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1 PRESENTACION AL PREMIO ANDRES BELLO DE MEMORIA Y PENSAMIENTO IBEROAMERICANO 2004 Modalidad ensayo De Simón Rodríguez a Paulo Freire Autor: Adriana Puiggrós Seudónimo para el concurso: Victoria Gaviria

Dee iSSimmóónn rRR ooddrríígguueezz aa PPaauullo … · 2017-06-09 · Del reproductivismo a la polémica Freire- Illich 2. La desescolarización 3. ... 22 de agosto de 2004 Adriana

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    PRESENTACION AL PREMIO ANDRES BELLO DE MEMORIA

    Y PENSAMIENTO IBEROAMERICANO 2004

    Modalidad ensayo

    DDee SSiimmnn RRooddrrgguueezz aa PPaauulloo FFrreeiirree

    Autor: Adriana Puiggrs

    Seudnimo para el concurso: Victoria Gaviria

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    ENSAYO SOBRE ALTERNATIVAS

    Para la integracin de nuestra cultura

    Nota para el corrector: la palabra ensayo forma parte del ttulo

    Presentacin al Premio Andrs Bello de memoria y pensamiento iberoamericano

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    INDICE

    Introduccin

    Parte I: Las alternativas cambian con el tiempo

    1. Del reproductivismo a la polmica Freire- Illich

    2. La desescolarizacin

    3. La polmica Illich-Freire

    4. Crticas con escasas alternativas

    5. Tradicin y transformacin

    6. Buscando otras posibilidades tericas

    7. Reivindiquemos a la vieja y gorda vaca sagrada

    8. La reduccin neoliberal del sujeto

    9. El valor de las microexperiencias educativas y sociales

    Parte II: Pesquisa en el bal de la historia

    10. El retorno de una evocacin

    11. El sujeto latinoamericano

    12. Las bases polticas de la educacin

    13. Las bases productivas de nuestras naciones

    14. Un encuentro que no fue

    15. La cuestin de los orgenes

    16. Qu buscas con los ojos fatigados de cielo, /ms alto que la vida y sobre la

    pasin?[1]

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    Parte III: Ser cierto que, como dijo el nigromante, somos unos nadas?[2]

    17. Cuestionamientos a la experiencia

    18. Educacin y saberes socialmente productivos

    19. Peligros que nos acechan

    20. La continuidad de la experiencia

    21Por qu buscamos a Simn Rodrguez?

    22. Sujeto poltico o choque de culturas

    23. Iberoamrica. Latinoamrica, Europa

    24. Hacia la unidad, articulando la diferencias

    25. En sntesis

    Parte IV

    26. Polticas de Estado para la integracin

    INTRODUCCION

    Los trminos Iberoamrica y Amrica Latina o Latinoamrica han tenido

    distintos usos y significados a travs de la historia. En este ensayo utilizar

    ambos, excepto cuando se trata de referencias o citas de autores, en cuyo caso

    prefiero respetar su eleccin. Pero incluir implcita o explcitamente al Caribe,

    cada vez que nombre a Amrica Latina.

    La utilizacin de aquellos nombres no significa que los considere coextensivos.

    Pero he preferido que les otorgue sentido el contexto del discurso. Entre ellos

    existen diferencias y su deconstruccin, que no es materia de este trabajo, dejara

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    ver conflictos entre los pases ibricos y los latinoamericanos, y entre estos

    ltimos. No puede reducirse nuestra regin a su territorio ni a sus lenguas

    principales. Aunque sostendr que es urgente habitar nuestras lenguas, creo que

    para que sea posible debemos atender la desigualdad social y econmica creciente

    entre Europa y Amrica Latina y el Caribe, que aleja las posibilidades de

    integracin del rea. Existen razones de largo plazo para que los pases ibricos,

    Latinoamrica y el Caribe acten cooperativamente. Esas razones importan ms

    que los motivos que proporciona el neoliberalismo para su distanciamiento.

    Desde la poca de su fundacin, nuestras naciones tendieron a vincularse

    mediante hiptesis de conflicto antes que de integracin. En las ltimas dcadas

    se ha avanzado por un camino distinto, marcado por la Comunidad Andina de

    Naciones, el Convenio Andrs Bello, el MERCOSUR, el Sistema de Integracin

    Centroamericana(SICA), la Comunidad del Caribe(CARICOM) y numerosos

    acuerdos bilaterales de coexistencia pacfica y colaboracin. Sin embargo la

    integracin tiene caras mltiples y sus contenidos varan con el correr de la vida

    social y la situacin internacional. Acuerdos econmicos equitativos y

    compensatorios de la desigualdad, convenios culturales, articulaciones

    educativas, programas sociales, son acciones que deben ocupar a los gobiernos y

    a las sociedades. Polticas de Estado que involucren a las regiones en el mediano

    y largo plazo deberan facilitar la reconexin de zonas que comparten pasados,

    condiciones econmicas y culturas, pero estn distanciadas por circunstancias

    polticas muchas veces carentes de actualidad.

    El problema de la integracin admite diversas formas de abordaje, entre las

    cuales la cultura y la educacin tienen un relevante papel. En la primera parte de

    este ensayo discutir la carencia de proyectos alternativos de las teoras

    reproductivistas y en la segunda parte propondr reconstruir una historia de la

    educacin que enhebre las alternativas tendientes a aportar capital social y

    cultural a nuestros pases. Le dar especial importancia a las miradas poltico

    pedaggicas ibero-latinoamericanistas y caribeas. En la tercera parte del texto,

    interesa especialmente revalorizar la experiencia ibero-latinoamericana y

    caribea, en el convencimiento de la continuidad de su historia y de la potencia

    educacional de su pueblo. Finalmente trazar algunas lneas programticas, tan

    solo con la idea de dejar sentada una orientacin posible de la integracin de los

    saberes socialmente productivos de nuestros pases.

    En esta versin agregu las referencias que haba omitido en la presentacin de

    este trabajo al Concurso sobre memoria y pensamiento de Iberoamrica, del

    Convenio Andrs Bello para respetar la condicin de anonimato.

    22 de agosto de 2004 Adriana Puiggrs

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    Parte I

    Las alternativas cambian con el tiempo

    1. Del reproductivismo a la polmica Freire- Illich

    En los aos 80, an segua vigente una utopa evolucionista que

    pronosticaba para las ltimas dcadas del siglo altos niveles de alfabetizacin,

    superacin de la desercin y del fracaso escolar, con instrumentos de anlisis

    social de corte funcionalista, se hacan proyecciones lineales de la situacin, de

    las tendencias y de los efectos positivos que supuestamente produciran los

    programas de los organismos internacionales para los pases llamados

    subdesarrollados.

    La estructuracin de la educacin moderna an no mostraba signos de

    crisis orgnica. Los mayores problemas que presentaba eran producto de la

    expansin de los sistemas escolares, antes que de su fracaso. La poblacin tena

    confianza en la escuela y en la Universidad. A fines de los `60, especialmente en

    pases donde el sistema escolar era eminentemente de corte napolenico, se

    produjeron masivas manifestaciones pidiendo la democratizacin de las

    universidades. La problemtica de estas ltimas reflejaba el crecimiento de la

    demanda, por parte de generaciones que alcanzaban a terminar la enseanza

    media, tanto en los pases avanzados como en los perifricos. La educacin

    escolarizada, ya centenaria, tambin requera profundas reformas, pero no

    peligraba la integridad de los sistemas escolares, al punto que era posible

    criticarlos frontalmente sin perjudicar a la educacin pblica.

    Cuatro corrientes crticas agruparon a los educadores y polticos de centro

    izquierda y de izquierda que, en el lenguaje de aquella poca, podramos

    clasificar como desarrollistas y revolucionarios. Las izquierdas francesa,

    inglesa y norteamericana encabezaron un movimiento fuerte en medios

    acadmicos: el reproductivismo. Sus ideas tuvieron una importante difusin en

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    universidades iberoamericanas y caribeas, especialmente, al extenderse las

    maestras destinadas a la formacin postgraduada de los docentes.

    El punto de coincidencia, entre los autores del reproductivismo, fue la

    consideracin de la educacin como un dispositivo de reproduccin de la

    ideologa dominante. Las referencias fundamentales de esa corriente fueron el

    texto Ideologa y aparatos ideolgicos del Estado de Louis Althusser (1918-

    1990) y la obra de Pierre Bourdieu (1930-2002), en especial su libro en coautora

    con Claude Passeron, La reproduccin, que diera nombre a esta corriente. El

    primero fue profusamente ledo en ctedras de universidades e institutos de

    formacin docente latinoamericanos, en tanto el segundo presenta un

    ordenamiento deductivo difcil de transitar, por lo cual fue ms objeto de

    frecuentes citas, que cuidadosamente estudiado. El libro de Baudelot y Establet

    La Escuela capitalista de Francia fue otro clsico. Por su parte el ingls Basil

    Bernstein (1924-2000) introdujo una teora lingstica de la reproduccin social,

    argumentando segmentaciones escolares, acompaadas por el xito o fracaso en

    el aprendizaje, correspondientes a los cdigos de clase. Su trabajo Class, Codes

    and Control impact en mbitos acadmicos especializados.

