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DEL EXTRAÑO AL CÓMPLICE, MELICH

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Page 1: DEL EXTRAÑO AL CÓMPLICE, MELICH

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Page 2: DEL EXTRAÑO AL CÓMPLICE, MELICH

Del extraño al cómplice : La educación en la vida cotidiana /Joan-Carles Mélich ; prologo de Octavi Fullat ; epílogo de JéssicaJaques.

- Barcelona : Anthropos, 1994. -202p.;20 cm.

-(Autores, Textos y Temas. Pedagogía de la Investigacióny la Comunicación ; 3)Bibliografía p. 185-195. fndicesISBN 84-7658-422-9

1. Educación - Filosofía 2. Antr opología educativa L Fullat, Octaü, pr.II. Jaques, Jéssica, epíI. IIL TÍtulo IV. Colección37:130.2130.2:37

Primera edición: febrero 1994

O Joan-Carles M¿lich, 1994O Editorial Anthropos, 1994Edita: Editorial Anthropos. Promar, S. Coop. Ltda.

Vía Augusta, ó4. 0800ó BarcelonaISBN: 84-7658-422-9Depósito legal: B. 1.097-1,994Fotocomposición: Seted, S.C.L. Sant Cugat del VallésImpresión: Indugrai S.C.C.L. Badajoz, 147. Barcelona

Impreso en España - Prínte¡I in Spain

Todos los derechos resenados. Esta publicación no puede ser reprcducida, ni en todo nren parte, ni registrada en, o tmnsmitida por, un sistema de recupemión de información, enninguna forma ni- por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnéiico,electrcóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el pemiso previo por escrito de la eJitorial.

A la memória del meu ari Francesc Sangrii,

que comengd a convertir el meu silenci en paraules

Page 3: DEL EXTRAÑO AL CÓMPLICE, MELICH

L

FILOSOFfA Y CIENCIAS HUMANAS

La epistemología, entendida como un discurso acerca delsaber científico, es eficaz si es capaz de satisfucer cinco condi-ciones:l

a) Si concierne a la ciencia propiamente dicha.b) Si se ocupa de los problemas filosóficos que se p¡esen-

tan de hecho en el curso de una investigación cienlfica.c) Si propone soluciones claras a tales problemas.d) Si es capaz de distinguir entre ciencia auténüca y pseu-

dociencia,e) Si üene fuerza para criricar programas y sugerir nuevos

resultados.

La epistemología es un metalenguaje, un saber acerca delsaber, es la dimensión de la filosofia que estudia la investiga-ción cientlfica y su producto, el conocimiento cienffico. Sobrelas condiciones anteriormente señaladas, destacamos sobretodo la segunda: la epistemologla se ocupa de los problemas

"filosóficos" de la investigación científica. Y de todos ellos el

1. Siso a Blmee, 1980, 21-22.

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más significativo es la cuestión acerca de la esencia de la r¡is-ma ciencia; eslo es, la pregunta que reza "¿qué es eso llamadociencia?>. tlnicamente si somos capaces de responder a tal in-terrogante podremos abordar con garantías el críterio de de-ntarcacíón, esto es, la lrontera que haga posible la distinciónentre las ciencias empiricas y formales, de la metafísica y elarte o la religión. Junto a ello debemos establecer los límitesentre el territorio científico y el pseudocientífico, si es que taldistinción tiene lugar, y, en consecuencia, la función del saberfilosófico en relación con el saber científico. v en concreto conlas ciencias humanas.

f.i. Sobre los modos de conocirniento

Parr¡énides resume todo su pensamiento en el aforismo oelser es,. Desde el instante en que algo o alguien tuvo concien-cia de la realidad ontológica se abrió un uabismo, (Abgrund)epistemológico: la gúeta entre olo que hayu y oaquello o aquelque dice lo que hayn. El decir acerca del ser es conocimiento, yéste pertenece al ámbito antropológico. El hombre es el serque pregunta por el ser y, por lo mismo, por su modo de seren el mundo, por su existencia. El anthrcpos se sitúa .a dis-tancia" de la realidad. Su relación con la naturalezá no se dade modo inmediato. El hombre se descubre a la vez comonegación del ser y al rnismo tiempo como integrado en é1. Lainterpretación es la vía de acceso a la realidad del ser del mun-do. No existe un sujeto cognoscente por un lado y un objetoconocido por otro que entran en contacto. Entre ambos siem-pre tiene lugar un <término medio,, la interpretación. Enotros téminos: jamás üümos en la upureza, epistemológica.Así se expresa Bollnow:

Toda realidad que aprehendemos es ya una rcalidad inter-pretada; dicho filológicamente, es una interpretación, y todo es-fuerzo de conocimiento es siemprc una inter?rctación de unainterpretación. Estamos inmersos en la serie de las interpreta-

22

ciones sin que podamos alcanzar nunca un tcxto puro, origina-

rio fBollnow, 1976, ó7].

Existen, como mÍnimo, cuatro modos de aprehensión de la

realidad, bien entendido que no me refiero aquí a la realidad

del otro en general, sino solamente a la realidad objetual. De

ahí que deliberadamente excluya el amor, la política, la moral,

el derecho... Estos cuatro modos de conocimiento del ser de

las ucosasn, de los ofenómenos" son:

o) La religión.b) El arte.

c) La ciencia.d) La filosofía.

Nunca se puede afirmar la púmacía de uno sobre los otros.

No es epistemológicamente lícito negar alguno de ellos en fa-

vor de los demás, dado que siempre todo discurso es compro-

metido, y jamás estamos afincados perennemente en ninguno.2

Así, por ejemplo, como adüerte Feyerabend, resulta urla fala-

cia desprestigiar el conocimiento mítico en favor del científico:

Incluso científicos de mentalidad tolemnte y liberal tienen la

sensación de que las afir-rnaciones científicas y las de fuera de ia

ciencia tienen distinta autoridad: que la primera puede despla-

zar a la segunda, p¿ro no 4l rerés- Her¡os visto quc esto es una

visión bastante ingenua de la r'elación entre ciencia y no ciencia

[Feyerabend, 1987 , ll4].

Ello es así hasta el punto que al denunciar como (no cien-

tíficao una actitud nos situamos en un ámbito metacientífico

Resulta interesante comprobar al respecto cómo en los últi-mos años no han sido ni la filosofía, ni al afie, ni la religión..

los modos de conocimiento utilizados dogmáticamente, sino

2. Segun Pete¡ Beryer, hoy por hoy encont¡"ríamos muv pocos cientíñcos +Letuviera¡ la pretensión de qüe la única folrlla válida de contemplar el mundo tuera la

ciútífica (1989, 31).

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precisamente la ciencia.s Aunque podamos sostener con Pop-per que la ciencia, como conocimiento del se¡ no se distinguedel mito por olra Íazón que por su postura citica respecto aéste,4 no estamos obligados a admitir que, desde el punto devista cosmovisional, los saberes míticos, artísticos o filosóficosno resultan como mínimo tan decisivos como los científicos.

