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14 anos 1999 D E L A U R B E P R E N S A PERIODISMO UNIVERSITARIO PARA LA CIUDAD FACULTAD DE COMUNICACIONES / UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA 65 # AÑO 14 MEDELLÍN, SEPTIEMBRE DE 2013 ISSN16572556

Delaurbe edicion 65 final baja

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Justicia

No. 65 Septiembre de 2013

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Casi 25 años después de ocurrida la masacre que dejó 45 muertos, César Pérez García es condenado por la Corte Suprema de

Justicia como su autor intelectual.

Santiago Castro V. [email protected]

“Ay, alcaldesa, duro ¿ah?”, dijo uno de los mili-tares con risita burlona −según recuerda Rita Ivonne Tobón Areiza− ante la escena dantesca

en que se había convertido el parque principal de Sego-via aquel 11 de noviembre de 1988 que partiría en dos la historia de este municipio del Nordeste antioqueño, ubicado a 240 kilómetros de Medellín.

Era un viernes especial porque el lunes siguiente era festivo. Los campesinos habían llegado de las ve-redas y los mineros traían el oro para comercializarlo −el municipio es conocido como la capital aurífera de Colombia−. Aunque llovía, los bares estaban llenos de clientes que, al son de música de carrilera, disfrutaban del puente que empezaba. La única que se dio cuenta de que algo raro pasaba fue Rita Ivonne. Ella fue la pri-mera Alcaldesa elegida por voto popular en el pueblo y la primera y la última de la Unión Patriótica (UP) en llegar al cargo.

El Nordeste antioqueño ha vivido, como muchas regiones de Colombia, en un total abandono estatal y bajo las órdenes de multinacionales extranjeras, que ex-traen las riquezas en medio de infrahumanas condicio-nes de vida y de trabajo. Esto convirtió a la región en el caldo de cultivo perfecto para los grupos de izquierda, legales e ilegales.

Paralelamente se dio el boom de los hacenda-dos, empresarios y comerciantes que, cansados de los abusos de los grupos guerrilleros, crearon grupos de autodefensa que, tras la agudización del conflicto, se convirtieron en ejércitos paramilitares. Uno de los gru-pos más destacados fue Muerte a Revolucionarios del Nordeste (MRN).

La UP surgió en 1985 como consecuencia del acuer-do entre el expresidente Belisario Betancur y las Farc. La UP rápidamente ganó gran cantidad de adeptos en la región; esto se vio reflejado en las urnas en la prime-

ra elección popular de alcaldes, el 13 de marzo de 1988. Rita Ivonne Areiza y Elkin de Jesús Martínez ganaron las alcaldías de Segovia y Remedios, respectivamente.

Martínez sería asesinado en Medellín a pocos días de ser elegido. “Como lo habíamos anunciado en ante-riores mensajes, hoy damos un parte de victoria con nuestra tarea de ‘limpieza’, la cual hemos iniciado con Elkin de Jesús Martínez, alcalde electo de la UP para Remedios. Sus vínculos con las FARC y demás grupos guerrilleros que han mantenido en zozobra al pueblo del Nordeste antioqueño, han provocado de nuestro movimiento, un accionar concreto en aras de poner fin a los planes expansionistas del comunismo”, se lee en un panfleto del MRN repartido el mismo día del asesinato.

Por su parte, Rita Ivonne, quien años atrás se ha-bía desempeñado como Personera, ya ganaba enemigos por denuncias y proyectos progresistas como el primer Sindicato de Prostitutas de Colombia. Y ahora, apoya-da por los sindicatos y el magisterio, se convertía en alcaldesa. Pero en este ajedrez político había un rey en jaque: César Pérez García.

¿Quién es César Pérez García?Es el arquetipo de lo que se conoce en Colombia

como ‘cacique’ político de provincia. Hijo de Máximo y Leonisa, nacido el 5 de agosto de 1935 en Remedios, Nordeste antioqueño; abogado, exdiputado, exrepre-sentante a la Cámara, exsenador de la República y au-tor intelectual de la Masacre de Segovia.

Ese 11 de noviembre de 1988, Rita Ivonne, según recordó en una entrevista con el Canal Capital desde algún lugar de Europa, donde permanece asilada desde 1989, vio a los policías al frente del Comando, desa-rreglados y tomando aguardiente. Algo que inmedia-tamente reportó al entonces gobernador de Antioquia, Antonio Roldán Betancur (asesinado en confusos he-chos el 4 de julio de 1989), pero él le dijo que lo dejara en paz, que ella se estaba volviendo paranoica. “Que en paz no descanse porque él pudo haber ordenado a

su jefe César Pérez García parar la masacre, pero no lo hizo”. Paradójicamente, al día siguiente Roldán Betan-cur salió a repudiar la masacre ante la opinión pública y la calificó como “la más vergonzosa manifestación de violencia”.

‘El Jefe’, como era conocido Pérez García en la re-gión, era quien daba el visto bueno a quien pretendiera ser Gobernador o Alcalde en Antioquia. Fue condena-do a ocho años y tres meses de prisión por actos de corrupción por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, debido a que en 1998, cuando era presidente de la Asamblea Departamental de Antio-quia, realizó una gran cantidad de contratos de pres-tación de servicios con 14 personas que no cumplían los requisitos legales. Según la determinación del alto tribunal, estas personas cobraron altos honorarios por el cumplimiento de contratos que nunca se realizaron.

Según Rita Ivonne, Pérez García usaba las regalías de Segovia para aumentar su patrimonio: “A pesar de que sabíamos que en el municipio se extraía el 94% del oro de Colombia, nunca se vio ese dinero. Pero lo que sí sabíamos es que pasaba a engrosar los bolsillos de los dirigentes del Partido Liberal y de César Pérez en particular”.

La justicia co-jea pero llega. Tu-vieron que pasar casi 25 años para que César Pérez García fuera con-denado por la Ma-sacre de Segovia. El 15 de mayo de 2013, en un fallo de 114 páginas, la Corte Suprema de Justicia lo conde-

“Había un declive

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Registro fotográfico de los actos fúnebres posteriores a la Masacre de Segovia.

César Pérez, el político detrás de la Masacre de Segovia

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

3nó a 30 años de prisión -sin derecho a la suspensión condicional de la ejecución de la pena, ni a la prisión domiciliaria- por los delitos de concierto para delinquir, homicidio agravado de 45 personas y lesiones persona-les agravadas contra ocho personas.

Pérez García es fundador del movimiento Conver-gencia Liberal (sector del Partido Liberal en Antioquia) y se desempeñó como rector y miembro del Consejo Superior de la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC), entre 1976 y el 2010, cuando fue capturado y recluido en el pabellón de parapolíticos de La Picota en Bogotá, luego de que la Corte desarchivara el proceso en su contra el 13 de mayo del mismo año. En septiem-bre de 2010, su hijo César Pérez González asume como rector encargado de la UCC.

Antes de su captura, en las elecciones presidencia-les de 2010 participó en la campaña del ahora presiden-te Juan Manuel Santos. Pascual Gaviria, en su columna “Política menor”, publicada el 5 de abril de 2011 en El Espectador, se refirió así al tema: “El liberalismo, con aire vergonzante, ha mantenido sus candidatos sórdi-dos. Hasta el mismísimo Juan Manuel Santos tuvo a César Pérez García, un capo de Remedios, Antioquia, en su oscuro baúl de campaña”.

¿Cómo estuvo involucrado Pérez García en la masacre?

El ascenso de la UP era, para el señorío de Pérez García, una ofensa que el pueblo debía pagar. Quienes rindieron testimonio a favor de Pérez dijeron que él “no se llenaba de odios en las derrotas y no era engreí-do en los triunfos”, y su defensa arguyó que “no existió descalabro político”; pero el daño ya estaba hecho. Los liberales perdieron la alcaldía y siete de los 13 puestos del Concejo de Segovia, algo imperdonable y cuyo des-enlace sospechaban los miembros de la UP.

El telegrama enviado por Juan de la Cruz Mazo, presidente del Concejo Municipal, al Procurador Ge-neral de la Nación el 1 de noviembre de 1988 (10 días antes de la masacre), es una prueba fehaciente del hostigamiento: “Por segunda vez (…) Denunciamos atropellos, instigamientos (sic) a alcaldesa, concejales Unión Patriótica, militantes de la UP, Partido Comu-nista y población civil, por parte de Fuerzas Armadas de Colombia (Ejército) y grupos paramilitares, Muerte a revolucionarios del Nordeste MRN, y similares, me-diante boletines amenazantes y otros concejales Unión Patriótica, por intermedio Presidencia del Concejo, so-licitamos desplazar una Comisión de Procuraduría. No permita señor Procurador que por falta de atención a denuncias claras, Segovia sea otra Mejor Esquina del país. Atienda nuestro llamado, aún no es tarde”.

Rita Ivonne Tobón Areiza, en declaración dada el 10 de agosto de 2010 a la Corte Suprema de Justicia, recuerda estas amenazas. “El Partido Liberal nos hizo sentir su miedo con la creación del MRN, que comenzó a amenazar a la población civil en el parque. Amane-cieron panfletos que decían que habían creado eso para recuperar la zona. Trataban al pueblo de guerrilleros comunistas (...). Pudimos constatar que el papel con esas amenazas tenía bajo relieve las siglas de la empre-sa Frontino Gold Mines. Luego supimos que fue allí donde se imprimieron y que habían sido los militares”.

El 11 de noviembre se pasó del papel a la acción.

Tres camperos con placas que no eran de la región, avanzaban lentamente en contravía por una de las ca-lles del pueblo. Cada uno de los carros tenía entre ocho y diez ocupantes armados y vestidos de “Rambo”, se-gún Rita Ivonne. Eran las 6:45 p.m. del viernes, el pue-blo se preparaba para una celebración que se vio dete-nida cuando ráfagas de fusiles y esquirlas de granadas segaron la vida de 45 personas. Las líneas telefónicas se cayeron durante la Masacre.

La Masacre se hizo con lista en mano, según expli-có años más tarde Alonso de Jesús Baquero, alias ‘Vla-dimir’ -líder del co-mando que irrum-pió esa noche-, a los magistrados de la Corte. En el lis-tado aparecían 60 personas. Al final fueron asesinadas 45; muchas de ellas ni siquiera apare-cían en la lista. Los hombres llegaron a la calles Reyna y La Madre, entraron a asesinar a quien encontraran en las casas ya seleccionadas. Después siguieron en el quiosco del parque principal y los bares Johnny Key y El Amañadero.

El pueblo se desangraba 90 minutos después: más de 40 muertos y medio centenar heridos yacían en sus calles. Quienes habían salido ilesos no se reponían de la tragedia. En la población, que contaba con unos 20 mil habitantes, ningún ciudadano se salvó de ser toca-do por el suceso, todos tenían un pariente o un conoci-do entre las víctimas. La sangre bajaba por las laderas de este pueblo enclavado en la Cordillera Central, en dirección al cementerio. Muchos murieron esperando un médico. El hospital se declaró en emergencia ante la cantidad afectados. La fuerza pública nunca apareció.

“Cuando las balas y las gra-nadas cesaron, una vez que los carros pasaron, le dije a Luis Carlos, mi escolta, que bajára-mos. Yo estaba descalza. Entré al Palacio Municipal. Me puse un pantalón y unos botines y sa-limos a enfrenarnos con la rea-lidad. No tengo palabras para lo que vimos y vivimos. Había ciudadanos asesinados en el quiosco del pueblo. Había asesi-nados sentados. Niños y niñas, mujeres en unos de los andenes del Palacio Municipal. En el bar Johnny Key habían levantado a granadas y destrozando a la gente (...). Había muertos con disparos en la frente y en los techos. Había un declive entre Johnny Key y el Palacio Muni-cipal, y la sangre corría a mares [llanto]. A pesar de tantos años, el dolor sigue intacto porque justicia no se ha hecho”, recuer-da Rita Ivonne Tobón Areiza, 22 años después en su declara-ción a la Corte Suprema.

A pesar de que la defensa de Pérez García esgrimió que en la masacre murieron perso-nas que no simpatizaban con la UP y de que el mismo Pérez dijo ante el alto tribunal que en el

municipio existía una “armonía democrática entre to-dos los partidos”, gracias a diversos testimonios, entre ellos los de ‘Vladimir’, se constató que, aunque no todos los muertos simpatizaban con la UP, los segovianos sí optaron por una nueva alternativa política que llevó al MRN, según la Corte Suprema, a ejecutar la matanza.

De los nexos entre Pérez García y los grupos ile-gales hablan con propiedad, según el fallo de la Corte, Iván Roberto Duque, alias ‘Ernesto Báez’, y Daniel Ren-dón Herrera, alias ‘Don Mario’. Aunque se aclara que no hay contacto entre el autor material e intelectual, “no se puede decir que Pérez participó de un segmento de una acción ejecutada por un colectivo ilegal, sino que fue parte de un acuerdo que perduró en el tiempo”.

Aunque la defensa debate “que todo empieza y ter-mina con el testimonio de ‘Vladimir’”, la Corte señala que es una afirmación infundada porque no surgen de la fantasía del exlíder paramilitar, sino que encuentran apoyo en otras declaraciones. Además, considera a ‘Vladimir’ testigo clave por ser el ejecutor del operativo criminal y quien, por esa condición, debía conocer los pormenores y gestores de la acción.

En la declaración del 4 de noviembre de 2010 ante Ricardo Téllez Gómez, investigador de la Fiscalía, alias ‘Vladimir’ expresó: “Me decía que era él (César Pérez) que había hablado con gente de Medellín y con el mexi-cano que era el que financiaba toda la operación, que había hablado con él (...). Para hacer lo de Segovia, para

limpiar a Segovia y otros municipios de la UP”.Alias ‘Vladimir’ también señaló en 1995 a Henry

Pérez (líder de las Autodefensas del Magdalena Medio) y a Fidel Castaño de haber discutido con Pérez el opera-tivo criminal sucedido en Segovia. Castaño contactó al excongresista con los demás jefes paramilitares.

Además del contacto, según quedó demostrado en la declaración de Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’, éste manifestó haber recibido órdenes de sus mandos, en las que se le pedía parar las acciones en aquellos lugares y negocios en los que Pérez García te-

nía interés y asocia-ciones ilícitas.

En síntesis, la probada relación del excongresista Pérez García con paramilitares como los hermanos Cas-taño y Henry Pérez permite inferir, se-

gún el fallo del alto tribunal, que sí existían vínculos entre él y ese grupo armado.

“Después de la masacre nosotros tuvimos una re-unión con Fidel Castaño, con el Coronel Navas, en Se-bastopol (finca en el Magdalena Medio antioqueño), y Henry de Jesús Pérez y Fidel Castaño llevan allí un mensaje de agradecimiento de César Pérez... Nos decía, ‘bueno, de parte de César Pérez, muy agradecido, muy contento, todos estamos muy felices, así es que se traba-ja, ‘Vladimir’, mire que sí se puede hacer las cosas...’”. Esta declaración de alias ‘Vladimir’ indica, según la Corte, que él sabía de la participación de Pérez García por la felicitación de Castaño y no sólo por explicacio-nes de Henry Pérez.

“Nosotros acá como liberales de tradición siempre hemos apoyado las listas que encabeza César Pérez García, entonces como aquí había mayoría liberal y nosotros liberales queríamos que el municipio le diera una casa a Arminda, entonces las casas las repartieron y a la señora no le dieron casa, entonces por esa razón todos nosotros nos resentimos y no quisimos acompa-ñar al Directorio Liberal y seguramente con esa negati-va del voto liberal firmamos la sentencia de muerte...”, afirma Hernán Londoño, ciudadano de Segovia, en de-claración ante la Corte.

Según un informe del 17 de noviembre de 1988, realizado por el brigadier general Carlos Casadiego, di-rector operativo de la Policía Nacional de la época, “La acción de los delincuentes fue planeada detenidamente y en detalle. Indiscriminadamente actuaron en contra de personas que se encontraban en lugares públicos pero predeterminados por estos, como son los bares Jo-hnny Kay, El Amañadero y el quiosco del Parque Cen-tral. Selectiva contra algunas personas que se encon-traban en su residencia. Los victimarios son personas que conocían perfectamente la ciudad, a las víctimas y establecimientos públicos que seleccionaron. En los lu-gares públicos dispararon indiscriminadamente fusiles R-15 y granadas de fragmentación”.

Según el Brigadier General y los militantes de la UP, los sitios y las calles seleccionadas eran lugares frecuentados por simpatizantes del partido de la UP, además de ser las calles Reyna y La Madre lugares se-ñalados por organismos del Estado como centros de operación de la guerrilla.

Cuenta Jaime Córdoba Triviño, exdefensor del Pue-blo, que, luego de la masacre, se vivió en el pueblo un estado de temor generalizado y una situación en donde “se presuponía que los miembros del ejército, de la po-licía, estaban involucrados de alguna manera”, como quedó consignado en la sentencia contra Pérez García.

La situación se complicó tanto que Rita Ivonne To-bón Areiza no pudo volver a salir del Palacio Municipal y debió abandonar el país un año y 20 días después de la masacre. “Comenzaron a asesinar a amigos míos. A mi hermano Alberto Tobón Areiza, en agosto del 89. Luego amenazaron con asesinar a mis niños. La última amenaza es a finales de noviembre del 89. Llegó una persona a mi oficina y me dijo que era del DAS de Bo-gotá. ‘Hace 24 horas ofrecieron veinte millones por usted y si usted no se va del país hay gente que está dispuesta a tomarse el Palacio Municipal’”. Esa fue la amenaza que rebosó la copa y que la mantiene exiliada en Europa.

Con esta condena ejemplar a un político que a pun-ta de intimidación y malas amistades quería reconquis-tar su señorío, los segovianos pueden por fin descansar en paz. Terminó la espera para ponerle nombre al au-tor intelectual de la Masacre de Segovia.

A pesar de las patadas de ahogado de la defensa del excongresista para apelar la Sentencia, la decisión ya está tomada. Por su formación como abogado, el mis-mo César Pérez García debe saber que la Corte Supre-ma es la última instancia de jurisdicción ordinaria y sus decisiones son inexpugnables. A este rey que la UP puso en jaque hace casi 25 años en el ajedrez político del Nordeste antioqueño, por fin le dieron mate.

Los hombres llegaron a la calles Reyna y La Madre,

entraron a asesinar a quien encontraran en las casas

ya seleccionadas. Después siguieron en el quiosco del

parque principal y los bares Johnny Key y El Amañadero.)(

César Pérez, político antioqueño condenado por la Masacre de Segovia, en declaratoria.

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FACULTAD DE COMUNICACIONESCiudad Universitaria-Calle 67 N° 53-108

Medellín - Colombia

Editorial

Opinión

No. 65 Septiembre de 2013

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Número 65Septiembre de 2013

Coordinación editorial: Estefanía Henao Arbole-da, Juan David López Morales, Yonatan Rodríguez Álvarez,

Estefanía Carvajal Restrepo, Andrea Uribe Yepes.