    Dos autores norteamericanos, Bowles y Gintis, publicaron en los aos 70 un

    libro que asombr a una comunidad educativa acostumbrada a creer que la

    educacin estadounidense cumpla con los preceptos democrticos instalados por

    los fundadores de la Nacin Americana. Con argumentos que exhiban la

    desnudez del Rey, denunciaron que la inequidad y desigualdad ayudaba a

    reproducir el sistema escolar. Autores posteriores alinearon la crtica de Bowles y

    Gintis con las corrientes histricas del reformismo de Horace Mann y el

    pragmatismo de John Dewey, y apostaron a una corriente radical. Que tuvo en

    su mira a la escuela, pero que en la actualidad denuncia fuertemente al proyecto

    educativo neoliberal en su conjunto. Entre los representantes ms destacados se

    encuentran Ira Shor, Martin Carnoy, Henry Giroux, Peter McLaren, Michael

    Apple, Carlos A. Torres y otros

    2. La desescolarizacin

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    Una corriente ms, fue la encabezada por el sacerdote tercermundista Ivn

    Illich, quien se haba instalado como Vicerector de la Universidad Catlica de

    Puerto Rico en 1956, creando de inmediato el Instituto de Comunicacin

    Intercultural y dirigiendo tiempo despus, en Cuernavaca, Mxico, el Centro

    Intercultural de Documentacin (CIDOC). Illich era un notable polglota,

    formado para trabajar en las oficinas del Vaticano y conoca perfectamente el

    Derecho Cannico, la diplomacia y las ciencias polticas eclesisticas. Sin

    embargo, prefiri emigrar a Amrica Latina, donde gener una actitud crtica

    hacia la burocracia de la Iglesia Catlica , que culmin con el psicoanlisis de los

    sacerdotes del CIDOC, a cargo de una reconocida profesional mexicana,

    provocando la sancin de varios de ellos por parte de las jerarquas eclesisticas.

    Illich se hizo famoso por su alegato a favor de la eliminacin de la institucin

    escolar, proceso que consideraba idneo para revolucionar la sociedad opresora.

    Es notable la anticipacin que aportara Illich acerca de un mundo

    tecnificado, en el cual el trabajo humano perdera su valor y grandes masas

    estaran desocupadas. Consideraba a Amrica Latina una sociedad feudal y

    adhera a la teora del dualismo socio cultural, que supona la existencia de dos

    sociedades divorciadas entre s, en la regin. Sostena que la situacin sera grave

    porque sus pases pasaran de la era de la agricultura primitiva a la era del jet. La

    mayora marginada crecera mucho ms que la minora escolarizada, lo cual

    constituira un nuevo tipo de fractura, distinta de las formas resultantes de las

    tradicionales de discriminacin de la sociedad hispanoamericana. En pleno Siglo

    XX era difcil vislumbrar el dantesco cuadro con el que se iniciara el Siglo XXI.

    Pero Illich era contrario a la combinacin entre tecnologas del pasado y

    tecnologas del futuro. Entre las caducas, inclua los ferrocarriles, los sistemas

    escolares y los sistemas de salud. Haba que deshacerse de ellos: Latinoamrica

    no debe darse el lujo de mantener instituciones sociales obsoletas en medio del

    proceso tecnolgico contemporneo[3] Pero recomendaba vigilar que esas

    instituciones no fueran reemplazadas por otras, que obstruyeran la libertad

    ilimitada que los hombres requeriran para aprender a vivir.

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    El ms difundido de los textos de Illich fue Esa vieja y gorda vaca

    sagrada, reproduccin del discurso que pronunci desde los balcones del Palacio

    Quemado, sede del Gobierno Nacional de Bolivia, en ocasin de la asuncin

    presidencial del Gral. Juan Jos Torres, en octubre de 1970. Los maestros, una de

    las principales fuerzas que llenaban la plaza apoyando al Presidente, fueron

    mandados a sus casas por Illich, quien les aconsej que abandonaran la escuela,

    pues en ella su nica posibilidad era ser agentes reproductores del orden existente.

    En otros trabajos Illich sigui desmontando el aparato escolar, as como el

    sistema pblico de salud[4] y promoviendo la sustitucin de los profesionales en

    educacin, por activistas culturales que se desplegaran en un campo pedaggico

    informal. El autor vea la opresin social constituyendo la cultura, desde una

    visin global emparentada con las ideas del historiador ingles Arnold Toynbee,

    acerca de quien haba escrito su tesis doctoral[5].

    Desde los aos 70, en varios trabajos,[6] algunos autores hemos sostenido una

    posicin crtica al reproductivismo y a la desescolarizacin. Disentimos con la

    visin dicotmica de la realidad, con el concepto de ideologa equiparado a falsa

    conciencia, con la reduccin del papel de la escuela a una mecnica

    reproduccin de un programa ideolgico dado. Esas posiciones, segn nuestra

    opinin, negaban la complejidad del proceso de transmisin de los saberes y el

    papel del sujeto pedaggico en la enseanza y el aprendizaje. Nuestra disensin

    abarcaba tanto un registro terico como otro de orden histrico- poltico

    vinculado con las singularidades del sujeto latinoamericano. Ambos registros

    estaban vinculados, porque el latinoamericano no es especial por el hecho de ser

    complejo, sino por la especificidad de los contenidos y de las formas de

    articulacin de esa complejidad. Un anlisis comparativo de las posturas de Illich

    y Paulo Freire puede ayudar a esclarecer esa cuestin.

    3. La polmica Illich-Freire

    Illich y Freire compartan los fundamentos humanistas cristianos de su

    sufrimiento por la sociedad enajenada. Fue Paulo Freire quien aport la crtica

    que ms rdito ha dejado, en vistas a producir alternativas al modelo de vnculo

    pedaggico instalado por la modernidad latinoamericana. Su denuncia constituy

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    una ruptura epistemolgica con la representacin del sujeto pedaggico que

    contiene el sistema educativo moderno. Efectivamente, este ltimo se apoya en la

    unicidad de saber y educador e identifica al educando con la famosa tabula

    rasa. Freire define el quehacer de uno y otro como funciones impersonales, lo

    cual habilita el intercambio cultural entre el campesino brasilero y el maestro. Al

    otorgarle valor a los saberes adquiridos por el educando en su medio cultural,

    ubica a la relacin educativa fuera del laberinto terico que presenta el

    reproductivismo, cuando reduce la educacin a la imposicin de la cultura

    dominante. Freire redobla su valorizacin positiva de la educacin y la vincula

    con la prospectiva: enseando y aprendiendo pueden adquirirse saberes que

    permiten imaginar y construir futuros.

    Debe anotarse que Freire nunca atac a la escuela, sino que dirigi su

    crtica a la relacin pedaggica entre educadores y educandos de una manera ms

    general, es decir con categoras aplicables no solamente a los docentes y a los

    alumnos escolares sino a todos los sujetos sociales vinculados mediante la

    educacin. Freire insisti en la necesidad de ensear y en la valorizacin del

    docente, en propuestas que se dirigieron a la educacin de los analfabetos y de los

    adultos.[7]

    En cuanto al movimiento de la pedagoga de la liberacin, si bien actu en

    nombre de Freire, sum a la del autor brasileo la influencia del reproductivismo

    y de Illich. Este ltimo produjo numerosos discpulos que derivaron en un amplio

    espectro de posiciones. En uno de sus extremos se ubicaron grupos polticos de

    una izquierda de limitadas miras, que redujo la idea de la palabra generadora a

    una serie doctrinaria; en el otro extremo, el aporte de Freire quedaba limitado a

    un mtodo de enseanza, aplicado en programas asistencialistas o absorbido por

    el formalismo escolar. Pero la vertiente de sus ideas abre un panorama crtico y

    propositivo, que an no ha sido superado.

    4. Crticas con escasas alternativas

    Todas las posiciones crticas coincidieron en poner en evidencia los

    fracasos del sistema educativo moderno. Lejos de visualizar la crisis que lo

    afectara menos de dos dcadas despus, supusieron que la tendencia prometa el

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    ensanchamiento del poder escolar, el aumento de su eficacia reproductora o bien,

    en el caso de Freire, la persistencia de un modelo de dominacin que abarcaba el

    conjunto de los procesos educativos, sin centrar su crtica en la escuela. En casi

    todas las variantes del reproductivismo y del antiescolarismo se deca

    explcitamente que la escuela no tena remedio. Freire fue ms prudente.

    Respecto a los espacios universitarios, entre los europeos haba surgido el

    reproductivismo y la corriente que confrontaba con las instituciones, llamada

    pedagoga institucional. Esos espacios estallaron en 1968, al ritmo del clima de

    la poca. La crtica a la educacin dominante influy y fue abonada por los

    movimientos de protesta de fines de los 60 y principios de los 70, que resultaron

    duramente reprimidos. Pero en algunos pases, como Francia o Mxico con

    posterioridad a la masacre de Tlatelolco, el Estado finalmente absorbi algunas

    demandas, modificando las estructuras de la enseanza media superior y

    superior, multiplicando las opciones y vinculando la educacin con la produccin

    y el trabajo.

    Aquellas reformas se implementaron bajo la tensin entre dos posiciones.

    Los sectores de izquierda sostenan que la descentralizacin de los campus, la

    vinculacin con el medio productivo, la conexin entre las instituciones terciarias

    y las universidades y la introduccin de ttulos intermedios, entre otras

    caractersticas del nuevo modelo universitario, necesariamente favoreceran los

    intereses empresariales, a costa de los objetivos pedaggicos. Rechazaban una

    educacin productivista, pero no presentaban modelos alternativos viables, de

    modo que en los hechos terminaban sosteniendo la antigua universidad

    napolenica. Por otro lado, el sector empresarial privado intentaba sacar

    provecho de las reformas, usando la capacidad pblica instalada para educar e

    investigar en direccin a sus intereses particulares.

