Dartigues_La fenomenología

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  • 7/27/2019 Dartigues_La fenomenologa

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    BIBLIOTECA DE FILOCOF~A2

    LA FENOMENOLOGAP o r A N D R D A R T IG U E S

    AN DR DARTI GUES----

    B A R C E L O N AEDITORIAL HERDER

    1981

    LA FEN B M EN O LO G A

    B A R C E L O N AEDITORIAL HERDER

    1981

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    Versin castellana de J O S E P A, P O M B O .e la ohra deANDRD A R T I G U E S ,U ' C S I -C P que /a pilrnoriit'nologic1douard Privat. Toulouse

    O rlouard Prival, dileur, Touloiise 1972Edllorjril Herdcr S . A . . Provenza 388 . Bar ce l on a f Es pa i a ) 1975

    ISBN 84-254-0970-5

    ES P R O P I E D A D D E P ~ S I ~ OEGAL: B. 39.917-1980 P R I Y T C D S P A I -

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    Indice ,l dicc3 . Los furidamet i tos de la comprensin . . . . .

    La idea de una sociedad originaria . . , . . .La imposible objetividad . . . . . . .' .

    1V . U N A F I L O S O F ~ AC K ~ T I C A DE LAS ClENClAS . . . . . .l . La crisis de las ciencias . . . . . . . . .Crisis de \as ciencias y humanidad en crisis . . .

    Las razones de la crisis: el olvido de los orgenes . .El retorno al mundo de la vida . . . . . . .2 . La verdad y sus horizontes . . . . . . .La verdad del sabio y la verdad del mercader . . .La evidencia como vivencia de la verdad . . . ,La verdad como ideal y el mundo como idea . , .La historia como sentido y la filosofa como tarea . .

    V. UN A ESTTICA DE LA EXISTENCIA . .1. De la concicjncia-e-~istencia la conciencia-libertad . .

    Una conciencia sin sujeto . . . . . . . .La primaca de lo prerreflexivo sobre la reflexin . ,Existencia y libertad . . . . . . . . .

    2 . Fenomeriologa existencia1 y psicologa . . . . .La emocin como significacin . . . . . . .La imaginacin reveladora de una conciencia libre . .El psicoanlisis existencial y el caso Flaubert . . .

    .3 . Fenomenologa y f i loso fa de la acc in . . . .Una filosofa de la revolucin . , . . . . .El secreto fracaso del xito . . . . . . . .

    VI . UN RETORNO A LA ONTOLOG~A . .l . La ontologa fenomenolgira de Sartre . . . ,

    El ser en s y la transfenomenalidad del fenmeno .El ser para si y el surgimiento de la nada . . .La unidad del en si y del para s en la fenomeno-

    loga existencia1 . . . . . . . . . .2 . La ontologa fenomenolgica de Heidegger . . .Las insuficiencias de la fenomenologia transcendental .El trnsito a una fenomenologia hermenutica . , .El ser comprendido a partir del tiempo . . . .De la fenomenologa al decir potico . . . . .

    VII. UNA C O W E R S I ~ N A LA TICA . . . . . . . .1 . El cosmos t ico de Max Scheler . . . . . .

    . La fenomenologa como acceso al mundo de los valores

    --La fenomenologia como acceso al mundo de las per-sonas . , . . . . . . . . . . 165

    Los fundamentos de un personalismo tico . . . . 1692. tica y perlsamiento del infinito segcn E. Lvinas . . 174

    Pensamiento totalizador y violencia totalitaria . . . 175El infinito y el atesmo de la separacin . . . . . 178La epifana del rostro y la verdad como justicia . . 181

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    Introduccin

    Etimolgicamente considerada, la fenomenologu es el eslu-dio o la ciencia del fenmeno. Puesto que todo aquello queaparece es fenmeno, el mbito de la fenomenologa no tieneprcticamente fronteras y , por consiguiente, no sera posiblecircunscrib'ir~a dentro de los lmites de una ciencia particular.No cabra, pues, prohibir a nadie la pretensin de ser un feno-menlogo, a condicin de que su actitud tuviera algo que vercon la acepcin etimolgica del trmino en cuestin: Si seatiene uno a la etimologa, todo aquel que trata del modo deaparecer no importa qu, todo aquel que describe unas apa-riencias o unas apariciones, hace fenomenologa)) '. Y con-viene precisar aqu que, caso de atenernos a este sentido tanamplio, tardaramos en agotar la lista de los fenomenlogos,desde William Whewell que confeccionaba una geografa feno-menolgica (1847), o Ernst Mach que haba concebido unafenomenologa fsica general (1894) 2, hasta Teilhard de Char-din, cuya hiperfsica, al intentar descubrir slo el fenme-no, pero tambin todo el fenmeno)) 3. podra llevar asimismoel ttulo de fenomenologa.

    La historia del trmino puede resultar, sin embargo, msesclarecedora que su sola etimologa, siempre y cuando ad-mitamos que la fenomenologa constituye un momento no

    l . P. R I C O E U R ,ur 10 Phriomdnologie, en uEsprit, diciembre 1953, p. 82 .2. Cf. H . S P I E G E L B E H ( ~ .he Phenomenologicol Movenierii. A hisiorical Inirodricrion,

    M . N i j h o f f . La H a y a 1969, p. 9.3. T E I L H A R DE C I ~ A R D I N .l fei?dme110 hunl(rr~o, Taur us, Madrid 1963, p. 39.

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    Introduccin Q u es la fenomenologa?despreciable de la historia de la filosofa. El Nuevo rgano(1764) de J.H. Lambert. libre discpulo de Christian Wolff,es el primer texto en que figura este trmino, y en l entiendeel autor por fenomenologa la teora de la ilusin bajo sus 6/'/diferentes formas. Quiz bajo la influencia de Lambert hacesuyo Kant este trmino. Como quiera que sea, lo utiliza en1770 en una carta a Lambert, en la cual el nombre de xphaeno-menologia generalis)) designa la disciplina propedutica que, ensu opinin, debe preceder a la metafsica. Lo emplea de nuevoen la clebre Carta a Marcus Herz, del 21 de febrero de 1772,en la que bosqueja el plan de la obra que, tras larga gestacin,aparecer en 1781 con el ttulo de Crtica de la razn pura.Pues bien, la primera seccin de la primera parte de esa obrahaba de titularse, segn la carta remitida a Herz, La fenome-nologa en general. El hecho de que Kant no haya retenidoluego ese ttulo. y haya optado por el de Esttica transcendental,ha retardado sin ningn gnero de dudas la carrera de nuestrotrmino. La fenomenologa. sin embargo, no est ausente dela Crtica kantiana, ya que sta se propone como tarea, median-te una investigacin de la estructura del sujeto y de las fun-ciones)) del espritu, circunscribir el dominio del aparecer ofenmeno. Pero el objetivo perseguido no es tanto la eluci-dacin de ese aparecer como la limitacin de las pretensionesdel conocimiento que, por no alcanzar ms que al fenmeno,n un ca p ~ e d e ~ e r i g i r s eomo conocimiento del ser o de lo abso-luto. Cabe pues decir que, aun cuando encontremos ya en Kantuna fenomenologa en el sentido riguroso de la palabra, stano es sino una fenomenologa crtica.

    Con la Fenomenologa del espritu (1807) de Hegel, nuestrotrmino entra definitivamente en la tradicin filosfica, y pasaa ser, en adelante, de uso corriente. La diferencia fundamentalentre la fenomenologa de Hegel y la de Kant estriba en sudiversa concepcin de las relaciones entre el fenmeno y el sero 10 absoluto. Segn Hegel, lo absoluto, siendo cognoscible, espor esto mismo cualificable como s mismo o como espritu,de modo que la fenomenologa es ya de entrada una filosofade lo absoluto o del espritu. Pero esta filosofa es a su vez

    una fenotnenologa, en el sentido de que constituye una pacientedescripcin del camino que el espritu recorre a todo lo largode la historia. No se trata pues, para Hegel, de elaborar unafilosofa en la que la verdad de lo absoluto se enuncie desdefuera o al margen de la experiencia humana, sino de mostrarcmo lo absoluto est presente en cada momento de esa expe-riencia, sea sta religiosa, esttica, jurdica, poltica o prctica.Incluso el elemento .trgico de la historia huma na es un m o-mento necesario del devenir del espritu, por cuanto constituyelo que Hegel llama lo negativo, es decir, el motor del movimien-to de la historia, en cuyo defecto no podra el espritu enrique-cerse con sus figuras o manifestaciones sucesivas. Esta fenome-nologa, tal como quera Kant, es tan slo una propeduticapara la ontologa, ciencia sistemtica del ser; pero, en vez depresentar esa ontologa como imposible, proporciona por el con-trario todos los materiales de la misma al filsofo, que no tienems que buscar con el pensamiento su orden oculto y decirsu significacin absoluta.Sin embargo, ho ser la fenomenologa hegeliana la que seperpete en el siglo xxl bajo la forma del movimiento de pen-samiento concido por el nombre de fenornenologa. El verda-dero iniciador de este movimiento es E. Husserl, filsofo queha dado un contenido nuevo a un trmino ya antiguo. Si com-paramos a Husserl con Kant y con Hegel, autores con los que- _ L _ _ I Y-coincide en varios puntos particulares, advertiremos que-su ten-ta?rv~-po70~~~-d-~ioblema- -- o~igico e refiere, constituyealgo as como una tercera va: mientras que la fenomenologade tipo kantiano concibe el ser como aquello que delimita lap5etensin del fenmeno, al tiempo que permanece siempreinalcanzable, y mientras que, a la inversa, en el caso de lafenomenologa hegeliana, el fenmeno es reabsorbido en unconocimiento sistemtico del ser, la fenomenologa husserlianase presenta en cambio como siendo ella misma una ontologa,ya que, segn Husser!,-na_~cabe-disociar e1 s e n ~ ~ ylsentido erl intenta sustituir una fenomeno---10gta- a. ntoIoga imposible y una ontologaque absorbe y rebasa la fenomenologa por una fenomenologa

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    Introduccin Qu es la fenomenologa?que prescinde de la ontologa en cuanto disciplina distinta; porconsiguiente, es ella misma a su modo ontologa, ciencia del ser.

    Este breve resumen de la historia de un trmino, que estambin el de una etapa capital de la filosofa, nos permitepor lo menos precisar en qu sentido cabe consderar la feno-menologa como algo riguroso: En el fondo, la fenomenologanace tan pronto como, poniendo entre parntesis -provisionalo definitivamente- la cuestin del ser, se procede a tratarcomo un problema autnomo la manera de aparecer las cosas.Se da una fenomenologa rigurosa cuando esta disociacin esperseguida por s misma, cualquiera que sea su suerte defini-tiva. Degenera eil fenomenologa trivial y diluida, por el con-trario, cuando el acto de nacimiento que hace surgir el aparecera expensas del ser o sobre el fondo del ser no es enteramentepercibido ni tematizado: bajo el nombre de fenomenologa sehace tan slo una presentacin popular de opiniones, de convic-ciones, sin tomar partido por o contra las mismas)) 4. Significaesto que la perspectiva filosfica es esencial para la constitucinde una fenomenologa que se pretenda rigurosa.

    No vamos a detenernos en la fenomenologa trivial)), cuyasdescripciones abarcan los dominios ms variados, porque nobasta la descripcin de un objeto, cualquiera que sea por lodems su inters, para otorgarle el ttulo de fenomenologa.Tampoco vamos a remontarnos a la prehistoria del movi-miento fenomenolgico nacido con Husserl, ya que esto solonos exigira un largo estudio. Nos limitaremos pues a la ideade fenomenologa tal como Husserl la ha elaborado y tal comose ha desarrollado despus de l y bajo su inspiracin.

