Hay personas que tienen una especial inclinación al resentimiento, se Sienten conmucha facilidad, reaccionan desproporcionadamente ante situaciones difíciles,

    dolorosas o simplemente que no son de su agrado, acumulando rencoresinfundados.

    Recordemos situaciones en las que podemos sentir el resentimiento:

    - Determinadas acciones: un comentario crítico, una llamada de atención unamirada de indiferencia o desprecio, un determinado tono de voz, una ironía, etc.

    - Omisiones de los demás: el que se siente herido porque no le felicitaron el día desu cumpleaños, porque alguien no lo saludó, no le dio las gracias o no lo invitó asu fiesta; o tal vez porque siente que no valoran lo que hace, no lo toman en cuanta,no le piden su opinión o no le hacen caso.

    Si ante estas situaciones sientes que el mundo se te viene encima, te sientessumamente agredido o entristecido y lleno de amargura, lo más probable es que

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    seas una persona RESENTIDA.

    ¿Qué puedo hacer? 

    Lo primero es preguntarnos si ese sentimiento negativo que siento esproporcionado a la realidad de la acción o de la omisión. ¿De verdad no me felicitóporque le caigo mal o simplemente porque es así distraído (a)? ¿De verdad meofende cada vez que me habla con ese tono que no me gusta o es su forma deindicar las cosas sobre todo en ciertos temas?

    ¿Estoy sentido o soy resentido? 

    . Una persona está sentida cuando, por algún suceso concreto, se encuentra

    interiormente dolida y permanece este dolor dentro. Cosa muy normal, humana yque todos experimentamos.

    . Cuando este sentimiento se ha convertido en una forma de ser, cuando yo, nosólo estoy sentida, sino me siento con facilidad, entonces soy una personaresentida 

    Cuando alguien ya no sólo está, sino que es resentido, sus reacciones aflorancontinuamente y a veces en forma agresiva, incluso ante situaciones que no son

    ofensivas. Esto deriva de situaciones que no se han aceptado y perdonado y poresto aparecen una y otra vez robando la paz del alma.

    Es importante detenernos aquí y pensar si dentro de nosotros mismos estamossentidos o somos resentidos. 

    Dentro del estar y ser resentidos hay algunos Aliados que facilitan convertirnos enpersonas resentidas e incapaces de disculpar y mucho menos perdonar. Estas son:el egocentrismo, el sentimentalismo, la imaginación y la inseguridad. En esta

    sesión del curso hablaremos del primero

    El egocentrismo y el olvido de sí 

    El egocentrismo es la tendencia a girar en torno a nosotros mismos, convertirnos enel centro de nuestros pensamientos y punto de partida de todas las acciones. Lapersona egocéntrica cambia constantemente de humor porque de demasiada

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    importancia a todo lo que a ella se refiere especialmente si se trata de cosasnegativas por parte de los demás.

    San José María Escrivá afirmaba que “las personas que están pendientes de sí

    mismas, que actúan buscando sólo su propio bien, son inevitablemente infelices ydesgraciadas. Sólo quien se olvida de sí y se entrega a Dios y a los demás puede serdichoso en la tierra con una felicidad que es preparación y anticipo del cielo”. 

    El siguiente cuestionario nos ayudará a reflexionar sobre nuestra capacidad deegocentrismo y olvido de sí

    1. ¿Suelo usar la palabra yo para empezar cualquier frase?

    2. ¿Me dejan indiferentes las noticias de catástrofes, accidentes y permanezco ajenoen general?

    3. ¿Oro por los demás? ¿especialmente por aquellos que se encuentran en mayordificultad en su vida?

    4. ¿Suelo interpretar mal la forma de actuar de los demás? ¿Si no de todos al menosde algunas? ¿O he formado la costumbre de mirar todo con ojos de bondad, dedisculpa, de aceptación?

    5. ¿Me molesta tratar a las personas que me son antipáticas? ¿Trato de noten miantipatía?

    6. ¿Impongo constantemente mi parecer? ¿Creo que sólo yo tengo la razón? ¿no megusta recibir consejos? ¿O sé cambiar de opinión con sencillez? ¿reconozco ante losdemás cuando me equivoco?

    7. ¿Me alegran sinceramente los éxitos ajenos? ¿se hablar bien de los demás? ¿O

    soy altanero (a), brusco(a)?

    8. ¿Renuncio a mis gustos o caprichos personales para complacer a mi esposo (a),hijos, compañeros de trabajo, a cualquiera? ¿o más bien nunca tengo tiempo paraagradecer o hacer favores?

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    ¿Cómo olvidarnos de nosotros mismos?

    La respuesta como ya lo mencionamos anteriormente es mediante la entrega a Diosy a los demás. Un gran ejemplo de olvido de sí, es el que nos dio la Madre Teresa

    De Calcuta, cundo le preguntaban por su salud decía: “no sé, no he pensado enello, tengo tantas cosas que hacer por los demás como para pensar en mi propiasalud”. 

    Para concluir esta sesión te invitamos a reflexionar y a llevar a la práctica lasiguiente oración:

    Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;

    Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.

    Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.

    Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;

    Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.

    Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de micomprensión;Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien puedaatender;Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.

    Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;

    Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestroamor misericordioso, imagen del tuyo.

    Madre Teresa de Calcuta M.C.

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    Tema 5. Aliados Del Resentimiento yObstáculos Para El Perdón

    En la sesión anterior se mencionaba que dentro del estar y ser resentidos hayalgunos Aliados que facilitan convertirnos en personas resentidas e incapaces dedisculpar y mucho menos perdonar. Conocimos al egocentrismo como uno de losprincipales aliados. En esta lección nos ocuparemos ahora del sentimentalismo, laimaginación y la inseguridad.

    El sentimentalismo 

    Los sentimientos juegan un papel muy importante en la conducta, entre otras cosas

    su presencia intensifica la acción humana, da en algunos momentos fuerza a lasdecisiones de la persona para que alcance sus metas. El Catecismo de la IglesiaCatólica advierte la insuficiencia de la voluntad, cundo no es seguida por lossentimientos “la perfección moral consiste en que el hombre no sea movido al biensólo por su voluntad, sino también por su apetito sensible (…), por su corazón”.Los sentimientos son una fuerza que pueden mover a hacer el bien, sumándose a lafuerza de la voluntad. Además, cuando a las cosas que debemos hacer le metemosel corazón, como suele decirse, la calidad de nuestras acciones crece porque sehumanizan. Lo contrario cuando a nuestras acciones les falta corazón

    (sentimientos) son frías o indiferentes que no resulta agradable a Dios ni a losdemás.