    La demanda de vinculacin de la universidad con la sociedad era

    interpretada de maneras distintas, pero result innegable que, entre los principales

    dficit del sistema educativo, estaba su carcter centralizado y burocrtico. Para

    unos, la situacin se superara vinculando el trabajo universitario con las luchas

    sociales; para otros, subordinndolo a las fuerzas del mercado. En la discusin no

  • 12

    apareci con energa la cuestin del trabajo como un concepto pedaggico bsico.

    No hubo huellas significativas de la persistencia con la cual los movimientos

    democrticos y crticos anteriores a los aos 60, (en particular la escuela activa, el

    pragmatismo de John Dewey y las propuestas de Ferrer y Guardia, Freinet,

    Kerschensteiner, Makarenko y muchos otros escolanovistas, social demcratas y

    comunistas), trataron de introducir el trabajo y la vinculacin prctica con la

    realidad circundante, como un elemento estructural del proceso educativo. El

    arco de programas econmicos, que abarc desde el modelo keynesiano al

    socialista, incluy la preocupacin por el aprendizaje de saberes del trabajo, por

    parte de grandes masas. Por eso llama la atencin que ese problema no haya

    ocupado un lugar central en las consideraciones de los llamados conocimientos

    bsicos entre quienes queran reformar o revolucionar las sociedades

    iberoamericanas y caribeas.

    En resumen, las comunidades educativas progresistas de la poca,

    compartan al menos dos temas de discusin: el carcter reproductor o progresista

    de la institucin educativa y los efectos positivos o negativos de la vinculacin del

    sistema escolar moderno con el mundo productivo. Ambas discusiones suponan

    la existencia de la educacin pblica, e imaginaban a la enseanza privada tan

    solo como un complemento. Se debata sobre la base de alternativas que

    mejoraran las relaciones entre la educacin formal y la sociedad, pero dando por

    supuesto que la poblacin llegara pronto a estar mayoritariamente escolarizada,

    para bien o para mal, segn las interpretaciones.

    Cuando los reproductivistas, se ubicaban en un espectro reactivo a la

    escolarizacin, ninguno de ellos siquiera imaginaba los quiebres que afectaran a

    la educacin pblica a fines del Siglo XX. Su crtica era radical y su lgica

    dicotmica, pero escasa su visualizacin del porvenir. Asociaban su identidad

    casi exclusivamente a una contra-cultura. Desmontaban las operaciones escolares

    que producen las arbitrariedades culturales[8], pero no generaron alternativas

    tericas, aunque la tradicin socialdemcrata europea, el reformismo y el

    pragmatismo norteamericanos, haban dejado una herencia vacante. Las crticas,

    muy bien argumentadas, no tuvieron efectos decisivos en las polticas de Estado o

    en los diseos acadmicos. De aquellos ataques frontales no deriv una nueva

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    concepcin del sistema educativo, sino vanguardias anti-sistema que estuvieron

    lejos de impactar en las estructuras permanentes de la educacin formal, de

    manera acorde a la magnitud de las denuncias.

    Al reproductivismo y al antiescolarismo les preocupaba tanto que la

    educacin legara la ideologa dominante, que produjeron un vaciamiento de

    categoras pedaggicas que afect el lenguaje de los pedagogos, socilogos y otros

    especialistas. El enunciado reproduccin de la ideologa dominante oper

    como un significante puramente reactivo, y no tuvo la potencia de los

    significantes vacos[9]. Estos ltimos, agujeros negros del discurso, contienen

    material proveniente de su propia historia pero desorganizado. Poseen la

    capacidad de absorber nuevas demandas y de configurarse novedosamente.

    Pueden constituir el nido de lo nuevo.

    Uno de los motivos de esta ltima limitacin del reproductivismo fue su

    rechazo absoluto del sistema escolar moderno, lo cual dej a sus adherentes sin la

    plataforma que la historia les podra haber proporcionado para despegar nuevas

    propuestas. Nada nace del vaco discursivo que produce el rechazo ilimitado a

    todo lo instituido. Sobre ese problema hay un sugestivo malentendido en la

    discusin entre Illich y Freire[10].

    5. Tradicin y transformacin

    Si lo comprend bien- apunta Illich- Paulo dijo brillantemente en una

    frase lo que yo no entenda hace cinco aos: "Si a educaao practica transform e

    porque manten o que transforma": si la educacin transforma, tiene el poder de

    transformar solo porque mantiene aquello que transforma (...). [11]

    Freire pronuncia la frase en un contexto autocrtico, en el cual se esfuerza

    por desdecir a quienes pretenden que su teora adjudica un papel omnipotente a la

    educacin. Reflexiona que esta ltima es producto de la sociedad, y por esa razn

    se adecua a sus valores y es usada para preservar los poderes establecidos.[12] As

    es que se requiere una transformacin social profunda para que se transforme

    radicalmente la educacin. Pero una vez asentada esta advertencia, Freire habilita

    al educador a transgredir las reglas de la educacin dominante, para ser partcipe

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn9#_ftn9http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn10#_ftn10http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn11#_ftn11http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn12#_ftn12

  • 14

    del cambio social, descubriendo, en cada situacin histrica en particular, las

    tareas que puede realizar. En la historia hacemos lo histricamente posible y no

    lo que desearamos hacer, dice. La transgresin, sin embargo, no se har

    poniendo el acento en el anlisis de los mtodos y las tcnicas mismas, sino en el

    carcter poltico de la educacin, de la cual surge naturalmente la imposibilidad

    de que sea neutral[13].

    Illich interpreta la mencionada frase de otra manera. Se refiere a la crtica

    de Freire al aspecto conservador de la educacin, pero no se detiene en la

    potencialidad poltico pedaggica que el brasilero sigue sosteniendo. Lo que Illich

    dice que Freire, cinco aos atrs, habra afirmado, es que la educacin mantiene lo

    que transforma, es decir que es siempre reproductora, lo cual es una interpretacin

    errnea del discurso del brasilero. En la misma disertacin Illich recuerda su

    distanciamiento de Everett Reimer, en gran medida inspirador de su libro

    Desescolarizacin, porque Reimer rechaz la afirmacin de Illich sobre la

    `inevitable naturaleza de "mercanca" del "rendimiento de la educacin", surgida

    ms del impacto de un sistema sobre las personas, que de la interaccin de las

    personas que se reconocen mutuamente como independientes`[14]

    Illich se desliza hacia un individualismo libertario que encuentra

    semejanzas con los planteos de filsofos que estaban, aparentemente, en las

    antpodas ideolgicas, tales como Ludwig Von Misses y Fredrich Hayek. Segn

    Illich, la opinin del empleador debera tener ms peso que las credenciales

    escolares para evaluar la capacidad del trabajador y ninguna accin colectiva o

    masificadora debera interponerse a la autoeducacin del individuo[15].

    Por su parte Paulo Freire, lejos de descreer en los sujetos colectivos, deposita

    su confianza en el pueblo, aunque tratando de relativizar la mstica que

    envuelve ese nombre en los medios revolucionarios. El pueblo puede ser sujeto de

    su desenajenacin a condicin de trabajar, junto a su maestro, para articular su

    lenguaje con el de la alfabetizacin de la sociedad industrial. La finalidad es

    apropiarse de la cultura dominante para liberarse de ella, pero el resultado que

    Freire espera no es la emergencia pura de lo popular, sino una vinculacin

    dialgica entre culturas. El particular sincretismo y las prcticas de negociacin

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn13#_ftn13http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn14#_ftn14http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn15#_ftn15

  • 15

    culturales de la sociedad brasilea, inspiraron a Freire a creer en el dilogo, como

    un acto de profunda comunin, que trasciende el cristianismo para alcanzar el

    ancho de la humanidad.

    Illich considera que lo que se denomina educacin no es concebible fuera

    de la tradicin cristiana, con la cual mantiene un intenso conflicto. Heredera de la

    liturgia eclesistica, como la mayora de las instituciones modernas, Illich la

    considera la ms baja de nuestras instituciones.[16]

    Pese a la oportunidad que le presentaba el Concilio Vaticano II para

    canalizar su crtica hacia la innovacin teolgica o hacia el trabajo con las

    comunidades de base, Illich opto por rechazar la liturgia del conjunto de las

    instituciones. En su descalificacin de la cultura eclesistica, que vea reproducida

    en aquellas, Illich incluye a la cultura en todo su alcance. El mismo trmino

    educacin, es considerado por Illich una novedad posterior a la Reforma.