    Sin embargo, aun as limitado, se ver que el dominio dela fenomenologa era demasiado vasto y frondoso como paraproceder a un anlisis detallado del mismo. Es posible, sinduda, proponer una historia del movimiento fenomenolgico,como ha hecho Herbert Spiegelberg en una obra cuya abun-dante informacin no omite ningn nombre u obra ms omenos deudores de la inspiracin husserliana. Tambin es posi-

    4 . P. RicoEun. a r i . c i t . , p. 821.5 . 7 1 1 ~ l ir i ioriir irolocicul Mov cmcnt, op . c it . . 2 vols., 765 p g i n a s

    ble redactar uiia sucinta exposicin de la doctrina de los fe-iiomeiilogos ms representativos, como hiciera brillantementeI'ierre Thvenaz en sus artculos de la ((Revue de Thologieet de Philosophie)) de Lausa na6. La calidad de estos trabajoses tanta que hacen innecesaria su repeticin.

    Por nuestra parte, 110s limitamos simplemente a mostrarccmo la idea de fenomenologa se transforma incesantemente,aunque sin renunciar a la inspiracin fundamental emanada deHusserl. De este modo, la pregunta: Qu es la fenomenolo-ga?)), puede recibir mltiples respuestas, muy diferentes a veceslas unas de las otras, pero procedentes siempre de una mismafuente. As, podramos decir, explotando precisamente esa ima-gen d e la fuente, que sta se ha convertido, a partir de las pri-meras obras d e Husserl, en un ro de mltiples brazos quese cruzan sin fusionarse ni desembocar en el mismo estuario.

    6. 1952, 1 - 1 1 1 - I V . E d i t a d o s a p a r t e e n : P. THEVENU, c Hr1sso.1 6 Merlcnrr-Pniil) , .Qrr 'e it-ce qiie lo ph d~ i o rn 8 i i o l o ~ i e ? ,on u i i a in t roduc c iq a c a rgo d e J . B run, La B a c on-n ie r e , Neucli , i te l 1966.

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    Captulo 1UN POSITIVISMO SUPERIOR

    El pensamiento de Edmund Husserl (1859-1938) no ha ga-nado inmerecidamente la reputacin de dificultad que le hasido atribuida. Filsofo escrupuloso, demasiado escrupuloso,Husserl revis y reelabor incesantemente los resultados de unatarea infatigable. Escribiendo mucho y publicando poco, laobra inmensa que se haba propuesto le pareci siempre esbo-zada tan slo, lo cual le induca a reemprenderla por entero,como si la filosofa jams pudiera salir de sus comienzos. Si lehubiese sido concedida la edad de Matusaln. se habra atre-vido a entrever la posibilidad de llegar a ser un filsofo)) ,escribe Husserl acerca s mismo a la edad de 70 aos. Quizla filosofa, en efecto, no es ms que la bsqueda de su propiofundamento, del ((terreno absoluto)) sobre el que dar por fincomienzo ((seriamente)).

    No vamos a transcribir aqu en todos sus detalles el sinuosoproceso que lleva a Husserl hacia ese comienzo. Sea suficientebosquejar en estas pginas las grandes etapas a travs de lascuales cabe asistir al nacimiento de lo que ser, ms all deHusserl y bajo formas imprevistas, el movimiento lenomeno-lgico.

    1. Posrfoce B nies iddes directi.ices. en nRevue de Mtaphysique el de Morale)), 1951,p. 397.

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    Un positivismo superior

    1. HUSSERI, LA NECESIDAD DE UN RECOMIENZO.Si, desde sus orgenes, no ha empezado todava seriamente

    la filosofa, no ser por falta de tentativas, puesto que, al naci-miento de Husserl, tiene ya una larga tradicin. Sin embargo,es cierto que la filosofa no ha dejado nunca de ponerse a ' smisma en entredicho, y que late en el filsofo, que recapitulala tradicin que lo ha engendrado, la secreta esperanza de serel filsofo definitivo, o, por as decir, el primero y el ltimo ala vez. Evidentemente no va a comenzar, en el sentido estrictode la palabra. Pero s tiene el recurso de recomenzar la tareaque sus predecesores malograron. Trabajo de Ssifo? Husserlpas efectivamente por una crisis de escepticismo poco antes de1907, poca de las Cinco lecciones sobre la fenomenologia. Perola super. Aun siendo mala la coyuntura en el mundo de la 'cultura, y precisamente por serlo, se haca urgente fundar la fi-losof a verdadera)).

    El sentimiento de unu crisis.Puede decirse que toda la vida filosfica de Husserl, desde

    la Filosofa de la aritmtica (1891) hasta las conferencias acercade la Crisis de las ciencias europeas (1935), viene dominada porel sentimiento de una crisis de la cultura. Cabe pues afirmar,con Merleau-Ponty, que la fenomenologa ha nacido de una cri-sis, y tambin sin duda que esa crisis es todava la nuestra. Idafenomenologa se ha presentado desde sus inicios como un in-tento de resolucin de un problema que no es el de una secta:se planteaba ya desde 1900 a todo el mundo, y aun hoy se plan-tea. El esfuerzo filosfico de Husserl, en efecto, est destinadoen su espritu a resolver simultneamente una crisis de la filo-sofa, una crisis de las ciencias del hombre y una crisis de lasciencias a secas, crisis de las que no hemos salido todava)) 2.

    A2 M MERLEAU-PONTY,ei sc ie itces de I 'homme rt ln ph i ioni i lo lo~ ie , C D U ,Pa r s , p 1.

    El sentimiento de una crisisLos diez ltimos aos del siglo XIX, perodo de los prime-

    ros trabajos de Husserl, se caracterizan en Alemania por el des-moronamiento de los grandes sistemas filosficos tradicionales.Hegel, que esclareca el pensamiento alemn cuarenta aos antes,queda relegado, y la influencia de Schopenhauer decae progresi-vamente. Sin duda, pensadores potentes como Marx, Freud yNietzsche, trabajan incansablemente; pero, de momento, intere-san tan slo a crculos reducidos y no surgirn a plena luz hastael siglo siguiente."La Ciencia es lp que llena ahora el espacioque la filosofa especulativa ha dejado vaco, y sobre el funda-mento de esa ciencia se desarrolla el positivismo, para el cualel conocimiento objetivo parece encontrarse definitivamente alabrigo de las construcciones subjetivas de la metafsica.

    En el mbito de las ciencias, dos de ellas son particularn~entenotables: las matemticas y la psicologa? Las primeras , apar -tndose cada vez ms de los datos de la intuicin, se esfuerzanpor construir sistemas formales susceptibles de unificar en unasola sus diversas disciplinas, realizando de este modo el viejosueo de los pitagricos. Estos ensayos, que llevarn a G. Can-tor a la constitucin de la teora de los conjuntos, son conocidospor el joven Husserl, quien se ha formado asimismo en las ma-temticas bajo la direccin de Weierstrass y prepara una tesissobre el clculo de las variaciones. Por su parte, la psicologa,conforme a la tendencia positivista en boga, intenta constituirsecomo ciencia exacta segn el modelo de las ciencias de la na-turaleza, eliminando as los aspectos subjetivos, y por lo tantoaparentemente no cientficos, que lleva consigo el uso de la in-trospeccin,

    Pero, a partir de 1880, la confiada seguridad del pensamien-to positivista empieza a resquebrajarse, por cuanto cada vez mssurge el interrogante acerca de los fundamentos y el alcance dela ciencia: las leyes por ella descubiertas, poseen una validezuniversal? No son quiz nicamente convenciones, y no depen-den acaso del psiquismo cuyas leyes descubre a su vez la psico-loga? A estas cuestiones. los ltimos brotes del pensamientokantiano, o neokantismo. iritentan responder con la teora deun sujeto puro que asegurara la objetividad y la coherencia

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    Un positivismo superior Doble escollo: el empirismo y la filosofa especulativade los diferentes dominios del conocimiento objetivo. Pero otrosproblemas empiezan tambin a plantearse: Qu queda del su-jeto concreto, en su vida psquica inmediata y en su empeohisthrico, que el pensamiento objetivo no alcanza a explicar?A este respecto, el sujeto puro de los neokantianos resulta de-masiado abstracto y exange, segin el trmino empleado porDilthey. Este ltimo, en efecto. juzga necesario volver al sen-timiento de la vida)), ms fundamental que los datos de la cien-cia: teiidencia que comparten W. James en Estados Unidos yBergsoii en Francia , los cuales analizan la ((corriente de con-ciencia)) a los datos inmediatos de la conciencia)). *

    Husserl, que jams sacrific a las matemticas sus preocu-pacioiies filosficas, abandona en 1884 la plaza de asistente deWeierstrass, plaza que haba obtenido recientemente, y decidecoiisagrarse a la solucin de estos problemas. Por esta fecha,eiilra en contacto con Franz Brentano, autor que, en su Psico-Iogu tlr.stle el punto de vista emprico, preconiza un nuevo m-todo de conocimiento del psiquismo. La gran aportacin deBrentano consiste, primero, en distinguir fundamentalmente losfeii?melios psquicos, que implican una intencionulidad, hallarsedirigido hacia un objeto, unos fenmenos fsicos; y en afirmar,luego, que esos fenmenos psquicos pueden ser percibidos, yque el modo de percepcin original que de ellos tenemos cons-tituye el conocimiento fundamental de los mismos. De ah lafrmula: nadie puede dudar de que el estado psquico quepercibe uno en s mismo existe, y existe tal como lo percibe,fOrmula que Husserl no olvidar.

    Es sta, en efecto, una posicin estratgica slida, puesto quela descripcin del fenmeno tal corno es obedece a las exigen-cias del positivismo imperante, que excluye todo conocimientono procedente de la experiencia; y permite, de otro lado, acce-der a lo concreto y a la vida, realidades que la ciencia tendaa olvidar. La exploracibn del campo de conciencia y de losmodos de relacin con el objeto, emprendida por la escuelade Brentano con Stuinpf y con von Meinong, delimita lo queser el campo de anlisis de la fenomenologa de Husserl. Perodicha escuela no pasa de la descripcin de los fenmenos ps-

    .- quicos, y 110 responde a las cuestiones fundamentales que Hus-. ser1 se plantea: un concepto lgico o matemtico, como un

    \ nmero, i,puede reducirse a la operacin mental que lo cons-tituye, la iiumeracin por ejemplo? Y, en caso de no reducirse,,no ser el estudio de la operacin mental algo ms que unasimple descripcin del psiquisrno'? Una superacin de la psico-loga descriptiva de Rrentano se revela necesaria, y esa supe-racin es la que Husserl efectuar bajo el nombre de fenome-nologu.

