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® 13 de septiembre de 2015 Cultural Europa reparte las cuotas de refugiados. Hace dos años, Suecia ya permitía la entrada a sirios exiliados. PÁGINAS 6 A 11 Segunda vida siria en Suecia

Domingo Cultural 20150913

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13 de septiembre de 2015

Cultural

europa reparte las cuotas de refugiados. Hace dos años, Suecia ya permitía la entrada a sirios exiliados. PÁGInaS 6 a 11

Segunda vida siria en Suecia

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Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

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2Domingo \ el mañana \ 13 de septiembre de 2015 PsicologÍA

Por borja VilasecaEl PAÍs

Aunque llevaba décadas gestándo-se, de un día para otro los medios de comunicación anunciaron que el mundo había entrado en crisis. Algunos expertos profetizaron que este hecho iba a tener consecuen-cias apocalípticas para la mayoría

de los ciudadanos. Y lo cierto es que así ha sido. Curiosamente,

la palabra “apoca-lipsis” viene del griego apokályp-

sis, que significa “revelación” y también

“quitarse el velo de los ojos”. Es decir, el momento de afrontar la verdad sobre lo que está sucediendo.Por su parte, la palabra “crisis” com-parte la misma raíz etimológica que “crisálida”, la cual alude a la “meta-morfosis” y a la “transformación”. Y eso es precisamente lo que le está

Lecciones de la crisis económica

¿Hemos aprendido algo del terremoto financiero? No está de más aprovechar este cambio de época para evolucionar

tanto de forma individual como socialmente

sucediendo al sistema económico: está inmerso en un gigantesco pro-ceso de metamorfosis. De hecho, nos encontramos ante un momen-to histórico extraordinario. Somos testigos de excepción de un cambio de época.En este contexto, el cambio y la reinvención han dejado de ser una opción; se han convertido en una necesidad para poder adaptarnos y prosperar en la nueva realidad personal, social, política, laboral y económica emergente. Lo que está en juego es nuestra capacidad de evolucionar como individuos y como sociedad. Para lograrlo, es fundamental tomar nota de las lec-ciones psicológicas que esta crisis ha venido a enseñarnos.- Aceptar lo efímero de las cosas. No hay nada que dure para siem-pre. Todos los sistemas sociales, políticos, financieros y energéticos que hemos ido creando han teni-do un origen, un punto de máxima

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313 de septiembre de 2015 / el mañana / DomingoPsicologÍA

Para entender la debacle financieraDocumENtAl inside Job charles FergusonEn este documental se muestra a los respon-sables de la crisis financiera, cuya codicia y avaricia generaron un efecto dominó devasta-dor sobre las economías de todo el mundo. La película ofrece una visión de cómo los individuos pueden tomar las riendas y no depender tanto del Estado, de la banca y de las corporaciones.

expansión, un proceso de decaden-cia y su consiguiente transforma-ción. No es que hayan desaparecido ni se hayan destruido, sino que han ido mutando por medio de las deno-minadas “crisis sistémicas”. Es decir, las que remodelan los fundamentos psicológicos, filosóficos, económi-cos y ecológicos del sistema. Y como cualquier otro cambio brusco, suele venir acompañado de cierto grado de inestabilidad, conflicto y violencia.- Abrirse a lo nuevo. Es una ley tan inmutable como eterna: tarde o temprano, lo viejo muere, dando paso a lo nuevo. Si bien es cierto que están desapareciendo sectores, compañías y trabajos industriales, en paralelo están emergiendo otros nuevos, relacionados con la crea-tividad y la innovación. Además, gracias al imparable avance de las nuevas tecnologías, poco a poco se va transformando radicalmente cómo hacemos lo que hacemos, facilitan-do que logremos hacer cosas que no sabíamos que podíamos hacer. Así es como los sectores, empresas y profesiones de éxito pasado se ven superados por nuevas propuestas más eficientes y de mayor calidad que las destruyen. A este fenómeno se le denomina “destrucción crea-tiva”, un término popularizado en el siglo XX por Joseph Schumpeter.- Vencer el miedo al cambio. El mayor freno para cambiar es el temor a sol-tar lo que creemos que tenemos. En eso consiste precisamente salir de nuestra zona de comodidad. Algunos lo llaman “dar un salto al vacío”. Y otros, “la travesía por el desierto”. Sentir dicha incomodidad nos con-fronta con todos nuestros miedos inconscientes. Tememos salirnos de la corriente y seguir nuestro propio camino. Tememos equivo-carnos, fracasar y hacer el ridículo. Y tememos lo que la gente de nuestro entorno pueda pensar de nosotros.- Cuestionar la forma de pensar. El actual escenario de crisis sistémica nos está diciendo alto y bien claro que está todo por hacer. Todo por reinventarse. Por eso es fundamen-tal que este proceso de destrucción creativa suceda a nivel individual, en nuestra propia mentalidad. Es hora de que mueran nuestras viejas creencias para permitir que nazcan

las nuevas que están por venir. De ahí la importancia de cuestionarnos a nosotros mismos, cuestionando un sistema de creencias que dábamos por inamovible y completamente cierto. Si no rompemos con la inercia ahora, cuando concluya el periodo de crisis puede que sea demasiado tarde.- Analizar detenidamente la situa-ción. Más allá de la connotación tan negativa que suele asociarse a la “crisis”, su etimología muestra su auténtico significado. El ideograma chino que ilustra esta palabra –“cri-sis”– está compuesto por dos figu-ras: una significa “peligro”, y la otra, “oportunidad”. A su vez, procede del vocablo griego krisis, que deriva del verbo krinein, que quiere decir “juz-gar” y “decidir”. Este verbo también ha dado lugar a sustantivos como “crítica” y “criterio”. Así, la crisis podría definirse como un momento decisivo dentro de cualquier proceso individual o colectivo, tanto psicoló-gico como económico. En el fondo, es una invitación para hacer una pausa y reflexionar acerca del rumbo que está tomando nuestra existencia. Y a poder ser, decidir sabiamente el siguiente paso que hemos de dar para seguir evolucionando como especie y prosperando como civilización.- Aprender de los errores. Toda cri-sis requiere que la afrontemos con honestidad y humildad. Por más que le duela al ego, hemos de mirarnos en el espejo y ser autocríticos. ¿Cuál es nuestra parte de responsabilidad? ¿En qué nos hemos equivocado? ¿Qué podemos aprender al respec-to? Hemos de asumir las decisiones que tomamos en el pasado, pues son muy cómplices del tipo de circuns-tancias que estamos cosechando en el presente. Si no aprendemos de nuestros errores, tarde o temprano volveremos a cometerlos. La crisis seguirá latente en nosotros. Y la vida seguirá dándonos las bofetadas que necesitamos para que espabilemos de una vez, aprendiendo lo que ha venido a enseñarnos.- Crecer como seres humanos. No podemos resolver un problema desde el mismo nivel de compren-sión desde el que lo creamos. Los verdaderos obstáculos están en nuestra mente, no en la realidad. Ahí