La religión ha sido en mayor medida incluso que el afte ola filosofía la que ha salido más per¡udicada de este cientilicís-mo. Lo rnifico no es un "esbozo de algo todavía no realiza-don,5 la parte de un todo, sino un auténtico .sistema,, inde-pendiente del "otro sistema> que constituye la ciencia. Ni lareligión, ni la filosofía, ni el arte son una especie de .prope-déutica' del saber científico. No podemos oponer los modosde conocimiento entre ellos, sino solamente entenderlos col¡odistintos.

Algunos autores más radicales, empero, han sostenido queliente al mito, que según ellos puede calificarse de pensamien-to o conocimiento ordinario, la investigación cienffica resultaun modo de saber capital, progrcsista, efectivo; es el logro má-ximo característico de la cultura.ó Desde sus orígenes, pues, el

3. "t...1 en la actu¿lidad no es la metafísica la que es uritizada ,doqmátjcamente,,

sino 1¿,ien.r¡. I. lL-a ron,pp.ion Jel empiri\mo logico renu unbien un etemcn.odogmátjco qtre residía especialmente en el tundamenro de todo conocimiento, en lainmediatez de la pe¡cepción sensible, es deci¡, de ta obscnación" (cadamer, t981.r06).

4. .Mi tesis es que lo que llamamos "ciencia" se diferencia de los viejos mitos noen que sea algo distinto de un miio, sino cn que está acompañada por una rradiciónde segündo oden: la de la discusión cttica del mito" (popper, 1989, i64).

5. (La pensée magique n'esr pas un débur, un commencemenr, une ébauche, lapalie dun tout non encore réalisé; elle fome un sysl¿me bien aJriculé, indépendant,sous ce rappo¡1, de cet autrc systéme que constituem ta scieÍce, sauf t,analogie for,melle quj leÁ nppiDche et qui fair dr¡ p¡€mier une sorte dexpression métaptori$edu second. Au lieu, donc, dbppose¡.magie er science, il vaudrait mieux les merre;npa¡¿ll¿le, comme deux modes de comaissance, inégaux qu¡¡l aux rósutrats rhéori-ques et prac¡iques (ca¡, de ce point de iare, il esr mi que ta science rcussit mieux quela magie, bien que la masie p¡étorme la science en ce sens qu,elle aussi Éussir quetque fois), mais non parlc genre d'opé¡alions mentales qu'eltes supposenr routes deux,et qui diff¿rent moins en natu¡e qu'en tonction des tlrres de phénom¿nes auxquetselles s appliquenb, (l¡vi-Strauss, 1974, 21).

ó. .La ciencia representa ei úlrimo paso en el desa¡olto espjrirual del homb¡E ypuede ser considerado como el log¡o má\imo y cai¿crerísrico de la culru¡a, (Cássi-¡€r, 1987, 304).

saber científico ha sido para muchos sinónimo de conocimien-to serio y riguroso. Al respecto Lakatos sosüene:

El respeto que siente el hombre por cl conocimiento es una

dc sus características más peculiares. En latín conocimiento se

dice sc¿¿¿lia y ciencia llcgó a ser el nomb¡€ de la clase de cono-cimiento más respetable. ¿Qué distinguc al conocimiento de lasuperstición, la idcología o la pseudo-ciencia? La l8lesia Católi-ca excomulgó a los copcmicanos, el Partido Comunista persi-

guió a los mendelianos por cntcnder que sus doctrinas eranpseudo-científicas. La demarcación entre ciel1cia y pscudo-cien-

cia no es un mero problema de filosofía de salón; tiene l1lra

importancia social y política vital ll-akatos, 1989, 9].

La teoría de la ciencia de Aristóteles podría servirnos conouna clara ilustración de esta "explicación respetable,. Su con-cepción de la plzysis se concreta en el aspecto teleológico, fina-lístico. Hay dos tradiciones en la historia de la filoso{ía queestablecen profundas diferencias respecto a la concepción de

la ciencia: la aristotélica y la galileana. Es la explicación teleo-lógica o finalística ?ersas la causal o mecanicista (Von Wright,1987, 18-19).

Pero la ep¡steflte griega no tiene correspondencia con nues-

tra ciencia actual.T Mientras que aquélla <trata de penetrar enlas cosas para explicarlas,, ésta pretende <sustituirlas porotras más precisas".s La unión entre ciencia ¡' filosofÍa, típicade Grecia, se resquebraia en el mundo moderno y contempo-ráneo. Con Ia nueva epistemología galileana, la ciencia empie-za a moverse en el ámbito de ulo positivou. La uexplicaciónu

de Galileo significa una alternativa a Aristóteles. La naturalezano se explica en ténninos de ufuturo", sino de upasadou. Laexplicación teleológica aristotélica ha dado lugar a la explica-

7. Sobre la diterenciá ent|e la cicncia gicga v rruestrl) propio conccpto de.ie¡-cia, cl. Gadame¡, Was ist Wahrh¿it (1916), en llenle Schúi¿n l: Philosophi¿ Hen e

eutík, Tubinsia, pp. 46.58. Existe t¡ad. francesa eí el \d. L'art de cnntpret¡drc, Dcnts/, Aubier, l99li "Cc qui conespond donc chez les G¡ecs á la science modeme, c'estmoins le concept de science, Ep¡-fer¡c, quc celui d e Tech é" ( 199) , 35).

8. Sieo ¡quí a Zubiri (1978, ó9).

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Page 6: DEL EXTRAÑO AL CÓMPLICE, MELICH

ción causal. La episteme griega busca el uquén, el ser de 1o que

se manifiesta en el mundo. La ciencia moderna, en cambio, se

preocupa por el ocómou, el .dónde, y el "cuándo" se presen-

tan los fenómenos. Y es en este contexto epistemológico ¿?o-

dento qwe Ia filosofía, al margen del arte o la religión, se ve

necesitada de legitimación.El opositivismou, que alcanzó su máxima expresión en el

cientilismo positivista del xx, resulta hoy insostenible.e La

ciencia no puede entenderse a sí misma negando credibilidada otros modos de conocimiento, sea la filosofÍa, la religión o el

ar1e,io puesto que, como sostiene Feyerabend, "en un análisis

más minucioso se descubre que la ciencia no conoce "hechos

desnudos" en absoluto, sino que los "hechos" que registra

nuestro conocimiento están ya interpretados de alguna fornay son, por tanlo, esencialmente teóricos> (Feyerabend, 198ó,

3). No podemos entender la ciencia como el saber que ha lo-grado encontrar el punto arquimédico del conocimiento por lasencilla razón de que tal <punto> no existe. El fundamento(Grund) deI conocimiento seguro y fir-rne se ha convertido en

un "abismoo (Abgruntl) ll

9. Sobre la crítica de la filosofía actual al positivismo en el ámbito dc las cien

cias sociales cf. el capítulo de J.C. Alex¡nde., .l-a cenhalidad de ios clásicos,, en

ciddens/Tümer, 1990.