    Ilohlr rscollo: el ett~pir isr~ io la filo sof u especulativa.E1 contacto con Brentano habr servido por lo menos para

    mostrar a Husserl las insuficiencias de las ciencias humanas, o((ciencias morales)), tal como discurren bajo sus ojos en tornoal ao 1900. Lo que Husserl reprocha a estas ciencias, y en par-ticular a la psicologa, es el hecho de haber tomado sus m-todos de las cieiicias de la naturaleza y haberlos aplicado sinpercatarse de que su objeto es diferente. Encontramos ya estacrtica eii Dilthey, cuyas Ideus relutii~us u una psicologa des-criptii-; y unalticu (1 8 9 4 ) conoce Husserl. Mientras que la na-iuraleza slo es accesible indirectamente, a partir de hechos dis-persos cuya unidad y coherencia son siempre hipott icas, lavida psquica, en cambio, constituye un dato inmediato que110 precisa de ninguna reconstruccin, sino nicamente de unadescripci6n. De ah la famosa distincin propuesta por Dilthey:

    No exisie conjunto coherente alguno de la naturaleza en las cien-cias fsicas .y naturales sino gracias a unos razonamientos que comple-tan los datos de la experiencia en virtud de una combinacin de hip-tesis: en las ciencias morales. por el contra rio, el conjun to de la vidapsquica constituye en todo un dato primitivo y fundamental. E.rplica-mos la itaturaleza, pero comprendemos Ia vida psquica)) 3.

    Si bien la crtica de Husserl coincide en este punto con lade Dilthey, no significa esto un menosprecio de los resultados

    3. W. DII:~HEY.d t e s , en 1-P iUu~ldr ie I'Esprir, traduccin francesa por Remy,Aubier. Pa r ~ 947, t. 1, p. 150.

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    Un positivismo superior Doble escollo: el empirismo y la filosofa especulativaalcanzados por las ciencias experimentales (y por la psicologaexperimental en particular). Pero estas ciencias no han deter-minado exactamente su objeto, e ignoran por tanto sobre quversan los resultados obtenidos. Piensa uno aqu en las pala-bras de Binet, quien, a la pregunta: Qu es la inteligencia?)),responda: la inteligencia es aquello que mis test miden. C-mo admitir la posibilidad de calcular la sensacin, la percep-cin, la memoria, elc., sin haber elucidado previamente lo quequiere decir sensacin, percepcin, memoria'? Si la psicologacontempornea pretende ser la ciencia de los fenmenos psqui-cos, es preciso que pueda describir y determinar esos fenme-nos con rigor conceptual; es preciso que adapte a s misma,mediante un trabajo metdico, los conceptos rigurosos necesa-rios)) .Lo que sobre todo quiere impugnar Husserl es el naturalis-mo de esas ciencias que, no habiendo delimitado la especifica-cin de su objeto y abordndolo como si se tratara de un ob-jeto fsico, confunden el descubrimiento de las causas externasde un fenmeno con la naturaleza propia de dicho fenmeno.Las consecuencias que se derivan de semejante actitud son gra-ves: se dir, por ejemplo, que una afirmacin, que cree tenerunas razones, viene determinada en realidad por unas causasque el psiclogo o el socilogo pueden explicar. 0, en lneasms generales: que los principios rectores del conocimiento noson sino la resultante de leyes biolgicas, psicolgicas o socio-lgicas. Esta tendencia, combatida por Husserl bajo el nombrede psicologisrno, tiene por resultado socavar la base de esasciencias mismas, ya que relativizan su propio fundamento : qucrdito, por ejemplo, cabe prestar al psiclogo que pretendeexplicar por medio de la psicologa los principios de la lgica,siendo as que l mismo utiliza esos principios para confeccio-nar su explicacin? Poco cuesta a Husserl demostrar que lasmatemticas o la lgica, cuyas leyes poseen una exactitud ab-soluta y pueden ser conocidas a priori, es decir, sin recurrira la experiencia, son irreductibles a las ciencias empricas, cuyas

    4. E . HUSSERL,a philosophie comme sc i en ce r i g o u reu se , PUF, Pars 1955, p. 77 .

    leyes son imprecisas y jams pueden quedar definitivamenteaseguradas, por cuanto dependen de una experiencia siempreimperfecta.Aquello que funda el inters de las ciencias humanas - asaber, el hecho de que estudien las actividades del hombre, y enparticular esa actividad privilegiada que es el conocimiento - e-termina asimismo sus insuficiencias cuando esas actividades sonreducidas a simples fenmenos naturales: arruinan entonces noslo sus propios supuestos, sino tambin los de cualquier otraforma de conocimiento, trtese de la filosofa o de la ciencia.No significa esto, sin embargo, que debamos volver a lasconcepciones filosficas del pasado. Porque, nacidas completa-rrirnte armadas como Minerva de la cabeza de su creador, esa'sfilosofas ya totalmente hechas)) van a reunirse con otras si-milares Minervas en el museo tranquilo de la historia5. Si,en efecto, la lgica, y con dla la actividad pensante, deben sersalvadas del escepticismo al que las condena la reduccin em-pirista, no es en modo alguno para permitirles confeccionaruna vez ms otros sistemas filosficos que hagan, a su modo,tanta violencia a la realidad como pueda hacerla un mal usode las ciencias empricas.,El camino que ensaya Husserl, y que determinar hasta susltimas obras su concepcin de la fenomenologa, constituye unava media entre esos dos escollos: cmo pensar segn su na-turaleza y en cada uno de sus matices, y por lo tanto sin sobre-pasarlos jams, los datos de la experiencia eil su totalidad?Todo el fenmeno y nada ms que el fenmeno, podra decirse.El postulado que funda tamaa empresa sostiene que el fen-meno est penetrado de pensamiento, de logos, y que a su vezel logos se expone en el fenmeno, y slo en l. nicamentecon esta condicin es posible una fenomeno-loga.- Ahora bien, si el fenmeno no es una cosa elaborada, si porlo tanto es accesible a todos, tambin habr de serlo el pensa-miento racional, el logos; y Husserl acaba entonces por conce-bir una filosofa nueva que realice por fin el sueo de toda

    5. I D . , op. cit., p. 55

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    U n positivismo superiorfilosofa: convertirse eii una ciencia rigurosa. La realizacin desemejante proyecto supone que, en vez de atenerse y sumarsea unas tradiciones filosficas divergentes que transmiten indefi-nidamente. su desacuerdo, e l pensamiento filosfico debe volvera sus orgenes. proponindose como punto de partida, no yalas opiniones de los filsofos, sino la realidad misma: No con-viene que el impulso filosfico surja de las filosofas, sino delas cosas y de los problemas)) 6. De este modo, la filosofa, bro-tando del suelo de una experiencia comn, podra por fin ini-ciarse realmente como un asunto concerniente a todos, en vezde ser, como todava lo son las visiones del mundo)), la expre-sin acabada, pero solamente singular, y por lo tanto impugna-ble, de una individualidad genial.

    Entre el discurso especulativo de la metafsica y el razona-miento de las ciencias positivas debe pues existir una tercerava, aquella que, previamente a todo razonamiento, nos pongaen contacto directo con la realidad, o, como dice Husserl, conlas cosas mismas)). Esta va fue intentada ya por Descartes,el cual busc para su filosofa un fundamento inamovible, asaber, el yo pienso)), con el que se da inseparablemente el yosoy)). A esto denomina Husserl una intuicin originaria)). Pero,por desgracia, hasta tal punto qued Descartes prendido de ellaque todas las demas intuiciones se le antojaron dudosas, y hubode recurrir a Dios para garantizar su verdad. Y no equivaleesto a tropezar con uno de los escollos que deben ser evitados,y a reincidir en la especulacin metafsica que es preciso des-terrar definitivamente de la filosofa?

    De hecho, el discurso filosfico debe mantener siempre elcontacto con la intuicin, so pena de disolverse en especulacio-nes hueras. Este retorno incesante a la intuicin originaria,fuente de derecho para el conocimiento)), es considerado por

    6. l u . . op . ci t . , p. 124.

    La intuicin d e las esenciasHusserl como el principio de los principios: Las significacionesque nicamente pudieran ser vivificadas por intuiciones rerno-tas e imprecisas, inautnticas -y en el supuesto siempre dcque se tratara realmente de unas intuiciones -, no podran sa -tisfacernos. Nosotros queretnos volver a las cosas tnistiius '.

    No significa esto, sin embargo, que debamos detenernos enlas impresiones sensibles, lo que equivaldra a incurrir en unescepticismo parecido al de Hume. Porque, si bien es cierto quelos fenmenos se nos ofreceii por mediacin de los sentidos, noobstante se presentan siempre como provistos de un sentidoo de una esencia. De ah que, ms all de los datos de lossentidos, la intuicin sea una intuicin de la esencia o del sen-tido.

    La intuicin de las esencias,Un postulado de la fenomenologa, como queda ya dicho,

    afirma que el fenmeno est preado de pensamiento, que eslogos al mismo tiempo que fenmeno. No hay que concebirpues el fenmeno como una pelcula de impresiones o una cor-tina tras la cual se agazape el misterio de las cosas en si)).Hegel deca ya que no hay nada por ver detrs de la cortinaB.As, pues. cuando se habla de una visin de las esencias no debeentenderse en el sentido de una contemplacin mstica que per-mita a unos pocos iniciados ver lo que el comn de los rnor-tales no ve; sino que, por el contrario, se trata de subrayar queel gentido de un fenmeno es inmanente a ese fenmeno y pue-de ser percibido. en cierto modo, por transparencia.

    Tradicionalmente, la esencia responde a la cuestin: ques lo que es? Puede formularse esta pregunta a propsito deno importa qu fenmeno, y si no la forniulamos es porqueestamos ya seguros de su esencia, o por lo nenos creemos es-

    7. Rech erch es l o g i q u es , tomo 11 . parte primera, PUF, Pars 1961. p. 8.l 8. Cf . EGEL , h d n o rn d l l o Io ~ i e d e I ' Espr i r (trad. francera por Hippolyie). Aubier.Pars 1947, p. 140 (Lrad. castellana por X. Zubiri: F e r ~ o v i er i o l o g n d e l E s p r i t i ~ . M a -drid 1935).

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    U n positivismo .superior La intuicin de las esenciastarlo. No existe, en efecto, ningn fenmeno del que podamosdecir que es nada; porque lo que nada es, no es. Si todo fen-meno posec una esencia, lo que se traducir por la posibilidadde designarlo, de nombrarlo, significa esto .que no es posible.Y.--reducirlo a su s o l ~ T i E S ~e he(,= al simple he ch dc - qu Cse haya producido. A travs de un hecho, se atisba siempreun seiitido. A este respecto, Husserl evoca de buen grado elejemplo de la novena siilfoila)). esta puede traducirse por lasimpresioiles que yo experimento al escuchar esta o aquella or-questa, por la escritura de este o aquel ejemplar de la partitu-ra, por el cometido del director de la orquesta o de los msi-cos, etc. En cada caso, yo podra afirmar que se trata de la((novena sinfoila)), y sin embargo, sta no se reduce a ningunode esos casos, aun cuando pueda en cada ocasin ofrecerseenteramente eii ellos. La esencia de la novena sinfona per-sistira incluso en el supuesto de que desaparecieran para siem-pre las partituras, las orquestas y los oyentes. Persistira, nocomo una realidad, como un hecho, sino como una pura po-sibilidad. Y , sin embargo, esa pura posibilidad es la que pre-cisaniente me permite desde el primer momento distinguirla decualquier otra sii~fona,aun en el caso de que el disco cuyagrabaciil escucho est rayado, o la orquesta sea mala. Asimis-mo, un nio que dibuja sin comps dir que la forma vaga-mente ovalada que ha trazado en su cuaderno es un crculo.Se advierte aqu en qu la intuicin de la esencia se distinguede la percepciil del hecho: dicha intuicin, en efecto, es lavision del sentido ideal que atribuimos al hecho materialmentepercibido y que nos permite identificarlo.

