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DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN

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Page 1: DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN
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Nombre de yacimiento: Villa Romana de la Agualeja

Municipio: Monforte del Cid

Comarca: Medio Vinalopó

Director: Francisco A. Molina Mas

Fecha de actuación: 2003 - 2004

Periodo Cultural: Época Ibérica, romano, tardorromano

Tipo de intervención: Excavación

Page 3: DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN

DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN:

La partida rural conocida como Agualeja o Waleja se localiza en la margen

izquierda del río Vinalopó a su paso por Monforte del Cid. Esta zona tiene,

junto con la de El Campet de Novelda, una importante tradición

arqueológica en cuanto a hallazgos se refiere, los cuales se han ido

sucediendo por diversas causas a lo largo de los años.

El yacimiento es conocido por los lugareños desde mediados del siglo

pasado, momento en el que se empieza a utilizar la nueva maquinaria

agrícola que profundiza hasta cotas que los arados de tracción animal no

alcanzaban. Es por ello que una de las actividades que mayor número de

restos arqueológicos ha sacado a la luz ha sido la agrícola, ya que los

desmontes, los abancalamientos, el paso de los tractores y el arranque

de las viñas provocan que esas piezas que permanecen enterradas

durante miles de años sean descubiertas de forma violenta.

Posteriormente, las visitas efectuadas por importantes arqueólogos de

la provincia como Alejandro Ramos localizaron y documentaron una serie

de restos arqueológicos –un toro de piedra, inscripciones funerarias,

tesorillos y ocultaciones, etc.–, que certificaron que el lugar era un

yacimiento arqueológico relevante.

A continuación, las rebuscas y expolios han sido numerosos, prueba de

ello son la gran cantidad de materiales que proceden de este lugar y que

se encuentran formando parte de colecciones privadas, algunas de las

cuales se muestran en el Museo Arqueológico Municipal de Novelda.

A estos hallazgos casuales y menos casuales, hay que unir tres

excavaciones arqueológicas de salvamento que se han llevado a cabo

desde 1987 en la zona rural que nos ocupa. En septiembre de 1987 una

remoción de tierras sacó a la luz unos enlosados y concentraciones de

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cenizas, por lo que la Conselleria de Cultura encargó a Elia Alberola y

Lorenzo Abad una excavación de urgencia en la que se documentó una

necrópolis utilizada a lo largo de los siglos V-II a.C. Estos trabajos se

publicaron en el Tomo II de Excavación arqueològiques de salvament a la

Comunitat Valenciana. 1984-1988. Intervencions rurals. En dicha

publicación se apuntaban las características principales del yacimiento.

En primer lugar, su gran extensión que abarca desde Novelda hasta el

Pantano de Elche, con importantes concentraciones de restos

arqueológicos en El Campet y Agualeja; en segundo lugar, su amplitud

cronológica, abarcando desde el Neolítico hasta la Época Islámica,

destacando los momentos ibéricos, romanos y visigodos; y en tercer lugar

una gran variedad de los restos, como lugares de hábitat, necrópolis e

instalaciones industriales y agropecuarias.

Figura 1. Excavación de la Villa Romana de la Agualeja

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En marzo de 1989, Miguel Benito solicitó a la Conselleria de Cultura

permiso para realizar una excavación de urgencia en el Camino del Río,

cuyos resultados se publicaron en la Revista de Fiestas de Moros y

cristianos de Monforte del Cid de ese mismo año. Finalmente, en enero

de 1995, el arranque de unas viñas sacó a la luz restos de construcciones

y abundantes cerámicas de época romana, y de nuevo la Conselleria de

Cultura encargó una excavación de urgencia para salvar los restos

arqueológicos que habían sido descubiertos por los trabajos agrícolas.

Esta intervención arqueológica fue encargada a Francisco Molina y Berta

Lledó, y es la que aquí vamos a presentar, describiendo tanto las

características del yacimiento como de los materiales obtenidos durante

el proceso de excavación, los cuales actualmente se encuentran en

proceso de estudio y correctamente almacenados en una de las

dependencias del Ayuntamiento de Monforte de Cid.