    Pero para que los sentimientos jueguen un papel positivo en la conducta debenestar dirigidos por la inteligencia y la voluntad. Cuando esto no ocurre y laspersonas no controlan sus emociones, sino que son gobernadas por ellas, entoncesse cae en el sentimentalismo. Cuando se vive así cualquier ofensa o agresióngenera una reacción desproporcionada que fácilmente se convierte en unresentimiento porque la fuerza del sentimiento cierra campo a la conciencia y

    disminuye la capacidad de modificar voluntariamente la reacción que nos viene.Los sentimientos cuando no son dirigidos por la inteligencia y la voluntad suelenser egocéntricos, lleven a la persona a buscar sólo su interés personal y egoísta. Porejemplo, amar a alguien se convierte en una búsqueda de efecto, compasión ocualquier otro tipo de complacencia y no en un amar desinteresadamente al otro.

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    La solución ante el sentimentalismo consistirá en formar la voluntad para quepueda no ser gobernada por las pasiones y los sentimientos, de manera que actúeguiada por la recta razón. Y la voluntad se fortalece mediante el ejercicio, por actospequeños como vivir el orden en el trabajo, comenzando y terminando a tiempo,

    trabajando realmente sin perder tiempo, terminar lo que se ha comenzado, etc.

    La imaginación 

    La imaginación también influye de manera determinante en el resentimiento. Laimaginación es una facultad que tenemos que favorece de por si la creatividad,ayuda a descubrir soluciones ante los problemas, enriquece la manera de percibirlas cosas. Pero cuando escapa de nuestro control y lo hace por cuenta propia, nosaleja de la realidad, deforma la manera de conocer las cosas, los acontecimientos y

    mucho más las acciones de los otros, y se convierte en fuente de complicacionesinteriores. La imaginación sin control acaba exagerando las cosas. Por ejemplo siuna persona me hace una pequeña ofensa (me roba el turno de la fila del Banco,mercado, etc.…) la considero una gigante agresión y más si relaciono a esa personacomo conocida y no me saluda, juzgo al acto (me roba el turno de la fila en elBanco) como un desprecio y una humillación completamente intencional.

    En estos casos lo que debemos hacer es cortar tajantemente todo lo que fabrica laimaginación antes de que nos lleven a conclusiones que no son verdaderas o que

    no contienen intenciones que nosotros creemos.

    Cuando no hay dominio sobre la imaginación se suma la falta de control de lossentimientos y así se produce un círculo vicioso muy complicado.

    La inseguridad 

    El resentimiento es una reacción emocional negativa que permanece dentro de lapersona, esta presencia hace que la herida (provocada por la ofensa recibida) se

    vuelva a vivir una y otra vez. La falta de fortaleza en el carácter que es dominadopor la imaginación, los sentimientos y el egoísmo provoca una gran inseguridadpersonal. La persona insegura está llena de una baja autoestima, carece deconfianza en sí misma y vive con el temor constante de ser agredida, ignorada yrechazada por los demás.

    La inseguridad frecuentemente lleva a la persona a buscar llamar la atención por

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    caminos variadísimos. Por ejemplo; cuando somos niños aprendemos queenfermarse es una de las maneras más rápidas de llamar la atención porque lospapás y parientes están cerca e inmediatamente nos sentimos más amados yseguros. Algunas personas jamás superan esta idea y se las ingenian para estar

    siempre enfermos de algo.Cuando estas personas no consiguen, a pesar de todo lo que se ingenian, ser elcentro de atención, se sienten mal, sufren y fácilmente se resienten.

    Si esta inseguridad se asocia con el pesimismo la persona puede considerarsevíctima y fomentar autocompasión: “no me quieren, no me valoran, me rechazan,no me hacen caso, etc.” Es muy duro vivir con una persona que siempre se está quejando, y muy pocagente sabe cómo dar respuesta a las quejas de una persona que se rechaza a sí

    misma. Lo peor de todo es que, generalmente, la queja, una vez expresada,conduce a lo que quieren evitar: más rechazo.

    Para concluir esta sesión del curso te invitamos a leer y reflexionar la siguientehistoria de José Luis Martín Descalzo. En ella verás un ejemplo de cómo elsentimentalismo, la imaginación y el egoísmo conducen a una inseguridadpersonal gigante que nos lleva a olvidar el gran corazón que realmente existe enlos demás… 

    Historia de doña Anita 

    Doña Anita es una vieja-viejísima-viuda-viudísima que vive en una ciudad decuyo nombre prefiero no acordarme. Porque esto que voy a contar es una historiaabsolutamente real, aun cuando tenga tanto olor a fábula como tiene.

    Doña Anita tuvo la desgracia de enviudar a los cuatro días de casada, pues su

    marido («su Paco», dice ella) murió siendo no se acuerda si teniente o capitán enuna lejanísima guerra, que ya no está muy segura si fue la de África o la de Cuba.Lo que sí sabe doña Anita es que su Paco la dejó con el ciclo y la tierra. Que de élsólo queda una preciosa fotografía, ya amarillenta; unas viejas sábanas de seda,que sólo se usaron cuatro noches, y una pensión de 5.105 pesetas.

    Con este fabuloso sueldo vive doña Anita, convertida ya en una gacela

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    antediluviana, rodeada por un mundo de monstruos. Pero doña Anita se lasarregla para que sus cinco billetes lleguen a fin de mes, dando por supuesto que lasprimeras 105 se las gasta cada día 30, al cobrar, en una vela, que enciende en honory recuerdo de su Paco.

    Hace no muchos meses, un día 30 pagaron a doña Anita su pensión con un solobillete de 5.000, un billete de 100 y una moneda de 5 pesetas. A doña Anita lealegró tener por primera vez en las manos aquel billete, que le parecía un premiogordo, pero al mismo tiempo le entraron todos los temblores del infierno ante lahipótesis de que pudiera perderlo. No estaría segura hasta que, a la mañanasiguiente, lo cambiara en la tienda.

    Y los sudores del infierno llegaron cuando, al ir a pagar sus verduras, después de

    su misa, se encontró con que, a pesar de todas sus precauciones, o quizá a causa deellas, el billete de 5.000 no aparecía. Doña Anita revolvió y volvió del revés subolso, Pero nada. Hizo cinco veces el camino que iba de su casa a la iglesia y de laiglesia al mercado. Pero nada. Buscó debajo de todos los bancos del templo, corriólos muebles todos de su casa...Y nada.