    Segn su explicacin, las luchas religiosas del final del medioevo provocaron que

    las Iglesias interpusieran la enseanza de sus doctrinas a la enorme difusin de

    los libros que haba facilitado Gutemberg inventando la imprenta. Lutero

    difundi la Biblia, pero program su masivo aprendizaje mediante un catecismo

    estructurado con preguntas y respuestas. La Iglesia Catlica lanz su propio

    catecismo como instrumento de la Contrareforma. Los jesuitas se apropiaron de

    la idea y crearon el Ratio Studiorum, que fue el curriculum que form a las elites

    de la Ilustracin. Finalmente el Estado moderno sigui esos modelos en su

    desigual distribucin de cultura a la poblacin. La educacin se sostiene en el

    precepto teolgico que propicia la redencin de la naturaleza humana cada. La

    escolarizacin se clasifica en la misma serie que la evangelizacin y es heredera

    de los rituales de esta ltima. El pobre es ilustrado sobre su inferioridad

    predestinada por todas aquellas entidades religiosas y estatales. La Reforma trat

    de extender el misterio de la revelacin divina sobre el reino por venir. Ahora los

    educadores prometen el descenso a la Tierra del Reino del Consumo Universal

    mediante sus instituciones.[17]

    Illich ataca el concepto de progreso y en particular su admisin por parte

    de la Iglesia Catlica. Ofrece una ltima posibilidad, que consiste en leer las

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  • 16

    Escrituras, regresar a la ms pura tradicin de la Iglesia y anunciar la llegada del

    Reino que no es de este mundo; del mundo que, nos recuerda, Dios ha hecho

    bien y nos ha dado el poder de conocer y apreciar sin intermediarios, es decir sin

    instituciones como la seudo teologa de la educacin, que prepara para una

    vida frustrante[18]. El pensamiento de Illich es enredado. Considera que el

    misionero colonizador prepar a las Repblicas latinoamericanas para la

    adopcin del modelo norteamericano de constituciones, (de lo cual debera

    lamentarse.) que gener la idea de que todos los ciudadanos pueden entrar a la

    sociedad por la puerta de la escuela. El misionero habra tenido ms xito entre

    las capas populares en Latinoamrica, que en otras regiones industrialmente

    atrasadas. Illich ataca a la poltica. Las escuelas son instituciones polticas. En

    todo el mundo son empresas organizadas para copiar el orden establecido, sea ese

    orden revolucionario, conservador o evolucionista. Pero ya ha perdido su ttulo

    de legitimadora de la educacin. La controversia entre quienes an prefieren

    renovarla y los que eligen acabar totalmente con ella, est llegando a su clmax.

    Pese a la desmesurada crtica a la cual somete Illich a la escuela y a las

    instituciones en general, a pesar de su deslizamiento, portando argumentos de

    izquierda, hacia posiciones que ya entonces perfilaban el neoliberalismo, M.

    Rosen Sumer tiene razn cuando propone Tomar a Illich en serio[19]. Una

    relectura de su obra requiere separar la exacerbacin de las intuiciones que

    contiene su discurso. Illich predice situaciones prospectivas que en su poca eran

    contrarias a las representaciones de la opinin internacional de organismos y

    especialistas en educacin. Como he mencionado, en los aos 70", ellos seguan

    pronosticando que la desigualdad educativa tendera a disminuir muy

    significativamente hacia finales del milenio; Illich advirti que la brecha, lejos de

    cerrase, se ensanchara dramticamente. Le otorg un papel significativo a esa

    separacin, tomando el concepto de curriculum oculto, donde ubic

    mecanismos de reproduccin de los privilegios e identific, aunque

    exageradamente, como un lugar de la lucha por la liberacin. Admiti la

    importancia de la reforma educativa cubana y su obra en favor de la educacin

    universal, pero seal que el sistema escolar socialista, piramidal, no se

    diferenciaba estructuralmente del occidental burgus.

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  • 17

    Finalmente, y sin agotar el rescate de las intuiciones de Illich, recordemos

    que el autor comprendi el valor de los saberes adquiridos por vas informales y

    los efectos negativos del credencialismo sobre las formas de legitimacin de la

    educacin. No obstante aquellas intuiciones, las operaciones que realizan Freire e

    Illich son antagnicas. Freire rescata a la poltica como el elemento ms dinmico

    de la cultura y articula a ella la educacin, estimulando los movimientos de

    liberacin. Illich descree de la poltica y conforma la opaca figura del animador

    cultural. Esa posicin respecto a la poltica puso a Illich fuera del campo de

    juego y le dio a Freire la posibilidad, que an conserva, de incidir en la

    transformacin de la educacin latinoamericana.

    Cuando se criticaba el sistema educativo en la poca de su crisis de

    crecimiento, se lo haca descartando imposibilidades para acabar con el

    analfabetismo, generalizar la educacin bsica, multiplicar la educacin media y

    brindar la universidad a una amplia generacin joven.

    6. Buscando otras posibilidades tericas

    Un grupo de investigadores latinoamericanos[20], fuimos disidentes con el

    carcter dicotmico de la discusin. Los programas de las dictaduras militares y

    gobiernos civiles que regan en varios pases de Amrica Latina, se ordenaban en

    un espectro de posiciones poltico educacionales, que era difcil meter en la

    misma bolsa bajo la etiqueta de educacin dominante. Analizando experiencias

    de los aos desarrollistas, nos encontramos con el mismo problema. La situacin

    ms representativa del dilema que tenamos delante, era que Paulo Freire haba

    comenzado a construir su teora trabajando en un programa de la Alianza para el

    Progreso. Haba que clasificar a Freire dentro de la educacin dominante?. O,

    viendo el otro lado de la misma escena, el modelo autoritario de la dictadura

    militar brasilea, que no contaba con ningn consenso, era impuesto puramente

    por la fuerza? Era necesario redefinir la categora educacin dominante.

    Se nos presentaban mltiples experiencias autodenominadas de

    educacin popular, diferentes entre si en la prctica, aunque identificadas en su

    verbal oposicin a la educacin dominante. Entre los educadores populares,

    dominante era en general sinnimo de opuesto, sealando la inexistencia de

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  • 18

    vnculos entre la educacin popular y la educacin dominante. No era esa nuestra

    opinin, pues nos asombrbamos de encontrar elementos fuertes de autoritarismo

    en aquellas experiencias. No era necesario remitirse al autoritarismo pedaggico

    sovitico para ilustrar la cuestin, porque florecan las experiencias pedaggicas

    latinoamericanas de corte dogmtico, aunque dijeran usar la palabra

    generadora como mtodo y se identificaran como militantes de la pedagoga de

    la liberacin. El sencillo y eficaz mtodo de alfabetizacin que Freire haba

    diseado para los campesinos de Recife, perda su carcter respetuoso del pueblo,

    en manos de las tendencias ms sectarias de las organizaciones revolucionarias de

    la poca. El caso ms impactante fue el de una importante fuerza poltica

    centroamericana cuya direccin seleccionaba el vocabulario generador,

    reducindolo a trminos como Guerra, Pueblo, Reforma agraria,

    Revolucin. Otro ejemplo es el de grupos evangelizadores, que decan hacer

    educacin popular, enseando la Biblia a los indgenas guatemaltecos y

    chiapanecos. Tambin el Instituto Lingstico de Verano, institucin que

    perteneci a la Alianza para el Progreso y tuvo capacidad de sobrevivir a ese

    efmero programa, avanzaba con acciones educacionales dirigidas a los sectores

    ms pobres de Amrica Latina. Pero su objetivo, que fue reiteradamente

    denunciado por esos aos, era imponerles el control de la natalidad con una idea

    maltusiana del bienestar latinoamericano.

    Los anteriores son solamente algunos ejemplos que pueden sintetizarse en

    la frase pegarle a alguien por la cabeza con la Biblia o con un libro de Marx son

    expresiones de una misma pedagoga, que esgrimamos en aquellos aos. En las

    discusiones con alumnos provenientes de varios pases latinoamericanos,

    consideramos que los contenidos no alcanzan para clasificar una experiencia

    educativa como liberadora o dominante. Tampoco el mtodo, ni las tecnologas

    usadas, aunque fueran extradas de la cultura popular. Menos an, nos pareca

    adecuada la propuesta de subsumir la identidad de los educadores con los

    educandos como exigencia para que una experiencia educacional fuera

    popular: algunos educadores populares, que provenan de la militancia poltica

    revolucionaria marxista, catlica o protestante tercermundista, influidos por el

    relativismo cultural, se sumergan en la identidad de los educandos. Everett De

    Ritter, que fuera director de la CREFAL[21] fue vocero de esa posicin. De

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  • 19

    manera semejante era la proletarizacin, practicada por militantes de izquierda

    urbanos.

    De Ritter consideraba que el verdadero educador popular deba

    convertirse personalmente en un miembro de la comunidad campesina

    analfabeta, adoptando sus costumbres y viviendo en su mbito. La confianza

    ciega en el pueblo, nacida del anarquismo y el socialismo utpicos

    decimonnicos, se mezclaba con el impulso cristiano por redimirse del pecado

    original. Debe anotarse tambin la influencia de la revolucin cultural china en

    grupos de izquierda, que perme en alguna medida el espacio de las alternativas

    pedaggicas. En la revolucin cultural china se impuso a los ciudadanos aprender

    a vivir como los campesinos lo haban hecho durante siglos, en una suerte de

    exorcismo de las costumbres burguesas y se ejerci una cerrada imposicin

    doctrinaria. En el caso chino el Estado - Partido se eriga en el gran educador.

    Los educadores populares latinoamericanos que adoptaban la prctica de

    proletarizacin del educador, no haban abandonado la idea evangelizadora,

    sino adaptado su opuesto, pero conservando su sentido: eliminar el elemento

    poltico de la educacin persistiendo una teleologa fundada en la conversin del

    otro. La conversin del educador- o del investigador- en el proletario o el

    campesino, suprime todo vnculo poltico y pedaggico, desde que niega a uno de

    los sujetos- el educando en el caso de la evangelizacin y el educador en el caso

    de la proletarizacin- el derecho a disputar o negociar la persistencia de elementos

    de la propia cultura. No hay lucha por el poder porque el discurso elimina

    anticipadamente al contrincante.