Redacción: Santiago Castro Vélez, Estefanía Henao Arboleda, Paula Lotero, León Felipe Duque, Natalia Maya Llano, Juan Raúl Muñoz Tejada, Andrea Uribe Yepes, Ma-ria Paula Rubiano Atehortúa, Estefanía Carvajal Restrepo, Juan David López Morales, María Daiana González Navas.

Infográfico: Estefanía Carvajal Restrepo.

Corrección de estilo: Alba Rocío Rojas.

Colaboración: Yonatan Rodríguez Álvarez, Ro-bert A. Caro, Édgar Picón Jácome, Gonzalo Medina Pérez, Natalia Botero Oliver, Periódico El Mundo, Re-vista Enfoque, Revista Semana, Fiesta del Libro y la

Cultura.

Diseño: Julieta Duque H.

Fotografía: Jacques Lowe, Óscar Monsalve, Byron Vélez, Natalia Prieto, Natalia Maya Llano, Juan Raúl Mu-

ñoz Tejada, Jaime Silva, María Daiana González.

Ilustración: Simón Góez.

Caricatura: Ricardo Cortázar.

Portada: Diana Sánchez – Revista Semana.

Impresión: La Patria, Manizales. Circulación: 10.000 ejemplares.

Director Prensa: Juan Camilo Jaramillo Acevedo. Director TV: Jorge Alonso Sierra. Director Radio: Luis Carlos Hincapié. Director Digital: Wálter Arias. Comité editorial: Gonzalo Medina Pérez, Luis Carlos Hincapié,

Walter Arias, Jorge Alonso Sierra, Juan David López.

Universidad de Antioquia. RectorAlberto Uribe Correa.

Decano Facultad de Comunicaciones: David Hernández García.

Jefa Departamento de Comunicación Social: Deisy García Franco.

Las opiniones expresadas por los autores no comprometen a la Universidad de Antioquia.

Universidad de Antioquia, Bloque 12, oficina 122.delaurbe.udea.edu.co, [email protected],

[email protected],www.facebook.com/sistemadelaurbe, www.twitter.com/delaurbe

Teléfono: 219 59 12

Catorce años. 65 números. Aproximadamente mil quinientas páginas. Lectores en países como Australia, México, España, Alemania y Canadá.

Una mirada fresca y un cubrimiento joven de la ciudad, sus historias y sus problemas. Cientos de periodistas y escritores que han tomado a De La Urbe como su escuela. Decenas de profesores que han asumido la edición como una labor pedagógica para las nuevas generaciones. La di-versidad de enfoques como apuesta a un periodismo alter-nativo e independiente. La convicción por la necesidad de romper los esquemas tradicionales de los medios masivos. Estos son apenas unos de los motivos para explicar por qué seguimos aquí.

Yonatan Rodríguez [email protected]

Rayos y centellas cayeron sobre los campesinos del sector lechero del municipio de Sotaqui-rá (Boyacá) cuando, en medio de los levanta-

mientos del Paro Nacional Agrario, decidieron arrojar al asfalto 6 mil litros de leche, el equivalente a cerca de 27 bañeras de uso doméstico.

No se hicieron esperar los caudales de críticas en los medios de comunicación, redes sociales y hasta el voz a voz que condenaba un acto de esta naturaleza, en un país en el que, no hace mucho tiempo, la gente moría de hambre. Aún hoy día se adoctrina a los infantes colom-bianos con la frase alusiva a la situación de los niños del África y las personas menos favorecidas, “eso es peca o”, diría alguna tía.

El vicepresidente, Angelino Garzón, una clara vícti-ma de esta perversa escuela condenó el acto vía Twitter: “Creo que fue un error de los lecheros botar la leche porque como dice su Santidad el Papa es como quitarle comida de la boca a los pobres”.

Decir que lo ocurrido en Sotaquirá (y en otras partes de Colombia) fue un acto de derroche e irresponsabilidad social, además de populista es falaz. Para entender la naturaleza de un acto de este calibre, es fundamental tener en cuenta las condiciones del sector agroindustrial moderno; no se trata de una provocación al Estado ni de un portazo de adolescente; es un efecto del paro y no una manifestación para generar presión.

La leche fue derramada porque no había otra op-ción. Aunque la opinión pública que condenó este hecho no lo crea, las vacas no entraron al paro y los tanques enfriadores no se expandieron confraternizándose con el sector lechero. Y es que las fincas colombianas aún no son factorías que obedecen a un cese de actividades. Según el Observatorio Agrocadenas de Colombia, el 95% del mercado de productos lácteos del país está represen-tado por pequeñas y medianas empresas, quienes hacen uso “excesivo” de la mano de obra familiar y no cuentan con una infraestructura que pueda sortear una anomalía en la recolección diaria de la leche en las fincas.

La situación es crítica especialmente en un producto como la leche, con un tiempo de caducidad menor a cinco días en condiciones óptimas. Otros productos del agro como vegetales, huevos y carne tienen un mayor tiempo de caducidad, permitiendo así todo tipo de maniobras y presiones al mercado. El almacenamiento no es una op-

ción en este sector, tanto es así que en la industria se ha-bla del término “lechada” cuando la producción supera las capacidades de bodega de las empresas recolectoras. Al ocurrir esto, muchas de las firmas cierran sus puertas y no compran la producción del campesino, lo cual gene-ra grandes pérdidas.

Usualmente, las vocaciones económicas de los mu-nicipios generan zonas estratégicas de producción y los pueblos vecinos, al compartir climas y suelos, se circuns-criben en una actividad agropecuaria. Es por ello que ha-blamos de dos potencias lecheras en el país: el altiplano cundiboyacense y el norte antioqueño. Con estos bloques tan definidos, un problema en la frecuencia o la ruta de recolección afecta, además de una cadena de frío, la calidad del producto.

Las impactantes imágenes que circularon en los me-dios el pasado 22 de agosto aturdieron al país: mientras a un lado de la carretera el desabastecimiento subía los precios de la canasta familiar, en el otro fluían ríos de leche. Yogur, quesos, dulces y otros derivados escasearon en los centros de consumo y en las principales distribui-doras del país; a su vez, el bloqueo de la doble calzada Briceño-Tunja-Sogamoso afectó a cerca de 50 mil fami-lias, contando solo el sector lechero.

Esos seis mil litros de leche, que serían pagados a 917 pesos cada uno de haber sido recolectados, no fueron la única pérdida de la jornada: concentrados, abonos, pagos de rentas, costos de funcionamiento y el arduo trabajo de los ordeñadores también se configuran como pérdidas importantes. Ese mismo día en el municipio de Sáchica (Boyacá) siete mil toneladas de tomate fueron arrojadas a la vía pública en la caravana de protesta.

Alrededor de seis millones de pesos se fueron literal-mente al caño con los sucesos de Sotaquirá. Pero, contra-rio a lo que pueda pensar el Vicepresidente, el robo no fue a las bocas de los pobres, fue a los bolsillos de los campe-sinos y a la seguridad alimentaria de toda Colombia.

Estamos y seguiremos…

Llorar sobre la leche

derramada

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Opinión

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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Fe de erratasEn la página 3 de la edición 64 de De la Urbe, puesta en circulación en junio

de 2013, fue publicado el artículo “Una ciudad flagelada por los fleteros”, firmado por Juan Manuel González, Daniela Botero y María del Mar Rendón. Sin embargo, el texto que lo acompaña no corresponde ni al titular ni a los autores. Ofrecemos disculpas a los verdaderos autores del artículo: María Isabel Ortiz, Juan Manuel Flórez y Daniel Trujillo.

La jugada de John McCainMientras los congresistas estadounidenses decidían si apostarle o no a la

guerra, McCain se debatía entre apostarle al as de picas o al rey de diamantes. Una decisión muy sesuda la que debía tomar Johnsito: ¡pero cómo desperdiciar la oportunidad de ganar una partida virtual de póquer! Y es que el ex candidato a los Estados Unidos -derrotado por Obama en las últimas elecciones- prefiere guardarse sus comentarios respecto al futuro de Siria y lucir su mejor poker face.

ParacolmoComo si Michael Jackson se hubiera preguntado por qué es el rey del pop,

como si Einstein hubiera puesto en tela de juicio su inteligencia, como si Jesucris-to hubiera dudado que fuera el legítimo hijo de Dios. Así de cínico es que Uribe salga con la pregunta de “¿Por qué soy paramilitar?”, y que, para colmo, se pregunte:

“¿Soy paramilitar por haber sido amigo de Pedro Juan Moreno? ¿Soy parami-litar por haber promovido las Convivir? ¿Soy paramilitar por ser amigo del General Rito Alejo del Rio? ¿Soy paramilitar porque militaricé la Comuna 13 de Medellín, bajo la dirección de los Generales Mario Montoya y Leonardo Gallego, con el fin de derrotar la dictadura de los violentos, enseñoreada de la ciudad? ¿Soy parami-litar por haber negociado la ley de Justicia, Paz y Reparación con los paramilita-res? ¿Soy paramilitar por haber permitido la masacre del Aro durante mi período de Gobernador? ¿Soy paramilitar por el General Santoyo, Jorge Noguera, María del Pilar Hurtado?”.

lZ O N A D E D I S T E N S I O N

Estefanía Carvajal Restrepo [email protected]

Fueron más de 30 horas de entrevista: Frost, sentado cara a cara, frente a Nixon. Frost, un simple entrevistador de domingos en la mañana, un humo-rista, famoso en el Reino Unido, pero desconocido para el resto del mundo;

Nixon, nada más y nada menos que el expresidente de los Estados Unidos. Nixon, convencido de que la serie de entrevistas le servirían para reivindicar

su imagen, destruida después del escándalo del Watergate, llegó al set de la CBS confiado, sonriente. Frost, convencido de que la serie de entrevistas le harían con-fesar a Nixon sus pecados, llegó al set de la CBS nervioso, alerta. Después de una batalla campal de preguntas, respuestas, ataques, contraataques y evasiones, que se prolongó por cuatro rounds, Frost noqueó rotundamente a Nixon, quien por pri-mera vez desde que renunció a su cargo en 1974, tres años antes del encuentro con el presentador británico, aceptó públicamente su equivocación y pidió perdón a los norteamericanos.

Los mejores momentos de la famosa entrevista, que además fue adaptada al teatro y posteriormen-te al cine (“Frost/Nixon”, estrenada en 2008), cir-culan estos días por la red después de que se diera a conocer la noticia de que David Frost, de 74 años, murió de un paro cardíaco en medio del mar Me-diterráneo, a bordo del crucero Queen Elizabeth, el sábado 31 de agosto. Manera idílica de fallecer, sobre todo para un inglés.

Tal vez la muerte nos llegue a los hombres de forma que corresponda con lo que fue nuestra vida. Durante 50 años de carrera en la televisión, Frost entrevistó a todos los presidentes de Estados Unidos desde Nixon hasta Bush, a todos los primeros ministros británicos desde 1964 hasta 2007, a personajes de la talla de Nelson Mandela, políticos como Mijaíl Gorbachov, Vladimir Putin y Muhammad Alí, y a personalidades del cine, la literatura y el arte como Clint Eastwood y Truman Capote. Esto por mencionar solo algunos de los muchísimos nombres conocidos en todo el globo que componen la lista de entrevistados de David Frost.

El fallecimiento del periodista es una excusa tanto para rendirle homenaje al maestro en el arte de la entrevista -columna vertebral de la reportería o investigación periodística- como también para rescatar del pasado el escándalo Watergate (1972-1974) y ponerlo sobre la mesa al lado de los documentos que el ex funcionario de la

CIA, Edward Snowden, filtró al diario The Washington Post y al periódico británico The Guardian (2013), motivo por el cual hoy está asilado en Rusia, a salvo de la inqui-sitoria justicia norteamericana. Anotemos varias coincidencias:

- Woodward y Bernstein, periodistas del Washington Post, iniciaron una inves-tigación a raíz del allanamiento al edificio Watergate, donde funcionaba el Comité del Partido Demócrata, adversario del gobierno de turno. Lo que revelaron fue toda una red de espionaje y sabotaje protagonizada por el Comité para la Reelección de Nixon contra el Partido Demócrata y cuyas acciones contaban con un gran caudal de fondos. Snowden reveló en junio de este año una serie de documentos que delatan la distribución de los fondos que destina Estados Unidos a financiar 16 agencias de inteligencia y espionaje. Una buena parte de ese dinero es usado para el espionaje cibernético. 56 mil correos electrónicos de ciudadanos norteamericanos son filtrados cada año, mientras que en los primeros seis meses de este año se solicitó a Facebook información sobre 20 mil cuentas de usuario, según el informe semestral que publica la red social. En ambos casos, el derecho a la privacidad es descaradamente violado.

- A los periodistas del “Post” les facilitó la inves-tigación la información que les daba, en absoluto secreto, Garganta Profunda, un funcionario públi-co de alto cargo cuyo nombre (Mark Felt) no fue pú-blico sino hasta que él mismo lo reveló en la revista Vanity Fair en el 2005, a sus 91 años y después de poco más de treinta del estallido del caso Waterga-te. Glenn Greenwald, periodista de The Guardian, recibió los archivos filtrados por Edward Snowden desde Hong Kong, e inicialmente mantuvo su nom-bre en secreto. Días después fue el mismo Snowden quien hizo pública su identidad.

- Tanto en el caso Watergate como en el de Snowden, el periodismo jugó un pa-pel fundamental: el de veedor de los derechos de los ciudadanos. Por una parte, los derechos a la privacidad e intimidad; por otra, el derecho a conocer la información que producen las administraciones públicas y que en tantos casos –y en contra de la mismas leyes– son clasificadas como confidenciales y apartadas del dominio público, con la excusa del secreto de Estado en aras de la protección a la seguridad nacional. Pareciera un mal vicio de los gobiernos estadounidenses inmiscuirse, sin discrimi-nación, en las vidas de sus nacionales, y con mayor razón en las de los extranjeros residentes en su territorio.

Y ahora que no está Frost, ¿quién va a poner a Obama entre la espada y la pared?

Un adiós al hombre que noqueó a Nixon

Durante 50 años de carrera en la televisión, Frost en-

trevistó a todos los presidentes de Estados Unidos des-

de Nixon hasta Bush y a todos los primeros ministros

británicos desde 1964 hasta 2007. )(

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Efeméride

No. 65 Septiembre de 2013

6

Traducción Édgar Picón Jácome Profesor de la Escuela de Idiomas

Universidad de Antioquia

El 22 de noviembre de 2013 se cumplirán los 50 años del asesinato del presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, cuando reali-zaba una visita a la ciudad de Dallas, estado de Texas. La prestigiosa revista New Yorker publicó en su edición impresa (05 de mayo de 2012) un adelanto del cuarto volumen de la biografía escri-ta por Caro, libro titulado The Passage of Power escrito por el periodista Robert A. Caro (llamado el Biógrafo salvaje), cuyo personaje es Lyndon B. Johnson, vicepresidente de Kennedy en esa oca-sión y quien asumió la presidencia, horas después en pleno vuelo, tras el asesinato del mandatario estadounidense. Los años de Lyndon Johnson es el título de la monumental obra en la que Caro traba-ja incansablemente, dividida en cuatro volúmenes.

El periódico De La Urbe comienza a publicar una serie de tres entregas basadas en el cuarto volumen del libro de Robert A. Caro.

El día viernes 22 de noviembre de 1963 comen-zó para Lyndon B. Johnson, en Fort Worth, con el título que vio en la portada del “Mor-

ning News” de Dallas: “Yarborough desaira a LBJ”. A Johnson, quien acompañaba al presidente Ken-

nedy en un tour en Texas, le había sido asignada una tarea que el Presidente consideraba vital: puesto que se necesitaría un frente Demócrata unificado en el Es-tado para llegar en 1964, se había responsabilizado al Vicepresidente de remediar la amarga ruptura del Par-tido Demócrata entre el Gobernador John B. Connally, un antiguo asistente de Johnson, y el Senador Ralph Yarborough, líder del ala liberal del Partido. El día anterior, sin embargo, Yarborough se había rehusado, incluso, a ir en el mismo carro que Johnson. Asignado para acompañar al Vicepresidente durante una carava-na presidencial a través de San Antonio, el senador se había subido a otro carro y, en una procesión en la que los otros vehículos detrás de la limusina presidencial iban llenos de gente, Johnson y su esposa, Lady Bird, habían tenido que sentarse evidentemente solos en el puesto trasero de su convertible.

Los periódicos de ese día reportaron cada detalle de la humillación de Johnson. “Dos veces en San Anto-nio (…) Johnson envió un hombre del Servicio Secreto a invitar a Yarborough a ir con él en su carro. Las dos veces el Senador ignoró la invitación y viajó con otra persona”, reportó Los Angeles Times. El Chicago Tribu-ne resaltó el “brusco movimiento de mano” con el que Yarborough había despachado al emisario del Vicepre-

Kennedy y su esposa tuvieron cuatro hijos. Arabella murió antes de nacer, John Jr. falleció en un accidente de avión, Patrick pereció dos

días después de nacer y Caroline es la única que sigue viva.

Fotografías de Jacques Lowe, fotógrafo de los Kennedy. Capturó mas de 40 mil fotos del presidente y su familia.

El día que fue asesinado John F. Kennedy (I)

Anales de la HistoriaLa transiciónRobert A. CaroThe New Yorker, USA

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

7sidente. La contienda fue la historia principal del viaje de Kennedy no sólo en Texas, sino a través del país. En la mañana del 22, Lyndon Johnson se sentó en su suite del Hotel Texas de Fort Worth con periódicos frente a él. Había cuatro historias distintas tan solo en el pe-riódico de Dallas; una se titulaba “Nixon predice que JFK podría destituir a Johnson” y luego tuvo que bajar para ir a un mitin de 5 mil miembros del sindicato, y unirse a Kennedy, Yarborough, Connally y a algunos congresistas locales, todos lo que, por supuesto, habían visto esas historias.

Mientras caminaban por la calle hacia el mitin, una suave llovizna caía. Johnson llevaba puesta una gabardina y un sombrero, Kennedy tenía la cabeza des-cubierta y se veía ligero en un elegante traje gris azula-do. Johnson se quitó apresuradamente el sombrero. Su tarea era presentar a Kennedy y, en cuanto terminó, la multitud rugió por el joven al lado de él. Explicando por qué Jackie no estaba allí (la señora Kennedy se está organizando; se demora más, pero, por supuesto, se ve mejor que nosotros), Kennedy se veía sencillo y encan-tador. Johnson había tenido que pedirle un favor al Pre-sidente: que le permitiera llevar a su hermana menor, Lucía, quien vivía en Fort Worth, para presentársela. Lucía estaba encantada; ella siempre había deseado es-trechar la mano de un presidente, dijo.