    La angustia se hizo dueña de su corazón. ¿Cómo podría vivir ahora los treintahorribles e interminables días del mes si no tenía un solo céntimo en el banco, sitodas las personas a las que conociera en este mundo estaban ya en el otro? Volvió

    a recontar todas sus cosas y comprobó, una vez más, que no quedaba nada devalor por vender... salvo, claro, aquellas sábanas de seda viejísimas, aquel juego decafé de plata que le regalaron sus hermanos el día de su boda y aquel viejomedallón de su madre. ¡Pero vender eso sería como venderse a sí misma!

    Malcomió aquel día con las sobras que quedaban en la, vieja nevera y apenasdurmió en la larga noche. « ¡Eso es! -pensó entre dos sueños angustiados-, ¡elbillete lo perdí en el ascensor, al bajar para ir a misa!» Se levantó temblando y, conun abrigo encima del camisón, salió a la escalera. ¡Pero ni en el ascensor ni en la

    escalera había nada! Y regresó a su lecho como una condenada a muerte.

    A la mañana, cuando salió a misa -Dios era ya lo único que le quedaba- clavó en lacabina del ascensor una tarjetita en la que anunciaba que si alguien habíaencontrado un billete de 5.000 pesetas hiciera el favor de devolvérselo a... Pero loclavó sin la menor de las confianzas,

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    Aquella misa fue la más triste en la vida de doña Anita. Cuando el sacerdotecomenzó a rezar el «Yo pecador», la viuda-viudísima se acordó de que ayer, en unade sus idas y venidas, se había cruzado en la escalera con la otra viuda del cuarto -ésa a la que los vecinos llamaban, para distinguirla de ella, la viuda alegre, y no sin

    motivos, según decían- y había comprobado que acababa de estrenar un preciosobolso de cuero. ¡Ahí estaban fundidas sus 5.000 pesetas! ¡Era claro como la luz deldía!

    Pero mientras el sacerdote leía el Evangelio, doña Anita recordó que las dos chicasdel tercero, ésas que volvían todas las noches a las tantas, con sus novios, en motosestruendosas, habían llegado ayer aún mucho más tarde de lo ordinario. ¡Y doñaAnita tembló ante el simple pensamiento de lo que aquellas dos perdidas hubieranpodido hacer con sus 5.000 pesetas!

    Cuando el sacerdote recitó el ofertorio vino al pensamiento de doña Anita suvecino del segundo, el carnicero, un comunista malencarado, que ayer la miró, alcruzarse con ella en la escalera, con una mirada aviesa y repulsiva. ¡Dios santo, enqué habría podido invertir el comunista ese su dinero!

    En la consagración fue don Fernando -ese que decían que vivía con una mujer queno era la suya- la víctima de las sospechas de doña Anita. Y como la misa aún duródiez minutos, fueron todos los vecinos, uno a uno, convirtiéndose en

    probabilísimos apropiadores de la sangre de doña Anita.

    Sólo cuando al ir a entrar en su piso -rabia le dio entrar en aquel bloque deviviendas corrompidas- tropezó doña Anita, y al caérsele el misal, salieron de éldoce estampas y un billete de 5.000 pesetas, se dio cuenta la vieja de que era ellatonta-tonta-tonta la culpable de sus sufrimientos.

    Y cuando se disponía a salir jubilosa hacia el mercado, alguien llamó a su puerta.Era la viuda del cuarto, que, miren ustedes qué casualidad, había encontrado la

    víspera un billete de 5.000 mil pesetas en el ascensor. Cuando ella se fue, pidiendomil disculpas y diciendo que sin duda era de algún otro vecino que lo habíaperdido, llamaron a la puerta las dos chicas del tercero, que también ellas -¡quécosas!, ¡qué cosas!- habían encontrado en la escalera otro billete de 5.000 pesetas.Luego fue el carnicero, y éste había encontrado no un billete de 5.000 pesetas, pesosí cinco billetes de 1.000 pesetas nuevecitos y juntos.

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    Después subió don Fernando y una docena de vecinos más, porque -¡hay que verqué casualidades!- todos habían encontrado billetes de 5.000 pesetas en la escalera.

    Y mientras doña Anita lloraba y lloraba de alegría, se dio cuenta de que el mundo

    era hermoso y la gente era buena, y que era ella quien ensuciaba el mundo con sussucios temores.

    Reflexión Personal

    El examen de conciencia realizado con seriedad y continuidad, es un gran mediopara alcanzar el conocimiento personal, la madurez, la coherencia de vida y el

    progreso por el camino del bien. Nos hace sensibles al pecado y nos ayuda asuperar las tentaciones, pruebas y contrariedades.

    A continuación te ofrecemos un cuestionario que te ayudará a examinar tu propiavida, tus principios, tus criterios conforme al criterio del evangelio.

    ¿Soy consciente de lo que quiero hacer y hago lo que quiero? o ¿me dejo llevar pormis sentimientos y emociones?

    ¿Suelo analizar las cosas con frialdad y calma? o ¿Reacciono bajo los impulsos quedictan mis emociones?

    ¿Miro los hechos y las acciones de las personas con objetividad o a través del filtrode mi gusto o de mi disgusto por ellas?

    ¿Aquella persona, a la que le guardo rencor, soy consciente de la verdaderadimensión de sus actos o inconscientemente tiendo a exagerar el daño que

    realmente me provocó?

    ¿Cuándo algo negativo sucede en mi vida objetivamente analizo la situación oinstantáneamente culpo al primero que tengo a mi lado?

    ¿Reconozco cuanto valgo como persona y por lo mismo me reconozco querido y

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    amado por mis conocidos o siento que necesito llamar su atención para sentirmeamado y seguro?

    Tema 6. ¿Cómo combatir a los aliados?En las sesiones anteriores nos hemos avocado a comprender el resentimiento y losaliados del resentimiento. Ahora veremos cómo combatir estos aliados.

    Uno de los medios especialmente eficaces para evitar que el veneno del rencorpueda invadir nuestro corazón, porque se oponen frontalmente al egoísmo y a losdemás aliados del resentimiento que hemos analizado anteriormente; son laGRATITUD y la GENEROSIDAD.

    La gratitud 

    Es la capacidad de reconocer los dones y beneficios recibidos. Es una virtudimplica la aptitud para descubrir todo lo positivo que hay en nuestra vida y verlocomo un regalo por el que nos sentimos movidos a dar gracias.

    La gratitud es un valor que lo tienen las almas grandes. Agradecer es encontrarmotivos para dar gracias. Se encuentran si tenemos los ojos bien abiertos y elcorazón dispuesto para descubrir los miles de gestos que nos regalan los demás a

    todas horas.

    La generosidad: 

    La generosidad es la capacidad de desprendimiento personal de quien sabeprescindir de algo propio para ponerlo al servicio de los demás.