    Es radicalmente distinta la nocin de educacin dialgica de Freire, de

    la identificacin que provoca la anulacin de la diferencias, confundiendo estas

    ltimas con desigualdad. Al hundirse en la identidad del otro, el educador

    renuncia a la enseanza y le expropia al educando la posibilidad de adquirir los

    recursos culturales que posee. Se trata de una posicin autoritaria por parte del

    educador, porque l decide que los saberes valiosos son los de los educandos y les

    niega la posibilidad de decidir apropiarse de la otra cultura. En el fondo, hay un

    dejo de frivolidad en la postura del educador mimtico. Lo ilustrar con una

    ancdota. El director de una institucin pblica latinoamericana destinada a la

  • 20

    educacin indgena lleg a una comunidad ofreciendo colaboracin de

    antroplogos, lingistas, etc. para resguardar la cultura popular y evitar la

    penetracin de la cultura del consumo. Los indgenas le respondieron que ellos

    han desarrollado saberes que les han permitido reproducir su cultura desde hace

    500 aos. Pero ahora necesitan aprender computacin e ingls, pues no quieren

    seguir siendo folklricos y marginados. Agregaron que la mejor manera de

    conservar su lengua, sus rituales, sus creencias, es siendo ellos mismos

    protagonistas del proceso inevitable de articulacin intercultural.

    Los educadores populares de los aos 70 y 80, lejos de tratar de articular

    experiencias con argumentaciones tericas, tenan una marcada aversin a la

    prctica terica, trmino, por cierto, usado por los althusserianos. Una aguda

    inclinacin hacia la prctica inmediata, impeda que se discutiera el problema de

    la educacin popular con perspectivas de multiplicar y profundizar el esfuerzo

    argumentativo de Freire. La obra del brasilero era reinterpretada de mltiples

    maneras, en muchos casos exclusivamente como gua para la accin. En realidad,

    una de las mayores virtudes de la obra freireana fue, precisamente, tener la

    plasticidad necesaria para interpelar a mltiples sujetos y dejar germinar muchas

    propuestas.

    7. Reivindiquemos a la vieja y gorda vaca sagrada

    Se ha transformado en una muletilla decir que el sistema educativo no

    funciona, que los nios pobres ya no pueden aprender, que los jvenes no saben

    nada y que los docentes carecen de la preparacin que los caracterizaba en otros

    tiempos. Se trata de afirmaciones generales que requieren como sustento

    informacin cuantitativa y cualitativa seria, as como ser desagregados en

    cuestiones especficas, advirtiendo que existen diferentes situaciones en cada pas.

    Adems, en este mundo globalizado, se debe analizar la situacin educativa en el

    marco de la crisis de los sistemas escolares y las universidades occidentales, y a la

    vez compararla con la que afecta a otros pases. No se trata de argumentar que

    mal de muchos, sino de distinguir aquellos problemas que son efecto del

    desgaste histrico del sistema de los que son propios de cada sociedad, para

    adquirir la posibilidad de ofrecer soluciones adecuadas. La prdida de la

  • 21

    capacidad de lectura, o la insuficiente adquisicin de saberes bsicos por parte de

    los alumnos, es una cuestin que se ha hecho evidente en Estados Unidos, en

    Suecia, en Francia, en Mxico y en la Argentina. La rpida interferencia de la

    imagen, proyectada sobre la letra escrita, es un cambio de tanta magnitud como

    lo fue el lento pasaje de la cultura oral a la cultura letrada. La cultura de la

    imagen desplaza tanto a una como a la otra, lo cual puede observarse en la

    intromisin de la televisin en la mesa familiar, cuando sta an existe. Padres y

    abuelos ya transmiten insuficientemente sus saberes, gustos y valores mientras la

    televisin e Internet educa a ellos y a sus hijos. Sin embargo deberan evitarse los

    diagnsticos catastrficos que suponen la muerte de las formas tradicionales de

    comunicacin y analizar su presencia en el interior de los nuevos lenguajes.

    Pero uno de los rasgos dominantes de la tradicin normalista ha sido

    que los maestros y profesores reciban una formacin homognea, mediante

    curricula producidos para todo el pas, en caso como Uruguay, Argentina, Chile

    y Mxico, o bien planes de estudio semejantes por sus bases ideolgicas y

    conceptuales, en pases ms descentralizados como Brasil. El parecido de los

    curricula entre los pases latinoamericanos era notable. Los normalistas estaban

    cortados por la misma tijera y esa uniformidad ayud a la integracin de las

    sociedades latinoamericanas del siglo XX, cuyas escuelas eran muy parecidas.

    El normalismo es inherente al diseo decimonnico de los sistemas escolares

    nacionales y pblicos, pero no tuvo la suficiente flexibilidad para adaptarse a los

    cambios que se produjeron a finales de aquel siglo. Desde la dcada de 1960 hasta

    mediados de los 80, la vinculacin con las nuevas tecnologas consolid una

    matriz de exterioridad. Una de las reacciones fue que los docentes normalistas

    rechazaron su introduccin en sus aulas y los educadores populares resistieron el

    avance de la tecnologa destinando largos debates y seminarios a denunciar la

    presencia del imperialismo en su textualidad. La segunda opcin fue incorporar

    rpidamente una panacea tecnocrtica, consumiendo el "enlatado", subordinando

    a esa racionalidad tcnica toda clase de reflexin crtica y abandonando el saber

    pedaggico previo.

  • 22

    Por todo ello, se instal una vinculacin conflictiva entre la escuela y las

    nuevas tecnologas, ya fuera por resistencia y por cargarlas de valores negativos, o

    bien por una adopcin slo instrumental entendindolas como una frmula

    rpidamente generalizable. Empero, echamos al ro el agua con el nio y

    hemos llegado al borde de perder una trascendental batalla por no haber

    comprendido los cambios que se acercaban, haber confundido el mensajero con el

    mensaje, y el progreso con quienes se apoderaban de sus productos.

    La reaccin del normalismo escolar fue defensiva de la enseanza tradicional;

    hasta ahora son insuficientes los docentes latinoamericanos que manejan Internet

    o saben introducir un buen programa de televisin en las actividades curriculares.

    La escolarizacin de la poblacin de nuestros pases creci, pero el poder de las

    escuelas qued relativizado, perdiendo calidad y aumentando la insuficiencia de

    sus enseanzas frente a un mundo en el cual se producan cambios muy

    profundos. La inequidad ha crecido peligrosamente. El caso donde se pueden

    observar con mayor claridad los efectos de ese fenmeno es la Argentina pues,

    habiendo conservado el segundo lugar en la regin (despus de Uruguay) en

    todos los indicadores educativos durante muchas dcadas, hoy es un pas con alto

    deterioro educativo. La inequidad se nota comparando las regiones, los sectores

    urbano y rural, los grupos sociales, las etnias y, aunque con claros signos de

    mejora, todava los gneros.

    En la Argentina el gobierno de Carlos Sal Menem trat de cumplir con las

    directivas del Banco Mundial en materia de poltica educativa, como lo hicieron

    casi todos los pases latinoamericanos y caribeos. Entre las medidas que se les

    recomendaron deben destacarse:

    reducir al mnimo indispensable la oferta de educacin del Estado a los

    ciudadanos, lo cual significa terminar con el sistema de educacin pblica

    liberal democrtico, (cuyo fundamento ltimo es la obligacin del Estado

    de proporcionar, por lo menos, la educacin bsica que los ciudadanos

    estn obligados legalmente a recibir).

    proporcionar educacin de acuerdo a las libres demandas de la poblacin,

    convenientemente evaluadas por los Ministerios de Economa y los

  • 23

    controladores del pago de la deuda externa (lo cual es clausurar el servicio

    pblico educativo);

    reducir la inversin pblica en educacin y lograr la mxima eficiencia de

    los programas estatales residuales;

    volcar los programas residuales hacia aquellos sectores de la poblacin en

    los cuales la inversin resulte ms redituable en el corto plazo en relacin

    al control social;

    proporcionar solo paquetes de informacin elemental a los sectores que

    van quedando rezagados dentro del espacio pblico;

    disminuir al mnimo la masa de docentes y establecer la libertad de

    mercado para su contratacin, eliminando los convenios colectivos de

    trabajo.

    descentralizar los sistemas escolares derivando la responsabilidad

    educativa a instancias locales y comunitarias, y excluyendo a los

    organismos de mayor nivel gubernamental.

    Esas directivas formaron parte de un paradigma que se aplic de manera

    despareja en los distintos pases. Ni siquiera el torrente neoliberal logr liquidar

    los rasgos pedaggicos histricamente precedentes y, aunque desde el punto de

    vista histrico es an muy pronto para evaluar la profundidad de su penetracin,

    me atrevo a plantear que no ha sido tan exitosa como aparent serlo en los aos

    90. Con mayor certidumbre puede informarse que el efecto ms extendido de las

    reformas neoliberales fue el deterioro de la educacin. Es slo una hiptesis que

    el tiempo evaluar.

    Pero no puede negarse que durante la dcada de 1990 el neoliberalismo

    atraves las puertas de los ministerios, direcciones y distritos, la mente de los

    funcionarios y los docentes, y la opinin pblica, impulsando el retiro de los

    Estados de la funcin educativa y poniendo en grave peligro la transmisin de la

    cultura de grandes sectores sociales. Es la consecuencia de una concepcin que

    no considera a la educacin como un bien social, sino como un elemento del

  • 24

    mercado cuya provisin debe regularse por la ley de la oferta y la demanda. La

    educacin pblica consigui pocos apoyos provenientes de recursos estatales

    genuinos para financiar la reconversin del viejo sistema. En cambio, floreci una

    iniciativa privada dirigida a hacer negocios fuera y dentro de la educacin

    pblica. Debe subrayarse que la poltica de los organismos internacionales,

    hegemonizada por el neoliberalismo, trata de restringir la inversin de los Estados

    no solo en educacin superior sino incluso en la educacin bsica. Corre peligro

    la escolarizacin de millones de latinoamericanos.

