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Disposición a pagar por seguridad ciudadana Una aproximación para la ciudad de Bogotá D.C Santiago Idárraga Álvarez Resumen Los niveles de inseguridad ciudadana en la capital colombiana han alcanzado niveles históricos, con un crecimiento anual promedio de 3% en los delitos reportados. A través de encuestas, este trabajo trata de determinar la disposición a pagar de los ciudadanos por mejoras puntuales en algunos escenarios que son percibidos como inseguros, mediante la metodología de valoración contingente. Así las cosas, se encuentra que en promedio, un bogotano estaría dispuesto a contribuir con la suma de $30,221 pesos mensuales si las medidas que se toman consisten en combatir la delincuencia de forma directa, aumentando el pie de fuerza, las cámaras y en general las medidas policivas. Por su parte, se encuentra que para medidas indirectas, puntualmente de oportunidades, educación y resocialización, los ciudadanos estarían un 90% más dispuestos a aportar recursos. Además, se reconoce la significancia de algunas variables socio culturales y geográficas con la disposición a pagar por mejoras en niveles de seguridad. Se concluye que siempre que el problema de inseguridad haya sido más extenso en el tiempo, las personas valorarán mucho más las medidas de largo plazo que las inmediatas, siempre que han perdido confianza en las políticas tradicionales. Códigos JEL: D71, D74, H24, H41, H56, H76 Palabras Clave: Valoración Contingente, Seguridad ciudadana, Disposición a pagar

Disposición a pagar por seguridad ciudadana

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Disposición a pagar por seguridad ciudadana

Una aproximación para la ciudad de Bogotá D.C

Santiago Idárraga Álvarez

Resumen

Los niveles de inseguridad ciudadana en la capital colombiana han alcanzado niveles históricos, con un crecimiento anual promedio de 3% en los delitos reportados. A través de encuestas, este trabajo trata de determinar la disposición a pagar de los ciudadanos por mejoras puntuales en algunos escenarios que son percibidos como inseguros, mediante la metodología de valoración contingente. Así las cosas, se encuentra que en promedio, un bogotano estaría dispuesto a contribuir con la suma de $30,221 pesos mensuales si las medidas que se toman consisten en combatir la delincuencia de forma directa, aumentando el pie de fuerza, las cámaras y en general las medidas policivas. Por su parte, se encuentra que para medidas indirectas, puntualmente de oportunidades, educación y resocialización, los ciudadanos estarían un 90% más dispuestos a aportar recursos. Además, se reconoce la significancia de algunas variables socio culturales y geográficas con la disposición a pagar por mejoras en niveles de seguridad. Se concluye que siempre que el problema de inseguridad haya sido más extenso en el tiempo, las personas valorarán mucho más las medidas de largo plazo que las inmediatas, siempre que han perdido confianza en las políticas tradicionales.

Códigos JEL: D71, D74, H24, H41, H56, H76

Palabras Clave: Valoración Contingente, Seguridad ciudadana, Disposición a pagar

Introducción

La seguridad ciudadana ha sido objeto de estudio en repetidas ocasiones, casi siempre

desde las escuelas de gobierno, de administración pública e incluso desde ramas más

específicas como las ciencias económicas. Sin embargo, medir los impactos en bienestar

asociados con la inseguridad en las ciudades no ha sido tarea sencilla, siempre que la

literatura es poco especializada en este tipo de tratados y que su medición involucra tanto

técnicas de valoración de bienes no mercadeables como el diseño de escenarios hipotéticos

para los ciudadanos. El objeto de este documento es, pues, valorar el cambio en bienestar

asociado a los problemas de inseguridad en la ciudad de Bogotá D.C utilizando una

variable proxy conocida como la disposición a pagar, que en este caso particular será

definida como el valor que un individuo residente en la capital estaría dispuesto a pagar por

estar en un escenario con características particulares, que involucran diferentes niveles de

seguridad. Con este objetivo en mente, se procederá haciendo un breve recuento sobre las

cifras más relevantes del estado actual de seguridad en la ciudad, luego planteando algunas

preguntas de investigación y posteriormente se hará una revisión bibliográfica de estudios

similares. De esta forma, en la segunda parte del documento el lector podrá encontrar el

modelo teórico a utilizar y la metodología planteada, para finalmente mostrar los resultados

de la investigación y algunas recomendaciones de política.

Así pues, para comenzar, vale la pena preguntarse por el concepto de seguridad ciudadana

entendido desde las ciencias sociales. Por simplicidad, para el desarrollo de éste documento

se utilizará la definición concreta elaborada en el Informe de Desarrollo Humano del

Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo PNUD del año 2013, en donde se

define como un “concepto amplio que contempla un abanico de amenazas que pueden

atentar contra la vida y bienestar de las personas”; esto es, todas aquellas acciones que

aseguran mantener la integridad física, patrimonial y en general de bienestar de los

residentes en un territorio definido. De esta manera debe entenderse que la seguridad no

puede únicamente enmarcarse dentro del ámbito político y de integridad, sino que además

debe relacionarse como un aspecto estrechamente conexo al desarrollo económico de las

sociedades. Para el caso particular de estudio, remitiéndonos al informe de Bogotá Cómo

Vamos del año 2013, se podrá ver que el estudio de éste tipo de problemáticas se basa en

tres frentes: el respeto a la vida, el respeto al patrimonio económico y el nivel de denuncia

ciudadana.