    Es generoso quien comparte con los demás su tiempo, sus cualidades, sus bienespocos o muchos, en fin todo lo que tiene a su disposición. Esta virtud no surge de

    la noche a la mañana, hay que educarse en ella, hay que formar la conciencia paraque responda con prontitud a las necesidades de los otros aunque esto impliquepequeños o grandes sacrificios.

    Algunos consejos para vivir estas dos virtudes de la gratitud y la generosidad• Fíjate en las cosas buenas y en lo bueno de las personas.  • Reconoce sinceramente lo bueno que tienes y eres y pon lo que está de tu parte

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    entrega todo, se queda sin nada: sin nada material pues hasta sus vestidurasfueron presas por los soldados, sin la propia vida pues la entrego por todosnosotros pagando así nuestras ofensas al padre y la entrego por amor; se quedoincluso sin su madre, María , a quien nos la entregó como madre nuestra. Nadie

    más generoso que Cristo, nadie más agradecido como él. Él es para todo católico elmodelo de toda virtud y de manera especial de la Generosidad y la gratitud”. 

    Mira a tu alrededor: cuántos enfermos en los hospitales, tantos ancianos solos, jóvenes que vagan por el mundo sin más consuelo que el alcohol y la droga. Niñosabandonados, personas que sufren mucho más que tú. Asume el comportamientode un buen hombre: Dar y agradecer.

     Jesús mismo nos recomendó en el evangelio “Dad y se os dará; una medida buena,

    apretada, colmada, rebosante, será derramada en vuestro regazo. La medida quecon otros usareis, ésa, se usará con vosotros”. Y él mismo nos llenó de dones porlos cuales debemos estar agradecidos.

    Tal vez te preguntes que tienen que ver la gratitud y la generosidad con elresentimiento. Resulta que el resentimiento y la gratitud, el resentimiento y lagenerosidad, no pueden coexistir porque el resentimiento bloquea percibir yexperimentar la vida como don y el agradecer por este don inmerecido. Miresentimiento me dice que no se me da lo que merezco. En cambio quien no espera

    nada, ni exige nada para sí, se alegra por lo que recibe y ordinariamente le pareceque es más de lo que merece. Además suele experimentar el deseo decorresponder, aunque tantas veces se considera incapaz de hacerlo de la mismaproporción de lo recibido.

    Reflexión: 

    Un joven que pagaba sus estudios trabajando de vendedor ambulante, sentía

    hambre pero no tenía dinero para comer. Decidió vencer la vergüenza que le dabamendigar y pedir algo de comer en la próxima puerta que tocase. No obstante,perdió su nervio cuando una hermosa joven le abrió la puerta. En lugar de pedircomida pidió solo un vaso de agua.

    Ella, sin embargo, se apiadó de él y le trajo un vaso de leche. El se lo tomótímidamente y preguntó, "¿Cuánto le debo?". - "No me debe nada," respondió ella.

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    "Mi madre nos enseñó a nunca aceptar pago por hacer un favor." "Entonces leagradezco de corazón.", respondió el joven.

    Aquel joven llamado Howard Kelly se fue de aquella casa, no solo sintiéndose

    fortalecido en su cuerpo sino también en su fe en Dios y en la humanidad. Antesdel incidente estaba pensando en rendirse y renunciar.

    Muchos años más tarde aquella joven, ya mayor, enfermó gravemente. Losdoctores locales estaban muy preocupados. Finalmente la enviaron al hospital deuna gran ciudad donde practicaba un famoso especialista en aquella enfermedad.Cuando el médico se dio cuenta del nombre de su nueva paciente y del pueblo deprocedencia, inmediatamente se levantó y fue a verla. La reconocióinmediatamente. Volvió a su oficina resuelto a hacer todo lo posible para salvar su

    vida. La lucha fue larga pero la señora se salvó.

    Por su parte la señora andaba muy preocupada sabiendo que el precio de suestancia en el hospital sería astronómico. Sin que ella supiese, el doctor envióórdenes que le pasaran a él la cuenta final. Después de examinarla escribió unmensaje al pie de la cuenta antes de que fuese enviada a la señora.

    Ella abrió aquella cuenta con gran temor, pensando que pasaría el resto de sus díaspagándola. Finalmente miró y cuál fue su asombro cuando leyó al pie de la lista de

    enormes cifras:Todo Pagado por completo con un vaso de leche.Firmado: Dr. Howard Kelly.

    http://www.corazones.org/articulos/anecdotas/vaso_leche.htm

    Cuestionario práctico

    1. ¿vivo para los demás? ¿busco servir sin esperar nada a cambio?

    2. ¿Valoro las capacidades y cualidades personales? ¿Agradezco a Dios el regaloque me ha dado con estas cualidades y capacidades?

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    3. ¿Doy gracias a Dios por el don de la vida? ¿Considero que estar redimido porCristo en la cruz y tener abierta la puerta del cielo, es la más grande prueba deamor de Dios?

    4. ¿Me auto compadezco por no recibir agradecimiento por mis servicios?

    5. ¿Siempre espero que otros se ofrezcan o hagan las cosas por mí? ¿busco servirsiempre que puedo, sin condiciones?

    6. ¿Enseño a mis hijos a ser agradecidos y generosos con Dios, con los demás, conla familia?

    Tercera parte: El perdón

    Tema 1 Disculpar y perdonar 

    Si camino por la calle y de pronto tropiezo, pierdo el equilibrio einvoluntariamente arrojo al suelo a una persona, lo que procede es pedir unadisculpa. Si la víctima de mi accidente se da cuenta que mi acción ha sido, enefecto, involuntaria, me disculpará, es decir, reconocerá que no fui culpable. Encambio si ese mismo transeúnte, al llegar a su casa, insulta a su esposa, no bastaque luego solicite ser disculpado, deberá pedir perdón, porque ha sido culpable dela ofensa cometida.

    Se disculpa al inocente y se perdona al culpable. Disculpar es un acto de justicia,porque la persona que ha ofendido merece que se le reconozca que no es culpable,tiene derecho a la disculpa, mientras que el perdón trasciende la estricta justicia,porque el culpable, no merece el perdón; si se le perdona es por un acto de amor,de misericordia.

    No cabe duda que resulta más fácil disculpar que perdonar. Cuando me doycuenta que alguien no tiene la culpa, no encuentro en mí ninguna resistencia paradisculparlo, porque lo natural es reconocer su inculpabilidad. En cambio cuando,cuando descubro que el ofensor es culpable de su acción, de ordinario, surgenaturalmente una acción, inspirada por el sentido de justicia, que exige que esapersona cargue con las consecuencias de su acción, que pague el daño cometido. Elperdón implica ir en contra de esa primera reacción espontánea, hay que superarlocon la misericordia. Lo que, en cambio, no tiene sentido, porque se trataría de unesfuerzo estéril, es perdonar lo que merece una simple disculpa.