afuera solo encontraremos el reflejo de nuestras limitaciones mentales. Frente a la crisis, no sirve de nada la queja, el victimismo y la culpa. Todo el tiempo y la energía que dedicamos a cambiar aquello que no podemos transformar (la realidad externa) lo estamos malgastando para transfor-mar aquello que sí podemos cambiar: la realidad interna, esto es, nuestra visión del mundo y nuestra actitud frente a nuestras circunstancias. Aunque en un primer momento no lo parezca, siempre hay otras vías y sendas por explorar.Para poder llevar estos aprendiza-jes a la práctica, hemos de empezar por invertir en nosotros mismos, en nuestra educación. Cuanto mayor sea la calidad de nuestro conoci-miento, mejores serán las decisiones que tomemos y también los resulta-dos que obtengamos. La buena noti-cia es que hoy día la información es libre, abundante y gratuita. Gracias a las nuevas tecnologías, está a golpe de clic. Saquémosle el polvo a nues-tra curiosidad. Podemos empezar yendo a una conferencia, asistien-do a un curso o leyendo un libro. Hemos de formarnos para poder adoptar una actitud vital mucho más responsable, proactiva y emprende-dora. En este marco de adversidad, caos e incertidumbre hay muchos individuos que están agudizando su ingenio para detectar las oportuni-dades existentes; oportunidades que la mayoría –cegada por el miedo y la ignorancia– no es capaz de ver.Por más que nos lo intenten hacer creer legislación tras legislación, no son los políticos los que cam-bian nuestra vida. Somos nosotros, los ciudadanos. Y no con nuestro voto, sino con nuestras decisiones y acciones. La crisis actual es una oportunidad para hacernos cargo de nosotros mismos. El cambio de mentali-dad individual es lo que de verdad transforma la sociedad y el sistema. Asumamos de una vez que la seguri-dad externa no existe. Y que hoy día no nos queda más remedio que ele-gir entre dos incertidumbres: la de esperar que otros resuelvan nuestros problemas o la de comprometernos con aprender a resolverlos por noso-tros mismos.

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4Domingo \ el mañana \ 13 de septiembre de 2015 historiA

Por El PAÍs

“Lamento tener que informarle de que no creo en la Biblia como revelación divi-na y por lo tanto tampoco en Jesucristo como el hijo de Dios. Atentamente. Ch. Darwin”. Era 1880 y el respetado científico no tenía problemas en negar con meridiana claridad, de su puño y letra, su ausencia de fe. La carta, que se subastará el 21 de septiembre en Nueva York, iba dirigida al joven abo-gado Francis McDermott, que antes de embarcarse en la lectura de sus libros reclamaba una respuesta clara —”sí o no”— sobre si el naturalista creía en el Nuevo Testamento, a la vez que promete no hacer pública su respuesta.El científico inglés, célebre por su libro El origen de las especies, escribía esta epístola dos años antes de morir y a pesar del celo que siempre había mos-trado a la hora de hablar públicamente de asuntos religiosos. La carta que dirige a McDermott no fue hecha pública hasta un siglo después de que se la enviara Darwin. El precio inicial calculado del documento, fechado el 24 de noviembre de 1880, está entre los 70.000 y los 90.000 dólares, según informa EFE.Apenas un mes antes de escribir esa misiva, Darwin escribió al reconocido ateo Edward Aveling: “Ha sido siempre mi intención evitar escribir sobre reli-gión, y me he limitado a la ciencia”.Darwin estudió Teología en Christ’s College de Cambridge a sugerencia de su padre, aunque prefirió dedicar el tiempo a recoger especímenes junto a un círculo selecto de los naturalistas. Fue el mentor de Darwin, John Henslow, un clérigo y profesor en Cambridge, quien invitó al joven cuando tenía 22 años de edad a que se embarcara en el histórico viaje del Beagle. El origen de las especies fue publicado en 1859 y desde entonces la fe de Darwin se convirtió en un tema de controversia pública. El documento, con el membrete personal del naturalista y firmada por “Ch. Darwin”, es el más importante de una subasta de 78 lotes sobre historia de la ciencia y tecnolo-gía que subastará Bonhams, que incluye otra carta que el autor de la teoría de la evolución envió a un integrante de la Sociedad Geológica de Londres sobre sus investigaciones en el Beagle y otro manuscrito, una foto suya y un primera edición impresa en Estados Unidos en 1860 de su obra cumbre.

“Lamento informarle de que no creo en la Biblia ni en Jesucristo”

una SubaSTa rEcupEra una carTa En la quE cHarlES darwin dEJaba clara Su falTa dE fE

Manuscrito subastado.