    Si la esencia permite identificar un fenmeno, es porque siem-pre es idntica a s misma, cualesquiera que sean las circuns-tancias contingentes de su realizacin. Por muy numerosos quesean los tiempos y los lugares en que se habla del tringulo,y por incontables que sean las inscripciones de tringulos sobrelos encerados negros de todas las escuelas del mundo, siemprese trata del mismo tringulo. Esa identidad de la esencia con-sigo misma, y 'esa imposibilidad por lo tanto de ser una cosadiferente de lo que ya es, se traduce por su'carcter de nece-

    sidad, que se opone a la facticidad, es decir, al carcter dehecho, aleatorio, de su manifestacin. Adems, si cada esenciaes nica en su gnero, cabe concebir una infinidad de esenciasnuevas cada una de las cuales ser irreductible a las otras. Lo

    ] ducir nuestro espritu; o sea, en la medida en que nuestra per-

    que nos lleva a formular la siguiente pregunta: de qu hay,pues, esencias?l - Sin duda, hay una esencia de cada objeto que percibimos(rbol, mesa, casa, etc.) y de las cualidades quepatribuimos a

    esos objetos (verde, rugoso, confortable, etc.). Ahora bien, sila esencia no es la cosa o la cualid* si es nicamente el serde la cosa o de la cualidad, es decir un puro p o s i b l e p ~ ~ c ~ y a

    cepcin, nuestra memoria, nuestra imaginacinsamTento puedan darse a s mismos unos

    I

    tes de la experiencia sensible, aunque ofrecinddse a travs deella, las esencias constituyen algo as como el armazn inteli-gible del ser, dotado de su estructura y de sus leyes propias.

    defisicin no se toma en consideracin la existencia, podr haberentonces tantas esencias como significaciones sea capaz de pro-

    Las esencias son la racionalidad inmanente del ser, el sentidoa priori en el que debe entrar todo lo real o posible, y fueradel cual nada puede producirse, puesto que la idea misma deproduccin o acontecimiento es una esencia y pertenece portanto a esa estructura a priori de lo pensable.

    * Una primera tarea de la fenomenologa consistir en eluci-dar ese puro reino de las esencias, segun los diversos domi-

    , . ~rra lan- lasc ienc iasde la naturaleza; la regin espritu, queabarca los fenmenos de que tratan las ciencias humanas; l r- _. . _ _ . _.regin, . conciencia,. en la que se incluyen todos los actos de__ -_ _ - -- - -_-conciencia, en cuyo defecto, como luego se dir, no podramosacceder a las otras regiones. Pero, previamente, y tal es la tareaa la que se entrega Husserl en sus Investigaciones lgicas, seelucidar la esencia de las formas puras del pensamiento, de lascategoras lgicas y gramaticales que nos permiten pensar un

    m- *--,.-- -

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    -Un positivismo superior El anlisis intencional

    ((objeto en geileral)), y que son por consiguiente la condicinde inteligibilidad de las otras regiones. Estas categoras forma-les pueden, en efecto, ser objeto a su vez de una intuicin queHusserl denomina ((intuicin categorial~.

    As, pues, es posible alcanzar una comprensin a priori delser y por lo tanto una comprensin independiente de la expe-

    encia efectiva, sin abandonar por ello la intuicin, puesto quela intuicin de las esencias es intuicin dc posibilidades puras.Es al mismo tiempo posible poseer rin conocimiento a priori/e los diferentes dominios a los que se aplica11 las ciencias expe-rimentales, y saber por adelantado lo que es el objeto de quevan a tratar. Cabe concebir, as, que vayan precedidas y acom-paadas en su quehacer por unas ciencias de esencias, o cien-cias eidticas)).

    El utilisis intencional.Pero decir que, a travs de la experiencia sensible, llega-

    mos a la intuicin de la esencia, y que sta condiciona el sen-tido de lo sensible, no es nuevo. Platn llamaba ya eidos a estegnero de intuicin condicionadora de la visin sensata de lo/"" sensible: Si bien hay muchos lechos y muchas mesas, las "ideas"de esas cosas son sin embargo slo dos: una para el lecho yuna para la mesa)) 9. El problema estriba pues en saber si espreciso situar esas ideas, como hace Platn, en un mundo in-teligible del que el mundo sensible no sera ms que un deri-vado. Y Husserl estima que no sera ser fiel al principio del((retorno a las cosas mismas imaginar un lugar celeste en elque las ideas tuvieran su residencia. Una vez ms, se incurriren la especulacin metafsica.

    Dnde pueden pues residir? Sencillamente en la concien-cia, ya que como vivencias de conciencia se nos ofrecen a nos-otros. Pero una nueva dificultad surge aqu: si estn en laconciencia, podemos entonces reducirlas a simples fenmenos

    psquicos, tributarios a su vez de la psicologa, cayendo as unal vez ms en ese psicologismo tan vigorosamente refutado porl Husserl. De ah la necesidad de que sean accesibles nicamenteen la conciencia, pero sin confundirse jams con los fenmenos

    de conciencia que dependen de la psicologa. Y aqu recurrirHusserl a la nocin fundamental de intencionalidad, de la queya se serva Brentano, el cual la haba tomado a su vez de lafilosofa medieval. 7'

    El principio de la intencionalidad establece que la concienciaes siempre consciencia de algo, que slo es conciencia, si esconciencia dirigida hacia un objeto (sentido de intentio). A suvez, el objeto no puede ser definido sino en su relacin con laconciencia; es siempre objeto para un sujeto. Cabe hablar pues,a ejemplo de Brentano, de una existencia intencional del objetoen la conciencia. - esto que el objeto est contenido

    C.".--- - -en la conciencia como en una cala, sino que sllz_.tienesir-sen-_ "_ " "-"--.tido de-objeto para una conciencia, que su esencia es siempreel trmino de un objetivo de significacin, y que sin esa cjirec-cionalidad no puede hablarse de objeto, ni por lo tanto de una-- "-esencia de objeto. Dicho en otras palabras, la pregunta: Ques lo que es?, que apunta al sentido objetivo o esencia, remitea su vez a la pregunta: qu se quiere decir?)), formulada ala conciencia. Esto significa que las esencias no poseen ninguna__.-c-existencia fuera del acto de conciencia que a ellas apunta, ydel modo con que esa conciencia las capta en la intuicin. Tal

    Les la razn de qu

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    U n positivismo superiorfuera de ella; su modo de existencia depende del modo comola conciencia los considera y les da un sentido, en este casocomo puras idealidades cuya naturaleza es la de ser construi-das por el espritu, si bien el espritu no puede construir cual-quier cosa, ya que est obligado a plegarse a unas reglas uni-versales y necesarias.

    Pero, puede uno preguntarse, qu sucede con los objetosde la percepcin sensible? Tomemos, a este efecto, un ejemplo? concreto del propio Hu sserl: Niiestra mirada, pongamos por1 caso, se posa con un sentimiento de placer en un. manzano en

    flor, en un jardn.. . O. Para el sentido comn, semejante per- 'cepcin consiste en establecer primero la existencia del man-zano en el jardin, y en poner luego en relacin con ese manzanoreal la conciencia del sujeto pensante, lo cual producir en larepresentado correspondiente al man-

    habr dos manzanos, el del jardnaqu la dificultad: cmo pueden

    esos dos manzanos formar uno solo? Ser preciso, de acuerdocon Platn, imaginar un tercer manzano que permita concebirla identidad de los dos primeros, y as hasta el infinito?Perderamos as la esencia misma de la percepcin del man-zano. Si recurrimos, por el contrario, al anlisis intencional,no partiremos del manzano en s del que nada sabemos, ni delsupuesto manzano representado, del que tampoco sabemos nada.Sino que arrancaremos de las ((cosas mismas)), es decir, delmanzano en cuanto percibido, del acto de percepcin del man-zano en el jardn que es la vivencia original a partir de lacual coficebimos un manrano real o un manzano representado.Si el objeto es siempre ((objeto para una conciencia)), noser6 jamds objeto en s, sino objeto percibido, un objeto pen-sado, rememorado, imaginado, etc. El anlisis intencional nosob]igarh as a concebir la relacin entre la conciencia y el objetobajo una forma que podr parecer extraa al sentido comn.Conciencia y objeto, en efecto, no son dos entidades separadasen ]a naturaleza, entidades que se tratara luego de Poner en

    El anlisis intencionalrelacin, sin0 que se definen respectivamente a partir de esa~0rrelaCinque les es, en cierto modo, ~o-original.Si la con-ciellcia es siemp re consciencia de algo)), y si el objeto es siempreobjeto Para la conciencia)), resulta inconcebible que podamossalir de esa correlacin, puesto que, fuera de ella, no habrani conciencia ni objeto. Queda as delimitado el campo de an-lisis de la fenomeilologa: debd sta elucidar la esencia de esa

    I correlacin en la que no solamente aparece este o aquel objeto,sino que se despliega el mundo entero. Como ese anlisis abarcatoda la esfera dinmica del espritu, del nous, Husserl dar elnombre de noesis a la actividad de la conciencia, y el nombre, d e r7oe??7cl al objeto constituido por esa actividad, qucdandobien sentado que se trata del mismo campo de anlisis en elque la conciencia aparece como proyectndose fuera de s misma

    hacia su objeto, y el objeto como remitindose siempre a losactos de la conciencia: En el sujeto, hay algo ms que elsuj$lo, entendmonos: algo ms que la cogitatio o noesis; hayel objeto mismo en cuanto considerado, el cogitaturn en cuantoes puramente para el sujeto, es decir, coi~stituidopor su refe-

    4, rencia al flujo subjetivo de la vivencia)) ll.

    Si, en efecto, la correlacin sujeto-objeto se da nicamenteen la intuicin originaria de la vivencia (Erlebnis) de concien-cia, el estudio de esa correlacin consistir en un anlisis des-criptivo del campo de conciencia, lo que inducir a Husserla definir ]a fenomenologa como la ciencia descriptiva de lasesencias de la conciencia y de sus actos. Pero tampoco setrata aqu de una psicologa descriptiva tal como la ~racticabaBrentano, ya que la conciencia contiene algo ms que ella mis-ma: en ella percibimos la esencia de aquello que no es ella,el sentido mismo del mundo hacia el que no cesa ella de clater(estallar), como dir Sartre.Qu sucede entonces, para volver a nuestro ejemplo, conel manzano en si y su miniatura representada? Como nadie hasabido nunca 10 que eran, lo mejor Ser no tenerlos en cuenta-o, conforme al trmino utilizado por Husserl, reducirlos.

    I I . l db rs d i rec f r i ces . op. cit., comentario de P. Ricoeur, p. 300.

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    Un positivismo superior Cambio d e actitud

    El anlisis intencional desemboca as en la reduccin jeno-menolgica o puesta entre parntesis de la realidad tal comola concibe el sentido comn, es decir, como existente en s,bdependientemente de todo acto de conciencia.

    Carnbio de acritud.Husserl designa esta concepcin del sentido comil con la

    expresin actitud natural)). La actitud natural, que es propiatanto del sabio como del hombre de la calle, consiste en pensarque el sujeto est en el mundo como en un continente, o comouna cosa en medio de otras cosas, perdido sobre una tierra,bajo un cielo, entre objetos y otros seres vivos o conscientes,e ideas incluso, que l ha encontrado ya ah)), sin que hayatenido que ver nada con ello. En consecuencia, considera lavida psquica como una ms de las realidades del mundo, ypara l la psicologa es a la conciencia simplemente lo que laastronoma es a las estrellas: ambas estudian un fragmentode la misma realidad, una regin diferente del mismo mundo.Tocante a aquello que puede fundar la unidad de esas regionesdispares del mundo, constituye para l un enigma que no per-cibe. Y no es ste sin embargo el enigma enunciado porPascal: Por el espacio, el universo me abarca y me engullecomo un punto; por el pensamiento, yo lo abarco a l? 12.