Según datos de 2013, recolectados por la Cámara de Comercio, la Policía Metropolitana y

la Alcaldía Mayor, 4 de cada 10 ciudadanos se sentían inseguros a nivel general. Si bien

esta cifra parece no ser en exceso alarmante, vale la pena recordar que para el año 2008 tan

solo el 24% de los ciudadanos se sentía vulnerable frente a hechos de inseguridad que

pudieran atentar o contra sus vidas o contra su patrimonio económico. Sin embargo, esta

elevada cifra del 40% no es nueva para la ciudad, pues a partir del año 2009 la percepción

de inseguridad dio un salto hasta el 45% y desde entonces se ha mantenido por este nivel, a

su vez mostrando que las personas se han sentido más seguras en sus barrios que en lugares

por fuera de las zonas conocidas. El informe, dividido en tres partes, empieza con la

caracterización de los homicidios, que en el año 2013 presentaron la tasa más baja en 30

años, principalmente debido a la restricción al porte de armas de fuego. A pesar de esto, los

datos siguen corroborando que el 90% de los sujetos asesinados eran hombres y que dentro

de esta categoría el 46% eran personas entre los 15 y 24 años de edad. En segundo lugar, el

informe reporta 45.433 casos de lesiones personales, cifra muy elevada al promedio de

5.000 en las demás ciudades principales como Medellín, Cali o Barranquilla. Por último, y

más preocupante, se reporta un incremento del 10% en los delitos contra patrimonio, siendo

el más importante en este rubro el robo a personas con un incremento del 18%.

Es importante rescatar que la problemática de inseguridad en Bogotá ha alcanzado niveles

tan preocupantes que algunos ciudadanos han recurrido al tratar de hacer justicia por mano

propia; esto es, ajusticiar con golpes, humillaciones y otros agravios a los ladrones y

criminales capturados como medida de castigo social en vez de acudir a la justicia

ordinaria. En particular, medios de orden nacional como El Espectador y la revista Semana

han venido investigando los más de 200 videos que en cuestión de meses se han vuelto

virales en las redes sociales, donde grupos de ciudadanos ajustician a ladrones capturados

in fraganti, algunas veces con resultados fatales. Entre otras razones, el hecho de que los

ciudadanos estén dispuestos a sacrificar de su tiempo espacios para castigar a los ladrones,

sirve como justificación para este trabajo, que busca resolver de qué manera influyen las

características de los individuos en su disposición a pagar por seguridad ciudadana, las

formas de inversión en seguridad que más valoran los bogotanos e integrar los resultados

con las cifras de seguridad de la capital para diseñar apropiadamente una política para

combatir esta problemática.

Revisión de Literatura

Las referencias bibliográficas para el presente documento estarán divididas en dos partes: la

primera, tan solo compuesta por un documento principal, estará relacionada con literatura

metodológica en valoración de bienes no mercadeables, y la segunda, con estudios

propiamente realizados para desarrollar temáticas relacionadas al estudio de seguridad

ciudadana. Así las cosas, en primer lugar se expondrá el documento de Hanemann (1984),

que servirá como sustento bibliográfico para todo el desarrollo metodológico y

procedimental propio de un estudio en valoración contingente. En su texto, el autor

argumenta que las estimaciones de Disposición a Pagar (DAP) deberían hacerse con

modelos de elección discreta; esto es, instrumentos de recolección de datos que además de

involucrar valores escogidos por el encuestado puedan dar cabida a preguntas donde el

investigador propone valores de referencia y la respuesta del entrevistado se limita a una

respuesta afirmativa o negativa. De esta manera, Hanemann muestra que para los estudios

donde se quiera representar la máxima DAP de los individuos por asegurarse a un bien

hipotético o a sus características, podrían desarrollarse mediante el enfoque de formas

lineales y log-lineales de modelos Logit, haciendo que los resultados sean mucho más

robustos, siempre que se restringe la respuesta posible a tan solo dos alternativas, en vez de

infinitas. Por estas razones, el documento en cuestión será la referencia seminal que

permitirá el adecuado desarrollo metodológico de esta investigación.