    Mientras los pases de la Unin Europea y los norteamericanos producen

    reformas acadmicas, administrativas y tecnolgicas profundas en sus sistemas

    educativos, en la mayora de los pases latinoamericanos y caribeos siguen

    primando las tradicionales formas de gestin y tecnologas escolares. Si bien

    existen en la regin antecedentes de programas educativos por los medios de

    difusin masiva, desde la dcada de 1930, cuando la Iglesia Catlica conduca la

    colombiana Radio Sutatensa, el salto cualitativo en la difusin de la tecnologa

    que se produjo desde las dcadas de 1980 y 1990 se inscribe en el marco de la

    globalizacin neoliberal. Con dificultades, algunos pases, como Mxico y Chile,

    adquirieron experiencia en la combinacin de viejas y nuevas tecnologas en el

    espacio escolar. Otros, como Uruguay y Argentina, quedaron muy atrasados. Los

    dos pases ms influidos por la cultura europea de la regin, cuya educacin se

    haba mantenido durante ms de un siglo a la cabeza de todos los indicadores de

    xito, se han latino-americanizado por el peor de los caminos. Las Dictaduras

    de los aos 1970-1980 prepararon el terreno para la aplicacin de polticas de

    desguace del Estado y des-industrializacin en los 90. En el caso de Argentina,

    ms de la mitad de la poblacin es pobre y un 20% vive en la miseria. Aunque el

    analfabetismo sigue siendo menor del 3%, slo uno de cada cuatro chicos que

    ingresa a la escuela primaria termina la secundaria, el narcotrfico ya no afecta

    solamente por su trnsito por el pas sino por el consumo propio y el sector ms

    afectado por la desocupacin es la juventud. La desocupacin y la subocupacin,

    despus de dos aos de polticas gubernamentales que incluyen elementos

    neokeynesianos, han disminuido pero an sostienen por encima del 25% de la

    PEA.[22]

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn22#_ftn22

  • 25

    En tanto, los medios de comunicacin masiva, lejos de colaborar en la

    modernizacin de los dispositivos de la instruccin pblica, desgastan el lenguaje

    y empobrecen la cultura. El antagonismo ha cambiado: ahora la vieja vaca

    sagrada es una bendicin para millones de chicos que en muchos pases del

    mundo no tienen otro refugio socio-cultural. El sistema escolar sigue siendo

    necesario, como lo es el libro frente a la televisin o como lo fue la transmisin

    oral frente al producto de la imprenta.

    El golpe a la educacin pblica fue tambin posible por la operacin

    discursiva neopositivista, que ejecutaron las polticas neoliberales. El pedagogo

    Oscar Jara Holliday, en un trabajo acerca del problema de las alternativas

    pedaggicas seala que dicho neopositivismo tuvo impacto en la medida que re-

    semantiz categoras vinculadas a reivindicaciones democrticas de los aos 60-

    70 como calidad, educacin popular, desburocratizacin, libertad de

    enseanza y otras, habindolas relacionado con eficiencia - eficacia, costo -

    beneficio, desestatizacin, libre mercado, etc. Pero que en la dcada de los

    90 ha entrado en un perodo de estancamiento y decadencia, lo que queda

    demostrado por el nfasis de su discurso pedaggico en producir formas de

    control de los sujetos y cierres a la libertad, bajo la puesta en boga de la prioridad

    de la evaluacin de las prcticas educativas. [23]

    En sntesis, el escenario de la discusin ha cambiado, los sujetos son distintos,

    aunque muchos de ellos conserven los mismos nombres, los discursos han

    trastocado sus trminos. Como parte de esa situacin, la vieja y gorda vaca

    reproductora de ideologas resulta actualmente uno de los pocos baluartes que les

    restan a los expoliados pueblos latinoamericanos. La escuela pblica es, de

    acuerdo a su definicin liberal, proveedora obligada de la misma cultura para

    todos. Aunque las desigualdades y diferencias culturales sociales previas y

    exteriores a ella obstaculizaran esa finalidad, la escuela tiene la potencialidad de

    un dispositivo apto para limarlas y ofrecer posibilidades semejantes de ascenso

    social. Aunque motivos diversos impidieron en la historia latinoamericana que se

    cumpliera cabalmente esa funcin, el sistema escolar ha sido la institucin que

    posey y puso en juego ms mecanismos de estimulacin de un reparto cultural

    que respondiera a los derechos igualitarios de los ciudadanos y sus hijos.

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn23#_ftn23

  • 26

    Los sistemas educativos latinoamericanos estn sufriendo las consecuencias

    de la globalizacin, que es producto del avance civilizatorio, del afn del hombre

    por comunicarse, conocer el mundo y el universo y compartir los saberes que

    permiten mejorar la calidad de vida. Pero que ha tomado un camino plagado de

    injusticias, en tanto, paralelamente, ha cobrado fuerza un localismo regresivo y

    fundamentalista que, utilizando la ms moderna tecnologa, amenaza

    trgicamente la continuidad de la vida humana. En ambos aspectos deben

    anotarse lmites de la educacin moderna, que estaba destinada a construir un

    nuevo humanismo universal, basado en los derechos superiores del hombre y la

    mujer, que constituyera el basamento de las sociedades.

    El carcter neoliberal de la globalizacin ha minado las bases de sistemas

    escolares que hace treinta aos eran objeto de la confianza de los sectores

    progresistas liberales, cuyos tcnicos pronosticaban la eliminacin del

    analfabetismo y el alcance de altos ndices de escolaridad para la poblacin

    latinoamericana de fines del siglo. Ha contribuido tambin al debilitamiento y

    dispersin del movimiento de educacin popular no formal. Pero la naturaleza

    del neoliberalismo pedaggico en Amrica Latina no puede definirse sin tener en

    cuenta las carencias de sus contrincantes. Es decir, sin subrayar la falta de

    alternativas capaces de transformar los sistemas educativos, resguardando su

    carcter democrtico.

    El panorama actual de la educacin latinoamericana es por lo menos

    alarmante, porque no ha sido suplantado un modelo educativo por otro, mejor o

    peor, sino por polticas educativas degradadas. Grandes masas empobrecidas

    (cuyos padres y madres haban avanzado en su nivel de participacin en la

    cultura) tienen actualmente ms dificultades para acceder a su derecho a la

    educacin que, paradjicamente, muchos pases de la regin contienen en sus

    Constituciones o sus leyes fundamentales. Las reformas neoliberales dejan un

    tendal de pobres y analfabetos que amenaza con desequilibrar el mercantilizado

    escenario poltico y social. Los pobres que han visto reducido el poder de

    sindicatos que otrora los protegan, y ahora se vinculan inorgnicamente, que

    tienen cada vez menos acceso a escuelas y hospitales pblicos, que han quedado

    fuera de los sistemas previsionales y cuya participacin en el ingreso empeora da

  • 27

    a da, constituyen tambin un problema para la estabilidad de la regin, que lleva

    al neoliberalismo tambin hasta un lmite.

    8. La reduccin neoliberal del sujeto

    Las migraciones dentro de los pases y entre los pases se han multiplicado, as

    como del campo a la ciudad. Slo que la gente, a diferencia de los perodos de

    expansin industrial, emigra a los grandes centros urbanos de la regin buscando

    acceso a los servicios y a algn trabajo eventual, con escassimas posibilidades de

    conseguir puestos estables en el sector industrial. En torno a Buenos Aires,

    Rosario y Santiago de Chile, han crecido las poblaciones de lenguas aborgenes y

    la poblacin de habla portuguesa. En esas ciudades el sujeto pedaggico se ha

    vuelto ms complejo y tiene mayores dificultades para ingresar, permanecer y

    graduarse en las escuelas pblicas tradicionales. El multiculturalismo se ha

    extendido en Amrica Latina y en los Estados Unidos, pero sin suficiente eco en

    programas educativos y culturales de las instituciones en vistas a lograr una

    articulacin socialmente justa.

    El multiculturalismo ha despertado el inters de los intelectuales, pero no

    siempre atendiendo a las relaciones de poder que se establecen entre la cultura

    dominante y las culturas emergentes o subordinadas. Entre los estudios

    multiculturales y postcoloniales se inscriben en las polticas neoliberales aquellos

    que, influidos por su parentesco con la antropologa nacida en la colonizacin

    inglesa, avanzan en trminos de una tica social que niega la injusticia y reduce

    los derechos de los sectores oprimidos a la expresin de su propia cultura. Una

    posicin extrema del multiculturalismo postula el derecho de los grupos indgenas

    a no ser educados en la cultura occidental, respetndose su forma de vida que

    incluye un decidido aislamiento del resto de la sociedad.

    De acuerdo con Slavoj Zizek, los estudios culturales reemplazan el anlisis

    social concreto para desplegar explicaciones reducidas a cuestiones

  • 28

    intersubjetivas[24]. A mi manera de ver, aquellos estudios desplazan el anlisis e

    inhiben la accin poltica. La exacerbacin de las diferencias culturales,

    justificada por este tipo de enfoques, es funcional a la predominancia de los

    intereses de un modelo productivo que, como el neoliberal, tiene la capacidad

    tecnolgica y la preferencia comercial de definir los perfiles de los ciudadanos,

    transformados en clientes y adaptar sus productos diferenciadamente de

    acuerdo a la capacidad adquisitiva de cada sector social y cultural.