Cuando se vistió temprano esa mañana, Kennedy se había amarrado fuertemente una faja de tela con soportes metálicos y luego había envuelto sobre ésta y alrededor de sus muslos, una banda elástica, en forma de ocho, para tener un soporte extra para su espalda; iba a ser un día difícil. En ese momento eran las 9:00 en punto, hora para dar un discurso de desayuno en la Cámara de Comercio de Fort Worth en el salón de baile del hotel. “Bueno, vamos”, dijo.

Las 9:00 en punto en Texas eran las 10:00 en Washington. A las 10:00 en punto en Washington ese viernes en la mañana, más o menos la misma hora en la que Kennedy estaba entrando en el salón de baile de Fort Worth, un corredor de seguros de Maryland llamado Don B. Reynolds, acompañado por su abogado entró en la Sala 312 del Antiguo Edificio de Oficinas del Senado, en Capitol Hill, para empezar a responder preguntas de dos miembros del Comité de Reglas del Senado: Burkett Van Kirk, el consejero de la minoría Republicana, y Lorin P. Drennan, un contador de la Oficina de Contabilidad General que había sido asig-nado para asistir al Comité. Reynolds estaba allí por-que el Comité de Reglas había empezado a investigar un escándalo en torno al protegido de Johnson Robert G. (Bobby) Baker, a quien Johnson, durante sus días como líder de la mayoría del Senado, había nombrado Secretario de la mayoría. Durante los dos meses pre-cedentes, el escándalo había estado escalando semana tras semana.

En un intento desesperado de desviar la investiga-ción, Baker había renunciado (más tarde él dijo que si hubiera hablado, “Johnson podría haber causado una herida mortal con estas revelaciones. Podrían haber-lo… echado de la oficina”), pero la renuncia sólo había encendido una tormenta en los medios que explotó en las portadas de los periódicos a lo largo del país y en historias sensacionalistas en las principales revistas. El escándalo se había concentrado hasta ahora en el hom-bre conocido en Washington como “Little Lyndon”, pero las historias estaban empezando a enfocarse más y más en el mismo Johnson. El lunes de la semana que Kennedy partió a Texas, un artículo extenso y deta-llado apareció en Life: “El escándalo crece y crece en Washington”, basado en el trabajo de un equipo inves-tigativo de nueve miembros encabezado por un perio-dista ganador del Premio Pulitzer, William G. Lambert. Había ido más allá del recuento de la historia de las finanzas personales de Baker a dejar claro que, en la distribución de las contribuciones de la campaña y en sus otras actividades del Senado, Baker había simple-mente sido “el instrumento más directo de Lyndon para conducir el show.”

Y el foco estaba a punto de agudizarse esa mañana. Reynolds, quien fuera un antiguo socio de Baker, había venido a la Sala 312 para contarles a los investigadores del Senado acerca de una cantidad de actividades de Baker, una de las cuales -la compra de tiempo publici-tario en televisión y de un equipo de sonido costoso, a cambio de la escritura de una póliza de seguro- Baker mismo llamaría más tarde “una pura y simple tajada”, para Johnson. Por consejo de su abogado, Reynolds ha-

bía llevado documentos facturas y cheques cancelados que él dijo probarían esa afirmación. Otra de las ac-tividades de Baker que Reynolds comenzó a describir esa mañana también resultaría estar relacionada con Johnson: un sobrepago de Matthew McCloskey, un im-portante contratista y financista Demócrata, por una garantía de buena ejecución y un sobrepago de ciento nueve mil dólares por una garantía que sólo había cos-tado 73 mil dólares, con 25 mil dólares de ese sobrepa-go, dijo más tarde Reynolds, yendo para “la campaña del Señor Johnson”.

En Nueva York, también iba a haber un mitin esa mañana de cerca de una docena de periodistas y edito-res en las oficinas del jefe de edición de Life, George P. Hunt. Durante la semana anterior, algunos reporteros que habían sido enviados a Texas a investigar las finan-zas del Vicepresidente habían encontrado áreas listas para indagar. Por un lado, habían iniciado la búsqueda a través de escrituras y otros registros de ventas de pro-piedades recientes y habían encontrado que las transac-ciones inmobiliarias y bancarias de la Compañía L.B.J. de la familia Johnson se encontraban en una escala mu-cho mayor de lo que se había sospechado previamente.

Y otros reporteros estaban buscando dentro de las ventas de anuncios y otras actividades de KTBC, la pie-dra angular de los extensos intereses en radio y televi-sión de los Johnson, las que también estaban mostran-do, una tras otra, que valían la pena ser investigadas. “Cada día esa semana,” la historia “seguía haciéndose más y más grande”, dijo Lambert más tarde, y ya no era una historia de Bobby Baker, sino “una historia de Lyndon Johnson”: después de 32 años “en la nómina [del Gobierno]… él era muchas veces más millonario”. Pero, dijo Lambert, tantos reporteros estaban trabajan-do en la ciudad de Johnson, Austin, y en el Campo de la

Colina que “se tropezaban unos con otros”.Un artículo que exponía algunos de

sus nuevos hallazgos ya había sido escrito por Keith Wheeler, uno de los escritores del grupo. Debía tomarse una decisión so-bre si publicar la historia en el siguiente número de la revista o si lo que se tenía debería guardarse hasta que se tuviera más material disponible, y combinarlo en una serie múltiple sobre “El dinero de Lyndon Johnson” -lo que Lambert denominaba ‘un

trabajo de red valioso’- y una reunión para decidir esto, y para repartir las áreas de investigación en Texas, ha-bía sido agendada para las 11:30 de la mañana del 22 de noviembre.

Mientras Don B. Reynolds le entregaba al perso-nal del Comité de Reglas información que podría muy pronto producir encabezados, y Life planeaba una in-vestigación que podría producir encabezados aún ma-yores, el desfile presidencial se alejaba del hotel en Fort Worth hacia el aeropuerto para tomar el vuelo a Dallas.

En la solapa de Lyndon Johnson había un clavel blanco que le había sido colocado en el desayuno de la Cámara de Comercio, y en su carro iba Ralph Yarbo-rough. “No me importa si tienes que empujar a Yar-borough dentro del carro con Lyndon hoy”, le había dicho Kennedy a su ayudante legislativo en jefe, La-rry O’Brien, esa mañana. “Métalo ahí”. Éste le dijo a Ken O’Donnell, su secretario de citas, que le diera a Yarborough un mensaje: “Si él no viaja con Lyndon hoy, tendrá que caminar”. El Presidente mismo había tenido unas pocas palabras con el Senador esa mañana, diciéndole, con voz calmada que, si él valoraba su amis-tad, viajaría con Johnson.

El día en que fue asesinado Kennedy, su abuelo, Patrick Kenne-dy, cumplía 105 años de muerto.

Dos nuevas películas sobre Kennedy serán estrenadas este año. Una producida por Nat Geo titulada Killing Kennedy y otra

producida por Tom Hanks y Bill Paxton llamada Parkland.

En el viaje de 30 minutos a Dallas, el Presiden-te se encargó de otro aspecto público de la contienda. O’Donnell, llevando a Connallby por el brazo, lo em-pujó dentro de la cabina de Kennedy y cerró la puerta. “En tres minutos”, él recordaría, el Gobernador ha-bía aceptado invitar a Yarborough a la recepción en su mansión y sentarlo en la mesa principal durante la cena. Al salir, Connally dijo: “¡Cómo puede alguien decirle no a ese hombre!”.

Mientras caminaban por la calle hacia el mitin, una sua-

ve llovizna caía. Johnson llevaba puesta una gabardina

y un sombrero, Kennedy tenía la cabeza descubierta y

se veía ligero en un elegante traje gris azulado.)(

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Letras

No. 65 Septiembre de 2013

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Estefanía Henao Arboleda [email protected]

Medellín, la ciudad contada, tiene tantas manifestaciones y versiones como posibilidades de contar han llegado a sus montañas. Medellín, que no es una sino muchas: la vieja, la nueva, las dos cuando convi-

ven. La de los ricos, los pobres, los matones, los sicarios, las solteronas, las muje-res trabajadoras, los defensores de derechos humanos, las putas, los rezanderos, los empresarios, los niños de la calle, los arrieros, los comerciantes, los liberales, los conservadores y los comunistas. La de todos y la de nadie.

De la Urbe cumple 14 años de contar la ciudad y para celebrarlos le pre-guntamos a cuatro periodistas por el cuento, el poema, la película, la crónica o el reportaje, la novela y el ensayo que mejor retratara, pintara, representara, captara a Medellín.

Ana María Cano Posada

Ramón Pineda Cardona

Ricardo Aricapa Ardila

Crónica o reportaje Ciudad Vivida, una compilación de reportajes, crónicas y columnas

de opinión de 15 años de La Hoja de Medellín.

NovelaEntrañas de niño de Tomás Carrasquilla.Pensamientos de un viejo de Fernando González.Medellín, a solas contigo de Gonzalo Arango.Los días azules de Fernando Vallejo y toda la saga de El río del tiempo.Tuyo es mi corazón de Juan José Hoyos.El cielo que perdimos de Juan José Hoyos.La casa de la calle Maracaibo de María Cristina Restrepo.Lo que nunca se sabrá de María Cristina Restrepo.

PelículaLa vendedora de rosas, dirigida por Víctor Gaviria.Balada del mar no visto, dirigida por Diego García.

EnsayoEl muro de Carlos Julio Calle.Los ensayos de Jorge Orlando Melo.Los ensayos de Jaime Alberto Vélez.

PoemaEl libro de poemas En la parte alta abajo de Helí Ramírez Gómez. Los poemas de José Manuel Arango.

Crónica o reportaje Medellín, 1991 del libro Al pie de un volcán te escribo

de Alma Guillermoprieto.Ciudad Vivida, una compilación de reportajes, cró-

nicas y columnas de opinión de 15 años de La Hoja de Medellín.

NovelaEl fuego secreto de Fernando Vallejo.Los días azules de Fernando Vallejo.La virgen de los sicarios de Fernando Vallejo.

PelículaApocalipsur, dirigida por Javier Mejía.

EnsayoLo bueno, lo malo y lo feo de ser antioqueño, publica

do en La Hoja de Medellín. Lo bueno de ser antioqueño de Nicanor Restrepo

Santamaría.Lo malo de ser antioqueño de Alonso Salazar.Lo feo de ser antioqueño de Clarita Gómez de Melo.

CuentoSola en esta nube de Óscar Castro García.

PoemaMedellín, a solas contigo de Gonzalo Arango.Villa de la Candelaria de León de Greiff.

NovelaFugitiva de José Libardo Porras.

PelículaLa vendedora de rosas, dirigida por Víctor Gaviria.Sumas y restas, dirigida por Víctor Gaviria.

Reinaldo Spitaletta

Crónica o reportaje Medellín de Tomás Carrasquilla.

NovelaFrutos de mi tierra de Tomás Carrasquilla.

CuentoLa ternura que tengo para vos de Darío Ruiz Gómez.

EnsayoNo sé si sea un ensayo pero Medellín, a solas contigo de Gonzalo Arango.

PoemaVilla de la Candelaria de León de Greiff.

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1 Fotografía: Cortesía Ricardo Aricapa

Ana María Cano, periodista y columnista. Fundadora de La

Hoja de Medellín.

Ramón Pineda, periodista y docente universitario.

Ricardo Aricapa, periodista y escritor.

Reinaldo Spitaletta, periodista, escritor,

columnista y docente universitario.

La ciudad en las letras

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Salud pública

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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Locos encadenados, camisas de fuerza, lobotomías y técnicas de electrochoque ocultan bajo un estigma a las enfermedades mentales que ahora constituyen uno de los mayores problemas de salud en todo el mundo y que, en Antioquia,

se ha convertido en un tema crítico para la salud pública.

Paula Lotero [email protected]

Eduardo sale al patio entusiasmado, en pantalo-neta, camiseta y tenis sin medias, se acerca al quiosco que está en medio del prado, sonriendo

y gesticulando con sus manos. En una lleva un vaso con agua que, ante sus ademanes, pareciera que fuera salir volando directo al suelo. Se sienta frente a mí diciendo que Santos y Uribe estaban participando en una competencia, en la cual ganaría el que menos regara café de una taza mientras montaba en burro. Cuando ríe, sus labios tiem-blan descontrolados y sus ojos, irritados pero expresivos, se pierden en mi mirada. Calla por unos segundos y, sin preguntarle, comienza a contarme su historia.

…La primera vez que me dio, ese tres de enero de 2010, me sentí mal en el pueblo de Copacabana. Vivíamos en una finquita que está en el intermedio del peaje y Copacabana y yo arranqué por el camino y comencé como si yo fuera un robot y yo vi toda la historia de Jesús. Mientras subía allá a la finca, yo era como sintiendo que yo estaba caminando los senderos de Jesús cuando iba a ser clavado en la cruz. Llegué a mi casa y llegué mal, ellos pensaron que estaba borracho. Entonces estaban mis hermanas sentadas en el prado de la finca y me estaban esperando; entonces ellas tenían una gra-badora, así, una grabadora negrita de esas estilo antiguo, prendidita con música y yo llegué diciendo: ‘¡Que no me la apaguen!’, que si me apagaban la grabadora, se me acababa la vida, eso pensaba yo...

El estigma y la creencia de que los que padecen enfer-medades mentales tienen un mundo aparte, no pertene-cen a la sociedad y son casos aislados que no correspon-den a un problema mayor, ha ocultado, bajo apreciaciones erróneas, críticas, mitos y burlas, la fina línea que separa a todos los individuos −especialmente y en el caso colombiano, a los antioqueños− de padecer una enfermedad mental.

En el mundo, los trastornos psiquiátricos y neurológi-cos generan el 28% del total de discapacidad global oca-sionada por enfermedades; además, “el Banco Mundial ha estimado que los trastornos mentales son responsables del 8% de los años de vida saludable perdidos, proporción mayor que la atribuida al cáncer (5,2%) o a las enferme-dades cardiovasculares (2,6%)”, según el Primer Estudio Poblacional de Salud Mental Medellín, 2011-2012.

El último Estudio Nacional de Salud Mental realiza-do en Colombia aseguró que el trastorno de ansiedad con 19,3%, el estado de ánimo con 15% y los trastornos de uso de sustancias psicoactivas con 10,6%, son los más frecuen-tes. El Estudio fue realizado por el Consorcio Mundial de Salud Mental y los resultados dejaron claro que, en Colombia, gran parte de la población cumple con criterios clínicos de trastornos mentales y no acceden a tratamiento.

…Yo veía que yo era Chávez y me metí por un potrero que era como cuando no es cuadrado, sino que tiene los lados más largos, un rectángulo, y yo pensaba que a Chávez lo iban a encerrar. Entonces yo corrí como un toro y mi mamá salió muy brava porque yo estaba corriendo sin ropa, ella me per-seguía con la toalla para taparme y yo daba vueltas y vueltas hasta que caí en una silla, sentado, callado, escuché que una mujer me hablaba desde una hamaca...

Según el psiquiatra Óscar Correa Rico, “los trastor-nos mentales se definen como trastornos o enfermedades complejas, esto implica que no hay una sola causa ni hay un solo componente que los genere, normalmente es una interacción compleja de múltiples factores donde se ha de-terminado que el factor base es una vulnerabilidad gené-tica que puede convertirse en un trastorno”. De acuerdo con diferentes aspectos que influyen en el cerebro, que abarca todo el contexto que rodea a un individuo, es facti-ble que un trastorno se manifieste.

“Estamos en un país violento, muchas personas tie-nen desequilibrios económicos, no hay un buen servicio de salud, algunos tienen deudas y todo este tipo de cosas llevan a las personas a tener inestabilidad emocional y cognitiva”, afirma Hernán Darío Giraldo, psiquiatra in-fantil del Hospital Mental de Bello.

Darío Giraldo asegura que en Colombia los antio-queños son los más propensos a presentar enfermedades mentales por genética, especialmente por casos de endoga-mia. “Los apellidos Gómez, Saldarriaga, Zuluaga, Botero y Serna son algunos de los más propensos a presentar en-fermedades mentales, todo por orden genético”. Además, añade que si a eso se le suma el consumo de sustancias alucinógenas, a pesar de que algunas personas crean que no influye, por el contrario, empeoran la situación.

En el Primer Estudio Poblacional de Salud Mental Medellín 2011-2012, se estudiaron estos trastornos: de an-siedad, del estado de ánimo, del inicio de la infancia, niñez y adolescencia, de la alimentación, por uso de sustancias y por comportamiento suicida. Según los resultados, en Me-dellín “164.959 personas están afectadas por uno de los trastornos estudiados, 59.544 por dos trastornos y 57.565 por tres o más, para un total de 282.068 personas con necesidad de ser atendidas por trastorno mental”.

En los casos de mayor importancia para la salud pública, se destaca el del es-trés postraumático: el total de casos estimados en el 2012 fue de 21.587 personas, 237 más que en 2011; con ello arroja la posibilidad de convertirse en un trastorno crónico. A su vez, el trastorno bipolar presentó 14.391 afectados; el trastorno individual de depresión mayor ocupa un lugar impor-tante con 73.755 casos y los trastornos por consumo de sustancias psicoactivas con 93.543 personas afectadas ocupan una cifra importante, teniendo en cuenta, además, que gran parte de los individuos que presentan estos casos está en edad productiva.

El comportamiento de la prevalencia de tras-tornos por área geográfica reporta un riesgo muy alto para los barrios Popular, Manrique, Aranjuez y Santacruz; los de menos riesgo son Laureles, Es-tadio y El Poblado.

…Yo sí he visto que están bajando estrellas, es-tán naciendo estrellas, están bajando estrellas del cie-lo con iluminación divina, que están naciendo. Y he visto que ha empezado por Jericó, allá canonizaron a Laura Montoya y en Támesis están saliendo la minas más grandes, el niño va a volver a nacer, él no va a vol-ver a bajar otra vez como bajó hace 2000 años en un vientre pobre, ah, no, en una humildad absoluta, sino que donde está tu tesoro verdaderamente ahí está tu corazón…

La atención psiquiátrica en las subregiones distintas al Valle de Aburrá se ha limitado al servicio de psicólogos o médicos generales. La carencia de hospitales mentales y de apoyo psiquiátrico y farmacológico ha obligado a los pacientes a trasladarse a algunos hospitales del Área Metropolitana, lo cual aumenta progresiva y significativa-mente la demanda de servicios.

Según el análisis Avances del diagnóstico de salud mental de Antioquia 2011, en el departamento, a excep-ción de Medellín, existen dos instituciones con servicios integrados de salud mental con disponibilidad de hospi-talización, consulta externa y urgencias. Una es la ESE Hospital Mental de Antioquia, HOMO, que se encuentra en el municipio de Bello, y la otra es la Clínica San Juan de Dios en el municipio de La Ceja.

Medellín cuenta con 58 consultorios de psiquiatría, 125 de psicología y 3 servicios de hospitalización: Clínica Samein, Hospital Universitario San Vicente de Paúl y Clí-nica Sagrado Corazón. Además, tiene la institución para la prevención de conductas adictivas, que es referente para todo el departamento, E.S.E. Centro de Atención y Rehabilitación en Salud Mental de Antioquia, Carisma, que en el 2010 atendió el 61.5% de los pacientes con tras-tornos del comportamiento relacionados con el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas.