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513 de septiembre de 2015 / el mañana / DomingolA imAgEN

Por Juan Diego QuesadaEl PAÍs

En Nicaragua ocurre un hecho extraor-dinario: los muertos votan. Domingo Méndez, por poner un caso, puede haber sido arrollado por un camión hace una década, pero el censo deter-mina que el domingo electoral, como cualquier hijo de vecino, tiene dere-cho a introducir la papeleta en la urna. Nadie —que se sepa— logró entrevis-tarse con un cadáver que haya emer-gido de la tumba para cumplir con su deber de ciudadano, aunque viendo los resultados posteriores se llega a la conclusión de que la mayoría siente simpatía por el Frente Sandinista, el

partido del presidente Daniel Ortega.Con el apoyo de los vivos —y de los muertos—, Ortega ejerce un poder plenipotenciario en el pequeño país centroamericano. Los sandinistas controlan el Congreso, tienen el res-paldo del Ejército y la Policía Nacional y gobiernan tres de cada cuatro Ayuntamientos. El mando es exten-sible a su familia. Rosario Murillo, su esposa, es asesora y en ocasiones ha ejercido de canciller en funciones. Los hijos actúan como consejeros del padre y medran en importantes inver-siones extranjeras, como la concesión, con capital chino, de un canal similar al de Panamá.En teoría, Ortega no podría haber sido

presidente en este periodo porque ya lo había sido en dos ocasiones anterio-res. La ley lo impedía, pero el antiguo guerrillero reformó la Constitución y ahora podrá ser presidente de manera indefinida.Cada semana la policía vigila a los opo-sitores a Ortega que se manifiestan frente al Consejo Supremo Electoral exigiendo unas elecciones libres y transparentes en 2016. Hace cuatro años Ortega fue elegido con más del 60% de los votos, aunque ninguno de sus contendientes reconoció su victo-ria y todos, sin excepción, denuncia-ron irregularidades.El conflicto ha tomado a mucha gente en medio. En la imagen, una mujer

que sostiene un barreño con el brazo pide permiso a los antidisturbios para llegar a casa. No sabemos si la dejaron pasar o no, pero ejemplifica la obs-trucción democrática en la que vive el país, uno de esos lugares del mundo donde los muertos votan.Los manifestantes que no tienen fe en la resurrección se han disfrazado de zombis para denunciar que el censo electoral está inflado. Algunos han visto a sus difuntos familiares optando a un cargo público, cuando en vida no habían demostrado ningún interés por la política. O existe alguna irregulari-dad o los espíritus tienen claro cuál es su candidato. En el más allá votan a Daniel Ortega.

El escudo del presidentela policía vigila cada SEmana a loS opoSiTorES dE orTEga quE SE manifiESTan frEnTE

al conSEJo SuprEmo ElEcToral

una anciana habla con agentes antidisturbios para que la permitan acceder a su casa.

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6Domingo \ el mañana \ 13 de septiembre de 2015 rEPortAJE

Por Ana carbajosaEl PAÍs

Los pasos han de ser cortos. Si no, la probabilidad de caer de bruces contra una placa

de hielo aumenta. Pasito a pasito. Así es el aprendizaje en Jämtland, una provincia del centro de Suecia cubierta de nieve a la que van a parar parte de los miles de refu-giados sirios que se reparten por el país nórdico. Llegan con lo puesto. Aturdidos por la guerra y desorien-tados tras cruzar media Europa de la mano de contrabandistas sin escrúpulos. Ahora les toca empe-zar de cero, construir una segun-da vida lejos del mínimo atisbo de familiaridad. La gélida Suecia, a diferencia del resto de países de

HacE doS añoS, SuEcia Era El único paíS dE la uE quE pErmiTía la EnTrada a SirioS ExiliadoS quE EScapaban dE la guErra

milES dE rEfugiadoS rEcalan allí TraS una TravESía por una Europa quE mira Hacia oTro lado

lES dan caSa, comida y un SuEldo HaSTa quE SEan capacES dE valErSE por Sí miSmoS

Europa, les abre sus puertas de par en par.El comedor de Grytan, una antigua base militar de Jämtland, es algo así como las Naciones Unidas del dolor. Aquí los sirios son abrumadora mayoría, pero hay también refugia-dos de Somalia, de Irak, de Eritrea, de Palestina y hasta un marroquí. Comparten mesa sin mantel en esta antigua barraca militar, privatizada y reconvertida ahora en alojamien-to temporal para los que escapan de sus infiernos nacionales. La Agencia Sueca de Migraciones y los dueños del recinto les ofrece tres comidas al día, las primeras nocio-nes de sueco y toda la libertad que un campamento incrustado en un bosque nevado en medio de la nada es capaz de ofrecer.

En el menú: pollo con arroz y man-darinas. Nada del otro mundo. Pero juntarse a comer es por lo menos una manera de matar el tiempo. Los días se hacen eternos a la espera de recibir los papeles que les per-miten trasladarse a un lugar más permanente y ponerse en mano de los servicios de empleo para arran-car, ya sí, de verdad, la nueva vida en Suecia. Para eso se impone no impacientarse durante semanas en el mejor de los casos y a menudo meses.“Aquí ejercitamos el arte de esperar”, se resigna Ronza Shihabi, una son-riente siria de 28 años. Ella y su mari-do, Fadi Diab, de 25, tienen cita para arreglar los papeles en febrero. Hasta entonces vivirán en un cuarto con literas de hierro pintadas de blanco.

Bajarán a airearse al pueblo más cercano. Verán cómo los días se hacen cada vez más cortos y sobrevivirán a temperaturas bajo cero. De momento, Shihabi, de ojos negros inmensos, ya ha cambiado el hiyab por un gorro de lana de rayas rosas.Fue hace dos meses cuando este matrimonio de Damasco decidió huir. Llevaban medio año saltando de barrio en barrio de la capital siria, esquivando los bombardeos. “En los lugares seguros hay que pagar los alquileres de golpe, por adelantado”, explica Shihabi, una ingeniera informática que dirigía una sucursal de la empresa de telecomunicaciones Syriatel en

Un recuento, a dos años de distancia

Segunda vida siria en Suecia

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7rEPortAJE 13 de septiembre de 2015 / el mañana / Domingo

dos niños refugiados matan el tiempo entre el frío fuera de los barracones de Grytan.