Para el caso bogotano, la Fundación Ideas para la Paz, en cabeza de Bulla y García (2015)

hace un análisis de las cifras e indicadores del estado actual de la seguridad en Bogotá,

basándose en encuestas y datos de la Cámara de Comercio y la Policía Nacional. Entre los

resultados importantes que este estudio refleja, por ejemplo, se encuentra que dependiendo

de la manera en que se analicen los datos, los resultados para Bogotá pueden interpretarse

de forma diferente. Por un lado, si los datos se analizan en cantidad total de delitos

cometidos, los resultados serán negativos para la ciudad, pero si se analiza en tasas de

crímenes por número de habitantes, se encuentra que los índices han mejorado, pues

pareciera que por el acelerado ritmo de crecimiento de la ciudad, la probabilidad de sufrir

un delito es menor, a pesar de que día a día se cometen más. La investigación de las

autoras concluye que la clave para mejorar tiene que ver con la gerencia de la seguridad y

que debe practicarse un adecuado análisis de datos y geo-referenciación delictiva. De otro

lado, Casas y González (2005) hacen todo un análisis del caso bogotano en materia de

seguridad ciudadana, analizando los diferentes planes que han tomado las distintas

alcaldías. El objetivo de su investigación es demostrar que las políticas de cultura

ciudadana implantadas por Mockus y Peñalosa no son “modelos exitosos” como se ha

querido hacer creer a la opinión pública. Para esto, las autoras recurren a cifras de hechos

reportados en Bogotá y las comparan con lo que venía sucediendo en el resto del país.

Además, las investigadoras citan a Sanchez, Espinosa y Rivas (2003), quienes en un estudio

de la Universidad de los Andes muestran econométricamente que las medidas “garrote” son

mucho más eficaces que las “zanahorias” en la reducción de los índices de inseguridad, en

especial aquellas que aumentan las capturas de delincuentes, cuyos efectos son del 53% en

la reducción de los homicidios, por ejemplo.

Marco teórico

Esta sección expone el sustento desde la teoría microeconómica para abordar la valoración

de bienes contingentes como la seguridad, con el propósito de explicar más específicamente

la medida de bienestar principal que puede generarse a partir de la implementación de

esquemas más focalizados de seguridad en la ciudad de Bogotá D.C. Para empezar, se va a

partir de la implementación de esquemas de seguridad como un mecanismo cuyos efectos

recaen sobre el nivel de bienestar de los ciudadanos, razón que justifica la importancia de

cuantificar el cambio de lo que veremos, se conoce como variación compensatoria. Así

pues, el enfoque a utilizar será el de preferencias declaradas, basado en escenarios

hipotéticos que son expuestos a los individuos con el fin de que éstos determinen su propia

función de demanda.

De esta forma, como se dijo, la medida de principal interés será la variación compensatoria,

definida por Nicholson (2005) como la cantidad de dinero adicional que un individuo

necesita recibir para alcanzar su nivel de utilidad inicial tras un cambio, bien sea en precios

o un cambio referente a los atributos de un bien o servicio específico. En este orden de

ideas, la medida microeconómica expuesta podrá medir el efecto del cambio en los

atributos de un bien en el bienestar neto de las personas, por lo que resulta ser una

aproximación apropiada para medir la mejora en el bienestar de los bogotanos dados los

nuevos supuestos y el cambio en la percepción de seguridad ciudadana. De hecho, para éste

caso particular, se medirá la variación compensada utilizando como status quo el nuevo

escenario de seguridad y se determinará el monto máximo que el ciudadano estaría

dispuesto a contribuir con tal de no volver al escenario inseguro.

Para obtener el valor de la medida económica es necesario plantear la función de utilidad

indirecta y la función de mínimo gasto, de la siguiente manera:1

𝑉 𝑝!,𝑚! = 𝑉 𝑝!,𝑚! − 𝑉𝐶 = 𝑈!                                                (1)

La primera parte de la Ecuación 1 corresponde a la función de utilidad indirecta en el

estado inseguro, mientras que la segunda parte muestra la función de utilidad indirecta bajo

la implementación del proyecto de seguridad. Esta segunda parte incluye además el costo

extra de la nueva implementación, que en otras palabras corresponde al monto que el

individuo destinará, de su ingreso mensual, al nuevo esquema de seguridad para que su

nivel de utilidad sea el de la situación sin proyecto.

                                                                                                                         1 El marco teórico fue tomado de Chapman, A. Patricia (2003). A primer on Non Market Valuation. The

 

Grafico 1

Cambio en utilidad por y estimación de la Variación compensada

Fuente: Elaboración Propia basado en Chapman, (2003)

En el Grafico 1 se puede evidenciar que un cambio en el nivel de seguridad implica una

mejora significativa en el nivel de bienestar de los ciudadanos siempre y cuando el nivel se

ubique a lo largo de la curva 𝑈!. Ante este nuevo escenario se desprende el concepto de

disponibilidad a pagar (DAP), entendido como la cantidad de dinero que el ciudadano de

Bogotá estaría dispuesto a sacrificar por obtener el nuevo nivel de utilidad. En este caso el

término de variación compensada se vuelve una medida monetaria de bienestar equivalente.

Marco metodológico

La aproximación metodológica que permitirá medir el beneficio social de implementar

esquemas de seguridad en Bogotá a partir de herramientas cuantitativas va de la mano con

el marco teórico discutido en la sección anterior. De esta forma, se plantea un enfoque

metodológico que permite calcular la variación compensatoria producto del cambio en el

atributo de la seguridad del ciudadano, que corresponde a un modelo de utilidad aleatoria

(RUM)2. En este modelo se supone que el individuo racional se comporta bajo la idea de

maximización de utilidad, que en otras palabras significa que el ciudadano prefiere la

situación con proyecto si y sólo si la utilidad es mayor a la situación sin el proyecto de

seguridad (Ecuación 2).

