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150 CuCoCrítica CuCo, Cuadernos de cómic n.º 13 (diciembre de 2019) Devastación Julia Gfrörer Alpha Decay, 2020 C omienza Devastación con una página en la que vemos pulgas. Le sigue una primera escena to- talmente esclarecedora de las pautas a las que se va a someter toda esta pequeña-gran novela gráfi- ca. Primero se presenta a la protagonista en un plano cerrado. Una mujer joven sentada ante una mesa en una habitación. Domina la austeridad, y con el gesto contrito y la mirada desafiante habla con alguien fuera de plano. Es difícil precisar nada más en esta primera página, pero Julia Gfrörer nos ofrece a continuación un contraplano. Y vemos que estamos en una casa modes- ta, y en un marco histórico antiguo. Medieval posible- mente. Muebles rústicos, ventanal con arco de medio punto, enseres discretos. Una mujer en su casa, cuya conversación avanza un poco más sin que acabemos de ver al interlocutor o interlocutores. Estos quieren lle- varse a su hija, un bebé que descansa en sus brazos. Pocas viñetas más tarde los visitantes entran en escena. Son un esqueleto con corona y un hombre vestido con una toga a la manera de la Grecia clásica, y dotado de alas en las sienes. Se trata de representaciones de la Muerte medieval y de Tánato. La ico- nografía de la muerte se desarrolló paulatinamente a lo largo de la Baja Edad Media. Su consolidación se debió a la propagación de la peste desde mediados del siglo xiv por Europa alcanzando su devastador cénit entre los siglos xiv y xvi. Hablamos, cla- ro, del impacto de la Peste Negra (propagada por ratas y pulgas, como las que abren Devastación). Pero la muerte es una constante que puede encontrarse en otras épocas y culturas, como en el panteón de los dioses clásicos griegos: Tánato, hijo del Érebo y de la noche, es el dios de la muerte de la cultura clásica. Su hermano es Hipnos, divi- nidad del sueño. Ambos se relacionan a su vez con el olvido. Tánato luce esas curiosas alas en su cabeza. Así que la muerte en el siglo xiv es exactamente la misma del siglo v a.C. Y del 2020. La historia es entendida aquí como portal a lo universal.

Devastacióncuadernosdecomic.com/docs/revista14/06_devastacion.pdf · 2020. 6. 30. · omienza Devastación con una página en la que vemos pulgas. Le sigue una primera escena to-talmente

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150CuCoCríticaCuCo, Cuadernos de cómic n.º 13 (diciembre de 2019)

DevastaciónJulia Gfrörer

Alpha Decay, 2020

Comienza Devastación con una página en la que vemos pulgas. Le sigue una primera escena to-talmente esclarecedora de las pautas a las que

se va a someter toda esta pequeña-gran novela gráfi-ca. Primero se presenta a la protagonista en un plano cerrado. Una mujer joven sentada ante una mesa en una habitación. Domina la austeridad, y con el gesto contrito y la mirada desafiante habla con alguien fuera de plano. Es difícil precisar nada más en esta primera página, pero Julia Gfrörer nos ofrece a continuación un contraplano. Y vemos que estamos en una casa modes-ta, y en un marco histórico antiguo. Medieval posible-mente. Muebles rústicos, ventanal con arco de medio punto, enseres discretos. Una mujer en su casa, cuya conversación avanza un poco más sin que acabemos de ver al interlocutor o interlocutores. Estos quieren lle-varse a su hija, un bebé que descansa en sus brazos.

Pocas viñetas más tarde los visitantes entran en escena. Son un esqueleto con corona y un hombre vestido con una toga a la manera de la Grecia clásica, y dotado de alas en las sienes. Se trata de representaciones de la Muerte medieval y de Tánato. La ico-nografía de la muerte se desarrolló paulatinamente a lo largo de la Baja Edad Media. Su consolidación se debió a la propagación de la peste desde mediados del siglo xiv por Europa alcanzando su devastador cénit entre los siglos xiv y xvi. Hablamos, cla-ro, del impacto de la Peste Negra (propagada por ratas y pulgas, como las que abren Devastación). Pero la muerte es una constante que puede encontrarse en otras épocas y culturas, como en el panteón de los dioses clásicos griegos: Tánato, hijo del Érebo y de la noche, es el dios de la muerte de la cultura clásica. Su hermano es Hipnos, divi-nidad del sueño. Ambos se relacionan a su vez con el olvido. Tánato luce esas curiosas alas en su cabeza. Así que la muerte en el siglo xiv es exactamente la misma del siglo v a.C. Y del 2020. La historia es entendida aquí como portal a lo universal.