Esto da cuenta de la gran concentración de recursos en el Valle de Aburrá y del desplazamiento que deben ha-cer los pacientes provenientes de otros municipios que no cuentan con servicios amplios en salud mental. Mientras más lejos esté el municipio del Valle de Aburrá, menos son los recursos y el personal especializado, pues en estas zo-nas aproximadamente el 88.7% de las ESES municipales cuenta únicamente con médicos generales o rurales para atender patologías mentales.

…Lo que pasan son dos cosas no más: que detrás del he-cho hay mucho trecho y detrás de lo que va a ocurrir de aquí

a estos años por venir, él va a bajar con la milicia celestial y nosotros somos milicia celestial, nosotros somos ángeles, si usted no cree usted es un ángel, pero son cosas tan sencillas y tan humildes que nosotros somos principitos que no tenemos poderes, pero nosotros fuimos hechos a imagen y semejanza, pero no tenemos poderes, pero nos dio una gran mente con la cual poder hacer lo que nosotros quisiéramos ser…

La salud mental tiene un valor intrínseco en el bien-estar general de los individuos, incluso algunas patologías físicas pueden ser la consecuencia de un trastorno sin con-trol o tratamiento. Las altas sumas de dinero en medicina, movilización y cuidado del paciente, además de la intran-quilidad, suponen una baja calidad de vida, tanto para el paciente como para quienes están a su alrededor. Según el investigador judicial, Vladimir Carvajal, “la mayoría de los asesinos en serie más reconocidos del mundo pa-decieron alguna forma de esquizofrenia u otro trastorno mental. Por lo general, poseen patrones muy organizados de conducta, que incluso se ven reflejados en los métodos que utilizan para hacer lo que hacen”.

…Ya me siento completamente como casi normal para detallar qué fue lo que pasó. Yo soy de Támesis, Antioquia. La verdad fue que mi papá y mi mamá se vinieron hace siete años acá a Medellín y estando acá fue que me di cuenta, cuando me diagnosticaron en un enero del 2010, que tenía trastorno afectivo bipolar.

Eduardo es un joven de 27 años que ha sido internado ocho veces en un hospital mental del Valle de Aburrá. El trastorno afectivo bipolar, el abuso de sustancias alucinó-genas y la falta de adherencia a los medicamentos han hecho que tenga constantes recaídas.

El 21 de enero de 2013 el presidente Juan Manuel Santos aprobó la Ley 1616, con la que se pretende la ade-cuación de los servicios en el marco del Plan Obligato-rio de Salud (POS), además de garantizar un enfoque en niños y adolescentes para la promoción y prevención de enfermedades mentales. No obstante, se estima que para el 2020 las cifras de trastornos mentales en Colombia au-menten, y por ahora la Ley es muy precaria como para hablar de resultados.

Fotografía: Natalia Prieto

Mentes trastornadas, problema crítico

en Antioquia

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No. 65 Septiembre de 2013

10 Tradición

La elaboración de la cerámica en El Carmen de Viboral fue en otra época una actividad económica muy importante. Hoy, a pesar de que la tradición se ha perdido entre los jóvenes,

hay quienes buscan rescatar la loza oriunda de este municipio del Oriente antioqueño.

León Felipe Duque S. [email protected]

Desde que se inicia la zona urbana de El Car-men de Viboral, se comienza a percibir la pre-sencia de una industria de gran tradición en

este pueblo del Oriente antioqueño. Las fachadas de los almacenes y de las empresas como El Dorado, Re-nacer, Esmaltarte y Las Dos Pirámides, ubicadas sobre la carrera 31, son vitrinas donde se exponen todo tipo de piezas de cerámica elaboradas de manera artesanal por los carmelitanos, quienes dejan ver una pequeña muestra de su capacidad artística.

Esta tradición tiene una historia de más de 114 años en el municipio y ha vinculado a varias generacio-nes de muchas familias. Eliseo Pareja, un aprendiz de la Locería de Caldas, llegó a la localidad en donde tuvo una época dorada gracias a la especialización de las mujeres carmelitanas en la pintura de la loza, lo cual le dio un valor agregado y diferenciador al producto. En su libro El Carmen de Viboral 1850-1950, Francisco Arnoldo Betancur afirma que “la cerámica se convirtió para El Carmen de Viboral, por encima de la agricul-tura de subsistencia, en eje dinamizador de la vida de los carmelitanos. De algún modo, fortaleció los lazos de pertenencia y de asentamiento de sus familias”.

Pero el auge de aquella industria no fue permanen-te en el tiempo. Desde finales de la década de los 70 del siglo XX, esta actividad sufrió una crisis muy profun-da que cambió no solo su evolución económica, sino la dinámica social y cultural del municipio. Augusto Soló-rzano resalta en su Estudio Socio-histórico sobre la icono-grafía de la cerámica utilitaria del Carmen de Viboral en Antioquia que el declive puede rastrearse en los prime-ros intentos de los fabricantes por tecnificar el sector e incrementar los volúmenes de producción. Fue en esta coyuntura que los propietarios de los talleres tuvieron que enfrentarse al alto costo de las materias primas, al escaso apoyo gubernamental para la capacitación del personal y a la competencia de la locería china.

De once grandes fábricas, solo tres resistieron esta primera crisis: la Continental, Triunfo y Capiro, aun-que más tarde cerrarían; cientos de artesanos se que-daron sin empleo y la cerámica dejó de ser uno de los ejes fundamentales de la vida cotidiana del Carmen de Viboral. Francisco Cardona, socio de Cerámicas Esmal-tarte y ceramista desde hace 30 años, lo corrobora al asegurar, desde su experiencia, que esta crisis se debió

a que “las empresas se dedicaron a trabajar la ‘cerámi-ca de combate’, olvidándose un poco de lo artesanal e intentando ser más industriales”.

Esta mercancía se caracteriza por ser muy utilita-ria, con decoración sencilla y poco elaborada y, preci-samente por ser tan de “combate”, tenía todas las de perder ante una competencia tan grande como la que imponían marcas comerciales como Corona y las em-presas ceramistas chinas que realizaban una produc-ción similar pero a gran escala.

Fábricas con historia La empresa más grande que ha tenido El Carmen,

Cerámicas Continental, fue una de las afectadas por esta crisis. Nelson Zuluaga, exempleado de ésta y due-ño de Cerámicas Renacer, tiene muy claras las razones por las cuales quebró Continental en 1997: “El motivo del cierre fue la pérdida de identidad. Es decir, lo que nos identifica aquí en El Carmen de Viboral es la de-coración a mano. Continental también lo hacía, pero cuando creció, para poder abastecer los hornos, tuvo que meterse en líneas corrientes, como desvanecidos y calcomanías, entonces fue perdiendo eso por lo cual la gente aprecia las vajillas de El Carmen”. Esa identi-dad de la que habla Nelson Zuluaga quedó a la deriva. El lote donde estaba ubicada Cerámicas Continental está actualmente en ruinas y todavía quedan algunos rastros de lo que fue la empresa que, en su época, ex-plotaba el 60% de la producción del municipio. Como Continental, muchas otras fábricas que alguna vez fue-ron centro de creación artística y fuente importante de generación de empleo para El Carmen están en ruinas o en desuso.

Todavía quedan rastros de algunas de las empresas más antiguas: “San Antonio está en pie y un trabajador tiene una siembra de trucha en el lugar y saca algunos refractarios; La Moderna se está cayendo, no está fun-cionando pero tiene cosas rescatables; y al frente de Mi Tacita hay una que está completica, con hornos, tornos, pero está parada hace un año, el dueño no necesita mucho y en ocasiones hace quemas dos o tres meses y vuelve y para”, cuenta don Alberto, un habitante de El Carmen que creció al borde de las fábricas, entre el barro, los hornos, los torneros y las decoradoras, y que hoy atiende su cafetería en La Calle de la Cerámica.

Con la quiebra de la emblemática Cerámicas Conti-nental, cientos de trabajadores que laboraban en diver-sas áreas quedaron desempleados. Uno de ellos, Nelson

Zuluaga, no se resignó a dejar la industria de la cerá-mica y creó Cerámicas Renacer a finales de 1997. Su nombre, según él, se debe a que “El Carmen de Viboral estaba en vía de extinción en lo que tenía que ver con el arte de las vajillas decoradas a mano, entonces cuando nosotros empezamos con la empresa lo primero que dijimos fue ‘este es el nombre ideal’: es volver a nacer, el renacer de la loza en El Carmen de Viboral”.

De los 37 empleados que trabajan actualmente en Renacer, la mayoría hicieron parte de Cerámicas Continental y gracias a Nelson Zuluaga no quedaron desempleados. Pero para él no fue fácil la creación de su microempresa: “Con los impuestos es muy duro, pero uno tiene que estar legalizado y hacer las cosas lo mejor que se pueda, lo que quiere decir que no somos tan competitivos como quisiéramos y tenemos muchas desventajas para medirnos con empresas extranjeras”.

A pesar de esto, Renacer se está convirtiendo en la empresa más fuerte de este sector en El Carmen de Viboral y hace un tiempo se asoció con Cerámicas Ram-pini, una empresa del italiano Romero Rampini. Desde ese momento, Renacer comenzó a exportar a Europa piezas cerámicas con decoración tanto italiana como carmelitana. Esta empresa es un ejemplo de la recu-peración que ha tenido esta industria en El Carmen. Según Kadir Cardona, hijo de Francisco Cardona, “en este momento otra vez se está levantando la industria, no ha sido fácil. A mi papá, en los primeros años con Cerámicas Esmaltarte, le tocó muy duro, no se vendía nada. Ahora ha mejorado un poco, no como quisiéra-mos pero vamos avanzando”.

El renacer de la industria cerámicaKadir llegó hace año y medio a trabajar al lado de

su padre en Esmaltarte. Inicialmente lo hizo por falta de empleo pero se comenzó a interesar por el trabajo y, ahora, a pesar de ser profesor de inglés en un cole-gio local y en el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, sede Oriente, sigue trabajando en la empresa medio tiempo, junto a varios miembros de su familia. En Esmaltarte no sólo se producen vajillas, pocillos, materas, lavamanos y todos los elementos en cerámica que se pueden encontrar en las demás empresas de El Carmen. También, desde la llegada de Kadir, y gracias a su capacidad artística, se está produciendo bisutería, especialmente anillos y aretes. “La creación de bisute-ría es exclusiva de nosotros, en otros lugares sí lo hacen pero de unos tamaños enormes que tumban orejas, no-

Fotografías: Natalia Maya Llano

Joaquín Aristizábal aprendió el oficio de la cerámica acompañando a su padre. Hoy lleva más de 40 años entre el barro, los torneros y los hornos.

En Cerámicas El Dorado ningún proceso está automatizado. Los hornos son de carbón y los moldes están hechos de yeso. Las artesanas vierten con cuidado la pasta líquida que le

dará forma a cada pieza.

Los carmelitanos están hechos de barro

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

11sotros lo hacemos de un tamaño razonable. El proceso es el mismo que se realiza para crear un pocillo, con la diferencia de que se hace en piezas cerámicas muy pequeñas”, cuenta Kadir. Estas nuevas creaciones y elementos hechos a partir de la cerámica son de invención constante. Incluso Nelson Zuluaga dice que Cerá-micas Renacer está ganando mucho espacio en El Carmen “porque la gente está creyendo mucho en nosotros, ya que siempre estamos innovando y diseñando cosas diferentes. Tenemos diseñador tanto en forma como en decoración y por eso nos identificamos, porque somos muy exploradores y siempre estamos buscando algo nuevo para ofrecer”.

A pesar de lo que dice Nelson Zuluaga sobre el espacio que han venido ganan-do sus ventas a nivel local, el mercado de las cerámicas en El Carmen de Viboral está más que todo centrado en los turistas y las ventas a otras partes del país y del mundo. Para Kadir Cardona, “si no fuera por los turistas, estos talleres no funcionaban”, ya que los habitantes del pueblo casi nunca entran a los almacenes, “son pocos los carmelitanos que conocen los talleres de su pueblo”, agrega.

El pueblo y la cerámicaDe la mano de la recuperación de la industria cerámica, en El Carmen se ha

iniciado un proceso muy interesante de apropiación por parte de los habitantes. “La gente en este momento está apropiándose de este arte y, en cierta forma, se sienten orgullosos del proceso, algo que no sucedía anteriormente. Hace un tiem-po los críticos en contra de la cerámica éramos los mismos habitantes del pueblo; pero ahora la gente se siente orgullosa de lo que nosotros hacemos”, cuenta Fran-cisco Zuluaga.

Esto ha estado ligado, entre otros asuntos, al reconocimiento que ha recibido la cerámica artesanal de El Carmen de Viboral en Colombia y el mundo. Los propios carmelitanos han recibido esta influencia gracias a lo que se dice desde afuera, y no como fruto de un reconocimiento propio de la cerámica, como una de las tradiciones más importantes de Antioquia.

Los que más valoran y conocen la industria ceramista son los carmelitanos de mayor edad. En los jóvenes es difícil encontrar conocedores profundos del tema y muchos de ellos no conocen los talleres ni se interesan por el tema. Para Kadir, esto se debe a que el trabajo con la cerámica “es otra vez nuevo y apenas se está levantando después de la prolongada decadencia”, lo que explica los pocos trabajadores jóvenes en esta industria. “Yo tengo 31 años y tengo un primo de 26 que trabaja en Renacer, creo que los más jóvenes que trabajamos en la industria artesanal de la cerámica somos nosotros, de resto la mayoría son personas que vienen desde Continental”, concluye Kadir.

Joaquín Aristizábal trabaja la cerámica desde hace 41 años y actualmente está vinculado a Cerámicas El Dorado. Cuenta que desde niño aprendió el oficio viendo a su papá y hasta ahora es el único trabajo que le ha gustado, contrario a los intereses de sus hijos: “En la casa son siete y ninguno trabajó esto, trabajaron cosas distintas”. Los jóvenes han visto, a partir de la experiencia de sus padres, que el trabajo con cerámica no es una labor muy productiva, “es un proceso en el que escasamente el empleado se saca el sueldo. Esto debido a que los materiales son costosos y muchos de los elementos con los que se trabaja son importados de E. U. o de Alemania, como los colorantes”, comenta Francisco Cardona.

Las Fiestas de la Loza, que se realizan cada año durante los primeros días de diciembre no han ayudado a rescatar y visibilizar esta tradición. “La participa-ción de los artesanos en las Fiestas de la Loza es muy poca. Se le da más énfasis a lo que es el baile, la rumba y el trago que a despertar un buen interés por la cerámica”, afirma Nelson Zuluaga, y coincide con lo que piensa Kadir acerca de este evento anual: “Nosotros decimos que esas son las fiestas del ‘chorro’. No tenemos espacio ahí”, aunque acepta que en 2012 “sí hubo algo mejor: hicieron una especie de fábrica en el parque, simulando una fábrica antigua de cerámica y homenajearon a las pintoras del pueblo”.

“Lo que nosotros hemos hecho es por esfuerzo y sacrificio propios. La Fiesta de la Loza es algo con lo que la Administración municipal simplemente se da ca-ché, nosotros somos el escudo para que ellos hagan una fiesta y se lucren de cierta forma”, afirma Francisco Zuluaga. Al igual que él, muchos artesanos se quejan de la poca colaboración de los gobernantes en todos los niveles, pero se sienten orgullosos porque han ayudado a que esta tradición carmelitana no se pierda y perviva, así sea con el esfuerzo de ellos y sus familias.

La Calle de la Cerámica Natalia Maya Llano [email protected]

Entre las calles Antonio Ricaurte y Villa Nueva con la avenida Los Liber-tadores, existen desde 2007 gran cantidad de mágicas fachadas destinadas a la añoranza y a la evocación. En Barcelona, lo llaman el Parque Güel; en el Carmen de Viboral no podía tener otro nombre distinto: La Calle de la Cerámica.

Aguamarina, Saúl, Carmen, Pompón Rojo, Verano, Paraíso, Del Huerto, Heliconias y Anturios, Florazul, Girasol, Trébol, Mayoral, Antigua, Maíz y Flo-relba, entre muchas otros, son algunos de los diseños o “pintas” que, si bien en alguna oportunidad fueron creados para decorar vajillas y otros utensilios de mesa, hoy pueden encontrarse adosados en las paredes frontales de las casas de esta emblemática calle carmelitana y se constituyen en una pequeña muestra de las 300 decoraciones que han sido creadas por artesanas de este poblado del Oriente antioqueño desde finales del siglo XIX (hoy en día solo se reproducen 50) .

La Calle de la Cerámica fue creada para la “añoranza” y la “evocación”, pero estas funciones fueron reemplazadas muy pronto por la “sorpresa” y “admiración” de los turistas, quienes, al parecer, son los que más valoran la iniciativa colectiva y gubernamental de algunos carmelitanos para dejar un testimonio perenne de lo que, en las décadas del 50 al 70, fue la “época dorada de la cerámica”, en la que las fábricas existentes emplearon a más de 5.500 personas y posicionaron al municipio como uno de los pilares de esta faceta de la industrialización antioqueña.

Este lugar narra precisamente el devenir, tanto en su grandeza como en su decadencia, de esta gran empresa artesanal. Entre La Fachada de los Oficios, que recrea en relieves las labores de la antigua tradición ceramista mundial, y La Fachada de las Tazas, que representa los inicios de la cerámica carmelitana y la decoración en azul cobalto, símbolo de la tradición a pincel, ubicada en una de las últimas casas, existe una cuestionable contradicción: ninguno de los locales, tiendas y almacenes que constituyen La Calle de la Cerámica se dedica a la comercialización de la locería producida en el municipio.

Únicamente en la Miscelánea Sambartolo, cuya fachada no tiene ningún motivo alusivo a esta larga historia, había unas cuantas piezas como platos y vasos que lamentablemente se perdían entre los demás productos del almacén. En otro local comercial, un señor se preciaba de vender la más fina locería hecha en El Carmen, golpeándola una y otra vez contra la mesa para demostrar finura. Sin embargo, se trataba de unos caballos y balones de fútbol en color bronce y en cuyo respaldo se podía leer “made in China”. Ni ‘Suso’, el barrendero de La Calle de la Cerámica, sabía en dónde la vendían y mucho menos si en El Carmen existían talleres o fábricas que se dedicaran a la producción de objetos con este material.

Con una juventud desinteresada por el trabajo manual, unas decoradoras entradas en años sin tener a quiénes entregar sus conocimientos y un consumidor principal que no es el ciudadano local sino el extranjero, es muy difícil que el carmelitano de hoy transite por La Calle de la Cerámica para evocar y añorar ese pasado glorioso de su municipio, el mismo por el que el ciudadano foráneo ha mostrado tanto interés en conocer.

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En El Carmen llegaron a diseñarse 300 decoraciones creadas a mano por artesanas. Hoy en día solo se reproducen 50.

