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  • 197La (des)construccin de la amada

    Vol. XXXVIII, N 69, segundo semestre 2011: pginas 197-206 / ISSN 0252-1865Copyright 2011: Centro de Investigacin de la Universidad del Pacfico

    Jorge Wiesse Rebagliati2

    Universidad del PacficoPontificia Universidad Catlica del Per

    Resumen

    Una de las analogas que pueden plantearse entre la Vita nuova de DanteAlighieri y Camino de Ximena (2002), pera prima del escritor peruano Santiagodel Prado, es la de su estatuto genrico. En efecto, como la Vita nuova, Caminode Ximena es una autobiografa trascendental. Otra analoga puedeplantearse: la del estatuto de la amada, Beatriz y Ximena, respectivamente. Eneste trabajo, se argumenta que ambos personajes son distintos y hasta opuestos.Para entender a Beatriz dentro de los presupuestos dantescos, esta debeconcebirse como hiperreal, pues es una figura, en el sentido fijado por ErichAuerbach. En cambio, para entender a Ximena, dentro de los presupuestos deSantiago del Prado, ella debe imaginarse como irreal, en tanto se trata de unafantasa literaria creada por un escritor culto.

    Palabras clave: Beatriz, Camino de Ximena, Dante, figura, Santiago del Prado,Vita nuova.

    Abstract

    One of the similarities that can be drawn between Dantes Vita Nuova andCamino de Ximena (2002), Peruvian writer Santiago del Prados opera prima,has to do with its generic condition. As Dantes Vita Nuova, in effect, delPrados Camino de Ximena can be labelled as a trascendental autobiography.Another similarity can be advanced: the loved ones status. This paper arguesthat both personae (Beatrice and Ximena) are different, even opposingcharacters. If one respects Dantes mental frame, Beatrice is hyperreal, as sheis a figura, in the terms specified by Eric Auerbach. Not so Ximena, if one is torespect Santiago del Prados frame of mind. Ximena must be imagined as aliterary phantasy conceived by a cultivated artist.

    Keywords: Beatrice, Camino de Ximena, Dante, figura, Santiago del Prado, VitaNuova.

    La (des)construccin de la amada. Mssobre Camino de Ximena, de Santiago delPrado, y la Vita nuova, de Dante Alighieri1

    1. Ponencia presentada en las IX Jornadas Nacionales de Literatura Comparada de la Asociacin Argenti-na de Literatura Comparada (Santa Fe, 9 al 12 de septiembre de 2009).

    2. Correo electrnico: [email protected]; artculo recibido el 15 de noviembre de 2010 y aprobado ensu versin final el 28 de marzo de 2011.

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    En un trabajo anterior (Wiesse 2009b: 224), sostuve que Camino de Ximena (del Prado2002), pera prima del escritor peruano Santiago del Prado (Lima, 1969), podra conside-rarse una autobiografa trascendental3, a la manera de la Vita nuova de Dante Alighieri.De esta forma, pretend aportar a la discusin acerca del estatuto genrico de la obra dedel Prado.

    Si bien el argumento fundamental para comparar la Vita nuova con Camino de Ximena sebasaba en la analoga del sentido de ambos textos, pues en los dos se descubre o se con-solida una vocacin literaria a partir de la centralidad de la experiencia del amor y de laamada, y, hasta cierto punto, tambin, de la forma, en tanto ambos aparecen como anto-logas de un material textual y vital previo, podran existir razones para desarrollar aunms puntos de contacto entre ambas obras. Con seguridad, la comparacin ms obviaentre ellas es la de las amadas.

    No es que no se haya insinuado: ya Lorenzo Helguero, probablemente apoyado en intuicio-nes generadas por el propio texto, defini a Ximena como esa moderna Beatriz estudiantede Literatura (Helguero 2004: [1]). Pero, es esto as? A pesar del Convivio parntesisfilosfico entre la Vita nuova y la Divina Comedia, la crtica dantesca seala una conti-nuidad entre estas dos obras (Vallone 1996: 545), una continuidad que explica el paso dela Beatriz de la Vita nuova a la Beatriz de la Comedia. Pero precisamente la necesidad deexplicar esta continuidad indica que el valor de la amada en cada obra podra diferir. Aqu Beatriz se parece Ximena? Convendr precisar, pues, cul es el valor de Beatriz en laVita nuova y, complementaria o contrariamente, cul es su valor en la Comedia para,luego, compararlo con el de Ximena en Camino de Ximena.