Figura 2. Mapeo de la ubicación de la presente excavación y poblaciones cercanas

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EL YACIMIENTO

El yacimiento se encuentra en la margen izquierda del río Vinalopó, a

escasos 100 metros de su cauce, y sobre una pequeña elevación natural

que le permite una gran visibilidad sobre las tierras del sur y suroeste

(Figura 2). Esta Excavación Arqueológica de Salvamento transcurrió entre

el 23 de enero y el 20 de junio de 1995, actuando sobre un total de 675 m²

(Figura 3).

Entre los objetivos iniciales estaba el acondicionamiento del terreno y la

recogida de los materiales arqueológicos que aparecían dispersos por la

parcela. Ésta presentaba una

superficie bastante irregular debido

al arranque de las viñas y a la

realización de una “excavación”

previa a nuestra llegada, la cual dejó

al descubierto algunas estructuras,

influyendo de forma negativa en el

inició, desarrollo y resultado de los

trabajos. Se planteó así una

excavación en extensión, que no fue

suficiente para descubrir la planta

completa del edificio debido a que

sus muros continuaban en las

parcelas adyacentes, y una serie de

excavaciones en profundidad en

zonas puntuales –sondeos– que nos

sirvieron para conocer algunos de los

límites del edificio y el tiempo que

estuvo en uso. Figura 3. Plano de la excavación arqueológica

Page 7: DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN

A continuación, trataré de explicar los restos arqueológicos

documentados durante la excavación siguiendo el orden cronológico que

marca su antigüedad, por lo que iniciaremos el recorrido citando los

restos más antiguos encontrados, seguiremos con un análisis breve de

las dos fases constructivas del edificio y sus dimensiones, para finalizar

profundizando en aspectos más concretos del mismo como las técnicas

utilizadas en su construcción y su funcionalidad.

En el sondeo realizado en la mitad occidental del yacimiento, se

documentó un fino estrato donde se pudieron recuperar abundantes

fragmentos de cerámica de Época Ibérica muy rodada, lo que nos indica

que nos encontramos en una zona marginal de un yacimiento cercano de

los siglos V-III a.C. Por otro lado, en el sondeo realizado en la mitad

oriental, se halló bajo los muros del edificio un estrato de mayor potencia

con abundantes restos cerámicos datados entre el siglo II e inicios del

siglo III d.C. Este sondeo nos ayudó en la tarea de conocer cuándo se

ocupó esta zona en concreto, así sabemos que parte del edificio se

construyó en la primera mitad del siglo II d.C., y que en los inicios del siglo

III d.C. ese mismo edificio sufre una remodelación al crear unas

dependencias anexas –coloreadas en la Figura 3– que corresponden a la

segunda fase constructiva. Por lo tanto, allí habitaron aproximadamente

unos cuatrocientos años –desde los años 100/150 hasta los años

500/550 d.C.– para terminar abandonando el lugar a mediados del siglo

VI d.C., ya inmersos en el Período Tardorromano.

Con el fin de conocer las dimensiones del edificio se amplió el área de

excavación hasta alcanzar el límite marcado por la finalización de la

parcela al oeste y se realizaron 3 sondeos en zanja paralelos al este. Esto

nos permitió saber al menos que el edificio tiene una longitud este-oeste

Page 8: DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN

de 40 metros aproximadamente, ya que debido a las escasas

dimensiones norte-sur de la parcela desconocemos su desarrollo en esas

direcciones, a pesar de que es clara su continuidad en las parcelas

contiguas.

En cuanto a las técnicas constructivas, hay que resaltar en primer lugar

el deficiente estado de conservación de las estructuras, al perdurar tan

sólo en muchos de los muros sus cimentaciones realizadas con cantos y

bloques tomados con barro. En los muros que sí se ha conservado la

primera hilada de alzado, vemos que la mayoría presenta una fábrica de

mampostería tomada con barro, aunque también se utilizó la

mampostería tomada con mortero de cal a veces combinada con ladrillos

y sillarejos para crear muros exteriores de mayor entidad. Los

pavimentos documentados son simplemente de arcilla marrón-grisácea

endurecida, recuperándose también fragmentos de pavimento de

mortero de cal, pero no in situ. Se constató asimismo los restos de un

enlucido interior compuesto por una serie de finas capas de cal y un

pequeño hogar de adobes para la combustión, de forma semicircular y

adosado a uno de los muros interiores.