    Ahora bien, el anlisis intencional, como queda ya dicho,nos lleva a establecer y delimitar entre sujeto y objeto, o entreconciencia y mundo, una correlacin ms original que la duali-dad sujeto-objeto y su traduccin en interior-exterior, puestoque en el interior mismo de la correlacin se opera la separacirientre interior y exterior. Pero el acceso a esta dimensin pri-mordial slo es posible si la conciencia efecta una verdaderaconversin, es decir, si suspende su creencia en la realidad del---

    2. PASCAL, en ses , fragmento 348 , edicin Brunschvicg.

    muiidl) exterior para constituirse a s misma como conciencia~rtrtiscrt~clrntul,ondicin de aparicin de este mundo y dadorade su sentido. Es sta una nueva actitud que Husserl denomina

    . . uctitucl jenot~renoltjgica.La conciencia, en este caso, no es ya una parte del mundo,

    sino el lugar de su despliegue en el campo original de la inten-tiona lidad. Lo que significa$,que el mundo no es ante todo y ensi mismo lo que explican las filosofas especulativas o las cien-cias de la i~aturaleza,por cuanto tales explicaciones son poste-riores a la apertura del campo primordial; sino que es, en pri-mer lugar e inicialmente, aquello que aparece a la concienciay se da a ella en la evidencia irrecusable de su vivencia. El mun-do, pues, no es sino aquello que es para la conciencia: Elmundo, en la actitud fenomenolgica, no es una existencia, sinou11 simple fenmeno)) 3.

    Esta afirmacin del mundo como fenmeno, es decir, comono ieniendo sentido sino en su manifestacin en la vivencia,conecta con la actitud de Descartes, actitud que era tambina su modo una reduccin. Tanto para Husserl como para Des-cartes, el yo pienso es la certeza primera a partir de la cuales preciso obtener las restantes certezas. Pero el error de Des-cartes estriba en haber concebido e l ' yo del cogito como unalma-substancia, y por consiguiente como una cosa (res) inde-pendiei~te, a cuyo respecto queda ba por saber cmo podraentrar en relacin con las dems cosas, consideradas por defi-nicin como exteriores. Era un modo de deslizarse hacia laactitud natural antes descrita. Gracias a la intencionalidad, elre'sultadn de la reduccin fenomenolgica difiere totalmente delresultado de la duda cartesiana: lo que subsiste al trmino dela reducci611, su residuo, no es el yo pienso solo, sino la rela-ciii o corrrluci(jn entre el yo pienso y su objeto de pensatniento;no el rxo cogito, sino el exo co ~ it o ogita tu t?i . De este modo,tras la reducciil fenomenolgica, el mundo no se ha hechodudoso, como para Descartes; sino que sigue siendo tal comoera, coiiservando sus valores y significaciones antiguas. Pero

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    Un positivismo superior La fenomenologa constitutiva

    esos valores y esas significaciones, y entre ellos su sentido deexistencia, son fenomenalizados, es decir, liberados de laactitud ingenua que nos llevaba a afirmarlos como siendo ens, y abra de este modo la puerta a esas especulaciones meta-fsicas que entorpecen un conocimiento riguroso. Referida a lavivencia de la conciencia, inconcebible sin esa vivencia. lacuestin de su ser no puede ya disociarse de la cuestin delorigen del sentido que hunde sus races en la vivencia de con-ciencia, en la que encontramos entonces, segn la frmula queHusserl toma de Empdocles, los rhizomata panton, las racesde todas las cosas.

    Lu fenomenologa constitutiva.La tarea efectiva de la fenomenologa consistir pues el1

    analizar las vivencias intencionales de la conciencia, para per-cibir cmo se produce en ellas el sentido de los fenmenos,el sentido de ese fenmeno global que llamamos mundo. Setrata, para emplear una metfora aproximativa, de distenderel tejido de la conciencia y del mundo con el fin de poder dis-tinguir sus hilos, que son de una extraordinaria complejidad yde una delgadez arcnea. Tan finos son que no aparecen enla actitud natural, la cual se contenta con concebir la concien-cia como contenida en el mundo, caso del realismo ingenuo,o el mundo como contenido en la conciencia, caso del idea-lismo.

    A titulo de indicacin sumaria, evoquemos el anlisis deun fenmeno como la percepcin de un rbol, por ejemplo elmanzano a que antes aludamos. La paradjica comprobacinde Husserl, que se desprende sin embargo del principio de laintencionalidad. es que la estriictura de esa vivencia incluyeunos elementos reales, que cabe pues encontrar en ella, y unoselementos irreales, que no encontramos en ella. Un prmer ele-mento real ser la apertura de la conciencia al objeto, en estecaso la peicepcin (del rbol), pero que podra ser de otromodo: imaginacin, ideacin, recuerdo, etc. Dicha apertura es

    concebida por Husserl como un rayo (Struhl) que parte del lado-sujeto de la conciencia para dirigirse hacia su lado-objeto, conel riesgo, por lo dems, de no llegar a puerto, de perderse enel vaco, si por ejemplo ha desaparecido el rbol que yo espe-raba percibir. Otro componente real ser la tuuteriu (hyle), esdecir, la secuencia de las sensaciones de gris, de verde, de rugo-so, etc., que se componen en una forma que yo percibir como

    dgris del tronco, verde del follaje, etc. Pero, del lado-objeto dcla conciencia, lo que Husserl denomina su noetnu o correlato,descubrir un elemento irreal, ya que, en efecto, el rbol,cuyos componeqtes todos de ser percibido estn en la con-ciencia, no se encuentra sin embargo en la conciencia. Lo pro-pio de la estructura intencional, o noitico-noe~ntica, stribaprecisamente en hacerme descubrir en. la conciencia o en elsujeto, y nicamente ah porque no podra ser en otra paite,u11 objeto que el sujeto no puede evidentemente contener,Dnde est pues el objeto, dnde est el rbol'.' Se planteanestas cuestiones tan slo porque no hemos abandonado la acti-tud natural y concebimos todava un rbol como existente ens, ya sea fuera de la conciencia, ya sea dentro de ella a ttulode representacin, independientemente de la actividad percep-tiva de la conciencia.

    De hecho, el rbol percibido slo existe en cuanto percibido,es decir, como polo sinttico de esa actividad perceptiva cuyaestructura hemos ya delimitado. El rbol no es sino la unidadideal de todos esos ((momentos sensibles)) de rugoso, de gris,de verde, de todos esos esbozos que se modifican a medidaque yo me aproximo al rbol o giro en torno a l, que se enca-denan y convergen en la certidumbre de que ah, en el jardn,hay un rbol. Esta certidumbre o creencia, como dir Husserl,no es una cualidad del rbol, sino un carcter del noema depercepcin.) La realidad, la exterioridad, la existencia del objetopercibido, y sil carcter mismo de objeto, dependen de lasestructuras de la conciencia intencional, gracias a las cuales laconciencia ingenua ve el objeto tal como lo ve -en este caso,por lo tanto, como real, exterior, existente-, pero sin saberque lo ve as gracias a esas estriicturas.'

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    Un positivismo superiorQue el objeto, y el mundo mismo en definitiva, dependan

    as de esas estructuras llevar a Husserl a la afirmacin de queson constituidos. A partir de ese momento, la fenomenologapasa a convertirse en el estudio de la constitucin del mundoen la conciencia, o fenomenologa constitutiva. Constituir nosignifica crear, en el sentido en que Dios ha creado el mundo,sino remontarse por la intuicin hasta el origen en la concienciadel sentido de todo lo que es, origen absoluto, puesto que nin-gn otro origen que tenga un sentido puede anteceder al origendel sentido: Hay que aprender a unir conceptos que estamoshabituados a opone r: la fenomenologa es una filosofa de laintuicin creadora. L a visin intelectual crea realmente su obje-to; no el simulacro, la copia, la imagen del objeto, sino el objetomismo. L a evidencia, esa forma ac abada de la intencionalidad,es lo constituyente)) 14.Se advierte aqu el alcance de la fenomenologa, que no esnicamente, al modo kantiano, una crtica del conocimiento,sino, como afirmaba E. Fink en un clebre artculo, una pre-gunta sobre el origen del mundo, un proyecto con miras a hacerel mundo comprensible a partir de los fundamentos lthosde su ser, en todas sus determinaciones reales e ideales ls.As, pues, la fenomenologa abarca tanto como las metafsicastradicionales, pero sin despegarse jams del suelo de la expe-riencia, por cuanto la referencia a la intuicin es permanente.De ah que, a propsito de ella, pueda hablarse de un positi-vismo superior. siendo el fenomenlogo, a juicio de Husserl.el nico verdadero positivista:

    Si por (~positivismo~e entiende el esfuerzo, absolutamente libre deperjuicios, por fundar todas las ciencias sobre aquello que es "positivo",es decir, susceptible de ser captado de modo onginano, somos nosotroslos verdaderos positivistas 16.

    14. C. BERGER. e Co gi to dons la phi los ophie de H us s e rl . Aubier. Parls 1941,p. 100.

    15. E . FINK, ie phiinornen olo~ische Philosophie Edrnund Husserls in der sesen-wdr t igen Kr f t lk , aKants tudie na, c uade r no x x x v i rr (1933). 3-4, p. 339.

    16. Illdes directrices. o p . cit. , p. 69.

    i ildealismo o existencialismo?Pero no por esto queda todo resuelto. Si bien la reduccin

    1 fenomenolgica muestra el mundo como fenmeno, y si bienla gnesis de su sentido resulta perceptible en la vivencia de la

    , conciencia, no todo 4se ha dicho sin embargo sobre el sentidode esa vivencia, sobre el sentidb de las estructuras en las queI se constituye el sentido del mundo.El campo del anlisis intencional puede considerarse, en

    efecto, bajo dos perspectivas diferentes. Corresponde la primeraal perodo idealista de Husserl, que se inicia con el primer tomode las Ideas .. (1913 ) y culmina en las Meditaciones cartesianas(1929). En este perodo, en cuyo transcurso Husserl se verinducido a calificar la fenomenologa de idealismo franscenden-tal, el acento recae sobre el sujeto al que hay que vincular laconciencia en la que todo sentido se constituye.

    La reduccin fenomenolgica, en efecto, hace aparecer comoresiduo, no reducible, la vivencia de conciencia. Pero esta viven-cia es vivencia de un sujeto, al que se remiten los objetos delmundo y del que proceden las significaciones. El anlisis dela conciencia, orientndose hacia su lado-sujeto, o notico, pasaa convertirse entonces en anlisis de la vida del sujeto en el cualy por el cual se constituye el sentido del mundo. Este sujeto,que se constituye continuamente a s mismo como algo quees, puede ser considerado, al modo leibniziano, como una

    I ((mnada)), una totalidad cerrada sobre s misma y d e la que nocabra s alir. La fenomenologa resulta entonces una ((exgesis des mismo (Selbsfauslegung), una ciencia del yo o egologa.