10. .1...1 pam aprender ¡ Llsa¡ el térmiDo "cie.cia" iiene $c aprende¡se i¡mbiéna usd oiros táminos disciplinoios como "arte", "ingeriería", "medicina", "lilosofía"y quizá 'teología". Y lo que posteriomenie pemlile la jdentificación dc una activid^ddada como ciencia (o arte, o medicina, ctc.) es su posición denuo del cnmpo scmán-

lico aprendido que contiene lambién esas otras disciplinas. Sabct esia posición ent¡E

las disciplinas equivale a saber lo que cl témino 'ciencia' signilica o, lo que es lonismo, saber qué es una cicncia" (KulD, 1989, 14ó).

11. "[...] a ]o larco de las últimas dos décadas ha lenido lusar ün cambio cspecta'

cular. DentrD de la filosofía de la ciencia naiural, el dominio del empirismo lógico ha

declinado mte los alaques dc esc¡ito.cs tales como Kuhn, Totrlmin, Lakatos y IIessc.En su lusar ha surgido una "nueva filosofía de la ciencia" quc desecha nuchos sLr-

pustos de ios puntos de lista precedentes. Rer¡miendo decididamente esia nucva

concepción, en ella sc rcchaza la idea de que pueda habcr obseraaciones teódcámcn-te neutÉles: ya no se canonizá¡ como ideal sup¡emo de la investigación cielrtífica los

sistemas de leyes conectadas de folma deducti!,ar pero 10 más impo¡tante es que l¡ciencia se considera úa ernprcsa inlerpretativa, de modo que los p¡oblcmas de sig-

nificado, comunicación y traducción adquie¡€n una ¡tleva¡cia inmedjata p¡m las

reonar.renul¡c.'\' !Cidden. lurnpr lqo0. ll).

26

El intento de halla¡ un punto aftllrimédico en principios evi-

dentes pa¡a ia construcción del conocimiento del¡e fracasar ne-

cesa¡iamcnle. La sola intelección no proporciona lundamentosdefinilivos. Si a pesar de todo se busca un punLo a|quimédi-co, sólo queda un segundo camino: el empirista o cl sensualis-

ta, que se queda en la evidencia de la percepción fBollnow,1976,221.

La opinión comúrn sobre el saber científico ya no tienevigencia en 1a epistemología contemporánea. Ha entrado en

crisis la tesis acerca de que el conocimiento científico es fia-ble porque se puede demostrar objetivamente. El ureduccio-

nismo cientificistao se tambalea. Conceptos como <conjetu-

rasu, ufalsación,, ucrítica,, uhipótesis", nintersubjetividadu,

"innovaciónn, "cambiou han sustituido a los vieios (verifica-ción, certeza, objetividad, tradición, estabilidad...).r2 La muer-te de la filosofía, anticipada por el viejo Cornte, no ha tenidolugar. La filosofía no ha sido reemplazada en modo algunopor un instnlmento cognoscitivo más poderoso, el saber cien-tífico, ni los problemas filosóficos pueden ser resueltos porlos métodos experimentales. De ahí la impoÍancia, hoy, de

descubrir el lugar de la filosofía iunto al coniunto de las cien-cias hul-ranas.

12. Josep Montse¡riL, en el capítülo pdrnerc dc slr obñ Ia sinsasa crktialútiil ado (Sobre mélodos y prccedimicntos', bautiza a Popper Kuhn, Lakatos y Fcyc-rabend coDro "la buda de los cu¡ho', o lambión "los cuaim filibuste¡os,- A ellos se

reliere en el sigüienle texLo: .Los "cuahD" ban invitÁdo sec^mente ¡1 cientítico ¡quitarse la másca.a del "sobrjo expe¡imcntado¡". Al pueblo igndo se le ha hechoc¡eer siemprc quc las teorj^s científicas son el teslrltado de un labo¡joso e incansablepÍrceso dc cxpcr¡¡cntacióni que el cicntífico vive perm¡nenlemente pendientc dc los&¿¿,tos, dispuesto a echár' por la borda ln más solisticada teo¡ía en cuanto un nuelo ysofisticado inslrumento de medición modlfica 1os datos disponibles. Los 'tLraüo'hanrevclado a la plebe los secretos del arcano: que las teorías cientÍficas se basan ensupuestos intuidos e indemostmdos, que los frechos son aiangados, bien que ral,bajo el ámbito de las teolas y de lo¡ supuestos, y que sólo Duy iaboios¡mente,después de l¡rg¿ insistencia, lo$an los ¿¿cros modificar las teoúas y nünca antes

de la crcaciór de otm teoría substitlltiva' (MoDtsemt, 1989, 11 l2).

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1.2. Las características de una teoría científico-humana

La cuestión acerca de las caractefsücas esenciales de unateoría cienffica es de suma impoftancia en la epistenologlacontemporánea. Lo que hoy se conoce como "criterio de de-marcacióno no es otra cosa que el hecho de establecer la dis-ünción entre los distintos modos de conocimiento a los queacabamos de referirros. En una carta fechada el día 7 demayo de 1952, Albet Einstein se dirigía a su amigo MauriceSolovine en un intento de mostmr la que a su juicio constituyela estructr-lra de las teorías científicas. Según Einstein, una teo-ría se construye en cuatro fases (Figura 1):

Proposiciones deúradas

E: Multiplicidad de erperiencias sensibles

FTGURA l. hl estructura de una teonq cíentílica según Einsrcin

l. Se nos ofrecen una multiplicidad de experiencias sensi-b\es (Erlebnisse) .

2. A son los axiomas de los que deúvamos consecuencias.Psicológicamente, A se apoya en E (Experiencias sensibles),pero no hay un impulso lógico de E a A, sino solamente unimpulso intuitivo (o psicológico).

3. De A deducimos lógicamente una serie de proposiciones(S ---Sar2e*) que pueden exigir ser exactas (aunque, de hecho,no lo son).

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4. S se relaciona con E (a través de la comprobación empí-rica). Este proceso también pertenece a la esfera extralógica(intuitiva), porque las conexiones entre los conceptos que apa-

recen en S y las experiencias inmediatas (E) no son de natura-leza lógica. Pero esta relación entre S y E es (pragmáticamen-te) mucho menos incierta que la relación de A con E. Si talcorrespondencia no puede considerarse de modo cierto el me-

canismo lógico no tendría ningún valor para la comprensiónde la realidad.