                                                                                                                         2  Tomado de Azari et. al. (2013)

Ingreso  

m1    =m0  

Nivel  de  Seguridad  

e(  p,  Q1,U0)  

Q0  

Q1  

U0  

U1  VC  

U! > U!                    (2)

Los componentes de la utilidad de cada escenario son:

U!" = V S!" + ε!"                                  (3)

Donde V S!" hace parte del componente de la utilidad indirecta conformado por variables

observables como ingreso, genero, precio de la alternativa entre otras. Entonces, la

Ecuación 2 se reescribir como:

V S!" + ε!" >  V S!" + ε!"                                (4) Para todo k ≠ j

Reformulando la Ecuación 3 a l de la sección anterior, se obtiene para los dos escenarios lo

siguiente:

 𝑈!,!"#$%&!#'(!! = 𝛽!" + 𝛽!!𝑃𝑟𝑒𝑐𝑖𝑜  𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑎𝑟𝑖𝑜! + 𝛽!!𝑋! + 𝜀!!

𝑈!,!"#$%&!#'(!! = 𝛽!" + 𝛽!"𝑃𝑟𝑒𝑐𝑖𝑜  𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑎𝑟𝑖𝑜! + 𝛽!!𝑋! + 𝜀!!

El interés de un modelo de utilidad aleatoria no es el valor absoluto del escenario sino la

utilidad alternativa, por lo que bajo el supuesto de maximización de utilidad se puede tomar

el status quo como una utilidad de base y normalizar el modelo de la siguiente manera:

𝑈!,!"#$!"#$%&#!∗ = 𝑈!,!"#$%&!#'(!! − 𝑈!,!"#$%&!#'(!! = 0                                                        (5)

En otras palabras, el bogotano escogerá la situación con proyecto de seguridad si y sólo si

esta utilidad relativa es mayor a cero:

𝑑!! =1            𝑠𝑖  𝑈!!∗ > 0

0                                          𝑑𝑒  𝑙𝑜  𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟𝑖𝑜

Suponiendo que el error se distribuye valor extremo tipo I, la probabilidad de elegir una

situación con mayor seguridad en Bogotá es:

𝑃𝑟𝑜𝑏 𝑑!! = 1  |𝑋,  𝛽 =  𝑒!!!!!!

𝑒!!!!!! + 1                                          (6)

La probabilidad de la Ecuación 6 se estimará entonces a través de un modelo tipo Logit,

que hace referencia al formato de pregunta tipo referéndum. En este caso el formato de

pregunta sería “La implementación de un sistema de seguridad que disminuya la tasa de

hurtos, homicidios que le permitan un mejor disfrute del espacio y transporte público le

costará X pesos. ¿Estaría usted dispuesto a pagar X pesos por este proyecto?”. Esta

pregunta se puede realizar a modo de encuesta, facilitando la respuesta del individuo pues

éste sólo deberá decidir si está dispuesto o no, por lo que la respuesta es discreta y sólo

toma valores de 1 si está dispuesto, 0 de lo contrario.

Ahora bien, La DAP se define a como la diferencia en niveles de utilidad:

∆𝑉 = 𝑉!   𝑞! − 𝑉!(𝑞!)

Donde q significa el estado del nivel de seguridad. Como se explicó anteriormente, el nivel

de utilidad se define por el ingreso, el precio de la alternativa y otras variables

socioeconómicas. Cuando el cambio es igual a cero; es decir, el nivel de utilidad final es

igual al inicial, se puede desprender la DAP que según Hanneman (1993) se define como:

𝐷𝐴𝑃 =𝛼 +  𝛽!𝑠!

𝛽

Donde 𝛽!𝑠! es cada variable socioeconómica multiplicada por su coeficiente del modelo

Logit estimado.

Datos

La recolección de datos se realizó en dos etapas, la primera para obtener valores de

referencia aleatorios de las disposiciones a pagar de los bogotanos y la segunda cuyo

objetivo fue además de medir las DAP de los ciudadanos, obtener los datos referentes a la

caracterización socio-demográfica de los encuestados. Todas las observaciones fueron

obtenidas por encuestadores contratados para este proyecto en estaciones de Transmilenio

escogidas previamente, con el fin de garantizar la aleatoriedad de los datos y además una

congruente distribución de la recolección. Así las cosas, la primera etapa consistió en 100

encuestas aplicadas en dos troncales del mapa organizacional de Transmilenio: las

Troncales del Portal de la 80 y el Portal de las Américas (ver anexo 1). De estas 100

encuestas pudieron obtenerse los valores de referencia para la segunda etapa, que de

acuerdo con la metodología expuesta, consistiría únicamente en un formato referéndum con

opción de doble límite. Vale la pena mencionar que con solo obtener los valores de

referencia, se podía evidenciar mayores valores de DAP para medidas “zanahorias” que

para aquellas medidas “garrote”.