    Pero, se preguntar, de qu yo se trata? Si un anlisis deeste tipo no quiere verse reducido a una simple psicologa,sino que se propone salvaguardar la dimensin absoluta a laque Husserl aspira, el yo al que aqu nos referimos no puedeser el yo psquico)) o mundano, el cual constituye, en efecto,con sus vivencias concretas particulares. una regin o una partedel mundo. No puede tratarse sino de la esencia general del yo,qu e se distingue del yo psquico como la esencia de un fen-

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    Un positivismo superiormeno se distingue de sus manifestaciones contingentes. Husserldar a este yo el nombre de sujeto o yo transcendental. Perosi este sujeto transcendental es la esencia del yo concreto, y porlo tanto se distingue de este ltimo nicamente como aquelloque condiciona la yoidad (Ichheit) del yo concreto, el hechode que, en su multiplicidad, las vivencias que discurren en laconciencia se remitan siempre a la misma fuente, es evidenteque slo podr ser accesible en el yo concreto. En la reflexinfenomenolgica, yo me distingo, en cuanto yo que siempre mehe comprendido como tal hombre, del yo en cuanto ego cuyosactos de conciencia constituyen la fuente y el fundamento dela posibilidad d e una tal comprensin de s mismo; yo me dis-tingo de mi ego transcendental)) 17. Que semejante distincin pue-de plantear ms de una dificultad, es lo que subrayarn 10sanlisis de Sartres y de Heidegger.Pero otra perspectiva es posible. El1 sus ltimos escritos, y ,as alguien lo ha dicho, bajo la infiuencia de Heidegger, Husserlpone por el contrario el acento sobre la misma correlacin con-ciencia-mundo, fcilmente traducible como ser en el mundo.Si el verdadero residuo de la reduccin fenomenolgica es esacorrelacin, y no el sujeto transcendental o ((sujeto puro conel que Husserl se aproximaba. a los neokantianos, la fenomeno-loga podr entonces convertirse en el elemento impulsor de lasnuevas filosofas de la existencia. La evidencia primera, el te-rreno absoluto al que es preciso volver, no ser ya el sujeto,sino el mundo mismo tal como la conciencia lo vive previa-mente a toda elaboracin conceptual. Tal ser, en particular,la interpretacin de Merleau-Ponty: ((Volver a las cosas mismases volver a ese mundo previo al conocimiento del que hablasiempre el conocimieilto, y a cuyo res.pcto toda determinacincientfica es abstracta, significativa y dependiente, como lo esla geografa con respecto al paisaje en el que hemos aprendidoantes lo que es un bosque, una pradera o un ro la .

    17. L. L A N D G R E D E ,usseri, Heidegger, Sorfre. Troir aspecls de la pht!nomt!nologie,en aRevue de Mtapliysique et d e Morale, 1964, n . O 4 , p. 375.

    18. M. M E R L E . ~ U - P O N T Y .hnomnologie de la perceptiofr, prefacio, Gallimard,Pars 1945, P. 111.

    Captulo 11UNA PRCTICA CIENTfFICA

    Nacida de una reflexin sobre la crisis de las ciencias y pre-sentndose como un nuevo mtodo de conocimiento positivo,la fenomenologia alcanz muy pronto un gran xito entre 10sfilsofos o los investigadores que se haban reagrupado en tornoa Husserl. Cansados de la estrechez de las perspectivas del po-sitivismo. recelosos frente a todas las sistematizaciones metaf-sicas, ardan en deseos de aplicar el nuevo mtodo a todos losdominios pertenecientes a las ((ciencias del espritu. De estemodo, se acumularon inmediatamente las descripciones fenome-nolgicas ms diversas, y surgieron en particular las fenomeno-logas de la vida afectiva y de la religin (Scheler), del arte (Gei-ger, Ingarden), del derecho, de los hechos sociales, etc.El objetivo de Husserl, sin duda alguna, consista no sola-mente en renovar la prctica de las ciencias humanas, sino tarn-bin en fundar el sentido de las mismas. Por esto, a sus ojos,esas investigaciones particulares o regionales no deban hacerperder de vista el proyecto fundamental de una filosofa quehabra de tener la amplitud de la metafsica y el rigor de laciencia. Pero, desgraciadamente. pocos discpulos suyos acepta-ron seguirle en lo que, a su juicio, era fundamental. Estos mis-mos desacuerdos, sin embargo, no hicieron ms que subrayarla fecundidad de un mtodo que, aun desgajado del proyectoinicial y transpuesto a veces bajo unas formai en las que noreconoca Husserl una fenomenologa autntica, renov el modode abordar y tratar los fenmenos humanos, unido, es cierto,

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    Una prctica cientficaa otros mtodos nuevos por igual como la psicologa freudiana.En efecto, ante todo, a propsito de los fenmenos humanoses preciso examinar la aportacin de la fenomenologa, porcuanto las ciencias humanas son las que, eii razn de la com-plejidad de su objeto, necesitaban con mayor urgencia una re-novacin metodolgica. Sin embargo, pondremos aqu de relie-ve cmo, en cuanto reflexin sobre la actividad y el conocimien-to humanos, la fenomenologa concierne a la ciencia en su coii-junto.

    1. Los RECURSOS DEL MTODO.Intentaremos, primero, precisar la naturaleza de esas cien-cias eidticas)) cuyo proyecto forja' Husserl al mismo tiempoque elabora su doctrina de la intuicin de las esencias. Ahorabien, si estas ciencias tienen el mismo objeto que las ciencias

    empricas, habr que preguntarse tambin en qu se interfiere11y qu mutua claridad pueden aportarse.

    La variacin eidtica.Las esencias, sobre las que tratan pues las ciencias eidticas,no pueden ser concluidas a partir de los hechos, ya que, por de-finicin, son objeto de una intuicin. Para llegar a la esencia,no hay que comparar y concluir, sino reducir, o sea, purificarel fenmeno de todo aquello que lleva consigo de inesencial,de ((facticio)), para resaltar lo esencial. Lo que Husserl llamala ((reduccin eidtica)) no se obtiene, pues, por medio de ma-nipulaciones, sino gracias a un esfuerzo de pensamiento aplica-do al fenmeno cuyo sentido se busca, cualquiera que sea por

    10 dems el tratamiento que reciba de las ciencias empricas.As. mediante un esfuerzo mental logro yo descubrir la esencia,el ser fundamental, de fenmenos tales como la percepcin, lasensacin, la imagen, la conciencia, el hecho psquico, etc., fe-nmenos que trata por su parte, y con otros mtodos, la psi-

    La variacin eidticacologa emprica. Es necesario, adems, que el anlisis mentalque desemboca en la intuicin de la esencia no se ejerza decualquier modo. Tal es la razn de que Husserl haya concebidouna tcnica que confiere al pensamiento la certeza de retenerslo lo esencial del fenmeno en,cuestin.Esta tcnica analtica se inspira en una observacin de Ber-keley en su controversia con Locke sobre la relacin de un todocon sus partes no separables l. Existen, dice Berkeley, unas to-talidades cuyas partes puedo yo representarme por separado,como una cabeza sin cuerpo, o un busto de hombre ajustadoa un cuerpo de caballo. No puedo, en cambio, representarme uncolor sin extensin, o un movimiento sin un cuerpo que se mue-va. Berkeley saca la conclusin de que no es posible separarcon el pensamiento las partes de un todo, ni combinarlas conla imaginacin en totalidades nuevas e imprevistas, a menos queesas partes sean ya efectivamente separables en la realidad. Loque no es separable realmente, es decir, en el sentido de Ber-keley, separable para la percepcin, tampoco lo es para el pen-samiento puro. En esta observacin ha encontrado Husserl elprincipio que permite delimitar lo esencial de un fenmeno,aquello que pertenece como propio a su esencia. Si un color-qu e no puede ser percibido sin extensin- ampoco puedeser pensado sin una cierta extensin, es porque pertenece a laesencia del color no darse sino con extensin. La esencia sedefinir pues como una ((conciencia de imposibilidad)), es decir,como aquello que es imposible para la conciencia pensar deotro modo: ((Aquello que no cabra suprimir sin destruir elobjeto mismo es una l ey, ontolgica de su ser, pertenece a suesencia)) 2.El procedimiento por cuyo medio podemos llegar a estaconciencia consiste en imaginar, a propsito de un objeto toma-do como modelo, todas las variaciones de que es susceptible:Se advierte entonces que la libertad no puede ser absoluta, queexisten condiciones en ausencia de las cuales las "variantes" no

    1. Cf. Recherches logiques. o p . c i t . , to m o 11, parte segunda, p . 10s.2. TRAN-DUC-THAO,h4nom4nologie e! nia14rialisme diale c~iq ue, c d . Min h -Ta n ,

    Pars 1951, p . 26 .

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    Una prctica cientfica Visin de las esencias e induccinseran ya variantes de ese modelo, "ejemplos" de la misma es-pecie. Este "invariante" identificado a travs de las diferenciasdefine precisamente la esencia de los objetos de esa especie, aque-llo en cuyo defecto resultaran inimaginables, en el sentido deimpensables)) . Husserl designa este procedimiento con la expre-sin variucicn eidtica. Importa subrayar que slo se recurreaqu al poder y a la libertad de la conciencia, la cual, por supropio juego, llega a descubrir las leyes y la estructura de unaesencia como los lmites que debe ella asignar a la variacinlibre, si quiere realmente pensar siempre la misma cosa. As,pues, el descubrimiento de la esencia no exige, en principio,recurso alguno a la experiencia, sino en la medida en que estaltima presta los ejemplos sobre los que ejercer la imaginacinsus variaciones.

    Visin de las esencias e induccin.El descubrimiento del invariante o esenciu de un fenmeno

    por la variacin imaginaria se hallar pues en el corazn de laconstitucin de las ciencias eidticas. Pero, jsern stas tan dis-tintas de las ciencias empricas que el descubrimiento de lasesencias, que las define, nada tenga que ver con la induccintal como la practican las ciencias empricas?

    Husserl ha admitido siempre que estos dos tipos de cien-cias, aun siendo distintas, no estn sin embargo absolutamenteseparadas, como si fuera posible desarrollar unas ciencias eid-ticas sin referirse jams a las ciencias empricas, y como si estasltimas nunca hubieran recurrido, sin saberlo quiz, a una in-tuicin de las esencias. Por lo dems, jno est ya implicadauna aeidtican en la investigacin misma efectuada por lasciencias empricas, como lo demuestra, por ejemplo, la fsicade Galileo? Galileo no era , ciertamente, un fenomenlogo, nipretenda siquiera el ttulo de filsofo. Sin embargo. en el tras -fondo de sus experiencias y de sus clculos, lata la intuicin--

    3. I D . , o p . cit . , p. 27

    dc la esencia de lo t ~ i c oal como debe aprehenderlo el fsico,a saber, como algo consistente en ser medido; lata la intuicinde que la caracterstica esencial del objeto fsico, tal como sehalla implicada por sus investigaciones acerca de la cada delos cuerpob, es la determinacin espac'al. Sobre el fondo de estaintuicihii no explicitada de la esencia de lo fsico se ha cons-lituido toda la fsica moderiia. Si, por su parte, el fenomenlogobe iiilerroga sobre la esencia del hecho fsico en la ciencia mo-derna, habr de referirse evidentemente a la prctica de losfsicos.