Resulta al respecto sumamente interesanLe comprobar queanteriormente a la evolución de la filosofía de la ciencia pos-popperiana, encontramos en Albeft Einstein una formulaciónacerca de la naturaleza de las teoías próxima a la que nos

interesa para poder construir una filosofía de la educación enla üda cotidiana. El objetivo del saber científico es la realidadobjetual. La ciencia intenta describir los hechos tal y como sonindependientemente de su valor emocional. Las teorÍas cientí-ficas no trabajan sobre odatos". Un problema comienza pordespe¡lar el interés del investigador. Este, con un métodoapropiado, fija su mirada en la realidad. Las teoúas científicasson constructos a prioi, y los hechos pueden ser utilizadospara contrastarlas, para reformularlas, pero siempre de modovago y confrrso. Popper advierte en la Ingik der Forschung(1985, 88) que sólo puede hablarse de objetiüdad de los enun-ciados científicos en el sentido de una contlastación uintercub-jetiva>. La nverdad", de existir, se aprehende intersubjetiva-mente. De ahÍ que consideremos la intersubjetividad como unrasgo fundamental, entre otros, del conocimiento y del métodocientífico.

La epistemología popperiana choca tsontalmente con el in-ductivismo clásico:

Lna de las mcrodolugia. de la ciencia nra\ ¡nfluycnrc ha

sido el inductiüsmo. [...] Cuando el inductiyista a.cepta lia pro,posición científica, la acepta como verdadera por pmeba; enotro caso la rechaza. Su rigor científico es estricto: una proposi-

S' S"

lls

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ción debe estar probada por los hechos, o bien debe ser una

proposición deúr'ada deductila o inductivamente- a pafii¡de otras proposiciones ya demostradas ll-akatos, 1974, 13]

Popper entiende que el científico no es un espectador "pa-sivo,, sino un intérprete que comprende la naturaleza y la so-

ciedad. las consttucc¡ot7es científicas no son el producto de l4

inrlucción, sino elementos a piori que sirven para ilustrar e

iluminar el mundo.l3 Las teorías científicas pueden acabar

siendo auténticas concepciones del mundo. Resulta lógicamen-te inadmisible la inferencia de teorías a partir de enunciados

observacionales. 14 teorfu) siefilpre es aoteior a la realídad, y,

por lo mismo, nunca es verificable empíricamente. El científi-co parte, como cualquier oLro investigador, de un apriorismopara contemplar el mundo. Popper se reafirma en esta posi-

ción en el texto siguiente:

Creo que las teorías son anleriores tanto a las obsenaciones

como a los expenmentos, en el sentido de que estos dos sólo

tienen valor en relación con problemas teódcos lPoppe¡, 1987,

1111.

Si las teorÍas siempre son anteriores a los datos empíricos,

la observación "objetiva> (al margen de toda teoría), contrada-

mente a lo que pensaba el positivismo ingenuo, no nos es útilpara caracterizar a la esencia del conocimiento y del método

científico, sencillamente porque no existe. Toda obsewacióntiene lugar en función de un a príori. Este podía ser, por otrolado, el sentido del siempre problemático juicio sintético a

príori de K.arlt. Al respecto advierle Moulines:

Porque debería quedar claro (aunque muchas veces se olvi-

de) que las distinciones conceptuales no las descubrimos, sino

13. Monlserat es contundente aquí: "De los hechos puedcn induci¡ae leyes, ¡oteoías. Las teoías ni se inducen ni se deducenj simplemente se ponen Si encajan

con los hechos y con las demás teorías se mantienen, si no, acaban siendo desecha-

das, aunque no súbitamente, (1989, 12).

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que las forjamos. El dominio que estudiamos no está en sí mismo diüdido en tales o cuales categorías, sino que somos nos-

ohos los que así 1o diüdimos, de acuerdo con cierto apar:ato

conceptual y con ciertos objetivos; del mismo modo como oel

libro de la Naturaleza' no está <escÁto en caracte¡es matemáti-coso, ni en nin$in otro tipo de caracteres, sino que somos nos-

otros quienes lo escribimos en latín o en álgebra tensorial. Estodebería ser una perogn-rllada filosófica por lo menos desdeKant, pero muchas discusiones sobre determinadas distincionesconceptuales parecen mostra¡ que es una perogrullada ignorada[Moulines, 1982,35].

Popper denuncia como nacütud dogmática, la obsesiónpor la verificación que propone el neopositivismo. Frente a

ello, el autor de la Ingik der Forschung nos sugiere la ectitudcitica'. la fakabilidad. El cientílico no deberá obsesionarse enconfirrnar, verificar y demostrar sus teoúas, sino justanrentetodo lo contrario. Se trata de que las someta a una constanterevisión y evaluación. Lo que distingue un enunciado científi-co, de uno que no lo es, es su capacidad de ser susceptible de

lalsación.taLa falsación popperiana, prototípica de la epistemología

contemporánea, no se limita a ser simplemente un nuevo cú-terio de demarcación, sino que además supone una nueva con-cepción de la tarea de la ciencia y del científico. Ésta no es,

desde ahora, una oacun-rulación de conocimientos,, sino cons-tantemente un <progreso generador de problemas,. Debemosaprender de nuestros eruores, porque ahí radica la evolucióndel conocimiento científico. Esto no significa que el científicono deba anhelar alcanzar la verdad, sino que el camino haciaella, aunque pueda parecer paradójico, consiste en somekr lasteoías a un severo examen, en descubrir sus fallos; en definiti-va: en refutarlas.ls Jamás los enunciados científicos podrán

14..Esposjbleresumirtodolomte¡io.dicicndoqueelc¡iterioparaeslabiece¡¿1estatus cie11tílbo d¿ una teoña ¿s sü r¿lutabiliáad o su testabílidad, (Poppet, 1989,6l).

15. (Pe¡o precisamente po¡que nuestm finalidad es establece. la ve¡d.d dc lasleorÍas, debemos exlerim€nta¡las lo más severamente que podamos; esto es, debe-mos encontrar sus fallos, debemos intentar rctutarlas, (Poppe¡, 1987, 149).

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considerar-se como definitivos, dado que de ser así incur¡iría-mos en dogmatismo, en pseudocíe¡¡cia. Desde este punto de

vista, el conocimiento científico se distingue de aquel que noIo es en su capacidad de progresar, de autorreüsarse, de en-

trar en conflicto consigo mismo. El progreso es un <progreso a

través del erroro. Así lo manifiesta Von Cube, uno de los teóri-cos de la educación que explícitamente se sitúan en la episte-

mología del racionalismo-cítico:

El método científico consiste, pues, en cxponer una teoría

[...] a ia crítica constante y aguda del investigador. Sólo podrá

seguir siendo válida L¡na teoría que resista al continuo esfuerzode Ialsación [Von Cube, 1981, 53].