    Como es obvio, status social y cultura no son trminos separados, sino que su

    imbricacin es profunda. Por lo tanto, la argumentacin que sostiene que debe

    respetarse el aislamiento cultural, hace el juego a la instalacin de formas feudales

    que est produciendo el neoliberalismo. Los estudios postcoloniales son

    herederos del colonizador ingls, que no intervena en la cultura de la India,

    habitaba espacios propios, con la frialdad y amenidad caracterstica de quien slo

    est interesado en la explotacin de la fuerza de trabajo de los colonizados, para

    extraer y explotar sus riquezas naturales. Esas actitudes difirieron profundamente

    de la necesidad de comprensin entre las diferentes culturas, que obliga a

    intercambios respetuosos y pactos polticos, y a reconocer la inminencia de

    fronteras de hibridacin que posibiliten el acceso mutuo y, por lo tanto, el

    desplazamiento de enunciados de una a otra. As es la historia humana: no es

    posible detener el viento que amalgama los pueblos, salvo eliminando a los ms

    dbiles.

    Los proyectos educativos neoliberales promueven la diversificacin del

    sistema educativo, para ofrecer paquetes de conocimientos de distinto peso

    material y simblico, justificando esa estrategia en la diversidad cultural. La justa

    defensa de la cultura propia por parte de los pueblos latinoamericanos y caribeos

    frente al avasallamiento de que fueron objeto durante quinientos aos, es usada

    como argumento para limitar su acceso al tipo de saberes que son socialmente

    productivos en la sociedad digitalizada y globalizada. En la reparticin desigual

    de la preparacin para el trabajo, les tocan no saberes para los indigentes, una

    educacin elemental y, con suerte, saberes de oficios para los pobres, saberes

    tecnolgico profesionales para la clase media, y saberes que conforman la llave de

    los grandes poderes, para los ricos.

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn24#_ftn24

  • 29

    La tesis del reproductivismo que establece una directa correlacin entre

    clase y sector social de origen, y nivel educativo alcanzado, parece haber sido

    tomada como programa por quienes pretenden reducir la instruccin pblica a

    acciones focalizadas y controles de seguridad. Entre otras estrategias, han

    cobrado fuerza la educacin selectiva de los desarrapados, como los llamaba

    Simn Rodrguez, fundamentada en la llamada teora de la resiliencia. El

    sustento terico de este sndrome puede hallarse en trabajos que lamentan la

    exclusin social que produce la globalizacin tecnolgica, pero que consideran

    que ya no hay posibilidades de volver a incluir a las poblaciones afectadas[25].

    Segn la teora de la resiliencia, la desnutricin fsica y cultural de los primeros

    aos es insuperable, pero entre los pobres existen personas excepcionales, que

    han conseguido superarse pese a las condiciones que las rodean. Se tratara de

    una minora interesante de estudiar para comprender sus mecanismos de defensa

    frente a la adversidad y tomarlos como modelo.

    Es aconsejable releer a Thomas R. Malthus[26] para seguir con cuidado las

    expresiones de sus resucitadores. Su teora ha sido resucitada en varias ocasiones,

    para argumentar la necesidad de imponer restricciones educacionales a los

    sectores menos favorecidos y restringir la oferta de educacin a grandes masas.

    Teoras como la resiliencia vinculan el neomalthusianismo con el

    neodarwinismo, y sirven para disear una pedagoga de la seleccin natural, que,

    expuesta como argumento cientfico, es un arma poltica para imponer

    ideolgicamente una sociedad de estratos.

    Argumentos como los presentados hace unos aos por Hernstein y

    Murray tienen parentesco con las tesis de Samuel Huntington [27]sobre la guerra

    entre culturas y la inferioridad de los latinos. Estas nuevas versiones del

    neodarwinismo social otorgan a la habilidad cognitiva, que suponen hereditaria,

    un rol decisivo en la estructura social que se est conformando en el nuevo siglo.

    Justifican la desigualdad futura a partir de los resultados de la investigacin

    gentica sobre capacidades heredadas. Como el conocimiento es actualmente una

    variable fundamental de la economa y de la organizacin social, la capacidad

    innata de poseerlo se tornara una condicin en la determinacin de la estructura

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn25#_ftn25http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn26#_ftn26http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn27#_ftn27

  • 30

    social. La informacin gentica permitir, segn los mencionados autores,

    predecir trayectorias de vida con mucha ms precisin que en el pasado.

    La investigacin bsica y la enseanza escolar, que son mbitos que

    requieren abordajes distintos, corren el riesgo de producir la sustitucin de las

    soluciones pedaggicas, sociales y culturales por un hiperconductismo que usa

    poderosas drogas. En este caso se destinan al control de la conducta de los nios

    que acceden a la escolaridad pero no se adaptan al ritmo escolar[28]. El

    metilfenidato o ritalina y la atomotexina han sido introducidas exitosamente en el

    mercado latinoamericano, agregndolo a la clientela cautiva de seis millones de

    nios norteamericanos. Los medios de prensa[29], motivados por intereses

    particulares, suponen la existencia de cientos de miles de nios que sufriran el

    sndrome de desatencin e hiperactividad (ADD), un cuadro con el cual se

    designan sintomatologas diversas, abarcando nios preocupados por problemas

    familiares, nios aburridos porque saben ms y manejan los lenguajes y ritmos

    culturales del Siglo XXI, que se tornan en obstculo para someterse a la lgica

    escolar tradicional. Slo en una minora es pertinente el tratamiento

    farmacolgico de problemas orgnicos debidamente diagnosticados. Administrar

    drogas para aplacar diariamente a los nios supuestos portadores de ADD, es una

    induccin temprana a la drogadiccin, como forma de inhibicin de capacidades

    creativas y crticas de los chicos, y una renuncia de la pedagoga a mejorar sus

    enfoques. Por otra parte, para resguardar el prestigio cientfico de las

    investigaciones sobre neurociencia y educacin es necesario que exista una

    legislacin que impida los usos mercantil e iatrognico de sus resultados. Las

    fronteras interdisciplinarias deben ser articuladas con cuidado en esta poca de

    profunda crisis cultural y social.

    El sujeto pedaggico latinoamericano se ha tornado mucho ms complejo que

    aquel de la educacin bsica de la escuela pblica imaginada por los liberales del

    Siglo XIX (que ya entonces pasaba el rasero por las culturas indgenas) y carga

    hoy con una creciente multiplicacin de combinaciones. Todos los habitantes de

    Iberoamrica y el Caribe somos sujetos de una cultura mundial, en la cual

    participamos como comunidades lingsticas hispnica y portuguesa, a la vez que

    nos atraviesan fuertes diferencias econmico-sociales y polticas.

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn28#_ftn28http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn29#_ftn29

  • 31

    De hecho, todas las sociedades vivieron en el marco de un relato cuya

    coincidencia con la realidad ha sido parcial. La irrealidad del mensaje de los

    amautas y nigromantes nahuas e incas, confundiendo dioses con invasores no

    dist tanto de la escena montada por Orson Wells sobre la llegada de los

    extraterrestres a Nueva York, del escasamente creble choque del avin de

    pasajeros en el Pentgono o de las inexistentes armas nucleares en Irak. La

    diferencia estriba en el cinismo de los polticos- empresarios- tecncratas actuales,

    frente a la sinceridad de los sabios indgenas. Pero la crueldad atraviesa al ser

    humano. Recordemos a la pobre Afrodita, sacrificada por su padre en

    cumplimiento de la orden que, segn la interpretacin de los tecnlogos- telogos

    de la poca, haban ordenado los dioses.

    Pero la doble conciencia de lo compartido y lo especfico de las tramas

    culturales que nos sostienen, es para los iberoamericanos y caribeos un reto en el

    cual comprometen su existencia. De las soluciones que encuentren a ese

    problema depende en gran medida la persistencia de su legado.

    Por el contrario de la propuesta de quienes pretenden clasificar la

    poblacin para luego hacerle llegar aportes educativos diferenciados, creo que es

    necesario recuperar la nocin liberal de igualdad fundante[30]. Pero, si aceptamos

    que los hombres y las mujeres nacemos con las mismas posibilidades y derechos,

    cmo abordar las diferencias respetables y deseables y aquellas producidas por

    la injusticia? Cules son las alternativas?

    Como bien ha definido el ya mencionado autor Oscar Jara Holliday las

    alternativas pedaggicas no deben buscar solo un estatuto analtico de alcances

    meramente clasificatorios y pretensiones tipolgicas.[31] La categora

    alternativas puede funcionar como un dispositivo de-constructor, no como un

    objeto de la didctica. La intencin didctica (no la didctica como campo del

    saber) fue mencionada en el marco de nuestra discusin en su articulacin con el

    normalismo positivista y con las corrientes conductistas y neoconductistas.

    La categora alternativas forma parte de una bolsa de conceptos, una caja de

    herramientas tericas, preparada para combinar sus contenidos de maneras

    distintas, as como para transformarlos. Contiene una gran potencialidad para su

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn30#_ftn30http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn31#_ftn31

  • 32

    anlisis: nos dio la oportunidad de extendernos diciendo que el sujeto

    pedaggico no se encuentra, sino que se construye y es susceptible de ser objeto

    de un proceso de de-construccin. Pero con la categora alternativas, no

    podremos completar una clasificacin. Tal como hemos propuesto, utilizarla

    sirve para cuestionar definiciones y adjetivaciones, antes que de, archivador.