    En la vida ordinaria es frecuente que muchas acciones aparentemente ofensivas se

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    interpreten como agresiones culpables, cuando en realidad no lo son, porquecarecen de intencionalidad. Por ejemplo en las omisiones involuntarias. Una buenadosis de reflexión, unida a la actitud de ponerse en el lugar del otro, permitecomprender con objetividad tales acciones u omisiones, y descubrir que enmúltiples casos sólo basta disculpar, porque la persona sólo actuó por error, por

    ignorancia o por simple distracción. 

    Otras veces ocurrirá que descubrimos circunstancias atenuantes que puedenreducir el grado de culpabilidad, como el padre de familia que llega a casacansado, después de un día problemático en el trabajo, y reacciona con mal humorante la música que están oyendo sus hijos; o la esposa no recibe al marido con todoel afecto que él esperaría, porque está con los nervios de punta, después que haatendido múltiples asuntos domésticos. También puede suceder que existencircunstancias permanentes, que si se comprenden simplifican considerablementeel problema del perdón, por ejemplo los padres que reconocen las etapas que vivensus hijos y no se sorprenden por reacciones ofensivas, y no pierden el tiempolamentándose por la ofensa del hijo y sí emplean el tiempo en formarlo.

    No se trata de cerrar los ojos a la realidad, hay que distinguir con la mayorprecisión lo que es disculpable y lo que si necesita ser perdonado. Debemosesforzarnos por mirar realista y objetivamente a los demás, que no consiste en juzgarlos y mirarlos como enemigos potenciales, sino en mirarlos con amor.

    Misericordia y perdón 

    En el antiguo testamento prevalecía la ley del Talión, inspirada en la estricta justicia. “ojo por ojo, diente por diente”. Jesucristo viene a perfeccionar la antigualey e introduce una modificación fundamental que consiste en vincular la justicia ala misericordia, más aún en subordinar la justicia al amor, lo cual resultatremendamente revolucionario. A partir de Jesucristo, las ofensas recibidasdeberán perdonarse, porque el perdón forma parte esencial del amor. “El perdónes una feseta del amor”. 

    La misericordia que Jesús practica y exige a los suyos, choca, no solo, con el sentirde su época, sino con el de todos los tiempos: “han oído ustedes que se dijo: ama atu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos,hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian”(Mt 5, 43-44). “Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite elmanto, déjalo llevarse también la túnica” (Lc 6, 28-29). Estas exigencias del amorsuperan la natural capacidad humana, por eso Jesús invita a los suyos a una meta

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    que no tiene límites, porque sólo desde ahí podrán lo que se les está pidiendo:“Sean misericordiosos, como su padre es misericordioso” (Lc 6, 36). Pa ra este idealtenemos que contar con la ayuda de Dios.

    Qué es perdonar

    A Diferencia del resentimiento producido por ciertas ofensas, el perdón no es unsentimiento. Perdonar no equivale a dejar de sentir. 

    Hay quienes consideran que están incapacitados para perdonar ciertos agraviosporque no pueden dejar de sentir sus efectos, no pueden dejar de experimentar laherida, ni el odio, ni el afán de venganza. La incapacidad para dejar de sentir elresentimiento, en el nivel emocional, puede ser, efectivamente insuperable, almenos a corto plazo. Sin embargo si se comprende que el perdón se sitúa en unnivel distinto al del resentimiento, esto es, en el nivel de la voluntad, se descubriráel camino que apunta a la solución.

    El empleado que ha sido despedido injustamente de la empresa, el conyugue queha sufrido la infidelidad de su pareja, o los padres que han padecido el secuestrode un hijo, pueden decidir perdonar, a pesar del sentimiento adverso quenecesariamente están experimentando, porque el perdón es un acto volitivo, esdecir, de la voluntad y no un acto emocional. Entender esta diferencia entre, entresentir una emoción y tomar una decisión, es ya un paso importante para clarificarun problema. Muchas veces en la vida tenemos que actuar en sentido inverso a la

    dirección que marcan nuestros sentimientos, y de hecho lo hacemos porquenuestra voluntad se sobrepone a nuestras emociones. Por ejemplo cuando sentimosdesanimo por algún fracaso que hemos tenido en la realización de alguna tarea, yen lugar de abandonarla, nos sobreponemos y seguimos adelante hasta concluir;cuando alguien nos ha molestado y sentimos el impulso de agredirlo, perodecidimos controlarnos y ser pacientes; cuando experimentamos la inclinaciónhacia la pereza y, sin embargo, optamos por trabajar. En todos estos casos semanifiesta la capacidad de la voluntad para dominar los sentimientos. Lo mismoocurre cuando perdonamos, a pesar de que emocionalmente nos encontremosinclinados a no hacerlo.

    El perdón es un acto de voluntad porque consiste en una decisión. ¿Cuál es elcontenido de esta decisión? ¿Qué es lo que decido cuando perdono? Al perdonaropto por cancelar la deuda moral que el otro ha contraído conmigo al ofenderme,y por lo tanto, lo libero en cuanto deudor. No se trata, evidentemente, de suprimirla ofensa cometida, de eliminarla y hacer como que nunca haya existido, porquecarecemos de ese poder. Sólo Dios puede borrar la acción ofensiva y hacer que el

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    ofensor vuelva la situación en que se encontraba antes de cometerla. Pero nosotroscuando perdonamos realmente, desearíamos que el otro quedara completamenteeximido de la mala acción que cometió. Por eso, “perdonar implica pedir a Diosque perdone, pues sólo así la ofensa es aniquilada”. 

    Un palpable ejemplo de este tipo de perdón es el de Dios que siempre estádispuesto a cancelar toda deuda, a olvidar y a renovar. Nos serviremos de lasiguiente meditación del padre Juan Ferrán, para sacar las conclusiones de estetema.

    Encontramos este relato en Lc 7, 36-50.