Por su parte, la segunda etapa estuvo liderada por 8 encuestadores, distribuidos por casi

todas las troncales del sistema Transmilenio, con un leve sesgo hacia el sur-occidente de la

capital (ver anexo 1). Entre las variables encuestadas, se preguntó por la estación de

Transmilenio más cercana a su lugar de residencia, cuyo objetivo fue actuar como proxy

del lugar de residencia con la ventaja de permitir conocer las rutas y sitios concurridos por

el ciudadano constantemente. Además, se preguntó por la edad, género, número de hijos,

ingreso y grado de escolaridad, por el lado de las variables socioeconómicas. De otra parte,

se indagó por la frecuencia con la que los ciudadanos sufrían hechos de inseguridad, la

sensación de seguridad, la calidad de la policía, del alumbrado público, de las camaras de

seguridad y de la calidad en la atención a jóvenes menos favorecidos económicamente.

Con el fin de evitar sesgos en el levantamiento de datos, tal como puede apreciarse en el

Anexo 1, la estrategia de implementación de las encuestas tuvo en cuenta una adecuada

distribución de los datos, siempre que se utilizaron la mayoría de las troncales del sistema

Transmilenio y de esta forma se recolectaron la mayoría de datos en estaciones aledañas a

sitios de trabajo, residencias de todo estrato socioeconómico y a muy diversos entornos de

seguridad. De esta forma, como puede verse, los datos fueron obtenidos de forma juiciosa

en zonas que en su mayoría cuentan como estratos 2, 3 y 4, siendo una muestra insesgada

para estratos socioeconómicos. Con el fin de corroborar la calidad de los datos se hizo un

proceso de estadísticas descriptivas cuyos resultados se muestran en el Anexo 2, y cuyos

resultados, por fortuna, parecen ser bastante apropiados y descriptivos de la ciudad de

Bogotá.

Tabla 1 Estadísticas descriptivas

Categorías Variable Número de

observaciones Media Desviación

estándar Min Max

Edad 402 33.92 12.64 15 73

Hijos 402 1.18 1.25 0 7

Socioeconómicas Ingreso 386 1,837,865 2,554,988 150,000 3.00e+07

Escolaridad 402 3.85 1.47 0 6

Gastos 401 1,144,843 1,451,006 100,000 1.80e+07

Frequencia de inseguridad

402 2.69 2.15 1 10

Sensación de inseguridad

402 4.93 2.51 1 10

Calidad del alumbrado

público 402 6.64 1.72 1 10

Percepciones ciudadanas

Calidad de la atención de la

policía 402 5.11 2.13 0 10

Calidad de las cámaras de

402 4.71 2.13 0 10

vigilancia

Calidad de vida en el barrio

402 6.46 1.84 1 10

Atención a los jóvenes menos

favorecidos 402 3.92 2.24 0 10

Al CAI más cercano

402 760.54 393.02 71.06 1,584.81

Distancias

Al hot spot de hurtos más

cercano 402 1,808.87 2,023.80 0 7,308.14

Al hot spot de homicidios más

cercano 402 1,747.95 1,258.98 0 6,808.81

Como puede detallarse, tanto en la Tabla 1 como en el Anexo 2, la recolección de datos fue

exitosa en tanto distribución geográfica de datos y en general en la aproximación lograda

con éstos. El grueso de las personas encuestadas se encuentran entre los 20 y 50 años, con

picos significativos en los 25 y los 40 años, siendo de cierta forma una adecuada

aproximación a la población bogotana. El 85% de las personas encuestadas tienen entre

cero y dos hijos y del total de la muestra el 54% son hombres y el 46% mujeres. Por el lado

del ingreso, el 80% de las personas tienen ingresos entre $500.000 y $3’000.000 y frente al

nivel educativo de las personas puede decirse que el 40% son profesionales, seguido de un

25% que apenas alcanzan un máximo grado de secundaria. En cuanto a los datos referentes

a las percepciones, llama la atención que la frecuencia de hechos de inseguridad es mucho

menor que la percepción de inseguridad de los bogotanos. Tanto la percepción sobre la

calidad del alumbrado público, como de la atención de la policía y la de las cámaras de

vigilancia son muy similares, acercándose a un promedio de 5 sobre 10, pero cuando se

trata de valorar la atención a los jóvenes desfavorecidos, la calificación no es tan favorable

para la ciudad, alcanzando en promedio 3 sobre 10.

Finalmente, para la creación de las variables de distancia, se geo-referenciaron las

estaciones de Transmilenio y utilizando los datos del Centro de Estudios y Análisis en

Convivencia y Seguridad Ciudadana se obtuvieron las coordenadas tanto de los CAI

existentes en la ciudad como de los sitios de alta incidencia de hurtos y homicidios en el

área metropolitana. Luego de obtener estas coordenadas, se cruzaron las bases de datos para

obtener las distancias desde las estaciones de Transmilenio hasta los CAI y los Hot-spots

más cercanos, para evaluar la incidencia de éstos en la DAP de las personas. En general, los

CAI quedan más cerca de las estaciones que las zonas “calientes” de crímenes.