    9. El valor de las microexperiencias educativas y sociales

    Si la tarea clasificatoria no puede ser completada, qu valor tienen las

    microexperiencias? La pregunta se refiere a lo siguiente: no fueron los

    conservadores los nicos que soaron con poseer las llaves de la reproduccin

    social. Desde otros lugares del espectro ideolgico y poltico, muchos aspiraron y

    aspiran a cerrar un modelo definitivo de educacin popular. Poseyndolo,

    podran ser jueces, censores y dirigentes de los miles de militantes de aquella

    causa. Cuanto ms exacto fuera el mecanismo clasificatorio, ms eficiente sera

    su poder. Desde ese punto de vista las experiencias autnomas solo interesan si

    puede superarse su individualidad para subsumirlas en un conjunto que las

    precede. Una experiencia valdra por su potencialidad para ser replicada o para

    generalizarse, sin alterar el modelo doctrinario de educacin popular.

    Por mi parte, pienso que las experiencias alternativas de cada poca,

    consideradas como conjunto, expresan vanguardias, movimientos contra

    culturales, disidencias, tensiones, oposiciones y dicen mucho sobre la sociedad a

    la cual, quieran o no, pertenecen; muchas llevan una carga simblica importante.

    Por otro lado, pueden valer por su creacin especfica, por lo que aporten a los

    sujetos concretos que participan de ellas, independientemente de su posibilidad de

    replicacin o transferencia a otro tiempo o lugar. Finalmente, una de las virtudes

    de muchas propuestas alternativas es su carga de imaginacin y su capacidad

    productiva de innovaciones.

    Un ejemplo interesante de alternativas de organizacin econmico- social

    y pedaggica es el movimiento de recuperacin de empresas que se increment en

    la Argentina a partir del quiebre econmico que llev al pas al default en el ao

  • 33

    2002. Esa situacin fue producto de una dcada de polticas neoliberales

    subordinadas a la estrategia del Fondo Monetario Internacional. La parte ms

    significativa del parque industrial fue barrida por la entrada masiva de productos

    del exterior y se perdi la masa crtica de recursos humanos, infraestructura,

    saberes del trabajo, etc., descomponindose la cadena productiva. La

    desocupacin y la miseria se instalaron como fenmenos estructurales. En esa

    situacin surgieron varias formas de organizacin de los trabajadores para

    recuperar su empleo: cooperativas, nacionalizacin de empresas y su entrega a

    los obreros para la gestin colectiva, agrupaciones de trabajadores dependientes

    de partidos polticos de izquierda que tomaron por la fuerza plantas laborales,

    emprendimientos de sindicatos, etc. Algunas de esas experiencias funcionan en

    base al modelo originario y en otras se reinstal un vnculo tradicional entre un

    sector que se ubic en el rol patronal y otro que qued como operario. En

    conjunto, esas propuestas alternativas constituyen un sector pequeo de la

    economa que tiene dificultades para subsistir, pero es materia de discusin si

    podran estabilizarse. Sin duda, la condicin para su estabilizacin es que logren

    insertarse en la cadena productiva del capitalismo, pero manteniendo hacia su

    interior relaciones de produccin alternativas. Lo que es imposible es que se

    extiendan sustituyendo la economa capitalista, y su destino est limitado a la

    microexperiencias o, con mucha suerte e imaginacin, a constituir un sector

    excepcional. Ello no las invalida: son una solucin concreta para la vida de

    algunos miles de trabajadores y son laboratorios cuyos experimentos pueden

    impactar en algn futuro. Los cambios en las relaciones sociales generalmente

    han requerido experiencias previas. Tambin en este caso, son necesarias la

    imaginacin y la confianza en las posibilidades de transformaciones positivas de

    la sociedad.

    Carecieron de esas cualidades las alternativas sociales y pedaggicas

    propuestas por las izquierdas y el progresismo en las postrimeras del capitalismo

    industrialista? Las crticas de los 60, 70 y 80 desconocan el proceso inminente

    de instalacin del neoliberalismo en la cultura latinoamericana? Se advierte su

    insuficiencia prospectiva, (que incluye a las propias ciencias polticas y sociales),

    porque el desguace de los estados estaba en plena marcha desde que Ronald

    Reagan asumi el poder en los Estados Unidos y los tericos neoliberales

  • 34

    visualizaron a la educacin como una mercanca, desde la fundacin de su

    movimiento, exacerbando el individualismo y denostando los procesos colectivos

    y pblicos de transmisin de la cultura.

    Los procesos educativos que pretendan transformar la sociedad o acompaar

    su transformacin hacia formas de mayor compromiso social, no podan dejar de

    ser golpeados por la ola conservadora que representa la globalizacin que,

    lamentablemente, result dirigida por el gran capital internacional. La

    predominancia de corte imperial de los Estados Unidos conlleva la de sus

    mercancas culturales, entre ellas la educacin. Pero la izquierda latinoamericana

    no fue ajena a la constitucin de los nuevos poderes: la naturaleza insuficiente de

    sus propuestas ayud a que ese proceso fuera posible.

    Un mecanismo relevante que caus aquella insuficiencia fue la particin

    dicotmica del campo pedaggico sin advertir el espectro de las diferencias. En

    cambio, la discusin sobre la conformacin y los alcances del concepto de

    diferencia, en el marco de la crtica postmoderna al concepto de totalidad de

    Hegel, aporta elementos para profundizar la cuestin del valor de las

    microexperiencias. En la vertiente bergsoniana, la diferencia real no llega a

    constituirse en su opuesto, como ocurre en la conformacin del antagonismo

    hegeliano[32]. Sin entrar en la polmica filosfica sino tan slo apoyndonos en

    sus trminos para esclarecer un registro poltico educativo, encontramos que el

    reproductivismo y la desescolarizacin se plantearon como conceptos

    opuestos a la finalidad de la educacin escolarizada, pero no lograron construir

    alternativas diferenciadoras. Conformaron una oposicin pero no una diferencia.

    Esa postura result en trminos histricos complementaria del hecho rechazado.

    Las mejores pruebas de ello son el asombroso espectculo de la coincidencia de la

    propuesta de Illich con el paradigma pedaggico neoliberal, y la inadvertencia,

    por parte de los crticos a la educacin dominante, del campo de saberes que

    vincula a la educacin con la produccin y el trabajo.

    El rumbo que tom la crtica a la educacin dominante fue decisivo para la

    conformacin de los nuevos sujetos de la dominacin. Como en el paradigma de

    Moebius, por ms vueltas que le demos, la discusin planteada por entonces no

    http://ar.f306.mail.yahoo.com/ym/ShowLetter?MsgId=466_31795291_1787665_1605_306751_0_48466_1130013_2042457705&Idx=4&YY=73869&y5beta=yes&y5beta=yes&inc=50&order=down&sort=date&pos=0&view=a&head=b&box=Inbox#_ftn32#_ftn32

  • 35

    tena salida. De hecho no la tuvo. La negacin completa de la escolaridad lo fue

    de todo legado histrico, produciendo un enfrentamiento que impidi romper la

    circularidad de la vinculacin. Es precisamente esa situacin la que nos motiva a

    tratar de encontrar los obstculos que aprisionaron a la cultura de la

    transformacin social y cultural.

    Esos hechos nos convocan a revisar la historia, a volver la mirada hacia las

    perversiones, las insuficiencias o las imposibilidades del pasado, que quedaron

    inscriptas en el legado que recibimos. A destrabar el contenido de la herencia para

    deshacernos de aquello que no nos sirve y finalmente! apropiarnos de los saberes

    y mandatos material y simblicamente productivos, bellos, amorosos.

    As es que cobra importancia analizar las incgnitas que encierra la

    inscripcin accidentada de figuras como Simn Rodrguez en el abolengo cultural

    y educativo latinoamericano. Su significado es seguramente distinto desde dentro

    de su tierra natal y desde el resto de Iberoamrica y el Caribe. A lo largo de todo

    este escrito, mi mirada viene teida por la cuestin argentina, pero mi carcter

    simultneo de ciudadana mexicana creo que favorece el anlisis agregndole

    complejidad. Es precisamente la complicacin de mltiples significantes de

    orgenes diversos, el hecho que ha coincidido entre lo mexicano y lo argentino.

    La complejidad de lo iberoamericano y caribeo es una de las percepciones

    fuertes de Simn Rodrguez. En su captacin de la multicausalidad de lo

    latinoamericano estriba probablemente la vigencia de su obra, as como la

    posibilidad de destrabar las razones de su postergacin. Las diferencias que

    planteaba Rodrguez pueden discutirse desde la historia. La discusin de esta

    ltima es una tarea insustituible para superar los laberintos conceptuales que

    plantea el pasaje de la modernidad a la postmodernidad.

  • 36

    Parte II

    Pesquisa en el bal de la historia

    1. El retorno de una evocacin

    El significante educacin popular habita conflictivamente los discursos sociales,

    culturales y educativos. Para descifrarlo se han dedicado muchas horas y das y

    proyectos de investigacin. Personalmente, siempre tuve la impresin de no

    conseguir penetrar su ncleo, de no poder destrabar su mecanismo, de no

    comprender cabalmente el anudado ntimo de los mltiples sentidos que sin duda

    lo integran. Tampoco pude reconstruir una historia de la educacin popular, a

    la manera de un relato fluido, que pusiera en escena a un sujeto de la

    permanencia, al oprimido, al pobre o al ignorante por causas sociales, que haba

    sido expropiado de su derecho a la educacin y al cual trataban de formar

    educadores de buen corazn, crticos lcidos del sistema de opresin o cnicos

    previsores de desrdenes polticos y sociales. No encontr una lnea recta, ni una

    flecha que indicara una sola direccin, ni un programa nico, incumplido, a la

    espera de su revitalizacin.

    Claro est que, aceptando unos u otros criterios de formulacin de perodos

    histricos, es posible hallar en cada uno de ellos familias de propuestas dirigidas a