    Tal como lo seala Aldo Vallone en el artculo correspondiente a Beatriz en la Enciclopediadantesca (Vallone 1996: 550), actualmente existe consenso entre los dantistas tanto enreconocer la historicidad de Beatriz como en su no esencialidad para su cualificacinpotica. En verdad, la historicidad entendida como facticidad, como correspondenciaentre hecho realmente acontecido y discurso podra ser indiferente para comprender aBeatriz como personaje, pero considerar real a Beatriz es indispensable para su cualifi-cacin potica. En la mmesis que propone la Vita nuova, Beatriz no es una alegora ni unafantasa producida por el ensueo o el delirio, sino una mujer real con la que Dante secruza en las calles y en otros ambientes de la Florencia del siglo XIII, una muchachabonita que [a Dante] le revolva las hormonas, para usar (aunque en otro contexto) laspalabras de Joaqun Barcel (2008: 113). Como lo afirma Erich Auerbach:

    3. Es como clasifica Raffaele Pinto a la Vita nuova.

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    [] queda en ella tanta realidad y personalidad que se tiene derecho a consi-derarla una figura humana, que pueden o no aquellos datos de hechos realesreferirse a una persona determinada. El razonar en trminos aut aut o Bea-triz vivi y Dante la am verdaderamente y entonces la Vita nuova es poesanacida de una experiencia o bien todo es una alegora y por lo tanto unailusin, una construccin no potica y uno de nuestros ideales ms bellosqueda destruido este modo de juzgar las cosas no es solo ingenuo, sino tam-bin antipotico. (Auerbach 1977: 54-55)4

    Para Auerbach, todos los poetas del Dolce stil novo poseen una amada mstica, a todos lesocurren las mismas extraas experiencias amorosas, sin embargo, solo uno de ellos, Dante,ha sabido representar tales datos esotricos de forma que deben ser aceptados como au-tntica realidad (Auerbach 1977: 55).

    Cul es la realidad de Beatriz en la Vita nuova? La sintetiza, otra vez, Auerbach:

    La Beatriz de la Vita nuova es un personaje terrenal o histrico: se le aparecia Dante realmente, lo salud realmente, realmente le neg ms tarde el salu-do y realmente se mof de l, lament la muerte de una amiga y de su padre,y realmente muri. (Auerbach 1998 [1967]: 126-127)

    Y, sin embargo, su significado va ms all de esta realidad: es donna angelicata, mujerngel, revelacin personal (hasta crstica) de Dios a Dante, milagro (como lo muestra suasociacin con el nmero nueve), gua hacia la salvacin y la beatitud (como lo muestra sunombre: Beatriz5).

    Este significado adquiere su plenitud en el otro mundo, donde la historia se comprendebajo la mirada de Dios, sub specie aeternitatis:

    En contraposicin con lo que sucede con los poetas modernos, en la obra deDante el personaje es tanto ms real cuanto ms precisamente se interprete,cuanto ms precisamente se incluya en el plan de salvacin divino. Y en con-traposicin a la visin que los antiguos poetas tenan del infierno la vidacomo realidad y el infierno como mundo de sombras, para Dante el ms alles la autntica realidad y el mundo terrenal no es ms que umbra futurorum,aun cuando la umbra supone la prefiguracin de la realidad de ultratumba yha de encontrarse plenamente en ella. (Auerbach 1998 [1967]: 123)

    4. Las traducciones citadas de este texto de Auerbach son mas.5. Dante acude a la gematra, o mstica de los nmeros, y a la etimologa para explicar la condicin

    portentosa de Beatriz (vase VN, captulo II).