Resultados y Análisis

A partir de los datos obtenidos y de las preguntas realizadas a los encuestados por su

disposición a pagar por seguridad en formato referéndum, se corrieron modelos tipo Logit

con sus respectivos efectos marginales, DAP referéndum y DAP en formato doble límite

para estimar los valores que en este trabajo se buscaba obtener. De una parte, para el primer

modelo, el objetivo fue obtener la DAP por medidas “garrote” que incidieran sobre mejoras

significativas en los niveles de seguridad capitalino, con la siguiente pregunta:

“¿Estaría dispuesto a pagar X pesos mensuales (en su factura de servicios públicos

domiciliarios) por mantener un escenario en el que los niveles de seguridad en la capital

mejoran sustancialmente debido a un aumento del pie de fuerza de la policía?”

Donde X era un valor aleatorio entre los varios recolectados y escogidos de las pruebas

piloto realizadas en la primera etapa. Así las cosas, en esta estimación se logró encontrar

que, grosso modo, un bogotano promedio estaría dispuesto a aportar mensualmente entre

$24.025 y $36.418 pesos por mantener un escenario con mejores niveles de seguridad por

cuenta de un aumento en el pie de fuerza de la policía metropolitana. Estos valores fueron

obtenidos por las metodologías doble límite y referéndum, que fueron significativas al 10 y

5 por ciento respectivamente. En este punto vale la pena reconocer que es supremamente

valioso que la estimación mediante Doble Límite haya convergido a un valor positivo y que

además sea significativo, ya que a diferencia de la estimación Referéndum ésta estimación

minimiza los betas, vuelve más eficiente el modelo y además corrige el posible

comportamiento estratégico de los encuestados a la hora de responder las preguntas.

De otro lado, para el modelo cuyo objetivo era estimar las DAP por medidas “zanahorias”,

las preguntas que se realizaron fueron como la que se muestra a continuación:

“Estaría dispuesto a pagar X pesos mensuales (en su factura de servicios públicos

domiciliarios) por mantener un escenario en el que los niveles de seguridad en la capital

mejoran sustancialmente debido a una intervención social en los barrios marginales, los

cuales contemplan oportunidades, empleo y educación para los menos favorecidos?

En este caso, al igual que para el primer modelo, los valores de X fueron obtenidos a partir

de las encuestas piloto desarrolladas en la primera etapa. Los resultados,

sorprendentemente, son sustancialmente más altos que los del primer modelo: para el

modelo Referéndum se encuentra que en promedio, un bogotano está dispuesto a aportar

$78.445 pesos mensuales con el fin de percibir mejoras en los niveles de seguridad por

cuenta de intervención en barrios marginales y oportunidades para los menos favorecidos,

esto con un nivel de significancia del 5%. Además, a la hora de estimarlo mediante doble

límite se encuentra que este mismo valor es de $36.972 pesos mensuales, siendo

significativo también al 5%. Nuevamente vale la pena rescatar que el valor más importante

obtenido es el de Doble Límite, por su eficiencia y corrección de posibles problemas en la

recolección.

Ahora bien, vamos a analizar más específicamente los resultados obtenidos en el primer

modelo, el referente a las medidas “garrote”. Para este modelo, finalmente, se incluyeron

las variables socio-demográficas que ciertamente tenían incidencia en el valor de la DAP y

que fueran significativas, con el fin de no afectar la significancia del modelo. Por

simplicidad, en este texto se analizarán los efectos marginales en las DAP, ya que los

valores obtenidos en los modelos Logit y en sus respectivos valores marginales (columnas

1 y 2, Tabla 2) solo pueden interpretarse con sus signos y los efectos marginales en

cambios porcentuales, luego resulta de mucho mayor utilidad hacerlo en pesos

colombianos, dados los valores obtenidos.

Así las cosas, para medidas “garrote”, en particular de medidas policivas, se encuentra que

el hecho de tener hijos disminuye entre $3.225 y $4.383 (doble límite y referéndum,

respectivamente) la disposición a pagar por mejoras en los niveles de seguridad. Lo anterior

podría argumentarse en cuanto al total de ingreso disponible de los hogares, del cual se

sustrae una parte importante al tener un miembro dependiente económicamente. Por su

parte, se encuentra que en promedio, percibir 10 puntos porcentuales mayores niveles de

inseguridad tiene como efecto una reducción de la DAP entre $960 y $1668 pesos,

probablemente porque las personas son más reacias a creer que mediante el aporte a

medidas “tradicionales” se puede lograr una verdadera reducción de la cantidad de delitos

cometidos. Así mismo, congruente con los valores esperados, se encuentra que a mayor

percepción de la calidad de la policía, más alto sería el aporte que se haría para darle

recursos a esta institución para que siga cumpliendo sus labores de protección. Por el lado

de la ubicación de las personas, aquellas que reportaron vivir en un sitio cercano a la

estación del CAN en Transmilenio, famoso por estar rodeado por varios distritos militares,

ministerios públicos y demás instituciones gubernamentales, están bastante menos

dispuestos (entre $17.436 y $27.954) a aportar por aumento del pie de fuerza de la policía,

siempre que su percepción sobre la cantidad de uniformados es de por sí alta por el sitio en

donde se encuentran ubicados. Finalmente, se encontró que ni la distancia al CAI más

cercano ni a los Hotspots de delitos fue significativo para la DAP por mejoras en seguridad

ciudadana, pero que estos arrojaron los signos esperados.