Según Popper las dos categoías básicas qr-re deberán inteli-gir el avance y desarrollo del saber científico son uconjeturas yrefutaciones", esto es: "ensayo mediante hipótesis / error pro-bado por experimento'. Una buena teoría científica debe tener

nn alto grado de especulación, debe conjetuntr al máximo,para que se dé el progreso científico. Asl, a mayor riesgo espe-

culativo, mayor grado de cientificidad, precisamente porque

aun.renta la posibilidad de falsación. La actitud científica se

deriva de la capacidad que el científico tiene de especificar poradelantado baio qué condiciones estaría dispuesto a abando-nar su leoría, sus supuestos más básicos. Ulisses Moulines ad-

vierte que lo que distingue esencialmente la actividad científicade la precientífica es que la primera tiende a producir estmc-turas concepLuales de fon¡a nítida y multívoca al mismo tiem-po. Respecto a la nitidez, Moulines señala que no significaotra cosa que la claridad en los límites de su aplicabilidad. Niel psicoanálisis, ni el marxismo, por ejemplo, cumplen este

requisito. Esta es la razón por la que cabe calificarlas deupseudociencias,:

La honestidad intelectual no consiste en intentar atlincheraro establece¡ la posición propia probándola (o .haciéndola pro-

bable"); más bic¡ la honcstidad intelectual consisle en espccili-

12

,:rr' urn prccisión las condiciones en que eslaríamos disp[eslos

¡r rb:r¡rdonar' nucstra posición. Los nat(istas y freudianc¡s com

l)rlnlclidos rchúsan especilicar tales col-tdicit¡les: ta] cs la scñal

rlc su dcshoncstidad intelectual ll-akatos, 1989, 18]

Ni Freud ni Malx han puesto de manifiesLo su ufalsador

¡xrtt.rrcial>. Desde la óptica de Popper, en consecuencia, Io que

(lctormiDa el gmdo de cientificidad de una teoría no es su gra-

,l, r clc vcrificación o de obietividad, sino las condicior.res a tra-

viis cle las cuales se ha conseguido lormular y limitar' La cien-

r'ilr no es menos ciencia por poner lronteras a su conocimien-

lo, sino todo lo contrario.La .nueva lilosoffa de la cienciao de Kul.rn se cenLra en el

tlc'scubrin.riento del upr-rnto de vista históricou de las teorías

t icntíficas. Éstas no pueden inteligirse luera de su evolución

lristóúca. Kuhn distingr-re los períodos de uciencia ¡qn¡nl' de

los que no lo son. La uciencia nornalo es Ia investigación ba-

s¿rda finr-rcmenLe en una o más realizaciones científicas preté-

ritas que la con-runidad científica reconoce como ftlndamento

tle su actividad práctica. Un período de .ciencia nornalu se

organiza en torrlo a un uparadigma,. Probablemente sea esta

l¿r categoría que más ha trascendido de la obra kuhniana, aun-

que el propio autor se ha encargado más adelante dc modifi-

carla. Una calegoría que por otro lado ha sido de ütal impor:-

tancia para el desarrollo de las ciencias humanas. El paradig-

ma ha contribuiclo notablemente a eliminar o, al menos, dih-rir

la tajante diferencia entre éstas y las ciencias empírico-natu-

rales.l6uParadigma,, del griego paradeignu significó "modelo',

oejemplo,. Un paradigma es un modelo teórico conparlido cn

un momento histórico por los miembros de una comunidad

científica y que sir-ve para inteligir la realidad. Existe una cons-

tante relación entle ucomunidad cienLífica" v "paradigmaoSin en-rbargo, es de justicia hacer notar que mucho antes que

16. Sobre las cteficie'rcias cle la categorfa kuhriana de Par digl a cl MoL¡lines,

1982.

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Kuhn, la teoría crÍtica de Horkheimer, en el año 1947, en su

Zttr Krítík der ittstrumentellen Vemunli, sostt:o

Los positivistas parecen olvidar que las ciencias naturales,tai como ellos las entienden, son, anles que nada, medios deproducción adicionales, un clemento enlre muchos olros delproceso social 1...1. I-loy día la ciencia [...] sólo puedc cor¡-prender'sc con r_eferencia a la sociedad p:tra la cual luncionaI197 4,731.

La üeja .objetiüdad, positiüsta ha quedado superad¿ poruna <intersubjetividad,. Una teoría alcanza el grado de para-digma desde el momento en que es capaz de explicar el mun-do (físico o social). Sin embargo, jamás una teorÍa científicaresulta absolutamente consistente con la realidad, dado que enel supuesto de serlo el progreso científico cesaría. La radicalconsistencia negaría la evolución histórica y con ella la mismaciencia:

Para ser accptada como par-adigna, Llna l(]or'ía dcbc parecer-

n-rejor que sus compctidolas; per-o no necesita explicar- y, euefecto, nunca lo hacc, lodos los hechos que se puedan confrontar con ella lKuhn, 1987, 44].

Existen momentos decisivos en la historia en los que unparadigma deja de atraer a la comunidaLd científic¿r, se debilitae irrumpe la crisis. Surgen los "enigmas,, problemas que tie-nen de modo cierlo más de una solución,17 y que ¿rcaban con-ürtiéndose en uanomalías,. En este instante, para Kuhn, hallegado el ü)omento de la "conversión,, a un uparadigma nue-vo". Nos situamos ahora lrente a una urevolución científica>.Kuhn defendió con énfasis la tesis de que no puede hablarsede "teoría verificada", sino de uteoría probable". La diferenciaentre Kuhn y Popper se encuentra prccisamente ahi, en elcambio de paradigmas, en el hecho revolucionario. Sin cnbar-

go, para el primero las revoluciones no deian de ser excepcio-

nales, habiéndose de recur-rir para explicarlas al ámbito de lo

sociológico y de lo psicológico. Así se puede sostener con La-

l€tos que:

[...] para Popper, el c¿rml¡io científico cs racional o al lnenos

reconsttxible ¡acionalmenlc y pertene,ce al dominio de la &ígIrr¿

de la i¡t'estigackitt. Para Kuhn, el cambio cicrltífico de r¡n pa-

radigma a otro es una conversión mística quc no está ni poe-

de esLar gobemada por reglas ¡acionales y quo cae enterar¡en-

te en el lereno de \a psicología (social) de la iÁ'estigacíó11. El

cambio científico es una clasc de cambio rcliSioso [Lakatos,

1987, 191.

La aproximación entre ciencias empírico-naturales y cien-

cias humanas queda desde ahora establecida.

Imre Lakatos surge como el crítico más impodante al ure-

Iativismo, de Kuh¡. Para Lakatos los paradigmas kuhnianos

acaban siendo Wekanschaututgen exclusiüstas y ello significaque acaban teniendo el nrcnopolio del saber científico en unrnomenlo deterntincdo de la ltistoria:

Sería cquivocado suponcr' qtLe se dcbc ser liel a un plogra

ma de investigación hasta que éste ha agolado todo su poder

heü'ístico... [...] Nunca se debe permitir quc un prograna de

investigación se conv tevta er Lt¡a Wella n^schaututg... [.. ] Dcsgra-

ciadamente esta cs la postura quc dehende Kuhn: r'ealmenle loquc ól llama .ciencia nonnal', no es sino un pt ograma de inves-

tigación qúc ha obtenido el monopolio fl-akatos, 1989, 92].