Yarmouk, el gran campo de palesti-nos de Damasco y uno de los luga-res más azotados por la guerra. A Shihabi le tocó ir a trabajar hasta el final; hasta el día antes de su huida. El régimen se empeña en coreografiar una falsa normalidad en Damasco a pesar de los casi tres años de guerra y más de 100.000 muertos, y sobre todo a pesar de que los figurantes que acuden a sus trabajos lo hacen muertos de miedo, sin saber si sobre-vivirán al día siguiente. “Me obli-gaban a ir a trabajar, porque para ellos (el Gobierno) era una manera de mostrar que apoyaba al régimen”.Aquello era insoportable. Por eso, el que tiene la mínima oportunidad sale corriendo. Como sea y a donde sea. Cuando Shihabi y Diab recibie-ron el visto bueno y, sobre todo, el dinero de su familia, se casaron de un día para otro y salieron, como llega-ron a Suecia semanas después, con lo puesto. “Fue un trámite. Yo siempre había soñado con casarme de blanco, pero no pudo ser. Ni siquiera ese día pudimos ser felices”. Los familiares de la joven pareja desembolsaron sus ahorros para pagar al contrabandis-ta que les llevaría hasta Europa por unos 12.000 dólares. Ellos fueron los agraciados. Los demás miembros de la familia se han tenido que quedar en el infierno damasceno, porque el dinero no dio para más de dos pasa-jes mafiosos. Les tocó viajar a ellos por una razón de peso. A Diab le habían llamado a filas. En enero le tocaba incorporarse al sanguinario Ejército del régimen de Bachar el Asad.Shihabi y Diab llegaron al aero-puerto de Damasco rezando y con la cabeza entre las piernas. En esa carretera es donde se libran algu-nos de los más cruentos combates entre rebeldes y leales al régimen desde hace meses. El destino final sería Suecia, no había duda. En este país no conocen a nadie, pero todo el mundo en el campo de Yarmouk, como en el resto de Siria, sabe que el Gobierno sueco les recibirá con los brazos abiertos. “Son los únicos que nos dicen: ‘Vengan, vengan’, y que nos dan una residencia perma-nente”.Los recién casados volaron de Damasco a El Cairo, y de ahí, por

carretera, hasta Alejandría, donde subieron a la patera. “Nos escondi-mos detrás de unos edificios y cuan-do el contrabandista gritó ‘¡Ahora!’, corrimos a montarnos en el bote”. Los que corrieron sumaban 150 y eran todos sirios. Viajaron amon-tonados; no había sitio. “Empezó a entrar agua en el barco. Estábamos muertos de miedo”. El barco naufra-gó y los sirios volvieron a encontrar-se con la muerte de frente. Pasaron dos días a la deriva. “Mirábamos al mar, al cielo”. Una llamada del con-trabandista con su teléfono satélite les salvó. En el horizonte aparecie-ron dos barcazas y les rescataron. Viajaron hasta Siracusa, en Sicilia. Allí les recibió la policía y acabaron internados en un centro de refugia-dos italiano. Un nuevo contraban-dista les ofreció sacarles de allí y lle-varles hasta Roma por 300 dólares.

No lo dudaron. De ahí en autobús a Milán y después a Alemania.A esas alturas, Shihabi se había quitado el hiyab y se había pinta-do la cara como una puerta “para parecer europea”. De Múnich via-jaron en tren hasta Copenhague, y de allí, en barco hasta Malmö, en Suecia. Un amigo que había hecho un viaje similar iba dirigiendo sus pasos a través de un teléfono móvil. Imposible moverse por Europa con cara de aquí no pasa nada sin ins-trucciones precisas. El 11 de octubre de 2013 llegaron a Suecia. “Sabíamos que aquí estaríamos a salvo, que nos cuidarían. Las autoridades de inmigración nos dijeron que no nos preocupáramos. Nos pusieron en un hotel durante tres días y luego nos trajeron a Grytan”. Shihabi sueña con traer a su madre y a su herma-no, que padece una depresión. Sueña

con encontrar un trabajo de lo suyo y con quedar embarazada.Su caso y el de Diab no son los más trágicos ni siquiera singulares. Unos de miles. Imposible cuantificar. Solo a Suecia llegan en estas condicio-nes 1.300 sirios a la semana. Muchos otros lo intentan en otros países de Europa, incluida España, donde los sirios son ya el segundo grupo más numerosos que intenta entrar por Melilla. En España, la mayoría ni siquiera solicita el asilo. Saben que tardaría más de un año y que mientras tanto estarían resignados a vivir en condiciones lamentables. Los que pueden continúan su peri-plo hacia el norte de Europa.El verdadero reto consiste en tocar territorio sueco. El reglamento de Dublín II y que atañe a los europeos dice que los aspirantes a refugia-dos políticos solo pueden solicitar

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8Domingo \ el mañana \ 13 de septiembre de 2015 rEPortAJE

La hora de La coMida es la más concurrida y propicia para el intercambio de impresiones.

el asilo una vez que estén en el país de acogida. Cómo lleguen hasta allí o si viven o mueren por el camino no es asunto del que se ocupen las leyes internacionales. El resultado, en casos de conflictos como el de Siria, es que decenas de miles de personas se encuentran en este mismo momento jugándose el tipo en alguna patera en el Mediterráneo. O ateridos, de noche, en un bosque huyendo de los perros policía en Grecia, en Bulgaria o en Turquía, en una travesía macabra; una rule-ta rusa, cuyos hilos manejan los traficantes de personas. Decenas de entrevistas con sirios por toda Suecia bastan para trazar con cierta precisión el mapa de las rutas que cruzan la otra Europa sobreviviendo al margen de la ley.Como la de Michel Daoud, un pelu-quero que desertó del ejército y que ahora teme que los islamistas del Frente al Nusra maten a su familia. Que cruzó un caudaloso río europeo con el agua hasta las rodillas durante