La especialización de las mujeres carmelitanas en la pintura de la loza le dio un valor agregado y diferenciador al producto.

Los habitantes de El Carmen se enorgullecen al contar que sus vajillas pintadas a mano fueron los regalos elegidos para los Reyes de España.

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Reportaje gráfico

No. 65 Septiembre de 2013

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Juan Raúl Muñoz Tejada [email protected]

Es difícil encontrar, en una ciudad tan innovadora como Mede-llín con su tecnología de punta, un proceso que esté arraigado fuertemente a lo artesanal. Este arte es una labor que con las

manos le da la belleza a los objetos y obras, que a veces con la máquina del obrero fabril no se puede conseguir. El artesano le imprime un sello personal a cada artículo y lo convierte en único por el estilo singular que le confiere cuando trabaja con materia prima como el cuero animal, lo cual se ha venido convirtiendo en una necesidad para el consumidor. Podría decirse que tal vez el mercadeo o la publicidad influencian en la decisión del comprador, pero al ver el proceso y la prenda de cuero finalizada, con las imperfecciones, por todo el recorrido y marcas que deja un ser vivo, se demuestra que no solo lo perfecto es bello.

Acá, donde la innovación es vocifereada por la radio todas las ma-ñanas, también se observan el desempleo, la pobreza y la corrupción, factores, entre otros, que conllevan a la explotación laboral y donde el Gobierno, por sus bolsillos llenos, siempre pesa más que los harapos y las costillas magras.

Además del proceso artesanal e industrial que ha emprendido la manufactura del calzado y las confecciones, principalmente en cuero, desde hace muchos años también ha iniciado un proceso de reivindica-ciones y de lucha contra un Gobierno que lo ahoga por el gran número de artículos fabricados con materiales sintéticos que ingresan al país provenientes de China.

Cada vez los artesanos del cuero son más pocos: desertan de sus puestos laborales por las escasas garantías que les ofrecen, por el fuerte pisoteo de las multinacionales y por la compra de calzado chino de mala calidad pero a bajo precio.

Las manos que trabajan el calzado, que pasa por fábricas y maqui-las, salen a las calles a luchar por sus derechos.

Las peleterías son las que abastecen de cuero e insumos a las pequeñas empresas y maquilas para la fabricación de artículos.

A pesar de que la tecnología incremente la eficiencia, en Zodiak pre-fieren darle oportunidad a los cortadores y sus familias.

El 80% de los trabajadores de la industria del cuero son informales, maquilas y artesanos.

El 6 de junio de 2013 la industria del cuero de varias ciudades del país comenzó su lucha contra las importa-

ciones de calzado chino.

En México, los almacenes deben tener en sus vitrinas un 50% de calzado nacional; en Colombia, a duras penas llega al 5%.

En la industria del cuero se utilizan principalmente la piel bovina, de cerdo y de babilla; mientras más joven sea la piel del animal mayor es su costo.

Coser el cuero es indispensable, es el mejor mé-todo para que las piezas se mantengan unidas y el

artículo dure por años.

Bajo la piel

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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La deserción en la industria del cuero está entre el 60% y el 70%, debido a las pocas garantías y a la competencia desleal.

Según Jhon Jairo Muñoz, propietario de Pegantes Skool, “entre 100 y 150 mil empleos directos se han perdido en Colombia debido al calzado chino”.

A muchos trabajadores les pagan por pieza de zapato trenzada, por eso deben hacerlo a gran velocidad.

Zodiak, empresa colombiana de calzado, lucha por no entrar en quiebra debido a la invasión china.

Según la industria del cuero, el TLC trae costosos aranceles de importación, alto precio de exportación y poco acompañamiento gubernamental.

Legalmente, 70 millones de pares de zapatos chinos llegan al país al año, sin tener en cuenta el contrabando.

El cuero sufre diferentes procesos químicos en el curtido que le da co-lores y marcas diferentes. Algunos parecen de reptil, pero, en realidad, sufren procesos mediante planchas que imitan texturas de animales.

Mientras que un zapato chino puede durar dos meses, uno colombiano de cuero puede

durar de uno a dos años.

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Coyuntura

No. 65 Septiembre de 2013

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Redacción De La Urbe [email protected]

En medio de los enfrentamientos que ocurrieron durante el Paro Nacional Agrario, varios periodistas resultaron heridos por acciones de la Fuerza Pú-blica. La presencia de la prensa en las manifestaciones garantiza que la ciu-

dadanía en general pueda acceder a la información sobre los hechos de movilización y descontento social y tomar decisiones frente a estos. Estas violaciones son igual de graves que las que han denunciado a través de redes sociales contra la población civil, pero en este caso niegan el derecho a la información y a la libertad de prensa y, en consecuencia, insisten en la falta de garantías existentes para la protesta social. Ade-más, el carácter sistemático que presentan estas acciones atenta contra los derechos emergentes, promovidos por la sociedad civil desde el 2009 y que se refieren a las condiciones necesarias para lograr una democracia igualitaria, plural, participativa, solidaria y garantista. Todas estas fotografías obedecen a violaciones sucedidas el 29 de agosto.

Óscar Montoya, periodista de Hora 13 Noticias, intentó reclamar por el abuso de fuerza por parte de la Policía Nacional, pero el mayor Andrés Segura hizo caso omiso a las denuncias de Montoya y se marchó del lugar.

Andrew Calle, de un medio sin identi-ficar, fue alcanzado

por una proyectil de gas lacrimógeno que impactó en su

rostro dejándolo inconsciente.

Durante los distur-bios sucedidos en la Universidad de Antioquia, varios

de los camarógrafos sufrieron por los

desmanes de la policía. Así, no solo

les impidieron el derecho a informar ética y verazmente, sino que los obliga-ron a abandonar el

lugar de los hechos. Foto de

Fredy Amariles.

El mayor Segura discute con el fotógrafo Luis Eduardo Noriega de la Agencia EFE, después de que otros miembros del ESMAD vestidos de civil golpearon al periodista en cercanías de

la estación de policía. El mayor Segura intentó detener el cubrimiento de los medios gritando que debían apuntar las cámaras hacia el otro lado y no atendió los reclamos de Noriega ni de

los otros compañeros periodistas que se encontraban en el lugar.

Periodista de Caracol TV también fue golpeado por la Policía mien-tras intentaba cubrir las manifestaciones.

Golpe a la prensa

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Andrea Uribe Yepes [email protected]

Y sirvió de cobija y de bandera

Verso del poema Esta ruana.

Jorge Robledo Ortiz

Con el actual Paro Agrario han reaparecido en el imaginario de los colombianos una varie-dad de símbolos existentes, pero mudos y bajo

tierra. Entre sombreros aguadeños, machetes, botas de goma y la escena de un trabajador que se ensucia para ganarse la vida resalta la figura de la ruana como sím-bolo idiosincrático colombiano y, además, como emble-ma de la actual protesta, donde aparece como símbolo mediático y cultural.

Con un futuro incierto y el hecho de haber tenido que abandonar sus tierras y acogerse a un paro, culpa de un ejercicio desequilibrado de la ley, de la falta de inclusión y de condiciones aptas para hacer efectivo su oficio, los campesinos no olvidan su pasado… su origen; ante la duda, lo llevan puesto. Esta prenda de lana, con casi dos kilos y medio de peso, de 1.40 m x 1.60 m, de forma rectangular y un agujero lineal en el centro, está a unos pasos de convertirse en símbolo cultural nacional, aunque es típica en Boyacá y en Antioquia, en su tramado esconde una historia híbrida entre el descubrimiento y la irrupción.

Mestiza

La ruana resultó de la simbiosis cultural iniciada con la Conquista española y que se

trata de una prenda mestiza, tan indígena como española.

Aída Martínez

En la época de la pre Conquista, ya existían en América distintos tipos de mantas que hicieron las ve-ces de progenitoras de la ruana. En las ilustraciones de Poma de Ayala, pueden verse unos telares que se colgaban de distintas maneras en el cuerpo, pero nada que tuviera ni las dimensiones ni los cortes específicos de la ruana de lana virgen tradicional.

En el siglo XVI, los españoles llegaron a la tierra de los chibchas, actual Boyacá, y vieron a mujeres ves-tidas con mantas de algodón que les llegaban hasta los tobillos y a hombres que estaban cubiertos con el mis-mo material de las rodillas para arriba. Igualmente, los indígenas vieron llegar a unos españoles con capa y mantos que se asemejaban a sus telas, pero tenían impregnado el olor del mundo desconocido y capuchas, cortes y materiales que diferían de su normalidad ves-timentaria

Los chibchas se abrochaban las mantas con alfile-res de oro, cordones coloreados o con el mismo algo-dón. El cronista de Indias, Antonio Herrera, cuenta que el rasgado de la manta para colocarla al cuello era considerado por ellos como gran infamia. Es por esto que no se sabe con exactitud de qué manera se dio el híbrido, pero es claro que una vez tramada la primera ruana se convirtió en un insumo clave en el aparecer de los cundiboyacenses, y que hacia el siglo XVIII era imprescindible en el altiplano el uso de la ruana sobre todo para las poblaciones más pobres.

“Indecorosa”El uso de esta prenda era altamente descalificado

y tachado de poco higiénico por los españoles. Incluso en las Ordenanzas de 1777 se consignó que: “El uso de ruanas en estos reinos es parte muy principal del desaseo. Ella cubre la parte superior del cuerpo y nada le importa al que tapa ir desaseado o sucio en el inte-rior”. Esto se debe sobre todo a que la cultura española pretendía hacerlos calzar y vestir con ropas cortas y sin capas que retuvieran menos suciedad y mantuvieran el cuerpo aireado.

Incluso, el virrey de Nueva Granada, José Manuel de Ezpeleta, prohibió a los artesanos del Nuevo Reino usar las ruanas por considerarlas concentradoras de su-ciedad personal; sin embargo, se siguieron utilizando hasta convertirse en uno de los elementos indispensa-bles en el traje típico regional boyacense y de la cultura de montaña de todo el país.

Más tarde, en 1936, Jorge Eliécer Gaitán también prohibiría la ruana y las alpargatas en la ciudad de Bo-gotá como una apuesta al obsesivo control de la higiene que impuso durante su mandato: “Gaitán fue el políti-co de su generación que viajaba por el país distribuyen-do jabón y pasta de dientes (…). Quiso eliminar el uso de la ruana, ya que la consideraba una prenda mugrosa que ocultaba una suciedad aún mayor. Como alcalde de la capital, salía a la calle al amanecer para asegurarse de que la basura se estaba recogiendo debidamente”, escribe Herbert Braun en el ensayo Jorge Eliécer Gaitán y la modernidad.

RelegadaDurante la primera etapa de la Colonia había un

uso democratizado de la ruana. Tanto las clases altas como los trabajadores de la tierra usaban el atavío de lana para protegerse del frío. Pero cuando inició el pe-ríodo republicano, según cuenta el periodista investi-gador Jaime Andrés Peralta, los únicos que vestían la ruana eran los de clase baja.

Esta prenda se fue perdiendo para los adinerados en este período, gracias a que la idea de moda y el es-tar inmersos en la modernización implicaba copiar los modelos europeos, sobre todo de Francia e Inglaterra en un primer momento, aclara Peralta. Es por eso que no solo en las salas de reuniones dejó de tomarse chi-cha para pasar al whisky, sino que se dejó de usar la ruana para seguir e imitar las modas traídas del viejo continente, quedando relegado el uso de la prenda a la población campesina.

Tanto es así que, en un debate iniciado el 26 de agosto de 1925 sobre el proyecto de la pena de muer-teen el país, presentado por los senadores Ignacio Rengifo, Esteban Jaramillo y Antonio José Sánchez, el poeta concordiano Antonio José Restrepo presentó su postura en contra y dijo: “Esta pena de muerte que se resucita ahora al influjo de la elocuencia del número, no caerá sobre las clases que llaman superiores o los in-dividuos de ellas que delincan. Este tenebroso aparato fúnebre del verdugo y sus satélites, se alza contra los hijos del pueblo, precisamente contra aquellos que esta sociedad ha dejado en el abandono de la miseria y de la ignorancia”, y justificó que “El Código Penal es un perro bravo que no muerde sino a los de ruana”.

Restrepo se refería precisamente a que el pueblo relegado, el que aún no ha tocado las ínfulas de lo mo-derno y sigue dedicando su vida a la labor en el campo, es el que se ve sometido a la presión de la ley de manera más contundente, pero que la justicia cojea cuando se trata de la clase alta. Y la figura de la ruana aparece, entonces, como tótem de esa población para la que la ley sobrepasa las barreras de lo ecuánime.

ÚtilProteger del frío y vestir a quien la usa no son las

únicas funcionalidades que se le dan a la ruana. En el campo, es común que en las noches, a falta de cobija, se cubran con la pesada prenda o se doble y se use como almohada o cojín. Incluso, hay quienes afirman que se enrolla en el brazo como protección en las peleas a machete.

En los potreros y corralejas hace las veces de capote y sirve como velo en las furtivas caricias de los jóvenes. Es también una palabra que refiere a algo más que la prenda: “se lo puso de ruana”, es decir que se aprove-cha de alguien indefenso, o “por debajo de la ruana”, que hace referencia a la corrupción.

SimbólicaAparte de las utilidades como prenda, la ruana es

una efigie de gran parte de la cultura y el pasado de Co-lombia. Aunque no es exclusiva del país y está presen-te bajo otras formas y denotaciones en gran parte del territorio latinoamericano –zarape en México; poncho en Argentina, Perú, Bolivia y Chile– es aquí donde la ruana de lana virgen y pesada es el uniforme no insti-tucional de toda una comunidad: la campesina.

Incluso el representante a la cámara por Boyacá, Carlos Andrés Amaya Rodríguez, presentó un proyecto de ley este año con el fin de declarar la ruana y su téc-nica de elaboración como símbolo cultural de la Nación para así lograr la destinación de recursos públicos para el “fomento, promoción, protección, conservación y divul-gación de la técnica de fabricación tradicional de la rua-na y el uso de la misma a través de la historia nacional”.

Además, con las actuales manifestaciones durante el Paro Agrario, tanto en las redes sociales como en el aparecer de las marchas y eventos se ha reiterado el símbolo de esta indumentaria como parte de la cultura campesina y ha vuelto a la cima del imaginario social colombiano como apoyo estético a la causa. Lo anterior es producto de una mediatización y de una materializa-ción simbólica de esta prenda para representar no sólo a los campesinos, sino el soporte que como individuo o masa se le da a la causa.

Pero esto no garantiza un resurgimiento de la rua-na como parte del vestuario nacional. Según Peralta es solo una consecuencia pasajera de la coyuntura y una necesidad de un producto estético que haga las veces de tótem en un momento de inestabilidad. Es decir, las clases alta y media no volverán al uso de la ruana permanentemente, no resurgirá de nuevo como una prenda importante como lo era en la Colonia y no que-dará en el imaginario por siempre porque la coyuntura pasará y, con ésta, el símbolo será de nuevo el perro bravo mordiendo a los de ruana, que serán, para ese momento, “sólo” campesinos.

Además de los símbolos convencionales de las manifestaciones sociales, el Paro Nacional permitió que reapareciera uno de los emblemas más significativos de la cultura campesina en

Colombia. Por estos días, el campo puso al país ‘de ruana’.

Fotogrfía: Revista Semana

Fotografía tomada durante una concentración en la Plaza de Bolivar de Bogotá en apoyo al Paro Agrario Nacional.

La ruana, el tótem

del pueblo

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Coyuntura

No. 65 Septiembre de 2013

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Estefanía Carvajal Restrepo [email protected]

Este infográfico muestra el pliego de peticiones elaborado por la Mesa de Interlocución Agra-ria (MIA) y adoptado por distintos sectores

agrarios y mineros que entraron al Paro Nacional.

Los años de abandono del sector agropecuario por parte del Estado han generado una fuerte pugna entre los campesinos y el Gobierno, que no parece resolverse solo con cumplir

algunas de las exigencias de los distintos sectores.

Maria Paula Rubiano [email protected]

El Paro Nacional Agrario y Popular es uno de los temas que mayor atención mediática ha recibido en las últimas semanas. Sin embargo, la información se ha centrado en los bloqueos de las carreteras nacionales, los disturbios y la voz gubernamental que invita y, posteriormente, exige suspender la

movilización en las vías para así dar inicio a una mesa de diálogo. Incluso, poco se ha hablado de la agenda que los campesinos pusieron sobre la mesa y que dieron a conocer al Gobierno desde el 8 de agosto, nueve días antes de iniciar el paro.

Si bien son tres las organizaciones agrarias promotoras del paro (por lo tanto, tres agendas distintas), las exigencias de los campesinos pueden resumirse en seis puntos fundamentales: la propiedad de la tierra, el reconocimiento de la territorialidad campesina, la implementación de políticas frente a la crisis de la pro-ducción agropecuaria, la inversión social para la población rural, la participación de pequeños y medianos mineros en la formulación de la política del sector -especialmente el tema de la política de formalización- y las garantías para el ejercicio de los derechos políticos de la población rural.

Puede observarse, entonces, que hay dos tipos de exigencias en la agenda campesina. Por una parte, los reclamos sobre la implementación de políticas y la inversión en el sector, ambas cuestiones relacionadas con la solución de problemas concretos, es decir, son reclamos de carácter reivindicativo. Si en los medios de comunicación ha habido alguna mención de la agenda que se discutirá con el Gobierno, se ha hecho casi ex-clusivamente sobre estos temas. Por otra parte, aquellas peticiones que trascienden el carácter reivindicativo y se centran en un plano más político y social. Estas propuestas, como lo afirma Alejandro Mantilla, director de la Corporación para la Educación y el Desarrollo de la Investigación Popular (Ced-Ins), implican “exigir el rediseño de la política económica del Gobierno y el freno al modelo económico existente”. Aquí se incluyen aquellas relacionadas con el reconocimiento de los campesinos como sujetos políticos y el empoderamiento de la territorialidad campesina.

Podría pensarse que para lograr el levantamiento del paro agrario bastaría con dar solución a aquellos re-clamos que inciden de manera directa e inmediata sobre el bienestar de los agricultores. El Gobierno nacional ha respondido así: el 28 de agosto el exministro de Agricultura, Francisco Estupiñán, anunció que habría una eliminación de los aranceles a los fertilizantes y agroinsumos como una primera medida para poner fin a las protestas, medida que el presidente Juan Manuel Santos reiteró el 5 de septiembre.

Teniendo en cuenta que para el año 2014, el presupuesto del Ministerio de Agricultura se reduciría en un 47,7%, en comparación con el presupuesto de 2013 (al pasar de 3,4 billones a 1,8 billones de pesos), resulta cla-ro que la eliminación de aranceles o un eventual otorgamiento de subsidios constituirían soluciones parciales y temporales al problema estructural que vive el agro colombiano.