    Se podr llamar la atencin, no obstante, sobre el hecho deque Husserl ha distinguido siempre netamente la reduccin eid-tica del mtodo iiiductivo pract icado en las ciencias de la natu-raleza, sobre todo bajo la forma propuesta por J.S. Mill, paraquien el mtodo en cuestin consista en extraer por abstrac-cicn, de una pluralidad de hechos, el carcter comn a esoshechos, o en clasificarlos para descubrir entre los hechos ante-cedentes aquellos que pudieran ser la causa de los consecuen-tes. Pero se ha subrayado tambin que el mtodo inductivoempirista no corresponde a la prctica real del cientfico, si-quiera en el momento de los grandes descubrimientos. As, porejemplo, Merleau-Ponty sospecha la existencia de una conver-gencia mayor que la imaginada por Husserl entre la visin delas esencias y la induccin tal como los cientficos la han prac-ticado de hecho 4. Acaso el propio Husserl no ha afirmadoque los grandes descubrimientos nunca han sido el resultadode una simple observacin, y que no es suficiente la acumula-cin de unos hechos para extraer de los mismos una ley? Lasnuevas concepcioiies de la fsica, por el contrario, han sidoconstrucciones ideales con respecto a las cuales los hechos in-cluyen siempre un coeficiente de imperfeccin. Galileo, por ejem-plo, concibe el caso de la cada perfectamente libre de uncuerpo, caso que no se ha dado todava en parte alguna, ymuestra en sus experiencias que los hechos, habida cuenta delos factores de frotamiento, de resistencia, etc., tienden a reali-

    4 Cf Les sc te iices de I 'ho~~inrel Irr p h i i o ~ ~ i ~ t o l o ~ i e .p . c i t . , p. 2 9 s .

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    Una prctica cientfica Visin de las esencias e induccinzar ese modelo ideal previamente elaborado. Asimismo, el prin-cipio de Newton no se pronuncia sobre la existencia de lasmasas gravitatorias, pero enuncia idealmente qu leyes debenconvenirles. en caso de existir:

    As, pues, todas las leyes de las ciencias exactas relativas a unoshechos son sin duda verdaderas leyes, pero, desde el punto de vistade la teora del conocimiento, no son sino unas f i c c io n e s i d e a l i z a n ie s ,aunque ficciones cum f u n d a n a e t ~ t o n re . Tienen por tarea hacer posi-bles unas ciencias tericas como ideales miis adecuados a la realidad 5 .

    Cabe preguntarse entonces por aquello que distingue a unaciencia eidtica de una ciencia inductiva: simplemente, estimaMerleau-Ponty, una aplica a los ejemplos un procedimientode variacin imaginaria, mientras que la otra procede por va-riaciones efectivas a base de casos mltiples verdaderamenterealizados))6. Es cierto que a veces, incluso en las cienciasexperimentales, una sola experiencia basta para formular unaley, como lo demuestra Brunschvicg a propsito de Davy, elcual establece la existencia de la base de potasa)), o hidrxidode potasio, partiendo de una sola experiencia electroltica7. Pero,al trmino de los dos tipos de variacin, imaginaria o efectiva,topamos con una posibilidad ideal, lo cual constituye preci-samente la definicin que Husserl da de la esencia. No con-viene, en efecto, concebir las leyes conforme a un modeloenergtico, como si se tratara de unas fuerzas reales disimula-das tras las apariencias sensibles, sino ms bien como unasconcepciones ideales, 'com o puras posibilidades en virtud delas cuales intenta nue stro , espritu aproxim arse a la re alidad.Pero, aun cuando lo propio de una posibilidad es no ser unhecho real, sin embargo es tambin caracterstica suya ser rea-lizable, tener pues una vocacin a lo real, de modo que el cono-cimiento de la posibilidad puede llevarnos al conocimiento delo real: La antigua doctrina ontolgica, segn la cual el cono-

    5. E. HUSSERL,rolegomPnes a la Iogique pure. Reclterches logiques, torno 1,PUF. Pars 1969, p. 80 .

    6 . Les sciences de I'homme er la pht?nom6no[ogie, op. cit . , p. 30.7. Cf . L. BR~NSCHVICG,'experience humaine er la cousolitt? physiqide, Alcan,

    Pars 1922, p. 56.

    cimiento de lo "posible" debe preceder al conocimiento de loreal, sigue siendo a mi juicio una gran verdad, a condicin deentenderla correctamente y de emplearla de modo adecuado))

    Subsiste, sin embargo, una dificultad. Los ejemplos que hastaahora hemos citado conciernen a la fsica, mbito en el quelos modelos ideales poseen la exactitud de las matemticas'.Pero, jocurre otro tanto en psicologa, en sociologa, y en lasciencias humanas en general? Pues, por ms que se idealicela percepcin o el sentimiento, no se desemboca en un modelomatematizable, y, en caso de desembocar en l, podra uno pre-guntarse si se trata todava de una percepcin o de un sen-timiento.

    Tal es la razn de que Husserl se haya visto inducido a dis-tinguir dos clases de esencias: las esencias exactas, aquellas quecorresponden a los conceptos rigur.?sos de las matemticas y dela fsica, y que tienen slo una relacin indirecta con la viven-cia, por cuanto no'es funcin suya expresar esa vivencia comotal; y las esencias morfolgicas o inexactas, que deben, al con-trario, expresar la vivencia en todos sus matices y sin traicio-narla. Las primeras pueden ser construcciones, las cuales tomansu rigor de su propia definicin y coherencia. Las segundas,en cambio, nicamente pueden ser descripciones, y su rigorproviene necesariamente de la fidelidad a lo dado, con el carc-ter fluyente y vago que le es inherente. A este ttulo. no existeuna geometra de la vivencia)), es decir. una ciencia en la quelos fenmenos vivenciales pudieran deducirse de un sistema deaxiomas y de conceptos previamente definidos.

    La geometra mis perfecta v su dominio prctico ms perfecto nopueden en modo alguno ayudar al cientfico deseoso de describir lanaturaleza a expresar en unos conceptos de geometra exacta aquellomismo que l expresa de un modo tan simple, tan comprensible, tanplenamente apropiado, con trminos como dentado, cortado, en formade lenteja, de umbela, etc.; estos simples conceptos son in e x a c to s p o resencia y n o p o r casualidad; y p o r e s t a m i s m a razn son no mate-mticos 9.

    8. E. HUSSERL,dees directrices, op. cit., p. 269.9. ID., op. cit., p. 236.

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    Una prctica cjentjficaSignifica esto que los conceptos de las ciencias humanas,

    que resultan por lo menos tan inexactos y matizados como Identado o e n orma de umbela, slo podrn ser objetode una fenomenologa descriptiva. Significa tambin que estasciencias no necesitan ser exactas, como la geometra, para serrigurosas; su rigor procede, por el contrario, de la ausencia deexactitud, la cual es siempre una simplificacin idealizante de10 dado.

    Visin de las esencias e introspeccin.Pero una tal descripcin de la vivencia resultar seguramente

    sospechosa a los ojos de los psiclogos afectos al mtodo expe-rimental. No equivale esto a volver a la introspeccin, tanexplcitamente rechazada por Auguste Comte?

    Sabemos que el peligro de la introspeccin estriba en hacerpasar por objetiva la descripcin de un estado psquico a cargodel sujeto mismo que lo vive. Ahora bien, estos datos internosno slo resultan vagos y cambiantes, sino que. adems, no son lsusceptibles de ningn control objetivo, no contienen ningncriterio capaz de preservar al sujeto de la ilusin. As, la ob-servacin interior origina casi tantas opiniones divergentes comoindividuos convencidos de que la practican 'O.

    Incurrir en este error equivale precisamente a no realizar la ,reduccin eidtica, o, como dice Husserl, equivale a ((interpre-tar psicolgicamente la eidticas 'l . Tal es la situacin del feno-menlogo incompetente que confunde la esencia del fenmenocon su estado actual de conciencia, con el hecho psquico atravs del cual se da su esencia. De este modo. se trata a laconciencia como si no fuera intencional, como si siempre per-maneciera encerrada sobre s misma, prisionera de su peculia-ridad emprica, de la inmediatez de su vivencia, y no tuviera,por esencia, el poder de atisbar a travs de sus contenidosparticulares una verdad universal, por definicin comn a todos

    10. A. COMTE,C O I , ~ . ~e philosophie positive, primera leccin, Hatier, Pars, p. 30.11. Ides directrices, op . cit., p. 199. !

    Visin de las esencias e introspecciny accesible a todos: Siempre que se procede a tratar las ideas,las esencias como "construcciones psquicas". . , se integra enel flujo de la conciencia, a titulo de componente real. aquelloque por principio le es transcendenten 12. Lo que afirma aquHusserl a propsito de la percepcin externa vale asirn&mopara la percepcin de los fenmenos internos, una sensacino una imagen por ejemplo, que responden a una esencia tanobjetiva como el color o la forma de un objeto. Para un an-lisis fenomenolgico autntico, habr pues una esencia trans-cendente del psiquismo mismo y de sus actos, y ser posiblecaptar, a travs de la experiencia de mi propio psiquismo indi-vidual, la esencia del psiquismo en general. Slo con esta con-dicin, por lo dems, podrn las investigaciones experimentalesreferirse a nociones bien definidas, ya que jcmo saber lo quesignifica una imagen o una percepcin, si no cabe definirlasa partir de una experiencia de imagen o de una experienciade percepcin?

    En tanto, mediante una reflexin sobre nuestra experiencia de laimagen, sobre nuestra experiencia de la percepcin, no hayamos dadoun sentido coherente y vlido a estas diferentes nociones, no sabremospor nosotros mismos lo que significan y lo que prueban nuestras expe-riencias sobre la percepcin o sobre la imagen 13.

    Advertimos as con mayor claridad qu empleo se hace deltrmino experiencia en las ciencias experimentales y en el an-lisis fenomenolgico: la experiencia del experimentalista, quemejor llamaramos experimentacin, es una experiencia sobreel fenmeno. La experiencia del fenomenlogo, en cambio, esuna experiencia del fenmeno. De donde se desprende que. sila primera forma de experiencia quiere tener un sentido, debefundarse en la segunda, lo que equivale a decir, con Husserl,que las ciencias eidticas constituyen el fundamento de lasciencias empricas.

    12. Ibid., p. 200.13. MERLEAU-POW. p. cit., p. 18.

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    Una prctica cientfica

    Que la fenomenologa no tiene por qu incurrir necesaria-mente en el introspeccionismo y el subjetivismo, nadie mejorpoda demostrarlo que los psiclogos de la ((teora de la forman(Gesfalttheorie),escuela que ha reagrupado a antiguos discpu-los de Husserl, o por lo menos a investigadores que permane-cieron un tiempo bajo su dependencia y no han olvidado lospuntos fundamentales de su enseanza.,'Esencialmente consagra-dos a investigaciones experimentales, los psiclogos de la formahan establecido una serie de lazos muy estrechos entre el domi-nio de la experimentacin y el de la experiencia en sentido

    3fenomenolgico: Tan estrechos son estos lazos que, a la postre,el primero acaba por absorber el segundo, lo cual, evidente-mente, no poda satisfacer a Husserl, si bien esto demuestracmo la inspiracin fenomenolgica puede resultar fecunda aunfuera de los marcos que Husserl le haba asignado.