Figura 4. Estancia de una de las viviendas, la cual pertenece a la cocina, por lo que se puede

ver en la superficie señales de combustión

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En lo que respecta a la cubierta del edificio, no contamos con mucha

documentación debido a la ausencia de derrumbes, producto del expolio

histórico del edificio tras su abandono, para reutilizar en otras

construcciones posteriores los elementos de las techumbres, y de las

tareas agrícolas que han ido removiendo y desplazando dichos

elementos, aunque lo más común en Época Bajo Imperial es que las

dependencias domésticas presentaran una cubierta de tejas curvas

sobre un entramado de vigas de madera. De la misma manera, no hay que

olvidar que durante esos trabajos agrícolas que provocaron el hallazgo

del edificio, se recuperaron fragmentos de dinteles, molduras, umbrales,

quicios, ... e incluso parte de un fuste y una basa de columna que vienen

a completar la escasa información arquitectónica de la que disponemos.

Si observamos la Figura 3 vemos básicamente dos ambientes muy

diferenciados, al oeste el área doméstica y al este el área industrial o

no doméstica. La primera está

formada por al menos doce

dependencias cuadrangulares

no moduladas, de diferentes

dimensiones, entre las que

destacan en la esquina sureste

una cocina con su hogar de

combustión (Figura 4) y en la

esquina noreste una

dependencia rectangular muy

alargada que por sus

dimensiones podría tratarse de

una pequeña despensa. Por lo

que al área industrial o no Figura 5. Muro norte de la vivienda

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doméstica se refiere, ésta consta de tres dependencias, una mayor y

dos menores, presentando la mayor un acceso al norte relativamente

amplio facilitando el paso de personas cargadas con productos

agrícolas, que se almacenarían en dos grandes tinajas cuyos restos se

hallaron adosados al muro norte (Figura 5).

En esta misma dependencia aparece una estructura central de

mampostería que serviría como base para la fijación de algún

elemento relacionado con la transformación esos productos agrícolas

y, teniendo en cuenta esa posición central, podemos aventurar que allí

se colocaría un molino o prensa que dispondría de mucho espacio para

efectuar su movimiento circular. En cuanto a las estancias menores

localizadas en el extremo este, tan sólo podemos comentar que su

función estaría sin duda relacionada con la actividad que se realizara

en la mayor, ya que por falta de tiempo no se excavaron en

profundidad.

Con todo, podemos afirmar que nos encontramos ante parte de una

villa romana de carácter rústico, destinada a la explotación agrícola,

que tendría su origen en la centuriación romana y que dependería

administrativa y jurídicamente de la ciudad de Ilici, localizada en La

Alcudia de Elche. Junto a la Villa Romana de Agualeja, existen otras

que jalonan el curso del río Vinalopó que, durante un largo proceso de

unos 500 años, se habitan y abandonan al ritmo que marca el

aprovechamiento de los recursos del río y la explotación de sus fértiles

terrazas.

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LA COLECCIÓN

Entre los materiales hallados destaca por su número y variedad la

cerámica, siendo la más abundante la denominada cerámica común por

tratarse de recipientes de uso cotidiano fabricados a torno, como

cuencos, platos, bocales, jarras, ollas, cazuelas y tapaderas para el

servicio de mesa y la

cocina, a la que se le

unen las ánforas, dolia y

tinajas para el

transporte y

almacenaje de

productos y las

lucernas para la

iluminación de las

dependencias. Dentro

de este grupo de

cerámica común

distinguimos las

decoradas con rombos

y bandas pintadas de

tradición ibérica sobre

cuencos y jarras. En

ocasiones especiales harían uso de una vajilla más delicada denominada

terra sigillata, fabricada a molde y en serie, que llama la atención por sus

tonalidades anaranjadas y su superficie englobada, y que provenía de los

talleres alfareros del norte de África. Este mismo origen tienen las

cerámicas de cocina africana, que se identifican por sus pastas

anaranjadas y sus bordes ahumados en tapaderas, ollas y cazuelas.