De este modo, se plantea la pregunta sobre cómo resolver el problema de la agricultura nacional, un sector de la economía que ha sido especialmente relegado desde la apertura de los mercados en 1991 (hoy apenas representa el 7% del PIB nacional, de acuerdo con el Ministerio de Agricultura). Es en este punto donde las peticiones que buscan transformaciones profundas cobran vigencia, pues ellas implican un cambio en el marco general donde los campesinos ejercen sus actividades.

Contrario a lo que se ha tratado de difundir, las dificultades de los campesinos no obedecen únicamente al precio del dólar, los inviernos y las malas cosechas. Según el Informe “Colombia rural, razones para la esperanza” del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los problemas del campo son el acumulado de años de abandono, despojo y guerra, y solo encontrarán solución con una reformulación del modelo de desarrollo del país.

El olvido del espacio rural por parte del Estado se manifiesta de varias maneras. En un país con un 75% de sus municipios predominantemente rurales, con un 32% de la población que vive en el campo, como lo de-mostró el informe de PNUD, resulta paradójico que tan solo el 1,4% del presupuesto nacional se invierta en el sector agropecuario. Además, la importancia del sector rural para la economía ha sido negada desde la década de 1950, pues según el mismo informe, desde esa década existe la idea de que el proceso de urbanización es la ruta privilegiada hacia el progreso, hecho que hoy resulta fácilmente controvertible en un mundo donde los recursos naturales escasean cada vez más.

Este abandono se refleja también en las cifras de pobreza y desigualdad en el campo colombiano. De acuerdo con un informe especial de la revista Semana, la pobreza en el campo alcanza al 65% de la población y la indigencia, al 33%. La falta de atención estatal también ha permitido que la concentración de la tierra en el campo y los índices de desigualdad sean más altos que en las zonas urbanas: “Actualmente el 77% de la tierra está en manos de un 13% de propietarios, pero el 3,6% de estos tiene el 30% de la tierra”, dice la revista Semana en su informe. En estas condiciones, el pequeño y mediano agricultor queda reducido a una produc-ción agrícola casi artesanal, restándole competitividad ante nuevos mercados, afirma William Ortiz Jiménez, profesor investigador del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Nacional, sede Medellín.

Esta mala distribución de la tierra va de la mano con un mal uso de los suelos: solo ocho países en el mun-do pueden ampliar su frontera agraria, entre ellos Colombia. La frontera agraria se refiere a la cantidad de tierras aptas para la agricultura. En este aspecto, Colombia aún tiene mucho trabajo por hacer, pues de las 21,5 millones de hectáreas de tierra con capacidad agrícola, solo se usan 4,9 millones. Si a esto se le suman las dos millones de hectáreas que desde el Gobierno se calculan han sido despojadas por actores armados, el panorama es desolador y es claro que se requieren soluciones para una profunda transformación en los campos colombianos.

El informe del PNUD señala que una reforma agraria debe tener por los menos ocho puntos básicos, entre los cuales se encuentran: la modernización, el avance tecnológico, la construcción de infraestructura, la seguridad alimentaria, el uso de los potenciales reales de la tierra y el crecimiento de las exportaciones. Todas estas condiciones han sido señaladas por los agricultores en paro, y si el Gobierno realmente tiene la voluntad de hacer de éste un sector viable y resolver las inconformidades campesinas, debe entender que esta vez no bastará con meterse la mano en el bolsillo.

Más que subsidios,soluciones

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Miércoles 14 de septiembre de 1977. Colombia se detiene. La gente se vuelca a las calles para reclamar por el abandono y las políticas estatales.

Juan David López Morales [email protected]

En franca lidia, el ‘cabezón’ de Alfonso López Michelsen venció, por amplio margen, a Misael Pastrana Borrero. Luego, llegó ‘El pueblo’, el

‘cabezón’ mayor, y propinó “una muenda la verraca” a López. El escenario fue el patio del Colegio Diego Echa-varría Misas, en Itagüí. “La función fue absolutamente catárquica (sic) (…), fue divertidísimo, el aplauso fue apo-teósico”. La irreverencia iba por cuenta de La comparsa de don Rosendo, una obra de teatro de agitación dirigida por Eduardo Cárdenas en los nacimientos del Pequeño Teatro. Este montaje se presentó el 14 de septiembre de 1977 durante el Paro Cívico Nacional.

El Paro Cívico Nacional del 14 de septiembre de 1977 tuvo una fuerte vocación obrera. La Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia, CSTC, lo convocó “en vista del envilecimiento del salario real de los traba-jadores y de la escalada represiva que vive el país”, como se consigna en un comunicado de la época firmado por la Asociación de Profesores de la Universidad de Antio-quia. La CSTC era orientada por el Partido Comunis-ta Colombiano, pero la convocatoria logró reunir a los sectores sindicales más independientes y a los orienta-dos por los partidos Liberal y Conservador, la Unión de Trabajadores de Colombia, UTC, y la Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC, pues aunque el país ve-nía de la finalización formal del Frente Nacional, seguía funcionado bajo sus dinámicas.

“Este acontecimiento ha sido considerado por la mayoría de los historiadores sociales como el movimien-to de protesta social organizada más grande del país. Y aunque sus resultados no quedan absolutamente claros, es un hecho relevante a la hora de estudiar la lucha y la protesta social y popular en el siglo XX en Colom-bia”, afirma María Piedad León en un artículo llamado “El Paro Cívico Nacional de Septiembre de 1977: una jornada en que los imposibles se hicieron posibles”. Por otro lado, como afirma el profesor Leopoldo Múnera en Rupturas y continuidades: Poder y movimiento popular en Colombia, “Las ciudades pequeñas e intermedias expe-rimentaron la emergencia de las organizaciones y movi-lizaciones cívicas”, por ello, la magnitud del Paro se hizo manifiesta, incluso en poblaciones medianas como Itagüí.

Para los profesores miembros de la Asociación de Institutores de Antioquia, ADIDA, Itagüí fue el sitio de concentración en el sur del Valle de Aburrá. A éste se vinculó el Pequeño Teatro, compañía de la ciudad que surgió del grupo de teatro de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, dirigido por Jairo Aníbal Niño, y de la experiencia del movimiento estudiantil de 1971. Tras la finalización de la obra, la Policía y el Ejér-cito irrumpieron en el colegio, capturaron a varios de los manifestantes concentrados y los condujeron a distintos centros carcelarios en camiones sin información oficial.

Los informes oficiales le restaron importancia al Paro. A las 8:00 de la noche, mientras las calles seguían siendo campos de batalla, López Michelsen dio parte de tranquilidad al país y declaró que el Paro había sido un “fracaso”. Pero los hechos fueron distintos: “Arrestos, despidos, censura a los medios de comunicación, prohi-bición de las manifestaciones públicas e imposición del llamado Plan Tricolor, operativo militar y policivo de control y represión a la población. La protesta fue ca-lificada por el gobierno y en campaña con sus medios, como subversiva y así sería enfrentada”, dice León. El Paro sería afrontado bajo las figura del Estado de Sitio.

Bajo estas políticas, miles de personas fueron captu-radas (según cifras oficiales: 2.236 en Bogotá y 334 en Medellín). La condena, proferida por los alcaldes, podía llegar a 365 días. Eduardo tuvo que recibir asistencia mé-dica por haber tomado agua de Itagüí, la que había que “hervir para trapear”. Se deshidrató, pero no aceptó salir de la cárcel: “Estoy acusado aquí de que puse bombas, de que hice yo no sé qué cosas en el Paro y yo lo único que hice fue una función de teatro y a mí me pueden desapa-recer o me matan, quién sabe”.

El saldo inicial fue de 19 muertos (16 en Bogotá, uno en Medellín, uno en Duitama y uno en Itagüí), que lue-go ascendieron a 24, con una edad promedio de 20 años, muchos de ellos con proyectil de fusil. Al Paro se unieron también sectores como el estudiantil y el campesino. De allí que se le atribuya el carácter cívico, pues la diversidad de manifestantes era tal que no se les podía reducir a un sector social. Además, el descontento era generalizado.

De acuerdo con el profesor Múnera, “La capacidad del Gobierno para mantener a flote la economía nacional im-plicó el deterioro de las condiciones de vida de los sectores populares”. Mientras que la economía crecía a un prome-dio de 3.24%, el salario real de los trabajadores mostraba una tendencia decreciente de -0.65%. Además, la inflación promedio era de 23.45%: “El relativo protagonismo laboral tuvo que ver con el choque entre las consecuencias infla-cionarias de la política aperturista en economía, el manejo de la bonanza cafetera a favor de los intereses del poderoso gremio del ramo y los planes de reforma laboral”, apun-ta Mauricio Archila, en un artículo titulado “Los movi-mientos sociales del post Frente Nacional”, en la Revista Controversia. Estas condiciones económicas, sumadas a un sistema político cerrado, fueron óptimas para generar un contexto social en el que nadie se podía quedar sentado.

Eduardo explica, sentado en una silla de la biblioteca del Pequeño Teatro, por qué duró tanto su detención: “A nosotros nos empapelaron, se llama eso en argot muy po-lítico”. Se refiere a que le endilgaron hechos de los que no participó, como asociación para delinquir (“en ese tiempo no se usaba la palabra terrorismo”), supuestamente por haber participado en la “colocación de bombas”. Por no ser dirigente sindical, no recibió asesoría jurídica, pues los detenidos iban saliendo de acuerdo con la influencia políti-ca que tuvieran las personas que intercedían por ellos, no solo dentro de la izquierda, también, y sobre todo, en los partidos tradicionales.

El gobierno de López Michelsen fue el primero pos-terior al Frente Nacional, pero esto no significó una aper-tura a los partidos no tradicionales. Durante esta década, “El Estado creció tanto en burocracia como en capacidad interventora pero a favor de las minorías poderosas, lo que disminuyó su capacidad de acción autónoma y lo hizo botín de caza de las élites políticas y económicas que lo usufructuaban en su favor”, afirma Archila. Esto socavó las posibilidades de mediación entre la sociedad civil y el Estado, en medio del auge de los movimientos guerrilleros.

Esta década también dio un envión para la apertura económica que se consolidaría en los noventa, y que consti-tuye el antecedente estructural más cercano para el recien-te Paro Nacional Agrario y Popular. Bien podría pensarse en estos dos paros como señales de un eterno retorno. Pero también se podría reflexionar en la situación actual del país como la consecuencia contingente de las mismas po-líticas por las que protestaban en los años setenta. Diría Eduardo Galeano, el escritor, que “esta larga historia de la dignidad no es más que una sucesión de actos de mala con-ducta”, con respuestas distintas y discontinuas, actores dife-rentes y momentos especialmente álgidos como el de 1977.

El 77 fue un pico del movimiento popular colombiano que venía creciendo desde inicios de la década. Después de este año, Eduardo Cárdenas, el actor, se comenzó a desli-gar de la militancia política directa y se dedicó de lleno al teatro, sin perder de vista el carácter social y político que lo vinculaba a este.

En 1978, asumió la presidencia Julio César Turbay Ayala, y la represión se profundizó bajo la figura del Es-tatuto de Seguridad, que fue la versión colombiana de la Doctrina de Seguridad Nacional que Estados Unidos apli-caría en América Latina durante la Guerra Fría. La vida de Eduardo estuvo atravesada por esta historia colectiva y, por eso, no le es difícil darle carácter presente a sus recuerdos. Lanza una afirmación que podría aplicar, tanto para el 77 como para el 2013: “Lo que yo veo es que hubo un gran desaprovechamiento del ánimo popular… Los diri-gentes están por debajo del ímpetu de las masas, no están a la altura de lo que eso implica”.

El Paro del 77:La utopía en la calle como escena

de sueños que se hacen posibles

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No. 65 Septiembre de 2013

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La Ley Orgánica de Comunicación del

Gobierno de la “Revolución ciudadana” ha generado

debates entre la oficialidad y el sector privado en torno a la libertad de prensa. Esta Ley regula la competencia privada en comunicación y busca fortalecer los medios públicos y comunitarios.

Gonzalo Medina Pérez [email protected]

Aunque lejano, el economista y actual presiden-te de Ecuador, Rafael Correa Delgado, tiene un vínculo familiar con “El general de las mil

derrotas”, Eloy Alfaro Delgado, también presidente, defi-nido por el primero como el ciudadano más ilustre de la historia de su país.

Correa Delgado, boy-scout de toda la vida y econo-mista con estudios de doctorado en Bélgica y Estados Uni-dos, lidera la denominada “Revolución ciudadana”, cuyo norte está trazado hacia la búsqueda de la democracia real para su país, comenzando por el logro del bienestar de los distintos sectores y por la igualdad de oportunida-des para cada uno, teniendo al Estado como factor que ayude a garantizar dicho propósito.

El mandatario ecuatoriano, caracterizado por la ma-nera franca como emite sus puntos de vista, con mayor razón si de por medio está la defensa de la dignidad de su pueblo y del interés nacional, adquirió notoriedad pública en Colombia cuando confrontó al entonces presidente Ál-varo Uribe Vélez, luego de que este ordenó invadir terri-torio ecuatoriano el primero de marzo de 2008 para dar muerte al jefe guerrillero “Raúl Reyes” y a varios de sus compañeros, solo que en el operativo también perdieron la vida soldados de la nación vecina. En el debate reali-zado durante la reunión de la Organización de Estados Americanos, OEA, y que tuvo como sede a la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, Correa Delgado tildó de “mentiroso y falaz” al gobernante colombiano, por la manera evasiva y justificadora como presentó lo que en el derecho internacional se tipifica como la viola-ción de la soberanía nacional.

Hoy, luego de haber sido reelegido por ciudadanos de diferentes sectores sociales, incluyendo indígenas, negros, mulatos, mestizos, jóvenes, lo mismo que agrupaciones democráticas y de izquierda, Correa Delgado continúa con su proyecto de “Revolución Ciudadana”, consciente no solo de los intereses que reivindica, sino de aquellos que pueden sentirse atacados. Es lo que viene ocurrien-do en el momento presente, incluso a nivel internacional, con la Ley Orgánica de Comunicaciones, la misma que se ha propuesto democratizar la propiedad y el manejo de los distintos medios de comunicación existentes en el país.

En este artículo, nos proponemos identificar algunos de los puntos relevantes del texto de la ley, como tam-bién reflexiones realizadas al respecto por instituciones académicas ecuatorianas del ámbito comunicacional, pero con reconocimiento internacional, como es el Cies-pal; de igual manera, daremos cuenta de puntos de vista de agremiaciones internacionales representativas de las empresas periodísticas del continente, como la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP.

Una pregunta para orientar el abordaje de esta pro-blemática referida a la Ley Orgánica de Comunicaciones, lo mismo que la tenencia sobre los medios de comunica-ción y, en general, al ejercicio de la libertad de expre-sión, se refiere a si ¿la sola expedición de disposiciones legales en esta materia es, de por sí, una restricción a las libertades y derechos antes mencionados? O dicho de otra manera, ¿es válido pensar que mientras menos normas legales existan sobre libertades de prensa y de expresión, mayores serán las garantías para ejercer una y otra?

La Ley: ¿dilema para la libertad?El Centro de Estudios Internacionales en Comuni-

cación para América Latina, Ciespal, con sede en Quito, que desde los años 60 ha marcado la pauta en cuanto

se refiere a políticas relacionadas con los contenidos cu-rriculares de comunicación en la región, en especial los de programas académicos universitarios, se pronunció sobre esta Ley mediante el documento “La ley y los me-dios: lo bueno, lo malo y lo feo. Antecedentes y contexto general”, algunos de cuyos apartes vamos a destacar a continuación: “Los medios privados, una buena parte de comunicadores, periodistas de opinión, líderes de radio y televisión, y un segmento de periodistas colegiados, se ha encargado de fraguar de modo sistemático y a ratos coordinado, una oposición sin cuartel a dicha propuesta de Ley y sus posibles errores”.

Al referirse a la relación entre normatividad y ejerci-cio de libertades y derechos en la materia que nos ocupa, agrega el Ciespal: “y como nunca el contenido de esa ley ha sido manoseado por quienes piensan, en general, que una Ley que regule la producción y divulgación de con-tenidos informativos no debe ser expedida. La mejor ley es la que no existe, incluso se llega a decir. Sin olvidar el rol político que han asumido muchos periodistas –desde sus tribunas– en ausencia de una oposición orgánica y partidista”.

Un componente de cultura política es destacado tam-bién por el Ciespal al realizar su propio balance de la Ley Orgánica de Comunicación: “En cualquier caso, el panorama mediático es totalmente distinto al que existía hasta el año 2006. El mero hecho de haber ubicado en el debate nacional la necesidad de tener (o crear) medios públicos cambió la visión de la ciudadanía sobre el rol de los medios de comunicación. De ahí que los comunicado-res –de medios impresos, radiales, televisivos y virtuales– comenzaron a revisar conceptos, prácticas, experiencias, modelos informativos, métodos investigativos, etc. […]. La sociedad ecuatoriana puso sobre el tapete discusiones antes ni siquiera consideradas en la vida de un país y las puso de un modo que solo la política podía movilizarlas y transformarlas. Incluso en la Consulta del 7 de mayo de 2011 se ratificó la necesidad de expedir la Ley sin demoras”.

Uno de los puntos sobre los cuales llama la aten-ción el ensayo del Ciespal, se refiere a la composición y funciones del Consejo de Regulación y Desarrollo de la Comunicación (CRDC), organismo designado por la Ley para vigilar y sancionar el cumplimiento y desacato de las disposiciones en ella contenidas. Al observar el predo-minio gubernamental en el CRDC, y los riesgos que con ello se corren, la entidad recomienda la creación de una veeduría que supervise su funcionamiento. El Ciespal rei-vindica en su documento la existencia, dentro de la Ley, de los denominados canales públicos, pues considera que “todo gobierno necesita canales de información, comuni-

cación, contraste, etc., sobre todo cuando pretende intro-ducir medidas contrarias (como esta Ley) a los intereses de los medios privados y sus dueños. El problema más bien reside en cómo separar los medios públicos de los medios gubernamentales (destacado nuestro) y de ahí acercarnos al anhelado equilibrio entre fuentes oficiales y privadas y, una vez logrado, cómo protegerlo”.

Desde Miami, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que agrupa a los diarios más poderosos del conti-nente, avaló ante la Corte Constitucional la demanda de inconstitucionalidad de la Ley Orgánica de Comunica-ción, presentada por un grupo de unos 60 ciudadanos ecuatorianos, encabezado por el miembro de la Asamblea, Luis Fernando Torres, quien alega violaciones a las liber-tades de prensa y de expresión por parte del gobierno de turno, porque considera que de esa manera este pasa a ejercer controles peligrosos en ese tema.