    Esencia, forma y estructura.Si la esencia puede designarse como el invariante que per-

    siste por encima de todas las variaciones a que la imaginacinsomete el ejemplo que sirve de modelo, no resultar aberranteaproximar la nocin de esencia a las de forma y estructura,que han conocido, es innegable, una suerte mejor en las cien-cias, sobre todo desde el auge del estructuralismo.Como la esencia, la forma es una totalidad estructurada quese define por s misma, y no a partir de los elementos que lacomponen. El iniciador de la teora de la forma, el psiclogoviens Ehrenfels, da como ejemplo de lo que l da en llamarcualidad formal, y que luego ser la forma, la invariabilidadde una meloda transpuesta en otro tono : Sigue siendo paranosotros la misma meloda, tan fcilmente identificable que aveces no nos percatamos del cambio. Sin embargo, todos sus

    Esencia, forma y estructuraestn alterados, ya sea porque todos los sonidos son

    nuevos, ya sea porque algunos de ellos ocupan otros lugarescon otras funciones)) 14. Este ejemplo, por lo dems, podrailustrar asimismo la nocin de estructura, nocin que ha sidodefinida como un todo formado de fenmenos solidarios talesque cada uno de ellos depende de los dems y no puede sejlo que es sino por su relacin con ellos)) 15, o, ms brevemente,como una entidad autnoma de dependencias internas)) 16. Di-gamos tambin que el ejemplo de la meloda que no cambiaa pesar de las transposiciones, pues est constituida por la inva-riabilidad de la relacin entre elementos y no por la naturalezade cada elemento tomado aparte. evoca el ejemplo de la sinfo-na con que Husserl ilustra la esencia. Ms an, Husserl mismodesigna con el trmino forma, como se ha indicado ya ante-riormente, la unidad intencional con la que, a travs del flujo

    ! de l as sensaciones internas (sensacin de verde. d e rugoso, etc.),que constituyen la materia sensible o sensual de la percep-cin, atisbo el mismo objeto distinto de m y exterior a m(el rbol que est frente a mi). La forma es pues. para el pro-pio Husserl. un invariante, el invariante que, en la diversidady el cambio de las sensaciones por las que un objeto se da am. me permite captar ese objeto como siendo siempre el mismo.Gracias, pues, a la forma, puede la conciencia salir de su viven-cia inmanente y percibir, a travs del flujo temporal de esavivencia, la esencia, la cual no est afectada por el tiempo.

    As, pues, parece existir un parentesco, o por lo menos unaire de familia, entre la nocin fenomenolgica de esencia yla nocin de forma. Precisar esta ltima nos permitir tambin,de otro lado, comprobar que la forma no es una simple reite-racin de la nocin husserliana de esencia.

    Para los psiclogos de la Gestalttheorie, la forma tal comola haba definido Ehrenfels pas a convertirse en la clave de

    14 Cf PAULG U I L L A U M E ,n ps y c hologie de la Fo r m e , Flarnrnarion, Paris 1937.p 17.

    15. A . LALANDE.Vocabulaire technique e t crir lque de la philosophle .16. L. Hjelmsiev: ct. B E N V E N I S ~ C :r oble m e s de l ingui s t iq i t e gdnhale , Gallirnard,

    Pars 1966, p. 97 (trad. castellana: Pr oble m as de linguistica general. Sig lo xxr. M -xico 1971).

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    Una prctica cientficatodos los fenhmenos psquicos, considerados todos ellos defini-b l e~ omo formas: ((LOShechos psquicos son formas, es decir,unidades orgiiicas que se individualizan y se limitan en el

    espacial Y temporal de percepcin y de representa-cih~]>>'. Entre 10s principios que presiden las investigacionesde la Ge.\tulttheorie, mencionemos siquiera la ley de l a i m p o -sicin de las formas, o de la huerlu forrnu, enunciada por Wert-heim er: ((Ida forma es tan buena com o puede serlo en ]as con-

    ~ ; L ' ~ ) I I C S ctuales.)) Esta le y se ;/Jspjlaba, por lo dems, en unaobservacin fsica: ciertas estructuras estables, una vez defor-madas, tienden incesantemente a recobrar su forma inicial. As,por ejemplo, una gota de aceite vertida en un Iquido no mis-cible adquiere una forma esf6rica; si revolvemos el Iquidohasta fragmentarla, cada uno de los fragmentos asume inme-diatamente esa forma esfrica Aplicada a los fenmenos ps-quicos, esta ley facilitaba la compreiisiii de hechos que lapsicologa asociacionista o intelectualista no explicaba claramen-te, en particular la actividad selectiva de la percepcin. Porqu, pongamos por caso, se han percibido siempre en el firma-mento las mismas figuras dibujadas por los astros, como 10scarros de ambas Osas? Si estas formas son espontneamentepercibidas, significa esto que su percepcin no es un fenmenocultural, un producto de la educacin, sino que se desprendede la forma misma que se destaca sobre el fondo y se haceperceptible en virtud de su propia estructura. Una forma resul-tar tanto ms perceptible, cuanto ms ((imponente)) sea, esdecir, cuanto ms homognea la haga su estructura y la pre-sente como una totalidad independiente. Antes de la reflexine incluso antes del lenguaje, los objetos son ya percibidos comoformas. El campo perceptivo no es pues un caos en el queel pensamiento venga a poner orden con ayuda del lenguaje,sino que est preordenado en formas distintas que no aguardanel pensamiento para ((saltar a los ojos)), como lo confirman lasobservaciones hechas con nios pequeos 0 animales la.

    17. P. GUILLAUME,p. c it . , P. 21.18 . En Fa r t i c i i l a r , l a s e xpc r i e nc ia s de W. K ol i l e r e f e c tua da s c on e a l l inn~ y cliim-

    pa nc s .

    Esencia, forma y estructuraEst claro que la psicologa de la forina no se limitaba al

    anlisis de las formas del campo fsico, ni de la sola actividadperceptiva. La nocin de forma permita renovar la teora delorganismo y de su funcionamiento Ig, y aportar perspectivasnuevas acerca del ejercicio de la inteligencia, de la memoria,de la expresin, etc. Adems, su modo rigurosamente cient-fico de proceder facilitaba la integracin, en una comprensinnueva, de los datos de la psicologa experimental.

    Cul es pues la relacin entre la forma y la esencia talcomo la conceba Husserl? Si bien el carcter de estructuray de invariancia les es comn, una diferencia fundamental surge,sin embargo: mientras que la esencia sigue siendo en Husserlel sentido ideal del objeto producido por la actividad de laconciencia, la forma de que hablan los psiclogos gestaltistas,en cambio, tiende cada vez ms a convertirse en una realidadpsicofsica, o incluso en una realidad fsica no constituida porla conciencia, sino que se impone a sta como preexistente atoda actividad de sntesis. La distincin entre materia y forma,que todava estableca Husserl, no es aceptada porque, segnlos tericos de la forma, una materia sin forma no es sino unaidea filosfica contraria a los datos de la experiencia. Al idea-lismo husserliano de las esencias sucede, en la Gestalttheorie,un realismo de las formas.

    Tal es la razn de que, a la inversa del anlisis de las esen-cias, el anlisis de las formas descanse en un abundante mate-rial experimental, y sobre todo no parezca estar ya animadopor las preocupaciones filosficas que caracterizaban la reflexinhusserliana. Digamos, en fin, que la nocin de totalidad estruc-turada, entendiendo como tal un dato primero cuyo orden nodepende de ninguna gnesis, constituye una anticipacin, cuan-do no una primera etapa, de la psicologa estructuralista: LaGestalt representa un tipo de "estructura" que complace a undeterminado nmero de estructuralistas cuyo ideal, implcitoo confesado, consiste en buscar unas estructuras que pudieranellos considerar como "puras", por cuanto las desearan sin

    19 C f . KURTGOLDSTEIN,o srrirc lure de l ' o r ~ o i i i s ~ i i et r a d . f r a nc e s a por B urc k ha rd iv Kiinrz) . Gallirnard , Pars 1951.

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    Una prctica cientficahistoria, y a fortiori sin gnesis, sin funciones y sin relacionescon el sujeto M.

    Cnwzpo e intencionalidad.

    Si la forma conserva cuando menos, transponindolas, algu.nas caractersticas de la esencia, la teora de la forma se man-tiene unida a la fenomenologa sobre todo por el uso, igual-mente transpuesto, que ella hace de la nocin de intenciona-lidad. Es cierto que a este ltimo trmino suele preferirse elde campo, juzgado por Kohler, en posesin de una formacinde fsico, como quiz ms cientfico. Pero los fenomenlogoshablan a su vez del campo fenomenolgico que correspondea la correlacin sujeto-objeto o conciencia-mundo, a cuyo res-pecto hemos dicho ya que era ms primitiva que el sujeto o elobjeto, que no se definen sino en esta correlacin.

    As, pues. se concebir el campo como un espacio prirnor-dial en el que aparecen unos polos que le prestarn su configu-racin dividindolo entre el yo y el no yo: La distincin delyo y del mundo exterior es un hecho de organizacin del campototal ?l . La anterioridad del campo con respecto a su organiza-cin viene ilustrada, segn Koffka, por la vaga claridad queacompaa a la recuperacin del conocimiento por

  • 7/27/2019 Dartigues_La fenomenologa

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    Una prctica cientficaera el cuerpo de SU entorno, concebirlo, so pretexto deCC)mo Un mecanismo cerrado sobre s mismo,vez de percibirlo c m 0 Un polo en un campo que lo desborda

    y COL? respeco a l cual se de6ne. Estudados como simp/esmecanismos, los circuitos sensoriomotores aparecen tan slocomo cadenas de reflejos, y no como un acto dotado de unasignificacin. El comportamiento no ser comprendido, es decir,no ser captado en su naturaleza de acto finalizado (acto de-terminado por un fin), a menos que sea considerado como unaforma que se desarrolla en el tiempo, y que inviste a la vez elorganismo y el medio al que ese organismo debe adaptarse.

    As, por ejemplo, Koffka compara la construccin del nidopor un pjaro con una meloda que, una vez iniciada, tiendehacia su trmino integrando en el proceso las diferentes secuen-cias que la componen. El pjaro no ejecuta una serie de movi-mientos sin ilacin alguna, sino una tarea cuya unidad prestaun sentido a cada movimiento que concurre a su realizacin.El campo del comportamiento es as, a la vez, campo de acciny campo de percepcin, puesto que la percepcin es funcinde las necesidades del organismo y de su direccionalidad sobreel entorno, y la accin, por su parte, es funcin de la percepcinque propone ese entorno como una exigencia incesante de adap-tacin. A este respecto, Koffka distingue ese medio primordialde percepcin y adaptacin, llamado por l medio de compor-tamiento, del medio geogrfico, que sera el medio consideradoindependientemente de todo objetivo de adaptacin, tal comoIz ciencia, por ejemplo, nos lo describe. P. Guillaume ilustraesta distincin con la ancdota del viajero extraviado que llegaa un albergue tras haber atravesado, dice l, el llano cubiertode nieve (medio de comportamiento), cuando, en realidad, haatravesado el lago de Constanza helado (medio geogrfico) 25.La percepcin aparente de llano ha regulado su acto -llegaral albergue-, y el acto mismo ha determinado el medio apa-rente como llano, es decir, como aquello que poda ser atrave-sado. El campo de comportamiento, como estructuracin mutua

    Campo e intencionalidadde la percepcin y de la adaptacin, habra sido diferente siel viajero se hubiera percatado de que el llano era un lago.Lo que prueba que este campo no es jams un dato absoluto,sino que se define solamente por el estado actual de la adap-tacin. Es, por lo tanto, susceptible de modificaciones, tanpronto como una tensin nueva surge entre el organismo ysu medio.

    De este modo, por lo dems, la teora de la forma permiteestablecer una relacin entre la fisiologa, que tiene por objetola estructura del organismo, y la ontognesis, cuyo objeto esla evolucin del organismo y de su comportamiento. La tesismecanicista, que concibe la funcin a partir de la estructuradel rgano, no explica la evolucin del organismo. Si ste seconcibe, en cambio, como un polo en el campo del comporta-miento, no habr dificultad alguna en pensar que una reestruc-turacin del medio se acompaa de una reestructuracin delorganismo: Se entrev as la unidad de los p robl en~as deontogne