siete horas. Que atravesó un bos-que con la patera inflable al hombro. Que se pasó 20 días comiendo pan seco y cuatro escondido debajo de un puente empapado, tiritando de frío. Que creyó que se moría. Y que ahora, ya en Suecia, teme volverse loco. Sueña con su padre, con su madre, con que está en Grecia y no tiene comida, que se muere de frío. “Me estalla la cabeza”.O como una anciana siria, de luto riguroso, que pasó 13 días encerra-da en un camión, a oscuras, hasta llegar a Suecia. “Pagué 9.000 dóla-res. No sabía cuándo era de día o de noche”. O una joven de 24 años de ojos tristísimos que escapó de Homs y que aún tiene miedo de dar su nombre por si el régimen se venga contra su madre. Que se presentó en el aeropuerto de Estocolmo con un pasaporte mexicano sin cono-cer a nadie, pero que había leído en Internet que aquí le darían techo y comida. O como Mohamed Amin, que tras siete días en alta mar llegó

a la conclusión de que moriría de sed, mientras temblaba de frío. Y que después recorrió Europa en un autobús fantasma, junto con decenas de sirios, con las cortinas corridas y sin parar ni una sola vez para no levantar sospechas. O Jimmi Neme, el economista de Alepo al que ence-rraron dos meses y medio en una cárcel griega después de que la poli-cía lo apresara en el monte en el que le dejó tirado el contrabandista.Todos los demandantes sirios tienen derecho a la residencia permanente en Suecia. Así lo decidió el Gobierno en septiembre, después de llegar a la conclusión de que la guerra en Siria no iba a amainar a corto plazo y que, por tanto, había que legalizar cuanto antes a todo sirio que pusiera el pie en Suecia. Ya con los papeles en la mano, el Gobierno pone en marcha una generosísima operación de aco-gida. Les darán un sueldo mensual –unos 750 dólares, según los casos–, les enseñarán sueco, les buscarán un apartamento y, más tarde, un traba-

jo. Y, sobre todo, tendrán derecho a traer a sus familias a través de los consulados, por la vía legal. Por eso, la espera en Grytan, pese a las nie-ves y demás pesares, es algo más llevadera que en otras partes del mundo, porque aquí saben que, salvo contadas excepciones, obtendrán la residencia permanente. Es cuestión de tiempo y fortaleza.Los datos oficiales indican que al menos el 20% de la población sueca es de origen extranjero, lo que supo-ne el porcentaje más alto de todos los países nórdicos. Esta nueva oleada de refugiados ha reavivado la eterna pregunta. ¿Puede Suecia acoger a tanta gente? “Esa no es la cuestión. La cuestión es que para nosotros, lo que no resulta aceptable es ver lo que está pasando en Siria y no hacer nada”, sostiene Mikael Ribbenvik, director de operaciones de la Agencia sueca de Migraciones. “En el verano de 2012, cuando esti-mamos que la guerra siria no iba a solucionarse pronto, dejamos de

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913 de septiembre de 2015 / el mañana / DomingorEPortAJE

shihabi y diab, llegados a Suecia tras haber pagado 12.000 dólares a un con-trabandista que se encargó de organizar su viaje.

“Necesitamos a los refugiados. Nos preocupa lo que vemos en Europa. Estamos muy solos”,

afirma el ministro de Integración

repatriar a sirios. No podemos devol-verlos a un país en guerra”. Aunque por su discurso lo parezca, la organi-zación para la que trabaja Ribbenvik no es ninguna ONG. Es la agencia del Gobierno encargada de trazar y ejecutar la política migratoria. Eso sí, al margen de conveniencias políti-cas. “Tomamos decisiones técnicas, no podemos dejarnos influir por las deliberaciones políticas. No somos naif. Claro que sentimos presiones, pero no podemos dejarnos influir, porque siempre va a haber gente que no quiera que vengan extranjeros”.Dicho así, la operación acogi-da suena bonita y relativamente fácil. Para el Gobierno supone, sin embargo, un despliegue logístico y un desafío político descomunal en tiempos poco propicios para la solidaridad. El virus populista y de extrema derecha que se propaga por Europa no ha pasado de largo por la progresista Suecia. Los extremistas escalan posiciones en los sondeos a buen ritmo y al grito de “no más refugiados”. Suecia es un país rico, sí. Pero eso por sí mismo no basta para explicar el porqué de su política de refugiados e inmigrantes. Aquí solo la asertividad política del resto de formaciones que han hecho piña frente a la extrema derecha man-tiene, de momento, las fronteras abiertas, a diferencia de la mayoría de países de la Unión Europea. “Los Veintiocho se encuentran paraliza-dos ante el avance de los populis-mos y la retórica antiinmigración”, confiesan fuentes comunitarias en Bruselas.En Suecia sucede lo contrario. Los políticos se esfuerzan por no dejar-se amedrentar por los que quieren asustar al electorado con la llega-da del lobo-inmigrante. Quieren demostrar con hechos que hacerlo de otra manera es posible. Y saben que la integración es una pieza clave en un rompecabezas que amenaza continuamente con saltar por los aires. Cuanto antes tengan trabajo los que llegan y antes empiecen su nueva vida, menor será el riesgo de que se creen guetos y de que los que conciben la inmigración como un problema acaben por tener razón. La claridad del ministro sueco de integración, el liberal Erik Ullenhag,