Los demandantes califican como “fraude constitu-cional” concebir la información como servicio público, lo cual, para ellos, significa que el gobierno les traslada a las empresas de medios una responsabilidad que, pre-suntamente, es del Estado. Más allá de que tal debate esté ocurriendo en Ecuador, y no en Colombia, creemos pertinente, por tanto, la pregunta acerca de la razón de ser de los medios privados, aun estando en la sociedad capitalista: ¿si estas empresas no existen para prestar un servicio público, y al mismo tiempo tener utilidades eco-nómicas, entonces su razón de ser es igual, por ejemplo, a la que tiene una fábrica de zapatos? El familiar lejano de “El general de las mil derrotas”, el mismo que hoy ocupa la presidencia de Ecuador, lucha para que la información sea algo más que una prenda de calzar.

Algunos artículosEntre otras, la Ley Orgánica de Comunicaciones in-

cluye las siguientes disposiciones: Los medios de comunicación social de carácter

nacional no podrán pertenecer en todo o en parte, de forma directa o indirecta, a organizaciones o compañías extranjeras domiciliadas fuera del Estado ecuatoriano ni a ciudadanos extranjeros, salvo aquellos ciudadanos ex-tranjeros que residan de manera regular en el territorio nacional.

Art. 7. Información de relevancia pública o de interés general. Es la información difundida a través de los me-dios de comunicación acerca de los asuntos públicos y de interés general. La información o contenidos conside-rados de entretenimiento, que sean difundidos a través de los medios de comunicación, adquieren la condición de información de relevancia pública, cuando en tales contenidos se viole el derecho a la honra de las personas u otros derechos constitucionalmente establecidos.

Art. 17. Derecho a la libertad de expresión y opinión. Todas las personas tienen derecho a expresarse y opinar libremente de cualquier forma y por cualquier medio, y se-rán responsables por sus expresiones de acuerdo a la ley.

Art. 18. Prohibición de censura previa. Queda pro-hibida la censura previa por parte de una autoridad, funcionario público, accionista, socio, anunciante o cual-quier otra persona […].

Art. 26. Linchamiento mediático. Queda prohibida la difusión de Información que, de manera directa o a través de terceros, sea producida de forma concertada y publicada reiterativamente a través de uno o más me-dios de comunicación con el propósito de desprestigiar a una persona natural o jurídica o reducir su credibilidad pública […].

Art. 106. Distribución equitativa de frecuencias. Las frecuencias del espectro radioeléctrico destinadas al funcionamiento de estaciones de radio y televisión de señal abierta se distribuirán equitativamente en tres partes, reservando el 33% de estas frecuencias para la operación de medios públicos, el 33% para la operación de medios privados y 34% para la operación de medios comunitarios.

Ilustración: Simón Góez

Ecuador, Correa y Ley de Comunicaciones: el

triángulo de los encuentros

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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Luego de que la Sala de Justicia y Paz pidiera investigar al expresidente Álvaro Uribe Vélez por nexos con el paramilitarismo, salen nuevamente a la luz casos que

habían sido olvidados por la agenda pública.

María Daiana González Navas [email protected]

El cuatro de septiembre de 2013, el magis-trado Rubén Darío Pinilla Cogollo hizo un análisis de los hechos que han vinculado

al expresidente Uribe Vélez con organizaciones pa-ramilitares desde su periodo como Gobernador de Antioquia.

Entre la larga lista aludida, se encuentran los casos de los dos exdirectores del DAS: Jorge Aurelio Noguera acusado como facilitador de filtraciones paramilitares y de tener nexos con el Bloque Norte de las AUC y María del Pilar Hurtado vinculada con el caso de las interceptaciones telefónicas ilega-les, más conocidas como “Las Chuzadas”.

Se trata de un escándalo que llamó la atención de las Naciones Unidas por tratarse de una violación de los derechos fundamentales y de persecución a una considerable cifra de periodistas, magistrados, defensores de derechos humanos y miembros de la oposición del Gobierno.

El caso de Las Chuzadas fue divulgado en las primeras planas de los medios y luego archivado. Hoy, el Periódico De La Urbe realiza un recuento de lo que fue esa operación de persecución contra representantes de sectores opuestos al Gobierno de entonces.

Antecedentes En el año 2006, dos años antes de que se pro-

dujera un gran revuelo en el país por el caso de Las Chuzadas, el entonces Jefe de Informática del DAS, Rafael García, revela a la revista Semana los deta-lles que lo llevaron a acusar al exdirector de este Depar-tamento, Jorge Noguera, como facilitador de filtracio-nes paramilitares. Sólo hasta el 2012, la Sala Penal de la Corte de Justicia condenó a este a 25 años de cárcel por los delitos de homicidio, concierto para delinquir agravado y uso ilegal de información privilegiada.

En esos seis años de proceso judicial, el expresi-dente Uribe manifestó su apoyo incondicional al exdi-rector: “Seguiré creyendo en Jorge Noguera porque lo he conocido como un hombre honesto y claro”, afirmó Uribe en diálogo con Caracol Radio.

Por su parte, la Fiscalía afirma que bajo la dirección de Noguera “se inició una cacería criminal a organiza-ciones de derechos humanos, periodistas, miembros de la oposición y magistrados de la Corte Suprema”. “Cacería” que conti-nuaría bajo la dirección de María del Pilar Hurtado, quien luego de verse implicada en el caso de las interceptaciones ilegales, se asila en Panamá alegando persecución política.

Según lo dicho por Daniel Coronell en su columna “Lo que me dijo María del Pilar”, la exdirectora admitió que Álvaro Uribe le ofreció contratos y que fue él quien tramitó su asilo. En su columna de opinión escrita para la revista Semana, Coronell insinúa que posiblemente se eligió ese país debido a la amistad que Uribe sostiene con el presidente panameño Ricardo Martinelli.

El grupo GONIEl 5 de noviembre de 2008, Félix de Bedout, quien

por ese tiempo trabajaba para La W, reenvió un men-saje al correo electrónico de un periodista de la revista Semana. En el texto, Bedout advierte al periodista so-bre la existencia de una oficina secreta llamada GONI, que trabajaba en la Subdirección de Contrainteligencia del DAS. La palabra “secreta” alarmaba, pero se fue poniendo peor. Según el mensaje, GONI era “la en-cargada de hacerle las vueltas sucias al Gobierno”, en otras palabras: espionaje. El correo, que fue publicado en el sitio web de Semana en el artículo “El DAS sigue grabando”, contenía el nombre de quien dirigía el gru-po, Fernando Tabares Molina, capitán retirado de la Armada y “experto en esos trabajos macabros”, como lo describía el mensaje.

Según lo dicho por la revista, horas después de en-viado el informe, miembros del DAS llamaron al medio pidiendo explicaciones por el intercambio de correos. ¿De dónde obtuvieron esa información? Sin darse cuenta, el mismo Departamento se delata, pues entre las personas que eran blanco de sus investigaciones se encontraban medios de comunicación como Semana y La W, además de periodistas que creían podían ser “una amenaza a la seguridad del Estado y del Presiden-te”, como lo dijo a Semana un detective de la dirección de Contrainteligencia que pidió reservar su nombre.

Este tipo de maniobras fueron calificadas por el detective como “legítimas”: “Lo de los medios de comu-nicación tiene varios fines, uno de ellos informar al go-bierno qué se mueve en los medios, con lo cual se le da un margen de maniobra al Estado en situaciones críticas”.

En la serie de televisión Contravía del 30 de abril de 2010, un exinvestigador del DAS, cuya identidad tampoco quiso revelar, declaró que el siniestro grupo GONI tenía varios proyectos de espionaje. Entre los más importantes se encontraba el que efectuaron a toda la izquierda latinoamericana: “Gobiernos como el de Ve-nezuela, Ecuador y Cuba”, cuenta el exinvestigador.

El DAS nació con la idea de ser el órgano de inte-ligencia del Estado, no era raro que entre sus funciones se encontrara hacer inteligencia a otros países, como muchos lo hacen. El gran problema es: ¿Cuál es el lí-mite de esa inteligencia? ¿Cómo distinguir esa delgada línea entre legalidad e ilegalidad?

Según el exinvestigador que dio su testimonio en Contravía, la anormalidad de estas acciones estaba en que desde el grupo GONI se ordenaran filtraciones de fuentes humanas y seguimientos a los embajadores de estas naciones, “situación bastante delicada con rela-ción a otros países”; además de crear un ambiente poco propicio para los defensores de derechos humanos y de violar la intimidad de todo personaje que se creyera “una amenaza para el Estado”, sin contar con una de-bida orden judicial.

Ahora bien, para realizar estas investigaciones se necesitaba, claramente, presupuesto: ¿de dónde se sa-caba? Para tener una aprobación del presupuesto se requería una exposición de los proyectos al alto Go-bierno. El exinvestigador del DAS aseguró a Contravía

que muchas de las exposiciones las habían hecho en el Palacio de Nariño, algunas iban dirigidas a los asesores del expresidente Uribe y otras, incluso, al entonces ministro de Defensa, hoy presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, a quien le hicieron una exposición en su apartamento: “un megapro-yecto que reunía cuatro proyectos importantes: el proyecto Falcón, el proyecto Fénix, el proyecto Sa-lomón y el proyecto Cóndor. Proyectos a gran esca-la que proponían hacer espionaje a nuestros países hermanos”, agregó el exinvestigador.

¿Qué implicaría tener en la casa de Nariño a un personaje involucrado en el caso de las intercep-taciones ilegales? Ante esta pregunta, la periodista y Jefe de Desarrollo Editorial del periódico El Mundo, Luz María Tobón, propone analizar varios aspectos:

¿El presidente Santos conoció directamente las actuaciones ilegales del DAS? ¿Al presidente San-tos le dijeron que la información se había obtenido legalmente en el marco de la norma? ¿El presiden-te Santos ordenó esas actuaciones? ¿El presidente Santos aceptó encubrir a las personas que violaron la ley? Si efectivamente ordenó, conoció y aceptó encubrir a las personas, cabría esperar que el pro-ceso de investigación madurara hasta concluir con su judicialización porque así tendría que ocurrir.

Sin embargo, aún no se ha hecho una acusa-ción al respecto.

Una nación de espíasLuego de que la noticia ocupó las primeras pla-

nas de los periódicos colombianos, la indignación no dio espera. El periodista Juan Gossaín dedicó un programa entero para dar a conocer varios de los

proyectos ilícitos que en el DAS se adelantaban. “Esto no son ‘chuzadas’, esto es el espionaje más horrendo y asqueroso y repugnante del mundo, con atentados te-rroristas, inclusive atacando camiones que reparten li-bros, con desprestigios de las personas, con ataques a sus familias”, decía indignado el periodista en su editorial del 13 de abril del 2010 en RCN radio, mientras leía varias de las páginas de los documentos que la Fiscalía encontró al allanar algunas oficinas del DAS.

Una lista de sabotajes, amenazas, chantajes, com-plots y atentados se hallaba decorada en cada hoja con el escudo de armas de la República de Colombia y su conocido lema “Libertad y Orden”. “¡Qué ironía!”, de-

cía Gossaín, ¡qué ironía!”, pues es claro que en una nación no se puede hablar de libertad si no se conoce la verdad. Como tampoco se puede hablar de li-bertad cuando se gestionaban de forma ilícita planes de espionaje a ciudadanos señalados como enemigos del Gobier-no, sólo por pensar diferente.

El DAS dejó de ser para muchos un organismo de inteligencia del Estado y se convirtió en un departamento de

“inteligencia del gobierno de turno”, como lo describe Francy Helena Vargas, exfuncionaria del DAS y actual presidenta de la Asociación Sindical de este organismo. Otros, como Holman Morris, fueron más específicos y nombraron al DAS como una especie de “policía secreta de Uribe”.

Se cierra el DAS y se crea la Agencia Nacional de Inteligencia

Luego de que las actuaciones del DAS fueran pues-tas en tela de juicio y que, según cifras de la relatora para las Naciones Unidas, más de 40 exfuncionarios, entre ellos cuatro directores del DAS, fueran enjuicia-dos, el presidente Santos toma la decisión de liquidar el Departamento y crear en su remplazo la Agencia Nacional de Inteligencia.

Según William Fredy Pérez, investigador del Ins-tituto de Estudios Políticos, esta era una decisión nece-saria. Sin embargo, agrega que “no es una decisión que vaya a transformar radicalmente el DAS. De hecho, la mayoría de los funcionarios que se desempeñaban allí fueron reenganchados a la nueva Agencia, y los funcio-narios son los que hacen las instituciones”.

Han pasado cinco años desde que se puso sobre la mesa un tema que terminó por quitarles la credibilidad no sólo a los organismos de inteligencia del Estado, sino al Estado mismo, al que el magistrado Pinilla culpa de ser la cuna de grupos paramilitares. El caso de Las Chuzadas también es solo una parte de los muchos se-ñalamientos que acusan al expresidente Álvaro Uribe Vélez de nexos con paramilitares. Ya el Tribunal Superior de Medellín ordenó iniciar la investigación del exmanda-tario para que las pruebas sean enviadas a la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes.

Una nación de espías

Ilustración: Simón Góez

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No. 65 Septiembre de 2013

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Los documentos secretos que hizo públicos Edward Snowden revelan los detalles de los programas de espionaje y ciberespionaje en manos de 16 agencias, a las que se les destina cada año un presupuesto de

más de 50 mil millones de dólares.

Estefanía Carvajal Restrepo [email protected]

El primero de agosto de 2013 el exagente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos y de la Agencia de Seguridad

Nacional (NSA), Edward Snowden, abandonó el aero-puerto de Sheremetyevo, en Moscú, después de haber permanecido en la terminal aérea por 37 días a la espe-ra de que alguno de los 16 estados a los que envió solici-tud de asilo político, le diera una respuesta afirmativa. Al fin fue Rusia el que le concedió un asilo temporal con vigencia por un año.

Snowden, ciudadano estadounidense, tuvo que huir de la justicia de su país cuando estaba en Hong Kong, la misma que lo buscaba por haber filtrado en junio de 2013 una serie de documentos clasificados como de alta confidencialidad, los cuales detallan las actividades de la NSA y del programa de vigilancia electrónica PRISM. Los archivos fueron publicados por el periódico británico The Guardian y por el diario esta-dounidense The Washington Post.

Los documentos revelan cómo se distribuye el pre-supuesto que se les asigna a las 16 agencias de espiona-je que operan en los Estados Unidos. Según reveló el Washington Post el 30 de agosto, para el año fiscal de 2013 ese presupuesto, que denominó “presupuesto ne-gro”, alcanza los 52.600 millones de dólares, una sexta parte del Producto Interno Bruto de Colombia en 2011.

“Las actividades de las agencias de espionaje de EE. UU. se coordinan en torno a cinco prioridades: combatir el terrorismo; detener la proliferación de ar-mas nucleares y no convencionales; alertar a los líde-res estadounidenses sobre eventos importantes en el extranjero; la defensa frente al espionaje extranjero, y la puesta en marcha de operaciones de ciberespionaje”, detalla un informe especial del diario español El País (30 de agosto de 2013).

Las operaciones de ciberespionaje incluyen los in-tentos por penetrar en los sistemas informáticos de países como China, Corea del Norte, Cuba y Rusia, y la revisión masiva de datos de usuarios de redes socia-les como Facebook y Twitter, y de navegadores como Google. Según el informe que publica semestralmen-te Facebook sobre las solicitudes de gobiernos, entre el primero de enero y el 30 de junio de 2013, Estados Unidos hizo 12 mil solicitudes sobre 20 mil cuentas de usuario, 79% de las cuales fueron aprobadas. Mientras que el gobierno colombiano hizo en el mismo período 27 solicitudes sobre 41 cuentas, con una aprobación de tan solo el 15%.

De acuerdo con el Tribunal sobre Vigilancia e Inteligencia Ex-terior, que inves-tiga los posibles delitos cometidos por las agencias de espionaje, la NSA recopila 56 mil correos anua-les de ciudadanos estadounidenses. El New York Times publicó el 22 de agosto que el fallo del juez John D. Bates, entonces cabeza del mencionado Tribunal, “habla de un programa que sistemáticamen-te busca los contenidos de las comunicaciones interna-cionales de estadounidenses, sin orden judicial, y en búsqueda de conversaciones sobre extranjeros objeto de vigilancia”. Además, explica el NYT que “el programa también había estado almacenando mensajes privados entre los ciudadanos en el interior del país durante tres años” (El País, 22 de agosto de 2013). El juez llegó a la conclusión de que la agencia de espionaje violó la Constitución.

Según una auditoría interna de la NSA de mayo de 2012, filtrada por Snowden al Washington Post, la Agencia cometió 2.776 violaciones a las normas de privacidad en los 12 meses anteriores a la auditoría. Infracciones que “incluyen la violación de una orden judicial y el uso ilegítimo de los datos de más de 3.000 estadounidenses y otros ciudadanos con permiso de resi-dencia permanente”, dice el documento.

La pregunta es: ¿Hasta qué punto la defensa de la seguridad nacional, argumento a la máscara del secreto de Estado, justifica la violación, por parte de éste, del derecho de la privacidad e intimidad de los ciudadanos?

Marc Carrillo, catedrático de Derecho Constitu-cional de la Universidad Pompeu Fabra, explica que el secreto de Estado “es un límite al principio general de publicidad de los actos del poder público” que “res-ponde a la necesidad de excluir de la información el conocimiento de determinados temas que conciernen a la seguridad del propio Estado”. Sin embargo, continúa Carrillo, el secreto de Estado debe ser una excepción y no una regla, y los ciudadanos deberían poder acceder a la información que genere la administración pública con los requisitos previstos por la ley (El País, 23 de agosto). Por ende, concluye Carrillo, “el gobierno nor-teamericano no puede escudarse en la defensa de su seguridad nacional y en el secreto de la documentación que lo acredita para legitimar una acción de esa natu-

raleza (el espionaje y ciberespionaje a nacionales y extranjeros)”.

Pero Snowden y sus filtraciones no son un caso aislado en la historia reciente estadounidense, que ha sido testigo de numerosos escándalos que perfilan a Estados Unidos como un Estado que vigila y controla a sus propios ciudadanos, supuestamente libres en la nación insignia de la democracia moderna.

Existen al respecto antecedentes que hablan por sí solos sobre prácticas ilegales de espionaje. En 1972, detrás del allanamiento al edificio Wa-tergate, donde funcionaba el Comité Nacional del Partido Demócrata, lo que dos periodistas del Washington Post descubrieron fue toda una red de espionaje y sabotaje contra esa colectividad políti-ca, dirigida y patrocinada por el Comité para la reelección del republicano Richard Nixon, su jefe máximo, y cuyas operaciones contaban con un gran caudal de fondos de todo tipo de procedencia. El escándalo Watergate finalmente terminó con la dimisión del presidente en 1974.

Solo tres años atrás, en 1971, empezaron a pu-blicarse en la primera página del New York Times los “Papeles del Pentágono”, una serie de documen-tos secretos que contienen la historia de la implica-ción de Estados Unidos en Vietnam, y su guerra, entre 1945 y 1967. Los papeles fueron filtrados

clandestinamente por el funcionario del Pentágono (la Sede Departamental de Defensa de los Estados Uni-dos), Daniel Ellsberg.