Tabla 2 Resultados Modelo 1

(1) (2) (3) (4)

VARIABLES Logit Referendum Logit Referendum Mfx Dy/Dx

DAP Referéndum Dy/Dx

DAP Doble Límite Dy/Dx

Precio Inicial -7.39e-05*** -1.72e-05***

(1.30e-05) (2.97e-06) Hijos -0.304*** -0.0709*** -4,383*** -3,225***

(0.112) (0.0260) (1,591) (820.2) Sensación de Inseguridad -0.122** -0.0285** -1,688** -959.7**

(0.0512) (0.0119) (722.4) (379.0) Soltero -1.052** -0.248** -14,332** -11,483***

(0.419) (0.0972) (5,745) (3,127) Casado -0.858* -0.186** -11,186* -8,938***

(0.445) (0.0878) (6,076) (3,338) Calidad Alumbrado P. -0.140* -0.0326* -1,897* -916.7

(0.0757) (0.0176) (1,038) (563.5) Calidad Policía 0.141** 0.0329** 1,920** 959.9**

(0.0643) (0.0150) (895.0) (478.0) Calidad Atención a Jóvenes 0.203*** 0.0473*** 2,792*** 1,837***

(0.0596) (0.0138) (866.5) (447.1) Estación CAN -2.069* -0.308*** -27,954** -17,436**

(1.106) (0.0781) (14,126) (7,894) Distancia al CAI 2.58e-05 6.02e-06 0.674 3.268

(0.000316) (7.37e-05) (4.285) (2.358) Distancia a Hotspot Hurtos 3.48e-06 8.10e-07 0.0931 -0.484

(6.18e-05) (1.44e-05) (0.838) (0.455) Distancia a Hotspot Homicidios 0.000105 2.45e-05 1.420 0.415

(9.48e-05) (2.21e-05) (1.329) (0.699) Constante 1.510** 20,403** 16,133***

(0.694) (8,687) (4,813)

Observaciones 402 402 402 402 Errores estándar en paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

Tabla 3 DAP Referéndum y Doble Límite Modelo 1

DAP Coeficiente Std. Err. z P>z [95% Intervalo de confianza]

Referéndum 36,418 18871.67 1.93 0.054 -570.2289 73405.37

Doble Límite 24,025 9542.894 2.52 0.012 5321.218 42728.68

Con respecto al modelo 2 de medidas “zanahorias”, vale la pena hacer énfasis en tres

puntos de los datos encontrados. En primer lugar, vale la pena decir que comparando los

resultados de los dos modelos se encuentra que para variables de control los resultados son

de signos similares, aspecto que muestra la robustez presente en los datos recolectados. En

segundo lugar, destaca que para este caso los ingresos sí son significativos en los

resultados; esto es, parece ser que en este caso mayores ingresos sí tienen como

consecuencia un mayor aporte a medidas de resocialización. Pero esto no es lo único, el

punto quizá más importante de los resultados de este segundo modelo tiene que ver con las

variables de distancia creadas, pues todas dan significativas y junto con el resultado de la

variable ingreso permite llegar a un análisis más profundo. En cuanto a distancia al CAI

más cercano, se encuentra que a mayor distancia al centro de atención integral de la policía

menor será el valor de la DAP, reflejando que de alguna manera, en la medida que una

persona en efecto esté en una menor situación de seguridad (o mayor distancia al CAI)

menor será su aporte para medidas sociales. Igualmente, entre mayor sea la distancia a hot-

spots, tanto de homicidios como de hurtos, en promedio un bogotano estará dispuesto a

pagar un mayor monto por medidas de resocialización. Por lo tanto, para medidas de

intervención indirecta e integral, el hecho de tener mayores ingresos, vivir cerca de un CAI

y lejos de zonas calientes de crímenes sí tiene incidencia sobre la DAP por medidas

“zanahorias”.

Tabla 4 DAP Referéndum y Doble Límite Modelo 2

DAP Coeficiente Std. Err. z P>z [95% Intervalo de confianza]

Referéndum 78,445 38304.62 2.05 0.041 3369.195 153520.6

Doble Límite 36,972 11488.15 3.22 0.001 14455.33 59488.05

Tabla 5 Resultados Modelo 2

(1) (2) (3) (4)

VARIABLES Logit Referendum Logit Referendum Mfx Dy/Dx

DAP Referéndum

Dy/Dx

DAP Doble Límite Dy/Dx

Hijos -0.393*** -0.0968*** -12,586*** -3,822***

(0.0997) (0.0245) (3,517) (1,234) Troncal Suba 2.111* 0.432*** 65,301* 30,431***

(1.150) (0.139) (33,746) (10,569) Distancia a CAI -0.000267 -6.58e-05 -9.697 -7.221*

(0.000295) (7.27e-05) (9.641) (3.820) Distancia a Hotspot Hurtos 5.03e-05 1.24e-05 2.010 2.038***

(5.74e-05) (1.41e-05) (1.867) (0.785) Distancia a Hotspot Homicidios 0.000227** 5.60e-05** 7.445** 1.887*