es pasmosa. “Conceder a los refu-giados la residencia permanente es muy importante, porque eso les va a permitir traer a sus hijos y, por tanto, centrarse en aprender sueco y bus-car un trabajo en lugar de dedicar sus energías a pensar qué será de su familia en Siria. Además, si tie-nes los papeles y sabes que te vas a quedar, pones mucho más énfasis en aprender el idioma y en integrar-te”. Y sigue: “Luchamos por acelerar el proceso. Cuanto más tarden en empezar y saber dónde van a vivir, más difícil será luego la integración”.Explica Ullenhag que la unidad y el consenso político han sido impres-cindibles para adoptar decisiones como la de los sirios. “La coalición de Gobierno (centroderecha-liberales) y la oposición (socialdemócratas) hemos decidido conscientemente que no vamos a dejar que los men-sajes xenófobos ganen terreno. La mejor manera de combatir eso es no dejarse contagiar por su discur-so y mostrar liderazgo en el sentido contrario. Acoger a refugiados es una cuestión moral, pero también económica. Los necesitamos. Nos preocupa lo que vemos en el resto de Europa. Estamos muy solos”. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados acaba precisamente de elegir a Suecia para dirigir el grupo de trabajo que pretende animar a otros países a acoger a sirios. De momento, 18 países se han compro-metido a trasladar desde los campos a 17.000 sirios; una cifra insignifican-te comparada con los dos millones y medio que malviven hacinados en campos de Líbano, Jordania, Turquía o en Egipto.El ministro Ullenhag se refiere a los Demócratas Suecos, el partido popu-lista de extrema derecha y el único que pide que se frene la llegada de inmigrantes y de refugiados. Los ultraderechistas sufren un ostracismo político e institucional en un país tra-dicionalmente progresista y en el que la corrección política impera. Aún así, su mensaje cala cada vez más entre el electorado, como en la mayoría de los países europeos. Encuestas recientes les otorgan el 10% de los votos, lo que supone un incremento considerable frente al 5,6% que obtuvieron en las últimas elecciones.

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10Domingo \ el mañana \ 13 de septiembre de 2015 rEPortAJE

jean azar, un sirio de Hasaké de 66 años que llegó a Suecia en los noventa y atiende y regenta un estanco en las afueras de Estocolmo.

En Estocolmo, el diputado de los Demócratas Suecos Mattias Karlsson se atreve con un discur-so del que el resto de los políticos suecos no quieren ni oír hablar. “Hemos sobrepasado nuestra capa-cidad para absorber inmigrantes. El modelo sueco de multiculturalidad ha fracasado como vimos en los disturbios de hace meses. Hay que reducir en un 90% la gente que entra. En Suecia hacemos una interpreta-ción demasiado amplia del término refugiado”, defiende en su oficina del Parlamento. A pesar de que los sondeos hablan de un presente y un futuro muy prometedor para los Demócratas Suecos, Karlsson sabe que Suecia no es Francia ni Holanda, y que ellos no son Marine Le Pen ni Geert Wilders, con los que, por cierto, trabajan ahora para lanzar un frente ultra pan europeo. Pero Karlsson sabe, sobre todo, que los políticos suecos son de otra pasta y no se van a dejar contagiar tan fácilmente. “Los políticos aquí son muy extremistas de izquierdas. Si esto fuera Estados Unidos, aquí hasta los conservadores serían demócratas. Esta es una sociedad

de consenso, y el consenso es con-trario a lo que nosotros pensamos. Necesitaríamos tener un 25% de los votos para tener un impacto real”, reflexiona Karlsson. Estas dos Suecias, la de puertas abiertas y la del miedo a que el de fuera quiebre su modelo de sociedad, conviven en tensión. Por ahora, la Suecia de la acogida gana.Hay lugares como Grytan en los que a las autoridades les resulta más fácil vender la inmigración como algo positivo. Jämtland es una pro-vincia poco poblada, que enveje-ce. Con la llegada de los sirios, de repente las tiendas tienen nuevos clientes, los colegios dejan de per-der alumnos y lugareños como Lars Persson y Äke Arakidsson hacen su agosto con el alquiler de sus barra-cas. “Sin los inmigrantes, algunos de nuestros municipios simplemente desaparecerían. Necesitamos gente que pague impuestos y que cuide de nuestros ancianos”, explica sin rodeos Bengt Marsh, director ejecutivo del Ayuntamiento de Östersund, la capital de Jämtland. Por eso no escatiman en esfuerzos para hacer posible la acogida en

su territorio. A los refugiados les ceden pisos de protección oficial y ahora negocian con empresarios inmobiliarios para ver qué pueden aportar. Junto a la parte técnica, se empeñan además de desactivar posibles resistencias por parte de la población autóctona. “Mire, los políticos y los técnicos tenemos el deber de explicar a la gente que aco-ger a inmigrantes es algo que nos beneficia y que además es nuestro deber solidario; que más del 90% del incremento demográfico de nuestro país en la última década se debe a los extranjeros y que sin ellos nuestra economía no habría crecido”, dice Marsh. El Ayuntamiento convoca a los ciudadanos a una sesión infor-mativa, donde les explican a cuántos sirios van a acoger, de dónde vienen y cuál es la situación en el país en guerra.A diferencia de Östersund, hay otros lugares, como Södertälje, donde ni necesitan jóvenes trabajadores ni tampoco más inmigrantes ni refu-giados. Esta ciudad industrial a unos 30 kilómetros de Estocolmo es la cuna del famoso tenista Björn Borg, pero es además, según alardean sus

habitantes, el lugar en el que viven más iraquíes que en todo Estados Unidos y Canadá juntos. Porque lo de los sirios no es una excepción en la historia reciente de Suecia. En los noventa desembarcaron los que huían de las guerras de los Balcanes y más tarde fueron los iraquíes. Hay también chilenos y muchos finlan-deses. Södertälje ha sido y es el lugar preferido por los recién llegados para asentarse. Aquí llegaron hace décadas los primeros sirios. Aquí están sus iglesias –la inmensa mayo-ría de los refugiados son cristianos de Oriente Próximo–, sus canales de televisión, y tienen hasta dos equipos de fútbol.A simple vista, Södertälje podría parecer una ciudad sueca cual-quiera. Tiene una calle comercial peatonal plagada de franquicias, un tren que te lleva hasta Estocolmo y un ejército de lucecitas navideñas en las ventanas de las casas. Pero si uno se fija un poco más, se da cuenta de que los hombres llevan el pelo y la barba cortados al milímetro, al más puro estilo de Oriente Próximo. Que abundan las joyerías con gusto oriental. Y que el “Ahlen” o el