    Es un relato maravilloso en todo su desarrollo. Comienza la historia con la invitación de un fariseo a comer en su casa. En la misma ciudad había una mujer pecadora pública. Al saberque Jesús estaba allí, cogió un frasco de alabastro de perfume, entró en la casa, se puso a los pies de Jesús a llorar, mojando sus pies con sus lágrimas y secándoselos con sus cabellos,ungió los pies de Cristo con el perfume y los besó. El fariseo, entretanto, ponía en duda aCristo. Pero Jesús, que leía su pensamiento, le propuso una parábola sobre un acreedor quetenía dos deudores y a ambos perdonó. Se aprovechó de aquella parábola para salir endefensa de aquella mujer comparando su actitud con la de él: la de ella llena de amor yarrepentimiento; la de él llena de soberbia y vanidad. Tras ello, hace una afirmación que parece la absolución tras una excelente confesión: “Le quedan perdonados sus muchos

     pecados, porque ha mostrado mucho amor”, dice dirigiéndose al fariseo, llamado Simón. Y a

    la mujer: “Tus pecados quedan perdonados. Tu fe  te ha salvado. Vete en paz”. Los

    comensales volvieron a juzgar a Jesús: “Quién es éste que hasta perdona los pecados?”.  

    Siempre que se mete uno a fondo en la propia vida y comprueba lo lejos de Dios que seencuentra y ve cómo el pecado grave o menos grave nos domina, se puede sentir la tentacióndel desaliento y de la desesperación. Del desaliento en cuanto a sentirse uno incapaz desuperar las propias limitaciones. De desesperación en cuanto a pensar que no se es digno del perdón misericordioso de Dios. En estos momentos de los ejercicios, tras haber reflexionadosobre el pecado, podemos sentirnos desalentados o desesperados. Por ello, es muyimportante sin frivolidad y sin infantilismos, -porque a veces se toma a Dios así-, echarnosen brazos de la misericordia divina.

    Dios siempre está dispuesto a perdonar, a olvidar, a renovar. Ahí tenemos la parábola delhijo pródigo en la que un padre espera con ansia la vuelta de su hijo que se ha idovoluntariamente de su casa. Dios siempre nos espera; siempre aguarda nuestro retorno;nada es demasiado grande para su misericordia. Nunca debemos permitir que ladesconfianza en Dios tome prisionero nuestro corazón, pues entonces habríamos matado ennosotros toda esperanza de conversión y de salvación. La misericordia del Señor es eterna.

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    En el libro del Profeta Oseas leemos frases que nos descubren esa ternura de Dios hacianosotros: “Cuando Israel era niño, yo le amé... Cuanto más los llamaba, más se alejaban de

    mí... Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzana un niño contra su mejilla...” (11, 1-4).

    Frecuentemente una de las acciones más específicas del demonio es desalentarnos ydesesperarnos. “Ya no tienes remedio. Ya es demasiado lo que has hecho”. Y muchos de

    nosotros nos dejamos llevar por esos sentimientos que nos quitan no sólo la paz, sino la fuerza para luchar por ser mejores. Dios, en cambio, siempre nos espera, porque nos ama, porque no se resigna a perder lo que su Amor ha creado. “Yo te desposaré conmigo para

    siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y en compasión” (Os 2,21).

    Qué nunca el temor al perdón de Dios nos aparte de volver a El una y otra vez! Hasta elúltimo día de nuestra vida nos estará esperando.

    La misericordia de Dios, sin embargo, no se puede tomar a broma. Ella nace en elconocimiento que Dios tiene de nuestra fragilidad, de nuestra pequeñez, de nuestracondición humana, y, sobre todo, del amor que nos profesa, pues “El quiere que todos se

    salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. La misericordia divina no puede, en cambio,ser el tópico al que recurrimos frecuentemente para justificar sin más una conducta pocoacorde con nuestra realidad de cristianos y de seres humanos, o para permitirnos atentarcontra la paciencia divina por medio de nuestra presunción.

     A espaldas de la pecadora sólo hay una realidad: el pecado. En su horizonte sólo una promesa: la tristeza, la desesperación, el vacío. Pero en su presente se hace realidad Cristo,

    el rostro humano de Dios. Ella nos va enseñar cómo actúa Dios cuando el ser humano se le presta.

    La mujer reconoce ante todo que es una pecadora. Esas lágrimas que derrama son realmentesinceras y demuestran todo el dolor que aquella mujer experimentaba tras una vida de pecado, alejada de Dios, vacía. Hay lágrimas físicas y también morales. Todas valen parareconocer que nos duele ofender a Dios, vivir alejados de Él. A ella no le importaba elcomentario de los demás. Quería resarcir su vida, y había encontrado en aquel hombre la posibilidad de la vuelta a un Dios de amor, de perdón, de misericordia. Por eso está ahí,haciendo lo más difícil: reconocerse infeliz y necesitada de perdón.

    Cristo, que lee el pensamiento, como lo demostró al hablar con Simón el fariseo, toca en elcorazón de aquella mujer todo el dolor de sus pecados por un lado, y todo el amor que quieresalir de ella, por otro. Todo está así preparado para el re-encuentro con Dios. Se ponedecididamente de su parte. Reconoce que ella ha pecado mucho (debía quinientos denarios).Pero también afirma que el amor es mucho mayor el mismo pecado. “Le quedan perdonados

    sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor”. Se realiza así aquella promesa

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    divina: “Dónde abundó el pecado, sobreabundó la misericordia”. El corazón de aquellamujer queda trasformado por el amor de Dios. Es una criatura nueva, salvada, limpia, pura.

    La misericordia divina le impone un camino: “Vete en paz”. Es algo así como: “Abandona

    ese camino de desesperación, de tristeza, de sufrimiento”. Coge ese otro derrotero de laalegría, de la ilusión, de la paz que sólo encontrarás en la casa de tu Padre Dios. Nosabemos nada de esta pecadora anónima. No sabemos si siguió a Cristo dentro del grupo delas mujeres o qué fue de ella. Pero estamos seguros de que a partir de aquel día su vidacambio definitivamente. También a ella la salvó aquella misericordia que salvó a la adúltera,a Pedro, a Zaqueo, y a tantos más.

    En nuestra vida de cristianos, y muy especialmente en la vida de la mujer, tan sensible a la falta de amor, tan proclive al desaliento, tan inclinada a sufrir la ingratitud de los demás, esmuy fácil comprender lo que le dolemos a Dios cuando nos apartamos de su amor y de subondad. Por ello, abrámonos a la Misericordia divina para reforzar nuestra decisión denunca pecar, de nunca abandonar la casa del Padre, de nunca intentar probar ese camino detristeza y de dolor que es el pecado.

    La constatación de nuestras miserias, a veces reiteradas, nunca deben convertirse endesconfianza hacia Dios. Más aún, nuestras miserias deben convencernos de que la victoriasobre las mismas no es obra fundamentalmente nuestra sino de la gracia divina. Sólo no podemos. Es a Dios a quien debemos pedirle que nos salve, que nos cure, que nos redima. SiDios no hace crecer la planta es inútil todo esfuerzo humano. Somos hijos del pecado desde

    nuestra juventud. Sólo Dios pude salvarnos.