En la filosofia de la ciencia de Kuhn, un paradigma despla-

za siempre necesariamente a otro. Lakatos liene razón al con-

siderar que es erróneo creer que hay que ser fiel a un paradig-

ma hasla que ha uagotado todo su poder heuústicou; de ahí su

propuesta acerca de los prograntas de investigacíótt. No son las

uanomaiíasn las que provocan el cambio súbito de programapuesto que el científico normalmente no las tiene prcsente

mientras el programa en el que investiga sigue luncionando.17. (Pan quc pucda ctasificame como eDigma, úr probtcora dcbc cairctcdza¡se

por lener más de una sollrción ascgln¡da' (Kuhn, 1987, 73).

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Para Lakatos es la capacidad heuistica de un progmma lo quepuede determinar su cese:

Según mi metodología los más grandes descubrimientoscientíficos son pro!tramas de investigación que pueden evaluar-

se en términos de p¡oblemáticas prcg¡esivas y estancadas; las

revoluciones científicas consisten en que un progran-ra de inves-

tigación rcemplaza a otrc (superándolo de modo progresivo)

[Lakatos, 1974, 25].

Un programa de investígación, al modo lakatosiano, constade dos elementos esenciales;18

a) Un "núcleo firmeo, consliluido a prioti, aceptado porconvención y provisionalmente irrehltable, del cual se derivauna oheuústica negativa".

b) Una nheuística positiva' que tiene la labor de definirlos problemas, sugerir los posibles cambios y refutacionesdel programa. En otros téirninos, la fuente del progreso y de

dilemas.

Esta dialéctica "posiüva y negativa', represiva y re'"'olucio-naria a la vez es típica de los programas de investigación. Yobsérvese que, lrente a Popper, Lakatos incorpora el elementometafisico a modo de núcleo firme. La metafísica es una parte

integral de la teoía científica y no solamente como reconocióPopper un elemento que influye en ella.le Sin embargo, es jus-

to reconocer que para Popper algunas teoúas metafísicas re-sultaron de enorme importancia para la evolución de la cien-cia. En el vértice superior de una teoía científica se halla unelemento puro. Este no posee nada de empírico, sino que se

limita a dirigir todos los demás elementos de la teoría quese encuentran en planos o grados inferiores de la pirámide.

l{r's1]ccto al progreso del conocimiento científico el episte-

rrrri|,¡1o húngaro también se separa de Karl Popper' Mientras

,¡rrr' ¡lara óste trabaiar en un sistema inconsistente resulta irra-

r i,rrr¡rl, Lakatos opina que algunos de los rTlás importantes pro-

¡1r rrrras cle investigación progresaron en un océano de anoma-

ltrrs. llcsulta posible además en contra de Kuhn, fabajar con

l)rt)Hrlmas rivales durante cierto período de tiempo:

La rivalidad de dos programas de investigación es, por su-

plrsslo, un proceso dilaiado durante el que rcsulta racional tra-

bajar en cualquiera de ellos (o en ambos si ello cs posiblc) [la-katos, 1989, 147, rlota 37).

Téngase en cuenta que tal aselto es decisivo pam nuestro

l)r'opósito {omo mostraremos más adelante de acercar la( stluctura y dinámica de la "filosofía de la educación" a los

l)rlrgmmas de investigación lakatosianos. Es obüo entonces

r¡ue desde el punto de vista de Lakatos no existen uexperimen-

lr¡s cruciales,, que destruyan automática e instantáneamente

l)rogramas de investigación. Y es éste, sin duda, el aspecto de

la epistemología lakatosiana que ha resultado blanco de las

críticas más feroces de sus detractores: la cuestión del cambio

cle programas de invesügación.20

Ciertamente, Lakatos no acaba de precisar en qué momen-

to un programa nuevo se encuentra en condiciones de super-ar

a su rival, precisamente porque este momento no existe Así

resulta muy difícil decidir cuándo un programa de investiga-

ción ha degenerado r¡ás allá de toda esperanza o cuándo uno

de los dos programas ¡ivales ha conseguido una ventaja decisi-

va sobre el otro. No existe cambio radical ni, de existir, tan.tpo-

co podría explicarse en la línea de la irracionalidad kuhniana.

El cambio radical, Ia "revolución científica", es una concep-

ci6n falaz del desarrollo del conocimiento científico. Puede

20. Veánoslo cn pal¡b¡as dc Chalmels: .Asi pues, dentro de la expiicación de

Lakatos no se puede decir nunca de rnodo absoluto que un programa de investiga-

ción es "mejor'qlre otro tival. El propio Lalatos admite que sólo sc pueden decidn

los mé¡'ilos ¡elativos de (los prosramas /¿tosP¿¿|?tar¡¿rrl¿, (Chalme¡s, 1987, 124)

18- Sigo ¡+rí a Lakatos (1989, 192)-19. .Pcrc micnlras Popper reconocjó la innrencia de ta metafisica e. la ciencia,

yo considero que la metafísic¡ es u¡a pa¡1e integrzl de la ciencia' (I¡kltos, 1989,nota 42).

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efectivamente tener lugar el cambio paradigmático pero éste,

de suceder. resulta a la vez progresivo y regresivo:

Según mi metodología, los grandes logros cientÍficos son

programas de investigación que pueden ser evaiuados en tén¡i-nos de tmsfon¡acio¡¡es progresivas y regl€sivas de rn proble-n-ra; las revoluciones científicas consistelr en quc un programa

de investigación reemplaza (supera progresivarlentc) a otro

ll-akatos, 1989, 144].

Cabría interpretar esla ausencia de claridad en la especifi-

cidad del cambio de programa de investigación como una de-

bilidad de la epistemología lakatosiana. Sin embargo sucede

todo lo contrario. Precisamente, uno de los nrayores rnéritos

de Lakatos, a diferencia de Popper o Kuhn, consisle en poner

de manifiesto que jamás puede abandonarse radicalmente unprograma de investigación y menos aún de modo drástico, re-pentino o súbito. Recordemos que siempre cualquier progra-

ma, incluso el que progresa, posee anornalías.2l Lakatos es, en

resumen, el teórico de la ciencia que a nuestro iuicio abre uncampo de posibilidad más amplio en teoía y filoso{ía de laeducación.

Veamos a continuación las que en mi opinión podrían ca-

lificane como características esenciales de las ciencias hu-

manas:

1. Só1o la coherencia interna de una teoría científica puede

ser-vir como punto de partida de una investigación.2. Las teoúas cientÍficas incorporan elementos netafísicos,

por lo que la metafÍsica no es un elemento extraño al conoci-

miento científico, sino un ingrediente de éste.