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    As, si Dante haba podido intuir el significado de Beatriz en la umbra de la peripecia delamor juvenil florentino (signo del Misterio, dice acertadamente Giuliana Contini [2006:321]), es solo en la Comedia donde este significado adquiere su plenitud, una plenitud queErnst Robert Curtius no duda en calificar de proftica, al integrarse Beatriz (en el canto IIdel Infierno) a un sistema teolgico que incluye a la Virgen Mara y a Santa Luca, que seopone a la accin perversa de las tres fieras en la historia humana:

    [Luigi Pietrobono ha dicho] que la liberacin de la humanidad del poder de laloba exige cierta operacin redentora en la cual deben intervenir las tre donnebenedette, intervencin anloga a la de las tres personas de la Trinidad en laprimera redencin. La explicacin [de Pietrobono] no es satisfactoria pre-sentada de este modo, pero contiene una idea acertada: Beatriz solo es com-prensible si se la interpreta como funcin dentro de un sistema teolgico. Aeste sistema pertenecen las tres bestias que estorban a Dante el camino y quesiempre se han tomado por tres vicios capitales. Las bestias traen en pos de sal Veltro y al Cinquecento cinque e dieci6 [sic]. As, el sistema teolgico seconvierte en sistema proftico. (Curtius 1975 [1948]: 539)

    Sigue Curtius:

    El sistema de Dante queda constituido en los dos primeros cantos del Infierno,y en l se apoya toda la Comedia. Solo dentro de este sistema cabe juzgar. LaDama Nueve se ha convertido en una potencia csmica, que emana de dospotencias cada vez ms elevadas. Una jerarqua de potencias celestiales, queintervienen en el proceso histrico []. (Curtius 1975 [1948]: 540)

    Es importante reiterar que Beatriz es todo esto sin dejar de ser la joven florentina quecautiv al Dante adolescente: dantico amor sent la gran potenza (Purg.: XXX, 39), con-fiesa el Dante maduro de la Comedia ante la inminencia de la aparicin de Beatriz en elParaso Terrenal. Es, como se ha dicho, la amada terrena de la Vita nuova que adquiere susignificado absoluto en el otro mundo de la Comedia. O, como lo quiere Auerbach, laBeatriz de la Vita nuova es figura7 de su cumplimiento, es decir, de la realidad absoluta quese manifiesta en la Comedia.

    6. Se trata de dos figuras profticas: el Veltro (Inf., I, 101), el mastn, que expulsar del mundo a la loba dela codicia, y el Cinquecento diece e cinque (Purg., XXXIII, 43) o DVX, conductor o gua, que resolver lacatica situacin poltica italiana de los tiempos de Dante.

    7. Auerbach define as a la interpretacin figural: La interpretacin figural establece entre dos hechos odos personas una conexin en la que uno de ellos no se reduce a ser l mismo, sino que adems equivaleal otro o lo consuma. Los dos polos de la figura estn temporalmente separados, pero ambos se sitanen el tiempo, en calidad de acontecimientos o figuras reales []. En tanto la interpretacin figural poneuna cosa en lugar de otra, haciendo que una represente y equivalga a la otra, pertenece tambin a las

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    Es posible reconocer en la Ximena de del Prado algn rasgo de la Beatriz dantesca? Piensoque salvo algunos datos circunstanciales, que no dejan de ser indiciarios e interesantes8, ysalvo su funcin como estmulo para la autoconciencia autoral, Ximena y Beatriz sonamadas de muy distinto tipo, bsicamente porque, si se aceptan los presupuestos artsti-co-ideolgicos de Dante, Beatriz no solo es real, sino que hasta podramos decir que eshiperreal, mientras que, tambin aceptando los presupuestos de del Prado, Ximena esirreal, vive en la maravillosa fantasa de su autor-amante y, cuando sale de ella, prctica-mente desaparece.

    Dira ms: Ximena es una fantasa literaria. Empecemos por el contexto. El contexto realde sus apariciones est prcticamente circunscrito a un pequeo mundo acadmico, enparticular, a las aulas, la cafetera o el auditorio de Humanidades de la Pontificia Universi-dad Catlica del Per. Dentro de este ambiente, Santiago ve a Ximena por primera vez (delPrado 2002: 23), la ve llegando tarde a clase (del Prado 2002: 35), la ve como anfitriona enun homenaje a Jorge Luis Borges (del Prado 2002: 118). Siempre el amor de lejos que seresuelve en literatura:

    Dentro del auditorio la vers mucho durante el homenaje; la contemplarstodo lo que dure el homenaje, aplaudirs mucho al final de cada conferencia(la conferencia?, el rostro de Ximena?), aplaudirs mucho y, al final, te reti-rars, te retirars de prisa para, al llegar a tu cuarto, escribirle ms cartas,dicindole a distancia cositas dulces, muchos, muchos aos, de lejos, toda lavida []. (del Prado 2002: 119)