     Junto a esta esperanza de salvación de parte de Dios, la Misericordia divina exige nuestroesfuerzo para no ser fáciles en este alejarnos con frecuencia de la casa del Padre. Hay queluchar incansablemente para vivir siempre ahí, para estar siempre con Él, para defender portodos los medios la amistad con Dios. El pecado habitual o el vivir habitualmente en pecadono puede ser algo normal en nosotros, y menos el pensar que al fin y al cabo como Dios estan bueno... Estaremos siempre en condiciones o en posibilidades de invocar el perdón y lamisericordia divina?

    No olvidemos que como la pecadora siempre tenemos la gran baza y ayuda de la confesión.Ella hizo una confesión pública de sus pecados, manifestó su profundo arrepentimiento,demostró su propósito de enmienda. Al final Cristo la absolvió. La confesión es fundamental para el perdón de los pecados. Más aún, es necesaria la confesión frecuente, humilde,confiada. Como otras muchas cosas, sólo a Dios se le ha podido ocurrir este sacramento de lamisericordia y del perdón. No acercarse a la confesión con frecuencia es una temeridad.Tenemos demasiado fácil el regreso a Dios. 

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    Cuestionario práctico

    El cuestionario práctico nos ayuda y llena de luz porque confronta nuestra vida

    con las exigencias objetivas de la vocación cristiana, haciéndonos conocer lasdesviaciones o avances positivos, así como la raíz más profunda de sus causas. Nosayuda también a suscitar dentro de nosotros una actitud de contrición, al propósitode superación cuando vemos lo negativo y de gratitud con Dios cuandoreconocemos con sencillez nuestro progreso. Además el católico, el cristiano es unsoldado de Jesucristo que con frecuencia debe limpiar, afilar y ajustar la armadurasegún lo recomienda San Pablo: “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en lafuerza de su poder, revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistircontra las asechanzas del diablo…y tras haber vencido todo, os mantengáis firmes”(Ef.6. 10-13)

    El examen de conciencia realizado con seriedad y continuidad, es un gran mediopara alcanzar el conocimiento personal, la madurez, la coherencia de vida y elprogreso por el camino del bien. Nos hace sensibles al pecado y nos ayuda asuperar las tentaciones, pruebas y contrariedades.

    A continuación te ofrecemos un cuestionario que te ayudará a examinar tu propiavida, tus principios, tus criterios conforme al criterio del evangelio.

    (Las respuestas NO se publican en los foros, es de uso personal) 

    ¿Soy caritativo en mis pensamientos hacia los demás? ¿Se disculpar los fallos yerrores? ¿o me he formado ya la costumbre de mirar todo con ojos justicieros einterpretar su forma de actuar?

    ¿He desechado ya de mi vida todo rencor? ¿Toda envidia? ¿Celos? ¿Deseo devenganza? ¿Habita en mí el perdón y la misericordia?

    ¿Oro por los demás especialmente aquellos que me han hecho del mal? ¿Cuándoperdono verdaderamente cancelo la deuda que la otra persona ha contraído haciami independientemente si me pide o no este perdón? 

    Tema 8. Consecuencias para quien perdona

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    Decíamos en la sesión anterior que a Diferencia del resentimiento producido porciertas ofensas, el perdón no es un sentimiento. Perdonar no equivale a dejar desentir. El perdón es un acto de voluntad porque consiste en una decisión. Alperdonar opto por cancelar la deuda moral que el otro ha contraído conmigo al

    ofenderme, y por lo tanto, lo libero en cuanto deudor. Y para dejar de sentir losefectos de la ofensa, debo pedir a Dios su gracia.

    Este modo de proceder es radical e incluye diversas consecuencias para quienperdona. Veámoslas.

    1. Modificar los sentimientos negativos 

    La decisión de cancelar la deuda al ofensor es un acto de amor y exige también el

    deseo de eliminar los efectos subjetivos que la ofensa produjo en mí, como son elodio, el resentimiento, el afán de venganza. Perdonar “es dejar de odiar, y está es,precisamente la definición de la misericordia: es la virtud que triunfa sobre elrencor, sobre el odio justificado (por lo que trasciende la justicia), sobre elresentimiento, el deseo de venganza, de castigo. Es entonces la virtud que perdona,no por suprimir la ofensa, porque no lo podemos hacer, sino por la interrupcióndel resentimiento hacia quien nos ofendió o perjudicó”. Ciertamente estasdecisiones no eliminan automáticamente las tendencias emocionales, lossentimientos generados por la ofensa, pero lleva a no consentirlos y a poner los

    medios para tratar de modificarlos progresivamente.

    La eliminación de esos sentimientos negativos, provocados por la ofensa, puederesolverse por una vía indirecta. En lugar de reprimirlos es más efectivo tratar dedarle un giro que lo haga cambiar de signo. Al sentir la herida, podemos pensar enel daño que el otro se ha hecho a sí mismo al ofendernos, y dolernos por él;podemos también pedirle a Dios que lo ayude a enmendar su acción errónea, apesar de que estamos aún experimentando sus efectos. No está en nuestras manosno sentir ya la ofensa y olvidarla, pero el corazón que se ofrece al Espíritu Santo

    cambia la herida en compasión y purifica la memoria transformando la ofensa enintercesión.

    Cancelar la deuda que se produce al perdonar implica a la persona que perdona.No es un acto en el que la subjetividad queda al margen, como si se tratara de unnegocio que se resuelve fríamente. Perdonar exige restablecer la relación que setenía con el otro antes de que se cometiera la ofensa. Si la relación era estrecha,

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    exigirá restablecimiento desde el amor interior. No basta cancelar la deuda ymantenerse al margen. Es preciso que ningún sentimiento negativo que produjo laofensa, ensombrezca la relación amorosa que existía. Cuando alguien ha sidoofendido por un amigo, no podrá decirle: te perdono, pero de ahora en adelante

    guardaremos nuestras distancias. Si realmente lo ha perdonado las distancias hande desaparecer. Deberá tratarlo como si nada hubiera ocurrido, aceptarlo a pesardel daño ocasionado, aún cuando la herida no haya desaparecido todavía.Ciertamente, en este caso en el que la amistad exige reciprocidad, se requerirá quee otro rectifique, porque si mantiene su disposición ofensiva, la relación no sepodrá reconstruir, por más que el ofendido perdone.