Durante 15 días, al New York Times se le impidió publicar los documentos que tenía en sus manos por una orden judicial solicitada por el gobierno de Nixon. Así, Ellsberg filtró documentos al Washington Post y otros 17 periódicos. Finalmente, el 30 de junio, la Corte Suprema decidió que el New York Times podía seguir publicando los archivos, ya que su carácter de “secre-tos” era inconstitucional.

Eso solo en la segunda mitad del siglo XX. En agos-to de 2013, Chelsea Elizabeth Manning, de 25 años, antes soldado Bradley Manning, fue condenado por un juez militar a 35 años de cárcel por 20 delitos, entre ellos: violación de la Ley de Espionaje, robo y fraude informático. En febrero de 2010, Manning, de 22 años y con tres en el Ejército de los Estados Unidos, realizó la primera filtración de archivos secretos a la web del australiano Julian Assange, Wikileaks.

Los documentos relatan –y delatan– la participa-ción de Estados Unidos en las guerras de Irak y de Afganistán; tales materiales se conocen como “Diarios de la guerra de Afganistán”. Además, se divulgaron di-versos cables diplomáticos de distintas embajadas esta-dounidenses y el video “Collateral Murder”, publicado por Wikileaks en abril de 2010, en el que se muestra un grupo de soldados norteamericanos disparando desde un helicóptero sobre civiles iraquíes y dos periodistas en la ciudad de Bagdad.

El billete de un dólar estadounidense ostenta una pirámide y un triángulo truncado, dentro del cual está el “ojo que todo lo ve”. Aunque el ojo en el billete se situó como un símbolo iluminati, hoy pareciera dar cuenta de una política de Estado controlador y vigi-lante, características propias de una tiranía y no de una supuesta democracia sana y proliferante como se presenta la estadounidense.

Ilustraciónes: Simón Góez

Snowden o el ojo que todo lo ve

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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La regulación de un factor

fundamental para la democracia,

como la propiedad de los medios de comunicación y la dicotomía

Estado-mercado, genera problemas

de legitimidad en un país como

Argentina.

Maria Paula Rubiano [email protected]

La intensa polémica que enfrentan la presiden-ta de Argentina y el Grupo Clarín respecto de la Ley que regula los servicios de comunica-

ción audiovisual en el país, tiene a la opinión pública dividida. Los detractores y partidarios de dicha norma hicieron oír sus voces el miércoles 28 de agosto, fecha en la que se llevó a cabo una audiencia pública en la Corte Suprema de Justicia. Este organismo debe fallar respecto de la constitucionalidad de la Ley, tras las de-mandas realizadas por el Grupo Clarín sobre la legiti-midad de esta norma.

A pesar de que la Ley 26.522 o Ley de Regulación de los Servicios de Comunicación Audiovisual fue san-cionada por el Congreso argentino en 2009, la apli-cación de la totalidad de sus artículos no ha podido llevarse a cabo debido a la oposición del Grupo Clarín S.A. –es el conglomerado mediático más grande de Ar-gentina–, el cual afirma que los artículos 41, 45, 48 y 161 de la Ley afectan el derecho a la libertad de pren-sa. Dichos artículos se refieren, principalmente, a las licencias para operar como servicios de comunicacio-nes. Por su parte, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner defiende la ley argumentando que ésta sirve para combatir los monopolios y ampliar el acceso de la sociedad civil a los medios y a la información.

Para Adolfo Maya, docente de la Escuela de Cien-cia Política de Eafit, el conflicto entre el Grupo Clarín y Kirchner respecto a esta ley responde a intereses que van más allá del texto de la misma. “Dado el contexto, la ley es un pretexto”, afirma Maya. El Grupo Clarín es el principal grupo de medios de comunicación de Argentina, con presencia en medios escritos, radio, te-levisión, cable e Internet.

AntecedentesLa relación entre el kirchnerismo y el Grupo Cla-

rín no siempre ha sido de oposición. De hecho, el ex-presidente Néstor Kirchner tenía excelentes relaciones con el presidente del Grupo Clarín, Héctor Magnetto. Durante su período presidencial, 2003-2007, este con-glomerado empresarial siempre estuvo del lado del mandatario. Esta buena relación se consolidó aún más después de la aprobación de la fusión de las dos ma-yores prestadoras del servicio de televisión por cable: Multicanal, de Clarín, y Cablevisión. De acuerdo con el libro Es la eKonomía, del periodista y economista Maxi-miliano Montenegro, ambas representaban el 75% del mercado en el Gran Buenos Aires; 85%, en Santa Fe, y el 94%, en Córdoba.

El punto de quiebre de las relaciones se sitúa tras la llegada de Cristina Fernández al poder, durante el Paro Agropecuario Patronal que paralizó a Argentina durante cinco meses en 2008. El Grupo Clarín, otrora gobiernista, ahora se posicionaba a favor de los pro-

testantes, quienes se oponían a la de-cisión del Gobierno de incrementar las retenciones a las exportaciones de soja y girasol y es-tablecer un sistema móvil para éstas. Desde ese momen-to, el Grupo Clarín ha ejercido como opositor del Gobier-no a través de los múltiples medios de comunicación que lo integran.

La Ley: ¿me-dida autoritaria o democratizadora?

Después de un año de oposición constante, el gobier-no de Cristina Fer-nández de Kirchner decide presentar un proyecto de ley que regule las comunica-ciones audiovisuales. Existía un consenso entre oficia-listas y opositores sobre la necesidad de cambiar la Ley que en ese entonces operaba, pues estaba vigente desde el período de la Dictadura Militar (1980) y no respon-día ni a los avances tecnológicos ni a las condiciones ac-tuales de democracia. Sin embargo, para Adolfo Maya, “esta Ley, además de perseguir los intereses que busca perseguir, es la factura política que está cobrando el kirchnerismo al grupo económico Clarín”.

El asunto más problemático de la nueva Ley se re-fiere a la repartición de las licencias para operar como medios y al máximo que una sola persona –jurídica o natural– puede poseer. De acuerdo con la Agencia Na-cional de Noticias Jurídicas, Infojus, en la actualidad el Grupo Clarín posee un total de 237 licencias que representan el 58,6% de todos los suscriptores a algún servicio de cable. El artículo 45 de la Ley de Medios Audiovisuales establece que el máximo de licencias que puede tener una persona natural o jurídica es de 24. Esto implicaría la venta de 213 licencias de televisión por cable. Además, también debería vender varias de sus licencias para radio, pues la nueva legislación esta-blece que ningún grupo mediático puede tener en una ciudad más de 3 licencias de radio: el multimedio Cla-

rín tienen más de tres licen-cias de radio en 37 ciudades de Argentina.

Las voces a favor del Gobierno afirman que la es-tructura cuasi monopólica en los medios de comunica-ción lesiona la democracia y la pluralidad de voces. Por su parte, sus detractores opinan distinto. Para Carlos Mario Correa, periodista y docente de la Universidad Eafit, “cuando un medio tiene fortaleza económica y tradición de empresa privada puede investigar, tiene cierto espectro de libertad para funcionar. Pero si se debilita y hay más medios que le disputen la pauta y los usuarios, sus contenidos se vuelven mediocres. Por eso es importante la libertad de prensa y de empresa, para que haya mejor periodismo”.

Aun así, la Ley ha sido elogiada por Frank La Rue, relator Especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la promoción y protección del de-recho a la libertad de opinión y expresión, quien opina que la legislación aprobada es “muy buena en términos democráticos, pero una tragedia debido al nivel de po-larización al que ha llegado el país”. Precisamente, el nivel de polarización es el que permite predecir a ana-listas como Adolfo Maya que, sin importar el veredicto que dicte la Corte Suprema, el enfrentamiento entre ambas partes continuará, pues sus contradicciones van mucho más allá del papel.

Ilustraciónes: Simón Góez

Argentina en vilo

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Crónica

San Francisco (Putumayo)

Mocoa

No. 65 Septiembre de 2013

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Jaime Silva vino desde Chile conduciendo a El Gordo, un Land Rover

que en vez de diésel usa aceite vegetal reciclado como combustible. Este “Loco” como lo llaman

algunos, o “Hippie” como le dicen otros,

recorrió Colombia desde Chocó hasta Santander impulsado por lo que

quedaba de las fritangas.

Daiana González Navas [email protected]

CP-37-50 Chile, este es su número de identifica-ción, pero no dice mucho de este carro; revela más su olor particular a fritanga y papas fri-

tas que va dejando a medida que transita; muestra más su color verde, un verde pasto, un verde montaña, un verde como el del macizo colombiano por donde pasó hace algunos meses.

Este vehículo es grande como todos los Land Rover Santana. En sus mejores épocas, sirvió como ambulan-cia militar y cargaba a más de 10 personas; de ahí que Jaime Silva, su dueño, le llame El Gordo.

El Gordo tiene 32 años: se topó con Jaime hace ocho y desde hace cuatro empezó a viajar por toda Suda-mérica. En su primer viaje conoció Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Perú. Bien dicen los turistas que viajar se convierte en un vicio cuando se hace con frecuencia, y eso fue lo que le pasó a Jaime.

Desde hace un año, El Gordo ya no es simplemente un carro; también es un lienzo, pues cuando llegó a Colombia más de uno quiso dejar grabada la marca del Nevado del Ruiz o de la misma Pachamama humaniza-da, la cual hace que el carro parezca recién salido de los bosques más espesos de América Latina.

En la puerta delantera, El Gordo tiene un aviso que dice: “99% aceite reciclado”. Y es que este Land, desde el 15 de agosto del 2012, dejó de utilizar el combustible Diesel para transportarse. Hoy, ha tenido éxito con el uso del aceite: de frituras, del que queda al freír pata-cones y empanadas, ese que nos hace daño si lo consu-mimos en cantidad, pero que a este, después de unas cuantas modificaciones, le cae bien.

El Gordo es lento, quizás por las tantas modifica-ciones a las que ha estado expuesto. Es un carro viejo, pero resistente. Su motor no quiere dejar de latir, es un motor robusto, fuerte, capaz de resistir todas las ocu-rrencias de Jaime. El Gordo es modelo 81: son pocos los carros como éste que quedan en el mundo; y ninguno existe que utilice aceite vegetal para el consumo en el transporte. En Sudamérica, solo se conocen cuatro ve-hículos que ruedan con aceite: “Uno que es manejado por estadounidenses y se encuentra en Perú; dos, El Gordo; y los otros dos, en Chile”, explica Jaime durante su exposición en la Facultad de Ingeniería, de la Uni-versidad de Antioquia. Dice Jaime que “quizás eso se deba al miedo de que se rompa el motor o que las cosas no funcionen”.

Un loco del reciclaje en Quinta de TilcocoA Jaime le dicen Hippie, por su melena larga y espe-

sa, con cabellos blancos, negros y grises, que hace más de diez años no la toca unas tijeras. Le dicen Hippie por sus pantalones de colores que compra en la primera tienda de artesanías que encuentra. También, “Loco” porque le dio por viajar por Latinoamérica usando acei-te vegetal reutilizado para transportarse en su carro. Él y su amigo Raúl Ramírez, mecánico que le ayudó con las modificaciones de la Land, son los “locos” de Quinta de Tilcoco, una comuna de Chile ubicada en la provincia de Cachapoal con once mil habitantes.

Quinta de Tilcoco es el territorio donde el agua nace entre las piedras. Arriba, en el cerro Caylloma, un monumento de la Virgen del Carmen del año de 1907 saluda a los quintanos, que cada 16 de julio la homena-jean con misas y fuegos artificiales. Es una tierra fértil

desde años inmemorables, que anima a los agricultores a seguir cuidándola y a no alejarse de ella; por eso el 48,59% de sus habitantes vive en el campo, entre ellos, Jaime Silva.

Antes de irse con El Gordo, Jaime tenía un trabajo común y corriente: desarrollaba proyectos en una ofici-na, seis días a la semana, varios meses del año. Así tra-bajó, año tras año, como Ingeniero en Administración de Negocios hasta que se cansó de hacer lo mismo y de soñar cosas que no eran posibles. Compró El Gordo y se fue por gran parte de Sudamérica en el 2009 utili-zando el combustible diesel. Luego de ese viaje, Jaime salió a conocer otros lugares del mundo, desde Nueva Zelanda hasta países de Asia y Europa.

Después de ese cambio interno y espiritual, Jaime decidió no cambiar nunca más de ropa. No quiso vol-ver a comprar más pantalones ni más camisas; con las que tenía, así estuvieran rotas, era suficiente. Tampoco volvió a desechar cosas a la basura; prefirió reciclar durante cinco años hasta que ya no le cupo tanta cosa y decidió que debía construir una casa para ponerlas ahí.

Compró madera, de más o menos 120 años de cor-tada, de una casa que estaba a punto de ser demolida;

diseñó y armó su “casa-bodega” con ayuda de un ami-go, el maestro Melo y el ayudante fiel, Pancho. El piso de la casa-bodega de Jaime está construido con ladrillos y madera. La baldosa proviene de los escombros que dejó el terremoto que sufrió Chile en 2010 y las mu-rallas contienen botellas de vidrio y madera prensada que pertenecían a una fábrica que también sufrió frac-turas con el terremoto. Jaime sonríe y me dice: “Mi casa-bodega siempre está a mi espera”.

Fue en abril de 2012 cuando Jaime Silva dio con un texto que le abriría la puerta a este gran recorrido. El pdf, escrito por un francés, explicaba cómo modificar un vehículo o motor Diesel para andar con aceite vege-tal. Luego de leerlo y de poco pensarlo, Jaime empezó a reciclar aceite.

Su ‘vieja’, como llama a su mamá, los amigos de su ‘vieja’ y algunos restaurantes de Quinta de Tilcoco empezaron a ayudarle con la recolección. De repente, todo el pueblo sabía de su loca idea y murmuraba que muy seguramente se le iba a romper el motor. Pero a él nunca le importó porque, como él dice: “Eso se arregla. Sé que los motores se rompen con Diesel también; en-tonces, si lo rompía con aceite, bueno, era una prueba.

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Un Gordo de cuatro ruedas viaja por

Sudamérica con aceite de cocina

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Pereira

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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En la vida hay que hacer pruebas para saber si las cosas funcionan y para decirle a la otra gente: ‘Mira, sí fun-ciona’”, decía Jaime mientras compartía su experiencia con los estudiantes de Ingeniería Mecánica, de la Uni-versidad de Antioquia.

Jaime consiguió cerca de 300 litros de aceite vege-tal que luego prefiltró con pantimedias para prepararlo para el viaje. Después de tres meses de estudio y trabajo en este proyecto, de ensayos y errores en compañía de su amigo mecánico Raúl, decidieron hacer andar 15 km a El Gordo con aceite para ver si funcionaba. Para evitar que se varara y fuera la burla de los quintanos, decidieron pasearlo por el campo, y funcionó. Luego, probaron ir hasta el supermercado a comprar unos cigarrillos, después salieron de la comuna hasta que probaron aproximadamente 300 kilómetros con aceite de cocina, sin ningún inconveniente. Su primer destino fue Palenque, México.

Un olor a fritanga pasea por toda ColombiaEra de noche y aún faltaban más de 77 kilómetros

para llegar a Mocoa. Antes de iniciar el trayecto, Jaime buscó la ruta en el mapa, pero no aparecía. Era como si no existiera un camino que los pudiera sacar de San Francisco, un pequeño municipio del departamento del Putumayo. La única ruta disponible era el llamado “Trampolín de la Muerte”, bautizado así porque quien se atreve a cruzarlo, se está lanzando directamente al fin de sus días.

En la ruta del “Trampolín”, sólo dos kilómetros es-tán pavimentados y el resto es una trocha descompues-ta y angosta que pasa por encima de unas quebradas de 100 metros aproximadamente. Jaime no las vio, di-cen que “son hermosas pero que si las ven es probable que el carro se voltee”. Él sólo manejaba con los pelos de punta esperando que El Gordo pudiera esquivar los llamados abismos de “Peña Lisa”, un tramo en donde, según cuentan, “solo cabe un carro y el lodo cae de las montañas”. Más de 500 personas han muerto cruzan-do esta ruta y, sin embargo, Jaime y El Gordo la pasaron de noche y con aceite de frituras como combustible.

Después de esta enérgica bienvenida “a la colom-biana”, Jaime visitó más de 13 lugares entre los que se encuentran: San Agustín, el desierto de la Tatacoa, Iba-gué, Armenia, Pereira y Medellín. Al llegar a la capital de Antioquia, Jaime y El Gordo se quedaron en la casa de Paulina Espinosa, aunque eso de “quedarse” no es del todo literal, pues Jaime nunca se separó de El Gordo en las noches, siempre dormía en una especie de cama que armó en la parte de atrás de la Land y en la que, entre otras cosas, ama estar.

Luego de estar en Medellín aproximadamente dos semanas, Jaime fue a Santa Fe de Antioquia, Mutatá, Turbo, Necoclí, Arboletes, Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Riohacha, Valledupar, Bucaramanga, San Gil y Bogotá. Después de recorrer casi toda Colombia, Jaime concluye que la mayor diferencia que hay entre Colombia y Chile es que aquí el tinto es café y allá el tin-to es vino. De resto, para él, ambos países son hermosos y latinos; por lo tanto, desordenados, y eso le encanta.

El 11 de junio de 2013 la visa de Jaime y la de El Gordo se vencieron. Jaime tuvo que marcharse con el carro pintado de recuerdos a Ecuador. Ahora este

chileno y su inseparable amigo esperan estar para sep-tiembre en su tierra comiendo las marraquetas y las aguacatas de la casa de su padre que tanto extraña. Esto acompañado con un buen tinto, que por esta vez prefiere que no sea café.

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CartagenaRiohacha

Bucaramanga

¿Es el aceite vegetal una buena alternativa de combustible?

Desde hace aproximadamente 12 años, en la Universidad de Antioquia se ha estado investigando sobre el uso de combustibles de origen biológico para motores Diesel: tanto aceites vegetales como el Biodiesel que proviene de esos aceites. Según Andrés Felipe Agudelo, ingeniero mecánico de la Universi-

dad de Antioquia, quien tuvo la oportunidad de ver el motor de El Gordo cuando vino a Medellín, cuando la Land estaba funcionando, en el tubo de escape no se veía el hollín negro que sale normalmente en los carros. “Eso es bueno porque se está eliminando un desecho que es el aceite de las frituras y se está de-jando de usar petróleo; sin embargo, habría que mi-rar en detalle las emisiones que se generan con uno y con otro, a ver si también ambientalmente y para la salud pública es tan bueno”, explica.

A pesar de todas estas apreciaciones de cuida-do, a Jaime le fue bien en el aspecto mecánico, pues, aunque no era un experto, se informó y documentó mucho acerca del tema.

Viajar en El Gordo implica, para Jaime, una estilo de vida ligero. Decidió no volver a cambiar de ropa ni desechar cosas en la basura.

En los miles de kilómetros de recorrido, Jaime ha conocido parajes de casi todos los países de Surámerica.

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