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CuCo, Cuadernos de cómic n.º 14 (junio de 2020) 151CuCoCrítica

Está claro que Julia Gfrörer ha medido muy bien los primeros compases de su obra, que acota perfectamente (una historia, sí, devastadora). Estamos en la citada crisis de la Peste Negra y en el retrato de una sociedad inmersa en un trance total: físico por el diezmo poblacional; moral porque ¿cómo entender el papel de Dios en un tiempo en el que convives más con la muerte que con la vida? Lo fascinante es que Gfrörer, para resolver estos interrogantes, se aleja de veleidades como la recreación escrupulosa de cada nimio detalle o los diálogos sobrecargados de «datos» (pandemia del género cuando se entiende mal) y mantiene un pulso para su relato más próximo al alternati-vo americano que al histórico y sus tópicos. Devastación, publicado originalmente en Fantagraphics, tiene más que ver con la expresividad gráfica de ilustradores y pintores como Edward Gorey y el angst de Egon Schiele, o incluso de historietistas atmos-féricos como Eddie Campbell, que con el puntilloso encono recreativo de la actual escuela de cómic histórico mainstream tan del gusto francés.

En Devastación impera el pensamiento y el alma de una edad rota. Retrata un momento de deses-peranza ante el futuro provocado por la muerte, por una muerte omnipotente, voraz e imparable. El cómic abunda en pasajes tremendos. Gravitan alrededor de la vida de una joven madre que se resiste a perder a su hija en una aldea acosada por la peste. Un sentimiento universal que al tiempo retrata magníficamente un momento particular. En este sentido, Devastación es el mejor cómic de género histórico que he leído en mucho tiempo, cercano al pulso autoral de un Ingmar Bergman, exacto en la recreación no tanto de ropas y ar-quitecturas como de mentalidades. Esto es más sutil, pero quizá más difícil, que el documenta-lismo escenográfico extreme, ya que no obedece tanto a la paciencia del maestro artesano como a la construcción inspirada de ambientes y ritmos.

La parsimonia con la que se desarrollan las escenas nos habla mucho mejor de ese medievo rural devastado que el detalle de los linos, los cintos y los aperos de labranza extraíbles de un cuadro de Brueghel el Viejo. En realidad, describe muchísimo mejor a la protagonista una conversación mantenida durante el relato sobre Santa Catalina, aparecida o soñada. Parece una tontería, una cita a un santo o santa cualquiera, un lu-gar común, «en la edad media eran muy religiosos, citemos a San Perico de los Palotes que queda bien». Pero solo desde la inquietud lectora a la que nos convida Gfrörer y a la práctica de la curiosidad hacia lo que leemos, nos percataremos de que Santa Catalina resulta ser una santa auxiliadora invocada contra… la muerte súbita. Nada es dejado al azar —y mucho menos a San Perico de los Palotes.

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152CuCo, Cuadernos de cómic n.º 14 (junio de 2020) CuCoCrítica

Este delicado deleite por el detalle histórico de peso y por el perfilado exacto hacen de la lec-tura de Devastación una golosina para quienes gusten de la narrativa sobre nuestro pasado. Go-losina endulzada por un fascinante buen hacer de Gfrörer. Sus páginas de cuatro viñetas (salvo interludios que parecen distribuir la lectura en capítulos) nos enclaustran en la sensación de ese mundo cerrado, inamovible e inevitable. Sin embargo, dentro de la viñeta la autora practica una riqueza compositiva arrolladora en diversi-dad de planos, querencia por la descripción de lugares y paisajes, pero también por el desnudo compositivo. La obra es magistral tanto en re-creaciones más o menos veristas de espacios y escenarios, como en los momentos en que de-cide desnudar el fondo para centrarnos en los personajes, un gesto, una mirada, una línea de diálogo sobre las que el entorno no interfiere

(porque se ha eliminado de la composición). Entonces ¿en qué nos fijamos más, en la modulación dinámica con los planos, o en la retícula carcelaria? ¿Qué nos cuenta desde lo formal la autora? ¿Resignación o esperanza?

Entramos así en el mensaje de la obra. ¿Cómo no sentirnos fascinados ante la fuerza de la idea que transmite Devastación? No creo que haga un spoiler excesivo (pero pue-des abandonar la lectura y dejar esta conclusión para cuando leas el cómic) al concluir que Julia Gfrörer ha apostado por la vida en el más desolado entorno. Y esa rendija de luz casi fugaz que nos transmite uno de los finales más hermosos que recuerdo en mucho tiempo, ha conseguido iluminar todo el oscuro camino de la lectura.

Octavio Beares

Octavio Beares comenzó a hacerse oír en la red con un nick, y un blog personal (en activo desde 2005) llamado El Octavio Pasajero. A los pocos años abre un blog sobre tebeos — dentro del grupo de prensa local Gente Digital—, Serie de Viñetas, que aún mantiene operativo. No así otro más sobre el cómic The Sandman al que no obstante promete dar continuidad, algún día de estos. Se ha prodigado por medios varios: de la revista online Viñetas en Palabras a la web cultural Culturamas, pasando por Rockdelux, Cactus, Mondo Sonoro, 13 millones de naves o el diario Faro de Vigo, donde hace una sección más o menos periódica sobre historieta desde 2009. Ha comisariado un par de exposiciones sobre historieta para Museo de Pontevedra y Diputación de Pontevedra, codirige CuCo, Cuadernos de cómic. Le gusta la música alternativa y el post hardcore, aunque sabe que ya no tiene edad.