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“Salam aleikum” son los saludos que más se escuchan por la calle. Las esta-dísticas indican que más de la mitad de los adultos que viven en este polo industrial son de origen extranjero. Es el gran laboratorio de la inmigración.Hoy es el funeral de un miembro de la comunidad cristiana siria, que ha acudido casi en pleno a la ceremonia en la gran iglesia sirio-ortodoxa. En la planta de abajo de un imponente edificio a las afueras de Södertälje, las mujeres, vestidas de negro, rezan. En el segundo piso hacen lo propio los hombres, presididos por las máxi-mas autoridades religiosas en el exilio sueco. En la oficina de Fouad Adis, el presidente de la comunidad, se juntan unos cuantos fieles de los que llega-ron hace ya varios lustros.Uno de cada diez refugiados sirios que llega a Suecia se instala en Södertälje. Por eso los altibajos de la guerra y las campañas contra las minorías cristianas se sienten aquí como la réplica de un terremoto. Si hay, por ejemplo, un gran ataque con armas químicas en Siria, las escuelas ya se van preparando porque saben que provocará una gran huida y que cualquier mañana tendrán a 30 niños nuevos en la puerta. “Estamos obli-gados a ser ultraflexibles”, dice la alcaldesa de Södertälje, Boel Godner, que se queja de que otras zonas de Suecia acogen a menos refugiados. No comprende tampoco por qué la Unión Europea no hace más. “Europa camina en la dirección equivocada. Tenemos que convencer a los euro-peos de que cerrar sus puertas no es la manera de construir un mundo mejor”.La fuerte concentración de inmigran-tes en ciertas localidades como la suya, incapaz de ofrecer los servicios públicos apropiados, y la dificultad de los extranjeros para encontrar tra-bajo son para Godner los principales problemas derivados de la política de puertas abiertas. El Gobierno calcu-la que los que llegan de otros países tardan entre siete y nueve años en lograr ser autosuficientes.Muchos de los refugiados entrevis-tados coinciden en que, a pesar de la generosidad del Gobierno sueco a la hora de dejar entrar a gente en el país, después, al acceder a un trabajo o for-mar parte de la sociedad, no se sienten

en pie de igualdad con los suecos. Ese sentimiento de discriminación es precisamente el que incendió varios suburbios suecos el año pasado, en un estallido que recordó a la crisis de las periferias francesas.En Suecia, casi nadie –responsa-bles del Gobierno incluidos– duda de que un nuevo brote de violencia suburbial pueda ser solo cuestión de tiempo. Pero lo interesante es que no lo interpretan como un fracaso del sistema y, sobre todo, no les lleva a restringir la entrada de nuevos inmi-grantes y refugiados. Las protestas indican, para las fuentes oficiales, que hay aspectos de la integración que necesitan mejorar y que, por tanto, hay que dedicar más esfuerzos políticos y económicos.

Los viejos del lugar ofrecen un aná-lisis probablemente bastante acerta-do. Jean Azar, de 66 años, es un sirio de Hasaké que llegó a Suecia en los noventa. Asiste entristecido a la lle-gada masiva de sus compatriotas y ayuda en lo que puede. Regenta un estanco y oficina de apuestas de caba-llos en un suburbio de Estocolmo y personifica al refugiado que le ha ido bien. Tiene un chalé en propiedad, un negocio próspero e hijos que han crecido y estudiado en Suecia. Azar habla maravillas del sistema sueco, de lo que el Gobierno hace por los que ahora huyen de la guerra. Pero los años también le han enseñado que los extranjeros se topan en este país con un techo de cristal; que lo tienen más difícil para escalar en el

mercado laboral, pero que también por lo menos tienen oportunidades. “Sí, claro. No es un camino de rosas. Hay racismo y discriminación, pero por lo menos aquí pueden venir y la ley es igual para todos”.En los bosques de Grytan, el antiguo complejo militar, no para de nevar. Dentro, en el comedor, la sonrisa de una refugiada anuncia buenas noti-cias. Indica que una de las ocasio-nes a las que se refiere el estanque-ro acaba de materializarse. Le han dado los papeles y la trasladan a un apartamento. Empezará las clases de sueco y las entrevistas laborales. Su segunda vida. “Mabruk, mabruk”, le felicitan en árabe los otros comensa-les, que apuran las mandarinas a la espera de su oportunidad.

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Por clara blancharEl PAÍs

El busto del Rey Juan Carlos I que preside la sala de plenos del Ayuntamiento de Barcelona fue retirado en el marco de una revisión de la iconografía monárquica de la ciudad que impulsa la alcaldesa Ada Colau. “Hay una sobredimensión

simbólica de la Monarquía que con-trasta con una infrarrepresentación de otras tradiciones ciudadanas más propias de la urbe”, afirma-ron el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, y el comisionado para la Memoria Histórica, Xavier Domènech, que anunciaron un estudio para valorar cambios de elementos monárquicos.

En una escenificación que tuvo un punto cómico, dos trabajadores municipales con camisa azul claro, subido uno a una escalera metálica, descendieron por dos veces (corte-sía para la prensa gráfica) el busto de 34 centímetros de Juan Carlos, obra que el suizo Charles Collet rea-lizó en 1976 y que presidía el salón de plenos, y que estaba colocado

delante de un cuadro de la reina regente y el infante Alfonso XIII, en la pared de la silla del alcalde.Alberto Fernández-Díaz, calificó el acto de “escarnio a la monarquía de una ciudad que le debe mucho a Juan Carlos, como los Juegos Olímpicos”. “La extrema izquierda y los independentistas se unen contra la monarquía: reprobable”, sostuvo.

Se unen contra la monarquía

dos trabajadores del Ayuntamiento de Barcelona retiran el busto de Juan Carlos I del salón de plenos.

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La retirada del busto del anterior Jefe de Estado forma parte de una revisión de la presencia de la Monarquía en los edificios .

Los trabajadores apoyan el busto de Juan Carlos I en la mesa que preside los plenos en el Ayuntamiento de Barcelona.