    Ximena es valorada en tanto escritora: es traductora de Davidson (del Prado 2002: 56),dirige un taller de creacin literaria (del Prado 2002: 173) y escribe poemas (del Prado2002: 130). Ms que cualquier ausencia, Santiago se aterra porque Ximena, en un cambiode palabras con un compaero, afirma rotundamente: Yo no vuelvo a escribir (del Prado

    formas de representacin alegricas en el sentido ms amplio. Pero la interpretacin figural se distin-gue claramente de la mayor parte de las formas alegricas que conocemos, debido al hecho de que enella nos las habemos con la historicidad real tanto de la cosa significante como de la cosa significada(Auerbach 1998 [1967]: 99-100). Los padres de la Iglesia entendan que Adn era figura de Cristo y queEva lo era de la Virgen Mara, por ejemplo. El significado de la cada de Adn solo se comprendetotalmente a la luz de la salvacin trada por Cristo.

    8. Cfr. WIESSE REBAGLIATI, Jorge. La autobiografa trascendental. Una lectura de Camino de Ximena, deSantiago del Prado, desde la Vita nuova, de Dante Alighieri; ponencia presentada en las IV JornadasInternacionales de Literatura Comparada de la Asociacin Peruana de Literatura Comparada (ASPLIC).Lima, 15-16 de diciembre de 2008, manuscrito, pp. 1-3. Esta ponencia fue reproducida, con correccio-nes, en la revista hueso hmero (ver Wiesse 2009a) y en el libro editado por Jorge Puccinelli y BiagioDAngelo, Transgresiones y tradiciones en la literatura, que incluye las actas de las jornadas menciona-das (ver Wiesse 2009b).

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    2002: 159). Y es que Santiago no quiere, en realidad, ver a Ximena, quiere que Ximena leescriba. Su interlocutora es, en el sentido ms estricto, una corresponsal: Usted me estleyendo, est leyendo lo que escribo solo para usted. Es lo ms cerca que he estado de unachica [] (del Prado 2002: 21).

    El que la chica no conteste o conteste con una carta que no se sabe si es una carta (delPrado 2002: 73-74) no la hace menos corresponsal: Ximena es un t virtual, permanente-mente disponible en tanto instancia del discurso.

    En varias oportunidades, el narrador erotiza la circunstancia de la lectura (del Prado 2002:22, 216) y sus vehculos materiales: el sobre perfumado (del Prado 2002: 32) y la carta (delPrado 2002: 24). El fenmeno llega al fetichismo cuando, en lugar de con la carta, Santia-go imagina que Ximena duerme con la fotocopia de la carta, para no arrugar el original(del Prado 2002: 24). Un lapsus freudiano puede rematar humorsticamente este conjuntode ejemplos: Ahora se me ocurre, Ximena, que t, que no te animas an a calatearte9,digo, a cartearte conmigo un poquito, fcilmente podras ayudarme a seguir escribindo-te (del Prado 2002: 153)10.

    Finalmente, las cartas que los sobrinos de Santiago le escriben a la ta Ximena (del Prado2002: 194-198) no son sino marcas que refuerzan la naturaleza estrictamente epistolar,escrita, de la relacin, aunque aparentemente busquen ampliarla.

    Esto, por supuesto, no es sino el marco en el que se desarrolla la fantasa del objeto erticoque culmina en las escenas del Palazzo Costantini y, sobre todo, en la maravillosaextravaganza onrica veneciana cuya protagonista es la dogaressa Costantini, pero sirvepara precisar la naturaleza simblica de la amada del narrador, en los trminos en los quehemos pretendido hacerlo.

    Una ltima distincin podra resultar conveniente. Estimulado por las ideas de Auerbachrelativas al realismo medieval y, especficamente, por las que se refieren a la naturalezasimblica de los personajes de la Comedia, Antonino Pagliaro se anima a aclarar lo si-guiente:

    Nos parece que en esta sugestiva doctrina se confunden dos diversos absolu-tos: uno escatolgico, que deriva del hecho de que el personaje o el evento se

    9. Calatearse es peruanismo por desnudarse (el Diccionario de la lengua espaola consigna que la pala-bra calato se usa tambin en Bolivia [RAE s. f.]).