    2. Perdón y la prudencia 

    Cuando alguien ha producido un daño y mantiene su intención de seguirlocometiendo, es perfectamente válido que el afectado al perdonar ponga lasmedidas de prudencia necesarias para evitar que el otro siga realizando supropósito. Si alguien viene a mi casa y roba o intenta agredir a una persona de mifamilia, lo puedo perdonar, pero evitaré que vuelva a entrar a la casa, al menosmientras no me conste que sus intenciones han cambiado realmente. Este modo deproceder no responde sólo al derecho que tengo de proteger lo personal, sinotambién al afán por ayudar al ofensor.Si perdonar es un acto de amor y el amorconsiste en buscar el bien del otro, en la medida en que ayude al enemigo a

    evitar acciones que lo dañan, le estaré haciendo un bien.  Si además de cerrarle laspuertas de mi casa para que no concrete sus malos propósitos, puedo influir dealguna forma en su conducta, deberé hacerlo, si quiero llevar el perdón hasta susúltimas consecuencias.

    Del mismo modo, en algunas ocasiones el bien de la persona que cometió la ofensa,puede requerir una acción punitiva por parte del que perdona. Un castigo puedeser compatible con el perdón, si lo que se busca es realmente el bien del otro, nola venganza. Una madre puede llamarle fuertemente la atención a su hija que ha

    desobedecido, y simultáneamente perdonarla; incluso imponerle un castigo, si esterecurso fuese lo más acertado para que se corrigiera.

    También aquí es necesario, en muchos casos, sobre ponerse a los propiossentimientos, si en verdad se busca el bien de los demás. Es más cómodo perdonary quedarse pasivo ante el error del otro, que perdonarlo y tomar las medidascorrectivas que lo mejoren. Perdonar no significa necesariamente cancelar el

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    castigo o las deudas materiales, sino eliminar la deuda moral que el otro contrajoconmigo al ofenderme.

    Puede suceder que, después de perdonar y renunciar a toda venganza personal,

    permanezca, amparado en el sentido de justicia, un sentimiento sutil, el deseo deque un tercero ejecute la venganza, como un decir “yo te perdono,  pero ya te lasverás con Dios”. Quien procede así no estará realmente perdonando. 

    El perdón es un acto radical de la voluntad, que incluye dos aspectos, por unaparte, la decisión de cancelar la deuda moral que viene de la ofensa recibida,restablecer la relación con la persona que me ha ofendido y buscar su bien, segúnconvenga en cada caso; por otra parte, tratar de eliminar los sentimientoscontrarios provocados por la ofensa, cambiándolos por otros positivos.

    3. Perdonar y olvidar

    ¿Qué relación existe entre perdonar y olvidar? ¿Perdonar es olvidar? ¿Olvidar esperdonar? ¿Qué significa la expresión “perdono pero no olvido”?  

    Hemos visto que el acto de perdonar consiste en una decisión de la voluntad. Laacción de olvidar, en cambio, tiene lugar en el ámbito de la memoria, que noresponde inmediatamente a los mandatos de la voluntad. Yo puedo decidir olvidar

    una ofensa y que se borre aquel recuerdo, pero no lo consigo. La ofensa sigue ahí,en el archivo de la memoria, a pesar del mandato voluntario. Lo primero que estome dice es que olvidar no es lo mismo que perdonar, porque yo puedo decidirperdonar y perdono, mientras que mi decisión de olvidar no tiene el mismoresultado. El perdón entonces puede ser compatible con el recuerdo de la ofensa.

    En cambio la expresión “perdono pero no olvido” significa, en el fondo, no quieroolvidar, y ese no querer olvidar equivale a no querer perdonar. ¿Por qué? Cuandose perdona se cancela la deuda del ofensor, lo cual es incompatible con querer

    mantenerla, con no querer olvidar. Perdonar es querer olvidar. 

    Ordinariamente, si la decisión de perdonar que incluye el deseo de olvidar, de noregistrar los insultos, ha sido fieme y se mantiene, el recuerdo de la ofensa iráperdiendo intensidad, y en muchos casos, acabará desapareciendo con el paso deltiempo. Pero aun si esto último no ocurriera, el perdón se ha realizado ya que suesencia no es olvidar, sino la decisión de liberar al ofensor de una deuda contraída.

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    Una señal elocuente de que he perdonado aunque no haya podido olvidar, es queel recuerdo involuntario de la ofensa, no cuenta cuando me dirijo a la persona.

    Tal vez no sea posible olvidar, pero hay que proceder como si hubiera olvidado.

    El verdadero perdón exige obrar de este modo. Porque “el verdadero amor, nolleva cuantas del mal (1Cor 13, 5)”. 

    Por otra parte ¿podemos decir que olvidar es perdonar? Ya hemos visto que setrata de dos acciones que no se pueden identificar. Una ofensa se puede perdonarsin haber sido perdonada, aunque si el agravio ha sido intenso, difícilmente seolvidará sino se perdona. Por eso cuando la ofensa ha sido grave y se ha decididoperdonarla, el olvido puede ser una clara confirmación de que realmente se haperdonado. Borges narra, con brillante imaginación, un supuesto encuentro de

    Caín y Abel, tiempo después del asesinato, que ilustra lo que acabamos de decir:“Caminaban por el desierto y se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muyaltos. Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron fuego y comieron.

    Guardaban silencio a la manera de la gente cansada cuando declina el día. En elcielo asomaba alguna estrella, que aún no había recibido su nombre. A la luz de lasllamas Caín advirtió en la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el panque estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen. Abelcontestó: ´ ¿tú me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo, aquí estamos

     juntos otra vez como antes´ Ahora sé que me has perdonado Caín, yo tratarétambién de olvidar”. 

    Cuestionario práctico

    ¿Soy acaso de los que perdono pero no olvido?

    Si no puedo olvidar las caídas ajenas, ¿por lo menos he aprendido a silenciar suserrores, de una vez para siempre, o soy de los que escarbo en la herida, una y otravez, sin dejar nunca que cicatrice?

    ¿Soy sincero cuando pido perdón? ¿Totalmente franco y veraz? ¿Espero conhumildad y confianza el perdón?

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    Reflexión 

    El perdón, ¡fuente de felicidad! Aquí tienes un modo sencillo, al alcance de tumano, de gustar esa felicidad y paz del alma: aprende a perdonar de corazón y decorazón a pedir perdón. Pues, no viene mal recordarlo, todo hombre es débil. Escierto, pero con todo y todo, como nos lo susurra Víctor Hugo, en Los Miserables:“Mas si a pesar de sus esfuerzos, cae, es una caída, sí, pero caída sobre las rodillasque puede transformarse en oración”. Y esa oración, me