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14Domingo \ el mañana \ 13 de septiembre de 2015 libros

La reproducción de “los segundones”

El libro ‘SExo En la TiErra’, dE JulES Howard, Explica la variEdad dE

conducTaS SExualES dE numEroSaS criaTuraS

Por Nuria barriosEl PAÍs

El origen del mundo: una mujer tumbada y abier-ta de piernas mostrando su sexo oscuro. Gustave Courbet, Museo de Orsay, París. Pero ¿el verdadero origen del mundo? El sexo, desde luego, pero el de nuestro planeta: el gran sexo azul del que surgió la vida millones de años antes de que los científicos acercaran sus lentes o de que Freud acostara en el diván a sus pacientes. Los primeros testimonios sexuales están escritos en los fósiles del precámbrico y el largo viaje que nos ha llevado hasta aquí, con sus sofisticados y variados mecanismos de repro-ducción, resulta apasionante y perturbador.A ese viaje dedicó 12 meses de lectura, investigación y escritura el zoólogo británico Jules Howard. Su ensayo Sexo en la Tierra (Un homenaje a la repro-ducción animal) pasa de largo sobre nosotros, que no somos más que un inquilino del planeta entre millones, pero se centra en los animales que nos son más cercanos y a los que él se refiere como “los segundones”: ranas, perros, patos, caballos, libélulas, arañas de jardín, luciérnagas, babosas, salamandras… Con perspicacia e ingenio, Howard narra la vida sexual presente en nuestro día a día: un sapo con-sigue cruzar una carretera y encuentra el lago en el que se apareaban sus ancestros, un perro monta a una perra… En ningún momento busca paralelismos entre la vida sexual animal y nuestros propios deseos e inseguridades. Su filosofía es clara: dejemos que los erizos sean erizos, que las ranas sean ranas, y las serpientes, serpientes. El objeto de estas criaturas nada tiene que ver con nosotros. Sexo en la Tierra habla asimismo del tiempo, no muy lejano, en que resultaba muy difícil hablar del sexo como materia digna de estudio científico. Menciona los problemas a que tuvieron que enfrentarse Darwin o Linneo, el rey de los botánicos. Siglos largos y complicados en los que el sexo era el equivalente a la materia oscura. Estaba ahí pero… solo teóricamente. Howard, que parece un tipo muy sensato, concluye su estudio con un consejo práctico: “Lo mejor es disfrutarlo ahora que podemos”.

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No contiene todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar, pero ‘Sexo en la Tierra’ (Blackie Books) da idea de la varie-dad de conductas sexua-les de numerosas criatu-ras. Parece que tenemos mucho que aprender de los rituales que gobiernan el cuándo, dónde y cómo de la perpetuación de las

especies.

¿Por qué con la edad te acuerdasde aquello en que no pensastecuando le tuviste cerca?Y tampoco acariciaste,en toda aquella odisea, el arrojo de arriesgarte...

¿Qué pasa en la mente humana?Ahora que todo es lejosse aferra más, se afana;y no se mide lo viejocuando te apremian las ganasque te hacen sentir más nuevo.

La edad no ha pasado en vano;las canas y las arrugassiempre asoman con los años

¿Por QuÉ tE EsPErAstE tANto?y a diario crece la suma...¿Por qué te esperaste tantosoñando bajo la Luna?

¿Qué hubiera pasado si hablascontando tus sentimientos,diciéndole que le amabasen aquel mejor momento,cuando era más lo que dabasque lo que hoy permite el tiempo?

¿Por qué te esperaste tanto?¿Por qué dejaste ir el tiemposin tan siquiera intentarloallá en tu mejor momento?¿Qué tal si hubiera pasadoaquello que hoy miras lejos?

“… Porque era apenas la niñacuando yo tenía mis añosy, aunque la niña crecía,entre los dos hubo algoque en aquel tiempo impedíaque pudiésemos lograrlo…”.

“ - El tiempo ya no me esperapara decirte que te amo;y si aún hay primaverapara este Amor de los Años,dime que valió la penahaberme esperado tanto-”

FLAVIO HINOJOSA GUTIÉ[email protected]

RITUALES DIVERSOS

Lecciones de la crisis económica

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reynosa, tam.

El Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA) ha planificado para que durante

diez días, en los que se realizará el Festival Internacional Tamaulipas (FIT) 2015, los reynosenses disfruten de presentaciones artísticas de nivel internacional, nacional y del talento estatal. Un encuentro cultural en el que Argentina y Chiapas son país y Estado invitados de honor.Dentro de la cartelera estelar se tiene contemplada la propuesta “Fantasía” de la agrupación tamaulipeca Onda Urbana. El teatro ofrecerá la puesta en escena producida por la Sagarpa, “Volando al sol”, bajo la dirección del victorense Medardo Treviño. El jazz estará representado por Alán René quien se acompañará de Los Perfumados. En la danza se ofrecerá “Giselle” por la Compañía de Danza de Nuevo Laredo. Además produccio-nes artísticas YAMAR presentará el literario musical “Nahy”.El escenario se engalanará con la músi-ca internacional de los argentinos Paté de Fuá, del cubano Amaury Gutiérrez, y el grupo La colmena family, origina-rios de Colombia. La música nacional será presentada por el grupo Jacks, Sak Tzevul, procedente de Chiapas y el veracruzano Fato. En el teatro, desde Argentina estará Mika teatro. Trans Express, de Francia, mostrará a los reynosenses la propuesta multidisci-plinaria “Maudits Sonnants”, así como los canadienses con el circo clown Los perfectos desconocidos. El teatro de calle lo desarrollará la compañía mexi-cana Artefactum Caravana Cultural con “Kamishibai. Historias por corres-pondencia”.La danza chiapaneca llegará a este municipio por medio de la repre-sentación histórica Paleque Rojo,

Habitantes de Reynosa disfrutarán del FIT

un cuento ancestral. Desde Uruguay llegará el Ballet Nacional del SODRE, así como desde Israel, Sheketak, con “Rhythm in motion”. En la literatura se presentará la argentina María Inés Montilla y Joel Tortul, con Tengo algo que decirte (tango, poesía, textos y humor). Y Rafael Olea Franco ofrecerá la conferencia “Borges entre México y Argentina”.El Gobierno del Estado ofrece estas acciones de manera gratuita para invitar a todos los reynosenses a disfrutar del Festival Internacional Tamaulipas 2015 del 24 de septiem-bre al 4 de octubre.