    10. El resaltado es mo.

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    proyecte sobre el espacio de las verdades absolutas, es decir, en la ultratumba,donde el conocer es, en s, absoluto, porque es conocer en Dios, espejo de todala verdad; el otro, potico, o sea, intrnseco al arte de Dante, en el cual elpersonaje en su peripecia humana completa, que no siempre coincide con lafuncin escatolgica, deviene, en virtud de poesa, exaltado a la forma de unmodo de ser; consigue, entonces, su universalidad, lo que es igual a decir queconsigue su verdad. (Pagliaro 1966: 793)11

    Pagliaro ejemplifica su postura con el personaje de Ulises: en el Ulises dantesco, escatolo-ga y poesa no coinciden:

    [] la figura de Ulises no consigue su universalidad potica como urdidor deengaos polticos o guerreros, es decir, por la culpa por la que es castigado,sino ms bien como personificacin de la pura inteligencia que persigue, fin-dose en sus propias fuerzas, un inalcanzable milagro de sabidura. (Pagliaro1966: 794)

    Como sostiene Pagliaro siguiendo a Vico, Ulises es un universal potico (o un universalfantstico) (Pagliaro 1966: 792): un significante (la peripecia del ltimo viaje de Ulises ysus compaeros) que remite a un significado (el vuelo loco de la razn que pretendellegar a la sabidura sin la ayuda de la gracia). Valdra la pena agregar que este proceso, alcual bien cabe calificar de metafrico, es tpico de toda la literatura.

    Dicho esto, conviene agregar que el concepto de figura, tal como lo presenta Auerbach, sfunciona para Pagliaro en el caso de Beatriz:

    Indudablemente, la figura como la concibe Auerbach encuentra solo en Beatriz(y en Virgilio) una precisa y clara ejemplificacin. En efecto, la figura de lamujer, que ya en la realidad terrena como el poeta la canta se ilumina deintenciones simblicas, asume, primero en el encuentro con Virgilio (dondeaparece ya transformada en mensajera de gracia) y luego en la epifana delparaso terrestre y en el itinerario a travs de los cielos, el significado precisode un valor sobrehumano, sin que por eso en ella se extinga el carcter de unaviva humanidad. (Pagliaro 1966: 796)

    As, para seguir con nuestra comparacin, el personaje de Beatriz en la Comedia, perotambin en la Vita nuova debe interpretarse como figura, es decir, como entidad semi-tica que retiene y hasta aumenta su realidad al volverse smbolo. No es necesaria estaoperacin para entender a la Ximena del libro de del Prado; al contrario, podra afirmarse

    11. Las traducciones de Pagliaro son mas.

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    que, en este ltimo caso, a menor realidad de Ximena, mayor es su valor simblico. Hastacierto punto, la Ximena real necesita ser desconstruida para que surja la Ximena fan-tstica; al contrario, la Beatriz real y la Beatriz fantstica son la misma. Ximena es,ciertamente, un universal potico, pero no una figura.

    Cul es el contenido de este universal potico que es Ximena? A riesgo de aparecerreductor, me animo a decir que es una amada fantstica idealizada a partir de ciertostpicos literarios como los del amor corts12, como certeramente apunta lvaro Acevedo(2008: 42), reinterpretados a partir de una perspectiva radicalmente propia. Que Santia-go del Prado haya sido capaz de volver verosmil este tpico en la Lima postmoderna definales del siglo XX y principios del XXI es un raro mrito, pero no el nico, de este librosingular.

    12. Probablemente, la condicin de expectativa frustrada del amor de Santiago por Ximena constituya elrasgo fundamental de esta caracterizacin (Ximena es en verdad el deseo de Ximena; para jugar conun sintagma de Cernuda: su realidad es el deseo), pero existen otras marcas: el amor de longh (delPrado 2002: 21 ), el tratamiento de usted dado a la amada, los ttulos de Donna, Dama y La BelleDame Sans Merci y su figuracin como noble (el Palazzo Costantini, la condicin de dogaressa), porejemplo. Santiago, a su vez, se considera a s mismo como trovador, cuando se refiere a Ximena comoSignorina severissima con i trovatori (del Prado 2002: 170). Puede agregarse a lo anterior la referen-cia a la reina Ginebra y al ciclo artrico a partir de la visin de la pelcula Excalibur, de John Boorman(del Prado 2002: 138).

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