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El regalo mágico del conejito pobre Había una vez en un lugar muy lejano, una época de muchísima sequía y hambre para los animales. Un conejito muy pobre, llamado Jimmy caminaba triste por el bosque, en busca de alimento para él y su gran familia, cuando de repente, escuchó extraños ruidos detrás de unos frondosos arbustos. Él, muy intrigado, se acercó sigilosamente; pero casi al llegar a los arbustos, mágicamente apareció ante él, un mago, que le entregó un saco con varias ramitas. -Son mágicas, y serán aún más mágicas si sabes usarlas- le dijo el mago a Jimmy, quien con gran entusiasmo y gratitud las recibió, y pensó: “estas ramitas se ven tan normales como cualquier otra rama… pero, si de verdad fuesen como este mago me dice… ¡Oh! ¡Cuántas cosas podré conseguir con estas ramitas mágicas!”. El conejito estaba tan feliz que saltaba de un lugar a otro sin parar.

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No podia dejar de subir este tierno cuento, acerca de un conejito pobre pero de gran corazón.... Creado por mi y bueno los dibujos también!!...se nota??

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Page 1: cuento

El regalo mágico del conejito pobre

Había una vez en un lugar muy lejano, una época de muchísima sequía

y hambre para los animales. Un conejito muy pobre, llamado Jimmy

caminaba triste por el bosque, en busca de alimento para él y su gran

familia, cuando de repente, escuchó extraños ruidos detrás de unos

frondosos arbustos. Él, muy intrigado, se acercó sigilosamente; pero

casi al llegar a los arbustos, mágicamente apareció ante él, un mago,

que le entregó un saco con varias ramitas.

-Son mágicas, y serán aún más mágicas si sabes usarlas- le dijo el mago

a Jimmy, quien con gran entusiasmo y gratitud las recibió, y pensó:

“estas ramitas se ven tan normales como cualquier otra rama… pero, si

de verdad fuesen como este mago me dice… ¡Oh! ¡Cuántas cosas podré

conseguir con estas ramitas mágicas!”. El conejito estaba tan feliz que

saltaba de un lugar a otro sin parar.

Cuando se dio vuelta, para agradecerle tan oportuno regalo al mago,

se sorprendió mucho al darse cuenta de que éste, ya no estaba. De

pronto, recordó que debía llegar temprano a casa, ya que si se hacía

tarde, podría perderse para siempre en el bosque.

A pesar del hambre que sentía el conejito en esos momentos, decidió

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no morder las ramitas pensando en darles un buen uso cuando fuese

necesario.

Al volver a casa, en el camino, Jimmy se encontró con dos ovejitas muy

viejas y pobres pero muy simpáticas, llamadas: Jop y Fip, que casi no

podían caminar. Ambas vivían en una pequeña casita de madera

ubicada a la orilla del sendero.- Danos algo, por favor-dijo la oveja Jop. El

conejito, que era tan pobre, no tenía nada salvo las ramitas, pero como

eran mágicas se resistía a dárselas. Sin embargo, recordó como sus

padres le enseñaron desde pequeño a compartirlo todo con los demás,

así que, reflexionando un poco sobre su comportamiento, sacó una

ramita del saco y sin pensarlo dos veces, se la dio a la oveja, que muy

feliz la recibió. Al instante, la rama brilló con mil colores, mostrando su

magia. Ambos, quedaron sumamente sorprendidos al observar como,

una rama aparentemente común y corriente, podía brillar de esa

manera.

El conejito siguió su camino, contrariado y contento a la vez, pensando

que había dejado escapar una ramita mágica, pero que en ese

momento, la ovejita la necesitaba más que él.

Al pasar cerca de un lago, Jimmy se encontró con su amigo el pato

Antonio, quien tenía un serio problema que lo apenaba mucho: era

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ciego; por lo tanto no podía ver la naturaleza que lo rodeaba. El conejito

de muy buen corazón, al ver tan afligido a su amigo, le regaló una de las

ramitas, que como eran mágicas, pensó: “de algo que le sirva este

obsequio al pobre patito Antonio”. Se la entregó y siguió caminando.

Algo similar le ocurrió, cuando, casi llegando a su morada, vio a un gallo

cojo, que tenia serias dificultades para caminar; de modo que al llegar

a su casa, sólo le quedaba una de las ramitas.

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Al llegar a casa, Jimmy contó la gran historia y su encuentro con el

mago a sus papás, que se mostraron muy orgullosos por su

comportamiento. Y para demostrarles que las ramitas mágicas eran de

verdad, el conejito decidió sacar la última que le quedaba, pero justo

cuando iba a sacar la ramita, llegó su hermanito pequeño Nachín,

llorando por el hambre, entonces Jimmy a pesar de todo, se la regaló a

su hermanito.

En ese momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al

conejito:

-¿Dónde están las ramitas mágicas que te entregué?, ¿Qué es lo que

has hecho con ellas?

El conejito se asustó y comenzó a excusarse, pero el mago le cortó

diciendo:

- ¿No te dije que si las usabas bien serían más mágicas? ¡Pues sal fuera

y mira lo que has hecho!

El conejito salió temblando de su casa para descubrir con asombro, que

a partir de sus ramitas, ¡¡todos los campos de alrededor se habían

convertido en una maravillosa granja llena de agua y comida para todos

los animales!! Y además, que su amigo el pato Antonio, mágicamente

había recuperado la vista y el gallo cojo, ¡ahora podía caminar! ¡E

incluso hasta correr!

Entonces, el conejito se sintió muy contento por haber obrado bien, y

porque la magia de su GENEROSIDAD devolvió la alegría a todo los

animales.

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