(9.18e-05) (2.26e-05) (3.245) (1.111) Precio Inicial -3.10e-05*** -7.63e-06***

(5.14e-06) (1.24e-06) Calidad en atención a Jóvenes 2,011***

(656.5) Ingreso 0.00333***

(0.00115) Gastos -0.00573**

(0.00260) Constante 0.712** 22,918** 8,355

(0.338) (10,194) (5,108)

Observaciones 402 402 402 386 Errores estándar en paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

Conclusiones

La creciente inseguridad bogotana ha despertado reacciones desde el punto de vista de la

ciudadanía, dejando de ser un tema relevante únicamente para la policía y pasando a ser

objeto de las políticas públicas de los nuevos gobiernos distritales. Desde el año 2009 la

percepción de inseguridad dio un salto importante llegando a niveles del 40% y allí ha

permanecido durante los últimos años, convirtiendo la confianza de la ciudadanía en un

mecanismo político y centro de debate a nivel local. Por estas razones, este trabajo se ha

motivado en la estimación de la disposición a pagar por mejoras en los niveles de seguridad

ciudadana en la capital, a través de datos primarios obtenidos con una minuciosa encuesta

en las diferentes troncales de Transmilenio. A través de estos datos y modelos de

Valoración Contingente se ha podido concluir que en promedio, las personas están más

dispuestas a pagar por medidas “zanahorias” que involucren oportunidades, educación y

empleo en barrios marginales, que por medidas “garrote” que impliquen mayor

participación del pie de fuerza de la policía, cámaras e intervenciones directas. En

particular, este estudio encuentra que los bogotanos están dispuestos a pagar en promedio

mensualmente $30.221 pesos por medidas policivas, con valores que van desde los $7.000

hasta los $73.000 pesos. De otra parte, se encuentra que estarían dispuestos a pagar $57.708

pesos por medidas de intervención social, con valores que oscilan en un intervalo entre

$15.000 y $60.000. Podría pensarse que los valores encontrados son disposiciones a pagar

mensuales por un periodo de 4 años, debido a que se entiende que las contribuciones van

guiadas de acuerdo a las políticas que cada alcaldía propone en su periodo de gobierno.

Se espera que este trabajo sirva como base para el diseño de políticas públicas en la capital,

cuyo objetivo sea el de aumentar el presupuesto para el mejoramiento de la seguridad

ciudadana mediante aportes voluntarios a un fondo común. Por ejemplo, si se hace el

ejercicio teniendo en cuenta la encuesta multipropósito de la Alcaldía Mayor de Bogotá

para el año 2014, se puede ver que existieron 2’435.784 hogares usuarios de las redes

públicas de electricidad, a la vez que se reportaron 2’188.113 usuarios adscritos a servicios

relacionados con Gas Natural doméstico. Así las cosas, suponiendo que hubiesen 2’200.000

hogares que utilizan y pagan mensualmente su factura de servicios públicos domiciliarios, y

asumiendo que apenas una persona de estos hogares tiene ingresos y es el encargado de

financiar estos servicios, el distrito podría recaudar la importante suma de $66.000’000.000

al mes para financiar medidas policivas cuyo resultado sea notorio en la mejora de los

índices de seguridad ciudadana. Por su parte, en cuanto a las medidas de intervención

indirecta, esta suma asciende a casi el doble y en cualquiera de los dos casos, podría

alcanzar rápidamente el presupuesto asignado al Fondo de Vigilancia y Seguridad que en el

2015 ascendió a 185 mil millones de pesos. Sin duda alguna, este estudio muestra

empíricamente que ante un escenario creciente y sostenido de inseguridad ciudadana, los

habitantes estarán dispuestos a contribuir voluntariamente por mejoras en los indicadores y

en su calidad de vida, y que este fondo común podría financiar importantes inversiones en

la ciudad.

Por último, vale la pena recalcar que una de las limitaciones de este estudio es sin duda

alguna la captación de recursos de los habitantes, pues a pesar de que se reconoce que

existe una disposición a pagar importante, el desembolso depende en gran medida de la

credibilidad que los habitantes tengan en el gobierno de turno y en su capacidad de diseñar

políticas que vayan en la misma dirección que los intereses ciudadanos. Además, debido a

los recientes y continuos casos de corrupción en la ciudad, los bogotanos son reacios a

aportarle recursos, pues consideran que una parte de ellos será utilizada para fines

diferentes de lo que en un principio se creía. Así pues, el reto de las administraciones

entrantes será primero obtener la credibilidad de los ciudadanos para luego poder capturar

la DAP , cuya existencia ha demostrado esta investigación.

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Banco Interamericano de Desarrollo, University of Maryland & Cambridge University.

Anexo 1

Lugares de Recolección de Datos para Encuestas Piloto

Lugares de Recolección de Datos para Encuestas Segunda Etapa

Anexo 2

Estadísticas Descriptivas

i. Número de hijos

 

ii. Género

iii. Edad

iv. Ingreso

   

v. Escolaridad

Anexo 3

Encuestas

i. Encuesta Piloto

ii. Encuesta Segunda Etapa