Figura 6. Vitrina con algunos elementos de cerámica

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Otro tipo de piezas menos abundantes pero igual de importantes son, por

ejemplo, las metálicas, entre las que destaca un aplique de una fuente

que representa una cabeza de león, una daga, anzuelos, puntas de

flecha, un pequeño mazo en forma de dedo, un importante conjunto de

monedas, y un peso y un pomo de plomo; los objetos de hueso, como

alfileres para sujetar el pelo, pinceles para escribir, pasadores para las

prendas de vestir y un brazalete de marfil finamente decorado; algunos

materiales de vidrio, como fragmentos de vasos y copas, pequeñas

pulseras y anillos y un colgante decorado con un motivo que representa

una escena campesina; los objetos para el trabajo textiles como los

pondus y las fusayolas; y las terracotas que representan figuras

humanas para el culto de los antepasados. La colección se completa con

abundantes restos de fauna y malacofauna, testimonio de los hábitos

alimenticios de los habitantes de la villa, y materiales y elementos de

construcción utilizados en la construcción de esta, como ladrillos, tejas,

sillares, restos de estucos de paredes pintados y teselas grises.

Figura 7. Vitrina con piezas metálicas y joyas encontradas durante la excavación

Page 13: DESARROLLO DE LA INTERVENCIÓN

Sin duda se trata de un conjunto de materiales significativo y

representativo de la cultura romana en el Valle del Vinalopó, procedente

de una de las escasas Villas romanas excavadas en la zona.

Tal y como hemos indicado en la introducción, todos estos materiales se

encuentran actualmente en una de las dependencias del Ayuntamiento

de Monforte. Tras la excavación y previamente a su almacenamiento, se

realizó un recuento que se incluyó en la Memoria Preliminar y se entregó

a la Conselleria de Cultura en Julio de 1995. Actualmente, este conjunto

de materiales se encuentra parcialmente inventariado y catalogado,

trabajos que están siendo realizados por Francisco Molina en las

dependencias del Ayuntamiento de Monforte del Cid y que se prevé

finalicen a lo largo de 2004. Los trabajos de inventario y catalogación

llevados a cabo durante 2003 facilitaron la selección de una serie de

piezas para su restauración y posterior exposición en dos vitrinas:

- Vitrina adosada de 180x60x200 cm (Figura 6), con estructura

metálica pintada, revestida de aluminio anodizado negro, vidrios

de 8 mm, iluminación en el marco superior con rejilla y vidrio

difusor, tableros tapizados y pedestal de perfil de aluminio

anodizado de 85x45 mm con dos llagas. En ella se exponen 9

piezas –3 piezas restauradas de terra sigillata africana, 2 piezas

restauradas de cerámica común, 2 lucernas, 1 askós con forma

de toro y 1 mortero restaurado de mármol– acompañadas de

textos que explican el tipo y uso de las diferentes cerámicas y

fotos del momento de hallazgo de algunas de las piezas.

- Vitrina de mesa de 150x60x105 cm (Figura 7), con estructura

metálica pintada, revestida de aluminio anodizado negro, vidrios

de 8 mm, fanal de 25 cm de altura, tableros tapizados y pedestal

de perfil de aluminio anodizado de 85x4 mm con dos llagas. En

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ella se exponen 26 piezas –1 aplique de fuente con forma de

cabeza de león de bronce restaurado, 2 pulseras de bronce

restauradas, 1 vaina de daga de bronce restaurada, 1 cuchillo de

hierro restaurado, 1 mazo de mortero con forma de dedo de

bronce restaurado, 5 monedas de bronce restauradas, 4 cuentas

de collar, 1 colgante de pasta vítrea, 1 placa cosmética de piedra,

3 fragmentos de estuco pintado, 1 brazalete de marfil, 1 pincel de

hueso, 3 alfileres para el pelo de hueso y 1 pasador de hueso–.

Esta muestra se completa con 2 paneles de 140x80 cm y 81x120 cm

(Figura 8) impresos a todo color, plastificados con acabado en brillo,

montados en soporte rígido y enmarcados en aluminio, que nos informan

sobre el fenómeno de la romanización y sobre los resultados de la

excavación arqueológica.

Figura 8. Paneles informativos sobre el fenómeno de la romanización y los hallazgos

encontrados