3. El enfrentamiento entre teoúas científicas no debe ir en

contra del progreso científico, sino qlle constituye su elenentoesencial. La aparición de enigmas favorece el desarollo de las

tr."rtirs cicntíficas en lugar de entorpecerlo. Los períodos de

r tr,rrirr normal son épocas de disputas entre programas distin-

1o.,, rrr cle friunfos de unos sobre otros..1. L¿r tarea básica de una teoría cientÍfica consiste en des-

, r illir', cxplicar, comprender, predeci¡ sugerir'.. (aunque, natu-

rrrlrrrcnte, no es necesario que realice todo esto) En el caso de

lrlr lcoría tecnológica una de las funciones es Ia normatiü-

r l¡rrl. No seúa así en una teoría hermenéutico-fenomenológica5. Una teoúa científica debe ser un modelo en constante

r cvisión, una ftiente de preguntas mucho más que un oasis de

n'spuestas- Una teoría debe presentarse como un estÍmulo ge-

rrcraclor de problemas y en modo alguno como un modelo de

¡x rfección que es capaz de darles respuesta de una vez por

l()clas.

l.-3. La estructura de r¡na fflosofía de la educación

La filosoÍía, como la ciencia, es un saber' I{eidegger sostie-

rre que saber significa estar en posesión de la verdad, y la ver-

clad es la omanifestación del ser,.22 Existe un ocírculo herme-

néulico,, o .comprensivon (verstehen), que con.rprende al osa-

l¡ern, a la .verdadu y al (ser>. La uverdadu, alétheia, no es un

producto o un resultado, sino un proceso, una acción, la ac-

ción de dest¡cuhar. Aquello qr're yace oculto es el "sern Saber,

entonces, es alcanzar el ser, desvelarlo. Pero todavía descubri-

mos una cLralla categoría que debemos incolporar a nuestro

ncírculo hernenéutico,: la upedagogían. Saber también signifi-

ca <poder aprender' (kóruten lenten) (Heidegger, 1976, f7) El

proceso de desvelaniento, la verdad, es una acción pedagógi-

ca. En el seno mismo de la pedagogía subyace un poder onto-

lógico. Al rcspecto resulta de sumo interés para nuestro propó-

sito la interpretación heideggeúana del mito ile la cttventa de

Platón.

21. "Incluso los ploglamas de inlestigación qlre progresan dc la Ior¡a m¿is rápjda y consistenie sólo püeden digerir la ei,idcncja con¡a¡ia de ñodo tragmentario:nunca desaparecen completamente las a¡onialí^s, (Lakttos, i989, óE).

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22 "Wahücit isi die Oflenbatkeit dcs Seienden, (Heidegget 197ó, 16)

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Debemos, empero, proceder con cautela. ¿En qué medidael conocimiento científico puede alcanzar el ser? Si nombra-mos ometafÍsico" al proceso de desocultamiento del ser, ¿quérelación establecemos entre <metafísica> y uciencia"? El empi-úsmo y el positivismo sostuvieron con firmeza no sólo la im-posibilidad de la metaffsica como ciencia (Kant, 1982, B 1-30),

sino también el sometimiento de aquélla a ésta. Así, desde elpunto de vista empirista, la filosofía queda reducida a (metafí-

sica de las costumbres" o a uanálisis de lenguajeo.23Algunos de Ios actuales filósofos de la educación parece

que todavía no han digerido el obús que ha supuesto la nuevarevoh¡ción epistemológica. Tomando como punto de referen-cia la filosofía de la ciencia contemporánea de Imre Lakatosdesvelamos un nuevo lugar para la filosoffa entendida comometafísica- en relación con la ciencia. Por lo pronto, resulta a

todas luces er.idente que la filosofía no dem.uestra nada, ¿perohasta qué punto se puede sostener que la ciencia sí? La cien-cia, aunque en ocasiones es un conocimiento "probablementecierto>, no es en absoluto un nconocimiento probado,.24

En segunclo lugar, si bien es cierto que la {ilosofía (entelrdi-

da como rnetafísica) no procede por métodos axiomáticos oenpíricos, ello no significa, en absoluto, que carezca de rnóto-do. Es r¡ás, la ocuestiónu del método, como veremos, constitu-ye uno de los interrogantes más notables que se ha planteadoel pensamiento contemporáneo desde Descartes, y alcanzaráen la obra de I-Iusserl su punto más álgido. No hay metafísicasin método, y es conditio sine qua non de todo filósofo el espe-

cificar por adelantado la metodología bajo la que pone enmarcha su investigación. Si tal aserto es válido para la metafí-sica en general, resulta todavía más importante, si cabe, parala filosofía aplicada y la filosofía de la cultura, dentro de la que

,¡r. sitúa la filosofía de la educación. Nos encontramos cerca-

r¡rs ¡l mcionalismo cítico popperiano respecto a la intersubje-

livitl cl y especificidad metodológica que deben compartir tan-

to r.l r'¡retafísico como el cienffico.l'or último proponemos tres cor-tdiciones que a nuestro jui

lio r esultan indispensables para que se dé un discurso metafí-

sicr¡. A saber:

¡r) Que sus categorías sirvan para explicar las distintas teo-

rf¡rs cientÍficas a lcs que hrndamenlan, aunqtte sus propias re-

lills no se atengan a las mismas que rigen las teorías científi-cas (un sistema metafísico no puede regularse segítn las Ieyes

r¡ue pretende fundamentar, pllesto que de no ser así no podíacxplicar su objeto referencial).

á) Que pernita organizar un conjunto teórico coherente

consigo misno y con los a-xiomas de los que par1e.

c) Que oriente la peripecia del existir humano. En el caso

de la filosofía (metafísica) de la educación se tratará, en suma,

cle ocomprender,, en sus tres vertientes -analítica,

sintética ycrítica-, el fenómeno educacional.

Desde el punto de üsta fenon.renológico se podúa sostener

con Husserl que la filosofla es la más "elevada y rigurosa de

todas las ciencias" y que representa la imperecedera exigencja

de la humanidad hacia el conocimiento puro y absoluto. Para

Husserl la diferencia básica entre una teoía cientlfica y una

filosófica radica en que la primera se constn-rye con el obietivode resolver con eficacia sus problemas, mientr-as que la segun-

da se pregunta cuál es la esencia de toda teoría y cuáles son

sus condiciones de posibilidad. La filosofía no ha encontradoel punto de apoyo originario para desarrollarse al modo cien-tífico:

No quiero decir que la filosofía sea una ciencia imperfecta;digo simplenente que todavía no cs ciencia, que no ha comenzado a ser ciencia [...] lHusserl, 1981, 8-9].

23 Respecto a esto úhino soslicnc O'Co¡no.: .[...] scgli¡ esta concepción, lalilosolíá no constituye rrn cuerpo de conocinientos en el senti.lo coriienle dc lacxpirsió¡, si¡o una acilvjdad de crílic¡ o esclarecimiento' (1971, l3).

24. .El conocimlcnto científico no es corlocimienio probado, pero ¡eprEscnta unconocimicnto quc cs p¡obablemente ve¡dadelo, (Chalme¡s, 1987, 32).

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Tal upuntou bien podúa cilrarse en un <métodon serio yriguroso que hiciera posible el avance y la evolución filosófica.Un método de estas características no converliría en modo al-guno a la filosoIía en ciencia, pero sería el punto de apoyopara su progreso. Pero el acercamiento que pretendemos entre<cienciau y nfilosofíau no implica que hayamos solucionado elgrave problema acerca de la esencia o el talante del saber filo-sófico. Probablemente una de las preguntas nfilosóficas, fun-damentales de todos los tiempos no es otra que "¿qué es filo-sofía?,. Meditemos a contir.tuación acerca de tal inter-¡ogante.

En opinión de Karl Jaspers, el filósofo nace en oposición aisóphos. E), filósofo es el que uama el conocimiento,, el queodesea sabero, lrente aquel otro que creyendo estar en pose-sión de él se autodenominó saálo. Aunque a primera vista pa-rezca alejarse ahora la ciencia de la filosofía, realmente sucedetodo lo contrario. El científico, al igual que el filósofo, se mue-ve en el ámbito del udeseo" (Zros). Si bien es cierto que er.r

filosolía las preguntas son más importantes que las respuestas(Jaspers, 1983, l3), y que no hay en esta parcela del saberrespuestas definitivas, no 1o cs menos en el ámbito de la cien-cia. Más aún: desde la óptica lakatosiana, negarle al sabercientífico su capacidad <erótica>, en sentido platónico, supon-dría admitir que la heulstica positiva de un programa de in-vestigación (filosófico en nuestro caso) quedarÍa fagocitadapor su onúcleo firme".

Tampoco es válida en este caso la alterr¡ativa que nos ofre-ce el positivismo clásico consistente en concebir a la filosofíacomo un saber uespeculativoo acerca de esas cuestiones que laciencia todavía no puede resolver. Esto significa: a mayor pro-greso cientÍfico, menor campo de acción de la filosofía. El .pe-ligro positiüstau que acabamos de describir resulta particular-mente poderoso en las <filosofías aplicadas, y concretamenteen la filosofía de la educación. De ahÍ que podamos suscribircon firmeza la tesis heideggeriana:

La filosofía no nace nunca a parlir de la ciencia, ni gracias ala ciencia [Heidegger, 1976, 2O].

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Lr ¡ l;rt iórr ciencia-filosofía no debe hacernos olüdar otra

,l'. ,llllr]r irll)ortancia que a menudo no suele tratarse con el

r tl! ¡r { l( lir ¡Dlcrior: nos referimos a la cuestión acerca del en-

l,r, r' , rlr( lilosofía y uracionalidad". La filosofía no puede ser

r t, llr;r rlt l irracionalismo, pero ello no significa que la úuica

Itl,',,,1t¡r v/rlida sea la racionalista. La razón ha sido el instru-

rrr'¡rl¡, ltttrclamental del filósofo (basta recordar el logos hera-

, ltlr.r¡¡o irl Ir:specto), pero tal convicción no puede conducirnos

,r r, tirrl cl elemento "ütalu que el saber filosófico posee, y que

Ir,rn ¡rttesto de manifiesto autores como Nietzsche o más re-

r rr'rrl( nrcnte Emmanuel Levinas.

l'rr rbal¡lemente estemos de acuerdo en que a la filosofía le

r r r (,slx)nde lln terreno propio, pero no lo estamos respecto a

',r (r'r)lcn¡do. Kant, en la Kritik dcr leinel1 Vemunli, sosluvo

r¡rrt lu pregunta <¿qué puedo conocer?> era la clave de la ra-

/iÍr l(irica. Scheler, en su peculiar fenomenología, entendió

r¡rrt la tarea de la filosofía debía centrarse en elucidar la esen-

r irr rlc los valores. Wittgenstein, en el Tractqtlrs, advillió que el

, rlrjcto del saber filosófico era la aclaración del lenguaje, y la.lii¡sofía de la existencian se ha ocupado preferentemente de

r.slrrdiar la realidad humana. Todos aciertan en destacar un

¡rsl)ccto fundamental del saber filosófico, pero quizá ninguno

rlt' cllos consiguió alcanzar la eser.rcia de la filosofía La pro-

l)Lrcsta que a cor-rtinuación o{recemos no tiene en ningún mo-

rronto la prelensión de ser ni la única ni la definitiva, pero

como rnínimo intenta recoger el legado de dos mil años de

lilosofía occidental. No es posible hacer filosofía al margen de

Ia lradición filosófica, aunque esto no significa ql-le no se Pue-

tla, en muchas ocasiones, entrar en franca contradicción con

clla. Sin embargo, ufilosofaru es ante todo dialogar con los

clásicos. Así, desde este punto de apoyo, sostenemos que

una cuestión filosófica básica es la npregunta por el {un-

damento lGrundlo. El fundamento es el Ser, el Ser que posibi-

lita el modo de ser de los entes La filosofía busca lo que es el

ente en tanto que es. Estamos próximos al utrascendental"

kantiano.EnLiende Kant por "trascendental":

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[...] todo conocimiento lEtk¿nntnisl que se ocupa no tantode los objetos lGegenstiinden), sino d,e nuestro modo de conocer-los, en cuanto que tal modo debe ser posible ¿ pnbn. Un sistema de tales concepto s lBegrffel se llamaria filosofía trascenden-Lal lTfanszendental-Philosophiel fKant, 1982, A 13-B 261.

El texto de la púmera "crítica> de Kant nos muestra la¿tutonomía y el ámbito propio del saber filosófico. La filosofla

-sigriendo la interpretación heideggeriana-, se ocupa de lascondiciones de posibilidad de Ios entes, de su fundamento. El<trascendental> kantiano se conüerte en el Gtand de la .onto-logía fundamentalo de Heidegger. Vale la pena observar quéinterrogante resume para Heidegger la "cuestión de la filo-softao:

¿Por qué hay ser en lugar de nada? fHeidegge\ 19j6, ll.

Esta es la primera pregunta porque es la pregunta fund.a-ntental, la pregunta por el <fundamentoo (Grund). De hechoesto no significa otm cosa que:

¿Por qué hay, pues, ente? ¿Cuál es el fundamento? ¿De quéfundamento proviene el ente? ¿Sobre qué fundamento se sostie-ne el ente? lHeideggel 1976, 2].

La filosoffa de la educación, en tanto que saber metaffsico,constituye una filosofía aplicada. Debemos entonces matizaren gran medida la pregunta por el fundamento tal como laentendió Heidegger. Nuestra pregunta .fundamentalo sufre, enconsecuencia, ¡]na importante metamorfosis que algunos auteres

-Leünas por ejemplo- se han encargado de manifestar:

¿Por qué existe el mal? ¿por qué estoy obligado a obrar moral-mente bien? La metdkica se conüerte desde este instante enlilosolía moral, y esta es la filosofia primera (Levinas, 19g2,71). De todo esto nos ocupamos en este libro.

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